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#hipótesis fantástica
miviajesonoro · 9 months
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Los Mundos de Miss Peregrine: Lecturas Fantásticas
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Los Mundos de Miss Peregrine: Lecturas Fantásticas es un #podcast diseñado para cautivar a los seguidores de la saga, ofreciendo una experiencia única tanto para aquellos encantados por la película como para los lectores de los libros que buscan más contenido. Con una estructura narrativa serializada, cada episodio presenta un capítulo continuo de la intrigante historia de Miss Peregrine y sus niños peculiares, sumergiendo a los oyentes en la magia y el misterio.
Ubicándose en el género de #Ficción y #Fantasía, el podcast fusiona dos realidades: el mundo real y un universo lleno de peculiaridades, magia y seres extraordinarios. La narrativa desafía los límites entre lo conocido y lo sobrenatural, ofreciendo una inmersión emocionante y misteriosa.
Cada miércoles, los oyentes pueden disfrutar de un nuevo episodio, con una duración máxima de 35 minutos por capítulo, a través de Podimo, un servicio de suscripción que ofrece una amplia variedad de contenido. Además, el podcast incluye una sección interactiva que invita a la audiencia a participar en la creación de la historia. A través de Instagram y TikTok, los seguidores pueden compartir sus ideas e hipótesis, que se considerarán para enriquecer la trama, fomentando así la participación y el entusiasmo de la comunidad.
La estrategia de redes sociales, especialmente en #TikTok, busca condensar momentos clave del podcast en clips cortos, destacando la disponibilidad de contenido exclusivo en #Podimo para motivar a los oyentes a suscribirse.
Dirigido a una audiencia diversa de jóvenes y adultos aficionados a la fantasía, el misterio y la aventura, el podcast busca la base de fans existente de la saga, proporcionando a la comunidad una forma emocionante de continuar su conexión con los intrigantes mundos de Miss Peregrine y sus niños peculiares.
Ahora que has leído todo esto, ¿escucharías el podcast? ¡Déjalo en los comentarios!!!
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elhuizache · 9 months
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A Max le habría encantado el Rey León
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La hipótesis de Élmer Mendoza tiene sentido: un hombre obsesionado con su destino de grandeza, “ligero hasta la frivolidad, errátil hasta el capricho e incapaz de constancia” posiblemente se habría identificado con ese joven león amigo de las presas de su dinastía.
El cachorro austriaco no comía bichos, pero sí cazaba mariposas; se batía en sus contradicciones con la misma evasión exótica con la que Simba huía de sus culpas…hasta que su pareja lo reubica en su responsabilidad histórica, una leona que lo rencausa a su destino palaciego.
“Abdicar es condenarse, extenderse a sí mismo un certificado de incapacidad, y esto es solo aceptable en ancianos o en imbéciles”.
Con esa intensidad le respondió Carlota a su marido abandonado en el terreno hostil donde Napoleón III sembró su quimera imperialista. Al igual que Nala le recuerda a Simba “estás vivo y eso significa que ¡eres el rey!”, Carlota no le permite a Maximiliano asomo de cobardía:
“En tanto que haya aquí un emperador, habrá un Imperio, incluso aunque solo le pertenezcan seis pies de tierra. El Imperio no es otra cosa que un emperador”.
Envalentonado, Simba derroca a Scar y restituye su reinado, mientras que Fernando Maximiliano José, príncipe de Hungría y de Bohemia, Conde de Habsburgo, Príncipe de Lorena y efímero emperador de México, tendría la suerte del vencido. Eso sí, con su último aliento lanza una frase propia de película fantástica:
“Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria”.
“Ay Maximiliano” —escribió con tono condescendiente Fernando del Paso en Noticias del Imperio — “si pudieras venir a Querétaro verías que de esa tu sangre, la que querías que fuera la última que se derramara en tu nueva patria, no quedó huella, nada quedó en el polvo o en las piedras, nada fecundó tu sangre, a la sombra eterna de Benito Juárez, en la ladera del Cerro de las Campanas: se la llevó el viento, la barrió la historia, la olvidó México”.
No podemos desconocerle a Maximiliano ser bien intencionado. Era un emperador woke con una barba chida, probablemente habría portado tatuajes de códices mayas, vibrado alto y consumido café orgánico en el Siglo XXI. Max, como le decían sus allegados, buscó cerrar con lógicas cosméticas las desigualdades marcadas por su propio linaje; sin embargo, aun en contra de nuestra voluntad, somos lo que representamos. Nos arrastra el flujo de la historia, porque todo juicio parte de la memoria.
El desafío de la vieja Europa dinástica a la joven América republicana marcó la suerte del extravagante Maximiliano. Pese a su “buena onda”, envuelta en una disparatada convivencia de ingenuidad y arrogancia, fue fusilado para ahuyentar a cualquier león imperialista, porque ese lugar ya lo reclamaba un águila calva…pero esa es otra historia.
La atormentada Carlota de Noticias del Imperio le reclama al fantasma de su esposo la incongruencia entre sus deseos y sus mandatos, un delirio egocéntrico y autocomplaciente que lo acompañó hasta sus últimos minutos frente al pelotón de fusilamiento a cuyos soldados les repartió monedas de oro para instruirles evitar dispararle en el rostro:
“Por mentir así, Maximiliano, por ser tan hipócrita, por presumir de lo que no tenías: un espíritu noble y generoso, universal, y un corazón capaz de amar a todos los pueblos de la Tierra; por eso te castigó Dios, por eso te envió a México, para que te atragantaras con tus mentiras”.
El mismo Fernando del Paso describe la tragedia de la pareja imperial con una frase lapidaria:
“Ella se mexicanizó hasta la locura, él se mexicanizó hasta la muerte”.
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synopiss · 2 years
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siento q dunmesh funcionarìadms bien como peli ya sea live action o animada ANFKEBKEEBRKEJEJE sería dms chistosa
y creo q tmbn podría ser familiar??? sé q el humor a veces se torna un poco sugestivo pero de todas formas creo que se podría omitir o simplemente alivianar??? (tampoco creo que realmente sea taan sugestivo, y en realidad es más como el humor doble sentido en más de algún otro proyecto de objetivo un público familiar-infantil)
defiendo esto pq pese a que todos los capítulos presentan un avance en camino a encontrar a falin (o farlyn ,como quieran decirlo esq nose cuál traducción es más correcta) el manga es relativamente episódico, y puedes ir deduciendo q pasa en varios capítulos sin perder necesariamente todo el hilo de la historia, cosa que considero FANTÁSTICA y es una de las cosas q más me gustan del manga jeje
dada su narración episódica, creo que adaptar,y por consecuente, recortar la línea de eventos a lo largo de la historia para acoplarse a un formato de película, funcionaría superbién!!!
lo que más me ensimisma de este fantaseo es pensar en cómo cómicamente se irían presentando los monstruos que cocinarían, y que darían la descripción de cada uno y luego el respectivo procedimiento para cocinarlos XD, además d ver escenas de montaje con canciones mientras avanzan, o hacen cosas nose
creo que el ritmo que tomaría sería similar al de la película de scott Pilgrim (???) , Con todo lo recortado de hechos que tendria q ser y adaptaciones de estos para resumir, por lo mismo duraría algo similar a la película quizá, bueno, siguiendo la hipótesis
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laeldeloin-blog · 5 years
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¿Qué pasaría si lo fantástico fuera real?
Si lo fantástico fuera real todos sabríamos quienes somos. El que es géminis sería bipolar, la que es cáncer sensible y el acuario raro. Sabríamos a quién evitar, con quién casarnos y hasta con quién formar amistades. Todos nos despertaríamos cada mañana para encontrar una lectura de tarot en el noticiero nacional, diciéndonos que acciones evitar el día de hoy, qué rutas tomar y en qué aspecto de nuestra vida enfocarnos; porque para que querrías saber lo que ya pasó cuando puedes saber lo que sucederá . La meteorología se reemplazaría con la astrología y se nos explicaría como la suma de la posición de todos los cuerpos celestes da como resultado un día miserable. 
Las iglesias estarían vacías y los bosques llenos, la gente clamaría a los espíritus de la naturaleza para solucionar sus problemas. No habrían existido nunca teléfonos ni computadoras: una simple consulta a la ouija y sabrías todo lo que necesitas saber. No habría necesidad de doctores ya que un chamán podría alinear tus chakras con cristales y estarías curado de cualquier afección. En resumen, la vida sería mucho más fácil. Pero, no podrías escoger quién eres, no podrías tener elección sobre lo que te pasa, no podrías valerte por ti mismo sin el respaldo de los astros o del universo. Todo estaría predestinado. No podrías forjar tu propio destino. Sería una vida mucho más fácil, pero mucho menos libre.
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CUEVA DE LOS TAYOS - PRUEBAS ARQUEOLOGICAS DE LOS SUMERIOS Y EGIPCIOS, H... La historia del Padre Crespi es uno de los más enigmáticos alguna vez contada: una civilización desconocida, increíbles artefactos, una enorme cantidad de símbolos escritos en planchas de oro pertenecientes a una lengua desconocida y representaciones extrañas que conectan a la América precolombina con los antiguos Sumerios. La crónica de los acontecimientos, y la forma en que fueron tratados, de acuerdo con muchos, revela una conspiración para ocultar la verdad sobre la historia de la humanidad. Él fue un sacerdote salesiano misionero que vivió en la pequeña ciudad de Cuenca, Ecuador, durante más de 50 años, dedicando su vida al culto y a las obras de caridad. El sacerdote era una persona de muchos talentos: era un educador, un botánico, un antropólogo, músico, incluso también un gran humanista. En 1927, su vocación misionera le llevó a vivir al lado de los indígenas ecuatorianos, haciéndose cargo de los indígenas, y consiguiendo el respeto de la tribu Jíbaro, que comenzó a considerarlo como un verdadero amigo. Como muestra de gratitud, durante las décadas que el Padre Crespi estuvo con ellos, los indígenas le donaron cientos de piezas arqueológicas que datan de un tiempo desconocido explicando que eran objetos que encontraron en un túnel subterráneo que hallaron en la selva de Ecuador. Muchos de ellos eran de oro, talladas con jeroglíficos de un idioma desconocido y todavía nadie ha podido descifrarlo. Los objetos habían sido recuperados por los indios en una cueva muy profunda, conocido como la Cueva de los Tayos, ubicado en la región amazónica conocida como Morona Santiago. La cueva, que se encuentra a unos 800 metros sobre el nivel del mar, fue llamado debido a las características aves Tayos que son casi ciegos y que viven en sus profundidades. Siendo un hombre de cultura, el Padre Crespi pronto se dio cuenta de que los extraordinarios artefactos mostraban similitudes preocupantes con la iconografía de las antiguas civilizaciones mesopotámicas, lo que sugería algún tipo de conexión entre culturas que se desarrollaron en lados opuestos del planeta. Ver también: Ingeniería genética en la antigüedad El Padre Crespi estaba convencido de que las laminas y las planchas de oro donados a él, y que él estudió, indican claramente que el antiguo mundo de Oriente Medio antes de la gran inundación estaba en contacto con civilizaciones que se habían desarrollado en el Nuevo Mundo, ya presente en América desde hace sesenta mil años. Según el Padre Crespi, los jeroglíficos arcaicos que habían sido grabados, o tal vez prensados con moldes, no eran otros que la lengua materna de la humanidad, la lengua que se hablaba antes del Diluvio. En su ingenuidad de un hombre de fe y cultura, el religioso no se dio cuenta de que sus ideas ponían seriamente en cuestión las teorías establecidas por la arqueología convencional (la oficial). Ya que los artefactos donados habían formado una colección muy grande de objetos, en 1960 Crespi solicitó y obtuvo el permiso del Vaticano para crear un museo en la misión salesiana de Cuenca. Para Cuenca fue el museo más grande que jamás se haya creado en el Ecuador, por lo menos hasta 1962, cuando un misterioso incendio destruyó por completo la estructura, y la mayoría de los hallazgos se perdieron para siempre. Sin embargo, Crespi parece haber sido capaz de salvar algunas piezas que se escondieron en un lugar que sólo él conocía. En 1969, Juan Moricz, investigador húngaro naturalizado argentino, exploró a fondo la cueva, encontrando muchas láminas de oro que reporto tenían incisiones arcaicas como jeroglíficos, estatuas antiguas de estilo del Oriente Medio, y muchos otros objetos de oro, plata y bronce: cetros, cascos, discos, placas. Crespi indico a Moricz cómo entrar en la cueva y cómo hallar el camino correcto en el insondable laberinto situado en sus profundidades. En 1972, fue Erik Von Daniken escritor sueco el que difundió la noticia del descubrimiento del investigador húngaro. Cuando la noticia del extraño descubrimiento de Moricz se extendió por todo el mundo, muchos eruditos decidieron explorar la cueva con expediciones privadas. Uno de las primeras y más audaces expediciones que se llevó a cabo en 1976 fue realizada por el investigador escocés Stanley Hall en la que participaron el astronauta estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, el 21 de julio de 1969. Se dice que el astronauta informó que en los tres días que permaneció en el interior de la cueva eran incluso más significativo que su legendario viaje a la Luna. A finales de los años 70, Gabriele D'Annunzio Baraldi visitó por un largo tiempo Cuenca, donde se reunió tanto con Carlo Crespi y Juan Moricz. En esa ocasión, Carlo Crespi confió al italo-brasileño que la Cueva de los Tayos era insondable y que los miles de ramificaciones subterráneas no eran naturales, sino más bien hecho por el hombre en el pasado. Según Crespi la mayoría de los hallazgos que los nativos le entregaron provenia de una gran pirámide subterránea, ubicada en un lugar secreto. El religioso italiano confeso entonces a Baraldi que, por temor a futuros saqueos, ordenó a los nativos que cubrieran de tierra la totalidad de la pirámide, de modo que nadie pudiera encontrarlo. Baraldi se dio cuenta de que en muchas placas y láminas de oro fueron recurrentes diversos signos: el sol, la pirámide, la serpiente, el elefante. En particular, la placa donde una pirámide fue grabada con un sol en su cumbre fue interpretado por Baraldi como una masiva erupción volcánica que ocurrió en el pasado distante. Ver también: La pirámide negra del “Hijo del Creador” Cuando Carlo Crespi murió en abril de 1982, su fantasmagórica colección de arte antediluviano fue sellada para siempre, y nadie podía admirarlo. Hay muchos rumores sobre el destino de los preciosos artefactos recogidos pacientemente por el religioso de Milán. Algunos fueron simplemente enviados en secreto a Roma, y ocultados en alguna bóveda del Vaticano. Ver también: Exponiendo la oculta religión del Vaticano Muchos arqueólogos convencionales han acusado al Padre Crespi de ser un impostor o simplemente un visionario, que hizo pasar planchas de oro como genuinos y los cuales eran simplemente falsificaciones o copias de los artefactos de Oriente Medio. Pero a pesar de las acusaciones de la arqueológica convencional permanece las fotografías y numerosos testimonios de muchos estudiosos que demuestran su veracidad. La impresión que se tiene al leer esta historia es que alguien quería ocultar las fantásticas piezas arqueológicas recogidos y estudiados por el religioso de Milán. ¿Pero por qué? Porque querer ocultar los paralelismos entre las culturas precolombinas de Mesopotamia y aquellos, que son claramente evidentes. ¿Por qué los arqueólogos victorianos creían en la pacífica existencia de una cultura madre antes de que ella hubiera generado culturas hijas con el mismo sistema iconográfico, simbólico y religioso? ¿Y porque hoy los arqueólogos convencionales se oponen ferozmente a esta hipótesis negando esta posibilidad a toda costa? ¿Qué valor tendría el saber que la humanidad desciende de una sola civilización global avanzada antediluviano?
