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Reseña: Revista Cultural Ariadna
Enlace a la reseña Para la edición número 93 de la Revista Cultural Ariadna (correspondiente al mes de noviembre del 2021) se publicó una reseña de «Transhumano» (Ultramarina C&D, 2021) escrita por el poeta español Álvaro Muñoz Robledano.
«La verdadera duda acerca de las palabras, parece decirnos Gerardi, se ubica en lo que está fuera de ellas: objetos, mecanismos, documentos, cuerpos conocidos y cuerpos extraños; la ciudad como resolución y la ciudad como negación; la casa como artificio y la casa como ágora. La ceremonia es otra. No es cuestión de vestimentas, sino de desnudez y desequilibrio. Transhumano es consciencia de la red que, ahora empezamos a saberlo, estuvo siempre rota.»
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¡Descubre 'Transhumano' de Manuel Gerardi - Poesía cautivadora a la venta en Estados Unidos!
¡Descubre la cautivadora poesía de Manuel Gerardi en ‘Transhumano’ – ahora disponible para su compra en Estados Unidos! Sumérgete en esta fascinante colección de la serie Saltamontes de Editorial Ultramarina C&D. ¡No dejes pasar esta oportunidad de adentrarte en el mundo poético de Gerardi y descubrir ‘Transhumano’ a la venta! “Transhumano o lo humano reconsiderado según el orden poético de…
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Posiblemente, el famoso personaje asociado al frío decembrino, nunca existió. Caraqueños extrañan el frío. Lea y saque sus conclusiones. [caption id="attachment_98104" align="aligncenter" width="1024"] Según la leyenda, Antonio Pacheco, un floricultor galipanero que vivía en El Ávila, bajaba a Caracas en la temporada de frío. Peró esta temporada nada que aparece. Cortesía[/caption] Luis Carlucho Martín En 2020, a pesar de los pronósticos y las expectativas de varios falsos pitonisos, al igual que ahora –tres años más tarde–, Pacheco dijo adiós antes de lo previsto; es decir, el frío duró muy poco, nos engañó. En aquella oportunidad publicamos una crónica en Caraqueñidad titulada "Pacheco nos abandona antes y se lleva el capín melao". Ahora nos corresponde agregar nuevos datos producto de un concienzudo análisis periodístico que tiende a desmitificar al famoso personaje que supuestamente traía consigo el frío decembrino a Caracas cuando bajaba de su Galipán natal con el propósito de vender sus vistosas y olorosas flores. Sucede –por favor siéntese y lea bien– según, gun, ese tal Pacheco nunca existió, de acuerdo con las resultas de la investigación del avezado colega Manuel Abrizo –a quien conocimos gracias al hermano Félix Gerardi–, publicada en redes sociales en dos entregas: el 4 de febrero de 2022 bajo el título "Parece que lo de Pacheco y el frío era pura leyenda" y el 17 de febrero del mismo mes bajo el título "Pacheco, el que trae el frío, era checoslovaco". Ardua tarea la que nos corresponde en esta ocasión al desempolvar esta versión que, de ser cierta, acabaría con mucho más de un siglo de tradición, cultura, leyenda e historia de aquella y esta Caracas que siempre creyó que Pacheco es sinónimo del frío que baja del Guaraira Repano…con todas sus consecuencias. Ya sin frío Este final de 2023, ya muriendo la segunda quincena de diciembre, cero frío. Algo templadito pero más nada. La tradición y lo esperado, de acuerdo con proyecciones de estudiosos del clima, es que el frío decembrino caraqueño se extienda hasta febrero. Incluso, este año de hablaba de finales de marzo con las agujas oscilando entre 11 y 18º C. El tempranero retiro se le atribuirá al cambio climático. O llámelo usted como desee. Lo cierto es que frío no hay. Muchos caraqueños agringados, y otros no tanto, habían hurgado en sus escaparates en busca de chaquetas, suéteres y ruanas porque en gran parte de los Estados Unidos llegó una ola de frío que dejó más de 50 víctimas congeladas. Otros, más faramalleros, usaron el poder de penetración de las cada vez más controvertidas redes sociales para asegurar que iba a nevar en La Guaira. Ateos y creyentes unieron sus voces en un gracias a Dios que eso no se dio porque la mortandad hubiese superado con creces a la del coronavirus –que dicho sea de paso aun anda por ahí echando vaina. Otros osados, con guille de científicos, aseguraron que el fenómeno Aphelion asentaría a Pacheco hasta la mismísima Semana Santa porque la Tierra se alejaría mucho del Sol. Un montón de avispados ya tenían preparados sus menjurjes antigripales con mieles chimbas, berro y cebolla morada para sacar el catarro del espíritu. Pero nada de eso pasó. La cosa está tan rara que hasta la naturaleza se ha vuelto mentirosa. Lo cierto es que sin hacer mucha bulla Pacheco, el de la tradición, se marchó anticipadamente, con lo cual prestidigitadores y otras especies alarmantes quedaron muy mal. ¿Existe o no el tal Pacheco? A decir de Abrizo, todos sus entrevistados, gente de la Caracas de antaño, de Galipán, que goza de mucha credibilidad, coinciden en que Pacheco no es un apellido de baja temperatura sino una deformación de un dicho que se popularizó a finales del siglo XIX cuando un contingente de checoslovacos fue empleado como mano de obra para culminar el Ferrocarril Caracas-La Guaira, con estación principal en Caño Amarillo, donde además coincidía con el Tranvía, los dos medios de transporte de entonces. Según las anécdotas, en días cercanos
