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#grupo firme grupo frontera
mdsammy · 9 months
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Grupo Frontera x Grupo Firme - EL AMOR DE SU VIDA (Video Oficial)
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moucholampantin · 10 months
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spectrumpulse · 1 year
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waltgz · 6 months
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sadboiiz4vida · 1 month
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El Amor De Su Vida - Grupo Frontera & Grupo Firme😩😩🖤🖤🎶🎶
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journalingpromp21 · 4 months
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Canciones del mes
( junio)
Diamantes - chiquis
De lo que me salve -
Hash, ash - supongo que lo sabes
Gloria Trevi - inocente
Shakira, cardi b - puntería
Grupo frontera, grupo firme - el amor de su vida
Chiquis - De lo que me salve .
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franciscoarayapizarro · 4 months
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HIJOS DEL CONFLICTO
La humanidad había alcanzado las estrellas gracias a la tecnología a un desarrollo tecnológico sin parangón. Colonias planetarias, naves espaciales y una red interconectada de sistemas solares eran la nueva frontera de la civilización humana. Sin embargo, no todo era paz y prosperidad. En el remoto planeta Meridian 6, una disputa por el control de los recursos energéticos había desatado una guerra entre dos facciones: los Renegados y la Alianza. Los Renegados, liderados por el ambicioso Aric, buscaban dominar el planeta para sus propios intereses egoístas. La Alianza, en cambio, representaba la resistencia, representando el orden y la justicia en esta región de la galaxia.
En medio de este conflicto, un grupo de jóvenes que se unen a la lucha. Entre ellos estaba Maia Estay, una valiente y determinada mujer que había perdido a su familia en esta guerra civil. Junto a ella, estaba su hermano gemelo, Marcos Estay, un brillante ingeniero que lidera el grupo que se había unido a la defensa de la Alianza.
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Un día, los Renegados lanzan un ataque sorpresa y bien coordinado contra la colonia principal de Meridian 6. Equipadas con armas avanzadas, los Renegados logran tomar el control de la ciudadela central, donde se encuentra el generador de energía que abastece a todo el planeta. Maia y Marcos, junto con su equipo, se ven obligados a llevar a cabo una misión de infiltración para recuperar la ciudadela y detener la amenaza de los Renegados. Utilizando sus habilidades tácticas y el poder de sus rifles de rayos de doble calibre, se abren paso a través de las defensas enemigas, conquistando cuadra por cuadra de la ciudadela, En un momento, ven que en la última manzana, los Renegados están bien atrincherados. En el instante en que se cubren de una ráfaga de un mortero láser, Marcos habla con Alan, uno de los miembros de su equipo: “¡Al parecer estos Renegados no dan tregua y rendición!”.
Alan, responde: “¿Tienes alguna una brillante idea, líder?”.]
Marcos va observando la estructura donde se atrincheraron los Renegados, y ve que las vigas que están sobre sus cabezas están demasiado firmes para derribarlas con granadas de plasma o con sus rifles de rayos con doble calibre. Marcos, piensa, piensa, piensa y le pregunta a su hermana: “¿Maia, tienes el lanza misiles contigo todavía?”, Maia asiente con la cabeza, luego va en busca del arma, Alan se acerca a Marcos y le increpa: “¿Con eso se nos va a ir encima toda manzana?”, a lo que Marcos responde tranquilamente: “Es esto o quedarnos hasta que las municiones se nos acaben…”. Por un momento, los jóvenes meditan esas palabras y deciden unánimemente disparar el lanzamisiles, con mucha dificultad. Maia carga en gigantesco trasto que es el lanzamisiles con su cuerpo delgado y fino, se lo entrega a su hermano, que le ayuda a compensar el peso del arma, mientras que uno de los chicos le ayuda a cargar el misil, le da un pequeño golpecito a su casco y Marcos grita: “¡FUEGO EN EL AGUJERO!”.
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El misil sale disparado como un rayo hacia la trinchera de los Renegados, le da al pilar que estaba detrás de la trinchera, ocasionando una gran explosión que derriba todas las estructuras de la cuadra, muriendo los Renegados que estaban atrincherados aplastados por los tremendos pedazos de escombros y parte del grupo de Marcos. Pasadas unas horas, Marcos, recostado y adolorido, mira hacia el cielo y ve una silueta de un hombre, que le dice: “Hoy es tu día de suerte, muchacho”, y lo golpea con un rifle, dejándolo inconsciente.
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Al despertar, ve que su grupo está amarrado y vigilado por Renegados en el recinto de la planta de energía, cerca del generador. Entre los Renegados que los vigilan se encuentra el mismo líder de este bando, Aric, que revisa un dispositivo electrónico, mientras eso hace, le dice: “Te dije que estabas de suerte, muchacho, muchos soldados de la alianza esperaban conocerme en persona, lástima que la mayoría moría en las escaramuzas”. Marcos, desesperado, mira para todos lados buscando a su hermana, Aric le dice: “Tranquilo, uno de mis hombres la cuida por ti”. En ese momento, los Renegados se ríen burlonamente, mientras Marcos se mueve y forcejea sus amarras con ira.
Luego, Aric enciende el dispositivo, y esto hace que los hombres se retiren del lugar rápidamente. Marcos, asombrado, le deduce: “Tú no querías conquistar la planta de energía, la tomaste para destruir la ciudadela”.
Aric afirma con la siguiente frase: “Qué comes que adivinas, muchacho", con ello tendría a la Alianza cogida de los huevos y ganaría la guerra civil”. Marcos, con un rostro lleno de cólera, ve cómo Aric se despide de manera burlona. En el techo de la planta, donde hay un helipuerto, una nave aterriza verticalmente para recoger a Aric y a los Renegados y se los lleva lejos.
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En ese instante, Marcos escucha en sus adentro los llantos de su hermana debido al silencio que comienza a imperar en el lugar. Los miembros sobrevivientes de su grupo que están atados comienzan a urgirse. Ven que queda poco tiempo y que, si el dispositivo logra hacer detonar el generador, una explosión atómica haría pedazos a la ciudadela, con ellos y su hermana incluida. Le fue difícil tratar de centrarse y tuvo que gritar al grupo para que guardaran calma y silencio. Luego que la tropa se calló, recordó que tenía una navaja escondida en la muñeca, hizo un esfuerzo por sacarla y cortó las amarras de sus manos y pies, luego arrojó la navaja a la tropa y corrió directamente a los controles del generador para desactivar el dispositivo. Con su pericia de ingeniero, desarmo el artefacto y noto que los circuitos eran tan complejos que no se podía saber en qué punto podría desactivarse. Marcos sudaba y estaba nervioso, de repente el desatornillado que estaba en su mano se le resbaló y cayó encima de los circuitos. Estaba asustado, esos segundos de torpeza fueron eternos, pero logrando detener la cuenta atrás y el dispositivo. Al segundo siguiente, Marcos respiró de alivio, de pronto se acordó: “¡ Mi hermana!”. Ordenó a la tropa buscar en todas las habitaciones del recinto y en una de esas Alan logró encontrarla, pero en segundo lugar, activó un explosivo lanzó una gran cantidad de metralla al cuerpo de Alan, terminando muerto en el momento en que golpea su cuerpo al muro. Al llegar, Marcos ve consternación al cuerpo de Alan, pero luego se urge al tratar de encontrar a su hermana entre la polvareda que levantó la explosión. Afortunadamente, Maia estaba viva, pero con su cara toda golpeada por las torturas de los Renegados.
Horas después llegan los superiores de Marcos y Maia, felicitando por el éxito de la misión. A pesar de que Aric y su gente lograron escapar y Alan murió instantáneamente, salvaron la ciudadela y los colonos que viven en ella.
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Luego, Maia es atendida por un doctor, mientras Marcos le dice: “Aric era el hombre que mató a nuestros padres, escapó, pero ya nos cobraremos la muerte de nuestros padres, Maia”.
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ghosthqz17 · 8 months
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Hoy nomas esa pinche rola como me encanta un chingo
Aaaaayyyyyyyyy
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entrehojas2023 · 1 year
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Nazarí
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Alarcos, 1195. El ejército musulmán ha derrotado a las tropas lideradas por el rey castellano Alfonso VIII. La alegría es doble para Asquilula, naqŒb andalusí: vuelve a casa victorioso y ese mismo día sabe del nacimiento de su primer nieto: Muhammad bin al-Ahmar. Corren tiempos convulsos en la península ibérica, dividida política y culturalmente. En el norte, los reinos cristianos luchan entre sí; en el sur, musulmán, tampoco reina la unidad. Serán años de batallas y muertes, traiciones y compromisos, treguas y pactos salpicados con algaradas e incursiones a uno y otro lado de la frontera. Son tiempos duros en los que la vida pende de un hilo. Y será en esos años cuando Muhammad bin al-Ahmar, desde su Arjona natal, se convierta en un fiero cegrí que luchará incansable en la frontera con Castilla. Aclamado como sayj, encabezó la lucha de su pueblo por sobrevivir ante los constantes ataques de los reinos cristianos, llegó a ser nombrado emir y reunió bajo su mano los restos de al-Andalus tras las Navas de Tolosa. Teniendo como enemigos a sus propios correligionarios y, al norte, al firme y decidido rey Fernando III el Santo, construyó no sólo un reino, sino una nueva dinastía, la nazarí, para gloria de al-Andalus y de la Historia. Y en su camino nunca estuvo solo… Es ésta una novela histórica de batallas, de conflictos políticos, de diplomacias y argucias, pero también de amores, amistad y esperanza. Una novela centrada en uno de los períodos más convulsos de nuestro pasado, la Reconquista, pero vista como nunca antes, desde la mirada andalusí. Una novela, en definitiva, sobre un personaje de leyenda. "Palmeó el cuello de su caballo, robusto y fuerte, signo de buena raza. Luego acarició las crines bien cepilladas. –Llévame a la victoria –le susurró al oído, inclinándose hacia delante. Asquilula miró a su alrededor. El sol ya asomaba sobre la sierra. Los cristianos habían comenzado a salir del castillo de Alarcos y se apiñaban en la ladera del cerro. El capitán rezó en silencio para pedir ayuda al Altísimo. Sus hombres lo imitaron y el murmullo de sus voces ensordeció el tintineo de los metales y los bufidos de los caballos. Cuando terminó la oración, contempló a los doscientos jinetes que habían puesto bajo sus órdenes. Formaban un grupo irregular. Vio algún lorigón como el suyo, pero la mayoría se protegía con cota de cuero. Los rostros delataban nerviosismo y algunos hombres sufrían temblores involuntarios que agitaban sus armaduras. «Yo también temblaba la primera vez», pensó Asquilula. «Cuando comience la cabalgada sólo sentirán los pasos de sus caballos». Tras innumerables acciones de frontera, se había ganado la fama y el respeto de sus hombres. A algunos de ellos los conocía bien, los había entrenado él mismo en Arjona. Eran guerreros disciplinados y bien adiestrados que sabrían desenvolverse con soltura en la batalla. Otros, en cambio, no eran más que muchachos imberbes que a duras penas podrían sostener en alto las jabalinas y azagayas. Poco a poco, sobre el ruido de la tropa, empezaron a oírse las órdenes y arengas de los qaídes y jeques. Se preparaban para el combate. En la lejanía ya se distinguían las armaduras y sobrevestes cristianas. La batalla para la que musulmanes y cristianos llevaban meses preparándose estaba a punto de comenzar. El naqîb y sus hombres habían sido llamados a Córdoba a comienzos de verano para unirse al inmenso ejército con el que el califa cruzó el estrecho. Al-Mansur llamó a la yihad en todos sus territorios. Desde que los portugueses que defendían Santarem mataran a su padre más de diez años atrás, el califa ansiaba vengarse, pero los focos de rebelión en África se lo habían impedido. A su vez, los castellanos aprovecharon las revueltas para algarear las tierras de al-Ándalus. Sofocada la rebelión africana, al-Mansur sintió que había llegado su momento. Reunió al grueso de sus tropas en Aznalfarache, cerca de Sevilla, y desde allí partió hacia Córdoba. Con la solemnidad de una corte ambulante, la inmensa hueste había atravesado el puerto del Muradal, se había acercado a Salvatierra y continuado el camino hacia el Congosto, para finalmente llegar hasta las cercanías del castillo de Alarcos. En aquella fortaleza aún por terminar, Alfonso VIII de Castilla aguardaba la llegada de refuerzos. Pero los mahometanos llegaron antes de lo esperado. El rey castellano era consciente de lo que se jugaba en aquel encuentro. La frontera del Guadiana estaba en peligro. La mañana del día anterior, Alfonso había formado a sus tropas fuera del castillo para desafiar al califa. Sin embargo, el líder almohade, hábil estratega, decidió rehuir el combate y dejar descansar a sus hombres tras la dura marcha. Pero al alba de aquel nuevo día los musulmanes habían sorprendido a Alfonso VIII al mostrarse perfectamente formados sobre una loma, frente a la fortaleza. Comenzaron a organizarse durante la noche y al clarear el día ya estaban dispuestos para la lucha. Sus banderas se alzaban enhiestas, desafiantes, y el rey de Castilla no tuvo dudas. Antes de que cayera una nueva noche se sabría quién era el vencedor de Alarcos." Read the full article
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letras2wi · 1 year
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Grupo Frontera x Grupo Firme - EL AMOR DE SU VIDA (Video Oficial) | El Comienzo
Grupo Frontera x Grupo Firme – EL AMOR DE SU VIDA ( Letra) | El Comienzo Letras, Lyricss: Grupo Frontera x Grupo Firme – EL AMOR DE SU VIDA ( Letra) | El Comienzo Escucha nuestro álbum “El Comienzo” aquí: https://bit.ly/ElComienzoGF Grupo Frontera x Grupo Firme – EL AMOR DE SU VIDA ( Letra) Suscríbete a nuestro canal: https://bit.ly/GrupoFronteraYT Letra: Si estoy tomando Es porque estoy echando…
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Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 7: La toma de los páramos
Desde la torre sur en Yukai, resuenan los cuernos de batalla advirtiendo la llega del enemigo.
