#finales inesperados
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fedebit · 9 days ago
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Me siento profundamente honrado y emocionado de haber recibido el prólogo de mi libro "Relatos desde allá", escrito por nada menos que José Manuel Lucía Megías.
No encuentro mejor forma de comenzar este 2025 que con la publicación de esta edición, enriquecida con sus palabras y su mirada única. Es un verdadero privilegio contar con su prólogo en esta obra, que ahora tiene un significado aún más especial para mí.
Gracias a todos los que me han acompañado en este camino, y en especial a José Manuel por su generosidad y talento. ¡Espero que disfruten esta edición tanto como yo disfruté creándola!
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viejospellejos · 1 year ago
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¿A vosotros las gordas os tiran para atrás?
Final que da para sacar conclusiones
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ernestoednrec · 5 months ago
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somekindofapoetsdiary · 9 months ago
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08/04/24
Casi puedo sentirte a mi lado. Cierro mis ojos y beso en sueños tus mejillas mustias sólo para que reveles tu cuello terso dispuesto siempre a mis labios que mueren por perderse en él.
Pero no estás. Volaste como sólo tú sabes y yo me quedé atrás atrapado en el sueño de lo que pudo ser y la condena de lo que ya no fue.
¿Qué pasó? ¿En qué momento terminó? ¿Empezó alguna vez?
La esperanza de una respuesta también está muriendo en mí.
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victor1990hugo · 2 years ago
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electronica-1 · 8 months ago
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Final inesperado...
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twistedcrumbs · 2 months ago
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Como os líderes de dormitório reagiriam se a namorada deles chegasse por trás, desse um tapa na bunda deles de chamasse eles de gostoso?
Olha, por mais que eu que adore um casos, que isso ocorra em particular, creio que com alguns fazer isso em público resultaria em morte
Super concordo akakakak vamos manter no particular. Me diverti com essa ideia.
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Riddle Rosehearts
Riddle vira tão rápido que você quase se arrepende da brincadeira. Ele está vermelho como uma rosa, olhando para você com os olhos arregalados de indignação.
— MAIS O QUE?! — ele praticamente grita, a voz mais alta do que o necessário. — Isso é completamente impróprio! Que tipo de comportamento é esse?!
Ele começa a gesticular, lançando uma enxurrada de palavras sobre decoro e respeito, enquanto você tenta segurar o riso. Apesar do discurso indignado, dá pra perceber que ele está mais embaraçado do que realmente bravo. O rosto dele está tão vermelho que parece que vai explodir, e as palavras começam a sair de forma atropelada.
No fundo, ele fica dividido: uma parte quer te dar uma bronca formal, mas a outra está escondendo o quanto gostou do seu atrevimento. E, talvez, só talvez, no fundo ele esteja se perguntando como você conseguiu fazê-lo corar assim.
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Leona Kingscholar
Leona só solta um som baixo, algo entre uma risada e um grunhido. Ele não se incomoda nem um pouco — na verdade, parece gostar da sua ousadia.
— Hah, gostoso, é? Ainda bem que você sabe. — ele responde com aquele típico tom preguiçoso e convencido, enquanto lança um olhar cheio de malícia pra você por cima do ombro.
Dependendo do humor dele, pode até revidar, puxando você pela cintura e devolvendo o tapa só pra ver sua reação. Você nunca sabe o que pode vir.
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Azul Ashengrotto
O pobre literalmente trava. Ele fica completamente congelado por alguns segundos, porque nunca esperou algo assim vindo de você. Quando finalmente reage, ele se vira lentamente, as bochechas já ficando vermelhas.
— Isso foi... altamente impróprio — ele diz, tentando soar mortalmente sério, mas a voz falha no final e ele falha miseravelmente.
Azul tenta recuperar a compostura ajustando os óculos, mas é impossível não notar o sorriso de canto e o brilho nos olhos dele. Ele vai negar até a morte, mas adorou. Foi um tapa na auto estima.
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Kalim Al-Asim
Kalim dá uma risada alta e genuína. (Um grande querido) Ele vira pra você com aquele sorriso brilhante que só ele tem, os olhos cheios de diversão.
— Gostoso, é? Awn, você é tão fofa!
Ele provavelmente dá risada de novo e retribui o gesto com um tapa brincalhão no seu braço ou um beijinho na sua bochecha. Pra ele, é só mais uma demonstração de carinho, mas você consegue sentir que ele ficou muito feliz com o elogio.
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Vil Schoenheit
Vil (gostoso mesmo) para tudo o que está fazendo e lentamente se vira pra encarar você, uma sobrancelha arqueada.
— Gostoso? — ele repete, o tom carregado de sarcasmo, mas você nota um pequeno sorriso se formando e não evita de rir.
Ele dá um passo em sua direção, levantando o queixo com aquela pose impecável.
— Hm, pelo menos tem bom gosto.
Apesar do comentário, dá pra perceber que ele está se divertindo. Ele pode até retribuir com um elogio inesperado, só pra deixar você sem graça.
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Idia Shroud
Idia literalmente dá um pulo de susto e vai de F (coitado, não faça isso com ele). Ele vira pra você com os cabelos brilhando em um tom completamente cor de rosa de tão envergonhado, as mãos agitadas como se não soubesse o que fazer com elas.
— O-o que você tá fazendo?! Gostoso? E-eu?! — ele gagueja, as palavras saindo aos tropeços com a voz meio estridente.
Idia provavelmente vai querer se enterrar no chão de tanta vergonha, mas, no fundo, ele está explodindo de felicidade porque você o chamou de gostoso, ele se sente praticamente como uma card SSR por isso. Ele só não sabe lidar bem.
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Malleus Draconia
Malleus não reage de imediato. Ele para por um momento, como se estivesse processando o que acabou de acontecer, e então se vira devagar, os olhos brilhando de curiosidade.
— Hm... Gostoso? — ele pergunta, com um pequeno sorriso no rosto.
Ele inclina a cabeça, claramente achando graça da situação.
— Não sabia que era assim que os humanos expressam afeto. Mas devo admitir, é... interessante.
Ele provavelmente retribui o gesto com algo inesperado, como um beijo na testa, só pra deixar você desconcertada (um fofo. Pena que não gosto)
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silvertice · 2 months ago
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Faraway Down.
Drover (Jack Clancy) x female reader.
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Summary: Dos hermanas llegan a un lugar remoto buscando respuestas tras la muerte del esposo de una de ellas, pero se ven envueltas en un desafío inesperado: conducir un enorme ganado a través del desierto australiano. Mientras que la otra se ve envuelta en una conexión inesperada con el jefe del viaje.
Category: Slow Burn Romance, Strangers to Lovers, Period Piece Meets Modern World, Wholesome Romantic Tension, Sweet and Lighthearted Encounters, Playful Banter. {TW}: Mild Social Misunderstandings, Brief Assumptions of Relationship Status, Emotional Tension, Nostalgic Yearning, Period-Modern Clashes, Mild Fluff, Playful Banter.
El viaje no podía ser más extraño, pensé mientras el calor abrasador del sol australiano quemaba mi piel y el polvo se acumulaba en las esquinas de mi vestimenta. Llegar hasta este continente había sido una idea que rozaba la locura, pero a estas alturas ya nada me parecía imposible. La noticia de la muerte del esposo de mi hermana, aunque impactante, no logró provocar en mí un pesar desgarrador. Era un buen hombre, eso nadie lo negaba, pero no habíamos cruzado océanos para quedarnos de brazos cruzados lamentándonos. Ashley tenía su propia forma de lidiar con las cosas; la mía era observar y esperar.
Y en medio de todo este caos, mi atención encontró un punto fijo: él. Aquel hombre que nos había llevado hasta este rincón remoto del mundo, conocido como Faraway Downs. Era tan diferente a cualquiera que hubiera conocido, con su aire rudo, su andar confiado y esa mirada que parecía no tener tiempo para tonterías. Su aspecto desaliñado contrastaba brutalmente con mi mundo ordenado y pulcro. Era incómodo admitirlo, pero algo en esa rudeza, en esa indiferencia tan natural, me intrigaba más de lo que estaba dispuesta a aceptar. 
Después de días de discusiones y la impactante revelación sobre quién era realmente Fletcher, mi hermana, en un arrebato de determinación, decidió emprender un viaje imposible para recuperar la tierra que le correspondia a su amado: dirigir un enorme rebaño de ganado hasta la otra punta del país. Aunque sabía que la idea rozaba la insensatez, no tuve mucho que objetar. Por un lado, la testarudez de  Ashley no tenía rival, y por otro, algo en mí veía el desafío como una forma de escapar del caos que había sido nuestra llegada. Y, por supuesto, estaba él. Drover. Encargado de liderar aquel plan asignado. No podía evitar la electricidad en el aire cada vez que nuestras miradas se cruzaban, y aunque no era una mujer especialmente dada a las coqueterías, un par de comentarios más atrevidos de mi parte parecían arrancarle una sonrisa que hacía que el viaje prometiera ser mucho.
El primer día del viaje fue un caos absoluto. El calor era abrumador, los animales parecían desafiarnos en cada paso, y el polvo se adhería a mi piel como una segunda capa. Intenté mantenerme útil, aunque estaba claro que no era mi terreno. Fue entonces cuando Drover se acercó por primera vez.
