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foulrebelexpertmug-blog · 5 months ago
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jazzandother-blog · 2 months ago
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Ray Charles and Quincy Jones
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(English / Español / Italiano)
‘Shortly after arriving in Seattle, I heard about a blind man who had shown up one night at the Elks Club on Madison Street and had blown up the place away with his playing and singing. Rumour had it that he had appeared in Seattle out of nowhere and was amazing, so I snuck in one night to hear him. He was a lanky, dark-skinned guy, and he was throwing himself around like a madman. He played piano and sang like Nat King Cole and Charles Brown, and he also played be bop on alto sax like Charlie Parker. There was even something of Bud Powell in his piano playing. I attended a whole set and then introduced myself. He told me his name was Ray Charles and it was love at first sight for both of us. I was fourteen when I met him and he was sixteen, and what I liked about him and his music was that he was independent. At sixteen, Ray Charles was already a man. […] I admired the way he did the shopping, the way he cooked, the way he did the laundry. I'd watch him cross the street without a cane or a dog, avoid traffic, do the shopping, figure out the rest, shuffle across the pavement, never missing a step, and I'd say to myself, ‘Hell, if he can do it, I can do it. [Ray was my role model at a time when I had few role models. He understood the world as I was incapable of understanding it. He told me, ‘All music has soul, Quincy. No matter what style, you have to be true to it. He refused to set limits for himself.
("Q: The Autobiography of Quincy Jones", Three Rivers Press, 2002)
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«Poco después de llegar a Seattle, oí hablar de un chico ciego que se había presentado una noche en el Elks Club de Madison Street y había hecho estallar el local tocando y cantando. Se rumoreaba que había aparecido en Seattle de la nada y que era increíble, así que me colé allí una noche para escucharle. Era un tipo delgaducho, de piel morena, y se lanzaba como un loco. Tocaba el piano y cantaba como Nat King Cole y Charles Brown, y también tocaba be bop con el saxo alto como Charlie Parker. Incluso había algo de Bud Powell en su estilo al piano. Asistí a un set entero y luego me presenté. Me dijo que se llamaba Ray Charles y fue amor a primera vista para los dos. Yo tenía catorce años cuando le conocí y él dieciséis, y lo que me gustaba de él y de su música era que era independiente. A los dieciséis años, Ray Charles ya era un hombre. […] Admiraba cómo hacía la compra, cómo cocinaba y cómo lavaba la ropa. Le veía cruzar la calle sin bastón ni perro, evitar el tráfico, hacer la compra, calcular el resto, arrastrar los zapatos al pisar la acera, sin perder nunca un paso, y me decía: «Joder, si él puede hacerlo, yo también». […] Ray fue mi modelo a seguir en una época en la que tenía pocos modelos a seguir. Entendía el mundo como yo era incapaz de entenderlo. Me dijo: «Toda la música tiene alma, Quincy. No importa el estilo, tienes que ser fiel a él». Se negaba a ponerse límites».
("Q: The Autobiography of Quincy Jones", Three Rivers Press, 2002)
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«Poco dopo essere arrivato a Seattle, sentii parlare di un tizio cieco che una sera si era presentato all'Elks Club di Madison Street e aveva buttato giù il locale suonando e cantando. Si diceva che fosse comparso a Seattle dal nulla e che fosse incredibile, perciò una sera mi intrufolai lì dentro per ascoltarlo. Era un ragazzo magro, dalla pelle bruna, e ci dava dentro come un matto. Suonava il pianoforte e cantava come Nat King Cole e Charles Brown, e suonava anche il be bop sul sax alto come Charlie Parker. C'era anche un po' di Bud Powell nel suo stile al pianoforte. Assistetti a un intero set e poi mi presentai. Mi disse che si chiamava Ray Charles e fu amore a prima vista per entrambi. Avevo quattordici anni quando lo incontrai per la prima volta, e lui ne aveva sedici, e ciò che mi piacque, sia di lui che della sua musica, è che era indipendente. A sedici anni, Ray Charles era un uomo. […] Ammiravo il modo in cui faceva la spesa da solo, cucinava da solo e si lavava i panni. Lo guardavo attraversare la strada senza un bastone né un cane, evitare il traffico, fare gli acquisti, calcolare il resto, strascicare le scarpe mentre saliva sul marciapiedi, senza mai mancare un passo, e mi dicevo: “Accidenti, se lo può fare lui, posso farlo anch'io”. […] Ray era il mio modello, in un momento in cui di modelli ne avevo pochi. Capiva il mondo come io non ero capace di capirlo. Diceva: “Ogni musica ha la sua anima, Quincy. Non importa in che stile sia, devi esserle fedele”. Rifiutava di porsi dei limiti»
("Q: The Autobiography of Quincy Jones", Three Rivers Press, 2002)
Source: jazzit.it
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reverieact · 5 months ago
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* MISION #011: Every breath you take, they'll be watching you...
LOCACIÓN: Cayo Castaway. FECHA: 29 de junio al 3 de agosto de 2024. ¿tienes alguna duda? VISITA EL CALENDARIO (ON ROL).
Después de una semana navegando por las aguas cristalinas del Mediterráneo, el crucero de Disney finalmente ancla en un paraíso mediterráneo: Cayo Castaway. El sol brilla intensamente, reflejándose en las aguas turquesas que rodean la isla privada, creando destellos de luz que parecen bailar sobre las olas. A tu alrededor, los demás estudiantes de la academia, vestidos con ropa ligera y cómoda, se preparan para desembarcar, emocionados algunos días donde no haya trabajo y misiones en las cuales pensar.
El aire está impregnado del aroma salado del mar y el sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla se mezcla con el bullicio de los pájaros exóticos que habitan la isla. Las palmeras se mecen lentamente bajo la suave brisa, ofreciendo una bienvenida cálida. A medida que alcanzas la playa, descubres un grupo de profesores esperándote para darte la bienvenida. Crystal, Seoyeon, Samuel y Piers, están reunidos bajo una pérgola de madera adornada con flores.
—Bienvenidos a Cayo Castaway, aspirantes —exclama Crystal, sin rodeos, con su habitual seriedad y enfoque directo.—. Por los próximos cinco días, esta isla será el escenario de las próximas pruebas de habilidades físicas y mentales.
Seoyeon, siempre meticulosa y cuidadosa al hablar, toma la palabra a continuación. Sus ojos brillan mientras mira a los estudiantes.
—Para esta ocasión, nos dividiremos en dos únicos grupos. Las mujeres, serán coordinadas por la profesora Somsri y yo,—explica con delicadeza—. Mientras que los hombres, se encontrarán en las manos de los profesores Jeong y Campbell. Aunque los detalles se les brindará a lo largo del día, les prometemos que habrán evaluaciones para todes, independientemente de sus fortalezas.
—Es por eso que consideramos que este entrenamiento no sólo es una prueba de sus habilidades, sino también una oportunidad aprender cómo poner en práctica nuestras fortalezas para beneficiar a nuestros grupos,—dice Samuel, con su voz grave y poco seria—. En otras palabras: trabajo en equipo.
Finalmente, Piers, con una sonrisa sarcástica, cierra la bienvenida con su estilo jocoso.
—Disfruten de la belleza de este lugar y de la compañía de sus compañeros —dice con un guiño—. Sabemos que están aquí porque tienen el potencial para ser grandes detectives. Como diría mi estimado Samuel, un buen detective debe estar preparado para todo… menos para el movimiento del barco, claro, —con una carcajada franca se aparta algunos pasos de Samuel, quien muestra una sonrisa tensa y agotada.
No era secreto para nadie que el viaje en crucero le había obligado a ausentarse algunos días, se rumoreaba que a causa de mareos recurrentes.
—Como decíamos, —retoma Crystal, carraspeando con fuerza, mientras Seoyeon niega suavemente con la cabeza a su lado.— Acompáñennos. Todavía es temprano y no podemos desperdiciar tiempo.
Sin más les dio la espalda, esperando ser acompañada por todes, y desplazándose hacia un camino surcado por vegetación y palmeras altas. Desafortunadamente para algunos, todo aparentaba que no podían bajar la guardia todavía... Pero estaban en todo un paraíso en tierra, ¿qué tan fuertes podían ser las evaluaciones en un lugar así?
OOC.
¡Bienvenides sean a Cayo Castaway!
Antes de la última parada del crucero, fueron invitades a subirse a un barco más pequeño, y que también podría aumentar un poco el mareo de les aspirantes y profesores, para comenzar su camino al nuevo punto de la misión.
En la isla, se alojarán en el prestigioso Cayo Castaway Resort, que se divide en dos grandes áreas gemelas: la este y la oeste. Mientras que los chicos se alojarán en el este, las chicas utilizarán el área oeste. ¿Por qué esta separación? Nuevamente nos enfrentaremos a la guerra de géneros.
Los profesores quieren su revancha, están molestos después de los últimos resultados en Finlandia. Por lo tanto, también por fines tácticos, no se pueden sorprender hombres en el área de las mujeres ni viceversa, sólo podrán encontrarse en espacios comunes, que precisaremos en las locaciones para rolear.
Además, no sólo deberán hacerse cargo de armar una estrategia de ataque, también deberán aprender a subsistir, incluso en medio del lujo. ¡Estas no son vacaciones! Actualmente, el resort está completamente vacío, por temporada los trabajadores se encuentran de vacaciones. Así que deberán hacerse cargo de la limpieza y la cocina como equipo, ¡esperamos que sepan repartirse estas tareas! Habilitaremos dos grupos de Discord, uno para chicos y otro para chicas, donde podrán organizarse para enfrentar la dinámica.
La misión esta vez constará de dos partes: una de lógica/estratégica y otra física. Durante los siguientes días, daremos una narración del campo de batalla, 10 personas por equipo deberán responder un formulario referente a la información que les entregaremos. El promedio que obtengan, constará del 50% de la nota final.
Por otra parte, la dinámica física será a través de dados por Discord, donde 10 aspirantes deberán usar sus habilidades motrices para enfrentarse en una guerra de pintura (Paintball). El puntaje que obtengan corresponderá al 50% restante del puntaje total.
Por esta vez, y debido a su desempeño, absolutamente todes tienen las mismas comodidades respecto a sus habitaciones. Una habitación amplia individual con vista a la piscina del Resort.
Podrán ambientar sus interacciones en alguna de las siguientes localidades.
Piscina: Pueden relajarse en una de las reposeras del Resort, también compartir algún trago del bar libre habilitado (¡qué no te descubran los profesores pasade de copas!). Podrán nadar, descansar, compartir alguna comida en una zona común lejos del bullicio que son las habitaciones. Cuidado con el sol, dicen que está pegando más fuerte que nunca últimamente, ¡a echarse protector antes de sumergirse en el hermoso paisaje! Es bueno, en ocasiones, mezclar un poco de trabajo con placer.
Laguna artificial: Durante la mañana, la tarde o la noche, dicen que las caminatas por la laguna artificial son simplemente maravillosas. Se escuchan los pájaros nativos cantar a todo pulmón, el sonido del viento contra las palmeras y el correr del agua entre las rocas y las dos cascadas artificiales que armaron a los costados. La naturaleza también puede ser imitada, esta laguna logró hacerlo a la perfección.
Playa: ¡No hay nada como la arena y las cálidas aguas! ¿No es así? Tendrán a su disposición algunos artículos con los que podrán disfrutar de su estadía, una heladería de la que pueden sacar lo que se les plazca, ¡no olviden dejar nuevamente todo en su lugar! Si prefieren relajarse con una vista maravillosa, hay reposeras repartidas por todos lados, pero no olviden echarse bloqueador.
Multi canchas: Hay cuatro multi canchas habilitadas para su uso, una de baloncesto, una de tenis y dos de fútbol (una abierta y otra cerrada). La cancha de fútbol abierta será utilizada para probar los instrumentos de Paintball, así pueden ir soltando la mano antes del enfrentamiento final. A su disposición tendrán todo lo que necesitan para jugar algún partido amistoso (de fútbol, tenis o baloncesto) o para practicar un poco su puntería. No olviden avisarle a los profesores cuando se acaben las bolas de pintura.
Mirador: Sólo deberán caminar algunos kilómetros para encontrarse con un mirador insertado en medio de la naturaleza. Al otro lado de la isla, donde quizás les toque enfrentarse entre equipos, podrán ver cómo las olas rompen contra algún roquerío o el mar avanza sobre la arena a sus pies. Pueden bajar a tocarla, mirarla desde lo alto o continuar su paseo.
Zona de deportes acuáticos: A un lado del mirador, se encuentra la zona de deportes acuáticos, donde podrán sacar motos acuáticas para disfrutar de un paseo por el mar. Pueden rodear la isla si lo quieren, hasta llegar a la zona de residencia, no olviden regresarla al día siguiente a su lugar. ¿Qué mejor para conocer el campo de batalla que mirándolo con tus propios ojos? Aunque sea desde fuera.
TIPO DE STARTERS: Starters abiertos.  CÓDIGO DE VESTIMENTA: Ropa veraniega. DURACIÓN DE LA ACTIVIDAD: 10 días, finalización 5 de agosto.
Durante esta actividad tendrán la posibilidad de abrir dos (2) starters privados, para hacerlo deben tener al menos seis threads activos. Además, podrán rolear dos (2) flashback de quererlo.
¡Les invitamos a compartir Las vestimentas de sus personajes y todas las ediciones que deseen! Además, recuerden mantener sus asks con los anónimos desactivados, para evitar situaciones desagradables.
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rubimoon45 · 1 month ago
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Bonten´s influence
-Sanzu Haruchiyo x fem!reader
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/ If you want to read it, you can translate it into English or another language /
Words: 5.510
Synopsis: She is Mikey's girlfriend. It's not the best situation, but it's still better than being alone, right? In the end, the best option is to stay with the strongest and the one who loves you... Is that true?
First chapter, second chapter, thrid chapter, four chapter
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Mikey nunca la habría engañado. Pero tal vez eso estuviera en el pasado a aquellas alturas. O en lo más profundo de su corazón en cuanto a lo que ella respetaba.
Una vida de emociones y amor no se comparaba con el agobio y el desprecio de la persona en la que se hubo convertido hace unos años. Un corazón oscuro y putrefacto que consumió al justo y leal a sus ideales. Diez años. Le había costado diez años convertirse en quien era ahora. El líder de la banda criminal más poderosa de Japón. El líder que todos esperaban. El amante que ella, de alguna manera, había amado con lealtad hasta que sus palabras frías la devolvieron a la realidad amarga que era su vida.
«-Te quiero. Tengo compromisos que atender»
Compromisos como los negocios de Bonten. Las armas los traidores,... Todo lo que envolvía a Bonten era la oscuridad de la sociedad. Lo que no aparecía directamente en las noticias. Solo una cuarta parte de lo que realmente era toda esa empresa. Y su compromiso con otra mujer que no era ella. Una mujer deslumbrante, no mayor ni menor que ella, de hermosa sonrisa y un aura tan blanca que hasta el hombre más cruel del mundo podría estar con ella a su lado y pensar que eran la pareja idea.
Y luego estaba ella. Con una gafas negras que ocultaba las sombras de las noches sin dormir y ropa que destacarían en ese lugar sagrado. Se había intentado arreglar solo por no destacar y no parecer una desesperada en un lugar que en teoría tendría que revosar alegría y esperanza. ¿Y su esperanza? ¿Y sus oportunidades? Casi diez años gastados con una persona, respirando su aire y ahora solo eran promesas vacías que todavía inundaba su corazón. La esperanza era lo último que se perdía. Eso decía el refrán; uno que un estúpido habría creado para no ir por el camino rápido en su época. Tal vez pensar en cosas de ese estilo no fuera tampoco lo adecuado en un lugar tan sagrado con aquel. La iglesia decorada y deslumbrante poco contrastaba con el vestido de novia, blanco e impoluto, con un cinturón dorado en la cintura y un largo velo sujeto por varias niñas vestidas de rosa pálido y sonrisas.
