#juiciosa
Explore tagged Tumblr posts
Text
Mi espalda va por buen camino.
96 notes
·
View notes
Text
Comprensión, compasión y compañerismo
Hoy llevé a Maggie al trabajo y no sé muy bien cómo sentirme ahora. Ya estoy en casa, son pasadas las 5 y el día ya se ha pasado. No sé si me siento apenada, triste, afligida o sentida. Para un poco de contexto, Maggie es la perrita de mis papás: una dulce y muy juiciosa perrita amarilla con heterocromía. Maggie es una perrita pandemia, por lo que es muy dependiente y nunca ha estado sola en ningún momento de su vida, por lo que es una experiencia extremadamente estresante y ansiosa para ella. En esta semana mis papás están fuera de la ciudad y la dejaron conmigo para cuidarla, como yo tengo trabajo híbrido y mi trabajo me lo permite (punto ahí), la tengo que llevar conmigo y hoy fue el primer día.
Para empezar yo ya tenía miedo desde el segundo uno y la cabeza me invadía de preguntas: ¿Maggie se comportará? ¿Cómo será la actitud de todos? ¿la recibirán alegres? ¿qué hará ella al llegar allá? era como un espiral en el que me metí desde la noche anterior y me hizo estresar desde muy temprano. Al final llegué a la agencia y pues en realidad el recibimiento fue muy cálido y superó mis expectativas, yo tenía la intención de mantenerla con su correita en la camita y mis compañeros me alentaron a soltarla, “es un perro, déjala ser” y pues si, toda la razón, así que así lo hice. Ella estuvo un buen rato vagando por ahí respondiendo a su curiosidad y aunque me preocupaba, todos me dijeron que me relajara. Estuve un momento entretenida en una reunión y me fui de mi lugar de trabajo, al volver me comentaron que uno de los de recursos humanos estaba diciendo que de quién era la perrita y acto seguido dijo “ay, es que se está metiendo a las oficinas…” y mi miedo se hizo realidad. Yo entiendo, créeme que yo entiendo que ese es su trabajo y en realidad no me molestó el comentario porque el llamado de atención cuando es necesario, es necesario, ¿pero no hacérmelo directamente a mí? ¿no decírmelo en mi cara pero sí a los demás? cero profesional, PERO CERO.
Al final le puse su correita y se quedó conmigo, bajamos al baño solo una vez lo cual le agradezco mucho a ella y salimos a almorzar. Nos fue bien, de verdad que sí, pero yo seguía pensando en la segunda parte del día; teníamos una reunión importante porque nos iban a presentar a la nueva CEO y la forma en la que habían adecuado el comedor, me decía que Maggie y yo no tendríamos comodidad alguna.
Entramos. Nos encontramos de frente con ella y gracias, el recibimiento fue amable y con sonrisa “tú fuiste a visitarme esta mañana” le dijo a Maggie consintiendo sus orejitas y me sentí demasiado aliviada. Por supuesto me disculpé con ella y su respuesta me hizo sentir aún mejor: “tranquila, perdón por qué si no me molesta” En la reu se puso molesta, yo creo que estaba demasiado aburrida y como había dejado de ser el centro de atención, empezó a llorar. El chillido de un perrito es fácil de reconocer y más en una habitación en silencio. Entre intentar calmarla y ser silenciosa. ladró y me invadió la vergüenza ¿por qué en ese preciso momento? ¿por qué tiene que hacerlo? ¿quiere salir? ¿quiere caricias?.
Mortificada intenté calmarla acariciándola y rompí todas las reglas de etología que mi mamá se ha esforzado por impartir todo este tiempo, pero estábamos en emergencia.
Al salir de la reunión me encontré con varias caras de apoyo, acercándose a mí para bromear con Maggie en tono tierno y sonreír haciéndome sentir que no había sido un big deal.
Si tú eres uno de esos compañeros y me estás leyendo: gracias. Gracias por tu ayuda, tu comprensión, tu apoyo, tu amor a Maggie, tu saludito, tu atención, tus caricias a su cabecita.
No saben lo difícil que fue para mí enfrentarme al día, tratar de proteger a Maggie al mismo tiempo que intentaba seguir las reglas, dejarla ser mientras intentaba no incomodar a nadie, fue aparatoso intentar explicar que esa es su manera de jugar y que en realidad no está gruñendo por brava. Todo el día fue una ola emocional muy fuerte para mí y encontrar personas que de verdad querían hacérmelo más fácil me llena de gratitud.
Al final lo que quiero que nos quede es que este apoyo colectivo me ayudó a reducir el miedo y la vergüenza, y resalta el valor del compañerismo en el entorno laboral. La compasión que hubo en la disposición de todos para entender los retos que las dos atravezábamos, en ofrecierme un ambiente donde el error era aceptado y tratado con empatía, y donde las incomodidades se manejaron con buena actitud y amabilidad.
La comprensión, la compasión y el compañerismo en un equipo pueden transformar un día estresante en uno que se enfrenta con gratitud y resiliencia.
#comprensión#amor#trabajo#compañerismo#equipo de trabajo#work environment#mental health#salud mental
3 notes
·
View notes
Text
Una unión sensata
by Aris
2,162 palabras
Ao3 Wattpad
Francisca siempre se había considerado una dama apropiada. No solo porque todos quienes la conocían coincidieran en ello, sino que estaba convencida de la propia corrección de sus sentimientos.