—No así —dijo con su voz grave, su acento cargado de ese tono directo que siempre parecía llevar. Me tomó la mano con firmeza, pero sin brusquedad, y me mostró cómo sujetar las riendas del caballo correctamente. Era un gesto simple, pero el contacto fue suficiente para que mi corazón se acelerara.
Intenté responder con indiferencia, como si el gesto no hubiera tenido ningún efecto en mí.
—¿Así está mejor? —pregunté, alzando la barbilla con algo de orgullo.
Drover asintió, sus labios curvándose apenas en una sonrisa.
—Mejor. Aunque no sé si serás capaz de aguantar todo el trayecto. Esto no es para cualquiera, señorita.
—Me estás retando? —réplica, sin pensarlo.
Sus ojos se encontraron con los míos, una mezcla de diversión y desafío que me dejó sin palabras.
—Talvez. Veremos si llegas al final.
Al caer la noche, después de un día agotador arreando el ganado, finalmente encontramos un lugar para detenernos y descansar. Mientras Drover y los demás hombres acomodaban a los animales, mi hermana insistió en supervisar la instalación de las tiendas. Tan pronto como vio una sola de ellas, puso el grito en el cielo.
—¿Cómo esperan que seis personas duerman aquí? Esto es inaceptable —protestó, cruzando los brazos como si estuviera frente a un mayordomo descuidado en vez de un grupo de hombres acostumbrados a vivir al aire libre.
Drover, que estaba bebiendo agua cerca, soltó una carcajada.
—Así es como se duerme aquí, Lady Ashley. Juntos y apretados. Algunos incluso dirían que es parte del encanto.
Yo no pude evitar reírme ante su tono burlón, pero mi hermana no se lo tomó con el mismo humor.
—Ridículo —bufó, girando sobre sus talones para regresar a la tienda con un aire ofendido.
Cuando nuestras miradas se cruzaron, todavía había una chispa de diversión en los ojos de Drover. Su sonrisa persistía, y la mía también. Sentí un calor extraño subir a mis mejillas, algo que intenté disimular mirando hacia otro lado, pero no antes de notar que él seguía mirándome, como si el momento hubiera sido nuestro pequeño secreto.
Mientras todos se ocupaban de organizar el campamento, mis ojos no podían evitar seguir a Drover. Estaba cerca de la fogata, en un rincón donde la luz del fuego iluminaba su figura de manera casi hipnótica. Vi cómo se quitaba la camiseta sin el menor pudor, con una naturalidad que me dejó sin aliento. Sus músculos, marcados y definidos por años de trabajo bajo el sol y el sudor, parecían cobrar vida bajo el brillo cálido del fuego. Cada movimiento que hacía, desde el simple gesto de dejar caer la tela sobre el suelo hasta la forma en que se pasó una mano por el cabello, hacía que mi pulso se acelerara.
Me obligué a apartar la mirada, pero no pude evitar que mis ojos volvieran a él. Drover estaba completamente ajeno a mi presencia, o al menos eso quería creer. No hacía nada especial, solo se acercó a un balde de agua, lo levantó con un gesto fluido y lo volcó sobre su torso. El agua cayó en cascada, mojando su piel, resaltando aún más sus músculos, y los reflejos danzaban con el brillo del fuego, como si el mismo calor del campamento fuera insuficiente para la intensidad de lo que sentía en ese momento.
Mi mente se descontrolaba, dando vueltas, tratando de racionalizar lo que estaba pasando. No quería mirar. No debía mirar. Pero, simplemente, no podía dejar de hacerlo. Mis ojos se clavaron en él, en la forma en que el agua recorría su torso, trazando un mapa en su piel, cada gota como una caricia que yo no podía tocar. No me sentía culpable, pero sí atrapada en algo que no entendía.
Estaba tan absorbida por la escena que ni siquiera me di cuenta de que mi mirada era demasiado obvia. Fue Magarri quien rompió el hechizo.
—Vaya, señorita, parece que alguien aquí está disfrutando de las vistas —dijo con una risa burlona que hizo que todos los hombres se volvieran hacia mí. Su voz resonó en el campamento, y el silencio que se creó fue suficiente para que mi estómago se apretara. Mi rostro se encendió al instante, y aunque intenté disimular la incomodidad, sabía que no podía esconder lo evidente.
Drover, que seguía con su rutina, no pareció notar el cambio en el ambiente. Sin embargo, la sonrisa en su rostro, esa sonrisa que hasta ahora había sido reservada para momentos en los que me desarmaba con su actitud desenfadada, ahora parecía un poco más cargada de algo más. ¿Era mi imaginación, o estaba disfrutando de la atención que no quería darle?
Rápidamente, me levanté, la incomodidad apoderándose de cada rincón de mi cuerpo.
—Voy a hacer la primera guardia de la noche —dije, forzando una voz que intentaba sonar firme, pero que seguramente traicionaba mis nervios. Sin esperar una respuesta, me di la vuelta, apresurándome a alejarme del campamento.
El sonido de las risas quedó atrás, y al fin pude respirar sin esa constante presión en el pecho. Caminé en la dirección contraria, sin mirar atrás, pero sentí que la mirada de Drover seguía persiguiéndome, como una sombra que se negaba a desaparecer.
Me senté sobre una roca fría, observando el vasto paisaje árido frente a mí, donde el horizonte se perdía en la oscuridad. El aire nocturno era fresco y seco, y el silencio se sentía pesado, roto solo por el crujir lejano de la fogata y algún que otro ruido de los animales en la distancia. Las estrellas, tan brillantes, parecían estar mucho más cerca de lo que yo podía alcanzar, colgando sobre nosotros en un lienzo interminable.
Intentaba calmar mi mente, buscando en las estrellas un poco de paz, cuando de repente sentí el peso de alguien en la roca a mi lado. Al principio pensé que era uno de los hombres, pero al girarme y ver sus ojos, supe inmediatamente que era Drover. Estaba tan cerca que casi pude sentir el calor de su cuerpo. Sin pensarlo, me corrí un poco hacia el costado, dándole más espacio.
Pasaron unos segundos de silencio, y aunque intenté ignorar su presencia, era imposible no sentir su cercanía. Finalmente, él habló, sin la intención de molestar, pero sí con su típica manera directa.
—¿No puedes soportar estar cerca de mí, o es porque te deje sin palabras? —dijo, una sonrisa apenas perceptible en sus labios.
Miré hacia otro lado, incómoda, tratando de mantener la calma.
—No, claro que no —respondí rápidamente, pero mi tono fue algo cortante, como si quisiera evitar más conversación.
Él se acomodó, como si no estuviera perturbado por el silencio —Bueno, no hay mucho que hacer, ¿verdad? —dijo finalmente, mirando también el cielo estrellado. La conversación, aunque breve, era una de esas cosas simples que no necesitaban más explicación.
Nos quedamos en silencio un momento, ambos mirando las estrellas, pero sin la tensión de antes. No era un momento coqueto, solo... tranquilo.
Pasaron unos segundos de silencio, y aunque intenté ignorar su presencia, era imposible no sentir su cercanía. Finalmente, él habló, sin la intención de molestar, pero sí con su típica manera directa.
—¿No tienes sueño? —preguntó, mirando el horizonte con calma.
Lo miré de reojo, un poco sorprendida por la pregunta tan directa, pero no podía evitar responder con la misma franqueza.
—No, no suelo tener sueño a esta hora. —Hice una pausa, un poco pensativa, mientras mi mente viajaba a otros tiempos. — De pequeña, mi hermana y yo solíamos quedarnos despiertas hasta tarde, con la excusa de que no queríamos ir a dormir mientras nuestra madre aún estaba ocupada. No sé... supongo que me acostumbré a estar despierta durante las horas en que todo está en silencio.
Mi voz sonó más suave al final, como si esas palabras me hubieran dejado una sensación de nostalgia.
Drover asintió, como si no necesitara más explicación, y se acomodó de nuevo en su sitio, mirando las estrellas sin decir una palabra más. Yo también volví a observar el cielo, pero con la sensación extraña de que había algo más en el aire, algo que no podía identificar, pero que me hacía sentir más viva que nunca.
Nos quedamos un rato en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos y mirando las estrellas. Yo, aunque intentaba concentrarme en el cielo, me encontraba robando miradas a Drover, como si su presencia tuviera un magnetismo al que no podía resistirme. No era solo el silencio entre nosotros, sino la tranquilidad que se había instalado, algo que me hacía sentir una extraña calma.
Finalmente, mi mirada comenzó a fijarse en él, más allá de la silueta que se recortaba contra la oscuridad. Observar sus facciones me resultaba casi hipnótico. Sus ojos, que antes me parecían duros y desinteresados, ahora parecían más suaves bajo la luz tenue de las estrellas. Su mandíbula cuadrada y marcada, los rasgos tan definidos que cualquier movimiento sutil de su rostro los destacaba, de alguna manera me mantenía cautiva.
