#el imperio de la palabra
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anadelacalle · 8 months ago
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Si vis pacem, para bellum -o la lucha de contrarios-
Vivimos un momento de tensiones geopolíticas que tiene la singularidad de una llamada al rearme de los países de la OTAN y en el que se retoma, en algunos países, la posibilidad del servicio militar obligatorio. La creencia que subyace a estos movimientos militaristas es la antigua expresión romana: Si vis pacem, para bellum[1], es decir, si quieres la paz, prepárate para la guerra, o lo que…
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elbiotipo · 5 months ago
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Las Venas Abiertas de América Latina tendrá sus fallas (aunque es mentira que Galeano dejó de estar de acuerdo, su problema era más bien con el tono) pero es increíble el poder concentrado que tiene. No recuerdo cuando fue que lo leí por primera vez, creo que fue en un manual de historia de la secundaria, pero me acuerdo bien que fue este párrafo:
Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno.
Resume 5 siglos de historia en poco más que 100 palabras. en el acto te ubica donde estás, donde naciste, y por que las cosas son como son, genera para el que lee una conciencia casi instantánea. Ninguna de las explicaciones y los aforismos, perdonen el zurdismo, burgueses de la pobreza en Latinoamérica como "otros países tienen mejor cultura" "la gente no quiere trabajar" "hay que liberar los mercados" pesa tan fuerte como "Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros". Y no solamente queda ahí como una protesta sino que luego explica con lujo de detalles y con crudas realidades como funciona el imperialismo. Para mí es uno de los párrafos más poderosos de todos los tiempos, me lo sé de memoria.
Luego queda como solucionar esto, pero realmente pasan y pasan las décadas y todavía es cada vez más indispensable Las Venas Abiertas.
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soft-pxachy · 30 days ago
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⤷  ❝DEVILISH❞ — jjk (s.m)
⤷  Especial de Halloween 🎃 | Devilish Tráiler 🎃
➤ Pareja: jungkook!demonio x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 10.6k
➤ Género: smut y obscenidad!
➤ Resumen: Al demonio Jeon Jungkook le encantaba arruinar cosas demasiado inocentes, así que andaba vagando por la tierra en busca de la inocencia pura para corromperla, que casualidad que esa inocencia la haya encontrado en ti.
➤ Advertencias: 20+ | lenguaje maduro y explícito | Jungkook es un íncubo de demonio | deseo de corromper la inocencia | temas religiosos | mucha manipulación por parte de Jungkook | la lectora es demasiado tímida en cuanto a su placer | charla sucia | masturbación | palabras ofensivas | halagos y bromas durante el sexo | sexo oral (r. lectora/Jungkook) | juego y estimulación del clítoris | mucha sobreestimulación | lágrimas | nalgadas | jalar del cabello | sexo duro | sexo sin protección | mención de cantidades obscenas de semen | Jungkook es un demonio y tiene un gran pene!
➤ Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
➤ Devilish Tráiler
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♥︎ softpxachy's
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❛Ella era una santa, y aún así, había un poco de perversidad en sus ojos de ángel.❜
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Jungkook siempre había tenido cierta preferencia por los inocentes.
No era algo que él hubiera cultivado a propósito, no, simplemente comenzó a mostrarse un patrón extraño y repetitivo que Jungkook no podía definir del todo.
Todo lo que sabía era que la inocencia era especialmente divertida de romper, de manchar con su toque perverso, de ver cómo se desmoronaba en un caparazón vacío de lo que alguna vez fue.
Y la estuvo buscando por tanto tiempo, esa inexperiencia, esa confusión angelical, con un hambre atronadora, sólo para terminar hundiendo los dientes en su presa con un deleite inigualable una vez que la encontraba.
Paradójicamente, a Jungkook no le gustaban tanto las vírgenes. Extraño, lo sabía. Pero las vírgenes le daban demasiado trabajo, lo que al final no era tan fructífero como a él le gustaba; se dió cuenta de que la mayoría de los humanos no estaban muy interesados en perder su virginidad con un demonio y, bueno, no era porque alguien que fuera virgen significaba que también era inocente, eso lo sabía.
Y esa siempre fue su prioridad, al final de todo.
La verdadera inocencia era difícil de encontrar, y esa era la parte más frustrante de toda la ecuación. A lo largo de todos sus años vagando por la tierra en busca de almas para corromper, Jungkook pensó que podía haber encontrado esa marca especial de pureza solo un puñado de veces. Sin embargo, era tan inmaculado, tan embriagador, que era todo en lo que podía pensar.
Entonces, cuando finalmente te encontró, pensó que estaba a punto de volverse loco.
De vez en cuando, el universo cambiaba de tal manera que todo encajaba en su lugar. Cómo ser inmortal, Jungkook vió que eso sucedía una y otra vez: imperios que se elevaban y caían, almas gemelas que se encontraban por casualidad, y que la cura de una enfermedad horrible se descubría por accidente. Y fue esa misma energía incidental, probablemente catalizada por su voraz deseo, la que lo llevó directamente a tu casa.
Bueno, quizás no había sido tan poético. Pero decir que los adolescentes rebeldes que tenían una fiesta de pijamas en el piso de arriba lo habían invocado por error a tu complejo de apartamentos no tendría exactamente el mismo impacto.
Pero a pesar de eso Jungkook nunca fue alguien que mordiera la mano que lo alimentaba; como una criatura de las sombras, tenía que existir como un alimentador inferior, recibiendo lo que el universo había dado y convirtiéndolo en algo que pudiera usar con gusto.
Incluso si se había sentido frustrado por todo el fiasco de la ouija; encender y apagar las luces y levitar vasos de agua no eran precisamente sus pasatiempos favoritos que digamos, prácticamente tardó unos dos segundos en detectar el dulce y afrodisíaco aroma de un alma inmaculada que lo llamaba. Y estaba cerca. Muy cerca.
En pocas palabras, los adolescentes terminaron teniendo una conversación espiritual muy decepcionante con una entidad tramposa que Jungkook puso como remplazo antes de ser llevado directamente hasta su comida favorita. Y esa había sido una completa victoria en su libro.
El demonio quería tenerte desde el primer segundo en que te vio. Jungkook se hundió instantáneamente en tu alma como si se tratara de un horno calentando la totalidad de su cuerpo; un hermoso resplandor blanco, el color dorado que emanaba de tu piel y el adorable brillo de ingenuidad en tus ojos lo tentaban a alimentarse tanto de ti como si se tratara de una sirena llamando a un marinero solitario.
No tenía ninguna duda de que finalmente había encontrado lo que tanto había estado buscando todo este tiempo, alguien tan delicado y puro que adoraría ver derrumbarse por completo a él, y Jungkook realmente quería arruinar esa bonita alma tuya.
Y qué alma tan bonita tenías. Jungkook se quedó ahí contigo sólo para descubrir que sus primeras impresiones de ti, independientemente de lo fascinantes que ya habían sido desde el primer segundo, eran solo la punta del iceberg: el demonio te veía convertirte en todo un desastre abrumado y jadeante cada vez que uno de tus amigos comenzaba a hablar sobre sexo; le sorprendió bastante descubrir que luchabas mentalmente con tus impulsos de deseo y que te acostabas frustrada todas las noches porque pensabas que era algo demasiado sucio masturbarte porque simplemente te sentías avergonzada, e incluso abrumada, ante la simple idea de tu propio placer.
Ese solo pensamiento lo hizo salivar.
Jungkook sabía que no eras virgen, eran imposibles de pasar por alto, y por eso no podía entender el por qué de tu vacilación y vergüenza cuando se trataban de esos temas. No había notado ningún rastro de culpa religiosa o algo por el estilo, no creía que tus padres fueran especialmente sobreprotectores.
Era solo que eras tan... tímida.
Y eventualmente se dió cuenta de que eras un hallazgo exquisito, el más grande de todos, una cosita perfecta creada sólo para que él la destruyera; un humano tan tímido con moral pura y deseos reprimidos. Eras demasiado buena para ser verdad. Hecha a mano única y exclusivamente para él.
Y por eso Jungkook decidió esperar. Se contuvo durante mucho tiempo, observándote de cerca, aprendiendo todo lo que podía de ti y pensando en cómo procedería con sus diabólicos planes antes de, finalmente, decidir que era hora de presentarse ante ti. La parte más desagradable de todo este proceso, independientemente de la persona con la que estuviera tratando, dar una buena primera impresión siendo un demonio a menudo no iba tan bien como cualquiera esperaría.
Sí, gritaste, maldijiste y lloraste desde el primer momento en que estuvo frente a ti en su forma natural. Sí, te arrodillaste en una esquina y rezaste durante dos horas seguidas con el rosario de tu abuela en manos. Sí, incluso trajiste a un sacerdote para exorcizar todo el lugar, sólo logrando que el demonio sintiera un poco de náuseas durante unos tres días, pero Jungkook realmente pensó que todo el calvario fue lo suficientemente bien a lo que esperaba. Él había tenido peores experiencias en el pasado y sabía que después de un tiempo, eventualmente te adaptarías a su presencia. Y tal como esperaba, fuiste lo suficientemente pura como para intentar verle algún tipo de salvación. Fue casi lindo.
Parecía como si de alguna forma pensaras que Jungkook era una especie de prueba religiosa, tal vez un alma perdida en busca de orientación. Fuera lo que fuera, le abrió una puerta para que se instalara dentro de tu casa en una base de cautelosa confianza en la que podía pararse sin peligro alguno.
Para ser justos, él tuvo la culpa de eso ya que instigó un poco ese proceso. Jungkook a lo largo de todos los siglos que llevaba habitando en la tierra había aprendido que a veces una ofrenda de paz era suficiente para hacer que alguien creyera en él, y no dudó en aprovechar eso contigo. Él sabía que sólo necesitabas un pequeño empujón.
— Me iré si es lo que quieres, cariño.
Te había dicho durante una noche particularmente tormentosa, apoyado contra la encimera de la cocina con total indiferencia. Un vaso de vidrio se había esparcido por todas las baldosas de madera después de que él te sorprendiera con su materialización aleatoria, y estabas demasiado asustada para pasar por encima del vidrio roto y correr a encerrarte en tu habitación.
— Pero hablemos un rato. Soy un demonio, pero no soy malvado. No estoy aquí para robarte el alma o algo así.
Lo cual era completamente falso, sobretodo lo de la parte del alma, esa no era su especialidad, pero dudaba que siquiera te importara ya que a los humanos les encantaba escuchar bonitas mentiras para poder consolarse con ellas. Querías ver algo de bondad en él, eso era todo lo que necesitabas para poder encontrarle sentido a toda la situación y al por qué estaba ahí contigo, y una solicitud de tu consentimiento parecía ser suficiente.
Además, Jungkook no era un tonto cuando se trataba de sus ventajas demoníacas: sabía lo que era, sabía que su imagen cambiaba constantemente, reflejando a la pareja ideal de uno. No sabía qué rostro veías ni la voz que oías, pero sabía perfectamente que era tentador, demasiado, sabía que te enamorarías de él y de su imagen. Después de todo, él fue creado para eso, para ser moldeado según los deseos más íntimos de las personas, y vaya que le funcionaba bastante bien.
Así que no se sorprendió cuando aceptaste unirte a él en un diálogo inofensivo, una pequeña charla tonta no podría ser un problema, ¿verdad? No era como si fueras a vender tu alma por un saco de papas fritas por error o algo así, ¿verdad?
Y de hecho, la pequeña plática había estado bien. Bueno, más o menos.
Incluso si todavía desconfiabas de Jungkook y sus travesuras demoníacas, porque como si hubiera sido por arte de magia; te habías olvidado de ese pequeño detalle tan importante e inhumano, gradualmente le permitías entrar en tu vida cada vez más, abriendo la brecha en tu mente y dándole paso libre a que comenzara a hacer lo que quisiera contigo.
Llegó un punto en el que básicamente estaba conviviendo contigo, apareciendo en el momento más aleatorio del día para molestarte durante una reunión de trabajo o soltando burlones comentarios sobre los horribles chicos que veías todos los sábados por la noche. Jungkook se fue convirtiendo en una agradable conversación durante el desayuno y una sesión de chismes a altas horas de la noche después de haber pasado todo el día espiando a tus ruidosos vecinos. Fue divertido. Él era amable. Parecía que le importaba, como si estuviera tratando de hacer su presencia mucho mejor a como fue al principio.
Gran error; empezaste a confiar en él y a quererlo allí contigo. Y eso le permitió moverse hacia las partes más… interesantes de su plan.
Los sueños eróticos y las fantasías sexuales que Jungkook ponía en tu mente muy a menudo eran demasiado, te despertaban con una gran mancha de humedad en tus bragas y un dolor insoportable entre las piernas.
Gimoteaste mientras dormías y buscaste a tientas en la cama algo con lo que calmar tu calor hasta que finalmente te despertabas sin aliento, tirando de las sábanas mientras tratabas de ignorar esos impulsos carnales. Las imágenes eran tan vívidas, los toques aún perduraban en tu piel y el placer de los actos con los que habías soñado aún florecía dentro de tu abdomen y era increíblemente difícil dejarlo ir. La idea de hundir tu mano debajo de tu ropa interior y lidiar con esa frustración acumulada se volvió cada vez más tentadora cada noche.
Pero no. No podías permitirte hacerlo. No sabiendo que era Jungkook el único causante de todo esto.
Durante los primeros días te las arreglaste para ignorarlo y seguir adelante con tu rutina y tratar de eliminar todas esas sensaciones e imágenes en los rincones más oscuros de tu mente para no tener que pensar más en ellas. Sin embargo, se hizo cada vez más difícil dejarlos ir y, en contra de todas las fibras de tu moral, eventualmente todas las noches te encontrabas con ganas de querer quedarte dormida solo para poder experimentar ese placer abrumador de nuevo, aunque solo fuera en tus sueños.
