#doble problema de empatía
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Guía Stimpunks del NeurodiVerso Número 5: Redefiniendo la ciencia del autismo con el monotropismo y el problema de la doble empatía
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En estos días me he dado cuenta de algo el resentimiento político, el fanatismo y la falta de empatía popular ya que desde mi perspectiva el resentimiento político es un arma de doble filo que divide sociedades y bloquea el verdadero progreso. Aferrarse al rencor por decisiones del pasado impide construir soluciones para el futuro. En lugar de buscar el bienestar común, fomenta la polarización, alimenta la desconfianza y refuerza el ciclo de odio. La historia nos ha demostrado que los países que avanzan no son aquellos donde impera la venganza, sino aquellos donde sus ciudadanos aprenden a dialogar y a encontrar puntos en común. Y no buscan denigrar las ideologías que no son iguales. Simplemente resptarlas, respetarse y buscar la solución a los problemas comunes que todos vivimos .
Hago un llamado a la reflexión somos hermanos no enemigos.
Ojalá este tiempo pase pronto y aprendamos que el verdadero progreso no se construye con más división, sino con unidad, respeto y el compromiso de ser mejores cada dia.
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La naturaleza competitiva de la vida
La competitividad de la vida y el peligro de una sociedad enfocada en la fragilidad emocional
La vida, en su esencia más pura, es competitiva. Desde las primeras formas de vida hasta las sociedades humanas modernas, el avance y la supervivencia han dependido de la lucha por recursos, espacio y oportunidades. La selección natural, que premia a los más aptos, es una fuerza implacable que ha moldeado nuestro mundo y nuestras capacidades. Sin embargo, en los últimos tiempos, parece haber una tendencia preocupante: construir una sociedad en la que el objetivo principal sea proteger la autoestima personal a toda costa, incluso a expensas de la adaptabilidad, la fortaleza y la resiliencia.

La naturaleza competitiva de la vida
La competitividad no es un capricho humano; es una realidad inherente a la existencia. Desde que nacemos, enfrentamos retos: aprender a caminar, a comunicarnos, a resolver problemas. La historia de nuestra especie está llena de ejemplos de superación, ingenio y perseverancia frente a la adversidad. Sin competencia, no habría progreso. La innovación surge de la necesidad de superar obstáculos, de destacarse, de encontrar nuevas formas de hacer las cosas mejor y más rápido.
Sin embargo, esta competitividad no debe confundirse con una guerra constante. La competencia sana también fomenta la colaboración y el crecimiento colectivo. Pero incluso en los entornos más colaborativos, el esfuerzo y la superación personal siguen siendo fundamentales.
La trampa de la fragilidad emocional
En una sociedad moderna que cada vez más enfatiza la protección de la autoestima y el bienestar emocional por encima de todo, estamos viendo cómo la resiliencia individual se debilita. Es comprensible que queramos evitar el sufrimiento innecesario, pero ¿hasta qué punto proteger a las personas de cualquier incomodidad termina haciéndolas más débiles? Cuando evitamos el conflicto, la crítica y el fracaso, también privamos a las personas de las herramientas necesarias para lidiar con los retos inevitables de la vida.
Crear una burbuja de seguridad emocional donde nadie puede ser desafiado, corregido o enfrentado a sus propios errores puede parecer un acto de compasión, pero en realidad es un arma de doble filo. Una autoestima basada en la protección constante es frágil; se derrumba al primer signo de adversidad. Y en un mundo competitivo, la adversidad no es una posibilidad remota, sino una certeza.

La debilidad como resultado
Cuando una sociedad se centra exclusivamente en evitar que las personas se sientan ofendidas o desafiadas, crea individuos menos preparados para afrontar la realidad. Esto tiene consecuencias graves:
Incapacidad para manejar la crítica: La retroalimentación, incluso cuando es dura, es una herramienta vital para el crecimiento. Sin ella, las personas se estancan y pierden oportunidades de mejorar.
Pérdida de resiliencia: Enfrentar dificultades y aprender a superarlas es lo que nos hace más fuertes. Si evitamos cualquier forma de incomodidad, perdemos la capacidad de resistir y adaptarnos.
