#fútbol sala
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welele · 3 months ago
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Y que pongan antes el breakdance que el fútbol sala en las olimpiadas...
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propronews · 1 year ago
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André Guimarâes, otro deportista portugués de élite que triunfa en Arabia Saudí
El técnico está considerado uno de los mejores entrenadores de fútbol sala del mundo
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12endigital · 11 months ago
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La Nucía jugará la Final Four de la Supercopa Comunitat Valenciana de Fútbol Sala
 El Sporting Fútbol Sala La Nucía jugará la Final Four de la nueva Supercopa Comunitat Valenciana de fútbol sala, que se disputará en la localidad castellonense de Peñíscola, el 6 y 7 de enero de 2024. El equipo nuciero luchará por este nuevo título ante el Servigroup Peñíscola, Family Casth Alzira y FS Picassent. En semifinales La Nucía se medirá al equipo anfitrión. El Sporting Fútbol Sala La…
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enalfersa · 1 year ago
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Abierta la inscripción para los torneos de verano de Fútbol Sala y Fútbol 7 de la Concejalía de Deportes
Todas las categorías son gratuitas, salvo en senior que tiene un precio de 90 euros por equipo. La Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Guadarrama ha abierto ya la inscripción para los torneos de fútbol que se celebrarán durante el verano. Una oportunidad para que todos aquellos que quieran aprovechar la época estival para seguir haciendo deporte y compitiendo con amigos, puedan participar…
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informe360 · 2 years ago
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Quince equipos se enfrentaran en la temporada 2023 de la Liga FUTVE Futsal 1
La Liga FUTVE Futsal 1 se prepara para su temporada 2023 con un total de quince equipos listos para competir por el título. Con el lema “Talento de Calle”, la emoción está en aumento mientras los equipos comienzan a entrenar para la temporada que se avecina. El actual campeón, Centauros de Caracas, estará defendiendo su título y buscará revalidarlo en la próxima temporada. Sin embargo, otros…
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giaima61 · 2 years ago
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ENHORABONA CAMPIONS!!!
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futbolverdadero · 6 months ago
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#Entrevista: RAÚL VILLAVERDE: «Yo siempre he dicho que el formador o entrenador de un deporte es parecido a un profesor»
Hoy hablamos con un entrenador madrileño que nos va a explicar su experiencia y trabajo en los banquillos del futbol sala en su etapa base. Tras ser jugador decidió pasar a ayudar con sus conocimientos desde el banquillo. Conocemos el trabajo y experiencia de Raúl Villaverde. ¿Cómo recuerda Raúl sus inicios en los banquillos? Bueno, pues mis inicios fueron un poco de casualidad, la verdad,…
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getaferadio · 1 year ago
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La élite del fúlbol sala disputará un torneo en la ciudad
#GETAFE La élite del fúlbol sala disputará un torneo en la ciudad ¡Descubre todos los detalles en GETAFE RADIO!
Todos los partidos serán gratuitos y se disputarán en el pabellón Juan de la Cierva GETAFE/ 12 SEPTIEMBRE 2023/. El pabellón Juan de la Cierva albergará el próximo fin de semana la segunda edición del Torneo Nacional de Fútbol Sala ‘Ciudad de Getafe’. Este evento es el mayor referente nacional de fútbol sala masculino y en el participarán equipos como el Movistar Inter, Córdoba Patrimonio de la…
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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holii, vi que estabas abierta a escribir sobre Felipe y se me ocurrió esto 🤭, pensás que Pipe tendría un size kink? es que es re alto y solo me lo puedo imaginar aprovechando lo grande que es para intimidar a su pareja 🫠 Amo tus escritos y pense que vos desarrollarías esta idea de la mejor manera💗
+18! Roommate!Pipe <3
Felipe parece hacer lo imposible para complicarte la vida: colocar tus pertenencias en sitios que no lográs alcanzar, colmar el tendedero con las camisetas del equipo de fútbol que le gusta, el constante manspreading al sentarse en el pequeño sofá de la sala, pasearse en ropa interior permitiendo así ver sus muslos musculosos y el contorno de su miembro (que incluso flácido, es más que prometedor).
También tiene la horrible costumbre de ser dulce en extremo y demostrar su cariño a través del contacto físico, sus grandes manos siempre acariciando tu cuerpo de manera inocente y sus dedos tocando tu cabello en momentos inesperados. Intentás controlar la forma en que te hacen sentir su personalidad y el contacto de su cuerpo con el suyo, pero es complicado...
No, no es complicado, es imposible decidís cuando lo ves entrar en la pequeña cocina que comparten. Lo ignorás y continuás con la tarea de alcanzar tu taza favorita porque, como suele suceder cada vez que él se encarga de guardar la vajilla, Felipe volvió a colocarla en el estante más alto.
-¿Qué hacés?- pregunta con fingida inocencia-. ¿Por qué no usás una silla?
-¿Por qué no me la pasás vos, que sos el que la dejó ahí?
Estás a punto de voltear, de mal humor y harta de la situación, pero te detiene su mano rodeando tu cintura y el calor de su cuerpo contra tu espalda. Cuando te acorrala contra la encimera y estira su brazo para tomar tu taza sentís su bulto chocando contra tu espalda.
Un gemido escapa de tus labios y apretás los párpados con fuerza, tan avergonzada como para desear que la tierra te trague. Felipe no dice nada pero oís la manera en que traga saliva antes de alejarse.
Te mantenés en silencio, petrificada hasta que desliza la taza sobre el mármol... volviendo a rozarse contra tu espalda. Un escalofrío te recorre y él toma tu cadera entre sus manos, acortando cualquier distancia y suspirando cuando vuelve a sentirte.
-No te gusta dónde dejo tus cosas pero te gusta usar mi ropa- reprocha, aunque a juzgar por su voz dirías que le divierte-. Las camperas, la remera del mundial, el bóxer que me desapareció...
Te obliga a voltear y observás casi en trance la forma en que su mano se desliza lentamente entre su piel y su ropa interior, bajando la prenda para descubrir su miembro. La palabra grande no es suficiente para describirlo y son tentadoras la vena que recorre su extensión y también su punta ya húmeda, que parece pedir tu atención a gritos.
Con la respiración entrecortada tomás entre ambas manos su miembro, tan grande como para que tus dedos no se toquen al rodearlo, y él arroja la cabeza hacia atrás cuando comenzás a masturbarlo.
-No va a entrar- lamentás.
Se atreve a besar la comisura de tus labios y el gesto resulta tan natural como la sonrisa que tira de sus labios.
-Yo voy a hacer que entre...
No estoy para nada convencida de este drabble, siento que no le hice justicia al dulce de Pipe, pero igualmente espero que lo disfruten mucho ♡
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dansformations · 7 months ago
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"A straight foward Halloween"
Tags: gay to straight, dumbification, fartkink, burpkink.
Marco y Jalil, vivían juntos en su lindo y ordenado departamento, cada Halloween solían impactar en las fiestas con elaborados disfraces, sin embargo habían decidido un disfraz de Halloween menos producido, pero divertido para este año: los dos novios se disfrazarian de hombres heterosexuales.