Nada de tradicional. Solo una boda formal que la novia pudiera lucir en sus fotos con sus amigos. Eso era lo que él le había explicado cuando después de una noche en casa de Mikey lo había visto organizando la boda. ¿Podría haberle dicho en ese entonces que no lo hiciera? ¿Que se fuera con ella y dejase todo atrás sin compromiso alguno? Era el hombre más poderoso del país. Podía hacer cualquier cosa que quisiese y tomar lo que deseara. En vez de eso, se tragó su orgullo y le recomendó un juego de jacintos y lirios para los ramos de flores de los bancos y una cita en latín para el interior de los anillos. Luego, habían hecho el amor otra vez. Como si nada.
«Idiota»
Los Haitani. Ran, el mayor, y Rindou, el mejor unas cabezas más bajo pero de expresión más seria. Ambos con trajes de dos piezas a juego al lado del novio. Mikey decía que eran leales aunque siemroe hicieran broma de absolutamente todo lo que vieran. Nunca los había entendido. Ni pensaba hacerlo, pero de alguna forma era gracioso verlos en esa situación que cualquiera codiciaría. ¿A ella tal vez? ¿En su boda? Imposible. Era poco probable. El amor de su vida se estaba entregando a otra convirtiendola a ella directamente en la tercera persona. ¿Acaso había existido alguna vez un "ellos"? Más preguntas sin respuesta. Cuando había recibido la invitación me habían dado ganas de vomitar solo con la caligrafía elegante de su nombre en negro y las letras en dorado de la pareja.
Una burla.
Pareciera que se estaban riendo de ella de la forma más cruel. «Entonces sí que tenían un humor» , se dijo después de posarla en una zona visible de su casa. Pero del más cruel. Los hermanos Haitani podían meterse su humor por donde les cupiera.
A mitad de la ceremonia se marchó, incapaz de ver cómo ambos tomaban los votos de santo matrimonio y se colocaban las alianzas. Otra promesa de amor eterno. ¿Podría cumplirla esta vez con una mujer como ella? ¿Podría no traicionar a esa mujer o llevarla por el mal camino...como a ella? Sus pasos hicieron eco por debajo de los juramentos. La puerta abierta de la iglesia iluminaba el final de la nave. Fuera, el tiempo la saludaba irónicamente con su cielo despejado y viento apenas revoltoso. La gente fuera de la iglesia hablaba relajada y con sonrisas felices por la celebración. ¿Debía unirse a las conversaciones, y hablar de la felicidad que traía ese enlace pese a lo que se dejaba atrás y el daño irreparable? ¿O ignorarlos y marcharse directamente a su casa a seguir con la monotonía que ahora sería su vida? Traite. Aburrida. La amante de él que se quedaba con las migas.
-No deberías estar aquí.
-¿Y tú si, perro?
Sanzu Haruchiyo. El perro fiel de Bonten. El número dos de Bonten. La razón por la que Bonten era peligroso cuando Mikey relegaba su poder un tiempo y no quedaban vacíos en la organización. Lo había conocido hacía un tiempo. Y ahora
-Patética. No pintas nada aquí.
Lo era. Y sabía de primera mano que tendría que haberse quedado en casa. Pero no quería quedarse sola en ese gran apartamento que ahora era sola y exclusivamente suyo. Otra broma mala. Regalarle un apartamento donde vivían y eran en grandes términos felices. Una parte de ella se preguntaba si vivirían en el apartamento oficial de Mikey, donde de escondía cuando quería estar solo y hundirse en su miseira. Conocía la ubicación, pero ir o intentarlo era un error. Uno de los malos.
Él, con su traje de tres piezas rosa, a juego con los mechones lisos de su pelo largo por debajo de los hombros. Y ella, con unas gafas que tapaban la vergüenza a la que se había visto sometido dos semanas antes y un vestido blanco con flores rosas, amarillas y verdes. La diferencia estaba clara, desde el estatus hasta la situación de sus vidas. Solo conocía a Sanzu de unos años, pero nunca habían hablado más de dos palabras y siendo monosílabos. Y no con ese aspecto. Lo normal en él era verlo frunciendo el ceño, con un arma de fuego o la katana que siempre solía llevar colgada del hombro.
-Que te den, perro -le dijo, y apretó el asa de su bolso antes de volver a caminar.
Pero en el fondo sabía que sí era patética.
-¿Sabes a dónde se van de luna de miel el jefe y su señora?
Señora. El nombre oficial que la reconocía como pareja de Mikey. A ella únicamente la llamaba mocosa o lastre, pero lo cierto era que nunca le había hecho nada. Nunca hablaban, así que poco podía haberle dicho para ofenderlo, o se miraban. Los dos hacían como si el otro no existiera.
-Maldivas y Bali. Pasarán la noche en la residencia del norte antes de marcharse -dijo, instantáneamente. Conocía cada una de las escalas del viaje porque prácticamente lo había diseñado ella. Otra idea idiota que se le pasó por la cabeza en vez de comerse la cabeza varias noches.
-Asombroso. ¿Quieres una recompensa?
-¿Es que vas a irte con ellos? Vaya perro fiel que eres.
La sonrisa burlona de Sanzu se convirtió en un ceño fruncido. Debía de estar aguantándose las ganas de lanzarse a por ella y ahogarla con sus manos desnudas en ese mismo momento. Ahora tenía todas las de ganar, si es que siempre había querido hacerlo. Ya que no era nada.
-No tientes tu destino -escupió. Las cicatrices de sus comisuras se fruncieron en su piel, contrastando con la suave piel del resto de su casa. Los ojos azules verdosos la miraban con desprecio-. No eres nadie. Nadie.
Una parte de ella quería gritarle que era un idiota arrogante. Y otra echarse a llorar como llevaba haciendo varias noches desde que le dejó claro a Mikey que no iba a ser la tercera persona y la que se comiese la culpa si los descubrían. Se negaba a eso. Volvió brevemente la mirada al interior de la iglesia, apretando las manos en puños. Después de la boda, irían a la recepción a agradecer a los invitados haber venido. Y luego al banquete, y luego... La maldita luna de miel. Primero irían a la casa en el norte, donde pasarían la primera noche juntos, y luego a sus vacaciones en las islas vacaciones que ella había elegido. ¡Ella! Esa era su boda soñada, con el hombre que una vez había amado y que ahora se estaba entregando a otra mujer por una estúpida.
Le daban ganas de vomitar. De entrar en ese estúpido lugar de nuevo y gritar la verdad, de confesarlo todo. De confesarle a esa chica los años que había lanzado a la basura. También una parte de ella que no sabía que existía se contenía para no ir a desearle todo lo malo que le pidiera pasar como venganza personal. Incluso si eso le costaba la vida con toda la seguridad que había en ese lugar y que protegían la zona de cualquier peligro. La boda del jefe de Bonten.
-Vuelve con tu jefe, perro -le respondió, finalmente-. Tal vez te lleve con él.
-Y tu vuelve a tu cueva, perra. Yo no necesito abrirme de piernas.
-Eres repulsivo.
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Mikey la hubiera protegido de todo. Eso le decía cuando se despertaba llorando después de una mala noche y le veía mirando por la ventana de ese enorme apartamento en lo alto de la ciudad. También odiaba verla llorar, si bien de alguna forma era el primer en crear esas lágrimas.
Cuando Bonten nació, primero era una banda que tenía que alzarse en la cima derrotando a los que ya estaban en ella. Era un peligro y un reto, pero no un problema para Mikey. Su hermano Shinichiro ya lo había conseguido y dejado el camino allanado... Por lo tanto, Mikey había conseguido el sueño de su hermano mayor de una forma retorcida y que Shinichiro nunca hubiese querido. Todo a partir de la muerte de Izana, de su hermana Emma y de que todos sus amigos de la infancia se hubieran vuelto contra él.
Los recuerdos dolorosos se amontonaban en ese lugar. Ese apartamento que una vez habían compartido se sentía vacío como si nadie lo hubiera habitado. Se limpió la cara en el lavabo por segunda vez, apartándose el sudor que le empapaba la piel por las pesadillas. Una cara poco reconocible le devolvía la mirada en la penumbra de ese baño; oscuras ojeras y los lagrimales hinchados de tanto llorar eran un recordatorio horrible a la clase de persona en la que se había convertido por culpa de un hombre. Cerró el frigo del agua y salió del baño, apagando la luz del baño a su camino, arrastrando los pies por el estrecho pasillo del apartamento. El vacío que Mikey había dejado en ella se extendía al apartamento. Había tirado a la basura todo objeto que le recordase a él, desde imágenes juntos hasta el más insignificante detalle que hubiera tenido con ella.
Las luces de la ciudad iluminaban el resto de la casa. Se preguntó cómo estarían pasando la noche de bodas, y si habrían llegado ya después de haber tenido que agradecer a todas esas personas su enlace. O si compartirían cama. Con ese mal sabor de boda se sentó en la cama, con vistas a la ciudad y los edificios circundantes. Una vez le había prometido que la amaría y respetaría en todo lo que pudiera. Supuso que ese "pudiera" significaba que se detendría cuando se casara con otra persona que no fuera ella. En una de sus pesadillas se había visto a ella misma probándose vestidos de novia y planeando su propia boda con una sonrisa en los labios; en teoría era un sueño, pero para ella era eso, una pesadilla. En otra, se veía obligada a presenciar la boda una y otra vez. Y las palabras del perro fiel de Mikey acechándola.
«-Y tu vuelve a tu cueva, perra. Yo no necesito abrirme de piernas», le había dicho Sanzu antes de marcharse.
Supuso que esa era su cueva. Y lo que quedaba de haberse abierto de piernas con la persona que amaba y entregado toda su vida por y para él. Se pasó otra vez la mano por la cara, para despejarse de esos pensamientos, como si fuera tan fácil apartarlos. Los consejos sobre rupturas dolorosas decían que lo primero que debía hacer era alejarse de él, y de todo lo que respectaba. Como si fuera tan sencillo. ¿Quién era el estúpido que decía eso? Una persona que nunca se había enamorado ni mucho menos entregado en completo.
Suspiró. Y miró a cualquier otro lado que no fuera un recuerdo. Pero todo estaba plagado de eso. Si tan solo pudiera recuperar el tiempo perdido... Los ojos le empezaron a escocer y la nariz a picar, otro mal recuerdo. Apoyó la cabeza en la almohada. Una cama enorme para ella. Y una casa todavía más grande. ¿Cuándo volvería a ser la misma? Se quedó pensando un rato. ¿Alguna vez ella habría tenido una personalidad además de ser la amante?
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Mikey estaba acostumbrado a juntarse con esa clase de personas desde que era niño. Desde los amigos de su hermano hasta los suyos propias. Solía contarle las aventuras de Baji y su afición a quemar coches cuando era un niño, como un recuerdo que seguía acompañándole.
Tal vez fuera por eso que Sanzu Haruchiyo era su segundo al mano. Su perro más fiel. Su compañero más leal. La persona a la que llamaba cuando se le acababa la medicación contra las pesadillas y que conocía la contraseña del lugar donde vivían. No entendía cómo una persona podía estar dispuesta a vivir por y para una persona sin nada a cambio. Al menos en su caso, la recompensa de todo el amor de Mikey era permanecer con él y saber que siempre tendría un hombro en el que apoyarse. Fuera lo que fuese. Llamadas en la madrugada cuando no dormían juntos. Citas esporádicas a cualquier lugar. Conversaciones por teléfono hasta que uno se quedaba dormido. ¿Qué tenía Sanzu a cambio de la atención de Mikey? ¿Era eso suficiente para una persona como él, sin corazón y siempre con la mirada perdida por las drogas?
¿Por qué hablaba de Sanzu? Porque el desgraciado estaba en la puerta de su gimnasio fumando como si nada. ¿Qué demonios hacía el seguidor fanático de Mikey ahí? ¿Ahora iba al gimnasio? Entendía que ningún superior de Bonten necesitaba apuntarse clases de ese estilo. Y menos de pilates como iba ella ahora. ¿Qué demonios hacía ahí, entonces? Sin dejar de caminar, se acercó a la puerta de cristal en la fachada del edificio. Sanzu por fin pareció percatarse de ella, y sus ojos claros se posaron en ella aún con el cigarrillo en los labios, sin apartarlo.
-Anda, mira quién está por aquí: la zorra del jefe.
-Anda, mira, un perro sarnoso -respondió siguiendo su burla, pero sin meterse del todo en su juego porque fruncía el ceño y apretaba las manos en el picaporte de la puerta-. ¿Vienes a clases de adiestramiento?
-Tu humor es una mierda.
-Peor es lo que te metes en el cuerpo
Las cejas rubias de Sanzu se apretaron con ese comentario. Genial. Había conseguido calarle y ahora estaba enfadado. Y lo iba a pagar con ella por ser una bocazas.
-¿Te crees muy lista, no? La chica que consiguió ligarse al jefe solo con su bonita cara y su bonita personalidad -respondió, sin apenas cambiar el tono de desprecio que siempre tenía reservado-. Solo eres una idiota más del rebaño.
Ella frunció el ceño. Seguía siendo un desgraciado. Un imbécil seguía siendo un imbécil en un marco de tiempo corto. Iba a abrir la puerta, pero entonces alguien tiró para dentro de ella y la obligó a hacerse a un lado. La sangre pareció congelársele a pesar del calor que hacía en el exterior. Era ella. Con ese aura tan despreocupada y sin sencilla que había visto en las fotos antes de la boda y en persona. Y ahí volvía a estar... Con ropa de deporte y las mejillas redondas sonrojadas. Algún mechón de su coleta salía del agarre, pero seguía manteniendo ese aura tan característica de persona.
-Ya he... Oh, ¿estás ocupado? -preguntó, e incluso su tono de voz sonaba dulce y mucho mejor que el de muchas mujeres. Inclusive el suyo. Apretó la mandíbula.
-Sube al coche -le respondió Sanzu, para su sorpresa, con el mismo tono que usaba. Al menos en eso nada cambiaba. También odiaba a la esposa formal de Mikey. Una extraña sensación le recorrió el cuerpo, empezando por el estómago-. Nos vamos.
Los grandes ojos de la chica se abrieron ligeramente. Sin decir nada, sus piernas cortas pero delgadas envueltas en mallas de deporte la llevaron a un coche pintado de negro aparcado no muy lejos, con dos personas vestidas a juego esperando. El tratamiento de un miembro de la aristocracia... Eso quedaba ya tan lejos...
-No te habías hecho esperanzas, ¿no? -se burló él al ver que la seguía con la mirada sin pestañear-. Pensando que Mikey iba a hacerte caso ahora que tiene a alguien con él.
Ella le miró sin decir nada. Intentando no expresar con su mirada y sus gestos lo que realmente se le estaba pasando por la cabeza en ese momento. ¿Y qué si lo hubiera pensando? ¿Cambiaría algo a aquellas alturas? Iba a burlarse de ella dijera lo dijese, así que mejor era guardar silencio a verse humillada de nuevo y arrastrada por el fango. El amargo recuerdo del pastel de boda en su cocina fue la gota de colmó el vaso cuando regresó hacía unos días al apartamento, después de haberse pasado por la tienda conveniencia a comprar unas compresas de emergencia, y la nota escrita a mano en la que Mikey le recordaba que podían seguir siendo amigos y pilares el uno para el otro. ¿Se estaban todos burlando de ella? ¿Era ahora el hazmerreír de Bonten? ¿El nuevo juguete del que podían tirar hasta destruir? Conocía la historia de una chica que se había envuelto con uno de ellos románticamente, y su destino fue peor que haberse enamorado tontamente de un ejecutivo peligroso de una banda criminal. La noticia salió hasta el las noticias, tratado como un suicidio.
