#enmemoriadeunanochedemivida

[caracol-caracolito]

Hay tanto más que quiero decirte, tantas pequeñas explicaciones, tantos detalles. Siempre te imagino cerca, siempre te veo pasar por ahí o llegar por atrás y darme un beso como siempre haces. Me asusta este amor obsesivo que lo abarca todo, que ni siquiera la misma energía de la danza es capaz de distraer. No te escribo para que me leas ni para que me entiendas, no pretendo confesar esas cosas que a mí es a la primera que avergüenzan, pero igual ocupan mi corazón.

Había sentido que quiero dolerte, quizás por venganza o quizás porque quiero sentir que me amas igual que yo. Llegué y me duele el corazón y tengo ganas de llorar y me siento pesada. Hay un algo que me jala hacia abajo. Y te extraño, y te quiero y te extraño y te extraño otra vez, y pareciera que eso es lo único que realmente me importa. Que sientas lo que yo, que sepas lo que estoy haciendo, que me reconozcas. Que me reconozcas, que me reconozcas, que me reconozcas, que me reconozcas, que me reconozcas. Eso quiero. Eso es lo que me tiene buscándote y jalandote cada segundo de mi día. Porque quiero sentirme vista y reconocida y amada desde eso que soy. Siempre.

Es entonces una cosa de ego yo creo porque... Yo igual voy a hacer lo que hago pero me awita que no estés para verme.

[caracol-caracolito]

Me tiene harta que no estés aquí. Me tiene harta dormir sin ti todas las noches. Me tiene harta tu fantasma dando vueltas por el departamento, me tiene harta que de tu voz no queda ni el eco, me tiene harta que siempre estás pero no te veo, siempre estás pero no te escucho, siempre estás pero no te toco. Me tiene harta que tu sombra alcanza para cubrirlo todo. Que llega alguien nuevo a mi vida y no puedo aventarme con todo porque aún hay una cuerda, un hilo sujetándome a tu mano. Me tiene harta que soy capaz de ponerme en pausa por completo durante años y avanzar solo con el suspiro de tu recuerdo. Eres un duelo permanente. Un nudo infinito en la garganta, un sueño que nunca se desvanece. Pero nunca se concreta Que se repite en bucle sin descanso. El enredo de lo que se da por hecho, las verdades calladas. La orilla de todas mis indecisiones. Me pesas en cada parte. Me atas en cada parte. Ya!!!

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Hueles a cuando la vida me gusta

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Siéntete libre de cambiar todo lo que necesites que mi amor no está condicionado a lo que ya me gusta de ti si no a todo lo que me falta por descubrir

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Yo no sé quién soy si no te quiero...

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Eres todo lo que abarca mi corazón estos días... Eres mi primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir. Eres el centro de todo lo que pasa, el comienzo de todo lo que hago y los puntos suspensivos en todo lo que no termino. La luz parpadeante cuando no puedo dormir y el peso en mi cuerpo cuando no puedo estarme quieta. Eres mi más antiguo deseo, memorias de todo lo que no alcanzo a recordar.

Te desvaneces como se desvanecen los sueños al despertar y al mismo tiempo permaneces, incauto, en todos los rincones de mí, y me encuentro recobecos que no sabía que existían, que pisas por primera vez, que acumulan sueños de otros tiempos convertidos en polvo.

Te siento explorando me en todas partes, te encuentro abriendo me espacios, calles, avenidas y puentes, salas y salones...

Solo pensarte cerca me hace sentir infinita.

[caracol-caracolito]

No es que no quiera verte nunca más. No es que no quiera volver a saber de ti, es solo que...

Te he amado obsesivamente. Pasé años jurandome que si no eras tú no era nadie, que si mi vida no era contigo no la quería. Me juré por años que contigo me iba a casar, que contigo iba a hacer mi vida, que contigo...

Pero un día te desapareciste...

Y me di cuenta de que llevaba años engañándome.

No se puede construir una pareja si no están los dos. Entendí que lo que yo había imaginado no era necesariamente lo que tú imaginabas o querías o esperabas.

