#ideas con papel
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noona pirata 🥺 has encontrado a tu alma gemela o sigues buscándole?
Sakmin se ríe con gracia, meneando una de sus manos en forma de negativa. - —Podría decir que encontré mi alma gemela hace muchos años, fue un amor a primera vista que paralizó mi corazón y desde entonces decidí que no importaba que fuese un omega y no fuese mi papel, iba a esforzarme para conquistarle — -la sonrisa se ensancha con esa complicidad que le caracteriza, arrugando ligeramente la nariz. - —El Titania fue y será mi primer amor, no me niego al romance, pero tampoco es algo que busque febrilmente, mi corazón y mi familia están con mi tripulación.
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ jun sakmin ⠀ ❫#* ⠀ 🧁 ⠀ ╱ ⠀ plot ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ i been calling your name in this universe. now I need no space; i got youniverse ⠀ ❫#fdjksdñdsljkdsds le gusta la idea pero no está tan obsesionado con eso como en el canon#como aquí creció sin responsabilidad de cuidar a su papá#creo que tomó ese papel pero para su gente#y le cuesta ceder si interfiere con ellos n stuff
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Papel Pintado Bambú Hojas: Renueva tus Paredes con Estilo Natural
Si estás buscando un diseño moderno, elegante y funcional para renovar las paredes de tu hogar, el papel pintado Bambú Hojas es la elección perfecta. Con un diseño fresco y actual, este modelo combina un fondo blanco luminoso con delicadas ramas y hojas de bambú, creando un efecto único que transforma cualquier espacio. Papel pintado BAMBÚ HOJAS VERDES 10388-07 ¿Por qué elegir el papel pintado…
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¿Cómo Transformar tu Sala de Estar con Murales?
Sin lugar a dudas, el salón es el alma de una casa, es la estancia dónde se reúne el núcleo familiar al completo y también un lugar para reunir a las visitas. Es una habitación del hogar destinada al descanso y al ocio ¿Y porqué no, decorarlo bonito y acogedor? En el post de hoy te damos ideas y las mejores propuestas para crear un salón personalizado con murales de papel pintado. Ideas para…
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Papel Pintado Infantil Happy by Parato
Hoy, en nuestro blog dedicado al fascinante mundo del papel pintado infantil, nos complace presentarles una cautivadora colección proveniente directamente de Italia. Diseñada por la talentosa Cristiana Masi y fabricada por Parato, esta colección ha demostrado ser la más exitosa del año 2023, y es por esta razón que deseamos rendirle un merecido homenaje en nuestro blog. papel pintado infantil…
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inhala con tristeza fingida al escucharla, negando un par de veces previo a responder. “no te preocupes, entiendo que nuestros planes sean poco memorables para ti” se ve obligado a morder inferior para esconder pequeña sonrisa con poco éxito. es envuelto en el recuerdo de aquel atardecer con las dos féminas y su mirada adquiere brillo que cualquiera al pasar podría notar sin necesidad de ser detallista. “¿tenía que decírselo a pesar de ser yo quien la peinó a ella y a su muñeca antes de vernos? creí que estaba implícito en el acto.” ingenuidad enmarca la mirada hasta que las palabras de coreana ocasionan que ría con diversión. “solo disfrutas alejarme para ser la favorita, me temo que voy a pelear por el lugar que me corresponde.”
la rapidez con la que su idea en un principio ‘maravillosa’ se torna en ‘estupidez’ es la misma que la velocidad con la que su cubierto cae con torpeza a la mesa al escuchar que coraline la considera como posibilidad. no pensaba echarse para atrás, estaba claro… pero todo lo que podía resultar mal de ese experimento pronto empezaría a rondar cada vez con más fuerza por su mente. “podría funcionar.. sí.” repite (más para sí mismo que para ella). “y tal vez después de esa cita no pude sacarte de mi mente y decidí acercarme a ti como fuese posible hasta que mis sentimientos fueron incapaces de contenerse y te confesé todo.” ¿cuánto de eso era verdad? seojoon no estaba seguro de estar mintiendo completamente. “no insinúo que no puedas lidiar con un idiota, digo que yo no puedo lidiar viéndote con uno.” carraspea medio segundo intentando arreglar aquello. “es decir, no puedo confiar en el gusto de tus amigos.” ni siquiera era creíble pero esperaba fuese suficiente para evitar malentendidos. ablandaría la mirada al escucharla puntualizar el argumento. coraline podía ser capaz de cuidarse a ella y al resto del mundo de quererlo. “lo tengo claro, linnie. aún así, yo seguiré haciéndolo también.” mote poco usual pero cargado de cariño se extendería a adversa, depositando un pequeño pellizco a la mejilla de coreana. “¿entonces es un sí? porque de serlo, tendremos que empezar con la actuación muy pronto.” murmura al observar a mutuos conocidos ingresando al restaurant en el que se encontraban.
"el parque de diversiones, ¿cómo podría olvidarlo?" asiente un par de veces pretendiendo que también lo recuerda, siguiéndole la corriente sobre falso acuerdo. también le causa curiosidad sus razones para elegir un parque de diversiones. ¿no le habia contado eso antes?, se pregunta para si misma ante reacción ajena, aunque considerando la poca relevancia que le dio a su cita no sería sorpresa que se le olvidara mencionar algo al respecto. de su garganta cosquillea una risa suave, tintada del alegre recuerdo. "porque yo sí note que su muñeca y ella traían listones nuevos en el cabello." apunta con gracia, más bien se dio cuenta que estaban peinadas iguales y asumió que los listones eran nuevos por lo vivo del color. "las platicas de niñas son muy importantes, seojoon, no lo entenderías." niega con la cabeza para molestarlo una vez más. usualmente cora no es quién busca iniciar contacto físico, ni necesitar acortar distancia pero hoy, hoy busca cada ridicula y diminuta excusa para estar cerca de su amigo. ¿cómo explicar aquello sin sobrepasar aquella fina y delgada linea que ha trazado en mente? no puede. "obvio, solo estaba bromeando." claro, incluso cuando seojoon le sonríe no puede evitar que el sentimiento de rechazo pese en su pecho, aunque sea por corto tiempo. decide tomar el bocado que se le ofrece para apartar invasivo que su amigo solo menciono a su sobrina para decirle que no. en un instante la sorpresa se apodera de sus facciones ante inesperada propuesta. de todas las cosas que se imaginaba que opuesto podría decir, esta no era una de ellas. "¿nosotros?" pregunta sin poder creer que ha escuchado correctamente. no significa nada, se repite como un mantra, solo esta tratando de ayudar a que la dejen en paz. "eso..." pausa, "eso podría funcionar." ¿cierto?, la enviaron a una cita con seojoon una vez de todas formas. tendría sentido para ellos; en eso decide concentrarse de momento. "digo podemos decirles que seguimos en contacto después de la cita." no sería del todo una mentira... ignorando el hecho de que se conocían incluso anterior a esa noche. sin embargo, si ayudaría a que dejen de lado esa misión de hacer de cupido para ella. "pero espero no estés insinuando que no puedo lidiar con un idiota siendo un imbecil." agrega una vez recupera las riendas de sus emociones. "puedo cuidarme por mi misma." le recuerda.
#song seojoon : diálogo.#with: cora.#Q ME AGRADECESSSS#yo re disfruto rolear contigo *sobs#aparte mis pjs son los más dumbs de dumblandia#AHHHH LE PEDISTE UN STRAP TB?#de que colorcitoooo#ay si lo quiero ver JASJJA te seguiré recordando para fangirlear#mirelle no está destinada a la felicidad bb que te digo#AT LEAST QUE TENGAS ALGO EN MENTE#ah JASJAAJA#de vdd los leo como two friends in a room they may kiss#JAJAJAJA#es que la amistad es de papel#solo lEELOS#screaming shaking#yo ya haciendome 50 ideas de sus historias con los mellizos stOP
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puedes hacer el mismo concepto de matías con la mariguana con enzo porfi? ame ese fic es increíble!!!!!
❋ ࣪ ⊹ lavender haze 𓂂˚ ﹒
pairing. enzo vogrincic x female reader.
synopsis. hacia un mes que no veias a Enzo sin embargo encuentran tiempo para volver a verse y compartir tiempo juntos, y un porro también
cw. marihuana, fluff, cuddling, actor!enzo, relacion a distancia
an. blurb muy simple con una idea reciclada pero al fin y al cabo una request !!
Suspiraste con satisfacción mientras te acurrucabas más contra el pecho de Enzo, disfrutando de su calor en la fresca tarde de otoño. Estabas vestida con un atuendo acogedor pero casual: un top negro de mangas largas con un escote bajo, combinado con pantalones de jogging gris suave y Uggs rosados. Alrededor de tu cuello colgaba un delicado collar de plata con su inicial, un regalo de su primer aniversario juntos. Su brazo se encontraba envuelto de manera protectora alrededor de tus hombros mientras tus dedos trazaban patrones sin sentido en su pecho a través de su hoodie negro.
El sol se estaba poniendo sobre las montañas dejando detras un espectacular resplandor naranja. Ambos estaban felices, simplemente disfrutando de la compañía del otro después de tanto tiempo separados.
"Como extrañaba esto", susurraste contra su cuello, inhalando el familiar aroma amaderado de su colonia. Había pasado más de un mes desde su última cita adecuada debido a las grabaciones de Enzo en España. Las videollamadas simplemente no eran lo mismo que sentir el constante latido de su corazón bajo tu palma, pero ahora que -por fin- tenia un par de dias libres, no los iban a desaprovechar. Los labios de Enzo presionaron un tierno beso en tu frente, demorándose más de lo habitual.
"yo también extrañaba esto" dijo contra tu frente, sus ojos se llenaron de amor cuando alzaste la mirada, sentiste tu mejilla ser acariciada por sus asperas manos suavemente y presionaste un beso en su palma.
"Me alegra que hayas podido venir, ahora vamos a poder ponernos al día correctamente", dijo con una sonrisa.
"Bueno, creo que alguien prometió algo para ayudar con eso de ponerse al día..." Enzo resopló, buscando en su bolsillo para sacar una bolsita de plástico familiar y papeles para armar.
"Como mi señora diga", bromeó, dándote un rápido beso en los labios antes de sentarse para preparar.
El sol se estaba hundiendo por debajo del horizonte ahora, proyectando todo en un resplandor rosado que resaltaba sus fuertes facciones mientras trabajaba. Te tomaste un momento para admirar lo lejos que habían llegado: hace poco más de un año, este hombre perfecto era un rostro que observabas desde lejos, nunca imaginando el dulce vínculo que formarían. Tu sonrisa se amplió con la alegría del recuerdo, distrayendo a Enzo hasta que tocó la punta de tu nariz con su dedo juguetonamente.