Falta de creatividad e innovación: Los grandes avances surgen de la incomodidad, de querer superar un obstáculo. Sin retos, no hay motivación para innovar.
Sociedades menos competitivas: Cuando la colectividad evita la excelencia por miedo a herir sensibilidades, pierde su ventaja frente a otras sociedades que sí valoran el esfuerzo, la competencia y la superación.
La importancia del equilibrio
Esto no significa que debamos caer en un extremo contrario, donde la crueldad y la falta de empatía predominen. Es crucial encontrar un equilibrio. La autoestima saludable no se construye protegiendo a las personas de todos los problemas, sino enseñándoles a enfrentarlos y superarlos. La verdadera fortaleza emocional proviene de saber que, aunque el mundo pueda ser desafiante, tenemos las herramientas y habilidades para salir adelante.
Como individuos y como sociedad, debemos recordar que la vida competitiva no es nuestra enemiga; es nuestra maestra. Nos empuja a ser mejores, a alcanzar nuestro potencial y a encontrar soluciones donde otros solo ven problemas. Una sociedad fuerte no es aquella que protege a sus miembros de cualquier herida, sino aquella que les da las herramientas para sanar, aprender y crecer.
En última instancia, abrazar la competencia y los retos no es una forma de desprecio hacia la fragilidad humana, sino una muestra de respeto hacia nuestra capacidad para superar cualquier obstáculo. Es un recordatorio de que somos mucho más fuertes de lo que creemos, siempre y cuando estemos dispuestos a enfrentarnos al mundo tal como es.
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La dignidad de las personas discapacitadas en Latinoamérica y el Caribe
¿Es posible que en nuestras tierras caribeñas y latinoamericanas, marcadas por profundas desigualdades, la discapacidad se haya convertido en un factor de exclusión que atraviesa todas las demás marginaciones? En una región donde la pobreza, el racismo y la desigualdad de género ya pesan sobre millones, ser una persona discapacitada, afrodescendiente, indígena o mujer representa una intersección de discriminaciones que condena al olvido a comunidades enteras.
Desde los barrios marginados de las grandes ciudades hasta las comunidades rurales más apartadas, las barreras no son solo físicas, como escaleras sin rampas o caminos inaccesibles, sino también sistémicas: la falta de acceso al trabajo, la educación y la salud sigue siendo una constante para quienes se enfrentan a la discapacidad. Este abandono estructural no es un accidente, sino un reflejo de prioridades económicas y políticas que consideran prescindible la vida digna de miles.
Las comunidades más olvidadas
En América Latina y el Caribe, las personas con discapacidad que pertenecen a comunidades indígenas o afrodescendientes enfrentan una doble marginación. En territorios indígenas, donde los servicios básicos ya son insuficientes, la discapacidad se convierte en una sentencia de aislamiento. Las niñas indígenas con discapacidad, en particular, son invisibilizadas y relegadas a un olvido que perpetúa su exclusión.
Los afrodescendientes con discapacidad enfrentan, además, una herencia de racismo estructural que los marca como "innecesarios" para una sociedad que valora la productividad por encima de la dignidad. La discapacidad, combinada con la discriminación racial, multiplica las barreras para acceder a derechos básicos y vivir con autonomía.
Exclusión disfrazada de desarrollo
A menudo, los gobiernos justifican su inacción con el argumento de la falta de recursos. Sin embargo, las mismas economías que financian megaproyectos de infraestructura no priorizan la creación de espacios accesibles, la implementación de tecnologías inclusivas o la formación de intérpretes de lengua de señas. Esta elección no es neutral: refleja un modelo de desarrollo que perpetúa las desigualdades en lugar de combatirlas.
Pero incluso con las barreras eliminadas, la inclusión real exige reconocer que no todas las personas discapacitadas pueden integrarse al mercado laboral. Para quienes no pueden trabajar debido a sus condiciones físicas o mentales, el apoyo financiero no es una concesión, sino un derecho. Este soporte debe ser suficiente para garantizar una vida digna, sin forzarlas a depender de la beneficencia o vivir en pobreza extrema.