Era una idea estúpida, pero todos aman una buena sátira.
Jalil se había decidido por unas bermudas y una camisa de fútbol de la selección del país.
Por otro lado Marco estaba usando unos pants flojos y un sport blanco sin mangas que además había tintado de un marrón amarillento en la zona de las axilas para hacerlo parecer un Sport sudado.
Todo habia sido comprado en lugares de segunda mano.
- Nos quedó increíble, 'Bro' - bromeó Marco dándole una nalgada a su novio
Después de aquel golpe, el trasero de Jalil liberó un corto pero sonoro pedo PPTTTTTTTTTRRRFT. El joven se sonrojo de inmediato.
- Jaja alguien se está metiendo demasiado en personaje - bromeó su novio
- Sí... No se que paso, lo siento Bro, ¡digo!, amor - contestó, sintiéndose un poco confundido
- No te preocupes amor... - Marco le dio un beso a su novio, no sabiendo que aquel sería el último...
Pronto arrugó la nariz, un hedor rancio estaba invadiendo sus fosas nasales. Era el gas de Jalil.
No quería demostrarlo e incomodar a su novio, pero aquel gas apestaba demasiado, era bastante sorprendente, jamás había sentido a Jalil apestar así. Para no incomodar a su novio, pero dejar de sentir aquel hedor, Marco caminó hacia el baño.
Estando ahí, aspiró profundamente, pero otro olor igual de rancio invadió sus fosas nasales, comenzó a buscar la fuente para toparse que venía de las manchas de falso sudor de su camiseta.
Pero era imposible... Las había hecho con colorante, agua y esencia de vainilla...
Sin embargo entre más olía, más seguro estaba de que aquel olor venía de esas manchas. ¡No podía ir a la fiesta oliendo así!, Así que se quitó la playera y decidió que también iría con una camiseta de fútbol, como Jalil. Que suerte que habían obtenido 2 camisetas de fútbol en aquel extraño bazar... Un momento... Aún estando sin camiseta el hedor lo acompañaba, olisqueo nuevamente y se dió cuenta de que ahora el hedor venía directamente de sus axilas.
Olió directamente y un olor a atleta después de partido lo invadió.
Algo muy raro estaba pasando.
Mientras, en la sala, Jalil se rascaba constantemente la entrepierna, había algo en aquellas bermudas que le causaba una constante picazón. Y eso solo podía resolverse de una forma: Jalil metió una mano a su ropa interior y rascó fuertemente.
Cuando terminó de hacerlo por alguna razón sintió curiosidad de oler sus dedos... así que lo hizo, un olor a sudor guardado y húmedo invadió sus fosas nasales.
"Tal vez necesito un baño... Tal vez" pensó y rió.
Pronto desde el baño se escuchó un enorme:
- PRRRRRIFFRRRFRRRRPT
Marco estaba teniendo una incontrolable cantidad de gases.
Jalil rió, sintiéndose incluso algo humillado, eso por mucho lo había superado
- ¡Buena Bro! - gritó Jalil, está vez no cambiando el Bro por algo más cariñoso.
Pronto marco abrió la puerta saliendo del baño y el hedor invadió todo el departamento, pero esta vez ninguno de los dos arrugó la nariz. Ambos aspiraron aquel masculino olor que les recordaba tanto al olor del locker room después de entrenar, el olor del sofá cuando los 2 se juntaban a jugar videojuegos, el olor que ellos consideraban olor a hombría; todos nuevos recuerdos implantados por aquel mismo olor de las camisetas y sus propios pedos que estaba alterando todo en ellos:
Marcos y Jalil ya no eran aquella ordenada y culta pareja gay, ahora eran 2 sucios, descuidados y descerebrados mejores amigos, dos bros que vivían juntos ya que eran los únicos capaces de aguantar el hedor y desorden del otro.
Marco hizo una reverencia a modo de broma, aunque realmente sí estaba orgulloso, seguro que aquel pedo había sido audible hasta en la habitación del nerd que tenían de vecino. Se puso su camisa de fútbol, y ambos estaban listos.
Este año los dos amigos habían decidido usar sus uniformes de fútbol como disfraz para Halloween, no era un disfraz muy creativo, pero ellos tampoco lo eran y no era como que a sus amigos hetero de la fiesta a la que iban les importará.
- ¿Listo, bro?
- Como siempre
Marco nalgeo a su mejor amigo, a lo cual este contestó con un ruidoso pedo, pero esta vez no hubo besos ni vergüenza, solo risas como los buenos jugadores de fútbol heterosexuales que eran.
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immortaltale · 10 months ago
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hi everyone sorry for the delay but it's finally here...! i present the entire transcript (in the original spanish) of pep's book "mi gente, mi fútbol" (published in 2001).
it's essentially detailing the stories of the people most important to him, and you get quite a bit of insight into pep himself in the process, so please do consider giving it a read! if you aren't fluent in spanish, you'll have to use a translator like i did. but in the meantime, here's a short excerpt to hopefully pique your interest:
At first, they wanted it to be a book like "This is your life" and what do you want me to tell you? Who the hell would be interested in my life…? So I politely declined the proposal and forgot about it but… lo and behold, all of a sudden, Lu Martin appears and says: "Talk about them. Whoever you want. About yours". I sat down, I thought and I wrote. And I have done it for those who are there and for those who are not, but it is as if they were there. I liked remembering them because, while I was doing it, I realised how much they have given me. A lot. (translated via DeepL)
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letsgetbigger · 6 months ago
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Un equipo grande
Primera parte
La universidad se preparaba para el inicio de una nueva temporada de fútbol americano. Su equipo no había tenido buenos resultados en los últimos años y la administración decidió que era el momento de un cambio drástico. Así que invitaron a Samuel Reeve, su exestrella más destacada, para que tomase las riendas como nuevo entrenador. A sus 38 años, Samuel aceptó la oferta, dejando atrás su monótono trabajo de oficina y el pequeño apartamento en el que había vivido de alquiler los últimos años.
Samuel era un hombre imponente, con 150 kilos bien distribuidos en un cuerpo robusto. A pesar de tener una barriga redonda y prominente, su musculatura era evidente, recordando a todos sus días de gloria en el campo. Su atractiva cara tampoco pasaba desapercibida: ojos penetrantes, mandíbula marcada y una sonrisa que derrochaba confianza. Sin embargo, ocultaba un secreto muy personal. Le excitaba hacer engordar a otros hombres. Y con su nuevo papel como entrenador, veía la oportunidad perfecta para llevar a cabo sus deseos más íntimos sin levantar sospechas.
Una mañana de sábado, Samuel se despertó en su nuevo apartamento en el campus y se vistió con el uniforme de entrenador. Admiró brevemente su reflejo en el espejo. La camiseta ajustada acentuaba su figura, dándole un aire de autoridad incuestionable. Era un nuevo comienzo y estaba dispuesto a hacerlo memorable.
Salió del apartamento y respiró profundo. Caminó con paso decidido hacia el estadio, disfrutando del ambiente familiar. Los edificios de ladrillo rojo y las amplias avenidas arboladas le recordaban a sus días de estudiante y jugador, pero ahora estaba de vuelta con una misión diferente.
