#los pies frios
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noworldconcerto · 10 months ago
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2023 also the year I discovered this deeply underrated, deeply charming ESCLARECIDOS, which carries through this album all kinds of bitterhappysad dance. More magic voices, I guess.
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azover · 4 months ago
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Asi se ve un enfermo mental (chabon con ansiedad)
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senig-fandom · 4 months ago
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Traición o miedo.
-Hace unas semanas me informaron sobre la actitud de Guardia Nacional, creí que darle un tiempo para recuperarse ayudaría, pero…me equivoque, supongo que estoy demasiado acostumbrado a que todos resuelvan sus cosas por si solos, que no me di cuenta que…él no es tan fuerte…-Los pensamientos del tricolor lo inundaban de la culpa, tal vez equivocado que todo lo que el crea sea igual a todos.
Y parado frente a una puerta cerrada en las instalaciones de la Guardia nacional, el mexicano de bandera tricolor, esperaba la respuesta de SEDENA.
-México, sé que habíamos hablado esto de antemano, pero, no es necesario que usted mismo tenga que resolverlo…-SEDENA hacia cada vez más escuchas y el mexicano ya no quería alargar más, si el problema era que GN no había hablado con México, entonces que hable ahora.
-SEDENA, abre esa puerta, ya te di el tiempo suficiente y no ha cambiado, su problema no solo ha empeorado, si no que ha afectado a sus militares y ha dejado de lado su labor poniendo a PF al mando- SEDENA retira su mirada, quería protestar, pero era verdad, el cambio no se ha dado y empeora- ya van a ser 5 años desde e accidente y no ha mejorado, así que abres la puerta o la tiro abajo y sabes que no me costara nada hacerlo.-SEDENA suspira desanimado y abre la puerta del cuarto de la guardia nacional.-
Una habitación oscura, que debería tener un brillo, pero solo era algo lúgubre, varias camas con el logo de la Guardia nacional. El mexicano pasa hacia adelante, pero antes de continuar, hace una señal con la mano a SEDENA y al soldado de la GN que los acompaño.
-Dejen me a mi hablar primero, si necesito ayuda pueden entrar-Así tanto SEDENA como el soldado quedaron afuera a esperar. México Centro entro a paso lento, en una habitación oscura cual solamente se veía un brillo por las ventanas y sus ojos brillantes.
En un eco de sus pisadas buscaba con su mirada  al representante de este cuartel, entre camas y silencio sus ojos se detienen al fondo donde ve un bulto tapado con la cobija, Centro se detiene tranquilamente mirando un poco alrededor de la cama, luego se compuso y dio un suspiro silencioso, su mirada curiosa cambia a una serena.
-Guardia Nacional, que estás haciendo aquí, este es el ejemplo que quieres darle a tus soldados-Su voz severa estremeció al soldado que se cubría con la cobija, como si de un niño se tratara que busca espantar los miedos debajo del mantel, solo causo que volteara un poco, pero sin ver aun su rostro.
-Se... ¿Señor México? ¿Qué hace usted aquí?-Su voz dulce y cantarina se había convertido en una voz rasposa y temblorosa, al escuchar su voz, el rostro de Centro mostro un disgusto, recordando anteriormente al representante en sus inicios, quien siempre le decía la misma frase de antes, pero con una luz siempre en su alrededor pero ahora, esa luz no aparece.
-Yo debería de preguntarte eso a ti, ¿Qué haces aquí en la oscuridad?, me han avisado de que te has saltado tus deberes como soldado y como ejemplo para los que decidieron ser parte de ti. GN sé que tuviste miedo, pero ocultarte bajo las cobijas no hará el cambio.
-¿¡Y QUE SABE USTED!? A USTED NUNCA LO VEO HACER LO QUE YO HAGO, PORQUE AHORA SOY EL PROBLEMA, SI SOY YO A QUIEN ENVIAN A MORIR!- El representante movió más la cobija cubriendo ahora más su cuerpo, cubriendo sus pies como si el ambiente se volviera frio, Centro solo prevalecía callado, con una mirada tranquila, pensaba dejar que este le gritara todo lo que quisiera, tal vez así luego hablara, como lo hacía con su hermano del Sur.
-Y ¿POR QUE AHORA ESTA AQUÍ? EH…AHORA QUE SOLO EMPEORO TODO VIENE A RESOLVERLO, ACASO… ¿ACASO QUIERE ELIMINARME?- Centro abrió los ojos a escucha esa última frase, preguntando en sus adentro de donde saco tales ideas, de cierto modo él ha eliminado la existencia de organizaciones de su país, pero realmente nunca murieron, solamente cambiaron de nombre u comparten puesto con otra organización, por ello con ese historial, porque GN crearía en esa idea.
-¿Dónde escuchaste algo así?
-¡ENTONCES ES VERDAD! ¡USTED QUIERE ELIMINARME AHORA QUE NO SOY UTIL VERDAD!
-Te pregunte donde lo escuchaste… esas ideas no aparecen porque si…
-Y que le importa a usted donde salió, si le digiera que yo lo pensé no lo creería, usted siempre es así, siempre sin emociones, sin expresión, todo tiene lógica para usted, nunca parece romperse en nada, incluso conmigo… ¡Usted me abandono!-De la nada GN sostenía un bastón plateado lo cual utilizo para golpea los tubos metálicos de la literas. Centro hizo un paso hacia atrás tras oír el impacto.-je…jejeje…jajaja vamos mi señor, no me diga que no tiene miedo ahora- GN mostro una mueca de disgusto, viendo como aun su bandera tricolor permanecía sereno ante la situación.
-Lo que sea que estés pensando, no va a funcionar, así que suelta el arma.
-¿¡PORQUE SIEMPRE PERAMENCE TAN SERENO!?
El soldado arremete con el bastón de hacerlo contra el tricolor, este esquiva cada golpe haciendo pasos hacia atrás, cuando quiso detener por fin esta pelea absurda, vio unas gotas que caían al suelo, esa pequeña distracción causo que el soldado saltara sobre él y lo acorralara contra el suelo, él bastón fue puesto en su cuello, ahorcándolo de inmediato, sintiendo toda la fuerza en ese lugar, intentado arrebatar cada tomo de aire.
-jajajaja, esa dificultad es lo que sentí cuando me dispararon, como se siente señor, apuesto que es aterrador, ¿no es así? Sabe que es lo peor, perdí a muchos soldados en esa pelea, incluido el perro que me dio, amigos míos que no merecían morir, pero allí fuimos a morir, porque usted así lo quiso ¿verdad?, porque usted nos ve como números no, que otra forma nos vería si no fuera así Eh…?-Centro solo escuchaba su conversación, no intentaba ni siquiera mover sus manos, el buscaba otra cosa del soldado, algo que siempre es natural en todos los soldados mexicanos.
-Míreme mi señor, esto es lo que convirtió, fui a un lugar donde nadie me quería, fui tratado con desdén por otras organizaciones, fui humillado, pisoteado y maltratado solo para cumplir sus reglas, y mi recompensa es comer la misma mierda todos los días, que me griten y que me intenten matar, sabe cuántos de esas personas del otro lado intentaron apuñalarme, sabe cuántas quejas recibo al día, sabe cuántas heridas ya tiene mi cuerpo…NO USTED NO LO SABRIA NUNCA, USTED…USTED…¡USTED NUNCA ENTENDERIA MI DOLOR!-De poco a poco las lágrimas ya brotaban como la lluvia, fuerte y sin parar de lagrimear, salen y salen entre gritos y una angustia insaciable, pero una mano suave intenta detenerlas, acariciando un poco la otra mejilla.
-Lo…siento…-Con dificultad, Centro hablo, intentando comunicar esa empatía que muchas veces para él es difícil de mostrar, tal vez su voz no era suficiente, por eso su mano intentaba tranquilizar eso que no puede trasmitir.
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-Lo…siento…mucho…Sergio…-Los ojos casi felinos del soldado se abren como platos, su nombre humano fue pronunciado por su creador, quien intentaba respirar, haciéndolo estremecer, pero aun permaneciendo con una ira inextinguible.
En ese momento en las memorias del soldado aparecía Centro en el primer día de su creación, para sus ojos ese sujeto tenía una expresión calmada y dulce, le sonreía aunque este aun no sentía ninguna emoción.
¿Él era así antes?
-Bien con eso será suficiente, bienvenido a este infierno llamado hogar…tu eres el representante Guardia nacional, aunque llamarte así seria angustiante para otros soldados…
-Es…¿normal que no sienta nada señor?...En ese momento ese soldado que el mundo conoció era solo un cascaron vacío, pero era lo normal al nacer tan repentinamente.
-Oh, es normal, al nacer a través de mis manos tarda un poco más en aparecer las emociones, pero no te preocupes, aparecerán más pronto que nunca, solo espero que no exploten y te hagan daño en vez de ser una forma de empatizar con otros…
-Ya veo…
-Listo ya tengo un nombre para ti, antes me gustaba poner los nombres de mi antigua cultura, pero la realidad es que ninguno de ustedes es un Mexica, seria egoísta de mi parte apartar más a las demás culturas que rodean a este país, así que te llamare con el nombre que este mundo ya pertenece, Sergio; el ciervo guardián, perfecto para que le caigas bien a los hijos de norte, jajaja.
En ese momento el soldado no entendía nada, pero en su pecho iniciaba apenas un sentimiento, la risa de su líder >Es linda<, pensaba e soldado.
-Ah, pero no le digas tu nombre a otras organizaciones fuera del país de México, se supone que ustedes no pueden tener nombre normales porque eso los haría más humanos, pero, yo sé que tu podrás ser mejor de lo que esas otras organizaciones dicen, al fin y al cabo te he creado yo.
*Creo en ti Sergio…*
Luego sus memorias llegaban al día en que sus emociones florecieron, todos lo veían como alguien inocente y fuerte, todos le hablaban y lo trataban bien, y aunque ya no pudo ver a Centro más, paraba tiempo con norte y Sur, aunque este último le hacía sentir mal, un día se preguntó porque amo tanto a esos tres, y SEDENA le resolvería sus dudas.
-Eso es normal, porque estamos hechizados, nuestro cuerpo y mente le pertenecen siempre al país, es más normal con los militares que con otras organizaciones de este lugar, y cuando alguien le hace daño a nuestro país, siente un dolor y comienza entrar en una locura…
-Suena malvado…
-Lo es, pero no es culpa de ellos, más bien es culpa mía y de GAFE
-¡Que! ¿De usted señor?
-Si, hace tiempo yo y GAFE juramos lealtad a un hombre, y ese hombre nos castigaba si desobedecíamos, por lo cual nos hechizo con algo que nos causaría mucho dolor si lo traicionáramos, pero fuimos liberados por…hump, esto se largó mucho esto…
-No suena muy agradable este cuento…
-Tal vez, pero aun así puedes decidir por ti mismo, al fin y  al cabo, México nunca te negaría a no amarlo o a amarlo, mientras sigas cumpliendo tu deber…eso es lo principal GN.
-Sí, lo entiendo, gracias señor.
La visión de este soldado no era negativa, al final, su tiempo en el norte le hacía ver porque amaba tanto a estos tres hermanos aun si ello nunca lo amarían, este sentimiento era todo para este soldado.
Pero todo cambio en ese momento…
*Me odio tanto*
-Porque…porque me llama….porque, porque, porque, ¡PORQUEEEEeee!-Un golpe fuerte se escucha en la puerta con SEDENA y el soldado, al entrar ambos ven como guarda nacional golpeaba repetidas veces a Centro, SEDENA  se interpone contra la guardia nacional y lo lanzan con una fuerza tremenda, Centro intenta reincorporarse y ver que SEDENA y el soldado de la guardia nacional por fin entraron, el soldado fue directamente a Centro, quien intentaba ver las posibles heridas de la bandera tricolor, mientras que SEDENA no se veía nada feliz, es más, se podría casi ver sus colmillos de jaguar salir de su boca.
-¿Qué haces? Estás loco o que, quien te has creído para hacerle esto a Eduardo, debería darte una sanción por esto GN, como puedes golpear a nuestro líder- GN respiraba y respiraba, como si toda la adrenalina empezara a bajar, cuando se dio cuenta de su acción vio sus puños rojizos y con algo de sangre, haciéndolo espantarse y salir corriendo del lugar- ¡HEY, NO HUYAS!
-Déjalo…-Dicto Centro.
-Pero Eduardo el…
-Déjalo…solo déjalo…y…-Centro empieza a escupir en el suelo, y mira la sangre que sale de él, SEDENA y el soldado lo miran preocupados, * Oh…creo que ya no puedo fingir más…estoy en problemas* en ese momento un mareo intenso y un gran dolor aparecen, haciendo que centro se desmayara rápidamente, mientras SEDENA veía que las marcas de guerra estaban poniéndose mas rojas.
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Tras unos días después, Centro estaba en el zócalo de nuevo, siendo atendido por algunos enfermeros por revisiones, para ver si no se abre la herida en su labio y su ojo izquierdo, pero al mismo tiempo estaba siendo vigilado por GAFE y SEDENA.
-USTED ES UN INRESPOSABEL, COMO PUEDE DEJARSE MALTRATAR ASI, NO LO ENTRENE TODA MI VIDA PARA QUE CUALQUIERA LE ECHE AL SUELO COMO UNA CUCARACHA, SE SUPONE QUE TU DEBES DE EHCARNOS A NOSOTROA AL SUELO COMO CUCHARACHAS NO ALREVEZ- SEDENA estaba molesto
-Deja de gritar, haces que me duela la cabeza…-SEDENA hace una un chirrido entre dientes, para cuando termino la revisión GAFE solo guía a los enfermeros hacia Policía militar quien los escolta hacia afuera, GAFE cierra la puerta de la oficina de Centro y se sienta al otro lado de la habitación.
-GAFE dile algo, esto es una falta de respeto, algo así puede repetirse si no lo regañamos ahora.-Centro solo miro a otro lado con un sudor frio mientras SEDENA continua regañando.
-Si el dejo que lo hiciera es por algo, y si lo vas a castigarlo por lo menos espera a que mejore.- SEDENA ahora descargaba su ira contra GAFE quien solo lo dejaba gritarle como una madre desquiciada, Centro los veía y reía para sí mismo, recordando que ambos se llevaban así siempre.
De repente apareció Policía militar a hablarle a SEDENA, parece que ya capturaron de nuevo a GN y lo llevaron a las instalaciones, SEDENA dejo a GAFE y se fue con PM de inmediato, GAFE también iba a ir, pero fue retenido con la mano de Centro quien lo sostuvo de la muñeca.
-¿Puedes quedarte un poco más?-GAFE respondió con un movimiento hacia atrás y volviendo a su asiento, Centro miraba su mano izquierda, con una mirada caída y pensativa- ¿Crees que debería de cambiar mi forma de ser?
-Usted y sus hermanos tomaron la decisión que cada uno tomaría un rol, pero si lo ve conveniente puede hacerlo señor…-Centro mira a GAFE con una mirada triste, sus cejas parecían ya no mostrar la firmeza de antes, dejando callado al soldado quien suspiro y se retiró la máscara de su rostro- Me parece que no me está hablando como un soldado, verdad Metztliapan.
