#juiciosa
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Mi espalda va por buen camino.
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primero de diciembre. sensibilizada totalmente. no sólo se termina el año, sino que se terminan muchas cosas: por lo pronto, se vendió mi casa. mi hogar, el espacio que yo había logrado construir. me sensibiliza por la cantidad de cosas vividas ahí, desde 2020. los cumpleaños, las juntadas, la cantidad de gente que vino y pasó por allí. los tatuajes que hice, los clientes que tuve, los alumnos...
me acuerdo mucho de nosotros dos juntos ahí. desde que me cortaste estuve poco en mi casa. sentía que era un espacio ajeno a mi, si ya no estabas vos. casualmente, empecé a vender cosas viejas. y casualmente la energía se movilizó para conseguir un comprador. cinco años sin que apareciera nadie y justo ahora aparece un candidato con ganas de comprarla.
efectivamente se lleva a cabo la entrega de las llaves este 10 de diciembre. me acuerdo lo ultimo que me dijiste cuando viniste a buscar tus cosas y dejarme: "me pone triste saber que nunca más voy a ver este lugar". vos ya sabias, no sólo que no ibamos a vernos nunca mas en la vida, sino que este lugar ya no te pertenecia. y a mí tampoco.
solo puedo recordarte con amor. sensibilidad a flor de piel cuando pienso en la cantidad de madrugadas que pasamos escuchando música, bes��ndonos, hablando. viviendo fogosamente de nuestros cuerpos. yo te daba todo lo que soy. y vos a mi tambien y nunca tuvimos que fingir. nunca senti verguenza por lo que me gusta y por lo que soy con vos. y vos tampoco conmigo.
quizas te dolió al final, que haya roto el pacto implicito que habia entre nosotros. esa mirada juiciosa aparecio en mí. era insostenible verte con amor cuando solo me ofrecías destrato. no era maltrato, ni siquiera me tratabas. era no tenerme en cuenta para nada. actitudes contradictorias. abandono constante. ir y venir. lo de mi cumpleaños es algo que me sigue haciendo llorar. aunque vos digas que no me dejaste en mi cumpleaños, que no me hayas hablado por cinco dias y que me hayas pedido un tiempo ese mismo día sólo puede ser interpretado de una sola manera acá y en cualquier tiempo y espacio
con esa casa se va todo. oficialmente no queda ningun sitio para nosotros. solo mi memoria porque estoy segura de que en la tuya no hay lugar para mí. no lo hubo en vida, tampoco en imágenes. sueño con volver a las primeras veces que te ví. sueño con primeras veces con vos. sueños imposibles.
lo único que deseo con todas mis ansias es despertarme un día y sentir que vale la pena estar conmigo, que yo valgo la pena, y que todavía tengo posibilidad de experimentar el amor. porque, sinceramente, solo siento que se terminó el tiempo para mí.
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✰ 𝑭𝑼𝑬𝑮𝑶𝑺 𝑨𝑹𝑻𝑰𝑭𝑰𝑪𝑰𝑨𝑳𝑬𝑺 ; para un starter donde nuestros personajes vean el espectáculo de fuegos artificiales de año nuevo.
nerviosismo acapara anatomía en totalidad cuando siente que está completamente fuera de lugar, sitio que en ese momento pareciese ser mucho más elegante de lo normal, decisión azarosa de asistir sin miel todavía pesa en navegación parcialmente a ciegas de sitio que en ese momento podría ser más un laverinto, bastón hace un ruido que parece alertar a turistas que no le conocen y lanzan miradas un tanto juiciosas, opta por ignorancia, por pretender que no están allí cuando divisa silueta familiar, aquella que apostaría a reconocer en cualquier sitio. ' te estaba buscando ' afirmación brota y la sonrisa se ensancha, parece que no tiene más remedio cuándo se trata del italiano. ' ya casi empieza el espectáculo, y no te lo puedes perder, ¡es casi mágico! ' ( @sartovri )
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Comprensión, compasión y compañerismo
Hoy llevé a Maggie al trabajo y no sé muy bien cómo sentirme ahora. Ya estoy en casa, son pasadas las 5 y el día ya se ha pasado. No sé si me siento apenada, triste, afligida o sentida. Para un poco de contexto, Maggie es la perrita de mis papás: una dulce y muy juiciosa perrita amarilla con heterocromía. Maggie es una perrita pandemia, por lo que es muy dependiente y nunca ha estado sola en ningún momento de su vida, por lo que es una experiencia extremadamente estresante y ansiosa para ella. En esta semana mis papás están fuera de la ciudad y la dejaron conmigo para cuidarla, como yo tengo trabajo híbrido y mi trabajo me lo permite (punto ahí), la tengo que llevar conmigo y hoy fue el primer día.
Para empezar yo ya tenía miedo desde el segundo uno y la cabeza me invadía de preguntas: ¿Maggie se comportará? ¿Cómo será la actitud de todos? ¿la recibirán alegres? ¿qué hará ella al llegar allá? era como un espiral en el que me metí desde la noche anterior y me hizo estresar desde muy temprano. Al final llegué a la agencia y pues en realidad el recibimiento fue muy cálido y superó mis expectativas, yo tenía la intención de mantenerla con su correita en la camita y mis compañeros me alentaron a soltarla, “es un perro, déjala ser” y pues si, toda la razón, así que así lo hice. Ella estuvo un buen rato vagando por ahí respondiendo a su curiosidad y aunque me preocupaba, todos me dijeron que me relajara. Estuve un momento entretenida en una reunión y me fui de mi lugar de trabajo, al volver me comentaron que uno de los de recursos humanos estaba diciendo que de quién era la perrita y acto seguido dijo “ay, es que se está metiendo a las oficinas…” y mi miedo se hizo realidad. Yo entiendo, créeme que yo entiendo que ese es su trabajo y en realidad no me molestó el comentario porque el llamado de atención cuando es necesario, es necesario, ¿pero no hacérmelo directamente a mí? ¿no decírmelo en mi cara pero sí a los demás? cero profesional, PERO CERO.
