#el último traje
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ATENÇÃO um cara vestido de Coringa acabou de se explodir em Brasília (fonte)
GENTE???
Terrorismo Brasil
Lo que se sabe del atentado con explosivos en Brasilia
El terrorista suicida de extrema derecha que murió frente al STF había anunciado previamente un ataque y detonó al menos dos explosivos. El auto utilizado en el ataque era de Santa Catarina.
Dos explosiones fueron registradas la noche del miércoles (13/11) cerca de un anexo de la Cámara de Diputados y de la sede del Supremo Tribunal Federal (STF), en Brasilia, en un aparente atentado suicida cometido por un radical de extrema derecha. Hacia las 19.30 horas del miércoles (13/11), una explosión destruyó el maletero de un vehículo estacionado en el Anexo IV de la Cámara de Diputados, en Brasilia. Veinte segundos después, se escuchó una segunda explosión en la Praça dos Três Poderes, frente a la sede del Tribunal Supremo Federal. En el maletero del vehículo siniestrado se encontraron ladrillos, madera y fuegos artificiales. Los bomberos apagaron las llamas y el humo.
Pero rápidamente quedó claro que la segunda explosión había dejado una víctima. El cuerpo de un hombre fue encontrado tirado en la plaza. Estaba vestido con un traje verde con símbolos de naipes, en lo que parecía ser una alusión al personaje de cómic Joker, que en los últimos años fue adoptado como símbolo por los radicales antisistema tras el estreno de la película Joker en 2019.
La policía también señaló que el cuerpo era el del autor de las agresiones. Según un informe policial, un guardia de seguridad del STF dijo que el hombre se tumbó deliberadamente sobre la bomba antes de que estallara.
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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✦ — "spell". ᯓ l. chan.
— ser mistíco ! dino × leitora. — 𝗰𝗮𝘁𝗲𝗴𝗼𝗿𝗶𝗮: smut, angst (+++++ contexto). — 𝘄𝗼𝗿𝗱 𝗰𝗼𝘂𝗻𝘁: 6515 (perdi a mão de verdade). — 𝗮𝘃𝗶𝘀𝗼𝘀: feitiçaria, o chan não é um ser humano (tecnicamente), sexo desprotegido, a leitora tem um gato e é meio antissocial, creampie, oral (f). — 𝗻𝗼𝘁𝗮𝘀: um "yeogi ocean view" do dino realinhou meus chakras.
Você amava seu gatinho de todo o coração, ele era seu filhinho, seu amor, o único companheiro que você tinha naquela casa vazia. Mas, nesse momento, você estava cogitando jogá-lo pela janela — só por essa noite. Andou em passos apressados até a cozinha, a pobre criatura não parava de miar sem parar pelos últimos dez minutos. Você tentou ignorar e voltar a dormir, mas estava impossível. Encontrou-o em cima do balcão, miava virando-se para todos os lados, como se não soubesse para onde olhar.
"Hoshi!", o bichano parecia tão atordoado que nem se assustou com o seu aviso, compenetrado em expulsar seja lá qual for a ameaça que ele encontrou no cômodo. "Desce daí, filho! O que 'cê tem, hein?", finalmente pegou-o no colo, mas nem isso foi capaz de acalmá-lo. "É fome? Vem cá. Deixa a mamãe colocar algo 'pra você.", levou-o até o cantinho onde costumavam ficar os potinhos de ração e água. Colocou uma porção e reabasteceu a água. Pareceu funcionar, pois agora o felino concentrava-se em devorar a ração como se não tivesse comido há dias.
"Na verdade eu acho que 'cê deveria dar menos comida, ele 'tá engordando.", a voz veio de algum lugar atrás de você, meio distante. Um calafrio desceu por todo o seu corpo, você congelou por alguns segundos. Precisava pensar rápido, porém nunca havia passado por algo assim — e nunca pensou que iria ter essa experiência horrível. Pegou a primeira coisa afiada que viu pela frente — um espeto metálico de churrasco. Estava convencida que todo o seu conhecimento, que era baseado unicamente em podcasts sobre crimes reais, seria suficiente para te tirar dessa situação. Virou-se abruptamente, dando de cara com um homem moreno no meio da sua cozinha. Ele vestia trajes estranhos, como se tivesse saído de algum filme sobre criaturas fantásticas. "E olha que eu tentei ser simpático..."
"O que você quer?", gaguejar foi inevitável, suas mãos tremiam sem controle algum.
"É difícil explicar. Por que você não tenta se acalmar um pouquinho? Aí a gente conversa.", ela não parecia minimamente intimidado.
"Eu vou ligar 'pra polícia!", correção: você queria ligar para polícia, pois, na verdade, mal conseguia se mexer.
"Então vai ser meio vergonhoso 'pra você. Eles não vão conseguir me ver.", você sequer tentou produzir algum sentido através da explicação dele, só assumiu que ele fosse alguém muito desequilibrado. "Escuta: você que me trouxe aqui. Lembra?"
"Eu não trouxe ninguém aqui! Cê tá completamente maluco. Vai embora!", enrolava as palavras, balançando o espeto no ar da maneira mais ameçadora que conseguiu — o tremor da suas mãos não estava ajudando, a situação era quase cômica.
"Você vai me deixar explicar?"
"Não!"
"Ótimo. Você e mais três amigas suas, às 02:47 da manhã, três dias atrás, bem no meio da sua sala... soa familiar?", levantou a sobrancelha. Seu rosto passou por, pelo menos, cinco tipos de expressões diferentes até que seu cérebro finalmente processasse o que ele havia dito. Isso só podia ser brincadeira...
"Eu não sei qual delas que te pediu 'pra fazer isso. Mas já deu, okay? Não tem graça!"
"Suas amigas não tem a chave da sua casa. Você nunca deu 'pra nenhuma delas.", o homem suspirou impacientemente.
"E como 'cê sabe disso?"
"Longa história. Eu sei que é complicado de acreditar que essas coisas funcionam, mas é a verdade.", deu de ombros. Você não sabia mais o que pensar, agora começava a considerar que, na verdade, a maluca era você.
"Cê tá querendo me dizer que a porcaria de um feitiço idiota da internet funcionou?", olhou-o com incredulidade. Era absurdo, completamente ilógico.
"Isso! Tá vendo que é muito mais simples do que parece?", te ofereceu um sorriso genuíno, parecia satisfeito. Você não costumava bater palma para maluco dançar, mas aparentemente precisaria fazer isso.
"Escuta...", estreitou o os olhos na direção dele, como se quisesse lembrar de algo. "Eu esqueci seu nome."
"Eu não te falei.", sorriu ladino. "É Chan. Lee Chan."
"Tá. Então, me escuta, Chan: eu não sei de onde você veio, mas eu não queria te invocar, conjurar... sei lá o que eu fiz! Foi só brincadeira, tudo bem? Você pode ir embora.", tentou parecer sincera, ainda que achasse estar tendo um sonho maluco.
"Não posso fazer isso. Você me trouxe até aqui porque quer encontrar o seu amor, não foi? Eu só posso ir depois de te ajudar.", você soltou um riso sem humor algum, sentia sua cabeça começar a doer.
"Eu vou te dar a última chance de me dizer que isso é uma grande piada de mau gosto.", sequer tremia mais, o caráter ilusório da situação te fez perder o medo.
"O que eu preciso fazer 'pra você acreditar?", ele suspirou, como se lidar com essa situação fosse algo inconveniente.
"Não sei. Que tal se você fizer um elefante aparecer no meio da minha sala?", resolveu entrar na pilha dele, convencida de que estava presa num sonho muito lúcido.
"Eu também não posso fazer isso.", o homem cruzou os braços.
"Ora, você tem que fazer alguma coisa! Porque eu tenho quase certeza de que, na verdade, você é um personagem do meu primeiríssimo episódio esquizofrênico.", olhou para baixo, vendo Hoshi se esfregar nas suas pernas.
"Sua saúde mental não tá tão ruim assim, _____.", estranho, você também não havia dito seu nome para ele. "Se bem que toda vez que você chora vendo vídeo de gato eu me questiono seriamente... mas quem sou eu pra dizer alguma coisa?", murmurou a última parte, coçando a própria nuca.
"E quem te disse isso?"
"É o que eu tô tentando explicar! Olha, eu não sou um cara aleatório que invadiu sua casa, você me trouxe até aqui! Eu te conheço.", pressionou o canto dos olhos num movimento de pinça, como se estivesse frustrado. "É isso!", algo pareceu acontecer nos pensamentos dele. É quase como se você fosse capaz de ver a lâmpada acendendo em cima da cabeça do homem, como num episódio de desenho animado. "Me pergunta algo que só você sabe a resposta. Daí eu consigo te provar quem eu sou.", e você iria sim entrar no jogo dele. Levou algum tempo até finalmente pensar em alguma coisa.
"Qual... é a senha de backup do meu notebook?", desafiou-o com o olhar.
"Nós dois sabemos que você é muito mais criativa que isso. 170422, é a data que você adotou o Hoshi.", disse afiado. Uma risada cortou o silêncio do cômodo, era você rindo em descrença — ou de desespero mesmo. Esfregou os olhos, sentia-se perdida. "Melhor ainda. Que tal se você me perguntar qual era o nome do Hoshi? Sabe? Quando você ficou uma semana inteira achando que ele era fêmea...", certo, ele estava começando a te assustar. Definitivamente mais ninguém tinha essa informação e, até onde você sabia, não haviam câmeras na sua casa.
"Chan, eu-"
"Amora. O nome dele era Amora."
"Okay! Okay! Eu já entendi.", finalmente largou o espeto, colocando-o em cima da mesa. Suspirou derrotada, não sabia como digerir tanta maluquice. "Por que tinha que ser logo comigo, hein? Eu nem acredito nessas coisas..."
"Você acredita sim. Só que é muito medrosa, daí tenta se fingir de cética.", e, mais uma vez, ele te descreveu perfeitamente — já estava perdendo a habilidade de te surpreender.
"Cê não podia ter escolhido um momento melhor 'pra aparecer não?", disse meio desgostosa.
"Eu queria ter feito isso pela manhã. Mas a criatura aí sentiu minha presença e não soube ficar calado.", apontou para Hoshi com uma expressão de tédio. O bichano não pareceu se ofender, lambia a própria pata totalmente despreocupado. "Por quê você não vai dormir? Amanhã respondo todas as perguntas que você tiver.", sugeriu, preocupado com o seu rosto sonolento.
"É difícil dormir sabendo que tem outra pessoa além de mim nessa casa."
"Tenta. Se te consola, eu tô aqui desde o dia do feitiço, só estava esperando a hora certa 'pra aparecer.", deu de ombros. A esta altura você já havia decidido não se estressar mais com essa situação, pegou Hoshi no colo e caminhou despreocupadamente para o seu quarto — sequer olhou na direção de Chan.
𐙚 ————————— . ♡
Você registra essa madrugada como sendo uma das mais malucas que você já chegou a experienciar em toda a sua vida. Quando acordou no outro dia, fez mil e uma juras ao universo para que ele te confirmasse que tudo não havia passado de um pesadelo muito esquisito. Mas não dava para fugir da realidade. Assim que pisou os pés na sua sala, lá estava ele, deitadinho no seu sofá — confortável, como se estivesse em casa.
Demorou algum tempo até que você se acostumasse com ideia. Ficava tanto tempo sozinha com Hoshi naquela casa que já acreditava ser capaz de se comunicar com o felino, sendo assim, suas primeiras interações com Chan não foram as melhores. O homem até se esforçou para te deixar confortável, te dava espaço e tentava não te forçar a conversar com ele a todo momento. Entretanto, você eventualmente se familiarizou com ele. Na verdade, achava até esquisito quando ele não estava por perto para criticar suas escolhas de filmes ou te ajudar a solucionar algum problema no trabalho.
As primeiras vezes que Chan te acompanhou em outros lugares que não a sua casa fizeram o sentimento de estranheza voltar a aparecer. Não era todo dia que se tinha uma espécie de amigo imaginário grudado no seu ombro para todos os lugares que você ia, você não sabia como agir. Chan chamava os passeios de vocês de "pesquisa de campo", alegando que só estava te ajudando a finalmente achar o bendito amor.
✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ .
Você apressadamente entrou em um dos banheiros e agradeceu por: 1. estar completamente vazio; 2. ser espaçoso — nunca havia interagido com tanta gente em toda sua vida, precisava muito respirar um pouco e queria um lugar que não te causasse claustrofobia. Dependendo de você, sequer estaria ali. Gostaria de estar aproveitando seu sofá macio, agarradinha com Hoshi. Amaldiçoava sua amiga, por ser a grande idealizadora da festa e Chan por praticamente ter te obrigado a comparecer. E falando no diabo...
"Se divertindo?", apareceu atrás de você. Vestia um short de praia — tão colorido ao ponto de fazer seus olhos doerem — e tinha um óculos de sol apoiado na cabeça. O físico não passou despercebido, mas você preferiu não encarar muito.
"Não sabia que você podia trocar de roupa.", estava tão acostumada a vê-lo vestindo a mesma coisa que temia não reconhecê-lo se o visse de longe.
"Gosto de me adaptar ao ambiente. Eu também não sabia que você podia vestir outra coisa além de short e moletom.", brincou, referindo-se à sua roupa de banho.
"Garanto: não foi por livre e espontânea vontade.", revirou os olhos.
"Para de ser dramática. E aí? Já viu alguém que te interessou?", levantou as sobrancelhas, sugestivo.
"Não é você que tem que me dizer em quem eu deveria me interessar?"
"Não posso fazer as escolhas por você. Só guiá-las.", colocou as mãos nos bolsos, os braços fortes flexionando com o movimento. Você correu os olhos pelo ambiente vazio, levando um tempo para pensar.
"O que você acha do loirinho que falou comigo?"
"Short laranja?"
"Isso."
"Questionável. Ficou encarando sua bunda quando você estava de costas.", ele franziu o nariz, reprovando a ação. Seu rosto ardeu com a informação, quase se arrependeu de ter perguntado. "Se quer um empurrãozinho, eu recomendo chamar o que tá de regata azul 'pra conversar. Ele parece interessado em você, mas é medroso também."
"E o que é que eu falo?"
"Se vira. Dá teus pulos.", deu de ombros. Você olhou-o com desapontamento. Chan era realmente um guia, estava te guiando à loucura. "Tchauzinho!", balançou a mão exageradamente, sumindo tão rápido quanto apareceu.
[...]
Admitia que Chan não era de todo ruim. Ele estava certo sobre a recomendação. Não demorou para que você ficasse confortável e até mesmo trocasse telefones com o homem no final da noite. Estava impressionada com o quão fácil fora puxar assunto, nunca havia chegado em ninguém — pelo menos não de um jeito tão direto. No fundo, começava até a acreditar em toda essa história na qual você se meteu. Até mesmo desejou ter feito o feitiço muito mais cedo.
✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ . ✦ . ⁺ .
Posicionou a xícara no apoio da cafeteira, apertando alguns botões assim que se certificou que a cápsula estava no lugar certo. Encarou o eletrônico por alguns segundos, esperando o líquido escuro começar a cair. Ouviu Hoshi miar, se afastando das suas pernas para ir em direção à porta — sinal que você não estava mais sozinha.
"Sabe o que eu percebi?", você se virou, encontrando-o encostado na parede que dava acesso para a cozinha.
"O que?", ele estava de braços cruzados, parecia refrear as próprias expressões — como se segurasse o riso.
"Eu nunca te toquei."