-Lo siento, es que…no sé qué hacer con esto que acaba de pasar, cuando alguien de las organizaciones me traicionaba, fácilmente ellos me dejaban de lado, pero GN…no…Sergio el aún está atrapado en su dolor…sabía que sus emociones explorarían si no hacía que se integrara con cuidado, pero nunca pensé que lo llevaría a volverse loco…y todo es gracias a mi indiferencia ante todo el mundo…creí que solo levantar la mirada, ser frio o ponerme firme ante cualquier situación podría arreglarlo…pero no...Incluso pase mi vida leyendo todo tipo de libros, participante en tantos eventos…para que al final…yo no pueda arreglar a alguien roto…como Sergio y como mi hermano…-Y allí estaba, ante los ojos entrecerrado de GAFE veía de nuevo al pobre niño que creció a la fuerza, el que nunca flaquea y nunca llora, pero ahora estaba entre la espada y la pared.
- Metztliapan…
-Qué puedo hacer…si cambio mi personalidad de nuevo me volveré loco, y la gente de mis hermanos solo empeoraran más, odio esto, pero nadie quiere escucharme, el presidente es un ignorante, los partidos todos son cómplices de Anarquía, mis hermanos están tan rotos que si me voy no sé qué pasaría, mis hijos me odian y los pocos que me quieren si fracaso en ayudarlos me pueden odiar, las organizaciones estoy seguro que tienen algo contra mí y ya pudieron hacerme daño una vez…yo…tengo miedo…ya no quiero seguir aquí…-Centro se cubrió su rostro con sus manos, pero entre sus dedo podrían verse las lágrimas caer, mientras una respiración agitada y un callado grito se hacían presente ante el miliar.
GAFE se acerca a la bandera tricolor y lo abraza, mientras veía a su líder finalmente se romperse después de 8 años que regreso, fue mucho tiempo pensó, pero finalmente se mostró el chico que él conocía, y ahora que esta así, ya podrá arreglar las cosas que no ha podido arreglar, solo necesita un empujón más.
-¿Quieres ayudar a Guardia Nacional? Lo primero que debes hacer es que el vuelva a confiar en ti o en cualquier otro de ustedes tres, ustedes tienen que encontrar seguridad en nosotros también, yo estoy aquí ahora porque he decidido quedarme contigo Metztliapan, no importa si eres Eduardo, Centro o México, tu seguirás siendo el mejor líder de todos y no lo digo para quedar bien, de tu abuelo y tus padres, eres el único que a intentado quitar esta maldición que nos aprisiona a todos, sé que harás lo mejor, pero tienes que dedicarle tiempo, por eso…debes dejar a la política por un tiempo…
GAFE acaricia la cabeza de México, mientras este limpiaba con su mano las lágrimas de su cara.
-Con esa actitud te pareces a tu padre…-sonriendo dice el soldado, como si viera la misma imagen ora vez, una imagen del pasado.
De repente la puerta se abre, GAFE separa al lado d Centro para cubrirlo que nadie lo viera con esa cara, pero al ver quien era, bajo la guardia.
-México, se trata de FAM…el…ha tenido un accidente en Berlín.- Los ojos de GAFE y Centro se abren como platos ante la información de SEDENA.
Continuara.
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Y por fin ya me avente esto XD me e estado distrayendo jugando Stardew Valley y me la pase de trayhard en el juego y ya no pude publicar nada jajaja una disculpa por la demora aunque de todos modos seguirá apareciendo una demora porque me viciare luego XD pero por lo menos ya solo faltan lo de FAM y la historia continuara con Centro y sus hijos VwV ya de allí conoceremos el trabajo secreto de Norte y probablemente la redención de GN oh y por ultimo el inicio de todo el caos en el continente americano.
Espero y les guste 🤍🤍🤍
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conobarco · 23 days ago
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cuando tenes los pies frios pero igual te transpiran
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or1anasblog · 1 year ago
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Cuna de Lobos
Los grilletes mordían la piel de tus muñecas y tobillos,el que tenias en tu cuello estaba demasiado apretado para tu gusto dejando una molesta presión sobre tu tráquea cada vez que los nervios te hacían tragar saliva. Fuiste vendido como esclavo a un viejo mercader que se beneficiaba con la compra y venta de huérfanos para los clanes poderosos que solicitaran mano de obra o servicios de servidumbre. Tus padres habían sido asesinados luego de haber sido interceptados por hombres vestidos de negro durante una caminata los cuales habían estado siguiendo sus pasos, tal parece, razonaste ahora, que se trataban de ninjas extremistas obsesionados con purgar cualquier influencia de todo lo que provenga de occidente siendo tu la única sobreviviente al haber huido cuando tu madre te lo dijo.
Presa del miedo, vagaste por unos días hasta llegar a un pequeño pueblo débil y cansada. Los lugareños apenas se percataban de tu existencia y sobrevivías gracias a las sobras que te daban, el recelo hacia ti por tu apariencia era notorio pero no te importaba en tu estado famélico. Luego te atrapó este mercader y ,aprovechando tu apariencia a tu favor, mentiste sobre tu edad para evitar ser vendida a los distritos de placer de los clanes que recurrían a tu dueño por carne fresca. Ahora te encontrabas caminando rumbo a no sabias dónde, lo único que sabias era que el lugar estaba extremadamente alejado del asentamiento mas cercano y que el clima iba empeorando, las ráfagas heladas entumecían tus extremidades haciendo difícil seguir un paso constante. Sin embargo, el miedo a recibir una paliza te hacia concéntrate para no atrasar la fila india que compartiste con los otros niños ,ya habías tenido una cuando quisiste ayudar a otro niño que se había atrasado y el recuerdo del ardor de los latigazos aun persistía en tu espalda y piernas. Al cabo de unas horas, cuando el sol ya estaba escondiéndose y la escarcha comenzaba a caer, vislumbraste luces tenues en la punta de la montaña y si bien el frio ya había entumecido tus manos y pies hiciste lo mejor para llegar rápido.
Al llegar a la entrada te diste cuenta rápidamente que esto era una base o mas específicamente, un clan. Los guardias se alzaban desde cada esquina de la enorme fortaleza helada, la construcción hecha de piedra de granito y grava le daba una apariencia milenaria dando un indicio de la antigüedad de este clan, sospechaste que la sensación de ser observada desde que comenzaste a subir el empinado camino con tu grupo se debía a la presencia de mas guardias escondidos entre el paisaje blanco. El frio se estaba volviendo insoportable y tus harapos no servían en absoluto para guardar algo de tu calor corporal pero, al parecer, tu llegada fue esperada ya que, rápidamente, luego de un breve intercambio de palabras entre tu captor y los guardias, las puertas se abrieron.
No esperabas ser recibido por la vista de un pueblo hecho de hielo, el paisaje helado se complementaba con la arquitectura china tradicional de una forma exquisita, las estatuas mitológicas y la magnificencia de los edificios hablaban del gran estatus y poder que ostentaba este clan. Fuiste separados por géneros y llevada a un pequeño edificio escondido de aspecto modesto, una mujer de mediana edad con un aspecto tosco se encontraba en el centro. Rápidamente fuiste obligada a ponerte en fila con las demás chicas y bajo la pesada mirada de la señora comenzó a revisar y analizar el cuerpo de cada una, al llegar a ti resopló y preguntó “Qué hace una occidental por aquí? No creo que seas muy útil” su mirada de desdén habló por sí sola, “Puede ser que no sea la gran cosa pero estoy seguro que haría un buen trabajo sirviendo en las tareas de limpieza, es muy buen,a lavando y cosiendo” argumentó el mercader “ Y por su apariencia no se preocupe, ningún guerrero de este honorable clan miraría a una occidental, no mancharían su sangre así” agregó. Sentiste una punzada en el pecho ante sus palabras, el enojo y la humillación que surgían dentro de ti por como se expresaban te hizo clavar los ojos en el suelo. Zi Yuan, como supiste que se llamaba la mujer, asintió “Cómo se llama?”, “Bueno-“, “Me llamo-“ una fuerte bofetada impactó contra tu mejilla, sentiste un el gusto a cobre llenar tu lengua y aguantaste las lagrimas que asomaron tus ojos, “No vuelvas a hablar sin permiso. Está claro?” susurró la mujer con veneno, asentiste lentamente y volviste a bajar la mirada. Mientras oías a esas dos personas sellar tu futuro miraste por la ventana a la nieve caer en la oscuridad de la noche, una profunda angustia se instaló en lo profundo de tu estómago al caer en la cuenta de que esta seria tu vida a partir de ahora.
Fue difícil acostumbrarte a esta nueva vida, ninguna de las otras chicas encontraba agradable tú compañía y las pocas que se molestaban en hablarte era solo para insultarte. Sin embargo, con el paso de los meses, aprendiste tu lugar y aceptaste que la única persona que cuidaría de ti eras tu misma.
Hoy era un día especial para el clan Lin Kuei ,como supiste que se llamaba, se daría inicio al ritual de iniciación de los nuevos guerreros del clan mediante una ceremonia exclusiva a la que solo asistirían los miembros de los diferentes clanes aliados. La ceremonia consistía en una muestra de las capacidades de cada guerrero y a qué puesto aspirarían, contando también con un momento de combate entre cada niño para hacerlos adentrarse de a poco en el estudio del enemigo. No tenias muchas ganas de ir pero habías oído que un niño extranjero se postularía y la curiosidad sobre cómo era y cómo había logrado llegar tan lejos te llevaron a la situación en la que te encontrabas ahora. Te habías escabullido de los precarios cuartos donde vivían las sirvientas, te colocaste una manta para cubrirte del frio que mordía tu piel y saliste lo más silenciosamente posible. Al llegar al centro del pueblo te diste cuenta de que no había forma de usar la entrada al dojo principal sin que fueras descubierta y el miedo a las represalias si eso sucediera te provocaba un sudor frio. Así que decidiste escabullirte entre las sombras e ir por el costado del edificio, la luz de las farolas no era lo suficientemente fuerte como para llegar hasta allí así que aprovechaste esto a tu favor y buscaste la forma de subir al techo. Había un árbol en la esquina trasera del edificio cuya rama daba al techo, sin dudarlo mucho pero con extremado cuidado subiste por el viejo árbol.
Una vez allí, te acomodaste en una parte que daba hacia un oscuro pasillo que te ayudaría a pasar desapercibida. Afortunadamente, el edificio contaba con un pozo de cielo que daba al centro del dojo y te daba una vista esplendida del lugar y de quienes estaban allí. Como anfitrión del evento, el Gran Maestro tenía una vista privilegiada al estar sentado en el shinza sobre una delicada almohada, vestía un Hanfu azul con un cinturón negro decorado con jade. Sin embargo, no pudiste evitar desviar tu mirada a las damas presentes allí, cada una lucia más bella que la otra ataviadas en kimonos de seda de diferentes colores, con sus cabellos negro azabache pulcramente recogidos en delicados peinados decorados con horquillas que agraciaban aún más su presencia y le daban un aspecto grácil y delicado, sin obviar sus delicadas figuras acompañadas de delicados rostros pintados de blanco con labios rojos. Un suspiro entrecortado salió de ti, desearías poder ser como ellas, haber tenido un destino diferente, ser aceptada y elogiada por tu aspecto sin tener que cargar con la culpa de portar rasgos que solo te excluían. Con un movimiento de cabeza, sacudiste esos pensamientos angustiantes y dirigiste tu mirada al Gran Maestro, te diste cuenta que había dos espacios vacíos a su lado y te preguntaste para quién serian.
Al cabo de un tiempo, una vez comenzada la ceremonia, se dio inicio a los combates y le tocó el turno al muchacho que habías oído. Descubriste que su nombre era Tomas y que aspiraba al título de Smoke. Y, a decir verdad, tenía sentido, a pesar de no tener sangre Lin Kuei parecía un digno representante del clan, sus movimientos eran tan rápidos y agiles que hacían que sus oponentes apenas pudieran seguirle el ritmo y, a juzgar por la orgullosa sonrisa del Gran Maestro, dirías que sería hijo suyo. Estabas tan metida en seguir la pelea que no te diste cuenta de que te movías para ver sus movimientos hasta que tu manta, que se había arrugado en tus piernas, te hizo perder el equilibrio y resbalar por el borde del techo. Te agarraste lo mejor que pudiste, pero la escarcha y los dedos entumecidos hizo imposible asegurar un mejor agarre y caíste directo al suelo. El aire fue expulsado de tus pulmones y tu cuerpo se puso rígido por el dolor, sin embargo, no tuviste mucho tiempo para recuperarte al escuchar un par de voces que se acercaban desde la oscuridad del camino. Rápidamente te levantaste, o arrastraste podría describirlo mejor, y te escondiste detrás de una de las estatuas de piedra con forma de león que adornaban el borde del camino.
 Las voces, que reconociste que pertenecían aunos muchachos, se fueron acercando poco a poco e hiciste lo mejor que pudiste para pasar desapercibido, si te descubrían que anduviste fisgoneando en un evento tan importante sin dudas recibirías la paliza de tu vida y ya sabias por experiencia de otras sirvientas que a Zi Yuen no le temblaba la mano para dar castigos brutales. Sin embargo, la suerte nunca pareció favorecerte, en tu intento de rodear la estatua para evitar ser vista pisaste una rama congelada que fue oida por los agudos oídos de los ninjas.
Un suspiro fastidiado salió de los labios de Bi Han, odiaba estas absurdas ceremonias entre clanes, tener que ir allí y luchar con débiles que no sabían siquiera seguir el ritmo de un combate normal mientras debías aparentar frente a todos los presentes para no faltar el respeto, agrio aun mas su estado de ánimo. Eso sumado a la insistencia y entusiasmo de Kuai Liang por ir a ver a Tomas presentarse como aspirante del titulo de Smoke.
“Deberíamos acelerar el paso, Tomas ya debe estar compitiendo” volvió a decir Kuai con impaciencia obteniendo como respuesta un simple “Hmm”. Sin dudas, el animo de su hermano lo estaba poniendo de los nervios pero no pudo evitar justificarlo, esta mañana había discutido con su padre por querer reusarse a presentarse en la ceremonia, lo que resultó en una acalorada discusión que terminó con un ultimátum de su padre diciéndole que seria relevado de los primeros cargos que se le asignaron en el clan como futuro Gran Maestro si no podía respetar sus propias costumbres lo que lo llevo a él mismo a interferir para que Bi Han no hiciera algo de lo que luego se arrepentiría. Admiraba mucho a su hermano, ambos cargaban con responsabilidades por ser los futuros herederos, pero sin dudas su hermano llevaba muchas mas obligaciones y compromisos al ser el primogénito y temía que esa presión terminara afectándolo.
 Acelerando, tomaron el camino más cercano y discreto al dojo. Ninguno estaba de ánimos para comenzar con los saludos diplomáticos si se cruzaban con integrantes de los otros clanes, no vaya a ser que la conducta de Bi Han desencadene una guerra al ofender a otro Gran Maestro. Mientras avanzaban se podía oír cada vez más cercano el murmullo de voces, vitoreo y golpes pero casi al llegar a la entrada se detuvieron abruptamente. Para alguien no diciplinado en el arte del sigilo habría ignorado el simple ruido de una ramita romperse, sin embargo, para personas como Bi han y Kuai Liang que fueron entrenados desde pequeños, era imposible no reconocerlo. Con cautela, se dirigieron una mirada y buscaron en las sombras. “Quién está ahí?” exclamo el futuro piromante. “Muéstrate” exigió Bi Han con voz imponente parándose frente a su hermano, completamente erguido, de frente a la fuente de donde provino el sonido. A simple vista parecía que no había nadie pero Bi Han era más listo, agudizó sus sentidos y con un rápido movimiento lanzó una daga congelada hacía donde había detectado que estaba el intruso.