"Deja de mirarme como una acosadora nena!" Exclamo alargando la 'A' "Ayúdame acá mejor, ¿dale?", dijo rodando los ojos con cariño, mientras te ponías a ayudar a moler los brotes verdes y meterlos en un papel.
Una vez que el porro estuvo preparado a la perfección, Enzo miró al cielo oscureciéndose y dijo suavemente: "Hagamoslo rapido porque estas horas que se vienen son muy frías." Fue entonces cuando te diste cuenta de que la brisa nocturna había aumentado, penetrando cualquier piel expuesta y haciéndote temblar ligeramente, ahora entendias a lo que se referia Enzo cuando te decia que hacia un frio que te calaba los huesos, no podias ni imaginarte lo que debian pasar ellos grabando en la montaña.
Tu novio observó tu reacción y chasqueó la lengua. "Amor, ¿por qué no me dijiste que tenías frío? Ponete esto...” dijo antes de quitarse su bufanda del cuello. "Esto debería aliviarte un poco, yo lo uso cuando filmamos."
Te derretiste ante su consideración y dejaste que él te colocara suavemente la bufanda al rededor de tu cuello y tu cabeza, envolviendo tus sentidos en su cálido algodón y aroma amaderado. "Amor, ¿estás seguro? Ahora vas a tener frío vos..."
Él desestimó tu preocupación, pasando un brazo alrededor de tu cintura para atraerte firmemente hacia su lado una vez más. "No gorda, con todos estos meses ya me volvi inmune al frio" dijo bromeando "Además, te queda más lindo a vos de todas formas." Te reíste y te acurrucaste en su pecho, jugueteando con la suave bufanda.
Enzo prendió el encendedor con un movimiento experto y observaste cómo la llama prendía el papel de liar hasta que brilló débilmente de un color morado. Él tomo una larga calada y retuvo el humo en sus pulmones por un momento antes de exhalar una nube billante hacia el cielo oscurecido. Vos hiciste lo mismo, sintiendo cómo la tensión en tus hombros se desvanecia instantáneamente mientras una agradable neblina se asentaba sobre tus pensamientos.
Te acurrucaste más profundamente en el abrazo de tu novio, absorbiendo el resplandor del atardecer y las notas terrosas del pasto alto en tu lengua. El aire frío ya no te molestaba ya que estabas envuelta en la calidez constante de Enzo, por dentro y por fuera. Finalmente, después de un mes separados, te sentiste completamente relajada por primera vez en semanas.
Él parecía sentirlo también; su pulgar retomo sus caricias a lo largo de tu brazo mientras suspiros relajados se escapaban contra tu cabello. Ninguno dijo una palabra, estaban demasiado absortos en la presencia y comodidad de la compañía del otro después de la larga separación. Esta era la calma y la cercanía que ansiabas, todas sus necesidades eran ahora saciadas entre los brazos del otro bajo la luz rosada del anochecer.
El porro ya había desaparecido cuando el crepúsculo se estableció completamente en tonos índigo. Adormecida y confundida por el humo, inclinaste la barbilla con un suave murmullo, encontrando a Enzo ya mirándote con afecto en sus ojitos entrecerrados. Sus labios rozaron los tuyos tiernamente, dulces y lentos como meterse en una cama acogedora después de estar parada todo el día.
Este era tu hogar: su abrazo, su cuidado, su amor.
Te derretiste aún más con cada segundo que pasaba, el corazón a punto de estallar como si fuera la primer cita mientras sus brazos te sostenían más firmemente cuidandote de la noche helada.
Ninguna cantidad de distancia o tiempo separados podría disminuir la perfección de momentos como estos, en donde su amor te nutría para florecer una vez más.
Nada en el mundo se sentía tan relajante o correcto como acurrucarse entre los fuertes brazos de Enzo.
© jaquemuses 2024 please do not plagiarise, steal, modify or repost any of my works.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic blurb#enzo vogrincic one shot#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic x you#enzo vogrincic fic
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Nunca borro el historial de búsqueda, pero es que mi cerebro es tan caos que puedo olvidar lo que comí ayer, la lista de la compra, las llaves de la casa. Mi memoria cognitiva deja mucho que desear, por si las dudas pongo recordatorios para todo y, al igual que mi papá, siempre llevo pluma y papel en la mochila. Soy más de desorden, no por gusto personal, sino por el montón de ruido neuronal que me cargo, soy bastantes desaciertos, me corrijo la vista, la postura, las ideas abstractas. Con todo y eso mi memoria sensorial aún funciona; sirve para recordar un abrazo, el sabor del café, el sonido del río, el llanto de los bebés, el olor de la lluvia en el pasto; me gusta pensar que las señales que retengo son las que se supone deben ser vistas...
Clara Ajc
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Until the Ribbon Breaks - Enzo Vogrincic
+18! CNC (E.R). Dom!Enzo. Age gap (implícito), biting, creampie, dacrifilia, (fugaz) degradation, dirty talk, fingering, (menciones de) sangre, sexo oral, sexo sin protección, Virgin!Reader. Aftercare. Español rioplatense.
La desolada sala de espera te hace preguntarte si realmente hay más personas en el edificio: llevás quién-sabe-cuánto hecha un manojo de nervios mientras esperás para realizarte una ecografía y desde que te sentaste no viste pasar enfermeros, doctores, personal de limpieza o personas en lo absoluto.
Y en todo este tiempo la puerta del consultorio permaneció cerrada.
Las luces blancas del corredor son tan brillantes como para provocar dolor de cabeza y permanecés con la cabeza gacha, concentrada en tu teléfono y en la hoja que te entregó la recepcionista, donde se leen tus datos y los inquietantes detalles sobre los estudios a realizarte.
La peor parte es probablemente la recomendación de utilizar falda para mayor comodidad. No hay forma de estar cómoda en una situación como la que te espera. Simplemente no la hay.
El apellido de la persona encargada es interesante y no podés evitar sentir curiosidad sobre el origen del mismo. Parece bastante difícil de pronunciar y practicás cómo decirlo un par de veces hasta sentirte más segura. Los nervios persisten pero descubrís que es mejor concentrarte en algo que no sean los posibles desastrosos desenlaces de la consulta.
Hay una máquina expendedora en el extremo opuesto de la sala. Dejás tus pertenencias sobre la fría silla de metal y caminás casi en puntas de pie, muy lentamente, para no perturbar el extraño silencio del lugar. Estudiás las opciones durante largo rato y luego presionás los botones (el pitido que emiten resulta ensordecedor) para seleccionar un simple…
Un ruido proveniente del consultorio llama tu atención. Volteás y fijás la mirada en la aburrida puerta blanca, pero todavía está cerrada y el ruido no se repite, por lo que suponés que se trata de algún objeto sin importancia. Regresás la vista hacia la máquina expendedora y esta vez seleccionás una opción diferente.
El golpe cuando el producto cae evita que escuches el crujir de la puerta.
-¿Para ecografías…?- pregunta una voz grave a tus espaldas-. Sos la última, ¿no? Vení.
Obvio que sos la última, pensás mientras recogés tus cosas para dirigirte hacia el consultorio, ¿tiene idea de cuánto tiempo estuviste esperando? Pasaste milenios en la recepción y varios siglos en ese corredor, completamente sola y en pánico, temblando no sólo por las bajas temperaturas producto del aire acondicionado.
El contraste entre la penumbra del consultorio y las luces fluorescentes del corredor es doloroso.
El consultorio está desprovisto de personalidad y las paredes, pintadas de un tono gris-depresión, sólo están iluminadas por una lámpara de escritorio que proyecta largas sombras irregulares hacia toda la habitación. En la pared opuesta a la puerta hay una camilla cubierta con papel blanco, impoluto, esperando por vos. Hacés un esfuerzo para no fijarte en la computadora y en los instrumentos conectados a la máquina.
-¿Es la primera vez que te hacés este estudio?- pregunta el doctor. Está mirando la pantalla de la computadora, los músculos de su espalda son evidentes bajo la impecable bata blanca y su largo cabello oscuro se mueve como seda cuando voltea para poder verte de frente-. Sacate la ropa y recostate.
Sus ojos te estudian con una intensidad que no sabés cómo interpretar y en tu estómago bajo se instala esa molesta, pesada e incómoda sensación, reflejando el pánico y el terror que llenan los recovecos de tu mente. Dirigís una mirada hacia la estantería ubicada en una esquina, llena con lo que parece ser batas descartables, pero él no se muestra consciente de ese detalle y no estás segura de poder pedirlas.
Hay un perchero donde dejás tu pequeño bolso y una silla que ocupás para retirar tu calzado. Deslizás tu falda por tus piernas mientras maldecís internamente porque… ¿No se suponía que la falda se quedaba durante la ecografía? ¿No era ese el motivo de la sugerencia? Te retirás la blusa y el sostén y cruzás un brazo sobre tu estómago. Insegura e híper-consciente.
Voltea. La manera en que sus ojos recorren tu cuerpo te hace temblar y no estás muy segura del motivo.
-Recostate en la camilla por favor.
Permanecés en tu lugar, inmóvil por unos largos segundos, intentando controlar el ritmo de tu respiración y tus nervios, para luego caminar con movimientos mecánicos hacia la camilla. Te ayudás del pequeño escalón para sentarte y cuando te recostás mantenés la vista fija en el techo del consultorio; presionás las yemas de tus dedos sobre el cuero de la camilla con la intención de concentrarte en algo que no sea tu cuerpo desnudo y la estresante situación.
El gel frío cayendo sobre tus pechos hace que te sobresaltes.
Girás la cabeza hacia la pantalla, donde esas incomprensibles imágenes en blanco y negro comienzan a aparecer, pero terminás perdiéndote inevitablemente en el perfil del doctor. La línea de su mandíbula, la manera en que muerde su labio en señal de concentración, su nariz y su ceño fruncido. ¿Deberías preocuparte? ¿Hay algo extraño o…?
Cuando sus ojos se cruzan con los tuyos creés ver algo más en ellos: un destello de interés que va más allá de lo estrictamente profesional. Sus pupilas dilatadas detrás de los cristales y sus largas pestañas negras reclaman toda tu atención y olvidás la inquietud que te generó su expresión desconcertada. Humedece sus labios e inconscientemente imitás el gesto.
-Permiso- dice sin romper el contacto visual. Sus manos están cubiertas por los guantes de látex pero igualmente percibís el calor que emana de ellas cuando mueve tu brazo para exponer mejor el área. La firmeza de sus manos es reconfortante-. ¿Podés…? Sí, eso.
El transductor, más pequeño y mucho más extraño de lo que imaginabas, es un dispositivo de plástico y metal que él sostiene con una destreza inquietante entre sus largos dedos. Mientras lo desliza por la curva de tu pecho derecho, con movimientos lentos y circulares, la placentera sensación de presión te hace temblar. Un suspiro escapa de tus labios.
-¿Muy frío?
