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Exploración de las tendencias masoquistas y sádicas en las relaciones
Fuente: https://myblog1sp.blogspot.com/2025/01/exploracion-de-las-tendencias.html
La exploración de las tendencias masoquistas y sádicas en las relaciones románticas y ofrece una interpretación matizada de la intimidad humana y la dinámica del poder. Estas tendencias, a menudo encapsuladas dentro del marco más amplio del BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo), desafían las nociones tradicionales de amor y asociación. La interacción de placer y dolor, dominio y sumisión, representa no solo un conjunto de prácticas sino también una profunda interacción psicológica que merece un examen cuidadoso.
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warning: contenido sexual explícito
Ya es la tercera noche en el desierto y cada vez que lo pensás, te brotan las lágrimas de desespero ¿Y qué si los mensajes de rescate no llegaron a tiempo? ¿Y qué si tu esposo Aemond desesperó y salió a buscarte pero su coche también falló?
"¿Si temió porque nunca llegamos y está muerto ya?" Tu llanto se agrava mientras te tomas el rostro dañado por la sequía de la arena y el verano, aún así es de noche y estás frente a una fogata porque el clima cambia rotundamente de noche.
"No seas tan trágica, Aemond sabrá que adentrarse en el desierto es peligroso" Aegon te envuelve en una manta de cuero que lo viste, a tu vista su gran espalda percudida por la arena y rasgada que simula no tener frío para abrigarte a ti.
"¿No ser trágica? Es fácil para ti que tu esposa Helaena te esperará en casa como Penélope a Ulises, tejiendo y destejiendo. Mi esposo es capaz de venir a buscarme a pie" exclamas indignada ya harta de que minimice la situación. No se hablaron en todo el día porque él pareciera disfrutar estar lejos de la familia, de su tonta esposa, de su exigente madre y sobre todo de su arrogante hermano que es tu marido. Disfruta estar a solas con vos incluso si el asunto es de vida o muerte.
"Pues sería muy tonto de su parte venirte a buscar a pie" sonríe burlón y celoso mientras sus labios se tornan morados, al fin y al cabo es el único que habla tu idioma porque una comunidad de nativos los está acogiendo en su tribu. Molesta pero conmovida lo cubres con tu manta y sus cuerpos prontamente comienzan a recibir el calor.
"Acuéstate" murmura y sin previo aviso te abraza fuerte para no morirse de frío. Algo en ti late tanto que no te deja dormir. De repente logras dormirte pero al despertar, al abrir los ojos te encuentras con sus pectorales remarcados y sucios por el desierto. Observas su barba justo cuando sale el sol y casi tanto como a este astro un día de invierno. La barba está crecida, como tu esposo jamás la dejó crecer, Aegon tampoco se dejaba crecer la barba quizá por eso te sorprendió tanto aquellos días esos vellos dorados. El despierta y sonríe al verte observando su boca y con la excusa del viento te acomoda el cabello que te cubre el rostro porque también quiere mirarte. Con la excusa de brindar calor junta su pecho plano con el tuyo y sus narices chocan, ambos buscan dormir ya que tu eres la esposa de su hermano. Pero no lo logran.
La única vez que habían olvidado que Aemond era tu esposo, habían emprendido por diversión un viaje al desierto y todo salió muy mal. Entonces pareciera que ya no buscan olvidarlo. Él no se puede dormir, tus pechos junto a su pecho, tus muslos junto a sus piernas, la hebilla de su cinturon rozando tu vientre no le permiten pensar en dormirse. Y ahí piensas que se va a olvidar que su hermano es tu esposo, que se olvidará como aquella vez que se emborracharon y se besaron con pasión desubicada. Pero totalmente ubicado, y a tu pesar porque lo quieres junto a tu cuerpo desubicado, se levanta.
Detrás de él camina unos metros hasta donde está el coche y te comunica que ya lo arregló y podrán volver a casa. Pero ninguno de los dos quiere marcharse allá donde las obligaciones de la familia esperan, sus hijos y su esposa, tu marido y su exigente vida.
Aegon y tú suben al coche, hacen unos cuantos metros y antes de que se termine el desierto, se miran fijamente recordando todo lo malo pero también todas las noches que durmieron juntos por el frío, también el motivo que los condujo hasta allí. Se bajan del coche y se sientan en el capot, ninguno dice nada. Él se ha ocupado demasiado de aprender a ser un hombre respetuoso, Aemond muchas veces lo enfrentó porque te miraba descaradamente.
Te le acercas, sus piernas lo piden pues se abren dándote paso y prontamente con la libertad que el desierto te dio, le besas los labios no sin antes observar y acariciar su barba dorada.
"Debemos irnos, nena. Estabas tan apresurada para volver" murmura entre tus labios buscando sostenerse y que todo quede en un beso como siempre, que no pasen los límites.
"¿De verdad quieres irte?" sonríes abriendo tu boca lentamente, disfrutando de la textura de su barba en tus labios y esperando que te bese. Te aprieta la cintura y te acerca a él, prontamente sentís tu vientre rozar su entrepierna. Su lengua se entromete lenta en tu boca mientras busca estratégicamente que su bulto acaricie con violencia el interior de tus piernas.
"Quisiera quedarme para siempre aquí, ser un salvaje contigo y no hablar" vuelve a murmurar gravemente con su pulgar acariciando tu labio.
"¿Entonces cómo sabremos qué necesita el uno del otro? ¿Cómo sobreviviremos?" le preguntas mientras desabrochas su camisa encontrándote con su pecho tan dorado y crecido en sus vellos como su barba divina. Él te besa el escote rasgándote la piel con el filo de sus bigotes mientras te acaricia la cintura bajando lentamente tus pantalones. Sus labios filosos se entrometen faltando el respeto de tu sostén y llegando a uno de tus pezones, mientras que suspiras. Cada vez más fuerte se vuelve el placer y el verano allí en final del desierto, cada vez más fuerte te embiste contra su bulto ya rígido y un gemido se te escapa. Él que mueve su lengua y sus dientes contra tu pezon decide hablar mientras se deleita con la humedad de entre tus piernas que se delata al traspasar el pantalón.
"No hacen falta las palabras cuando verdaderamente necesitamos" te dice y a la arena cae tu ropa interior. Te deshaces de sus pantalones y apenas ves su ropa interior que también cae, ya que te sube encima suyo para que, así como en sus sueños más prohibidos, empieces a dar horcajadas que rápidamente enlazan sus humedades más íntimas. El capot promete y jura abollarse ante la fuerza de gravedad que desafías hundiéndolo en tu flor inmediata mientras le rasgas la nuca con tus uñas y él acaricia desafiante tu clítoris. El placer se denota en sus respiraciones y pronto como si transitaras un orgasmo permanente, tu cuerpo parece gastarse de energías. Aegon es mucho más grande entre tus piernas que tu esposo y deseas que vaya aun más profundo, entonces él te toma de la cintura y comienza a estrellarte una y otra vez disfrutando que tus gritos al unísono de sus fluidos hacen eco en toda la llanura desértica.
Esperaron tantos años que pareciera un sueño hecho realidad, de manera rabiosa y mugrienta seguís gimiendo vocablos vacíos de culpa y repletos de lujuria, como nunca antes. Y él comienza a acompañarte para estallar en ti con suprema potencia, dejando un blanco en tus ojos. Junta tus pupilas y las suyas.
"Sobreviví tanto tiempo a esta necesidad de ti que no hay desierto que me mate"
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#tom glynn carney#hotd aegon#aegon ii x reader#aegon targaryen x reader#aegon ii targaryen#aemond targaryen#team green#asoiaf
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Hermano mayor Gojo!Lector descubre sobre Megumi y Tsumiki. Ft Kugisaki e Itadori!
Ahora, pasando al tema, creo que hermano mayor lector sabría de la existencia de Megumi poco después de tener su charla con Satoru (después de la ruptura de KFC) y le confiesa que Touji le dijo que tenía un hijo, como si esperaría a que su hermano le dijera qué debía hacer. Al principio, Lector, no voy a mentir, está demasiado enojado con Touji por casi matar a su hermano pequeño como para pensar con claridad, así que le dice que haga lo que crea que es correcto.
que en la mente de Satoru se traducía como: "haz lo que tu hermano habría hecho" y sabiendo que en circunstancias normales hermano mayor! Lector no dudaría en acoger a un niño necesitado (ESPECIALMENTE si hermano mayor ya tiene sus propios hijos) Satoru decide que él hará lo mismo.
entonces, va a buscar a Megumi (y también a Tsumiki), los lleva con él y se los presenta a su hermano mayor como los niños de los que les había estado hablando :D (ignorando por completo el hecho de que le advirtió con, como, 5 minutos de antelación antes de que llegaran y que se suponía que sería solo UN HIJO)
pero tan pronto como hermano mayor! Lector los ve, cualquier tipo de disgusto hacia Touji o resentimiento SE APLASTA y se reemplaza por lástima al ver lo pequeños que son, se arrepiente mucho de haber pensado como lo hizo cuando vio cómo vivían, y comienza a tratarlos como su ser amigable normal, casi como a sus propios hijos.
A medida que Megumi y Tsumiki van creciendo, el lector es una figura muy importante en sus vidas, principalmente porque tiene el tacto que no tiene Satoru, es mimoso sin ser molesto, es mucho más respetuoso ¿como no iban a amarlo? especialmente en el caso de Megumi, a quien intenta ayudar con sus problemas de abandono.
Con Tsumiki se vuelve cercano a través de cosas como las tareas del hogar, Lector es un hombre deconstruido, ayuda a su esposa y a Tsumiki en todo lo que puede😤 e incluso le enseña algunos trucos que ha aprendido en la casa Gojo (cocina, lavandería, bordado, auto- defensa, el hombre es una caja de sorpresas).
En general, Tsumiki ve su personalidad amigable respaldada por alguien como el lector de Big Bro, que es casi igual. Ella lo ve como un gran hombre y definitivamente un buen ejemplo de hombre, padre y esposo.
A Megumi como ya dije le gusta más Lector en el sentido de que tiene mucho más tacto y respeto por lo que dicen los demás, eso ya le da muchos puntos, pero también se encariña muy rápido con él por lo bueno que es . Es muy amigable, pero no acepta una mierda de nadie. El lector será amable, sí, pero no soporta la falta de respeto y definitivamente es alguien que puede guardar rencor y puede empatizar con él.
pero la actitud paternal y desinteresada de Lector definitivamente fue lo que hizo que lo amara tanto, pueden unirse a través de cosas como juegos de mesa, le enseña a ser un caballero, salir a los parques junto con los perros Divinos, enseñarle cosas del clan Gojo, tecnicas,etc.
Cuando crece, ve a Lector como una especie de padre secundario, pero si ya tiene hijos, será sus tutores y ayudarán a Lector a cuidarlos. Cuando sucede lo de Tsumiki, Reader es el PRIMERO en correr al hospital y consolar a Megumi, él es quien ocasionalmente le prepara un almuerzo casero para la escuela, él es a quien Megumi va a visitar cuando tiene la oportunidad (aparte de Tsumiki) para contarle su día.
El lector es una de las pocas personas (si no la única) que siente que nunca lo abandonará y le brinda una sensación genuina y cálida de seguridad que desearía haber tenido antes. Le encanta.
Megumi se convierte en parte no oficial de la familia de Lector, su esposa incluso tiene una habitación de invitados adaptada a sus gustos (y para sus divinos perros), tiene algunos de sus snacks favoritos en la despensa, y DIOS MÍO, cuando él viene de sorpresa y los hijos de Lector lo saludarán con un "¡bienvenido a casa Megumi-nisaaaaaan!" Megumi podría MORIR AHÍ Y MORIR FELIZ.
Incluso le dejan un espacio en la mesa (la esposa de Lector siempre le da porciones extra porque según ella "está muy delgado") y puede sentirse tranquilo. tranquilidad sencilla.
El hermano de Gojo es asombroso.
y eventualmente gracias a esto y siendo el hermano del puto sensei, también conocería a Nobara e Itadori.
Itadori conocería al lector de Big Bro antes que Nobara, probablemente incluso sería 1- una de las personas con las que Itadori iría en sus primeras misiones o 2- una de las pocas personas en las que Gojo confiaba para hacerle saber que Yuji no estaba muerto.
Vamos por ambos.
Itadori quedó MUY sorprendido al ver la diferencia de actitud entre su Sensei y su hermano, pero aun así vio que Lector era alguien muy respetable, ¡incluso adorable! Siempre alardeaba de su familia y Gojo-sensei también comenzó a mostrarle sus propias fotos de sus sobrinos/sobrinas (los hijos de Lector) e incluso algunas fotos de cuando eran jóvenes, era muy saludable.
Puedo ver a Lector uniéndose a Itadori en sus maratones de películas (especialmente después del incidente con Junpei), invitándolo a su casa para conocer a su familia, e incluso quedándose a cenar. Para Yuji todo es tan…NUEVO, toda una familia, funcional y feliz, ¿cómo lo hace? pero termina agradeciéndole mucho la experiencia (incluso dándole un abrazo que el Lector le devuelve con gusto).
Itadori acude con el lector si necesita un consejo más sentimental o emocional, ya que Lector es algo así como su guía en ese sentido, su punto de referencia para lo que le gustaría tener, y aunque Itadori es una bandera verde andante, a veces no comprende ciertas situaciones y quiere ser tan amigable y comprensivo como el hermano mayor lector.
¡Imagínese a Itadori y Megumi cuidando a los hijos del lector! Me imagino que son mitad ángeles y mitad Gojo(xd) así que tendrían que tener mucho cuidado con eso. A Megumi le encantaría ver a los niños haciendo dibujos o hablando de su familia, si le hacen un dibujo de él, llorará (aunque sea la cosa más fea jamás dibujada, la colgará en el refrigerador, SIN PEROS)
Itadori se queda más con la esposa del lector (si está allí) y la ayuda con cosas como bolsas de compras y quiere saber más sobre los niños para ser un mejor niñero con Megumi (aunque él los conoce mejor, así que no hay mucho problema).
Y cuando el lector regresa y los niños salen corriendo para darle a su papá el "¡bienvenido a casa!" Itadori jura que su corazón se DERRITE.
El hermano de sensei es muy amable. Es lo que él piensa sea cuando sacan el tema de Hermano mayor! Lector.
Nobara probablemente conocería a Hermano Mayor! Lector después de la "muerte" de Itadori, y al principio no pensaba mucho en él (excepto que vestía MUY bien) hasta que supo que era el hermano mayor de Gojo-Sensei. y honestamente? Ella no lo creyó.
¡¡No puede ser!! ¡TENÍA QUE SER UNA BROMA! ¿Cómo alguien como su sensei podía tener a alguien tan amigable como hermano? ¿O estaba Lector ocultando su propio lado idiota? Le tomó ver fotos de cuando eran jóvenes y mucha insistencia para que ella finalmente creyera que incluso eran parientes.
Definitivamente al principio estuvo un poco alerta por la manera amigable en que actuó Lector, pero eventualmente pudo bajar la guardia al darse cuenta que él no estaba planeando nada turbio, al contrario, quería estar con ellos en un momento difícil como el que estaba pasando, perder una compañero. Nobara podría respetarlo por eso.
y creía que debía ser el hombre más orgulloso del mundo, porque siempre presumía a su familia, especialmente a sus hijos. Al principio, Nobara lo encontró algo molesto, pero no pasó mucho tiempo antes de que se subiera al tren del entusiasmo por los logros de los hijos de Big Bro.
Si Lector tiene un mal sentido de la moda, Nobara tiene la MISIÓN de cambiar eso, sin peros. No desaparecerán hasta que al menos conozcas la teoría básica del color.
En general, Nobara está feliz de ser una chica rodeada de lectores de Big Bro y de tener un buen apoyo mental en esta escuela. El hermano de Sensei es genial.
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EPÍLOGO 1.4 – SETH HOHENHEIM
Seth caminaba por los angostos pasillos de roca y madera que conformaban el atrio de la Ciudad Sumergida que rodeaba el Palacio Subterráneo de los Von Vitae. Recordaba al pie de la letra las advertencias de sus amigos sobre el lugar, quienes le repetían que no tocara nada sin las debidas precauciones y que se alejara de cualquier libro tan brillante como el sol. Aunque insistieron en que Seth les esperase para que pudieran acompañarle, este les aseguró que no sería necesario.
Y es que Seth no sabía cuánto tiempo tardarían en volver. Camille estaba de gira del otro lado de Underia, Idril se encontraba en una excursión al Plano del Vacío y tanto Exaver como Kaisha habían ido a una misión que su Señora les había encargado. Los cuatro dijeron que volverían lo más pronto posible, pero Seth optó por no esperar más, por lo que se puso en marcha hacia Ag’dan y, eventualmente, hacia el área subterránea que rodeaba el palacio de la única heredera de Vladimir Von Vitae.
A su lado estaba Wulfgar, un druida de fauna, hábil maestro de la transformación animal y su actual esposo. Seth le conoció en un bosque cerca de Isur mientras viajaba al lado de sus amigos, con Wulfgar siendo contratado por Lord P para capturarlos y llevarlos ante él. Sin embargo, Seth parecía haber quedado maravillado cuando le conoció, logrando entablar una conversación con él no sólo para convencerle de abandonar su misión, sino también para confesarle la súbita atracción que había sentido por él.
Wulfgar, sorprendido por la confesión, dejó la misión y aceptó salir con Seth, lo que derivaría eventualmente en su matrimonio. Aunque Seth inicialmente sintió un poco de culpa debido a que conoció a Wulfgar mientras buscaba al responsable de la muerte de Freya, su primera esposa, este había logrado una íntima conexión con el druida, quien sólo había aceptado trabajar con Lord P para conseguir el dinero necesario que le permitiera volver a su hogar en Celestia. No sería hasta que Seth consumó su venganza en contra del asesino de su esposa que finalmente se dio el permiso de ser feliz, casándose con Wulfgar poco más de un año atrás.
No sería sino hasta hace unos meses que Wulfgar insistió sobre su regreso a Celestia, habiendo recibido una carta de su maestra, la archidruida Fenrir, apenas unos días atrás. Sin embargo, el viaje a Celestia costaba mucho dinero y Wulfgar decidió aceptar un contrato para conseguir el dinero necesario para costearlo.