Llegó al estadio y se dirigió a su nueva oficina. Se tomó un momento para observar el espacio. Las paredes estaban adornadas con trofeos y fotos de sus días de jugador, una clara muestra de su legado. El escritorio, aunque simple, estaba ordenado y listo para las tareas que le esperaban. Pero lo mejor de todo era que una puerta conducía directamente a los vestuarios desde su oficina y si la dejaba abierta, incluso se veían las duchas. La perspectiva desde su silla le brindaba una ventaja estratégica. Podría observar a los jugadores sin que ellos se dieran cuenta. Samuel sonrió para sí mismo imaginando el futuro. No solo quería ganar partidos, sino también hacer que sus chicos creciesen de una manera muy particular. Estaba ansioso por conocerlos y empezar a implementar su plan.
Por fin, los jugadores fueron llegando al vestuario para cambiarse. El ruido de las conversaciones y las risas llenaba la sala. Había un ambiente animado. Samuel, desde su oficina, observaba cada detalle con atención y un creciente interés. Los jugadores se quitaban la ropa con naturalidad, despojándose de camisetas, pantalones y calzoncillos antes de ponerse los uniformes. Algunos eran más gorditos y otros eran más delgados. Sin embargo, tres jugadores en particular captaron su atención porque parecían dioses griegos esculpidos en piedra.
El primero era Axel, un rubio cachas con barba. Sus músculos eran asombrosos, cada uno de ellos perfectamente definido y visible incluso bajo los tenues focos del vestuario. Tenía los pezones grandes y rosados. Axel llevaba boxers que se ajustaban cómodamente a sus glúteos, realzando su figura. Mientras se desvestía, sus brazos y su torso se tensaban y relajaban con una gracia natural.
El segundo jugador era Marco, un latino de piel morena y ojos llenos de vida. Sus muslos eran anchos y poderosos, una muestra clara de su fuerza. Aunque lo que realmente destacaba era el tamaño de su pene, que parecía aún más grande cuando se quitó los slips ajustados para ponerse el jockstrap. Marco tenía una confianza innata, moviéndose con una facilidad y un carisma que atraían todas las miradas.
El tercero era Jamal, un joven negro con un culo respingón que inmediatamente volvió loco a Samuel. Jamal también usaba slips. Estos acentuaban sus glúteos firmes y redondeados. Su cuerpo era una obra de arte, con músculos definidos y una piel brillante que reflectaba la luz. Cuando se inclinaba para recoger algo o simplemente se giraba, su trasero se meneaba de una manera que resultaba provocativa. Y tenía una risa contagiosa.
Samuel no podía apartar la mirada. Axel, Marco y Jamal eran la encarnación de la perfección física. Decidió que era el momento de presentarse. Se levantó de su silla, ajustó su uniforme y salió de la oficina.
Al entrar en el vestuario, el ruido disminuyó y todas las miradas se volvieron hacia él. Samuel sonrió, listo para ponerse manos a la obra.
—Buenos días, chicos —dijo con voz firme—. Soy Samuel Reeve, vuestro nuevo entrenador. Estoy aquí para llevar a este equipo a la victoria. Necesitáis ganar fuerza, claramente, y para ello, será necesario que aumentéis de peso.
Un murmullo recorrió la sala. Algunos jugadores intercambiaron miradas preocupadas, mientras otros fruncían el ceño.
—Escuchadme bien —dijo levantando una mano para silenciarlos—. Habéis perdido casi cada partido en los últimos años. Estoy convencido de que subir de peso y ganar masa muscular hará que todo cambie. Para conseguirlo, no solo debéis continuar entrenando duro en el campo y en el gimnasio, sino que también seguiréis a rajatabla un plan de comidas y batidos de proteínas que he preparado para vosotros.
Samuel les pasó una hoja con instrucciones detalladas. Las protestas no se hicieron esperar. Algunos jugadores miraban los papeles con incredulidad, otros con evidente molestia.
—Es demasiado —dijo Marco levantando la vista de su hoja—. Con todo esto me voy a poner gordo.
Samuel lo miró fijamente, desafiándolo con sus ojos oscuros.
—¿Sabes quién soy? —preguntó en tono serio, su voz resonando en el vestuario—. Soy el mejor jugador que este equipo ha tenido jamás. No deberías cuestionarme. Si sigues mis instrucciones, ganaremos.
La habitación se quedó en silencio. Marco, callado, asintió lentamente, aceptando la superioridad y experiencia de Samuel. Los otros jugadores, viendo la determinación en su nuevo entrenador, empezaron a revisar el plan con menos resistencia.
—Y ahora, al campo, a ver qué tenéis que ofrecer.
Se levantaron y abandonaron el vestuario. Mientras Samuel los seguía afuera, no podía evitar sentir una chispa de excitación. Esto era solo el comienzo y estaba decidido a ver sus fantasías hacerse realidad, kilo a kilo.
Segunda parte
Tras un mes de duros entrenamientos y una dieta tan hipercalórica, los jóvenes atletas mostraban cambios innegables en sus cuerpos. Todos sin excepción habían ganado alrededor de 10 kilos. Samuel observaba desde la oficina cómo se duchaban.
Marco estaba de espaldas al chorro de agua. Su abdomen, antes definido, ahora mostraba una ligera capa de grasa que suavizaba sus músculos. El largo pene de Marco contrastaba con la redondez creciente de su vientre. Sus muslos, que ya eran anchos, se habían vuelto aún más imponentes. Y sus pectorales habían crecido también.
Axel, por su parte, se estaba enjabonando lentamente. Su torso musculoso ahora tenía una apariencia más voluminosa. Sus grandes pezones rosados destacaban aún más en su pecho firme pero ligeramente cubierto de una nueva capa de grasa. Y su barriga había comenzado a redondearse, enterrando las líneas de sus abdominales. Mientras se enjuagaba el jabón, sus músculos y la grasa adicional bajo su piel se movían en armonía, dándole un aspecto rechoncho.
Jamal, de pie bajo una de las duchas, estaba de perfil y le ofrecía a Samuel una panorámica privilegiada de su culo respingón, que había aumentado de tamaño en el último mes. Sus glúteos seguían firmes pero más redondeados, con una suavidad extra. Sus caderas se habían ensanchado ligeramente y la definición de sus músculos en general se mezclaba con la nueva grasa.
Samuel no podía dejar de mirar. La transformación de aquellos físicos, el resultado de su meticuloso plan, era exactamente lo que había esperado. Su polla se puso dura, una reacción incontrolable ante el espectáculo que tenía frente a él. Ver cómo los jugadores se volvían más voluminosos le producía una excitación indescriptible. Sentado en su escritorio, observaba cada detalle, cada nueva curva, cada kilo de peso ganado.