¿Eso iban a hacer con ella cuando se cansaran de burlarse de ella? ¿Mikey iba a permitir que la sacaran de juego por todo lo que conocía de Bonten? Primero la consolaba y luego la apartaba de en medio. Típico de Bonten hacer eso.
-Niña idiota. ¿No te ha hablado de su luna de miel?
Lo cierto era que podría haberlo intentado. Si siquiera. Y conseguido que le llegase el mensaje por un medio u otro. Pero no había recibido nada. En esa semana había estado demasiado distraída buscando un nuevo hogar y una nueva vida. ¿Por qué necesitaba saberlo? Posó los ojos sobre la figura erguida de Sanzu.
-¿Qué tengo que saber? -preguntó, con casi un hilo de voz que salió grave.
Aquella pregunta solo hizo que la sonrisa cruel de ese tipo apareciera. Las cicatrices le daban un aspecto más sádico del que probablemente buscaba... O no. Con esa persona nunca se sabía. Tal vez fuera colocado y no se había percatado todavía de lo acostumbrado que estaría su cuerpo a esas sustancias.
-¿Quieres saberlo?
-¿Algo le ha pasado a Mikey?
-Bueno, las parejas casadas tienen que ser felices, ¿no?
Tuvo ganas de darle un puñetazo. Pero se contuvo. Primero porque no tenía la fuerza para conseguir sacarle algo, solo para enfurecerlo y que se la devolviera.
-Las mujeres ya sois débiles, pero ella... Pobrecita. La criada me ha dicho que se ha despertado vomitando -comenzó a decir. El estómago se le tensó con esas palabras, con el doble significado que traían consigo y que él disfrutaba soltándolas por su enorme boca-. Tal vez ya esté esperando su primer hijo.
La idea de que esa mujer pudiera estar embarazada a aquellas alturas le revolvía el estómago. Y le hacía preguntarse cosas que nunca se le habrían pasado por la cabeza de vivir en un mundo normal y tener una relación común. Se dedicó a pasar por su lado, no sin antes golpearle el hombro contra el suyo para apartarlo, y entrar en el edificio. Mientras dejaba a Sanzu atrás, avanzando por el pasillo con pósters de motivación y entrenamiento de músculos, no pudo evitar preguntárselas.
¿Era eso posible? ¿Mikey iba a ser padre con una mujer que no era ella? ¿Cómo una persona podía tener tanta suerte? Había gente que se pasaba años buscando un hijo sin conseguir resultados. Y ahora podía resultar que en una semana ellos lo habían conseguido. ¿Era acaso eso posible, lógico...? Su mente se retorcía en el dolor que ya arrastraba consigo, y que Sanzu se había esforzado en despertar con sus sonrisas, comentarios y formas de desprecio.
Ni siquiera dos horas de ejercicio fueron suficientes para sacar esos pensamientos de su cabeza.
Ni siquiera haberse echado a vomitar en el lavabo de la casa pudo sacarle el dolor que tenía dentro.
Ni siquiera...
Nada podría sacarle de esa nube oscura.
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Mikey la hubiera amado. Ninguna de sus parejas anteriores la habían amado, solo usado para su beneficio en la escuela. Convertirse en el chico popular. Y en el instituto, como un título más. Cuando conoció a Mikey, se sintió como una bocanada de aire fresco. Se reía por ese entonces como nunca, cuando salía de clase y él iba a buscarla en su moto y se quedaban hasta las tantas hablando.
Hablaban del futuro, de ellos, de sus amigos, del pasado... De todo lo que una pareja hablaría. Draken a veces se burlaba de ellos porque estaban siempre junto, y al poco tiempo Emma, la hermana pequeña de Mikey, le regañaba por decir algo como eso en frente de ellos. Draken... A saber dónde estaría con ellos. Desde la muerte de Emma, Mikey cambió, y la muerte de Izana se había llevado lo que quedaba. Lo último que supo de ellos es que intentaron detener a Mikey antes de que se arruinara la vida, y lo único que se habían llevado era una paliza. A partir de ese momento, Mikey había cambiado. Comenzó a juntarse con los que ahora eran los ejecutivos más importantes de Bonten y a salir por las noches hasta que empezaban a aparecer los primer rayos de sol.
Esa tarde estaba en la tienda conveniencia de su barrio, buscando algo que comer lo suficientemente dulce como para compensar la falta que sentía en su pecho pero lo suficientemente sano como para no hacer que sus mañanas de gimnasio se tirasen por la borda.
Había estado mirando hacía unos días un piso nuevo. Para desaparecer y que Bonten no volviera a meterse en su vida. Y crear una vida nueva, si eso era posible. Ahora, ante otro obstáculo en su vida... Bueno, le quedaba avanzar y sobrellevarlo, ¿no?
-¿Solo vitaminas y...esto?
Miró durante unos segundos a la mujer que la atendía. Casi por instinto, agarró un paquete de chicles y lo puso sobre el mostrador. La mujer no dijo nada, y le cobró tan pronto como ella salió de la tienda con las cosas en una bolsa. El sudor empapaba su cuello y espalda.
El apartamento frío y con cajas por todos lados la recibió de vuelta. Otra burla, sin duda. Estaba sola, y a la vez se sentía observaba mientras dormía por ojos invisibles tallados en las paredes como recordatorio de lo desesperada que estaba por un poco de atención. Pensar en Mikey se había convertido después de un par de días más en una rutina más que para motivarla a desarrollar su vida, en un obstáculo a poder avanzar. En él y en su esposa. Sabía que Sanzu era un perro para Mikey y para todos, pero no pensaba que podía ser tan cruel como para hacerla vivir un infierno de primera mano. Había decidido desde el momento que tiró la postal y el trozo de pastel a la basura que superaría aquello costase lo que costara. Pero cada intento era peor al anterior, y así sucesivamente hasta que se volviera loca de la cabeza.
Dejó las cosas en la encimera de la cocina. Como era un apartamento abierto, sin paredes, era fácil ver todo lo que pasaba en la casa. A Mikey le había gustado el diseño porque decía que le gustaba tener todo controlado... Pero a ella, de alguna manera, eso le parecía una obsesión por el control que ahora detestaba. Además de ser totalmente innecesario a esas alturas. Tardó en darse cuenta de la carta que había sobre la mesa, con una flor encima y una llave. Distinguió la llave aparte del jacinto. Era la llave de ese apartamento. Se la estaba entregando como muestra de confianza.
«¿No podemos hablar las cosas? Aún no es tarde. Ven a mi despacho esta tarde y nos ponemos al día».
Verla. Quería verla. En su oficina de Bonten, no en su casa. Porque entonces entrarían los choques de intereses. No iba a llevar a su amante al lugar en el que vivía con su esposa. Su esposa embarazada, maldita sea. ¿Qué iba a decir si esa mujer los descubría en un lugar que estaba hecho para ser su hogar y el de su futuro hijo? «Hola, soy la amante de tu esposo y he sido su novia durante diez años. Estabas muy guapa durante la boda. Oh, y felicidades por la noticia». Solo empeoraría las cosas a como ya estaban. Supo que era cierto porque esa era su letra, la forma en la que escribía, que no había cambiado desde hacía años y a la que estaba acostumbrada a tratar, y no una broma. A no ser que alguien en Bonten supiera fingir la letra de su jefe o el cómo él la llamaba en privado, escrito al final de la carta.
Las ganas de vomitar regresaron. El estrés, la carta, Bonten,... La carrera al baño fue corta. ¿Alguna vez iba a desaparecer? La sensación de terror y pánico que la inundaba todas las noches porque conocía demasiadas cosas sobre una organización que controlaba el país antes que los políticos demócratas que aparecían en la televisión.
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Mikey consiguió que se odiara a sí misma por como era.
Sus ojos estaban clavados en la decena de artículos que su ordenador tenía abiertos y que solo convertían sus pensamientos en telarañas de letras y palabras sin contexto. ¿Podía sentirse más ridícula a parte de en ese momento? ¿Podía acaso decirle a alguien todo el dolor que se almacenaba en su corazón cuando no escuchaba la voz de Mikey o la forma en la que la tocaba?
Se frotó los ojos. ¿Eso podría solucionarle todos los problemas? Tenía el corazón roto, un trabajo que al menos le daba para comer y una vivienda digna, pero no para solucionar sus problemas sentimentales. ¿No era que el dinero te daba la felicidad? Otra frase estúpida dicha por un estúpido.
Bonten eran varios edificios. La mayoría, para despistar siendo oficinas normales con gente contrastada y que cobraban sus sueldos sin conocer de dónde provenía todo ese dinero que se ingresaba en sus cuentas bancarias. Los otros, los menos distinguimos, eran sedes donde trabajan los ejecutivos de verdad. Los lugares por los que se pasaban de vez en cuando. Por eso, cuando salió de casa medianamente arreglada, sin maquillaje y con una coleta que le sujetaba la espesa masa de pelo, supo a qué edificio en concreto ir.
Los Haitani también estaban ahí. El mayor de ellos sujetaba un papel cuadro y pequeño enfrente de su hermano pequeño, que parecía no muy contento con la conversación. A no ser que esa fuera su cara de siempre. A diferencia de otras veces, la expresión burlona de Ran no era otra más que una sonrisa y unos ojos relajados mientras le explicaba a su hermano lo que tenía delante. Nunca lo había visto así...de relajado. Y eso que su postura siempre era despreocupada como la de su hermano menor. Pasó ligeramente por el lado de ellos. De reojo pudo ver que era la fotografía de una mujer pelirroja y que sonreía a la cámara. El camino continuó como si nada.
En teoría, había más ejecutivos de Bonten. Pero la mayoría de ellos eran personas desconocidas para ella a pesar de conocer sus nombres. Así era su historia en Bonten. Conocer cosas y pasar desapercibida. ¿Iba a ser igual ahora? ¿Después de todo lo ocurrido? Todavía tenía que resolver una charla con los Haitani por la invitación a la boda.
De repente, Kakucho apareció enfrente de ella torciendo la esquina, mirando unos papeles que enseguida cerró al darse cuenta de con quien se topó.
-¿Todo bien? Tienes mala cara -le señaló, pero sin mencionar qué aspectos de ella estaban realmente mal o si solo era un comentario para pasar el rato.
-No me ha dado tiempo a comer todavía.
-Oh.
-¿Está Mikey?
Los ojos de ella se movieron hacia al puerta del despacho que conocía demasiado bien. Los ojos de Kakucho la siguieron, y por un momento, fue como si se arrepintiera de estar ahí.
-En teoría.
-¿En teoría? -preguntó, sin comprender a lo que se refería.
-Solo... -se aclaró la garganta, cubriéndose la boca-. ¿De verdad quieres verle?
Por un momento, en su cabeza aparecieron dos bandos. Uno le gritaba que se marchase de ahí todavía con la cabeza alta. Y otro, le suplicaba que entrase en ese despacho aunque fuera lo último que hiciera para explicarle todo lo que le estaba pasando. Lo cierto era que ya hacía tiempo que esos bandos estaban instalados en su cabeza, como una política polarizada que dependía de la opinión externa para comandar lo que después pasara por su mente después del primer paso. Se lamió los labios, apartando la mirada del despacho, posándola en Kakucho. Nunca se habría dado cuenta de que una persona como él estaba en Bonten para seguir lo que su amigo había empezado. Izana. El inicio de sus problemas. El inicio de todo ese infierno.
Su corazón latía fuerte en su pecho, martilleando como si fuera lo último que estuviera diciendo como advertencia. Su corazón, roto y aplastado como si no fuera nada. Usado y tirado a la basura después de diez años de entregarse a una persona que ahora no tenía ni tiempo ni ganas para verle la cara. Ni una llamada. Nada.
Uno de sus pies fue el primero en echarse para atrás. Luego, el otro. Las lágrimas amenazaban con derramarse. Incluso en ese lugar. Casi podía sentir sus sonrisas depredadoras sobre ella, a pesar de que en ese momento, para su sorpresa, nadie sonreía. Un juguete de Bonten, ya destrozado, no les daría el placer de verla hundirse todavía más en su miseria. En dejarles ver la parte desesperada de su interior que quería recuperar a la persona que todavía seguía amando. Primero, apretó los puños y los labios, conteniéndose, apenas pudiendo decir una palabra... Y luego finalmente una de sus manos hurgó torpemente en el interior de su bolso. Chicles, tabaco, el mechero, las llaves de casa, del coche,... Ahí estaba. Un boli. Arrancó de la pequeña libreta que siempre llevaba para anotar sus pensamientos un trozo de papel que comenzó a escribir. La frustración le invadía el cuerpo.
Cuando acabó, se lo dio a Kakucho.
-Dáselo a Mikey cuando termine. O no -dijo, y de repente se arrepintió sintiéndose una estúpida que se arrastraba por cualquier cosa o persona que entraban en su vida-. Me da igual, la verdad, lo que hagas con él.
Cuando pasó por su lado, los hermanos Haitani volvían a ignorarla. Ran hablaba y Rindou le escuchaba, pero la realidad era que habían estado atendiendo a la conversación desde el primer momento que entró por el ascensor. La vergüenza se la llevaba consigo, incluso caminando rápido con esos estúpido tacones de marca cara... De repente, se detuvo en seco, antes de llagar al ascensor. Regalos in��tiles y memorias que se la llevaban a lo más profundo de sus recuerdos. Cosas que no necesitaba ni volvería a usar porque quería olvidar. Y, aún con esas, ella seguía pensando en Mikey y queriendo verle. En un gesto despreocupado, y casi agresivo por la forma en la que se quitó los zapatos, los tiró a la papelera más cercana.
Bajando las escaleras, fue la primera vez en días de amargura que se echó verdaderamente a llorar.
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notasdeuncuervo · 10 months ago
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Avance mucho OP (aunque apenas ando en el arco de Whole Cake Island), y no sé, revivieron mis ganas de crear OCs. Entonces sí, a continuación mi OC para One Piece, Hope Bennett.
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Acá cómo se ve en la primera parte de OP. Vestuario usado cuando el clima es más fresco. Tarde me di cuenta de que tengo que pensar también en su traje para el clima más caluroso (*ríe para no llorar)*.
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Hope + Luffy. Él le habla sobre la carne y ella le presta mucha atención, mientras compara a Luffy con el sol. Boceto rápido para tratar de dibujar a Luffy y practicar pintar en blanco y negro.
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Sobre Hope para quien le interese leer: 
1. En personalidad, es directa y no tiene vergüenza. Es muy calmada y por su modo de crianza, solo sabes cómo se siente por sus ojos, ya que las expresiones de su rostro se mantienen en su mayoría sin ningún cambio. Su usual cara seria puede ser intimidante para aquellos quienes apenas la conocen. 
2. Su fruta del diablo la llamé: Fruta Beso Beso. Sí, en español porque no sé japonés. Su poder es básicamente curar a las personas con besos, en futuros escritos voy a explorar más los límites y contras de su fruta. Quise darle una del tipo curativo, porque en OP hay pocas así.
