#lástima que no me alcanza el tiempo las manos y la espalda para hacer todo lo que quiero con mis ocs sjdsdjd
Explore tagged Tumblr posts
dolceminerva97 · 1 year ago
Note
Me encanta que Peru y Argentina sean amigas, me parece un concepto tan bueno, y fuera de su amistad Maria se me hace muy bonita la amo. Me las re imagino como las chusmas del barrio (continente☝️🤓) pero también supongo que debe haber como algo ¿dañado? entre ellas por el tema de de la guerra con Ecuador ¿crees que alguna vez Maria se lo hecha en cara a Tina? ¿y ella se defendería o como reaccionaria? (medio que me fui por las ramas y re que solo quería preguntarte esto💀💀)
Tina y Chabe son mi brotp 💓 las dos juntas son unas absolutas cotorras de risa contagiosa. Pero su amistad nunca fue tan profunda como lo pensamos y, como vos decís, la venta de armas a Ecuador en los 90s fue un puñal en la espalda para Isabel, quien se sintió traicionada. Agustina tiene la mala costumbre de evadir culpas y responsabilidades, y no quiso hacerse cargo de eso que le dio tanta vergüenza por muchos años. Su relación personal se enfrió por años y Argentina se disculpó oficialmente apenas en 2010:
Tumblr media Tumblr media
Este hecho tiene un sabor amargo para las dos, porque Tina se avergüenza de lo que pasó pero Isabel siente que las disculpas tuvieron gusto a poco. De todos modos, me imagino que desde entonces han podido pasar página y restablecer su amistad. No hablan todo el tiempo ni mucho menos, pero cuando están juntas, congenian de una manera maravillosa y se divierten mucho.
15 notes · View notes
mysteryweb · 5 years ago
Text
Tumblr media
× Título: Disculpas.
× Relación: Brian Taylor & Bradley Baker, Miguel "Mike" Zavala & Caleb Baker.
× Prompt: Lugares embrujados.
× Etiquetas/Advertencias: Implied/Referenced Suicide, Implied/Referenced Death Character, Crossover.
× Resumen: Brian y Miguel asisten a una llamada telefónica que los conduce a una casa embrujada. Allí encuentran a los hermanos Baker con quienes terminan formando un vínculo afectivo. Pero hay algo que perturba al agente Taylor, ¿por qué piensa que esa no es la primera vez que oye sobre ellos?
× Leer en AO3 (o abajo).
🔮🕸
—No, amigo. Yo no pienso entrar a ese lugar. 
—¿Eres una gallinita? ¿Qué va a decir tu bebé? Va a decir que su papá es una gallinita. 
Miguel rodó los ojos y golpeó a su compañero en el brazo con su puño. 
—¿Por qué no entras solo entonces? ¿Quieres que te cuide el culo, o qué? 
Brian le sonrió de lado y con ambas manos sobre su cinturón caminó hacia la enorme casa abandonada. Habían recibido reportes de ruidos extraños. Esa no era su zona pero tras perder una apuesta contra Van Hauser, ellos debieron hacerse cargo de ella. Miguel siguió los pasos de su compañero de patrulla y entraron a la casa. 
El reporte recibido siempre había sido pasado por alto. Al ser un lugar abandonado, distintos grupos de adolescentes lo utilizaban para pasar el rato. No habían entrado al lugar que ambos casi al unísono estaban encendiendo las linternas. Brian miró a su compañero por unos instantes y le sonrió de forma burlona. Apenas ingresaron vieron botellas, latas de refrescos a medio tomar, bolsas de frituras y graffittis. Lo normal. Sin embargo, esa noche la llamada recibida fue distinta. La operadora dijo que alguien pedía ayuda y que cuando le preguntó desde donde estaba llamando, le dieron esa dirección antes de cortar. Eso no era normal. 
Los pasos de los oficiales de policía resonaban en el lugar. Brian alumbraba al frente y Miguel lo hacía a sus pies, aunque lo agobiara la necesidad de alumbrar a sus espaldas, su deber era velar por la seguridad de su mejor amigo y compañero de patrulla de tantos años. Unas escaleras sorprendió al par de oficiales. Miguel avanzó hasta quedar espalda con espalda con Brian. 
—¿Te quedas con el piso de abajo? —le preguntó. El aludido resopló y comenzó a caminar por la planta baja. Entre risitas, Brian subió con cautela las escaleras. Los escalones estaban regados de basura, al igual que lo que pudo ver del resto del lugar. Llegó a la planta alta desde donde le pareció oír un sonido provenir del largo y oscuro pasillo que se extendía frente a él. Insultó y sacó su arma reglamentaria. Sus pasos resonaban al mismo tiempo que los latidos de su corazón. No podía discernir cuál sonaba con más intensidad. Abrió una de las puertas a su izquierda, su espalda estaba pegada contra la pared. Iluminó con su linterna. No había nada. Se movió rápidamente a la puerta contraria. Tampoco había nada. En el ante último cuarto encontró a una maldita rata que al escapar cuando fue iluminada con la linterna lo hizo sobresaltar. Brian la insultó y suspiró sonoramente. Le faltaba un último cuarto, la voz de Miguel en la planta baja advirtiéndole que no había encontrado nada estaba a punto de hacerlo volver sobre sus pasos y dar por finalizada su ronda, pero un extraño sonido al otro lado de aquella última puerta lo hizo repensar su tarea. No llamó ni esperó a su compañero, su instinto lo llevó a entrar solo. Al hacerlo encontró una habitación que aunque con muebles deteriorados, para una persona que vivía en la calle, eso era un palacio. Se sonrió de lado al pensar eso. Por lástima, porque le gustaría hacer algo por ellos más que tener ese sentimiento resonando en su cabeza en esos instantes. Recorrió el lugar hasta que oyó un sonido cercano a la puerta a sus espaldas. Se volvió hacia ella con su arma y linterna y su mirada se posó sobre un fulgor color avellana que resplandecía entre el rostro sucio de un muchacho que había querido escapar—. Arriba las manos —le pidió el oficial, calmo pero apuntándolo con el arma todavía—. Al suelo. Muy lentamente —el muchacho fue demasiado obediente y a diferencia de lo que siempre solían vivir con su compañero de patrulla, no se quejó por el accionar policial. Brian esperó a que estuviera arrodillado en el suelo y con sus manos sobre su cabeza para acercarse a él. Su mirada avellana volvió a posarse sobre él.