Me sorprendí a mí misma analizando cada detalle: el modo en que su cabello caía ligeramente sobre su frente, la manera en que sus labios estaban partidos de tanta tierra y sol, parecían moldearse a la forma de su rostro como si de alguna forma estuviera en completa armonía con la noche. No era solo su físico, aunque sus músculos marcados y su cabello oscuro también formaban parte del conjunto que me mantenía hipnotizada. Había algo más, algo en su carácter tranquilo pero también desafiante, en esa confianza sutil que desprendía incluso en los momentos más simples. 
Pero justo cuando mi mirada se detuvo un poco más de lo que debía, Drover levantó la vista hacia mí, sus ojos encontrándose con los míos en un parpadeo, como si hubiera notado mi observación. Fue un instante breve, pero suficiente para que un rubor rápido subiera a mis mejillas.
Su expresión fue un tanto desconcertada, como si estuviera a punto de formular una pregunta que no sabía cómo formular.
—¿Qué estás mirando? —preguntó, con una nota de curiosidad que me hizo sentir aún más expuesta.
—Tus facciones —respondí, sin pensar del todo, mi voz saliendo más baja y más sincera de lo que había querido. Volví a mirar hacia otro lado, incómoda con la manera en que esas palabras me habían dejado al descubierto.
Drover se quedó callado un instante, y luego soltó una risa suave, como si no creyera del todo lo que acababa de escuchar.
—¿Facciones? Eso es nuevo —dijo, pero no había burla en su tono, solo una especie de aceptación como si también hubiera sentido la intensidad del momento.
El silencio volvió a caer entre nosotros, pero no sentí la necesidad de llenarlo. Las estrellas seguían brillando, y por un momento, el peso de las miradas y las palabras no dichas me envolvía como una manta invisible, creando un vínculo que me era difícil entender del todo.
Después de unas horas, el silencio de la mañana fue interrumpido por un susurro lejano que me hizo sobresaltarme. Mi hermana, que había estado en la tienda más alejada, apareció de repente, su rostro visiblemente alterado, y se acercó rápidamente hacia nosotros. Cuando vio que estaba acostada en el suelo, junto a Drover, sus ojos se abrieron de par en par, claramente sorprendida y molesta.
—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó susurrando, levantando las manos en señal de desesperación—.
La forma en que me miraba, como si fuera lo peor que pudiera haber hecho, me hizo sentir una mezcla de incomodidad y algo de vergüenza. Ella avanzó hacia mí, claramente molesta por la situación. Drover, por su parte, ni siquiera pareció inmutarse. Estaba acostado con los brazos detrás de su cabeza, y con sus ojos cerrados, como si nada de eso fuera tan importante.
—No es tan grave —dije, levantándome lentamente, mientras trataba de encontrar las palabras para calmarla—. Simplemente estaba descansando un poco. El suelo es cómodo, y la noche estaba fresca... no quería volver a la tienda. Y Drover no me ha hecho nada.
Mi hermana no parecía convencida. Su expresión era de total incredulidad.
—¿Qué?! ¿No te das cuenta de cómo te ves? —su voz, casi histérica, me sorprendió—. ¡Durmiendo aquí, con él, a solas! 
Suspiré, mirando a Drover para ver si él decía algo, pero él no reaccionó.
—No pasa nada —respondí, algo cansada de la reprimenda. Mi hermana parecía no entender que no siempre buscaba seguir reglas o expectativas.
Ella no me dejó terminar.
—Espero que no pienses en hacer nada, ¿si? —y su mirada se clavó en Drover como si él fuera la causa de todo lo que estaba mal en ese momento.
Por un segundo, sentí una leve molestia. Nadie, ni mi hermana, tenía derecho a juzgar algo que no entendían.
Mi hermana me fulminó con la mirada, y aunque intenté calmar la situación, no pude evitar que una parte de mí se sintiera molesta por su actitud. No entendía que necesitaba estar tranquila, que este viaje había sido algo más para mí que solo un simple escape.
Finalmente, mi hermana dio un paso atrás, respirando hondo, y con una mezcla de desaprobación y frustración, se alejó de nosotros, murmurando algo sobre "lo que era correcto" y "mantener la compostura". Yo me quedé allí, mirando cómo se alejaba, con la sensación de que algo había cambiado, que esa tensión en el aire ahora era aún más pesada.
Me quedé mirando a Drover por un momento, mientras mi hermana se alejaba, todavía murmurando palabras de desaprobación entre dientes. No pude evitar sentir una ligera molestia por su reacción, pero también algo de gratitud por la tranquilidad que Drover me había ofrecido en silencio.
Al darme vuelta para mirar a Drover, me sorprendí al encontrarlo observándome con una ligera sonrisa en su rostro. Parecía que no se sorprendía en lo más mínimo por la escena, como si ya estuviera acostumbrado a que mi hermana actuara de esa manera.
—Tu hermana no parece muy contenta con lo que está pasando —comentó Drover, con una mueca divertida, mientras su tono mostraba que no era un comentario ofensivo, sino más bien uno que veía con algo de diversión.
No pude evitar sonreír ante su observación. La situación había sido incómoda, pero su forma de decirlo me hizo sentir un poco más ligera.
—Oh, no, no te preocupes. Ella siempre es así —le respondí con una risa suave, intentando restarle importancia al asunto—. Si no está discutiendo sobre algo, no se siente bien. Pero, ya sabes, está preocupada por mí.
Drover soltó una pequeña risa, y aunque su mirada estaba relajada, había algo en su expresión que me hizo pensar que entendía perfectamente cómo era la dinámica entre mi hermana y yo.
—¿Así que esto es solo otra de sus... preocupaciones? —preguntó, arqueando una ceja, claramente intrigado, pero también con un tono amistoso.
—Exactamente —contesté, relajándome más al saber que Drover no estaba tomando la situación tan en serio. Sonreí, sintiendo cómo mi tensión se desvanecía poco a poco—. Si la tuviera que describir, diría que es como un volcán que no sabe cuándo dejar de erupcionar.
Drover rió, y esa risa me resultó más relajante de lo que pensaba. Había algo en su actitud que me tranquilizaba, algo que me hacía sentir que no importaba lo que sucediera, las cosas seguirían adelante de la manera más sencilla posible.
—Bueno —dijo Drover, mirando hacia la tienda donde mi hermana se había refugiado—, parece que te tiene bien vigilada.
Sonreí una vez más, y aunque todavía había algo en el aire entre nosotros, esta vez no lo sentí tan pesado. Drover y yo compartimos un momento de complicidad en el que las palabras sobraban. En ese instante, la tensión de la noche anterior parecía disolverse, reemplazada por una calma más agradable.
La mañana llegó sin previo aviso, con el sol ya alto en el cielo, marcando el inicio de otro día caluroso en el que el paisaje árido se extendía interminable ante nosotros. Todos ya estábamos a punto de continuar el viaje, el ganado listo para ponerse en marcha, y el ruido de los caballos comenzaba a llenarlo todo.
Estaba montada en mi caballo, cuando, de repente, sentí una presencia cercana. Miré hacia un lado y vi a Drover cabalgando junto a mí. No dijo nada al principio, solo se acercó con esa mirada tranquila que siempre parecía acompañarlo.
Luego, con un gesto tan natural como si fuera lo más común del mundo, extendió su brazo y, sin decir una palabra, colocó su sombrero sobre mi cabeza.
—Hay mucho sol —comentó simplemente, como si eso fuera toda la explicación. Pero yo sabía que había algo más en ese gesto, algo que lo hacía diferente a cualquier otra acción rutinaria.
Sentí una ligera calidez en el rostro, no solo por el sol, sino por la cercanía inesperada. Mi corazón dio un pequeño brinco, pero me esforcé por no mostrar lo que estaba sintiendo. Aunque no era un gesto grandioso, su cercanía, su presencia, me había tomado por sorpresa.
—Gracias —respondí, casi en un susurro, mientras tomaba el sombrero con las manos y lo ajustaba un poco mejor. Sentía cómo las yemas de mis dedos rozaban el borde, sin querer soltarlo de inmediato. Algo tan sencillo, pero me hacía sentir... emocionada.
Drover asintió, su mirada no se apartó de mí, pero no dijo nada más. En su rostro había una mezcla de serenidad y algo más, algo que no podía leer completamente.
—No es nada —dijo finalmente, con una leve sonrisa, mientras se alejaba un poco para seguir el camino. Su voz era baja, pero su tono tenía algo en él que me hizo pensar que sabía perfectamente lo que había hecho.
Yo me quedé allí, mirando su figura alejarse, y por un momento, el mundo a mi alrededor pareció desvanecerse.
Después de días agotadores atravesando el desierto, finalmente llegamos a Darwin. El aire parecía distinto allí, más húmedo y lleno de movimiento. La ciudad estaba en plena actividad, con el bullicio de trabajadores y el sonido constante de barcos en el puerto. Era un cambio abrumador después del silencio casi ensordecedor del desierto.
Las reses, a pesar del arduo trayecto, estaban en buena forma, y fue un alivio ver cómo se dirigían hacia el puerto bajo las indicaciones de Drover y los demás hombres. Todo el trabajo, todo el esfuerzo, había valido la pena.
Entonces apareció Carney, con su porte altivo y una expresión que oscilaba entre la sorpresa y el enfado. No podía creer lo que estaba viendo.
