#inapreciable
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¿Acaso tú elegiste quererme?
¿Enamorarte de mí?
¿Vivías antes en mi alma?
¿Conocías mi corazón?
¿Habitabas en las sombras, entre los susurros de mis sueños, o esperabas pacientemente en algún rincón olvidado?
Por una grieta a veces inapreciable el amor se cuela, sin darnos cuenta, sin oírlo, sin esperarlo.
Amor atracción y amor sentimiento y no siempre por ese orden, porque al amor también se le espera y cuando eso sucede es que alguna soledad está pidiendo a gritos que entre en su mundo y le diga “soy yo” en la seguridad de saberse completada sin condiciones.
Buenas noches con amor
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--------- 00000 --------- GIORDANO BRUNO 7 Para Bruno el universo entero tiene alma. El aire viene a ser un espíritu o materia etérea que todo toca y que todo une, una materia inapreciable a los sentidos clásicos pero que afecta el comportamiento de los seres vivos por alguna sensibilidad indefinida de éstos, cada uno de acuerdo a su naturaleza particular.
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D O Ñ A N A // “Efímeras” 🍄 Son casi inapreciables al ojo humano, muy pequeñas, prácticamente un par de centímetros, pero si te sumerges en su mundo puedes disfrutar de la magia que tiene ese lugar. I @sigmaphotospain I #sigmafpL I https://www.instagram.com/p/Cn5EgIOKVL2/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Vestigios
Su posición no había cambiado demasiado.
Ella seguía inclinada sobre el volante, con sus brazos cruzados en la parte superior de la circunferencia a la vez que sostenían su mentón. Sus cejas anaranjadas se cernían una sobre la otra, creando arrugas en el espacio que las separaba, cada vez más pequeño, y su nariz se encontraba ligeramente torcida a causa de la mueca de su rostro.
Sus ojos, entrecerrados, estaban posados sobre el verde prado tras la luneta transparente, en el que apenas se captaba movimiento más allá del bailoteo de las altas briznas verdosas, comparables con el color de sus iris.
De sus labios salía una pequeña melodía chapurreada, aunque él no había tardado en reconocerla y alzar sus comisuras en respuesta.
Él extendió su brazo y tiró de la esquina del pañuelo aguamarina que cubría sus cabellos anaranjados. En cuanto lo hizo, Irlanda se despegó del volante y giró su cabeza con brusquedad hacia él, con su ceño fruncido.
Sus manos se apresuraron a peinarse los mechones que sobresalían por debajo de la tela sobre su coronilla, al mismo tiempo que sus labios se fruncían y su gesto terminaba por suavizarse.
—Sabes que tengo que estar lo más presentable posible —masculló.
España suspiró y rodeó sus hombros con su brazo. Irlanda apoyó su espalda contra él.
—Y tú sabes que mi única intención es que lo estés. —Él arrastró las suelas de sus zapatos, brillantes en la mayor parte de su superficie, por la alfombrilla. Irlanda se limitó a poner los ojos en blanco y esbozar una sonrisa prácticamente inapreciable—. ¿A qué hora se suponía que debían estar aquí?
Irlanda soltó un resoplido y se retiró la tela del abrigo de la muñeca, dejando ver un reloj de fina correa plateada.
—De verdad, no sé cómo todavía nadie se le ha ocurrido regalarte un reloj. —Sus dientes se clavaron en su labio inferior—. Ya se ha pasado diez minutos de la hora acordada.
España se encogió de hombros mientras observaba la posición de las agujas. A continuación, giró su cabeza hacia la parte delantera del vehículo, donde el único cambio que podía apreciar era el manto de nubes cubriendo, con cierta timidez, el intenso azul del cielo.
—A lo mejor se le ha atrasado el reloj —musitó él.
El resoplido que escuchó a su lado le permitió mantener su atención en el exterior del vehículo.
Afortunadamente, tras varios minutos de silencio, España pudo apreciar movimiento por el rabillo del ojo. Él de inmediato se giró hacia la ventana a su derecha, en el que pudo atisbar dos figuras que cada vez se iban haciendo cada vez más definidas.
La primera, que avanzaba a una mayor velocidad, pertenecía a un hombre encorvado, con un abrigo muy voluminoso, un sombrero de ala ancha y una especie de palo a modo de bastón en la mano derecha. En la izquierda, sostenía una cuerda, cuyo extremo terminaba enrollado en torno a lo que se asemejaba el cuello de una figura cuadrúpeda que avanzaba a sus espaldas.
España separó sus labios, pero apenas pudo emitir sonido alguno antes de ser interrumpido por el crujido de la puerta del lado de Irlanda. A través de la luna delantera, pudo apreciar cómo esta se aproximaba al hombre al ritmo que le permitía la altura del pasto.
Sus ojos se cernieron sobre la criatura a sus espaldas, y sus dedos se precipitaron sobre la clavija de la puerta. Antes de que pudiese siquiera racionalizar sus movimientos, ya había empujado la puerta, saltado del asiento y caminaba en dirección al animal, cuyo pelaje ébano parecía brillar bajo la escasa luz del sol.
