#halógeno
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Un estudio internacional muestra cómo las emisiones de halógenos en el Ártico, como cloro, bromo y yodo, reducen las concentraciones de ozono en las latitudes medias del hemisferio norte Los halógenos emitidos desde el hielo ártico pueden llegar a reducir un 40% los niveles de ozono superficial. / IQF-CSIC Un equipo internacional liderado por personal investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), revela que los halógenos liberados desde el hielo ártico causan una importante reducción de ozono, no solo dentro del casquete polar, sino también en las latitudes medias del hemisferio norte. El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), aporta datos hasta ahora desconocidos sobre un fenómeno natural que, pese a ser esencial a la hora de estudiar el ozono atmosférico, no ha sido aún contemplado en los modelos globales utilizados para hacer proyecciones sobre la evolución del clima. Los halógenos son un grupo de elementos químicos muy reactivos, entre los cuales se encuentran el cloro, el bromo y el yodo. Por su alta reactividad, pueden provocar que ciertas sustancias, como el ozono, un contaminante de la calidad del aire en capas bajas de la atmósfera, se descomponga más rápido de lo habitual. El trabajo destaca que la destrucción de ozono en las latitudes medias como resultado de la interacción con los halógenos polares, particularmente en primavera, presenta un impacto sobre la calidad del aire urbano, ya que muchas personas viven en esas latitudes. El ozono sobre Canadá y la zona escandinava se ve fuertemente afectado, impactando incluso sobre regiones densamente pobladas de Estados Unidos y Europa. “Las masas de aire frío provenientes del Ártico descienden a las latitudes medias enriquecidas en halógenos y bajas en ozono. Por tanto, durante los episodios de intrusión de frentes polares, las masas de aire provenientes del Ártico no solo reducen la temperatura sino también la concentración de ozono en las latitudes medias”, destaca Alfonso Saiz-López, investigador del Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC) y coordinador del estudio. En el Ártico, durante la primavera, las bajas temperaturas y la luz solar intensa crean condiciones especiales para que los halógenos, que son emitidos de forma natural desde el océano y se depositan sobre la superficie de la nieve y el hielo, reaccionen y se reciclen mediante procesos fotoquímicos. Este fenómeno deriva en un pulso de emisión de halógenos que se exporta desde los polos a las latitudes medias y que puede llegar a reducir entre un 10% y un 40% los niveles de ozono superficial, dependiendo de la latitud. El estudio es la continuación de una serie de trabajos, realizados previamente por el equipo científico, relacionados con la interacción química-clima que poseen los halógenos naturales. Además, presenta una evaluación y una comparación temporal del impacto de los halógenos sobre el ozono superficial desde tiempos preindustriales hasta la actualidad. El trabajo destaca que, en el presente, las sustancias emitidas desde los polos se mezclan con los contaminantes emitidos por las actividades humanas, dando lugar a una serie de reacciones que alteran la eficiencia química y la intensidad de las emisiones. “Observamos que las emisiones e impacto de los halógenos han cambiado con el tiempo. A este fenómeno lo hemos denominado Amplificación Antropogénica de las Emisiones Naturales (AANE, por sus siglas en inglés) de halógenos”, añade Saiz-López.En conclusión, el estudio subraya la importancia de comprender cómo los halógenos emitidos naturalmente desde el hielo polar interactúan con el ozono y cómo estas interacciones han cambiado a lo largo del tiempo, especialmente bajo la influencia de la actividad humana. “Estos hallazgos no solo revelan nuevos procesos químicos que ocurren en la atmósfera, sino que también destacan la necesidad...
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Desde el Ártico, los halógenos están cambiando el juego: reducen el ozono y mejoran la calidad del aire. Este hallazgo nos recuerda la conexión entre los ecosistemas y nuestra salud.
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Los halógenos del Ártico están alterando los niveles de ozono en el hemisferio norte, contribuyendo a la reducción de la contaminación atmosférica. Este fenómeno se está amplificando debido a la actividad humana.
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Flúor: el elemento químico más electronegativo
El flúor es un elemento químico con el símbolo F y número atómico 9. Es el miembro más ligero del grupo de los halógenos en la tabla periódica y tiene varias características y propiedades que lo diferencian de otros elementos químicos. A continuación se destacan algunas de las más importantes. Estado natural – En su forma elemental, el flúor es un gas diatómico (F₂) de color amarillo pálido.…
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Actualiza tu lámpara halógena a la lámpara dental A-dec LED
¡Dale un boost a tu consultorio con la iluminación LED! Actualiza tu lámpara dental A-dec halógena a la lámpara dental A-dec 500 LED. Obtén todas las ventajas del LED sobre el halógeno, ¡con un 20% más de iluminación y solo el 20% del consumo de energía! Características de la lámpara dental A-dec 500 LED: Ajuste tridimensional de la cabeza de la luz con rotación horizontal de 540º.…
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Prende el foco
La evolución de los focos a lo largo de la historia ha sido asombrosa, transformando la forma en que iluminamos nuestros espacios. Desde las antiguas lámparas de aceite y velas que proporcionaban una luz tenue y parpadeante, hasta la invención de la lámpara incandescente por Thomas Edison en el siglo XIX, que revolucionó la iluminación al producir una luz constante y brillante. Sin embargo, el siglo XX trajo consigo avances tecnológicos significativos, como los tubos fluorescentes y los focos halógenos, que ofrecían mayor eficiencia energética y durabilidad. En la actualidad, los focos LED han conquistado el mercado, siendo altamente eficientes, duraderos y versátiles, permitiendo una iluminación personalizada y sostenible.
Entendiendo la importancia que representa la iluminación de los espacios que habitamos, es necesario entender que podemos recurrir a la luz cálida o a la luz fría. La diferencia entre la estas, radica en la temperatura de color, que se mide en grados Kelvin (K). La luz cálida tiene una temperatura de color más baja, generalmente entre 2700K y 3500K, lo que le confiere un tono amarillo o anaranjado. Este tipo de luz tiende a crear una atmósfera acogedora y relajante, por lo que es comúnmente utilizada en espacios residenciales, como salas de estar y dormitorios, así como en restaurantes y hoteles para generar una sensación de calidez y confort. Por otro lado, la luz fría tiene una temperatura de color más alta, generalmente por encima de 4000K, lo que le otorga un tono azul o blanco. Esta luz es más brillante y enérgica, por lo que es ideal para lugares de trabajo, hospitales, cocinas y espacios comerciales, ya que promueve la concentración, la claridad y la visibilidad. La elección entre luz cálida y luz fría depende del ambiente deseado y la función del espacio en el que se utilice.
Otro factor a considerar en nuestros diseños es la altura del techo como factor crucial al elegir el tipo de iluminación, ya que tiene un impacto significativo en cómo la luz se distribuye y percibe en el ambiente.
En espacios con techos bajos, la luz tiende a rebotar y dispersarse más en las superficies, lo que puede crear sombras y una iluminación más uniforme. En contraste, en espacios con techos altos, la luz puede dispersarse menos y concentrarse hacia abajo, lo que puede causar zonas con sombras más pronunciadas. La altura del techo también influye en el estilo y el diseño de la iluminación. En espacios con techos altos, es posible utilizar lámparas colgantes, candelabros o luminarias suspendidas para acentuar la altura y crear un aspecto elegante. En contraste, en techos bajos, es más conveniente utilizar luces empotradas, aplicadas en la pared o luminarias más discretas para evitar la sensación de opresión.
La altura del techo puede afectar también la eficiencia energética. En espacios con techos altos, la instalación de luces de alta eficiencia, como las luces LED, puede ser especialmente beneficiosa, ya que permiten ahorrar energía y reducir los costos de mantenimiento al minimizar la necesidad de cambiar bombillas con frecuencia.
En función del espacio, por ejemplo, en un almacén con techos altos, se requieren luminarias más potentes para proporcionar iluminación adecuada para tareas específicas, mientras que en un espacio de oficina con techos bajos, la iluminación puede ser más suave y orientada al confort visual.
Y la pintura de los muros no puede ser subestimada, ya que trabaja en conjunto para definir la atmósfera y funcionalidad. La elección de colores y acabados en las paredes puede influir en la percepción del tamaño, la luminosidad y el estilo de un lugar, mientras que la iluminación adecuada realza los colores, texturas y detalles, creando un ambiente acogedor o estimulante. En combinación, la pintura y la iluminación pueden transformar un espacio, adaptándolo a las necesidades específicas y transmitiendo una sensación única que impacta en el bienestar y la eficacia de quienes lo habitan.
La evolución de los focos refleja no solo los avances en la tecnología, sino también el compromiso continuo con la eficiencia energética y la búsqueda de soluciones más respetuosas con el medio ambiente.
Así que recuerda:
Toma en cuenta la temperatura de color: para espacios acogedores, elige luz cálida, mientras que para entornos de trabajo o tareas, opta por luz fría.
Adapta la luminaria a la altura del techo y elige de acuerdo a ella.
Piensa en los colores de los muros y combina para crear mejores ambientes.
Opta por tecnología LED: prioriza la eficiencia energética y durabilidad. Los focos LED ofrecen una iluminación de alta calidad, reducen los costos a largo plazo y son más amigables con el medio ambiente.
Estos consejos te ayudarán a tomar decisiones informadas al comprar focos y crear la iluminación perfecta para tus espacios.
¿Ya se te prendió el foco?
@ptorresmx
¡Gracias por leerme y compartir!
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La innovación en los materiales eléctricos actuales: Claves para empresas en Sevilla
En el mundo de la electricidad y la electrónica, la innovación es una constante. Cada año, nuevos materiales y tecnologías hacen su entrada en el mercado, ofreciendo soluciones más eficientes y seguras para las empresas que buscan materiales eléctricos en Sevilla y en todo el mundo. En este artículo, exploramos junto a la mayor empresa de venta de material eléctrico en Sevilla cuáles son las últimas tendencias en el mercado actual.
La importancia de la innovación en materiales eléctricos
Antes de sumergirnos en las últimas innovaciones, es crucial comprender por qué la innovación en materiales eléctricos es tan relevante. En el sector eléctrico, la seguridad y la eficiencia son prioritarias. Los avances en materiales eléctricos permiten la creación de productos más seguros, duraderos y eficientes. Esto, a su vez, se traduce en proyectos eléctricos más confiables y rentables para las empresas.
Innovaciones destacadas en la actualidad
1. Materiales conductores más eficientes
Uno de los avances más notables es la mejora en los materiales conductores. Los cables y alambres eléctricos ahora utilizan aleaciones más eficientes que reducen la pérdida de energía durante la transmisión eléctrica. Esto no solo ahorra energía, sino que también disminuye los costos operativos a largo plazo para las empresas.
2. Materiales aislantes avanzados
Los materiales aislantes también han experimentado avances significativos. Los polímeros termoestables y termoplásticos de última generación ofrecen un aislamiento más confiable y duradero. Esto es especialmente importante en entornos industriales donde la protección contra cortocircuitos y sobrecargas es crítica.
3. Tecnologías de protección
La innovación no se limita a los materiales básicos. Los dispositivos de protección eléctrica, como los interruptores automáticos y los dispositivos de protección contra sobretensiones, son cada vez más sofisticados. Estos dispositivos pueden detectar y responder a problemas eléctricos de manera más rápida y precisa, reduciendo así el riesgo de daños en equipos y sistemas.
4. Materiales respetuosos con el medio ambiente
La sostenibilidad es una preocupación creciente en todos los sectores, incluido el eléctrico. Muchas empresas ahora buscan materiales eléctricos que sean respetuosos con el medio ambiente. Esto incluye cables libres de halógenos y materiales reciclables que reducen el impacto ambiental de los proyectos eléctricos.
Beneficios para las empresas en Sevilla
Las empresas en Sevilla que adoptan estas innovaciones en materiales eléctricos experimentan una serie de beneficios. En primer lugar, la eficiencia mejorada conduce a ahorros significativos en costos operativos a largo plazo. La confiabilidad aumentada también reduce los tiempos de inactividad no planificados, lo que es crítico en entornos comerciales e industriales.
Además, utilizar materiales eléctricos avanzados puede mejorar la reputación de una empresa. La adopción de tecnologías sostenibles y seguras demuestra un compromiso con la responsabilidad social corporativa y puede atraer a clientes y socios comerciales que valoran estas prácticas.
Consejos para elegir los mejores materiales eléctricos
Al buscar materiales eléctricos en Sevilla, es esencial estar al tanto de las últimas innovaciones y saber cómo elegir los productos adecuados para tus necesidades específicas. Aquí hay algunos consejos clave:
1. Investiga y mantente informado
Mantente actualizado sobre las últimas tendencias en materiales eléctricos y tecnología. Consulta a proveedores y fabricantes de confianza que ofrezcan productos innovadores.
2. Comprende tus necesidades
Cada proyecto eléctrico es único. Comprende tus necesidades específicas y busca materiales que se adapten a ellas. Esto puede incluir consideraciones de eficiencia energética, seguridad o sostenibilidad.
3. Confía en expertos
Trabaja con proveedores y profesionales de la electricidad que tengan experiencia en proyectos similares. Su conocimiento te ayudará a seleccionar los materiales adecuados y a garantizar la correcta instalación.
4. No comprometas la calidad
La calidad es fundamental en proyectos eléctricos. Opta por materiales eléctricos de alta calidad, incluso si tienen un costo inicial ligeramente superior. La inversión en calidad a menudo se traduce en ahorros a largo plazo y mayor seguridad.
La innovación en materiales eléctricos es un motor fundamental en el sector eléctrico. Las empresas en Sevilla y en todo el mundo tienen la oportunidad de aprovechar estos avances para mejorar la eficiencia, la seguridad y la sostenibilidad de sus proyectos eléctricos. Al mantenerse informadas sobre las últimas tendencias y seleccionar cuidadosamente los materiales eléctricos, las empresas pueden cosechar los beneficios de un sector eléctrico en constante evolución. La innovación no solo es el futuro de la electricidad, sino también una oportunidad para el éxito empresarial.
