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#electrizadas
israelahumada · 3 months
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EN SILENCIO AMAR
Miradas que se tocan
-tiembla el centro de la tierra, arde-
Se desvían electrizadas
-desde el vientre hasta las fauces, una descarga-
Nace en ti una sonrisa
y en mi un eterno sueño
-nos deseamos en secreto-
Entonces guardamos silencio 
-así es como se siembra la amargura-
Israel Ahumada, Junio 2024.
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Happy Dracula Day! 💕🎉🎈🎊 Professor Dracula
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muggycuphead · 3 years
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JPSAB – La corrupción de los otros cuidadores (Conceptos)
cLOSE tO mEEEEEEEE-
No les tengo tracks asignados tho, F ;^;
Bueno ya, pongámonos serios (?)
Ramyd
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Se me puso fea la ramitas :^(
Bueno no, pero eh (?
Contexto: Capturada por los tikis corruptos, Ramyd fue ofrecida como sacrificio para el semidios que habita en el templo-volcán tiki, quien tomó su forma para despertar de su letargo, enfurecido y perturbado por la corrupción, decidido a hacer estallar el volcán y extender el caos más allá de donde ya ha llegado.
Patrón de ataque:
Cabeza
-Erupción ‘volcánica’. Libera una ráfaga de lava rosada
-“Cortina de ceniza”. Libera varios círculos de cenizas rosadas; los tamaños varían
Boca
-Derrame de magma.Libera varios círculos de lava desde la boca; a veces en sentido horario, a veces al contrario.
-Aliento de fuego.Libera cinco llamaradas rosadas desde la boca; a veces en sentido horario, a veces al contrario.
Manos (?)
-Percusiones de fuego. Asistida por dos tikis malos que bloquean los costados con un patrón en fila de círculos rosados emitidos de sus propios tambores, invoca un tambor más grande y lo toca a ritmo, dejando salir chispas y hasta restos aún calientes de magma.
-“Espirales de antorcha”. Agitará los brazos de lado a lado, a veces dando una vuelta completa. Ocasionalmente despedirá llamaradas de fuego en medio de su agite, así que cuidado.
Momento de desgaste: Ramyd pierde el sentido, pero no llega al suelo gracias a dos tikis que la atrapan antes de caer. Triangle no puede llegar a ella a causa de largas llamaradas que cuatro tikis emiten, bloqueando su camino, hasta que el espíritu tiki retoma control, y el caos continúa.
Sphera
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Blixer deja vu momento (?
Y al primero que diga ‘uuh la sailor mun’ le parto un plato de plástico en la cabeza (?
Contexto: Perdida en lo profundo del bosque, bastante desaliñada y confrontando varios animales rabiosos, Sphera en un momento inesperado es mordida por una ardilla, contagiándole rápidamente la enfermedad. Y no conforme con eso, transforma a la forma en una media circulosa, ya incapaz de reconocer a su pequeño/a cachorro/a naranja como su hijo/a.
Patrón de ataque:
Boca
-Llamado de Mamá Oso. Suelta un bramido cuyas ondas se expanden por todo el lugar. No se puede evitar sin dash
-Espumazo.Libera partículas de espuma rosada; los tamaños varían, pero no son muy grandes
“Patas”
-Zarpazo.Ondea una pata en sentido curvo. A veces lanza inconscientemente a una ardillita hacia Circle cuando lo hace.
-Avalancha.Toma algo y lo lanza. Los objetos van desde una pila de rocas –las cuales se esparcen por todo el lugar apenas las tire, un tronco hueco –el cual se quiebra en dos partes, disparando uno o dos círculos de astillas al exterior- hasta una roca redondeada –la cual tira contra el ‘suelo’, provocando un terremoto (¿Recuerdan el efecto que Blixer hace en ‘New Game’ cuando se tira contra la pared? Sí, es eso)
Momento de desgaste: A ‘Mamá Oso’ le cae una roca en la cabeza y la aturde, dando la impresión de estar reaccionando en resistencia ante la enfermedad. Circle no se puede acercar por las ardillitas quienes saltan de lado a lado bloqueando el paso. De ahí, ‘Mamá Oso’ recobra el sentido y ruge al estilo de Blixer en la cueva cuando es liberado, y continúa el caos.
Pericles
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Close To Me 2.0 pero feo (?)
Contexto: A base de un accidente que involucro medio barril de aceite industrial tóxico, una descarga eléctrica lo suficientemente potente para desconfigurar un sistema y una peligrosa dosis de torpeza involuntaria, Pericles terminó ‘fusionado’ con su propia tecnología, convirtiéndose así en un ‘cyborg’ comandado por la corrompida computadora que le ordena incesantemente continuar con la producción de rosa, aún a costa de la vida su propia/o sobrina/o.
Patrón de ataque:
Manos
-Gancho a corriente. Lanza una mano electrizada en un intento de agarrar a Pentagon.
Ojos
-Proyectiles laser. Dispara cuatro láseres en equis o en cruz.
-Radiación.Irradia ondas cuadradas rosadas. No es recomendado moverse durante estos
Objetos
-Barriles. Se usan como explosivos. Estos aparecen cada tanto, y solo se ‘activan’ cuando son golpeados por un láser de Pericles. No obstante, también pueden derramar su líquido con las ondas de radiación emitidas por el mencionado
Momento de desgaste: Pericles hace corto circuito y pierde el conocimiento, aunque ningún factor externo se interpone entre Pentagon y él. No obstante, no puede acercarse dado a que está echando chispas. En eso, algunas gotas de aceite comienzan a derramarse desde arriba, hasta que una gran cantidad de este cae sobre Pericles, ‘recargándolo’ y devolviéndolo de vuelta a la acción. Y eso es todo, amigos (?)
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barzetti · 3 years
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Ni gota de licor y yo te extraño. Una garra de hielo me controla la sed de la manzana. Imposible trovar, urdir lamentaciones si el hígado no flota en un vaso de alcohol [iluminado. Yo soy el pararrayos de esta torre y soy la llave y la puerta del infierno. El río es un árbol donde las piedras cuelgan sus [espumas. Los ronquidos de Zimmer son una llaga púrpura que enmarca la falta de profundidad en los retratos. Tu sueño está despierto bajo tierra. Cuerdas electrizadas ondulan el estanque. Bebo mi sangre porque el agua mata. Mi erección es la envidia del buitre en la veleta. Así de triste y sobrio, lejos de la inconsciencia, navega tu deudor llamado Scardanelli.
Francisco Hernández. Cómo cantarte, Diótima, sin vino... [3]. Habla Scardanelli.
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rinconliterario · 4 years
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“Ser feliz perjudica seriamente la salud” Roger Wolfe
Llegué a creer que la felicidad no es un asunto de los seres humanos (Félix Grande)
Hay algunos –por increíble que parezca a estas alturas- que todavía se convierten en borrachos por influencia de los poetas simbolistas. Otros –de manera igualmente increíble- acaban chutándose heroína porque momias como William Burroughs contaban con pelos y señales que lo hacían. Por motivos parecidos tú negaste siempre la felicidad, que como ya se sabe es un asunto muy mal visto entre las mentes pensantes de todo este tinglado. Hasta que la felicidad te cayó encima como un plato de sopa que alguien te hubiera volcado en el regazo. ¿Qué demonios era esto? No estaba programado. Era un contratiempo nuevo; era de auténtica vergüenza. Como, de niños, mojar la cama o hacérselo en los calzoncillos. Menudo bochorno. ¿Quién te iba a sacar de ésta? Pero la felicidad insistió en agitarse dentro de ti; te recorría de arriba abajo como un flujo de savia electrizada. Y se te ocurrieron ideas muy extrañas: abandonarlo todo, salir corriendo dando gritos de alegría, tirar la casa por la ventana y lanzarte en plancha a la vida. La hostia fue de órdago. Los hijoputas habían vaciado la piscina.
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luci88 · 5 years
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El colibrí, la gratitud y la ventana
 En un estado de borde emocional,
estable sin embargo.
Demasiado proclive al llanto
la presencia de cualquier cosa
que tenga que ver con un sentimiento humano
lo que yo considero el amor o la virtud,
me hace llorar.
 Mi amiga Ceci me habló una vez de ser colibrí:
el alma electrizada, siempre, ese aleteo corto
que es causa de toda su gracia, su belleza.
Tener ese ritmo en el pecho, en la sangre,
en el modo de sentir
el mundo, que nunca es fácil y siempre hermoso.
