#jaketom moodboard
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“We met by chance, Tom”, Jake whisper in one of the ears of the young man.
“Do you think that?”, he asked with a pitch voice and a smirk.
“Well... I knew something hit me when I saw from the other side of the restaurant and my heart just... exploded.”
“That was one of the most beautiful things you ever had said to me since we met...”
“We just met last night...”
“... Since last night then.”
(Tom with leather jacket hit me, sorry)
🔮🕸
“—Nos conocimos de casualidad Tom —le susurró Jake al más joven al oído.
—¿Crees eso? —preguntó el otro afinando la voz y haciendo una mueca de sonrisa.
—Bueno... Supe que algo sucedió cuando te vi al otro lado del restorán y mi corazón sólo... explotó.
—Esa es una de las cosas más lindas que me hayas dicho desde que nos conocimos.
—Apenas nos conocimos anoche.
—... Entonces, desde anoche.”
(Tom con chaqueta de cuero me hizo algo, perdón)
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The more the merrier.
(The RPF that just one person requested. Requested by darkhaotic ;3)
Jake Gyllenhaal/Tom Holland/Heath Ledger.
Yeah, I really wanna write something more about it 😈
🔮🕸
Tom was alone sitting in front of the bar. He was playing with the little umbrella on his drink, waiting for Jake. He suddenly looked around and spotted his boyfriend being hugged tightly by a stranger, at least for Tom.
His name was Heath. He wasn't taller than Jake, his eyes was pitch black with the lack of lights in the nightclub and the only thing that shine on him was the ornaments of his suit.
“He was a good friend of mine in high school”, Jake said but the way Heath was looking at him wasn't like someone looks at a friend no matter how good he can be. “Heath, he's Tom, my boyfriend.”
“Oh”, he just said. His voice made Tom to shiver a little. "Nice to meet you, Tom.”
"The pleasure is mine. I saw you in some pictures Jake has, but you look pretty different in person.”
“I hope that would be a good thing.”
“I- Yeah, it is.”
Jake grabbed Tom from the waist and he felt that part of his body warmer.
“Do you wanna drink something with me, guys? Come with me to the VIP.”
×××
Tom wasn't wrong.
The way Heath was kissing Jake wasn't the way a person kisses a friend. Tom was aroused by it. He didn't want to admit it but he knew Heath realized it. He had looked at Tom and looked down his eyes to his boner. He even smirked at him. The sloppy and eager kiss with Jake finally got to an end.
"Come here”, Heath commanded and Tom get closer to them. Jake was sitting in the couch, he was gone minutes ago but he was still awake. “Take a seat.”
Heath opened Jake's legs and ordered Tom to sit between them. As soon as he did it, he was taking by his boyfriend's strong arms. Jake held him tightly, palming his crotch vigorously. Tom took the back of Jake's neck and pulled his hair with his fingers, hearing the soft moans that were robbed by him. Heath approached them and forced Tom to face him. Then he kissed Tom, then Jake, and Tom knew he was fucked up and that he was looking forward to be fucked by those two men.
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Bonjour, Motherf*ckers.
(AU!Sin Poderes, Ladrones!GyllenHolland)
Jake alzó una mano para acariciar los cabellos de su amante. El muchacho se sobresaltó sorprendido al sentir el roce sobre sus cabellos.
—Buen día —dijo Jake con su usual sonrisa.
—Hola.
El muchacho trató de agacharse para besarlo, pero se arrepintió a medio camino agarrándose luego el costado derecho de su cuerpo.
—¿Cómo sigues?
—Me duele un poco.
—Maldito, desgraciado. Vuelvo a cruzármelo y me las va a pagar —el hombre se sentó en la cama y revisó la herida de su compañero—. Por ahora sigue bien. Tendrás que conformarte con estar abajo hasta que se te cierre la herida.
—Tú vas a estar encantado hasta que eso suceda —dijo su oyente mientras fruncía el entrecejo.
