#jorge monteleone
Explore tagged Tumblr posts
Text
En los cuentos de Felisberto pasan cosas, en el sentido en que las cosas concurren en su pasar, en su movimiento, en su aparición: el narrador, al mirarlas, literalmente las desea porque su "lujuria de ver" -como tiene el narrador del cuento "El acomodador" pero también otros que no lo declaran- funda la insaciable voluntad de escribirlas. Por ello en su narrativa hay tan pocas fotos, siquiera como suplementario motivo del narrar: la percepción no es reemplazada por la lente y la memoria no es asegurada por la imagen fotográfica; todavía el recuerdo es el indicio de la experiencia vivida, toda vez que la fe en la escritura supone también la creencia desesperada en la retención -la redención- de un mundo.
Pero si no abundan las fotografías, hay al menos centenares de cosas que tienen decenas de parecidos; caras y cuerpos que son como objetos que se fragmentan en otros; un mundo poblado, duplicado en los nombres que se duplican en los sueños, que se duplican en el ritmo de un piano con patetismo, alegría, melancolía, lentitud, arrebato, marcha. La escritura como un acto de amor posesivo sobre las cosas que los nombres tocan o que inclusive inventan, como el lenguaje tentativo de los niños que inventan una lengua secreta. Felisberto aspiraba a inventar algo más: la lengua del secreto.
Jorge Monteleone, «Estudio crítico: El otro yo del pianista», Felisberto Hernández. Narrativa completa
5 notes
·
View notes
Text
Jorge Monteleone: “Girondo siempre fue un adelantado”
Jorge Monteleone: “Girondo siempre fue un adelantado”
Jorge Monteleone:
Jorge Monteleone: El investigador, traductor y crítico literario Jorge Monteleone, autor de la antología “200 años de poesía argentina”, escribió para Télam la semblanza sobre el poeta Oliverio Girondo, que se transcribe continuación, y en la que remarca la vigencia del autor de “En la masmédula” y la innovación imperecedera de su producción:
Jorge Monteleone; Como una censura…
View On WordPress
0 notes
Photo
Orbis TertiusMaría del Carmen González de León. El palimpsesto intencionado: el proyecto literario de Felisberto Hernández. Montevideo: +Quiroga Ediciones, 2022. 452 p. ; 21 cm.
ISBN 978-9915-41-130-9
Mención en Premio Nacional de Literatura 2023. Categoría Ensayos Literarios_obra edita.
Contenido, Palabras liminares e Introducción
Reseña de Óscar Brando
Reseña de Gabriela Sosa San Martín
Entrevista a la autora en La máquina de pensar (Radio Cultura)
Reseña de Magdalena Pérez Facio en Orbis Tertius
Reseña de Mercedes Alonso en Reseñas CeLeHis
Contratapa
Felisberto Hernández (1902-1964) fue un viajero singular. Se movió por la comarca en viajes provincianos entre el interior de Uruguay y el litoral argentino, dando conciertos de piano, conferencias, charlas escolares. Una vez se tomó un barco y se fue a París donde estuvo un tiempo; y luego regresó. Itineró por su ciudad instalándose a veces en pensiones, buscando lugares cercanos a sus trabajos para no tener que trasladarse demasiado. Dicen que una vez se quedó en un sótano donde, como en el “sueño” de Kafka, escribió.
Sus papeles viajaron más que él. Estuvieron en manos familiares y amigas dentro y fuera del país. Estos que hoy presenta María del Carmen González en su trabajo pertenecen sobre todo a la primera época y son, en buena medida, inéditos. Luego de una peripecia –que incluyó un tiempo en Nueva York, otro en París y una larga estadía en Montevideo–, terminaron radicados en la Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras (SADIL) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. La autora rehace el teatro de la escritura y vuelve a dispersar, sobre la hipotética mesa del escritor, páginas, recortes de papel, fragmentos y proyectos; al mismo tiempo, aplica su imaginación crítica para descubrir la piedra filosofal que los fue transformando en Obra.
Hoy, por fortuna, un auspicioso movimiento centrípeto tiende a aproximar, desde diversas procedencias, los papeles de Felisberto Hernández y facilitar su estudio. El Palimpsesto intencionado es un paso fundamental de esa tarea.
María del Carmen González de León (Montevideo, 1957).
Es doctora en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires; profesora de Literatura, egresada del Instituto de Profesores “Artigas”; licenciada en Letras y magíster en Ciencias Humanas (Literatura Latinoamericana) por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República.
Es autora de artículos y ensayos sobre literatura uruguaya y española, del libro Felisberto Hernández. Si el agua hablara. Estudio de su obra y de la recepción crítica en la prensa periódica y revistas (1942-1964), 2011 –Mención en categoría Ensayo literario inédito, Premio Nacional del MEC, 2010– y participó con el capítulo “Inéditos” en Narrativa completa de Felisberto Hernández, Estudio crítico de Jorge Monteleone. Buenos Aires, El cuenco de plata, 2015.
Hasta su retiro en 2020, fue profesora de Literatura en enseñanza Secundaria y de Literaturas española y uruguaya en el IPA. En la actualidad, es integrante del Consejo Editorial de la revista [sic], de la Asociación de Profesores de Literatura y corresponsable del Proyecto Archivo digital Felisberto Hernández de la Biblioteca Nacional de Uruguay e integra el Sistemas Nacional de Investigadores (SNI-ANII).
