#julen y la gente sola
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Del under a la calle - crónica del Indieween
Durazno y Convención volvió a ser sede de la música montevideana, esta vez con motivo del Indieween: un festival que reunió a lo más destacado del nuevo under montevideano bajo la bendición de los consagrados Julen y la Gente Sola
Por Ginny Lupin Fotos Gino Bomba
A las 17hs del 29 de octubre la tantas veces cantada esquina de Durazno y Convención pintaba un panorama atípico para la zona. Decenas de jóvenes, algunos disfrazados, otros tantos con camisetas de bandas que cada vez suenan más fuerte en los sótanos montevideanos, se acercaban a la calle cortada con cadencia dominguera. Para muchos, el Indieween era la segunda jornada de un fin de semana saturado de festivales gratuitos, al aire libre, con sello underground. La gira había empezado el sábado a la noche, en el skatepark de Buceo, donde Obelisco, Catatumbo, Lynces, Flor Sakeo y Neamwave llenaron de pogo la pista.
Sofacha
La voz femenina de nuestro indie, Sofacha, rompió el hielo del Indieween bajo el sol que disipó la tormenta de la mañana. Provista únicamente de su guitarra y las historias que elige contar, la cantautora llevó a la audiencia en un recorrido por su universo de canciones, la mayoría con nombres inventados en el momento.
Aprovechando la oportunidad para testear la respuesta del público, Sofacha presentó nuevos temas como "Ventana", sobre una vecina a la que veía a través del vidrio hasta que un día dejó de aparecer.
Cinnamon
El dúo devenido en trío puso el primer elemento eléctrico de la fecha, trayendo su indie con tintes bossa nova al grupo de concurrentes que seguía creciendo.
Los Cinnamon también adelantaron temas de su próximo disco, como "Volver a Casa", que seguramente sea a la vez el nombre del material y "Ruta 23", su último sencillo.
Los Walrus
Con la caída del sol, el clima en Durazno y Convención cambió completamente; no sólo por el viento que comenzaba a levantarse, sino por la actitud de los presentes, que ante la inminente llegada de Los Walrus se levantaron de sus asientos improvisados en el cordón de la vereda para acercarse al escenario. Mientras la banda armaba, vestidos de negro y a caras pintadas, la ronda de pogo se preparó para explotar frente al primer acorde. De repente, la noche se tornó salvaje. Un bebote volaba por los aires a la par de un peluche de Shrek, propiedad del sonidista. Ambos muñecos eran propulsados hacia arriba por el público y parecían subir un poco más alto a medida que transcurren las canciones. La calle estaba tan llena que desde el costado del escenario era dificil distinguir el fin de Durazno.
Sobre la tarima, Los Walrus continúan presentando la Expansión, su disco de próximo lanzamiento. En su repertorio los temas de amor se cruzaron con el rock alternativo más pogueable y el indie pop para bailar.
Micrófono en mano, Jaso aprovechó para arengar a la escena una vez más, remarcando lo valioso de seguir generando y apoyando movidas como el Indieween: "Tremendas bandas, todo autogestionado", destacó.
El final fue a todo o nada. Al ritmo de "Lejos", hit absoluto de la banda, Los Walrus se despidieron en un gran pogo abajo y arriba del escenario, marcando los últimos acordes con la destrucción del teclado de Tomás al mejor estilo The Who. Para los que pensaban que un festival indie no podía ser pesado.
Samuel Acosta
Cuando Samuel llegó a Uruguay de su Maracay natal, Montevideo no sólo ganó un cantautor hiper-productivo, sino también un productor imparable. Mente y mano de obra detrás de la concreción del Indieween, el artista se puso al hombro la responsabilidad de oficializar un secreto a voces en la escena local: al nuevo under los sótanos le están quedando chicos. Era hora de salir a la calle.
Músicalmente, Samuel está acompañado de una banda muy versátil, capaz de llevar su set desde el pop al shoegaze y el rock alternativo. El guiño a Bob Esponja y su último lanzamiento, "No Falta Mucho Para que Pase", elegido para abrir la noche, fueron momentos claves en el repertorio.
Julen y la Gente Sola
Que una banda grande (no sólo frente a los parámetros de la escena underground sino también al alcance del país) se preste para participar de un festival de artistas emergentes es una feliz rareza. Que, además, lo hagan sin cerrar la noche, es un pase de posta simbólico, un indicativo de que esta nueva camada de artistas está acompañado por quienes llevan un poco más de tiempo conquistando escenarios.
Frente a una cuadra atiborrada de gente, Julen y la Gente Sola dio cátedra de hit tras hit. "La Chica del Mantenimiento", "Llenos de Sentimiento" y "El Último Día de Sofía" junto Flavio Lira de Amigovio fueron parte del repertorio breve pero bien elegido.
Fede Morosini surfeo la multitud, micrófono en mano, en un "Funeraria" que hizo temblar los cimientos del edificio que vio crecer a Jaime Roos. El cierre junto a Sofacha entonando "Alquimista" le dio la cuota necesaria de emotividad a la fecha, que esperamos no sea la última de Julen en la capital este 2023.