Un grito ahogado salió de tus labios cuando sentiste al hielo cortar la carne de tu brazo. Por reflejo, tomaste tu brazo con la otra mano para evitar el sangrado, era un corte profundo y el dolor te hizo olvidar de la presencia de los dos hermanos.  Volviste a la realidad cuando una mano se agarró fuertemente alrededor de tu brazo  sano, te jaló hasta el centro del camino y con un empujón demasiado rudo para tu gusto, te hizo caer de bruces al suelo de piedra. Sentiste tus rodillas arder cuando los bordes de los adoquines rasparon tu piel, el miedo a lo que esta situación causaría te dejó momentáneamente inmóvil mientras mirabas a los ojos a tu agresor. “Quién demonios eres? ¿Y qué hacías escondida ahí, acaso estabas espiándonos? ¿Quién te envió? ¡Reapondé!” exclamó el nuevo Sub Zero mientras te sacudía como un muñeco de trapo. Tu voz salió más chillona que de costumbre, en un intento de patético de explicarte “Yo-Lo siento. Nadie me envió s-solamente quería ver los combates-“   juraste alzando las manos en un intento de hacerle ver que no tenias intenciones de pelear. “No mientas, por qué otra razón andaría una sirvienta por estos lados!” bramó apretando su agarre en tus brazos, haciéndote chillar cuando sus dedos se clavaron en tu herida aun sangrante. “Oye, hermano. Espera, la estas lastimando” dijo Kuai con urgencia, no entendía por qué su hermano se puso tan colérico contigo si a simple vista podía ver que no eras una amenaza, solamente una de las tantas doncellas que servían en el Lin Kuei. Rápidamente se movió para agarrar el antebrazo de su hermano en un gesto de hacer que te suelte “Déjala, no ves que la estas asustando? Mira, ya la has lastimado” habló con calma, aunque también se podía escuchar preocupación en su tono. Observó como la sangre se filtro en tu gastada camiseta gris, dándole un color casi negro a la tela y tu expresión de pánico y dolor solo hizo que su urgencia por hacer que su hermano te soltará aumentó. Apretando el agarre en el antebrazo de su hermano logró hacer que Bi Han te soltará, no sin antes ganarse una mirada de odio hacia él. “No podemos permitir estos actos de espionaje, sean o no pertenecientes a nuestro clan. Es una criada, más aún, una extrajera! Podría vendernos en cualquier momento, no entiendo como dejaron que siquiera sea parte de nosotros en vez de degollarla apenas cruzó nuestras puertas”  escupió Bi Han. Kuai Liang frunció el ceño, no entendía el desprecio de su hermano por los que no eran de como ellos, es verdad que la sangre era importante pero lo era aun mas los lazos de hermandad y camaradería que uno podía crear con otros más allá de su procedencia, eso fue algo que le enseñó su padre desde muy joven y que se reafirmó con la llegada de Tomas. Aunque él no tuviera sangre Lin Kuei en su cuerpo sin dudas demostró ser apto para competir por un título tan codiciado como lo era el de Smoke.  “No digas esas cosas, hermano. Tomas no compartirá nuestra sangre pero ha demostrado ser un guerrero digno y se ha ganado su lugar como nuestro hermano” exclamó con enojo “Además, no puedes juzgarla si es apta o no para el clan. Recuerda que aún no eres Gran Maestro y ella todavía no ha hecho su entrenamiento de guerrero” recordó Kuai. “No me hables de esa manera mucho menos frente a la criada, recuerda que soy tu hermano mayor y futuro Gran Maestro. Me debes respeto” escupió Bi Han con un tono amenazante mientras lo señalaba con un dedo. “Si tanto te preocupas por ella, hazte cargo tú y sácala de mi vista” dijo mientras pasaba por su lado chocando su hombro duramente, no sin antes patear un poco de tierra en tu dirección. “Le diré a nuestro padre que te retrasaras” murmuró con desdén. Kuai Liang miró irse a su hermano sacudiendo levemente la cabeza en resignación, definitivamente tendría que hablar con él después de esto.
Contemplaste toda la discusión desde el suelo, con una mano en tu brazo herido y los ojos llenos de lágrimas. Sus palabras fueron hirientes, cargadas con un veneno y desprecio total hacía ti que te hizo encogerte en tu lugar y tratar de desaparecer. Al menos agradecías a tu salvador que fue tan amable de apiadarse de ti y evitar que el criomante te rompiera el cuello. Perdida en tus pensamientos no reconociste la mano que Kuai había extendido hacía ti hasta que sentiste su otra mano tocar tu hombro. “Estas bien? Puedes pararte, verdad?” preguntó con un tono que no pudiste ubicar mientras miraba la herida que ocultabas con tu mano.  El calor llenó tus mejillas cuando sentiste la calidez inusual que irradiaba su toque en tu hombro, sumado a la cálida expresión en su mirada. “S-Sí, si puedo” murmuraste mientras tomabas su mano. “Está sangrando mucho, déjame ver” tomó tu brazo suavemente y levantó la gastada tela de tu remera “No es profunda, aunque la presión que ejerció Bi Han hizo que sangrara más de lo debido. Seguramente quedará cicatriz, lo siento” se disculpó mientras tomaba su cinturón de jade “Espera, ¿qué vas a hacer con eso? ¡Lo necesitas!” exclamaste. “Tranquila, tengo otros. Además, tu brazo es más importante que esto” tranquilizó con una suave sonrisa. Lo miraste asombrada mientras atendía tu brazo, estremeciéndote un poco mientras fijaba el cinturón alrededor de tu herida como una venda. Sus manos eran tan suaves, gentiles y cálidas  todo lo contrario a las de su hermano Bi Han, como descubriste que se llamaba, heladas, ásperas y antipáticas. “Ya está, cuando llegues a tu dormitorio deberías lavar la herida para evitar que se infecte” indicó Kuai Liang. Sin embargo, no pudo evitar sonrojarse cuando al levantar la mirada se encontró contigo mirándolo atentamente y sin poder evitar hacer lo mismo. Observó el color de tus ojos y lo grandes que eran, la fina humedad que aun persistía en ellos; la forma de tus cejas, el suave tono rosa que bordeaba tu nariz por el frio, la sutil curvatura de tu arco de cupido, todo lo que encontraban sus ojos era admirado detenidamente. Tu no estabas mucho mejor, la suave caricia de su cuidado y el cálido calor que emanaba de su cuerpo te dejó en un estado de ensoñación mientras estudiabas sus marcados rasgos varoniles que, a pesar de todavía poseer facciones infantiles, comenzaban a dar forma al hombre que sería en el futuro siendo su mirada la causante de provocarte un cosquilleo nervioso en el cuerpo. Sin embargo, ambos fueron sacados de su admiración por el otro cuando una fuerte ventisca sacudió tu cuerpo con un escalofrío.
Con una risa nerviosa, Kuai se alejó de ti haciéndote extrañar inmediatamente su extraña calidez cuando la dura presencia del frio se instaló en tu cuerpo. Entendiendo tu reacción, con rapidez se agachó para recuperar tu manta del suelo, que habías olvidado en tu altercado con Sub Zero, y la colocó suavemente en tus hombros. “Ven, déjame acompañarte hasta tu casa” “No creo que haga falta, ya has hecho demasiado por mí” respondiste, rezando para que no insistiera. “No te preocupes, fue mi obligación ayudarte en disculpa por la actitud de mi hermano. No debería haberte tratado así. Y no aceptaré un no por respuesta” exclamó sin sacarte los ojos de encima. “Bien” de mala gana aceptaste, los nervios enrollándose en la boca de tu estómago. Si madame Zi Yuen se enteraba que te escabulliste por la noche, te lastimaste y lo que era mucho peor, volvías al recinto en compañía de nada mas ni nada menos que el hijo del Gran Maestro, sin dudas lo ibas a pagar caro. El miedo debió ser obvio en tu rostro ya que Kuai Liang colocó una mano suavemente sobre tu hombro “Sucede algo? Te duele?” inquirió con preocupación. “Qué? Oh,no. De hecho no siento nada” trataste de ocultar tu preocupación con una sonrisa que salió a medias y con un gesto vacilante aceptó tu respuesta.
El viaje hasta los dormitorios de las doncellas fue tranquilo, hablaron de todo un poco pero más en especial sobre su entrenamiento para lograr el título de Scorpion y sobre lo cerca que estaba de lograrlo, de ahí dedujiste el por qué de su anormal temperatura cálida. También charlaron sobre lo cerca que estabas de comenzar tu propio entrenamiento, ya que a pesar de ser parte de la servidumbre todos los integrantes del clan debían pasar por un riguroso entrenamiento para poder servir al clan en caso de invasión o ataque. En tu caso, el entrenamiento comenzaba una vez cumplido los quince años y teniendo catorce, te faltaba menos de un año para comenzar, intentaste mentir sobre tu edad de nuevo pero Madame Zi Yuen no era tonta tal vez pudiste burlar al comerciante pero con ella era algo imposible y con la llegada de tu periodo quedaste sin escapatoria, teniendo que confesarle tu verdadera edad. A decir verdad, no te tenías tantas esperanzas. Habías visto a las demás doncellas que había pasado por ello y no creías ser lo suficientemente fuerte, más aun, sabiendo que el entrenamiento se realizaba de a uno o dos pupilos en un entorno muy lejano al Lin Kuei donde el maestro vería según tus aptitudes y habilidades a qué título serías más apto.
“Apuesto a que serás un gran guerrero” aseguró Kuai Liang con determinación, como si hubiera oído tus pensamientos. “En verdad lo crees?” preguntaste con genuina curiosidad y un destelló de esperanza “generalmente me dicen que no lograré superar el primer año. Ya sabes, por la sangre…” murmuraste, frunciendo el ceño con tristeza. “En verdad lo creo. No hagas caso a los que dicen que la sangre es importante sino mira a Tomas. Además, si hay algo de lo que me enorgullezco es mi habilidad para reconocer buenos aliados. Hasta el propio Gran Maestro me lo ha dicho, no su copia” aseguró el futuro criomante inflando el pecho con orgullo. Una pequeña sonrisa salió de ti haciendo que él también comenzara a reír, el calor cubriendo sus mejillas. Continuaron charlando y riendo durante todo el camino, tu hogar no estaba muy retirado del centro del pueblo, más sí ubicado en una zona bastante boscosa para evitar que haya fisgones a los alrededores y tener un mejor acceso al río al momento de ocuparse de la ropa sucia. Cuando estuviste lo suficientemente cerca del lugar, rápidamente te volviste hacia él “Fue un placer conocerte, hijo del Gran Maestro” dijiste con una sonrisa a falta de saber su nombre. Sin embargo, cuando te diste la vuelta para irte, Kuai tomó tu mano “Espera, no sé tu nombre..” dijo con un poco de vergüenza “hablamos tanto pero no tuve la delicadeza de saber tu nombre o decirte el mío” murmuró. Dudaste un poco pero finalmente se lo dijiste, divertida cuando intentó pronunciarlo a la primera y fallando terriblemente. “Y el tuyo?” preguntaste con divertida curiosidad sacándolo del mantra que había hecho tu nombre. “Kuai Liang” murmuró sonrojado, sintiendo un cosquilleo cuando te escuchó susurrarlo con canta delicadeza. Volvieron a compartir una tierna mirada pero el fuerte ruido de las puertas del recinto los sacó de sus pensamientos. Con apuro, lo despediste “¡Debo irme!”. “Espera, es mi deber acompañarte-“ exclamó. ”¡No! Si llegan a ver que me escapé no me dejarán volver a salir” susurraste exaltada. “Por favor, vete. No quiero que te castiguen a ti también” suplicaste. “Bien, pero prométeme que te veré de nuevo” “N-No puedo-“ “Entonces no me iré” desafió. Con un suspiro exasperado, asentiste y prometiste volver a juntarse, corriendo tan rápido como podías mientras tratabas de ser lo más silenciosa posible teniendo cuidado de no enganchar tu manta en algún arbusto.
Kuai te vio partir, vigilando tus pasos hasta que te perdiste de vista. No sabia qué fue lo que le hizo pedirte que se vieran de nuevo pero, sin dudas, lo hizo sentir extraño, por así decirlo. Anteriormente había sentido algo parecido cuando pasaba tiempo con Harumi pero eso sucedió luego de pasar y compartir bastante tiempo juntos. En cambio aquí, ahora, estos pocos minutos compartidos contigo lo dejaron mareado, nervioso y con un cosquilleo en la boca del estómago que sólo lo dejó confundido. Sacudiendo la cabeza, dio media vuelta y comenzó a ir hacia el dojo, sus hermanos lo estaban esperando.
Bueno, esta es mi primera vez escribiendo así que espero sean compresivos conmigo jaja. Espero que les guste y me cuenten lo que piensan. Aún no tengo claro cómo construir la relación entre el lector y Bi Han (ya saben, él es como los ogros y las cebollas, tiene capas). Así que, si tienen alguna sugerencia no dudes en decírmela.
PD: Si alguien esta interesado en ayudarme a traducirlo al inglés, bienvenido sea.
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buphobia · 17 days ago
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Las pequeñas flores que caian de los árboles primaverales eran acogidas por una cabellera castaña sentada justo debajo de un gran árbol. ¿Existe el destino? porque esas flores parecen haber encontrado su lugar en el cabello de una chica, que podria haber sido cualquier chica, que podria haberse sentado a llorar debajo de cualquier árbol en cualquier lugar. Pero ese árbol no era cualquiera, caminar para despejar la mente suele ser lo mas efectivo cuando el problema es racional, parece ayudar a pensar, pero ¿cuando el problema es emocional? a veces caminar lleva al final del boulevar donde se conocieron, porque los pies parecen caminar solos y los pensamientos tienen vida propia, porque no presta atencion a su entorno, porque de alguna manera puede sentirlo con ella, puede sentir su aroma y escuchar sus risas y los pensamientos la llevan lejos, muy lejos, a cuando eran ellos sin serlo, a cuando estaba segura de algo que no era, a cuando las miradas hablaban, ¿existe el destino? porque parecian destinados. Minutos antes sus pasos se volvían rapidos mientras sus pensamientos corrian hasta que se dio cuenta de donde estaba. El lugar donde ella lo vio por primera vez,  el lugar de encuentro para su primera cita, luego su primer beso. ¿no es el destino tambien que ese arbol haya sido testigo? es imposible no llorar, los recuerdos y sentimientos son confusos en una marea del todo, como cuando un niño mezcla todas sus pinturas y por unos momentos es un espectáculo de colores que puede describirse solamente como bello, pero cuando se termina de mezclar queda un color gris triste, los ojos del niño se llenan de frustración por lo que fue suyo y perdió sin aviso, porque donde habia una alegria desbordante queda solo la decepción por lo que no fue. Es dificil encontrar un lugar para ser, en eso pensaba la chica, en ser. Ella podia ser en el viento, en la luna, ser en la playa, ser el naranja y ser en el frio, también ser con el, que dificil es lograr ser con alguien, mas dificil cuando ese alguien no es con vos.  Mientras caminaba mas de un kilometro, o dos o cinco, lloraba, porque misteriosamente se sentia aliviada. habia encontrado con quien ser, pero no fue, y eso la tranquilizaba, podía seguir siendo ella en el viento, en la playa, y el naranja seguiría siendo suyo. Quizas el destino existe y es de formas misteriosas, quizas encontrar donde ser no es a donde perteneces, ¿pertenecemos a algun lado? porque las flores enredadas en el cabello de la chica podrian jurar pertenecer ahi, ella podia jurar que le pertenecía a él, pero no.
