#doce&trece
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yosoysofia · 3 months ago
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ID: Three gifs from Yo soy Franky each with a tumblr post from user "befuddled-calico-whump" on top. 1. Sofía and Franky hugging at their house. Post reads: "I'll destroy the world to protect you" but it's a parent/child relationship. 2. Paul turning around to look at Sofía with a soft look. They are at the Cyber. Post reads: "I hate everyone but I love you more than anything" but it's two best friends. 3. Doce getting angry at someone out of frame. Her brother holds her by the shoulder to bring her closer to him as to calm her. Franky also tries to push her back with a surprised look. Post reads: "You're the only one who can bring me back when I loose myself" but it's siblings. END ID
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versuasiva · 3 months ago
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velorio del amor de mi vida, papá (discurso)
lima, jueves 1 de abril del 2021.
buenas tardes con todos,
hace dos días tuve, el día más desgarrador y doloroso de mi vida a mis cortos veintitrés años, realmente no quería hablar. como saben me caracterizo por nunca dejar de hacer esto mismo, pero...hoy siento que se me agotaron las palabras. siendo sincera, sigo procesando, todo. hace unos días tenía a mi padre escribiéndome palabras de aliento, aunque el que las necesitara fuera él y hoy estoy hablando junto a su ataúd. mi papá es el amor de mi vida y no es un secreto. soy lo que el formó y así, ustedes a lo largo de mí existencia, han sido testigos de los detalles que nos dábamos públicamente, demostrándonos amor. desde videos en youtube, sorpresas musicales, hasta mi primera tesis “mi papá es el mejor del mundo” en su último día del padre. realmente fue una tesis tan seria como la universitaria que tengo que hacer. una tesis que me hizo pensar en lo realmente grandioso padre que es. una tesis que fue expuesta por mí, en la casa de mis abuelos y ustedes de testigo. a lo largo de nuestra vida hemos recibido comentarios como: “me encantaría tener un padre como el tuyo” “tu papá es el mejor” “que cariñosa y buena hija tienes” y así, eso nos retroalimentaba, reafirmándonos en el amor que manteníamos.
mi padre fue sostén, regla, refugio y medicina, para mí. no es un secreto que soy algo complicada pero increíblemente, existía una criptonita en este mundo y esa era él. papá fue padre, madre, amigo, psicólogo, maestro musical, entrenador y un gran desafío para mí. ¿cómo estar a la altura de un gran padre? simplemente, seguía mis objetivos y los iba cumpliendo, eso era su mejor recompensa, según sus palabras. mi papá fue buen hermano, músico, hijo y maestro. como cualquier persona, cometió errores, que luego, con acciones, hicieron que se disiparan en mí, cualquier repercusión de esta. mi padre me enseñó, muchas veces a la fuerza –jajaja- que la familia y el momento familiar, no se reemplaza por nada. aún recuerdo cuando tenía doce y trece, todos los domingos tenía clases obligatorias de música, primero la guitarra, luego el bajo, ukelele, batería y así. un profesor exigente diría yo. me enseñó que la rutina, estructura y disciplina, son el pilar, para cumplir mis sueños, ya que soy una gran soñadora, que vuela mucho y no sabe aterrizar muchas veces.
papá me enseñó la palabra confianza y aunque muchas veces terminé en una ducha helada por confiar mucho y sobrepasarme con mis arranques de ira, eran lecciones que felizmente, aprendí. papá fue un rockero increíblemente cariñoso y gracioso, un rockero que siempre será mí estrella favorita y que le ruego al destino, me topé con alguien con la pizca de talento y amor, que él tenía. papá no quería ser papá, pero cuando me vio por primera vez, supo que seríamos él y yo contra el mundo. y si, ahora tengo muchas referencias de películas en mí mente, sin embargo, el preferiría que mencione nuestras playlists infinitas o tal vez, alguna memoria divertida, como: cuando tenía diecisiete y tomé alcohol por primera vez, unos sorbos, llegué a casa, me olió y dijo: a bueno te gusta tomar, ok. ve a dormir. y dije “uf me salvé”. volvió con un balde de agua con detergente y me lo tiró, diciéndome “estás sucia”, me reí, se fue y dije “bueno ya, dormiré con mi hermana” pasaron unos minutos y volvió, con sólo agua, me lo tiró y dijo “para que te enjuagues” y me quitó mí recién comprado iphone 4. no volví a beber hasta mis veinte años. jajajaj. y así, mi papá sabía que los golpes nunca funcionarían en mí, ni mucho menos los insultos. mi padre se instruía todas las noches, en libros, meditaciones, consejos y dios (algo que me enteré hace muy poco). algo que recordé ayer , mientras hablaba con mi hermana, es el pacto que hicimos, como jugando, que hoy, es una realidad y aunque suene extraño, espero que siga hasta la eternidad, hace unos años, mi padre y yo, vimos una película sobre “que hay después de la muerte” seguidamente, me preguntó: valerie ¿cómo te comunicarías conmigo, si no te puedo ver (muerte)? y yo respondí riéndome: a través de la luz, obvio, para asustarte, jajaja y que sepas que estoy ahí y si estoy de buen humor, haría como luces de discoteca jajajaj, y pregunte: “¿y tú?” y el sonriendo me dijo: “que es lo que más nos une? la música, pues. imagínate que vas a una cita y coloco una música de tu infancia o una de nosotros jajaja, como vas a viajar por el mundo, imagínate en australia, españa o estados unidos en algún centro comercial, con amigos nuevos o tu familia y que suene una canción de mí banda, una nuestra o la que te dediqué” yo repliqué: “ay papá, ya no comiences, que si me imagino sin ti, voy a empezar a llorar” recordar eso, ayer, mientras lo sentía a mí lado, sentada en el piso, de fondo nuestras músicas, fue simplemente consolador y espero que ese pacto siga hasta volver a reencontrarnos.
recuerdo a mí papá, faltando al trabajo para no dejarme sola en los días de las madres del colegio y en el día del padre, siendo el cabecilla para organizar todo. recuerdo a papá dándome un abrazo cuando mis lágrimas de niña preguntaban por mamá. recuerdo a papá, tratándome de enseñar a perdonar, algo que aún tengo pendiente. pero sobre todo recuerdo a papá en sus últimos años, siendo mejor amigo de mamá, como dándome una gran lección de amor, perdón y esperanza. alimentó estos últimos años, junto con mamá, mí idealización de amor, familia y complicidad. papá y mamá juntos por primera vez en mí vida consciente, fue lo mejor que me pudo regalar, escuchar por primera vez “la comida está lista” “vamos a comer en familia” “mamá a cocinado”. nunca entenderé el propósito de dios, ni mucho menos lo juzgaré, sin embargo, hoy, me rindo ante él, porque se ha llevado absolutamente toda mi vida. muchas veces, tomé decisiones que no debía, muchas veces probablemente lo decepcioné, pero me quedo siempre con lo último que me dijo y a lo largo de mi vida, me repetía: “te amo valerita, eres mí orgullo más grande, mi primer amor”. gracias a la vida y sus perfectas historias, no me quedo con nada que decirle, porque se lo dije todo en vida y se lo demostré, pero si me quedo con todo el amor y mi futuro por delante, que se va cumpliendo como el deseaba, de sus frutos, mi accionar y su amor. después de hoy, no soy más una niña que hace rabietas para conseguir lo que quiere, hoy me convierto en lo que él me enseñó: una mujer, con estabilidad emocional, independiente que cumple sus sueños, o al menos, voy a luchar y tratar de ser mí mejor versión, aunque eternamente tenga un luto. pero por favor, no lloren, aunque es inevitable, recuerden que diría mí padre: “no me gusta verlos llorar”. mi papá luchó hasta el final, está con una sonrisa, siendo parte de nosotros ahora mismo, porque, él me enseñó alguna vez, esto: “nuestro amor es como el aire, no se ve, pero se siente”. y ya para terminar, quiero agradecer a todo aquél, que está aquí, a pesar de las circunstancias, hoy no voy a cantar a su lado como de costumbre y realmente no sé qué pase mañana, pero... nunca lo olviden por favor, nunca olviden que existió en la tierra, un ser maravilloso, un padre excepcional y alguien que siempre estará con nosotros, mientras su recuerdo persista. te amo hasta la eternidad papá, sé que estás acá, porque te siento y en cada música conversamos. te amo hasta volvernos a reencontrarnos, allá, en el muy, muy, lejano. gracias.
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me a costado tres años, escribir este texto, algo que me debía, le debía a él y a todo aquel que me lee desde hace un tiempo, siguiendo mi historia. traté de recopilar todas las grabaciones y memorias de ese día para ser lo más fiel posible a la versión original. sólo espero que si me están leyendo entiendan que este texto, se lleva parte de mí, de mi historia, de la gran relación con mi padre y por fin, luego de tres años, muchos poemas, narraciones y escritos, le puedo decir adiós de la manera más digna, al momento más doloroso de mi vida. quiero añadir, que a la actualidad, mí padre siguió cumpliendo su promesa, se comunica cada cierto tiempo y sobre todo en fechas especiales, cuando estuve en portugal, valencia, madrid y francia. lugares sumamente extraños algunas a solas y la mayoría con personas que ya conocían la promesa y de repente, mi padre, en el momento más aleatorio, hizo demostración de nuestro amor y conexión que sólo dios, él y yo conocemos, gracias a eso, las personas que me acompañaron en esos maravillosos y conmovedores momentos, entendieron, lo incompleta que quedé luego de su pérdida. pero que gracias a él mismo y dios, tengo los dones hermosos de seguir comunicándome a través de la música y la escritura. así que, sin más, gracias por leer.
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krnsluvvie · 1 year ago
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love at first, love at second, love at last
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summary: sae had chosen his career and that was shortly followed by his and y/n's separation. three years pass by and amongst all the lurking and stalking each other's socials, sae is suddenly found back in their hometown. old feelings are resurfaced, current ones are questioned and a whole load of future ones are found in a blur.
pairing: sae itoshi x gn!reader
status: completed!
genres: exes to lovers, hs/uni au
warnings: swearing, sexual and death jokes, extreme gen z slang, tiktok references (=overall goofiness)
taglist: closed
before you start: my first smau so pls excuse any typos, mistakes etc + don't mind the timestamps unless stated otherwise
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PROFILES!
yn's squad
sae's squad
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CHAPTERS!