Aquello no hacía más que destacar la mancha blanquecina que surcaba su frente, además de los calcetines por encima de sus cascos.
Él apretó sus labios y chasqueó la lengua.
Los ojos castaños del animal se posaron sobre los suyos, a la vez que sus orejas se erguían.
—¿Caitlín O'Callaghan? —preguntó la voz ronca del hombre; Harry, suponía, a uno de sus costados.
Aunque España no desvió sus ojos del caballo, casi podía escuchar cómo las uñas de Irlanda se clavaban en la piel de sus manos.
—En efecto —masculló ella, para después dejar escapar un disimulado bufido.
—Lamento la tardanza —respondió Harry en inglés—. Pero, como puede ver, el animal está en perfecto estado. —El susodicho no hizo más que sacudir ligeramente su morro y sus crines cuando la cuerda se tensó en torno a su cuello. España apretó sus labios—. Y es todo suyo.
España giró su cabeza hacia Irlanda, que lo miraba con sus brazos en jarras. En sus labios fruncidos se atisbaba una pregunta; aquella que habían tenido intención de responder desde que se habían enterado de la existencia del animal.
Él inspiró hondo y se alisó las solapas de la chaqueta antes de asentir con la cabeza.
Una serie de arrugas comenzaron a llenar su frente por debajo de sus rizos anaranjados.
España chasqueó la lengua y volvió a girar su rostro hacia el animal, que lo miraba con un brillo en sus ojos ligeramente entrecerrados. Su frente era ancha, sus orejas afiladas y a él le juraría poder atisbar el contorno de unos músculos en su pecho y patas delanteras, aunque apenas estaban definidos. La curva de su lomo era pronunciada, al igual que las costillas de sus costados.
Sin embargo, ese pelaje...
—¿Cómo llegó a sus manos? —cuestionó, sin apartar sus ojos del animal.
El silencio que lo continuó le obligó a desviar su atención hacia el hombre, que fruncía el ceño en su dirección. España carraspeó antes de repetir la pregunta con una mayor lentitud, aunque su expresión no varió ni un ápice.
—¿Cómo consiguió a ese caballo? —preguntó Irlanda.
Harry parpadeó mientras arrastraba sus ojos entre los dos.
—¿A... A Magnus? —Señaló al animal con el bastón.
España arqueó una ceja y apretó sus labios antes de asentir con la cabeza.
—Pues... Mi padre lo compró cuando solo era un potrillo. Le vería gran potencial. —Se encogió de hombros—. Era bastante aficionado a los caballos, por lo que se confió en su juicio.
—¿Y sabe a quién se lo compró? —continuó Irlanda.
Durante los pocos minutos que Harry permaneció en silencio, con su cabeza ligeramente inclinada hacia la nada y su mano sobre su mentón, Irlanda soltó un gruñido y se dirigió hacia el animal a zancadas. Una vez a su lado, «Magnus» alzó su cabeza en su dirección y comenzó a mordisquear el extremo de la manga de su abrigo color crema.
Ella aprovechó para observar sus dientes, con cierto tinte amarillento, y sus encías rosadas. La escuchó olisquear, y España posó sus ojos sobre su nariz pecosa, aunque apenas encontró arrugas que perturbasen su piel. A continuación, Irlanda palpó una de sus patas, y el caballo la levantó e inclinó el casco hacia ella.
En cuanto la hubo dejado reposar de nuevo entre los pastos, los ojos verdes de Irlanda se fijaron en él a la vez que asentía con la cabeza.
—Creo que lo es —masculló en gaélico.
Justo en ese entonces, Harry emitió un chasquido que atrajo la atención de ambos.
—No me acuerdo muy bien de los detalles, pero creo que fue un caballero inglés. Alegó que tenía raíces españolas, aunque el padre era un ejemplar salvaje o algo así.
Irlanda se cruzó de brazos mientras que las puntas romas de sus cejas se aproximaban entre sí.
—¿Salvaje?
Harry se encogió de hombros.
—El resto de los detalles se los llevó mi padre a la tumba.
España pudo escuchar el resoplido de Irlanda a su costado. Ante el manto de silencio que cayó sobre ellos, Harry se aproximó a Irlanda y extendió la cuerda hacia ella mientras le murmuraba unas palabras sobre los papeles del animal que España pudo captar con cierto detalle.
Sin embargo, un ligero cabeceo del animal le hizo posar su atención sobre él. Con la cuerda ahora entre las manos de Irlanda, España se sintió con la libertad de aproximarse y palparle el cuello. Ante la suavidad de su pelaje, sus dedos trazaron el arco del músculo que se esbozaba por debajo de las crines.
La conversación entre Harry e Irlanda que escuchaba de fondo no tardó en extinguirse. España inclinó ligeramente su cabeza ante la despedida de Harry, al que le faltó tiempo para perderse en la distancia.