—Mi hermano.
Su voz resonó en los oídos del oficial como un hechizo. 
—¿Tu hermano?
—Él está aquí. 
—¿Qué? ¿Tú vives aquí con tu hermano?
—¿Brad? 
Brian y el muchacho volvieron su vista a la puerta para encontrarse con un niño que automáticamente se abalanzó sobre el chico que estaba de rodillas en el suelo. Cuando alzó la vista, Brian se encontró con Miguel. 
—Te estuve llamando desde abajo —le dijo—. Este chico me dijo que vive aquí con su hermano desde hace un tiempo —agregó cuando su compañero llegó a su lado, ambos sobre el umbral de la puerta de la habitación—. Fue Bradley el que hizo la llamada. Le pareció oír a un grupo de personas y se asustó —Brian volvió la vista hacia los hermanos. Quien tenía apariencia de ser el mayor le preguntaba al otro cómo estaba, qué le había dicho a Miguel y sonrió. Brian sintió algo en su pecho, como una punzada, pero no sabía a qué adjudicarle aquello—. Oigan, chicos, ¿qué les parece si les traemos algo de comer? —les preguntó Miguel, arrodillándose para estar a la altura del par de muchachos. A Brian le dio algo de ternura su compañero. Claro que nunca se lo diría. 
—Gracias, oficial. Pero estamos bien —le dijo el menor de ambos. 
—De acuerdo, Cal. Me llamas cualquier cosa, ¿de acuerdo?
—¿Cal? —preguntó Brian. 
—Sí, se llama Caleb; entonces, Cal. 
—¿Y tú cómo te llamas? 
Brian trató de mostrarse normal, terminó pareciendo autoritario por la forma en que movió su cabeza. 
—Bradley, señor. Mi nombre es Bradley.
Había algo que Brian tenía que reconocer: la mirada de ese muchacho, había algo en él que le daba la sensación de haberlo visto antes. Y su voz…, sentía que esa no era la primera vez que la oía. Le preguntó a Miguel si él había sentido lo mismo, pero su respuesta fue un movimiento de cabeza y sus hombros levantándose.
—Seguramente los habremos cruzado en alguna ronda, no lo sé. 
—Sí, es lo más probable —reconoció Brian acariciándose el tabique nasal. Estaba cansado, tenía hambre y sueño. Seguro era eso.
[...]
Desde ese momento, pareció que Brian y Miguel se habían puesto de acuerdo para perder en las apuestas realizadas con Van Hausen y obtener la vigilancia de su zona en el horario nocturno. Aunque al día siguiente estuvieran con pocas energías para realizar tareas matutinas, a ambos les gustaba ir a esa casa, llevarles algo de comida y conversar con esos niños. Mientras Miguel le contaba a Caleb historias irrisorias para hacerlo dormir, Bradley compartía sus inquietudes con Brian que trataba de aconsejarle y darle una leve esperanza de que todo saldría bien para ambos. Bradley era un adolescente, pero en varios intercambios de opiniones con Brian lo había dejado pensando un buen rato.
[...]
Brian llegó una mañana a la estación de policía donde le informaron que Miguel estaría ausente por unas semanas. Había sufrido un desmayo en su casa y su esposa lo había llevado al hospital. 
—Tú también te ves terrible —le había comentado Sook, compañera del oficial Van Hausen—. Deberías hacerte un chequeo tú también un día de estos. 
—Yo estoy bien. No sé a qué te refieres. 
Esas semanas sin apuestas por la zona de Van Hausen ocasionaron que Brian terminara hecho un manojo de nervios que ocasionaron en una llamada de atención. La llamada de su mejor amigo le impidió mandar todo al demonio. Le pidió el día al sargento Daniels, que se lo dio porque ya no soportaba su mal humor, y fue a verlo al hospital. 
—Gabby, ¿llevas a la niña a comprarme unas golosinas?
La esposa de Miguel lo miró frunciendo sus labios y se llevó a su hija para dejarlos solos. 
—¿Cómo te sientes?
—Sobrevivo. ¿Y tú? 
Brian resopló apoyando toda su espalda sobre el respaldo del sillón donde estaba sentado. 
—¿Para qué me llamaste?
—Amigo… No vas a creer lo que voy a contarte. ¿Me alcanzas la carpeta que está en el cajón? —Brian se puso de pie para darle a su compañero lo que le había pedido. Miguel abrió la carpeta y le extendió un recorte de periódico a Brian. Él se quedó sin pestañear hasta sentir que los ojos le dolían. En ese momento, volvió su mirada a Miguel—. Yo tuve la misma reacción. Espera un momento y sentirás un escalofríos recorriéndote la espalda. Escucha —Miguel buscó algo en su teléfono—… Tuve que pedirle a la operadora que lo buscara, y fue complicado hasta reunir todas las piezas, pero, oye, ¿para qué está Gabby si no es para ayudarme con un caso? 
—“911, ¿en qué puedo ayudarlo?”
—“Buenas noches, mi nombre es Bradley Baker. Se metieron en mi casa.”
—“De acuerdo, Bradley, trata de calmarte, ¿de acuerdo? ¿Estás solo en casa?”, le preguntó el operador al oír que el muchacho hablaba en voz baja pero se notaba su nerviosismo ante la situación. 
—“Mi hermano pequeño está en el piso de abajo. Yo… Tengo miedo...”
