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Música y palabras
[El director bonaerense afincado en Suiza Facundo Agudín / RODRIGO CARRIZO COUTO]
IBS Classical publica el segundo CD de la serie ‘Music & Words’ creada por Facundo Agudín y su Musique des Lumières, un álbum dedicado al artista suizo Friedrich Dürrenmatt
Acaba de regresar de Granada, donde ha estado editando con Paco Moya su siguiente disco, que incluye la versión camerística que Schoenberg hizo de La canción de la tierra de Mahler, y desde la Suiza en la que reside hace un cuarto de siglo, Facundo Agudín (Buenos Aires, 1971), fundador y director de la Orchestre Musique des Lumières, me atiende por vídeoconferencia para hablarme de su proyecto de combinar dos pasiones, la música y la literatura. IBS Classical acaba de publicar el segundo volumen de una colección titulada Music & Words que está dedicado al suizo Friedrich Dürrenmatt, después de un primer álbum centrado en Julio Cortázar. Ambos trabajos cuentan con atractivas ilustraciones de portada de Fernando Vicente. Un tercer cedé, ya registrado en torno a la figura del premio Nobel ruso Joseph Brodsky y que debe aparecer en 2023, cerrará el primer diseño de la serie, que podría luego ser ampliada.
"Todo este proyecto sobre literatura nació de un programa que lanzamos con los tres compositores del disco Generación Cortázar con gente de la Ricordi alemana, del grupo Universal. Les propuse algo que llamé Nuevo Tango Nuevo, y que quería ser una serie de encargos a compositores fascinados por el tango, pero que no fuesen necesariamente compositores de tango. Y se me ocurrió la idea de generar una serie de grabaciones de música nueva inspirada en escritores. Como acababa de publicarse Nuevo Tango Nuevo, les propuse a los tres mismos compositores hacer el álbum sobre Cortázar. Al bandoneonista Marcelo Nisinman lo he acompañado mucho, tocando música de Piazzolla y suya también. Se puso a trabajar partiendo de un texto breve de Último Round y de ello surgió Tercera Generación, una especie de drama medio mahleriano, medio Kurt Weill, con ciertas influencias cabareteras, que incluye el bandoneón solista.
Pablo Ortiz vive hace más de cuarenta años en los Estados Unidos, enseña composición e historia de la música del cine en una universidad de California. Se puso a pensar en la carta de la Maga a Rocamadour en Rayuela y creó una obra que luego ha seguido modificando. Julio Viera es posiblemente el compositor argentino más importante de cuantos viven aún en el país. Fue alumno de Ginastera y él mismo es un reconocido profesor de composición. Su música es bien sofisticada. El primer estreno que hicimos de él fue para la Fundación Cini en Venecia, en la inauguración del laberinto vegetal para Borges, una obra sobre el poema El laberinto. Aquello fue en 2011. Nos hicimos buenos amigos y seguimos trabajando. La pieza de él es la más especial, también la más extensa. Incluye, en la voz de un narrador el 95% del texto del relato La noche boca arriba. Funciona como un melodrama. Es la obra más difícil de hacer en concierto, porque hay que buscar un narrador, y la pieza no es fácil. El estilo de Viera se parece aquí al del joven Schoenberg o al de Alban Berg".
"Yo llegué a la literatura de Friedrich Dürrenmatt (1921-1990) gracias a dos personas, una, Gustavo Tambascio, que lo había programado con gran éxito cuando trabajaba en Caracas, y quería transformar La visita de la vieja dama en una ópera. Me habló con mucho entusiasmo del personaje. La otra es Andreas Pflüger, un compositor suizo que vive en Basilea y es autor del ciclo de canciones que abre el CD. Hacía mucho tiempo que me hablaba de Dürrenmatt, porque había recibido un encargo de la Ópera Nacional de Praga para escribir una ópera sobre Los físicos. Desde aquel momento me había dicho que deberíamos hacer algo. Mucho después, en 2015, en el 25 aniversario de la muerte del escritor, me habla entusiasmado de Rómulo Magno, una comedia. Me decía que era una cosa espectacular. En los últimos días del Imperio Romano, el emperador está angustiado porque van a llegar estos tipos y se van a comer sus pollos. Amaba a sus gallinas, hablaba con ellas… Sin embargo, no soportaba a su mujer, aunque la mantenía en casa, y tenía una hija que amenazaba todo el tiempo con suicidarse. Llegan los bárbaros y hay unos diálogos absurdos… Es algo dramático, pero cómico a la vez. Le dije que sí enseguida.
