#dmitri gronlund

[unbasurero]

Solosticio de Verano

Cuando el divino Mercurio posóse nebuloso en las frescas cimas humbrumosas de Los Magallanes de Catia transfigurose el dios en palabras cuyo eco retumbara para ser jamás audido:

“I don’t… I don’t… I don’t… Do I? Do I don’t?

Soles insolentes harto han cruzado mi vista dejándome roído y horadado ora sólo queda noche incólume y aguas tibias e insomnes.

He confundido las lenguas de los mortales con lugares donde hacer la mía vivienda, no hay en ellas recinto ya que valga en sueños se disuelven las casas de los dioses: cual meras viandas trasegan nuestros nombres por las mesas. Se hace - no, resulta - mundano el mundo sólido de los ojos queda muerta cada-verdad en santa juerga.

Como el güevo mío, es ancho y arduo el mundo en sus miradas, y debo de vestir mi deidad pues no quisiera yo quemarlos. Visito entonces sus calles con mi fuego disfrazado y con voz ausente hablo Bartolomé de las Cosas que tornan en falsas (fosas) tan pronto cae el vocablo.

Será cuestión de ir truncando un reino del cielo en el piso, en cada pala-labrando nardo, asfódelo y narcisos, urdir entre las paredes de los verbos malas redes hierbajos y bicharajos que socaven desde abajo devorando la certeza y dejen sólo lo divino desnudo y de móvil sustantivo.

Mm, ah, pues, aymiamor, he devenido en un dios bueno, senil y pendejo, por ahora mejor tomemos distancia de la ocasión que nos sirvan cuatro tercios y tres palitos de ron”.

por Dmitri Gronlund

[desoslayo]

Colección B A S U R A (2017)

Historia del grupo literario Un Basurero

basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando.

A.R. Ammons

En abril del 2017 el grupo literario Un Basurero publica un conjunto de 5 libros digitales bajo la colección B A S U R A. Los cinco títulos en cuestión fueron:

“Casa de campo”, por Esteban Fonseca

“Corteza y hojarasca”, por Manuel Gerardi

“De los falsos inmortales y los Dioses que pueden morir”, por Gabriel Sojo

“Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad (Postales desde el 2015)”, por Carlos Iván Padilla

“Memorias de vaina”, por Dmitri Gronlund

Un Basurero nació durante el 2015, muy al fondo del pasillo de la Escuela de Filosofía de la UCV, frente a las mesas de algún bar asomado entre los dientes de los Chaguaramos, a pie desde Plaza Venezuela hasta La Florida cuando caían juntos el hambre y la noche, en un cuarto para cuatro personas que, durante la madrugada, se convertía en koilon sobre el que presenciar las más grandes tragedias de Sófocles, nació de las risas de Samuel Tineo, el Jazz de Luis Baíz, la barba de Gabriel Sojo, la locura de Claudio Alfonzo y el sueño de tiburones láser que compartieron Carlos Padilla y Manuel Gerardi.

El nombre, la cara y la voz de este proyecto resultaron de la inercia del Fanzine Sacando la Basura, creado por Gerardi y Padilla en 2012. De la estética punk y el hazlo-tú-mismo brotó el síndrome de Diógenes; dejamos de sacar la basura y comenzamos a acumularla, a rodearnos de ella para hacerla nuestro fortín, nuestra guarida de cazarrecompensas. Nos reconocimos como parte de ella con absoluto estoicismo y comenzamos a mirarla a la cara como a un espejo. El alma del proyecto vino con el resto de los malandros del verso, con el diálogo interminable, la búsqueda, el ensayo y el no caber en nosotros mismos cuando el otro lograba al fin, con belleza insospechada, decir lo que siempre quisimos.

Y así buscando nos quedaremos al sol  hasta secarnos sin llanto que derramar a las oscuridades del océano profanado ni atrevernos jamás a hablar del desperdicio que han sido nuestras vidas pues en verdad nada se pierde cuando todo se ha dado por perdido.

fragmento de B A S U R A (Zamuria, 2018) por Manuel Gerardi.