A medida que la conversación avanzaba, Brian iba recordándolo todo. El caso del asesinato de los Baker había sucedido cerca de la casa de su madre. Hasta habían hablado al respecto algunas de las veces que la había ido a visitar hasta que, por supuesto, hubo otro asesinato y todo había quedado en el olvido. Elliot Baker, padre de ambos, era un hombre perdido en el vicio del juego y las apuestas clandestinas. Habían pasado ya meses de su última paga, y la vida de sus hijos estaba en la letra chica del contrato. Los criminales reunieron a los niños en el piso superior y allí cobraron su dinero. Elliot Baker fue encontrado colgado en el comedor cuando la policía se dignó a hacer acto de presencia en el lugar. 
[...]
Los oficiales llegaron a la casa de día. En sus manos no llevaban refrescos ni frituras. Hicieron su camino hacia la última habitación, la de Bradley, esa misma desde la que realizó la llamada con la que no terminó logrando nada, acurrucado en el espacio entre un armario y la puerta. Entraron a la misma y Brian se arrodilló en el suelo, una de sus manos acarició la mancha de sangre seca que seguía en el suelo. A su lado, su compañero le hizo compañía y dejó una maceta con flores coloridas. 
Miguel le comentó que una tía de Gabby le había dicho que un espíritu le estaba quitando energía vital. Él no había querido creerlo, pero cuando le contó lo que había encontrado respecto a los Baker, ella ató los cabos sueltos: existía la posibilidad de que los niños estuvieran resentidos con los oficiales de policía, ya que ninguno se presentó cuando ellos lo necesitaban. Si tanto Brian como él hubieran seguido yendo, era altamente probable que hubieran terminado con algún problema psiquiátrico o muertos, en el peor de los casos. Ella les dijo que debían hacer las paces con los chicos. Le dijo a Miguel que flores y una disculpa serían suficientes. Si ellos las aceptaban o no, nadie lo sabría hasta último momento, pero ambos debían mostrarse serenos y sin ningún tipo de miedo en el corazón. 
—Por favor, discúlpennos —dijo Brian, mirando las flores que ondeaban de un lado a otro por la brisa del mediodía. 
—Discúlpennos a todos —agregó Miguel.
No hubo respuesta. Tampoco sabían de qué manera los espíritus se manifestaban de día. Pero ambos sintieron algo en el momento en que estaban por salir de la habitación. Un repentino escalofrío los hizo voltear hacia el regalo que habían dejado ahí. Sus flores se mecieron una vez más, ya no por acción del viento, sino por algo más. Ellos lo sabían. De alguna manera, sabían que Bradley y Caleb ya estaban en un lugar mejor. 
8 notes · View notes
lasombradelgatonegro · 8 years ago
Photo
Tumblr media
EMPERADOR
 Por fin, después de tanto esperar, estoy de vuelta en mis dominios. Todo, absolutamente todo; desde el lugar donde planto mis extremidades, hasta donde alcanza mi vista es mío, y sólo mío, salvo lo que no tengo permiso de tocar, pero aun así lo toco. Tal parece que mis guardianes creen que hasta un emperador debe tener sus límites. ¡Pobres tontos!
 El sol ha salido a recibirme, como es su costumbre, y yo le enseño la barriga, para que la caliente un poco. Muy bien, ahora la espalda. Bueno, ya es suficiente, luego regresaré a restregarme en la tierra, pero ahora debo seguir mi recorrido. Tengo que vigilar que todo esté tal cual lo dejé ayer.
 Allá está el viejo árbol, parece que me hace señas, pero yo le ignoro, sé lo mucho que le gusta que le dé masaje con mis uñas, pero hoy no, salí tarde y no tengo mucho tiempo.
 ¡No insistas!
 ¡Bueno! Pero sólo un poco. Tengo el corazón muy blando, tal vez ése sea mi único defecto.
 ¡Ya! No sigas, ¿qué no ves que voy en camino?
 Bonitas flores, ¿cómo? ¿Quieres que juegue con ellas? Bueno, pero sólo un rato, porque en realidad sólo vine a masajearte.  
 ¡Aaaaah! ¡Qué bien se siente eso! No se compara con el sillón de la casa, pero no está nada mal.
 Bueno, una vez terminada la tarea me despido pasando mi cabeza por su corteza. Es importante hacer eso, sólo así él sabe que me pertenece, así como todos los demás árboles de la región, por no hablar de los muros, postes, alcantarillas, rejas y hasta uno que otro perro.
 Los que me ven, me saludan y extienden su mano, parece que arden en deseos de que les deje mi marca, pero no lo haré. Soy muy exigente a la hora de decidir a quién le dejo mi huella; algunos tienen las manos muy pesadas, otros huelen mal, y no todos merecen llevar en su palma el aroma de un “Emperador”.
 Sin duda me adoran en el barrio. Aunque no todos, por ahí vive un gruñón, que tan pronto me ve aparecer, empieza a ladrar como desquiciado. ¡Pobre! Mas no le culpo, si yo tuviera una vida como la suya, quizás también le ladraría a todo lo que se mueve. Pero una cosa es que lo entienda, y otra muy distinta es que evite pasar por enfrente de su reja, sólo para molestarlo. No puedo remediarlo, hacerlo enojar es parte de mi naturaleza, es lo que se espera de mí, después de todo, soy un ser superior.  
 Mmm… Ahí está la mujer que me deja comida. Pobrecilla, no sé qué sería de su vida si yo no aceptara sus humildes ofrendas. Sé que eso me ha ocasionado que acumule unos “kilitos” de más, pero qué se le va a hacer, ni modo que le diga que no. Además, parece que hoy toca guisado de res. Huele y se ve delicioso, al grado que no puedo evitar remojar mis bigotes. Esto sí es comida, y no como esas croquetas de atún que me dan en casa. Es una lástima que mi veterinario no opine lo mismo, pero en fin, ¿qué va a saber él de lo que es bueno para un gatito como yo?