Todo el castillo está delimitado por una empalizada que oculta el foso inundado con agua de río. En otros tiempos, el modesto castillo era conocido más allá de las fronteras por las complejidades de su estructura, pero con los años, la paz y la falta de desafíos, incluso la fosa perdió fuerza, caudal y terminó habitada por anfibios, peces y pequeños nidos de aves acuáticas.
En el adarve, los pocos flecheros se preparan para vigilar la muralla de piedra a través de las almenas. La caballeriza, se mantiene firme contra el rastrillo para proteger la única entrada y salida del castillo mientras que en la torre del homenaje y en las mazmorras, mantienen protegidas a las familias que lograron escapar del ataque nómada.
Menos de un día tuvieron antes de que la amenaza llegara desde el sur, sin ningún aviso desde las torres de vigilancia. Tan rápido que nadie tuvo tiempo siquiera de reorganizar las tropas, avisar a la compañía que partió al oeste, ni pensar en atacar directamente la horda de salvajes.
Yo Shindo sólo tiene 27 años, pero es el soldado más experimentado de todo el castillo, aunque no está liderando por derecho propio. Tomó el mando luego de que el maestre intentara cerrar las puertas a las familias que pedían asilo. Shindo estaba fuera del castillo, en el puente levadizo cuando el hombre ordenó cerrar las puertas, pese a que habían casi 300 metros de personas esperando entrar, incluyendo campesinos, mercaderes y las familias de los propios aspirantes que se entrenaban para ingresar a la vanguardia del rey.
Él nunca pensó que sería capaz de algo así: amotinarse contra el maestre, pero la expectativa de morir en ese momento por la espada de los jóvenes que no estaban dispuestos a dejar a sus familias fuera del castillo y la desesperación de esas personas, le hizo pensar que el castigo por desobediencia sería insignificante.
Pero ahora…Ahora que todo paso, está al frente dirigiendo a un montón de niños, porque los soldados más experimentados partieron a la frontera hace días para responder al llamado de refuerzos en la frontera.  
Tampoco tiene miedo a morir por la traición, porque el maestre falleció solo unas pocas horas después de ser encerrado en su despacho. Todo lo que sabe de este incidente es que su cuerpo se precipitó al suelo mientras Shindo, por suerte, estaba abajo en el patio con cientos de testigos para confirmar que no lo había matado él.
Por desgracia, si los campesinos ya estaban asustados por los nómadas que se acercaban desde la frontera oeste, con la muerte del señor feudal, el pánico se propagó como un incendio. La gente gritaba, se empujaban unos a otros mientras algunos respondían a los empujones con violencia, insultando y ofreciendo pelea a quien tuvieran en frente.
El alfa sacó su espada para imponerse antes de que todo se saliera de control y bramó ordenes, insultos, les gruñó en la cara a unos y habló por tanto tiempo que luego no recordaba que dijo ni a quién, pero los mocosos que ahora tenía a su cargo junto a los campesinos, se llevaron al cuerpo y el resto se repartió en piñones de 6 para asumir diversas funciones, mientras los estudiantes más antiguos les enseñaban a tomar la espada a otro grupo.
Campesinos o no, tendrían que defender las murallas si el asedio de los salvajes les permitía llegar hasta ese punto. Además, era imposible que los refuerzos de Muzan, (el siguiente castillo al norte desde su posición hacia el norte), llegue con refuerzos antes de una semana por la distancia y la necesidad de reunir las tropas.
Esta sería, en el mejor de los casos, una guerra de desgaste, pues, sin armas, artillería, ni soldados experimentados que pudieran enfrentar a los bárbaros, no era sensato creer que hubiera una oportunidad de luchar con ellos de frente.
Necesitan que así sea, incluso si saben que los muros no pueden resistir un asedio prolongado debido a que los trabajos de mantenimiento se pospusieron por un tiempo.
Con sólo un día y medio, logró organizar y distribuir los pocos recursos. En los adarves del sur, concentraron las antorchas y muñecos de paja para hacer parecer que había más hombres defendiendo el castillo. En la entrada, prepararon las ollas con aceite hirviendo, sin embargo, la mitad de los calderos los desviaron en las murallas más débiles en caso de que recibieran un ataque en esa zona.
Ahora todo lo que queda es esperar a que los salvajes embistan las murallas a tiro de arco para diezmarlos en lo que Muzan respondía al llamado.
Es media tarde cuando el cielo se iluminó de rojo violáceo, interrumpido por cúmulos de nubes mezquinas mientras que en el horizonte lejano aparecen las primeras sombras de las huestes salvajes.
Shindo Yo, sube a la torre del matacán tan pronto las primeras voces advierten de la amenaza y resuenan firmes los cuernos de guerra. Allí los latidos de su corazón resuenan atronadores en sus oídos por el sobre esfuerzo de cruzar medio patio y subir las escaleras de dos en dos. Cuando se recompone, ni siquiera tiene que forzar la vista para ver la enorme horda de salvajes que avanza sin prisas, organizada en cuadrillas de 500 hombres, moviéndose con disciplina.
- ¿Cuántos van? - pregunta un soldado desde el patio de armas, pero Shindo sabe que no le alcanzan las manos para calcular ese despliegue de fuerza.
- ¡Primera vanguardia! - grita, cuando haya la voz- ¡1500 hombres! ¡Segunda vanguardia, 1000 hombres! ¡Caballería! ¡1500 hombres…!
- ¡Huestes al oeste! -Interrumpió un vigía y Shindo corrió hasta su posición para verificar con sus ojos el descubrimiento. Con horror, fila tras fila de jinetes salvajes salió de los bosques al tanto que los arqueros montados iban cruzando el puente, tomando formación de frente con sus estandartes rojos y las espadas curvas alzadas en lo alto.
Entonces supo que no había sido la imprudencia de la gente lo que les impidió llegar antes a pedir resguardo, sino la guerra que había comenzado bajo sus narices sin tener la menor sospecha.
Con todo lo que daban sus pies, Shindo corrió escaleras abajo, cruzo el patio y empujo a los granjeros que obstruían el paso para llegar a hasta el palomar para advertir a la ciudad de Musutafu y el castillo Muzan, la ciudadela más próxima a ellos.
Tomó del brazo a uno de los aspirantes y lo sentó de un empujón para que escribiera la alerta 10 veces y luego soltara una paloma cada pocas horas. Todo lo que quedaba era rezar porque la fortaleza de Muzan se lograra abastecer mejor que ellos y lograran reunir los hombres que necesitaran.
Las huestes de Mitsuki ni siquiera se acercaron a tiro de arco,} y en su lugar se reorganizaron directo al norte, como si supieran que ellos no eran un problema, como si esperasen a un enemigo desde el norte.
Shindo sudo frío y perdió el hambre esperando un movimiento de los salvajes, pero ellos no estaban interesados en la fortaleza, no todavía. Y solo unas pocas horas más tarde supo porque, la vanguardia de Muzan llego al campo listo para luchar como si hubieran conocido de ante mano la llegada de los salvajes.
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En la llanura, por encima de las lomas Mitsuki se posicionó en medio de su ejército cabalgando una yegua cobriza de crin negra. Junto a ella, su esposo monta un semental Blanco, portando una espada, listo para ordenar el ataque. En su flanco izquierdo la manada de su hijo se organiza para proteger su espalda, excepto por Kirishima, Tokoyami y el propio Katsuki.
El cenizo se negó a estar a cargo de la caballería, porque tendría que dejar atrás su espada y usar el arco o la lanza, en su lugar exigió estar al frente de la batalla junto a la primera vanguardia. Tras él, una formación compuesta por 500 soldados espera la primera orden de su líder, quien se ha equipado casi con la armadura completa.
Katsuki lleva escudo de metal pequeño y su espada ya está desenfundada, con la cinta roja de la empuñadura atada a su muñeca, en caso de que el destino quiera traicionarlo nuevamente. Kirishima se ubica justo a su lado derecho, porta un escudo de acero más grande que el de Katsuki, con el dibujo de un dragón y lleva una espada llena de dientes y a la izquierda de Bakugo las sombras le nublan la vista súbitamente.
-Creía haber dicho que te quería al mando de mis hombres, protegiendo a mi padre. - espeta Katsuki hacia Tokoyami que se abre paso a su lado.
-Me diste la orden, pero antes ya me autorizaste para patearte si te veía haciendo otra estupidez como la que casi te mata con Mirio…Y en tu caso, esto cuenta como una patada en las pelotas
El rostro de Katsuki enrojece de ira, sus dientes rechinan mientras prepara una retahíla de insultos, pero Tokoyami no le da tiempo a responder- Juzgué mal tu madurez si todavía pediste estar al frente de batalla con la herida fresca en tu hombro. – incrédulo Katsuki mira hacia Kirishima. El pelirrojo tiene la boca abierta mientras sacude la cabeza con pasmado, a él no se le había escapado que Katsuki había vuelto a sangrar la noche anterior.
-Maldita sea ¿Cómo demonios te enteraste?
-Eso no importa ahora, pero ni creas que dejaré que te mueras antes de cumplirme.
-No te he fallado nunca, pero sigues desautorizándome... ¡La mierda no esta tan mal! – sisea.