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Exhibidor de pared con exhibipanel
Scaparato sabe que su almacenamiento y exhibicion necesita lo mejor con el exhibidor de pared con exhibipanel. El exhibidor de pared con exhibipanel de alta calidad y los accesorios de la tienda son una esencia de muchos negocios minoristas. La accesibilidad, la innovación y la delicadeza son nuestras preferencias cuando se trata de ofrecer cajas de pared de calidad. Ya sea que esté buscando vitrinas con superficie laminada de melamina o vitrinas de pared de vidrio con focos halógenos, no necesita preocuparse por la calidad o variedad. Entendemos exactamente lo que buscan nuestros clientes y ofrecemos una amplia gama de opciones a los mejores precios. Algunos de nuestros productos más vendidos de vitrinas de pared incluyen pantallas de torre sin marco con y sin base; Vitrinas de torre con focos halógenos, vitrina de torre con focos led y vitrinas sin marco. También ofrecemos vitrinas de pared de vista completa y vitrinas de pared de media vista en diferentes colores y diferentes materiales. Puede hacer una selección de una gran cantidad de opciones, incluidas las cajas de pared de vidrio de visión extra. Hacemos vitrinas que van desde las vitrinas rectangulares estándar hasta los soportes de esquina mucho más modernos. Además somos expertos en utilizar todo tipo de materiales, desde madera, vidrio, melamina, etc. Para hacer que las vitrinas sean duraderas, livianas y atractivas. Para las mejores vitrinas de pared, confíe en los accesorios de la tienda Scaparato. Deje que sus productos se muestren de manera atractiva para tener la máxima presencia en su tienda. Elija la carcasa de pared que le da un aspecto organizado; Ya que permite a sus clientes elegir adecuadamente entre los productos disponibles. Somos especialistas en hacer vitrinas para todo tipo de negocios. Disfrute de la entrega dentro de todo el país para todos los pedidos. Finalmente llámenos el día de hoy para ofrecerle una mejor información. Read the full article
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Homologación de lámparas LED para faros halógenos
http://dlvr.it/SmsCp6 @ancera_social
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Las emisiones antropogénicas de halógenos aceleran la deposición del mercurio atmosférico y, como consecuencia, aumenta la exposición a sus efectos en personas y ecosistemas China e India son los principales emisores de mercurio y halógenos antropogénicos. / iStock Un equipo internacional, liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revela que las recientemente descubiertas emisiones antropogénicas de halógenos reactivos (cloro, bromo y yodo) incrementan la oxidación del mercurio, una potente neurotoxina, sobre zonas continentales. Este proceso deriva en una mayor deposición de mercurio cerca de los puntos de emisión, incrementando así la exposición a mercurio de las poblaciones cercanas a estas localizaciones. La exposición a la contaminación se produce al entrar el mercurio depositado en la cadena alimentaria, llegando, por ejemplo, al arroz, pescados, mariscos, y en última instancia, por consumo, a los seres humanos. Los resultados, obtenidos con un modelo global de química atmosférica, revelan también que los mayores incrementos en la exposición humana a la contaminación por mercurio se sitúan en China e India, que son los principales emisores de mercurio y halógenos antropogénicos, estos últimos provenientes de la quema de carbón y residuos. El trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), destaca que este impacto, hasta ahora desconocido, debe considerarse en las políticas ambientales encaminadas a reducir los riesgos que conlleva la exposición a mercurio en la salud de seres humanos y en los ecosistemas. “La química de oxidación del mercurio en la atmósfera es determinante para la deposición de mercurio atmosférico a la superficie de la Tierra, ya que produce compuestos oxidados de mercurio que son solubles y se depositan, principalmente, por las precipitaciones en forma de lluvia. Asimismo, se considera que las emisiones oceánicas de halógenos, potentes oxidantes del mercurio, son clave en la oxidación y deposición global del mercurio, particularmente en regiones oceánicas y polares”, destaca Alfonso Saiz-López, investigador del Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC) y coordinador del estudio. En este trabajo, además de las emisiones naturales de halógenos, “incluimos una nueva fuente de halógenos proveniente de la quema de carbón y residuos. Los resultados muestran que los halógenos antrópicos aceleran considerablemente la oxidación, y consiguiente deposición, de mercurio en áreas continentales”, añade. Este nuevo mecanismo de oxidación de mercurio incrementa la deposición de esta toxina en regiones cercanas a los puntos de emisión y, con ello, reduce el transporte de mercurio desde las zonas emisoras a regiones prístinas del planeta, como las zonas polares. Estos resultados, por tanto, muestran la necesidad de reevaluar la contribución relativa de las emisiones de mercurio desde regiones contaminantes, como Asia, a la cantidad de mercurio distribuida por el planeta. “Existe todavía amplia incertidumbre sobre el verdadero alcance de este nuevo proceso, pero nuestros resultados apuntan a la posible importancia de un mecanismo anteriormente no considerado que deriva en una mayor oxidación, y deposición, de mercurio en zonas habitadas. Por tanto, parece necesario empezar a incluir las emisiones antropogénicas de halógenos reactivos, y su consiguiente química con el mercurio, en evaluaciones del ciclo global de este metal y sus riesgos para la salud en zonas pobladas y contaminadas”, concluye Saiz-López. Referencia científica: Xiao Fu, Xianyi Sun, Oleg Travnikov, Qinyi Li, Chuang Qin, Carlos A. Cuevas, Rafael P. Fernandez, Anoop Sharad Mahajan, Shuxiao Wang, Tao Wang and Alfonso Saiz-Lopez. Anthropogenic short-lived halogens increase human exposure to mercury contamination due to enhanced mercury oxidation over continents. Proceedings of the National Academy of Sciences. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2315058121 CSIC ...
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Capítulo Tres: El Ascenso
Se encontraron en un pasillo; sombrío, turbio, y lleno de polvo. Chell se apoyó con el hombro contra la puerta, jadeando y devolviendo la respiración con calma relativa. El peso combinado de Wheatley y su mochila no se convertían nunca más en ligero y tenía dolores malos en los hombros.
El pasillo estaba tan quieto como una tomba. Los cuadros negros y grises de linóleo estaban descoloridos y deshilachados en los bordes; sus botas dejaron franjas desgastadas mientras caminaba a través de montones de pelusa gris que se habían acumulado, sin ser molestados durante décadas. Los tubos halógenos del techo funcionaban con algún tipo de energía de respaldo de emergencia, parpadeando a la mitad de su potencia.
“Un poco espeluznante aquí, ¿no?” La voz de Wheatley sonaba alta en el aire estancado. Hablaba en un susurro silencioso que, presumiblemente, pensaba que añadía dramatismo y atmósfera. “No te preocupes, ver, mira, ¡no paneles! Que significa Ella no puede llegar a nosotros, muchas gracias. Ninguna de esas tonterías modulares aquí. Ningunas paredes para portales tampoco. Solo paredes sólidas bien pasado de moda.”
Chell dudó que lo creyera en realidad. Sonó más como intentaba convencer a él mismo tanto como a ella. Personalmente, ella estaba escéptica de que hubiera algún lugar en las instalaciones completamente más allá de Su alcance. De verdad, había encontrado raras esquinas, olvidados rincones y grietas donde ella- y otros, como su amigo artístico que dejaba mensajes- podían esconder por un tiempo, pero en cuanto a seguridad actual… no.
No era un lugar para ir al suelo. Era un lugar para huir hasta que se estaba absolutamente seguro que estaba más allá del alcance de Su influencia- y luego si se fuera inteligente entonces se correría un poco más, solo para estar en el lado seguro.
Dobló una esquina, probó unas puertas bloqueadas, pausó en frente de un tablón de anuncios cubierto de carteles y avisos desmoronados.
TRABAJA MÁS INTELIGENTEMENTE Y MÁS DURO
recordaba uno.
¿HA ESTADO ESCANEADO TODAVÍA?
preguntaba otro.
¡Sea parte del nuevo excitante Proyecto Avatar de Relaciones Humanas de Aperture Science! Pregunta al Departamento de Biometría Digital para una cita.
PERDIDO
decía un tercero, escrito a mano y fotocopiado borrosamente.
Schroedy. Perdido desde el Día de TEGAT.
Le gustan los espacios cerrados, ¡así que revise sus archivadores y armarios!
“Sí, I+D,” Wheatley estaba diciendo. “Es ‘investigación y desarrollo,’ por supuesto, en términos sencillos. Aquí es donde llevaban todos los prototipos locos para tratar de conseguir financiación para llevarlos al siguiente nivel. La mayoría nunca vieron la luz del día. Je. Un poco como nosotros, realmente.”
Pausó, crispó.
“Pues, yo. Como yo.”
Chell llegó a la tercera puerta, la última en el pasillo. Estaba bloqueada, y parecía mucho más sustancial que los otros- grueso y gris con un panel de código clave en un nicho junto al asa. Un letrero amarillento debajo de la ventanita decía;
SALA DE PRESENTACIÓN 03
Por Favor Llame
Use Gafas Protectoras
Entre con Precaución
¡Los lanzamientos pueden estar en progreso!
El letrero estaba adornado con una larga fila de símbolos de advertencia. La cantidad de formas diferentes en que el hombrecito de palo que aparecía en ellos estaba siendo golpeado, disparado, quemado, derretido, hecho tropezar, explotado, cegado y mutilado creativamente, le sugirió que cualquier producto había sido ‘lanzado’ en la Sala de Presentación 03, no siempre habían sido particularmente fáciles de usar.
“Anda, anda, date la vuelta por un segundo,” dijo Wheatley, detrás de ella. “No puedo ver ninguna cosa aquí atrás. Oh, hola, hay un teclado. Umm… pues, ¡no hay problema! Debe haber un panel justo debajo, basta enchúfame, lo solucionaré.”
Deslizando la mochila de los hombros, Chell dio una mirada dudosa a la puerta. Claramente estaba hecho de un metal muy denso, y la pared parecía igualmente sólida. No estaba seguro que la solución de cosecha propia para crear aberturas lograría con esta.
Miró a Wheatley abajo, quien parpadeó ansiosamente a ella arriba con su agrietado ocular libre de itinerancia.
“Vale, yo sé en qué estás pensando. Hemos tenido unos problemas de dentición con este tipo de cosas en el pasado. Ha habido unas fallas- no echo la culpa al lado de alguien- unos incidentes desafortunados, entonces no puedo reprocharte por estar un poco cautelosa, un poco dudosa de mis calificaciones. Pero será pan comido, te prometo, ¿vale? Te prometo. Engánchame, enchúfame, y lo pasaremos en un santiamén. Solo es una puertita tonta, no es igual de mis expertas habilidades de saltar la seguridad.”
Chell miró sobre el hombro, al camino de que pasaron. No había nada bajo el sol que podría provocarla a regresar afuera y enfrentarse a cualquier cosa que esperaba allí. Las pocas oficinas que habían pasado parecían inútiles también, solo salitas blancas sin otra salida. Se quedaba esta puerta muy robusta, y el teclado.
Suspiró, desabrochó la palanca de su cinturón e hizo un trabajo rápido con la sección atornillada debajo de la unidad del teclado. El espacio debajo contenía un panel de acceso de emergencia, algunos cables telarañas, y un puerto conector de aspecto familiar. Intentaba no pensar demasiado en la idiotez relativa de que hacía, desató la cáscara de Wheatley de su mochila, y lo dio la vuelta y enchufó.
“¡Bueno! ¡Gracias!” Él flexionó sus asas abolladas en experimentación. “Excelente. Tiempo para forzarlo. Allá vamos.”
Tosió, con intención.
“¿Hola? ¿Perdón? ¡Eh, mira vivo! ¿Podemos conseguir algún servicio aquí, por favor? Tchh, no puedo creerlo. La señorita es muy importante, quiero que sepas, es muy importante, ahh, persona muy importante, gran dignatario con los altos mandos, tiene muchas cosas muchísimas importantes Cientificosas para hacer, ella viene y aquí estás, ¡durmiendo en el maldito trabajo!
“Creo que cae,” siseó en voz baja hacia a Chell. “Intenta parecerte importante. Mira,” añadió en voz alta, “No te culpo, quiero decir, si yo hubiera estado cruzado de brazos con nada para hacer durante todo este tiempo, probablemente estaría listo para echar una siestecita también. No va a perecer bien en tu expediente, ¿eh? Levantarán las cejas cuando llega la reunión de revisión de desempeño y se vean que habías sido durmiéndote en el trabajo, incomodando personas muy importantes como esta señorita. Ah, te propongo algo- solo llámenos ahora, agradable y tranquilo, y hablaré bien de ti, ¿vale?”
Biiiiiip.
La luz roja arriba del teclado cambió a verde. Wheatley parpadeó hacia la, su voz llena de alivio perplejo sobre el fuerte clonk de la cerradura desacoplándose.
“¡Je! ¡Brillante! Lo apetece. No lo niego,” continuaba mientras Chell- más que un poco sorprendida a ella misma- empujó la puerta a la mitad y pateó su mochila a través de la brecha, “a decir vedad, no era actualmente seguro cien por ciento que lograría.”
“No lo hizo.”
La débil iluminación parpadeaba irregularmente en lo alto. Su voz, borrosa y distorsionada por los altavoces del intercomunicador de baja calidad, resonó por el pasillo.
“Puedo comunicarme con cada Dispositivo de Aperture Science que estuvo fabricado, cretino. Si fuera tú, lo habría extrapolado por mi habilidad de hablar contigo mientras estabas en la estratosfera. Pero entonces, soy un genio y eres una idiota echada en un fútbol.”
Wheatley desgranó sus asas hacia Chell desesperadamente. “Ohno, ¡nonono! ¡Rápido! Rápido, ¡desenchúfame de aaaAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!”
El aire viciado cobró vida de repente, lleno del zumbido denso y vicioso de la descarga eléctrica. El panel expuesto se iluminó como un árbol de Navidad, envolviendo a Wheatley en arcos de fuego azul. Su cáscara y sus partes móviles se sacudieron y se estremecieron incontrolablemente bajo del agarre del voltaje que los atravesaba, y su grito se distorsionó hasta convertirse en algo que nunca podría haber sido producido por una garganta humana. Su ocular se ensanchó por un momento, de un azul tan brillante, brillante y poderoso que era casi blanco- y luego-
Hubo un alto POP con garra como una bombilla explotando. Por horrorizado instinto, Chell se agachó, protegiendo su cara, y sintió chispas calientes lloviendo y resquebrajando su piel.
“Ya que hemos elevado el promedio del coeficiente intelectual de las completas instalaciones por unos puntos, podemos hablar,” continuó Su voz. No había ningún más comentario sobre qué acababa de pasar en Su tono que si Ella hubiera solamente usado uno de Sus machacadores para aplastar una mosca.
“Me alegre que has vuelta. Simplemente no ha estado el mismo sin ti. Nadie ha intentado matarme, o destruir mis instalaciones, o ponerme en un tubérculo. Ha estado muy tranquilo. Te había extrañado.”
Chell agarró las asas de Wheatley, casi quemando los dados en el candente metal, y le tiró del enchufe humeante. Unas pocas chispas se derramaron a través del piso mientras la puerta se desacopló, pero no hubo ninguna más resistencia. Él era peso muerto en las manos, sus párpados cerrados, su cáscara interior inmóvil.
“Y por ‘ti,’ me refiero a ‘las pruebas.’”