[guacharacas]

Algo pulcro brota en la ceniza

Palabras de presentación por Eleonora Requena para la colección BASURA, del grupo Un Basurero

Publicado en El papel literario el 8 de agosto de 2017

 http://www.el-nacional.com/noticias/entretenimiento/algo-pulcro-brota-ceniza_197675

---

“Basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando”. Este fragmento del extenso poema “Basura” del poeta estadounidense A.R. Ammons sirve como epígrafe a la nota introductoria de la compilación de textos del grupo literario Un Basurero, integrado por los jóvenes poetas Esteban Fonseca, Manuel Gerardi, Gabriel Sojo, Carlos Iván Padilla, Dmitri Gronlund y Luis Baiz. La página literaria Un Basurero, con los aportes regulares de sus integrantes, medra en los márgenes de la gran autopista de la web bajo el nombre: http://un basurero.tumblr.com. Basura, esta colección de poemas que se presenta hoy, contiene una muestra de lo publicado allí a lo largo de los dos años de su existencia. Está compilada en treinta ejemplares numerados, en cuadernillos cosidos a mano, y presenta una selección de los poemarios: Casa de campo, de Esteban Fonseca; Corteza y hojarasca, de Manuel Gerardi; De los falsos inmortales y los dioses que pueden morir, de Gabriel Sojo; Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad, de Carlos Iván Padilla; Memorias de vaina, de Dmitri Gronlund y un Epílogo de poemas de Luis Baiz.

Esta apuesta particular de edición establece puentes con iniciativas de ediciones autosustentadas al margen de cualquier institucionalización, como lo son las ediciones cartoneras que desde hace años proponen alianzas con los recolectores de cartón de las calles de Buenos Aires; o, más atrás, con el trabajo independiente de la llamada generación del mimeógrafo, quienes en Río de Janeiro, hacia 1970 y con la poeta Ana Cristina César a la cabeza, reprodujeron sus textos en lotes fotocopiados que eran vendidos en eventos literarios vinculados a la contracultura brasileña. En ellos se postulaba una obra al margen de los discursos oficiales imperantes, el de la férrea dictadura militar que imponía sus pautas a través del Consejo Superior de Censura, y también marcaban distancia de los otros discursos ideologizantes de la izquierda que conformaban el otro polo antagónico. Estos poetas marginales rompieron con la tradición vigente, probando que la poesía no era dictada por una musa intocable o aquella otra al servicio de lo programático, distante de la realidad de los mortales. Proponían una poesía del presente cotidiano, de las grandes y las pequeñas ciudades y sus periferias.

Sabemos que la materia del poema está en cualquier parte: usa todo lo que te rodea, aconseja Raymond Carver, úsalo, el poeta colecta en un gran saco o en su bolsillo la materia nimia y la transforma en palabras, no hay heroicidad en tal oficio, es su trabajo. El poeta español Vicente Gallego trabajaba en el vertedero de residuos sólidos urbanos del municipio de Dos Aguas, en la provincia de Valencia, ahí pesaba los camiones que llegaban repletos de basura, confesó en una entrevista que en ese entorno escribió el libro Santa deriva, con el cual recibió el premio Loewe en el año 2001. Samuel Beckett por su parte valoraba la condición de detritus en sus textos, de pérdida y degradación del sentido, la palabra como un canto rodado, una arenisca cada vez más ínfima en su capacidad de representación y de herramienta de comunicación.

Este basurero que hoy nos convoca es singular, es un vertedero de palabras, partículas indefinidas, mínimo colado, son poemas que mascullan el clima de la calle e insuflan los bríos, son residuos y a la vez reflejo de la toxicidad de una ciudad, de un país. Son el resto, la borra del café, un empaque vacío, brillan al fondo de la alcantarilla, pueden ser una joya, una llave perdida, una moneda, el violento destello de una lata de refresco a la que le da el sol al mediodía.

Estos textos van rodando por aceras, son golpeados por los pasos de los transeúntes ciegos, se acumulan en los recovecos, son juguetes provisorios de los niños, hacen montoncitos en los bordes, sirven de alimento a los desesperados, cuelan lixiviados por las zanjas, hacen remolinos con sus polvaredas, se engrandecen en la bolsa plástica que da tumbos en su errático vuelo, se eleva, arriba agarra nuevos vientos, gira, cae leve y sigue luego en su andar rastrero.