ACT I - THE PAST YOU CREATED
uno: ...¿viste a quién?
dos: ¡ayúdame! (+ wc: 0.9k)
tres: quiero decirte...
cuatro: te echo de menos
cinco: no te vayas
seis: buena suerte
siete: dime (+ wc: 0.8k)
ocho: la importancia
nueve: el cuidado del niño
diez: nuestros recuerdos (+ wc: 2.8k)
ACT II - THE PRESENT YOU YEARN FOR
once: fue mejor
doce: el día d (+ wc: 1.3k)
trece: el ganador
catorce: tus excusas
quince: el pedazo de mierda (itoshi sae)
dieciséis: me has entendido mal (+ wc: 1.8k)
diecisiete: mi trato, tu trato
dieciocho: de vuelta a ti
diecinueve: mi corazón es tuyo (+ wc: 2.3k)
veinte: la incertidumbre
veintiuno: obligando por el fucking contrato
veintidós rompiendo el hielo (+ wc: 1,6k)
veintitres: te perdono (tal vez) (+ wc: 0.9k)
veinticuatro: entrando en calor
veinticinco: finalmente, tuyx (wc: 2,2k)
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lockedtranslation · 21 days ago
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El misterioso estudio del doctor Sexo
—Para mí, cuenta como la primera vez que los sorprendimos —decía el custodio cada que se lo recordaban.
En ese entonces solo era un académico. Yo tenía trece años y nueve meses y él tenía trece años y seis meses. Decir «sorprendimos» era correcto. Un nigromante dotado de trece años en la biblioteca no genera interés. Todos los nigromantes de la Sexta Casa son dotados. Incluso la presencia de los muy inteligentes es señal de que el sistema funciona como fue diseñado. Pero en la Sexta, cualquier nigromante —de trece años o no— que pueda resolver un problema con su corteza prefrontal y nada más va a provocar comentarios.
Sin embargo, se equivocaba al decir que fuimos «nosotros». Estábamos sentados en mi litera cuando empezó. Eso es todo. Recuerdo que ya estábamos demasiado grandes para ella y él no se podía sentar derecho porque su cabeza rozaba con la cama de arriba. La litera medía un metro de ancho, dos metros de largo y ochenta centímetros de alto, un cuerpo y medio según la medida del Imperio, y él ya medía un metro sesenta. Estaba revisando sus números y yo leyendo una carta. Reproduciré tanto de la carta como me sea posible.
Para mis queridos amigos: Les escribo esto desde PRISIÓN. Tenían razón cuando dijeron que masajear las paredes alveolares con el intercostal ayudaría, pero fue demasiado poco y demasiado tarde. Esto es mi culpa. Sí presté atención a los diagramas, PERO me tomó un tiempo entender cómo llevar el fluido a mi cavidad pleural y puede que haya empeorado las cosas. Lo siento, doctor. Loro viejo no aprende a hablar. Practico diariamente así que no me reprendan. Para no hacer el cuento largo, no gané la discusión y ahora estoy en la casa de Pro y Mia y TODOS mis peores miedos se volvieron realidad. Si sus pobres hijos respiran demasiado fuerte los llevan atrás y los decapitan. Susurran al jugar y caminan de puntas. Esto es lo opuesto a lo que quiero, dado que deseo ruido. Todos me aman, aunque eso dice menos de mi capacidad para ser amado y más sobre la poca compañía que les llega tan lejos de Cypris. Aquí en la montaña es hermoso, pero se desperdicia el paisaje en este viejo correspondiente. El mayor tiene la misma edad que tú y C y me trae flores. Es una criatura bendecida y el único con aptitud. Esto significa que desgraciadamente es un chaparro y sus hermanos todos son más altos que él, excepto por el de tres años. Una tragedia. Es comprensible que lo haya adoptado como mi hermano menor y que abiertamente me maraville con todas sus ofrendas, en su mayoría rosas o tazas de té. No tengo el corazón para decirle que desearía que me trajera cualquier otra cosa, tal vez revistas externas o cigarros. (ESTO ES UNA BROMA)
Puedo reproducir la carta porque todavía la tengo. Conservé todas. Él no tenía la necesidad de hacerlo. Palamedes recuerda todo lo que ve.
—Ciento cuarenta y uno —dijo cuando terminó.
—No. Ciento treinta y cinco.
—Cam, eso no puede ser posible. ¿De dónde estoy sacando los seis puntos adicionales?
Cuando me pasó sus calificaciones del módulo encontré el problema bastante rápido. Me había familiarizado con todos los reajustes. Yo ya estaba en el flujo de educación física y no tenía que preocuparme por ajustes. El diagrama de flujo de la Sexta Casa para los espadachines que entran al Séquito es la única cosa que el comité no cambia, no hay requisitos para linaje o ascensos. Los requisitos de linaje en la Sexta serían una pérdida de tiempo. Las tablas de parentesco se hacen más estrechas año tras año. Nací con cuatro niños en mi generación aptos para producir hijos conmigo. Palamedes tenía a dos.
Un poco de contexto sobre por qué tenía tiempo libre. En ese punto, solamente contaban dos cosas en el Capitel del Espadachín. La primera era qué tan competente eres, y era la menos importante de las dos. Ya no es así. El custodio fue el primer maestro custodio que interfirió con el Capitel en miles de años. No dice nada que a los doce años ya era una de las mejores en la Sexta, aunque nadie lo sabía más que yo. Los demás sabrían que era la mejor cuando cumpliera quince. Incluso entonces, no tendrían ni idea.
La segunda cosa, la más importante, era tu potencial de alcance genético. Cuando era niña, todos los espadachines eran categorizados en tres unidades, aunque si no eras de la Sexta no estarías al tanto de ellas. ¿Atractivo y competente? Te ponían con los Alejandritas. Les daban recomendaciones del Séquito para que los desplegaran fuera del sistema. ¿Competente? Epeidas y una referencia general. ¿Solo atractivo? Los Nireidas, que siempre iban a las reservas fuera de mundo. Hay que esperar mucho en las reservas. Muchos nigromantes malhumorados sin nada que hacer. Muchos soldados que no fueron elegidos y que hacen una misión por su familia o porque pensaron que sería divertido. Añade a soldados de la Sexta Casa en lo más alto de su rendimiento físico, cuyo último examen fue memorizar poesía erótica. Dicen que es una masacre.
No crean que entrar a los Nireidas no es la gran cosa. Es un honor de la Sexta Casa. No nos importa la habilidad con la espada, pero siempre nos importa diversificar el patrimonio genético.
El custodio solía bromear que los Alejandritas me llevarían. Era su manera de darse un cumplido. Si no fuera su caballera hubiera trabajado en la sección de datos.
—Aquí está. No puedes ser adepto del Cuarto Anillo y practicar Telemetría de manera simultánea.
—Por Dios, ¿qué? Ese no solía ser el caso. ¿Es el último reajuste?
—Creo que sí. Los modera el mismo comité examinador.
—Sí, ¿y? ¿A quién le importa?
—Viola la nueva rúbrica sobre el conflicto de los examinadores. Te inscribí a Telemetría, no al Cuarto Anillo. Son seis puntos menos. Lo siento, académico.
Se quitó los lentes. Era el infierno con anteojos. Solía doblar las varillas hasta que los lentes quedaban diagonales en su cara.
—Esos son seis puntos que no puedo perder. No tiene tiempo, Camilla.
Estaba a punto de decirle que tendría que quitar «Resonancia de transformación de huesos», lo cual hubiera terminado en una discusión, pero alguien tocó en la litera. Abrimos la cortina y nos asomamos y vimos que era la archivista Zeta, así que guardamos todo inmediatamente. La archivista Zeta no visitaba los dormitorios juveniles.
Describir a Juno Zeta como era en ese entonces sería ridículo, porque es la misma Zeta que es ahora. Muy alta, de edad entre cuarenta y sesenta. Castaña enfrente, pero de color gris en los extremos del cabello, recogido con pasadores negros en la base del cráneo. De mejillas redondas y ojos gentiles. Voluble. Feliz como un niño. El custodio siempre decía que era una fachada muy siniestra e inapropiada para su cerebro, que requería pasta térmica para evitar el sobrecalentamiento.
No gastó ni un segundo. Nos entregó una tabla sujetapapeles. Solo tenía un papel para copia azul recién hecho, todavía estaba caliente del estampador.
—Académico, tendrás que firmar y poner tu huella. Aspirante, solo necesitas firmar. Te llevo como mi agregada. Apúrense, ambos, me muero de la emoción —dijo.
El custodio quedó inmediatamente fascinado.
—Le aprobaron esto rápido en el comité —remarcó y se cortó con la púa del sujetapapeles—. ¿Es un registro de la Casa?
—Llevo más de una hora en las oficinas de Arqueología. Me escabullí de los secretarios —dijo la archivista.
Sus ojos oscuros brillaban. Estaba tan emocionada que sus mejillas se sonrojaron.
—No iba a dejar que nadie más lo robara de mis manos. Llevé a Caspar conmigo para que pudiera firmar la maldita cosa en el momento que me dieran el sello. Me lo debe desde que cubrí su supervisión de examen del periodo pasado cuando estaba reescribiendo sus pies de página. De cualquier manera, corrí hasta aquí. He tenido esto en mi calendario desde hace cinco años y tengo que ser la primera que pase por esa puerta.
—¿Revelación? —dije. Una suposición fundamentada, dado el formulario azul.
—Sí, es una historia muy triste, de hecho. Arqueo trató de extender su orden antes de que Recolección se lo llevara. La habitación en cuestión lleva cerrada más de cuatrocientos años. Y es verdad que los Arquis no han podido hacer mucho con ella.
»La maestra académica Marygold Shasta la tuvo bajo su heredad y se rehusó a dejarla porque tenía muchas ganas de examinarla, pero sus ojos eran más grandes que su estómago. Dios sabe que tenía suficientes cosas por hacer y no pudo hacer mucho en sus últimos años. Una mente brillante hasta el final, pero ese tipo de psicometría granular la agotaba.
»Pero le dijeron que no a que Arqueo transfiriera la orden ahora que ya lleva diez años que murió y las limitaciones expiraron porque… ¡por Dios! No me dejen hablar. ¡Si todavía no han firmado me iré sin ustedes!
Pero ya habíamos firmado ambos y nos habíamos puesto nuestras batas exteriores y las cubiertas palinoestáticas sobre nuestros zapatos para no mezclar las huellas talérgicas en el polvo. Recuerdo que los pasillos fuera de los dormitorios estaban llenos ese día. Los pasillos siempre estaban ocupados, porque inevitablemente llevaban a los huéspedes de la biblioteca para admirar a las viejas pantallas. Cuando tenía 10 años, nos pusieron en la lista de turnos para limpiarlas y mi admiración por las pantallas viejas murió rápido. El custodio y yo tuvimos una reacción alérgica con el limpiador de paneles. No pidió que lo cambiaran de responsabilidad porque quería estudiar su dermatitis por contacto.