El contrato pertenecía a un tal Oliver Wingham, quien fuera funcionario de Nueva Fortuna y viejo amigo de los otros miembros de Draconis Machina. De porte elegante, amable y respetuoso al expresarse, Oliver ofrecía una gran recompensa a quien le llevara un libro cubierto de luz sagrada, el cual aparentemente se encontraba en la Catedral de las Seis Palabras, en el centro de la misteriosa Ciudad Sumergida de Ag’dan.
La Catedral de las Seis Palabras era la gigantesca biblioteca personal de Vladimir Von Vitae, el último Señor de la Noche y patriarca de las ahora extintas familias vampíricas de Underia. Cuando su esposa Tepeshia cayó a manos del Clan Escudosolar y surgieron los primeros cazadores sombríos, Vladimir condenó a los druidas de Underia, jurando una Noche Eterna que cubriría al planeta bajo las sombras y dejaría todo a bajo su control. Su única heredera, Vialette Von Vitae, sería educada para seguir con los planes de su padre si este en algún momento no pudiera llevarlos a cabo.
Sin embargo, Vialette no era como su padre. Sabía perfectamente bien que Vladimir buscaba tener a todo Underia bajo su yugo y que, sin su madre para controlarlo, el caos que desataría sobre sus habitantes no tendría precedente. A Underia le esperaba un destino cruel si Vladimir se salía con la suya, pero no había mucho que ella podría hacer contra él, razón por la cual peleaba constantemente contra él y en ocasiones quedando encerrada en su torre durante semanas si se atrevía a desobedecerle.
Una noche, los poderosos druidas del Soldrassil, liderados por el Clan Escudosolar y acompañados de un grupo de héroes, asediaron el castillo. Conjuraron soles arcanos que iluminaban las cuevas y las grutas que llevaban al palacio, convirtiendo a cualquier siervo de Von Vitae que se atreviese a enfrentarlos en polvo y cenizas. Vladimir, viendo que sus planes estaban por ser destruidos, hechizó a su hija en animación suspendida y la puso en un ataúd especial que escondería en lo más profundo del castillo y el cual le mantendría a salvo de los invasores.
En una carta, Vladimir dejaría instrucciones precisas para reabrir la Catedral de las Seis Palabras, la cual escondería de igual forma a la que había hecho con ella. Según él, en esos libros estarían los secretos detrás de la tecnomagia necesaria para revivir a su padre si este era vencido, con Vialette teniendo la responsabilidad de hacerlo una vez que su ataúd fuera descubierto… lo cual no ocurriría sino hasta casi mil años después, cuando la noble emperatriz Khor encontrara su castillo y abriera el ataúd en el que estaba oculta.
Khor era un alma dulce y bondadosa que era capaz de ver el verdadero corazón de otros seres, recibiendo a Vialette con cariño casi de inmediato, algo que ella no recordaba haber sentido jamás salvo por su madre. Para Vialette, Khor fue un respiro de aire fresco y un ejemplo de que mortales y vampiros no tenían por qué ser enemigos.
Una hábil hechicera, Khor se entristeció mucho al saber que Vialette, debido a su sangre vampírica, no podría jamás ver la luz de los soles de Underia. Sería así que por un noble capricho de Khor que la arena del desierto de Ag’dan cambiara su color dorado a un blanco como la plata, lo que protegería a Vialette de los efectos de la luz del sol siempre que estuviera rodeada de dicha arena, siendo capaz de recibir la luz del amanecer por primera vez en su vida y cada día después de ese siempre que Khor y ella así lo quisieran.
Sin embargo, la vida de Khor como emperatriz fue corta, siendo asesinada a sangre fría y sumiendo a Khorsu’dan, su alguna vez imponente nación, en una profunda depresión. Por si eso fuera poco, su cuerpo había sido estragado con numerosos rituales que impedían que conjuros divinos funcionaran sobre su cuerpo, haciendo imposible su resurrección por métodos convencionales. Vialette, quien había perdido a su madre a temprana edad y que sólo había recibido una estricta educación desprovista de cariño por parte de su padre, se dispuso a traer a Khor de vuelta a la vida, transformando la máquina tecnomágica que originalmente traería de vuelta a su padre para funcionar con seres vivos en su lugar.
El complejo aparato fue hecho con repuestos y partes viejas que Vialette conseguía al escudriñar durante las noches en depósitos de chatarra que no estuvieran muy lejos del desierto, el cual perdía poco a poco las propiedades mágicas que le mantenían a salvo bajo la luz del sol. Aunque su educación como artífice le permitió completar la máquina después de casi diez años, esta requería de una gran fuente de energía para funcionar. No obstante, esta lograría cumplir con su función dos veces: la primera, para revivir a Khor y, la segunda, para hacer lo mismo con una mujer llamada Priz Nayemnik, quien fuera también miembro de Draconis Machina y la cual habría perdido la vida en una incursión anterior a la Catedral de las Seis Palabras. Tristemente, la máquina de Vialette no tuvo la energía suficiente para revivirla completamente, restaurando su cuerpo pero fallando en recuperar su espíritu.
Seth había escuchado mucho de Priz. Era una adral’em valiente y astuta que trabajó como mercenaria durante mucho tiempo antes de responder al llamado de Likadna Dragonov tres años atrás. A pesar de sus habilidades como mercenaria y asesina, Priz no era versada en lo arcano, razón por la cual falleciera al abrir uno de los Libros de Luz, los cuales estuvieron escondidos en la Catedral de las Seis Palabras durante casi mil años y que, al abrirlo sin la debida precaución, le hiciera sucumbir ante el gran poder divino de sus sagrados textos.
Ese era uno de los libros que Oliver Wingham, su empleador, estaba buscando. Y es que al parecer, en un giro irónico del destino, dentro de uno de esos libros estaba el secreto para regresar el alma de Priz a su cuerpo, no importando su ubicación.
—Este lugar me da escalofríos —dijo Wulfgar mientras se acomodaba la capa—. ¿En serio te metías a estos lugares por voluntad propia?
Seth no pudo evitar reír un poco, sobre todo cuando recordaba que Wulfgar era un druida considerablemente poderoso y que, de no ser por cierto azar del destino, podría haberle vencido a él y a sus amigos de no haber tomado otro camino.
—Sabes perfectamente que no hay nada que temer. La señorita Von Vitae nos dio permiso de buscar aquí y no hay profanos alrededor que…
—Pero podría haber fantasmas renegados, alguna araña gigante… —Wulfgar tomó a Seth de la camisa con la mano, como escondiéndose en su espalda—. ¡O un fantasma en forma de araña que…!
—Cariño… —Seth se detuvo, se dio la media vuelta y dio un beso en la frente a su esposo—. No hay nada de eso aquí y, si algo así apareciese, como cazador sombrío y como tu esposo habré de mantenerte a salvo. Eso será así toda la vida.
—Yo… no… —Wulfgar se llevó la mano al pecho—. No podrás… .
—Gar’el… —Seth usó el mote de cariño que tenía con él, un apodo que acortaba su nombre y añadía “mío” en druídico al final de este—. Sabes perfectamente que eres capaz de enfrentarte por ti mismo a cualquier cosa que nos aceche. ¿Qué ocurre contigo?
Seth murmuró algo, inaudible inclusive para Seth y sus sentidos agudizados…
—¿Qué has dicho?
—Q-que odio a las arañas… —dijo Wulfgar entre dientes—. Y a los fantasmas, pero más a las arañas.
—A los fantasmas lo entiendo, ¿pero a las arañas? —Seth se rascó la nuca—. ¿No se supone que los druidas son amigos de todos los animales?
—Las arañas no cuentan… —rezongó Wulfgar.
—¡Tu maestra diría otra cosa! —reía Seth.
—Maldito el día en el que acepté el contrato —gruñó el druida—. Cuando hablaron de una catedral, imaginaba algo menos inquietante…
Wulfgar no estaba del todo equivocado. La catedral no había visto un solo visitante en años, con los últimos en ir al lugar siendo el resto de Draconis Machina antes de conocer a Seth. Vialette Von Vitae no tenía intención de acercarse debido al rencor que aun sentía por su padre, con las extensas bibliotecas recordándole las épocas en que este le obligaba a estudiar hasta el cansancio, orillándole a sufrir una sed de sangre tal que sentía que perdía el control cuando finalmente podía buscar a un ser del cual poder alimentarse.
Apenas llegaron a los libreros, Wulfgar insistió en que se separaran para buscar el libro, el cual según Oliver “emana una luz blanca ante la presencia de un ser vivo, casi como si le llamara para abrirle y revelarle sus secretos”. A pesar de ello, Seth le repitió a Wulfgar la advertencia de sus amigos, esperando que ambos evitaran el mismo destino que la mujer a la que el libro que buscaban terminó encontrando. Dando la vuelta a otro claustro, Seth se encontró con el librero más grande que había visto en su vida, el cual descansaba opuesto a una pequeña gruta que permitía pasar la luz solar.
“¿Será…?”. Seth se acercó a los libros de la parte superior, los cuales reflejaban la luz que entraba desde la superficie. Cada uno tenía el lomo o las bisagras de las solapas de color dorado, pero no eran acordes a la descripción que Oliver les dio. “No, no creo que sea un libro como este…”.
Apenas logró reacomodar los libros cuando un poderoso rugido pudo escucharse en la cámara anterior. Seth recorrió sus pasos a toda velocidad, mordiendo su dedo y cubriendo el filo su hacha de sangre, la cual encendió por medio de un rito carmesí. Ante él, el cuerpo de una araña gigante yacía en el suelo, con Wulfgar parado sobre él en forma de pantera y gruñendo a cuatro arañas más pequeñas que le rodeaban desafiante.
—Hey, al menos no son fantasmas… —bromeó Seth.
—¡Cierra la boca y ayúdame! —le reprochó Wulfgar mientras regtesaba a su forma original.
En cuestión de segundos, Seth y Wulfgar vencieron al grupo de arañas restantes que parecían haber hecho un nido cerca de los libreros en la parte trasera de esa cámara. Wulfgar no se arriesgó y conjuró llamaradas que hicieron cenizas a las arañas, a su nido y al resto de los huevecillos que amenazaban con cubrir más de la catedral si no eran eliminados. Una vez que confirmaron que todos los nidos estuvieran destruidos, Wulfgar se lanzó hacia los brazos de Seth buscando consuelo.
—Tenemos que buscar otra forma de ganarnos la vida —dijo Wulfgar, abrazando a Seth fuertemente de la cintura.
—¿Tú crees? —Seth arqueó una ceja—. No creo que lo hagamos tan mal.
—¿Tal vez una granja druídica? Aquí o en Celestia o en cualquier otro lado, pero no podremos seguir aceptando misiones así toda la vida. Además, no siempre…
—No siempre… ¿qué? —inquirió Seth.
Wulfgar se quedó en silencio y no dijo más, haciéndose hacia atrás y compartiendo con Seth una sonrisa que era tan dulce como melancólica. Cuando Seth quiso preguntarle sobre lo que le preocupaba, Wulfgar buscó en su atuendo y extrajo un pequeño libro que brillaba de una intensa luz blanca.
—Lo encontré. —Wulfgar tomó a Seth de la mejilla con la mano que tenía libre, todo mientras guardaba el libro de nuevo en las bolsas de su atuendo—. La maldita araña me atacó cuando me acerqué a tomarlo, pero lo tomé antes de que atacara…
—Gar’el, ¿estás bien? —preguntó Seth—. Estás actuando raro desde que…
—Salgamos de aquí, ¿quieres? —dijo Wulfgar con voz quebradiza.
Wulfgar lideró el resto del camino fuera de la Ciudad Sumergida, casi como evitando hablar con Seth. Sin embargo, el druida volteaba cada cierto tiempo para mirarle y darle una sonrisa cada vez, casi como si tuviera la intención de hacerle olvidar su extraño e inesperado comportamiento. Después de agradecer a Vialette Von Vitae por su hospitalidad, tomaron el camello gigante que habían rentado para llegar al territorio de la vampiresa y regresaron a Khor’sudan, donde tomaron el tren para viajar de vuelta a Nueva Fortuna.
Durante el trayecto, Wulfgar respondía normalmente a los comentarios de Seth, pero este parecía tener la cabeza en otro lugar. Aunque estaba claramente preocupado, Seth creyó más pertinente preguntarle de nuevo sobre lo que le aquejaba una vez que estuvieran de vuelta en Isur y la misión hubiera terminado.
Pasó poco tiempo para que el tren les llevase al centro de Nueva Fortuna y al edificio donde se encontraba el Primer Hospital de Solaria. En el elevador, Seth pudo ver cómo su esposo respiraba profundamente antes de que se abrieran las puertas, cambiando la triste expresión de su rostro a uno completamente alegre y despreocupado una vez que salió al mezanine del hospital. Apenas dieron unos pasos más cuando fueron recibidos por su empleador, Oliver Wingham, quien estaba hablando con un médico y quien les sonreía de forma sincera cuando los vio llegar.
—¡Bendita Tyr y los ojos que les ven! —Oliver se acercó a Wulfgar y a Seth, ofreció un saludo y se recompuso—. ¿Lo encontraron? Díganme que es así…
—Lo hicimos, señor Wingham —Wulfgar sacó el libro, cubierto aún por su capa de hojas tejidas—. No lo quise descubrir hasta poder verle directamente.
—Muchas gracias. ¡No, muchísimas gracias! —expresó Oliver mientras descubría un poco de la cubierta del libro—. Ahora sólo debo ir con el arcipreste para que lea el contenido e intente traer el alma de Priz de vuelta.
—Sr. Wingham, recuerde que no sabemos qué efecto tenga —interrumpió el médico con el que hablaba—. Ha pasado ya mucho tiempo y puede que el conjuro falle, que sólo le dé unos días más o unas semanas. No sabemos si su alma quiera volver y…
—Intentarlo es lo importante, doctor —suspiró Oliver con optimismo—. Y si eso es lo que ella decide, que así sea… pero si no lo intento, me lo reprocharé siempre y tendré que esperar toda una vida para verla de nuevo.
Seth volteó a ver a Wulfgar, esperando ver su rostro ante tan tierna expresión. Sin embargo, el rostro de su esposo reflejaba un dolor tal que le quedaba claro que era lo que estaba intentando ocultar. Sin mediar palabra más, Wulfgar se excusó casi inaudiblemente y salió a toda prisa del mezanine.
—Yo… lo lamento, Sr. Wingham. —Seth se veía claramente apenado, rascándose la nuca—. Sobre el pago, podría…
—Yo me encargo de tenerlo listo mañana mismo, Sr. Hohenheim. Muchas gracias de nuevo por todo —aseguraba Oliver mientras se inclinaba respetuosamente hacia Seth.
Los sentidos agudizados de Seth percibieron el aroma de su marido, quien había tomado las escaleras y subido a la parte más alta del hospital. Cuando abrió la puerta que daba al techo, la luz de la luna iluminaba la imagen de Wulfgar, quien contenía el llanto.
—¿Pero… pero qué ocurre, Gar’el?
—Toda una vida, Seth’el —respondió Wulfgar—. Cuando nos casamos, no pensé en lo terrible que sería saber que no podré vivir toda mi vida contigo.
—¿A… a qué te refieres? Si se trata de Celestia, podemos discutirlo. Además, vivir en otro planeta no es algo a lo que esté yo en desacuerdo y siempre puedo venir de visita si…
—¡No es eso! Podemos vivir aquí, en Celestia o en cualquier otro lugar…
—¿Entonces qué es? ¡Cuéntame! —insistió Seth, buscando los ojos de Wulfgar.
—La carta… —Wulfgar sacó una carta de una de las decenas de bolsas de su atuendo druídico y la movió frente a Seth—. La maestra Fenrir pidió mi presencia para terminar con mi Calan Eir; es decir, con mi entrenamiento como druida.
—¡Es maravilloso, Gar’el! —respondió Seth con alegría—. Aunque siempre creí que ya eras técnicamente uno…
—No lo entiendes —Wulfgar le miró con una única y solitaria lágrima recorriéndole la mejilla—. Terminar con mi Calan Eir me convierte de iniciado a druida legítimo, lo cual me confiere la Bendición de Gaia al aceptarme en el Círculo de Fauna. Es lo que quise toda mi vida: convertirme en druida… hacer un vínculo con la naturaleza y…
—¿Y…?
—Y ahora no sé si debo hacerlo.
—¿De qué hablas? —Seth no podía dar crédito a lo que escuchaba—. ¡Es tu sueño! Siempre has querido ser un druida, así que…
—¡Tú también eres mi sueño! —exclamó Wulfgar—. ¡Pero no te había considerado cuando me comprometí al druidismo! ¡No te conocía! ¡Yo creí que viviría mi vida al lado de otro druida, no de ti! Y ahora la Bendición de Gaia que…
—No entiendo. ¿Qué tiene de malo convertirte en druida y estar conmigo al mismo tiempo? ¿Qué tiene que ver la Bendición de Gaia en todo esto?
—La Bendición de Gaia nos conecta a la naturaleza y aumenta nuestro poder, lo que nos permite acceder a más secretos druídicos. Sin embargo, eso también afecta a nuestro cuerpo, mejorando el flujo de energía primal dentro de nosotros. Cuando eso ocurre, nuestra sangre se renueva, nuestro maná se purifica y nuestra vida se extiende, lo que nos permite vivir mucho más que…
—Que un mortal común, ¿eh? —resolvió Seth.
El silencio hizo acto de presencia entre ambos. Seth ahora entendía la actitud que Wulfgar había tenido para con él. No sólo durante la misión, en donde buscó alejarlo de las arañas a pesar de tener un miedo atroz a ellas; la tristeza detrás de sus actos de cariño para intentar distraerle de lo que le preocupaba; cada una de las sonrisas que, a pesar de sentirse triste, ofrecía cada que Seth le preguntaba algo.
—Si no hubieras caído, podrías acompañarme y…
—Si no hubiera caído, sería inmortal y estaríamos en el mismo predicamento.
—Así que me alejaste de las arañas para protegerme, ¿eh?
—No era necesario que te arriesgaras —reía Wulfgar, aunque aún se mostraba con el ánimo caído—. Soy más fuerte que tú, en todo caso.
—¿Y vas a cuidarme en todo momento con tal de que no me lastime? No puedes controlarlo todo, cariño.