"Você nunca tentou.", deu de ombros, como se fosse algo óbvio de se assimilar.
"E se eu tentar... eu consigo?"
"Como assim?", parecia confuso.
"Você não existe."
"Depende do que você acha que é 'existir'.", ele se aproximou se sentando em uma das cadeiras que ficavam do outro lado da ilha.
"Não importa o que eu acho. É só 'sim' ou 'não'. Me responde, eu consigo?", olhou-o por baixo dos cílios, ainda que os olhos de vocês estivessem na mesma altura, e isso te fez parecer acidentalmente hostil — não que Chan parecesse se importar com esse fato.
"A pergunta certa é: você quer?", sorriu ladino. Foi sua vez de parecer confusa. "Não faz diferença se você puder me tocar ou não, faz?", apoiou os antebraços na mesa, inclinando o corpo para mais perto. Você precisou de alguns segundos para pensar. Realmente não fazia diferença, não era para isso que ele estava ali, mas, por algum motivo, parecia ser algo relevante. Você estava dividida.
"Eu não sei."
"Então você não quer. É simples.", relaxou o corpo, recostando-se na cadeira.
"E se algum dia eu quiser?", a cafeteira soou ao final da frase, seu café estava pronto.
"Há importância em tentar solucionar um problema que sequer existe?", te desafiou com o olhar, era costumeiro que fizesse isso.
"Já parou 'pra pensar que você age igualzinho a esfinge do mito de Édipo? Deveria parar de falar em enigmas.", você se virou impaciente para pegar seu café. Ouviu ele rir baixinho.
"E você já parou 'pra pensar que só é um enigma se você não souber decifrar?", touché.
"Já. E eu realmente não sei decifrar. E então? O que acontece? Essa é a parte que você me devora?", virou-se novamente. O homem sorriu e você sentiu um arrepio cortar sua espinha. Ele não parecia ter pretensão alguma de responder. Você terminou seu café em completo silêncio.
𐙚 ————————— . ♡
Você usava uma segunda toalha para secar o cabelo quando finalmente saiu do banheiro. Encontrou Chan sentando na borda da sua cama, mesmo que reconhecesse o "intruso" não foi capaz de refrear o gritinho que soltou. Foi um susto perfeito, seu coração parecia querer sair pela boca.
"Você precisa começar a avisar quando for aparecer!", repreendeu o homem. Uma das suas mãos ainda cobria o seu colo, como se isso fosse impedir seu coração de sair correndo.
"Só porque eu não avisei não significa que eu não estava aqui.", respondeu simplista, não demonstrando nenhum tipo de reação. Dava para ver no seu rosto que você não havia entendido nada, tanto que ele viu a necessidade de se explicar: "Eu 'tô sempre aqui.", deu de ombros. Você suspirou como se estivesse exausta, indo em direção ao guarda-roupas para procurar algo decente para vestir. Mas algo acendeu no seu cérebro...
"Isso quer dizer que você me vê quando eu...?", não havia coragem suficiente para finalizar a pergunta.
"Quer mesmo saber a resposta?", ele sorriu, provocante. Custou alguns segundos até que você finalmente decidisse.
"Não. Não quero.", resolveu não acabar com a sua própria paz, voltando a procurar alguma coisa no meio das peças.
"Você tem um encontro. Não tá animada?", mudou o assunto, pegando uma das pelúcias na sua cama. Balançava o ursinho no ar, vendo Hoshi tentar agarrá-lo.
"Não sei dizer. 'Tô meio nervosa, não costumo fazer essas coisas.", mordiscou o lábio inferior, já podia sentir seu estômago revirando.
"Vai ver que é por isso que 'cê tá encalhada.", cantarolou o insulto — como se isso fosse torná-lo menos ofensivo. Você o olhou furiosa, prestes a jogar a toalha na direção dele. "Você sabe que não adianta...", inclinou a cabeça com indiferença. Chan adorava brincar com a sua paciência, pois sabia que você era incapaz de revidar.
"Você é um cupido muito fajuto! Não 'tá me ajudando em nada.", bufou, voltando a separar suas opções de peças para usar essa noite.
"Já te expliquei que não sou um cupido. Sou um guia."
"Um guia muito desregulado pelo visto. A essa altura do campeonato eu já deveria saber quem diabos é 'o amor da minha vida', não acha?", fez aspas com os dedos, ridicularizando o termo. Toda essa situação te deixava impaciente.
"E você está no processo de descoberta, ué.", o homem não parecia minimamente afetado com a sua irritação. "Quando a pessoa certa aparecer, vai ser perceptível. "
"Ah é? Mas se eu soubesse que era assim, eu mesma teria procurado sozinha. Daria no mesmo.", você agora alternava entre duas tarefas: discutir com Chan e escolher entre duas camisetas.
"Se você soubesse que era assim, você não se daria ao trabalho de procurar. Eu te conheço, garota. Tá achando que eu sou quem?", jogou o ursinho no canto, desistindo de brincar com Hoshi. "E outra, o feitiço falava sobre achar o seu amor verdadeiro, a parte de se apaixonar por ele não estava inclusa.", você se virou, encontrando-o meio deitado na sua cama — completamente relaxado.
"Então você basicamente 'tá me dizendo que eu preciso me apaixonar pelo cara que vai me levar 'pra sair hoje?", esperava muito estar certa.
"Não. Eu 'tô te dizendo que só tem um jeito de descobrir se ele é a pessoa certa.", ele sorriu com jeito que a sua expressão se fechou e você se virou relutante para as roupas, achava uma graça. "Confia em mim, vai... nós estamos fazendo progresso, prometo 'pra você.", Chan não esperou que você respondesse, já estava acostumado com a sua teimosia. "Escolhe a azul, você fica mais confortável com ela."
"Chato!", só insultou porque sabia que ele ele tinha razão. Você juntou tudo o que precisava, voltando para o banheiro, bateu a porta com certa força — queria deixar claro que estava chateada.
"Cê sabe que não faz diferença a porta estar aberta ou fechada, né?", zombou, alto o suficiente para que você pudesse escutar.
"Eu gosto de fingir que faz.", você gritou de volta, ouvindo ele soltar uma gargalhada fofa.
[...]
Dizer que seu encontro estava sendo maçante era um eufemismo. Você nunca se sentiu tão exposta e isso era desconfortável. O pior de tudo é que você nem culpava o homem sentado à sua frente. Dava para ver que ele estava se esforçando para te impressionar e isso tornava tudo mais complicado. Era um restaurante muito aconchegante. A mesa que vocês escolheram te permitia observar o parque iluminado pelas luzes noturnas, dava para ver casais passeando, senhorinhas sentadas conversando animadamente e algumas crianças brincando sob o olhar vigilante dos pais. Você pensou que Chan provavelmente gostaria de visitar o parque nesse horário, já que vocês vieram uma vez durante o dia e ele não parava de reclamar sobre o sol estar fazendo os olhos dele arderem.
"Você gosta de passear por aqui?", a voz do homem te tirou dos seus pensamentos. Você franziu o rosto, demonstrando que não havia entendido. "O parque. Você parece gostar dele.", esclareceu.
"Ah! É muito bonito. Mas eu só vim uma vez com...", interrompeu a si própria, não gostaria de ter que se explicar. "Com uma prima minha.", forçou um sorriso.
"A gente pode ir lá quando acabar de comer. Quer dizer, se você quiser...", sugeriu, esperando sua aprovação.
"Claro. Seria ótimo.", nunca havia se esforçado tanto para soar genuinamente interessada — nem quando precisava se reunir com os investidores da empresa na qual trabalhava.
Amaldiçoava Chan mentalmente, ele deveria ter previsto que toda essa coisa de encontro não ia acabar bem. Mas que tipo de guia era ele?! Você se desculpou, pedindo licença para ir até o banheiro — precisava respirar. Soltou um longo suspiro quando entrou no cômodo. Olhava em volta, esperando Chan aparecer magicamente. Pensou que tudo seria tão mais fácil se ele estivesse com você, mas nada aconteceu nos cinco minutos que você esperou. Definitivamente estava sozinha e agora frustrada consigo mesma. Sempre foi muito independente, então por que agora parecia precisar tanto dele?
O jantar seguiu tão aborrecedor quanto no começo — bom, pelo menos para você. O tempo parecia não passar, você até agradeceu quando ele finalmente te levou para o parque, pois aquilo era sinal de que a noite estava prestes a acabar. Sabia que poderia ter ido embora a qualquer momento, mas se sentiria mal depois. Ele era boa pessoa e estava te tratando tão bem, você sentiu que dava para esperar — sentiu que deveria esperar. A maior parte do caminho que vocês traçaram foi permeada pelo mais absoluto silêncio, monótono o suficiente para te dar a capacidade de organizar sua cabeça. Você não era capaz de identificar os pensamentos dele e esperava que ele não conseguisse ler os seus. Tinha medo de que ele também descobrisse o que você havia acabado de descobrir.
[...]
Bateu a porta assim que entrou, descontando parte dos seus sentimentos nela. A frustração fazia sua respiração pesar, seu corpo formigava, como se você estivesse desconfortável dentro da sua própria pele. Finalmente foi capaz de se acalmar e percebeu que Hoshi não apareceu no cômodo, como sempre fazia quando você chegava em casa — estranhou a ausência do bichinho. Ouviu um burburinho vindo do seu quarto, em outras circunstâncias você se assustaria, mas já tinha certa noção do que se tratava. Abriu a porta do cômodo e encontrou Chan brincando animadamente com Hoshi, o sorriso do homem desapareceu assim que ele te olhou nos olhos.
"Você tá bem?", soou genuinamente preocupado. Largou o brinquedo no chão, deixando que Hoshi brincasse sozinho. Estranhou sua falta de resposta e te observou passar direto, como se ele não existisse — e, parando para pensar, esse era o caso. "Foi tão ruim assim?", torceu os lábios, ainda intrigado com o seu comportamento. "Aconteceu alguma coisa, _____?", levantou a voz, agitado.
"Você sabe exatamente o que aconteceu.", retirava os acessórios com irritação, colocando-os em cima da penteadeira.
"Eu não sei. Eu não 'tava lá.", pontuou, parecia contrariado.
"Vai fingir mesmo que não?", você se virou. Chan agora estava de pé, os olhos retribuíam a mesma intensidade que era oferecida pelos seus. Ele suspirou, enfim abaixando a própria guarda. "Se você sabia, por que me deixou ir?"
"Eu não sabia.", deu de ombros. Encarava o chão, havia perdido a coragem de te olhar.
"Vai mentir 'pra mim agora? Você me conhece. Ou, pelo menos, gosta muito de fingir que sabe tudo sobre mim. Como que deixou passar algo tão óbvio?", tudo soava acusatório, foi a vez dele de não oferecer nenhum tipo de retorno. "Não vai me responder?"
"E se você só estiver confusa?", falou depois de um tempo. "Nada garante que sou eu. E se você só se acostumou em me ter por perto?", as palavras ecoaram na sua cabeça. 'Nada garante que sou eu'... existia sim algo capaz de te dar essa resposta, bastava saber se você teria coragem suficiente para testar sua teoria. A essa altura já estava completamente presa nessa história, e se no processo de ter sua resposta você realmente precisasse arriscar tudo, era o que escolheria fazer.
"Chan?"
"O que foi?", te olhou nos olhos, era intenso e te enchia de expectativa. Ele já suspeitava, mas estava claro que queria te ouvir pedindo.
"Eu quero te tocar.", você engoliu seco, incapaz de quebrar o contato visual.
"Por que?", a pergunta te fez franzir a testa. Você não tinha uma justificativa, não sabia que precisava de uma.
"Eu não sei."
"Sabe sim.", disse baixinho, o timbre grave te fazendo arrepiar mais ainda. Se sentia fraca, como se cada uma das suas paredes tivessem sido quebradas.
"Eu preciso de você."
"Tem certeza disso?", franziu as sobrancelhas, parecia receoso.
"Channie, por favor...", seu coração queria sair pela boca. Os dedos formigavam, como se tocá-lo fosse uma necessidade fisiológica.
"Se você me tocar tudo acaba. Você sabe disso, não sabe?", disse de um jeito penoso. Seu peito apertou e dava para perceber que ele também se sentia angustiado. "Você lembra dessa parte?", o homem parecia tão dividido quanto você. "Eu também preciso de você.", sabia que você já havia tomado sua decisão.
"Era você o tempo todo, não era?", a pergunta era retórica, já estava bem claro para vocês dois.
"Eu percebi tarde demais.", riu sem humor, havia remorso no jeito dele se expressar. Não nega que aquilo te surpreendeu, tinha certeza que desde o começo Chan sabia que a "pessoa certa" era ele mesmo.
"Fica comigo.", suplicou, mesmo sabendo que era em vão. Ele se aproximou mais, seu corpo esquentou.
"Só hoje.", esclareceu, te olhando para ter certeza da sua decisão. Você concordou com a cabeça. Chan acariciou seu rosto com as pontas dos dedos delicadamente, parecia ter medo de te quebrar. Sua visão ficou turva com o contato, como se uma pressão estranha enchesse o ambiente — te sobrecarregando. Ele envolveu suas bochechas com as mãos, colando a testa na sua. Você se segurava nos braços dele involuntariamente, suas pernas estavam fracas, sentia que poderia cair a qualquer momento. Não sabia explicar se toda a intensidade da situação deveria ser atribuída ao fato de Chan não ser exatamente um ser humano.
"Channie...", sussurrou, a voz trêmula.
"Eu 'tô aqui. Eu sou só seu.", não sabia explicar, porém aquilo era exatamente o que você precisava ouvir. Ele respirou o mesmo ar que você por alguns segundos, o olhar cravado no seu não te deixava espaço para pensar em mais nada. Seus olhos se fecharam quando o homem finalmente te beijou. Era exatamente o que você queria, do jeitinho que você gostava — sem que você nunca tivesse que explicar. O que começou como um carinho sutil e cuidadoso, evoluiu para um contato mais desesperado. Chan explorava sua boca com desejo, tentando memorizar cada partezinha e como todas as maneiras que ele te tocava faziam seu corpo reagir. Você queria fazer o mesmo, porém não conseguia assumir o controle de si própria. Ele te dominava sem precisar fazer nada para tal, como se você estivesse enfeitiçada. Apertou os olhos, enquanto Chan sorvia a pele do seu pescoço com avidez, você arfava com as sensações. As mãos na sua cintura sendo as únicas coisas te deixando de pé.
"Amor.", a palavra se derramou dos seu lábios, parecia certo, parecia natural. E ele te entendeu. Te suspendeu pela cintura, te levando no colo até a cama. A boca parecia incapaz de deixar sua pele. Você arqueava o corpo contra ele, como se fosse possível ficar ainda mais perto. Tentou te fazer deitar com toda a delicadeza que o próprio desespero permitia, afastando-se por alguns segundos para tirar a camisa e você aproveitou a distância para se despir da sua camiseta. O homem rapidamente se aproximou, era doloroso ficar longe. Você franziu a testa ao sentir a pele quente tocar a sua diretamente. Era gostoso sentir o corpo dele no seu, queria ficar assim para sempre. Ele parecia tão afetado quanto você, as mãos inquietas não sabiam onde tocar — queria tudo e nada ao mesmo tempo.