Neamwave
Son centennials pero espiritualmente parecieran haber caminado Seattle a principios de los 90, absorbiendo cada pizca de inspiración para traer su grunge furioso a la Montevideo de 2023. Fueron la banda del fin de semana (tuvieron la responsabilidad de cerrar el festival del skatepark y el Indieween), pero también son la banda del momento. Al menos eso se comentaba ese público, en línea con lo que―de manera extremádamente subjetiva―viene repitiendo quien escribe desde la primera vez que los escuchó.
Los Neamwave tienen una fuerza impresionante. En lo instrumental, enla voz de Joaquín, en los coros de Tomás y en un protagonismo ineludible, su interacción con el público.
El pogo es de otro nivel. Joaco pasó casi tanto tiempo en brazos de la audiencia que en el escenario. Jaso (Los Walrus) subió de prepo a cantar sin parar de saltar un segundo y a los pocos temas se vió a Felipe, bajista también de Los Walrus, flotar sobre los presentes completamente poseído por el agite. El frenesí fue absoluto.
Pronto, quienes todavía no se acercaron a los rincones donde su música suena en vivo mes a mes, podrán tener una probadita del huracán Neamwave en las principales plataformas. La banda anunció el domingo que su disco ya está grabado y en noviembre podemos esperar el primer adelanto, como para ir calmando las expectativas.
Tras un bis suplicado por el público, los Neamwave y el festival se despidieron de Durazno y Convención. Al menos por ahora. Un verdadero ejemplo de autogestión, compañerismo, compromiso con el arte y absoluto profesionalismo; el Indieween quedará en el recuerdo como la foto de un momento trascendental en la escena musical emergente uruguaya. Que privilegio es ser testigos de la historia mientras se construye.
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La Vela Puerca y un Movistar Arena De atar
Hace casi una semana que el tópico principal en la calle es el frío que azota la Ciudad de Buenos Aires y, por si fuera poco, el servicio meteorológico nacional había previsto uno de los días más fríos del año para este sábado 25 de Mayo. A pesar de esto, cuando todavía quedaba algún rayo de sol, el día patrio se hacía presente en el parque de los andes (lugar que alojó la previa velera) donde se podían vislumbrar algunos grupos de amigos con empanadas y vino. Es que cuando el frío es intenso, la vela siempre da calor, y el sábado no fue la excepción.
A las 20hs puntual subió al escenario Mujer Cebra para dar un imponente show de casi 45 minutos que sorprendió a los que se habían acercado temprano. Al finalizar, el recinto no se encontraba ni a la mitad de capacidad, pero afuera la fiesta era total. La Avenida Corrientes era una pasarela donde el desfile era con buzos y remeras alusivas a la banda uruguaya. Para las 21.15 ya no había dudas. Las entradas estaban agotadas, y en el Movistar Arena no entraba ni un alfiler.
Así fue que pasadas las 21.30 se apagaron las luces, y el enano, el cebolla, Santi, Rafa, Nico, Pepe, Coli, Ale y Diego salieron al escenario. Jugando con fuego fue la canción elegida para abrir el show, seguidas de El huracán, Casi todo, Y así vivir para hacer ondear las banderas argentinas y uruguayas entre la marea de gente que había en el campo. El enano aprovechó para saludar a la gente y agradecer el aguante por los 30 años de carrera.
Con La pastilla llegó el turno del primer invitado de la noche, Arquero, uno de los más destacados raperos de Uruguay. Pero Dieguito no fue el único, también se sumaron Camila de Niña Lobo para hacer una hermosa versión de Para no verme más, Seba Andersen de El plan de la mariposa para interpretar Clarobscuro, y Néstor de Nonpalidece para hacer saltar a todo el estadio con Burbujas.
Pasaba el tiempo y los clásicos seguían sonando: Alta magia, De Atar, El profeta, Todo el Karma hasta que, lógicamente, fue el momento de tomar un descanso luego de Zafar. Allí se prendieron las luces y el público aprovechó para hacer sonar el clásico cantito popular de Vuelan palos, y algunos, más atrevidos, se animaron por un instante cantar en contra de Javier Milei, como ya es habitual en cada recital de rock.
Finalmente, el descanso terminó, y la banda aprovechó para invitar a un gran amigo, Juanchi Baleirón de Los pericos. Juntos hicieron El viejo, y el frío de la calle no tenía lugar para contrarrestar el calor que se sentía en un Movistar Arena repleto de gente saltando y cantando al ritmo de los éxitos puercos. Y por si hiciera falta, luego siguió Llenos de magia para cerrar una de las mejores listas de temas de los últimos tiempos.
Pero, aunque las luces estaban encendidas y la foto grupal ya había sido tomada, habría tiempo para más. El enano volvió al escenario con su guitarra e invitó a Fede Morosini, de Julen y la gente sola, a quien también lo hemos visto protagonizar el videoclip de Jordan de la banda uruguaya Eté & los problems. Así, en intimidad, con el público coreando cada estrofa, le dieron cierre a una noche inolvidable. Si todo parece jodido es cuando hay que poner reza el estribillo de José sabía (hoy más vigente que nunca) para despedir entre lágrimas a un público que después de 30 años va siguiendo fiel, fiel a la piel.