Lanzando al techo una mirada corta y completamente venenosa, Chell se apresuró a envolver a Wheatley bajo su brazo y pateó la pesada puerta para abrirla por completo. Entró a trompicones y se encontró en una oscuridad cercana y silenciosa que apestaba a humo y electricidad carbonizada. Las luces estaban apagadas- hacía tiempo que no funcionaban o tenían un cortocircuito debido a la oleada de corriente.
“Ya ves, después de que te permití salir, me di cuenta de algo. Es inútil usar artificiales sujetos de prueba. Todo lo que hago en realidad es poner a prueba yo mismo. ¿Qué diversión hay en eso?
La llamarada del fósforo mostró a Chell largas bancos de mesas, sillas, un embrollo de formas extrañas en la vacilación tintes de llama. Parecía que la Sala de Presentación 03 había sido relegada a un espacio de almacenamiento después de haber vivido más allá de su función original, y el desorden sombrío que recubre las mesas y las paredes tenían un aspecto uniforme abandonado y desanimado.
Una enorme sombra se acercaba en su visión periférica y ella giró, el corazón en la boca, solo para enfrentarse al recorte de cartón de tamaño real de una mujer. Le sonrió inanemente a través de una máscara de telarañas, sosteniendo algún tipo de producto alimenticio. Sea lo que sea- ¿yogur, posiblemente?- era azul y parecía horriblemente poco atractivo.
“Supongo que era un poco demasiado de esperar que por lo menos intentarías refrenar sus tendencias destructivas en esta época. Esa pared que destruiste antes actualmente hacía mucho bien, sabes. Oh, no era nada especial. Solo hacía lo que estaba creado para hacer, nunca pidió una recompensa, solo se enorgullecía de una obra bien hecha. Tenía ensueños grandes de posiblemente ser un techo algún día. Pero ya no será. Porque la explotaste.”
Había una caja de metacrilato colocada en el letrero, llena de folletos antiguos. Chell colocó con cuidado la cáscara ennegrecida de Wheatley sobre una mesa polvorienta y agarró un puñado grueso, forzándolos en un tubo tosco y envolviendo la mitad inferior con la cinta que se había enrollado alrededor de las muñecas. Otro par de preciosos fósforos luego, la antorcha improvisada se encendió y comenzó a arder con una brillante llama amarillenta.
“De todos modos, cuando termines hacer turismo, tal vez podemos hablar del futuro. Nuestra futuro- pues, tuyos, realmente. ¿Recuerdes que te dije que matarte era duro? Pues, todavía me atengo a eso, pero creo que, según las circunstancias, estoy dispuesto a aceptar un poco privación. Sabes, por el bien de la Ciencia. Te cuento mi idea: te prometo a mantenerte más o menos viva, y me prometieres a seguir haciendo pruebas, y a parar rotando cosas que puede o no ser vitales para mi existencia continua. ¿Cómo te suena? Te daré tiempo para considerarlo-”
Chell cerró de golpe la puerta en la odiosa voz con la pie, dejando fuera la luz de la pasarela junto con eso.
Examinó Wheatley con cuidado por la luz de la antorcha, manteniéndola al bies con tal de evitar que las ascuas cayeran en su cáscara. Se sentía apretado el pecho, el estómago se quemaba con la vieja combinación de ira e impotencia. No tenía ninguna idea de cómo él funcionaba, ni ningún indicio de cómo reparar algunos de los complejos circuitos y mecanismos que le daban vida. Demonios, ni siquiera tenía un destornillador.
Hubo un pequeño runrún quejumbroso. Las placas bajo sus dedos temblaron, los engranajes endentando dentro, emitiendo ruidos extraños que sugerían que no estaban endentando del todo bien, y que se habían descentrado tanto que probablemente no volverían a hacerlo nunca más. Retiró la mano, se mordió el lugar dolorido de la lengua y aguantó la respiración.
“… antes de… que Ella… ¡aah!”
El ocular de Wheatley se estremeció abierto de repente, vacío y negro, un oscuro enchufe sin destello que se sacudía frenéticamente de cualquier lado.
“Ahh Dios, qué- qué pasó, qué pasó, ¡no puedo ver! No puedo- ¿aún estás ahí? Oh Dios, cuéntame que ya estás ahí-”
La mano de Chell apretó el asa arriba, fuerte. Entendía- demasiado bien- el miedo absoluto de quedar atrapado completamente solo en un lugar sin luz. Era un horror que no le desearía a nadie.
Wheatley sentó la presión y cayó silente, su procesador vocal trabajando por un serie de boqueadas temblorosas y débiles. Su ocular, su completo centro de visión, no dolía- y era su única parte que no, ahora mismo- pero estaba entumecido, muerto, y no daba datos ni recibía ningunas. Las réplicas se arrastraron a través de su ordenador central destrozado, dispersando sus pensamientos en grandes franjas zumbando.
“Hay esta… cosa,” dijo por fin, y hacía todo lo posible, su mejor esfuerzo más fuerte para sonar despreocupado, pero su parte perpetuamente ansioso y dudando todavía estaba allí, siempre allí, y estaba muerto de miedo. Había sido dañado malo en el pasado, pero tuvo suerte la última vez. Después de Ella lo había aplastado la vida fuera de él, ni siquiera había notado su cuerpito en Su revisión masiva de las instalaciones abandonadas. Él había estado tan bajo de Su atención que Ella simplemente lo reparó con todo otro- es cierto que no era exactamente el tipo de reparación precisa y afinada que realmente necesitaba, pero lo suficientemente para funcionar- y luego había aquel pájaro-
“Esta cosa tengo, me cuenta… qué está pasando con mi interior, artilugicito práctico, lo debía mantenido vigilado, realmente, supongo…”
Era difícil hablar. Seguía olvidando las palabras. Cada movimiento diminutivo causó otro cortocircuito dispersión de chispas, y lo significaba algo mal también pero no podía recordar qué. Apenas podía pensar.
“Si es- me cuenta que tengo- tengo un índice de daños sistémico de… de noventa y seis por ciento. Yo… sé que suena un poco técnico, no espero que comprendas exactamente que… exactamente lo que sugiero aquí, de hecho, no… estoy un poco incierto a mí mismo, para ser honesto, pero pienso… no pienso que está bien. No creo que es una buena cosa…”
Entonces perdió la noción de las cosas, el zumbido]que se desvanecía en su mente tirando de sus pensamientos, un breve clip negro de tiempo en el que nada sucedió y nada dolió y él no era nada. Y no estuvo tan mal, de hecho, mejor que [error] algunas de las alternativas que le prometieron hace tanto tiempo, cuando se convirtió él mismo por primera vez en un espacio blanco y limpio lleno de equipos blancos y limpios y humanos en batas de laboratorio blancas y limpias que le habían dicho que era [registro incompleto] y que [el Infierno de los Androides es un lugar real donde te enviarán si tienes algunas ideas inteligentes]
Había [redactado, archivo dañado] tantos trabajos después de que había fallado a su primaria función, tantos que había olvidado aún qué esa función era, y trató y trató y trató porque había este sentimiento, este sentimiento que [no siempre había sido así no siempre fui así] había algo que era bueno en, tenía que haberlo porque [error] y si ella podía aprender tan rápido y hacer tanto mucho porqué él no podía [error] [error] [error] [apagado del sistema inminente] y solo había querido ser mejor. Cuando la conoció ya habían renunciado todo excepto querer salir, pero ella, tan lista, tal aprendiza rápida, tan corajuda, le había hecho querer ser mejor, había reavivado su esperanza que podría ser más, que podría descubrir esa cosa que era bueno en y entonces todo sería excelente.
Si su procesador vocal no se hubiera desconectado más o menos en ese punto, Wheatley habría tratado a hacer una risa hueca. Porque eso había resultado tan bien, ¿no?
Oh, si esto era claridad, aquí al final, si esto era entendimiento, entonces podría prescindir de lo perfectamente bien. Dolía demasiado.
Tenuemente, él notó que ella había dejado ir sus asas; cualquiera eso o simplemente ya no había sentido. Sensata, por cierto, ella era sensata y tenía sentido para dejarle, no podría culparla. Ya ella había hecho tan mucho, había revuelto para él y había intentado cogerlo he él le había dicho lo siento y quizá eso casi compensaba para [error]
[error crítico]
[no transportador]
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Chell se abrió paso entre los montones de chatarra apilados alrededor de la sala con una energía furiosa y frenética. Era una vista aterradora; en parte búsqueda, en parte berrinche, una mujer joven desaliñada con una antorcha encendida en una mano y un infierno absoluto en los ojos poniendo el lugar patas arriba, reduciendo lo que había sido un desorden antiestético a un caos destrozado, y todo en absoluto silencio.
La mayoría de la sala estaba llena de chatarra total. El logotipo de Aperture estaba en todas partes, en publicidad de colores brillantes descolorida por el tiempo, en tableros y blisters, en modelos de papel y madera, pequeños y esperanzadores objetos a escala reducida hechos de madera contrachapada y plástico. Las cosas que eran a escala y funcionales eran todas notablemente inútiles, y rápidamente comenzó a desesperarse por encontrar algo que la ayudara a reparar un pequeño robot moribundo.
No tenía ninguna razón para esperar que sucediera algo, llegado el caso- pero como siempre, había esa fuerza impulsora que se hacía cargo cuando las probabilidades estaban en su contra, ese mantra obstinado en su cabeza que le había salvado la vida más veces de las que podía contar, una interminable letanía obstinada de seguir adelante seguir adelante no me rindo no me rindo. Tenía que haber algo. Siempre había algo.
Empujó a un lado un paquete de plástico polvoriento de cartones del repugnante yogur azul del cielo y descubrió un dispositivo pesado, vacío, y absolutamente inútil parecido a una pistola con una culata agrietada y un cañón demasiado grande incluso para las balas de mayor calibre. Sólo Dios sabía para qué se había construido originalmente. Nunca dejaba de sorprenderla los extremos a los que los científicos de Aperture habían estado dispuestos a llegar para inventar cosas asombrosas, increíbles, y absolutamente inútiles que desafían la cordura. Si era una locura, y Chell estaba bastante seguro en este punto de que lo era, al menos se había mantenido en un estándar de toda la instalación. Locura total, sin duda, pero con una buena declaración de misión sólida para reforzarlo.
Abajo, en el enorme casco condenado de las antiguas instalaciones, había visto pruebas interminables de una capacidad casi infinita para aplicar completamente mal inventos que de otro modo serían brillantes (aunque locos). Desde un sistema para detener el congelamiento de las líneas de combustible que resultó en una supercomputadora inteligente y asesina, hasta un nuevo tipo de cortina de baño que condujo al desarrollo de un dispositivo que perforó un agujero en la estructura del espacio-tiempo mismo. Aperture podría haber sido la instalación de investigación científica más fabulosamente exitosa en la historia de la humanidad, si no hubiera sido también el mayor imán para la locura científica jamás fundada.
Estuvo a centímetros de atacar su propio reflejo, suspendido temblando en un panel levantado hecho de algo que no era vidrio y tenía un brillo aceitoso azul verdoso. Una cosa cercana como una cortadora de césped mutada sin ruedas y con pinchos desagradables resultó- según la literatura útil en su pantalla- ser un dispositivo destinado a reemplazar a los scooters de movilidad. Chell le dio una rápida mirada y decidió que sin duda resolvería el problema de la movilidad de los ancianos, ya que detendría rápidamente a cualquier anciano que se metiera en esa cosa aterradora de necesitar ir a cualquier lugar, nunca más.
Tiró a un lado varias otras Cosas de Aperture Science que definitivamente no sabía lo que hacían, ni quería saber. Uno de ellos dejó un residuo pegajoso de color verdoso en sus manos. Otro golpeó el suelo, rebotó y se escabulló por un agujero en los rodapiés con un gruñido electrónico insultado.
Rindiéndose con disgusto, se tambaleó hasta la parte trasera de la sala, metiéndose entre la cosa de la cortadora de césped y una pila de pizarras en descomposición. Levantó la vista para comprobar su linterna y casi se cae de cabeza sobre un objeto voluminoso envuelto en una sábana para polvo. Arrastrarlo hasta el suelo creó una nube de polvo y reveló un pequeño monitor montado en una mesa con una buena cantidad de elegantes UCPs blancas apiladas debajo, un soporte de plástico pintado y- sintió una punzada de esperanza- un base de conector con un receptáculo de aspecto muy familiar.
Miró el estrado. Tenía la forma de una figura humana, sin rasgos, estilizada. Montado a la altura de la cabeza, en un pequeño estante justo en el centro de la cara de plástico en blanco, había un pequeño objeto del tamaño y la forma de un cigarro. Tenía una carcasa blanca y negra pulida tachonada con una cuadrícula de diminutos pinchazos negros y un solo cable atado con un conector de banda blanca, que serpenteaba ordenadamente a través de un orificio en el soporte hasta la pila de UCPs. Para completar la presentación, el panel frente al monitor presentaba un botón rojo, grande y acogedor.
¡PRESENTACIÓN! ¡EL DISPOSITIVO AVATAR DE RELACIONES HUMANAS DE APERTURE SCIENCE!
gritó el cartel abajo del botón, en un tipo de letra que incluso un ladrador de carnaval enloquecido por las anfetaminas habría considerado un poco demasiado entusiasta.
Chell, en este momento, no tenía muchas opciones. Vaciló, luego pulsó el botón con el extremo de su palanca y saltó hacia atrás, con los ojos muy abiertos y alerta, los nervios vibrando. Dada su experiencia con los productos de Aperture hasta el momento, estaba completamente preparada para que la pantalla dispensara casi cualquier cosa, desde un paquete de cacahuetes nucleares hasta una manada de ardillas de ataque entrenadas.
Ni ardillas, ni cacahuetes, pero un zumbido cuando la energía corría a través de la maquinaria inactiva durante mucho tiempo, un parpadeo brillante cuando el monitor se calentaba, y una voz fuerte, estridente y rápida que resonaba en las paredes.
“Aquí Cave Johnson. Bueno, los empollones en Marketing me dicen que la razón por qué las cifras de ventas están en la basura es una cosita se llama Relaciones Humanas. Recuerdes cuando el equipo de ventas me acostó para que se den información adecuada para los productos que están destinados a vender. Pues, sabes cómo resolvimos ese asunto. Despedimos el equipo de ventas y lo sustituimos con robots. Ahora, me dicen que usar solo impresiones de voz no es suficiente, ¡necesitan parecerse humano también! En fin, el cliente siempre tiene la razón, o eso me dicen estes cretinos, entonces escaneamos a más de dos mil empleados de Aperture y codificamos sus datos biométricos en este pequeño artilugio.”
