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En busca de objetos perdidos (oro, dinero, plata)
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Querido tío,
Espero que esta carta te encuentre en buen estado y con una sonrisa de oreja a oreja, ¡porque ya casi estoy listo para aterrizar en ese paraíso playero que llamas hogar! Sé que puede sonar un poco loco, ¿verdad? Yo, uno completo desconocido, apareciendo de la nada y pidiendo alojamiento en tu refugio costero. Pero, ¿sabes qué? ¡La vida está llena de sorpresas!
Déjame contarte un poco sobre mí para que puedas reconocerme cuando llegue al aeropuerto. No voy a hablar sobre el color de mi cabello o mis ojos, porque eso sería imposible que lo vieras. Quiero que me veas más allá de lo superficial, tal cual lo haces con tus gafas especiales.
Para empezar, soy un alma inquieta, siempre buscando nuevas aventuras y emociones. Soy como un perrito callejero curioso, oliendo cada esquina y persiguiendo cada destello de luz. ¿Recuerdas ese cachorro juguetón que solía rondar por el vecindario? Bueno, ese sería yo.
Tengo una pasión desenfrenada por la naturaleza y por la escritura. A veces me desconecto del mundo en lugares como playas o bosques para inspirarme y tomar las palabras que vuela en lo etéreo y escribirlas en mi intento por ser eterno. Me siento más vivo cuando estoy bajo el sol, con los pies en la arena o perdido en un bosque espeso. No necesito lujos ni comodidades extravagantes; solo dame un paisaje impresionante y estaré en mi elemento.
Además, soy un gran amante de las historias. No importa si son libros, películas o simplemente anécdotas que, como dice mi amiga Irene, son las patoaventuras de la vida cotiiana, siempre estoy ávido de más. Soy como un cuervo que colecciona palabras en lugar de objetos brillantes. Las historias son mi tesoro más preciado.
Ah, y no puedo olvidar mencionar mi amor por la comida. Soy un explorador culinario, siempre dispuesto a probar platos exóticos y sabores desconocidos. Para mí, cada comida es una aventura en sí misma, y cada bocado es un nuevo descubrimiento.
En cuanto a mis habilidades, bueno, digamos que soy un poco como una mezcla de Bob el constructor y Dr. House. Puedo arreglar casi cualquier cosa con cinta adhesiva y un poco de ingenio. No soy el tipo de persona que se rinde fácilmente ante un desafío; más bien, lo veo como una oportunidad para demostrar mi creatividad.
Así que, tío, cuando nos veas llegar al aeropuerto, solo busca a alguien con la chispa de la aventura en los ojos, el olor a sal en la piel y una sonrisa ansiosa por explorar lo desconocido. Esa seré yo, listo para sumergirme en la maravilla de tu mundo costero.
¡Nos vemos pronto!
Con cariño,
Mario
P.D. ¡Te quiero!
Don Ggatto
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“Muchos hombres, cómo los niños, quieren una cosa pero no sus consecuencias”
José Ortega y Gasset
Fue un filósofo y ensayista español, nacido en Madrid en mayo de 1863, exponente principal de la teoría del perspectivismo.
Nació en el seno de una familia madrileña acomodada, era hijo del escritor y director del periódico “El imparcial” José Ortega Munilla, quien a su vez, su padre había sido el fundador del periódico, por lo que se crió en un ambiente culto vinculado al mundo del periodismo y de la política.
Estudió en la universidad de Deusto en Bilbao, y prosiguió en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.
En 1904, obtuvo su doctorado en Filosofía y entre 1905 y 1907 realizó estudios en Alemania, en donde se vio influido por el neokantismo de Hermann Cohen y Paul Natorp.
De regreso a España, es nombrado profesor de psicología, lógica y ética en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, y en 1910 gana por oposición la cátedra de metafísica.
Cuando comenzó la guerra civil española en 1936, estuvo en el exilio, primero en París y luego en los Países Bajos y Buenos Aires, hasta fijar su residencia en Lisboa en 1942. Regresa a España en 1945 para fundar un Instituto de Humanidades.
Ortega y Gasset ejerció una gran influencia en la filosofía española y en la filosofía iberoamericana del siglo XX, tanto por su obra filosófica como por su estilo literario ágil.
Como exponente de la teoría del perspectivismo o “doctrina de la vista”, sostiene que toda percepción e ideación es subjetiva. El individuo mira desde un punto de vista concreto, en una dirección propia.
Para Ortega, la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo. Esto no le hace caer en el subjetivismo, pues para él, cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su propia parte de verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás.
Esta doctrina, se basa en que el carácter situado en el conocimiento humano, implica que conocer un objeto, es siempre conocer la perspectiva concreta y limitada del objeto, no estrictamente el objeto en su totalidad, por lo que todo conocimiento exige siempre ser completado.
Para Ortega, la finalidad que busca el conocimiento, es otorgar un suelo firme y seguro a la vida, es decir, una interpretación de la realidad que convierta el caos inmediato en una forma estable y predecible, con la finalidad de salvar al hombre de la situación de desorientación y evitar que se sienta perdido en el mundo, todo esto, a través del conocimiento, cuyo ejercicio solo tiene sentido a la luz de este problematismo esencial de la vida.
Importantes discípulos suyos fueron José Gaos, Manuel Garcia Morente y Xavier Zubiri entre otros muchos.
Tras la guerra civil, la recepción del pensamiento de Ortega sufrió muchas dificultades, fue objeto de duras e intensas campañas de desprestigio y crítica que veían en él la causa de todos los males que habían acaecido en España en esos años.
En las décadas de los 60 y 70 fue poco el interés por sus escritos, sin embargo a partir de los años 80, surgió un despertar hacia su pensamiento y obra que desató nuevas ediciones de sus escritos.
Ortega y Gasset falleció en octubre de 1955 en Madrid a la edad de 72 años.
Fuente: Wikipedia
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El bolero de Pedro (segunda parte)
Naima había estado casada con un director de cine, algo de lo que prefería no hablar. Se casó muy joven, él era mucho mayor, y las cosas terminaron tan mal que dejó Brasil sin que nadie lo supiera. Se refugió en casa de una prima en Italia, donde se escondió del mundo. Su cuenta de Instagram no mostraba una sola foto suya, un detalle que dejó a Pedro aún más inquieto aquella noche. Alargaron la velada hasta donde pudieron. Cuando el vino se acabó, ella le ofreció un café. Él lo tomó como la señal de que la despedida estaba cerca.
Durante el día, cada uno hizo su propia investigación. Pedro no encontró rastro de Naima, pero ella desenterró todo sobre él. Entrevistas, escándalos, una lista interminable de romances y chismes. Todo un rockstar latino. Durante ese día Pedro no dejo de imaginar que ella estaba leyendo sobre el, por primera vez, no se sintió orgulloso de su fama. Algo dentro de él se torció, como si su nihilismo hubiera perdido brillo.
A las seis de la tarde, pasó por el bar donde trabajaba Naima. Quiso parecer despreocupado, fingir que no estaba demasiado interesado, pero sus intentos de flirtear resultaron tan torpes que casi podía verse a sí mismo como una vaca jugando rayuela. Ella, por el contrario, tenía gracia hasta al respirar. La manera en que lo miró, cómo ajustó el cuello de su camisa cuando lo vio, o el roce de su mano al dejarle una cerveza… Pedro nunca había sentido algo así. Era un ratón feliz en la boca de un gato.
—¿Quieres que te espere? —le preguntó, casi sin voz.
Ella sonrió. —Salgo tarde, a las dos.
Aquella sonrisa fue todo lo que Pedro necesitó. La esperaba como si cada minuto importara.
Pedro siempre sobrepensaba. Se imaginaba las situaciones más extrañas, como un niño jugando con piezas que no encajaban. Su música venía de esos lugares, de conversaciones con los muertos o con objetos que no podían hablar. Cada vez que bebía o se drogaba, solo quería silenciar esa parte de sí mismo. Su ansiedad lo devoraba, y aunque parecía estar en forma, era solo porque comía poco y sus genes le favorecían. Habían pasado tres días sin meterse nada por la nariz, y por alguna razón tampoco quería beber esa noche. Por cada cerveza, tomaba dos vasos de agua. No paró de escribir en su libreta y de ir al baño.
A las dos de la mañana, Naima volvió sin el uniforme del bar. Se acercó a su mesa, le puso las manos en los hombros y le susurró: —Ya está.
Pedro se escurrió en la silla. —¿Qué escribes? —le preguntó, señalando la libreta.
—Nada bueno —respondió, nervioso, mientras la guardaba. Intentó escribir algo para ella, pero lo único que le salían eran cursilerías que le daban risa. Nunca escribía sobre el amor. Su música siempre era un enredo de juegos armónicos y matemáticos, con secretos escondidos entre las notas. A veces lo comparaban con Radiohead, pero con percusión latina y metales. Pensó en eso mientras cerraba la libreta y sonrió.
Naima lo tocó en la mano de nuevo y dijo: —Quédémonos un rato.
Los camareros solían quedarse después de cerrar, festejando entre ellos. En las horas que siguieron no pararon de hablar. A Naima esto le asustaba un poco. Entonces, una canción que Pedro no conocía comenzó a sonar.
—¿Qué es esto? —preguntó.