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ocasoinefable · 3 months ago
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En este otoño. Frente a sus ojos. Vi a mi corazón volverse una ola de mar [...]
Ultimo día de agosto. comenzaba a dar la madrugada, me entre dormía al sentir como un diluvio brotaba de mis ojos, musite su nombre una vez mas entre la alegría y el temblor. Le vi todo el día mirar otros ojos, suspirar por otra boca, le vi sonreír para coquetear a un jardín de flores, con esa sonrisa tan suya que me sabe a caramelo.. No puede evitar dolerme, llore escondiendo mi rostro en un silencio inquebrantable. salí corriendo a buscar la noche, a contar estrellas.
El frio se colaba entre la brisa, había ante mi un camino largo y espeso, camine despacio mientras sentía que mi corazón pesaba mas a cada paso. un olor familiar, una sensación a casa y recuerdo me recorrió de pies a cabeza, Cuando llegue al linde del camino, vi a un ángel. El ángel estaba reclinado sobre el regazo de una luz muy intensa y suave a la vez, el ángel parecía dejarse caer a ese regazo como un pequeño que se cae y necesita abrigo. sus alas esparramadas sobre el piso, la tela suave que apenas le cubría estaban mojadas, sus cabellos sobre su cara. estuvo así durante unas horas quizás, apretaba con dulzura y suavidad sin dejar de verse desesperado, la ropa de quien lo acogía y algunas veces acariciaba su cabeza. Olía a canela y se sentía tibio el ambiente. de un momento a otro escuche un lastimero quejido seguido de un largo llanto. Venia del ángel que intentaba hablar, pero solo se podía oír su llanto. Llore despacio con su llanto, mi voz se quebraba. La luz que lo cubría toco su mejilla, como si le dijera
 "dime ángel... yo que te di vida, no te he dado a caso el corazón mas puro, impreso de mi luz" 
se conmovieron sus labios en una expresión de vergüenza y onda dulzura al saberlo verdad. se fundió mas en el regazo y con una suave sonrisa musito a un mas lentamente.
 -lo se.
solo déjame llorar, deja que mi llanto cubra con lluvia la tierra por esta noche. se que me es dado la compresión, el recogimiento. la sanación..
quizás como la brisa toca los cerezos sin llegar a tocarlos alguna vez.
¡pero mírame Dios..!
ahora soy de tierra, de cal, arcilla..
ahora camino entre cada paso de los pasos, sola miro reír los pájaros, mientras sueño y mi rojo corazón se vuelve una ola ante mis ojos, ante los suyo ...
¡me enamore, y es mas que eso..!
 le miro y siento en sus labios mi corazón, en sus dedos mi alma, sin darme cuenta sueño despierta con sus abrazos, sus besos, sus sonrisa y me veo a su lado al pensar en el futuro, cada que ríe soy mas feliz que él mismo a causa de su sonrisa..
es tan dulce que es un pedazo de cielo en la tierra, en mis labios, en mi alma, sufro cuando el sufro mil veces el doble, lloro al ver su carita llena de llanto, amo cada latido de su alma... lo siento aquí, latiendo en mis latidos,
 se hace suspiro mi piel en mi cuerpo,
jadeo sintiendo su lengua recorrer mi alma,
me sonrojo y palpito cada que me mira,
me vuelve fuego con du mirada, me muevo sedienta en el dorso de sus brazos mientras me desnudo y me siento encima del el sintiéndole ser en mi..
dentro de mi aire y aliento.
le busco a donde sea que vaya, en los claros del sol, entre cada respiro, lo llamo y lo pienso..
y hoy le he visto reírle a otra risa, y algo me ha dolido aquí en el pecho, muy dentro como si una cuerda que sostuviera mi alma se rompiera... he sentido algo de enojo conmigo y con todo.. en la tierra le dicen celos, solo se que arde, que me consume en llamarada y me apaga lentamente.
no sé que hacer en esos momentos.
Esto no me lo habías dicho al darme este corazón, al desdoblar mi conciencia..
¿te preguntaras, quien pudo enamorar un ángel? su risa con destellos de carmín, su aroma suave amapola, su mirada dulce y amable. el aroma que desprende su alma y ser. todo lo que es. su esencia, su centro..
una vez le vi reír a un poema y juro que mi corazón como un caballito del mar me besa el pecho y subió hasta mi boca.
he leído sus silencios y es tan suave y puro que piensa en cada ser, que no podría pisar ni a la brisa, le habla a los gatos que vee en la calle, le sonríe a las risas.
el ángel brillaba, sus ojos reían cada que lo mencionaba. en sus ojos y piel vi los ojos de el y su aroma.
también beso a mi boca, piel y corazón, pue el esta en mi..
(un suspiro bajo con mi llanto. era yo el ángel que abrazaba a Dios para alivianar el peso que esa noche sentí en mis latidos. Dios beso con sus dedos mis mejillas, y me dijo sin mencionar palabras,
Lo se ángel mío, lo amas, amalo cada día de una manera que te abrace a ti y a él. lo se, pronto entre rosas blancas vestidas de rojo vendrás a mi de nuevo. tú fuiste quien me pidió este forma para amarle, y yo te lo di aunque no deje de llorar por ti; sabia cada lagrima que te esperaba. Ahora duerme
(al despertar solo quise escribir mi sueño, y decirte que aun cuando sentí la sal en mis labios siempre fue tu sonrisa lo mas dulce que respire)
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noto906 · 1 month ago
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La consultante quiere indagar sobre el porque siente una ansiedad compulsiva por la comida y como trascender esa situación.
La tirada muestra que en este momento la consultante siente un impulso de cuestionarse sobre como se encuentra su cuerpo, su salud, sobre como sentirse mejor y también el como equilibrar sus finanzas. Se muestra también una inquietud sobre ordenarse mentalmente.
Su ser profundo le pide expresar algo donde su creatividad pueda fructificar; donde puede expresar su individualidad, ese anhelo interior de hacer algo que tenga realmente sentido para ella y que le dé una profunda gratificación.
El obstáculo a trascender es una dificultad para moverse, comunicarse, exponerse, para conectarse con su esencia y ser receptiva con el mundo, puede estar tambien pasando por una etapa extremadamente introspectiva, mostrandose desconfiada y tímida; sin objetivos claros, hay un miedo de actuar y tomar decisiones. Libido dormida, incapacidad de disfrutar, compartirse. Escondida en su caparazón.
El origen de esta barrera puede estar en la infancia, la tirada muestra que posiblemente de pequeña tuvo que endurecerse y aprender a ser fuerte y resistente para poder sobrevivir en un ambiente excesivamente rígido. Fue obligada a tener que soportar agresiones sin quejas, tanto familiares (rechazo, abandono, culpabilización, invalidación, crítica, violencia física, etc.) cuanto externas (dificultades económicas, hambre, frio, violencia urbana, etc.). Así fue construyendo una armadura que resiste cualquier cosa pero no deja aparecer emociones.
Esto tambien impacta sus relaciones porque pueder ser que inconscientemente atrae relaciones que la hacen sufrir vinculandose con gente estresada, de mal carácter, con tendencia a enfermarse, cuando no destructivas que le traen problemas económicos.
Se sugiere que la persona regule su ritmo de vida a partir de sus sensaciones corporales, dormir cuando tiene sueño, comer cuando tiene hambre, descansar cuando está cansado, etc. Observando atentamente las sensaciones y obedeciendo los mensajes corporales, pues ha vivido en un largo estado de desconexión interna, de desgaste físico-psíquico, de vida sedentaria, de imposiciones del tirano mental o de extrema dedicación al mundo externo, dejó su cuerpo rígido e insensible y hoy pide a gritos ser cuidado para que las fuerzas de la vida vuelvan a fluir.
También seria importante que la persona desarrolle su sentido práctico, coloque los pies en el suelo, no intente dar el paso mayor que la pierna, entienda que el camino hasta el infinito comienza debajo de su pie,se torne económicamente independiente.
Si decide hacer los cambios necesarios, la persona se dará cuenta de cómo pasó la vida obedeciendo y cuáles fueron las consecuencias, percibirá la necesidad de mandar en su vida y de responsabilizarse por ella. Su autoconfianza se verá fortalecida, logrará tomar el mando renunciando a convenciones familiares y sociales, definiendo objetivos materiales realmente sintonizados consigo misma y avanzando en la obtención de resultados.
Logrará identificar, entender y desactivar las dificultades internas que tenía para integrar sus lados animal y racional. Se sentirá más firme, alegre, sensual, ligera y enamorada de la vida y de sí misma, más espontánea, receptiva, más instintiva y espiritual. Con mayor autoconfianza se atreve a expresar su creatividad.
Percibirá también que las expectativas e ilusiones que tenía al respecto del mundo, de determinadas personas, asuntos o proyectos son irreales e insustentables. La realidad le muestra que tiene que cambiar su manera de pensar y que el problema no está en lo externo que lo frustra sino en su manera de hacerse ilusiones y crear expectativas. De aquí puede surgir una mente más silenciosa y funcional. Es una buena oportunidad para transformar su vida a partir de transformar su mente.
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patriciomoron · 6 months ago
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página 2
mi esposa mis hijos mi casa mi auto mi perro y ese agobiante trabajo rutinario que consume su cuerpo como un cáncer sus días para descubrir al cabo de unos años su miserable vida su esposa que buscar otro cuerpo otro calor mientras él busca por las noches otras tetas pagar por un par de piernas abiertas por placer y ser padres ausentes que crían hijos ausentes hijos que buscan otro hogar otra esperanza y el miserable piensa que si se separa será feliz entonces el divorcio los papeles el abogado dividir la casa en dos y seguir trabajando porque todavía hay que liquidar el crédito aún se puede ser alguien en la vida tener un puesto elevado mirar la vida desde arriba pero el miserable ve su miseria por primera vez el dolor de estar tendido en una cama las horas que pasan el techo siempre igual la noche y el insomnio esa angustia que crece en estertor la gastritis de sentir el ácido en la boca los recuerdos que se clavan en el pecho esa ilusión de mirar por la ventana la vida de los otros y pensar si yo fuera alguien más yo sería feliz pero los demás piensan igual la misma miserable vida la muerte de algún hijo la desgracia el tiempo que pasa el abandono y el cáncer de próstata que empieza a crecer el dolor en el cuerpo la esperanza de un tratamiento los rayos la sordidez de la quimioterapia si yo supero esta enfermedad voy a dedicarme a ser feliz viviré cada día disfrutando del sol la naturaleza saldré a caminar más pasaré más tiempo con mis hijos trabajaré menos y viviré más pero ya lejos del sol de la noche lejos y el banco que llama para cobrarse el crédito y la metástasis el cáncer que crecer y los hijos disputando la herencia junto a la cama y el frio que haciende desde los pies el día que dice adiós la vida de ese miserable es la tuya y la mía
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alejandrafrausto · 7 months ago
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Constrúyelo mejor
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*Aclaración: Para esta historia el diseño de los taxis en Londres es el mismo que se usa en Nueva York, Estados Unidos.
CAPITULO 2
—Hasta mañana Alicia —escucho decir a Holly mientras lavo los trastes sucios de la cocina—, recuerda cerrar bien.
No contesto y sigo con lo mío, solo escucho la puerta anunciando su ida. José, el cocinero, también está preparándose para irse.
—¿Hoy tampoco vendrá tu novio?
Lo miro con una cara de pocos amigos sin dejar de lavar los utensilios de cocina. Él se ríe levemente y niega varias veces con su cabeza.
—El luce como un buen hombre —vuelvo mi mirada a la pared frente a mi—, en la actualidad todos se las dan de rudos y son maleducados —José sigue hablando—. No lo dejes ir niña, él es muy amable, algo tonto —sonrío de forma inconsciente, Steven si puede llegar a ser vivamente torpe—, pero noble, y como te dije, —termino de enjuagar un vaso y lo miro, se está poniendo su pesado abrigo para después tomar su paraguas— se ve en sus ojos que te quiere mucho.
Mi sonrisa desaparece, seco mis manos con el trapo pero no contesto, no veo la necesidad de hacerlo, José me sonríe y guiña un ojo.
—Hasta mañana, Millie.
Me quedo sola en el restaurante, afuera está lloviendo demasiado fuerte, yo solo espero que el clima no siga así cuando sea tiempo de irme, en la mañana por las prisas olvide traer mi paraguas.
Sigo limpiando y para cuando me doy cuenta ya solo me falta lavar el baño; salgo del almacén con los artículos de limpieza y estoy dispuesta a dirigirme al susodicho cuando escucho golpes en la puerta.
Recuerdo haber puesto el cartel de “cerrado”, y cerrar con llave poco después de que José se haya ido; por esa razón lo ignoro y sigo mi camino al baño, hasta que vuelven a tocar más insistentemente, las persianas están bajadas así que no alcanzo a ver bien quién es.
Tocan por tercera ocasión y con más intensidad.
—¡Ok! —dejo el jabón con el cepillo a un lado y me dirijo hacia la puerta con paso firme— ¡Esta cerrado, no sabe leer!
Exclamé molesta antes de fijar bien mi vista en la persona frente a mí. Steven.
—Lo siento —dice débilmente, esta empapado de pies a cabeza—, Millie, lo siento.
El entra y me abraza, me abraza fuertemente, su cuerpo esta frio pero a la vez sus brazos son tan cálidos que no lo aparto. No le correspondo, estoy enojada, demasiado enojada, todo el día le he llamado y dejado mensajes para saber su estado y si podía apoyarlo en algo, lo único que recibí fue un “no necesito tu preocupación, ni tu ayuda, si sabes lo que te conviene aléjate de mí”.
—Lo siento, lo siento, lo siento —repite varias veces mientras sigue rodeándome con sus brazos—; cuando desperté y vi la hora sabía que iba tarde a la cena —ok, ¿qué?—, así que fui a tu departamento y no te encontré.
—Pensé que tú también la habías olvidado o que te habías molestado por llegar tarde y —hizo una pausa, yo estoy muy confundida ¿de qué está hablando?—, que ya no quisieras hablar conmigo. Entonces entre a tu departamento y no te vi y —a Steven se le corto la voz— vi sangre en tu sofá y en tu ropa de dormir y, y, y —hipeo—, y pensé, yo creí, que te había pasado algo malo.
—Haber, ¿cómo?, ¿qué dijiste? —frunzo el ceño y lo aparto bruscamente— ¿Steven no te acuerdas de lo que sucedió ayer? ¡Estuviste a punto de morir desangrado en mi sala!
—¿Morir? —Steven luce más confundido que yo—, ¿cómo por qué estaría desangrándome en tu departamento Millie?
—No lo sé, tu dime, ¿por qué estabas atrás de nuestro edificio con fácil 20 heridas de bala y mil golpes en todo tu cuerpo?
—¿Heridas de bala? ¿Qué?
La expresión de Steven me hace creer que realmente no recuerda nada de ayer.