Esa semana jugaron su primer partido y, para la alegría de todos, ganaron. La atmósfera en el estadio era de puro de júbilo y los jugadores estaban exultantes por su victoria. Después del partido, Samuel fue llamado a la oficina del rector para hablar sobre el impresionante rendimiento del equipo. Tras una breve conversación en la que el rector no escatimó en elogios, volvió a su oficina con satisfacción.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena de celebración desenfrenada en los vestuarios. Los jugadores, recién duchados y en calzoncillos, estaban cantando y saltando de alegría. La grasa acumulada en sus cuerpos durante el último mes rebotaba en una ropa interior cada vez más ajustada. De repente, uno de los jugadores agarró el gran paquete de Marco
—Tu novia se va a poner contenta, ¿eh? —dijo con una sonrisa pícara.
Marco apartó la mano de un manotazo y riéndose junto con el resto del equipo. Otro jugador se acercó a Axel y, pellizcándole los pezones con picardía, exclamó:
—¡Mirad qué tetas tiene este ahora!
Las risas estallaron aún más fuertes mientras Axel se sonrojaba ligeramente. Entonces el chico que estaba a su lado le pinchó con un dedo la barriga, que se había redondeado notablemente.
—¡Y qué panza! —añadió.
Axel, sin perder la compostura, les respondió.
—Si no fuera por lo grande que estoy, no habría placado a aquel jugador tan agresivo del otro equipo.
Los demás asintieron, reconociendo la verdad en sus palabras.
—Además, lo que más ha crecido no es mi panza, sino esto.
Se acercó a un Jamal distraído y le dio una palmada en el culo. Las nalgas de Jamal, apretadas por sus slips demasiado pequeños, se movieron como si fueran gelatina ondulante. Más jugadores comenzaron a hacer lo mismo viendo la oportunidad. Reían sin parar. Uno de ellos incluso tiró de la goma elástica de los slips de Jamal y los bajó, revelando sus enormes cachetes. Los gritos y silbidos no se hicieron esperar.
Samuel, viendo la escena desde su oficina, sintió una oleada de deseo que no podía controlar. Cerró la puerta disimuladamente, asegurándose de que nadie lo viera. La imagen de sus jugadores engordados, de los movimientos de sus carnes y de la camaradería desinhibida le excitaba. Su mano se deslizó por sus propios calzoncillos. La visión de los glúteos de Jamal, tan perfectos y expuestos, le llevó rápidamente al clímax. Sintió una explosión de placer mientras se corría dentro de su ropa interior, llenándola de semen caliente.
Las victorias se sucedieron a medida que los cuerpos de sus chicos se expandían. Tras otro par de meses, los cambios en sus físicos eran aún más pronunciados. En el vestuario, después de otro entrenamiento agotador y una ducha, los jugadores se secaban con las toallas reflejando el impacto de la dieta especial.
Jamal se secaba lentamente. Su culo, que siempre había sido grande, era ahora impresionante. Su grasa ondulaba con cada paso. Seguía usando los mismos slips, los cuales se estiraban al límite para contener sus nalgas gordas, dejando al descubierto la raja del culo, una visión que Samuel encontraba irresistible. Y las gomas se le clavaban en la carne, resaltando aún más su volumen.
Axel se secaba su rubia barba. Su torso había ganado una notable cantidad de grasa, suavizando los músculos de debajo. Su barriga se había redondeado considerablemente y sus pectorales, antes duros y definidos, parecían pequeños montículos de grasa con pezones puntiagudos que temblaban con cada movimiento. Al intentar subirse los boxers, estos luchaban por contener su nuevo tamaño. La goma elástica se le clavaba en la cintura, y sus glúteos, aunque no tan abultados como los de Jamal, también quedaban parcialmente expuestos.
Marco, de pie frente a su taquilla, dejó caer la toalla. Su cuerpo mostraba una capa muy gruesa de grasa. Su barriga redonda colgaba ligeramente y sus muslos anchos rozaban entre sí con cada movimiento. Sus slips estaban tan ajustados que le apretaban el pollón. Y cada vez que se movía, sus nalgas rebotaban.
Samuel, observando desde su oficina, notó que Marco estaba cabizbajo, una expresión de tristeza en su rostro. Decidió acercarse a él para ver qué ocurría.
—Marco, ¿qué pasa? —preguntó.
Marco suspiró y agarró su gran barriga con ambas manos, meneándola. Sus tetas y sus genitales se movieron con las sacudidas, un espectáculo que hizo que Samuel tragara saliva.
—Mi novia me ha dejado por esto —dijo Marco, la voz cargada de desilusión.
Samuel intentó mantener la compostura mientras su corazón latía con fuerza.
—Escucha, Marco. Si ella no puede ver más allá de la superficie, entonces no te merece. Eres más que tu apariencia y aquí todos nosotros lo sabemos.
Marco asintió, pero la tristeza en sus ojos no desapareció del todo. Samuel, sintiendo que su control estaba al borde del colapso, se retiró rápidamente al despacho. Cerró la puerta tras de sí y miró hacia abajo, confirmando que el líquido preseminal había manchado su pantalón corto.
En el siguiente entrenamiento, Samuel observaba orgulloso cómo sus jugadores vestían nuevos uniformes más grandes, adaptados a sus nuevos cuerpos. Durante una pausa, Jamal se acercó con una expresión de incomodidad en el rostro.
—Entrenador, tengo un dolor en el hombro —dijo, frotándose la zona afectada.
Samuel, siempre dispuesto a cuidar de sus jugadores, le ofreció un masaje de fisioterapia en su despacho, donde tenía una camilla preparada. Jamal aceptó y acordaron encontrarse esa misma tarde.
Cuando Jamal llegó al despacho, llevaba una camiseta ajustada que resaltaba la curva de su vientre y unos vaqueros que le quedaban ceñidos en las caderas y los muslos. La ropa acentuaba su complexión y evidenciaba su tamaño. Samuel le dio la bienvenida con una sonrisa profesional, aunque su mente estaba llena de pensamientos lascivos.
—Vamos a trabajar esos músculos tensos, Jamal. Quítate la ropa y túmbate en la camilla.
Jamal asintió y comenzó a desvestirse. Primero se quitó la camiseta, revelando su abdomen de forma redondeada y sus grandes pectorales con pezones oscuros y firmes. Luego se desabrochó los vaqueros y los deslizó por sus piernas robustas, dejando al descubierto sus muslos gruesos y potentes. Se quedó en unos slips talla XL de color gris recién comprados que se ajustaban de manera provocativa a sus caderas y a su culazo.
Se tumbó boca abajo en la camilla y Samuel se acercó con una botella de aceite en la mano. Vertió un poco del líquido en sus palmas y comenzó a masajear los hombros tensos, trabajando con habilidad y firmeza. A medida que sus manos se movían, no podía evitar observar cómo las enormes nalgas de Jamal se balanceaban con el movimiento. La excitación creció en Samuel mientras seguía masajeando. La visión de aquellos nalgones moviéndose bajo el fino material de la ropa interior era arrolladora.
—Voy a destensar también tus glúteos, Jamal. Relájate.