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noeleonprof-blog · 5 years
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HIPÓTESIS FANTÁSTICAS
Gianni Rodari concibe las hipótesis como redes: las lanzas y, tarde o temprano, algo pescas.
Cómo se hace:
Proponemos algunas hipótesis:
¿Qué pasaría si...?
... al levantarte vieras que en Bogotá han desaparecido todos los abrigos.
... el ascensor desciende hasta el fondo de la Tierra.
... pudieras ver a través de las paredes.
Para motivar la creatividad de los asistentes, les invitaremos a escribir:
-          Reacciones de la gente.
-          Diálogos que surgirían.
-          Incidentes de todo tipo que ocurrirían.
-          Posibles soluciones a cada problema.
-          Elegir protagonistas para cada historia.
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miguelmarias · 6 years
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ACERCAMIENTO AL CINE FANTÁSTICO DE JACQUES TOURNEUR
1 Jacques Tourneur es uno de los más apasionantes, enigmáticos y desconocidos directores americanos. El tardío estreno, en 1965, de Una pistola al amanecer (Great Day in the Morning, 1965) y Furia salvaje (Frontier Rangers, 1959) suscitó en Film Ideal una confusa aproximación a su obra (1). Con posterioridad, ni el estreno de La ciudad sumergida (The City in the Sea/War-Gods of the Deep, 1965), su última película y la más floja de las que conozco, ni la inesperada reposición de El halcón y la flecha (The Flame and the Arrow, 1950), ni la fugitiva proyección —en la Filmoteca, casi siempre en V.O., en T.V.E., mal dobladas— de La mujer pantera (Cat People, 1942), I Walked With a Zombie (1943), Retorno al pasado (Out of the Past/Build My Gallows High, 1947), Berlín Exprés (Berlin Express, 1948), La mujer pirata (Anne of the Indies, 1951) o Martín, el gaucho (Way of a Gaucho, 1952) han dado lugar a otra reacción destacable que la crítica de I Walked With a Zombie que publicó Tomás Delclós en esta misma revista (2), crítica que, en algún sentido, voy a intentar prolongar en las páginas siguientes, aunque interrogándome menos por las sensaciones que provoca en el espectador el film mencionado, producido por Val Lewton y dirigido por Jacques Tourneur —autor de otros parecidos efectos, como Retorno al pasado o Berlín Exprés, o incluso westerns como Tierra generosa (Canyon Passage, 1946), Wichita (1955) o Una pistola al amanecer—, que por la forma en que tales sensaciones —y sus transgresivas implicaciones ideológicas— han sido conseguidas.
Creo conveniente advertir, sin embargo, que no voy a analizar las películas inscribibles en el género fantástico que ha realizado Tourneur: de ellas, desconozco una de las más famosas, Night of the Demon/Curse of the Demon (1957), y varias más de posible interés, como The Leopard Man (1943), Experiment Perilous (1944) y The Comedy of Terrors (1963). Además, creo que el calificativo de fantástico es aplicable, en rigor, a todo el cine de Tourneur, con independencia de los numerosos y variados géneros que ha abordado a lo largo de una carrera iniciada en Francia, en 1931, y concluida en 1965, en Inglaterra, y que comprende 34 películas, casi todas ellas americanas.
2 Si la introducción de lo inexplicable en el seno de la normalidad cotidiana es la esencia misma de lo fantástico, se han realizado muy pocos films tan radical y permanentemente fantásticos como Cat People y I Walked With a Zombie. Resulta muy curioso que Gérard Lenne casi ni los mencione en su inteligente Le Cinéma «fantastique» et ses mythologies (3), tras definir lo fantástico como «el choque de lo Real y lo Imaginario» o la «intrusión de la anormalidad en la normalidad» y subrayar la necesidad de «la reconstrucción más exacta posible (ambiente, intriga, psicología) de un universo que no sea copia del mundo existente, sino terreno de encuentro de lo imaginario y lo real: lo que puede llamarse un lugar poético», ya que «lo fantástico no podría existir sin credibilidad». Incluso cuando señala que «lo fantástico se concreta en una narrativa discontinua» —como apuntó certeramente Delclós en la crítica mencionada—, Lenne parece estar describiendo, más que ningún otro film, La mujer pantera.
Destaco esta película, anteponiéndola a la más fascinante y perfecta I Walked With a Zombie, o a la obra maestra de Tourneur, Out of the Past —ambas visualmente dignas del Murnau de Tabú—, porque, precisamente por ser el primer trabajo conjunto de Lewton y Tourneur (y su primera incursión en el género fantástico), me parece el más revelador y radical de sus films, el que mejor permite discernir el peculiar estilo que elaboraron y que luego Tourneur, a solas, fue desarrollando, aplicándole a otros géneros con resultados insólitos y turbadores, en films tan extraños como Tierra generosa, El halcón y la flecha, Cita en Honduras (Appointment in Honduras, 1953), Wichita o Una pistola al amanecer. (4).
3 Estimo que una película sobria, contenida y rigurosa como Cat People puede ser más fantástica que la alucinante y lírica I Walked With a Zombie precisamente porque su misterio —menos patente— tiene sus raíces en una normalidad más creíble, lo que multiplica la fuerza del choque entre lo real y lo imaginario y, consiguientemente, su impacto en el espectador.
Ante todo, más «normal» es Nueva York que Haití, y no sólo para el público norteamericano de 1942 —su inmediato destinatario— sino para cualquiera. Más «convencionales» son también el encuentro de Irena (Simone Simon) y Oliver (Kent Smith) y sus ulteriores relaciones, que la brusca introducción de Betsy (Frances Dee) en el seno de la turbia y conflictiva familia Rand-Holland y los sucesos acaecidos antes y después de la llegada a la isla antillana de la joven enfermera canadiense (5). No es que Cat People renuncie a un recurso dramático tan clásico y eficaz como el dépaysement de la protagonista, sino que tal situación se reduce a un dato —uno más, no el más importante—, mientras que en I Walked With a Zombie el extrañamiento de Betsy —en una isla como Haití, en el entorno que hace posible la magia vudú, en el seno de la familia a la que presta sus servicios y en la que no puede evitar sentirse como una intrusa— es un elemento motor del drama: de hecho, el film comienza precisamente con su llegada a la isla, típico lugar de aislamiento, al que Betsy huye en cierto sentido. Además, no hay que olvidar que el espectador está dispuesto a aceptar de Haití y de sus moradores —indígenas o colonos— cosas, actitudes y comportamientos más extraños que de la joven pareja de Central Park que nos presenta Cat People; en consecuencia, el temor de Irene ante la posibilidad de convertirse en pantera resulta más perturbador para Oliver (y para nosotros) que los célebres zombies haitianos para Betsy. La mayor verosimilitud ambiental de Cat People hace innecesario que Tourneur y su iluminador —el genial Nicholas Musuraca (6)— se esfuercen por alcanzar el poder hipnótico conferido por el director y J. Roy Hunt a las imágenes de I Walked With a Zombie, al mismo tiempo que el agudo sentido de la economía plástica y narrativa del autor de Retorno al pasado le ha hecho ver que podía prescindir, en esta ocasión, del empleo de un relato retrospectivo en primera persona y del comentario «coral» —calypsos de Sir Lancelor— que objetivaba la visión subjetivista —aunque no plenamente identificadora— de I Walked With a Zombie, artificio que cumplía una misión semejante a la del punto de vista adicional y externo que suponía la presencia muda del joven ayudante de Jeff (Dickie Moore) Markham/Bailey (Robert Mitchum) en Out of the Past, o la cómica y activa complicidad de Piccolo (Nick Cravat) con respecto a Dardo (Burt Lancaster) en El halcón y la flecha. Esta menor «expresividad» da a Cat People un tono más neutro, sosegado y realista, que refuerza la insidiosa eficacia de su ataque indirecto a los hábitos y reflejos mentales y perceptivos del espectador cinematográfico.
Un segundo factor que acrecienta la complejidad de Cat People radica en el origen de lo inexplicable. En I Walked With a Zombie, la amenaza es en todo momento exterior a la protagonista (los Rand-Holland, los zombies, el entorno extraño y hostil); por mucho que los acontecimientos puedan llegar a concernir o afectar a Betsy, su situación será muchos menos angustiosa y conflictiva que la de Irene, ya que el peligro externo —una legendaria maldición hereditaria que afecta a algunas mujeres de su país, Serbia— tiene en Cat People la virtud de introducirse en la heroína. Por ello, Irene teme la maldición y sus obsesivas manifestaciones exteriores —los abundantes motivos felinos que decoran su apartamento, las fascinantes panteras del zoológico, la inquietante mujer-gato encarnada por Elizabeth Russell— y, al mismo tiempo, tiene miedo de sí misma, de sus inclinaciones latentes y difícilmente controlables, de la posibilidad de ser poseída y de hacer daño a quien ama.
En tercer lugar, los hechos anormales que suceden a Cat People podrían explicarse interpretándolos desde una perspectiva psicoanalítica freudiana —frigidez, tabú de la desfloración, lesbianismo latente; es decir, un cuadro neurótico conocido y no muy alejado del descrito por Hitchcock en Marnie, la ladrona (Marnie, 1964)—, mientras que los sucesos de naturaleza equivalente de I Walked With a Zombie pertenecen a la mitología de lo «sobrenatural» —al igual que el vampirismo, la brujería, los fantasmas—, y exigen del espectador una suspensión of disbelief que no siempre está dispuesto a otorgar. Es decir, que lo inexplicable de I Walked With a Zombie obliga al espectador a deponer voluntariamente su incredulidad o, en caso contrario, a atrincherarse tras una sólida barrera de escepticismo que sólo la fuerza mágica de las imágenes y la sinuosa estructura narrativa del film pueden tratar de atravesar o remontar: I Walked With a Zombie necesita imponerse al espectador, subyugándole visualmente, desconcertándole  con oscilaciones rítmicas y de tensión dramática, engatusándolo con aparentes concesiones —la idea del complot o la maquinación— a su afán de hallar una explicación racional a hechos que, en definitiva, responden a otra lógica, a una lógica distinta. Cat People, en cambio, actúa de forma más insidiosa, puesto que —como Los pájaros (The Birds, 1963) de Hitchcock— acepta e incluso sugiere hipótesis «lógicas y racionales» para luego desmentirlas o, cuando menos, ponerlas en duda, manteniendo hasta el final —y aun después— un máximo de ambigüedad. Al principio, el único personaje que cree en la posible metamorfosis de Irena en pantera es la propia heroína, por quien hemos tenido noticia de tal maldición serbia —cuyo auténtico origen no es una leyenda serbia, como pretendió Lewton, sino el pánico que desde niño le inspiraron los gatos (7)—; nuestra primera reacción es desconfiar de Irena: o es una mentira urdida como excusa —aunque su amor por Oliver parezca sincero—, o es una superstición absurda, o se trata de una obsesión neurótica de raíz sexual. El elíptico discurrir del relato va acentuando al mismo tiempo nuestra inquietud y la impresión de que nos encontramos ante un caso clínico. Las explicaciones evidentes —incluso sospechosamente despreocupadas y simplistas— del psicoanalista Dr. Judd (Tom Conway) parecen confirmar esta hipótesis, que bastaría para justificar la evolución —estancamiento o bloqueo, primero; deterioro, después— de las relaciones conyugales —nunca satisfactorias, siempre frustrantes— de Irena y Oliver, y el que éste acuda a su amiga y compañera de trabajo Alice (Jane Randolph) en busca de compensación. Llegamos a creer que Irena teme realmente convertirse en un félido, y atacar a su marido y a Alice, impulsada por los celos, pero que tal eventualidad —en el fondo, deseada por Irena— es racionalmente imposible y constituye, simplemente, una alucinante esquizoide de la mente enferma de la heroína. Pero es precisamente entonces cuando empiezan a producirse incidentes anómalos, que ponen en entre dicho el acierto de nuestras conclusiones provisionales, y que resultan inexplicables desde nuestra arraigada perspectiva racionalista: la aparición alarmante de la mujer-gato (cuya voz fue doblada, significativamente, por la propia Simone Simon); la persecución de Alice por una sombra equívoca a través de Central Park; las ovejas destrozadas, y las huellas de pantera que se confunden con las de unos zapatos de tacón; el acoso nocturno —otra sombra, ruidos que parecen rugidos— de Alice en una piscina cubierta, la llegada de Irena, el albornoz desgarrado; el amago de ataque a Alice y Oliver por lo que ellos toman por una pantera pero que a nosotros se nos antoja, a lo sumo, un gato (dentro de que no podemos estar seguros de lo que estamos viendo, o entreviendo, y mucho menos de lo que realmente vimos minutos antes), lo que nos va haciendo dudar de la salud mental no ya de Irena, sino hasta de personajes tan equilibrados y «normales» como estos, al tiempo que el psiquiatra se revela como un cínico sin escrúpulos ni el menor sentido de la ética profesional, que trataba de abusar sexualmente de su «frígida» paciente; y, finalmente, las muertes de Judd (obra, al parecer, de Irena, tal vez transformada en felino) y de la propia protagonista (muerte que parece descartar su metamorfosis, y causada por el estoque de Judd).
Todos estos sucesos —particularmente eficaces por basarse en los temores más primarios y comunes, que el espectador proyecta sobre las sombras inconcretas que pueblan la pantalla: la oscuridad, los ruidos súbitos y no identificados, los animales, la locura, el agua, el sexo, lo desconocido, lo incomprensible, la muerte— constituyen los tiempos «fuertes» de la narración, aquellos en que lo fantástico irrumpe violentamente en lo cotidiano, quebrando fulgurantemente la «normalidad» monocorde —suaves y precisos movimientos de cámara, iluminación en «medias tintas», diálogos susurrados— y nada estridente de la película, con la doble función de intensificar la vaga sensación de malestar e inquietud generalizada del espectador, por un lado, y de poner en tela de juicio cualquier confortable explicación positivista que le hayamos podido imponer a la intriga o, mejor dicho, a la sucesión elíptica —ajena a toda continuidad, a las leyes de causalidad y al sentido habitual del transcurso del tiempo— de incidentes inadmisibles que la suplantan. Tourneur parece empeñado —en parte, por afán experimental y como consecuencia de una reflexión sobre la naturaleza y la función del cine fantástico, pero también a causa de las limitaciones económicas de la serie B— en minar nuestra complaciente sensación inicial de seguridad: nuestras tentativas de recuperarla resultan vanas frente a su firme y solapada negación de cualquier explicación lógica, natural, psicológica, onírica e incluso simbólica. Ni siquiera se nos permite hallar refugio en la reducción de lo que entrevemos a una fantasía legendaria, puesto que tampoco se confirma que los temores de Irena sean fundados, ni que llegue a convertirse en pantera. Los versos de John Donne que cierran la película tienen por objeto sugerir una nueva y un tanto nebulosa explicación, que estaría en abierta contradicción con cualquiera de las interpretaciones que hayamos podido dar a las dos últimas secuencias:
I am a little world made cunningly
Of elements, and angelic sprite,
But black sin hath betray'd to endless night
My world's both parts, and, oh, both parts must die. (8).