- Tal vez no, pero llevas un escudo, te has amarrado la espada a la muñeca y eso solo me dice que el bastardo de Mirio hizo más daño del que dejaste entrever.
- Se recuperará -agrega el alfa mirándolo a los ojos- pero no puedo usar mi magia hasta que esté bien cerrada la herida del hombro- confiesa.
- Katsuki, no puedes seguir dejando que tu orgullo te ciegue, en este punto, cualquier movimiento en falso te hará lamentarlo el resto de tu vida…- le dice mirándolo con reprensión.
- No fue mi orgullo- le dice y Tokoyami sonríe con incredulidad y cierto deje de amenaza- no solo fue mi orgullo- se corrige entornando los ojos- No soy bueno con el arco, y la lanza habría supuesto demasiada tensión a mi muñeca y hombro
Tokoyami asiente más tranquilo ante la respuesta medianamente sensata. Katsuki como hijo de un Khan debe demostrar el doble de méritos que el resto, por lo que no era una opción quedarse en el campamento a descansar. Sin embargo, también es cierto que Katsuki es una estrella nueva en cielo. Su magia es una cosa nunca vista entre los nómadas, tan poderosa como peligrosa. Le tomó años de practica dominarla, debiendo inventar por sí mismo los principios para controlarla, pero eso supuso mucho esfuerzo y años de estudios, con lo que debió sacrificar otras artes de la guerra que no serían a fines con su peculiaridad, así que puede entender que lo motivo estar en la vanguardia con los demás espadachines, pero de todas las formaciones tomó la primera y más peligrosa.
Quiere decir algo más, pero el ejercito enemigo ya se ve por encima de las colinas. Avanzan en una formación semejante a la de ellos, pero sólo abarcan tres cuartos del ancho de su formación. Se separan en grupos de 200 hombres y van bien equipados, pero son menos de lo que esperaban, incluso para lo que prometió Mei Hatsume la espía que lleva infiltrada casi 10 años en Dagobah.
El cuerno de guerra resuena atronador y entonces la marcha reinicia para que los dos ejércitos se encuentren. Primero avanzan lento, con pasos pesados y rítmicos, luego es una carrera en picada cuando obtienen suficiente distancia de la caballería que está esperando la orden de avanzar. Están a menos de medio camino cuando los arqueros dagobenses lanzan la primera ráfaga de flechas, Katsuki y Kirishima alzan sus escudos mientras flexionan las rodillas ligeramente, esperando el impacto, pero una sombra negra los cubre y se traga cada saeta quebrándolas en pequeñas esquirlas.
A su alrededor, algunos caen muertos, otros resultan heridos, pero la marea se impone hasta alcanzar a la primera línea de los dagobenses con un choque de fuerzas brutal. Hay hombres que no resisten el empuje de la horda de salvajes, caen de espaldas mientras la marea pasa por encima con gritos feroces. Otra lluvia de flechas pasa de largo por encima de sus cabezas, lastimando a los salvajes de más atrás.
El cuerno de guerra resuena otra vez a la lejanía y otro responde más agudo desde las filas enemigas y con eso las caballerías de ambos bandos se preparan para el segundo asalto.
Katsuki raja a dos enemigos de un corte limpio, patea a otro que estaba atrás mientras Kirishima embiste con el escudo a un soldado enorme que porta un martillo de guerra. Tokoyami se queda tras ellos, con las manos extendidas mientras las sombras frenan los pies de los enemigos manteniendo un margen de seguridad para que sus compañeros no se vean acorralados en número y luego las usa como escudo cuando la caballería se abre paso arrollando aliados y enemigos por igual.
Una flecha pasa silbando a un lado de la cabeza de Tokoyami, alguien grita en su dirección y de pronto dos arqueros lo apuntan protegidos por 3 espadachines. Inmediatamente retrae las sombras hacia él, pero ni siquiera alcanza a dar dos pasos cuando una mancha amarilla sale desde la nada para enfrentarlos.
Mirio Togata llega con su sonrisa eterna, haciendo gala de toda su fuerza y su destreza como guerrero, mata a los arqueros mientras Katsuki y Kirishima se encargan de los espadachines. El hombre ríe fuerte y de buena gana mientras los enemigos siguen llegando, hasta saluda a Katsuki cuando tiene la oportunidad, pero el alfa le enseña el dedo medio antes alejarse en dirección contraria.
Tokoyami entorna los ojos, enojado al ver la breve discusión del par. Mirio es ahora un Khan, uno que es avalado por Yagi el pacificador, un héroe de las guerras esteparias. Es un superior en toda regla y como tal podría mandar a castigarlos tras la batalla y ni siquiera Mitsuki podría interponerse, porque tiene que dar el ejemplo frente a todos los demás.
-  Que inmaduro. – susurra sacando la espada para sumarse junto a Bakugo en su flanco izquierdo. Si no tiene cuidado, se agotará demasiado pronto, sin embargo, la victoria llega rápida y contundente poco tiempo después.
Desde el castillo, Shindo vio morir hasta el último hombre cuando el general inicia la retirada. Los arqueros montados de los salvajes simplemente no les dan la oportunidad, haciendo gala de su puntería casi perfecta.
- ¿Se acabó? - pregunta alguien a su lado, la voz seca y atónita.
- Se acabo. - confirmo Yo, enfundando su espada mientras retornaba a sus aposentos. De pronto había recordado que llevaba más de 15 horas sin descansar o comer.
En la llanura, Mitsuki celebra la primera victoria junto al enardecido grito de júbilo de sus hombres. Junto ella el mismísimo Khan del sur Mirio Togata la reverencia con esa sonrisa brillante que recuerda las de su maestro Yagi, cuando era más joven.
A lo lejos divisa a su hijo, regresa del campo de batalla con el rostro y la ropa salpicada de sangre y barro, Tokoyami va detrás con el casco de cuervo en una mano y la ropa prácticamente limpia y todavía más atrás Kirishima se asoma entre la gente con una sonrisa llena de dientes, trae el escudo abollado, la espada en su funda y arrastra un martillo de guerra con restos de carne atrapados en las púas.
Cuando pasan junto a ella, ninguno media una sola palabra y ella misma guarda distancia para no demostrar favoritismo, ni dar pie a confusiones, sin embargo, todavía se escapa una leve sonrisa orgullosa cuando Katsuki pasa por su lado para hacer un rápido conteo de los sobrevivientes de los hombres que acompañó y lideró en la batalla.
- ¿Dónde está la maldita carreta? ¡Traigan antorchas! Tengo 10 heridos por allá…-grita subiéndose a un caballo. Alguien pasa corriendo, le entrega un palo con un trapo impregnado de aceite, Katsuki enciende la antorcha con un chasquido de dedos y luego parte junto a la carreta para buscar a su gente.
Una voz la distrae de toda la escena, su mirada regresa hacia Mirai. El hombre parece cansado, trae los ojos oscuros por falta de sueño, cansancio por el viaje y el uso de su peculiaridad. Por esta vez se quedó lejos del peligro, acompañando a Masaru en las colinas para vigilar el resultado aplastante de la batalla. La caballería consiguió capturar a uno de los capitanes y antes de matarlo, Mirai gasto casi toda su energía en ver su futuro…
Si tan solo el hijo Bakugo no hubiera aparecido otra vez en esas visiones.
- ¿Qué viste?
- Dos hijos perdidos en el bosque levante, pero tres son caminantes…- dice con los ojos cerrados- no sé quién es el tercero, pero sigue anunciándose sin que mostrar el rostro...
- ¿No dijiste la última vez que eran tres hijos perdidos?
El hombre sonríe gratamente sorprendido. Muchos meses atrás ya había tenido varias visiones cuando tomó la mano de Katsuki, pero ese no era un detalle que le hubiera comunicado a su Gran Khan, sino a Masaru la Gran Matriarca. No era un secreto, pero el hombre le había pedido que no le mencionara el asunto a la mujer, aunque quizás el solo le contó la parte que no menciona a su hijo.
- Parece ser que uno está regresando a casa…- le dice mientras observa su reacción en busca de algún signo de reconocimiento, pero ella es imperturbable- lo siento, necesito volver al campamento con los demás, ya no seré de utilidad aquí…
-Adelante, entonces – se despide la mujer con un gesto.
En ese momento, Mitsuki reúne a los kahnes del sur y el oeste, mientras se encienden fogatas por todo el alrededor del castillo. Ahora solo queda prepararse para el asedio y la toma de Yukai.
En poco más de dos horas, las carretas que se habían adelantado temprano en la mañana, arman dos decenas de yurtas, a unos 300 metros al sur, alzando estandartes y banderas de cada clan convocado y cuando han terminado la tarea se retiran al campamento original de la campaña, llevándose consigo a los heridos.
Por la mañana, las huestes de los nómadas se forman esta vez de frente a la fortaleza y con ello, todo el castillo se prepara para el asedio mientras su general, Shindo Yo, trae en el cuerpo 10 onzas de vino, medio pan y la certeza de que ya perdió la batalla.
Por la noche, ingresó al cuarto del maestre, allí tomó el mapa de la región, la espada de acero del anciano y revisó los documentos que tenía escondidos dentro de un cajón cerrado con llave. En ese momento, ya estaba medio borracho cuando uso el atizador de la chimenea para forzar la cerradura, pero el mareo y la alegría momentánea se le fueron de un plumazo cuando reconoció el sello imperial.
Eran al menos 10 mensajes del norte y su contenido era claro y funesto: el desaparecido Natsuo Todoroki fue declarado muerto tras 3 años de búsqueda infructuosa y el propio rey Enji Todoriki está muriendo de una enfermedad incurable. Shindo ya sabía que todo el linaje imperial había nacido bajo una mala estrella, era el rumor que surgió luego de que el hijo mayor y la esposa murieran en un incendio del palacio, que cobró 300 vidas entre nobles, eunucos y sirvientas. Pero otra cosa era que se confirmara como toda la línea de sangre había sucumbido a la maldición y la desobediencia.
De los 4 hijos nacidos de la semilla de Enji, sólo quedan dos, Fuyumi una mujer beta y Shouto un omega de 11 años.
La beta hace más de 10 años que había renunciado a su título y herencia para investirse con el velo de las sacerdotisas, en consecuencia, perdió todo derecho sobre el trono, y el príncipe Shouto por ley todavía puede ser coronado y puesto al poder, pero no soltero. Sólo tiene que contraer matrimonio con un alfa de la corte. No importa que tenga 11 años, ni que su celo no haya llegado, porque será el primer consejero del rey quien asuma el liderazgo hasta que el niño haya madurado. El problema nace cuando la mitad de los ministros es candidato elegible o tienen herederos habilitados para el matrimonio, con lo cual Enji debe decidir con quien casar a su hijo omega antes de morir.
Las cartas también solicitaron el envío inmediato de soldados a la capital para lo que llamaron “refuerzo del orden público”, entregando una lista larga y detallada de todas las fortalezas que debían sumarse a la solicitud del rey, junto a los generales de las familias más antiguas de cada región. “Valla eufemismo estúpido, pomposo y burdo”, maldijo Shindo Yo entre dientes, porque lo que estaba pasando en la capital no era otra cosa que una guerra civil entre ministros por la mano de Shouto Todoroki.
De acuerdo con esta maldita lista, Muzan literalmente era el último bastión que podía ayudarlos, porque Deika, Musutafu y Quing Quing (las siguientes fortalezas hacia el norte) ya deberían haber respondido a la orden del rey, considerando que las cartas estaban fechadas hace mes y medio. Entonces se quedarán aquí encerrados a morir de hambre en tanto el Rey o Redestro, su primer consejero, logren controlar las presiones de los ministros para casarse con el último heredero al trono de los Todoroki….
