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Road so far - Hell bells ~ No vi lo rápido que sucedió todo. No lo recuerdo ¿Dónde están todos? ¿Morí? ~
Anteriormente.
De pronto estaba en lo más profundo del bosque, con unas pequeñas trampas las cuales no sabía si iban a funcionar, a mi lado estaba Eric con todos sus sentidos a mil, yo preparada para cualquier cosa, lo sentía en mi, se acercaba. ~~~~~
El frío se dejó sentir alrededor, el viento soplaba cada vez con más fuerza, a penas se escuchaban los pensamientos de Salem. Eric estuvo en todo momento alerta hasta que en un momento se vio envuelta en un portal mágico, siendo transportada hasta el inframundo. Nada funcionó - Pensó- De pronto cayó sobre el suelo frío, sus manos se juntaron lentamente contra su cabeza y sus ojos se abrieron con la misma lentitud, encontrándolo a él, en toda su gloria frente a la chica rubia. No tuvo miedo en ese momento, solo rabia « ¿Qué había pasado con Eric? ¿Morí? »
Pensaba rápidamente mientras que su respiración se hacía cada vez más lenta entrando en una especie de trance. - Julene Morningstar - Se escuchó la voz del hombre en toda la habitación que hacía acústica con su voz grave.
La rubia de un salto se incorporó para observar con odio al hombre que estaba en frente, le sorprendía que fuera humano, era alguien hermoso pensaba, era el señor oscuro como les decían sus tías, era satán en persona. - Julene Spellman - Le corrigió la rubia mientras se sacudía la ropa y arreglaba su cabello con rostro de pocos amigos. - Te esperé por mucho tiempo, querida hija - El hombre que mantenía su semblante calmado y la rodeaba tanto con su presencia como con su mirada, ladeó una sonrisa ganadora. Julene mantenía su respiración lenta y concentrada recordaba todo aquello que le habían enseñado, el autocontrol era su arma más fuerte en ese momento, porque quería lanzarse sobre él en todo momento - ¿Dónde está Eric? - Preguntó por su novio, en ese momento, pero el hombre soltó una carcajada. - ¿Ese lobo impuro? No es para ti, querida Julene, tú debes de aspirar a algo más, ahora que te quedarás acá, debes de buscar alguien a tu altura, eres hija del señor oscuro, todos te desearán. Balbuceaba el hombre mientras hacía alabanza a lo que podía suceder en ese lugar. Sentía su interior pudrirse mientras el hablaba pero no podía moverse como ella quería, o pensar en un hechizo claro ¿Qué sucedía? Sintió una conexión extraña, una voz susurrando muy suavemente en su interior, era Salem. ~ Prepárate ~ Fue lo que escuchó de Salem. En ese momento sintió su cuerpo fuera de sí, pasando por pasadizos oscuros hasta llegar al bosque nuevamente, era Garret trayéndola de vuelta, su profesor. Cayó de rodillas, y miró a todos los que estaban ahí. - ¡Deben de correr! A penas alcanzó a gritar aquello y una fuerte explosión se escuchó bajo sus pies y la tierra comenzó a abrirse, miles de demonios en forma de bestias escaparon por aquel agujero, comenzó a correr lo más rápido que pudo, en su mente sentía la voz de su padre diciendo « "no puedes escapar, los mataré a todos si es necesario" » Se detuvo con fuerza mientras los demás corrían para poder buscar un lugar donde poder defenderse, de pronto vio a más de 10 personas batallando junto a ella. Si algo había aprendido de las clases de artes marciales era a dar un buen golpe y así lo hizo, en un par de movimientos se sacó de encima a un par de demonios que la atacarían. A lo lejos vio a sus tías aparecer por un portal, se levantó del piso y corrió hacia ella tomándola de las manos, juntas podían ser más fuertes pero una de las bestias se lanzó sobre la mayor de ellas y un grito la hizo llenarse de ira. Observó su alrededor, y de un simple aplauso lanzó una onda expansiva que dejo a las bestias tiradas en el piso, a las que estaban más cerca de ellas. Corrió de vuelta para levantarla del piso y observándolas a los ojos, con rostro preocupado y