#jimin haciendo corazón con sus brazos
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협찬 𝙇𝙚𝙩𝙩𝙚𝙧𝙨 𝙁𝙧𝙤𝙢 𝙅𝙞𝙢𝙞𝙣
지큐의 시선으로 담은 지민의 모습, 궁금해 잠 못 이루고 있을 거 같아 살짝만 미리 공개합니다. 지큐 11월호의 주인공인 ’지‘민와 ’지‘큐가 함께 인사 올립니다. 특별히 아미에게도 사랑을 담아 보냈네요.
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EDITOR 박지윤 VIDEOGRAPHER 소재범, 오연경 DESIGNER 조승언, 조은아
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ㅤ 지민은 대한민국에서 조국을 위해 장기간 군입대를 앞두고 있는 재현에게 아주 반가운 작별 인사를 건넨다 #사막뒤에 @JAEHYUN < PRADA IS IN SM > NOVEMBER 04, 2024 ㅤ Las fechas eran propicias para que el cielo se tintara de ligero gris. El otoño pronto estaba dando la invitación al invierno y, con ello, la llegada de los nuevos alistamientos al servicio militar y que los noviembres de todos los años cumplían con reclutar nuevas celebridades. Jaehyun era el más conocido famoso por ingresar al servicio militar. De cabello rapado él; y ella a escondidas de las fotos y la vista pública, había estado presente en su sesión de peluquería. La ídol había hecho un notorio puchero cuando su cabeza fue privada de aquellos mechones que solían caer por su frente y los laterales. Aun así, su instinto la instó a sonreír porque, al mismo tiempo, Jaehyun irradiaba cierta ternura propia de un ratoncillo pequeño.
La despedida se dio cerca de la entrada al enorme recinto. Puerta gigante custodiada y verjas, los alrededores estaban casi ausentes de personas a excepción de la prensa. Taeyong, Johnny, Ten, Jungwoo y Doyoung acompañaron durante el ingreso hacia la zona exterior de la parcela del centro. Jimin estaba allí esperando a los chicos y principalmente, por supuesto, a Jaehyun. Su cercanía se había dado en clara evidencia por pertenecer a la misma empresa y encajar laboralmente en distintas ocasiones, pero su proximidad en tonos románticos se maquinó solos gracias al nexo que tenían como representantes de Prada. A veces, por la circunstancia, incluso habían viajado en el mismo avión y asimismo en asientos contiguos. Más adelante, esa circunstancia se convirtió en una práctica intencional.
Había cierta tristeza en los ojos de Jimin, llenos de nostalgia a su vez y felicidad por aquellas últimas canciones que Jaehyun había producido como despedida para el fandom y que, en una de ellas, había mezclado nociones ficticias con la realidad vivida junto a Jimin. ㅤ
ㅤ❝ Conocí a esta chica de California ㅤElla merece ser amada sin límites en voz alta ㅤAcabo, acabo de comprarle Prada a mi bebé ❞ ㅤ
Con obviedad se habían conocido en Corea, pero alguno de sus encuentros por agenda los había llevado a familiarizarse y a indagar más en el otro sobre suelo californiano y él, muy atento, siempre le dedicaba regalos que ella custodiaba en el corazón y en plena conservación dentro de su habitación. Sin embargo, solía pensar que su regalo de Prada favorito era él en sí mismo. Así, sí, con su cabeza totalmente rapada y que le fue inviable percibir por la gorra negra que la cubría. Cuando Jimin lo vio aparecer, sus ojos se iluminaron y su sonrisa oculta bajo el cubreboca se ensanchó. Segundos después, esa misma sonrisa quedó al descubierto desde que retiró el elemento que la tapaba. Saludó a todos haciendo reverencia rápida y corrió apresurada hacia Jaehyun.
—Oppa… Estás muy guapo, no ocultes tu nuevo look —dijo alzando a su vez el brazo derecho. Atrapó la visera de la gorra y se la retiró; se la quedó sujeta con la mano atravesando la abertura trasera. Al principio estuvo un poco retraída por la presencia de los muchachos; pero estos, habiendo asimilado la situación, se alejaron sin dar explicaciones. Ella entendió instantáneamente que pretendían otorgarles privacidad.
JAEHYUN
El día había llegado y la explosión de sensaciones estaba a flor de piel. Ansiedad, nervios, tristeza, pero irónicamente también existía pizca de tranquilidad. El tiempo pasa volando, esa era la consigna grabada en su mente para afrontar los 18 meses venideros. La fresca briza del otoñal se colaba incluso por debajo de la gorra, instándolo a cerrar los ojos en el torbellino de pensamientos que atravesaban su mente, entrecortados por ocasionales palabras de sus miembros. A veces giraba la mirada a ellos, era reconfortante para él que estuvieran allí para él, en especial Taeyong, bien presentado con su gabardina, uniforme naval y su cabello digno de fuerza armada –aunque bastante más largo que el de él-. Verlo a él era un recuerdo presente que todos debían afrontar lo mismo.
Fue llevado en soledad hasta el recinto militar para realizar un chequeo de identidad con el personal, como también el depósito de algunos ítems personales. Protocolos que siguió al pie de la letra, y que por ello no tardó en completar. Con algunos minutos libres por delante, se apresuró en volver donde los chicos, que habían sido llevados más cercanos a la zona exterior del recinto, alejados de la prensa donde iban a gozar de privacidad. En su andar, la mirada de Jaehyun se alternaba entre el suelo y el pequeño tumulto de cuerpos que formaban sus miembros, pero el vaivén de sus ojos se detuvo cuando vio el cuerpo menudito de Jimin aparecer entre los chicos. A pesar de la mascarilla, los ojos masculinos demostraban una sonrisa de par en par y también aceleró el paso para su encuentro. Los miembros sabían el tipo de relación existente entre ambos, aun así, no habían visto demostraciones afectivas in situ, pero dado el contexto era muy poco relevante para él, y de seguros ellos también lo entendían de esa forma.
Los brazos trabajados del más alto calzaron posesivos la cintura de Jimin, llegando a alzar ligeramente su cuerpo con tal de robar un par de besos en sus labios finitos. El cabello rapado no demora en ser descubierto, sintiéndose algo avergonzado, aun sabiendo que ella ya lo había visto de esa forma.
—Debo acostumbrarme aún… Aunque tú me verías guapo sin importar qué use en la cabeza. —Las palabras fueron susurradas contra los labios de la menor, aprovechando de seguir dando besos en las palabras más acentuadas. La mirada de Jaehyun pasó de largo, viendo a los otros chicos tomando distancia con facciones de incomodidad, lo cual lo hizo soltar una escueta risa. Toda la atención se volcó a su bebé, Jimin. La mirada femenina estaba cristalina, esbozaba tristeza.
—¿Me escribirás cartas? —Cuestionó con tal de alivianar la tensión en esos ojos almendrados y preciosos. —Esperaré una semanal… De todas formas, los primeros meses son los más duros y los más difíciles para vernos… Después de eso podemos encontrarnos una o dos veces al mes, si tenemos suerte con tus actividades. —Las palabras salieron con la misión de reconfortar a la chica, y si era sincero, a él también. —No te darás ni cuenta y ya estarás mañoseándome nuevamente. —El varón acariciaba con dulzura las mejillas y pómulos de Jimin, repasando el dorso de los dedos, mientras los labios depositaban un par de ósculos en la punta de su naricita respingada.
KARINA
Solía pensar que Jaehyun realmente era hijo de cupido; el arte para producir en ella cierto hormigueo en el estómago, eso parecía ser una habilidad de nacimiento y, como tantas veces, en Jimin reposaba el color rosado por sus mejillas cuando él hacía esos movimientos sorpresivos. Antes de venir, ya su idea era besarlo con el motivo claro de memorizar el sabor de sus labios; un recuerdo que deseaba perdurable hasta que pudiera volver a verlo. Sin embargo, él se había alzado y adelantado a sus intenciones. El corazón de Jimin se aceleró desbocado por la vergüenza, pero era justo lo que necesitaba en esos momentos: sus besos.
La boca masculina sabía a jugo de frutas y, cuando los chicos se fueron, se acercó con mayor detenimiento para descifrar qué fruta era —quizá melocotón—. Sus bocas se rozaron nuevamente por iniciativa propia y, después de eso, con la yema acarició la de Jaehyun.
—Te veo guapo porque siempre lo eres —afirmó rodeándolo del cuello, pegándose más a su cuerpo, y la nula distancia la ayudó a recibir más cómodamente sus besos. Piquitos varios colmados de inocencia; muchos de esos ella repartió por encima, y con sus manos inquietas acarició dulcemente a la altura de los omóplatos. El aroma varonil y su piel cálida le entregaron una sensación de pacifismo, seguridad y a la vez deseos de aferrarse a su cuerpo en el anhelo de tenerlo siempre a su lado. La fuerza del abrazo acentuó como evidencia ese hecho. Jimin sentía con él la facilidad de respirar y enfrascarse en un estado de ensoñación en la que era una pequeña consentida. Su pequeña consentida para mayor exactitud. La de mañas siempre.
—Quiero hacerlo, escribirte cartas y canciones. También te las cantaría para que me sientas muy cerca y puedas dormir escuchando mi voz. A lo mejor así logras soñarme y estaré de algún modo junto a ti acompañándote —dijo agregando al final de sus palabras un mordisco ligero en la mejilla izquierda del cantante. En tanto que juguetona, agregó un beso sonoro y otra mordida más con la misma gentileza que anteriormente. Pronto su rostro se entristeció un poco nuevamente y un puchero sobresalió contra su voluntad. Se desenganchó de su cuello y lo miró con atención—. Vendré a visitarte también, todas las veces que se pueda. Desearía que te dejen salir más a menudo, pero me anima que en diciembre tenemos planes para una cita juntos. Ese día te llenaré de atenciones y muchas mañas mías, de esas que tanto te gustan. No estás triste, ¿verdad? No quiero que lo estés—quiso saber al mismo tiempo que derretirse en aquellos mimos que le brindaba. Cerró los ojos para sentir más vívidamente los cariños repartidos en su rostro.
A lo lejos escuchó ruido, lo cual le hizo caer en la realidad que había negado. Jaehyun estaba a nada de ser llamado para ingresar definitivamente.
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Capítulo 3
Una vez más despertó con Jimin sentado arriba suyo, pero esta vez había manos en su cara y el zumbido de los pensamientos de Jimin mezclándose con los suyos: buenos días arriba arriba arriba eres tierno cuando duermes pero como que estás babeando todo tengo que hacer el desayuno ven a ayudarme...
—Estoy despierto —murmuró, aun medio dormido —estoy despierto.
Estaba acostado sobre muchos cojines de sillón juntos en el piso, medio aplastado entre Yoongi y Taehyung. El brazo de Yoongi estaba alrededor de su cintura y la cara de Yoongi estaba enterrada en su cuello y sus pensamientos estaban en su cabeza, también: demasiado temprano demasiado frío váyanse
Jungkook sofocó una risa y abrió sus ojos. La luz del invierno se coló a través de las cortinas delgadas de la ventana del balcón y la sonrisa de Jimin era igual de brillante.
Va a ser una buena mañana, pensó Jungkook.
Y lo fue.
——
Las vacaciones de invierno resultaron ser así:
Después de cuatro llamadas por Skype y el doble de discusiones por correo y mensajes de texto, Jungkook convenció a sus padres para que lo dejaran quedarse en Nueva York, siempre y cuando se esforzara por salir de probación académica para el comienzo del próximo semestre.
El invierno llegó barriendo con una tormenta y volvió todo blanco. Se paró bajo la nieve hasta que su cara se entumeció, porque se sentía diferente a la nieve en Seúl; era más pesada y tajante. Le gustaba la mordida del viento en su piel.
La tienda fue cubierta por una cantidad obscena de guirnaldas de luces, haciendo que Namjoon tuviera incluso más miedo de salir de detrás del mostrador. Taehyung se paró en medio del caos, con una hebra de luz enredada en su brazo y le enseñó a Jungkook como cambiar los colores con magia, de azul a verde, de verde a rojo, de rojo a morado, de morado a amarillo y de amarillo a naranjo.
Fue a un mercado de árboles de navidad con Hoseok y Yoongi y vio cómo Hoseok revoloteaba de árbol en árbol, hablando para sí mismo mientras deslizaba sus manos por su follaje y sus troncos, con la magia chispeando en sus dedos. Los árboles se veían más vivos cuando los dejaba atrás, como si sus vidas hubieran sido extendidas un poco más, y finalmente Hoseok se detuvo frente a un árbol pequeño y de apariencia triste en una esquina. El corazón de Jungkook dolió un poco, por lo triste y olvidado que se veía, pero entonces Hoseok se agachó frente a el y declaró "este". Y el árbol...Jungkook juró que se enderezó cuando Hoseok acarició una de sus ramas, como si supiera que fue escogido.
El árbol creció casi nueve metros en el comedor de la casa, estirando sus ramas hacia el techo como si siguiera en un bosque. Pasaron toda una tarde cubriéndolo con luces y adornos de mal gusto. Seokjin hizo vino con azúcar caliente y Taehyung puso Merry Christmas de Mariah Carey a todo volumen hasta que Jimin le hizo cambiarlo a Michael Buble. Jungkook se emborrachó ligeramente, ignorando el murmullo de Seokjin sobre que era menor de edad y presionó su frente contra la de Yoongi mientras Hoseok y Namjoon se balanceaban juntos y hacían una interpretación que hacía que doliera la cabeza de Feliz Navidad. Los pensamientos de Yoongi eran lentos y cálidos, como el vino en el estómago de Jungkook y sus ojos estaban arrugados en las esquinas por su sonrisa y Jungkook pensó, por primera vez, podría enamorarme de ti.
Aunque se guardó eso para él. Por ahora.
Otra pijamada se llevó acabo en navidad, aunque nadie se durmió hasta casi las tres de la mañana, demasiados ocupados hablando alrededor de la chimenea en el comedor. Jungkook vio como las llamas proyectaban luz y sombras sobre los dedos de Yoongi mientras hacía señas y escuchaba la risa hiposa de Seokjin. Jimin y Tae cantaron Silent Night, con sus brazos envueltos alrededor del otro como si fuera la cosa más fácil de hacer y Hoseok y Namjoon se estaban durmiendo en el sillón, con sus cabezas inclinadas contra la del otro. Y Jungkook...Jungkook estaba feliz.
Le regalaron un nuevo cuaderno de dibujo para navidad y ya estaba tan abrumado que casi comenzó a llorar por enésima vez frente a ellos. Y eso fue antes de que revelaran que también le hicieron lápices hechos a mano. —Tienen magia adentro —le explicó Namjoon y dibujó un hombre de palo en la primera página. Tomó vida y los saludó. —Es una imagen en bucle, hacen lo que tú quieras que hagan. Las aves vuelan y el mar tendrá olas, cosas así.
—Oh Dios —susurró Jungkook, y cedió a las lágrimas. Solo un poquito.
Pasó la semana entre navidad y año nuevo estudiando frenéticamente, con los libros esparcidos en el piso de la tienda y en la mesa de la cocina de la casa. Namjoon y Yoongi, quienes aparentemente tomaron un curso de negocio mientras intentaban entender cómo tener una tienda, se ofrecieron a ayudar y pronto sus cuadernos se llenaron con los garabatos desordenados de Yoongi y la escritura elegante y fluida de Namjoon, párrafos tanto en inglés como en coreano. Lo ayudó, lo hizo, pero no se sentía suficiente.
Aun se estaba ahogando, de distintas maneras, el agua subía y estaba más cerca.
El cumpleaños de Taehyung y el año nuevo fueron juntados en dos días de celebración con un montón de comida y champaña barata. Taehyung lloró por el abrigo de diseñador que todos contribuyeron para comprar e incluso por el dibujo que Jungkook titubeantemente le entregó. Era un dibujo de Taehyung en la mesa de la cocina, con los hombros doblados y una expresión de concentración en su rostro, el sol de la ventana abierta se reflejaba en su cabello plateado. El diseño que dibujaba formaba un bucle infinito, tomando vida y color una y otra vez.
Justo antes de la medianoche, subieron al techo para ver los fuegos artificiales sobre el Times Square, amontonados contra el viento cortante. Hoseok y Seokjin gritaron la cuenta hacia atrás ("¡DIEZ! ¡NUEVE! ¡OCHO! ¡SIETE! ¡SEIS!") y se tomaron turnos para besar a Namjoon en la mejilla. Jimin y Taehyung se besaron apropiadamente, los brazos de Jimin estaban en los hombros de Taehyung y las manos de Taehyung estaban detrás de su cabeza, como una portada sacada de una novela romántica.
Los dedos de Yoongi acariciaron su cabello y sus labios depositaron un beso cálido y perfecto contra su cien, y sus pensamientos le susurraron Feliz año nuevo, Jungkook-ah.
Podría amarte, pensó Jungkook, viendo la cara de Yoongi siendo iluminada por los fuegos artificiales azules. Podría amarte.
——
La universidad comenzó de nuevo con venganza, pero mantuvo su cabeza agachada y logró salir de probación académica, justo como sus padres querían. Le contó a Yoongi en la tienda, mostrándole la carta oficial que lo dejaba limpio (por ahora).
Son muy buenas noticias, Kook, escribió Yoongi y Jungkook quería sentirse aliviado, lo hacía.
Pero solo había agua.
——
—¿Pueden enseñarme sobre este mundo? —les preguntó durante el desayuno una mañana, cuando estaban todos presentes y se sentía atrevido. (Ya estaba muy adentro, más allá de su cintura, de su pecho, bien podría entrar por completo.) —Sobre la magia. Yo...hay tantas cosas que no sé.
Sobre la magia, sobre sí mismo, sobre todas las cosas geniales y aterradoras que podría ser capaz de hacer.
Una conversación sin palabras se desarrolló frente a él, Namjoon a Hoseok, Hoseok a Yoongi, Yoongi a Seokjin, Seokjin a Jimin y Jimin a Taehyung, era más que nada una serie de cabezas inclinadas, cejas levantadas y ojos entrecerrados.
—Está bien —dijo al final Namjoon, sonriéndole. Suavemente —Hay cosas que puedes aprender de todos nosotros, así que planearemos algo.
—Una planificación de clase —dijo Taehyung, con su sonrisa mucho más aguda y salvaje —Y tarea.
—Pero iremos a tu ritmo —añadió Jimin con lo que pareció ser una patada a Taehyung bajo la mesa.
Por supuesto —arregló Taehyung —A tu rimo, Jungkook-ah.
Su ritmo, no tenía idea de qué significaba eso. Qué era rápido o lento o si quiera qué le esperaba bajo las olas. Sus padres lo mantuvieron lo más lejos posible, le enseñaron a cerrar sus ojos contra la magia que fluía en Seúl, las tiendas, la calles, los mercados que a veces se levantaban, los adivinos que se quedaban fuera de la estación de Busan, el extraño tirón del mar.
Casi diez años con sus ojos cerrados. Estaba aterrado, pero listo para abrirlos de nuevo.
—Está bien —dijo, encontrando la mirada de Yoongi en la mesa. Los ojos de Yoongi eran gentiles y estaban negros como una noche de invierno. (Yoongi, quien perdió su voz por culpa de la magia, pero que seguía inmerso en ella, sin miedo.) —Está bien.
——
Namjoon fue el primero. Esparció libros antiguos y desgastados en la mesa de la cocina y habló sobre historia. Sobre brujas y Salem y la persecución que llevó a una aceptación renuente. —En algunos países, en otros la magia aún está prohibida —Jungkook lo observó trazar una línea a través de los siglos hasta ahora: protección y regulación en medida equivalente.
(— Nadie tiene permitido ser discriminado por su magia, pero el uso está prohibido en ciertas áreas, como en las escuelas, y si un niño tiene una habilidad potencialmente violenta debe ser registrado — le explicó Namjoon, subiendo sus lentes.
—¿Cómo...Yoongi? —preguntó Jungkook, con un nudo en el estómago.
—Sí —respondió Namjoon, en voz baja, con el peso de historia detrás de la palabra —Sí, como Yoongi.
No es un gran problema, le escribió Yoongi al otro día. Simplemente tengo que llevar una tarjeta siempre conmigo e incluirla en mis papeles si quiero postular a un trabajo. Dado que no tuve ningún accidente violento en los últimos diez años, no tienen permitido rechazarme basados en eso.
Pero fue un gran problema, una vez, pensó Jungkook. Y el zumbido bajo de ansiedad que provenía de Yoongi indicaba que a veces, aún lo era, porque si una cosa había aprendido Jungkook, es que no todas las personas eran lo suficientemente amables y justas como deberían.)
En la mesa, Namjoon dibujó una hélice doble en su cuaderno de dibujo. —Creen que tiene algo que ver con nuestro ADN, pero nadie está seguro. Ya que en algunas familias todos son mágicos y en otras nadie lo es. Pero más personas están naciendo con magia ahora, más que antes. No pueden explicar eso, tampoco.
—Hay mucho que no entendemos —comentó Jungkook. Era el primero en tener magia en su familia (el primero) y nunca supo con exactitud qué significaba eso. Si es que significaba algo en absoluto.
Namjoon sonrió —Sí, pero eso es lo que lo hace hermoso.
Jungkook nunca consideró eso antes, que lo desconocido podía ser hermoso en vez de aterrador, pero quizás Namjoon tenía razón.
——
Ir a la casa de los chicos no dejaba de ser una aventura, incluso cuando el invierno llegó. Podría ser Sekjin volando en las vigas como un cuervo, intentando aprender a controlar sus alas, o Jimin discutiendo con uno de sus fantasmas en francés, español, alemán, japones. O, como hoy, Taehyung tenía a Yoongi sentado en una de las bañeras de uno de los baños de arriba con una toalla esponjosa en sus hombros.
Yoongi le hacía señas a Taehyung con sus manos. Jungkook (quién quizá estaba aprendiendo lenguaje de señas en su tiempo libre limitado) logró captar "no" y "demasiado brillante".
—No lo haré —prometió Taehyung —Esto no será como el accidente morado del invierno pasado, lo juro. Creo que tengo bien el balance esta vez.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Jungkook, sentándose en la tapa del retrete cerrada para mirar.
—Tiñendo el cabello de Yoongi —le explicó Taehyung —estoy intentando usar magia en vez de químicos. Ha sido un proceso.
Yoongi apuntó su celular en el mueble. Jungkook se lo entregó y vio como abría su confiable aplicación de notas. Levantó el celular por arriba de su hombro cuando terminó, para que Jungkook pudiera leer.
Soy el único que lo deja experimentar.
—Por lo cual estoy muy agradecido —dijo Taehyung, dibujando símbolos en un papel que tenía en su regazo —el estúpido Jimin usa tinte de caja como si estuviéramos en la edad media.
—¿De verdad no te importa? —preguntó Jungkook dudoso.
Yoongi se encogió de hombros. Es solo cabello. Y usualmente puede dejarlo como estaba antes. Una pausa. Bueno, una vez estuvo rosado y morado por una semana y preferiría no repetir eso.
—Lo luciste —insistió Taehyung y Yoongi hizo una mueca exagerada que hizo que Jungkook escondiera una risa detrás de su mano —Y estoy apuntando a rubio esta vez, así que no te preocupes.
La última vez aterrizaste en plateado.
Taehyung lo golpeó en el hombro con su lápiz —Y me dijiste que te gustó, hyung.
Me gustó, admitió Yoongi mientras asentía. Taehyung se veía muy petulante.
Por unos minutos, hubo solo silencio, a excepción del lápiz de Taehyung contra el papel. Jungkook lo vio dibujar, vio los hombros de Yoongi apoyados contra las piernas de Taehyung, su cabeza reposando contra las rodillas de Taehyung, y una vez más se maravilló con la intimidad que compartían. Estaba comenzado a abrirse y la agonía se detuvo, pero era, como Taehyung probablemente lo llamaría, un proceso.
(Tenía permitido tocarlos, ir hasta ellos, pero era difícil recordarlo a veces.)
Taehyung tarareaba silenciosamente y Jungkook cerró sus ojos, hundiéndose en la gentil neblina de la felicidad adormilada de Yoongi y el ligero contraste con la concentración de Taehyung.
—Listo —anunció finalmente Taehyung, sosteniendo el papel —creo que lo tengo.
Yoongi se enderezó, inclinándose para que Taehyung pudiera presionar el papel en la parte trasera de su cabeza. Taehyung susurró algo que Jungkook no pudo entender, ¿latín, quizá? Y luces destellaron en el papel y el color barrió el cabello de Yoongi en una ola, reemplazando el negro con...
Bueno, no rubio. Cerca, pero definitivamente con un tinte azulado.
—Diablos —murmuró Taehyung, frotando unos cuantos mechones entre sus dedos.
¿Qué? Hizo señas Yoongi.
—Está un poco mal. Es como rubio, pero uno o dos pasos hacia la izquierda —dijo Taehyung —Todavía no debo tener la formula correcta.
Yoongi tomó su celular de nuevo y abrió la cámara frontal. Era imposible saber qué es lo que pensaba mientras giraba su cabeza de un lado a otro, viendo como el azul se veía en la luz.
—Creo que se te ve bien —le dijo Jungkook, porque lo pensaba. Lo hacía ver un poco más etéreo, quizás. Más mágico de lo que ya era.
—Definitivamente lo hace —dijo rápidamente Taehyung, apretando el hombro de Yoongi —Y, además, sabes que desaparecerá en unas semanas. No he podido hacerlo permanente, todavía.
Yoongi sonrió y palmeó la rodilla de Taehyung, un silencioso está bien, Tae-ah.
—Algún día —dijo Taehyung mientras tomaba una peineta para arreglar los lugares que la magia desordenó en el cabello de Yoongi —Lo perfeccionaré y luego lo venderé y entonces me haré una fortuna.
Yoongi palmeó su rodilla de nuevo, aunque esta vez parecía mucho más condescendiente. Jungkook escondió otra risa. Taehyung terminó de peinar el cabello de Yoongi con un sonido de satisfacción y se giró hacia Jungkook, su expresión cambiando a una pensativa, haciendo que las alarmas de Jungkook se encendieran en su cabeza —Oye, Jungkook-ah, ¿has pensado en teñir tu cabello?
—No —dijo Jungkook, y huyó.