 Ayer Bren lo llamó gratitud 
en un chat de whatsapp donde hablamos
de years and years, la miniserie,
del amor, como hilo que nos conecta
de la vida, la maravillosa vida que nos une,
 y después, más tarde, me llegó un video
de Julián en brazos de su abuela, riendo en el patio de Sunchales,
grabado por Lore, desde adentro; se ve apenas en un titubeo del encuadre,
desde la ventana, como espiándose a sí misma, su propia felicidad
en los cuerpos mansos de su hermana, su madre, su hijo,
 y entiendo que sí, es gratitud esto que siento y me hace llorar
porque nunca es la casualidad lo que nos une, sino la certeza
de reconocernos como parte de una misma pregunta:
no saber muy bien quiénes somos y averiguarlo
conociéndonos. Un hilo, otro hilo, casi invisible:
cierro los ojos y puedo verlo. Somos eso.
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distribuidoraclau · 2 years
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Cepillo de bambú.... 💫estimula el crecimiento sus cerdas en madera. 💫masajean el cuero cabelludo. 💫previene el frizz como la madera tiene una carga neutra no permite la estatica, que es lo que hace que el cabello. 💫tenga una apariencia electrizada. 💫Devita que el cabello se reviente, como sus cerdas son anchas y suaves manejan el cabello con facilidad sin que este se enrede o reviente en el proceso. 💫acondicionador natural, sus cerdas de madera distribuyen uniformemente los aceites grasos producidos naturalmente por el cuero cabelludo desde la raíz hasta las puntas. 👉 Puede comunicarte a nuestro WhatsApp 📲 0995431267 que con gusto te asesoramos. https://www.instagram.com/p/Cgsl4KhLqnN/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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fakebitch96 · 2 years
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Eres una descarga de adrenalina que me deja todo el día electrizada.
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sommeilnight · 3 years
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Desde el primer día existió esa película al rededor de nuestra piel que nos dejaba erizados, en medio de un intercambio de cargas, miradas, sonrisas y pensamientos.
Éramos dos personas que mantenían electrizadas al momento de rozarse y como negar que me gusta ese recorrido hasta llegar a ser el polo a tierra de tantos sentimientos.
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veredes · 3 years
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Distancias | Óscar Tenreiro Degwitz
He insistido mucho en las distancias entre nuestro espacio cultural y el de los centros donde se produce la arquitectura más divulgada. Nuestro mundo sigue estando en muchos aspectos asediado por múltiples dificultades de convivencia. Esa carga se proyecta junto a muchas otras en nuestras posibilidades de dar forma a una arquitectura. Por ejemplo, no es posible discurrir sobre la vida doméstica tropical, marcada por la apertura, el espacio intermedio (interior-exterior: el corredor, el balcón), la comunión con un ambiente grato, la vivencia de un clima, hacer de ello doctrina o premisa para la concepción de la casa, si la realidad urbana de todo el país nos obliga al encierro, al límite, a la cerca electrizada, a la protección permanente. Recuerdo en mis tiempos de estudiante (nuestro crimen urbano es de vieja data) que en Caracas toda idea de ventana exigía la superposición de rejas protectoras. Eso, en tiempos de la “Glass House” de Philip Johnson en Connecticut, y en California las viviendas de Richard Neutra y las “Case Study Houses” de Craig Ellwood. Referencias de una arquitectura abierta al ambiente inmediato, al paisaje, que circulaban en la Facultad.
[...]
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Happy Mother's Day to all Monster-Moms who follow the page! 💀💖 Have a day of howl. 🐺
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loregomi-blog · 6 years
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Mi experiencia con Aussie.
Ya estaba cansada del maldito frizz en mi pelo. Probé 50 mil productos y no acababan con mi peor pesadilla el puto y maldito frizz.
Pero que es el tan temido frizz?
El frizz o bien conocido electricidad estática es un problema que tenemos muchas chicas cuando nuestro pelo carece de hidratación. En este caso pelo seco y estropeado por las fuentes de calor ( secador planchas tenacillas...) tintes agresivos con el pelo y tambien teñirlo cada mes eso con el tiempo me lo estropeaba
Y no me daba cuenta hasta que notaba que el pelo se me rompia y me peinaba o me hacia una coleta y los pelitos se subian para arriba y ya si tenia el pelo suelto era una leona electrizada
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Mas o menos asi 😂😂 como Salen el gato de Sabrina cosas de brujas.
Mi pelo cada vez estaba fatal si me lo planchaba ya a los pocos minutos se me esponjaba y bueno los pelos iban a su bola en mi cabeza...
Cansada de buscar y no dar con el producto adecuado para mi problema mi peluquera de confianza me habló de un champú que tiene ingredientes naturales y que deja el pelo sano brillante lo hidrata en profundidad y elimina el pelo encrespado. Yo le dije estoy cansada ya de tanto producto .. y me dió el nombre Aussie asi que busqué por internet y entré en la pagina.
Miré la Gama Aussie y tiene un producto para cada tipo de pelo y problema. Y yo vi el mio "Aussie frizz" antes de lanzarme y pillarme el champú miré opiniones sobre el producto y hablaban maravillas de él y de todos los demas productos.
Incluso visité los blogs de algunas chicas que hablaban de Aussie .. y estan encantadas nadie hablaba mal de estos champús que no se que tienen pero que yo me tenia que hacer con ellos ya.
Asi que me los pedi por el corte ingles y menos mal que estan ahi a la venta! Son caros hay que decir el champú vale 6 euros y la mascarilla 7 no pillé el acondicionador pero la proxima vez lo pillo.
Bueno los pedi y la espera mereció la pena ( los pedi el lunes y no me vinieron una semana despues. Nada mas desenpaquetar el paquete los olí. Decian que olian asi como a chicle de fresa y frambuesa...
No se equivocaban huele riquisimo te dan ganas de comerte el pelo con lo bien que huele. No me lo pensé mas y me lavé el pelo. Con muy poco ya hace mucha espuma y mientras te lavas el pelo desprende ese aroma tan rico.
El pelo se me desenredaba poco a poco ( esque tenia tambien unos nudos o rastas que de verdad nose que parecia)
Luego me eché la mascarilla y ya mi pelo lo notaba mas suave.
Lo sequé al aire libre y olia riquisimo ( a dia de hoy me sigue oliendo) y eso que me lo lavé el viernes.
Cuando ya lo tenia seco el brillo y la suavidad que tenia mi pelo era espectacular. Ami al tercer dia mi pelo ya no brillaba y hoy es es el tercer dia y sigue brillando y si me pongo al sol aun brilla mas y resalta mi color de pelo ( lo tengo teñido).
Por eso chicas os animo a que probeis estos productos son estupendos merece la pena yo estoy encantada y desde hoy soy una #AussieLover.
CONSEJOS:
Lavar el pelo no mas de 2 veces por semana
Lavarlo con agua tibia
En el momento de secarlo con la toalla (no frotar si no provocamos que vuelva la electricidad estática). Mejor es ir presionando poco a poco con la toalla.
Puedes dejarlo secar al aire libre o puedes secartelo con secador siempre que mantengas una distancia prudente y poner el secador siempre hacia abajo si lo pones hacia arriba generas mas electricidad estatica.Peinar el pelo con un cepillo preferible de madera y de cerdas naturales.
Los de plastico aun lo electriza mas.
Y esto a sido todo por hoy hasta el proximo post.
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lacavernamx · 4 years
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Escucha "Ay, Corazón" de Arriagada de los Montes - https://wp.me/p4pCgM-14B
Los pájaros, las piedras que mueven el río, el seis por ocho y las maderas húmedas, junto con sonoridades electrizadas y reverberantes: todas estas sensaciones y sonidos se encapsulan y fluyen liberados en la nueva canción de Arriagada de los Montes.
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testttdrive · 4 years
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Estando acá en este espacio que me ha visto crecer se me hace inevitable pensar en todo lo que he cambiado. Y nuevamente me veo en la necesidad de hacer textual lo colmada que me siento.
Como un panal repleto de miel, un poco de presión y me chorreo porque hay tanto tiempo y dedicación que parecen horas todo este tiempo junto a ti.
Un par de horas alicuotadas de un millón de años rodeada de tu ser.
Te miro tantas veces en el día y te toco confirmando que estás ahí, que tu piel puedo palparla, que eres feliz, te toco y tu risa resuena en mi corazón y genera un eco que me recorre hasta el cabello que ya no es parte de mi. Así de conectada, así de electrizada.
Cada día que me encuentro dentro de ti veo mi mano empapada y pareciera como si fuera la primera vez, porque no puedo creer como te amo tanto, como escucharte gemir y retorcerte me endulza todos los sistemas y exploto, un cortocircuito constante, me matas y revivo para darte todo lo que tengo para luego volver a morir, me vuelvo eterna contigo.