a la Navidad los obreros europeos, muy adaptados al frío, hacían bromas, incluso se quitaban parte de la ropa, para demostrar su capacidad de resistencia a las exigentes temperaturas. Recuérdese que el sistema ferroviario fue inaugurado por Guzmán Blanco el 25 de julio de 1883. Los caraqueños de entonces, dicharacheros por naturaleza le dieron nacimiento al dicho: “Este frío está para checoslovacos”, que se convirtió en “Este frío está pa checos” …y que terminó relacionando a Pacheco con el frío de fin y principio de año. “Con el paso del tiempo se originó una leyenda según la cual Pacheco pasó a ser un floricultor de Galipán, de barba y sombrero, que entraba a la ciudad capital por la Puerta de Caracas, con unos burros cargados de flores. Con Pacheco y el frío también llega la navidad”, agrega Abrizo. Razones para creer Además de que, en Galipán, como población, no hay registros que confirmen la existencia o la sucesión del apellido Pacheco. Explican los entrevistados que bajar desde esa zona al Mercado de Las Flores, tal como lo plantea la vieja leyenda, resulta ilógico por las rutas descritas, ya que sería muy largo el camino y poco rentable el negocio. Se dice que había un Pacheco, pero no de Galipán sino del alejado sector Las Flores. Ambas zonas se dividían, en pleno camino por El Picacho, y se sabe que la ruta viable desde Galipán sería bajando directo por la otrora hacienda Cotiza para llegar directo al Mercado Las Flores. Por el Camino de Los Españoles sería una travesía larga que atentaría contra la rentabilidad del negocio. Con estas aseveraciones corre riesgo la leyenda de Pacheco y la popularidad de Guácimo, Chola y Cachirulo, sus burros de carga. Es que los floricultores que aun andan por esos sagrados senderos aseguran que las flores se bajaban en Palo de Flores –una vara cargada en hombros con cestas de flores en ambos extremos–, porque los burros y las mulas se usaban para transportar frutas, legumbres y otros productos agrícolas. Lástima que muera la leyenda Sería un duro golpe a la cultura y a las letras acabar con Pacheco y lo que siempre ha representado. Quizás con más investigación se aclare este punto, pero si seguimos dañando la naturaleza pronto, muy pronto, no habrá frío sino calor en diciembre, y quién sabe que otras anomalías… Corre peligro Pacheco de quedar en el rincón del olvido, así como los tres canarios que amedrentados por el contenido del Decreto de Guerra a Muerte cargaron siete mulas con oro para huir desde el Camino de Los Españoles por La Guaira, donde aún son esperados desde los días de la Guerra de Independencia. Y nada: ni oro, ni mulas, ni escapistas. Leyenda que ha provocado historietas y expediciones fallidas en busca de tesoros escondidos. ¿Será que andan con Pacheco por esos caminos de la imaginación? ¿Perderá vigencia la obra de Aquiles Nazoa? No creemos: Qué hubo Pacheco Después de muchos meses esperando que con tu soplo gélido a refrescar vinieras la canícula que este año enflaqueció a los caraqueños, he aquí que ya estamos en noviembre, un mes que era muy frío en otros tiempos, y el calor continúa ocasionando pérdidas de peso, porque a ti no te da tu perra gana de regresar, oh pícaro Pacheco. ¿A qué debe atribuirse tu retardo, tú que eras tan puntual y tan correcto? ¿Si antaño, cada vez que las campanas doblaban por el Día de los Muertos, ya tú estabas haciendo tus valijas, limpiando tu bufanda y tu chaleco para después bajar, lleno de flores, con tu sonrisa de ancianito fresco y tu pincel teñido de manzana que en los rostros ponía un rosa tierno? Todo el mundo exclamaba en ese entonces con júbilo infantil: -¡Llegó Pacheco!, mientras tú por el Ávila llegabas con tu bufanda vegetal al cuello, y una flota pascual de golondrinas volando de tu lírico sombrero! PS: Apreciado lector, saque su conclusión, no el suéter... Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo
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B A S U R A
basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando.
A.R. Ammons
“Casa de campo”, por Esteban Fonseca
“Corteza y hojarasca”, por Manuel Gerardi
“De los falsos inmortales y los Dioses que pueden morir”, por Gabriel Sojo
“Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad (Postales desde el 2015)”, por Carlos Iván Padilla
Un Basurero surgió de la calle nocturna y el letargo matutino. Es el cúmulo de desperdicios de una generación desahuciada, un mausoleo a la nimiedad. Un Basurero se regodea en lo banal y su padecer, en la vasta y entrañable cadencia del desperdicio, aquello que no puede más que expulsarse y dejarse al abandono, dispuesto a descomponerse.