—Steven —digo tranquila—, ¿qué es lo último que recuerdas?
—Era viernes por la noche, nos habíamos despedido antes de dormir, recuerdo haberte mandado un mensaje de dulces sueños también y —hace una pausa y me mira—, y el sábado íbamos a cenar en tu departamento, tu ibas a cocinar comida vegana.
—Steven —me estoy empezando a inquietar—, ¿qué día es hoy?
Él no quiere responder, sabe que no esta seguro de su respuesta, pero aun así lo hace.
—¿Sábado?
—Hoy es martes.
Steven cierra los ojos, parece aturdido, su reacción me recuerda a cuando nos conocimos por primera vez.
¿Será que todo lo que paso en los últimos 4 días tendrá que ver con su sonambulismo? Aunque eso no explica por qué lo encontré al borde de la muerte.
—Por favor dime que si llegué a nuestra cita —dice Steven con aflicción—, odiaría haberte dejado plantada.
—Steven —digo lentamente—, ¿estas bien?
Steven me mira cansado, obviamente no está bien, el perder 4 días es duro de asimilar para cualquiera.
—Me refiero —continuo—, me refiero a si sientes un dolor físico, algo como dolor de cabeza o mareo —lo examino con la mirada—; quizás, ¿nauseas?
Desconozco gran parte del tema pero hasta donde sé, una persona sonámbula está dormida, y Steven no parecía dormido cuando se desarrollaron los eventos de los últimos días. A lo mejor recibió un duro golpe en la cabeza haciendo quién sabe qué, antes de terminar en los contenedores de basura. Me pregunto qué tan duro deben golpearte para que pierdas la memoria.
Él niega con la cabeza.
—¿Por qué lo dices así?
Steven detecto el cuidado y tono de mis palabras. A la mierda Holly.
—Ok Steven —digo con sutileza y me quito el delantal negro de mi uniforme—, solo deja tomar rápido mis cosas y vamos al hospital.
—¿Hospital? ¿Por qué iríamos a un hospital? —me mira preocupado— ¿Te paso algo? ¿Estás herida?
—Si —me dirijo al almacén, tomo mi mochila y apago las luces—, definitivamente vamos a ir a un hospital.
Me pongo mi chaqueta y le ofrezco un abrigo seco a él, José a veces olvida llevarse alguno cuando sale con prisa.
—Vamos —el sin entender me sigue hacia la puerta—, tendremos que tomar un taxi con esta lluvia y sin paraguas no llegaremos a ningún lado.
Cierro tras de mí, y tomo el brazo de Steven.
—Refugiémonos en la parada del bus mientras esperamos a que pase alguno —propongo y corremos a la que se encuentra frente al restaurante—.
Había muy pocos vehículos circulando, miro la hora en mi celular, 23:40.
—Millie —dice Steven después de un rato en silencio— ¿qué paso? ¿por qué vamos a ir a un hospital?
Suelto un suspiro preocupado, ¿será contraproducente decirle? ¿y si lo confundo más de lo que ya está? Con cuidado tomo su cabeza con ambas manos y lo veo a los ojos.
—Steven —sus ojos son diferentes a los últimos días, no sé como explicarlo, son los mismos físicamente pero estos ojos me miran con amor, cariño y preocupación; no con temor, ni molestia—, ayer te encontré ensangrentado, con heridas de balas y golpes por todo tu cuerpo, tirado en la parte trasera de nuestro edificio.
—Te estabas muriendo y yo no supe qué hacer —mi voz se entrecorto—, te dije que fuéramos a un hospital pero tu insististe en que ibas a estar bien. Entonces te llevé a mi departamento, para curarte, y luego tus heridas sanaron mágicamente, y —hice una pausa para soltar su cabeza y mirar al suelo— posiblemente creas que estoy loca pero yo vi como tus moretones desaparecieron y…
Empecé a llorar.
—Ahora tal vez tengas una contusión en la cabeza —emito un sollozo y tomo mi cara con mis manos—, y lo mas probable es que sea mi culpa por hacerte caso, por no llevarte a urgencias a tiempo.
Steven no dice nada, luce perdido, desorientado y aterrado. Me abrazo a mi misma, tengo frio y estoy mojada por la lluvia. Visualizo un taxi a lo lejos, le hago la señal y se para frente a nosotros; por suerte mis lagrimas se camuflan con las gotas de la lluvia, por lo tanto el chofer no dice nada. Ambos nos sentamos en la parte trasera del auto.
—Al hospital más cercano —le pido al taxista—, por favor.
Sin contestar, el señor de mediana edad al volante arranca, derrotada recargo mi espalda en el asiento y miro hacia afuera; la lluvia no ha bajado la intensidad. No pasan ni dos minutos cuando siento que Steven toma mi mano con delicadeza y empieza a acariciarla con dulzura. Lo volteo a ver sin soltar su mano, una lagrima o gota resbala por mi mejilla y él la limpia con cuidado con su pulgar.
—Perdóname Millie —el es Steven, mi Steven—, no tengo idea de cómo paso, sin embargo te creo y gracias por estar conmigo, por no dejarme solo.
Suelto un sollozo fuerte y tapo mi boca con mi mano libre, el conductor nos observa por el espejo retrovisor.
Steven me sostiene en sus brazos, y lo dejo. Me siento tan mal, yo debería estar consolándolo a él, no él a mí. Decido no mencionar todo lo que ocurrió, las cosas que me dijo y mi leve depresión, al menos hasta consultarlo con un médico y asegurarme de que eso no afecte en su pérdida de memoria.
Nos mantenemos en silencio por varios minutos, deje de llorar hace rato aunque aún siento mis mejillas mojadas; continúo abrazada de Steven y el me acaricia el pelo varias veces pero de forma suave, como si temiera romperme si lo hace demasiado brusco.
—Disculpe señor —dice Steven de repente alejándose apuradamente de mi mientras mira hacia la calle en diferentes direcciones—, pero el camino al St Helen’s Hospital no es por esta dirección.
Yo miro a Steven confundida, y me incorporo para ver fuera del auto, las calles están oscuras y la lluvia ha disminuido un poco; considero que mi estadía en Londres ha sido sumamente poca porque desconozco en dónde estamos.
—Vamos al Lennox.
El conductor gruñe su respuesta y sigue conduciendo.
—Lo siento —Steven frunce el ceño al igual que yo—, pero el Lennox queda bastante retirado. ¿Puede dar la vuelta y llevarnos al St Helen, por favor?
El sujeto frente a nosotros no contesta y mantiene su camino, me empiezo a inquietar.
—De la vuelta —decido intervenir—, ahora.
Silencio. Steven y yo nos miramos preocupados, intento abrir mi puerta mientras Steven trata de bajar su ventana, ambas están bloqueadas.
—Señor —Steven trata de sonar calmado, a pesar de que yo detecto un temblor en su voz—, si no detiene el auto en este momento, voy a llamar a la policía.
El conductor frena abruptamente, lo que provoca que Steven y yo salgamos disparados hacia adelante, y nos amenaza con un arma.
Ambos, por inercia, levantamos las manos en forma de rendición.
—Si no quieres lamer los sesos de tu muñequita del suelo —apunta a mi dirección—, será mejor que cooperes idiota.
Yo trago fuerte sin apartar la mirada del arma que amenaza con mi vida.
—¿Q-q-qué quieres de nosotros? —Steven tartamudea con miedo—.
—La noche de ayer alguien robo algo muy valioso a personas extremadamente peligrosas —la voz del hombre sonaba ronca y gruesa—, y al parecer hoy me saque la lotería porque el hombre al que buscan es igual a ti.
—Pero yo no robe nada —dice Steven rápidamente—, yo no soy el que buscas, te has equivocado; yo trabajo en la tienda de regalos del museo egipcio y Millie es mesera de un restaurante de comida mexicana —«Por Dios Steven, estas dando información de más», pienso—, déjanos por favor.
—Ahórrate las excusas para tu verdugo imbécil —baja su arma pero no la suelta—, ahora sean buenos y cállense.
Ordena mientras vuelve a conducir, yo estoy congelada en mi lugar y veo de reojo a Steven entrando en pánico. Yo no sé qué hacer, quiero hacer algo, lo que sea para sacarnos de esta situación, pero no puedo moverme, estoy paralizada; es la primera vez que alguien me apunta con una pistola. ¿Steven en qué estas metido?
Alrededor de unos 15 minutos, el chofer aparca, baja del auto y abre la puerta de Steven, nos ordena que bajemos y no ponemos resistencia.
Ya fuera del auto el hombre, que parece medir casi dos metros, nos coloca un saco de tela sobre nuestras cabezas, de tal forma que no vemos nada y nos jalonea para seguirlo.
Siento las gotas de lluvia caer sobre mi cuerpo, ahora solo es una leve llovizna, seguimos caminando y dejo de sentirla, parece que entramos a algún lugar cerrado.
—¿Steven? —digo asustada pero en seguida siento como el chofer del taxi aprieta mi brazo de tal forma que duele, duele mucho.
—Cállate —ordena—.
Cuando nos detenemos siento como soy arrojada a una silla, gimo del dolor, y me sujetan en esta con una cuerda; retiran la tela de mi cabeza pero una luz me ciega, creo que están apuntando con una linterna directo a mis ojos.
—Amordázala.
Ordena una voz masculina desconocida, a este punto yo ya estoy muerta de miedo.
—No, por favor —ruego—, por favor…
Ponen una cinta en mi boca amortiguando mis palabras sin embargo mis lagrimas no dejan de resbalar por mis mejillas. Dejan de alumbrarme pero cuando recupero la vista ya no hay nadie.
¿Dónde esta Steven? ¿En qué momento me alejaron de él?
Intento mover mis brazos o levantarme de donde estoy sentada, pero es inútil, ataron la cuerda de forma que rodea mi cuerpo y el respaldo de la silla, al igual que ligaron mis manos y pies. Me desespero y empiezo a llorar más fuerte.
Estoy en un cuarto pequeño, más pequeño que el patético almacén de empleados del restaurante en donde trabajo, hay bolsas cubriendo el piso y la única puerta a la vista es la que está frente a mí. Tras de mi supongo que hay una pequeña ventana porque la luz de la luna alumbra un poco la habitación. ¿Tan rápido se despejo el cielo? Hace no mas de 1 hora se estaba cayendo.
Después de mucho tiempo tratando de tranquilizarme y pensar en como salir de aquí, escucho fuertes golpes, gemidos y gritos fuera de donde estoy.
Me aterrorizo, los gemidos y gritos suenan tan desgarradores como si estuvieran torturando a quienes los emiten.
«No, Steven, por favor, Dios, que no le estén haciendo nada a Steven, por favor» pienso mientras las lágrimas salen de mi por enésima vez en el día.
El lugar queda en silencio, solo se escuchan mis lamentos debilitados por la cinta en mi boca. De pronto arrojan la puerta pegando esta en mis pies, suelto un gemido de dolor y levanto la vista asustada.
«Gracias al cielo» pienso mientras veo a Steven entrar al almacén, camina hacia mi de forma amenazante, yo frunzo el ceño; ¿eso es un arma? y, ¿eso es sangre en sus manos?
Sin tiempo a reaccionar observo como levanta el arma para golpearme en la sien.
Abro los ojos, mi cabeza duele demasiado y la luz que entra por entre las cortinas lastima, siento como muerden levemente mi nariz, me levanto apartando a Colin y quedando sentada en la cama, estoy en mi casa, miro mi ropa, es mi pijama.
«¿Fue un sueño?» pienso confundida, mientras tomo mi cabeza con las manos.
—Duele mucho —me quejo—, duele mucho.
Intento calmar el dolor con leves masajes pero no funciona, lo empeora. Escucho como tocan la puerta. Con esfuerzo me alzo y me dirijo a la puerta.
Abro y veo a Steven con una sonrisa de oreja a oreja, mi mente no recapacita lo que está sucediendo.
—¡Buenos días! —saluda alegremente mientras entra a mi departamento, tiene dos termos de café en sus manos— ¿Todavía no estas lista? Holly te hará trabajar horas extras si llegas tarde otra vez…
Mi cabeza da vueltas, me siento realmente mareada y tengo nauseas.
—¿Millie? —escucho decir a Steven con preocupación— ¿te sientes bien?
Muchas nauseas.
Corro al baño, me arrodillo frente al inodoro y arrojo todo lo que mi organismo quiere desechar; tardo varios minutos, Steven me siguió agachándose a un costado y sosteniendo mi cabello para no mancharlo de vomito asqueroso.
Tan pronto como termino de expulsar todo, me tumbo sobre el piso recargando mi espalda frente a la pared del excusado. Sigo mareada. Ignoro en qué momento mi amigo se levanto y fue por un vaso de agua a la cocina.
—Aquí tienes —me dice mientras regresa a mi lado y lo sostiene sobre mis labios—, tómalo con calma.
—Gracias Steven —alcanzo a decir después de beber—, me zumban los oídos.
Steven me examina y con cuidado toca la parte de entre mi ojo y oreja derecha, su palpar, aunque suave, me duele.
—¡Au!
—Tienes un moretón tenue ahí, Millie —él vuelve a tentar con más cuidado— ¿te golpeaste con algo?
Yo niego con la cabeza.
—¿Te caíste? —Steven deja de tocar y me mira a los ojos, yo vuelvo a negar—.
—No me acuerdo.
—¿Las náuseas empezaron apenas hoy?
—Creo que sí.
—Sospecho que tienes una conmoción cerebral —el rostro de Steven muestra preocupación—, Millie —Steven se para y saca el celular de su bolsillo—, voy a llamar a nuestros respectivos trabajos y avisar que no vamos a poder presentarnos; voy a llevarte a un médico.
—No —si no asisto hoy, Holly me va a hacer trabajar días extra sin remuneración—, Steven, espera.
Con dificultad me enderezo y tomo el móvil de sus manos.
—Estoy bien, es solo un diminuto golpe. Voy a estar bien, no te preocupes.
Intento tranquilizarlo, todo da vueltas pero me las arreglo para seguir de pie.
—No creo eso —Steven sostiene mis brazos estabilizándome un poco—, si estuvieses bien recordarías cómo te hiciste eso.
—Colin tiro mis libros de la repisa sobre mi cama, al intentar volverlos a colocar en su lugar se me vino encima el pequeño cactus que tengo como decoración —lo estoy inventando, en realidad no recuerdo cómo o qué hice para terminar con un golpe de esta magnitud en mi cabeza—, la razón por la que tengo un moretón y esta enrojecido —alcanzo a ver mi cara en el espejo atrás de Steven— es porque el cactus tiene espinas y la maceta está hecha de cemento.
Steven me mira en silencio y alza una ceja, cuestionando lo que le he dicho.
—¿Qué? —defiendo mi mentira—, lo recordé cuando dijiste que ibas a llamar a la insoportable de mi jefa.
—Esta bien —Steven no me cree, aun veo en su rostro preocupación pero suelta un suspiro derrotado—, solo prométeme que me llamaras cada hora reportando tu estado ¿de acuerdo?
—Si papá —suelto burlona y Steven sonríe—, lo prometo.
—Ja-ja-ja muy graciosa —dice él con sarcasmo—, ahora ve a vestirte mientras alimento a Colin y te preparo un sándwich.
—Gracias —digo antes de salir del baño dándole un beso en la mejilla—, no sé qué haría sin ti.
—Matarte con un cactus, eso es seguro.