Desde pequeña, y gracias a la diligencia y asidua protección de sus hermanos, supo cómo debía comportarse una señorita si quería escapar a la ruina y la inmoralidad. De ella nunca se conoció un escándalo, ni una sola habladuría, ninguna reserva u opinión desfavorable llevó su nombre a la boca o pluma de persona alguna. De Francisca Burgos solo se oían buenos comentarios: que era una chiquilla encantadora, una señorita ejemplar, alma caritativa, jovencita juiciosa, amiga prudente, intérprete virtuosa, etc. Etc.
Tal reputación le habría significado una extendida y bien merecida admiración en un vecindario más variado y numeroso, o si tan solo su familia hubiese estado dispuesta a sufrir las agonías del traslado ocasional a las localidades de moda para pasar la temporada. Pero siendo como eran las cosas, lo cierto es que sus muchas virtudes y encantos no llegaron al conocimiento de más de una treintena de personas, de las cuales solo un puñado resultaban en parejas adecuadas.
Por suerte, entre aquellos se encontraba Manuel González, su más querido amigo de infancia. Desde el niño flaquito que le extendía la mano para cruzar el canal que separaba los terrenos de sus casas paternas, se había convertido en un competente abogado y hábil administrador, aunque siguiera sin ganar tanto peso como a ella y al médico les gustaría.
También era el hombre que llevaba siendo su esposo por los últimos cuatro años, y el origen de su actual intranquilidad por la penosa solicitud que estaba a punto de hacerle.
—Él lo entenderá. Es un hombre sensato, sabrá que se lo pido por el bien y la felicidad de ambos. —Repetía para sí misma de camino al estudio, cargando una generosa taza de té entre sus temblorosas manos.
La suya fue una unión sensata, motivada por el mutuo deseo de abandonar la protección paterna y aprovechar las bondades que la vida de casados les ofrecía, sin tener que padecer realmente los pormenores más desfavorables de dicho intercambio.
Siendo la hija menor de una familia respetable y bien avecindada, con dos hermanos mayores de fuerte carácter y atentos a su educación, Francisca no conoció lo que era la libertad de movimiento o consciencia sino hasta que se convirtió en la esposa de Manuel, y este se vio ampliamente recompensado con una serena y acogedora vida doméstica bajo la cariñosa y diligente mano de su nueva esposa. Se llevaban bien, sus temperamentos congeniaban perfectamente, así como sus anhelos y objetivos para el futuro juntos. Sentían un profundo respeto y un tierno cariño por el otro, lo que les facilitó la pantomima de recién casados y les ganó la consideración de sus vecinos como la pareja “más armoniosa y dulce de toda la región”. Por eso su enorme angustia cuando se enteró, por nadie menos que la floja y bravucona mucama que acababa de despedir, de los actuales y escandalosos comentarios que se hacían sobre ellos en el pueblo.
Se detuvo en un descansillo poco antes de llegar para palmearse las mejillas y recuperar algo de compostura antes de entrar al estudio de su marido.
—¡Cálmate de una vez! No es que el asunto sea un misterio para él, que además de hombre es abogado y peores cosas habrá escuchado.
Aun así, la mortifica imaginar que Manuel llegara a lamentarse que, en vez de una joven inocente, se había casado con una víbora maquinadora, igual que las señoras distinguidas cuyos intereses representaba. Pero, siendo la mujer sensible que era y estando en juego el buen nombre y la reputación de ambos, no podía retrasar más el inconveniente asunto.
-o-
Manuel podía admitir para sí mismo que estaba asustado. Aterrado más bien. Sin embargo, se esforzaba en mantener esos inconvenientes sentimientos lo más ocultos a la vista de su querida Francisca, para no mortificarla mientras bebía largos sorbos del té que ella le había llevado a su oficina.
Té negro con melisa, lavanda, cedrón, menta… y una vara de canela para darle sabor. El elixir especial de su esposa para cuando debía comunicarle malas noticias. No de esas menores como la llegada de un visitante sin anunciar, ¡sino catastróficas noticas! Como aquella vez en que le informó que sus vecinos insistían en hacerlos benefactores del concierto de caridad; o cuando resultó que parte de sus inquilinos se vieron involucrados en un absurdo e ilegal pleito de faldas y contrabando; o, la más terrible, cuando su madre llegó con planes de permanecer un mes completo en su casa.
Le había servido esa mezcla las veces suficientes para que Manuel fuese capaz de reconocer su particular sabor y propósito, pero no tantas como para que dejase de ponerle los pelos de punta, tan contrario a su propósito original.
Había, además, otro asunto inquietante. Contrario a lo habitual, Francisca permanecía en silencio. Ni una sola palabra sobre su día, el manejo de la casa, las travesuras de los perros o las novedades del vecindario para distraerlo de sus tediosos asuntos legales ¡Nada! Se había limitado a entregarle la bandeja y entonces se sentó en el futón acostumbrado, observándolo en silencio mientras apuraba la infame taza de té. Como si ella misma estuviera demasiado alterada por el mensaje que debía transmitir como para intentar ocultar su terrible misión.
Manuel no lo soportaba más.
—¿Hay algo que quieras discutir, tesoro? —Inquirió, con un tono que tampoco lograba disimular su nerviosismo.
Francisca se estremeció ligeramente al verse descubierta, pero pronto recuperó su semblante sereno, aunque Manuel no dejó de notar el leve temblor en su párpado izquierdo.
—Me has descubierto, querido amigo. En efecto, hay un asunto delicado que debo discutir contigo, pero antes… —Se interrumpió, señalando la taza sobre su escritorio—. Bebe un poco más. Lo necesitarás.