Lo dejaste a un lado todo lo que pudiste, hasta que simplemente fue demasiado. El deseo te consumió por completo hasta que no quedaba nada para mantenerlo unido. Y finalmente cediste.
Fue algo magnífico, ver cómo esas primeras grietas en tu inocencia se iban formando. La vergüenza que impregnó tus rasgos cuando finalmente te diste cuenta de que estabas demasiado caliente para pensar correctamente, el aleteo de tus pestañas cuando dejaste que tus dedos jugaran con tu clítoris como si estuvieras descubriendo tu placer por primera vez.
Noche tras noche, Jungkook se escondía en las sombras de tu habitación y te veía llorar y gemir mientras te masturbabas de una forma tan hermosa que nunca antes había visto, con tu mano viajando hacia tu boca cada vez que te atrevías a hacer un sonido fuerte; era como si temieras que alguno de tus vecinos pudiera escucharte jugando contigo misma, como si no quisieras que la gente supiera que estabas haciendo algo tan sucio. Casi parecías culpable, Jungkook notó como tu entrecejo estaba fruncido y tus bonitos ojos estaban cubiertos por un fino velo de lágrimas, y le encantó, quería llevar esa imagen tuya en tu punto de placer por toda la eternidad.
Tu agonizante autocomplacencia hizo que cada jodido segundo que había esperado valiera la pena.
Pero en el momento en que bajabas de tu euforia, incluso a veces después de que te permitias tu segundo o tercer orgasmo consecutivo, todo se había ido, y él siempre se quedaba con un hambre aún más fuerte por tenerte.
Sin embargo, Jungkook fue paciente.
Quería verte romperte por completo antes de poder probar tu sabor; quería que le suplicaras que te tocara en lugar de que él te pidiera permiso. Así que siguió adelante con su pequeño juego: si todo salía como debía, serías tú quien suplicaría más al final, hundiéndote en tu propia perdición sin siquiera darte cuenta del lío que estabas creando.
Y por supuesto que todo sucedió como él quería.
Te tomó algunas semanas más reunir el valor para enfrentarte a él, pero llegaste a un punto en el que simplemente no pudiste reprimirlo más.
— Sé lo que estás haciendo.— Le dijiste con severidad, entrando en la sala de estar con los brazos cruzados sobre tu pecho y con la respiración acelerada.
Era una brillante mañana de verano y los pájaros cantaban afuera, la dorada luz del sol se detuvo repentinamente cuando encontraste la figura oscura y melancólica en tu apartamento. Entonces, solo estaban las sombras de su presencia y el nefasto brillo anaranjado en sus ojos. Siempre se veía así, como si estuviera viviendo en una dimensión propia, eligiendo ser afectado por (o afectar) el mundo material o no. Jungkook realmente era un ser de otro mundo, tan peligrosamente cerca de un ángel pero tan lejos de serlo.
El demonio sólo tarareó ante tus palabras, tirado en tu sofá como si se lo debiera. Llevaba una bata de satén roja esa mañana, abierta hasta por encima de su abdomen; dejando a la vista la piel caramelo de su pecho musculoso, y juraste que tu mente se quedó en blanco por un segundo.
— ¿Haciendo qué, cariño? — Jungkook respondió con los ojos enfocados en el libro que tenía en la mano acerca de una extraña teoría humana sobre la sexualidad que le pareció increíblemente divertida.— Tienes que ser más específica, hago muchas cosas en mi tiempo libre.
Suspiraste profundamente, claramente molesta y Jungkook pensó que olías particularmente delicioso ésta mañana, notó rastros de tu humedad aún adheridos a tu ropa interior, y tuvo que reprimir un gruñido de su garganta; actuar sin ser afectado a veces le era realmente difícil.
— Sabes de lo que estoy hablando.— Dijiste sin titubeos, Jungkook adoraba lo directa que te habías vuelto, evitando esas oraciones tartamudeantes que solías lanzar en su camino. Después de todo, estabas acostumbrada a él. Había hecho un gran trabajo derribando tus defensas.— Estás poniendo estos... pensamientos en mi cabeza. Y haciéndome soñar cosas…
Directo, pensó, pero todavía eras incapaz de hablar abiertamente sobre temas tan lascivos. Después de todo, todo lo que había logrado había sido un proceso gradual.
Jungkook enarcó una ceja, pero no apartó la mirada de la página del libro; ese hombre, Freud, era muy gracioso.— ¿Qué pensamientos, cariño?
Pusiste los ojos en blanco ante su actitud, pero el calor en tus mejillas delataba tu vergüenza. Jungkook sabía que no lo dirías, solo quería verte luchar con la simple idea de hacerlo.
— Ya sabes cuáles, Jungkook.— Otra respiración pesada te dejó y de repente estabas perdiendo la calma.— Lo estás haciendo a propósito.
— A lo mejor sí lo estoy haciendo.— Jungkook levantó la mirada del libro y te miró fijamente, tus hombros cayeron y todo el vigor abandonó tu cuerpo una vez que lo miraste a los ojos.
Era su apariencia, su aura, la chispa amenazante en su mirada crepuscular: todo te golpeó de una vez, en una solicitud silenciosa para que fueras un buen humano y revisaras tu postura a su alrededor.
— O tal vez es sólo tu asquerosa mente actuando, bebé. No puedes culparme por lo que tu cuerpo quiere.
Y, cuando su mirada volvió al libro, te diste cuenta de que la conversación, por muy breve que haya sido, ya había terminado.
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Lo curioso de toda la situación en la que estabas envuelta fue que nunca le pediste a Jungkook que se detuviera. Y te diste cuenta de que era porque una parte retorcida dentro de ti en realidad lo estaba disfrutando; todas esas bromas, esos sueños vulgares, la frustración sexual que te inundaba cuando bajabas del orgasmo.
Cuanto más jugabas contigo misma, más llegabas a admitir que no era suficiente; siempre te sentías vacía, agitada, tratando de encontrar algo que no podías alcanzar sola.
Nunca era suficiente. Era como si estuvieras en un borde infernal y perpetuo que te empujaba hacia las paredes de lo impuro.
Y para empeorar las cosas, sabías a ciencia cierta que podías expulsar a Jungkook en cualquier momento y poner fin a toda esta tortura, lo habías investigado y el mismo Jungkook lo había confirmado. Los demonios no podían quedarse por mucho tiempo si el humano no consentía su presencia, pero había algo en ti que realmente lo quería allí.
Querías que su calidez te rodeara, querías que su voz melosa y profunda te dijera todo lo que querías escuchar. Era una presencia embriagadora, un suave zumbido en el fondo de tu mente, sentías el deseo de que te abrazara, de que te tocara, de que te hiciera suya aún si eso estaba moralmente mal.
Jungkook te había arruinado de tal manera que, incluso si le pedías que se fuera, sabías que la mancha que había dejado se quedaría por mucho más tiempo dentro de ti.
Era aterrador ver a un demonio como pareja sexual, pero, ¿cómo no verlo así? Jungkook era la criatura más atractiva que alguna vez pudiste llegar a imaginar, todo lo que hacía, cada pequeño movimiento o parpadeo de su mirada, era tan sexual que casi te hacía jadear ante su sola presencia.
Se burló de ti: te susurró al oído y te abrazó por la espalda; acarició tu rostro y recorrió con sus ojos oscuros todo tu cuerpo, y solo podías pensar en lo deslumbrante y encantador que era; querías sentir sus suaves y bonitos labios sobre los tuyos, querías sentir sus grandes manos sobre tu piel, apretando tu cuerpo contra él y jugando contigo, querías tenerlo dentro de ti; llenándote hasta el fondo, querías recostarte y dejar que él hiciera todo lo que quisiera contigo.
La idea de hacer todo eso con un demonio, independientemente de lo amable que fuera contigo, era absolutamente una locura, lo sabías, pero simplemente no estabas pensando con claridad a este punto.
Sólo podías pensar en él — Jungkook, Jungkook, Jungkook — y sabías que tus propios deseos no fueron plantados por él. El demonio simplemente había instigado algo que ya existía dentro de ti, una pequeña llama a la que él le arrojó gasolina, y ahora estabas mirando cómo incendiaba toda tu mente.
Lo querías. Y tenías que tenerlo.
Así que lo hiciste.
Esas noches vívidas y de pensamientos lujuriosos alcanzaron un nivel de incomodidad que; después de despertarte de otro sueño húmedo, llamaste a Jungkook como si fuera tu segunda naturaleza, rogándole que hiciera algo, cualquier cosa para liberarte de este deseo que te estaba inundando el cuerpo. Y para tu deleite, el demonio apareció con la misma rapidez, dejándote ver un hermoso y diabólico destello de lujuria brillando en el fondo de su mirada y a través de su sonrisita burlona.
— Cosita bonita…— Se había murmurado para sí mismo, de pie junto a tu cama. Estabas sentada en el borde, mirándolo como si fuera tu propia versión de la salvación, pero en ese momento, ya no te importaba lo que era ni la intención oculta que pudiera tener. Todo lo que sabías era que te volverías loca si él no te ayudaba a lidiar con el deseo que había instigado en ti.— ¿Te pusiste caliente y ahora necesitas mi ayuda con eso?
— Sí…— Dijiste con el pecho agitado. Las escenas de tu sueño indecente aún estaban vivas en tu mente, el fantasma de tu placer aún seguía nadando dentro de tu piel. Había una sensación húmeda y pegajosa entre tus piernas que odiabas y adorabas al mismo tiempo haciéndote pedazos junto al hormigueo de la anticipación llenando tu núcleo.— No sé lo que me estás haciendo, pero... ya no me importa. Ayúdame, Jungkook, por favor…
Él sonrió y su cabello negro cayó sobre sus ojos, haciéndolo lucir mucho más encantador, el calor de su palma se encontró con tu muslo desnudo haciéndote temblar, todo se intensificaba cuando Jungkook estaba contigo, cada toque era el cielo y el infierno al mismo tiempo.
— Qué humana tan sucia…— Murmuró por lo bajo comenzando a deslizar su mano hacia arriba por todo lo largo de tu pierna; mimando tu piel con calma y acercándose peligrosamente a tu entrepierna solo para comenzar a frotar su dedo índice por la mitad de tu entrada; ejerciendo una presión especial sobre tu clítoris vestido haciéndote ahogar un gemido, y como era de esperarse, sus dedos se sentían mucho mejor que los tuyos.— ¿Quieres que juegue con tu coño, cariño? ¿Quieres que te haga sentir bien?
No podías asentir con la cabeza lo suficientemente rápido, todas las inhibiciones que alguna vez llegaste a sentir antes de que Jungkook apareciera en tu vida se hicieron a un lado sin pudor alguno.
Te sentiste extraña haciéndolo; nunca habías estado tan desesperada sexualmente en tu vida, y no sabías dónde terminaba su influencia y dónde comenzaban tus propios impulsos. Quizás eras tan culpable como él, tan incapaz de luchar contra tus propias tentaciones.
— Necesito oírte decirlo.— Jungkook murmuró apartando el encaje de tus pantalones cortos de pijama lentamente, disfrutando con el sonido de tu laboriosa respiración. Podía oler tu excitación explotando a su alrededor e inundando toda la habitación; era ese olor dulce y tan adictivo que lo estaba haciendo perder la cabeza, y ya podía sentir su miembro endureciéndose dentro de sus pantalones de una forma tan dolorosa.— No puedo hacer nada a menos que me lo digas.
Tragaste saliva, ahogándote con sus propias palabras por un segundo. No podías creer que estuvieras a punto de pedirle eso, y la simple idea hacía que tus mejillas ardieran.
— Quiero... quiero que juegues con mi coño…— Las palabras salieron en un lío tembloroso de tu boca, cayendo una encima de la otra de una forma arrítmica. Si era por lujuria o vergüenza, no se podría decir.— Quiero que hagas que me corra, por favor. No puedo soportarlo más, no puedo hacerlo yo sola….
Pensaste que tal vez si él te ayudaba, tal vez todo se detendría, esas intensas oleadas de hambre, ese deseo insaciable dentro de tu pecho. Quizás eso era todo lo que necesitaba de ti. Y luego todo volvería a la normalidad.
Incluso si no estabas segura de que realmente querías que eso sucediera.
Jungkook era consciente del hecho de que nunca antes te habían practicado un buen sexo oral (cortesía de tu única y terrible pareja sexual en el pasado), así que uso eso a su favor, como todo lo que había hecho para que terminaras en esta situación, rogando por él.
Fue realmente una tortura ver la forma en la que Jungkook se estaba tomando todo el tiempo del mundo antes de darte lo que tanto querías, era como si estuviera disfrutando con tu desesperación e impaciencia, y cuando por fin lo viste hacerse espacio entre tus piernas y a su aliento caliente acariciar la piel tan sensible de tu entrepierna dejaste escapar un suspiro tembloroso mientras tus caderas se elevaban en busca de él haciéndolo reír. Hubo un momento de silencio que fue cortado por un agudo gemido que brotó de tus labios en cuando sentiste a Jungkook deslizar su lengua por tus húmedos pliegues, comenzando a lamer y chupar todo de ti.
Internamente agradecías el hecho de fuera Jungkook el primero que te estuviera dando este tipo de placer, porque joder que lo hacía tan bien, Jungkook se sentía tan bien, sus labios devorándote por completo se sentían tan bien, su lengua tan caliente y pecaminosa deslizándose y recogiendo todo de tu sabor para probarlo y degustarse con él se sentía tan bien, y los audibles y guturales gruñidos que dejaba escapar contra tu piel sensible se sentían mucho mejor, era como si todo en él gritara lujuria y placer, y cuando menos te diste cuenta, tus manos ya se encontraban enredándose en su cabello negro para aferrarlo más contra ti mientras tus caderas se elevaban contra su boca, rogándole más, mucho más, y esa acción pareció encantarle, ya que un gruñido dejó su boca antes de que su lengua volviera a jugar con tu clítoris, dándole toda la atención que se merecía; haciéndote gemir y temblar entre sus manos.