Aquí no hay lugar, aquí se escribe en la intemperie, en la calle y su hervidero, entre gritos y neones, en los bancos de las plazas, y hay borrachos, hedores, mugrosos pasamanos, orina en los recodos y la noche abre su boca, puede haber cerveza barata en callejones y rondas para leer poemas desahuciados, es palabra sin hogar que se echó a andar y no tiene dinero con qué pagar la habitación, y truena el hambre en la que fue expulsada y busca hacerse de una silla en algún bar o en un café, para hacer del poema la palabra que dé casa a otro poema, que sostenga, que amilane los fulgores de lo tardo, de lo hueco y a rodar de nuevo. El poema amanece extraviado en habitaciones de amigos, se alisa la camisa, se lava la cara tras la curda y la alegría del peregrinar, el poema bebe de su propia copa, es la cara y cruz de un único aliento, contenido en un traste, en una papelera, en los márgenes de la gran web, en una bolsa de papel, o esta vez, en este cuadernillo de hojas cosidas con pabilo, una más de tantas páginas de poesía echadas a rodar. Para terminar me permito leerles un texto de Jorge Eduardo Eielson, que bien resume lo que esta límpida propuesta de un basurero nos propone, la alquimia de la palabra reciclada en toda su potente resignificación:

“Contemplo la basura

y veo una rosa

pero no una rosa en la basura

sino la basura convertida

en una rosa

observo una rosa

y veo la basura

que alimenta su belleza

a través de su corola y sus raíces

así la rosa y la basura

son la misma cosa

porque hoy día son basura

y mañana rosa”.

*

(Estas palabras de Eleonora Requena fueron leídas como presentación a la antología Basura en el bautizo / recital organizado por el grupo “Un basurero” y la librería Sopa de Letras, en los jardines de la Hacienda La Trinidad, el 22 de abril de 2017).

Para tener acceso a los poemarios completos antologados en el libro artesanal Basura, puede visitar el siguiente link:

https://unbasurero.tumblr.com/BASURA

Eleonora Requena; foto por Esteban Fonseca.

[unbasurero]

B A S U R A

basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando.

A.R. Ammons

“Casa de campo”, por Esteban Fonseca

“Corteza y hojarasca”, por Manuel Gerardi

“De los falsos inmortales y los Dioses que pueden morir”, por Gabriel Sojo

“Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad (Postales desde el 2015)”, por Carlos Iván Padilla

Un Basurero surgió de la calle nocturna y el letargo matutino. Es el cúmulo de desperdicios de una generación desahuciada, un mausoleo a la nimiedad. Un Basurero se regodea en lo banal y su padecer, en la vasta y entrañable cadencia del desperdicio, aquello que no puede más que expulsarse y dejarse al abandono, dispuesto a descomponerse.

Vacua y lejana, esta basura es mínima frente al Basurero (aunque lo forme), tal como el poema es mínimo frente a la poesía

                                                              pues un basurero necesita basura para existir, y quien la produce necesita donde ponerla.    

——————————————————————————————

Hace tiempo que Manuel y yo escribimos. A los 16 años empezamos a leer lo que cada uno decía desde la creencia de que tener acceso a Internet era igual a ser inteligentes. Llegamos a la Escuela de Filosofía de la UCV en el 2012, sin más pretensiones que las de corroborar lo que ya nos era “evidente”.

En el proceso de sacudirnos la inmadurez a punta de lectura, creímos pertinente materializar lo que para nosotros venía siendo una afición. Nació entonces Sacando la basura, un fanzine en donde monologábamos sobre nuestros ideales, donde expulsábamos lo atravesado. Luis, junto a quien comenzamos la carrera, siempre estuvo ahí para llevarnos la contraria. Fue entre esos rayones donde empezamos a lanzar nuestros primeros atrevimientos “literarios”. Empezaba a gestarse un afán por pensarnos, pero por las razones equivocadas: teníamos la firme certeza de que la vida era verdad, que era algo que realmente estaba pasando, así que nos la tomamos en serio.

El 2015 fue para nosotros un año cumbre. Los atisbos creativos durante los años siguientes a la desaparición de Sacando la basura, principalmente inspirados en la cotidianidad y el hastío, nos llevó a desear un nuevo medio en el que se nos facilitara no sólo seguir escribiendo, sino leernos. Leernos como ejercicio creativo, replicar, contar, vernos más que los días.

En agosto de 2015, Manuel, Luis y yo juntamos nuestra colección de desechos y las vaciamos en Un Basurero. Inmediatamente se unió Gabriel, a quien conocimos ahí, en la Escuela de Filosofía, y se volvió una de las personas más importantes de nuestras vidas. Después recomendé a Dmitri, de la Escuela de Psiclogía, a quien conocía desde hacía años y de cuya locura puedo dar fe. Por último entró Esteban, asiduo contribuyente del grupo, cuya aventura en la poesía fue tan potente que nos dejó embelesados.

Así, Un Basurero se volvió nuestro taller, nuestro vertedero. Fue más que un sitio en Internet, fue un pasillo oscuro, una tasca de noche, un callejón de pájaros. Fue una habitación de residencia en Los Chaguaramos. Una prueba patente de que la vida era mentira, un juego.