0 notes
Text
È morto fr. Marciano Morra, storico segretario dei Gruppi di preghiera di Padre Pio
È morto all’età di 91 anni fr. Marciano da Monteleone di Puglia (al secolo Ferdinando Morra). Come guardiano del Convento garganico e rettore del santuario di Santa Maria delle Grazie, il 23 maggio 1987 aveva accolto Papa Giovanni Paolo II in visita pastorale a San Giovanni Rotondo e, il 5 settembre dello stesso anno, Madre Teresa di Calcutta. Come segretario generale dei Gruppi di Preghiera di Padre Pio, incarico che ha ricoperto per 18 anni (dal 1995 al 2013), nel 2002 aveva incontrato a Buenos Aires il cardinale Jorge Mario Bergoglio, desideroso di conoscere meglio la figura del Santo cappuccino.
Scritto da Stefano Campanella -17 Gennaio 2021
È morto oggi, all’età di 91 anni, fr. Marciano da Monteleone di Puglia (al secolo Ferdinando Morra), una delle figure più eminenti della Provincia religiosa di Sant’Angelo e Padre Pio dei Frati Minori Cappuccini: commendatore (Ordine al Merito) della Repubblica Italiana dal dicembre 1994, su proposta della Presidenza del Consiglio dei Ministri, aveva superato i 66 anni di sacerdozio ed aveva avuto il privilegio di vivere, sebbene per brevi periodi, nel convento di San Giovanni Rotondo con Padre Pio: dopo averlo conosciuto, custodire la sua eredità era diventata per fr. Marciano una missione, svolta attraverso le numerose pubblicazioni da lui scritte sulla vita e la spiritualità del santo Confratello, ma anche con il suo infaticabile apostolato in giro per l’Italia ed il mondo e attraverso i mezzi di comunicazione. Come guardiano del Convento garganico e rettore del santuario di Santa Maria delle Grazie, il 23 maggio 1987 aveva accolto Papa Giovanni Paolo II in visita pastorale a San Giovanni Rotondo e, il 5 settembre dello stesso anno, Madre Teresa di Calcutta. Come segretario generale dei Gruppi di Preghiera di Padre Pio, incarico che ha ricoperto per 18 anni (dal 1995 al 2013), nel 2002 aveva incontrato a Buenos Aires il cardinale Jorge Mario Bergoglio, desideroso di conoscere meglio la figura del Santo cappuccino.
📷Il giorno del suo 91° compleanno.
Nato il 16 febbraio 1929 a Monteleone di Puglia (FG), da Giuseppe e Margherita Morra, sentì fin dalla più tenera età una particolare attrattiva per la missione sacerdotale, come ha raccontato egli stesso in un articolo scritto per Sentiero giovane: «Da bambino […] facevo il chierichetto nella chiesa parrocchiale del mio paese e in casa giocavo a celebrare le Messe nel pianerottolo della rampa di scale che porta da un piano all’altro. All’inizio la mia attenzione si rivolse a tre congregazioni religiose: ai Chierici Regolari di San Paolo (detti “Barnabiti”), tra i quali era sacerdote un cugino di mio padre; ai Fratelli delle Scuole Cristiane (detti “Lasalliani) e ai Preti della Dottrina Cristiana (detti Dottrinari), tra i quali erano rispettivamente entrati due cugini di mia madre. Furono spedite le domande a tutte e tre le Congregazioni, ma le risposte furono tutte negative. Tutto pieno! Tutto esaurito! Altri tempi! Intanto avevo terminato la quinta elementare e lavoravo nel bar di mio padre e nel vicino spaccio del dopolavoro, entrambi a gestione familiare. Quando mio padre partì per la guerra, nei pochi mesi della sua assenza, mi fu affidata la responsabilità dello spaccio, mentre mia madre pensava a gestire il bar. La mattina, all’età di undici anni, mi dovevo svegliare alle 6,30 per trovarmi sul posto prima dell’arrivo degli autobus di linea, da cui scendevano potenziali clienti. Il primo trimestre scolastico si avviava al termine, quando giunse al mio paese, Monteleone di Puglia, in provincia di Foggia, un frate cappuccino per predicare la novena dell’Immacolata. […] Ogni sera, con papà, mamma e le mie sorelle andavamo a sentire la predica. Ricordo che guardavo fisso il predicatore, anche se non capivo granché. Comunque gli esempi che utilizzava mi colpivano e mi rimanevano impressi. Ogni sera, al termine della novena, tornavamo a casa e, mentre mia madre preparava la cena, io mi chiudevo nella cameretta, salivo su un banchetto e, gesticolando, cercavo di ripetere quelle frasi che mi erano rimaste in mente della predica. Quel predicatore, padre Arcangelo Perrotti, mi aveva stregato. Dissi subito ai miei: “Voglio farmi frate cappuccino, predicatore”». Due obiettivi che fr. Marciano raggiunse, superando le sue aspettative. Infatti come frate cappuccino è giunto a ricoprire la carica di ministro provinciale facente funzioni, quando da vicario prese in mano le redini della Provincia religiosa (dall’8 marzo del 1984 al 17 gennaio 1985) dopo l’improvvisa morte del ministro fr. Pietro Tartaglia. Come predicatore è arrivato a svolgere il compito di segretario nazionale dei predicatori cappuccini e di segretario nazionale per l’Evangelizzazione.
📷Fr. Marciano in una recente foto con Mogol.
Un ruolo determinante, nell’accogliere la chiamata del Signore da parte del piccolo Ferdinando, è stato svolto dai genitori, come ha spiegato egli stesso: «Entrambi ne furono contenti. Con mio padre mi recai subito alla casa dell’arciprete, don Rocchino Paglia, che ci presentò a padre Arcangelo. Quest’ultimo ci ascoltò con entusiasmo e ci assicurò che, una volta rientrato a Sant’Elia a Pianisi, avrebbe convinto i vari professori a tenermi delle lezioni suppletive per colmare il vuoto formativo che avevo accumulato nel primo trimestre. Il 13 gennaio, accompagnato da mio padre, a bordo di un carretto trainato da due cavalli, partii per il seminario di Sant’Elia a Pianisi, in provincia di Campobasso».