Vacua y lejana, esta basura es mínima frente al Basurero (aunque lo forme), tal como el poema es mínimo frente a la poesía
pues un basurero necesita basura para existir, y quien la produce necesita donde ponerla.
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Hace tiempo que Manuel y yo escribimos. A los 16 años empezamos a leer lo que cada uno decía desde la creencia de que tener acceso a Internet era igual a ser inteligentes. Llegamos a la Escuela de Filosofía de la UCV en el 2012, sin más pretensiones que las de corroborar lo que ya nos era “evidente”.
En el proceso de sacudirnos la inmadurez a punta de lectura, creímos pertinente materializar lo que para nosotros venía siendo una afición. Nació entonces Sacando la basura, un fanzine en donde monologábamos sobre nuestros ideales, donde expulsábamos lo atravesado. Luis, junto a quien comenzamos la carrera, siempre estuvo ahí para llevarnos la contraria. Fue entre esos rayones donde empezamos a lanzar nuestros primeros atrevimientos “literarios”. Empezaba a gestarse un afán por pensarnos, pero por las razones equivocadas: teníamos la firme certeza de que la vida era verdad, que era algo que realmente estaba pasando, así que nos la tomamos en serio.
El 2015 fue para nosotros un año cumbre. Los atisbos creativos durante los años siguientes a la desaparición de Sacando la basura, principalmente inspirados en la cotidianidad y el hastío, nos llevó a desear un nuevo medio en el que se nos facilitara no sólo seguir escribiendo, sino leernos. Leernos como ejercicio creativo, replicar, contar, vernos más que los días.
En agosto de 2015, Manuel, Luis y yo juntamos nuestra colección de desechos y las vaciamos en Un Basurero. Inmediatamente se unió Gabriel, a quien conocimos ahí, en la Escuela de Filosofía, y se volvió una de las personas más importantes de nuestras vidas. Después recomendé a Dmitri, de la Escuela de Psiclogía, a quien conocía desde hacía años y de cuya locura puedo dar fe. Por último entró Esteban, asiduo contribuyente del grupo, cuya aventura en la poesía fue tan potente que nos dejó embelesados.
Así, Un Basurero se volvió nuestro taller, nuestro vertedero. Fue más que un sitio en Internet, fue un pasillo oscuro, una tasca de noche, un callejón de pájaros. Fue una habitación de residencia en Los Chaguaramos. Una prueba patente de que la vida era mentira, un juego.
Les dejamos acá BASURA, una colección de textos que sirven como conclusión del proyecto. Estos 5 libros son la recopilación de una etapa, una forma de soportar una ciudad; una convivencia que, aunque empezó hace mucho, se consolidó en el 2015, y las ganas de dejar constancia de ella, de registrarla.
Todos son textos tempranos, brevemente retocados o corregidos, como esta entrada. Tal es el espíritu del proyecto, su voz y lo que representa para nosotros.
Gabriel se fue, Esteban se va en dos días y Manuel se va este año. Quizá los otros lo intentemos también. Lamentablemente para los demás, siempre queda un rastro de este hedor.
C.
#un basurero#b a s u r a#basura#carlos iván padilla#luis baiz#gabriel sojo#dmitri gronlund#esteban fonseca#manuel gerardi#poesía#literatura
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Abril 2022 (I)
Clases presenciales en la UAV, grabación de haiku.
Vista desde el techo del teatro Alberto De Paz y Mateos.
Iluminado por Manuel Troconis en la asociación cultural Humboldt
En la grabación de la película MUÑEQUITA LINDA, foto del gran Felix Gerardi
Re montaje de la obra de Danza butoh HADAS Y DRAGAS en el espacio plural.
Cumpleaños de la linda y tierna María Teresa
Montaje para la escuela de ballet, en el teatro Alberto De Paz y Mateos.
Montaje de iluminación en las nuevas barras del teatro Catia
Mí cumpleaños
Finalizado el montaje de iluminación con Banco de dimmer y consola nueva en el teatro Catia.
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Presentaron en el Senado proyecto de ley de reparación para víctimas de violencia institucional por motivos de identidad de género
La senadora nacional Sigrid Kunath presentó en el Salón Auditorio de la Cámara Alta el proyecto de ley que propone otorgar una pensión graciable a personas travestis y trans que hayan sufrido violencia institucional a causa de su identidad de género. Lo hizo acompañada de las senadoras Marina Riofrío y María Teresa González y representantes de diferentes organizaciones de la sociedad civil.
Frente a un nutrido público, Kunath explicó que “el objetivo de este acto fue presentar un proyecto de ley que hemos impulsado en el Senado con el acompañamiento de diez senadores y senadoras más y que proviene de una propuesta que se ha hecho a partir de una campaña que nuclea distintas organizaciones cuyo lema es ‘Reconocer es reparar’”.
En un acto en el que se escucharon distintos testimonios de sobrevivientes, la senadora señaló que “nosotros entendemos que por más que se apruebe no va ser una reparación total pero sí en principio va a existir un reconocimiento por parte de las instituciones del Estado, de actos de violencia que se han cometido y que muchas veces terminan con la muerte de la persona, con lesiones y que también de algún modo, como lo escuchamos en los testimonios, atraviesan el crecimiento de las personas con la complejidad que significa también trabajar por los derechos de estas minorías”.