El tiempo se acorta y se alarga, una plastilina cualquiera que se pega entre nuestros dedos.
Me siento orgullosa de ti, de tu pelo, del azul, de esos rizos, el olor que de seguro haz tenido toda tu vida en esa frente pero fui yo quien lo vino a descubrir, tus ojos tan abiertos cuando estás alerta y tan achinados cuando estamos cerca.
Eres absoluta, perfecta, un tesoro.
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«Fugados», José Lezama Lima.
No era un aire desligado, no se nadaba en el aire. Nos olvidábamos del límite de su color, hasta pare­cer arena indivisible que la respiración trabajosa­mente dejaba pasar. Llovía, llovía más, y entre llu­via y lluvia lograba imponerse un aire mojado, que aislaba, que hacía que nos enredásemos en las co­lumnas, o que mirásemos a los hombres iguales que pasaban a nuestro lado durante muchos días y en muchos cuerpos distintos. Hubo una pausa que fue aprovechada por Luis Keeler, para dirigirse a la es­cuela apresurando el paso; no obstante se detuvo para contemplar cómo el agua lentísima recorrien­do las letras de un escudo que anunciaba una joye­ría había recurvado hacia la última letra, parecien­do que allí se estancaba, adquiría después una tona­lidad verde cansado, se replegaba, giraba asustada, sin querer bordear el contorno del escudo, donde tendría que esperar que la brisa se dirigiese -podía también coger otro rumbo- directamente al escu­do, cuyas letras desmemoriadas surgían ya con es­fuerzo, ante la nivelación impuesta por la brisa y por las lluvias, y por último la gota después de reco­rrer las murallas y los desiertos desdibujados del escudo saltaba desapareciendo.
Armando Sotomayor había aprovechado también la pausa colocada entre las lluvias para dirigirse al colegio, que ofrecía un aspecto deslustrado, como si la voz de los profesores hubiera ido formando una costra húmeda que separaba la pared de las miradas. El recuerdo de la lluvia y del agua enfermiza que saltaba de las casas al suelo azafranado, donde se iba borrando, como si la suela de los zapatos limpiase las caras inverosímiles grabadas sobre el asfalto blan­duzco. Era como si una idea se dirigiese recta a adi­vinar el objeto enfrentado, y al encontrar las paredes, verde, amarillo escamoso, del colegio, saltase al mar para borrarse a sí misma.
Luis y Armando se miraron. Armando obser­vó que, al mismo tiempo que ya empezaba a sentir la humedad del agua evaporándose de su chaqueta azul oscuro, con rayas blancas, desde lejos grises, también asomaban con nuevos colores que se secaban lentamente, como después de pen­sarlo mucho, dejando en las paredes mareadas, patas de moscas, caras viejas, casi resquebrajadas. Arman­do ya no miraba las paredes húmedas, mareadas, como si la lluvia se hubiese entretenido en exten­der sobre las paredes piel estirada de gamo, sopla­do estrellas, trazando una esfumada cartografía si­deral. Los ojos de Armando giraron lentamente, los dejó caer sobre Luis que llegaba. Sin saludarlo le dijo: No entremos, en el malecón las olas están furiosas, quiero verlas.
Luis, más joven, alegre por la primera palabra de Armando, lo saludó primero con alegría di­simulada, después rápidamente respondió: Vamos.
La humedad persistía, se notaba, más que en los zapatos húmedos, en el sudor de la cara de Luis. La última gota se demoraba en el escudo de la jo­yería, hasta que al fin caía tan rápidamente que la absorción de la tierra daba un grito. Luis parecía fijarse en el peligro de la próxima lluvia, en la disculpa que daría en su casa si sus padres descubrían el improvisado paseo. Aunque cualquier pregunta de Armando fuese demasiado brusca, no se fijaba en la cara de él, como quien goza la presencia de un espejo empañado o se imagina muy espesa la atmósfera lunar o demora la papilla de puré en la lengua. La emoción de escaparse del colegio tenía demasiada importancia para dirigir su mirada a la cara de Armando, aunque es casi seguro que la fi­jase en sus ojos. Sin embargo, cada palabra de éste era una mirada, hasta casi pensaríamos que hablaba para encontrar en los ojos de Luis la colmación de sus palabras, más que necesaria respuesta.
No deberíamos, pensaba, nada más que ir al colegio por la mañana, todo lo demás sobra. Es cierto que las mañanas casi siempre son húmedas, que ablandan las cosas, que inutilizan las palabras. Cuando veo venir a mi tía, oleaginosa blancura y humedad de la mañana, con los ojos pinchados, con la ropa bruscamente lanzada contra el cuerpo inmóvil, me parece que la veo llegar montando en una vaca y descendiendo muy lentamente -como si quitásemos paños sudorosos de una estatua de yeso- del globo de la mañana. La contemplación del café con leche mañanero produce una volup­tuosidad dividida, que se convierte en poca cosa cuando los garzones van penetrando en las acade­mias. Un sabor espeso va penetrando por cada uno de los poros que se resisten, una paloma muere al chocar con la columna de humo de un cigarro, las aguas algosas van alzando el cadáver de un marinero ciego que deja caer pesadamente las manos, ostentando en las narices tatuadas el esfuerzo por querer sobrevivir en aquellas aguas espesadas por las salivas y por los papeles mojados.
Habían llegado ya al lugar esperado, las olas entraban por la mirada, luego se producía una deses­perada oquedad ocupada rápidamente por las nubes. El paisaje estrenaba una apariencia distinta frente al estilo o la manera distinta de las miradas. Las olas saltaban aceradas alrededor de un puño que les prestaba un esqueleto férreo y algoso. Se formaba el público que sobra siempre en las ciuda­des para bostezar en los incendios, para encender un quinqué en las inundaciones. Luis y Armando habían llegado frente a las olas un tanto desmemoriados, aquello parecía no ser su finali­dad. Momentáneamente había servido, pero les golpeaba un secreto más escurridizo. Las huidas del colegio son el grito interior de una crisis, de algo que abandonamos, de una piel que ya no nos disculpa. Habían perdido una tarde de colegio, ahora dejaban caer las manos, ladeaban un poco la cabeza, todos corrían y Luis se dejaba mojar los zapatos sin levantar la mirada de la próxima ola. Comprendía que el día era gris, que se habían fu­gado de la escuela, que Armando estaba a su lado ocupando un espacio maravilloso, doblemente ce­rrado, espacio rítmico, pues de vez en cuando se llevaba la mano a los cabellos como para obligar­los a mantener una postura irreal, movediza. Los cabellos le desobedecían, huían, como si aquél no fuese el sitio indicado para su sueño, rehusando el dominio de la mano que no reconocían como suya. Luis adivinaba que unas cuantas gotas eran poca cosa para sus zapatos. No había oído los gritos, los menudos papeles blanquísimos que al huir le tiraban a la ola, que cortés volvía después a olvidar y a recogerlos. La curvatura de las olas, la grosera asimilación de la ola por otra ola producía una onda de vapores exenta de recuerdos. Como si las nubes se fuesen extendiendo entre ellos y convirtiesen a los niños fugados en unos archipiélagos húmedos. Un barco los golpea suavemente y se ve lentamen­te rechazado por las manecillas de un reloj. Cam­biaron de rumbo, la finalidad que los había unido se perdía invisiblemente. Se iban a mantener más tensas y secretas las palabras que los enlazaban. Los dos se fueron replegando, ignorándose. Se aleja­ban de las olas creyendo que cansadas de estilizar el litoral se perderían en una aventura más comprometedora. Más que ver las olas las habían adi­vinado entrando en la atmósfera acuosa que des­alojaban, les llegaba un ruido lejano, una ola em­pujaba a la otra, impulsando curvados sonidos que se adelgazaban para penetrar en la bahía algodonosa de los oídos. Ya habían decidido pasear. La incita­ción primera se había convertido en el tedio lleva­dero del tener que pasear. Armando se fijaba en uno de los dos botones que se apartaban de la co­loración azul con rayas blancas del traje de Luis, invariablemente uno le parecía distinto, después empezaba el nuevo agrado descubriendo que los dos eran iguales. Ya no esperaba la próxima ola, sino la cambiante atracción de los botones azulosos, iguales, desiguales, aparecían, se sumergían. La ola que se tendía, después la fijeza de uno de los boto­nes, el otro era tan improbable. La mirada humedecida alargaba peces asfaltados. Era como si una grulla, ave blanda, fuese absorbida por el asfalto exigente que podía lucir así su nueva marca de gru­lla asfaltada. Todo tan diluido que no se diría la grulla escudo sobre el asfalto, como aquel que de­moraba la última gota en el anuncio de la joyería. Luis se estremeció, como si hubiese chocado con una nube o como si se hubiese despertado. Se oyó una voz más espesa, menos infiltrada de humedad. Se sintió aterrorizado como cuando nos enteramos que el escaro, pescado exquisito, sólo tiene los in­testinos comestibles. Luis sentía la humedad invi­sible en su paseo con Armando. Ningún punto fijo podía obligarlo, cualquier línea clareadora era tan alargada que moría en el agua electrizada. Ver­de de luna palustre, adivinando verdor de juncos enlunados.