[Friedrich Dürrenmatt (1921-1990) / D. S]
Contactó con un libretista de Hamburgo, Wolfgang Willaschek, gran experto en trasvasar al formato sintético de la ópera la prosa teatral. Escribió un libreto muy bueno, algo largo pero excelente. Y con ello hicimos una ópera de cámara que se estrenó en la ciudad de Dürrenmatt en Suiza, Neuchâtel, donde está el Centro Dürrenmatt-Neuchâtel, que era su antigua casa, un lugar muy interesante convertido en museo, donde hay algunos manuscritos (aunque la mayoría no están allí), pero sobre todo muchas pinturas y muchos collages poco conocidos. Porque Dürrenmatt también era pintor y me parece un artista plástico muy interesante, aunque no quería vender su obra, iba regalando cuadros a amigos y por eso están desperdigados. Tuvimos muy buena colaboración con el Centro y con el Teatro de la ciudad. A partir de ahí surgió este CD, para el que luego fui añadiendo a otros compositores".
[Interior del Centro Dürrenmatt-Neuchâtel, erigido sobre la que fue casa del artista suizo / CENTRE DÜRRENMATT-NEUCHÂTEL]
"Es un disco que empezamos a trabajar justo después del estreno de Rómulo Magno de Pflüger, así que él tenía que estar en el disco. Él creó este ciclo de canciones, Cada obra de arte es apocalíptica, que incluye música de Bach, de la Partita para violín nº2, metida en un órgano pequeñito. Es música de carácter casi teatral, muy original. Andreas es un compositor muy inteligente, muy acostumbrado a la música de cine. Con seudónimo tiene una carrera enorme en EEUU como autor de música para documentales y dibujos animados. Le gustan Puccini y Strauss, no tiene empacho en decirlo. Le gusta la música orquestal grande. Así que casi se convierte en un boxeador con tul de bailarina a la hora de escribir una obra camerística como esta.
Marco Pérez Ramírez es chileno; su familia escapó de la dictadura de Pinochet en 1974 y se vino a Montpellier, aunque él luego estudió en el IRCAM de París y desarrolló una carrera en paralelo como mánager artístico. Fue la mano derecha de René Koering, director del Festival de Radio France en Montpellier en los 80. Al momento que lanzamos estos proyectos estaba trabajando en Suiza como mánager de la Orquesta Bienne Soleur. Empezamos a trabar juntos. Yo dirigía mucho a esta orquesta y allí un día me dijo que era también compositor, que yo no sabía en principio. Pablo Barragán estaba entonces todavía en Basilea, tocaba con nosotros, y le pedimos a Marco que le compusiera una obra para él. Es Respiro.
Los otros dos compositores no podían ser más diferentes, uno viene de la punta este de Suiza, David Sontón. Su lengua nativa es el romanche, la cuarta lengua de Suiza, mezcla de latín y alemán medieval. Es un violinista, concertino de una orquesta de música contemporánea, Basel Sinfonietta, que dirige un suizo que vive en Madrid, Baldur Brönnimann. Está desarrollando carrera de compositor en Suiza muy interesante. Su música está siendo cada vez más tocada. Es música de cierta complejidad, música muy textural. Stoff de hecho significa tejido. Este era el tercer estreno que hacía de él. Ahora en noviembre, estreno otra obra suya. Nos había hecho música para gran orquesta, pero instrumentada en grupos pequeños, como si fuera cámara. Esto es distinto, es una especie de continuo, un magma raro con una solista que es la misma del principio del disco, aunque aquí no hay texto, es abstracto, es una vocalización. Incluye además un coro de voces un poco misterioso, que viene de atrás. Es muy difícil de dirigir, pero funciona muy bien con el público, tiene algo de hipnótico.
El último compositor no tiene nada que ver. Viene del lado opuesto, de la zona oeste de Suiza. Lo que hace es representar tres dibujitos de Dürrenmatt, que son como caricaturas. Dominique Genessy-Rappo es un compositor serio, algo oscuro, dodecafónico, un poco hermético. Esto sin embargo está compuesto casi como si fuera una banda de dibujos animados. Antes habíamos tocado de él un Concierto para cuarteto de saxofones y orquesta, una obra densa y poderosa. Aquí hay también algo de densidad, pero es distinta. Es divertida para nosotros, que la tocamos, y para el público. Es una pieza muy simpática, que contrasta mucho con el resto de obras. Y justo este contraste me da algo que yo quería también con estos álbumes: una posibilidad de representar la literatura tan diversa de Dürrenmatt, que era un intelectual muy diferente a los intelectuales parisinos, siempre tan ensimismados e impenetrables."