—Pero puedo intentarlo. Además, si nuestro tiempo juntos se acaba… ¿tendré que esperar toda una vida para volver a verte?
—Gar’el… —Seth tomó a Wulfgar de las mejillas y le atrajo hacia él, abrazándole y suspirándole al oído—. Hemos hecho tanto juntos y luchamos para dar la oportunidad a otros de aprovechar el tiempo que pudimos conseguirles. Sin embargo, tampoco pudimos salvarlos a todos, con muchos más estando fuera del alcance de nuestra influencia. Vivir de esa forma, en constante preocupación de lo que puede ocurrir, no es vida que valga la pena y no es una que quiera vivir contigo.
—¿Entonces?
—Entonces vivamos cada segundo, cada momento que nos otorgue tu diosa o la que nos esté permitiendo estar juntos, como si fuera el momento más valioso que nos queda. No sé cuántos años más tenga este cuerpo en este plano, pero los viviré a tu lado y, cuando el momento que marque nuestra despedida llegue a nosotros, habremos de vivirlo también y hasta que me toque verte de nuevo.
Wulfgar, en un beso, quedó convencido de que era con Seth con quien habría de vivir el tiempo que tuvieran permitido. Sus lágrimas cambiaron a risas, su inseguridad cambió a calidez y su cariño se multiplicó sobre sí mismos hacia el otro que, en ese momento, era con quien cada uno quería estar.
—Tá grá agam duit… —suspiró Wulfgar amorosamente en druídico.
—Tá grá agam duit derán… —respondió Seth con la misma intención.
Y ese momento, sellado con un “te amo” en druídico, sería uno de incontables y valiosos momentos que ambos vivirían durante muchos, muchos años más. Cualquiera de los momentos restantes entre ambos pertenecen a otra historia y a otro tiempo, pero todos ellos repletos de sonrisas, alegrías… y un sincero y puro amor.
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Leyendas de terror de Ecuador
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El cura sin cabeza
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Por las calles de la ciudad ecuatoriana de Cuenca, vaga un espíritu que aterroriza y atormenta a sus habitantes. Dicen que es tan espeluznante, que su sola visión podría provocarte la muerte: se trata del cura sin cabeza.
Este hombre se encuentra condenado a vagar por el resto de la eternidad, a causa de lo mal que se comportó en vida.
Muchos años atrás, cuando el sacerdote vivía, se cuenta que era un hombre escandaloso y lujurioso; todo lo contrario a lo que debería ser un servidor de la Iglesia. Lo que más le gustaba era salir con las mujeres del pueblo, fueran solteras o casadas. Tenía una preferencia particular por las jovencitas, a quienes sin ningún decoro cortejaba.
Esto desde luego que no gustó a gran parte de las familias cuencas. Padres, esposos o novios iban a reclamarle constantemente, disgustados por el hecho de que rompiera sus familias o compromisos.
Ganas no les faltaban de moler a golpes al cura, pero como todos eran muy respetuosos de los hábitos, tenían que contenerse de lastimarlo.
Muchos intentaron hacer que fuera removido de la casa parroquial. Lamentablemente, al mantener una amistad muy fuerte con las autoridades eclesiásticas, el padre consiguió quedarse donde estaba.
La gente, descontenta, acudía los domingos a escuchar misa por obligación y se iba a disgusto por la hipocresía del religioso.
Así pasaron los años y llegó el día en el que el sacerdote murió, para gran alivio de los lugareños. Nadie acudió a su entierro. En el camposanto, el sepulturero se encargó de cavar la fosa para el ataúd, ansioso por marcharse a casa. En un momento dado, al estar bajando el féretro sin ayuda de nadie, este se precipitó bajo tierra violentamente y la tapa se abrió revelando el cuerpo del difunto.
El pobre hombre casi se muere del susto al verlo. Rápidamente dejó lo que estaba haciendo y corrió a una taberna cercana.
Dentro los clientes se mostraban de buen humor; sobre todo al saber que ya no tendrían que lidiar con el mal comportamiento del párroco. Ahí fue cuando el sepulturero los sorprendió, pálido y asustado.
—¡Jesús, María y José! ¡Lo que he visto! ¡Lo que he visto!
—Cálmate, dinos qué te sucede…
—¡Acabo de ver al difunto en su ataúd! Estaba enterrando la caja cuando se abrió la tapa.
—Y bueno amigo mío, creíamos que ya estarías acostumbrado a ver este tipo de cosas en tu trabajo…
—Difuntos, claro que sí. ¡Pero nunca a ninguno al que le faltara la cabeza!
Asombrados, los presentes se dirigieron al cementerio con él para comprobar que efectivamente, al cura le faltaba la cabeza. Y al enterrador le constaba que durante el velatorio; en el que solamente él había estado, más para vigilar que por voluntad propia, el cuerpo estaba completo.
Las personas dejaron salir exclamaciones de sorpresa y miedo. Alguien se santiguó y dijo algo que a todos les heló la sangre:
—Bendito sea el Señor. Seguramente fue el demonio el que se llevó su cabeza al infierno.
El farol de la viuda
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Una de las leyendas más escalofriantes de Ecuador, habla de una mujer que no puede descansar en paz a causa de las cosas horribles que cometió en su vida. Y más vale que nunca te cruces en su camino…
Se dice que tiempo atrás, en la ciudad de Cuenca, vivía una mujer muy atractiva casada con un buen hombre. Su marido era responsable y muy trabajador, pero por desgracia ella no sabía valorar estas cualidades. Estaba acostumbrada a llevar una vida desenfrenada y a tener aventuras con todos los muchachos.
Esto no se detuvo una vez que contrajo matrimonio.
Cada noche mientras su esposo volvía cansado del trabajo, ella ponía una excusa para salir a verse con su amante en turno. Con tal de que no sospechara, tomaba a su bebé en brazos y se lo llevaba con la excusa de que solo un paseo a la luz de la luna, lo calmaba para dormir mejor.
Sin embargo, tan pronto como llegaba al lugar donde la esperaba su aventura, el pequeñito se quedaba abandonado en tanto ella se abandonaba al placer. Y así transcurrían los días, sin que el ingenuo marido se atreviera a cuestionar la actitud de su esposa.
Una de aquellas noches, la mujer se abrigó como de costumbre y tomó a su bebé.
—Vuelvo enseguida, que tengo que hacer dormir al niño —y antes de que su cónyuge pudiera decirle algo, salió presurosa de la casa.
En cuanto llegó con su amante se pusieron a caminar juntos a la orilla del río Tomebamba. Ahí, el niño se resbaló de las manos de su madre y fue arrastrado por las aguas. Desesperada al darse cuenta, la mujer cogió un farol de petróleo y comenzó a buscarlo, en vano. Pronto el río ahogó el llanto del pequeño.
Loca de dolor, volvió a casa para buscar a su marido. Cuando este se enteró de lo ocurrido, sintió tal desesperación que fue hasta el río para buscar él mismo al niño. Nadó por horas sin encontrarlo y para el amanecer había perdido la razón. Terminó quitándose la vida.
Su esposa, ahora viuda, no pudo soportar el remordimiento que sentía por la muerte de su familia. Al cabo de pocos días se había convertido en una criatura digna de lástima, que vagaba a las orillas del Tomebamba llamando a su esposo y a su bebé. Las personas la miraban con lástima y repugnancia. Tiempo después también se suicidó y aunque su nombre quedó en el olvido, su desgracia se convertiría en leyenda.
La gente de Cuenca comenzó a ver como una figura fantasmal aparecía por las noches junto al río, sosteniendo un farol espectral entre sus manos y buscando a su bebé.
Dicen que hasta hoy sigue apareciendo y no podrá descansar en paz hasta que haya purgado todos sus pecados.
Por eso le gusta castigar a los hombres y mujeres infieles, a los que sorprende con sus amantes por los mismos rumbos que ella frecuentaba. Cuando se topan con ella, nada puede salvarlos de su destino.
La caja ronca
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
En esta escalofriante leyenda de Latinoamérica, dos jóvenes descubren porque es mejor no salir de noche, y porque nunca se debe dudar de las leyendas y cuentos que nos relatan nuestros mayores.
Carlos y Manuel eran dos amigos que vivían en San Miguel de Ibarra, una hermosa ciudad de Ecuador. Aquella mañana se encontraban juntos cuando el padre de Carlos, le pidió de favor a su hijo que recordara regar las plantas del jardín, ya que hacía varios días que no llovía y no deseaba que se secaran. El muchacho le dijo que sí, sin prestar mucha atención.
Cuando se hizo de noche, Carlos recordó la promesa que le había hecho a su padre y tuvo miedo de salir afuera. Estaba muy oscuro y apenas se podía ver un alma.
—Oye Manuel, ¿vienes conmigo a regar las plantas? Es que no quiero salir solo —le dijo a su amigo.
—¡Menudo cobarde! Vamos pues, yo te acompaño.
Los dos amigos salieron de la casa y entraron en el jardín. De pronto, escucharon como se acercaba un eco de voces que parecían susurrar letanías, dichas en un idioma extraño. Un escalofrío les heló todos los huesos.
Rápidamente se ocultaron detrás de un árbol y observaron como aparecía ante ellos, una procesión fantasmal, formada por figuras encapuchadas que flotaban sobre el suelo, mientras portaban largas velas blancas sin luz. Detrás de estos misteriosos espectros, iba un carruaje negro, conducido por una criatura con cuerpo de humano y cuernos en la cabeza. Su boca entreabierta mostraba dos hileras de dientes afilados.
En ese instante Carlos se acordó de una leyenda que solía contarle su abuela. Se trataba de la Caja Ronca, un desfile conformado por seres fantasmales del Más Allá, que deambulaban de noche.
La escena que estaban viendo era exactamente igual a las descripciones que le había dado el anciano.
Los chicos se pusieron a temblar de miedo, incapaces de mover un músculo, ni de despegar los ojos de aquella macabra visión. En un momento dado, el carruaje se detuvo a pocos metros de distancia, justo delante de su escondite. El horrible conductor volvió la cabeza hacia ellos, como si supiera que lo estaban observando. Una carcajada profunda brotó de su garganta, inundándolos de terror.
En ese instante perdieron el conocimiento…
Volvieron en sí por la mañana, cuando ya el sol estaba en lo alto. Se miraron confundidos y palidecieron al recordar lo sucedido. Miraron sus manos y se dieron cuenta de que ahora, ellos también sostenían velas.
Sin embargo estas no estaban hechas de cera.
Eran de huesos humanos.
Al instante las soltaron, soltando un alarido de terror. Sin decir una palabra se fue cada uno a su casa y a lo largo de la semana, de ahí no quisieron volver a salir.
Carlos y Manuel nunca olvidarían lo que habían visto esa noche. Con el tiempo se curaron del susto, pero no dejaron de contar aquella historia a sus hijos y nietos, advirtiéndoles que jamás debían salir muy tarde si no querían toparse con la Caja Ronca.
El padre Almeida
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Esta es la historia de un hombre que juró consagrar su vida a Dios y al cual por ceder a la tentación, una noche le sucedió lo más horrible.
El padre Almeida era cura en uno de los pueblecitos más típicos de Ecuador, hace bastantes años. Siempre daba sus sermones a tiempo y a los feligreses ofrecía un buen consejo cuando necesitaban ayuda. No obstante era bien sabido que el pobre tenía un grave problema: se daba demasiado a la bebida. Y aunque él mismo se decía que no era para tanto, que todos podían darse un gusto de vez en cuando, en su caso el licor le estaba afectando demasiado.
Almeida tenía una manera muy peculiar de escaparse de la iglesia para ir a la taberna por su aguardiente. Primero subía a la torre más alta del templo, ahí se paraba sobre una figura de Cristo crucificado para alcanzar la ventana y entonces, se colgaba de ahí y saltaba hasta el suelo.
Él sabía en el fondo, que lo que hacía no solo era terrible para sí mismo, sino un pecado contra el propio Jesús. Más no podía evitar comportarse como un bribón cuando la sed se apoderaba de él.
Una de aquellas noches, el padre Almeida estaba a punto de salir por el ventanal, con un pie apoyado sobre el hombro del Cristo, cuando escuchó una voz extraña que le hablaba a sus espaldas.
—¿Cuándo será la última vez que hagas esto, padre Almeida?
El sacerdote miró un poco por encima del hombro y vio ante él, a un hombre desconocido, vestido de manera impecable pero enfermizamente pálido. Sus ojos, negros y apagados, parecían los de un muerto.
Creyendo que su imaginación le estaba jugando en contra, le quitó importancia y le respondió:
—Hasta que me den ganas de beber otro trago.
Y saltó por la ventana.
Esa noche la pasó muy bien en la taberna, como de costumbre. Cantó con los parroquianos, bebió hasta hartarse y hasta les dio la indulgencia por algunos pecados, de los que no se acordaría a la mañana siguiente.
De madrugada salió del tugurio, tambaleándose por lo bebido que estaba. Iba dando tumbos por la calle y balbuceando, cuando de pronto, se dio de bruces contra un par de hombres que transportaban un pesado ataúd. Este cayó al suelo con tal brusquedad, que la tapa se abrió y el cuerpo que iba dentro rodó por la calle, quedando boca arriba.
Almeida, atontado, se levantó y miró a los desconocidos con vergüenza.
—Ustedes disculpen… —se interrumpió e hizo una mueca de horror al fijarse en el cadáver que iba en el féretro.
¡Era el mismo que le había hablado antes de salir de la iglesia! El cura se quedó tan espantado, que la borrachera se le quitó al instante.
Desde ese día, se hizo el propósito de no volver a tomar en su vida, delante del Cristo crucificado de la parroquia. Dicen que en su rostro se dibujó una sonrisa, pues sabía que su oveja descarriada estaba de vuelta en el rebaño.
El come muerto
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Don Roberto era uno de los hombres más acaudalados de la ciudad de Guayaquil, hace varios años, quizá quince o veinte. Pese a su buena posición económica, el pobre no había podido hacer nada por salvar a su padre, que hacía mucho que padecía del corazón y sentía que estaba muriéndose. Con gran dolor, la familia veló al anciano y tal como había sido su última voluntad, lo hicieron enterrar con el costoso anillo de oro que siempre había llevado en vida.
Fue por eso que días después, se quedó estupefacto al pasar por una casa de empeños y ver que la misma joya se encontraba expuesta en el escaparate, como si nunca la hubieran puesto en la tumba.
—No puede ser —murmuró Roberto, ingresando de inmediato para asegurarse de lo que sus ojos veían.
El anillo era de oro puro y llevaba grabadas las iniciales de su padre. No cabía duda, era el mismo.
Pálido, salió de la tienda ignorando al vendedor que se lo había mostrado minutos antes. Se sentía enojado y confundido.
Poco tiempo después doña Adriana, otra mujer de la clase alta, se llevó un susto similar tras haberse enfrentado a la muerte repentina de su hija. La pobre muchacha había fallecido en un accidente, pocos días antes de su vida, dejando a sus seres queridos destrozados. Por eso la habían enterrado con el vestido de novia que tanto había querido usar para ese momento esperado. Una prenda fina, llena de encajes franceses y por la que habían pagado una pequeña fortuna.
Apenas un par de días después del entierro, doña Adriana pasó por otro local del centro, cerca de la casa de empeños y palideció. El vestido de su hija se hallaba a la venta. No le cabía ninguna duda de que se trataba del mismo.
Durante los meses sucesivos, varios miembros de la clase acaudalada de Guayaquil se llevaron desagradables sorpresas, al corroborar que las pertenencias con las que habían enterrado a sus difuntos, aparecían inexplicablemente en las tiendas del centro, a la venta y para colmo, malbaratadas. Tenía que haber una explicación para tan macabras coincidencias.
¿Es qué los muertos se habían levantado de su tumba? ¿O alguien se había atrevido a interrumpir su descanso?
Rápidamente, las demandas contra el cementerio se acumularon hasta que a las autoridades no les quedó más remedio que investigar. Y entonces, una noche lúgubre dieron con el culpable: se trataba de un hombre sin escrúpulos, de apariencia siniestra, que aprovechaba la oscuridad para desenterrar a los difuntos y profanar sus tumbas. Obviamente, solo lo hacía con las más caras y lujosas. Los objetos como joyas, relojes y prendas que sustraía, los vendía a los comerciantes del centro para que pudieran rematarlas en sus tiendas, sin que sospecharan del oscuro origen de aquellas mercancías. O quizá, preferían hacerse de la vista gorda.
El come muerto, como bautizaron los medios a aquel individuo, fue debidamente arrestado y encarcelado.
La Condesa de la Loma Grande
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Son muchas las leyendas oscuras que giran en torno a Quito, la amena capital de Ecuador que ha sido testigo de un montón de hechos sobrenaturales. Aunque tal vez la más trágica y espeluznante sea la de la Condesa de la Loma Grande, una mujer que se cuenta, vivió hace muchísimos años en el centro de la ciudad, en medio de los años de 1880 y 1890.
En aquel tiempo era muy común que los hombres se tomarán todo tipo de molestias para cortejar a las mujeres, pues no era común que ellas salieran de casa para divertirse solas.
La condesa era una clara excepción a la regla.
Ella era una joven hermosísima y muy rica, que disfrutaba acudiendo a los bares del Centro Histórico las noches de los viernes para llamar la atención de los hombres. Algo que funcionaba de maravilla, pues más de un caballero se disputaba sus favores, a veces con más violencia de la necesaria.
Todos sabían que la muchacha habitaba en un caserón elegante, con amplios muros que la resguardaban de las miradas ajenas. Esta residencia, conocida como la Villa Encantada de Loma Grande, sigue estando de pie hoy en día y ha llamado poderosamente la atención de decenas de personas. Se dice que desde el interior surgen ruidos inexplicables y hay objetos que cambian misteriosamente de lugar.
Pero volvamos a la historia que ha dado origen a estos fenómenos tan escalofriantes.
La Condesa de Loma Grande era muy popular entre los hombres y no tenía reparo en invitarlos a entrar en su casa; algo que ninguna señorita de buena familia en aquella época, habría hecho sin el consentimiento de sus padres. Era muy conveniente que ella sólo tuviera la compañía de sus criados.
Tiempo después se hizo demasiado evidente que todos los galanes que la cortejaban, desaparecían sin dejar rastro, algo que puso en alerta a las autoridades de Quito.