—¿Cómo es posible? —exclamó, mirando a las reses siendo embarcadas una por una. Su voz era una mezcla de incredulidad y frustración—. ¡Nadie atraviesa el desierto con este ganado y lo logra!
No pude evitar sentir una chispa de orgullo ante su reacción. Mi hermana, que había sido la más decidida a emprender este viaje, se mantenía firme a mi lado, con una expresión que mezclaba satisfacción y determinación.
—Bueno, parece que nadie les informó a nuestras reses que era imposible —respondió ella con frialdad, sus palabras como un golpe directo.
Carney se quedó sin palabras, viendo cómo nuestro ganado llenaba el barco que se marcharía pronto. El trato con el ejército ya estaba cerrado, y no había nada que él pudiera hacer para cambiarlo.
Drover pasó junto a mí, su mirada cargada de una mezcla de satisfacción y alivio. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa al cruzar su mirada con la mía, y en ese instante, sentí el peso de todo lo que habíamos logrado.
No solo habíamos atravesado un terreno implacable y desafiado las expectativas, sino que lo habíamos hecho juntos, enfrentándonos a cada obstáculo y saliendo victoriosos. Era un logro que sabía que recordaría por siempre.
La tarde dio paso a una pequeña celebración organizada por los hombres del equipo. No era nada ostentoso, pero después de tantos días de esfuerzo, el ambiente se sentía ligero, casi alegre. La música improvisada llenaba el aire, acompañada por risas y el chisporroteo de una hoguera en el centro.
Me alejé un poco, disfrutando del calor del fuego y observando a los demás relajarse. Entonces, lo vi.
Drover apareció, pero no con su habitual aspecto desaliñado y lleno de polvo del desierto. Esta vez, llevaba una camisa blanca ligeramente abierta y un pantalón limpio que parecía incluso planchado. Era una imagen completamente diferente a la que estaba acostumbrada. Su cabello, todavía un poco húmedo, caía desordenado, pero de una forma que le quedaba sorprendentemente bien.
Por un momento, me quedé mirándolo más tiempo del que habría querido admitir. Algo en mí se revolvió al verlo así, tan distinto pero tan él.
Él notó mi mirada y, como si fuera un reflejo, sus ojos buscaron los míos. Cuando nuestras miradas se encontraron, el bullicio a nuestro alrededor pareció desvanecerse. Una ligera sonrisa apareció en sus labios mientras caminaba hacia mí.
—¿Y esa mirada? —preguntó con un tono divertido, inclinándose un poco hacia mí cuando llegó a mi lado.
Sonreí, intentando parecer más tranquila de lo que realmente me sentía.
—No sé, solo me sorprende verte tan... limpio. Casi no te reconozco. ¿Es tu intento de parecer civilizado? —dije con un toque de broma, levantando una ceja.
Él soltó una risa baja, esa que siempre parecía hacer que algo en mi interior se agitara.
—No te acostumbres. El polvo me sienta mejor, ¿no crees? —respondió, con esa mezcla de confianza y despreocupación que era tan propia de él.
Negué con la cabeza, reprimiendo una sonrisa mientras me apartaba un mechón de cabello del rostro.
—Tal vez, pero no te queda nada mal este cambio. Aunque no lo admitiré en voz alta de nuevo.
Él me miró fijamente por un momento, y sentí cómo mi pulso se aceleraba ligeramente. Luego, simplemente asintió, su sonrisa nunca desapareciendo del todo. Había algo en él, algo que me atraía cada vez más, incluso cuando intentaba resistirme.
Mientras intentaba retomar el ritmo de mi respiración tras ese intercambio, sentí que Drover no se alejaba del todo. En lugar de regresar por completo al grupo, su mano, algo áspera por el trabajo, rozó la mía de manera sutil. Al principio, pensé que había sido accidental, pero luego la deslizó con más decisión, entrelazando sus dedos con los míos.
Lo miré, confundida y sorprendida al mismo tiempo, pero él ya me estaba observando con esa expresión tranquila, como si todo estuviera perfectamente en su lugar.
—Esto es por la victoria —dijo, su voz grave pero suavizada por una nota de calidez—. Estuviste genial ahí afuera, de verdad. Te lo mereces.
La firmeza y sinceridad en sus palabras me desarmaron. Era extraño recibir reconocimiento, más aún de alguien como él, que solía guardar sus emociones bajo una capa de humor y comentarios sarcásticos.
—¿Celebrar agarrando mi mano? —pregunté en un murmullo, intentando mantener el control, aunque sentía cómo mi corazón comenzaba a latir más rápido, casi como un tambor desbocado.
Drover dejó escapar una pequeña sonrisa y, con ese mismo gesto seguro, dio un paso hacia mí. Ahora estábamos tan cerca que podía percibir el tenue olor a jabón en su piel, mezclado con algo más natural que me resultaba imposible de ignorar.
—Celebro a mi manera —respondió, y su voz sonó tan baja que hizo que todo mi cuerpo reaccionara—. Pero si tienes una mejor idea, podemos intentarla.
Por un momento, nuestras respiraciones se mezclaron, y la cercanía era tan palpable que no sabía si el calor que sentía provenía de la hoguera o de él. Mis ojos se encontraron con los suyos, y sentí que el tiempo se detenía, como si en ese instante solo existiéramos nosotros dos.
No dije nada, incapaz de formular una respuesta coherente, pero mis dedos, aún entrelazados con los suyos, se apretaron ligeramente, como si mi cuerpo hablara por mí.
Drover sostuvo mi mirada por un instante que pareció eterno. El mundo alrededor desapareció; no había música, risas ni conversaciones, solo nosotros dos bajo el manto de estrellas y la tenue luz del fuego.
Sin decir nada más, su mano libre subió lentamente, rozando mi mejilla. El contacto fue tan suave como inesperado, y no pude evitar cerrar los ojos por un segundo, como si mi cuerpo aceptara rendirse a lo inevitable. Cuando volví a abrirlos, él estaba más cerca, lo suficiente como para que su respiración cálida rozara mi piel.
Y entonces sucedió.
Sus labios encontraron los míos en un beso que no tenía dudas ni reservas. Fue un beso lleno de emoción contenida, de algo que había estado creciendo entre nosotros desde aquel primer cruce de miradas en el desierto. Mis manos, casi por instinto, subieron hasta su pecho, sintiendo los latidos firmes de su corazón, mientras los suyos se apoyaban en mi rostro y mi cintura, acercándome aún más a él.
Era como si todo lo que habíamos vivido hasta ahora culminara en ese momento. No era un beso apurado ni torpe, sino uno que hablaba de una conexión profunda, como si ambos supiéramos que este instante cambiaría algo dentro de nosotros.
Cuando finalmente nos separamos, solo lo suficiente para recuperar el aliento, nuestros ojos se encontraron de nuevo. Sus labios todavía rozaban los míos, y en su mirada había una mezcla de emoción y sorpresa, como si tampoco él pudiera creer lo que acababa de pasar.
—Asi que asi querias celebrarlo.—dijo con una media sonrisa, su voz baja y llena de una calidez que hizo que mi pecho se agitara aún más.
Solté una risa suave, incapaz de ocultar mi propia sonrisa.
— No sea una mala idea después de todo, ¿no? —respondí en un murmullo, mis dedos aún aferrados a su camisa.
Por un momento más, ninguno de los dos quiso romper la burbuja que nos envolvía. Solo estábamos él y yo, como si el resto del mundo pudiera esperar un poco más.
Drover se separó apenas un poco, dejando que nuestras respiraciones se mezclaran por última vez. Por un momento, sus dedos aún acariciaron mi mejilla, pero luego dio un paso atrás, rompiendo esa burbuja que habíamos creado.
—Vamos, será mejor que volvamos con los demás antes de que empiecen a buscarnos —dijo, con una sonrisa apenas perceptible, como si quisiera que aquello quedara entre nosotros.
Asentí, aún algo aturdida, mientras comenzaba a girar hacia el campamento. Pero, antes de que pudiera dar otro paso, sentí un impulso. Su mano aún estaba cerca, y no lo pensé dos veces antes de tomarla y tirar suavemente de ella, deteniéndolo.
—Espera —susurré, sin soltar su mano.
Él se volvió hacia mí, con una ligera curiosidad en la mirada.
—¿Qué pasa?
Lo miré, estudiando cada detalle de su rostro bajo la tenue luz. Había tantas cosas que no sabía de él, tantas preguntas que me rondaban desde el momento en que lo conocí, pero solo una salió de mis labios:
—¿Cuál es tu nombre?
La pregunta pareció tomarlo por sorpresa. Durante todo este tiempo, había sido simplemente "Drover" para todos, un título que definía lo que hacía, pero no quién era.
Por un instante, vi algo diferente en sus ojos, algo más personal, más vulnerable.
—Jack... Jack Clancy —respondió finalmente, con un tono tranquilo pero firme, como si esas palabras llevaran un peso especial.
Repetí su nombre en mi mente, como si quisiera grabarlo para siempre y solamente asentí y me deje guiar hacia el.
