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Conflicto en la Gobernación cruceña por suplencia temporal se agrava
La “telenovela” entre el gobernador Luis Fernando Camacho y el vicegobernador Mario Aguilera continúa en aumento, con acusaciones y respuestas a través de los medios de comunicación. Analistas y parlamentarios expresan su preocupación por la falta de propuestas y soluciones en este conflicto.
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Santa Cruz de la Sierra ¿El suceso histórico más importante de la historia contemporánea boliviana?
por José Octavio Orsag Molina
Mis inicios como historiador se dieron en las aulas de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz (Bolivia). Cuando se opta por una carrera en ciencias sociales o en humanidades en esta ciudad uno nota cómo algunos temas absorben el interés de la intelectualidad paceña. Los confines de la cordillera suelen atrapar los intereses temáticos de estudiantes, docentes e investigadores autodidactas, llegando en el mejor de los casos hasta las últimas estribaciones de la cordillera. Tal vez no es un problema paceño o boliviano, tal vez es el resultado de nuestras herencias coloniales. Ya la historiadora peruana Frederica Barclay reflexionaba sobre el andinocentrismo, que relega la historia amazónica y la reduce a un mero encuentro con la historia de los Andes como una frontera. Sin entrar a la historia amazónica, que ha sufrido su propio proceso de colonización simbólica como un espacio relegado a la naturaleza, en Bolivia se ha dejado también de lado de las narrativas nacionales la historia del crecimiento de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, entendiendo muy poco de su crecimiento, sus problemas y sus efectos sobre todo el departamento. Pudiendo ser este el suceso histórico más importante de la historia del siglo XX en Bolivia, resulta que comúnmente es reducido a una historia regional o regionalista. Es una historia que ha sido contada más como una reafirmación de la identidad local que como un fenómeno social, económico, cultural y ambiental boliviano.
Afirmar que el crecimiento y “desarrollo” de Santa Cruz es el suceso histórico más importante de la historia contemporánea de Bolivia puede despertar algunas reacciones. ¿Cómo es posible semejante herejía histórica?, por ejemplo, dirán algunos. ¿Cómo relegar la historia de la Guerra del Chaco, de la revolución del 52 o de las dictaduras?, dirían otros. O incluso se podría objetar ¿Cómo relegar el surgimiento del MAS? ¿Qué pasa con la Guerra del Agua con la Guerra del Gas? Pues mi respuesta sería muy sencilla, todos estos eventos históricos están conectados con Santa Cruz.Recientemente me topé con la tesis doctoral del historiador Lawrence C. Heilman, escrita en inglés y cuyo título podría traducirse como Asistencia de Desarrollo de los Estados Unidos a la Bolivia rural, 1941-1974: La búsqueda de la estrategia de desarrollo. Lo primero que me llamó la atención de este documento es que prácticamente ningún investigador de la revolución nacional lo menciona. Me llamó aún más la atención cuando el autor comenta que había trabajado en la misión de USAID en Bolivia durante los años 1967-69, es decir, como un actor más y con acceso a documentos relevantes a los intereses del país norteamericano. Uno de los párrafos introductorios de aquella tesis menciona que “la estrategia de desarrollo del gobierno de Estados Unidos se basaba en un efecto de derrame (trickle down) que estaba más interesado en fomentar el desarrollo de la agricultura en el oriente que mejorar las condiciones económicas y sociales de la mayoría de la población en Bolivia”. La hipótesis de Heilman resalta en el campo de la historiografía del MNR y de la reforma agraria. Y ocurre así, no porque se oponga a otras ideas sino porque la historiografía nacional actual no traza una relación directa entre el desarrollo agrícola del oriente a partir de la reforma agraria y el complejo proceso social que se desencadenó al mismo tiempo en el altiplano y los valles. Lo que planteo aquí es que la historia de Santa Cruz esta cercenada de la narrativa histórica nacional. Aquello ha generado que, en nuestra concepción histórica, todo proceso que incluya a Santa Cruz o toda investigación sobre el departamento deje de ser nacional y pase a ser regional.Uno de los intereses que yo tenía al leer la historia de la revolución nacional en Bolivia era entender por qué esta se había desarrollado tan favorablemente sin ninguna clara oposición de EEUU y más aun planteando una reforma agraria. Algo llamativo si comparamos esta experiencia con gobiernos como el de Jacobo Arbenz en Guatemala que derivó en un golpe de estado y la intervención directa de EEUU bajo la operación PBSUCCESS. Desde una óptica que no permite ver más allá de nuestras fronteras la respuesta es poco clara; sin embargo, desde una perspectiva transnacional la respuesta es más sencilla. Ocurre que, tras la década de los 60’s, EEUU bajo el discurso de ayuda humanitaria alrededor del mundo durante la Guerra Fría impartió una serie de políticas de desarrollo bajo la denominada Alianza para el Progreso que en el campo de la agricultura tomo la forma de la llamada Revolución Verde. El plan consistía en la repartición de créditos para maquinaria y fertilizante, el fomento a la creación de centros de investigación y la formación de profesionales para el desarrollo de variedades de alto rendimiento y una mayor producción de cultivos de exportación. Desde Latinoamérica, la Revolución Verde tiende a ser vista desde una óptica técnica más que política. No obstante, la Revolución Verde era un programa político-ideológico