Tal vez había sido todo el deseo acumulado que había dentro de ti por tanto tiempo, o tal vez fueron los bonitos labios y la caliente lengua de Jungkook trabajando sobre ti, pero fue increíblemente vergonzoso lo rápido que llegaste a tu orgasmo, fue como si tu clímax te hubiera destruido por completo y el placer duplicado que inundó tu cuerpo fue tan grande que te hizo olvidar quién eras por un momento, con el cuerpo temblando y tus manos aún hundidas en su cabello como si estuvieras a punto de morir mientras te corrías sobre su lengua; como si estuvieras hecha para eso, tan bonita y avergonzada que Jungkook pensó que se iba a olvidar de su autocontrol.
— Que humana tan perfecta...— Te felicitó mientras bajabas de tu orgasmo tratando de regular tu errática respiración, su vista estaba clavada en tu entrepierna; demasiado perdido en la forma en la que tu humedad se escurría entre tus muslos antes de que dos de sus dedos se presionaran contra tu entrada al mismo tiempo que se relamía los labios, su cabello revuelto le daban el toque final de erotismo a toda su aura, sus ojos entrecerrados te miraban como si fueras la cosa más sexista que jamás hubiera visto antes de volver a murmurar.— Hecha para ser jodida por mi.
— ¡J-Jungkook! — Gritaste cuando sus dedos entraron en ti comenzado a estirar tu interior de a poco, el ardor hizo que pequeñas lágrimas se acumularan en las comisuras de tus ojos, y cuando menos te diste cuenta; su boca ya estaba de vuelta en tu clítoris sensible e hinchado antes de que pudieras protestar, haciendo que tu espalda se arqueara fuera de la cama.— Es demasiado…
Pero él no respondió, solo te miró fijamente con esos penetrantes ojos negros mientras su lengua se deslizaba por todo lo largo de tu coño chupando con la fuerza necesaria tu clítoris; desafiándote silenciosamente a que te corrieras una vez más para él. Después de todo, tú lo habías pedido, así que él se complació en dártelo.
Y cuando no trataste de alejarlo, supo que te había conquistado.
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No pasó mucho tiempo hasta que Jungkook te estaba complaciendo en cada oportunidad que tenía. Estaba enterrándose entre tus muslos y prácticamente rasgando tus bragas mientras contestabas alguna llamada en tu teléfono; lamiéndote y tocándote hasta que te corrías para él.
Hizo que llegaras a tu orgasmo con solo montar su muslo, te hizo tocarte y bordear tu coño hasta que estabas pidiendo desesperadamente alivio. Prácticamente te había convertido en su pequeña zorra codiciosa más rápido de lo que pudieras entender, podía hacer que le abrieras las piernas con sólo un chasquido de sus dedos y le encantaba mirarte mientras le suplicabas que te tocara más fuerte, más profundo, tal como a él le gustaba.
Una y otra vez, te pedía permiso y, cada vez, tú le decías que sí, un acuerdo nervioso y avergonzado que hacía que su polla palpitara de deseo. Pero justo cuando te hacia correrte y estabas pidiendo más de él, queriendo sentirlo dentro de ti con su polla abriéndote como sabías que lo haría, él se iba, dejándote incluso más frustrada que antes.
A Jungkook le gustaba jugar con su comida, y esa era la razón por la que se estaba tomando su tiempo antes de follarte como es debido. Estaba bromeando, por supuesto. Y estaba funcionando, por supuesto.
Estabas tan cerca de tu punto de ruptura y pasabas tus días casi completamente consumido por el pensamiento de él: su abrumadora belleza, sus caricias, la forma en que se zambullía en tu coño con tanta hambre que parecía que lo disfrutaba incluso más que tú. Incluso cuando te ibas a dormir, estabas plagado de sueños sobre él, algunos tan vívidos que estabas segura de que eran reales; soñando con Jungkook gimiendo contra tu oído y casi pudiendo sentir como la punta de su pene se presionaba contra tus pliegues empapados, con sus dedos frotando tu clítoris sólo como él sabía hacerlo y a su boca chupando tus pezones endurecidos hasta que la necesidad de liberarte te despertaba.
Y sin embargo, incluso en tus sueños, nunca te folló. Era realmente cruel cuando quería serlo, y eso te estaba volviendo loca.
— Jungkook…— Llamaste su nombre una tarde, cuando ese pensamiento te estaba atormentando una vez más, y él apareció justo después, envuelto en un traje oscuro y con el cabello recogido en una pequeña coleta. Realmente era el pecado encarnado.— ¿Puedo preguntarte algo?
— Lo que sea, cariño.— Respondió acercándose a ti para darte un beso en los labios, e instantáneamente te derretiste.— ¿Qué ocurre?
Tragaste en seco, la chispa inicial de tu coraje se desvaneció. No podías mantener tu postura por mucho tiempo cuando estabas bajo su mirada de esa manera, sus seductores iris negros mirando lujuriosamente tus labios te desconcentraban de tu propósito.
— Yo mmh, quería saber por qué nunca... me acompañas hasta el final cuando te lo pido.
Y Jungkook sonrió diabólicamente ante tus palabras.
— Cariño, no creo que estés lista para que yo haga eso todavía.— Respondió y su pulgar rozó tu labio inferior, el familiar estremecimiento recorrió todo tu cuerpo ante ese simple y sutil toque.— Sin embargo, apuesto a que ésta bonita boca se sentiría increíble alrededor de mi polla. Si quieres hacer eso.
Cada vez, sin falta, tus mejillas se calentaban y tus ojos se ensanchaban ante el sonido de sus palabras obscenas. Jungkook las usaba con tanta facilidad, como si las hubiera creado él mismo, y no podías acostumbrarte a lo tentadoras que sonaban cuando salían de su hermosa boca. Pero sólo había un problema con lo que te ofreció.
— Yo... no sé cómo hacer eso.— Admitiste completamente avergonzada y tratando de evitar su lujuriosa mirada de ti.— Yo nunca... simplemente no hubo…
Y Jungkook sintió su respiración atascarse en su garganta, podría haberse corrido justo en ese mismo momento: abrumado por la inexperiencia dulce e inmaculada que nunca te había abandonado por completo. Fue tan entrañable, pensó, la forma en que le rogaste que te follara al mismo tiempo que admitías que no sabías cómo hacer un oral. Realmente fuiste impecable. Y él mejor que nadie sabía que nunca volvería a encontrarse con nadie como tú.
— Me dijiste que no eras virgen.— Jungkook dijo, por supuesto, él lo sabía con certeza, eso era algo que los de su clase nunca se perderían. Sólo quería escucharte decirlo.
— No lo soy.— Tus ojos se dispararon para encontrarse con los suyos. Jungkook todavía tenía deseo nadando dentro de su mirada, sus dientes mordisqueando su labio inferior como si estuviera considerando qué hacer contigo.— Tuve… sexo antes. Una vez. Simplemente no tuve la oportunidad de... ya sabes.
— ¿Chupar una polla? — Completó, disfrutando cada gramo de tu timidez. Incluso después de todo lo que había pasado, seguías siendo tan pura, tan incómoda para explorar tu propia sexualidad. Y Jungkook quería derribar esos muros.— No hay razón para preocuparse, querida. Te puedo enseñar si quieres.
— ¿Tú puedes?
Jungkook sonrió, colocando un mechón de tu cabello detrás tu oreja. Su simple toque te mareaba por completo y su voz ronca te envolvía como una cálida manta tu alma ansiosa.
— Haré lo que quieras que haga.— Ronroneó con su voz melosa y cubierta de deseo.— Todo lo que tienes que hacer es pedirlo, cariño.
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La primera vez que viste su pene, jadeaste tan fuerte de la sorpresa que Jungkook se echó a reír.
Habría estado mintiendo si hubiera dicho que no le encantó tu reacción, disfrutó demasiado con el asombro en tu mirada mientras observabas su tamaño y todos los detalles sobre él: la punta de su pene enrojecida y goteando para ti, la vena que se erguía hermosamente contra su piel lo hacía ver incluso mucho más imponente de lo que ya era.
Jungkook tenía longitud y grosor, una combinación peligrosa que te dejaba en algún lugar entre la emoción y la preocupación cuando pensabas en llevarlo dentro de ti.
— Vamos, cariño, no seas tímida.— Jungkook te animó elevando una de sus manos y llevándola a la parte posterior de tu cabeza; sujetando los mechones de tu cabello y el tirón que te dio no fue fuerte de ninguna manera, pero sí lo suficiente para que tu boca se acercara a su miembro erguido en lo alto.— Dale una lamida, quiero sentir tu lengua alrededor.
Tragaste saliva ligeramente nerviosa, tus dedos se envolvieron alrededor de la base de su pene para darle apoyo, y te sorprendiste aún más con la forma en la que tu mano lucía absurdamente pequeña contra su gorda polla. Pero aún así, hiciste lo que te pidió; tu lengua salió suave y plana contra su punta, comenzando a trazar pequeños círculos de saliva en su glande.
— Buena chica…— Jungkook elogió con un profundo suspiro, relajando su posición sobre la cama.— ¿Puedes llevártelo a la boca, bebé?
—No lo sé…— Murmuraste contra la punta húmeda.— Es tan grande…
Jungkook se rió entre dientes ante tus palabras, su mano bajando por tu rostro para poder acariciar tu mejilla.— Empecemos despacio, ¿de acuerdo? Puedes parar cuando quieras.
Y tú asentiste con la cabeza sintiendo como el calor se extendía por tus mejillas. A Jungkook le gustaba demasiado la vista que tenía de tus bonitos labios tomando todo de su grosor; siguiendo tus movimientos incómodos mientras agarrabas su base con más fuerza y te inclinabas sobre él antes de que tu boca se envolviera en la punta para darle una ligera succión.
Jungkook suspiró de nuevo ante la sensación, pero estaba más entretenido viéndote luchar con su tamaño mientras tu mandíbula se movía para acomodar su grosor dentro de tu boca. Era un espectáculo tan pecaminoso y estaba empezando a perderse en tu expresión concentrada cuando decidiste hundirlo un poco más y chuparlo más fuerte.
— Muévete hacia arriba y hacia abajo para mí.— Te ordenó e hiciste lo que dijo, luchando contra el ardor en tu boca mientras lo llevabas más profundo gradualmente, sólo un poco más cada vez que bajabas la cabeza.— Usa tu mano también, bebé, hazme sentir bien…
Gimoteaste alrededor de su polla cuando tu mano comenzó a acariciar su base, cubriendo las partes de él que tu boca no podía alcanzar, moviendo tu cabeza hacia arriba hasta que sólo la punta estaba en tu boca antes de volver a tomar todo de él, con los bombeos de tu mano a la par de cada nueva succión. Jungkook te enseñó lo fuerte que tenías que chuparlo, lo rápido que le gustaba y lo mucho que amaba cuando gemías alrededor de su dura longitud. La pegajosa humedad entre tus piernas era cada vez más insoportable y solo aumentaba entre cada gutural gemido que brotaba de sus labios combinados con algunas maldiciones en nombre del placer que estaba sintiendo.
— ¿Puedo follarme tu boquita, bebé? — Preguntó y tú lo miraste desde abajo, la vista de Jungkook estaba enfocada en ti, mirando tus ojitos llorosos mientras asentías sumisamente a su alrededor y sonrió diabólicamente.— Buena niña.
Hace unos meses, ni siquiera hubieras aceptado la simple idea. Pero ahora, Jungkook te había convertido por completo en un desastre caliente y débil a sus encantos, en alguien que haría cualquier cosa que él te pidiera, y amabas cada segundo de esto.
Jungkook estaba orgulloso de su trabajo. Había sido uno de los mejores.
— Quiero que relajes tu garganta, bebé…— Te dijo mientras sus manos se movían hacia la parte de atrás de tu cabeza, dándole un tirón fuerte y experimental a tu cabello que te gustó más de lo que esperabas e hiciste todo lo posible por hacer lo que te pidió, colocando las palmas de tus manos contra sus fuertes y gruesos muslos para intentar prepararte. Nadie te había hecho esto antes y no sabías qué esperar.— Tu boca se ve tan bonita llena de mi polla. No puedo esperar para llenarla con mi semen.
Jungkook gruñó y tus piernas se debilitaron con sus palabras, un pequeño gemido vibró alrededor de su polla cuando elevó sus caderas hacia ti, llevándose más profundamente dentro de tu boca; tus ojos se cerraron ante la sensación de su punta rozando con dureza tu lengua. Jungkook no tardó ni dudó en establecer un ritmo; empujando hacia arriba dentro de tu boca mientras luchabas por mantenerte abierta para él, tu mandíbula dolía con la posición en la que estabas y no fue hasta que lo sentiste golpeando la parte posterior de tu garganta que te ahogaste con su tamaño y tus ojos se llenaron de lágrimas mientras lo escuchabas gemir sobre ti.
— Mierda…— Maldijo, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Jungkook era una imagen de perdición en la que fácilmente podías perderte, la forma en que se mordió el labio mientras te follaba la boca haciendo que tu coño se mojara aún más de pura necesidad. Te encantaba la sensación de que él te estaba utilizando, como si fueras una simple herramienta para su propio placer.— Ah, sabía que lo podías tomar. Nunca me decepcionaste.
Tu frágil sollozo salió amortiguado alrededor de su miembro, las vibraciones de tu voz hicieron que Jungkook te follara la boca más rápido y más fuerte. Cada vez que golpeaba la parte posterior de tu garganta, te ahogabas y tus uñas se clavaban en sus muslos, pudiendo sentir como tu coño se apretaba alrededor de la nada, imaginando cómo se sentiría tenerlo dentro de ti. También sabías que él podía sentir lo caliente y necesitada que estabas, podía oler tu excitación a millas de distancia, y la idea te hacía gemir.
— Eres una humana tan sucia…— Jungkook habló viendo como una lágrima corría por tu mejilla; le encantaba lo desordenada que te veías, tan desesperada con su polla metida en tu boca.— Eras tan inocente cuando te conocí, y ahora…— Agregó en medio de un audible gruñido.— Ahora mírate; llorando alrededor de mi polla, como una buena puta.