Los salvajes ya están ordenados en filas portando estandartes. Todavía se están varios metros más allá, lejos del alcance de sus arcos, pero incluso si está cansado y mareado, nota que estos no son la misma cantidad de enemigos que ayer.
Tras su espalda resuenan golpes contra una puerta, luego gritos ahogados provenientes de la torre el homenaje y los calabozos. Las puertas se abren de par en par liberando masas de campesinos corriendo lejos de un humo blanco, tosiendo, con los pies torpes, sin rumbo, chocando con los pocos soldados que llegan a comprobar el incendio.
Sus ojos apenas siguen el hilo del desastre, cuando a duras penas se mantiene en pie, esquivando a los campesinos y soldados que intentan huir desde una muralla a otra. Algunos arrastran cuerpos, otros salen ensangrentados mientras que el resto se desploma en el suelo.
- ¡Vienen por las mazmorras! – grita alguien en medio del humo, para luego desmayarse en el piso.
De pronto, junto a los que huyen del humo, salen gentes con turbantes cubriendo medio rostro y boca, portando espadas curvas mientras van matando a diestra y siniestra soldados desprevenidos.
Tiene que ser una broma, la peor de las suertes, el infierno mismo cobrándose sus pecados por los bastardos que dejó en la región del norte…Pero el olor a la sangre y muerte es tan real, como el picor familiar en sus manos cuando aprieta el mango de su espada desenvainada.
Los cuerpos van cayendo uno a uno mientras todo el aire se llena de feromonas angustiadas cuando un grupo de mujeres betas y omegas queda acorralado en las caballerizas.
Shindo ordena una formación y un grupo de soldados niños cubre su espalda. Desde las almenas caen flechas ciegas y asesinas hacia las puertas de las mazmorras anegadas de humo, hiriendo aldeanos y enemigos por igual.
El humo se propaga con más fuerza, ayudado por sombras en forma de aves que se arrastran por las grietas de la piedra buscando recovecos, huecos o cualquier entrada por donde penetrar las murallas, con la promesa de aumentar la desesperación.
Shindo, grita y ruge directrices a los cobardes que se quedan parados sin pelear, patea enemigos, empuja los cuerpos que se amontonan en el patio mientras intentan evadir el humo infame, y, sin embargo, no logra acercarse a la torre del homenaje, el edificio central situado encima de las mazmorras.  
Su cuerpo burbujea, pica y bulle febril con el llamado de un poder antiguo y prohibido, los instintos de su cuerpo agitados como un lobo hambriento. Había jurado que nunca nadie sabría de él o de su fuerza y magia, pero a este paso, nadie sobrevivirá al ataque si no se rinden o si no logra derrumbar las mazmorras por donde han conseguido entrar los bárbaros.
De improvisto, recibe una tacleada firme contra su costado, un hombre bajo de ojos avellanas le planta cara usando apenas una cuchilla y la habilidad de sus manos y piernas. Shindo no ha vista nada igual, pero no por la destreza de su defensa sino porque este es un omega. Recibe un corte y luego son dos más en los antebrazos, alguien grita a su lado para intentar ayudarlo, pero otro salvaje se interpone y queda nuevamente expuesto. La omega silva de forma viciosa apenas amortiguado por la tela que cubre su boca, vuelve a arremeter contra él y entonces Shindo se da cuenta del dolor en su costado, la respiración difícil que lo ahoga a ratos mientras intenta recomponerse y devolver los golpes.
Una flecha silva sobre sus cabezas, pero no les da alcance, sus pies tropiezan, pierde la espada, el equilibrio y la conciencia justo cuando su cuerpo colapsa contra una muralla debido al veneno de los humos.
Entonces sucede, la primera toma de los páramos que quedaría en la historia del nuevo orden como el primer asedio victorioso de los pueblos salvajes nómadas.
Mitsuki ruge junto a Mirio la nueva victoria. La hija del este, perdida en las tierras enemigas, no solo había cumplido su misión, les había asegurado un lugar donde asentarse por meses y años, protegidos de cualquier intento del imperio por recuperar su soberanía.
Por años nadie de su gente se ha había atrevido a recobrar las tierras de los páramos verdes, porque, aunque las batallas contra los soldados del imperio solían terminar en victoria para ellos, los pueblos nómadas no lograban asentarse por más tiempo de lo que duraba el verano y otoño debido a los castillos.
Mas el exilio al desierto y la estepa, trajo consigo un exquisito intercambio entre las culturas sobre los conocimientos transmitidos por los eruditos de las dunas y la fortaleza innata de los nómadas. Ahora tenían el número, las armas y a las hijas e hijos del este: asesinos y espías entrenados para vigilar el imperio por décadas que les ayudaron a no perder la conexión con su tierra sagrada.
Mei Hatsume, era uno de los pocos sobrevivientes que se esconden todavía por la región, ella recobro los planos de la ciudadela y les hizo llegar la información necesaria con las descripciones de los pasadizos secretos de los castillos.
Eran salidas de emergencias creadas por demanda de los grandes señores fundadores. Pero hace más de 100 años, con los cambios en las particiones políticas y económicas de la región, los regentes originales de los castillos cedieron la responsabilidad a jefes militares y se fueron a vivir como ministros en la capital, en consecuencia, solo unos pocos conocen la existencia de los pasajes subterráneos que ofrecen una salida al exterior.
Esta información en principio no fue tomada como una ventaja, era imposible pensar que podrían hacer pasar un ejército por el estrecho pasadizo, hasta que las matriarcas tomaron parte en la mesa de reunión. Masaru pregunto si no era posible usar el pasadizo como un conducto de aire y los tres Khanes supieron inmediatamente a que se refería. Cuando las madrigueras de los nomus en la estepa son inaccesibles, siempre pueden envenenarlos y eso fue todo lo que tuvieron que hacer con el castillo de Yukai, encontrar el pasadizo con ayuda de los exploradores, anegarlo con el humo de hongos prensados y empujar el veneno usando un fuelle.
Por la noche, pusieron vigías por los perímetros para que alerten de cualquier movimiento en el castillo. Reunieron 50 hombres voluntarios para pasar por los pasadizos masticando el antídoto. Allí comprobaron que la gente escondida en el segundo y tercer nivel del subsuelo, habían muerto por el humo, y que este se había propagado por las murallas hacia dos barracas colindantes, matando a los soldados que habían dormido ahí. El resto fue historia contada.
Por los campos de batalla, los nómades todavía celebran la victoria, pero Mitsuki deja a cargo de la limpieza del castillo a Mirio y Tsunagu en favor de acompañar a la caravana que transporta a los heridos y rehenes.
La poca gente que sobrevivió, eran familias campesinas humildes de poca educación y unos pocos soldados jóvenes sin experiencia. No les tomo ningún esfuerzo someterlos, en su mayoría eran betas con crías y algunos omegas que habían escapado hacia a los últimos pisos de la torre del homenaje o a las caballerizas.
También habían recuperado la mitad de las provisiones, sin que se contaminaran por el veneno. Mitsuki ahora tiene más suministros y omegas que repartir entre sus abanderados y mano de obra para expandir las murallas y así proteger los caballos y nacimientos que vendrían.
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arieeag · 1 year
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Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 7: La toma de los páramos
Desde la torre sur en Yukai, resuenan los cuernos de batalla advirtiendo la llega del enemigo.
Todo el castillo está delimitado por una empalizada que oculta el foso inundado con agua de río. En otros tiempos, el modesto castillo era conocido más allá de las fronteras por las complejidades de su estructura, pero con los años, la paz y la falta de desafíos, incluso la fosa perdió fuerza, caudal y terminó habitada por anfibios, peces y pequeños nidos de aves acuáticas.
En el adarve, los pocos flecheros se preparan para vigilar la muralla de piedra a través de las almenas. La caballeriza, se mantiene firme contra el rastrillo para proteger la única entrada y salida del castillo mientras que en la torre del homenaje y en las mazmorras, mantienen protegidas a las familias que lograron escapar del ataque nómada.
Menos de un día tuvieron antes de que la amenaza llegara desde el sur, sin ningún aviso desde las torres de vigilancia. Tan rápido que nadie tuvo tiempo siquiera de reorganizar las tropas, dar aviso a la compañía que partió al oeste, ni pensar en atacar directamente la horda de salvajes.
Yo Shindo solo tiene 27 años, pero es el soldado más experimentado de todo el castillo, aunque no está liderando por derecho propio. Tomó el mando luego de que el maestre intentara cerrar las puertas a las familias que pedían asilo. Shindo estaba fuera, en el puente levadizo cuando el hombre ordenó cerrar las puertas, pese a que era casi 300 metros de personas esperando entrar, incluyendo campesinos, mercaderes y las familias de los propios aspirantes que se entrenaban para ingresar a la vanguardia del rey.
Él nunca pensó que sería capaz de algo así: amotinarse contra el maestre, pero la expectativa de morir en ese momento por la espada de los jóvenes que no estaban dispuestos a dejar a sus familias fuera del castillo y la desesperación de esas personas, le hizo pensar que el castigo por desobediencia sería insignificante.
Pero ahora…Ahora que todo paso, está al frente dirigiendo a un montón de niños porque los soldados experimentados partieron a la frontera hace días para responder al llamado de refuerzos, en la frontera.  
Tampoco tiene miedo a morir por la traición, porque el maestre falleció solo unas pocas horas después de ser encerrado en su despacho. Todo lo que sabe de este incidente es que su cuerpo se precipitó al suelo mientras Shindo, por suerte, estaba abajo en el patio con cientos de testigos para confirmar que no lo había matado él.
Por desgracia, si los campesinos ya estaban asustados por los nómadas que se acercaban desde la frontera oeste, con la muerte del señor feudal, el pánico se propagó como un incendio. La gente gritaba, se empujaban unos a otros mientras algunos respondían a los empujones con violencia, insultando y ofreciendo pelea a quien tuvieran en frente.
El alfa sacó su espada para imponerse antes de que todo se saliera de control y bramó ordenes, insultos, les gruñó en la cara a unos y habló por tanto tiempo que luego no recordaba que había dicho, pero los mocosos que ahora tenía a su cargo junto a los campesinos, se llevaron al cuerpo, y el resto se repartió en piñones de 6 para asumir diversas funciones, mientras los estudiantes más antiguos les enseñaban a tomar la espada a otro grupo.
Campesinos o no, tendrían que defender las murallas si el asedio de los salvajes les permitía llegar hasta ese punto. Además, era imposible que los refuerzos de Muzan, (el siguiente castillo al norte desde su posición hacia el norte), llegue con refuerzos antes de una semana por la distancia y la necesidad de reunir las tropas.
Esta sería en el mejor de los casos una guerra de desgaste, pues, sin armas, artillería, ni soldados experimentados que pudieran enfrentar a los bárbaros, no era sensato creer que hubiera una oportunidad de luchar con ellos de frente. Necesitan que así sea, incluso si saben que los muros no pueden resistir un asedio prolongado debido a que los trabajos de mantenimiento se pospusieron por un tiempo.
Con sólo un día y medio, logró organizar y distribuir los pocos recursos. En los adarves del sur, concentraron las antorchas y muñecos de paja para hacer parecer que había más hombres defendiendo el castillo. En la entrada, prepararon las ollas con aceite hirviendo, sin embargo, la mitad de los calderos los desviaron en las murallas más débiles en caso de que recibieran un ataque en esa zona.
Ahora todo lo que queda es esperar a que los salvajes embistan las murallas a tiro de arco para diezmarlos en lo que Muzan respondía al llamado.
Es media tarde cuando el cielo se iluminó de rojo violáceo, interrumpido por cúmulos de nubes mezquinas mientras que en el horizonte lejano aparecen las primeras sombras de las huestes salvajes.