Resulta, pues, que al final del film lo inexplicable permanece inexplicado. El misterio no ha sido sometido, doblegado, disipado, resuelto ni esclarecido; por el contrario, las fuerzas de lo insólito triunfan y la película —su enigma, sus inquietantes implicaciones— no acaba con la palabra «fin». Esta interrogación desasosegante, que pone en cuestión las relaciones causa-efecto y nuestras nociones acerca de lo que es posible o imposible, equivale a unos «puntos suspensivos» que ni siquiera prometen una continuación, una segunda parte (9), que no son siquiera transitivos, lo que niega toda posibilidad de interpretación «cerrada», de confirmación de hipótesis. Y no es un final «abierto», sino irremisiblemente cerrado, irreductiblemente clausurado a nuestra forma de razonar. Su opacidad es total, su misterio es el mismo —incitante, tantalizador, instigador de la curiosidad— que el de una puerta o una ventana cegada. Ante Cat People no queda otra opción que renunciar a desvanecer su misterio —y convivir con esa sensación de impotencia— o alterar radicalmente nuestra concepción de lo real y lo imaginario, de lo posible y lo imposible, de lo natural y lo sobrenatural.
4 Porque lo más desazonante de Cat People o I Walked With a Zombie no es la prolongación de lo fantástico más allá de la dimensión temporal del film —su duración—, sino la difusa pero constante pérdida del sentido de la orientación que provoca el suave, sinuoso y aparentemente errático o aleatorio flujo del relato, sembrando dudas contradictorias, obligándonos a descartar las relaciones de causalidad que se nos ha enseñado a tratar de establecer entre los hechos, sumiéndonos en un terreno movedizo, ambiguo e inestable en el que no sabemos qué rumbo elegir. Somos nosotros, los espectadores, los verdaderamente desarraigados, quienes nos encontramos en una deslizante e insegura «tierra de nadie» —el lugar poético que mencionaba Lenne— para cuya travesía de nada sirven los mapas, las brújulas, los compases y las reglas milimetradas que nos han suministrado nuestra educación académica. Más útiles resultarían —y no estoy muy seguro— las obras de Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges, André Breton, William Blake, F. W. Murnau, Alfred Hitchcock, Luis Buñuel, Carl Th. Dreyer, Mizoguchi, Georges Franju, André Delvaux y demás cartógrafos de lo fantástico, y en especial de lo fantástico que yace oculto, latente y activo bajo el manto tranquilizador, plácido y rutinario de lo cotidiano.
5 Ahora bien, si este acercamiento al procedimiento suscitador de lo fantástico empleado por Jacques Tourneur se centra, de forma casi exclusiva, en su primera obra adscribible al género fantástico, La mujer pantera, debo advertir que ello obedece a dos razones básicas: en primer lugar, a que en ella pueden detectarse, en su formulación más pura y extremada, los rasgos fundamentales de su estilo; en segundo término, a que es el film que, en los últimos tiempos, he podido contemplar más a menudo y en las condiciones debidas —es decir, en una pantalla de cine, y no en un receptor de televisión; en versión original, y no mal doblada—. Lo que no impide que la mayor parte de las observaciones hechas hasta ahora sean igualmente aplicables, al menos en su mayor parte y en cierta medida, a todas o casi todas las restantes películas de Jacques Tourneur, con absoluta independencia del género al que puedan permanecer sus argumentos.
Esto queda especialmente claro en sus films negros, como Berlín Exprés o, sobre todo, Retorno al pasado; pero también puede descubrirse, por extraño que pueda parecer, en géneros menos nocturnos e inquietantes, en películas de capa y espada —El halcón y la flecha—, de piratas —La mujer pirata—, de aventuras exóticas —Martín, el gaucho, Cita en Honduras—, o del Oeste —Tierra generosa, Wichita, Una pistola al amanecer—, pues en todas ellas se manifiesta el mismo estilo, cuyos rasgos decisivos podrían enumerarse, someramente, como los siguientes: ausencia de suspense —muchas de sus películas son flashbacks a partir de una situación inalterable e irremisible—, uniformidad de tono dramático —no existen golpes de teatro, ni clímax—, discontinuidad narrativa —frente a la clásica estructuración vectorial del cine americano de géneros, en Tourneur reinan las elipsis y los cambios de sentido en zigzagueantes—, neutralidad interpretativa —de ahí su afición a actores «impasibles» como Kent Smith, Dana Andrews, Joel McCrea o Robert Stack, que no facilitan la identificación del espectador—, bajo nivel sonoro —que obliga a prestar una especial atención a cada susurro, a cada sonido, a cada eco—, sabia dosificación entre lo mostrado, lo sugerido y lo ocultado, ausencia total de escenas explicativas o meramente expositivas (de hecho, cuando son imprescindibles, se pasan a una voz interior reflexiva o confesional), etc. Y pongo ya fin a este esbozo, cuya única finalidad consiste en llamar la atención sobre un cineasta ignorado y desatendido, apartado de su trabajo desde hace ya doce años —cuando esperaba encontrar la independencia necesaria para rodar dos ambiciosos y apasionantes proyectos—, e incitar a la reflexión y a la discusión acerca de sus métodos.
Miguel Marías
Notas
(1)     Film Ideal, n.° 176, 15 de septiembre de 1965: Jacques Tourneur en 11 secuencias. Junto a traducciones de textos de Robert Florey, Cahiers du Cinéma, Jean-Pierre Coursodon & Yves Boisset (sin interés), Jean-Louis Noames (interesante) y una entrevista de Midi-Minuit Fantastique, este número ofrecía cinco artículos originales, de los que La curva como distancia más corta, de Javier Sagastizábal, era el único esclarecedor.
(2)     Dirigido por... n.° 19, enero de 1975, p. 29-30.
(3)     Collection 7ª Art, n.° 51, Les Editions du Cerf, París, 1970. Versión castellana: El cine «fantástico» y sus mitologías, Editorial Anagrama, Barcelona, 1974.
(4)     Sobre la personalidad y el estilo de este director me parecen especialmente relevantes los artículos Note sur Jacques Tourneur, de Jacques Lourcelles (en Présence du Cinéma, n.° 22-23, otoño de 1966), y Murmures dans un corridor lointain, de Bertrand Tavernier (en Positif, n.° 132, noviembre de 1971), y las entrevistas que acompañan ambos estudios, así como el librito Jacques Tourneur (editado por Claire Johnston & Paul Willemen, Edinburgh Film Festival, 1975, en el que destacan la «Introducción» y el articulo Notes Toward the Construction of readings of Tourneur de Willemen); The Shadow Worlds of Jacques Tourneur, de Robin Wood (en Film Comment, vol. 8, n.° 2, verano de 1972); la crítica del libro de E.F.F. que hizo Wood (en Film Comment, vol. 12, n.° 1, enero-febrero de 1976); Out of the Past y Daniel Mainwaring on Out of the Past, de Tom Flinn (en The Velvet Light Trap, n.° 10), así como la polémica entablada entre Flinn, Mainwaring y Richard T. Jameson en el n.° 11 de The Velvet Light Trap; las entrevistas publicadas en Cahiers du Cinéma n.° 181, Films and Filming (noviembre de 1965), el libro The Celluloid Muse (1969) de Charles Higham & Joel Greenberg, Cinefantastique (verano de 1973); el artículo Le jardin aux sentiers qui bifurquent, de Michael Henry (en Positif, n.« 149, abril de 1973), y algún otro.
(5)     La intriga de I Walked With a Zombie se inspira en la célebre novela de Charlotte Brontë Jane Eyre (1847), llevada al cine por Robert Stevenson (y Orson Welles) en 1944 y por Delbert Mann en 1970; una novela posiblemente influida por aquélla, Rebecca, de Daphne Du Maurier, fue filmada en 1940 por Hitchcock. Curiosamente, la novela Wide Sargasso Sea (1966), de Jean Rhys, sitúa en Jamaica una intriga explícitamente basada en la de Jane Eyre.
(6)     Operador de películas como Stranger on the Third Floor (1940) de Boris Ingster, The Seventh Victim (1943) y The Ghost Ship (1943) de Mark Robson, The Curse of the Cat People (1944) de Gunther Von Fritsch & Robert Wise, The Spiral Staircase (1946) de Robert Siodmak, Deadline at Dawn (1946) de Harold Clurman, Bedlam (1946) de Robson, The Locket (1946) de John Brahm, Out of the Past, Blood on the Moon (1948) de Wise, Born to Be Bad (1950) de Nicholas Ray, Clash by Night (1952) y The Blue Gardenia (1953) de Fritz Lang.
(7)     Cfr. el interesante y documentado estudio de Joel E. Siegel Val Lewton: the Reality of Terror (Cinema One Series n." 22, Secker & Warburg, Londres, 1972).
(8)     Versos 1-4 del V de los Holy Sonnets. La traducción de esta estrofa sería: «Yo soy un pequeño mundo, hecho astutamente de elementos físicos y de un espíritu angélico, pero el negro pecado ha entregado a la noche eterna ambas partes de mi mundo y, oh, ambas partes deben morir.»
(9)     Pese a que Lewton produjese en 1944 The Curse of the Cat People —también con DeWitt Bodeen como guionista y Musuraca como operador, pero dirigida por Gunther Von Fritsch & Robert Wise; al parecer, excelente—, que reunía, años más tarde, a Alice y Oliver —casados y padres de una niña— con el fantasma de Irena.
 Dirigido por… nº44, mayo 1977
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identitarios · 5 years
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Le Pen-Salvini. Un eje francoitaliano por la soberanía nacional en el marco de la UE
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Nos hemos encontrado esta semana con la fantástica noticia de la reunión celebrada en París entre Mateo Salvini, máximo líder de la Lega y Ministro del Interior de Italia, y Marie Le Pen, presidenta de Rassemblement National.
Decimos que la noticia es fantástica porque aleja los rumores de una ruptura entre estas dos organizaciones y el alineamiento de la Lega con otras opciones del mundo de los euroescépticos en el seno de las instituciones de la Unión Europea.
Conviene repasar cómo están organizados a día de hoy los partidos euroescépticos y soberanistas en el Parlamento Europeo antes de seguir hablando:
En primer lugar encontramos el Grupo de los Conservadores y Reformistas (European Conservatives and Reformists) cuyos principales abanderados hasta ahora eran los conservadores británicos seguidos de los representantes del partido polaco Ley y Justicia. Es en este Eurogrupo donde se encuadra la Nueva Alianza Flamenca (NVA), principal valedor del fugado Puigdemont en sus andanzas europeas. El Partido Popular Danés, Hermanos de Italia (Ex Alianza Nacional), o Demócratas Suecos son otros componentes. El principal problema que va a afrontar este grupo es la marcha de los 18 diputados del Partido Conservador Británico después de las elecciones del 26 de Mayo.
La Europa de la Libertad y la Democracia Directa (Europe of Freedom and Direct Democracy) es un variopinto eurogrupo formado entre otros por el UKIP de Nigel Farage, Alternativa por Alemania, los inclasificables italianos del Movimiento Cinco Estrellas o algunos exmiembros del Frente Nacional francés (Chauprade y Phillippot acabaron aquí después de romper con Le Pen). Este grupo también se enfrenta a la salida de 17 eurodiputados británicos.
Por último tenemos a la Europa de las Naciones y la Libertad (Europe of Nations and Freedom) del que forma parte la Agrupación Nacional de Marie Le Pen, los italianos de la Lega de Salvini, el Partido por la Libertad de Holanda (Wilders), el FPÖ austriaco o los nacionalistas flamencos del Vlaams Belang (herederos del desaparecido Vlaams Blok).
Como se ha visto la salida de los parlamentarios británicos, tras la previsible no celebración de elecciones al Parlamento Europeo en el Reino Unido, va a dejar muy mermado a dos de estos grupos. Esto unido a la más que probable salida de la Unión Cívica Hungara (Fidesz) de Orban del Partido Popular Europeo, o la entrada en coaliciones de gobierno de organizaciones como la Lega o el FPÖ, había alimentado en los últimos meses hipótesis sobre una reconfiguración del grupo ECR que se ampliaría con estos partidos que desearía dotarse de una imagen más moderada (caso de Lega y FPÖ) y de una nueva casa después del defenestramiento del PPE (caso del Fidesz).
Otra de las posibilidades que se anunciaba hace meses era la creación de un supergrupo europeo que aunase a todos los euroescépticos, desde Le Pen hasta Orban, desde España hasta Polonia, y que automáticamente se convirtiera en una fuerza temible en el parlamento Europeo por su capacidad de veto al disponer de un tercio de los asientos en la eurocamara. Esta última posibilidad es también algo complicada debido a que hay partidos que compiten entre sí dentro de sus respectivas circunscripciones nacionales, a la reticencias en el este de Europa de las simpatías que tienen por Rusia dirigentes como Salvini o Le Pen (últimamente algo más disimuladas), o a la disparidad ideológica que tendrían muchos de sus miembros (en asuntos tan significativos como economía o valores morales).
Con la reunión escenificada el pasado viernes 5 de abril entre Le Pen y Salvini todo parece indicar que es hacía el intento de creación de este supergrupo adonde nos dirigimos. Ya han anunciado una campaña conjunta con un gran acto central el 18 de Mayo en Milán. Posiblemente el resto de movimiento los veremos después de las europeas, cuando se tengan que conformar los grupos. Ahí es donde será necesario afinar, ceder y tener mano izquierda con el objetivo de poder acomodar a todas las fuerzas políticas que defienden la continuidad de los estados nacionales en Europa, que se oponen a la globalización destructora de identidades y que defienden espacios de habitabilidad libres y seguros para sus conciudadanos. De momento vamos por el buen camino.
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Sound check (Canícula #5: primavera)
Son las dos con diecinueve minutos. Mi alarma sonará en tres horas, menos. Le diré al diario de sueños que lo siento mucho, hoy no hay noticias porque he pasado la noche en vela, paralizada de ansiedad. Quisiera poder escribirte esto en tu lengua. Pero no sé si alguna vez seré tan elocuente.
Dudo de mí. Es difícil no hacerlo, no después de unos meses realmente duros. No cuando recién voy viendo la salida del pozo financiero en que estaba, y me reencamino con mi proyecto de investigación. No cuando acabo de tener una recaída. Y tú lo sabes. Me conoces tan bien que, ¿por qué querrías algo más conmigo que lo que ya tienes?
Debo esfumarme.
Intenté aceptarlo, intenté dejarme llevar, intenté ocultarlo, negarlo, reprimirlo. Ya ha pasado casi un año, incluso estoy con alguien más: me sigues gustando. Me gustas demasiado. No puedo con la confusión y culpa que esto me genera. No puedo escribir otra cosa que no sea esta ridícula confesión, que no cuenta como tal porque no hay nada aquí que tú no sepas ya.
Sé que te importo, y mucho. Lo has dicho: no hablas con nadie como conmigo. Te quedas a mi lado cuando te necesito, sin importar cuán ocupado estabas. Y están los chistes locales, los secretos compartidos, la empatía, la preocupación mutua. Eres más real que muchas personas que tengo al lado. Y también, en varios aspectos, bastante más sabio.
Es que, no puedes ser sensato, inteligente, divertido, amable, considerado. No puedes tener esos ojos y esa boca. No puedes tener esa voz. No puede ser que te gusten los perros, además. No. No. No te lo permito: bórrate. No de la existencia, pero sí de mi mente, de mi memoria, de mis impresiones. Porque duele que estés tan lejos, duele que encima no me quieras como yo quiero.