—Magnus —murmulló él.
El caballo hinchó sus fosas nasales.
Un pequeño resoplido de parte de Irlanda le hizo girarse hacia ella con las comisuras alzadas. Esta había puesto sus brazos en jarras e ladeado su cabeza a la vez que fruncía sus labios.
—Supongo que no es lo suficientemente mitológico para ti, ¿verdad?
España dejó escapar una carcajada.
—Estaba pensando en que, quizá, Nox sería más indicado. O Morfeo.
Irlanda puso sus ojos en blanco mientras extendía las manos que sostenían la cuerda. España se apresuró a recogerla, con su atención de nuevo sobre el caballo.
—No puedo asegurarte sea descendiente de Adonis y Clío, pero hay algo que me dice que lo es —musitó él. Sus dedos pinzaron un mechón de sus crines rugosas.
—Es posible —respondió Irlanda, a la vez que posaba su mano sobre el morro del animal—. Al conocer la muerte del único ejemplar que tenía ubicado, supuse que todos los demás habrían sufrido el mismo destino, pero, a lo mejor...
Ella alzó sus ojos esmeralda hacia él y se encogió de hombros.
España suspiró mientras empezaba a enrollarse la cuerda en torno a su mano.
—A lo mejor tuvo tiempo de asegurarse descendencia. —Sintió el tirón de sus comisuras—. Ya sabes cómo era Adonis.
Aun así, Irlanda se apresuró a sacudir su cabeza.
—Estaba enfermo. Tuvo que ser otro; alguno de los descendientes de Clío que perdí de vista a principios del siglo XIX... —Sus dientes se presionaron sobre su labio inferior durante un mísero instante antes de sacudir su cabeza y volver a posar sus ojos sobre él—. De todas formas, supongo que será suficiente para informar a tus Caballerizas.
España parpadeó antes de arquear ligeramente su ceja.
—¿Mis Caballerizas?
Irlanda asintió con la cabeza, con su atención fija en el animal.
—Aunque no sea un ejemplar puro después de tantos años, supongo que se tendrá en cuenta su linaje. —Sus dedos se deslizaron hacia el nudo de la cuerda en torno a su cuello y lo aflojaron hasta que esta cayó al suelo por su propio peso. España desenrolló el resto de su mano y permitió que también tocase el pasto—. No tendrá el mejor aspecto, pero supongo que, al cruzarlo con las yeguas adecuadas, dará mejores.
Él inspiró hondo y despegó sus labios, aunque el único sonido que pudo salir de ellos fue una ligera risa.
Irlanda lo fulminó con la mirada.
España necesitó apretar la boca para evitar estallar en carcajadas.
—Adonis fue un regalo para ti.
Sus cejas ni siquiera se inmutaron.
—Sabes bien que te lo hubieses llevado de no ser por el tamaño de la barca y tus hombres —masculló—. Y por más feliz que fuese entre las yeguas que conseguía reunirle, siempre añoró tus tierras.
Él chasqueó la lengua y extendió su mano hacia ella.
—Clío fue un regalo para ti.
—Y nunca me llegó a hacer caso porque sabía que era la razón por la que había tenido que abandonar la comodidad de sus establos. Y luego se escapó.
España apretó sus labios.
—Pues permite que Morfeo, que ya está acostumbrado al clima irlandés, sea mi regalo definitivo. —España se apresuró a tomarle la muñeca, presionarla y evitar que pudiese siquiera abrir la boca—. Y no admito protesta. De hecho, si me lo permitieras, te compensaría lo pagado por él.
Irlanda parpadeó, aunque terminó por resoplar y dirigir sus ojos hacia Morfeo, que había agachado la cabeza y arrancaba las briznas más cercanas.
—Habrá que cruzarlo —musitó.
—Mientras que no sea con una burra, cualquiera de tus yeguas sirve.
—Salvo Aoife —respondió ella, apuntándolo con su dedo índice.
España no pudo retener la carcajada.
—Salvo Aoife, aunque no creo que sea capaz de reproducirse. Lucero lo ha intentado, y no lo ha conseguido.
Irlanda murmulló algo entre dientes, pero España decidió no darle demasiada importancia más allá de un ligero bufido. A continuación, ella se separó del animal y se dejó caer sobre el plano capó verde del coche con un profundo suspiro.
—¿Y qué hacemos? —Sacudió su cabeza hacia el vehículo—. ¿Conduces tú?
España dio un paso hacia Morfeo y le colgó el brazo sobre el cuello. Pudo percibir cómo se tensaba, aunque no hubo ninguna sacudida para apartarlo de él.
—Creo que lo mejor sea ver cómo se desenvuelve de aquí a Dublín, con las correspondientes paradas. ¿Puedes sacar la manta del maletero, por favor?
Irlanda señaló hacia sus pies; hacia aquellas botas de cuero altas y sus pantalones ajustados de un color crema, y, a continuación, sacudió la cabeza hacia los zapatos de España.
Este agitó su mano y chasqueó la lengua.