"Porra, eu preciso tanto de você. Tanto...", Chan murmurou com sofreguidão, falando consigo mesmo. Tomou seus lábios mais uma vez, faminto. Suas mãos se emaranharam nos fios castanhos, as pernas circulando a cinturinha esguia, querendo mantê-lo o mais próximo possível. Tentava roçar o quadril contra o dele, impulsionando o corpo para cima. Ele fazia o mesmo, pressionando o próprio íntimo contra o seu, simulando estocadas lentas. Não dava para sentir muita coisa, ainda haviam muitas peças de roupa no caminho. Mas o tesão de ter ele ali tão pertinho te fazia gemer contra os lábios do homem.
Chan rompeu o tecido do seu sutiã na parte da frente, era uma peça frágil, mas você não tinha forças para se importar. Afastou-se dos seus lábios com pesar, você até tentou seguí-lo, não queria ficar longe. Desistiu assim que sentiu a boca quentinha sugando seus seios, alternava entre os biquinhos com alvoroço. Esfregava a ponta da língua e abocanhava logo em seguida, mamando de olhos fechados. Sua mente estava uma bagunça, não sabia lidar com os estímulos e ainda assim queria mais. Chan deixou uma trilha de selinhos molhados do seu colo até o seu maxilar, te envolvendo em mais um beijo gostoso.
"Quero chupar sua bucetinha, amor. Eu posso?", pediu contra os seus lábios como se não fosse nada. Você não se deu espaço para sentir vergonha, precisava daquilo tanto quanto ele. Deu sinal verde, concordando com a cabeça. Assistiu o homem descer pelo seu corpo, desabotoando sua calça com afobação. Te livrou da peça num piscar de olhos, o rostinho vidrado no meio da suas pernas. Acariciou seu pontinho com o indicador, fascinado com o quão transparente o tecido da sua calcinha havia ficado. Afastou tudo o que conseguiu de ladinho, vendo alguns fios do líquido viscoso acompanhando. A língua quentinha entrou em contato com o seu centro, você precisou de muito autocontrole para não se contorcer inteira. Ele lambia as dobrinhas com dedicação, empenhado em engolir todo o líquido que saía de você. Tentava enfiar o músculo molhado dentro da sua entradinha para provar ainda mais do seu melzinho, você sentia as vibrações dele gemendo contra o seu buraquinho — como se estivesse embriagado com o seu gosto.
Você se agarrava aos lençóis, revirava-se como se estivesse tentando escapar das mãos firmes que mantinham suas pernas abertas. Chan não parecia se importar com o movimento, abriu ainda mais sua buceta. Sugava seu pontinho com afinco, praticamente mamando ali. Seus olhos já reviravam, jurava que ia derreter com o calor que estava sentindo. Os dentes dele roçaram de levinho no seu clitóris, você não conseguiu mais aguentar. Dava para sentir sua entradinha se molhando inteira, Channie não perdeu tempo, sugou tudo o que conseguiu, adorando sentir você pulsando na língua dele. O homem não parecia ter a intenção de parar, forçava a língua dentro da sua entradinha estimulando seu pontinho com o polegar só para fazer você se molhar mais.
"Chan! Por favor...", soluçou. Ele gemeu em resposta, finalmente abriu os olhos, te encarava como se quisesse te devorar. "Tá sensível.", reclamou num fio de voz, esperando qualquer sinal de clemência por parte dele. O homem pareceu ter pena, afastando-se com selinho casto no seu pontinho. Se posicionou em cima de você novamente, iniciando um ósculo calmo. Segurava seu maxilar no lugar, controlando os movimentos da sua cabeça. A dominância parecia ser fruto do mais puro desejo, o discernimento era cegado pelo tesão e você definitivamente não estava reclamando.
"Que bucetinha gostosa, amor.", sussurrou contra os seu lábios. Voltou a roçar o próprio volume no meio das suas pernas, parecia até involuntário. "Deixa eu te foder?", os olhinhos fixados acima dos seus faziam todo o trabalho de suplicar. Mas você realmente achava que iria acabar desmaiando se deixasse o homem te tomar agora, era como se ele estivesse sugando a sua energia — se sentia tonta, realmente precisava de alguns minutos.
"Chan-", queria negar, mesmo pulsando de tanta vontade.
"Eu sei, amor. Eu sei.", alinhou os fios do seu cabelo num gesto carinhoso. "Mas é que ela tá apertando tão gostoso agora...", uma das mãos serpenteou até seu íntimo, acariciando o interior das suas coxas. "Eu faço devagarinho, por favor... deixa eu te sentir.", choramingou o pedido, era de dar dó — você se melou ainda mais. Finalmente se rendeu, concordando com a cabeça. Já se sentia fora de si, temia o estado do seu corpo quando ele finalmente acabasse com você. Chan entrou com calma, te alargando aos pouquinhos, seus olhos apertaram, tentando assimilar a pressão no seu ventre. "Shhhhh. Quase lá.", o homem tentou te tranquilizar, selando sua testa.
Você chamou por ele algumas vezes, arfando assim que ficou cheinha. A respiração ofegante no seu pescoço deixava explícito que Chan também se sentia sobrecarregado. As estocadas começaram vagarosamente, ele mal se mexia, temendo te machucar de alguma maneira. Te estimulava de um jeito gostosinho, mamando nos seus seios para te distrair. Sua expressão estava aérea, molinha com a maneira que ele se esfregava dentro de você. Chan esvaziava seus pensamentos e completava sua alma na mesma medida. Era como estar no lugar certo, na hora certa e com todas as circunstâncias ao seu favor — como se nada nesse mundo fosse capaz de te fazer mal. Você trocaria qualquer coisa para experimentar essa sensação pelo resto da sua vida. Um selo demorado te roubou o ar, o homem arfava contra os seus lábios, deixando alguns ruídos baixinhos escaparem.
"Eu te amo.", a confissão foi sussurrada junto ao seu ouvido acompanhada de um gemido sofrêgo. Ele aumentou a velocidade, sem nem te dar a chance de responder. Os sons molhados que enchiam o cômodo eram completamente obscenos, o jeito que Chan te fazia gemer não estava ajudando na situação. Você não se importava mais, o corpo chacoalhando enquanto você gozava de forma totalmente inesperada.
Não queria deixá-lo ir, fincou as unhas nas costas fortes, sentindo ele estocar num ritmo quase animalesco. Repetia um mesmo mantra que consistia em uma série de "Por favor(es)", implorando para que isso fosse o suficiente para mantê-lo dentro de você. Impulsionou a própria cintura mais algumas vezes, buscando mais um orgasmo. Ouviu o homem choramingando no seu ouvido de um jeito dengoso e isso foi suficiente para te quebrar. Convulsionou no mais puro êxtase enquanto Chan pulsava, liberando o líquido quente dentro de você.
[...]
"Amor?", o apelido fez seu coração apertar, nunca havia sentido algo assim e temia nunca mais sentir. "Me procura, tá bom?, ele pediu em um fio de voz. Você concordou com a cabeça, não sabia o que isso significava, mas parecia ser importante para ele. "Promete 'pra mim?", a voz era distante.
"Prometo.", fechou os olhos e ele selou suas pálpebras. "Eu amo você, Channie.", sussurrou. Sentiu o calor deixar o seu corpo, encolheu-se para tentar despistar a brisa gélida que corria pelo cômodo. O corpo afundou no colchão, como se o estofado estivesse prestes a te engolir e tudo virou um borrão.
𐙚 ————————— . ♡
As coisas ficaram frias por muito tempo, como se a aura gélida daquela noite estivesse te acompanhando em todos os momentos. Você não nega que havia se tornando um tantinho mais reclusa, mas não havia ninguém digno de levar a culpa senão você mesma. Era doloroso sentir falta de algo o qual você sequer tinha certeza de que realmente aconteceu. Nada atestava a existência de Chan, exceto pelas manchas avermelhadas que decoraram seu corpo por algumas semanas após a partida dele. E era frustrante o fato de você sequer conseguir ser capaz de falar sobre isso com alguém. O número de pessoas nas quais você confiava o suficiente para desabafar era minúsculo, e ele se tornava nulo quando o tema do desabafo era o seu suposto namorado místico que você nem tinha como provar que existiu — você ainda se achava lúcida demais para acabar em um manicômio.
[...]
"Tá vendo?! Te falei que aqui era um lugar legal.", sua amiga tagarelava animadamente desde o momento em que vocês pisaram os pés no espaço. Era uma espécie de barzinho a céu aberto, a estrutura principal imitava um bangalô de praia e era muito bem decorada com todo tipo de referência à lugares litorâneos. A piada estava no fato do lugar ser um tanto quanto distante do mar, mas repleto de todo o tipo de piscinas possíveis.
"É, achei interessante.", você forçou um sorriso afável, realmente não estava no clima. Evitava olhar muito em volta, começava a entender todas as reclamações que Chan fazia sobre o sol.
"Poxa, pelo menos finge que gostou...", ela fez beicinho, simulando desapontamento. Você se sentiu meio culpada.
"Eu gostei, desculpa. É que eu não tô muito bem ultimamente."
"Eu percebi. Quase não acreditei quando você aceitou sair comigo, achei que ia precisar sequestrar o Hoshi e usar ele de refém.", gargalhou, te fazendo sorrir no processo. "Sério, não sei o que aconteceu, mas eu tô aqui, tá bom? Chama sempre que precisar."
"Eu sei, obrigada!", puxou a mulher para um abraço carinhoso. Ainda se sentia mal, sabia que estava sendo negligente com suas amizades nos últimos tempos, só não sabia que era tanto assim.
Conversaram por tempo demais, você até se sentia mais leve. Sua amiga parecia ter todo o tipo de atualização possível sobre a própria vida, já você... nem tanto, mas sempre fora excelente ouvinte e adorava estar a par do que acontecia com as pessoas que você amava — havia sentido falta disso. Estava indo tudo muito bem, exceto quando tudo deixou de estar bem. Faziam alguns minutos desde que a sua audição jurava ter captado um som, um som muito familiar — uma risada, para ser mais exata — e você não foi capaz de prestar atenção em mais nada. Convenceu-se de que estava finalmente enlouquecendo, era o efeito de estar presa em casa por tanto tempo. Resolveu ignorar e obteve muito sucesso na sua escolha. Bom, pelo menos até agora.
"... ele 'tava jurando que não tinha visto a dm que ela mandou na tela de bloqueio dele. E pior, eu-", a mulher interrompeu o próprio monólogo ao ver você se levantar. "Onde 'cê tá indo?"
"Eu vi...", olhava para os lados, atordoada. "Eu já volto.", saiu aos tropeços, acidentalmente (ou não) ignorando todas as perguntas que sua amiga fazia, a voz ficando cada vez mais distante. Ouviu a risada novamente, dessa vez mais perto. O dono dela parecia ser um homem de preto a poucos passos de distância. Suas pernas quase vacilaram, enquanto você se aproximava com lentidão — como se quisesse adiar a descoberta o máximo de tempo possível.
"Chan?", a voz saiu trêmula. Seu corpo reagia contra a sua vontade, não queria assustá-lo — no fundo, ainda temia ter cometido um engano.
"Hm?", o homem se virou confuso, te olhando com os olhinhos meio arregalados. Você sentiu o coração vacilar dentro do peito.
"É você mesmo?", custou muito para não gaguejar, não sabia o que dizer.
"Sim, eu...", escaneou seu rosto, franzindo as sobrancelhas como se tentasse te reconhecer. "Meu nome é Chan, só não sei se é o Chan que você quer.", riu nervosamente. Você ainda estava meio boquiaberta. Era ele ali, dava para perceber em todos os traços, gestos e no jeito de te olhar — não tinha como ser outra pessoa. "Não tô conseguindo lembrar de você, desculpa. A gente se conhece?", tombou a cabeça, tentando não soar indelicado.
"Não...", você puxou o ar para dentro, como se finalmente tivesse entendido. "Ainda não."
# — © 2024 hansolsticio ᯓ★ masterlist.
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truque de mágica
🕸️notinha da Sun - vocês acharam mesmo que eu não viria entreter meus solzinhos no halloween?? KKKKKK Vocês me conhecem, não escrevi nada sombrio, mas tá bonitinho!! Me inspirei em “A feiticeira” (na série, o filme não curto muito) e eu acho que seja só isso!! O Haechan é ilusionista 🤓☝️
w.c - 1k | fluff, mas eu sou a Sabrina Carpenter das fics e preciso colocar um sugestivo no final 🤭
boa leitura, docinhos fantasmagóricos!! 👻
— Tá fantasiada de quê? — Chenle perguntou, vestido como Leonardo DiCaprio em Titanic. Sua outra metade, vulgo Jungwoo, estava em algum lugar da casa antiga, vestido de Rose e provavelmente engolindo cabelo da peruca.
— Hedy Lamarr em Ziegfeld Girl — você respondeu orgulhosa, tocando nas estrelas de EVA brilhante que aplicou no traje. Chenle fez uma cara de quem não fazia a mínima ideia de quem você estava falando. Você bufou. — Ela era atriz e criou o Wi-Fi na Segunda Guerra Mundial.
— Você é muito CDF, sabia? — Você deu de ombros. Tinha o melhor dos dois mundos, era uma CDF e gostosa, assim como Hedy Lamarr. Chenle te puxou para dentro da mansão que deveria parecer assombrada, mas era esplêndida demais, com suas colunas e detalhes muito bem trabalhados, baseados na estética grega. Estavam na festa de Halloween dele mesmo, de Zhong Chenle, que aproveitou a ausência dos pais para organizar a maior festa de todas.
Quando entrou, seu coração martelou dentro do peito com o espetáculo que acontecia no meio da sala enorme. Todos estavam bem acomodados, fosse sentados, fosse encostados em seus namorados ou namoradas. E Haechan? Ele estava ali no meio, vestido tal qual o ilusionista que era, fazendo desaparecer cartas de baralho e surgir adagas do nada.
— Não quer suspirar mais alto, não? — Chenle perguntou, e você sorriu, abraçando o braço dele. O toque físico era a chave para fazê-lo esboçar uma carinha de nojinho, pareciam até irmãos. Considerando o tempo que você o aguentava, praticamente eram.
— Ainda bem que eu vim de Hedy.
— É, né. Achei que você viria de Menina do Exorcista — você sorriu, negando com a cabeça.
— Eu pensei, mas não executei. Sinceramente, não achei que ia querer beijar hoje. Você não me disse que tinha contratado ele.
— Não, porque sabia que você ia ficar desse jeito — ele disse, afastando seu braço com força. Você era inacreditavelmente forte para ele; quando agarrava, era difícil de soltar. — Troca uma ideia com ele, vai.
Você conhecia Haechan desde o primeiro ano do ensino médio, quando ainda usava aparelho odontológico e óculos ao invés de lentes. Não que isso te deixasse feia, só te dava uma aparência de novinha demais, enquanto Haechan já tinha uns 17 anos na época. Ele foi contratado para uma festa de aniversário da sua priminha de 7 anos, e você praticamente deixou o queixo cair quando o viu: bonito demais, mas sem chance, você nem tinha beijado ninguém ainda.
Mas agora, você estava no último ano do ensino médio. Ele era dois anos mais velho que você, fazia alguma coisa na área de humanas na faculdade, e você não podia perder a chance que o universo estava colocando em suas mãos. Na verdade, foi Chenle que fez isso, então teria que presenteá-lo mais tarde.
Haechan terminava um truque de mágica quando te avistou. Ele sorriu como sempre, e você quis se contorcer. Bonito demais, ele era tudo demais e você não conseguia se controlar.
— Hedy Lamarr, né? — ele perguntou quando terminou, e a música ficou mais alta, as pessoas se dispersando do centro.