[La Orchestre Musique des Lumières. / SABINE BURGER]
"El tercer álbum de la colección, el de Joseph Brodsky está ya grabado, pero aún no masterizado. Lo haremos en Granada con Paco Moya y José Luis Salmerón. Paco no pudo venir a grabarnos, pero sí haremos el máster con él. Son cinco los compositores: Pablo Ortiz, un gran amante de la literatura de Brodsky, tiene dos piezas, una escrita sobre Nativity, un poema, y otra que alude a un episodio dentro de Marca de agua, la obra veneciana de Brodsky. Joan Magrané, ha escrito también a partir de Marca de agua una obra titulada Barcarola olvidada, que está pensada para su amigo Joel Bardolet, que es nuestro concertino; una obra difícil, porque está compuesta para quince partes reales de cuerda. También hay un compositor suizo-americano, Paul Suits, que ha escrito una serie de canciones. Y hay una joven compositora a la que yo no conocía hasta que ganó el primer premio del concurso de Ginebra en 2019. Se llama Hinako Takagi y ha hecho una obra muy linda, a la que en el grupo llamamos familiarmente nuestro manga-strauss. Es auténtico teleteatro, una pieza escrita para una soprano solista sobre un poema que se titula A Song, y tiene un mantra dentro, "I wish you were here" ("Ojalá estuvieras aquí"), que se repite una y otra vez. Se trata de música muy colorida, conectada a la de la Mariscala de El caballero de la rosa, porque la parte de la soprano está tratada como si tuviera luz alrededor. Y luego hay otra pieza de Pflüger, un dúo de soprano y barítono.
[Nativity de Brodsky anotado por Agudín]
El disco lo grabamos en junio y espero que salga en abril o mayo del año próximo, porque tenemos tres conciertos promocionales en junio. La maldita guerra nos complicó mucho las cosas. Porque en este disco cooperó el Museo Anna Ajmátova de San Petersburgo. Se hicieron muy amigos nuestros, nos invitaron a un festival de verano que tienen y estaban muy interesados en el proyecto".
"Me gustaría continuar esta serie. Paco me dijo si no estaría interesado en meterme con algún poeta español. Lo primero que se me vino a la cabeza fue la memoria de mi padre, que leía a Machado, a Juan Ramón Jiménez, o ir a un sitio más salvaje, Miguel Hernández. Mi relación con la poesía española está condicionada por los discos de Serrat de mi infancia, aquellos dedicados a Machado y Hernández; luego eso se agrandó. Y además hay dos terrenos que también me interesaría explorar: uno es el mundo de Sor Juana y otro el del Túmulo imperial de la gran ciudad de México. Como se sabe, un año después de la muerte de Carlos V, el virrey de la Nueva España organizó unas exequias que giraron en torno a un gran túmulo erigido frente a la Catedral metropolitana. En Guatemala se imprimió después todo lo que se hizo, que musicalmente incluía básicamente el Réquiem de Morales. Pero es que además el túmulo, que era como una torre, llevaba tallados en madera veinte sonetos bien interesantes, que publica en un libro Francisco Cervantes de Salazar en 1560. Los poemas son intensos. Me gustaría generar encargos nuevos sobre eso".
La Orchestre Musique des Lumières tiene una subvención del cantón de Jura. En la temporada 2022-23 hará doce programas, la mitad de ellos vinculada a este acuerdo con la administración del cantón y la otra con diferentes colaboradores. "Somos híbridos. Barrocos y modernos. Los mismos miembros del grupo que hacen Bach con instrumental barroco son los que han grabado La canción de la tierra. Simplemente cambiamos de instrumentos. No somos una orquesta estatal, con sueldos de funcionario, y eso nos da agilidad para operar y ponemos en marcha en estos momentos tan imprevisibles que nos han tocado, en los que los tiempos de reacción se han acortado. Hay todavía miedo en el público y tenemos que estar buscando soluciones continuamente, pero eso también nos hace ser creativos y eso sigue siendo absolutamente necesario para un grupo de artistas".