Dándose cuenta de que estaban a punto de arrestarla como principal sospechosa, la joven hizo sus maletas y se marchó de Loma Grande en medio de la noche, para más nunca regresar. Nadie sabía adónde había ido. Lo que sí hizo la policía, tan pronto como se dio cuenta de su fuga, fue entrar por la fuerza en la propiedad para registrar todas sus habitaciones.
En ninguna de ellas había rastro de los amantes de la condesa.
Justo estaban por darse por vencidos, cuando a alguien se le ocurrió registrar el jardín. Allí, tras cavar en medio del césped, se descubrieron los restos de varios hombres que habían sido asesinados de manera brutal, todos ellos pretendientes de la condesa.
Desde entonces se cree que, aunque los cuerpos fueron retirados para regalarles un sepulcro digno, sus almas se quedaron atrapadas entre las paredes de Loma Grande. Varios han sido los residentes que llegan a vivir a la mansión, solo para marcharse al no soportar los macabros ruidos, sombras y movimientos inexplicables que aquí tienen lugar.
Ahora se encuentra deshabitada y tal vez permanezca así por un largo tiempo, hasta que encuentren la paz que necesitan.
La bella Aurora
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
Una de las leyendas más hermosas y terroríficas que hay en Ecuador, es la de la bella Aurora, que supuestamente transcurrió en la ciudad de Quito hace muchos años. Se dice que en aquel tiempo, vivía en dicho lugar una joven hermosísima, de nombre Aurora, a quien todos conocían por su belleza. Ella era hija de una familia muy adinerada, pues sus padres eran personas importantes dentro de la alta sociedad.
A pesar de ser una muchacha de orígenes envidiables y poseer un gran atractivo, a diferencia de las chicas de su edad, Aurora no había querido casarse con nadie. A todos los jóvenes que llegaban para pedir su mano los despreciaba sin más.
Muchas veces, su familia le aconsejó que se casara con un muchacho rico, aunque fuera tan solo para mejorar su posición, pero ella siempre se negó a saber nada del tema.
Nadie tenía idea a que se debía esta aversión al matrimonio. Pero Aurora era feliz y eso era lo único que interesaba a sus padres.
Un domingo por la mañana, Aurora se arregló como de costumbre y caminó rumbo a la plaza de la Independencia, en la cual se estaba celebrando una tradicional corrida de toros. Allí, ocupó su lugar habitual y disfrutó de la fiesta brava, hasta que soltaron a un enorme toro negro. El animal era imponente y aterrador, con sus grandes ojos inyectados en sangre y aquel vapor que salía por su nariz, cada vez que resoplaba con enfado.
Aurora vio como la bestia corría hasta la tribuna en donde ella estaba sentada y la miraba fijamente, con una expresión que la puso a temblar de pies a cabeza y provocó que se desmayara.
Sus padres, muy asustados por su reacción, la llevaron a casa mientras en la plaza intentaban contener al toro.
Un doctor revisó a Aurora y tras determinar que solo había sido la emoción del momento, recomendó a sus padres que la dejaran descansar. La muchacha fue dejada en su dormitorio, durmiendo. Un par de horas más tarde, la joven se despertó en medio de la oscuridad y a lo lejos, escuchó un sonido terrible. El toro negro mugía lleno de furia y ahora corría hasta su hogar.
De un momento a otro, la pared de su dormitorio fue destrozada y allí apareció él, grande y terrible como el mismo diablo. De algún modo había logrado seguir su rastro desde la plaza. Aurora gritó llena de horror, pero nadie pudo acudir en su auxilio.
Allí mismo, el toro la embistió con rabia y la muchacha quedó tendida en el suelo, herida de gravedad.
Por la mañana, cuando sus padres acudieron a ver como se encontraba, sintieron terror al ver la escena que se levantaba ante sus ojos. Su hija estaba pálida y sin vida, y cada una de sus pertenencias había sido destrozada. Pero del toro no había ni rastro.
Nunca nadie pudo explicar lo que había sucedido, ni porque la bestia se había ensañado con la bella Aurora.
La viuda del tamarindo
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Fuente: relatoscortos.org, Erika GC
La Clínica Guayaquil es una institución muy conocida en la bella ciudad del mismo nombre, dentro de Ecuador. Pero dicho lugar no fue siempre el hospital más importante de la urbe. Mucho tiempo atrás se levantaba en el mismo terreno una quinta conocida como Pareja, muy próspera en la época de la colonia. Pertenecía a un hacendado muy rico y de intachable reputación.
En el patio interior de su propiedad crecía un frondoso tamarindo, el cual era su árbol favorito por la abundante sombra que brindaba y los deliciosos frutos que surgían de él.
Este hombre, además de poseer una fortuna inmensa y cuantiosas tierras, tenía una esposa muy joven y bella. Pero las malas lenguas decían que la muchacha se había casado con él por puro interés. Estos rumores cobraron fuerza luego de la muerte del hacendado, la cual se dio de manera inesperada y en circunstancias bastante misteriosas.
Desde entonces, la viuda se dedicó a disfrutar de su herencia, despilfarrando cuanto tenía y sin preocuparse por guardar el luto debido por su marido. Pero ya le reservaría el destino un amargo final como castigo a las malas acciones que había cometido en vida.
Meses después, la hermosa viuda tuvo un accidente en la finca que la dejó tan tiesa como a su difunto esposo. Y esta vez, no hubo demasiadas lágrimas durante el entierro.
El tiempo pasó.
Una noche lúgubre, dos trabajadores de Pareja entraron en el patio del tamarindo y divisaron a una muchacha bellísima, toda vestida de negro, que paseaba despreocupadamente en el interior. Ellos, hipnotizados por su hermosura sobrenatural, se acercaron apenas les hizo una seña para que la siguieran.
Fueron tras ella hasta quedar de pie bajo el tamarindo y cuando la vieron darse la vuelta… ¡El horror!
Frente a ambos no se encontraba ninguna doncella preciosa, sino una calavera que les sonreía con malicia, las cuencas de sus ojos vacíos y una hendidura en la nariz que resultaba grotesca. La aparición soltó una risa espectral y los trabajadores, muertos del miedo, cayeron al suelo en medio de convulsiones, expulsando espumarajos por la boca hasta que quedaron tiesos.
A partir de entonces, la desgracia y el miedo se apoderaron de la hacienda.
Poco a poco, la gente fue abandonando la finca Pareja, alegando ver la silueta de una dama desconocida que se paseaba por los alrededores.Para entonces, ya todos estaban al tanto de que acercarse a ella sería su perdición.
Los años siguieron pasando, hasta que la propiedad quedó completamente abandonada. La ciudad creció y las calles se cubrieron de asfalto. Numerosas casas y edificios se levantaron alrededor, y la otrora hacienda Pareja se convirtió en uno de los hospitales más reputados de la zona. Pero no por eso murió la leyenda.
Dicen que aún hoy en día, si uno presta la suficiente atención en las noches, se ve la figura esbelta de una muchacha paseando por el hospital.
Lo mejor es mantenerse alejado, pues su presencia anuncia la desgracia.
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Aveces me pregunto, "¿qué estará haciendo mi futuro esposo en este momento?" Imagino que podría estar trabajando, haciendo algo creativo, en París, en un desfile de modas, tal vez regando las plantas, tal vez descansando, pasando un buen rato con la familia, quizás haciendo algún deporte, o quizás en la barbería, podría estar haciendo tantas cosas, es imposible saber, pero aún así pienso en eso.
Me pregunto qué tipo de esposa seré yo, me cuesta ponerme de acuerdo. Me gustaría ser esa esposa dedicada a la familia y a ella misma; acompañando a mi esposo en el desayuno, antes de él irse al trabajo, y yo quedarme en casa o ir al bruch con mis amigas, pero también me gustaría ser la esposa que tiene su propio negocio, que acompaña a su esposo a todos lados pero aun así tiene tiempo para estar con ella misma. Tal vez podría ser ambas en un futuro.
Me emociona mucho. Me quiero casar joven, a los 23 estaría perfecto, y me gustaría que mi esposo fuese mucho mayor que yo, los hombres mayores son sinónimo de sabiduría, podría ser diez o 17 años mayor que yo, no importa, pero que sea atento, romántico, generoso, amoroso, pasional, cariñoso, comunicativo, respetuoso, amable, y una buena persona.
Es lo que más deseo en esta vida.
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75.
Te veo exponiendo tus fotos en alguna galería importante, teniendo a un esposo de valor: un hombre amoroso, respetuoso, sensible e inteligente con dos hijos maravillosos viviendo hasta los 75, pudiendo disfrutar de la vida de ellos y viviendo muchas experiencias a su lado. Retirándote en esa casa que me enseñaste y viviendo cada verano junto a ellos, en paz.
Jorge Velázquez.
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La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z - 03
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03
La isla del maestro Roshi era mucho más pequeña de lo que Milk recordaba. Si no estaba equivocada, había ido ahí en una ocasión cuando era niña, y otra más unos años atrás. Sin embargo, era probable que en ambas ocasiones el apuro del momento no le hubiera permitido reparar demasiado en los detalles. Además de su tamaño, resultaba un poco impresionante ver que a la redonda no había ninguna otra isla cercana; sólo kilómetros y kilómetros de mar hacia donde quiera que viera. Era impresionante que Goku pudiera localizar ese pequeño punto en el mapa con su simple orientación
Una vez que arribaron, la nube voladora se paró justo sobre la casa. Milk divisó estacionado a un costado una nave que de seguro debía pertenecer a Bulma.
Goku tomó a su esposa en brazos y ésta a su hijo, y los tres saltaron de la nube hacia la tierra firme acompañados de un pequeño gritito de miedo, aunque claro también de emoción. Goku, por supuesto, se encargó sin problema de que llegaran sanos y salvos al suelo.
—¡Chicos!, ¡ya estamos aquí! —pronunció el guerrero con fuerza para hacerse notar. Los ocupantes de la casa no tardaron en hacerse presentes: Krilin, Bulma, el maestro Roshi, y la vieja tortuga que era la mascota (o algo así) del maestro.
—¡Goku! —exclamó Krilin llenó de júbilo y una amplia sonrisa en el rostro.
—¡Ah!, y Milk también vino —señaló el maestro Roshi saliendo detrás de él.
—Hola a todos, cuánto tiempo sin verlos —saludó Milk acompañada de un respetuoso gesto de su cabeza. Se encontraba aun cargando a Gohan, lo que le impedía hacer una reverencia más marcada.
Se aproximaron sin titubeo hacia Goku, y las miradas y palabras de admiración al contemplar a su viejo amigo eran notorias, así como la alegría desbordante que los envolvía. Milk no pudo evitar sonreír al ver aquello. Era notable el gran efecto que Goku tenía en aquellos que lo apreciaban.
Tras unos segundos de saludos y risas, la presencia del niño en brazos de su madre no pasó más tiempo desapercibida.
—Oye, ¿y ese niño? —preguntó Bulma señalando hacia el pequeño.
—¿Eh? —exclamó Milk un tanto confundida—. Goku, ¿no les habías hablado de Gohan? —cuestionó a continuación, mirando a su esposo con una expresión de clara reprimenda. Éste la miró de regreso con una expresión de genuina confusión que claramente decía: “¿debería haberlo hecho?”
—Bueno, por eso se los iba a presentar hoy —indicó Goku, colocando una mano atrás de su cabeza—. Chicos, él es nuestro hijo, Gohan.
—¡¿Qué?! —exclamaron todos al unísono llenos de asombro. Aunque, observando con más detenimiento al pequeño, resultaba bastante evidente; era prácticamente la viva imagen de Goku cuando era niño.
Al sentir todas aquellas miradas sobre él, el pequeño Gohan pareció sentirse cohibido e instintivamente desvió la mirada para ocultar el rostro contra el cuello de su madre.
—Vamos, no seas tímido —masculló Milk con dulzura, pasando una mano sobre la espalda del niño—. Salúdalos, anda.
Ante la instrucción de su madre, Gohan se viró lentamente hacia aquellas personas desconocidas, respiró hondo y pronunció con una vocecita aguda:
—Hola, mucho gusto…
En verdad era un niño demasiado adorable; en eso definitivamente no se parecía a Goku.
—Así que ya eres padre, Goku —comentó el maestro Roshi con voz risueña—. Y lo llamaste Gohan, como tu abuelo fallecido. Eso me da mucho gusto.
Milk bajó al niño al suelo, y éste se sostuvo en sus piecitos lo mejor que pudo. Seguía evidentemente bastante apenado, y mantenía su cabeza agachada y sus dedos jugaban inquietos entre ellos.
Bulma se aproximó entonces, colocándose de cuclillas frente a él, y le sonrió con dulzura. El niño alzó su mirada sólo lo suficiente para poder observar a la señorita que lo miraba de tan cerca.
—Mucho gusto, Gohan —pronunció despacio, extendiendo su mano hacia él—. Mi nombre es Bulma.
Gohan observó la mano con timidez, y por reflejo se apretujo un poco contra la pierna de su madre.
—No te apenes tanto —rio Bulma—. Sé que soy una mujer demasiado bonita, pero no muerdo.
Milk colocó una mano en la espalda de su hijo y lo empujó un poco hacia adelante para que diera dos pasos hacia Bulma. Al final pareció tomar suficiente valor para extender una de sus manitas, misma que Bulma sostuvo entre sus dedos para que se dieran un delicado apretón de manos.
—¿Cuántos años tienes, Gohan?
—Tengo cuatro —respondió el chiquillo en voz baja, extendiendo además en alto cuatro dedos de su otra mano.
—Ah, muy bien —asintió Bulma—. A pesar de que es hijo de Goku, parece que sabe contar muy bien.
—¿A qué te refieres? —pronunció Goku, un tanto confundido. Los demás rieron discretamente, ninguno al parecer del todo dispuesto a explicárselo.
—Gohan es un niño muy listo —declaró Milk, agachándose a lado de su hijo y colocando sus manos sobre sus hombros—. Todos los días estudiamos arduamente para que pueda ser un gran investigador cuando crezca.
—Con qué un gran investigador —pronunció Bulma, curiosa—. ¿Te gusta descubrir y aprender cosas, Gohan?
—Sí —respondió el pequeño con energía, asintiendo.
—¿Y qué me dices de los robots? ¿Te gustan los robots?
—Sí, me gustan mucho —contestó ahora con más entusiasmo que antes.
—Qué bueno. Pues resulta que yo soy una experta en ese tipo de cosas. ¿Te gustaría que te enseñara algunas de las cosas que he creado?
Los ojos del niño se abrieron grandes al escuchar aquella pregunta, y un singular brillo de emoción desbordó de ellos.
—¡Sí! —exclamó en alto sin pensarlo demasiado, aunque de inmediato se contrajo de nuevo—. Pero…
Miró de reojo a su madre, esperando que ésta le diera alguna instrucción sobre si debía o no hacerlo. Milk sonrió, más que contenta de ver a su hijo tan emocionado por conocer algo nuevo.
«En verdad serás un gran investigador» pensó con orgullo.
—Adelante, ve —le indicó colocando una mano en su espalda—. Pero pórtate bien.
Gohan asintió con fuerza y luego caminó hacia Bulma. Ésta se incorporó de nuevo y lo tomó con cuidado de su manita para guiarlo hacia su nave.
—Ven, tengo una tableta aquí con muchos diagramas y planos que de seguro te gustarán.
Milk contempló en silencio mientras ambos se alejaban, sólo unos cuantos metros hacia la nave estacionada a un costado de la casa. Aunque sonreía, y por supuesto la alegría era real, lo cierto era que también el pecho se le oprimía un poco por la sola imagen de ver a su pequeño alejarse aunque fuera unos pasos de ella, y además con otra persona. Era una sensación totalmente ilógica, y lo sabía. Y por ello intentó contenerla lo más posible.
—Esto es excelente —comentó de pronto, girándose hacia Goku. Éste se había puesto a conversar con Krilin y el maestro Roshi, pero volteó a mirarla en cuanto escuchó que le hablaba—. Bulma es una mujer muy, muy inteligente. Hay mucho que Gohan puede aprender de ella.
Goku miró hacia donde su hijo y su amiga se habían ido. Ambos estaban sentados en el asiento de la nave, y Bulma le enseñaba algo al pequeño en su tableta. Y mientras le explicaba, éste miraba la pantalla totalmente maravillado.
—Ahora que lo dices, Bulma es algo así como una… investigadora, ¿no? —comentó pensativo, tomando su barbilla con una mano.
—Más o menos —respondió Milk—. Según entiendo su área es más hacia la ingeniería, pero creo que igual puede ayudar a Gohan a desarrollar ciertas habilidades que le pueden ser útiles.
La realidad era que Milk tampoco tenía precisamente muy claro qué cosas sí y que cosas no pudieran ser de utilidad y de interés para su hijo. Después de todo, ella nunca había estudiado más allá de lo indispensable, y a veces no lograba entender ni la mitad de las cosas que repasaba con Gohan. Pero intentaba abarcar un poco de todo. Mientras más herramientas pudiera darle, sería mejor.
—No entiendo muy bien, pero si tú crees que es algo bueno entonces debe ser así —señaló Goku con tono despreocupado.
—Ay, Goku —suspiró Milk, riendo además un poco ante las palabras de su esposo.
Si ella no entendía muchas de las cosas que Gohan estudiaba, Goku mucho menos. Pero estaba bien; contar con su apoyo y su confianza era suficiente.
—Oye, Goku —pronunció Krilin, parándose a lado de ellos para mirar también hacia donde estaban Bulma y Gohan—. ¿Y tú hijo es igual de fuerte que tú?
Aquella repentina pregunta provocó un respingo en Milk. Ciertamente no era una pregunta inesperada, considerando quién era su padre, pero sí resultaba un tanto incómoda. Al menos para ella, pero definitivamente no para Goku.
—Bueno, creo que sí tiene algo de poder pero… —comenzó a explicar el peleador, y Milk se apresuró a complementarlo.
—Pero hemos decidido enfocarnos en fortalecer otras áreas, como el estudio —señaló Milk con orgullo—. Después de todo, en una época de paz y sin amenazas que pongan ésta en peligro, son las personas con conocimientos y estudios los que podrán traer bienestar a las personas. ¿No están de acuerdo?
Se giró en ese momento con su mirada fija en Krilin y el maestro Roshi, y claramente estos se pusieron un poco tensos ante esto.