“En lo personal es muy enriquecedor poder trabajar conjuntamente con las organizaciones que nos han acercado esta propuesta y también nos parece importante señalar, más allá de que el proyecto esté presentado en ambas cámaras, señalar cómo desde el inicio existe una enorme confianza por parte de los legisladores que han acompañado con su firma, lo cual le otorga a la iniciativa una gran fortaleza”, indicó la legisladora sobre la iniciativa que fue firmada además por las senadoras Norma Durango, Liliana Fellner, María Teresa González, Beatriz Mirkin, Inés Pilatti Vergara, Marina Riofrío y Magdalena Odarda y los senadores Juan Manuel Abal Medina y Marcelo Fuentes.
“El futuro de la sociedad debe ser la diversidad”
Con relatos conmovedores que dan cuenta del sufrimiento y las situaciones de violencia que han vivido por el ataque y la discriminación a su identidad de género, representantes de distintas organizaciones explicaron la importancia de que avance este proyecto y agradecieron y destacaron el compromiso de la senadora Kunath al traer este tema al Senado.
“Siempre el relato era sobre el maltrato policial”, señaló Norma Gerardi al referirse a una encuesta realizada años atrás sobre las principales preocupaciones de las chicas travestis y trans. Contó las terribles situaciones que vivió ella y muchas compañeras, entre las cuales varias fallecieron.
“Para nosotras la identidad de género no es solamente un testimonio de identidad personal, sino también es una trama de circunstancias que nos une en las condiciones de vida de exclusión. Y ahí es el Estado el que tiene que hacer el puente para reparar y reconocer”, manifestó Alba Rueda de Mujeres Trans Argentinas. Y agregó: “la única herramienta de lucha para nosotras es lograr un marco normativo que nos resguarde de la violencia. Este es un proyecto totalmente vinculado a la plataforma de los derechos humanos. No es un contexto fácil vivir en la Argentina para una travesti trans; el protocolo del Ministerio de Seguridad nos pone en alerta y en una desprotección importante”.
“El futuro de la sociedad debe ser la diversidad”, dijo Lara Bertolini, activista travesti, quien resaltó la importancia de cambiar la estructura de pensamiento social. “Reconocer es reparar es la visibilización de nuestras historias”, sostuvo Dariela de la Cooperativa Siete Colores, en tanto Penélope de Conurbano por la Diversidad aseguró: “queremos dignidad”.
Martín Carnevaro de 100% Diversidad y Derechos señaló que “esta ley va a reparar en parte la violencia estatal y además creo que la reparación a cada una de estas compañeras que la ley va a beneficiar, implica también que la sociedad y el Estado se haga cargo de esa historia en un camino de reparación”.
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Algo pulcro brota en la ceniza
Palabras de presentación por Eleonora Requena para la colección BASURA, del grupo Un Basurero
Publicado en El papel literario el 8 de agosto de 2017
http://www.el-nacional.com/noticias/entretenimiento/algo-pulcro-brota-ceniza_197675
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“Basura tiene que ser el poema de nuestra época porque la basura es lo bastante espiritual y creíble como para embargarnos la atención, estorbando, poniéndose por medio, amontonándose, apestando”. Este fragmento del extenso poema “Basura” del poeta estadounidense A.R. Ammons sirve como epígrafe a la nota introductoria de la compilación de textos del grupo literario Un Basurero, integrado por los jóvenes poetas Esteban Fonseca, Manuel Gerardi, Gabriel Sojo, Carlos Iván Padilla, Dmitri Gronlund y Luis Baiz. La página literaria Un Basurero, con los aportes regulares de sus integrantes, medra en los márgenes de la gran autopista de la web bajo el nombre: http://un basurero.tumblr.com. Basura, esta colección de poemas que se presenta hoy, contiene una muestra de lo publicado allí a lo largo de los dos años de su existencia. Está compilada en treinta ejemplares numerados, en cuadernillos cosidos a mano, y presenta una selección de los poemarios: Casa de campo, de Esteban Fonseca; Corteza y hojarasca, de Manuel Gerardi; De los falsos inmortales y los dioses que pueden morir, de Gabriel Sojo; Hálito imberbe frente a cadáver de ciudad, de Carlos Iván Padilla; Memorias de vaina, de Dmitri Gronlund y un Epílogo de poemas de Luis Baiz.
Esta apuesta particular de edición establece puentes con iniciativas de ediciones autosustentadas al margen de cualquier institucionalización, como lo son las ediciones cartoneras que desde hace años proponen alianzas con los recolectores de cartón de las calles de Buenos Aires; o, más atrás, con el trabajo independiente de la llamada generación del mimeógrafo, quienes en Río de Janeiro, hacia 1970 y con la poeta Ana Cristina César a la cabeza, reprodujeron sus textos en lotes fotocopiados que eran vendidos en eventos literarios vinculados a la contracultura brasileña. En ellos se postulaba una obra al margen de los discursos oficiales imperantes, el de la férrea dictadura militar que imponía sus pautas a través del Consejo Superior de Censura, y también marcaban distancia de los otros discursos ideologizantes de la izquierda que conformaban el otro polo antagónico. Estos poetas marginales rompieron con la tradición vigente, probando que la poesía no era dictada por una musa intocable o aquella otra al servicio de lo programático, distante de la realidad de los mortales. Proponían una poesía del presente cotidiano, de las grandes y las pequeñas ciudades y sus periferias.