Al final le puse su correita y se quedó conmigo, bajamos al baño solo una vez lo cual le agradezco mucho a ella y salimos a almorzar. Nos fue bien, de verdad que sí, pero yo seguía pensando en la segunda parte del día; teníamos una reunión importante porque nos iban a presentar a la nueva CEO y la forma en la que habían adecuado el comedor, me decía que Maggie y yo no tendríamos comodidad alguna.
Entramos. Nos encontramos de frente con ella y gracias, el recibimiento fue amable y con sonrisa “tú fuiste a visitarme esta mañana” le dijo a Maggie consintiendo sus orejitas y me sentí demasiado aliviada. Por supuesto me disculpé con ella y su respuesta me hizo sentir aún mejor: “tranquila, perdón por qué si no me molesta” En la reu se puso molesta, yo creo que estaba demasiado aburrida y como había dejado de ser el centro de atención, empezó a llorar. El chillido de un perrito es fácil de reconocer y más en una habitación en silencio. Entre intentar calmarla y ser silenciosa. ladró y me invadió la vergüenza ¿por qué en ese preciso momento? ¿por qué tiene que hacerlo? ¿quiere salir? ¿quiere caricias?.
Mortificada intenté calmarla acariciándola y rompí todas las reglas de etología que mi mamá se ha esforzado por impartir todo este tiempo, pero estábamos en emergencia.
Al salir de la reunión me encontré con varias caras de apoyo, acercándose a mí para bromear con Maggie en tono tierno y sonreír haciéndome sentir que no había sido un big deal.
Si tú eres uno de esos compañeros y me estás leyendo: gracias. Gracias por tu ayuda, tu comprensión, tu apoyo, tu amor a Maggie, tu saludito, tu atención, tus caricias a su cabecita.
No saben lo difícil que fue para mí enfrentarme al día, tratar de proteger a Maggie al mismo tiempo que intentaba seguir las reglas, dejarla ser mientras intentaba no incomodar a nadie, fue aparatoso intentar explicar que esa es su manera de jugar y que en realidad no está gruñendo por brava. Todo el día fue una ola emocional muy fuerte para mí y encontrar personas que de verdad querían hacérmelo más fácil me llena de gratitud.
Al final lo que quiero que nos quede es que este apoyo colectivo me ayudó a reducir el miedo y la vergüenza, y resalta el valor del compañerismo en el entorno laboral. La compasión que hubo en la disposición de todos para entender los retos que las dos atravezábamos, en ofrecierme un ambiente donde el error era aceptado y tratado con empatía, y donde las incomodidades se manejaron con buena actitud y amabilidad.
La comprensión, la compasión y el compañerismo en un equipo pueden transformar un día estresante en uno que se enfrenta con gratitud y resiliencia.
#comprensión#amor#trabajo#compañerismo#equipo de trabajo#work environment#mental health#salud mental
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Una unión sensata
by Aris
2,162 palabras
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Francisca siempre se había considerado una dama apropiada. No solo porque todos quienes la conocían coincidieran en ello, sino que estaba convencida de la propia corrección de sus sentimientos.
Desde pequeña, y gracias a la diligencia y asidua protección de sus hermanos, supo cómo debía comportarse una señorita si quería escapar a la ruina y la inmoralidad. De ella nunca se conoció un escándalo, ni una sola habladuría, ninguna reserva u opinión desfavorable llevó su nombre a la boca o pluma de persona alguna. De Francisca Burgos solo se oían buenos comentarios: que era una chiquilla encantadora, una señorita ejemplar, alma caritativa, jovencita juiciosa, amiga prudente, intérprete virtuosa, etc. Etc.
Tal reputación le habría significado una extendida y bien merecida admiración en un vecindario más variado y numeroso, o si tan solo su familia hubiese estado dispuesta a sufrir las agonías del traslado ocasional a las localidades de moda para pasar la temporada. Pero siendo como eran las cosas, lo cierto es que sus muchas virtudes y encantos no llegaron al conocimiento de más de una treintena de personas, de las cuales solo un puñado resultaban en parejas adecuadas.
Por suerte, entre aquellos se encontraba Manuel González, su más querido amigo de infancia. Desde el niño flaquito que le extendía la mano para cruzar el canal que separaba los terrenos de sus casas paternas, se había convertido en un competente abogado y hábil administrador, aunque siguiera sin ganar tanto peso como a ella y al médico les gustaría.
También era el hombre que llevaba siendo su esposo por los últimos cuatro años, y el origen de su actual intranquilidad por la penosa solicitud que estaba a punto de hacerle.
—Él lo entenderá. Es un hombre sensato, sabrá que se lo pido por el bien y la felicidad de ambos. —Repetía para sí misma de camino al estudio, cargando una generosa taza de té entre sus temblorosas manos.
La suya fue una unión sensata, motivada por el mutuo deseo de abandonar la protección paterna y aprovechar las bondades que la vida de casados les ofrecía, sin tener que padecer realmente los pormenores más desfavorables de dicho intercambio.