Y de repente todas mis ilusiones y esperanzas de una vida contigo, que durante tantos años se habían sentido tan sólidas, me parecieron humo. Ni una pizca más reales que cualquier otra fantasía. Llevaba años construyendo castillos en el aire. Pero ahí no se puede vivir.

Y escogí decirte adiós. No porque no te ame. Ni tampoco para sacarte de mi vida.

Le digo adiós a esas ilusiones y a esas fantasías. Le digo al adiós que construí en mi mente, al que no eres realmente tú sino un producto de lo que imaginé y así también le digo adiós a mis fantasías.

[caracol-caracolito]

He aprendido a nombrar todo

Menos tu nombre.

Quizá porque ayer al hecerlo

Nombraba al universo y sus misterios.

Ya no ocurre lo mismo.

Hoy, si es necesario hablar de ti

Enmudezco, aunque pregunten

Qué es de ti y de tus encantos.

Me callo

Porque ignoro lo que eres.

Nombro el crepúsculo, cansancio de Dios.

Nombro el amanecer, principio de la vida.

Nombro la vida, instante de sorpresas.

Pero, pese a todo,

No puedo nombrarte porque sólo eres un eclipse,

Un insomnio...

-Alejandro Montaño-

[caracol-caracolito]

Me costó. Me ha costado entender que no vas a amarme. Las casi mil noches que he pasado sin ti me lo hacen saber. Las palabras que tan resbaladamente salen de tu boca y van a oídos de alguien más, a misma vez me convencen de que soy tuya y y me muestran que no eres mío. Con cuánta ligereza te diste a alguien más sin voltearme a ver. Con cuánta ligereza soltaste mi mano, te resbalaste de mí como se resbalan ahora esas palabras de tus labios para caer en el pantano de alguien más.

Me ha costado aceptar que no vendrás a mirarme a los ojos de nuevo, que no será cálido tenerte en frente con la dicha de las sonrisas que se entienden. Me ha costado no caminar detrás de ti, no seguir tus pasos esperando que te llegue mi aroma y te vuelvas para respirarme de cerca. Respirar mi sonrisa, mis abrazos, mi voz. Respirarme como te respiro yo a ti cada que puedo acercarme a tu cuello. Me ha costado horas y lágrimas entenderte ajeno. Nada me costó aceptarme tuya. Me ha costado convencerme ajena. Yo quería para mí la luz de tus ojos, el color de tu sonrisa, la dulzura de tu voz. Y tan grande era mi deseo que, en cambio, terminé dándotelo yo todo a ti. Lo necesito de vuelta, me lo prestas? Espero no te moleste que lo guarde todo. Alguien más me lo pide. No sé si se lo daré pero mientras ya no puedo dejar que lo tengas, se desperdicia.

Quiero pensar que sentirás esa ausencia, que te preguntarás por mi olor, que volverás la mirada para ver si aún te sigo y dudarás por un momento, voltearás a ver tu mano sintiendo que te hace falta la mía. Te quedarás callado. Tomarás un respiro. Mirarás al cielo. Te encogerás de hombros y me buscarás con la mirada. Desde un sendero cercano yo te sentiré, voltearé la cara y nos volveremos a ver. Ese momento me durará para siempre, esbozaremos una sonrisa, sentiré por un momento mi alma en los pies, como la he sentido siempre que me miras desde la trinchera de alguien más...

No tengo remedio. No encuentro cómo darte cierre, cómo deshacerme del capricho que me provocas. Entenderé que no eres mío ni soy tuya. Recogeré las ilusiones que se cayeron junto con mi alma... o las puedo dejar en el piso. Pesan tanto como mi esperanza. Es más, acomodaré mi esperanza junto. Solo Recogeré mi alma. Puedo incluso guardar mi esperanza y mis ilusiones en una caja de zapatos y regalártela en navidad, o de cumpleaños... Falta mucho para navidad... El chiste es que te las quedes. Ya no sigo tus pasos aunque aún busque tu piel. Esas cosas pesan. Mejor que las tengas tú y yo ya no tenga que arrastrarlas sin descanso. Eran tuyas de todas maneras.

Por qué me empeño en ser de alguien más que mía?