——
Yoongi lo encontró más tarde, acurrucado en el sillón del comedor, y se sentó junto a él. Los cojines se hundieron, acercándolos más, haciendo que sus hombros se juntaran. Jungkook juntó valor y tocó el cabello de Yoongi. Había un aire de duda cerca de Yoongi, colgando de sus hombros como una capa invisible, lo que también le dio coraje a Jungkook para susurrar —De verdad me gusta, hyung. Te ves bien.
Yoongi agachó su cabeza, con un sonrojo en su cara y el corazón de Jungkook dio un vuelto.
Quizás, pensó mientras sentía como la duda se levantaba, algunas de las cosas de las cuales era capaz no tenía nada que ver con la magia.
——
Seokjin lo llevó a caminar por la ciudad y le habló de su familia, todos cambia formas, muchos de ellos en Corea, pero algunos en Nueva York también. Lo dijo superficialmente, pero Jungkook determinó que su familia era muy rica, con magia antigua y dinero antiguo. Seokjin era el segundo hijo, lo que le dio la libertad de explorar su propio camino en la vida. Dudaba, dijo secamente, que sus padres anticiparan que estuviera envuelto en una tienda mágica y compartiendo casa con otras cinco personas, pero no lo habían criticado por ello.
(—Puede que lo hagan —añadió, mientras llevaba a Jungkook por una calle para mostrarle un grafiti que se movia cuando le ponías una chispa de magia —cuando cumpla treinta y siga sin casarme o con mi casa propia o con una carrera, pero cruzaré ese puente cuando llegue a eso.
—¿Quieres casarte? —le preguntó Jungkook.
Jin se encogió de hombros —Me gusta la idea de hacerlo, pero tendría que ser con la persona indicada. Por ahora, soy feliz donde estoy —sonrió, su hermosa cara se formó en una expresión de cariño —Cuando eres un cambia formas, aprendes a conocerte bastante rápido. Necesitas ese anclaje.)
Llevó a Jungkook donde la señora Russo, una tienda mágica de reparaciones no muy lejos del Washington Square Park. La señora Russo tenía cabello gris y desordenado y un acento ruso acentuado que era difícil de entender incluso para Jungkook, pero su magia era agradable y su sonrisa estaba torcida y le venía bien a su cara arrugada. Le mostró a Jungkook muchos artefactos mágicos que estaba en proceso de arreglar: un cristal curativo partido por la mitad, un tazón con un agujero en el fondo, una cajita musical encantada que supuestamente podía soportar todo.
—Hago cosas, también —dijo, apuntando a una pared —relojes, más que nada.
Estaban pintados a mano y tenian un tallado muy complicado, recordándole a Jungkook los que había visto en las paredes de las mansiones victorianas en las películas de esa época.
—Algún día —murmuró Seokjin —compraré uno para la casa.
—¿Por qué no lo has hecho? —preguntó Jungkook.
Seokjin deslizó una mano por un reloj con dos pajaritos en una banca con flores. —Ninguno me ha llamado todavía.
La señora Russo asintió con una expresión de comprensión en su cara.
Había otras tiendas, además de la de ella y muchos mercados con artefactos mágicos. La mayoría estaban alejadas, en calles silenciosas, pero tampoco estaban disfrazados.
—Casi siempre somos reservados —explicó Seojkin —es por eso que algunos vecindarios son más mágicos que otros. Nos atraemos los unos a los otros y hay lugares que sabemos que son seguros —vio la expresión que debía estar en la cara de Jungkook y se apuró en corregirse —Nada malo pasa realmente, no como hace unas décadas, pero aun así hacemos que la gente se sienta incómoda. Es mejor ser...cuidadosos. La gente siempre tiene problemas con lo que perciben como diferente. No natural.
Jungkook pensó sobre el dolor de la mano de su madre contra la de él. El enojo en su cara mientras lo regañaba por usar su habilidad.
(Pensó en su segundo año en la secundaria, cuando se dio cuenta de que no era una chica a quien quería besar o llevar al baile de graduación. Del saber, dentro de él, que sus padres lo odiarían por eso, también, así que lo metió en la caja junto a su magia.
Del hecho de que pensaba que quería besar a Yoongi, de vez en cuando, y lo mucho que eso lo aterrorizaba.)
—Sí —dijo, en voz baja —lo entiendo.
Seokjin apretó su mano, cálida incluso a través de su guante.
——
Jimin [8:13 am]
Jungkook-ah, ¿qué harás esta noche?
Jungkook [8:17 am]
Nada, por qué?
Jimin [8:18 am]
Ven a bailar con nosotros!
Jungkook [8:19 am]
...bailar?
Jimin [8:20 am]
Sí, será divertido, lo prometo
Jungkook [8:21 am]
En realidad no bailo...
Jimin [8:22 am]
No te preocupes, será diferente, además está en la planificación, tendrás que venir
Jungkook [8:23 am]
Está bien...
Jimin [8:24 am]
SÍ. Ven a la casa a las 7, está bien?
Jungkook [8:25 am]
A las 7, lo tengo
Jimin [8:25 am]
<3 <3 <3
——
Se preguntó exactamente qué significaba "bailar" todo el día y pasó la media hora de vuelta a su casa en agonía por no saber qué ponerse. Jimin no le dio especificaciones a excepción de que no irían a un club y que debía vestirse "cómodamente". Pero ¿eso significaba jeans y una camisa o ...ropa de deporte?
Eventualmente, dijo "a la mierda" en voz alta en su departamento vacío y se puso sus pantalones más cómodos y un suéter cálido, ya que estaba nevando afuera.
Jimin lo recibió en la puerta con un gran abrazo, con sus dedos rozando la parte trasera de su cuello para que Jungkook captara sus pensamientos emocionados. Había en general un aire de emoción en la casa, aunque de Yoongi podía captar una diversión silenciosa.
—Hola —dijo una vez que Jimin lo soltó.
Yoongi lo saludó con su mano. Tenía su cabello teñido bajo una gorra de béisbol y la mitad de su cara estaba escondida detrás de su bufanda gigantesca de lana y no debería ser tierno, pero lo era. (Jungkook se estaba acostumbrado a las mariposas en su estómago cuando estaba cerca de Yoongi. Podía soportarlo.)
—¿Qué haremos, exactamente? —le preguntó a Namjoon, quién pensó sería el más indicado para que le diera una respuesta exacta.
—Iremos al estudio de baile donde Hoseok enseña.
—A medio tiempo —explicó Hoseok, en el proceso de poner una gorra en su cabeza —unas cuantas noches en la semana y fin de semanas. La dueña es mágica y me dejar usarlo una vez al mes.
—¿Para...qué?
Hoseok sonrió y le guiñó un ojo, de entre todas las cosas. —Ya verás.
El estudio estaba a unas cuantas paradas del metro y Hoseok los dejó entrar con una llave. Se detuvo dentro para deshacer los hechizos en el lugar y las salas de práctica.
—La señora Koepler es un poco paranoica —explicó Hoseok —no piensa que un hechizo en el exterior es suficiente.
—Está convencida de que este todavía no es un buen vecindario —murmuró Jimin mientras negaba con su cabeza.
—Eso, también —dijo Hoseok y los apresuró a entrar en una de las salas más grandes. El piso de madera estaba rayado pero muy limpio y las paredes estaban pintadas con un azul pálido relajante. Bueno, dos de las paredes. Una pared estaba cubierta de espejos y la otra con ventanas, con todas las cortinas abajo para alejar las luces de la ciudad.
—Bien —dijo Hoseok, juntando sus manos. El eco fue fuerte —Este lugar está demasiado encantado. Nada de lo que hagamos puede dañarlo. Yoongi-hyung, ¿una demostración?
Yoongi rodó sus ojos, pero golpeó su pie contra el piso. Se crearon grietas como una tela de araña y desaparecieron instantáneamente.
Diablos.
—Diablos —dijo Jungkook.
—Síp —estuvo de acuerdo Hoseok —así que, como dije antes, nuestra maravillosa señora Koepler nos deja venir para bailar y usar nuestra magia.
Jungkook estaba muy perdido.
—¿Usar su magia?
Namjoon se aclaró su garganta, enderezándose en lo que Jungkook reconoció como su postura de profesor. Imaginaba que, si Namjoon estuviera usando sus lentes, se los subiría. —Entonces, todos nosotros creamos energía mágica dentro de nuestros cuerpos, ¿cierto? —Jungkook asintió, porque parecía ser la respuesta correcta —Y podemos canalizarla en todo tipo de cosas, nuestras habilidades, magia más concentrada como encantos o símbolos o incluso rituales, pero también podemos expulsarla como energía pura. Ahora, si dejamos que nuestra energía mágica crezca demasiado, puede tener efectos negativos. Diferente a lo que pasa cuando bloqueas tu magia, pero igual de dañino para-
—Oh por Dios —dijo Jimin, interrumpiéndolo —versión abreviada, Kook. Es bueno expulsar la energía mágica, ¿Es como limpiar nuestro cuerpo? Nos ayuda. Usualmente no es dañina a menos que queramos, ya que la magia es sobre intención —se giró, de pronto, y estiró sus manos frente a él. Jungkook parpadeó mientras una ola casi invisible golpeó a Taehyung lo suficiente como para hacerlo retroceder.
—Oye —jadeó.
—Y bailar es una muy buena forma de hacer eso —continuó Jimin, ignorando a Taehyung —Esa es la razón por la cual la señora Koepler designó tiempo para los usuarios de magia.
—Estaba llegando a eso —murmuró Namjoon.
Jimin sacudió su cabeza. —Sí, muy lento —se giró de nuevo a Jungkook —Además, se ve muy genial. Mira.
Deslizó su pie por el piso y una línea azul se formó, para luego desaparecer lentamente.
—Whoa —murmuró Jungkook. Su cabeza daba vueltas —¿Cómo hiciste eso?
—Es sobre la intención, ¿no? —dijo Jimin —así que simplemente pensé azul realmente fuerte y ese es el color que tomó la energía.
—Toma un poco de control —dijo Hoseok —para entender cuánto estás soltando y no sobrepasarte, pero es casi instinto.
—Y.... ¿no dañaré a nadie? —preguntó dudoso Jungkook.
—No —dijo Hoseok, despreocupado —Este lugar en inquebrantable y podemos cuidarnos. Esto se trata de divertirse, Jungkook. Dejar salir energía.
Aún estaba nervioso. Había pasado unos cuantos años desde que bailó, aunque lo extrañaba con un dolor dentro de él, un dolor fantasma que aún permanecía. Y, ¿añadir magia? Su magia todavía se sentía salvaje en su sangre, inestable, y a pesar de sus promesas, herir a uno de ellos sería...
Manos envolvieron su cara. Taehyung.
Relájate respira estás bien Jungkook nos tienes a nosotros, ¿recuerdas?
—Sí —dijo, algo de pánico alejándose al ver la confianza de Taehyung en su cara —Lo recuerdo.
Taehyung le sonrió, en forma de caja y brillante y acarició el costado de su cara antes de ir a pelear con Hoseok sobre la música. Eventualmente, escogieron música electrónica de baile, canciones con ritmos fuertes y letras de cantantes que reconocía vagamente. Hoseok apagó las luces y Jimin saltaba mientras animaba a los demás, y rápidamente todo se disolvió en caos.
Seokjin y Namjoon estaban haciendo lo que solo se podía describir como sacudirse entusiásticamente en una esquina, compitiendo para ver quién podía hacer el arco de energía más grande, el de Seokjin rosa y el de Namjoon amarillo, sin importarles el ritmo. Se veían ridículos, pero ambos estaban riéndose y la felicidad que irradiaba de ellos golpeó la piel de Jungkook como petardos.
Taehyung y Hoseok giraban por la sala, con la energía floreciendo en ráfagas estelares debajo de sus pies y sus risas resonando en las paredes.
Jimin fue directo hacia Yoongi, quien estaba en la puerta todavía —Vamos, hyung —insistió, tomando las manos de Yoongi y llevándolo hasta la sala —La participación de todo el grupo, por favor. —Yoongi bufó, pero su mirada era suave, suave, suave (como siempre que miraba a alguno de ellos, se dio cuenta Jungkook) y estaba perdiendo la batalla con la sonrisa que se estaba formando en su boca. Se veía más que nada encariñado cuando Jimin intentó que se le uniera en una coreografía que se veía muy complicada.
Con su corazón lleno, Jungkook se tomó unos minutos para practicar. Se conectó con su energía corriendo a través de él y se concentró en empujarla fuera de su piel, al piso. Sus dos primeros intentos fueron muy débiles y el tercero demasiado fuerte, haciéndolo tambalearse al ser empujado hacia atrás.
Hoseok se detuvo a su lado. Presionó una mano en su pecho —Lo estás sobre pensando. Este tipo de magia en instintiva. Solo respira y siéntela. Muévete con ella. No intentes forzarla.
Obedeció, abriéndose un poco más. Hasta que pudo saborear la magia en su lengua, hasta que pudo sentirla en sus pulmones, rozando sus labios al exhalar. El cuarto atento resultó ser mejor. Para el intento número ocho, podía hacer un arco brillante de energía roja con sus manos, y vio cómo se desvanecía con asombro vertiginoso.
Diversión. Aplicado a la magia. Que novedad.
Pero era divertido y se dejó llevar incluso más. Dejó que el ritmo pulsara a través de él, dejó que su cuerpo recordara cómo moverse, un poco borracho con la magia y las emociones en el aire. Se río ante la vista de Jimin moviendo a Yoongi, con sus manos en sus caderas mientras que Yoongi miraba el techo con una expresión avergonzada. Fue girado en un círculo por Taehyung y luego Hoseok estaba yendo hacia él, con deleite en su cara.
—¡Jimin dijo que no bailabas!
—No lo hago —discutió Jungkook.
—Mentiroso —dijo Hoseok.
—Ya no lo hago.
—Deberíamos arreglar eso —insistió Hoseok, pero afortunadamente no presionó más que eso, distraído por Jimin y Yoongi.
—Vamos, hyung —lloriqueaba Jimin —tienes que hacerlo.
Yoongi elevó una ceja que claramente decía, ¿tengo que hacerlo, mocoso?
—Lúcete frente a Jungkookie —dijo Jimin y Jungkook sintió como calor subía a sus mejillas, calor que no tenía nada que ver con la temperatura de la sala.
Yoongi se congeló por un momento, viéndose como si quisiera huir, pero Jimin no iba a dejarlo. Simplemente lo llevó al centro de la habitación —Vamos, vamos, no es una noche de baile sin ti, Yoongi-hyung.
Yoongi suspiró, subiendo las mangas de su suéter. Los demás parecían haberse puesto en una clase de formación.
—Grupo de baile —explicó Hoseok, llevando a Jungkook hacia adelante —no te preocupes, la coordinación no es necesaria.
—Eso duele, Hobi —dijo Namjoon desde su izquierda.
—Simplemente estoy diciendo los hechos, Joonie —le respondió Hoseok.
Yoongi tomó una bocanada de aire y luego su talón tocó el piso. El cual cambió de color. Todo el piso. A un brillante azul. Y no se desvaneció.
—Mierda —susurró Jungkook.
—Elementales —dijo Taehyung con sabiduría.
—Son ridículos —Hoseok murmuró con buena intención.
El grupo de baile resultó ser seguir a Hoseok y Jimin lo mejor posible para hacer patrones en la luz que Yoongi aportó. Lograron hacer un vago dibujo de una mariposa y un montón de flores. Ocasionalmente añadían explosiones con sus manos, explosiones de color que se desvanecían en la oscuridad como fuegos artificiales. Yoongi cambió el color a blanco y crearon un mar sobre el. Luego a negro y lo cambiaron a nebulosas y estrellas enanas como el libro que Yoongi leyó una vez.
Jungkook pensó café y creó un pequeño globo en el aire.
—Pluto —dijo en respuesta a la cara interrogante de Yoongi.
Yoongi sonrió.
——
Se detuvieron a medianoche, después de que Jungkook bailara un muy entusiástico (y terrible) tango con Taehyung, después de que bailara swing con Jimin y tuviera un vals con Yoongi, riéndose mientras dejaba que Yoongi lo guiara. Jungkook estaba sudado y exhausto y sus costillas dolían de tanta risa. Se sentía bien, como si hubiera bebido de esos jugos para limpiar el cuerpo que su madre siempre hacía, pero mil veces mejor
Estaba enamorado, pensó. De este mundo, con su lugar en el.
(Quizás con Yoongi, también. Algún día. Inevitablemente.)
——
El invernadero de Hoseok era como otro mundo. Jungkook no creía haber visto tanto color en su vida, o tantos tipos de plantas. Colgaban del techo y estaban en maceteros y en las paredes. Toda la pared trasera estaba llena de vegetales, hierbas y unos cuantos árboles de frutas. Había otra sección de plantas repletas de flores y Jungkook tuvo que apartar muchos helechos tropicales para encontrar a Hoseok en su lugar de trabajo, sentado al medio de todo, amarrando lo que parecían ser hierbas secas.
—Salvia —explicó cuando Jungkook se paró a su lado —Buenas para limpieza.
—¿Las vendes? —preguntó Jungkook.
Hoseok asintió —En la tienda. También hago entregas y ofrezco servicios de limpieza a las casas y unas cuantas técnicas curativas básicas. Remedios, cosas así.
Le indicó a Jungkook que se sentara frente a él y le enseño cómo amarrar bultos de hierbas. El olor a savia era relajante, mezclado con el olor general a tierra del invernadero. Podía ver por qué Hoseok pasaba tanto tiempo aquí, por qué los demás eran atraídos, también. Jin durmiendo en forma de gato, Taehyung dibujaba diseños en medio de todas las flores, Namjoon tarareaba para sí mismo mientras ayudaba a Hoseok a regar las plantas.
(—Es mejor cuando logro que Yoongi me ayude —dijo Hoseok, en un susurro conspirador —Puede mover el agua de la fuente y cubrir todas las áreas. Usualmente tengo que sobornarlo con comida gratis, pero lo vale.)
Hoseok le contó sobre su familia en Gwangju. Su padre era profesor, pero casi todos ayudan con el negocio familiar. Su invernadero familiar era dos veces más grande que su modesto invernadero aquí. Le contó cómo pasó su infancia ayudando a las plantas y siguiendo a su madre y abuela al bosque para conseguir plantas raras. Como su abuela pasaba su mano por el tronco roto de un árbol y se arreglaba sin ninguna cicatriz. Como, cuando todavía aprendía a controlar su magia, la hiedra se expandió por cada rincón de su habitación y cubrió por completo su techo. Como siempre había podido sentir el tirón de la Tierra, el peso de ella bajo sus pies.
—Creo que mi familia estaba un poco triste —dijo Hoseok mientras Jungkook lo seguía para hacer una entrega de remedios curativos a una señora anciana en el vecindario —cuando dije que quería estudiar danza y producción musical. Pero lo entendieron, también. Mi madre me dijo que todos tenemos que encontrar nuestro propio camino —se alzó de hombros y sonrió —el mío terminó trayéndome de vuelta, de todas formas.
—¿Te arrepientes de eso? —preguntó Jungkook, esperando desesperadamente no ser demasiado insensible con la pregunta.
Hoseok sacudió su cabeza. —No. Quiero decir, extraño hacer presentaciones con Joon y Yoongi, pero esto es bueno, también —tocó uno de los árboles que crecían frente a la casa de la señora —Mi abuela siempre me dijo que éramos más susceptibles a la gravedad que el resto. Que la Tierra siempre nos traerá de vuelta. Quizás era inevitable. De todas formas, no es malo —tomó la mano enguantada de Jungkook para ayudarlo a subir las escaleras —Vamos, te mostraré por qué.
La mujer les dijo que su nombre era Maxine y era pequeña, encorvada por su edad, con una mano desgastada en su bastón. Pero sus ojos azules brillaban con una chispa de juventud y su cabello largo y blanco caía en sus hombros como una cascada. Aceptó agradecida los remedios de Hoseok (—me ayudan a engrasar mis articulaciones crujientes — explicó) con un beso en la mejilla e insistió en alimentarlos.
Jungkook se sentó en un sofá floral con un gato ronroneando en su regazo y un plato lleno con sándwiches y galletas, escuchando cómo Maxine le contaba emocionada los descuentos que le hacía Hoseok (— a diferencia de los vendedores más grandes, estafadores, la mayoría de ellos —le contó Maxine) y cómo sus remedios la habían ayudado a evitar una enfermera.
Hoseok rechazó su alago, pero estaba sonriente y sonrojado a la vez, y Jungkook entendió, entonces.
—La magia puede ayudar a las personas, ¿cierto? —soltó cuando estuvieron de vuelta en la vereda.
Hoseok se detuvo, a mitad de envolver su bufanda en su cuello. —Sí, Kook, realmente lo hace. Quiero decir, hay oscuridad en todo. Hay estafadores, como dijo Maxine, que pretenden tener remedios mágicos, pero no lo hacen. Y hay magia negra, también, que puede causar un montón de daño, pero... —se detuvo y Hoseok raramente pensaba sus palabras, así que debían ser importantes —Pero la tierra está llena de magia. Está destinada a estar aquí. Ha estado aquí desde el principio. Como los árboles y el océano y la luna —estiró su mano para apretar la mano de Jungkook de nuevo, con su cara abierta y dolorosamente cariñosa —La magia no es malvada, Jungkook-ah. Simplemente es. Tenemos que decidir qué queremos ser.
Miró de nuevo la puerta azul de Maxine. —Y quiero usar la mía para ayudar a las personas.
Jungkook apretó la mano de Hoseok —Eso es bueno, Hoseok-hyung. Gracias...por mostrarme.
Hoseok le sonrió, brillante como siempre —Cuando quieras, Jungkook-ah.
También quiero ayudar a las personas, fue lo que no dijo Jungkook. Simplemente no sé cómo hacerlo.
Quizás, simplemente necesitaba esperar.
——
Estos días, pasaba más noches en casa de los chicos que en su departamento, y usualmente eran pacíficos. El sillón era incluso más cómodo que su cama y le gustaba la magia relajante que impregnaba el aire.
Pero una noche, a mitad del invierno, despertó con un estruendo. Una taza se rompió en el suelo, a su lado, y se sentó con un aterrado sobresalto. Otra taza voló a su cabeza, forzándolo a quitarse del camino, saltando desde el sofá al otro sillón. Un sonido raspó sus oídos, un grito bajo y penetrante, y miedo y rabia impregnaba tanto el aire que prácticamente podía saborear la agria quemada en su boca.
Un fantasma, se dio cuenta al fin su cansada mente. Es un fantasma.
Se escondió detrás del sillón, usándolo como escudo ante el plato que llegó volando, e intentó hacer un plan de escape. Hasta donde sabía, el fantasma estaba entre él y la puerta al pasillo, pero quizás si corría...
Pasos. Pasos humanos.
Se atrevió a mirar por la cima del sillón y vio a Jimin aparecer en la puerta, su silueta reflejada por la luz de la luna.
—Jungkook-ah —dijo, con la voz cuidadosamente calmada —ven hasta aquí.
Otro grito furioso por parte del fantasma. Jungkook no podía verlo, pero podía sentirlo, su forma. Como que el aire estaba comprimido a su alrededor, creando un vació en la habitación.
—¿Estás seguro-? —susurró.
—Jungkook —la voz de Jimin era como metal —ven aquí —estaba estirando su brazo y no tenía miedo, se dio cuenta Jungkook. Estaba proyectando un aura estable en el aire, ya sea para calmar a Jungkook o al fantasma. O a ambos. Es todo lo que Jungkook podía sentir, lo cual era desconcertantes después de haberse acostumbrado a las emociones brillantes de Jimin.
Pero nada de eso importaba ahora. Tenía que moverse.
Se puso de pie y corrió lo más rápido que pudo hasta Jimin. Algo más, un jarrón, llegó volando hasta en y se quedó parado en el aire, atrapado por la magia de Jimin. El fantasma rugió y Jungkook tembló bajo la fuerza de su furia. Mierda, despertó en una película de terror.
Luego la mano de Jimin tomó la suya y los pensamientos de Jimin se estrellaron en su cerebro: ve hacia arriba ve hacia arriba ve a la habitación de Yoongi es el lugar más seguro de la casa...
—¿Qué hay de ti? —susurró Jungkook.
Jimin apretó su mano. Estaré bien es lo que hago, ¿recuerdas? Y Jin está sellando el comedor va a entrar si algo malo pasa así que ve donde Yoongi ahora.
—Está bien —aceptó Jungkook, sabiendo que necesitaba confiar en Jimin. Aun así, presionó la mano de Jimin fuertemente —Cuídate.
Jimin le sonrió, reconfortándolo. Estaba en su pijama de puntos y con su bata, su cabello rubio era un desastre, pero se sentía poderoso, más grande que el comedor y que el fantasma furioso.
Esto es lo que hago, ¿recuerdas?
Jungkook se fue. Seokjin estaba parado en el pasillo y también le dio una sonrisa reconfortante a Jungkook. —No te preocupes, Jungkook-ah. Esta no es la primera vez —apuntó la escalera con su cabeza y mientras Jungkook pasaba por su lado, notó un papel con símbolos en el.
Hechizos, supuso. Para sellar la habitación y mantener al fantasma encerrado.
(Y a Jimin encerrado con el dentro)
Tuvo un escalofrío y siguió moviéndose, subiendo las escaleras hasta el segundo y luego tercer piso. La puerta de Yoongi era la última del pasillo y ya se estaba abriendo mientras se acercaba, revelando a Yoongi poniéndose su bata. Estiró una mano y Jungkook entrelazó sus dedos.
Tranquilo tranquilo te tengo estás a salvo entra...
Fue solo entonces que Jungkook se dio cuenta de que estaba temblando de pies a cabeza, devastado con su propio terremoto personal.
—Perdón —susurró, pero Yoongi sacudió su cabeza y lo llevó hasta la habitación. Taehyung, Hoseok y Namjoon ya estaban ahí y una barrera cubrió la puerta cuando Yoongi la cerró de nuevo.
Solo había estado en la habitación de Yoongi unas cuantas veces, pero siempre la encontró como un lugar confortante. Limpio y organizado, con un estante lleno de libros y una silla por la ventana, en la cual estaba sentado Hoseok. Namjoon estaba en la silla de ruedas cerca del escritorio y Taehyung en la cama de dos plazas, sentado con su espalda contra la pared. Las paredes de Jimin y Taehyung estaban llenas de arte, mientras que las de Yoongi estaban casi vacías, con un mapa, una tabla con constelaciones, un poster réplica del cuadro de Andres Achenbach, un regalo de Taehyung (porque le recuerdo a una tormenta.)
