#imcanada
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Ron Zalko, visionary,founder & Sponsor of IRONMAN Canada in Penticton 1983. 2-time competitor in the Hawaiian IRONMAN World Championship in Kona, 1981 and 1982. In this photo, Ron (on the right) was helping one of the athletes cross the finish line during 1983 race in Penticton. #IMCanada #ironmancanada #IMC #canada #penticton #bc #triathlonl
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Well if you don't know I'm Canadian #hetaliacanada #canada🇨🇦 #realcanadian #imcanada #imcanadian #realcanada #canadacosplay #canadacosplayer #fiy
#hetaliacanada#realcanada#imcanadian#canadacosplay#canada🇨🇦#realcanadian#fiy#canadacosplayer#imcanada
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I tried to do some more trail running since it’s cooler in the shade and easier on the knees & joints. Welp, I failed. Took the dog out, realized she was way too hot (she bit me every 2 mins on the hand, on the butt, or on my leg, her signal that she’s over it) so I finally turned her around and took her home. 2.8 miles. I wanted to hit around an hour total, so I came back and thought I’d log another 3-4. But then I got lost on the trail.
(wth, I could have connected those at the top and made a loop, but no, I made my life worse by doing a double out and back.)
I wound up doing 8.8 total today, definitely more than my planned hour. But the dog is wiped out and she got some time in the woods. I now (sort of) figured out more of the trails I’ve been meaning to explore forever (this is my post-Ironman doing new things activity :) ) And I realized even though I’ve felt appropriately sluggish during this recovery, that I’ve still got some gas in the tank when I need it. I also saw these beauties on the trail just feet away from me:
Bonus perfect shot opportunity for when you’re running with Google Maps actively open in the background so you can figure out where the hell you are. Bigger bonus: I finally got to my neighborhood Saturday farmer’s market in time for fully stocked booths, fresher produce, and still-cold cheeses and frozen products. Finally dusting off the cobwebs after a busy week and a hesitation around being overly active, which was necessary. But then, there comes a day you gotta rip off the band aid whether you intended to or not!
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Because @ironmantri are brutally hard but also so much fun!! #lovethepain #makeitfun #imcanada #ironmantri (at IRONMAN Canada & IRONMAN 70.3 Canada)
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I chose @ironmancanada For #2 because I wanted a really hard course. Well, I got it; I got a bear. I got a bear of a course, a bear for a medal, and there was literally a bear on the run course for the second year in a row. Through the hardest parts of the day, I couldn't stop thinking about when I'd see these three smiling, cheering faces next. They stuck it out through a longer-than-predicted finish time and Miles was a little trooper! I'm thankful for these three more than I can say, and for all the messages and posts today from friends and family, too. Full course review coming later when I have something that involves less four letter words. Brutal? Yes. Worth it? Always. @ironmantri #IMCanada (at IRONMAN Canada & IRONMAN 70.3 Canada)
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Race start at Ironman Canada in Whistler just now. Love the energy at races! @tedcochrane #imcanada #ironman #ironmancanada #triathlon #racing #plantbasedathlete #vegan #veganathlete (at Alta Lake, Whistler)
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So I'm in Canada
For a week Then going to Seattle to see my Aunt and Cousin, etc For another week 2 weeks Without my computer ;-; Help
#OnVacation#ImCanada#NotGonnaPost#For2Weeks#IsWhatIAmSaying#;-;#IDon'tHaveMyComputerWithMee#Whyyyy#MomWhyyy#IGotContacts#TheyAreForDrill#TheyAreOnlyUsedForOneDay#Like#IHaveAPackOfThem#AndIUseEachForOnlyOneDay#LikeTheyAren'tOnePairThatIUseForTheRestOfMyLife#Understand?#And#MyMomMadeMeCutMyHairRealShort#So#I'mSad#CauseILikedMyLongHair#IWantMyHairBack#AndOnTopOfThat#MyHairTakesForeverToGrow#So;-;#AndThenTheInternetInThisHotelIsPoop#Help#IMissMyBed#OneOfMyClosestFriendIsMovingToWashington
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#fortiusracing #fortiuscoaching #triathlon #training #ironmantri #imcanada #imboulder #swimbikerun #cycling #socal #summer We managed to get our long ride in before the huge thunderstorm hit to send off Celin to her Ironman in Canada next week!
