#escritora-ambigua
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escritora-ambigua · 8 months ago
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Às vezes, o que mais queremos é simplesmente compartilhar momentos e sentir que somos prioridade na vida de quem amamos. 🌙❤️
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escritorapenosa · 2 years ago
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Ay!!! Sí, por favor subelas, sería muy bonito leerte y leer todo lo que subes jajjajaja supongo que no soy el único que también disfruta de tu blog.
Me encantaron tus consejos y gracias por las aclaraciones, que buenos consejos. Si esa personita fuese tu hijo o hija (aunque no quieras hijos, yo tampoco quiero un mini yo jaja) les darías los mismos consejos y qué te gustaría que heredará de ti ese Mini tú y qué no te gustaría (no es cuestión física sino en cuestión de personalidad o sentimental)
Jajajajjaa te pareceran muy raras estás preguntas, pero yo me las hice y es algo que realmente cambia un poco la perspectiva de uno mismo
cuando me llegó éste ask me dije 'voy a terminar de hacer lo de las canciones del álbum antes de responder', y creo que ha pasado como un mes así que igual y respondo skdnknsksmsk
la verdad me he planteado ese tipo de vainas muchas veces (cosas de ser la prima mayor de dos culicagadas que te adoran jsjk), y la verdad no me gustaría que "heredaran" nada de mi; creo que lo "bueno" que puedo llegar a tener son cosas que se pueden —elegir— aprender. me gustaría darle a ese niñx toda la libertad que pueda. aunque, de la misma forma, hay partes de mi que no quiero que tengan.
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athenaasamiyaishida · 21 days ago
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#Shadouge shippers o quienes aman su emparejamiento y agradecimientos a la comunidad de https://x.com/ShadougeWeek?t=-aQGfvv_4SoC1kP49gjnRw&s=09 🥰
Ya quiero quejarme con alguien de lo que está pasando con el Shadouge, parece que algunas personas necesitan corregir los datos o la información de ciertas páginas web como ésta: https://sonicfanzone.fandom.com/es/wiki/Rouge_the_Bat#:~:text=Rouge%20the%20Bat%20(%E3%83%AB%E3%83%BC%E3%82%B8%E3%83%A5%E3%83%BB%E3%82%B6,Adventure%202%20o%20Sonic%20Heroes. que asegura que Shadow no siente nada por ella, lo cual no es del todo cierto (Considerarla parte de su vida es sentir algo) 🤬
Aquí respetan que Rouge considera mejor amigo a Shadow: https://sonic.fandom.com/es/wiki/Rouge_the_Bat ✨
En ésta, confiesan que Shadow se comportó más que un amigo con Rouge en Sonic Rivals 2 y parecían una pareja de casados peleando: https://sonic.fandom.com/es/wiki/Shadow_the_Hedgehog 🫶🏽
Y aunque solo estamos hablando del Shadouge, me importa el Shadaria porque hay en una sección donde aseguran que los recuerdos de Shadow son falsos, cuando en la versión original son reales (Aprovecho a decir que la relación de ellos es considerada ambigua, pero en Japón es un romance juvenil y en Estados Unidos es una amistad que raya en la fraternidad)... Espero que alguien repare eso: https://sonicfanzone.fandom.com/es/wiki/Shadow_the_Hedgehog entiendo que parece apresurada la relación de Shadow y María, es como dije, es una situación ambigua. En Japón, se respeta y se tiene la versión de un romance juvenil, para mí, María es el primer amor de Shadow y su razón de existir. En Estados Unidos, son solo mejores amigos o amigos cercanos, hermanos del alma... Pero si hablamos de la segunda personaje en verlo llorar (Amy es la primera, pero NO cuenta para mí, por qué en todo momento piensa en Sonic y fue el apoyo de su rival femenina la súper espía en Sonic Adventure 2) es Rouge. Ella le confiesa que lo apoyará siempre que parezca que el mundo está en su contra y que lo recuerde (Ella se voltea al confesarle, parece un voto de amor eterno, por la lealtad y la honestidad en qué lo dijo), para que él haga el milagro de voltear a verla y decirle que lo hará 🥰
Por cierto, me pone feliz que haya información valiosa en esta página web, sin embargo percibo que le faltan datos y que deberían hacer más modificaciones, por ejemplo: algunas cosas como el hecho de que su situación con el equidna, son "semi-canon" porque él es el interés amoroso de Rouge (Ya que consideran, que su relación unilateral por Knuckles, sigue siendo semi-canon)... También lo es para nosotros con Shadow (Que aparenta no gustarle la murciélaga) ... ¡Es tan injusto! Solo tenemos el apoyo real de la creadora Evan Stanley de las historietas IDW (En la imagen que conseguí de ella, parece que respeta cuando Sega autorizó el Triángulo Amoroso de Shadow, Rouge y Knuckles... Pero solo tengo ojos para mi OTP): https://shipping.fandom.com/es/wiki/Shadouge 🤭
PD EXTRA: https://x.com/SpiritSonic/status/1251551852463677440?t=lgPQPAumz7JY6idJT6Tj2A&s=19 Una comisión por la escritora y dibujante que mencioné en mi publicación 🤫
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fevrdinand · 2 months ago
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“ todo nos enseña algo, supongo. ” hay tensión entre vocablos que escapan de los labios, a final de cuentas idealización romántica jamás podría otorgarle alivio en finalización de matrimonio, en terminación de relaciones, en amores que se pierden, porque si bien jamás había sido vocal en su idea de amar la idea del amor, es plenamente consciente de que se encuentra allí, de que es romántico empedernido, que a final de cuentas dorothea de una forma u otra le enseñó que el amor no simplemente se termina en totalidad, que en un sitio u en otro permanece, que persevera. “ esa vida, suena curioso, es como...sí de alguna manera no pudieses tener múltiples vidas, múltiples yos. ” encoge los hombros, mantiene la mirada fija hacia el frente, valentía de observarle de manera tan descarada de alguna forma se ha desvanecido, se ha perdido entre los vocablos que van cada vez más expuestos, que se sienten mucho más contundentes. afirmación ajena le saca de