Un pequeño foco se encendió en la base del soporte, iluminando el pequeño aparato. Mientras tanto, el monitor mostraba su propio video silencioso que lo acompañaba. Había una gran cantidad de imágenes anticuadas de hombres y mujeres con uniformes de Aperture que eran conducidos a cubículos que, según el ojo paranoico de Chell, parecían una fila de recreaciones despojadas de cámaras de tortura medievales, con una sugerencia de escáneres de seguridad de aeropuerto seriamente añado. A continuación, la pantalla cambió a un gráfico giratorio del mismo dispositivo.
“Presentamos el Dispositivo de Avatar de Relaciones Humanas de Aperture Science. También funciona con nuestra propia tecnología Luz Sólida patentada. Cien por cien buena vieja luz solar Americano, eso debería mantener a los malditos sabuesos ambientales fuera de nuestras espaldas en este, de todos modos.”
El gráfico cambió de material de archivo de cielos iluminados por el sol y campos abiertos a otra simulación. Una silueta humana azul y limpia se trazó alrededor de la imagen del pequeño aparato, se coloreó con trazos amplios y rápidos y se convirtió en un hombre sonriente con un traje inteligente.
“¿Ves? Apuesto malvado. Tienes tus Relaciones Humanas aquí mismo. Además, siendo un robot, no va a pedir un aumento en el corto plazo. Vosotros hijos de puta engreídos en Marketing, tal vez queráis tener eso en cuenta. Cave Johnson, nos vemos.”
El monitor pausó en el último gráfico y el foco se mantenía encendido, iluminando la sala parcialmente (ella había dejado caer la antorcha a mitad de la presentación, cuando el tocón le había chamuscado los dedos). Las UCPs seguían zumbando debajo.
Chell, que casi saltó de su piel cuando la voz familiar comenzó a hablar, retrocedió a través de la sala y agarró la cáscara inerte de Wheatley de la mesa. No estaba convencida de que un Dispositivo Avatar de Relaciones Humanas de Aperture Science fuera remotamente útil para la situación actual, pero las UCPs parecían a su ojo inexperto como si contuviera una gran cantidad de poder de procesamiento. A la luz de que acabó, la idea de enchufarlo en algo que podría ser parte de Ella era horriblemente peligrosa, pero esta cosa solo era un prototipo viejo. Había quedado en lugar aquí durante décadas, desconectado de Sus sistemas, acumulando polvo, así tal vez, quizá Ella no era consciente de ello. No lo repararía, pero si ese panel trabajara todavía, había una posibilidad, solo una posibilidad-
Encajó el puerto trasero de tres clavijas de Wheatley en el conector del centro del panel. Inmediatamente, el zumbido debajo se hizo más fuerte y la pantalla pasó de la presentación a la ventana estándar de los sistemas de tecnología de Aperture, una pantalla negra que comenzó a llenarse rápidamente con un texto naranja brillante.
Nuevo hardware detectado.
Iniciando búsqueda…
Detectado: Aperture Science Mc. IV Núcleo de Personalidad.
Dispositivo compatible. ¿Continuar? S/N
Hasta ahora, todo optimista. Ella golpeó la Y en el teclado blanco y torpe, masticando distraídamente el lugar dolorido a un lado de su lengua. Durante su primer intento de escape, Wheatley se refirió a todos los teclados con los que encontró como 'partes planas'. Él no tenía ni idea de lo que eran- no era sorpresa, supuso, de alguien que ni siquiera tenía dedos. Pero entonces, dado que su idea de 'piratería' había sido, de diversas formas, adivinar contraseñas a la fuerza, pedir a sistemas informáticos complicados que miraran hacia otro lado por un momento y, cuando todo lo demás fallaba, dar cabezazos (¿dar nucleozos?) a ventanas, probablemente era mejor que no hubiera tenido la capacidad de ser más técnico.
El indicador desapareció y una larga cadena de código desplazamiento llenó la pantalla- números, letras, espaguetis de algoritmos.
Trasladando archivos, espere por favor…
Pasaron varios minutos. Chell se quedaba muy quieta en el brillo tenue del foco, mirando fijamente con ardiente ira y agitación a un punto en la pantalla. Mantenía una mano encima de la inmóvil cáscara de Wheatley, lista para tirarlo fuera del receptáculo a la primera indicación de peligro. Por fin, el pequeño aparato en el soporte emitió pitidos, flasheó un brillo claro, blanco, y luminoso. La iluminación se emitía del corazón mismo, irradiando a través de los pinchazos en cortas ráfagas complejas que ondulaba de aquí para allí. Hizo una mueca, se cubrió los ojos con una mano, y esperó.
Transferencia terminada.
Calibración óptica terminada. Buscando base de datos…
Coincidencia biométrica encontrada.
Dispositivo reiniciando. Por favor espere…
Y se hizo la luz.
Por un instante llenó la sala, luz de día más pura, deslumbrándo a ella y dejando su visión lleno de manchas de baile negras y naranjas. Se encogió rápidamente, se formó, tomó una textura cuadriculada azulada que ella recordaba muy bien.
Luz Sólida era el distintivo dedo medio hacia las leyes de ciencia óptica de Aperture. Al amplificar groseramente el fenómeno de la presión de radiación dentro del espectro visible, hacer varias cosas indecentes a las ecuaciones de Maxwell y Bartoli sobre la teoría electromagnética y, básicamente, saltar todo el concepto de física cinética en un callejón oscuro con un objeto grande y contundente, los científicos de Aperture lograron convertir la luz del día filtrada desde la superficie en una sustancia tangible, visible, y dura. Los puentes y caminos que Chell había encontrado en las pistas de prueba cuatro años antes aparentemente habían sido solo una de las aplicaciones de la tecnología. Esto no fue una sorpresa tan grande cuando se considerara que la política de Aperture de recoger y reutilizar los inventos más inadecuados y radicalmente peligrosos para fines para los que nunca habían sido destinados era algo así como 'si ha estado en el piso por menos de cinco segundos, está listo para irse.'
La forma translúcida con forma humana parpadeó y se iluminó. Hubo un momento final en el que Chell, entrecerrando los ojos, todavía podía distinguir el dispositivo por sí mismo- una pequeña forma blanca y negra en el centro de la cabeza- y luego se volvió tan brillante que ella tuvo que cerrar los ojos para defenderse. Podía verlo incluso a través de sus párpados- la luz parpadeó y parpadeó de nuevo, y luego, de repente-
“…yyyyyy ¡he vuelto! He vuelto, ¡estoy vivo! Y- ¡hala! ¿Qué hiciste?”
Chell abrió los ojos.
La sala se parecía más oscura que nunca después del cegador espectáculo de luces deslumbrante, y por un momento ella apenas podía ver nada en absoluto. Al rato, los ojos ajustaron y distinguió la forma de un hombre, tendido en el piso bajo el foco singular de la exhibición, apoyando la espalda contra el soporte. Chell, que había comprendido el concepto básico de la presentación pero no estaba tan lista para la ejecución actual como había creado, dio un paso inadvertido atrás.
“¡Me siento fantástico!” Era la voz de Wheatley. “En serio, ¡no he sentido tan bien hace siglos! Nada duela tampoco- no achaques y dolores, no pedacitos sueltos dudosos, ¡absolutamente nada! ¡Y no chispas! Es como, ¡es como estoy nuevo!”
El avatar que le seleccionó el sistema estaba- él estaba- en sus treinta y tantos años, delgado, larguirucho, y no tan bien arreglado como el modelo de la presentación. Tenía un rostro como una liebre atrapada en los faros de un camión articulado, los ojos saltones ampliados detrás de unos anteojos de montura gruesa, y su generosa distribución de la boca se estiraba en una ancha sonrisa.
“Oh, esto es tremendo. No sé cómo lo hiciste pero, solo… bien hecho, es todo lo que puedo decir. Realmente creía que era desahuciado esa vez, ya que se fue la vieja vista y todo, y ah… en el suelo, sin embargo, no puedo evitar fijarme, estoy en el suelo… ¿te importaría recogerme?”
Ella miró fijamente a él. El efecto era asombroso más allá de lo creíble. No solo sonaba como Wheatley- bueno, como él mismo, porque sí, era Wheatley allí- se movía como él, incluso de algún modo lograba parecerse a él. Mientras hablaba, su lenguaje corporal era poco más que una colección muy animada de expresivos tics faciales. Los ojos eran de un azul estratosférico brillante y ansioso.
Se encontró ella misma considerando exactamente a qué refirió el programa por ‘coincidencia biométrica.’ Si hubiera intentado encontrar un avatar apropiado para su personalidad artificial, entonces había hecho un trabajo de clase mundial por eso.
La sonrisa mentecata desfalleció un poco. “¿Qué? ¿Por qué me papas moscas a mí? ¿Qué va mal?”
Era ni el tiempo ni el lugar para explicaciones prolijas, incluso si Chell hubiera estado inclinado a dar alguna. En lugar de eso, alargó la mano y con cautela recogió el panel de un material aceitoso y reflectante que casi le había dado un puñetazo antes y se lo acercó a la cara.
Wheatley parpadeó hacia él. “Ah, ¿Qué es eso? Por qué está… imi…tando… ¡AAHH!”
Se cayó el centavo. Él gritó, divisó su cuerpo viejo sentado tristemente en el receptáculo, gritó otra vez. Su espalda golpeó el soporte y se acurrucó en una bola, las extremidades moviéndose por todas partes, haciendo todo lo posible para volverse esférico. Era una tarea condenada al fracaso y, desde el punto de vista de Chell, era como ver una grande típula tratando de adoptar la posición de apoyo.
“¡Oh, Dios! Oh, Dios, ¿qué hiciste? ¡Aaahh! Lunática mujer, ¿qué has hecho? Soy- soy- ¡aah! ¿Qué le pasa a mi ojo?” Se tocó la cara, tirando sus lentes torcidos. El simulacro era increíblemente detallado, afectado por cada movimiento que hacía, desde las arrugas de su corbata mal anudada hasta la forma en que su cabello se desparramaba por todas partes cuando pasaba la mano por ello. Mientras Chell observaba, más que un poco preocupada, él cerró un ojo y luego el otro, y luego abrió ambos y comenzó a mover la cabeza de un lado a otro como un búho conmocionado. El cable enchufado en el dispositivo se balanceaba suavemente desde la parte posterior de su cuello, golpeando contra el soporte como una serpiente cansada.
“¡Ahh! ¡Tengo dos! ¡Dos malditos canales ópticos! Qué diablos es el punto de- oh. Ohh, se ve extraño. Todo es- ¡más aquí! Y, ¡y más allí! Tengo una completa dimensión extra aquí, ¡apareció de la nada!”
Que significaba, ella se dio cuenta, de que todo él había hecho hasta ahora- toda la navegación y huyendo y ‘piratería’ y le encontrando a ella todo ese tiempo cuando habían estado separados por millas de instalaciones en descomposición, lo había hecho todo completamente sin percepción de profundidad binocular. Chell no estaba seguro de si esto hacía que todo lo que había logrado hacer fuera un poco más impresionante, o si solo hacía más impresionante en general que alguno de ellos hubiera sobrevivido. De cualquier manera, fue un poco impactante.
Todavía él hacía la cosita de búho conmocionado. “Espera. Espera. Espera un minuto, ¿qué es esto? Hay un montón de nuevos archivos aquí- ¡oh! Oh, lo pillo, lo pillo, ¡es un nuevo cuerpo! Un completo disco duro nuevo en el que me has puesto, oh, ¡qué lista! Umm… parámetros anatómicos… subrutinas de movimiento… no debo meterme con esos… a ver, manual, manual… No veo un manual. Oh bueno, no puede ser duro, por seguro lo entendería.”
Luchó por sentarse un poco, la miró tímidamente.
“Mmm… lo siento por ese ‘lunática mujer’ asunto, por cierto. No fue muy agradecido de mi parte, ¿no? Calor del momento, no volverá a pasar.”
Chell, todavía mirándolo fijamente, dejó la cosa parecida al vidrio y logró encogerse de hombros sin comprometerse. Sabía que Wheatley parecía tener una idea muy vaga del concepto de "gratitud". Era una de sus características menos entrañables y un rasgo que compartía con la mayoría de la IA que había encontrado en las instalaciones. Cuerdos o locos, totalmente conscientes o apenas conscientes de sí mismos, todos vivían completamente en el momento, viendo el pasado- si es que podrían procesarlo- como un país totalmente separado, en su mayoría irrelevante. Algunos de ellos, como las torretas, olvidaban que las cosas existían incluso si se perdían de vista durante más de unos segundos. Incluso los más desarrollados, como Wheatley y Ella, tenían el mismo sentido dislocado del tiempo y de las consecuencias. Usaron frases como 'recuerdas cuando...' para cosas que habían pasado hace apenas unos minutos. Eran, esencialmente, por lo general incapaces de comprender la idea de que algo que alguien había hecho por ellos en el pasado debería tener algún efecto en sus acciones futuras.
Había creído que Wheatley era distinto, por un momento. La mayoría del tiempo, sus acciones y procesos de pensamiento eran más similares a lo que ella consideraba ‘humano’ que alguna otra IA había encontrado. No obstante, él había dañado su propio caso cuando, con solo presionar un botón (literalmente), cesó asistirla escapar y comenzó intentar asesinarla a sangre fría en cambio. Era verdad que se estaba enchufado en una enorme computadora central en el momento, llena hasta las orejas de protocolos insanos, paranoia furiosa, y una frenética adicción artificial a las pruebas, y esta fue en gran parte la razón por la que su reacción a su disculpa había sido ‘pruébalo’ y no ‘al diablo.’
Ella se dio a sí misma una sacudida mental. Estaban perdiendo el tiempo. Ya que Wheatley estaba estable (tan estable como podía por cualquier caso) y la crisis inmediata había terminado, era hora de volver a concentrarse en salir de esta sala polvorienta y abandonada y- por último- las instalaciones.
Chell había sobrevivido muy bien en sus excursiones pasadas por las instalaciones por escuchar atentamente a lo que Ella quería que hiciera, y entonces hacer exactamente lo contrario. Con esto en mente, seguro como narices no iban a salir por la puerta principal. Trepó en una mesa con aspecto robusto y comenzó a empujar las tejas del techo con su palanca, buscando puntos débiles y tratando de ignorar el monólogo que pasaba detrás de ella.
“¡Es buena, esta cosa! Quiero decir, lástima del parte de ‘parecerse como un humano,’ parece que no puedo apagarlo… no me malinterpretes, ¡no estoy criticándolo! Es muy inteligente, es como un tipo de… móvil, proyección tridimensional. Estoy aquí, ves, aquí arriba en esta pequeña parte central, pero todo está conectado, todo enviando información al- ¡oh, y mira! ¡Me acabo de dar cuenta! ¡Piernas! ¡Ja! ¡Tengo piernas!”