—A veces hay que hacer sacrificios en la vida, ¿sabes? Ven aquí.
Jake abrió sus brazos para recibir a su amante quien besó sus labios con ternura, un beso rápido, escurridizo. Cuando su mirada avellana se encontró con la azul de Jake se dio cuenta que eso era el comienzo de algo más, así como el fortuito encuentro entre ambos cambió por completo su vida. ¿Quién hubiera creído en las habilidades para el robo que tenía el muchacho? Sin contar la habilidad que tenía para el maquillaje y los disfraces, aprendidas de años de vivir en un club nudista hasta la muerte de su madre. Jake le había dado a elegir su destino: o se tiraba de un edificio para que la policía no estuviera tras su grupo o se unía a ellos. Jake esperaba que eligiera la segunda. Era la primera vez que veía a alguien como ese muchacho. Aún con un grupo de tipos apuntándolo con armas él se mostraba tranquilo, aún con Jake apoyando el cañón de su arma sobre su frente.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos? —le preguntó él, Jake asintió—. Ese día me salvaste la vida —sus dedos jugaban con el elástico de la ropa interior de su amante.
—Me alegra que hayas elegido la segunda opción.
—Después de conocer a alguien como tú, ¿qué otra opción habría elegido?
—No lo sé. Sabes que no soy muy bueno con las palabras de afecto.
—Dices lo que sientes en el momento indicado —el muchacho rozó su nariz contra el mentón de Jake.
—Tú me haces decir esas cosas, cariño —reconoció el aludido besando la punta de su nariz.
La puerta de la habitación se abrió, dando paso a un hombre rubio de ojos claros de importante contextura física.
—Ah —musitó y golpeó la puerta luego con sus nudillos.
—La puerta se toca antes, grandote —dijo Jake ocasionando la sonrisa en su amante.
—Tenemos un problema. El objetivo se mueve.
Jake frunció el entrecejo.
—Eso no es posible.
—Necesitamos que Tom se aliste.
—Estás bromeando, ¿cierto? Ayer el imbecil del detective le metió un tiro, ¿y quieres que salga a hacer el trabajo sucio?
—Oye, Romeo, nos hemos preparado para este atraco mucho antes de la llegada de tu Julieta. ¿Qué harás? —preguntó el hombre dirigiéndose a Tom.
—Dame un momento, Chris, y me reuniré con ustedes.
El aludido asintió y cerró la puerta. Jake suspiró sonoramente.
—No vas a ir.
—¿Qué?
—Que no vas a ir.
—Estoy bien. Con un cambio de gasa y teniendo cuidado, todo saldrá bien —Jake lo miró sin convencerse—. Mi amor, estaré bien —repitió acariciando una de sus mejillas.
El hombre sostuvo su rostro entre sus manos y besó sus labios con ternura.
—Cuando termine esto, estarás abajo, cariño —susurró sobre sus labios.
🔮🕸
Próximamente parte de la serie Cariño disponible en AO3.
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× Título: Disculpas.
× Relación: Brian Taylor & Bradley Baker, Miguel "Mike" Zavala & Caleb Baker.
× Prompt: Lugares embrujados.
× Etiquetas/Advertencias: Implied/Referenced Suicide, Implied/Referenced Death Character, Crossover.
× Resumen: Brian y Miguel asisten a una llamada telefónica que los conduce a una casa embrujada. Allí encuentran a los hermanos Baker con quienes terminan formando un vínculo afectivo. Pero hay algo que perturba al agente Taylor, ¿por qué piensa que esa no es la primera vez que oye sobre ellos?
× Leer en AO3 (o abajo).
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—No, amigo. Yo no pienso entrar a ese lugar.
—¿Eres una gallinita? ¿Qué va a decir tu bebé? Va a decir que su papá es una gallinita.
Miguel rodó los ojos y golpeó a su compañero en el brazo con su puño.
—¿Por qué no entras solo entonces? ¿Quieres que te cuide el culo, o qué?