Siendo la hija menor de una familia respetable y bien avecindada, con dos hermanos mayores de fuerte carácter y atentos a su educación, Francisca no conoció lo que era la libertad de movimiento o consciencia sino hasta que se convirtió en la esposa de Manuel, y este se vio ampliamente recompensado con una serena y acogedora vida doméstica bajo la cariñosa y diligente mano de su nueva esposa. Se llevaban bien, sus temperamentos congeniaban perfectamente, así como sus anhelos y objetivos para el futuro juntos. Sentían un profundo respeto y un tierno cariño por el otro, lo que les facilitó la pantomima de recién casados y les ganó la consideración de sus vecinos como la pareja “más armoniosa y dulce de toda la región”. Por eso su enorme angustia cuando se enteró, por nadie menos que la floja y bravucona mucama que acababa de despedir, de los actuales y escandalosos comentarios que se hacían sobre ellos en el pueblo.
Se detuvo en un descansillo poco antes de llegar para palmearse las mejillas y recuperar algo de compostura antes de entrar al estudio de su marido.
—¡Cálmate de una vez! No es que el asunto sea un misterio para él, que además de hombre es abogado y peores cosas habrá escuchado.
Aun así, la mortifica imaginar que Manuel llegara a lamentarse que, en vez de una joven inocente, se había casado con una víbora maquinadora, igual que las señoras distinguidas cuyos intereses representaba. Pero, siendo la mujer sensible que era y estando en juego el buen nombre y la reputación de ambos, no podía retrasar más el inconveniente asunto.
-o-
Manuel podía admitir para sí mismo que estaba asustado. Aterrado más bien. Sin embargo, se esforzaba en mantener esos inconvenientes sentimientos lo más ocultos a la vista de su querida Francisca, para no mortificarla mientras bebía largos sorbos del té que ella le había llevado a su oficina.
Té negro con melisa, lavanda, cedrón, menta… y una vara de canela para darle sabor. El elixir especial de su esposa para cuando debía comunicarle malas noticias. No de esas menores como la llegada de un visitante sin anunciar, ¡sino catastróficas noticas! Como aquella vez en que le informó que sus vecinos insistían en hacerlos benefactores del concierto de caridad; o cuando resultó que parte de sus inquilinos se vieron involucrados en un absurdo e ilegal pleito de faldas y contrabando; o, la más terrible, cuando su madre llegó con planes de permanecer un mes completo en su casa.
Le había servido esa mezcla las veces suficientes para que Manuel fuese capaz de reconocer su particular sabor y propósito, pero no tantas como para que dejase de ponerle los pelos de punta, tan contrario a su propósito original.
Había, además, otro asunto inquietante. Contrario a lo habitual, Francisca permanecía en silencio. Ni una sola palabra sobre su día, el manejo de la casa, las travesuras de los perros o las novedades del vecindario para distraerlo de sus tediosos asuntos legales ¡Nada! Se había limitado a entregarle la bandeja y entonces se sentó en el futón acostumbrado, observándolo en silencio mientras apuraba la infame taza de té. Como si ella misma estuviera demasiado alterada por el mensaje que debía transmitir como para intentar ocultar su terrible misión.
Manuel no lo soportaba más.
—¿Hay algo que quieras discutir, tesoro? —Inquirió, con un tono que tampoco lograba disimular su nerviosismo.
Francisca se estremeció ligeramente al verse descubierta, pero pronto recuperó su semblante sereno, aunque Manuel no dejó de notar el leve temblor en su párpado izquierdo.
—Me has descubierto, querido amigo. En efecto, hay un asunto delicado que debo discutir contigo, pero antes… —Se interrumpió, señalando la taza sobre su escritorio—. Bebe un poco más. Lo necesitarás.
Manuel sintió que un leve temblor se apoderaba de su cuerpo ante sus palabras. “Lo necesitarás”. Sin duda se trataba de algo grande, devastador. Obedientemente, tragó hasta la última gota del sedante que le ofrecían para sus pobres nervios, dispuesto a recibir el golpe mortal de una vez.
¿Qué podría ser? En los segundos que tardó la bebida en deslizarse por su adormecida garganta, un sinnúmero de escenarios dantescos se arremolinaban en su mente: ¿Sería otro huésped indeseado? ¿Otro evento benéfico? ¡El cielo no lo permita! Que los estuvieran obligando a dejar su reclusión nupcial y organizar un baile. Tal vez uno de los nuevos cachorros había muerto ¡Oh! Señor, ¡no! Toda la camada, sucumbida en la ventisca nocturna ¿O quizás un escándalo? Debía ser uno que los involucrara a ellos, o su esposa no sería tan críptica al respecto ¿Una demanda en su contra? O, peor aún, ¿acaso trataba sobre Francisca? Pero ¿qué podría hacer su dulce amiga para atraer las malas lenguas? A no ser que, Dios no lo quiera, había caído finalmente en las garras de un pérfido rufián y quería divorciarse para seguir a ese canalla.
Consciente de que su mente deliraba bajo los efectos del té, se volvió hacia Francisca, dispuesto a enfrentar la situación cara a cara.
—De acuerdo, ángel mío, dime qué ha ocurrido. —la instó, sujetando sus manos entre las suyas.
—Más que acontecido algo, es una petición, o, mejor dicho, una exigencia que debo hacerte. —respondió Francisca, devolviéndole el gesto y apretando sus manos con una fuerza que Manuel jamás había sentido provenir de sus delicadas manos—. Pero temo que, si me atrevo, pensarás que soy una amiga espantosa…
—Te aseguro que nunca me atrevería a pensar tal cosa. Lo que tengas que pedir, pídemelo con tranquilidad, mi cielo, y haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarte en lo que necesites.
Francisca tardó un poco más en mirarlo a los ojos, pero cuando lo hizo, Manuel pudo ver en ellos un temor palpable, junto con una decisión ferviente. Fuese lo que fuese que iba a pedirle, no saldría de allí hasta que lo consiguiera.
—Necesito que tengamos un bebé.