—Ahora quién es el payaso —termino de reír y cierro la puerta de mi habitación—.
Cualquier rastro de diversión desaparece, estoy apoyada en la manija sin animarme a moverme por miedo a caerme. «Vamos Millie, tú puedes», pienso mientras me dirijo con cuidado al baño de mi habitación, «una buena ducha con agua caliente puede arreglar todo», sigo alentándome.
Ya limpia, vestida y arreglada me miro al espejo, sigo con dolor de cabeza pero al menos las náuseas, la fatiga y el zumbido de odios han desaparecido.
Salgo de la habitación y un olor delicioso llena mis fosas nasales, Steven hizo el desayuno, sonrió internamente.
—¡Mmmm, qué rico! —digo mientras entro a la cocina— ¿No quieres casarte conmigo? Quisiera despertar con este aroma todas las mañanas.
Bromeo con Steven mientras lo ayudo a terminar de poner la mesa, solo faltan los cubiertos.
—Sería todo un placer tenerte como esposa —Steven sigue mi broma, recorre mi silla y me invita a sentar— tú también hueles muy bien, ¿mejor?
Steven toma asiento frente a mi y comenzamos a comer.
—Si, mejor —contesto a su pregunta y le sonrió—, aun me duele un poco la cabeza —confieso— pero de ahí en mas ya me siento mucho mejor.
—Metí un frasco de pasillas para el dolor en tu mochila, lo recomendable es tomar una cada siete horas, no abuses, por favor —dice para después dar un trago del café de uno de los termos—, también coloque una botella de agua y llene un termo con té de manzanilla por si te sientes cansada o fatigada.
—Gracias Steven, en serio, no tenías que hacerlo.
—Millie —suena severo pero después sonríe—, qué te he dicho —yo frunzo el ceño sin entender—, no tienes que agradecerme ya te dije que somos amigos.
La felicidad que me provoca su respuesta me llena de entusiasmo, olvidando cualquier otra cosa, incluso el dolor.
—Y los amigos hacen esto porque se quieren —no puedo con mi alegría, el hecho de que me recordara la frase que nunca me canso de decirle me hace querer saltar de emoción—. Te amo, Grant.
—Te amo, Harper.
GRACIAS POR EL APOYO ♥
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bad-blog-01 · 7 months ago
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me gusta usar borcegos cuando hace frio pq me mantienen calientes y secos los pies, y tmbn pq son la herramienta perfecta para patear enanos y pisar viejas en el bondi
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Sentada en lo que fue alguna vez los cimientos de alguna ciudad me quedé viendo el atardecer azulado frente a mi, el agua reflejaba el cielo con matices lilas, morados que provenían de las nubes y el sol, en su mayoría tonos frios e intensos. Al fondo, muy a lo lejos hay una isla, se ve cerca por lo grande que es, alguna vez alguien me dijo que está llena de conejos, y más cerca a mi alcance están los roquerios que muy cómodos se ven ya que nunca los he tocado, el agua es apacible, normal en un lago, donde viven plumiferos varios en realidad, no podria decir cuáles son más hermosos, especialmente cuando planean en el cielo o patinan sobre el agua con sus grandes alas extendidas, de vez en cuando se ven círculos en el agua, no sé si son los mosquitos que la tocan o peces pequeños que saltan, haciéndolo un lugar mágico, tan mágico que me quiero adentrar en él.
Sentí la impulsividad de lanzarme a esa masa bella y bañárme en sus colores, nadar y nadar hasta poder llegar al otro extremo, ¿Cuando me tardaría en hacerlo? Y ¿Que hay al otro lado?, Me encantaría saber que paisajes y mundos nuevos podría encontrar, la magia que hay a los pies de tan gloriosas aguas y los escombros de alguna civilización que estuvo ahí, ese volcán a creado todo lo bello que mis ojos pueden ver, así que pudo destruir todo lo que no le agradaba en su obra.
La noche se empezó a acercar, una luz blanca y constante se empezó a ver. Entre todos los cerros y el volcán se puede ver una especie de entrada, se ve pequeña y no puedo dejar de pensar que hay atrás de todas esas tierras, las plantas maravillosas, los árboles, cascadas, las tierras que me están esperando para recorrerlas a pies descalzos sin nada más que mis ganas de descubrir.
Los tonos azules del paisaje se fueron apagando y la neblina termino de esconder incluso los roquerios.
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senig-fandom · 1 year ago
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LA INFORMACIÓN SE PAGA CON JOYAS.
El joven sureño corría por el estado dentro del pais de Sudáfrica, acercándose así a un enorme hotel.
-*Maldito Anciano, en cuanto toque tu puto suelo me quitaste mis poderes*-Pensaba el mexicano rabiando con ira.
Sur al poner su mera existencia en el continente Africano, sintió un frio extraño que le recorrió todo el cuerpo, y cuando quiso tele trasportarse a la ubicación que le informaron, ya no pudo hacerlo y ahora corre entre las calles de Sudáfrica para encontrarse con una personita que no debería estar allí.
Sur entro al Hotel, uno norme, limpio y lujoso, maravillándose con la belleza del lugar llega con los recepcionistas y les dice que busca a alguien en la habitación número 280, uno de ellos lo guían.
-*jajaja se nota que no se lamenta de exprimirlo cual trapo mojado, este lugar debe ser exclusivo para los altos cargos y algún visitante extranjero de importancia, ella realmente es cruel, pero que puedo de esperar de ella*- Cuando vio la puerta ser abierta, allí la vio, rodeada de mujeres limándole las uñas, masajeándole los pies, tratando su piel como si fuera porcelana fina.
-Guayana Francesa- Dijo el mexicano al entrar a la habitación, esta al escuchar la voz del sureño que entraba a la habitación, sonrió ampliamente y hablo.
-Querido primo mexicano- Dijo con un todo burlón, usando el idioma francés ante el sureño, quien hace una mueca.
-Si crees que me rebajare a responderte en francés estas muy equivocada Francesa.-Sur cruzo d brazos y la sudamericana hace una cara de confusión.
-No te entiendo bien, querido primo, podrías por favor favorecerme a mí y ayudarme, al fin y acabo soy un país de tercera a comparación a ti- Sur le creció una vena de ira, pues el al igual que ella eran considerados de tercer mundo, y quería corregirla como siempre lo hace, pero al ver que había muchas personas aquí, sin poder y que no es el continente Americano, ya estaba el sureño en desventaja, lo cual solo movió su cabeza hacia otro lado.
-Sí, está bien…-con pena mencionaba cada palabra, al ver esto Guayana le dice a todo el mundo que se muevan y que luego los llamaría, a lo que todo el personal de la habitación salió.
-Que estás haciendo francesita, nunca me imaginé que llegarías tan lejos como para hospedarte en un lugar así en otro país.-Sur se dirigió a ella, a lo que ella le extendió su mano, para que este le besara la manos como un caballero.
La realidad es que para que ella le responda Sur tenía que hacer lo que ella quería, aun si el no quería hacerlas.
-Bueno veras, mi querido cuidador no me vio en dos meses, y su castigo fue este.-Guayana se quitaba la toalla de la cabeza, mostrando sus risos negros que caían con mucha elegancia- Podrías secarme el pelo con la secadora querido primo.
Sur suspiro, pero fue por la máquina y empezó. No era la primera ni la última vez que hacia estas cosas con la Francesa, hacia lo mismo cuando quiso sacarle información a ella hace unos 4 años atrás, Guayana Francesa al ser la única cercana a un país Africano, parecía bien informada de los asuntos y comportamientos en el continente, pero el precio era hacer lo que ella quería. Hace 4 años, Sur le consiguió joyerías que se encontraban en el fondo del mar, Sur tardo 3 meses en conseguir alguna joya de las profundidades, y cuando lo encontró ella le hablo de lo que sabía.
No fue tanta información como el esperaba, pero si lo suficiente para ver las atroces acciones del anciano.
Y ahora se encuentra en la misma situación de hace 4 años, buscando información.
-Entonces, que quieres de mí por tu información, QUERIDA prima…-lo último lo exagero, haciendo que Guayana riera a lo bajo y lo voltea a ver con una mirada retante.
-Lo que quiero son joyas de olivino, 4 tipos de color- Sur se quedó tieso, pues esas joyas salían solamente cerca de volcanes y eso a él no le empezaba a gustar.
-Estás loca, me quemare vivo-Exclamo a las espaldas de Guayana
-Eres inmortal, hazle como quieras.-Hizo un movimiento con su mano como si le digiera date prisa.
-No soy inmortal, cuantas veces tengo que repetirlo, mi cuerpo se deteriora cada que me muero, mujer- Sur le empezó a aventar el aire caliente a la cara de Guayana, pero ella luego levanta la mano del sureño para que dejara de hacerlo.
-Apuesto a que ni siquiera tienes algo valioso, me dejaras en las mismas como hace 4 años, niña malagradecida.
Guayana Francesa lo ve un momento y piensa en lo que le dirá al no creyente que tenía al lado, al pasar unos momentos de silencio, ella habla.
-A puesto que gracias a Egipto supiste algunas cosas del continente, pero al parecer, los poderes de todos los países de este lugar no son originalmente los suyos, algunas veces los poderes de alguno de esos países cambia, para dar ventajas a la hora de pelear, y no solo eso, también para hacerlos sumisos a él, hace que les sangre los ojos y tenga dolores extremos de cabeza.- Sur se quedó en silencio, realmente esto parecía tener un buen precio.
-¿Cómo lo averiguaste?-Guayana le sonríe y extiende la mano.
-Te estas tardando para darme lo que quiero, primito.-Sur volvió a la realidad al escucharla de nuevo con eso- Y quiero 15 de cada una, así que tienes que traerme 60 en total y me gustaría que fueran entre los rosas y rojos para que convine con mis ojos, gracias.-Sur se estaba agarrando la cabeza mientras se jalaba las greñas, pensando que hacer para conseguir eso, al final se resigna y la voltea a ver.
-Veré que puedo hacer…dame algo de tiempo…
-jijiji, excelente.
Así Sur salió del hotel y en cuento salió, volvió a sentir sus poderes fluir en su cuerpo, cerro su puño frente a él temblando, aun recordando los sucesos de la primera vez que entro aquí, al saber que el continente de este lugar tenia tanto poder y solo podía ayudar a Egipto para lograr el objetivo deseado, pero sabe que tardaran mucho más, pero el tiempo les dará la razón a ellos.
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Tumblr media
Pequeña historia que tenia en mi cabeza y la realice para sacarla de mi XD
Para que vean que Sur puede ser un informante como buscar información, aunque eso le jode mucho, pero trabajo es trabajo XD
Y si sigo con lo mismo pixel art, sorry VwVu
Espero y les guste VwV
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paraisosescarlata · 9 months ago
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Ánimas de Inquietud P.1
-Silencio en la Penumbra-
Las amonestaciones de mi padre nunca fueron precisas, imposible fue advertirme de aquello que en estas tierras se esconde. Al describir mis sueños él contestaría con pesadillas. Al hablar sobre los ángeles que en estos me hacían compañía, el me diría que de los demonios me alejara. Y así cada noche las pinturas se distorsionaron, de sus rojos labios surgieron colmillos, de sus alas las plumas cayeron, pronto tras el velo las llamas nacieron, transmutando hermosos seres en las brujas a las que aprendí a temer.
Sin mírame me consolaba, al abrazarme me dio la bienvenida a la realidad, antes de alejarme tuve que prometer que no volvería a soñar. Sin embargo; fue él quien me obligó a cruzar el umbral una vez más.  Me adentré pensando que nadie me seguiría, pero incluso la soledad tiene compañía.
Bermellón es su capa arrastrándose por la habitación, dorada la armadura que bajo la luz del candelabro resplandece, confusas las palabras que de él emanan. Prominentes plumas adornan su yelmo, porta ostentosas hombreras que acuñan la forma del ponderoso cóndor con sus alas extendidas a sus espaldas, denotando el bronce en sus garras y cresta mientras se aleja.
Soledad en la punta de la torre, angustia en el interior de las vasijas que aglomeras esperan el retorno. Una vez cerrada la puerta sé que se ha ido, desconozco las noches que he esperado su regreso pues apenas me dispongo a descansar alguien más irrumpe. Pronto con una carta y una insignia a mí se acerca, posa en mis manos la ensangrentada medalla, en mi palma yace el símbolo y por mi hombro vagan sus descarnados dedos. Le ignoro acariciando el irregular relieve manchando con su roja tinta mis manos, reprimiendo con sus recuerdos mi anhelo. No presto atención a su presencia hasta que percibo su toque en mi cuello, el sueño concibo cuando él mis ojos cierra.
 Aún recuerdo su voz, pero no un adiós. Todavía extraño su risa, aunque mi mente solo vague en los lamentos. Abrumado por sus memorias desisto de la despedida, aunque sé que una vez llegue la noche su cara habrá desaparecido y en mis sueños a ciegas le seguiré.
—Es momento de partir—desconozco el tiempo que ha pasado, no discierno el día de la noche, solo miro mis temblorosas manos mientras escucho sus plegarias.
 Frente a mí se pasea la sombra de un desconocido, quien desea brindar lastima a un corazón incapaz de conmoverse. Finge humanidad y tras su coraza no hay más que penumbra, pretende comprensión y en sus ojos solo encuentro miseria.
—¿Me llevarás a casa? —su mirada se pierde entre la oscuridad, la ornamentaría que viste es de plata, recubierta de finas esquirlas, pero al igual que el humo su figura se vierte a través de las hendiduras del metal, siendo esa coraza lo único que lo mantiene unido.
—Estas en casa— Observo los muros, con mis pies hago crujir la madera, mi palma se desliza por las sábanas. Ajeno a la realidad siento las punzadas, entonces aquel ente se cierne e intenta levantarme. Este no es mi hogar, las pinturas en las paredes no son las mismas, la ventana solo me muestra oscuridad, rezo por el alba, Incluso el reflejo en el espejo se ha distorsionado.
—Entonces dime guardián de ánimas ¿Por qué no se siente más así? —no responde y no necesito que lo haga.  
Tomo la mano de un extraño, quien ofreciéndome su frio toque me arrastra por las escaleras. Torcidos son los peldaños en los que mis pies tropiezan, endeble el fuego de las velas que a nuestro paso se apagan, lívida mi mente que no deja de girar mientras a las afueras su soneto resuena. Traen violines y guitarras, arpas, cítolas; ya escucho su fúnebre sinfonía.
Austeros acordes acompañan mi demencia, cada nota es un escalón, cada cuerda una voz. Ante mi aparecen cien sombras y cien inquietudes, con pálidas máscaras y finos guantes despojan a los muros de su rostro, retiran las pinturas y los retratos, ocultan los murales. Vacías yacen las paredes y atestadas mis memorias.
Al descender por la retorcida escalinata los veo husmear, sin culpa vierten la tinta sobre el delicado papiro, hurgan en los cofres, destrozan su habitación, ardiendo se halla la seda de las cortinas. Suplico mientras los lirios son consumidos por las llamas hasta que solo quedan cenizas cayendo cual lluvia.
Cuento siete escalones, de mi arrebatan los libros mancillando con su puño su letra. Cuento once más, los escucho murmurar arrancando las páginas sin remordimiento, relatan falacias en mi mente. Veintisiete escalones, de un lado a otro su esencia de mí alejan, de un modo u otro se va. A mi izquierda afilan sus espadas, infame la manera en la que sonríen cuando por mi lado caminan. Descarados empuñan las dagas, a mi diestra falsos cuadros colocan, al frente distorsionados rostros trazan.