—Es “Gigi”, una de mis canciones favoritas de Fabio Concato —respondió Naima con una sonrisa. —Esta versión tiene a Julián Oliver en el piano y a Fabrizio Bosso en la trompeta.
Pedro no sabía mucho italiano, pero Naima, leyendo su mirada, empezó a traducir. La letra hablaba de Fabio en su infancia imaginó Pedro, un niño que añoraba a su padre, y mientras escuchaba, recordó al suyo. Lo imaginaba con su guitarra, en esos recuerdos que más bien eran inventos de una infancia que nunca tuvo. Tomó la mano de Naima, aferrándose a ella como quien teme caer al vacío en un avión y se agarra del desconocido a su lado en busca de alivio. Cuando empezó el solo de trompeta, Pedro respiró profundo, tratando de no romperse. La música lo mantenía a flote.
La canción continuó, y Naima le seguía traduciendo:
Dimmi dove sei...Canto Fabio casi gritando...
¿Dime donde estás? tradujo Naima...
Suoni ancora ma per gli angeli... Cantó Fabio...
Tocas ahora para los angeles... dijo Naima
Pedro apretó la mano de Naima más fuerte esta vez. El hombre en la canción ya era adulto, y ahora se intuía que el padre había muerto. Fabio cantaba con un lamento que atravesaba a Pedro. Sintió que la canción lo estaba derrotando, que le estaba ganando por dentro. La música le hablaba de todo lo que no había dicho, de todo lo que había ignorado. Pedro apretó la mano de Naima con más fuerza, como si aferrarse a ella lo pudiera salvar de esa marea. La canción seguía, insistente.
Suona forte cosi ti potrò sentire... cantó Fabio...
Toca fuerte Para que pueda escucharte... dijo Naima...
Noi quaggiù col naso in su a capire cosa sia Sarà il tempo in cui finalmente farai il tuo concerto, anima mia... cantó Fabio
Será el momento en el que por fin tengas tu concierto, alma mía... dijo Naima...
El pensó en lo mal que esta cita estaba saliendo, y ella pensó que “Que vontade de consolar este homem enquanto chora.”
Por primera vez en mucho tiempo, Pedro no pudo evitarlo: las lágrimas llegaron. Como si el peso de todas las cosas no dichas, de todas las canciones escritas en silencio, finalmente lo hubiera alcanzado.
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IF I KILLED SOMEONE FOR YOU.
chensung au. (jisung x chenle)
¿me amarías más si matara a alguien por ti?
aclaraciones 💌
incluye: violencia, maltrato, mención de violación (no explícito) y muerte.
abstenerse a leer si son sensibles.
un solo capítulo, chensung única pareja, minúsculas intencionales, sugestiva.
cantidad de palabras: 800, aproximadamente.
chenle poco a poco había perdido el brillo que tanto lo caracterizaba a medida que su relación con jisung fue creciendo y, junto a ella, los celos de este.
en un principio creyó que no sería tan malo. la frialdad reinaba dentro del alma de jisung, jamás sonreía, rara vez hablaba con alguien, no le importaba lastimar a las personas. ¿en qué estaba pensando cuando se enamoró de él? chenle era todo lo contrario; parecía alegar cada lugar en el que se encontraba con el simple hecho de cruzar la puerta.
eran algo así como el yin y yang, en jisung la parte buena era chenle, y en chenle la parte mala era jisung.
todo aparentaba estar bien los primeros meses, jisung se había mostrado algo más abierto ante su pareja pero aún le seguía tratando de forma cortante, nada fuera de lo común. chenle había intentado de todas las formas posibles ablandar el corazón de su novio, pero simplemente parecía imposible.
de todas formas, lo amaba locamente. haría lo que fuera por él, incluso matar a alguien.
conforme la relación iba avanzando, comenzó a notar ciertas actitudes y situaciones que no estaba seguro de si eran correctas. jisung y sus celos enfermizos era una de ellas. oh, o cuando le tiraba a la cama o escritorio y le follaba sin compasión porque se encontraba enojado. también los golpes, en su mayoría con marcas, que le dejaba.
pero no le importaba, él era muy feliz con jisung.
también dejó de realizar ciertas actividades que le gustaban, por ejemplo salir con sus amigos, para hacer feliz a jisung, quien decía que chenle le pertenecía, que debía pasar tiempo con él en lugar de alguien más. también dejó de reír alto, ya que su escandalosa risa le causaba dolor de cabeza a su novio. no sabe en qué punto dejó de reír por completo.
o incluso de sonreír,
pero jisung le hacía feliz.
ya no se sentía como alguien, sino como algo. algo a disposición de jisung, un objeto el cual usar, golpear, o romper.
roto, sí, así se sentía chenle. su brillo había desaparecido por completo, se sentía un juguete viejo, usado y roto.
en algún punto pensó en que los juguetes rotos ya no le sirven a los niños, siempre terminan en la basura. sería vergonzoso regalarlos a alguien más bajo el estado deplorable en el que suelen encontrarse, y arreglarlos es una pérdida de tiempo y dinero. la basura parece ser el único destino de los juguetes, como si fuera algún tipo de ataúd. era irónico.
no sabía qué pensaría jisung de lo que estaba a punto de hacer, miró su celular, nervioso, antes de llamarle para preguntarle.
— jisung, amor. ¿me amarías más si matara a alguien por ti, cielo? —la mirada de chenle clavada sobre la persona frente a él, una débil sonrisa cínica decorando sus labios.
— ¿de qué mierda estás hablando, chenle?
una risita escapó de sus labios.
— quizás... debas averiguarlo tú. te amo, no lo olvides nunca.
tomó una pequeña navaja, aún mirando al desconocido con aquella sonrisa. jisung no tardó en llamar a la policía al oír el tono de la llamada finalizada, se había bajado del taxi en el que estaba para poder ir corriendo hasta la casa que ambos compartían. ni siquiera se preocupó por cerrar la puerta cuando llegó, se paseó por cada una de las habitaciones en busca de chenle sin entender lo que había sucedido tan solo unos minutos atrás. finalmente, dio con el baño.
sus intentos de patear la puerta, gritarle a su novio y amenazarle con golpes, puñetazos o incluso insultarlo fueron inútiles. ya era tarde.
la sangre escurría sobre las manos de chenle, su sonrisa se intensificaba cada vez más. desde la ventana pudo divisar flashes de cámaras, autos de policías, incluso oía las sirenas a lo lejos. miró nuevamente el espejo, con la navaja hizo un corte, esta vez más profundo, en su abdomen.
sin pensarlo mucho más, con la mano en un puño dio un golpe seco al espejo.
realizó aún más cortes con la navaja, en distintos lugares de su cuerpo, escuchando los pasos de la policía subir la escalera de la estancia. para cuando finalmente lograron abrir la puerta de aquel baño, el cuerpo ya sin vida de chenle yacía sobre el frío suelo de la habitación.
una nota sobre el lavabo, manchada con algunas gotas de sangre, es lo único en lo que jisung pudo pensar luego de el suicidio de su novio.
“tienes que entender que el que maté soy yo, cambiando lo que era por lo que querías que fuera, seguí tu dirección, hice todo lo que pediste. espero que te haga feliz, porque simplemente no hay vuelta atrás.
te amo, zcl.”
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Falling for ya'
Está inspirado principalmente en la canción Falling for ya', de la película Teen Beach Movie. Pero la canción es simplemente una excusa para tenerla reproducida y no una base en general para lo que he expresado aquí, ya que mi mente tiene la particularidad de irse por rumbos desconocidos muchas veces.
Pero disfruté esta práctica, y sí, sigo teniendo una fijación con esta serie...otra vez.
Las luces parpadean sobre su cabeza, como destellos que le recuerdan lo insignificante que es cualquiera cuando las sombras del alma ni siquiera hacen presencia entre la oscuridad que los consume, pero en algún punto, como muchas cosas de la vida, deja de ser relevante; lo único que importa en ese momento es aferrarse al gélido cristal que ocasionalmente calma la sed y humecta los labios rotos, con los que desconoce, si ha tratado de reparar temporalmente con alguien. Después de todo, los rostros, como los labios, son solo trozos de piel de interesantes texturas que se utilizan como vestimentas que lo resguardan de su naturaleza, pero siempre destinadas a desecharse apenas deja de sentirse entre sus propias tundras mentales.
Las reflexiones inconscientes pronto son tajadas de su mente, cuando en su mano hay una presumible escalera de color, digna del merecedor premio gordo que se presume sobre la mesa oscura; cuatro de las 7 personas se retiran, la quinta muestra un póker, juego que, si el dueño de las cartas no estuviera ahogado entre los diversos vasos de whisky, se retractaría de haber usado. Por lo que tira las cartas a la mesa, presumiendo las caras de las mismas para inclinarse sobre el dinero y otros objetos valiosos que está calculando cuántas carreras le podrán otorgar, pero apenas empuña una parte de los billetes, una mano ajena golpea su dorso con un juego que dominaría como “estúpida suerte”.
Otra escalera de color, con la única diferencia de que su número es mayor; ¿cuánta es la probabilidad de ser humillado con la misma mano?
Al parecer demasiado alta cuando se trata de su persona.
—¿Otra ronda?