Pido demasiado. Estoy consciente de la probabilidad de falla hipotética. Digamos que sí quieres de mí lo que yo de ti. Digamos que, abracadabra, la distancia se reduce a diez kilómetros en vez de 8000. Y luego, ¿qué? Yo seguiré siendo desastre, eso no se cura. Yo seguiré teniendo crisis en tiempos de estrés. Yo seguiré, a veces, cediendo ante la vocecilla que me guía al precipicio. Me cuesta no querer morir. Me cuesta no hacer un drama, cuando he decidido hacerlo. Si, en las actuales condiciones, tú te preocupas y espantas, ¿cómo sería en esa realidad hipotética? ¿Me irritaría tu memoria inexistente? ¿Te desquiciaría mi absoluta disfunción interpersonal? ¿Nuestras ansiedades alcanzarían grados exponenciales? ¿Te acabaría, nos acabaríamos aborreciendo?
Por eso estoy acá. Para que la canícula de 2018 no se repita. Estoy haciendo una prueba de sonido. Intentando vomitar todo lo que me he metido desde que llegaste. Quiero desbordarme, quiero empujarme a escribir, no sólo esta carta que no sé si te enviaré (Google Translate no hace mal la pega), sino el resto de lo que tengo, debo, necesito escribir. Estoy acá porque mereces más que ser ghosteado, aunque mi primer impulso es desaparecer. Estoy acá porque me has pedido que no me vaya. Y uso este limbo para decirte todo lo que muero por decir.*
Tal vez lo que me hace falta realmente es un desentoloachamiento, aunque entre dos personas lejanas no haya mediado toloache alguno. Pero me es preciso purgarte, curarme de ti. Mezcalear, cantar, hablar, llorar: cierre de herida. O puntadas. O violeta de genciana para la cicatriz. Sólo quiero que dejes de gustarme. Que seas cien por ciento, mil por ciento, amigo amistoso, asexuado como un muñeco Ken. But I’m no Barbie girl, in a Barbie world…. y las tortugas saben que la vida de plástico está muy lejos de ser fantástica.
*Que no podría acercarme a tu boca sin deseártela de una manera loca y no, ni ahí con controlar tu vida, yo sólo te quiero comer y sé que difícilmente me hartaría de ti. Que me tienes fascinada. Que, seguramente me pondrías muy nerviosa y ni siquiera lo notarías. Que haría todas las cosas sutiles y no, para que quieras meterme en tu cama y conservarme en tu vida, y posiblemente no necesito hacer nada distinto a lo que he venido haciendo. ¿No? Tú y solamente tú conoces la respuesta. Mi cuerpo está respondiendo a las hipótesis, lo hace justo ahora: ese algo que quiero contigo es bastante amplio…
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jinetefr · 6 years
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Dionisio
Hoy me presento con júbilo ante este noble auditorio colmado hasta rebosar de mentes brillantes, es un gusto pues, multiplicado por sí mismo poderle relatar a tan excelentísimas entidades la aventura divina con la que mi contacto ha sido bendecido, espero con lo que estoy próximo a narrarles, hacer que despierten como yo lo hice y sepan entender el significado de la vida que finalmente he encontrado,  no puedo más que intentar articular de manera coherente las frases con las cuales he de narrar la tan indescriptible aventura de la cual fui protagonista hace un par de días en los jardines posteriores de mi humilde recinto:
Paseaba pues por el cultivo de hortensias que llevo cuidando hace algunos meses, cuando de repente hallé en el no tan amplio horizonte, interrumpido por los árboles que las hacían de panorama a algunas figuras que inicialmente tomé por espejismos, pues en ciertas ocasiones encontramos ante nosotros, formas fantásticas y mágicas de las cuales hacemos caso omiso por su propio carácter aparentemente inverosímil; saqué de mi bolsillo los lentes de los cuales minutos antes me había despojado porque me lastimaban la nariz en el punto en el que el plástico hace contacto con mi vieja piel y entonces fui impactado por un sentimiento momentáneo de que había perdido la cordura, de que estaba delirando y que la muerte me había desplegado su arsenal de imágenes oníricas para propiciar la atmósfera irreal del mundo que me esperaba tras mi satisfactoria y larga vida, mis ojos se despejaron de los charcos de vaselina que tal vez por la impresión o tal vez por las cataratas, no podían ver.
No había duda, lo supe pronto, lo supe bien, aparentemente eran demonios de los pensados por el judeocristianismo pero hubo un factor que desarticuló esta hipótesis malconcebida y era la presencia central, la cual estaba orbitada por estos momentáneos diablos, que pude saber, eran sátiros; en el centro estaba su serenísima majestad, el señor Dionisio, dios de los excesos y el vino al cual no sé cómo pude acercarme, ya que mi corazón se regocijó por haber recibido la bendición de su presencia, como pude, entre suspiros y todo tipo de entretejidos cognitivos, me acerqué al dios y balbuceé algunas incoherencias, eran todo lo que la impresión me permitían, pronto su alteza silenció mis bramidos con su “¡Traeme pues guaro hermano, que estoy que me farreo!”.
Me hube sin darme cuenta en la cocina, lanzando todos lo que se apareciese en mi camino y todo lo que además, pudiera estar ocultando el Château Lafite Rothschild que había pedido de Europa unas semanas antes, para la complacencia del dios, me teletransporté de nuevo sin saberlo al jardín y entonces de mis atónitas manos fue arrebatada la botella costosa, su serenidad levantó con sus encantos el corcho hasta el punto en el que sus preciosos dientes pudieron arrancar el trozo y luego, lo escupió a unos cien metros de distancia, bebió el contenido en menos de dos segundos y exclamó que “todo bien”, luego eructó.
No sabía yo que pasaba entre ese festival de consumo de sustancias psicoactivas, licor y desenfreno, asistido por un montón de silenos y sátiros, ménades, bacantes, faunos y centauros, parecía un niño impactado por la pérdida de su madre en un parque de diversiones.
Pude escabullirme bajo el bullicio y los daños a mi propiedad para luego estar cerca de la sublime deidad que me bendecía, de nuevo, con su cercanía, sentí inmediatamente que la sola presencia de Dionisio embriagaba, que entre más segundos pasaban, más me sentía abandonado en un lago de sal, esta borrachera progresiva pero irresistible me alentó a perder la vergüenza y en cierto momento, pude dirigirme de nuevo a él pero esta vez, con el sentimiento engañoso propio de la embriaguez de que lo que se dice es inteligente, hábil y rápido.
Solo me quedan recuerdos borrosos, pude pensar que si la borrachera es un sentimiento generado por la proximidad con un dios, es un regalo divino el poder beber, el poder acceder a ella, sentía que era una experiencia preciosa que hacía tiempo no vivía y que jamás había apreciado de esta manera.
Recuerdo ver al señor riendo, abrazándome, dándome uvas directamente en la boca…
Me levantaron entre todos mientras gritaban mi nombre y contorsionaban sus cuerpos al compás de una champeta clásica que me había prohibido a mí mismo bastantes décadas atrás.
Mi penúltimo recuerdo es un pensamiento, uno bastante más complejo de lo que una situación así sugeriría, un pensamiento que la mera presencia de su señoría Dionisio le permitía a mis sinapsis:
El licor ha estado con nuestra raza mortal desde siempre, desde un granero egipcio en el que semillas se humedecieron y fermentaron, desvelándonos sus manjares y propiedades divinas, el licor estuvo con nosotros en la etapa más esplendorosa y brillante que hemos podido vivir, el más bello y honesto tiempo en el que importaba la grandeza de los imperios sobre la grandeza individual de un montón de insensatos posmodernos, el licor estuvo con nosotros en la edad media, salvando nuestra cultura al ser más bebido que el agua sin hervir en el viejo mundo, guardando a sus habitantes ignorantes de morir por las tragedias de la peste, el licor es la humanidad y más allá de eso, su efecto es igual que estar con un ser divino, un dios, uno de los hijos del dios de los cielos, el licor es nuestra razón de existir.
Mi último recuerdo es…
Soy…
Soy yo a solas con el señor Dionisio, charlando mientras se limpiaba, es que un centauro le vomitó la toga…
Le hablé sobre la reflexión que su presencia le había inspirado a mi hasta entonces anticuado y aburrido corazón, le dije que la existencia humana se explicaba en el gozo de la celebración, me atreví entonces a preguntarle si estaba en lo correcto, le pregunté así, si por eso existe él, si por eso es como es, si por eso se dedica a desatar el impulso en el corazón del hombre, jamás olvidaré sus palabras, su discurso sacro del cual no consigo hallar entendimiento, es evidente que un poderosísimo dios no habla como el hombre, no es tan trivial ni tan superfluo en la palabra que se desteje de su alma resplandeciente, así que dedicaré el resto de mis días a la decodificación si es que es posible, del mensaje mesiaico con el que alabó mi existencia, el señor… el señor Dionisio me dijo lo siguiente, cada palabra se grabó en mi cabeza en un momento de claridad que llegó en el momento perfecto:
“Ve hermano, dejá la güevonada pues, que estamos acá parchados a la fresca tomándonos los chorritos como pa’ que llegués vos y salgás chimbiando preguntando bobadas, ¿Vos sabés cómo nací yo? Mi cucho mató a mi cuchita cuando estaba en embarazo mío que dizque porque le dio rabia y después un man ahí me cosió a la pierna del viejo y me tuvo ahí colga’o tres hijueputas meses, güevón, cuando estaba más grande me conviertieron dizque en cabrito, parce, ¿vos sabés lo que es que a uno lo conviertan en cabrito? Ni chimba, vos que vas a saber, de buena ya me dio como piedra, malo que uno tome y todo el mundo chimbea pero, ¡ah! Pa’ saber lo que uno ha pasado en la vida ahí si nadie sabe ni mierda, todo bien parcero y que la virgen me lo acompañe más bien, ¡Hey, panas, abrámonos!”.
Perdí el conocimiento, desperté al otro día con la botella de Château Lafite Rothschild vacía en la mano y el pantalón orinado.
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dr0m0mania · 3 years
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μεταφορά (o de qué creo que va todo esto, parte II) *
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Unas entradas más abajo, me vi hablando de uno de esos textos a los que siempre vuelvo. Ahora, lo que tengo entre manos es un texto distinto. No uno de los textos a los que se vuelve una y otra vez, sino, más bien, uno de estos vectores de reflexión que parece que te pillan por sorpresa, te asaltan, te gritan algo a la cara, y te hacen volver la cabeza y verte relacionando y conectando puntos e ideas que ya no recuerdas cuánto tiempo has tenido delante de tus narices. Como en eso de lo recurrente es difícil, si no imposible, determinar un punto de origen, aquí voy a tener que plantear un punto de arranque un poco "a dedo". Así que vuelvo al verano del 2005, mi primera visita a Grecia, paseando por las calles de Atenas e intentando, sin éxito, rememorar lo que podía del Griego que había dado en 3º de B.U.P. En un momento determinado, mi mirada se posó sobre un letrero, creo recordar que fue en el metro. "Juraría que aquí pone "metáfora", pensé, y lo comenté con mi compañera. Media hora más tarde, en otro lugar distinto, pero todavía con la duda en la cabeza, pensé que eso tenía mucho sentido. ¡Claro que "metáfora"! Era, evidentemente, una referencia al transporte público. Metáfora = traslación, transposición, desplazamiento = transporte. ¿No? Las fuentes etimológicas del término se perdían en el pasado, pero no tanto como para no estar relacionadas con algo muy mundano. Lo hablamos con mi compañera, y el descubrimiento pasó a ser una de tantas anécdotas que aquel día ahogamos con una espléndida comida griega y un par de litros de retsina. Un par de meses más tarde, la anécdota se perdía entre el mar de recuerdos y momentos especiales que nos dan todos los viajes, y, por supuesto, quedó relegada a algún oscuro rincón de la memoria. Hasta que, unos meses atrás, visitando a una amiga en Amsterdam, di con "F.R. David", la indescriptiblemente fantástica publicación de De Appel Institute. (A cuyo diseñador y miembro del equipo redactor, Will Holden, tuve la suerte y el placer de conocer hace poco en un seminario en el Centro de Arte Montehermoso de Vitoria). La publicación, el cuarto volumen en la serie, mantenía la línea editorial de los anteriores - se componía, más que de un orden estricto de textos y argumentos, de una serie de ensayos, citas, frases, una especie de mash-up textual que ofrecía la mejor manera de todos de seguir un argumento complejo y rico en matices. Entre los distintos fragmentos, di con uno de Michel de Certeau. Más específicamente, se trataba de "Spatial Stories", un ensayo en el que, evidentemente, mi lectura algo apresurada de "The Practice of Everyday Life" no se había detenido mucho.
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Pues bueno, el Sr. De Certeau había deparado, también, en el curioso origen del término "metáfora": "En la Atenas moderna, los vehículos de transporte público se llaman metaphorai. Para ir a trabajar o volver a casa, uno coge una 'metáfora' - un autobús, o un tren." y luego sigue: "Las historia podrían adoptar esta noble denominación: cada día, atraviesan y organizan lugares; los eligen y los conectan; los convierten en frases e itinerarios. Son trayectorias espaciales. (...) Todas las historias son historias de viaje - una práctica espacial. (...) Estas aventuras narradas que simultáneamente producen geografías de acción y desplazamientos por los lugares comunes de un orden, no son simplemente un 'suplemento' a los enunciados y retóricas pedestres. No se sienten satisfechas con esto último y su transposición al campo del lenguaje. En realidad, las historias organizan los paseos. Ellas hacen el viaje, antes o durante el tiempo en el que los pies lo realizan." Ciertamente, llevar la connotación de "transporte" de la metáfora hasta la hipótesis de que toda ficción es, de alguna manera, un viaje ya era suficiente para dejarme completamente patidifuso. Era como si alguien me hubiera echado un cubo de agua fría en la cara. Por supuesto, para De Certeau, esto no es más que el punto de arranque - y el ensayo bien merece una lectura detenida; más adelante, traza un importante distinción entre "espacio" y "lugar", en el sentido de que el primero es producido por las prácticas sociales del segundo, y, cómo no, lleva todo al terreno al que se dirige todo el libro - hacia los ignorados poderes de las prácticas sociales cotidianas. Pero a mí me hizo volver sobre todo lo que se ha tratado en este proyecto y este blog, todas las referencias, todos los enlaces, todas las perspectivas y metodologías distintas que estamos observando, y me está haciendo verlo todo otra vez con otros ojos.
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* Esta entrada fue publicada por primera vez el 2008-10-06 en el blog de El deseo de andar.
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cienciasforaneas · 6 years
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Trastornos raros: síndrome de Münchausen Resumen: Este artículo analizará uno de los trastornos de la personalidad de los cuales no se tiene a ciencia cierta las verdaderas causas que lo provocan, desde un punto clínico, así mismo  me atreveré a opinan, desde una manera meramente superficial, desde el otro lado, donde se encuentra el espectador y la vista moral-social que tiene el mundo al respecto de esto.  Su significado etimológico y médico. Así como las repercusiones que tiene sobre el entorno de las personas quien tiene este síndrome, su víctima (en la mayoría de los casos, sus hijos) por ultimo sobre el victimario, manejando un método de investigación inductivo para alcanzar conclusiones generales partiendo de hipótesis o antecedentes en particular y deductivo dando paso a los datos en cierta forma válidos, para llegar a una deducción a partir de un razonamiento de forma lógica o suposiciones.