Il 15 settembre 1946 vestì l’abito religioso e il 16 settembre dell’anno seguente emise la professione temporanea dei voti, che confermò per tutta la vita l’8 dicembre 1950.
📷
Al termine del periodo formativo, prima dell’ultimo traguardo, ancora una volta fu importante il ruolo di papà Giuseppe Vito, che consentì a fr. Marciano di sentirsi completamente libero nella scelta definitiva. Il genitore andò a trovarlo e gli disse: «Manca meno di un anno per la tua ordinazione sacerdotale. Sappi che, se ti farai ordinare sacerdote, sarà la gioia più grande che mi puoi dare. Però, se vuoi tornare indietro, troverai la porta sempre aperta e ti aiuterò intraprendere l’attività che tu vorrai». «Io – ha raccontato successivamente il diretto interessato – liberamente scelsi di essere sacerdote di Cristo e ringrazierò in eterno per questo dono grandioso di Dio».
Con questa granitica certezza, il 21 febbraio 1954, accolse l’imposizione sul suo capo delle mani dell’arcivescovo di Campobasso, mons. Alberto Caringi. Insieme a lui furono ordinati altri dieci suoi confratelli e compagni di studio, tra i quali fr. Gerardo Di Flumeri, che avrebbe svolto l’importante compito di vice postulatore della Causa di beatificazione e canonizzazione di Padre Pio.
📷Fr. Marciano con il presidente dell’Ordine nazionale dei giornalisti, Carlo Verna.
I primi incarichi, svolti da fr. Marciano come sacerdote cappuccino, sono stati nel campo della formazione iniziale: prima come vice direttore del ginnasio inferiore nel convento di San Severo (anno scolastico 1954-1955), poi come direttore del seminario di Vico del Gargano (1955-1973), infine come maestro dei novizi a Morcone (1973-1974). Quindi è cominciato il ministero della predicazione che, per lunghi periodi, è coinciso con i compiti di governo nel Definitorio provinciale, con la responsabilità della Fraternità e del Santuario di San Giovanni Rotondo e con l’impegno di segretario generale dei Gruppi di Preghiera di Padre Pio.
📷Il giovane fr. Marciano con Padre Pio.
Fr. Marciano conobbe Padre Pio durante una gita a San Giovanni Rotondo, organizzata per gli studenti al termine del ginnasio, prima di iniziare il noviziato. Il ricordo di quei giorni è rimasto per lui indelebile per tutta la vita: «Di Padre Pio l’impressione che ebbi fu di un papà ma, ancor di più, di un nonno. Un giorno egli si intratteneva con noi, quando si trovò a passare l’economo del convento, al quale il Confratello stigmatizzato, riferendosi a noi fratini, disse: “Mi raccomando, falli mangiare bene, perché questa è carne che cresce”. Infatti, solo da qualche anno era terminata la guerra e non si “guazzava” nell’abbondanza».
📷Fr. Marciano con Luca Sardella.
Tra gli episodi che lo hanno legato al Santo, il Cappuccino di Monteleone raccontava spesso la guarigione di suo padre, che andò a trovare il figlio a San Giovanni Rotondo dopo essere stato dimesso dall’ospedale senza grandi speranze: «Aveva un tumore ai polmoni e i medici gli avevano dato poco da vivere. Padre Pio lo guardò fisso, poi lo prese per il bavero della giacca e con l’altra mano iniziò a tirargli dei pugni sul petto dicendo: E chi te l’ha detto che tu stai malato? Tu stai bene! Stai bene!”. E subito dopo: “Ora ti saluto. Arrivederci!” Disse proprio così: “Arrivederci”. Non capii subito cosa volesse dire, ma lo compresi in seguito. Il mio papà aveva i giorni contati e invece guarì e incontrò ancora Padre Pio. Ci lasciò quindici anni dopo per un’altra malattia».
📷Fr. Marciano con il prof. Antonio Cisternino.
Da oltre cinque anni fr. Marciano era in cura per una grave forma di leucemia, che però non aveva interrotto la continuità del suo apostolato. Anche dopo il riacutizzarsi della malattia, che a settembre del 2019 lo costrinse a un ulteriore periodo di inattività per la necessità di un ricovero in Casa Sollievo della Sofferenza, appena le condizioni fisiche glielo hanno permesso, è tornato a celebrare la Messa pubblicamente, a occupare quotidianamente il suo posto in confessionale, a garantire le sue catechesi ai telespettatori di Padre Pio Tv, a sedersi alla sua scrivania con l’obiettivo di terminare a scrivere il suo ultimo libro e, trascurando le raccomandazioni dei medici, ad accettare, quando se la sentiva, qualche giorno di predicazione fuori dal convento. Infine è tornato ad essere disponibile ad ascoltare e a offrire una parola di conforto a quanti si rivolgevano a lui: di giorno nell’incontro personale, di sera, dopo cena, telefonicamente. A bloccare l’instancabile cappuccino di Monteleone è stato il coronavirus, che lo ha costretto a ulteriori due ricoveri in ospedale e a un periodo di convalescenza e di riabilitazione nel presidio residenziale “Gli Angeli di Padre Pio”. Nonostante la guarigione dal covid, il suo corpo ha subito un progressivo decadimento, che le cure mediche prestate in un terzo ricovero non sono riuscite ad arginare.