3. Hope choca con Ace mientras éste junto a Sabo y Luffy andaban por Gray Terminal, y así se hacen amigos. 
4. Su estilo de ropa de niña y adulta es muy diferente debido a su padre. Cuando Hope nace, su madre muere, su padre siempre le tuvo resentimiento por eso, para él hubiera sido mejor que su esposa viviera. Como Hope se parece a su madre, el padre de ella la vistió como niño y trató de obligarla a vivir como hombre. Con el tiempo y más independencia, Hope deja atrás a su padre y empieza a vestirse y ser como ella quiere.  
5. Mi crush con Ace influyó mucho en su creación. Entonces sí, sutilmente emparejo a mi OC con Ace. Todo el mundo sabe que le gusta Ace y ella lo admite sin más, vive tranquila con sus sentimientos y en general no actúa para ser pareja de él, ya que ser solo amigos le parece genial.
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hazbinhotel-realhell-au · 3 months ago
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Angel Dust🕸️
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Araña mafiosa y actor famoso de p⭐rn0 del infierno
Angel nació de una familia Mafiosa pero el prefería una vida llena de adicciones , fue manipulado y engañado por Valentino para trabajar para el , busca el Hazbin solo para despejarse de Valentino aunque al final del día tiene que simpre regresar a ese escenario...
Nació en 1917 y falleció en 1947
Si ropa está basada en una mescla entre ropa masculina y femenina de los '40
Ama el maquillaje y la ropa femenina
Le gusta Husk aún que ama más molestarlo y jugar con el
Lo que párese dientes negros son Quelíceros dónde almacena su veneno
Angel es capas de generar veneno que es capas de paralisar
Su color favorito es el rosa
Apesar que sea hombre no tiene los colores ( negro y rojo ) de los machos de su familia sino el color de las hembras (rosa y blanco ) posiblemente por que se identifica más o le gustaba verse como mujer
Estilo de la serie =
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psicotaipan · 4 months ago
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Ahora navegas de nuevo
En memoria de José María Sánchez Pardo
“El que sabe caminar bien, no lucha. 
El que sabe luchar bien, no se irrita. 
El que sabe vencer bien no combate. 
El que sabe ser fuerte se mantiene abajo.”
Proverbio del estilo Hung Gar de Kungfu.
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  Sucedió ya hace semanas y he tratado de dejar el asunto en salmuera, porque no era capaz de escribir dos palabras a derechas sin que se me cayeran las lágrimas. Pensé en dejar pasar un tiempo. Y a trompicones, a ratos sueltos, de mala manera, mientras pasaban las vacaciones e iba escribiendo algunos cuentos, he ido pudiendo terminar éste texto.
    José María Sánchez Pardo, miembro histórico de la Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica (TERMA), camarada de tantos, y uno de los mejores amigos que tendré jamás, falleció el pasado 5 de agosto mientras dormía la siesta.
    Falleció tranquilo, no se despertó, una muerte que todo el mundo firmaría, si no fuera porque se fue demasiado pronto.
    Me tuve que volver desde la sierra, roto, cuando me enteré por wathsapp. No podía ni vestirme, no podía encontrar la ropa, sujetar nada con las manos, no podía mantenerme en pie, no podía creerlo.
    Dicen que cuando una persona ha cumplido su plan de alma, sencillamente se marcha.
    Y no me cabe duda de que Pepe cumplió su plan e hizo lo que había venido a hacer a este mundo.
    Estamos ante otro Maestro del Buen Vivir.
    El hombre de abril. El Maestro de la risa estruendosa, del saber estar y del aplomo.
    Una de las lecciones que aprendí de él fue la de vivir con entereza.
    Suceda lo que suceda, no pierdas la dignidad. He tratado de seguir ésta enseñanza. Digno y entero, aunque a veces te estés cayendo a pedazos. Ya habrá tiempo de dolerse, pero ahora toca vivir, "Adelante con los faroles", una de sus frases habituales.
   Pepe era un relámpago de vida en un mundo de personas apagadas.  No he conocido a un tipo con mayor capacidad de dar y de darse a los demás, de sostener a sus semejantes  en momentos de zozobra.
    Siempre estaba ahí, cuando tu mismo no podías sostenerte.
    Y alguna vez yo no pude, y él estuvo.
    Pepe era un mago de la generosidad y la entereza. Encajaba los desaires, los desplantes y rechazos de la gente vulgar, con una elegancia olímpica.
    Se mantenía firme, se mantenía digno y en pie.
    Era un hombre de corazón inmenso, intenso, emocional y expansivo.
    A veces muy caústico. A veces letal con las palabras.
    Era y Es (y digo es, porque el alma inmortal se resiste a la idea de la finitud y estoy convencido de que volveré a verle) un gigante en zapatos de hombre mortal e imperfecto.
    Tuvimos algunos desencuentros. Unos años duros en los que se me complicó la vida estuvimos alejados. Y tiempo después volvimos a ser los viejos amigos de siempre, como si nada hubiera sucedido.
    Otra cosa que aprendí de él fue a tratar de vivir una vida digna de ser vivida. Porque con menos que eso, no debemos conformarnos. Hemos venido al mundo a hacer que el tiempo vivido merezca la pena.
    Pepe me enseñó también entereza, valentía y generosidad.
    Me enseñó a no victimizarme (un mal tan común en nuestros días) a encajar el daño sin pestañear, a vivir siempre con autorrespeto, aunque la vida fuera injusta o las circunstancias no fueran las mejores.
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    Estaba con él, en la cocina de un chalet en Piedralabes, de vacaciones con su familia ( Merche su mujer y su hijo Ignacio) , cuando el último rayo de luz de uno de sus ojos, se cerró para siempre. Se le cayó la taza del desayuno en la encimera. Se quedó lívido. Su ceguera (porque Pepe era ciego), que había ido siendo degenerativa durante décadas, era ya definitiva. “He perdido la Luz", me dijo.
    "No has perdido la Luz, tu qué cojones vas a perder la luz", pensé, sin atreverme a hablar, sin saber que decirle. "La Luz la llevas dentro. De hecho, Pepe, llevas más luz que la mayoría de personas que he conocido, joder."
    Pepe no nació ciego, pero en pocas décadas, se quedó a oscuras para siempre. Su mujer, médico psiquiatra, tenía que pincharle en las córneas para retrasar la enfermedad. Pero la oscuridad fue inevitable.
    A Pepe le gustaba navegar de joven. Y nos contaba a Pablo Magarzo (compañero suyo de colegio y compañero mío de tiro con arco) y a mi, que muchas veces soñaba que navegaba de nuevo. Sus sueños eran vividos, luminosos. El recuerdo de una claridad perdida. Cuando Pepe, Peporro para los de su colegio, soñaba, era libre.
   Pepe también era psicoanalista lacaniano y psicólogo de la Dirección General de Tráfico.      
    Sus pacientes decían de él que tenía un “oído clínico" muy bueno.
    Era certero, lúcido, vital. Un buen profesional.
    En la ONCE le tenían por un invidente de vanguardia, autónomo y probador de las nuevas tecnologías que se incorporaban para ayudar a la gente con limitaciones visuales.
    Se sacó el cinturón negro de judo.
    Escuchaba libros a todas horas.
Caminaba como un sherpa, comía como un vikingo, reía como un mongol.
    Compañero de largas caminatas, se apuntaba siempre a un bombardeo. No había plan al que dijera que no. 
Siempre en expansión, abierto a la vida, fue miembro de clubes de lectura, articulista en prensa y revistas, era uno de los miembros e impulsores de la web Total Noir, referente mundial en literatura policial y de género negro.
    También era lector voraz y uno de los mayores expertos en novela negra que he conocido.
    Y no iba de nada especial, ni de experto, ni de gurú, ni de entendido.
    Pero lo era.
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    Tuvo tres perros guía magníficos, Urbión, Rusty y Milk. A los tres los quise (a Rusty no me dió casi tiempo) y los quiero como le quise a él. Grandes animales, grandes seres.
    Y ahora solo nos queda recoger los pedazos de este naufragio y seguir viviendo, porque la vida es una carrera de fondo y con los años vamos perdiendo gente, cada vez más gente en ésta masacre, que decía Bukowski.
    Masacre por entregas, añado yo.
  ¿Que vamos a hacer los que nos quedamos aquí sin el ahora?
Camelot ha perdido a su Arturo, un Arturo que jamás fue de jefe, ni de Arturo, ni de rey ni de nada... y que precisamente por eso quizá era uno de los que más se merecía la corona.
    Era siempre uno más, allá donde iba, y sin embargo, era muy grande, era único.
   La Mesa Redonda ya nunca volverá a ser lo mismo sin él.
    La vida debe continuar tras la Batalla de Camlann.
    El mundo tiene menos luz desde que un buen hombre, sin colores en los ojos, ha partido hacia una tierra mejor.
    Adiós Pepe. Hasta luego amigo mío.
    Que tu bastón guía nos ayude a encontrar el camino en la noche oscura del alma, cuando perdamos el rumbo, cuando no podamos más, o no sepamos hallar el camino.
    Y ahora si, tocan las lágrimas.
 
    Nota:
    Todos los 5 de agosto los miembros de la Terma (Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica) celebramos el "Pepe Day" en su memoria.
    Y esperamos poder seguirlo haciendo muchos muchos años.
    
    Foto 1: Si alguna vez os preguntáis donde está Pepe ahora, ya lo sabéis. Recorre al fin los océanos libre.
    Foto 2:  Pepe y yo (sin barba y con pelo) en la Fiesta de la espuma en Piedralabes. La cara de uno de los lugareños que nos mira es un poema. Foto tomada por Merche, su mujer.
    Foto 3: tomada prestada y editada, con todo el respeto y cariño, de la excelente web Total Noir. Es una de las más recientes que se tienen de nuestro amigo.
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kumonomukoue · 4 months ago
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TWST: Historia principal – Episodio 7-140 (traducción español)
Libro 7 - El Líder del Abismo (Diasomnia)
Episodio 7-140 ¡Búsqueda abrasadora!
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[ ♪ ]
PASILLO DE LOS SUEÑOS
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ORTHO: El seguimiento de señales espectrales ha sido completado. Ha llegado a las coordenadas seleccionadas.
VIL: ¡AAAAAAAAAAY!
¡Nadie me avisó de esto, que se acabe ya! *se aferra a Silver*
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SILVER: ¡Vil senpai… ya hemos aterrizado!
VIL: ¡Por favor! ¡AAAAAAY! ¿Eh, ya está?
SILVER: Vil senpai me ha agarrado tan fuerte de repente que no podía mover ni un pelo.
Me ha recordado a las llaves de judo que me hacía señor padre…
Yo solo no habría podido realizar el aterrizaje, ha sido gracias a las instrucciones de Ortho.
SEBEK: Qué capacidad pulmonar y qué potencia vocal tendrá que tener para pasarse todo el viaje chillando.
¡Pensé que me iba a quedar sin tímpanos!
ORTHO: Creo que tú tampoco eres quien para hablar de potencia vocal.
VIL: Seguro que esto es lo que siente un arándano congelado en una batidora. 
SILVER: Siento no haber podido darte un viaje ligero. 
VIL: ¡Ejem! No te equivoques, no te culpo a ti.
Tan sólo me he asustado un poco y he perdido la compostura. ¿... Qué maúllas tú, Grim?
¡Oye, Yuu! ¿Sabías desde el principio que cruzar sueños era así de brusco?
YUU: Sí… / Sí. ¡Pero me pareció divertido ocultarlo!
VIL: ¡Si lo sabías, habérmelo dicho!
GRIM: Nosotros tampoco lo sabíamos la primera vez y lo pasamos fatal.
Sería injusto que sólo tú estuvieses preparado mentalmente.
VIL: Hay que ver, todos los alumnos de esta escuela son iguales. ¡Aay jo, mi pelo, maquillaje y ropa están hechos un desastre!
IDIA: ¡JUAJUAJAJA!
¡Nunca imaginé que oiría esos grititos tan patéticos saliendo de Vil!
Tienes suerte de no haber hecho el ridículo delante de los de tu mismo dormitorio.
VIL: Cállate, Idia. ¿Te destrozo esa pantallita?
IDIA: ¡Jujiji! Adelante, por mucho que rompas la pantalla, a mí no me harás daño.
Esto es el mundo de la imaginación, tengo vidas infinitas~
ORTHO: ¡Muy bieeeen, ya basta de pelear!
GRIM: Bien dicho, Ortho. Esta gente no tiene ni una pizca de consideración.
VIL: Que me lo diga Grim es el pico de la humillación… Pero tiene razón.
Vamos de una vez a buscar al dueño de este sueño y despertarlo.
SILVER: Sí. Este sitio… No creo que esté en la escuela.
VIL: Si no estamos en la escuela, los uniformes de dormitorio serán demasiado llamativos. Tenemos que cambiarnos al uniforme de clase.
TODOS: ¡Dream Form Change!
SEBEK: Bien. Sin más dilación, busquemos al dueño de este sueño.
*chsss… chss…*
GRIM: ¿Qué es ese edificio de ahí? Con ese techo en forma de cebolla, se parece a Scarabia.
*chss… chssss…*
ORTHO: Es el estilo arquitectónico del País de la Arena Ardiente. Está tan reluciente que parece nuevo. 
*chsss… chsss…*
VIL: Hace tanto sol que siento que me va a atravesar la piel. Por cierto…
TODOS: ¡QUÉ CALORAZO!
SEBEK: ¡Uugh, estoy sudando sin hacer nada!
IDIA: M-mierda…
¡Si sube la temperatura interna de la tablet se va a apagar!
¡Me pasa por ser demasiado realista imaginando dispositivos…!
GRIM: ¡Fuaaaag! El suelo está tan caliente que siento pinchazos en las patitas, ¡no aguanto más!
¡Me voy a dar un bañito en esa fuente de ahí, ta’luego!
SEBEK: ¡Grim, que estamos en propiedad pública!
*¡plas!*
GRIM: Fuaa~ Qué fresquitas se me han quedado las patas.
VIL: Hay que ver, la fuente no es una piscina. ¡Sal ahora mismo de ahí!
SILVER: ¿Hm? Hay una estatua dorada en el centro de la fuente a la que se ha tirado Grim.
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SILVER: Tengo la impresión de haber visto antes a ese abuelo. 
¿¿¿???: Ese abuelo es el benevolente gobernante del Oasis Legendario.
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¿¿¿???: Era un hombre tan sincero que, ante cualquier preocupación, te aconsejaba sin tapujos…
… y te ayudaba a buscar una solución.
Y se dice que con el paso de las generaciones, fue cambiando las leyes de forma proactiva.
¿A que es genial?
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¿¿¿???: En la Academia del Sultanato Qasr ¹ admiramos el espíritu altruista del benevolente gobernante del oasis.
GRIM: Pero si eres…
TODOS: ¡Kalim!
[ ☆ ]
¹ Al parecer qasr (قصر) significa castillo o palacio en árabe y “saltanat” sultanato (سلطنة). Juntos harían “Castillo del Sultanato”.
Siguiente → Episodio 7-141 ¡Lluvia bendita!
↪ Lista de capítulos
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⚠ Por favor, no resubas mis traducciones sin permiso. Puedes usarlas si me das créditos ⚠
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��Seguro que esto es lo que siente un arándano congelado en una batidora”.
– Vil Schoenheit
Poesía pura, si me preguntan.
Me encantan los gritos de Vil, si podéis, id a escucharlos en el juego, jajaja. Son literalmente “KYAAAA”. 
Aquí está Kalim, estoy deseando ver cómo es su sueño y qué dilema se le presenta 👀 (Como alguien le haga pasarlo mal me m*to).