—Por algo me he traído unos que ya están gastados.
Irlanda lo miró fijamente durante unos cuantos segundos antes de resoplar, rodear el coche y abrir el pequeño maletero del coche. De él extrajo una manta de tartán de un rojo intenso, que terminó por situar en brazos de España.
Este de inmediato la extendió sobre el lomo del caballo, sin apenas movimiento en respuesta. Sin embargo, cuando España enganchó sus dedos en sus crines y dio el salto para situar su torso contra su lomo, el caballo alzó su cabeza y soltó un agudo relincho.
Él logró colgar una pierna de cada costado y presionar sus talones sobre estos antes de que Morfeo alzase sus patas delanteras en el aire. España se mantuvo pegado a su cuerpo hasta que el animal decidió volver a apoyar los cascos, instante en el cual soltó una coz.
Una vez que el caballo se detuvo y soltó un resoplido, España se irguió y palmeó su cuello.
—Tranquilo, Morfeo —masculló él.
El caballo emitió un bufido, aunque comenzó a avanzar a paso lento cuando él le dio un ligero toque con los tobillos.
A continuación, España alzó su cabeza hacia Irlanda con sus comisuras alzadas.
—Es él.
Irlanda puso sus ojos en blanco, aunque él pudo percibir la forma en la que las esquinas de sus labios se habían crispado. En cuanto ella se hubo metido en el coche, España decidió pasar a un trote ligero.
El resultado no le decepcionó.
~Ambientado en 1985.
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Al principio, tenía planeado este fic como regalo de cumpleaños. Luego, lo cambié por una historia de piratas que terminó siendo de todo excepto de piratas (es decepcionante), pero constaba de 3 capítulos, y yo, para estas fechas, ni siquiera he llegado a la mitad del primer capítulo, por lo que volví a la idea original.
(El otro espero tenerlo terminado para el SpaIre's Day.)
Y sí, esta es la conclusión del tema de los caballos.
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Todo tiene un precio a menos de que sea más valioso que un precio, por lo tanto todo es invaluable, y nada no es gratis.
Nada es tentador si lo hacen parecer valioso
Todo es inapreciable si lo hacen parecer transparente
Depende la persona todo es transparente y opaco
Más que todo era inalcanzable, lo irrisorio está hecho para ser hilarante y juguetón
Lo divertido está hecho para ser serio y formal, y al revés
Lo aburrido está hecho para ser placentero
Disfrutar y mucho más para más que todo
¿Qué se le puede agregar?
Todo a todo
Más a lo más de lo que, quien, como sea
Nuevo a lo más actual y reluciente
Viejo a lo más antiguo
Antaño a lo contemporáneo y posterior
Temporalidad a lo atemporal
Eternidad a lo efímero
Belleza a la fealdad
Vertiginosidad a lo horripilante
Cualidades al sentimiento entre más profundo mejor
Cuantiar cada cosa
*Brayan Ksc E. B.
Género único inaugurado (lleve sus pinchos de pescado... )...
Patricio: 25 (referencia EXPLICADA)
P. D.
Me hace falta tiempo para aprender más palabras que llenen el agujero argumental del idioma español
Podría poner palabras como fractal pero no funcionan, ocaso, sorbido,... mmm otro ejemplo eclesiástico dogma
Son palabras innecesarias a menos que escriba un libro medio inútil para mis entenderse y diferencialmente escueto.
A lo que voy sí puedo llenarlo de palabritas y todo pero no es una obra literaria, y aún así mi léxico no está abastecido para poder hacer de cada obra una obra maestra.
Puedo vaciarme la imaginación pero no me complace de hecho es increíble o nada. Y me sentiría insatisfecho con el resultado.
Sí, no voy a llenar el mundo de basura que pretende ser arte.
Ya me silencio..
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Una sola vela negra.
22:59. No fumo, estoy en la bañera. Soy consciente de que debería dejarlo.
Oscuridad. La tenue luz de una vela negra. Dejo caer mi ropa al suelo, despreocupada, y me enfrento a mí desnudez, tan desagradable como familiar. Da igual.
Entro despacio al agua, permito que inunde cada poro, que circule por mis capilares y rellene cada microscópica grieta de mi piel. Humea, pero sólo se percibe a través de la casi inapreciable luz de la llama. Arde y me quema la piel, pero arroja claridad como un jarro de agua fría. No está lo suficientemente caliente. Quizás nunca es suficiente.
De cualquier manera, me relaja, me ayuda a conectar. Relaciono conceptos, sentimientos, emociones, en un desesperado intento por racionalizar lo que me pasa. Saco conclusiones. No me gustan.
El trauma subyace, se adhiere a mí, me infecta, me ensucia. A menudo pienso en mi relación con el ardiente agua en el que me sumerjo. Tal vez me limpie, de alguna manera. Tal vez me engaño.
Intento conectar con emociones, averiguar qué siento exactamente. Hoy no ha funcionado, pero no estoy enfadada conmigo misma, no me torturo más allá de las consecuencias de mi actitud. Sólo me da pena.