—Supongo que sí —respondió Krilin con una sonrisa nerviosa—. Aunque siempre puede haber alguna amenaza por ahí. Después de todo, Piccolo Daimaku sigue con vida en algún lado.
—Lo sé —asintió Milk, alzando su mirada reflexiva al cielo azul y brillante sorbe ellos—. Pero si acaso Piccolo o cualquier otro viene buscando problemas, yo sé que Goku se encargará de derrotarlo y protegernos a todos. ¿No es así?
Se giró en ese momento a mirar a su esposo, ofreciéndole una cándida sonrisa de júbilo. Éste se la regreso a su modo.
—Sí, claro que sí —declaró Goku con bastante seguridad.
Milk volvió a asentir, y se dirigió de nuevo a Krilin y el maestro Roshi.
—Y es por esa fe que tengo en Goku por la que puedo estar tranquila en que mi Gohan puede concentrarse en ser la mejor persona que puede llegar a ser. Yo sé que algún día, así como su papá salvó al mundo con sus técnicas y su fuerza, Gohan hará lo mismo haciendo del mundo un lugar mejor con sus descubrimientos, inventos, o enseñando a los demás. Esa será su lucha, y los estudios su entrenamiento.
—Es un pensamiento muy bonito, niña —comentó el maestro Roshi, mientras pasaba una mano por su larga barba blanca—. Ciertamente los tiempos actuales son muy diferente a cuando yo era joven. Ahora los niños pueden vivir una vida más tranquila y enfocarse en otros intereses.
—Si usted lo dice, maestro —pronunció Krilin despacio, sonando claramente aún no muy convencido—. Pero nunca está de más entrenar un poco y estar preparado para lo que pudiera pasar, ¿no? Además de que si es el hijo de Goku, estoy seguro de que podría ser un gran guerrero…
Las palabras del muchacho tuvieron que ser cortadas de golpe cuando su atención se volvió de nuevo hacia Milk, y pudo apreciar la forma en que lo miraba. Aunque superficialmente parecía calmada, incluso estoica, Krilin podía sentir un rastro de ligera agresividad perforándole la frente como dagas.
—Yo sólo digo… —pronunció nervioso, agitando un par de manos delante de él. Al parecer la esposa de Goku podía llegar a ser bastante atemorizante si se lo proponía.
Milk desvió su mirada hacia un lado, y con sus dedos se acomodó un mechón detrás de su oreja.
—Supongo que un poco de ejercicio hace bien a la mente también —pronunció de pronto con voz más calmada—. Sólo no quiero que se enfoque demasiado en eso y deje de lado sus estudios.
Alzó su mirada hacia el frente. Además de la tableta, Bulma parecía ahora estarle mostrando uno de sus aparatos. Y claro, el niño lo contemplaba y la escuchaba con absoluta atención
—Tengo mucha fe y esperanza en lo que podrá hacer en el futuro…
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Una esposa sádica disfruta golpeando a su marido masoquista
Las complejidades de las relaciones humanas suelen estar subrayadas por dinámicas psicológicas intrincadas, que pueden manifestarse de diversas formas. Entre ellas, la interacción entre el sadismo y el masoquismo presenta un tema atractivo para la exploración. En particular, la relación entre una esposa sádica y su marido masoquista sirve como un ejemplo conmovedor de cómo la dinámica de poder, el consentimiento y la satisfacción emocional pueden entrelazarse de formas poco convencionales. Completa este interesante artículo aquí
Fuente: https://myblog1sp.blogspot.com/2025/01/una-esposa-sadica-disfruta-golpeando-su.html
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HAY DOS FORMAS DE DEFINIR MASCULINIDAD ➔ La primera es decir que la masculinidad es lo opuesto a la feminidad. ➔ La segunda es decir que la masculinidad es lo opuesto a la niñez. Para los antiguos griegos, la masculinidad significaba ser el mejor hombre posible. Para los antiguos romanos, la masculinidad significaba vivir una vida virtuosa. Para todas las civilizaciones de la historia, la masculinidad se trataba de cumplir con las 3Ps: Proteger, Procrear & Proveer. Lo cierto es que la verdadera masculinidad es lo opuesto a la niñez. Un niño es egoísta, temeroso y dependiente. Un hombre es valiente, respetuoso, servicial y autosuficiente. Por lo tanto, un niño se convierte en un hombre cuando madura y comienza a cargar su propio peso. De la misma manera, una niña se convierte en una mujer cuando madura y entra a la adultez. Ambos géneros son capaces y deberían aspirar por la virtud y la excelencia en todas las áreas de la vida. Cuando una mujer vive una vida virtuosa, eso es feminidad; cuando un hombre vive las virtudes, eso es masculinidad. Las mujeres y los hombres aspiran alcanzar las mismas virtudes, pero generalmente las consiguen y las expresan de formas diferentes. Las virtudes serán vividas y manifestadas diferentemente en la vida de hermanas, madres y esposas que en hermanos, padres y esposos. Dos instrumentos musicales, tocando exactamente las mismas notas, producirán dos sonidos diferentes. (en Venezuela) https://www.instagram.com/p/CppfWtpOKbm/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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[Fanfic! Mystrade]
Omegaverse.
Alfa Mycroft/Omega Greg.
Relación establecida.
Fluff/Romance (más o menos, ambos se aman, eso sí).
Greg extremadamente celoso.
Greg Modo Omega.
Greg Posesivo.
R17 por palabras vulgares e insinuaciones sexuales. (No smut).
¡Historia recién salida del horno! :D
En cuanto terminé esta historia me puse a publicar las otras que tenía y, como le prometí a mi dulce e impaciente Adath, ¡ya estaba trabajando en ello! Jajaa XD, así que aquí está, Mystrade Omegaverse servido con una sonrisa :)
Espero de corazón que te guste, lo hice con mis lágrimas (?)
* * *
Greg se había jurado, viendo al Omega Sangre Pura atravesando la oficina de Mycroft como si le perteneciera —la oficina y Mycroft—, resistir el impulso de defender su territorio, ordenar a Mycroft que lo echara del lugar y reafirmara que solo a Greg pertenecía —tanto la oficina como Mycroft. Hasta el momento, con todo y el estruendoso abrir de la puerta, la invasión del aroma que interrumpía la confortable mezcla de ambos o la intromisión en la apacible espera de los minutos antes de ir a casa, Greg lo estaba soportando de manera admirable.
Llegó entonces ese olfateo del Omega, con su fina y respingada nariz dirigida pronto hacia Greg, luego el arqueamiento de una cuidada ceja rubia, una revisión de arriba abajo de sus grandes ojos azules y una sonrisa que en absoluto interpretaría nadie como un saludo. Greg tuvo que cerrar los puños, erguir su espalda ya recta como un palo y devolver, en la medida de lo posible, un asentimiento igual de despectivo. Él también era un maldito Omega, iba a defenderse y mostrarse orgulloso incluso si el Omega Sangre Pura luciera como un maldito Primer Ministro.
A él en realidad no le molestaba saberse juzgado por otros Omegas, conocía sus carencias y virtudes, poco habría con qué hacerle enfurecer de verdad tratándose de alguna crítica a su propia persona. El problema, naturalmente, no consistía en ese Omega observándolo y sin conocerlo sentenciándolo de insuficiente solo por ser un Omega Sangre Impura, sino la forma en que, girándose a Mycroft, levantó su delicado brazo derecho, sosteniendo una docena de documentos en el izquierdo, a la espera de que el Alfa diera un respetuoso saludo besándolo en el dorso de la mano. La cordura de Greg, aun consciente de que Mycroft se negaría, retrocedió un paso de su control.
De no ser por este mismo entrenado control en su aroma, y del que ganaba directamente experiencia al dominarlo más a causa de la cantidad de Omegas con los que trabajaba Mycroft y solo un ápice de parte de su trabajo en la Yard, el perfume de Greg habría estallado desde el primer momento. Asimismo, se preocupó de enviar la magna cantidad de celos a través del lazo que unía su alma y la de su esposo, aún si el Alfa sería capaz de retenerlo y no reaccionar en consecuencia como lo haría el típico Alfa, derivaba de esa la razón por la cual Greg cerró la mitad de su vínculo. Ya se sentía alterado, decirle a su lado doblemente posesivo Omega que Mycroft no defendería su posición como su compañero, bastaría para romper el dominio de sus impulsos. Y Greg, tal cual todos los demás, era uno con su lado Omega, muy poco existirá después de cierto punto que no lo hiciera ceder en su totalidad a su Modo Omega. Continuó, pues, reteniendo cualquier impulso.
—Lord Arterbury. —Saludó Mycroft. «¡Lord Cicely Arterbury! ¡Por supuesto!», pensó Greg, relacionando el nombre conocido al rostro que, pese a un par de arrugas, conservaba una belleza innata. Así entonces, el hombre bonito y arrogante tenía que ser el maldito líder de la Cámara de los Lores y próximo Primer Ministro—. Él es mi esposo y mi Omega, Greg Holmes. —El Lord arqueó nuevamente su delicada ceja, la nariz tan elevada que pronto se le rompería el cuello.
«¡Lord Vaca! ¡Es el Lord de las vacas!», se gritó el inspector mientras se acercaba a Mycroft y creaba una especie de sonrisa amable. El Lord tuvo al menos la dignidad de bajar el brazo. Al gruñido de «¡mío, mío!» en su interior, Greg se colocó frente a su Alfa, extendiendo la mano para un saludo formal que no deseaba en absoluto. El agarre de Mycroft en su cintura habría ayudado si el Lord vaca no hubiera correspondido al gesto como si estuvieran obligándolo.
—Un placer conocerlo, Lord Arterbury, Mycroft me ha hablado sobre su discurso en la Cámara. —Y el modo en que su propuesta fue rechazada nunca se sintió tan bien, aunque, a diferencia del Lord, Greg podía guardar la compostura—. Lamento que no haya resultado para usted.
—Una absoluta tragedia. —Greg hizo lo posible en convencerse de que la respuesta del Lord no iba dirigida a él, sino al fatídico destino de su propuesta en la Cámara… Falló, por supuesto; los ojos del hombre lo examinaron por cuarta o quinta ocasión, esta vez sin esconder su obvio desagrado.
Aquella noche, Greg usaba uno de los finos trajes que Mycroft mandó hacer para él, uno de los que realzaban sus glúteos y marcaban su cintura, delgada incluso a pesar del tiempo y de parir a dos saludables niñas; quizá la exquisita tela tendría un par de arrugas por la jornada de trabajo en Scotland Yard, al igual que sus zapatos pudieron haber perdido un poco el brillo. Sin embargo, en absoluto deberían ser razones para tal muestra de disgusto.
—Holmes —dijo el Lord, pasando de mirar a Greg dos segundos más—, veo que no mentías acerca de estar emparejado. —Greg contuvo la respiración, el hombre acababa no solo de atacar directo al aroma que Greg impregnó en Mycroft desde que él lo mordió, iba directo a su relación, al lazo que compartían, a su posesividad como Omega y, peor aún, ¡a la existencia de sus hijas! La mano de su Alfa, sosteniéndolo fuertemente de la cintura, al punto en que sin duda le dejaría marcas, detuvo el impulso de atacar.
—Como le he repetido, Lord Arterbury, soy propiedad de Greg desde hace dieciocho años.
—Quizá lo haya mencionado, no obstante, es fácil olvidarse de ello cuando su aroma es predominantemente el de un Alfa libre.
—¿Hay alguna razón para su visita, Lord Arterbury? No ha pisado estas oficinas desde hace algunos años —preguntó Mycroft al tiempo en que Greg se mordía la lengua, superando cien niveles el punto de dolor.
Greg, por fuera, tanto su aroma como su rostro, se mantuvieron estables, cambió su peso a la pierna derecha y se inclinó dócil contra Mycroft. Su interior, un mundo completamente distinto, corroído por celos, ciega furia y el peso de su orgullo herido, ardía con las llamas de mil infiernos. Retorcía sus entrañas en posesividad Omega, fundía su poca capacidad mental en el deseo casi inhumano de tomar al Lord de las solapas, arrastrarlo lejos de la oficina de su Alfa y patearlo hasta la calle, donde haría que su Alfa declarara a cualquiera que escuchara a quién pertenecía.
Ni siquiera se tomaría la molestia de pensar las veces que Mycroft dejó en claro ya estar tomado, agregar otro problema rompería de un tajo el agarre en su cintura que aún lo mantenía en su lugar. Y pensar que así terminaría su semana generosamente aburrida.
—Me temo que sea ese el motivo por el cual ha llegado al término de mi jornada. Lamento que haya perdido su tiempo en venir… —El gesto impreso en el rostro del Lord, como el de un niño caprichoso al que por primera vez en su vida le negaron algo, regresó a Greg una porción de calma.
—¡No es posible! Señor Holmes, esto es de vital importancia, irse ahora será…
—De vital importancia —dijo Mycroft, interrumpiendo con voz firme aunque en tono bajo—, Lord Arterbury, es que yo atienda a mi Omega. —Greg se sorprendió al tener de regreso los ojos del Lord sobre él.
—Usted entenderá muy bien la importancia de este trabajo, no puede actuar de manera egoísta cuando su Alfa es un valioso elemento en las sagradas filas de Su Majestad.
Greg frunció el ceño, maldiciendo en sus pensamientos al Lord Vaca con tan florido lenguaje que Su Majestad hubiera quedado más allá de lo escandalizada. ¡¿Quién sino Greg estaba al tanto del lugar y la valía de Mycroft en el gobierno?! Él estuvo a su lado casi desde el principio, aquellos días en los que su Alfa no representaba para los pomposos y remilgados Omegas otra cosa que un simple atajo. En cada semana, mes y año que Mycroft luchó para ganarse su confianza, demostrarse lo suficientemente inteligente y refutar con hechos a quienes hablaban a sus espaldas.
Por eso es que Greg sabía, aun sin conocer los detalles, la verdadera importancia del trabajo que el Lord daría a Mycroft. Consciente así que nadie guardaba el derecho de acusarlo por ser un Omega egoísta, si solo alguien se tomara el tiempo de averiguar la incontable cantidad de noches que durmió sin su Alfa, los días en que impulsó que Mycroft lo abandonara durante semanas mientras estaba embarazado o cómo sus hijas creyeron los primeros años de sus vidas que la oficina del Alfa era su hogar, Scotland Yard su patio de juegos y simplemente dormían fuera de casa porque no había espacio para instalar sus camas en otro lugar.
Imitando la ceja despectiva del Lord, Greg lo miró de arriba abajo, olfateó el aire y no ocultó la manera en que repelía el aroma del Omega Sangre Pura. Entendiendo también la forma en que los políticos se aferraban a conservar y seguir al pie de letra las costumbres Omega, preparándose para armar un escándalo digno de un niño caprichoso al que le han negado algo, Greg se giró hacia su Alfa. Escondió los brazos entre él y Mycroft, acarició su mejilla contra el pecho de su Alfa y cerró los ojos al sentirse envuelto en sus brazos. Entonces susurró:
—Llévame a casa, Mycie… —Y si antes el aroma de Mycroft ya predominaba la oficina, al pronunciar Greg la última palabra, su perfume estalló.
Greg actuando como un Omega lejos de su hogar o sus cómodas habitaciones, descubrió demasiado pronto en su relación, provocaba ciertas cosas indescriptibles en el Alfa. No es que hubiera usado este hecho ni siquiera en media decena de escenarios para ahuyentar a otros Omega, bien demostrado quedaba que no cedía a sus celos tan fácilmente. Verse obligado a hacerlo en ese momento ponía en evidencia cuánto el Lord sobrepasó sus límites y, a sabiendas de que funcionaría, considerando sus alterados nervios, empezaba a sentir su orgullo Omega elevándose a los cielos.
—¡No puede hacer esto! Señor Holmes, le prohíbo terminantemente que abandone estas instalaciones sin atenderme.
—¿Se interpone acaso en mis obligaciones para con mi Omega? —El tono frío y de casi amenaza de Mycroft provocó un escalofrío en Greg, quien no pudo evitar los celos de que el Lord lo escuchara.
—Por supuesto que lo hago, esto es de vital importancia, seguro puede dejar de lado a este…
—Lord Arterbury, cuide sus palabras.
—¡Me amenaza, señor Holmes!
—Le advierto, siendo usted un Omega debería ser fácil de entender. Su Majestad estará doblemente decepcionada si llegara a enterarse del comportamiento del Líder de la Cámara de Lores para con mi esposo.
Un silencio pesado e indeciso cubrió la habitación, Greg no se permitió ningún pensamiento negativo, reconociéndose como el único ganador. Su Alfa no permitiría un resultado diferente. Escuchó un resoplido del Lord, sus pasos ligeros intentaron pisadas fuertes mientras caminaba hacia la puerta.
—Lo veré en mi oficina mañana a primera hora, espero me demuestre entonces la manera correcta de atenderme. —Y Greg, que aún victorioso no recuperaba la compostura, cedió totalmente al oír el tono sugerente y descarado del Lord. Al cerrarse la puerta detrás del hombre, Greg se aferró a los brazos de su Alfa.
—¡Mío! —gritó, su rostro contra el pecho de Mycroft. Los nervios arruinados, su lado Omega sobresalía, afirmando sus ya elevados celos. Liberó el lazo que unía sus almas y mostró la realidad de su emoción—. ¡Mío, mío!
—Tuyo, mi Omega —respondió, abrazando a Greg y llevándolo a su escritorio, donde lo sentó sin separarse de él.
—Mi Alfa. Mi Mycroft. Me perteneces. Mío. Eres mío —susurraba Greg, descontrolado, acariciando con sus manos los brazos y hombros del Alfa, imprimía su aroma en la costosa tela ayudado de las glándulas en sus muñecas. Girando su cabeza de derecha a izquierda, hacía lo posible porque las glándulas en su cuello impregnaran el saco y el chaleco de Mycroft.
Repentinamente, extendiendo los muslos para intentar restregar las glándulas en su entrepierna contra su Alfa, una boca aprehensiva tomó la suya. Sin ningún problema aceptó ser devorado, cediendo a los movimientos agresivos hizo lo posible en continuar dándole su aroma. Recibió mordidas entre gemidos que exigían más, se inclinó hacia las manos que buscaban el contacto directo hacia su piel. Hinchados sus labios, Mycroft desvió sus besos al cuello de Greg.