Los pasillos estaban llenos ese día porque había algo que ver aparte de impactos de roca espacial o las escarpas. Muchos niños estaban pasando su tiempo viendo a los adeptos hacer mantenimiento de rutina. Yo solía verlos. Le adhieren umbilicales a los sirvientes esqueleto y los mandan por las compuertas. No se puede hacer cuando el viento sopla fuerte desde Dominicus, así que tiene que ser cuando la temperatura va en descenso. Una pasta térmica de color brillante cubre a los constructos. La pasta térmica de la Sexta es orgánica —termalosa, hecha de grasa— para que los adeptos puedan manipularla a través del cordón. A los niños más pequeños les gusta ver cómo limpian, con la esperanza de que las líneas se enredaran y todos terminaran en un nudo color neón. Ese es el entretenimiento de la Sexta Casa. El custodio dijo que todo el sistema de limpieza necesitaba modernizarse, empezando con traer un experto de la Novena Casa. Nunca llegó muy lejos en el Organismo de Supervisión con esa propuesta.
La archivista Zeta estaba impaciente al pasar por la multitud.
—Como decía, el estudio era de la académica Shasta. Mi viejo tutor lo quería, porque el tutor de su tutor estudió con el hombre en cuestión —un proyecto por amor al arte— vamos a ver a Caspar y a los demás ahí y siempre has dicho que quieres ser parte de una apertura y ya eres académico así que no veo por qué no deberías.  Tú también, aspirante, cumpliste con los requisitos. Ah, ¿cómo está tu padre? —dijo, después de empujar a un niño de siete años.
Esta pregunta no era para mí.
—Disfruta el ser padre. Más bien debería decir, disfruta evadir ser padre. Solo está supervisando disertaciones… y medio año de Historia Inmediata, por supuesto. También tiene sus propios proyectos —dijo Palamedes.
—Solo el Rey Imperecedero sabe cómo lo hace. Cada que digo que aplicaré para un sabático, alguien en mi departamento muere con todos sus asuntos fuera de orden. Siempre son los nigromantes los que se sorprenden de morir. Uno creería que ellos más que nadie tendrían un poco de cabeza para pensar sobre su propia mortalidad…
»¿Les dije que tuvimos que traer a alguien que hablara con espíritus para preguntarle a Carolus donde había dejado sus marcas? ¿Sí? Estaban en la bolsa por fuera de su mochila de documentos. En todo caso, dale mis saludos a tu papá. Camilla, veo a los tuyos todo el tiempo, así que no preguntaré sobre ellos para actuar como si estuviera sorprendida…
—Archivista, ¿a dónde vamos? —dije.
—Vamos abajo. ¡Al estudio del doctor Sexo! —dijo, uniendo sus manos.
El custodio me miró. Miré al custodio. Recuerdo que decidimos no decir nada.
—Donald Sexo. Doctor Donald Sexo. ¿No han oído hablar de él? Mucho antes de su tiempo. Fue consagrado en el Jardín de Cobre por su trabajo en psicometría pos-Resurrección.
»Cuando murió, el Emperador mandó una carta con sus condolencias, la cual solía estar en un plinto al lado de su ataúd. Lo tuvimos que quitar de la luz. Algunas personas se quejaron y dijeron que lo deberían de mover al Mitreo de primera instancia, pero es absurdo, Dios nunca conoció al hombre.
»En todo caso, nunca terminó su proyecto final, el cual tiene un estado mitológico en algunos círculos, incluso fuera de nuestra Casa. Ni siquiera abrimos su estudio para un embajador de la Quinta hace dos siglos. Estaba tras la pista de un teorema que improvisó con algunos objetos de Sexo.
»Al final, todo lo que pudo hacer fue ir al ataúd y tratar de hacerle al fantasma algunas preguntas, pero Donald era demasiado inteligente como para regresar… Demasiado correcto. Creo que deberías dejar a una persona en paz después de que ya lleva enterrada varias décadas.
»Me enferma pensar en que algún idiota trate de sonsacarle información a mi fantasma sobre mi aparato crítico mucho tiempo después de que ya haya olvidado lo que era. Ahora, solo piensen… ¡El estudio del doctor Sexo es nuestro!
Decidimos no decir nada de nuevo.
—¿Solo es un estudio? Pensé que sería un laboratorio, por lo menos —dijo Palamedes.
—No. Abrieron esa vieja cosa cuando todavía era una niña. Los Incunables todavía tienen sus sucias manos metidas en él porque era un ala vieja de la biblioteca. Lo he visto. Un lugar horrible y macabro. Aparentemente, su estudio era mucho más moderno. Cuidado… escaleras.
Había muchas escaleras por bajar. El estudio sellado del doctor Donald Sexo solo estaba un piso arriba de la base de la biblioteca. Yo estaba bien. Al custodio le faltaba un poco el aliento. Las credenciales de la archivista Zeta nos ayudaron a pasar una de las puertas automáticas y luego solo fueron corredores simples que llevaban al estudio. Los pasillos eran tan estrechos que tuvimos que caminar en una sola fila. Al estar tan cerca de la base de la biblioteca, las paredes eran muy gruesas. Incluso los ruidos tectónicos del volcán que el Emperador Imperecedero alzó de la muerte durante la Resurrección llegarían hasta ahí. El custodio preguntó por el lugar.
—Esa es una de las razones por la que los Arquis pudieron extender la orden durante tanto tiempo. Nadie quiere este espacio —dijo la archivista Zeta—. No cambiaría mi hermosa oficina del Osario por esta… Ah, bien, todos están aquí.
El equipo de cuatro personas de la archivista estaba afuera de la puerta, esperando debajo de una placa que leía «D. SEXO». Se veían tan encantados con la idea como su líder y todos se dieron un apretón de manos a manera de felicitación. Nadie parecía estar sorprendido de que el custodio y yo estuviéramos ahí. Sabían quién era Palamedes Sextus.
—Ya terminaron de revisar si había sellos de protección. Podemos proceder. Juno, ¿quisiera los honores? —dijo uno de ellos.
—¿Qué si los quiero? —Y cortó la cinta que tenía escrito «DEPARTAMENTO DE ARQUELOGÍA» y metió la llave al cerrojo.
—La llave encaja y la puerta responde. Escribe eso en el registro —dijo la archivista Zeta y abrió la puerta.
Todos entraron. Era un espacio más pequeño que una oficina moderna de la biblioteca, debido a las paredes gruesas y el hecho de que cada pared disponible estaba abarrotada con estantes. Hileras de libros del techo a la pared apretaban el ya reducido espacio. Debieron de succionar el aire de la habitación en algún punto de los últimos cuatro siglos para el mantenimiento de la base, pero aun así estaba lleno de polvo.
—Todavía debería tener el cableado. Voy a prender la luz, archivista —dijo alguien, y un foco iluminó la escena.
Aparte de los estantes, el estudio tenía un escritorio sólido grande y anticuado, con un endeble revestimiento para que pareciera madera, y un teclado electrónico en lugar de cerrojos para los cajones. Había unos bultos grises que probablemente eran un sillón y unas cuantas sillas, cubiertas para que no se llenaran de polvo.
—Está bien caminar y respirar. No nos pondremos mascarillas. Dejen las firmas talérgicas que quieran, pero no tenemos permiso para tocar nada hasta que nos aprueben la examinación. —dijo la archivista Zeta.
El custodio se detuvo en el umbral. Tenía una mirada que conozco bien.
—Archivista, ¿el doctor tenía huesos para realizar observaciones? —dijo.
—¿Qué? No. Él lidiaba con blandos. Aparentemente no era muy adepto de los huesos. Ty, ¿hay huesos en el manifiesto?
—Algunas incrustaciones en los libros y los estantes —dijo uno de los miembros del equipo.
—Entonces presento para su registro: dos esqueletos de manos en el escritorio —dijo el custodio con cortesía.
Esto causó consternación inmediata. Todos se hicieron hacia adelante para ver. Seis personas amontonadas, tratando de no tocar nada, era mucho para que cupieran. Me mantuve alejada, pero tuve una buena examinación inicial.
El custodio tenía razón. El escritorio no estaba saturado para los estándares de la Sexta Casa, pero tampoco estaba ordenado. Donald Sexo dejó sus herramientas un día y nunca regresó a organizarlas. Había una pila de papeles en una bandeja de aluminio, un portaplumas pesado y un secante para sellos. Todos estaban en ángulos respecto a los otros. Uno de los cajones estaba abierto, vacío a excepción de un pañuelo de papel arrugado. Sobre el secante descansaba una esfera marrón, perfectamente circular a excepción de un segmento largo que estaba listo para que lo presionaran y se uniera a sus hermanos. En la luz, era muy similar a la madera. Al lado de la esfera y el portaplumas había, tal como mi nigromante había señalado, dos manos esqueléticas.
No había rastro de grasa o músculo. Los huesos de los dedos, palmas y muñecas todavía estaban intactos hasta los segmentos del carpo, donde terminaba de manera repentina. Ante mis ojos, de manera desigual. Por lo menos, no limpia. Estaban esparcidas en el escritorio, suplicando hacia el techo, con los huesos de la palma pesados. El marfil tenía una cubierta mate naranja bajo la luz de la lámpara.
—Caspar, Ty, al frente. Todos los demás, por favor, váyanse al fondo. Escriban en el registro que encontramos restos —dijo la archivista.
—Alguien busque más huesos en la habitación —dijo otra persona.
—La mitad de estos libros están incrustados. Buena suerte sin equipo.
—Si la habitación fue aspirada, la talergía restante se debió de haber ido, ¿correcto?
—No siempre es el caso. No estuvo expuesto al espacio profundo.
—El Dios Imperecedero los resucitó con globos oculares por una razón, niños —dijo la archivista, con una alegría afilada.
Ya había revisado la habitación. No vi más huesos, pero como no teníamos autorización para quitar las cubiertas de las sillas, no la llamaría una revisión profunda. El custodio dio un vistazo, pero siguió mirando fijamente a las manos, luego al piso y luego al techo. Lo dejé solo. El equipo estaba debatiendo si tenían o no permiso para levantar la alfombra cuando la archivista habló.
—Suficiente. Anoten que no hay más restos inmediatamente visibles. Julia, por favor utiliza la psicometría en las manos.
—¿Qué? ¿Yo? Archivista no tengo tanta aptitud como usted.
—Eres mejor que yo con lo orgánico, corazón, y quiero precisión.
El miembro del equipo se quitó el guante de la mano izquierda, relajó su mano y se acercó a tocar el conjunto de huesos de la izquierda. No estaba lo suficientemente cerca para ver qué hueso tomó entre su pulgar y su índice. Fue uno arriba de los huesos metacarpianos.
—¿Alguien tiene gel? Esto no puede ser correcto —dijo, eventualmente.
—No emitas juicios. Dime lo que observaste —dijo la archivista.
—Son doscientos años —dijo Julia.
—No puede ser. Esta habitación lleva bajo llave cuatrocientos sesenta años —dijo alguien más.
—En serio estoy obteniendo doscientos años. Ojalá tuviera un conductivo, pero no traje.
—¿La aspiración… no sé, afectó la degradación talérgica?