centro, confusión brotando de entre pupilas cuando alza la barbilla para evitar que sea escritora quien vea la reacción cruda de añoranza de una vida que en ese momento se divide entre perpetuo luto, presión parental y una pluma que en ocasiones se niega a escribir algo que no sean prosas tristes. “ ¿quieres ser un padre viudo con una hija de siete años que no tienes ni idea de cómo criar porque tu esposa era la que parecía destinada a ser madre? ” lo intenta tomar con humor aunque tinturas incómodas se presentan, no le culpa, sabe de dónde viene es plenamente consciente de que comentario es inocente, que no hay dolo y sin embargo la punzada permanece; segundos después todo tiene sentido ríe entre dientes, exhalaciones son trabajosas de alguna forma avances de confianza que habían sido agigantados han comenzado a disminuir, se vuelven lentos, esporádicos. “ podrías hacerlo, es decir, es increíblemente complicado, y a veces vas a odiarlo pero, no hay razones para no hacerlo. ” finaliza entre desesperanzado y tristón, magia que parece haberse terminado en un repentino momento de realidad en el que francis le entiende a medias y él jamás sabe explicarse. intenta sacudirse ese sentimiento, volver a un punto agradable, pretender normalidad cuando asiente ligeramente con la cabeza, falanges de la zurda paseando por caireles antes de chasquear la lengua.“ solo es una junta para que conozcas a un editor decente, no es tan importante. ” declaración es ambigua, seriedad todavía burbujea aunque está luchando porque no termine ganando, asiente finalmente con la cabeza, supone que confianza no debería de ser tan ciega en punto en el que se encuentran, que es mejor la mesura, aunque sea en lo profesional, que exista en algún ámbito, en el que sea. “ bien, mándame lo que consideres que habla más de ti, sea lo que sea, lo reenviaré en cuanto lo lea, ¿te parece? ” asiente levemente con la cabeza antes de continuar la andanza, pausa por un segundo, hay una remembranza a punto clave de la conversación, titubeante y nervioso de manera repentina casi como si fuese confesión de amor aunque está alejado de lo que ha sido, de favor que parece pagarse con favor. “ ¿qué era eso de besarme? ” inquiere rápidamente, mirándole a los ojos, acomoda cairel chocolate detrás de la oreja; tan rápido como inicia aquel contacto lo termina retoma una postura calma, una tranquilidad que no existe más que en pantomima.
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sacude levemente la cabeza. ‘ el tiempo no funciona así. ’ que espera que funcione más como una oración reconfortante y no fatalista. ella no cree en la predestinación, pero tampoco piensa que la mano del hombre está en todas las cosas. hay sucesos que simplemente no podían ser de otra forma, por más dolorosos que se tornen. su mano vuelve a posarse en su antebrazo, esta vez a consciencia y casi cual caricia suave, si bien todavía demasiado retraída. le obsequia una sutil sonrisa, además, que espera que ayuden un poco a sus palabras. similar a él, su pasado era imposible de cambiar. sobre todo porque no se cree capaz de haber hecho nada diferente. al soltarlo, niega. ‘ no, no. de hecho, agradezco que mis padres se hayan separado. ’ si su hermano la escuchase, muy seguramente le reprocharía su sinceridad punzante. él, que era bastante más cercano a su mamá, todavía culpa a su papá por lo sucedido. para francis no es más que una prueba de que la vida es así, que nada es permanente. ‘ me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que yo tampoco quería esa vida... —bueno, no en ese momento. ’ si bien es ella quien reitera, cuando él se lo pregunta, se siente un tanto asfixiada. no por culpa del irlandés, todo lo contrario: parece ayudarla a soltar ciertos nudos con los que viene cargando en el último año, o quizá incluso por más tiempo. ‘ ahora… ’ musita, y se frena. deja correr una pausa silenciosa por unos segundos. no lo mira, sino que más bien lo evade si él la busca. ‘ honestamente, quiero tu vida. no… —perdón, sé que suena un poco extraño y que no nos conocemos, no realmente, pero, quiero decir— ’ se atropella a sí misma sin quererlo así, palabras que se mezclan y parecen resignificarse conforme continúa hablando. agacha la cabeza para obligar a detenerse y probar encaminarse una vez más segundos más tarde. ‘ quiero tu vida en la superficie, creo. escribir para vivir. me encantaría… ’ mas la oración queda a la mitad cuando él comienza a hablar. su expresión cambia notoriamente tras oírlo, y pasa por una montaña rusa de emociones en cuestión de apenas unos segundos. ‘ espera, ¿estás hablando en serio? —no juegues con eso, ferdinand. por favor. ’ implora, una sonrisa que amaga con salir, pero no se atreve. lo observa, lo mira bien. ‘ porque no tienes que hacerlo, en serio. quiero decir, lo apreciaría un montón, pero no quiero que te sientas comprometido a… —dios, podría besarte ahora mismo. ’ una hipérbole que no se detiene a pensar mientras sale de su boca de manera acelerada, mezclada con todo lo demás. aprovecha la breve distancia que se impone mientras se coloca los patines para repensar su reacción, o su cadena de reacciones, y entonces propone al volver: ‘ ¿qué te parece si te lo mando primero, lo lees, y después decides? ’ tampoco quiere que haga las cosas por compromiso, por más que sabe lo importante que es el gesto en sí mismo. antes de que pueda decirle que sí o no, entrelaza su mano con la de él e inicia la caminata hacia el interior del patinadero. su equilibrio comienza a flaquear de inmediato, mas logra mantenerse de pie conforme da sus primeros pasos en el hielo. aunque su concentración motriz está en sus pies, sus ojos no dejan de mirarlo en todo momento, y se pregunta siquiera si le está permitido. es un terreno que instantes atrás parecía algo completamente distinto, y que ahora no consigue descifrar qué tanto está en su cabeza y qué es tangible, real. le sonríe, y por fin le quita la mirada de encima para concentrarse en el resto del camino.