La cama de Yoongi estaba cubierta de mantas porque el calefactor de la casa no era el más confiable y siempre hacía frío. Jungkook se enterró bajo ellas, acurrucándose contra Taehyung mientras Yoongi se posicionaba a su otro lado y otro estruendo se escuchó en el piso de abajo.
—Jimminie estará bien —murmuró Taehyung, aunque se veía un poco asustado bajo su determinación —es bueno en esto.
Aun así, todos se sentaron nerviosos en silencio por lo que se sintieron horas. Yoongi acarició su cabello, al parecer por instinto, sus ojos en algún lugar lejano, y Jungkook amaba mucho la sensación como para decir algo, a pesar de la sonrisa ligera que le dio Taehyung, como si supiera.
Finalmente, finalmente todo se quedó en silencio y el miedo y furia que Jungkook podía sentir incluso tres pisos más arribas y dos barreras mágicas, se desvaneció hasta que solo quedo el eco.
—Creo que estamos a salvo —susurró justo antes de que Seokjin les gritara que había terminado.
El comedor parecía haber sido arrasado por un huracán, escombros por todos lados, las cortinas rajadas, los muebles dados vueltas. Jimin estaba en el centro, sentado en el sofá con su cabeza en sus manos. Tenía un corte en su mano y sangraba lentamente y Taehyung dejó salir un sonido bajo y afligido. Corrió para envolver a Jimin en sus brazos.
—Era una niña —dijo Jimin entre sus dedos y Jungkook podía sentir el peso de su pena contra sus costillas —Siete años. Su hermano...su hermano mayor la ahogó.
Taehyung lo acercó más y besó su cabeza. Yoongi hizo un pequeño ruido de enojo. Estaba asustada, se dio cuenta con una sensación de hundirse. Le recordaba al hermano que la mató.
De pronto, se sintió enfermo.
—¿Está...está bien? —preguntó e inmediatamente hizo una mueca ante la pregunta. ¿Los fantasmas pueden estar bien?
Jimin finalmente levantó su cabeza. Sus ojos estaban rojos y había un corte en su mejilla, pero asintió. —Lo está. Siguió adelante.
Taehyung besó su cien. Su mejilla ensangrentada. La esquina temblante de su boca. —Lo hiciste bien, Jiminie.
—No se siente suficiente —susurró Jimin y un silencio pesado le siguió a la confesión, pero tenía razón. No lo era. ¿Qué clase de hermano asesinaba a su hermana? ¿Qué clase de mundo está lleno de niños que morían jóvenes?
No por primera vez, Jungkook, mientras miraba la expresión embrujada de Jimin, se preguntó sobre los costos de sus habilidades.
—Prepararé té —finalmente anunció Seokjin mientras se abría paso entre el mar de vidrio roto hasta la cocina.
Pasaron el resto de la noche limpiando, acomodando los muebles y haciendo un inventario de lo que se rompió (la mitad de los platos, dos jarrones, un macetero, una lampara y una silla en la cocina). Jimin se recuperó cuando las primeras señales del amanecer se pusieron en el cielo, de negro a azul, sonriéndole agradecidos a todos.
—Gracias —dijo. Miró a Jungkook. —¿Estás bien?
—Estoy bien —insistió Jungkook a pesar de que todavía se sentía agitado. Sus nervios no eran nada, en realidad, en comparación.
—Es sábado —dijo Namjoon —yo digo que todos volvamos a la cama.
Murmullos cansados de aceptación se escucharon en la habitación y Taehyung tomó la mano de Jimin para llevarlo hacia arriba, Seokjin, Namjoon y Hoseok caminando tras ellos. Jungkook miró dudoso el sillón. Preferiría no dormir allí de nuevo, no con las consecuencias de todo lo que acababa de pasar, el miedo que seguía desapareciendo. Quizás debería irse a su departamento. Era solitario ahí, usualmente, pero-
Un tirón en su manga. Yoongi.
Vamos, articuló con su boca y apuntó las escaleras.
—¿Estás seguro? —preguntó Jungkook, patéticamente desesperado para que le dijera que sí, pero también sin querer entrometerse.
Yoongi asintió. Tiró de su manga de nuevo.
Jungkook aceptó fácilmente. Se permitió ser llevado a las escaleras y luego a la habitación de Yoongi. Se metió bajo las mantas y suspiró por la calidez, por la presencia de Yoongi junto a él.
—Gracias —le susurró a Yoongi.
Yoongi le sonrió y acarició su cabello. Gentilmente deslizó sus dedos por la cara de Jungkook, para que pudiera escuchar duerme fuerte y claro. El toque era tan ardiente como relajante y Jungkook presionó su cara en la almohada para ocultar el sonrojo en sus mejillas, la sonrisa que se apoderó de su cara.
—Está bien, hyung —susurró, pero fue la respiración de Yoongi la que se calmó primero.
Con cuidado, con mucho cuidado, Jungkook presionó su palma contra el pecho de Yoongi, contra la suave tela de su suéter. Sintió la subida y bajada de su respiración, el pulso estable de su corazón.
Vida, todavía. A pesar de todos los fantasmas.
—
Desde entonces, en vez de dormir solo en el sillón, Jungkook se encontró en la habitación de Yoongi, acurrucado en su cama junto a él.
Y debería detenerse, lo sabía. Yoongi solo estaba siendo amistoso, estaba apoyandolo y siendo amable, mientras que Jungkook codiciosa y egoístamente quería más. Imaginaba, a veces, cómo sería inclinarse y besar Yoongi. Cómo se sentirían los labios de Yoongi contra los suyos y como las manos de Yoongi envolverían su cara.
Debería detenerse, pero amaba la calidez demasiado. Era un cobarde y solo se acercaba más en vez de alejarse.
——
Taehyung era de un pequeño pueblo en Daegu y la magia era rara en su familia. Saltó de su abuela hasta él y se saltó a sus padres por completo.
—Por eso me fui a vivir con ella en Busan —explicó Taehyung mientras tomaban el metro hacia el norte. Era tarde, o quizás temprano, pero el tren estaba casi vacío. Taehyung parecía existir en las horas más raras. Decía que tenía que ver con la magia, con el velo entre este plano de existencia y el otro siendo más débil, pero Jungkook sospechaba que simplemente tenía que ver con Taehyung —para que ella me pudiera enseñar.
—¿Por cuánto tiempo viviste con ella? —preguntó Jungkook.
—Catorce años —dijo en voz baja —murió hace dos años.
La pena era algo sutil, suavizada por el viento, pero Jungkook todavía sentía el dolor, lo suficiente como para estirar su brazo y acariciar el hombro de Taehyung por la tela de su abrigo. Sonrió en gratitud. —Me enseño todo lo que sé.
—¿Era vidente también?
—Sí. Mucho mejor que yo.
El tren se detuvo en una estación, estaban en algún lugar de Harlem, creyó Jungkook y Taehyung lo hizo bajarse. Dejaron la vía pública principal atrás bastante rápido y a esta hora, tan tarde, o temprano, las calles estaban vacías y tranquilas. Se sentía como una ciudad diferente, como si él y Taehyung fueran las dos únicas personas vivas.
La hora de las brujas. Finalmente entendió a qué se refería.
En una de esas calles vacías había un pequeño teatro y Taehyung se paró frente a el.
—Conozco al dueño —explicó mientras sacaba un trozo de papel de su bolsillo —así que no estamos entrando a la fuerza o algo así.
Presionó el papel contra la puerta y murmuró un hechizo. El cerrojo sonó. Atravesaron el vestíbulo, con su alfombra roja un tanto desteñida, pasada de la tienda donde vendían comida. Atravesaron las puertas desgastadas hacia el pasillo con asientos vacíos. Era un espacio más grande del que Jungkook esperaba, con un balcón y un techo anticuado.
—Estaba condenado a ser destruido —explicó Taehyung mientras subía al escenario —Pero Carlos y su esposo lo compraron y lo arreglaron. Creo que quieren etiquetarlo como un edificio histórico.
Se estiró en el piso de espaldas y le dio palmaditas al lugar que estaba a su lado. Jungkook se estiró a su lado con una risa baja, sintiéndose un poco ridículo, curioso de por qué Taehyung lo trajo a este lugar.
—En realidad no tengo nada que enseñarte sobre la magia —dijo Taehyung después de un momento —No soy bueno enseñando, en realidad. No como Namjoon o Jin. Pero pensé que podrías aprender un poco más de mí, si quieres.
Jungkook dio vuelta su cabeza para apoyarla contra la de Taehyung. Taehyung, quien le dijo que volviera el jueves por la tarde a la tienda y cambió su vida. Taehyung, quien siempre estaba estresado por su título y su carrera, pero nunca lo suficiente como para no dejar tiempo para el resto. Taehyung, quien era un ancla para Jimin y teñía el cabello de Yoongi con su magia y vivía con un pie en un futuro que nadie podía ver.
— Por supuesto que quiero —dijo Jungkook, con el corazón lleno, de pronto —cuéntame sobre el misterioso Kim Taehyung.
Taehyung se río. —No soy realmente misterioso. Eso es solo la cosa de ser vidente.
—Bueno, cuéntame sobre el Kim Taehyung ordinario, entonces.
Así que Taehyung lo hizo. Le dijo que venía al teatro porque el silencio lo ayudaba a pensar. Dijo que estaba aterrado cuando llegó por primera vez a Estados Unidos, porque no era su plan original. Nunca lo vio venir. Pero no podía dejar que Jimin fuera solo.
(—Siempre hemos estado juntos —explicó Taehyung, la voz suave con amor antiguo y establecido —desde que éramos niños. No quería que eso cambiara.)
Dijo que ahora amaba Nueva York y que no quería irse, incluso si eso significaba que siempre sería algo como un extranjero de una forma que no lo sería si regresara a corea. Dijo que su magia era silenciosa de una manera en que la de los demás no, pero prefería eso. No necesitaba nada llamativo, solo sentirlo profundo dentro de su medula era suficiente para mantenerlo estable. Se enojaba, sin embargo, cuando las personas pensaban que podría prenderlo y apagarlo, le pedían que les dijera el futuro como si las cosas que recibía dependieran de él.
(—Todos esos adivinos, la mitad de ellos no sabe una mierda. Solo lo inventan. El futuro es demasiado impredecible para ese tipo de profecía.)
Dijo que alguna vez quiso ser cantante, antes de que descubriera diseño de modas cuando estaba en la secundaria y nunca miró atrás. Su carrera puede que lo esté matando, pensaba, pero habría valido la pena.
—Me gusta Kim Taehyung —dijo Jungkook cuando el reloj de su celular mostraba las tres a.m. y la voz de Taehyung se había vuelto áspera.
—Bien —dijo Taehyung con otra risa —me gusta Jeon Jungkook y creo que debería ser mi modelo para mi presentación de último año.
Jungkook se sentó. —¿En serio?
Taehyung levantó una ceja. —¿Te has visto? Por supuesto, lo digo en serio. Y para las fotografías de mi portafolio, también.
Jungkook todavía se sentía inseguro sobre eso. Claro, se ejercitaba, se cuidaba, pero nunca se consideró material para modelar. Confiaría en Taehyung, sin embargo, si esto es lo que Taehyung quería. Incluso si moría de vergüenza intentando caminar por una pasarela.
—Claro —dijo, y Taehyung gritó. Lanzó sus brazos por el cuello de Jungkook y lo tiró al piso de nuevo, ignorando los gritos de protesta que escapaban de la boca de Jungkook.
—Y lo has hecho —continuó hablando Jungkook cuando se habían acomodado de nuevo, acostados el uno al lado del otro. Necesitaba que Taehyung supiera esto, pensó, porque se veía inseguro, con dudas por todos lados —Me enseñaste sobre la magia.
La magia no siempre era un río o un océano o una tormenta. No siempre era visible como las plantas de Hoseok o como cambiar de forma como Seokjin. Simplemente podía existir, silenciosa, bajo la superficie. Como un lago quieto con aguas profundas.
Y de esa forma, podía ser suficiente, también.
—Llámame Yoda, entonces —dijo Taehyung y desordenó el cabello de Jungkook.
——
Aprendió la historia de la voz de Yoongi en inicios y paradas y piezas esparcidas en los días muertos de invierno. De Hoseok y de Namjoon y del mismo Yoongi.
Había un chico, le dijo Namjoon. Tercer año de universidad. En ese entonces, los tres ya estaban haciendo música, Namjoon y Hoseok eran dos estudiantes de segundo año transferidos, se cambiaron porque conocieron a Yoongi y vieron todo el resplandor en el estudio de intercambio y vieron un futuro que querían perseguir. Yoongi lo amaba.
Algo pesado en la voz de Namjoon sugirió que el chico no amaba a Yoongi de vuelta. Al menos, no en la misma forma.
Era un imbécil, dijo Hoseok, arrancando hierbas malas del invernadero con veneno, algo no muy usual en él. Lo odiaba.
Fue jodidamente estúpido, escribió Yoongi en su celular, sentado junto a Jungkook en la banca del piano que se encontraba en el sótano, uno que llevaba al jardín y que funcionaba como sala de práctica para Jimin y Hoseok. El piano estaba frente a las ventanas grandes y a las puertas, la madera café iluminada por el sol, y Yoongi lo tocaba menos de lo que solía hacerlo. Y ciego.
Eso no es cierto, quiso decir Jungkook, pero no sabía si tenía el derecho.
El chico estaba lleno de insultos y juicios. Hacia la apariencia de Yoongi y su magia y su música. Y Yoongi, tan fuerte y frágil, le creyó demasiado.
Hizo que Yoongi se sintiera menos, dijo Namjoon, con sus dedos apretados fuertemente en la taza de café. Intentó hundirlo porque se sentía intimidado. Porque quería ser quien reluciera más.
Lo odiaba, repitió Hoseok desde el otro lado de la mesa. Debí golpearlo en la maldita cara. Repetidamente.
La relación duró casi un año, y durante ese tiempo Yoongi solo creció, a pesar de los intentos del chico para evitarlo. Los tres, Namjoon, Hoseok y Yoongi, comenzaron a hacer presentaciones, comenzaron a publicar música en SoundCloud y a la gente le gustaba. La gente quería escuchar más.
Podemos hacer esto, pensamos, escribió Yoongi arriba del cuaderno de Jungkook, las palabras temblorosas por los dedos de Yoongi. Podríamos ser algo.
El chico no quería eso. El chico quería que eligiera; él o la música.
Elegí la música, susurró Yoongi a la mente de Jungkook mientras estaban acostados en la cama. Los dedos de Yoongi descansaban en la piel desnuda del brazo de Jungkook. Y me odió por eso.
Debimos haberlo previsto, dijo Hoseok.
Debimos detenerlo, dijo Namjoon.
Debí saberlo, escribió Yoongi.
Pero no lo hicieron, y Yoongi volvió al departamento que alguna vez compartieron para llevarse sus cosas y caminó directo a una trampa.
Había un sello de encuadernación dibujado justo en el piso, escribió Yoongi con sus dedos temblorosos. No tenía ni una oportunidad.
El chico hizo que sus amigos lo ayudaran. Necesitaron a cuatro, aparentemente, para mantener a Yoongi bajo control lo suficiente para completar el ritual. Después, Yoongi despertó en una banca de la facultad, mareado y enfermo, con su magia peligrosamente inestable y sin voz.
Todo se destrozó un poco, después de eso.
Casi lo perdimos, dijo Namjoon con una expresión lejana, una mueca en su cara. Estuvimos tan cerca de perderlo.
Intenté hacer algo realmente, jodidamente estúpido, escribió Yoongi mientras sacudía su cabeza, sus palabras llenando el margen del cuaderno de química de Jungkook. Un ritual para recuperar mi voz. Casi me mató. Hobi me encontró.
No entró en más detalles, pero el horror de la memoria seguía en la cara de Hoseok cuando hablaba de ello, cuando dijo, pensé que se había intentado matar. Pensé que la ambulancia no iba a llegar a tiempo. Pensé que iba verlo morir.
Tomó mucho tiempo, sospechó Jungkook, para que Hoseok perdonara a Yoongi. Tomó incluso más para que volvieran a la normalidad. Yoongi tuvo que dejar la universidad por un año y terminó un año después y se graduó junto a Hoseok y Namjoon. Tuvo que ver a un especialista para poner bajo control su magia. Tuvo que tomar clases de lenguaje de señas en la noche en un centro comunitario, con Hoseok y Namjoon a su lado, practicando señas bajo las luces fosforescentes.
Namjoon fue quien tuvo que decirle a su familia, pero Yoongi aún escuchaba a su madre llorar en el celular. A través de Namjoon, tuvo que convencerla de dejarlo quedarse en Estados Unidos, de que estaría bien.
Los tres dejaron de hacer presentaciones, dejaron de producir, también, porque la herida era demasiado ruda y sangrienta y no sabían cómo cerrarla aún. Buscaron lo que más pudieron, hablaron con cada experto que pudieron encontrar, pero la voz de Yoongi se había ido. Vendida, probablemente, a alguien quien quería la magia que todavía permanecía por un conjuro.
Hay todo un maldito mercado para cosas como esas, dijo Hoseok con disgusto. Es horrible.
Eventualmente lo dejamos ir, susurró Yoongi en su mente en la noche. Lo superamos. La tienda nos dio algo en qué concentrarnos.
Todavía había pena por la perdida en él, Jungkook podía sentirlo. El dolor de lo que podría haber sido. Lo que habría sido.
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook, sabiendo que Yoongi no necesitaba escucharlo. Que Yoongi estaba aquí y Yoongi era fuerte y Yoongi realmente estaba bien, la mayoría del tiempo. Había malos días, todavía. Los Días Malos, los llamaba Namjoon, cuando la tristeza se volvía sofocante y no dejaba que Yoongi se concentrara en nada, incluso lo privaba de interactuar con ellos, a veces no podía salir de la cama.
(Aprendieron, dijo Namjoon, cuando Yoongi necesitaba tiempo para estar solo en los Días Malos y cuando necesitaba compañía. Necesitaba que alguien ocupara el mismo espacio que él; Taehyung en la silla dibujando, Namjoon leyendo un libro en voz alta, Jimin trabajando en sus asignaturas en la cama, Hoseok poniendo flores en maceteros, Seokjin contando chistes estúpidos.
Y un día, será el turno de Jungkook y se meterá a la cama junto a Yoongi y envolverá sus brazos por la cintura de Yoongi, y Yoongi se dará vuelta, se acurrucará en él, dejará que Jungkook tome un poco de la tristeza y ambos respirarán en el silencio de la habitación. Inhala, exhala, inhala, exhala...)
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook. Creo que eres increíble.
Simplemente optó por presionar su frente contra la cien de Yoongi y dejar que su magia se entrelazara hasta que calmara la tormenta en los pensamientos de Yoongi.
——
Le pidió a Jimin que lo llevara a Coney Island, a pesar de que apenas era primavera y el viento todavía tenía dientes. Jimin sonrió, los envolvió en bufandas y gorras y suéteres y tomaron el tren hacia el sur en un domingo por la tarde.
El sol estaba puesto, bailando por encima del mar, incluso si su calidez no combatía el frío que había.
—¿Extrañas Busan? —preguntó Jungkook mientras estaban en la cima de la costa, dejando que el mar mojara sus botas. Podía sentir el agarre/tirón de la marea en su pecho, podía sentir la forma en que el agua se extendía hacia abajo, hacia el centro de la tierra y entendió por qué la gente antigua adoraba esta increíble y terrible fuerza de la naturaleza.
—Sí, a veces —dijo Jimin —Especialmente en el verano. Pero soy feliz aquí. ¿Tú lo extrañas?
—Extraño el océano —decidió, pero no podía pensar en nada más. Busan era sofocante, sus padres eran sofocantes y no podía esperar para escapar. No había mirado hacia tras desde entonces.
Jimin asintió y unió sus brazos. —Puedes sentirlo, ¿cierto? ¿en tus huesos?
—Sí —dijo, todavía sorprendido.
—Supongo que eso es lo que pasa cuando naces en el mar.
Caminaron por el paseo entablado y le compraron pretzeles dulces a uno de los vendedores ambulantes. Se los comieron en una banca junto a la noria donde Jimin habló un poco más de Busan.
—Vengo de una familia grande —dijo —todos médiums. Tienen un negocio, hacen sesiones de espiritismo y limpian casas y cosas así. Creo que querían que participara, después de la universidad, pero quiero encontrar mi propio camino —se río —todos estaban siempre en el mismo negocio en mi familia y necesitaba saber quién era Park jimin, sin toda la influencia, ¿sabes?
—Sí, lo hago —respondió Jungkook, porque huyó por muchas de esas razones.
—Quiero decir, aún los llamo una vez a la semana, pero la distancia es buena por ahora.
—¿Es difícil? —preguntó Jungkook, pensando en la chica ahogada en su comedor y las lágrimas en la cara de Jimin —¿Estar rodeado por tanta muerte?
—A veces —dijo Jimin, limpiando la azúcar de sus dedos en sus pantalones —pero creo que más que nada me ha hecho apreciar más la vida. Y me agrada que pueda ayudarlos, al menos un poco.
El corazón de Jungkook dolió. Jimin, tan amable —Creo que los ayudas más que un poco.
Los ojos de Jimin eran suaves y su sonrisa agradecida era gentil pero un poco insegura. Como si no estuviera seguro de que creía las palabras de Jungkook, pero de igual forma las apreciaba. —Gracias.
Sintiendo que era tiempo de cambiar de tema, Jungkook se metió el resto de su pretzel en la boca y se puso de pie —Vamos —dijo, amortiguado por tener la boca llena, y fue premiado con una risa por parte de Jimin —Quiero ir a la noria.
Jimin la miró titubeante, pero se dejó arrastrar —No lo sé...
—Ni siquiera es tan alto —insistió Jungkook —y puedes sostener mi mano todo el tiempo. —estaba usando guantes, pero aun así podría sentir si Jimin se ponía demasiado nervioso, lo ayudaría a mantenerlo calmado.
—Oh, bueno, si darle la mano a un chico lindo está en la mesa —dijo sonriendo Jimin, con un movimiento exagerado de sus cejas y entrelazó sus dedos.
Jungkook se río a través de su sonrojo, murmuró un "cállate" y llevó a Jimin al mostrador a comprar entradas.
——
Estaba enamorándose. De este mundo mágico y su lugar en el. De Yoongi.
Y no sabía que el amor podía ser una culminación de momentos silenciosos, pero aquí estaba, con una caja llena de ellos:
Yoongi, quedándose dormido en el tren, desplomándose contra el por segundos, hasta que su cabeza estuvo descansando en el hombro de Jungkook y todo el lado derecho de Jungkook estuvo cálido con su peso.
Yoongi, caminando junto a él mientras seguían a Taehyung a través de una exhibición en el museo de arte moderno, con su expresión ligeramente descontenta, pero con su cabeza inclinada para escuchar cada explicación que Taehyung daba sobre una escultura rara o una pintura con varios tonos de rojo.
Yoongi, temprano en la mañana con su cabello desordenado y su cara hinchada por el sueño, tocando un ritmo en el brazo de Jungkook que era su propia versión de un hola. Sus pensamientos arrastrándose lentamente por su mente, pero con una sonrisa gentil en su cara.
Yoongi, calentando el café de Namjoon por él mientras Namjoon estaba demasiado enfocado en una discusión con Hoseok para notarlo. Sus dedos presionados a un lado de la taza hasta que estaba caliente de nuevo. Y Namjoon tomaba un sorbo sin pausar, sin notar que estuvo frío para comenzar, pero Yoongi sonreía, satisfecho.
Yoongi, cuando dejaba que Taehyung tiñera su cabello azul y le preguntaba a Jungkook si le gustaba el color en palabras escritas en el cuaderno de Jungkook. Jungkook enterraba su dedo en los mechos de cabello azul como el mar, tragando contra el agarre/tirón en su pecho que se sentía como la marea entrando y respondía sí, hyung, me gusta.
Yoongi, dormido en el escritorio de su computadora en la parte trasera de la tienda, con sus lentes torcidos en su cara y el libro de contabilidad en la pantalla. Se despertaba cuando Jungkook dejaba té a su lado y lo arropaba con una manta, pero su sonrisa era suave suave suave y sus ojos eran suaves suaves suaves y estiraba su mano para rozar la mejilla de Jungkook para que pudiera escuchar un adormilado gracias, y la misma tierra se movía bajo los pies de Jungkook.
Yoongi, apareciendo en la puerta de su departamento con comida después de que Jungkook estuviera hundido en dos días de estudio frenético. Lo dejaba en el mostrador y chasqueaba la lengua ante el desastre de la cocina de Jungkook y comenzaba a limpiar, ignorando la insistencia de Jungkook sobre que podía hacerlo él mismo, a pesar del hecho de que estaba exhausto y tembloroso por tanto café. Cuando terminaba, le daba una mirada a Jungkook, debía ver la expresión cansada de Jungkook y lo abrazaba. Dejaba que Jungkook se hundiera en el centímetro a centímetro hasta que lo estaba sosteniendo por completo, con sus dedos en la parte trasera de su cuello para hacerle saber shh, te tengo, Kook, estoy aquí. Estoy aquí aquí aquí.
Yoongi, cubierto de suéteres y bufandas, quejándose por la nieve que permanecía.
Yoongi, bajo las luces del Tompkins Square Park, riéndose con su risa rasposa mientras Jimin intentaba enseñarle a Jungkook cómo hacer un giro que aprendió en clases, ambos tropezándose y riéndose tanto que sus costillas dolían.
Yoongi, comiendo brochetas de cordero con él, en el mismo restaurante que antes, con sus piernas amontonadas bajo la mesa pequeña y sus dedos sucios y los ojos brillantes de Yoongi bajo la tenue luz. Le estaba mostrando a Jungkook cómo deletrear cordero en lenguaje de señas con una mano mientras que con la otra sostenía la brocheta, usándola para indicarle a Jungkook cuando se equivocaba.
Te amo, pensó Jungkook, y sintió las palabras posicionarse en sus huesos como una verdad absoluta. Te amo.