Por otro lado, quienes pueden y quieren trabajar necesitan ajustes razonables para hacerlo: desde rampas y tecnología adaptativa hasta horarios flexibles y ambientes accesibles. Estas no son medidas extraordinarias, sino esenciales para que cada individuo pueda aportar a la sociedad según sus capacidades.
Liderar desde la empatía y la acción
El liderazgo en favor de las personas discapacitadas debe surgir desde la empatía, pero sobre todo desde la acción concreta. No se trata de discursos vacíos ni de fotos en campañas políticas, sino de medidas tangibles que construyan un entorno donde la discapacidad no sea un obstáculo, sino una diferencia respetada y atendida.
Conclusión: Un compromiso colectivo
Reconocer la humanidad plena de las personas discapacitadas y garantizar su inclusión no es un acto de compasión, sino de justicia. Es un error grave confundir liderar con administrar dádivas temporales que no resuelven las raíces del problema. La verdadera inclusión requiere voluntad política, cambios sistémicos y un compromiso colectivo para construir una sociedad donde todas las personas, independientemente de sus capacidades, tengan igualdad de oportunidades y acceso a una vida digna.
No podemos seguir aceptando que las vidas de las personas discapacitadas sean descartadas. Liderar en este campo no significa prometer, sino transformar; no significa hablar, sino actuar; no significa asistir, sino incluir. Solo entonces lograremos una sociedad justa que valore a todas las personas por igual.
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› Aspirante a detective número #036 detectado MAVEN LIM. proveniente de BELGICA. Con 27 años, siempre le han dicho que tiene un parecido con CHA EUNWOO. Fue seleccionade por su impresionante desempeño en CAPACIDAD DE ANÁLISIS (3) y también mostrar aptitudes prometedoras en OBSERVACIÓN (3) y EMPATÍA (1).
CHIORI, como administración de Reverie Academy, queremos agradecerte tu interés. Tienes 24 horas para enviarnos la cuenta de tu personaje. Si llegases a necesitar más tiempo, no dudes en comunicarte con nosotras.
OOC
Apodo: chiori.
Pronombres: ella / suya.
Edad: +25
Zona horaria: gmt-3
Triggers: abuso sexual e infantil, incesto, pedofilia, maltrato animal, transtornos de conducta alimentaria, arañas e incendios.
En caso de unfollow, ¿permitirías que usemos a tu personaje en la trama como un PNJ?: Sí / No.
IC
Nombre: maven lim.
Pronombres: él / suyo.
Faceclaim: cha eunwoo.
Fecha de nacimiento y edad: 01 de diciembre de 1996 (27)
Nacionalidad: belga.
Profesión: psicólogo y analista de comportamiento criminal.
Especialización dentro de Reverie: interrogador profesional.
Habilidades en las que destacó en su examen:
CAPACIDAD DE ANÁLISIS: 3 EMPATÍA: 1 OBSERVACIÓN: 3
Curiosidades:
uno. es un aficionado por las novelas de todo género, pero principalmente disfruta los clásicos. generalmente, se le ve con un libro en mano, ¡ojo! tiene que ser usado, ya que cree que estos cuentan dobles historias: la escrita y la del que lo compró.
dos. es parte de una familia grande que se erradicó en bélgica a inicios de los años noventa. es el menor de cinco hermanos, siendo el único varón de la familia. fue criado por su madre y apenas veía a su padre, debido a que la pasaba entre el hospital y la universidad donde impartía clases.
tres. le gustan los deportes, no se considera malo en ellos y los práctica de vez en cuando. pero es demasiado simpático para enfrentarlo competitivamente, él prefiere que todos disfruten la experiencia antes de tener un problema.
cuatro. tiene una novia en bélgica, están intentando mantener la relación a distancia como una prueba, pero ambos se prometieron que de sentir algo por otra persona se lo dirían antes de pensar en ser infiel. si pasan la prueba, se prometieron contraer matrimonio al volver a casa; por lo que carga un anillo de promesa colgando de una cadena en su cuello.