Crónica: Oscar Nievas
Fotos: Florencia Duré
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Una historieta que hice hace un tiempo para Pegazine #4, el Fanzine colaborativo de feria pegajosa me pone muy contento haber participado junto a otro montón de artistes y sobre todo muchas gracias a les chiques de la pegajosa por haberme invitado a participar. El texto es una canción de Julen y la gente sola
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ALUCINACIONES EN FAMILIA, JULEN Y LA GENTE SOLA EN ARGENTINA
http://dlvr.it/SzJHQN
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y vamos a viajar por todos lados, amiga el mundo entero va a poder vernos brillar
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Poster Design. Olimpico, Festival de música independiente. Montevideo, Uruguay. 2017. Brrr type in use from Swiss Types.
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Nuevo under en Durazno y Convención
El próximo domingo 29 de octubre, el festival Indieween saca la música de los sótanos a la calle en la mítica esquina de Durazno y Convención
Indieween es un festival de música independiente, organizado por los artistas Samuel Acosta y Pablo Varela, con el apoyo de colaboradores como El Bloque Radio, Bar Ducón y Bar Andrómeda. Al aire libre y con entrada gratuita, la primera edición del festival reunirá a los principales exponentes del nuevo under montevideano con una grilla joven y diversa, a partir de las 16hs.
La iniciativa tiene como objetivo celebrar y promover la música independiente del país. Además, en vísperas de Halloween, se invita al público a ir vestidos para la ocasión; habrá competencia de disfraces, venta de merchandising, barra de bebidas y rifas con premios sorpresa.
Los organizadores de Indieween han trabajado arduamente para crear un ambiente seguro y acogedor, con un espacio libre de acoso para garantizar que todos los asistentes disfruten de la música y la diversión en un entorno respetuoso.
¿Quién es quién?
Sofacha La joven cantautora indie continúa cosechando los éxitos de Jardin (2022), su primer disco, producido por Paul Higgs & Charlie. Con un universo músical que incluye ómnibuses, amistad, ferias, fantasías, tragedia, soltura, transiciones, caminatas, laberintos citadinos, Montevideo, coros, paciencia y ansiedad, juegos de palabras, guitarras y teclados; Sofacha es la encargada de abrir el festival.
Cinnamon La banda de indie pop surgió como dúo entre Pablo Varela y Candela Curotto en 2022. Graban sus canciones de manera casera y ya tienen varios sencillos disponibles en plataforma, mientras se preparan para lanzar su disco debut.
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Los Walrus El quinteto con más fuerza de la escena verá caer el sol desde Durazno y Convención al ritmo de su próximo disco, La Expansión, que ya está sonando en vivo. La banda originaria de La Paloma no para de tocar y es garantía de pogo asegurado.
Samuel Acosta Acosta es originario de Maracay, Venezuela; pero el indie uruguayo lo ha adoptado como propio. El artista pasó de un “cuarto desordenado” a la nueva escena under montevideana con su sonido resultado de una combinación única de influencias que van desde el pop al rock alternativo.
Julen y la Gente Sola Los padrinos del movimiento vuelven a los escenarios después de unos meses alejados del vivo. Armados de sus canciones melancólicas y un post-pop único, vuelven a la esquina que los vio emerger.
Neamwave Los encargados de cerrar la noche dicen que lo suyo es “ruido para gurisxs”: un grunge arrollador de guitarras contundentes y mucho agite. Al igual que Los Walrus, vienen de presentarse en el Festival Nuevo Día y se encuentran próximos a lanzar su primer disco, llegando al Indieween en un momento clave de su carrera.
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Hell bells [Continuación - Parte 2]
Aceleró el paso cada vez más su amigo siempre estaba para ayudarla en todo y así fue, un pequeño conjuro de cambia formas hizo que, dos chicas idénticas entre sí, salieran de la habitación.
Sus pasos fueron rápidos, y en dirección opuesta a Salem, sabía que podía tener unas horas o unos minutos más para poder planear algo, agradeció que todos ya habían salido de sus clases cuando ella caminaba con prisa, abriéndose camino hasta llegar a la entrada. No se dio cuenta cuando pasó frente a Erick, su bolso golpeó una de sus piernas y a penas se disculpó, no estaba preocupada de nadie que pudiera estar a su lado, solo quería hacerse paso entre las personas para bajar las escaleras de la entrada con rapidez. Miles de pensamientos pasaban por su cabeza, no veía un momento de lucidez en el fondo, solo pensaba en huir lo más lejos que podía.
El chico de inmediato volteó cuando el golpe dio en su pierna, por lo cual rompió las conversaciones que tenía con sus compañeros al salir del aula. No estaba enojado por aquello sino sintió curiosidad por quién había pasado tan rápido.
Era una de las cosas agradables de vivir en una Academia especial; todos tenían la manera perfecta para darse el tiempo, incluso para hacer vida social entre clases y olvidarse la larga actividades que tenían durante el día o la semana.
Sus ojos se abrieron al ver que era Julene, su novia, quién apenas notó su presencia. Lo cual era extremadamente raro porque nunca tenía esas actitudes y una inquietud rodeó el cuerpo del chico. Fácilmente pudo notar su ritmo acelerado debido a sus genes y cerró su taquilla con tanta fuerza que hizo que todos saltarán por la sorpresa que eso había causado.