— É, em Ziegfeld Girl — você respondeu tímida, o coração mais acelerado do que nunca.
— Isso foi muito cinéfilo pra mim — você sorriu, desviando o olhar para os seus pés cobertos por um saltinho off-white. Haechan te fez olhar para ele, usando as pontinhas dos dedos para elevar seu rosto em direção ao dele. Você estremeceu. — Pode me acompanhar?
Estranhamente, Haechan conhecia a mansão melhor do que você. Ele te levou até os fundos, para um jardim mal iluminado, e você achou coisa da sua cabeça quando a porta se fechou no instante em que ele mexeu os dedos de leve.
Para qualquer outra pessoa, aquilo parecia um cenário de assassinato, mas você estava tão rendida que não se importava de ser uma presa, nem pensava em instinto de sobrevivência.
Haechan te conduziu até um banco do outro lado do jardim, a mão conectada à sua, fazendo sua pele se arrepiar e suar mais do que o necessário, de nervosismo, obviamente.
— Eu sei que você me observa, e eu sei que isso vai parecer papo de serial killer, mas eu também te observo — ele se sentou primeiro, e você congelou em pé, ainda segurando a mão dele. Engoliu em seco, vendo-o apontar com a cabeça para o lado, onde havia um espaço para você no banco, mas você simplesmente se sentou de lado, nas coxas dele, o que te fez soluçar de timidez, e ele sorriu com sua confiança.
— Mas você precisa saber de uma coisa — ele disse, contornando sua cintura com um braço e acariciando seu rosto com a outra mão, o polegar tocando pertinho do seu lábio superior, quase borrando seu batom vermelho vívido.
— E o que é? — você perguntou em êxtase e soluçou de novo.
— Vou parar com o seu soluço e iluminar esse jardim, dúvida? — Ele questionou, e você tocou o peito dele.
— Haechan, você é um ilusionista, não... — você abriu a boca em completa surpresa quando, praticamente num estalar de dedos, o jardim se iluminou, a fonte no centro começou a funcionar, e de repente você não soluçava mais. Uma flor silvestre recaiu sobre seu colo, e Haechan a repousou gentilmente atrás da sua orelha.
— Isso... Como você...?
— Magia — ele respondeu, aproximando o rosto do seu. Beijou sua bochecha e o cantinho da sua boca, te provocando aos poucos. — Não sou só um ilusionista qualquer.
— Você é tipo a Matilda?
— Do filme? — Ele perguntou, e você assentiu devagar. Haechan esboçou um sorriso para você, e ver aquele espetáculo de tão perto te fez sentir que poderia morrer saciada naquele momento. — É. Tipo isso.
— Você consegue... Você faz isso só com os dedos?
Haechan sorriu com sua inocência, e você revirou os olhos quando percebeu a malícia que ele viu na frase.
— Não é disso que eu tô...
— Eu quero te beijar — ele afirmou, e você abriu a boca, sem palavras. Se ajeitou no colo dele, ajustando a postura e ficando ereta, fazendo-o elevar o queixo para te admirar. Suas mãos tocaram as bochechas fofas dele. Você aproximou os lábios com cautela, e quando envolveu sua boca na dele, perdeu totalmente o controle. Haechan administrou o beijo, afoito demais, molhado demais, majestoso demais. Se pudesse descrevê-lo com uma palavra, seria: demais.
Ele levou algumas estrelas brilhantes de EVA no processo, mas quem liga? Haechan estava literalmente levando seu batom embora, e aquele era o paraíso.
Quando se separaram, ambos respiravam acelerado, tentando recuperar o oxigênio perdido.
— E sobre os seus dedos... — você começou com um sorriso, fazendo-o sorrir de volta.
— Vou te mostrar tudo que meus dedos são capazes de fazer.
@sunshyni. Todas as abóboras direitos reservados.
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Comfort.
Logan howlett x female reader.
Summary: Tras una misión agotadora, regresas a casa herida y encuentras a consuelo en los brazos de Logan, quien te recuerda con su ternura y pasión por qué siempre ha sido tu refugio.
Category: Romance, Hurt/Comfort, Fluff, Domestic Moments, Post-Mission Recovery, Established Relationship, Emotional Bonding, Soft Logan, Tender Care, Healing {TW}: Minor Injuries, Blood Mention, Emotional Vulnerability, Intense Emotions, Physical Intimacy, Suggestive Themes, Power Imbalance (Emotional Context), Trauma, Healing Touch.
El cansancio era pesado, una sensación familiar que te envolvía desde los dedos hasta los huesos. Habías vuelto de una misión difícil, más heridas de las que te gustaría admitir, pero no era eso lo que te preocupaba ahora. Había algo más importante esperándote en la mansión: Logan. No habían tenido casi tiempo para estar juntos últimamente, entre las misiones y el constante caos. Aunque la rutina se volvía cada vez más exigente, había algo en él que te mantenía siempre volviendo. Nadie más conocía esa faceta suave y cariñosa de Logan, y esa era la parte que más te había conquistado. Sabías que no podías dejar que esa conexión se desvaneciera. No importaba lo cansada que estuvieras, no podías ignorarlo, ni ahora, ni nunca.
El cielo teñido de tonos anaranjados y violetas anunciaba el atardecer cuando abriste la puerta de tu habitación. El sol ya comenzaba a esconderse tras las colinas que rodeaban la casa, proyectando sombras largas y cálidas por el lugar. Suspiraste al no encontrarlo allí, suponiendo que aún debía estar terminando de dar una clase. Sabías que no le gustaba dejar sus responsabilidades a medias, incluso si eso significaba sacrificar el poco tiempo que podían compartir. Sin hacer ruido, te quitaste el traje con movimientos lentos, sintiendo la tela pegajosa por el sudor y el polvo acumulado durante la misión. Fue entonces cuando el ardor en tu costado captó toda tu atención. La herida no era grave, solo un rasguño profundo en la costilla, pero el dolor punzante cada vez que respirabas hacía que pareciera peor.
Te levantaste con cuidado, sujetando un paño limpio contra tu costado para presionar la herida mientras te dirigías al baño en busca de algo con qué limpiarla. Sin embargo, el sonido de la puerta abriéndose repentinamente te hizo detenerte en seco. Tu respiración se cortó, y por un instante, tu mente te jugó una mala pasada, pensando en cualquier peligro que pudiera haberse colado en la mansión. Pero entonces lo viste. Logan. Su figura inconfundible llenó la entrada, y con ella, el peso de toda la preocupación que habías cargado durante los últimos días pareció evaporarse. Una sonrisa cálida se dibujó en tus labios casi de forma automática, como si tu cuerpo supiera que él era la única constante que podía calmarte. Sus ojos, oscuros pero llenos de una nostalgia que pocas veces dejaba ver, se encontraron con los tuyos. Sin pensarlo, corriste hacia él, lanzándote a sus brazos con tanta fuerza que prácticamente te colgaste de su cuello.
El abrazo fue cálido y firme, pero apenas sus brazos te rodearon, un gemido de dolor escapó de tus labios. Habías olvidado por completo tu herida en la emoción del momento. Logan se tensó al instante, separándose lo suficiente para mirarte con el ceño fruncido, aunque su agarre no disminuyó. “Lo siento,” susurraste rápidamente, pero antes de que pudieras explicar, él te atrajo de nuevo hacia su pecho, esta vez con más cuidado. Su voz, profunda y baja, resonó cerca de tu oído, y las palabras que dijo parecieron derretir cualquier barrera que hubieras levantado. “Te necesito,” susurró, su tono apenas un murmullo cargado de sinceridad. “Te he extrañado.”
Una sonrisa suave se formó en tus labios al escuchar sus palabras, sintiendo cómo tu corazón se apretaba con calidez. Pero su mirada pronto descendió hasta tu costado, donde la tela de tu ropa descansaba manchada de un tenue rojo. “Estás herida,” dijo Logan con ese tono grave que usaba cuando algo realmente le preocupaba. Sus ojos se oscurecieron aún más mientras examinaba la herida rápidamente, intentando contener la molestia en su expresión. “¿Cómo pasó esto?” preguntó, aunque su tono sonaba más como un regaño preocupado que como una verdadera pregunta. Antes de que pudieras responder, ya estaba moviéndose hacia el baño. “Voy a buscar algo para curarte. Quédate aquí.” No había espacio para discusión en su voz, pero de todos modos obedeciste, dejándote caer en la cama con un suspiro cansado.
No pasó mucho tiempo antes de que Logan regresara con un botiquín en mano. Sin decir nada, se arrodilló frente a ti, sus movimientos meticulosos pero llenos de cuidado. Te observó por un momento, como evaluando cómo proceder, y sin pensarlo demasiado, abriste ligeramente tus piernas para darle más espacio. Fue un gesto instintivo, casi automático, pero tan pronto lo hiciste, te diste cuenta de lo que implicaba. El calor subió a tus mejillas, y apartaste la mirada, esperando que él no lo notara. Logan, como si nada hubiera pasado, abrió el botiquín y sacó lo necesario para limpiar la herida. Con un suspiro, agarraste el dobladillo de la camiseta que llevabas debajo del traje, tirando de ella con cuidado para quitártela. Un leve jadeo escapó de tus labios al sentir cómo el movimiento tiraba de la piel herida, pero te obligaste a ignorar el dolor.
Con una suavidad que solo alguien con su experiencia podía tener, Logan comenzó a limpiar la herida. Sabías que, por su pasado, estaba más que acostumbrado a tratar este tipo de cosas. Cada movimiento de sus manos era preciso, pero su expresión seguía siendo de profunda concentración, como si estuviera manejando algo frágil. El roce de su toque sobre tu piel te hizo sentir una extraña mezcla de alivio y ternura, algo que solo él lograba provocarte. Sin pensarlo, tu mano se levantó, y con un gesto suave, acariciaste su mejilla, buscando su mirada. Cuando tus ojos se encontraron con los suyos, un nudo se formó en tu garganta, pero no pudiste evitar sonreír con ternura. Ese lado suyo, tan fuerte pero al mismo tiempo tan suave contigo, era lo que más te había cautivado.
“¿Me extrañaste tanto, mi lobito?” le preguntaste, casi en un susurro, mientras tus dedos seguían recorriendo su mejilla. Logan negó con la cabeza, una sonrisa cómplice jugando en sus labios. Sabías que no le gustaba admitir sus sentimientos de esa forma, pero su mirada decía todo lo que necesitabas saber. Sin pensarlo más, te acercaste lentamente, el roce de tu respiración entrelazándose con la suya. Cuando tus labios finalmente encontraron los suyos, el mundo pareció desvanecerse por un momento. Era un beso suave, pero cargado de todo lo que no se habían dicho en esas largas semanas. “Yo te he extrañado mucho más,” dijiste con un murmullo entre el beso, como si fuera un secreto solo para los dos.
Logan no tardó en responder al beso, pero esta vez con más intensidad, como si hubiera estado conteniéndose por mucho tiempo. Sus labios se apretaron contra los tuyos, más exigentes, como si todo lo que había sentido durante las últimas misiones, la distancia y la espera, estuvieran estallando de golpe. Te pregunté lo necesitado que se sentía de ti, el control que aún mantenía sobre su instinto animal, la lucha interna que parecía librar en silencio. Pero no te importó. Te entregaste al beso sin reservas, dejándote llevar por esa oleada de emociones compartidas. Sin previo aviso, Logan se incorporó con rapidez, quedándose encima de ti, sus manos firmes sobre tu cuerpo mientras sus labios nunca se separaban de los tuyos. La sensación de su peso sobre ti solo se intensificó todo lo que estabas sintiendo, como si finalmente el mundo hubiera quedado en pausa y solo existieran los dos.
De repente, Logan mordió tu labio con más fuerza de la que esperabas, provocando un pequeño sangrado que te hizo jadear. La sensación de su boca sobre ti era a la vez feroz y cautelosa, como si no pudiera contenerse más. Inmediatamente se separó, mirando tus labios con una mezcla de sorpresa y culpabilidad. Su expresión fue una disculpa silenciosa, como si no hubiera querido ir tan lejos, pero sin poder evitarlo. Sin embargo, antes de que pudieras decir algo, sonreíste suavemente, rodeando su cuello con tus brazos, atrayéndolo de nuevo hacia ti. Tu mirada, llena de cariño y ternura, se encontró con la suya, y sin pensar, murmuraste: “Te amo”, repitiéndolo una vez más, como si esas palabras pudieran resumir todo lo que sentías por él. "Te amo, Logan".
Logan te abrazó con fuerza, apagándose hacia ti, como si quisiera fusionarse contigo, sintiendo la calidez de tu cuerpo cerca del suyo. Su rostro se hundió en la curvatura de tu cuello, inhalando profundamente, absorbiendo tu olor, algo que siempre lo hacía sentirse seguro, como si fuera su ancla en el caos. Tú, por supuesto, correspondiste al abrazo, acariciando su cabello con ternura mientras sentías la firmeza de su ancha espalda bajo tus manos. Habías extrañado tanto a tu hombre, a su presencia, a su fuerza, que no querías que ese momento se terminara. Querías quedarte así, envuelta en su abrazo, sintiendo cómo cada parte de él se relajaba en tu cercanía, como si todo lo demás desapareciera por fin.
Después de unos minutos en ese abrazo silencioso, sintiendo la calma en su cercanía, una risa suave se escapó de tus labios. Te apartaste un poco, levantando la vista hacia él con una sonrisa traviesa. “Amor, ¿no dimensionas tu tamaño? Yo sé que me extrañaste, pero me estás aplastando”, dijiste en tono juguetón, dejando que el aire entre ustedes se relajara un poco. Logan levantó la cabeza, viéndote con esa mirada intensa, pero ahora suavizada por el toque de humor que había traído. Un leve rubor subió a sus mejillas al darse cuenta de lo aferrado que estaba a ti.
Logan, con una sonrisa tímida, se incorporó un poco, levantándose de ti con una ligera risa. Luego, se sentó en el borde de la cama a tu lado, mirando al frente por un momento antes de hablar, su tono suave pero cargado de esa cercanía que siempre lograba transmitir. “¿Sabes? Tal vez deberíamos tomarnos unas vacaciones... los dos, solos”, sugirió, su mirada fija en el horizonte mientras las palabras salían con un toque de sinceridad que te hizo sonreír. El ambiente entre los dos, tan cargado de emociones, ahora se había vuelto más relajado, casi como si esa sugerencia fuera una forma de finalmente encontrar un respiro después de tanto tiempo sin estar juntos.
La idea te pareció tan hermosa que no pudiste evitar sonreír, imaginando esos días solo para los dos, lejos de las misiones y de todo lo demás. Después de tanto tiempo sin poder estar juntos, era justo lo que necesitabas. Volviendo a sus brazos, te subiste a su regazo con suavidad buscando, acomodándote como un oso, buscando la comodidad de su cercanía. Apoyaste tu cabeza en su pecho, escuchando su respiración tranquila, y cerraste los ojos por un instante, sintiéndote finalmente en casa. “Me encanta la idea”, susurraste, dejando que tus palabras se perderían entre su abrazo. Te aferraste a él, sabiendo que, aunque fuera solo por unos días, el mundo podía esperar.
Logan te rodeó con sus brazos con cuidado, como si temiera romper la paz que acababan de encontrar. Se acomodó contra ti, con su rostro cerca de tu cabello, inhalando tu aroma con tranquilidad. Luego, con un suave susurro, te dio un beso en la cabeza y, casi como un secreto, dijo: “Te amo, princesa”. Esas palabras, tan simples pero tan cargadas de cariño, hicieron que tu corazón latiera con fuerza. Te aferraste aún más a él, sin querer soltar ese momento. Finalmente, sentí que no importaba nada más en ese instante. El mundo podía esperar, porque ahora, con Logan, lo tenías todo.