—Tu boca es mía, tus manos son mías —jadeó sin aliento, abriéndose los primeros botones de la camisa para dar un mayor espacio a los besos y mordidas de su Alfa. Al terminar, acarició desde los hombros hasta el pantalón de Mycroft, donde lo sacudió un estremecimiento al tocar la obvia dureza—. Tu cuerpo es mío, tu hermosa polla es mía.
—Tuyo, mi Omega —gruñó Mycroft antes de arruinar los tirantes que sujetaban los pantalones de Greg al bajarlos sin consideración alguna, le retiró también los zapatos y las calcetas. Greg, desnudo de la cintura para abajo, se inclinó sobre el escritorio, sonriendo, en una clara invitación, abrió las piernas.
—Reclama a tu Omega, Mycie —dijo Greg, seguro de que esa noche iba a encargarse de hacerle saber al Lord Vaca cuánto Mycroft podía ignorarlo, cuánto un simple Omega Sangre Impura podía marcar a un Alfa Sangre Pesada…
Cuánto, sin lugar a duda, Mycroft pertenecía a Greg.
* * *
Cicely Arterbury obviamente no existe o existió, sin embargo jajaa, definitivamente fue inspirado en un personaje real de aquellas épocas victorianas :D y me divertí (nunca sabrás cuanto) en cambiar tanto su aspecto físico e imaginar su personalidad. Sé que esta información no te sirve de nada, pero quería decirlo solo porque fue realmente gracioso jajaaa XD
De todas formas, aquí viene algo que sí debes saber: cariñoso corazón, tu y cualquiera puede decirme de qué pareja les gustaría que escribiera el siguiente día del reto, así que no te avergüences de pedirlo. Pero por supuesto...
Una amable aclaración; así como puedes pedirme la ship que quieras e incluso decirme si deseas alguna escena en específico, lejos de que rechazo cualquier pedido que no tenga la mínima cortesía de pedirlo "por favor" y sea más bien una orden (sí, eso me pasa, y ha llegado al punto en que tengo que aclararlo), debes tomar en cuenta que es un trabajo GRATIS y, como tal, no estoy bajo ningún cronómetro, o siquiera me veo en la obligación de tomar tu orden.
Entonces, si te he dicho que lo haré, entonces lo haré, GRATIS, me tome el tiempo que me tome, ¿está bien? Sé que eres una persona inteligente y razonable, por lo que no pensarás en esto como una locura. Solo ten un poco de paciencia, desafortunadamente no vivo de escribir TwT.
Listo, pegaré y copiaré este texto en mis siguientes historias, espero no lo tomes a mal, como que, repentinamente, te ha vuelto a dar vergüenza y de nuevo no pienses en hacerme una petición, solo estoy diciendo que sea amablemente, yo no trabajo para ti a menos que me pagues (¡comisiones a precios exageradamente bajos!) y, por si no fuera poco; soy una persona con sentimientos :'D
Dicho eso, me retiro, estaré atenta a lo que tengas qué decirme, ya debes saber que amo cuando te leo <3. Oh, esta historia no ha sido editada, así que cualquier cosa, por favor, intenta ignorarla :'D, prometo corregirla, ¿ok?
¡Muchas gracias por leer, te amooooo!
#mystrade#omegaverse#fanfic en español#greg lestrade#mycroft holmes#acd canon#granada canon#victorian mystrade#Omega Greg Lestrade#Alpha Mycroft Holmes#omegacember
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Goretober 15
Notas del cap:
Les juro por el amor del dios del yaoi que ya me canse de corregir errores de ortografía DX piedad dios mío DX
¡A leer!
15 - “Canadá”
¿Nunca has sentido, que esa persona que tanto amas es… extraña?
No quiero decir que haya algo malo con Canadá pero ¿Es que en serio nadie se da cuenta?
No puedo negar que es una persona dulce, siempre me dice que me ama, me da pequeños gestos que a veces nadie más nota; una caricia en la mejilla, un beso en el hombro, besos mayormente, besos en las manos, en la frente, en las mejillas, en el cuello siempre es cuando se siente excitado y desea que tengamos una noche de pasión, es su manera de pedirme permiso para ir mas allá; también es un hombre detallista
Si bien, no es diario, si es de un modo seguido que suele traerme flores, regalos insignificantes, casi siempre, me regala cartas hechas a mano por su puño y letra diciendo palabras empalagosas. Nunca para de decirme cuanto es que me ama. Sus abrazos me reconfortan cuando entro en un estado de corrupción debido a mi gente, mi gobierno o incluso por la radiación que aun hoy en día me continúa afectando. Suele decirme “Tranquilo Ucrania, eres fuerte, estoy aquí contigo” y palabras dulces que siempre me calman
Canadá es el chico perfecto, tranquilo, educado, detallista, romántico y dulce, tan atento con mis necesidades, tan inteligente y además, amable con el mundo cruel que nos rodea. Jamás ha sido violento, es tan cálido, me hace sentir tan seguro
Pero no puedo evitar, que en lo más profundo de mi interior, un sentimiento de inseguridad nazca cuando, durante la noche, lo veo acostarse a mi lado
Esto comenzó luego de la primera semana que comenzamos a vivir juntos. Canadá siempre fue respetuoso conmigo, jamás me toco ni me hizo daño, jamás hizo algo que yo no quisiera y jamás “avanzo” si yo no estaba de a cuerdo, nunca me dolió cuando hicimos el amor y siempre cuido de mi, aun cuando parecía perder el control por el momento de pasión y aun así. Cuando comenzamos a vivir juntos, cuando simplemente me abrazaba por la espalda y besaba mi cuello mientras susurraba lo mucho que me amaba y que me deseaba dulces sueños. Ese sentimiento de que debía de estar alerta y preocuparme… nunca me abandono
Quise creer que era porque estaba viviendo en territorio de mi pareja. Tal vez, era que por ser un countryhumans, estar tan lejos de mi territorio me hacia ponerme nervioso, después de todo, no era como si fuera de viaje por las juntas de la ONU o porque fuera invitado a una fiesta cultural en otro país. Esta vez, me quedaría a vivir en un país que no era el mío. Tal vez, ese miedo e inseguridad se debía a que estaba fuera más tiempo del normal, que mi país y mi propia gente me llamaban para volver a lo que debían de ser mis raíces… creo que España vivió algo así cuando tuvo que ir a conquistar América en el pasado o algo así escuche hablándole al country una vez con algunos de los latinos antes de que se volvieran gritos y golpes de todos contra todos
Intente ignorar tantas veces esos sentimientos porque sabía que no podían ser certeros. Como dije, Canadá jamás me ha hecho daño en todos estos años de relación, incluso me ha protegido de aquellos que han querido hacerme daño, externos y otra tantas de mi propia gente, cosas que solo él y yo conocemos hoy en día, así que ¿Por qué? ¿Por qué sigo sintiendo ese miedo cuando estoy tan peligrosamente cercas de Canadá?
Muchas veces me quise decir que estaba exagerando, incluso le pedí consejo a Bielorrusia quien, aunque me dio calma, no pudo ayudarme a buscar un modo de desaparecer aquel miedo de mi interior. Entonces, un día, mientras USA, el hermano de Canadá, llego junto a su esposo México, pude comprender que tal vez, era, como yo había querido pensar, cosa de mi propia mente
—Es natural cariño —hablo el señor México sentándose a mi lado y colocando una mano dulcemente sobre mi hombro— es nuestro instinto diciendo que llevamos mucho tiempo lejos de nuestro territorio —continua hablando— cuando sientas eso, vuelve unos días a tu hogar, calma tu miedo y entonces, regresa a Canadá —sonrió
Pero, aunque me sentía más aliviado en ese momento, luego de escuchar el consejo del señor México, note extrañado ojeras bajo sus parpados, una mirada que por un segundo me había parecido perdida, como si estuviera a mitad de un trance y entonces, esa misma mirada apagada, sin vida, brillar cuando la voz de USA se hizo presente entre el breve silencio que hubo en la habitación
Hice caso a sus palabras en ese momento. Le conté a Canadá que me sentía algo nervioso por dejar mi territorio y, tan comprensivo como siempre, acepto permitirme volver a mi hogar. Me quede ahí casi un mes y cuando decidí volver y enfrentar la vida que yo realmente deseaba a su lado, volví
Volví, mas determinado que nunca, volví seguro de mi mismo y del camino que quería tomar en mi vida luego de una charla tranquila y tendida con mi hermano Rusia con quien, apenas había conseguido comenzar a arreglar nuestra relación. Además, volví para recibir uno de los mejores regalos de mi vida
—Ucrania —dijo— ¿Me harías el ser vivo más feliz en el tiempo, si compartieras a mi lado, lo que nos reste de existencia?
No podía ser de otro modo que decir rotundamente si
La preparación de todo fue apenas en un pestañeo. Aunque nos demoramos casi un año planeándolo todo y otros seis meses arreglando los desperfectos. Nuestra boda por demás, entraba en la palabra “perfecta”. Fueron recuerdos hermosos, recuerdos bellos y llenos de amor, no hubo un momento que no estuviera rebosante de dicha y alegría, de risas, de lágrimas de felicidad, de la mirada de mi amado esposo viéndome con cariño y un amor que podría derretir mi corazón. Fue el día más feliz de mi vida, el que nunca quiero olvidar…
Pero fue entonces, que comencé a notar cosas extrañas en mi marido
Comenzó o mejor dicho “volvió” con el asunto de ese miedo trepando en mi espalda siempre que era la hora de dormir. Canadá siempre gusto de abrazarme por la espalda pues solía tener pesadillas siempre de los recuerdos cuando la explosión nuclear me afecto y el dolor que me ocasiono años posteriores negándome a salir de una habitación especializada para mi supervivencia y de la poca gente que pudo quedarse en mis territorios
No estaba seguro aun en ese momento si el miedo era por las pesadillas que siempre me atacaban o si era Canadá. Ahora que éramos casados, quería pensar que era por las pesadillas. Pero fue poco tiempo que pude culpar a estas. Desde que dormía con Canadá, ya no las tenía; pero si seguía teniendo ese miedo que no entendía de donde salía
Entonces, lo siguiente extraño que note, fue en una salida de las 2 parejas de casados. Mi esposo y yo, íbamos junto con su hermano USA y el señor México de visita a territorios latinos, más específicamente a los territorios de Perú para unas vacaciones en sus territorios donde había invitado a familia y amigos y, sabiendo que México y Perú eran tan unidos y que Perú tenía una buena amistad. Bueno, en sí, la mayoría de los latinos tenía una buena amistad con mi marido; no había sido raro saber que nos habían invitado también a nosotros a la fiesta vacacional
Habíamos sido invitados a uno de los bosques mas espesos dentro del territorio de Perú, mientras Perú explicaba algo de su cultura antigua, de su presente y de algunas leyendas, yo, que iba maravillado con la vista de tan vibrantes colores y fauna, también note la mirada perdida de mi marido. Perdido en algún punto del camino a la distancia donde no debía de haber nadie y, posteriormente sonreír
No cuestione, supuse que a él, tan amante de la naturaleza como lo era su gente, estaba disfrutando del paseo o simplemente había visto un animal que le había parecido lindo y sencillamente, había sonreído por eso. Preferí no prestar demasiada atención a ello… o al hecho de que, por algún extraño motivo, el señor México, que siempre solía ser un escándalo y ruidoso country revoltoso y jovial, ahora estaba pegado a USA… no es como que estuvieran acaramelados, bueno, si alguien los viera, en principio si lo pensarían; incluso yo lo pensé. Pero tras verlos por todo el trayecto, con el señor México abrazado casi como un mono al brazo de USA, casi con sus ojos cerrados y con la mirada baja pero una sonrisa satisfecha, sin hacer ruido ni jugando con el resto de sus hermanos que iban haciendo más caos que nadie. Me dio un extraño sentimiento que no pude explicar en ese momento
Luego, durante esas mismas vacaciones, en todas y cada una de las noches, luego de tener que sufrir ese miedo que ahora parecía paralizarme en mi lugar; cuando por fin conseguía dormir luego de que Canadá consiguiera tranquilizarme, notaba que él se iba. Pregunte las primeras veces, pero solo argumentaba que vigilaba pues creía escuchar animales grandes o que había salido al baño o que estaba hablando con USA o México
Le creí por supuesto, algo me decía que no era “algo” para pensar en alguna clase de infidelidad como en principio, quise suponer, pero, ojalaba pudiera pensar que era eso, porque realmente, luego de preguntar y escuchar en ocasiones la voz de México o de USA hablando con Canadá en murmullos que no terminaba de comprender, me hizo tener un nuevo miedo que no quería experimentar y, simplemente lo deje ir
Luego pensé que aquello, había sido extraño
Entonces, siguió nuestra vida de casados, Canadá era igual o tal vez mas detallista, mas amoroso, más dulce, más cuidadoso, como si temiera que yo fuera a escapar de su lado, ahora era mi turno de ayudarle a calmar sus miedos e inseguridades mientras intentaba calmar mis instintos que cada vez, parecían volverme mas y mas loco
Entonces, en otra ocasión, cuando los padres de Canadá vinieron de visita, mientras charlaba con Uk, el me conto que Canadá, cuando fue colonia, tendía a desaparecer de casa todos los días por la tarde y regresar entrada la noche como si nada, siempre alegando haber estado con sus amigos del bosque. Uk se rio, alegando que muy seguramente se refería a los niños de su país con los que solía jugar, pero algo en ello me dijo que no debía de ser así. Aun así, no quise preguntar más
Pero por desgracia. Fue a partir de ese día, que comencé a sentir más y más raro a Canadá. Era el mismo, actuaba perfectamente igual, era amable, cariñoso, atento y siempre velaba por mí. Pero entre mas lo miraba, mas “extraño” me precia
Y no me ayudo en nada, que después del tercer año de matrimonio, Canadá empezara a salir de casa durante la madrugada y volver antes de que yo “despertara” fingiendo como si hubiera dormido a mi lado toda la noche. Lucia fresco, lucia tranquilo e incluso, muchas veces percibí en él, el aroma de los pinos. Tal vez era porque tras la casa se encontraba un espeso bosque que daba a las montañas
De verdad, con todo mi corazón y con todo mi esfuerzo, intente ignorar estas señales que creía eran solo alucinaciones en mi cabeza pero hoy. Hoy en la mañana, mientras me levantaba al baño antes de que el sol saliera, mientras bajaba a la cocina por un vaso de leche para volver a dormir. Lo encontré ahí
Esta noche no había salido de casa mientras yo “dormía” ¿O tal vez si? Solo lo vi, moviéndose entre la oscuridad de la cocina con un sigilo tan aterrador que no me había dado cuenta de su presencia sino hasta que prendí la luz y lo vi. Manchado en su chaqueta por sangre, despeinado y con su gorro con cola de mapache igual manchado en sangre, sorprendido de que la luz de la cocina nos iluminara a ambos. Instintivamente por el miedo, solté un grito. Canadá trato de calmarme y, hasta que reconocí que se trataba de él, pude tranquilizarme lo suficiente para preguntar qué rayos hacia vestido, en medio de la oscuridad moviéndose como una maldita sombra y peor aún, manchado en sangre
—Había una manada de lobos salvajes demasiado cercas de casa —intento explicarse con velocidad— cazaron a un ciervo y como estaban demasiado cercas, salí a ahuyentarlos para que no te asustaran —continuo— además, deje el ciervo más cercano al bosque para que no lo vieras en la mañana —por fin, entre nervioso, se disculpo conmigo
Sentí que mentía. Pero quise creerle
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—¡Feliz cumpleaños maplesito! —aparecieron en nuestra puerta el señor México y USA, siendo predominante la voz del señor México que la de USA
Fue una tarde tranquila (dentro de lo que se podía, sabiendo que el señor México estaba involucrado) hubo pastel, un poco de diversión, risas y una calma que últimamente no había sentido. Me sentía aliviado de que hubiera alguien más en la casa además de Cani y yo
Pero cuando llego la noche, suponiendo que tal vez el señor México y USA se irían temprano, sentí de nuevo ese miedo correr por todo mi cuerpo cuando, luego de ver que el crepúsculo se volvía una noche tranquila y ellos no se iban. No es que no los quisiera cercas. Es solo que, ver a USA hablando tan tranquilo con Canadá y México abrazado a USA, casi a punto de caer dormido por el alcohol, había hecho una vez más, sentir que algo raro pasaba aquí
—¿Piensan quedarse esta noche? —pregunte, necesitaba respuestas— no preparamos nada para que pasen la noche cielo —intente ocultar la verdad tras mi pregunta y el miedo que esta contenía. Canadá volvió su mirada a mí y me sonrió con cariño mientras asentía
—De hecho, hoy es un día especial cariño —respondió mi duda Canadá acerándose para tomar mis manos entre las suyas como siempre hacia cuando quería contarme algo que le emocionaba mucho. Yo lo mire son acabar de comprender— hoy quiero enseñarte algo muy especial
—¿Ya es hora? —sonó la voz de México medio ebrio, intentando sentarse derecho, siendo impedido por USA quien aun lo sujetaba por su cintura apegándolo a su cuerpo, dando un beso a su frente para captar su atención
—Correcto —respondió USA— vamos, espabila y prepara todo lo que necesitaremos llevar —pide con cariño al mexicano que, luego de bostezar y hacer crujir sus huesos, besa en los labios al americano para marcharse
No termine de entender nada pero, mientras Canadá sujeta mis manos con cariño, mirándome con ese gesto suplicante porque confiara en él, la sensación, esa voz en tu cabeza que te grita que corras, se hizo casi tan fuerte, que intente negarme
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—¿Todos van bien? —pregunta Canadá a la cabeza, con una lámpara en mano alumbrando el camino, México y yo íbamos detrás de Canadá y USA iba hasta el final cuidando que ninguno se quedara atrás
—Todo bien Cani —anuncia USA, México va tomando mi mano, hablando de cualquier cosa, se ha recuperado rápido de la bebida o esa fue mi impresión pues al salir de casa ya estaba más consciente de lo que ocurría
… ... …
—¿Te encuentras bien México? —le pregunte, lucia perdido, casi como si estuviera en un trance. Sabía que no podía ser cierto, pero que el solo girara a mirarme, como si estuviera su mente perdida en un limbo por alguna clase de droga, no me estaba ayudando a mantenerme tranquilo— ¿Qué tan lejos vamos a ir cariño? —pregunte a Canadá luego de ver que México no me respondía— ¿No sientes que estamos adentrándonos mucho en el bosque? —era verdad, estábamos ya en un punto tan espeso que las casas, incluso los pocos edificios ya no se veían mas y eso me asustaba. Canadá sonó negó
—Descuida amor —sonrió, intentando ver hacia atrás en nuestra dirección pero sin dejar de avanzar— conozco este camino —me aclaro— llevo toda mi vida caminando este sendero que lo conozco hasta con los ojos cerrados —intento presumir y, aunque podía confiar en su palabra, sentir como México pasaba una de sus manos a mi espalda baja como una clase de abrazo gentil, me había hecho tener un escalofrío
Puede que su acto hubiera sido amable y dulce, pero por algún motivo, a mi mente llego la idea de que no me quería dejar huir de esto que a cada segundo, me hacía sentir que debía de correr en dirección contraria
Aterrado. Volví la mirada al mexicano quien, cada vez lucia mas… no es que pareciera drogado. He visto las personas en ese estado y, aunque podría ser similar, México no estaba drogado… más bien, parecía perdido en alguna clase de hipnosis o algo así. Cuando volví la mirada hacia atrás, encontré a USA susurrando palabras extrañas mientras aferraba desde su cuello una extraña piedra que por la oscuridad no podía alcanzar a ver bien, aun así, el country miraba seguido hacia sus espaldas y sus alrededores como si cuidara que algo peor que los lobos nos aparecieran para atacarnos
Una vez mas, volví a sentir que debía de salir corriendo, pero las manos apenas cálidas de México me hacían volver la mirada a él, él seguía insistiéndome que todo estaba bien, que no pasaba nada malo y que, muy pronto, el miedo que tenia por la oscuridad, desaparecería y entonces, todo estaría bien otra vez. Yo no terminaba de entenderlo ¿México también podía sentir ese miedo de que algo malo iba a pasar a continuación? ¿Por qué no hacía nada al respecto entonces? ¿Por qué Canadá estaba haciendo esto? No podía preguntarle, por más que quería, un miedo a saber la verdad me negaba, callaba mis dudas y solo me hacía mirar a mi amado en silencio, temeroso por la respuesta que no quería obtener en realidad
¿Era el único que veía que todos se estaban comportando de un modo de verdad extraño y sin sentido?