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viejospellejos · 6 months ago
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Final inesperado 🤣
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cruilsummer · 1 month ago
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Faz uns dias já que não consigo parar de pensar em Enigma do Medo, os novos personagens e como tudo se relaciona. Faz uma semana que o jogo saiu então acho de bom tom avisar que o post tem muitos spoilers e que é meio análise, meio teoria, meio relato de experiência de como foi viver essa história
Primeiro de tudo, o Jaser. Não fazia ideia que um personagem inesperado e com tão pouco "tempo de tela" poderia impactar tanto, mas ele fica voltando à mente. Pra interpretar mais a história dele, pego emprestados alguns conceitos do existencialismo de Sartre, explico melhor:
No existencialismo, a existência precede a essência. Isso é basicamente dizer que primeiro a gente nasce, depois, a partir das nossas vivências, vamos fazendo escolhas e nos definindo, criando o que é tido como nossa essência. Fazer essas escolhas é a nossa liberdade, e seria o fardo (mas também o presente) do ser humano. Afinal, estamos escolhendo a todo segundo, mesmo quando não percebemos, e ao escolher uma coisa, deixamos todas as outras possibilidades pra morarem apenas no campo do hipotético - o que pode inclusive nos assombrar. O que nos assombram não são as certezas, mas as possibilidades, que só são possíveis dada essa liberdade.
No caso do Jaser é diferente. Mesmo sendo humano, a existência dele não precede a essência. Pelo contrário. Ele já nasce com uma função, um futuro pré-estabelecido. A essência dele já estava definida antes mesmo que ele existisse. E, uma vez existindo, não tem liberdade nenhuma: ele já sabe tudo que vai fazer, tudo que vai acontecer. Ele sabe exatamente quais seus próximos passos, e por isso é inútil sequer cogitar qualquer outra coisa - sabe que no fim não vai acontecer. É por isso também que ele é o desassombrado. Nenhuma possibilidade é capaz de assombrar ou assustar ele, porque ele sabe que na verdade, não são possibilidades mesmo. Não pra ele. Ele não tem escolha e já viu o futuro - nada além daquilo é possível.
O Jaser sabe de tudo - e saber tudo é perder tudo. Ele não se surpreende com mais nada, só cumpre o seu papel num loop que parece infinito. Vi muita gente no twitter cobrando ética da Sofia, como se o uso do lúdico ou de alguma técnica fosse realmente adiantar no Jaser, como se ela não tivesse esgotado as possibilidades cabíveis dentro da profissão. Ele não é uma criança normal: se não estava ali dentro do plano e das funções que ele iria brincar e falar e se abrir, ele simplesmente não engajaria no tratamento de jeito nenhum. Isso sem falar que qualquer intervenção é quase nula se, saindo do contexto clínico, a criança não tem amparo, cuidado, carinho e suas necessidades atendidas. Naquele contexto, quem mais iria cuidar do Jaser?? Então só um pequeno desvio aqui pra defender minha irmã Sofia Bessat porque o erro dela foi se envolver demais com uma criança num contexto que propiciava e basicamente pedia isso dela.
Voltando, a única coisa capaz de assombrar o desassombrado seria o Deus do Medo. Sei que a maior interpretação é que o Deus do Medo é a Mia - e não acho que deixe de ser - mas pra mim é um pouco mais complexo do que isso. A gente sabe que o medo é o que media a membrana: determina quais elementos paranormais vêm pra nossa realidade e em que intensidade. É o pilar que sustenta o paranormal como um todo, o "outro lado" inteiro. Várias vezes durante o rpg eu fiquei com a impressão que a realidade do viewer (e até do player) podem ter relação com esse outro lado. Não sei se é exatamente isso, mas claramente existem elementos de metalinguagem tanto no jogo quanto na história do rpg.
Com isso em mente, quais as chances do deus do medo ser a pessoa que está jogando? Claro, jogamos como a Mia na maior parte do tempo, então seria ela, mas também jogamos brevemente como Veríssimo e Jaser (como Samuel também, mas como a gameplay dele não é obrigatória pra atingir o "Outro Final", não conto aqui). Ficou muito na minha cabeça isso de "olho do deus do medo" e também a comparação dos olhos da mia aos do veríssimo e do jaser. Teriam eles os mesmos olhos porque é o mesmo player vendo a realidade (o jogo) através dos olhos de cada personagem? E por isso a conexão tão grande dos três personagens com o medo. Quando o cellbit fala nos vídeos promocionais "só você pode fazer isso", como se nós fossemos o deus do medo que, ao jogar, se conecta com os personagens, pegando os olhos deles emprestados para ver aquela realidade e permitir que eles a mudem.
O deus do medo é o inesperado. Ele é capaz de quebrar o ciclo, capaz de fazer escolhas que alteram aquela realidade.
Enfim, só uma teoria rápida.
Outra coisa: vendo como o perímetro deixou de existir - porque nunca existiu em primeiro lugar? o lugar que não existe - me fez entender um pouco mais do plano do kian (o que inclui achar o plano mais péssimo ainda). Que a gente saiba, eles não estão num loop de descobrir o paranormal e trazer ele pra realidade. Ele não quer alterar esse final. Kian quer matar todo mundo com envolvimento com o paranormal como se isso fosse mudar o passado ou prevenir que o paranormal se manifestasse de outro jeito novamente. "Nada disso importa, nada disso vai ter existido" faz muito mais sentido em enigma do medo do que no contexto da desconjuração/calamidade em termos práticos. O perímetro é um ecossistema micro gerado por uma profecia autorrealizante - se você consegue mudar o fim, o início já não começa e tudo colapsa e deixa de existir. No caso do paranormal, não parece ser tão simples - especialmente por abranger TODO O MUNDO E TODO O TEMPO. O perímetro é circunscrito espacial e temporalmente, implica basicamente só uma família e a Ordem, tendo um início e um fim fáceis de determinar e contando só com esses elementos. Mesmo que a gente considere um enorme ciclo de existência do paranormal na nossa realidade, não existe garantia de que ele não pudesse seria criado (ou emergido na nossa realidade) de outra forma diferente mesmo após o apagamento da realidade decorrente dessa primeira forma de emergência. Novamente, só pensando em voz alta. Me deixou ainda mais curiosa sobre qual o plano inteiro do Kian e mais ansiosa pra Calamidade pt. 2
Por fim, sobre tenebris: por um lado foi muito legal o jogo não ter nada sobre isso. Um é o local que não existe, o outro o local impossível. Não são sinônimos, mesmo que a nomenclatura confunda junto com as definições. Algumas coisas parecem ser semelhantes, no entanto, talvez pelo medo ser o que prevalece nos dois lugares. Acima de tudo, a união entre elementos - a gente sabe que o medo é o elo que une todos eles, então faz sentido. Isso me faz pensar se, agora que a Mia parece ter uma conexão com o medo (marca do medo? afinidade com o medo) ela teria uma conexão com tenebris também e possivelmente desempenharia um papel maior conforme isso avança na próxima temporada.
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dana-places · 19 days ago
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As malditas borboletas que amo
Aquela tarde comum, nada havia de especial a não ser aquele olhar, teus olhos que há tempos não os via. Não poderia estar pronta para aquilo. Saí do trabalho e caminhei para a estação, como de costume, sem olhar para os lados, sem querer correr o risco de encontrar um estranho amistoso disposto a iniciar uma conversa aleatória sobre como o clima está agradável ou a previsão de chuva para o sábado, ou ser reconhecida por um conhecido que provalmente iria me perguntar se estou bem e como está minha família, na verdade, era só o bom e velho passo apressado em conjunto com a habilidade de desviar os esbarrões dos outros que, como eu, só desejavam chegar o quanto antes em casa, como uma dança vespertina corriqueira. Eu estava prestes a parar naquela livraria ao lado da estação para me dar alguns minutos de prazer diante de uma tigela de café cremoso gelado e um bom livro novo que eu só ia conseguir ler aos finais de semana, mas fui atropelada uns vinte metros antes de chegar ao meu prazer de final de semana. Era sexta-feira e eu só queria aumentar o volume de "creep" do Radiohead no celular, com a mão esquerda para trás afim de evitar contato físico com a multidão e a mão direita vasculhando o interior da bolsa tiracolo de couro feita por um artesão francês, um presente valioso e inesperado de uma amiga que foi morar na França, aquela bolsa não era tão grande, mas parecia caber alguns universos, o celular parecia se esconder no interior da bolsa. Queria encontrar o celular, mas não podia desviar o olhar da direção sob o risco de levar um tombo e ser pisoteada, em meio a esse pequeno caos, entre dezenas, talvez centenas de rostos, tanto faz porque aquele rosto era inconfundível, não sei dizer o que senti naquele instante, continuei caminhando em direção a ele que estava a uns cinco metros de mim. Nossos olhos incrédulos e exprimindo toda sorte de sentimentos e emoções confusas impossíveis de ler. Tudo estava normal, era só um final de dia ordinário, previsível, mas aí você apareceu e por uma fração diminuta de tempo eu não sabia assimilar a música que eu ouvia nos fones de ouvido, meus passos se tornaram imprevistos, meu corpo não sabia interpretar os comandos do meu cérebro e no meu estômago havia um panapaná de todas as borboletas do mundo. Caminhamos um para outro até que ficamos para trás no caminho que cada um precisava seguir. De novo, como uma coreografia mórbida de tripudio do que um dia foi o sentimento mais intenso e profundo já vivido por quem éramos naqueoe tempo. Um tempo lá atrás, empoeirado como as cartas te escrevi e nunca te enviei. Olhei pra trás quase em câmera lenta e o vi fazendo o mesmo, queria dar meia volta, queria chamá-lo, queria mais alguns segundos, queria não sei exatamente o quê, talvez eu quisesse dizer algo, mas dizer o que? Não, eu não saberia o que dizer, eu não queria dizer nada, eu só queria sentir por um pouco mais tempo, o que só ele causa em mim. Mas segui meu caminho para casa. Segui desconcertada, segui confusa, segui sem saber como o que aconteceu hoje impacta a relação que tenho com a certeza de que existe algo em mim que, não importa o tempo que passe, só ele pode encontrar. Há em mim algo que está quebrado desde o dia que ele se foi, mas quando ele está perto, quando o vejo, quando sei que está por perto, mesmo quebrado, esse "algo" brilha, acende e queima dentro de mim.