decidido. - ¡Tías deben de retener a los demonios! Debo terminar con un asunto. Decía con sus palabras llenas de odio. De soslayo veía a Eric luchar con Austin, y del otro lado Garret y Kylo librándose de algunos espectros. No pudo detener más la mirada para ver quién más estaba luchando a su lado, pero lo agradecía. Se tomó unos segundos para cerrar sus ojos. Recordar aquellos momentos que vivió con todos. Estaba decidida a morir para que ellos no lo hicieran, era su asunto, debía de librarse de Lucifer, de su padre, no iba a ser una lacaya. Tomó un gran suspiro - Hoy no Satán - Susurró muy despacio y corrió directamente hacia la grieta del piso y de un salto se dejo caer hacia lo mas profundo de la tierra, pero antes de llegar al piso, el hombre la tomó por el cuello y su cuerpo con fuerza se detuvo. Casi inerte se movió bajo su cabeza haciendo una mueca de dolor. - Eres muy valiente hija, pero todos morirán, solo con el chasquido de mis dedos, veamos ¿Con quién comenzamos? Se paseaba mientras la sostenía cada vez con más fuerza del cuello. Los pies de la chica se movían sin cesar, tratando de zafarse, sosteniendo con fuerza los brazos inquebrantables del animal que tenía frente a ella porque no se podía llamar de otra manera. Su respiración se acortaba cada vez más, y su rostro se ponía cada vez mas colorado, a penas ya podía
escucharlo. El hombre de gran estatura continuó hablando. - Ese chico que te siguió ¿Cómo es que se llama? ¿Eric?...Sí el Lobo, podría comenzar con él, luego con tus tías, y amigos que están luchando por ti en este momento, no sirven de nada Decía el hombre con ojos amarillos llenos de ira por la insubordinación de su hija. - Lo mejor es matar a todos, y que tú puedas verlo. La sonrisa amplia y tétrica se dejo ver en sus labios. Fue cuando Julene reunió todas las fuerzas que le quedaban, no podía ni pensar en ver morir a alguien que amaba. Llena de odio, dolor, y cólera, colocó las manos en la cabeza del señor oscuro y lo teletransportó fuera del inframundo, donde simplemente era un humano con poderes tal como los que estaban en el lugar con ella.
Sintió la energía fluir, por sus venas como si fuera hielo. De pronto no tenía el control de sus poderes, los cuales se incrementaban cada vez más, haciendo una pulsación cada vez más fuerte, el poder se apoderó de su cuerpo, dándole una fuerza sobrenatural, apretando su cráneo cada vez con mas fuerza, provocándole dolor. - ¡No...dañarás...a mis amigos! Su voz cambió en unos segundos, sus ojos se pusieron blancos y un resplandor salió de sus manos. A lo lejos y con fuerza un pulso se dejó sentir a lo más profundo del bosque. La luz se propagó como el destello de un rayo en un día de tormenta, solo aquello se pudo ver. [Continuará]
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Hell bells [Continuación - Parte 2]
Aceleró el paso cada vez más su amigo siempre estaba para ayudarla en todo y así fue, un pequeño conjuro de cambia formas hizo que, dos chicas idénticas entre sí, salieran de la habitación.
Sus pasos fueron rápidos, y en dirección opuesta a Salem, sabía que podía tener unas horas o unos minutos más para poder planear algo, agradeció que todos ya habían salido de sus clases cuando ella caminaba con prisa, abriéndose camino hasta llegar a la entrada. No se dio cuenta cuando pasó frente a Erick, su bolso golpeó una de sus piernas y a penas se disculpó, no estaba preocupada de nadie que pudiera estar a su lado, solo quería hacerse paso entre las personas para bajar las escaleras de la entrada con rapidez. Miles de pensamientos pasaban por su cabeza, no veía un momento de lucidez en el fondo, solo pensaba en huir lo más lejos que podía.
El chico de inmediato volteó cuando el golpe dio en su pierna, por lo cual rompió las conversaciones que tenía con sus compañeros al salir del aula. No estaba enojado por aquello sino sintió curiosidad por quién había pasado tan rápido.