Shindo Yo, sube a la torre del matacán tan pronto las primeras voces advierten de la amenaza y resuenan firmes los cuernos de guerra. Allí los latidos de su corazón resuenan atronadores en sus oídos por el sobre esfuerzo de cruzar medio patio y subir las escaleras de dos en dos. Cuando se recompone, ni siquiera tiene que forzar la vista para ver la enorme horda de salvajes que avanza sin prisas, organizada en cuadrillas de 500 hombres, moviéndose con disciplina.
- ¿Cuántos van? - pregunta un soldado desde el patio de armas, pero Shindo sabe que no le alcanzan las manos para calcular ese despliegue de fuerza.
- ¡Primera vanguardia! - grita, cuando haya la voz- ¡1500 hombres!, ¡Segunda vanguardia 1000 hombres! ¡Caballería! ¡1500 hombres…!
- ¡Huestes al oeste! -Interrumpió un vigía y Shindo corrió hasta su posición para verificar con sus ojos el descubrimiento. Con horror, fila tras fila de jinetes salvajes salió de los bosques al tanto que los arqueros montados iban cruzando el puente, tomando formación de frente con sus estandartes rojos, y las espadas curvas alzadas en lo alto.
Entonces supo que no había sido la imprudencia de la gente lo que les impidió llegar antes a pedir resguardo, sino la guerra que había comenzado bajo sus narices sin tener la menor sospecha.
Con todo lo que daban sus pies, Shindo corrió escaleras abajo, cruzo el patio y empujo a los granjeros que obstruían el paso para llegar a hasta el palomar para advertir a la ciudad de Musutafu y el castillo Muzan, la ciudadela más próxima a ellos.
Tomó del brazo a uno de los aspirantes y lo sentó de un empujó para que escribiera la alerta 10 veces y luego las envíe cada pocas horas. Todo lo que quedaba era rezar porque la fortaleza de Muzan se lograra abastecer mejor que ellos hasta que lograran reunir los hombres que necesitaran.
Las huestes de Mitsuki ni siquiera se acercaron a tiro de arco, y en su lugar se reorganizaron directo al norte, como si supieran que ellos no eran un problema, y como si esperasen a un enemigo desde el norte.
Shindo sudo frio y perdió el hambre, esperando un movimiento de los salvajes, pero ellos no estaban interesados en la fortaleza, no todavía. Y solo unas pocas horas más tarde supo porque, la vanguardia de Muzan llego al campo listo para luchar como si hubieran sabido de ante mano la llegada de los salvajes.
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En la llanura, por encima de las lomas Mitsuki se posicionó en medio de su ejército cabalgando una yegua cobriza de crin negra. Junto a ella, su esposo monta un semental Blanco, portando una espada, listo para ordenar el ataque. En su flanco izquierdo la manada de su hijo se organiza para proteger su espalda, excepto por Kirishima, Tokoyami y el propio Katsuki.
El cenizo se negó a estar a cargo de la caballería, porque tendría que dejar atrás su espada y usar el arco o la lanza, en su lugar exigió estar al frente de la batalla junto a la primera vanguardia. Tras él, una formación compuesta por 500 soldados espera la primera orden de su líder quien se ha equipado casi con la armadura completa.
Katsuki lleva escudo de metal pequeño y su espada ya está desenfundada, con la cinta roja de la empuñadura atada a su muñeca, en caso de que el destino quiera traicionarlo nuevamente. Kirishima se ubica justo a su lado derecho, porta un escudo de acero más grande que el de Katsuki, con el dibujo de un dragón y lleva una espada llena de dientes, y a la izquierda de Bakugo las sombras le nublan la vista súbitamente.
-Creía haber dicho que te quería al mando de mis hombres, protegiendo a mi padre. - espeta Katsuki hacia Tokoyami que se abre paso a su lado.
-Me diste la orden, pero antes ya me autorizaste para patearte si te veía haciendo otra estupidez como la que casi te mata con Mirio…Y en tu caso, esto cuenta como una patada en las pelotas
El rostro de Katsuki enrojece de ira, sus dientes rechinan mientras prepara una retahíla de insultos, pero Tokoyami no le da tiempo a responder- Juzgué mal tu madurez si todavía pediste estar al frente de batalla con la herida fresca en tu hombro. – incrédulo Katsuki mira hacia Kirishima. El pelirrojo tiene la boca abierta mientras sacude la cabeza con incredulidad, a él no se le había escapado que Katsuki había vuelto a sangrar la noche anterior.
-Maldita sea, ¿Cómo demonios te enteraste?
-Eso no importa ahora, pero ni creas que dejaré que te mueras antes de cumplirme
-No te he fallado nunca, pero sigues desautorizándome... ¡La mierda no esta tan mal! - sisea
- Tal vez no, pero llevas un escudo, te has amarrado la espada a la muñeca y eso solo me dice que el bastardo de Mirio hizo más daño del que dejaste entrever.
- Se recuperará -agrega el alfa mirándolo a los ojos- pero no puedo usar mi magia hasta que esté bien cerrada la herida del hombro- confiesa.
- Katsuki, no puedes seguir dejando que tu orgullo te ciegue, en este punto, cualquier movimiento en falso te hará lamentarlo el resto de tu vida…- le dice mirándolo con reprensión.
- No fue mi orgullo- le dice, y Tokoyami sonríe con incredulidad y cierto deje de amenaza- no solo fue mi orgullo- se corrige entornando los ojos- No soy bueno con el arco, y la lanza habría supuesto demasiada tensión a mi muñeca y hombro
Tokoyami asiente más tranquilo ante la respuesta medianamente sensata. Katsuki como hijo de un Khan debe demostrar el doble de méritos que el resto, por lo que no era una opción quedarse en el campamento a descansar. También es cierto que Katsuki tiene una presión extra debido a que es una estrella nueva en cielo. Su magia es una cosa nunca vista entre los nómadas, tan poderosa como peligrosa. Le tomó años de practica dominarla, debiendo inventar por sí mismo los principios para controlarla, pero eso supuso mucho esfuerzo y años de estudios, con lo que debió sacrificar otras artes de la guerra que no serían a fines con su peculiaridad, así que puede entender que lo motivo estar en la vanguardia con los demás espadachines, pero de todas las formaciones tomó la primera y más peligrosa.
Quiere decir algo más, pero el ejercito enemigo ya se ve por encima de las colinas. Avanzan en una formación semejante a la de ellos, pero sólo abarcan tres cuartos del ancho de su formación. Se separan en grupos de 200 hombres y van bien equipados, pero son menos de lo que esperaban, incluso para lo que prometió Mei Hatsume la espía que lleva infiltrada casi 10 años en Dagobah.
El cuerno de guerra resuena atronador y entonces la marcha reinicia para que los dos ejércitos se encuentren. Primero avanzan lento con pasos pesados y rítmicos, luego es una carrera en picada cuando obtienen suficiente distancia de la caballería que está esperando la orden de avanzar. Están a menos de medio camino cuando los arqueros dagobenses lanzan la primera ráfaga de flechas, Katsuki y Kirishima alzan sus escudos mientras flexionan las rodillas ligeramente, esperando el impacto, pero una sombra negra los cubre y se traga cada saeta quebrándolas en pequeñas esquirlas.
Algunos caen muertos, otros resultan heridos, pero la marea se impone hasta alcanzar a la primera línea de los dagobenses con un choque de fuerzas brutal. Hay hombres que no resisten el empuje de la horda de salvajes, caen de espaldas mientras la marea pasa por encima con gritos feroces. Otra lluvia de flechas pasa de largo por encima de sus cabezas lastimando a los salvajes de más atrás.
El cuerno de guerra resuena otra vez a la lejanía y otro responde más agudo desde las filas enemigas y con eso las caballerías de ambos bandos se preparan para el segundo asalto.
Katsuki raja a dos enemigos de un corte limpio, patea a otro que estaba atrás mientras Kirishima embiste con el escudo a un soldado enorme que porta un martillo de guerra. Tokoyami se queda tras ellos, con las manos extendidas mientras las sombras frenan los pies de los enemigos manteniendo un margen de seguridad para que sus compañeros no se vean acorralados en número y luego las usa como escudo cuando la caballería se abre paso arrollando aliados y enemigos por igual.
Una flecha pasa silbando a un lado de la cabeza de Tokoyami, alguien grita en su dirección y de pronto dos arqueros lo apuntan protegidos por 3 espadachines. Inmediatamente retrae las sombras hacia él, pero ni siquiera alcanza a dar dos pasos cuando una mancha amarilla sale desde la nada para enfrentarlos.
Mirio Togata llega con su sonrisa eterna, haciendo gala de toda su fuerza y su destreza como guerrero, mata a los arqueros mientras Katsuki y Kirishima se encargan de los espadachines. El hombre ríe fuerte y de buena gana mientras los enemigos siguen llegando, hasta saluda a Katsuki cuando tiene la oportunidad, pero el alfa le enseña el dedo medio antes alejarse en dirección contraria.
Tokoyami entorna los ojos enojados al ver la breve discusión del par. Mirio es ahora un Khan, uno que es avalado por Yagi el pacificador, un héroe de las guerras esteparias. Es un superior en toda regla y como tal podría mandar a castigarlos tras la batalla y ni siquiera Mitsuki podría interponerse, porque tiene que dar el ejemplo frente a todos los demás.
-  Que inmaduro. – susurra sacando la espada para sumarse junto a Bakugo en su flanco izquierdo. Si no tiene cuidado, se agotará demasiado pronto, sin embargo, la victoria llega rápida y contundente poco tiempo después.
Desde el castillo, Shindo vio morir hasta el último hombre, cuando el general inicia la retirada. Los arqueros montados de los salvajes simplemente no les dan la oportunidad haciendo gala de su puntería casi perfecta.
- ¿Se acabó? - pregunta alguien a su lado, la voz seca y atónita
- Se acabo. - confirmo Yo, enfundando su espada mientras retornaba a sus aposentos. De pronto había recordado que llevaba más de 15 horas sin descansar o comer.
En la llanura, Mitsuki celebra la primera victoria junto al enardecido grito de júbilo de sus hombres. Junto ella el mismísimo Khan del sur Mirio Togata la reverencia con esa sonrisa brillante que recuerda las de su maestro Yagi, cuando era más joven.
A lo lejos, divisa a su hijo, regresa del campo de batalla con el rostro y la ropa salpicada de sangre y barro, Tokoyami va detrás con el casco de cuervo en una mano y la ropa prácticamente limpia, y todavía más atrás Kirishima se asoma entre la gente con una sonrisa llena de dientes, trae el escudo abollado, la espada en su funda y arrastra un martillo de guerra con restos de carne atrapados en las púas.
Cuando pasan junto a ella, ninguno media una sola palabra y ella misma guarda distancia para no demostrar favoritismo, ni dar pie a confusiones, sin embargo, todavía se escapa una leve sonrisa orgullosa cuando Katsuki pasa por su lado para hacer un rápido conteo de los sobrevivientes de los hombres que acompañó en la batalla.
- ¿Dónde está la maldita carreta? ¡Traigan antorchas! Tengo 10 heridos por allá…-grita subiéndose a un caballo. Alguien pasa corriendo, le entrega un palo con un trapo impregnado de aceite, Katsuki enciende la antorcha con un chasquido de dedos y luego parte junto a la carreta para buscar a su gente.