—¡Llegamos familia! —anuncio con mucha alegría Canadá. Es verdad que habíamos llegado a un claro en, literalmente, el medio de la nada. La espesura del bosque realmente haría imposible el poder encontrar este lugar, en especial sabiendo que Canadá no camino precisamente en línea recta, sino que pareciera que se movió como si fuera por entre calles y no por el bosque
Antes de saber lo que ocurría, en el medio de ese claro en la oscuridad, una chispa de fuego se ilumino frente de nosotros y entonces, una hoguera gigante se hizo presente. Asustado, la luz del fuego desterró casi como una explosión iluminando toda la oscuridad. Fue imposible no soltar un grito de terror cuando, mas al fondo de donde nosotros habíamos llegado, vimos una pila de cadáveres de hombres y mujeres, desnudos, manchados en sangre, algunos incluso con sus ojos aun abiertos, parecían mirar en nuestra dirección aun si ya no tenían vida
Ni siquiera lo había pensado demasiado, simplemente mis pasos retrocedieron, mi cuerpo giro. Quería correr y volveré a casa, ya no podía soportar más ese miedo que me ahogaba y esa voz en mi cabeza que me gritaba que corriera lejos, simplemente, tenía que correr, ponerme a salvo de lo que iba a pasar pero. Mientras estaba tratando de correr de vuelta por el camino que creo poder reconocer, una mano me sujeta desde la muñeca negándome a seguir avanzando, poco después, aparece frente a mi camino USA con sus brazos extendidos negándome a avanzar
—No puedes irte Ucrania —me llama México con amabilidad y preocupación, yo vuelvo la mirada hacia ellos, llorando por el miedo que ya no puedo controlar
—¡¿Qué demonios están haciendo?! —pregunte asustado, sentí como México jalaba con mi cuerpo y, casi haciéndome caer, me abrazaba contra su pecho en un gesto maternal
—Está bien cielo, tranquilo —susurra, dando suaves palmadas a mi espalda, pero, por la posición en la que acabamos, yo aun puedo ver la pila de cadáveres y como Canadá se va acercando a ellos mientras habla con un idioma que jamás le había escuchado y que hace, al ambiente del bosque, cambiar a uno que me llena de pavor— esto pasara pronto, así que tranquilo cielo —continua tratando de calmarme
Pero no puedo evitar soltar un grito más fuerte cuando, de entre la oscuridad del bosque espeso, una silueta negra sobresale. Era un monstruo, un monstruo deforme negro con silueta humanoide y el cráneo de un ciervo con todo y sus astas, gigantescas patas que terminaban en garras por sus cuatro extremidades. Un extraño aroma a podredumbre me hizo flaquear y luchar contra México para correr lejos, pero él, siendo más fuerte, consiguió sostenerme para que no corriera
Así que solo estaba ahí, observando como un ser monstruoso y aterrador, que podía sentir que era peligroso, se acercaba a Canadá, lo miraba y segundos después se dirigía a la montaña de cadáveres para comenzar a alimentarse de ellos como si fueran bocadillos normales
—No grites —intento detenerme México luego de que volviera a gritar de miedo cuando vi a Canadá acercarse a esa cosa y tomar el brazo de uno de esos cadáveres para acto seguido, comenzar a comer de el— si gritas, los harás enojar y entonces si estarás en peligro —me intento hacer reaccionar
—¡¿Qué demonios es eso México?! —grite con pavor
—Si huyes te va a perseguir —me dijo con fuerza, casi como si me estuviera regañando, me alejo de su abrazo y me miro con seriedad y, por un segundo, juraría que vi tristeza en su mirar— igual hice yo cuando lo vi por primera vez y no fue agradable —susurro. Apartando su chaqueta y subiendo su camisa, deja ver en su costado como hay una gigantesca marca que parece una mordida que casi abarca todo su estomago. Sentí un pavor muy humano correr por toda mi espalda mientras miraba al latino— no puedes escapar de él. Conoce el bosque mejor que nadie, no hay escapatoria
—¿Qué mierda es eso México? —volví a preguntarle
—Es un Wendigo —hablo USA poniéndose al mismo nivel que nosotros dos, yo lo mire con horror. Sabia por la leyendas de Canadá sobre el wendigo pero ¿En serio era esa cosa?, negué con miedo mientras México me abrazaba desde atrás, negándome a que dejara de mirar la horrible escena de Canadá comiendo carne humana con esa monstruosidad como acompañante
—Todo esto ocurrió cuando Canadá era una colonia— hablo México ¿Cuándo Canadá era Acadia?— Francia un día perdió a Canadá cercas a un bosque y un grupo ocultista de los que aun quedaban por estas tierras, entregaron a Canadá a un wendigo —continua hablando
—Por desgracia, Francia quien había ido a rescatarlo, no sabía de este “sacrificio” —se explicó ahora USA— por desgracia, cuando Francia interrumpió, hubo un problema con Canadá y el wendigo y ahora, tanto el wendigo como Canadá tiene un lazo tan fuerte, que prácticamente son una misma entidad —susurra preocupado, volviendo la mirada hacia el mexicano
—No puede ser posible —jadee asustado, observando cómo cada uno ya iba por la mitad de la montaña de cadáveres, mi mirada no podía desprenderse de ellos dos, mientras que México seguía aferrado a mi espalda negándome a poder escapar, me tenia preso, obligándome a mirar tan horrible escena que no quería ver. Mis lagrimas empapan mi rostro, niego, no quería saberlo, no quería verlo…
Por su lado, USA observa no solo a su hermano, sino al mexicano. Cuando USA se entero de lo que había ocurrido con su hermano, intento buscar una forma de salvarlo del wendigo pero, luego de años sin conseguirlo y de guerras por intentar conquistar su territorio para alejarlo de ese ser, simplemente, un día, Canadá y el wendigo fusionados en una misma persona, le hablaron
Acabaron llegando a una especie de acuerdo luego de que Canadá descubriera del profundo amor que USA (en ese entonces trece colonias) le tenía a México (en ese entonces Nueva España) y, al ver que el latino no parecía estar interesado en el americano, Canadá y el wendigo le hicieron una oferta
A cambio de cada cierto tiempo, que USA trajera “presas” para el wendigo y para Canadá como alimento y sacrificio, el wendigo le daría por medio de Canadá una forma oculta en el bosque (la naturaleza) para tener al mexicano amándolo solo a él, tendría al latino bajo su dominio en un concepto de amor del que jamás podría escapar
USA estaba desesperado luego de ver que hubieron otros que casi se robaron el amor del latino, así que, en su desesperación, acepto
Y ahora que Canadá era feliz al lado de su pareja, había pedido a USA y a un hipnotizado México que le ayudaran a llevar a Ucrania para que, así como USA había hecho con México, Canadá pudiera hacer con Ucrania
—¡Estuvo delicioso! —hablo contento Canadá sacando de sus pensamientos a todos. Ahora, el canadiense tenía su rostro manchado en sangre y, tanto Ucrania como USA podían ver que los movimientos de Canadá y del wendigo se habían unido, era una combinación de ambos, la alegría y a veces, torpeza de Canadá se veían reflejadas en algunas acciones del wendigo mientras que, esa forma de moverse lenta y tenebrosa, la poseía el canadiense en estos momentos— México, USA, por favor —pidió Canadá, aunque Ucrania tembló asustado cuando esa eterna voz amable de su amado esposo, se volvió grave y tenebrosa como si fuera un monstruo
—¡No! ¡Suéltenme! —Grita Ucrania cuando siente como USA y México comienzan a empujar su cuerpo hacia el canadiense frente a la hoguera— ¡Señor México! ¡Por favor! ¡Reaccione! —pide entre lagrimas al latino que, aunque le mira con pena, intenta calmarlo con suaves palmadas en su cabeza
Ucrania niega, observando delante suyo a su esposo con la camisa abierta dejando ver su pecho desnudo marcado por tatuajes extraños negros que jamás le había visto y que parecían aparecer en su piel como si fueran quemaduras, Canadá le miro con amor y, mientras acariciaba su mejilla, le sonrió
—Tranquilo amor —le dijo, recuperando su voz gentil— mi amigo solo quiere ser testigo de nuestra unión, nos dará su bendición para que siempre estemos juntos —finaliza, asustando aun mas a Ucrania quien, entre negatorias, solo puede sentir como su rostro es tomado con violencia por Canadá, sus uñas casi vueltas garras se entierran en las mejillas de Ucrania y siente que su boca ahora abierta, es llenada por algún liquido viscoso desagradable que no puede expulsar, solo traga contra su voluntad
Y entonces, pese a que su mirada solo viaja hacia ese monstruo llamado wendigo, su consciencia se pierde en la oscuridad
=============
—Buenos días —saluda ONU— bienvenidos de nuevo
—Buenos días ONU —saluda Ucrania aferrado al brazo de Canadá quien, felizmente lo guía hacia su asiento, viendo a lo lejos a USA abrazando felizmente al mexicano que, entre suspiros, parece susurrarle algo al americano pues su bandera se ha puesto carmesí y le mira nervioso mientras el latino entre risas, parece insinuar algo picante que el americano no niega pues marchan antes de que lleguen los latinos
Ucrania solo los observa a la distancia y como Canadá se sienta y luego jala con su cuerpo para que se sienten juntos, su mirada por un momento se siente soñolienta y aun así, suspira, volviendo la mirada al resto de los countrys que parecían metidos en sus propios asuntos
¿Soy el único que ve que mi esposo es extraño?
Parece que sí
Notas finales:
Si bueno… me cortaron la inspiración cuando iba a la mitad… supongo que se verá algo raro pero ni que hacerle… era acabarlo o dejarlo abandonado y bueno, quería seguir avanzando así que nada…
Err… no se que pueda poner en datos extra, digo, intente que todo fuera resulto en este oneshot… si bien, no hay demasiado gore, al menos siento que se percibe algo más de misterio y suspenso a según yo…
Lo se siempre, si tienen dudas, yho con mucho gusto respondo
¿Les ha gustado?
Que tengan lindo día
¡Comenten!
#Goretober#countryhumans#Mis Fanfics Yaoi#Gore#Terror#Misterio#Tortura#Muerte de personajes#Yaoi#Lemon#Romance#Yanderes#Un chingo de countrys diferentes
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FAMILIAR DE VISITA
Nombre: Baek Ji Hoo. Parentesco: Padre de Skye. Edad: 50 años. Profesión: Chef con dos estrellas michelín. Nacionalidad: Surcoreana. Residencia: Corea del Sur. Familiares: Ye Jun (esposa, 47 años); Skye (hija mayor, 23 años) ; Jason (hijo menor, 10 años, fallecido).
Personalidad:
Un hombre jovial, trabajador y decidido. Le gusta contar chistes y hacer bromas a sus amigos y familiares. Se considera una persona familiar y cercana, con quien poder hablar de cualquier cosa. Le cuesta un poco la tecnología y lo suyo son los fogones, algo que su hija no ha heredado en absoluto de él. Es un poco desordenado en su día a día, pero cuando se pone el delantal eso cambia completamente, pues es una persona pulcra, limpia y ordenada en la cocina.
Respetuoso y analítico, sabe bien cómo entender a las personas y sabe leer entre líneas. Le gusta hacer sudokus y sabe hablar inglés y coreano a la perfección. Usa lentes de contacto para leer y en su tiempo libre suele jugar al billar. Decidió apuntar a su hija a Muai Thai cuando era pequeña al enterarse por el director del colegio que había compañerxs que se metían con ella e incluso llegaron a pegarla. No queriendo que su hija fuera rezagada y asustadiza, decidió darle la oportunidad de saber defenderse. Aunque es un hombre que prefiere dialogar a entrar en peleas, sabe que hay que valerse por uno mismo.
Datos de interés:
Jihoo es el padre de la familia Baek. Conoció a la que sería su esposa, Yejun, cuando él tenía 21 y ella 18 años, en la Universidad. Él decidió dejar la carrera de derecho que estaba estudiando para dedicarse a lo que realmente amaba: la cocina. Todo gracias a Yejun, quien le convenció de seguir sus sueños y no lo que sus padres deseaban. Ella, a diferencia de él, estudiaba restauración y conservación de bienes culturales y terminó sus estudios hasta convertirse en restauradora de arte en un famoso museo australiano. Aquello hizo que la pareja, jóvenes recién casados, se mudara para que ella pudiera conseguir el trabajo de sus sueños en el National Gallery of Australia.
Concluyó sus prácticas en cocinas de grandes chefs, escalando poco a poco hasta trabajar duro y hacerse un hueco en la cultura gastronómica. Al tener conocimientos de la comida surcoreana, logró combinar ésta junto con lo aprendido en la cocina australiana, logrando platos increíbles que lo hicieron subir poco a poco en rankings de chefs reconocidos. Tuvo a su primera hija, Skye con 26 años, lo cual hizo que su esposa tuviera que dejar su trabajo durante un año, pero lo retomó gracias a la ayuda de su esposo, complementándose para que ambos pudieran conciliar vida laboral y personal.
[TW: Enfermedad, muerte] Skye acababa de cumplir los ocho años cuando su mujer se quedó embarazada de su segundo hijo, al cual llamaron Jason. Todo fue bien hasta que con siete años, Jason padeció un cáncer: leucemia. Lucharon contra esta enfermedad durante años, inclusive Skye donó parte de su médula ósea con intención de ayudar a su hermano, lo cual le prolongó un tiempo más la vida, pero al cumplir Jason los 10 años y estando toda la familia advertida de la situación, falleció como un gran luchador. La pérdida fue muy dolorosa, tanto así que la familia decidió mudarse de regreso a Corea del Sur. [Fin del tw]
Quince años tenía Skye cuando regresaron a Corea del Sur. Su padre había abierto un nuevo restaurante en Seúl, manteniendo el otro que tenía activo en Australia y el cual le había generado una estrella michelín. Ganó otra años más tarde en su nuevo restaurante, consolidado en la capital, siendo entonces reconocido como uno de los chefs más famosos del país asiático. Yejun, su esposa, continuó trabajando en el Museo Nacional de Corea [ 립중앙박물관 ]. Su hija retomó sus estudios en el instituto, sin ser un impedimento el coreano pues lo hablaba en su hogar con su familia. Fue duro para la pareja tratar de ayudar a su hija a salir adelante, ya que el fallecimiento del menor había hecho que se perdiera en sus estudios. Pero con ayuda de un psicólogo y el cariño que le ofrecían, poco a poco siguió adelante.
Actualmente tiene dos restaurantes en el país, en las ciudades de Seúl y Busán, además de otro Sydney, Australia.
#〈 ❀ ——— : edits 〉#he puesto en negrita señalizado un trigger warning por si alguien no quiere leerlo#por lo demás se puede leer perfectamente#me he emocionado escribiendo su historia ik pero es que así contaba cositas de skye que no conté en su ficha ah#gracias a los que decidan leerlo<3#será el papi quien vaya a visitarla
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Madre, ahora te toca a ti.
Madre, ya hiciste tu trabajo de criarnos, educarnos a como tu creíste que era lo mejor, por tus mismas enseñanzas, creencias, cultura.
Nunca dejarás de ser nuestra madre, y nunca dejarás de amarnos, así como nunca dejaremos de amarte, de ayudarte en lo que esté en nuestras manos.
Madre, ya deja la carga de llevar a tus hijos por "el buen camino". Camina libre tu, con tu propia persona.
Es el tiempo de que trabajes en ti. En tu proceso de duelo por la trascendencia de mi padre.
Si quieres seguir trabajando en el negocio familiar, que sea por tu gusto.
Cuidate madre, cuida ahora de ti, es tiempo de que cuides ahora de ti. De tu interior, de tu espíritu, de tu alma, de tu físico, como tu creas que es correcto hacerlo. Yo y mis hermanos lo respetaremos.
Madre, deja la carga de estar preocupándote por tus hijos. Ya hiciste tu trabajo - y muy bien hecho- hiciste de tus hijos, unas personas higiénicas, ordenadas, responsables, respetuosos, educados.
