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Relato gay. Alan: La primera vez que vi a mi padre usar tanga parte 3.
Habían pasado ya varios años desde que comencé a idear un plan para lograr que mi padre siguiera andando solamente en tanga mientras estuviera en casa. Y para lograr eso tuve que abstenerme de seguir pidiéndole tocarle su verga y jugar con sus bolas.
Me fue muy difícil. De pequeño me seguían comiendo las ganas y la curiosidad. Por un tiempo dejé de verle y de espiarle, para en unos meses después papá me preguntó si ya no tenia curiosidad y le respondí que no. Poco a poco se fue sintiendo más en confianza conmigo.
Papá ya dormía solamente en tanga, lo cual me fascinaba, por que los fines de semana, que eran los únicos donde podía quedarme a escondidas sin dormir para poder espiarle. En esos momentos me conformaba solamente con verle ese hermoso cuerpo semi desnudo. De ver como sus bolas estaban compactadas en esas pequeñas tangas y me fascinaba cuando en mitad de la madrugada su verga comenzaba a despertar. Me aguantaba las ganas de tocarlo. De frotar su verga y de comprimir sus bolas con mis manos.
Cuando andaba en casa solo lo hacía con un short. Pero con el paso del tiempo, al ver que ya ni siquiera le miraba el paquete su confianza aumentó y por fin podía verle por toda la casa solamente usando sus maravillosas tangas.
No puedo decir que sucedió lo mismo cuando entré a la secundaria. Mi libido así como mis sentimientos hacia mi padre crecían mucho más. Verlo en tanga cuando estaba en casa me calentaba mucho. Me pajeaba cada que podía.
En tercero de secundaria le dije a mi padre que ya no quería usar boxers, que quería usar tangas, como él. Papá puso cara de sorpresa y me miró extrañado. Le dije que se veían muy cómodas y muy frescas y si por algo las usaba él de seguro eran por cómodas, por que incluso las usaba cuando iba a trabajar. Papa al ser abogado, todo el tiempo tenia que usar traje, así que debajo de esos finos trajes siempre había una diminuta tanga, negra. Los cajones de las tangas de mi padre estaban divididas en 4, las que usaba a diario en casa, las que usaba cuando hacía ejercicio, cuando nadaba o tomaba el sol y las completamente negras que usaba solamente debajo de los trajes.
Papá me dijo que no eran apropiadas para un adolescente, que se trataban de ropa interior para adultos y que además no habría de mi talla.
Tercié.
No acepté un no por respuesta. Le dije que era lo que yo quería. Papá solo se quedó en silencio por unos minutos y me dijo que me daría el permiso si solamente las usaba dentro de casa y para dormir, que no debía ir al instituto con ellas ni salir a la calle. Me fue suficiente.
—De acuerdo. Buscaré de tu talla, pero la verdad no creo conseguir. Las tangas no son para adolescentes, no son apropiadas y me metería en un lío si se enteran que las usas y más si te he dado el consentimiento. Aparte, no es una prenda que suelen usar todos los hombres, muchos las rechazan.
—No te preocupes papá, solo las usaré en casa. Y hablando de eso… ¿Cuándo podré usarlas en todas partes?
Papá rió.
— Cuando cumplas dieciocho años y seas un hombre ante la sociedad.
Sabía a lo que se refería. Había buscado en internet y encontré que los gay eran los que más las usaban por tema de fetiche entre otras cosas y que a algunos heteros les gustaba el morbo de usarlas. No sabía con exactitud cuál era el caso de papá.
No sabía si mi padre era gay. Pero en ese entonces pensaba que no lo era. Por qué veía porno hetero todas las noches y se daba sus buenas pajas. Lo sabía por que varias veces lo espié y veía cómo se mataba a pajasos al ver como se la metían a esas mujeres.
Papá jamás me hablaba de mujeres que le interesaban. Una vez le pregunté si alguna vez tendría una mamá a lo que él respondió que no sabía, que no le gustaban los compromisos, pero si yo quería una haría lo posible, pero respondí que no, que quería que solo fuéramos él y yo si se pudiera, solo respondió que el tiempo lo diría.
— Espérame aquí. Buscaré una tanga que se pueda acoplar un poco a tu cuerpo.
— No creo que tengas una, mírate, eres enorme.
Papá rió.
— Veré.
Me dijo y subió las escaleras. No le hice caso, lo seguí después de un rato.
Papá estaba buscando en sus cajones, sacaba una, luego la examinaba y luego volvía a meterla en el cajón, fue así por un buen tiempo, hasta que se quedó pensativo y caminó hacia su armario, lo abrió y sacó una caja del fondo, pude notar que había más cajas. Tenía una pequeña cerradura. La abrió y comenzó a buscar dentro. Sacó varias tangas de diferentes texturas y colores y eran más diminutas aún que las que él usaba, imaginé cómo sería verlo usándolas, de seguro sus enormes bolas estarían muy comprimidas y eso me gustaba. Tomó una color celeste y luego metió las demás a la caja, la cerró y luego la metió dentro del armario.
Bajé las escaleras rápidamente pero con cuidado de no hacer ruido.
Cuando papá bajó yo fingía ver la televisión.
— Ten.
Me dijo y luego me la arrojó.