Manuel sintió que un leve temblor se apoderaba de su cuerpo ante sus palabras. “Lo necesitarás”. Sin duda se trataba de algo grande, devastador. Obedientemente, tragó hasta la última gota del sedante que le ofrecían para sus pobres nervios, dispuesto a recibir el golpe mortal de una vez.
¿Qué podría ser? En los segundos que tardó la bebida en deslizarse por su adormecida garganta, un sinnúmero de escenarios dantescos se arremolinaban en su mente: ¿Sería otro huésped indeseado? ¿Otro evento benéfico? ¡El cielo no lo permita! Que los estuvieran obligando a dejar su reclusión nupcial y organizar un baile. Tal vez uno de los nuevos cachorros había muerto ¡Oh! Señor, ¡no! Toda la camada, sucumbida en la ventisca nocturna ¿O quizás un escándalo? Debía ser uno que los involucrara a ellos, o su esposa no sería tan críptica al respecto ¿Una demanda en su contra? O, peor aún, ¿acaso trataba sobre Francisca? Pero ¿qué podría hacer su dulce amiga para atraer las malas lenguas? A no ser que, Dios no lo quiera, había caído finalmente en las garras de un pérfido rufián y quería divorciarse para seguir a ese canalla.
Consciente de que su mente deliraba bajo los efectos del té, se volvió hacia Francisca, dispuesto a enfrentar la situación cara a cara.
—De acuerdo, ángel mío, dime qué ha ocurrido. —la instó, sujetando sus manos entre las suyas.
—Más que acontecido algo, es una petición, o, mejor dicho, una exigencia que debo hacerte. —respondió Francisca, devolviéndole el gesto y apretando sus manos con una fuerza que Manuel jamás había sentido provenir de sus delicadas manos—. Pero temo que, si me atrevo, pensarás que soy una amiga espantosa…
—Te aseguro que nunca me atrevería a pensar tal cosa. Lo que tengas que pedir, pídemelo con tranquilidad, mi cielo, y haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarte en lo que necesites.
Francisca tardó un poco más en mirarlo a los ojos, pero cuando lo hizo, Manuel pudo ver en ellos un temor palpable, junto con una decisión ferviente. Fuese lo que fuese que iba a pedirle, no saldría de allí hasta que lo consiguiera.
—Necesito que tengamos un bebé.
-o-
Francisca vio a Manuel tambalearse, acuclillado donde estaba, para luego caer desplomado al piso. Se apresuró en sostenerlo y notó lo frío que se había puesto, su rostro pálido de terror. Lo abanicó desesperadamente con el primer manojo de documentos que encontró a su alcance.
—¡Respira, cariño, respira! —le instaba, inclinándose sobre él mientras el pobre hombre trataba de encontrar su aliento, sin mucho éxito.
—¿Un bebé? —murmuró Manuel, sus pensamientos enredados y confusos—. ¿En dónde conseguiríamos un bebé? ¿Cómo…?
Francisca se detuvo un momento en sus esfuerzos para mirarlo con severidad.
—Sabes muy bien cómo, José Manuel.
Manuel agitó las manos frenéticamente, como si el solo pensamiento fuera una pesadilla tangible que intentaba apartar de su mente.
—¡Oh no, no, no! —negó insistentemente, mientras retrocedía a gatas hacia el respaldo del sillón, sin lograr levantarse, buscando desesperadamente una escapatoria o un escondite—. Imposible. No se puede, pastelito. De ninguna manera.
Francisca lo siguió de cerca y con determinación, una mezcla de preocupación e incredulidad en su expresión.
—Solo será un par de veces. —quiso tranquilizarlo, fallando horriblemente.
—¡¿Veces?! —exclamó el hombre, más espantado que antes.
—Es necesario, querido. Llevamos cuatro años casados y recluidos, la gente empieza a hablar sobre la falta de niños… —intentó razonar con él, la voz dulce y conciliadora como si le hablase a un niño asustado.
—¡Déjalos que hablen entonces! —protestó Manuel, todavía arrastrándose por la alfombra y entre los muebles para evadir su mirada.
—Sabíamos que este día llegaría. —continuó Francisca, arrodillándose y deteniendo su persecución un momento, ya bastante cansada de seguirlo así agachada—, que era una prueba a la que tendríamos que hacer frente tarde o temprano…
—Seguro que podemos encontrar otra forma más conveniente —interrumpió Manuel, la desesperación y el pánico afectando su razón y nublando sus palabras—. No seríamos los primeros. Puedo arreglar una adquisición discreta, o si lo prefieres podrías recurrir a un tercero para concretar el asunto…
—¡¡Señor González!! —exclamó Francisca, alzándose indignada—. ¡Espero que no esté insinuando lo que creo!
Al escuchar ese inusual y elevado timbre en la voz de su esposa, que hacía notar cuánto la había ofendido con sus últimas palabras, Manuel cayó de rodillas frente a ella, aferrándose al borde de su vestido como si su vida dependiera de ello.
—¡Lo lamento, en verdad! ¡Pero por favor, bizcochito, ten piedad! —clamó, los ojos llenos de súplica—. Te juro que ni una palabra de reproche saldrá de mi boca si me dices que lo has resuelto sin requerir de mi penosa intervención.
Francisca reclamó de vuelta su falda, sacudiéndoselo de encima con un fuerte tirón.
—¡Suficiente! Seré clara al respecto, señor. No pienso recurrir a un mozo, a un amante, ni a ningún tipo de truco por el estilo para tener un hijo. Soy una mujer decente, devota, y casada —recalcó eso último, con una intensidad que hizo que Manuel instintivamente se sentara derecho—. Con un hombre sano y en edad de proporcionarme lo que requiero para completar esa labor.