Cerró los ojos de golpe y gimió, con su cuerpo completamente dominado por la lujuria y por la sensación de la calidez y humedad de tu boca cubriéndolo por completo. El dolor en tu mandíbula ya no te molestaba; de hecho, te gustaba que Jungkook superara tus límites, haciéndote olvidar de tu propia incomodidad para poder darle más placer.
— Me voy a correr…— Advirtió y su voz salió ronca y firme, enviando escalofríos por tu columna vertebral, sintiendo su pene palpitar dentro de tu boca; llenando tus papilas gustativas con el gusto salado del líquido preseminal.— Y serás una buena niña y te tragarás todo.
No necesitó pedirlo dos veces porque no pensaste que hubiera algo más que quisieras hacer. Jungkook te folló la boca por unos segundos más con sus embestidas volviéndose erráticas, antes de que la punta hinchada chocara contra la parte posterior de tu garganta y se corriera con una fuerte maldición brotando de sus bonitos labios acompañada de un tirón en tu cabello que hizo que tu cuero cabelludo picara.
Gimoteaste mientras hacías todo lo posible por tragar las espesas olas de semen con su mano manteniéndote firmemente en su lugar mientras lo hacías. Jungkook no pudo maravillarse más con la sensación de tu garganta apretándose a su alrededor mientras tu lengua se movía para poder limpiarle la polla.
— Eso es…— Siseó un poco moviendo su pelvis de forma lenta.— Trágatelo todo.
Jungkook llegó en una cantidad sorprendente y, sin embargo, te las arreglaste para tomar todo de él, y cuando estuvo satisfecho soltó tu cabello y jadeaste por aire mientras te movías hacia arriba separándote de a poco de su pene aún duro y un visible hilo de saliva colgó de tus labios; conectando tu boca con su punta.
— Tan jodidamente bonita…— Dijo con ternura acariciando tu cabello, y no pudiste descifrar su expresión, pero de todos modos te emborrachaste con sus elogios.— Hiciste un gran trabajo. Ahora ven aquí.
Hiciste lo que te pidió, arrastrándote más cerca de él hasta subir a la cama y recostarte a su lado, rápidamente Jungkook se colocó encima de ti y su mano viajó por tu cuerpo hasta encontrarse con tu cuello; atrayéndote en un beso tan caliente y sensual que te dejó buscando aire; en medio de ese beso sentiste como su rodilla se movía entre tus piernas separándolas y abriéndote para él.
Su otra mano se movió hacia abajo para envolver tu coño y el demonio tarareó de placer una vez que sus dedos se encontraron con tus pliegues empapados, y sin querer perder mucho tiempo; dos de sus dedos se sumergieron dentro de tu calor, comenzando a estirar tu interior de a poco, tu espalda se arqueó ante la sensación y un gemido necesitado salió de tus labios mientras él comenzaba a bombear dentro y fuera de ti, llenando el dormitorio con los sonidos de tu humedad mezclados con tus suaves gemidos.
Jungkook se rió entre dientes cuando se apartó, sus rosados labios estaban hinchados y se inclinó para volver a atacar los tuyos.— Mírate…— Murmuró estableciendo un ritmo deliciosamente lento dentro y fuera de tu coño.— ¿Te mojaste así con solo chuparme la polla, bebé?
Tu asentiste con la cabeza ante su pregunta.— Me gusta hacer que te sientas bien.
Y Jungkook no pudo evitar sonreír ante tus palabras tan dóciles.
— Que linda.— Se inclinó y te dió un húmedo y casto beso en los labios, el movimiento fue extrañamente suave en comparación con la forma en que se cernía sobre ti, con su presencia casi amenazante cuando se encontraba con tu mirada.— ¿Quieres tener mi polla de nuevo, bebé? Las niñas buenas merecen recompensas.
Casi no podías creer sus palabras, una mezcla de euforia y lujuria se apoderó de ti al escucharlo. Tenerlo dentro de ti era todo lo que deseabas, y no podías aceptar lo suficientemente rápido.
— Sí, por favor…— Te quejaste, casi ahogándote con tus propias palabras mientras él agregaba un tercer dedo; abriéndote y preparándote para él, tu abdomen se apretó ante la idea de su gran polla entrando y saliendo de ti, con la idea de su semen llenándote mientras seguía follándote a través de su orgasmo. Nunca habías necesitado tanto a alguien.— Por favor, úsame. Quiero tanto sentirte…
Y la expresión entretenida en su rostro no vaciló, depositó otro nuevo beso en tus labios y te quitó los dedos.— Siempre tan educada.— Murmuró por lo bajo empujando tu espalda contra el colchón y atrapando tus muñecas con su mano, entrelazándolas justo encima de tu cabeza.— Me encanta cuando me ruegas.
— Pero nunca me das lo que quiero…— Hablaste en medio de un puchero y con las mejillas ardiendo.
— Esta noche lo haré.— Jungkook se rió entre dientes ante tus palabras mientras su otra mano se movía hacia abajo para bombear su pene. Estaba tan duro como antes, pero por supuesto, no esperabas que su cuerpo inmortal funcionara igual que cualquier otro humano, y la vista te hizo agua la boca.— ¿Quieres que te folle, bebé? — Preguntó con su voz ronca y arqueó las cejas, viendo como tragabas saliva y asentías desesperadamente, sus manos eran tan grandes, pero incluso parecían pequeñas al envolver su miembro, su pulgar llegaba a acariciar la punta rosada; cubriéndose con su humedad y los restos de tu saliva por todo lo largo.— Quiero que lo digas.
— Lo necesito tanto…— Dijiste, encontrando su mirada divertida puesta sobre ti.— Necesito tu polla dentro de mí, por favor Jungkook…
Los ojos de Jungkook brillaron con hambre y deseo mientras se relamía los labios. Te estabas volviendo una personita tan sucia, pensó, y aún así, seguías siendo tímida como antes.
— ¿Lo necesitas? — Repitió tus palabras inclinándose más cerca de ti y buscando alinearse correctamente con tu goteante entrada, y cuando habló de nuevo; sus palabras fueron una nube de calor contra tus labios entreabiertos.— ¿Me necesitas follando tu pequeño coño como una buena puta?
Jadeaste ante sus palabras tan sucias; buscando a tientas algún tipo de agarre en tus muñecas.— Sí, por favor, Jungkook, yo…
Tu oración se atascó en tu garganta cuando lo sentiste presionando la punta caliente de su pene contra tu entrada; provocándote lo suficiente como para que tus ojos se cerraran y que tu cuerpo se tensara con expectativa.
Sin embargo, a Jungkook le gustaba bromear.
— Relájate, bebé…— Murmuró alejándose un poco hacia atrás para apoyar su pene contra tu coño, comenzando a rodar sus caderas; haciéndote jadear cuando rozó intencionalmente tu clítoris y todo tu cuerpo se concentró en lo pesado y grueso que se sentía presionando contra ti.— Estás tan tensa.
Gemías con cada lento y provocativo movimiento de sus caderas contra ti, los sucios sonidos de su polla arrastrándose entre tus húmedos pliegues llenaban tus oídos y te hacían suspirar de pura frustración.— Por favor, mételo…— Suplicaste patéticamente y con los ojos nublados por el deseo.— No puedo soportarlo más…
Jungkook se rió entre dientes.— ¿Estás segura, bebé?
Y tu asentiste con la cabeza, más que necesitada y ansiosa por tenerlo dentro de ti.— Sí, joder, eso es todo lo que quiero…
— Todo lo que mi linda humana quiera…— Jungkook habló antes de tomar su pene por la base y alinear su punta contra tu entrada una vez más. Los dedos de tus pies se curvaron cuando él comenzó a deslizarse, el ardor que sentiste de su miembro grande y grueso abriendo tu interior gradualmente envió oleadas de dolor y placer al mismo tiempo.
Cerraste los ojos y tu cabeza cayó hacia atrás contra la almohada ante la deliciosa sensación.— Oh, joder, Jungkook…
— Shhh... eso es, despacio, bebé.— Jungkook susurró deslizándose lánguidamente dentro de ti, tomándose su dulce tiempo, disfrutando de la sensación de tu coño apretándose de forma imponente a su alrededor mientras entraba en tu interior y amando como se apretaba más a medida que avanzaba.— Sé que puedes tomarlo.
Intentaste apartar las manos de su agarre de nuevo, pero era en vano, Jungkook te sostenía con demasiada fuerza y prácticamente estabas a su merced.— Es mucho, Jungkook…— Te quejaste debajo de él sintiendo que todo tu cuerpo estaba en llamas. Nunca antes te habías sentido algo así, nunca pensaste que estarías tan llena.— Es demasiado grande…
— ¿Lo es, bebé? — Preguntó mientras se inclinaba sobre ti para darte un pequeño beso en los labios, suave, tranquilo. Todas las cosas que no era.— ¿Quieres que pare?
— No, por favor, no te detengas…— No dudaste, nunca lo hiciste con él.
Jungkook sonrió diabólicamente ante tu rápida respuesta. Realmente te había entrenado bien, te había convertido en su pequeña y obediente muñequita. Joder, el escucharte así hizo que su polla palpitara, dándose cuenta de que acababa de enseñarte cómo darle una buena mamada porque eras tan inocente que ni siquiera sabías cómo hacerlo y ahora te retorcías debajo de él, tratando de darle sentido a la sensación de su gran polla llenándote. Era demasiado perfecto.
— Mi linda bebé necesita tanto mi polla, ¿no es así? — Murmuró con su voz ronca empujando dentro de ti con tanta fuerza que te quedaste sin aliento, deteniéndose justo después para poder escuchar tus gemidos quejumbrosos saliendo de tus bonitos labios.— Mírate. Fuiste hecha para ser follada por mí.
— Es tan grande…— Balbuceaste sin sentido antes soltar un patético gemido cuando Jungkook comenzó a dar profundas embestidas dentro y fuera de ti, lentamente al principio; comenzando a establecer un ritmo conforme avanzaba. No pensaste que alguna vez serías capaz de experimentar este sentimiento con nadie más.— Se siente tan bien…
— Te encanta, ¿no es así? — Habló y se inclinó sobre ti; presionando su frente contra la tuya, su mano todavía sostenía con fuerza tus muñecas comenzando a perderse en el delicioso placer que sus cuerpos creaban, tus senos rebotaban cada vez que empujaba su polla dentro de ti con fuerza, haciendo que la vista de todo fuera aún más placentero.— Mi linda mortal fue hecha para tomar mi polla.
— S-Sí, por favor, no pares…— Gemiste de pura felicidad mientras las lágrimas corrían por tu rostro con la fuerza de sus embestidas. Ni siquiera podías pensar con claridad, tu mente era un desastre, demasiado intoxicada con la sensación de su miembro golpeando tu coño. Todas esas noches frustrantes, todos esos sueños eróticos que tuviste con Jungkook, nada podría compararse, y realmente pensaste que estabas arruinada para siempre.— Es tan bueno…
A Jungkook le encantaba verte llorar mientras estabas tan llena de su polla, esas lágrimas etéreas corriendo por tu rostro mientras sus embestidas se volvían más fuertes y duras dentro de ti. También le encantaba cómo se volvían tus gemidos cuando llegabas a ese punto: tan agudos y rotos, con tu cerebro incapaz de formar una sola oración comprensible.
— Qué linda humana.— Elogió elevando su mano para acunar tu rostro y limpiar una lágrima de tu mejilla.— Eres tan bonita cuando lloras…
— Es... es tan grande.— Gimoteaste dócilmente una vez más, parecía como si eso fuera todo lo que pudieras decir, ese único pensamiento repitiéndose como un disco rayado dentro de tu aturdida mente.
Tus ojos estaban tan borrosos que casi te perdiste la sonrisita diabólica que apareció en sus labios.
— ¿No puedes soportarlo, bebé? — Jungkook bromeó moviendo sus caderas de una manera que hizo que tu coño se apretara a su alrededor haciéndote gemir su nombre y arquear tu espalda hacia él; ofreciéndole en bandeja de oro tus senos para que él los atacara con su caliente lengua, lamiendo tus pezones antes de regalarles una mordidita por igual, y otra lágrima se deslizó por tu rostro con un deleite sin fin.— ¿Me molestas durante semanas, suplicando que te llene con mi polla, y luego empiezas a llorar porque no puedes soportarlo? Deberías ser más consciente de lo que pides.
— N-No, no es eso…— Tragaste saliva sintiendo como las palabras se atascaban en tu garganta ante sus duras embestidas.— Y-yo p-puedo tomarlo, lo juro…
Jungkook tarareó y se echó hacia atrás para poder mirar el lío que estaba haciendo entre tus piernas. Gimió en aprobación cuando vió su gruesa polla hundirse con fuerza entre tus empapados pliegues, casi hasta el borde.— Lo estás tomando muy bien princesa… – Él te miró con sus ojos de obsidiana brillando con malicia.— Qué buena puta eres. Harás todo lo que te pido, ¿no?
Asentiste desesperada con la cabeza sin entender realmente lo que dijo. Sentías como si el mundo se cerrara a tu alrededor, asfixiándote. Jungkook era demasiado grande, demasiado grueso, la forma en que te estiraba no era más que deliciosa y placentera.
— ¿Todo? — Preguntó inclinándose más cerca y soltando tus muñecas, con su boca a centímetros de tu oreja. Su aliento era caliente y pesado, cubierto de hambre.— Si quisiera seguir follándote una y otra vez, hasta que esté satisfecho, ¿me dejarías?
— Sí...— Gemiste en aprobación, eso era todo lo que querías.
Jungkook curvó sus manos debajo de tus rodillas y tiró de tus piernas hacia arriba, más cerca de tu pecho. El nuevo ángulo fue un descubrimiento tan delicioso, un gemido particularmente fuerte explotó en tu garganta mientras seguía follándote con fuerza.