Un dato curioso sobre el pie de nota en el que explico que qasr significa castillo en árabe, es que la palabra “alcázar” viene de al-qasr, y que a su vez viene del latín castrum. Por tanto, en español decimos castillo por el latín (en este caso adaptado de castellum, diminutivo de castrum) y alcázar por el árabe y a su vez por el latín otra vez. Me ha parecido curioso que qasr suene un poco parecido a castillo y he hecho bien en investigarlo con un par de búsquedas en Google, la etimología siempre me sorprende :) 
¡Espero que os haya gustado y podéis sugerirme correcciones en los comentarios!
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granddaughter-of-shaokahn · 5 months ago
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Siendo hermana menor de Lars Douglas
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Resumen: Eres la hermana de Lars
Tipo:Platonic,Headcanons
Fandom: Criminal Case
Advertencia:Ninguna
‧̍̊·̊‧̥°̩̥˚̩̩̥͙°̩̥‧̥·̊‧̍̊ ♡ °̩̥˚̩̩̥͙°̩̥ ·͙*̩̩͙˚̩̥̩̥*̩̩̥͙·̩̩̥͙*̩̩̥͙˚̩̥̩̥*̩̩͙‧͙ °̩̥˚̩̩̥͙°̩̥ ♡ ‧̍̊·̊‧̥°̩̥˚̩̩̥͙°̩̥‧̥·̊‧̍̊‧̍̊·̊‧̥°̩̥˚̩̩̥͙°̩̥‧̥·̊‧̍̊ ♡ °̩̥˚̩̩̥͙°̩̥ ·͙*̩̩͙˚̩̥̩̥*̩̩̥͙·̩̩̥͙*̩̩̥͙˚̩̥̩̥*̩̩͙‧͙ °̩̥˚̩̩̥͙°̩̥ ♡ ‧̍̊·̊‧̥°̩̥˚̩̩̥͙°̩̥‧̥·̊‧̍̊
Lars sería un hermano cariñoso y protector.
TE ENSEÑA A TOCAR LA GUITARRA
Aunque es conocido por su personalidad bromista y su tendencia a distraerse, cuando se trata de su familia, Lars se toma su papel de hermano muy en serio.
Nose pero puede que uses lentes como el,pero si no te "burlas"cariñosamente de el
Tiendes a sacarle la ropa,como robarle y ponerte la si su permiso
No te deja entrar a su laboratorio por seguridad
LOS HERMANOS DOUGLAS...nombre de su banda*susurro*
Lo ayudaste a confesarse a Angela
Lars estaría siempre ahí para sus hermanos, brindándoles apoyo emocional y alentando en sus metas y sueños.
Te deja peinar su pelo con la trillizas
PAPA COOL Y TIA COOL
Es muy bueno escuchando y un gran hombro para llorar
A pesar de su personalidad relajada, Lars se aseguraría de que sus hermanos estén a salvo. Él estaría dispuesto a enfrentarse a cualquier amenaza o problema que pudieran enfrentar, y haría todo lo posible para protegerlos.
Apuesto que comparten gustos musicales
Te deja pintarle las uñas
Como hermano mayor, Lars probablemente tendría un gran sentido del humor y sería el responsable de hacer reír a sus hermanos.
Ves a Ángela como una madre
También las dos curan o limpian a Lars
Él sería el tipo de hermano que siempre encuentra la manera de sacar una sonrisa en los momentos difíciles.
Lars tiene experiencia como científico y forense, es probable que también actúe como mentor para sus hermanos en áreas de interés común.
Siento que a veces lo intentas copiar,como su estilo
HERMANO MAYOR MEJOR AMIGO PARA SIEMPRE
Cuando Lars está ocupado,tu cuidas a las trillizas
Sos su niñera favorita
Él estaría dispuesto a compartir su conocimiento y ayudarles a desarrollar sus propias habilidades y talentos.
Lars es un hombre de casa y muy doméstico aunque flojo a veces pero te prepararía el desayuno y el almuerzo
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vhsync · 1 year ago
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MOD CC: Men's shoes Low Cut for The Sims 4
Men's shoes Low cut in 5 variations
Male
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dunklebar · 1 year ago
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Gym Daddy
El día de piernas tiene que ser el peor, precisamente por el dolor que le sigue en los próximos días que te hace odiar el mundo entero, y bajar una escalera de 3 peldaños podrían ser fácilmente subir 20 pisos. Lo bueno que, como ya lo había hecho costumbre, a pesar del sufrimiento, los resultados se hacían notorios y el dolor tenía su recompensa: piernas gruesas, pantorrillas hinchadas y el culo grande y duro, tanto que me calentaba conmigo mismo cuando me miraba en el espejo. Por lo mismo me había puesto más atrevido en el vestuario al hacer esta rutina, cambié los shorts que me llegaban a la pantorrilla por unos que sólo cubrían la mitad de mi muslo, con la costura abierta a los lados de estilo setentero, y abajo, a fin de enviar vibras a los machos de mi gimnasio, un jockstrap para que cuando hiciera sentadillas, la tela se metiera entre mis cachetotes. Sin embargo, ya habían pasado meses y las vibras no le habían llegado a nadie más que a la niña de recepción que me piropeaba en modo de ¡YAS QUEEN! Todos los machos del gimnasio parecían más preocupados de tomarse fotos, flectar sus músculos frente al espejo o coquetear con twinkies y musculocas, en vez de mirar al gordito peludo que terminaba todo sudado, rojo y destruido. Supongo que sólo yo veía mi atractivo y nadie más.
Luego de terminar la rutina que me dejaría lisiado por tres o cuatro días, me fui a las duchas. Había escogido el horario de la noche porque va menos gente y tengo las máquinas y pesas a mi disposición. Considerando que esta sucursal contaba además con piscina, suele tener una atendencia que puede volverse desagradable y claustrofóbica. Ya se acercaba la hora de cerrar, por lo que había sólo un puñado de nosotros ahí y los sonidos de agua chapoteando se habían calmado.
Mientras secaba el sudor que corría por frente y cuello, caminé al camarín y vi a un hombre, con la impronta de un dios griego entrando antes que yo. Empecé a apurar el paso para poder verlo un poco más cuando se cruzó otro hombre que iba camino a la piscina, era mayor, como cincuentón e iba solamente en speedos y sandalias, un verdadero daddy: canoso completo del cabello, barba, pecho en pelo y hombros, todo blanco como la nieve, robusto y grueso sin ser de muscularuta definida, en comparación con el dios griego al cual estaba stalkeando. Pasó sin mirarme y se perdió en el acceso con aroma a cloro.
Cuando entre al camarín no había nadie más que el dios griego: cuerpo esculpido, musculoso, ligeramente peludo en pecho, ojos claros y pelo negro. Estaba en ropa interior Calvin Klein blanca, completamente mojada de su sudor, al igual que sus abdominales, por los que caían gotas de su transpiración; bajo él slip se veía su verga traslucida en la tela, grande y cargada hacia un lado como si le fuera a dar vuelta la cintura. Tuve que controlarme para no abrir la boca y sacar la lengua, porque así me imaginaba, bebiendo cada gota que adornaba sus pectorales cuadrados e hinchados y su six-pack en el que se podía rallar queso. Sin embargo, él ni siquiera notó mi presencia, puso su toalla sobre uno de sus hombros redondos como melones y enfiló a las regaderas. Me desvestí rápido y tomé mi toalla, shampoo y sandalias, apresurado, pero tratando que mis pasos no sonaran ansiosos en el piso del baño. Ocupé la ducha a su lado, escuchando como él ya estaba bañándose, y dejé la puerta abierta, esperando que lo notara, que saliera de su casilla y entrara a la mía, pero nada, seguía sintiendo como sus manos enjabonadas recorrían su cuerpo como yo quería hacerlo. La situación se había hecho bastante calentona, a pesar de que seguía sólo en mi ducha, por el morbo de pensar que podía entrar y porque sentía mi cuerpo hinchado, mis piernas duras, mi culo firme mientras esparcía la espuma del jabón. Empecé a masturbarme ligeramente, prendido al haber estado haciendo ejercicio entre hombres deliciosos e inalcanzables, con las hormonas revolucionadas por la actividad física. Me metí un dedo en el culo, estaba duro, corriéndome lento, pero intenso, disfrutando de mi cuerpo, había olvidado que la puerta estaba abierta cuando me doy vuelta y veo pasar al daddy de la piscina, él miró hacia mi ducha y siguió caminando hasta el final del pasillo. Me quedé congelado un segundo pensando si se habría dado cuenta de mi acto de onanismo. Me asomé y estaba quitándose el speedo muy lentamente, como si quisiera que lo vieran. Se irguió y pude ver su verga flácida, no circuncidada y carnosa, giró su cara hacía mí, mirándome fijo sin sonreír y entró a la ducha sin quitarme la vista y sin cerrar la puerta. Tomé todas mis cosas y me fui rápido a la ducha del fondo frente al daddy. Él estaba de espalda esparciendo espuma sobre su piel bronceada y cubierta en pelaje plateado, mojado y apegado a su robusto cuerpo de hombre maduro. Se dio vuelta hacia mí, tenía el pene agarrado con una mano, flectando el bíceps y el pecho por el que rebotaba el agua caliente. Crucé el pasillo, entré y cerré la puerta, empezamos a besarnos. Sus labios carnosos y suaves me devoraban la boca, apretaba mis tetillas y presionaba su verga dura contra mi pelvis. Con una mano abierta me tomó un pecho y lo empezó a comer como si estuviera amamantando, mientras que con la otra me metía un dedo en el culo. Yo le tocaba los hombros carnosos, musculosos y suaves, pasaba mis manos por su espalda y levantaba una pierna para que pudiera sentir lo gruesos de mis muslos y pudiera agarrarme las nalgas. Nos seguíamos besando, yo seguía erecto, mojado, apretado contra una bestia que quería destrozarme, encendidos por el morbo de que alguien podría descubrirnos. Con ambas manos me giró hacia la pared, abrió mi culo y empezó a follarme. ¡Yo no lo podía creer! Una de mis fantasías sexuales más grandes estaba ocurriendo con un daddy exquisito que mientras me penetraba, me agarraba los pechos a manos llena y pasaba su lengua por mi oreja, haciendo que los vellos de mi cuerpo se erizaran a pesar de que estábamos empapados. Sentía el agua corriendo por mi espalda mientras me embestía, presionando su cadera contra la mía, introduciendo su carne cruda dentro de la mía. Yo seguía erecto, sintiendo como me salía juguito preseminal y se mezclaba con el agua de la ducha. Quería gritar de placer, gemir por la manera que me tenía dilatado y los orgasmos que me estremecían al violentar mi próstata.
Los embistes del daddy se hicieron más fuertes, haciendo eco en las paredes de la sala de duchas, salpicando agua que se disparaba por todos lados cuando chocaba su cuerpo contra el mío, me detuve y le hice el gesto de que había que guardar silencio. Se despegó de mí, sentía como mi ano quedó caliente y dilatado, provocando un escalofrío en mi cuerpo entero. Me di vuelta y me agaché para chuparle su verga que seguía durísima. Él se masturbaba rápido, flectando los músculos de su torso y brazos. La perspectiva desde donde estaba era maravillosa: su cabello y barbas blancas mojadas, por las que corrían hilos de agua, su boca abierta y sus labios hinchados,  su mirada fija en mí, el pelo blanco de su pecho pegado a su cuerpo fuerte y carnoso, su firme musculatura, su piel morena bronceada, por al menos cinco décadas, reluciente bajo el chorro de la ducha. Su respiración se hizo más profunda, me puse de pie y moví los labios sin hablar pero diciéndole “préñame”, me di cuenta y le puse mi culo, abierto con una mano, mientras me masturbaba con la otra, y de un sentón lo metió hasta el fondo y se fue dentro mío. Yo sentía su leche entrar mientras tenía estertores mudos con su cabeza pegada a mi espalda, enterrando sus dedos en mi cintura y mi hombro, presionando más y más fuerte en mí culo hacia él, sintiéndolo aún en contacto con mi próstata, hasta que yo mismo acabé, enmudecido, pero queriendo gritar. Un chorro de semen chocó con la pared y él murmuró un “ufff” en mi oído, de a poco detuve la presión que tenía en él, haciendo contracciones y soltando el ano para exprimirle hasta la última gota. Su respiración se calmó y sin salirse me abrazó, acariciando suavemente mis tetillas. Sacó su carne chorrando leche de mí, sintiendo como si yo fuese una abeja y me quitaron la lanceta desde las entrañas, ahogando un gemido y mordiendo mi brazo. Me volví hacia él y nos besamos muy suave y tierno, habiendo ya ahogado nuestra pasión y morbo. Él salió primero, asegurándose de que no había nadie. Esperé unos segundos, estiré mi brazo para tomar la toalla, cubrí mi cintura y mientras iba saliendo hacia los camarines, el dios griego salió de su ducha, con su verga gigante y flácida, pasé por su lado, sonrió coquetamente y me mostró una pocita de leche en su palma. Abrí mis ojos de sorpresa pensando en que seguro lo escuchó todo.
Ya en los vestidores, terminaba de secarme y estaba solo, ni el daddy ni el dios griego aparecían. Quedé desnudo tratando de subirme el pantalón, cuando aparece el daddy de los urinarios, tomó su bolso y, mirándome, guiña un ojo y me tira un ligero beso, para desaparecer por la salida. En ese momento un poco de su leche escurrió de mi culo. Procuré no pisarla y terminé de vestirme. El gym ya estaba cerrando, la mayoría de las luces estaban apagadas y en la puerta, la chicha de la recepción no me quitaba la mirada o la sonrisa mientras me acercaba a la puerta.
Espero que hayas disfrutado tu ejercicio, bebé – sonreía casi aguantando la risa.
¡No sabes cuánto! – le respondí con un dejo de alivio y felicidad.
Creo que me puedo hacer una idea ¡nos vamos mañana bombón!
Salí del gym con una sensación de satisfacción impresionante y si me hubiesen pillado y cancelado mi suscripción ¡habría valido tanto la pena!
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coupleofasexuals · 1 year ago
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Sal is a proud Heart Thief! (´꒳`)♡ / Sal es un ladrón de corazones orgulloso! (´꒳`)♡
I saw this post and absolutely loved the fit and the pose!! I imagined it as Sal and Serena's first date after she recovers her vision, so they tried to look their best! (Plus she cut her hair just to impress him, keke) / Vi éste post y amé la ropa y la pose!! Me imaginé que ésta sería la primera cita que Sal y Serena tendrían después de que ella recupera la vista, así que intentan verse lo mejor posible! (Además ella se corta el pelo para impresionarle, keke)
Also, a little sneak peek to their sprites! I decided I would be making one for Sal too, just to mess around/ dress him with different things/ match the style and etc, it also helped me settle the way I draw men! / También, aquí hay un pequeño vistazo a sus sprites! Decidí que haría uno para sal también sólo para jugar con él/ vestirlo con diferentes cosas/ igualar el estilo y etc, también me ayudó a establecer la forma en la que dibujo hombres!
Reference: @chimchiri (This post)
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loshijosdebal · 1 year ago
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Capítulo I: La llegada de Seth
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Cuando Seth salió del Brezal, la posada del pueblo, la brisa gélida de Morthal le golpeó en el rostro. Se arrebujó en su elegante capa negra mientras miraba con detenimiento a su alrededor. Suspiró con resignación antes de echar a andar por una de las tantas pasarelas elevadas de madera que conectaban las pocas casas del pueblo. Cuando Lord Harkon lo había destinado a aquel lugar había imaginado algo más que construcciones de madera vieja y tejados de paja. Pero incluso el Salón de la Luna Alta, su siguiente parada y sede del gobierno local, no era más que un amasijo superpuesto de estos materiales que apenas superaba en tamaño a los demás edificios. Nada comparable a las impresionantes estructuras talladas en piedra de Markarth, la ciudad en la que se había criado. 