— —
Y aquí estaba Yoongi ahora, en el piano en el sótano, tocando Claire de Lune a la luz de la luna. La casa estaba en silencio y Jungkook estaba sentado a su lado, viendo como los dedos de Yoongi se movían por las teclas.
Jungkook quería besarlo. Quería hacerlo desde hace semanas, incluso meses, pero aún estaba demasiado aterrado. Atrapado entre el deseo, la llama que se elevaba y todo lo que debería ser, lo que se esperaba que fuese. Había roto las reglas de sus padres sobre la magia y si rompía esto, su sueño de un futuro donde tendría una esposa y una casa agradable y un buen trabajo y les daría nietos, entonces dudaba que siguieran amándolo, y no estaba seguro si podía vivir con eso.
Pero aquí estaba Yoongi, dejando que la música se moviera a través de él mientras tocaba, con sus ojos cerrados, y aquí estaba todo el amor que Jungkook no sabía cómo mantener en su pecho, derramándose por todos lados.
La canción terminó y las manos de Yoongi se detuvieron en el piano. Sus ojos se abrieron y le sonrió a Jungkook, mostrando sus encías y un poco avergonzado, como si estuviera preocupado de que Jungkook se molestara por perderse tanto en la música. Y Jungkook juntó cada gota de valor, cada pizca preciosa de valor que tenía y se inclinó hacia adelante a pesar del nudo de terror que tenía en su estómago y sus manos temblorosas.
Los labios de Yoongi estaban fríos y ligeramente agrietados y sintió a Yoongi sobresaltarse, y escuchó el eco de su nombre, y Dios esta fue una pésima idea, ¿no es así? Arruinó todo, toda esta amistad y-
Shhh shhh ven aquí, pensó Yoongi cuando Jungkook comenzó a alejarse. Sus manos acunaron su cara, acercándolo nuevamente, y entonces Yoongi lo besó apropiadamente y todo lo que podía sentir Jungkook era calidez, en su corazón, en su sangre, en el desliz gentil de la lengua de Yoongi en su boca. Podía sentir el zumbido de los pensamientos de Yoongi, la prisa de su incredulidad, de su emoción.
Mierda Jungkook Jungkook Jungkook increíble fantástico no pensé que querías esto no quería presionarte te sientes tan bien maldita sea Jungkook...
Jungkook seguía temblando cuando se separaron, cuando Yoongi presionó unos cuantos besos ardientes en su mandíbula, en su mejilla, en su cien. Ya no había vuelta atrás, se dio cuenta. Ya no tenía que esconderse o romperse para encajar en la caja que sus padres crearon para él. Amaba este mundo y amaba a Yoongi y tenía tanto miedo, pero quería seguir corriendo en este futuro sin mirar hacia atrás.
Los dedos de Jungkook se deslizaron por su mejilla. ¿Estás bien?
—Tengo miedo —susurró Jungkook en el silencio de la habitación —Pero quiero esto. A ti. Lo que sea que terminemos siendo.
Los ojos de Yoongi estaban suaves suaves suaves mientras se acercaba y juntaba sus frentes, pasando sus brazos por la cintura de Jungkook.
Estoy aquí, Kook, me tienes. Lo prometo.
Lo sé, fue lo que no dijo Jungkook, porque todavía no estaba seguro de aquello. Pero lo estaría. Pronto, pensó, lo estaría.
—¿Bésame de nuevo? —le pidió, sintiéndose un poco atrevido.
Y Yoongi lo hizo.
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2. Park JiMin
Park JiMin yacía recostado en la enorme cama de su habitación conciliando con un sueño profundo. Solía ser muy soñador, característica con la que su mejor amigo Kim TaeHyung lo solía describir muy a menudo.
Hablando del rey de Roma, actualmente JiMin se encontraba soñando con él. Era gracioso, JiMin todos los días iba donde su amigo y le contaba que tuvo el mejor sueño de su vida. Sin embargo, a la hora de que el rubio le preguntase sobre qué se trataba, Park evitaba a toda costa la conversación.
Taehyungnie, ¿cómo te sentirías al saber que sueño contigo todas las noches sin falta? ¿Me alejarías de ti? Ese es mi peor temor....
En el sueño, JiMin y TaeHyung estaban sentados en las verdes hierbas de un enorme prado de aquella ciudad de Alemania. El mayor por meses le enseñaba a Kim un libro sobre flores que su madre siempre le solía leer desde chico.
--- Tae, mira ésta. "La flor de Nochebuena, que en realidad es una planta, se conoce así por su parecido a una flor, pues sus hojas son de un color rojo carmín. Los antiguos mexicas, por su lado, utilizaban esta planta como símbolo de pureza de los guerreros muertos en combate" ¿No es hermosa? ¡Podría ir perfectamente contigo! Naciste en diciembre y.... --- JiMin sintió su rostro enrojecer, abrió sus ojos en grande por las atrevidas palabras que iba a decir y mantuvo sus ojos pegados al libro.
--- Si, cumplo en diciembre, Jimminie --- TaeHyung rio burlón, se levantó con delicadeza y sacudió su ropa alistándose como todo un caballero --- Debo irme, William me debe estar buscando como loco, nos vemos mañana, señorito Park --- Kim volvió a reír con diversión y sin escuchar palabra del pelinaranja se fue.
JiMin se despertó dando un brinco algo agitado. En un intento fallido quiso recuperar la estabilidad de su respiración, estaba bastante agitado debido al reciente sueño. Se hizo bolita en el lugar, escondió su rostro en sus brazos y lloró. Lloró como lo hace todas las mañanas al recordar que estaba enamorado de TaeHyung, de Kim TaeHyung, de su mejor amigo, de un hombre.
───◌──────────♡*̥
El pelinaranja bajó de su habitación aún con su costosa y caliente pijama mientras miraba al piso. Llevaba los pies descalzos, pues era una costumbre que tenía desde chico. Amaba no sentir sus pies cubiertos por algún calzado, de esa forma podía tocar la superficie a la perfección. Podía afirmar que tenía los pies sobre la tierra. Y tal vez, solo tal vez por eso siempre usa zapatos cuando está con TaeHyung
Caminó sin ninguna motivación al comedor, era muy bueno en transmitir sus sentimientos. Si él se sentía mal, todos alrededor podían notarlo. es por eso que se detuvo frente a la gran puerta, reflexionó en silencio unos segundos, formó una falsa sonrisa y entró con "alegría" al lugar.
--- Buenos días madre, buenos días padre --- Hizo una pequeña reverencia antes de sentarse en su lugar y empezar a comer delicadamente el gran desayuno que tenía frente suyo.
--- Buen día, hijo. ¿Cómo dormiste hoy? --- Se tensó al escuchar las palabras de su madre, carraspeó su garganta, dejó de comer la tostada que estaba a punto de ingresar en su cuerpo y miró con una sonrisa a su progenitora.
--- Muy bien, casi como un bebé --- Los tres rieron. Se podría decir que JiMin tuvo suerte a la hora de sortear familia. Un padre bastante trabajador, amable y generoso. Por otro lado, una madre muy cariñosa y dulce. Se sentía más que satisfecho con la vida que tenía respecto a la familia.
Se removió algo incómodo de la silla, esperaba que su madre no pregunte respecto a sus sueños.
Obtuvo solo una sonrisa encantadora que lo alivió en demasía. Siguió comiendo con paciencia y lentitud.
--- Oh, por cierto hijo, Taehyung te ha mandado una carta recientemente --- JiMin apenas escuchó su nombre sintió algunos bichitos removerse en el. Levantó de golpe su vista y tragó con fuerza.
--- ¿U-Una carta? --- Intentó no tartamudear fallando --- ¿D-Donde está? --- Su madre, quien todo el desayuno mantuvo la famosa carta al lado de su plato, la tomó y se la extendió a su hijo.
JiMin no dijo nada más, simplemente hizo una reverencia y corrió hacia su cuarto sin recibir regaño alguno por parte de sus padres.
Llegó a su habitación, cerró la puerta con seguro demostrando que quería privacidad y se apuró en sentarse en la silla que estaba pegada al escritorio. Se acomodó en la silla y suspiró nervioso.
Tranquilo, JiMin. Todo está bien, tal vez quiere hablar contigo o verte.
Al pensar en lo último, una boba sonrisa no tardó en formarse. Negó rápido intentando quitar esa idea de su mente, pues no quería ilusionarse por una simple carta.
Antes de abrir la famosa carta, la acercó a sus fosas nasales y olió con cuidado. Si....olía a café, TaeHyung tomaba mucho café y siempre olía a este.
Emocionado abrió con cuidado el sobre y pudo ver la carta dentro. La sacó y se decepcionó al ver que estaba escrita con una máquina de escribir y no con la preciosa caligrafía del rubio.
Relájate, tal vez solo estaba cansado como para escribirla a mano. No fue William, fue Tae...
Sacó la carta y sonrió automáticamente al leer la primera palabra.
Hey, Jimminie,
¿Cómo estás? Espero que te encuentres más bien. ¡Tu familia también! Mándales mi grato saludo. Espero poder visitarlos pronto y que tu madre nos hable sobre las flores de tu jardín.
Quería saber si gustas venir a casa a la tarde. Podríamos jugar ajedrez - a menos que tengas miedo de perder contra mi como siempre - o simplemente charlar mientras tomamos un café de esos que me gustan. Si tu respuesta es sí, espero que realmente esa sea tu respuesta, te espero en mi casa a las 12 p.m. No tardes, por favor.
De nuevo, mándale mis saludos a tu familia. Espero verte hoy, saludos.
K.T.H
Patalea el suelo emocionado y abraza la carta. En ningún momento había borrado su sonrisa de típico adolescente enamorado.
Kim TaeHyung le había escrito otra carta deseando verlo. ¿Acaso seguía soñando? Ojala no.
Sin más guardó la reciente carta en el cajón del escritorio donde tenía muchas más, obviamente escritas por su mejor amigo. Había cartas de hace diez años, cuando eran jóvenes de tan solo dieciocho años. Las atesoraba con cariño leyéndolas en su tiempo libre o cuando extrañaba al rubio.
Escribió velozmente una carta en forma de respuesta, corrió hacia la cocina y entró sin tocar la puerta. Allí, algunos sirvientes descansaban, comían u otros cocinaban. Todos dieron un brinco del susto por la repentina aparición del pelinaranja y se aliviaron al instante de ver su enorme sonrisa en el rostro.
--- Pequeño Park, ¿qué ha pasado? --- Mary, la encargada de recibir a invitados, lo miraba con una suave sonrisa y con algo de curiosidad.
--- Mary, ¿dónde está Jeremy? ¡Necesito que me ayude! --- La señora de tan solo cuarenta y cinco años reía bajo por la desesperación del joven -- Es urgente, por favor.
--- Está en el jardín hablando con el jardinero --- Sin decir nada más, hizo una reverencia y corrió hacia el jardín.
No quería demorar, tal vez Tae pensaba que le respondía tarde porque estaba inventando alguna excusa creíble con tal de no ir a visitarlo. Sintió una presión en su pecho al imaginarse al rubio triste y decaído por recibir rechazo de parte del pelinaranja.
Distinguió a lo lejos a Jeremy y a un viejito que cortaba con precaución las rebeldes hojas de una enredadera. JiMin se acercó con timidez y jaló la manga del elegante saco de Jeremy.
-- Jeremy.... --- Llamó la atención del contrario quien se giró inmediatamente al distinguir la voz del menor de los Park. Asintió en señal de que estaba escuchando con atención --- N-Necesito que le envíes esta carta a alguien, por favor.
Jeremy vio la carta en manos del joven y sonrió --- Claro, en seguida la envió --- JiMin se la entregó y luego de agradecerle corrió hacia la mansión.
Debía alistarse más que bien, pues vería al chico que le hacía suspirar cada vez que su rostro venía a su mente. Mordió su labio emocionado y empezó a rebuscar por su enorme armario algún conjunto que le siente bastante bien. Dejaría a Kim TaeHyung con la boca abierta.
¿Y quién sabe? Tal vez puedan pasar una linda tarde finalizando con un tierno y corto beso.
Si, TaeHyung tenía razón. JiMin era una persona muy soñadora.
Encontró la vestimenta ideal y sin más se vistió. Era una camisa con volados tanto en las mangas como en el gran escote en v que tenía dejando a la luz sus marcadas clavículas. En la parte de abajo llevaba un pantalón fino negro combinado con sus zapatos color marrón oscuro.
Peinó su cabello dejando que algunos mechones tengan rebeldes ondas colándose en su frente. Se miró al espejo más que satisfecho. Luego de TaeHyung, se rumoraba que Park JiMin era uno de los jóvenes más bellos de la ciudad y más deseado por todas las muchachas que lo veían andar tranquilamente por los mercados. Sin embargo, todo esfuerzo era en vano. Pues JiMin ya tenía ocupado su corazón.
Tomó un bálsamo que le había tomado prestado, secretamente, a su madre. Se lo aplicó con cuidado y paciencia haciendo que sus labios luzcan un carmesí brilloso. Sus labios eran uno de sus mayores atractivos, es por eso que debía sacarle provecho, pues tal vez con algunos movimientos delicados y sensuales podría seducir a su amor prohibido.
Se echó fragancia en su cuello y muñecas. Su perfume era olor a vainilla, pues TaeHyung le había dicho - un día que salieron al mercado - que aquel olor le atraía demasiado. A escondidas de él, le pidió a su sirviente personal, Mark, que le comprase una docena de esos aromatizantes y comenzó a usarlo solamente cuando se encontraba con su mejor amigo.
Terminó de alistarse y caminó hacia la salida. Se detuvo antes de llegar, pues quería asegurarse de que Jeremy había enviado la carta a TaeHyung.
Caminó con rapidez hacia el jardín sin correr, no quería estropear todo el trabajo de treinta minutos de preparación. Llegó donde antes estaba el jardinero charlando con Jeremy y solo pudo encontrar al primer nombrado.
Carraspeó suavemente su garganta y miró al suelo, era algo tímido para tener veintiocho años.
--- Disculpa, ¿sabes dónde está Jeremy? --- El jardinero detuvo su labor y giró a ver al hijo de los Park.
--- Señorito Park, disculpe pero no lo he visto luego de que se haya marchado cuando le entregó la carta --- Hizo una mueca lamentando no poder ayudarlo a encontrar al cartero.
--- Oh, no se preocupe. Todo está bien --- Echó un vistazo al costado y vio como una hermosa gardenia* florecía. Dudó unos segundos y se decidió por acercarse a ella. --- ¿Puedo tomarla?
El jardinero miró a donde el joven miraba y sonrió. Asintió repetidas veces y volvió a su labor.
--- Claro, es una hermosa flor --- JiMin no esperó más y la arrancó con cuidado.
Agradeció al viejito y caminó apurado a la salida. Allí vio a Mary quien parecía esperarlo.
JiMin se acercó tímido y escondió la flor. Quería evitar que cualquier persona le hiciera preguntas sobre la bella planta. ¿Qué diría? "Es para TaeHyung, es mi forma de demostrarle mi amor hacia su persona" Claro que no.
--- ¿Ya te vas, JiMin? Abrígate que hace un frío invernal, no queremos que te enfermes --- El pelinaranja negó, se despidió de Mary y salió de la mansión.
───◌──────────♡*̥
Observó la mansión desde la cuadra de enfrente. Lamió sus labios en señal de nerviosismo, acarició la flor más que tímido y cruzó la calle con cuidado.
¡Ánimo! Eres Park JiMin, lo puedes todo y eres muy fuerte.
Se repetía hasta llegar a la puerta de la mansión y cuando estuvo a punto de golpear la puerta, un auto estacionó detrás de él. Ladeó la cabeza confundido al ver que era un auto demasiado caro, frunció el ceño intentando distinguir quién podría ser.
Su emoción y esperanzas de que sea la mejor tarde de su vida decayó en el momento en que vió a Jennie salir del vehículo. Kim sacó sus lentes de sol cuando estuvo frente a JiMin para analizarlo de arriba a abajo.
--- ¿Y tú qué haces aquí? --- Volvió a poner sus lentes y soltó esas palabras en un tono arrogante y venenoso.
Además de sus celos, JiMin deseaba todos los días antes de ir a dormir que TaeHyung nunca le encuentre algún atractivo a esa mujer. Era la peor persona que conocía y eso que él perdonaba demasiado y comprendía a los demás.
Él era una persona pacífica con todos, excepto Kim Jennie. Siempre fue una molestia para él, siempre en el medio interrumpiéndolo a él y a TaeHyung.
Suspiró intentando calmarse y cuando estuvo a punto de responder, William abrió la puerta.
--- Señorita Kim y señorito Park, adelante por favor --- El sirviente se hizo a un lugar para que pasen. Jennie, obviamente, ingresó primera siendo seguida por JiMin.
El enojo y furia reciente debido a la castaña, se esfumaron en el momento en el que vio a Kim TaeHyung tan elegante y hermoso parado en medio del lobby esperando a por ellos. Escondió la flor detrás de su espalda tímido y miró al suelo encontrando más entretenido sus zapatos.
Pudo escuchar el chillido de Jennie, de seguro estaba abrazando a su amado como lo hace siempre. Cruzó sus brazos, bufó triste y enojado, TaeHyung no lo había invitado a él para hablar solos, ¿verdad? Había invitado también a Jennie.
--- ¡Mi amado! --- ¿Vas a corresponder a su abrazo, TaeHyungnie? Por favor, dime que no. Cuando alzó su vista aún cruzado de brazos, vio como su mejor amigo revoleaba sus ojos y la abrazaba con cierta distancia.
Kim Jennie era bonita, tenía dinero, un buen cuerpo y sobre todo, era mujer.
📷
🏴☠️💰
15/05/2021
* Gardenia: Se les considera símbolo de pureza, sinceridad y admiración, pero también pueden ser usadas para expresar un amor secreto.
Espero que te encuentres bien, recuerda cuidarte <3
Gracias por leer mi libro.
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02
Los últimos dos meses han pasado demasiado rápido sin importar mucho que deseaba que el tiempo frene, para darme más tiempo para prepararme. Solo dos días hasta mi fiesta de compromiso. Madre estaba ocupada ordenando a los sirvientes alrededor, asegurándose que la casa estaba impecable y que nada saliera mal. Ni siquiera era una gran celebración. Solo nuestra familia, la familia de Jungkook y las familias de los propietarios jefes de Nueva York y Chicago fueron invitadas. Hodong dijo que era por razones de seguridad. La tregua todavía era demasiado reciente para arriesgarse a una reunión de cientos de invitados.
Me hubiera gustado que la cancelaran por completo. En lo que a mí concernía, no tenía que conocer a Jungkook hasta el día de nuestra boda. Jimin saltaba de arriba abajo en mi cama, con una mueca en su rostro. Tenía solo cinco años y tenía demasiada energía.
—¡Quiero jugar!
—Madre no quiere que corras por la casa. Todo debe estar perfecto para los invitados.
—¡Pero ni siquiera están aquí! —Gracias a Dios. Jungkook y el resto de los invitados de Nueva York llegarían mañana. Solo una noche más hasta que conozca a mi futuro esposo, un hombre que mató con sus propias manos. Cerré los ojos.
—¿Estás llorando otra vez? —Jimin saltó de la cama y se acercó a mí, deslizando su mano en la mía. Su cabello rubio oscuro era un desastre. Traté de aplacarlo pero Jimin apartó la cabeza.
—¿Qué quieres decir? —había intentado ocultar mis lágrimas de él. Sobre todo lloraba de noche cuando estaba protegida por la oscuridad.
—Lia dice que lloras todo el tiempo porque Jungkook te ha comprado.
Me quedé helada. Tendría que decirle a Lia que deje de decir esas cosas. Solo me metería en problemas.
—Él no me compró. —Mentirosa. Mentirosa.
—Da lo mismo —dijo Jennie desde la puerta, sorprendiéndome.
—Shhh. ¿Qué pasa si padre nos escucha?
Jennie se encogió de hombros.
—Sabe que odio que te vendiera como una vaca.
—Jen —advertí, haciendo un gesto hacia Jimin. Él miró hacia mí.
—No quiero que te vayas —susurró.
—No me iré por un largo tiempo, Minmi. —Pareció satisfecho con mi respuesta y la preocupación desapareció de su rostro y fue reemplazada por su expresión de estar tramando algo.
—¡Atrápame! —Gritó y salió corriendo, empujando a un lado a Jennie mientras corría como un rayo junto a ella.
Jennie corrió tras él.
—¡Voy a patear tu trasero, pequeño monstruo!
Me precipité hacia el pasillo. Lia asomó la cabeza fuera de su puerta y ella también corrió tras mi hermano y hermana. Madre me cortaría la cabeza si rompían otra reliquia familiar. Volé escaleras abajo. Jimin todavía se encuentra a la cabeza. Era rápido, pero Lia casi lo había atrapado mientras que Jennie y yo éramos demasiado lentas en los tacones que mi madre nos obligaba a usar para practicar. Jimin corrió hacia el pasillo que conducía al ala oeste de la casa y el resto de nosotras lo siguió. Quise gritarle que se detenga. La oficina de padre estaba en esta parte de la casa. Estaríamos en grandes problemas si nos sorprendía jugando. Se suponía que Jimin debía actuar como un hombre. ¿Qué niño de cinco años actuaba como un hombre?
Pasamos la puerta de padre y el alivio se apoderó de mí, pero luego tres hombres doblaron la esquina al final del pasillo. Separé mis labios para gritar una advertencia, pero ya era demasiado tarde. Jimin se detuvo en seco pero Lia colisionó con el hombre en el centro con toda su fuerza. La mayoría de las personas habrían perdido el equilibrio. La mayoría de las personas no median dos metros y no eran macizas como un toro.
Paré en seco mientras el tiempo parecía detenerse a mi alrededor. Jennie jadeó detrás de mí, pero mi mirada estaba congelada en mi futuro esposo. Miraba hacia la cabeza castaña de mi hermana pequeña, estabilizándola con sus fuertes manos. Manos que había utilizado para aplastar la garganta de un hombre.
—Julia —dije, mi voz aguda por el miedo. Nunca llamaba a mi hermana por su nombre completo a menos que estaba en problemas o que algo anduviera muy mal. Deseé ocultar mejor mi terror. Ahora todo el mundo me estaba mirando, incluido Jungkook. Sus fríos ojos azules me escanearon de pies a cabeza, deteniéndose en mi cabello.
Dios, era alto. Los hombres junto a él median más de un metro ochenta, pero él los eclipsaba. Sus manos todavía estaban sobre los hombros de Lia.
—Julia, ven aquí —dije con firmeza, extendiendo una mano. La quería lejos de Jungkook. Ella retrocedió y luego voló a mis brazos, enterrando su rostro contra mi hombro. Jungkook levantó una ceja negra.
—¡Ese es Jeon Jungkook! —dijo Jennie amablemente, sin molestarse en ocultar su disgusto. Jimin hizo un sonido similar a un gato salvaje enfurecido, arremetió contra Jungkook y comenzó a golpearle las piernas y el estómago con sus pequeños puños.
—¡Deja en paz a Lisa! ¡No la tendrás!
Mi corazón se detuvo en ese momento. El hombre junto a Jungkook dio un paso hacia adelante. El contorno de un arma de fuego era visible debajo de su chaleco. Tenía que ser el guardaespaldas de Jungkook, aunque realmente no entendía por qué necesitaría uno.
—No, Daesung —dijo Jungkook simplemente y el hombre volvió a su puesto. Jungkook capturó las manos de mi hermano en una de las suyas, deteniendo el asalto. Dudé que incluso sintiera los golpes. Empujé a Lia hacia Jennie, quien envolvió un brazo protector alrededor de ella, entonces me acerqué a Jungkook. Estaba completamente asustada, pero necesitaba alejar a Jimin de él. Tal vez Nueva York y Chicago estaban tratando de dejar su enemistad de lado, pero las alianzas se pueden romper en un abrir y cerrar de ojos. No sería la primera vez. Jungkook y sus hombres seguían siendo el enemigo.
—Qué cálida bienvenida recibimos. Esta es la infame hospitalidad de la Organización —dijo el otro hombre con Jungkook; tenía el mismo cabello negro pero sus ojos eran de un castaño claro. Era un par de centímetros más bajo que Jungkook y no tan ancho, pero era inequívoco que eran hermanos.
—Taehyung —dijo Jungkook en una voz baja que me hizo temblar. Jimin todavía estaba gruñendo y luchando como un animal salvaje, pero Jungkook lo sostenía a un brazo de distancia.
—Jimin —dije firmemente, agarrando su antebrazo—. Es suficiente. Esa no es la forma en que tratamos a los invitados.
Jimin se congeló y luego me miró por encima de su hombro.
—Él no es un invitado. Quiere robarte, Lisa.
Taehyung rio entre dientes.
—Esto es demasiado bueno. Me alegro que padre me convenciera de venir.
—Te lo ordenó —corrigió Jungkook, pero sin apartar sus ojos de mí. No pude devolverle la mirada. Mis mejillas ardían con fervor por su escrutinio. Mi padre y sus guardaespaldas se aseguraban que Jennie, Lia y yo no estuviéramos rodeadas de hombres muy a menudo, y aquellos que dejaban estar cerca de nosotras eran familiares o ancianos. Jungkook no era de la familia, ni anciano. Solo tenía cinco años más que yo, pero parecía un hombre y me hacía sentir como una niña pequeña en comparación.
Soltó a Jimin y tiré de él hacia mí, su espalda contra mis piernas. Crucé mis manos sobre su pequeño pecho jadeante. Él no dejó de mirar a Jungkook con ira. Deseé tener su valor, pero él era un niño, un heredero al título de mi padre. No se vería obligado a obedecer a nadie, salvo al Jefe. Podía permitirse la valentía.
—Lo siento —dije, aunque las palabras me supieron agrias—. Mi hermano no tenía la intención de ser irrespetuoso.
—¡Sí la tenía! —Gritó Jimin. Cubrí su boca con mi mano y él se retorció debajo de mi agarre, pero no lo dejé ir.