— Pruébate está, a ver qué tal te queda y cómo la sientes, por mientras que buscó la forma de conseguirte una de tu talla. Anda ve a tu habitación.
Puse una enorme sonrisa y me fui directo a mi habitación. Me desvestí muy rápido. Examiné la tanga, estaba toda arrugada y compacta. Me la puse.
Me quedó algo holgada, no como se le veían a papá, pero me sirvió.
Bajé a la sala. Papá veía el programa que yo había fingido estar viendo.
— y qué tal?
Papá dirigió la mirada hacia mi y puso ojos de sorpresa. No esperaba que bajara con ella puesta. Me examinaba con la mirada, del pecho hacia abajo y de regreso, luego se centró en mi paquete, que ni siquiera lucía, no se marcaba como a papá, con sus tangas ajustadas.
— Se… se … se te ve … bien.
Me dijo tragando saliva de los nervios.
— Te queda un poco grande y es la más pequeña que tengo.
— Si. ¿Por qué no la había visto antes? ¿Por qué no la habías usado?
Papá se puso nervioso.
— Eres muy joven para saberlo. Además a mi se me ve muy muy pequeña.
— Son muy cómodas, ya veo por que te gustan.
Pero papá me seguía examinando con detalle de arriba a abajo y tenía una expresión en su mirada que me gustó.
Tosió y luego se levantó del sofá.
— Bien, ve y cámbiate y alístate para ir a cenar.
Pero antes de que me fuera me detuvo y me dijo que me quitara la tanga y la guardara y que usara boxers para la cena.
— Nos vamos en una hora, yo… tengo que tomar una ducha fría.
— ¿fría? ¿Por qué ?
Pregunté confundido.
— Por qué …. Tengo calor.
Ambos subimos la escalera y nos fuimos a nuestras habitaciones.
Me duché, me cambié y me acosté un rato en mi cama a jugar con mi juego portátil.
En eso papá entró, aún traía el cabello mojado y solo una una de sus tangas color negro.
— creí que ya estabas listo.
Le dije
— me entretuve. Me ha llamado Octavio (un amigo de mi padre) rob, su hijo se ha inscrito a prácticas de béisbol y me ha dicho que te preguntara si te interesa.
— ¿practicar béisbol?
Puse cara de desagrado.
— si, pero veo que no te interesa.
—no, es solo que jamás he jugado, solo me has llevado a partidos.
— Desde niño mi padre decidió que era mejor estar bien educado y adiestrarme en sus negocios que practicar algún deporte.
Se sentó a un lado de mí.
— bebé, me siento culpable de no ser el mejor padre, un padre que te haya inculcado a practicar algún deporte, o ponerme a jugar contigo.
— no digas eso papá.
Dejé el juego portátil a un lado, me puse de rodillas en la cama y lo abrace por detrás.
— eres el mejor padre que se puede tener. A mí no me afecta, porque realmente no me interesan los deportes.
— si, pero quiero que al menos lo pruebes, eso y otras cosas. Todo lo que puedas probar.
— ok, lo intentaré.
Papá me besó una mano.
— bueno, me iré a cambiar.
Se levantó de la cama.
— papi...
— si?
Giró hacia mí.
— Te quiero mucho.
Papá sonrió.
— Yo te quiero más.
Abrió los brazos y yo me arrojé a él como un niño pequeño.
Mis nalgas casi rozaban su bulto.
— ya no debería hacer esto. Ya no soy un bebé, ya tengo 13.
— para mí siempre serás mi bebé.
Me besó la frente. Luego me dejó suavemente en el suelo.
— me iré a cambiar.
La cena estuvo agradable y acepté ir a las prácticas de béisbol.
Papá estaba contento y me gustaba verlo así.
———Dos semanas después———
Habían pasado ya dos semanas desde que decidí meterme a entrenar béisbol. Al principio no me gustaba, pero lo hacía por papá, pero una semana después cuando me llevaron a comprar el equipo que tenía que utilizar me quedé maravillado con una prenda que era muy sexy y caliente y que además, a mi edad de 13 años me quedaba.
Los jockstrap o suspensorios cómo también son conocidos.
Papá tenía unos cuantos pero jamás lo había visto con uno puesto, lo sabía por qué en su cajón tenía varios.
Cuando papá me llevó a comprarlos estaba muy nervioso. Le preguntaba a cada rato el por qué, pero no me decía nada.
Cuando el vendedor de la tienda deportiva le dio el jockstrap a mí padre para que me lo trajera al probador y poder medírmelo papá actuaba raro.
Papá estaba muy serio. No decía ni una palabra y no dejó que nadie se acercara.
Abrió un poco la cortina del probador.
— ten
Me dijo.
Me dio un paquete y dentro estaba el jockstrap blanco.
— te diré cómo se usa.
Carraspeó.
— Es como un traje de baño, ropa interior, etc. Es parecido a ...
Tosió.
— como...
Se aclaró la garganta y susurró.
— como una tanga. Tus nalgas estarán descubiertas. La funda es cómoda y se acopla a tu bulto... Bueno a tus genitales.
— ¿Lo debo usar?
Pregunté ocultando lo maravillado que estaba al poder usar una prenda así de sexy.
— si. Verás... Tiene espacio para colocar esto.
Me puso algo en las manos.