Con un gesto firme, tiró de la goma elástica de los calzoncillos de Jamal, bajándolos con cierta dificultad. La piel suave de sus cachetes quedó al aire. Brillaba bajo la luz con el aceite que el entrenador aplicó directamente de la botella. Sentir su grasa bajo los dedos por primera vez era una sensación increíble. Proporcionaba una combinación de firmeza y blandeza que encontraba muy tentadora. Jamal empezó a emitir unos gemidos involuntarios al ser tocado. Resonaban en la habitación y en la mente de Samuel. Sin dejar de manosear al jugador más sexy del equipo, Samuel notó cómo su propio entusiasmo aumentaba, su respiración volviéndose pesada. Jamal, por su parte, parecía cada vez más afectado por el contacto. Sus gemidos sonaban más y más altos, más y más intensos, hasta que finalmente pegó un largo grito y se corrió, su cuerpo temblando de placer. Samuel paró en seco. Avergonzado y sonrojado, Jamal se levantó rápidamente, murmuró un agradecimiento vistiéndose a toda prisa y salió del despacho.
Samuel se quedó en la sala, contemplando lo sucedido. Su mente giraba en torno a una pregunta: ¿Era Jamal gay? Y si lo era, ¿habría otros jugadores como él en el equipo? Estaba seguro de que, con el tiempo, descubriría la respuesta.
Tercera parte
Llegó la Navidad y la mayoría del equipo abandonó el campus. Axel y Jamal se quedaron. Axel, porque era huérfano y Jamal, porque su familia había decidido hacer un viaje y visitarlo.
Una tarde de finales de diciembre, el entrenador aprovechó para ponerse al día con el papeleo. Estaba en su oficina, con la puerta cerrada, cuando oyó ruido proveniente del vestuario. Reconoció las voces de Axel y Jamal. Intrigado, apagó la luz y entreabrió la puerta lo justo para no ser visto. Desde su posición podía observarlos. Se habían metido en la ducha. Axel se enjabonaba con movimientos lentos y deliberados. Su barriga redonda y prominente temblando ligeramente con cada gesto. Jamal, a su lado, también estaba embadurnado de jabón. Sus nalgas grandes y llenas se balanceaban suavemente al frotarse. Samuel se fijó en que ambos tenían las pollas medio erectas. De repente, Axel y Jamal empezaron a tocarse a sí mismos mientras se miraban. Axel se acarició los pezones rosados con los pulgares, abriendo la boca en una expresión de placer. Luego levantó y dejó caer su barriga, haciendo que temblase arriba y abajo con el peso. Jamal, con una sonrisa libidinosa, se agarró las tetas con las palmas de las manos y se las manoseó. Después se giró y se dio un azote en una nalga con una mano. El sonido resonó en el espacio. Con la otra mano comenzó a pajearse, su polla dura y reluciente. Repitió el azote. Axel se la agarró y empezó a pajearse también, los ojos fijos en Jamal. Jadeaban y se reían disfrutando del momento. Finalmente, Axel y Jamal alcanzaron el clímax y se corrieron. Los chorros de semen se perdieron por el desagüe.
Samuel no daba crédito a lo que acababa de presenciar. Se quedó quieto, esperando a ver qué más hacían. Los dos, aún respirando con dificultad, se vistieron conversando de manera casual.
—Tío, el entrenador está buenísimo —dijo Axel ajustándose la camiseta sobre la barriga.
—Ya ves —dijo Jamal colocándose los pantalones con dificultad, su trasero redondeado sobresaliendo—. Me encantaría estar tan grande como él.
Axel asintió. Los ojos le brillaban con una mezcla de admiración y deseo.
—Imagínate cómo se debe sentir uno al tener ese cuerpo. Fuerte, sexy y con una barriga tan imponente. Sería genial.
Jamal sonrió, visiblemente entusiasmado por la idea.
—Sí, tío. Bueno, con lo que estamos comiendo últimamente, creo que vamos por buen camino.
Se rieron juntos, cómplices en su fantasía.
—¿Te apetece pizza? —sugirió Axel.
—Perfecto. Necesitamos seguir creciendo, ¿no? —respondió Jamal.
Se calzaron y salieron del vestuario comentando la cantidad de pizza que iban a comer. Samuel, que había escuchado cada palabra, tenía una idea en su cabeza.
Al día siguiente cogió el móvil y envió un mensaje a Axel y Jamal invitándolos a pasar el fin de año con él en su apartamento. Ambos aceptaron al instante. Repleto de entusiasmo, Samuel fue al supermercado y se llevó un carro entero de comida. Quería asegurarse de que la velada fuera memorable.
Pasó horas cocinando, llenando su apartamento con los deliciosos aromas de sus preparaciones. Cuando Axel y Jamal llegaron, Samuel los recibió con una sonrisa y les ofreció una cerveza.
—Para que os relajéis un poco —dijo, notando que estaban algo intimidados.
Agarraron las cervezas y se acomodaron en el sofá. Los tres charlaron un rato, las risas y las anécdotas fluyendo con facilidad a medida que el alcohol hacía su efecto. El ambiente se fue volviendo más distendido. Samuel los encontraba increíblemente atractivos. Axel, con su barba rubia y su corpulencia, parecía un auténtico vikingo. Jamal, con su piel oscura y sus curvas, era como un bombón de chocolate irresistible.
—Bueno, chicos. Vayamos a la mesa —anunció Samuel cuando consideró que ya era el momento.
Axel y Jamal lo siguieron. Se sentaron. El entrenador sirvió el entrante: un plato de enorme pasta. De acompañamiento, les puso otro plato con pan y un buen trozo de mantequilla a cada uno.
—Quiero que os lo comáis todo —les ordenó tomando asiento junto a ellos.
Intercambiaron una mirada cómplice y empezaron a comer obedientemente. El entrenador predicaba con el ejemplo comiendo con gusto también. La pasta estaba deliciosa. Los jugadores tragaban rápido al principio, pero pronto empezaron a bajar el ritmo.
—Vamos, no podéis dejar nada —insistió—. Y untad toda la mantequilla en el pan.
Al acabar la pasta y lo demás, Samuel se levantó para servir el segundo plato. El pavo asado llegó a la mesa rodeado de un montón de patatas doradas y grasientas. Y les puso más pan y más mantequilla.
—Aquí tenéis —dijo disfrutando por dentro de sus rostros perplejos.
Con cada nuevo bocado, Axel y Jamal sentían cómo sus estómagos se iban llenando. Terminado el pavo y las patatas, estaban todos saciados.
—Bueno, el postre lo tomaremos en el sofá —anunció Samuel.
—¿Postre? —preguntaron protestando.
Se dirigieron al sofá con dificultad, sus panzas hinchadas y pesadas después del banquete. Samuel los acompañó llevando una tarta de chocolate enorme.
—Desabrocharos los pantalones y poneos cómodos —les dijo.
Obedecieron. Samuel vio cómo sus barrigas se expandían una vez liberadas de la presión de la ropa. Los dos jóvenes sintieron una combinación de expectación y nerviosismo mientras Samuel les ponía la tarta delante.
—Axel, quiero que cojas un trozo de tarta y se lo des a Jamal. Dile lo gordo que se va a poner.
Axel cortó un gran trozo de tarta. Lo sostuvo frente a Jamal y, con voz provocativa, dijo:
—Jamal, te vas a poner tan gordo con esto... Cómetelo.