No alcanzó a despedirse de nadie porque su mente se había bloqueado por completo. Bajó las escaleras rápidamente y notó su cabellera rubia salir por la puerta principal. No sabía lo que pasaba y esperaba tener respuestas en ese momento, quería ayudarla fuera lo que fuera.
— ¡Juls! — Exclamó desde el umbral de la puerta. Todos los ojos se fueron en su dirección, menos de la persona que deseaba quién fuera. Miró hacia el cielo y no pudo evitar sentir que el clima estaba cambiando, se nublaba y no era muy típico de Idris; menos en esa temporada.
Sus piernas se movian agilmente entre el pasto, sentía que todo a su alrededor iba mas lento de lo normal, o era ella la que no podía moverse con rapidez, pero cada vez que quería hacerlo sentía una presión que la detenía, pero era solo una percepción de ella, pues su caminar era rápido, casi en un pequeño trote, en ese momento sólo podía escuchar sus pensamientos, lo que la hacían desconectarse del entorno por completo, solo podía escuchar los pensamientos de Salem en ese momento que se dirigía al otro lado de Idris para poder despistar a los demás. La necesidad de alejarse. por la seguridad de los demás, era mucho más grande que todo, con fuerza sostenía su bolso negro de cuero, en el cual llevaba algunos grimorios de su padre, que quizás podían ayudar en el enfrentamiento, era lo único que llevaba además de algunas otras cosas que tomó con rapidez, mientras todo daba vueltas a su alrededor.
Corrió rápido en su dirección. Sus piernas no eran tan largas como cualquiera de sus compañeros pero tenía la habilidad y el trabajo realizado en sus entrenamientos, así que en menos de un minuto pudo agarrar su codo para detener el camino que parecía que no iba a acabar. Lo hizo tan fuerte que volteó y tomó su rostro con sus manos. Esta vez fue más delicado, porque con su poder podía arrastrarlo a metros de allí.
No podía pensar en muchas cosas, o quizás su subconsciente sí lo hacía, y por eso corría en dirección al bosque, un lugar alejado donde pudiera pensar con claridad, su mente estaba en conflicto en ese momento, y los pensamientos de Salem nublaban los suyos pero solo sabía que debía de alejarse lo más que podía del instituto. De pronto sintió el tirón de atrás, por un segundo quiso atacar pero encontrarse con el rostro de su novio fue casi una salvación, o eso creyó en el momento.
— ¿Qué pasa? ¿Está todo bien? — Sus ojos se movían de un lado a otro, tratando de descifrar sus expresiones, además como vestía y qué era lo que estaba llevando en su bolso. No le había dicho nada y es lo que más le inquietaba.
— Erick — Murmuró agitada su respiración estaba totalmente descontrolada en ese momento y sus ojos en modo alerta la delataban al instante — Debo moverme, no puedo quedarme aquí, me encontró...debo irme — Murmuró tratando de mirar en todas direcciones, sintiendo como es que Salem gritaba en su cabeza “Corre, corre”
El ceño de Erick se marcó en toda su frente ante su respuesta. Era una mezcla de preocupación, angustia y sobre todo, confusión por no entender en qué momento pensó que el irse sin avisar era la mejor idea.
— ¿No me ibas a decir nada? ¿Cómo planeabas que estaría sin saber de ti? — Fueron las primeras preguntas que salieron de su boca casi como un grito. Lamentó haber alejado sus manos porque eso le dio la oportunidad que aquel espacio entre ambos fuera más amplio pero cuando tomó su mano, hizo que su ansiedad se calmara.
Volvió a alejarse de él, estaba fuera de su elemento, fuera de control, se sentía casi desesperada, mientras que lo tomaba nuevamente de la mano para que la acompañara, no podía quedarse quieta, necesitaba perderse entre los árboles.
— Me encontró — Dijo volteando hacia atrás mientras caminaba, perdiendose entre los arboles y hiedras del bosque. - Me encontró - Volvió a repetir cuando estuvo ya en un lugar alejado del instituto, estaba consciente que en cualquier momento aparecería pero se sentía más segura con su chico.
Lo quedó mirando con aquella mirada de dolor y levantándose las mangas de su blusa donde marcas de grilletes quemados estaban en sus dos muñecas — Es él, y necesito detenerlo o tener tiempo para hacerlo — Tomó aire, en lo que podía mientras observaba los ojos preocupados de su novio, los cuales la hicieron relajarse solo un poco para no alertar del todo.
Los ojos del chico fueron a las muñecas de su novia y maldijo por lo bajo. No podía saber qué gravedad del asunto era tener esas marcas pero no era nada bueno con las señales que estaba viendo. Cariñosamente se las acarició y la abrazó durante unos segundos, tratando que su mente estuviera completamente clara para ser un aporte y no una carga.
Sus brazos lo rodearon con fuerza, como si aquello fuera lo último que haría en aquel momento, sus manos se abrieron sobre su espalda y apoyando su cabeza a su pecho suspiró sintiendo el perfume del chico, el cual la tranquilizó del todo, o por esos segundos. — Quiero solucionarlo, debo de solucionarlo amor — Murmuró y volvió a suspirar, se aferró a él por unos largos segundos susurrando despacio— Qui curat de me, protegens et tolleret angues ingentemque manu mea, ut posteris sit inter iubas alba capillos, ab omni malo defendat, liberabo eum de tenebris — Lo quedó mirando unos segundos más y le sonrió muy despacio casi invisible.