Aquella canción no ha terminado, su tono se alza y las escaleras siguen girando ¿O es acaso mi atrofiada vista la que me engaña? En el centro del todo un oscuro pozo ha surgido, emanando de estos incesantes gritos usurpando su coro. Hábiles los dedos que palpan las cuerdas del arpa, aunque su agudeza enloquece a mi corazón, continúo descendiendo por la escalera con este mi flagelo. 
No sé si esta letanía proviene de las pinturas en los muros, sus labios parecen moverse mas engañarme quieren, ese hombre que han plasmado en los lienzos es un completo extraño sobre su cuerpo. Su semblante ha cambiado, sus ojos no son los mismos, en los retratos no hay rastro de sangre, han confundido los cuadros con espejos. He divisado a un desconocido e incauto su mano tomo, al cruzar las puertas un equívoco acorde final nos recibe. Y con el viento soplando y la tormenta asechando a su marcha he de unirme, recibiendo lastima de maltrechos rostros, aprensivo escapa el consuelo de temblorosos labios.
Al frente mi padre nos guía a la decadencia, su corcel es de cobre y acero, nacido del mismo fuego de su forja. El escudo que este día porta es de lirios y rosas, su arma es la senda por la que aquel incorpóreo ente nos lidera, su discurso se convierte en el silencio, su bravía en mis sollozos.  Su féretro sigo esperando alcanzarle, trato de retenerlo, pero con cada paso que doy se aleja más.
 Al adentrarme en el cementerio recibo sus condolecías, pero nada cambia. Recibo su lastima, pero el dolor no desiste, imploro misericordia no obstante sus pensamientos no abandonan mi mente, las evocaciones aún están allí ¿Por qué no pueden irse como él ha hecho?
Su sangre ha pintado los cielos, acompaña la ira a la brisa, su eco resuena mientras los vientos mecen la hierba. De las escarlatas copas caen las hojas que sobre las tumbas reposan, de pálidos tallos se desprenden los pétalos que sus nombres ocultan, marchitan ante la frialdad de la piedra, desisten al presenciar la muerte.  El cantico de los mártires es insufrible, vierten en mi llanto sus falacias, auguran compasión en su miseria, relatan sus voces mi demencia concibiendo su cordura como mi verdad.
 Cabalga mi padre sobre tumbas y destrozados ramos, dejando su huella en la humedecida tierra y su trotar el cielo se oscurece. Tras rezar y llorar aun me niego, no volveré a ver su rostro, y no anhelo verle en mis sueños. No deseo despertar sintiendo la soledad, pues condenado estoy a afrontar la realidad. 
Sobre la marchita hierba caminamos, no sabemos a dónde nos dirigimos, pero es el único camino así que no podemos perdernos. Al frente el ánima, detrás el rastro de incienso, al fin han callado sus canticos pues el sendero es largo y no me place seguir escuchándolos.  Avanzamos más lento al encontrarnos con majestuosas columnas y sombríos mausoleos, hermosas criaturas esculpidas en lo alto, afligidos seños tallados, acomplejados semblantes observándonos cabizbajos. Tratan de representar la vida sobre los restos, la opulencia que emana de las ruinas es innegable al igual que el final que a sus pies yace, junto a los disgustados carroñeros que husmean entre las tumbas.
Cubren la piedra negras mariposas creando en nuestras mentes la ilusión de que los pilares están formados de infernal ónice. Nos detenemos al divisar su figura a lo lejos reposando en la punta de un mausoleo como la enrome silueta de un ave retorciéndose. La vista no aparto, pero a la distancia esa sombra también me vigila descarada. Sin embargo; las indefensas criaturas que se apegan a las columnas se marchan apenas llegamos, se alzan en el cielo, su aleteo provoca la brisa revelando los grabados en la piedra, y como si la última luz del día las estuviera consumiendo se pierden en el tenue firmamento. Oscureciendo por un momento la tierra y sacudiendo nuestras ropas el viento de sus alas, se alejan las carroñeros al igual que las mariposas.
 Nos rodean las columnas, al centro se halla un pedestal que en absoluto es funcional, no hay palabras o consuelo suficiente, no existe un discurso al cual atender mientras él cruza aquel arco ingresando al santuario y cerrando las puertas tras su llegada. Parece derrumbarse a causa del estruendo, pero perdura su esencia bajo destrozados ventanales y rosas marchitas.
En silencio transcurre el atardecer, silente admiro el sol ocultarse, sentados alrededor del corcel aguardamos el alaba, mas nadie esperaría tanto, uno a uno se marchan sin decir una palabra me abandonan. Nada queda cuando las velas se apagan, nadie excepto la sombra que a la distancia se halla. Sin importar el frio ni la penumbra allí permanezco, no me atrevo a marcharme ¿Cuál sería la diferencia después de todo? La soledad esta aquí y en casa me espera.
El cosquilleo en mi mejilla, una mariposa camina con libertad en mi rostro mientras los pilares se vuelven a cubrir de las hermosas criaturas que en calma desean dormir, todas excepto aquella que en mi mejilla yace, entonces en mi dedo se posa. Puedo asegurar que no la he tocado, juraría que lo hago con cuidado, pero cuando mi corazón comienza a latir con prisa, la criatura se disuelve como ceniza manchando mi mejilla y al tentar las columnas todas las demás en polvo se transformaron cayendo sobre mí una gran nube que me ciega. Ni la luz de la luna atraviesa tal sombra, cubierto por completo y repleto el suelo de su esencia la veo, más allá de la bella silla de cobre, más allá de los lirios allí esa sombra me asecha.
 Se alza y observo la forma de sus piernas, sus alas extendiéndose al igual que sus largos brazos. Desde aquí miro sus afiladas uñas, en esta penumbra no logro ver más, pero siento su mirada y a quien más observaría si solo permanezco. Entonces sus garras en su boca se adentran exhalando de entre sus labios un extraño humo que desata tinieblas. Espesa la bruma que envuelve al cementerio, las tumbas se desvanecen a cada respiración, las columnas ya no son visibles, solo su sombra y nada más.
Su mano sigue uniéndose en su boca y sus garras y ásperos dedos siento a través de mi garganta. Levantan mi piel sin dejar lugar a mi respiración, desgarrando mi carne, mi tembloroso cuerpo trata de resistir la sensación, entonces, en mi piel percibo su doloroso toque pasando por mi interior cual cuchillas arrebatándome el aliento. Jadeo mientras corta mi garganta, empujando sus dedos hasta que su rugosa palma toca mi lengua.
El horrible sonido de su mano hiriendo mi interior, la vista de aquel brazo levantando mi piel. Sus asquerosos dedos pruebo cuando toman mis dientes abriendo así mis labios, dejando que su largo brazo se abra paso desde mi garganta hasta el exterior como si de mi último aliento se tratara. Paralizado observo su mano salir de mi boca, su putrefacta piel colgando, su corrompida palma tienta ansiosa mi piel, sus dedos rasgan mi nariz. La agrietada carne de su brazo no parece terminar, cubiertos de hendiduras y profesas cicatrices su sangre en mi interior derrama, escurriendo su sucio elixir en mis venas hasta salir por medio de mis labios.
 En mis entrañas resiento las punzadas cuando algo se agita por mi estómago y que más seria si no su ruin sangre irrumpiendo en mi ser. La piel de mi cuello se tensa con cada palpitar hasta que sus largos dedos se arrastran hasta mis parpados y lo último que soy capaz de divisar son sus garras cerrando mis ojos, llenándome de impotencia hasta que la oscuridad me envuelve.
Sueño con el pasado y no deseo escapar, aferrándome a vacíos palacios soy prisionero en falsas evocaciones. Creo percibir el rocío, incluso ver el amanecer, todo es una mentira que me hace feliz. Entonces los muros caen y con fuerza mis ojos cierro. Tratando de sonreír de cualquier manera, pero las dichosas lagrimas se deslizan por mis mejillas, y alguien más las limpia.
Al principio solo escucho el viento, pero este atrae incomprensibles ecos, creo escuchar su voz, pero es su cantico lo que me impide mirar, solo escucho sus pies arrastrándose. Lloro cuando comprendo que no soy capaz de hablar, y un extraño retiene mis lágrimas. Tiemblo debido al temor de su toque, al regreso de su soledad, aterrado ante el retorno de una tristeza que era la mía.
—No puedes dejarme atrás—su áspera voz, su frio toque, no me dejaría engañar, sin importar el afecto en sus palabras soy capaz de recordar el desdeño de sus garras—Añoras una despedida ¿No es así? —pero como podría escapar, a veces creo que es parte de mí, incluso puedo imaginar sus horribles dientes, su falaz y mordaz sonrisa, sé que muerde su jodida lengua al hablar.
—Tal parece que tú no eres buena en ello—hablo por un momento pensando que era la voz en mis pensamientos. Callado oigo el crujir de sus huesos y la saliva siendo vertida de sus labios uniéndose a mis lágrimas.
—Al igual que tus vástagos—mi cabeza palpita, no quiero sentirme de esta manera, pero no desiste, sus murmures no cesan y en mi voz transmutan, su insolencia me agobia, no hay nadie más a quien prestar atención, todos han elegido irse.
 —Algún día quiero decirte adiós—mis susurros le alientan, estoy cansado y su corazón late vigoroso estremeciendo el mío.
—Solo el cielo queda, pero inalcanzable es para un alma mortal como la tuya— no es la primera vez que el pensamiento atraviesa mi mente, pero podría ser la última ocasión—Conozco un camino que te guiará hasta allá.
Tentado por sus promesas acepto, seducido por la fragancia cuyo aroma me hace olvidar el dolor avanzo. Nunca descubro quien esta tras esa voz ¿Es acaso mi conciencia o mi inquietud?
Despierto con la sangre derramándose en mis labios, con la marca de sus garras en mi cuello. Sin embargo, su figura y su voz se han ido, dejando en esta tierra su bruma. Pálido mar que todo lo ha consumido se derrama por las columnas, cae de los árboles, siento su frialdad mientras sus aguas corren. Al igual que el océano rugen mientras inmensas olas se alzan arrastrándome impasibles corrientes hasta la ciudad, cubriendo el sendero, crean estas un gran rio de neblina, llevándome lejos de su sombra.
Agresivas corren las pálidas aguas, acarreando los pétalos caídos y hojas secas. No importa si me hundo, nada es visible más allá de la espesura. No trato de nadar en su contra, en cambio, en silencio me dejo llevar. Quizá mis labios la verdad desean desvelar, pero decido callar como lo hice antes y aguardo el eco de ese residente grito en mi interior como siempre lo he hecho.
Envuelto en la bruma viajo hasta un sosegado y helado reino, un lugar donde todos corren con los ojos vendados, siendo este sitio poseedor de un cielo gris y retraídos pobladores. Espesa niebla se derrama por las viejos edificaciones y los retorcidos árboles, el viento brama sin pena, trayendo a mí el dulce olor del pan, cálido humo proveniente de una canasta la cual pertenece a un hombre dándome la espalda.
Las personas caminan limitándose a observar, sin emoción en sus petrificados rostros, pues sobre sus luceros vendas se han colocado. Asegurándome de ser sutil me acerco al panadero e intento hablar con él, mas no se gira, grito y nada cambia, pero una vez su hombro toco la ira surge. Mi respiración viene y se va, el agotamiento es evidente, mas sus gritos aun me persiguen. Corriendo por sucios callejones, una puerta se abre, en medio de la penumbra su chirrido escucho, al ver la fachada de la torre mi hogar rememoro.
Al adentrarme encuentro oscuridad, al tratar de escapar la puerta se desvanece entre las sombras. Viéndome condenado a su reposo por la casona vago, tropezando con un enorme candelabro que yace en medio del salón. Trozos de cristal esparcidos por el suelo, cruje la madera bajo mis pisadas, y frente a mí una vieja y deteriorada chimenea de halla, sin embargo; podridos leños le alimentan. Imposible avivar las brasas cuando el viento se adentra por medio de las grietas de estos corroídos muros.
Todo está cubierto de polvo, incluso aquello que se halla bajo las telas, mugrientos paños protegiendo deteriorados muebles. Sin más dilación me dirijo a la cocina, que intestada de alimañas y de repulsivo hedor me recibe. Se anidan las asquerosas criaturas entre la sucia vajilla, caen a montones de los muros, putrefactos los frutos dentro de las cestas, repletas de eses las aberturas del piso. No avisto a las ratas que chillan imprudentes, pero siento sus patas mientras roen los tablones bajo mi planta.
Camino hacia el comedor, basta con cruzar un arco para ver la sala intestada de telarañas que comienzan a apegarse a mi ropa, las arañas se retuercen por los techos, se adentran en las hendiduras. No pasa mucho hasta sentir a esas alimañas trepando entre mis piernas, recorren mi brazo dejando un frio rastro, se esparce en mis ojos el polvo y esos filamentos que cuelgan por todas partes se adentran hasta mi pupila. De inmediato me alejo regresando a la sala pues más allá solo penumbra diviso, ni la luna o el viento se atreverían a marchar hasta aquellos rincones.
Retrocedo y aun quitándome aquellas infelices arañas me reconforto con un inexistente fuego. Entonces el viento sopla y me hace sentir pavor, como un escalofrío en mi espalda y mientras la luna irrumpe por un instante en la habitación mi aliento me abandona, pues juraría haber visto manos bajo los velos. Apenas trato de razonar el resplandor se abre paso una vez más y conforme la luna se mueve, lo mismo hacen los moradores de este su hogar.
Sus dedos se revelan bajo los paños, y con el rugir de un tifón, las sombras en los muros se elevan. La corriente me empuja austera y las telas levanta formando así sus largos vestidos en las paredes, la brisa le da voz a sus murmures. Las sombras caminan por el comedor, en el vestidor bailan un sombrío son. Los veo deambular en la cocina, sus siluetas en el tapiz preparando magno festín, mas a su sombra se halla la miseria servida en la mesa. Alzan las copas derramando el vino, así sus voces llegan a mis oídos enalteciendo mi demencia, provocándome dudas acerca de mi tambaleante cordura.
—Por supuesto es un simple viento, es el resplandor de la noche y mi soledad atrayendo al delirio—susurro tratando de convencerme, pero sus risas se resbalan entre el revestimiento, vacío me siento, despreciado equiparable al arcón sobre el cual dos figuras reposan—No es confusión, la escena frente a mí no ha sido provocada por mi frágil razón—admito permitiendo a mi corazón liberar el miedo, un pánico incontrolable que por un instante me paraliza.
Es mi anhelo de compañía su presencia, surge en el vendaval mi locura, sus festejos son delirios y gritando los llamo, pero su vitorear es alegre y a quién le interesa la tristeza de este sucio pagano. No callarían hasta que lo aceptara, no vendrían si yo no avanzaba, pero aún queda en mí temor, miedo a demostrar mi sentir. Mientras recibo sus burlas, no anhelo lastima, quizás al quebrantarme me harán tomarla.
–Sometido a su riguroso juicio grito sin parar al desgastado tapiz. Lloro y me lamento, su voz no hace más que acrecer. Ya que esta es mi tristeza y este mi patético lamento, entonces importancia no le darían, si en ellos no desataban este vil tormento.