#summer#triathlon#imcanada#fortiuscoaching#ironmantri#imboulder#training#socal#fortiusracing#swimbikerun#cycling
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A runner starting the marathon after 180km of biking. In the background another athlete airlifted to hospital. It takes about 1/1000th of a second shutter speed or greater to stop a propeller in action. This was shot at 1/4000 #ironman #imcanada #whistler #canon5d3
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2 months til IRONMAN Canada! September 26, 2021 in #Penticton #BC #Canada #IMCanada #IRONMANCanada #AnythingIsPossible “Success is not final, failure is not fatal: it is the courage to continue that counts”.~ Winston Churchill
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Mapppppppppppppllle #aphhetalia #aphcanada #albrassardcosplay #canada #maplesyrup #maple #imcanada
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I'm @onnit. In my #imcanada run special needs bag, I chose an #onnit warrior bar. That'll be an awesome treat at the end of an ironman. #furtherfasterforever (at Ironman Canada)
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Finished @ironmantri 70.3 Syracuse! Good warm up for my big #ironman #whistler next month! #IMCanada
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Crossed the finish line and I "just want to lay down"... #exhausted #imcanada #ironmantri (at IRONMAN Canada & IRONMAN 70.3 Canada)
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In honor of #globalrunningday , this may shock you, but, I ran. But mostly because my training plan told me to. (Where are you, #imcanada ?! These mid-week 8 milers are scraping away at my soul!)
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"Aldo, you are an Ironman"
4:45 AM
Suena el despertador. Ni por asomo tengo ganas de regresar a dormir. Doy inicio con el itinerario planeado. Reviso Facebook sin leer, sino pasando las noticias de estado sin siquiera detenerme a ver. Es como una rutina mecánica que pretendo llevar a cabo como de costumbre, a reserva que el día ha llegado.
Mi cabeza está en otro lado. Trato de repasar una vez más lo que puse en cada bolsa. En la de la transición 1 estaba mi jersey y mi short de ciclismo y... ¿dónde puse los calcetines? Así iba repasando una y otra cosa, hasta que me di cuenta que aunque quisiera, ya era irremediable cualquier error cometido. Habría que asumirlo y resolverlo en el camino.
No podía concretar un solo pensamiento. Brincaba de una idea a otra y la ansiedad se empezaba a hacer presente cada vez más.
5:00 AM.
Conforme a lo planeado, suena la puerta. Es el room service del hotel que me lleva mi licuado, mi espresso doble y mis panes con mermelada. Parece que hacer un pinche licuado es como armar un cohete. No pudieron seguir la receta de poner 3 cucharadas de avena, 1 plátano, miel y agua en la licuadora. Me llevaron algo que si me hubiera terminado, seguramente hubiera tenido molestias que solamente hubiera podido resolver con un baño en el medio de la nada. Me como mi desayuno. Simultáneamente mi familia se despierta; mis hijos se levantan a la primera llamada.
La adrenalina de la Libanesa (mi esposa) y mis hijos ya empezaba a sintonizarse con la mía. Su solidaridad se hizo notar desde el principio.
Inicié con el ritual para vestirme. Suficiente Chamois para evitar las rozadura en el primer tramo de la competencia... Entrada del primer Red Bull...
Bien. Todo listo para ir a competir en el Ironman de Canadá. Aquí el sentimiento ya era una combinación entre adrenalina y resignación increíble. Era estar subido en un tren del que ya no me podía bajar y que indudablemente llegaría a su destino. Así, con esa sensación me despedí de mi esposa y de mis hijos, de quienes recibí las palabras más amorosas que me dieron el último empujón hacia afuera.
Había que caminar hasta el "Lot 4", de donde partirían camiones hacia Alta Lake. Inicié ahí mi jornada con la consigna de que en todo momento, a toda hora, disfrutaría de este gran día. Así lo había yo decidido siguiendo la recomendación de todas las personas con experiencia en Ironman con quienes había yo platicado y era congruente con mi forma de entender este hermoso deporte.