[Diario de Sevilla. 10-10-2022]
THE DÜRRENMATT PROJECT EN SPOTIFY
GENERACIÓN CORTÁZAR EN SPOTIFY
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El pianista Andrea Jermini dirigido por el Maestro Facundo Agudin con la orquesta Musique des Lumières -
El pianista Andrea Jermini dirigido por el Maestro Facundo Agudin con la orquesta Musique des Lumières –
Por Redacción ZoePost. El pianista Andrea Jermini dirigido por el Maestro Facundo Agudin con la orquesta Musique des Lumières tocará el segundo concierto para piano de Beethoven en el Salle Paderewski Lausanne este jueves 2. Concierto producido en asociación con Le Théâtre du Jura y Concours d’Interprétation Musicale de Lausanne . El concierto también incluirá las «Variaciones Concertantes», del…
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“Soy un músico de emociones”
[Andrei Ionita (Budapest, 1994), Juan Pérez Floristán (Sevilla, 1993) y Pablo Barragán (Marchena, 1987). La foto es de Mario Marzo]
El clarinetista sevillano Pablo Barragán graba para el sello IBS Classical las dos Sonatas y el Trío de clarinete de Brahms junto al pianista Juan Pérez Floristán y el cellista Andrei Ionita
El clarinetista Pablo Barragán Hernández (Marchena, 1987) es uno más de esa nómina de jóvenes músicos andaluces que han roto definitivamente todos los complejos que gravitaron durante decenios sobre la música española y triunfa hoy en el centro mismo de Europa. Lo ha hecho, como el resto, gracias a su talento, pero también (no debe olvidarse esto) al esfuerzo de una sociedad que les ha dado los medios (y sobre todo, las posibilidades de formación) que no tuvieron sus mayores. “El trabajo que se ha hecho en España en los últimos 20 o 30 años es increíble”, comenta. “Yo empecé en la banda de mi pueblo, pero es que en las bandas se está haciendo ahora mismo una labor extraordinaria. Cuando vengo y escucho una banda en una procesión o un concierto, oigo conjuntos que tienen un sonido cohesionado, coherente, con una cuerda de clarinetes soberbia. Luego yo estudié en el Superior de Sevilla con Antonio Salguero, un gran profesor, y tuve la suerte de estudiar también en la Academia Barenboim-Said, de formar parte de la OJA y de la Orquesta del Diwan”.
–En 2009 se fue a Suiza para dos años... y no ha vuelto. ¿Notó diferencias al principio? –Mi formación era muy buena, pero en Basilea el nivel era un puntito más alto. Lo que más noté fue la forma de trabajar y los medios. Cuando llegué me dijeron que me podía apuntar a los grupos de cámara que quisiera, dar clase con quien quisiera. El primer año tenía doce grupos de cámara. Yo salía de mi casa a las 8 de la mañana y volvía a las 11 de la noche. Eso era increíble. Pianos de cola por todos lados, aulas de estudio, repertorios nuevos... Descubrí un mundo por completo novedoso para mí. Terminé mis dos años de Diploma Orquestal y mi profesor me dijo que me veía con carácter y personalidad para hacer el Diploma de Solista. Así que lo hice. Ahí empecé a hacer cositas, a establecer contactos. A veces son meras casualidades: alguien con quien has dado clase que te invita a un concierto. Funciona mucho el boca a boca. Si eres profesional, muestras interés, pones pasión, eso se transmite. Y luego también cuenta la suerte: estar en el sitio correcto en el momento adecuado.
–¿Qué supuso el triunfo en el Prix Credit Suisse Jeunes Solistes en 2013? –Fue un empujón. Empecé a hacer otro nivel de conciertos. Apareció un agente interesado. Seguía haciendo alguna cosa de orquesta, pero me enfoqué ya con claridad hacia la carrera de solista y la música de cámara que es donde realmente me siento libre.
–Y pese a ese ambiente tan favorable en Suiza hace algo más de un año se trasladó a Berlín. ¿Por qué? –Me había quedado en una zona de confort, todo muy tranquilo y muy organizado, pero necesitaba algo más de dinamismo. En Berlín tenía muchos amigos, y es una ciudad de una vida cultural y creativa riquísima. En Alemania he entrado en una agencia importante. Me están cuidando; qué repertorio quiero hacer, con quién y dónde toco. Me han liberado de cualquier trámite burocrático. Esto me ha dado mucha paz mental. Estoy empezando a crecer. Me siento con ganas. Hay tanto por hacer y por descubrir. No me gusta hacer planes a largo plazo. Crearme expectativas en este mundo sería meterme demasiada presión, y no quiero eso.