— ¿Incluso si te corres tanto que ni siquiera puedas hacerlo más? — Preguntó una vez más; sus embestidas se volvieron más duras, golpeando increíblemente profundo dentro de ti de una manera que te hacía gemir su nombre una y otra vez.— ¿Me dejarías usar tu coño y llenarte con mi semen hasta que estés goteando? ¿Hum? ¿Hasta que no puedas soportarlo más y aún así no me detendré?
— Joder, sí... — Tus ojos se cerraron revoloteando en puro placer, y con tus muslos temblando con cada nueva colisión de sus caderas contra las tuyas. Dejarías que Jungkook hiciera lo que quisiera contigo, estabas más allá del punto de cuestionar cualquier cosa.— Por favor, Jungkook, yo solo… oh, joder…
— Estás tan jodidamente apretada…— Jungkook maldijo en medio de un gruñido, sus manos enterrándose en la piel de tus caderas.— Qué buen coño, tan húmedo y apretado para mi polla.
— Jungkook estoy tan cerca…— Gemiste desesperada sintiendo como todo el placer que te estaba dando comenzaba a golpear tu cuerpo.— Por favor, no te detengas.
— No puedo parar, cariño.— Jungkook siseó echando su cabeza hacia atrás en un nuevo y gutural gruñido, su cabello era un desastre sudoroso sobre sus ojos, su pecho palpitaba con el placer que lo estaba invadiendo, podía sentir todo: tu euforia, tu lujuria, la desesperación que emanaba de tu alma. Todo era tan lascivo, tan manchado; podría perderse en él. Casi podía saborear la corrupción que impregnaba tu alma.— No cuando te sientes tan jodidamente bien…
Otro agudo gemido brotó de tus labios sonando peligrosamente cerca de su nombre, sintiendo cómo tu interior apretaba su polla un poco más, Jungkook gruñó y maldijo ante la sensación de tus paredes palpitando a su alrededor con tu orgasmo llamándolo a follarte más fuerte y rápido, amando esas hermosas lágrimas que manchaban tu rostro y viendo como empezabas a retroceder por la sensibilidad extra a través de los espasmos de tu clímax.
— J-Jungkook, es demasiado…— Te quejaste por lo bajo buscando apoyo en sus fuertes brazos.
— Me dijiste que me dejarías usar este coño, bebé.— Jungkook te recordó con su voz rota por un gemido entrecortado. Se notaba que estaba cerca, sus embestidas eran demasiado descuidadas y desesperadas.— Hasta que esté satisfecho.
— S-sí...— Jadeaste sabiendo que no habías cambiado de opinión.
— ¿Vas a dejar que te llene con mi semen? — Preguntó de nuevo, sonriendo ante el pequeño y débil "sí" que le diste.— No voy a parar después de que me corra, bebé. Voy a follarte hasta que no puedas hacerlo más.
Abriste la boca para decir algo, qué, exactamente, no tenías idea, pero pronto sentiste su semen caliente derramándose dentro de ti y tu mente se quedó completamente en blanco. No sabías si era por lo que era Jungkook, pero todo lo que hizo fue extremadamente fácil para excitarte, y su semen dentro de ti no fue la excepción. Un gemido salió de tu garganta antes de que pudieras detenerte y todo tu cuerpo se apoderó de un nivel de deseo que ni siquiera podías comprender.
Hubo un momento de confusión interna cuando el demonio se detuvo para recuperar aliento en el que realmente pensaste que había terminado, que Jungkook se iba a ir y te dejaría con ese deseo construyéndose dentro de ti. Pero el aura animal que lo rodeaba no te dejaría descansar.
Después de unos cuantos segundos Jungkook encontró tus ojos a través de la cortina de su cabello oscuro, el brillo de malicia que viste en ellos te emocionó el doble antes de escucharlo hablar en medio de un gruñido.
— Más.
Y esa fue toda la advertencia que te dió, cuando menos te diste cuenta, Jungkook te dió la vuelta como si fueras una muñeca de trapo y presionó tu cara y tu cuerpo contra el colchón. Gimoteaste al sentir un duro azote golpear contra una de las mejillas de su trasero antes de que tomara con fuerza tus caderas, tirando de tu cuerpo hacia arriba hasta que tus rodillas te sostuvieron sobre la cama y apenas tuviste tiempo para reaccionar antes de que su polla se hundiera dentro de ti una vez más.
— Oh, Dios…— Jadeaste con fuerza y tus manos apretaron las sábanas mientras Jungkook continuaba golpeando dentro de ti, haciendo que la mezcla de su semen y tu humedad goteara por tus piernas. Su resistencia era una locura, como esperabas que fuera, pero la dureza de su polla te estaba haciendo perder la cabeza.— Joder, Jungkook…
— Tienes un coño tan perfecto, no puedo tener suficiente de ti…— Jungkook gruñó antes de tirar con fuerza de tu cabello mientras continuaba perforando dentro de tu coño, haciendo que tu cuerpo temblara con cada duro impacto. Tus ojos se cerraron ante la deliciosa sensación y tus paredes se apretaron alrededor de él mientras te llenaba hasta el borde.— Estás jodidamente goteando sobre mi polla. Qué puta tan sucia.
El placer dentro de ti era innegable, aumentando tan rápido que apenas y podías seguirlo. Acababas de alcanzar tu punto máximo y ya sentías que estabas a punto de hacerlo todo de nuevo.— J-Jungkook, yo…— Las palabras luchaban por salir de tu lengua con tu mente empañada por el erotismo de sus acciones.— Se siente tan bien, joder, no te detengas…
Hubo un ligero escozor en tu cuero cabelludo cuando apretó el agarre en tu cabello, haciéndote inclinar tu cabeza hacia atrás y que tu trasero se presionara contra su pelvis.— ¿Vas a correrte de nuevo, bebé? — Jungkook preguntó sin aliento antes de sonreír cuando asentiste con la cabeza, con tus ojitos llorosos mirándolo por encima de tu hombro.— Eres una pequeña mortal tan hambrienta. Acabas de llegar y estás a punto de correrte en mi polla de nuevo, ¿eh?
Gemiste una vez más igual de fuerte mientras lo sentías tirar de tu cabello, haciendo que tu espalda se arqueara y tu coño se apretara a su alrededor.— Sí, joder…— Admitiste en medio de un jadeo, la habitación estaba tan caliente que apenas y podías respirar, sentías como si todo el lugar estuviera dando vueltas a tu alrededor. Estabas tan, tan cerca de tu orgasmo que casi podías tocarlo.— Voy a correrme de nuevo…
Jungkook se humedeció los labios, bajando su atención al movimiento de su polla dentro y fuera de ti y gimió al ver tus pliegues envolviéndose alrededor de su grosor, tragándolo ansiosamente mientras tu humedad goteaba por tus muslos, ensuciándolo por completo. Era la cosa más hermosa que había presenciado en su vida, quería tener eso para siempre.— Sabía que serías tan perfecta después de que te preparé para esto, sabía que te encantaría ser una puta para mí.
No podías decir que te sorprendió su confesión; no eras tonta, sabías que había una sola cosa que un demonio quisiera contigo y, después de los sueños sexuales, no fue difícil sumarlo todo. Y, sin embargo, aceptaste sus avances en cada paso del camino, permitiste que te hiciera pedazos y te enseñara cómo ser tan sucia para él. Y tenía razón: te había encantado cada segundo.
— Voy a correrme.— Le advertiste, cerrando los ojos mientras todo el placer se arrastraba por toda tu piel justo hasta tu centro.— Joder, tu polla es tan grande, voy a…
Tu orgasmo te fue arrebatado cuando Jungkook se apartó abruptamente de tu coño. Lloriqueaste por lo bajo y sollozaste ante la pérdida de su pene dentro de ti, los sonidos lascivos se convirtieron en un jadeo de sorpresa y sin aliento cuando te separó de él.
Jungkook fácilmente te dio la vuelta y tiró de tus piernas hacia arriba, presionándolas contra tu pecho cuando se inclinó.— Quiero ver tu bonita cara cuando te llene con mi semen.
Y eso fue todo lo que dijo antes de irrumpir dentro nuevamente en una deliciosa penetración, todo tu cuerpo se estremeció ante la sensación y ante el repentino estiramiento que te empujó al borde del placer y te hizo correrte alrededor de su polla por segunda vez esa noche.
— Que humana tan dulce…— Jungkook gimió demasiado perdido en su propio placer, tus paredes se habían vuelto increíblemente apretadas a su alrededor, latiendo con cada bombeo de su longitud dentro de ti.— Me encanta arruinarte. Eres tan perfecta para mí. Hecha para esto…— Sus frases eran sólo algunos pensamientos conectados por fuertes gemidos, sus cejas bajaban a medida que se acercaba su propio orgasmo.— Me encanta verte así, te ves tan linda, toda llena de mi polla.
Jungkook murmuró con su voz aireada antes de derramarse de nuevo dentro de ti con un fuerte y entrecortado gemido y unas pocas palabras de elogio que salieron de sus labios: de lo bien, lo húmeda y lo apretada que estabas para él. Al igual que la primera vez, la sensación de que él te llenaba era embriagadora y te hacía perder la cabeza una vez más.
Intentaste quejarte un poco pero tus palabras fueron silenciadas con el choque de sus labios contra los tuyos, un gemido gutural lo dejó mientras derramaba las últimas gotas, su polla palpitó un par de veces más mientras seguía bombeándose a sí mismo través de su orgasmo; asegurándose de que cada gota de su semen estuviera profundamente dentro de ti.
Se notaba que estaba lejos de estar satisfecho cuando te besó con fervor, tarareando ante el sabor de tu lengua mientras sus manos sostenían con fuerza tus caderas impidiendo moverte. El pene de Jungkook todavía estaba duro dentro de ti, enterrado profundamente, incluso si había detenido sus movimientos, y te encantaba lo lleno que te hacía sentir, y sabías que estabas más allá del punto de la salvación.
Jungkook suspiró profundamente contra tus labios y se inclinó hacia atrás, sus ojos se encontraron con la unión de sus cuerpos mientras se alejaba, viendo como su semen se derramaba fuera de ti lentamente, haciendo un desastre sobre las sábanas y marcándote como suya, completamente suya.
— Perfecta…— Murmuró y debió haber sido la centésima vez que dijo eso en la noche, pero no podía tener suficiente de ti.— Hecha para mí.
Hubo un peso en tu pecho cuando lo miraste, observando la forma tan hermosa en la que su piel brillaba bajo la luz de la luna. Quizás fue la culpa, pensaste, o la comprensión de que acababas de manchar tu alma en nombre de la lujuria. Sin embargo, ya no te importaba.
Respiró pesadamente cuando se acostó a tu lado sobre la cama, y te giraste de lado para poder mirarlo; Jungkook era tan guapo, tan perfecto; y la mirada que te dio fue nada menos que pecaminosa.
— ¿Estuve bien? — Preguntaste por lo bajo con tu voz temblorosa debido a tu estado nebuloso y cansado antes de formar una pequeña sonrisita.
El demonio asintió, encontrando esa pregunta bastante adorable.— Sí, cariño. Aprendes rápido.
Tu sonrisa satisfecha se ensanchó en tu rostro y te acercaste a él, colocando tu cabeza contra su pecho, donde no podías escuchar ningún latido. Ese momento fue lo suficientemente extraño como lo fue, pero no estabas pensando con claridad; además, abrazar a un demonio no podía ser peor que todo lo que había sucedido antes.
Si Jungkook pensó que eso era extraño, no lo mencionó. Simplemente apartó unos mechones de cabello de tu frente, mirándote.— ¿Cansada, querida? — Preguntó.
— Sí…— Respondiste por lo bajo y parpadeaste pesadamente.
El tarareó colocando su palma contra tu mejilla.— Puedes descansar un poco.— Habló casi con suavidad al principio antes de que su voz volviera al tono profundo y áspero de antes.— Pero aún no he terminado contigo.
Después de todo, le permitiste usarte hasta que estuviera satisfecho. Y Jungkook estaba lejos de estarlo. No era que estuvieras quejando después de todo.
Y antes de que el sueño y el cansancio hiciera efecto por completo en tu cuerpo, escuchaste a Jungkook murmurar por lo bajo contra tu oído:
— Espera a que ellos te conozcan, cariño.
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N/A: Por finn después de mucho tiempo y de que me lo pidieran demasiado por fin está disponible de nuevo 'Devilish' como especial de halloween 🎃
Espero por fin poder publicar la segunda parte de este oneshot, que realmente es una serie👀
So espero que lo disfruten igual o más que la primera vez🌚 gracias por todo su apoyo ♡
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versosdisonantes · 7 months ago
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Soldadito de cartón.
Entre lo que escribo y tu silencio, nace y muere todo verso. ¿Culparé a la poesía por no haberte inmortalizado? ¿Me arrepentiré de la osadía por haberlo intentado? ¿Por haber puesto entre mis dedos lo imposible? ¿Escupiré al cielo por la lluvia bajo la cual bailé? ¿Le sacaré de cuajo los pétalos a la flor que en algún sueño sembré? ¿Por incitarme al delirio de ofrecerte solo palabras? Imperio de naipes que nadie nunca pudo quemar con su fuego impuro, nadie pudo derribar esta fortaleza con sus arietes torcidos. Solo tú, solo tú puedes sumergir en lo profundo de los mares embravecidos a este reino desolado, que poco a poco se desploma, va quedando ilegible, se repliegan los soldados de mi ejército letrado, ya son solo estatuas de sal en memoria del pasado, armadura en polvo y sin coraje, ya no hay quien defienda este castillo, ya no estás aquí conmigo, nobleza obliga para investirse de caballero, pero ni siquiera queda algo de gloria en estos dedos abatidos, se me derrumbó el infinito, se trizó lo invencible, caigo desde lo más alto de esta torre de Babel, tú eras las murallas que sostenían lo sublime, eso que no se puede atrapar en una hoja de papel. 