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tecontos · 8 months ago
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Fui pra balada com minha amiga e da lá fomos foder com os carinhas que conhecemos. (04-05-2024)
By; Larissa
Me chamo Larissa, namoro o Lucas e somos de São Paulo-Sp
Final de semana passado, começo de mês, salário na conta, eu estava muito animada afinal eu e Lucas estávamos numa boa fase da vida, tanto na vida financeira quanto sexual, estava tudo realmente muito bom. Uma das minhas amigas de serviço, Valentina, me chamou pra sair, estava mal, havia terminado um relacionamento e queria beber e dançar um pouco. Pedi ao Lucas e ele deixou tranquilamente, pois queria ficar um pouco sozinho para poder descansar.
Estou em uma fase que não estava aprontando nada, afinal o fixo com quem eu saia de vez em quando havia assumido um relacionamento sério e eu não queria outra pessoa, sendo assim, não esperava que rolasse nada, nem o Lucas, mas mesmo assim, me arrumei bastante, afinal, não era sempre que pegava uma balada, ainda mais com amiga de trabalho. Coloquei um vestido lindo, que descia até um pouco abaixo do joelho, de alcinha, afinal fazia muito calor, não coloquei sutiã mas coloquei uma lingerie vermelha, linda, que o Lucas adora.
Valentina é uma amiga de serviço, daquelas que em pouco tempo a gente já pega carinho e amizade sincera, ela é uma mulher bonita, gostosa e saindo com ela, sabia que atrairíamos muita atenção. Ela além disso, sabia das minhas aventuras e do tipo de relacionamento que tenho com o Lucas, portanto, sabia que eu era meio “aventureira”.
Dei um beijo no Lucas e saí, ia deixar meu carro na casa dela e sairíamos de lá. Encontrei Valentina e ela tb estava linda, também de vestido colado ao corpo, entrou com duas garrafinhas de cerveja, brindamos e fomos pra balada.
Entramos e nos jogamos na pista, bebíamos e nos divertíamos muito, estávamos afim de dançar bastante e é claro, eramos bastante assediadas na pista, afinal, eramos duas mulheres lindas no meio de um monte de homens igualmente bonitos.
Em certo momento, resolvi ir ao banheiro e depois pegar bebidas, Valentina ficou na pista dançando, quando cheguei nela, ela estava conversando com uma carinha, que estava acompanhado de outro, me apresentou, dizendo que era amigo de longa data, cumprimentei os dois e logo ela sugeriu irmos para uma mesinha, do lado de fora, com menos musica onde poderiamos conversar mais a vontade.
Logo engatamos um papo legal com os dois, o amigo dela era o Pedro e o amigo dele se chamava João, percebi que Valentina e Pedro estavam mais conectados e voltei minha atenções ao João. Era um cara muito agradável, não era lindo, mas tinha um corpo visivelmente malhado, que na verdade era fruto da sua profissão, policial. Valetina e Pedro conversavam sozinhos e o mesmo eu e João fazíamos. Em poucos minutos Valentina e Pedro começaram a se pegar, eu não tinha a intenção de ficar com João, mas numa distração minha ele se aproximou e beijou meu pescoço, aquilo foi inesperado e me arrepiou todinha, fiquei sem palavras, ele então me beijou, e nossa, que beijo gostoso, senti minha buceta melar na hora, ficamos um bom tempo nos beijando, o lugar não era muito escondido, então, ficamos apenas beijando e passando a mão no corpo um do outro, sem exageros, mas pelo beijo ambos sabiamos o que queriamos fazer.
Num determinado momento, eles sairam para ir pegar bebidas e nos deixaram na mesa esperando, Valentina então me disse:
– Lari, o Pedro disse que mora aqui perto, junto com o João, o AP deles está sozinho, chamou a gente pra ir pra lá…
– Ah Val, não sei, não tava pensando nisso
– Não sei, não saí pensando nisso, vão vocês…
– Imagina, eu saí com vc, se vc não quer ir a gente fica, mas sem vc, nem pensar…
– Sei lá, nem conheço o cara direito
– Lari, eu conheço ele, é gente boa, trabalhador, policial…
– Não to afim de dar pra ele
– não dá, se pega um pouco e talz, não precisa dar, eu tb não vou demorar tanto, só quero tirar o atraso
– Ahhh, não sei…
– Vamos lindona, seu marido deixa, aliás, adora quando vc apronta…
– Isso é verdade, bom vamos lá, mas não vou dar pra ele…
Quando eles voltaram, saímos os 4, eu fui com o João no carro dele e a Val com o Pedro no carro dela. No caminho fomos conversando e vi que de fato ele não era um tarado, parecia uma boa pessoa, disposta a só fazer o bem, isso me tranquilizou de certa forma, afinal, estava indo pra casa dele. Chegamos quase juntos e entramos, Val e Pedro, eu e João. Sentamos todos nos sofás e Pedro pegou algumas cervejas, estava cada casal em um dos sofás, entre um assunto e outro bebiamos e trocavamos beijos, que devo confessar estavam cada vez mais gostosos.
Num momento o assunto parou, Val e Pedro se pegavam e eu e João fizemos o mesmo, só que dessa vez, João passava a mão nas minhas pernas e as mãos foram escorregando pra dentro do vestido, entre beijos e chupadas no pescoço, mordidinhas, fui perdendo a vergonha e me deixando levar. Então, olhei pro lado e vi Val com os seios de fora, sendo chupados por Pedro, deu um sorrisinho pra ela e voltei a pegar João, não demorou nem um minuto, os dois levantaram e foram para o quarto de Pedro.
Agora eu e joão estávamos sozinhos na sala, comecei a alisar seu corpo e logo tirei sua camiseta, revelando um corpo sarado, que fiz questão de beijar, ele então afastou a alcinha do meu vestido e caiu de boca nos meus seios, chupando bem gostoso e por um longo tempo, eu não queria dar pra ele, mas naquele momento, não conseguia mais dizer não. Ele então me fez levantar, tirou meu vestido e a sua calça, me deixando só de calcinha e ele de cueca, ele me colocou sentada no sofá e veio me beijando e alisando meu corpo, de repente, sem que eu me desse conta, minha calcinha já estava saindo pelos meus pés e eu estava peladinha com a buceta aberta para ele. Assim que tirou, ele ajeitou a cabeça entre as minhas pernas e começou a chupar minha bucetinha, lambendo de baixo para cima, pincelando o grelo e lentamente intruduzindo a lingua lá dentro. Eu estava voando, que chupada gostosa, fiquei completamente molhada e por pouco não gozei na boca dele.
Ele então ficou em pé na minha frente, fez um carinho na minha cabeça e entendi o recado, abaixei a cueca dele, relevando um pau de tamanho médio, grosso e cabeçudo, e muito duro, um pau realmente muito bonito. Então abocanhei aquele caralho e chupei gostoso, lambia a cabeça, as bolas, subia a descia, bem babado, chupei muito gostoso, ele não aguentou e disse que queria me foder, me fez levantar e ficar apoiada no braço do sofá, quase de quatro.
Ele lentamente posicionou a rola na entrada e começou a meter sem dó, ia num ritmo cadenciado, não fodia forte, mas tinha uma pegada deliciosa, eu estava desconfortável, mas gemia gostoso com a rola dele entalada.
De repente ele saiu de trás, me colocou de frente, no braço do sofá, com as pernas erguidas, quase no meu rosto, e de frente voltou a me foder no mesmo ritmo, dessa vez, um pouco mais forte e foi quando ganhei os primeiros tapas na bunda, aos quais reagi gemendo, ele ao perceber, não parou mais de bater na minha bunda e foi socando a rola cada vez mais forte. Desse jeito, gozei a primeira vez, forte, intenso, gemendo alto, ele então me colocou de quatro no sofá e voltou a foder com força, desse vez enrolando a mão no meu cabelo me fazendo gemer alto, fodeu muito forte mesmo e acabou gozando na minha bucetinha, me enchendo de porra, eu acabei gozando de novo, junto com ele.