Una voz la distrae de toda la escena, su mirada regresa hacia Mirai. El hombre parece cansado, trae los ojos oscuros por falta de sueño, cansancio por el viaje y el uso de su peculiaridad. Por esta vez se quedó lejos del peligro, acompañando a Masaru en las colinas para vigilar el resultado aplastante de la batalla. La caballería consiguió capturar a uno de los capitanes y antes de matarlo, Mirai gasto casi toda su energía en ver su futuro…
Si tan solo el hijo Bakugo no hubiera aparecido otra vez en esas visiones
- ¿Qué viste?
- Dos hijos perdidos en el bosque levante, pero tres son caminantes…- dice con los ojos cerrados- no sé quién es el tercero, pero sigue anunciándose...
- ¿No dijiste la última vez que eran tres hijos perdidos?
El hombre sonríe gratamente sorprendido. Muchos meses atrás ya había tenido varias visión cuando tomó la mano de Katsuki, pero ese no era un detalle que le hubiera comunicado a su Gran Khan, sino a Masaru la gran Matriarca. No era un secreto, pero el hombre le había pedido que no le mencionara el asunto a la mujer, aunque quizás el solo le contó la parte que no menciona a su hijo.
- Parece ser que uno está regresando a casa…- le dice mientras observa su reacción, en busca de algún signo de reconocimiento, pero ella es imperturbable- lo siento, necesito volver al campamento con los demás, ya no seré de utilidad aquí…
-Adelante, entonces – se despide la mujer con un gesto.
En ese momento, Mitsuki reúne a los kahnes del sur y el oeste, mientras se encienden fogatas por todo el alrededor del castillo, lejos del tiro con arco. Ahora solo queda prepararse para el asedio y la toma de Yukai.
En poco más de dos horas, las carretas que se habían adelantado temprano en la mañana arman dos decenas de yurtas, a unos 300 metros al sur, alzando estandartes y banderas de cada clan convocado y cuando han terminado la tarea se retiran al campamento original de la campaña, llevándose consigo a los heridos.
Por la mañana, las huestes de los nómadas se forman esta vez de frente a la fortaleza y con ello, todo el castillo se prepara para el asedio mientras su general, Shindo Yo, trae en el cuerpo 10 onzas de vino, medio pan y la certeza de que ya perdió la batalla.
Por la noche, ingresó al cuarto del maestre, allí tomó el mapa de la región, la espada de acero del anciano y revisó los documentos que tenía escondidos dentro de un cajón cerrado con llave. En ese momento, ya estaba medio borracho cuando uso el atizador de la chimenea para forzar la cerradura, pero el mareo y la alegría momentánea se le fueron de un plumazo cuando reconoció el sello imperial.
Eran al menos 10 mensajes del norte y su contenido era claro y funesto: el desaparecido Natsuo Todoroki fue declarado muerto tras 3 años de búsqueda infructuosa y el propio rey Enji Todoriki está muriendo de una enfermedad incurable. Shindo ya sabía que todo el linaje imperial había nacido bajo una mala estrella, era el rumor que surgió luego de que el mayor y la esposa murieran en un incendio que cobró 300 vidas entre nobles, eunucos y sirvientas. Pero otra cosa era que se confirmara como toda la línea de sangre había sucumbido a la maldición y la desobediencia.
De los 4 hijos nacidos de la semilla de Enji, sólo quedan dos, Fuyumi una mujer beta y Shouto un omega de 11 años.
La beta hace más de 10 años que había renunciado a su título y herencia para investirse con el velo de las sacerdotisas, en consecuencia, perdió todo derecho sobre el trono, y el príncipe Shouto por ley todavía puede ser coronado y puesto al trono, pero no soltero. Sólo tiene que contraer matrimonio con un alfa de la corte. No importa que tenga 11 años ni que su celo no haya llegado, porque será el primer consejero del rey quien asuma el liderazgo hasta que el niño haya madurado. El problema nace cuando la mitad de los ministros es candidato elegible o tienen herederos habilitados para el matrimonio, con lo cual Enji debe decidir con quien casar a su hijo omega antes de morir.
Las cartas también solicitaron el envío inmediato de soldados a la capital para lo que llamaron “refuerzo del orden público”, entregando una lista larga y detallada de todas las fortalezas que debían sumarse a la solicitud del rey, junto a los generales de las familias más antiguas de cada región. “Valla eufemismo estúpido, pomposo y burdo”, maldijo Shindo Yo entre dientes, porque lo que estaba pasando en la capital no era otra cosa que una guerra civil entre ministros por la mano de Shouto Todoroki.
De acuerdo con esta maldita lista, Muzan literalmente era el último bastión que podía ayudarlos, porque Deika, Musutafu, Quing Quing y (las siguientes fortalezas hacia el norte) ya deberían haber respondido a la orden del rey, considerando que las cartas estaban fechadas hace mes y medio. Entonces se quedarán aquí encerrados a morir de hambre en tanto el Rey o Redestro, su primer consejero, logren controlar las presiones de los ministros para casarse con el último heredero al trono de los Todoroki….
Los salvajes ya están ordenados en filas, portando estandartes todavía varias millas más allá, lejos del alcance de sus arcos, pero incluso si está cansado y mareado, nota que estos no son la misma cantidad de enemigos que ayer.
Tras su espalda resuenan golpes contra una puerta, luego gritos ahogados provenientes de la torre el homenaje y los calabozos. Las puertas se abren de par en par liberando masas de campesinos corriendo lejos de un humo blanco, tosiendo, con los pies torpes, sin rumbo, chocando con los pocos soldados que llegan a comprobar el incendio.
Sus ojos apenas siguen el hilo del desastre cuando a duras penas se mantiene en pie, esquivando a los campesinos y soldados que intentan huir desde una muralla a otra. Algunos arrastran cuerpos, otros salen ensangrentados mientras que el resto se desploma en el suelo.
- ¡Vienen por las mazmorras! – grita alguien en medio del humo, para luego desmayarse en el piso.
De pronto, junto a los que huyen del humo, salen gentes con turbantes cubriendo medio rostro y boca, portando espadas curvas mientras van matando a diestra y siniestra soldados desprevenidos.
Tiene que ser una broma, la peor de las suertes, el infierno mismo cobrándose sus pecados por los bastardos que dejó en la región del norte…Pero el olor a la sangre y muerte es tan real, como el picor familiar en sus manos cuando aprieta el mango de su espada desenvainada.
Los cuerpos van cayendo uno a uno mientras todo el aire se llena de feromonas angustiadas cuando un grupo de mujeres betas y omegas queda acorralado en las caballerizas.
Shindo, ordena una formación y un grupo de soldados niños cubre su espalda. Desde las almenas caen flechas ciegas y asesinas hacia las puertas de las mazmorras anegadas de humo, hiriendo aldeanos y enemigos por igual.
El humo se propaga con más fuerza, ayudado por sombras en forma de aves que se arrastran por las grietas de la piedra buscando recovecos, huecos o cualquier entrada por donde penetrar las murallas, con la promesa de aumentar la desesperación.
Shindo, grita y ruge directrices a los cobardes que se quedan parados sin pelear, patea enemigos, empuja los cuerpos que se amontonan en el patio mientras intentan evadir el humo infame, y sin embargo, no logra acercarse a la torre del homenaje, el edificio central situado encima de las mazmorras.  Su cuerpo burbujea, pica y bulle febril con el llamado de un poder antiguo y prohibido, los instintos de su cuerpo agitados como un lobo hambriento. Había jurado que nunca nadie sabría de él o de su fuerza y magia, pero a este paso, nadie sobrevivirá al ataque si no se rinden o si no logra derrumbar las mazmorras por donde han conseguido entrar los bárbaros.
De improvisto, recibe una taclada firme contra su costado, un hombre bajo de ojos avellanas le planta cara usando apenas una cuchilla y la destreza de sus manos y piernas. Shindo no ha vista nada igual, pero no por la destreza de su defensa sino porque este es un omega. Recibe un corte y luego son dos más en los antebrazos, alguien grita a su lado para intentar ayudarlo, pero otro salvaje se interpone y queda nuevamente expuesto. La omega silva de forma viciosa apenas amortiguado por la tela que cubre su boca, vuelve a arremeter contra él y entonces Shindo Yo, se da cuenta del dolor en su costado, la respiración difícil que lo ahoga a ratos mientras intenta recomponerse y devolver los golpes.
Una flecha silva sobre sus cabezas, pero no les da alcance, sus pies tropiezan, pierde la espada, el equilibrio y la conciencia justo cuando su cuerpo colapsa contra una muralla debido al veneno de los humos.
Entonces sucede, la primera toma de los páramos que quedaría en la historia del nuevo orden como el primer asedio victorioso de los pueblos salvajes nómadas.
Mitsuki ruge junto a Mirio la nueva victoria. La hija del este, perdida en las tierras enemigas, no solo había cumplido su misión, les había asegurado un lugar donde asentarse por meses y años, protegidos de cualquier intento del imperio por recuperar su soberanía.
Por años nadie de su gente se ha había atrevido a recobrar las tierras de los páramos verdes, porque, aunque las batallas contra los soldados del imperio solían terminar en victoria para ellos, los pueblos nómadas no lograban asentarse por más tiempo de lo que duraba el verano y otoño debido a que la principal defensa del imperio, los castillos.
Mas, el exilio al desierto y la estepa trajo consigo un exquisito intercambio entre las culturas sobre los conocimientos transmitidos por los eruditos de las dunas y la fortaleza innata de los nómadas. Ahora tenían el número, las armas y a las hijas e hijos del este: asesinos y espías entrenados para vigilar el imperio por décadas que les ayudaron a no perder la conexión con su tierra sagrada.
Mei Hatsume, era uno de los pocos sobrevivientes que se esconden todavía por la región, ella recobro los planos de la ciudadela y les hizo llegar la información necesaria con las descripciones de los pasadizos secretos de los castillos.
Eran salidas de emergencias creadas por demanda de los grandes señores fundadores. Pero hace más de 100 años, con los cambios en las particiones políticas y económicas de la región, los regentes originales de los castillos cedieron la responsabilidad a jefes militares y se fueron a vivir como ministros en la capital, en consecuencia, solo unos pocos conocen la existencia de los pasajes subterráneos que ofrecen una salida al exterior.
Esta información en principio no fue tomada como una ventaja, era imposible pensar que podrían hacer pasar un ejército por el estrecho pasadizo, hasta que las matriarcas tomaron parte en la mesa de reunión, Masaru pregunto si no era posible usar el pasadizo como un conducto de aire, y los tres Khanes supieron inmediatamente a que se refería. Cuando las madrigueras de los nomus en la estepa son inaccesibles, siempre pueden envenenarlos y eso fue todo lo que tuvieron que hacer con el castillo de Yukai, encontrar el pasadizo con ayuda de los exploradores, anegarlo con el humo de hongos prensados y empujar el veneno usando un fuelle.
Por la noche pusieron vigías que alertaran movimiento en el castillo, reunieron 50 hombres voluntarios para pasar por los pasadizos masticando el antídoto. Allí comprobaron que la gente escondida en el segundo y tercer nivel del subsuelo, habían muerto por el humo, y que este se había propagado por las murallas hacia dos barracas colindantes, matando a los soldados que habían dormido ahí. El resto fue historia contada.
Por los campos de batalla, los nómades todavía celebran la victoria, pero Mitsuki deja a cargo de la limpieza del castillo a Mirio y Tsunagu en favor de acompañar a la caravana que transporta a los heridos y rehenes.
La poca gente que sobrevivió, eran familias campesinas humildes de poca educación y unos pocos soldados jóvenes sin experiencia. No les tomo ningún esfuerzo someterlos, en su mayoría eran betas con crías y algunos omegas que habían escapado hacia a los últimos pisos de la torre del homenaje o a las caballerizas.