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Y así va tu falta poco a poco echando raíces y convenciéndome poco a poco también lo oportuno y correcto de tu ausencia. Aún estás en mí siempre. Te llevo dentro hasta la raíz... Es tu ausencia la que vive en esa raíz. Una ausencia que no se sentiría si no fuera por lo fuerte de tu recuerdo resonando como eco de pisadas cada que caminas por mi mente. Esa ausencia tuya me tiene con las manos atadas caminando por la vida como si no hubiera más opciones, pudiendo tomarlas sin poder sostenerlas. Aún me ahogo pero ya estoy aprendiendo a nadar.

[caracol-caracolito]

Ojalá te encontrara en alguna cafetería… Sólo bebo un poco de café bien cargado, sabes que me encanta… una hoja en blanco, un teclado, gente a mi alrededor, gente desconocida a mi alrededor… un cigarrillo, mis audífonos y una melodía tristísima que me ayuda a escribirte por última vez (espero).

Cada día muero un poco más, no lo he de negar. Cada día es una lucha constante por pertenecer y seguir deambulando pese al dolor que causa tu ausencia y ahora prefiero desahogarme junto a mi única compañera, la soledad.

Te extrañaré como a nadie en el mundo, te extrañaré como lo he hecho desde el último día que te vi. Te extrañaré como lo he hecho desde que terminó nuestra relación, te extrañaré como lo he hecho desde meses antes de que decidieras terminar esta historia. Y créeme, estoy seguro que lo haré por mucho tiempo más. He trabajado por aminorar el dolor, el extrañarte, el pensarte, el soñarte, el llorarte un poco todos los días, el deambular con mi alma de vagabundo errante por la ciudad… una ciudad que me queda tan pequeñita que no quepo en ella, y a la vez tan enorme que no te encuentro repentinamente dando la vuelta a la esquina o en la sala del cine, o en el pasillo de una librería, en la caja del supermercado, en la barra de algún clandestino bar... o en la mirada de las miles de personas que todos los días deambulan a mi alrededor. ¡Qué dicha la tuya que no tienes que perderte de tu mirada! Aquella que todos lo días ves en el espejo, o en el reflejo de los ojos de aquel “alguien más”. Pena la mía que la busco desesperadamente por todos lados y no la encuentro… No encuentro tú olor, tu sabor, tu voz, tus manías, tu risa, tu llanto… He estado buscándote en distintos brazos, en distintas miradas, en distintos labios, y no te encuentro. ¡No estás, carajo! Y muero un poco siempre cada vez más y más. No sé si voy a sobrevivir, todo el tiempo lo dudo… mi corazón no es tan fuerte, mi corazón está tan resentido que casi tengo la certeza de que está tan cansado que en algún momento cederá al cansancio… y mi cabeza, esa que te da mil vueltas todos los días, esa que casi enloquece día a día. Esa que no cesa de repetir una y mil veces tu nombre, esa que no se deja vencer y te invoca noche a noche antes de caer rendida de sueño… Esa cabeza tan aferrada a lo que ya no es. Mis neuronas luchan por ti, por tu imagen, por tu recuerdo, por tu sonrisa, por tu risa… y mis brazos secundan a mis pensamientos y me duelen a cada contacto ajeno, se decepcionan cada que son estrechados por alguien que no eres tú y lloran tu ausencia a la vez y se aferran a otros tantos brazos tratando de encontrar consuelo y vuelven a llorar de la decepción… siempre un vano consuelo que no llega…

Todo los días me pegunto por qué, por qué te extraño tanto, por qué te amo tanto… qué me hiciste, qué me diste, por qué no puedo olvidarme de ti, por qué para ti es tan fácil hacerlo mientras yo muero. Yo caigo en la desesperación y la locura… Ojalá pudiera olvidarte pronto, ojalá en un golpe de suerte pudiera olvidar los últimos siete años de mi vida… Y es que no imagino cómo dejarás de dolerme si no es olvidándome de todo y desde la raíz.