Brian le sonrió de lado y con ambas manos sobre su cinturón caminó hacia la enorme casa abandonada. Habían recibido reportes de ruidos extraños. Esa no era su zona pero tras perder una apuesta contra Van Hauser, ellos debieron hacerse cargo de ella. Miguel siguió los pasos de su compañero de patrulla y entraron a la casa.
El reporte recibido siempre había sido pasado por alto. Al ser un lugar abandonado, distintos grupos de adolescentes lo utilizaban para pasar el rato. No habían entrado al lugar que ambos casi al unísono estaban encendiendo las linternas. Brian miró a su compañero por unos instantes y le sonrió de forma burlona. Apenas ingresaron vieron botellas, latas de refrescos a medio tomar, bolsas de frituras y graffittis. Lo normal. Sin embargo, esa noche la llamada recibida fue distinta. La operadora dijo que alguien pedía ayuda y que cuando le preguntó desde donde estaba llamando, le dieron esa dirección antes de cortar. Eso no era normal.
Los pasos de los oficiales de policía resonaban en el lugar. Brian alumbraba al frente y Miguel lo hacía a sus pies, aunque lo agobiara la necesidad de alumbrar a sus espaldas, su deber era velar por la seguridad de su mejor amigo y compañero de patrulla de tantos años. Unas escaleras sorprendió al par de oficiales. Miguel avanzó hasta quedar espalda con espalda con Brian.
—¿Te quedas con el piso de abajo? —le preguntó. El aludido resopló y comenzó a caminar por la planta baja. Entre risitas, Brian subió con cautela las escaleras. Los escalones estaban regados de basura, al igual que lo que pudo ver del resto del lugar. Llegó a la planta alta desde donde le pareció oír un sonido provenir del largo y oscuro pasillo que se extendía frente a él. Insultó y sacó su arma reglamentaria. Sus pasos resonaban al mismo tiempo que los latidos de su corazón. No podía discernir cuál sonaba con más intensidad. Abrió una de las puertas a su izquierda, su espalda estaba pegada contra la pared. Iluminó con su linterna. No había nada. Se movió rápidamente a la puerta contraria. Tampoco había nada. En el ante último cuarto encontró a una maldita rata que al escapar cuando fue iluminada con la linterna lo hizo sobresaltar. Brian la insultó y suspiró sonoramente. Le faltaba un último cuarto, la voz de Miguel en la planta baja advirtiéndole que no había encontrado nada estaba a punto de hacerlo volver sobre sus pasos y dar por finalizada su ronda, pero un extraño sonido al otro lado de aquella última puerta lo hizo repensar su tarea. No llamó ni esperó a su compañero, su instinto lo llevó a entrar solo. Al hacerlo encontró una habitación que aunque con muebles deteriorados, para una persona que vivía en la calle, eso era un palacio. Se sonrió de lado al pensar eso. Por lástima, porque le gustaría hacer algo por ellos más que tener ese sentimiento resonando en su cabeza en esos instantes. Recorrió el lugar hasta que oyó un sonido cercano a la puerta a sus espaldas. Se volvió hacia ella con su arma y linterna y su mirada se posó sobre un fulgor color avellana que resplandecía entre el rostro sucio de un muchacho que había querido escapar—. Arriba las manos —le pidió el oficial, calmo pero apuntándolo con el arma todavía—. Al suelo. Muy lentamente —el muchacho fue demasiado obediente y a diferencia de lo que siempre solían vivir con su compañero de patrulla, no se quejó por el accionar policial. Brian esperó a que estuviera arrodillado en el suelo y con sus manos sobre su cabeza para acercarse a él. Su mirada avellana volvió a posarse sobre él.
—Mi hermano.
Su voz resonó en los oídos del oficial como un hechizo.
—¿Tu hermano?
—Él está aquí.
—¿Qué? ¿Tú vives aquí con tu hermano?