3 notes · View notes
natliblack13 · 8 years ago
Text
Capítulo 1
Sakura
-Alguien la apuñaló en el cuello, jovencita. Mis ojos se ensanchan, y lentamente me vuelvo hacia el anciano caballero parado junto a mi. El presiona el botón para que el elevador suba y me mira. Sonrie y señala mi cuello. -Su marca de nacimiento -dice. Mi mano sube instintivamente a mi cuello, y toco la marca del año de una moneda de diez centavos, justo por debajo de mi oreja. - Mi abuelo solia decir que la ubicación de una marca de nacimiento era la historia de cómo una persona perdió la batalla en su vida pasada. Supongo que usted fue apuñalada en el cuello. Sin embargo, apuesto a que fue una muerte rápida. Sonrio, pero no puedo decidir si deberia estar asustada o divertida. Apesar del comienzo un tanto morboso de su conversación, no puede ser tan peligroso. Su postura curvada y su porte inestable delatan que no tiene un dia menos de ochenta años. Da unos pocos pasos lentos hacia una de las dos sillas de terciopelo rojo que se encuentra colocadas contra la pared junto al elevador. Gruñe mientras se sienta en la silla la y luego alza la mirada hacia mi de nuevo. -¿Va a la planta dieciocho? Mis ojos se estrechan mientras proceso su pregunta. E1, de algún modo, sabe a qué plata voy, incluso aunque es la primera vez que he puesto un pie en este complejo de apartamentos, y definitivamente es la primera vez que he puesto los ojos sobre este hombre. -Si,Señor -digo con cautela -¿Trabaja usted aqui? -De hecho lo hago. Hace un gesto con la cabeza hacia el elevador, y mis ojos se mueven hacia los números iluminados que hay sobre nuestras cabezas. Once pisos hacia antes de que llegue. Rezo para que lo haga rapidamente. -Aprieto el botón del elevador- dice -No creo que haya un titulo oficial para mi posición, pero me gusta referirme a mi mismo como un capitán de vuelo, considerando que envio a las personas a una altura de hasta veinte pisos. Sonrio ante sus palabras, ya que tanto mi hermano como mi padre son pilotos. -¿Cuánto tiempo ha sido capitán de vuelo en este elevador?- pregunto mientras espero. Juro que este es el ascensor más malditamente lento con el que me he encontrado jamás. -Desde que fui demasiado viejo para encargarme del mantenimiento de este edificio. Trabajé aqui treinta y dos años antes de convertirme en capitán. Ahora hace más de quince años que he estado enviando a volar a la gente, creo. E1 propietario me dio un empleo por lástima, para mantenerme ocupado hasta que muera. -Sonrie para si mismo- De lo que él no se dio cuenta es que Dios me dio muchas y grandes cosas para cumplir en mi vida, y justo ahora, estoy tan atrás que nunca voy a morir.
Me encuentro a mi misma riendo cuando las puertas del ascensor finalmente se abren. Extiendo la mano para agarrar el asa de mi maleta y me giro hacia él una vez más antes de entrar. -¿Cuál es su nombre? -Yamato, pero llámeme Cap -dice -Todo el mundo lo hace. -Tiene alguna marca de nacimiento, Cap? Sonrie. -De hecho, si tengo. Parece que en mi vida pasada me dispararon justo en el trasero. Debo de haberme desangrado. Sonrio y llevo la mano hasta mi frente, dedicándole un correcto saludo de capitán. Entro en el elevador y me vuelvo para enfrentar las puertas abiertas, admirando la extravagancia del vestibulo. Este lugar parece más un hotel histórico que un complejo de apartamentos, con sus grandes columnas y sus suelos de mármol. Cuando Naruto dijo que podia quedarme con el hasta que encontrara un trabajo, no tenia ni idea de que vivia como un adulto de verdad. Pensé que seria similar a la ultima vez que lo visité justo después que me graduara en la escuela secundaria, cuando el había empezado a trabajar para conseguir su licencia de piloto. Fue hace cuatro años, y en un complejo de dos plantas incompleto. Eso es lo que esperaba. Desde luego no esperaba un edificio muy alto justo en el centro de la ciudad de San Francisco. Encuentro el panel y presiono el botón del piso dieciocho, luego alzo la mirada a la pared de espejos del elevador. Pasé todo el dia de ayer y la mayoría de esta mañana empacando todo lo que poseo de mi apartamento en San Diego. Afortunadamente, no poseo mucho. Pero después de haber hecho un solitario viaje de ochocientos kilómetros, el cansancio es bastante evidente en mi reflejo. Mi pelo se encuentra en un nudo flojo en la parte superior de mi cabeza, asegurado con un lapicero, ya que no pude encontrar un lazo para el cabello mientras conducia. Mis ojos normalmente son tan verde y mi pelo color rosado, pero ahora mismo, parecen diez sombras mas oscuras gracias a las bolsas que hay debajo de ellos. Busco en mi bolso para encontrar un bálsamo labial ChapStick, con la esperanza de salvar mis labios antes de que acaben con un aspecto tan fatigado igual al resto de mi. Tan pronto como las puertas del elevador empiezan a cerrarse, se abren otra a vez. Un tipo se precipita hacia los ascensores, preparándose para seguir andando cuando reconoce al viejo. -Gracias, Cap-dice. No puedo ver a Cap desde dentro del elevador, pero lo oigo grunir algo en respuesta. El no suena tan ansioso por hacer una pequeña charla con este tipo, como lo estaba conmigo. Este hombre parece estar a finales de sus veinte como máximo. Me sonrie, y sé exactamente qué pasa a través de su mente, considerando que acaba de deslizar la mano izquierda en su bolsillo. La mano con el anillo de bodas en ella. - Planta diez -dice sin apartar la mirada de mi. Sus ojos caen en el escaso escote de mi camiseta, y luego mira la maleta a mi lado. Presionó el botón del décimo piso. Debería haberme puesto un suéter. -¿Mudandote?- pregunta, mirando descaradamente mi camisa otra vez. Asiento, aunque dudo que se dé cuenta, considerando que su mirada se encuentra en ninguna parte cerca de mi cara. -Qué planta? Oh, no, no lo haces. Extiendo la mano por detrás de mi y cubro todos los botones en el panel con mis manos para esconder el botón iluminado de la planta dieciocho, y entonces presiono cada botón entre las plantas diez y dieciocho. El mira el panel confundido. -No es asunto tuyo- digo Él se rie. Cree que estoy bromeando. Arquea una oscura y gruesa ceja. Es una bonita ceja. Està unida a una bonita cara, la cual està unida a una bonita cabeza. la cual está unida a un bonito cuerpo. Un cuerpo casado. Idiota. Sonrie seductoramente después de verme revisarlo, solo que yo no estaba revisándolo de la forma que piensa. En mi mente, me preguntaba Cuantas veces ese cuerpo ha estado presionado contra una chica que no era su esposa. Siento pena por ella. E1 está mirando mi escote otra vez cuando alcanzamos la décima planta -Puedo ayudarte con eso -dice, asintiendo hacia mi maleta. Su vos es agradable. Me pregunto cuántas chicas han caido por esa voz casada. Camina hacia mi y alcanza el panel presionando valientemente el botón que cierra las puertas. Sostengo su mirada y presiono el botón que abre las puertas. -Lo tengo.