Era una de las cosas agradables de vivir en una Academia especial; todos tenían la manera perfecta para darse el tiempo, incluso para hacer vida social entre clases y olvidarse la larga actividades que tenían durante el día o la semana.
Sus ojos se abrieron al ver que era Julene, su novia, quién apenas notó su presencia. Lo cual era extremadamente raro porque nunca tenía esas actitudes y una inquietud rodeó el cuerpo del chico. Fácilmente pudo notar su ritmo acelerado debido a sus genes y cerró su taquilla con tanta fuerza que hizo que todos saltarán por la sorpresa que eso había causado.
No alcanzó a despedirse de nadie porque su mente se había bloqueado por completo. Bajó las escaleras rápidamente y notó su cabellera rubia salir por la puerta principal. No sabía lo que pasaba y esperaba tener respuestas en ese momento, quería ayudarla fuera lo que fuera.
— ¡Juls! — Exclamó desde el umbral de la puerta. Todos los ojos se fueron en su dirección, menos de la persona que deseaba quién fuera. Miró hacia el cielo y no pudo evitar sentir que el clima estaba cambiando, se nublaba y no era muy típico de Idris; menos en esa temporada.
Sus piernas se movian agilmente entre el pasto, sentía que todo a su alrededor iba mas lento de lo normal, o era ella la que no podía moverse con rapidez, pero cada vez que quería hacerlo sentía una presión que la detenía, pero era solo una percepción de ella, pues su caminar era rápido, casi en un pequeño trote, en ese momento sólo podía escuchar sus pensamientos, lo que la hacían desconectarse del entorno por completo, solo podía escuchar los pensamientos de Salem en ese momento que se dirigía al otro lado de Idris para poder despistar a los demás. La necesidad de alejarse. por la seguridad de los demás, era mucho más grande que todo, con fuerza sostenía su bolso negro de cuero, en el cual llevaba algunos grimorios de su padre, que quizás podían ayudar en el enfrentamiento, era lo único que llevaba además de algunas otras cosas que tomó con rapidez, mientras todo daba vueltas a su alrededor.
Corrió rápido en su dirección. Sus piernas no eran tan largas como cualquiera de sus compañeros pero tenía la habilidad y el trabajo realizado en sus entrenamientos, así que en menos de un minuto pudo agarrar su codo para detener el camino que parecía que no iba a acabar. Lo hizo tan fuerte que volteó y tomó su rostro con sus manos. Esta vez fue más delicado, porque con su poder podía arrastrarlo a metros de allí.
No podía pensar en muchas cosas, o quizás su subconsciente sí lo hacía, y por eso corría en dirección al bosque, un lugar alejado donde pudiera pensar con claridad, su mente estaba en conflicto en ese momento, y los pensamientos de Salem nublaban los suyos pero solo sabía que debía de alejarse lo más que podía del instituto. De pronto sintió el tirón de atrás, por un segundo quiso atacar pero encontrarse con el rostro de su novio fue casi una salvación, o eso creyó en el momento.
— ¿Qué pasa? ¿Está todo bien? — Sus ojos se movían de un lado a otro, tratando de descifrar sus expresiones, además como vestía y qué era lo que estaba llevando en su bolso. No le había dicho nada y es lo que más le inquietaba.
— Erick — Murmuró agitada su respiración estaba totalmente descontrolada en ese momento y sus ojos en modo alerta la delataban al instante — Debo moverme, no puedo quedarme aquí, me encontró...debo irme — Murmuró tratando de mirar en todas direcciones, sintiendo como es que Salem gritaba en su cabeza “Corre, corre”
El ceño de Erick se marcó en toda su frente ante su respuesta. Era una mezcla de preocupación, angustia y sobre todo, confusión por no entender en qué momento pensó que el irse sin avisar era la mejor idea.
— ¿No me ibas a decir nada? ¿Cómo planeabas que estaría sin saber de ti? — Fueron las primeras preguntas que salieron de su boca casi como un grito. Lamentó haber alejado sus manos porque eso le dio la oportunidad que aquel espacio entre ambos fuera más amplio pero cuando tomó su mano, hizo que su ansiedad se calmara.