Llegar al Lot 4 fue impresionante. Ver una organización perfecta para servir a los atletas a quienes nos mandaban a formarnos en unas filas para subirnos a unos camiones escolares que nos llevarían a Alta Lake. Los competidores, iban subiendo a los camiones rápido y parecía aquello como el transporte de miles (2700) de personas que irían a la batalla. En los camiones se oía el inconfundible acento nasal de los gringos, cuyo tema de conversación era hablar sobre porcentajes, números y demás... Ahí fue cuando empecé a ponderar cuál sería la estrategia a seguir: cuidar las piernas todo lo posible, para concluir el evento disfrutando cada segundo de el. A partir de ese momento, pude relajarme casi por completo.
Al llegar a Alta Lake pude pasar a donde había yo dejado mi bici. Había que cargarla con la comida y la bebida de la bici. El espectáculo era increíble. 2700 bicis formadas y los atletas estábamos, todos, afinando los últimos detalles previos al inicio de la competencia.
6:30 AM.
El sonido local anunciaba que en unos momentos iniciaría la competencia de los profesionales. Era momento de entregar ya la bolsa con la ropa que utilicé para ir para allá y ajustarme el wetsuit. Mierda. Se me olvidaba que como buen Cubby- One-Kenobi, no podía yo subir el cierre de mi wetsuit, hasta que algún buen samaritano se acercó a prestarme auxilio. Puse mi gorra, escupí a mis goggles, los tallé con el dedo y los puse en su lugar listos para el inicio de la competencia.
6:45 AM.
Suena el himno nacional de Canadá. Tengo un nudo en la garganta. Lo que he estado haciendo, es tratar de poner en mi mente de alguna forma más amigable la distancia que tenía por delante: 3.8 kms de nado; 180 kms en bicicleta y 42 kms corriendo. Era eso simplemente una locura y concebir todo eso como un solo evento, no cabía en mi cabeza. Así que hice hincapié en la idea que ya me había hecho. Nadaría sin problema la distancia, rodaría con trabajo los 180 kms y, para mi, la meta estaba en el km 30 de la carrera. Los últimos 12 kilómetros no tenía no puta idea de cómo iba a hacerle, pero el hecho de pensar en 42 kilómetros era una idea que no cabía en mi cabeza, así que dividirlo en 30 y 12 fue un modo de engañarme para pensar que sí podía hacer las cosas.
6:50 AM.
Suena el disparo. Salen los profesionales, no se de dónde.
6:51 AM.
Siguiendo a muchos competidores, me meto al agua y comprendo la línea de salida estaba ubicada entre dos boyas en el lago. Es decir, que había que echarse al lago y nadar hasta la línea de salida. Así lo hago. Meto mi primera pata al agua, seguido de la caricia al agua pidiéndole que me tratara bien. La temperatura del agua era agradable, como la de las Estacas; que con el wetsuit simplemente se hizo un tema sin importancia. Inicié mi camino a la línea de salida y al dar las primeras brazadas recordé la descripción que los organizadores habían hecho del lago: "The pristine shallow waters of Alta Lake", en donde yo me imaginaba nadando en aguas prístinas, cuando en la realidad es que eran más negras que las de Xochimilco. No contaminadas, pero si revueltas por la cantidad de nadadores.
Estoy ubicado la en la línea de salida. Adelante, a un lado y detrás de mi, un chingo de personas, con lo cual se fue al diablo mi estrategia de salir a nadar hasta atrás del grupo para nadar agusto. Aquí el tiempo ya era algo que pasaba sin sensación alguna. La adrenalina estaba ahí, presente, saliendo a cada momento. Echo un vistazo a mi alrededor; aún no amanecía, estaba ya clareando y el paisaje era brutal. El lago está en medio de las montañas con las puntas cubiertas por glaciares. Mi reacción, es decirme a mi mismo: " ve nomás en donde estás cabrón". Trato de fotografiar ese lugar y ese momento en mi cabeza, sonrío y suelto una carcajada, cuando de pronto, sin más...
6:59 AM.
Booooom. Huevos!!!
Era el disparo de salida de todos los competidores. Había que empezar el largo recorrido en este preciso momento, así que empiezo a nadar para adelante. Inicio tratando de hacerlo suave, para poder llegar a mi frecuencia cardíaca que me hiciera sentir cómodo y establecer así mi velocidad de crucero... Pura madre! Eso parecía como salmones a contracorriente unos sobre otros y había que nadar para permanecer en la superficie. Me pasaron por encima, pasé por encima. Golpee, me golpearon y en algún momento algún ardido me quiso arrancar el chip. Se la peló.