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agendaculturaldelima · 9 months ago
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  #ProyeccionDeVida
🎬 “ANATOMÍA DE UNA CAÍDA” [Anatomie d'une chute]
🔎 Género: Thriller / Drama / Abogados
⌛️ Duración: 150 minutos
✍️ Guion: Arthur Harari y Justine Triet
📷 Fotografía: Simon Beaufils
💥 Argumento: Sandra, una escritora alemana, vive con su marido Samuel y su hijo ciego, Daniel, en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira.
👥 Reparto: Sandra Hüller (Sandra), Swann Arlaud (Vincent), Milo Machado Graner (Daniel), Samuel Theis (Samuel), Antoine Reinartz (L' Avocat général), Arthur Harari (Le critique littéraire) y Jehnny Beth (Marge)
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📢 Dirección: Justine Triet
© Productoras: Les Films Pelléas & Les Films de Pierre
🌏 País: Francia
📅 Año: 2023
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📽 Proyección:
📆 Martes 07 de Mayo
🕗 8:00pm.
🎦 Cine Caleta (calle Aurelio de Souza 225 - Barranco)
🚶‍♀️🚶‍♂️ Ingreso libre
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🙂 A tener en cuenta: Prohibido el ingreso de bebidas y comidas. 🌳💚🌻🌛
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cinelandia · 1 year ago
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youtube
Tráiler (V.O.S.E.) de "Anatomía de una caída" (2023), de Justine Triet. Sandra, una escritora alemana, vive con su marido Samuel y su hijo ciego, Daniel, en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira. Con Sandra Hüller. ESTRENO: 6 DICIEMBRE 2023.
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mapear · 7 years ago
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clemventines · 1 month ago
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preocupación se dibuja en el rostro en el momento que no puede más que ser testigo de desenlace emocional de la escritora, no le queda más remedio que esperar por segundos a que se desahogue, espera con paciencia en el momento que exhalación que se desliza de entre los labios es mucho más pesada de lo anticipado y sin embargo intenta hacer todo con sumo cuidado, tomándole suavemente de la mano, los dedos entrelazándose con los contrarios con lentitud. " lo sé, francis. " y por un segundo es demasiado ambigua aquella afirmación porque no es que esté diciendo qué es lo que exactamente sabe, sin embargo le busca la mirada, es cuidadosa, en realidad, más de lo que había sido en enfrentamiento del que había sido tercera rueda. " yo... por supuesto que te odio solamente un poquito, pero no por eso yo... " chasquea la lengua, es imposible que la risa no le termine ganando en un momento así, cierra los ojos por un segundo, porque lo cierto es que imaginar a luca con alguien que no es ella le provoca nauseas, sin embargo tampoco es algo que no le hubiese torturado primeras citas que había tenido con él, imagen de francis, romance entre ambos. " no dejamos de ser amigas, ¿sabes? " porque a final de cuentas, tal vez aquello debería comenzar a pesar más. " además, tenía razón, te seguía gustando. " y aquella es tonalidad más bien jocosa, una que culmina en suave carcajada.
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es curioso, pues siente que a lo largo del día ha buscado casi tanto como evitado el encuentro con clementine. quizá para aliviar su propia consciencia, aunque en el fondo sabe que no existe tal solución para ello. no realmente. pero entonces ella le extiende la taza que francis acepta por inercia, y se disculpa, y a ella la invaden ganas de vomitar. ' ¿qué? no, clem, no... no tienes que— tú no tenías nada que ver. no tienes— mierda. ' deja la taza a un lado, y se cubre el rostro, sacudiendo la cabeza varias veces. cierra sus ojos con fuerza, como si con ello fuese a encontrarse con un panorama distinto al abrirlos. sabe que no se ha ganado el derecho a llorar, así que se rehúsa a hacerlo. se obliga a respirar. inhala, exhala. se descubre la cara. ' clem, lo siento. ' parte diciendo. ' lo siento. ' repite. ignora si luca ya le ha hablado de lo sucedido, pero la presión en el pecho la obliga a soltar verborrea sin filtro alguna. ' soy una imbécil, y tienes todo el derecho a odiarme, o a estar enojada, o... lo que quieras. está bien, yo... —lo siento. '
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dramaticadora · 7 years ago
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alfabetas · 5 years ago
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―Ursula K. Le Guin
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calledeitaca · 2 years ago
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Annie Ernaux: «La legitimidad de la literatura»
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Compartimos el discurso pronunciado por la Premio Nobel de Literatura 2022, Annie Ernaux, al recibir el Premio Formentor de las Letras en 2019. La academia sueca otorgó el Nobel a Arnaud por «la valentía y la agudeza clínica con las que desvela las raíces, extrañezas y restricciones colectivas de la memoria personal». El texto que a continuación compartimos es buen reflejo del juicio de la academia y una oportunidad para adentrarse en la cosmovisión literaria de la autora francesa.
«La legitimidad de la literatura»
¿Por dónde empezar? Quizá por la incredulidad que sentí cuando se me anunció que había ganado el premio Formentor, como otros grandes escritores del mundo entero antes que yo. Me sentí dividida entre el orgullo y un sentimiento de ilegitimidad o, más bien, gracias a la sensación de orgullo, por la que reconocía la justicia del jurado y de su veredicto, intentaba acallar la duda y el temor de mi ilegitimidad. Que el premio, a lo largo del tiempo, haya recompensado a pocas escritoras, me situaba, además, en una posición ambigua: la de lamentar la desigualdad anterior con respecto a las mujeres, a la vez que me sentía secretamente valorada como excepción.