También habían recuperado la mitad de las provisiones, sin que se contaminaran por el veneno. Mitsuki ahora tenía incluso más suministros y omegas que repartir entre sus abanderados, y mano de obra con la que expandir la ciudadela para proteger los caballos y nacimientos que vendrían.
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juarezesdeporte · 2 years
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A PASO FIRME!!
Chihuahua Fútbol Club con gran paso en el Grupo 17 de la Tercera División Profesional***** se colocó en el subliderato en la tabla de posiciones del Grupo 17 dentro del Torneo de Apertura 2022
 El plantel de Chihuahua Fútbol Club que participa en la Liga de Tercera División Profesional de México se colocó en el subliderato en la tabla de posiciones del Grupo 17 dentro del Torneo de Apertura 2022.
 El plantel dirigido por el DT Jesús Chávez ha cosechado tres victorias a cambio de una derrota y un empate lo que lo coloca con 12 unidades, con esta misma cosecha se encuentran los Xolos de Hermosillo, aunque estos últimos con un partido menos jugado hasta el momento.
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 Actualmente, Chihuahua FC comparte grupo con diez escuadras más, en las siguientes sedes; Mexicali, Ciudad Juárez, Hermosillo, Etchojoa, Guaymas, Ciudad Obregón. Jugará durante la primera vuelta cuatro partidos de local y cinco más los hará en calidad de visitante. Este torneo comenzó el pasado 2 de septiembre y la fase regular culminará el 13 de noviembre.
 El camino a la cima comenzó después de tropezar ante los Toros FC de Juárez por 1-0 en la jornada uno, posteriormente en su debut en casa, vencieron 8-0 a Guaymas, después empató con el Obson Dynamo 1-1 y finalmente ligó victorias consecutivas ante Cachanillas FC de visitante 1-0 y ante Deportivo Etchojoa por 1-0. El próximo compromiso será ante el Premier de Ciudad Juárez en duelo correspondiente a la Jornada siete a celebrarse en la frontera más bella de México a las 16:00 horas este próximo sábado 15 de octubre en donde Chihuahua buscará seguir con la racha de triunfos.
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 Tabla de Posiciones
Pos
Club
JJ
JG
JE
JP
Pts
1
Xolos Hermosillo
4
3
1
012
2
Chihuahua FC
5
3
1
1
12
3
La Tribu Juárez
5
3
1
1
12
4
Cimarrones FC
4
2
1
1
9
5
Deportivo Etchojoa
6
2
3
1
11
6
Búhos Unison FC
6
2
2
2
10
7
Toros FC Juárez
5
2
1
2
7
8
Obson Dynamo FC
6
2
1
3
7
9
Cachanillas FC
5
1
1
3
4
10
Fútbol Premier Juárez
6
1
05
3
11
Guaymas
4
1
03
3
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elbiotipo · 4 years
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Queria saber señor biotipo que es lo mas al monte que te has metido alguna vez, onda lo mas lejos de todo contacto humano que has estado en tierra firme? Y si alguna vez viste al pomberito?
Lejos de contacto humano es difícil porque los biólogos siempre se mueven en manada grupos... Y además está todo urbanizado o ruralizado así que queda poco monte donde no haya por lo menos un vaqueano dando vueltas...
Desafortunadamente he viajado menos de lo que hubiese querido pero el parque nacional Chaco y el parque Tres Cerros en Corrientes son los lugares donde he estado más "solo" en el sentido de adentrarme en el monte (o en el cerro) por mí cuenta y que sean lugares bastante conservados. Aunque como te dije hasta en esos parques vive gente y nunca estuve lejos de mí grupo. Pero sentarse solo en un tronco caído en medio del monte hace muy bien al alma. Guarda que no te piquen las hormigas nomás.
Tengo la intención de ir de pasante al parque nacional Impenetrable este año o el que viene... Ese lugar sí es monte chaqueño casi "intacto" al menos en lo que la frontera agropecuaria se refiere (nunca hay que olvidar que los pueblos originarios han vivido en esos lugares desde tiempos literalmente inmemoriales)
Sí, es conocido mío, tomamos teres los viernes a la siesta
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santixx12 · 4 years
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Nombre: Soradd
Región: Noxus, se aloja actualmente en Shurima
Edad: 41.
Altura: 1.95.
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Puede tener una mirada un poco fría con aquellos a los que aun no conoce, pero es una persona muy carismática, le gusta proteger a los demás y cuidar de su hija adoptiva, tiene problemas con controlar su ira luego de la perdida de su amada lo que lo a llevado a tener problemas en las fronteras Shurimanas, adora la cerveza fría de Noxus y los platos calientes de Shurima, siempre busca explorar, no logra expresar bien su dolor por la perdida de sus compañeros y amada, aunque este un poco mayor sigue con un físico de un joven de 20 años, cuando no explora lleva a su hija adoptiva Rykkú a lugares hermosos para que disfrute la vida.
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EL ESTIRPE DE UN GUERRERO
Luego de la invasión de Noxus en Jonia muchos soldados volvieron al imperio y otros migraron a tierras lejanas, mi grupo se adentro a una pequeña embarcación que iba directo a shurima cerca de Nashramae, hacíamos esto para olvidar todas las perdidas ocurrido en aquella batalla, uno de mis soldado le pregunta a lo que se supone que sería el capitán del embarco cuantos días nos tomaría llegar a nuestro destino, el hombre alza su brazo y saca un dedo, dándonos a enterder que en un día llegaremos, llevaba entre mis brazos a una pequeña niña joniana, recogida luego de que diera una orde de asesinar a sus padres, ocultándole este secreto, cierro mis ojos para oír el movimiento de las olas mientras mis compañeros empiezan a susurran creyendo que duermo.
--soldado noxiano 1: aunque se vea imponente y tosco el coronel tiene un gran corazón, siempre se a preocupado por los demás.
--soldado noxiano 2: No lo sé... sigue siendo intimidante y su mirada es muy fría.
Abro mis ojos y doy un pequeño giro mirando al cielo * si tan solo, entendieran que no importa la forma de ser, el mundo te devolverá lo que hiciste *, sigo mirando al cielo estrellado, solo para dormir bajo la luz de las estrellas con la niña a mi lado.
Despierto con el salir del sol y veo que la pequeña no está a mi lado me levanto rápidamente para buscarla, escucho unos gritos de alegría en la popa del barco y voy directo a esa dirección, veo como esta maravillada con el vasto desierto que se miraba a lo lejos, la levanto en mi hombro para que pueda ver más y sentir la brisa, pasadas unas horas arribamos en el puerto shurimano que aún estaba controlado por unos pocos soldados Noxianos, arrancó mi capa y se la pongo a la niña para que no le afecte el sol a su piel blanca, bajamos hasta la entrada del puerto, para llegar por fin a nuestro destino, llegado a la entrada de Nashramae los soldados Noxianos nos detienen y piden que nos identifiquemos, esto me parece raro ya que el nuestros uniformes de muestran que somos soldados Noxianos, miró a mis soldados y pongo detrás mío a la niña.
--Soradd: soldados que crees que haces al no dejarnos pasar a mi grupo y a mi.
No responden a mi regaño y cambian su postura en defensa, desenvaino mi espada y les apuntó con esta, los soldados vuelven a su postura.
--Guardia del portón: Lo sentimos señor, creímos que eran Shakkales, han estado desapareciendo soldados raramente y siempre encontramos sus cuerpos sin vestimenta, creemos que están robando estas para hacerse pasar por nosotros y aprovecharse de pueblos pequeños.
Guardo mi espada y nuevamente miro a mi grupo; nos adentramos al pueblo y buscamos un lugar donde nos ofrezcan posada y alimento al menos para la pequeña, encontramos una pequeña taberna donde sólo había un soldado, me acercó con la pequeña para que el dueño se apiade más.
-Soradd: Discúlpeme, diciéndolo en un tono de voz grave.
El hombre se agacho bajo su sitio de trabajo y sacó una jarra con cerveza.
--Soradd: No, no, disculpe el inconveniente vengo buscando posada y alimento para esta pequeña y mi grupo, cree que nos lo puede brindar?
El hombre se levanta lentamente y me pasa la llave de una habitación, moviendo su mano me señala que suba al segundo bloque, muevo la cabeza en dirección a mis compañeros para entrar, ya dentro de la habitación vemos como lo hay tres camas y nosotros somos 5, nos miramos todos mutuamente para decidir como dormiremos cada uno.
--Soldado 3: Señor usted duerma con la pequeña, y nosotros dormimos en pareja.
Me río un poco al ver como mis subordinados ya no son más que simples amigos, veo a la pequeña y pienso * debería de ponerle un nombre *, me arrodilló y toco su cabeza.
--Soradd: que te parece la idea de te ponga un nombre.
La niña me ve con sus ojos grandes y brillantes, y sube y baja su cabeza haciéndome entender que si, miro a mis compañeros y me sonríen.
--Soradd: esperan que se lo ponga yo cierto?.
Poniendo mi mano en la cara pienso que nombre le quedara bien * hara o melty, tal vez le guste soruh, no creo *, sonrió y veo a la pequeña.
--Soradd: Te gusta el nombre de Rykkú?
Ella salta y me abraza, todos me miran y ríen, pero yo solo los ignoro y la abrazo,Rykkú fue la primera en irse a la cama y comprobar que tan cómoda es, la pequeña Rykkú cae dormida al instante, le digo a mis compañeros que también descansen, para bajar al bar y ver si puedo obtener información de los Shakkales, saliendo de la habitación escucho como algunos soldados hablan, me acerco a ellos para preguntar de qué lo que están hablando.
--Soldado del bar: Oh, capitan, estábamos hablando de un grupo de Shakkales, cerca del pueblo robando alguno artefactos, creemos que tratan de crear algo, no sabemos con certeza de qué se trata.
--Soradd: Interesante, me pueden decir donde han visto a esos grupos.
Los soldados me muestran un mapa que tenían guardado señalando e cada uno de los puntos que los ven con frecuencia y una línea que indica podría ser su guarida,
--Soradd: Gracias, me despido con la mano en el pecho.
Voy a la habitación y veo como todos duermen, así que decido que no pierdo nada en descansar, corro un poco a Rykkú, para poderme acostar, Me recuesto y ruego de que no se despierte.
Luego de unas horas de descanso, me levanto y veo que todos aún duermen, me siento en el borde de la cama, meditando de que será una dura travesía ir a atacar a ese grupo Shakkal, cuando de sorpresa siento un pequeño brazo en mis pies, era Rykkú abrazándome, se aferraba a mi, era como si no quisiera que fuera.
--Soradd: Discúlpame Rykkú, pero tengo que ayudar a este pueblo.
Me levanto de la cama y despierto a los demás.
--Soradd: Prepare en qué vamos a ir a atacar un escondite de Shakkales, puede que sea peligroso, pero somos guerreros.
Todos ponen sus manos en el pecho y se preparan, volteo en dirección de Rykkú y veo como llora, pongo mi mano sobre su cabeza y le muestro una sonrisa, ella ríe, salgo de la habitación y me hago en la entrada del bar, veo a dos soldados y les ordenó que protejan a Rykkú, espero que baje mi grupo para salir, Salen, estirando y bostezando.
--Soradd: no se tomen esto como un juego, no conocemos al enemigo y pueden ser peligrosos.
Luego de mis palabras todos se ponen firmes y en marcha al escondite de eso shakkales, nuestro camino era largo y caluroso, entre más pasaron las horas más nos sentíamos cansados y sedientos, pero a lo lejos veo una formación montañosa extraña, ya estábamos llegando a su resguardo, alzó mi mano para que mis compañeros estén alerta y preparados para cualquier peligro, mientras más nos acercábamos a él resguardo más sentía como si algo no cuadrara, seguimos adelante asta la entrada, donde me esperaba que pelearíamos, pero a mi sorpresa no había nada, mi grupo decide adentrarse a la cueva.