-o-
Francisca vio a Manuel tambalearse, acuclillado donde estaba, para luego caer desplomado al piso. Se apresuró en sostenerlo y notó lo frío que se había puesto, su rostro pálido de terror. Lo abanicó desesperadamente con el primer manojo de documentos que encontró a su alcance.
—¡Respira, cariño, respira! —le instaba, inclinándose sobre él mientras el pobre hombre trataba de encontrar su aliento, sin mucho éxito.
—¿Un bebé? —murmuró Manuel, sus pensamientos enredados y confusos—. ¿En dónde conseguiríamos un bebé? ¿Cómo…?
Francisca se detuvo un momento en sus esfuerzos para mirarlo con severidad.
—Sabes muy bien cómo, José Manuel.
Manuel agitó las manos frenéticamente, como si el solo pensamiento fuera una pesadilla tangible que intentaba apartar de su mente.
—¡Oh no, no, no! —negó insistentemente, mientras retrocedía a gatas hacia el respaldo del sillón, sin lograr levantarse, buscando desesperadamente una escapatoria o un escondite—. Imposible. No se puede, pastelito. De ninguna manera.
Francisca lo siguió de cerca y con determinación, una mezcla de preocupación e incredulidad en su expresión.
—Solo será un par de veces. —quiso tranquilizarlo, fallando horriblemente.
—¡¿Veces?! —exclamó el hombre, más espantado que antes.
—Es necesario, querido. Llevamos cuatro años casados y recluidos, la gente empieza a hablar sobre la falta de niños… —intentó razonar con él, la voz dulce y conciliadora como si le hablase a un niño asustado.
—¡Déjalos que hablen entonces! —protestó Manuel, todavía arrastrándose por la alfombra y entre los muebles para evadir su mirada.
—Sabíamos que este día llegaría. —continuó Francisca, arrodillándose y deteniendo su persecución un momento, ya bastante cansada de seguirlo así agachada—, que era una prueba a la que tendríamos que hacer frente tarde o temprano…
—Seguro que podemos encontrar otra forma más conveniente —interrumpió Manuel, la desesperación y el pánico afectando su razón y nublando sus palabras—. No seríamos los primeros. Puedo arreglar una adquisición discreta, o si lo prefieres podrías recurrir a un tercero para concretar el asunto…
—¡¡Señor González!! —exclamó Francisca, alzándose indignada—. ¡Espero que no esté insinuando lo que creo!
Al escuchar ese inusual y elevado timbre en la voz de su esposa, que hacía notar cuánto la había ofendido con sus últimas palabras, Manuel cayó de rodillas frente a ella, aferrándose al borde de su vestido como si su vida dependiera de ello.
—¡Lo lamento, en verdad! ¡Pero por favor, bizcochito, ten piedad! —clamó, los ojos llenos de súplica—. Te juro que ni una palabra de reproche saldrá de mi boca si me dices que lo has resuelto sin requerir de mi penosa intervención.
Francisca reclamó de vuelta su falda, sacudiéndoselo de encima con un fuerte tirón.
—¡Suficiente! Seré clara al respecto, señor. No pienso recurrir a un mozo, a un amante, ni a ningún tipo de truco por el estilo para tener un hijo. Soy una mujer decente, devota, y casada —recalcó eso último, con una intensidad que hizo que Manuel instintivamente se sentara derecho—. Con un hombre sano y en edad de proporcionarme lo que requiero para completar esa labor.
Francisca no pudo mantener mucho más el tono severo, no era propio de ella. Además, viéndolo en ese lamentable estado, fue incapaz de permanecer indiferente a su sufrimiento. Volvió a arrodillarse, esta vez a un lado de su marido y comenzó a sobarle la espalda suavemente.
—Lamento ponerte en esta situación. No es una perspectiva agradable para ninguno de los dos, la concerniente al acto. Pero cuando planeamos cómo sería nuestra vida juntos dijiste que estabas de acuerdo en cuanto a tener hijos.
—En ese momento no pensé demasiado en cómo los conseguiríamos. Pero tienes razón, amor mío... —Suspiró Manuel, considerablemente más relajado gracias a los mimos de Francisca—. Solo un bebé nacido en esta casa calmará la lengua de la gente, pero ¿Estarás bien con ello?
Francisca se reclinó contra su costado, dejando descansar la cabeza sobre su hombro.
—No te mentiré. La idea de parir me asusta un poco, como a toda mujer razonable. En cuanto al embarazo y la maternidad, sí me gustaría. Sabes que ansío tener una familia grande.
—Ay, señor, ¿en qué me metí? —suspiró Manuel nuevamente, acabando con una risita que alegró en algo su semblante y logró contagiar a su esposa.
—Lo haces sonar como si te enviara al patíbulo, cuando solo te pido que yazcas un par de veces conmigo. —protestó Francisca, picándole el costado y haciéndole retorcerse como cuando eran niños.
—Piedad, querida, piedad —suplicaba Manuel entre risas.
-o-
La fatigosa misión se llevó a cabo ese mismo invierno, y para el siguiente otoño todo el vecindario estuvo complacido de recibir la noticia de que la señora de González había dado a luz a una sana y hermosa niña con los mismos y penetrantes ojos que su padre.
Ese feliz acontecimiento, junto a los otros dos que le siguieron, los mantuvo tranquilos respecto de la fertilidad y buen entendimiento de la pareja, para quienes la temida y laboriosa tarea resultó ser escasamente temida, si bien bastante exhaustiva.
#latin hetalia#ecuchi#ecuchifinde2024#ecuchifinde#lh: ecuador#lh: chile#regency au#domestic life#domestic issues#platonic relationship#hasta antes del final al menos
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Querida Alex.