Desde esa necesidad de interpretar el papel de la escritora que recibe un premio literario internacional de tal calibre, por no hablar, aunque sí he de hacerlo, de su generosísima dotación financiera, escogeré como punto de partida esa sensación de ilegitimidad, o incluso de usurpación de un sitio que no es el mío.
Soy consciente de que tal elección, como cualquier confesión, puede resultar sospechosa de ser un medio para salir ganando en todos los frentes, el del reconocimiento público y el de la humildad personal, domine, non sum digna, y, no obstante, ustedes me han elegido. Pero sé que empezar por la sensación de ilegitimidad es como tirar del hilo: todo viene seguido, cada elección, la forma y la evolución de una escritura. Así puede que tenga una posibilidad de sacar a la luz las razones de una coherencia que el jurado ha descubierto y premiado en mis textos.
Para determinar cómo se ha forjado esa impresión de ilegitimidad o, simplemente, de no estar en mi sitio, hay que remontar sin duda hasta la infancia, hasta esa entrada en el mundo que nos asigna por casualidad a un país, una sociedad, una familia. Con unas características particulares (hija única, sustituta de una hermana muerta antes de que yo naciera, algo de lo que no me enteraría hasta los diez años), todo lo que constituye el cosmos de una infancia, la lengua hablada y el lenguaje del cuerpo, la alimentación, la vivienda y el barrio, sitúa la mía en el mundo popular, categoría «obreros de origen campesino», y más adelante «tenderos-taberneros». Se trata además de una infancia que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial, entre las privaciones de alimentos y las bombas de los Aliados que causaron 20.000 muertes de civiles en Normandía y destruyeron el 82 % de la ciudad de Le Havre, cerca de donde vivíamos.
Encontraré la brutalidad, la densidad material de aquel primer mundo, cruzado de la mañana a la noche por las voces y las historias de hombres, de mujeres sometidos a la necesidad económica, al leer a Faulkner, Steinbeck, Caldwell, cuyos libros, literalmente, «me removerán las entrañas» siendo yo una adolescente aunque entonces no entendiera por qué.
Aquel mundo se abrió a otros. Primeramente, al de la escuela, real pero desorientador. El centro privado y católico escogido por mi madre con el secreto deseo de mantenerme alejada de los chicos, funcionaba, de la misma manera que hoy, como un microcosmos cerrado para familias acomodadas pero también, entonces, como un medio de incorporar a sus valores a un sector de los niños más modestos. La religión no era, o había dejado de ser, el opio del pueblo, era un instrumento silencioso de discriminación, que operaba a largo plazo. Sitúo en los doce años mi entrada sensible en una vergüenza, disimulada hasta entonces por un éxito escolar obtenido sin mucho esfuerzo, la vergüenza de vivir en un medio despreciado por las alumnas de modales refinados, y juzgado inferior —era algo que saltaba a la vista— por las profesoras. Una vergüenza que envuelve el cuerpo, la vida, salvo en ese otro microcosmos de la familia y el barrio, hasta que hacemos nuestra la mirada de los otros, y nos vemos a través de ella, nosotros y sobre todo ese mundo nuestro en el que nacimos.
Todos somos seres atravesados por conflictos. El que me habita en la adolescencia, que es el que determina las actitudes ante la vida, ante el futuro, tiene como particularidad la interiorización de la división social del mundo, de la fractura económica y cultural entre las capas dominantes y dominadas de la población. La actitud más corriente es la negación del conflicto porque el éxito escolar, celebrado como un milagro por el entorno, es promesa de un porvenir abierto y libre. Pero eso no tenía cabida en la clase de último año de bachillerato del instituto Jeanne d’Arc de Ruan, donde había conseguido que me llevaran a fuerza de insistir. Por su manera de ser y de hablar, por su confianza en sí mismas y sus ambiciones, las alumnas, en su mayoría de familia burguesa, llegarán a convencerme de mi incapacidad, de mi ilegitimidad para emprender estudios superiores.
¿Por qué, a los veinte años, presa del más profundo desamparo, pude sentirme legitimada para escribir? ¿Por qué no hice extensiva mi sensación de indignidad a la literatura, ámbito rodeado de sacralidad en aquella época, infinitamente más inaccesible que los estudios de Filosofía y Letras por los que me había decidido después de un año errático? ¿Cómo podía declarar tranquilamente a una compañera de facultad que la enseñanza no era lo mío, que para mí era un medio de subsistencia sin más, que lo que yo quería era escribir? O, en el mismo sentido, ¿por qué leía tanta literatura actual —entonces el «nouveau roman»— como obras del programa? Entre todas las razones posibles —la necesidad de un «sitio de verdad» para alguien fuera de su sitio como yo, o la de seguir el modelo que representaba Simone de Beauvoir—, veo una que las abarca todas: el gusto por los libros. Mi infancia se resume para mí en un periodo de lectura ininterrumpida, alimentada desde muy pronto por obras para niños del siglo XIX que me pasaba una viuda de la alta burguesía de provincias —de quien mi tía era la criada para todo y la dama de compañía—, alentada por una madre devoradora de novelas, de Mauriac a Maupassant, pasando por los folletines de la prensa femenina. No me leí a la condesa de Ségur, pero sí novelas y relatos de la literatura europea adaptados o abreviados para la juventud, Don Quijote, los Viajes de Gulliver, Jane Eyre, los cuentos de Grimm y de Andersen, David Copperfield. Aparte, un montón de novelas catalogadas como infraliteratura, alimento de sueños de amor y lujo, entre las que se encontraban algunas cuyo recuerdo conservo, aunque sea de manera muy difusa, y que han contribuido sin duda a la evolución de mi sensibilidad. Archibald Joseph Cronin, Daphne du Maurier, Alba de Céspedes, Carmen de Icaza o Luisa-María Linares, esos nombres significaron para mí la irrupción de un universo desconocido: medio social, sentimientos, atmósfera. ¿De qué estaba hecho ese universo para mí, con quince años? No sabría decirlo con exactitud.