—¿Brad?
Brian y el muchacho volvieron su vista a la puerta para encontrarse con un niño que automáticamente se abalanzó sobre el chico que estaba de rodillas en el suelo. Cuando alzó la vista, Brian se encontró con Miguel.
—Te estuve llamando desde abajo —le dijo—. Este chico me dijo que vive aquí con su hermano desde hace un tiempo —agregó cuando su compañero llegó a su lado, ambos sobre el umbral de la puerta de la habitación—. Fue Bradley el que hizo la llamada. Le pareció oír a un grupo de personas y se asustó —Brian volvió la vista hacia los hermanos. Quien tenía apariencia de ser el mayor le preguntaba al otro cómo estaba, qué le había dicho a Miguel y sonrió. Brian sintió algo en su pecho, como una punzada, pero no sabía a qué adjudicarle aquello—. Oigan, chicos, ¿qué les parece si les traemos algo de comer? —les preguntó Miguel, arrodillándose para estar a la altura del par de muchachos. A Brian le dio algo de ternura su compañero. Claro que nunca se lo diría.
—Gracias, oficial. Pero estamos bien —le dijo el menor de ambos.
—De acuerdo, Cal. Me llamas cualquier cosa, ¿de acuerdo?
—¿Cal? —preguntó Brian.
—Sí, se llama Caleb; entonces, Cal.
—¿Y tú cómo te llamas?
Brian trató de mostrarse normal, terminó pareciendo autoritario por la forma en que movió su cabeza.
—Bradley, señor. Mi nombre es Bradley.
Había algo que Brian tenía que reconocer: la mirada de ese muchacho, había algo en él que le daba la sensación de haberlo visto antes. Y su voz…, sentía que esa no era la primera vez que la oía. Le preguntó a Miguel si él había sentido lo mismo, pero su respuesta fue un movimiento de cabeza y sus hombros levantándose.
—Seguramente los habremos cruzado en alguna ronda, no lo sé.
—Sí, es lo más probable —reconoció Brian acariciándose el tabique nasal. Estaba cansado, tenía hambre y sueño. Seguro era eso.
[...]
Desde ese momento, pareció que Brian y Miguel se habían puesto de acuerdo para perder en las apuestas realizadas con Van Hausen y obtener la vigilancia de su zona en el horario nocturno. Aunque al día siguiente estuvieran con pocas energías para realizar tareas matutinas, a ambos les gustaba ir a esa casa, llevarles algo de comida y conversar con esos niños. Mientras Miguel le contaba a Caleb historias irrisorias para hacerlo dormir, Bradley compartía sus inquietudes con Brian que trataba de aconsejarle y darle una leve esperanza de que todo saldría bien para ambos. Bradley era un adolescente, pero en varios intercambios de opiniones con Brian lo había dejado pensando un buen rato.
[...]
Brian llegó una mañana a la estación de policía donde le informaron que Miguel estaría ausente por unas semanas. Había sufrido un desmayo en su casa y su esposa lo había llevado al hospital.
—Tú también te ves terrible —le había comentado Sook, compañera del oficial Van Hausen—. Deberías hacerte un chequeo tú también un día de estos.
—Yo estoy bien. No sé a qué te refieres.
Esas semanas sin apuestas por la zona de Van Hausen ocasionaron que Brian terminara hecho un manojo de nervios que ocasionaron en una llamada de atención. La llamada de su mejor amigo le impidió mandar todo al demonio. Le pidió el día al sargento Daniels, que se lo dio porque ya no soportaba su mal humor, y fue a verlo al hospital.
—Gabby, ¿llevas a la niña a comprarme unas golosinas?
La esposa de Miguel lo miró frunciendo sus labios y se llevó a su hija para dejarlos solos.
—¿Cómo te sientes?
—Sobrevivo. ¿Y tú?
Brian resopló apoyando toda su espalda sobre el respaldo del sillón donde estaba sentado.
—¿Para qué me llamaste?