—No te disculpes —dijo Jenni bruscamente, ignorando la mirada de advertencia que le disparé—. No es culpa nuestra que él y sus escoltas ocupen tanto espacio en el pasillo. Por lo menos, Jimin dice la verdad. Todo el mundo piensa que necesita rebosar de cariño ya que él va a ser el Capo…
—¡Jenni! —Mi voz fue como un látigo. Ella cerró la boca con un chasquido, mirándome con los ojos como platos—. Lleva a Lia y a Jimin a sus habitaciones. Ahora.
—Pero… —Echó un vistazo a mis espaldas. Y me alegré que no pudiera ver la expresión de Jungkook.
—¡Ahora!
Agarró la mano de Jimin y lo arrastró lejos junto con Lia. No creí que el primer encuentro con mi futuro esposo pudiera haber salido peor. Reuniendo coraje, me enfrenté a él ya sus hombres. Esperaba ser recibida con furia, pero en su lugar me encontré con una sonrisa irónica en la cara de Jungkook. Mis mejillas ardían de vergüenza, y ahora que estaba sola con los tres hombres, los nervios retorcieron mi estómago. Madre se pondría furiosa si descubría que no me había vestido adecuadamente para mi primer encuentro con Jungkook. Llevaba puesto uno de mis vestidos hasta el tobillo favoritos con mangas que llegaban a mis codos y estaba silenciosamente feliz por la protección que toda la tela me ofrecía. Crucé los brazos frente a mi cuerpo, insegura de qué hacer.
—Me disculpo por mi hermana y hermano. Son… —Luché por una palabra además de rudos.
—Protectores contigo —dijo Jungkook simplemente. Incluso su voz era profunda, sin emociones—. Este es mi hermano Taehyung.
Los labios de Taehyung estaban extendidos en una gran sonrisa semi cuadrada. Agradecí que no intentara tomar mi mano. No creí que pudiese mantener mi compostura si uno de ellos se habiese movido más cerca.
—Y este es mi mano derecha, Daesung. —Él me dio el más breve asentimiento antes de regresar a su tarea de escanear el corredor. ¿Qué era lo que estaba esperando? No teníamos asesinos escondidos en trampillas secretas.
Puse mi atención en la barbilla de Jungkook y esperé que pareciera como si en realidad estuviese viendo sus ojos. Di un paso atrás.
—Debería ir con mis hermanos.
Jungkook tenía una expresión conocedora en su cara, pero no me importaba que él viera qué tan incómoda, qué tan asustada me había puesto. Sin esperar que me dé permiso, no era mi esposo ni mi prometido aún, me di la vuelta y rápidamente me fui, orgullosa de no haber caído en la urgencia de correr.
Madre jaló del vestido que padre había elegido para la ocasión. Para el espectáculo de carne, como Jenni lo llamaba. Aunque sin importar lo mucho que madre jale, el vestido no se hacía más largo. Me miré en el espejo con incertidumbre. Nunca había llevado nada tan revelador. El corrugado vestido negro se pegaba a mi trasero y cintura, terminando en lo alto de los muslos; la parte superior consistía en un corpiño semi completo hasta el cuello, con un hombro al desnudo y de adorno tres cinturillas.
—No puedo usar esto, madre.
Madre encontró mi mirada en el espejo. Su cabello estaba peinado hacia arriba esta vez; era unos pocos tonos más oscuro que el mío. Llevaba un elegante vestido largo hasta el piso. Deseé que me hubiesen permitido algo más modesto.
—Te ves como una mujer —susurró.
Gemí.
—Me veo como una puta.
—Las putas no pueden permitirse un vestido como ese.
Las amantes de mi padre tenían ropas que costaban más de lo que algunas personas gastaban en un carro. Madre puso sus manos en mi cintura.
—Tienes una cintura de avispa y el vestido hace que tus piernas se vean más largas. Estoy segura que Jungkook lo apreciará.
Miré el pequeño escote. Tenía pechos pequeños, que incluso el efecto push-up del corpiño no cambiaba. Era una quinceañera vestida para verse como mujer.
-Ten. —Madre me dio unos tacones negros de doce centímetros. Quizá alcanzaría la barbilla de Jungkook usándolos. Me deslicé en ellos. Madre forzó una sonrisa falsa en su cara y acomodó mi largo cabello—. Mantén tu cabeza en alto. Kim Gongyoo te llamó la más hermosa mujer de Chicago. Muéstrale a Jungkook y a su séquito que eres más hermosa que cualquier mujer en Nueva York también. Después de todo, Jungkook las conoce a casi todas. —La manera en que lo dijo me hizo estar segura que también había leído los artículos sobre las conquistas de Jungkook, o quizás padre le había dicho algo.
—Madre —dije vacilante, pero ella dio un paso atrás.
—Ahora ve. Iré después de ti, pero este es tu día. Deberías entrar al salón sola. Los hombres estarán esperando. Tu padre te presentará a Jungkook y luego iremos juntos al comedor para la cena. —Ya me lo había dicho docenas de veces.
Por un momento, quise tomar su mano y rogarle que me acompañe; en su lugar, me di la vuelta y salí de mi habitación. Agradecí que mi madre me hubiera forzado a llevar tacones las últimas semanas. Cuando estuve frente a la puerta del salón con chimenea en el primer piso del ala oeste, mi corazón estaba latiendo en mi garganta. Deseé que Jennie estuviera a mi lado, pero madre probablemente le había advertido que debía comportarse. Tenía que hacer esto sola. Se suponía que nadie robara el espectáculo de la futura esposa.
Miré la madera oscura de la puerta y consideré huir. Risas de hombre se escuchaban detrás de ella, mi padre y el Jefe. Un cuarto repleto de los más poderosos y peligrosos hombres en el país y se suponía que tenía que entrar. Un solitario cordero entre lobos. Sacudí la cabeza. Tenía que dejar de pensar así. Ya los había hecho esperar demasiado tiempo.
Agarré la manija y la bajé. Me deslicé dentro, aún sin mirar a nadie mientras cerraba la puerta. Reuniendo mi coraje, enfrenté la habitación. La conversación murió. ¿Se suponía que diga algo? Me estremecí y esperé que no podría verlo. Mi padre parecía como el gato que consiguió la crema. Mis ojos buscaron a Jungkook y su penetrante mirada me dejó helada. Contuve la respiración. Él dejó su vaso con líquido oscuro con un audible sonido metálico. Si nadie decía algo pronto, huiría de la habitación. Rápidamente escaneé las caras de los hombres allí reunidos. De Nueva York estaban Taehyung, Jungkook y Jeon Goongyoo, y dos guardaespaldas: Daesung y un hombre joven que no conocía. De la Organización de Chicago estaban mi padre, Kim Jungseok y su hijo, el futuro líder Kim Namjoon, así como Hodong y mi primo Seungri a quien odiaba con la fiera pasión de mil soles. Y a un lado estaba el pobre Jimin, quien llevaba un traje negro como todo el mundo allí. Podía ver que él quería correr hacía mí y buscar consuelo, pero sabía lo que padre diría de eso.
Padre finalmente se movió hacia mí, puso su mano en mi espalda y me guio hacia los hombres como un cordero hacia el sacrificio. El único hombre que parecía en verdad aburrido era Kim Namjoon; él solo tenía ojos para su whisky. Nuestra familia había ido al funeral de su esposa dos meses atrás. Un viudo en sus treinta. Podría haber sentido pena si no me asustara tanto, casi tanto como Jungkook me asustaba.
Por supuesto, padre me dirigió directamente hacia mi futuro esposo con una expresión desafiante, como si esperara que Jungkook se arrodillara con devoción. Por su expresión, Jungkook bien podría estar viendo una roca. Sus ojos azules eran duros y fríos cuando enfocaron a mi padre.
—Esta es mi hija, Lalisa.
Aparentemente, Jungkook no le había mencionado nuestro embarazoso encuentro.
Kim Jungseok habló:
—No prometí demasiado, ¿verdad?
Deseé que la tierra se abriera y me trague entera. Nunca había estado sometida a tanta… atención. La manera en que Seungri me miraba puso mi piel de gallina. Él había sido iniciado solo recientemente y había cumplido dieciocho dos semanas atrás.
Desde entonces, había sido incluso más desagradable que antes.
—No lo hiciste- dijo Jungkook simplemente.
Padre parecía obviamente desconcertado. Sin nadie viéndolo, Jimin se había colado detrás de mí y deslizó su mano en la mía. Bueno, Jungkook se había dado cuenta y estaba mirando a mi hermano, lo que provocó que su mirada quedara demasiado cerca de mis muslos desnudos. Me moví nerviosamente y Jungkook alejó la mirada.
—¿Quizá los futuros esposos quieren estar solos por unos pocos minutos? —Sugirió Jeon Goongyoo. Mis ojos se dirigieron bruscamente en su dirección y no logré ocultar mi sorpresa lo suficientemente rápido. Jungkook se dio cuenta pero no pareció que le importara. Mi padre sonrió y se dio la vuelta para irse. No lo podía creer.
—¿Debería quedarme? —Preguntó Hodong. Le di una rápida sonrisa, que desapareció cuando mi padre sacudió la cabeza.
—Dales unos pocos minutos a solas —dijo Jeon Goongyoo en realidad le guiñó a Junkook. Todos se fueron hasta que solo Jimin, Jungkook y yo nos quedamos.
—Jimin —llegó la fuerte voz de padre—. Sal de ahí ahora.
Jimin renuentemente dejó ir mi mano y se fue, pero no antes de enviarle a Jungkook la más mortal mirada que un niño de cinco años podía lograr. Los labios de Jungkook se arquearon. Luego la puerta se cerró y nos quedamos solos. ¿Qué había significado el guiño del padre de Jungkook?
Lancé una rápida mirada a Jungkook. Había estado en lo correcto: con mis tacones, la parte superior de mi cabeza alcanzaba su barbilla. Él miró afuera por la ventana. No me dio ni una sola mirada. Vestirme como una puta no había hecho que Jungkook se interesara más por mí. ¿Por qué lo haría? Había visto las mujeres con las que salía en Nueva York. Ellas habrían llenado el corpiño mucho mejor.
—¿Tú elegiste el vestido?
Salté, sorprendida de que hable. Su voz era profunda y calmada. ¿Alguna vez se emocionaba?
—No —admití—. Mi padre lo hizo.
La mandíbula de Jungkook se tensó. No podía leerlo y me estaba poniendo cada vez más nerviosa. Metió la mano en el interior de su chaqueta y por un ridículo segundo realmente pensé que estaba sacando un arma. En su lugar, sostuvo una caja negra en su mano. Se volvió hacia mí y miré fijamente su camisa negra. Camisa negra, corbata negra, chaqueta negra. Negro como su alma.
Este era un momento que millones de mujeres soñaban, pero me sentí fría cuando Jungkook abrió la caja. En el interior había un anillo de oro blanco con un diamante grande en el centro entre dos diamantes ligeramente más pequeños. No me moví.
Jungkook tendió su mano cuando la incomodidad entre nosotros alcanzó su pico máximo. Me sonrojé y extendí la mano. Me estremecí cuando su piel rozó la mía. Deslizó el anillo de compromiso en mi dedo, y luego me soltó.
—Gracias —me sentí obligada a decir las palabras e incluso mirarlo a la cara, que lucía impasible, aunque lo mismo no podía decirse de sus ojos. Se veían enojados. ¿Había hecho algo mal? Extendió su brazo y enlacé el mío con el suyo, dejando que me lleve fuera del salón, hacia el comedor. No hablamos. ¿Tal vez Jungkook estaba lo suficientemente decepcionado conmigo que cancelaría el compromiso? Pero no habría puesto el anillo en mi dedo si ese fuera el caso.
Cuando entramos al comedor, las mujeres de mi familia se han unido a los hombres. Los Jeon no han traído compañía femenina. Tal vez porque no confiaban en mi padre y los Kim lo suficiente para arriesgarse a traer mujeres a nuestra casa.
No podía culparlos. Tampoco confiaría en mi padre o el Jefe. Jungkook dejó caer su brazo y rápidamente me uní a mi madre y hermanas, que pretendieron admirar mi anillo. Jennie me dio una mirada. No sabía con qué la había amenazado mi madre para mantenerla callada. Podía decir que Jennie tenía un comentario crítico en la punta de la lengua. Sacudí la cabeza y ella puso los ojos en blanco. La cena pasó como un borrón. Los hombres discutieron negocios mientras las mujeres permanecían en silencio. Mis ojos se mantuvieron desviándose hacia el anillo en mi dedo. Se sintió demasiado pesado, demasiado apretado, demasiado todo. Jungkook me había marcado como su posesión.
Después de cenar, los hombres se trasladaron al salón para beber, fumar y hablar de cualquier otra cosa que necesitera ser discutida. Volví a mi habitación, pero no pude conciliar el sueño. Con el tiempo, me puse una bata encima del pijama, salí de mi habitación y bajé las escaleras. En un arrebato de locura, tomé el pasillo que conducía a la puerta secreta detrás de la pared en el salón. Mi Abuelo pensó que era necesario tener escapes secretos en la oficina y el salón con chimenea porque ahí es donde los hombres de la familia usualmente mantenían sus reuniones. Me pregunté, ¿qué pensó que pasaría con las mujeres después de que todos los hombres hubieran huido a través del pasadizo secreto?
Encontré a Jennie con los ojos presionados contra la mirilla de la puerta disimulada. Por supuesto, ella ya estaba allí. Se dio la vuelta, sus ojos muy abiertos, pero se relajó cuando me vio.
—¿Qué está pasando ahí dentro? —Pregunté en un susurro, preocupada de que los hombres en el salón puedan oírnos.
Jennie se movió a un lado, así que pude ver a través de la segunda mirilla.
—Casi todo el mundo ya se ha ido. Padre y Kim tienen detalles que discutir con Jeon Jungseok. Solo están Jungkook y su séquito ahora.
Bizqueé a través del agujero, lo que me dio una vista perfecta de las sillas llenas de gente alrededor de la chimenea. Jungkook se apoyaba contra la repisa de mármol de la chimenea, con las piernas cruzadas casualmente, un vaso de whisky en la mano. Su hermano Taehyung se recostaba en un sillón junto a él, sus piernas separadas y esa sonrisa lobuna en su rostro. Daesung y el segundo guarda espaldas que llamaron Hyunjin durante la cena se sentaba en el otro sillón. Hyunjin parecía ser de la misma edad de Taehyung, por lo tanto, alrededor de los dieciocho. Apenas hombres para el estándar de la sociedad, pero no en nuestro mundo.
—Podría haber sido peor —mencionó Taehyung, sonriendo. Podría no haber visto tan letal como Jungkook, pero algo en sus ojos me decía que solo era capaz de ocultarlo mejor—. Ella podría haber sido fea. Pero, mierda, tu pequeña prometida es una aparición. Ese vestido. Ese cuerpo. Ese cabello y rostro. —Taehyung silbó. Parecía queestaba provocando a su hermano a propósito.
—Es una niña —dijo Jungkook con desdén. La indignación se levantó en mí, pero sabía que debía estar contenta que no me viera como un hombre veía a una mujer.
—No se veía como una niña para mí oferta Taehyung, luego chasqueó la lengua. Le dio un codazo al hombre mayor, Daesung —. ¿Qué dices? ¿Jungkook está ciego?
Daesung se encogió de hombros con una mirada cautelosa hacia Jungkook.
—No la miré de cerca.
—¿Y tú, Hyunjin? ¿Tienes ojos funcionales en tu cabeza?
Hyunjin alzó la vista, y volvió a mirar abajo a su bebida. Taehyung echó la cabeza hacia atrás y rio.
—Maldición, Jungkook, ¿le dijiste a tus hombres que cortarías sus penes si miraban a esa chica? Ni siquiera estás casado con ella.
—Ella es mía —aclaro Jungkook en voz baja, enviando un escalofrío por mi espalda con su voz, por no hablar de sus ojos. Miró a Taehyung, quien sacudió la cabeza.
—Durante los próximos tres años, estarás en Nueva York y ella estará aquí. No puedes mantener siempre un ojo en ella, o tienes la intención de amenazar a cada hombre en la Organización. No puedes cortarles a todos sus penes. Tal vez Manoban conoce a unos eunucos que pueden mantenerla vigilada.
—Haré lo que tenga que hacer Jungkook, removiendo la bebida en su vaso — Daesung, encuentra a los dos idiotas que se supone deben proteger a Lisa. —La forma en que mi nombre salió de su lengua me hizo temblar. Ni siquiera sabía que tenía dos guardias ahora. Hodong siempre me había protegido a mí y a mis hermanas.
Daesung se alejó inmediatamente y regresó diez minutos después con Hodong y Seungri, ambos ofendidos por haber sido convocados como perros por alguien de Nueva York. Padre estaba un paso por detrás de ellos.
—¿Qué significa esto? —Preguntó padre.
—Quiero tener unas palabras con los hombres que eligió para proteger lo que es mío.
Jennie resopló a mi lado, pero yo la pellizqué. Nadie podía saber que estábamos escuchando esta conversación. A padre le daría un ataque si revelábamos la posición de su puerta secreta.
—Son buenos soldados, ambos. Seungri es el primo de Lisa y Hodong ha trabajado para mí por casi dos décadas.
—Me gustaría decidir por mí mismo si confío en ellos dijo Jungkook.
Contuve la respiración. Eso era lo más cercano a un insulto que podría decir sin llegar a insultar a mi padre abiertamente. Los labios de padre se tensaron, pero dio una breve inclinación de cabeza. Permaneció en la habitación. Jungkook se acercó a Hodong—. Oí que eres bueno con el cuchillo.
—El mejor —intervino padre. Un músculo en la mandíbula de Jungkook tembló.
—No tan bueno como su hermano, según los rumores —dijo Hodong con un gesto hacia Taehyung, quien le dedicó una sonrisa de tiburón—. Pero mejor que cualquier otro hombre en nuestro territorio —admitió Hodong finalmente.
—¿Estás casado?
Hodong asintió.
—Por veintiún años.
—Eso es mucho tiempo —interrumpió Taehyung—. Lisa debe verse muy deliciosa en comparación con tu vieja esposa.
Ahogué un jadeo.
La mano de Hodong se retorció un centímetro hacia la funda alrededor de su cintura. Todo el mundo lo vio. Padre espectáculo como un halcón, pero no interfirió. Hodong se aclaró la garganta.
—Conozco a Lisa desde su nacimiento. Ella es una niña.
—No será una niña durante mucho más tiempo —contestó Jungkook.
—Siempre será una niña ante mis ojos. Y soy fiel a mi esposa. —Hodong miró con furia a Taehyung—. Si insultas a mi mujer de nuevo, le pediré a tu padre permiso para desafiarte en una pelea con cuchillos para defender su honor y te mataré.
Esto terminaría mal.
Taehyung inclinó la cabeza.
—Podrías intentar. —Mostró sus blancos dientes—. Pero no tendrías éxito.
Jungkook cruzó los brazos, luego dio una inclinación de cabeza.
—Creo que eres una buena opción, Hodong.
Hodong dio un paso atrás, pero mantuvo su mirada fija en Taehyung, que no le hizo caso.
Los ojos de Jungkook se enfocaron en Seungri y dejó caer la civilidad que había envuelto al monstruo en su interior hasta ese momento. Se movió tan cerca de Seungri que mi primo tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para devolverle la mirada. Seungri intentó mantener una expresión arrogante y segura de sí mismo, pero se veía como un cachorro Chihuahua tratando de impresionar a un tigre de Bengala. Jungkook y él bien podrían haber sido de dos especies diferentes.
—Él es de la familia. ¿Honestamente vas a acusarlo por tener interés en mi hija?
—Vi cómo veías a Lisa —dijoJungkook, sin apartar los ojos de Seungri ni un momento.
—Como un melocotón jugoso que quieres follarte —agregó Taehyung, disfrutando de esto mucho más de lo necesario.
Los ojos de Seungri se lanzaron hacia mi padre, en busca de ayuda.
—No lo niegues. Conozco el deseo cuando lo veo. Y tú quieres a Lisa —gruñó Jungkook. Seungri no lo negó—. Si descubro que la estás mirando así de nuevo. Si me entero que estás en una habitación a solas con ella. Si averiguo que tocas aunque sea su mano, te mataré.
Seungri se puso rojo.
—Tú no eres miembro de la Organización. Nadie te dirá nada incluso si la violo. Podría iniciarla para ti. —Dios, Seungri, cierra la boca. ¿No podía ver el asesinato en los ojos de Jungkook? —. Tal vez incluso lo filmaré para ti.
Antes de poder siquiera parpadear, Jungkook había tirado al suelo a Seungri y clavaba una rodilla en su columna vertebral, uno de los brazos de mi primo retorcido hacia atrás. Seungri luchó y maldijo, pero Jungkook lo contuvo rápido. Una de sus manos se apoderó de la muñeca de Seungri mientras alcanzaba debajo de su chaleco con la otra, sacando un cuchillo.
Mis piernas se volvieron débiles.
—Vete ahora —le dije a Jennie en un susurro. Ella no escuchó.
Aparta la mirada, Lisa.
Pero no podía. Padre seguramente detendría a Jungkook. Pero la expresión de padre era de disgusto a medida que observaba a Seungri. Los ojos de Jungkook buscaron la mirada de padre; Seungri no era su soldado. Este ni siquiera era su territorio. El honor exigía que obtuviera permiso del Consigliere, y cuando mi padre asintió, él bajó el cuchillo y cortó el meñique de Seungri. Los gritos resonaron en mis oídos a medida que mi visión se volvía negra. Mordí mi puño para sofocar el sonido. Jennie no lo hizo. Ella dejó escapar un chillido que podría haber despertado a los muertos antes de vomitar. Al menos, se había girado y apuntó lejos de mí. Su vómito se derramó por los escalones.
Detrás de las puertas, reinó el silencio. Nos habían escuchado. Agarré la parte superior de los brazos de Jennie cuando la puerta secreta se abrió de golpe, revelando el rostro furioso de padre. Detrás de él estaban de pie Daesung y Hyunjin, ambos con sus armas preparadas. Cuando nos vieron a Jennie ya mí, las devolvieron a sus fundas bajo sus chaquetas. Jennie no lloró. Pocas veces lo hacía, pero su rostro estaba pálido y se apoyaba pesadamente contra mí. Si no la hubiera sostenido, mis propias piernas se habrían desplomado. Pero tenía que ser fuerte por ella.
—Por supuesto—dijo padre entre dientes, frunciéndole el ceño a Jennie—. Debí haber sabido que eras tú causando problemas otra vez. —La apartó violentamente de mí y la lanzó dentro del salón, levantó la mano y la golpeó con fuerza en el rostro.
Di un paso en su dirección para protegerla y padre levantó su brazo de nuevo. Me preparé para el golpe, pero Jungkook atrapó la mano de mi padre con su mano izquierda. Su mano derecha todavía estaba agarrando el cuchillo que había usado para cortar el dedo de Seungri. El cuchillo y la mano de Jungkook estaban cubiertos de sangre. Mis ojos se ampliaron. Padre era el dueño de la casa, el dueño de todos nosotros. La intervención de Jungkook era un insulto contra el honor de mi padre.
Hodong sacó su cuchillo y padre puso la mano en su arma. Taehyung, Daesung y Hyunjin habían sacado sus propias armas. Seungri estaba acurrucado en el suelo, inclinado sobre su mano, sus quejidos siendo el único sonido en la habitación. ¿Había habido alguna vez un compromiso rojo?
—No era mi intención faltarle el respeto —aclaro Jungkook tranquilamente como si la guerra entre Nueva York y Chicago no estuviera en un punto de estallar—. Pero Lisa ya no es su responsabilidad. Perdió su derecho a castigarla cuando la hizo mi prometida. Ella es mía para lidiar ahora.
Padre bajó la mirada al anillo en mi dedo, y luego inclinó la cabeza. Jungkook soltó su muñeca, y los otros hombres en la habitación se relajaron ligeramente, pero no guardaron sus armas.
—Eso es cierto. —Dio un paso atrás e hizo un gesto hacia mí—. Entonces, ¿te gustaría el honor de hacerla entrar en razón?
La dura mirada de Jungkook se fijó en mí y dejé de respirar.
—Ella no me desobedeció.
Los labios de padre se estrecharon.
—Tienes razón. Pero como yo lo veo, Lisa estará viviendo bajo mi techo hasta la boda y ya que el honor me impide levantar la mano contra ella, tendré que encontrar otra manera de hacer que me obedezca. —Fulminó a Jennie con la mirada y la golpeó una segunda vez—. Por cada una de tus malas acciones, Lisa, tu hermana aceptará el castigo en tu lugar. Apreté los labios, con las lágrimas escociendo en mis ojos. No miré a Jungkook o a padre, no hasta que pudiera encontrar una manera de ocultar mi odio de ellos.
—Hodong, lleva a Jennie ya Lisa a sus habitaciones y asegúrate que se queden allí. —Hodong enfundó su cuchillo y nos hizo un gesto para que lo siguiéramos. Pasé junto a mi padre, arrastrando a Jennie conmigo, quien tenía la cabeza gacha. Se puso rígida cuando pasamos por encima de la sangre en el piso de madera y el dedo cortado yaciendo abandonado sobre este. Mis ojos se desviaron hacia Seungri quien estaba aferrándose a su herida para detener el sangrado. Sus manos, su camisa y sus pantalones estaban cubiertos de sangre. Jennie tuvo arcadas como si fuera a vomitar de nuevo.
—No —dije con firmeza—. Mírame.
Ella apartó los ojos de la sangre y se encontró con mi mirada. Había lágrimas en sus ojos y su labio inferior tenía un corte que estaba goteando sangre en su barbilla y camisón. Mi mano sobre la de ella se tensó. Estoy aquí para ti. Nuestras miradas encontradas parecieron ser su única ancla a medida que Hodong nos guiaba fuera de la habitación.
—Mujeres —dijo mi padre en tono de burla—. Ni siquiera pueden soportar ver un poco de sangre. —Prácticamente podía sentir la mirada de Jungkook perforando mi espalda antes de que la puerta se cerrara. Jennie se limpió el labio sangrando mientras nos apresurábamos detrás de Hodong a través del pasillo y por las escaleras.
—Lo odio —murmuró—. Los odio a todos.
—Shh. —No quería que hable así delante de Hodong. Él se preocupaba por nosotras, pero era el soldado de mi padre de los pies a la cabeza. Me detuvo cuando quise seguir a Jennie a su habitación. No quería que estuviera sola esta noche. Y tampoco quería estar sola.