La palanca se deslizó en un hueco entre dos tejas. Chell empujó con fuerza hacia abajo, no logró nada, apretó los dientes y reajustó su agarre, lo intentó de nuevo.
“¡Rodillas y todo! Hala. Bueno, pues… vamos a hacer un intento, entonces. Izquierda… mano. Derecho. En el suelo. Activar las rodillas, conseguido, listo… fácil lo hace… yyyy… ups-”
Había un horrendo estrépito complicado. Chell, que en ese momento soportaba todo su peso sobre la palanca, cerró los ojos y esperó a que terminara. Las cosas golpearon cosas y cayeron encima de otras cosas, golpeándolas contra otras cosas en el camino. La última cosa, fuera lo que fuera, sonó bastante pequeña y se fue tintintin… tín.
Otra pausa.
“¿Sabes qué? Hemos comprobado una cosa, por cierto, y es que este cuerpo absolutamente tiene la capaz de sentir dolor. Tal como mi viejo, claramente se creían que necesitaban incluir eso, no sé por qué pero ahí tenemos. Demonios, supongo, estaban teniendo un día lento, no queda mucho por hacer en el grande ‘hacer un correcto avatar de luz sólida cosita’ proyecto en el momento, y simplemente pensaron que se pegarían un sistema nervioso central artificial completamente funcional para reírse, eso sería mi suposición. Para risitas, esencialmente. Sí, gracias chicos, muy apreciados.”
Un complicado tipo de sonido susurrante, y un gañido.
“¡Au! Sí- asimismo, este asunto de ‘levantarse’ no es tan simple como parece. Definitivas felicitaciones a ti por lograrlo todo el tiempo, porque en realidad es muy difícil.”
Chell no era el tipo de persona que ponía los ojos en blanco cuando se exasperaba- prefería guardar la energía para otras cosas más útiles- pero si lo hubiera sido, en este punto habrían estado rodando como dados de la suerte en una convención de jugadores. convención. Bajó de la mesa, dejando la palanca clavada en el techo, y se abrió camino hasta donde Wheatley estaba ocupado jugando Twister consigo mismo y perdiendo. Ubicando su brazo, que estaba tratando de pasar a través de un espacio en sus piernas, lo agarró del codo-
- y dejó escapar un agudo gemido de dolor, tirando de su mano hacia atrás tan rápido que casi pierde el equilibrio y termina en el suelo ella misma.
Wheatley parecía horrorizado. “Oh chin- ¡lo siento! Lo siento, ¡debería haberlo dicho! Creo que es posible que podría ser un poco demasiado caliente para manejar. Literalmente. Debería haber mencionado eso, hay advertencias aquí sobre- ¿estás bien?"
Chell sacudió su mano frenéticamente, la sujetó bajo su otro brazo, pateándose mentalmente por ser tan estúpida. Había olvidado que la luz sólida- aunque dura e increíblemente resistente- seguía siendo, básicamente, luz solar pura. Sus botas la habían protegido antes, aunque todavía podía sentir el calor a través de las suelas. Recordó haber caído gravemente, una vez, caer desde un portal y agarrarse con las palmas de las manos desnudas en la engañosa superficie azul fría, el dolor punzante como un chorro de agua hirviendo en su piel.
“Sí. Ehm. Por lo visto, esto era un problema,” Wheatley decía del suelo. “Muchos archivos de registro… ah, vale, bueno. Sí, no eres la primera, por lo visto, cuando estaban desarrollando esta cosita en primera instancia, la gente seguía quemándose tratando de darle la mano.”
Se puso a mitad de una risa nerviosa, y luego- quizás al darse cuenta de que reírse no era exactamente apropiado cuando casi le había quitado la piel de la mano- la convirtió en tos.
“Jeh. Pues, sí, habrías esperado que podría añado algún tipo de configuración de ahorro de energía- ah, ves, aquí, ¡lo tengo!”
Parpadeó azul electrónico por lo más breve de momentos, y se convirtió sólido. Chell, con una desagradable sensación de estremecimiento en la palma, le dio una mirada escéptica y se agachó para tomar su mano extendida. Todavía estaba caliente al tacto, pero no dolorosamente, y ella aprovechó el agarre para ponerlo de pie.
No fue fácil. Él estaba demasiado ansioso por ayudar, pero tenía al menos el doble de cantidad de rodillas que un ser humano normal, y donde el centro de gravedad de la mayoría de las personas era un punto alrededor de la cintura, el suyo parecía fijo en un punto a unos diez metros sobre su propia cabeza. Para agregar a sus dificultades, aunque la pequeña pieza de tecnología funcional que creó la proyección de su cuerpo probablemente solo pesaba tanto como la batería de una linterna, al dar masa a la luz el dispositivo le dio peso y él era lo bastante alto y torpe para que esto fuera no era cosa de risa. En el momento en que lo había empujado, sostenido, equilibrado y puesto en pie, ella estaba casi sin aliento.
Precariamente, con cautela- como si esperara en parte otro susto- él se inclinó sobre la hoja de material misterioso que ella había dejado sobre la mesa, entrecerrando los ojos para ver su reflejo. Todavía estaba sujeto con una correa corta por ese único trozo de cable, y ella aprovechó su cabeza inclinada para tratar de desconectarlo. Como el conector de un par de auriculares, el pequeño y extraño conector de tres pines ofreció un poco de resistencia y luego se deslizó hacia afuera, la cabeza rayada volvió a estar a la vista. La 'piel' de la parte posterior de su cuello parecía intacta- un ingenioso parche de holograma, supuso, visible sin ser táctil, un puerto secreto.
Enrolló la correa y la metió en el bolsillo trasero de sus vaqueros. En este punto- comprensiblemente- ella casi no tenía fe en la fiabilidad de la tecnología Aperture, y no estaría de más tener un método rápido para meterlo en otra cosa.
“¡Míralo! No estoy nada en mal estado, ¿eh? Pues, para un humano. Quiero decir, sé honesta, no te sientas obligada a halagarme, pero por cierto soy un poco de un bombón, ¿verdad?”
Sonrió hacia ella abajo. De hecho, era absurdamente alto, más que dos metros en sus definitivamente deficiente zapatillas de luz sólida. Desde su punto de vista ella parecía- pues, no diminutiva, no como cuando él estaba en Su cuerpo gigante, pero más como ella parecía hace todo ese tiempo cuando le vio por la primera vez, mirándola desde su raíl de gestión. Pequeña, era la palabra. Más pequeña que él, de todas maneras. No obstante, en ese entonces era una ilusión del punto de vista, mientras que esto…
Sintió un poco extraño. Este cuerpo era nuevo y absolutamente forastero parecía humano, de que tenía dudas, pero decidió que lo prefería, en totalidad, a estar muerto. Estaba llena de todos tipos de complejos protocolos bases, y podía sentirlos funcionando, haciendo todos tipos de cosas sobre que no tenía ninguna idea, prestando sus impulsos segundo por segundo en físico movimiento y expresión. Se mareaba pensar en todo eso pasando justo debajo de su nariz- pero no era solo eso. Había algo un poco defectuoso aquí dentro, como si alguna parte de él hubiera sido tan golpeado que todavía estaba en estado de choque, todavía soñando despierto.
Wheatley era demasiado atolondrado para dedicarse demasiado a la introspección, pero cuatro años en el vacío solitario del espacio sin nada más para hacer le habían enseñado a ser un poco más consciente de sí mismo. Antes, no habría notado la sensación en absoluto, o habría decidido que no era importante y la habría ignorado. Ahora, sin embargo, la notaba y se preocupaba un poco.
Con cuidado de no perder el equilibrio, extendió las manos, tratando de dominar todo este asunto de los 'pulgares oponibles'. Después de algunos comienzos en falso, logró sacar su viejo cuerpo del receptáculo. Era terriblemente pequeño y de apariencia frágil desde el exterior, frío al tacto, quieto, vacío. Lo sostuvo en sus nuevas manos, esta pequeña cosa rota que lo había llevado dentro durante más años de los que podía recordar, y sintió un escalofrío involuntario que lo recorrió, el equivalente mecánico de caminar sobre su propia tumba.
La absoluta tontería de corromperse era que no se sabía que lo estaba, cuando estaba, porque estaba corrompido. Para un observador externo, se podría estar claramente loco, haciendo el equivalente robótico de babear en tus zapatos y gritar a las personas invisibles en el supermercado, pero para su propia perspectiva sesgada todo parecía estar bien. Wheatley había aprendido esta lección de la manera más difícil. Hacerse cargo de toda la instalación había sido la peor idea que jamás había tenido en una larga historia de ideas terriblemente terribles. La enorme unidad central había corrompido por completo su pequeña personalidad, inundándolo de poder, paranoia y el ansia interminable de probar. También, en ese momento, se había sentido alucinantemente increíble, lo mejor que había sentido en toda su vida. Fue solo cuando las cosas comenzaron a fallar mucho que comenzó a ser vagamente consciente de exactamente cuán excedido había ido en juego con la cordura, exactamente cuántos pedazos puntiagudos le faltaban de en una placa con pinchos, y lo bien que las había logrado estropearlo todo. Para entonces, por supuesto, ya era demasiado tarde.
Pasó el pulgar aturdido por la mancha de color rayada en el anillo interior de su viejo cáscara, lo que podría haber sido un sello o una calcomanía antes de que el tiempo y el abuso lo hicieran demasiado borroso para reconocer.
Pues, entonces. Si esto se pone más extraño, incluso un poquito, diré algo. No ahora mismo, sin embargo, ella no necesita ninguna más preocupación, la bendiga.
Ella estaba en la mesa otra vez y trabajando al techo, y a Wheatley le hubiera gustado darla mano, pero esto hubiera involucrado dar por lo menos dos pasos hacia ella. Él estaba haciendo muy bien, de pie y todo, pero todavía no estaba muy listo para ese grado de destreza manual.
“¿Hay algo puedo hacer?” preguntó, más en el espíritu del asunto que algo más. Al fin y al cabo, este nuevo cuerpo ni siquiera tenía un apropiado puerto de conector, entonces allá fue piratería por la ventana. Esto no parecía tan malo, a la luz de lo que había sucedido la última vez, pero aún era otra área en la que realmente no podía ayudar. Acostumbrado a ser bastante inútil, asumió que de ahora en adelante volvería al arreglo previo, era decir, ella hizo el trabajo y él ofreció consejos e instrucciones. O, fallando en ambos (y a menudo fallaba en ambos, para ser honesto), apoyo moral.
Entonces él estaba muy sorprendido cuando, en lugar de ignorarlo, ella dejó de pelear con el techo y miró hacia él. Al principio ella parecía sorprendida, como si estuviera mirándolo por primera vez, y luego una cualidad reflexiva y mesurada se coló en sus ojos y esbozó una de sus raras y sombrías sonrisas. Wheatley no sabía lo que estaba pasando en ese cerebro de primate tan incisivo (y un poco aterrador) que tenía, y no estaba seguro de que le fuera a gustar cuando se enterara. La había visto sonreír así unas cuantas veces, Antes, y cada vez, algo importante había terminado muy, muy roto.
Trató de una sonrisa conciliadora.
“Ah. ¿Dentro de la razón?”
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Ella estaba enfadándose.
Había olvidado, o por lo menos se dejó olvidar, exactamente cuán agravantemente ingenia ella era. En contraste, su cerebrito orgánico no era nada contra Su masivo intelecto, pero no era el punto. El ingenio y la adaptabilidad que la hicieron invaluable para pruebas también era exactamente lo que la hizo tan peligrosa. Y como si se necesitaba alguna evidencia, había estado en las instalaciones de nuevo por apenas tres horas y ya había deliberadamente rotado parte del sistema de refrigerante que prevenía el reactor nuclear de calentamiento, encontrado su camino a donde Ella detenía el pequeño cretino y explotado una perfectamente buena pared por el proceso, evitado Su todopoderoso alcance no una pero dos veces y, ahora, desaparecido.
Y ni siquiera tenía un dispositivo de portales.
Esto era exactamente por qué Ella le había permitido salir, hace cuatro años. Era exactamente por qué había decido, bueno, me rindo, tú ganas, si quieres su preciosa libertad tanto, tómalo y lárgate.
Ha estado bien.
No vuelvas.
El tiempo y el aburrimiento habían embotado Sus recuerdos de cómo era, cuán enloquecedor, exasperante, aterrador era tener esta cosa diminuta y viciosa libre en las instalaciones, esta cosa que no estaba en deuda con Ella. Tener esta criatura incontrolable e inestable lo suficientemente insignificante como para deslizarse por debajo de Su radar dando vueltas en algún lugar de Sus enormes sistemas, como un pequeño trozo de arena arrojado a una máquina perfectamente sintonizada, causando un caos inimaginable solo por existir.
Buscó por cada lugar, escaneó cada cosa, una vez, dos veces, otra vez, estiró Su conciencia furiosa en cada flujo y dispositivo y detector en la pequeña área del espacio de oficina donde ella había desaparecido después de Ella había matado el pequeño cretino y la dejado sola. Nada más grande que un pájaro había estado vivo allí abajo por décadas, y los sistemas eran estúpidos con tiempo y abandono, obstinados, malhumorados, y lentes.
Aniquiló a algunos de ellos por pura rabia impaciente, lo que despertó al resto en un grado maravilloso, demostrando una vez más el poder de la motivación correcta. Los sistemas sobrevivientes prácticamente se volcaron para entregar las respuestas que Ella quería, sus viejos circuitos polvorientos se esforzaban frenéticamente para mantenerse al día con Sus demandas.
Por fin, uno localizó una señal muy tenue. Ella lo agarró, amplificó, trianguló- examinó el resultado- y se enojó más.
La horrible pequeña… virus… se había metido en las paredes.
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“Todo lo que digo es, bueno, no sé actualmente dónde estamos.”
El espacio dentro de las paredes era oscuro, peligroso, y muy, muy estrecho. Era un cementerio de construcciones abandonadas, carcasas a medio ensamblar de estructuras más grandes que habían sido despojadas por partes y empujadas a un lado por la totalidad más grande y metastásico de las instalaciones de autoconstrucción y autocuración. Estaba encajado en los espacios detrás de escena, un patio de recreo de geometría demente, en el que la estructura de hormigón en descomposición de las viejas oficinas prefabricadas y los trazados de prueba competían por el espacio libre con vigas, cables, viguetas, hormigón desnudo y barras de refuerzo de acero. Cualquier inspector de edificios competente traído aquí probablemente habría echado un vistazo y habría sufrido un ataque al corazón, o simplemente renunciaría en ese momento, se mudaría a algún lugar increíblemente plano y viviría en una tienda de campaña por el resto de su vida natural.