Jamal, cuyos ojos brillaban de deseo, abrió la boca y dejó que Axel le metiera el trozo de tarta. Masticó lentamente, disfrutando del sabor y de las palabras de Axel.
—Ahora tú, Jamal —dijo Samuel—. Dale un trozo a Axel y dile lo gordo que se va a poner.
Jamal cortó un trozo generoso de la tarta y lo acercó a Axel. Mirándolo dijo:
—Axel, vas a engordar tanto hoy... Abre.
Axel tomó el trozo de tarta con una mezcla de lujuria y deleite, saboreando no solo el postre, sino también las palabras de Jamal.
—Voy a dar vuelta para que tengáis más intimidad —les dijo Samuel con un guiño—. Cuando vuelva, no quiero ver ni una miga.
Se puso el abrigo y salió del apartamento, dejándolos a solas con la tarta.
Caminó por el campus, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad de la noche. Sus pensamientos vagaban hacia lo que estarían haciendo Axel y Jamal en su ausencia. La fantasía a veces le resultaba más excitante que la realidad. Después de una hora de paseo, regresó a su apartamento, ansioso por ver el resultado.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena que superaba sus expectativas. Axel y Jamal estaban reclinados en el sofá, desnudos. Sus cuerpos parecían aún más inflados, con las bocas manchadas de chocolate y las barrigas a punto de reventar. Lo que más le deleitó fue ver el semen en sus pechos. Se habían quedado profundamente dormidos, exhaustos por el exceso de comida y el placer.
Parte final
La temporada llegaba a su fin y el equipo de fútbol americano universitario, bajo la supervisión de Samuel, había experimentado una cambio radical. Todos los jugadores habían ganado peso dramáticamente, oscilando entre los 120 y 150 kilos. Para Samuel, observarlos en el campo era una fuente inagotable de orgullo. Sus cuerpos se habían vuelto imponentes masas de músculo y grasa.
Marco, con su complexión ahora más robusta, dominaba el centro del campo. Su camiseta se estiraba sobre su barriga, y su trasero, apretado en los pantalones de uniforme, parecía casi desbordarse. Cada vez que corría, Samuel podía ver cómo su grasa oscilaba con el movimiento y cómo sus muslos se frotaban visiblemente.
Axel, cuya transformación era quizás la más notable, jugaba con una ferocidad renovada. Su cuerpo más ancho y pesado le daba una ventaja en los choques cuerpo a cuerpo. Sus pectorales, convertidos en auténticas masas de carne, se sacudían con cada impacto. Su barriga, enorme y redonda, se movía de manera hipnotizante bajo su camiseta. Cada vez que Axel se lanzaba al suelo, Samuel reparaba en cómo la grasa de su abdomen se aplanaba y se extendía, mostrando el peso que había ganado con la ayuda de Jamal.
Jamal, con los glúteos más redondeados y prominentes que Samuel había visto jamás, era una toda una visión en el campo. Su trasero, cubierto milagrosamente por el ajustado uniforme, se movía como una masa independiente de su cuerpo con cada paso. Sus muslos combinaban músculo y grasa. Cuando Jamal corría, Samuel no podía evitar fijarse en cómo sus nalgas se balanceaban de un lado a otro, todo un espectáculo. Axel también había hecho un buen trabajo alimentándolo.
Mientras los jugadores se movían en el campo, Samuel sentía una oleada de excitación. Aunque la victoria era importante, para él, la verdadera satisfacción residía en contemplar cómo se habían transformado. Ver a aquellos jóvenes antes atléticos convertirse en poderosas masas de obesidad bajo su tutela era la culminación de sus fantasías más profundas. El equipo, que previamente perdía casi cada encuentro, ahora jugaba con una fuerza y determinación renovadas.
El silbato final sonó y el equipo estalló de alegría. Samuel se unió a ellos en el campo, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que había logrado algo extraordinario.
La celebración tras la victoria fue desmesurada. Los jugadores, llenos de adrenalina y euforia, se dirigieron directamente a los vestuarios, donde las duchas les esperaban. El ambiente era eléctrico, con gritos de júbilo y risas resonando en las paredes.
Samuel se encontraba en la entrada, viendo cómo se despojaban de los uniformes empapados de sudor. Sus cuerpos pesados y robustos se movían con una energía contagiosa. Axel fue el primero en desnudarse por completo, dejando al descubierto su impresionante figura, con su barriga redonda y sus tetas prominentes. Se dirigió a las duchas, seguido de cerca por Jamal, cuyas nalgas se movían sensualmente a cada paso. Marco, con su barriga colgante y su trasero voluminoso, no se quedó atrás.
La ducha comenzó con chorros de agua caliente y alboroto. Los jugadores se empujaban y salpicaban. Samuel, desde un rincón, los observaba en silencio. Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho. Axel, con una sonrisa traviesa, se acercó a él.
—Vamos, entrenador, es hora de unirse a la celebración —dijo Axel.
Y antes de que Samuel pudiera protestar, Axel y Marco lo agarraron por los brazos.
—Hey, chicos, ¿qué hacéis? —exclamó Samuel mientras intentaba resistirse en vano.
Los jugadores, sin dejar de reír, se pusieron a desvestir al entrenador. Samuel se dejó llevar. Primero le quitaron la camiseta, revelando su imponente torso. Sus pectorales grandes y su barriga redonda quedaron a la vista, provocando bromas entre los jugadores.
—¡Mira esos músculos, entrenador! —dijo Marco riendo.
A continuación, le quitaron los pantalones, le bajaron los boxers y lo empujaron bajo el agua caliente.
El entrenador, ahora completamente desnudo, se encontraba rodeado por sus jugadores en la ducha. El agua caliente caía sobre sus cuerpos, creando una atmósfera cargada de morbo. Axel, y Jamal se turnaban para tocar la barriga de Samuel, sus manos resbalando sobre la piel mojada. Samuel no podía evitar sentirse completamente libre. Los cuerpos obesos de los jugadores se movían a su alrededor, chocando y rozándose en una coreografía de carne y deseo bajo el agua.
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elquecuentacuentos · 7 months ago
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Carta al pequeño Yo
30 de abril de 2024.
Hola. Qué tal. Te escribo desde el futuro. Quizás te resulte extraño, pues creo que nunca hemos hablado anteriormente. Comenzaré diciéndote que te quiero mucho y un consejo: si está carta llega a tiempo, no juegues con las luces de bengala sobre los arreglos navideños. Evitaremos incendiar la sala.
Y bueno, ¿qué te puedo decir? la vida en el futuro no es como la imaginamos. ¿Recuerdas que queríamos ser paleontólogos? Bueno, lamento decirte que no lo logramos. Pero no te preocupes. No fue tu culpa. Fue cosa de alguien más, pero no lo culpamos ya. ¡Pero oye, nos siguen gustando los dinosaurios! Hasta nos tatuamos uno. Sí, tenemos tatuajes. ¿Quién lo diría, no? aun le tenemos miedo a las agujas y al mar, pero nos tatuamos y podemos entrar a una alberca. Pero sobre el tatuaje... por supuesto que papá se molestó. Pero fue por unos días. ¿Duele? Claro. Pero te voy a contar algo: duelen más otras cosas. Bueno, resulta que nos dedicamos a otra cosa. No dejes de dibujar, nos servirá. Resulta que estudiaste Comunicación. Así es. Tú, el niño más introvertido de la escuela. El miedo a hablar en público desaparecerá casi por completo e incluso llegarás a ser algo popular en radio.