Afortunadamente en mis entrenamientos y en otros eventos me había tocado aguantar nadar en estas circunstancias y, manteniendo la calma, logré pelear por mi lugar en el cardumen.
Nadar ahí fue algo bellísimo. Mi técnica de competencia es respirar cada 3 brazadas. Entonces, cada vez que respiraba lanzaba mi mirada hacia las montañas. Así vi el amanecer, la salida del sol en medio de las montañas en un lugar verdaderamente hermoso y haciendo lo que más me gusta. Así que cada tres brazadas tuve la oportunidad de ver y sentir algo maravilloso. Desde el agua, el amanecer se torna diferente. Los colores que pinta el sol tienen un matiz diferente. Profundo.
Durante el evento experimenté alejarme del cardumen, cosa que fue algo contraproducente puesto que estar en él, favorece la corriente que se genera. Así que regresaba al grupo siempre, sin importarme los madrazos que me daban y sin cuidar el dar los madrazos que yo repartí. Fueron muchos. Muchos.
Una hora y veintidós minutos después del inicio, estaba yo saliendo del agua con una amenaza de calambre como el que me dio en Mazatlán y que por haber vivido esa experiencia, pude controlar a la perfección. Salí del agua con una enorme sonrisa en la cara, agradeciendo al Alta Lake su hospitalidad con este gordito. Caminé hacia la zona de transición y voltee una vez más para ver ese hermoso paisaje y agradecí a Dios estar parado en ese lugar, haciendo lo que estaba haciendo.
T-1.
Las transiciones de este evento serían diferentes a las demás. Sin prisas disfrutaría de ellas y buscaría serenar mi corazón para poder iniciar el siguiente segmento con un nuevo aire. Así lo hice, caminé y me ayudaron a quitarme el wetsuit; me entregaron mi bolsa con mi ropa para el ciclismo y me interné en la carpa para secarme y vestirme para la bici. Por ello, mi outfit era precisamente mi uniforme para la bici lo que implicaba que en la siguiente transición también debería de cambiarme. Pero no importaba, había que disfrutar cada momento de ese enorme día.
Salí de la carpa y me di cuenta que había nadado casi 4 kilómetros y que ya había logrado la primera parte del Ironman. Caminé hacia mi bici y para mi sorpresa me encuentro a.... MI HIJO! El Pichicuaz se había ido a buscar un baño y encontró unos baños cerca de la zona de transición, por lo que tuve la oportunidad de abrazarlo y besarlo antes de subirme a mi bici. Así, el siguió su camino al baño y yo me fui a la bici con el corazón hinchado de gusto por tener la oportunidad de llenar de besos a mi hijo, mismos que pedí que diera a la Cupertina y a la Libanesa.
BICI.
Salgo de la zona de transición con mi bici. Llego a la línea en donde debo montar en la bici, lo hago y en automático siento la fusión con mi bicicleta. Esa relación simbiótica que duraría no se cuanto tiempo, pero que el conocer tan bien la bicicleta, se agradece demasiado.
Siguiendo las recomendaciones recibidas, los primeros 10 kilómetros fueron tranquilos, dejando que el cuerpo notara la putiza que se le avecinaba.
Así, inició la prueba de la bici, con una enorme felicidad de sentirme en ella, en Canadá, en un Ironman. Realmente me sentía muy feliz. Sonreí en cada momento, subida o bajada, la consigna era disfrutar todo.
Y bien. Pues 180 kilómetros son muchos. Muchísimos. Traté de percibirlos por fases, los primeros 40 mi pensar fue que ya había rodado la distancia de un triatlón olímpico, a los 90 medio Ironman, a los 150 era mi récord de distancia en los San Giles y..., los 30 restantes?
La ruta fue bellísima. Salimos de Alta Lake para tomar la carretera hacia Vancouver unos 25 kilómetros, para después desviarnos hacia donde fueron los eventos de esquí alpino y de salto en las Olimpiadas de 2010, para de ahí regresar a la carretera con rumbo a Pemberton y de ahí, adentrarnos en 80 kilómetros de carreteras planas en medio de la campiña Canadiense.