Asiente como si entendiera, pero hay un brillo malicioso en sus ojos que reafirma mi aversión inmediata hacia él. Sale del elevador y se vuelve para mirarme antes de alejarse. -Hasta luego, Sakura-dice, justo mientras se cierran las puertas. Frunzo el ceño, incómoda con el hecho de que las únicas dos personas con las que he interaccionado desde que entré en este edificio de apartamentos ya saben quién soy. Permanezco sola en el elevador mientras se detiene en cada planta hasta que alcanza la dieciocho. Salgo, sacando mi teléfono de mi bolsillo, y abro mis mensajes con Naruto. No puedo recordar qué número de apartamento dijo que era el suyo. Es el 1816 o el 1814. Tal vez el 1826? Me detengo ante el 1814, porque hay un tipo desmayado en el suelo del pasillo, apoyado contra la puerta del 1816. Por favor, no permitas que sea el 1816. Encuentro el mensaje en mi teléfono y me estremezco. Es el 1816. Por supuesto que lo es. Camino lentamente hacia la puerta, con la esperanza de no despertar al tipo. Sus piernas están extendidas enfrente de él, y tiene la espalda recostada contra la puerta de Naruto. Su barbilla se encuentra metida contra su pecho, y está roncando. -Disculpa -digo, mi voz apenas por encima de un susurro No se mueve. Alzo una pierna y le empujo en el hombro con el pie. -Necesito entrar en este apartamento. Suelta un susurro y luego abre los ojos lentamente y se queda mirando directamen mis piernas con fijeza. Sus ojos encuentran mis rodillas, y sus cejas se fruncen mientras se inclina hacia adelante lentamente con un profundo ceño en su rostro. Levanta una mano y empuja mi rodilla con su dedo, como si nunca hubiera visto una rodilla antes, cierra los ojos y vuelve a quedarse dormido contra la puerta. Genial. Naruto no volverá hasta mañana, así que marcó su número para ver si este tipo es alguien por quien debería preocuparme. -¿Sakura?- pregunta respondiendo su teléfono sin un hola. -Sip- respondo- Llegué bien, pero no puedo entrar porque hay un tipo borracho desmayado frente a tu puerta. ¿Sugerencias? -¿Dieciocho dieciséis?- pregunta -¿Estas segura que te encuentras en el apartamento correcto? -Segura. -¿Estás segura de que está borracho? -Segura. -Extraño- dice - ¿Qué lleva puesto? -Por qué quieres saber qué lleva puesto? -Si lleva un uniforme de piloto, probablemente vive en el edificio. El complejo tiene un contrato con nuestra aerolinea. Este tipo no lleva ningún tipo de uniforme, pero no puedo evitar darme cuenta que sus vaqueros y su camiseta negra de ajustan a el de forma muy agradable. -Ningun uniforme-digo.
- Puedes pasarle sin despertarle? -Tendría que moverle. Caerá dentro si abro la puerta.