Había llegado a Morthal hacía apenas una hora y, desde entonces, lo acompañaba una sensación opresiva en el pecho. La había sentido tan pronto había visto por primera vez el pueblo y se había acrecentado durante su parada en la posada, donde las miradas inquisidoras y los cuchicheos de los pueblerinos habían agriado su almuerzo, sin que nadie se dirigiera a él directamente. Lo cierto era que no le importaba demasiado ser el centro de las miradas. A sus dieciséis años, Seth ya estaba acostumbrado a acaparar la atención allá donde iba: era atractivo, y por si acaso alguien no lo veía así, se esforzaba por reforzar dicha imagen con elegantes prendas que complementaban su carisma natural. Lo que le molestaba era que en aquel sitio las miradas eran indiscretas y estaban cargadas de sospecha. Carecían de la reverencia a la que estaba acostumbrado, y ponían de manifiesto que su plan de infiltrarse entre los aldeanos iba a costarle más tiempo y esfuerzo del que había planeado. Era esa idea la que lo hacía sentirse ansioso: su padre no era la clase de hombre que toleraba el fracaso. 
Llegó a las puertas del Salón de la Luna Alta unos minutos después. El paseo, aunque breve, bastó para embarrar sus botas. El adoquinado del pueblo se había raído con el tiempo y ahora solo algunas agrupaciones de piedra daban fe de que la calle había sido pavimentada en algún momento pasado. Seth limpió los laterales de sus botas contra un matojo antes de subir las escaleras y la madera húmeda crujió bajo sus pies, igual que lo hizo la puerta cuando la empujó firmemente. Ni siquiera era una puerta doble. 
El interior era tan austero como había esperado. Una sala larga de madera y piedra, con escaleras y un par de puertas a cada lado, y sin más decoración que un puñado de trofeos de caza repartidos por las paredes. Al fondo de la sala se alzaba una plataforma de piedra de apenas dos escalones de altura cuya acotada área no admitía más que el trono. Su estilo, cómo no, también era sobrio. Le dio la sensación de que las sillas de su anterior casa debían de valer más septims que aquel mueble viejo sobre el cual había esperado ver sentada a la jarl. Dos hombres custodiaban el trono y, por la manera en la que lo miraban, Seth supuso que los susurros que intercambiaban iban sobre él.
Finalmente el que parecía mayor se acercó, bordeando el hogar cuyas brasas calentaban la sala. Seth ni se esforzó en dedicarle una sonrisa agradable, deduciendo por sus ropas que debía tratarse de alguno de los criados de la jarl. 
—Soy…
—Seth Athan, sí. Hemos recibido tu carta —lo cortó el hombre con un tono áspero y una mirada suspicaz—. Mi esposa te recibirá pronto. No te muevas de aquí. 
El hombre se alejó y subió por las escaleras del ala oeste, dejando a Seth agraviado y desconcertado, emociones que ocultó bajo una máscara de indiferencia aristocrática. Al parecer, allí hasta los nobles se vestían como pobres. Todo en aquel pueblo parecía ser muy distinto a la realidad a la que estaba acostumbrado.
Conforme los minutos pasaban, sus nervios se empezaron a agitar bajo la insistente mirada del fornido nórdico que debía ser el edecán de la familia. El ambiente le resultaba tan inhóspito que las preguntas que había estado evitando empezaron a invadirlo. Pensó en su madre y en sus hermanos. En la seguridad del hogar que había dejado atrás. Pero la presión de verse solo por primera vez ante una misión tan importante para los planes del clan seguía ahí desde que había emprendido el viaje, como un nudo en el pecho.
La puerta crujió a sus espaldas, sacándolo de su ensimismamiento. Un guardia rojo entró; su túnica morada era la propia de un maestro en conjuración y el anillo en su mano lo reveló como el mago de la corte. Seth agradeció la distracción y se giró hacia el hombre. 
—Usted debe ser el mago de la corte —saludó, tendiéndole la mano.
Falion se plantó ante el chico y lo estudió con una expresión indescifrable. El silencio se prolongó sin que el mago se molestara en corresponder su gesto. Seth retiró la mano, incómodo. 
—Y tú debes de ser Seth Athan —replicó finalmente. Su voz era monótona y su hablar pausado— Falion. —Se presentó. 
El nombre cruzó su mente como un relámpago, desencadenando un gesto de reconocimiento. Ya había escuchado ese nombre antes. Según los rumores, el brujo había sido proscrito del Colegio de Magos cuando descubrieron sus experimentos, por los cuales también se granjeó un buen número de enemigos. No en vano, según se decía, Falion era el único hombre en todo Tamriel capaz de curar el vampirismo en un estado avanzado. Seth trató de disimular su sorpresa, pero ya era tarde. Las cejas del guardia rojo se habían contraído de forma sutil. 
—He oído hablar de ti. De tus logros en conjuración —confesó. 
El brujo lo analizó con parsimonia. Parecía buscar algún doble sentido en sus palabras, o al menos eso dedujo basándose en el matiz de recelo que había adquirido su mirada. 
—¿Y qué sabes tú de conjuración? —preguntó Falion. 
—No todo lo que me gustaría, pero todo lo que la Doctrina de Hibernalia ofrece—replicó confiado, forzando un matiz de admiración en la mirada. 
Sus palabras parecieron sorprender a Falion quien, sin embargo, todavía parecía algo tenso. 
—Son palabras osadas para alguien de tu edad— cuestionó. 
Seth empezaba a intuir por qué no había despertado demasiadas simpatías entre los magos del colegio.
El sonido de una puerta seguido de voces y pasos en el piso superior cortó la conversación. Ambos dirigieron su atención hacia el tumulto. A través de la escasa baranda de madera pudo ver cómo una mujer mayor, a la que identificó como a la jarl Idgrod Cuervo Viejo, tomaba el rostro de una joven, su hija, y le dedicaba unas palabras que no supo descifrar. Lo que más le llamó la atención fue la expresión preocupada y confundida de la adolescente.
—Quizá podamos retomar la conversación en otro momento— propuso Seth con interés genuino a modo de despedida. 
Tras pensarlo, Falion asintió.
—No se presentan muchas oportunidades de discutir sobre el noble arte de la conjuración aquí, en Morthal —concedió el brujo. 
Dejando atrás a Falion, Seth se acercó al fondo de la sala, donde recibió a la familia de la legisladora inclinando la cabeza con respeto antes de presentarse. La jarl ocupó su lugar en el trono y sus hijos se hicieron a un lado, junto a su padre. En lugar de un vestido caro, como era costumbre entre las gobernantes de otras comarcas, Idgrod Cuervo Viejo vestía un manto ribeteado con pieles, cómodo aunque elegante. Su hija parecía imitar su estilo. La mujer tenía un aura regia que le hizo recordar a su madre por segunda vez aquel día. 
—Joven Athan. Así que has decidido mudarte a Morthal. —La voz de la jarl, segura y pausada, imponía tanto respeto como su presencia.    
Seth asintió. 
—Como os comuniqué por carta, es mi intención instalarme en el Cerro Pedregoso.
La jarl arqueó una ceja. 
—Supuse que cambiarías de opinión en cuanto estuvieras aquí. ¿Lo has visto ya?
—Todavía no, pero me hago a la idea de cómo está. Planeo restaurarlo y, con suerte, aprender sobre la gestión de las minas. Es lo que mi padre habría querido… —su voz se cortó y desvió la mirada, en un ademán tan afligido como requería el guión. 
De acuerdo con la tapadera que había ideado, su presencia en Morthal se justificaba por la necesidad que tenía su familia de que, tras el asesinato de su padre, alguno de sus herederos fuera capaz de tomar las riendas de las distintas minas que tenían repartidas por Skyrim.
La jarl lo miró con comprensión. Aunque agradeció que no le dedicara la misma mirada de lástima que solía recibir cada vez que mencionaba lo ocurrido en Markarth, también echó de menos esa expresión. Definitivamente Idgrod no era una mujer fácil de manipular mediante las emociones. 
—Lo que le ocurrió a tu padre fue algo atroz —murmuró la jarl con desagrado—. Confío en que encuentres en Morthal tu nuevo hogar. Además, puede que la colaboración entre nuestras familias traiga una época de prosperidad al pueblo—anunció, y en ese momento miró de reojo a su joven heredera. Debía tener la misma edad que él. 
Seth sonrió. Por la noticia, porque se necesitaba la aprobación del gobernante local para instalarse en sus dominios. Pero también lo hizo al percatarse de aquella mirada. Seducir a la hija de la jarl podría suponer un avance muy rápido en sus planes. Sin borrar la sonrisa, inclinó nuevamente la cabeza, ahora con agradecimiento. 
—Yo también lo espero, jarl Idgrod. 
Idgrod Cuervo Viejo se sujetó el mentón con una mirada de intriga. 
—No obstante, es un lugar bastante aislado—observó. —Cabría esperar que alguien tan joven quisiera estar más cerca de la vida en el pueblo.
—Lo cierto es que valoro la tranquilidad. Me ayuda a concentrarme en mis estudios—dijo pagado de sí mismo. 
Era consciente de que su conocimiento de la historia y la literatura solía causar una buena impresión. Contuvo una sonrisa al percibir el asentimiento de aprobación de la jarl, pero la mirada de la mujer adquirió un matiz cínico que no logró comprender en el momento.
—Espero que vuestros vasallos os la concedan. 
El desconcierto se hizo visible en su rostro, sin saber a qué se refería exactamente.
—¿Se refiere a Sorli y a Pactur? ¿Ocurre algo con ellos?
Seth vio de nuevo esa expresión cínica en la cara de la jarl, ahora coronada por una sonrisa. 
—Y a Jesper, Sirgar, Gestur, Galdur, Swanhvir, Brirvid, Avujof y Jofka.
El recital de nombres hizo caer su mandíbula. No haber visitado a sus vasallos antes de presentarse en Morthal había sido un error. 
—¿Cómo?—preguntó, incrédulo ante la lista de nombres. 
La jarl Idgrod rio. Apreció que era una risa amable.
—Lo sé. A este ritmo, el Cerro Pedregoso tendrá más población que Morthal. Como sea, si no te encuentras cómodo allí y te replanteas vivir más cerca del pueblo, podemos negociar la venta de algún terreno. Nos vendría bien recuperar algunos de los edificios que la magia y la naturaleza nos han arrebatado. 
Seth asintió y la conversación siguió en un tono cortés. Una vez cerraron un acuerdo que complació a ambas partes sobre su instalación en el municipio, solo quedó hacer las debidas presentaciones. 
—Bien, entonces tenemos un acuerdo. Bienvenido a Morthal, joven Athan. Estos son Idgrod y Joric, mis hijos. Harán lo posible para que te sientas como en casa, ¿verdad?
Ambos asintieron y se acercaron.
—Bienvenido a nuestra villa —saludó la joven Idgrod con una sonrisa amable pero reservada. Aunque lo disimulaba bien, Seth apreció que la preocupación aún brillaba en sus ojos marrón oscuro. 
—Soy Joric, el futuro jefe de la guardia. Un placer. 
La presentación de Joric lo sacó de sus pensamientos y asintió, estrechándole la mano. Lo estudió brevemente y le bastó para determinar que era una persona sencilla, no muy difícil de leer. 
—Idgrod, hija —exclamó de pronto la jarl, llamando la atención de los tres jóvenes. Su mirada y su tono tenían un deje insinuante, más amable.  —Tal vez podrías mostrarle a Seth el pueblo. 
Aunque Idgrod parecía incómoda por la propuesta, asintió. 
—Por supuesto, madre. ¿Vamos, Seth?
Asintió también, pero antes de seguirla miró una última vez a la jarl y a su familia. 
—Ha sido un placer. Muchas gracias por acogerme en vuestro pueblo. 
Idgrod y Aslfur sonrieron educadamente, mientras que el Edecán permaneció ahí quieto, mirándolo como lo llevaba haciendo toda la visita. Joric, por su parte, parecía querer decirle algo. Seth lo miró, dándole pie a hablar. 
—La semana que viene es el Festival de la Bruma, la mayor fiesta de Morthal. Deberías venir, te podemos presentar a nuestros amigos y a los vecinos del pueblo.
—Gracias Joric —contestó, después de pensarlo unos segundos—. De todas formas no creo que pueda venir. La mudanza va a tenerme bastante ocupado hasta a saber cuándo —declinó. Le pareció que el chico parecía aliviado al escuchar eso.
 —Oh, vaya. Qué pena. Igual para el año siguiente. 
Seth asintió y giró sobre sí, viendo que Idgrod ya lo esperaba junto a la puerta. Volvió una vez más la cabeza como despedida y salió de allí junto a ella.
—Tu hermano pareció alegrarse por mi negativa —comentó desinteresadamente, sin más objetivo que conocer un poco mejor a su acompañante. Idgrod rio y eso le desconcertó. —¿Qué pasa?
Idgrod encabezaba el paso y lo guiaba por un nuevo grupo de pasarelas de madera que rodeaban el río Hjaal. Paró frente a un edificio y aprovechó para mirarlo.
—Seguro que es por el baile. Joric se ha esforzado mucho este año para impresionar a la chica que le gusta y tú, bueno… —la joven dejó que una mirada cómplice zanjara la frase.
Sonrió pagado de sí al comprender a qué se refería. 
—Entiendo. Viniendo de alguien como tú, es todo un cumplido —comentó como si nada, antes de dedicarle una sonrisa encantadora. 
Seth sabía el efecto que esto solía tener en las chicas de su edad, estaba acostumbrado a utilizar su encanto natural para debilitar las barreras de la gente, pero para su frustración Idgrod frunció el ceño y le dio la espalda. Siguió el camino, indicando dónde estaban los edificios más importantes del pueblo, como la casa de la guardia, la taberna y algunas tiendas. Finalmente se detuvo frente a un edificio, la tienda de bienes generales, dedujo por el cartel. En la puerta una nota advertía de que el negocio estaba cerrado y la expresión de preocupación volvió a la cara de Idgrod. 
—¿Pasa algo?
Idgrod suspiró. 
—Puede que Morthal parezca tranquilo, pero incluso aquí llegan los cambios. Lalette regentaba esta tienda hasta que nos dejó no hace demasiado, dicen que para unirse a los Capas de la Tormenta, ¿sabes lo que son?
Seth asintió. Conocía de buena mano la historia de Lalette; ella había sido la primera víctima de su plan. Las palabras de Idgrod confirmaron que al menos ese frente había marchado tal y como había planeado con Lord Harkon.
—Sí, los seguidores de Ulfric. En Markarth se hablaba bastante de ello. A los hombres nunca les hizo demasiada gracia la idea de que los elfos se inmiscuyan en sus creencias.
Idgrod asintió. Mientras charlaban, seguían caminando por el pueblo. Intercambiaron comentarios sobre la política de la región mientras Idgrod le siguió enseñando el pueblo, y también le habló de algunos de los vecinos más notables, de quienes le contó lo básico para que pudiera desenvolverse en sus primeros días en el pueblo.
Finalmente cruzaron el puente, llegando al último grupo de casas situado en la zona norte de Morthal. Idgrod se dirigió primero al aserradero.  
—Y este es el aserradero del pueblo —explicó—. Si alguna vez me necesitas, suelo pasar las tardes aquí, detrás del edificio. 
—Regentado por ¿Hroggar? —Idgrod lo miró complacida al ver que Seth había prestado atención a sus explicaciones—. ¿Y a él le parece bien? Quiero decir, en Markarth no teníamos permitido rondar ninguno de los negocios cuando estos ya habían echado el cierre. 