Ficamos nos beijando um pouco, ele perguntou se eu queria um banho pra me limpar, mas eu disse que não, ele riu e me beijou. Vesti a calcinha e fiquei ali, beijando ele, de boa, com calma, esperando Val sair do quarto, nisso percebi que o pau dele foi ficando duro de novo, eu então abaixei no colo dele e chupei bem gostoso, deixando novamente duro como pedra, ele me puxou e me fez sentar no colo dele, minha buceta estava inteirinha melecada e o pau dele deslizou gostoso pra dentro de mim, sentei, rebolei e quiquei no caralho dele, enquanto ele chupava meus seios, sentei tão forte que novamente gozei na rola dele.
Então, saí de cima e mandei ele gozar na minha cara, ajoelhei, abri a boca e esperei, ele punhetou o pau por 1 minuto e depois gozou fartamente na minha cara, me deixando toda melada.
Depois me levantei e ia pro banheiro, mas ele não deixou, entregou a minha calcinha e disse pra limpar meu rosto com ela, fiz o que ele disse e logo depois vesti a calcinha toda melecada, quando terminei de colocar o vestido, Val saiu do quarto, de banho tomado e percebendo o meu estado, riu muito, eu ri junto com ela.
Nos despedimos dos rapazes e fomos.
No caminho contei a ela o que tinha rolado e ela contou um pouco da transa com o amigo, que já a havia comido algumas vezes. Cheguei em casa, dei um beijo gostoso no meu marido, deitei na cama, abri a perna e disse que tinha presente pra ele. Quando ele viu a calcinha no estava que estava ficou alucinado, me chupou toda e depois me fodeu com força pra terminar bem a noite.
Enviado ao Te Contos por Larissa
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okeutocalma · 1 month ago
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Kim Dan — Male reader
Capítulo 02.
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A manhã chegou silenciosa, quebrada apenas pelo som insistente do despertador na mesa de canto de Kim Dan. Ele abriu os olhos com uma sensação estranha no peito, algo que parecia uma mistura de alívio e ansiedade. A lembran��a da noite anterior veio à tona imediatamente: as palavras de [Nome], o tom caloroso e a gentileza em seu olhar.
Era raro que alguém olhasse para ele daquela forma, como se realmente enxergasse algo além da fachada cansada. Isso o incomodava e, ao mesmo tempo, despertava um calor reconfortante que ele não sabia como lidar.
Depois de um banho rápido e um café apressado, Kim Dan saiu de casa para mais um dia no consultório. Enquanto andava pelas ruas movimentadas da cidade, ele sentia uma leveza incomum nos passos, como se as palavras de [Nome] tivessem acendido algo dentro dele. Mas, ao mesmo tempo, uma pequena voz em sua cabeça insistia que aquilo era perigoso. Esperar algo mais sempre era perigoso.
Assim que chegou à academia, Dan encontrou sua rotina habitual. Pacientes lotavam a sala de espera, papéis se acumulavam na mesa, e a voz autoritária do chefe ecoava pelos corredores. Mas, mesmo em meio àquela confusão, ele se pegou distraído, pensando no homem que o havia levado para casa na noite anterior.
“Kim Dan, você está ouvindo?” A voz firme do chefe o trouxe de volta à realidade.
“Ah, desculpe. Sim, estou ouvindo.” Ele respondeu, envergonhado, antes de se apressar para atender os pacientes.
O dia transcorreu em um borrão de compromissos, mas, ao final do expediente, algo inesperado aconteceu. Quando Kim Dan saiu do consultório, lá estava [Nome], encostado no mesmo carro da noite anterior, esperando por ele.
“Você de novo?” Dan perguntou, surpreso, mas incapaz de esconder o leve sorriso que surgiu em seus lábios.
[Nome] deu de ombros, exibindo um sorriso despreocupado. “Achei que você poderia querer companhia. É errado?”
Dan balançou a cabeça, sentindo-se desconcertado. Não estava acostumado a esse tipo de atenção, muito menos a alguém que parecia tão disposto a estar ali sem esperar nada em troca.
“Quer dar uma volta?” [Nome] perguntou, inclinando a cabeça em direção ao carro.
Kim Dan hesitou por um momento, mas, ao olhar para aquele sorriso que exalava sinceridade, ele tomou uma decisão impulsiva. “Tudo bem. Só não me leve para muito longe.”
Os dois entraram no carro, e [Nome] ligou o motor, lançando um olhar divertido para Kim Dan. “Relaxa, não vou te sequestrar. Pelo menos não hoje.”
Dan soltou uma risada curta, mas genuína, algo que surpreendeu até ele mesmo. Era estranho se sentir tão à vontade com alguém que, no fundo, ele mal conhecia. Talvez fosse o tom leve de [Nome] ou o jeito como ele parecia não exigir nada além de sua presença.
A cidade passava pelos vidros como um borrão de luzes e sons. O silêncio entre eles não era desconfortável, mas Kim Dan ainda sentia a necessidade de preencher o espaço. “Então… por que você está fazendo isso? Quero dizer, você não me conhece.”
[Nome] manteve os olhos na estrada, mas o sorriso em seus lábios não desapareceu. “Talvez porque eu vi algo em você que me lembrou de mim mesmo.” Ele deu de ombros. “E talvez porque eu acho que você merece mais do que o que está recebendo agora.”
Dan ficou em silêncio, absorvendo aquelas palavras. Ele não sabia como responder, porque, no fundo, ele também não sabia se acreditava nelas.
Eles pararam em um pequeno parque à beira do rio. [Nome] desligou o carro e olhou para ele. “Vem, quero te mostrar algo.”
Sem saber o que esperar, Dan seguiu [Nome] para fora do carro. O ar estava fresco, carregado com o som suave da água correndo no rio. Eles caminharam em silêncio até uma pequena ponte de madeira que cruzava o curso d’água.
“Esse é o meu lugar preferido na cidade,” [Nome] disse, apoiando-se na mureta da ponte. “Quando as coisas ficam complicadas, eu venho aqui. Me lembra que sempre existe algo além dos problemas que estamos enfrentando.”
Kim Dan observou a cena diante dele. A luz fraca do fim do dia refletia na água, criando um brilho dourado. Por um momento, ele sentiu como se pudesse respirar novamente, como se o peso que sempre carregava tivesse se tornado um pouco mais leve.
“Por que me trouxe aqui?” Ele perguntou, sua voz quase um sussurro.
[Nome] o olhou, seu semblante sério agora. “Porque você precisa de um lugar assim também. E porque eu queria te mostrar que, mesmo quando tudo parece escuro, sempre há algo bonito esperando por você.”
Dan desviou o olhar, sentindo os olhos marejarem. Ele não sabia como responder, mas sabia que, pela primeira vez em muito tempo, sentia uma fagulha de esperança.
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geniousbh · 8 months ago
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oi laurinha então eu estava pensando aqui por nenhuma razão em particular mesmo se você nos serviria aqui um threesome em que dois lindos homens se beijam…
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oi minha safada 😽🫶❤️‍🔥 entering my challengers bissexual menage'st era e assim (fingindo que não cantei a bola no nosso chat), isso aqui aconteceria 100% com os kuku&fer, só mudando o contexto um pouco...
onde você é casada com o esteban e vocês levam uma vidinha gostosa, mas bem monótona. não pode reclamar, ele te da conforto e qualquer problema tá contigo pra resolver, mas conversando com suas amgs você percebe que sua vida sexual não é lá muito atraente. o kukuriczka fode bem, tem um pau grande e veiudinho que te acerta o ponto g sempre e nunca termina sem te fazer gozar, só que ele é bem vanilla - você também, só que é por falta de incentivo.
então quando o anúncio da nova casa de shows aparece vc fica muito encucada "clique para conhecer nossos outros serviços" - olhando pra tela do notebook mordendo o lábio, com medo de ser pega bisbilhotando uma página como aquela durante expediente - e é assim que você descobre e conversa com fernando, um dos garotos propaganda do lugar e gogoboy. é um amor contigo, te assegurando que é tudo no sigilo e que pode ser feito a domicílio - pagando bem que mal tem krl esqueça td🙅🙅🔊🔊. o rapaz tá acostumado com as pessoas especulando, entretanto você solta um comentário final que deixa ele se mordendo de curiosidade "é pra mim e pro meu marido, sabe...😫"
e NOSSA, se você fechasse seria a primeira vez dele com um casal. por isso ele espera todo ansioso por um retorno, que só acontece depois de duas semanas com você convencendo esteban - ele é muito receptivo contigo, mas te dividir? - tinha sido difícil explicar que o rapaz só dançaria, faria algumas coisas sensuais e que seu amor não mudaria em absolutamente nada.
no dia ele ainda tá um pouco retraído. observando fernando tomar um pouco de vinho... colocar uma música lenta e tirar a camisa, tudo isso na sala do apartamento de vcs dois. esteban precisava até se conter no lugar quando via o outro pegando uma cerejinha do prato de petiscos, deslizando ela por suas coxas antes de levar até a boca e morder a pontinha pra levar o resto até... a boca dele🤒😶‍🌫️ "sua esposa é bem gostosa, sabia?", ouve, ainda sem reação porque o cérebro deu tilt com o foodkink inesperado. assim que fernando te beija e ele ouve seus resmunguinhos, fica super desnorteado, só esperando que um de vcs se afastasse pra que ELE te puxe enfim num selar sedento.