— esto se llama concha y lo pondrás en tus bolas, va debajo del jockstrap, es para protegerlas.
Me parecía fascinante. Por un momento imaginé a mi padre usando uno, y me gustó.
— póntelo y también la concha y dime si te queda.
Luego cerró la cortina.
Me quité la ropa y examiné con detalle esa pequeña prenda. Me la puse y la sensación era riquísima. No podía usar tangas como las que usaba mi padre por qué me aseguraba que no había de mi talla, pero ahora podía usar una prenda tan caliente como los jockstrap.
Papá se puso aún más nervioso cuando me lo vio puesto.
Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue preguntarle.
"No quería que nadie viera a mi bebé" me dijo mientras preparábamos la cena.
Después de una semana decidí usar el jockstrap todo el tiempo.
Me dormía solo con el jockstrap y me producía mucho morbo, dejaba la puerta entreabierta, con el fin de que papá pasara por mi habitación y me viera. Eso me calentaba mucho.
Una noche mientras jugaba con mi juego escuché ruidos en el pasillo, inmediatamente apagué el juego y me acosté bocabajo y fingí que dormirá, minutos después escuché que papá estaba afuera de mi habitación, debió quedarse viendo un rato por qué ya no escuché ruido. Pasaron aproximadamente cinco minutos y la puerta se abrió, después papá se acercó, yo estaba muy nervioso y al mismo tiempo caliente de saber que mi padre me estaba viendo las nalgas.
Papá se acercó más pero se quedó quieto un rato. Me estaba observando. Sentí como su mano me tocó una nalga y la quitó rápidamente, después lo volvió a hacer, acariciaba despacio hasta que me dio un apretón, luego sentí como me cubría con la sábana, luego salió de la habitación y cerró la puerta.
Papá me había tocado una nalga, fue lo mejor, no pude resistirlo más y comencé a pajearme.
———Un mes después———
Papá ya se había acostumbrado a verme en casa solamente con el jockstrap. Me miraba disimuladamente y a veces de reojo veía como se agarraba el bulto y lo frotaba, me calentaba mucho. Papá entró varias veces a mi habitación pero solo en dos ocasiones me tocó mis nalgas. Fuera de eso todo seguía normal, hasta una noche que salía de la ducha y papá me habló al acercarme a él mi toalla se cayó al suelo y me dejó con las pelotas al aire.
Papá puso una mirada extraña, en ese entonces no sabía que era una mirada lasciva.
Me puse la toalla y papá se puso rojo, le pregunté que era lo que ocurría pero solo dijo que necesitaba una ducha fría.
Me fui a mi habitación a dormir.
Me desperté a las 2 am por unos ruidos. Eran unos gemidos que provenían de la habitación de mi papá.
Salí teniendo cuidado de no hacer ruido, papá tenía la puerta entreabierta.
Papá estaba desnudo, todo sudado, boca arriba e introducía algo en su verga, era como un tubo (en ese entonces no sabía que era un fleshlight) lo agarraba con una mano y básicamente se estaba masturbando.
Papá tenía una cara de placer, gemía y gruñía. Sus enormes bolas rebotaban con cada metida de su enorme verga en el fleshlight.
Se levantó de la cama con el fleshlight en la verga, de lo grande que la tenía y dura el fleshlight se mantuvo sin que lo estuviera sosteniendo con las manos.
Caminó hacia su armario y sacó una de las cajas que tenían seguro y de ellas sacó un trasero enorme.
Luego se fue de nuevo a la cama. Se quitó el fleshlight y pude ver ese enorme trozo de carne jugoso.
Estaba bien erecto, bien gorda y venuda y bien pelada. Mi verga comenzó a despertar.
Vi que debajo de su almohada sacó un jockstrap mío y se lo ponía a las nalgas de plástico. Luego lo puso en la cama, empezó a nalguear las nalgotas de goma y luego le metió la verga.
Era la escena más caliente y lujuriosa que había visto.
Papá separó las nalgas, escupió y le metió la verga.
Mi verga comenzó a escurrir un poco. Papá embestía duro, gemía de placer, un placer delicioso.
— ayyy ... ayy que rico.
Gemía.
Yo quería que me hiciera eso, papá se veía muy feliz haciéndolo y yo quería hacerlo feliz.
— bebé… bebé que rico….
No lo podía creer. Papá se estaba cojiendo ese trasero de plástico y le decía bebé.
— oooh bebé… extraño que me toques las bolas.
Se giró dándome la espalda y luego volvió a darle duro.
Sus bolas chocaban con las nalgas de plástico. Se veían riquísimas, rebotaban mucho, y de lo fuerte que la metía se escuchaba como chocaban y parecía que iban a explotar.
Yo quería ser ese trasero de plástico. Quería que papá me hiciera lo mismo.
— aaaay bebé, mi bebé....
Volvió a girarse y ahora lo veía de frente.
La cara de placer de papá era lo máximo.
— bebé ya no puedo más, mis bolas me van a estallar, me vengoooooooooo!
Le sacó la verga y comenzó a jalarsela y le llenó el ano con varios chorros de leche.
Le quitó mi jockstrap y luego se echó para atrás para acostarse y comenzó a olerla.
