#espero que no sino voy a quedar como un tonto
Explore tagged Tumblr posts
Text
#mamá te amo#amo a mi familia#the glass scientists#tgs#realmente no se si ya se a visto a Hyde de niño antes#espero que no sino voy a quedar como un tonto
61 notes
·
View notes
Text
Te quiero porque desde que te vi en el 2015, busqué de alguna manera acercarme a ti y que te dieras cuenta que existo.
Te quiero porque lo que teníamos antes, aunque no haya tenido un nombre, fue sin querer y me terminó gustando.
Te quiero porque aunque antes no se notaba tu interés, buscábamos la manera de volver a vernos.
Te quiero porque nos alejamos, quizá no me afectó lo suficiente, pero eso me hacía extrañarte más y esperar a que algún día vuelvas.
Te quiero porque en dos años sin saber de ti, aún me preguntaba si te acordabas de mí.
Te quiero porque muchas veces me preguntaba ¿Qué se sentirá volver a caminar a tu lado?
Te quiero por ese bendito audio que le enviaste a nuestro amigo en común.
Te quiero porque te fuiste, pero te quiero el doble porque volviste y te quiero el triple porque parece que esta vez sí te quieres quedar.
Te quiero porque estos últimos meses demostraste el interés que hacía falta antes, pero te quiero mucho más porque has logrado que yo te busque un par de veces, quizá tres.
Te quiero porque parece que fue ayer cuando me dijiste: Es que habrá noche de telescopios y quiero me acompañes. Que por cierto fue un 7 de junio.
Te quiero porque no solo fue una vez, sino que ya querías verme cada lunes y viernes.
Te quiero porque volvimos a caminar de la mano sin ser nada.
Te quiero porque nos volvimos a besar y volví a sentir lo mismo que en el 2015 y 2016 pero esta vez con más intensidad.
Te quiero porque eres un mago y siempre tienes algo nuevo que enseñarme.
Te quiero porque me traes chocolates, aunque te los termines comiendo tú.
Te quiero porque ya sabemos que no soy mucho de hablar o de contar algo, y tú, tú siempre vienes con algo nuevo que contar y yo, yo soy la más feliz por escucharte.
Te quiero porque volviste en mis tiempos de crisis y siempre me recordabas que compre mi cuaderno.
Te quiero por tus llamadas nocturnas. Pero, ¿sabes qué más quiero? Quiero la forma en la que te vas apagando hasta quedarte dormido entonces yo puedo escuchar tu respiración por horas sabiendo que ya no vas a despertar hasta que amanezca.
Te quiero por todos tus mensajes en la madrugada cuando sales con amigos, entonces yo sé que al despertar encontraré nuestro chat con corazoncitos.
Te quiero porque eres mi esferita, mi niño, mi tonto y te quiero más porque eres mi enamoradito.
Te quiero porque sé que cada cinco, voy a quererte mucho más.
Te quiero porque eres distraído, te quiero porque haces chistes malos, te quiero porque estamos mirando una serie juntos, te quiero por la forma en que me abrazas, por la forma en que me besas, la manera en que me dices que me quieres, por como me miras.
Te quiero porque no cambiaría nada de ti, solo intentar que mejores, no por mí, sino por ti y por nosotros.
Te quiero porque te mostraste vulnerable conmigo y sé que también tienes miedo como yo, así me puedo dar cuenta lo frágil que eres y me dan ganas de cuidarte y valorarte mucho más.
Te quiero porque te gustan los gatitos, porque puedo confiar en ti y porque me gusta verte cuando comes un chupetín.
Te quiero porque no eres como los demás que buscan otras cosas a base de "palabras bonitas".
Te quiero porque me haces feliz de la misma manera que espero hacerte feliz a ti, te quiero por todas las mañanas que me preguntas: ¿cómo estás? Y porque te quiero ver cumpliendo todo lo que te propongas para sentirme orgullosa de ti.
Te quiero porque puedo inventar alguna excusa tonta en casa para poder verte, te quiero porque contigo me olvido de las mil preguntas que mi cerebro crea por minuto, porque me das paz, te quiero porque eres mi clonazepam en tiempos de crisis.
Te quiero porque te cuido, te valoro, te respeto y porque pienso en ti de una manera sincera.
Te quiero porque cuando te abrazo me dan ganas de quedarme por horas solo para poder sentirte.
Te quiero porque me da pena irme pero me hace quererte más el saber que te volveré a ver pronto.
Te quiero muchísimo más porque estoy aquí a las 2:34am sin poder dormir y escribiendo esto para ti.
Te quiero porque todos los días tomo la decisión de seguir contigo y eso no quiero cambiarlo.
Te quiero porque nunca voy a fallarte ni voy a hacerte daño, así que no tengas miedo, ni dudes de eso.
Te quiero porque te incluyo en mi vida, en planes y te elijo todos los días cuando me despierto y lo primero que hago es pensar en ti.
Te quiero porque a pesar de nuestras peleas, no pensé en rendirme y en lugar de eso busqué la forma de arreglarlo.
Te quiero porque cada vez que te veo me olvido de todo y solo me quedaría viendo tus ojitos todo el día.
Te quiero porque no me canso de abrazarte, de sentirte y de besar tu cuello siempre que estamos juntos.
Te quiero porque quiero que avancemos juntitos de la mano, que nunca se nos olviden los detalles que nos teníamos desde el principio, que pase el tiempo para seguir juntos y darnos cuenta lo lejos que hemos llegado.
Te quiero porque siento que los malos tiempos van a estar aunque no queramos, pero si los dos nos olvidamos un poco de nuestro orgullo y recordamos el por qué nos queremos todo va a ser más fácil.
Te quiero porque eres mi compañero, mi amigo, mi enamorado y porque confío en ti como también espero que confíes en mí.
Te quiero porque es inevitable no querer abrazarte, porque me das energía, porque cuando me siento un poco triste, a veces llegan tus mensajes diciendo lo mucho que me quieres.
Te quiero por todo lo que me haces sentir a diario, aunque no estés cerca.
Te quiero porque aunque no nos vemos una o dos semanas, siento exactamente lo mismo que cuando te veo a diario.
Te quiero porque estar contigo aunque sea cinco minutos para mí son suficientes y no tienes idea lo mucho que valoro ese tiempo de calidad.
Te quiero porque tu corazoncito puede estar a salvo conmigo.
Te quiero porque me estás haciendo sentir cosas que no sabía que podía sentir, no sabía que podía ser una mejor persona, que podía tener tanta paciencia y que podía sentir tanto amor.
Te quiero porque siempre me has gustado, siempre pensé en ti, siempre quise llamarte AMOR.
Te quiero porque muchas veces me desquicias y quiero perder el control, pero antes lo pienso mil veces porque no quiero herirte.
Te quiero porque gracias a ti intento ser una mejor persona para que el NOSOTROS no termine.
Te quiero porque deseo estar contigo en las buenas, en las malas y sobretodo en las peores.
Te quiero porque podría mirar tus ojitos toda la vida y aún así no me cansaría.
Te quiero porque ya vamos dos meses y para mí ya vamos una vida.
Te quiero porque siempre me repites lo mucho que me quieres y lo enamorado que estás de mí.
Te quiero por tus besitos en la frente, por tus caricias y por la forma en que me haces cosquillas.
Te quiero porque mi manera de expresar amor quizá no es la mejor, pero trato de hacerte sentir que para mí lo eres todo y ojalá lo haya logrado.
Te quiero porque puedo jugar en la calle contigo sin problema y puedo reir hasta ponerme rojita.
Te quiero porque presumirte para mí no es ningún problema, quiero que todo el mundo nos vea juntitos y felices caminando de la mano para que sepan que el amor existe y que en ti todos los días encuentro lo que necesito y lo que quiero para mi vida.
Te quiero porque sé y porque tengo muy claro lo que quiero para mí, para mi futuro y en serio quisiera que estés aquí conmigo.
Te quiero porque valoro cada notita tuya, cada mensaje, cada chocolate, cada te quiero, cada beso, cada sonrisa. Valoro exactamente cada detalle de ti y porque guardo todos los momentos que hemos pasado juntos ahora.
Te quiero, te quiero, te quiero y podría repetirlo hasta cansarme y sé que no sería suficiente para demostrarte lo enamorada que estoy de ti y que soy feliz si tú eres feliz conmigo.
Te quiero porque siento que debo luchar un poquito más por lo nuestro, te voy a cuidar y voy a querer lo mejor para ti siempre.
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Esferita, estoy segura que en un futuro habrán muchas más razones por las que voy a quererte, pero puedo omitir todas estas y solo decir que te quiero porque eres TÚ. Te prometo que te voy a querer mientras tú me lo permitas y aunque ya no existan razones para hacerlo me inventaré unas cuántas para poder hacerte feliz, y las promesas no se rompen.
46 notes
·
View notes
Text
Las crisis.
Este post lo escribo infinitamente alegre y espero que cuanto terminen de leerlo ustedes también se sientan así.
Hoy les voy a contar de por qué debemos agradecer las crisis que llegan a nuestras vidas...pfff...¿suena muy loco, no? pues sí, pero entenderlo; de verdad entenderlo es lo que me ha puesto tan feliz.
Resulta que de toda la vida nos han dicho que entramos en crisis por tontos, por absurdos, por débiles, por pende*** pero noooooooooooo. Cada crisis que enfrentas o has enfrentado en tu vida, la has creado desde tu sabiduría.
¡Ajá, así es!
Comprender,sólamente eso, ya es liberador y requete bueno para la autoestima. Ya vamos de gane.
Imagina que tu alma necesita aprender a defenderse. La vida te va a ir dando pruebas para que puedas ir practicando y/o superando el reto, así que, al principio te piden redondear en el supermercado y no quieres hacerlo, pero lo haces.
Despúes vas caminando por la calle y un vendedor ambulante te acosa hasta que le compras, en verdad no quieres hacerlo, pero compras por que te dejen de molestar.
Luego vas a la carnicería y no te dan la carne que pediste sino “algo mejor” y ahí vas Tú y pagas. Pues bueno la vida ya te lo puso enfrente pero no lo has visto así que decide hacerse un poco más llamativa.
Finalmente, decides que necesitas un nuevo corte de cabello. Llegas a la peluquería y te toca esperar, esperar, esperar, esperar...(PRIMER AVISO) y tú, sigues esperando. Cuando por fin llega tu turno, le cuentas a la peluquera que tan corto lo deseas y click, al primer tijeretazo sabes que te va a quedar mucho más corto (SEGUNDO AVISO) pero no dices nada, quizás si cambias el estilo y te abres a la experiencia resulte padre. La peluquera comienza a moverte la cabeza a moverse ella y Tú no te ves en el espejo, termina su trabajo y pregunta si te gusta.
Ahí estás Tú, sentada observando en el espejo como hicieron con TU cabello, con TU apariencia ,lo que quisieron; y te sientes mal, horrible, robada (TERCER AVISO). Te miras unos segundos más, sonríes y das las gracias ¡Claro que te gustó!
¿De verdad necesitas un cuarto aviso? La vida y tu alma comienzan a buscar opciones: un jefe abusivo, un amigo desleal, una pareja violenta, una enfermedad ¿Qué sí te hará poner atención?
¡¡¡¡UNA CRISIS!!!!
Ese horrible momento o situación que no puedes evadir ni suavizar, ese momento en el que sí o sí vas a tener que defenderte; será duro, cansado y mucho más difícil que decirle NO al vendedor ambulante. Pero ¿Sabes qué? Será hermoso.
Después de la crisis te darás cuenta de lo que se siente ser amada, ser poderosa, tener confianza en una misma y que un mal día de cabello lo tenemos todos.
¿Cómo te sientes ahora?
Elisa.
1 note
·
View note
Text
El Huaso, parte 34: “La Verdad”
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15, Parte 16, Parte 17, Parte 18, Parte 19, Parte 20, Parte 21, Parte 22, Parte 23, Parte 24, Parte 25, Parte 26, Parte 27, Parte 28, Parte 29, Parte 30, Parte 31, Parte 32, Parte 33.
—¿Qué pasó anoche? —me preguntó el Huaso cuando despertó.
—Te curaste raja po —le respondí, un poco enojado por su descontrol.
—¿Me mandé alguna cagá? —preguntó asustado y con vergüenza.
—No, obvio que no —lo tranquilicé—. Si te mandabai alguna cagá te hubiera dejado botado en la disco.
—Amor, perdón —me dijo acercándose a mí y tomándome del brazo.
—No tengo por qué perdonarte. El hígado es tuyo y tu sabrás como lo tratas.
En realidad no me daba lo mismo lo que hiciera el Huaso o que tomara hasta borrarse. Me importaba y mucho, pero en ese momento esta distraído, dándole vueltas a la ausencia del Bryan la noche anterior.
—¿Y cómo llegué acá? —su pregunta me trajo de vuelta a la realidad.
—Con el Victor te trajimos casi a rastras —le respondí acomodándome en la cama, con la espalda apoyada en el respaldo de la cama.
—¿En serio?
—Si po, y no fue fácil. Si cachay que los dos somos re flacuchos —le dije enrostrándole su alta masa corporal.
—Ya, pero el Victor se ve flaco pero igual tiene harta fuerza. Y tu tampoco erí debilucho. Con tus piernas —dijo acariciándolas— demás me podías soportar.
—No sabes cuánto nos costó —le dije haciéndome el difícil.
—No, creo —subió sus manos por mis muslos y le dio un agarrón al borde de mi glúteo—. Tengo total confianza en tu musculatura.
Se acercó a besarme y con su lengua me hizo enfocarme completamente en él. Con mis manos acaricié su abdomen desnudo, marcado por su preparación intensa para la noche anterior.
—Te esmeraste para causar una buena impresión —le dije.
—¿Cómo? Si esas siempre han estado ahí —dijo haciéndose el tonto.
—¡Mentira! Te esforzai para tener locas a un monton de minas y por mí nada —le dije dándole un suave combo en el abdomen.
—No es eso, tonto —me calmó besándome con pasión, mientras me apretaba con fuerza los glúteos por debajo del bóxer y jugaba con sus dedos en mi ano—. Lo que pasa es que no quería quedar en ridículo frente a ese montón de gente. Aparte sé que tu me quieres como sea, fofito o marcado —me besó pero ahora mas despacio, con delicadeza.
—Obvio que te amo como sea. Gordito o marcado, te amo igual —esta vez yo lo besé—. Aparte con qué cara te voy a exigir que tengas buen cuerpo.
—Tonto, deja de tirarte para abajo —me dijo acariciándome el rostro—. Eres el mino mas rico que he visto. Por eso eres el único que me ha conquistado.
No pude no sentirme ultra bacán con sus palabras. El saber que era el único que lo había conquistado me subía el ego y reafirmaba mis sentimientos por él.
Nos volvimos a besar, recorriendo con nuestras manos el cuerpo del otro. El Huaso se disponía a sacarme el bóxer cuando sonó mi celular por la llamada entrante de mi padre.
—Querían saber si iba a llegar a almorzar —le informé.
—Si caché —había escuchado toda la conversación—. ¿Qué hora es?
—Casi las dos —respondí viendo la hora de mi teléfono.
—¿Tan tarde? —me dijo sorprendido, sentándose en la cama—. ¿Por qué no me dijiste? Tengo que juntarme con la Claudia a las tres.
—No me habías dicho que te tenías que juntar, así que asumí que no tenías nada que hacer —le expliqué.
—Bueno igual la Claudia demás que también se quedó raja —reflexionó calmándose un poco.
—No creo, se despidió de nosotros un rato después de terminar el miss reef. Se vistió y se fue.
—Puta la wea —no le gustó la información.
El Huaso se despidió de mi y se fue a duchar. Mientras él se bañaba yo me fui a tomar la micro para irme a mi casa, aunque como no pasaba la micro, seguía caminando en dirección norte, siguiendo el recorrido de la locomoción. A medida que caminaba me iba acercando más y mas a la casa del Bryan, hasta que tomé la decisión de ir a verlo.
—Larry, ¿Cómo estay? —me saludó el Pedro con una sonrisa al salir a abrirme la reja.
—Bien, ¿y tu? —le di un abrazo.
—Todo bien. El Bryan no me dijo que ibas a venir…
—Es que vine de sorpresa. Quería hablar con él.
—¿Sobre qué? —preguntó sorprendido—. ¿Pasó algo?
—No, nada. Tranquilo —le dije con una sonrisa.
—Ah. Oye, supe que volviste con ese Huaso —me dijo con tono de reprobación.
—Si, ya nos arreglamos —le dije con una sonrisa, tratando de convencerlo de que era la opción correcta.
—¿Incluso después de haberte echado a la calle?
—Si —dije un poco avergonzado—. Lo conversamos y quedamos en que trabajaríamos en el manejo de nuestras emociones.
—Larry, tu no tienes que trabajar nada —me dijo tomándome de los hombros—. El Bryan está con el Victor en su pieza —cambió de tema—. Vuestro Victor, not mine —agregó aclarando la confusión de nombres—. Sube nomás, dudo que estén muy ocupados.
Subí las escaleras, y me pareció raro que estuviera todo en silencio. Me acerqué a la puerta de la pieza del Bryan, y antes de abrirla escuché unas carcajadas desde el interior que me hicieron saltar del susto. Golpeé la puerta y esperé que respondieran.
—Pasa —dijo la voz del Bryan, aún entre risas.
Abrí la puerta con lentitud, costumbre empática mía para darle tiempo a quien esté dentro de disimular bien lo que sea que estuviera haciendo. Estaban ambos sentados en la cama mirando la pantalla del notebook.
—Wena, Larry —me saludó el Victor con alegría, mientras el Bryan intentaba disimular su sorpresa—. ¿Nos vienes a ayudar con la tesis? —preguntó medio en broma y medio en serio.
—No se ve como que estén trabajando mucho —le dije señalando el notebook que tenía el Bryan en sus piernas.
—Es que estábamos viendo un video —me explicó el Bryan—. Mira —me hizo señas para que me sentara a su lado y yo obedecí. El video que estaban viendo era de un programa de televisión español, donde los invitados se ponían unos audífonos que los hacían hablar como idiotas. Comprendí completamente sus risas y no podía parar de reir.
Nos pusimos a conversar livianamente, pero dado que no tenía demasiado tiempo para esperar el momento adecuado, le pregunté al Bryan las razones de su ausencia.
—Oye, ¿y que onda anoche? ¿por qué no fuiste? —le pregunté intentando no sonar demasiado entrometido.
Noté cierta incomodidad en su mirada. Miró hacia el lado y se ruborizó.
—Lo que pasa que nuestro amigo andaba pelándose por otros lados —respondió el Victor ante el silencio del Bryan.
El Bryan miró al Victor serio, como enojado por su desliz de lengua.
—¿En serio? —le pregunté al Bryan, intentando no parecer enojado, sino mas bien curioso por la verdad—. Espero que sea la misma niña de la que me hablaste la otra vez…
—Si, la Karen —comenzó a explicar—. Nos juntamos anoche para… celebrar nuestro primer mes.
No pude evitar expresar en mi rostro la sorpresa por sus palabras. Tenía muchas preguntas acumuladas en la cabeza pero no pude formular ninguna. Vi a mi amigo sumamente incómodo, debatiéndose entre la vergüenza, la culpa y la furia por la poca complicidad del Victor.
—Me tengo que ir, me están esperando en la casa —dije finalmente, intentando cortar el momento incómodo.
—Te acompaño a la puerta —me dijo el Bryan poniéndose de pie. Acepté con una sonrisa y me despedí del Victor.
—Perdona si te incomodé con la pregunta, no fue mi intención —rompí el silencio mientras bajábamos las escaleras.
—No te preocupes —respondió en voz baja—. Prometo que te explicaré todo. ¿Juntémonos más tarde? —propuso.
—Bueno —acepté de inmediato.
—Voy a tu casa después de terminar aquí con el Victor —me dijo con una sonrisa genuina.
Nos despedimos con un abrazo en la entrada de su casa, y al emprender mi partida le hice señas de despedida al Pedro que me saludaba desde la ventana.
Llegué a mi casa a almorzar, y tras contarle a mis padres qué tal estuvo la noche, me senté a ver tele esperando que pasara la tarde. Tenía un poco de sueño, pero la ansiedad de saber las razones de la ausencia del Bryan no me dejarían dormir. Al final me quedé pegado en una maratón de Friends en el cable, y así pasó volando la hora.
El Bryan llegó pasadas las 7 de la tarde, justo a la hora que mis padres preparaban la once.
—¿Y el Pato va a venir también? —me preguntó mi mamá después de saludar al Bryan.
—No, solo el Bryan por ahora —le respondí, calculando que preguntaba para poner un lugar extra en la mesa.
El Bryan siempre era muy educado y respetuoso cuando venía a mi casa, y mis papás siempre me comentaban que les gustaba eso de él.
Finalmente subimos a mi pieza para conversar más en privado, mientras jugábamos play. Nuestra sesión de amistad.
—¿Estas bien? —le pregunté apenas cerré la puerta.
—Si, bien —aseguró él, lo que me tranquilizó un poco.
Prendí la tele y el play, y mientras buscaba el PES le dije que se acomodara en la cama. Se sacó las zapatillas y se sentó, apoyándose en el respaldo de la cama.
—Cuéntame, ¿con quién saliste anoche? —le pregunté, tratando de que mi pregunta no sonara tan amenazante.
—Con la Karen, la amiga del Nico, que te conté la otra vez..
—¿Y por qué no me contaste que estaban pololiando?
—No estamos pololiando —me corrigió—, solo estamos… saliendo, creo.
—¿Cómo? ¿se juntan a celebrar que llevan un mes “saliendo”? —no entendía mucho.
—Sí, o sea, es distinto. La semana pasada ella me dijo “oye Bryan, la próxima semana se cumple un mes desde la primera vez que nos juntamos”, y claro, habíamos salido muchas veces, y que ella se fijara en la fecha me pareció bonito, así que le dije que nos juntásemos para “celebrarlo”. Fue a mi casa a ver una película y eso. Fue lindo —terminó de decirme con una sonrisa en la cara, aunque avergonzado.
—¿Y por qué no me contaste esto desde el principio? ¿por qué hasta ayer me decías que irías a la disco?
—Porque si te decía que no iba a ir tenía que explicarte todo esto, y no quería quitarte tiempo porque tienes muchas cosas que hacer…
—Idiota, si tengo tiempo. Podías haberme dicho que querías hablar, como ahora —le dije abrazándolo de costado—. Me preocupé por ti, ¿sabes? Pensé que te pasaba algo, que estabas enojado o no sé.
—¿Por qué voy a estar enojado? —preguntó riéndose—. Era solo eso, no quería quitarte tiempo. Aparte hace rato que no estábamos así, los dos conversando, como antes.
—Si, te he tenido ultra botado, así que perdón por eso —le dije con un sentimiento de culpa.
Nos pusimos a jugar, y mientras lo hacíamos seguimos conversando.
—Oye, ¿y cuándo voy a conocer a la tal Karen? —le pregunté.
—No sé po, el viernes juntémonos —propuso—. Anda a mi casa y ahí la conoces. Así aprovechamos de celebrar tu cumple.
—Ya po —acordé con una sonrisa de alegría. Por fin conocería a la tan misteriosa nueva “algo” de mi mejor amigo—. ¿Puedo llevar al Huaso?
—¡Obvio que puedes! —afirmó con una sonrisa—. Mejor que vayan juntos, si sabes que no tengo problemas con él.
—Aunque no sé si quiera ir si estamos los cuatro nomas… —razoné mejor.
—Pero va a estar el Pedro y el Victor —sugirió, aunque se dio cuenta altiro que no hacía gran diferencia—. También podemos invitar al Nico y al Victor.
—¿Y a la Cata? —propuse, tratando de no hacerlo sentir incómodo.
—¡Tambien! —aceptó sin problemas—, y a la Claudia también —sugirió riéndose.
—¡No! —me puse serio—. Oye empezamos organizando algo piola y ya vamos en el medio carrete.
—Oye si —se rió—. Ya pero dejémoslo así piola nomas. Se cierra la lista.
Seguimos conversando, y a pesar de rogarle porque me mostrara una foto de la Karen, se negó rotundamente ya que quería que la conociera en persona.