Hoy es un día verdaderamente especial, un día que marca el logro de años de arduo trabajo y dedicación. Pero más allá de tu título universitario, quiero celebrar las cualidades que te hacen excepcional.
Eres una persona dedicada que siempre se esfuerza por alcanzar sus metas. Tu atención y empatía han tocado mi corazón de maneras que no puedo expresar con palabras. Eres la definición de juiciosa y tu perseverancia es una fuente constante de inspiración para mí.
Pero lo que realmente te hace única es la belleza que emana de tu corazón y alma. Eres un ser humano excepcional, lleno de amor, bondad y generosidad.
Hoy, mientras te gradúas, quiero que sepas lo orgulloso que estoy de ti y de todas tus realizaciones. Estoy emocionado por todas las maravillosas cosas que el futuro tiene reservadas para ti y estoy agradecido de poder compartir este viaje contigo.
Felicidades en tu graduación, mi amor. Este es solo el comienzo de un emocionante nuevo capítulo en tu vida, y estoy emocionado de ser parte de él.
Con todo mi amor, Tu amorcito jejeje
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Toda esta flor | Alicent Hightower x oc female Tyrell | AU
advertencia: contenido sexual explícito
— Mamá siempre pensará en tu felicidad ¿Lo sabes, cierto? Está bien si no quieres asistir a la celebración de tu nombre. Podemos divertirnos juntos aquí, como siempre ¿Si?— Violeta tomó el rostro de su pequeño hijo, coronado en flores hasta el cabello blanco. Él no la miraba a los ojos, se demostraba con suma pesadez como si estuviera arrepentido de haberse trepado en los brazos de su mamá rechazando a todos los vasallos que festejaban.
— Quería tener una fiesta. Hoy fue un día muy especial para su Majestad— suspiró el niño mientras ella le quitaba cuidadosamente las florecillas engarzadas a la túnica. En eso ambos vieron entrar a la abuela Olenna, con sus exuberantes casquetes, pero no le dieron demasiada atención.
Desde que ese niño había llegado a la vida de Violeta, era toda la luz de sus ojos. Nada más importaba. Y eso estaba bien, decía su hermana Maegary comprendiendo cuánto deseaba ser madre.
— Garth, hoy fue un día muy especial para ti, para mi... Para todos. El Rey Viserys te ha legitimado. Eso significa que eres un Tyrell como yo, como la tía Maegary y el tío Loras, como la abuela... Y todos estamos tan felices por eso. Es lo mejor que podría habernos pasado, miel mía— sonreía Violeta acariciandole las mejillas y llevándolo luego contra su cálido pecho para abrazarlo tanto como le gustaba.
— Solo hoy era un día especial aquí en el Castillo y huí de la celebración que su Majestad dio en mi nombre, como un tontito— suspiró él.
— No, Garth. Hoy y todos los días serán especiales mientras estés con nosotros. Si te preocupa el Rey, él ha comprendido que no te gusta el tumulto de gente y los ruidos de las fíestas. Si te preocupa la celebración, al irnos a Altojardín haremos una celebración aún mejor, en nuestro hermoso jardín.
— aseguró su madre.
— Ya no será una verdadera fiesta, si es en Altojardín su Majestad, la reina Alicent, no podrá asistir— murmuró dejando a su madre con el corazón en la boca y las criadas ingresaron a la habitación que había sido asignada para Violeta allí. Ellas se llevaron respetuosamente a Garth para darle un baño, entonces Violeta se quedó a solas con su abuela.
— No conocía tu habitación, pareciera que la mismísima reina duerme aquí, Violeta. Es muy lujosa, Maegary tenía razón y Loras también al envidiar estas construcciones divinas— comenzó Olenna a hablar juntando sus manos y evaluando juiciosa ya.
— ¿Qué quieres decirme?— preguntó la joven castaña alzando una ceja, aun luciendo su bella ropa blanca con flores rojas. Olenna observó nuevamente que en su mano grande y delicada lucía un anillo verde esmeralda, tan verde como la ropa de su Majestad. La anciana no emitió palabra alguna como rara vez pues se había emocionado tiernamente. Violeta estaba reluciente cada día y reconocía el brillo del amor en donde quiera que mirase, tal y como le había dicho a la Reina.
— ¿Abuela? ¿Estás llorando?— Violeta alzó las cejas, sin siquiera acercarse puesto que una distancia se pronunciaba desde su cercanía con la reina, Olenna no perdía oportunidad para hacer comentarios inoportunos.
— No, querida. Gajes de la vejez. Aunque debo reconocer que, quien hoy casi llora es el Rey Viserys.
La crueldad, Violeta, la crueldad que se ha vivenciado hoy ha sido para impresionarse. Entiendo que estés cegada por el amor, pero la reina Alicent es tan cruel como devota— exclamó la anciana negando con la cabeza.
— El Rey Viserys está pudriéndose en vida en esa cama, amarrado con la anestésica leche de amapola, obligado a callar para que sir Otto y la Reina gobiernen. Y hoy ella dejado de sedarlo, hoy lo ha levantado de entre las putrefactas mantas. Hoy la Reina lo ha arrastrado por todo el castillo, obligado a sentarse en ese Trono. Ha hecho todo eso solo por ti, Violeta— soltó Olenna con solemnidad, inspirada por la magnitud de las escenas, por el poder que tan solo el amor le inspiraba actualmente a la casa Tyrell.