Nos siguen gustando los comics, los superhéroes y los dibujos animados. ¡Incluso ahora es sexy! Jajaja. Bueno, creo que aún no sabes lo que eso significa. Pero es bueno, créeme. Y no te preocupes, crecerás. Ya no serás el primero en la fila. Oh, también vas a usar anteojos. Resulta que el no ver bien el pizarrón desde atrás del salón no era tan normal como pensábamos. Te darás cuenta en secundaria. Pero está bien. Te ves bien. Resulta que llegan a ser parte de tu imagen.
Te contaré que papá y mamá están bien. A papá le diagnosticaron Diabetes hace poco y ya te imaginarán con su temperamento cómo lo tomó. A veces la relación con él es difícil. Pero como tú lo ves ahora, sigue siendo un buen padre. Vas a adquirir su responsabilidad; en el trabajo y las relaciones con otras personas. De mamá copiarás su paciencia y y bondad... Tienes su cabello, de hecho. Resulta que tu cabello lacio desaparece en algún momento que no puedo ubicar bien. Con nuestros hermanos hay una relación preciosa. Oh, sí: hermanos. van a llegar otros dos. Serán tu adoración y harás todo por ellos como hermano mayor. Claro que eso hará que se te dificulte pedir ayuda a veces, pero te voy a decir algo: encontrar tu propósito en la vida ayudando a otros será un parteaguas en nuestra vida. Tendrás muchos amigos y ellos te mostrarán una imagen de Dios diferente a la equivocada que tienen todos. No juzgues a estos últimos. Muchos amigos van a ir y venir, pero realmente nunca estarás solo aunque a veces lo sientas así.
¿Recuerdas el día que comenzaste a leer El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano? Pues bueno, resulta que es el nacimiento de un gran lector. Y posteriormente vas a escribir. ¡Sí, vas a escribir! Esas faltas de ortografía van a desaparecer y vas a despertar sentimientos tremendos en la gente que desee leerte. Vas a tener libros favoritos, autores favoritos... y qué crees... más tatuajes sobre lo que vas a leer. Jajaja. Quiero que sigas jugando fútbol, en algún momento lo dejaremos, pero lo habremos disfrutado. Ahora comemos cebolla, pero no lo lograremos con el brócoli.
En el amor... bueno... sinceramente no nos va bien. No voy a mentirte. Te enamorarás un par de ocasiones. Pero las cosas no salen tan bien, ¡Pero espera! Te juro que no es tu culpa. Quiero pedirte una disculpa enorme, Pequeño. Sinceramente no mereces todo lo que te pasará. Dabas mucho y merecías mucho, pero no podemos controlar todo. Te lo prometo: no será tu culpa. A veces... la gente solamente es como es. Lo entenderás tarde, pero te viene una lección muy fuerte e importante. Pero no te preocupes, ahí estaré. Sobreviviremos aunque primero sentiremos morir. Quiero que sepas que incluso yo llegaré a fallarte. Habrán tiempos oscuros en los que ni siquiera nosotros nos queremos. Pero en esos momentos, aunque no lo parezca, habrá gente a la que le importas muchos. Quiero que esto no te afecte, pero es una batalla por venir y sucederá.
Lo siento mucho, pequeño, de verdad. Quisiera decirte que todo estará bien, pero la vida no es así. No hay un mundo color de rosa ahí afuera. De hecho es un pantano oscuro y lleno de miedos. Pero lo harás bien. En este punto quiero ponerme muy serio contigo. Quiero que estés preparado. Un día, ya mayor y luego de vivir cosas que destrozarían a cualquiera, un doctor te dirá que un par de bichos llamados Depresión y Ansiedad están dentro de ti. No son bichos como la gripe o los que hacen que te duela la panza, pero son muy peligrosos. Quiero que seas valiente y los enfrentes. Si los conoces bien y los aceptas te dejarán vivir. A veces actuarán mal y te dirán cosas horribles. Quiero que cuando los escuches en tu cabeza murmurándote que los que te rodean y tú estarían mejor si estuvieras muerto los ignores. Quiero que seas fuerte y no los dejes ganar esa batalla. Incluso ahora sigo en la lucha con ellos y es la gente que está a mi lado quien me ayuda en la lucha, pero necesito que te prepares... al final es una lucha que tenemos que enfrentar tú y yo.
Bueno. Tengo que irme, pero quisiera estar más en contacto contigo. Eres algo bueno en mi vida, sabes. Verte en mi mente escuchando música y leyendo cómics boca abajo en nuestra habitación (incluso recordando el olor del papel y la tinta), haciendo dinosaurios con plastilina, dibujando nuestros animes favoritos o comiendo a la mesa con la familia, me hace sonreír. A veces pienso mucho en si estarías orgulloso de lo que logré. Si no estarás triste por la vida que nos conseguí y los errores que cometí. Sólo espero que de ser así, me perdones. Hago lo mejor que puedo, te lo juro. Por último quiero darte las gracias. Eres un gran niño. Ser el mejor de tu clase es un gran logro y te felicito por ello.
Sigue adelante, Pequeño. Mereces más cosas buenas de lo que crees.
Con cariño, tu Yo del futuro.
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pedripepinillo · 2 years ago
Note
"no, you can stay, I don't mind." con pedriii
“sólo por esta noche.” con pedri:
prompt: [no, you can stay, i don’t mind]
advertencia: lectora fem y un fluff re rancio.
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odiabas los apagones.
y bien podría ser porque tenías un miedo incierto a la oscuridad, pero te costaba aún cuando ya eras algo grande para tener esa fobia en particular.
te encontrabas a ti misma mirando videos de horror en tu habitación, tenías todas las luces encendidas porque sabías que te daban miedo, pero no demasiado porque también sabías que tu roomie estaba ahí para ti.
aunque no todo podía recaer en tu compañero de apartamento, pedri, pues era un tanto frío y distante de vos.
así que cuando las luces de tu pieza se cortaron repentinamente y tu laptop se apagó de la nada, no dudaste en pegar un grito pequeño por culpa de la sorpresa.
tu habitación se sentía fría y solitaria, y comenzaste a recordar todo el contenido de los videos que habías visto hace unos momentos.
odiabas sentir miedo, pero era adictivo ver contenido de horror.
“¿qué hago ahora?” dijiste en voz baja más para vos que para alguien más. pensaste en ir a buscar velas pero te aterraba pasar por el pasillo de la cocina hasta la sala, donde se encontraban las velas.
así que hiciste lo más maduro que pudiste hacer. ir a buscar a pedri para que él te acompañara por las velas. si, eso era lo ideal.
por suerte sus piezas estaban una frente a la otra, así que te encaminaste con todo el valor que tenías y tocaste dos veces la puerta para ver si te abría.