Me imagino caminando, entrando a un café y encontrarte ahí sentado solito, tranquilo, leyendo algún texto… Quiero acercarme pero entiendo que no quieras cruzarte conmigo, verme, escucharme… entiendo que es difícil soportar la presencia de aquel ser al que estás olvidando tan rápido y que darías todo por evitar. Te encuentro en el café, te imagino ahí, levantas la mirada y me descubres de pié frente a ti… Hagamos algo, seamos breves, fríos el uno con el otro, no demos pié a malestares personales: Tú incómodo con mi presencia queriendo que todo termine pronto y yo deseando que te quedes y me abraces. Te imagino ahí; los dos, me miras, no sonríes pero no importa, te observo como desde hace semanas no lo hago… entiendo en tu mirada que quieres que me vaya… de nuevo cedo frente a ti y me inclino porque el encuentro sea breve… listo, una muy breve despedida y una rápida partida. Déjame partir a mí primero; no soportaría quedarme y verte partir como ha ocurrido ya antes fuera de mi imaginación. Prefiero irme… prefiero ser yo quien se dé vuelta primero y partir… y entonces será por fin un adiós.

Te extrañaré… y lo escribo ahora para no tener que decírtelo de frente en esa cafetería dentro de mi cabeza. Te escribo ahora con la esperanza de que me leas, si quieres, no te sientas obligado a hacerlo. Ojalá no tuviera que verte ni en pensamiento; es doloroso; ojalá todo este mal sueño terminase pronto, pero lo triste es saber que no será así para mí; aún me queda mucho por extrañarte... Y aquí quedo de nuevo solo, triste, cabizbajo y enfermo de amor por ti… un café, una hoja en blanco y una tristísima melodía llega a mis oídos mientras vuelvo a derramar una lágrima por ti...

[caracol-caracolito]

Seguido me encuentro volviendo en mi mente a esa noche. Trato de reconstruirla con mis recuerdos, de crear nuevos, de aferrarme a la calidez de tu ser, de satisfacer la necesidad que me dejó de ti. Seguido te imagino y te pienso de noche. Y mi cuerpo pregunta por ti, y mi respiración te llama inquieta, inconforme, suplicante, deseosa, lejana... Te grita en susurros y acaricia tu ausencia, sin remedio. ¿Hasta cuándo he de tenerte?

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Por qué te fuiste?!!!.

Otra vez.

Cállame ya por favor. Ansiosa y constante pregono y suplico y me agoto. No hallo razones en ningún lado y hasta en los rincones he buscado. Te he gritado, te he pedido, te he llorado. Todos los días sin querer te llamo. Tu ausencia es costumbre inconsciente. El vacío que dejaste se ha vuelto tan normal como respirar. Te respiro siempre en todos lados sin querer. Quisiera recordar tu aroma como recuerdo el color de tus gestos. Déjame verte por favor, déjame saberte antes de que tu falta eche raíces y no pueda, ni con tu memoria, arrancarla de cuajo.

Dame razones. Cargo dudas de plomo en el pecho. Quítame una aunque sea te lo ruego. No avanzo.

Me dejas con un nudo en la garganta y fantasmas en las manos.

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Solo quería hacerte saber que ya te pienso. Nos veo juntos, compartiendo historias y momentos a solas. Nos pienso juntos en medio de este calor que no deja dormir. Te veo desnudo acostado a mi lado. No te abrazo porque nos quedaríamos pegados pero sin duda podemos darnos la mano, cada quien de su lado de la cama. Compartiendo cama y compartiendo calor. Sin desperdicio de vida ni de amor. 

Aún no puedo asegurar cuales sean mis aspiraciones en la vida (o es que soy tan cobarde y patética que no me he atrevido a aceptarlas por miedo al fracaso) pero sí sé que una de ellas reside en ti. Y finalmente entendí que no hay de qué temer, al menos no si es algo que tiene una solución tan simple y tan al alcance de la mano... ya quiero tu mano a mi alcance.  

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Así es, no hace falta mucha provocación de tu parte para hacerme suspirar… rugir… es como si escribieras atrapada en mi pecho y en ocasiones tengo que hacer eso, decirte que te quiero y rugir

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Cómo podría yo no existir al amarte como te amo? no habría sido más que un desperdicio de amor y de vida