Antes de acostarme a dormir le mandé un mensaje al Huaso diciéndole del plan de juntarnos con el Bryan el fin de semana, y a pesar de que por WhatsApp aceptó de inmediato, sabía que lo había hecho a regañadientes.
El día lunes en la tarde tuve turno en la tienda, y mientras no habían clientes nuevos, la Vicky, la promotora de la tienda vecina, se acercaba a meterme conversa.
—Oye, ya po, dime si ese amigo tuyo, el Huasito tiene polola —llevaba un mes insistiéndome con saber, desde que lo conoció. Yo evitaba responderle a toda costa.
—Ah, no se yo, aunque últimamente se le ve muy apegado a una niña en la U —inventé para que dejara de insistir.
—¡Maldita! —exclamó con odio a la muchacha imaginaria—. No importa, igual lo voy a conquistar —más dura que la vieja—. Y tu, ¿Cómo no vas a saber bien? Si son super amigos, él pasa metido acá contigo.
Me puse nervioso porque no supe qué responder, pero justo llegó a verme el Huaso, como casi todos los días. Me saludó con un abrazo “de amigos”, y se disponía a saludar de beso a la Vicky, pero ella se le lanzó al cuello para abrazarlo, como si fueran conocidos de toda la vida.
—Justo estábamos hablando de ti —le dije a mi pololo, sin rodeos.
—¿Ah si? —se sonrojó un poco, pero sabía que con eso aumentaba su ego.
—Si —respondió ella, con valentía—. Larry me estaba contando que eres muy pelado en la U…
—¿Ah si? —volvió a preguntar aún mas fuerte, casi riéndose.
—Si po, te saqué del closet de la peladez —le respondí desafiante, aunque noté que se puso un poco nervioso con la palabra “closet”.
—No le creas Vicky, no me ando pelando —le respondió sin esconder su natural coquetería.
—Si siempre dudé de lo que decía el Larry —dijo ella igualmente coqueta.
—El Larry siempre miente —agregó el Huaso.
—¿Ah si? —pregunté yo ahora—, hablemos con la verdad entonces —me puse a reir, por la reacción del Huaso ante mis palabras. Abrió los ojos por la sorpresa y el miedo.
—Oye, Larry, así que donde el Bryan el viernes… —intentó cambiar de tema rápidamente con lo primero que se le vino a la mente.
—¿Entonces es verdad que tienes polola? —preguntó la Vicky, pegada con el tema anterior, y por suerte, sin darse cuenta de nada.
—¿Qué? No, na que ver, no tengo polola —respondió el Huaso sin prestarle mucha importancia.
—Si po, el viernes donde el Bryan. Tienes que ir —le informé, intentando poner un tono liviano.
—¿Puedo ir? —preguntó la Vicky, intentando tener mas oportunidades de ver al Huaso.
—Creo que no, es algo privado del grupo de la U —le expliqué.
Como salvados por la campana, la jefa de la Vicky salió a buscarla, así que se tuvo que ir.
—Un poco cargante tu amiguita —me dijo el Huaso cuando estuvimos solos.
—Es una niña, le falta madurar nomas —reflexioné—. Tu en cambio, ¿Cómo se te ocurre tratarme de mentiroso?
—Era una broma amor —se acercó a abrazarme.
—Ya, pero no me trates de mentiroso, si todas las weas que le inventé a la Vicky fueron por ti.
—Ya, si, perdón —me pidió, besándome—. Entonces, ¿tenemos que ir donde el Bryan el viernes?
—Si, tenemos que ir. El Bryan quiere que conozcamos a su polola —le dije con una sonrisa.
—¿Polola? —preguntó sorprendido—. Pero si ese weon es cola —comentó con displicencia.
—“Ese weon” es mi amigo —le dije serio—, y se llama Bryan. Y no es cola. Tiene la mente bien abierta como para andar buscando pantallas.
—Ya, bueno —aceptó resignado—. ¿Y es bonita su polola?
—No sé, no quiso mostrarme fotos de ella, quiere que la conozcamos por primera vez en persona —le comenté sin ocultar mi emoción.
—Qué raro —dijo pensativo—. Oye amor, ¿no será mejor celebrar tu cumple nosotros dos solos nomas? —me propuso, claramente para evitar tener que juntarse con el Bryan.
—Si, pero tenemos toda la vida para estar solos los dos. Aparte la ultima vez te comprometiste a llevarte mejor con el Bryan. ¿Qué mejor manera que juntándote con él para conocer a su polola?
—Bueno —aceptó resignado—. Oye, ¿y estaremos los cuatro nomas?, ¿no va a ser muy obvio que somos pareja?
—¿Y qué tiene?, ¿acaso te avergüenzas de mi? —le pregunté fingiendo dolor.
—No, no es eso —me tomó de la cintura y volvió a besarme—. Lo que pasa es que, tu sabes, no me gusta que todos sepan que soy gay. Aún me da miedo.
—¿Seguro que es solo eso? Porque ella es literalmente una desconocida —le dije con suspicacia.
—Bueno, si, pero imagínate que me conoce, queda la cagá —dijo intentando convencerme.
—Lo dices por si alguna vez te la pinchaste, ¿cierto? —le pregunté levantando una ceja.
—...Si… —respondió después de titubear un rato.
—Eris bien puto —le dije empujándolo suavemente.
—¡Pero eso era antes! Lo juro —aseguró cruzando sus brazos alrededor mio—. Tu sabes que desde que estoy contigo no he mirado para el lado.
—Pato, ¡llevabai como dos años pololeando con la Mari antes de venirte!
—Si, pero es difícil llevar una relación a distancia, aparte la Mari se enojaba a cada rato, te conté. Aparte es tu culpa también.
—¿Cómo es mi culpa? —pregunte riéndome por la desfachatez.
—¿Te acordai que te dije un dia que tenía sospechas de que la Mari me cagaba?
—Si, lo recuerdo muy bien —admití con vergüenza.
—Ya po, en ese tiempo coincidió que me empezaste a gustar po, pero no podía “liberarme” por decirlo así, porque no sabía qué onda tu. Te juro que intenté aguantarme porque no me gustaba la idea de cagar mi relación por una infidelidad, pero de verdad estaba mal, me teniai mal. Tenía la cagá en la cabeza.
—¿Y con cuantas lo hiciste? —le pregunté pasando de la indignación a la copucha.
—Ya ni me acuerdo —dijo con timidez—.Tu cachay que no me cuesta mucho, y no me medí.
—¿Te imaginai que la polola del Bryan sea una de ellas? —metí el dedo en la herida.
—No, amor, ojalá que no.
—Ya, tranquilízate. Si ya conversamos con el Bryan y dijimos que invitaríamos a mas amigos para que pase piola, que no seamos solo parejas.
El Huaso se acercó a mi y me dio un gran abrazo de agradecimiento.
—Gracias por siempre pensar en mi —me dijo y luego me dio un largo beso.
Se quedó conmigo hasta la hora de cierre, esperándome para cerrar el día.
—¿Por qué no cierras nomas? Si total nadie viene a esta hora —sugirió él—. Y tu jefe es tan pajero que dudo que justo hoy venga a la hora de cierre.
—Si, yo igual lo dudo, pero no puedo cerrar antes. Aparte solo falta media hora.
—Media hora, y podríamos quedarnos un ratito mas aquí, con las luces apagadas… —me ofreció besándome el cuello.
—Acuerdate lo que pasó la última vez que te pusiste así acá en la tienda —le recordé riéndome.
—Ya, pero ahora bien lejitos del mesón —insistió abrazándome por detrás—. Piénsalo, faltan treinta minutos.
Cambié el tema y seguimos conversando. Su idea me tentaba pero no lo quise admitir. De todas formas no fue necesario ya que poco antes de cerrar volvió a aparecer la Vicky.
—¿En que están? —preguntó con su mochila puesta, lista para irse a su casa.
—Esperando que pase la hora nomas, ¿y tu? ¿ya te vas? —le pregunté con cordialidad.
—Si, ya cerró la tienda mi jefa, pero no quiero irme a mi casa aún —aseguró ella, con claras intenciones de quedarse para seguir viendo al Huaso.
—¡Buena! —dije intentando ocultar mi desgano—. Ayúdame a doblar estas camisas —le ofrecí—, ya que el Huaso justo se estaba yendo.
El Huaso me miró con cara de pena, pero asumiendo que era necesario despedirnos por ahora.
La Vicky igual puso cara de pena, pero supongo que no quiso volver a mentir para no ser tan evidente, así que aceptó mi ofrecimiento.
El Huaso se despidió de nosotros y se fue.
“TE AMOOO :(” decían los mensajes que me llegaban a WhatsApp de su parte apenas puso un pie fuera de la tienda.
—¿Y?, ¿descubriste si tenía polola o no? —me preguntó ella como si nada, mientras doblaba las prendas.
—Ah, si —respondí con naturalidad.
—¿Y quien es? —quiso saber ella.
—Una niña… de la U, Karen, se llama —se me ocurrió inventar, sin saber que dar esa pizca de información falsa había sido un grave error.
254 notes
·
View notes
Text
La Casa Hintermann
Fran abrió sus ojos y el sol le quemó la vista. Había estado tendido en el suelo por más tiempo del que pudiera calcular. Se sentó ahí mismo en el pasto y esperó a que sus pupilas se ajustaran luego del golpe de luz. Una sombra lo cubrió de frente y él alzó la vista.
—Finalmente te has dignado a aparecer —dijo a la figura de metro y medio parada frente a él —. Si seguía tendido así, las hormigas se habrían convencido de agregarme a sus reservas para el invierno.
Fran se quedó esperando a que su amigo le respondiera de la manera habitual, pero José no dijo nada. Se sentó a su lado largando un fuerte suspiro. Con sus dedos enrollaba hebras de pasto y las arrancaba.
Por fin dijo—: Vos decías eso de las hormigas y yo te respondía algo como...
“—…las hormigas no tienen tan mal gusto” —dijeron al mismo tiempo.
—Y vos —continuó Fran—, te llevabas esos pastos a la boca, como ahora, y yo te decía...
—…sos un asco —dijo José, terminando la oración de su amigo, mientras le dirigía una mirada amarga a la hierba en sus manos.
El sol primaveral comenzó a esconderse tras unas nubes que anunciaban lluvia. Pero, como suele suceder, probablemente se limitarían a suspenderse en el cielo con el único propósito de robarle el protagonismo al astro mayor, y retendrían el agua para darle al pueblo Salteño una húmeda sorpresa días más tarde.
—Ahora sí que se ha puesto lindo —dijo Fran—. Si tenía que pasar un minuto más bajo el rayazo del sol, teniendo en cuenta que has tardado más de lo acostumbrado en volver a salir para atender a tu amigo, se me habría cocinado el cerebro.
José se puso nuevamente de pie, dio media vuelta, y se dirigió al patio trasero de su casa sin decir una palabra.
Odio que haga eso, pensó Fran. —Te sigo — dijo. Se puso de pie emitiendo un quejido de fiaca, se sacudió los pantalones, y lo siguió.
El patio era inmenso, como es típico de las casas de un barrio privado como Belle Vue (bella vista en francés). Pero llamar simplemente patio, a este en particular, era una subestimación y un desmerecimiento. Ese lugar era un auténtico parque. Además, la madre de José participaba de una competencia vecinal anual de jardines, y el suyo era digno de un tour pago. Nada de voluntades tacañas, debería cobrarse una cifra seria. Lo único negativo de tan bello jardín era que frustraba los sueños de José de poder armar su soñada canchita de futbol. Y, a decir verdad, frustraba cualquier intento de actividad recreativa en su suelo. Sin embargo, fuera de los límites de Belle Vue, San Lorenzo es un parque de recreación en sí mismo, y los lugares para la aventura sobran en “la villa veraniega”.
Fran siguió a José hasta un invernadero casero, donde lo vio ingresar. El lugar cumplía la función de vivero por un lado y de taller por el otro. Había mesadas armadas con tablones caballetes, sobre las cuales había masetas, arreglos florales y plantas de diversos tipos. En el lugar, también había pilas de bolsones de tierra negra, desmalezadoras y cortadoras de césped, palas, picos y rastrillos. Hacia el fondo del invernadero, colgada sobre una pared de concreto, había una gran tabla cuadrara de madera prensada. Sobre ella había todo tipo de herramientas para carpintería y trabajos con hierro. Contra la misma pared, había una mesa de trabajo y, sobre ella, un carro a rulemanes a medio terminar. A diferencia de otros más comunes, este carro no consistía de una tabla angosta y recta sino ancha y curva, con bordes a los costados que sobresalían de forma parabólica y hacia arriba, lo que permitiría un agarre medianamente seguro para quién lo montara. También contaba con dos asientos de madera forrados con símil cuero, y algún relleno que les daba un aspecto inflado y acolchonado.
José ya estaba sentado en un taburete de madera, colocando la primera de cuatro ruedas.
—¿Es lo que creo que es? —dijo Fran arrimándose a la mesa —. ¿Un karting? ¡Podemos terminarlo ahora y salir a probarlo!
—Mi buen amigo Fran —dijo José —, esto ha llevado su tiempo, pero finalmente creo que hoy va a quedar listo. He tenido muchas idas y venidas con este proyecto. Ha sido bastante difícil... y lo sigue siendo. La verdad que me he visto superado en varias ocasiones. Pero nada va a cambiarme los planes hoy.
—Veo que le has dedicado mucho —dijo Fran —. Se nota el esfuerzo.
Estaba encantado con los colores que José había elegido para el karting (Fran lo llamaba así). Si lo hubiera hecho yo habría elegido exactamente los mismos colores y habría hecho el mismo diseño, solo que habría pintado el karting al último, una vez ensambladas todas sus partes y no al revés como lo hizo José, pensó, aunque decidió guardarse el comentario y darle una mano en cambio. Anticipó que su amigo necesitaría la llave francesa y se dispuso a tomarla de la tabla de madera prensada. Cuando estuvo a punto de tocarla, esta se soltó del clavo que la sostenía, aterrizó con estrépito sobre la mesa de trabajo y cayó al suelo. Se produjo un ruido tal, que José se fue de bruces al piso.
—¡Mierda! —dijo, llevándose la mano al pecho. Su respiración repentinamente agitada.
—Eh... tranquilo che —dijo Fran —. Es solo una herramienta, te prometo que no voy a dejar que te haga nada.
José se dedicó una risa nerviosa de auto burla.
—Seguro que ahora estás riéndote de mí, ¿no Fran?
— ¡Cómo me conoces! En realidad quería esperar a que se te pasara el malestar para reírme de vos, pero no puedo mentirte, ¡por dentro me estoy muriendo!
Hubo un silencio por una fracción de segundo, y luego ambos niños rompieron a reír rodando en el suelo con las manos en el estómago.
Afuera, un viento suave zarandeaba los árboles y los rayos de sol que pasaban a través de ellos bailaban con las sombras. En el invernadero se produjo un leve chirrido cuando alguien abrió una puerta hecha con madera y plástico.
—¿Dónde está el fantasma hijo? —se escuchó la voz de don Ramírez desde la entrada.
—No sé papá, pero me quiso atacar con tu llave francesa —respondió José divertido, señalando la herramienta a los pies de Fran.
—Creo que al fantasma ya lo espantó, señor —dijo Fran.
Don Ramírez, que había estado con medio cuerpo adentro y medio cuerpo afuera, ingresó al invernadero.
—Vengo para llevarle una de las bolsas de tierra a tu madre.
José se puso de pie y se sacudió las manos.
—¿Necesitas ayuda, pa?
—No hijo, quedáte tranquilo que yo puedo. Seguí con lo tuyo que te está quedando bárbaro. La verdad que es un muy lindo gesto. —Hizo un movimiento con la cabeza hacia el carro a rulemanes y le dedicó a su hijo un guiño y una sonrisa. —Me voy, pero estoy cerca por si más herramientas quieren golpearte. Cualquier cosa, grita.
—¡Salí de aquí, no molestes! —le gritó José con humor, mientras levantaba la llave francesa para simular arrojársela a su padre por la cabeza.
—¡Le vamos a hacer saber si vuelve el fantasma, señor! —gritó Fran —. Tráigase una aspiradora, o algo así, por las dudas.
Pasó una hora de arduo trabajo de parte de José, y de arduas indicaciones de parte de Fran. José dio un fuerte ajuste a una última tuerca y dejó caer la llave francesa a un costado del carro largando un suspiro. El proyecto finalmente había concluido. Ambos dieron unos pasos hacia atrás para contemplar al flamante carro que se posaba glorioso sobre la mesa de trabajo.
—Explicáme una cosa, José —dijo Fran —. ¿Qué quiso decir tu papá con “lindo gesto”?
—Espero que te guste amigo —dijo José sin apartar la vista de su obra de arte —. Traté de tener en cuenta cada detalle para asegurarme de que fuera tal como lo querrías.
Fran lo miró incrédulo y por un rato no pudo emitir una palabra. Se acercó al carro y lo examinó con sumo cuidado. Posó sus ojos sobre las ruedas. Eran grandes comparadas a otros ejemplares, y tenían cubiertas de goma. Una excelente mejora, pensó. Quiso sentir con sus palmas la madera lijada pero percibió el leve olor a pintura nueva que todavía flotaba en el aire y no lo hizo por temor a que aún estuviera fresca. En cambio, saboreó los colores con la mirada y no encontró en su imaginación una mejor forma de combinarlos.
—Es perfecto —dijo.
Sentía un profundo y renovado afecto hacia su amigo que le había dedicado un regalo tan espontáneo y desinteresado como este. Lo tomó por sorpresa porque era la primera vez que le mostraban un gesto tan especial. Ya no podía aguantar la ansiedad. Quería montarlo y rodar a donde lo llevara el viento. Por un instante estuvo a punto de tomarlo y lanzarse a la carrera, pero se detuvo antes de poder hacerlo. Un escalofrío le recorrió la espalda y una sensación de vértigo lo invadió. Retrajo sus manos al sentirse repentinamente incapaz de poder dominar el karting. Como si controlarlo estuviera más allá de su alcance. Como si los roles pudieran invertirse y fuera el karting el que lo controlara a él, y tuviera que resignarse y dejarse llevar a donde fuera que este lo llevara.
Fran sintió una mezcla de sensaciones y entre ellas dominaba el miedo, pero también se sintió un poco tonto. Aun así, no ignoraría por completo sus instintos y postergaría sus ganas de montar el karting hasta que su amigo hiciera oficial la entrega del regalo. Quizá, al serle otorgada la posesión del objeto, también le fuera cedida, por una especie de ley cósmica, la autoridad y dominio de la que sentía carecer en ese momento.
—Ahora, a llevarlo a La Ripiosa —dijo José—. Ya puedo...
—Me leíste la mente —anunció Fran.
—… vernos... — José hizo una pausa y luego concluyó como para sí mismo—: ...rodando a toda velocidad como dos tontos suicidas.
—Como acostumbramos —agregó Fran.
La Ripiosa no era una calle, como dice el nombre con que la bautizaron, de ripio propiamente dicho, sino más bien de tierra, y no de la negra que se usa para las plantas. Su nombre original es Solá, y se encuentra en una zona sin vecinos que puedan llegar a sentirse molestados por niños que juegan con la velocidad proporcionada tanto por la inclinación del terreno como por la falta de cordura.
Salieron del invernadero y llevaron el carro (lo llevó José porque Fran aún no se animaba a echarle mano) hasta donde estaban apostadas las bicicletas de la familia. Fran fue hasta la suya. La había dejado apoyada en el buzón de la entrada y todavía podía verla desde donde se encontraba, ya que el portón eléctrico estaba abierto. No había en él la más mínima preocupación de que se la fueran a robar. Simplemente, eso nunca le pareció una posibilidad.
José ató el carro a su bicicleta con una cuerda de esparto y caminó hacia la salida. Fran lo estaba esperando, ya subido a su transporte.
—¿Listo? —preguntó a José.
Su amigo se preparó dando un suspiro y dirigiendo la mirada hacia el final de la calle que era una larga y sinuosa pendiente.
—Listo —dijo —. Nunca creí que lo estaría para dar otra visita a ese lugar. Pero aquí vamos.
Comenzó a pedalear.
—Pero que declaración tan solemne. Casi como un veterano que vuelve a la guerra —dijo Fran, burlándose de José que se alejaba—. ¡Ey! ¡No me dejes atrás! ¡Esperáme!
Fran salió tras su amigo y se le adelantó a gran velocidad. Podía ir rápido porque no era él quien llevaba el karting. El viento que lo escoltaba rozó a José y este se estremeció. Cerró los ojos mientras lo envolvía el escalofrío y al abrirlos redujo un poco más la marcha. Volteó para asegurarse de que el carro seguía allí. Lo estaba.
Rodando a toda velocidad como dos tontos suicidas, pensó, —como acostumbramos —dijo.
Llegaron al final de la bajada, salieron de Belle Vue, y continuaron el descenso por la Avenida Juan Carlos Dávalos. Pasaron el Castillo de San Lorenzo y en cuestión de minutos se aproximaron al cruce con Joaquín V. González. A José se le había dificultado mucho hacer todo es tramo porque el carro que venía atado a su bicicleta se movía y le entorpecía el manejo. Fran, más liberado, iba y venía por la avenida, que a esa hora era transitada poco y nada. Se adelantaba a su amigo, y luego volvía a donde él estaba, lo rodeaba haciendo algún comentario burlesco y luego ascendía por la Dávalos para volver a descender a todo trapo.
Cuando Fran estaba haciendo una de sus caídas en picada, José dobló en el cruce con Joaquín V. González y, sin dar ningún aviso descendió de su bicicleta. Fran coleó para ingresar al cruce y se topó con José. Creyó por una fracción de segundo que lo arrollaría, pero se detuvo antes de siquiera tomar conciencia de que había accionado ambos frenos.
—¿Qué pasó? ¿Por qué nos paramos? —dijo un tanto molesto —. Sabes que si querés ser atropellado podes esperar uno de esos colectivos. Seguro el chofer te lleva puesto pensado que se tragó un lomo de burro. En cuanto a mí, podría ayudarte dándote un empujón si sentís que te acobardás a último momento, pero no pretendas que te mate con una rodado veintiuno. Eso llevaría varias pasadas y me estropearía las llantas. Y seguro me llevaría varios golpes gratis. ¡No, gracias!
—Hmmm... En esta parte ya se termina el asfalto —dijo José —. Va a ser mejor caminar desde aquí para no estropear el carro. Este suelo lo va a sacudir mucho y se va a llenar de tierra y rayones. Además, me canse de pedalear tan incómodo. Y ¿para qué apurarse? No es que tenga que estar en ningún lado.
—Para aprovechar el tiempo al máximo, por ejemplo —dijo Fran que caminaba atrás de su amigo.
Venía observando el comportamiento del karting sobre ese terreno irregular, y le fascinaba lo que esas nuevas y mejoradas ruedas lograban. El karting se sacudía, pero no se comparaba con aquellos con ruedas pequeñas. Este rebotaba con delicadeza, casi como si tuviera un sistema de suspensión. La resistencia del terreno era mínima, lo que permitiría alcanzar velocidades mayores. La ansiedad lo superaba. Quería que José finalmente le diera su regalo. Que le otorgara el poder que necesitaría para domar esa bestia. Que le cediera los honores de bautizarla con su primera picada.
La calle Joaquín V. González terminaba en una curva y cambiaba su nombre a Solá, La Ripiosa. Una calle desprovista de civilización y poblada por la naturaleza. Cuando José comenzaba a girar hacia la izquierda, vio que había movimiento en medio del monte, y escuchó un creciente coro de gruñidos. Antes de poder reaccionar, una jauría le salió al encuentro y lo asustó de tal modo que tuvo que sujetarse del manubrio para no caerse. Rápidamente, giró sobre sí mismo y se colocó del otro lado de la bicicleta para escudarse y mantenerse lejos de las fauces de un grupo de perros embravecidos. Fran imitó a su amigo y con la vista buscaba un palo con el que pudiera alejarlos. Nada. Esa calle, en ese momento, era un terreno de inútiles y minúsculas piedritas. De usar cualquiera de ellas como proyectiles, suponiendo que la puntería no le fallara (y le fallaría ¿por qué no? La vida es una bromista), solo lograría echarse la jauría encima. Bajo uno de sus pies sintió un bulto. Al mirar vio una piedra de buen tamaño empotrada en el suelo. Intentó sacarla.