Les dejamos acá BASURA, una colección de textos que sirven como conclusión del proyecto. Estos 5 libros son la recopilación de una etapa, una forma de soportar una ciudad; una convivencia que, aunque empezó hace mucho, se consolidó en el 2015, y las ganas de dejar constancia de ella, de registrarla.

Todos son textos tempranos, brevemente retocados o corregidos, como esta entrada. Tal es el espíritu del proyecto, su voz y lo que representa para nosotros.

Gabriel se fue, Esteban se va en dos días y Manuel se va este año. Quizá los otros lo intentemos también. Lamentablemente para los demás, siempre queda un rastro de este hedor.

C.

[unbasurero]

Glosa altermundística con ausente forma e inaccesible acceso

                                                             - (This is very, very bad).

¿Hay una tecnología del ser? ¿O es el ser en sí mismo es tecnología? Hablándome de bienestar emocional ahora que, más que nunca, nadie sabe cómo sentir nada. Las ideas son máquinas, las máquinas son ideas hechas carne, ahora soy cazador y recolector desde el carrito ¡Que hasta repostero!

Ahora soy canal de T.V. en mi trabajo y en mi vida, produzco símbolos por demass appeal. Ahora soy amante en una cadena perpetua de likes, en un éxito en venderme al mostro neoliberal y darle el culito, convertido en dotes miles para dotarte (a ti, no atino a mí, sol de mis dieces) ajenos en toda medida a los incendios del alma; tanto como soy libertador con mi biografía del Che estratégicamente colocada en mi bolsillo de atrás, o susurrando a oidos orientados hacia adentro en canales digitales, tan ridículo como perder la compostura en un escenario de tú y nosotros, de nuestros yóeses líricos, románticos y biológicos (laborales, familiares e infantiles) que conversan a turnos, atropellándose en la jeta. El ser es siempre contingencial y espúreo, los Welser por lo menos eran terratenientes, menos mal que los burgueses no se mueren de hambre (si antes no nos mata la espera de sumarnos a mecanismos socioproductivos que justifiquen nuestro derecho a existir y no sean una completísima ladilla).

Nos mata, pero el cuerpo aguanta, y el sujeto, sujeto de deseo, hace veces yoicas, hace voces de todos aquellos que murieron solapadamente en él, hombres hechos de días que acaban, bocetos de voluntades que nunca pasan en limpio. Usted los ve, pero se hace loco. Satisfágame, por favor, esta necesidad biológica de lípidos, glúcidos y carne turgente y femenina, de no mirar a un lado al pasar por el loquito de la esquina, colóqueme en un espacio de 150x40 donde pueda perderme de vista, donde tenga mi alma en compartimientos con sentido, pídame entonces que sea un hombre.

por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Melisma

Hay una mella del alma, hay un distenderse y amoldarse cual zapatos de cuero nuevo, de empujar mucho a un hombre contra las cosas, el hombre se conviente en párrafos, se combierte en suidadano transeúnte, deja de ser “hermano” para “consanguíneo”, o amante para hacer loco.

Son vastos los reinos del odio ¡Vastísimos! Tan inmenso que no sé dónde comienzan y dónde termino; hay una sintaxis ajena, alguien ha dormido en mi cama, alguien ha ordenado el primer pie que posa mi voz sobre el agua, no sé en qué modo se me inflige esta manera de serme impecable, no sé ya quién tiende el mango de mí. Abro la boca y un coro canta, yo mero observo, y miren que el coro cala, y el mundo se me abre de piernas se disuelve como un terruño al chorro; por eso me devuelvo y miro, incrédulo, por eso despierto de este sueño de mí y estoy despierto ¡Y vaya que cansado!

 - Por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

He conocido suicidas

Quizás algo está mal en mí. Gente fantástica, llena de promesas. No, mentira, sólo gente. A mí me parece que la gente es burda’e bien, bastante bien (yo creo). A mí me gustan. Yo a ellos no, obvio. Pero los entiendo, yo a mí tampoco me gustaría. ¿Entonces por qué escogen ellos morir y yo no?

No. Estos no son golpes de pecho, ar favar… … Quizás sólo haya algo mal en mí. Puedo verlo con la resolución que quieras, CinemaScope, super 8, o súper HD, oírlo a 4, 12, 16 o 32 bits, a 48000 hercios, el tren (que) se acerca, yo lo oigo con los dientes, el foley que acaricia y luego tuerce el pescuezo a una lechuga, mi mandíbula separada del resto sucio, sudado y aceitado por las ruedas del metro, la gente hablando que y que “¡Qué bolas este carajo, un vierne por la mañana!”, o la bombonita de óxido nitroso, o helio, la bolsa sobre el rosto adormecido, el reguero en la regadera con el 38. Pero la verdad que no son cosas muy mías. Unos que se cuelgan, otros que se lanzan, yo no sé, quizás algo está mal en mí.