La lectura, progresiva, de las obras prestigiosas, de Stendhal a Camus y Sartre, de Kafka a Dostoievski, mi orientación tardía pero decidida a los estudios de letras, me hicieron bascular hacia una existencia en la que la literatura ocupaba el primer lugar, como valor superior a todo, incluso como modo de vida. Me «vivía» Mrs. Dalloway a la vez que estudiaba su forma literaria. (He de apuntar aquí que la reducida presencia de escritoras en el panteón literario las hacía aún más excepcionales y admirables para mí). En suma, vivía en la literatura, haciendo real la constatación de mi padre al hablar de mí cuando era niña —nunca supe si expresaba admiración o reproche—: «Siempre está con los libros a vueltas». Escribir uno a mi vez, después de un desvío por la poesía, era un cometido cuya viabilidad no me cabía la menor duda. Lo situaba en la estela de lo que se llamaba el nouveau roman, la «nueva novela», que se oponía a la «novela tradicional» —una vanguardia en la que situaba Las olas de Virginia Woolf, Justine de Lawrence Durell, Las gomas de Robbe-Grillet, ¡La libertad o el amor! de Desnos—. Me rechazaron mi primer texto a la vez que alababan, eso es cierto, «un proyecto ambicioso». En él mezclaba sueños, recuerdos, presente e imaginación del futuro.
Puede que entonces tuviera una confusa sensación de ilegitimidad de escribir porque vivir soportando la carga de las obligaciones y en un tiempo que no es el nuestro acaba por convencernos de que estamos hechas para eso y no otra cosa.
El intervalo siguiente, de ocho a diez años, si lo contemplo en su totalidad, lo calificaré de revancha de la realidad a través de acontecimientos y ataduras materiales debidas, en buena medida, a las desigualdades, en la cotidianeidad insensible y repetida de los días, entre los hombres y las mujeres. Puede que entonces tuviera una confusa sensación de ilegitimidad de escribir porque vivir soportando la carga de las obligaciones y en un tiempo que no es el nuestro acaba por convencernos de que estamos hechas para eso y no otra cosa. No podía leer «La parábola de la ley» en El proceso de Kafka sin ver en ella la representación de mi destino, morir sin haber franqueado la puerta hecha a mi medida: esos libros que únicamente yo podría escribir.
El retorno a la realidad, con la revuelta de 1968 en medio, que despertó la esperanza de poder cambiar las cosas gracias a la lucha, en especial la de las mujeres, irrumpió bruscamente con la muerte brutal de mi padre, que presencié. Su desaparición era la de un primer mundo que me había empeñado en olvidar y del que todo, en ese otro mundo que se había convertido en el mío, me separaba.
Conozco los límites y la falsedad de una reconstrucción a posteriori, que articula los elementos de la vida en una cadena cristalina de causas y efectos, pero hay un recuerdo persistente: el verano siguiente a la muerte de mi padre, cada vez que paso por la Rue Sainte-Claire de Annecy —la ciudad donde vivo— delante de la taberna con las persianas bajadas, frecuentada por los trabajadores árabes emigrantes, pienso en la de Normandía donde crecí, donde aparecían los obreros desde las siete de la mañana. En pleno calor estival, durante la siesta de mi primer hijo, empiezo una novela que habla de esa fractura sin nombre. Esbozo desaparecido, que considero como mi segundo nacimiento a la escritura.
Necesitaré unos años más, también más tiempo, sustraído a las obligaciones de la enseñanza y de lo que hoy se ha identificado como «la carga mental femenina», para realizar mi proyecto.
Espontáneamente adopté una escritura violenta, como única manera de responder a la memoria de las humillaciones, de la vergüenza y de la vergüenza de la vergüenza, cuyo equivalente en el mundo real es la violencia efectiva tal como se ha expresado recientemente en Francia con los gilets jaunes, los «chalecos amarillos». Quien ha transgredido el destino para el que, inconscientemente, se sabía designado, lo que puede considerar como una victoria personal, lo vive de manera ambigua: junto con el júbilo incrédulo de ver mi primer libro, Los armarios vacíos, publicado en la prestigiosa colección Blanche, «la Blanca», de las Ediciones Gallimard, sentía vergüenza por haber desvelado mi origen social. Sobre las consecuencias de la publicación planeaba la sombra de la traición. Descubría la responsabilidad de la escritura sintiéndola como un malestar difuso: un libro se vierte como una obviedad, pero se convierte después en un objeto público. Una vez más, a la objeción legítima de que se trata de una retrospección discutible, replicaré que es en el devenir de una escritura donde se verifica la anterioridad de elementos anteriores, más o menos impensados, y la responsabilidad de la escritura es un prerrequisito desde hace mucho tiempo en mi trabajo.
«Usted puede [= es capaz de] escribir cualquier cosa». Esta frase, que, como otras, he oído y que pretende ser un elogio, es algo que nunca he entendido. Presupone la ausencia de toda necesidad en la escritura, la asimila a un virtuosismo sin relación con la persona del escritor. Pero intenté creer en ello para, finalmente, constatar que era incapaz. De ahí a sentirse «por debajo de la literatura» no había más que un paso que franqueé al darme cuenta, después de tres libros, de la falsedad de las múltiples versiones de la novela empezada sobre mi padre y mi «traición» total, cometida en mi profesión de docente. Entonces me enfrenté a una serie de interrogantes cuya resolución era la condición para seguir escribiendo. Por primera vez, en una especie de introspección literaria, me pregunté sobre mi «sitio» en el texto, como escritora, en relación con mi «sitio» social de ayer y hoy.