Había surgido Carlos -la obligación con el nombre, la esclavitud a la línea y al punto-, mayor que Armando, diciéndole imperiosamente, era esa la palabra que Luis no decía, pero que sentía, pero que oía desgarrándole: ¿No ha­bíamos quedado en ir al cine? Todavía podemos ir. Armando, secamente, sin mirar a Luis, que ha tomado una figura insignificante, le dice: Adiós, me voy. Secamente, sin la mirada decisiva, sin intentar por última vez discriminar el colorido de los botones de su chaqueta azul con rayas blancas. Nuevos pájaros nevados dejan caer sus picos sobre las mandolinas que silabean numeradas elegías. El sueño se va espesando en el recuerdo de aquella última ola que definitivamente se marmolizó. La ola es el monstruo que busca el tazón de alabastro cuando dos manos viajeras deciden desembarcar a la misma hora.
Siguió con la mirada la curva de los paredones, que parecían inútiles, pues las olas desmemoriadas se detenían en un punto prefijado, trazado en el vértice de la ola y de la gaviota. Vio también cómo su brazo giraba, se perdía, hasta que adormecido lentamente se iba curvando, obligado por el girar de las gaviotas que trazaban círculos invisibles, no tan invisibles, pues al querer extender el brazo sen­tía las picadas de los peces-arañas, y al alzar los ojos veía a la gaviota esconderse en un punto geométrico, o entrar como flecha albina en un gran globo de cristal soplado. Ya no podía aislar el re­cuerdo de los peces-arañas, ni el brazo lentamente curvado de la mansa compasión de las gaviotas. No podía aislar en su cajita de níquel cromo los fósforos de las agujas. Ni el libro de las preguntas de las respuestas madreselvas, de los grupos de co­rales, de las más podridas anémonas. Las nubes se abrían rápidamente mostrando el castillo que se desangraba. Las nubes destetadas hacían un poco más rosado el nácar de aquella agonía. Siguiendo las vueltas de las gaviotas aparecían una docena de adolescentes ocultando en las arenas sus flautas cremosas, dejando en recuerdo sus orejas enterra­das. En el centro de la pecera se ven flotar, dimi­nutos, otra docena de guerreros romanos.
Se sentó en el muro, el agua ya no rebotaba en las piedras. Se dirigía a los oídos con pasos secre­tos, rebotando contra el castillo, sin timbre o lebrel que partiesen aquella humedad, que avivasen la oportunidad de aquel secreto oleaje. Vio cómo la uniformidad marina se abría en un remolino somnoliento, vislumbró un alga verde cansado, gris perla, adivinanza congelada, secreto que fluye. Lle­gaba una olita, fabricada por los juncos tejidos, guiada tan sólo por el ruido que forman los peces al virarse para pellizcarse el cuello; parecía que avisada el alga, ya empezaba a oír su nombre indistinto, iba a incrustarse en la piedra. Insatisfecho momento y el alga diferenciada, un tanto marea­da, volvía a ocupar el mismo sitio. Luis Keeler sin­tió la fijeza del alga, sintió también su carrera invisible hacia el paredón musgoso. Quedando así el alga, como una corona que desciende hasta la raíz del castillo que se desangra sobre el río. El alga clamaba por la monarquía del sueño intermina­ble. Entre los pasos de la codorniz y la raíz del castillo, la fotografía tomada a la sombra del hú­medo ruido y a la ligereza, podía garantizar el sur­gimiento de las algas diferenciadas.
Cuando el alga rebotó por última vez contra la piedra ablandada, Luis Keeler se fue hundiendo en el sueño. Un sueño blando, rodeado de algas, algodones, de manos que tocan blandamente un saco de arena y de puntillas. Cartas persas, las co­dornices de servicios domésticos, las peceras vol­cadas después del crimen. En su afán de buscar la última palabra y el nivel del sueño la codorniz tiraba desesperadamente de los labios. En el paraíso el agua corría de nuevo y se fabrica el cielo. La línea del paredón se alargaba, y él fue también es­tirando, adelgazando. Sintió que el pensamiento se le escapaba como había sentido los pasos de la codorniz, para ocupar el centro de aquella alga nombrada, diferente, que podía ostentar su orgu­llo y sus voluntarios paseos. El tacto insatisfecho ya no podía prolongarse en la mirada o en aquel último fragmento de sus labios. Espeso sueño como de quien pudiese hablar con la boca llena de agua. Absolutista alga que separaba el cristal de la diva­gación de los recuerdos y de las nubes.
Traspasó una línea marinera, que había sido tra­zada por los juncos antes de convertirse en pájaro­moscas. La última se extendió por el cuerpo de Luis Keeler, quedando también adormecida en la arborescencia de sus nervios. Uno de sus ojos, tras­pasando el globo de porcelana, que había sido traí­do junto con el taladro de los granates, se fijó en la punta del dedo de un bandolero agilísimo. Triun­fó, una ruedecilla recorría la distancia que separa­ba la mirada del objeto ceniciento.
Después el otro ojo se fijó en la condecoración dejada por el carapacho de las aguas quemantes, de las lavas y de los punzones. Puesto ya de pie, todas las algas huidas y borrado el límite de los paredo­nes, la noche le empapaba las entrañas, creciendo como un árbol que sacude la tinta de sus ramas. Hubiera sido decoroso dar un grito, pero en aquel momento se vaciaba la jaula de los cines y de la vida clamante de las algas había surgido un abso­luto sistema de iluminación. Dar un grito le hu­biera costado partirse un pie o adivinar los últi­mos cabeceos de las algas o cómo circula la sangre en los granates.
Autor: José Lezama Lima.
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institutodecultura · 5 years
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Tomar la palabra
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«En los ejércitos de antes, el militar aprovechaba el tiempo para limpiar su arma y rehacerse de parque. En este caso, como nuestras armas son las palabras, tenemos que estar pendientes de nuestro arsenal a cada momento»
(Subcomandante Insurgente Marcos 25 de marzo de 2001
Denunciemos la barbarie que nos acorrala y devasta, denunciemos los genocidios y la censura donde ocurran. Denunciemos la miseria. Somos testigos, protagonistas y víctimas de una guerra ideológica virulenta empeñada en imponer los valores burgueses más nocivos y aberrantes. Padecemos el gran embrollo de las mafias mercantiles trasnacionales. Se censura y asesina al espíritu rebelde, sus creaciones, enseñanzas y comunicaciones.
A estas horas la palabra libre debe abrirse para que las gargantas canten tempestades de insurrección bien pensada. Palabra primero ética que estética, ciencia, técnica, artesanía, ancha e irreductible, un arma, una forma superior de lucha con sus imágenes… una «álgebra profunda». Un producto de cierto trabajo no alienado purificado y purificante… una alquimia del ser liberado. Palabra que no es mejor o peor que otras, que no es beneficiaria de «iluminaciones» o privilegios de especie o clase. Palabra de exteriorización humana donde las formas vibran emocionalmente electrizadas. Palabra capaz de transformar la vida… cambiar al mundo.
Palabra militante de la libertad e investigadora fantástica de la Imagen, rebelde en la práctica. Palabra que habrá de valerse de cuantos medios tenga al alcance para movilizar todos los ejércitos emocionales hacia el triunfo final de la humanidad en contra de todas las opresiones. Palabra transformadora que expanda e inaugure visiones y conciencia de una humanidad sin clases, sin estado, sin propiedad privada.
Palabra magnética que encienda todas las máquinas amorosas para la resolución de los problemas en la vida práctica armada también con poesía para liberar a la humanidad de todo aquello que la aprisiona en los límites de sus necesidades más elementales. Palabra que gozará la vida en todos los poros como una música contraria a la estupidez y la gratuidad. Y si logramos algunas imágenes bellas esas serán las de la Revolución (no las de una secta, no las de una imposición dogmática, no las de una burocracia) Será precisamente poesía donde toma parte otra especie de música intelectual desde el fondo del corazón. Palabra contra el culto de la vanidad salivosa. Contra todo engendro vomitado a destajo en trances de prostitución o cursilería negociables. Palabra contra la palabrería santificada entre genitales insatisfechos con calenturas patrioteras. Contra los retruécanos eyaculatorios de caballeros o niñas sensibleros, se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen, se premien como se premien.