Volvió a alejarse de él, estaba fuera de su elemento, fuera de control, se sentía casi desesperada, mientras que lo tomaba nuevamente de la mano para que la acompañara, no podía quedarse quieta, necesitaba perderse entre los árboles.
— Me encontró — Dijo volteando hacia atrás mientras caminaba, perdiendose entre los arboles y hiedras del bosque. - Me encontró - Volvió a repetir cuando estuvo ya en un lugar alejado del instituto, estaba consciente que en cualquier momento aparecería pero se sentía más segura con su chico.
Lo quedó mirando con aquella mirada de dolor y levantándose las mangas de su blusa donde marcas de grilletes quemados estaban en sus dos muñecas — Es él, y necesito detenerlo o tener tiempo para hacerlo — Tomó aire, en lo que podía mientras observaba los ojos preocupados de su novio, los cuales la hicieron relajarse solo un poco para no alertar del todo.
Los ojos del chico fueron a las muñecas de su novia y maldijo por lo bajo. No podía saber qué gravedad del asunto era tener esas marcas pero no era nada bueno con las señales que estaba viendo. Cariñosamente se las acarició y la abrazó durante unos segundos, tratando que su mente estuviera completamente clara para ser un aporte y no una carga.
Sus brazos lo rodearon con fuerza, como si aquello fuera lo último que haría en aquel momento, sus manos se abrieron sobre su espalda y apoyando su cabeza a su pecho suspiró sintiendo el perfume del chico, el cual la tranquilizó del todo, o por esos segundos. — Quiero solucionarlo, debo de solucionarlo amor — Murmuró y volvió a suspirar, se aferró a él por unos largos segundos susurrando despacio— Qui curat de me, protegens et tolleret angues ingentemque manu mea, ut posteris sit inter iubas alba capillos, ab omni malo defendat, liberabo eum de tenebris — Lo quedó mirando unos segundos más y le sonrió muy despacio casi invisible.
Le besó su frente y se alejó, observando sus expresiones, que nunca la había visto así.
— Debo ir sola, me quiere a mí — Murmuró por última vez, antes de volver a caminar dándole la espalda, sabía que la seguiría pero no podía perder el tiempo en una charla sabiendo que podía hacerle daño a él, o a ella.
Apretó su mandíbula cuando le dio la espalda y la siguió rápidamente hasta que alcanzó sus pasos, avanzando al lado suyo sin detenerse tampoco.
— ¿Adónde vamos? ¿Cuáles son sus debilidades? ¿Hay una zona que le cueste más localizarte? — Preguntó con un hilo en su voz. No quería hablar, simplemente tomó su mano para sentir que estaba con él, quería ir sola pero a la vez no quería que la dejara, estaba aterrada, y no quería demostrarlo. — Es poderoso, no tiene un punto débil, no recuerdo uno en este momento— Murmuró mientras caminaba a su lado, tratando de calmar su mente, recordaba muy vagamente una conversación con sus tías, pero en aquel momento maldecía por no poder recordarla.
En medio camino le quitó el bolso que llevaba y el sonido de la gente de la Academia cada vez desaparecía más y más, hasta quedar en el silencio típico cuando uno va adentrándose en el bosque, sólo con los sonidos de los animales y el viento al mover los árboles. Se giró hacia él con rostro preocupado y se acercó a acariciar su mejilla con cariño. — El vendrá a mí, y me encontrará...no sé cómo debilitarlo, escuché una vez a mis tías hablar de la debilidad del señor oscuro, son las cebollas y las estacas de hierro Hizo un gesto como si fuera una broma pero no lo era, le sonrió suavemente. — Si quieres ayudarme, debes prometerme que no lucharás contra él, prometemelo Erick Tomó sus manos observandolo con aquella mirada triste y preocupada en sus ojos, se acercó a besar sus labios cortamente y acarició sus mejillas.— No sabría qué hacer si te pierdo, así que hazme caso alguna vez...en el bolso hay cebollas, y estacas de hierro, debo enfrentarlo así que...lo invocaré, y será duro. Comentó tomando el bolso que él tenía en una de sus manos, mostrándole en su interior. — Debemos ir más profundo en el bosque, estamos muy cerca de la academia Se giró nuevamente esperando que él la pudiera seguir y sin soltarlo de la mano, comenzaron a caminar con mucha más rapidez entre los árboles, como nunca tenía aquella habilidad que su novio poseía para moverse, quizás era adrenalina pero pronto estuvieron en lo más profundo, a penas sintiendo el ruido de los animales. — El día de hoy diremos, Hoy no Satán Comentó deteniéndose, para sacar las cosas del bolso armando un pequeño altar pagano, para invocar a que supuestamente era su padre.