--Soldado 1: vamos señor nada malo nos podrá pasar.
Seguimos adelante hasta un punto donde la luz del sol no llega, encienden una antorcha y revisan si hay camino por el que seguir, pero no nos topamos con muchos lugares por donde seguir, aparte de un camino estrecho, decidimos continuar par ahí, hasta toparnos con un conjunto de estructuras antiguas y un gran espacio vacío o eso creíamos, empezaron a encenderse antorchas una tras una, rodeándonos y dejándonos ver que no estábamos solos, apenas con girar la cabeza logró ver que nos superan por mucho, trato de buscar al jefe de este grupo, pero no lo logro a la primera, desenvaino mi espada y me pongo en guardia, repiten la acción mis soldados.
--Soldado 2: Señores fue un placer luchar a su lado.
--Soldado 3 y 1: lo mismo.
Todos mis soldados, mis compañeros se estaban rindiendo ya sin siquiera chocar sus espadas con el enemigo, así que grito.
--Soradd: No se rindan aún, hasta que nuestros ojos no pierdan su brillo nosotros no nos rendiremos
En ese mismo instante todos los Shakkal alzan sus lanzas y abren un pequeño campo para dejar pasar algo o alguien, eso era una criatura más alta que las demás, solo cubriendo su cara y cintura, su arma era distinta a las demás, era una espada, antigua por las escrituras que tenía sobre ella, y tenía la marca de shurima en su base, la criatura baja la espada de su hombro y con el solo toque del suelo se siente una tensión en la atmósfera muy pesada, veo a mis soldados y estos están temblando, exhalo y corro al frente de los enemigos, no eran tan fuertes pero si eran altas sus cantidades, cortaba, desgarraba y partía en dos a todos los que se me acercaban abriéndome paso hasta ese coloso con espada, mis soldados seguían mi ejemplo y se llenaban de valor cada vez que mataban a uno, yo por mi parte trataba de matar al grande y hacer que huyera el resto; el coloso mandó un golpe de espada pero no fue certero, arremetió contra sus dedos para que suelte el arma, pero sólo le hice rasguños, el coloso manda un golpe con su puño mandándome lejos, me quedo tirado un tiempo en el suelo tratando de reponerme, mientras trataba de levantarme veo como el coloso le da un golpe con la espada a uno de mis compañeros partiendo lo por la mitad, quedó perplejo en el momento, el coloso seguía acercándose a mis otros compañeros y yo no era capaz de pararme, ya cerca de otro lo ha garra y lo lanza cerca de mi como si se tratase de una prenda sucia, me levanto pero solo para quedarme perplejo de como máscara a mis compañeros, a los otros dos los atraviesa con la espada y se ríe, veo al soldado que lanzó cerca de mí pidiendo ayuda en su momento de agonía, una ira me invade y corro hacia donde el coloso gritando, esta vez iré por los pies, cortando sus talones, el coloso cae al suelo, adolorido y furioso trata de ventarse, soltando así el arma, los demás Shakkal no se mueven, ni actúan, esperaban que terminará el combate para ver si sería el vencedor, recojo la espada con mis dos manos y embullen do mi ira, corto sus brazos, brota así un brillo rojo carmesí de ella, el coloso derrumbado y arrastrándose por su vida piensa que lo dejare escapar, pero de un tajo de la espada corto su cabeza, el resto de shakkales me arrodilla y me veneran, pero consumido por la ira y el poder del arma decido acabar con cada uno de ellos; luego de un tiempo y de que mi ira se allá apaciguando, me derrumbó en el suelo cayendo inconsciente, pasa un día entero hasta despertarme y veo la masacre que cometí y toda la sangre que derrame, cojo lo que queda de mis compañeros y les doy un descanso digno enterrándolos, cojo la espada y viajo devuelta al pueblo para ver nuevamente a Rykkú.
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HISTORIA CORTA DE SORADD ANTES DE LA INVASIÓN 
Soradd junto a su amada estaban preparando ya su viaje a la futurista ciudad de Piltover, todo esto ocurriría tiempo después de la invasión, unas semanas ante de partir a Jonia de regreso a su casa encuentra a su amada degollada y con un ramo de rosas en sus brazos, Sin poder aguantar el dolor de su perdida cae en llanto y desespero, el imperio le arrebato lo que mas amaba, el día de la embarcación directo a jonia su actitud era muy distinta a la conocida era mas agresivo su rostro solo se notaba odio y rencor los soldados de su escuadrón sabían que ese no era el Soradd que ellos conocían.
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Cosas extra en un futuro…
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mauriciomeschoulam · 4 years
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19 de octubre de 2020
El uso de mercenarios sirios en Libia y ahora en Azerbaiyán contra Armenia
Hace algunas semanas se empezó a reportar que Turquía estaba enviando combatientes sirios a Azerbaiyán para pelear a favor de ese país, aliado de Ankara, en contra de Armenia. Turquía, por supuesto, lo negó. Las acusaciones por parte de actores políticos no se hicieron esperar. Los gobiernos de Francia y Armenia lo denunciaron. Turquía lo siguió negando. Luego fue el propio presidente sirio, Assad—quien sigue luchando una guerra en su país contra una rebelión en buena medida apoyada por Turquía—y claro, Ankara lo siguió negando. Pero la presencia de combatientes sirios en el Cáucaso se ha seguido documentando, algo que en realidad sigue una misma lógica que Turquía ha empleado en Libia. Lo que pasa es que no es solo Turquía quien ha estado contratando combatientes sirios para luchar en Libia. Rusia también lo hace, al igual que las monarquías del Golfo han empleado combatientes extranjeros (incluso colombianos) para la guerra de Yemen. El uso de mercenarios no es algo nuevo, en lo absoluto. Pero vale la pena echar un ojo a lo que está ocurriendo en el presente. Coloco algunas notas al respecto:
1.  Primero, algunos datos. Más de 45 mil sirios se han registrado en la base rusa ubicada en Latakia, Siria, para combatir en Libia (Bar’el, 2020). La compañía rusa que mueve estas operaciones es mundialmente conocida, el Wagner Group, una contratista privada que, como sostiene el Institute for National Security Studies de la Universidad de Tel Aviv (2020), podría tener también inversión por parte de la GRU, la inteligencia militar rusa. El Grupo Wagner ha operado a favor de los intereses del Kremlin en sitios como Ucrania o la propia siria, entre otros. Ese mismo grupo, por ejemplo, envió contratistas para proteger la seguridad de Maduro cuando Guaidó se autoproclamó presidente con el respaldo de Washington.
2. En Libia, Rusia apoya al general Haftar, quien lucha en contra del gobierno reconocido por la ONU, el denominado Gobierno del Acuerdo Nacional. Haftar es también apoyado por otros países como Egipto, EAU o incluso Francia. El Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) es apoyado por Qatar, y principalmente por Turquía.
3. Entonces, además de Rusia, Turquía también ha estado enviando a miles combatientes sirios a Libia, pero para luchar a favor del GNA, el bando contrario al que apoya Moscú. En el caso turco, no todos los mercenarios son reclutados directamente de territorio sirio, sino que forman parte de los más de 3 millones de refugiados sirios que hoy viven en Turquía (Bar’el, 2020).
4. Lo que pasa es que muchos de estos contratistas se registran pensando a veces que sus únicas funciones van a ser de logística, o para resguardar instalaciones petroleras. Como una especie de guardias de seguridad. Otros sí se registran con labores de combate. Sin embargo, el involucramiento de los “guardias” en labores de combate se ha ido incrementando. Varios miles han perdido la vida. Además, en un sitio como Libia, lo que ocurre es que mercenarios sirios contratados por la compañía rusa están combatiendo contra mercenarios también sirios pero contratados por Turquía. Como resultado, muchos de estos últimos, han elegido cambiar de bando y hoy están operando bajo las órdenes del Grupo Wagner pues les ofrece mejores condiciones y, sobre todo, menos riesgos a su vida.  
5. La lógica que mueve a estos combatientes para vender sus servicios no es muy difícil de entender. Ya sea porque viven en Siria, un país destrozado por una larguísima guerra, cuya economía se encuentra en cenizas, o bien, porque habitan en campos de refugiados en condiciones infrahumanas, el ingreso que les ofrece Ankara o el Grupo Wagner—que puede variar entre mil y tres mil dólares mensuales, dependiendo la función para la que se les contrata—es un ingreso que puede hacer toda la diferencia para ellos y para sus familias. Tanto así que deciden arriesgar su vida con el fin de obtener ese ingreso.
6. Para Rusia, el interés en el uso de este tipo de estrategia ha sido enorme desde la crisis de Ucrania. La utilización de contratistas permite al Kremlin al mismo tiempo avanzar intereses estratégicos y respaldar al bando que considera debe prevalecer en un conflicto dado (como Assad en Siria, o Haftar en Libia), sin tener que enviar formalmente personal militar o bien, limitando al mínimo indispensable el personal militar que envía. Esta estrategia también permite a Moscú deslindarse de responsabilidades. Por ejemplo, no es el Kremlin quien está cuidando la seguridad de Maduro, sino una compañía privada que contrata personal para tal efecto. Esto, además, por supuesto, de evitar costos humanos de su personal militar, o el tener que justificar internamente intervenciones en el extranjero.
7. Para Turquía, también es crucial avanzar sus intereses estratégicos en una cada vez más amplia esfera de influencia. En Libia, por ejemplo, además de apoyar a un gobierno compuesto mayoritariamente por islamistas, Ankara necesita asegurar el acuerdo de fronteras marítimas que firmó con el GNA, el cual le permitirá explotar el gas natural que se ha descubierto en esa zona del Mediterráneo. Por tanto, la utilización de combatientes sirios le permite ir empujando todos esos intereses sin la necesidad de expandir demasiado su despliegue de personal militar en ese país, sin tener que derramar sangre turca y sin tener que enfrentar a un sector de su opinión pública que se opone a este tipo de aventuras en el extranjero.
8. El caso de Azerbaiyán-Armenia no es muy distinto. Turquía tiene una añeja rivalidad con Armenia, una rivalidad que en el pasado culminó incluso en un genocidio de armenios a manos turcas. Pero más allá de esa rivalidad, Turquía considera a Azerbaiyán un aliado estratégico para solidificar sus intereses actuales en toda la región del Cáucaso y para competir con Rusia (y con otras potencias) por influencia en esa zona. Ankara apoya a Bakú diplomáticamente, argumentando que el territorio de Nagorno Karabaj (un enclave en Azerbaiyán que es mayoritariamente poblado por armenios) es internacionalmente reconocido como parte de Azerbaiyán, que no hay nada que discutir al respecto, y que, para poder entrar en conversaciones serias, Armenia debería desocupar las zonas que ocupa militarmente desde el conflicto de los años noventa. Asimismo, Turquía ha empujado al presidente azerí, Aliyev, a ser más firme en sus reclamos, ofreciéndole el respaldo militar que estamos viendo. En ese sentido, la estrategia de emplear mercenarios sirios resulta conveniente toda vez que permite a Ankara evadirse de tener que reconocer su involucramiento directo en las hostilidades, tanto para su opinión pública interna como ante los actores internacionales, pero al mismo tiempo empujar sus intereses estratégicos.
9. En resumen, no estamos ante algo desconocido o poco utilizado en la historia. Sin embargo, bajo las condiciones actuales y las formas híbridas que han ido adoptando las campañas militares, vale la pena revisitar este tipo de estrategia y adaptar el análisis a las particulares circunstancias de los conflictos en la actualidad.
Twitter: @maurimm
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