Le besó su frente y se alejó, observando sus expresiones, que nunca la había visto así.
— Debo ir sola, me quiere a mí — Murmuró por última vez, antes de volver a caminar dándole la espalda, sabía que la seguiría pero no podía perder el tiempo en una charla sabiendo que podía hacerle daño a él, o a ella.
Apretó su mandíbula cuando le dio la espalda y la siguió rápidamente hasta que alcanzó sus pasos, avanzando al lado suyo sin detenerse tampoco.
— ¿Adónde vamos? ¿Cuáles son sus debilidades? ¿Hay una zona que le cueste más localizarte? — Preguntó con un hilo en su voz. No quería hablar, simplemente tomó su mano para sentir que estaba con él, quería ir sola pero a la vez no quería que la dejara, estaba aterrada, y no quería demostrarlo. — Es poderoso, no tiene un punto débil, no recuerdo uno en este momento— Murmuró mientras caminaba a su lado, tratando de calmar su mente, recordaba muy vagamente una conversación con sus tías, pero en aquel momento maldecía por no poder recordarla.
En medio camino le quitó el bolso que llevaba y el sonido de la gente de la Academia cada vez desaparecía más y más, hasta quedar en el silencio típico cuando uno va adentrándose en el bosque, sólo con los sonidos de los animales y el viento al mover los árboles. Se giró hacia él con rostro preocupado y se acercó a acariciar su mejilla con cariño. — El vendrá a mí, y me encontrará...no sé cómo debilitarlo, escuché una vez a mis tías hablar de la debilidad del señor oscuro, son las cebollas y las estacas de hierro Hizo un gesto como si fuera una broma pero no lo era, le sonrió suavemente. — Si quieres ayudarme, debes prometerme que no lucharás contra él, prometemelo Erick Tomó sus manos observandolo con aquella mirada triste y preocupada en sus ojos, se acercó a besar sus labios cortamente y acarició sus mejillas.— No sabría qué hacer si te pierdo, así que hazme caso alguna vez...en el bolso hay cebollas, y estacas de hierro, debo enfrentarlo así que...lo invocaré, y será duro. Comentó tomando el bolso que él tenía en una de sus manos, mostrándole en su interior. — Debemos ir más profundo en el bosque, estamos muy cerca de la academia Se giró nuevamente esperando que él la pudiera seguir y sin soltarlo de la mano, comenzaron a caminar con mucha más rapidez entre los árboles, como nunca tenía aquella habilidad que su novio poseía para moverse, quizás era adrenalina pero pronto estuvieron en lo más profundo, a penas sintiendo el ruido de los animales. — El día de hoy diremos, Hoy no Satán Comentó deteniéndose, para sacar las cosas del bolso armando un pequeño altar pagano, para invocar a que supuestamente era su padre.
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Julen e as pessoas sozinhos
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El mundo está pudriéndose antes vos,
y yo.
Miro las ruedas de los autos...
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DIANA EN CHINA
VIAJE A UNA NUEVA VIDA
Todo empieza cuando, un día, viene Marcos a casa y me dice que ha estado hablando con Jesús y Julen, sobre la idea de ir a visitar a Carlos a China. En ese momento pensé: ¿y por qué no, Diana?, así que, comenzó toda la preparación del viaje. No sabíamos lo que nos esperaba, aunque Carlos, de vez en cuando, nos iba contando novedades sobre su vida allí, la cultura y cosas curiosas. No quería desvelarnos demasiado para no estropear la sorpresa.
Fue pasando el tiempo y llegó ese ansiado 26 de diciembre en el que comenzaba, oficialmente, el viaje. Nuestro gran viaje. Éramos 4 amigos viajando a China para reunirnos con el 5º.
Comenzamos en la estación de buses de Valladolid que nos llevaría al aeropuerto de Madrid. Allí cogeríamos el avión hasta Rusia y de Rusia, otro hasta Beijin. El viaje fue genial, risas, risas y más risas. Todo nos hacía gracia. La comida del avión, la estrategia que tenían preparada algunos para aguantar el sueño e intentar llevar el jet lag un poco mejor... Y después de unas 14 horas de viaje, llegó el momento, ese momento que habíamos esperado durante tanto tiempo, ese momento que mantuvo nuestras mentes ocupadas en las últimas semanas, el momento de pisar suelo chino. Llegamos a Beijin a las 9 de la mañana del día 27. Ya se notaba el cambio horario, el trastorno de sueño.
Nada mas aterrizar, comenzó la Odisea. Teníamos que buscar un taxi que nos llevara hasta el Hotel. En el mismo aeropuerto, nos abordaba gente ofreciéndose para llevarnos. Carlos nos había advertido, teníamos que regatear siempre los precios, así que, Julen, empezó a regatear con algunos. Nos costó un ratillo encontrar a alguien que tuviera un trasporte lo suficientemente grande como para llevar todas las maletas y a todos nosotros. Yo soy pequeñita, pero viajaba con 3 hombretones.