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Malditos Examenes, sólo un día...respira, solo un día
Estresada Julene Spellman
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You were alone, left out in the cold
Clinging to the ruin of your broken home
Too lost and hurting to carry your load
We all need someone to hold
You've been fighting the memory, on your own
Nothing worsens; nothing grows
I know how it feels being by yourself in the rain
We all need someone to stay
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Off Role: Hell Bells[Part 1]
Desde un tiempo hasta ahora, como todos los días, la música sonaba mientras la ropa caía al piso, buscando la vestimenta adecuada para las clases que comenzaban dentro de unos pocos minutos, su cabello rubio caía sobre sus hombros en un vaivén que se hacía al caminar, una sonrisa se mostró en el espejo y sus labios rojos lo reflejaban, sería un buen día, eso pensaba.
El día estaba soleado, se notaba que la primavera había cobrado vida después de aquellos días oscuros dentro del confinamiento de la cuarentena mundial que habían vivido.
En ese momento no era la diferencia, Salem la miraba desde la cama como es que cada cambio de ropa la hacía lucir cada vez diferente, él solo rodaba los ojos con cada movimiento que hacía su compañera de cuarto. A la hora la ventana estaba levemente abierta, la que daba hacia el patio principal, por lo general el aire matutino circulaba libremente renovando las energías de la habitación. El pelaje de Salem se erizó en un instante y de un momento a otro la ventana se azotó contra la pared, aquello hizo que se sobresaltara, y su vista se fuera de inmediato a esta, uno segundos se tomó, un pequeño escalofrío la hizo estremecerse y en su interior supo de inmediato, que era un mal presagio.
Lo ignoró por un momento, no podía serlo, no ahora.
Observó a Salem que estaba con su vista fija sobre la ventana, su gruñido la hizo levantarse de su tocador e ir hacia él, con una sonrisa suave y despreocupada cerró la entrada de aire y pasó la mano suavemente por el lomo del felino que levantó su cola.
- No te preocupes Salem, será un buen día, cuida de la habitación volveré más tarde.
La voz dulce de la chica hizo eco, recogió la ropa que había sacado y de un simple movimiento ya estaba todo ordenado nuevamente, movió el retrato que tenía con su novio y con una sonrisa salió de la habitación.
…
Si bien las clases comenzaron puntuales, estas fueron normales durante el día, el encontrarse con su novio, en los pasillos la hacía sonreír y coquetear al menos en algunas ocasiones, hacía que el día fuera mucho más corto, y así fue. Este transcurrió rápido, aunque cada cierto tiempo volvía el pensamiento a su cabeza de lo ocurrido por la mañana, aquel presentimiento no la dejaba en paz, trataba de ignorarlo, se sentía inquieta, como si algo en cualquier momento pasaría, el clima estaba despejado, una tormenta no estaba por venir, tampoco la tierra estaba por pronunciarse, se repetía a si misma que todo estaba bien, y lo estaba.
No fue hasta la última clase, donde escuchaba con atención a su profesor que explicaba algunas cosas, mientras tomaba nota. Apoy�� su mano sobre su mentón y de pronto comenzó a sentir un pequeño cosquilleo en sus manos. Lo ignoró unos minutos, restándole importancia, hasta que sintió en sus muñecas lo caliente de dos quemaduras, las cuales a simple vista no se podían ver.