—Amigo… No vas a creer lo que voy a contarte. ¿Me alcanzas la carpeta que está en el cajón? —Brian se puso de pie para darle a su compañero lo que le había pedido. Miguel abrió la carpeta y le extendió un recorte de periódico a Brian. Él se quedó sin pestañear hasta sentir que los ojos le dolían. En ese momento, volvió su mirada a Miguel—. Yo tuve la misma reacción. Espera un momento y sentirás un escalofríos recorriéndote la espalda. Escucha —Miguel buscó algo en su teléfono—… Tuve que pedirle a la operadora que lo buscara, y fue complicado hasta reunir todas las piezas, pero, oye, ¿para qué está Gabby si no es para ayudarme con un caso?
—“911, ¿en qué puedo ayudarlo?”
—“Buenas noches, mi nombre es Bradley Baker. Se metieron en mi casa.”
—“De acuerdo, Bradley, trata de calmarte, ¿de acuerdo? ¿Estás solo en casa?”, le preguntó el operador al oír que el muchacho hablaba en voz baja pero se notaba su nerviosismo ante la situación.
—“Mi hermano pequeño está en el piso de abajo. Yo… Tengo miedo...”
A medida que la conversación avanzaba, Brian iba recordándolo todo. El caso del asesinato de los Baker había sucedido cerca de la casa de su madre. Hasta habían hablado al respecto algunas de las veces que la había ido a visitar hasta que, por supuesto, hubo otro asesinato y todo había quedado en el olvido. Elliot Baker, padre de ambos, era un hombre perdido en el vicio del juego y las apuestas clandestinas. Habían pasado ya meses de su última paga, y la vida de sus hijos estaba en la letra chica del contrato. Los criminales reunieron a los niños en el piso superior y allí cobraron su dinero. Elliot Baker fue encontrado colgado en el comedor cuando la policía se dignó a hacer acto de presencia en el lugar.
[...]
Los oficiales llegaron a la casa de día. En sus manos no llevaban refrescos ni frituras. Hicieron su camino hacia la última habitación, la de Bradley, esa misma desde la que realizó la llamada con la que no terminó logrando nada, acurrucado en el espacio entre un armario y la puerta. Entraron a la misma y Brian se arrodilló en el suelo, una de sus manos acarició la mancha de sangre seca que seguía en el suelo. A su lado, su compañero le hizo compañía y dejó una maceta con flores coloridas.
Miguel le comentó que una tía de Gabby le había dicho que un espíritu le estaba quitando energía vital. Él no había querido creerlo, pero cuando le contó lo que había encontrado respecto a los Baker, ella ató los cabos sueltos: existía la posibilidad de que los niños estuvieran resentidos con los oficiales de policía, ya que ninguno se presentó cuando ellos lo necesitaban. Si tanto Brian como él hubieran seguido yendo, era altamente probable que hubieran terminado con algún problema psiquiátrico o muertos, en el peor de los casos. Ella les dijo que debían hacer las paces con los chicos. Le dijo a Miguel que flores y una disculpa serían suficientes. Si ellos las aceptaban o no, nadie lo sabría hasta último momento, pero ambos debían mostrarse serenos y sin ningún tipo de miedo en el corazón.
—Por favor, discúlpennos —dijo Brian, mirando las flores que ondeaban de un lado a otro por la brisa del mediodía.
—Discúlpennos a todos —agregó Miguel.
No hubo respuesta. Tampoco sabían de qué manera los espíritus se manifestaban de día. Pero ambos sintieron algo en el momento en que estaban por salir de la habitación. Un repentino escalofrío los hizo voltear hacia el regalo que habían dejado ahí. Sus flores se mecieron una vez más, ya no por acción del viento, sino por algo más. Ellos lo sabían. De alguna manera, sabían que Bradley y Caleb ya estaban en un lugar mejor.
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GyllenHolland (sort of) Kingsman!AU Based on this tweet.
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