📷
Sarà possibile rendere omaggio alla salma di fr. Marciano a partire dalle ore 17,00 di oggi presso la chiesetta antica di Santa Maria delle Grazie, con ingresso contingentato per evitare assembramenti. I funerali saranno celebrati domani, alle ore 11,30, nel santuario di Santa Maria delle Grazie e saranno trasmessi in diretta su Padre Pio Tv.
0 notes
Photo
UNGERN-STERNBERG: EL BARON SANGUINARIO. Vía Cultura Transversal.
por Claudio Mutti – En un discurso pronunciado en Hamburgo el 28 de abril de 1924, Oswald Spengler evocó la figura del Barón von Ungern-Sternberg, que cuatro años antes había reunido un ejército “con el que en un breve tiempo se había asegurado del Asia Central. Este hombre – dice Spengler – logro atraerse a las poblaciones de extensos parajes en forma incondicional y si lo hubiese pretendido y si los bolcheviques no logran suprimirlo, no es posible esbozar el aspecto que afectaría el mapa de Asia[1]. EL Barón Ungern-Sternberg ya había pasado a la historia. Y a la leyenda.
Del conocido libro de Fernando Ossendowski: Bestias, hombres y dioses[2], a las noveladas biografías de Vladimir Pozner[3] y Berndt Krauthoff[4], que atrajeron respectivamente la atención de René Guénon[5] y de Julius Evola[6]; de la película soviética Ego zovut Suche Batur, dirigida en 1942 por Alexandr Zarchi y Josif Chejfiz (con Nikolaj Cerkasov en el rol negativo del héroe Ungern) a los cómics de Hugo Pratt[7] de la serie “Corto Maltés”; desde las novelas de Jean Mabire[8] y de Renato Monteleone[9] hasta la pintura de la artista siberiano Evgenij Vigiljanskij, la leyenda del “Barón sanguinario” ha continuado a ejercitar su fascinación. En la Rusia postsoviética, donde Leonid Juzefovich[10] ha publicado la más reciente biografía del Barón, el mito de Ungern está particularmente vivo en las actuales corrientes eurasiatistas y neoimperiales, que miran a este personaje como uno de sus precursores[11].
Según la Gran Enciclopedia Soviética, Roman Fedorovich Ungern von Sternberg nació el 10 (22) de Enero de 1886 en la isla de Dago (hoy Hiiumaa Saar, en Estonia) y muere el 15 de septiembre 1921 en Novonikolaevsk (hoy Novosibirsk). Algunas fuentes “occidentales”, sin embargo, lo hacen nacer el 29 de diciembre de 1885 en Austria, en Graz; en relación a su muerte, oscilan entre el 17 de septiembre y el 12 de diciembre de 1921 y proponen Novonikolaevsk o Verkhne-Udinsk (Ulan Ude, entre la costa sureste del Baikal y la frontera mongola).
En cualquier caso, la familia del barón Roman Fedorovich (emparentada entre otras con la del conde Hermann Keyserling) pertenecía a la nobleza báltica de lengua alemana y estaba presente sea en Estonia como en Letonia: en 1929 un miembro de la familia recordaba sus vicisitudes en Riga, durante la invasión bolchevique[12] . El Genealogisches Handbuch des Adels se ocupa ampliamente de los Ungern-Sternberg[13], identificando al fundador en un Johannes de Hungría (“Her Hanss v. Ungernn”), cuya existencia está atestiguada en un documento con fecha de 1232. Sobre el dato del origen magiar, se insertaron algunas leyendas: una que vinculaban a los Ungern con los Hunos, otra que les hacía descender de un nieto de Genghis Khan que en el siglo XIII se había ceñido el cinto de Buda.
Y precisamente del fundador del Imperio mongol, Roman Fedorovic habría heredado un anillo de rubí con la esvástica y, según otra versión, le habría consignado el Kutuktu, el Buda viviente de Urga, tercera autoridad en la jerarquía lamaísta después del Dalai Lama de Lhasa y el Panchen Lama de Tashi-lhumpo.
Completados los estudios en la Escuela de Reval, el Barón asistió a la escuela de cadetes de San Petersburgo; en 1909 pasó un breve período de tiempo con un regimiento de cosacos con sede en Chita, en Transbaikalia, luego se dirigió a Mongolia. Aquí, gracias a su afiliación budista, que le fue transmitida por su abuelo paterno, Roman Fedorovic pudo entrar en relación con el Buda Viviente. En 1911, cuando los chinos son expulsados de Mongolia y el Buda Viviente se convierte en el soberano del país, el Barón recibe un puesto de mando en la caballería mongola. En aquel período, un oráculo shamánico le revela que en él se deberá manifestar una divina potencia guerrera.
En 1912 Roman Fedorovic está en Europa. Al estallido del conflicto, deja París para unirse bajo los estandartes del Zar, con el Barón va una muchacha llamada Daniela, quien perecerá en un naufragio en el Mar Báltico. En 1915 combate en Galicia y en Volinia, reportando cuatro heridas y ganando dos de las más altas condecoraciones: la Cruz de San Jorge y la Espada de Honor. En 1916 está sobre el frente armenio, donde se rencuentra con el atamán (jefe cosaco) Semenov, a quién había conocido en Mongolia. En agosto de 1917, partió después a Reval para organizar algunos destacamentos Buriatos y utilizarlos contra los bolcheviques, Ungern alcanza a Semenov en Transbaikalia; aquí se convierte en el Jefe de Estado Mayor del primer ejército “blanco” y organiza una División Asiática de Caballería (Aziatskaja konaja divizija) en la que confluyen mongoles, buriatos, rusos, cosacos, caucásicos, también tibetanos, coreanos, japoneses y chinos. La División Asiática de Caballería opera por todo el año de 1918 en los territorios orientales de la Siberia, entre el Baikal y la Manchuria.