Francisca no pudo mantener mucho más el tono severo, no era propio de ella. Además, viéndolo en ese lamentable estado, fue incapaz de permanecer indiferente a su sufrimiento. Volvió a arrodillarse, esta vez a un lado de su marido y comenzó a sobarle la espalda suavemente.
—Lamento ponerte en esta situación. No es una perspectiva agradable para ninguno de los dos, la concerniente al acto. Pero cuando planeamos cómo sería nuestra vida juntos dijiste que estabas de acuerdo en cuanto a tener hijos.
—En ese momento no pensé demasiado en cómo los conseguiríamos. Pero tienes razón, amor mío... —Suspiró Manuel, considerablemente más relajado gracias a los mimos de Francisca—. Solo un bebé nacido en esta casa calmará la lengua de la gente, pero ¿Estarás bien con ello?
Francisca se reclinó contra su costado, dejando descansar la cabeza sobre su hombro.
—No te mentiré. La idea de parir me asusta un poco, como a toda mujer razonable. En cuanto al embarazo y la maternidad, sí me gustaría. Sabes que ansío tener una familia grande.
—Ay, señor, ¿en qué me metí? —suspiró Manuel nuevamente, acabando con una risita que alegró en algo su semblante y logró contagiar a su esposa.
—Lo haces sonar como si te enviara al patíbulo, cuando solo te pido que yazcas un par de veces conmigo. —protestó Francisca, picándole el costado y haciéndole retorcerse como cuando eran niños.
—Piedad, querida, piedad —suplicaba Manuel entre risas.
-o-
La fatigosa misión se llevó a cabo ese mismo invierno, y para el siguiente otoño todo el vecindario estuvo complacido de recibir la noticia de que la señora de González había dado a luz a una sana y hermosa niña con los mismos y penetrantes ojos que su padre.
Ese feliz acontecimiento, junto a los otros dos que le siguieron, los mantuvo tranquilos respecto de la fertilidad y buen entendimiento de la pareja, para quienes la temida y laboriosa tarea resultó ser escasamente temida, si bien bastante exhaustiva.
#latin hetalia#ecuchi#ecuchifinde2024#ecuchifinde#lh: ecuador#lh: chile#regency au#domestic life#domestic issues#platonic relationship#hasta antes del final al menos
4 notes
·
View notes
Text
Querida Alex.
Hoy es un día verdaderamente especial, un día que marca el logro de años de arduo trabajo y dedicación. Pero más allá de tu título universitario, quiero celebrar las cualidades que te hacen excepcional.
Eres una persona dedicada que siempre se esfuerza por alcanzar sus metas. Tu atención y empatía han tocado mi corazón de maneras que no puedo expresar con palabras. Eres la definición de juiciosa y tu perseverancia es una fuente constante de inspiración para mí.
Pero lo que realmente te hace única es la belleza que emana de tu corazón y alma. Eres un ser humano excepcional, lleno de amor, bondad y generosidad.
Hoy, mientras te gradúas, quiero que sepas lo orgulloso que estoy de ti y de todas tus realizaciones. Estoy emocionado por todas las maravillosas cosas que el futuro tiene reservadas para ti y estoy agradecido de poder compartir este viaje contigo.
Felicidades en tu graduación, mi amor. Este es solo el comienzo de un emocionante nuevo capítulo en tu vida, y estoy emocionado de ser parte de él.
Con todo mi amor, Tu amorcito jejeje
14 notes
·
View notes
Text
Toda esta flor | Alicent Hightower x oc female Tyrell | AU
advertencia: contenido sexual explícito
— Mamá siempre pensará en tu felicidad ¿Lo sabes, cierto? Está bien si no quieres asistir a la celebración de tu nombre. Podemos divertirnos juntos aquí, como siempre ¿Si?— Violeta tomó el rostro de su pequeño hijo, coronado en flores hasta el cabello blanco. Él no la miraba a los ojos, se demostraba con suma pesadez como si estuviera arrepentido de haberse trepado en los brazos de su mamá rechazando a todos los vasallos que festejaban.
— Quería tener una fiesta. Hoy fue un día muy especial para su Majestad— suspiró el niño mientras ella le quitaba cuidadosamente las florecillas engarzadas a la túnica. En eso ambos vieron entrar a la abuela Olenna, con sus exuberantes casquetes, pero no le dieron demasiada atención.
Desde que ese niño había llegado a la vida de Violeta, era toda la luz de sus ojos. Nada más importaba. Y eso estaba bien, decía su hermana Maegary comprendiendo cuánto deseaba ser madre.
— Garth, hoy fue un día muy especial para ti, para mi... Para todos. El Rey Viserys te ha legitimado. Eso significa que eres un Tyrell como yo, como la tía Maegary y el tío Loras, como la abuela... Y todos estamos tan felices por eso. Es lo mejor que podría habernos pasado, miel mía— sonreía Violeta acariciandole las mejillas y llevándolo luego contra su cálido pecho para abrazarlo tanto como le gustaba.
— Solo hoy era un día especial aquí en el Castillo y huí de la celebración que su Majestad dio en mi nombre, como un tontito— suspiró él.
— No, Garth. Hoy y todos los días serán especiales mientras estés con nosotros. Si te preocupa el Rey, él ha comprendido que no te gusta el tumulto de gente y los ruidos de las fíestas. Si te preocupa la celebración, al irnos a Altojardín haremos una celebración aún mejor, en nuestro hermoso jardín.
— aseguró su madre.