- Por Dmitri Gronlund.

[guacharacas]

B A S U R A

24 de abril de 2017

Un Basurero

Hace tiempo que Manuel y yo escribimos. A los 16 años empezamos a leer lo que cada uno decía desde la creencia de que tener acceso a Internet era igual a ser inteligentes. Llegamos a la Escuela de Filosofía de la UCV en el 2012, sin más pretensiones que las de corroborar lo que ya nos era “evidente”.

En el proceso de sacudirnos la inmadurez a punta de lectura, creímos pertinente materializar lo que para nosotros venía siendo una afición. Nació entonces Sacando la basura, un fanzine en donde monologábamos sobre nuestros ideales, donde expulsábamos lo atravesado. Luis, junto a quien comenzamos la carrera, siempre estuvo ahí para llevarnos la contraria. Fue entre esos rayones donde empezamos a lanzar nuestros primeros atrevimientos “literarios”. Empezaba a gestarse un afán por pensarnos, pero por las razones equivocadas: teníamos la firme certeza de que la vida era verdad, que era algo que realmente estaba pasando, así que nos la tomamos en serio.

El 2015 fue para nosotros un año cumbre. Los atisbos creativos durante los años siguientes a la desaparición de Sacando la basura, principalmente inspirados en la cotidianidad y el hastío, nos llevó a desear un nuevo medio en el que se nos facilitara no sólo seguir escribiendo, sino leernos. Leernos como ejercicio creativo, replicar, contar, vernos más que los días.

En agosto de 2015, Manuel, Luis y yo juntamos nuestra colección de desechos y las vaciamos en Un Basurero. Inmediatamente se unió Gabriel, a quien conocimos ahí, en la Escuela de Filosofía, y se volvió una de las personas más importantes de nuestras vidas. Después recomendé a Dmitri, de la Escuela de Psiclogía, a quien conocía desde hacía años y de cuya locura puedo dar fe. Por último entró Esteban, asiduo contribuyente del grupo, cuya aventura en la poesía fue tan potente que nos dejó embelesados.

Así, Un Basurero se volvió nuestro taller, nuestro vertedero. Fue más que un sitio en Internet, fue un pasillo oscuro, una tasca de noche, un callejón de pájaros. Fue una habitación de residencia en Los Chaguaramos. Una prueba patente de que la vida era mentira, un juego.

Les dejamos acá BASURA, una colección de textos que sirven como conclusión del proyecto. Estos 5 libros son la recopilación de una etapa, una forma de soportar una ciudad; una convivencia que, aunque empezó hace mucho, se consolidó en el 2015, y las ganas de dejar constancia de ella, de registrarla.

Todos son textos tempranos, brevemente retocados o corregidos, como esta entrada. Tal es el espíritu del proyecto, su voz y lo que representa para nosotros.

Gabriel se fue, Esteban se va en dos días y Manuel se va este año. Quizá los otros lo intentemos también. Lamentablemente para los demás, siempre queda un rastro de este hedor.

***

basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando.

A.R. Ammons

“Casa de campo”, por Esteban Fonseca

“Corteza y hojarasca”, por Manuel Gerardi

“De los falsos inmortales y los Dioses que pueden morir”, por Gabriel Sojo

“Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad (Postales desde el 2015)”, por Carlos Iván Padilla

“Memorias de vaina”, por Dmitri Gronlund

Un Basurero surgió de la calle nocturna y el letargo matutino. Es el cúmulo de desperdicios de una generación desahuciada, un mausoleo a la nimiedad. Un Basurero se regodea en lo banal y su padecer, en la vasta y entrañable cadencia del desperdicio, aquello que no puede más que expulsarse y dejarse al abandono, dispuesto a descomponerse.

Vacua y lejana, esta basura es mínima frente al Basurero (aunque lo forme), tal como el poema es mínimo frente a la poesía

                                                            pues un basurero necesita basura para existir, y quien la produce necesita donde ponerla.    

[unbasurero]

Un niño

En el fondo es un niño, la mirada límpida, si ancha, no prevé malicias, da vergüenza que falte la palabra. Un niño boquiabierto, mirando, ataviado con el marco de Alguien y releva con palabras la atención del silencio capcioso.