—Eso no hubiera cambiado la medida de la corteza. Las capas de un hueso pueden complicar una lectura, pero estamos hablando de discrepancias de un solo dígito, no de centenas. Por eso no soporto a los huesos. Son bestias horrendas —dijo Juno.
—Tome —dijo el custodio y ofreció un peque��o envase de gel sensorial que tenía en el bolsillo del pecho de su bata. Siempre fue muy organizado, incluso en ese entonces.
—Bendiciones para el muchacho —dijo la archivista Zeta y Julia inmediatamente se aplicó el gel en el pulgar e índice.
Volvió a tomar los huesos y, después de un momento, quitó sus dedos. El hueso quedó brillante y blanco de dónde lo tocó, como si lo hubiera limpiado con el contacto.
—Estaba en lo correcto. ¿Qué? Doscientos diez, máximo.
Todos hablaron al mismo tiempo, a excepción del custodio y a excepción de mí.
—¿Qué es eso? ¿Formulario rojo? No traje ningún formulario rojo. ¿Ustedes?
—Ya no es el formulario rojo. Los huesos incidentales se pueden registrar bajo los verdes.
—¡Huesos incidentales!
—No, ya es rojo de nuevo. El papel verde usa más tinta.
—Esto es ridículo. Va a resultar que mantenía los huesos sin registrar de su sobrino en el escritorio, o algo así, y no los pusieron en el manifiesto. Siempre resulta así.
—Su sobrino, ¿que nació doscientos años después de que murió? Piensa un poco.
—Esto era mucho más fácil cuando solo usabas el formulario blanco para todo y le agregabas un pedazo con color hasta abajo cuando lo entregabas —dijo alguien del equipo.
—No para el personal de admin. Los entiendo —dijo alguien más.
—¡A quién le importa admin!...
—Oye, eso no es muy…
—Cállense, todos. No es un baile de debutantes de la Tercera Casa —dijo la archivista Zeta y todos se callaron.
—Sí, es el formulario rojo. Sí, necesitaremos a algún villano de Arqueo para que apruebe esto, así que consigan a uno. Por favor, traten de no traer a alguien que esté haciendo trabajo sucedáneo en el entierro de la Sexta. No quiero que mi amado estudio caiga en las garras del poder extranjero de nuevo. Es nuestro. Lo ganamos de manera limpia y legal. Me quedaré aquí para vigilarlo en lo que consiguen los formularios y también unas bebidas calientes, por favor. Será un proceso largo —dijo en el silencio resultante.
—Juno, usted no tiene que ser la que se quede —dijo alguien más.
—El capitán se hunde con la nave, saben. Además, tengo a Palamedes y a Camila para que me hagan compañía. Traigan un montón de formularios rojos, por favor… No, yo sé que no hay que hacerlas tres veces, pero todavía no sé como llenar los rojos de manera correcta, y seguramente haré algo mal —dijo con énfasis.
Cuando el equipo de Recolección se fue del estudio, dejando la puerta abierta, la archivista Zeta habló.
—No se tienen que quedar a hacerme compañía. No va en contra del formulario de autorización si van y se preparan o se toman un descanso para cenar.
No tuve que responder.
—No. Cam y yo nos queremos quedar. Esto es interesante. Archivista, ¿puedo echar un vistazo? —dijo el custodio.
—Con mi bendición —dijo—. Terminaré el reporte inicial. Sabes que no debes tocar nada, pero no te vayas a tropezar. Esta alfombra se ve letal.
La archivista se posicionó en la entrada para tener un lugar donde escribir y recargarse de manera segura. El custodio, tal y como esperaba, me llevó a una esquina.
—Cam —dijo—. Esto en serio es bizarro. El estado del escritorio me dejó perplejo. ¿Viste bien las manos?
—Sí. Los huesos de la muñeca están desiguales.                   
—Y hay mucho más material en el radio de la derecha. Diría que se partió, pero necesito verlo de nuevo. ¿Viste los pernos?
—¿Pernos?
—El peso en las manos estaba en las palmas, Cam. Ese no es el centro de gravedad normal. El radio estaba jalando hacia el hueso grande. Te apuesto toda mi mesada de dulces a que lo clavaron.
Sus ojos brillaban. Dudé con la apuesta.
—Los huesos están descoloridos —dije.
—Sí. Lo noté. Naranja. ¿Teñidos?
—Se cayó cuando lo tocaron —dije y el Custodio parecía genuinamente sorprendido.  
—No lo noté. Estaba muy ocupado viendo… bueno investiguemos de nuevo. ¿Vamos?
Investigamos de nuevo. Ya tenía años que cargaba con una linterna de bolsillo. Nos agachamos cerca de la mesa. De cerca podía ver que el radio de la derecha estaba dentado al final, al igual que el cúbito. Palamedes alumbró desde un lado de los huesos. El espacio entre los huesos y el escritorio no era significativo, pero el haz iluminó un brillo metálico entre los bultos. Igual, redondo y regular, del tamaño de la uña de mi pulgar. La cabeza de un perno. Evidencia clara de que el constructo había sido clavado. Nos levantamos.
—Pero eso quiere decir…
—Sí —dijo el custodio—. Obtengamos más evidencia. ¿Qué pasa con la decoloración?
A la luz de la linterna, la decoloración en los huesos de los dedos era más evidente. Eran muy naranjas, con un tono más oscuro donde había abolladuras en los huesos. La concentración más grande estaba en los nudillos y las líneas entre los huesos de la palma. El revestimiento también estaba manchado ligeramente de naranja, como un reflejo, donde el hueso tocó el escritorio. El único lugar con un color de hueso normal estaba donde el miembro del equipo llamado Julia apretó la falange del pulgar. Todavía tenía la grasa del gel.
—Aparenta menos de doscientos años.
—Sí. Algo retrasó el proceso de oxidación —dijo el custodio. Tenía su expresión de pensar.
—Dijeron que desoxigenaron la habitación.
—Esas son unas horas cada vez durante siglos.
—Si los huesos fueron clavados para mantenerse unidos, tiene sentido que también los hubieran tratado.
—Lo hicieron.
Alumbró las puntas de los dedos con la linterna. En la luz tenían un reflejo de un naranja mucho más brillante que el resto de las extensiones de falanges.
—¿Ves esos distales? Siempre tienen más capas, porque son frágiles. ¿Qué más notas sobre ellos?
Al custodio le encantaba enseñar. Siempre le gustó. Yo fui un experimento temprano. Tomé la linterna y me recargué en él para poder acercarme sin tocar el escritorio. Sostuvo mis hombros para que pudiera analizar las puntas distales. El rayo distinguió la capa brillante donde antes se les había dado una capa extra de conservante. Pero no fue hecho de manera igual. Estaba más delgada en la parte superior, donde los dedos apuntaban hacia el techo, y había partes como callos donde el sellador se había desgastado. No parecía como una fragilidad por enfermedad. Parecía que algo había corroído el hueso. Cuando dije esto, me jaló de los hombros y se me quedó viendo.
—Tengo que empezar a cargar con un microscopio —dije.
—Sí, claro, pero… ¿«corroído»? Eso sugiere… —Me sacudió de los hombros—. Cam, hiciste un descubrimiento. Estaba pensándolo de la manera incorrecta.
—¿Lo hice?
—Eres absolutamente brillante.
—Excelente.
—Eres un genio.
—Bien. ¿Por qué?
—Todo se revelará en su momento —dijo y me quitó la linterna—. Pero necesitamos un punto de acceso. La puerta estaba sellada. Pero tiene que haber otra abertura si aspiraron…
El custodio dirigió el rayo de luz de la linterna directamente arriba de nosotros. Muy bien camuflada en el techo, estaba una rejilla. Parecía la ventilación de un aire acondicionado antiguo. Levantó su voz.
—¡Archivista!
—¿Sí?
—¿Hay un túnel de servicio encima de la habitación?
Para darle crédito a la archivista, ni siquiera parpadeó, ni preguntó por qué queríamos saber.
—Un momento. Traje un mapa de este nivel, por si acaso. Los de Arqui son basura y nunca muestran nada.
—Claro que lo trajo —murmuró el custodio.
—Vengan a ver.
Salimos al pasillo con ella. El mapa de encima del estudio mostraba una red de túneles interconectados para compresores y secadores de aire.
—Sí, justo aquí —dijo la archivista, poniendo su dedo en el mapa—. Pusieron un acceso hace cien años cuando empezaron a renovar el sótano. Hay una puerta al lado de las escaleras, pero necesitarán el código de mantenimiento. No se preocupen, los memoricé todos antes de venir.
—Por supuesto que los memorizó —murmuró el custodio.
—Solo nos tenemos que asegurar de que sea seguro recorrerlos.
—¿Hay atmósfera?
—No siempre, tendríamos que revisar la pantalla.
—De acuerdo, porque si estoy leyendo este mapa de manera correcta, ¿hay un escape conector afuera de la biblioteca? —dijo el custodio.
—Justo en el blanco —dijo la archivista—. Ahora, el contexto para las preguntas, por favor. Yo estoy a cargo aquí.
—Archivista, queremos acceder al túnel justo arriba del estudio.
—¿Queremos?
—Sí —dijo el custodio—. Porque estoy bastante seguro de que, si vamos ahí, encontraremos más huesos.
La archivista Zeta lo vio y su mirada se tornó de acero.
—Palamedes —dijo—. Esto irá en el reporte escrito. No puedo abrir una puerta de mantenimiento sin registrarlo y el órgano revisor querrá saber mis razones. Puede que solo tengas trece, pero estás usando la bata del académico. Me veo en la obligación de preguntar. ¿Estás seguro? Porque si no lo estás, es tu reputación y la mía en juego, a pesar de tu edad.
—Estoy seguro. —No dudó.
—¿Todo es legal y dentro de los reglamentos?
—Absolutamente.
La mirada de acero desapareció.
—De acuerdo —dijo alegre la archivista—. Tendremos que ser rápidos. Veamos la pantalla. Puede que queramos usar mascarillas si muestra que la calidad del aire es mala. No habrá mucha talergía conductiva o tanergía allá arriba, así que sean sensatos.
Pero la pantalla de mantenimiento estaba verde y nadie necesitó mascarillas. Al abrirse, la puerta revelaba una escalera y la escalera llevaba a una pequeña habitación cuadrada con varias compuertas que llegaban hasta la cintura. La archivista Zeta miró en el mapa para buscar la compuerta que correspondía al estudio de Donald Sexo, quitó el cierre de seguridad y la abrió. Salió una ráfaga de aire rancio.
—No puedo hacer esto. Soy claustrofóbica —dijo la archivista—. De igual manera, solo cabe una persona.
—Yo iré —dije.
—Cam.
—Hay polvo. Estornudarás.
—Alergia genética. Tienes suerte de que no te tocó —dijo la archivista.