Abstract: This article will analyze one of the personality disorders of which the true causes that cause it are not known, from a clinical point, so I will dare to say, from a merely superficial way, from the other side, where is the viewer and moral-social view that the world has about this. Its etymological and medical meaning. As well as the repercussions that the person who has this syndrome has on the environment, its victim (in most cases, its children), finally on the victimizer, driving an inductive research method to reach general conclusions based on hypothesis or Particular and deductive background I pass to the data in certain valid form, to arrive at a deduction from a reasoning of logical form or suppositions.
Introducción: Se busca comenzar con este trabajo mostrando otro trastorno mental que en eventualmente tiende a asemejarse con el que se estará tratando a la lo largo de este escrito, que es la hipocondría, que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios; Muchas de las ocasiones se trata con personas las cuales incluso por el sólo hecho de escuchar cierta enfermedad ya es motivo de alterarse respecto a haber contraído esa enfermedad; en otros casos puede ser síntoma de una depresión endógenas, la cual es una subdepresión que se cree causada por cambios fisiológicos en el cerebro, sin que el ambiente entre en el marco.
Desarrollo: El Síndrome de Münchhausen, bautizado así por el Dr. Richard Asher en 1951; posteriormente tomado por Roy Meadowes (1977); uno de los "Trastornos Ficticios" en la clasificación psiquiátrica internacional. Esta enfermedad mental es más conocida por una variante; “el Síndrome de Münchhausen Por Poderes” por el cual un adulto provoca o hace fingir enfermedades en un niño a su cargo; Constituye una forma peculiar de maltrato en el que uno de los padres -generalmente la madre- simula la existencia o provoca síntomas o signos en el niño con el objeto de buscar asistencia médica y maniobras diagnosticas o terapéuticas costosas o de riesgo; Meadow introduce "por poderes", ya que se trata del caso en que una persona inventa la sintomatología de otra y, como es lógico, se observa en seres humanos en estado indefenso.
¿Por qué se le denomina de esta forma? Porque fue el Doctor Richard Asher (1912-1969) el primero en designarlo de esta manera en 1951 por el barón de Münchhausen (Karl Friedrich, 1720-1797), quien se hizo famoso por contar historias fantásticas que nunca le había sucedido.
Una mujer estadounidense acusada de asesinar a su hijo de cinco años envenenándolo con una sobredosis de sal, fue sentenciada a cumplir 20 años en prisión (...) La madre habría introducido una alta concentración de sodio a través de una sonda gástrica a la cual estaba conectado el niño, que se encontraba internado en un hospital (...) Según un toxicólogo que investigó el caso, la comida en el apartamento de Spears estaba altamente contaminada con sal (...) El juez encargado del caso, Robert Neary, declaró que el crimen era "increíblemente cruel" y que la madre había dado a su hijo "cinco años de tormento y dolor". No obstante, declaró que no le impondría la máxima sentencia de 25 años a la acusada porque: "No es necesario ser un psiquiatra para darse cuenta de que sufre de Münchhausen por poder" (...) El abogado de Lacey Spears, sin embargo, no presentó esta enfermedad en la defensa de su cliente, pues la madre se negó a aceptar que sufría de cualquier desorden mental. (...) La defensa de Spears ya ha anunciado que apelará la sentencia, y ha pedido al juez una condena más 'ligera' de un mínimo de 15 años. David Lawyers, el abogado de la madre, ha afirmado que esta era "una persona trabajadora que le dio amor incondicional a su hijo"(...)
Es difícil realmente dar una razón exacta por la cual este síndrome existe, dado que las circunstancia no están predeterminadas ya que puede tratarse de traumas en la niñez (en el caso de Münchhausen sin agregar el poder), la busca desmedida de atención, la asociación a otros trastornos de la personalidad como el límite, el histriónico, que todo gire entorno a estos personajes, así tengan que usar la vida sus propios hijos, dando esto como resultado el descubrir quién es la verdadera víctima. Sin embargo en la mayoría de los casos se encuentran con paredes en las cuales se detienen, ya que los patrones que se detectan en estas personas involucradas pueden levantar sospechas, cuando la continuidad de las visitas al hospital o al médico especialista se hacen más recurrentes, así mismo se puede notar como síntoma, la utilización de la jerga médica muy detallada por parte del padre o tutor que no tiene estos conocimientos, o que se trata de una persona profesionista en el tema médico. Es una variante del maltrato infantil y, como este, su incidencia es imposible de precisar. Hoy se puede decir que en Pediatría se empieza a hablar y a escribir sobre Síndrome de Müchausen por Poderes.
 Diagnóstico de síndrome de Münchhausen por poder
Los resultados de las pruebas médicas no corresponden con el historial médico del niño, o son clínicamente imposibles.
El padre no se alegra por las buenas noticias de que no existen problemas médicos y sigue creyendo que el niño está enfermo.
El padre busca otro doctor tras las pruebas médicas que confirman que el niño está sano.
El padre tiene conocimientos médicos o parece disfrutar el ambiente hospitalario.
El padre o cuidador demanda más pruebas, procedimientos o segundas opiniones.
 [1] Indicadores diagnósticos del síndrome de Munchausen por poder
En el niño    
 Síntomas de difícil encasillamiento en un cuadro clínico específico.
Síntomas de inexplicada persistencia y versatilidad que conducen a elaboración diagnóstica desordenada, compleja e incoherente.
Antecedentes familiares de muerte infantil no aclarada o miembros que alegan tener diferentes enfermedades graves.
Exámenes complementarios no concordantes con el estado de salud del niño.
Ausencia de casos similares.
Tratamientos ineficaces o mal tolerados.
 En el perpetuador
Habitualmente la madre.
Los signos y síntomas no ocurren en su ausencia.
Rehúye dejar solo al niño en el hospital.
Trata de establecer estrechas relaciones con el médico y la enfermera.
Suele tener conocimientos o antecedentes de profesión médica usualmente frustrado.
Presencia de trastornos psiquiátricos y/o conducta.
 Tratamiento
El diagnóstico del síndrome es muy difícil, y su tratamiento aún más. Si un médico sospecha que se trata de Münchausen y comienza a interrogar al paciente sobre su comportamiento, a menudo éstos se vuelven extremadamente inquietos o defensivos. Por lo general los pacientes desaparecen para evitar la detección y después buscan ayuda en un hospital distinto donde no son conocidos. Los tratamientos deben centrarse en el trastorno psiquiátrico que subyace a este comportamiento, que puede ser un trastorno de ansiedad, del estado de ánimo o una enfermedad de la personalidad.
 [2] Tratamiento (Síndrome de Munchausen) 
Debido a la complejidad y a la pobre respuesta que presentan los pacientes con SM, así como al hecho de que huyen de los hospitales, se han intentado diversos tratamientos psicoterapéuticos.
Básicamente consisten en dos aproximaciones:
a) confrontación directa.
b) confrontación indirecta.
a) La estrategia de confrontación directa se caracteriza por informar al paciente que se detectó el engaño, que sus síntomas son provocados y que tiene un trastorno mental llamado SM, y que por lo tanto se le va a dar tratamiento psiquiátrico. La constante en este tipo de confrontación directa es que el paciente abandone o huya del hospital, para no regresar jamás e irse a otro hospital, para continuar el mismo ciclo. En el mejor de los casos, acepta una terapia temporal y después la abandona, sin obtenerse mejoría.
b) La estrategia de confrontación indirecta, sin embargo, consiste en no decirle al paciente que se le descubrió, e iniciar tratamiento en forma “encubierta”, es decir dejarlo que relate su vida e historia, para ir conociendo todos aquellos eventos relacionados con la aparición y mantenimiento de la enfermedad.
No se le confronta para decirle que está engañando a los médicos y enfermeras, sino que se trata de ganarse su confianza y se hace un acercamiento psicoterapéutico progresivo y lento. Paulatinamente el paciente será confrontado con el hecho de que simula su enfermedad, pero se tendrán más elementos clínicos psicoterapéuticos para darle el apoyo adecuado, para que no huya o abandone el tratamiento.
 Conclusión: Más la relación de una madre (o un padre) ante su hijo, se tiene que tener en cuenta la suma importancia que se le debe de dar a la raíz y sus consecuencias, al detectarlo lo primordial es proteger al menor, alejarlo del cuidado directo de la persona que le tiene a cargo, pero no en un modo de castigo, mejor dicho para ofrecerle posteriormente la ayuda adecuada y especializada. Este síndrome aparece ya como una forma de maltrato infantil, por lo que es imprescindible que las autoridades estén al tanto de esto. Lo que se recomienda altamente es una terapia psiquiátrica para el mayor involucrado. Ya que este tema se encuentra en una línea muy fina, es demasiado raro la presencia de ésta en una persona, es difícil darle un tratamiento realmente adecuado. Las víctimas menores se deben quedar bajo una supervisión y atención médica de la cual se trataran las lesiones causadas por el padre o madre, así como la atención psiquiátrica ante la depresión, la posible ansiedad que todo este tema provoque en ambas partes y otro derivados de este ya mencionado maltrato infantil.
Se busca ayudar al menor a estar seguro, de igual manera es implementar terapias que auxilien al adulto a tomar conciencia de sus propias acciones y lo que ya ha causado.
 Fuentes:
A.D.A.M., Inc. (n.d). Síndrome de Munchausen por poderes.
AP. 'Mamá bloggera' que mató a su hijo con sal condenada a 20 años. EEUU. Obtenida el 08 de Abril del 2015.
BBC Ciencia, Trastornos raros: síndrome de Münchausen , 07 abril 2011
Berdiel, A. (n.d),  Síndrome de Münchhausen: causas, síntomas y tratamiento.
Cuad Med Forense, 12(43-44), Enero-Abril 2006
Meadow R. Munchausen syndrome by proxy. The hinterland of child abuse. Lancet. 1977
Ramón Comas, José. Vázquez, Víctor. Síndrome de Munchausen: cuadro clínico, diagnóstico, diferencial y una propuesta de tratamiento.Obtenido Enero-Febrero del 2005. México.
SALUD180 (n.d), Síndrome de Münchausen trastorno que afecta a toda la familia.
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laeldeloin-blog · 5 years
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jgmail · 4 years
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La ciencia ficción, un laboratorio sociológico
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Por Pierre
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Mi propósito con este artículo será hablarles sobre la ciencia ficción como medio cultural, cuyo interés es comprender nuestro presente a la luz de nuestras esperanzas y temores del futuro. Para ello, me apoyaré más en los padres de la ciencia ficción que en referencias más contemporáneas. Pero también es necesario definir claramente lo que se denomina "ciencia ficción", que tiene sus raíces en los cuentos de aventuras fantásticas, y por tanto en el apartado romántico de la literatura.
 Wikipedia escribe: “La ciencia ficción es un género narrativo principalmente literario y cinematográfico estructurado por hipótesis sobre lo que podría ser el futuro o lo que pudo haber sido el presente o incluso el pasado (planetas distantes, mundos paralelos, ucronía, etc.), partiendo de los conocimientos actuales (científicos, tecnológicos, etnológicos, etc.). Se distingue de lo fantástico que incluye una dimensión inexplicable y de la fantasía que a menudo implica magia. Por supuesto, la ciencia ficción puede no necesariamente ser científicamente responsable todo el tiempo, pero dará una explicación tangible y lógica del tema específico que el autor quiere cubrir. La ventaja es que, a través de este ejercicio de prospectiva, las ideas y principios políticos y/o filosóficos se pueden experimentar en escenarios.
 El mundo del mañana
 Así, Isaac Asimov, a través de robots, retrata modelos de sociedad radicalmente diferentes. Y demuestra a través de su reflejo los peligros de la tecnología.
  De hecho, en su ciclo sobre robots, Asimov nos presenta a través de los ojos de un investigador policial de la Tierra una cultura diferente en cada novela. En el primero, el crimen es el de un "hombre del espacio", término que designa a los humanos de la primera gran diáspora estelar que escaparon de la superpoblación de la tierra; éstos, después de haber encontrado y moldeado nuevos mundos a sus necesidades, han desarrollado allí estilos de vida y tecnologías muy avanzados, utilizando robots sin complejos ni restricciones para poder servirles allí o en la Tierra, ya que estos no son utilizados sólo en funciones puramente industriales y fuera de las ciudades.
 A través de los ojos del inspector Bailey, descubrimos por tanto un planeta Tierra donde los humanos se han encerrado bajo tierra en enormes ciudades de hormigón y metal, abandonando gradualmente la superficie y dejando las minas y otros recursos de extracción a los robots; paradójicamente, los humanos dependen de este uso de máquinas para operar sus ciudades. Estos están abarrotados y llenos de vida, la comida es sintética y está racionada, las familias viven en alojamientos pequeños a menudo limitados a una sala común y dos o tres dormitorios. Las comidas se toman en la comunidad del vecindario en grandes refectorios, las abluciones se hacen en las duchas y los baños públicos, o se han desarrollado tabúes sociales culturales específicos. El terrestre es robófobo, y cualquier intento de introducir más robots en la sociedad es complejo y requiere mucha diplomacia. También son agorafóbicos y no les gusta la luz brillante. Finalmente, viven de manera muy comunitaria y tienen lazos familiares muy fuertes.
Asimov tiene cuidado de no darnos su opinión, pero a medida que viaja por sus novelas, nos da una pausa para pensar en el camino tomado por la gente de la Tierra, que solo puede conducir a una lenta decadencia y el fin de las especies en el planeta, en particular por el encierro y una mentalidad muy introvertida y poco aventurera. En el siguiente volumen, basándose en su reputación después de la Investigación de la Tierra, algunos espaciales le preguntan por su experiencia en una de sus colonias, donde la forma de vida es radicalmente opuesta a la de su mundo natal. ¡Tú crees! Donde en la Tierra los humanos viven en 20 mil millones hacinados en ciudades superpobladas y racionadas, los espaciales de este mundo no tienen más de 10,000 habitantes, cada uno con un territorio inmenso.
 No pueden soportar la presencia real de otros humanos a su alrededor, debido a un higienismo exacerbado, pero también al hecho de que un humano es juzgado como "incontrolable", a diferencia del robot regido por las tres leyes, que es perfectamente seguro. Para superar este problema, esta población ha hecho del matrimonio una obligación, donde las parejas se designan por afinidad genética, el sexo es un quehacer que rara vez se renueva en la pareja, y los niños son sacados rápidamente del útero para colocarlos en una incubadora de gestación artificial automatizada. Los humanos necesarios para cuidar a este mocoso despreciado están sujetos una vez más a un breve servicio obligatorio. La culminación de una sociedad higiénica, eugenésica y egoísta.
 En otro mundo espacial, la promiscuidad es mayor y la omnipresencia de los robots es menos palpable; la tecnología de este mundo y el anterior ha hecho posible en gran medida duplicar o incluso triplicar la longevidad, los nacimientos están muy controlados, sin embargo las costumbres son diferentes, la sexualidad y el hacer el amor se encuentran entre las ocupaciones "sociales" más extendidas, el matrimonio es una formalidad administrativa, los niños son nuevamente alejados rápidamente de sus familias, el incesto no es raro ni reprimido si no da lugar a la procreación, porque la noción eugenésica está muy presente, y los espaciales están muy atentos con respecto a su "salud genética".