Bitácora de un olvido reticente.
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nebulamorada · 8 months ago
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aegon targaryen x sultan! ocfem
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ADVERTENCIA: mención de AS, perversión de lactancia, secues/tro, venta de escla/vos
Aegon ya había creído perder la cabeza por completo durante los días que había pasado en el inmundo barco de esclavos que lo había tomado en Essos; no estaba seguro de si lo reconocieron como príncipe, pero creía que solo bastaron sus rasgos valyrios para hacerlo una mercancía valiosa.
"Ese no, él irá a un lugar más especial" había oído decir a uno de los hombres a cargo cuando intentaron bajarlo para agruparlo con los que serían vendidos en Astarpor, momentos como ese le hacían desear haber escuchado al cretino de Aemond, aunque, ¿él no podía haber dejado de buscarlo verdad? Seguro su madre había puesto aquellos ojos de ciervo lastimado que siempre usaba para manipularlo y que él continuara su búsqueda. Sí, Aemond lo encontraría tarde o temprano. 
Ahora, mientras se recuesta en la amplia bañera de mármol, Aegon suelta una pequeña risita irónica sin poder evitarlo. Recuerda los temores que había pasado allí, los golpes que recibió por alegar ser un principe y negarse a comer la basura de sopa que servían y el pan agrio y duro con el que se acompañaba; pero ahora cerca de él tenía las frutas más dulces, el vino más dulce y los quesos más cremosos. Sus moretones se habían curado, su cabello lleno de mugre y grasa ahora estaba nuevamente blanco y su piel enferma había recuperado su color pálido natural, manteniéndola perfumada y suave con mezclas de flores y haciendo que los sirvientes agreguen un cubo de leche de burra a su bañera.
—Mi dulce favorito debe estar pensando algo muy bueno para no notar mi presencia—escucha su voz detrás de él, haciendo sus mejillas sonrojar y su cuerpo estremecer.
Oh, su Esmeray, su tan amada emperatriz a la cual Aegon le daría todo de si mismo si ella lo pidiera; verla allí fue casi como un sueño; su figura comenzaba a redondearse con la crecida del bebé en su vientre, sus pechos llenos, sus caderas anchas, su vientre hinchado, todo parecía ser la mezcla perfecta para hacer que Aegon se hincara ante ella. Y lo había hecho más de una noche, adorandola de pies a cabeza, cubriéndola de besos y murmurando súplicas y palabras azucaradas, pidiéndole que lo tomara, que lo usara para su placer. 
Aún puede recordar la noche en la que ella lo había elegido a él como su favorito luego de que la encargada del harén lo separara junto con otros tres hombres; la recuerda colocando en su mano un suave pañuelo morado, rozando sutilmente su piel con la yema de sus dedos mientras tenía una ligera sonrisa sobre sus labios. Aegon sabía que si ella hubiera pedido en ese momento que lo siguiera de rodillas por el inmenso palacio, él lo habría hecho. 
—No escuché que los aghas la anunciaran, ¿nuestro bebé está bien, mi señora?—cuestionó con una pequeña sonrisa mientras le brindaba toda su atención, acercando su frente a su vientre tan pronto ella se acercó lo suficientemente.
—Sí, no es el bebé quien arde por el deseo de verte—bromea la mujer, acariciando su cabello platino con cuidado, bajando su caricia por sus mejillas—mi dulce amor—murmuró, soltando un pequeño gemido en cuanto él introdujo suavemente su pulgar en su boca, presionando la lengua contra la yema—la comadrona está segura de que le diste otra niña al imperio, bien echo, ojitos de lirio—sonrie mientras le da un estimado del sexo del nuevo bebé.
Esmeray amaba comparar cualquier característica física suya con alguna flor, Aegon juraba sonrojarse como una mojigata cada que encontraba en sus aposentos algún nuevo poema, sintiendo los latidos retumbar en su pecho y el hormigueo de sus dedos, deseosos de acariciar cada palabra en el papel.
Él jamás le contaría de sus visitas a burdeles y su accionar con algunas mujeres de menor clase, esta es su nueva vida ahora, él es suyo; jamás pertenecerá a alguien más salvo a su dulce señora y sus bebés solo crecerán en su vientre. Comprendía el sistema matriarcal por el que se regía la tierra que gobernada su amada señora, adaptándose rápidamente a ella cuando todo lo que se le dio fueron lujos por haber logrado poner una niña en el vientre de la emperatriz.
"El único favorito de su majestad" lo llamaron luego del primer parto de Esmeray, mientras se les repartían dulces, jugos y oro a los hombres del harén, quienes a Aegon no les daba mucho importancia; él era el único favorito de su Esmeray, él mismo la había oído decirlo mientras su lengua se adentraba en su calor y sentía sus carnosos muslos presionarle la cabeza mientras la hacía acabar.
—¿Qué ronda tu mente, dulce dragón?—cuestionó, retirando sus prendas para introducirse en la bañera, colocándose en su regazo, acariciando su cabello tan pronto como lo sintió esconderse en sus tetas. 
—Digame que me ama, su majestad, se lo imploro—murmuró en un tono bajo mientras su rostro frotaba con la carne suave de su pecho antes de tomar uno de sus pezones en su boca, acariciandolo con su lengua antes de empezar a succionar.
—Mi pobre florecita, tan necesitado de cariño—respondió, dejandolo hacer lo que necesitara mientras dejaba suaves caricias por su piel y le permitía darse gusto con la dulzura de su leche—Mi corazón nunca anhelo a alguien o a algo como lo hace contigo—le susurró en el oído antes de reposar su mentón sobre su cabeza.
Esmeray no podía imaginar la vida que él llevaba antes de llegar a sus tierras, pero nunca hacía preguntas, creyendo que era difícil para él hablar sobre ello; imaginaba a su pobre amor siendo maltratado o agredido de alguna forma, descuidado y despreciado, por lo que estaba más que feliz de proporcionarle cada lujo que estuviera a su alcance. Las ropas más finas, las joyas más caras, todo lo que él deseara.
Y Aegon amaba esa nueva realidad, disfrutando de comodidades y lujos junto con el amor de una mujer hermosa.
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jvrpvz · 18 days ago
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Sefer Yetsirah es el Libro de la Formación que revela que Dios creó el universo mediante las letras del alfabeto --implica cierto pensamiento de la apocatástasis (o Tikkun). Justamente respecto de la apocatástasis y del cálculo a partir de las letras del alfabeto, el filósofo y traductor Michel Fichant (en el “Postfacio” al volumen que reúne los textos de Leibniz “De l’horizon de la doctrine humaine” y “La restitution universélle (Apocatástasis panton)”), plantea que “la más impresionante de las ficciones, en el sentido de Borges, se encuentra en Guldin”. Fichant apunta que al finalizar su De Centro Gravitatis (1641), el Padre Paul Guldin reproduce como apéndice el breve ensayo “Problema Arithmeticum de rerum combinationibus” (ya publicado en 1621). Fichant agrega que en este trabajo, Guldin tenía el propósito de exponer la regla de todas las combinaciones, conjunciones o conmutaciones –generalizando la aplicación ya llevada a cabo por Clavius–. Con el objeto de presentar un ejemplo de apoyo, se daba la tarea de tomar los 23 elementos (letras del alfabeto) para calcular la cantidad de palabras diferentes que estos elementos permiten formar. Metodológicamente, se impone dos lineamientos: no le importan si estas palabras tienen significado o si se pueden pronunciar, y se considerarán sólo las disposiciones sin repeticiones (considerando palabras –con sentido o no– de hasta 23 letras). Excluyendo la repetición, Guldin calculó como “regla universal” que el número de todas las palabras que se pueden escribir con un alfabeto de 23 signos son 70.273.007.330.330.098.091.155, términos en los cuales ninguna letra se repite en la misma dicción (por lo cual, piensa Guldin, no es de extrañar que haya tantos idiomas en el mundo y, en cada uno, tantas palabras diferentes). Escribir todas estas palabras requeriría de 1.546.007.491.267.262.187.905.433 caracteres, es decir, un número que alcanza a ser millón de millones de millones, motivo por el cual, y por cierta preocupación pedagógica, Guldin se pregunta cómo representar para el lector un número tan inmenso que desafía toda comprensión. Así, bajo el supuesto de que una figuración concreta permitiría “abrir el espíritu” a un número a partir de números más pequeños, Guldin propone registrar todas las letras en códices de 500 hojas (1000 páginas), de 100 líneas y 60 caracteres por línea, cálculo que determina 6 millones de letras por códice, y que se necesitarían 257.667.915.211.210.357 registros. Dado el mismo principio pedagógico, y como el número aún es demasiado grande para dar una idea clara, Guldin propone poner los libros en bibliotecas. Para esto, hace falta determinar el formato de los libros, el tamaño de los edificios, así como del espacio necesario para la circulación de los usuarios, detalles que equiparan esta biblioteca ficticia con una real. Así, una construcción cúbica de 432 pies de lado podría recibir 32 millones de volúmenes pero para albergarlos a todos se necesitarán 8.052.122.350 bibliotecas (de un área de piso de 186,624 pies cuadrados). Por el espacio que ocuparían se podría imaginar el orden de la magnitud del número de esta combinatoria. Pero –cita Fichant a Guldin– “¿Qué provincia, qué reino, qué imperio, los chinos, los turcos, los cristianos, o incluso qué viejo mundo podría ocuparse?”. Si se hiciesen ciudades de bibliotecas, y si se admite que las tierras infértiles, los océanos y mares, y otras aguas separadas representan la mitad de la superficie de la tierra (para Guldin, las observaciones modernas), la superficie del terreno global sólo podía acomodar 7.575.213.799 bibliotecas (un número notablemente menor que las bibliotecas necesitadas, y aun serían necesarios 476.908.551 edificios que no cabrían en Europa). Concluye que si bien Guldin vio en la multitud de dicciones formuladas con la ayuda de un alfabeto único la razón de la multiplicidad de las lenguas y la riqueza de cada una, no llegó a ninguna conclusión precisa sobre la pluralidad misma de los idiomas. Michel Fichant consideraba el cálculo de Paul Guldin como un caso cercano a Borges.
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by-speaker · 1 month ago
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Enemies to Lover (ESP. VER)
Prompts de @raven-cincaide-words
Primera parte
Ya había pasado un tiempo desde que había firmado su contrato de matrimonio, la ceremonia se iba a realizar en un par de semanas más y todo el mundo en palacio se estaba volviendo loco, tenían que acomodar a un montón de nobles, realeza y dioses.
Missa estaba aburrido de todos los preparativos, cansado de las sirvientas pinchando y midiéndolo, pero sobre todo estaba harto de Philza. Siempre molestando, siempre quejándose de que Missa no sabía lo que estaba haciendo, en realidad Missa no sabía qué estaba haciendo, y lo peor de todo
“Si fueras un dios real, sabrías todo esto.” Volvió a quejarse Philza, Missa apretó la mandíbula, porque sabía que si abría la boca esta alianza se iba a terminar en el instante.
 La paciencia de ambos estaba al límite. Las tensiones de palacio crecían y crecían, Missa estaba parado mientras las sirvientas lo pinchaban y lo aburrían con su charla mortal. Hasta que Philza entró de golpe, uno de sus guardias lo seguía de cerca.
“Missael, muévete,” dijo tomándolo del brazo y arrastrándolo fuera del cuarto.
“¡Hey, cuidado, mortal!” Dijo Missa jalando su brazo del emperador, teniendo cuidado apara no matarlo. “¿Qué te pasa?”
Philza se giró, algo molesto, pero parecía preocupado, algo en sus ojos brillaban con algo parecido a urgencia y ansiedad.
“Por una puta vez en tu inmortal vida podrías hacer lo que se te dice sin preguntar” respondió irritado, Philza.
“¡No!” Le gruño Missa, soltándose al fin del agarre, “Si no me dices que mierda está pasando no iré contigo”
Philza suspiro frustrado, “Unos rebeldes y dioses menores están atacando palacio, al parecer aprecian tanto nuestra unión como nosotros.”
Missa abrió los ojos, sorprendido, “¿Quién sería tan estúpido para atacar el imperio Ártico?”
Philza soltó una risa amarga. “Al parecer, un grupo de dioses menores que creen que nuestra unión desequilibrará el poder en el panteón. Y algunos mortales que piensan que estoy traicionando al imperio al casarme con un dios extranjero.”
Missa frunció el ceño, procesando la información. “Bueno, supongo que tienen razón en una cosa: ninguno de los dos quería este matrimonio en primer lugar.”
Por un momento, algo parecido al dolor cruzó los ojos de Philza, pero desapareció tan rápido que Missa creyó haberlo imaginado.
“Eso no importa ahora,” dijo Philza, su voz tornándose seria. “Lo que importa es que están atacando mi gente, mi hogar. Y aunque no lo creas, eso te incluye a ti ahora.”
Missa sintió una punzada de culpa. A pesar de sus diferencias, Philza estaba tratando de protegerlo. Missa se quedó en silencio un par de segundos. La idea de que él un dios menor, ahora formara parte del imperio más poderoso en esta dimensión por un mero compromiso con su madre era casi escalofriante.
Sin embargo, aquí estaba atrapado en un matrimonio que no había pedido, siendo atacado por razones que no entendía.
“¿Y qué se supone que haga yo?”, preguntó casi ofendido el dios
Philza lo miro de reojo, su voz un poco más suave esta vez, “Proteger lo que es tuyo… aunque no lo quieras aceptar. Este ya no es solo mi reino, es el tuyo también, darling”
El dios se sorprendió ante la declaración del emperador, tu reino, nunca lo había pensado, para él el Imperio Ártico era un lugar frío y distante, una carga más, no algo que le perteneciera. Pero la forma en la que Philza lo dijo, esa seriedad y convicción, lo hizo tomarse la amenaza más en serio.
Esto ya no era un juego.