Después de la evacuación japonesa de la Transbaikalia, la sucesiva ocupación china de la Mongolia y la instauración de un soviet “mongol”, bajo la dirección de un judío de nombre Scheinemann y de un pope renegado llamado Parnikov, el general Ungern se dirige hacia la Mongolia a la cabeza de sus caballeros. El 3 de febrero de 1921 arremete contra Urga, obligando a huir a la guarnición china, despedazando a un refuerzo enemigo de seis mil hombres y barriendo al soviet local. El Buda Viviente Jebtsu Damba, liberado de la cárcel y reintegrado en su reino, confiere a Ungern, que de ahora en adelante será Ungern Khan, el título de “Primer Señor de la Mongolia y Representante del Sacro Monarca”. El tercer jerarca del Budismo Lamaísta reconoce en Ungern una cratofanía (manifestación de poder) proveniente del mismo principio espiritual.
Ungern había declarado desde el 25 de febrero de 1919, en la Conferencia de Panmongola di Chita, su propia intención de restaurar la teocracia lamaísta, creando una Gran Mongolia desde Baikal al Tíbet y convirtiéndola en punto de partida para una gran cabalgata contra occidente, sobre las huellas de Gengis Khan. El verdadero objetivo de Ungern Khan no era una pura y simple destrucción del poder soviético, sino una lucha general contra el mundo nacido de la Revolución Francesa, hasta la instauración de un orden teocrático y tradicional en toda Eurasia. Esto explica, por un lado, la falta de simpatía que gozó Ungern entre los ambientes “blancos” y, por otro lado, el gran interés que suscitó su proyecto también fuera de los círculos lamaístas, especialmente entre los musulmanes de Asia Central.
Vistiendo la túnica amarilla bajo su manto de oficial imperial, a la cabeza de un ejército a caballo y elevando como propia insignia el estandarte con el zócalo y la esvástica, el 20 de mayo de 1921 Ungern Khan deja Urga y penetra en territorio soviético en Troitskosavsk (Kiakhta), bordeando las defensas bolcheviques. Luego imparte la orden aparentemente insensata de ejecutar un viraje hacia el occidente y luego hacia el sur, en dirección hacia los Altai y Zungaria. Su intención, como él mismo declara a su único amigo, el general Boris Rjesusin, es cruzar el Hsin Kiang para alcanzar a la “fortaleza espiritual tibetana”. “Él – escribe Pío Filippani Ronconi – se mueve solitario hacia una dirección que no tenía más relación con la realidad geográfica del lugar y militar de la situación, en el postrero intento, no de salvar la vida, sino de religarse, antes de su muerte, con el propio principio metafísico: el Rey del Mundo”[14].
El 21 de agosto, el bandido calmuco Ja Lama, después de haber hospedado a Ungern en su propia yurta, le entrega a “los partidarios de Jenisej” de P. E. Shcetinkin. El general Bljucher, comandante del ejército revolucionario del pueblo de la República del Extremo Oriente y futuro mariscal de la URSS, trata en vano de convencerle para que se incorpore al ejército soviético. El 15 de septiembre Ungern es juzgado en Novonikolaevsk por el tribunal extraordinario de la Siberia. Declarado culpable por haber querido crear un Estado asiático vasallo del Imperio nipón y haber preparado el derrocamiento del poder soviético para restaurar la monarquía de los Romanov, es condenado a muerte por fusilamiento. Después de la muerte de Ungern, el anillo con la esvástica habría terminado en posesión de Bljucher. Se dice que después del fusilamiento de este último, producido en 1936, el anillo habría pasado a manos del mariscal Zhukov.
Sea dicho también que por varios años circuló entorno a la muerte de Ungern Khan una versión muy diversa. “En los años cincuenta –escribe Sergio Canciani in Roulette russa, Castelvecchi Rx, Roma 2012, p. 160- algunos periódicos vieneses escribieron que von Ungern, no tan envejecido, habría sido reconocido por un veterano de la Legión Checa mientras bebía un schnaps en el Café Mozart, frente a la Albertina, siempre con prestancia como corresponde a un oficial de sangre báltico-prusiana”.