–¿Cuándo surge la idea de este disco dedicado a Brahms? –El padre de Juan [Pérez Floristán] fue mi profesor de Música de Cámara, y ya me hablaba de que tenía que tocar con su hijo. Tocamos por primera vez juntos en un Encuentro de Cámara en Santander en 2011. Luego él me acompañó en el recital que di en la Sala Manuel García del Maestranza. Ahí hablamos de Brahms, pero lo veíamos como algo a largo plazo. Luego coincidí con Paco Moya en una grabación que hice con la Orchestre Musique des Lumières y me habló de que quería grabar conmigo y con Juan las Sonatas de Brahms, pero como el minutaje se iba a quedar corto quería completarlo con el Trío. Yo conocía a Andrei Ionita de un proyecto junto que habíamos hecho hacía 5 o 6 años, cuando grabamos una sinfonía de Mahler en versión reducida. Entre medias él había ganado el Premio Chaikovski. Estaba lanzado, pero aceptó la idea. Todo surgió de forma muy natural y espontánea.
–¿De dónde viene su relación con estas Sonatas de Brahms? –Se las escuché por primera vez a mi profesor Antonio Salguero. De hecho, cuando le escuché la Sonata nº2, que él toca con mucha flexibilidad y muchísimos detalles, fue cuando me enamoré del clarinete y de las posibilidades del clarinete como instrumento de cámara. La toqué por primera vez con Juan en ese encuentro de Santander.
–En diciembre se presentan en el Maestranza con el Trío de Brahms y obras de Schumann en la primera parte. ¿Cómo es su relación profesional? –Tenemos una química extraordinaria. Ellos tienen un componente cerebral muy importante, pero son increíblemente emocionales, que es algo que yo necesito para conectar. Hicimos el programa del disco ya en Berlín, en un espacio alternativo, el Piano Salon Cristophori. Luego lo hemos hecho en Venecia y en Úbeda, hace sólo unas semanas, y cada vez nos encontramos mejor juntos. Hay ya proyectos para Bolonia y para Bucarest.
–Ese disco grabado en Suiza junto a Facundo Agudín incluye el Concierto de Mozart y obras de dos autores actuales. ¿Le interesa la música contemporánea? –Mucho. No soy un especialista ni quiero serlo, pero los músicos tenemos que comprometernos con la evolución del lenguaje.
–¿Y qué estética contemporánea le interesa más? –Soy un músico de emociones, de dejarse llevar, de transmitir. Me gusta salir al escenario y sentir la energía de la gente. Me atrae un lenguaje que tenga esa pasión interna. Intento trabajar la parte conceptual e intelectual de la música, que creo que es mi punto más débil, pero me gusta aquello que te toca, que es lo que hace que la gente quiera ir a escuchar música, sentirse identificada con ella. Pasa con cualquier arte. Una de las obras de ese disco del que me hablaba es de Marco Antonio Pérez Ramírez, un músico chileno, y es una obra muy potente, de algo que se rompe, se desgarra. No es música placentera ni bonita, pero tiene ese punto de emoción que yo necesito.
–¿Quién le gustaría que compusiera un concierto para usted? –Estoy oyendo muchos compositores nórdicos. Me encanta uno islandés, Daníel Bjarnason: usa recursos electrónicos, pero trabaja también mucho con el color, con las texturas de la orquesta. Acaba de escribir un Trío para clarinete, cello y piano. Le escribí y tengo pendiente conocerlo personalmente. Lindberg tiene un Concierto brutal. Hillborg ha escrito cosas alucinantes para Martin Frost. Me gustan también Kalevi Aho o Kaija Saariaho.
[Diario de Sevilla. 1-07-2018]
EL CD EN SPOTIFY
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“Las orquestas barrocas son proyecciones históricas modernas”
[El director argentino Facundo Agudín. La foto es de Aline Fournier]
Establecido en Suiza desde hace dos décadas, el director argentino Facundo Agudín presenta en IBS un álbum bachiano que desafía consolidadas tendencias interpretativas
Facundo Agudín (Buenos Aires, 1971) fundó en 2004 la orquesta Musique des Lumières con la idea de que se ocupase de "Bach y de sus satélites", aunque con una mirada singular. "Estamos comprometidos con la búsqueda transversal y la experimentación", lo que hacen con proyectos que incluyen estrenos, repertorio sinfónico y lírico y literatura operística de cámara. En el sello granadino IBS Classical, Agudín presenta ahora Bach Mirror, un trabajo que incluye las cantatas BWV 170 y 82 de Bach junto a piezas de Josquin y Byrd. La mezzo Anna Wall y el bajo-barítono Lisandro Abadie actúan como solistas.