fernando olhando o desespero achando graça, e ele provoca muito mais, faz do objetivo dele na noite deixar o loiro confuso entre o sentimento de desejo e possessividade. extrapola os limites do contrato e fica entre suas pernas, subindo a saia do vestido q vc usava expondo a calcinha rendada que tá ensopada só com os beijos - tão bonitinha, não devia mesmo fazer nd demais entre quatro paredes - começando a lamber por cima do tecido; em determinado momento sentindo os dois pares de olhos sobre si. "vai me deixar chupar ela, esteban?" ele sopra o nome melódico e vê as bochechas do mesmo corarem.
esteban alterna o olhar entre o contigiani e você, que está tão absurdamente linda com a boquinha entreaberta e os olhos marejadinhos de tesão, sussurrando um "por fi" muito necessitado. faz que sim e arfa junto contigo quando o moreno afasta a calcinha para te abocanhar todinha. o membro dele tão duro dentro da cueca que causava dor física. ele nunca tinha te chupado assim, na maioria das vezes dava lambidas de gato focando seu pontinho e sugava até que você estivesse se arqueando e pedindo por ele dentro. fernando em contrapartida te devorava - era como assistir um documentário de algum predador - enfiava a língua na sua entrada e arrastada o lábio por seu clitóris antes de mergulhar em seu sexo, deixando o nariz e o contorno da boca todo babado.
chupava ruidosamente o grelinho pulsante e mesmo quando você arqueava ele não parava, ele não vai parar mesmo? o kukuriczka pensava com os olhos vidrados - sentindo suas unhas descontando a tensão na nuca e braço nos quais você se segurava. quando sua buceta esguichava era o mesmo que descobrir petróleo no fundo do quintal, deixando o argentino encantado, hipnotizado, só então observando suas expressões de perto - vc mal conseguindo formar uma frase coerente enquanto o corpo espasmava.
"você devia sentir o gosto da sua mulher... ela é doce, doce...", fernando erguia o tronco e sorria olhando pra ele. e antes que esteban pudesse processar, a boca do mais baixo tá colada na dele, seu melzinho transferindo e lambuzando o bigode e a barba loiros enquanto ele aceita a língua de outrem gostando muito da sensação. era diferente, fernando não era pequeno e delicado como você, então esteban não tinha receios em intensificar o ósculo, permitindo que seu gosto se alastrasse na cavidade úmida e na língua que agr mexia envolvente explorando o convidado especial. uma das mãos grandes tocando o ombro firme e malhado, segurando para que não escapasse enquanto o corpo se jogava mais pr frente, buscando mais contato. os lábios amassando e roçando e a mordidinha sem vergonha que deixava no inferior do contratado.
se separavam com fer olhando desdenhoso e muito excitado para seu marido, enquanto o marido em questão tinha os olhos bem abertinhos, assustado consigo mesmo. olhando pra você em seguida PRESTES a sussurrar um perdóna mas te flagra com a maior carinha de puta, dando um risinho "faz de novo, amor.." você pede sapeca e ele sente o coração bombear todo o sangue pra cabeça do pau que nessa altura já tá melando a boxer e fazendo o prézinho manchar a calça social.
nessa noite, kuku deixa fernando comer o rabinho dele enquanto te mama como nunca fez antes - gemendo muito contra sua florzinha, revirando os olhos, uma verdadeira bagunça hihihi🫣🤭💃 -, mas não antes de ter deixado fernando foder sua bucetinha enquanto você tomava ele inteirinho na boca - chegando a marcar na sua gargantinha quando ele estocava.
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girassoldalua · 10 months ago
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Me desculpe, mas eu não vou voltar.
Você sabia que o boxe tem suas regras? Por mais que sejam duas pessoas se atacando ferozmente, há golpes que são proibidos e um limite para a violência. A gente não teve regras no ringue. Tudo valia no ringue, mesmo que o outro estivesse literalmente morrendo, os socos não paravam. Não havia um juiz, não havia uma plateia, éramos apenas nós dois se atacando com os ossos doendo, o nariz sangrando e dizendo que era tudo em nome do amor. Você queria a vitória e eu queria correr. Me lembro que a última vez que tive uma crise de ansiedade por sua causa, eu não quis me curar, eu só quis ter a certeza que você ainda me amava. Meu corpo somatizou de uma maneira tão assustadora que tudo o que eu conseguia entender dele era que o seu amor era minha única necessidade fisiológica para ele estar vivo. Eu tentei meu melhor pra ver além da discussão, do ódio, da raiva. Eu tentei parar a briga pra dizer que eu não conseguiria mais lutar, porém eu estava ocupada demais tentando estancar o que não deveria estar sangrando. Eu estava entre morrer ou lutar, você escolheu me matar. Tudo o que eu quis era que você levasse mais a sério o meu choro de desespero e não uma discussão cotidiana que hoje você nem se quer lembra mais. Eu queria voltar por tudo que era bom. Eu amava sua família, a sua risada, nossos passeios inesperados, a sua companhia e as conversas no final da tarde depois de um filme que você tinha assistido e me forçava a ver também. Me peguei tantas vezes enumerando o que era bom, apenas pra ignorar o mal que você me causou. 
Me desculpa. Eu não vou voltar porque se eu voltar, eu não vou ser sua lembrança favorita. Eu vou ser apenas aquela que deu mais de um milhão de chances jurando ser a última. Infelizmente, dessa vez, eu vou ser sua lição de vida. Eu vou ser o amor da sua vida, aquele que você perdeu. Eu vou ser a pessoa que poderia ter sido tudo, mas foi a metade. Eu vou ser aquela pessoa que você tinha libido, conexão, amizade e a certeza que me amou em outras vidas, mas terá de conviver com o fato de que  não estarei mais aqui. Eu vou ser a razão pelo qual você não vai machucar a próxima pessoa que se relacionar. Eu vou ser a pessoa que você vai esperar por anos uma mensagem, uma volta, um sinal de vida, mas tudo que você vai ter de mim, é meu fantasma, minhas lembranças, a pulseira que eu te dei no seu aniversário e meu cheiro em algumas roupas suas que eu usei.
Eu confesso que eu queria ter voltado, ter corrido pros seus braços pronta pra ser destruída novamente, mas se eu voltar, você nunca vai aprender. Você nunca vai sofrer, você nunca vai saber de verdade o que é perder alguém pra sempre por culpa das suas reações momentâneas. Você nunca iria entender que por mais que fosse um ringue, existia um limite, regras e alguém que poderia ser tudo, menos seu oponente. A sua raiva não significava que você tinha o direito de me fazer sangrar. Você fez um corte profundo por causa de problemas que se resolveriam com um abraço.
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alquimistaliteraria · 5 months ago
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Hay días en los que las palabras fluyen con facilidad, y otros en los que me siento seca y vacía.
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-Diario abierto-
Me preocupa la idea de perder mi habilidad para escribir, esa conexión mágica que siento cada vez que dejo fluir mis pensamientos y emociones sobre el papel. La escritura ha sido siempre una parte esencial de mí, un refugio donde puedo ser auténtica y explorar las profundidades de mi ser. Sin embargo, hay momentos en que la duda se cierne sobre mí, y me encuentro preguntándome si seguiré encontrando la inspiración que tanto atesoro.
A veces, me pregunto si esta capacidad de plasmar mis sentimientos y narrar mis vivencias será algo que pueda mantener a lo largo del tiempo. La vida está llena de altibajos; hay días en los que las palabras fluyen con facilidad, como un río desbordante, y otros en los que me siento seca y vacía, sin idea de cómo volver a encender esa chispa creativa. Esa incertidumbre me causa angustia. ¿Y si algún día me encuentro frente a una página en blanco sin saber qué escribir?
La escritura es mi manera de procesar la vida, de dar sentido a las experiencias que a menudo parecen caóticas. Cada poema, cada carta, incluso cada entrada de diario, es una manifestación de mis pensamientos más profundos. Me da miedo que los momentos en los que podría haber escrito algo significativo se deslicen entre mis dedos, que la inspiración se disuelva como la niebla al amanecer.
Sin embargo, al mismo tiempo, entiendo que la creatividad es un viaje que tiene sus ciclos, con momentos de abundancia y otros de calma. Quizás sea parte de la vida aceptarla como viene, no forzar mis palabras y permitirles encontrar su camino de regreso a mí a su debido tiempo.
A través de esta inseguridad, me animo a seguir escribiendo, a entregarme a la práctica y a la exploración en lugar de dejar que el miedo me paralice. Quiero recordar que la inspiración puede surgir en los lugares más inesperados y que mi voz siempre tiene algo valioso que ofrecer.
Así que aquí estoy, comprometida a seguir cultivando esta parte de mí, a alimentar mi creatividad con experiencias, reflexiones y momentos de silencio. Espero que, al final, mi viaje siga llevando a más palabras, más historias, y más conexión con lo que siento.
Gracias por ser parte de este proceso y por permitirme compartir mis pensamientos contigo.
By, Yls.
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