Permanece en silencio durante unos pocos segundos mientras piensa.- ve abajo y pregunta por Cap- dice- Le dije que ibas a venir esta noche. Puede esperar contigo hasta que estés dentro del departamento. Suspiro, porque he estado conduciendo durante seis horas, y bajar todos los pisos no es algo que me apetezca hacer ahora mismo. También suspiro porque Cap es la última persona que probableme podria ayudar esta situación. -Simplemente quédate al teléfono conmigo hasta que esté dentro del apartamento. Me gusta mucho más mi plan. Equilibro mi teléfono contra mi oreja con el hombro y excavo en mi bolso en busca de la llave que me envió Naruto. La inserto en la cerradura y empiezo a abrir la puerta, pero el tipo borracho empieza a caer hacia atrás con cada cada centímetro que se habré la puerta. Gime, pero sus ojos no se abren de nuevo. es fácil de mirar. -Es una lástima que este echado a perder- le digo a Naruto- No es difícil de mirar. Sakura, simplemente mete tu trasero dentro y bloquea la puerta, asi puedo colgar. Ruedo los ojos. Todavia es el mismo hermano mandon que siempre fue. Sabia que mudarme con él no seria bueno para uestra relacion considerando lo paternal que actuaba hacia mi cuando éramos más jóvenes. Sin embargo, no tenia tiempo para encontrar un trabajo conseguir mi propio apartamento e instalarme antes de que empezarán mis clases, asi que me quedaban muy pocas opciones. Sin embargo, tengo la esperanza que las cosas serán diferentes entre nosotros. Naruto tiene veinticinco y yo tengo veintitrés, asi que si no podemos llevarnos mejor que cuando éramos niños, nos queda mucho que madurar. Supongo que depende mayormente de Naruto y de si ha cambiado desde la última vez que vivimos juntos. El tenía un problema con cualquiera con el que tuviera citas, con todos mis amigos, con cada elección que hacia, incluso con a qué colegio queria asistir. No es que alguna vez le prestara atención a su opinión, de todos modos. La distancia y el tiempo separados ha parecido quitármelo de encima durante los últimos años, pero mudarme con el será la ultima prueba de nuestra paciencia. Envuelto el bolso alrededor de mi hombro, pero se queda enganchado del asa de mi maleta, asi que lo dejo caer al suelo. Mantengo mi mano izquierda envuelta con fuerza alrededor del pomo de la puerta y sostengo la puerta cerrada, asi el tipo no caerá completamente dentro del apartamento. Presionó mi pie contra su hombro, empujandolo del centro de la puerta. El no se mueve. -Naruto, es demasiado pesado. Voy a tener que colgar así, puedo usar ambas manos. -No. No cuelgues. Simplemente pon el teléfono en tu bolsillo, pero no cuelgues. Bajo la mirada hacia camiseta de gran tamaño y las mallas que llevo. -No tengo bolsillos. Vas a ir a sujetador. Corbin hace un ruido de náuseas mientras separo el teléfono de mi oreja y lo meto en mi sujetador. Quito la llave de la cerradura y la dejo caer en mi bolso, pero fallo y cae al suelo. Me agacho para agarrar al tipo borracho asi puedo quitarlo del camino. -Muy bien, amigo- digo, forcejeando para apartarlo del centro de la puerta- Perdó por interrumpir tu siesta, pero necesito entrar a a este apartamento. De algún modo me las arreglo para dejarlo desplomase contra el marco de la puerta y me vuelvo para levantar mis cosas. Algo cálido se envuelve alrededor de mi tobillo. Me congeló. Bajo la mirada. -¡Déjame ir!- grito pateando la mano que se aferra a mi tobillo con tanta fuerza que estoy segura de que podria dejarme moretones. El tipo borracho alzó su mirada hacia mi ahora, y su agarre hace que caiga de espaldas dentro del apartamento cuando intentó alejarme de el. -Necesito entrar alli- murmura, justo cuando mi cuello se encuentra con el suelo. El intenta empujar la puerta del apartamento con su otra mano para abrirla, y esto me hace entrar de inmediato en modo pánico. Meto mis piernas del todo dentro, y su mano viene conmigo. Uso mi pierna libre para cerrar la puerta de una patada, estrellándola directamente contra su muñeca. -Mierda -grita. Está tratando de retirar su mano hacia el pasillo con él, pero mi pie todavia está presionado contra la puerta. Libero suficiente presión para que recupere su mano, y luego inmediatamente pateo la puerta para cerrarla del todo. Me levanto y bloqueo el cerrejo y la cadena tan rápido como puedo. Justo cuando el ritmo de mi corazón empieza a calmarse, comienza a gritarme. Mi corazón realmente me está gritando. Con una profunda voz masculina. Suena como si estuviera gritando -¡Sakura!¡Sakura! Naruto. Inmediatamente, bajo la mirada a mi pecho y saco el teléfono de mi sujetador, luego lo levantó hasta la oreja. -¡Sakura!¡Respondeme! Me estremezco, luego apartó el teléfono varios centímetros de mi oreja -Estoy bien- digo sin respiración -Estoy dentro. Bloquee la puerta. -Jesucristo- dice aliviado - Me diste un susto de muerte. ¿Que demonios sucedió? -El intento entrar pero bloquee la puerta.- Enciendo la luz de la sala de estar y no soy más de tres pasos antes de detenerme de golpe. Bien hecho, Sakura. Lentamente me vuelvo hacia la puerta después de darme cuenta de lo que hice. -Um, ¿Naruto?