Papá aún seguía bien erecto, con la verga bien pelada y brillosa y aún escurriendo leche que bajaba por ese tronco grueso hasta sus bolas grandes, rojas e hinchadas por las embestidas.
— ¿Qué estoy haciendo?
Se dijo a sí mismo.
—Es mi hijo, estoy fantaseando con mi bebé. ¿Cómo puedo hacerlo? Es mi bebé, si este juguete fuera mi bebé real ... .o no, no, le hubiera destrozado el ano, lo hubiera lastimado, soy una escoria.
Dejó el jockstrap aún lado.
— pero…
Se acarició sus enormes bolas un momento hasta que se las apretó fuertemente.
— extraño que me aprietes las bolas… que digo … no.
Se lamentó.
—soy un mal padre.
Se empezó a levantar de la cama. Yo corrí a mi habitación con el corazón palpitando.
De rato entró. Se acercó a mí y me besó la frente y me acarició un cachete. Luego me cubrió mis nalgas expuestas con una sábana y salió de la habitación.
Sentía que mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.
A la mañana siguiente cuando bajé papá preparaba el desayuno solamente con una de sus tangas color verde.
—Buenos días.
Le dije.
Él se giró y cuando me vió me dijo — Buenos… días…
Me miró de abajo hacia arriba y comenzó a ponerse nervioso.
Me había puesto la tanga que me dio.
— ¿dormiste bien? — le pregunté.
Sonrió.
—si y tu bebé?
—si. Soñé que andábamos juntos en un parque—le mentí. —y que me abrazabas y me dabas un beso en la frente.
Papá entrecerró los ojos.
Bostecé.
Luego papá sonrió.
—Mi bebé quiere un abrazo y un beso?
Extendió los brazos.
—papi... Solo te cuento lo que soñé.
— entonces no quieres?
Sonreí y me fui hacia él para abrazarlo.
Lo abracé tan fuerte que su verga y sus bolas se aplastaron en mi pecho. Eso me gustó. Comencé a moverme lentamente y a restregar mi cara en su abdomen. papá comenzó a moverse un poco y sentí como su verga palpitaba. Me acarició el pelo y me tocó con un dedo la cabeza para que lo viera.
Me dio un beso en la frente.
—tienes hambre? Hice ... —sonrió — huevos... Con tocino y hay pan.
Pero hice una mueca.
— ¿Qué pasa bebé? ¿No quieres?
Lo mir�� fijamente.
—Quiero leche.
Papá me miraba a los ojos. Con una mirada tierna pero mezclada con deseo.
— ¿que? — me dijo sin dejar de verme.
— quiero leche — repetí.
Papá aún me tenía rodeado en sus brazos.
— leche? ... Cómo... ¿Cómo quieres la leche? ¿Con chocolate?
negué con la cabeza.
— sola.
— muy bien, la sacaré del refri.
— no, la quiero caliente.
Papá abrió más los ojos y miraba mis labios. Fue así un momento, luego sacudió la cabeza y carraspeó. Cerró los ojos y luego arrugó la frente.
— ok te calentaré leche.
Me besó la frente y me soltó. Me dio una nalgadita.
— Siéntate, yo te la llevo.
Papá estaba poniéndose rojo y nervioso y comenzó a sudar.
Cuando me entregó el vaso con la leche tibia me preguntó si quería pan, pero respondí que no.
Tenía tantas ganas de probar la leche que le salía a papá, pero no podía decirle, de verdad deseaba probarla. Me imaginaba que estaba caliente y que salía de su enorme verga hacia mi boca.
Cada que le daba un sorbo a la leche tibia y atravesaba mi garganta imaginaba que era la leche de mi padre.
Papá me miraba con fascinación, pero al mismo tiempo se ponía nervioso y acalorado.
Al terminar el vaso pedí otro. Papá estaba muy nervioso, la mirada que tenía era indescriptible al verme tomar la leche.
— se que no quieres lo que preparé de desayunar pero puedo hacer otra cosa bebé, también hay galletas...
— no — dije rápidamente — no tengo ganas, solo quiero leche.
Papá se sorprendió por qué me acabé el cartón de leche. El último vaso me lo empiné todo que varias gotas me escurrían por la boca y me manché el pecho.
Aún recordaba la escena de la noche y no sabía cómo decirle que yo también quería apretarle sus bolas con mis manos, quería que me hiciera lo que le hizo a ese trasero.
Papá me dijo que me fuera a duchar pero le dije que tenía ganas de nadar.
— ¿Quieres que cancele todo para que la pasemos en la piscina?
— no papá, no quiero que no vayas a tu trabajo solo por qué ...
— pero lo quiero hacer, quiero pasar tiempo con mi bebé, para eso tengo a muchos asistentes, ellos pueden solos y si no es asi los despido.
— ¿de verdad ? ¿Te quedarás ?
Le sonreí.
— solo hago unas llamadas. Anda vete al patio, ahorita saco las cosas para pasarnosla bien.
Me fui corriendo y entré a la piscina en un clavado.
Anduve nadando un ratito, papá ya salía de la casa, traía una tanga de piel de serpiente muy ajustada. Traía una canasta con varias cosas y la dejó en el césped. Luego regresó para traer una hielera.
Volvió a casa y cuando volvió a salir traía su celular y su tableta.