Es decir, palabra necesaria, arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgores las zonas más intrincadas del la vida, de los universos interiores y exteriores, luz multi direccional, luz centrífuga y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida con poesía. Palabra con luz de metralla escalofriante, luz de repetición y turbulencia que agita corazones y espasmos. Belleza convulsiva. Palabra magnética que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Palabra lumínica que transforme al mundo… que transforme la vida.
Sabemos que hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposible revitalizar el mundo en que vivimos, es inútil aferrarse a él, es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros mejores. Y eso tiene costos que son hoy por hoy ineludibles. Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad.
No es la fuerza de las palabras un medio para acceder a un mundo «ideal», «perfecto» dogma de sectarios, sino para salir de uno falso. Para la reclasificación espontánea de las cosas según un orden más profundo y más preciso e imposible de dilucidar mediante la razón de la miseria. Para un orden, organización, sensible e inteligente. Palabras para hacernos comprender no bajo las maneras ordinarias, sino con lenguajes nuevos no exclusivos ni excluyentes, con el filo de nuestra obstinación revolucionaria encarnizada, para que conmocionemos, desequilibraremos el pensamiento hegemónico. Y, sin negar los mejores logros, avanzar desde donde estamos.
En nuestros días es necesario sembrar la palabra revolucionaria por todas partes, impulsar términos nuevos hasta que el espíritu alcance la idea absoluta de la necesidad revolucionaria, en el sístole y el diástole, donde se pondrá en marcha la unidad, no uniforme, de todas las categorías poéticas. Palabras hechas por todos, no por uno, lo mejor es agruparse, no amontonarse, pero no para hacer triunfar intereses individuales, sino para cambiar la vida, las estructuras sociales y la realidad del individuo. Y no serán los poetas quienes hagan la revolución, serán los obreros y los campesinos organizados bajo un programa en el que no estará ausente una táctica y estrategia poéticas aportadas por escritores revolucionarios, poetas llamados a sumarse en la lucha como un guerrero más, bajo crítica y autocrítica permanente, acompañante de los protagonistas y protagonista a su vez.
A las palabras que, son una de las más importantes conquistas de la humanidad, también ha ocurrido el saqueo, la malversación, el robo y la censura para beneficio de unos cuantos y la explotación de la mayoría. Muchos de los mejores logros de las palabras viven secuestrados bajo el imperio de comerciantes que hacen pasar por logro moral su habilidad impune para beneficiarse con lo que es propiedad humana colectiva: la producción del pensar y el saber… la Cultura. Maquinarias, medicamentos, tecnología, medios de comunicación, pinturas, esculturas, lenguajes… una arsenal de conquistas humanas al servicio de un sector o clase que con violencia administrada (Cultura bélica) saquea y destruye las fuerzas productivas de la Cultura a diestra y siniestra.
No soñemos con palabras plenas y libres en una sociedad enferma. Soñemos la transformación de la sociedad y además la transformación de su Cultura, sus palabras y lenguajes. No se puede (o debe) pensar la palabra, la Cultura y los lenguajes al margen del estado que guarda objetivamente el desarrollo de las fuerzas productivas. No se debe pensar el trabajo de expresarse libremente (incluido el de la Cultura) sin los trabajadores, sus circunstancias, las calamidades que los marcan y las potencialidades liberadoras posibles. No hay tesis coherente sobre la Palabra, si se omiten las condiciones concretas donde se produce y de quienes la producen. Aunque en la concepción burguesa de lenguaje se den cita enunciados con apariencia pluralista, democrática e incluso «revolucionaria»… es necesario establecer que en una sociedad dividida en clases el debate sobre la Palabra es ineludiblemente un debate de clase. Las palabras no son un acontecer abstracto que puede despegarse de las condiciones concretas y las necesidades colectivas. La Palabra sólo se desarrollará sobre sus mejores conquistas, dialéctica y colectivamente, cuando la sociedad logre su emancipación definitiva. Y permanezca armada para defenderse. Mientras tanto los logros impulsados desde las ciencias, artes o tecnologías, hasta hoy privilegio de pocos, son sólo índices de un grado importantísimo pero parcial del desarrollo humano total. Sin un programa político de la Palabra no se pone por eje modificar semejante encrucijada, simplemente es extensión de lo mismo que ya nos ha mostrado su incapacidad para impulsar el desarrollo de las fuerzas expresivas bajo un plan distinto que sea hecho desde una humanidad en sí y para sí. En todos sus significados la producción de una Cultura, palabras. Lenguas y lenguajes no alienados, supone la existencia del trabajo no alienado y la posibilidad de participar libremente que en cada momento. Supone un pie de igualdad en las condiciones de su producción, un acceso irrestricto a las herramientas de producción y la construcción de espacios, medios y modos para la exhibición libre de las propuestas y logros. Pero especialmente supone conciencia de las necesidades puesta en programas legitimados colectivamente para una praxis no sectaria, no iluminista y no burocrática de la creación y recreación de la Cultura.
Ya hemos visto que a la Palabra se la usa como Caballo de Troya. En las escuelas, los espectáculos, los círculos intelectuales y científicos… para desembarcar ejércitos ideológicos y doctrinas domesticadoras que «elevan» al espíritu de los pueblos y lo alejan de esos de hábitos «ignorantes» que afean el decorado burgués. Ya hemos visto, bajo todas sus variantes, el ataque modelizador de conductas que se visten con lentejuelas «cultas» para esconder discursos donde sólo los valores dominantes tienen cabida. Ya hemos visto el circo oligárquico de los empresarios que ven en la Palabra ese toque de «gran estilo» que hace pasar por «culto» cualquier ardid para llenar teatros, hoteles, aviones… destinos turísticos. Ya hemos visto lo que las burocracias son capaces de hacer con la Palabra para hermosear, con dadivas tramposas, el ejercicio de su poder y de sus presupuestos. Desde el capitalismo hasta el stalinismo.
En general el esmero, detalle, pulcritud y palabrería con que se elaboran los planes y plataformas Culturales para la Palabra, sus lenguas y sus lenguajes, desde los gobiernos al servicio de la burguesía, son púlpitos para un clientelismo disfrazado de erudición que extorsiona a los pueblos con la jugarreta de un saber burocrático concentrado en su vanidad de poder. No les faltan especialistas, títulos ni argumentos de clase, son impecables en la logística de las prebendas y canonjías. Son suficientemente escolásticos y eclécticos, y, sobre todo, son eficientemente demagógicos. Rinden informes detallados, hacen pasar por riqueza una red miserable de auto-proclamaciones llenas de aplausos para un rey tuerto que gusta de tragar ojos de súbditos. Algunos ganan premios internacionales.
En circunstancias así la división del trabajo Cultural debe desaparecer y debe desaparecer todo halo fetichista. Un trabajador de las artes, las ciencias o la educación es un trabajador más, igual que todos, sus posibilidades de desarrollo están determinadas por el desarrollo de todos y sus producciones, incluso con las peculiaridades más innovadoras, deberían ser contribución al desarrollo general de los seres humanos liberados de la explotación. Los poetas, pintores, músicos, teatristas, vídeo astas, intelectuales, bailarines… no son más dueños ni más hacedores de Cultura que los obreros, los panaderos, los electricistas… La idea de creación Cultural restringida a inteligentes o genios reproduce la separación clasista de la sociedad y la fetichiza. Los talentos individuales, que son innegables, deben explicar históricamente a qué intereses sirven.
Contra la censura nuestras armas no son distintas a las armas comunes en función revolucionaria. Es decir, el arma no es una representación simbólica de lo que la lucha y el mundo son, sino herramienta de destrucción-construcción bajo la brújula de un programa revolucionario. Tatuado en las armas. Con la poética engendrada por la revolución toda arma es además relato de la gesta gracias a necesidades conscientes y a una imaginación colectiva no alienada. No son panfletos, no son pose y falacia. Las armas de la poesía revolucionaria son relato de una teoría y práctica transformadoras que recuerdan siempre sus objetivos como un reloj histórico que apunta, con sus manecillas, la hora del triunfo.