—¡Fuera! —gritaba José golpeando el suelo con la rueda delantera de la bicicleta para marcar su imperativa —. ¡Chss! ¡Fuera perros basura!
Mientras tanto Fran seguía tratando de extraer la piedra del suelo, sin éxito. José intentaba espantar a los perros que, a todo esto, habían convertido el lugar a cielo abierto en una cámara de tortura de ladridos ensordecedores. Entonces un silbido emergió del monte y en cuestión de segundos reinó el silencio. Fran alzó la vista y abandonó la piedra, y José se mantuvo quieto en su lugar. Los perros volvieron los hocicos en dirección a donde se había producido el silbido, que era de donde habían emergido ellos al principio. Cada can movía el rabo como mascota que se prepara para recibir a su amo.
Hubo un momento de ruido de plantas rozándose, y del monte surgió una mujer vagabunda. La figura le recordó a José a un demonio que había visto en una película de terror. La criatura, en las escenas iniciales, había adoptado la forma de un espantapájaros en un maizal para engañar a los granjeros dueños de la propiedad y comérselos. Lo que José estaba viendo, no era tanto la mujer vagabunda, sino el demonio espantapájaros. Y apartó la vista.
La mujer se acercó, y sus perros empezaron a comportarse de diversas formas. Algunos gruñían, otros largaban ladridos espontáneos, mientras sacudían sus rabos, otros lamían las manos de su ama, y otros iban y venían, midiendo la distancia entre ellos y los dos pequeños extraños. El aire comenzó a enviciarse con un olor concentrado que revelaba una falta de higiene de más tiempo del que José o Fran podrían aventurarse a calcular. Fran se puso al lado de su amigo cubriéndose la nariz.
—Es ella — dijo—, la Loca de los Perros. ¿Qué hace por aquí? Creí que vivía más para el lado de Las Costas.
La mujer le dirigió una mirada fulminante y sus perros, sintiendo el enojo de su ama, rompieron en ladridos con una renovada rabia. Fran y José se sacudieron del susto. La mujer calló a sus mascotas y estas cesaron sus protestas.
—Mis bebés no están contentos con tu compañía— dijo con voz ronca —. Los pone mal. Y si ellos están mal, yo me pongo mal.
José había vuelto a mirar a la mujer, sorprendido al descubrir que podía hablar. La observaba mientras ella le decía esas cosas alternando la mirada con perturbación. Ahora la mujer le parecía una niña enojada que había crecido demasiado rápido, no por su apariencia sino por su modo de hablar. De todas formas, niña o vieja, José estaba temblando. La adrenalina recorría sus extremidades, urgiéndolo a correr sacando chispas, pero sin embargo no se sentía capaz de hacerlo.
—No les gusta tu compañía —repitió la mujer que hablaba en un tono que solo era audible por el silencio del lugar—. ¡Fuera de aquí!
Fran quiso hablar pero se detuvo al sentir que los perros comenzaban a gruñirle. José los miró confundido y, a diferencia de Fran que calló por el miedo, él abrió la boca.
—Perdón... se... señora. No he querido mo... molestarla a usted, ni a sus pe... sus bebés. —Se aclaró la garganta y apuntó en dirección a la calles Solá —Estaba pasando por aquí, pero ya me iba en esa dirección.
—La Casa Hintermann... —dijo la mujer, sin molestarse en mirar a dónde se refería José.
—No sé de qué casa dice usted, señora —respondió José —, pero le prometo que si es donde usted vive, no se la va a molestar. — Besó su dedo índice mientras hacia una cruz en sus labios. Señal popular para asegurar que lo que se decía era cierto. —Se lo juro.
—Cómo se te ocurre —dijo la mujer con cara de espanto —. Esa no es mi casa. Esa casa no puede ser habitada por nadie. ¡Ni siquiera deberían merodear por ahí! Cualquiera que anda por sus pasillos, por sus galerías, por su mismísima entrada, aún fuera de sus límites, aunque lo haga sólo, lo hace acompañado.
Fran, pensando en voz alta, dijo —: es la Casa Hintermann. La de los europeos… y ese jardinero. El que se cansó de los maltratos de su matrona y la asesinó. Y que también mató a su patrón porque no quería dejar testigos... los encontraron varios días después.
—Perdón señora —dijo José—, no quise...
—Alejáte de aquí —lo interrumpió la mujer—. Esa casa se traga a sus visitantes.
—De todas formas —continuó José—, no es eso lo que yo...
—¡ALÉJENSE DE MI! —dijo la mujer con voz histérica. Volvió sobre sí, y se perdió en el monte del que había salido. Sus perros reanudaron sus ladridos y se fueron tras su ama.
José y Fran los siguieron con la mirada hasta que los perdieron de vista. Un viento fresco comenzó a alzarse y el monte se inquietó. Los árboles reinantes se mecían y el séquito de plantas en derredor imitaba la danza al son de la brisa.
—Eso ha estado muuuy raro —dijo José después de unos segundos.
Fran lo acompañó en el sentimiento y agregó —:¡Esta chiflada ha llevado el concepto de locura a otro nivel!
Otro escalofrío recorrió la espalda de José, y este dirigió la mirada a donde estaba Fran.
—Ya puedo pensar en toda clase de comentarios insensibles de tu parte amigo, pero por alguna razón no encuentro las fuerzas para reírme.
—Lamento contradecirte —dijo Fran—, pero esta vez me agarras sin comentarios. Es una sorpresa para mí también. Esta chiflada me dejó sin palabras, y con un julepe que ni te cuento. Pensé que no saldríamos bien de esta. ¿Que no les gustaba tu compañía? ¡Como si alguien quisiera andar a la par de esos caschis rabiosos! ¡Están tan chiflados como ella! Ojalá hubiera podido decírselo en la cara, pero esos perros la tenían conmigo y no me dejaban ni respirar. Igual, no hubiera valido la pena hacerme morder por darme el gusto de insultarla. Habría podido denunciarla y hacer que le sacrifiquen los perros, pero yo también hubiera tenido mi propia cita con la aguja cuando me pusieran la antirrábica. Repito, no vale la pena. No, gracias. —José comenzó a ascender por la polvorienta Ripiosa mientras Fran terminaba de hablar. Este lo siguió por detrás, protestando. —Odio cuando hace eso.
—No les gustaba mi compañía —dijo José—. Qué comentario más raro viniendo de alguien como ella. Y no es que yo ande con compañías indeseables.
—¿Crees que se refería a mí? —dijo Fran —. No se me había ocurrido. Ahora que lo pienso, tiene sentido. Como dije antes, la tenían conmigo.
—“Aléjense de mí“ —dijo José —¿Le hablaba a sus perros o qué?
La luz de la tarde apagó su brillo y los colores que la teñían se atenuaron a medida que unas nubes negras cubrían el cielo. De esa densa masa de algodón manchado suspendida en el aire, salió un pesado y ronco quejido mientras destellos de electricidad parpadeaban en su interior. Fran y José alzaron la vista y apresuraron el paso. Ambos iban observando sendos costados de la calle, atentos para no ser sorprendidos (y humillados) una segunda vez, por otro grupo de perros chiflados.
José notó, de manera repentina, el canto ensordecedor y envolvente de miles de coyuyos que en dulce poesía animaban a la tímida lluvia a hacer acto de presencia. Si habían estado precediendo el ritual todo ese tiempo o si habían dado comienzo al coro aguacero cuando lo notó, no podría decirlo con seguridad. Un trueno embravecido tomó la palabra y, cual general en la batalla, dio la orden tras la cuál millones de gotas descendieron en batallones a una tierra con la guardia baja en mitad de su siesta. Las pesadas gotas comenzaron a azotar el suelo y la tierra oscureció su semblante, lentamente convirtiéndose en barro.
José y Fran aceleraron el paso tanto como pudieron o, más bien, como se los permitía la pendiente que ascendían. José decidió volver a montar la bicicleta y Fran lo imitó. Con las cabezas gachas y toda la concentración puesta en dirigir la fuerza a las piernas, comenzaron el ascenso a pedales. Las ruedas patinaron varias veces, ariscas sobre un terreno humedecido, y el esfuerzo se redoblaba cada vez. El carro rebotaba en el terreno irregular pegando brincos de equino salvaje. Fran no parecía sufrir la subida, y pronto pasó a José dejándolo atrás.
— ¡Vamos che! —se mofó—. Mire que tiene talento para la carpintería pero para esto tá lento mi amigo, ¿eh? —En ese mismo momento supo que era un pésimo juego de palabras, pero no le importó. Si no hacía el chiste ahora, quién sabe cuánto tendría que esperar para poder hacerlo de nuevo. De todas formas, José no hizo comentarios. Ya estaba renegando con una pendiente mala como para amargarse por un chiste peor. —Me voy adelantado para ver donde nos podemos proteger del agua.
Al volver la vista hacia adelante (porque había estado mirando para atrás desde que se adelantó a su amigo) cayó en la cuenta de que se había desviado hacia el costado de la calle. Fue entonces cuando vio una enorme piedra blanca delante de él. Maniobró de manera brusca para no chocar y salir volando. De repente, se vio invadido por una sensación desagradable que se debatía entre un miedo inmensurable e impotencia. Volvió a sentirse pequeño y vulnerable como cuando estuvo a punto de montar el karting en el invernadero de los padres de José. Por una cuestión de segundos tarde, por una cuestión de reacción lenta o la falta de ella, por cuestión de un giro humorístico del argumento de la vida, y esa piedra pintada de blanco se hubiera convertido en el juez que habría dictado su sentencia de muerte.
Con el calor de la adrenalina en el rostro y el agua de lluvia que bañaba la expresión de terror, Fran siguió avanzando y llegó hasta un portón de hierro abierto. El clima estaba empeorando. El viento comenzó a correr con violencia. Las ramas de un Ceibo a la entrada de la Casa Hintermann alcanzaban a golpear el portón y este emitía un ruido opaco los engastes oxidados protestaban con voz aguda y cortante. Fran miró hacia adentro. Más allá del portón quejumbroso, pero la maleza le bloqueaba la vista, de modo que no llegaba a divisar con claridad lo que se encontraba del otro lado. Miró a su amigo su venía a unos cincuenta metros, y volvió a mirar hacia la casa. Le pareció ver que algo se movía. Pensó que se trataba la chiflada de los perros. ¿Nos habrá seguido hasta aquí a hurtadillas? Imposible. Sus locuras sobre esta casa fueron bastante claras. Este sería el último lugar donde uno se cruzaría con esa loca.
José alzó la vista y vio la piedra pintada de blanco. Un halo de tristeza atravesó su rostro. La siguió con la mirada mientras comenzaba a detenerse. Fran gritó desde la entrada de la Casa Hintermann.
—¡No te quedes ahí parado!
José dio un suspiro de sorpresa. La cabeza le flotaba como si hubiera vuelto de un sueño pesado. De una pesadilla. Y miró en la misma dirección que procedía la voz de su amigo. Y lo vio. Ahí parado a la puerta de entrada de la Casa Hintermann. Una bola de granizo le golpeó la mano. A penas lo notó. ¿Fran? Otra más volvió a golpearlo, esta vez en la cabeza. Ahora lo notó más y se llevó la mano golpeada a la zona de dolor bajo su cabello.
Fran comenzó a sentir que el granizo castigaba la tierra y puso las manos sobre su cabeza para cubrirse. Dirigió una última mirada a su amigo que acababa de ser aparentemente golpeado por una bola de hielo.
—¡Te espero adentro! —le gritó. Salió corriendo, olvidándose por completo de su bicicleta. ¿Por qué no bajé a ayudarlo?
José volvió a mirar a donde había visto a Fran y él ya no estaba ahí.
—¿Fran? —Volvió a pedalear, dirigiéndose a la Casa Hintermann. Lo hizo con fuerza. Comenzó a sentir que el dolor punzante en la mano y en la cabeza cedían. Las ruedas patinaban y el carro rebotaba. Más piedras de hielo lo golpearon en la espalda y los brazos, pero no le importó. Tenía que llegar a la casa. Tenía que llegar a su amigo. Creer por la corroboración de sus sentidos.
Llegó. Clavó los frenos y descendió. Fran lo escuchó desde la galería donde se refugiaba, y también podía verlo a duras penas. Le gritó que se apresurara. José soltó otro suspiro de sorpresa y miró más allá del portón pero solo encontró plantas. Cientos de ellas que le obstruían la visión. Acercó un poco la bicicleta al portón de hierro oxidado que se encontraba abierto. El granizo ya no lo alcanzaba directamente porque sobre él había un gran Ceibo que lo cubría. Pero el árbol no impedía que siguiera mojándose. Dirigió otra mirada desconfiada más allá del portón y le pareció ver que alguien lo llamaba desde una galería, haciéndole gestos con el brazo para que entrara.
— ¿Fran? —dijo para sí dando un paso hacia el portón.
Sintió resistencia. Miró hacia atrás y vio que el carro estaba trabado en lo parecía una rama suelta en el suelo. Luego se dio cuenta de que se trataba de una gruesa raíz. Decidió dar un tirón a la bicicleta para que la cuerda de esparto se tensara e hiciera que el carro rodara por encima de la raíz que le impedía el paso. Fue un error. Muy tonto. Y José no llegó a verlo hasta que fue demasiado tarde. La bicicleta se le vino encima. La cuerda de esparto no se cortó, se desató. Pero el nudo que José había hecho en el jardín de su casa no había sido defectuoso ni descuidado. Era un buen nudo. Pero se soltó. ¿Por qué no? La vida es una bromista. El carro comenzó a desplomarse por La Ripiosa. Al principio rodó con gracia, luego comenzó a rebotar, cada segundo con más violencia. Ahora bajaba la pendiente dando saltos de equino salvaje que acaba de deshacerse de su domador. Finalmente se estrelló contra la piedra pintada de blanco. El golpe fue tal que las tablas volaron por los aires y las ruedas se perdieron rodando hacia la densa naturaleza. La pintura blanca de la piedra ahora tenis rayones con los colores del carro donde éste la había golpeado. José se quedó tendido en el suelo donde la bicicleta lo había hecho caer. Tenía una expresión incierta en el rostro, con el entrecejo tenso y su boca inexpresiva. Sus ojos no guardaban ninguna emoción. Si alguien lo hubiera visto en otro momento con la misma mirada, habría pensado que José estaría perdido en sus pensamientos. Tal vez decidiéndose a declarar su amor de preadolescente a la chica que le quitaba el sueño. O quizá, recordando con pena alguna cosa importante que olvidó hacer y que ahora tendría que justificar. A lo mejor era la mirada de alguien que toma una decisión y que sabe que puede traerle problemas. Pero su mirada, ahora, no hablaba de amor, ni pena, ni riesgo. No había emoción. Había dolor. Dolor que vuelve a visitar. Un dolor familiar de una herida que había aparentado cicatrizar. Veía el carro destrozado, pero miraba más allá. Como a través de una ventana de recuerdos que no se puede cerrar. Sus párpados se cerraron lentamente y se abrieron de la misma manera. Sus ojos cristalizados bajo las lágrimas y, nadando en ese mar de dolor, una escena que no admitía censura…
El carro hecho pedazos a la base de la piedra blanca volvió a ensamblarse. Sus partes flotaron en un espacio sin gravedad y se ubicaron obedientes, cada una en su sitio. La pintura de la piedra se descascaró como soplada por un viento imperceptible al tacto, y se disipó en una mezcla de humo y ceniza. Todo sucedía como en una cinta de video rebobinándose, pero sin las rayas en la pantalla del televisor. El carro a rulemanes viajó dando saltos lentos cual globo perdido que es arrastrado por la brisa al encuentro de José, que revivía la escena desde la sombra del Ceibo. Parpadeó en sus recuerdos y ahora estaba sobre el carro, sentado en el primer asiento de tabla forrada con símil cuero. La mano que se posó sobre uno de sus hombros no lo sobresaltó; de alguna manera estaba esperando a que eso sucediera, como ocurre al ver la misma película reiteradas veces; llegado un punto, se pueden anticipar las escenas que vendrán. Al darse vuelta pudo verse a sí mismo sentado en el segundo asiento de tabla forrada con símil cuero. Su yo de hace dos años lo animaba ávidamente a lanzarse a la carrera por la pendiente de La Ripiosa y él, contra todos sus esfuerzos de alterar los eventos tallados en la historia, levantó los pies que los mantenía quietos y el carro comenzó a desplazarse, llevándolos a ambos cuesta abajo. Rodando a toda velocidad como dos tontos suicidas.
El descenso ocurría a una velocidad antinatural. José sentía el viento en el rostro, y el carro vibraba acorde a una velocidad que no se correspondía con la forma en que se desplazaba el mundo a su alrededor, según lo percibían sus ojos. Sabía que iban rápido, a un ritmo creciente, y sin embargo el mundo avanzaba lento. Sentía aullidos de deleite en el aire, y risas agudas, propias de voces aniñadas. José volteó y vio a su yo más joven dar gritos de emoción. Reconoció su propia voz en los labios de ese espectro del pasado y la voz de Fran tal y como la recordaba, proveniente de sus propios labios, aunque éstos no se movían. Volvió sobre sí, y se posicionó hacia adelante. Miró sus manos aferradas al borde del carro y estas tenían un aspecto diferente. Eran sus manos y a la vez no lo eran. José no tenía esa mancha de nacimiento en la piel que separa el pulgar del dedo índice de su mano derecha. El mundo comenzó a desplazarse a una velocidad nueva, más real, más histérica, más indomable. Miró hacia todos lados buscando la manera de hacer que se detuvieran. Las risas y aullidos de deleite se mezclaron con el viento y se transformaron en ecos fantasmagóricos que no se distinguían entre alegría o llanto. Volteó nuevamente y su yo del pasado miraba hacia la derecha y saludaba con lágrimas en los ojos y una mueca tensa en el rostro que parecía una sonrisa mal esculpida. José no recordaba haber dirigido aquel saludo años atrás. Buscó a aquella persona y la encontró parada a la entrada de la Casa Hintermann. Eran dos. Un hombre y una mujer abrazados por la cintura. Vestidos de entre casa. Sus miradas serias estaban dirigidas a José y lentamente viraron en la misma dirección en la que el carro a rulemanes descendía. Las caras serias de la pareja adoptaron sonrisas forzadas mientras volvían a mirar a José. Pero no fue un gesto natural. La seriedad les mudó en esas sonrisas siniestras sin intervalos medios. Como si se miraran dos fotografías distintas que capturaron momentos separados por unos pocos segundos. José dio un respingo y al sentir su voz no la reconoció como propia sino como la de aquel a quien también pertenecía la mancha de nacimiento en la mano derecha. El carro siguió bajando descontrolado y cambió el rumbo súbitamente al golpear una hendidura en el suelo. Ahora se dirigía hacia la piedra que antes había sido blanca. Una ola creciente de ruidos envolvió el mundo. Las tablas de madera del carro crujían y golpeteaban, las piedras y la tierra bajo las ruedas crepitaban ensordecedoramente. Las voces, que eran ecos en el aire, ahora se distinguían como gritos de terror. Reconocía su voz y la de Fran, y las de dos personas más. No los vio, no hubo tiempo para eso. Solo podía ver que la piedra se hacía cada vez más grande mientras se precipitaban hacia ella sin remedio, pero sabía que aquellas otras voces eran de la pareja a la entrada de la Casa Hintermann, como también sabía que se estaban divirtiendo. La cacofonía envolvente ascendió a decibeles insoportables. José cerró sus ojos y bajó su cabeza alzando las manos para cubrir sus oídos, sin importarle que ahora nada lo asegurara arriba del carro más que la propia gravedad. Pero por algún motivo burlesco, seguía viendo a través de sus párpados. Alzó la cabeza abriendo sus ojos, sin notar la diferencia. El ruido se convirtió en un murmullo lejano. La piedra se les vino encima, o al revés, y un último suspiro se suspendió en el aire. Hubo una explosión roja y un ruido de rotura de cientos de huesos, muy fuerte dentro de su cabeza, como si no existiera otro sonido en el mundo. Las voces se apagaron.
Y se hizo oscuridad.
El canto incesante de los coyuyos se oía kilómetros de distancia. Pero se acercaba. Crecía su intensidad. La lluvia y el granizo se sumaron al coro aguacero y el canto crecía y crecía sin detenerse hasta que dio paso a lo que era en realidad. Un grito desesperado. José, echado a la sombra del Ceibo pataleaba y se sacudía. Parecía que intentaba sacarse hormigas de encima. Sus ojos estaban cerrados con fuerza y su grito parecía que no iba a terminar. Sintió que lo sacudían por los hombros de manera repentina y abrió sus ojos. Se vio sentado con la bicicleta aun sobre sus piernas. A unos doscientos metros bajando por La Ripiosa, los restos de lo que había sido su flamante carro. La obra de sus manos. Un regalo del corazón. También destrozado.
Empapado, se incorporó. Se dio cuenta de que el granizo había cesado y la lluvia había disminuido. Ahora era una llovizna suave. No sabía cuánto tiempo había estado ahí. Sentía dolor en la garganta y un vacío en el pecho. Sentía hinchados los ojos, pero no podía saber con certeza si aún estaba llorando, la lluvia en el rostro se lo impedía. Pero lo había estado.
¡José!
Al voltear, el portón de hierro de la Casa Hintermann se abrió un poco, invitándolo a pasar.
¡José!
Se dirigió a la residencia y vio algo que le quitó el aliento. El jardín más lindo que hubiera conocido. Su mamá se pondría mal si lo escuchara expresar lo que ese lugar lo hacía sentir. La pondría celosa por un lado pero tendría que admitir que alguien había hecho un mejor trabajo que ella. ¿Cómo pude haber pensado alguna vez que esa casa estaba deshabitada? Se había convencido tanto de ese hecho, que jamás se le ocurrió dar una mirada más de cerca a ese lugar. La entrada de la Casa Hintermann estaba tapada por una maleza tan densa que hacía imposible deleitarse antes la majestad de tan lindo jardín. José podía asegurar que era intencional. De alguna manera, ese paraíso terrenal había sido escondido bajo un manto engañador para solo ser visto por aquellos con la curiosidad suficiente para descubrirlo.
¡José!
Detrás de una magnolia había una mujer palpando una flor. Lo vio y José quiso excusarse de ese lugar dando palabras de disculpa.
—¡José! No te vayas —dijo la mujer —. Acabas de llegar. Tardaste tanto en entrar que creí que nunca lo harías.
José miró hacia atrás y notó que solo había pasado el portón por unos pocos pasos. Luego se dirigió a la mujer. Sabía que era una extraña, pero a la vez era un rostro conocido.
—Disculpe doña, creo que no la conozco. ¿Cómo sabe usted cómo me llamo? ¿Es amiga de mi mamá?
La mujer salió de detrás de la magnolia, y caminó hacia José.
—Quizás la conozca, quizás no. Pero seguramente es una persona agradable. —Llegó hasta dónde estaba José y se inclinó para estar cara a cara con él —Pero sí lo conozco a él y por eso se tú nombre.
Los ojos azules de la mujer apuntaron con un movimiento de la cabeza, hacía un costado. José la siguió y vio cómo un hombre indicaba a un niño no mucho menor que él, cómo cortar una planta con unas pinzas. José había visto una herramienta similar en el invernadero de su casa y era una de las que su mamá utilizaba para hacer cortes específicos que ayudan a la planta a crecer con fuerza. El hombre alzó la vista y sus ojos claros se encontraron con los de José. El hombre le hizo un gesto con la mano para que se acercara. Al mismo tiempo la mujer le dio un suave empujón para animarlo a avanzar. José comenzó a caminar pero se detuvo.
—Mi bicicleta…
—Ya nos ocupamos. Ahí está.
José se fijó dónde le indicaron y la vio parada sobre la pata de soporte, junto a otra. El sol había vuelto a salir. Pero no podría decir en qué momento sucedió. Parecía que la tormenta había pasado hacía tanto tiempo, que José dudaba que hubiera sucedido de verdad.