— Estaré contestando unas llamadas y unos correos, solo será un rato, luego voy a ser tuyo todo el día.
Mientras yo nadaba papá estaba con la tableta y cómo lo veía de frente su enorme bulto estaba comprimido en esa diminuta tanga queriendo salir.
En eso se me ocurrió una idea.
Salí de la piscina y entré a una habitación que estaba en el patio que se usaba para dejar la ropa, también era donde papá solía hacer ejercicio, tenía muchas máquinas y pesas, fui por un aceite y por un bloqueador. Regresé a la piscina y me acerqué a papá.
— papi, tú trabajas mucho.
— Lo sé bebé pero solo será un momento.
— Lo sé, así que te voy a consentir, hoy es tu día de descanso, puedes seguir trabajando en la tableta pero te voy a consentir.
— ¿de verdad bebé? Y como harás eso ?
— Primero dejaré esto aquí, es un aceite y un bloqueador, para ir a la cocina.
Salí corriendo hacia la cocina y abrí el refrigerador y saqué varias cervezas. Las puse en una hielera y regresé con papá.
Le abrí una y se la di.
— Vaya bebé, gracias. — me sonrió.
— de nada papi, te dije que te iba a consentir.
Papá comenzó a beberla.
— tu relájate papi.
Abrí el aceite, me puse detrás de él y comencé a frotarle el pecho.
— pero que hice para que me consientas así bebé?
— haces muchas cosas por mi todos los días papi, eres el mejor papi del mundo.
frotaba suavemente su pecho y papá lo disfrutaba mientras seguía revisando su tableta. Pasé ambas manos sobre sus pezones y comencé a frotarlos. Papá hacía unos pequeños gemidos y cerraba sus ojos en señal de que lo estaba disfrutando. Después de un rato dejó la tableta a un lado para disfrutar del todo el masaje.
Me coloqué a un costado y le masajeé los brazos. Luego me puse frente a él y empecé con sus piernas. Papá tenía los ojos cerrados. Yo frotaba sus piernas y veía ese maravilloso bulto comprimido en esa hermosa tanga.
Empecé a subir más por sus piernas, le masajeaba sus muslos, papá seguía dando pequeños gemidos de satisfacción. Empecé a subir más, a masajear sus piernas rodeando su bulto. En ese momento papá gemía más fuerte y abría poco a poco sus piernas. Se estiraba y su bulto crecía. Su verga comenzaba a palpitar, podía verlo. En eso papá dijo.
— Creo que ya es suficiente bebé.
—ok. —dije fingiendo que no había problema.
— ahora toca la espalda. —me dijo sonriendo.
Se dio vuelta. Ahora tenía enfrente su hermosa espalda y sus enormes nalgas.
Comencé a masajearle las piernas, pero esta vez no me acerqué a sus nalgas para evitar que papá dejara de masajearlo. Disfruté mucho masajeando su espalda, bajaba hasta casi sus nalgas y luego regresaba, después de un rato le dije que ya había acabado.
— no —dijo modorro, se había dormido un rato. — y las nalgas de tu padre no van a tener aceite? después no se van a broncear y se verá raro.
— ok. —le dije ocultando mi felicidad.
Volvió a mirar hacia el frente así que no vio la enorme sonrisa que yo tenía. Le tiré un buen chorro de aceite en cada nalga y comencé a frotar, lo hacía despacio, la verdad me tomé mi tiempo, además papá lo disfrutaba. Después de un rato masajeaba más fuerte y apretaba y papá gemía de relajación.
— bueno, ya estoy bien así. —me dijo de repente. — lávate las manos y entra a la piscina, ahí voy contigo.
— te espero.
— no — me dijo rápidamente — no puedo en este momento... este ahorita voy anda.
Me lavé las manos y entré de un clavado. Papá se levantó pero hizo lo posible por que no lo viera de frente. Fue hacia las regaderas que estaban a un costado para quitarse el aceite, estaba prohibido entrar a la piscina con aceite. Yo hacía como que nadaba, papá se lavaba la cara, en eso giró hacia donde estaba yo y pude ver que traía la verga despierta, luego se dio la vuelta. Estuvo en la regadera un buen rato hasta que cerró la llave y caminó hacia la piscina.
— ¿Quieres que meta la pelota? — me preguntó.
Le respondí que sí. La trajo, me la arrojó y luego entró conmigo a la piscina. Jugamos un buen rato. Acabamos cansados. Papá me habló para que me acercara a él. Lo hice.
— Ven, quiero abrazar a mi bebé.
Me abrazó de frente. De nuevo sentía su bulto aplastado por mi pecho.
— Yo se que ya estás creciendo y que te sigo diciendo bebé y se que en algún momento no te gustará que te abrace, por eso quiero hacerlo todo el tiempo mientras pueda.
— papi, no me importa que me digas bebé y me gusta mucho que me abraces, quiero que lo hagas todo el tiempo, aunque crezca.
— por supuesto que si, tu siempre serás mi bebé y nada me gustaría más que seguir abrazándote.
Duramos abrazados mucho tiempo hasta que papá me preguntó.
— ¿A dónde quieres ir a comer? ¿Quieres pizza? o …
— no —le interrumpí — quiero leche.
Esperaba que papá entendiera la referencia.
— bebé —susurró — tomarás leche, la que quieras, pero te pregunto que quieres comer?