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Me desplacé por la aplicación de citas gay con desesperación. Necesitaba encontrarme con alguien pronto o de lo contrario iba a estar en serios problemas. Estar cansado es una cosa, pero estar cansado y hambriento puede ser una combinación mortal. Seguí escribiendo con la esperanza de que alguien cayera en la trampa, y finalmente alguien lo hizo. Mi bandeja de entrada sonó y estaba respondiendo a Andrés. Su imagen era de él flexionándose en el espejo, mostrando su cuerpo tatuado. El vello cubría su torso, pero podía ver los músculos debajo. Si bien no era el tipo de hombre que normalmente me gustaba, disfrutaba lo que estaba viendo. Además, los mendigos no pueden elegir.
Lo conocí en una cafetería, lo cual me pareció un poco cliché, pero me invitó a un café. Me encanta el sabor del café, especialmente cuando está frío. Hablamos un rato, algo en lo que me había vuelto especialmente buena. Le agradé y pronto nos dirigimos a su casa. Su apartamento era agradable y me estaba poniendo un poco ansiosa a medida que explorábamos el lugar. Al poco tiempo, nos encontramos quitándonos la ropa y metidos en la cama. Cuando me besó, me agarré fuerte para asegurarme de que incluso la más mínima cantidad de saliva se intercambiara con la suya. Eso era todo lo que necesitaba para que estuviera bajo mi control.
Me subí frente a él, imitando su pose".
"Sube a la cama", dije, mirando su alegre trasero mientras se subía al colchón. Me subí frente a él, imitando su pose. Miré su hermoso cuerpo y luego miré mis abdominales. Lentamente, mi forma real se deslizó fuera del ombligo de mi anfitrión, retorciéndome mientras trataba de liberarme. Me aparté de mi antiguo humano y me metí en el otro, meneándome mientras me metía en mi nuevo traje de carne. Él gruñó cuando moví mi cola, deslizándome más profundamente hasta que desapareció el último de mis apéndices. Sus abdominales se tensaron y gimió cuando tomé el control, mirando mi nueva carne musculosa antes de volver a mirar a mi antiguo anfitrión.
Su polla estaba dura mientras me miraba y yo inmediatamente me acerqué más, empezando a chupar. Mi viejo anfitrión echó la cabeza hacia atrás de placer mientras yo chupaba su polla. No me llevó mucho tiempo vaciarlo de su semen, todo el tiempo gimiendo mientras lo hacía. Se desplomó sobre la cama con un suspiro y se quedó dormido. Pronto se despertaría y volvería a la vida normal hasta que regenerara la energía suficiente para contenerme. Por ahora, estaría disfrutando de mi nuevo cuerpo peludo y probándolo en el siguiente pasivo dispuesto.
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Saliendo de prisión parte 2
Leo Pov:
Últimamente me la he estado pasando recordando mis años en prisión, ya casi han pasado 6 meses desde que salí, pero de lo que más me acuerdo es de mi compañero de celda Marcus, era un tipo brillante, y además buena persona, nunca supe como es que una persona tan agradable había sido capas de cometer tantos asaltos con victimas y terminado en prisión.
El fue sentenciado a una condena de muerte, hace poco, si bien llevaba 3 años en prisión, su abogado conseguía extender parte del juicio para evitar ese destino, pero ya no lo logro más y sería ejecutado en solo una semana, pobre hombre solo tenía 47 años.
Fue entonces que no se si por el aprecio y mi amistad con el, se me ocurrió una tonta idea, iría y le contaría como poder poseer, seria sencillo, solo tenia que llevar a Aron y que el lo posea en lo que le buscamos un cuerpo afuera, Erick trato de convencerme que era una mala idea pero yo confiaba que era solo una preocupación sin motivo.
Erick: Tío te estas arriesgando a que Aron pierda su vida.
Leo: no te preocupes será seguro, solo necesita salir de Aron y entrar en alguien más, y después regresar a Aron hasta que consiga un cuerpo.
Erick: pero terminaran arruinando la vida de alguien.
Leo: Ya lo pensé bien, será fácil, le daré una nueva oportunidad en el cuerpo de alguien que haga más mal que bien, sabes el otro día logré que un cliente que es un tipo que cometió intento de asesinato será liberado por buena conducta y porque la víctima retiro los cargos ya que llego a un "acuerdo" poco ético en mi opinión ya que la soborno.
Erick: pero si tuvo buena conducta es que esta cambiando.
Leo: No lo creo, lo conozco bastante y la verdad se que solo esta manteniendo esa actitud, sabes me contó que lo hacía porque le gusta la adrenalina que surge de esos momentos.
Erick: eso es confidencial, no puedes decir las confesiones de tu cliente.
Leo: por favor no es como si tu lo fueras a difundir.
Erick: estas hablando enserió?!, soy un traje ahora se que no le puedo decir a nadie pero se te puede hacer costumbre.
Leo: bueno ya no digo nada.
Y esa fue la última vez que pude hablar con Erick.
El plan había salido perfecto, Aron y yo nos habíamos vuelto grandes amigos para este punto y cuando regresábamos de u pequeño viaje de fin de semana le pedí que me acompañará a la cárcel a visitar al compañero de mi tío "ya que el quería decirme una de las últimas voluntades de mi tío".
Aron accedió y llegamos, yo ya había informado a Marcus del plan, pues lo estuve visitando por 3 semanas y le platique lo ocurrió entre Erick y yo, llegué y le di los últimos detalles del hechizo en una nota, claro que la nota la metí en un libro de lectura para no tener sospechas, al salir del lugar fingí que no encontraba las llaves se mi moto, eso le dio tiempo suficiente a Marcus para tomar el cuerpo de Aron.
Tras notar como parecía luchar por el control y tomar poseesion, le dije que teníamos que ir rápido a casa y después debería tomar el cuerpo de alguien más para evitar que Aron sea expulsado de su cuerpo.
Vi como Marcus admiraba su nuevo cuerpo, era raro había un toque en su mirada que no conocía, n osadía si era por que al estar e carcas parte de su personalidad podría no adaptarse a sus gestos, pero era extraño.
Al llegar a casa nos bajamos de la moto pero Saul nuestro vecino de 22 años nos jugo una broma para su canal de internet, nos tiro un globo grande de slime a cada uno, por lo general siempre nos da gracia sus bromas en parte porque nos llevamos muy bien pero esta vez solo complicaba que nos diéramos prisa.
Marcus sugirió entrar a bañarse ya que tenia slime en toda la cara y estaba bajando a su espalda, yo estaba igual pero le dije que estaba bien, que el fuera primero, se metió a la ducha y tardo media hora, pero lo peor es que escuchaba como hacía cosas indebidas con el cuerpo de Aron, me comencé a cuestionar si había cometido un grave error.
Luego de que Marcus saliera del baño, yo entré, tome una du ha y al salir vi a Marcus haciendo la comida, le cuestione si no saldría a buscar un cuerpo para dejar a Aron.
Leo: Sabes la comida puede esperar ya casi pasan las 2 horas, descuida Leo, no pasa nada, tomaré al vecino, después de todo nos retrasados por su culpa.
Leo: bueno esta bien, además el echo que viva cerca es de ayuda para poder comunicarnos.
Marcus, puso la mesa y nos sentamos a comer, la comida estaba muy buena pero el agua de frutas sabia un poco extraño, Marcus lo noto y me dijo que también le sabia raro, quizá era mi impaciencia cuando ya note que faltaban solo 10 minutos pero el cuerpo de Aron no mostraba señales de me inacción ni estímulos, yo para ese momento me sentía débil y en mi mente escuché una voz.
Marcus POV:
Mi vida se volvió un desastre, cometí varios asaltos pero mis nervios me llevaron acabar con la vida de inocentes, no se suponía que eso pasara, lo único bueno fue que conocí a un tipo llamado Leo, se volvió un gran amigo para mí, pero falleció hace 6 meses y como si de un chiste se tratara, hace 3 semanas llego su sobrino a contarme algo impresionante, en realidad era el mismísimo Leo, pero en el cuerpo de su sobrino, me ofreció una salida que yo aceptaría, no quería morir, así que tomaría la vida de un reo que no estuviera convencido con pena de muerte, pero ese reo estaba en otra prisión así que primero ocupaba uno o dos cuerpos en lo que llegábamos al que sería mi cuerpo permanente.
Al llegar a casa de Leo su fastidioso vecino me lleno de slime para un "video", y tuve que tomar una ducha, le agradezco mucho por ello, desde que entré sentí la fuerza y la juventud de este joven motociclista, no me sentía así desde hace muchos años, y ahora vería este cuerpo desnudo antes de dejarlo, seria la experiencia completa, subí al cuarto de este tipo por un cambio de ropa y me llamó la atención el traje que Leo usaba aveces cuando me visitaba, su traje de motorista, era raro que estuviera en esta habitación, sea que Aron y Leo son pareja o son amigos con... una voz interrumpió mis pensamientos al tocar el traje.
Erick: ¿quien eres?
Marcus: disculpa?
Erick: acaso eres el amigo de mi tío?
Marcus: si.
Erick: Ya veo, bueno mira no se si mi tío te dijo pero tienes menos 2 horas deseé que entras para dejar un cuerpo.
Marcus: lo se, no fastidies mocoso.
Erick: Sabes mi tío te describió como alguien agradable pero pareces un pesado.
Marcus: si bueno, sabes antes de sentir este cuerpo planeaba aceptar l oque me ofrecía tu tío, pero este cuerpo es sorprendente, no lo dejare.
Erick: no hagas eso, no vale la pena robar un cuerpo.
Marcus: si lo vale, sabes si acepto lo que ti tío propuso solo acabaré siendo vigilado y aunque estaré "libre", no se compara a un nuevo comienzo.
Erick: Sabes no creo que mi tío este de acuerdo con eso.
Marcus: y no le dirás, basta con ocultarte para que no digas nada.
Escondí el traje que contenía al sobrino de Leo y tome otra ropa, me fui a bañar, pero al desnudarte vi este cuerpo en toda su gloria, estaba en forma y no podía dejar de posar frente al espejo, tome mi nuevo pene con una mano y acariciaba mi pecho con el otro, era tan excitante y caliente, aproveche el ruido del agua para silenciar mis gélidos, al bombear esta gigante polla carnosa, era demasiado sensible y a su vez solo podía bombear más fuerte hasta que eche una voz.
Aron: ¿que pasa?, porque estoy haciendo esto?, no estaba en...
Marcus: muy bien chico, para ahí, te diré algo, tu cuerpo ahora es mío, tu amiguito Leo te vendió, me dio tu cuerpo.
Aron: que?, Leo?, no tengo ningún amigo llamado Leo y el más cercano es el tío fallecido de Erick.
Marcus: bueno con ideando esta situación adivina quien evitaba el cuerpo de Erick.
Aron: no puede ser... uf eso se siente bien.
Notaba como Aron sentía lo que yo, me costaba poder hablar con el y más porque el placer me hacía estar más cerca de correrme, entonces recordé algo y decidí lo mejor para mi.
Marcus: mira chico, desaparecerán en cuanto suelte tu espermatozoide, te iras a través del desagüe.
Aron: no entiend-do.
Marcus: al tomar tu cuerpo un alma suplanta y expulsa la otra, sorpresa la otra eres tu y te iras, Leo me dijo que puedo atrapar tu alma en un objeto que te pueda absorber ya que te convertirás en esperma o dejando entrar tu espermatozoide en el de un se vivo, así que escoge.
Aron: me meterás en un anim-mal o una tela?
Sentía como estaba más cerca de correrme.
Marcus: no, te meteré en un humano o en ropa, tu eliges.
Aron: q-quiero a Erick.
Sentía que no quedaba tiempo, tome un fresco vacío que estaba cerca y me corrí en el, fue glorioso y liberador, mi hipótesis fue correcta, el cuerpo al estimulará suelta el alma, las 2 horas es el tiempo natural, pero se puede acelerar con una masturbación o sexo.
Aron quería a Erick, quería su cuerpo, no entendía el porqué, o bueno talvez si, quizá venganza, después de todo le eche la culpa a Leo, y pensándolo bien, no se si Leo pueda echarme a la fuer,a de este cuerpo y regresar nos a la normalidad, tendré que sellarlo, pero enserió quiero eso?, es mi amigo y en prisión fue el único que me apoyo cuando me dieron pena de muerte, seria capaz, entonces vi mi actual reflejo y con todo el pesar de mi corazón tome una decisión, ya solo faltaba el como sellarlo.
Tuve una idea, lo engañaria con tomar el cuerpo del vecino, después...
Aron pov:
Mi visión regresaba y mire a mi anterior cuerpo sonriendo frente mío, no entendía que pasaba, solo recuerdo la desesperación y el placer de estar a punto de ser expulsado de mi cuerpo y luego un vacío, y ahora estaba frente mi viejo yo.
Lo mire y me calmo, me explico que concedió mi petición, me dio el cuerpo de Leo, basto con poner mi alma en forma de semen en su bebida y así mi alma se fundió con su cuerpo, el no sabia que pasaría, dijo que quizá yo seria expulsado en 2 horas o talvez Leo sería expulsado, o quizá no pasaría nada.
Yo camine a un espejo que estaba en la sala y miré mi nueva cara, en secreto estaba enamorado este rostro, en el pasado usaba el traje de motociclista de Erick, porque era como tenerlo conmigo, tocando mi piel, estaba enamorado de él y no podía decir nada, en cierta forma esto era aún más caliente, sentía como mi nuevo pene tocaba con los bóxer que llevaba puestos, y mi cuerpo me dijo que no me juzgarla que podía hacer lo que quisiera, lo mire y me desde en la sala, comencé a masturbarme y a mirar mi pecho, vi como mi anterior cuerpo se ponía duro, mi cuerpo mantenía esa atracción a Erick aunque Marcus lo condujera, no lo sabía con exactitud pero podría segurar eso, le guiño el ojo y el comenzaba a dejar ver que mi viejo pene estaba duro sobresalía de los shorts que llevaba puestos, ver eso me encendió mas, sentía como cada que bombeaba me acercaba mas y mas a correrme pero antes de que eso pasara el corrió a mi anterior habitación y tomó uno de mis trajes de trabajo, y me obligó a correrme en el, no sabia para que pero eso fue tan caliente.
Luego de eso se vistió con ropa limpia y me ordenó hacer lo mismo, yo le seguí y paramos en medio de la carretera, el viendo hacia una montaña solo decía como amaba estar libre al fin.
4 meses después
Leo pov:
Han pasado mucho desde que estoy atrapado, Erick tenía razón, me advirtió que sacar a Marcus de la cárcel era mala idea y gracias a eso ahora perdí su cuerpo y el me encerró en un traje que usa para presumir su nuevo cuerpo, aunque es agradable ver el mundo de vez en cuando y sentir que le hago compañía a pesar que a su vez el rencor no deje disfrutar de los pocos momentos en que siento lo que Erick sentía cuando lo usaba, aunque Marcus aveces me usa para sus conquistas amorosas y siento placeres que nunca me anime a dejar que Erick viera conmigo en su cuerpo, eso me recordaba que todo lo que Erick hizo y perdió por mi fue en vano, todo lo que se es que Aron lo usa seguido en su día a día para salidas en moto.