Me he vuelto a encontrar a mí misma triste, con esa lástima que me invade tras sentir que estoy fuera de lugar. Qué sorpresa volver a ser una niña asustada que se abraza las piernas y no es capaz de reaccionar.
Pero miento. Mi mente está activa, a menudo atenta a cualquier estímulo, y responde ágil con la premura de siempre. Es mi cuerpo el paralizado, que decide que no le apetece seguir con la vida ahora, que toca descansar un poco. Y sé que no pasa nada.
Ahora me conozco, me entiendo, me analizo, y soy capaz de apreciar como mi yo ha intentado ir superando esa necesidad de desaparecer. Antes un golpe o una frase alta bastaban para poner mi mundo a implosionar. Creo que ahora es solo una coraza, una forma de desaparecer un rato. Vuelvo a abrir el grifo del agua caliente.
En el fondo sé que está todo bien. Que solo he tropezado un poco. Pero es que estoy cansada de los pinchazos por todo el cuerpo, y creo que afectan a mi humor. O tal vez esto sólo sea otra vulgar excusa.
Arde.
Cierro el grifo.
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Lecturas del Lunes de la 9ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas del día 3 de Junio de 2024
Primera lectura
Comienzo de la segunda carta del apóstol San Pedro 1,1-7 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como a nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor. Su divino poder nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con su propia gloria y potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes prometidos, con los cuales podéis escapar de la corrupción que reina en el mundo por la ambición, y participar del mismo ser de Dios. En vista de eso, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor. Palabra de Dios
Salmo
Sal 90 R/. Dios mío, confío en ti Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.» R/. «Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación.» R/. «Lo defenderé, lo glorificaré, lo saciaré de largos días y le haré ver mi salvación.» R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Marcos 12,1-12 En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia." Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?» Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon. Palabra del Señor
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Periodo Gótico
El periodo gótico comenzó después del fin del periodo románico, el cual no sobrevivió mucho tiempo. Europa en sí, siempre fue reconocida por sus constantes cambios, desde las ideas, filosofías hasta algo tan típico como la costura e incluso la arquitectura. No fue mucho tiempo después del periodo románico, que los artistas comenzaron a explorar diversas maneras de cómo enriquecer la fachada de los monasterios e iglesias las cuales eran capaces de ridiculizar a otras, en el ámbito artístico.
El estilo Gótico nace en el norte de Francia, en tal territorio se explorarán técnicas las cuales innovaron en la arquitectura. El descubrimiento de cómo abovedar las iglesias gracias a un sistema de vigas cruzadas, permite a los arquitectos explorar mayores ideas que los normandos. A parte de ello también se comenzó a practicar nuevas formas de construcción, tales como el dejo en uso de paredes de piedra muy pesadas, cuyo desuso trajo consigo los vitrales.
Por otro lado, el estilo gótico no sólo renovó la estética, sino que proporcionó a los fieles de la iglesia descubrir un nuevo mundo respecto a la religión. “Habrían oído hablar en himnos y sermones de la Jerusalén celestial, con sus puertas de perlas, sus joyas inapreciables, sus calles de oro puro y vidrio transparente (Apocalipsis 21). Ahora, esa visión descendió del cielo a la tierra.”
La belleza de los vitrales generaban en los fieles una conexión con la belleza divina, mayor confianza en el mundo y la misericordia de dios, algo que anteriormente no se logró conseguir. En periodos pasados las iglesias de religión católica, eran frías y oscuras, con un ambiente militar.
Un gran ejemplo de las iglesias góticas es Notre-dame de París, “Tan diáfana y sin esfuerzo aparente es la distribución de pórticos y ventanales, tan flexible y gracioso el trazado de Las galerías, que nos olvidamos del peso de este monte de piedra, pareciendo elevarse el conjunto de la estructura ante nuestros ojos como un espejismo.”
Ende el arte gótico asciende hacia los cielos, se incorpora mayor luminiscencia y líneas asimétricas. A su vez el muro pasa a ser un elemento secundario y los pilares toman mayor importancia.
En el caso de la pintura, esta comienza a separarse del arte “mural” y se empieza a utilizar el arte en tablillas las cuales podían ser desplazadas con mayor facilidad. Las esculturas por otro lado toman un aspecto más naturalistas y menos simbólicos, a su vez las mismas comienzan a ser más individuales. Las figuras representadas tienden a ser religiosas e históricas.
En este periodo histórico se realizaron varios programas arquitectónicos religiosos y civiles, al referirnos a civil hablamos de los ámbitos no religiosos.