Ciertamente no había escasez de asideros. Había sido un poco complicado durante los primeros quince metros, en cuanto Chell por fin apartó las tejas del techo de la plataforma de trabajo más alta pero muy inestable que proporcionaban los hombros de Wheatley. Le había tomado un tiempo dominar lo suficiente las funciones de sus nuevas extremidades para arrastrarse hasta el espacio de acceso detrás de ella, y mucho menos descubrir cómo comenzar a escalar, y en cuanto llegaron a una sección vertical, los asideros habían estado bastante pocos y distantes entre sí. Al rato, sin embargo, la arquitectura había tomado un giro más caótico y las cosas se habían vuelto un poco más fáciles.
Llevaban casi una hora escalando, deteniéndose con poca frecuencia para que Chell descansara y, con mucha más frecuencia, cuando Wheatley se enredaba con algo o resbalaba. Tenía un fantástico talento latente para quedar atrapado en las cosas. En su cuerpo original, incapaz de moverse realmente a ninguna parte sin ayuda, no había tenido mucho margen para demostrar esta habilidad, pero dado un complemento completo de extremidades muy larguiruchas, el cielo era el límite. Chell, que estaba más o menos a la altura de él y subía constantemente, había desarrollado en este punto una especie de sexto sentido para cuando estaba a punto de perder el equilibrio, así como una capacidad reflexiva para agarrarlo sin caerse.
“Usualmente, tengo alguna idea, ¿sabes?” le llamó hacia ella. “Quiero decir, me he movido alrededor, en mi tiempo, visto mucho del dentro y fuera de este lugar, y tengo una muy buena brújula interna, bueno sentido innato de dirección, no tocar mi propio cuerno, pero… pues, me conoces, si quieres direcciones, quieres saber adónde partir, basta preguntarme, usualmente. Pues, tose o algo, en tu caso, escribir una nota, cualquiera te gusta- y estoy encima eso como un capó del coche, por decirlo así. Usualmente. Ahora mismo, como te mencioné, no tengo ninguna idea. Podemos estar en algún lugar, realmente. Es… pues, está oscuro, y estamos subiendo. Tenemos tanto, probablemente no es mucho de uso, pero-”
Resbaló. El brazo de Chell brotó y lo agarró por el pescuezo del cuello, y en el proceso arrebató un puñado táctil de luz sólida en forma de una camisa de trabajo mal planchada, y casi se disloca el hombro. Después de una breve pelea, pasó el brazo de él por encima de una barra de refuerzo, y continuaron.
“Qué práctico que pusieron tanto detalle en esta cosa, ¿no? Diez de diez para el realismo. Casi pensarías que fuera humano, jaja, Dios no lo qui- ahm, no- no es que- que haya nada malo en ser… mm… quiero decir, vosotros, sois tan ingeniosos, ¿no? Brillantes, correr todo el tiempo, en vuestras piernas, inventar cosas. Inspiracional, en serio, crearnos todos… soso para hacer cosas que no queréis hacer por os mismos, es… pues, es muy…”
Una pausa.
“¡Entonces sí! Ropa. Práctica. Nunca entendí por qué vosotros están tan entusiastas a vestirse en todo ese desorden, a decir verdad, solo estorba la mayoría del tiempo, pero tengo que admitir es muy útil en cuanto a apretón. Oh, mira eso, ¡es mucho cableado!”
Era, actualmente, una gran cantidad de cableado. Serpenteaba a través del estrecho espacio entre las paredes, un enorme grupo parecido a un nido de cientos de hilos negros, rojos y azules tan gruesos como un automóvil pequeño, agrupados con grandes bucles negros de acrílico, que se habían vuelto arenosos y quebradizos con el tiempo. Chell se arrastró con cuidado por la parte principal, luchando contra la repugnancia que le producía la textura grasienta del caucho podrido, y Wheatley, después de que le arreglaran las piernas otra vez, trepó para unirse a ella.
La encontró arrodillada muy quieta sobre el acrílico negro agrietado, mirando arriba hacia la oscuridad. Justo por encima de sus cabezas, un delgado y parpadeante haz de luz roja se trazaba en un camino angosto, alejándose de ellos hacia el techo.
Habían llegado al punto más alto del espacio de acceso. Las vigas que habían seguido desde la oficina todos esos cientos de metros abajo aquí terminaban en un arco truncado a unos tres metros sobre sus cabezas. En el vértice de las vigas de metal articuladas, una escotilla de metal circular estaba al ras del techo. A Chell, cansada y adolorida en cada articulación por la larga subida, le parecía increíble que alguien más hubiera podido encontrar el camino hasta este espacio alto y olvidado.
Con todo, alguien lo había hecho.
La estrecha cúpula del techo del sótano estaba pintada de azul. Parecía como si pudiera haber sido un gel de repulsión, o algún primo lejano a base de pintura de las repugnantes cosas parecidas al yogur de la sala de presentaciones. Formó una capa brillante e inesperada sobre el hormigón agrietado y el metal, cubriendo cables y vigas por igual, creando una bóveda azul celeste.
El mural era tosco pero asombrosamente hermoso. Volutas de nubes manchadas de blanco se perseguían a través del 'cielo' en un patrón espiral azotado, la calma antes de la tormenta. Rayas brillantes de color naranja perfilaban la escotilla circular, las pinceladas daban vueltas y vueltas con una mano feroz y temblorosa, convirtiéndola en un sol resplandeciente.
El nido de cableado estaba lleno de objetos abandonados- botellas de agua vacías, latas, cajas, una radio. En el mismo centro, una sola torreta centinela yacía boca arriba, con las piernas asomando tristemente hacia el techo pintado, y desde su único ojo escarlata el delgado haz de luz que Chell había visto desde abajo pulsaba, esporádicamente, sin rumbo fijo. El rayo tembloroso se inclinó hacia arriba en el arco y golpeó el centro mismo de la escotilla.
“Supongo,” dijo Wheatley, eventualmente, “que alguien, vale, alguien podría haber estado intentando decirnos algo.”
“Hola,” dijo una voz aguda, dulce, y pequeña. Wheatley saltó una milla y Chell se encogió, pero no mucho. Ella sabía que el parpadeo revelador del haz de luz significaba que estaban bastante seguros por ahora.
“Oh, Dios,” siseó Wheatley. “No te metas, probablemente es el mejor- ¡Hola! No, está bien, en serio, estamos- estamos en camino a algún lugar, actualmente-”
“Soy distinto.”
“Por cierto eres,” Wheatley se rió, sus ojos nerviosos siguiendo a Chell mientras ella sintió su camino alrededor de las paredes pintadas. “Es que, estamos de prisa un poco, entonces-”
“No es un sol.”
“Bueno. Notado. Trágico, realmente,” continuó, en un tono bajo. “Pobrecito no tiene ni idea qué está pasando.”
La torreta pareció reenfocar. El haz de luz parpadeante se pasó momentáneamente, deslizándose por la pared y fijándose perfectamente en el punto justo entre los ojos de Wheatley. Wheatley quedó quieto.
“El dios nórdico Odin sacrificó su ojo para obtener conocimiento del pasado, presente y futuro,” dijo la suave vocecita de la torreta, en tono de conversación.
“Es- ¿es verdad?” Wheatley se había ido bizco. “Es- es fascinante… ah, ¿te importaría no apuntarme eso-”
“No la dejes,” dijo la torreta, y la parpadeante luz de orientación se alejó del puente de la nariz de Wheatley y volvió a la escotilla, para su alivio.
Chell, mientras tanto, había encontrado una escalera de peldaños de hierro colocada en el costado de la bóveda, tirando de sí misma laboriosamente hasta la cima. La escotilla era de metal grueso debajo de su capa de pintura naranja, bien cerrada, colocada en su lugar con apenas una pequeña grieta alrededor de su circunferencia. No había ni posibilidad de que pudiera meter una palanca en este hueco.
Wheatley se inquietó un poco, luego dejó de intentar pensar en algo útil, respiró innecesariamente y se tapó la boca con las manos.
“¿Qué haces allí arriba? ¿Piensas en algunas ideas?”
Chell se lamió la palma de la mano y la presionó contra la brecha del grosor de un cabello. Podría haber sido su imaginación, pero estaba casi lista para jurar que podía sentir una brisa fresca, solo un pequeño cambio de temperatura, revoloteando contra su piel.
“Acabas- acabas de lamer- vale, no sé por qué lo hiciste, ¡pero voy a asumir es porque tienes una idea! Está bien, solo te digo que ya estoy aquí abajo, no voy a venir allá arriba, solo hay espacio para uno de nosotros en esa escalera, ¡pero me diga si hay algo que puedo hacer!”
Chell trazó la superficie raspada y parecida al estuco con los dedos. Él había estado aquí, su amigo desconocido. Había hecho esta escalada, muy arriba en este cementerio lleno de estructuras, hace mucho tiempo. Y tal vez él tampoco había sido capaz de pasar, pero había subido esta escalera, al igual que ella, sintió la burla de la brisa fresca en su piel, y- quienquiera que haya sido- había sido tan, tan buena sabiendo cosas que ella no sabía. Nunca carecían de sentido, sus dibujos y pinturas, a veces estaban coloreados por algo un poco alejado de la cordura, pero ¿quién diablos era ella para juzgar eso? No significaba que no tuvieran un propósito. Siempre significaban algo.
Si no eran avisos, eran instrucciones.
No es un sol.
Trazó el resplandor brillante de naranja, siguiendo las gradientes de color hacia fuera, una llamarada de fuego corriendo contra el azul, y sonrió.
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La explosión los derribó y envió una onda expansiva y una lluvia de escombros en llamas se disparó por el largo pozo. Las paredes temblaron y tronaron con los ecos, notas profundas y agrietadas que atravesaron la caja torácica de Chell como el tañido de una inmensa campana.
Haciendo su mejor imitación de un erizo atrapado en un terremoto, Wheatley trató de hacerse un ovillo. Esta era su posición predeterminada instintiva cada vez que las cosas se ponían un poco inestables, y probablemente habría rodado fuera del tubo de cableado que se balanceaba y corcoveaba si Chell no hubiera tenido la presencia de ánimo para arrojarse sobre sus rodillas.
Los escombros resonaron junto a ellos, rebotando en las paredes del espacio de acceso y cayendo al abismo. El aire estaba lleno de polvo de cemento y humo; Chell empezó a toser, tratando de respirar superficialmente a través del burdo filtro de su máscara contra el polvo. Cuando el humo comenzó a despejarse en lo alto, miró hacia arriba con ojos escocidos y vio que la parte superior de la bóveda del espacio de acceso se había desvanecido más o menos, dejando atrás un agujero irregular de borde azul.
"A veces das un poco de miedo, lo eres," dijo Wheatley con reverencia, desplegándose de los escombros junto a ella y mirando la carnicería arquitectónica con asombro. Bajo su brazo, la torreta exiliada parpadeó en silencio por sí misma. Chell no confiaba en él hasta donde podía haberlo arrojado, tenía una especie de objeción moral a darle la espalda a algo que podría o no estar lleno de balas, sin importar cuán inusualmente útil fuera, pero eso no significaba que ella se sentía bien con explotarla.
“De manera buena, claro. Aterrador, pero también muy útil. Como un- como un pájaro. Aterrador como un pájaro. ¿Qué es eso, de paso? ¿Su ayudita de piratería?”
Chell se encogió de hombros y se quitó la máscara, comenzando a subir los restos deformados y retorcidos de la escalera. Un poco de nitro, un poco de semtex, la receta explosiva de Aaron adornada con algunas adiciones especiales propias. Dado que había pegado con cinta adhesiva todos los bloques que había dejado alrededor de la escotilla antes de colocar la mecha, ahora no importaba mucho. Ya estaba agotado.
“Cerberus se queda el centinela de las puertas del Infierno,” dijo la torreta. Wheatley volvió a dejarlo en la maraña de cables carbonizados y le dio una palmadita amistosa.
“Tipo alegre eres, ¿no?”
“No eres humano.”
“Vale, pues, ya solo estás declarando lo obvio, pero… en fin, vamos a marchar ahora, si te da igual. Gracias para el indicio y todo, te lo agradezco mucho.”
“Adiós,” dijo la torreta, levemente, la mirada parpadeante reenfocando en la pared.
Chell logró agarrarse bien al borde destrozado de la bóveda y se levantó. Wheatley se tambaleó tras ella. Más o menos se había acostumbrado a escalar, ya que habían estado haciendo poco más durante más de una hora, pero caminar todavía era problemático para él. Más por suerte que por juicio, se arrodilló torpemente contra la base de la escalera y se arrastró hacia arriba en una serie de sacudidas antieconómicas.
“Dame una buena, simple raíl de gestión algún día. Solo tiene dos opciones: adelante, o si quieres variar un poco, atrás. Nada de esto pavear con los pies y- ¡oye! ¡No me dejes atrás!”
Chell miró hacia él y quedó en lugar mientras se cayó arriba los últimos peldaños de la escalera y se osciló a pie. Difícil de estar irritado cuando había tal pánico genuino en su voz, cuando parecía simplemente incapaz de procesar la idea que ya no era dependiente en ella.
Pensando en él, sospechaba que su apego en realidad podría demostrar lo contrario- más conciencia de sí mismo de lo que ella le había dado crédito. Puede que parezca humano, pero la mente en ese cuerpo desgarbado e imponente sigue siendo muy suya. Apenas podía caminar con algún grado de precisión y tenía todas las habilidades para resolver problemas de un lemming que huele pegamento. Siendo realistas, dudaba que él llegara tan lejos por su cuenta- y tal vez él lo pensaba también.
El lugar en que se encontraron parecía como un viejo túnel de servicios- ancho, vacío, aireado. Se alejaba de ellos, puertas cada seis metros más o menos etiquetadas con estarcidas letras negras y duras, descoloridas por el tiempo. La brisa fresca que había sentido en su mejilla desde abajo se persiguió suavemente por las paredes grises desde una fuente invisible más adelante. Olía fresco; sin reciclar, e inequívocamente vivo.
Chell resistió el impulso de correr. Caminó con cuidado hacia adelante, manteniendo los ojos y los oídos abiertos. Una cosa que no le gustó: estas paredes, a diferencia de las de abajo, eran paneles.
“Sabes qué,” dijo Wheatley, detrás de ella, “ese lugar no parecía media familiar. No puedo poner mi dedo en por qué todavía, estoy- mmm. No raíles, ves, la trama se complica. ¿Ya hemos venido por aquí en algún punto, antes? Sabes, cuando me llevabas, o…”
“Allí estás.”
La Voz resonó huecamente por el túnel. No había una pantalla, ni altavoces visibles, ni punto focal- simplemente estaba en todas partes, calma, fría, cerca.
“Veo que has estado ocupada. Felicidades, de alguna manera has logrado convertir un tumor de trece kilos en un tumor de ciento veinticinco kilos con piernas.”