Es sólo un segundo pero es suficiente para captar la mirada hambrienta que dirige hacia tus pechos. Tus pezones están erectos por la temperatura del gel y el contacto con el transductor –con el que está rozándolos de una forma que pretende ser accidental- sólo empeora la situación. Repite la acción y fingís que tu cuerpo no lo persigue en busca de más.
-Un poco.
El transductor desciende lentamente hacia tu costado, siempre deteniéndose en puntos específicos y permitiéndote sentir el peso de cada pausa, hasta ubicarse sobre una sección más sensible. El calor de la cercanía opaca la sensación fría del gel y cuando su mano roza de manera imperceptible tu brazo otro escalofrío recorre tu espalda.
-Relajate- ordena luego de verte reaccionar. Hay un deje de un algo extraño en su tono y te preguntás si es consciente del cosquilleo que provoca en el costado de tu pecho. Se estira sobre tu cuerpo y reposa parcialmente el peso de su brazo sobre tus costillas mientras repite el procedimiento en tu pecho izquierdo.
Tu respiración se vuelve más lenta. Más profunda. Percibís cada pequeño detalle, desde el leve crujido del papel bajo tu cuerpo hasta el zumbido distante de la máquina y su propia respiración, sincronizándose con el murmullo de tus exhalaciones. Cuando murmura algo entre dientes te perdés en el movimiento de sus labios y no podés descifrar sus palabras.
El sonido de las toallas de papel interrumpe la quietud y sin permitirte procesar la situación comienza a limpiarte. Retira el producto con movimientos expertos y cuidadosos, sutilmente ejerciendo más presión de la necesaria, mientras te dirige alguna que otra mirada y esa sonrisa sugerente que tira de sus labios. La delicadeza de sus manos es cautivadora.
El pánico se instala en tu estómago bajo y en tu estado nervioso rasgás el papel que recubre la camilla. El sonido lo obliga a voltear y en cuanto ve tus ojos vidriosos sus cejas se curvan en un ángulo de compasión. Se inclina sobre tu cuerpo para poder verte mejor.
-¿Estás bien?- pregunta en un susurro-. ¿Es la primera vez que te hacés este estudio?
-¿Va a doler?
-Puede ser incómodo- contesta-. Pero vamos a hacer lo posible para que no duela nada, ¿sí?
-Tengo miedo.
Limpia una lágrima con su pulgar y te sonríe.
-Yo me encargo- intenta calmarte mientras toma los elementos necesarios para continuar. El transductor vaginal es mucho más intimidante de lo que esperabas y cuando ve tu expresión deja de lado el condón y el gel-. Respirá profundo. Flexioná las piernas.
Obedecés sin cuestionar. Captura tu pierna entre su brazo y su cuerpo, seguramente para mantenerte en posición, pero más allá del profesionalismo y su comportamiento metódico la proximidad hace que te resulte imposible ignorar su temperatura corporal o el bulto golpeando tu pierna. Te esforzás por controlar el ritmo de tu respiración.
Desliza el infernal objeto entre tus pliegues y luego presiona sobre tu entrada.
-¿Doctor…?
-Enzo- dice sin más-. Podés decirme Enzo.
-Enzo- repetís sólo para sentir su nombre entre tus labios. Jurás que los músculos de su brazo se contraen-. ¿Podrías hacerlo muy, muy lento? Es que…
-¿Qué?
Entrelazás tus manos sobre tu estómago en un gesto nervioso y cerrás los ojos cuando sentís su cálida mano desnuda en tu muslo. ¿En qué momento sus guantes desaparecieron? No, eso no importa, tenés que decirle que necesitás que sea cuidadoso porque de lo contrario podría…
-Es que… Yo no…
-Me imaginaba- su tono es condescendiente y no tenés idea de cómo se lo imaginaba. Da un apretón a tu pierna y agrega:- ¿Me dejás prepararte?
Parpadeás.
-¿Qué?
-¿Puedo prepararte para hacerte la ecografía?
-¿Prepararme?- preguntás con voz trémula-. Pensé que…
El fantasma de sus dedos sobre tu centro te corta la respiración.
-Estás muy mojada.
Recorre tus pliegues con caricias imperceptibles antes de separarlos y contemplar tu pequeña entrada brillante. Desliza un dígito de arriba abajo antes de llevarlo hacia tu entrada y ejercer sólo un poco de presión, aún sosteniendo tu pierna, frotándose contra tu costado. Suspira.
-No- negás mientras clavás tus uñas en el cuero de la camilla-. ¿Puede ser por el gel…?
El fugaz pero punzante dolor de su dedo colándose en tu interior te hace tensarte y jadear. Terminamos, pensás, liberando todo el aire en tus pulmones mientras tus músculos por fin se relajan. Querés preguntarle qué es lo siguiente, cómo funciona exactamente el gel (llevás toda la eternidad preguntándolo), cuánto tardarán en entregarte los resultados.
No podés hacerlo porque sus movimientos te roban la capacidad del habla.
-No es el gel, no- mueve la cabeza en un lento gesto negativo mientras retira el dígito y vuelve a introducirlo por completo. Cuando roza algo en tu interior, un punto que te hace temblar, cerrás los párpados con fuerza y te reprende pellizcando tu pezón-. Fue por esto, ¿no? ¿Tenés las tetitas sensibles?
Golpeás su mano para que te suelte. En lugar de liberarte tira hasta hacerte gritar.
-Sh, sh, sh- ordena inclinándose sobre tu cuerpo. Su rostro bloquea tu campo visual y cuando habla no sabés si mirar sus ojos o su boca-. Calladita, ¿sí…? Total nadie te va a escuchar.
Reclama tus labios en un beso, muy húmedo y muy desesperado, que correspondés sin pensarlo. Cuando sentís su lengua colándose entre tus labios gemís y le concedés el permiso: explora el interior de tu boca sin controlarse, profundizando el beso hasta que no hay más distancia que llenar, bebiendo de tus suspiros y protestas cuando comienza a mover el dedo en tu interior.
Deslizás tus dedos entre su cabello largo y sedoso, no muy segura de si buscás un ancla o si sólo querés sentirlo, mientras tirás de la bata blanca que lleva sobre el uniforme azul. Enzo no deja de penetrarte una y otra vez con su dedo, curvándolo hacia arriba y presionando ese punto dentro tuyo que te hace jadear, provocando sonidos húmedos con cada movimiento.
Clavás tus uñas en su brazo cuando sentís un segundo dígito posicionándose contra tu entrada y rompés el beso. El hilo de saliva que te conecta con él se rompe cuando hablás:
-No, no, no- lloriqueás-. Me va a doler.
-Tranquila- besa tu frente-. Tengo que hacerlo, princesa, ¿o cómo te voy a hacer el estudio?
El estudio.
¿En qué estabas pensando? Es tu doctor y está preparándote para un examen, ¿por qué lo besaste? ¿Por qué te dejaste llevar por sus caricias? ¿Y por qué te pellizcó como si disfrutara verte retorciéndote? Tus paredes se contraen con el recuerdo y escuchás una pequeña risa de su parte mientras tu mente grita que nada de esto tiene sentido.
Deja caer unas gotas del gel sobre tus pliegues y observa cómo caen hasta tu entrada. Intentás no ceder el control a tu irrefrenable curiosidad pero de todas formas terminás reincorporándote para ver con claridad qué es tan interesante, qué es lo que está haciendo, qué es lo que provoca que muerda su labio mientras lleva su otra mano hacia su bulto para tocarse.
Desliza otro dedo en tu interior y mordés tus nudillos para no gritar por el dolor.
-Qué conchita más linda tenés- y para remarcar sus palabras su pulgar comienza a jugar con tu clítoris mientras sus dedos medio y anular continúan masajeando tu interior. Observás el débil brillo de sus anillos mientras los músculos de tu abdomen se contraen por la sensación-. ¿Te puedo preguntar una cosa?
Fruncís el ceño y levantás la vista.
-¿Tenés novio?
-Sí.
-¿Y nunca te tocó acá?
Sí.
-No.
Tu respuesta parece ser la correcta porque te recompensa ejerciendo más presión sobre tu clítoris. Millones de veces te tocaste pero jamás lo habías hecho con algo en tu interior y el hecho de que sean sus dedos, visiblemente más largos y grandes, te hace delirar. Es un placer nuevo, diferente e intenso, que termina robándose tus fuerzas y haciéndote desplomarte nuevamente sobre la camilla.
-¿Alguna vez se la chupaste?
Intentás contestar pero lo único que deja tu boca son gemidos. Tus mejillas queman.
-Un par de veces- contestás con voz entrecortada luego de un largo rato. El ritmo de sus movimientos crece y la sensación de presión en tu estómago bajo se vuelve intolerable, peligrosa, recordándote que lo que están haciendo está mal-. Basta, no… No puedo…
Deja de tocarte cuando te removés y el gemido que surge en tu garganta, mezcla de reticencia y angustia, lucha por hacerse oír. Intentás empujarlo pero toma tus muñecas con una mano mientras dirige su miembro a tu boca: admirás, inmóvil, su generoso tamaño, la gota brotando en su punta roja y brillante, el hilo que se forma cuando esta cae en la camilla.
Humedecés tus labios y tu lengua se desliza entre ellos instintivamente, con un deje delator de desesperación, esperando lo-que-sea que él esté por ofrecerte. Cuando baña tu lengua con su excitación suspirás y tu respiración –junto con tus ojos todavía fijos en los suyos y la vulnerabilidad en tu mirada- sobre su glande sensible lo hace gemir.
Empuja lentamente hasta introducir varios centímetros que hacen doler las comisuras de tu boca. Tus ojos se llenan de lágrimas pero eso no impide que continúe empujando, utilizando tu cavidad húmeda y caliente sin importarle nada que no sea su placer.
Intentás succionar y Enzo tiene que luchar para no cerrar los ojos, pero es más difícil de lo que él esperaba y cuando el placer lo supera pierde el control, arroja la cabeza hacia atrás y mueve sus caderas. Golpea tu garganta una, dos, tres veces, cesando sus embestidas sólo cuando escucha tus arcadas. Forcejéas inútilmente para liberarte de su agarre.
Se desliza fuera de tu boca para permitirte respirar y delinea tus labios –tu labial dejó un anillo de color en su piel pero tus labios aún brillan por la mezcla de tu saliva y el líquido preseminal- hasta que te considera recuperada. Vuelve a reclamar tu boca, hundiéndose más y más con cada estocada, golpeando tu garganta hasta que un río de lágrimas corre por tus mejillas.
Tus pulmones queman por la falta de oxígeno y tus muñecas duelen. No importa. De alguna extraña y retorcida manera disfrutás que esté utilizándote, haciendo lo que quiere con tu cuerpo, demostrándote su fuerza, el poder que tiene sobre vos y su deseo de poseerte.