Sobre el fusilamiento de Ungern se mostró incrédulo René Guénon, en la citada recensión del libro de Pozner, aparecida en el número de “Estudios Tradicionales” de enero de 1938. La traducción va a continuación:
Este libro es un relato “novelado” y demasiado “lúgubre”, por un evidente espíritu de hostilidad partidista, de la agitada carrera del barón von Ungern-Sternberg, de quien ya se había tratado hace tiempo, por lo demás bajo un aspecto diferente, en la obra de Ferdinand Ossendowski, Bêtes, Hommes et Dieux. Lo verdaderamente curioso es que la propia existencia del personaje fue entonces puesta en duda por algunos, y lo mismo se produce de nuevo esta vez; no obstante, perteneció a una familia del Báltico muy conocida, emparentada con la del conde Hermann Keyserling, una carta del cual se reproduce en el libro. Puede no carecer de interés, para algunos, que aclaremos un poco las cosas y elucidemos una historia que parece haber sido conscientemente manipulada; con este propósito, citaremos los principales pasajes de algunas cartas escritas en 1924 por el mayor Antoni Alexandrowicz, oficial polaco que estuvo, como comandante de la artillería mongola, bajo las órdenes directas del barón von Ungern-Sternberg entre 1918 y 1919, ya que nos parece que ofrecen en este punto la idea más justa: “El barón Ungern era un hombre extraordinario, de una naturaleza muy complicada, tanto desde el punto de vista psicológico como político. Por indicar de una manera muy simple sus rasgos característicos, podríamos formularlos así: 1º, era un enconado adversario del bolchevismo, en el que veía un enemigo de la humanidad y de sus valores espirituales; 2º, despreciaba a los rusos, que a sus ojos habían traicionado al Entente, habiendo roto durante la guerra su juramento de fidelidad al Zar, y después a los dos gobiernos revolucionarios, habiendo aceptado a continuación el gobierno bolchevique; 3º, apenas se relacionaba con ningún ruso, y solamente frecuentaba a los extranjeros (y también a los polacos, a quienes estimaba a causa de su lucha contra Rusia); entre los rusos, prefería las gentes simples a los intelectuales, al estar menos corrompidos; 4º, era un místico y un budista; abrigaba el pensamiento de fundar una orden de venganza contra la guerra; 5º, consideraba la fundación de un gran imperio asiático en lucha contra la cultura materialista de Europa y la Rusia soviética; 6º, estaba en contacto con el Dalai-Lama, el “Buda viviente”, y con los representantes del Islam en Asia, y poseía el título de sacerdote y de Khan mongol; 7º, era brutal y despiadado como sólo un asceta y un sectario pueden serlo; su falta de sensibilidad superaba lo imaginable, y en su presencia uno parecería encontrarse frente a un ser incorpóreo, con un alma fría como el hielo, que no conocía ni el dolor, ni la piedad, ni la alegría, ni la tristeza; 8º, poseía una inteligencia superior y de extensos conocimientos; no existía tema alguno sobre el cual no pudiera emitir una opinión juiciosa; de un golpe de vista, juzgaba el valor del hombre que tenía enfrente… A principios de junio de 1918, un Lama predijo al barón Ungern que sería herido a finales de ese mismo mes, que encontraría la muerte después de que su ejército hubiera entrado en Mongolia y que su gloria se extendería por todo el mundo. Efectivamente, al amanecer del 28 de junio, los bolcheviques atacaron la estación de Dauria… y el barón resultó herido de bala en el costado izquierdo, cerca del corazón. Igualmente, la predicción se realizó en lo que concierne a su muerte: ésta se produjo en el momento en el que la gloria de su victoria recorría el mundo entero”.
La última frase es quizá excesiva, a juzgar por las discusiones a las que hemos aludido en un principio; pero lo que parece seguro es que nunca fue capturado por los bolcheviques y que, aunque muy joven todavía, murió de muerte natural, contrariamente a la versión de Vladimir Pozner. Los lectores de éste podrán además ver, después de estas indicaciones, si un personaje semejante pudo no haber sido en el fondo, como él insinúa, más que un simple agente al servicio de Japón, o si verdaderamente actuó movido por influencias de un orden muy distinto; añadiremos a propósito de esto que él no fue precisamente lo que podría llamarse un “neo-budista”, pues, según algunas informaciones que nos han llegado por otras fuentes, la adhesión de su familia al Budismo se remontaba a tres generaciones. Por otra parte, se ha señalado recientemente que ciertos fenómenos de “obsesión” se produjeron en el castillo de Ungern; ¿no se trataría de la manifestación de algunos “residuos psíquicos” en conexión más o menos directa con toda esta historia?
Traducción del texto del prof. Claudio Mutti: Francisco de la Torre
NOTAS
[1] O. Spengler: Seis Ensayos, Editorial Mundo Nuevo, Santiago de Chile, 1937, p. 72
[2] F. Ossendowski: Bestias, hombres y dioses, M. Aguilar, Madrid, s.a.
[3] V. Pozner, Le mors aux dents, Denoël, Paris 1937.
[4] B. Krauthoff, Ich befehle. Kampf und Tragödie des Barons Ungern-Sternberg, Carl Schünemann Verlag, Bremen 1938. Este libro, come también aquel de Pozner, reelabora a partir de los datos provistos por un testigo: Essaul Makejev, Bog voiny, Baron Ungern (Il dio della guerra, il Barone Ungern), Shangai 1926.
[5] R. Guénon, Rec. en Le Théosophisme, Éditions Traditionnelles, Paris 1978, p. 411-414.
[6] J. Evola, Rec. in Esplorazioni e disamine. Gli scritti di “Bibliografia Fascista”, vol. I, Edizioni all’insegna del Veltro, Parma 1994, pp. 249-253.
[7] El Barón Ungern es también uno de los principales personajes de la novela de Hugo Pratt: Corto Maltés. En Siberia, Norma Editorial, Barcelona, 2000
[8] J. Mabire, Ungern, le dieu de la guerre, Art et Histoire d’Europe, París 1987.
[9] R. Monteleone, Il quarantesimo orso, Gribaudo, Torino 1995
[10] L. Juzefovich, Samoderzhec pustyni (El autócrata del desierto), Ellis luck, Moskva 1993.
[11] Ungern Khan: un “eurasista in sella”? Éste es el título que Aldo Ferrari dio a un subcapítulo de su estudio sobre las corrientes eurasiatistas rusas y concluye reconociendo como el Barón Ungern-Sternberg “se ha convertido en la cultura rusa post-soviética en una especie de personaje totémico del renacimiento eurasiatista, por lo menos en su tendencia radical y esotérica”. (A. Ferrari, La foresta e la steppa. Il mito dell’Eurasia nella cultura russa, Scheiwiller, Milano 2003, p. 240). Aldo Ferrari cita después estas palabras del exponente más conocido del eurasiatismo ruso moderno, Aleksandr Dugin: “En la persona de Ungern-Kan de nuevo se unieron en una sola las fuerzas secretas que animaban las formas supremas de la sacralidad continental: los ecos de la alianza entre Godos y Hunos, la fidelidad rusa a la Tradición Oriental, el significado geopolítico de las tierras de Mongolia, patria de Gengis Kan” (A. Dugin, Rusia, El Misterio de Eurasia, Grupo Libro 88, S.A., Madrid, 1992, p. 148). (En 1991, bajo el seudónimo de “Leonid Ochotin”, Aleksandr Dugin publicó en el N° 1 de “Giperboreja”, págs. 87-92, un artículo sobre Ungern Sternberg: Bezumny bog voiny). Un parangón de esta imagen de Ungern Khan, aparece a un cuanto infeliz, por reductiva y banal, bajo el título por el cual han sido recogidos recientemente en Hungría algunos escritos de diversos autores concernientes al personaje en cuestión: Az antikommunista. Roman Ungern-Sternberg barorol. Válogatott tanulmányok [El anticomunista. Sobre el Barón Roman Ungern-Sternberg. Estudios seleccionados], Nemzetek Europaja Kiadó, Budapest 2002.