—Pero quizás no quieras olvidarte de traer eso —dijo la mujer, apuntando hacia la entrada—, parece ser algo que te llevó bastante tiempo hacer. Se nota el esfuerzo, sería una verdadera pena que se perdiera.
José volteó y las cejas se elevaron en un gesto de sorpresa mientras sus ojos se enardecían por el calor de sus lágrimas. Ahuyentó sus emociones con un sacudón de la cabeza, como si se sacara de encima una mosca irritante, y con un rápido parpadeo para aclarar la vista, asentó la mirada sobre un flamante carro a rulemanes que estaba apostado, inmaculado, a metros de él. No era cualquier carro. Era el suyo. No tenía ninguna duda sobre eso. Podría haber apostado el jardín entero de su madre. El carro no presentaba siquiera marcas de tierra en sus ruedas, y la luz del sol jugaba con la superficie de madera, resaltando los colores que él había utilizado, y dándole la impresión de que había otros, los cuales no se encontraba capaz de identificar.
—Es tuyo, ¿o me equivoco? —inquirió la mujer —. Por aquí es seguro, pero más vale prevenir que curar. Así que traerlo.
José se acercó con inseguridad. Todavía recordaba el desastre de madera y hierro al pie de la piedra blanca, y no encontraba forma de justificar que no estuviera destruido. Lo había visto reintegrarse frente a sus ojos, pero todo sucedió en mi cabeza, pensó, cuando reviví la…
—Esto es un error — dijo dubitativo —. Mi carro acaba de romperse. Se hizo mil pedazos. —Volteó para dirigirse a la mujer —Fue cuando tironeé de la cuerda para que pasara por encima de la raíz y el nudo se soltó. No pude hacer nada, la bicicleta se me vino encima y… se hizo mil pedazos.
La mujer le sonrió.
—A mi parecer, los mil pedazos están cada uno en su lugar.
José tornó sus ojos para ver hacia atrás de la mujer, y vio que el hombre se había acercado.
—¿Qué los está demorando? —inquirió con voz amistosa dirigiéndose a ambos —.Ya casi estamos listos para pasar. —Sostuvo la mirada en José —Ese es un auténtico carro a rulemanes, amigo. Traélo, que vamos a pasar.
El hombre dijo algo al oído de la mujer, y ella le dedicó una sonrisa. Ambos voltearon para dirigirse al interior de la casa. José se quedó ahí parado. La cabeza comenzó a darle vueltas. La humedad empezó a hacerse notar por causa del calor que emanaba del sol. Se llevó las manos al rostro para frotarse los ojos, y luego de hacerlo vio una figura distorsionada frente a él. Parpadeó para ayudar a que la vista se le ajustara luego de la presión ejercida por sus manos, y reconoció de inmediato a Fran, que lo miraba con curiosidad.
—Te tomaste tu tiempo — le dijo—. Vamos que nos invitaron a pasar. Nos van a presentar a los demás.
Fran comenzó a alejarse y José que sentía la mandíbula trabada, por fin encontró valor dentro de él y lo llamó.
—¡Fran!
Su amigo se detuvo.
—¿Qué pasa? Nos están esperando.
José se acercó a su amigo y volvió a perder las palabras. Solo movía los labios pero la lengua le fallaba y no podía formar una oración completa. Miraba a su amigo perplejo a la vez que suspiraba risas de incredulidad que dejaban entrever los vestigios de un llanto reprimido. Alargó su brazo para tocarlo, y apoyó la mano sobre el hombro de su amigo que ahora, a diferencia de la última vez que lo había hecho, le quedaba varios centímetros más abajo.
—Creciste — dijo Fran con ojos confundidos. Hizo lo mismo y apoyó su propia mano sobre el hombro de José —. ¿Siempre fuiste más alto que yo?
José tomó la mano de su amigo y observó la mancha de nacimiento en la piel que separa el dedo índice del pulgar.
—Pasaron dos años —dijo con lágrimas en los ojos.
Fran retiró su mano con un brusco arranque como si José se le hubiera hecho daño.
—¿Dos años de qué?
Una puerta crujió detrás de ellos, y ambos voltearon. Para su sorpresa, estaban en la galería, a pasos de la puerta de entrada de la Casa Hintermann, y bajo el umbral, el hombre y la mujer. Esperando.
—Vamos. Queremos presentarles a los demás —dijeron a la vez, de manera tan sincronizada que sus palabras se aunaron en el aire formando una sola voz polifónica.
Fran se dirigió al interior de la casa. Sus pasos involuntarios lo llevaron bajo un manto de sombras que lo cubrieron en el interior de ese lugar. Miró a José y le hizo una seña con la cabeza para que entrara con él. José comenzó a mover la suya en un gesto lento de negación. La mujer dio dos pasos hacia el frente, y se inclinó hacia José.
—A mi parecer, los mil pedazos están cada uno en su lugar. —Lo tomó de la mano y lo condujo hacia el interior de la casa.
José volteó una última vez mirando hacia afuera. El carro a rulemanes estaba apostado en el mismo lugar, llenándose de agua, en un suelo invadido por la maleza que se abrió paso por años. El granizo, que nunca se había detenido, lo había estado azotando de manera que la pintura y la madera estaban estropeándose sin remedio. La puerta de la Casa Hintermann volvió a crujir molesta. José, con una expresión soñolienta en el rostro, estiró el brazo, lentamente como un amante que se despide. La puerta se cerró con un golpe que retumbó en un amplio, oscuro, y vacío salón.
Don Ramírez pegó el último de cientos de anuncios en el pilar de madera de una garita donde para el colectivo. Ante de subir a su camioneta para regresar a casa, se detuvo a mirar una vez más el papel que él mismo imprimió a color. La ropa que José vestía en la foto, no se correspondía exactamente con el atuendo que llevaba puesto la semana anterior, cuando salió con su carro a rulemanes, pero llevaba la misma remera y eso, esperaba, ayudaría a identificarlo a cualquiera que lo viera. No había fotografías del carro; José se lo había llevado antes de poder tomar una, pero Don Ramírez busco una imagen de uno parecido en internet y la montó en la foto del anuncio a modo representativo. Don Ramírez sabía que, al igual que su hijo, aquel objeto se había perdido.
Recordó el día que fue a buscar a José, luego de que este se ausentara por más de cinco horas de su hogar. Había encontrando una rueda del carro en la curva de la calle de tierra que, tanto Fran como José solían llamar “La Ripiosa”. Al dirigirse a la piedra blanca, que es donde sabía que su hijo había ido para honrar a su amigo, encontró varios pedazos del carro y, junto a los restos, una cuerda de esparto. Era un hecho, se había ido. Algunos vándalos lo han destrozado para divertirse, pensó ese día. Han arruinado también la piedra que José y yo hemos pintado aquella vez en conmemoración de Fran. Don Ramírez regresó al presente. Vándalos, sí. Pensar otra cosa era más inquietante. ¿Cómo te he dejado ir solo? Subió a la camioneta y condujo hasta su casa.
Detuvo el vehículo junto al buzón y abrió la guantera. De ahí extrajo un control remoto y lo accionó. El portón eléctrico de la casa se abrió y Don Ramírez ingresó a la soledad de su hogar. Su mujer no volvería hasta la mañana siguiente. Estaba en casa de sus padres, buscando las razones para no dejar al inconsciente de su esposo, y para no odiarse a sí misma por no poder decidirse a dejar de amarlo. Había comenzado una guerra en el hogar, donde había más batallas perdidas que batallas ganadas. Y como en toda guerra, ahora estaban en medio de un armisticio.
Don Ramírez detuvo el vehículo fuera del garaje, tomó una resma de papel y una caja con tintas negras y de color del asiento del acompañante, y bajó de la camioneta. En una o dos horas comenzaría la nueva tirada de impresiones del anuncio para mañana cubrir los lugares a los que hoy no llegó y para reemplazar aquellos anuncios que fueran arrancados de su lugar o estropeados por alguna otra causa. Sabía que podía encargar el trabajo a una imprenta, pero sentía que era más productivo si él mismo lo hacía. De otra forma, tendría que viajar hasta la ciudad, tiempo que consideraba perdido. Tendría que pagar por el trabajo, y eso le daba asco. Asco de pensar que alguien, de alguna manera, estaría lucrando con la desaparición de su hijo. Imprimir los anuncios él mismo también significaba un gasto, pero era diferente. Simplemente lo era.
Colocó la resma bajo el brazo y sostuvo la cajita de tintas con los dientes. Con la mano libre buscó las llaves de la casa en uno de sus bolsillos. Cuando las extrajo se le cayeron al piso. Emitió un gruñido de impaciencia. Se inclinó para apoyarse sobre una de sus rodillas y tomar las llaves cuando, desde el rabillo del ojo, le pareció notar movimiento dentro del invernadero. Volvió antes, pensó.
Decidió abortar el ingreso a la casa y, en cambio, dejó las cosas en el suelo y fue hacia el invernadero. En el camino iba pensando en la mejor manera de saludarla. Iniciar la conversación era el más difícil de los pasos. Una Ruleta Rusa, donde no se sabe si el martillo del revolver resonará en una ranura vacía o si accionará la bala que te volará la cabeza. Las estadísticas de don Ramírez inclinaban la balanza hacia el balazo en la sien. Es injusto. ¿Cómo puede culparme por todo? No necesito que nadie me eche la culpa. ¡Sé que la tengo! No hace ningún bien en repetírmelo. ¡Y que lo haga tampoco lo va a traer de vuelta!
—Esta no es una buena forma de practicar el diálogo —se dijo en una voz que sonó más dentro de su cabeza que fuera de ella —. Amabilidad y amor ante todo. Es lo que dicen todos esos libros de mierda.
Llegó a la entrada del invernadero y se detuvo allí. El lugar, que por los azotes del fuerte granizo de la semana anterior estaba hecho un desastre de barro y colgajos de plástico en lo que había sido un techo, estaba vacío. Solo había algunas plantas enteras, pero que ya tenían las marcas evidentes del abandono. Don Ramírez creyó que pasarían dos cosas, y ninguna sucedió. Primero creyó que terminaría la mañana, disgustado y molesto producto de una nueva sesión de discusión matrimonial. Pero su esposa no estaba allí. Segundo, creyó que sentiría alivio de no haberla encontrado en el invernadero, porque eso habría evitado lo anterior, pero el alivio tampoco estaba allí. Se sintió triste, porque aunque hubiera sido que su esposa estaba allí, y aunque hubiera ocurrido que discutían una vez más, al menos no estaría solo.
Exhaló su frustración por la nariz y una brisa suave le sacudió el cabello. Con la mirada al suelo, se quedó inmóvil, meditando en su cabeza, reproduciendo conversaciones, reviviendo experiencias, recordando la risa de José. Y esto último fue lo que más tiempo se quedó rememorando. Podía escucharla en sus diferentes versiones. La risa de alegría, la de nerviosismo, la de tentación, la que no tiene ganas, la que no puede contenerse. Las risas flotaban en su cabeza acompañada por los gestos en el rostro de su hijo. Hacían ecos en el aire y se mezclaban entre sí. Los ecos empezaron a ceder y las risas adoptaron un sonido más nítido, más real, más presente. Las risas se aunaron y solo quedó el sonido de una sola de ellas. Y esta última sonó en su oído y un aliento tibio le rozó la piel. Don Ramírez abrió los ojos sobresaltado y se llevó la mano a la oreja en que había sentido el calor de la respiración. Alternaba los ojos como alguien que acaba de despertar súbitamente, no producto de una pesadilla, sino más bien como alguien que está disfrutando de un sueño y es arrancado de este por alguien que lo despierta con un balde de agua fría. La respiración agitada hacía que el pecho le subiera y bajara de forma acelerada. Observó el lugar con ojos confundidos, respiró hondo y tragó saliva. Comenzó a girar sobre sí mismo para salir y vio en el suelo la rueda que había encontrado del carro a rulemanes y, junto a esta, la cuerda de esparto. Dirigió a los objetos una mirada de extrañeza y cuando comenzaba a inclinarse para tomarlos, un niño de metro y medio entró corriendo al invernadero a las risas, chocando a don Ramírez por el lado derecho, haciéndolo trastabillar. Ni bien recobró la estabilidad fue embestido por otro niño de una estatura parecida, por su costado izquierdo. Ambos se perseguían por los mesones armados con tablones y caballetes, riendo agitadamente.
—¡Ey! ¡Chicos, paren un poco! —les gritó don Ramírez.
Los niños hicieron caso omiso y se escondieron en la parte final del invernadero, cerca de la mesa de trabajo.
—¡Esto es una casa de familia! —dijo don Ramírez —o solía serlo —pensó, dándose cuenta de la ironía —. ¡Es propiedad privada! No pueden entrar así nomás a una casa ajena.
Fue hacia el fondo del invernadero, atento de que los niños no escaparan por los costados.
—Voy a llamar a sus padres —dijo amenazante, pensando en que no tenía forma de hacerlo. No sabía quiénes eran. No había visto sus rostros. Los niños eran unos extraños. Pero su mente comenzó a confrontarlo con algo que no había podido ignorar. ¿Seguro que son unos extraños? ¿Entonces no reconociste la remera de uno de ellos? Claro que sí lo hiciste. Está en todos los anuncios que tan obstinadamente decidiste imprimir. Y las risas. Esas risas, no estaban en tu cabeza, sino aquí mismo.
Don Ramírez giró por la esquina de uno de los tablones al final del invernadero y los vio a ambos sentados ahí. Uno de ellos ajustaba una rueda con cubierta de goma a un carro a rulemanes a medio terminar. Pero la madera del carro estaba rota, húmeda y cubierta de podredumbre. Muchas partes estaban salidas de lugar o mal colocadas. Pero la pintura estaba fresca, goteando espesa y profusamente, manchando todo lo que tocaba de un color rojo oscuro. Pero el carro a rulemanes de mi hijo no era rojo.
Don Ramírez dejo escapar un suspiro, y el niño con la remera de José levantó la mirada.
—Hola, pa. ¿Necesitas ayuda?
Don Ramirez abrió la boca y volvió a cerrarla. Luego la abrió otra vez.
—Yo… ¿José? —Hubo un alivio repentino en su interior. Comenzó a sentir alegría pero el sentimiento rápidamente se transformó en enojo— ¿¡Dónde carajo te has...!?
Pero no terminó la frase. La tabla de madera prensada para herramientas que colgaba de la pared se vino abajo con metálico estrépito. El otro niño volteó y lo encaró. Don Ramírez dio un respingo. Lo que había sido el rostro de un niño, ahora eran los restos de una cara después de golpearse a toda velocidad contra una piedra. Le faltaba la mitad de la frente, el ojo izquierdo se había perdido, y el derecho estaba aplastado tras el hueso quebrado del pómulo. La nariz estaba hundida y debajo de ésta solo se veía un hueco del que sobresalían unos pocos dientes. La mandíbula inferior colgaba de un hilo de piel. No había forma de reconocer ese rostro, pero don Ramírez sabía quién era. Había visto ese mismo rostro destruido al pie de la piedra en La Ripiosa dos años atrás, cuando acudió al lugar luego de que su hijo llegara a casa con las manos llenas de sangre, diciendo que Fran había tenido un “problema”. Que necesitaba ayuda, que no quería levantarse y que él, José, le había dicho que buscaría ayuda, que todo estaría bien, que ya vendrían a curarlo.
Don Ramírez comenzó a caminar hacia atrás, sin poder apartar la vista de ellos, que lo seguían con un movimiento lento de la cabeza.
—Hola, pa. ¿Necesitas ayuda? —repitió José.
No ese no es José.
—¡Le vamos a hacer saber si vuelve el fantasma, señor! —gritó Fran. La voz provenía de lo que había sido una boca, pero que ahora era solo una cavidad rojinegra—. Tráigase una aspiradora por las dudas. Al decir esto último, la mandíbula inferior que pendía de un trozo de carne, se balanceó haciendo que se cortara lo que la mantenía aferrada al resto de la cabeza y se desplomó en el suelo. Hubo un silencio, y ambos niños comenzaron a reír rodando en el suelo con las manos en el estómago. Las risas se elevaron y resonaron en aquel invernadero. Don Ramírez siguió retrocediendo de espaldas hacia la puerta. Ahora tenía las manos en los oídos, para protegerse de un sonido que estaba lejos de ser placentero. Pero era inútil, las voces aniñadas le inundaban la cabeza, y daban vueltas en ella. Dio un último paso, a la entrada del invernadero, y apoyó su pie sobre un objeto que patinó bajo el peso de su cuerpo. Perdió el equilibrio. La rueda con cubierta de goma salió disparada y chocó contra un caballete. Don Ramírez chocó contra el piso. Las voces se apagaron.
Y se hizo la oscuridad.
3 notes
·
View notes
Text
To: Belanye.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Feliz Cumpleaños, Rosh ♡. Te escribe tu única e inigualable mejor amiga de toda tu vida.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Espero que la vayas a pasar bien, anteriormente yo era la que estaba hiatus por tu cumpleaños y tú también, pero esta vez yo sigo aún acá, lo prometí ¿te acuerdas? no me voy a ir nuevamente, me voy a quedar ahora y como tú ya lo hiciste antes, te esperaré. Sabes que siempre te he deseado felicidad desde que nos conocimos, tú lo sabes muy bien "si tú estás feliz, yo seré feliz" jamás dudaré de aquella frase. Sé que el hecho de que yo esté feliz actualmente, te haga feliz pero yo necesito verte a ti feliz en tu totalidad que te sientas cómodo y en tu zona, que vivas todo lo que quieras y disfrutes de todo lo que se te presente. Sueno como una vieja pero realmente quiero eso. Acuérdate que yo llevo más tiempo que tú en este mundo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
No es mal recordar que por estas fechas nos íbamos de viaje a India deberíamos repetirlo, tal vez cuando vuelvas. También ya debemos ver una película hindú juntos ahora que en netflix hay más películas de bollywood, tenemos pendiente nuestras tres horas viendo una película. También quiero decirte que gracias por tanto, me has cuidado bastante y siempre estaré agradecida por eso. No hay día que no esté feliz de tener en mi vida, tu presencia me hace falta a veces, más que todo para chismosear entre los dos. Gracias por aguantarme tanto, enserio, no es fácil tener a una mocosa hiperactiva de 19 años encima de tu espalda.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Espero hoy soples tus velas y no pidas a sharukhan desnudo, sino un futuro feliz y a tu estilo, te amo tonto.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Psdt: aún me debes mi regalo de cumpleaños y tu ya sabes que quiero, ten un feliz día rosh.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
0 notes
Note
Necesito desahogarme, quiero tirar la toalla, ya no puedo más, quisiera que alguien me dijera de corazón que puedo ser alguien en la vida, que si lo intento no fracasaré, que puedo con esto y más. Pero esa horrible voz en mi cabeza está aniquilándome por completo, me quita energía y las ganas de hacer algo nuevo, me hace quedarme en cama, esperando a que me duerma y sueñe lo que nunca podré hacer o cumplir, odio despertar y ver la realidad, solo quiero alguien a quien le importe de verdad.
Respira un poco. Siempre es bueno tomarnos un poco de tiempo de nuestro día para despejar nuestra mente, controlar nuestra respiración y relajarnos. Así que mientras vayas leyendo esto, te pido de todo corazón que controles tu respiración.
Ahora, es completamente normal lo que estás sintiendo. Yo lo he vivido muchas veces en mi vida y te aseguro que la mayoría de las personas del mundo o lo han vivido, o lo están viviendo en este mismo instante. Es algo que nos sucede porque en ese momento tenemos nuestra mirada nublada por todo lo malo que nos ha ocurrido en nuestras vidas. Esos obstáculos no nos dejan ver la imagen completa, sino que nos hacen que nos enfoquemos en todo aquello que no va como quisiéramos que fuera. Tienes que limpiar el lente con el que vez las cosas y para eso vas a necesitar un poco de tiempo, pues es una técnica dentro de la programación neurolingüística que necesita mucho de tu disposición.
Te voy a decir la verdad, la vida es tan fácil o tan difícil como tú le la planteés, vas a sufrir tanto como tú te dejes sufrir, vas a añorar dormir tanto como tú lo quieras, en otras palabras, lo que ves, sientes y piensas todo sale de la forma en la que percibes el mundo. Yo solía ser una persona pesimista y negativa, yo no quería vivir, no quería tener familia, no quería tener amigos, no quería nada, porque yo creía que todos me hacían daño a mí, que todos me odiaban, que yo estaba destinado a ser el “hazmerreír”, el tonto y el inútil. Pero un día, estando en el fondo de aquel pozo, me di cuenta que estaba solo, que todo eso vivía dentro de mí, que yo llegué solo a este mundo, que los demás no sentían lo que yo sentía y que quizá todo eso que existía en mi cabeza no era más que una invención de lo que yo creía que era la verdad. Dejé de tomarme todo muy a pecho, dejé de hacerme la víctima, dejé de darle la oportunidad a los demás a que me hieran, dejé de optar por llorar en vez de crecer, todo eso fue decisión mía y desde entonces mi vida ha cambiado para bien.
Yo te aseguro que tú puedes con todo esto y con más cosas que se interpongan en tu camino. ¿Sabes qué es lo bueno de ser humanos? Que gracias a que hay muchos de nuestra especie, podemos inspirarnos y motivarnos con los hechos de otras personas, pues, si ellos han podido salir adelante, nosotros también podemos salir adelante (véase Nick Vujicic, Thomas Quasthoff, Michael Melamed). La única persona en este mundo capaz de detenerte eres tú, nadie más tiene esa capacidad.
Está bien sentirse un poco mal, está bien estar triste de vez en cuando, está bien dormir un poco mal, está bien estar mal, pero todo esto está bien si por dentro te va llenando de energía para que un día puedas salir adelante. Somos humano y por ende vamos a cometer muchos errores, por eso es crítico aprender a:
Perdonarnos a nosotros mismos. Somos la persona que nos juzga más fuerte a nosotros mismos y vivimos mucho tiempo de nuestras vidas repasando nuestros errores, por eso es esencial aprender a perdonarnos. Se requiere de humildad y sencillez para poder hacer esto.
Aceptar nuestro pasado. Es esencial aceptar lo que hemos hecho, lo que nos ha pasado y lo que nos han hecho, pues rechazarle la oportunidad de quedar en el pasado solamente va a ser que lo sucedido nos persiga a la tumba. Uno no borra su pasado pues esto imposible, uno debe aprender a vivir con él.
Agradecer lo que se nos ha dado. Ya sea lo que nosotros hayamos hecho por nosotros mismos, lo que nos hayan dado o lo que llega a nuestras vidas, pues gracias a todo eso (lo bueno y lo malo) hoy por hoy somos quien somos y estamos donde estamos.
Saber que todo lo malo es una lección. Por más mal que puedan (o puedas) hacerte, no hay mal que, si tú no lo dejas éste, dure para siempre. Por cuan mala haya sido la lección, siempre va a ayudarte a crecer, a fortalecerte y a prepararte para las siguientes lecciones que la vida te ponga.
Lo que sí te voy a aconsejar mucho va a ser que acrecientes la relación que tienes contigo. No vas a salir adelante si no te tienes, pues tú eres la persona más importante para tu vida, por más egocentrista que pueda leerse, porque si no te tienes, no eres nadie. Primero hazlo por ti, quiérete más, ámate, valórate, respétate, perdónate y ya luego hazlo por los demás, pero no trates de dar algo que no tienen ni contigo. Lo que te recomiendo es que trabajes mucho en el amor que te das o te quieres dar, que hagas las cosas que te gustan hacer, que busques pasatiempos nuevos, que aprendas a vivir sola (pero no en soledad, pues te tendrás a ti), que hagas una lista de todas las cosas buenas que tienes (valores, virtudes, habilidades, rasgos y demás) y que ya no seas tan fuerte contigo.
La vida es hermosa, está llena de lugares preciosos, de comidas deliciosas, de gente bondadosa, de música, de diversión, de atardeceres y de mucho amor. Por favor no tires la toalla, yo estuve a punto de hacer y te juro que la mejor decisión que he tomado en mi vida a sido la de seguir remando a contracorriente. Igual sabes que tienes una persona aquí con la que puedes hablar y que te va a leer.