Sabía que algo pasaba, el dolor era cada vez más intenso, resistió lo que más pudo, al borde de las lágrimas, tomó todas sus cosas y salió de la clase. Su profesor simplemente detuvo la clase unos segundos, para retomarla luego de que la puerta se azotara luego de que ella saliera.
El dolor la hizo detenerse un par de de veces, hasta encontrar al fin el baño de mujeres, que estaba cerca del gimnasio, donde entró con desesperación tirando todo a un lado para meter ambas manos bajo la llave de agua que con torpeza abrió, sus ojos se cerraron con fuerza ante el dolor y comenzó a repetir un conjuro, una y otra vez.
- Quae aquae curate facere pergentes nihilominus sanare aqua et mundabunt illud aqua – Murmuraba con los ojos cerrados mientras frotaba sus muñecas con lentitud hasta que de pronto la molestia había desaparecido. Sus músculos se relajaron y al fin pudo abrir los ojos, su piel seguía intacta, por un momento el sentimiento de alivio inundó su cuerpo y sonriendo dejó escapar un suspiro fuerte se dejó escuchar en todo el baño.
Decidió mirarse al espejo, apoyando ambas manos sobre el lavamanos, se observó unos segundos antes de bajar la mirada, sintiendo aún ese sentimiento de alivio.
Pensó en sus compañeras en ese momento, era una jugarreta se iba a vengar en cualquier momento. Pensaba en ello, cuando elevó su mirada nuevamente al espejo, dando un pequeño sobresalto, su rostro se veía quemado, la piel desollada como si hubiera metido el rostro dentro de brasas encendidas. No podía creerlo, sus manos se fueron de inmediato sobre su piel, en aquel momento fue cuando la habitación comenzó a girar lentamente.
Su cabeza se fue de inmediato bajo el agua que aún corría, volviendo a murmurar el conjuro con más fuerza esta vez, sin importarle que hubiera alguien en el baño. Sentía todos sus sentidos agudizados y alerta en todo momento. El dolor se hacía cada vez mas agudo, y los gritos que salían de su boca no se dejaban escuchar en el baño, la habían dejado sin voz. Entre tanta desesperación buscó la única ducha que había en el baño de mujeres del gimnasio, con ropa se metió bajo el agua nuevamente conjurando con más rapidez y concentración
Cuando el dolor al fin se alejó abrió sus ojos, apegando su frente contra la ceramica fría de la ducha, su corazón palpitaba a mil por hora, sus manos se fueron a su rostro, no podía sentir nada, era normal. Caminó con rapidez hasta el espejo mas cercano, su ropa empapada y su maquillaje corrido la delataban en que aquello había sido insoportable, cerró sus ojos con fuerza y un escalofrío la atravesó, abrió con rapidez y simplemente vio una silueta, la conocía…la había visto. En un nuevo abrir y cerrar de ojos, ya no estaba… El mal presagio, Pensó.
Tomó sus libros que estaban a un costado del lavamanos, sin importar que se le quedaran algunos, salió del baño y corrió por los pasillos lo más rápido que pudo, no le importó que estuviera empapada, eso podía significar solo una cosa, él estaba ahí.
El camino a la habitación se hizo eterno, los cinco minutos más eternos de su vida, la alfombra que iba por el pasillo era interminable, Hasta que apoyó la espalda en la puerta cerrada de la habitación, no se sintió segura, sabía que tenía un hechizo protector, pero aun así no estaba del todo protegida, podía romper aquello con un simple chasquido, era un demonio mayor, era su padre.
No razonó en ningún momento, miles de pensamientos y miedo aparecieron en su cabeza, se sentó sobre la cama con la ropa estilando, para pensar solo un segundo, quería tomar el teléfono para llamar a sus tías, a su novio, pero no podía alterarlos, podía con esto, podía con todo, era poderosa debería tener un plan B, pensaba en las posibilidades de que estuviera dentro del instituto, las salvaguardas se hubieran activado ¿Qué pasaba si estaba volviéndose loca? ¿Qué pasaba si estaba solo en su cabeza? pensó
Soltó un pesado suspiro.