Alguien es diestro con el verbo, es verdad que, a veces, lo hace crujir como usted sabrá de metáforas, que es símil pero, por favor. Alguien se apiada de mí y toma el cargo de traficar mi rumbo (sin) cual si fuera otro más de estos romanos - Sicut Petrus por ahí mismito por domum suum - Alguien es deliberado, intrínseco al respecto y capacidad de este ebriedario tenue y su concurrencia, esta mercurial entrevista de amantes o aquella intervención desprolija en lúmenes seminarios.

Alguien sigue siendo el niño y si aluden a él muy de “tú” - yo que nunca fuera protagónico jamás - lo pierde entre las partituras de frases que no tenía preparadas y calla, pues al tiempo que mira siempre habla consigo en voces, siempre habló a un mundo aparte del mundo, porque era un niño y no sabía cómo decir por el ala el vuelo, o no mirar sin cierto desparpajo las tetas que le ofrecía una vecina en unos treintas maravillosos, y siempre oyó la música en su cabeza

- ¿Será que me salió esquizofrénico el muchacho? - ¡Anda pues, carajito, y saluda!

Por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Fuga

En el zenit de un cigarrillo

las calles se despliegan en mi sueños

se vuelven infinitas

transcienden los ojos y los párpados

se sienten temblando en el pecho.

Dibuja Caracas en tu espalda, mujer

que yo no espero nada a cambio

de los poemas malos que te escondo

en las servilletas de los bares.

Ya basta de regaños a la cabeza

y de quejas en las esquinas de descansos

de las jornadas del trabajo y libros

que no queda nada que esperar

Luis Baiz

[unbasurero]

Stream-of-coñuesumadre

Puedo recordar ese momento de mi vida con toda la parquedad.

“Hay un lugar del infierno reservado especialmente para”… frase cansada ¿No? Pero hay un lugar del infierno reservado especialmente para los mamagüevos que colocan interpretaciones con flautica del tema de Titanic. Sólo yo me acuerdo de esa chaborrada, señores, no le caguen el paladar auditivo a las nuevas generaciones. Bueno, es como despropósito eso. Me emputa que me encasqueten una atmósfera. Yo vengo paladeando mi libro, mi comedia satírica toda DARKS,  como buen S  A  D    B  O  Y, o postpubescentoide burgués. No es mi culpa. Entonces la flautica toda “YOU’RE HERE, THERE’S NOTHING I FEAR…” y yo, sobre todo yo, entiendo cómo funcionan las estrellas pop antropológicamente para propiciar la asimilación del mercado de copias digitales y gomosas y dulcitas del Fender Rhodes. Y para que el productor musical cuarentón que nunca produjo un álbum (suyo) justifique comprar un Yamaha Motif en el contexto socioproductivo musical de los ‘90s, donde la gente no se pirateaba Ableton Live desde cualquier rancho con DirectTV.

El psicoanálisis podría aprender mucho… todos podríamos aprender un poco de todos si comiéramos menos mierda, pero también aprenderíamos pendejadas, so… el psicoanálisis podría aprender mucho del paradigma del procesamiento de la información. Digo ¿No? El psicoanálisis, como aquél inconciente que dijo Lacancan, funciona como un lenguaje ¿Qué? Eso mismo. Él habla y se contesta ¿Soñaste que mataban a tu madre por andar comiéndose la luz? Es porque tienes un miedo Edípico (o Eléktrico, neologismo perfectamente admisible) de ejercer tu propia agencia y tu propia sexualidad, entonces matas a la figura parental de tu mismo sexo porque estás en violación de un principio generatriz de la ley: No cojerás con tu padre, o por lo menos un sustitutivo satisfactorio de tu padre ¿Carajita, tú no ves que tú puedes coger y no importa lo que los demás piensen de ti? Coje (con condón, obvio) y quema esa fase. Aunque a mí es una fase que me da como que cada día. Pero el psicoanálisis resuelve todas las ambigüedades y las convierte en un texto legiblísimo ¿Dónde está la variable “ruido”? ¿Hay que emplazar todos los sueños en el marco de los significados inmanentes y trascendentes del proyecto vital? ¿En base a la satisfacción de mis represiones infantiles? ¿Y si yo sólo sueño con tomarme una taza  de café y leer el periódico? ¿Ah? ¿Significa que quiero echarme a la compañerita de la clase porque estoy tratando de darme con la misma piedra de cuando perdí a mi tercera gran amada, que era un sustituto facticio de la primera? ¿Por qué un tipo no puede, simplemente, ser dadivoso con su sonrisa, su dinero o con su verga, sin que esté tratando de tapar la mierda de persona que es en el fondo? ¿Por qué todo tiene que ser un drama? ¿Usted no ve que a mí me gusta hacer música que no viene ni va, y a veces paso horas programando sonidos que no suenan a nada? Desvinculado de todas mis múltiples racionalidades, sólo viendo como los armónicos van surgiendo de la sinusoidal base ¿Usted no sabe que la gente dice que le gusta explotar el papel de burbujitas y lanzar piedritas en los arroyitos? ¿Dónde queda el artefacto, el error de codificación y la pareidolia? Usted lo que está es antropomorfizándome la vida. Déjeme soñar sobre repollo en paz.