Basta un estruendo para esclarecer la sombría estancia, difusas otras tres figuras concibo surgiendo debajo de las telas vistiéndolas cual velos. Retrocedo imaginando que pronto despertaría, sin embargo; mientras la luz iba y venía su infecta piel queda al descubierto. Con cada resplandor se aproximan, con amarillentos dientes sonríen, traslucida humanidad que denota la muerte resaltando así sus huesos y ampollas. En mi mente solo queda la idea de escapar, miro las puertas cerradas, desesperado por encontrar un lugar para la soledad y así tras un destello más una escalera logro divisar. Las siluetas aun rondan, su presencia me transforma en la sombra, aquella que tambaleante y presurosa asciende por los apenas visibles peldaños. Nos soy precavido, quizá me han visto, tal vez me han llamado, pero siendo controlado por un desmesurado pavor solo anhelo regresar al silencio.  
Recorro la prominente escalinata sin siquiera sostenerme de la barandilla, uno a uno la oscuridad sube los escalones, me pisan los talones. Siento escalofríos, su toque helado palpa mis pies, consumiendo todo a su paso en oscuridad yace el salón, callando susurros la penumbra solo silencio deja, deleitándose de mi desesperación me permite avanzar.
He llegado arriba y nada queda bajo mi planta, silente pasillo que recorro, simple madera decorando los arcos. Finas molduras talladas, elegantes lobos labrados sobre mi cabeza, estrecho es el pasadizo y lo único que al final espera es una roída puerta.
Camino sin prisa esperando el amanecer, escuchando la lluvia caer, me sobresalta una gota que en el piso se estampa, entonces pisadas tras las mías escucho. Paseo con lentitud y al prestar atención desiguales pasos resuenan, avanzo con más prisa y un aparente eco me sigue, así que decido detenerme para escapar de mis dudas, nada, solo silencio. Salto al oír un trueno, y mis ojos abro al observar mi silueta, encadena mi muñeca a ostentosa cadena, temeroso sigo su origen, nada además de oscuridad.
Deben ser mis delirios, tal vez es el cansancio, pero nervioso estoy y no anhelo más que llegar a tocar el pomo de la puerta. Apresurado y con largas zancadas a este me aproximo, los pasos detrás mío regresan.
—No es nada, debo estar desvariando— pronuncio y calmo recorro el largo corredor, pronto  las escucho otra vez, estrepitosas pisadas y sus ecos ensordeciendo mis oídos—Ha de ser el viento o la tormenta, no es nadie más que mi demencia—me detengo para recuperar el aliento, atento a cualquier sonido , mero sosiego llena mis oídos, quieto y sigiloso permanezco, entonces sus pasos se vuelven rápidos, la madera cruje, chirrían los tablones, destellan los luceros de la lluvia revelando una sombra  a la cual estoy atado.
Encadenado a singular doncella, quien oculta su rostro en un harapiento capuchón y de su interior cientos de hilos se desprenden formando sus cabellos. Los eslabones me guían hasta ella, en la pared miro nuestras sombras unidas, entre la oscuridad le escucho jadear, finas hebras salen de su barbilla y en sus labios sobresalen las puntas de las agujas que los sellan. Debajo de su piel se mueven los alfileres pinchando y levantando su grisácea corteza, sus resuellos se intensifican provocando que su mandíbula no pueda quedarse en su lugar.
Chasquean sus dientes, resopla vertiendo en mí su pútrido aliento, quizá son mis piernas las que tiemblan y mi entorpecida respiración la que me condena. Débil se balancea, a pesar de ello, sus pisadas quebrantan los cielos ocasionando relámpagos cuyos destellos encienden poco a poco sus ojos y delatan sus asquerosas manos. Con lentitud avanza, pero apenas retrocedo con vigor embiste, acercándose con largas zancadas, se desvanece en la oscuridad y retorna al unísono del vendaval. Al fin alanzo el pomo, abro la puerta y tan pronto la cruzo pongo el cerrojo, cayendo al suelo cuando aquel malicioso ser   choca con la madera.
—De cualquier forma, entraré—la escucho decir afuera del dormitorio, con un tono risueño, pero áspero.
Frágil luce la cama en medio del cuarto, pero asustado sobre esta me tiendo. Polvorientas son las sábanas en las que me hundo, mirando por debajo de la puerta su sombra, acoplándose a la tormenta su voz.  Todavía empuja y la ventana tras de mí no es suficiente para dispersar la penumbra.
—He rezado por sosiego, cierto es que tú no auguras tal paz. Entonces dígame, señora mía ¿Cuál es el motivo de su visita? —por un instante me alegro pues no hay nadie llamando a la puerta, pero un golpe pone fin a mi dicha.
—Soy yo lo único que vendrá, sin importar cuanto clames o llores nadie más acudirá. Me has convocado y, de cualquier forma, entraré—es terca y desafiante, nada que necesite en estos momentos, es locura para mis delirios, frio intensificado el desamparo.
—Nunca invitaría a nadie a esta mi agonía, jamás alguien se adentraría en este mi pesar. Así que puede marcharse, pues no anhelo confundir el consuelo con falacias otra vez—ruego para que parta y me deje en paz mientras mi corazón resuena sin cesar. 
—Entonces permíteme entrar ya que hasta aquí he llegado. Escúchame, sé que esta vez podemos terminarlo—no respondo y eso la enfurece, caen las astillas ante su ímpetu, me escondo bajo las telas creyendo que eso me protegerá de su furor—¡Atiende mis amonestaciones ya que has decido callar! Oculta la llave o juega con las cerraduras, sé que esperas a que alguien llegue, pero aquí afuera no hay nadie más, así que sigue sujetando el cerrojo e intenta gritar con fuerza pues, de cualquier forma, entraré— dice de nueva cuenta, y me hace querer llorar, no habría mayor alivio para mí que el de sus pisadas alejándose de la puerta.
—Añoro la soledad a la que me he acostumbrado, ese silencio que me calma, esta helada habitación que me abriga— mis ojos han comenzado a cerrarse, pero esta insistente entidad no me daría tal sosiego, tan inquietante como las dudas en mi cabeza me mantiene en vela.
—Eres tú quien me ha invitado a su morada, pues tu inquietud me llama y tu desesperación me incita—no calla ni se marcha. Nadie fue tan insistente, solo ella, esa sensación que siempre viene cuando nadie a mi habitación entra, sin importar cuan fuertes sean mis gritos— Podría repetirlo toda la noche, pero he de advertirte una vez más, de cualquier forma, entraré.
—Y ahora soy yo quien cierra la puerta—cansado me encuentro, deseo dormir, añoro el lejano sueño y la apenas palpable realidad ante mis luceros—Si así lo deseas irrumpe de una vez, este no es mi hogar, así que tal vez encuentres una mejor forma de entrar— he lidiado con las voces en mi cabeza por tanto tiempo que ya no reconozco la mía.
Estoy harto de su terquedad, estoy asustado por su preocupación, nadie había venido a mi puerta con tal insistencia o interés, pero no abriré aquí no hay cabida para su compasión, no creeré en la piedad. El caos tras el cristal, la ventana solo me muestra un diluvio eterno, me rindo al sueño demasiado agotado para seguir, ignorando el dolor en mi brazo mientras la mujer tira de la cadena que ha quedado tendida bajo el marco de la puerta.
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al-achunte · 11 months ago
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oye, estás despierto?
tuve un día muy extraño. de nuevo hablé con dios, lo vi en una pantalla y de pronto todo se quedó en silencio. entonces lo supe: me acomoda ser horizontal + que vertical.
nunca fui un árbol con sus órganos colgando como hojas sin otoño. soy la roca madre acurrucada en el frio que lo sostiene. no hay palabras que trepen por mis ramas. soy los ojos tendidos boca arriba, mirando como el mundo crece. y lo hace tan rápido tan rápido y en mi parpadeo, lento y suspendido, casi congelado, hacen nidos pajaritos confundidos. tengo el pelo largo. el, enredado, afirma los terrones como un malla en la que descansa el temblor y entre mis manos con sus diez dedos entreabiertos, se cuela la luz y el agua chiquitita que son las nubes empecinadas de darle de comer a mi boca seca. estoy acostada y el suelo es una espuma en donde mi cuerpo se acomoda. la planta de mis pies, completamente apoyada, es un imán verde al que se aferra mi intensidad. siento miedo de que un día la muerte no me de miedo. la veo, encontrándome en el mar de arcilla, posándose en mi cuerpo trizado, acariciando la grieta que me hace ser yo, rozando con su mano mi mejilla y pasando el frasquito por mi nariz que es la magia del olor a tierra mojada. dios me dijo: por + que calemos la tierra, nunca llegaremos a su centro, y aún no sé como me siento al respecto. supongo que esta luz en el pecho se llama sosiego porque yo, con la bomba del corazón en la mano, pretendía esta noche dinamitarlo todo y no vale la pena. en recompensa me confeso: el secreto no es levantarse del suelo, sino que voltear el punto de apoyo. girar el sentimiento y que el hueso de la cadera, ella siendo lo vertical, sea la pala que cuya gravedad cielo, permita la caída que surque los tajos que nos vuelven uno con los gajos. permitir, con este movimiento, que la oreja apoyada en la tierra, escuche el gemido de lo que se quiebra y se reencuentra. cuando me encuentren durmiendo, el árbol seguirá de pie y él, único amante, jamas podrá olvidar mi paisaje.
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miky-1 · 1 year ago
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Mi utopía
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Me gústas fue mi primera confesión hacia vos, muy loco pensar que esa primera confesión arrastraba 17 meses de conversaciones tontas, chamullos baratos y sonsas peleas. Es así, me gustas. No tengo como comparar lo que construiste en mí, no hay conque hacerlo. Simplemente estas ahí, con tus ojos bonitos, las manos temblando de valor por pasar escasas 3hs conmigo, descubrir que no solo ando con ambo azul por la vida y dejarme robarte el primer beso. Puede que no me creas, pero estoy seguro que le crees a lo que se sintió en el cuerpo cuando nos besamos. Tus manos dejaron de temblar, cerraste los ojos, te aferraste a mi cuerpo y entregaste todo tu nerviosismo a mis labios. Fue ese beso cargado de energía el que me hizo cambiar de perspectiva.
Tu boca encajaba con la mía, mis manos te sentían y era la sensación mas bonita. El pecho me latía fuerte y conocerte ese día, personalmente me revoluciono la vida. Estar contigo era estar en todas partes, en el mar, a los pies del Aconcagua, en la cima del cerro viendo el valle, en la playa del rio a las 2 de la mañana esperando una estrella para pedir un deseo, en navidad a los 5 ansiando despertar y bajar por mi regalo, en la plaza San Martín a las 00:30h entregando café la víspera de pascua. Es estar en todos lados siendo feliz, pero solo estando contigo.
Fanático de las primeras veces, ansioso de cumplirlas todas, incrédulo de que lo imposible no existe pensaba que las había tenido todas, hasta que me descubrí a las 23:05h diario preocupado por si habías llegado bien a lo que yo le llamo tu fosa de cocodrilos. Descubrirme en esa preocupación diaria fue darme cuenta de que te quería, con todo el peso de la palabra, te quiero. Y con esa frase venia el pensamiento golpeando fuerte me estoy enamorando y es de mis grandes primeras veces.
Me enamore de ti. Me descubrí enamorado de ti de a poquito, cada que veía una flor y pensaba que bonita se vería acompañando tu carita, Dios tu carita, verte de cerca rozando la mía, me descubrí enamorado de ti cuando tus brazos me rodean fuerte apretando mi cintura, obligándome a cerrar los ojos para observarte desde la sensación abrumadora del tacto; sintiéndome en casa. Me descubrí enamorado sintiéndome vivo después de cada encuentro suspirando al techo. Me descubrí enamorado cuando recibí el primero de muchos beses en mis ojos, dejando tu boca una impresión más permanente que cualquiera de los tatuajes que adornan tu piel. Me descubrí amándote. Ahí va otra de mis primeras veces.
Recuerdo perfectamente la primera vez que te dije te amo porque no estabas ahí para oírla. Estaba esperando esa noche una estrella fugaz, y cuando paso, como si fuera un latido de mi corazón, como una respiración salió de mis labios bajito un  lo amo, espero que también me ame. Fue la primera vez que algo distinto se alojó en mí. Comenzó a moverle el piso al lugar que ocupaba en mi pecho el sentimiento de vacío, ese que mil veces quise ahogar entre humo y tequila. Tenia que dejar de fumar, a este no lo quería ahogar, venia solito y preparado con su pala para cortar las raíces.
Ahí, fue justo ahí donde caí en la cuenta de que mi audición había terminado, ¿Cuál audición? Pues la de a quien le pertenece mi corazón. Me encontraba en la fila, junto a aquellos que envueltos en el frio del invierno anhelan una compañía efímera que los abandone al llegar el abrasador sol del verano, porque allí me dejan, en verano. Un corazón tras otro bañados en aparente melancolía esperando el turno para embarcarse en otra absurda búsqueda de algo que al final siempre termina igual. Cada vez que ponía mi corazón en audición termino un poco mas convencido de que nadie esta hecho a mi medida, o que tal vez soy yo el que no es medida de nadie. Hasta que en mi audición me encontré en tu escenario, contigo sentado como director, te observo en mi cama, con tu corazón como bolígrafo rechazando rubios insulsos, buscando viejos sabrosos para el reparto como el novio de Dua lipa. Comienza la obra, te cuento mi pasado, analizas en mi piel cada cicatriz y llegas a mis manos frunciendo el seño este pueblerino no se cuida, y sigues anotando con tu lapicera que late fuerte cuando babeo en tu pecho. Suena de nuevo ese audio de Tiktok que decía que usándolo tu deseo se cumpliría mientas una estrella del otro lado de las sierras cruza el mismo cielo y dejándome ver su luz me cumple el deseo.
Como dice Auggie Pullmann: Todos merecemos una ovación de pie al menos una vez en la vida. Estar en este primer acto y quedar en la obra es mi ovación de pie. Estar con vos es mi chiflido desubicado desde la tribuna, tomarte de la mano es mi aplauso ensordecedor.
Tú, con tu corazón de pluma lleno de Taylor Swift hablando sobre el amor como si fuera lo más delicado y frágil, tú con tus fotos estéticas de Pinterest, tu con la ferviente necesidad de pelearme y corregirme cuando me equivoco tratando de hacer de mi texto una escritura solvente, tu con tu pesimismo negado donde todo menos la voz te Taylor esta mal, con tu necesidad de oler mi perfume, de cuidarme, tu con ese calor humano que te hace sincero, con tu ropa combinada, con tu carpeta de recuerdos en la galería, con tu respiración en mi nuca siendo la cucharita grande. Tú y solamente tu eres mi ovación de pie.
Ale, eres mi utopía más bonita.
Pasare toda la vida pidiendo te perdón, hoy escribirte es la segunda que encuentro. La primera fue escribir frase por frase en Twitter Afterglow.
No quiero pensar que se nos bajó el telón, no quiero pensar que tu silencio es una despedida, no quiero que todo termine y quedarme recordando lo bueno y agradeciendo las sonrisas lloviéndome por dentro apagado, por favor no me bajes el telón. Dame la oportunidad de un segundo acto, volve a hablarme, volve a regarme tus besos, volve a saludarme en las mañanas, te lo ruego amor, no me sueltes el corazón.
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