El indecente sonido de su asalto crece junto con sus gruñidos y gemidos, cada vez más profundos y sonoros, aunque tu mente no registra nada que no sea la expresión de placer en su rostro y el calor de sus palmas cuando toma tu rostro entre sus manos. Golpea tu garganta una última vez antes de tirar de tu cabello.
Mancha tus mejillas, tus labios, tu mentón y tu cuello con incontables hilos de semen caliente que te marcan como suya. Las últimas gotas caen sobre tu lengua y su pulgar roza tu pómulo cuando dice:
-Tragá.
Obedecés.
El repentino silencio es extraño y evitás mirarlo o dirigirle la palabra mientras limpia sus restos de tu piel. Masajea tus muñecas y después de ayudarte a reincorporarte masajea tus piernas, donde el contacto de sus manos y sus pulgares colándose entre tus muslos despiertan un hormigueo.
Te perdés contemplando las venas que recorren el dorso de sus manos y entonces…
-¿Qué pasa?
Separás las piernas. Tus muslos están manchados con el mismo rojo que decoran sus dedos y cuando levantás la vista, reclamándole con los ojos llenos de lágrimas, su expresión está libre de remordimiento.
-No pasa nada, mi vida- busca tu boca y deposita un corto beso en tus labios-. ¿Seguimos?
-¿Qué?
-Necesito terminar de prepararte.
-No quiero- negás frenéticamente-. No necesito…
Los besos en tu cuello bastan para hacerte callar y no objetás cuando te sujeta por las rodillas para dejarte peligrosamente cerca del borde de la camilla. Lo sentís golpeando tu estómago con su erección, otra vez llena gracias a la imagen entre tus piernas y tu reacción, y gemís por la sensación de placer que su calor envía directo a tu centro.
Te obliga a mirar mientras se desliza entre tus pliegues manchados -con tu humedad y sangre y ahora con líquido preseminal- y temblás de miedo cuando lo sentís presionar contra tu entrada. No pensó en ponerse un condón pero por lo menos tuvo la gentileza de bañar su extensión con el frío gel incoloro. Respirás profundamente, tus manos en su pecho, mientras esperás.
-Mirame- ordena con voz ronca.
Cuando tu mirada encuentra la oscuridad de sus ojos, abrasadora y peligrosa, Enzo captura tus labios en un beso voraz, desesperado, todavía empujándose contra tu pequeña entrada palpitante.
No duele es lo primero que pensás, pero la presión es tanta que por un segundo sentís que te vas a desmayar en sus brazos, desnuda y portando en tus piernas la evidencia de lo sucedido en la consulta.
Realiza pequeños movimientos con su cadera, todos y cada uno de ellos generándote una incómoda sensación punzante, como si fueras una muñeca de trapo y estuviera llenándote de agujas y alfileres. Te esforzás por inhalar y exhalar lentamente para no desvanecerte.
Buscás refugio en su cuello cuando la incomodidad se convierte en un dolor desgarrador y te mordés los labios para no gritar. Su cadera choca con tu centro y gemís.
No estás segura de que el motivo sea sólo el dolor.
-Estás muy apretada- besa tu cabello mientras masajea tu espalda. Ignora que desde tu reconfortante escondite podés ver el hilo rojo en la base de su miembro cuando retrocede unos centímetros. Esta vez se introduce lentamente y repite el movimiento incontables veces hasta que sólo su punta se mantiene en tu interior-. Dios…
Vuelve a penetrarte de una sola estocada y el gemido quebradizo que deja tus labios llama su atención. Te empuja para poder ver tu rostro y tenés que descansar tu peso en tus manos para no caer; la posición le brinda la vista perfecta de tus pechos moviéndose con cada una de sus embestida y le permite ver cómo su miembro te dilata.
Enzo está perdido en tu fragilidad, en tu estado indefenso y en la abstracta delicadeza de este momento, y se deleita con el sinfín de lágrimas que hacen brillar tus pestañas e irritan tus párpados. Lleva una mano a tu pecho y luego de sostenerlo, como si contemplara la manera en que tu cuerpo encaja entre sus manos, comienza a masajearlo hasta que te escucha suspirar y jadear.
Tus paredes se contraen y dificultan sus movimientos.
-¿Sí…? ¿Te gusta?
-Sí, sí, sí- repetís compulsivamente. Un hilo de saliva cae de tu boca y mancha tu mentón-. No pares.
Luego de pellizcar tu pezón lleva sus dedos a tu boca. Observa tu expresión de lujuria cuando succionás y la manera en que rodeás los dígitos con la lengua hace que pierda el ritmo de sus estocadas. Te quejás por la nula estimulación y en un gesto de coraje abrazás su cadera con tus piernas.
Cuando vuelve a hundirse en tu cuerpo su punta besa tu cérvix con un doloroso pero placentero golpe que arranca un gemido desde las profundidades de tu pecho. Enzo sonríe, complacido, estúpido por tu reacción y por la manera en que tus músculos se contraen exquisitamente sobre su extensión.
Llevás una mano a tu abdomen bajo, donde jurás que podés sentirlo llenándote, pero él la reemplaza con la suya. Balbucéas incoherencias y él no deja de embestir con fuerza, sin importarle la desesperación y la confusión en tu rostro, motivado por los obscenos sonidos húmedos y el golpe rítmico de su cadera contra tus muslos.
El placer que recorre tu cuerpo hace que tus ojos se nublen.
-Enzo- intentás advertirle-. Basta, no. Voy a…
-Sí, sí- se arroja sobre vos y muerde tu cuello-. Dale, putita, yo sé que querés.
La línea entre el dolor y el placer se evapora y cuando el calor de tu orgasmo te golpea -con una brutalidad que hasta hoy no conocías y te hace gritar su nombre-, los violentos espasmos que te sacuden no impiden que Enzo continúe abusando de tu cuerpo. Los músculos de tus piernas queman y tus uñas colándose bajo el cuello de su uniforme dejan marcas de fuego en su cuello y espalda.
Las últimas oleadas de placer son imposibles de disfrutar porque Enzo, desesperado y sin medir su fuerza, tira de tus piernas hasta que tus pies tocan el suelo. Permanecés presa entre su cuerpo y la camilla, débil y desorientada, mientras se deshace de su ropa hasta revelar del todo sus brazos musculosos, su pecho y su abdomen tonificados, sus tentadoras piernas.
Toma tus hombros y te obliga a voltear (golpeás tu cadera en el proceso y finge no oír tus quejidos) para luego empujarte, con su pesada mano entre tus omóplatos, hasta que tu mejilla impacta con la camilla. Captura una de tus muñecas y la sostiene contra tu espalda baja como un recordatorio de su poder.
El metal frío de la camilla y el calor que su cuerpo irradia instalan una placentera sensación en tu centro y temblás por la anticipación. Cuando Enzo se desliza entre tus pliegues llorás y suplicás, batallando con su agarre hasta que decide tomar tu mano.
Dirige su miembro hacia tu pequeña entrada brillante y se introduce con un rápido movimiento en tu interior caliente, donde tus paredes imposiblemente estrechas no dejan de succionarlo con hambre, tu cuerpo recibiéndolo y suplicándole.
Contempla con pupilas dilatadas cómo lo recibís, una y otra vez, reclamándole entre lágrimas por el escozor que provoca su tamaño en tu entrada para nada habituada a este maltrato. Los músculos de su abdomen se tensan cuando descubre tu excitación goteando y manchando el suelo del consultorio.
-Te voy a llenar toda- promete-. ¿Querés eso? ¿Querés que te llene toda la conchita?
Entre tus agudos gemidos rotos repetís un hilo de palabras incomprensibles e inconexas que no logra descifrar. Escucha su nombre cayendo de tus labios como un mantra, una súplica o una protesta, empujándolo cada vez más cerca de su orgasmo.
Libera tu muñeca y el calor de su pecho en tu espalda, protector y reconfortante, provoca una fuerte contracción en tu interior. Tus piernas luchan por cerrarse y todas las fuerzas en tu cuerpo se evaporan... pero no importa, porque Enzo te sostiene.
Te cuida.
-Por favor, Enzo- decís luego de tomar una profunda respiración. Estirás tu brazo y tomás su cabello entre tus dedos, tirando fuerte para provocarlo, buscando desesperadamente que cumpla con lo que prometió. Muerde tu hombro para silenciar sus gemidos-. Quiero...
Te interrumpen sus dedos jugando con tu clítoris sensible y el gemido ronco que nace en tu garganta irritada. En cada una de sus profundas y expertas estocadas su miembro roza tu punto dulce y no estás segura de que la sobre estimulación sea el motivo que hace que tu capacidad del habla se esfume.
Volteás para poder verlo y bajo la supervisión de sus ojos te dejás ir. Gemís escandalosamente y te retorcés bajo su cuerpo, sufriendo el constante roce de tus pezones con el cuero de la camilla, rogando con un hilo de voz por más, más, más.
Terminás llorando y Enzo besa tus mejillas cubiertas de lágrimas mientras golpea tu interior de manera salvaje una, dos, tres veces. El palpitar de su miembro y su liberación salpicando tu interior de blanco, llenándote como prometió, prolonga tu orgasmo dolorosamente.
Quema de una manera deliciosa.
-Ya está, ya está- repite en tu oído luego de besar tu hombro, tu cuello y tu espalda-. Ya está, mi vida, ya terminamos.
Dejás escapar un suspiro.
-¿Lo hice bien?
Sentís su sonrisa cuando contesta:
-Lo hiciste muy bien- besa tu cabello mientras masajea tu espalda con movimientos circulares-. Respirá profundo... Eso, sí, muy bien... ¿Estás bien, bebé?
-Sí.
-La voy a sacar, ¿sabés?
Te quejás por la incómoda sensación de vacío y cuando su liberación escapa de tu entrada gemís. Es un gemido de placer, de sorpresa y de incomodidad, pero Enzo intenta concentrarse sólo en la última.
Toma rápidamente unas toallas de papel y se arroja sobre sus rodillas, limpiándote con cuidado, evitando tocar directamente tu centro sensible. Besa tu cadera y tus piernas temblorosas mientras limpia el desastre provocado por la unión de los fluidos de ambos.
Tu voz es un susurro cuando preguntás:
-No te pueden sacar la matrícula por esto, ¿no?
Suelta una carcajada hermosa y escandalosa y te mira sólo para perderse en tus brillantes ojos de párpados pesados. Espera que no sea muy evidente lo mucho que te quiere, la devoción y reverencia que siente por tu persona, lo orgulloso que está de vos.
-Sabías que sos hermosa, ¿no?- pregunta luego de ponerse de pie y besar tu mejilla. Busca la botella de agua olvidada junto a tu ropa y regresa rápidamente a tu lado-. Lo hiciste espectacular, princesa.
Tu mirada está fija en su miembro flácido y cuando lo rozás con tus dedos intenta no saltar por el susto que le provoca tu inesperada acción. Trazás lentamente el halo rojo que rodea su base.