— ¿Por qué hablas como si fueras Rhaenyra? El Rey está convaleciente pero ha reconocido a Garth como un Tyrell. Si quieres nombrarme a la Reina como lo haces siempre, te diré que ha sido un gran acto de cortesía de su parte. Ella sabe los bastardos desperdigados que Aegon ha dejado en este mundo, ella sabe que tan solo un acto suyo bastará para nuestra eterna felicidad— sentenció Violeta aun más verborrágica que nunca, el cansancio de lidiar con las conspiraciones de su abuela tan deshonorables, le sacudía la templanza.
— ¿Qué rumores ahora saldrán de tu boca? ¿Me compararás con Loras y su clandestina sexualidad? ¿Someterás mi nombre a tus calumnias que desde tu inconsciencia, brotan como espinas haciéndote sangrar lo que alguna vez tu fuiste?— Violeta por primera vez hablaba realmente frustrada, en el fondo sabía que su abuela tenía toda la razón. El puente que la unía con la reina era ya milimétrico y cada día se hacía más feliz al vivir la crianza de Garth con la compañía tan humana de la reina. Soñaba una familia con ella pero conservaba tanto la libertad de los designios subjuntivos que hervía en su sangre cada vez que su abuela lo insinuaba con naturalidad.
Olenna tan solo dijo una palabra y le bastó para sellarle la razón y el honor.
— Todos los actos de amor son eternos— le había dicho relegándola a los últimos rincones de la fascinación aturdidora.
— Violeta, he venido a darte las buenas noches para no perder la costumbre. Garth ya está creciendo y no duerme en tu misma habitación. He ido a saludarlo, he ido a arroparlo pero no podía dormirme sin saludarte a ti— la reina apareció cuando ya los cielos oscurecían en el egocentrismo de la luna.
Halló a la muchacha de la casa Tyrell aún vestida con esa fina ropa blanca que había lucido en la misma ceremonia, aquella misma tarde.
— Su Majestad, merece usted la liviandad del alma. Su acto el día de hoy con Garth, ha irrigado el jardín de nuestras almas— sonrió ella tomándole dulcemente las manos, y esta vez como todas las últimas noches la reina la besó justo en esas manos. Por encima del anillo de esmeralda que le había regalado esa misma mañana, en secreto y sin saberlo ambas pensaban en un casamiento imposible.
— Garth es el alma más pura que alguna vez he conocido. Sé de tu amor inconmensurable hacia su ser, por eso mi acto no fue solo para él. Las flores lanzadas hacia mí, tantos halagos, lo he sentido verdaderamente. Estas flores han de brotar en tu honor, Violeta— afirmó la Reina con la dulzura deformando bellamente la grandeza de sus ojos marrones.
— Quería besarte las manos, quería saber cómo te sientes— insistió intencionada desde el alma, acariciándole el dorso de las manos con lunares, observándola con tanto maravillar. Violeta la miró como una doncella ha de mirar a su caballero, con toda la fuerza que las historias de caballería Alicent leía en su adolescencia.
El silencio otra vez, sus corazones prometiendo aturdirlo.
— Estoy sintiéndome bien, bien de cuerpo y alma, Alicent— expresó por primera vez dejándola de llamar por su desgraciado título monárquico de consorte. La voz le nacía de entre la multitud de campos floridos en el pecho y se presionaron las manos. Tal fuerza prometía fecundar la dinastía dominante de los próximos años pero ¿Cómo? Si eran apenas dos mujeres de la corte con relaciones tan serias, si aquello significaría la impureza de sus almas.
Aquello fue deseado tanto tiempo por Alicent con la misma intensidad de su culpa. Su mano pequeña acarició lentamente la cintura baja de Violeta mientras su nariz respingada le respiraba en el extenso cuello floreado en accesorios.
— Del cuerpo nace la ausencia de virtudes, el desasosiego de la sangre, el ardor de la pasión— predicó seriamente como si alguna dominación primara por sobre todos sus principios, y un diablo le dictase en la oreja tal discurso.
Violeta callada, sin resistirse a la humedad de esa boca como veces anteriores, ahora cerró los ojos. La saliva de la reina prontamente nutría su piel a sabiendas de todos sus poros erizados. La menor respiración hacía de sus miembros la coagulación compacta y la suave orquesta de la boca de la reina desperdigando besos a succión divina sobre su piel, bendecía como ninguna otra oración en la faz de la piel de los Siete.
Sus cinturas prontamente danzaron en lentitud, productos del espejismo que exigía traspasar realidades mundanas. Queríanse fundirse prontamente y era poco el entendimiento de ambas y la cortesía. Nunca habían deseado su cintura en otra como aquella vez. Jamás.
La Reina delicadamente le descubrió las caderas descollante a la honradez. Así encontróse con su pelvis desnuda mientras Violeta también delicadamente y como si fuera a romperse, le desabrochaba el oro que le prendía el traje verde. Aprendía a besarla en el lóbulo de la oreja con pronta y efímera timidez, mientras percibía con pronta desazón las manos de la Reina acariciarle las piernas y la cintura baja con interés declinable.
Declinaron entonces en la cama y ya no existía lo amarrado de sus cabellos, ni los santos escritos. Todo estaba en silencio que plácidamente la reina se encargaría de llenar al encimarse en el cuerpo, con caricias y danzas que prontamente volviéronse bestiales pero que parían a fuerza de orgasmos el amor retenido.
#hotd alicent#alicent hightower#queen alicent#lesbian#house of the dragon#team green#asoiaf#house hightower#house tyrell#gaemon palehair#aegon ii targaryen
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¿En qué andas? ¿Sigues en la Tadeo?
Trabajando juiciosa y estudiando 🥺
Nop,ya me gradué de la Tadeo 💫
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Se extraña tus fotitos
Nos regalas una ?🥴
Mores, ando mood juiciosa.