— Vamos Julene, detente un segundo, piensa.
La mente Salem estaba totalmente inquieta, sus pensamientos invadían los de la chica, y por un momento quiso que se quedara callado, pero necesitaba una coartada,aquello que decía Salem era el plan perfecto para poder combatirlo, o tratar de hacerlo. Necesitaba a Salem para que todo funcionara, antes de que pudiera finalmente encontrarla, porque lo haría. [Continuará]
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Por dios, me derrito.
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O1 -
Los bosques siempre me parecieron sombríos, en donde vivía el bosque era lo más hermoso que había, sobre todo porque podías encontrar toda clase de cosas misteriosas viendo en ellos. Me parece más misterioso sobre todo porque nací en él, en lo profundo y basto del bosque, donde no todos los mortales pueden llegar, quiero decir, donde no todos podemos llegar. No suelo hablar demasiado de mi familia, solo sé que es pequeña, viví toda mi vida con mis tías y mi primo, porque mis padres murieron cuando yo era muy pequeña, no tengo recuerdos vividos, solo los conocí por fotos. No es algo que me afecte, he crecido feliz rodeada de mucho amor, misterios, funerales y cosas extrañas, realmente extrañas.
Desde un tiempo hasta ahora, aproximadamente 5 meses, mi vida cambió, si bien mi familia era bastante extraña y pequeña, escondían algo muy bien, quizás no pueda decirles qué, pero de seguro sería divertido. Al llegar aquí, todo ha sido diferente, el adaptarme a nuevas clases, dejar amigos atrás, familia ha sido dificil, pero tengo al mejor apoyo de todos acá, si él, el de los ojos hermosos, mucho más alto que yo, brazos firmes,el que tiene el perfume más delicioso y por las noches me abraza al dormir, su nombre es Erick, y es la persona más maravillosa de este mundo, no puedo expresar con palabras lo hermoso y lo que es para mí, lo es todo.
Podría explayarme mucho más sobre él pero, es para otro momento, porque vendrán más entradas como estas, puede que no seguido, pero sí, uno nunca sabe ¿No?
Julene.-
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— Nunca podría quejarme, tú eres mi compañera — Sonrió ladeando su cabeza para agarrar mejor su boca y comenzó a besarla despacio, pero poniendo ambas manos en su cuerpo.
—Y tú mi compañero, por siempre ¿Quieres? —Murmuró sobre sus labios con una sonrisa amplia, totalmente boba mientras acariciaba su abdomen marcado. - Nunca me había sentido así por nadie — Murmuraba muy despacio entre besos lentos, y se acomodó de tal manera con la cobija que se sentó sobre sus piernas
— ¿No era por siempre antes? — Sus manos se deslizaron por sus hombros y bajaba por su espalda hasta que posó sus manos en su trasero, afirmando bien la nueva posición en la que estaba. — ¿Me crees cuando te digo que tampoco sentía así? Siempre creí que lo que amaba era lo máximo…hasta que te conocí — Le decía sobre sus labios, pero la quedó mirando
— Es para siempre, es lo que siempre creemos, pero yo lo digo, yo lo decreto, que esto que tenemos, es para siempre siempre sieeeeeeeempre, siento que no podría estar sin ti…estoy siendo demasiado cursi, pero lo siento en mis huesitos pequeños y delgados — Comentó con una sonrisa enamorada y le dio un suave beso en sus labios acariciando su cabello. — Cuando te conocí, creo que dejé mis problemas atrás, me sentí segura —Hizo una mueca sintiéndose algo tonta por hablar tanto de sus sentimientos, pero se encogió de hombros con una sonrisa mientras rozaba sus labios con suavidad.
Se quedaba mirando sus ojos, demasiado baboso como para ocultarlo, tomó su rostro con ambas manos y besó su boca largamente, sin importar que pareciera demasiado desesperado por hacerlo. — Te amo, es para siempre — Murmuró abriendo su boca muy despacio y acarició el paladar con su lengua antes de separarse. — Ya no estás sola… nunca más —
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Sabrina Spellman in CAOS Part 3 Official Trailer
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