Las vistas de montaña fueron preciosas, combinadas con lagos, ríos, glaciares y demás. Pero en el campo fue diferente, pues cruzamos por donde hay sembradíos de cereales y entonces los campos eran enormes, largos y cercados por montañas. Era un valle precioso lleno de colores, olores a rancho. Y bichos. Muchos bichos que se estrellaban en los lentes, en el casco y en los dientes.
Prácticamente toda la bici traté de estar en mis niveles 2 y 3 de esfuerzo con el propósito de cuidar mis piernas, pues con la experiencia del medio Ironman de San Gil (un desboque innecesario en la bici), no quería fatigar mis piernas. Eso me permitió disfrutar del paisaje, de las personas que animaban a todos los ciclistas y a platicar con todo aquel que se dejó. Las primeras subidas traté de hacerlas tranquilo, con calma, frenándome para no picarme con otros competidores, repitiéndome una y otra vez "no compitas cabrón; disfruta".
La cosa transcurrió excelentemente bien hasta el kilómetro 150. Cuando llegué a esa marca, sentí que ya estaba en terrenos no explorados en cuanto a mi experiencia, pues nunca había rodado más que eso. Pero no nada más fue eso, sino que esa marca era la señal de que empezaba la parte más dura y fuerte del evento: la subida de Pemberton a Whistler como remate de los 180 kms de bici, lo cual, no me tomó por sorpresa, pues en las gráficas del evento y en la junta previa, estaba anunciado que eso era verdaderamente una mentada de madre.
Los 30 kilómetros finales los hice, más o menos en 2 horas. En mi cabeza era como subir el Ajusco desde abajo, pero lo que más me espantaba era la idea de que llegando de esas subidas, vendrían 42 kilómetros a pie, lo cual paliaba con mi idea de que no eran 42, sino 30 más 12. Fueron criminales, más aún, porque yo trataba de conservar mi ritmo cardíaco bajo para no liquidar mis piernas. Esas subidas largas y pronunciadas, fueron suficientes para generar muchos fracasos de competidores que decidieron no seguir, para reventar las piernas de muchos otros y para acabar con la paciencia de otros más. Por mi parte, sólo quedaba jalar para adelante, a mi ritmo lento pero seguro, alimentándome e hidratándome conforme a lo recomendado y como mi cuerpo lo pedía.
Subir, subir y subir. Unas subidas más culeras que otras. Pero subidas interminables comparadas con subir al Ajusco por la izquierda, por el pueblo, para rematar en la frontera con el Estado de México.
Así, la entrada a Whistler se va haciendo cada vez más cercana. La zona conturbada anunciaba ya la terminación de este segmento del Ironman y todo el camino me llevó poco a poco, a la zona de transición. Me bajé de mi bici, le di un beso y un abrazo y se la llevaron a donde las estacionaban. Con otra sonrisa en la boca, me di cuenta de que había rodado 180 kilómetros, en Canadá, después de haber nadado 3.8 kilómetros, lo cual me hizo muy pero muy feliz. Agradecí la ruta de la bici volteando hacia donde remataba la ruta, abrí mis brazos y quise llevarme todo en un abrazo. Transcurrieron 7 horas y 2 minutos. Eso no lo sabía, pues nunca quise enterarme del tiempo.
T-2.
El éxito obtenido en las 2 primeras fases, fue fundamental para afrontar este momento. Mis piernas tenían un fuerte agotamiento y mi mente no hallaba cómo acomodar esos 30+12 kilómetros. Recogí mi bolsa y me adentré en la carpa a cambiarme.
Dentro de la carpa predominaban las quejas y sollozos de quienes se rajaron. Ahí encontré a un mexicano que se le quitó lo mamón cuando tenía una cara de exhausto impresionante. Por mi lado, decidí relajarme, sentarme, hacer ejercicios de estiramiento, secarme y cambiarme mi ropa por mi uniforme de triatlón. Me tomé unos dos vasos de agua, pastillas de sal, me puse mi gorra y, sin pensar más que el tercer tercio quedaba por delante, con un toro alegre que ofrecía una linda faena, tomé mi muleta y lancé mi montera a la Libanesa. Nuevamente estaba riéndome.