 Este pequeño retrato rápido es hecho para mostrarte la diversidad cultural y social que puede proyectar una obra de ciencia ficción. También debemos entender el doble mensaje que pueden transmitir estas obras. Así, Asimov en Los robots sin duda hace del robot de las tres leyes una hazaña técnica y una herramienta extraordinaria, pero advierte contra ello: no es que en sus novelas el robot ya haya matado intencionadamente a un ser humano (sin demasiada contar las intrigas, ningún robot mata voluntariamente, o se le hace cómplice contra su voluntad, o se le manipula en esa dirección), pero Asimov al final de la historia nos hace entender que los robots son malos para los humanos porque son demasiado buenos para él: entre los humanos de la Tierra encerrados en sus ciudades sin ni siquiera querer dejarlas, y dependientes hasta el primer grado de los recursos que los robots industriales prodigan sobre ellos, y las colonias espaciales donde los hombres dependen tanto de estos que vienen a no apoyar a sus congéneres, porque no están sujetos a leyes que restrinjan su comportamiento y viven en ambientes tan cómodos que cualquier deseo de expansión y movimiento está prohibido.
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Utopía robótica
 También debe entenderse que los robots de Asimov son inteligencias artificiales, pero no del tipo que uno pueda imaginar: estas IA no son "inteligentes", sus capacidades proactivas son limitadas y su percepción del mundo es empírica. Entonces, cuando Bailey pregunta a su compañero aventurero, el robot antropomórfico R. Daneel, sobre lo que significa la justicia para él, él responde que la justicia significa aplicar las leyes de su lugar; por tanto, no es la creación de una inteligencia superior a la del hombre lo que constituye una amenaza, sino la creación de herramientas que son demasiado efectivas y nos reemplazan en demasiados campos diferentes.
 Hay otros ejemplos de novelas a menudo clasificadas como distopías (a diferencia de las utopías): Barjavel en Ravage muestra la destrucción de una civilización altamente tecnológica, y cómo un grupo, al adoptar lo que hoy llamaríamos el decrecimiento, logra sobrevivir, donde otros llegan a retroceder al comportamiento animal más básico.
 En Un mundo feliz de Aldous Huxley, se cuenta sobre toda una sociedad consumista y clonada. La población se divide en 3 castas rígidas:
 Los Alfas: élite artística e intelectual de esta sociedad, la más humana entre los seres humanos, nacidos bajo tubos de ensayo como individuos únicos y perfectamente desarrollados, grandes que gozan de los placeres hedonistas.
 Betas: Administradores y servidores públicos, nacen en grupos genéticos de 5 o 6 con estados de deficiencia voluntariamente impuestos durante su gestación para mantenerlos en un estado mental restringido y con un físico débil y frágil. Su educación está orientada de tal manera que los aleje lo más posible de la curiosidad que despierta el arte y las ciencias complejas, mientras que al mismo tiempo los lleva a tener una gran admiración por los Alfas.
 Los Gammas: manipulados, obreros y clase trabajadora, salen por cientos de las mismas cepas genéticas, son clones con mentalidad infantil en los cuerpos de hombres y mujeres estupefactos por las drogas legales y el entretenimiento para adormecer la mente, de todos modos, no puedo entender nada más.
 En resumen, el mundo de la ciencia ficción no se limita a universos utópicos como Star Trek o Star Wars, u otras novelas. La crítica allí es mordaz hacia la sociedad vivida por los autores Por supuesto, la versión utópica se acerca a las ideas modernas. Y si bien las novelas que lo constituyen también son emocionantes e interesantes, a menudo se basan en prerrequisitos que aún no existen y, por lo tanto, inaplicables a nuestra sociedad.
 En Star Trek o Star Wars y algunas otras de estas sociedades operan gracias a tecnologías muy avanzadas, adquiridas a través del contacto con pueblos de otros mundos, y por supuesto el simple descubrimiento de estos pueblos obligamos a la humanidad a redefinirse de otra manera. Sin embargo, por hermosos que sean sus ideales, por ahora debemos dejarlo solo para nosotros. Sus deficiencias se basan en principios que en el papel son elevados, pero que no se basan en nada lo suficientemente real, lo que conduce a los problemas actuales de la política y la sociedad.
 Fuente: http://rebellion-sre.fr/science-fiction-laboratoire-sociologique/
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aunqueudselocrea · 4 years
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MISTERIOS DE PASCUA,KARNAC,STONENGE Y ZIMBAWE :
  ...                                                                                               
EN ESTA NOTA REPASAREMOS LOS MAYORES MISTERIOS ARQUEOLOGICOS COMO SON LOS MOAIS DE ISLA DE PASCUA,LAS CONSTRUCCIONES MEGALITICAS DE KARNAC,STONEHENGE Y LAS RUINAS DE ZIMBAWE,ENTRE OTRAS…
* LAS INSOLITAS ESTATUAS DE LA ISLA DE PASCUA :
TRES teorías que conciernen a cómo se poblaron las islas del Pacífico se han tornado clásicas:
1. Fueron pobladas por hombres venidos del Asia.
2. Por hombres venidos de América.
3. En fin, una teoría mixta según la cual Indonesia habría sido poblada a la vez por el oeste y por el este.
Desgraciadamente, no explican los gigantescos monolitos encontrados a menudo en el Pacífico.
Entonces se buscó otra cosa y se encontró la historia del continente Mu. Haciendo vivir en él a gigantes, todo se explica; pero esto sólo lo creen algunos soñadores, ya que los demás prefieren no investigar el misterio.
Las más curiosas de esas enigmáticas estatuas son, sin duda, las de la isla de Pascua. Las hay a decenas. Iluminadas por una luz crudísima, adquieren durante el día, con el juego de las sombras, un relieve sobrecogedor que parece darles nueva vida y hacer de ellas unas irónicas esfinges.
Este ejército de fantasmas surgido del pasado es único en el mundo … Son doscientos noventa y tres en un minúsculo islote triangular de ciento ochenta kilómetros cua-drados.
La más pequeña tiene tres metros cincuenta centímetros. Llevaban densas barbas. Como las estatuas de la isla, tenían la nariz recta y los labios delgados.
Se han encontrado, junto a varias estatuas inconclusas, todavía tendidas en el suelo, los utensilios de los artistas. Son vulgares hachas de piedra. Esos hombres extraños ig-noraban, pues, los metales. ¿Estaban ahí desde la edad de piedra, o bien vivían como en la edad de piedra? Matiz y . misterio siempre.
En cuanto al sentido profundo de las estatuas pascuenses, se les pueden encontrar unas diez. Monumentos funerarios (se han encontrado esqueletos a sus pies), homenaje tributado a ídolos o a jefes… A menos que sus autores ha-yan emprendido esos trabajos titánicos sólo con la esperanza de ver, una vez muertos, que su espíritu venía a habitar su “doble” de piedra.
* UNA CIVILIZACION RECIENTEMENTE PERDIDA :
Hace sólo un siglo la civilización pascuense estaba intacta, con su rey, sus nobles y sus sacerdotes. Pero desde mediados del siglo XVII, la escultura de los grandes ídolos de piedra fue abandonada.
Cuando el almirante holandés Jacob Roggeveen descubrió la isla el domingo de Pascua de 1722, ya había estatuas abandonadas, otras apenas esbozadas en la pared rocosa.
El taller de los artistas se hallaba. simplemente en el cráter del volcán Rano Rarakoa, en el centro de la isla, donde aún se encontraban instrumentos abandonados. Se conjeturó largamente la razón de una deserción tan brutal.
Una invasión de piratas peruanos, en diciembre de 1862, reveló los dramas de la isla de Pascua. Ese año, cuatro mil habitantes fueron hechos prisioneros y, entre ellos, mil fueron deportados a los yacimientos de guano del Perú, donde constituyeron una mano de obra baratísima.
Fue la última invasión.
Unos veinte sobrevivieron y regresaron a la isla, portadores de microbios, e hicieron brotar una epidemia.
Las hambrunas y las querellas intestinas terminaron de aniquilar rápida y definitivamente la civilización pascuense. Casi la hemos visto morir. Pero el misterio de su nacimiento permanece y sólo muy recientemente se han propuesto nuevas hipótesis.
Con su expedición de la “Kon-Tiki”, Thor Neyerdahl ha demostrado muy poco acerca de cómo se pobló Polinesia; pero hizo ver, no obstante, que la navegación era posible con medios primitivos entre la América del Sur y las islas del Pacífico.
Podemos escoger, por lo tanto, entre una civilización venida de Melanesia, de Indonesia o de América del Sur.
Los arqueólogos y los antropólogos parecen, por una vez, estar de acuerdo. La actual hipótesis quiere que Polinesia, y luego la isla de Pascua hayan sido pobladas por hombres venidos del sudeste asiático a través de Indonesia.
Hay, efectivamente, numerosas semejanzas entre los pueblos de Polinesia e Indonesia, especialmente en el lenguaje. Esta migración hubo de efectuarse lentamente, en el transcurso de siglos.
Se ha tratado de reconstituir las rutas seguidas por esta invasión lenta y duradera.
La rama inicial parte de Java-Sumatra y por Borneo, las Filipinas y las Carolinas, a través de Micronesia, llega a las islas Marshall.
De allí, los audaces navegantes han ido hacia las islas Hawaii al norte, y hacia Samoa y Tahití al sur. Luego, de Tahití han bajado algunos hacia Nueva Zelandia al sudoeste, mientras otros han ido más al este, hacia las islas Tuamotu y la isla de Pascua. No estamos seguros, por lo demás, de que algunos de ellos hayan ido más hacia el este aún tratando de llegar a América del Sur. Si es así, Cristóbal  Colón llegó atrasado.
¡Cuánta más sencillo sería todo si supiéramos traducir los jeroglíficos de la isla de Pascua, grabados en tablillas de madera siempre más largas que anchas, y que alcanzan a veces dimensiones respetables! Algunas tienen más de un metro cincuenta de largo.
Se trata de madera en que los pictogramas fueron grabados con dientes de tiburón o, a veces, con cuchillos de obsidiana.
Un misionero europeo, el padre Eugenio Eyraud, queriendo evangelizar la isla, se creyó, ¡ay!, en la obligación de hacer quemar las tablillas. Parece, por lo demás, que hasta el principio del siglo XVIII, al descubrir la isla los europeos, los autóctonos ignoraban esa escritura.
En varias ocasiones, sin embargo, los insulares se va, nagloriaban de saber leer esas inscripciones misteriosas.
* UNA ESCRITURA EXPULSA EL MISTERIO :
El primer obispo de Tahití, monseñor Jaussen, se inclinó sobre las extrañas tablillas de madera cubiertas de dibujos y de signos.
Sólo los chantres pertenecientes a familias nobles o a la familia real parecían conocer el sentido de esas tablillas. Eran los “rongorongos”. Sólo ellos conocían las genealogías y las tradiciones orales. Las enseñaban a discípulos escogidos, en cabañas especiales.
Monseñor Jaussen descubrió en Tahití a un antiguo alumno de los “rongorongos”. Creyó ganada la partida.
El hombre se llamaba Metoro. Era un mocetón recio. Había salido de la isla para escapar de sus enemigos.
No se hizo de rogar, para “leer” las tablillas que le presentaron. El obispo, con emoción, anotaba las preciosas palabras.
Pero pronto advirtió que no tenían sentido alguno; Metoro se contentaba casi siempre con describir los signos y glosarlos a su modo.
Otros investigadores renovaron la experiencia. Los pascuenses interrogados dieron versiones totalmente distintas de una misma tablilla. Era imposible, pues, confiar en ellos.
Los últimos discípulos de los “rongorongos” se extinguieron y el secreto de la escritura pascuense pareció para siempre perdida.
Especialistas como los profesores Hevesy y Heine-Geldem se obstinaron a pesar de todo. El primero relacionó los caracteres con los encontrados en las tablillas de Mohenjo-Daro en el Indus, que databan de tres mil años a. C. El segundo los comparó con los de la escritura china antigua.
Es de preguntarse si los signos pascuenses eran una escritura y no simples dibujos, una especie de procedimiento mnemotécnico.
Sólo a partir de 1953 empezaron a aclararse las cosas, con el antropólogo alemán Thomas S. Barthel.
Reunió más de diez mil signos y los clasificó. Así halló centenares de signos diferentes. Eran demasiado numerosos y, por lo tanto, no podían corresponder a un alfabeto, ni si-quiera a sílabas. En tal caso, un centenar hubiese bastado.
Para Barthel no hubo la menor duda: cada signo representaba una palabra o bien una idea.
Por suerte, encontró en el monasterio de Grottafenata, en Italia, la transcripción que el obispo de Tahití juzgara -con mucha rapidez, al parecer- incoherente.
Barthel, por otra parte, conocía perfectamente las len-guas polinesias. Esto le prestó el mayor de los servicios. Pudo establecer relaciones estrechas entre los signos por descifrar y las lenguas polinesias habladas.
Y esto trajo dos certezas.
Los caracteres de las tablillas eran ideogramas, cada uno representando una idea. Una flor, por ejemplo, figura-ba una mujer. Ya se ve que los pascuenses eran poetas ga-lantes. Al leer esa escritura, Metoro no había engañado, pues, al obispo. Los signos eran para él lo que debían ser, es decir, simples puntos de partida. Y, lógicamente, él les añadía los matices del pensamiento.
Segunda certeza: la civilización pascuense provenía de la cultura polinesia.
Las tablillas han permitido establecer la genealogía de los reyes. El primer monarca de la isla de Pascua se llama-ba Matahau.
Los arqueólogos piensan que la isla fue abordada ha-cia fines del siglo XIII de nuestra era por polinesios veni-dos del oeste en embarcaciones sin remaches ni clavos, uni-das las tablas únicamente por fibras de nuez de coco.
Su jefe, si se ha de creer a la leyenda, era un cierto Hotu-Matua. ¿Fue el primer rey pascuense, o lo fue uno de sus descendientes? ¿Pero por qué dejó su país para lanzarse a una aventura fantástica para la época: mil ochocientos kilómetros a través del Pacífico?
La respuesta a tal pregunta está aún en las leyendas polinesias. Durante unas luchas intestinas, los jefes vencidos armaron un navío y huyeron en busca de nuevas tierras. Era una manera como otra cualquiera de evitar la deshonra.
Barthel encontró en las tablillas de la isla de Pascua los nombres de ciertos dioses polinesios y también el signo del árbol del pan.
El gran misterio de la isla de Pascua ya no existe.
¿ES CARNAC UN CALENDARIO DE PIEDRA?
EXISTEN en el mundo antiquísimas piedras, tan enormes como misteriosas, que desde hace siglos intrigan a los hombres.
Es así cómo las famosas hileras de Carnac, en Bretaña, muy cerca de la bahía de Quiberon, plantean aún a los especialistas en prehistoria problemas difíciles de resolver.
Carnac, parece haber sido en otro tiempo uno de los parajes santos de Europa occidental, una especie de Lourdes de los antiguos tiempos a que los hombres prehistóricos acudían en peregrinación desde muy lejos.
Se encuentran allí vestigios de épocas que se extienden por milenios y que van del paleolítico más remoto a la edad de hierro, que justamente precedió el período histórico.
Del fin del paleolítico datan dos necrópolis situadas en las islas de Téviec y de Hoedic. La primera contenía veintidós esqueletos espolvoreados de ocre amarillo y rojo; la segunda, trece. Armas, utensilios y vestimentas variadas ha-bían sido colocados junto a los muertos, y en algunos de ellos -sin duda, sacerdotes o jefes- se encontraron cuernos de ciervos.
Esos hombres eran de talla pequeña, pues su estatura casi nunca superaba el metro cincuenta y cinco. Eran cazadores y pescadores, y bien puede ser que los trofeos (cornamentas de ciervos) colocados sobre ciertos muertos designaban solamente a los mejores cazadores.