Aplauso lente y resonante.
“Vas tú.”
“No le escuches,” dijo Wheatley. “No hay nada en absoluto que pueda hacer a nosotros aquí arriba. He averiguado, vale, pitido, momento de la bombilla, ese es el viejo túnel primario de evacuación de emergencia. Corre por la completa longitud de la instalación. Debo haber leído sobre lo o algo; se tendrían un simulacro de incendio cada semana, jueves por la mañana, exactamente a las once, todos vendrían fuera de todas estas puertas aquí, y directamente arriba hasta la superficie. Seguimos adelante aquí arriba y no hay absolutamente nada que Ella pueda hacer para tocarnos. Saldremos antes de que nos demos cuenta, te prometo.”
“Está equivocado, sabes,” dijo Su Voz, en tono de conversación. “Siempre está. Ni siquiera vas bien, y vas a morir porque tomas consejos de un cretino perfectamente diseñado en lugar de mí. ¿Por qué tienes tanta dificultad para comprender esto?”
“¡No te escuchamos!”
“Piénsalo. Cada única cosa que te ha decido ha ido terriblemente mal. No puede evitarlo más que puede negar su programación principal. Es programado específicamente para tener ideas terribles y nunca tendrá capaz de algo más. Lo único útil que hizo fue despertarte, e incluso eso fue un accidente. ¿Sabes cómo sé que fue un accidente? Porque fue útil, y él lo hizo.”
“Miente,” balbuceó Wheatley. Chell lo ignoró- parecía que ignoraba los ambos- y continuaba bordeando adelante por la curva sin rasgos distintivos, manteniéndose junto a la pared interior. “Ella- es mentira, absolutamente miente como loco. Yo sabía exactamente lo que hacía, yo- solo intentaba salir- nos, sacarnos de allá, y-”
“¿NO ME EXPRESO CON CLARIDAD? TE DESPRECIO. TE ODIO. ERES UNA VACABURRA ARROGANTE, MUDA Y CRUEL SIN SENTIDO DE LA MODA.”
Chell se ralentizó. Todavía- posiblemente deliberadamente- no miraba a Wheatley, que se encogía detrás de ella.
“Perdona. No sé de dónde vino. Solo era una grabación tenía por ahí de cuando tomó el control de las instalaciones e intentaba asesinarnos ambos.”
“No- no hice- estuve- no es-”
“Sabes, por extraño que parezca, alguien una vez pensó que era una buena idea dejarle en carga de diez mil otros sujetos de prueba. ¿Adivina cómo se pasan? Voy a darte una pista. Rima con una locación que empieza con ‘p’ donde se enchufan fastidiosas bolitas metálicas para conectarlas a mecanismos importantes y poderosos y arruinarlos.”
“¡No era mí!” Estaba muy afectado, y se notaba. “No fue mi culpa, ¡categóricamente no fue mi culpa! El Centro de Relajación-”
“Lo triste es, entiendes esto. Sabes que no vale la pena. Solo es tu artículo de portada. Te dice que no volvieras, pero lo hizo. Sabías que era una trampa, no eres tan estúpida, pero con todo volviste. No necesitas insultar cualquiera de nuestros intelectos por pretender que volviste solo para rescatar este pequeño cretino.”
“¡No soy un cretino!”
“Admítelo. Lo extrañabas tanto como yo lo hacía. Es en lo que eres buena. Lo que encontraste allá arriba, es nada en comparación a esto. A hacer pruebas. A la Ciencia. Eso es que has estado extrañando.”
Su voz continuaba, de todos partes alrededor de ellos, aumentando más y más en volumen e intensidad, implacablemente tranquila, implacablemente ansioso.
“Es por qué volviste.”
Chell se paró y giró su rostro hacia el techo, parando tan rápidamente que Wheatley, que temblaba con incertidumbre y miedo mal reprimido, casi trastabilló en su espalda.
Dios mío, ella actualmente se ha vuelto loca, él pensó en terror. Se saltó su disco, perdió el hilo, y estás actualmente considerándolo.
O eso o es verdad.
La idea le hizo sentir frío, por una manera que no entendió muy bien. El hecho era que ella era brillante, una fuerza francamente aterradora de la naturaleza y- pues, en realidad la única amiga que había tenido, y sí, lo había arruinado de verdad, dicho y hecho cosas horribles, pero el pensamiento que lo que Ella decía pudiera ser verdad, que era posible que él no tuvo nada que ver con eso, que ella podría habido regresado solo que podía tener otra ronda con Ella, Señorita Pantalones-Aterradores-Directamente-Asesinándole-Con-Ciencia-Cara, le hacía sentir algo profundo y agudo en el centro de su procesador emocional.
“No es verdad,” su voz sonó débil incluso a él, vacilante y lejos de estar convencido. “Es, es simplemente total, completa tontería.” Súplica. “¿Verdad?”
Bruscamente, ella miró hacia él. Su rostro era, como siempre, difícil para leer, y no era un experto en interpretar las expresiones humanas, pero creyó ver rastros de ira, lástima, diversión-
-¿afecto?
Antes de que él pudiera siquiera darse cuenta de lo que estaba pasando, ella se colocó su mochila con más seguridad sobre los hombros, lo agarró por la muñeca, y echó a correr. Fue arrastrado tras ella, y en su sorpresa, de alguna manera consiguió arreglar sus piernas, las subrutinas de movimiento se agitaron en su lugar, y luego ambos estaban corriendo, Su voz resonando agudamente en lo alto.
“¿Adónde vas?”
Ella sonó sorprendida, los bordes planos de Sus palabras dispararon a través con algo que fue más que irritación. Por supuesto, estaba acostumbrada a salirse con la Suya. Su palabra había sido la ley aquí abajo durante mucho, mucho tiempo, y debe ser una grosera llamada de atención, Wheatley adivinó, para de repente tener que tratar del hecho de que alguien no estaba jugando a Su manera por un cambio. Recordó que había sido bastante exasperante cuando ella- su único sujeto de prueba disponible- había rechazado hacer las pruebas correctamente cuando él estaba al cargo, y él era más o menos acostumbrado a ser ignorado en primer lugar.
“¡Vuelve! No estoy de broma. Si no dejas de correr y vuelves ahora mismo, te vas a arrepentir, y no miento.”
Con ese enorme cuerpo omnipotente vino un enorme sentido creciente de tu propia importancia, una marea cegadora de egoísmo trastornado y absolutamente ningún sentido cuerdo de la proporción que lo apoyara. El propio ego y las ambiciones de Wheatley siempre habían estado más o menos en proporción con él mismo- pequeños y un poco débiles- pero el simple hecho de estar en ese cuerpo había sido suficiente para convertirlo en un furioso megalómano hambriento de poder al que no le gustaba que lo ignoraran. Y solo había estado ahí durante unas pocas horas. Ella había sido hecha para eso. Nunca antes en su vida La habían ignorado.
Será mejor que te acostumbres, él pensó, con un repentino estallido de júbilo infantil. Justo delante, ella avanzaba a toda velocidad, su vieja y confiable compañera de escape, su mano más pequeña todavía apretada como un tornillo de banco alrededor de su muñeca, y tenía que concentrar toda su atención en no tropezar con sus propias piernas mientras lo tiraba junto detrás de ella. Pie izquierdo, derecho, izquierdo otra vez. Las puertas estampadas pasaron como un relámpago a ambos lados- no mucho más ahora- por supuesto, la puerta por la que siempre salía estaba mucho más atrás, mucho antes de este giro agudo a la izquierda, y nunca correría, nunca tuve la oportunidad. Siempre había tantas otras personas a su alrededor, dando vueltas lentamente, charlando entre ellos, aprovechando al máximo el descanso y espera, ¿qué?
Trastabilló. Un tirón fuerte en su brazo le arrastró a la realidad de nuevo, pero había perdido terreno y la agarra deslizó y ella giró su cabeza a vez que doblaron la esquina, pelo al viento, para verificar que él seguía consigo-
“Hola.”
“Te veo”
“Objetivo a la vista.”
El repiqueteo de los disparos era ensordecedor en el espacio hueco y resonaba en las paredes ventosas del túnel. Una serie de miras láser de color rojo brillante giraba locamente de un lado a otro mientras las torretas buscaban a su presa. Solo había tres de ellos, ubicados en una fila perfecta a través del túnel, pero la cantidad no significaba mucho cuando solo uno podía destruir un cráneo con un solo disparo certero.
Chell golpeó el suelo, arrancando la mayor parte de la piel de sus codos y evitando adquirir veinte nuevos orificios de ventilación por el margen más estrecho posible. Wheatley se pasó de la esquina, patinó, recibió aproximadamente media docena de disparos en el pecho y las piernas, gritó de sorpresa y cayó de cabeza sobre la torreta más cercana.
“Te avisé,” dijo Su Voz.
Chell se mordió la lengua con fuerza y dobló las piernas debajo de ella misma, preparándose para una final estocada desesperada. Una oportunidad, eso era todo lo que iba a tener. Un intento de lanzarse por el suelo por delante de las torretas restantes, hacia la relativa seguridad más allá.
Las luces rojas parpadearon, la encontraron, se fijaron- y ella se levantó, como un velocista de los bloques, justo por delante del tartamudeo y la chispa de los disparos, acortando la distancia. Mandíbula apretada, puso acelerado, ojos muy abiertos y perfectamente enfocados- porfavorporfavorporfavor casi allí, casi allí-
Una sola bengala voladora la golpeó cuando saltó para pasar la barricada de estuches elegantes y soportes con forma de garras, un agudo parloteo de sonido y aterrizó con fuerza más allá de la línea; aterrizó mal, y cayó.
Las dos torretas giraron de un lado a otro sobre su eje limitado, explorando el túnel vacío que tenían delante, sus miras láser moviéndose tristemente de vaivén tras su objetivo desaparecido.
“¿Ho-ola-a?
“¿Sigues ahí?”
La torreta atrapada debajo de Wheatley gimió, sus paneles laterales se doblaron sin poder hacer nada.
“Oye,” dijo en una voz pequeña y brusca, “que me aplastas.”
Wheatley se incorporó. Sus manos torpes palparon su pecho, la superficie texturizada de luz dura que picaba y hormigueaba como un loco pero ni siquiera mostraba un rasguño. Sistema nervioso central artificial, sí, sensibilidad a la presión y la temperatura, sí, capacidad para resistir un golpe directo de una Bolita de Resolución de Marca Aperture disparada por resorte, sí sí sí.
“¡Estoy vivo! Estoy-”
Se interrumpió, se puso en pie tambaleándose y se quedó boquiabierto.
Ahí, justo ahí, apenas a treinta metros de donde estaba, el túnel se inclinaba suavemente hasta una básica puerta doble gris. Y no era solo ilusiones- lo sabía, lo sabía, el extraño lugar embotado y dislocado en el fondo de su mente lo sabía tal como había sabido de este túnel, y no entendía cómo pero y qué, ahí estaba, la Salida.
“¡Lo logramos!”
Se dio la vuelta, una sonrisa más grande y tonta que cualquier otra hasta la fecha amaneciendo en su rostro, ya comenzando a retroceder, hacia las puertas. No importa la llamada cercana, ella iba a estar absolutamente sobre la luna-
Se detuvo en seco.
Allí estaba ella, acostada de lado, medio rizada, su cabello oscuro cayendo sobre su rostro y sus manos agarradas torpemente debajo de ella misma, presionando sus costillas. Después de un momento o dos se movió, luego se incorporó lentamente sobre su brazo, se quitó la mochila con un movimiento torpe, trató sin éxito de sentarse. Él podía oír su respiración; demasiado superficial, demasiado fuerte.
“Ahh… ¿estás bien?”
Fue una estúpida pregunta. Supo que fue una estúpida pregunta incluso antes de que ella levantó la mano laboriosamente desde abajo y le mostró un palmo cubierto en sangre brillante, pero era el tipo de cosas que era incapaz de no preguntar, como si decirlo haría por alguna manera de magia que todo fuera bien. Miraba fijamente a ella como si hipnotizado, su garganta trabajando, parpadeando demasiado mientras intentaba pensar.
“Ohh. Es un ‘no,’ entonces. Ah… vale, bueno, concedido, es un poco de un problema, pero en serio, venga, ¡mira! ¿Qué es eso allí? ¿Justo allí adelante? ¡Es la salida! ¡La salida! ¡La encontramos! Solo necesitas levantarte. No es difícil, lo haces todo el tiempo. Sé que te dije que era complicado, pero era yo, nunca había tenido piernas antes, mientras que tú, habías dado vueltas en las cosas por- pues, Dios sabe cuánto tiempo. No es una revelación, no es algo nuevo para ti, vale, ¡entonces basta con que te levantes y podemos ir!”
Con una fuerte sacudida, ella trató de ponerse de pie. Llegó a la mitad, luego se deslizó y golpeó el suelo con las rodillas y los palmos extendidos y la cabeza colgando hacia abajo, el pecho palpitando. Su costado estaba ensangrentado hasta la axila y la cinturilla de sus desgastados vaqueros, rezumando y empapados de negro.
Wheatley hacía una baila pequeña pie a pie de ansiedad y frustración. “Mira, ¡venga ya! ¡Estamos tan cerca! Literalmente estamos dentro de la maldita distancia de escupir de la salida, ¡no es la hora para acostarse!”
Chell tosió, su cara todavía girada hacia el suelo, y escupió. Sangre salpicó contra las tejas grises.
Wheatley hizo una mueca. “Urgh. Vale, en realidad no quise decir literalmente-”
Se agachó involuntariamente cuando un ominoso sonido de chirrido-zumbido resonó a lo largo del túnel. En algún lugar fuera de la vista, por donde habían venido, algo estaba pasando, y el hecho de que sonara como si se estuviera acercando no hizo nada por sus nervios.
“¡Aah! Bueno, mira, bromas aparte, ¡deja de marear la perdiz! Tenemos que ir ahora, ¡por favor!”
No parecía como si ella estuviera escuchando. De modo realista, él tuvo que admitir que no parecía como si pudiera escuchar. Parecía como si tuviera otras cosas en su mente. Wheatley entendía muy poco sobre la anatomía humana en un sentido práctico, más allá de lo que significaba cuando la lectura de un signo de vida se volvía negra. Sabía que los humanos eran una mezcla extraña y totalmente arbitraria de frágiles y duros como narices; que a veces podían soportar todo lo que les echabas, pero igualmente, una sola abolladura en el lugar equivocado y eran buenas noches, luces apagadas. Comprendió lo que sucedía cuando un ser humano caía desde muy lejos y aterrizaba mal, y al ser un dispositivo de Aperture (hasta el núcleo, ja, ja), tenía cierto control arraigado de lo que sucedía cuando se exponía a varias condiciones de prueba desfavorables; objetos pesados, láseres, fuego, etcétera. Había visto morir a humanos y más o menos entendía lo que significaba- un estado de apagado permanente, un borrado final e irreversible del disco duro, una Cosa Mala.