La sonrisa burlona de su anfitrión le hace casi escupirle la bebida, pero se detiene cuando una mujer se le quede mirando a la lejanía; invitación o no, ya ha perdido demasiado como para sentir que un rechazo es el peor de sus suertes. Así que acaba su propia bebida, o la de su compañero, no sabe si ha vuelto a confundir los tragos o no, y parte en rumbo de la mujer que lo ata en un juego de seducción que el mismo puede tensar; no todo estará perdido si lleva algo a casa esa noche.
Pasa entre las inamovibles, e irónicamente, rítmicas barreras que crean los cuerpos que bailan, los cuales se dividen en grupos, parejas, o con su propia soledad, en busca de encontrar otro ser solitario que quiera olvidar, por un fugaz momento, ese hecho.
Lo alcanzable cada vez es más palpable, incluso si desde esa distancia que se acorta, las facciones de la mujer no son más que una imitación de lo que vería en un maniquí en una de esas tiendas ridículamente caras en las que Tulio generalmente lo arrastraba cuando se aburría. Mismos maniquís con los que alguna vez se metieron en problemas, después de haber tirado varios, e incluso haber arrancado un brazo; piel perfectamente suave, fría e insignificante, que únicamente desfila ropas que al final del día no lo calientan, a diferencia de la primavera que lo sostuvo cuando huyeron a toda prisa.
Se detiene en seco, nauseabundo.
¿Qué acaba de pensar?
Las luces lo ciegan, y el camino antes claro se vuelve más confuso.
Puede ser simplemente una mala jugada del alcohol, como lo ha sido durante ese último tiempo. ¿Qué otra cosa sería? Su corazón no está hecho para ser domado, su mera existencia no fue creada para recibir un solo grado de amor al no expresarlo. Un trato justo. ¿Por qué el destino querría cambiar algo que ha grabado en piedra tanto tiempo?
Trata de suprimirlo, ignorarlo. Repetir la misma rutina que se ha estado asomando cada que el intruso se inserta en su cabeza.
Pero no ha ganado ni una sola batalla desde que se ha vuelto su guerra.
—Quítate —apenas es capaz de percibir el “aviso” antes de ser empujado, chocando con algún otro ser que, como siempre, no resultaba ser exactamente un buen amigo.
De hecho, ni siquiera resultaba ser una buena persona.
—Hey, tú, que bueno verte, un gusto. Ya me iba —palmea su brazo, esperando que no alcance a traducir su cara como el deudor que es, pero apenas logra desplazarse un metro lejos del peligro, puede percibir como trata de alcanzarlo cuando su nombre sale con tal rabia, que su corazón podría competir contra la de un conejo.
Es una horrible y larga noche.
Pasa entre empujones, disculpas bruscas y reclamos, apenas dándose una pequeña pausa para pedirle a una chica su número antes de desaparecer a los segundos cuando siente que se le arroja un objeto que no se da la molestia en identificar; y cuando cree que por fin está a salvo al escalar las escaleras decorativas que debieron, en realidad, funcionar como una salida de advertencia, estás mismas tiemblan ante la brusquedad con la que se sacuden.
Va a morir, y supone que su muerte pudo ser peor.
Cierra los ojos, murmurando su manifiesto en donde básicamente culpa a todo el mundo de sus pecados, sin eximirlo enteramente; pero cuando a los segundos no siente algún arma perforarle algún órgano se atreve abrir los ojos, encontrándose nada más y nada menos con otro tipo de perdición.
—¿…Tulio?
La escalera se desprende de la pared, y el instinto de supervivencia se marchita junto con sus esperanzas de salir vivo de esta; lo peor de todo, supone, es que lo dejará viviendo con la culpa.
Realmente espera que la muerte sea el fin de su consciencia.
Pero, una vez más, no siente el suelo frío matándolo de un golpe en la columna, vertebras o su propia cabeza, al contrario, hay un calor real que derrite todos los polos que oculta debajo de su propia carne.
—Te tengo —el sol se inyecta en los ojos contrarios, calentando su cara. Por supuesto, eso debía ser por el pánico, ¿qué es más agobiante que la propia muerte, después de todo? Tulio Triviño no es nada aterrador, aunque lo haga sentir sin aire. —¿Estás bien?
No está bien.
Y no está cayendo.
Y no está sintiendo.
Y, definitivamente, no lo tiene.
Pero su cabeza asiente, yendo contra sus propios instintos, traicionando a su corazón.
—¿Necesitas qué-? —
—Cállate —pide, ocultándose en su pecho, excusándose ante el mundo de que es solo un tonto ebrio que acaba de tener un susto de muerte, no un pinchazo de emoción, de protección. —Solo vámonos.
No hay más preguntas, y Tulio, como si realmente supiera leerlo, acuna su cuerpo en silencio, brindándole la brisa de su respiración que le hace creer que tal vez, no está tan perdido.
Que quizás existe algún tipo de salvación incluso para sí.
Pero aún se rehúsa aceptarlo como un hecho, después de todo, las cosas buenas nunca han sido hechas para pertenecerle.
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Transistor: el videojuego puede ser arte
Desde el lanzamiento de Bastion en 2011, el estudio independiente Supergiant Games ha sabido dejar su marca en cada entrega tanto por la bella estética que le dan a cada mundo, como por las increíbles bandas sonoras que crean. Un claro ejemplo de la calidad que le dan a sus entregas es Hades, obra que logró llevarse el premio a Mejor Juego de Acción y el Mejor Juego Indie en los Game Awards del 2020 y que ahora con su secuela prácticamente estrenada, no descartamos que repitan la hazaña.
Sin embargo, en esta oportunidad no hablaremos de esta obra -que en algún momento tendrá su espacio en este medio- sino que nos remontaremos a su segundo juego, Transistor obra que luego de tres años de desarrollo fue publicado un día como hoy una década. Contrario a lo que fue Hades, Transistor no logró coronarse con ningún premio, pero logró dejarnos un arte, jugabilidad y soundtrack que fueron increíbles.
Este RPG de acción con toques de estrategia, estuvo a cargo de un pequeño equipo de aproximadamente de 12 personas, donde se destaca el trabajo del director del estudio Amir Rao, el director creativo Greg Kasavin, la directora de arte Jen Zee, y el compositor y director de audio Darren Korb, quien ha estado prácticamente en todos los videojuegos del estudio.
Resumen sin spoiler
Al comenzar esta aventura sabemos solamente dos cosas: que nuestra protagonista se llama Red, y que tenemos una conexión con la extraña espada que nos habla. A medida que avanza la historia descubrimos que nuestra protagonista es una famosa cantante de Cloudbank, ciudad que está siendo consumida por un extraño fenómeno llamado El Proceso. Este último es el responsable de las diversas criaturas que nos persiguen a lo largo de la historia.
Lamentablemente la pelirroja heroína ha perdido su voz a causa del ataque que sufrió por parte de La Camareta, organización que está detrás de la aparición del Proceso. Esta además se encarga de buscar a personalidades que tengan alguna relevancia pública para eliminarlos y así no alterar el sistema que han creado. Por suerte, Red es salvada por un misterioso personaje que sacrifica su vida al recibir el ataque de la Transistor, una poderosa espada creada por dicha organización y que sería la calve para cambiar al mundo.
Es en este suceso donde La Camareta pierde este importante objeto, provocando también que el alma del desconocido -o Mr. Nobody-, se decodifique y transfiera a dicha espada. Por lo que será tan solo su voz la que nos acompañará el resto de la aventura.
En lugar de huir de la ciudad y dejarla a su suerte, Red decide emprender un viaje en busca de respuestas y venganza hacia quienes provocaron esto. El rastro la lleva a diversos lugares de Cloudbank, donde rastrea a cada uno de sus miembros y se va enfrentando a diversas oleadas de El Proceso, el cual irá evolucionando a medida que avancemos en la historia. Sin embargo, para poder llegar a la verdad de este fenómeno deberemos perder algo importante a cambio.
Su jugabilidad como piedra angular
Según el director de Supergiant Games Amir Rao, la jugabilidad que quisieron plasmar en Transistor estuvo fuertemente inspirada en populares juegos de carta como Magic: The Gathering. Estos sirvieron para crear un sistema de Funciones, que, a medida avanzamos, podemos ir eligiendo cuales incorporaremos a la Transistor. Esto está limitado por la cantidad de MEM -algo así como la memoria- que tengamos, por lo que cada combinación debe ser calculada y pensada para el tipo de combate que nos enfrentemos.
Este sistema ofrece la oportunidad de realizar diversas combinaciones en las 3 casillas habilitadas para Funciones Bases, Combinaciones y Funciones Pasivas, lo que permite ver los distintos efectos que, por ejemplo, tienen el combinar 3 habilidades distintas para un combate en específico. Suena complejo, pero es bastante amable una vez que lo entiendes. Además, estas combinaciones abren un enorme abanico de posibilidades, haciendo que, de así quererlo, cada combate lo vivas distinto al anterior.
Para incentivar a que los jugadores experimenten con estas funciones, los desarrolladores -al igual que se ha hecho en otras populares franquicias-, incorporan partes de la historia de sus personajes en estas funciones, las que se van desbloqueando a medida que las usamos en alguna de las casillas disponibles para los 3 tipos de funciones que explicamos arriba.