Gracias a estas necrópolis y a los objetos en ellas contenidos se tiene bastante buena información acerca de la vida privada de esos hombres. Los numerosos collares y
brazaletes de conchas y de dientes de ciervos o jabalíes hablan claro de la coquetería de las mujeres.
De su religión nada se sabe. El hecho que se hayan encontrado armas con utensilio junto a los esqueletos deja suponer la creencia en otro mundo. Simple conjetura.
De la posición de los esqueletos nada se puede deducir. Si algunos están sentados, adosados a la pared del foso, otros están, al contrario, recostados en el suelo, ya de espaldas, ya de bruces.
Los menhires -la palabra significa, en bretón, “piedra larga”-, esas gigantescas piedras erguidas hacia el cielo, no aparecen sino después, en tiempos de la piedra puli-mentada. Tienen por lo general de cinco a siete metros de alto. Los hay hechos trizas y que sobrepasaban los veinte metros y pesaban más de trescientos mil kilos.
Generalmente se hallan en banda. Cuando están aislados, muy a menudo se encuentran junto a un montículo que contenía varias sepulturas. A veces se levantan sobre el montículo. Señalaban desde lejos el lugar de sepultura a los que traían las osamentas de sus muertos al refugio consagrado. Pero también podían servir de límites, de hitos in-dicadores de yacimientos de agua, de santuarios, o de listas catastrales. El misterio está.intocado.
Hacia fines del neolítico, esa edad de la piedra pulimentada que vio erguirse tantos menhires, aparecieron los dolmenes, otro nombre bretón que significa: “mesa de pie-dra”.
Esos dolmenes son simplemente sepulturas. Bloques de piedra colocados verticalmente sostienen una o varias losas.
Eso forma una pieza a modo de cámara mortuoria y a la que se entra ya directamente, ya por una galería formada tam-bién de piedras verticales que soportan un techo de losas.
Los más antiguos de estos monumentos funerarios, de una extremada simplicidad, están recubiertos de tierra.
En el interior de los dolmenes se han encontrado objetos familiares, como vasos, almiares, hachas, raspadores, colgajos…
Subsisten también rastros de raras aldeas o campos en que esas poblaciones debían refugiarse cuando surgía algún peligro, especialmente invasores venidos ya del norte o del este de Europa. Allí, al amparo de un doble talud, la vida proseguía inquietamente.
Esos campos, u “oppida”, eran muy vastos. Uno de ellos, casi intacto, está situado a orillas del río bretón Crach. Se extendía unos treinta y tres mil metros cuadrados y podía contener varios centenares de hogares.
A la edad de la piedra tallada, luego de la piedra pulimentada, sucedió la edad de los metales. El primer metal conocido fue el oro, que por su aspecto brillante atrajo la atención del hombre. Carente de dureza, se reservó para adorno, y le sucedió el cobre, más resistente. El hombre ad-virtió que mezclándolo con el estaño se formaba un metal más maleable, el bronce. Con él hizo adornos, pero también hachas, puñales, corazas.
* EL MISTERIO DE LAS CUATRO MIL PIEDRAS DE CARNAC :
En la edad de los metales comienza verdaderamente el misterio de Carnac.
Los menhires, hasta entonces aislados, se juntan para formar un vasto recinto circular, o semicircular, o bien un cuadrilátero, o, a veces, líneas de varios kilómetros.
En,Carnac, precisamente, más de cuatro mil monolitos erguidos hacia el cielo forman seis hileras considerables, junto a otros mucho menos importantes. ,
Estas hileras no están constituidas por una línea única, sino por varias líneas paralelas -generalmente diez, once o trece- y cada una cuenta con unos mil menhires.
El campo de Ménec contiene mil noventa y nueve menhires repartidos en once líneas, y el campo de Kermario, novecientos ochenta y dos menhires repartidos en diez líneas. Otros campos, en cambio, no agrupan sino algunas decenas de menhires.
En Carnac, los tres campos de Ménec, de Kermario y el más pequeño de Kerlascan no están separados sino por dis-tancias que nunca van más allá de los cuatrocientos metros. Lo que es como decir que se siguen. Y como otros campos menores son la prolongación del de Ménec, uno se pregunta si no se está en presencia del más fantástico conjunto lítico de la prehistoria, ya que se extendería alrededor de ocho kilómetros.
En algunos campos, las filas paralelas de menhires llegan a un vasto hemiciclo. Es así cómo los quinientos cuarenta menhires del campo de Kerlascan, formados en trece líneas, terminan en una agrupación semicircular de treinta y nueve menhires.
Uno no sabe a qué atenerse acerca del destino de esos monumentos. Si es casi seguro que los dolmenes eran sepul-turas, reina el mayor misterio sobre el sentido que puede darse a tales hileras.
Su orientación no parece deberse a un puro azar. Se realiza según ciertos azimuts que corresponden a venidas y puestas de sol en el momento de los equinoccios (21 de marzo y 23 de septiembre: los días son iguales a las noches, encontrándose ambos polos de la Tierra a una igual distancia del Sol) y de los solsticios (21 de junio y 21 de diciembre: el Sol se halla entonces a su mayor distancia del Ecuador).
Los hombres del neolítico (principio de la edad de los metales) no sólo habrían, pues, advertido la sucesión regular de las estaciones, sino conocido, además, su duración.
¿No serían, pues, las hileras de Carnac sino un inmenso calendario de piedra?
Esta hipótesis tiene sus partidarios, como asimismo sus adversarios numerosos.
Bien puede ser que el papel de “calendario de las estaciones” desempeñado por las piedras de Carnac sea secundario, no constituyendo éstas, ante todo, sino un monumento religioso. Y los ritos sagrados, las ofrendas a los dioses habrían podido desarrollarse en las fechas indicadas por esas hileras de piedra.
Esas fechas no son únicamente las que indican el comienzo de las estaciones. Otras corrísponden a nacimientos intermedios entre los equinoccios y los solsticios, o sea el 8 de noviembre, el 4 de febrero, el 6 de mayo y el 8 de agosto.
Se llega a pensar, por consiguiente, sea cual fuere el fin esencial del monumento, que posee relaciones estrechas con una astronomía precisa. ¿Basta esto para establecer un vínculo con una religión de culto solar?
Otros problemas se plantean. En esa época seguían los hombres levantando dolmenes, pero mientras que en el neolítico las piedras sólo excepcionalmente tenían escultu-ras, como las serpientes erguidas del menhir de Manio, cer-ca de Carnac, éstas estaban grabadas ahora con numerosas figuras.
Habría que saber descifrar esos signos grabados en los monumentos megalíticos. ¡Ay!, no lo sabemos. Casi siempre, la percusión se hizo con instrumentos de cuarzo. Los signos son casi siempre simples. ¿Se deben únicamente a la inspiración de los artistas o son símbolos representativos de objetos que siempre ignoraremos?
Para que se comprenda la dificultad de su interpretación, he aquí dos dibujos hechos en la misma piedra, en la región de Carnac.
No puede tratarse de una escritura a la manera de los jeroglíficos egipcios. ¿Se trata de una decoración? Quizás… Si es así, parece estar en directa relación con ritos religiosos que desconocemos.
Ciertos especialistas de la prehistoria han creído ver en ellos traducciones concretas de ideas y estos signos grabados en los dolmenes contarían, simplemente, la vida del difunto. Acaso sea posible. Pero como se trataba de un pueblo de cazadores y pescadores, podríamos esperar formas elementales de peces o de pájaros, y no las encontramos.
En algunas piedras, dibujos geométricos ocupan a menudo el vacío entre los símbolos, lo que parecería confirmar la finalidad sagrada de tales signos. Su estilo, por lo demás, evolucionó en el curso de los siglos, recibiendo a ratos influjos extranjeros.
Los animales, más que las plantas, inspiraron a los artistas de ese tiempo. La línea ondulada de la serpiente se encuentra a menudo, como el buey, domesticado desde hacía tiempo.
Existe la “querella del pulpo Para algunos son cefalópodos los que pueblan las paredes lisas de piedra de Loc mariaker. Para otros, se trataría sencillamente del símbolo de un hombre entero.
Con los bueyes, las serpientes y numerosas figuraciones geométricas variadísimas, los únicos signos que no se prestan a confusión son hachas con mango o sin él, carros más que rudimentarios, representaciones del Sol con sus rayos.
Felizmente se encontraron en los dolmenes de esa época numerosos objetos de cerámica, vasos decorados con motivos geométricos, objetos de piedra (flechas, raspadores, hachas, etc…. ), armas de cobre y alhajas de oro martillado.
* CORCEGA TIENE ESTATUAS-MENHIRES :
Existen otros megalitos en Córcega y Cerdeña. El gran público los ignora y sólo desde hace poco han comenzado a estudiarlos los especialistas.
Como en Bretaña, Córcega tiene menhires en hileras, aunque de menor importancia, es cierto. La mayoría de las piedras está más o menos hundida en el suelo.
Son casi siempre estatuas-menhires, cuya cima es una cabeza groseramente esculpida, pero en la que se distinguen nítidamente el cuello, los ojos, la nariz, la boca. Tienen po-co más de dos metros de alto y alrededor de medio metro de ancho.
Se cuentan en total unas cuarenta, repartidas en diversos puntos de la isla, la mitad de ellas agrupadas en el valle de Taravo, al norte de Sartene, a sólo unos kilómetros de la costa, cerca del villorrio de Filitosa. Es curioso que en algunas de estas estatuas de granito haya armas, puñales o espadas esculpidos.
Roger Grosjean, que en 1955-1956 dirigió las excava-ciones en el valle de Taravo, reveló un lugar prehistórico y descubrió en un túmulo un altar todavía lleno de cenizas y materias orgánicas calcinadas. Allí, sobre esta superficie de arcilla cocida, sostenida por un muro de piedras secas, los escultores de las estatuas corsas incineraban a sus muertos.
¿De cuánto datan las piedras corsas esculpidas? Es imposible decirlo con precisión. Pero, sin duda, son de comienzos del segundo milenio antes de Cristo, como los templos prehistóricos de Malta y las tumbas megalíticas -tumbas de los gigantes- de Cerdeña.
Existen monumentos megalíticos desde España e Italia hasta Dinamarca y Suecia. Hay un vínculo evidente entre ellos. Los más gastados, por lo tanto los más antiguos, se encuentran en Europa meridional, mientras que los más recientes se hallan en Escandinavia.
Córcega, pues, parece adquirir naturalmente su sitio en esta cadena de influencias que lleva del Mediterráneo oriental hacia las gigantescas hileras de Carnac o del sur de Inglaterra.
El contagio de una civilización marina es casi evidente. Se ha propagado más y más con los siglos. No se sabría, ciertamente, fijar los límites exactos de ese movimiento; pero se le puede seguir su huella, como se podrá poco después seguir la ruta del bronce que, partida a comienzos del tercer milenio antes de nuestra era del Medio Oriente, puso cerca de mil años en llegar a Galia, y casi dos veces más en llegar a los países escandinavos.
¿Un pueblo mediterráneo habría subido hacia el norte durante el tercer milenio antes de Cristo? Si la respuesta es afirmativa, ¿cuál?
Las hachas grabadas en los bloques de Stonehenge se parecen extrañamente a las armas cretenses arcaicas de la civilización minoana. Lo mismo ocurre con las armas esculpidas en el granito corso.
Se ha lanzado una gran hipótesis: los cretenses,navegantes infatigables, ¿habrían traído consigo las piedras de Stonehenge?
Esta tesis es difícil de sostener.
Se piensa, en efecto, que la rioleta azul de Stonehenge viene de las canteras del monte Preseley, del País de Gales, a más de doscientos kilómetros de ahí; y la greda, de las colinas de Marlborough, sesenta kilómetros más al norte. ¿Cómo se transportaron bloques que pesaban hasta ocho mil kilos?
En la escala planetaria se hace una comprobación aún más turbadora. No sólo se encuentran dolmenes en la Europa del Norte, en España, Córcega, Cerdeña, sino también en el Medio Oriente -en Palestina y Jordania-, como asimismo en la India y hasta en las islas de los mares del Sur.
Podría preguntarse, entonces, si en tiempos de la piedra pulimentada una gran migración humana se habría producido de Indonesia hacia el norte de Europa.
Otro misterio…
* LAS PIEDRAS MISTERIOSAS DE STONEHENGE :
PIEDRAS tan misteriosas como las de Carnac y aún más colosales son las de Stonehenge, que se levantan en Inglaterra, en el llano de Salisbury.
Se trata de un gigantesco crónlech, es decir, de un círculo de piedras erguidas, o mejor, de varios círculos concéntricos que rodean una ancha piedra lisa, sin duda un al-tar dé sacrificio.
Los tres primeros círculos del interior no están completos. Las piedras de riolita azuladas o de gres son bajas y están dispuestas en herradura. La herradura intermedia tiene dólmenes de gres elevadísimos, que hacen las veces de puertas monumentales.
Luego está el círculo exterior, en parte hoy arruinado. Se trata de enormes bloques de gres erguidos, que soportan otros bloques paralelepípedos colocados horizontalmente de manera que forman un pórtico circular continuo. Cinco arcos de ese pórtico están hoy intactos.
Alrededor, otros círculos, pero formados ahora de fosos, entre los cuales se encuentra un círculo de piedras que apenas asoman del suelo.
De creerle a la leyenda, sería el mago Merlín quien habría transportado esas piedras desde Irlanda hasta Stonehenge .. por los aires.
Se sabe de modo más o menos cierto en qué fecha se terminó el recinto de Stonehenge. Esto no debe sorprendernos, pues gracias al carbono 14 -verdadero calendario atómico para remontarse en el tiempo se puede encontrar fácilmente la edad, no de una piedra, sino de restos orgánicos como maderas, huesos, etc… .
Por suerte, al pie de una de las enormes piedras erguidas de Stonehenge se han encontrado algunos restos de madera fosilizada, a los que el fuego no consumió del todo. Esa madera, con una proximidad de cincuenta años, databa de 1850 a. C.; así, pues, de comienzos del segundo milenio anterior a nuestra era.
Cosa curiosa: sin ayuda del átomo, el astrónomo inglés Norman. Lockyer encontró la misma fecha, suponiendo que el conjunto de Stonehenge había sido orientado hacia el punto en que el Sol se alza en su solsticio de verano.
Estas piedras erguidas hace cerca de cuatro mil años entregan, pues, parte de su secreto. Se encontraron graba­das en ellas algunas docenas de hachas y puñales de un tipo de la edad de bronce, que corresponden más o menos a la misma época, en el sur de Inglaterra.
En la misma llanura de Salisbury se hallaron varias tumbas de la misma época. Y es de preguntarse si los hombres que ahí dormían su postrer sueño no fueron sacrificados en la piedra central del monumento.
Ciertamente que Stonehenge debía ser un paraje sagrado. ¿Pero a qué divinidad se había consagrado el conjunto? Si el astrónomo británico Lockyer tiene razón, se trata de un templo solar.
En otras partes del globo existen monumentos primi­tivos erigidos para gloria del astro hecho dios. Recordemos la puerta de Tiahuanaco (1). ¿Habría un vínculo entre todos esos constructores? Misterio … Si la respuesta es afirmativa, ¿dónde buscar el punto de partida común de todas esas civilizaciones? ¿En algún continente desaparecido (si lo hay) o en otra parte? Acaso, simplemente, en el Oriente; y se ha dicho que algunos navegantes partidos de esa región habrían descubierto América milenios antes de Cristóbal Colón. Ya volveremos sobre esto.