El custodio no quería que fuera, pero al final estuvo de acuerdo. No estaba segura de si estaba nervioso por mí o si solo quería observar lo que hubiera en el túnel. No se ponía ansioso por las cosas grandes. Todo salía en ataques sobre las pequeñas batallas. Entré con la cabeza por delante.
—Recuerda, aspirante, si llegas a descubrir algo, no lo toques de ser posible. —Fue lo último que escuché a Zeta decir.
El túnel era cuadrado y obscuro. Pude haberme puesto en cuclillas y avanzar así, pero era más rápido ir de rodillas y apoyarme con los codos. Le dije al custodio que habría polvo, pero no había. El aire olía a unidades de presión viejas y acero. La única luz era una tira luminiscente verde en las esquinas, así que no podía ver mucho.
Zeta me dijo que solo tenía que avanzar cuarenta metros y una esquina para llegar a la rejilla encima del estudio. Una vez que doblé esa esquina, vi lo que el custodio quería que encontrara. La luz del estudio pasaba entre las barras de la rejilla. Del otro lado de la rejilla, frente a mí, había un cráneo.
Pasé algo de tiempo contorsionándome para poder sacar la linterna de mi bolsillo. Cuando la prendí, vi mucho más que un cráneo. Había un esqueleto completo en la misma postura de rodillas que yo había tomado. El brazo derecho estaba atrapado en la rejilla, debajo del esqueleto colapsado. Estaba en ángulo, así que nunca lo hubiéramos podido observar desde la habitación debajo. La muñeca encajaba con la mano derecha del esqueleto, la que terminaba de manera fea y dentada. Iluminé el resto de los huesos. Los pernos de seguridad brillaban en los hombros y en todas las vértebras. No pude ir más allá para distinguirlo, pero estaba noventa por ciento segura que atrás del cráneo tendría tallado un número identificador de constructos y una lista de fechas de mantenimiento grabadas en la superficie.
No vi el número, pero había una marca perfectamente redonda en el hueso frontal. Como una marca de una ventosa, o de un cortador redondo. No era profunda. Bajo la luz de la interna brillaba blanco, mientras que el resto del cráneo brillaba del mismo color naranja que las manos que estaban en el escritorio de abajo.
No tenía una cinta de medir. (Después de eso siempre llevaba conmigo una cinta de medir.) En su lugar, hice una evaluación rápida con mis manos, probando el espacio entre las barras de la rejilla. Luego empecé a recorrer esos cuarenta metros hacia atrás, lo cual no fue difícil, a excepción de la esquina.
Una vez que Palamedes y la archivista me sacaron por los pies, me saqué la linterna de la boca y la apagué.
 —Sirviente esqueleto, le faltan sus brazos desde el punto del olécranon. Concuerda con la descripción de los huesos que vimos en el escritorio.
—Vamos a necesitar tantos formularios —dijo la archivista.
—Eso no es todo —dije.
Zeta exclamó mientras les compartía todo lo que había visto, con detalle. Palamedes estaba muy quieto mientras describía la posición del brazo, atorado en la rejilla.
—En posición de palanca —murmuró.
Pero cuando describí el círculo blanco en la frente del esqueleto guardó silencio y puso su cara de pensar.
—En el nombre del Río, ¿qué pudo haber pasado? —dijo la archivista, perpleja.
—¿Pudiéramos regresar al estudio, por favor? —dijo el custodio.
—Claro. Este misterio necesitará de un equipo de adeptos y mucho tiempo en el archivo. De igual manera, el resto del equipo regresará pronto con el nuevo formulario de Sexo.
Una vez más, el custodio y yo decidimos no decir nada.
El equipo no había regresado al estudio. Palamedes fue directo al escritorio. Volteó hacia arriba para ver la rejilla donde yacía el sirviente esqueleto y de nuevo al escritorio.
—Cam, la rejilla…
—Lo suficientemente grande para que los brazos cupieran.
—Pero no los hombros.
Su mirada cayó sobre el escritorio de nuevo. Pensé que estaba viendo el portaplumas. El custodio era un diablo para robar plumas. Pero estaba observando desde otro ángulo. No estaba viendo el portaplumas para nada.
Cuando regresó el equipo de la archivista, tenían los formularios y a dos miembros del departamento de Arqueología. Estaban perplejos y luego horrorizados. Pienso que solo medio creyeron la historia de los de Recolección de Datos. Fueron con Zeta para ver el escritorio mientras esperábamos atrás.
—No, estaba sellado —dijo uno de ellos.
—Sexo era conocido por ser cauteloso con sus códigos y llaves. Shasta heredó la única llave y nunca nos autorizaron hacer una copia. Como sea, la puerta está conectada al sistema central. Se abrió hoy y se abrió hace cuatrocientos sesenta años cuando pusieron las cubiertas sobre los muebles y firmaron el manifiesto, unos días después de que falleciera el doctor. Aparentemente quería que lo regresaran al estudio después de su caída, pero falleció en cuestión de días. Eso es todo. Esto es muy bizarro.
—Me temo que hay más —dijo Zeta y les contó lo que encontramos en el túnel de servicio. Todos empezaron a hablar y sacaron más formularios.
—Ahí muere mi teoría de un allanamiento —dijo uno del equipo de Recolección—. Rayos. Amo los atracos.
—No tocó nada, ¿verdad? —dijo uno del dúo de Arqueología. No sabía quién era el custodio, no de vista, por lo menos.
—Para nada —dijo el custodio—. Pero ahora ya sé lo que pasó.
Les tomó algunos segundos a los presentes darse cuenta de lo que dijo. Cuando lo hicieron, todos nos voltearon a ver a él y a mí.
—Yo no —dije.
—¿No sabes, Cam? —dijo el custodio.
—Bueno, no sé el porqué.
—¿Qué es esto?  ¿Presentaciones de estudiantes? —dijo uno de Arquelogía pero otro del equipo lo calló.
—Académico Sextus, habrá serias consecuencias si usó psicometría —dijo otro de nuestro equipo.
—Es bastante obvio, si lo piensan —dijo el custodio.
—A nadie le gustan los niños engreídos, académico. Sácalo —dijo la archivista.
Palamedes se quitó sus lentes y los limpió con su bata.
—Es claro que fue el mismo doctor Sexo. — Hubo un silencio confundido.
—Miren, conecten los puntos. Aquí están las manos de un sirviente esqueleto y el resto está en el túnel de arriba. Tenía dos trabajos muy interesantes y esos trabajos interesantes nos permiten saber cómo llegó aquí. El último trabajo que tuvo fue hacer mantenimiento externo. El trabajo antes de eso fue mantenimiento de áreas comunes, específicamente del Jardín de Cobre. Así conoció al doctor, por así decirlo.
Se volvió a poner los lentes.
—Archivista Zeta, nos dijo que un académico de la Quinta trató de llamar al espíritu del doctor por cuestiones de investigación, pero no llegó a nada. Creo que sí llegó a algo, solo no lo suficientemente lejos. Debió crear una conexión significativa con el espíritu del doctor para que se estableciera como un renacido en su propio cuerpo…
»Pero, por supuesto, no pudo salir de su ataúd de cobre. Así que utilizó un vínculo tanérgico para saltar a uno de los sirvientes de limpieza. Probablemente ayudó el linaje de la Sexta, si asumimos que el cuerpo era un pariente lejano, aunque de cualquier manera su éxito sugiere que el cobre es más tanérgicamente permeable de lo que pensamos, lo cual pudiera tener aplicaciones.
Nadie le preguntó sobre las aplicaciones. Estuvo cabizbajo por un momento y luego continuó.
—De igual forma, el doctor llega hasta su estudio, pero la puerta está sellada mecánicamente. ¿Qué es lo que hace? Va hasta el área de mantenimiento externo y con descaro sale con los otros sirvientes.
»El personal debió asumir que lo asignaron ahí y lo vistieron acorde. Cuando no regresó, nadie lo pudiera haber notado, porque no estaba en el manifiesto externo en el primer lugar. Encontrarán que un esqueleto asignado a mantenimiento externo desapareció hace doscientos años, cuando lo revisen.
»Una vez que estuvo extramuros, el doctor escaló hasta un escape externo y entró por ahí. La compuerta probablemente estaba cerrada, pero nunca cambiamos los códigos de los escapes, así que apuesto a que todavía sabía cuál era.
»El último obstáculo era la rejilla. No había manera de que cupiera, pero solo necesitaba sus manos. Las barras tenían espacio para ellas, Camilla revisó, así que se rompió la izquierda, de manera limpia, y usó la derecha como palanca, no tan limpio.
»No creo que hubiera sido capaz de hacer un mejor trabajo si estuviera tratando de romper mi mano restante con una rejilla.
—Académico Sextus, todo esto es conjetura. A excepción de que utilizara psicometría y en ese caso es un incumplimiento —dijo otro del equipo de Recolección.
Me dio gusto que lo llamaran académico Sextus.
—Tonterías. Usar la nigromancia para todo te vuelve débil. Puedo probarlo, y ustedes pueden comprobarlo con las firmas tanérgicas una vez que lo apruebe el Organismo de Supervisión, que será en ¿cuánto? ¿un año? —dijo claramente.
—Menos de la actitud, por favor. Puedes hacer bromas del Organismo de Supervisión cuando hayas trabajado en él. ¿Cómo puedes mostrar de manera definitiva que los huesos pertenecían a un sirviente de limpieza?
—Tienen pernos —dije. Empecé a poner mi peso sobre un pie, rodar mi centro de gravedad hacia adelante, y luego cambiar el peso. Me ayuda a pensar.
—Sí, aspirante, pero les ponemos pernos a los esqueletos por muchas razones. Aprendiste anatomía con un esqueleto con pernos.
—Solo se puede entrar al estudio por la puerta o por la ventilación —dijo el custodio,
—O por el acceso —interrumpió uno de los arqueólogos.
—No lo habían construido todavía. Esto fue hace más de doscientos años. Así que está la puerta, por la cual no podía entrar dado a que hay una sola llave, o entrar por el exterior y la biblioteca no deja a las personas escalar afuera porque sí. Luego miren los huesos. Están cubiertos con termalosa naranja y se degradó con el tiempo.  
—No puedes decir de manera definitiva que es pasta térmica —dije, antes de que otra persona pudiera decirlo.
—No, pero el hecho de que esté sobre todo el esqueleto es sugestivo. Eso por sí solo sería conjetura, estoy de acuerdo, si no fuera por la marca umbilical en la frente. Eso, más el hecho de que no hay otra manera de entrar al estudio lleva a la conclusión de que sea un constructo de mantenimiento externo. Pueden hacer los exámenes que quieran al polvo.
—La parte del Jardín de Cobre es una suposición —dijo alguien más.
—No —dije—. Examinen las puntas de los dedos. Hay daño acídico moderado.