“pasa” dijo sin más, y vos abriste para encontrarte con pura oscuridad.
lo único que iluminaba era la luz de la luna colándose por la ventana cerrada, pues el frío que hacía estaba tremendo.
“hola” dijiste aún parada bajo el marco de la puerta.
“hola.” su voz tan apagada y sin emoción te heló la sangre.
no sabías que decir, no sabías como confesar que le tenías un miedo terrible a la oscuridad.
“se ha ido la luz”
“si, lo sé, yo también tengo ojos��
por su contestación supiste que no estaba de joda, así que entraste de una vez por todas al cuarto y cerraste la puerta detrás de ti.
“quería saber si me podías acompañar a buscar unas velas…”
pedri te miró, luego miró al suelo y después otra vez a vos.
“están en el gabinete debajo de la televisión.”
pedri era tonto, pensabas, porque no entendía indirectas.
“si pero quería saber si vos podías venir conmigo para buscarlas.” le dijiste ahora en un tono más directo.
él solo parpadeó.
“¿por qué no vas tú sola?”
suspiraste pesadamente. “es que quiero que vayas tú conmigo.”
“¿por qué tan insistente? solo son velas, están a menos de cinco metros de ti, tan solo podrías dejar de perder el tiempo estando acá e ir a buscarlas de una vez por todas.”
tu paciencia estaba por acabarse. claramente tu compañero no quería ir contigo, pero tenías tanto miedo de que te saliera un scp que no dudaste en renegar en tu sitio.
“¿por favor?”
entonces notaste la sonrisa que se formó en su rostro cuando pronunciaste aquellas palabras.
“viste, era tan facil como decir ‘por favor’, andando.” se levantó de su cama para caminar junto a vos hasta la sala de estar.
todo estaba oscuro y tu mente no dejaba de imaginarse sombras y formas tétricas.
“¿puedo tomar tu mano?” preguntaste con la voz temblorosa. te daba vergüenza pero la dejabas a un lado por el miedo que tenías.
“no seas ridícula.” dijo y tu miraste al suelo por el rechazo que habías vivido.
pedri era un chico de pocas palabras y emociones duras. recuerdas la primera vez que lo viste en la facultad, él era del equipo de fútbol y vos tan solo eras nueva en la clase de fotografía. cuando te dejaron el deber de tomarle fotos a los deportistas, notaste a pedri como uno de los mejores en su área. luego buscaste un apartamento cerca de la universidad, y casualmente pedri estaba en busca de un roomie. al principio todo era difícil porque rara vez te dirigía la palabra, pero cuando comenzaste a cocinar para dos y no solo para vos, notaste que de a poco te agarraba confianza.
aún así no hablaba mucho.
“listo.” escuchaste la manera en la que cerró el gabinete, lo seguiste por su sombra hasta su habitación.
al entrar todo estaba nuevamente oscuro. esperaste parada a que pedri encendiera la vela y pronto, se hizo la luz.
“gracias” dijiste. ahora tenías luz para irte a tu habitación tranquilamente, pero no querías irte, ese era el problema.
aún con la vela te daba miedo, así que te hiciste un espacio en la cama de tu roomie.
“¿qué haces?” preguntó mirándote.
“me estoy sentando.”
“eso es obvio, pero, ¿por qué en mi cama? ya te encendí la vela…”
pensaste rápidamente en una excusa para quedarte. bien podrías haber dicho la verdad y decirle que necesitabas pasar más tiempo con él porque se te hacía la persona más interesante, inteligente y, bueno, atractivo.
pero no ibas a decir eso.
“uhm… es que hace como frío…”
entonces pasó lo que nunca te imaginaste que pasaría.
pedri te tomó por el brazo y te jaló hasta su costado, te acostó justo a su lado con una almohada bajo tu cabeza y te subió una de sus piernas sobre las tuyas. también aprovechó a taparte con su manta.
ahora estaban literalmente abrazados.
pasaron de 0 contacto a 100 de contacto. justo cuando pensabas que él te odiaba, los lugares cambiaron rápidamente.
“¿q-qué haces?” preguntaste en voz baja porque si hablabas normal estabas segura de que por la cercanía que tenían, lo dejarías sordo.
“dijiste que tenías frío.”
“oh.” te acurrucaste más en su pecho solamente aprovechando el abrazo. “gracias”
no te respondió, pero estabas nerviosa.
y cuando estabas con los nervios al tope, no sabías como cerrar la boca.
“¿sabes? pensé que me odiabas cuando llegue al apartamento pero ahora no siento eso, pienso que podríamos ser buenos amigos, digo, estamos todo el día acá y a ti te gusta la comida que hago, así que un día podríamos cocinar juntos…”
“deja de hablar”
“si, perdón”
entonces se hizo el silencio. lo único que podrías escuchar era la respiración de pedri mezclándose con la tuya. sus brazos medianamente fuertes te apretaban con fervor y su pierna un tanto pesada se enredaba con la tuya.
no podías cerrar los ojos.
pasaron unos cuantos minutos donde mirabas el techo buscando formas, pedri parecía estar tan tranquilo o bien, dormido.
entonces escuchaste como el microondas sonó, y luego la luz de la habitación se encendió por si sola.
sabías que era hora de volver a tu pieza, pues la luz había regresando.
“pedri” lo moviste, pero él solo se quejó. “hey, pedri” picaste su mejilla con tu mano libre y lo viste abrir los ojos un tanto perdido.
“¿qué pasa?” su voz ronca era sumamente atractiva. no pudiste dejarla pasar, y sabías que reinaría en tu mente todo el jodido mes.
“regresó la luz.”
“¿y eso qué? déjame dormir, estas cómoda.” dijo mientras se acomodaba en tu pecho, su cabeza justo en donde latía tu corazón tan fuerte por la cercanía.
“debo regresar a mi habitación, no quiero molestar.”
tomo tu mano congelada y la guardó en la suya más bien tibia. nunca rompió contacto contigo, su piel caliente irradiaba paz.
“no. puedes quedarte, no me molesta.”
asentiste sorprendida, su agarre se intensificó y podías escuchar su corazón latiendo tan fuerte y rápido que por un momento pensaste que los sentimientos eran mutuos.
lo más importante era que te dejó quedarte junto a él sin importarle que la luz había llegado.
“bien, gracias.” sonreíste. “tu también estás cómodo.”
“pero sólo por esta noche.”
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callmeanxietygirl · 4 months ago
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DE ÚLTIMO MOMENTO !!! FUERA DE FÚTBOL!! ORGULLO MEXICANO! SI SEÑORES !! 🇲🇽✅👏
GOOGLE TRADUCTOR TIENE LA LENGUA NÁHUATL .
Ella es Gabriela Salas, la joven mexicana que implementó el lenguaje indígena Náhuatl a Google Translate.
Ella es ingeniera, científica de datos, programadora y maestra en tecnologías de la información y su sueño es mostrar sus raíces indígenas al mundo.
Pero como no es de FÚTBOL no se le da mucha importancia
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giaima61 · 2 years ago
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Ferrao: Es per a tu Lozano!!!
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