Sabemos que la materia del poema está en cualquier parte: usa todo lo que te rodea, aconseja Raymond Carver, úsalo, el poeta colecta en un gran saco o en su bolsillo la materia nimia y la transforma en palabras, no hay heroicidad en tal oficio, es su trabajo. El poeta español Vicente Gallego trabajaba en el vertedero de residuos sólidos urbanos del municipio de Dos Aguas, en la provincia de Valencia, ahí pesaba los camiones que llegaban repletos de basura, confesó en una entrevista que en ese entorno escribió el libro Santa deriva, con el cual recibió el premio Loewe en el año 2001. Samuel Beckett por su parte valoraba la condición de detritus en sus textos, de pérdida y degradación del sentido, la palabra como un canto rodado, una arenisca cada vez más ínfima en su capacidad de representación y de herramienta de comunicación.
Este basurero que hoy nos convoca es singular, es un vertedero de palabras, partículas indefinidas, mínimo colado, son poemas que mascullan el clima de la calle e insuflan los bríos, son residuos y a la vez reflejo de la toxicidad de una ciudad, de un país. Son el resto, la borra del café, un empaque vacío, brillan al fondo de la alcantarilla, pueden ser una joya, una llave perdida, una moneda, el violento destello de una lata de refresco a la que le da el sol al mediodía.
Estos textos van rodando por aceras, son golpeados por los pasos de los transeúntes ciegos, se acumulan en los recovecos, son juguetes provisorios de los niños, hacen montoncitos en los bordes, sirven de alimento a los desesperados, cuelan lixiviados por las zanjas, hacen remolinos con sus polvaredas, se engrandecen en la bolsa plástica que da tumbos en su errático vuelo, se eleva, arriba agarra nuevos vientos, gira, cae leve y sigue luego en su andar rastrero.
Aquí no hay lugar, aquí se escribe en la intemperie, en la calle y su hervidero, entre gritos y neones, en los bancos de las plazas, y hay borrachos, hedores, mugrosos pasamanos, orina en los recodos y la noche abre su boca, puede haber cerveza barata en callejones y rondas para leer poemas desahuciados, es palabra sin hogar que se echó a andar y no tiene dinero con qué pagar la habitación, y truena el hambre en la que fue expulsada y busca hacerse de una silla en algún bar o en un café, para hacer del poema la palabra que dé casa a otro poema, que sostenga, que amilane los fulgores de lo tardo, de lo hueco y a rodar de nuevo. El poema amanece extraviado en habitaciones de amigos, se alisa la camisa, se lava la cara tras la curda y la alegría del peregrinar, el poema bebe de su propia copa, es la cara y cruz de un único aliento, contenido en un traste, en una papelera, en los márgenes de la gran web, en una bolsa de papel, o esta vez, en este cuadernillo de hojas cosidas con pabilo, una más de tantas páginas de poesía echadas a rodar. Para terminar me permito leerles un texto de Jorge Eduardo Eielson, que bien resume lo que esta límpida propuesta de un basurero nos propone, la alquimia de la palabra reciclada en toda su potente resignificación:
“Contemplo la basura
y veo una rosa
pero no una rosa en la basura
sino la basura convertida
en una rosa
observo una rosa
y veo la basura
que alimenta su belleza
a través de su corola y sus raíces
así la rosa y la basura
son la misma cosa
porque hoy día son basura
y mañana rosa”.
*
(Estas palabras de Eleonora Requena fueron leídas como presentación a la antología Basura en el bautizo / recital organizado por el grupo “Un basurero” y la librería Sopa de Letras, en los jardines de la Hacienda La Trinidad, el 22 de abril de 2017).
Para tener acceso a los poemarios completos antologados en el libro artesanal Basura, puede visitar el siguiente link:
https://unbasurero.tumblr.com/BASURA
Eleonora Requena; foto por Esteban Fonseca.
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The Philippines: Forgiving or Forgetting? [ John J Carroll, SJ ]
(Public Policy April/June 1999)
In South Africa there has been an official truth commission, which has brought to light the crimes not only of the defenders of apartheid but also of Winnie Mandela, the wife of its greatest opponent and national hero. In Brazil, even while the military was still in power, a team of lawyers supported by the Protestant and Catholic churches secretly photocopied more than a million pages of military records of interrogations, torture and murder of suspects. When boiled down to readable length and secretly printed, the report entitled Brazil: Nunca Mais (Brazil: Never Again) hit the newstands like a bombshell. The military had declared an amnesty which made prosecution impossible, yet the national shock and the shame did something to assure that such things would not happen again (Wink 1997).