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PAQAMD – 78
PAQAMD - Episodio 78 Pero las predicciones del médico fueron espectacularmente equivocadas. Por primera vez desde que comenzó a servir al Emperador, Rutger cayó en un sueño profundo. Tuvieron incluso que comprobar con frecuencia para ver si estaba muerto. Parecía que una pieza del rompecabezas, Leonie, le había traído la paz que tanto anhelaba. Todos en el palacio imperial contuvieron la respiración y caminaron de puntillas. Porque él era un Emperador que destruiría no solo sus vidas sino también a tres generaciones de su familia si osaban perturbar el dulce sueño de las tres personas. Pasó un día y medio y Leonie fue la primera en abrir los ojos. El médico que estaba a su lado se acercó apresuradamente. Leonie se llevó el dedo índice a los labios y pidió silencio. El médico asintió y dio un paso atrás, y la enfermera le ofreció con cuidado un poco de sopa. Mientras miraba a Emile acostado a su lado, ella se sintió llena incluso sin comer. Pero no pudo evitar terminar la sopa rápidamente porque no tenía suficiente energía. Lo único en lo que podía pensar era en llamar a Franz lo antes posible. En ese momento, notó a Rutger durmiendo como muerto en la cama de al lado. Cuando la expresión de Leonie se arrugó, el médico murmuró como si estuviera poniendo una excusa. “Su Majestad no ha podido dormir bien. Es la primera vez que lo veo dormir tan profundamente.” (Médico) El doctor susurró suavemente. Sin embargo, la Emperatriz, que apareció de repente, parecía no tener ningún interés y simplemente lo ignoró. Toda su atención estaba en Emile. Ella acarició con mucho cuidado a Emile y lo tocó aquí y allá. “¿Cuál es la condición del niño?” “Su Alteza se encuentra en circunstancias muy especiales, pero goza de buena salud.” (Médico) “... ¿Qué dijiste?” “Ah, Su Majestad lo ha inscrito en el registro familiar como su hijo.” (Médico) Entonces el rostro de muñeca de Leonie se distorsionó. Las personas que custodiaban la cama no podían entender. El imperio prosperaba gracias al mejor estratega y sabio de todos los tiempos. Había algunas cosas que salieron mal, pero ¿Qué persona no tiene defectos? Era un gran honor ser hijo de un Emperador así, pero la Emperatriz no ocultó su disgusto. Leonie decidió que necesitaba saber más sobre la situación. Acarició suavemente la mejilla de Emile una vez más y se levantó con cuidado de la cama. Luego chasqueó los dedos y salió silenciosamente con el médico. “¿Cuánto tiempo ha pasado desde que el Emperador subió al trono?” “Han pasado diez inviernos.” (Médico) Para Rutger, fue su primer sueño profundo en diez años. Leonie miró a Rutger con una expresión que no mostraba compasión y luego miró de manera amorosa a Emile nuevamente. A diferencia de la expresión de su rostro cuando miró al Emperador, estaba lleno de tristeza. “¿Dónde está Mark?” “¿Lo conoce?” - Preguntó el doctor sorprendido. Por supuesto, Leonie no respondió. Aunque parecía joven, tal vez recién convertida en adulta, el médico bajó la cabeza, abrumado por una energía que no se atrevía a tocar. “Es inapreciable. Ahora, por favor espere un momento.” (Médico) El médico casi salió corriendo. Mark apareció antes de lo esperado. “¿Me llamó?” (Mark) “¿Por qué el Emperador registró a Emile como su hijo?” “Porque él es la persona que Su Majestad la Emperatriz estuvo buscando desesperadamente.” (Mark) “¿Significa esto que, si tengo mucha curiosidad, deberías preguntarle directamente al Emperador?” Mark estaba un poco avergonzado. Sinceramente, no quería tratar con la Emperatriz. Desde hace mucho tiempo, el Emperador perdió los estribos cuando se trataba de ‘Neoni.’ Además, ella tiene la capacidad de cruzar el tiempo y el espacio a través de las pinturas. Las habilidades mágicas y sobrenaturales desaparecieron, y comenzó una nueva era cuando el Emperador arrancó los labios del Maestro de la Espada. ‘¿Podrá el pueblo aceptar a una Emperatriz que regreso siendo tan joven?’ (Mark) Lo único que quiere el pueblo del imperio, que ha soportado una cruel guerra civil, es estabilidad. Como Primer Ministro de ese país, Mark quería evitar ser una persona que causara caos en el imperio. Pero había algo en ella que hizo que incluso él, que había alcanzado el nivel más alto de habilidad con la lanza, se estremeciera. Aunque era diferente de Rutger, era igual de abrumador. “Pido disculpas. Cometí un gran acto descortés hacia la Emperatriz consorte, esposa del Emperador, con la esperanza de que conociera su sinceridad preguntándole directamente a Su Majestad. Por favor, perdóneme.” (Mark) “Supuse que era más probable que dijeras la verdad a diferencia del Emperador, que utilizó a un gremio falso y a ti para difundir información falsa sobre el Norte. Es deber de un