- hago una pausa -Podría haber dejado unas cuántas cosas que necesito afuera. Simplemente las tomaría pero el tipo borracho cree que necesita entrar a tu apartamento por alguna razón, asi que no hay otra forma de que habrá esa puerta otra vez. ¿Alguna sugerencia? El permanece en silencio durante unos poco segundos. - Que dejaste en el pasillo. No quiero responderle, pero lo hago. -Mi maleta. -Cristo, Sakura- murmura. -Y… mi bolso. -¿Porque demonios esta tu bolso afuera? -También podría haber dejado la llave de tu apartamento en el suelo del pasillo. El ni siquiera responde a eso. Sólo gime. -Llamaré a Sasuke y veré si ya está en casa. Dame dos minutos. -Espera, ¿Quien es Sasuke? -Vive al otro lado del pasillo. Hagas lo que hagas, no abras la puerta otra vez hasta que yo vuelva a llamarte. Naruto cuelga y me apoyo contra la puerta principal. He vivido en San Francisco un total de treinta minutos, y ya estoy siendo un dolor en el trasero. Imagínate. Tendré suerte si el me deja quedarme aquí hasta que encuentre un trabajo. Tengonla esperanza que no me llevará demasiado, considerando que he aplicado para tres posiciones como enfermera registrada en los hospitales más cercanos. Podría significar trabajar por las noches, fines de semana o ambos, pero tomaré lo que pueda conseguir si me evita tener que recurrir a mis ahorros mientras estoy de nuevo en la escuela. Mi teléfono suena. Deslizó el pulgar a través de la pantalla y respondo. -Hola -¿Sakura? -Sip- respondo, preguntándome por que siempre comprueba dos veces para ver si soy yo. -Di con Sasuke. -Bien. ¿va a ayudarme con mis cosas? -No exactamente- dice Naruto -Como que necesito que me hagas un enorme favor. Mi cabeza cae contra la puerta otra vez. Tengon la sensación de que los próximos meses van a estar llenos de favores incovenientes, ya que el sabe que me está haciendo uno enorme por dejarme quedarme aquí. ¿Platos sucios? Claro. ¿Lavar la ropa de naruto? Seguro. ¿Comprar los alimentos de Naruto? Por supuesto. -¿Que necesitas?- le pregunto. -Como que Sasuke precisa tu ayuda. -¿El vecino?- Hago una pausa tan pronto como encaja, y cierto los ojos -Naruto, por favor no me digas que el tipo al que llamaste para protegerme del tipo borracho, es el tipo borracho. Naruto suspira -Necesito que desbloquees la puerta y lo dejes entrar. Déjalo derrumbarse en el sofá. Yo estaré a primera hora de la mañana. Cuando se le pase la borrachera, sabra donde está e irá directo a casa. Sacudo la cabeza. -¿En que tipo de complejo de apartamento vives?¿Necesito prepararme para ser manoseada por gente borracha cada vez que llegue a casa? Larga pausa. -¿Te manoséo? -Manosear podría ser un poco fuerte. Sin embargo me agarró del tobillo. Naruto deja escapar un suspiro. -Sólo hazlo por mi, Sakura. Vuelve a llamarme cuando lo tengas a él y a todas tus cosas dentro. -Esta bien- gimo, reconociendo la preocupación en su voz. Cuelgo y abro la puerta. El tipo borracho cae sobre su hombro, y su teléfono móvil se desliza de su mano y aterriza en el suelo junto a su cabeza. Lo pongo sobre su espalda y bajo mi mirada hacia el. Abre sus ojos una rendija e intenta alzar la mirada hacia mi, pero sus párpados de cierran otra vez. -Tu no eres Naruto- murmura. -No. No lo soy. Pero soy tu nueva vecina, y por lo que parece, estas a punto de deberme al menos cincuenta tazas de azúcar. Lo levantó de sus hombros y logró que se siente, pero no lo hace. En realidad no creo que pueda. ¿Cómo llega una persona siquiera a emborracharse tanto? Agarró sus manos y tiro de el centímetro a centímetro hacia el interior del departamento, deteniendome cuando esta lo suficientemente dentro como para que sea capaz de cerrar la puerta. Tomo un cojín del sofa, levanto su cabeza y lo pongo de costado por si acaso vomita mientras duerme. Y esa es toda la ayuda que va a recibir de mi. Cuando está cómodamente dormido en la mitad del suelo de la sala de estar, lo dejo allí mientras voy a echar un vistazo por el apartamento. Sólo en la sala de estar podrían caber tres salas de estar del último apartamento de Naruto. La zona del comedor se abre hacia la sala, pero la cocina está separada por una media pared. Hay varias pinturas modernas a través de la habitación, y los gruesos y lujosos sofás son de color marrón claro, suavizado por las vibrantes pinturas. La últimas vez que me queda con el, tenía un futón, un puf y pósters de modelos en las paredes. Creo que mi hermano podría haber crecido, finalmente. -Muy impresionante, Naruto- digo en voz alta mientras voy de habitación en habitación y enciendo todas las luces inspeccionando la que acaba de convertirse en mi casa temporal. Como que odio que sea tan bonita. Haría más fácil querer encontrar mi propia casa una vez que consiga ahorrar el suficiente dinero. Entro en la cocina y abro el refrigerador hay una fila de condimentos en la puerta, ramen y un recipiente de leche completamente vacío todavía colocado en el estante superior. Por supuesto no tiene alimentos. No podría haber esperado que el cambiará por completo. Tomo una botella de agua y salgo de la cocina para ir a buscar la habitación en la que vivire durante los proximos meses. Hay dos dormitorios, así que tomó el que no es de Naruto y colocó mi maleta encima de la cama. Tengo alrededor de tres maletas más y menos de seis cajas en el coche, por no mencionar toda mi ropa en perchas, pero no estoy a punto de tratar con eso está noche. Naruto dijo que regresaría por mañana, asi que le dejará eso a el. Me cambio un par de pantalones de chándal y un top, luego me cepillo los dientes y me preparo para acostarme. Normalmente, estaría nerviosa por que hay un extraño en el mismo apartamento en el que estoy , pero tengo la sensación de que no necesito preocuparme. Naruto nunca me pediría que ayudará a alguien que el sintiera que podria ser, de cualquier forma, una amenaza para mi. Lo cual me confunde, por que si está es el comportamiento común de Sasuke, me sorprende que Naruto me haya pedido que lo deje entrar. Naruto nunca a confiado en que haya chicos conmigo, y culpo a Sai por eso. El fue mi primer novio serio cuando yo tenía quince años, y era el mejor amigo de naruto. Así tenía diecisiete, y experimente un enorme flechazo por el durante meses. Por supuesto mis amigas y yo teníamos enormes flechazo por la mayoría de los amigos de Naruto, simplemente porque ellos eran mayores que nosotras. Sai venía la mayoría venía la mayoría de los fines de semana para quedarse por la noche con Naruto, y siempre parecíamos encontrar una manera de pasar tiempo juntos cuando Naruto no prestaba atención. Una cosa llevo a la otra, y después de varios fines de semana de escabullirnos, Sai me dijo que quería hacer oficial nuestra relación. El problema fue que no previó la manera en la