Nos subimos al taxi y todo nos sorprendía. Esa manera de conducir, ¡¡ por Dios, que nos matamos !!. Se meten por el arcén, pitan continuamente a todos los coches, no dan intermitentes, no respetan las normas, si es que las hay... Alucinábamos con todo eso. Después de una hora o más, había mucho tráfico, llegamos al hotel. En el hotel nos fue difícil hacernos entender. Allí poca gente habla inglés, con lo cual, la comunicación, se complica. Por fin, entre Jesús y Julen, consiguieron que la china de recepción, nos dijera dónde podíamos cambiar dinero, así que, Marcos y yo, nos fuimos por las calles de china y con las indicaciones de la recepción, a buscar un banco, que se suponía, estaba cerca. Cuando estábamos a punto de darnos la vuelta, apareció el cartel con las letras que nos había dicho, así que, entramos. Dentro había bastante gente esperando, entre otros, la primera persona que vimos, en pijama y zapatillas. No sería la última, por lo visto, les gusta pasearse en pijama por la calle.
Después de un tiempo esperando, la cola no avanzaba, con lo que, Marcos, impaciente por no hacer esperar a Jesús y Julen, decidió que volvíamos y cambiaríamos el dinero más tarde. Estábamos en China y con dinero europeo, con lo cual, era como estar sin dinero. Cuando Marcos y yo, llegamos al hotel, Julen estaba dormido en el sofá de la recepción. Sería la primera siesta de muchas. Subimos a las habitaciones, dejamos las maletas y salimos a investigar un poco los alrededores.
Nos acercamos a la plaza de Tiananmen. A Jesús y a mi, nos impresionó desde el primer momento. ¡¡Era enorme!!. Dimos una vuelta por los alrededores del hotel y vimos un banco, así que, entramos para cambiar el dinero. Tuvimos que esperar un poco, no mucho, pero el jet lag hacía estragos en todo nosotros menos en Marcos, que aguantaba despierto como un jabato. Julen, Jesús y yo, nos quedamos dormidos esperando. Cambiamos el dinero y nos fuimos decididos a buscar algún sitio para cenar. Habíamos leído qué cosas no podíamos dejar de probar, así que, a ello fuimos. Comenzamos con el pato laqueado.
Un camarero lo iba troceando y cortando como en tiras y te lo preparabas tú mismo, mezclando con verdura y una especie de tortita. Era como hacer un burrito. Al lado, había una sopa misteriosa que nadie se atrevía a probar. Era blanca, con una rodaja de pepino flotando. Yo, en mi maravillosa costumbre de oler todo antes de comerlo, lo olí y no fue agradable. Olía fatal, pero aún así, lo probé. Sabía como si hubieran cocido un montón de ropa sucia. Después leímos que era el caldo de cocción de las entrañas y huesos del pato. En ese momento, el sueño ya apretaba mucho, yo me quedaba dormida sin poder controlarlo, así que, nos fuimos a una calle de al lado, en la que habíamos visto que había un mercado, dimos una vuelta. Jesús y Julen compraron un gel que servía para calentar las manos y se suponía que servía para muchas veces. Más tarde, se llevarían una decepción.
Nos fuimos al hotel. Yo me metí en la cama y no supe más.
Al día siguiente, la idea era ir a ver la muralla pero cuando íbamos a comprar las entradas, Jesús vio que eran para ir a una zona que está muy restaurada y muy turística. Prefería ir a otra zona. Julen prefería hacerlo ese día y a Marcos y a mi, nos daba igual, con lo que, había que solucionarlo de alguna manera. ¿La mejor?, tirar una moneda al aire. Perdió Jesús, pero Julen decidió cederle el triunfo e ir al día siguiente, con lo cual, cambiamos planes y fuimos a ver el mausoleo de Mao, la ciudad prohibida, la colina del carbón... Lo que puedo decir de todo eso es: IMPRESIONANTE, EMOCIONANTE, FANTÁSTICO, MARAVILLOSO. Sacamos un montón de fotos. Estábamos como niños pequeños, disfrutando, riendo, pasándolo bien. Faltaba Carlos, el 4º hombretón. Teníamos que ir a comprar una tarjeta sim para poder comunicarnos con él. Estaba pendiente.
Después de visitar todo eso, nos fuimos a otro mercado de tiendas, comidas y demás, a cenar. Entramos en un sitio en el que, por una botella de agua, nos querían cobrar unos 12 euros, así que, cenamos sin agua. Allí comimos nuestros primeros Noudels, esos de lo que Jesús se enamoraría para el resto del viaje. Cuando salimos de allí, y con idea de irnos al hotel, nos cruzamos con una señora que vendía rayos láser como los que tuvimos de pequeños y Jesús quería uno, con lo que, comenzó su trabajo de regateo. Cuando Jesús le hacía una oferta, la china contestaba en un tono muy gracioso: Nooooooooooooooooooooo. Nos partíamos de risa. Al final, consiguió su láser y un cargador para las pilas, así que, tan contento. Llegamos al hotel. Había que descansar, el día siguiente, a las 6 de la mañana, sonaría el despertador para ir a la Gran Muralla.