Espero, de todo corazón, espero que la vida te sonría y que tú decidas sonreírle de vuelta, que ésta te llene de mucha paz, tranquilidad, diversión, sonrisas, amor y muchísimo éxito. ¡Te mando un fuertísimo abrazo, buenas vibras, bendiciones y mis mejores deseos para ti hoy y siempre!
102 notes
·
View notes
Text
Bebé, es la tercera vez que intento escribir esto, el destino no está dejando que pase:(
Y TE ODIO PORQUE SI NO YO NO HABLO DE ESTO VOS NI DECÍS NADA LPM ME CAES MAL.
Okay, hace días que en mi cabeza viene dando vueltas lo de due. Cuando me dijiste que sentías ciertas cosas por mi se me hizo algo difícil de creer porque nunca pensé que vos sentías algo así por mi, ni siquiera lo sentía o sospechaba a pesar de que me lo habían dicho, para mi era algo totalmente lejano, no digo que sólo querías jugar conmigo o me veías como alguien falso, sólo una simple amistad fuera de fk.
Sabés que ya tuve dos relaciones fk/due las cuales no salieron para nada bien, donde yo terminé lastimada, donde me mintieron, me engañaron, jugaron conmigo, también quisieron “experimentar” y eso duele. Esas cosas me han hecho quedar desconfiada de las personas, a no sentir seguridad, a sospechas y creer que todo lo que me dicen es mentira. Por eso hay cosas que quiero hablar con vos y no pretendo asustarte tampoco, sólo quiero que las sepas y tengas en cuenta.
━ La confianza, para mi esto es algo demasiado importante y esencial, quiero que confíes en mi y quiero confiar en vos, no quiero tener desconfianza, quiero que me cuentes las cosas, que me digas todo tal cual es. Quiero confiar cuando me decís que estás haciendo o harás tal cosa, que irás al algún lugar. Porque ya me hicieron esto de decirme “voy a ir a comer con mi mamá” y no era cierto, sino que me estaban engañando. Yo no soy una persona controladora ni hago esas escenas de celos, conmigo no vas a tener a alguien que te esté controlando, que se queje si no le hablas, que necesites estar pendiente porque yo me enoje o algo así, no voy a pedirte fotos para creer que estás haciendo tal cosa, no vas recibir mensajes feos porque salgas o hagas algo, porque estoy en una relación con alguien no significa tener dueño o estar en una cárcel, me gusta la libertad y que lo sean así conmigo. Por eso, no quiero mentiras, no quiero que me ocultes nada, quiero confiar al 100%, soy una persona desconfiada, soy perseguida, y eso es a causa de todo lo que me ha pasado.
━ La sinceridad, quiero que seas sincera conmigo en todo, en los sentimientos obviamente es más importante. No quiero que me digas cosas solo por decir, no quiero que me digas que me querés, que planeas tal cosa conmigo, que soy esto y lo otro pero solo sea por jugar o por estar aburrida. Ya me hicieron eso de “vamos a vivir juntas” solo por ilusionar y jugar y es horrible, realmente es doloroso por eso no quiero tampoco eso de tu parte, quiero que seas sincera conmigo, si algo de mi te molesta o te cae mal que me lo digas de buena manera, si te cansaste de todo, si ya no sentís lo mismo, también quiero que me lo digas, quiero saber como te sentís, que pasa por tu cabeza. Sinceridad absolutamente en todo, yo seré así con vos por ende quiero que seas de la misma manera.
━ La fidelidad, esto es algo complicado para mi. Me engañaron bastante y es algo que todavía me genera un pequeño trauma y me hace ser desconfiada. Yo no tengo problema con que salgas, que una noche te pongas en pedo y te diviertas o salgas, eso es perfecto, que te diviertas y la pasas más que bien, de hecho te diría que te vayas bien y que no te preocupes por hablarme a cada rato, porque no estaré ahí a cada rato molestándote o diciéndote que me hablés que dónde estás qué qué estás haciendo o así. Pero no creo en eso de “estaba borracha y me bebé con tal persona u otra cosa” porque no es algo que lo vea posible, estando en pedo te das cuenta, yo jamás hice eso estando hasta totalmente en pedo y menos si estoy con alguien, jamás le fui infiel a alguna de mis dos parejas en fk/due, es algo que me preocupa desde siempre. Es horrible presumir a alguien y que te esté siendo infiel, por eso si algo así pasara quisiera saberlo por más que duela. Pienso que si alguien prefiere y no puede estar lejos de alguien entonces no debe meterse en una relación a distancia porque es se necesita mucho corazón, mucha mente, y estar como se debe sin hacer daño, se debe respetar y tener fidelidad como si esa persona estuviera a tu lado.
━ El respeto y el compromiso. Realmente hay que comprometerse con un tipo de relación así y respetar a la otra persona. Sin engaños, sin mentiras, sin vueltas, sin hacer sufrir a la otra, con empeño, con amor, con paciencia, con apoyo. Si se quiere se puede y puede ser más que bonito.
━ Quiero que seamos compañeras, quiero que me apoyes, que me escuches, que estés para mi, que me cuides, así como yo quiero hacerlo con vos. Porque también quiero que seamos como mejores amigas, quiero compartir muchos momentos, muchas cosas, muchos recuerdos. Porque si tenemos miles de kilómetros distancia pero no significa que sea un impedimento para pasarla bien, para hacer cosas, para compatir. Claramente no podemos ir al cine o ir a tomar un café juntas, pero si podemos ver películas, hacer llamadas, enviar audios, enviar fotos y videos, compartir momentos, experiencias, absolutamente todo, miles de cosas que nos harían sentir más cerca la una de la otra.
Sinceramente si siento cosas por vos, y con todo esto que te estoy diciendo no estoy pidiéndote noviazgo, ahre “noviazgo” re vieja la palabra, no te estoy pidiendo una relación justo ahora porque quizás para vos no sea el momento o no quieras, pero si son cosas que quería aclarar y charlar, porque ya pasé por dos situaciones y eso me dejó mal, no quería otro tipo de relación así porque siempre me va mal y termino herida, te dije hace bastante que ya no creía en estas relaciones, que no creía en el amor a distancia y lo dije por las cosas que me han pasado ya, no tenía planeado sentir cosas por vos y que pasara del otro lado pero se pasaron quisiera o no. Quiero estar bien, quiero que una ves me funcione, me hace bien estar a tu lado cuando te ponés tierna y amorosa conmigo, antes no eras así en modo due pero ahora lo estás siendo, es bonito cuando estamos viendo una película y pasan algo romántico y me decís que somos nosotras, o cuando me decís que ya haremos tal cosa cuando estemos juntas, quiera o no se forma una pequeña ilusión, yo creo que si hay amor la distancia no importa mucho.
Seguimos compartiendo la misma luna todas las noches ¿No es algo bonito aunque sea?
No soy una persona fácil, no soy una persona con un bonito humor todo el tiempo, a veces suelo andar de mal humor o triste y en ese momento no soy una linda persona, a pesar de ser así tengo muchos sentimientos reales, cada cosa que te dicho siempre ha sido cierta. Creo que el estar en fk también ayuda un poco por la distancia, me hace sentir más cerca cuando hacemos alguna cosa ahí, quizás sea estúpido y no veas así ni lo sientas de esa forma, tampoco debes de sentirlo así, solo es mi tonto pensar. Hablar sobre esto creo que ya era necesario, quiero que aclares tus sentimientos, tus pensamientos, así como yo también.
De verdad sos una persona bonita, sos buena, sos compresnsiva, he desarrollado bastantes reales, no hablo por hablar, sos importante, sos especial para mi y no quiero perderte, no cuando siento muchas cosas qque ni he dicho todavía.
“ Te prometo que si no me sueltas la mano, yo tampoco soltaré la tuya. Te prometo que si te quedas conmigo jamás te pediré que te vayas. Te prometo amor mío, que si quieres pasarte la vida entera conmigo, lo acepto, porque yo sí quiero una vida a tu lado. “
Vi eso y creo que encaja justo en este momento, espero que así sea para vos, espero que podamos hablar y aclarar todo de una buena manera. Te amo bebecita.♥
0 notes
Link
El pianista inglés regresa a las librerías con su segundo libro, 'Fugas o la ansiedad de sentirse vivo', un relato que recoge los meses de una gira europea marcada por la depresión y la ansiedad.
Tras el éxito de Instrumental (Blackie Books, 2015), James Rhodes vuelve a enfrentarse a su pasado y este miércoles publica su segundo libro, Fugas o la ansiedad de sentirse vivo (Ed. Blackie Books). Esta vez el pianista británico habla sin tapujos de sus enfermedades mentales: de la depresión, la ansiedad y de los distintos trastornos diagnosticados, que son consecuencia de cuatro años de violaciones y de abusos sexuales cuando sólo tenía seis años.
A través de un diario que escribió durante los meses de gira por Europa en el año 2016 -en pleno auge de su primer libro-, Rhodes cuenta su lucha constante por callar a las voces de su cabeza que no le dejan vivir. Y de nuevo, la música clásica aparece como eje vertebrador de todo el libro, donde Bach, Chopin o Beethoven vuelven a ser sus salvadores.
James Rhodes es desde hace pocos meses vecino de Madrid, una ciudad de la que dice estar enamorado. "Finalmente he encontrado mi sitio, mi casa. La gente es muy amable, es una ciudad mucho más relajada, que me ayuda a calmarme de una manera muy agradable. Lo siento, pero me voy a quedar mucho tiempo aquí".
El pianista ha recibido a Público en una de las habitaciones del Hotel Totem Madrid donde, con una amabilidad y una cercanía infinitas, ha hablado sobre su nuevo libro, la música clásica y sobre lo empeñados que estamos todos en ser felices, aunque nos resulte imposible.
El libro de 'Fugas', como ya hizo en su momento 'Instrumental' con los abusos sexuales, habla sin rodeos de las enfermedades mentales y pone sobre la mesa un tema que sigue estando marcado por el estigma. ¿Por qué sigue costando tanto acabar con este tabú social?
Tenemos tabús sociales sobre todo. Una de las cosas buenas, si es que hay alguna, en el caso Westein es que estamos rompiendo el tabú sobre el abuso de poder o la violación. Y estamos siendo capaces de hablar de ello y, más importante aún, la gente está empezando a escuchar.
Lo que pasa con las enfermedades mentales es que fingimos que nuestra vida es fantástica, nos hacemos 45 selfies y elegimos el que sea perfecto. Y todos creemos que la vida de los demás es maravillosa, cuando en realidad todos tenemos vidas de mierda, todos tenemos ansiedad, depresión… Todos, a veces, nos sentimos una mierda en nuestro trabajo, todos tenemos problemas en nuestras relaciones. A veces nos odiamos o no podemos mirarnos al espejo. Y es normal y no pasa nada. Creo que deberíamos aprender a sentir eso y no esconderlo. Espero que si la gente lee el libro pueda sentirse identificada. Parece que todo el mundo tiene ese manual de instrucciones de la vida. Y yo no lo tengo, no sé lo que estoy haciendo. A veces no me siento como un adulto y no pasa nada. Tiene que estar bien poder decir esto. Y si cada vez más gente dice esto, cada vez habrá menos estigma y menos tabú al respecto.
Por eso pienso que los libros de autoayuda son tan peligrosos, porque los lees y piensas: "Lo estoy haciendo todo mal". Te dicen que puedes encontrar la felicidad en tres semanas y eso es una gilipollez, es mentira. Tenemos que empezar a contextualizar esto y hablar de ello de otra manera.
A pesar de que Fugas no es un libro de autoayuda, ¿te ha servido, personalmente, como terapia enfrentarte de nuevo a esos meses tan duros?
Sí, creo que sí. Creo que escribir ayuda. Cualquier actividad creativa ayuda. En el mundo en el que vivimos las cosas son tan rápidas, hay tanta presión, tanta velocidad, tantos estímulos por todas partes, que encontrar algo creativo es una especie de antídoto para esto, nos ayuda a relajarnos.
Mi palabra favorita en español es duende. Se trata de encontrar algo que te pueda dar ese duende. Joder, es increíble. En mi caso es la música, pero es algo que la trasciende. Tiene que ver con la autoestima, con la disciplina, con la concentración, con el trabajo en equipo, la alfabetización. Mejora todo. Si encuentras algo creativo te puede ayudar mucho.
De nuevo la música clásica tiene un papel protagonista en el libro. ¿Cómo ha influido en su proceso de recuperación?
Creo que podríamos deshacernos del adjetivo "clásica" y decir sólo música, porque entonces es lo mismo para todos. Nos da igual que sea Jorge Drexler, Lana del Rey o Luis Fonsi. La música es fundamental en la vida de todas las personas, la vida sin música sería inconcebible. Escuchamos música para hacer ejercicio, cuando vemos películas está presente, cuando lo dejamos con nuestros novios y nuestras novias, cuando estamos en el metro, cuando nos relajamos… Es la expresión más unificadora del mundo. Más que la religión, más que el fútbol. Está en todas partes.
Y la razón por la que es tan poderosa para mí, la música clásica en particular, es porque va por debajo de las palabras. Es un lenguaje, un idioma que va directamente al corazón, sin pasar por el cerebro y es maravilloso. Es como estar delante de un cuadro en el Thyssen. No hay palabras, pero te emociona y esa es la experiencia que tengo yo con la música, me hace dejar de pensar. Y cualquier cosa que me haga dejar de pensar que no sea un químico es muy importante.
¿Por qué se sigue viendo la música clásica como algo alejado, antiguo y pretencioso?
La mayoría del público son pijos y van para que les vean con sus abrigos de piel, con sus trajes y van como diciendo "mirad qué cultura tengo escuchando a Brahms y pago 200 euros para ir al Palacio Real para ver Don Giovanni". Eso es una idiotez. La gente de la industria, los músicos y los promotores quieren mantener la música clásica como una forma de arte elevada, que es mejor que todas las demás y, además, tienes que ser muy culto y tener dinero para comprenderlo. Nada de eso es cierto, la música es de todos y de alguna manera se la están apropiando esas personas. Es una de las razones por las que la música y la enseñanza musical son tan importantes: para que los niños sientan que es algo accesible.
Muchas veces pienso, ¿podemos llevar ropa que no parezca una puta ridiculez como si estuviéramos en el siglo XVIII, podemos ser más relajados, no tomarnos esto tan en serio? La música en sí es perfecta, no hay que cambiar nada, pero la presentación y todo lo que le rodea es demasiado. A veces parece que estés yendo a misa y no se puede hacer ningún tipo de ruido. Debería ser como ir al cine, que es un ambiente relajado, que lo disfrutas, debería ser posible cerrar los ojos y disfrutar de la música durante hora y media. Escaparse de Twitter, de Gran Hermano, de Tinder, de todo esto… Y escuchar la música, eso es algo maravilloso.
¿Cómo definiría a esos “guardianes” de la música clásica que has mencionado?
Creo que están asustados. A veces dicen que quieren abrir las puertas para que entren nuevos públicos, pero luego al final no lo hacen, quieren que vaya la gente de los grandes bancos, la gente de mucho dinero y, sinceramente, creo que son gilipollas. Es una generalización y seguro que hay gente que le gusta tener nuevos públicos, chavales con pendientes y con tatuajes.
Mucha gente ha venido a conciertos míos en el Teatro Price, por ejemplo, que nunca habían ido a un concierto de música clásica antes y me hace muy feliz, pero también es difícil porque si no sabes nada de música clásica ¿por dónde empiezas? Igual por la Quinta sinfonía de Beethoven, pero hay cuatrocientas grabaciones de esta pieza. Luego ves allegro, sexto adagio, segundo movimiento, tercer movimiento…Te sientes un poco tonto y te compras los cincuenta mejores clásicos chill out. No hace falta llegar a este punto. Una de las cosas que me pone muy contento es que los sábados hago un espectáculo corto con Javier del Pino en la Cadena Ser y tenemos dos millones de oyentes: gente que trabaja en la hostelería, taxistas o gente en su casa. En vez de hablar de política o del Real Madrid hablamos de Brahms, de Mozart y de torrijas - y de otras cosas divertidas - (risas). Creo que tenemos que hacer esto más a menudo, en televisión, en la radio, deberíamos tocar en diferentes sitios, en diferentes momentos e intentar que la gente tenga acceso a la música. Con este libro espero que la gente diga: "Sí, he escuchado un poco de Mozart, un poco de Bach" y también que sigan escuchando a Lana del Rey, a Muse, claro.
Desde la industria no se hace muy accesible, pero desde fuera tampoco se incentiva mucho su aprendizaje. Apenas se destinan recursos para aprender a tocar instrumentos y al final todo depende que los padres tengan dinero para pagar las clases a sus hijos…
Esto ocurre porque los gobiernos de todo el mundo no lo priorizan. Por alguna ridícula razón piensan que el álgebra es más importante que la música. ¿Pero qué coño es eso? ¿Necesitamos más banqueros? No, en realidad no, necesitamos a gente que sea capaz de estar en una orquesta, que sea capaz de experimentar la música de distintas formas. He trabajado con niños en colegios y he visto la diferencia increíble que puede suponer la vocación musical, porque no es sólo aprender a tocar un piano o un violín, sino trabajar en equipo, tener más autoestima, poder concentrarte en algo. También tiene un impacto en las familias, en las vidas sociales de cada uno.
Es muy importante y los gobiernos deberían hacer un esfuerzo mucho mayor en la situación en la que estamos ahora. Creo que es igual en España y en Inglaterra: a menos que tus padres tengan dinero no vas a aprender a tocar un instrumento. Si tuviera una varita mágica todos los niños de todos los colegios del mundo aprenderían a tocar un instrumento. Y luego si quieren continuar deberían tener la oportunidad de hacerlo, pero tienen que tener una enseñanza básica, debería ser un derecho humano fundamental.
En España la asignatura de música ha dejado de ser obligatoria en los centros públicos y se han reducido las horas lectivas. ¿Qué les diría a los políticos que toman este tipo de decisiones?
Es terriblemente triste, pero es muy difícil cambiar un sistema político cuando hay una crisis económica y política. Ningún político va a defender la música porque lo que quieren son votos. Es muy difícil, pero sí que tiene que cambiar.
Los profesores tienen que tener más formación, los colegios más dinero, más acceso a instrumentos y a tener un lugar donde guardar esos instrumentos. He trabajado en algunos colegios en Inglaterra donde se compraron instrumentos a los niños y algunos no los podían llevar a casa porque eran tan pobres que su madre los vendería para comprar drogas, por ejemplo. Tiene que haber un cambio enorme y esto conlleva mucho tiempo y mucho dinero. No creo que sea difícil, pero es casi imposible sin intención política. Diría que cualquier político que disfruta escuchando una sinfonía o yendo a la ópera o escuchando a Bach o, incluso, a Lana del Rey, es un hipócrita enorme si hace esto y a la vez no está luchando por la educación musical. Debería sentir vergüenza.
Fuente de información: publico.es
0 notes
Text
Esto no tiene final hasta que acabe el curso
No tengo ni puta idea de cómo va a acabar esto, ni lo que quiere está chica ni lo que le pasa aunque tampoco me lo vas a decir, no sé si el lunes lo hará o acaso lo que querrá pero que haga lo que quiera. No me vuelvo a sentar con ella más en clase me pondré con el resto y que haga lo que quiera.
El amor es una puta mierda quizá lo diga ahora por como estoy pero es un carrusel de emociones con una dificultad asombrosa de mantener estables, el único lado bueno que le saco a todo esto es que vuelvo a estar mejor para escribir, parece que soy esa clase de gente que escribe cuando está fustrado y vive cuando está feliz por eso escriben continúamente.
Todo es tan confuso no se ni lo que quiere ni lo que hara, haya ella ahora probablemente el lunes este de buen rollo, yo vuelva a la misma mierda de siempre y the cicle continuous como en todo, un poco si que estoy enfadado conmigo por todo esto, espero que se me pase la tontería en estos días, yo intentaré que así pase, el tenía razón a las chicas nunca hay que decirles te quiero o en su caso toca hacerlo lo menos posible, mantenerse en cierta parte estoico con este típo de cosas, pero un poco de parte también es culpa mía ella me decía que no y ahora parece querer dejarlo más claro yo creo que debo en todo caso pensar en otra cosa, no voy a ir a por otras ni nada por el estilo y menos buscándolo no soy la clase de gilipollas que va por ahí intentando poner celosa a alguien y menos así.
Lo de los correos fue un jodido error, no debería haberle dicho nada y menos aún cuando ella respondía, lo volveré a habilitar y a entrar el lunes de camino a clase o si me acuerdo sino nada, los he borrado todos cosa que debería de haber hecho desde un principio voy a hacer lo mismo con los del Drive.
Voy a ir a la mía, mira que lo he dicho y que poco lo he hecho mientras así sigo sin nada que hacer, si me habla el finde espero no decirle nada hasta el lunes, no ponerme tonto ni nada parecido solo ir a la mía y quizá para ello me deshabilite Gmail para pasar de todo el tema, ya si quiere decirme algo el lunes me dirá.
Ya está, soy un jodido cabron despechado que ahora tiene su rabieta, mira que me veo reflejado en el puto de mecánica y que poco en el espejo, espero que ya se me pase todo este sentimiento tan malo, me habrá visto seguro mientras yo intentaba no hacerlo. Ya sabrá lo que hacer con su vida es muy bipolar está chica el lunes todo bien tanto por mi parte como por la suya pero ahora está todo tan enrarecido, intento hablar con ella y nada. Espero que ghoet le diga algo y se la ligue ojalá a ver si así se me pasa toda la borrachera de amor, nunca me he emborrachado ni drogado pero aún así me parece que es peor el amor que todo eso.
Noto que pienso bastante diferente al escribir que al hacerlo solo para mi.
Bueno con lo que iba, soy un jodido desastre, lo he vuelto a borrar todo por qué pasó de calentarme más la cabeza solo espero que al idiota que dirige esto se le dé mejor la próxima vez que hable con ella y no se derrita con cada palabra que diga, por una vez aguante todo esto mejor y no esté comiendo de su mano a las dos frases.
Al genio de los 3 que se le ocurrió lo del mensaje de después de la ducha es para arrancarle los ojos lentamente y que no vuelva poner nada en este móvil. Soren, Memphis y Oliver me habéis escuchado los tres no, ahora en teoría mando yo Dani, el genio que se come todas las jodiendas y sale cuando toca enfadarse y salta a la mínima. Estoy a una de ponerme a explotar y sacar toda la mierda que llevamos.
Primero de todo no sé por dónde empezar con toda esta problemática, estoy empezando a imitarla en algunas cosas cosa que debo cambiar pero ya, este fin de semana va funcionar de la siguiente manera, yo intentando pensar lo menos posible a lo mejor salvando las distancias y con una goma un poco de tratamiento Ludovico pero es broma, un poco como la caricatura de Fidel en Aída pero intentaré que pase solo, van a ser 3 días muy largos por suerte tengo muchas cosas que hacer y ya se pasarán estos. Bueno yo intento estar bien con ella pero ahora me da la sensación que como que tiene mi atención pasa del tema, no me extraña nada que no tenga amigos, aunque yo muchos tampoco tengo( me río por dentro, maldita sea esa sonrisa cínica de nuestro tiempo) aún así me enfado cuando ella la usa, debo cuánto antes desahogarme rápido y pasar del tema ya mismo.
No avanzo una puta mierda con todo esto Baya, llevo desde el martes que hablamos perdidísimo con todo pero sin encontrar solución y con tus idas y venidas más liado estoy, en parte empiezo a pensar que todo esto no nos lleva a ningún sitio a los dos, lo mejor es que quizá volvamos a como estaba el cuatrimestre pasado, yo estudiaré en casa a partir de ahora que me hace falta y todos contentos, diría tantas cosas que no se que hacer, respecto a lo del anillo y el poema no se si debería de haberlo hecho o no y como te pongas con las mismas respuestas que siempre das me levanto y me voy.