Otra de las cosas que hacen especial a su sistema de juego es la habilidad de Turno, que nos permite detener el tiempo para planear las habilidades que usaremos al atacar y ejecutarlas de manera automática en tiempo real. Dicho sistema también suena complicado, pero una vez que lo dominas es sumamente adictivo pues nos permite planificar cada ataque y así seleccionar a qué enemigo atacaremos primero, y también probar las combinaciones de Funciones que vayamos creando.
También, se nos permite enfrentar cada combate de dos maneras: haciendo uso de la planificación que recién explicamos, o enfrentar algunos combates ignorando esta habilidad, es decir, intentando usar cada función en tiempo real. Cabe destacar que en la primera opción es la que nos da una jugabilidad más táctica y en donde se pueden sacar mejor provecho de las habilidades combinadas. Mientras que en la segunda, requerirá una mayor habilidad y precisión pues algunos enemigos son bastante desafiantes. Además de tener en cuenta la rapidez que exigen algunos combates y no gastarnos toda la energía que tengamos.
A medida que subimos de nivel, desbloqueamos habilidades, pero también Limitadores, los que suman dificultad a los combates, influyendo en el comportamiento de los personajes e incluso en qué habilidades podemos usar. Al no poseer un modelo clásico de dificultad, es decir fácil, normal o difícil, esta opción nos deja a nosotros la decisión de elegir el desafío que busquemos y también nos incentiva a descubrir más al descubrir más sobre las criaturas.
Pequeños grandes detalles
Hablar de Transistor, es hablar de atención al detalle. Apenas comienza el juego inmediatamente nos topamos con uno pequeño, el contador de muertes de la Transistor ya marca una víctima, lo que nos da una pista de que algo ocurrió antes. Incluso el mismo atuendo de Red posee ciertos detalles como la chaqueta que está usando y que pertenecía al personaje de Mr. Nobody. Inmediatamente nos muestran la conexión de estos dos personajes.
Al haber perdido algo tan importante como su voz, Red solamente puede tararear las canciones que antes solía cantar. Aquí entra un nuevo detalle que me parece genial, y es que mientras Red y la Transistor están en el modo Planificación, escuchamos de fondo un tarareo que va acorde a la pista del soundtrack que esté en ese preciso momento sonando. Incluso, dentro del juego tenemos un botón exclusivo para que Red tararee, sin duda que es un gran detalle.
Más que hablar de lo buena que es su banda sonora o de como esta pasa por diversos géneros musicales, se debe destacar la genialidad de conectarla dentro de la historia. No solo las letras de algunas canciones están conectadas con cada evento, sino que la misma participación de Ashley Barrett está justificada dentro de la historia, ya que ella es la voz de Red, por lo que nos podemos hacer una clara idea de como suena Red en verdad.
Estos son solo algunos de los detalles que se encuentran al interior de esta aventura. Realmente sugiero ir descubriéndolos por si mismos para así no arruinar la sorpresa.
En conclusión
La primera vez que jugué a Transistor, existieron dos elementos claves que me atraparon en su mundo. El primero fue su arte, cada ilustración está trabajada en detalle con una paleta de colores que define a cada personaje y que le da vida a todas las locaciones de la ciudad. El segundo elemento fue su música, aquella primera canción, con esos acordes de guitarra fue algo que me cautivó instantaneamente, y a medida que iba avanzando en la historia disfrutaba, más me sorprendía con cada una de las canciones que van apareciendo.
Es increíble como Cloudbank se transforma en un personaje más en esta historia e incluso también va cambiando a causa del Proceso. Pasa de ser una hermosa ciudad llena de colores neon a simplemente un paisaje en blanco.
A pesar de que en un primer momento cuesta acostumbrase a su jugabilidad, ya que contar con un sistema de turnos puede ser algo aburrido para algunos jugadores, al momento de dominarlo luego de algunas horas se puede convertir en una experiencia sumamente adictiva, sobre todo si buscamos nuevas formas de acabar con los enemigos. La experimentación que ofrece el combinar las diversas Funciones es un muy buen incentivo a la curiosidad.
Transistor es un juego medianamente corto, que se puede terminar fácilmente en unas 6 horas. También nos ofrece una rejugabilidad para sacar las cosas que se nos pudieron haber pasado en nuestra primera partida. Pese a que no reinventa la rueda o busca grandes pretensiones narrativas, su historia logra ser atrapante para el jugador ya que queremos explicaciones de los fenómenos que ocurren en Cloudbank y saber que es lo que realmente está ocurriendo. Para mí, Transistor se destaca en la simpleza que tiene para contar la historia, pero también en lo ingenioso que es al momento de hacerlo.
Conclusiones con Spoilers
Es curioso como este juego se aparta un poco de lo tradicional de las historias de venganza, pues no todo se trata de ir cazando uno a uno a los miembros de La Camareta, sino que también de comprender sus motivaciones y dilemas morales. Incluso, da un giro al cambiar el combate final, pues en todo momento pensamos que nos enfrentaremos al líder que nos muestran en un principio.
Sin embargo, en una especie de giro de guion, este se quita la vida junto a uno de sus miembros más fieles al no poder soportar lo que le hicieron a la ciudad. Finalmente, será Royce el que siga adelante con este macabro plan y con quien tenemos una interesante charla antes del combate final que. por cierto, se lleva a cabo en un hermoso escenario al interior de la Transistor. Esta es la primera vez que nos enfrentamos a alguien con nuestro mismo poder, por lo que es un momento bastante interesante en términos jugables.
Luego de derrotar a Royce, el desenlace fue algo que no me esperaba encontrar, pues en vez de reconstruir la ciudad y solucionar todo, Red opta por quitarse la vida junto al cadáver de su amado. Un movimiento bastante arriesgado pues podríamos decir que es un final que no es del todo feliz.
Es aquí donde se nos explica la conexión que tenían estos dos a través de hermosos dibujos acompañado de "Paper Boats", uno de los temas más bellos del OST que es cantado a dueto por la pareja. Finalmente, se nos muestra que estos dos por fin se reencuentran en su forma humana para vivir para siempre dentro de la Transistor.
Curiosamente, el juego te invita a una recursión de la historia y te hace ver que habrá más cambios o que los sucesos ya ocurridos están conectados de alguna manera con los que ocurrirán. Pero por muy interesante que suene, esta es una oportunidad que se desaprovecha ya que no logra establecerlo o usarlo como un nuevo elemento narrativo. Aunque, resulta un tanto injusto pedirle a un equipo tan pequeño y que estuvo trabajando bajo diversas presiones, el incorporar aún más elementos narrativos, siendo que esta aventura ya es sobresaliente gracias al inmenso cariño que le plasmaron en cada uno de sus detalles.
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Un par de ojos en una escalera de incendios, la mirada dorada del gato gordo de siete dedos del apartamento vecino; ella no tiene puestas ni las bragas, retrocede. Acto seguido está en el medio de la cocina, desnuda y verde como un guppy, temblando de pies a cabeza, tanto que le es difícil abrir la puerta del armario bajo que guarda una considerable colección de botellas. De rodillas se sirve un dedo de whisky, una parte se derrama en el linóleo en un charco color ámbar y se dispersa. Coge el vaso con los dientes. Un, dos, tres, esperar -el temblor alcanza su pico, disminuye-, bosteza y se restriega las legañas.
《Ahora vestirse, la radio está encendida, la radio patrocinada por los oyentes. No digas su nombre. Él está por todas partes, como la primavera. Sus ojos son hojas》.
Encuentra un solo zapato y busca con desesperación en el revoltijo de calzado que se parece a una retirada de mercenarios hacia el fondo del armario; ¿cómo tiene tantos zapatos? Tiene tendencia a perder las cosas que vienen a pares. 《¿Dónde está mi otro guante? Mi pendiente nuevo, ¿quién se lo llevó?》, se pregunta desvalida, demasiado vieja para rezarle a san Antonio, patrón de los objetos perdidos.
《Sus ojos son hojas, los pájaros sus mensajeros》.
- Fragmento de "Ratas bebés de un día de vida", relato incluido en el extraordinario libro Las listas del pasado de Julie Hayden. Editado por Muñeca Infinita con traducción de Inés Garland.
La escritora Julie Hayden.BERNICE B. PERRY; COURTESY OF MACDOWELL (EDITORIAL MUÑECA INFNITA)
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Historieta Dwarf Fortress
Os voy a contar la historia de mi última fortaleza y asentamiento enano en Dwarf Fortress, es una historia con amor, desgracias e involucra principalmente a tres mineros y la mujer de uno de ellos, esta historia cuenta como he tenido que abandonar esta fortaleza por culpa de una serie de desgracias.
Todo empezó como empiezan estas cosas, un grupo de 7 enanos llegando en carreta a una nueva tierra, una tierra fría y helada y llena de nieve a principio de primavera, como de costumbre comienzan a crear agujeros en la montaña para hacer su fortaleza, habitaciones para animales y cultivos etc
A los primeros días de juego y con el avance de la primavera, la nieve comienza a derretirse y es cuando Litast una enana granjera, se da cuenta de que donde creían que había tierra había hielo, la carreta estaba aparcada en un lago helado y por desgracia casi toda su mercancía seguía en ella.
Los enanos comienzan a descargar rápidamente la carreta, sacando todo lo que queda en ella, pero es un proceso lento y la primavera sigue avanzando.