—Escuchaste lo que dijo tu padre.
Miré a Hodong.
—Necesito ayudar a Jennie con su labio.
Hodong sacudió la cabeza.
—No es nada. Ustedes dos juntas en una habitación siempre traen problemas. ¿Crees que es sabio irritar a tu padre más esta noche? —Hodong cerró la puerta de Jennie y suavemente me empujó en dirección a mi habitación contigua a la suya.
Di un paso dentro, luego me giré hacia él.
—Una habitación llena de hombres adultos observando a un hombre golpear a una chica indefensa, ese es el famoso valor de los hombres de la mafia.
—Tu futuro esposo detuvo a tu padre.
—De golpearme a mí, no a Jennie.
Hodong sonrió como si fuera una niña estúpida.
—Jungkook podría gobernar Nueva York, pero esto es Chicago y tu padre es el Consigliere.
—Admiras a Jungkook —dije con incredulidad—. Lo viste cortar el dedo de Seungri y lo admiras.
—Tu primo tiene suerte que El Tenazas no le cortó otra cosa. Jungkook hizo lo que todo hombre habría hecho.
Tal vez todo hombre en nuestro mundo.
Hodong palmeó mi cabeza como si fuera un gatito adorable.
—Ve a dormir.
—¿Vigilarás mi puerta toda la noche para asegurarte que no me escape de nuevo? —Pregunté desafiante.
—Mejor te acostumbras a ello. Ahora que Jungkook ha puesto un anillo en tu dedo, se asegurará que siempre estés vigilada.
Cerré la puerta de golpe. Vigilada. Incluso desde lejos Jungkook estaría controlando mi vida. Había pensado que mi vida seguiría como solía ser hasta la boda, pero, ¿cómo podría serlo cuando todo el mundo sabía lo que el anillo en mi dedo significaba? El meñique de Seungri era una señal, una advertencia. Jungkook había hecho su reclamo sobre mí y lo haría cumplir a sangre fría.
No apagué las luces esa noche, preocupada de que la oscuridad traiga de regreso imágenes de sangre y extremidades cortadas. De todos modos vinieron.
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| UN GRAN DESASTRE (Y OTRAS AVENTURAS) | 7 |
• SINOPSIS: “¿Qué pasaría si después de una cita caliente con tu famoso no-novio comienzas a esconderte, evitándolo e ignorando sus mensajes debido a la vergüenza? Chin Sun es una mujer joven llena de sueños, que ha estado trabajando en Big Hit Entertainment por un año. En su corazón, ella desea viajar por el mundo gracias a su fotografía. Sin embargo, el camino por el que transita podría tener un destino diferente. Un desastre tras otro, una aventura tras otra…¿Podrá ella lograr sus sueños? Tendrás que leer para averiguarlo”.
• ADVERTENCIAS: Ninguna.
• PALABRAS: 1662.
El día del viaje me encontraba muy nerviosa. Con toda la emoción acerca de viajar a Tokio, olvidé que iba tener que seguir a los chicos a todos los lados con la cámara. Eso significaba que iba a tener que estar con Namjoon casi la totalidad del viaje.
-¿Estás bien? - Me preguntó Gi Hae. Habíamos podido hablar de todo el tema del embarazo y de Namjoon, el día lunes por la tarde luego de que tuvimos todo listo para el viaje.
-Estoy bien, es que- Él está justo ahí y se supone que empiece con el tema de las fotos y en realidad no quiero.
-Un pequeño precio a pagar por la oportunidad de visitar Tokio ¿No crees? Además, empaqué una prueba de emb-
-Shhhh ¡Gi Hae! - exclamé asustada. Lo cual fue incluso peor, porque al escuchar mi voz algunas personas se giraron a mirarnos - No hablemos de eso ¿Ya? Ya te lo dije, no quiero saber. Estoy bien con seguir pretendiendo que nada más está pasando. Al menos por ahora.
-Chin Sun - suspiró mi amiga, cansada de tratar de hacerme entrar en razón - Las cosas no funcionan de esa manera, si tú estás, ya sabes- Entonces él tiene todo el derecho a saberlo.
-Sé eso, por supuesto que lo sé - esta vez fue mi turno de suspirar - Es que, no puedo hacerlo una realidad Gi Hae. Si es verdad, si esto realmente está sucediendo significa que yo podría arruinar su carrera, incluso la del grupo. Y me rehúso a aceptar esa posibilidad.
-Bueno. Pero déjame decirte una última cosa - Yo solo la escuché. No había ninguna razón para seguir alargando el tema - Vamos a estar unos sobre otros en este viaje, pasando mucho tiempo juntos y literalmente corriendo para lograr completar todo lo que está agendado. Así que te apuesto que, para cuando sea el momento de regresar a Corea, ustedes dos ya van a tener una respuesta concreta a su problema en particular.
-Espero que estés equivocada, porque esa sí que sería una conversación incómoda.
Y con esas últimas palabras, abordamos el avión y mi trabajo comenzó. Por supuesto, me dirigí de inmediato a fotografiar a mi miembro del grupo favorito: Jimin.
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-Necesito que te veas como si lo estuvieras pasando bien - Dije por segunda vez, mientras él aún trataba de acomodarse en su asiento en el avión.
-¡Pero, lo estoy pasando bien! - exclamó él - ¡Eres tú la que no logra capturar eso!
-Jimin, soy la fotógrafa ¡No te estoy diciendo ninguna mentira!
Jungkook y Taehyung se rieron de él, haciendo que Jimin se quejara y se diera vuelta a mirarlos, lo cual hizo mi trabajo más fácil
-Ahí está bien, muchas gracias. Igual de guapo que siempre - le mostré las fotos, pero él solo sonrío y me ofreció un corazón con sus dedos. Le sonreí de vuelta, a la vez que le daba un apretón a su brazo.
-Estoy muy feliz de que por fin estés realizando tu trabajo soñado - comentó Jungkook mientras revisaba las fotos de Jimin.
-Gracias Jungkookie, ¿Quieres ser el siguiente?
-Me estaba preguntando si yo podía ser el siguiente - dijo una voz que yo era capaz de reconocer muy bien.
Namjoon estaba de pie detrás de mí, mirándome con ojos suplicantes.
-Oh. Estaba pensando en comenzar con los más jóvenes primero. Digo, para dejarlos descansar de inmediato.
Antes de que Namjoon pudiera decir algo, Jimin intervino:
-Sí, ¡Chin Sun qué gran idea! Jungkookie ha estado muy cansado últimamente, toma sus fotos primero.
-Yo creo - Jungkook empezó a responder, pero tras mirarnos a ambos y sin saber cuál sería la respuesta adecuada, prefirió guardar silencio.
-Si no te importa, comenzaré con él primero .
-Sí, está bien.
Para cuando terminé con Jungkook y Taehyung, Namjoon estaba durmiendo. Lo cual me permitió hacer mi trabajo, sin tener que hablar con él en absoluto.
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Una vez instalados en el hotel en Japón, los seguí un poco más, pero pronto fue la hora de la cena. Así que nos tocó ir a asearnos para poder comer.
Namjoon trató de sentarse junto a mí, pero Jimin logró ubicarse entre nosotros.
-Gracias, mereces el cielo Jimin - le susurré, esperando que nadie pudiera oírme.
-No te preocupes, aunque me gustaría no tener que hacer este tipo de cosas - respondió, sonriendo de forma triste.
Asentí y seguí comiendo.
-Chin Sun - Namjoon trató de establecer una conversación conmigo en varias ocasiones. Pero Jimin or Gi Hae siempre lograban interrumpirlo o distraerlo, hasta que eventualmente dejó de intentarlo.
Cada segundo que pasaba me estaba haciendo sentir culpable y avergonzada. Esta no era manera de tratar a Namjoon, él no se merecía nada de ello. Las palabras que Gi Hae me había dicho antes estaban empezando a pesar en mi consciencia y me encontraba peligrosamente cerca de decirle todo a Namjoon. Lo único que me detenía, era el pensar acerca de los rumores y la reacción que él podría tener que enfrentar por parte de sus fans.
-¿Quieres ir a ver la ciudad después de esto? - me preguntó Jimin cuando estábamos a punto de terminar de cenar.
-¿De verdad? ¿No nos tenemos que levantar temprano mañana?
-¿Crees que tendrás otra oportunidad? - dijo sonriendo de forma cómplice. Yo sabía que él tenía razón. A partir de mañana por la mañana, iba a empezar a seguirlos a todos lados. No había momento como el presente.
-Bueno - asentí muy contenta - Veámonos en el lobby a las 9. Voy a subir a buscar mi cartera y mi cámara.
-Seguro - dijo con una sonrisa, mientras revisaba algo en su teléfono.
A las 9 en punto, Jimin y yo nos encontramos saliendo de los ascensores y caminamos rápidamente hacia la puerta principal.
-¿Seguro que podemos salir? - Le pregunté como por cuarta vez.
-Sí - respondió, algo cansado - Le dejé saber a nuestro mánager a dónde íbamos.
-Ya.
-Es solo una vuelta alrededor del vecindario. Está oscuro, todo estará buen - Jimin dejó escapar una risa, claramente sin preocupación alguna.
-Si tú lo dices - Estaba tratando de ajustar el lente de la cámara, a la vez que miraba a mi alrededor, tratando de no perderme nada de lo que sucedía en la calle.
-Esto es asombroso - dije - Tanto color, el ruido, todo organizado... Hasta el más pequeño detalle-
-No sé por qué piensas que es diferente de Seúl - se burló Jimin - Hasta ahora, esta podría ser una calle cualquiera de Gangnam.
-¡No! La vibra es diferente, si cierro mis ojos, sé que esto no es Corea del Sur.
-Por supuesto que puedes. Sabes que estás en otro país, viajaste en avión ¿Cómo podrías no saberlo?
-¡Jimin! - exclamé, pero me empecé a reír. El argumento era tan tonto que no podía hacer nada más.
Jimin comenzó a reírse también, pero seguimos caminando sin prestar mucha atención de a dónde íbamos. Me dediqué a tomarle fotos a él, además de sacarnos fotos los dos.
-Déjame sacarte una a ti ahora - me dijo - Aquí, mira que lindo se ve el fondo.
Seguimos caminando y riendo, hasta que Jimin no pudo aguantarse más.
-Así que, hyung-
-Jimin
-Noona
-No quiero hablar de eso - afirmé
-Ya lo sé, pero te vi hablando con Gi Hae noona en voz baja y sé que a ella sí le contaste - su voz sonaba ligeramente herida.
-No sabes eso - respondí sin convicción alguna.
-Es solo que, me enoja que confíes más en ella. De todas las personas, merezco saberlo. Sé que yo puedo entender qué pasa.
-Eso es solo entre Namjoon y yo - Ya no podía mantenerlo lejos del tema, no solo estaba hiriendo a Namjoon, ahora también a Jimin. Él quería saber qué pasaba con tanta intensidad, podía ver lo preocupado que estaba.
-Y Gi Hae noona, aparentemente.
-No seas así Jiminie - traté de reír, mientras enlazaba mi brazo con el suyo - Volvamos, ya es tarde.
-Solo quieres cambiar el tema - dijo, aún sentido.
-¡Por supuesto que no! - Pero sí que estaba haciéndolo - Ahora, ¿por dónde hay que ir? - me pregunté, mientras miraba la calle. Lucía exactamente igual a todas las que habíamos recorrido.
-No sé - Jimin también estaba mirando la calle y lucía más perdido que yo.
-¿Qué quiere decir con que "no sabes"? ¡Cómo puedes no saber! - Mi corazón empezó a latir realmente rápido y mis manos se empezaron a poner sudorosas - Jimin, nunca miré por dónde íbamos caminando ¿Tú lo hiciste?
-No - respondió él, aún mirando la calle y las tiendas - Déjame revisar mi teléfono. Llamaré a alguien del equipo para que nos manden su ubicación.
-¡Sí! ¡Qué buena idea! Eres tan inteligente Jimin, llamaré a Gi Hae por si acaso - Casi grito. Empecé a buscar en mis bolsillos, en mi cartera... Pero, no podía encontrar mi teléfono en ninguna parte.
-No, no, no - murmuré desesperada - Creo que dejé el mío en la habitación cuando fui a buscar la cámara.
-No te preocupes. Le estoy escribiendo a hyung - Me sonrío, todo seguro de sí mismo. Lucía calmado y relajado, lo cual solo lograba que yo me pusiera más y más frenética.
-¿Lo ves? Ya lo envié, problema resuelt- ¡No, no, no, no! - Jimin gritó de forma repentina, haciéndome saltar en consecuencia.
-¿Qué pasó? ¿QUÉ? ¿Es la señal?
-Es la batería
-¿Qué? - No podía entenderlo. ¿Había mandado el mensaje o no?
-Mandé el mensaje pero... Mi teléfono se apagó y no alcancé a tener una respuesta - Jimin no me estaba mirando a mí, estaba mirando su teléfono como si estuviera a punto de destrozarlo contra el suelo.
-Bueno - Esa fue la única palabra que podía decir. Yo tampoco podía dejar de mirar su teléfono - Pero, ¿Qué hacemos ahora?
| masterlist |
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━ 01.01 | Lost in Heaven (bts;au)
『 Acto I 』
La voz salía con cierta dificultad a través de su garganta. Dolía, poco a poco se sentía como ésta quemaba desde lo más profundo de su interior. Cada palabra rasgaba sus fauces, era como si aquel chico se estuviera dejando la vida en ello. Un par de transeúntes pasaron a su lado y quedando fascinados con el sonido de su guitarra acústica frenaron el paso para poder oír completa aquella canción; Poco a poco el público se congregó formando un pequeño pero cautivado medio círculo y, aunque Jungkook permanecía con los ojos cerrados, podía sentir como los corazones de toda esa gente latían al ritmo de su música. Se sentía… ¡tan vivo!
Una curva surcó sus labios al concluir la melodía y terminando aquella canción acapella con una dulce armonía, el aplauso no se hizo esperar. Pero un momento, aquella fracción de segundos en los que el tiempo había parado para todos ellos en medio de una ciudad que no se detiene por nadie, fue todo lo que necesitó el muchacho para saber que lo que hacía valía al cien por ciento la pena, que no importaban las horas que debía pasar en la calle, no importaban las peleas con sus padres, ya no venían a cuenta los reproches de su novio. Nada, absolutamente nada de ello conseguía tomar tanto peso como el aplauso y la mirada de quienes oían sus canciones, la emoción que creaba en su pecho.
Kook tomó el estuche de su guitarra recogiendo las monedas y billetes que había logrado ganar y con el alma llena, se dispuso a regresar a casa.
Ya las luces del río Cheonggyecheon marcaban el camino mientras el tumulto ensordecedor se amontonaba para ir a los bares de oficina. Las risas de los jóvenes y la música fuertísima saliendo de algún auto deportivo que intentaba llamar la atención distrajeron a Jeon mientras buscaba su tarjeta para el tren, mas cuando bajó la mirada hasta su bolso, inevitable fue detenerse ante aquella escena.
— Que tipo más raro ¡Venga, entrégame todo! — Un empujón y ese chico de ondulado y brillante cabello cayó de espalda al suelo — ¡Quita esa cara de idiota y dame tu dinero! — Un grupo de hombres que claramente doblaban en tamaño al rubio lo rodearon. En un parpadeo quedó totalmente indefenso ante los golpes que comenzaron a propinarle entre todos y, lo que podría haber acabado en una masacre, se detuvo tras el grito de un impulsivo Jungkook.
— ¡HEY! — El más frío de los silencios se adueñó de la escena. De pronto había dejado su papel como espectador e inesperadamente, se convirtió en protagonista. Toda la atención se concentró en su próximo movimiento — Yo… — Dudó, con el alma saliéndose de su cuerpo y, cuando parecía que ésta lograría abandonarle, espetó — ¡Lla-... llamaré a l-... la policía! — Su voz tembló como nunca, estaba tan asustado como era humanamente posible. Su pecho era una bola de nervios y sin embargo sacó fuerzas de quién sabe dónde. Cerró ambos puños a un lado de su cuerpo parándose firme ante los matones y, poniendo la expresión más fiera posible, increpó al grupo en el afán de defender al pobre muchacho.
De pronto, una risita copó la escena convirtiéndose en carcajada más rápido de lo esperado. Sí, se estaban muriendo de risa, burlándose de él y es que ¿qué iba a hacer contra cinco? Quien parecía el líder del grupete se bufó y dejando salir un escupitajo contra los borcegos del valiente castaño, pasó totalmente de él regresando la vista hasta el desvalido que tenía a los pies. Los otros cuatro no se veían tan seguros como su jefe, mas haciendo caso omiso a su evidente cobardía, acortaron distancia con Jungkook de forma amenazadora — Jefecito… — Musitó uno de ellos como esperando la orden del más gordo que, con una seña, logró que pronto acataran la que ahora era su nueva tarea.
— ¿Q-qué… qué hacen? Le-... les dije que… ¡En serio llamaré a la policía! Te-... ¡Tengo un amigo allí! — De pronto la mirada de los cuatro orangutanes se encontraron entre sí. Jungkook supo que era ahora o nunca. Sin dudarlo sacó su teléfono celular y, abriendo la tapa del mismo, levantó el aparato mostrándoles que marcaría a emergencias — ¡Ajá! Ahora nos entendemos —Afirmó con más seguridad el músico. Inconscientemente empujó su lengua contra una de sus mejillas y es que, sentir que por un segundo llevaba las de ganar, que tenía control sobre aquella catastrófica situación, lo hacía verse victorioso, pero…
— No, no ¡Por favor, no! ¡Agh! — De pronto, el grito ahogado de dolor de aquel joven lo bajó de un hondazo, regresándolo a la realidad.
¿Qué le habían hecho? ¿Qué estaba pasando? La pared de gigantones no le permitía ver y aún así, sabía que si no actuaba rápido, ese completo desconocido iba a terminar mal.
“Rápido, Jungkook, rápido. Piensa” Se apresuró mentalmente.
Odiaba tener que hacer esto pero, no veía otra salida. Y sí, sabía que él lo regañaría luego si se enteraba pero ¿qué más daba en ese momento? Tomó aire y con todas sus fuerzas vociferó — ¡PARK! ¡PARK JIMIN, LLAMARÉ AL DETECTIVE PARK! — Sentía que iba a darle un maldito ataque, mas el accionar de los delincuentes logró llevar calma a su corazón.
Quien estaba a cargo empujó a sus compañeros para hacerse paso y llegando en un plis hasta Jeon, levantó su navaja muy cerca de su rostro mostrando como ahora permanecía manchada con sangre del extraño que yacía entre sollozos.
— Tú… — Farfulló entre dientes — No olvidaré tu rostro — Esbozando una peligrosa sonrisa torcida — Cuida bien de tu perro policía, o la próxima no tendrás con qué protegerte, bebé — Descaradamente le lanzó un beso en el aire y tras darle un fuerte empujón, salió corriendo con sus colegas por detrás. Todo había sucedido tan repentinamente que, en ese instante, podía sentir como si su cabeza diera mil vueltas ¿Acababa de deshacerse de una pandilla de maleantes él sólo y… ¡Había salido ileso!? Al parecer, sí.
Observó su teléfono, aún lo sostenía con fuerza mientras su brazo temblaba como gelatina. Espantado era poco pero, el cómo se sintiese entonces no importaba.
— ¡El chico! — Se dijo recordando al pobre que ahora intentaba ponerse de pié para ¿acercarse hasta él? — ¿¡Pero qué-...!? No, no ¡quieto ahí! — Espetó con desesperación, moviéndose hasta el extraño y sosteniendo parte del peso de su cuerpo sobre su hombro libre — ¿Qué te han hecho? Dime ¿te robaron algo de valor? ¿Estás bien? Venga, te llevo a un hospit-... — Un reflejo sobre aquellos ojos, la luz de algún cartel que aleatoriamente había dado con ellos y decidido iluminar el rostro ajeno, ese detalle tan bobo pero tan oportuno conseguía acallar todas sus preocupaciones e interrogantes y perdido en la cristalina mirada, su mundo volvió a frenarse como si lo que los rodease entonces, simplemente ya no estuviese allí.
Su corazón se sintió tan… pequeño. El aire se tornó dulce y aunque el ruido de la ciudad seguía allí, en ese segundo en donde sus ojos se cruzaron con los del otro, el silencio reinó.
La sonrisa del rubio fue lo último que alcanzó a ver antes de que éste se desmayara en sus brazos — ¿Qué… ? ¡Oh por Dios! — Jungkook miró a los lados buscando ayuda, sin saber qué se suponía que debía de hacer con ese chico a cuestas ¿Por qué todas las cosas más raras le pasaban a él? — ¡Aahh~! — Suspiró haciendo fuerza para que el otro no se le cayese y caminando torpemente hasta una de las bancas junto a la entrada de la estación de trenes, hizo el llamado que antes sí había podido evitar.
☎︎ Jungkook ∹ Hey… ☎︎ Jimin ∹ Eres tú ¿Qué pasa? ☎︎ Jungkook ∹ Escucha, sé que estás enfadado y entiendo que debemos resolver esto pero ¿será que me des una mano con un, uhm… pequeño problemita? ☎︎ Jimin ∹ ¿Problemita? Kook ¿otra vez te arrestaron por tocar en la pasarela de Cheong-...? ☎︎ Jungkook ∹ ¡Que no! Por favor, Minnie, necesito tu ayuda ¿puedes venir? Estoy en la línea uno del metro. ☎︎ Jimin ∹ Claro. Voy para allá pero ¡me debes una, eh! ☎︎ Jungkook ∹ Gracias, bebé ¡Ehm, digo... Minnie! ☎︎ Jimin ∹ Como sea. Voy para allá.
C o n t i n u a r á . . .
{ღ} Accede al índice.
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⊰ As I do ⊱
❥ hay que juntarse con esa gente que te hace sentir que la belleza no tiene nada que ver con el aspecto físico.
「pareja」 ⇢ namjoon ⇿ lectora
「género」 ⇢ friends to lovers | smut, fluff, angst
「words」 ⇢ 1,8k
「warnings」 ⇢ ass kink xd, inseguridades y mención de alcohol.
Suspiraste por enésima vez viendo tu reflejo en el espejo, la imagen se te hacía borrosa por las lágrimas que tratabas, tontamente, de retener. Tu cuerpo, para ti, no tenía ni una pizca de bonito.
Sí, tenías trasero grande, pero estaba lleno de estrías; sí, también tenías senos grandes, pero también tenías una que otra estría. Y eso era disgustante, y tu ex novio se había encargado de dejártelo demasiado claro.
¿Podrías, algún día, encontrar a un hombre que te amara con todas tus imperfecciones y se excitara con tu cuerpo?, lo dudabas demasiado.
Avergonzada de ti misma, buscaste rápidamente una toalla y te envolviste en ella, odiando al espejo, a ti y a la vida misma por no haberte dado el cuerpo perfecto.
Pero el cuerpo perfecto no existía, y la persona que te observaba desde la puerta lo sabía.
Por más que quisieras quedarte hecha bolita y esconderte de la sociedad, no podías. Lamentablemente no podías cancelar la salida con tus amigos porque además de insistir querrían saber la razón, la cual no estabas lista para sacar a la luz.
Por suerte no era una salida tan especial y esa noche hacía frío, la excusa perfecta para vestir el suéter más holgado de tu armario y un abrigo encima. Soltaste tu cabello y decidiste no peinarlo, uno, porque no se te daba la gana y dos, porque tu cansancio emocional no te dejaba, buenas excusas.
Solo pusiste en tus labios un poco de brillo y arreglaste tus cejas, omitiste observarte una vez más en el espejo por el asco que te causaba, porque te recordaba que sin importar cuanto te arreglaras tus imperfecciones iban a estar hasta que murieras.
Namjoon te esperaba fingiendo concentración en su teléfono, tratando de parecer que no había corrido para que no lo atraparas espiándote.
Le sonreíste y ambos salieron de tu hogar, quedaron de que él pasaría por ti, a ellos no les gustaba que anduvieras por ahí tan tarde, te cuidaban demasiado.
Hobi te recibió con los brazos abiertos al igual que todos menos Yoongi, quien te saludo con un movimiento de cabeza pero tú corriste a abrazarlo, por más que tratara de ocultarlo él de verdad era un debilucho sentimental contigo.
Hizo que te sentaras entre él y Jimin, la mesa estaba llena de comida y el soju comenzaba a llegar por pedido de los chicos, comiste un poco antes de comenzar con el alcohol, solía darte náuseas si comías mientras tomabas.
“Yoongi hyung se estaba impacientando porque no llegaban,” comentó Jungkook molestando al mayor y observaste como Namjoon se removía incómodo.
“Yo sé que me amas, Yoonie, no hay porqué ocultarlo,” el susodicho rodó los ojos y metió pan en tu boca mientras hablabas, provocando que casi mueras y escupas un pulmón.
Por supuesto que todos se rieron en lugar de ayudarte.
“Podría morir aquí mismo, ahogada, y ustedes no me ayudan, ingratos,” te quejaste.
La noche siguió su curso y con ello la borrachera de todos, tú estabas lo suficientemente tomada como para que tu desconformidad con tu cuerpo saliera a flote, silenciosamente, pero saliendo a fin de cuentas.
Mirabas atentamente como la maknae line se comía con la mirada a una muchacha de lindo cuerpo, y te preguntaste entonces, ¿habrá alguna persona que te mire así sin sentir vergüenza ajena?
Namjoon te observaba por lo bajo, su corazón se estrujó cuando un puchero se formó en tus labios y tus ojos se volvieron acuosos. Supo que esa era su señal para llevarte a casa, por lo que se puso de pie y tomo tus cosas, te ayudó a levantarte y que recargaras tu peso en él.
“Tengo que llevarla a casa, me dijo que mañana tiene que ir a trabajar temprano,” mintió.
Cuando llegaron y todo estuvo en orden, te cargó como princesa hasta tu habitación, te quejaste porque eras muy pesada para él y solo lograste que te ignorara y afianzara su agarre.
Quitó tu calzado y lo dejo a un lado de la cama, tu abrigo fue a parar al pequeño sofá que tenías ahí, donde minutos después él se sentó, cerrando sus ojos buscando descansar.