Missa se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Philza. La realidad de su situación comenzaba a asentarse en su mente. Ya no era solo un dios menor atrapado en un matrimonio no deseado; ahora era parte de algo más grande, algo que la gente estaba dispuesta a atacar y defender.
“Mi reino,” murmuró Missa, probando cómo sonaban las palabras en su boca. Miró a Philza, sus ojos brillando con una nueva determinación. “Tienes razón. Esto ya no es un juego.”
Philza asintió, una pequeña sonrisa de aprobación curvando sus labios. “Me alegra que lo entiendas. Ahora, necesitamos movernos. ¿Estás listo para defender lo que es tuyo?”
Missa invocó su guadaña, el arma materializándose en sus manos en un remolino de energía oscura. “Más que listo. ¿Cuál es el plan, Emperador?”
“Primero, necesitamos llegar a la sala del trono,” dijo Philza, desenvainando su propia espada. “Desde allí, podemos acceder a los pasadizos secretos y reagruparnos con nuestras fuerzas.”
Comenzaron a moverse por los pasillos del palacio, el sonido de la batalla haciéndose cada vez más fuerte. Missa se sorprendió de lo natural que se sentía luchar junto a Philza, como si hubieran estado haciéndolo durante siglos.
Mientras se abrían paso a través de un grupo de atacantes, Missa no pudo evitar notar la gracia y poder con los que se movía Philza. Era casi... sobrenatural.
“Sabes,” dijo Missa, esquivando un ataque y contraatacando con su guadaña, “para ser un mortal, peleas como si tuvieras siglos de experiencia."
Philza río, un sonido que de alguna manera logró ser tanto divertido como peligroso. “Quizás haya más en mí de lo que crees, pequeña muerte”
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date-prisa-estamos-leyendo · 4 months ago
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Y si alguien vuelve a decir la palabra hormiga en este imperio, dijo el huei tlatoani mientras se levantaba del trono de Axayácatl y se sacudía la capa, lo matas, pero antes le recuerdas que aunque la hormiga no hable, al final siempre señala el camino.
Tu sueño imperios han sido, Álvaro Enrigue.
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waltfrasescazadordepalabras · 5 months ago
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Cómo surgió el idioma español? El español es una lengua romance que resultó como mezcla de palabras con distintos orígenes como griegos, celtas e ingleses que surgieron debido a la conquista del imperio romano quienes implantaron su idioma: el latín. La palabra “español” tiene una historia fascinante que se entrelaza con la evolución de diferentes lenguas y culturas a lo largo de los siglos. Su origen se puede rastrear hasta la Península Ibérica, un crisol de civilizaciones y lenguas. En sus inicios, antes de la llegada de los romanos a la península en el siglo III a.C., la región estaba habitada por diversos pueblos, como los íberos, celtas y otros grupos. Con la conquista romana, el latín se introdujo en la península y se convirtió en la lengua dominante. Este latín, que no era el clásico de las élites romanas sino una forma más coloquial conocida como “latín vulgar”, se mezcló con las lenguas locales, dando lugar a una variedad de dialectos romances. A medida que el Imperio Romano se debilitaba, la Península Ibérica fue invadida por los visigodos, un pueblo germánico, en el siglo V. Los visigodos adoptaron el latín vulgar como su lengua, pero también introdujeron algunas palabras de su idioma germánico. Más adelante, en el siglo VIII, los musulmanes invadieron la península, aportando consigo el árabe y sus influencias culturales. Este encuentro de civilizaciones añadió aún más elementos al creciente léxico de la lengua que eventualmente se conocería como español. El término “español” proviene del latín medieval “Hispaniolus”, que significa “de Hispania” (la denominación romana para la Península Ibérica). Con el tiempo, la palabra evolucionó a “Español” en castellano, refiriéndose tanto a la lengua como a la gente de España. Este proceso de evolución lingüística refleja la rica historia de conquistas, mezcla de culturas y evolución social en la Península Ibérica. La lengua española, tal como la conocemos hoy, es el resultado de siglos de cambios y adaptaciones, un testimonio vivo de la historia y la cultura que ha pasado por este territorio.
Lcdo Jonathan Macias
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notasfilosoficas · 4 months ago
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“Las palabras hermosas esconden a veces un corazón infame”
J.R.R. Tolkien
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John Ronald Reuel Tolkien, fue un escritor, poeta, filólogo, lingüista y profesor universitario británico, nacido en Bloemfontein (hoy Sudáfrica) en enero de 1892, conocido principalmente por ser autor de las novelas de fantasía heroica “El hobbit”, “El Silmarillion” y “El Señor de los anillos”.
Sus padres eran originarios del Reino Unido, y la mayoría de los antepasados paternos fueron artesanos. La familia Tolkien tenía sus raíces en el estado alemán de Baja Sajonia.
Debido a problemas de salud, cuando Ronald tenia tres años, la familia se mudó a Inglaterra, Arthur, (el padre de Ronald), permaneció el Africa un poco mas con la intención de reunirse con su familia mas tarde, pues trabajaba en la venta de diamantes y otras piedras preciosas para el Banco de Inglaterra, sin embargo, en febrero de 1896 murió debido a la fiebre amarilla, lo que obligó a su madre a vivir con su propia familia en Birmingham.
Mabel, (la madre de Ronald) se hizo cargo de la educación de sus dos hijos, Ronald era un alumno muy aplicado y disfrutaba de dibujar paisajes y árboles, y su interés por la botánica y la enseñanzas en el idioma latín que le inculcó su madre serían de suma importancia en su futuro.
Cuando Ronald tenia 12 años en 1904, su madre murió de diabetes, una enfermedad muy peligrosa antes de la aparición de la insulina, y durante su orfandad, Ronald y su hermano Hilary fueron educados por un sacerdote católico quien había apoyado a su madre durante su conversion al catolicismo y quien había enseñado las bases del idioma español por su ascendencia andaluza.
A pesar de las muchas trabas que el padre Francis, le había impuesto para terminar con honores sus estudios de filología Inglesa en Oxford, Ronald se comprometió y caso en marzo de 1916, terminando sus estudios en el Exeter College, con matricula de honor en lengua inglesa.
Después de graduarse, Tolkien se unió al ejercito británico en donde sirvió como oficial de comunicaciones en la batalla de Somme hasta que enfermó y regresó a Inglaterra en donde continuó en el ejército para posteriormente, (ya como civil) trabajar como asistente de redacción para la primera edición del famoso Oxford English Dictionary, encargado de la historia y etimología de palabras con origen germánico y en 1920 ocupó un puesto como profesor en la Universidad de Leeds.
En Oxford, Tolkien hizo amistad con el profesor y escritor C.S. Lewis (autor de “Las Crónicas de Narnia”) y quien terminó siendo uno de sus principales correctores, junto con otros miembros de un club literario que formaron en Inklings.
Desde su adolescencia Tolkien tenia la idea y había empezado a escribir una serie de mitos y leyendas sobre la Tierra Media, proponiendo inventar una mitología para Inglaterra, al margen de la mitología griega, situación que dio origen a su obra “El libro de los cuentos perdidos” que mas tarde daría lugar al “Silmarillion”.
En 1961, C.S.Lewis lo propuso como candidato para el Premio Nobel de Literatura pero el jurado desestimó su propuesta debido a su pobre prosa. Sin embargo, Tolkien recibió numerosos reconocimientos por parte de Universidades así como doctorados honoris causa.
En 1965, se publicó la primera edición de “El Señor de los Anillos” en Estados Unidos y en 1969, la Reina Isabel le nombró Comendador de la Orden del Imperio Británico.
Tolkien murió 21 meses después de la muerte de su esposa, en septiembre de 1973 a la edad de 81 años y fue enterrado junto con ella en el cementerio de Wolvercote en Oxford.
Fuente: Wikipedia.
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ladycerise · 11 months ago
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Palabras que he usado en mis roles y que para mis personajes tienen sentido:
LUNÁTICA: Fanático influenciado/a por Lúnnera, esta palabra es usada como un insulto por los creyentes de Varoth o Aleria.
Dato curioso: Evelynn se suele llamar a sí misma Lunática, porque ella no lo ve como un insulto. Es como llamarse zorra (su apellido significa zorra, me ahogo), le daría igual.
CONFORT: Que tiene lujo, comodidad material. Palabra proveniente de confortar, confortable. En la Alianza es usada entre la clase de bajo estatus, pues siendo un acortamiento de la palabra confort(ar), se comen letras para no alargar (hablar más rápido) y no sonar como los imperiales. O sea, una palabra que crea una revolución lingüística en los textos y el habla. Fue extendida a todo el reino con la guerra de solares y lunares.
Dato curioso: En un rol con Azalea, Giacomo está desglosando esta palabra porque le parece curiosa y como buen pomposo quisquilloso, se da cuenta que no es algo que usaría un noble del Imperio, ya que dirían comodidad o confortable, hablarían con palabras largas para ser más sofisticados. (Sí, sabemos que viene del francés, pero imagino a los Aliados justamente como revolucionarios franceses).
¿Y ustedes que piensan? ¿Hay alguna otra palabra que le hayan dado otro sentido completamente distinto? Creo que siempre es rico y nutritivo que el foro se destaque en ello, ya que ningún personaje habla igual y hacer las jergas propias de cada reino sería muy genial (y agotador pero entre todos nos ayudamos).
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kamas-corner · 5 months ago
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El que abraza a una mujer es Adán. La mujer es Eva. Todo sucede por primera vez. He visto una cosa blanca en el cielo. Me dicen que es la luna, pero qué puedo hacer con una palabra y con una mitología. Los árboles me dan un poco de miedo. Son tan hermosos. Los tranquilos animales se acercan para que yo les diga su nombre. Los libros de la biblioteca no tienen letras. Cuando los abro surgen. Al hojear el atlas proyecto la forma de Sumatra. El que prende un fósforo en el oscuro está inventando el fuego. En el espejo hay otro que acecha. El que mira el mar ve a Inglaterra. El que profiere un verso de Liliencron ha entrado en la batalla. He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron a Cartago. He soñado la espada y la balanza. Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída, pero los dos se entregan. Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear el infierno. El que desciende a un río desciende al Ganges. El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio. El que juega con un puñal presagia la muerte de César. El que duerme es todos los hombres. En el desierto vi la joven Esfinge, que acaban de labrar. Nada hay tan antiguo bajo el sol. Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno. El que lee mis palabras está inventándolas.
La Dicha, Jorge Luis Borges
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jose92gt · 5 months ago
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Yu-Gi-Oh Go Rush 114
Yuhi con nuevo uniforme, mientras tanto en la enemiga los Darkman abriendo los panes de Curry en busca de lo que Dark Meister que es un misterio, llegando luego Yudias y sus amigos a dicha base, parece que Meister saber varias cosas
Dark Meister estaba en busca de Monster Reborn eso llegue a entender dentro del pan de curry, Yuhi intentaría pero seria Yudias que le haria frente, Yuhi siente una ansiedad que siente por Dark Meister intenta hacer algo ante eso
Rush duel pueda ser la respuesta para la resurrección de los Velgeas pero deben derrotar a Dark Meister, para sorpresa de todos dicho ser resultó ser Yuamu, es por eso que Yuhi tenia esa ansiedad desde la vio Dark Meister, el duelo seguirá la próxima semana
Si ganas un duelo con un residente del imperio, Damamu aumentará y los belgas revivirán usándolos como materiales.
¿Es posible que el lado de la materia oscura también se esté consumiendo en este momento? (La materia oscura tiene la capacidad de transformar cualquier cosa en un cuerpo, y Earthdamer puede transformar un alma... ¿algo así?)
En otras palabras, ¿es el Imperio un grupo destinado a sufrir daños y perder?
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jartita-me-teneis · 2 months ago
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¿CÓMO SURGIÓ EL IDIOMA ESPAÑOL?
El español es una lengua romance que resultó como mezcla de palabras con distintos orígenes como griegos, celtas e ingleses que surgieron debido a la conquista del imperio romano quienes implantaron su idioma: el latín.
La palabra “español” tiene una historia fascinante que se entrelaza con la evolución de diferentes lenguas y culturas a lo largo de los siglos. Su origen se puede rastrear hasta la Península Ibérica, un crisol de civilizaciones y lenguas.
En sus inicios, antes de la llegada de los romanos a la península en el siglo III a.C., la región estaba habitada por diversos pueblos, como los íberos, celtas y otros grupos.
Con la conquista romana, el latín se introdujo en la península y se convirtió en la lengua dominante. Este latín, que no era el clásico de las élites romanas sino una forma más coloquial conocida como “latín vulgar”, se mezcló con las lenguas locales, dando lugar a una variedad de dialectos romances.
A medida que el Imperio Romano se debilitaba, la Península Ibérica fue invadida por los visigodos, un pueblo germánico, en el siglo V.
Los visigodos adoptaron el latín vulgar como su lengua, pero también introdujeron algunas palabras de su idioma germánico.
Más adelante, en el siglo VIII, los musulmanes invadieron la península, aportando consigo el árabe y sus influencias culturales.
Este encuentro de civilizaciones añadió aún más elementos al creciente léxico de la lengua que eventualmente se conocería como español.
El término “español” proviene del latín medieval “Hispaniolus”, que significa “de Hispania” (la denominación romana para la Península Ibérica).
Con el tiempo, la palabra evolucionó a “Español” en castellano, refiriéndose tanto a la lengua como a la gente de España.
Este proceso de evolución lingüística refleja la rica historia de conquistas, mezcla de culturas y evolución social en la Península Ibérica.
La lengua española, tal como la conocemos hoy, es el resultado de siglos de cambios y adaptaciones, un testimonio vivo de la historia y la cultura que ha pasado por este territorio...
Belami.
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sofea-00 · 11 days ago
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Ramera, es uno de los muchos términos que se usan para referirse, despectivamente, a la mujer que ejerce la prostitución o que vende su cuerpo por dinero. Pero, ¿qué relación tiene la palabra prostituta con ramera? ¿de dónde procede la palabra ramera?