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Viernes 02 de junio 2023
Las enseñanzas
de Dios
Tito 2:1-15 (DHH)
2 Lo que digas debe estar siempre de acuerdo con la sana enseñanza. 2 Los ancianos deben ser serios, respetables y de buen juicio; sanos en su fe, en su amor y en su fortaleza para soportar el sufrimiento. 3 Igualmente, las ancianas deben portarse con reverencia, y no ser chismosas, ni emborracharse. Deben dar buen ejemplo 4 y enseñar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, 5 a ser juiciosas, puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sujetas a sus esposos, para que nadie pueda hablar mal del mensaje de Dios.
6 Anima igualmente a los jóvenes a ser juiciosos 7 en todo, y dales tú mismo ejemplo de cómo hacer el bien. Al enseñarles, hazlo con toda pureza y dignidad, 8 hablando de una manera sana, que nadie pueda condenar. Así sentirá vergüenza cualquiera que se ponga en contra, pues no podrá decir nada malo de nosotros.
9 Aconseja a los siervos que obedezcan en todo a sus amos; que sean amables y no respondones. 10 Que no roben, sino que sean completamente honrados, para mostrar en todo qué hermosa es la enseñanza de Dios nuestro Salvador.
11 Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. 12 Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad, 13 mientras llega el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos completamente, haciendo de nosotros el pueblo de su propiedad, empeñados en hacer el bien.
15 Esto es lo que tienes que enseñar, animando y reprendiendo con toda autoridad. Que nadie te desprecie.
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Hoy la ginecóloga me preguntó si estaba siendo juiciosa con los condones y yo “jeje puessss es que no he tenido sexo” JAJAJAJAJAJA.
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Mis palabras son como un suspiro, sólo las tengo a ellas y a los rumores lejanos. Que parecen como olas. No los entiendo muy bien, al parecer son murmullos. No quisiera entenderlos tampoco, por eso tengo un tapa oídos. Quizá ya me he cansado de ver las mismas escenas y de encontrar las mismas palabras. Sí. Tal vez este no sea mi horizonte y deba estar en otro lugar donde sí se tomen como importantes mis pensamientos. Sí, quizá fui pre juiciosa. Asalte con mis palabras y mis palabras hicieron daño. No lo sé. Sólo me queda el silencio, es lo que siempre me ha quedado. La sustancia del silencio. Sólo quisiera estar triste y ya. Se derraman mis lágrimas. Se caen como en un pozo y estoy yo sola. Me estresa la rutina. Quizá es un prejuicio mal infundado. Quisiera volver a ser semilla, volver a ser vientre oscuro. Da igual, es absurdo, vivo en el absurdo circular donde nada importa. ¿Qué importa? Nadie tiene que hacer lo que yo quiera, eso no es lo que yo quiero. Mejor seamos amigas, sí quizás sea lo mejor. Pero ahora todo es absurdo. Me quedo aquí encerrada en mi habitación tan blanca como el vacío de este momento. Este silencio. No queda nada. Es absurdo este instante de saber. Y huele tan profundamente, aquél olor me penetra hasta el corazón. Es un lago verde como el bosque. Tal vez nunca me he hecho entender, o tal vez nunca he sabido escuchar a nadie. Sólo quedará este recuerdo absurdo y triste. La verdad es que mi reporte del amor no es muy bueno, nunca me ha ido tan bien. Quizás no sea lo mío. Lo único que me consuela es que soy un ser que tiene sentimientos y lágrimas. Imperfecto quizás. Esta habitación parece tan grande esta noche. Y escribo. Ojalá mañana sea un buen día. Ni siquiera este es el problema. Ahora hay otro olor, que pareciera que quisiera confundir el del olor del bosque. El olor del bosque nunca ha sido el problema… Podría estar despierta toda la noche, pero tengo tantas cosas que hacer. Mi habitación representa mi pequeña crisis. No es muy grande. No quiero salir, estoy de nuevo en mi mundo. Mi pequeño mundo. Por fin, mi pequeño caos. Las palabras externas no me perturban porque tengo un tapa oídos. No tengo oídos en este momento. Sólo a mí, mis pensamientos, mi pequeña crisis. Las palabras que están en el fondo como una hoja tan blanca como mi cuarto. Soy tan sólo un pensamiento flotante. No quería armar el bonche, tampoco quería pelear. Pero bueno, esto es lo que hay. Estoy herida. Desconsoladamente solitaria. Un poco en ruinas. Los que no oyen se libran de muchas cosas. Pasar por encima de lxs otros. Quizá por eso no duro mucho, tampoco lo tenía planeado. Quizás lo de nosotras no pudo ser. Es absurdo, tal vez para lxs dos esto represente un paso. Hasta una liberación. No quiero salir, hay una posesión demoníaca. Y yo soy tan sólo un fantasma, o en eso me he convertido los últimos años. Por eso he decidido que quiero morir. He perdido el tren tantas veces. Mis escritos mis leyes dijo Aris. No me quería quedar sola en mis pensamientos. Esto es un libreto, ya se sabe lo que sigue. Hoy he decidido no escuchar, las palabras de afuera a veces hieren…
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Ella y su inigualable belleza, te la voy a describir: primero imagínate una mujer hermosaaaa, ahora un pelo hermoso, aveces peinada, aveces un poco despeinada, ufff cuando se hace unos churquitos, me gusta más, unos ojos grandes, unas cejas perfectas del color de su cabello, unos cachetes que la hacen tan tierna, unos labios ya te imaginarás que solo pienso en besarlos, su piel muy clara, sensible y siempre perfecta, tiene un busto siendo sincero me encanta, es perfecto, una cintura que se parece un reloj de arena, y bajando están esas curvas, sus caderas me refiero a esas grandes nalgas que solo me invitan a desearla, sus piernas que recorro con la mirada cada que la veo, pero sobre todo y lo más importante, aquellas cualidades tan de ella, tan noble, sencilla, tan respetuosa, y lo más genial de ella; tan dedicada y juiciosa, eso, eso es… por eso me encanta esa chica. Sabes el único problema? Qué pereza conocer a una persona desde cero, qué pereza coquetear, simplemente me aburre estar detrás de alguien… no es mi estilo.