Mientras tanto, los 3 mineros de la fortaleza siguen trabajando, abriendo cuevas, haciendo habitaciones, ellos son Stukos, el más joven y jovial, Iden, el anciano sabio y Solon, un enano con dificultades sociales que busca escapar de la soledad. Su trabajo les acaba uniendo y forman una gran piña, además en la fortaleza solo existen 2 picos así que se los tienen que ir turnando entre los 3 para trabajar y esto les da momentos para hablar y organizarse.
Es cuando llega el mensaje, la descarga de la carreta se convierte en algo prioritario y dos de ellos salen a descargarla, Strukos y Solon deciden salir y comienzan su trabajo.
Y aquí es cuando los dioses jugaron su primera carta, el hielo crujiendo les avisa que queda poco tiempo, pero ellos siguen trabajando, Solon entra y coge varias cosas y Strukos le sigue, los dos cargados hasta arriba de objetos comienzan a salir del lago mientras el hielo cada vez más mojado y quebradizo se rompe a sus pies.
Solon, no puede hacer nada y en su mente queda grabada la cara de Strukos que junto a la carreta cae al lago helado y desaparece para siempre.
La fortaleza no tarda en seguir creciendo, han perdido algunos materiales y a un buen enano, algo que es muy común en estos asentamientos. Iden culpándose por haber perdido al joven del grupo, comienza a ir más a la taberna y allí conoce a Litast, la enana del principio, los dos acaban enamorándose y comienzan una vida juntos. Por otro lado, Solon el ya de por sí enano que le costaba socializar, no puede borrar de su mente la muerte de su amigo Strukos y comienza a caer en depresión, alejarse de la gente y volverse más huraño.
La fortaleza sigue creciendo y llega el momento de empezar a trabajar los metales y es cuando ocurre algo, nadie encuentra el yunque que necesitan para poder hacerlo, no tardan en atar cabos y darse cuenta de que Strukos estaba descargando el yunque cuando cayó al lago. Sin el yunque la fortaleza no puede progresar y no puede trabajar los metales y necesitaría el yunque para crear otro yunque.
Los enanos toman una decisión, es final de verano y el lago no tardaría en congelarse otra vez, así que tocaba recuperar el cuerpo de Strukos y con ello el yunque. Iden como experto minero y sintiéndose culpable por la muerte de su joven aprendiz, se ofrece voluntario. Se pasa los días previos minando por la zona, preparando caminos para poder llegar y finalmente el frío llega y el lago se congela.
Iden avanza por las cavernas que ha construido y comienza a picar el hielo, pero lo que no sabe es que dentro del lago hay una bolsa de agua y en menos de un segundo esas cavernas se convierten en su tumba helada.
Los enanos no saben donde está y al cabo de una semana Iden es declarado muerto, su viuda Litast acaba frecuentando de más la taberna y allí pasa los días, la fortaleza se queda sin yunque y sin dos mineros. Además, ese año el mercader no pudo llegar, ¿Unos goblins le atacarían por el camino? ¿Se habría perdido por los senderos? Solon era el único minero que quedaba y seguía con una gran depresión que le afligía día y noche, pero se da cuenta de algo, horrorizado, comprende algo sobre los picos, uno lo había perdido Iden en su desaparición y el otro cayó al lago junto a Strukos al principio de la fortaleza. Para hacer un pico necesitan un yunque y sin pico no pueden excavar ni expandir la fortaleza y así es como esta fortaleza terminó. Los enanos que estaban allí tenía comida y bebida, una gran taberna, un templo, casas y las tumbas de dos grandes enanos, pero no podía hacer nada más que esperar un año entero y rezar a sus dioses para que el mercader llegara con un yunque.
Ahora en la taberna hay dos estatuas, una titulada "El yunque de Strukos" y la otra "El pico de Iden" Los enanos se reúnen allí hablar de los dos enanos que sin querer les condenaron un año y ríen de sus desgracias entre trago y trago.
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¡Hola mis pequeñas almas!~
Hoy les he traído a la versión Justiciera de...
✨Murder Sans✨
O como la mayoría lo conoce, Dust
Sin más, empecemos
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╰►❝Final feliz (por mi y Lian8420Z)❞
Murder Sans: Después de tantas rutas genocidas, después de haber matado a todos y obtener el suficiente poder para acabar con el loop sin fin de genocidios, sans se enfrentó al jugador y luego de una gran pelea derrota al jugador de forma permanente.. pero a pesar de ello la determinación de Frisk seguía presente en el juego y sabía que haría con ella.
Así que tomo el alma de su humano usando su magia, con la determinación de Frisk decidió hacer un último reinicio para recuperar todo.. recuperar lo perdido, pero al ser un monstruo el que usa la determinación humana el reinicio le fue renegado, lo intento varias veces mientras la desesperación lo atrapaba más, hasta que de tanta frustración dió un golpe tan fuerte al botón de reiniciar que hizo que se rompiera, eliminando una posibilidad de volver a tener a sus amigos, a su hermano, su antigua vida.
Estaba en un estado de enojo y frustración, había arruinado todo.. o al menos así lo pensó, pues resulta que había alguien en busca de personas como él.. para ayudarlas, cuando ese "alguien" apareció en el mundo de dusttale, supo lo que tenía que hacer en cuanto vio al Sans de ese mundo, así que acercándose estaba decidido en ofrecerle un trato, al estar junto a ese esqueleto encapuchado el mismo lo volteo a ver ❝ ¿Quien eres..? ❞ sans vió el tan alto LOVE del esqueleto contrario, poniéndose en defensa ❝ Me llamo killer.. y antes que nada. ❞ el esqueleto que había aparecido le explicó al único habitante de ese mundo el porque su LOVE era tan alto, cuando le terminó de explicar dijo lo siguiente ❝ Te vengo a ofrecer un trato, colega. ❞
El trato consistía en qué J!Killer reiniciaría todo pero a cambio de eso, Sans o Murder debería volverse en un justiciero. Lo pensó un par de minutos y acepto, J!Killer cumplió su parte haciendo un reinicio en el mundo de murder (gracias a Switchy), luego de que elle frisk de murder haya hecho la ruta pacifista y tuvieran el final feliz que tanto quería, estaba realmente feliz después de todo lo que sucedió.. murder también cumplió su parte volviéndose un nuevo justiciero.
꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦
╰►❝Personalidad❞
Es la misma personalidad que tiene el Sans clásico, la única diferencia es que tiene un humor más ácido por la locura.
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╰►❝Cosas y magia❞
×Objetos×
•Brazalete.
×Poderes×
•Ataque de huesos.
•GB (Gaster blaster).
•Teletransportación.
•Manipulación del alma.
•Retribución karmica.
•Bones version.
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╰►❝Explicación del "Bones version"❞
Es una habilidad la cual es; Que puede copiar los ataques de los demás monstruos jefes (pero solo puede usar el alma azul, y no tiene huesos naranjas).
Un ejemplo sería: el tridente de asgore está formado por huesos, la lanza de Undyne también, la bomba de Mettaton causa una explosión de huesos, y las bolas de fuego de toriel o asgore salen De las puntas rotas de los huesos.
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╰►❝Gustos y disgustos❞
×Gustos×
•Chistes.
•Bromas.
•Ketchup.
•Tranquilidad.
•Bebidas alcohólicas como el whisky.
•Tocar el trombón.
×Disgustos×
•Genocidas.
•Malos perdedores.
•Que dañen a sus amigos o hermano.
•Perder la cordura.
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╰►❝Datos adicionales❞
•Sus ojos son blancos cuando está normal o triste, y se vuelven bicolores cuando está en combate o tiene problemas con sus emociones.
•Aveces tiene un poco de amarillo en el ojo izquierdo cuando está en combate.
•Aunque su hermano esté vivo, aún puede ver al "fantasma" de Papyrus.
•El "fantasma" de su hermano le dice que mate a sus oponentes si estos no merecen vivir.
•Por dentro aún está racionalmente loco, pero intenta mantenerse cuerdo.
•De vez en cuando tiene pesadillas de cuando mato a todo el subsuelo.
•No le gusta admitirlo pero disfruto de la masacre que hizo, pero a la vez se siente arrepentido y se odia a si mismo.
•LV de entre 19 y 20|HP de entre 150 o 200.
•Sabe coreano (la razón es que el creador de dusttale original es coreano).
•Tiene una bufanda que fue un regalo de su Papyrus y Frisk.
•Tiene un brazalete especial para viajar entre Au's.
Eso fue todo
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Bye bye mis pequeñas almas~💕✨
#Murder Sans L.T (línea temporal)#Murder Sans (mi versión)#Murder Justiciary#Final feliz (Dusttale)#Murder Justiciary Sans
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"El juego secreto".
Categoría: escrito/narración.
Advertencia: contenido sexual (+18).
Abril, 2023.
Seúl, Corea del Sur.
La clase le parecía completamente aburrida, le había perdido el hilo hace muchísimo tiempo atrás y su mente divagaba desde las ganas de llegar a casa para dormir al menos una hora hasta pensar en el almuerzo. Tenía hambre, estaba agotada y desconectarse por unos minutos no le haría daño. Era demasiado suave la voz del profesor y su forma de explicar invitaba a dormir, pero resistió. Poco a poco sus pensamientos la llevaron a recordar aquel profesor de literatura que había llegado hace poco del extranjero, se había cruzado con él en los pasillos en varias ocasiones y como la mayoría del alumnado no podía evitar seguirlo con la mirada hasta perderlo de vista.