— no quiero comida, solo quiero leche, leche calientita.
Papá me miró serio.
— ¿Tienes algún problema? tienes miedo de no crecer? o es por el béisbol ? ¿el entrenador te ha dicho algo?
— no papi, es solo que me gusta la leche calientita.
— ok, lo entiendo, aunque es muy repentino. De acuerdo, tomarás toda la leche que quieras, pero debes comer... de acuerdo?
— ok — suspiré — Papi creceré así de grande como tu.
Papá sonrió.
— si mi bebé, pero debes alimentarte bien.
Salimos de la piscina. Yo derrotado porque mi padre no lo había entendido.
Nos vestimos y salimos a comer. Comimos pizza y la mesera se extrañó de que le pidiera leche sola y caliente para beber. Le dijo a mi padre que tenía un buen hijo, porque la leche era sana y me ayudaría a crecer y que sus hijos siempre la rechazaban.
Después de comer fuimos a un parque y anduvimos caminando y dándole de comer a unos patos, mientras íbamos caminando papá recibió un mensaje y después de leerlo me dijo que me tenía un regalo. Insistí en que me dijera de qué se trataba pero no lograba que me dijera, lo único que me decía era que tenía que verlo.
Dejamos el parque y fuimos al cine y después a cenar, pero donde cenamos no tenían leche así que tuve que tomar refresco.
Al llegar a casa estaba un paquete en la entrada. Era una caja cubierta de plástico negro.
Papá lo agarró y entramos y me dijo que era mi regalo. Nos fuimos a la sala y papá sacó una navaja de su cinturón y comenzó a abrir la caja, cuando estaba abierta me dijo que viera de qué se trataba.
Eran varios paquetes y dentro había algo de tela. En los empaques decía "Little boys sluts".
En ese entonces no sabía qué significaba y le pregunté a papá. Se puso muy nervioso y rojo y solo me dijo que quería decir ropa para adolescentes.
Abrí un paquete y mi sorpresa fue ver que era una tanga, una tanga muy chica.
— Son tus tangas bebé, te las pude conseguir.
Me alegré mucho y lo abracé y le bese un cachete y le agradecí mucho. Me recordó que solo podía usarlas dentro de casa. Yo estaba fascinado, porque eran muchas y de varios colores. Debajo de todos los paquetes había una imagen de un chico como de mi edad, estaba de rodillas en una cama y traía una tanga negra con una mirada provocativa.
— mira papi, un chico como yo trae puesta una tanga.
Papá al verlo comenzó a toser.
— em ... si bebé... em porque no vas y.... am ...y te pruebas una para ver si te queda.
Salí corriendo hacia mi habitación. Me desvestí y me la puse. Me quedaba muy bien, ajustada así como las usaba mi papá.
Papá entró a la habitación con la caja y me miró sorprendido.
— mira papi, me queda muy bien.
— amm sii... —me miraba del pecho hacia abajo y de regreso, se mojó los labios y sonrió — si bebé.... te... te queda bien. Guardas las demás yo... yo necesito una ducha fría bebé.
— te gustan mucho las duchas frías verdad papi?
— si... no... digo em... si a veces las necesito. Guárdalas y prepárate para dormir.
Salió de la habitación, yo guardé las tangas en un cajón cuando terminé papá entró de nuevo, traía una tanga amarilla y el cabello lo traía peinado hacia atrás pero aun estaba mojado.
— Listo bebé a dormir.
Me vio por un momento que seguía con la tanga puesta.
— ¿dormirás con la tanga puesta?
— si papi, es muy cómoda.
— De acuerdo ya métete a la cama.
Una vez que estaba acostado le dije.
— Papi, quiero lechita calientita para dormir bien.
Papá seguía mirándome de una forma que aun no podía descifrar.
— yo —dijo y luego se miró el bulto — yo... —dejó de ver su bulto y me miró fijamente— yo te la traigo.
Salió de la habitación. Papá de nuevo no había entendido. Cuando regresó me dio un vaso muy grande, comencé a beberla, de nuevo imaginando que era la leche de mi papá entrando por mi garganta. De vez en cuando lo veía y tenía esa mirada, una mirada de lujuria, de morbo. Cuando terminé de tomar, le di el vaso, me besó la frente y me deseó buenas noches y salió de la habitación.
fingí que dormía. jugué con mi juego portátil y después de una hora salí de la cama con cuidado para ver si papá estaba en su habitación, pero no estaba desnudo ni haciéndole cosas a las nalgas de plástico. La tele estaba encendida, papá dormía boca arriba, tenía una erección que estaba comprimida en esa diminuta tanga. Como no podía tocarlo solo quedé mirándolo por un buen rato hasta que me dio sueño y me fui a dormir.
---------- 3 semanas después ----------
Habían pasado tres semanas desde que mi papá me había dado mis tangas. Las usaba a diario estando en casa, los dos andábamos con mucha naturalidad. Pero cosas interesantes pasaron durante la noche. Papá seguía dándole placer a unas nalgas de plástico en lugar que a mi. Pero todo cambió un día que en clase de biología tocaron el tema de la sexualidad. Ahí descubrí que lo que le llamaba leche a lo que le salía a papá de su verga era semen y que con el semen se hacían bebés. Y que se producía desde tal edad, pero a mi no me salía nada aún.