Pero aunque las civilizaciones no hayan tenido una cuna única, es natural que los hombres de la edad de piedra, en diversos puntos del globo, creyendo en la supervivencia, en un "más allá” (los accesorios encontrados junto a esque­letos de la época parecen probarlo), hayan sentido la nece­sidad de un Ser Supremo, acogedor de las almas de los difuntos.
En la edad de piedra, el hombre no osaba o no sabía representar la imagen de ese Ser Supremo; pero en la edad de bronce los atributos del Sol comienzan a aparecer, como esa rueda del menhir del Montecito, en Bretaña, con sus dieciocho rayos rectilíneos.
El culto solar se celebraba en las fiestas de los solsticios con ceremonias al aire libre o en recintos consagrados, como en Stonehenge o en Carnac. Se pueden imaginar, en medio de esos decorados grandiosos, las solemnes procesiones de los sacerdotes que llevaban sobre los hombros pequeños carros de bronce, símbolos del carro solar.
¿Ha entregado Stonehenge todos sus secretos? No, sin duda.
¿Fue construido por una sola generación o fue engrandecido poco a poco durante los siglos?
1) Leer del autor: “Cinco mil siglos de misterios” (Edition La Palatine) .
Nada sabemos; pero la segunda hipótesis prevalece por lo general. La disputa de los sabios comienza en cuanto se trata de precisar la parte más antigua del monumento.
Se cree -al menos de parte de la mayoría de los especialistas- que el primer Stonehenge se limitó al círculo irregular de piedras a flor de tierra, colocado más allá del gran pórtico circular.
El resto sería posterior en dos o tres siglos,. acaso menos, y habríase construido en dos etapas. La parte más reciente estaría constituida por el gran pórtico circular y por las “puertas” de gres situadas en el interior y dispuestas como herradura. Las hachas grabadas son de esta última época.
Esas etapas en la construcción del monumento explica­rían las diferencias en la naturaleza de las rocas. Cuanto está en riolita azul sería parte del segundo Stonehenge.
* LAS CURIOSAS RUINAS DE ZIMBABWE :
CUANDO el explorador Adam Renders descubrió en 1868 otra “ciudad perdida” del Africa austral, al norte de Limpo­po, en Rhodesia del Sur, no se le creyó en seguida.
Sin embargo, fue necesario aceptar la evidencia: las ruinas de Zimbabwe (se dice también Zimbaue) existían. Se hallaban en lo alto de una pequeña colina, sin que se hubiera de temer la sepultación bajo las arenas.
Son las ruinas de una fortaleza gigantesca imposible de datar. Los espesos muros de varios metros están formados de enormes bloques de granito reunidos sin la menor huella de cemento. Las murallas han resistido a los milenios y al­gunas tienen todavía de ocho a diez metros de altura.
El primero que habló de Zimbabwe fue el portugués De Goes, en el siglo XVI. Los indígenas le habían contado que una gran fortaleza hecha de pesadas piedras se erguía en el corazón de la zona. Le agregaron que no era la única y que todas esas “ciudades” habían sido construidas hacía muchos siglos para custodiar las minas de oro.
De Goes habla, en su relato, de una inscripción grabada en la piedra por encima de la puerta de entrada. Nunca se ha encontrado tal mensaje.
Las ruinas de Zimbabwe forman, en realidad, tres grupos de edificios, entre los cuales debía extenderse la metrópoli. De ésta no queda sino una infinidad de callejuelas,
monstruosos bloques de piedra, bóvedas y pilares, donde aún pueden verse dibujos geométricos.
Un primer grupo de ruinas, conocido bajo el nombre de “ruinas Maud”, está constituido por lienzos de muros elípticos, macizos y discontinuos. Los bloques de granito están posados simplemente los unos sobre los otros. Hay, así, veintinueve segmentos de muro en elipse, dispuestos sin orden. No se explica esta discontinuidad, a la que es imposible dar un sentido. Miss Caron-Thompson, que ha estudiado bien tales ruinas, piensa que esa disposición caótica con una veintena de entradas servía para separar las chozas y formar patios interiores. ¿Qué valor tiene esta explicación?
En esas mismas ruinas, bajo un pavimento de granito, se han encontrado vasijas groseras, sin adornos, armas y herramientas de hierro. Es verosímil que haya habido varias ocupaciones sucesivas. ¿Hay que admitir que esas superestructuras de granito estaban en otro tiempo unidas por construcciones de arcilla apisonada o de madera? Es muy posible. Esa disposición de los muros interiores que se halla en las ruinas de Nanatali evoca la de los “kraal” actuales del Transvaal.
Otra sorpresa: los trozos de muro son unidos, sin razón aparente, por “daga”, cemento de arcilla roja, pedazos de granito y excrementos. ¿Significaría esto que en el Zimbabwe ya en ruinas, y en época más cercana, se habrían instalado hombres? Negros venidos quién sabe de dónde y harto menos civilizados que los primeros ocupantes… O sim­plemente traficantes blancos de oro o esclavos… O bien comerciantes vinculados con la China y Persia. En toda la región se han exhumado fragmentos de porcelanas chinas y perlas importadas de China y de Persia en la Edad Media.
En Zimbabwe, los templos estaban construidos en un acantilado granítico a pique, de un centenar de metros de altura. Se les llama “Acrópolis” y a ellos se trepaba por un sendero escarpado. ¿Era un lugar sagrado? Se desconoce el destino de esos templos en cuyas ruinas se han encontrado vasijas muy finas y bellísimas, utensilios de hierro, falos de terracota y muchas perlas de vidrios de todos los colores. Esos falos encontrados alrededor de un bloque de granito que podía servir de altar hacen suponer a ciertos arqueólogos que allí se adoraba a un dios de la fecundidad. ¿O bien tal Acrópolis no era sino una fortaleza destinada a conte­ner a las hordas bantúes que atravesaban la región?
En el valle se ve aún el “Templo Elíptico”, que ha dado también una gran cantidad de perlas negras, amarillas, rojas o azules pertenecientes a épocas diversas y de origen muy variado, como Egipto, India, Malasia. Está hecho con el mismo granito que se encuentra en la región. Por error se ha dicho a menudo que sus bloques fueron traídos de muy lejos.
La “Torre Cónica” de Zimbabwe, también erguida en el valle, plantea los más complejos problemas. ¿Estaba dedicada, como puede creerse por su forma, al dios de la fecundidad que acabamos de evocar? ¿Se erguía en homenaje al rey del país? Se ha dicho que es de construcción relativamente reciente y de su subsuelo se han sacado utensilios de la edad de piedra, lo que no simplifica la cuestión.
Hace ocho mil años, ciertos hombres vivían ya en Zim­babwe.
Tras un estudio profundo de las perlas de vidrio, Miss Caron-Thompson piensa que el esplendor de Zimbabwe po­dría situarse en los contornos del octavo o noveno siglo de nuestra era. Desgraciadamente, las perlas de vidrio no constituyen base suficiente de discusión para la mayoría de los arqueólogos.
Y el misterio permanece… Estos monumentos típicamente negros no parecen haber sido construidos por negros.
Zimbabwe encierra acaso todo el misterio del Africa negra. Las otras ruinas de Rhodesia pertenecen al parecer a la misma civilización: la de Chiwona Kopje en los llanos de Sabi, la de Dhlo-Dhlo en el Matabeleland, la de Hubvu­mi en el distrito de Bikita.. .
No parece que los bantúes que hoy pueblan la región puedan reivindicar para sus antepasados esas construcciones de piedra.
Entonces, ¿quiénes construyeron esas fortalezas? ¿Los fundadores de Monomotapa? ¿Los hombres de la prehis­toria? No, por cierto… ¿La hipótesis de Balsan (1) concerniente a la ciudad perdida de Farini es válida para Zimbabwe? Los moros acudieron a menudo a buscar oro, marfil y esclavos en esas regiones, a cambio de seda y perlas de las Indias.
Mucho antes de nuestra era comenzaron a venir pue­blos a los bordes orientales del Africa, al golfo de Aden. Veinte siglos ante de Cristo, el océano Indico tenía sus navegantes, y desde esa época nunca dejó de existir entre las costas africanas, por una parte, y, por otra, los países me­diterráneos, digamos hindúes y chinos, una corriente comercial.
Cuando en el siglo XII de nuestra era ocuparon los árabes la isla de Zanzíbar a lo largo de las costas de la actual Tanganyka, habían tenido ya antecesores. No hicieron más que seguir las rutas ya trazadas. Bajaron muy al sur del cabo Delgado y, cuando a comienzos del siglo XVI se establecieron los portugueses en esos parajes, los árabes es­taban aún ahí.
Sofala, en la desembocadura del Zambeze, daba en otro tiempo su nombre a toda la costa comprendida entre él delta del río y la bahía de Lorenzo Marques. Allí arribaban de las Indias las grandes naves cargadas de sederías, algodón y perlas de mil colores. Los moros, instalados en la región ocupada por el Kenya y el Tanganyka, llevaban a cabo un comercio floreciente. Con sus pequeñas embarcaciones conocían todos los recovecos de la costa hasta Limpo.
Eran ellos los que traficaban con los negros de Mono­motapa. Tenían de rivales a los chinos, mas rara vez a los hindúes. La finalidad común consistía en llevarse la mayor cantidad posible de oro y marfil.
¿De dónde venía ese oro? Verosímilmente, de las mi­nas de Zimbabwe y de Rhodesia.
Es muy posible que, con ayuda de la avidez, algunos de estos mercaderes se hayan aventurado por el interior de las tierras para ver el lugar de donde los negros sacaban el oro. Acaso hayan tomado la dirección de tales minas, utilizando la mano de obra que se les ofrecía prácticamente por nada…
¿Eran moros? Pudieron servirse de una ciudadela toda­vía en buen estado y que allí existía desde hacía siglos. También es posible que ellos mismos la construyeran para defender las minas inapreciables.
Sin embargo, las ruinas de Zimbabwe parecen mucho más antiguas.
Es posible, pues, hacer responsables a todos los antiguos pueblos mediterráneos y, entre ellos, el mejor lugar corresponde a los árabes preislámicos y a los fenicios. Durante las excavaciones, ¿no se han encontrado símbolos fenicios, especialmente la rueda solar?
Algunos han querido encontrar el origen de Zimbabwe en el Antiguo Testamento. La confunden con Ofir, a que enviaba en busca de oro el rey Salomón. Ofir era el Perú de la Antigüedad y nadie podrá situarla nunca con exactitud. Estaba tal vez en el Yemen, tal vez en Africa. ¿Pero por qué tal teoría inesperada? Simplemente porque no lejos de Zimbabwe se han encontrado antiquísimas minas de oro abandonadas.
En muchas leyendas africanas, tanto en Rhodesia como en otras partes, no sólo se habla de gigantes negros sino de “hombres rojos”.
¿Hay que creer en la existencia de esa nueva raza desaparecida desde hace mucho tiempo?
Se lo preguntaba cualquiera, cuando se descubrió en Mapungabwe una serie de tumbas aún intactas, con su mobiliario funerario y numerosos objetos de oro.
Los arqueólogos se sorprendieron muchísimo al ver que los esqueletos de esas sepulturas no pertenecían ni a los bantúes, ni a los hotentotes, ni a los bosquimanos. En la tradición negra, Zimbabwe se hallaba unida a Mapungabwe. El mismo rey habría reinado en ambas ciudades. Se puede preguntar, pues, si los veintisiete esqueletos encontrados allí en posición sentada no son los de esos extranjeros “hombres rojos” y, al mismo tiempo, de los constructores de Zimbabwe. La abundancia de vasos, de collares y otros objetos de oro hallados en esas tumbas haría pensar que esos “hombres rojos” explotaban las minas de oro de la región para nutrir las viejas civilizaciones antiguas del mundo mediterráneo, cuya necesidad de metales preciosos era siempre grande.
¿Es Rhodesia el misterioso país de Punt de que hablan los jeroglíficos egipcios y a donde se iba a buscar mucho oro en tiempos de la reina Hatkepsut, quince siglos antes de Cristo?
¿O bien era, como lo ha sugerido el arqueólogo ale­mán Karl Mauch en el siglo pasado, el verdadero reino de la reina de Saba que habría traído arquitectos fenicios cuan­do su visita al rey Salomón?
Ante las ruinas de Zimbabwe todo puede imaginarse… Zimbabwe, ¿antigua capital del oro? ¿Necrópolis de un pueblo negro? ¿Residencia real? ¿Ciudad de esclavos? ¿Ciudad sagrada?
Zimbabwe guarda su secreto.
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marioscorzelli · 4 years
Text
Bombón de frutilla
Texto de sala para la exhibición “Bombón de frutilla” de Julio Hilger en Miranda Bosch. 2017
“Cuando era niño sonreía con facilidad  mientras crecía desbordaba felicidad mi confundida adolescencia quedó atrás y ahora todo es una mierda y nada más.”  Ricky Espinosa 
La formación de los excrementos y el destino último del ser humano, son los diferentes objetos de estudio de la escatología; y también algunos de los problemas que aborda la obra de Julio Hilger, que parece no diferenciar entre teología y proctología. 
Las esculturas de cartón y papel higiénico hacen gala de su verticalidad, como si fueran espantapájaros que se ríen de los seres mortales. Aunque parezca increíble, esa materia bruta acumulada va a sobrevivir a criaturas tan racionales como nosotros. Deberíamos buscar dónde tienen los ojos, para poder mirarlas a ellas cara a cara antes de volver a preguntarnos qué es la inteligencia. Realmente tenemos mucho que aprender de esas cosas recubiertas con los papelitos que solemos usar para limpiarnos el trasero. 
Los rostros sufridos de las obras dan cuenta del complicado parto que las trajo al mundo, ellas parecen producidas más por el tubo digestivo del artista que por su sistema nervioso. El saber popular llama a esa forma de engendrar: “hacer las cosas con el culo”. 
En la larga historia de la evolución de las especies existe un vínculo íntimo entre estos dos sistemas de procesamiento –el digestivo y el nervioso-. La hipótesis de los tejidos costosos sostiene que hay una relación inversamente proporcional entre la reducción del tamaño del tubo digestivo y el crecimiento de los cerebros de los primates, ese parece ser el motivo que dio lugar a cuerpos tan defectuosos para digerir la realidad. Posiblemente seamos uno de los errores más grandes de los últimos dieciséis millones de años. La inteligencia humana está sobrevalorada, confiar tanto en nuestros cerebros parece un plan bastante tonto.
Expulsar algo del cuerpo puede hacernos replantear nuestra subjetividad. Ver delante de nosotros las formas de esas criaturas genera un poco de miedo, probablemente debido a que el crecimiento de la masa encefálica da origen a nuevas preguntas que no somos capaces de responder. Lo cierto es que no entendemos cómo es que cobraron vida las cosas que salieron de nuestro interior. 
Las esculturas paranormales de Julio Hilger irradian una energía oscura que torna al sentido aún más inaccesible para la inteligencia humana. De esa manera, los monstruos de las películas de terror, los teratomas y los personajes zoomorfos de las fabulas para chicos se iluminan en esta muestra, con una luz oscura como la de la literatura fantástica y el punk, para burlarse de nuestra arrogancia. 
Esos monstruos nacieron de la herida incurable que separa al hombre del mundo y consiguieron librarse de la esclavitud a la que eran sometidos, mientras nosotros seguimos abocados a trabajar —con poca imaginación— por un mundo sin futuro. 
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