-¿Qué es para usted la autenticidad en música? -Taruskin decía: "Autenticidad es saber lo que se quiere decir". En mi opinión, sólo un compromiso profundo (y extenso) con el material puede ayudarnos a construir reflejos de lenguaje sinceros. Coincido plenamente con Taruskin, agregando quizás dos condiciones que me parecen fundamentales: tener cosas que decir y tener los medios artísticos para poder comunicarlas. En este sentido, aproximaciones muy diversas a un mismo material son artísticamente auténticas: Landowska, Kirkpatrick, Gould, Nicolaeva, Hantaï, Staier, Volodos.
-Usted habla de la heterogeneidad y flexibilidad como nuevos valores de las grandes orquestas. ¿En qué sentido es Musique des Lumières un conjunto de estas características? -El repertorio no pertenece a nadie. Somos muchos quienes coincidimos en pensar que la heterogeneidad instrumental de los conjuntos orquestales es una de las pocas constantes históricas realmente comprobables. Las orquestas que consideramos barrocas son proyecciones históricas modernas; y las orquestas que el mercado de la música antigua llama modernas no tienen, en realidad, ¡nada de moderno! En este sentido, tiene sentido procurar construir homogeneidad a partir de paletas heterogéneas, que reúnan timbres aparentemente no complementarios. Con Musique des Lumières hemos tomado el camino de la experimentación en muchos sentidos: entre ellos el del enriquecimiento de la paleta tímbrica. Intentamos una nueva compensación de color combinando los materiales de las cuerdas, los tipos de arco, los vientos. Así, el grupo de continuo de Bach Mirror está integrado por un brillante cellista barroco catalán y una cellista holandesa de la London Symphony; una brillante contrabajista de Guadix; el organista de una de las más hermosas iglesias de Suiza y un laudista norteamericano. Los violines son una gran amalgama instrumental, usamos flautas Böhm y oboes modernos, fagot francés en Bach y dulcián en Josquin y Byrd. Pero esto no es realmente lo importante. Lo importante es el sonido.
-Bach Mirror es un disco sobre la muerte en dos partes. ¿Por qué Josquin y Byrd como pórticos de Bach? -Bach Mirror es un disco sobre la transformación y sobre el honor último que un artista rinde a sus mayores. Dos transcripciones de obras de Josquin Desprez y William Byrd aparecen aquí como antiguos rostros de Bach, introduciendo las famosas cantatas Ich habe genug y Vergnügte Ruh'. Las cuatro obras se reflejan en un mismo espejo que inspira la estructura del disco: la partida y el homenaje a quien partió. Con la agudeza que caracteriza a su trabajo, Esteban Buch anota: "En ambos casos, un compositor llora la muerte de su maestro y rinde homenaje a su estilo, que al mismo tiempo transforma para llevarlo en una nueva dirección". Como en Más allá de la vida, el famoso film de Clint Eastwood, una poética visión del más allá aparece en estas dos cantatas como una meta de armonía. Dos elegías orbitan en torno a este núcleo: en Nymphes des boys, Josquin Desprez despide a su maestro Johannes Ockeghem; en el poema Ye sacred muses, William Byrd pide a las musas que desciendan a la tierra desde el cielo de cristal, para unirse al cortejo de su maestro Thomas Tallis.
-Es la suya una aproximación muy particular y libre a Bach, ¿qué hay en ella de la tradición historicista? -Las tradiciones son fundamentales siempre que puedan tener una actualización en nuestro presente. Las primeras grabaciones de Bach de Nikolaus Harnoncourt tienen ya más de 50 años: ¿son historicistas? Son mucho más que historicistas: son el resultado de una búsqueda artística infatigable. Tienen intensidad y libertad, como pueden tenerlo (para mis oídos, y por mencionar sólo algunos ejemplos), el Bach de Brüggen, de Ericson, de Rattle. Mi relación con la música de Bach comenzó como niño soprano, en Buenos Aires, a los 6 años. Siempre me he sentido próximo de su música, que obsesionaba a mis padres en mi infancia. Naturalmente que mi generación ha crecido con una proximidad capilar del trabajo de renovación propulsado por la corriente históricamente informada. En este sentido no sé si mi visión es libre, pero desde luego está aumentada por la experiencia de la polifonía pre-Bach y por la experiencia de la obra de Mendelssohn, Schumann y Brahms.