En ese intervalo, en ese punto intermedio es donde tenía que escribir, en esa distancia de una misma a una misma, en esa línea divisoria entre dos mundos.
Una frase de Roland Barthes resonaba sin parar en mi cabeza: escribir es «la elección del área social en el seno de la cual el escritor decide situar la Naturaleza de su lenguaje» (El grado cero de la escritura). La teoría no es para mí la enemiga de la creación literaria, al contrario, permite pensarla de forma nueva. No obstante, descubriré el «sitio» de mi escritura y el que debía ocupar yo en ella a partir del recuerdo de una sensación. Recuerdo de la escena en la que, siguiendo el gusto del mundo en el que había conseguido integrarme, había regalado a mi madre un jarrón de opalina, presente que había aceptado ella entre incómoda y burlona, sorprendida, riéndose, sobre todo, con una risa que expresaba la incongruencia para ella de un objeto decorativo que no habría sabido dónde poner y la ignorancia que tenía de su valor. En el secreto disgusto, la ira contenida, a la vez contra mí y contra ella que sentí en aquel momento, entendí el desvío, el desgarro entre mi ser de infancia y adolescencia, que habría tenido la misma reacción que mi madre, y el ser que había escogido el regalo según sus nuevos gustos. En ese intervalo, en ese punto intermedio es donde tenía que escribir, en esa distancia de una misma a una misma, en esa línea divisoria entre dos mundos. De aquella constatación surgió el rechazo de la ficción, de la novela, cuya posición dominante y entonces indiscutible me parecía la proyección en literatura de la dominación de las clases llamadas superiores. El «yo», el de mi sitio en el texto, solo podía ser verídico y concebido como un espacio de fusión entre lo íntimo y lo colectivo.
La frase escrita a los veinte años en mi diario, «Escribiré para vengar a mi raza», se hacía eco del verso de Rimbaud: «Soy de raza inferior por toda la eternidad». Convertir el sentimiento de una indignidad original en fuerza de desenmascaramiento y de subversión de las jerarquías, sociales, masculinas, culturales, es lo que creo haber buscado a tientas. La subversión está en la elección de los temas, en el espacio que concedo a lo cotidiano. Más aún, en la mirada que proyecto sobre las cosas y los individuos. La forma del relato, la escritura de cada frase, lo deciden todo. Si el íncipit del Contrato social de Rousseau sigue resonando hoy como un trueno que rasga el horizonte, L’homme est né libre et partout il est dans les fers («El hombre ha nacido libre y vive en todas partes entre cadenas»), se lo debe a la antítesis y al verso alejandrino. Desde hace ya casi cuarenta años, lo que me preocupa en cuanto surge la necesidad de un texto son los problemas de forma y de escritura. Buscar la forma justa. Trasladar a la práctica de la escritura la cita de Marx (Observaciones sobre la reciente instrucción prusiana acerca de la censura, 1843) que Georges Perec puso al final de Las cosas: «El medio forma parte de la verdad, tanto como el resultado. Es preciso que la búsqueda de la verdad sea a su vez verdadera». No me interesa «crear un universo», algo que ha aparecido durante mucho tiempo como el fin propio de la literatura y que sin embargo desmienten tanto la obra de Cervantes como la de Proust o Joyce. Me esfuerzo, al contrario, por explorar el mundo real, descifrarlo despojándolo de las visiones y los valores de los que la lengua es portadora en todas las épocas. Substituir la ligereza de los términos de la comunicación que transmiten alegremente la dominación social y sexual por el peso de palabras lastradas de la vida real de la gente. Decir esto significa otorgar implícitamente a la escritura un poder de intervención en el mundo. De esta acción de la literatura encuentro la realidad en mí, en mi memoria. He recibido de la literatura una herencia de apertura y de libertad, capaz de oponerse a la herencia de dominación y de vergüenza. Pero también fuera de mí, en el reconocimiento por los lectores de sentimientos suyos, de situaciones vividas por ellos que hasta ahora no podían nombrar. Es una acción silenciosa, de efectos no cuantificables y múltiples.
Durante mucho tiempo, tanto tiempo que ya no estoy segura de si es exacta, una frase de Sartre me ayudó en los momentos en los que la búsqueda de la verdad de la forma me conducía a la desesperación: «La escritura es la arriesgada empresa de un hombre solo». Si la soledad y el azar —en todos los momentos de la escritura, de la concepción a la recepción— siguen pareciéndome inherentes a la escritura, he de reconocer que mi «empresa» de escritura no es, como tampoco la de los demás escritores, la de una mujer sola. En la editorial Gallimard hubo una primera lectora, un comité de lectura para acoger el manuscrito de una provinciana desconocida (tal como subrayó la prensa de entonces). Después llegarán periodistas, libreros, profesores, jurados, editoriales extranjeras y traductores (recuerdo emocionada cuando recibí mi primera traducción, Los armarios vacíos en español), para acompañar, criticar, analizar el trabajo de escritura que proseguí con una libertad total, siempre respetada por Claude Gallimard primero, por Antoine Gallimard después. Por escurridiza que resulte en su totalidad a la conciencia, esta tela de fondo en la que se inscribe el acto de escribir es la condición necesaria y material de acceso a los lectores. Son ellos los que hacen realidad lo que escribo, esos desconocidos que, en el espacio de una carta, de un breve intercambio de palabras, confieren a mi «empresa» de escribir su legitimidad.