— Ya no será una verdadera fiesta, si es en Altojardín su Majestad, la reina Alicent, no podrá asistir— murmuró dejando a su madre con el corazón en la boca y las criadas ingresaron a la habitación que había sido asignada para Violeta allí. Ellas se llevaron respetuosamente a Garth para darle un baño, entonces Violeta se quedó a solas con su abuela.
— No conocía tu habitación, pareciera que la mismísima reina duerme aquí, Violeta. Es muy lujosa, Maegary tenía razón y Loras también al envidiar estas construcciones divinas— comenzó Olenna a hablar juntando sus manos y evaluando juiciosa ya.
— ¿Qué quieres decirme?— preguntó la joven castaña alzando una ceja, aun luciendo su bella ropa blanca con flores rojas. Olenna observó nuevamente que en su mano grande y delicada lucía un anillo verde esmeralda, tan verde como la ropa de su Majestad. La anciana no emitió palabra alguna como rara vez pues se había emocionado tiernamente. Violeta estaba reluciente cada día y reconocía el brillo del amor en donde quiera que mirase, tal y como le había dicho a la Reina.
— ¿Abuela? ¿Estás llorando?— Violeta alzó las cejas, sin siquiera acercarse puesto que una distancia se pronunciaba desde su cercanía con la reina, Olenna no perdía oportunidad para hacer comentarios inoportunos.
— No, querida. Gajes de la vejez. Aunque debo reconocer que, quien hoy casi llora es el Rey Viserys.
La crueldad, Violeta, la crueldad que se ha vivenciado hoy ha sido para impresionarse. Entiendo que estés cegada por el amor, pero la reina Alicent es tan cruel como devota— exclamó la anciana negando con la cabeza.
— El Rey Viserys está pudriéndose en vida en esa cama, amarrado con la anestésica leche de amapola, obligado a callar para que sir Otto y la Reina gobiernen. Y hoy ella dejado de sedarlo, hoy lo ha levantado de entre las putrefactas mantas. Hoy la Reina lo ha arrastrado por todo el castillo, obligado a sentarse en ese Trono. Ha hecho todo eso solo por ti, Violeta— soltó Olenna con solemnidad, inspirada por la magnitud de las escenas, por el poder que tan solo el amor le inspiraba actualmente a la casa Tyrell.
— ¿Por qué hablas como si fueras Rhaenyra? El Rey está convaleciente pero ha reconocido a Garth como un Tyrell. Si quieres nombrarme a la Reina como lo haces siempre, te diré que ha sido un gran acto de cortesía de su parte. Ella sabe los bastardos desperdigados que Aegon ha dejado en este mundo, ella sabe que tan solo un acto suyo bastará para nuestra eterna felicidad— sentenció Violeta aun más verborrágica que nunca, el cansancio de lidiar con las conspiraciones de su abuela tan deshonorables, le sacudía la templanza.
— ¿Qué rumores ahora saldrán de tu boca? ¿Me compararás con Loras y su clandestina sexualidad? ¿Someterás mi nombre a tus calumnias que desde tu inconsciencia, brotan como espinas haciéndote sangrar lo que alguna vez tu fuiste?— Violeta por primera vez hablaba realmente frustrada, en el fondo sabía que su abuela tenía toda la razón. El puente que la unía con la reina era ya milimétrico y cada día se hacía más feliz al vivir la crianza de Garth con la compañía tan humana de la reina. Soñaba una familia con ella pero conservaba tanto la libertad de los designios subjuntivos que hervía en su sangre cada vez que su abuela lo insinuaba con naturalidad.
Olenna tan solo dijo una palabra y le bastó para sellarle la razón y el honor.
— Todos los actos de amor son eternos— le había dicho relegándola a los últimos rincones de la fascinación aturdidora.
— Violeta, he venido a darte las buenas noches para no perder la costumbre. Garth ya está creciendo y no duerme en tu misma habitación. He ido a saludarlo, he ido a arroparlo pero no podía dormirme sin saludarte a ti— la reina apareció cuando ya los cielos oscurecían en el egocentrismo de la luna.
Halló a la muchacha de la casa Tyrell aún vestida con esa fina ropa blanca que había lucido en la misma ceremonia, aquella misma tarde.
— Su Majestad, merece usted la liviandad del alma. Su acto el día de hoy con Garth, ha irrigado el jardín de nuestras almas— sonrió ella tomándole dulcemente las manos, y esta vez como todas las últimas noches la reina la besó justo en esas manos. Por encima del anillo de esmeralda que le había regalado esa misma mañana, en secreto y sin saberlo ambas pensaban en un casamiento imposible.
— Garth es el alma más pura que alguna vez he conocido. Sé de tu amor inconmensurable hacia su ser, por eso mi acto no fue solo para él. Las flores lanzadas hacia mí, tantos halagos, lo he sentido verdaderamente. Estas flores han de brotar en tu honor, Violeta— afirmó la Reina con la dulzura deformando bellamente la grandeza de sus ojos marrones.
— Quería besarte las manos, quería saber cómo te sientes— insistió intencionada desde el alma, acariciándole el dorso de las manos con lunares, observándola con tanto maravillar. Violeta la miró como una doncella ha de mirar a su caballero, con toda la fuerza que las historias de caballería Alicent leía en su adolescencia.
El silencio otra vez, sus corazones prometiendo aturdirlo.
— Estoy sintiéndome bien, bien de cuerpo y alma, Alicent— expresó por primera vez dejándola de llamar por su desgraciado título monárquico de consorte. La voz le nacía de entre la multitud de campos floridos en el pecho y se presionaron las manos. Tal fuerza prometía fecundar la dinastía dominante de los próximos años pero ¿Cómo? Si eran apenas dos mujeres de la corte con relaciones tan serias, si aquello significaría la impureza de sus almas.