De vuelta en el vagón, el señor más bajito que yo se encuentra entre el culo del otro brother y la puerta. Nada de lo que yo haga, ninguna mirada cómplice o de reconocimiento, le dirá a ese pobre huevón algo distinto a lo que él cree que el mundo le está diciendo: Que nadie se preocupará por él, que nadie lo quiere. El señor en el asiento se levanta para dejar que la muchacha muy bien maquillada y con el bebé se siente. Él sabe que maternidad y niño, le tiene descuidado si su actitud es patriarcal o bondadosa ¿Tiene algo de malo que ya mi cabeza se haya imaginado lo agradable que es el cuerpito de la mamá(cita) en la faena? Yo sé que soy un animal. No es por censura que considere el ser generoso y afable una forma mejor que dejar a mi hambre correr libremente. Esa condenación concupisciente de lo sórdido, ese “pesimismo darks” psicoanalista me macera los huevos en vinagre. Es de niñitos ateos metidos en 4chan que hacen memes con la carita de Heath Ledger en The Dark Knight - Uss, no. Asco - ¿Es para usted tan “gracioso hasta la repugnancia” encontrar una cualidad redentora en las personas? ¿Es tan imposible para usted que venga yo y, de pura buena nota, le diga “Oye, qué lindos tus zapatos”? Mámeme vd. el boebo, vale. Saliendo del vagón mis ojos tropiezan con el pezón de la señorita mamá, que ha quedado medio al descubierto, desprovisto de toda carga erótica - habitáculo de una ternura que insiste en verterse con locura aunque sobrepoblación y ríete de todas las doñas de El Cafetal.

Subo corriendo y por supuesto que hay otro peo en el Hospital de Niños. Odio las cámaras. Unos guardias nacionales (por los que siento un desprecio prejuiciado) miran ociosamente. Más adelante uno habla por teléfono “¿Pa’ vendela a seiciento?” ¿La qué? ¿El kilo de papas? ¿La bicha?

por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Paisaje Ibérico

“Yo me voy con dos a-ka-kuarentisiete y les digo ‘formad puto gobierno’”

El sol es el mismo que hace cielo acá, mas el Reino es seco y onduloso con alguna pincelada de verde perdida en lomas con carácter. La camiseta pegostosa no tiene tanto ascendente acá.

Madrid es una ciudad, su noche no tiene dirección, las calles se juntan con otras, el mapa una raigambre aplastada y un vademécum de portones, fachadas, cafés.

Pedro el Barman es un encanto de hombre, infantil la sonrisa, espaciosa la risa, espesas las cejas. Su amor es como canino, con esos ojos hundidos de animal reconoce al amigo a través del espejismo salvaje. Pedro el Barman inaugura la noche preguntándome por “demasiado”, que para nosotros es sólo “mucho en cantidad complaciente”. “Son demasiado gentiles” - él observa que le llama a recelo.

Ni por defecto ni exceso, Pedro: Acá todo el ancho mar de aquí a Colombia, cobra impuestos, y el Barman obsequia farlopa al nuevo hermano turista.

¡Snif! 10 Euros. Ka-ching.

El yonki de la zona tiene el cuerpo doblado bajo el peso de su sombra bajo el peso de su vida; “¡Perdone, perdone, perdone!” Se aproxima temeroso, largarle una mala mirada le rompería las costillas; me pide, yo doy muy poco del dinero que me han prestado; nos despedimos (yo me separo), él con una carencia de “nunca jamás tan buena” yo con el silencio que semeja sólo desdén.

Carolina fue mosquita a este papel de pegoste; bien dotada de carnes la cubren, a juego con su timidez; yo pedófilo de almas jóvenes en estos cuerpos de paréntesis etario ¿Son 18 o llegando a 30? Cara más gentil, nervios más pausados y obsequisos, yo le tanteo un par de colinitas en su desierto sediento. Pero se ha tomado en serio mis blasfemias, no sabe que mis pétalos son espinas suaves de intención y de entonación muy hoscos, y en la noche se disipa.