In Guatemala, after a 30-year civil war that left 100,000 dead or disappeared, the Catholic Bishops’ Conference sponsored a project to “recover the historic memory.” Eight hundred “reconciliation animators” were trained, and they recorded some 6,000 detailed accounts of massacres by both government forces and the guerillas, in which an estimated 30,000 people had died. The final four-volume report focused on 60 “emblematic cases” that gave a general picture of what had happened, and an analysis of the roots of the violence and indications of who was responsible This provided a counterweight to a toothless “truth commission” set up as part of the peace agreement. Tragically, it did not end the violence; on 26 April 1998, two days after he submitted the final report entitled Guatemala: Never Again, Bishop Juan Gerardi, who headed the project, was brutally beaten to death with a paving block in his own garage (Jeffrey 1998).
In Chile, it has been possible to prosecute and convict some notorious violators of human rights despite the military’s declaration of an amnesty. Moreover, Chile’s General Agosto Pinochet is now in England fighting against extradition to Spain and prosecution for violations of human rights committed during his reign in Chile; if the prosecution succeeds, it will be a landmark event, serving as a warning to others with blood on their hands that they are safe nowhere in the world. Yet international action is not enough; each affected nation must somehow face up to its past before it can put that past behind it and move with confidence into the future.
In the Philippines following the fall of President Marcos in 1986, the answer to the question “what does one do with the accomplices and cronies” might be “one elects them to office.” Former President Fidel Ramos was Chief of the Philippine Constabulary, one of the most notorious elements in the Philippine military, under Marcos. Senator Juan Ponce Emile was Minister of Defense under Marcos. Marcos’ widow and their son and daughter have been elected to the House of Representatives; the son is now governor of his province. Jose de Venecia, former Speaker of the House of Representatives and a leading presidential candidate in 1998, is reported to have profited mightily, at the expense of the people, from loans obtained through the influence of Marcos. And of course the policemen and soldiers who carried out the torture and salvaging are still among us, some surely still in uniform. It is a disturbing thought.
The reply that “one elects them to office��� obviously raises more questions than it answers. There is a need for a careful historical, social and cultural analysis, which I have attempted to do in a monograph recently published with the assistance of the Foundation for Worldwide People Power. Here I shall point only to some of what seem to me to be key elements in an explanation.
ELITE SOLIDARITY AND COLLABORATION
In the year 1900, following the Spanish-American War and the American occupation of the Philippines, William Howard Taft arrived in Manila as the head of the US Government’s Philippine Commission which was to decide the future of these islands. The story is told that he was met by a delegation of prominent Filipinos, ilustrados, who pressed for immediate independence. Their argument was that for a people to be self-governing all that was required was a minority capable of ruling and a majority willing to be ruled, both of which the Philippines had. Whether or not the story is historically accurate, it does reflect the elitist mentality of the cosmopolitan and educated Filipino upper class of the time, and perhaps of today as well.
The Philippines has long been a society of unequals, starting with the pre-Spanish datu and their followers, continuing through the Spanish period when the power of the datu was reinforced by the colonial administration, and the arrival of the Americans who chose to ally themselves with the ilustrados, thus putting social stability over social reform and social justice (Stanley 1984). Even the early introduction of elections and the party system only served to strengthen the hold of elite, landed families who used quasi-feudal methods to control their “followers” while they themselves controlled the political machinery.
With independence in 1946 came the issue of how to deal with those who had “collaborated” with the Japanese occupying forces. The issue was complicated. Some had worked with the Japanese out of opportunism, some out of nationalism, and some in order to prevent greater suffering among the people. These would have to be sorted out if justice were to be done. Nevertheless, a start was made, with the outstanding patriot and lawyer Lorenzo Tañada in charge of prosecution. Even before his appointment, however, powerful forces were at work that would ultimately frustrate his efforts. First there was the questionable exoneration of Manuel Roxas, who had been a member of the puppet government, by no less than General Douglas MacArthur himself. Second was the decision of Sergio Osmeña, Commonwealth president in 1945, to reconvene the Philippine Congress that had been elected in November of 1941 for a term of four years. This was done under pressure from the Manuel Roxas faction, many of whose members were accused of collaboration. Congress convened and elected Roxas Senate President and Chairman of the Commission on Appointments (Golay 1997).
Thus a struggle ensued between Osmeña and Congress over the composition of the People’s Court which was to deal with collaboration cases. The law that was finally legislated guaranteed that few of the accused would actually be tried and punished: the cases of more than 5,600 accused were to be processed within six months by only 25 special prosecutors (Golay 1997).
At the same time, however, bills were being introduced in Congress calling for amnesty for collaborators. Tañada complained repeatedly of obstacles put in the way of his work, and eventually resigned when he discovered that some of Roxas’ key advisors were involved in the preparations for the defense of alleged leading collaborators (Shalom 1986).
The effort to prosecute collaborators was finally aborted in 1948 by the amnesty proclamation signed by President Roxas. Of more than 5,000 cases filed before the People’s Court, only 156 resulted in convictions; of 17 prominent individuals tried, only one was convicted (Golay 1997). This could well have created the impression that there was no real difference between patriots and traitors, that it was not it was not worth the the effort to sort them out.
It is true that the new government had other pressing issues to confront, among them reconstruction (physical and moral, as well as economic), war damage payments expected from the United States, and rising social unrest which was escalating into the Hukbalahap rebellion. It was easy to argue that unity, not division, was required. Thus it is possible to see this “resolution” of the collaboration issue as a repetition of the choice of stability over justice made at the beginning of the American regime. It can also be viewed as an example of elite solidarity and the power of elite families. In any case, it made possible the return of the pre-war elite to public life and anticipated similar developments after the fall of President Marcos.