-Es como un regalo- susurrás mientras intentás contener una risa nerviosa-. Este es el moño, ¿no?
Desliza una mano por tu estómago para hacerte cosquillas y cuando intentás huir te detiene con una mano en tu cintura. Tus piernas todavía tiemblan y te indica que te sientes en la camilla.
Se posiciona entre tus piernas.
-El mejor regalo- contesta con genuina sinceridad mientras te ofrece la botella de agua-. ¿Te gustó?
Cerrás los ojos mientras bebés.
-Muchísimo- admitís luego de reunir el valor-. Pensé que...
-¿Qué?
-Pensé que no iba a poder- arrugás la nariz-. Pensé que en cualquier momento iba a empezar a gritar rojo, rojo, rojo.
Frunce el ceño en señal de preocupación.
-¿Necesitabas hacerlo?
-No- negás con simpleza-. Tenía miedo de tener que hacerlo.
-No tenés que tener miedo- une su frente con la tuya-. Si en algún momento la necesitás, cuando sea, usás la palabra de seguridad y paramos. Sin esperar y sin preguntas, ¿está...?
-Sí, Enzo.
Rodeás su cuello con tus brazos y él captura tus labios en un lento beso que hace que tu corazón palpite con fuerza.
-¿Nos vestimos y vamos a casa?- propone luego de unos minutos en silencio.
-Sí... ¿Enzo?
-¿Qué pasa, princesa?
-Te quiero.
Repite te quiero contra tus labios. Un sinfín de veces.
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CASONA. ' yo no puse tu nombre ahí... ' señala con la vista el papel donde están los interesados en bailar en parejas. la idea es que los interesados se anoten o como parece ser el caso: alguien te anote sin que te des cuenta, para bailar con alguien al azar. la idea motivó a la población mayor más que a los jóvenes, lo cual comprende porque él no lo haría a la primera, solo está cumpliendo su parte. ' ¿algún enemigo quizás? ' se atreve a especular, dirigiendo la mirada hacia la persona. ' me temo que es tarde para borrarte ' eso no es cierto, solo no quiere rogarle a alguien para que se anote.
#le tocó entretenimiento jeje#pd: saque el st de la pagina pero sientanse libres de contestar si dieron mg <3#o si no tienen nada que contestar
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✨️⚘️¡¡FELIZ DIA DE MUERTOS!!⚘️✨️
El día de muertos es una de mis festividades favoritas sin duda alguna, la amo ❤️🩹💖✨️. Siempre es bonito sentir esa ilusión de que aquellos que ya partieron regresen a visitarnos, yo creo que es un abrazo para el alma y el corazón ❤️🩹🫂✨️.
El día de muertos se divide en varios días dependiendo de que tipo de familiares tengas; me refiero a si te visitan mascotas, niños o adultos. Usualmente se menciona como la ofrenda se pone el 2 de noviembre. ¿Ustedes pusieron la suya? :3.
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Bueno como yo amo esta festividades planee este mini cómic. Lo veo como una situación especial que podría llegar a pasar en mi AU, seria algo asi:
Al navegar por Internet, Wukong encontraría un video sobre ✨️ 'El día de muertos' ✨️. En un principio pensaría en seguir deslizándose sin más, hasta que se menciona que es el día en que los fallecidos regrasan a visitar a los que seguimos vivos. Un día de reunión entre el más haya y el plano terrenal.
Se puso curioso de inmedito, así que comenzó a investigar más; podía sentir como la idea de que sus hermanos, maestro y hasta su estrellita pudieran venir a verlo comenzaba a llenarlo de una sutil chispa de esperanza.
Al final no pudo evitar ilusionarse con el tema y sin dudarlo comenzó a conseguir lo necesario para poner una ofrenda, para cuando llego el 2 de noviembre ya estaba listo y puso su propia altar.
El asunto fue laborioso por que queria que fuera especial, así que la mayoría de lo que puso en el altar lo hizo él mismo, con sus propias manos. El papel picado lo hizo él, la comida, el té, incluso las figuras que representaban a los visitantes, las tallo en madera por que no tenía fotos.
Se sentía como un niño pequeño, emocionado por que tal vez si creía lo suficiente podría tenerlos de vuelta aunque sea por una noche ❤️🩹.
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Esta cancion se la puse de fondo en mis otras rese sociales, la verdad ame hacer este mini cómic.
En el proceso termine dándole su diseño a mi changuito mayor >v<, luego lo subo completo ;3.
Ame hacer este mini cómic 💖, espero que hayan tenido un bonito día de muertos aventureros :3✨️, hasta pronto ⚘️✨️.
#dia de los muertos#dia de muertos#mexico#tradiciones#ofrenda#altar#altar de muertos#lmk#lmk au#lmk oc#lmk oc art#lego monkie kid#lego monkey kid oc#lego monkie king#monkie king#lmk sun wukong#sun wukong#lego monkie kid sun wukong#lmk au art#au#art#artedigital#arte tradicional#artists on tumblr#lego#especial#2 de noviembre#noviembre#ilusion#The Forgotten Warrior AU LMK
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Dad's Friend?
Hugh jackman x fem!reader
࣪ ⠀ ⠀⠀˒⠀⠀⠀⠀⠀𝅅⠀⠀⠀⠀⠀⠀/⠀⠀⠀ ⠀-⠀⠀ ⠀
summary: ella se encuentra sola con el mejor amigo de su papá. Mientras comparten copas de vino, el aire cálido de la noche, sus palabras en voz baja y el vínculo silencioso que se crea entre ellos crean un momento que ninguno reconoce en voz alta, pero que ambos sienten profundamente.
Categories: Romance, Forbidden Relationship, Age Gap, Family Friend Dynamic, Unspoken Desires, Emotional Comfort, Slow Burn, Mutual Longing, Tension. {TW}: Age difference, family friend relationship, intimate vulnerability, physical touch, hints of forbidden attraction, emotional dependency soft manipulation.
...
Era jueves por la noche, y estaba en mi habitación, sumergida en mis pensamientos mientras escribía en mi diario. Llevaba puestos unos shorts ligeros, ajustados pero cómodos, y una camiseta de tirantes finos. Mi cabello estaba recogido en un moño desordenado, como siempre cuando me quedaba en casa, sin planos más allá de relajarme en la comodidad de mi habitación.
La casa estaba en silencio, y el único sonido era el leve rasgueo de mi bolígrafo sobre el papel. La noche parecía igual a tantas otras, tranquila y sin sobresaltos, hasta que un par de luces atravesaron mi ventana, proyectándose en el techo. Me detuve, curiosa, y caminé hacia la ventana para ver quién estaba afuera.
Ahí, bajo la luz tenue de la calle, vía a Hugh bajándose de su auto. Mi respiración se detuvo por un instante; él, el mejor amigo de mi padre, el hombre que siempre había sido como una presencia familiar, pero que en mi adolescencia había comenzado a despertar en mí algo diferente, algo que apenas entendía.
Sentí mi pulso acelerarse mientras lo observaba desde arriba. Él parecía venir a ver a mi papá, como tantas otras veces. Pero esta vez, papá no estaba en casa.
Bajé las escaleras, manteniendo una sonrisa mientras escuchaba el timbre. Sabía que era Hugh, y algo en mí quería aprovechar la situación. Cuando llegué a la puerta, me apoyé en el marco, dejándome ver con esa misma postura relajada de quien simplemente está en casa.
Abrí lentamente y, con una expresión inocente, lo miré como si no lo reconociera. "¿Puedo ayudarte en algo?" Pregunté, alzando una ceja y poniendo mi mejor cara de indiferencia.
Hugh me observó con una media sonrisa, claramente divertida por mi tono. “¿Así es como recibes a las visitas ahora?” Replicó, sin poder evitar mirarme de pies a cabeza, notando mi atuendo relajado.
"Bueno, depende de la visita", respondió, encogiéndome de hombros. "Pero diez centavos, ¿quién eres y qué buscas en esta casa a estas horas?"
Hugh dejó escapar una risa suave, y por un segundo vi un destello en su mirada, como si percibiera mi pequeño juego. "Vine a ver a tu padre. No sabía que ahora tiene una portera tan estricta". Su tono era casual, pero su sonrisa delataba una complicidad silenciosa.
Abrí la puerta por completo y, sin decir nada más, me acerqué para darle un leve abrazo. Fue algo rápido, pero no pude evitar que se sintiera un poco cargado de emoción. Hugh se quedó un instante quieto, como si la cercanía lo hubiera tomado por sorpresa, y al separarnos, mantuve mi sonrisa mientras le decía: “Papá se fue a ver a la abuela… No anda muy bien últimamente, pero dijo que regresó en unas horas. Puedes pasar si quieres.”
Hugh caminaba lentamente, aunque parecía pensativo. “No quisiera molestar, puedo volver otro día”.
Le sostuve la mirada y con un gesto tranquilo le dije: “Pasa a la casa, de todas formas no tengo nada que hacer, y papá seguro no tardará”.
Él dudó por un segundo, como si estuviera evaluando si era buena idea, pero finalmente dio un paso hacia adentro. Mientras cerraba la puerta detrás de él, sentí cómo el ambiente cambiaba, y un silencio pesado se instalaba, solo roto por el suave crujido de sus botas sobre el suelo.
Lo seguí mientras avanzaba hacia la sala, y antes de adentrarnos más, eché un vistazo rápido en el espejo del pasillo, arreglándome un poco el cabello de forma distraída. Cuando entramos a la cocina, me adelanté hacia el mueble de las bebidas y lo miré de reojo con una sonrisa despreocupada.
“¿Qué quieres para tomar? ¿Cerveza, whisky, agua… o vino?” Pregunté, sin darle realmente tiempo para contestar. Antes de que pudiera responder, ya había sacado una botella de vino blanco y estaba sirviendo en dos copas.
Hugh arqueó una ceja y me observó con una mezcla de sorpresa y diversión. “¿Vino a esta hora?” comentó, con un toque de ironía en la voz, pero tomó la copa de todas las formas. “¿No crees que estás aprovechando mucho la libertad, ahora que tu papá no está?”
Le dediqué una sonrisa juguetona, levantando mi copa. “Que sea un secreto entre nosotros, ¿sí? Además, ya soy grande para que me hagan esas preguntas, Hugh”.
Él soltó una risa baja, negando con la cabeza, como si aún no pudiera creerlo del todo. “Claro… ya eres toda una adulta”, comentó con un toque de sarcasmo en la voz, pero con una sonrisa divertida mientras tomaba su copa.
Con las dos copas en la mano, me dirigí hacia el jardín y él me siguió en silencio. Me acomodé en uno de los sillones al aire libre, y él se sentó a mi lado, tomando su copa con una mano. A pesar de la cercanía, el ambiente era cómodo y tranquilo, como si por un momento se hubieran desvanecido las barreras que solían estar entre nosotros. La noche era fresca, y la luz tenue del jardín le daba un toque especial al momento, haciéndolo casi íntimo en su simplicidad.