“…”

La señora que es senil, me pide la escena de cinematógrafo, el rayado es muy lontano y yo soy paje y heraldo. Yo le pregunto, pueril “¿Cuántos años tienes?” - ¿Yo? Sesenta y cinco. - ¡Te los has tomado rápido! - ¿Y Tú? - Veinti… ¡siete! - Eres muy joven.

Por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Asclepios

Ordalía en el horizonte: Veo el corte del cielo con la tierra, anticipo la caída desde el borde del mundo, agito las manos  mostrando los colmillos, las plantas de mis pies se han hecho fuego, los piélagos retumban y se retuercen al oir el rumor sordo de mí royendo dulcemente el bronce aguzado con los pasos, la tierra se abre y gime y mil graznidos lanzan las yemas de mis dedos que cubren labriego el cielo, la  brisa se ha quedado muda y huye de mi voz caníbal de cuatro vientos, las dunas sedientas solivantadas entre mis falanges, la boca del fuego arde en la lengua mía, libélulas palatean las flores de la noche que perseguimos hueste maldita, desprendo los gajos uno a uno, devoro esta amalgama melisma de miopía, vacío la jícara de ambáreos licores, nenúfares me saludan con los vientres tecleando en el aire.

  Ah, coño, no tengo Euros para el bus.

por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Palabra

Palabra, palabrita, que vienes del mundo luengo y lontano; viniste a visitarme, (como anciano en casa de retiro) a darme pala y azadón palanca y martillo para asir y hacer el lejos de allí donde tú vienes. Te derrumbas de la boca o la letra y tapas el silencio con presencia. Yo no he visto Aldebarán pero si beso soy almíbar; ya no me dan las cuentas para los duraznos, me sirvo entonces de pezones duritos. Si lloro lluevo y duermo plácido en el yermo de la muerte; mi garganta es murano y mi boca el alicate. Palabrita puntúa la nada tras las colinas, coloca alfileres en la tela del mundo y profiere algún gesto de lo indecible: Nkrumah óbito erhu fado Weltschmerz fa’afafine halal.

por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Extra-vío

Yo me soy. El día entra por la ventana. La hora se asoma al reloj. Yo deambulo por la casa, son las circunvoluciones; yo recuerdo recordar que debía recordar que recuerdo, recuerdo que para hoy hay vida que hacer afuera.

Miro la pantalla y recuerdo quién soy  - un hámster con una palanca.

Casi nunca voy de primerito a las agujas frías de agua, eso no se hace;   “Eso es más feo que pegarle a la mamá de uno”.

Unión, unción, coyuntura, usura. Con el ungüento negro de sorbos caliente demarco los afanes para el día. La ausencia alza la cabeza por mi mirada, yo me soy pero yo es otro, con el perdón de, usted comprenderá. Yo voy tarde. El golpe crispado de la regadera se riega por la longitud de quince minutos, la cereza en la punta es el nudo de la corbata.

Yo salgo a la calle con mi caminar de hombre, media sonrisa, gacha la cabeza cuando respetuoso saludo   - vieja usanza, no soy un hombre palaciego - debe ser que jugaste mucho videojuego. Alzo el pecho porque soy hijo del sol; esquivo la mirada pues mi alma es castillo de ventisca. Yo estoy en un autobús y el barco parte hacia las profundidades del día y el día avanza con el horizonte y el horizonte se pierde detrás de montañas de edificios en el oleaje de las horas.

por Dmitri Gronlund

[unbasurero]

Sintí-tulo

Te maquillas, llevas puesta tu camisa de narco; las pulseras, macizo banquete egipcio, orbitan tus muñecas - muñeca - se convierten en plata (yo no sé si es que son de hojalata). Yo soy arrastrado por los aires, anzuelo en garganta, toda tú dulce red y ponzoña, transito amables pasillos de hilamenta, nylon y plomo ¡Me admira la honestidad de la punta! Engrosando estúpida a mi sangre marcando el compás de un tempo ausente.

¡Ruego jamás volver a nadar! Yo desvarío.

Me ahogo haciendo inventario de la indumentaria de tu ser mujer. Sediento millas y millas de zapatillas, sostenes como lazos de regalo, estrambóticas crisálidas, los pequeños espacios hacinados de frasquitos.

Las pestañas se aguzan amansadas por los círculos, en el espejo la risa de la única boca; todo este celofán y papel de colores para mis manos de niño.

por Dmitri Gronlund