“¿Por qué estás aquí en lugar de divertirte con una de esas lindas chicas,” preguntaste, observando lo lindo que se veía ahí, haciendo nada.
“Porque sí,” respondió simple.
“Namjoon, ¿te parezco atractiva?,” volviste a preguntar nerviosa pero a la vez curiosa, “es decir, ¿te gusto físicamente?”
“¿Por qué no?,” preguntó ahora él, levemente desconcertado.
No sabías exactamente qué fue lo que hizo que te pusieras en pie y te desvistieras ahí mismo, con Namjoon viéndote embobado y sorprendido a la vez. Cerraste tus ojos para no ver su cara de desilusión cuando descubriera todo lo que tu ropa ocultaba, todo lo que odiabas y lo que seguramente te haría alejarte de él y de los chicos por la vergüenza.
Lo único que cubría tu cuerpo era tu braga, y el pobre chico sentía que su erección comenzaba a crecer mientras más observaba tu cuerpo, aparte de tener buenas proporciones de todo, era TÚ cuerpo.
Se acercó un poco más, con ganas de besar cada lunar, cada maldito lugar de ese magnífico y hermoso cuerpo.
“¿No te da asco?,” murmuraste sin poder enfrentarlo, “¿no te da asco ver este cuerpo lleno de imperfecciones y defectos?”
Entonces observaste cómo su camiseta caía en frente tuyo, y así pasó con todas sus prendas, sí, incluyendo su bóxer.
“¿Te doy asco yo?,” te dijo con reproche, fue cuando lo observaste detenidamente, pero que maldito descarado era ese hombre. ¿Cómo se atrevía a comparar su cuerpo de Dios con el tuyo? ¡Él era ilegal!
“Me parece que te estás burlando de mí,” te quejaste como una niña de seis años lo haría, y él solo te mostró sus hermosos hoyuelos.
¡Oh, que alguien llamara a los bomberos!, porque con cada mirada que le dabas a su cuerpo más caliente te sentías.
Olvidaste por completo el fin de todo ese acto cuando tomó tus caderas y te pegó a él, logrando que tus senos golpetearan su fornido pecho y te sonrió coquetamente.
“A mí me parece que tú estás jugando mal aquí, yo estoy completamente desnudo, y tú en bragas,” bajó sus manos hasta tu trasero, masajeándolo con una fascinación impresionante, “¿me dejas buscar entre tus piernas alguna imperfección?, porque hasta ahora no logro encontrar una.”
Sin esperar una respuesta de tu parte, hizo que te sentaras en la cama, con delicadeza, como temiendo que lo apartaras, bajó tu ropa interior arrodillándose y lanzándola por la habitación. Apoyó tus piernas en sus hombros y atrajo tu feminidad a su cara, lamió sus labios hambrientos porque solo él sabía cuántas veces había soñado tenerte de esa manera.
Se hundió sin pausar, contrajiste tu estómago gimiendo sofocada apretando las sábanas, él de verdad estaba disfrutando tenerte a su merced y rogando por más.
Desde la primera probada se encontró a él mismo desesperado por más, sentía como su paladar aceptaba gustoso tu líquido y aunque su lengua se comenzaba a cansar no podía detenerse, esa necesidad nunca la había sentido porque nunca había deseado a una mujer tan carnalmente.
Tú cuerpo comenzó a temblar por el fuerte y glorioso orgasmo que estabas alcanzando, pero él se detuvo ignorando las protestas de su subconsciente y también las tuyas.
Ibas a seguir, pero al ver su entrepierna recordaste que él necesitaba de tu atención, te acercaste a él y frotaste su miembro lista para llevarlo a tu boca, antes de que esto pasara ya te tenía volteada obligándote a ponerte en cuatro.
“No sabes lo tentador que se me hace pensar en lo delicioso que sería verte atragantarte con mi polla pero,” pausó y con sus dedos acarició tu clítoris llenando su mano de tus fluidos y así lubricar su hinchado miembro, “esta noche quiero que te corras con mi polla hasta el fondo, princesa.”
Casi desgarras las sabanas cuando se hundió en ti, era grande y tocaba exquisitamente tu punto, si seguía así dudabas que durarías hasta que él llegara, pero él, a pesar de que no había sido estimulado, estaba tan hinchado que con solo verte tendida podría correrse a chorros.
Sus penetraciones eran firmes y duras, sentía que no tenía control sobre él, por más que quisiera aminorar su fuerza resultaba imposible con tus paredes recibiéndolo de esa manera. Te sostenía de las caderas, y recordó cómo mirabas tu reflejo con asco por tus estrías, algo se encendía en él que lo hizo abofetear tus nalgas fuertemente y aquello lejos de doler hizo que gimieras por las cosquillas que comenzaban a crecer en tu vientre.
“¿Por esto es que te menosprecias tanto?,” a este punto, Namjoon parecía una bestia, “voy a follarte tan duro que hasta donde estamos vas a olvidar.”
Y no bromeaba, jamás en tu vida sexual te habías sentido tan agobiada, tus piernas comenzaban a fallar pero aun así te apoyaste en una mano y con la otra te encargaste de acariciar desesperadamente tu clítoris. Sentías que te ibas a desmayar ahí mismo, era demasiado para ti.
“Namjoon...” sollozaste cuando no pudiste sostenerte de por tu cuenta.
Él sintió cómo un líquido tibio salió a chorros de ti con cada embestida empapando las sábanas y lejos de parar, enredó sus dos brazos en tu cintura alzándote un poco aumentando la velocidad logrando que más saliera de ti y que él perdiera la poca cordura que le quedaba.
Habías tenido el primer y más intenso squirt en tu vida.
Gruñó dejándote tranquila cuando su semen se mezcló con tus fluidos, sonrió desganado observándote intentando regular tu respiración y que el temblor de tu cuerpo parara. Se recostó a tu lado atrayéndote a su pecho agitado, y ahí estaba la respuesta a tus dos preguntas.
Sonrojada lo miraste, te regreso la mirada acercando tu rostro al suyo compartiendo el primero beso de muchos, y así dio inicio a una tierna sesión de besos.
“¿Crees que si tenemos una segunda ronda vuelvas a tener ese orgasmo intenso?,” te preguntó emocionado y energético, ese hombre no se cansaba de ti al parecer.
“Seguro que sí, cariño,” sonreíste.
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Imagina Con Jeon Jungkook
4* ELLOS SON MIS MEJORES AMIGOS
Habíamos llegado a un edificio más alto que el mío mire algo sorprendida, Jungkook me dijo que aquí es donde vive con seis chicos, por un segundo pensé que era parte de una fraternidad pero me dijo que estando ahí me explicaría todo.
Al entrar al edificio subimos por el ascensor y esperar que nos dejara al destino designado, salí de este para caminar hasta su puerta pero antes de abrir me mira.
Lo mire confundida.
-Pasa algo Jungkook que tienes – me acerque más a el-
-No pero como te mencione antes no vivo solo –asentí para hacerle comprender que lo entendía –
-Eso ya me lo dijiste ¿porque actúas de esa forma? – lo mire curiosa –
-Bueno no importa ven espero que te agraden
-Yo espero lo mismo
Al entrar mi cuerpo fue digamos que nuevamente lastimado ya que mi cabeza, dio con el piso ya que perdí por un momento el conocimiento que manera de conocerlos, escuche que alguien discutía no sé muy bien que ocurría cuando, mi cuerpo fue levantado para luego sentir algo contra mi espalda y comprendí que me hallaba en el sofá.
Mi cabeza dolía fuertemente cuando mis ojos comenzaron abrir topándome, con un chico de piel pálida y cabello cobrizo muy lindo para serles sincera.
-¿Hola? –hablo- queremos disculparnos por lo sucedido
Mis ojos se cerraron debido al dolor de cabeza que sentía, pero volví abrirlos cuando, alguien me tomo por los hombros para sentarme y observe que estaba rodeada de seis hombres, muy guapos déjeme decirles pero mis ojos se fueron a Jungkook quien me miraba preocupado
-¿Estas bien ___? –sonreí para que entendiera que si-
-A diferencia de cómo te conocí– admití ya que gracias aquel día fue como lo conocí- pero si estoy bien tranquilo
-Hola, de todos nosotros queremos que nos perdones- ellos me hicieron una reverencia yo hice lo mismo pero, termine riéndome de lo que acabo de pasar.
Ellos me miraban confundidos por como reaccionaba, pero se fijaron que mi risa es contagiosa, ya que todos comenzaron a reírse también.
-Nos presentamos Hola me llamo Kim Nam-joon pero me puedes decir RM o Namjoon – sonreí-
-Yo soy Seok-jin pero dime Jin –hizo un reverencia yo igual
Y así fue como conocí a los amigos de Jungkook me senté con el mientras los demás hacían la comida o eso fue lo que escuche.
-¿Qué te pasa? –lo mire un segundo pero su mirada no dejaba de ver mis labios, y yo tampoco dejaba de ver los suyos cuando lo veo acercarse lentamente pero en eso llega Jimin haciendo que nos separáramos-
-Perdón pero Jin dijo que la comida ya está lista que pueden sentarse – hizo una reverencia se la devolví –
-Gracias, ahora iremos Jimin– respondí mirando a Jungkook quien tenía su cara agachada, Jimin se retiró-
Lo veo miro y me atrevo a tomar lo para que me mirara cuando, soy atraída por sus brazos con mi corazón acelerado, mis ojos no dejaban de ver lo que Jungkook estaba por hacer.
-¿Q-qué haces?- nuestros labios se rozaban sintiendo aquel cosquilleo en mi estómago- Jung......
No había podido terminar de hablar cuando sus labios atrapaban los míos en un dulce beso, todo mi cuerpo se estremecía, al sentir su calor una sonrisa aparece en su rostros después de separarnos.
Mi corazón el corazón acelerado y procesando aquel beso que Jungkook acaba de dar cuando, me doy cuenta que Jeon Jungkook me gusta más de lo que yo creía.
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BTS REACCIONA A: Te disparan delante de ellos – MAKNAE LINE
Pedido de este «BTS REACCIONA A» aquí...
ADVERTENCIA: Os recomendamos leer de qué trata el pedido, para que os pongáis en situación. Hay mención de muerte, violencia, sangre, insultos…🙊 Pero don’t worry, no es tanto como parece.
Lee la HYUNG LINE aquí...
PARK JIMIN
“¿Quieres otro?” –preguntó tu amiga, terminando el último trago de su vaso de whisky y haciendo inmediatamente una señal con la mano para que el camarero acudiese por tercera vez en la noche frente a vosotras. –“Vamos, ____, te mereces olvidar a ese imbécil por una noche, ¿no crees?”
Ese imbécil al que se refería era tu marido, Park Jimin, con quien te habías tenido que casar hará apenas seis meses por motivos puramente económicos y oficiales; y es que, básicamente, la empresa multinacional de tu padre estaba en quiebra, endeudada hasta los topes, y la mafia a la que pertenecía Jimin no desaprovechó la oportunidad para ganar poder: a cambio de cubrir los gastos de las deudas, la empresa de tu padre les tuvo que dar la mayor parte de las acciones del negocio, y para “firmar” dicho acuerdo se optó por un enlace matrimonial.
Tú misma fuiste la que te ofreciste para casarte, salvando así a tu hermana, unos años menor que tú, y la que tu padre pensaba “dar” al no tener su vida todavía encaminada; pero tú no podías permitir que su futuro se arruinara por culpa de las imprudencias de tu padre.
Es así como te embarcaste en la vida de casada con un desconocido, dejando tu trabajo y la mayoría de tus amistades. Un desconocido mafioso el cual, aunque desde el primer momento intentó seducirte, no tardaba en irse al rato a buscar lo que tú no le dabas.
Lo calaste al instante: era un mujeriego; un infiel.
Y aunque no podías recriminarle nada, en verdad, porque tú tampoco sentías por él nada –solo atracción física porque, no lo podías negar, Jimin era muy atractivo, y sabía cómo emplear sus dotes de seducción–, ver cómo flirteaba con todas las mujeres con las que hacía contacto visual, incluso en eventos de la misma mafia, delante de tu cara, te hacía sentir como una basura.
“Tomen. Las invitan aquellos caballeros de allí.” –Os dijo el barman, poniendo delante de vosotras dos cócteles; de los más caros de la carta de bebidas del lugar.
Tu amiga se giró y vio a dos hombres que sonreían en vuestra dirección; parecían un poco más jóvenes que vosotras.
“¡Tía, que hemos conquistado a esos chavales de ahí!” –te decía dándote codazos, mientras reía y se giraba de nuevo para alzar brevemente la mano y saludarles. Acto seguido, cogió su copa y, de un trago, se la bebió entera.
“Suéltate la melena, ____. Aprovecha y coge cacho con alguno de esos. Son bastante monos.” –continuaba ella, instigándote.
No sabías por qué, pero no te sentías muy en paz con el gesto de esos hombres. Aún así, persuadida por tu amiga y tu poca coordinación mental tras tres martinis, acabaste por coger tu copa y girarte también hacia ellos, antes de dar un sorbo.
Jimin tenía contactos por todos lados: cualquier lugar al que fuese, siempre encontraba a alguien que lo conocía; o bien porque eran amigos, o bien porque eran enemigos.
En este caso, fue un amigo que se encontraba en el mismo pub en el que tú y tu amiga estabais quien le avisó de que unos hombres os habían llevado con ellos, y no parecíais estar en buen estado.
Jimin se extrañó… ¿tú yéndote con otro hombre? En el tiempo que te conocía, nunca te había visto salir con otros hombres; ni siquiera le dejabas a él tocarte. Por lo que, desconfiado de la situación, intentó llamarte, aunque se temía que no se lo cogieras, y no porque te hubiese pasado nada, sino porque sabía que le odiabas.
Efectivamente, no le contestaste, pero dejándose llevar por su intuición, se metió en su portátil para rastrear tu smartphone… Y sí, te habían puesto un rastreador en el móvil; siendo esposa de un mafioso, te tenían en el punto de mira por si cualquier cosa sucedía. ¿Era un asalto a tu privacidad? Sí. Pero en esta ocasión, vino de perlas.
El joven observó que tu localización era muy sospechosa… ¿en un polígono industrial? ¿de noche?
No tardó en coger el coche y dirigirse hacia allí. Puede que no fuese el mejor marido del mundo duh, ni hubiese hecho ningún esfuerzo por serlo, pero algo sí tenía claro: se preocupaba por ti, y no dejaría que nada te sucediera.
Llegó al lugar y, preparando su pistola, entró en donde marcaba el dispositivo rastreador.
Se encontró con una escena horrible; sin embargo, parecía haber llegado justo a tiempo: todavía teníais la mayoría de las prendas de ropa puestas.
Disparando al aire, sobresaltó a los jóvenes, quienes se levantaron rápidamente. Uno de ellos sacó una pistola y apuntó a Jimin.
“¿Tú quién eres? ¿Cómo has entrado aquí?” –preguntó el mismo, con claro temor en la voz.
“Jimin…” –tu llorosa voz pronunciando su nombre llegó hasta sus oídos, estrujando su corazón.
“Mierda, lo conoce.” –dijo el otro, sacando también su pistola.
“Alejaos de ellas si no queréis que os reviente la cabeza.” –su tono de voz suave y calmado contrastaba totalmente con la “sutil” amenaza que acababa de soltar por sus labios.
El que estaba con tu amiga hizo de inmediato lo que Jimin dijo; sin embargo, el que estaba contigo permaneció ahí quieto, pistola aún en alto.
“¿Y por qué mejor no te vas por donde has entrado?” –dijo, desafiándolo con la mirada. Pobre chico… no sabía lo que acababa de hacer, haciéndose el «guay».
Jimin apretó el gatillo y la bala llegó hasta el brazo del joven, arrebatándole así el arma. Mientras ese se retorcía de dolor en el suelo, el otro permanecía quieto como una estatua en una esquina, acojonado.
Veía cómo Jimin se acercaba a vosotras para chequear que estabais bien. En ese momento, el chaval podría haber aprovechado esa oportunidad para huir y no correr la misma suerte que su colega; para pedir clemencia a Jimin y que le dejase ir sin entregarle a las autoridades, ya que ni siquiera habían llegado a hacer lo que tenían pensado... Pero no: entrando en pánico, mientras Jimin te ayudaba a levantarte, no se le ocurrió otra mejor idea que alzar su brazo y disparar.
El impacto en tu espalda hizo que colapsaras contra el pecho de Jimin, quien no se esperaba para nada ese ataque. Consiguiendo cogerte en brazos antes de que te desplomaras al suelo, alzó su arma nuevamente y disparó al chaval.
Directamente en la cabeza.
Jimin, lentamente y con cuidado, te sentó en el suelo junto con él para poder apoyarte cómodamente en su figura y controlar la hemorragia que la herida de bala estaba produciendo.
Tu amiga se acercó corriendo a vosotros, llorando desconsoladamente.
“Coge mi móvil y llama a Hoseok.” –dijo, refiriéndose a uno de los miembros de la mafia, y también amigo.
Mientras tu amiga llamaba al susodicho, Jimin te trataba de tranquilizar, apartándote el pelo de la cara y ayudándote a controlar la respiración, manteniendo sus ojos clavados en los tuyos para que así no cayeses inconsciente.
“Ya van a venir, tranquila. Estás conmigo. Vas a estar bien.” –su dulce voz ahora sí que encajaba con las palabras que entonaba, y parecían estar haciendo su efecto en ti.– “Mírame, no cierres los ojos. ____, mírame.”
En el momento en que tus párpados comenzaban a cerrarse sin poder contenerte más –debido en parte también al efecto de la droga que habían metido en tu bebida, todavía patente–, el miedo comenzó a pasearse por sus venas.
“____, no cierres los ojos, mírame, por favor.” –decía insistente, meciendo ligeramente tus hombros.
Realmente pensaba que te morías en sus brazos, y no podría olvidar ese momento en mucho tiempo…
KIM TAEHYUNG
Su profunda mirada y su sexy sonrisa te cautivaron desde el primer instante en que lo viste al presentaros. Cuando tu padre, jefe de los operativos más importantes de la mafia, te dijo que ese sería el hombre con quien te casarías, no podías más que sentirte feliz; te había tocado la lotería con Taehyung… o eso pensabas, hasta que comenzaste a “convivir” con él: Taehyung resultó ser un hombre frío y callado, que apenas te dirigía una mirada o palabra a menos que os encontrarais en contextos que lo requerían –los cuales podían contarse con los dedos de tan sólo una mano–.
Básicamente, eras invisible para él. Es así como en cuestión de meses acabaste por desilusionarte y perder la esperanza de que algún día Taehyung te mirase con otros ojos… o te mirase, directamente…
El problema de Taehyung es que estaba inmerso en su trabajo: su vida antes de la mafia había sido un infierno al que nunca jamás quería volver; es por eso que se dedicaba a full a su trabajo como negociador dentro de la mafia, además de conseguir contactos por todo el mundo gracias a sus dotes sociales –las cuales no aplicaba contigo–. Sus esfuerzo se veían en sus numerosos éxitos, y es por eso que tu padre lo consideró el candidato perfecto para ti: un hombre trabajador y responsable, siempre queriendo dar lo mejor de él, y encima agradable a la vista…
Aunque Tae no quería casarse contigo, lo hizo por tu padre, quien fue el que le dio la oportunidad de cambiar su vida y unirse a la mafia.
Todo esto nos lleva al último operativo que tenían entre manos: habían tomado como rehén a uno de los miembros más fuertes de una banda enemiga, que poseía preciada información que la mafia necesitaba. Ese rehén era como la «caja de Pandora»: una vez abierto, encontrarían todo lo que querían, e incluso más.
Pero el hombre era un hueso duro de roer, y no soltaba prenda a pesar de que Taehyung le hacía mil y una propuestas para que abriese la boca. Pero no se iba a dar por vencido tan rápidamente… o esa era su intención hasta que recibió una llamada de tu padre.
“Cancela todo. Han cogido a _____.” –dijo simplemente, en una llamada de tan solo 3 segundos; los que necesitaba el viejo para exponer esa información y cancelar todo un operativo que les había llevado meses planear.
Muy a su pesar, Taehyung y otros miembros prepararon al hombre para encontrarse con la banda enemiga y hacer el “intercambio”. La rabia e impotencia que sentía al no haber podido, por primera vez, completar una operación, le estaba atormentando; y por primera vez, también, reparó en tu existencia por más de un minuto… y sólo para pensar en el estorbo que resultabas ser.
Llegó el día, la hora, el momento del encuentro. Como era de esperar, había demasiada tensión, y ninguno de los dos bandos cedía primero si el otro no lo hacía antes.
Al final llegaron a un acuerdo, y era que os soltasen a la vez y fueseis vosotros, el hombre «caja de Pandora» y tú, quienes atravesarais el lugar, cada uno a vuestros respectivos bandos. Y así lo hicisteis: caminando envueltos en un silencio sepulcral, el hombre y tú llegasteis a cruzaros en el punto medio del lugar, intercambiando un rápida mirada.
Y entonces, él lo supo: tenías información. La información que la mafia de tu padre tanto anhelaba. Te delató tu nerviosismo expresado mediante la media sonrisa que intentabas a toda costa esconder; la típica sonrisilla que se escapa siempre cuando alguien tiene una buena noticia y no puede esperar a contarla. Si no hubiese sido porque ese hombre sabía leer gestos a la perfección, habrías pasado totalmente desapercibida.
Estabas ya “fuera de peligro”, es decir, que el bando enemigo sólo te veía la espalda, por lo que al fin pudiste sonreír con libertad mientras guiñabas el ojo a tu padre.
Tae, que te estaba mirando atentamente desde que habías iniciado tu camino hacia ellos, comprendió al instante lo que significaba eso, y sonrió para sí mismo mientras te veía recorrer los últimos pasos hasta llegar a…
Dos disparos retumbaron en el lugar: el hombre «caja de Pandora» se había tomado la libertad de arrebatarle la pistola a uno de los miembros de su mafia y te había disparado, con clara intención de matarte.
Tropezaste sobre tus pies ante los dos impactos en tu espalda, cayendo justo delante de Tae, quien se había quedado totalmente aturdido.
“¿Por qué has hecho eso?” –preguntaba el jefe de la mafia enemiga al hombre, tampoco entendiendo el porqué de ese arrebato, pero preparándose para la batalla que ahora mismo tendría lugar por tal traición a cargo de su mafia...
“Lo sabe.” –dijo nada más; y el jefe entendió a qué se refería.
Tu padre y el resto de los miembros de la mafia estaban listos para iniciar la guerra. Taehyung fue quien se preocupó por sacarte de ahí cuanto antes, y esta vez no sólo porque estaba interesado en conseguir la información que por dos semanas había intentado extraer desesperantemente de ese hombre, sin éxito alguno, y que tú parecías tener en posesión; sino porque realmente temía por tu vida.
JEON JUNGKOOK
Cuando Jungkook fue al encuentro del líder de la mafia, quien previamente le había solicitado que fuese a verlo enseguida, jamás habría pensado que llegaría a ser para la visualización de un vídeo: un vídeo en el que salías tú.
Estupefacto, observó con los ojos bien abiertos tu reflejo en la pantalla del portátil en donde se estaba reproduciendo dicho vídeo, de apenas 10 segundos.
“Han cogido a tu novia.” –dijo fríamente el líder, sin mirarle, manteniendo sus manos unidas sobre la mesa.–“Ve con Namjoon y Hoseok. Ya están planeando el rescate.”
Sin decir nada, aún con la sorpresa en el cuerpo, Jungkook salió del despacho y se dirigió a donde el resto de miembros se encontrarían.
La pregunta que le rondaba todo el rato en la cabeza desde que había visto el vídeo era… ¿Cómo demonios habías acabado tú ahí?
Jungkook y tú no erais novios.
Ni siquiera amigos.
Simplemente conocidos, ya compartíais un par de clases.
Jungkook acudía a la universidad para mantener una fachada de «persona normal», teniendo una vida social típica de estudiante común y corriente, debido a que su función en la mafia era la de ser un infiltrado en donde fuera que lo mandaran. Irradiaba timidez y ternura, haciéndose amar por cualquiera que posase sus ojos en él, y ganándose así la confianza de todos; es por eso que era el ideal para ese cargo –de esta manera, también, había conseguido ser el favorito del líder–. No obstante, la realidad era que Jk –el alias que usaba en la mafia– era uno de los miembros más fuertes y peligrosos. Con una patada te mandaba directo a Marte.
Le extrañaba que te hubiesen secuestrado a ti… ¡Si apenas habíais intercambiado palabra! Es más, la primera vez que hablasteis directamente fue la semana pasada, cuando tú le pediste, ya fuera del campus –y, por lo tanto, a vista de todos–, los apuntes de un día en el que no pudiste acudir a clase porque habías estado enferma.
Claro… debió de ser ahí, seguramente, cuando os vieron juntos y se produjo el malentendido… Probablemente lo habían seguido hasta la universidad los miembros de una peligrosa banda en la que estuvo infiltrado hace poco. Lo cierto es que las cosas no habían salido tal y como lo habían planeado, y comenzaron a sospechar de él; por eso, tuvo que abandonar el operativo a medias, desapareciendo del mapa para esa gente. Aunque, antes de irse, consiguió preciada información que hizo que esa mafia perdiese todo.
Sin embargo, parecía que lo habían encontrado… y que estaban dispuestos a hacerle pagar dichas pérdidas.
Jungkook se sentía fatal por haberte envuelto en esta situación… Tus padres deberían estar fuera de sí, sin saber dónde estaba su hija; y tú muerta de miedo, sin saber por qué te habían secuestrado.
¿Cómo te explicaría todo?
De lo primero que se encargó la mafia fue de llamar a tus padres para que tu desaparición no llegase a las autoridades: con los avanzados medios de los que disponían, en tiempo récord, hicieron una profunda investigación sobre tu vida, tus amigos, enemigos, tus padres, familiares, tus redes sociales, etc. De esta manera, y con la ayuda de un modificador de voz –empleando el audio de un vídeo en el que salías hablando, colgado en tu Facebook–, fingieron tu identidad y mantuvieron una cálida y –relativamente– tranquilizadora conversación con tus padres.
Fase uno completada.
Lo siguiente era ir en tu busca, rescatarte, y hacer cualquier cosa para que mantuvieras tu boca cerrada y no contases nada sobre el secuestro a nadie.