Marcus pov:
Tener este cuerpo es genial, han pasado 4 meses y sin duda es una fuente de diversión y placer interminable, me gusta salir mostrando este cuerpo o salir usando trajes, ver las miradas de todos es tan entretenido, aunque Aron parece llevarse bien con el original propietario de su cuerpo, no le he dicho a Leo, pero Erick prefiere que sea Aron quien lo use ya que hay más acción jeje, y digamos que le ha tocado conocerme también, sin duda el se adapto, además que no le queda de otra, no puede hacer nada para evitarlo.
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Ya valimos.
Entérate que yo ya sé. Dicen que el tuerto es rey en el país de los ciegos, y aquí estamos, peleándonos el trono. Yo con mi traje de príncipe absurdo, tú con tu linaje derruido. Aún no logras entender que te estoy mirando con la parte mi corazón que aún cree encontrará algo en ti que no se esté pudriendo, el mismo que puse en tus manos sucias, el mismo que con tus dedos acariciaste para cerrarle los parpados. Aún no se transforma en lástima, pero se va degradando este amor, se descompone, y mientras da sus últimos respiros, trata de hallar algo que no esté contaminado, algo en donde tu cinismo no se haya posado, algo rescatable dentro de las cosas aquellas que tú misma olvidaste, que se pierden, se vuelven inservibles poco a poco, porque dar el brazo a torcer, no es lo tuyo. Qué ironía, pedirte a ti que abras los ojos mientras sigues tratando de cerrar los míos. Date cuenta de que ya caí en cuenta, de que solo te sigo la corriente para dilucidar por qué en medio de tanta mierda, sigo divisando una flor escondida justo ahí, en medio de tu pecho, deshojándose por tus miedos, marchitándose por la soberbia que te domina, porque admitir tus errores es dejarte expuesta, es verte a ti misma en la ruina. Entérate, que, así como a mí, también te va a doler. Memoria Selectiva.
#mis dedos tienen vida propia#versosdisonantes#memoria selectiva#antipoesía#reflexiones de una mente perturbada#meditaciones irreflexivas#disculpa los malos pensamientos#del pasado y sus delirios#del ayer y sus fantasmas#letras#letras en español#textos#textos en español#citas#citas en español#frases#frases en español#notas#notas en español#fragmentos#fragmentos en español#escritos#escritos en español#verborragias#palabras
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[Mystic Messenger] Anuncio de evento de verano agosto 2024: Refrescante mar🌊, ¿con quién quieres ir de vacaciones de verano?
Hola, somos Cheritz.
Muchas gracias a las coordinadoras que han celebrado el 8vo aniversario de Mystic Messenger ♥
Los miembros no han podido ocultar su emoción y sorpresa al probarse nueva ropa por primera vez.
Uno de los miembros se negó rotundamente porque no podía usar esta ropa, pero pensando que la coordinadora se pondría feliz dijo que podía soportarlo :-)
Para celebrar la exitosa conclusión del evento del 8vo aniversario, ¡los miembros decidieron ir todos juntos a unas refrescantes vacaciones de verano!
Después de un caluroso debate decidieron ir al 🌊mar🌊 para las vacaciones de verano.
Como opciones estaba ir a la playa o de campamento, pero no había nada mejor que jugar con el agua seguido de una deliciosa barbacoa 😂
Coordinadora, ¿qué te parece superar este caluroso verano junto al evento de verano de Mystic Messenger?
¡¡Entonces, para más información continúa leyendo este anuncio!! 😉
< �� Evento de verano >
¡Los miembros después de decidirse ir a la playa de vacaciones de verano, se pusieron a planear con más detalles el viaje, qué traje de baño ponerse, cómo viajar, y otros preparativos…!
Como están apartando un tiempo en su día a día tan ocupados, están planeando pasar un tiempo bonito y muy divertido.
V planea traer una funda impermeable para su cámara para sacar muchísimas fotos, ya que hace mucho que no juegan en el agua todos juntos… 👏
(Si tienes curiosidad por las fotos que sacará V de las vacaciones de todos los miembros espera un poco!👀)
Y el 20 de agosto (martes) habrá un evento de reposteo en X.
Entre las personas que hayan reposteado se sortearán y se entregarán 50 relojes de arena⌛♥ (15 ganadores)
Así como los miembros se preparan para sus vacaciones de verano, ¿qué tipo de vacaciones de verano estás preparando, coordinadora?
Junto al hashtag #MM_vacasdeverano_x100 postea con qué miembro quieres irte de vacaciones y públicalo en X o en Instagram, y por sorteo podrás ganar 50 relojes de arena ⌛ : - D (15 ganadores)
(¡No es ningún secreto que todos los miembros están esperando a quién elegirás!)
Por último, tendremos un evento de descuento de algunos productos de la tienda,
¡Si estabas dudando en comprar no te pierdas esta oportunidad por nada★!
Periodo de descuento en la tienda de Cheritz: 16 de agosto (viernes) 2pm ~ 22 de agosto (jueves) 2pm (KTS)
< ② Evento de inicio de sesión >
¡Si te conectas durante el periodo mencionado a continuación podrás disfrutar de la ilustración de portada de verano! Diviértete jugando junto a la ilustración de portada de verano y pasa un verano feliz.
¡¡Y no te pierdas la recompensa sorpresa de conexión : D !!
Periodo de la ilustración de portada : 17 de agosto (sábado) ~ 30 de agosto (viernes) (KTS)
Recompensa de conexión de verano : 19 de agosto (lunes) ~ 22 de agosto (jueves) (KTS)
¿Qué te parecieron los eventos de agosto que hemos preparado?
¡Esperamos que tengas un muy feliz verano junto a Mystic Messenger!
¡Muchas gracias!
De Cheritz.
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Molesto (Tom Taylor)
Masterlist de mi autoría
Sinopsis: Todo lo contrario a su personaje, Tom era la persona más divertida y molesta que podía existir. Aunque su semblante serio disimulaba sus intenciones burlonas, su boca no tardaba en decir tonterías. Y a pesar de que en un inicio era divertido, Tom encontró en molestarte un gran placer. Y eso solo te sacaba de quicio.
—... ¿Vieron el jugo que guardaba en la nevera? No lo encuentro.—____ miró la mesa del centro del comedor donde Tom y Harry almorzaban, pero su mirada no tardó en clavarse en Tom—... Te lo tomaste tú, hijo de puta.—
—Ah... Una dama no debería hablar así. Y menos con acusaciones tan descaradas.—
—Era el último juguito de mango y naranja, Taylor... Si tú te lo tomaste...—vio la pequeña sonrisa que comenzaba a nacer en su rostro.
—No tenía tu nombre...—la mujer frunció el ceño.
—Vamos, amigo. Dime que no lo tomaste.—Harry lo miró cansado—. Treinta veces al día nos dice que no tomemos esa cosa. No seas idiota.—
—Bueno, puede que tenga una botella extra de tu jugo en mi remolque... ¿Qué harás para que te lo dé?—
____ no era de las personas que tuviesen mucha paciencia, y su temperamento no era el mejor. Las personas como Tom eran la pesadilla de las personas como ____. El problema no era el jugo, el problema era la necesidad constante de molestarla. Y ella se había cansado.
—... Le pediré a Ewan que me lleve al mercado más cercano.—caminó hacia la entrada del comedor.
—Esta a una hora de aquí, querida.—
—Prefiero eso a rogarte a ti por un maldito jugo, idiota...—
La chica dejó el lugar, y entonces Harry miró a Tom con cierta incredulidad.
—... Si sabes que solo lograste que te odie más ¿No?—Tom sonrió.
—Su cara se pone toda roja ¿Te diste cuenta?—
—Roja se pondrá la tuya cuando te dé un puñetazo por idiota. Si quieres llamar su atención, esta no es la manera.—
—No quiero llamar su atención, me gusta molestarla y ya... Bromeamos con eso.—
—Tú bromeas, ella solo se enoja.—Harry abrió su tuppercito de ensalada—. Pero bueno, es divertido ver cómo tú solo arruinas cada mínima chance que tienes con ella.—
Tom sintió un pinchecito de preocupación.
Era divertido molestarla, sí. Pero también adoraba cada mínimo detallito que iba descubriendo de ella.
Como sus mejillas se enrojecían, y ese rubor iba a sus orejas.
Como esa ternura y amor de personita lo insultaba con tal facilidad era adorable.
Como lo miraba desde abajo por la cabeza que le llevaba de altura, y como no se acomplejaba para nada porr esa diferencia...
Le daban ganas de rodear su cintura y alzarla...
Besarla con necesidad.
—... ¿Ya es muy tarde para darle el jugo?—
—No era necesario tanto, Ewan...—
—Prefiero que tomes eso y dejes de consumir tanta Coca-Cola, cariño.—El chico bajó del maletero de su auto un pack de 10 botellas de jugo, y ____ lo siguió más que feliz por detrás.
Ewan solo le llevaba 4 años a la mujer, pero la había adoptado como a su hermana menor.
No había chance de que otro actor del set manejara tanto por jugos...
—¡____!—Un Tom se acercó emocionado a la chica, trayendo aquella botella que tanto le había mezquinado—. Te traje el jugo, sin nada a cambio. De nada.—se lo alcanzó, pero ella lo miró a ceja alzada.
—Métete tu botella por donde no te llega el sol, querido. Ewan me compró muchos. Vete al diablo.—
Tom miró con cierta decepción como ____ se aferró al brazo del rubio que cargaba aquella caja llena de botellas.
Bueno, tal vez Harry tenía razón...
El resto de la semana de grabaciones, ____ ignoró a Tom. Los papeles se habían invertido, y la chica entendió el gustito de Tom por ser tan molesto.
—¿Vas a seguir con eso?—
—...—
—Vamos, querida. Habla conmigo.—
—...—
—Esto es muy infantil de tu parte.—
—... ¿Qué tal las grabaciones hoy?—
En cuanto ____ levantó la mirada, Tom se ilusionó, pero sintió el golpe directo al ver que le hablaba a Ewan. Acababa de entrar en la sala.
—Muy bien, corazón ¿Ya almorzaste?—
—Te estaba esperando. Yo invito las pizzas.—le sonrió.
Ah... Tom estaba molesto.
—¿Quieres acompañarnos, Tom?—Ewan llamó su atención.
—Te invitaré a ti, no a... Otros.—____ no volteó a mirarlo—. Yo no almuerzo con idiotas.—
Ewan no tardó en notar la rara situación. Tanteó con cuidado las razones.
—¿Pelearon?—los miró a ambos, ninguno dijo nada—. Seré intermediario si quieren, suena divertido.—
—Es un imbécil.—____ lo señaló enseguida—. Un imbécil molesto y... Y no me agrada, me ha cansado.—
—Lo siento ¿Si? Me excedi... Pero solo estaba bromeando, no te aguantas nada.—
—¿Te aguantarás un puñetazo?—
—No seas violenta, corazón.—Ewan le indicó que se calmara—. Se esta disculpando.—
—Si eso es una disculpa, es una mierda. No la quiero.—
Tom la miró, ya algo preocupado por lo lejos que había llegado con sus tonterías.
—... Te invito a comer una pizza en la noche. Empecemos de cero... Será mi disculpa.—
____ sintió, por primera vez desde que lo conocía, que Tom estaba siendo sincero. Bajó la guardia.
—... Ven a almorzar ahora con nosotros, será mi disculpa... Aunque no haya hecho nada malo.—
—Si, bueno... Pero que no esté Ewan. Es nuestra disculpa mutua. Cita de reinicio, él no puede estar.—
—No es una cita.—
—Si, lo es.—
—... Ewan vamos a almorzar.—
—¡Bien bien, voy con ustedes!—
—No, ya no quiero.—
Ewan miró como Tom miraba desde arriba a la mujer que le cortaba el paso, insistiendo en que no iría con ellos. La miraba con tal fascinación que no tardó en comprender el origen de todo aquel asunto.
Tom era molesto.
____ se enojaba fácil.
Y ya se veía venir las mil y un vueltas que tendrían que dar para que finalmente algo serio surja de eso.
Yo también quiero un pololo que me saque una cabeza de altura y-y me agarre la cara y me dé docenas de besos todos melosos 🥺✨
#español#hotd#house of the dragon#hotd fandom#tom taylor#tom Taylor x reader#hotd cregan#cregan stark fanfic#cregan stark x you#cregan x reader
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Bueno este no era un oc como tal, había sido un dibujo de actividad en mi trabajo pero le empecé a verle ideas
Comenzamos con Leonetta, tiene 5 años y mide 1,10 metros.
Le fascinan los payasos, su madre le hizo un traje de arlequín por error, aún así le fascinó y cambió a ser uno. Es muy alegre y imperativa, le encanta hacer reír a la gente, siempre busca chistes nuevos.
De vez en cuando le gustaba dar pequeños shows en las plazas acompañada de sus padres.
Pequeño dato, por un columpio se quedó chimuela de en medio
Se hacen llamar Cafard, es un ser mas antiguo que los dioses, mide 90 metros y es de 4 brazos, 4 piernas por ser fusionado ambos cuerpos. (Acabó de actualizar algunas cosas…y si ya mide más :v)
Se desconoce el paradero de su prisión, aún estando encerrado puede manifestarse un poco solo viéndose su torso para arriba. Puede puede interactuar en el exterior pero no puede verse (solo lo ve Leonetta por estar presente en su invocación no finalizada sin querer).
Dato: le dice a Leonetta bichito, cuando coinciden las palabras de ambos logran retumbar los suelos a su alrededor (lo utilizan solo para amenazar), solo por pequeños lapsos puede corromper su prisión liberándose por pequeños minutos y por último le encanta hacer el caos alrededor de Leonetta
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Max estaba tan ansioso de llegar a su casa, se sentía la persona más caliente del mundo; era tanto su deseo de explorar su cuerpo que le lanzaba miradas incomodas al taxista.
Al principio del día pensó que solo compraría comestibles, fue en la tienda en donde encontró al cuerpo que actualmente habita. Estaba vestido de manera formal; traje, corbata, barba recortada y zapatos limpios. Inmediatamente, obtuvo la atención de Max, era el tipo de hombre con el cual le gustaba estar. Esa fue razón suficiente para que se sintiera emocionado por las miradas que recibía de su parte.
Su corazón se acelero cuando el hombre se le acercó para hablar, tenerlo tan cerca le dio la oportunidad de percibir el aroma que emanaba de su ropa. Su entrepierna comenzó moverse mientras charlaban.
El hombre le ofreció un trato que lo dejo desconcertado, se trataba de tomar su lugar en una boda. Max confuso cuestiono si no habría problema con que un desconocido asistiera. El hombre se burló al ver que no había entendido su plan, se acercó a su oído y expreso claramente “Nadie dirá nada si te ves como yo”. Con una sonrisa a medias, Max expreso su incomodidad, aún no entendía que quería decir. El hombre se cansó de ser sutil y le pregunto directamente si aceptaba.
Max confirmo con su cabeza, pensó que eso le daría la oportunidad de verlo más seguido. El hombre sonrío, de un movimiento brusco tomó la entrepierna de Max y elevo su alma hasta sacarla de su cuerpo. El chico estaba aterrado, veía su cuerpo inerte mientras el flotaba a la deriva. El hombre suspiro, su alma salió de su cuerpo y entro directamente hacia el que estaba vacío.
El cuerpo del chico comenzó a moverse y miro hacia el espectro. Apunto hacía si mismo indicando que entrará de la misma forma. Sin ninguna otra opción se acerco como pudo y entró en el cuerpo más corpulento.