Ahora deja que tus hijos aprendan en el camino. Déjanos en manos de Dios. y tu sigue con tu vida.
Tus hijos aprenderemos de la vida, tomando en cuenta todo lo que mi padre y tu nos enseñaron, más las lecciones que nos vamos enfrentando día a día.
Déjanos toparnos con pared, déjanos tocar fondo, déjanos caer y levantarnos. Que al cabo, en manos de Dios, todo se resolverá.
Madre, ahora te toca a ti. Mi padre ya trascendió, él aprendió todo lo que tenía que aprender en esta vida, como persona, esposo, padre, amigo, tío, etc. Y enseñó a su modo, compartió lo que él sab��a que era importante compartir, y también dejó que sus hijos tomáramos decisiones, aunque a su punto de vista, pudimos equivocarnos, pero así, aprendimos nosotros, sabiendo que ahí estaba nuestro papá.
Madre, ahora te toca a ti, aprender de la vida sin ese compañero de cama, de vida. Me imagino que es duro el proceso y dormir sola, después de años durmiendo con él.
Sé que mi dolor no es el mismo que el tuyo como esposa. Pero tampoco es menor.
Mi padre fue también compañero mío para muchas cosas. Cosas que tu no compartías con él, como la comedia, como el silencio, la historia, y muchas reflexiones. No voy a decir que fue más para mí que para ti, porque son distintas las relaciones.
Lo que a mi me gustaría ver en tí, es que crecieras en mente, que vieras más allá de lo que la iglesia te enseña y vieras que lo que yo estoy aprendiendo me está llevando a conocer a mi padre, por el camino en el que él andaba. Y si no me quieres entender, solo lo respetaras.
Soy esa hija "rebelde" que no va por el mundo convencional que marca la cultura de nuestro país, de la Biblia, de lo que tu queiras. Soy esa hija, que, a tu forma de creer ahora, me estoy saliendo del camino del Señor, por hacerme tatuajes, por no asistir a una iglesia. Que está cambiando "para mal".
Me gustaría un día saber de ti, que es lo "bueno" que admiras de mí.
Yo estoy cambiando madre, y no creo afectar para mal a nadie.
Madre, ahora te toca a ti, atenderte, aprender a acompañarte de ti misma, y te des cuenta de la maravilla que es saber estar con uno mismo, aprendiendo de uno mismo.
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ㅤㅤ ㅤㅤ ౿ ﹕𝐛𝐚𝐬𝐞𝐝 𝐨𝐧 . . . * ! ㅤ — @cannibalgl0w .
ㅤㅤ ㅤㅤ ♔ | . . . Con párpados pesados, se forzó a seguir leyendo siéndole imposible dejar un capítulo a medias. Hyunjung siempre creyó que las cosas que se empezaban, debían acabarse. Nada en su vida era dejado por la mitad, y probablemente aquella mentalidad fue lo que logró hacer llegar su nombre a oídos de la familia de su prometida. Perseverante, respetuoso, hábil. Un joven con un futuro brillante, siguiendo cada paso de su padre. Siendo el orgullo del reino. El heredero que cualquier rey esperaba, el esposo con el que cualquier princesa soñaba, el príncipe que cualquier poblado desearía para sus tierras. Era el héroe que cualquier escritor querría en su historia. Bostezó una vez más y se removió en la silla, algunos huesos quejándose y músculos estirándose, más negándose a ceder ante el sueño. Todo el palacio dormía —o eso creía— y era en ese horario durante el cual el príncipe se sentía libre. Sin multitudes observándolo, sin expectativas sobre sus hombros, sin promesas que cumplir. Era en las noches y en soledad cuando podía permitirse ser él mismo. Volteó ante el sonido que perturbó su lectura y forzó la vista para intentar reconocer la silueta al otro lado de la sala común.
“ ¿Quién es? ”
#( * hyunjung . . . ❐ : 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐢𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐧𝐠 𝐬𝐨 𝐢 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐤 𝐰𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐫𝐮𝐧 ;#cannibalgl0w#ok#creo que me tardé más en buscar una quote para su tag#que en escribir el starter DKLASJK#BUT HERE IT IS#espero esté bien sino me avisas bb :c
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EL AMIGO DE MI ESPOSO
Mi nombre es Adriana, 26 años, casada y no es por ser pretenciosa pero la verdad es que estoy muy bien, soy delgada con una colita muy linda y apretadita que más de uno me la piropea en la calle, soy de facciones finas con labios delgados y tez clara, senos medianos pero con unos pezones grandes que se paran a la menor provocación, cosa que por cierto me ha delatado más de una vez, en fin no seguiré con descripciones que lo importante es contarles como empecé a sentir un enorme deseo por el amigo de mi esposo.
Su nombre es Luis Enrique, él es su mejor amigo y también es casado, él viene seguido a casa a visitar a mi marido y la verdad es que está bastante bueno, es alto, con unos brazos grandes y fuertes y unas manos que solo con verlas hacía que mi vagina se me escurriera cada vez que venía y me saludaba, y aunque siempre era bastante respetuoso se me quedaba viendo las piernas y la cola cada vez que tenía oportunidad, yo creo que por respeto a mi marido nunca me hizo ninguna propuesta, pero como amigo de mi marido sabía que era un hombre putañero y que le encantaba cogerse a sus amiguitas, en fin como le cuento yo en mis adentros, sentía hervir mi sangre cada que él venía y aunque le daba picotones no daba señales y eso me calentaba más…
Nunca le había sido infiel a mi esposo pero Luis hacía que lo deseara como nunca lo pensé, todo comenzó en una ocasión que vino a la casa y mi esposo había tenido que salir por causas del trabajo, cuando llegó tocó y lo hice pasar como de costumbre, yo llevaba puesto un vestido gris ceñido a mi cintura que me resaltaba mi cola y los senos, al notar que no estaba mi esposo pensó en irse pero en ese momento se soltó una tormenta asi que le propuse que esperara, la verdad es que yo estaba súper caliente, sentía como mi tanga estaba totalmente mojada esto sin que nada hubiera ocurrido todavía, y él lo notó (mis pezones me delataron) me preguntó si le incomodaba que estuviera ahí a lo que le respondí que no, que por mí estaba bien, que no había problema, y empezamos a platicar, por momentos notaba como se me quedaba viendo a los ojos de forma seductora y por más que intentaba no podía resistirme a desviar su mirada, me puso muy nerviosa, así estábamos platicando de cosas sin importancia cuando de la nada se acercó a mi rostro y me plantó un beso en la boca que me tomó por sorpresa y en un principio puse cierta resistencia pero con una de sus manos me tomó del brazo y con la otra mi cintura y ya no pude más, me fundí con él en un beso largo y apasionado, empezó a besarme el cuello, a tocarme y manosearme con desesperación, yo sentía que me venía, me estaba dando un faje de locura, no pensaba más que en que me arrancara el vestido y ahí mismo me cogiera pero para mi mala suerte en ese momento escuché el carro de mi esposo que estaba llegando, si solo hubiera llegado 5 minutos más tarde me hubiera encontrado ensartada en el pene de Luis, en fin eso nos dio tiempo, a mi para acomodarme el cabello, y a él sentarse en la sala, cuando mi marido entró no sospechó lo más mínimo, le dije que por la lluvia había invitado a Luis a tomar un cafecito a lo que estuvo de acuerdo y hasta agradeció mi hospitalidad para con su amigo. Esa noche ya no ocurrió nada, aunque yo me quedé empapada y con la calentura hasta la luna, por lo que cogimos con mi esposo y me vine recordando ese beso y cómo sus manos apretaron mi trasero y mi cintura.
Los días siguientes esperaba como de costumbre las visitas de Luis en casa, me ponía más coqueta y con ropa más atrevida, a mi esposo le gustaba, pensaba que era para él, y aunque no tengo nada que reprocharle en la cama el deseo por Luis era muy intenso y hacía que me olvidara de todo lo demás, en fin, Luis no se apareció por la casa en toda la semana y yo y mi vagina nos estábamos volviendo locas, me conformaba con solo poder verle, y rozarlo, pero el muy ingrato no hizo acto de presencia, por una llamada que escuché que tenía con mi marido por teléfono me enteré que había tenido que salir de la ciudad por asuntos de su trabajo y que tardaría algunos días en regresar, al oír esto sentí vergüenza de mi por entristecerme, aunque cada noche que trascurría soñaba de nuevo con él y estar entre esos brazos y en su pecho fuerte y provocativo.
Trascurrieron exactamente 12 días, los tengo presentes porque los conté, eran como las 10 de la noche cuando recibí un msj. en mi cel, era el, decía que acababa de llegar, que si podía verme al siguiente día a solas, le respondí que sí, que pasara por mi a mi trabajo, que me mandara un msj. cuando estuviera en el estacionamiento que yo iría, y así quedamos.
Esa noche no pude dormir solo imaginando lo que podía ocurrir, y en como iría vestida, temprano me duché y me depilé toda, me puse un coordinado beige muy provocativo, una falda roja ajustada, no era mini pero si corta, una blusa negra semitransparente, tacones altos, en fin supe que no me había equivocado de elección, cuando llegué al trabajo y todos los hombres no podían disimular y me veían descaradamente, así dieron las 12 del día y yo estaba como quinceañera esperando su mensaje que no llegaba, me tenía desesperada y lo peor que no podía hacer nada, al principio no quise marcarle porque no quería provocarle algún problema con su esposa y arruinarlo todo, pero a eso de las 2 no pude más y tomé mi celular y marqué su numero, y maldita sea estaba apagado, con cierta desilusión paseé un rato más pensando que no ocurriría nada y que era una estupida por estar así por un hombre, en esos pensamiento estaba cuando escucho el vibrar del celular, - era él – me temblaron las piernas y atiné a solo decir – Hola- con voz temblorosa, me dijo que estaba en el estacionamiento que bajara, hice un sobre esfuerzo para no correr a verlo, le dije que me esperara unos minutos que tenía trabajo pendiente, cosa que no era cierto pero esos minutos me servirían para quitarme la agitación de mi voz, y el rápido latir de mi corazón, fui al sanitario a revisar que todo estuviera perfecto y noté que mi entrepierna escurría, estaba mojada a más no poder, me tuve que contener para no tocarme ahí mismo y decidí mejor ir ya a verlo.
Cuando llegué me saludó de beso en la mejilla, me invitó a subir al carro y sin más arrancó, platicamos de su viaje, me contó cada detalle y aunque en un principio me importaba un carajo como le había ido me hizo sentir bien que me contara como le fue, cuando me doy cuenta estamos camino fuera de la ciudad le pregunto a donde nos dirigíamos, me dice que a la cabaña de un amigo suyo que está en las montañas, que ahí podríamos platicar tranquilamente, el camino seria de aproximadamente 1 hora o 1 1/2 a lo máximo, me fui acercando a él y mi cabeza a su hombro, cualquiera creería que iba con mi esposo, cuando el camino lo permitía él me abrazaba y acariciaba el cabello, eso me puso a mil, cuando llegamos el lugar era muy agradable, una cabaña de madera en una montaña lejos de la civilización y sin que nadie nos molestara, ( a mi me encanta gritar y a veces eso en casa es problemas por los vecinos) esa idea me prendió más, al llegar el estacionó el auto e inmediatamente nos metimos, él me miró fijamente a los ojos, con sus manos empezó a acariciar mi rostro, y se las empecé a besar, me metía sus dedos en la boca como si fueran pequeños penes le lamía cada uno, le empecé a quitar su camisa, en cada botón le besaba el pecho y su olor a macho me mataba, quería comérmelo, morderlo, me tomó de la cintura y me cargó, la falda se me subió y así me empezó a tocar, me acariciaba la cola deliciosamente, yo estaba perdida, no podía contener este deseo, le empecé a tocar el paquete que se le formó entre las piernas, - tanto tiempo soñando este momento- y ahí estaba, le desabroché su cinturón y del bóxer le asomaba ese hermoso capullo brillante amenazando salir, en ese momento mis piernas flaquearon y me rendí e sus pies… Hincada saqué con delicadeza su hermoso pene por fin lo tenía frente a mi boca, era bastante grande, muuuuy gruesa, las venas parecían que le iban a reventar, primero se la besé, palmo a palmo para después intentar metérmela en la boca, era deliciosa, apenas y me cabía la mitad pero quería chuparla toda, él jadeaba de gusto y me jalaba el cabello y la cabeza, le di una lamida de campeonato, empecé a sentir que su pene se hinchaba estaba a punto de correrse, y soy sincera, a mi no me gusta el sabor del semen pero estaba tan jodidamenete caliente que eso no me importó, me llenó la boca de su leche, nunca la había tenido tan llena pero no derramé ni una sola gota, al momento me hizo acostar en una mesa que estaba al centro, empezó a besarme los muslos, hizo a un lado mi tanga y empezó a comerme todo mi vagina con sus labios carnosos, me la lamia riquísimo, yo no podía contener mis gritos , una y otra vez le repetía- ¡asi papi, lámeme más , por favor no pares! Más ¡Que delicia!
Él no dejaba de hacerlo, y en un momento introdujo uno de sus dedos ----uff! En ese momento me vine a gritos, él empezó a meterme otro dedo más que parecía que me follaba con los dedos y su lengua, era delicioso, cuando notó mi primera venida me llevó al sillón me quitó la falda y la blusa, me desnudó completamente, a excepción de los tacones y ahí por primera vez sentí su pene , me senté sobre ella y lentamente me la introdujo, sentía como me abría la vagina como esa enorme y gordo pene me partía, y gritaba y gritaba que me follara —más papi, ¡más Luis que me matas!, dámela, tienes un pene delicioso, ¡me llena!, siento como me entra hasta al fondo, lo cabalgué un buen rato en esa posición pero tenía mucho aguante, me volteó, empezó a introducírmela como una perrita, me la clavaba toda de un solo golpe para después sacarla y de nuevo clavármela entera, sentía que era enorme y me corri de nuevo entre jadeos y gritos, me pellizcaba los senos , me azotaba de nalgadas en la cola y me sentía más golfa y p......
como nunca en mi vida. Tienes un cola hermosa y deliciosa,- me dijo. Es tuyo mi rey solo atiné a responder - y era cierto, a mi esposo no me gusta dárselo pero a el estaba dispuesta a ser su esclava. Asi empezó a meterme primero un dedo en la cola , mientras me metía su pene me metía un dedo, y era maravillosamente rico, cuando entró fácilmente un dedo siguió con dos y me decía – que rica cola tienes nena- siempre quise rompértelo y hoy lo voy a conseguir, si mi rey pártemelo, es tuyo papi, pero no dejes de cogerme así por favor, cuando sus dos dedos entraban con mayor facilidad me la sacó dela vagina, empezó a introducir la cabeza en mi cola y era muy grande que pensé que no iba poder, cuando por fin me metió solo la cabeza grite de dolor, sentí que me rompía toda y le pedí que me la sacara pero no hizo caso solo se quedó quieto y lentamente empezó a empujar, era raro porque me dolía muchísimo pero no quería que me la sacara, me dijo que era una niña buena, que me estaba portando muy bien, que iba a doler pero lo iba a disftutar, despacito me la fue metiendo y sentí rebotar
por fin me la había metido toda, unas lágrimas me salieron de los ojos, un tanto de dolor y otro de gusto y orgullo, tenía ese rico pene en mi cola completamente, empezó a empujármela despacio, en cada embestida el dolor era menos intenso, era dolor mezclado con placer, así cada vez más rápido me la empezó a meter, me cogía ya con ritmo semirapido, empecé a subir al cielo, cerraba los ojos y sentía derrumbarme de placer, era sumamente delicioso, tenía toda la cola llena de pene ,
Párteme Luis, Luisito, mi amor. Me matas mi vida, que rico, que rico me coges, párteme así la cola rey, papito eres delicioso, luisito, soy tu esclava Luis, cógeme duro papi, más duro. Y me empezó a darme duro y sentía que me venia, perdí la cuenta, 5, 6, 7 veces me vine como nunca me había venido. Y grité, grité que me cogiera así, así, así! Si, si, si¡! Y sentí de nuevo su pene hinchado, se estaba corriendo y sus jadeos eran más intensos, empecé a sentir el interior de mi cola caliente, era su leche, que me inundaba toda.
Se la sacó y sentí como tenía un enorme boquete, la cola la tenía roja y me ardía pero eso no importaba, conocí el cielo, y era delicioso, con tantas venidas acabé exhausta, y él igual, nos quedamos tumbados en el sillón y nos dormimos por un rato, me despertó el cel, era mi esposo, me pregunto a que hora llegaría a casa le dije que tenía mucho trabajo que tardaría un poco en llegar, vi el reloj y eran las 7:30pm, desperté a Luis con un besito en sus labios, me empezó a acariciar de nuevo, le dije que no había tiempo que tenía que regresar, me llevó a la ducha y me bañó, enjabonó cada parte de mi piel, y yo la suya, no pude resistir, aun con el tiempo encima otra vez el deseo me traicionó y empecé a lamersela ahí de nuevo mientras lo secaba con una toalla, me abrazó y me cargo, me cogió apretada a la pared, me volteó y me empezó a follar, me volví a venir una y otra vez, tenía el ano muy rojo y me ardía si no ahí mismo le vuelvo a pedir que me rompiera , igual me hizo suya de nuevo.
Nos cambiamos, y arreglamos, durante todo el regreso a la ciudad y en todo el camino no deje de abrazarlo, venia junto a el en su hombro, me dejo cerca de casa, lo suficiente como para que nadie conocido me viera, me dio un largo beso en la boca y baje del auto, camine a casa mientras mi mente revivía lo sucedido, sentí un poco de remordimiento pero no podía evitar una sonrisa en mis labios. Llegué a casa a las 10:00pm mi esposo veía TV, lo saludé con un beso y le comenté que había sido un día muy cansado, inocentemente me sugirió que me hacía falta descansar así que fui directo a nuestra habitación, me quité la ropa y así me enrollé en las sábanas, dormí profundamente.
Después siguieron varios encuentros, me volví su golfa, su p..... incondicional, amo a mi marido pero es inevitable este sentimiento, es una atracción rara, por momentos me confundo si es solamente sexual o siento algo más, en fin no me arrepiento de nada...
Fin
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