-¿Cómo fue el contacto con IBS y qué otros proyectos tiene con el sello? -Entré en contacto con Paco y Gloria Moya por consejo del talentoso clarinetista andaluz Pablo Barragán, solista de Musique des Lumières desde hace varias temporadas. El apoyo del Canton du Jura y la ciudad de Porrentruy, en Suiza, han hecho posible embarcarnos en un proyecto de cinco producciones que serán editadas entre 2017 y 2018. IBS Classical ha aportado sus extraordinarias competencias grabando ya dos discos con nosotros en la privilegiada acústica de la Salle de l'Inter de Porrentruy: el presente Bach Mirror y Mozart & Dürrenmatt, en el que Barragán interpreta el Concierto de Mozart y estrenos de Marco Pérez Ramírez y Dominique Gesseney. En los próximos meses, IBS editará dos registros anteriormente realizados: nuestra relectura de Der Kaiser von Atlantis de Viktor Ullmann y Peter Kien y Nuevo Tango Nuevo II: Proyecto Cortázar, que contiene tres estrenos mundiales de Pablo Ortiz, Marcelo Nisinman y Julio Viera sobre textos del genial escritor, en ocasión del centenario de su nacimiento. En la primavera de 2018 grabaremos con IBS el álbum Bach & Dürrenmatt, que contará con la participación de Sara Mingardo y Bénédicte Tauran para la transcripción bachiana del Stabat Mater de Pergolesi, y dos creaciones de David Sontòn Caflisch y Andreas Pflüger para orquesta de cámara y coro femenino.
[Diario de Sevilla. 29-10-2017]
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Una ópera en el gueto
[Der Kaiser von Atlantis de Ullmann en el Teatro Real de Madrid en la versión orquestada por Pedro Halffter, con dirección escénica del tristemente desaparecido Gustavo Tambascio. La foto es de Javier del Real]
Facundo Agudín graba para IBS la versión original de ‘El emperador de la Atlántida’, ópera escrita por el compositor Viktor Ullmann en el campo de concentración nazi de Terezín
Entre las múltiples infamias de la infamia nazi, la del campo modelo de Theresienstadt se cuenta entre las más odiosas y repulsivas que se conozcan, por la refinada combinación entre crueldad y cinismo en que se sustentó su existencia. Theresienstadt era el nombre alemán de Terezín, una pequeña localidad amurallada a unos 60 kilómetros al norte de Praga, que tuvo su origen en una fortaleza levantada por el Emperador José II a finales del siglo XVIII. A mediados de 1940 la Gestapo se hizo con el control de la prisión en que había devenido la fortaleza, y desde finales de 1941 el régimen convirtió el pueblo en un gueto, campo de tránsito hacia Auschwitz para judíos bohemios y moravos.
Terezín fue el lugar de concentración de prisioneros distinguidos: antiguos militares condecorados, personalidades políticas, científicas y artísticas de paso hacia el exterminio. La gestión de su vida cotidiana fue delegada a la comunidad judía (sobre uno de sus rectores, Benjamin Murmelstein, dejó el recién fallecido Claude Lanzmann un testimonio inolvidable: El último de los injustos, que presentó en 2013 en el Festival de Cine Europeo de Sevilla). Un programa específico de tiempo libre permitió desde 1942 el desarrollo en el gueto de actividades culturales de todo tipo, con presencia muy significativa de la música: en Terezín llegaron a coincidir ocho pianistas de primer nivel, siete directores de orquesta (entre ellos, el gran Karel Ancerl, uno de los más ilustres supervivientes), hasta cuatro conjuntos sinfónicos y varias formaciones corales y de cámara.
En 1944, los nazis usaron Terezín como arma propagandística al permitir una visita de tres delegados de la Cruz Roja por un itinerario que había sido convenientemente adecentado, lo que sirvió al régimen para venderlo al mundo como el modelo del trato que daba a sus prisioneros. La hipócrita operación de propaganda había empezado unas semanas antes, cuando Kurt Gerron filmó en el campo un documental (El Führer regala una ciudad a los judíos) en el que la realidad había sido siniestra, orwellianamente adulterada.