Esta parte te la quería decir casi desde la primera vez que hablamos pero joder deja de intentar quedar bien con todo y menos conmigo no me refiero a lo que los demás piensan sino a eso de intentar que todos no se pongan tristes y todo bien, me parece lo más narcisista posible como el puto reciclaje y altruismo egocéntrista, no se va a cambiar nada aunque quieras limpiar tu conciencia, el ángel no va a volver, yo solo hago e intento que todos estén bien y no poner triste a la gente por qué me pongo malo con la mera idea de hacer que alguien se enfade o este triste, pero malo físicamente del nivel de nauseas y casi no poder respirar y por lo que se no soy la única persona que le pasa. Si cuando no fui a clase y estaba contigo me sentía muy mal por dentro, cuál crees que va a ser el nivel de una persona que no va a una asignatura sin ninguna importancia y se siente mal, si hasta hago los deberes por qué me da pavor no hacerlos, no soy buena persona solo por qué se deba ser sino por qué me siento físicamente mal no siendolo, lo único que me hace barrer ese limitador es enfadarme y como saltes con otra mágica respuesta como lo de tirarme a una chica me levanto y me voy
Que cojones creo que lo voy a hacer ahora. Como soy peor que un niño pequeño digo lo que pienso y que al resto le den, mira me parezco a ti, tienes razón lo mejor es no tener amigos. Ç'est fini.
No creo que deba de leer nada de esto como el jueves pero aún así estamos en la mierda.
0 notes
Photo
Hola, no se cuánto tiempo había querido escribir esto, pero no había podido por las clases. Lo había olvidado, y a penas el viernes de verdad me animé, pese a que me lo recordaste e insististe en que lo hiciera, quería tiempo para dedicarle a esto, así no olvidar nada de lo que hacía días quería decirte. Aunque hablamos normal todo este tiempo después de que “regresaste” no era lo mismo. Porque pues, lógicamente todo era diferente. Así que has un espacio, lee esto cuando tengas tiempo de verdad, no importa si es dentro de una semana o un mes, lo que quiero es que de verdad lo entiendas, que no te distraigas, dedícame aunque sea por última vez un poco de tu tiempo, así como lo hice yo; espero usar las palabras correctas y no arrepentirme de nada después, que yo espero que no sea así. Déjame comenzar desde el principio para poder centrarme más en todo, podrás recordar algunas cosas, y si no, aquí quedaran y en ti mente las vas a poder ver, como si fuese un flashback. Como si fuese hace poco aún siento todo, te conocí antes de iniciar el último mes del año, pero comenzamos a hablar pasados unos días, yo aún iba a la universidad y estaba por terminar mi 6 semestre. La primera vez que te escuché, íbamos a jugar, me pediste que te invitara, y te dije que estábamos en llamada. Kevin fue el que te añadió y entraste. Entre palabras y platicas de nosotros, dijiste “hola”, un saludo que a duras penas se escuchó, seguimos platicando y te presentaste, yo ni doquiera sabía como te llamabas. Comenzamos jugando y conversando los 3. Nos hartamos de jugar, y el Kevin (perdona es muy gracioso eso) el fue el primero en irse. Me preguntaste si podíamos seguir charlando, y te dije que si. Me era raro,porque nunca sabía que decir con cualquier persona, pero contigo pensé “ el no me conoce, no puede ser tan difícil charlar con el” y charlamos. No recuerdo el orden de nuestras pláticas, sólo se que cada noche estábamos ahí, después de cada partida charlando hasta las 5, 6 incluso 7 de la mañana, tu batallando por poder entenderme y escucharme y yo frustrándome por que no me escuchabas y, ¿que crees? Aún tengo el mismo micrófono. Me contabas de tu vida, tus cosas, el como fue que diste conmigo. Cosa muy curiosa, que no se si fue para bien, o para mal… En fin… Conforme me ibas contando de tu vida, sobre ti, era como que más sabía como eras. Admito que al principio, no creí nada de lo que me decías, que tu familia era de dinero y esas cosas. Recuerdo que comenzamos hablando sobre nuestros “fracasos” amororsos, por así decirlo, te conté que me gustaba el amigo de Kevin, pero yo sabía que no me haría caso.
Me contaste que estabas medio triste por una ex, y me mandabas las capturas que le habias hecho por skype, siempre decías “¿verdad que está bien bonita?” y siempre te decía que sí.
Recuerdo que una vez me dijiste de una chica que no quería ser tu novia, sólo por que eras un “fuckboy”, y luego de eso me dijiste “pero yo ya no soy así:(” con una voz bien de “ahhh;C” y sólo me dio risa, no sabía por que me contabas esas cosas. Una tarde, esperaba el autobús con mi papá, estaba oscuro, y eran los últimos días de clases y me enviaste unas fotos de los tatuajes que tenías, siempre me han gustado, no se porque. Brome acerca de uno que tenías en tu pecho, eran unas iniciales, y te dije “si son las letras de una ex, estas bien menso” pero me dijiste que en la noche, me contarías la historia de esas letras. Aunque pensándolo bien que alguien lleve tatuado las iniciales de alguien, no es por ser un bobo o algo parecido, sino que esa persona significó muchísimo, tanto como para llevarlo en la piel por siempre. En mi caso, no creo que eso pase alguna vez, es como que no he sido trascendental en la vida de alguien. No soy pesimista, es como he visto las cosas. Pero, me salí del tema.Camino a casa volví a ver las fotos, y más por que se veía tu rostro en la foto de las iniciales, pensaba “no es él, es un niño fake cualquiera” pero para ese entonces, tu ya me caías taan bien, eras tan, ocurrente, y tan tierno a veces. Eso me daba risita, (pero de la buena), yo se que es raro eso jaja. Esa misma noche, después de jugar me contaste el por que de eso. Las iniciales de tu amigo, creeme que… Te fui conociendo poco a poco, te escuchaba pacientemente y con muchísima atención, nunca he sido buena dando palabras de ánimo o diciendo algo bueno en los malos momentos, y no sabía que decirte. “Tiene un gran corazón” pensé, eras sumamente sensible y tierno a razón de emociones. Imaginaba el como te sentías, pero no quería ponerme mal, necesitaba que estuvieras bien. Tu voz se tornó alegre después de un rato, ya no sonaba cortada y quebrada, dijiste riendo “se me salió una lagrimita” y me dijiste que todo estaba bien. Me encantaba escuchar todo lo que me decías, saber de ti y de tu vida tan maravillosa, a decir verdad, ninguna persona de tu condición me había compartido sus experiencias. Sabía que no sólo eras un fresa normal, sino que también eras súper sencillo. O bueno, conforme me contabas las cosas. Era lindo que me compartí eras todo eso. Aún tengo presente la vez que me contaste el como tus padres se conocieron, me dijiste “esto no se lo he dicho a nadie eh?” era bonito saber que confiabas en mi tanto como para guardarme esas cosas. Me parecía lindo, saber tu día a a día, saber que hacías, que frecuentabas hacer, que te gustaba. Me gustó muchísimo una vez que me dijiste “tengo hambre, ven, acompañe a la cocina pero shh no hagas ruido” y caminaste a ver que podías comer. “Aquí está mi pecera, ¿la escuchas? Ya vamos a llegar a la cocina, ya llegamos, dejame ver que hay para comer, uy mira, (no recuerdo bien que fue lo que tomaste, pero era alcohol, y te serviste un poco) yo te dije que no lo hicieras estando yo ahí y me dijiste ” no pasa nada" Luego buscaste comida y dijiste “ay mira” comiste pollo con verduras y mantequilla o algo asi, regresaste a tu cuarto u volviste a decir “aquí esta la pecera” al llegar te dije que quería ir al baño y dijiste “vamos” y luego “ah no verdad no puedo ir, ándale ve pero no te tardes” Regresé y me dijiste “te extrañe” me causó ternura y me reí. Me pediste que te hiciera “yu yu” para poder dormir y me hiciste decirlo , tu sólo reías, y decías que lo harías también para mi..
Una noche que no pudimos hablar, te pregunté por que eras tan atento conmigo, y me dijiste “por que es obvio que me gustas y no te das cuenta que te estoy tirando la onda jaja” me dio mucha risa ti combinación de palabras y sinceridad. Tienes ese tono para decir las cosas, tan tú.
Me gustaba mucho leer aquel poema que me enviaste una vez, espero mucho no haberlo arruinado y cuando lo vuelvas a escuchar no me recuerdes y no lo odies por habérmelo dedicado, puesto que dicen que la peor manera de arruinar una canción, es dedicándola… “grow up with me”… Cuando me enviaste el enlace diciendo que me la dedicabas, la busqué traducida por que pues no se inglés, perdón:(. Y me gustó mucho. Tuve que pausarla mucho por que iba súper rápido y no leía nada. En fin, me gustó… Bastante.
“y ni tú ni yo entendemos la poesía porque ninguna palabra significa lo que es en realidad.”
“Te extrañe mucho, anoche puse como 3 veces el poema que te dediqué y me acordaba mucho de ti” fue lo que me dijiste una vez… Sentí lindo, pero yo no quería encariñarme de más contigo. Me sentía bien, me gustaba tenerte. Me gustaba hablar con alguien siempre, me gustaba la confianza que me tenías, me gustaba despertar y tener un mensaje tuyo tan bonito, me gustaba como eras, me gustaba mucho.
“Te quería decir que me gustó mucho haberte conocido, y espero que esta amistad dure mucho, que nos hablemos siempre o hasta que nos caigamos gordo” Aún tengo presente eso… Y realmente yo no sabía si eso había terminado, si te caía mal, si no querías saber de mi.. Pero no quería incomodarte , sabía que ya no era nada en tu vida… Pero no quiero adelantar las cosas.
Me gustaba mucho que quisieras saber de mi vida, siempre me decías que era alguien interesante para ti, me podías que te contara que hacia, que acostumbrábamos acá, me decías que te gustaba la manera en que hacíamos las cosas… Después de tiempo, me decías que te gustaba no vivir en un lugar tan equis como aquí. Luego de leer esas cosas, es como que todo lo anterior regresa a la mente, y ver como la misma persona se contradice a lo que dijo, nunca sabré si lo que me decías era de verdad o por quedar bien, no sabré con cual lado tuyo hablaba, y no se que lado es el que es de verdad…
Aquella vez que salí de vacaciones a San Luis con mi familia, te quedaste escribiéndome hasta que me dormí, yo estaba nerviosa y pese a que estabas ocupado jugando, me contestabas. No tuve un mensaje tuyo hasta que yo estaba en el autobús. Te daba alegría por mi que saliera de paseo. Nunca te lo dije, pero gracias por haberme acompañado. Eras la única persona que estaba conmigo. La señal era pésima, y me decías que te caía gordo que no contestara pronto. Cada día, a cada momento un mensaje tuyo. Siempre estuviste conmigo. Fue en ese viaje dónde supe.. Que de verdad te quería. Quizá me duela regresar allá, por a pesar de que no estuviste físicamente conmigo, recuerdo los lugares en los que te escribía, donde me escapaba par buscar señal y enviarte un mensaje. Comenzaste a ser mi niño imantado y yo tu niña imantada, al menos eso fue lo que yo creí.
Regresé a casa. Y creo que lo primero fue discutir bobamente contigo, se que fue muy tonto. Nunca me gustó estar mal contigo.
Una noche me preguntaste “¿cuando me lo vas a pedir?” no sabía de que me hablabas y dijiste que ser tu novia, obvio no, los niños son los que deben pedirle a las niñas ser sus novias y me dijiste “acá no, acá todas las niñas se me han declarado, hazlo tu” y te dije que eras un chiflado por que las niñas te habían hecho un creidito y solo te daba risa, te pregunte si tu ultima novia te lo habia pedido y dijoste “obvio” decías “yo no te lo voy a pedir” y te pregunté que si entonces también seria yo quien te pidiera matrimonio y me dijiste “obvio no, ahí si voy a ser yo”…
Fue hasta la noche siguiente que me lo preguntaste y te dije que si, toda mensa puse una nota en mi calendario para no olvidar la fecha y dijiste que tampoco tu la ibas a olvidar. Días después nos la pasábamos hablando por mensajitos, me contaste muchas cosas mas sobre ti. Me gustaba demasiado la confianza, el saber tanto de ti…tu familia, el como comenzaron y como estaban ahora, era muy lindo. Creo que fue sólo cuestión de semanas, por no decir días.. Cuando te fuiste. Era el primer día de clases, no pude despedirme de ti por que para mi suerte, la señal en la universidad no me funciona nada bien, tus mensajes me llegaron súper tarde y conteste. Pero ya no estabas. Espere tu respuesta todo el día, en la noche, al día siguiente, diario … Comencé a escribirte cosas, cuanto te extrañaba, comenzaba a tuitear sobre ti (aún a veces lo hago, perdón por ser tan escandalosa jaja) Quería escribirte por Skype, pero no sabía si contestarias.. Te busque en el juego pero no te encontré. Nunca entendí el por que me borraste, y me siento tonta.
No sabía sie estabas bien, si debía esperarte. No sabía nada Las canciones me hacían recordarte. Una noche, jugando con mis amigos, charlando con ellos, recibí tu mensaje, un mensaje que habías enviado un día antes, que jamás vi por que mi hermana le había quitado la batería a mi otro celular. Sentí tan lindo. Dejé de jugar con ellos y no di razón, me salí y comencé a hablar contigo. Era un poco raro y difícil, pero estaba súper feliz de volverte a escuchar. Tenia planeado escribirte el día que cumplíamos “1mes” Pero no lo hice. Esa noche fue tan graciosa, el como acabó todo, el intermedio tan apasionado que vivimos, escuchar tu respiración y tu exaltación, la vergüenza de que me hubieses visto, y continuar charlando como si no hubiese pasado nada Tal como la primera vez, cuando lavabas tu ropa y al teléfono nos decíamos cosas fuera de tono, la inspiración se fue y continuaron las charlas. Cuando regresaste fue lindo, y a partir de ahí, pensé que sólo nos escribiríamos los fines de semana. Estaba tan preocupada por ti, por tu familia… Investigué con mi mamá y por varias fuentes cual era el santo de las personas que estaban enfermas, así es, pedís mucho por ti… Pedía mucho por tu familia. No quería que nada malo les pasara… Antes de dormir, al ir en el autobús, pedía por ustedes, y por tu salud, quería siempre que estuvieran bien. Me preocupaba y sentía impotencia de no poder estar contigo para cuidarte o hacer algo. Pasaron los días, estábamos cumpliendo 2 meses, pero no recordaste la fecha, decías que tenías mala memoria para los números, y que no considerabas importante esas cosas, que no eras romántico… Para mi era algo especial.. Era importante, puesto que tu lo eras para mi. A veces discutíamos, y no nos escribíamos ,regresabas disculpándote por ser frío a veces y todo era normal de nuevo, pero poco duró la felicidad. Pensaba que te quedabas en casa por lo que me habías contado, y me sentía tranquila. Hasta que una noche, un viernes por la noche, me encontraba como siempre tan teta jugando, me dijiste que estabas en una fiesta con unos amigos, que ellos te habían llevado y ellos te regresarían Estaba tranquila por ello, no quise molestarte, quería que si estuviste tanto tiempo sin salir, te divirtieras mucho ¿Que meca estaba verdad? Toda mensa. Me dijiste “no olvides que te quiero” y te respondí que te quería mucho y que la pasaras bien. El sábado por la tarde me sentía rara sin saber por que, casi no contestabas pero ese no era el motivo. Por la noche me dijiste que tenias que decirme algo, te di mi tiempo. Me dijiste que te habías besado con una chica la noche anterior y que debíamos darnos un tiempo, nunca entiendo el motivo por el cual me bloqueas o me eliminas, si no querías hablarme yo respetaba eso. No iba a molestarte más y eso. Me bloqueabas, y desbloqueadas, veía tu foto y luego ya no. Era tan confuso todo… Tres días después, en la escuela, me escribiste, sentí feo, la nostalgia era tan pesada. Me podías perdón cuando aquella vez no lo mencionaste y dolía. Era triste saber que no era tan presente para ti de la manera en la que tu lo eras para mi. Muy dentro te extrañaba y mas adentro me dolía extrañarte, me dolía mucho. Hablábamos como si nada hubiese pasado. Después, sentía a burla cuando me decías que te engañaba con alguien y después me decías “no puedes extrañarme ni tener otro por que tu y yo no somos nada” Y era feo leer eso..
No se como, no se en que momento… Te volviste frío conmigo. Las conversaciones eran una mierda La manera en que me contrstabas, simplemente te daba igual, te valía y no sabia por que si hacía unos días todo estaba bien
Te escribía bien y solo eran contestaciones cortantes, te volvía a contestar y era lo mismo, hasta que un día sin mas, me dejaste en visto y… Jamas contestaste. Volviste a bloquearme y no volví a saber de ti. Las canciones me dolían más. Leía la conversación y me preguntaba “¿porque fui tan idiota? ¿porque le escribo así?” veía la manera tan grosera en que contestabas… Y me daba coraje conmigo. Pero, por las noches, de ida a la escuela, seguía pidiendo por ti y por tu familia. Sabía que no ganaba nada odiandote, ni mucho menos pensándote, pero ahí estaba yo. No quería que estuvieran solos. Se que puede ser tonto w innecesario para ti, pero para mi era la manera más útil de ayudarlos,estando yo tan lejos. Fueron meses, cada canción nueva me hacia recordar, no sabia por que te seguías presentando ocasionalmente en mi mente. Una vez, indagué por facebook y encontré tu perfil, boba mente preocupada, lo se. Pensé, “si el supiera que lo hice quizá me odiaría mas” y me salí, intuí que estabas bien.
Como de costumbre, te apareciste de nuevo “Perdón por ser un mamón de mierda” Me encontraba viendo memes cuando me llego esa notificación de skype, se me hizo raro y quizá la confundía…pero eras tu…Insomnia… Te contesté y no obtuve respuesta. Esa noche dormí pensando en ello, di gracias por que tu estabas bien, y torpemente pensé que hablaríamos como antes, torpemente me dormí escuchando musica muy feliz, torpemente pensaba que hablaríamos de nuevo. Al día siguiente me encontraba estudiando para un examen, tomé mi celular para ver la hora y había un mensaje tuyo entre tantos mensajes que jamás contesto. Conteste los demás y me salí. Seguiste escribiendo, me daba coraje recordar lo boba que había sido al escribirte, y lo imbécil y frío que habías sido conmigo
Estaba equivocada… Habías estado con alguien más “cuando estuviste conmigo” e ibas a ser papá. Te odié tanto por desmoronar mi mundo justo antes de mi examen. Afortunadamente acredite mi materia pero te odié mucho No se porque habías regresado, no se por que solo para decirme eso. No entiendo por que nunca pudiste ser sincero conmigo, no entendía el por que de las canciones.
Esperando el autobús, sentí como todo iba mas lento.. El día se veía gris, y solo vino a mi mente aquel viaje que hice, el como me creí todo. El saber que todo fue una farza.
Nunca me di cuenta de nada, nunca relacione las cosas. ¿Como tu, ibas a esperarme a mi? ¿Como tu, Sebastian, ibas a esperarme a mi? ¿Como pensé que yo tendría lugar en tu vida de niño rico? ¿Como tendría lugar en la vida de alguien, a quien las niñas lo rodeaban? ¿Como iba a esperarme alguien a quien le gustaba acostarse con mujeres?
Todo me parecía ya mentira y no quería llorar en el autobús por que las personas iban a verme feo.
Todos esos “te quiero” , todos esos “me encantas” las veces en que me decía que eras tu persona favorita , cuando me decias que te gustaba haberme conocido…
Recordé una vez que me enviaste una foto con una niña y me dijiste que era ti amiga, pensé “quizá simplemente si me creí todo, quizá sea ella” pero era cosa que no me importaba. Nunca te dije nada… Te conteste de la manera mas estúpida que pude haber contestado Aparentando darme gusto, aparentando que nada me dolía. Y hasta ahora, cada que hablamos, sigo aparentando que no me duele nada. Se que no te causa felicidad escribirmez se que tienes mil y un cosas por hacer, se que ocasionalmente me escribes cuando esyas aburrido, o cuando necesitas complacerte, por que nuestra relación en este momento no la une nada, no creo que exista un lazo de sentimentalismo, por que se que no signifique nada. Por que se que tienes la maña de encantar a las niñas, de hablarles bonito y que caigan, tal y como me decías que hacías. Se que fui una más, y haya significado algo o no, jamás fui. Recordé una vez que me preguntaste si sigues siendo tu Oniria, por que te daba miedo perderme… Te contesté que sí, y nunca dejaría de serlo. Pensé en cambiar mi nombre de Skype así como tu.. Pero pensé, después de todo, y si pude manipular mis sueños, soñé despierta, y creí todo tal cual, no quiero cambiarlo, y no es por ti, sino por que, simplemente es algo que quedará para siempre. Bobamente, te sigo teniendo el mismo cariño, y siento feo el saber que nuestras conversaciones son sólo para eso,pero lo he aceptado. De igual manera, el saber que no fuiste, no eres, y no serás. Se que no fui importante en ti vida, tanto como todas las niñas que me has contado. Que me dices que o te llevas bien y aun conservas, o aquellas que me dices que tanto quisiste. Se y creo que no habrá alguien que se exprese tan lindo de mi. No lo hiciste tu ni nadie antes. No soy lo suficientemente importante como para ser un bonito recuerdo de alguien. Nunca fui realmente interesante como solías decir. Y no es que yo sienta celos, como dijiste hace poco, sino que, es raro ¿sabes? El que me platiques esas cosas. Se siente un huequito. También se que no debo seguir con el tema de las imágenes, por que no eres para mi y ya perteneces a otra persona, bueno, mas bien, otras personas. Espero que sea lo que esperas, y si alguna vez necesitas ayuda, puedes decirme, no se absolutamente nada de bebés por que les caigo mal :( pero lo poco que sepa, ya sabes, remedios típicos, aunque no tenga nada que ver con tu estilo de vida. Me da gusto que salgas adelante. Y si, aún pido por ti ocasionalmente. Aunque al principio sintiera bobo el pensar que pedía por ti mientras tu estabas con alguien mas. Pero no importa eso, lo que he hecho por ti, ha sido desinteresadamente, por que de verdad, significabas algo. Eras mi ultima oportunidad para querer de verdad. Y te lo llevaste. No quiero querer a nadie en un buen de tiempo. Quizá algún día vuelva a aceptar que no es tan malo el arriesgarse a querer de verdad. Quizá algún día también me case y tenga familia, si eso pasa, y seguimos en contacto, te invitaría a la boda jaja, me gustaría que fuese en la iglesia dónde salí con mi familia, es tan linda y bonita, y a mi mamá le encantaría. Por ahora sólo queda el terminar la universidad. Mi menor calificación fue un 75, estoy haciendo mi mayor esfuerzo, quiero centrar mi mente en otras cosas. Quiero poder disfrutar, aunque me de miedo el mundo que haya ahí afuera. Soy alguien demasiado sensible, cualquier cosa por mínima me pone mal, triste y es difícil poder tolerar las cosas. Fue difícil aceptar que no estabas, lo sé, fueron bien poquitos meses los que convivimos, pero lograste hacer lo que nadie, te adentraste tan en el fondo, te quedaste junto con todas esas promesas que solo se quedaron en eso. Nunca veremos skins juntos Nunca veremos juntos tu primer anime, jaja Nunca iremos juntos a Canadá Nunca te haré yu yu para que puedas dormir en la noche Mi mamá nunca te hará mole para que lo pruebes. Nunca te miraran feo mis papás por estar todo tatuadote. Nunca me dirán “Diana, por que tenia que tener tatuajes” y jamás se darán cuenta lo linda persona que eres por dentro, pese a ser un engreído y creído de lo peor… Tienes el corazón mas lindo, o bueno eso fue lo que me hiciste creer. Nunca nos vamos a casar ni a tener dos niñas a las que llevaras a clases de ballet. Jamás te cocinare muchas recetas de pollito Nunca lo haremos en tu coche. Nunca vamos a estar juntos. Nunca nos vamos a tatuar “Oniria” “Insomnia” Nunca escucharemos música juntos. Nunca estaremos juntos…
Hace poco, pensé en que seria si algún día viajara a donde estas. Toda mensa busque costos en internet, vuelos, viajes en autobús. Lo del autobús se me hizo eterno así que busque en avión Y pensé ¿realmente quiero hacerlo? ¿Vale la pena gasta mas de 12mil pesos en el? Imagine la manera en que podría juntar el dinero, imagine la manera en que te lo diría, imagine como seria el estar allá. Pero, no tendría sentido. Si jamás lo hiciste tu ¿porqué habría de hacerlo yo? Espero mucho que no hayas escuchado la lista que te pase, aunque se que no lo hiciste
Te dejo esta, que es mas para ti.