disfrazado tras la máscara del rendimiento y el utopismo o determinismo científico, es decir, bajo el discurso de la ciencia y el desarrollo se ocultaban una forma específica de imaginar la sociedad, de distribuir las riquezas, la propiedad de la tierra y evitar la revolución agraria en Latinoamérica.Heilman, además, describe cómo las políticas de la reforma agraria en el oriente boliviano se articularon con la estructura hacendataria cruceña y fomentaron el surgimiento de una nueva élite agroindustrial. Visto desde una perspectiva nacional, este punto cobra mucha más relevancia considerando que al mismo tiempo la revolución nacional desarticuló a las viejas élites del altiplano y los valles. ¿Qué pasa si decimos que el principal objetivo de la reforma agraria a nivel nacional no fue la repartición de tierras en el Occidente sino la conformación de una nueva élite agroindustrial en el oriente? La propuesta no es descabellada teniendo en cuenta la historia de otras regiones del planeta. Sin ir muy lejos pensemos en Brasil que, con su expansión hacia Mato Grosso y el paulatino poder que ha adquirido la élite agroindustrial en este país durante las últimas décadas, es casi un reflejo perfecto del caso boliviano. Por otro lado, si bien el éxito de la distribución de tierras de la reforma agraria es todavía un tema en el cual los autores no llegan a una conclusión definitiva, nadie puede negar que si se incrementó la producción de Santa Cruz, que se crearon canales de migración de occidente a oriente, y que se impulsó la formación de una élite económica y política sólida que desde las dictaduras fue cobrando fuerza y ganando proyección nacional.Un simple cambio en el lugar que ocupa Santa Cruz en nuestro imaginario histórico modificaría completamente la historia política reciente de Bolivia. El trabajo de Soruco, Plata y Madeiros, Los barones del Oriente. El poder en Santa Cruz ayer y hoy, es de suma importancia para comprender las aspiraciones hegemónicas de la élite cruceña. Su hipótesis respecto a la continuidad histórica de esta fenómeno y su fortalecimiento tras la reforma agraria y las dictaduras, permite entender cómo es que a inicios del siglo XXI esta élite se lanzó con aspiraciones nacionales por primera vez en su historia. Asimismo, permite entender cómo el discurso simbólico y la mentalidad de dicha élite se encuentran relacionados con esta continuidad histórica ininterrumpida. Este libro y otros, como el de Santa cruz: economía y poder, 1952-1993, han sido relegados a la estantería de historias regionales, no por el hecho de que describan o reconstruyan la historia del departamento, sino porque aquel es el lugar que le hemos asignado en nuestra mentalidad. De esta manera, la emergencia de la media luna en los años dos mil no es considerado un fenómeno de historia política nacional como la aspiración hegemónica de la élite cruceña, sino como un episodio más de regionalismo que podría haber afectado la integridad nacional.El reposicionar a Santa Cruz y su proyección en las últimas décadas permitiría que bibliografía poco revisada o poco discutida en universidades y ciertos ámbitos intelectuales sea incorporada en discusiones más amplias. Quizá una de las temáticas más dejadas de lado es el crecimiento urbano y la migración a la ciudad de Santa Cruz que, no hace falta decir, es un resultado directo de las políticas de la Revolución Verde en Bolivia. Uno de los libros que cobra mucha relevancia para discutir los últimos hechos acaecidos en el país y permite repensar los discursos polarizados en los últimos meses es Mobilizing Bolivia's Displaced: Indigenous Politics and the Struggle over Land de Nicole Frabricant. La autora relata la fascinante historia y lucha del Movimiento Sin Tierra en Bolivia durante la primera década del siglo XXI. Su libro no solo describe el origen de la mano de obra agrícola en Santa Cruz a partir de historias de migración directas que desgarran lo más profundo de la estructura socioeconómica boliviana, sino también narra el surgimiento de un discurso indianista político dentro del Movimiento Sin Tierra, que se reconstruyó en base a la memoria histórica y cultural de tierras altas y que se adaptó a las nuevas formas de explotación y segregación en el departamento cruceño. Fabricant, incluso, señala cómo este discurso habría sido adoptado por Evo Morales y el MAS y habría sido transformado en una narrativa nacional con la cual evidentemente llegó al poder, pero que sin embargo nunca transformo las condiciones económicas y sociales preexistentes. Esta posición rompe completamente con la historia intelectual y política tradicional boliviana, pues claramente no ve como origen directo o único origen a la tradición indianista en ciudades como El Alto y La Paz, sino que aboga por una nueva rearticulación intelectual alrededor de la migración rural hacia Santa Cruz.Volviendo sobre el título de este ensayo, el crecimiento de Santa Cruz de la Sierra no es el suceso histórico más importante de la historia contemporánea de Bolivia sino el proceso central que está relacionado con los más recientes cambios políticos, sociales y económicos en Bolivia. Sin embargo, desde la mayor parte de intelectualidad boliviana la historia de Santa Cruz no es percibida como parte de la historia nacional, sino como una historia regional. Indudablemente esto se vincula con los regionalismos y la construcción de sus identidades, pero también tenemos que reconocer que existe una miopía generalizada que no se debe al acceso a fuentes ni a falta de preguntas de investigación sino más bien a nuestra propia construcción mental.
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