De las 56 obras musicales que se han documentado en Terezin, casi la mitad fueron escritas por Viktor Ullmann (1898-1944), nada menos que 25 (de las cuales han sobrevivido 23), desde su llegada el 9 de septiembre de 1942 hasta su deportación a Auschwitz el 16 de octubre de 1944, donde sería gaseado dos días después. Entre ellas se cuenta Der Kaiser von Atlantis, una ópera en un acto compuesta a partir de un libreto del joven Peter Kien, quien compartió su cautiverio y su trágico destino. “No conozco ningún ejemplo en la historia de una obra escrita en colaboración entre compositor y libretista que fueran obligados a convivir de esta forma, en pocos metros cuadrados. Debieron de trabajar a una gran velocidad, y eso se aprecia en una obra en la que el ritmo permanentemente se acelera, como si el final fuera una cosa inevitable. Es un auténtico torbellino”, comenta Facundo Agudín, quien al frente de un equipo de cinco solistas y de su orquesta Musique des Lumières ha grabado la ópera de Ullmann para IBS Classical.
“Con Lisandro Abadie y Pablo Kornfeld, y gracias a la amable atención de la doctora Heidy Zimmermann, que custodia el manuscrito original en la Fundación Sacher de Basilea, trabajamos desde 2012 tratando de limpiar los errores de la edición de Schott. Nuestra hipótesis es que convivieron dos versiones posibles de la obra: una de ellas, que podríamos llamar primaria, preliminar, más irónica y sarcástica, más angulosa y filosa en su poesía; la otra, paralela, más amable y diplomática, que seguramente se empezó a concebir con el sueño de que pudiera algún día autorizarse su estreno en el campo, lo que no sucedió nunca”. El problema es complejo ya que “en la única fuente musical existente conviven superpuestas las dos versiones del libreto, lo cual venía a mostrar las condiciones en que se hizo el trabajo, tanto la escasez de papel como la rapidez con la que iban incorporándose las correcciones. Cualquiera de las dos versiones es posible, correcta, históricamente oportuna. Pero lo que no se puede hacer es mezclar las dos. La música podría funcionar, pero los contenidos son distintos y la formulación poética es diferente”.
Una colaboración con la directora de escena Louise Moaty y el conjunto Ars Nova de Philippe Nahon permitió una primera presentación de la versión original, siguiendo el trabajo de Agudín y sus colaboradores, en una producción que recorrió Francia entre 2014 y 2015, base de este trabajo discográfico. “Reunimos a cinco solistas con personalidades fuertes y colores vocales muy específicos. Buscamos un plantel internacional, tratando de que se oyeran formas de hablar distintas, distintos acentos. Estamos satisfechos con el resultado. Ojalá este álbum sirva para impulsar la imagen de Ullmann y para que su música tenga mayor difusión”.
El Teatro de la Maestranza de Sevilla presentará el próximo otoño Der Kaiser von Atlantis en una producción de Gustavo Tambascio que pudo verse ya en el Teatro Real de Madrid. La obra, original para trece instrumentistas, fue arreglada para gran orquesta por Pedro Halffter. “Asistí al estreno en Madrid. Felicité luego a Halffter en camerinos. Encontré su trabajo extremadamente interesante. Me gustó el color de lo que escribió. Pero su labor supera la mera orquestación, es una intervención en toda regla. Conserva un esqueleto, un color general, pero interviene en el resto de los parámetros para construir una visión de rasgos mahlerianos o puccinianos. Es su apuesta, su firma, no la de Ullmann. Halftter modifica el ritmo de la ópera agregando unos interludios claramente mahlerianos que Tambascio aprovechó de forma sensacional en su brillantísima escenificación, logrando así un espectáculo muy fluido”.
Para Facundo Agudín la obra es para el público “una cosa demoledora. Se trata de música de mediados del siglo XX, pero el lenguaje resulta, de entrada, completamente accesible. No es un lenguaje hermético. Tiene momentos vieneses y por supuesto atonalismo, tiene a Schoenberg, pero sobre todo al Schoenberg joven, tiene a Mahler, y tiene elementos de sus planetas más cercanos, Zemlinsky y Korngold, todo ello en el color, en el uso melódico, en el tipo de instrumentación. Luego hay un ADN conectado con Kurt Weill y Bertolt Brecht, el Weill de Mahagonny, sólo que pienso que el lenguaje de Ullmann es mucho más sofisticado. Artísticamente me parece muy superior, ya que no está preocupado por lanzar un mensaje. Sería muy reduccionista decir que Der Kaiser es una ópera política. Es mucho más que eso. Pero si lo es, lo es en el sentido en que también lo son Nabucco o Tosca. La sublimación del contexto sociopolítico en el que la obra fue escrita es absoluta, y su nivel poético, alucinante”.
[Diario de Sevilla. 9-07-2018]
UNA LISTA DE REPRODUCCIÓN PARA CONOCER A VIKTOR ULLMANN
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