[12] A. v. Ungern-Sternberg, Unsere Erlebnisse in der Zeit der Herrschaft Bolschewiken in Riga vom 3. Januar bis zum 22. Mai 1919, Kommissions Verlag von Ernst Plates, Riga 1929.
[13] Genealogisches Handbuch des Adels, bearbeitet unter Aufsicht des Ausschusses fur adelsrechtliche Fragen der deutschen Adelsverbande in Gemeinschaft mit dem Deutschen Adelsarchiv, Band 4 der Gesamtreihe, Verlag von C.A. Starke, Glucksburg/Ostsee 1952, pp. 457-479. En 1884 apareció en Alemania una publicación dedicada específicamente a los Ungern-Sternberg (Nachrichten uber des Geschlecht Ungern-Sternberg), que reproduce escudos, insignias, signos y las firmas autógrafas de varios miembros de la familia.
[14] Filippani Ronconi, Un tempo, un destino, “Vie della Tradizione”, n. 82, aprile-giugno 1991, p. 59
Extraído de: Eurasia. Rivista di studi geopolitici
#Claudio Mutti#Vladimir Pozner#Oswald Spengler#Fernando Ossendowski#Julius Evola#Hugo Pratt#Corto Maltés#Imperio Mongol#Genghis Khan#Romanov#Rusia#Bolcheviques#Buriatos#Cosacos#Caucásicos#Zukhov#Grigori Semionov#Bogd Khan#Aleksandr Kolchak#Tradicionalismo#Historia#Literatura#Ungern-Sternberg#Barón Ungern-Sternberg
0 notes
Text
Justicia argentina eleva a juicio oral causa por retransmisiones de fútbol
Buenos Aires, 6 nov (EFE).- La Justicia argentina elevó hoy a juicio la causa por supuesta "defraudación a la administración pública" por parte de los exjefes de Gabinete de Ministros Aníbal Fernández y Jorge Capitanich y del expresidente de Asociación de Fútbol Argentina Luis Segura por el programa Fútbol para Todos. El fallo, firmado este lunes por la jueza federal María Servini, sentará en el banquillo a 13 personas, entre las que se encuentran varios funcionarios kirchneristas y referentes de la Asociación de Fútbol Argentina (AFA). Servini investiga "irregularidades" en el manejo de los fondos que el Estado le dio a la AFA para que se transmitieran gratuitamente por televisión los partidos de la Liga y de la selección nacional. Entre los imputados están el exvicegobernador de la provincia de Buenos Aires (2011-2015) Juan Gabriel Mariotto y Carlos Alberto Pandolfi, Norberto Francisco Monteleone y Raúl Pagano, miembros de Futbolistas Argentinos Agremiados. Segura y Fernández fueron acusados del delito de "administración fraudulenta agravada por haberse cometido en perjuicio de una administración pública, en calidad de autor" y a Mariotto en calidad de "partícipe". Capitanich, por su parte, por el "incumplimiento de los deberes de funcionario público, en calidad de autor". La investigación comenzó en mayo de 2014 por una denuncia de la actual diputada oficialista Graciela Ocaña (Cambiemos), quien en ese entonces era legisladora de Buenos Aires por Confianza Pública. El programa gubernamental Fútbol para Todos fue implementado en 2009, durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y dado de baja a mediados de 2017. Aníbal Fernández fue jefe del Gabinete de Ministros de 2009 a 2011 y luego lo reemplazó Juan Manuel Abal Medina (2011-2013). Por su parte, Capitanich estuvo en el cargo de 2013 a 2015, año en que regresó Aníbal. En este último fallo, la jueza Servini decidió sobreseer a Medina. Segura asumió como presidente de la AFA en 2014, tras la muerte de Julio Grondona, y estuvo al mando del órgano rector del fútbol argentino hasta 2016, cuando la FIFA y la Conmebol crearon una Comisión Normalizadora para que administrara la AFA, que atravesaba una crisis institucional. EFE
#_revsp:efe.es#_uuid:0880d5a2-0132-34ec-ad31-a1f1a6d264d9#_category:yct:001000028#_author:cch/rgm/car#_lmsid:a077000000Kgol7AAB
0 notes
Text
Servini de Cubría citará a Marchi a indagatoria
Servini de Cubría citará a Marchi a indagatoria
La magistrada avanzó en la causa y en las últimas horas resolvió el llamado a declarar para Marchi, Carlos Pandolfi (titular de la fundación y tesorero de FAA), Francisco Monteleone (secretario de El Futbolista y gerente general de Agremiados), Raúl Pagano (gerente financiero de Agremiados), Jorge Cragno (tesorero de la fundación y Secretario Administrativo de Agremiados) y Sergio Seguel…
View On WordPress
0 notes
Text
Unas palabras sobre Intimidad del mundo
Fragmento del texto leído en la presentación del libro:
Un sujeto conciente del mundo. Allí donde se halla eso que sangra, lo que se incendia, lo que golpea. Un sujeto que reconoce la exclusión, que se excluye. Eso que está excluido, que es exterior, forma parte de la lengua y parte de la mirada. Y la mirada poética también mira lo que no está. ¿Qué incluir en la exclusión? ¿La intimidad? No: no hay intimidad en este mundo. Lo que hay es la intimidad del mundo en lo íntimo. "Como una vida que pareciera depender tan solo/ de ese ruido de porotos royal canin/ golpeando el plato plástico". En la intimidad misma del yo está el mundo. "Un pequeño mundo que se estrecha". Lo que se incluye es el poema. ¿Cómo habla el poema en este tiempo sin intimidad o de una intimidad que es pura exclusión? Porque ahora todo es exterior, ahora todo excluye, incluso el yo. Y el yo solo puede ser íntimo en el mundo de la extimidad: solo la intimidad del mundo puede hacer hablar una pantomima de intimismo. Por eso el libro comienza con un crimen que parece que se elude: "no todo es crónica del crimen en Almagro" y cierra diciendo "vos acordate de traerme un crimen".