Esta idea de revolución unida a la palabra no es otra cosa que la poesía al servicio de la revolución. En el corazón de la revolución reposa el amor, la poesía, lo maravilloso. La vida no es un fluir lineal predestinado, fluye en estallidos hacia fuera gracias al amor con su erotismo, por eso los modos más elevados de comunicación deben ser acción y reflexión en el pensamiento poético revolucionario. La revolución, el acto de amor y el acto de poesía no son incompatibles. La comprensión de esta premisa complementa toda nuestra táctica y estrategia… mostrar al amor como una ceremonia (un lenguaje) que no se realiza a espaldas de la sociedad y que es una necesidad primordial para una vida que se dignifique en y con la lucha. Lucha en primera y última instancia con amor revolucionario en un mundo en transición hacia un amor revolucionario permanente. El amor es en nuestra definición guerrera, reconocimiento de la revolución en la persona amada, es la libertad, es ceremonia, purificación y piedra de fundación: el misterio de la persona libre. La poesía se hace en el lecho como el amor. Sus sábanas deshechas son la aurora de las cosas. La poesía se hace en los bosques y en las fábricas, en las escuelas y en los límites. Debe tener todo el espacio que necesite.
Para preguntar por la hora de la revolución la humanidad debe preguntar por sí. Entonces otro mundo puede nacer de la contradicción entre lo que vivimos y cómo queremos, debemos, merecemos vivir. Puede nacer una revolución ahí donde la conciencia se disponga a evitar toda caída en la miseria del mundo. Eso será también poética revolucionaria que, de la teoría a la práctica, y viceversa, contribuya, objetiva y subjetivamente, en la destrucción del imperio burgués y al ascenso del espíritu libre, hacia una humanidad plena.
Seguramente lo que no avance con la revolución terminará disecado en alguna vitrina de la historia, acaso como testimonio de lo que hubo de morir para que naciera lo nuevo. Y la poesía no está exenta de semejante dialéctica. Hubo quizá gérmenes revolucionarios en toda obra que se propuso impulsar el desarrollo humano. Probablemente estuvo presente en todo salto cualitativo que implicó avance. Pero muchas afluentes revolucionarias en la cultura quedaron paralizadas, por razones endógenas y exógenas, de manera desigual y combinada, hasta el punto de impedir el desarrollo de sí y desde sí. Lo revolucionario cesó de serlo incluso en la poesía hasta romper con sus términos esenciales y cancelar incluso su definición.
Cada uno es libre de decir y escribir lo que le agrade, afirmaba Lenin en 1905, la libertad de prensa y de palabra debe ser completa. Tomemos el derecho de llevar adelante, tanto en literatura como en arte, en ciencia, en educación, en agricultura y en carpintería… la investigación de nuevos medios de expresión, como derecho de la humanidad de continuar profundizando el problema humano de la libertad y renunciar a juzgar la calidad de una obra por la actual vastedad de su público. Opongámonos a cualquier tentativa de limitación del campo de observación y de acción que la humanidad aspire a crear intelectualmente para atender sus necesidades cambiantes.
Logremos un acuerdo sobre las condiciones que, desde un punto de vista revolucionario poético faculte al arte, a la ciencia… a la poesía toda, a participar en la lucha emancipadora, permaneciendo enteramente libres, en su dominio específico. Sin que libertad implique indiferencia, sin que libertad suponga falta de solidaridad con la lucha obrera y campesina. Acordemos luchar contra quienes consienten que el arte, la ciencia y el pensamiento todo, sean sometidos a disciplinas incompatibles con sus medios, ratifiquemos nuestra voluntad deliberada de atenernos a la fórmula: toda la libertad en arte.
Coincidamos en que bajo las condiciones actuales de genocidio, en todas sus formas, la tarea suprema del arte, la ciencia y el pensamiento es participar conciente y activamente en la preparación de la revolución. Acordemos que ni científicos, ni intelectuales, ni aristas pueden servir a la lucha emancipadora a no ser que estén subjetivamente penetrados por la necesidad revolucionaria organizada, social e individual, que traduzca el sentido y drama de la revolución en sus nervios para que procure libremente dar una encarnación artística, científica etc. a su mundo interior y exterior.
Coincidamos en no someternos a burocracia o secta alguna. En no aceptar la felicidad por etapas o en un solo país. No esperemos de la burguesía y del estalinismo nada que no sea execrable. Coincidamos en que es necesario organizarnos, que si la organización es, en lo posible, expresión de avance, nuestra situación es francamente atrasada, poco inteligente y acaso miserable. Aunque nos cueste a muchos será necesario someter a crítica atenta ciertos pensamientos nuestros que nos impiden luchar juntos. ¿Queremos, podremos?
Seremos capaces de encontrar la poesía Revolucionaria si trabamos un conflicto universal contra la lógica de la miseria. Si nos oponemos a cuanto reduce La poesía revolucionaria a un marco literario o decorativo. Si reunimos fuerzas de sobra para dar fin a toda farsa siniestra, a esta pulsión burguesa delirante y enloquecida que nos explota, a este circo de bestias asesinas. Todo está aún por hacer, lo estará siempre. No hay obra acabada. No se admiten compromisos dubitativos. La historia de la humanidad renacerá de la noche bajo el pico de una cigüeña tartamuda. Es nuestra realidad.
Ataremos el viento a los cabellos de la poesía revolucionaria y al plan de los obreros en una batalla de arco-iris extremo donde se apoye todo pie para montar estrellas. Batalla arco-iris en las entrañas del cielo que tomaremos por asalto con el engranaje perfecto de pétalos a caballo galopando la risa de Marx, de Lenin, de Trotsky y de Engels. Poesía conciente de sus determinaciones histórico, culturales. Es decir una poesía revolucionaria como luz que busca el ojo hasta que lo encuentra, como balbuceo que busca su lengua astronómica y la encuentra, como luz de idioma magnético. La poesía revolucionaria pastará ensimismada sobre las voces obreras nuevas. Algún día, lo sabremos sin secretos, saldrá un arco-iris como un tranvía, haciendo el amor y del amor saldrá una selva, una flecha, una liebre, una cinta, una catarata, una mirada nueva hoy escondida al fondo del ojo.
Cuantos se impongan la misión de construir una pensar y hacer poesía revolucionaria lucharán contra los sacerdotes de la «inteligencia» burguesa, y apuntarán, contra todas las miserias, las armas del marxismo de largo alcance. Y nos urge organizarnos. Es necesario que se sepa, es necesario que alguien lo diga con voz de mariposa milenaria, profeta de constelaciones, mientras bailamos sobre el azar de la vida y empezamos los años y los siglos nuevos como cascada épica sobre el cielo. Después de tantos siglos y más siglos andará por la tierra la poesía revolucionaria con miríadas de frases proféticas que se convertirán en constelaciones. Como una ruta hacia el horizonte de la revolución ahora luciérnaga-volcán del futuro donde los astros crujirán las entrañas y el cielo cruzará la garganta del poeta que lo toma por asalto.
Desafiaremos al silencio incluso con blasfemias y gritos hasta que caiga el rayo ansiado de esa alquimia de poesía revolucionaria que nos llevará al otro lado de la periferia consciente e inconsciente… Sonora como el fuego de una orquesta de sirenas. Como cuna de todas las lenguas nuevas de donde salga una flecha contra la barbarie higiénica, limpia, entre ruinas de humanos en los mercados plantados de preceptos. Poesía revolucionaria para escuchar la elocuencia de las estrellas y la oratoria del árbol, del alma y la luna almendra. Poesía protesta en gritos oceánicos y araño al destino de los miserables. El eco de voz que hace tronar el caos.
Mientras los astros y las olas tengan algo que decir será por boca de la poesía revolucionaria que hablará a los hombres como procesión de instintos que asciende en pos de la verdad a la hora de vivir la libertad como instinto contagioso de campanas con pies de arroyo.
Lo posible, mientras tanto sigue siendo extenso y desafiante. También lo imposible. A estas horas el sol tantea el último rincón donde se guarda la poesía revolucionaria. Y nace una selva mágica y sube un canto de mil barcos que llegan. Es hora de despertar en todas partes un sueño que saca al hombre de la tierra para que tome el cielo por asalto. Y lance pájaros con esperanza al amanecer de la bóveda como amor y paciencia de la poesía revolucionaria con que nos frotamos las manos y reímos, nos lavamos los ojos y jugamos. Cada tiempo tendrá insinuación distinta. Todo es posible en este mirar sencillo los subterráneos de la vida, nada será lo mismo. Esta poesía revolucionaria teje ya las noches y las mañanas para que el paisaje se llene de locuras frescas y el trigo vaya y venga de la tierra al cielo, del cielo al mar, buscando las cosquillas de las espigas.
Se trata del estado superior de las imágenes… su «álgebra profunda». Su realización purificada y purificante… la alquimia materialista del ser dialéctico. Por causa de heridas que nos atan las alas, la magia poética lima los barrotes y hurta la llave de los sueños encerrados bajo una certeza de raíces en cielo rebelde que no huye de nuestros mares íntimos. La poesía como estrategia de la vida, producción humana monumental que escampa horizontes, revela territorios, expande el deseo. Podemos creerlo, la poesía revolucionaria tiene el mismo poder que los ojos de la amada. Hace pensar en el comienzo del mundo que sigue su órbita concienzudamente.