Run Forrest. Run!
Al salir de la zona de transición me tomé el tiempo de saludar a la gente que echaba porras. Choqué algunas manos y la que más recuerdo, fue la de un niño regordete que se emocionó mucho con haber chocado las manos conmigo. Así, salí de la zona de transición para adentrarme a los primeros dos kilómetros, en donde supuestamente mi cuerpo iniciaría la adaptación al nuevo movimiento.
Inicié mi carrera poco a poco, trotando leve, mientras seguía tratando de acomodar en mi cabeza cómo terminar esos 42 kilómetros, idea que se empezó a ver como posible, puesto que sí ya había nadado 3.8 kms y rodado 180, pues como que todo empezaba a verse posible.
Inicio mi carrera internándome en unas veredas preciosas. Más o menos como a 1.5 kilómetros de la salida, me encontré con un verdadero oasis. Mi esposa y mis hijos esperando a verme pasar. Paré a cargar gasolina. A llenar de besos y abrazos a la Libanesa, al Pichicuaz y a la Cupertina. Ver en sus ojitos lo que me querían decir, fue lo que llenó nuevamente el tanque y así, con ese empuje enorme, me lancé hacia adelante.
El circuito de la carrera medía 21 kms, con 440 metros de ascenso y estuvo compuesto de veredas en el bosque, en la Rivera de lagos de aguas glaciares de un color turquesa precioso y de ríos del deshielo donde había salmón y halibut, entre otras especies, con escenarios como los que pintaba el pinche greñudo de pelos chinos que salía en el 11, Bob algo... Como lo definieron los organizadores "breathtaking views" se cumplió perfectamente. La fauna también era de destacar, vi desde bald eagles hasta.... Un oso grizzly que vi a unos 3 metros de distancia.
Al principio, en las subidas más pronunciadas decidí caminar. Francamente el tiempo me valía madres. Mi consigna era disfrutar cada momento del evento, por lo que me paré a bailar, choqué cuantas manos me fueron ofrecidas y enseñé las chichis a unos simpatizantes de una organización en pro de la investigación del cáncer de seno, que para echar porras a los competidores, pusieron a un flaco feo con un brassiere a enseñar las chichis, así que devolví el gesto, ganándome una chingonsísima ovación.
Platiqué con mucha gente. Me tocó ver personas vomitando, otras al borde del colapso y otras más, finiquitando el evento con caras de fracaso.
Por mi lado, mi meta era llegar al kilómetro 30. Así, seguí hasta el kilómetro 17 en dónde se encontraba, de regreso, la marca del kilómetro 30, me acerqué, la toqué y le dije que al rato la veía.
El tema de la alimentación a la hora de la carrera fue una gran experiencia. El plátano, contrario a lo que yo pensaba, me creó un enorme malestar. Pero en cuanto me di cuenta que ese era el problema, que fue hacia el kilómetro 22 más o menos, todo empezó a cambiar y a fluir de un modo diferente....
En primer lugar, encontré nuevamente a mi familia. Fue suerte literalmente, pues ellos iban con rumbo a otro lado cuando pasé exactamente enfrente de ellos. Me detuve, los abracé a todos, les dije cuanto los amaba, los besé y me fui a concluir con lo que tenía pendiente. Quedaban 20 kilómetros por delante.
El ritmo subió y la velocidad mejoró bastante. Seguí al pie de la letra el consejo de Gaby que al primer pensamiento negativo, zas! Un riflazo de azúcar. Y si sirve. Mucho. Eso me mantuvo con un estado de ánimo increíble, disfrutando cada momento. Así llegué hasta el punto de retorno, en donde al pasar, grité a los que estaban ahí de que ya no los volvería a ver nunca más! Ya no era necesario, así que desde que inicié el retorno, empecé a disfrutar más cada momento, pues no se volvería a repetir ni volvería a estar ahí por primera vez.
Así, cuando pasé por el lago de aguas glaciares por segunda ocasión, abrí los brazos y lo abracé.