Aquello fue deseado tanto tiempo por Alicent con la misma intensidad de su culpa. Su mano pequeña acarició lentamente la cintura baja de Violeta mientras su nariz respingada le respiraba en el extenso cuello floreado en accesorios.
— Del cuerpo nace la ausencia de virtudes, el desasosiego de la sangre, el ardor de la pasión— predicó seriamente como si alguna dominación primara por sobre todos sus principios, y un diablo le dictase en la oreja tal discurso.
Violeta callada, sin resistirse a la humedad de esa boca como veces anteriores, ahora cerró los ojos. La saliva de la reina prontamente nutría su piel a sabiendas de todos sus poros erizados. La menor respiración hacía de sus miembros la coagulación compacta y la suave orquesta de la boca de la reina desperdigando besos a succión divina sobre su piel, bendecía como ninguna otra oración en la faz de la piel de los Siete.
Sus cinturas prontamente danzaron en lentitud, productos del espejismo que exigía traspasar realidades mundanas. Queríanse fundirse prontamente y era poco el entendimiento de ambas y la cortesía. Nunca habían deseado su cintura en otra como aquella vez. Jamás.
La Reina delicadamente le descubrió las caderas descollante a la honradez. Así encontróse con su pelvis desnuda mientras Violeta también delicadamente y como si fuera a romperse, le desabrochaba el oro que le prendía el traje verde. Aprendía a besarla en el lóbulo de la oreja con pronta y efímera timidez, mientras percibía con pronta desazón las manos de la Reina acariciarle las piernas y la cintura baja con interés declinable.
Declinaron entonces en la cama y ya no existía lo amarrado de sus cabellos, ni los santos escritos. Todo estaba en silencio que plácidamente la reina se encargaría de llenar al encimarse en el cuerpo, con caricias y danzas que prontamente volviéronse bestiales pero que parían a fuerza de orgasmos el amor retenido.
#hotd alicent#alicent hightower#queen alicent#lesbian#house of the dragon#team green#asoiaf#house hightower#house tyrell#gaemon palehair#aegon ii targaryen
5 notes
·
View notes
Note
¿En qué andas? ¿Sigues en la Tadeo?
Trabajando juiciosa y estudiando 🥺
Nop,ya me gradué de la Tadeo 💫
1 note
·
View note
Note
Se extraña tus fotitos
Nos regalas una ?🥴
Mores, ando mood juiciosa.
3 notes
·
View notes
Text
Viernes 02 de junio 2023
Las enseñanzas
de Dios
Tito 2:1-15 (DHH)
2 Lo que digas debe estar siempre de acuerdo con la sana enseñanza. 2 Los ancianos deben ser serios, respetables y de buen juicio; sanos en su fe, en su amor y en su fortaleza para soportar el sufrimiento. 3 Igualmente, las ancianas deben portarse con reverencia, y no ser chismosas, ni emborracharse. Deben dar buen ejemplo 4 y enseñar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, 5 a ser juiciosas, puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sujetas a sus esposos, para que nadie pueda hablar mal del mensaje de Dios.
6 Anima igualmente a los jóvenes a ser juiciosos 7 en todo, y dales tú mismo ejemplo de cómo hacer el bien. Al enseñarles, hazlo con toda pureza y dignidad, 8 hablando de una manera sana, que nadie pueda condenar. Así sentirá vergüenza cualquiera que se ponga en contra, pues no podrá decir nada malo de nosotros.
9 Aconseja a los siervos que obedezcan en todo a sus amos; que sean amables y no respondones. 10 Que no roben, sino que sean completamente honrados, para mostrar en todo qué hermosa es la enseñanza de Dios nuestro Salvador.
11 Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. 12 Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad, 13 mientras llega el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos completamente, haciendo de nosotros el pueblo de su propiedad, empeñados en hacer el bien.