Idgrod se encogió de hombros.
—Supongo que es por remordimientos. Hroggar adquirió el negocio cuando Jorgen desapareció hace unos seis años. Se rumorea que abandonó a su familia. Hroggar aprovechó la necesidad de la familia para comprar barato el aserradero, pero a Alicent le sigue gustando ir a ese sitio. Imagino que a él le cuesta negarse. 
—Parece que Morthal tiene un problema serio de emigración —comentó Seth, quitándole hierro al asunto. Sin embargo, la mirada de Idgrod se ensombreció. 
—No es tan sencillo. Esta desaparición aún sigue envuelta en misterio. Pese a los rumores, Alicent siempre habla de él con cariño. No parece el tipo de hombre que abandonaría a su familia sin más. 
—¿Y quién es Alicent? —preguntó. 
Había percibido la sonrisa de Idgrod cada vez que la había mencionado y ahora, ante la pregunta, pudo apreciar el cariño que le tenía por la expresión que apareció en su rostro. 
—Mi mejor amiga. Es la hija de Lami, la alquimista. Joric, mi hermano, está locamente enamorado de ella. Vive justo ahí, en la Cabaña del Taumaturgo. 
Seth giró sobre su propio cuerpo para contemplar el edificio que Idgrod señalaba. El último en su recorrido por Morthal. Era una cabaña de dos pisos rodeada de un jardín lleno de plantas exóticas. Asintió con reconocimiento al escuchar el nombre. Había oído hablar de aquel lugar, era conocido en toda Skyrim por la calidad de sus pociones.
—He oído hablar de la tienda. De hecho, estaba pensando en pasarme por ahí antes de partir hacia el Cerro Pedregoso —compartió. 
—Por supuesto, vas a necesitar unas cuantas pociones de resistencia al frío hasta que te acostumbres al clima de la zona —sonrió—. Bueno, espero haberte ayudado a orientarte. Si necesitas algo más, sabes dónde encontrarme. 
Llegaba el momento de despedirse. Seth le dedicó una mirada penetrante, acompañada de la misma sonrisa encantadora que le había dedicado hacía un rato.
—Muchas gracias, Idgrod. Te tomaré la palabra —aseguró, al tiempo que tomó la mano de la joven con la intención de besarla.
Idgrod carraspeó y soltó su mano. Seth frunció el ceño, mirándola claramente descolocado. Era la segunda vez que se le resistía, y eso era algo nuevo. 
—Seth, sin ánimo de ofenderte, no estoy interesada en algo más que amistad—explicó ella, con honestidad—. Aunque mi madre tenga otras ideas en mente, espero que podamos ser buenos amigos. 
Su ceño se fue relajando conforme Idgrod se explicaba. Ah, así que es eso, pensó. Le dedicó un gesto de comprensión, una sonrisa cómplice. 
—Ya veo, ¿puedo preguntar quién es el afortunado?
La sorpresa asaltó el rostro de Idgrod. 
—¿Cómo sabes…?
Él sonrió desenfadadamente, encogiéndose de hombros. 
—Es el único motivo que se me ocurre para que seas tan tajante. 
Idgrod desvió la mirada. Ahora parecía incómoda. Seth supo que había descubierto un secreto en cuanto volvió a mirarlo y anticipó la petición de complicidad en sus ojos. 
—No es… nadie de Morthal. Y te agradecería que guardases el secreto. 
Seth asintió, fingiendo no darle importancia. 
—Quedará entre tú y yo —prometió—. Ha sido un placer conocerte, Idgrod. Espero que volvamos a vernos pronto. 
—Gracias, Seth —respondió ella, con una sonrisa más relajada tras escuchar sus palabras. —Yo también lo espero. 
Él asintió otra vez, aunque cuando Idgrod ya se había girado para irse, volvió a llamarla. 
—¡Idgrod! Quizá no sea asunto mío, pero…, en el Salón de la Luna Alta, cuando bajasteis, parecías consternada. ¿Puedo preguntar por qué?
Idgrod giró sobre sí y suspiró. Tras vacilar, lo miró a los ojos directamente. 
—Quizá sea mejor que te enteres por mí antes que por nadie más. Nací siendo psíquica —confesó, haciendo que Seth se tensara de los pies a la cabeza. 
Algo así no estaba en sus planes y podría complicar mucho las cosas. Se decía que los psíquicos nacían bajo el don de Hermaeus Mora, lo que les permitía entrever el destino. Seth se forzó a relajarse, viendo el gesto de preocupación y arrepentimiento de la chica, que todavía lo miraba. 
—Disculpa la sorpresa. Es la primera vez que conozco a alguien así —se justificó. 
Idgrod pareció relajarse. 
—Gracias. A las gentes de por aquí no les gusta demasiado la magia. Así que puedes imaginar…
Seth la miró con comprensión. Idgrod dejó el final en el aire, imaginó que tras entender que él había captado el punto que pretendía explicar. 
—Esta tarde tuviste una. 
El gesto de Idgrod se lo confirmó. 
—¿Puedo preguntar…?
Ella negó sin dejarlo terminar y Seth se limitó a encogerse de hombros, sin querer ahondar de más. No le convenía despertar sospechas innecesarias. 
—Espero que no fuera nada —dijo, sincero—. Ya no te molesto más. Hasta otra, Idgrod —se despidió. 
Ahora sí, puso rumbo a la tienda de alquimia con una sensación de triunfo en el pecho. Aunque su intento de conquistar a la hija de la jarl se había frustrado, la información obtenida era valiosa. Cada detalle, cada rumor y cada relación que había descubierto sobre aquel sitio eran nuevas piezas en el juego de poder y estrategia que le había sido encomendado. Y esta partida acababa de comenzar.
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rubimoon45 · 2 years ago
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EL RUIDO DEL RELOJ -Hobie Brown x Reader
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CAPÍTULO 1: El Pub
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Capítulos: PRÓLOGO
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Verano del 2023, 5 de Julio. Hora: 22:43
La vida de Khristina se resumía en estudiar, ir a la cafetería a trabajar y volver a casa para estar sola durante los meses lectivos. Cuando era verano, desde hacía recientemente poco, era ir a trabajar y encontrar la casa vacía.
Vivía con sus padres, sí, pero estos nunca estaban. O estaban trabajando o se iban a manifestaciones pacifistas contra los sistemas opresores y consumidores del país. Antes de tenerla, sus padres habían vivido en una comuna hippie. De hecho, se habían conocido en ella. Cuando su madre se quedó embarazada, decidieron salir de ese mundo de paz e igualdad de condiciones para darle una vida mejor de acuerdo al sistema; pero, claro estaba, pudiendo ella elegir su destino cuando tuviera la suficiente edad. A veces se preguntaba si echaban de menos era vida relajada y sin preocupaciones. O si estaban ansiosos de que su respuesta fuera volver a esa vida y pudieran estar los tres juntos... Khristina no tenía nada que opinar al respecto. Por lo menos, por ahora.
Se estaba terminando de desenredar el pelo cuando le llegó un mensaje por encima de la música, parándola unos segundos y volviendo a seguir con el ritmo. Khris dejó el peine sobre el lavabo y atendió a su amiga. Preguntaba si iba a tardar mucho en arreglarse. Como si ella no fuera de las que más tardaban.
Habían quedado a las 22:55 para ir a un concierto. Uno en un local que se había abierto hacia dos años pero que estaba muy camuflado. Según su amiga, Alexia, era donde todos los chicos malos se iban a reunir y a escuchar a algunas bandas nuevas de la calle.
La elección de ropa era muy sencilla al no haber un código de vestimenta o algo parecido. Había elegido recogerse el pelo en una media coleta, alisado por debajo, y un top negro sin mangas y unos vaqueros. Los zapatos, por supuesto, eran las mismas viejas botas que utilizaba para salir por la noche a la calle y en las que nadie se fijaría en ese sitio. Muy de los 2000 se atrevería a decir, y del mismo estilo que Alexia le había recomendado vestirse.
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Hora: 23:30
El pub estaba alejado del centro, más cerca de los distritos de alrededor de Central Park pero sin esa clase de lujos que solía haber. Era un barrio simple sin nada destacable más que unas aceras limpias y zonas iluminadas. Y eso ya era decir.
Dentro, había lo que cabía esperarse de ese tipo de sitios. Música indie sonando por una banda no tan conocida en un escenario que es una plataforma rodeado de mesas, luz tenue y dispersos grupos de personas hablando y con sus bebidas. Un pub más de Nueva York. Se accedía bajando unas escaleras.
-Voy a pedir algo -le dijo Alexia al oído. Casi no se la escuchaba-. ¿Quieres algo?
-Saber qué estoy haciendo aquí.
-Eso no se sirve.
Vio a Alexia irse moviendo las caderas. Khristina buscó una mesa en la que sentarse. No había muchas ocupadas, así que fue fácil conseguir una al lado del escenario para tener mejores vistas. Dejó el bolso sobre la silla para indicar que estaba reservada. Sin embargo, su móvil se fue a los bolsillos traseros.
Alexia apareció en cuestión de minutos.
-Hoy toca la banda de siempre, hemos tenido suerte. Es la que da más beneficios.
-¿Pagan por esto?
-Hombre, claro. Para qué iban a tocar sino.
Se encogió de hombros, dándole una bebida a la cerveza que acababa de dejar sobre la mesa. Alexia le dio uno a la suya.
-¿Desde cuándo te gusta esta música?
-¿Esto? -negó-. Esto no se compara con el otro grupo. Estos deben de ser un grupo nuevo que intenta despegar.
Khristina miró al escenario. La verdad era que no tenían nada destacable que pudiese decir "anda, qué llamativos son" y que un productor invirtiera en ellos. Si esa era su intención...algunos debían de cambiar su aspecto o comportamiento. El cantante era muy tímido.
-Ah.
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Hora: 01:12
Alexia consiguió llamar la atención de un chico.
Siempre pasaba cuando salían, pero le sorprendió la manera en la que se fue con él de primeras. No estaba drogada y dudaba que le hubieran puesto algo en la bebida en un lugar como aquel, pero siempre había motivos para sospechar.
La había dejado sola cuando el pub empezaba a llenarse. Todavía no estaba lleno, pero podía decirse que a comparación con el momento en el que ellas habían llegado, había una clara diferencia. Muchas de las mesas antes vacías estaban ocupadas por grandes grupos de personas, cada cual más llamativa que la primera. Un chico llevaba el pelo corto en punta, con las raíces rubias y las puntas verde chillón. Tal vez Alexia tuviera razón y el próximo grupo fuera el que más bolsa hiciera de entre todos los conciertos. Con toda esa gente, la caja registradora debía de estar llena.
Khristina se levantó para dejar a un grupo de chicas sentarse. Tampoco es que le importara estar de pie o apoyada en la pared, pero que no pareciera que estaba desesperada por no quedarse sola. En una de esas, pensó en ir a por Alexia, pero sabía que estaría interrumpiéndola... En lo que fuese que estuviera haciendo con su nuevo ligue.
Encontró la puerta de emergencia al lado del camino a los baños, y decidió ir a por ello. Alexia se lo estaba pasando en grande, mientras que ella...se comportaba como haría siempre. Huyendo de todo y sin hacer lo que cualquier chica de su edad haría. ¿Qué era lo típico? Si hubiese una definición clara, ella saldría como un antónimo. Khris vio el cartel de advertencia de "SALIDA DE EMERGENCIA" en letras grandes, pero lo ignoró siguiendo su camino. La puerta era pesada...demasiada.
Khris se dio la vuelta para cerrar la puerta, y cuando volvió la mirada al frente después de hacerlo pegó un bote en el sitio. Había una persona delante suya. Una alta y que la miraba con los ojos abiertos. Se fijó en lo que tenía entre los dedos. Era un cigarrillo.
Era el tipo de la cafetería. El que se había sentado al lado de la chica pelirroja y mirado durante unos segundos. No sabía su nombre, y era normal que no lo conociera. Pero el gesto tranquilo, por un lado, la tranquilizaba. Iba con una chaqueta vaquera desgastada y sin mangas, una camiseta con agujeros en las costuras y unos tejanos ajustados. Y unas botas similares a las de ellas pero que sabía lucirlas. Lo hacía más alto de lo que ya debía ser. Todo él rezumbaba rebeldía.
-Hey -la saludó hacia un gesto raro con la mano, dos dedos sobre su frente y un movimiento en su dirección.
-Hey -repitió ella.
Volvió a darle una calada al cigarro, atendiendo a sus asuntos. No sabía qué asuntos debía de estar resolviendo en ese callejón y solo, pero no se metió. Sacó el móvil del bolsillo trasero de los vaqueros y buscó el contacto de su padre. Por las horas, debían de haber llegado ya a casa.
Era muy raro no recibir ninguna llamada de ellos. Ni ningún mensaje. Eran los primeros en preguntarle dónde estaba cuando se quedaba hasta las tantas fuera y los autobuses ya no pasaban. Decidió intentar llamar a su madre, aunque estuvieran en casa ya durmiendo y se les hubiese pasado decirle que acababan de llegar...
Hasta que recibió el mensaje que confirmaba que ya estaban en casa. A las 23:59. Ya hacía un rato de esa hora. Ahí dentro no debía de haber cobertura y no pensaba darse el caso.
Khris fue hacia la puerta de nuevo. No se molestó ni en despedirse del chico, que seguía en su mundo y mirando la pantalla del móvil. Tiró... Y la puerta no se movió. Frunció el ceño. ¿Estaba de broma? ¿Se había quedado fuera por no poner un freno? Debía de ser una broma. Una mala. Khris apretó con más fuerza la puerta y tiró, pero siguió sin moverse.
-Apártate -dijeron a sus espaldas. Khristina hizo caso y dejó que el chico se pusiera a su altura-. Suele atrancarse todo el rato y nunca la arreglan.
-Vaya mierda.
-Se llama "¿no puedes entrar? Vuelve a la fila y pagas el doble". Se les jodería el negocio.
Khristina lo vio como algo lógico, pero muy injusto.
-No deberían hacer eso.
-Si les da dinero, pueden hacerlo las veces que quieran -masculló. El piercing del labio inferior se tensó cuando apretó ambos labios. Para su sorpresa, el tirón que dio a la puerta funcionó, pues consiguió abrirla. Las bisagras chirriaron al arrastrarla-. Voilá.
Lo miró impresionada. No parecía una puerta ligera exactamente. Debía de pesar muchísimo...y ser más difícil aún de abrir.
-Gracias.
Iba a preguntarle cómo se llamaba para al menos tener educación, pero se sorprendió cuando en vez de decirle nada más volvió el cuerpo lejos de ella y entró en el local. Khristina se quedó sorprendida unos segundos, pero cuando se recuperó hizo lo mismo. Había desaparecido.
Resulta que su amiga, Alexia, se había encerrado en el cuarto de baño como si fuera una trinchera. Había una pequeña fila empezando a formarse para entrar, alguna que otra chica llamando de una forma no amistosa a la puerta. Khristina consiguió entrar sin saber bien cómo. Alexia estaba de rodillas al lado del váter y pálida como un folio.
-Te juro que estoy bien.
-Díselo a las chicas de ahí fuera.
Puso los ojos en blanco.
-Que les den. Solo quieren hacerse las interesantes para llamar la atención de algún tío de la banda. Son unas guarras.
Khristina la ayudó a limpiarse la cara, negando con la cabeza pero sin decirle en alto su opinión. No iba a debatir con una borracha sobre lo que estaba mal en ese comentario.
-Llamaré a un taxi.
-No...