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Sabía que en algún momento de la vida me tocaría pagar karma por burlarme de Jimmy. Por burlarme de su sufrimiento y de no ser capaz de superarme.
Sabía que me estaba riendo de algo que no entendía y sabía que estaba mal y aún así lo hice. Por rencor, por rabia, por dolor realmente. Por el rechazo que estaba sufriendo por su parte, por su falta de empatía (precisamente de él que era el que la pedía a gritos), por lo que me estaba haciendo poniendo de excusa que no me superaba.
Pero resulta que no era una excusa. Tampoco una justificación. Ninguno de los dos lo hizo bien. Pero ahora lo entiendo. Ahora lo estoy sufriendo yo.
Estoy sufriendo lo que es que la persona más importante para tí te deje de buenas. Y debo decir que es increíblemente más doloroso y complicado que si lo hubiera hecho de malas.
Pensando en eso, creo que liarme con Adrián justo unos meses después de dejar a Jimmy es de lo mejor que le podría haber hecho. Porque seguramente eso que a sus ojos yo había hecho mal y por lo que se sintió traicionado fue un clavo ardiendo al que agarrarse. Algo que le dio vía libre para odiarme. Algo que le generó un sentimiento que le obligó a querer olvidarme y alejarme.
Aunque claramente no fue suficiente. Quizá nada lo hubiera sido. Quizá nada lo sería. Sinceramente, esa parte no quiero comprobarla.
Cada día que pasa pienso en Andrés. Cada día que pasa le recuerdo. Cada día que pasa le echo de menos. Cada día que pasa duele porque lo paso sin él.
Es una jodida, putisima y enorme mierda. Pero es así. Porque aún le amo. Y creo que lo haré siempre. Y por eso ahora entiendo lo que pasó Jimmy. Ahora sí me cabe en la cabeza que puedas pasar años sin olvidar a alguien que lo ha sido todo para ti. Alguien que te salvó. Alguien a quien entregaste tu corazón por completo (aunque debo decir que yo siempre he entregado mi corazón al completo pero nunca nadie había sabido ganárselo de verdad).
A Andrés no solo le di mi corazón. A Andrés le di mi alma. Y como Caronte, se la ha llevado lejos y no me la va a devolver.
¿O sí? ¿Quién sabe? Sé que él me sigue amando. Por suerte para nosotros, esta ruptura es completamente diferente a la de Jimmy y yo. Jimmy, sin saberlo y sin quererlo, fue una coma más en mi vida. Fue un punto de paso. Le di la versión de prueba y no pudo pagar la versión completa. Por desgracia para él el amor no se paga con dinero (y tristemente ni aún por esas lo hubiera podido comprar).
Pero Andrés si lo hizo. Andrés no solo compró la versión completa. Lo hizo tan bien que se la quise regalar desde el primer minuto. Y lo hizo tan bien que la mantuvo hasta el último.
Un punto y a parte. Esto es un punto y a parte. O con eso me engaño. ¿Me engaño? Realmente no lo sé. Ni yo, ni él, ni nadie. Y ese es el problema. Que no lo sabemos. Que no lo sé. Y quiero saberlo.
Me agota estar en esta dicotomía día sí y día también. Es cierto que nadie sabe si volveremos. Pero tampoco sé cómo se debería desarrollar la situación para ello. No sé cuándo será correcto hablarle. No sé cuando no sería correcto hacerlo. Solo sé que quiero hacerlo todos los días pero no lo he hecho ninguno.
Pero es cierto. Sí es verdad que no se sabe si volveremos. Pero esa verdad tiene doble filo. Me mantiene a la espera. Me mantiene en la creencia de que sí lo haremos. Es como el gato de Shrodinger. ¿Nuestra relación está muerta o está viva? Nadie lo sabrá hasta que abramos la caja. ¿Pero quién la abrirá?
Creo que debería ser yo. Siento que seré yo. Pero no tengo ovarios porque en el momento que la abra no habrá vuelta atrás. Si está muerto no lo podré revivir. Y siento que abrirla antes de tiempo manipulará el resultado.