—Para cualquier trabajo químico pesado le hubieran puesto guantes al sirviente —añadió el custodio mientras me miraba con calidez—. Pero hay un trabajo insignificante donde no se hubieran molestado, y donde el líquido para limpiar es ácido y no bio: limpiar grandes extensiones de cobre.
—Por favor —dijo el primero en hablar.
—Eso tiene sentido —contestó otro, a regañadientes.
—De acuerdo, es un sirviente de limpieza. Pero ¿por qué Donald? ¿Por qué regresaría a su estudio? ¿Qué es tan importante que se convirtió en renacido, lo cual no pasa exactamente todos los días? Es más probable que alguien hiciera una Novena y usara al sirviente como títere para obtener acceso no autorizado —dijo el hombre llamado Caspar.
—El investigador de la Quinta vino a tratar de levantar al doctor por las mismas fechas que data el esqueleto —dijo Palamedes de manera simple—. Si abren su ataúd de cobre, les apuesto a que encontrarán algo que confirme mi conclusión. De cualquier forma, el doctor es el único que pudo haber abierto ese cajón.
Todos voltearon a ver al cajón abierto.
—La oficina estaba cerrada. Cubrieron los muebles. Debieron haber cerrado los cajones. Y, justo como acaba de mencionar, el doctor era cauteloso. ¿Quién más pudo haber sabido sus códigos?
La tensión en la habitación cambió. Lo empezaron a ver con una sospecha diferente: la terrible sospecha de que tenía razón.
—Pero ¿por qué? ¡Los renacidos regresan por pasión, Sextus! Debe haber sido su última teoría, su proyecto final, pero no hay nada aquí que se parezca a eso —exclamó la archivista Zeta.
—¿De qué trataba su último proyecto? —pregunté.
—Eran fluctuaciones de talergía pos-Resurrección, ¿no? ¿No era su teoría descabellada de que había más saturación de tanergía y talergía justo después de la Resurrección? —dijo alguien del equipo de Recolección.
—Estaba haciendo talergía arqueológica y forense —dijo alguien más—. Y destruyendo el presupuesto de Arqueo rompiendo papel.
—Muchas peticiones de objetos —dijo otra persona.
—Tengo una teoría —dijo el custodio y, esta vez, lo vieron de la manera en la que hubieran visto a un colega—. Pero involucra tocar algo, solo una cosa. ¿No hay estipulación de eso en la guía, si uso guantes, y es para obtener un material más importante? ¿Puedo?
—Estás en el límite —dijo la archivista Zeta.
—Es una apuesta, académico. Aun así, ¿Quién está a favor? ¿Levanten las manos? —dijo el hombre llamado Caspar.
Las manos se levantaron, en diferentes velocidades. Hubo un breve argumento entre dos de ellos sobre la mejor praxis y política, pero así es la Sexta. Sus manos también se levantaron eventualmente. Y, así, hasta el final también la archivista Zeta la levantó. Asumo que sintió que tenía que ser más cuidadosa. Levanté mi mano con ella como su agregada.
—Gracias por la oportunidad —dijo el custodio.
Le dieron guantes de plástico gruesos, derivados puramente del petróleo, sin material orgánico. Me sorprendió porque no fue a agarrar los huesos. Los pasó de largo y tomó la esfera y, cuando asintió en mi dirección, la iluminé con mi linterna. Nunca había visto madera de cerca. Después confirmarían que era real. La pesó entre sus manos con guantes.
—Debió haber sido algo vil de resolver. Gracias doctor —susurró.
Luego puso la punta de uno de sus dedos en la barra de madera extendida y la presionó. La barra se deslizó a su lugar, resultando en una esfera perfecta de madera. Hubo un clic.
—Seguramente solo supo cómo resolverlo después de su muerte —dijo el custodio.
—Eso es tan de la Sexta que creo que vomitaré —dijo Zeta—. Pero ¿por qué lo dejó con un movimiento faltante?
El clic causó que la parte superior de la esfera se soltara. Había un espacio ahí, como una tapadera. El custodio abrió la tapadera y vio algo dentro, frágil y blanco.
Cuando los otros lo vieron nos jalaron inmediatamente. Los mecanismos de la Sexta Casa cobraron vida. Uno de los de Arqueología gritó. Nos llevaron afuera, y la mitad de ellos corrieron a conseguir cinta de barrera y un equipo de contención con pinzas y un creador de litografías. Inmediatamente apagaron todas las luces para evitar dañar el contenido de la caja. Todos se estaban dando palmadas en la espalda.
—Gracias a Dios fuimos nosotros —decían.
—Si esto hubiera acabado con los del Repositorio nunca lo hubieran abierto.
Todos estaban tan felices como si los acabaran de invitar a una fiesta. El equipo de Recolección de la archivista Zeta se abrazaba como si estuvieran de nuevo en sus ceremonias de matriculación. Todos estaban felices y hablaban por encima de los otros. Apretaban mi mano y la del custodio, incluso si ya lo habían hecho dos veces antes.
En algún punto recordaron que el custodio y yo teníamos trece años. Nos mandaron tarde a la hora de la cena con una nota de disculpa mientras empezaban las preparaciones. Tenía bastante hambre. El custodio estaba tan ocupado escribiendo que fue doloroso hacer que comiera. Para cuando terminamos, el comedor estaba vacío, a excepción del personal y los sirvientes que tenían esa responsabilidad. La archivista Zeta apareció cuando ya había terminado y el custodio había casi terminado.
—Pues tenías toda la razón —dijo—. Recolectamos el esqueleto en el pasillo y encontramos una etiqueta de ausente sin permiso de hace doscientos años. Desapareció de, adivinen, responsabilidades en el Jardín de Cobre.
»Peor, el comité nos dio permiso ahí mismo para exhumar al doctor Sexo… se mueven rápido cuando usas la palabra con R. ¿Lo pueden creer? ¡Los huesos de sus dedos estaban rebajados! Intentó abrirlo desde adentro. Macabro. Sexo era un renacido intenso.
—Eso es lo que me molesta. Si era tan intenso, ¿por qué se detuvo en el último esfuerzo? ¿Por qué no abrir la caja del todo? —dijo el custodio.
La archivista empezó a jugar con uno de los pasadores en el moño de su pelo.
— Su estudio estaba sellado. Sabía que los Arquis no llegarían a él hasta dentro de años y años y años. Adentro de la esfera hay papel, papel real y delicado, incluso si no sabía precisamente qué era, pudo haber tenido una buena idea. Abrir la esfera significaría que lo expondría a los elementos. Prefirió aplazar la satisfacción de resolver el rompecabezas para que alguien en el futuro pudiera disfrutar su última deducción —dijo la archivista.
—Eso es conjetura.
—Ah, totalmente —dijo Zeta—. Pero es lo que espero en Dios yo hubiera hecho en su posición. Tal vez el último arranque de energía espiritual lo dejó después de que destruyó parte de su cuerpo y estaba demasiado agotado para continuar. ¿Quién sabe?
Nos quedamos en silencio por un momento.
—¿Alguna esperanza de puntos extracurriculares si hago un reporte de académico? Tengo el derecho de presentar uno —dijo el custodio alegremente.
—Tendrías que presentarlo al comité. No jalaré hilos. Puede que te den un punto, considerándolo —dijo la archivista.
—¿Uno?
—¡Codicioso! Yo me hubiera deleitado de recibir un punto entero extra cuando tenía tu edad —dijo la archivista—. ¿Cuál es tu ambición, Palamedes? Espera, no me lo digas. No quiero saber y no me permitiré influirte. No mueras en un ataque de arrogancia.
—No creo que debería tomar ese consejo viniendo de alguien que se convirtió en académico a los quince.
—De tal palo, tal astilla, ¿no? Eres como tu madre —dijo la archivista y, en un momento inusual de afecto, le acomodó el cabello.
—A papá le gusta decir eso —admitió Palamedes.
—Dile al hombre que Juno Zeta nunca asustó a la vida silvestre local como tú lo hiciste, o, como mínimo, yo me esperé otros siete años. Vas a tener que presentar esto al Organismo de Supervisión, sabes, pobre y joven tonto. Las galletas que sirven en los descansos son horribles. Buena suerte y quiero ese reporte en un plazo de seis días de estudio, por favor. Ya sabes dónde está mi casillero.
Cuando ya estaba a una distancia segura, nos volteamos a ver. Luego chocamos los cinco.
—Todo un maldito punto extra —dijo—. Por Dios, somos buenos. Cam, eres brillante. La mejor futura caballera. Mi segunda prima favorita en un campo amplio que aun así dominas.
—Palamedes
—¿Sí, Camilla?
Lo vi. Me vio.
Nos empezamos a reír. Nos reímos tanto que cada vez que uno se detenía, el otro lo hacía reír con solo una mirada, hasta el punto en que nos estaba doliendo. El personal de la cocina nos echó, pero el custodio seguía carcajeándose.
—¡Doctor Sexo!
Se llevaron el papel de la caja antes de que el custodio pudiera ver la página completa, pero el custodio recuerda todo lo que ha leído. Solamente vio un pedazo y eso fue más que suficiente. Durante los años, siempre ha sostenido que era una carta de amor.
Él debería saber. Escribió muchas y nunca recibió una de vuelta.
Querida: Mañana te convertirás en Lictor y finalmente irás a donde no puedo seguirte. Quiero que conserves esta carta cuando estés lejos para cuando pienses en mí y me quieras y no puedas tenerme y sepas que, sin importar que tan lejos viajes, o que tan largos los años se sientan, la única cosa que nunca permanece sepultada es
Ya no poseo una copia. Él y yo quemamos la transcripción para que no nos atraparan con ella. Él no la necesitaba, de todas maneras. Yo tampoco. Palamedes recuerda todo. Ese es su problema.
Yo siempre lo recuerdo a él. Ese es el mío.
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multilingual-wannabe · 1 year ago
Text
english - francais - espanol - patwa - deutsch 1 - 20
zero - zéro - cero - zéwo - null
one - un - uno - yonn - eins
two - deux - dos - dé - zwei
three - trois - tres - twa - drei
four - quatre - cuatro - kat - vier
five - cinq - cinco - sènk - fünf
six - six - séis - sis - sechs
seven - sept - siete - sèt - sieben
eight - huit - ocho - (y)wit - acht
nine - neuf - nueve - nèf - neun
ten - dix - diez - dis - zehn
eleven - onze - once - wonz - elf
twelve - douze - doce - douz - zwölf
thirteen - treize - trece - twèz - dreizehn
fourteen - quatorze - catorce - katòz - vierzehn
fifteen - quizne - quince - kènz - fünfzehn
sixteen - seize - dieciséis - sèz - sechzehn
seventeen - dixsept - diecisiete - disèt - siebzehn
eighteen - dixhuit - dieciocho - dizwit - achtzehn
nineteen - dixneuf - diecinueve - diznèf - neunzehn
twenty - vingt - viente - vèn - zwanzig
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davinyu · 2 months ago
Text
@ahnella y @xangelaherrera dijeron "Dicen que esto ocurre en pueblos ligados a la brujería."