Cuando llegué a casa armé un plan, un plan para que papá me pudiera dar de su semen, de su leche, tenía muchas ganas, demasiadas, ya no podía más, la leche que tomaba para imaginarme la de mi papá no era suficiente.
Ese día era sábado. Papá me dijo que si quería ir a comer a un pueblo cerca de donde vivíamos. El viaje duró dos horas. Comimos muy a gusto y anduvimos haciendo muchas actividades. Papá se había preparado con varios termos con mi leche, tenía una mochila llena, como si fuera una pañalera, por que la leche que consumía no me era suficiente.
De regreso a casa estaba anocheciendo. En el trayecto me acabé la última botella de leche.
— Necesito comprarte más leche bebé, ya no tienes.
— ok — le dije sin tener ningún problema.
— Me gusta darte leche bebé... bueno, comprartela. Me hace sentir como si tuviera un bebé muy pequeño y que estás tomando tus biberones.
— te gusta que tomé leche papi?
— si bebé es lo mínimo que puedo hacer por que no puedo darte ... digo... es buena la leche, te va a ayudar en tus huesos, pero necesito llevarte al médico, para ver si no te hará daño tanta leche.
Le dije que no pasaría nada, que todo estaba bien.
Ya no podía más, necesitaba seguir insinuándome, hacer algo para que papá entendiera que deseaba de su semen.
— un amigo dice que los hombres hacemos leche.
Papá frenó de golpe y me asusté.
— que? — me miró con sorpresa.
— dije algo malo? — me asusté.
— que fue lo que dijiste?
— que un amigo dijo que los hombres... hacemos leche.
— quien te dijo eso? cual amigo? y por que te lo dijo?
Papá estaba muy serio.
— David y me dijo por que en clase de biología nos hablaron sobre eso y me dijo que a nosotros los hombres tambien nos sale leche.
Papá seguía sorprendido. Se llevó una mano a la cara y se froto haciendo un gesto.
— quiero — me miró muy serio — que a partir de ahora, cualquier duda que tengas respecto a eso y a otras cosas me las preguntes a mi bebé, a nadie más solo a mi. Ya llegó el momento de empezar ha hablarte sobre todo eso.
— entonces si nos sale...
— es semen bebé, supongo que en tu clase sabes para que sirve y como es que sale.
— si —le dije — por el pene. Pero por que sale?
— cuando tienes sexo llegas .... am en un momento de éxtasis ... am y sale. Bebé dame tiempo de explicarte esto, pero no aquí en el coche, cuando lleguemos a casa.
En el transcurso de lo que restó del viaje hablamos de otras cosas. Al llegar a casa papá me explicó con mas calma y a mas detalle.
Me pidió que me fuera a dormir, de rato me llevó el vaso del leche calientita y me besó la frente. Ya no podía más. Me armé de valor.
— Papi... quiero que me des leche...
Papá abrió los ojos sorpresivamente.
— pero ya te la tomaste to...
— no, papi, quiero que me des de tu leche.
— que? bebé no... que? — me miraba consternado.
— papi por favor, la leche que tomo no es lo mismo, no es lo que quiero, quiero que me des de tu leche, por favor papi...
— no! bebé no...
— Papi por que no? que tiene de malo? papi dame de tu leche papi, por favor...
—No bebé que cosas dices, para ya...
— Papi — me levanté de la cama — papi por favor, poquita, quiero de tu leche, por favor.
Le agarré el bulto que escondía su tanga roja.
— bebé no...
Comencé a acariciar y a apretar.
— bebé no, bebé no basta... —comenzó a gemir.
Apreté fuertemente.
— Alan basta! —dijo enojado.
Le dejé de agarrar y las lágrimas me salieron rápidamente. Comencé a llorar fuertemente.
— bebé no, no llores bebé — intentó consolarme.
— ya no me quieres!
— te quiero mucho! te amo mi bebé! por que dices eso? eres todo para mi!
— no es cierto papi, por que no quieres darme de tu leche, es lo que mas quiero, siempre me porto bien. — lloraba mucho.
— bebé espera, escúchame, mira... no puedo hacer eso, eres mi hijo, eso no se hace, esta mal, es algo que no se debe hacer.
— No le diré a nadie papito — sollocé — nadie se va a enterar, por favor dame de tu leche, ya me quitaste jugar con tus bolas, no sabes como sufrí todo este tiempo, ya no me quieres! quieres mas a esas nalgas de plástico a esas si les das leche y metes tu pene en ellas y les dices bebé, las quieres más! yo te quiero mucho papi y me porto siempre bien pero no me quieres igual como a esas....
— bebé no, no bebé no! — me abrazó. — no sabía que me estabas viendo, perdóname soy un mal padre. Jamás digas eso, yo te amo mi bebé hermoso, te amo mucho.
— solo quiero eso papi, solo quiero tu leche — decía a llanto — no es nada malo, no le diré a nadie, pero por favor papi te lo pido.
papá seguía abrazándome por un buen rato hasta que me dijo al oído.
— esta bien bebé, te voy a dar de mi leche. —me dijo con una mezcla de dolor y tristeza.
— de verdad papi — le miré de frente.