Llegué al kilómetro 30. La meta estaba cumplida. Así, quedaban sólo 12 putos kilómetros por delante. Sale fuerza de mi y empiezo a aumentar el paso. Fue también en ese momento cuando me di cuenta de que estaba anocheciendo. Me tocó ver uno de los atardeceres más bellos que he visto en mi vida, pues el sol al meterse entre las montañas, daba sus últimos rayos sobre los glaciares. Ahí reparé que llevaba haciendo ejercicio, literalmente, de sol a sol.
Me adentré en el bosque nuevamente y recordé al oso que había visto. Madres. Espero que el cabrón ya se haya ido a dormir y si no, que no traiga antojo de tocino. Aceleré el paso. En cada estación me paré a tomar la bebida de Power Bar (altamente recomendable) con lo cual seguía hacia adelante con mayor fuerza que nunca.
Poco a poco me fui acercando a Whistler. El sonido de la meta cada vez más se escuchaba más cerca. La adrenalina se empezaba a hacer patente cada vez más. Conforme me iba acercando, las personas que echaban porras más me impulsaban al decirme que cada vez faltaba menos, que ya lo había logrado. La sensación hacía brincar mi corazón cada vez más. No sabía que fuerza era más fuerte, si la que me empujaba del punto de salida o el imán de la meta.
La entrada a Whistler fue algo bellísimo. El sonido local se oía ya en plenas cercanías y conforme me iba acercando, la gente más se involucraba conmigo echándome porras. Así, entré a la zona de estacionamientos del Olympic Plaza de Whistler. Mis piernas se sentían increíblemente bien y todo iba de maravilla. Así, corrí hasta tener a mi lado derecho el trecho que llevaba a la meta y cuando iba a doblar hacia allá, interrumpieron mi camino para indicarme que debía seguir derecho para completar el circuito con el último kilómetro.
Conforme corría ese kilómetro, la adrenalina se apoderaba más y más de mi. Doy la vuelta y me mandan hacia un puente. Había que subir una subida más, la cual ataqué con toda mi fuerza. Empezaba a sonar Where the Streets Have No Name de U2, con ese riff de guitarra que va in crescendo incorporando al bajo y a la batería al ritmo de mis pasos, cuando de repente estalla la voz de Bono. Justo en ese momento, me encuentro en el inicio de la recta final que mide unos 120 metros, en donde se asoma al final el rectángulo de 2 metros de ancho por 3 de alto, que es la meta.
Todo para esos 120 metros. Ahí, justamente ahí, es en donde dejé atrás todo. Me apoderé de mi mismo y la distancia que había hecho antes, tenía la influencia de toda la gente que me llevó hasta ahí. Mis padres, mis hermanos, mis amigos, mi familia, mis errores, mis aciertos, mi vida profesional... Todo lo dejé ahí, para darme esos 120 metros para mi. Así, al iniciar ese glorioso recorrido lo único que pude hacer fue gritar y llorar mientras corría. La gente se estremecía junto conmigo y cada uno de mis gritos traía como respuesta una enorme ovación del público en solidaridad con mi sentimiento. Sentía las lágrimas salir y lo único que podía era gritar de emoción. Sentir mi cuerpo fuerte y hecho para llegar bien a la meta, sin que nada opacara la emoción fue un complemento extraordinario.
Los últimos 3 metros brinquė y lloré mientras gritaba de alegría. Crucé la meta y escuché "Aldo you are an Ironman" de la voz del maestro de ceremonias, lo cual fue el momento clímax. Me detuve, jalé tanto aire como pude y mirando al cielo volví a gritar de la emoción, lo cual me fue retribuido con una enorme ovación de quienes estaban ahí.
Mi momento había terminado y empecé a buscar con los ojos a mi familia. Los oía gritar pero no ubicaba donde. Así fue cuando se abrió el panorama y vi a la Libanesa con mis hijos compartiendo la euforia conmigo, gritando conmigo y sintiendo conmigo. No podía esperar para abrazarlos, lo cual tuvo que esperar, pues no me permitieron hacerlo. Pero debo decir que la invitación a los brazos de la Libanesa y mis hijos, me hacen recorrer 226 kilómetros en un solo día. O más.
Habían transcurrido 14 horas y 2 minutos desde el inicio.
#imcanada#Ironman Canada#Ironman Foundation#ironman foundation newton running#Triatleta#triathlete#triathlon#triatlon#swim bike run#ironman#health#salud#sports#lifestyle
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