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'dicen tantas cosas que no me sorprendería que mañana digan que estamos todos malditos' dejó salir su comentario a medida que terminaba de recoger el último cadáver que se encontraba a su alcance '¿alguna vez escuchaste el poema de contando cuervos?' cuestionó 'dicen que uno es para la tristeza, dos para la alegría, tres para una boda, cuatro para un nacimiento, cinco significa plata, seis oro, siete es un secreto que nunca se contara, ocho para un deseo, nueve para un beso, diez un ave que no debes perder, once para la esperanza, doce para la salud y trece, cuidado, con el diablo en su plenitud' le contó '¿cuántos contaste tu? más de trece seguro'
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alw4ys-ch4ng1ng · 4 months ago
Note
french numbers similar to Spanish diez once doce trece catorce Quince dieciséis diecisiete
ooouh
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sayitalianolearns · 2 years ago
Text
Again another multilingual vocabulary! This time all about numbers. Seen that Korean has two different counting ways (Sino-Korean and Korean -this latter works only to 99), I won't probably add Russian this time either (sorry Russian, but I can still easily count to 10 and I might add that in the comments). Let's start!
ENG - ITA - FRA - ESP - KOR
NUMBERS - (i) NUMERI - (les) NOMBRES - (los) NUMEROS - 민수기
0 - zero - zero - zéro - cero - 공 / 영 1 - one - uno - un - uno - 일 / 하나 2 - two - due - deux - dos - 이 / 둘 3 - three - tre - trois - tres - 삼 / 셋 4 - four - quattro - quatre - cuatro - 사 / 넷 5 - five - cinque - cinq - cinco - 오 / 다섯 6 - six - sei - six - seis - 육 / 여섯 7 - seven - sette - sept - siete - 칠 / 일곱 8 - eight - otto - huit - ocho - 팔 / 여덟 9 - nine - nove - neuf - nueve - 구 / 아홉 10 - ten - dieci - dix - diez - 십 / 열
11 - eleven - undici - onze - once - 십일 / 열하나 12 - twelve - dodici - douze - doce - 십이 / 열둘 13 - thirteen - tredici - treize - trece - 십삼 / 열셋 14 - fourteen - quattordici - quatorze - catorce - 십사 / 열넷 15 - fifteen - quindici - quinze - quince - 십오 / 열다섯 16 - sixteen - sedici - seize - dieciséis - 십육 / 열여섯 17 - seventeen - diciassette - dix-sept - diecisiete - 십칠 / 열일곱 18 - eighteen - diciotto - dix-huit - dieciocho - 십팔 / 열여덟 19 - nineteen - diciannove - dix-neuf - diecinueve - 십구 / 열아홉
20 - twenty - venti - vingt - veinte - 이십 / 스물 21 - twenty one - ventuno - vingt-et-un - veinteuno - 이십일 / 스물하나 22 - twenty two - ventidue - vingt-deux - veintedós - 이십이 / 스물둘
30 - thirty - trenta - trente - treinta - 삼십 / 서른 40 - forty - quaranta - quarante - cuarenta - 사십 / 마흔 50 - fifty - cinquanta - cinquante - cincuenta - 오십 / 쉰 60 - sixty - sessanta - soixante - sesenta - 육십 / 예순 70 - seventy - settanta - soixante-dix - setenta - 칠십 / 일흔 80 - eighty - ottanta - quatre-vingt - ochenta - 팔십 / 여든 90 - ninenty - novanta - quatre-vingt-dix - noventa - 구십 / 아흔
100 - hundred - cento - cent - cien - 백 1000 - thousand - mille - mille - mil - 천 10'000 - ten thousand - diecimila - dix-mille - diez mil - 만
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ateneanike · 10 months ago
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AGRIPINA
Agripina es uno de los personajes femeninos e históricos más fascinantes de abordar.
Fue hermana de emperador, esposa de emperador y madre de emperador. Eso significa que conocía muy bien los entresijos de palacio y supo utilizar su poder para gestionarlo y para condicionar el futuro de Roma.
Se casó con apenas trece años con Domicio Enobardo de quien tuvo a su hijo Nerón. Tras doce años de matrimonio enviudó, pasando a vivir en palacio junto a su hermano Calígula.
A pesar de los infinitos rumores, posiblemente infundados, que circularon de que las hermanas mantenían una relación incestuosa con el emperador, se sabe que Agripina conspiró para derrocarlo. La deriva excéntrica y alocada de Calígula tras la muerte de su hermana favorita fue el detonante.
No obstante, destapado el complot antes de que se llevara a término, Calígula ordenó matar a sus instigadores y desterró a sus hermanas a la isla de Pandataria dejando a Nerón al cuidado de su tía.
Tras el asesinato de Calígula y la proclamación como emperador de su tío Claudio, ésta vuelve de su destierro a Roma. A pesar de un segundo matrimonio, Agripina se acerca interesadamente a Claudio quien finalmente acaba con su esposa Mesalina, que había conspirado para matarle, y casándose finalmente con su sobrina.
Agripina consiguió que Claudio proclamara como heredero del imperio a Nerón aunque éste tuviera un hijo natural, Británico. En cuanto vio peligrar el nombramiento de su hijo, Agripina contrató los servicios de Locusta, una envenenadora de gran fama en Roma.
Se le acusa, quizás sin fundamento aunque nunca lo sabremos, de la muerte de Claudio. Tras ello, Nerón fue proclamado emperador en detrimento del joven Británico.
Agripina, que había ejercido un fuerte control sobre su hijo, fue alejada poco a poco de los asuntos imperiales. Finalmente fue ejecutada por orden de su propio hijo acusada falsamente de conspirar para asesinarle.
Si queréis saber más sobre la historia de Locusta, Nerón y Agripina, tenéis a vuestra disposición el libro en Amazon.
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llauriet · 1 year ago
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LIBROS QUE LEÍ, RECOMIENDO Y QUIERO VOLVER A LEER
Santa María de las flores negras - Hernán Rivera Letelier
El país de las últimas cosas - Paul Auster
Bibiana y su mundo - José Luis Olaizola
Mi planta de naranjo lima - José Mauro de Vasconcelos
Todos los trenes van al purgatorio - Hernán Rivera Letelier
La increíble y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada (compilación de cuentos) - Gabriel García Marquéz
Cien años de soledad - Gabriel García Marquéz
Trece casos misteriosos - Ana Maria Guiraldes y Jacqueline Balcells
El juego de la verdad - Annika Thor
Doce cuentos peregrinos - Gabriel García Marquéz
Querido Nadie - Berlie Doherty
Gracia y el Forastero - Guillermo Blanco
Colombina y el pez azul - Patricia Truffello
Eugenia Grandet - Honoré de Balzac
La princesa de la pampa - Gabriela Margall
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baul-de-frases · 1 year ago
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No puedo dormir.
Cuento hasta diez.
Uno, dos, tres,
Hay alguien al borde de mis pies.
Cuatro, cinco, seis,
te encuentro cada vez.
Siete, ocho, nueve, diez,
siento en la piel toda mi escasez.
Diez números no me son suficientes.
Once, doce, trece,
¿por qué no me dice lo que siente?
Catorce, quince, dieciséis,
quisiera conocerte al derecho y al revés.
Diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte,
¿por qué no me dejas verte?
Yumibe
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yosoysofia · 7 months ago
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Thoughts on Doce and Trece
PT: "Thoughts on Doce and Trece" written in a large font. END PT
We love Trece and Doce so much haa. We don't love how their stories only revolve around their love lives (we don't love what they did with Roby/Doce especially, we're kinda neutral on Tamara/Trece), but apart from that everything about them is so!!
They use two names interchangeably. They are mean / more direct than Franky and Roby so they kinda change our perception on androids (who are portrayed through Franky and Roby as well-meaning and kind of naïve). They have a complex relationship with their mother. She visibly loves them but is hurting them waaay more. Also love how they have a different relationship with their mom. Andrés being more jealous of Franky and wanting his mom's approval more while Doce is more so doing her own thing. Their relationship is so cute too, we love the episode where Kassandra puts Doce's save in Franky's body and when she asks Andrés if he knows that she's his sis he just nods because of course he recognizes his big sis!!
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ID: A gif of Doce in Franky's body talking to Andrés at a party. Tamara is between them. and looks at Doce. Doce says: "¿Andrés, tu sabes que yo soy tu hermana verdad?". Andrés says: "Obvio." END ID
IDK we miss their early season 2-A energy where they're very mean and mischievous and they hate humans. A shame they're just stuck in their love relationships after that...... 😔😔
gif warning
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narracionesordinarias · 1 year ago
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Una extraña visita
 No encuentro ninguna explicación para lo que estoy por contar. No sé si la haya, en realidad, porque depende de cada persona la manera de interpretarlo. Tampoco veo a nadie en la posición de decirme con exactitud qué pasó, sin dar lugar a diferentes opiniones.
 Me cuesta poder interpretar si, lo que viví, fue un sueño o realmente estaba despierta. Si en verdad fuera un sueño, no sería correcto decir que lo viví, pero es que lo sentí tan real que no me veo capaz de hacer una distinción entre la realidad y los sueños.
 Siempre me vi sujeta de la mano con lo paranormal, como cuando escuchaba desde la planta baja de mi casa cómo se movían las sillas en la parte superior. Tengo una hija, y podría decir que fue ella la que las movía, pero tengo la total certeza de que estaba durmiendo. Otro ejemplo (ya más personal), es cuando escuché a mi tía ya fallecida llamarme. Pero a lo que le quiero dar prioridad no es a esas situaciones, sino a algo que, si bien ya pasó hace unos cuantos meses, me tiene ciertamente preocupada, y algo a lo que recién me digno a escribir con gran pesadez en mis dedos, aunque con una increíble velocidad.
 Considero que es necesario aclarar que, para ese entonces (quiero decir, cuando transcurrió esto que estoy por contar), yo ya me había mudado de casa hace tres años. Probablemente no sea relevante, porque mi casa no tenía nada que ver con los hechos paranormales, o por lo menos eso me gusta creer. Incluso pensando eso, recuerdo que estuve viviendo en esa misma casa toda mi vida. Todos o gran parte de mis familiares murieron ahí, y creo que es un dato a tener en cuenta si le quiero buscar una explicación, por más o menos lógica que sea, a todo esto.
 No recuerdo el mes ni mucho menos la fecha en que ocurrió este hecho, pero si puedo decir con toda la certidumbre que sea humanamente posible tener, que fue alrededor de las tres y treinta y tres de la madrugada. Me parece que fue un viernes, capaz el doce o trece de ese mes, pero no es importante. Mi esposo trabajaba hasta más tarde y mi hija, como es de esperar, seguía durmiendo. Yo también lo estaba, pero no estoy segura. Es ahí entonces cuando, de repente, sentí que alguien dijo mi nombre, pero no en un tono alto, como si fuera algún vecino, sino en un susurro, así como alguien llamándome a mí, especialmente a mí, en el oído. No podrían haber estado llamando a otra persona con el mismo nombre que yo.