Mientras tomaba un sorbo de vino, noté que Hugh miraba a la distancia, con la vista perdida, casi como si estuviera en otro lugar. Había algo en su expresión que no podía pasar por alto, un dejo de cansancio y tal vez… una pizca de tristeza. Sabía que había estado esquivando este tema en sus últimas visitas, pero la curiosidad y la preocupación me ganaron.
“Escuché que las cosas… han sido complicadas últimamente”, comenzó con cautela, mirándolo de reojo. “Con tu divorcio, digo. Sé que es un tema delicado, pero… si necesitas hablar de eso, sabes que estoy aquí.”
Él apartó la mirada hacia su copa, y por un segundo, pensé que no diría nada. Finalmente, soltó un suspiro y giró hacia mí, esbozando una sonrisa cansada.
“Tu padre te contó algo, ¿verdad?” preguntó con un tono resignado, aunque con una ligera sonrisa, como si la situación le resultara irónicamente divertida. “Supongo que ya no hay secretos en este vecindario”.
Sacudí la cabeza, sonriendo mientras lo miraba. “No es así, Hugh. No creas que mi papá anda divulgando tus secretos por ahí. Es solo que... bueno, eres famoso, ¿sabías? Y, además, estamos en el siglo XXI. Las cosas vuelan”, bromee, tratando de aligerar el ambiente.
Hugh soltó una pequeña risa, aunque noté que sus ojos seguían reflejando algo de esa tristeza. “¿Así que soy famoso ahora, eh?” murmuró, con una media sonrisa.
“Digamos que he escuchado algo… en alguna de tus visitas”, admití, sin entrar en demasiados detalles, y miré hacia el jardín para darle algo de espacio. “Y sé que no es fácil. No tienes que hablar de eso si no quieres, pero, ya sabes… estoy aquí.”
Hugh me miró, tomó un sorbo de su vino y, de repente, estiró una mano hacia mí, revolviéndome el cabello con un gesto cariñoso. “Sabía que lo harías, pequeña”, dijo, su voz suave pero cargada de ese tono familiar que siempre me hacía sonreír.
“Las cosas… bueno, están un poco desordenadas”, continuó, mirando la copa en sus manos como si buscara las palabras en el reflejo del vidrio. “No es fácil dejar atrás algo que creíste que duraría. A veces siento que me falla el instinto, ¿sabes? A veces me pregunto si todo esto es solo… cosa mía.”
Asentí en silencio, tomando un sorbo de mi vino antes de mirarlo de nuevo. “¿Y qué hay de Oscar y Ava?” Pregunté, con un nivel de preocupación en mi voz. Sabía lo importantes que eran para él y no quería imaginar cuánto más difícil se volvería todo con ellos en medio de la situación.
Hugh suspir y se le pas una mano por el cabello, claramente cansado. “Supongo que… están bien, o tan bien como se puede estar en medio de todo esto”, murmuró, con una tristeza que se hacía evidente en cada palabra. “Ellos entienden algo, o al menos lo intentan. Pero es complicado… ya sabes, también están los rumores, y trato de mantenerlos lejos de eso, pero…”
Desvió la mirada, como si quisiera esconder algo de lo que sentía en ese momento. Lo sabía lo suficiente para entender que, detrás de esa fachada fuerte, estaba luchando mucho más de lo que dejaba ver.
Asentí despacio, lamiéndome los labios mientras buscaba una forma de alivianar el ambiente, aunque fuera solo un poco. “Sí…” murmuró, mirando hacia el jardín. Después, tomé aire y, con una pequeña sonrisa, cambié de tema. “Pero, ¿sabes? No entiendo cómo es que tú tienes problemas… mientras que yo aquí ni siquiera consigo a alguien.”
Hugh soltó una risa suave, sorprendido por el cambio arrepentido en la conversación. “¿Así que la pequeña está teniendo problemas en el amor, eh?” Bromeó, mirándome con una ceja arqueada y un tono divertido.
“Ni que fuera tan pequeña”, respondí, medio en broma, medio en serio, mientras cruzaba las piernas y volvía a tomar un sorbo de vino, sintiéndome cada vez más cómoda en su compañía.
Solté un suspiro y me reí, apoyando la copa de vino en mi rodilla mientras lo miraba. “Es que no lo entiendo, de verdad. A mis 20 años, todos los hombres que conozco son unos completos imbéciles o actúan como princesas”, dije, rodando los ojos con una mezcla de frustración y humor.
Hugh se rió con fuerza, esa risa genuina que siempre lograba sacar cuando algo realmente lo divertía. “¿Princesas, eh?” Comentando, negando con la cabeza mientras me miraba. “No sé si es la palabra que habría usado… pero parece que los tiempos han cambiado un poco”.
“Bastante, diría yo”, respondió, cruzándome de brazos y mirándolo de reojo, en un tono cómplice.
Él me observó con una sonrisa ligera, aún entretenido. “Bueno, si todos actúan como princesas, supongo que estás buscando algo… distinto”, dijo, con una voz que llevaba un toque de curiosidad.
Mis ojos se alzaron y se encontraron con los suyos, y por un momento, el aire pareció cargarse con algo que no esperaba. Me sonrojé un poco, sin saber bien si responder o simplemente desviar la mirada. Había algo en su última palabra, en cómo la había dicho, que me desarmaba.
Él pareció notarlo, porque su sonrisa se suavizó y, sin romper el contacto visual, llevó su copa a los labios y bebió en silencio. Ese pequeño hizo gesto que mi corazón diera un vuelco. No era solo lo que había dicho, sino cómo lo había dicho... como si entendiera más de lo que quería admitir.
Sonreí y traté de disimular el calor en mis mejillas, intentando no darle demasiada importancia a la forma en que me había mirado. Pero cuando fui a girarme un poco en el asiento, mis dedos rozaron la copa de vino, y antes de darme cuenta, un pequeño chorro de vino blanco aterrizó en su camisa.
“¡Oh, lo siento!” exclamé, llevándome las manos a la boca mientras una risa nerviosa se me escapaba.
Él se miró la mancha en la camisa y luego a mí, con una sonrisa que combinaba exasperación y diversión. “¿Intentando sabotear mi estilo?” Bromeó, alzando una ceja.
Reí y busqué alguna servilleta, sintiéndome aún más torpe. “Eh, no… sólo intento… añadirle un toque de diseño abstracto”, contesté, mordiéndome el labio, sin poder contener la sonrisa. Con cuidado, presioné la servilleta contra la mancha en su pecho, sintiendo de cerca su calor y su respiración, lo que sólo hizo que el rubor en mis mejillas se intensificara.
En un movimiento inesperado, me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él, sin decir una palabra. Mi corazón dio un brinco, y en lugar de alejarme, me permití descansar contra su pecho, sintiendo el ritmo constante de su respiración. Él me acurrucó suavemente, con un gesto que me envolvía en una calidez que no había sentido en mucho tiempo.
El aroma de su colonia mezclado con el vino y su propia esencia era embriagador. Me quedé quieta, cerrando los ojos, dejándome llevar por el momento, sintiéndome extrañamente segura y en paz. Los minutos se deslizaban en silencio, y ninguno de los dos parecía querer romperlo, como si ambos supiéramos que algo importante estaba ocurriendo en ese simple abrazo.
“Sabes”, susurró, rompiendo el silencio con una voz suave, “hace mucho que no me sentía tan... tranquilo. Es lindo poder hablar así, sin preocupaciones.” Su mirada se perdió en algún punto lejano, como si estuviera grabando algo, y luego volvió a encontrar la mía. “Es raro, pero... contigo me siento cómodo, en paz”.
Sus palabras resonaron en mí, y me di cuenta de lo especial que era para él este momento. Sentí un calor inexplicable expandirse en mi pecho, un deseo de seguir allí, de sostener esa calma que compartíamos, de ser parte de ese refugio que él necesitaba.
“Me alegra escucharlo”, respondí en voz baja, apenas un susurro, sin querer romper el encanto que nos envolvía. Nos quedamos en silencio de nuevo, pero ahora, el peso de sus palabras me daba otra perspectiva, algo nuevo y esperanzador que no esperaba sentir.
Hugh me miró de nuevo, sus ojos brillando con una suavidad inesperada. Con un gesto tranquilo, acomodó mis piernas sobre las suyas, y sintió el roce de sus manos en mis piernas, cálido y cuidadoso. Deslizó su mano en una caricia lenta, casi como si quisiera guardar este momento también.
“Esto…” murmuró, con una leve sonrisa en sus labios, “esto también se tiene que mantener en secreto, ¿de acuerdo?”
Mi corazón dio un vuelco mientras asentía, sintiendo cómo una pequeña chispa de complicidad se encendía entre nosotros. Nos quedamos allí, en silencio, en un momento que era solo nuestro.
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Entonces... les presento a Lyra!
En su brazo izquierdo tiene una marca de nacimiento que parece la constelación homónima, fue principalmente criada por sus abuelos (más bien niñeras que contrataban sus abuelos) Los Noroeste trataron de mantener a Lyra lo más aislada en la mansión que pudieron, que no fue mucho honestamente. (Tengo una idea de como se desarrollaría el capítulo de la mansión, pero bastante diferente)
Obviamente mi niña recibió un trato similar a Paz en su infancia, más el agregado de "Si no nos obedeces terminarás como tu madre".
Tengo la idea de que ella podría tomar un poco el papel de Soos o Wendy, sé que Dan generalmente sustituye a Wendy aunque sus acciones son más cercanas al rol de Soos, así que lo mismo podría hacer con Lyra.
Su personalidad es bastante como Pacífica canon, pero tiene una curiosidad y una forma de meterse en problemas con anomalías que solo grita Dipper jajshs
Fue durante sus 12-16 que Paz tuvo un periodo de lucidez y Lyra pudo convivir con ella (a espaldas de sus abuelos) y le tomó cariño a ella y a Gravity Falls. Llega a un acuerdo con sus abuelos para tratar de “Mejorar el nombre de la familia" (Paz ha estado haciendo bastantes destrozos y todo el pueblo sabe que es una Noroeste) en el pueblo y cuando no está en la cabaña del misterio está haciendo actos de caridad en el pueblo.
Ella sabe que su familia es horrible y culpa a sus abuelos de como terminó su madre. E incluso llegó a pensar que ellos “desaparecieron” a su padre. Lyra no sabe qué pensar del padre que nunca conoció, solo había escuchado a sus abuelos decir algunas cosas negativas de él, pero ningún detalle, así que duda si realmente lo conocieron o si solo son desagradables como de costumbre.
Conoce a Mabel a los 15 años. Ahora, Mabel no sabe que Lyra es hija de Dipper, pero le recuerda mucho a él así que la quiere mucho pero también la llena de remordimiento. Así que mientras la quiere cerca trata de no apegarse (y falla, estrepitosamente).