Pero. ¿Y si ya está muerto? Es decir. Me baso en que de momento está vivo pero darle oxigeno antes de tiempo se lo acabaría de cargar. Pero quizás ya está muerto. Quizá lleva muerto desde el 13 de febrero de 2024.
Puto año de mierda. Ya sabía que no lo estaba empezando bien.
Quiero pensar que seremos como esas parejas de las peliculas que nunca se olvidan y que se reencuentran con el tiempo. Y ahí se me abre otro pensamiento.
¿Debería abrirle antes de que pase mucho tiempo o debería romantizar mi mal de amores y dejarselo al destino? Odiaría ser tan estupida de escoger la segunda y que por culpa de esa decisión pierda al amor de mi vida. No me lo perdonaría nunca.
Me he aferrado mucho a lo que me dijo Sofía. "Si los dos os queréis hay que luchar por la relación". Obviamente no ahora. No aún. Primero hay que hacer el trabajo previo. Es como preparar un examen. No te puedes lanzar sin haber hecho antes las clases y los deberes porque suspenderías. Y es precisamente lo que hicimos al empezar. Presentarnos al examen sin estudiar. Con muchas ganas y mucha pasión. Pero de sueños no se vive, aunque sea el sueño más bonito del universo.
Tiempo. La clave está en el tiempo. Y eso es lo que me mata. Los segundos, los minutos, las horas que paso sin él. Y ya no hablo a nivel físico y no hablo de ansiedad por separación. Hablo de no ser suya y que no sea mío. Si me dijera que podemos volver pero que no puedo verle hasta dentro de medio año me tiraría de cabeza. Solo por saber que somos ying y yang encajando una vez más. Lo que extraño no es su presencia, es su esencia. Y mientras se me escapa entre los dedos sufro con la daga de su ausencia clavada en mi interior.
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"Siento, por lo tanto, existo" Retórica Emocional y la Autodeterminación en el Autismo - Parte 3
Milton, sociólogo que también se encuentra dentro del espectro autista, ha articulado una dinámica similar en torno a la concepción popular de que los autistas carecen de empatía. Esta afirmación popular, sugiere, no es más que una interpretación errónea de lo que es esencialmente una brecha comunicativa bidireccional entre los neurotípicos y los autistas.
Milton propone que una concepción más precisa de los problemas de comunicación entre autistas y neurotípicos sería la de un "problema de doble empatía", en el que ninguna de las partes consigue comprender plenamente a la otra y, por tanto, mostrar empatía hacia ella.
Las dificultades a las que se enfrentan los autistas tanto en los aspectos sensoriales de los entornos ordinarios como en los entornos sociales cotidianos conducen a su marginación en el amplio sentido sociológico de la palabra. Muchos se enfrentan a la discriminación, la alienación y el aislamiento social. Cuando preguntaba a mis interlocutores por sus dificultades, a menudo me decían que los demás les trataban mal y de forma injusta, y con frecuencia consideraban este maltrato -más que cualquier rasgo cognitivo- como uno de los componentes más significativos de su angustia.
Su subjetividad como autistas, es decir, su propia interpretación de lo que significa pertenecer al espectro autista, estaba tan influida por su marginación social como por los aspectos neurológicos que pudiera implicar su condición.
¡léelo aquí en el archivo autista!
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El poder de la compasión
Vivimos en uno de los países más poderosos del mundo. Vivo en una de las ciudades más poderosas del mundo. Sin embargo, parece haber una pequeña discrepancia. Muchas personas, particularmente aquellas que son espirituales, tienden a hablar de sensibilidad. Los budistas hablan de equilibrio y compasión. Los cristianos dicen que es mejor perdonar y olvidar, y la gente de la nueva era habla de sensibilidad.
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Realmente no me gusta reventar la burbuja de la gente, pero siento que hay un poco de contradicción, un doble rasero que la gente se niega a reconocer. Además, ¿cómo podemos ser poderosos y compasivos al mismo tiempo? Algo tiene que ceder. Hablando de burbujas, creo que a muchas personas les cuesta ser sensibles con los demás porque viven en una burbuja. Seamos sinceros; la gente está realmente preocupada por sí misma. Lo sé, suena duro cuando está escrito con tinta negra sobre papel blanco.