 Seguí “dormida” y no reaccioné, aunque he aquí algo a lo que quiero apuntar; yo escuchaba con gran agudeza todo lo que ocurría a mi alrededor, por más que ese “todo” implicara silencio. Pero, incluso haciéndome la dormida (repito, no sé si lo estaba), no podría escapar de lo que sea que me acechara, porque, otra vez, volví a escuchar mi nombre.
 Luego se produjo un largo silencio, el cual, yo, puedo deducir que tuvo una duración de unos diez minutos, aproximadamente. Siempre fui una persona de sueño ligero, y a día de hoy lo sigo siendo, por lo que para mí es completamente normal escuchar aun estando dormida.
 Capaz eran las tres y treinta y tres cuando, de repente, sentí que me tocaron el hombro. Me di vuelta lo más rápido que pude, creyendo que por ahí era mi esposo, probablemente sí estando un poco dormida, pero no había nadie. Toda la habitación estaba a oscuras, así que se me hace difícil confirmarles que no había nadie, mas considero que es una obviedad.
 Prendí, a toda velocidad, el velador que estaba en la mesita al lado de mi cama, y volví a mirar hacia allí -donde sentí que provenía el toque-, sin conseguir ver nada nuevo.
 Esa noche no pude dormir, aunque sí me volví a acostar, pero ahora boca arriba, de manera en que podía ver hacia mis alrededores sin mayor esfuerzo. No soy capaz de describirles cuán eterno se me hizo ese lapso nocturno, y suspiré aliviada cuando los primeros rayos de Sol se asomaron por mi ventana.
 No sé si le estoy dando demasiada importancia al asunto, porque, como ya les dije, lo paranormal es algo ordinario en mi vida. Sin embargo, me gustaría saber la opinión de externos, y dejar de martillarme la cabeza con pensamientos y razonamientos que, a día de hoy, ya me tienen aturdida.
Katherine Turner
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krnsluvvie · 1 year ago
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love at first, love at second, love at last
doce: el día d (+ wc: 1.3k )
SUMMARY: sae had chosen his career and that was shortly followed by his and y/n's separation. three years pass by and amongst all the lurking and stalking each other's socials, sae is suddenly found back in their hometown. old feelings are resurfaced, current ones are questioned and a whole load of future ones are found in a blur.
once | masterlist | trece
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“my god, it's so fucking cold.” you mutter under your breath as you squeeze through the throng towards your seat with kurona closely behind you.
“i told you to wear more clothes, goodness.” kurona reprimands you as he takes a seat next to you, drinks in his hands.
“a hoodie is enough. aren't you cold, too, though?” you hand him the popcorn along with other snacks stacked in the box, grabbing one of the drinks from his hand. 
“why would i be? i dressed warmly. unlike someone…” you send him a glare but all's forgotten as the announcer starts speaking, introducing the game and subsequently the teams.
you almost grip your knee in excitement as you wait for isagi to show up. 
black hair. 
black hair. 
where are you?
isagi shows up all in his glory: in his regular #11 jersey, a mega-watt smile on his face as he moves forward in a line, following the others.
you cup your hands around your mouth, screaming. “YOICHI!!!!!!!! YOU'VE GOT THIS!!!”
isagi turns around, almost glaring, and squeezes his eyes in second-hand embarrassment. 
“dang, a little bit of gratitude wouldn't hurt.” you say as you grab the drink, the straw pitifully sitting in the corner of your mouth as you pout. 
as if on cue, isagi briefly turns around and waves at you. one blink and you would've missed it. suddenly, all the sour mood turns all sweet and you grab kurona's arm. “did you see that! he noticed me!”
kurona grabs your hand resting on his and fakes interest. “oh my gawd, he was so totally into you!”
your smile drops. “haha, what about you pretend to be his boyfriend instead?”
“that's not what we agreed upon.”
“yes but surely you're doing better than me.”
kurona hums. “well, i've always been a better actor among all of us.”
you roll your eyes. “of course, mr sir actor footballer.”
kurona bumps his shoulder against yours. “we should pretend that we're all in the relationship. or should we make isagi two-time?”
your mouth forms into a line as you bump into his shoulder in retaliation. “PLEASE. let's leave the poor guy alone. he's just trying to kick the ball.” you say as you point at isagi who's standing tall and has his back straightened with his hands behind him.
“next up, we have the current japan u-20 team!”
you watch as the other team makes their appearance on the field. first up is oliver, of course.
he looks around the area as if he's looking for someone. the moment his eyes land on you, you whip your head towards kurona. “is he…”
“who? oh–
“yeah…”
“what's he doing?” you ask.
“making gestures, probably telling you to look at him.”
“urghhhh, that fucker.” your eyes travel back to the field and there he was, waving his hand at you, an almost mocking smile adorning his face. you're ready to raise your middle finger at him but kurona stops you. “his stans are going to kill you. do you want to risk it?”
you inhale. deeply. the drink is left on the bench as you get up, take a step forward and make a heart gesture. the only thing is that it's only your middle fingers with your thumbs connected. 
oliver looks like he's laughing but you're not sure as he quickly turns around, going to his respective place.
more and more introductions you don't seem to take note of or are interested in go on until you hear the announcer mention–.
“itoshi sae, number 10!” he walks towards his teammates, stance powerful and his expression screams anything but excited. but it's not like you can see much. head up, he scans the area and you swear, his eyes seem to momentarily settle on you before he returns back to his posture of a powerful footballer and prodigy.
the captains shake hands. and even from this high up you can smell the hostility between them. it's as if the whole field was infected with their greed. to win, to obliterate each other.
and the fans around only enhance it.
as you watch them play, specifically: continuously stealing the ball from the other, you wish you had paid more attention to the football rules. 
unfortunately for you, however, you didn't seem to be interested either way, so there was not a need. really. this whole back-and-forth game wasn't really doing it for you.
“wake me up before they finish so i can cheer.”
“y/n, what?– wait–”
your head lols to one side, eyes already closing. before it can hit anything–a person next to you or the ground, or the pole you saw earlier–there's a soft surface found instead. it smells like…
~
“kurona.” you jerk up, suddenly too energetic for your own good. “oh my god.”
“what's wrong?” kurona looks at you questioningly. the scarf around his neck is now found around yours and your arm is awfully too close to his–if not squashed against it.
“how long has it been?”
“hm, like 40 mins? you awoke at the right time, though. look,” he points at the board. “it's currently a draw and there's less than five minutes to the end.”
you pat his shoulder. “i'm so sorry. you didn't have to do that.”
“would you have rather slept–” his eyes move behind you, indicating. there's a big pole next to you and you can't even imagine what injuries you'd get if you'd landed on it or between the gaps, probably falling off. 
“who the fuck thought this was a good idea?”
“beats me.”
you grab his hand–it's cold. huh, all that talk for what.
“thank you.”
kurona smiles. “of course. what wouldn't i do for our little cheerleader.”
you raise your eyebrow. “little? i know damn well you ain't talking.”
kurona redirects his gaze towards the field. “you talk too much. what about you scream for isagi since he's in possession of the ball, huh?”
you chuckle. “we should do it together, you know.”
“i thought you'd never ask.”
“ISAGI, YOU BETTER SCORE.”
“GO, YOICHI, GO!”
isagi moves forward, the goalpost as his final destination in his mind. he's too preoccupied with getting there that he doesn't notice sae in his blind spot. in one swift motion, the ball is in sae's possession.
the crowd cheers even more.
fuck you and your japan's football prodigy. this isn't about him, you think.
suddenly, sae's eyes fleetingly pass over your figure; it's like he knows exactly where you are. in this big area full of people.
in the same second, the ball's stolen by rin. they fight over it.
in the last ten seconds, isagi yoichi manages to take a hold of the stray ball and uses his direct shot–right into where it's supposed to be.
the whole stadium cheers. you and kurona included.
“WHOAAAA!!!”
“ISAGI YOICHI, THE MAN YOU ARE TODAY!”
everyone's out of their breath, clutching onto themselves, their teammates or the turf.
this was rightfully blue lock's victory. but you couldn't blame others for feeling bitter and salty about it.
oliver takes a step toward isagi. he mumbles something but you see them shake hands so maybe it wasn't anything bad. not that they were on bad terms to begin with. game rivalry went far, however, so you could never be too sure about it.
from the corner of your eyes, you see sae breathe heavily, chest heaving as he rests his hands on his hips.
not that you paid any special attention to him but until the game officially ended with the announcer dispersing the crowd and the team, you noticed that he did not look once your way.
a tight knot formed in your throat.
“we should go congratulate isagi, c'mon.”
you blink. “yes! of course, let's go.”
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adribosch-fan · 1 year ago
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Doce ecuatorianos y un venezolano detenidos tras irrumpir en las instalaciones de TC Televisión en Guayaquil (Video)
13 detenidos. ola de violencia TC Televisión Ecuador. La policía de Ecuador informó que de los trece sujetos que fueron detenidos la tarde de este martes 9 de enero, tras irrumpir armados en el canal de televisión TC, en Guayaquil, dos corresponden a menores de edad y uno sería de nacionalidad venezolana. La Tercera El incidente se produjo a eso de las 14:30 horas y se da en medio de los…
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selfstudyblr · 2 years ago
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Numbers in Spanish, Italian, and Portuguese
Cero, zero, zero
Uno, uno, um
Dos, due, dois
Tres, tre, três
Cuatro, quattro, quatro
Cinco, cinque, cinco
Seis, sei, seis
Siete, sette, sete
Ocho, otto, oito
Nueve, nove, nove
Diez, dieci, dez
Once, undici, onze
Doce, dodici, doze
Trece, tredici, treze
Catorce, quattordice, catorze
Quince, quindici, quinze
Dieciseis, sedici, dezeseis
Diecisiete, diciasette, dezesette
Dieciocho, diciotto, dezoito
Diecinueve, diciannove, dezenove
Viente, venti, vinte
Vientiuno, ventuno, vinte e um
Vientidos, ventidue, vinte e dois
Treinta, trenta, trinta
Treinta y uno, trentuno, trinta e um
Cuarenta, quaranta, quarenta
Cincuenta, cinquanta, cinquenta
Sesenta, sessanta, sessenta
Setenta, settanta, setenta
Ochenta, ottanta, oitenta
Noventa, novanta, noventa
Cien, cento, cem
Doscientos, duecento, duzentos
Mil, mille, mil
Dos mil, due mila, dos mil
Un millón, un milione, un milhão
Un millardo, un miliardo, un bilhão
Un billón, un bilione, um trilhão
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