15 Esto es lo que tienes que enseñar, animando y reprendiendo con toda autoridad. Que nadie te desprecie.
4 notes
·
View notes
Text
Mis palabras son como un suspiro, sólo las tengo a ellas y a los rumores lejanos. Que parecen como olas. No los entiendo muy bien, al parecer son murmullos. No quisiera entenderlos tampoco, por eso tengo un tapa oídos. Quizá ya me he cansado de ver las mismas escenas y de encontrar las mismas palabras. Sí. Tal vez este no sea mi horizonte y deba estar en otro lugar donde sí se tomen como importantes mis pensamientos. Sí, quizá fui pre juiciosa. Asalte con mis palabras y mis palabras hicieron daño. No lo sé. Sólo me queda el silencio, es lo que siempre me ha quedado. La sustancia del silencio. Sólo quisiera estar triste y ya. Se derraman mis lágrimas. Se caen como en un pozo y estoy yo sola. Me estresa la rutina. Quizá es un prejuicio mal infundado. Quisiera volver a ser semilla, volver a ser vientre oscuro. Da igual, es absurdo, vivo en el absurdo circular donde nada importa. ¿Qué importa? Nadie tiene que hacer lo que yo quiera, eso no es lo que yo quiero. Mejor seamos amigas, sí quizás sea lo mejor. Pero ahora todo es absurdo. Me quedo aquí encerrada en mi habitación tan blanca como el vacío de este momento. Este silencio. No queda nada. Es absurdo este instante de saber. Y huele tan profundamente, aquél olor me penetra hasta el corazón. Es un lago verde como el bosque. Tal vez nunca me he hecho entender, o tal vez nunca he sabido escuchar a nadie. Sólo quedará este recuerdo absurdo y triste. La verdad es que mi reporte del amor no es muy bueno, nunca me ha ido tan bien. Quizás no sea lo mío. Lo único que me consuela es que soy un ser que tiene sentimientos y lágrimas. Imperfecto quizás. Esta habitación parece tan grande esta noche. Y escribo. Ojalá mañana sea un buen día. Ni siquiera este es el problema. Ahora hay otro olor, que pareciera que quisiera confundir el del olor del bosque. El olor del bosque nunca ha sido el problema… Podría estar despierta toda la noche, pero tengo tantas cosas que hacer. Mi habitación representa mi pequeña crisis. No es muy grande. No quiero salir, estoy de nuevo en mi mundo. Mi pequeño mundo. Por fin, mi pequeño caos. Las palabras externas no me perturban porque tengo un tapa oídos. No tengo oídos en este momento. Sólo a mí, mis pensamientos, mi pequeña crisis. Las palabras que están en el fondo como una hoja tan blanca como mi cuarto. Soy tan sólo un pensamiento flotante. No quería armar el bonche, tampoco quería pelear. Pero bueno, esto es lo que hay. Estoy herida. Desconsoladamente solitaria. Un poco en ruinas. Los que no oyen se libran de muchas cosas. Pasar por encima de lxs otros. Quizá por eso no duro mucho, tampoco lo tenía planeado. Quizás lo de nosotras no pudo ser. Es absurdo, tal vez para lxs dos esto represente un paso. Hasta una liberación. No quiero salir, hay una posesión demoníaca. Y yo soy tan sólo un fantasma, o en eso me he convertido los últimos años. Por eso he decidido que quiero morir. He perdido el tren tantas veces. Mis escritos mis leyes dijo Aris. No me quería quedar sola en mis pensamientos. Esto es un libreto, ya se sabe lo que sigue. Hoy he decidido no escuchar, las palabras de afuera a veces hieren…
4 notes
·
View notes
Text
Ella y su inigualable belleza, te la voy a describir: primero imagínate una mujer hermosaaaa, ahora un pelo hermoso, aveces peinada, aveces un poco despeinada, ufff cuando se hace unos churquitos, me gusta más, unos ojos grandes, unas cejas perfectas del color de su cabello, unos cachetes que la hacen tan tierna, unos labios ya te imaginarás que solo pienso en besarlos, su piel muy clara, sensible y siempre perfecta, tiene un busto siendo sincero me encanta, es perfecto, una cintura que se parece un reloj de arena, y bajando están esas curvas, sus caderas me refiero a esas grandes nalgas que solo me invitan a desearla, sus piernas que recorro con la mirada cada que la veo, pero sobre todo y lo más importante, aquellas cualidades tan de ella, tan noble, sencilla, tan respetuosa, y lo más genial de ella; tan dedicada y juiciosa, eso, eso es… por eso me encanta esa chica. Sabes el único problema? Qué pereza conocer a una persona desde cero, qué pereza coquetear, simplemente me aburre estar detrás de alguien… no es mi estilo.
2 notes
·
View notes
Text
Hoy la ginecóloga me preguntó si estaba siendo juiciosa con los condones y yo “jeje puessss es que no he tenido sexo” JAJAJAJAJAJA.
9 notes
·
View notes
Text
Needle and Thread
-Linnie, puedes traerme una aguja y un hilo mi cielo.
-Ya voy mami. Le responde aquella niña de ocho años, va apresurada en su infantil forma de correr escaleras arriba,después de todo tiene que ser obediente con su madre o si no la regañará eso no sería nada bueno para ella, nada bueno.
- Aquí tienes mami. Le entrega la aguja y el pedazo de hilo, mientras ve a su madre haciendo su labor la niña le pregunta:
-Madre, me he portado bien no es así?
-Si, te has portado muy bien mi querida niña
-Yo no le he contado a nadie de nuestro secreto, no crees que por ser obediente ¿merezca una recompensa?
La madre lo piensa un momento, deja por un momento lo que está haciendo y mira directamente a la niña y le dice:
-Tienes razón mi amor, has sido una niña muy juiciosa. Por eso te haré tu comida favorita.
A la niña se le escapa una sonrisa de felicidad al escuchar esas palabras de su madre.
-Cuando termine lo que estoy haciendo te haré una rica lasaña, tenemos todos los ingredientes después de todo.
-Puedo escoger la carne?
-Claro!, con tal de que no sea la entrepierna o parte de la espalda. Esa será para después.
-Entonces los muslos, se ven apetitosos
- Así será, respondió la madre. Ven mi niña acompáñame a la cocina.
-Si mami.
La madre ya había terminado de hacer su trabajo, vaya que si era un poco difícil de no ser por las ataduras que tenía su esposo. El no había Sido tan juicioso como su hija, era un niño muy travieso y como escarmiento su esposa, con el hilo y la aguja que le había entregado su hija le cosió la boca, no paraba de gritar pero nadie podía escucharlo, las lágrimas no paraban de caer del dolor y la desesperación que sentía, si hubiera Sido más cuidadoso, su esposa estaría muerta, y no tendría que pasar por esto, si tan solo la hubiera matado pero se contuvo pues no quería ir a la cárcel, pero ella tomó la iniciativa.
Su cuerpo se heló, se llenó de horror al escuchar, que su carne iba a ser parte del platillo principal para esa noche.