-Sí -dijo, con fuerza. Alexia no se lo debatió.
Le pasó el brazo por la cintura para ayudarla a levantarse y salir del baño. La primera chica de la cola entró corriendo al baño y casi las arrolla fuera en el acto. Khristina estuvo a punto de hacerle lo mismo que cuando estaba Alexia vomitando y en su peor momento.
"Vaya salida. Y yo que pensaba que al menos sería divertido", pensó. Lo único decente que había conseguido de haber salido ese día era que un chico la hubiese ayudado con una puerta y haber escuchado música medianamente decente. No su estilo, pero sí dentro de sus categorías de buena música.
En el escenario había una banda diferente a la primera, sin embargo. Ya no estaba la música indie que habían escuchado al principio, no. Ahora estaba su oponente. Una música que de haber estado en la mesa donde se habían sentado antes la habría dejado sorda. A ella, y a todo el pub. Sintió la vibración del tímpano y el escalofrío correspondiente a ese cambio de vibraciones. Khristina se quedó boquiabierta al cruzar la esquina que correspondía con la zona pública. Una masa de personas levantadas estaban delante del escenario bailando, con los brazos en alto y siguiendo el ritmo de la música. Un concierto en toda regla. Uno de verdad.
Y ahí estaba él. El chico de la cafetería y que había entrado, por un buen motivo que ahora comprendía, casi corriendo al local después de estar con ella. Estaba tocando la guitarra, al lado de una chica, ¡la chica pelirroja!, que tocaba el piano entre dos columnas arquitectónicas. No sonreía como los demás integrantes del grupo, pero tampoco estaba serio del todo. Simplemente...tocaba la guitarra eléctrica como una parte más de su cuerpo. En ese momento supo que debía de conocer cada melodía, cada cuerda del instrumento y cada interacción con ella como a una persona.
En el cambio de frecuencia, le tocó abrir los ojos y salir de su pequeño momento para concentrarse en lo que debía de ser el estribillo.
Con un movimiento feroz que atravesó las cuerdas de la guitarra, pudiendo haberlas partido de quererlo así, el chico pegó la barbilla contra su pecho y siguió tocando. Khris lo miraba alucinando. ¿Cómo podía verse tan bien y lucir de esa manera tan...salvaje? Entre tanto, Alexia estaba murmurando algo apoyando la cabeza su hombro, empezando a cabecear. Khristina la sujetó contra ella, viéndose obligada a tirar de la banda alrededor de sus pechos antes de que se cayera.
Entonces, él hizo un movimiento.
Acabando de tocar lo que debía de ser su parte y antes de volver a la normalidad, alzó la cabeza -el pelo grueso bailando hacia atrás y descubriendo un rostro empapado en sudor- y volvió a mirarla. Los anillos de su cara deslumbraban con todas aquellas luces. Envolviendo algo entre los dedos y apretándolos, se dio la vuelta para coger el vaso que estaba sobre el piano. Su amiga pelirroja lo miró enfadada, pero no dejó de tocar.
Él se dio la vuelta hacia ella echando el brazo hacia atrás. Y...simplemente lo dejó ir. Estaba apuntando hacia ella, ¿no? No es que estuviese alucinando.
Khristina levantó el brazo al reflejo y atrapó el diminuto objeto entre sus manos. Se rió por la situación, dándose cuenta de que una chica a su lado la miraba con los ojos muy abiertos y con las mejillas rojas. Supo que hubiese querido ser ella. Le dio una mirada de disculpa antes de volver a coger a Alexia.
¿Dónde diablos la había llevado?
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Hora: 02:03
Estaban en el taxi. Alexia se había quedado dormida sobre su hombro, roncando suavemente, mientras el hombre de media edad que las había recogido conducía en silencio y con la radio puesta.
No se había atrevido a abrirlas por miedo o alguien la empujase y se perdiera. La verdad era que tenía bastante curiosidad al respecto. Khristina abrió las manos, lentamente, torturándose a saber lo que había entre ellas. Fuera lo que fuese, era sólido y pequeño. No más grande que la tapa de un bolígrafo...
Era una púa. Una púa negra con el dibujo de una telaraña en blanco. Al darle la vuelta, descubrió unas letras.
Hobie.
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la-costurera-cuerda20 · 1 year ago
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Me enamore. Y todo gracias a un número equivocado.
Como verán en el título, me enamore. Va desde Diciembre, pero me declaré en Marzo y actualmente vamos a 7 meses. La verdad es que no me arrepiento de nada y la estoy pasandola tan bien que me alegro haber tenido la paciencia suficiente para que pase.
Aunque la verdad es que esperaba que nos conocieramos mejor y yo le declaraba el 31 de octubre del 2024. Pero tengo un defecto: No sé mentir. Muchas veces la gente se da cuenta cuando miento y leen facilmente mis intenciones con solo mirarme a los ojos. Realmente mis ojos son como una ventana: lo que ves, es lo que en verdad hay. Sin cortinas ni nada por el estilo.
Pero bueno, nos vamos conociendo cada vez más mejor (si, es hombre). Si sale todo bien, oficializamos ese 31 de octubre del 2024 (aunque él se esta arrepintiendo y quiere oficializar todo. Por mí no hay problema jajaja..).
¿Como nos conocimos? Tal vez no les interese, pero les contaré igual (Advertencia: MUCHO texto). Esto es taan original que de seguro esto no le paso ni siquiera a ningun bisabuelo... bueno, aquí va...
Todo comenzo a finales del 2020. Cuando al querido Alberto se le ocurrio la brillante idea de levantar de a poco el confinamiento. Yo aproveche para salir a pasear y ver tiendas de ropa (pegue el estiron y necesitaba remodelar el armario. Spoiler: hay crisis economico y no pude remodelar nada). En eso, voy a la queridísima "Bond Street" y me reencuentro con una amiga. Allá me abraza y nos emocionamos. De paso, me presenta a sus amigos. Uno de ellos (llamemosle "N"), me dice de agregarme a un grupo de Whatsapp. No lo acepte al principio porque no soy bueno socializando (y la última vez que acepte estar en un grupo, me metieron a un grupo de Orgia. No es broma. Por suerte, me fui antes de tiempo). Al final, me metio igual. Fui conociendo gente... todo bien.
Un día, conozco a una chica trans (llamemosle "Kuromi") y empezamos a charlar y a decir cualquier huevada. Pero el tema es que ella estaba pasada en Maria Juana. Y habia un neonazi en el grupo que tenia un "humor pesado". En un momento, Kuromi estaba de re viaje y al Neonazi no se le ocurrio mejor idea que pegarle porque supuestamente ella lo estaba seduciendo. Pobre, ella empezo a llorar y la tuvimos que contener porque era una bola de nervios absoluto. Amenace al grupo que si no hacian algo al respecto, iba a sacar mi gas pimienta y lo iba a hacerlo boleta.
Despues de todo lo ocurrido y ya en casa, me dispuse a buscar el número de Kuromi. Voy al grupo y me doy cuenta que casi todos escondian sus nombres. Así que tuve que adivinar (claro: debí preguntar. Pero la tímidez me jugo en contra) quien era. Buscaba una persona que estuviese loca (en el buen sentido de la palabra), divertida, flexible (hasta en el outfit), agradable y amable. Ví un "nombre" en particular y una foto de perfil que coincidia con una persona loca. No recuerdo si le hable en privado o fue en el grupo. La cosa es que cada tanto hablabamos.
¿Porque quise hablarle a Kuromi? Porque me preocupaba su bienestar. Yo sé que muchas veces las personas trans tiene días dificiles y tiene el autoestima bajo por sujetos como el neonazi. Y como buena persona, queria subirle los ánimos aunque no sea bueno en ese tema.
¿Pero era ella? NO ¡Todo ese tiempo estuve hablandole al número equivocado! ¿Como me dí cuenta? cuando mando por primera vez un audio al grupo de amigos. Yo, al principio, trate de justificarme que estaba sordo o habia un mal entendido. Tras investigar, si... me dí cuenta tarde que estuve hablando con este ser, en vez de Kuromi. Quise confesarle la verdad y terminar con nuestras charlas. Pero tuve miedo de que se lo contara a todos y me volviera el blanco de la burla del grupo. Así que tuve que fingir que nada paso y seguir con mi vida. Me decepcione un poco, pero me dí cuenta que me gane un amigo. Así que creí que, a pesar de todo, valio la pena.
Ya en Mayo del 2021 (si mal no recuerdo), el confinamiento estaba 100% levantado. Por lo que toco seguir con la vida. Así que mi amiga (llamemosle "A"), me dijo de celebrar su cumple. Obvio que le dije que si. Me prepare y todo eso. Ella me llama y me advierte que viene "T". Me quede en estado de confusion y le pregunte quien era. ella me responde "Twiggy, Boludo!" (Si, a mi pareja le digo "Twiggy". no hagan preguntas). Me puse nervioso, no esperaba conocerlo en persona algún día. No por maldad, es solo que me relaciono más fácil con las personas en el mundo virtual que en la vida real.
La cuestion es que nos conocemos. Al principio fue incomodo porque era una persona "Pegajosa". Al parecer, leyo mi pensamiento y me dio distancia ¡Me dejo ser! La pasamos tan lindo y bailamos juntos. Despúes, me acompaño a la parada del colectivo aunque le dije que no porque conocía el lugar. Fue tan amable conmigo.
Pero el tema es que mi tímidez no me dejaba volver a verlo. Pero si charlabamos cada vez más, incluso dentro del grupo.
pasaron tantas cosas. Nos encontrabamos poco, pero algo era algo. Y en diciembre del 2022 empece a sentir cosas bonitas por él. Como si una parte de mi alma me pidiera estar con él porque se sentia tan seguro, tan calidad, tan... todo. No lo acepte en un momento porque sentí que solo era un amigo casi virtual y nunca lograría nada con él. Pero mi cerebro no paraba de pensar cosas bonitas. Incluso fui a su cumpleaños y la pase tan genial (y era un cuadruple cumpleaños. 4 capricornianos de festejo jajaja...).
Y en Marzo ocurrio la magia. Digo "Magia" porque fue en nuestro boliche de metal donde pasaron la cancion "Dance Macabre" (GHOST). Ambos nos prometimos bailar ese tema algun dia ¡Y cumplimos! (Todo porque le conte que soñe eso). de pronto, sentí como mi corazon latia y el tiempo se volvio cada vez más lento. Yo llevaba un barbijo esqueletico (no por Covid, sino porque amaba el diseño del barbijo que era una calavera). Leímos nuestras intenciones. Me pregunto: "¿Puedo?". Yo le dije que "Si". Él me bajo el barbijo y nos besamos ¡Nuestro primer beso juntos! La música, el grito y el pogo seguia, pero nosotros besandonos.
Y esa noche (19 de marzo del 2023), le conte la verdad de lo que yo sentía por él. Le pedí que no se asustara, dado a que somos más conocidos en el mundo virtual que en otro lado. Le asegure que no me enojaría si me rechazaba. Yo no le iba a prohibir nada (Ni que fuera su madre/padre). Le explique que teniamos hasta el 31 de octubre del 2024 para conocernos ¡Todo el tiempo del mundo! y si todo salia bien, oficializabamos en esa fecha o fingiamos demencia y dejabamos todo atrás. Él acepto ¡Y me gane 3 veces sus dulces besos! (Nada que ver, pero en medio de la charla nuestros amigos salieron porque toco volver a casa. el patovica me advirtio que si salia, despues no podia entrar. fui a por mi mochila y le rete a mis amigos por olvidarme. Twiggy los tuvo que defender jajaja...).
Y acá estamos. Bien locos, bien enamorados. Tenemos dias buenos y malos. Nos contenemos del uno al otro. estamos bien y peleamos por estar bien. No importa a quien le recemos, solo queremos lo mejor para nosotros.
Así que no me arrepiento de nada. Bendita sea mi tímidez por no preguntar nada y hablar todo el tiempo con el número equivocado.
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legaltheverse · 1 year ago
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Nueva York Fue fundada en los principios del siglo XVII, los primeros en habitarla fueron europeos que llegaron en 1624 desde esta epoca existe una leyenda de una persona con aspecto sombrio pero con ropa muy peculiar que vestia de manerera enriquecida, y que al ver un vagabundo o un borracho les daba ya sea monedas de oro o licor, esto dependiendo de la personalidad de quien se cruzara en su camino, este personaje se encargo por si solo de darse la fama de que era un extranjero que gozaba de gran riqueza pero vivia solitario en una gran casa cerca de Heere Street(BRODWAY ST.) y que habia perdido a su familia en un terrible accidente mientras llegaba a la ciudad de Nueva York. Claro estas solo eran hipotesis,
Vamos a un tiempo mas moderno NYC en 1985, esta vez la gran ciudad, se convierte mas caotica, mas cultural, surgen nuevas modas, nueva musica, nuevos estilos y por supuesto no podria faltar, muchas mas personas de todos los paises y culturas del mundo.
Se cuenta como una leyenda urbana pero en muchos casos han pasado en otros lugares y zonas pero en este caso la calle McClellan en el Bronx de Nueva York es la protagonista de esta historia.
Michael Sturin es una persona la cual vivia cerca de esta calle en 1985 lo cual el salia salir de fiesta regularmente los fines de semana despues que el agobiante ambiente de la ciudad lo maltrataba y respingaba sus sentidos, el trabajo lo terminaba de curtir durante la semana, el dia Viernes era su predilecto para salir con los amigos y conocer algunas mujeres, el nos cuenta que dentro de una calle que el pasaba para llegar a su casa siempre cruzaba dos calles entre la grant ave y la antes mencionada tenia que caminar al rededor de estas dos calles para llegar a su departamento. Cuando el salio del bar comenzo a caminar y iba junto a sus amigos cuando los amigos se comenzaron a despedir para ir cada uno a sus residencias. El siempre caminaba solo al llegar a su departamento no era la primera vez cuando derrepente se cruzo con un hombre vestido con un traje costoso, “Armani o alguna otra marca no lo sabria decir solo se que era costoso se notaba” Esto fue lo que el dijo, con zapatos de charol relucientes donde podrias ver tu propio reflejo en ellos, y un sombrero con mucho estilo “a esto yo pense que era algun chulo, o quiza alguien que se habia perdido para andar en una zona como esta a las 11 de la noche y con ese estilo muy raro” cuando cruzo a mi lado de la acera y cuando cruzamos caminos solo se quedo parado detras de mi, yo segui caminando cuando entonces solo escuche que algo callo al suelo y cuando me voltee a verlo ya no estaba solo un fajo de billetes con una nota que decia:
NOTA:
“Ahora esta es tu oportunidad, quieres todo y te acobardaras”
Cuenta que cuando leyo eso sintio un escalofrio y sentia que alguien lo veia en las sombras, que en las ventanas de las casas golpeaban y los arboles se movian y el piso se movia igual, “es un sentimiento que no le deseo a nadie” me contesto.
Hasta el dia de hoy ya 2023 no sabe que fue lo que paso, pero el lo acredita que quiza el diablo, Satanas, el angel caido del Cielo estaba tratando con el para comprarle el alma.
Asi mismo esta historia se ha repetido en muchos lugares de NYC, desde Manhattan hasta el Bronx, los lugares mas famosos y turisticos, incluso en Times Square que es el centro de todos ven de todo, hasta ahi se tiene la nocion que alguien siempre va caminando raro o se resalta por la manera que camina y casi nunca le pueden ver el rostro de manera concreta.
En una ciudad como esta claro que puede que sea possible, ya que los estilo raros y bizarros son parte del caos de esta gran metropolis, como lo es la capital del mundo Nueva York.
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