FAILURE TO CLEAN UP AFTER MARCOS
Forty years after the collaboration debate, another president, Corazon Aquino, faced the daunting task of restoring stability to the nation: a new Constitution had to be written and voted upon, thousands of Marcos-appointed officials dealt with, assets stolen by the Marcos family traced and taken over, international confidence restored, and decisions made on the massive foreign debt left by Marcos. She was obliged to do all these in the face of continuing resistance from Marcos loyalists and disgruntled elements of the military, from the revolutionary Left which felt that “their” revolution had been preempted, and from the Muslim rebels.
Moreover, she lacked a solid political party to back her up; the loose coalition that had supported her candidacy quickly dissolved and she did not make an effort to build a party of her own. As time went on, elements of the military staged five coup attempts against her regime, partly in protest against the “favoritism” that she was accused of showing to the NPA in her effort to bring their rebellion to an end. To placate the military, she dismissed certain “leftist” cabinet ministers; she also dismissed her Minister of National Defense, the durable Juan Ponce Enrile, on suspicion of supporting the coup attempts. Thus, stability and the survival of the regime once again took priority over justice.
In fact, the most noteworthy achievement of the Aquino presidency was survival, and a peaceful and orderly, transition to her successor, Fidel V Ramos, in 1992. Hers was a political revolution against a corrupt and at times brutal dictatorship. It was not a social revolution. Nor did it attempt a thoroughgoing political housecleaning. Although many Marcos appointees were removed from office, the new Constitution did not limit their participation in electoral politics. In the congressional elections of 1987, many members of the elite families who still retained their landholdings and political bases were elected -- enough of them to weaken drastically the agrarian reform program that had been one of Corazon Aquino’s main campaign promises. A study of the members of the House of Representatives commented that:
When the Eighth Congress was convened in 1987, it became clear that political families were clever survivors. It also became clear that the new regime needed the participation and support of these families if it wanted to maintain both stability and control. (Gutierrez 1994)
Some of Marcos’ enterprises were taken over but the relatively futile search for his “hidden wealth” still goes on. There are strong suspicions as well as accusations that the search itself has been less than serious and transparent. The case for compensation for the victims of human rights abuses under the regime was pursued in the American courts, not the Philippine courts, and the administrations of Presidents Ramos and Estrada have seemed intent on blocking access by the victims to the compensation. Sadly also, these cases have emphasized financial compensation, not punishment of the perpetrators. At most only a few low-ranking soldiers have been punished. The person responsible for the murder Aquino’s own husband has not been publicly identified, much less prosecuted.
The most notorious Marcos supporters fled the country with him. Not one of those who remained was imprisoned and many have reentered public life. Others have regained the tremendous wealth that they accumulated under the regime and are once again kingpins in the national economy. The Marcos family itself has not only retained its wealth and its political power in the Ilocos region and Leyte, but also appears to be in the process of a general restoration. One of the early proposals of President Estrada was to bury the body of the former president in the Libingan ng Bayani which is reserved for national heroes, and the 70th birthday party of Imelda was reminiscent of her most extravagant and tasteless “bashes” of 20 years ago.
WHAT TO MAKE OF IT ALL?
The parallels between the nation’s handling of the collaboration issue and of the Marcos issue are obvious. In both cases there was a weak government beset by immense problems and powerful social forces that necessitated a focus on unity, a tainted elite which quickly reestablished its political power and showed no interest in revealing the skeletons in its members’ closets, a leader who was himself compromised and yet rose to being president of the nation, a body tasked to investigate and/or prosecute that accomplished little or nothing.
It is easy to see here the role of elite solidarity, as Frank Golay pointed out in reference to Sergio Osmeña’s attitude to the collaboration issue. Osmeñia was surely in no way tainted with collaboration, but he
…had little stomach for the task he had inherited. He was a member of the elite that had been challenged, and he shared the conviction of other members that only they should govern. The coherence of the elite was not surprising, for their mandate to rule had been repeatedly renewed by the Filipino people. The issue of collaboration… presented an opportunity for the emergence of new men capable of shaking up the traditional structure of political power… but no leadership -- American or Filipino -- emerged to seize this opportunity. (Golay 1997)
While agreeing wholeheartedly with the main point of Golay’s observation, I would add two comments of my own. First, the elite of the post-Marcos era is not entirely a social elite whose members trace their ancestry back to the ilustrados and land-owning families of 1896. Some are “new men” and women with middle-class backgrounds in business or the professions, and even the media. What distinguishes the elite of today as a group is not family lineage or their social graces or their control of the English or Spanish languages, but power and wealth. And having power and wealth, they are no more anxious to shake up the system than were the ilustrados of 1900.