Al término de lo que se parece a un fragmento de una escritura de sí mismo, del «sí mismo» literario, sigo preguntándome. Esperando clarificar el origen de una sensación y su función en la escritura de mis libros, ¿no estaré, sencillamente, exponiendo y consolidando un mito personal? El que me permite «conservar la vergüenza» como fuerza de escritura y pasaporte entre dos mundos. A menos que haya querido, subrepticiamente, introducir un poco de peligrosidad en un ejercicio que no se caracteriza precisamente por ello. Y, como creo haberlo hecho en mis libros, ofrecerme también yo misma como garantía, como prenda, a modo de agradecimiento.
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escritora-ambigua · 8 months ago
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Cobrar o mínimo é desnecessário.
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valkyrjapress · 3 years ago
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Netflix estrenó su nueva película con una particular adaptación del terror clásico.
Por Aldana Gentinetta 
Distancia de rescate es la nueva película de Netflix que fue presentada en el Festival de Cine de San Sebastián el pasado 20 de septiembre y que tuvo su estreno oficial por la plataforma el 13 de octubre. El film es una adaptación del libro que lleva el mismo nombre de la escritora  argentina Samanta Schweblin con la dirección de Claudia Llosa y las actuaciones de Dolores Fonzi y la actriz española María Valverde.
Distancia de rescate es a grandes rasgos, una película que nos habla de los miedos e inseguridades de la maternidad y a su vez del impacto ambiental que genera la utilización de agrotóxicos. La misma refleja estas problemáticas dentro de un escenario de terror psicológico, sin embargo, no parte de una estética propia del género ya que no pretende aterrorizar no de una manera directa sino que crea una potente red de símbolos y metáforas que incitan al espectador a prestar una continua atención a los detalles logrando evocar así la sensación de que algo pronto ocurrirá.
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La historia transcurre en un pequeño pueblo argentino donde una mujer llamada Amanda (María Valverde) pasa las vacaciones con su pequeña hija, Nina (Guillermina Sorribes Liotta). Allí, conocerá a Carola (Dolores Fonzi) una mujer que esconde una historia de dolor y frustración. Preocupada por el bienestar de su hija, Amanda, calcula constantemente la "distancia de rescate" necesaria para protegerla ante una situación de riesgo, pero Carola llegará para demostrarle que lo maligno es una presencia silenciosa que está en todas partes y de lo que no siempre se puede escapar.
DISTANCIA DE RESCATE- TRÁILER OFICIAL
Claudia Llosa tiene experiencia en contar historias mínimas en las que en apariencia el argumento transcurre entre líneas. La directora de “La teta asustada” y “No llores, vuela”, tiene una enorme capacidad para mirar el mundo a través de versiones ambiguas. No obstante, Distancia de rescate es su film más logrado. Un rasgo particular es que si bien todo el relato está anclado en un espacio realista dialoga, a su vez, con el plano de lo sobrenatural y lo esotérico. Por otro lado, es llamativa la utilización de la voz en off como herramienta narrativa principal, un elemento que está presente durante todo el film. También es interesante resaltar el hecho de que si bien se inscribe dentro del género de terror, la directora apuesta a una mirada más discreta manteniéndose al margen de elementos clichés y recurriendo a imágenes que por sí solas son relatos inquietantes.
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Distancia de rescate es una película que juega con las metáforas y utiliza una perfecta sincronía de elementos que se sostienen entre sí para enhebrar una historia oscura y elocuente con una particular reflexión sobre la maternidad, la muerte y el impacto ambiental de la conducta humana. Su mayor valor reside en su silenciosa potencia y lo que parece ser una conversación entre dos mujeres, termina por convertirse en un relato terrorífico.
 Ficha técnica
Duración 93 min
Dirección: Claudia Llosa
Adaptación: novela homónima de Samanta Schweblin
Guion: Claudia Llosa, Samanta Schweblin.
Reparto: María Valverde, Dolores Fonzi, Guillermo  Pfening, Germán Palacios, Emilio Vodanovich, Marcelo Michinaux, Guillermina  Sorribes Liotta
Música: Natalie Holt
Dirección de fotografía: Óscar Faura
Productora: Coproducción Perú-Estados  Unidos-Chile-España; Paradise Falls Peru, Gran Via Productions, Fabula, Wanda  Films.
Distribuidora: Netflix
Género: Thriller. Intriga.
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angelxqsi · 3 years ago
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Reseña de libro #6
Saga: Royal Elite libro 5
Vicious Prince - Rina Kent
Si, si, en un día terminé este libro, simplemente adictivo, lo amé, amo a los personajes y amé la historia de cada uno.
Bueno, el pasado de estos 2 es oscuro y trágico, si me puse bien triste al leer sus historias :(
Antes me caia bien Ronan, ahora lo amo
Una muy buena trama y es que nose como la escritora logra hacer siempre plow twist geniales, cosas que no te esperas, y la manera en que conecta todos los libros y los problemas es extraordinario.
100% recomendado este libro.
Vicious Prince es parte de la Royal Elite Series, pero podría leerse solo. Para una mejor comprensión del mundo, es posible que desee leer primero los libros anteriores.
Este es un romance oscuro que contiene bullying, es un new adult para audiencia madura, y contiene situaciones ambiguas que algunos lectores pueden encontrar ofensivas.