No sé si hacer que apadrine a Fiddleford, así este podría tomar más o menos el lugar de Paz (Sin lo Snob pero con toda la ansiedad por cumplir). Tipo, el seguiría siendo un chico de granja bastante humilde, pero un día Lyra lo conoce y se da cuenta de su potencial para los inventos y decide apadrinarlo.
Así además tiene a un niño que presentar ante la "alta sociedad" y sus abuelos dejan de respirarle en la nuca sobre su falta de matrimonio (Por el momento).
A ellos no les gusta Fiddle, pero a sus invitados si, por lo que lo permiten.
Nota a mi misma: Dibujar a Fiddleford.
P.d: Esto fue mucho texto y lo que me falta sobre la historia de Dipper y Mabel es más, y ni he empezado con los gemelos Stan
#fanart#illustration#gravity falls#gravity falls pacifica#dipper pines#gravity falls au#gravity falls dipper#dipcifica#relativity falls au#original character#my ocs#digital art
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Infidelidad
Una persona con el corazón roto es capaz de cualquier cosa por despecho. Cuando Antonio se enteró de que su esposa le había sido infiel, se volvió loco. 20 años de matrimonio se fueron directamente a la basura. Aparentaba estar tranquilo ante todos, incluso firmó los papeles de divorcio sin ninguna protesta. Pero de lo que nadie se había percatado era que Antonio cocinaba su venganza desde las sombras. Hasta donde él sabía, su esposa estaba por fugarse de la ciudad con su amante, varios años más joven que Antonio. Las piezas estaban en el lugar ideal para la venganza.
- Veo tu cara en el espejo, y por más que lo intento, no comprendo lo que vio ella en ti.
Germán, el joven hombre de 29 años, se dijo a sí mismo en el espejo, mientras con sus manos, acariciaba su musculoso cuerpo lampiño. Bueno, algo así. Si bien ese era el cuerpo de Germán, era Antonio quien lo utilizaba. El hombre había robado el cuerpo de este joven como parte de su plan.
- Quiero decir, eres guapo, bastante, a decir verdad. Y tienes un cuerpo bastante sexy. Pero yo también tengo lo mío. Para empezar, gano más dinero que tú. En lo que respecta a la apariencia, es verdad que no hago tanto ejercicio como tú, pero nunca he descuidado mi cuerpo.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
- ¡Vaya muchacho! Puedes sacarle el ojo a alguien con esta cosa. Pero el mío es mucho más grueso.
Una sonrisa arrogante se dibujó en el rostro de Germán, una que el verdadero nunca haría. Antonio continuó con su monólogo frente al espejo, odiaba admitirlo, pero toda esta experiencia lo excitaba demasiado.
- Bueno, no importa lo sexy que seas, ahora todo esto me pertenece. Yo soy tu, al menos por ahora. No me malinterpretes amigo, esto tiene poco o nada que ver contigo. Tu no tenías idea de que te estabas metiendo con una mujer casada. Simplemente estuviste en las circunstancias incorrectas. Pero, en fin, eres justo lo que necesito para vengarme de ella.
Antonio terminó de quitarse la ropa que llevaba puesta, dejando al aire libre la hombría de Germán, además de su redondo y suave trasero. La figura redondeada del par de melones que ahora poseía fue irresistible para Antonio. Se dio una fuerte nalgada que hizo a sus glúteos temblar como dos gelatinas.
- La idea original era grabarme teniendo sexo con varias de las amigas más íntimas de mi ex, pero tengo una mejor idea. Llevo semanas con una inquietud en la cabeza, pero no me atrevo a intentar en mi propio cuerpo. Supongo que esta es mi oportunidad.
Antonio les dio un fuerte apretón a las suculentas nalgas de Germán. Estaba muy excitado por la emoción de estar en un nuevo cuerpo. Y más por el estar en uno tan sexy. Se dirigió a la mesa de noche junto a su cama, abrió el cajón, y de él sacó una bolsa negra. Dentro se encontraban un estimulador de próstata totalmente nuevo y una botella de lubricante. Solo Antonio sabía cuánto tiempo llevaban esos objetos guardados. Antonio sacó de su empaque el vibrador y se aseguró de cubrir meticulosamente todo lo largo del objeto de plástico con suficiente lubricante. Aún recordaba con recelo su último chequeo médico, cuando tuvo que consentir un tacto rectal. Salió del consultorio caminando como un cervatillo. Antonio se agachó casi hasta tocar sus pies, de tal manera que su trasero quedó expuesto al cielo.
Todo estaba listo, y con una mezcla entre emoción, duda y algo de miedo, Antonio acercó poco a poco el estimulador a su ano. Introdujo suavemente la punta en su culo virgen, y con toda la delicadeza que pudo, metió el objeto hasta el fondo. Antonio se incorporó y se vio de nuevo al espejo. Hasta el momento todo iba excelente, su rostro mostraba genuina emoción. Su pene incluso se había comenzado a poner erecto sin haberlo tocado. Antonio se recostó cómodamente en su cama y tomó el control del vibrador. La verdadera diversión estaba por empezar. Con mucha seguridad presionó el botón de encendido, haciendo así que un muy corto y rápido movimiento sacudiera el ano robado de Germán. Esto solo había sido el aviso de encendido, pero fue más que suficiente para que un gemido escapara de los labios de Antonio.
La mirada de Antonio se llenó de determinación. Configuró el aparato a una intensidad media y con vibración constante. Tan pronto cómo el estimulador comenzó a hacer su magia, Antonio comenzó a retorcerse de placer en la cama. Daba vueltas y vueltas por todos lados, intentando agarrarse de las sábanas. Las olas de placer recorrían su cuerpo, su respiración comenzó a agitarse. Gemidos, bufidos e incluso gritos se hicieron audibles por toda la habitación. Antonio estaba volviéndose loco de placer. Gotas de líquido preseminal salían de la punta de su pene erecto, que se sacudía erráticamente al ritmo de sus caderas.
Su parte consciente se repetía a sí mismo una y otra vez que debía controlarse, pero poco a poco la lujuria y el placer fue todo lo que su mente obedeció entre el caos sensorial. Constantemente Antonio tapaba su boca, en un intento deliberado de no dejarse llevar tanto por sus instintos. “¿Por qué hago esto?” pensó a la vez que apartaba sus manos de su rostro y se dejaba llevar por la excitación. Respiró profundamente, recuperando un poco el aliento, y a partir de ese momento dejó que el cuerpo que tanto trabajo le había costado robar fuera dominado por sus instintos más salvajes.
Los ruidos de placer se hicieron más intensos. Probablemente podían escucharse desde la calle, pero a Antonio no le importaba. Su cuerpo estaba empapado por el sudor. El olor que emanaba de él era exquisito. Con sus fuertes manos recorrió cada parte del cuerpo bien tonificado de Germán. Su pene se encontraba ya a reventar. Antonio quería llegar de una vez por todas al clímax, así que tomó la botella de lubricante, se untó las manos con él y comenzó a acariciar furiosamente su verga. No pasó mucho tiempo hasta que hilos de blanco y caliente semen salieron disparados en todas direcciones. El cuerpo de Germán terminó cubierto en sus propios fluidos. Varios chorros aterrizaron en su cara, uno incluso en su boca, permitiendo a Antonio probar por primera vez en su vida el jugo viril de otro hombre.
- No puedo esperar para que metan algo aún más grande por allí. Esto va a ser aún mejor de lo que había pensado. - Antonio apagó el vibrador y recobró su aliento. Tras unos minutos pudo ponerse de pie, tomó una toalla de su baño y se limpió un poco. Sabía que debería haberse duchado, pero le pareció más apropiado conservar su cuerpo cubierto por fluidos corporales. Se puso de nuevo sus Jens y se recostó de nuevo viendo hacia el espejo.
- Voy a matar dos pájaros de un tiro contigo. Tú no te preocupes amigo, descansa allí adentro. Cuando salga de ti no recordarás absolutamente nada de todo esto, y yo abre obtenido mi venganza contra esa perra que alguna vez llamé esposa.
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Hello, could you do some kissing scenarios with Furina?
I love your writing so much and hope you are having a great day
💖~ Furina is so pretty that I couldn't help but get excited when I saw this request. Thank you very much for your nice words and I hope you have a wonderful day too!
Warning: Nope now💖, GN!Reader | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
Spanish:
Furina jamás demostró el interés y el amor que sentía por ti antes, cuando tenía su papel como Arconte Hydro y se veía obligada a mantener una imagen gloriosa y política. Ella creía que una pareja amorosa sería difícil de mantener por su posición, por eso nunca hizo nada oficial ni dijo nada, pero siempre te lo demostró. Te mantenía a su lado, se aseguraba que tuvieras una vida cómoda y tranquila, te cuidaba mucho porque te amaba.
Cuando ya no era necesaria para ser la regente de la nación, por fin pudo respirar tranquilamente. Se tragó todo el aire que no pudo respirar en quinientos años y sintió que sus hombros caían por el cansancio, pero te miró a su lado, presenciando a los ciudadanos de Fontaine sobrevivir a lo que podría haber sido su muerte, y la miraste también. Puede que haya parecido asustada en un inicio, pero sus dedos que sostenían tus codos solo te decían que estaba pensando en todo lo que estaba pasando, y cuando la viste sonreír entendiste que no era algo necesariamente malo.
Te sostuvo, por fin, en sus brazos y te abrazó, se tomó un largo minuto para finalmente memorizar tu aroma que antes solo se había permitido de manera accidental. Se bebió tu perfume y la textura de tu cuerpo bajo tu ropa, se permitió ver tu rostro de cerca, con todos tus lunares y marcas, y acarició tu mejilla antes de besarte como siempre había hecho en sus sueños. Sus ojos lagrimearon, como alguien que come después de haber pasado hambre por años, y casi se suelta a llorar más cuando le correspondiste. Ese día había aprendido que le gustaba besarte más que a nada en el mundo.
Como humana, Furina amaba la tranquilidad de una vida doméstica. Le gustaba principalmente aprender de ti a “ser humana”, y entre esas miles de lecciones resulta muy difícil para ella no simplemente acercarse y buscar un nuevo beso. Como las costumbres son difíciles de dejar morir, siempre tiene algún comentario astuto con el que puede reclamar tus labios, como simplemente excusarse porque tú querías el beso primero y ella es tan amable que te lo concedió.
Un beso de buenos días y de buenas noches, y un beso se transforma en dos, luego en tres y al final ya no recuerdas cuantos besos compartieron, solo sienten la felicidad de la compañía. En secreto, disfruta más cuando tú te acercas a besarla, sin que ella te lo pida o sin tener una obligación. La amas porque así lo dice tu corazón, y Furina no puede evitar sentir su corazón derretirse ante la idea de que la ames hasta el punto en que aceptas su cercanía e incluso tú la inicias. Tu aceptación, tu reconocimiento es algo por lo que podría correr hasta el fin del mundo por tratar de conseguir, pero tú se lo das sin pedir algo más a cambio que no sea lo mismo. Ella está de acuerdo.