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El ser "humano" en su insaciable egoísmo e indiferencia ante lo que no le ocurre directamente o a su círculo primario, ha convertido en un infierno el espacio que les rodea y que ¡sorpresa! comparten con otros seres sintientes.
Ante el privilegio de poder hablar y "razonar", se les olvida que afuera existen animales que aunque imposibilitados de expresarse verbalmente, también sienten y son conscientes. Pueden al igual que los humanos; irritarse fácilmente con ruidos como el escape de una moto, enojarse al ser golpeados o molestados, alegrarse al recibir alimento, agradecer cuando se les trata con respeto... pero, que a diferencia de los primeros, ellos reaccionan de manera instintiva a los estímulos sin entender muy bien si con ello pueden llegar a lastimar.
Tú sí puedes (y considero que debes) pensar y evaluar desde tus principios y valores tu actuar. Sin embargo, si crees que porque "son una molestia", "son castrosos", "son un peligro" merecen recibir golpes o ser envenados, te invito respetuosamente a replantearte si es así como a ti te gustaría que te trataran, o de manera sencilla si con ello el problema de los callejeritos se va a terminar.
Vamos, que no es muy difícil entenderlo. Poco ayudamos, pero mucho jodemos.
¿No te gusta que te ladren? No los molestes (incluye ruidos). ¿No te gustan los perros callejeros? No salgas de tu casa. ¿Suena tonto, verdad? Sería más fructífero que como individuo esterilices a tus mascotas, y con mayor razón si los vas a sacar a la calle, que ¿adivina? la calle no es su casa, y su sano esparcimiento que incluye los paseos SON TU RESPONSABILIDAD, no puedes simplemente sacarlos para que "vayan a dar la vuelta". Pero, hablaremos en otra ocasión sobre todo lo que involucra la tenencia responsable.
Entiendan que los únicos culpables SOMOS NOSOTROS, TODOS, como sociedad. No pretendo hacerlos cambiar de opinión ni entrar en discusión. Solamente a manera de reflexión, preocupación e indignación, que es exactamente lo que siento a partir de que se atrevieron a señalar directamente a mi madre, que jamás se ha metido con nadie y que cuando tiene algo que decir lo hace de frente, no a través de "Denuncias anónimas" que de nada sirven si son a base de desinformación y mentiras.
Repito, pero a la vieja usanza: "mucho ayuda el que no estorba". Entiendo que no te guste y que no quieras ser empáticx con los más indefensos, pero eso no te da derecho a responsabilizar a una persona que es juiciosa con sus mascotas y que sumado a eso lo único que trata de hacer es promover una mejor calidad de vida a un par de callejeritos, que entre comida y un cartón para dormir, se ha encargado además de esterilizar específicamente a dos de ellas.
Como sociedad somos incapaces de observar las buenas acciones, pero ¿cómo las vamos a observar si ni siquiera somos capaces de ponerlas en práctica, verdad? y ya no hablo solo de animales.
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Ilusiones Perdidas
Bajo el sol de un día de ensueño, tan brillante y cálido, tan alegre y lleno de vida vamos tu y yo caminando de la mano, sin preocupación alguna, sin temor a nada y con una sonrisa de oreja a oreja.
Las emociones inundan nuestros sentidos, todo es color de rosa y nada puede detenernos en este momento de total felicidad.
No hay nada que nos pueda tumbar. No hay persona capaz de arruinar nuestro día, nuestro momento, nuestro amor. Ni siquiera la grieta en el cielo qué va apareciendo conforme caminamos...
Cuando soy consciente de que hay una grieta las cosas empiezan a tornarse más opacas. La gente que caminaba a un lado de nosotros con una sonrisa ahora nos lanza miradas juiciosas, las nubes empiezan a cubrir el cielo y una sensación de opresión se cuela dentro de mi pecho.
Tu mano ya no se siente cálida, tu ya no te sientes cercano, y poco a poco te vas alejando, caminando más y más lejos de mi, mientras qué la grieta se va haciendo más y más grande.
El cielo ha perdido todo su color y se empieza a desmoronar, y los fragmentos caen a la tierra de forma violenta y dramática, impidiendo qué yo te pueda alcanzar, amenazando con aplastarme si hago un movimiento en falso. No hay manera en que lo pueda detener.
Te veo no verte más y más lejos hasta que te pierdo de vista. La calle se queda sola y callada. El clima se ha tornado frío y ventoso y el aire frío me quema la piel. Me he quedado completamente solo en este lugar tan desolado y destruido qué alguna vez alojó mis sueños más hermosos.
Detrás de esa ilusión de un cielo azul se encuentra un cielo más realista, menos colorido, opaco por la contaminación y sin ninguna señal de poder cambiar...
Y sin embargo continuó caminando, tropezando en el camino, rascándose las rodillas con los pedazo del sueño qué alguna vez fue, sangrando el pavimento, pero sin dejar de moverme.
Estoy solo, estoy dolido, tengo miedo y no hay nadie que me pueda ayudar, y sin embargo he decidido continuar buscando aquello qué tanto anhelo. Tal vez ya no un amor de cuento, pero si una paz duradera.
Y se que algún día, en algún punto de este camino desolador lo encontraré.
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Dejen esos delirios de malas que no hay nada como una mujer juiciosa y enfocada.
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