que iba reaccionar Naruto una vez que me rompiera mi corazón. Y vaya si lo rompió. Tanto como puede romperse el corazón de una chica de quince años después de una relación secreta de dos semanas que estuvo conmigo. Una vez que Naruto lo descubrió, su amistad se acabó, y todos los amigos de Naruto fueron advertidos de no acercarse a mi. Me resultó casi imposible tener citas en la escuela secundaria hasta después de que Naruto se alejó. Incluso entonces, los chicos habían oído historias de horror y tendían a mantenerse alejados de la hermana pequeña de Naruto. Por mucho que lo odiaba por aquí entonces, le daría la bienvenida ahora. He tenido mi parte justa de relaciones que han ido mal desde la escuela secundaria. Viví con mi novio más reciente durante más de un año antes de que nos diéramos cuenta de que queríamos dos cosas distintas en la vida. El me quería en casa. Yo quería una carrera. Así que ahora estoy aquí. Persiguiendo mi maestría en enfermería y haciendo lo que puedo para evitar las relaciones. Tal vez vivir con Naruto no será tan malo, después de todo. Me dirijo de regreso a la sala de estar para apagar las luces, pero cuando giró en la esquina, me detengo inmediatamente. Sasuke no sólo se ha levantado del suelo, sino que se encuentra en la cocina, con la cabeza presionada contra sus brazos doblados sobre la encimera de la cocina. Está sentado en el borde del taburete, y parece como si estuviera a punto de caerse de el en cualquier segundo. No puedo decir si está durmiendo otra vez, o simplemente intentando recuperarse. -¿Sasuke? No se mueve cuando digo su nombre, asi que camino hacia el y colocó mi mano delicadamente sobre su hombro para sacudirlo y despertarlo. Al segundo en que mis dedos aprietan su hombro, el jadea y se sienta erguido como si acabará de despertarlo en medio de un sueño. O una pesadilla. Inmediatamente, se baja del taburete sobre sus muy inestables piernas. Empieza a tambalearse, asi que pasó su brazo por encima de mi hombro a intento sacarle de la cocina. -Vamos al sofá, amigo. El deja caer su frente contra el lateral de mi cabeza y se tropieza junto conmigo, haciendo dificil sostenerlo de pie. -Mi nombre no es amigo- dice articulando mal- Es Sasuke. Llegamos hasta el sofá, y empiezo a separarlo de mi. -Esta bien, Sasuke. Quien quiera que seas. Simplemente ve a dormir. Cae sobre el sofá pero no deja ir mis hombros. Caigo con el e inmediatamente intento apartarme. -karin, no- súplica, agarrándose por el brazo, intentando tirar de mi hacia el sofá con él. -Mi nombre no es karin- digo liberandome de su agarre de hierro -Es Sakura.- No se porque le aclaro cual es mi nombre, por que no es como si el fuera a recordar esta conversación mañana. Camino hasta donde se encuentra el cojín y lo recojo del suelo. Hago una pausa antes de dárselo, porque el esta sobre su costado ahora, y su cara de encuentra presionada contra el sofá. Su agarre allí están fuerte que sus nudillos están blancos. Al principio, pienso que está apunto s vomitar, pero entonces me doy cuenta de lo increíblemente equivocada que estoy. No está apunto de vomitar. Esta llorando. Con fuerza. Tan fuerte que ni siquiera hace ruido. Ni siquiera conosco al tipo, pero la obvia devastación que está experimentando es difícil de presenciar. Bajo la mirada hacia el pasillo y de nuevo a el, preguntándome si debería dejarlo sólo para darle privacidad. La última cosa que quiero hacer es verme envuelta en los problemas de alguien. He tenido exito evitando la mayoria de las formas de drama en mi círculo de amigos hasta este punto, y estoy terriblemente segura de que no quiero empezar ahora. Mi primer instintos es alejarme, pero por alguna razón, me encuentro a mi misma sintiéndome extrañamente compasiva hacia el. Su dolor en realidad parece genuino y no sólo es el resultado de un consumo excesivo de alcohol. Me pongo de rodillas delante de el y todo su hombro. -¿Sasuke? El inhala una enorme bocanada de aire, alzando su rostro hacia mi lentamente. Sus ojos son meras rendijas inyectadas en sangre. No estoy segura de si es gracias al llanto o al alcohol. -Lo siento mucho, Karin- dice levantando una mano hacia mi. La envuelve alrededor de mi nuca y tira de mi hacia el, enterrando su rostro en el hueco entre mi cuello y mi hombro. -Lo siento mucho. No tengo ni idea de quien es karin o que le hizo el, pero si está así de herido, me estremezco al pensar en lo que debe de sentir ella. Tengo la tentación de encontrar su teléfono buscar su nombre y llamarla para que pueda venir a rectificar esto. En cambio, lo empujó suavemente de nuevo contra el sofá. Colocó su almohada y lo instó a apoyarse en ella. -Duerme, Sasuke- digo amablemente. Sus ojos están llenos de dolor cuando se deja caer sobre la almohada. - Me odias tanto- dice mientras agarra mi mano. Sus ojos se cierran otra vez, y libera un pesado suspiro. Lo miro fijamente en el silencio, permitiéndole mantener sujeta mi mano hasta que está en silencio y tranquilo, y no hay más lágrimas. Apartó mi mano de la suya, pero me quedo a su lado unos minutos más. Incluso aunque esta dormido, de algún modo todavía parece como si estuviera en un mundo de dolor. Sus cejas están fruncidas, y su respiración es esporádica, fallando al caer en un patrón pacífico. Por primera vez noto una leve y áspera cicatriz de unos diez centímetros, que recorre todo el lado derecho de su mandíbula. Se detiene a escasos centímetros de sus labios. Tengo la extraña urgencia de tocarla y pasar mi dedo a lo largo de su longitud, pero en cambio, mi mano se extiende hasta su cabello. Es corto en los lados, y poco más largo en la parte superior. Acarició su pelo, consolandole, incluso aun que puede que no lo merezca. Este tipo puede merecer cada pizca de remordimiento que siente por lo que sea que le hizo a Karin, pero al menos lo está sintiendo. Tengo que concederle eso. Lo que sea que hizo, al menos la ama lo suficiente para arrepentirse.
1 note · View note