En este libro todo está abandonado: un animal rascando piedras en busca de lo masticable, un chicle en la boca de un pibe que susurra hasta cuando está callado, una uña rota...y todo eso abandonado hace ruido. El mundo de los ruidos. Y alli también se oye la intimidad del mundo. Y un modo de incluirse allí es hablar en el poema acerca de lo atroz y tomar el atajo del habla. "Es una plegaria, una cosa que ninguno/ de nosotros hace". Y otro modo es hacer. Por ejemplo, hacer cosas con las manos. O hacer un libro de poemas. La acción es la única forma del habla en medio del ruido. La poesía es esa acción silenciosa en medio del ruido. El poema se transforma en el mantra de la acción. "No hay otro mundo, enterate/ es este" dice al final de poema 12. Y en este mundo no hay intimidad posible salvo la inclusión del poema en la intimidad del mundo. Hacer silencio como si se hablara. Y hablar como si se hiciera algo con las manos. Volver aquí en medio del ruido. Eso es lo que llamaba Pasolini una desesperada vitalidad.
Jorge Monteleone
1 note
·
View note
Text
Cierta fuerza de los relatos de Nadie encendía las lámparas se vincula con ese involuntario manifiesto estético y reside en el hecho de que los relatos de Felisberto son historias de deseo con los objetos que apenas ocultan las objetivaciones de un deseo erótico en ciernes, sospechado, sugerido y desplazado en diversas formas simbólicas. Un deseo que se homologa con el deseo de escribir y la voluntad de narrar. Al detener largamente sus ojos sobre las cosas, el narrador intenta poseerlas, para descubrir las analogías del mundo, el misterio de los parecidos que multiplican cada singularidad, aquello que de antemano no se sabe: una cabeza es una gallina humana, grande y caliente cuyo pelo era una manera muy fina de las plumas; las puertas parecen damas escotadas, un rosario de piedras preciosas se enrosca como un reptil; los abanicos semejan bailarinas abriendo sus anchas polleras; un tren iluminado parece un zaguán. El escritor, que por fin devino el otro yo del pianista, quiere ahora ofrecer un concierto de las cosas en su narración: revelar su concertada armonía. Pero al verlas y entrar en ellas como ser deseante, esa intimidad del mundo se quiebra y se fragmenta. El concierto se torna desconcierto. Basta que el mundo comience a multiplicarse para que toda unidad se desgarre y toda clausura se abra. El mundo estaba hecho de espejos pero cada imagen se independiza y el que mira es el intruso que dispersó los fragmentos donde cae la luz del sentido.
Jorge Monteleone, «Estudio crítico: El otro yo del pianista», Felisberto Hernández. Narrativa completa
1 note
·
View note
Text
Felisberto debía aprender a narrar lo que no puede ser contado, lo que no puede siquiera ser interpretado, para que la narración comience una y otra vez. Debía aprender a mantener la tensión alerta de una novela policial, pero no develar el misterio, sino al revés: manifestarlo, mantenerlo. De hecho el misterio debe ser aquel vacío rodeado de una verdad incognoscible que se narra sin ser revelado. Es decir, se narra porque no se sabe qué es: se narra el misterio.
El misterio puede estar en un objeto largamente observado, un objeto que sea como una cara amada: que fascine, que hipnotice, incluso que se transforme en una obsesión erótica. Pero esa cara amorosa, deseada, fascinante a la vez debe estar dislocada de cualquier asociación, de cualquier vínculo, de cualquier destino y sobre todo de cualquier principio analógico que garantice la unidad del mundo: deber ser un principio que no tenga nada ni antes ni después, ni sea otra cosa que su propio ser manifiesto. La condición de la epifanía es estar fascinado y a la vez separado de ella. Si el escritor sale a enamorarse, lo que hallará seguramente no es un amor, sino una obsesión.
Jorge Monteleone, «Estudio crítico: El otro yo del pianista», Felisberto Hernández. Narrativa completa
1 note
·
View note
Text
Jorge Monteleone: "Girondo siempre fue un adelantado"
Como una censura estética Enrique Anderson Imbert escribió que Oliverio Girondo era el “Peter Pan del ultraísmo argentino” y que “mientras los chicos (ultraístas) crecieron, él quedó siendo un niño”. Esa lectura que quiere ser irónica menciona, mediante una serie de errores (que el vanguardismo es un estado infantil e inmaduro que se supera, que Girondo repite en el tiempo una estética…
View On WordPress
0 notes
Photo
Este viernes a las 21hs presentamos mi libro editado por Zindo & Gafuri. Los esperamos
0 notes