FIN
2 notes
·
View notes
Text
Hoy me encontré por primera vez con la camila niña, la vi un poco callada y triste; le conté todo lo que ha logrado 25 años después, lo fuerte que ha sido, lo mucho que ha aprendido, lo juiciosa y loca que la vida le ha dejado ser; le conté que le gustan las niñas y que su papá esta enfermo y envejeciendo de una manera nostálgica, que su mamá es la mujer más fuerte que conoce y que a pesar de en un momento no tener una buena relación hoy ha conseguido mejorarla de una manera increíble, que está en el proceso de perdonarlos pues ya esta entendiendo el por qué de muchas cosas y que los ama.
4 notes
·
View notes
Text
.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ. . ❲ 𓋼𖤣𖥧𓋼𓍊 ❳⠀ . .
ㅤㅤ ㅤ ㅤ ㅤ |ㅤ그들은 입에 숨어
ㅤㅤ ㅤ ㅤ ㅤ |ㅤ셀 수 없는 꿈
ㅤㅤ ㅤ ㅤ ㅤ |ㅤ그리고 엄청난 슬픔
ㅤㅤㅤ ㅤ ㅤ ⸻ #cr_lepusepistulae ⸻
ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ#VITOBER 500words
ㅤㅤ ㅤㅤㅤ ㅤ ㅤ"Carruaje"
ㅤㅤㅤ
ㅤㅤㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤAlberto. (8)
ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ
ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ𝑆𝑒𝑒 𝑚𝑜𝑟𝑒
ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ﹀
Desde el incidente en el baile de aquella noche cada paso que da se siente como el que daría un animal. No ha vuelto a ser humana, no ha vuelto a ser Bertha desde aquella ocasión. Cada espacio que habita se siente como una jaula, cada suspiro se siente como si pudiera ser el último porque se pudre desde el interior en la tristeza que la ahoga.
Ahora se encuentra atrapada en un carruaje, el camino accidentado la hace tambalearse y golpear el hombro de su esposo debajo de la mirada juiciosa de su madre en los asientos de enfrente. En las manos ambas llevan un bordado que es sólo la excusa para evitar cruzar miradas por accidente durante el incómodo trayecto.
Encaja la aguja en la tela al tiempo exacto en que una piedra desequilibra el transporte, tan exacto el tiempo para pincharle el índice y sacarla del letargo de ignorancia en el que ha querido esconderse desde el momento en que puso un pie allí.
— ¡Lo siento! ¡El camino es muy malo!
Desde afuera se excusa el conductor. Bertha se muerde el interior de las mejillas intentando contener la queja que ya no tiene derecho a dar. Parece dulce la fugaz idea de que, el carro que los persigue, donde Alberto y sus criadas viajan, seguramente está experimentando el mismo tipo de incomodidad. Ella ha escuchado que los niños pueden morir si son sacudidos, algo así de que las almas se les escapan cuando lloran por el susto y en el fondo espera que lo brusco del camino sea suficiente para darle ese destino al pequeño.
No le alcanzarían los cabellos para contar la cantidad de veces que ha soñado que algo así sucede desde el día en que se enteró de su existencia.
Sin embargo y, para su desagradable sorpresa, el llanto de Alberto se deja escuchar con la misma fuerza de siempre tan pronto bajan de los carruajes. Está atrapado por sus sábanas en los brazos de la criada más vieja. Caminan detrás de los tres nobles, meciendo al niño a la espera de que aquello baste para acallar el grito desesperante de su hambre lo justo para lograr que las presentaciones formales sean terminadas y entonces, llegue el turno de ellas.
— Espero no te moleste recibir a nuestra servidumbre. Prometo que serán de utilidad una vez ayudemos a nuestra criada a dejar a su hijo con uno de sus familiares en un pueblo cercano. Mientras tanto, se encargarán de mantenerlo en silencio.
Hay sorpresa en la expresión de la mujer de la casa, aquella que los recibe. Ella sonríe y se le nota la suspicacia en la comisura que se le eleva del costado malicioso, del izquierdo. El siniestro.
— Que bondadoso es tu corazón, ayudando a tu servidumbre a cuidar de su descendencia.
No hay respuesta, no se escucha una sola voz. Ninguna puede hablar más fuerte que las miradas encontradas de las mujeres nobles que se apuñalan con los ojos inundados en desprecios viejos.
0 notes
Text
Créeme que está meditado. Hay cosas que no se resuelven con más y más treguas de silencio, para mí es definitivo trazar un punto y final a todos estos años. No quiero asperezas con nadie y menos aún contigo, cada vez más eres muy irascible conmigo por mucha voluntad juiciosa que pretendas impartirme.
Tampoco estoy para arbitrariedades, venga de quien venga, nadie tiene la absoluta razón o culpa de lo que sucede en unas relaciones humanas. Hay que ser generoso y comprensivo por igual.
Las palabras cuando salen de las entrañas es más el daño ajeno que hace que el propio desahogo que produce.
Resulta evidente el origen de tu desgaste físico y emocional, tú insatisfacción y mal carácter conmigo es algo que no controlas debidamente.
Juntos nunca encontraremos la serenidad que merecemos.
0 notes
Text
El sueño de Ramiro
Por Manuel Gómez Sabogal Ramiro llegó a casa, limpió la mesa del comedor que estaba un poco sucia. Sirvió un café con galletas y se sentó. Mientras tomaba café y comía galletas, pensaba en Olga. Algo no funcionaba. Olga era deportista. Madrugadora, trabajadora, juiciosa. Caminante de mil caminos. Era un sueño hecho mujer para Ramiro. Él no resistía los pasos de Olga. Lo sabía. Prefirió no…
0 notes