A las 7h. estábamos en la puerta del hotel. El autobús ya estaba allí. Subimos y nos pusimos en marcha. Unas 3 horas después, habíamos llegado. Comenzamos a subir. Marcos quiso demostrar que su corazón tenía más fuerza que el nuestro y cogió un ritmo en el ascenso que no podíamos seguir. Al menos yo, que con los snickers que había comido, se me revolvió el estómago y tuve que parar 2 minutos. No es que el esfuerzo que hay que hacer sea sobrehumano, sino que, acababa de tragar el último trozo y no me daba tiempo a respirar. No estoy tan en forma como mis hombretones.
Estuvimos hasta la hora de comer paseando por la muralla. Nos saltamos por una ventana hacia una zona no restaurada, recorrimos un trozo, sacamos fotos y más fotos, incluso con la camiseta del pucela y firmamos en una de las paredes que tienen habilitadas para ello. La muralla es espectacular, sobre todo, cuando piensas el tiempo que hace que eso comenzó, el fin para el que se construyó y la cantidad de años que pasaron. Impresiona y mucho. Llegaba el momento de bajar y queríamos probar el tobogán. Yo fui la primera en bajar y aunque ninguno venía cerca, me lo pasé pipa, me reí yo sola un montón y disfruté muchísimo.
Ese día comimos allí, en una mesa de esas redondas que vas girando para servirte lo que más te apetezca de todo lo que pusieron.
El día siguiente sólo lo pasábamos allí por la mañana, por la tarde viajábamos a Shanghai a ver a Carlos. Teníamos que comprar la sim, ¡¡que no se nos olvide!!. Comimos un hot pot, bueno, yo lo intenté. Es como una fondue, pero extra picante. Se nos hizo tarde, ya no nos daba tiempo a comprar la sim. ¡¡Mierda!! teníamos que ir a Shanghai sin la sim, pero allí la compraríamos, nada más llegar. Fuimos hasta la estación de tren. Marcos se había confundido en un número de mi pasaporte al reservar los billetes y nos ponían pegas. Yo ya me veía allí hasta vete a saber cuándo, pero una china muy generosa, nos ayudó y nos solucionó el problema. Subimos al tren. Alcanzaba mas de 300km/h y no se notaba nada.
Llegamos a Shanghai. Habíamos quedado con el taxista que trabaja para el colegio de Carlos, para que fuera a recogernos. Necesitamos la sim.
Julen consiguió conectarse a una red wifi y hablar con el taxista para que nos dijera dónde estaba. Le encontramos, subimos y le dimos la dirección. Cuando llegamos allí, no teníamos como avisar a Carlos. ¡¡Maldita sim!!. Julen le escribió a través del móvil del señor y así conseguimos ponernos en contacto con él. Era bastante tarde ya, la 1 o las 2 de la madrugada. Llegábamos con hambre, sueño, cansancio...
Subimos a casa, aparcamos por ahí las maletas y nos pusimos a hablar. Teníamos que contar muchas cosas. A las 4 yo me fui a la cama, esa cama a la que le faltaba el colchón y Carlos, pensaba que era así.
Al día siguiente mi dolor de caderas era considerable. La tabla había hecho estragos en mi. Era el día de nochevieja. Cogimos el autobús hacia Shanghai. Carlos quería comprar una camisa, así que, allá que íbamos todos. Compró la camisa, comimos algo y nos fuimos al hotel a ducharnos y prepararnos para la noche. Una vez que estábamos todos listos, fuimos al bar/restaurante en el que íbamos a cenar y a pasar la noche. La cena de ese día fue muy distinta. Primero una ostra cruda, después una sopa de maki, un pescado, pato asado y postre. El balance fue bueno. Comenzó la fiesta, música, copas (yo no) y bailes. Un poco antes de las 00, subimos a la terraza para ver el espectáculo que todos los años vemos en los telediarios, que se supone que hacen allí. A las 00h. Se encendieron bengalas alrededor de toda la terraza, gritos de alegría, risas, música, pero nada de los fuegos artificiales que se suponía que íbamos a ver. A pesar de faltar eso, para mi fue muy especial pasar ese día allí, en ese lugar, en ese entorno, con esa gente. No lo cambiaría por ningún fuego artificial. La fiesta duró poco tiempo pero fue intensa. Me va a ser imposible oír a Manolo Lama decir eso de: ¡Ay mi madre!, ¡el bichoooooo! y no acordarme de Julen. A las 3h. nos echaron y nos fuimos a dormir en un colchón bastante duro también, aunque menos que la tabla. Mañana compramos la sim.
Al día siguiente, estuvimos por un mercado chulísimo y la bahía, con esas vistas espectaculares, la calle comercial, que recuerda a las películas americanas de Nueva York, con un montón de pantallas luminosas y, como el día 1 es fiesta nacional, las calles estaban a reventar de gente.
Los siguientes días los pasamos entre compras en el mercado de falsificaciones y paseos con las motos. El mercado una pasada, enorme. Allí pierdes la noción del tiempo. Las motos, unas risas. Nos metíamos a tope en la cultura del orden dentro del desorden. Pitábamos, circulábamos por donde queríamos, nos saltábamos los semáforos... Me reía muchísimo. Teníamos que comprar la sim.