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fevrdinand · 1 month ago
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francis es magnética, inevitable se vuelve no tornarse metal maleable en sus manos desde que la conoce, atracción meramente física transmutándose a algo mucho más profundo, arraigado en una intimidad que previamente había sido desconocida para él, estaba acostumbrado a la dulzura y suavidad mecida en tranquilidad, escritora era adrenalina y seducción colocada en un plano hipnótico, quiere más de ella, le quiere completa, por unas horas, por una vida, limitantes temporales se vuelven ambiguas cuando está cerca, cuando ambos están tan cómodos siendo quienes son. “ puedes seguirme desde la real ahora, ” ahoga afirmación en cabellera contraria, beso en coronilla mucho más casto, claro contrario a lascivo de palabras, a besos tendidos, a miradas cargadas. “ y puede que hasta te de el finsta. ” sentencia con mismo misticismo que ella ha empleado, que parece ser comodidad entre ambos jugueteo que se va prolongando. no puede evitar carcajear, negando suavemente con la cabeza, los ojos virando hacia arriba. “ no sabía que te ponían los juegos de rol. ” pulgar se desliza por arco de labios ajenos, no deja de mirarle a los ojos ni por un solo momento, aprovecha lo que le da, sin miramiento alguno. “ pero me va mejor algo que no me ponga cuchillos tan cerca. ” comentario se carga de humor. sabe que beso va demasiado cargado, que escenario no es idílico y sin embargo no lo evita, no del todo porque promete mesura cuando carraspeo de terceros se adentra en escena, cuando guía de manera cuidadosa a interlocutora hacia final de la barra para alejarse, coge vaso humeante con mano que no parece aferrada a fisionomía femenina, besos esporádicos que se comparten le hacen sentir por un momento increíblemente juvenil. palabras femeninas le dejan sin aliento cuando es calor recorriendo completamente la anatomía, no es primera vez, sin embargo así se siente cuando le observa alejarse con pupilas encendidas; espera de tiempo pertinente es tortura, seguridad en camino realizado es primer certeza que tiene en mucho tiempo cuando ya ha decidido colocar pestillo de puerta. “ no sabes el efecto que tienes francis cassavetes. ” decir nombre femenino completo se transforma en deleite, saborea cada sílaba. le toma suavemente de la nuca, falanges cerrándose contra cabellera parda mientras son labios aquellos que recorren carretera de cuello ajeno. “¿estás segura? ” sabe riesgos, implicaciones, pero sobretodo piensa en ella y lo contradictorio que es saber que merece mucho más, pero lo bonita que se ve con labios entreabiertos.
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" emasculado, vaya francis cassavetes tú sí que sabes cómo hacer a un hombre doblar las rodillas " insinuación no pasa desapercibida en el desenfado de vocablos que tan fácil se deslizan de entre los labios, la realidad es que fémina le hace sentir seguro, en confianza, de alguna manera es mirada femenina cuando deja de idealizarle la que le hace sentir de nueva cuenta como ser humano, no como extensión del otro, no como protector sino simplemente como un hombre a finales de sus veintes que hacía muchísimo tiempo que no sentía que tenía la capacidad de volver a sentirse atraído a alguien no únicamente bajo la premisa de un acostón sin demasiado sentido. arquea ambas cejas, la sorpresa no se hace esperar en momento que declaraciones son dadas, se recarga aún más hacia el frente como si distancia entre anatomías fuese inadmisible, como si problemática se resolviese cuando era capaz de distinguir fragancia tan característica de dermis ajena. " no estoy tan seguro de que en este momento me estés halagando, me suena un poco más a insulto " aunque tampoco es tomado personal, simplemente se echa a reír nuevamente, encogiendo los hombros, solamente no deja de mirarle, esa es la única constante certera en ese punto. " ¿me estás diciendo que no te sentiste frustrada cuándo viste que tenía la cuenta de instagram privada? " intenta aguantar carcajada que amenaza. " porque me parece que me habías dicho que me buscaste por todo lados " aunque tampoco le molesta, es cierto que al principio fijación femenina por carrera era un tanto bizarra pero ha dejado aquello completamente de lado, inclusive se siente mucho más cómodo con ella así, dejando que vaya desprendiendo todas las piezas del rompecabezas. " no, es todo lo contrario. " falanges son hábiles, presionan con suavidad punto específico de cintura ajena cuando deja que le atraiga hacia ella, cuando la diestra se entierra suavemene entre hebras obscuras, le besa con urgencia, en movimiento rápido, como si estuviese quedándose sin aire y es poco o nada la importancia que da a espectadores, a fila de recibo que están interrumpiendo, sin embargo le separa tomándole suavemente por la barbilla, pulgar acariciando la dermis del rostro que tiene más cerca. " pero no es lugar, ni público idóneo. "
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agendaculturaldelima · 1 year ago
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    #ProyeccionDeVida
📽 Cine Fórum Psicoanalítico 🧠
🎬 “ANATOMÍA DE UNA CAÍDA” [Anatomie d'une chute]
🔎 Género: Thriller / Drama / Abogados
⌛️ Duración: 150 minutos
✍️ Guion: Arthur Harari y Justine Triet
📷 Fotografía: Simon Beaufils
💥 Argumento: Sandra, una escritora alemana, vive con su marido Samuel y su hijo ciego, Daniel, en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira.
👥 Reparto: Sandra Hüller (Sandra), Swann Arlaud (Vincent), Milo Machado Graner (Daniel), Samuel Theis (Samuel), Antoine Reinartz (L' Avocat général), Arthur Harari (Le critique littéraire) y Jehnny Beth (Marge)
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📢 Dirección: Justine Triet
© Productoras: Les Films Pelléas & Les Films de Pierre
🌏 País: Francia
📅 Año: 2023
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🎤 CINE FORUM.- espacio de diálogo para pensar y analizar películas desde una perspectiva psicoanalítica.
📆 Sábado 27 de Enero
🕖 7:00pm.
📡 Plataforma Zoom
👩🏻‍⚕️ Ponente: Verónica Zevallos
© Organiza: Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima
🎟 Acceso gratuito
🖱 Inscripción: https://forms.gle/oLTMijcbetdjKPxw9
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👀 A tener en cuenta: Película dirigida a público mayor de dieciocho años. (18+)
🌐 Web: www.cppl.org/terapiapsicologica
📲 Terapias: 970 089 355 [https://wa.link/2orkap]
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