Vincent D'Angelo era su nombre, un hombre realmente bello pero que nunca había tenido el placer de cruzar palabra con él y tampoco tomar sus clases, ya que había tomado literatura en cuatrimestres anteriores. Una lastima, quizás sus lecciones eran diez veces más entretenidas que las del profesor Song y Haneul lograría mantenerse concentrada en su voz grave y melódica, en la forma en que sus labios se movían al hablar y esa preciosa sonrisa que había visto asomar desde lejos.
Suspiró y luego recordó la ocasión en la que logró verlo en el buffet del campus bebiendo café mientras comía un hotteok, se había quedado completamente perdida en sus movimientos y ahora solo podía recordar uno en particular, cuando llevó su índice a su boca para limpiar la punta apenas manchada de azúcar negra.
No podía olvidar sus bellas manos con dedos largos y finos, sin poder evitarlo una pequeña sonrisa apareció en su rostro ante el recuerdo, pero pronto se preguntó cómo se sentiría tenerlos dentro de ella e imaginó por un segundo que estaban empapados de sus fluidos y él los saboreaba. Cerró sus ojos y como reflejo cruzó sus piernas, como si la falda que llevaba puesta iba a exponer los escenarios que comenzaban a mojar sus bragas.
La voz del profesor Song anunció el final de la clase para su suerte y sin perder tiempo recogió sus cosas para ir directamente a su auto, estaba incómoda y algo avergonzada, aunque nadie sabía de lo que pasaba por su mente sentía que la humedad entre sus piernas la delataba a cada paso que daba por el pasillo de la universidad. Fue en ese momento cuando lo vio entrar al edificio al protagonista de sus fantasías más recientes.
"Oh no, ¿en serio tiene que cruzarse en mi camino ahora?"
Era inevitable, Vincent se detuvo con su celular en su mano justo a un lado de la puerta por la que debía salir y no había escapatoria de saludarlo. Suspiró y armó de valor, él tampoco sabría lo que su mente maquinaba ¿verdad? Caminó a paso rápido y seguro, al llegar junto a él le ofreció una leve reverencia saludando con un pequeño "hola, profesor D'Angelo" sin mirarlo a la cara y salió al campus. Misión cumplida. Su corazón latía como si fuera culpable de algún crimen y la estuvieran interrogando, así que escapó hacia su auto en busca de llegar a su refugio: su casa.
Minutos más tarde Haneul se encontraba en su departamento, el viaje más largo de su vida, su mente la odiaba y deseaba hacérselo saber. No solo no había podido quitarse al dichoso profesor de su mente, sino que entre sus piernas sus fluidos eran cada vez más incómodos, definitivamente estaba excitada y necesitaba apagarlo.
Dejó su mochila en el recibidor y corrió a su habitación a quitarse las malditas bragas sin siquiera mirarlas, las dejó en el suelo para echarse boca abajo en su cama escondiendo su rostro entre sus brazos por un breve momento. Gruñó frustrada, pero agradecía estar en casa para quitarse esa calentura de inmediato. Se acomodó boca arriba, abrió su cajón y tomó los dos objetos preciados junto a esa botella de lubricante íntimo.
Se despojó de cada una de sus prendas y abrió sus piernas llevando su diestra a su vulva, el breve roce de sus dedos con su clítoris se sintió como la gloria y no pudo evitar sonreír mientras miraba hacia abajo cuando sus dedos separaron sus labios vaginales. Imaginó de inmediato los del profesor haciéndolo, ronroneó al comenzar a estimular su clítoris con movimientos lentos y circulares. El placer se sentía dulce pero al mismo tiempo quemaba entre sus piernas.
Se detuvo y tomó el dildo junto con la botella, rápidamente le echó el lubricante y luego lo usó en su orificio anal logrando que su índice se deslizara fácil haciendo que suelte un suave suspiro. Movió su dedo en un vaivén lento antes de reemplazarlo por el juguete, pero quería más que eso, deseaba tener dentro de ella el miembro del profesor, entrando y saliendo ahora mucho más rápido. Quería sentirlo chocar su cuerpo violentamente contra ella y se llenara esa habitación de sonidos obscenos que se mezclaran con sus gemidos y jadeos desesperados.
Repitió el nombre de Vincent como un mantra con sus ojos cerrados, una fina capa de sudor cubrió su cuerpo. Buscó el vibrador y lo encendió en los primeros niveles usándolo sobre su clítoris mientras el dildo seguía dentro de ella hundido por completo. Estaba desesperada, metió tres dedos en su interior los movió dentro de ella para rozar ese punto en específico que la hacía retorcerse de placer. Disfrutaba de la sobreestimulación, estaba perdida en cada sensación y no le interesaba quien la escuchara.
—Maldito...—Soltó entre dientes con dificultad lloriqueando.— Apuesto... apuesto a que disfrutaría saber de ésto. —Sonrió luego de relamer sus labios ante la idea de que Vincent llegara a enterarse.— Ah, mierda...
En el mejor de los escenarios era ella quien estaba recostada boca abajo en el escritorio en la oficina de D'Angelo mientras el le follaba el culo como se lo merecía, por tener aquellas fantasías en clase, por masturbarse como una puta en su habitación mientras repetía su nombre entre jadeos y gemidos.
La palabra "puta" saliendo de los labios del profesor en ese escenario, las vibraciones al máximo del juguete y sus dedos moviéndose bruscos en su interior la llevaron al borde del éxtasis. Era demasiado para ella, pero estaba dispuesta a seguir hasta saciarse.
—Oh, Dios...
Sintió entre sus labios correr sus fluidos ante el desborde de placer, mojó sus sábanas cuando el orgasmo golpeó cada parte de su cuerpo y sus sentidos. Arqueó su espalda y echó su cabeza hacia atrás hasta que se desplomó sobre el colchón. Su respiración estaba agitada y quedó aturdida por un momento, mientras el vibrador a su lado zumbaba. Tardó unos minutos en recuperarse un poco, apagó el juguete y quitó el dildo de su interior, se quedó mirando el techo en la misma posición mientras lamia sus falanges saboreando la esencia de su orgasmo hasta que decidió ponerse de pie para darse una ducha.
Sabía que no sería la última vez que gozaría de un escenario parecido en sus fantasías y desde ese momento supo que el único protagonista sería él, aunque él jamás llegaría a conocer ese juego secreto de Haneul en su habitación, al final de cuentas no era su alumna y sólo se lo cruzaría en los pasillos de la universidad o en el campus. Quizás parecería cliché tener fantasías con un profesor, pero no podía negarse que era bellísimo y su aura irradiaba sensualidad, era imposible no verlo más allá de su papel como educador.
Se preguntó por un momento por los gustos y deseos sexuales de Vincent, le daba curiosidad saber qué juegos secretos llevaba a cabo aquel profesor que había llegado del extranjero. El país del que venía era diferente al suyo, la sociedad allí no era tan cerrada como la coreana donde el sexo era tabú, pero todos tenían sus secretos. Era en vano seguir preguntándose por aquello, ella jamás se acercaría al profesor.
Fin.
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Pacto en las sombras
En la noche más tenebrosa del año, Mario se encontró en un laberinto de pasadizos subterráneos tras un repentino apagón energético en su barrio. Con su valentía a cuestas y un corazón latente de intriga, se adentró en la oscuridad con la esperanza de encontrar una salida y, lo más importante, recuperar su bicicleta robada, su única fuente de libertad en la bulliciosa ciudad. Mientras exploraba el laberinto, sus pasos resonaban en el silencio sepulcral, acompañados por un eco misterioso que aumentaba su nerviosismo. De repente, una figura sombría emergió de las sombras. Era un vampiro de mirada penetrante, vestido con ropas antiguas, cuyos ojos centelleaban con un brillo inquietante.
El vampiro se presentó como Lord Vasile, antiguo habitante del pasadizo secreto, le ofreció su ayuda para encontrar la bicicleta robada a cambio de un pequeño favor. Intrigado y necesitado de ayuda, Mario aceptó, prometiendo cumplir la petición del vampiro en cuanto recuperara su preciado vehículo.
Juntos, recorrieron los intrincados pasillos, sorteando trampas y criaturas de la oscuridad que acechaban en cada esquina. La complicidad entre Mario y Lord Vasile creció a medida que luchaban codo a codo contra las fuerzas del mal que intentaban detenerlos. El vampiro reveló su conocimiento de los secretos del pasadizo y su habilidad para ahuyentar las amenazas sobrenaturales que acechaban en la oscuridad.
Finalmente, tras superar un laberinto de trampas ancestrales, descubrieron un salón antiguo con un altar oscuro. Allí reposaba la bicicleta de Mario, protegida por un conjuro maligno que solo el vampiro podía disipar. Con un susurro antiguo y una mirada comprensiva, Lord Vasile rompió el encantamiento y devolvió la bicicleta a Mario.