Algunas ya las conoces, otras no e igual y te parecen medio raras y no son tus gustos pero, importa más la letra. Descuida, no está la de la Chona:( Todas y cada una de las canciones en algún momento me hizo recordarte, algún instante, alguna palabra, algún momento que pasamos, que dijimos,o que vivimos, aparecía al escucharlas, fuese con la melodía o con la letra ,ahí estabas tu…
La que me pasaste cadí termina, me salio una canción que… Me enviaste una vez, la recordé en el coro.. “Yo las canciones y tu la magia” siempre cantando cuando jugábamos, estabas todo menso. Actualmente, la canción que mas me recuerda, me asienta y me relaciona, es la de “Siempre” Se que no va con tus gustos, pero bueno. Gracias por que te gustó la de Lo que quieras, me salió al escuchar tus canciones. Aunque aún no entiendo el por que me las mandaste, habías dicho que también se las mandaste a Vicky, quizá también tenias algo con ella Jejeje.
Pensé tanto la manera en que escribiría esto, no quería que algún punto se fuera, fueron días largos , con pausas de tiempo enormes,donde plasmaba todo esto. Quería enviartelo hace poco… El 11, serían 5 meses en mi imaginación, de estará contigo y digo mi imaginación, por que por lo menos en mi mente todo eso fue real. Y fue lindo mientras me lo creí. Se que no tendrás nada que decir y esto es lo que pienso, lo que sentí y viví en todo este tiempo, cosas que no te dije, y cosas que quizá se me estén escapando y no sabrás. Son las 4:45 de la mañana, quizá estés por despertar para ir a trabajar. Tomate el tiempo que requieras para meditar, odiame si quieres, solo tu sabes como ocurrieron las cosas. Si quieres contestarle de igual manera tomate tu tu tiempo, quizá no tengas que hacerlo pero, aquí esta todo lo que quería decirte.
Perdón por gastarte el tiempo.
Si algún día no quieres hablarme, sabes ya donde encontrarme, sabes mi twitter donde tuiteo casi siempre y pura tontería jaja, igual el insta, casi no publico :( Si gustas algún fía seguirme o interactuar,sería genial jejes, (eso de los vínculos es nuevo para mi jaja y la verdad se me hace sencillo y medio mamón, si es que te da curiosidad alguna) Pero bueno.
No se cuantas horas pasé aquí, cuantos días incompletos, cuantas canciones reproduje, cuantos recuerdos regresaron, a decir verdad no se por que recuerdo todo tal cual… No se cuantas veces una que otra lágrima salió. No se cuantas veces suspire recordando. No se cuantas veces te hiciste presente… A veces te odio por eso, por que se que en ti no pasa eso conmigo, y luego me siento boba por pensar en que no llegue a ser aquella niña a la cual dirías a las personas “ella hizo esto por mi, ella era así” No dejé mi marca en tu vida, y quizá dolo fui pasajera y me bajé en algún punto temprano, pero yo sentía que había llegado mas lejos, que aún iba sobre tu tren y anhelaba llegar mas allá de todo. Pero todo pasa por algo, y ese algo pasó por todo.
Pd: también tenía un poema, pero nunca se presentó la oportunidad de poder dartelo. Es tarde pero de todas maneras, quería que lo escucharas.
Te quiere mucho siempre; Diana.
Siempre te esperé.
Muchas palabras están mal escritas, algunas se convirtieron en algo que nada que ver, por que lo escribí en el cel, y me di cuenta que estaban mal hasta que leí todo, realmente no cheque que el audio fuese bueno, al menos no todo. Quería evitarte el que leyeras todo eso, aunque también quería que lo hicieras. Disculpa las veces que me trabé debido a ello jeje
1 note
·
View note
Text
Te quiero porque desde que te vi en el 2015, busqué de alguna manera acercarme a ti y que te dieras cuenta que existo.
Te quiero porque lo que teníamos antes, aunque no haya tenido un nombre, fue sin querer y me terminó gustando.
Te quiero porque aunque antes no se notaba tu interés, buscábamos la manera de volver a vernos.
Te quiero porque nos alejamos, quizá no me afectó lo suficiente, pero eso me hacía extrañarte más y esperar a que algún día vuelvas.
Te quiero porque en dos años sin saber de ti, aún me preguntaba si te acordabas de mí.
Te quiero porque muchas veces me preguntaba ¿Qué se sentirá volver a caminar a tu lado?
Te quiero por ese bendito audio que le enviaste a nuestro amigo en común.
Te quiero porque te fuiste, pero te quiero el doble porque volviste y te quiero el triple porque parece que esta vez sí te quieres quedar.
Te quiero porque estos últimos meses demostraste el interés que hacía falta antes, pero te quiero mucho más porque has logrado que yo te busque un par de veces, quizá tres.
Te quiero porque parece que fue ayer cuando me dijiste: Es que habrá noche de telescopios y quiero me acompañes. Que por cierto fue un 7 de junio.
Te quiero porque no solo fue una vez, sino que ya querías verme cada lunes y viernes.
Te quiero porque volvimos a caminar de la mano sin ser nada.
Te quiero porque nos volvimos a besar y volví a sentir lo mismo que en el 2015 y 2016 pero esta vez con más intensidad.
Te quiero porque eres un mago y siempre tienes algo nuevo que enseñarme.
Te quiero porque me traes chocolates, aunque te los termines comiendo tú.
Te quiero porque ya sabemos que no soy mucho de hablar o de contar algo, y tú, tú siempre vienes con algo nuevo que contar y yo, yo soy la más feliz por escucharte.
Te quiero porque volviste en mis tiempos de crisis y siempre me recordabas que compre mi cuaderno.
Te quiero por tus llamadas nocturnas. Pero, ¿sabes qué más quiero? Quiero la forma en la que te vas apagando hasta quedarte dormido entonces yo puedo escuchar tu respiración por horas sabiendo que ya no vas a despertar hasta que amanezca.
Te quiero por todos tus mensajes en la madrugada cuando sales con amigos, entonces yo sé que al despertar encontraré nuestro chat con corazoncitos.
Te quiero porque eres mi esferita, mi niño, mi tonto y te quiero más porque eres mi enamoradito.
Te quiero porque sé que cada cinco, voy a quererte mucho más.
Te quiero porque eres distraído, te quiero porque haces chistes malos, te quiero porque estamos mirando una serie juntos, te quiero por la forma en que me abrazas, por la forma en que me besas, la manera en que me dices que me quieres, por como me miras.
Te quiero porque no cambiaría nada de ti, solo intentar que mejores, no por mí, sino por ti y por nosotros.
Te quiero porque te mostraste vulnerable conmigo y sé que también tienes miedo como yo, así me puedo dar cuenta lo frágil que eres y me dan ganas de cuidarte y valorarte mucho más.
Te quiero porque te gustan los gatitos, porque puedo confiar en ti y porque me gusta verte cuando comes un chupetín.
Te quiero porque no eres como los demás que buscan otras cosas a base de "palabras bonitas".
Te quiero porque me haces feliz de la misma manera que espero hacerte feliz a ti, te quiero por todas las mañanas que me preguntas: ¿cómo estás? Y porque te quiero ver cumpliendo todo lo que te propongas para sentirme orgullosa de ti.
Te quiero porque puedo inventar alguna excusa tonta en casa para poder verte, te quiero porque contigo me olvido de las mil preguntas que mi cerebro crea por minuto, porque me das paz, te quiero porque eres mi clonazepam en tiempos de crisis.
Te quiero porque te cuido, te valoro, te respeto y porque pienso en ti de una manera sincera.
Te quiero porque cuando te abrazo me dan ganas de quedarme por horas solo para poder sentirte.
Te quiero porque me da pena irme pero me hace quererte más el saber que te volveré a ver pronto.
Te quiero muchísimo más porque estoy aquí a las 2:34am sin poder dormir y escribiendo esto para ti.
Esferita, estoy segura que en un futuro habrán muchas más razones por las que voy a quererte, pero puedo omitir todas estas y solo decir que te quiero porque eres TÚ. Te prometo que te voy a querer mientras tú me lo permitas y aunque ya no existan razones para hacerlo me inventaré unas cuántas para poder hacerte feliz, y las promesas no se rompen Will.
0 notes
Text
A EL AMOR DE UNA VIDA...
Un millón de palabras, no pueden hacer que vuelvas y lo sé, porque lo he intentado, tampoco un millón de lágrimas y lo sé, porque he llorado hasta quedarme sin lágrimas, hasta que el alma se me secó.
Tal vez, lo único que duele más que decirte adiós, es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
Nuestros recuerdos del ayer durarán toda una vida. Toca guardar los mejores, olvidar los demás. Los recuerdos construyen un camino que llega directo hasta el corazón y logra que las personas siempre se sientan muy cerca, aunque en realidad estén muy lejos, y creo que eso mismo son ahora nuestros recuerdos. Inevitablemente me han llegado a la cabeza sin parar, como si supiesen lo que sucede ahora mismo…
Espero que leas esto completamente y no lo dejes para después continuarlo, y para cuando hayas terminado de leerlo, espero que hayas entendido lo que te quise decir.
Esto, debe ser una de las cosas que más me costaron y dolieron hacer en todo este tiempo. Sencillamente, no estaba preparado, no quería alejarme, quería seguir. Pero, hay cosas que creí que no volverían a pasarme, porque creí saber mucho acerca de esto del amor, creí saber lo suficiente como para no equivocarme. Sin duda, es evidente que tengo qué aprender que en esto del amor, las experiencias, a veces no sirven de mucho; uno vuelve a caer una y otra vez en los mismos juegos, en las mismas trampas, y lo peor de todo, qué al darnos cuenta de eso, a uno lo hace sentir como un tonto, igual como me siento ahora; caí más de 2 veces en esos juegos, trampas, ¡vaya que si soy el tonto!. Quisiera decirte tantas cosas, lamentablemente no me queda nada más que dejarte mis palabras en un escrito, qué ni él ni yo entendemos bien que es lo que pasa. Quizás critiques el medio, pero la única razón es porque no podía hacerlo de otra manera. Si tal vez me vieras ahora, lo entenderías. ¿Sabes? Yo soy a veces el que aconseja a todos en temas del “amor”, conozco muchas situaciones diferentes, muchas que me tocaron vivir a mí, qué particularmente me hicieron tocar no sé si el fondo, pero eran demasiado fuertes para mí. Otras que le han pasado a mis amigos y nunca término de sorprenderme. Pero hoy, tengo que decirme todas esas cosas que yo dije a mis amigos y hasta a mí mismo. Porque, simplemente no tengo con quién hablarlo, tal vez, por orgullo, y quizás también por vergüenza. Evidentemente, algo se nota en mí, no puedo disimularlo, porque por esas cosas raras que tiene la vida, más que nunca estoy rodeado de personas, más que nunca me preguntan: “¿Qué te pasa estos últimos días?”, “¿Dónde dejaste esa felicidad que tenías no hace mucho?”, “¿Dónde dejaste ese brillo de tus ojos?”, “¿Dónde dejastes las ganas de pasarla bien con nosotros?”. Incluso me preguntan: “¿Por qué no fuistes esta vez a verla?”. No son tontos, me conocen, algunos lo suficiente como para darse cuenta cuando les hablo; me duele tener que mentirles cuando me preguntan “¿cómo estás?”, y yo les digo, “muy bien, ahí voy”. Digo con mi mejor cara, cuándo no puedo disimular este dolor que a veces creo que podría matarme. Pero mucho más duele saber que ellos se dan cuenta qué es casi todo lo contrario a lo que digo. Pero así son las reglas, y así es la tristeza. Yo siempre he dicho, “prefiero un dolor agudo y corto, a uno largo y suave”. Ahora sólo tengo que esperar que llegue la hora en qué todo pase por fin y volver de nuevo a empezar. Tal vez un poco más fuerte, porque eso es lo que dicen, “lo que no te mata, sólo te hace más fuerte” y tú no me mataste.
Ya te imagino leyendo esto. Pero no te equivoques, ser fuerte no significa volverse insensible o frío, eso es volverse cobarde, qué es muy distinto a ser fuerte. Yo podré ser muchas cosas, pero no un cobarde. Siempre digo a los demás, “¡Hey!, la vida sigue, el planeta sigue dando vueltas, no te puedes quedar ahí sentado porque estás mal”, Pero, qué difícil es seguir viviendo cuando estás atado a algo, y eso que te ata resulta ser algo que amas con más fuerza de las que tienen tus piernas para caminar. ¿Sabes algo? Creo que la única forma que me queda para salir de esto, es salir sin mentir. No voy a salir a decir qué no te amo, porque es mentira. ¡No más mentiras!, ¡no más engaños!, sólo la verdad, y que sea tal vez lo que Dios quiera.
Ya las cosas pasaron, el dolor sigue aquí, ya dijiste y tomaste tu decisión, aunque fue algo muy egoísta de tu parte, porque sólo pensaste en tu tranquilidad, en tus sentimientos y no te importo lo que yo sintiera, no te importo que yo te amara tanto, no te importo que después de eso yo me iba a morir de dolor. Escucha: https://youtu.be/8tq2zCaiL08
Te confieso: siento que la vida se me acaba, no sé cómo salir de esto, no sé cómo acostarme sin pensar en ti, no sé cómo hacer para no extrañarte tanto, al final él ganó, se queda con algo que él no quiere, pero que tampoco quiere que lo quieran. Siento qué te han tratado como un trofeo, cómo algo que se gana después de una competencia y ¡NO!, no eres un trofeo, eres una persona con sentimientos, pensamientos y autonomía. Y por estas mismas razones, me tengo qué marchar, pues es tu decisión.
Te diré la verdad, tal vez muy tarde, pero te la diré, me siento mejor conmigo mismo ahora, aunque tú no me creas, esa es la verdad. No puedo quedarme en un lugar qué no me corresponde, en dónde no quieren tenerme.
Pero bueno… No voy a decirte qué no te extraño, porque me muero de ganas de estar contigo. Tampoco voy a decirte qué no te necesito, porque me haces falta, y tal vez más que nunca. No voy a decirte qué no quiero llamarte, porque me pongo nervioso cada vez que tengo el teléfono en mi mano y mis dedos se van buscando tu número. Mucho menos qué no quiero escribirte, porque se me congela la sangre cada que abro una de las redes sociales donde charlábamos. Tampoco voy a decirte qué no quiero qué me llames, porque en lo primero que pienso cuando suena el teléfono es en ti. Y para qué mentir, si no puedo, se me nota, es algo qué no puedo hacer. Lo lógico, es que tenga que decirte todo lo contrario para hacer las cosas un poco más fáciles. Pero hay algo más importante que mi orgullo, lo que te prometí. Prometí quererte mientras tuviera cabeza, y eso me juego en contra ahora; porque podría dejar ésto por el camino más fácil, el de no haberte prometido algunas cosas, pero lo hice, y a pesar de que podría quitar esas promesas, no quiero. Porque no te voy a dar la posibilidad de qué me digas: ¡no cumpliste! o ¡me fallaste!, eso nunca. No es qué me arrepienta. ¡No!, para nada. Uno promete algo cuándo está seguro que puede cumplirlo, y yo te prometí que te querría sin importar la situación, y así lo haré. “Hasta estar viejitos comiendo salchipapa”, ¿Recuerdas?. De todas las cartas que te escribí y que nunca te entregué, ésta es la única que recibirás, porque es la más sincera. Pero también la que más me duele, porque a pesar de todo, la verdad duele, más aún si tienes que imaginarla, peor aún cuándo eso que imaginas termina siendo verdad, aún cuándo te dicen que eso que pensaste eran tonterías. Déjame decirte algo, a veces las tonterías terminan siendo reales. Ojalá y algún día entiendas que todo fue verdad, qué jamás te mentí cuándo te dije que te amaba y que eras lo más importante para mí, y tú pensaste que eran puras tonterías.
No te pedí que me amaras, no te pedí que me quisieras, nunca te pedí que me extrañaras, no había que pedirlo, se suponía que nació en nosotros hacerlo. Sólo te pedí que estuvieras conmigo, qué me dejaras estar a tu lado, qué me dejaras amarte, cuidarte, sólo quería ser feliz contigo, sólo pretendía que tú llenaras los espacios de soledad que habían en mí, qué llenaras mis tristezas, no me importaba vivir entre locuras, me importaba vivir entre tus brazos, en lo más bello y más hermoso, porque fui feliz.
Perdóname por amarte tanto, por haberte convertido en esclava de mis sueños, de mi amor, de mi vida. Una vida que está muriendo, pero qué igual, cumple la promesa de quererte hasta el final. Yo ya no estoy aquí definitivamente, morí, aquel día al salir de tu corazón y dejar allí los momentos más felices de mi vida.
El mundo se me escapó de las manos y para mañana tengo qué ir detrás de él, alcanzarlo y ponerme de nuevo en mi lugar y dejar algunas cosas atrás. Entre ellas, tú. En realidad duele, duele desprenderse de algo que amas con todas tus fuerzas. Pero tal vez sea algo necesario, el tiempo lo dirá. No quisiera hacer ésto, pero sólo me voy a llevar algo que un día dejé en tus manos sin que me lo pidieras, por eso no puedo reprocharte nada, es mi corazón. No es qué no quiera dejártelo, ojalá y pudiera estar contigo para siempre. Pero es qué necesita algo de arreglos, ¿sabes?… ¿Cómo explicarte?, necesito cuidarlo un poco, para qué se recupere, para qué sane y vuelva a latir, y vuelva a ser el de antes. Necesito ponerle esas alas que tal vez sin querer le arrancaste en un descuido. Necesito hacerle entender qué no es que seas una mala persona, sino explicarle que la chica que conocimos, está escondida detrás de algo que no podemos quitar, y aunque yo quiera ir y romper eso, no se puede, porque tengo qué recordarle que te prometimos no lastimarte, y no puedo obligarte a salir de esa decisión si no quieres, aunque por dentro tengo la extraña sensación de qué sí quieres, porque alguna vez me dijiste “te amo”, dos palabras qué no puedo arrancar de mi mente, dos palabras qué no puedo olvidar y jamás voy a olvidar, porque laten y se grabaron en mí, pero lamentablemente no estás dispuesta a enfrentarlo. El mundo sigue dando vueltas. La verdad, qué fue un gusto enorme conocerte, de verdad. Mucho más maravilloso fue amarte y tenerte conmigo un tiempo.
Como alguna vez te lo dije, me haces sentir grande a tu lado, y a la vez, el hombre más afortunado del mundo. ¡Tal vez no me creíste!, supongo que pensaste que fue otra mentira más. ¡Ya no importa!. Es demasiado lindo, es demasiado tierno que te digan cosas así, y por eso solían brillar tus ojos con los míos, al igual que solían colocarse tus cachetes rojos cuándo estábamos muy juntos hablándonos así… Mira, vas a terminar de leer estas líneas y vas a entender qué no miento. Qué fui sincero y lo que siento y lo que me pasa hasta hoy, lo puedes ver. Lo estuviste viendo sin darte cuenta, ¡sin quererte dar cuenta!.
Te quedaste en algunos detalles negativos qué no me diste oportunidad de cambiarlos, de acomodar. Pero bueno, es lo que tú elegiste, ojalá pudieras ver el otro lado de las cosas, ojalá pudieras. Ahora te estoy hablando con lo poco que queda de mí. Nunca hubo cosas qué te dijeron que había o que te inventaste tú misma no sé para qué. Tal vez, para buscar una excusa. Ahora ya no cuenta, no te preocupes, ya no importa, no voy a meter aquí todo lo que te dijeron tal vez tus amigos o una persona en especifico, ¿Para qué?, no vas a entender nunca lo que tienes que entender hasta que una verdad te lastime, y espero no estar ahí cuándo eso pase. Y ahora, antes de irme, si me lo permites quiero devolverte algunas cosas y tal vez quedarme con algunas:
Te devuelvo esos pensamientos que pusiste en mi cabeza, también los que vas a poner; cosas que ni pasaron, no pasan y tampoco van a pasar. Yo me quedo con lo que creo que es verdad, me quedo con los hechos que hablan de ti por si mismos. Te devuelvo mis ilusiones y planes de presentar a la chica que había aparecido en mi vida a todos mis amigos. Te devuelvo tus ojos, los más bellos que nunca tuve. Me quedo tan sólo con algunas de tus miradas. Te devuelvo mis ganas a que llegue la noche para ir a verte. Te devuelvo mis ilusiones de ir a cine o pasear nuevamente juntos; de irte a buscar y abrazarte. Te devuelvo ese encuentro imaginario que siempre tuve. Te devuelvo mis planes para cuando estuvieras acá compartiendo mucho de lo que tenía para ti, cuando no pudiste entender en realidad que mi vida está aquí, no en otro lugar. Me quedo con la primera vez que te conocí, por cierto, un día muy especial. Tal vez algún día sepas por qué. Te devuelvo mis pensamientos de “¿la veré o no, esta vez?” cuándo despertaba cada día. Me quedo con tus palabras ofensivas que me hacían reír y alegrarme, y que pensaste que yo pensaba que eran insultos por tu manera de expresarlas. Me quedo con esas despedidas que duraban hasta el amanecer y que tal vez en el fondo deseaba con toda el alma qué no amaneciera porque no quería irme. Me quedo con esos largos y lindos momentos que a veces me dejaban sin aire. Te devuelvo mis ganas de algún día ayudarte con lo que me pediste. También te regalo todo ese tiempo que ahorré para poder hacerlo. Te devuelvo las pocas historias que te conté mientras parecía que me escuchabas con atención. Te devuelvo las lágrimas qué no lloré mientras te ibas a otros brazos. Te dejo mi deseo de qué seas feliz. Te dejo mi oración a Dios para qué otro o tal vez él te pueda ver como yo te veo y amarte como te lo mereces, y que pueda hacerte feliz. Te dejo un grito que siempre quise soltar frente a ti: “¡TE AMO!”, en el que queda toda mi voz sonando en cada estrella. Te dejo mi amistad, de esas que creo tienes pocas, me digas lo que me digas. Te dejo mis ganas de cuidarte. Te dejo mis celos, celos tontos qué no eran de desconfianza, celos qué no supiste entender que causabas y después no te los aguantabas. Te dejo esa sonrisa que hasta el sol de hoy, aún me sigue enamorando; me quedo con el recuerdo de ella. Te dejo todas las lágrimas que derramé mientras escribía estas líneas. Te dejo mi falta de aire, el dolor que en este momento siento, el dolor. Mi coraje. Todo te lo dejo aquí. Y me quedo con lo qué no puede dejar de sonar en mi alma, dos palabras: “TE AMO”, qué alguna vez me dijiste de verdad.
¡Cariño!, no es fácil ir por ahí con mi corazón así, como te lo mencioné una vez, con su puerta medio encajada por si decides tocar. ¡No es fácil!, querer a todo momento contarte lo que me pasa, bueno o malo, pues solía hacerlo y ahora sólo puedo callar para no molestar o incomodarte. No es fácil hacer cosas qué solía hacer contigo y que hoy me parte el alma hacerlas solo. Te extrañaré, claro qué te extrañaré y mucho créeme… https://youtu.be/ptVxmg0CzhQ
Parece que después de todas estas lágrimas estoy un poco mejor. Sentía la necesidad de escribirte todo esto y que este mensaje estuviera dedicado a ti. Al final tú estás feliz y eso me alegra enormemente. Aunque no sea a mi lado. TE AMO, CACHETONA, NATY.
Diciembre/Enero.