Al final, fue la misma mafia enemiga quien contactó con la de Jungkook para hacer un trato y “devolverte” a ellos. Al parecer, eras muy pesada: A pesar de haber estado encerrada prácticamente sola las 48h que llevabas ahí, gritabas el 50% por ciento del día, maldiciéndolos a todos a diestra y siniestra, para luego llorar intensamente durante el otro 50% del tiempo. Así, te daban ataques de furia y depresión consecutivamente, desgarrando los oídos de todos con tus llantos para después patalear el suelo y escupir cualquiera que entraba para chequear tu estado. Los hombres que te custodiaban cada tanto y te vigilaban por cámaras estaban ya hartos: Nunca habían tenido una “rehén” tan intensa.
Ambos bandos se encontraban al fin cara a cara, intentando llegar a un acuerdo. Tú estabas ahí presente, sin comprender nada, moviéndote como una anguila intentando deshacerte de los brazos que te sujetaban por la espalda.
Jungkook estaba ahí presente también, pero no habías conseguido identificarlo ya que él había optado por ponerse una mascarilla negra que tapaba la mitad de su rostro; aunque él no despegaba sus ojos de ti, sintiendo latigazos constantes de culpa... En cuento salieseis de ésta, Jungkook se encargaría de no volver a tropezarse contigo. Así podría alejarte del peligro que suponía su mera presencia, y olvidar todo esto… Ya le explicaría a su líder que no eras su novia… –lo cual no había aclarado todavía porque, si lo llegan a saber, seguramente no habrían tomado la situación en serio y te habrías quedado secuestrada hasta que esa gente se cansase de ti y te matase–.
Un acuerdo parecía avistarse después de una hora intensa de negociaciones, y justo cuando ya se iba a decir el sí definitivo, haces una maniobra con todo tu cuerpo muy extraña y al final consigues deshacerte del agarre del hombretón que te sujetaba.
Sin saber exactamente hacia dónde, comienzas a correr por el espacio, bajo la mirada de todos los presentes. Y sin esperarlo, uno de los hombres del bando enemigo –uno de los que te habían vigilado estos días y te había cogido una manía impresionante– saca la pistola y te pega un tiro en la pierna para hacerte parar, por lo que caes al suelo soltando un gran alarido.
“Por pesada.” –dice el que acaba de dispararte, para sí mismo.
Jungkook no puede evitarlo y sale corriendo hacia ti, junto con otro par de miembros; mientras, el resto no parece preocuparse y continúan con el cierre del trato.
“¡AH! ¡NO TE ACERQUES A MÍ! ¡¡AAAAAHHHHHH!! ¡¡¡¡ME MUEROOOOOO!!!!! ¡¡¡QUITA!!!” –gritabas con todas tus fuerzas, por el dolor y la desesperación, empujando a Jungkook en cada uno de sus intentos por acercarse y socorrerte.
“¡_____, tranquilízate! ¡Nosotros somos los que te vamos a ayudar!” –entonaba la voz de Jungkook a través de la tela.
“¡¡FUERA!! ¡¡AAAAHHHHH!!” –te quedaste quieta en el suelo y te cogiste el tobillo, no pudiendo soportar más el dolor del pie; y sin reparar en que ese hombre que “no conocías” acababa de llamarte por tu nombre.
En otro intento por acercarse y ayudarte, Jungkook recibió un zarpazo de tu parte que hizo que su máscara se fuese a tomar por culo viento.
Jungkook se quedó congelado en el sitio, mientras tú, con una mueca de dolor y estupefacción, analizabas su rostro.
No podías creerlo… No tenía sentido.
“…¿Tú?” –conseguiste preguntar, antes de que el intenso dolor en tu pie y la bajada de tensión provocara que quedaras inconsciente.
Jungkook al fin pudo cogerte, con la ayuda de los miembros que estaban con él.
Si la cosa ya era difícil de explicar desde un principio, ahora todo se había complicado aún más…
¡Pues ya estaría completado el pedido!
Esperamos de corazón que os haya gustado este Reacciona/Mafia!AU. Si ha sido así, dadle al botón del ❤️ y reblogeadlo, si queréis, para que más gente lo lea 😊
¡Un beso enorme y gracias por leer!
PD: Os dejamos aquí el enlace del ASKBOX por si también queréis comentar/valorar/intercambiar opiniones/ dar ideas para futuras continuaciones de este reacciona/chocar la cabeza contra el teclado... Lo que queráis.
🌺💖
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방탄소년단 지민이 보낸 편지. 짐토버의 축복 끝이 없네 (Letter's From BTS JIMIN GQ KOREA NOVEMBE...
방탄소년단 지민이 보낸 편지. 짐토버의 축복 끝이 없네 (Letter's From BTS JIMIN GQ KOREA NOVEMBER ISSUE)
GQKOREA·X 11 oct. 2023
𝗚𝙌𝙆𝙊𝙍𝙀𝘼 𝙉𝙊𝙑𝙀𝙈𝘽𝙀𝙍 𝙄𝙎𝙎𝙐𝙀 𝙒𝙄𝙏𝙃 𝙅𝙄𝙈𝙄𝙉 지민의 축복은 끝이 없네! 지민이 아미에게 보내는 편지를 지금 바로 지큐 코리아 유튜브에서 확인하세요. @bts_bighit #BTS #JIMIN #지민 #JIMINxDIOR
#park jimin#jimin#JIMINxDIOR#지민#carta de Jimin a ARMY#방탄소년단 지민이 보낸 편지. 짐토버의 축복 끝이 없네 (Letter's From BTS JIMIN GQ KOREA NOVEMBER ISSUE)#Letter's From BTS JIMIN GQ KOREA NOVEMBER ISSUE#cr. a GQKOREA en X#cr. a GQKOREA youtube#jimin x gq korea#JiminxGQKOREA#𝗚𝙌𝙆𝙊𝙍𝙀𝘼 𝙉𝙊𝙑𝙀𝙈𝘽𝙀𝙍 𝙄𝙎𝙎𝙐𝙀 𝙒𝙄𝙏𝙃 𝙅𝙄𝙈𝙄𝙉#GQKOREA cambio sus portadas de redes sociales a Jimin#jimin haciendo corazón con sus brazos#jmjk corte fotos video
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[FAN-ACCOUNT] |09.10.2018| MEDIUM: Habla Amor, No Inglés: Lo que BTS y mi Hermana me Mostraron sobre la Universalidad de la Música.
Recientemente, tuve el honor de poder presenciar el histórico concierto de BTS en Citi Field en persona junto con mi hermana menor Viena, quien es una leal fanática 'ARMY'. Tres noches enteras antes de que nos fuéramos a Nueva York, estaba emocionada, y se quedaba despierta para escuchar toda su discografía anticipando cuándo finalmente los oiría en vivo. Como un regalo de cumpleaños temprano para ella, había logrado conseguir boletos para que los dos los viéramos juntos, aunque no era una fanática de BTS, sabía lo mucho que ella los idolatraba, así que pensé que era el regalo perfecto. Una vez que llegamos al lugar, Viena comenzó a ponerse muy nerviosa. Podía ver sus manos temblar mientras agarraba su lujoso BT21 con un agarre de hierro. Pensé que era simplemente "nervios del primer concierto": me he sentido así antes, al ver a una de mis bandas favoritas en vivo por primera vez, y es un sentimiento natural. Sin embargo, más tarde en la noche, pronto vería que lo que Viena sentía era mucho más complejo y significativo de lo que jamás hubiera imaginado.
Mi hermana es ciega, Viena no puede verlos bailar. Ella no puede ver sus caras, sus cabellos, sus ropas o sus sonrisas. Nada de esto, sin embargo, nunca le ha impedido ser su fan. Al principio me preocupaba cómo le iría durante el concierto, pero el tiempo pronto revelaría que no había nada de qué preocuparse después de todo. Toda la experiencia fue surrealista de principio a fin. Incluso antes de que comenzara el concierto, la energía de los fans era palpable e impresionante. Cuando los miembros de BTS hicieron su primera aparición en el escenario con un dramático crescendo de instrumentos conmovedores, la alegría y el entusiasmo de los fanáticos se podían sentir desde todos los bordes del estadio. Fue emocionante, y disfruté de todo. Los miembros fueron un inmenso placer verlos; su increíble coreografía, sus impresionantes voces, su mezcla de géneros musicales y sus encantadores esfuerzos para conectarse con los fans formaron parte del nivel de felicidad de esa noche. Lo que considero que fue la parte más memorable del concierto llegó al final, cuando los miembros de BTS dejaron al descubierto sus corazones. Recuerdo haber visto al miembro rubio, creo que se llama Jimin, con los ojos llenos de lágrimas y una sinceridad que se podía sentir a pesar de que estaba a una distancia considerable del escenario. V, el miembro que llevaba un pañuelo rojo, habló con tanto afecto a los fanáticos, llamándolos "las estrellas más brillantes de nuestro universo". Me conmovió mucho el hermoso discurso dado por RM, el líder del grupo. "No sabía nada sobre amarme a mí mismo", dijo. "Ustedes me enseñaron. A través de sus ojos, su amor, sus tweets, sus cartas, su todo. Ustedes me enseñaron, me inspiraron , a amarme a mí mismo". Entonces estuve llorando, porque en ese instante vi, no, sentí , un mar brillante de miles de personas abriendo sus corazones y sus mentes. Es este tipo de reconocimiento, este tipo de reciprocidad y honestidad, lo que ha abierto mis ojos a la gravedad de lo que BTS realmente representa. No lo había visto antes, pero ahora, después de haber experimentado su concierto, puedo decir con absoluta certeza que BTS es diferente a cualquier banda de la que este mundo haya sido testigo. Durante ese discurso, sentí que mi hermana tiraba de mi manga. Cuando me volví para mirarla, ella me acercó más y me dijo: "Es lo mismo, Val". "¿Qué es lo mismo?" Le pregunté, confundida. "Sus voces. Su amor. Es lo mismo." Fue una lección importante para mí, alguien que había admitido que una vez había etiquetado a BTS como una banda de chicos de la calle sin nada más que ofrecer, excepto melodías pegadizas y el ocasional cabeceo a sus fanáticos. Esa noche, se me aclaró exactamente lo que significaban para mi hermana. Viena no puede verlos bailar. Ella no puede ver sus caras, sus cabellos, sus ropas o sus sonrisas. Todo esto es innegable y, sin embargo, este grupo de siete aún se las ha arreglado para tocar su corazón con la única pasión que los ha impulsado a la escena mundial en primer lugar: la música. Las veces que la he visto con los auriculares puestos, la sonrisa luminosa en su rostro, la confianza recién descubierta y la actitud de abrazarse a sí misma que la rodeaban, todo se debía a la música de BTS. Me avergüenzo de creer en una preconcepción tan poco informada de BTS antes de darles una oportunidad. Mi hermana ha sido bombardeada con burlas pasivas en el pasado por escuchar BTS, desafortunadamente de nuestra propia familia y otros conocidos. Ella ha escuchado muchas cosas hirientes, ya sea que estuvieran dirigidas a ella o a BTS. Cada vez que venía a mí, trataba de consolarla lo mejor que podía, pero una cosa que noté constantemente fue lo inquebrantable que era ella en su amor por ellos. El amor inquebrantable que tenía por BTS superaba el odio vaporoso que encontraba tan a menudo. "No importa que no canten en inglés", diría ella. "Sé lo que están diciendo. Puedo sentir lo que están diciendo” Es así, tan engañosamente fácil de escribirlos como estrellas del pop fabricadas. Al escuchar sus canciones, las personas que eligen no profundizar más pueden perderse a algunos de los letristas más apasionados de la industria musical. Desde el concierto, me he dedicado a escuchar más de su música y leer las traducciones de sus canciones. Sí, sus impecables movimientos de baile son atractivos, pero ¿qué hay de los mensajes detrás de su música? ¿Qué hay de la emoción en sus voces? ¿Qué palabras les hablan a sus fans? Ellos son coreanos. Principalmente hablan coreano, y la mayoría de sus canciones están en coreano. Pero, ¿por qué debería evitar que alguien entienda su mensaje final de amarse a uno mismo y amar a los demás? Estoy asombrado de cómo BTS da la bienvenida a todos con los brazos abiertos. Pude verlos mirando a la multitud con expresiones suaves y encantadoras en sus rostros. La gente de la multitud se mostró receptiva a sus exhibiciones de exuberancia y afecto que lo abarcaba todo por su diverso grupo de fanáticos, un espectáculo bienvenido para mí y para muchos otros. Durante cada canción, todos los que nos rodeaban cantaban, y el hecho de que las canciones fueran en coreano no importaba en lo más mínimo. Mi hermana me ha contado innumerables veces acerca de cuánta música significa para los miembros de BTS, pero nunca me ha impresionado hasta ahora. Me parece admirable que BTS haga tanto esfuerzo para brindarles a sus fanáticos tanto contenido, pero es aún más admirable saber que lo están haciendo porque aman lo que hacen e infunden ese amor en cosas que van mucho más allá del alcance de la música. La danza, a pesar de las exigencias físicas y temporales. Este amor intrincado y sin forma ha extendido las barreras lingüísticas pasadas, la distancia geográfica pasada, muchos otros factores que buscan separarnos. Quizás es un concepto idealista de que el amor puede vencer los males más oscuros del mundo, pero lo que vi, escuché y sentí durante ese concierto fue indicativo del poder que realmente tiene el concepto intangible de amor. Tómelo de cualquier ARMY --- de la mujer afroamericana al niño de diez años, del abuelo cariñoso al adolescente ciego --- BTS aboga y demuestra algo que no puede definirse con ningún diccionario o limitarse a una sola percepción. No necesitan cantar o rapear en inglés, lo que hacen es mucho más sustancial que atender al mercado occidental abandonando sus raíces. No soy filósofa, no soy una historiadora, ni soy un científica, no soy aficionada a la música y solo hablo un idioma. Pero no hace falta un genio perfecto o un académico preparado para entender lo que BTS está tratando de decirle al mundo. Cuando regresamos a la habitación de nuestro hotel, mi hermana me abrazó y dijo: "Esa fue la mejor noche de mi vida" Creo que también fue mía.
Fuente: MEDIUM
Trad ESP: Bulletproof Support
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BTS cuando Yoongi dice ser “Bad Boy” pero en realidad es lo contrario
Jin
Jin es el que más reiría por lo dicho por Yoongi mientras lo golpea en el brazo *inserte risa limpia vidrios*.
Si bien, Yoongi podría tener un mal genio la mayoría de las veces, la verdad es que simplemente es como un niño pequeño para él.
— Si tu eres un bad boy, entonces yo soy el que dice los chistes más graciosos de BTS.
— Tal vez, no soy tan malo después de todo –contestaría causando las risas del resto de los chicos.
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J-HOPE
Hoseok reiría con esa risa burlona que tiene, haciendo uno que otro comentario sobre lo “bad boy” que era.
— ¡¡Aigoo!! Estoy temblando de miedo –diría sin dejar de reír.
— ¿Por qué no me crees? –diría él riendo también.
— Es que... –y no podría terminar la oración porque le dió un ataque de risa.
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RM
Namjoon reiría en silencio, sabía perfectamente que eso no era del todo cierto a pesar de la imagen que pretende dar su hyung.
Yoongi tenía toda la fachada ser un chico malo cuando en realidad era lo contrario. Una vez que se le conocía, se podían dar cuenta de que tenía un corazón de oro, pero le costaba expresarse.
— Todos díganle que sí o Yoongi hyung se va a enojar.
-
Jimin
Jimin solo se burlaría y lo tocaría en el hombro, o le pegaría suave en la espalda.
Luego, le sacaría en cara que con Holly es muy tierno y saca todo su lado sensible con su perrita. Todo esto lo diría imitándo sus expresiones tiernas.
— Holly es mi punto débil, ¡todos tienen uno! Eso no me hace menos malo.
Yoongi no se podría enojar por la reacción de Jimin, de todas formas, Holly si mueve emociones en él haciendo que se derrita de ternura al ver a la pequeña bola de pelos moviéndole la cola.
-
V
Probablemente, la reacción de Taehyung sería la que más haría enojar un poco a Yoongi. Porque comenzaría a reír y le daría mil razones por la que eso no era cierto.
Luego lo andaría imitando, haciendo que Yoongi le diera una patada *en broma🙄* para que terminara de molestarlo.
— ¡Ven aquí, maldito mocoso! –exclamaría persiguiendo a Tae por la sala– creo que debo darte una lección de respeto a tus mayores –diría tratando de poner la cara lo más serio posible.
-
Jungkook
Lo primero que haría Jungkook sería reír burlescamente, sabía que lo de “bad boy” solo era una fachada que le gustaba mostrar.
— Hyung, hasta Taehyung da más miedo a veces que tu, y él no da miedo....
— ¿Qué estás tratando de decirme, mocoso?
— Nada... –diría riendo.
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(id) 지민 춤... ❝ Dance Jimin. Un oído activo, escuchando la música a todo su poderío. Un corazón palpitante como tambores al compás del ritmo. Un alma despierta, sedienta de movimientos. Y un cuerpo que cobra vida, sí, con movimiento como algo mágico e hipnotizante, que hace vibrar cada parte de su cuerpo, que lo hace sentir, lo hace bailar. Jimin bailó sobre el escenario, con cada movimiento profesional acompañado de cada nota, con cada palpitación y cada respiro. Dejando brotar sobre su cuerpo una energía sin freno, haciendo desembocar los deseos en cada uno y siendo él mismo la música. Cada movimiento de sus pies, de sus brazos que desobedecían al tener su propia independencia; un ligero sudor sobre su frente, dejaba que sus extremidades superiores acariciaran el aire. Un giro, su pulso sin control. Él es ritmo. Su cuerpo nuevamente cobra vida y baila. Mientras bailaba, podía escuchar los gritos ensordecedores de las fans, y su órgano vital no dejaba de latir a mil por hora. Por sus venas recorría toda adrenalina y con cada pisaba: firme, tosca, perfecta, daba rienda suelta a todo su cuerpo con movimientos profesionales que iban paralelos a la música. Su respiración estaba agitada, pero no se sentía solo. A cada lado se encontraba cada uno de sus compañeros, dando lo mejor de sí, repartiendo entre ellos un poder único y especial que los hacían relucirse cada vez que subían al escenario. Un placer indescriptible, un placer de tantos otros que no tenían comparación. Cuando se terminaba el baile, todo lo que una vez pudo contenerse dentro del cuerpo del joven bailarín, sea bueno, ahora era transmitido al danzar; sea malo, era liberado hasta una próxima vez. Todo se iba en un baile, su alma; todo se iba. ————— —¡Jimin! ¡Jimin! —exclamó como susurro el más joven del grupo; Jungkook. —Debemos irnos —dijo él mientras lo movía suavemente al verlo dormir completamente agotado sobre el sofá de su camerino. —¿Huh?— El de claros cabellos abrió sus ojos aún con un poco de pesadez visualizando esas familiares facciones de su maknae. Talló sus ojos y terminó asintiendo con la cabeza. No lo notaba, pero su dongsaeng le sonreía orgulloso y un poco enternecido. Sabía que daba su mayor esfuerzo y eso en parte lo animaba a él también para dar lo mejor de sí. Era hora de volver a casa, a descansar y tal vez a tomar algo gracias al arduo trabajo que habían tenido, pero qué, finalmente, habían conseguido concretar de la mejor manera esa misma noche. Claro que había más para trabajar, pero esa noche era momento de despejarse entre buenos amigos.
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Jimin:
Estaba durmiendo cuando de repente escuchó unos pequeños pasos. Al principio se asusto pero decidió no meter ruido para no asustar a ese pequeño animal. Se acercó poco a poco y vio que era un gatito color blanco y naranja, rápidamente se le formo una sonrisa en la cara al ver a aquél animalito.
"Oh pero si es un minino ¿Eres tú el que me ha despertado de mi maravilloso sueño?" *diría mientras coge al pequeñin en su brazos con mucho cuidado*
Jungkook:
Jungkook decidió levantarse temprano para ir a correr. Estaba en la entrada de su casa cuándo de un momento a otro vio algo pequeño salir corriendo de los arbustos. Se sorprendio bastantante y decidió seguir a esa pequeña bolita negra. Cuándo lo alcanzó se dio cuenta de que era un pequeño gato.
"Mira que cosita más adorable... TE VOY A DAR UN POCO DE COMIDA Y UN HOGAR MIAU MIAU" *diría con una voz aguda imitando la vocecilla de un gatito*
Hoseok:
Hoseok estaba durmiendo cuando de repente escuchó que algo se había caído o ,mejor dicho, qur alguien había tirado algo. Se levantó del susto y vio a un pequeño animalito de color marrón a lado de una caja que se había caído.
"AAAAHHH QUE SUSTO ME HAS PEGADO... bueno no me puedo enfadar con un gatete tan adorable como tu" *diría poniendo su mano en el corazón para finguir que le ha dado un ataque al corazón a causa de lo adorable que es*
Yoongi:
Era por la madrugada y yoongi se encontraba en el estudio trabajando. Escuchó que la puerta de su estudio se había abierto y le pareció extraño, ya que era el único que estaba despierto, por lo que se dio la vuelta rápidamente. Al ver a ese pequeño gato color negro se le formo una sonrisa en la cara y rió.
"Aish que adorable que eres. Venga ven aquí... ¿Sabes? Holly va a estar celoso"
Seokjin:
Jin al igual que hoseok se asustaría mucho y daría un grito. Rápidamente se esconderia debajo de las sabanas sin importarle nada. Después de cinco minutos más o menos se daría cuenta de que algo esta haciendo un ruido por lo que saldría de su escondite y vería que es. Al levantarse se daría cuenta que un gatito negro de ojos azules le estaba mirando.
"Madre mía es un gatito, no me puedo creer que me haya asustado por esta cosita. Lo siento mucho señor bigotes... ¡Oh! Ese es un buen nombre" *diría riendo mientras acaricia al gatito*
Namjoon:
Namjoon estaba en el salón durmiendo porque se había quedado toda la noche viendo películas. Estaba durmiendo tranquilamente cuándo sintió un peso encima de su estomago. Sintió como una bolita de pelo se movía. Al principio se asustó mucho pero no quería gritar y despertar a los chico por lo que decidió abrir sus ojos con mucho temor de encontrarse con algo no deseado. Al abrirlos vio a un gatito blanco.
"Hola gatito ¿Cómo te llamas? Aja si ¡Oh! ¿Ese es tu nombre? Es adorable" *haría como si estuviera hablando con el pequeño gatito*
Taehyung:
Tae estaba jungando a los videojuegos cuando de repente se le deconecto la pantalla. No sabía lo que había pasado por lo que se puso a mirar por todas partes sin saber que hacer. Estaba tan concentrado en conectar todo que no se dio cuenta de que un pequeño gatito le estaba mirando con curiosidad. Al terminar de arreglar todo se dio cuenta de la presencia de ese pequeño animal y al principio se asombró, ya que no sabía de donde había salido, pero al ver que era adorable no podía pensar en nada más que acariciarles y darle mimos.
"Eres tan adorable que quiero pasar el resto de mi vida acaricuandote y dandote mimos ¡ADORABLE!"
[ Gracias a @vanessajung1 por la idea ✉ ✨ ]
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190317
Kcon México 2017 Joder, una experiencia con tantas emociones. Logré ver a Jimin bailar y cantar. Su voz es más aguda en la vida real, angelical. Con pequeños varios brincos al final de una palabra, como Not Today. La voz de Jungkook también fue considerablemente más aguda en concierto. Sus movimientos tan fluidos, energéticos y marcados. Suaves y precisos. No canté ni bailé, me dediqué a escucharlos y verlos en general mientras grababa. Not Today, Spring Day, Save Me (no me la esperaba, tío) Blood Sweat and Tears y Fire. En Fire solo me dediqué a ver los movimientos de este importante personaje, después de cada brinquito un meneo de cabeza. Lo tenía ahí, frente a mí. A esta persona que me mantuvo hasta la madrugada viéndole bailar y aprendiendo, por quien descubrí una pasión. Fue más humano que nunca. Creí que verlo en un escenario me haría idolatrarlo o idealizarlo más, pero fue lo contrario. Hizo el tonto como siempre, su presentación constó de un "Hola... Soy Jimin" tierno y pequeño. Bailó sin coreografía, brincó por aquí y por allá. No dejé de desear que saliera otra vez. Aunque intenté ver su cara desde lejos, la emoción me ganó. Taehyung, este carismático chico me llevó lágrimas a los ojos. ¿Por qué? No lo sé. Un potente y emocionado "HOLA, SOY V !!!!" Fue una ternura enorme. Te quiero Taehyung, mucho. Hobi, este chico, joder. "I'm your hope, i'm your angel. Soy J-hope!" Hizo llorar a toda la audiencia. Hobi, hobi, mi carismático y energético Hobi. El sol. Su sonrisa ocupó todo el escenario. Solo reí a las pequeñas cosas que Yoongi hacía, que tierno es. Namjoon daba la apariencia de tener ojos más grandes. Jin, precioso como siempre. Jungkook hizo notar su voz. Esto fue con Bangtan, quienes se presentaron primero. Siguió Eric Nam. Este chico, graciosísimo. Parecía saber mucho español, cuando tomaba agua todos gritaban y él decía "Mira, es solo agua" haciendo una mueca. Siguió EXID, estas chicas. Joder Junghwa, bailas bien, pero Hani se lo llevó. Guapas todas, ninguna cantó en vivo pero los pasos de Up&Down lo compensaron. Al final NCT 127, muy lindos. Cariñosos, y bailan muy bien. Nadie entendió lo que decían estos coreanos después de BTS, pues quitaron los subtítulos. A cada cosa que terminara en tono de pregunta todos gritaban y ya. Fue un concierto muy interactivo, me sentí muy cerca de ellos, sobre todo de Eric, NCT y EXID. Me parece que uno de NCT me vio haciendo un corazón con los brazos y me lo devolvió, puede que sí y puede que no. Grité piñata en varias ocasiones, Let's Kcon, Junghwa a qué hora pasas por el pan, Junghwa te hago de todo, Jimin, Jiminie, Taehyung, Hobi, y canté las canciones que me supe, menos las de BTS. Preferí disfrutar sus voces al máximo.
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