Con su valiosa posesión de nuevo en sus manos, Mario agradeció al vampiro por su ayuda y, cumpliendo su promesa, accedió a la petición de Lord Vasile. Juntos salieron del pasadizo, dejando atrás las sombras y los misterios que habían compartido, mientras la luna llena se alzaba en el cielo, iluminando su camino de regreso a la superficie.
El favor que Lord Vasile solicitó a Mario era la entrega de un antiguo medallón, un objeto de valor incalculable que le habían arrebatado siglos atrás. Este medallón poseía un poder místico que el vampiro necesitaba para romper una maldición que lo había atormentado durante siglos. A pesar de la gravedad de la tarea, Lord Vasile aseguró a Mario que el medallón sería de gran ayuda para la humanidad en general, no solo para él.
Mario, con una mezcla de curiosidad y determinación, aceptó la misión y juró encontrar el medallón perdido para devolvérselo a su nuevo aliado. Con la promesa de su lealtad, Mario y Lord Vasile sellaron un pacto de amistad, prometiendo ayudarse mutuamente en tiempos de necesidad.
Después de recuperar la bicicleta, Mario y Lord Vasile emergieron del pasadizo en la fría noche de Halloween, con la luna llena iluminando su camino. El vampiro, agradecido por la valentía y la lealtad de Mario, prometió guiarlo y protegerlo en sus futuras aventuras, ofreciéndole su ayuda en cualquier desafío que pudiera enfrentar.
Con un apretón de manos en señal de camaradería, Mario y Lord Vasile se despidieron temporalmente, con la certeza de que su encuentro había marcado el comienzo de una conexión duradera y un vínculo inquebrantable entre un valiente joven y un poderoso ser de la noche.
Después de abandonar el pasadizo secreto, Mario se embarcó en una búsqueda ardua y peligrosa en busca del antiguo medallón, siguiendo las pistas y leyendas transmitidas por generaciones. En su travesía, se enfrentó a numerosos obstáculos y desafíos que pusieron a prueba su valentía y determinación.
Finalmente, tras meses de búsqueda incansable, Mario descubrió la guarida del oscuro culto que había saqueado a Lord Vasile siglos atrás. Luchó valientemente contra los seguidores fanáticos del culto, desafiando a su líder en un duelo épico para recuperar el medallón perdido. Con habilidad y coraje, logró vencer al líder y arrebatar el medallón de sus garras malévolas.
Regresando triunfante al lado de Lord Vasile, Mario le entregó el medallón con solemnidad. El vampiro, con un brillo de gratitud en sus ojos, tomó el objeto entre sus dedos pálidos y pronunció un antiguo conjuro para liberarse de la maldición que lo había atormentado durante siglos.
Una luz blanca purificadora envolvió a Lord Vasile, disipando las sombras que habían oscurecido su espíritu durante tanto tiempo.
En un gesto de amistad y agradecimiento, Lord Vasile otorgó a Mario una reliquia especial que le otorgaría protección en sus futuras aventuras. El objeto, un amuleto tallado con símbolos protectores, se convirtió en el talismán de Mario, infundiendo en él una fortaleza sobrenatural y una protección contra las fuerzas malignas que pudiera encontrarse en su camino.
Con el medallón devuelto y el amuleto en su poder, Mario y Lord Vasile juraron mantener su amistad eterna, dispuestos a enfrentar juntos cualquier desafío que el futuro les presentara. Juntos, compartieron una sonrisa de camaradería, sabiendo que su unión había fortalecido su determinación para enfrentar las sombras que se avecinaban en la oscura noche de Halloween.
Don Ggatto | Grupo soy Don Ggatto ¡Feliz Juagüelin!
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“El deseo muere automáticamente cuando se logra; fenece al satisfacerse. El amor, en cambio, es un eterno deseo insatisfecho.“
José Ortega y Gasset
Fue un filósofo y ensayista español, nacido en Madrid en mayo de 1863, exponente principal de la teoría del perspectivismo.
Nació en el seno de una familia madrileña acomodada, era hijo del escritor y director del periódico “El imparcial” José Ortega Munilla, quien a su vez, su padre había sido el fundador del periódico, por lo que se crió en un ambiente culto vinculado al mundo del periodismo y de la política.
Estudió en la universidad de Deusto en Bilbao, y prosiguió en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.
En 1904, obtuvo su doctorado en Filosofía y entre 1905 y 1907 realizó estudios en Alemania, en donde se vio influido por el neokantismo de Hermann Cohen y Paul Natorp. De regreso a España, es nombrado profesor de psicología, lógica y ética en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, y en 1910 gana por oposición la cátedra de metafísica.
Cuando comenzó la guerra civil española en 1936, estuvo en el exilio, primero en Paris y luego en los Países Bajos y Buenos Aires, hasta fijar su residencia en Lisboa en 1942. Regresa a España en 1945 para fundar un Instituto de Humanidades.
Ortega y Gasset ejerció una gran influencia en la filosofía española y en la filosofía iberoamericana del siglo XX, tanto por su obra filosófica como por su estilo literario ágil.
Como exponente de la teoría del perspectivismo o “doctrina de la vista”, sostiene que toda percepción e ideación es subjetiva. El individuo mira desde un punto de vista concreto, en una dirección propia.
Para Ortega, la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo. Esto no le hace caer en el subjetivismo, pues para él, cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su propia parte de verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás. Esta doctrina, se basa en que el carácter situado en el conocimiento humano, implica que conocer un objeto, es siempre conocer la perspectiva concreta y limitada del objeto, no estrictamente el objeto en su totalidad, por lo que todo conocimiento exige siempre ser completado.
Para Ortega, la finalidad que busca el conocimiento, es otorgar un suelo firme y seguro a la vida, es decir, una interpretación de la realidad que convierta el caos inmediato en una forma estable y predecible, con la finalidad de salvar al hombre de la situación de desorientación y evitar que se sienta perdido en el mundo, todo esto, a través del conocimiento, cuyo ejercicio solo tiene sentido a la luz de este problematismo esencial de la vida.
Importantes discípulos suyos fueron José Gaos, Manuel Garcia Morente y Xavier Zubiri entre otros muchos.
Tras la guerra civil, la recepción del pensamiento de Ortega sufrió muchas dificultades, fue objeto de duras e intensas campañas de desprestigio y critica que veían en él la causa de todos los males que habían acaecido en España en esos años. En las décadas de los 60 y 70 fue poco el interés por sus escritos, sin embargo a partir de los años 80, surgió un despertar hacia su pensamiento y obra que desató nuevas ediciones de sus escritos.
Ortega y Gasset falleció en octubre de 1955 en Madrid a la edad de 72 años.
Fuente: Wikipedia
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no pierdas tu tiempo siguiendo a un totem.
Esta frase se traduce, no pierdas, ni malgastes tu tiempo siguiendo un ideal. Y un ideal nos habla de la idea de un perfecto. Un algo perfecto, un asunto idea perfecto. Algo similar a Pandora nos ciega a nuestra ventura, sesga a nuestro alrededor. Al igual que Pandora, el totem otorga valor a ese perfecto o idílico objeto, sin fundamento y capaz de ser reemplazo por otro, cuyo único sustento es el idílico de tótem. Tótem es una meta un fin perfecto, total y completo. Y nos habla el totem de esa completitud, o completo y entero que tanto se busca. Un ser idea a ser adorado y mirado rezado pedido pues pero jamás alcanzado y es que a esto solo la magnitud cambia ya que tiene sentido y dirección pero infinito sin meta alguna. Si bien se puede decir de este, como vida de propósito por tener sentido y dirección, se lo considera una pérdida de el poder de hedonismo según algunos criterios, ya que si bien el sentido y dirección puede traer un complejo de hedonismo, placer al hacerlo al no haber una meta se vuelve un no hecho y se pierde la esencia culmine de este siendo un patrón, trabajo o modo más que punto culmine, manteniendo todo en meseta y sin pico. Por otro lado, el hecho de la fijación a un totem, algo fácilmente reemplazable, en sus formas, un camino reemplaza a otro y un totem pues a otro, el hecho de elegir el camino más difícil y sin meta culmine lo hace a esencia y ojos hedonico un perdida de energía en el ambiente, haciéndole una caminó sin fin y el camino sin fin es una existencia misma y no separado en partes, lo que lleva a un adormecimiento y no sensación o aturdimiento más que al explore de estos. Ya que un total no discrimina como las partes. Sin metas, sin repetición y difícil va en contra de los principios de conservación de energía de los hedonicos, una conservación a favor del interno hedonicos, la cual consume hasta el consumir interno. Al ser falsamente reemplazable además lo convierte falso más allá del que cree en el, y es que no tiene una esencia objeto, de contornos al menos, o contexto propios definidos y es que no hay en la existencia la existencia de ser transcurrido por este tótem o camino, le otorga está existencia. Y es que el totem o la ideal no posee existencia en si y por ende voluntad, sino más bien una herramienta mental simbólica más que un aporte de existencia misma al seguidor. Como en la Grecia antigua, el adorar a los dioses no implicaba obtener un favor, sino su sabiduría, y rezo no representaba ninguna oración sin el abocado a ese dios. Si rezo a atenea me estoy recordando que debo actuar con estrategia y respetar un plan o armado y no tirarme por ahí sin uno, porque valoro y otorgo valor a la planificación tributo a atenea. Poseidón respeto a los mares y planificación a los exploradores y la inmensidad y un sin fin. Por ende un totem no otorga existencia y por ende es un camino futil y perdido, al ser un todo nada existe que lo diferencia o separa de un todo con lo que la existencia no habita y una falta de existencia, y está falta mengua el sentido del propósito o la existencia del propósito, salvo tomarse al tótem como herramienta simbólica que evoque en nosotros esas ideas y propósito a recordar para atender el camino
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"Por todas partes se oye decir que el cine está aún en su infancia y que no asistimos más que a sus primeros balbuceos.