Uno de esos días, fuimos a ver la Venecia del este. Muy bonito y a la vez, muy diferente de Venecia, sólo se parece en que tiene canales, por lo demás, nada que ver. Subimos en una barca de las que van por los canales. Lo pasamos bien con las dotes de fotógrafo de Carlos. Después nos metimos por callejuelas de por allí y casi perdemos el tren de vuelta, tuvimos que correr un poco.
Llegó el cumpleaños de Carlos y Jesús, esa noche estuvimos entretenidos con regalos y sorpresas para los dos. Lo celebramos con algunos compañeros de Carlos. Fuimos a una discoteca gigante, llena de gente con una música infernal a un volumen en el que, fácilmente, te revientan los tímpanos. Yo aguanté muy poco y me fui al hotel.
Al día siguiente, hacíamos lo del enemigo invisible. Lo pasamos bien. Hubo regalos graciosos. Cenamos una hamburguesa, en china, si. Allí acababa nuestro viaje, ese con el que habíamos soñado mucho tiempo, llegaba a su fin. Seguimos sin tarjeta sim.
Llegamos al aeropuerto y, sorpresa, el avión se retrasa 5 horas, con lo que, perdemos el de Rusia y tenemos que pasar la noche en el aeropuerto de Rusia a -28º.
Llegada a España a las 10 de la mañana del día 7/01/2017 y final del viaje. Sin tarjeta sim.
Lo he pasado genial, me he divertido mucho, me he reído, incluso he llorado de risa. Me he horrorizado de otras cosas, la gente que escupe por la calle, se suena los mocos sin pañuelo, eructan en sitios públicos, todo sin cortarse un pelo. La comida no me ha gustado demasiado, pero ha habido cosas ricas. El pato, algunos Noudels, revueltos de cosas que a veces, no sabíamos ni lo que era... Una cultura tan radicalmente diferente que es totalmente recomendable conocerlo.
Lo mejor del viaje, para mi, la compañía. Os agradezco mucho a los 4, Jesús, Carlos, Marcos y Julen, vuestra compañía, vuestros momentos de risas, de prisas porque no llegábamos a tiempo...
Espero que nada de lo que haya escrito os pueda parecer mal a ninguno, todo está escrito desde el cariño.
Este viaje me ha dado la oportunidad de conocer un poco mejor a gente que ya conocía pero quizá, no tan a fondo. La convivencia te hace ver lo que de verdad somos.
Julen: nuestro fotógrafo oficial. Cada vez que oiga a Manolo Lama, no podré evitar acordarme de ti. Eres grande y no sólo literalmente. Gracias.
Jesús: el explorador oficial. Ansioso por probar siempre cosas nuevas. Si no hubiera sido por ti, nunca habría hecho ciertas cosas. Sigue explorando siempre. Gracias.
Carlos: el gps del grupo. Le prometimos que compraríamos una sim que no llegó, pero Carlos nunca se enfada, siempre se toma todo con mucha deportividad. Gracias.
Marcos: mi persona, mi mitad. Gracias.
Estoy encantada de haber compartido con todos vosotros esta experiencia que nunca olvidaré. Sólo daros las gracias por esos buenos momentos.
Gracias Carlos, gracias Jesús, gracias Julen, gracias Marcos, gracias mis hombretones y como no, gracias China.
Y si me permitís, quiero hacer una reflexión final. Cuando salgo con mi sobrino, que como sabéis, va a cumplir 3 años, me doy cuenta de que todo le sorprende. Disfruta una barbaridad de las cosas más simples. De un paseo, de los columpios, del tobogán, de jugar a pillar conmigo, de jugar con ``lala´´, como llama él a la perra, y muchas veces pienso en que es maravilloso ver la vida desde los ojos de un niño y ver esa capacidad de asombro que tienen. Todos fuimos un día así. ¿Cómo y cuándo nos volvimos tan complejos que nos cuesta disfrutar de esas pequeñas cosas?
Un abrazo enorme.
Diana.
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El 16 de Junio intentaremos llegar a buen puerto, con contenedores llenos de novedades y cargamentos pesados de emociones. Con la alegría de tocar junto a nuestros amigxs de Julen y la Gente Sola, una vez más.
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Listen/download: asuntos ajenos by Julen y la gente sola que las puertas se abrían eran simples mentiras solo una triste ilusión mental mundo imaginario me estás haciendo daño de vez en cuando debo regresar rodillas raspadas, manos acostumbradas a levantarme y volver a andar boletos usados, casetes mal grabados recuerdos vagos de tiempos atrás viajes por el campo, cielos estrellados entro en tu sueño y sin preguntar voy obnubilado aunque el día esté nublado es que hoy vi tu sombra en el mar tu sombra bailar volver sobre mis pasos sentirme equivocado asperezas me quedan limar mirada despistada perdida en la nada no esperaba encontrarte acá no esperaba encontrarte ni el más fuerte gana la pelea ni el más veloz vence en la carrera ni el que hace mas mal a los demás sino, el que persevera, el que persevera mundo imaginario me estás haciendo daño de vez en cuando debo regresar mirada despistada perdida en la nada no esperaba encontrarme acá no esperaba encontrarme
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