Los verdaderos poemas revolucionarios son incendios cósmicos como el amanecer. Se propagan e iluminan sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía. Huyen de lo sublime externo. Hablan una lengua de corazones bajo las leyes del sol entre nubes comunicantes y colchones de neblina intermitente. Las llamas de la poesía revolucionaria ven las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles. La noche y el día, eje en que se juntan el gran poeta y su caballo, que come alpiste, calientan su garganta con claros de luna.
Por cada gota de poesía revolucionaria la montaña hará suspiros que conocen los secretos de la noche, los martillos y los monederos falsos. Aquél que bebe el vaso caliente de la poesía revolucionaria conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que dejan los almacenes de recuerdos.
La poesía revolucionaria es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo, se levanta en el corazón y baja los párpados para hacerse la noche del reposo agrícola. Es cazadora de pájaros sin corazón. Está quizá al extremo de la canción próxima y será como cascada en libertad y rica como línea ecuatorial.
Todas las cobardías, las abdicaciones, las traiciones que quepa imaginar no lograrán impedir la erupción descomunal de la poesía revolucionaria. Por eso la fidelidad inquebrantable a las obligaciones que impone exige interés por el riesgo. La poesía revolucionaria vivirá incluso cuando no quede ni uno de aquellos que fueron los primeros en percatarse de sus promesas. Es demasiado tarde ya para que la semilla no germine infinitamente en el campo humano, pese al miedo y a las restantes variedades de hierbas de insensatez que aspiran a dominarlo todo. Si deseamos librarnos de la apatía ante la miseria hay que encuadrar la experiencia de la poesía revolucionaria en todos los frentes donde se libre una lucha real contra la ignorancia. Cada época padece de un mal concreto y la época actual padece de un imperialismo agudo.
No hay tiempo que perder, para hablar de la poesía revolucionaria como un agricultor que sale de los cruzamientos de la espera, urge una sinceridad nueva contra la miseria.
No hay tiempo que perder, todo esto como la letra cae al medio de pájaros anónimos que cantan como el rubí en el cerebro de las mariposas.
No hay tiempo que perder, el buque tiene los días contados, se abren las estrellas con sus banderas que estallan de semillas y alguien aprieta los pedales del viento, pasa el rebaño de estrellas en olas nuevas de materia desnuda. La revolución no viene de tan lejos a pesar del odio petrificado como un sombrero.
No hay tiempo que perder, nos hablan los horizontes aun imprecisos con su boca de selva montaña y noche. La lengua traza arpegios sobre el camino. Darse prisa, darse prisa. Están listas las semillas y esperan una orden para florecer por su escalera proletaria antes del viaje al cielo. La poesía revolucionaria hace temblar a la licantropía con sus garras viento.
No hay tiempo que perder, conocemos el camino sin límites obediente al instinto de los sentidos. En el tapiz del cielo se juega nuestra suerte y urge tomarlo por asalto
Un cortejo de horas golpea el futuro, se juega el alma, la suerte vuela todas las mañanas con los ojos llenos de fusiles refugio del cielo.
La poesía revolucionaria tiene los pies atados a su estrella propia que plantará continentes sobre los mares. Lo aprovechable sólo lo aprovechable para la vida que preparan los obreros con sus astros sonrientes color mundo y carne. Catarata libertad y río lleno de corazón sobre la tierra pájaro celeste tras los barcos magnéticos de las palabras que tienen sombra de astros. Poemas que tengan fuego de rayos e incendien donde caigan, que no se congelen en la lengua, poesía con imanes para el alma de luz y cascadas lujosas. La poesía revolucionaria será música de espíritu cítara, plantada en el cuerpo que estallará en luminarias dentro del sueño. Poesía revolucionaria mojada en mares no nacidos como un combate de estrellas y veleros que parten a distribuir el alma rebelde por el mundo.
Verdaderamente no se puede jugar con la poesía. La función de la poesía revolucionaria consiste en organizar de manera diferente ideas e intuiciones que tenemos medio esbozadas, hacernos ver mejor, hacernos ver «a través de», ponernos en sintonía con nosotros mismos, y con todo lo que nos rodea para organizarnos mejor, luchar mejor, buscar lo mejor en cada acción humana. Las anotaciones personales y los subrayados desde el primer momento deben tener una proyección hacia el futuro, de cara a la revolución. Cuanto más importante es el problema y más densa la problemática de clase, tanto más necesaria la poesía revolucionaria. Hay que trabajar sobre la poesía con la poesía para la revolución en caliente, desde una concepción de clase.
El meteoro de la militancia cruza por el cielo como aviador de estrellas cuidado por la aurora como aeronauta y estrella errante que los ojos han visto entre los pájaros. Ante la guerra sin cuartel, debajo de las luces y las ropas colgadas, la tierra y su cielo cantan en las ramas del cerebro la clave del campo inexplorado. Hay un espacio despoblado que es preciso poblar con poesía revolucionaria, con semillas abiertas, juegos y aerolitos de violín que nos traen el recuerdo del horizonte nuestro.
Si nos armamos con la poesía revolucionaria y la vivimos plenamente, desde el interior, aprenderemos a orientarnos en estos mundos. Las preguntas fundamentales no provocarán en nosotros el reflejo feo de hojear mentalmente el pasado, para «volver a ver» la página en la que está todo explicado, sino, más bien, el reflejo de «situarnos» con la imaginación concreta en una revolución plena, en una solución impregnada de amor geológico, y después al «mirar a nuestro alrededor», describiremos que vemos una humanidad para si.
Todos los lenguajes son un instrumento, no un fin. Sin poesía puede suceder que, si sólo sabemos los lenguajes, nada tengamos que decir. Hay que estudiar los lenguajes todos mientras se estudian otras cosas, no en lugar de estudiar. La poesía revolucionaria se baña en algún piano donde brotan las palabras como recuerdo de música en el silencio. Nadie impedirá que La poesía revolucionaria se clave en la eternidad para alumbramos con fuego la suerte. Y con nuestra carne florezca donde el aliento se corta para hinchar las campanas de todas las estrellas sobre los ríos desbordados como hoguera imperativa con olor de pasión que invadirá al orbe del futuro.
La poesía revolucionaria se ocupa y se ocupará constantemente, ante todo, de reproducir este momento ideal en que el hombre, presa de una emoción particular, queda súbitamente a la merced de algo «más fuerte que él» que le lanza, pese ciertas limitaciones de su realidad, hacia los ámbitos de la revolución permanente. Al salto magnifico de lo cuantitativo y lo cualitativo hacia su desarrollo en contra de todo lo que lo frena. Lúcido y alerta, sale, después, a enfrentar un paso nuevo. Lo más importante radica en que es ineludible semejante experiencia, plena de emoción, que no dejará de expresar su campanilleo misterioso, ya que, efectivamente, la humanidad comienza a auto-pertenecerse. La poesía revolucionaria tiene un mirar de vértigos. Alborada que borda certezas sobre el cielo que tomará por asalto y del que todos tomaremos tinta sin nombre. Poesía lengua de obra y lucha que hablaremos para siempre vertiginosos. Belleza convulsiva que abrirá para siempre esta caja de mil fondos llamada humanidad.
Deberíamos re-inventar, con poesía revolucionaria y a partir de sus logros máximos, las obras todas dadas hace siglos. La hora de la poesía revolucionaria es también una hora de transformación de nuestras necesidades en rompecabezas bastante más refinados. Los conjuntos naturales de objetos y de fenómenos, tocados por la poesía revolucionaria, ya no coinciden con nuestros pensamientos ordinarios. La realidad impone problemas nuevos, exige luchas nuevas y estrategias nuevas. Dejemos de esquivar, levantemos la poesía revolucionara contra la vida miserable a que nos condenan a vivir. Levantemos unidos la poesía revolucionaria como ejército de luz, contra las emboscadas. Al lado (o detrás) de millones de obreros que levantan al cielo sus banderas de aurora, la única esperanza, la última esperanza contra el hambre eterna y el descorazonamiento, contra la angustia que cuelga de los pechos. Contra las alucinaciones de la angustia tantos siglos acumulada como lágrima inmensa. Contra la muerte infiltrada de rapsodias burócratas, infiltrada de pianos tenues y banderas camaleónicas con transfusiones eléctricas de pesadilla y fatalidad en nombre de un idiota.