Debo decir que yo no comprendo este punto de vista. El cine llega en un estadio ya muy avanzado de la evolución del pensamiento humano y se beneficia de esa evolución. Sin duda, se trata de un medio de expresión que, materialmente, no alcanza aún su punto culminante. Se pueden imaginar cierto número de progresos que den a la cámara, por ejemplo, una estabilidad y una movilidad que hoy no tiene. Probablemente, en un futuro próximo, se llegará al cine en relieve, y aun en colores. Pero todos estos no pasan de ser medios accesorios que no pueden añadir gran cosa a lo que es el sustrato específico del cine, que hace de él un lenguaje, al mismo nivel que la música, la pintura o la poesía.
He apreciado siempre en el cine una virtud propia en el movimiento secreto y en la materia de las imágenes. Hay en el cine toda una parte de improviso, y de misterioso, que no se encuentra en las otras artes. Es cierto que toda imagen, la más seca, la más banal, llega traspuesta a la pantalla. El detalle más pequeño, el objeto más insignificante, toman un sentido y una vida que les pertenecen absolutamente. Y esto, dejando aparte el valor de significación de las imágenes en sí mismas, el pensamiento que traducen, el símbolo que constituyen. A causa del hecho de que el cine presenta los objetos en solitario, les da una vida aparte, que tiene progresivamente a hacerse independiente y a despegarse del sentido ordinario de dichos objetos. Una rama, una botella, una mano, etc., adquieren una vida casi animal, que está pidiendo ser utilizada. Hay, también, las deformaciones de la cámara, el uso imprevisto que hace de las cosas que se le presentan para que las registre. En el momento en que la imagen se va, un detalle en que no se había pensado se ilumina con un vigor singular y acude al encuentro de la expresión buscada. Hay también esta especie de embriaguez física que la rotación de las imágenes comunica directamente al cerebro. El espíritu se ve sacudido independientemente de toda representación. Esta especie de potencia virtual de las imágenes busca en el fondo del espíritu posibilidades no utilizadas hasta ese momento.
El cine es esencialmente revelador de toda una vida oculta con la que nos pone inmediatamente en relación. Pero esta vida oculta es preciso saberla adivinar. Hay maneras mucho mejores que un juego de sobreimpresiones para adivinar los secretos que se agitan en el fondo de una conciencia. El cine simple, tomado tal cual es, en lo abstracto, desvela un poco de esa atmósfera de trance, eminentemente favorable a ciertas revelaciones. Utilizarlo para contar historias, una acción exterior, es privarle del mejor de sus recursos, ir en contra de su fin más profundo. He aquí por qué me parece que el cine está hecho sobre todo para expresar las cosas del pensamiento, el interior de la conciencia, y, ciertamente, no por el juego de las imágenes, sino por algo más imponderable que nos restituye con su materia directa, sin interposiciones, ni representaciones. El cine llega precisamente en un momento de giro del pensamiento humano, en el momento preciso en que el lenguaje usado pierde su poder de símbolo, en el que el espíritu está cansado del juego de las representaciones. El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida. Comenzamos a darnos cuenta de que esta vida demasiado conocida y que ha perdido todos sus símbolos no es toda la vida. Y la época que vivimos es bella para los brujos y para los santos, más bella que nunca. Toda una sustancia insensible toma cuerpo, trata de alcanzar la luz. El cine nos acerca a esa sustancia. Si el cine no está hecho para traducir los sueños o todo aquello que en la vida despierta se emparenta con los sueños, no existe. Nada le diferencia del teatro. Pero el cine, lenguaje directo y rápido, no tiene especialmente necesidad de una cierta lógica lenta y pesada para vivir y prosperar. El cine se acercará cada vez más a lo fantástico, ese “fantástico” que cada vez se advierte más claramente que es en realidad todo lo real, o no vivirá. O, mejor, le ocurrirá al cine como a la pintura, como a la poesía. Lo que es cierto es que a la mayor parte de las formas de representación se les ha pasado su momento. Hace ya tiempo que la buena pintura no sirve apenas más que para reproducir lo abstracto. Esto no es solamente una cuestión de elección. No habrá un sector del cine que represente la vida y otro que represente el funcionamiento del pensamiento, porque cada vez la vida, lo que nosotros llamamos vida, será más inseparable del espíritu. Un cierto terreno profundo tiende a aflorar a la superficie. El cine, mejor que ningún otro arte, es capaz de traducir las representaciones de ese terreno, puesto que el orden estúpido y la claridad consuetudinaria son sus enemigos.
La concha y el reverendo participa de esa búsqueda un orden sutil, de una vida oculta que yo he querido hacer plausible, plausible y tan real como la otra. Para comprender este film, bastará con mirar profundamente en él. Abandonarse a esa especie de examen plástico, objetivo, atento al puro yo interno, lo que hasta el momento era dominio exclusivo de los “iluminados”."
Antonin Artaud
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CINTA DESGASTADA
El destello de las luces se reflejaba en las calles. Nieves caminaba con paso seguro, su chaqueta de cuero oscuro ondeando detrás de ella. En su mente, las palabras distorsionadas de una cinta antigua seguían resonando, revelando secretos que podrían cambiarlo todo. Su apartamento era un refugio lleno de reliquias de épocas pasadas: vinilos, casetes de audio, libros antiguos. La era digital había borrado gran parte de la historia, pero Nieves era una coleccionista empedernida, siempre en busca de la verdad oculta en las capas de polvo de los objetos olvidados.
Una tarde, mientras rebuscaba entre las cajas de cintas, sus dedos tropezaron con un cassette sin etiquetas. Intrigada, la colocó en su casetera y presionó “play”. Lo que escuchó a continuación la dejó sin aliento: una voz distorsionada hablaba de una “Cúpula”, un lugar legendario fuera del control del tiempo, donde la libertad y la verdad reinaban. Nieves se obsesionó con encontrar esa Cúpula. Investiga en sus horas libres, recorre los mercadillos en busca de pistas y se reúne con otros investigadores, como Zepho, el hacker, y Echo, un exsoldado con implantes. Juntos, decididos a desentrañar los secretos tras esa misteriosa cinta. Su búsqueda los lleva a lugares oscuros y peligrosos, enfrentándose a misteriosos hombres que le cortan el paso. Pero en cada momento se acerca más a La Cúpula, o eso creía. La cinta con el audio distorsionado les había dado coordenadas vagas y pistas encriptadas, y cada descubrimiento solo generaba más interrogantes.
Una noche, en un callejón estrecho, Nieves y sus amigos son emboscados por estos extraños y misteriosos hombres. Estalla un forcejeo, con láseres cortando el aire y el sonido ensordecedor de explosiones. Echo se lanza al frente, sus implantes resisten los embates mientras Zepho los evade como un ratoncito huyendo de su depredador. Nieves lucha con ferocidad, su corazón latiendo con determinación. Sin embargo, la victoria parece escaparse de sus manos cuando más de estos misteriosos hombres llegan al lugar. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, otra figura misteriosa emerge de las sombras.
El recién llegado desata una ráfaga de poder psiónico, neutralizando a los enemigos con un simple gesto. Nieves lo reconoce de inmediato: es el Paciente, la persona mentalmente enferma cuyos recuerdos guardan la clave para encontrar La Cúpula. El Paciente los guía a través de un laberinto de su mente fracturada, donde la realidad se desdibuja y los límites se desvanecen. Imágenes distorsionadas de su pasado se proyectan a su alrededor mientras luchan contra las defensas mentales más avanzadas.
En su viaje a través de los recuerdos del Paciente, Nieves se encuentra cara a cara con sus propios demonios internos. Dudas, miedos y recuerdos enterrados emergen a la superficie, desafiándola a enfrentar su propia verdad. La línea entre lo real y lo imaginario se desdibuja aún más, y Nieves comienza a cuestionar su propia cordura. Finalmente, alcanzan el núcleo de los recuerdos del Paciente, donde se revela la verdad sobre La Cúpula. No es un lugar físico, sino una metáfora de la paz interior y la libertad personal. La Cúpula está dentro de cada uno, un refugio de la mente donde uno puede encontrar la verdad y la aceptación.
Al despertar de esta alucinante experiencia, Nieves se encuentra en una habitación blanca y estéril. Las paredes acolchadas la rodean, y una enfermera amable le sonríe mientras se acerca a ella. Todo su viaje, desde la cinta misteriosa hasta el forcejeo y la odisea a través de la mente del Paciente, había sido una ilusión creada por su propia mente maltrecha.
Pero algo ha cambiado en Nieves. Aunque su realidad exterior sigue siendo la misma, ha encontrado su propia "Cúpula" interna. La paz y la libertad que buscaba ya no son un destino externo, sino un estado interno que puede cultivar dentro de sí misma.
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