Solo tenemos momentos ocasionales de empatía, compasión y sensibilidad. Normalmente sucede cuando hojeamos el periódico de la mañana o vemos las noticias. Entendemos que la gente muere todos los días de hambruna. Hemos escuchado historias de terror sobre niños drogados y arrastrados a la guerra. Hemos visto las fotos de los refugiados que huyen de su tierra natal con solo la ropa que llevan puesta y, sin embargo, hay una parte de nosotros que está muy desapegada.
Muchos de nosotros vivimos en una burbuja. Somos miopes y tendemos a preocuparnos solo por los problemas que nos afectan. Nos preocupamos por las cosas que nos afectan directamente. Somos empáticos, compasivos y sensibles cuando sentimos y comprendemos nuestro propio dolor o el dolor de nuestros seres queridos. Luego, hay momentos en que somos hipermétropes. Aquí es cuando solo podemos "imaginar" el dolor por el que están pasando otras personas. Vemos televisión y vemos hambrunas, yihads y refugiados que huyen de países devastados por la guerra, y solo tenemos un atisbo de empatía, un fugaz momento de compasión. Luego, cambiamos el canal para ver qué más hay.
Las cosas serían muy diferentes si alguien entrara en nuestra oficina y simplemente abriera fuego. Las cosas serían muy diferentes si alguien dejara un paquete bomba en nuestro asiento del pasajero. Sería diferente si la gente estuviera reclutando a nuestros hijos para ir a luchar en estos ejércitos. Ese es mi punto. Siempre es diferente cuando se trata de nosotros. Realmente no creo que sea porque no nos importa. Es porque somos personas miopes y simplemente no tenemos la capacidad de comprender verdaderamente.
¡Ese es mi punto! Siempre es diferente, cuando se trata de otra persona. La gente habla de compasión, perdón y sensibilidad. Pero estas cosas no significan nada para las personas miopes. No es que no les importen los demás. Es sólo que no tienen la capacidad de entender. Nuestros antepasados operaron desde un paradigma diferente. No tenían una mentalidad de generación del "yo". Creyeron en el concepto de "nosotros" porque se dieron cuenta de que todo y todos estaban interconectados. Si una persona tenía un problema, entonces todos tenían un problema.
Hay una mejor manera en que puedo explicar este concepto. Todo el mundo está bastante familiarizado con el código binario. Es un lenguaje que se usa para programar computadoras usando los números uno y cero. Una computadora solo puede generar resultados a través de un proceso de eliminación y solo puede realizar una función a la vez. Hoy en día, existe algo llamado mecánica cuántica, donde una computadora puede realizar millones, si no miles de millones, de funciones al mismo tiempo. Esto nos permite resolver problemas a un ritmo mucho más rápido. Además, esto nos permite resolver problemas y hacer cálculos que son prácticamente imposibles para la mente humana.
¡Solo piensa en ello! El mundo físico refleja el mundo espiritual. Muchos de nosotros vamos por la vida usando el código binario. Estamos resolviendo nuestros problemas de la única manera que sabemos. Sin embargo, es cuando nos iluminamos cuando somos capaces de saltar a la esfera de la mecánica cuántica. Esto es cuando somos capaces de ver el mundo desde muchas perspectivas diferentes. Y somos capaces no solo de resolver nuestros propios problemas, sino prácticamente todos los problemas que aquejan a nuestro mundo. ¡Eso es profundo! Y ese es el verdadero significado de la compasión, el perdón y la sensibilidad.
Yamaya Cruz es el autor de Cuando las sombras empezaron a bailar. Escribe sobre espiritualidad africana, curación de chakras, chamanismo y mucho más. El poder de la empatía
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Seis cosas que los educadores deben saber sobre las personas neurodivergentes
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#ansiedad por exposición#disforia sensible al rechazo#doble problema de empatía#educación#educación centrada en el ser humano#lenguajes del amor#monotropismo#mutismo situacional#neurodiversidad
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