— si, pero solo una vez ... dios ... estem... ok
— que tengo que hacer papi.
— me la tengo que jalar, para que salga.
— yo te ayudo papi.
Se levantó, me miró fijamente y comenzó a quitarse la tanga. Me dijo que me hiciera aún lado. Se acostó aún lado mío.
— que hago papi?
— juega con mis bolas, como lo hacías antes
Yo estaba feliz. Comencé a jugar con sus bolas, las frotaba, las apretaba, papá gemía de placer y poco a poco su verga crecía.
— espera bebé, tengo que traer algo
Papá se levantó y salió de la habitación, de rato entró, con la verga semi erecta y traía una botella.
Era lubricante, me dijo que le pusiera mucho en las bolas y que siguiera jugando. Pasó un rato y su verga creció más.
— por que me estoy poniendo duro? — susurró — no debería ponerme duro.
Yo estaba fascinado, estaba haciendo algo que me gustaba mucho. Apretaba mucho sus bolas, las comprimía con mis manos y papá no dejaba de gemir.
— papi tú pene está muy grande y gordo — le dije con una sonrisa.
— si bebé es por que estoy excitado.
Puso su mano sobre la mía, apretó su mano para que apretara más sus bolas y apretó muy fuerte.
— en mis bolas se hace el semen o bueno la leche y las tengo bien llenas.
— si papi están muy grandes.
— pero la leche saldrá por mi verga y ya está lista, ya esta bien dura y bien caliente.
Me dijo que le pusiera mucho lubricante en la verga. Luego me llevó mi mano hacia su verga, me la acomodó y me enseñó cómo jalársela.
Yo estaba súper feliz, la pelaba y luego la encapuchaba de nuevo. Papá gemía.
— ay que rico bebé, se siente muy rico.
— estas feliz papi?
— ayy si bebé me estás haciendo muy feliz.
Jalaba con fuerza y veía como sus bolas brincaban, era lo mejor. Tuve ganas de pasarle la lengua para saber a qué sabía. Lo hice.
— bebé no, no bebé con la lengua no. — decía gimiendo.
— No te gusta papi?
— si me gusta bebé pero … no …
Le pasé la lengua de nuevo.
— ay bebé… — gemía.
Se la jalaba y al mismo tiempo le pasaba la lengua.
— jálame más fuerte bebé.
Lo hice y sus bolas chocaban con mi mano.
— aaayyy bebé que ricooo bebé — gemía de mucho placer.
Me detuvo para verme con morbo y mucha lujuria.
— abre la boquita bebé — me agarró la cabeza y me empezó a empujar hacia su verga.
Abrí la boca y poco a poco me fue entrando su enorme, gorda y caliente verga. Chupaba como si fuera una paleta. Papá gruñía y gemía de placer.
— ya traigo las bolas bien duras bebé, ya están bien llenas, se me van a reventar.
Me detuvo. Me pidió que me pusiera de rodillas en el suelo y que abriera la boca. Lo hice. Papá se la jalaba frente a mi con fuerza, gruñía y gemía, sus bolas rebotaban y chocaban en su mano.
— abre bien tu boquita bebé, ya tengo tu lechita bien caliente…. Hai va bebé! Hai te va mi leche !
Gritó al mismo tiempo que siete chorros de leche salieron disparados hacia mi boca. Me estaba atragantando con los primeros 3 chorros. Papá se acercó y me metió la verga en la boca y los demás chorros de leche caliente viajaron por mi garganta hacia mi estómago.
Fue lo mejor que había probado. Esa leche deliciosa y caliente era la mejor que había probado.
La tragué toda. Papá sacó su verga de mi boca y me salió una lágrima. Estaba de rodillas con semen aún en mis labios y en la cara.
Papá me vio y jadeó diciéndome.
— soy un mal padre.
Me levanté del suelo, me acosté en la cama y le hice un espacio.
— ve…. — me atragante un poco, tenia aún semen en mi garganta — ven papi…
Papá se acostó aún lado.
Me quité el semen de mi cara y me lo metí a la boca y lo tragué.
— eres el mejor padre del mundo, me gustó mucho, quiero que me des leche todo el tiempo.
Me agaché y empecé a lamer su verga aún dura. Me la metí a la boca como si fuera un biberón.
Esa noche papá me llenó el estómago de su leche cuatro veces más, hasta que quedé completamente dormido.
Continua parte 4
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Ayer fue la LGBT 🏳️🌈 PARTY, fue una noche complicada entre muchas cosas que pudieron pasar, las cosas siguieron su camino, la familia #lgbt se reunió, @dejaboodrag me hizo llorar, y me senti tan orgulloso de formar parte de esta familia que no se cansa de luchar, quiero felicitar a @xaul, @fxarjona, @yoyo.rando @rizshi por mostrar su espíritu inquebrantable! Mi admiración desde el alma. Y amigos de #monterrey recuerden una marcha ademas de salir a las calles es integración es mostrar de que estamos hechos por eso APOYO A LA MARCHA DEL 16 de junio que mas que tomar partido, representa Unidad, amor 💕 y las ganas de ser tu mismo y amigos míos nos vemos el 23 de junio en #cdmx #proundtobe #lgbt #monterrey #estumarcha #lovewins🌈 #gay #gaymexico #gaymonterrey #color #soul
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