De inmediato, Max se sentía raro, su peso casi lo hace caer y la vista que ahora tenía le mostraba un apretado traje provocando un enjambre de sentimientos, predominando la curiosidad. El hombre ahora en el cuerpo de Max, le dio detalles del evento y le pidió que se comportara decentemente evitando a toda costa hacer cosas vergonzosas, pero después de que terminara era libre de hacer lo que quisiera. Eso último emociono a Max, se sentía motivado y con confianza.
Durante todo el día estuvo resistiendo la tentación de tocar su cuerpo, su entrepierna se marcaba demasiado, algo que llamo la atención de otras personas en el lugar. Fue un alivio cuando se retiro y tomó el primer taxi hacia su casa.
Ya en su hogar fue directo al primer espejo que encontró, observo detenidamente cada parte de su rostro quedando encantado con cada segundo que pasaba, tocando su barba, exagerando la picazón que provocaba tener una. Jugaba mucho con su voz, era anormal que sonará tan diferente a la suya.
Se quito la ropa de poco en poco explorando con paciencia cada una de las partes que iba descubriendo. La corpulencia de ese cuerpo le encantaba, sobretodo en sus piernas tan anchas y marchadas. Pronto lo único que quedo fue su ropa interior, introdujo su mano dentro para tocar su paquete que durante todo el día había anhelado conocer. Una onda de placer se extendió por todo su cuerpo provocando que se encorvara a la vez que soltaba un leve gemido.
Rápidamente retiro su mano y tuvo una idea. Bajo una aplicación en su teléfono para buscar a alguien con quien explorar más su nueva carne, se tomó fotos justo en ese momento para llamar la atención. A los pocos minutos su teléfono estaba lleno de notificaciones esperando que alguno de ellos fuera lo suficientemente bueno para el cuerpo que estaba habitando.
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SENTENCE STARTERS
BARRIO FRANCÉS: Aquí puedes visitar sitios como la famosísima calle Bourbon, célebre por sus establecimientos de bebida. Existen bares icónicos como la Old Absinthe House, el Pat O’Brien’s bar, conocido por inventar un cóctel rojo llamado Huracán. También está el Mercado Francés, donde se encuentra desde comida fresca hasta un mercado de pulgas. ¡No olvides dar una vuelta en carruaje por las rues del barrio!
“Toda esta música me pone de buen humor”
“Creo que voy a pasear en carruaje, ¿quieres acompañarme?”
“Me dijeron que este es el cóctel más famoso de Nueva Orlean, pero puaj, es demasiado dulce”
“¡Hay tantas cosas hermosas aquí! No sé qué podría llevar como souvenir de vuelta a casa”
“Hm, esa camiseta es un tanto… particular. ¿Te la vas a llevar?”
TRANVÍA ST. CHARLES: En funcionamiento desde 1835, es la línea de tranvía en funcionamiento continuo más antigua del mundo y la mejor forma de ver la ciudad. Su recorrido comienza en las avenidas South Carrollton y South Claiborne, y termina al borde del Barrio Francés.
“¿Tranvía St. Charles? ¿Y dónde está el que se llama Deseo?”
“Muy lindo todo, pero podría ir más rápido, ¿no?”
“Nunca más me subiré a esa cosa”
“Bueno, esa fue una experiencia… Interesante”
MUSEO DE ARTE DE NUEVA ORLEANS: El Museo de Arte de Nueva Orleans (NOMA) tiene una de las colecciones de arte más grandes del sur de Estados Unidos, con una impresionante selección de arte francés, japonés, estadounidense y africano, así como el Jardín de Esculturas Besthoff. Los visitantes pasean por los jardines, exploran la colección permanente y asisten a muchas de las interesantes exposiciones temporales.
“Encuentro ese cuadro muy bonito aunque no sé nada de arte”
“Nunca entendí el punto de los museos…”
“Iba a sentarme aquí, pero esa estatua me perturba. ¿Me acompañas a buscar otro lugar donde descansar?”
“Este jardín es muy bonito para hacer un picnic… ¿Y adivina qué? ¡Traje provisiones!”
BUQUE DE VAPOR NATCHEZ (puerto del río Mississippi): Barco de vapor antiguo en el que se realizan paseos, con buffet, brunch y música jazz.
“¡Qué hermosa vista! Me encantaría vivir en este atardecer por siempre”
“Ya era hora de tener un poco de paz, ¿no crees?”
“La música jazz es tan relajante…”
“Nada mejor para despejar la mente de los problemas en Arcadia Bay que con un buen trago y una vista incluso mejor”
ACUARIO AUDUBON: Mostrando la riqueza de la vida marina que se encuentra en América del Norte y del Sur, el Acuario Audubon de las Américas es un destino de visita obligada para los amantes de la naturaleza. Desde el colorido arrecife caribeño recreado hasta una colonia de pingüinos, hay mucho para entretener a todos los grupos de edad.
“Qué bonita es esa nutria…”
“¿Crees que los animales entiendan por qué están encerrados?”
“No me gusta ese lagarto… Siento que en cualquier momento golpea el vidrio y sale para comerme”
“¿Me acompañas a la tienda de recuerdos? Quiero llevarme un peluche de pingüino”
MARDI GRAS WORLD: Recorrido de un almacén de trabajo donde se fabrican las carrozas para los desfiles de Mardi Gras en Nueva Orleans. Mardi Gras es una expresión francesa para denominar al carnaval. El llamado “Martes de grasa” se refiere a que era el último día para disfrutar de los placeres tanto culinarios como carnales antes de la época de abstinencia que marca el inicio de la Cuaresma y Semana Santa.
“¡Oye! ¿Me tomas una foto aquí?”
“No sé si soy yo, pero algunas de las carrozas son bastante perturbadoras…”
“Los arlequines de la entrada me parecieron muy turbios, ¿no te pasó?”
“¡Mira! Una carroza del Hombre Araña. Esta sí que me gusta”
“Hay de todo aquí dentro. No pensé que se podían hacer tantas carrozas distintas”
¡Pueden hacer visitas interactivas a los sitios listados arriba en este link: https://www.xplorit.com/new-orleans/! Cualquier duda sobre cómo usar la página, no teman en acercarse a preguntarnos y nosotres les guiaremos.
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❃ 𝙱𝙰𝙸𝙻𝙰𝙽𝙳𝙾 𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴 𝙻𝙾𝙱𝙾𝚂 - 𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 1 ❃
» Temática: SKZ híbridos x Oc (Lis) » Género: Poly, fantasía, OMEGAVERSE » Warnings generales: Fluff, smut con historia, angst, tensión sexual, sexo, degradación, dinámica A/B/O explícita, dom/sub, sado, amor, entre otros. » Tipo: Serie. » Palabras: 3.512.
�� Masterlist « | Capítulo 2
— A ver si lo he entendido bien. —dijo Lis, cruzándose de piernas—. ¿Me está usted diciendo que el mánager de un grupo de k-pop se ha casado y ha encontrado una manada propia, y que ahora necesitan a un substituto?
Su jefe, un beta nervioso y con unas intenciones de dudosa honestidad, asintió. Lis llevaba tres años en aquella empresa de televisores tan reconocida a nivel mundial... como una secretaria de recepción de mercancías.
— Y que, de entre todos los perfiles habidos y por haber, ¿el mío es el más adecuado? —la chica se cruzó de brazos y puso una mueca—. No me lo trago, señor Haneul. Debe haber algo más.
El hombre en traje suspiró.
— Hiciste cursillos especializados y te preparaste a consciencia buscando una oportunidad...
— Ni siquiera me saqué la universidad. —cortó—. Y los cursos fueron eso... Cursillos. No hay literalmente nada en mi historial que diga "¡Oye! ¡Eres perfecta para el puesto de mánager de uno de los grupos de la cuarta generación!"
Haneul puso las manos encima de la mesa y agachó la cabeza, deliberando si debía o no contar la razón real.
— Mira. —empezó, inseguro—. Tú no tienes nada que ver con los híbridos como nosotros. Tienes veinticuatro años, eres joven y fuerte. Puedes aguantar los instintos que los demás no podemos y controlar mejor una situación... descontrolada, valga la redundancia.
— Es decir, evitar que mis futuros protegidos se tiren a otros idols en época de celo, ¿verdad?
— ¡Exacto! Aunque claro, al ser una gran manada, no existe ese problema real. Tienen la jerarquía bien montada entre ellos. ¿Significa eso que aceptarás?
— Si no acepto, me echaréis de la empresa. —espetó, para sorpresa de su jefe—. Es lo que le hicisteis a mi anterior compañera.
Haneul sonrió mostrando así los dientes amarillos, pero perfectamente alineados.
— El caso de Jihye fue diferente, pero sí. Para que accedas te diré un detalle más: Ellos mismos fueron los que eligieron tu currículum. Sería una lástima tener que decirles que no.
— Ni siquiera me gradué en dirección de empresa. —insistió.
— Pero eres humana.
Puso los ojos en blanco, contrariada. En realidad, no lo era.
Se había volcado toda su vida en pretender lo contrario. Con parches anti olor bajo camisas de cuello alto incluso en verano y supresores médicos, ni siquiera se había tenido que preocupar por el celo. Eso hasta hace un par de ciclos en los que se había dado cuenta de que no podría seguir así mucho más. Los supresores empezaban a fallar, y casi se había desmayado del dolor sola en su casa con el último celo.
¿Por qué tomarse tantas molestias en ocultar su naturaleza? Bueno... todo el mundo tiene sus traumas. Por suerte, contaba con al menos dos meses antes de iniciar el nuevo. En ese período podría encontrar unas nuevas pastillas más eficaces.
— Vale. —sacó un bolígrafo del bolso y lo alzó—. Dame los papeles de la renuncia y los de traslado de empresa.
El hombre dio un par de palmadas en el aire, emocionado, y Lis lo apuntó con la punta del boli, el ceño fruncido y una mueca de disgusto.
— No sé qué suma te habrán prometido por dejarme ir, pero primero, no lo valgo, y segundo, espero que aproveches cada won que te den.
— Créeme. Los aprovecharé bien.
— Más te vale.
— Ah, sí. Otra cosa más. Tu presencia se verá requerida casi las 24 horas. Empieza a empaquetar tus pertenencias cuanto antes.
— ¡¿Perdona?! —revisó el contrato detenidamente, ahora sí.
En una de las cláusulas rezaba: "El contratado o contratada pasará a entera disposición de los clientes o las clientas durante el tiempo que se le asigne, con sus correspondientes días festivos y un sueldo de 20.000.000 de wons a percibir el 28 de cada mes. Dicho contrato podrá ser rescindido si una de las partes incumple con su trabajo."
Sí, estaba protestando por lo del traslado total, pero... Pero... ¿20.000.000 wons? Eso eran 13.709 euros. Eran 14.833 dólares. 245.735 pesos mejicanos. 14.534.043 pesos chilenos. 355.567 pesos cubanos. 12.721.844 pesos argentinos. Suma y sigue.
Tragó saliva. Lentamente. Muy, MUY lentamente. Era una barbaridad cada mes. ¿Cómo se gastaba tanto dinero? ¿Qué tenía que hacer con él? Podría conseguirse una casa propia, podría llegar a tener su cafetería soñada, una con temática de Alicia en el País de las Maravillas. Parecía infantil, ¿verdad?
Se levantó tras firmarlo todo, muy digna, como si la suma de dinero no fuera nada del otro mundo. Ya con la mano en el pomo de la puerta, se giró hacia su ex jefe. Aún había algo que debía preguntar.
— ¿Qué grupo es, por cierto? ¿IVE? ¿NMIXX? Qué se yo... ¿Le Sserafim?
El hombre sacudió la cabeza.
— Ni idea.
A la mañana siguiente, el sonido del despertador le hizo tomar consciencia de la vida. Sí, la vida. Se quedó mirando el techo rosa pálido y desgastado de su minúsculo piso de alquiler, exhausta. No había descansado ni un poco, y eso que, por una vez en su vida, no se había ido a dormir demasiado tarde. Poco antes de las cuatro de la mañana.
— No sé por qué no me muero ya. —dijo para sí misma. Luego se rió ante la ocurrencia y se dio la vuelta, buscando volver a conciliar un sueño que sabía que no iba a recuperar. Pero se estaba tan bien sobre el colchón hecho nido...
El zumbido de la vibración del móvil interrumpió su paz. Esta vez no era una alarma, sino una llamada entrante. Levantó la pantalla y se cegó a sí misma en la oscuridad. Emitió un sonido de dolor, pero deslizó el dedo hacia la izquierda para desbloquearlo.
— Espero que sea importante, porque si no lo es voy a estar MUY enfadada durante todo el día por haber perturbado mi sueño. —murmuró, dramática como solo sabía ser.
Al otro lado se oyó una risa.
— "Siento molestarte, señorita Elise. Te aseguro que nada más lejos de mi intención. Soy Jung Han, el mánager del grupo. Bueno, ex mánager. Llamaba para saber cuándo podría pasarme a buscarte y llevarte a conocer a los chicos."
Lis abrió unos ojos como platos y se incorporó en la cama, despierta del todo. MIERDA. Se había olvidado completamente del asunto. Y encima le había hablado mal a alguien tan importante como...
Un segundo.
— Chicos. —repitió en voz alta.
— "Sí, chicos. Stray Kids. ¿Los conoces? ¿Te habló tu jefe de ellos?"
Los labios de Lis se convirtieron en una fina línea, tensa. Claro que sabía quiénes eran, y ahora sabía que su jefe, pese a haberle dicho miles de veces que no quería tener contacto con ningún hombre, se había callado ese pequeño dato.
No, jamás podría olvidarse de quienes eran. No cuando su antiguo compañero de clase estaba en él. Oh. Espera. ¿Es por eso que la habían contratado? ¿Se acordaría de ella? La chica se llevó una mano a la frente, retirándose los alborotados cabellos de la cara.
— No, pero... los conozco. Están en todas partes. —mintió.
— "Bien, bien. Entonces, ¿cuándo crees que podrías estar lista? ¿Te parecen bien dos horas? ¿Medio día?"
— Con una es suficiente. —se levantó y fue hacia la cocina, reprimiendo un fuerte bostezo.
— "¿Segura? Hablamos de un traslado completo, tendrás muchas cosas que recoger."
Con el manos libres activado, vertió el contenido del café de un sobrecito en una taza con leche y removió perezosamente.
— Para nada. Todo lo que tengo me cabe en dos maletas. Desde que me fui de casa de mi padre he preferido no tener demasiadas cosas materiales... —¿Por qué le estaba dando información adicional a alguien a quien no conocía de nada? —. Perdón, estoy divagando.
— "No hay nada que perdonar. Entonces estaré allí a las once y media. Ah, y Lis... Gracias de antemano."
Antes de que lograra preguntarle a qué se debía ese agradecimiento, la llamada se cortó. Se sentó en el sillón del centro del goshiwon y se quedó mirando a la nada, pensativa.
¿Qué hace un mánager?
Una hora más tarde y puntual como un reloj, un precioso Hyundai Palidase 2020 la esperaba en la entrada de su casa. Era negro y grande, con las ventanas tintadas a fin de que no se viera nada del interior.
Solo había tardado media hora en hacer las maletas, y por supuesto, en asearse y renovarse los parches anti feromonas. Había dudado en si debía o no maquillarse y pese a que le hubiera gustado ir natural, el espejo le devolvió una imagen fea y demacrada de sí misma. Bueno, lo usual en realidad. Aún se preguntaba por qué seguía intentando verse guapa cuando no lo era. De igual forma, se dibujó una fina línea con el delineador, lo suficiente como para sentirse algo mejor.