Es una romántica empedernida. Ha pasado mucho tiempo imaginando y fantaseando miles de escenarios románticos contigo hasta que grita contra la almohada y se contiene, está muy feliz de que no tiene que esconder su amor, por lo que trata de siempre cumplir con alguna de sus ensoñaciones o las tuyas; en un pícnic, mientras sirven té y pasteles, te roba un beso corto antes de que sirvas sus porciones; durante la hora del té, le gusta cuando te ofrece algo de comer, te lo quita y te besa en su lugar; o bajo la lluvia, cuando en vez de correr a refugiarse, bailan y levantan gotas de agua antes de besarte mientras te hace hacia atrás. Parece que no se queda sin ideas, y tal vez esa es la mejor parte.
English:
Furina never showed the interest and love she felt for you before, when she had her role as the Hydro Archon and was forced to maintain a glorious and political image. She believed that a loving partner would be difficult to maintain because of her position, that's why she never made anything official or said anything, but she always showed it to you. She kept you by her side, she made sure you had a comfortable and peaceful life, she took great care of you because she loved you.
When she was no longer needed to be the regent of the nation, she was finally able to breathe easy. She took all the air she couldn't breathe in five hundred years and felt her shoulders droop from exhaustion, but she looked at you next to her, witnessing the citizens of Fontaine survive what could have been the death of her, and you looked at her too. She may have seemed scared at first, but her fingers holding your elbows only told you that she was thinking about everything that was happening, and when you saw her smile, you understood that it wasn't necessarily a bad thing.
She finally held you in her arms and hugged you, taking a long minute to finally memorize your scent that she had only allowed herself accidentally before. She drank in your perfume and the texture of your body under your clothes, she allowed herself to see your face up close, with all your moles and marks, and she caressed your cheek before kissing you like she had always done in her dreams. Her eyes watered, like someone who eats after being hungry for years, and she almost burst into tears when you reciprocated. That day, she had learned that she liked kissing you more than anything in the world.
As a human, Furina loved the tranquility of a domestic life. She mainly liked to learn from you how to “be human”, and among those thousands of lessons, it is very difficult for her not to simply reach out and look for a new kiss. Since customs are hard to let die, she always has some sly comment with which she can claim your lips, like simply making excuses because you wanted the kiss first and she is so kind that she granted it to you.
A good morning kiss and good night kiss, and one kiss becomes two, then three and in the end you no longer remember how many kisses you shared, you only feel the happiness of the company. Secretly, she enjoys it more when you approach her for a kiss, without asking you or having an obligation. You love her because your heart says so, and Furina can't help but feel her heart melt at the thought of you loving her to the point where you accept her closeness and even initiate it. Your acceptance, your recognition is something she could run to the end of the world to try to get, but you give it to her without asking for anything else in return that is not the same. She agrees.
She is a hopeless romantic. Has spent a lot of time imagining and fantasizing thousands of romantic scenarios with you until she screams into the pillow and holds back, she is very happy that she doesn't have to hide her love for you, so she always tries to fulfill some from her daydreams or yours; at a picnic, while serving tea and cakes, she steals a short kiss from you before you serve her portions; during tea time, she likes it when she offers you something to eat, she takes it from you and kisses you; or in the rain, when instead of running for cover, you dance and raise drops of water before kissing you while she pulls you back. She doesn't seem to run out of ideas, and maybe that's the best part.
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Pov: Por primera vez luego de más de 20 años siendo rostro público, Tulio Triviño consigue su propia estatua conmemorativa en Santiago. Juan Carlos visita el lugar por la noche, y hasta se alegra por él en un inicio, molestando a la estatua como si pudiese escucharlo, pero reacciona momentos después, dándose una vergüenza terrible a sí mismo.
Sí, este es un Redraw de la película #Hércules, de #Disney.
Ya sé qué estás pensando; ¿De qué parte del culo se sacó este Au?, Es una maquinación que venimos digiriendo con @anima-letters hace un tiempo, para la cual, escribiré a detalle parte de lo que hemos discutido, con el fin de que también aprecien tan singular comparación y digan: Sí, @spinergy-69, es cine 🚬
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Megara, una de las antagonistas de la película de Disney "Hércules". Encarna a la perfección el arquetipo de la "femme fatale": Es sarcástica, inteligente, sensual y carismática, aunque marcada por profundos problemas de confianza.
Vive resignada a una vida de soledad, su único objetivo es reducir su condena ayudando a Hades en sus planes para reinar el cosmos. Para lograrlo, utiliza su atractivo físico y su habilidad para manipular, coqueteando con hombres poderosos y llevándolos a su muerte. Sin embargo, su visión vacía y cínica de la vida comienza a transformarse al cruzarse con Hércules. La genuina inocencia y torpeza del héroe logran despertar en ella la idea de que aún hay bondad en el mundo, y, lo más importante, de que aún puede aprender a confiar en alguien.
Juan Carlos opera de una manera similar. Con su encanto y manipulación, asume el papel del novio ideal, siempre en busca de algún beneficio personal: Una ducha caliente, comida o sexo. Incluso llega a prometer matrimonio, todo como parte de su estrategia.
Esta dinámica de lenta aceptación me recuerda mucho al Tudoque, donde Juan Carlos establece una relación de confianza con alguien a quien considera ingenuo. De haberlo conocido ya en su adultez, probablemente habría desarrollado una conexión con él de manera gradual, como Megara lo hace con Hércules.
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ERES TU PROPIO CREADOR: todo comienza y termina contigo
El shifting es, en esencia, una exploración profunda del potencial humano y de cómo entendemos la realidad. Es un acto personal de revolución, una forma de cuestionar todo lo que nos han enseñado sobre lo que es posible y nuestro lugar en el mundo.
Desde pequeños, la sociedad nos impone reglas y límites, definiendo qué es real y qué no. Pero el shifting rompe con esas ideas. Nos muestra que esas limitaciones no son más que construcciones de nuestra mente, ilusiones que hemos aceptado como verdades absolutas.
Por esta razón, muchas personas lo rechazan o lo ven como algo absurdo. Cuestiona las bases mismas sobre las que han construido su visión del mundo, y aceptar la posibilidad de shiftear implica soltar la seguridad de lo conocido y abrirse a la idea de que la realidad podría ser mucho más flexible de lo que creíamos.
Para algunos, esto es demasiado incómodo. Prefieren quedarse en lo familiar y criticar aquello que no comprenden.
El shifting no solo desafía las normas impuestas por la sociedad, sino que pone en tela de juicio nuestra percepción de lo que es posible, convirtiéndose en algo profundamente transformador, aunque a la vez polémico.
La realidad no se trata de romper reglas, sino de darte cuenta de que nunca estuvieron fijas para empezar. Cada versión de ti, cada resultado, cada posibilidad... todo está ahí, esperando a que lo elijas. Imagina que estás viendo una película, pero en lugar de ver la película, estás entrando en ella.
El secreto está en la creencia: cuanto más fuerte sientas que es real, más rápido se convierte en tu realidad. Todo se trata de alinear tu energía con la versión de ti mismo que quieres ser. Visualízalo, siéntelo, actúa como si ya estuvieras ahí y deja que el universo haga el resto. No lo sobrepienses. En el momento en que dejas de forzar y comienzas a confiar, es cuando sentirás el cambio. Porque, en el fondo, ya sabes cómo funciona esto.
Cambiar tu realidad no es cuestión de esfuerzo, sino de alineación. Es como entrar en un papel que siempre supiste que era tuyo. No lo fuerzas, lo vives. Cada pensamiento, cada elección, cada sentimiento es una señal al universo que dice: "Este soy yo ahora". Y el universo siempre responde reflejando la versión de la realidad que coincide con tu vibración. Pero recuerdo, TU eres el universo.
La duda es lo único que mantiene la puerta cerrada. En el momento en que dejas de cuestionarte si es posible y empiezas a actuar como si fuera inevitable, el cambio comienza. No se trata de esperar, sino de reclamar lo que ya es tuyo. Mantén la claridad, la consistencia y confía en el proceso. La realidad se doblará de formas que parecen irreales... hasta que dejan de serlo.
Cuando Dios quiso luz, no dijo: "Déjame ver si puedo hacerla y, si no, pediré ayuda". No dijo: «Voy a intentarlo, pero por si acaso no funciona...". Simplemente dijo: "Que haya luz", y hubo luz. Así de simple. No dudó ni por un segundo.
Tú necesitas darte cuenta de que eres el dios de tu mundo.
Todo existe gracias a ti, si puedes conseguir, atraer y hacer prácticamente de todo, existes para crear, ese es el significado a tu existencia.
Tienes que comenzar a afirmar con seguridad, como si fuera un hecho. En la manifestación, afirmar significa declarar algo con confianza, como una realidad. Pregúntate: ¿estás afirmando como un hecho que ya tienes lo que deseas, o lo estás diciendo como un «tal vez"?
Un dios no deja las cosas al azar. No dice "quizás". Un dios habla algo y eso se manifiesta. Los dioses no se preocupan por lo que ven en su realidad 3D, porque saben que la 3D siempre refleja la 4D. No importa lo que las circunstancias te muestren, tú decides lo que es real.
Empieza a actuar como el creador que eres. Detente con los "¿y si no funciona?» o los «tal vez". Habla algo, afírmalo como un hecho y obsérvalo hacerse realidad. No esperes, no dudes.
Decide que ya es tuyo y reclama tu poder.
Es realmente muy simple: o lo tienes, o no lo tienes. O es tuyo ahora mismo, o no lo es. Cuando dices cosas como
"está en camino" o "aún no llega", estás decidiendo que no es tuyo. Debes entender que no hay "pronto", no hay "después". No hay proceso, no hay futuro ni pasado, solo existe el ahora.
La elección es tuya: ¿es tuyo o no lo es? Si es tuyo, felicidades. Si no lo es, decide que lo es ahora mismo. Eso es todo lo que tienes que hacer. Decide que ya es tuyo y no te muevas de esa creencia.
Deja de complicar la ley. Ya sabes cómo funciona. Lo único que necesitas es asumir que ya es tuyo. O es tuyo ahora mismo o no lo es. La única cosa que lo detiene es tu falta de aceptación. Decide que ya lo tienes, acéptalo y deja que el universo haga el resto.
Recuerda: eres tu propio creador. Todo empieza y termina contigo. Actúa como tal. Todo lo que imaginas, deseas y construyes comienza y termina contigo. Tienes el poder de diseñar tu realidad, romper los límites y transformar tus sueños en hechos. La clave está en ti, porque siempre has tenido el control, solo necesitas creerlo.
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