6 notes
·
View notes
Text
Comportamientos arriesgados
Bienvenidos a un nuevo post. Hoy quiero hablar de los riesgos que uno mismo comete cuando no actúas como una persona educada y te comportas como si en la selva te encontraras. Las noches de fiesta como su propio nombre indica son de pasarlo bien con los amigos, tener unas risas, desconectar en general de la semana de esos estudios o trabajos que todos desempeñamos. Después, hay un apartado en el que la gente en los últimos tiempos hemos etiquetado como ninis y que ni estudian ni trabajan sea por la razón que sea. El tema principal y es por lo que escribo esto es por esas personas que no hacen nada de provecho en la vida y que además viven para incordiar la de los demás, que saben que no hacen el bien pero que aun así continúan, además hay un refrán que dice lo siguiente “ Cuando el tonto sigue un camino, el camino finaliza y el tonto sigue” y que gran verdad. Lo peor de todo es que cuando se llegan a límites extremos como los que ví el otro día, se queda con el susto en el cuerpo, en el momento pasa de ser un incordio, un pesado, llamarlo como ustedes quieran, a pasar a alguien aparentemente inofensivo, cual animalito que se encoge asustado en un rincón y que espera que el peligro desaparezca para volver a repetir ese mismo proceso que le ha llevado a encogerse como ya he dicho. En cambio hay personas sociables, personas que dan gusto tratar con ellas, que prácticamente no se meten en problemas, que pasas momentos agradables… hasta que ves dicha transformación a todo lo contrario. Cuando la paciencia de una persona se agota y si además van acompañados de alcohol eso desencadena el lado mas salvaje de las personas, el lado natural del que provenimos desde los inicios de los tiempos, la ley de la jungla, la ley del mas fuerte, hablando en términos de animales salvajes, el macho álfa trata de desterrar al débil. Culpa de gente que vive para amargar a las demás, provoca ese malestar en gente que símplemente solo salió para celebrar un evento y que finalizaron con mal sabor de boca. Confiando en que no vuelva a suceder casos similares. Pero esto ya solo depende esta persona que debe hacerse autocrítica de sus actos y tratar de autocorregirse. Confío personalmente que haga este esfuerzo personal. Para finalizar, solo espero que esa persona que ójala lea esto pero dudo mucho que lo haga, voy a darle unos consejos: - Vive y deja vivir - Respeta y serás respetado - Si eres feliz con lo que haces, replantéate la vida y ten un mínimo de empatía ( no solo por ti, sino por los demás) Y lo más importante ( sin quitar importancia a lo demás); conoces a mucha gente pero… ¿quien te dice de quedar los fines de semana? porque salir sales, pero compañía cero. Piénsa en ello y pregúntate el porque y si crees que estás bien. Gracias por leerme y ponerme en comentarios que pensáis de lo que aquí he dejado constancia. Un saludo y hasta la próxima.
4 notes
·
View notes
Text
Mexicanos .. Leer y pensar no hace daño, compartir publicaciones a lo pendejo sí.
Leer y pensar no hace daño, compartir publicaciones a lo pendejo sí.
Como tema popular entre familiares, amigos, conocidos, etc. se encuentra el tema de Trump y el boicot a todo lo que tenga que ver con los productos de Estados Unidos. En dichas conversaciones sale a relucir el nacionalismo, el respeto que nos deben, economía, macroeconomía, globalización, entre tantas cosas. Mucha de la información muy interesante, pero lamentablemente mucha otra mal entendida y sin fundamentos, o peor aún que es compartida de fuentes que no tienen ni la menor idea de lo que dicen. Pero, ¿quien es más tonto? ¿el que dice algo o el que lo comparte, divulga y promueve sin corroborar o analizar lo que el tonto dijo, dándolo por sentado y cierto?
Por tal motivo me di a la tarea de ver algunas de las situaciones que se han publicado y compartido, por supuesto es mi muy particular punto de vista. Lo que espero lograr con esto es que alguien lo lea y simplemente comience un análisis personal y en algún momento pueda darse a la tarea de analizar y compartir sus ideas, mientras estén sustentadas en fuentes confiables y no dar por validas publicaciones que alguien compartió en Facebook.
Hay mucha información que durante y después de las elecciones de Estados Unidos se ha manejado que ha sido una joya en cuanto a las reacciones de los “americanos” y de los mexicanos. Hice una selección de algunos temas que me hicieron pensar que Estados Unidos tiene a la copia de Enrique Peña Nieto, (la diferencia es que uno tiene agallas, por no decir huevos y el otro no). Por supuesto mis comentarios son generales, pude entrar en detalle pero sería un documento extremadamente largo.
Dichos de Donald Trump:
Promesa de campaña: “Make America Great Again”. (https://www.donaldjtrump.com/)
Comentario. Todos aquellos que vivan en el continente llamado América, deberían de estar de acuerdo con tal afirmación. Que un ignorante lo asocie a un solo país, demuestra el nivel educativo y cultural que tiene, por ende, de su boca podemos esperar que salgan muchas incoherencias. (Lamentablemente es un estúpido con poder, de los cuales todos conocemos alguno que otro en algún trabajo o como parte de la clase política mexicana). (https://en.wikipedia.org/wiki/Americas)
Promesa de campaña: Voy a construir un murote en la frontera (jejeje o lo que es lo mismo un muro grandote) que pagaran los mexicanos de una u otra manera.
Comentario: Este tema lo voy a dividir para comentarlo a nivel general sin entrar en tanto detalle ya que no quiero hacer mucho rollo al respecto. 1. La construcción del muro. Estados Unidos es un país independiente por lo que puede hacer lo que el desee en su territorio y si quiere construir no uno si no tres muros y luego una fosa con tiburones y después un campo minado, por mi está en todo su derecho. (En la actualidad ya tienen una parte construida del muro). Me imagino lo horrible que sería el querer poner un escusado junto a la barda que divide nuestras casas[LML1] [f2] [f3] , platicárselo al vecino y que se molestara por mi decisión, claro no estúpido es pensar que el vecino lo va a pagar y más tonto del vecino seria…. pagarlo. 2. Que los mexicanos paguen. Este si es un punto muy doloroso ya que con el gobierno que tenemos definitivamente son capaces de pagarlo ya que les hablan fuerte y a bajarse los pantalones (aunque no se los pidan) para quedar bien (bueno lo intentan pero no quedan bien con nadie y son una burla mundial). Pero por otro lado, hay muchas otras opciones como: instancias internacionales, apoyo de otros países y en el peor de los casos desconocer la deuda, declararse en bancarrota (que por cierto el grandioso Donald Trump ha hecho con sus negocios en varias ocasiones) esto ha pasado en 600 ocasiones desde 1950 afectando a 95 naciones (Fuente naciones unidas, países más incumplidos en orden: 1 España (14 eventos), 2 Venezuela y Ecuador (11 eventos), Brasil (10 eventos), 4 Francia, Costa Rica, México, Perú, Chile y Paraguay (9eventos)), por lo tanto no se acabaría el mundo para México si no pagamos el muro, por supuesto tendría consecuencias, pero sería una muy buena oportunidad para separar nuestra dependencia de EU.
Declaración de DT: EU tiene un déficit de $60 billones con México.
Comentario. En este punto lo voy a unir con tanto post y llamados a boicotear las ventas de empresas estadounidenses en México. Primero definición de déficit. Se habla de déficit cuando los pagos superan a los ingresos y el balance, en consecuencia, es negativo. (Fuente: http://www.enciclonet.com/articulo/deficit-economia/). En otras palabras EU le compra más a México que México a ellos, por lo tanto, si la población decide realizar el boicot como tanto llamado y apoyo a tenido de la ciudadanía, lo que se ocasionaría es que esas empresas al no vender daría como resultado que se irían de México, logrando lo que tanto desea Trump y en lugar de EU tener un déficit tendría un superávit, dejando a México con un incremento en desempleo, menor flujo de efectivo, mayor inestabilidad económica y demás repercusiones sociales que vienen por añadidura. A mi parecer apoyar un boicot de esta clase es una gran ESTUPIDEZ como medida para contrarrestar a Trump. Si quieren boicotear la economía de Estados Unidos simplemente no vacacionen en ese país, no crucen la frontera para hacer sus compras y de esta manera si afectas directamente la economía de EU. Para los que aun así apoyan el boicot solo consideren que México no cuenta con redes sociales, automóviles, gasolina, teléfonos inteligentes y otros tantos productos que sean propios y si tu tirada es boicotear todos esos productos no sé cómo viviríamos, porque hasta la cerveza Corona y el chocolate abuelita dejaron de ser mexicanos.
Declaración: "Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas, crimen, violadores…"
Comentario. Que se ponga el saco a quien le quede. Simplemente no se lo tomen personal, las palabras de quien vienen.
Declaración: "Los mayores proveedores de heroína, cocaína y otras drogas ilícitas son los carteles mexicanos, que contratan inmigrantes mexicanos para que crucen la frontera traficando droga"
Comentario. Habiendo demanda hay oferta (económica básica), Pero lo interesante es que muchos países están creando leyes para producir y comercializar algunas drogas, que espera México para hacer lo mismo, ahí hay un nicho de mercado impresionante, aprovechémoslo. Y no faltará quien diga que si la legalizan todo mundo se drogara, pero a mi parecer es lo mismo que el cigarro y el alcohol, fuman y toman los que quieren, que por cierto conseguir droga en México es realmente sencillo y se droga quien quiere.. Pero por otro lado si así fuera, ¿por qué Holanda teniendo leyes a este respecto es de primer mundo y además sus cárceles son las menos pobladas? (Creo que podríamos aprender algo). Además EU ya está en proceso de legalizar la mariguana y están produciéndola legalmente (nos quieren quitar el negocio)
Para concluir con Trump podría decir que nos estamos orinando antes de llegar al rio. Y como siempre pasa en México ponemos la atención donde no debemos y nuestras prioridades están totalmente mal distribuidas.
Este momento es para abrir y crear más oportunidades para otras empresas locales y extranjeras que inviertan en México, en varios sectores. Ya vimos por experiencia que el ser proteccionistas en lugar de servir hunde más el desarrollo.
Promover el consumo local. A esto me refiero comprar lo “Hecho en México” sin importar el origen del capital (empresa extranjera o local) para que se tenga un flujo de efectivo y el consumo exista, que la gente tenga para comer, para vivir, para divertirse y no solo depender de los negocios que EU nos dé, hay muchos países en el mundo como para solo mirar a uno. En otras palabras, no poner nuestros huevos en una sola canasta.
Y para mí el tema más importante y el de fondo.
De nada sirve lo que se haga internacionalmente o localmente si el nivel de corrupción que existe en México es uno de los más altos del mundo (http://eleconomista.com.mx/sociedad/2016/01/27/mexico-sigue-entre-paises-mas-corruptos, http://www.forbes.com.mx/mexico-ocupa-lugar-103-de-paises-con-mayor-corrupcion/#gs.x=xKkkQ, http://www.infobae.com/america/mundo/2017/01/25/el-ranking-de-los-paises-mas-y-menos-corruptos-del-mundo/). Simplemente, ¿quien va a querer invertir en nuestro país (ni nosotros mismos), si no somos capaces de garantizar un crecimiento o una estabilidad a los inversionistas (locales o foráneos)?
Tenemos arraigadas frases: No, es muy complicado, el que no tranza no avanza, tengo un amigo, que flojera, para después, es responsabilidad del gobierno, etc. lo único que hacen es detener el crecimiento no solo personal sino a nivel país.
En lo personal estoy completamente a favor de lo que hizo Singapur para contrarrestar la corrupción: Adopción de la pena de muerte.
Por supuesto muchos dirán que no es legal y que no es posible implementarla por la misma corrupción, o donde quedarían los derechos humanos, etc, pero yo creo que simplemente es querer. SI nuestros gobernantes se escudan que no se puede implementar porque va en contra de la Constitución Política del país, esa no está escrita en piedra y como la han modificado para robarse el dinero, también puede ser modificada para implementar pena de muerte a CUALQUIER funcionario público corrupto. Esto es a nivel país. ¿Y los derechos humanos de esas personas? es simple, los pierden cuando dañan a otros para bien estar propio.
Pero. ¿qué podemos hacer a nuestro nivel? Acciones simples como, ser educados y permitir el paso cuando vamos manejando, no meternos en la fila, aprender, analizar, emprender, ser cada día mejor versión de ti mismo, no dar mordidas y no caer en la corrupción, cumplir con nuestros compromisos, ser congruente con lo que dices y haces y sobre todo actuar para exigir a los gobernantes que actúen y si no pueden, habrá quien SI pueda.
Creo que México necesita una verdadera revolución.
1 note
·
View note
Text
EL VIAJERO PARALELO
Ella:¿Qué haces? El: Nada, juego con una pelota jaja... Te extraño. Ella: Yo también, quiero verte. ¿Qué tan lejos está Roma de Madrid? El: Hmmm, no sé. Tengo una idea, pero dirás que estoy loco. Ella:¿Qué idea? El: No cuelgues, voy a cambiarme y a empacar algo de ropa. Ella:¡¿Qué?! ¿Ropa para qué? ¿De qué hablas? El: Te necesito; necesito verte. Ella: Estás demente jajaja, no eres capáz. El:¿Bromeas? Lo haré, pero tienes que hablarme todo el camino. (Empaca, sale al auto y empieza a conducir) Ella: Esto es una locura, aún no te creo capáz. El: Estoy decidido; ¡si no te veo me volveré loco, lo sé! (Se oye un frenazo y cornetas de autos) El:¡Sal de mi camino, idiota! ¡Voy a ver al amor de mi vida! Ella:¿Qué pasó? ¿Estás bien? El: Sí, sólo un imbécil daltónico que no sabe la función de un semáforo. Ella: Jajaja. Te amo. Él se queda pensativo unos segundos mientras conduce...) El: Yo también te amo. (Llega al terminal y empieza a hablar con la encargada de los boletos) El: Señorita, ¿a qué hora sale el primer tren a Madrid? Ella:¡¿Es en serio?! Srita: Sólo queda un boleto y sale en una hora aproximadamente. El: Perfecto; quiero ese boleto. Ella:¡Respóndeme! ¡Estás demente! El: Shhh. También quieres verme, ¿o no? Srita: Aquí está, disfrute el viaje. El: Gracias. Ella: ¡Qué nervios! ¿Cómo me haces esto? Estás loco, Angel. El: Jajaja. Así de loco me quieres. Ella:¡No! En serio, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? ¿Dónde te vas a quedar? El: Jajajaja. Rayos, no lo había pensado. ¿Estás en tu computadora? Ella: No, pero está cerca, ¿por qué? El: Consigue el número de un hotel cercano y me lo pasas, por favor. Ella: Hmmm, bueno; ¿cómo llamarás sin colgar? Dijiste que hablaríamos todo el camino. El: Existe más de un teléfono en el mundo, mi cielo. Ella: Tonto. ¿Tienes para anotar? El: Sí, dime. (Ella le da el número del hotel) El: Jaja gracias; ya reservo. (Él llama y reserva una habitación) Ella: No lo puedo creer aún, de verdad. El: Cálmate; no es nada comparado con todo lo que yo haría por ti. Ella: Cállate, eres un tonto. El: Te amo. Ella: Yo también te amo. El: Estoy aburrido, divierteme mientras espero al maldito tren. Ella:¡No maldigas! Maldita sea. El: Jajaja tonta. Ella: Estás demasiado demente. El:¿No tienes otra cosa que decirme? Ya sé que estoy demente jajaja. Ella: Hmmm, ¿cómo se supone que te divierto? El: No sé; creo que ya subiré al tren. Ella:¿Te dejan ir con el teléfono? El: Eso espero, dije que hablaríamos todo el camino. (Entra al tren; por suerte, aún hablando por teléfono) (Ella ríe con un tono de ironía) El:¿De qué te ries? Ella: De nosotros, esto es increíble. El: Si no quieres no lo hago. Ella:Jajaja estás en el tren, no hay vuelta atrás; a demás, si quiero y lo sabes. El:Jajaja es verdad, igual no pienso dar marcha atrás. Ella:¿Qué se supone que le diré a mi mamá? El:No sé, tampoco lo había pensado. Ella:¿A quién engañas? Tú no piensas jajaja. El:Gracias, yo también te quiero, corazón. (Tono de ironía) Ella:Sabes que sí jajaja. El:Si no fuera así, no estaría en esta locura. Ella:Dime qué ves. El:Mucha gente, muchos asientos... (Mira por la ventana.) Hmmm, árboles, más gente, casas. Ella:Quiero estar ahí contigo. El:Aquí estarás cuando te secuestre y nos escapemos jaja. Ella:¡Sí, claro! El:Esto se está moviendo ya. Ella:Qué locura, no puedo creerlo. El:Es real, nos veremos en unas horas. Ella:¿Qué llevarás puesto? ¿Cómo te reconozco? ¿Dónde nos veremos? El:Cálmate, una pregunta a la vez jaja. Ella:¡Responde, no es chiste! El:Sueter blanco, jeans, gorro blanco... ¿Podemos vernos en el parque del que me hablaste? Ella:¿El que está aquí cerca de donde vivo? El:Sí, ese. Ella:¿Cómo sabrás cómo llegar aquí? El:Preguntando, supongo, después me las arreglo, es lo de menos. Ella:¿Es en serio todo esto? El:Amor, estoy montado en un tren; escuchaste mientras compraba el boleto; casi que me reservaste la habitación del hotel; ¿Te queda alguna duda? Ella:Es que es tan surrealista; esto no pasa; no a mi. El:Está pasando. Ahora dime: ¿cómo te reconoceré? Ella:¡Ni siquiera sé qué ponerme! El:-En voz baja- Mujeres... Ella:Cállate, te escuché. El:Jajajaja perdón, perdón. ¡Ya dime! Ella:¡No lo sé! -Se levanta, busca entre su ropa- ¡No tengo nada para ponerme! El:Qué exagerada, algo ha de haber; sino así mismo como estés. Ella:¡¿Qué?! No, estoy en pijama, Angel. El:No me importa lo que lleves puesto, me importa que seas tú. ¡Quiero verte ya! Ella:Ya, después veré; mientras busco, dime qué ves. El:El cielo... Ella:¿Cómo está? Descríbelo para mi. El:Azul, con pocas nubes... Tienes que verlo, le tomaré una foto. Ella:Tómate una foto a ti también. (Le toma la foto a la ventanilla y una a él con los ojos cerrados con fuerza y sacando la lengua) El:Ya está, salí feo, ya no me vas a querer. Ella:Jajaja ¡Quiero verla! El:Quiero una foto juntos. No, ¡quiero MUCHAS fotos juntos! Ella:Qué vergüenza que me vean contigo, mejor no jajaja. El:Jajaja ok. ¡Me quiero bajar del tren, el amor de mi vida ya no me quiere ver! Ella:¡Cállate, loco! Qué idiota eres, ¡qué idiota! El:Tú te lo buscaste jajaja. Ella:¿Cuánto falta? El:No lo sé, no mucho, supongo... (Pasadas unas horas el tren se detiene, él se baja y busca su equipaje) El:¿Dónde puedo alquilar un auto? No te sacaré a pasear en bus jajaja (Ella le dice el sitio, él para un taxi y va por un auto; luego empieza a conducir a la casa de ella) El:¿Dónde era? Ella:¿Dónde estás? El:Jajaja no tengo idea. Espera, ya sé. (Para otro taxi y le indica la dirección a donde va para que lo guíe) El:Soy un genio; le dije a un taxista que me conduzca hacia allá. Ella:¡Y yo aún no sé qué ponerme! El:Estoy cerca. Ella:¡¿Qué?! ¡¿Ya?! El:Sí, pero antes tengo que comprar una cosa, tienes tiempo. Ella:¿Qué cosa? El:¿Qué te importa? Jajaja no te quiero decir. Ella:¡Dime! El:Ehmm, nada, nada, ya voy para allá. Ella:Hmmm ok. (Se detiene en una floristería y compra la rosa más bella del lugar) Ella:¿Qué es eso que se oye? ¿Dónde estás? El:Nada, ya voy en camino. Ella:¡Nunca me dices nada! El:Ya tendrás oportunidad de golpearme por eso jaja. Ella:Sí, es lo primero que haré. El:¡Escucha! Pon atención. Ella:¿Qué? (Le sube el volumen al radio del auto; se oye "just the way you are" - Bruno mars) El:When I see your face... Ella:¡Te odio! Cantas feo, cállate. El:No me importa, canta conmigo. Ella:No, eres demasiado tonto jajaja. El:Estoy en el hotel que me dijiste. ¿Ahora hacia dónde? (Ella le indica la dirección y él llega a la puerta de la urbanización, donde habla con el vigilante) El:Buenas tardes. Vigilante:Sí, ¿qué se le ofrece? El:Vengo a ver a Andrea Gutierrez. Casa número 10. Vigilante:Ok, pasa. El:Gracias. Ella:¡Dios! El:Dios no; Angel, por favor. Ella:Imbécil jajaja. El:Ya estoy afuera, no sé qué casa es la 10, así que iré al parque. Ella:Espérame ahí. El:Estoy nervioso, ya no quiero jajaja. Ella:¡Vete, pues! El:¿Después de todo lo que recorri? Estás loca. Ella:Ya estoy lista, voy para allá, ¿ya puedo colgar? El:¡No! Quiero verte llegar hablando por teléfono. Ella:Jajaja ¿por qué? El:¿Qué haré mientras vienes? Hablarte me calma. Él está sentado en uno de los bancos del parque impaciente por verla y escondiendo la rosa detrás de sí. No para de reirse de los nervios por el teléfono y no puede evitar mirar hacia las casas a cada segundo para verla llegar. De pronto ve que alguien se acerca; una chica de cabello largo y castaño. La chica está sonriendo y sosteniendo un teléfono. Ella lo mira y baja la cabeza riendo de los nervios. Los dos se sonrojan. Él se levanta y va hacia donde está la chica. Ella:¿Hola? Jajaja qué locura, en serio. El:Wow... Ella:¿Qué? Cállate, estoy demasiado nerviosa. El:¿En serio eres tú? Ella:Duh, tonto. El:Eres demasiado hermosa. Ella:¡Cállate! El:Tengo algo para ti. (Saca la rosa y se la entrega mirando fijamente sus ojos mientras ella casi no puede sostenerla de los nervios) Ella:Gracias... Qué hermoso. El:No podía llegar con las manos vacías. Ella:¿Nos sentamos? Creo que tenemos demasiado de qué hablar... El:Claro, vamos. (Se sientan en el banco donde él esperaba en un principio y comienzan a hablar. Ninguno de los dos puede creer que el otro esté así; tan cerca) El:Ven, vamos a los columpios. (La toma de la mano y van corriendo como niños; se sientan a seguir conversando) Ella:Dime, ¿soy como imaginabas que sería? El:No... Eres aún más perfecta... A ti puedo tomarte de la mano y ver como te sonrojas cuando te ries. Ella:Cállate. (Lo suelta y se cubre la cara con sus dos manos. El rie tiernamente al ver que se ruborizó por lo que dijo. Toma una de sus manos y empieza a jugar con sus dedos. Ambos se miran. Él le aparta el cabello de la cara rozando suavemente sus mejillas y ella toma su mano. Ambos sonríen, no pueden creerlo...) Ella:Quiero ver la foto que le tomaste al cielo y la tuya. El:Listo, pero no puedes burlarte de mi. Ella:Trataré, pero sé que saliste muy feo. (El saca la cámara y le enseña las fotos. Ella se queda mirando la foto de él con ternura y una sonrisa se forma en su cara) El:Ya viste, jaja devuelveme la cámara. Ella:No, sonríe. (Ella apunta la cámara hacia él y le saca una foto) El:Ey, tenemos que salir los dos, sino no vale. Él se levanta y toma la cámara; se inclina detrás de ella poniéndose a un lado y enfoca la cámara hacia los dos. En eso, sin querer, sus mejillas se rozan y él se aleja un poco para voltear a mirarla. Ella hace lo mismo y se miran mutuamente. Él se acerca y cierran los ojos. Roza sus labios con los de ella y empieza a besarla a lo que ella responde. Fue el beso más hermoso, el momento más hermoso en la vida de ambos. Al darse cuenta de lo que estaba pasando, se separan un poco y se abrazan. No quieren que ese momento se termine. Ella, tartamudeando y casi sin poder hablar de los nervios, finalmente dice:¿Y la foto..? El: Claro, la foto... Ambos sonríen y él toma la foto. Se queda admirandola unos segundos y, sin quitarle los ojos de encima a aquella cámara, toma la mano de ella y la aprieta suavemente. Él despierta con lágrimas en los ojos, le da un golpe a la almohada y se vuelve a dormir. ..
1 note
·
View note