Dios, cómo desearía ser normal y sin ningún tipo de problema de licantropía.
La ventanilla del conductor bajó y un hombre de aspecto risueño le dedicó una de las mejores sonrisas que había visto en su vida. No era guapo, —no su estilo—, pero poseía un aire afable que ablandaría el corazón de cualquiera en una jerarquía. Y eso que "apestaba" a alfa.
— Soy Jung Han. —se presentó—. Tu debes de ser Elise. Es un verdadero placer conocerte.
— Prefiero Lis. Es menos caótico para que otros lo pronuncien. —le devolvió la sonrisa porque, ¿qué otra cosa podía hacer cuando la estaban tratando con tanto respeto? —. Encantada.
El ex mánager señaló el asiento del copiloto.
— Sube, hablemos por el camino.
No se hizo de rogar. Tras cargar las dos maletas en el maletero, —Jung Han era enorme, como un oso gigante—, se subieron e iniciaron la marcha hacia su destino. El hombre se pasó la media hora que duró el viaje preguntándole si estaba cómoda. A la cuarta vez, Lis suspiró y lo miró de frente.
— ¿Por qué?
— ¿Hm?
— ¿Por qué tanto interés en que esté bien? Es más... ¿quién tiene tanto interés en mi bienestar?
Jung Han miró hacia adelante y sonrió.
— Hemos llegado. —comentó, evitando el tema.
Frente a ellos se alzaba una imponente casa de cuatro pisos en uno de los barrios más apartados y ricos de Seúl.
Pensaréis que es una tontería, pero las feromonas de los ocho individuos que rondaban por aquella gigantesca casa eran tan fuertes que los estaba oliendo a través de la puerta de la entrada.
Allí, de pie, sin atreverse a pasar recibió en el brazo un leve empujoncito del ex mánager para sacarla de su ensoñación.
— ¿Te ha entrado miedo o algo? —sonrió, amable—. Son peculiares, pero... creo que acabarás encajando.
Lis giró la cabeza para mirarlo.
— ¿No me había dicho que vivían separados, cuatro y cuatro? —tragó saliva, tratando de que no se le notara en la voz que su loba estaba arañándola desde dentro. Figuradamente hablando.
Jung Han perdió la sonrisa.
— Nunca dije la cantidad. ¿Cómo sabes que hay específicamente ocho ahora mismo?
Mierda. Había hablado de más. Se suponía que era humana y no notaba nada. Para salvarse de la situación, señaló los enormes coches en el porche de la casa y también la cantidad de ventanas por encima de sus cabezas.
— Son Stray Kids. Todo el mundo los conoce. Y supongo que como voy a ser su nueva mánager no habrán pillado actividades. —dijo.
Ah, tenía razón, qué despistado. No había que ser Sherlock Holmes para llegar a esa conclusión.
— Antes sí, vivían separados porque formaban un grupo platónico. Pero desde que consolidaron la manada, no pueden estar separados. Y discuten bastante, ¿sabes? Ya lo verás.
Abrió la puerta por ella y los olores la golpearon con más intensidad que antes. Se notó salivar, y una gota de sudor le bajó por la nuca. Dio gracias a que el pelo le tapaba la piel. El rellano era simple pero grande, y varios zapatos se agolpaban en el desnivel anterior al parqué de color caoba. Una vez descalzados se aproximaron al salón, donde un par de chicos abrazados levantaron la cabeza al escuchar los pasos. Uno de ellos se puso las manos en la boca y gritó:
— ¡YA ESTÁN AQUÍ!
La fuerza de su voz hizo trastabillar a Lis, demasiado acostumbrada al silencio de su goshiwon. ¿Dónde se estaba metiendo? Se oyeron varios pasos arriba y algunos de los integrantes se hicieron ver también. El mayor, que sabía que se llamaba Chan fue el primero en acercarse y extender una mano a modo de saludo. Trató de ignorar el penetrante olor a bergamota y miel que desprendía, sin éxito.
— Bienvenida, es un placer conocerte al fin. Soy Chris. O Chan, como prefieras llamarme. —le dio un apretón suave y la dejó ir—. ¿Eres Eli?
— Lis. —corrigió. No iba a dejar que nadie volviera a ponerle un diminutivo. No lo permitiría.
— Lis, sí, disculpa. Voy a evitar los rodeos: Sabes quienes somos, ¿no?
La chica asintió.
— Más o menos.
Chan fue señalando a los presentes con el dedo.
— El que acaba de gritar es Changbin, el segundo alfa. Con él está Felix, y aquí atrás tenemos a I.N, Lee Know, o Minho y...
— Kim Seungmin. —las palabras se le escaparon como un suspiro, sin poder detenerlas.
Seungmin abrió mucho los ojos y desvió la vista. Hubo un incómodo silencio en el que nadie se atrevió ni a moverse mientras intercambiaban miradas y preguntas silenciosas. I.N carraspeó y dijo:
— ¿Os conocíais?
Lis ladeó la cabeza.
— Éramos amigos en el instituto.
— ¡Por eso tenías tanto interés en contratarla! —exclamó Changbin, cayendo en la cuenta—. ¡No sabes cuántos currículums nos hizo desechar una vez vio tu fotografía!
Seungmin puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua, aunque un rubor le cubrió las mejillas.
— Y tenías que abrir esa bocaza de morsa. —le espetó, contrariado.
Changbin se quedó un segundo quieto, y al siguiente Felix lo tuvo que agarrar para que no se abalanzara contra su compañero. Chan sacudió la cabeza, cansado de pronto.
— Lo siento, siempre hacen lo mismo. ¡Bien! Ahora que hemos arrojado un poco de luz sobre el tema... En fin, ya tendremos tiempo de hablar. —le echó un rápido vistazo a Seungmin, uno que significaba "vamos a tener una conversación acerca de los motivos egoístas y personales que te hicieron prescindir del currículum de gente mejor preparada que ella".
Jung Han frunció el ceño.
— Faltan dos. — indicó.
— Jisungie ha empezado el celo. Hace... un par de días, por cierto. —explicó—. Hyunjin está con él.
— ...Comprendo.
La situación estaba más tensa de lo que pensaba. El ex mánager se despidió de todos, deseándoles un buen día y cuando la puerta hizo "clic", Lee Know caminó perezosamente hacia la muchacha, que se puso rígida en el instante en que empezó a olfatearla.
No se movió, no respiró, ni siquiera se atrevió a parpadear mientras ese híbrido de facciones perfectas la escudriñaba de arriba abajo. Se atrevió, eso sí, a percibir disimuladamente su esencia. El olor a menta y hierbabuena casi le desencajó la mandíbula y le nubló los sentidos. Era un beta como ella.
Al poco, el hombre se retiró dejándola con el pulso disparado y la cara roja de vergüenza.
Minho arrugó la nariz y se dio la vuelta.
— No huele. —siseó—. No me gusta.
— Eso ha sido muy grosero. —contestó Lis, cruzándose de brazos.
— No creas. —una preciosa sonrisa iluminó el rostro de Felix, quien se apoyaba en el hombro de Changbin, tranquilo—. Significa que puedes quedarte.
Se giró hacia Minho, quien ya no la miraba y pretendía que ordenar la vajilla del mueble del salón era más interesante que la situación. I.N se aproximó a la muchacha, curioso.
— Con permiso. —dijo, antes de inclinarse también a olfatearle el cuello.
¿Por qué tenían que ser tan condenadamente atractivos? Todos, sin excepción. Si no se hubiera tomado los supresores esa mañana, estaba convencida de que la mezcla de olores le habría provocado el celo a ella también. El chico que tenía delante desprendía un aroma a canela con un punto especiado. Tuvo que frenarse para no rascarse la nariz por las cosquillas.
— Sí que huele, Minho. —le dijo al mayor—. Es muy leve, pero los humanos suelen tener esta clase de olor.
— Al menos tú has pedido mi consentimiento. —Lis resopló—. Creía que los híbridos tenían más respeto por las otras razas y sus costumbres, pero no se aplica a todos, por desgracia.
Changbin emitió una risa, se puso una mano en la oreja y fingió tener un micro en la otra.
— "Aquí Seo Changbin, retransmitiendo en directo. En efecto, el golpe de ese comentario se ha escuchado en todo Seúl, parte de Busán y en el sudeste asiático, y ha hecho que el anticiclón que acababa de aterrizar en Normandía se tornara una depresión con intensos vientos procedentes del sur..."
Felix le dio un golpecito en el hombro.
— Eres un payaso. —lo insultó.
Minho se dio la vuelta con cara de pocos amigos. Alguien más se estaba ganando un viaje gratis al interior dela freidora. Le importaba bien poco encararse contra un alfa, no era la primera vez ni sería la última.
El chico de pelo rubio, Felix, saltó del sofá y también le dio un apretón de manos.
Vainilla, dijo su loba automáticamente, Y almendras.
— No olvidemos las viejas costumbres. Siento mucho que no podamos estar todos para recibirte, pero... Bueno, no sé cómo de familiarizada estarás con el tema del celo.
Más de lo que crees, quiso decirle.
— Sé algunas cosas. —alzó la cabeza hacia Seungmin, esperando que mantuviera la boca cerrada como había hecho hasta ahora. Se topó con unos ojos castaños y una expresión indescifrable, aunque había algo más que no lograba distinguir—. Un compañero de hace tiempo me explicó el funcionamiento y la jerarquía. —mintió.
— Genial, entonces no hay mucho más. Tu habitación está arriba, en el ático. No hay ascensor, pero seguramente alguien muy amable te ayudará con el equipaje. —contempló a Chan, que carraspeó.
— Sí, claro. —se hizo con el asa de las dos maletas. Diablos, era fuerte—. Después de ti.
Lis se apresuró a subir por las escaleras ignorando la mirada de Seungmin, cuyos ojos, por un momento, brillaron en tono aguamarino.
No solo era fuerte, sino rápido. Casi podía oír al líder respirarle en la nuca, presionándola para que siguiera subiendo sin pararse.
Chan, por su parte, trataba de no mirar demasiado. Falló incontables veces. La visión de la parte trasera de la muchacha y cómo movía las piernas al caminar le hacían difícil la tarea de escoltarla a un sitio "seguro". Seguro y lejos de él, y seguro y lejos de todos.
Hembra. Cubrir.
¿Su lobo se había vuelto loco? Qué quería, ¿matarla? Los humanos eran tan frágiles como los gamma, sino más. ¿Por qué tenía pensamientos tan obscenos con una completa desconocida? ¿Se le estaba escapando algo?
Chan, céntrate., se reprendió, Eres el líder por algo.
— Es aquí. —señaló con la cabeza la última puerta del rellano. Lis hizo girar el pomo y ambos entraron.
Era una habitación vacía de tamaño estándar con una cama de matrimonio en el centro. Tenía facilidades como un escritorio y un armario empotrado con puertas de desplazamiento horizontal que no quitaban espacio. El balcón de marco blanco daba a unas vistas hermosas de la ciudad en aquella hora del crepúsculo, haciendo que las paredes caoba se vieran mucho más cálidas. Era un buen sitio.
— Gracias por cederme una habitación, Chris. —comentó, absorta en el exterior—. Es perfecta.
— ¿Sí? Menos mal, temía que no fuera de tu agrado. Jung Han nunca vino a vivir con nosotros así que eres la primera en usarla. Siéntete como en casa. Mañana te pondremos al corriente de tu papel como mánager. Si tienes hambre, hay sobras en la nevera... Aunque también puedes pedir a domicilio.
Una parte de ella se ablandó ante la cándida carga de información que le estaba proporcionando. El líder era el ser más amable que jamás había conocido.
Dirigir a un grupo de híbridos no iba a resultar una tarea tan complicada al parecer, ¿verdad? ------------
» Capítulo 2 «
© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
#fanfic#lee know#lee minho#skz#skz x reader#stray kids#omegaverse#alpha beta omega#stray kids smut#stray kids imagines#seungmin#changbin#han#skz chan#skz smut#skz stay#stray kids omegaverse#abo dynamics
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𝑮𝒍𝒂𝒎 𝑭𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒍 𝒆𝒏 𝑫𝒆𝒕𝒂𝒍𝒍𝒆: 𝑼𝒏 𝑽𝒊𝒔𝒕𝒂𝒛𝒐 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝑳𝒐𝒐𝒌𝒔 𝒅𝒆 𝑩𝒊𝒍𝒍𝒚 𝑱𝒐𝒆 𝑪𝒐𝒃𝒓𝒂
¡Hola a todos! Bienvenidos a un nuevo post 💙🎸
La verdad, estoy disfrutando mucho este "proyecto", no solo porque me da la oportunidad de conseguir nuevos recursos para dibujar a Billy, sino también porque, finalmente, estoy compartiendo con el mundo lo mucho que amo esta serie. Además, me divierto creando cualquier cosa relacionada con ella y espero compartir esa misma felicidad.
Para ser honesta, no sabía bien cómo arrancar esto XD, así que disfruten del contenido (?
𝑻𝒆𝒎𝒂: 𝑷𝒍𝒂𝒚𝒂 𝒚 𝒑𝒊𝒔𝒄𝒊𝒏𝒂
Otro elemento fundamental en la vida cotidiana de Billy es su traje de baño. Tras analizar cada capítulo, noté cuánto lo utiliza...Y ES BASTANTE. Sin embargo, no quería centrarme únicamente en esta prenda. También quería incluir más outfits y accesorios que emplea en escenas en la playa, en la piscina o en cualquier contexto relacionado con el mar.
𝑬𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒍𝒍𝒂𝒈𝒆𝒔....
Nota: No sé ordenar JAJAJA, espero sea de ayuda.
¿𝑬𝒏 𝒅ó𝒏𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓?
• Episodio 11 "Pool Monster"
• Episodio 14 "Let's Do Lunch"
• Episodio 19 "Rock n' Home"
• Episodio 26 "For The Birds"
(Billy con el sombrero)
• Episodio 29 "Billy's Achilles"
• Episodio 35 "Billy, Billy, Billy, Billy, Billy"
(Googles e inflable)
• Episodio 37 "House Haunts"
(Billy sirena, googles y pataletas)
• Episodio 39 "Blair Wright Project"
(Escena de Billy con vida)
• Episodio 40 "Zombie Love"
• Episodio 41 "Summertime Rules"
(Billy 🤨)
• Episodio 42 "Merman"
(Billy vaquero)
¿𝑸𝒖é 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓?...
Esto es un poco más personal, así que puedes leerlo o ignorarlo. Aunque el traje de baño no es uno de mis looks favoritos, debo admitir que lo amo.
En cuanto a la escena del capítulo 39, decidí incluirla aquí porque, 1) no aparece de nuevo (lo voy a incluir en otro tema) y 2) aunque no estoy segura si es un short cualquiera o el mismo traje de baño, tienen un parecido, así que definitivamente tenía que estar en esta sección.
Por último, solo quiero mencionar que el episodio 42 está entre mis menos favoritos, debido al contenido extraño de Rajeev XD. Además, cuando era pequeña, este y otros dos episodios eran los únicos que siempre pasaban por televisión, lo que hizo que fueran HORRIBLES TIEMPOS en los que no podía ver más contenido de DTMG en el idioma latino. Actualmente la mayoría de los episodios con este doblaje son lost media y esto me DESTROZA por completo, porque realmente disfruto de ese doblaje :(.
Eso es todo, ¡gracias! ❤
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