La profesión más antigua del mundo
Es de sobras conocida la frase de que la prostitución es la profesión más antigua del mundo. Debido a que este oficio ya existía incluso en los primeros asentamientos y ciudades en la historia de la humanidad. Y hay ejemplos claros de ello.
En el código Hammurabi, escrito en el 1.700 a.C por el rey de Babilonia Hammurabi, en la Antigua Mesopotamia, ya nos habla de esta profesión. Aquí se regulan los derechos particulares de unas mujeres llamadas hieródulas. Éstas eran sacerdotisas sensuales y bellas que practicaban las artes amatorias con un fin sagrado. Su nombre original se ha perdido, pero su nombre viene de los griegos, que las llamaban hieródulas (que significa «esclavas del templo» o «esclavas sagradas»).
Hay que entender que en la antigua mesopotamia, la práctica del sexo no estaba mal vista sino que significaba un símbolo de fertilidad. Es por eso que estas sacerdotisas estaban en el templo levantado en honor a la diosa babilona Ishtar. Ishtar era la diosa de la fertilidad, el amor, la belleza y la sexualidad.
Las hieródulas, eran muy respetadas en la sociedad porque sólo las más hermosas, devotas, íntegras e inteligentes eran aceptadas cada año de entre cientos de mujeres que intentaban ser admitidas. Era como los castings actuales de las super modelos.
Las que eran admitidas, iniciaban su entrenamiento desde una edad muy temprana. Y sólo empezaban a participar en ceremonias sexuales a partir de su primera menstruación. Era la señal que se consideraba que ya estaban listas.
Según los historiadores griegos Heródoto y Tucídides, en Babilonia las mujeres tenían la obligación de acudir al Templo de Ishtar para practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad. Esto lo debían hacer al menos una vez en su vida y a cambio de un pago simbólico.
Una vez al año, se celebraban las festividades sagradas en el templo. Y las sacerdotisas mantenían relaciones sexuales con los hombres que acudían a participar a estas celebraciones. La decoración para estas ocasiones se hacía con ramos de flores como símbolo de fertilidad.
Con el paso de los siglos, en las civilizaciones venideras, todo esto cambió. Toda simbología religiosa se perdió, pero persistieron tanto la prostitución como los ramos de flores.
Parece ser, que en algún momento de la historia las prostitutas usaron la técnica de colgar un ramo de flores en su puerta. Era una manera sutil de informar a los clientes de que allí podrían obtener sexo pagando. Debido a esto a las prostitutas se les empezó a llamar rameras, por lo del ramo en la puerta. Y esta palabra quedó como un sinónimo de prostituta.
Varias teorías sobre el origen de ramera
El origen parece estar claro, pero lo que no está tan claro es de cuándo ocurrió esto. La época concreta no queda claro, ya que existen varías referencias en diversos textos.
La primera referencia encontrada es después de la caída del Imperio Romano de occidente y principios de la Edad Media. Entre los siglos VI-VII d.C, sobre el año 600, un clérigo católico llamado San Isidoro de Sevilla (556-636), en uno de sus escritos, escribía:
Ramus ad ianuam appensus corpus vendibile significat” (“Una rama colgada a la puerta, significa cuerpo a la venta”)
Parece ser que no era necesario que fuera un ramo de flores entero, con una simple rama vegetal era suficiente para advertir a los posibles clientes.
Pero la palabra «ramera» aparece escrita por primera vez en español a finales del siglo XV. Uno de los libros más conocidos es La Celestina (1499), de Fernando de Rojas, donde dice:
“Esta mujer es marcada ramera, según tú me dijiste, cuanto con ella te pasó has de creer que no carece de engaño. Sus ofrecimientos fueron falsos y no sé yo a qué fin.”
La Celestina de Fernando Rojas.
Y ya en el siglo XVII, concretamente en el año 1.737, el Diccionario de Autoridades daba la siguiente definición:
una ramera es la mujer que hace ganancia de su cuerpo, expuesta vilmente al público vicio de la sensualidad, por el interés’.
Diccionario de Autoridades (año 1.737). Primera edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE)
Por lo tanto vemos que a partir del siglo XVII esta palabra ya esta en el diccionario de la Lengua, y por tanto se debía usar con total normalidad en la calle.
También se encuentran algunas fuentes que dicen que los primeros en poner una rama en la puerta fueron los taberneros ya que en estos lugares era en los que ejercían su actividad las prostitutas, mientras a los clientes se les servía unas jarras de vino y una buena comida.
Aunque existen otros autores como Sebastián de Covarrubias (siglo XVII) donde escribe en su libro «Tesoro de la lengua castellana o española»:
se les empezó a llamar rameras a las prostitutas porque éstas vivían, en las afuera de las ciudades, en unas chozuelas cubiertas de ramas, lugar en el que ejercían su oficio»
Tesoro de la lengua castellana o española
Pero este último tampoco determina la época. Así que no conocemos con exactitud el momento en que empezó a utilizarse el término ni cuando empezó exactamente este comportamiento «ramero». Pero queda claro cuál es su orígen.
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armatofu · 9 months ago
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EL PRIMER ZAR PSICÓPATA, IVÁN EL TERRIBLERUSIATorturó a sus súbditos y mató a su hijo y heredero
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Lo encerraron y humillaron de niño y se vengó con un sadismo desbocado. Se hizo coronar como Zar, el título de los césares, y levantó un imperio a sangre y fuego, torturando sin piedad a sus súbditos. Uno de sus últimos actos de crueldad: matar a su propio hijo y heredero.
POR JOSÉ SEGOVIACompartir
Tiempo de lectura: 7 min
No le tembló el pulso cuando ordenó que escaldaran a sus enemigos en agua hirviendo o que inscribieran a fuego en su piel la frase: «Sin un terror semejante, no es posible la justicia en el mundo». El zar Iván IV se jactaba de haber violado a mil vírgenes y de haber sacrificado a los hijos que tuvo con ellas. Después de una pequeña siesta solía visitar las mazmorras para asistir al suplicio de algunos presos. Sentía un placer inmenso en la visión de la agonía.
En una ocasión se encontró en palacio con su nuera Elena, a la que golpeó por vestir de manera inapropiada. Las protestas de su hijo enfurecieron tanto a su padre que lo mató de un brutal golpe en la cabeza con su bastón de hierro. Aunque era un monstruo sin remordimientos, nunca se sobrepuso al asesinato de su propio heredero.
Encerrado y perseguido en la infancia
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Años después, en una carta dirigida al príncipe Kurbski, el zar recordaba sus aciagos años de infancia: «Muchas fueron las ocasiones en que no me trajeron la comida a su hora. ¿Y qué decir del tesoro paterno, que me correspondía por derecho? Lo saquearon… ¡Los hijos de los boyardos robaron el tesoro, lo fundieron para hacer vajilla de oro y plata y grabaron en ella el apellido de sus padres como si se tratara de un bien hereditario!».
Iván IV Vasílievich, más conocido como Iván el Terrible, era hijo de Basilio III, príncipe de Moscú, y de Elena Glínskaya. Antes de morir, su padre lo nombró su sucesor en el trono cuando solo tenía 3 años y lo puso bajo la tutela de su madre, quien falleció un lustro después, probablemente envenenada por los boyardos.
La desaparición de Elena dejó sin autoridad al país y avivó las intrigas entre los grandes clanes boyardos, los Glinski, Shuiski, Belski y Obolenski, que siguieron considerando al pequeño príncipe como un estorbo. Cuando cumplió 13 años, el joven urdió un plan para vengarse. Convocó a palacio a los miembros de la familia Shuiski, a los que reprendió por haber abusado de él cuando apenas tenía 3 y 4 años.
Con solo 13 años, ordenó que una jauría de perros hambrientos devorara a su gran enemigo, el príncipe Andréi, ante la mirada horrorizada de los nobles
El odio acumulado le infundió valor para hacer lo que se proponía. A una señal suya, los guardias atraparon al líder de la familia Shuiski, el príncipe Andréi, y lo arrastraron a la calle, donde habían dispuesto una jauría de perros hambrientos que lo devoraron ante la mirada horrorizada de los nobles. Pese a todo, los boyardos siguieron acosando a Iván hasta que cumplió 17 años.
En sus aposentos del Kremlin, el joven príncipe había leído libros sagrados que daban el título de zar a los reyes de Babilonia y a los grandes líderes y emperadores romanos, como Julio César y Augusto. Para Iván, la palabra 'zar' gozaba del prestigio de la Biblia y de los grandes Imperios antiguos, como el babilónico y el bizantino. Pensaba que el que fuera coronado con ese título sería el heredero de esos emperadores y el forjador de la Gran Rusia moderna.
El cabeza de la Iglesia moscovita, Macario, conocía el sueño imperialista del joven Iván y apoyó sin fisuras su ceremonia de coronación como zar, que tuvo lugar en la catedral de la Asunción en Moscú el 16 de enero de 1547. Poco después se casó con Anastasia Románovna, quien influyó en muchas de las decisiones de su marido en los años venideros.
Unos ojos azules penetrantes
Iván era un tipo alto, con nariz aguileña y la cara prolongada por una barba pelirroja. «Fascinaba a sus interlocutores con sus ojillos azules y penetrantes, hundidos en sus órbitas», señala Henri Troyat. Este miembro de la Academia Francesa y biógrafo del monarca ruso desvela que «bebía demasiado y que el alcohol le alteraba los nervios, ya destrozados por una infancia desdichada y constantemente amenazada». Pese a su carácter violento y sus constantes paranoias, el joven zar potenció las artes y las letras, introdujo la imprenta en su país. Además, era un cristiano devoto que cumplía escrupulosamente con los rituales de la Iglesia ortodoxa, aunque no le temblaba el pulso cuando ordenaba ejecutar a algún clérigo que le había sido desleal.
El año de su coronación como zar, un incendio destruyó buena parte de Moscú. La ciudad estaba casi completamente construida en madera, por lo que era muy vulnerable a las llamas. Por sus calles corrió el rumor de que los culpables habían sido los boyardos. El zar aprovechó el caos para consolidar la administración central y reducir el poder de los grandes nobles.
Su entrada triunfal en Moscú
Su reino, el principado de Moscovia, tal y como entonces se llamaba Rusia, estaba rodeado por una serie de estados tártaros (kanatos) que frenaban su expansión y constituían una amenaza permanente. Los más importantes eran Kazán, en el curso medio del Volga, Astrakán, en el curso bajo de ese mismo río, y Crimea, al norte del mar Negro.
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Cuando hizo su entrada triunfal en Moscú, Iván IV lucía una indumentaria azul sobre la que portaba una brillante armadura plateada. Tras llevar tres siglos subyugados por los tártaros, los rusos mostraron su agradecimiento a su señor, cuyos ejércitos habían «destruido al dragón en su madriguera», tal y como destacó el arzobispo Macario.
Algunos historiadores señalan que fue a partir de entonces cuando el zar comenzó a ser conocido como Iván el Terrible, un sobrenombre que se ganó a pulso. Dos años después de su gran gesta contra los tártaros de Kazán, lanzó a sus ejércitos contra el kanato de Astrakán, cuyos líderes se rindieron tras una breve campaña militar. Aquellas victorias añadieron casi un millón de kilómetros a los dominios de Rusia, un país que comenzaba a transformarse en una gran potencia.
Enardecido con la idea de construir un inmenso Imperio, el zar invadió Livonia, una pequeña y rica nación ubicada en la costa del mar Báltico (parte de cuyos territorios corresponden a las actuales Letonia y Estonia). Pero aquella aventura le salió bastante cara, ya que tuvo que soportar una larga guerra de 25 años contra Lituania, Polonia y Suecia que quedó en tablas y mermó sus arcas.
La construcción de un imperio y el primer KGB
En aquellos años murió su amada esposa, Anastasia, lo que le sumió en una profunda paranoia. Estaba convencido de que nobles boyardos y sus propios consejeros la habían envenenado. Pensó que, si Dios había permitido que sus enemigos le arrebatasen a su mujer, tenía derecho a comportarse de nuevo como un loco sanguinario. Creía que por horribles que fueran sus excesos serían bien vistos por Dios, que en su infinita sabiduría apreciaba las naturalezas violentas frente a tibios y timoratos.
Creó la Opríchnina, una policía que sembró el terror y fulminó el poder de los boyardos, cuyas posesiones pasaron a la Corona
Movido por su afán de venganza, creó la Opríchnina, una policía que sembró el terror y fulminó el poder de los boyardos, cuyas posesiones pasaron a la Corona. De aquella depuración surgió una nueva burocracia y grandes latifundios que quedaron en manos del zar. El pueblo comprendió que ya no gobernaban los altaneros boyardos, sino el propio zar a través de sus agentes.
Los rusos comenzaron a temer la violencia extrema y el sadismo de los 6000 miembros de la Opríchnina, cuya represión en Nóvgorod, donde mutilaron hasta la muerte a centenares de personas, fue recordada durante siglos. Gracias a esa guardia pretoriana, Iván el Terrible se deshizo de sus enemigos, incluida la Iglesia, a la que metió en cintura para frenar su vertiginoso enriquecimiento.
Se instauraron tribunales que ordenaban torturar sin piedad a los sospechosos. «El mero rumor permitía al juez comenzar la desarticulación y rotura de los huesos, lacerar el cuerpo con latigazos y quemar a la víctima», afirma el escritor ruso Benson Bobrick.
En sus últimos años, Iván IV envió expediciones militares para conquistar Siberia. Murió el 18 de marzo de 1584, se creía que de sífilis. Pero analizaron sus restos en 1960 y encontraron altas dosis de mercurio, por lo que no se descarta que fuera envenenado. Fue enterrado al lado del hijo al que había matado en un ataque de furia demente. Su otro vástago, Teodoro, de mente perdida y constitución débil, se apoyó en su ambicioso cuñado Borís Godunov, quien pronto gobernaría Rusia en su lugar.
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