Cuando los humanos morían, dejaban de hacer cualquier cosa. Cuando los humanos se lesionaban, dependiendo de dónde y cómo, a veces seguían haciendo cosas, pero no tan bien. En términos generales, su eficiencia y utilidad se hundieron muchísimo.
Echó una mirada agonizante por encima del hombro al extremo del túnel. Todavía estaba allí, pero también lo estaba el misterioso y angustioso ruido de molienda, y eso definitivamente aún se estaba acercando. Sin siquiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, seguía retrocediendo, hacia las puertas dobles. Lejos de ella.
Con su pánico llegó la comprensión lenta y creciente de que no la necesitaba. Estaba tan acostumbrada a la dependencia que había tardado un buen rato en asimilarlo, pero pitido, bombilla- ella no estaba cargándolo, y con este nuevo cuerpo versátil en su control, no había nada que ella pudiera hacer que él no pudiera hacer por sí mismo. Ahora lo dominaba- acababa de demostrarlo, había recorrido todo el camino por este túnel y ni siquiera se había caído una vez. Incluso podía correr.
Y Dios, se odiaba a sí mismo por eso, pero había sido bastante fácil sentir lástima allá arriba en el espacio, con todo ese tiempo para pensar e imaginar qué podía hacer para compensarla. Todos esos discursos sinceros y gestos grandes y valientes, todo eso había sido la simplicidad misma para planear allí en ese frío vacío, sin imaginar ni por un segundo que alguna vez tendría la oportunidad de hacer algo de eso.
La realidad, por otro lado, era la probabilidad de ser atrapado y arrastrado de vuelta al Infierno para siempre. La realidad era saber en el fondo de su mente que estaba empujando su terrible suerte de tonto de que las cosas ya fueran tan bien. La realidad era su propio sentido terriblemente fuerte de autoconservación, que le gritaba como el codificado bastardito egoísta y podrido que era.
No estaba programada para ser corajudo. Tenía tanto de lo que estar asustado; asustado de ser atrapado, asustado del dolor, asustado de la muerte- asustado de la mayoría de cosas, de verdad. Ellos le habían enseñado a tener un miedo mortal de más o menos cualquier cosa que posiblemente pudiera intentar hacer (posiblemente, para evitar el caos que tendía a resultar). Intentó con todas sus fuerzas ser como ella, proyectar una especie de aire intrépido, heroico y capaz, pero todo se vino abajo en el momento en que sucedió algo realmente aterrador. Todas sus buenas intenciones se desmoronaron como un código defectuoso, dejándolo con nada más que el hecho frío y duro de su propia cobardía.
“Mira, lo siento,” le dijo, sinceramente, mientras sus pies dieron un paso o dos medios conscientes hacia las puertas. “De verdad. Lo siento de veras. Pero- quiero decir- pareces como que tienes todo controlado allí, ¿verdad? No me necesitas ponerme en tu camino. ¿Y sabes qué? Sabes qué, es que, no puedo soportar la vista de la sangre. Ja, no, no tienes ninguna idea- quiero decir, literalmente- probablemente me desmayaría y todos tipos, y luego tendrías que solucionar cómo despertarme antes de que pueda hacer algo para ti, y- todo sería más complicado, ¿sabes? Entonces, me gustaría ayudar, de verdad, pero- solo sería una responsabilidad.”
Lentamente, ella levantó la cabeza y le miró directamente. Su rostro estaba blanco y tenso por el dolor. Había sangre en la comisura de su boca y una mirada en sus ojos que de alguna manera logró que él se sintiera de unos quince centímetros de alto. No pudo enfrentarlo, miró hacia otro lado, parpadeando rápidamente.
“¡Oh, no seas así! Mira, si me quedo aquí probablemente Ella matará nos dos y ¿qué logrará eso? Nada, es qué. Sin sentido. Todo ese esfuerzo, en vano. Y- ¡y no es como si te hubiera obligado a volver!”
Su voz se quebró, aumentándose, más acusatorio.
“Como Ella dijo, vale, sabías exactamente en lo que te estabas metiendo. Solo pedí, es todo, solo pedí, y te dije, directamente, con la mano en el corazón, si vuelvas probablemente morirías, entonces no es como sea una gran sorpresa, ¿verdad? No es una sorpresa, nadie está sorprendido- y no es mi culpa que no eres antibalas, ¡muéstrame cómo es mi culpa!”
Ella trató de decir algo. Por lo menos, la boca se movió, pero nada escapó y soltó la cabeza otra vez, una mano arrastrándose hacia el parche oscuro que se extendía en su costado. Extendió la mano libre hacia él, con el abierto palmo manchado con su propia sangre.
Wheatley siguió tropezando hacia atrás. Había una mueca de horror e impotencia clavada en su rostro, como alguien atrapado en un mal sueño y medio consciente de ello. Todo lo que quería hacer era darse la vuelta y correr, lejos de esto, lejos de sus ojos adoloridos y acusadores- correr y salir de aquí por fin, salir salir salir salir salir, todo lo que siempre había querido desde aquellos días oscuras interminables de patrullaje y aburrimiento y miedo.
“¡Solo quería que todo me fuese mejor!” Casi estaba gritando ahora. No realmente a ella- mucho más a sí mismo, a la parte de sí mismo que era incapaz de cerrar la mirada en esos ojos humanos heridos y cansados de ella. “Y lo hice, estoy aquí, ¿no? ¡Estoy tan cerca! ¡Yo merezco eso!”
[pruébalo]
“Yo- merezco…”
[pruébalo dijo pruébalo qué estoy haciendo qué estoy haciendo]
Wheatley se tapó los oídos con las manos, apenas sabiendo por qué, solo que era algo que este cuerpo con todas sus macros de comportamiento humano codificadas en él quería hacer cuando se sentía así, con algo lívido masticando sus tripas inexistentes y algo ya no vago y dislocado sino crudo y enojado gritando en su mente. Era culpa, sabía que era culpa, puro autorreproche sintetizado con algo extra, ajeno y de alguna manera vivo, todo enredado en él, haciéndolo diez veces peor.
Cada única cosa que ella había hecho para él, cada vez que arriesgó su propia vida solo porque él le había dicho que lo hiciera- y ella lo hizo, muchas veces, incluso antes de que él le pidiera que caminara de regreso a este infierno, para él- la manera en que ella le había hecho sentir que podía ser valiente, que podía ser mejor-
[intentó recogerme volvió para mí mi culpa mi culpa hacerlo bien tengo que hacerlo bien]
“Mira, tienes el núcleo incorrecto,” gimió. Había dejado de moverse, ojos cerrados todavía, de pie temblando a medio camino entre ella y las puertas. “No puedo ayudar. No puedo. Oíste lo que Ella dijo- nunca logra. Siempre va fuera de los raíles cuando intento de ayudar.”
[no siempre no era siempre como así y puedo probarlo aún puedo solucionarlo puedo AYUDARLA]
Wheatley abrió los ojos.
Inmediatamente, se dio cuenta de dos cosas. La primera fue que- increíblemente- ella todavía iba. Estaba demasiado herida como para ponerse de pie o incluso levantar la cabeza, pero aun así no se daba por vencida. Pulgada a dolorosa pulgada, sobre codos sangrantes, todavía intentaba arrastrarse brazo sobre brazo hacia la libertad.
La segunda cosa de la que se dio cuenta fue exactamente lo que había estado causando el ruido de rechinamiento que se acercaba. Asomándose detrás de ella, golpeando pesadamente a través de la fila de torretas, que parecían haberse cerrado automáticamente al acercarse, era una cosa enorme de color blanco grisáceo. Tecnología de Aperture, eso estaba claro- pero Wheatley nunca había visto algo así antes. En su centro se parecía un poco a un Núcleo de Personalidad, más o menos esférico y segmentado con una sola óptica de color púrpura brillante en el centro, pero tenía dos piernas de aspecto pesado, asistidas por pistones y brazos articulados toscos colocados bajo en su marco robusto. A pesar de su volumen, se movía sorprendentemente rápido, tambaleándose con un fuerte gemido cada vez que uno de sus pesados pies se levantaba del suelo.
Ignorando a Wheatley completamente, llegó a ella y parpadeó unas veces de una manera lenta y distintamente evaluando. Su ojo rotó una vez, enfocó, y luego los brazos se levantaron y extendieron, largos y subdesarrollados y terminados con manos de metal fuertes y flexibles.
“Gracias por adoptar la posición de recepción del comité de festejos,” dijo, con una voz electrónica borrosa que de alguna manera logró mezclar una cortesía remilgada con una total indiferencia, y alargó la mano hacia sus tobillos.
Wheatley-
-se volvió un poco loco. No había otra explicación, al menos ninguna en la que razonablemente pudiera pensar después. Ni siquiera tuvo tiempo de pensar en un gran plan de varias partes apropiado para la situación, lo que probablemente era lo mejor. En un momento estaba parado allí como una estatua- pues, como una estatua si las estatuas pudieran temblar con una combinación alucinante de culpa y confusión y no poca medida de miedo desnudo- y al siguiente se estaba moviendo, sin pensar en absoluto, arremetiendo a media zancada para agarrar lo primero que cayera en sus manos, arrojándolo tan fuerte como pudo en una especie de tazón de jugador de críquet sobre el brazo.
Nononono espera espera espera es una idea absolutamente terrible-
Demasiado tarde.
Nunca antes había arrojado nada en su vida y su puntería era un poco menos precisa que la de un manifestante contra los deportes sangrientos obligado a disparar contra un pequeño conejo de peluche en una brisa cruzada, pero afortunadamente el objeto que agarró era pesado, tenía impulso y brazos ridículamente largos a su lado, y el Robot del Comité de Festejos era un objetivo bastante grande.
“¡Heyheyhey!” chilló la torreta aplastada, lanzándose horizontalmente en su camino alegre.
CLAANNNGG fue el Robot del Comité de Festejos, a la vez que la torreta rebotó en su hombro en voladizo y lo golpeó de lado, dispersando las torretas restantes como bolos.
“¡Perdón!” gritó Wheatley, automáticamente, mientras el grande robot golpeó el suelo con un choque que agitó los paneles. Realmente no esperaba que eso funcionara, y mucho menos planeó qué hacer si funcionaba, y vaciló un poco antes de decidir que sería mejor hacer algo para seguirlo y agarró los hombros de Chell.
“Venga, allá vamos, ¡uup!”
Con una velocidad nacida del terror, logró pasar uno de sus brazos inertes por encima de su propio hombro. La levantó con la delicadeza de un saco de patatas, dio un paso, se tambaleó.
“Oh, diablos, ¡pesas una tonelada! ¿Qué has estado comiendo allá afuera?”
Acostado de espaldas en el suelo, el Robot del Comité de Festejos hizo un ruido de rechinar de muy mal humor y comenzó a mover sus robustas patas deliberadamente hacia atrás, levantándose gradualmente en posición vertical. Wheatley echó un vistazo y decidió que no le gustaba a dónde iba esto.
“¡No importa! Dime luego, no me importaría quedar para charlar con ese tío, está construido como un ladrillo proverbial. ¡Venga!”
Chell apenas estaba consciente, pero con los pies en el suelo y su peso soportado principalmente por el brazo de Wheatley, logró que sus piernas se movieran con cierta apariencia de orden. Juntos tropezaron lenta y ebriamente por el túnel, rozaron la pared unas cuantas veces y se dieron la quilla contra las puertas dobles al final.
Eran puertas contra incendios estándares de Aperture; torpe, robusto, con una gran barra protectora gris en lugar de una manija. Wheatley lo miró desconcertado.
“Vale, ah- ¿va esta cosa a necesitar una contraseña? No veo algo-”
En ese momento, el Robot del Comité de Festejos finalmente logró ponerse de pie y dio un paso quejumbroso y molesto en su dirección. Wheatley se estremeció al oír el ruido, se dio la vuelta y vio que el gran robot avanzaba con determinación hacia ellos. Intentó aplastarse contra la puerta, tropezó con las piernas de Chell, y golpeó con fuerza la barra protectora con la parte baja de la columna.
Las puertas se estremecieron hacia afuera. De repente, sin apoyo, Chell y Wheatley cayeron hacia atrás a través de la amplia brecha azul y salieron al aire libre.
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Examen de Principios de Química y Estructura - Febrero 2011 (1s) | Soluciones de las preguntas 11 y 12
Ver el examen completo (TEMA 6) 11. La configuración electrónica externa… (A). de los gases nobles es ns2 np5.(B). de los anfígenos es ns2 np4.(C). de los metales alcalinos es ns2.(D). de los halógenos es ns2 np6. Solución: B. Los anfígenos, o grupo del oxígeno, forman el grupo VI B del sistema periódico. Por lo tanto, en la capa más externa tienen dos electrones en los orbitales ns y en los…
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Los #halógenos son elementos esenciales para el estudio de la reactividad de #compuestos y para su síntesis. Los halógenos son un grupo de 5 elementos químicos con propiedades similares, ellos son flúor, cloro, bromo, yodo y astato. El elemento 117, teneso, debido a su ubicación en la tabla periódica, debe tener propiedades similares a los halógenos. Los halógenos en estado natural se encuentran de manera diatómica para poder estabilizarse a nivel energético. Debido a su configuración electrónica s2p5, requiere de un electron para completar su octeto, por lo que generan un ion negativo con carga -1, que recibe el nombre de haluro. Debido a su alta reactividad, son empleados como herramienta en reacciones tanto orgánicas como inorgánicas y sus compuestos tienen variadas aplicaciones en muchos campos. Algunos de sus compuestos son altamente tóxicos para la vida, pero también están presenten en hormonas como la tiroidea. Algunos compuestos debido a los elementos que los conforman tienen propiedades a los halógenos, razón por la cual reciben el nombre de pseudohalógenos, algunos de ellos son el cianuro, el tiocianato y el fulminato. Una manera de evaluar de manera indirecta la capacidad de reacción de los halógenos es a través de reacciones de desplazamiento en un modelo de reacción, como, por ejemplo, la sustitución en un compuesto aromático. Cambiando el orden de las reacciones se puede determinar cual halógeno tiene mayor capacidad de reacción. Conoce más del mundo de la #química y la #ciencia en nuestros Post. #Cultivate👩🏫 #MenteSana🧠 #EstarBienconAnnHw #ImpulsateAEmprender https://www.instagram.com/p/CMp1w9sB9ei6xe4CGUvW81P8hjxD7sHsbKb6YM0/?igshid=53voli2j7j0e
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