Démonos la unidad, no uniforme, como flor de manos en acción y muchedumbres de aullidos rebeldes. Para que los mundos galopen en órbitas sin angustia. Para que se rompan los candados del cerebro y un huracán de poesía arrastre la podredumbre. Para que resuene otro violín gutural acompañando al piano de la revolución. Para que otra voz embrujadora traiga su gramática olorosa y triunfal como tempestad ardiente en nuestros cráneos.
No hay métodos rápidos ni técnicas milagreras para Unidad ni para la poesía Revolucionaria. El poeta revolucionario debe saber que toda oficina, toda fábrica tiene su buena cuota de ritualistas obsesivos, de sádicos, de petulantes… El especial sadismo de la burguesía sabihonda a costa del ignorante tiene una larga historia, densa y amarga… Durante siglos, los profesores, los preceptores, los maestros de música y de canto eran, entre otros, en realidad, sirvientes… ¿Y hoy? ¿Dónde estamos parados? ¿Qué nos une? ¿Quién fabrica nuestra incapacidad organizativa, de unidad, de lucha, juntos… no revueltos?
La poesía revolucionaria está aquí ¿Se escucha? Está detrás del ruido siniestro en los pechos cerrados. Abrirá la puerta del alma con un suspiro de huracán. ¿Acudiremos?
Y la tarea primera sigue siendo contribuir, sin dogmas, con la organización revolucionaria como un telescopio que apunta la cola de un cometa infatigable. No hay puerta de salida sin la revolución y sin su poesía. La unidad producirá grietas al fondo del infortunio, del tiempo y de nosotros mismos… por ahí se filtrará, a través de todos los espacios y todas las edades, el viento de la revolución que se enredará en la voz contra esta noche fría de gruta en huesos de miseria. ¿Eso es poco? Desorganizados somos como un barco que se hunde y apaga sus luces en las aguas de la impotencia, mientras, los perros burócratas ladran a las horas que se nos mueren.
Acordemos la unidad porque muchos siguen haciendo pasar por «poesía» una impostura decorativa de «artistas» dedicados a disfrazar, estéticamente , la miseria. Mueven la cola, hacen gracejetas al patrón que saca cheques para comprarles, rentarles, exhibirles obra. Siguen haciendo pasar por «poesía» el idealismo solipsista, más enfurecidamente nihilista.
Coincidamos en unirnos en un Frente Mundial revolucionario con lugar para disentir y construir. Frente que sea frente y no espaldas de algo o alguien. Frente que no nos diluya, que no nos corporativice. Frente para no dejar de ser lo que pensamos y somos y para dejar de serlo sólo si lo deseamos y acordamos. Frente para ganar, no para que nos ganen. Frente para acompañar la revolución obrera y campesina, no para ilustrarla ni usufructuarla. Frente para la unidad no para la uniformidad. Frente confiable, no rentable.
Coincidamos, porque es posible, para lo inmediato y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor. Por el salario y por el ideario.
El caso es que una buen día quizá cuando el cansancio y la rabia nos antesalen a la noche, antes de caer dormidos, percibiremos nítidamente articulada, hasta el punto de que resulte imposible cambiar ni un solo elemento, la imagen de una revolución plena, no ajena al sonido de nuestra voz, de cualquier voz, como una frase nueva que llegará hasta nosotros sin llevar en sí el menor rastro de distancia y que, según ciertas revelaciones de la conciencia, nos ocupara el resto de la vida. Esa frase, la frase revolucionaria, parecerá, en un insistente, casi atrevida como el cristal. Aparecerá como un lenguaje nuevo de guerra poética, que no podrá entenderse más que hundiendo sus raíces en el humus revolucionario de los obreros y los campesinos para nacer como una planta nueva siempre. Grabemos rápidamente tal frase en la memoria, y, cuando nos dispongamos a pasar a otro asunto, el carácter orgánico de la frase retendrá nuestra atención. Y entonces poblaremos su vientre con una militancia nueva que se prolongara en la sangre a que responderemos sobre el surco de un arado de luz y ojos enaltecidos.
En el examen de la historia no sólo hay que saber, sino que hay que saber de una cierta manera poética. Tiemblen farsantes, uno conoce muy bien sus estrategias. Estamos en pie de guerra con nuestro cielo lleno de estrellas que esperan convertirse en poesía revolucionaria, con salpicaduras de astro que sopla sobre el pecho montañas a altura de los deseos. El entusiasmo intacto. Vivitos y coleando. Nos daremos la vida, desde esta muerte que nos dan y contra ella, si juntamos todas las frases revolucionarias, si las organizamos, aquí y allá, para tomar el cielo por asalto, hoy cercado con balas.
«Cada palabra que se pronuncia aquí dice al menos esta única cosa: que esta humillante época no ha podido ganarse nuestro respeto» (H. Ball).
Autor: Fernando Buen Abad Domínguez
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Casi 400 millones de personas en el mundo hablan español, según datos de la UNESCO. Esas estadísticas contabilizan la población de los países cuyo idioma oficial es el español, a lo que se le suma los 22,5 millones de personas que usa regularmente el castellano en Estados Unidos. Cifras en millones de personas.
PaísPoblación% mundial
México104,00 millones26,06%
Colombia42,00 millones10,52%
España41,00 millones10,27%
Argentina36,00 millones9,02%
Perú27,00 millones6,76%
Venezuela23,00 millones5,76%
Estados Unidos*22,50 millones*5,63%*
Chile15,00 millones3,75%
Ecuador12,00 millones3,00%
Cuba11,00 millones2,75%
Guatemala11,00 millones2,75%
Bolivia8,50 millones2,13%
República Dominicana8,00 millones2,00%
El Salvador6,50 millones1,62%
Honduras6,00 millones1,50%
Paraguay6,00 millones1,50%
Nicaragua5,00 millones1,25%
Puerto Rico4,00 millones1,00%
Costa Rica3,80 millones0,95%
Uruguay3,20 millones0,80%
Panamá3,00 millones0,75%
Guinea Ecuatorial0,50 millones0,12%
· En Estados Unidos viven unos 39 millones de personas de origen hispano, pero no todos hablan español. La cifra de 22,5 millones corresponde a personas que hablan regularmente en castellano, según sispain.org.
– http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=327254
La mitad de la población mundial se expresa por medio de alguna de estas ocho lenguas, según datos manejados por la UNESCO, que subraya que las cifras sobre hablantes varían mucho en función de los métodos de recuento. A continuación, las cifras (en millones de hablantes) para estas ocho principales lenguas del mundo:
IdiomaMillones de hablantes
Chino1.200 millones
Inglés478 millones
Hindi437 millones
Español392 millones
Ruso284 millones
Arabe225 millones
Portugués184 millones
Francés125 millones
Según cifras de la UNESCO en Japón el 91% de la población tiene hábito de lectura mientras que en México solamente el 2%. En general los mexicanos leemos medio libro por habitante al año lo cual es preocupante. En un país en el que existen 100 millones de habitantes, 15 millones son lectores potenciales y solamente 2 millones leen por hábito. La población se inclina más por los libros del momento, del escándalo o de la vida pública, pocas personas conocen y se interesan por los grandes escritores de los que es cuna nuestro país. La literatura más solicitada en bibliotecas es sobre temática técnica que solicitan en las Preparatorias y Universidades sin embargo escasamente se solicitan libros sobre literatura. http://www.tress.com.mx/boletin/sept2004/lectura.htm
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Pese a los avances en la extensión de la educación básica, en el mundo existen todavía 860 millones de adultos analfabetas, advirtió hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) al celebrar el Día Internacional para la Alfabetización.
La UNESCO subrayó que de estos 860 millones de personas que no saben leer y escribir, dos terceras partes -500 millones- son mujeres, por lo que este año el lema de la conmemoración es «Alfabetización y Género».
No obstante esta desigualdad entre hombres y mujeres en las cifras mundiales, en América Latina, donde existen 30 millones de analfabetas, sólo se observan diferencias de género en algunas zonas rurales.
El día Internacional de la Alfabetización tiene el objetivo de recordar a la población de todo el mundo que la educación es uno de los medios más efectivos para potenciar las capacidades humanas y ponerlas al servicio del progreso y el bien común.
La celebración anual de esta jornada representa una oportunidad para que los gobiernos, instituciones educativas y sociedades en su conjunto hagan un balance de la lucha contra el analfabetismo y movilicen a la opinión pública internacional, promoviendo la participación activa de la población en campañas de alfabetización.
La UNESCO se ha fijado como meta reducir el analfabetismo a la mitad para el 2015.
Fuente: Centro de Noticias ONU
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez.
Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride. Universidad Nacional de Lanús.
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