sirviente fingir morir cuando un superior se lo ordena, entonces, ¿qué podría pasar contigo?” Los ojos de Mark temblaron levemente ante la dura crítica. Leonie lo provocó deliberadamente. Era un hombre orgulloso. Si lo descubren mintiendo y su orgullo resulta herido, le revelará la verdad honestamente. Como era de esperar, el mismo rostro se quebró, revelando una expresión ligeramente resignada. “Lo conozco desde que era joven, pero ustedes dos eran los únicos que a Su Majestad le importaban.” (Mark) “Por ustedes dos, ¿te refieres al niño que concebimos?” “Tiene razón. Mientras tanto, ha estado buscándolos desesperadamente a los dos y cuidando de Su Alteza Emile. Esperando que Su Majestad la Emperatriz estuviera complacida.” (Mark) “Entonces el Emperador a mí...” No quería usar la palabra amor. Una persona que supiera lo que era eso nunca la habría descuidado tanto. “...Supongo que esto significa que tengo ventaja en mi relación con el Emperador, ¿verdad?” “Es absolutamente superior.” (Mark) Mark lo admitió con un suspiró. “Su Majestad el Emperador ha estado esperando este día durante mucho tiempo.” (Mark) “Yo también, pero el problema es que lo que él y yo estábamos esperando es diferente.” “Es un santo respetado por todo el pueblo y gracias a él el país se ha vuelto más estable que nunca. Por favor, no sacuda a Su Majestad, se lo ruego con mi vida, Su Majestad.” (Mark) Leonie se frotó la barbilla, chorreando arsénico. “Si es tu vida. Apuestas algo muy trivial.” Las cejas de Mark se fruncieron ante la respuesta, que era bastante diferente de su apariencia amable. “Llama a mis doncellas y retírate.” Leonie agitó la mano como si ahuyentara una molesta mosca y dio la orden de despedida al invitado. Mark retrocedió al darse cuenta de que Rutger tenía una grave debilidad. Después de que él se fue, las doncellas entraron inmediatamente a la habitación donde ella se alojaba. “Voy a tomar un baño.” “Lo prepararé de inmediato. Sin embargo, el Palacio de la Emperatriz no se ha utilizado durante mucho tiempo... Creo que llevará algún tiempo.” (Doncella) “Usaré el baño en el dormitorio de Su Majestad.” “¿Lo hará así? Será mucho más conveniente porque está cerca.” (Doncella) Las doncellas se movieron muy silenciosa y rápidamente. “No hay necesidad de una asistente. Todas váyanse.” Tan pronto como Leonie les ordenó, desaparecieron como humo. Leonie entró en la bañera rápidamente preparada, se sumergió en el agua y juntó las manos. Parecía que sería de gran ayuda que Rutger estuviera actualmente loco por ella. ‘Definitivamente lo usaré.’ Fue cuando. Su cabeza dio vueltas y se sintió extremadamente mareada. Parecía que las secuelas de lo que pasó aún persistían. Esperó hasta que el mareo disminuyó y luego salió silenciosamente del baño. Y buscó la ropa... que no había. Allí sólo había una bata. Aunque era muy lujosa, era imposible andar usando solo eso. “¡Uf!” Era absurdo, ni siquiera era un cazador escondiendo un traje de alas de hada. Estaba pensando en encontrar un retrato de Emile para regresar al pasado, pero pensó que sería más rápido dibujarlo ella misma, así que entró a la oficina dentro del dormitorio. Pero no había papel, ni siquiera un instrumento para escribir. Leonie salió a buscar herramientas de dibujo y se detuvo en seco. Todas las criadas estaban arrodilladas y tumbadas boca abajo en el suelo. “Su Majestad, por favor ayúdenos.” (Doncella 1) “Tenga piedad de nosotros.” (Doncella 2) Las doncellas apelaron con el sentimiento de casi vomitar sangre. Leonie suspiró brevemente mientras intentaba corregir el título. Al mirar sus expresiones desesperadas, parecía que sería inútil. “Jefa de doncellas cuénteme la situación.” Entonces la mujer que iba delante levantó la cabeza. “El Emperador lo ha ordenado. Que no le dejemos hacer ningún dibujo...” (Jefa de Doncellas) “¿Significa que me van a encerrar?” “¿Cómo nos atreveríamos a hacer eso? ¿No puede simplemente tomar una decisión después de una discusión exhaustiva con Su Majestad el Emperador?” (Jefa de Doncellas) La voz de la jefa de doncellas, que era vieja y exudaba nobleza innata, temblaba levemente. “¿A qué le temen?” La jefa de doncellas mantuvo la boca cerrada como una almeja. Sabía que Rutger estaba provocando este desastre, pero necesitaba estar segura. Leonie, que no quería perder el tiempo, señaló a la doncella que parecía más joven. “Dilo tú.” “¿Sí? ah... Yo, quiero decir.” (Doncella 3) “Habla honestamente y sin mentiras. Si añades la más mínima mentira, te cortaré la lengua.” Las doncellas se sorprendieron al oír eso. La Emperatriz parecía tener un temperamento tan terrible como el del Emperador. “Su Majestad el Emperador es misericordioso con su pueblo. Pero para los nobles...Bueno, vimos cómo castigaba a sus enemigos y con qué rigor castigaba a los nobles que desobedecían sus órdenes. Si Su Majestad descubre que se ha ido, uf... Nunca nos perdonará.” (Doncella 3) “A Su Majestad, por favor infórmele.” (Doncellas 4) Las otras doncellas también sollozaron al unísono. ‘Se ven realmente asustadas.’ Cuando pensaba en el joven Rutger, que se comportaba como un niño tierno, no podía imaginarlo. “Cállense. ¿Cómo se atreven a decir algo así en mis narices?” (Jefa de Doncellas) Afortunadamente, la jefa de las doncellas recobró el sentido y reprendió duramente a las criadas. Sus gritos se fueron extinguiendo gradualmente. Leonie, que se frotaba la frente como si le doliera la cabeza, abrió la boca. “...Entonces hagámoslo así.” Leonie pidió papel y lápiz. Pero nadie se atrevió a moverse descuidadamente. “Bueno, si vuelve a desaparecer en la imagen, ¡uf!” (Doncellas) Algunas de las doncellas empezaron a llorar como niños. “¿Tal vez lo sepan?” La jefa de doncellas no se atrevió a hacer contacto visual y simplemente puso los ojos en blanco. “Hace diez años, cuando desaparecí de la cárcel, no había papel ni bolígrafo.” Cuando Leonie se llevó el dedo a la boca y mostró los dientes, las criadas palidecieron. Leonie dijo en voz baja. “Me aseguraré de que estén a salvo hasta que regrese, así que entréguenselo en el momento apropiado.” Oh, la jefa de doncellas se tragó un gemido y se puso de pie. Las doncellas tomaron la carta que Leonie había garabateado rápidamente y se retiraron. Anterior Novelas Menú Siguiente Read the full article
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Siempre me gustaron las cosas brillantes, como el oro y el sol, por ejemplo.
Pero realmente no sabia que habían cosas mas brillantes que esas, algunas simplemente inapreciables a la vista.
Un billete perdido en una malla, una tuca en el bolsillo del pantalon de ayer, la birra que solto una risa sincera con un amigo, mi piel y yo, que brillamos en lo simple de tu presencia, tu forma de tratarme y de hablar, sere yo? Es que no se si me prendes fuego o me haces desprender energia que solo veo en el efecto de tu amor.
Cosas brillantes hay en todos lados, pero me di cuenta de que ya no me gusta el oro, ni lo valioso a la simpleza del ojo cotidiano. No desde que te vi a vos y esos ojos, que brillan muchisimo, muchisimo mas.
Incluso mas que el oro, o que el sol.
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Aries encima de Júpiter y Neptuno y un arco iris casi inapreciable encima de ellos
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Uno de los hechos históricos que más gracia me hacen de Felipe IV es que llegó a prohibir por mandato real que los hombres llevasen la lechuguilla al cuello el 11 de febrero de 1623.
Y me resulta aún más gracioso el pensar que probablemente España se sintiese aliviado con tal medida. No es para menos; imaginaos pasar de un simple cuello a una gorguera con lechuguilla moderada (Carlos I) —que al principio era reconfortante—, y de ahí a una gorguera con cuello alto con una pequeña lechuguilla (Felipe II) hasta la locura de lechuguilla (Felipe III) en la que, si se distraía, le comía la barbilla.
Creo que el impacto es mayor con imágenes.
Aunque en la imagen es Isabel de Portugal quien lleva la gorguera con una lechuguilla moderada, casi inapreciable.
Felipe II, en 1565. La gorguera se encuentra oculta, dejando solo ver la lechuguilla.
La locura máxima... A lo largo de todo su reinado.
Y después esto, el llamado cuello golilla. En otros retratos de Felipe IV, más mayor, se le puede ver con el cuello valona.
Como curiosidad, Felipe IV lo hizo para reflejar esa lucha contra la corrupción del reinado anterior —vamos, el Rey de las buenas ideas que terminaron mal, como Alfonso XIII—, y huir de las tendencias que exportaba Francia, volviendo a refugiarse en la sobriedad.
De hecho, la lechuguilla llegaba a costar a doscientos reales, mientras que la golilla rondaba los cuatro.
#aph spain#hws spain#historical hetalia#(podéis también ver el claro desarrollo de la prenda en el dibujo de «Don Antonio»)#hay muchos escritos en el Siglo de Oro que se burlan de ella#y no es para menos#felipe iv
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"Me ha costado diez años conquistar lo que hoy me parece inapreciable: un corazón sin amargura. Y como tantas veces ocurre, una vez superada la amargura, la he encerrado en uno o dos libros. Así, siempre seré juzgado por esta amargura que ya no es nada para mí. Pero es justo. Es el precio que hay que pagar."
Albert Camus
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INOCENCIA
By Neus Bonet i Sala Inocencia y libertad marcadas por detalles inapreciables que transforman vivencias tras nubes llorando lágrimas de burbujas que …INOCENCIA
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