A second point worth noting in the quotation from Golay is the fact that the elite’s “mandate to rule had been repeatedly renewed by the Filipino people.” Having known Golay, I am sure that he wrote those lines with a deep sadness in his heart, but they are true. I myself was here in 1946 and I recall little public concern to pursue the collaboration issue. In post-EDSA Philippines public opinion surveys from June of 1986 onward reveal little desire to punish the Marcos family for their crimes against the nation and against individuals. The Ateneo Social Weather Station survey of June 1986 has 69% of Filipinos agreeing that Marcos was a “brave president.” Only 4% wanted him to come back to suffer punishment for his crimes. There was no mention in these surveys of the victims of the regime’s human rights violations; only the “hidden wealth” appears to have been considered an issue. Thus the common people as well as the elite seemed ready in 1986 to close the door on Marcos’ crimes, much as they had closed it on the collaboration issue 40 years earlier.
Some may see this as the Christian virtue of forgiveness, but here I must disagree. As individuals and as communities we are all enjoined to forgive our enemies, even to 70 times seven times, and to bear no bitterness in our hearts. But this applies in the first place to those who acknowledge their offenses and ask pardon, not to those who arrogantly deny that they have done any wrong.
Moreover, punishment for crime is not a matter of revenge, nor even of justice for the victim. In penalizing crime, the community rises up to reaffirm one of its values when this value has been seriously violated. The great sociologist Emile Durkheim suggested this a hundred years ago with his theory of a “common conscience’ -- what we could call today a common set of cultural values that gives unity and coherence to a community. When that common conscience is grossly violated, the community rises up and protests punishing the violator. Punishment thereby becomes almost a ritual act, as suggested by the practice in the British courts whereby a judge before passing sentence would don his wig and robe to indicate that he is acting in the name of the community. Not to react as a community would be to reduce a community’s values to a matter of personal preference. And if this goes too far, there is grave danger that the community will no longer know what it stands for, what it permits and does not permit, and will dissolve.
My example here is Pope John Paul II going to the Rebbedia Prison in Rome to embrace and forgive Ali Agca who had shot and nearly killed him. The Pope wanted to make the point that forgiveness is the only way to peace in a world torn asunder by ethno-religious hatred, but he never asked that Ali Agca be released from prison. Ali Agca had most seriously violated the values of the community, and the community had the right and duty to reaffirm those values by keeping him in prison.
My concern then is that we in the Philippines are in a state of denial with regard to the crimes of the Marcos regime. And that the willingness to forget these massive crimes against the nation and against communities and against individuals reflects the weakness of the “common conscience”, a weak sense of the nation and of the common good. Unless the nation rises up to vindicate and reaffirm those values, it may be condemned to wander forever in the wilderness of valueless power plays among the elite.
Other nations, as we said at the beginning, have gone to great lengths in their efforts to face up to their past. Even where legal punishment of the wrongdoers was not possible, they acted in the belief that a sober recording of the facts, even gruesome memorials such as the torture chambers at Tuol Sleng in Cambodia converted into a museum displaying the skulls of Pol Pot’s victims for future generations to see, will somehow -- beyond the shock and the shame -- be a reaffirmation of values violated and an assurance that this will never happen again.
REFERENCES
Golay, F. 1997. Face of Empire United States-Philippine Relations, 1898-1946 Quezon City. Ateneo de Manila University Press.
Gutierrez, E. 1994. The Ties that Bind. A Guide to Family, Business and Other Interests in the Ninth House of Representatives. Pasig: Philippine Center for Investigative Journalism.
Jeffrey, P. 1998. Recovering Memory: Guatemalan Churches and the Challenges of Peacemaking. Sweden: Life & Peace Institute.
Shalom, S. 1986. The United State and the Philippines: A Study in Neocolonialism. Manila: New Day Publishers.
Stanley, P. 1984. Introduction. In Reappraising an Empire: New Perspectives on Philippine-American History. Cambridge: Harvard University Press.
Wink, W. 1997. Healing a Nation’s Wounds: Reconciliation on the Road to Democracy. Sweden: Life & Peace Institute.
NOTE
Fr. Carroll’s “Forgiving and Forgetting: Churches and the Transition to Democracy in the Philippines” is available as a pdf file via the Life & Peace Institute
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Recital: 8va Feria del Libro de Vallecas
El día sábado 18 de mayo del 2024 se llevó a cabo la primera presentación de la editorial «Tigres de Papel» en el marco de la Feria del Libro de Vallecas (Madrid).
En representación de la editorial leyeron sus poemas: Emilio Muñiz, Emma Fondevila, Manuel Gerardi, Blanca Morel, Ana Arés y Diana García Bujarrabal.
#8va Feria del libro de Vallecas#Feria del Libro#Poesía#Tigres de Papel#Manuel Gerardi#Emma Fondevila#Emilio Muñiz#Ana Arés
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«Plegarias de lluvia», reseña de «Canto de Chicharra», publicada en la Revista Aullido.
Enlace a la revista
Publicada el 15 de mayo de 2024
Autor: Manuel Gerardi.
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Publicación: RE:Zamuria («Ediciones Tigres de Papel», 2024)
Enlace a selección de poemas publicados por la Revista Aullido
Enlace a selección de poemas publicados por la Revista Poesía
Agenda Cultural de «Los Pequeños Seres»
Autor: Manuel Gerardi
Editorial: Ediciones Tigres de Papel (Madrid, 2024).
ISBN: 978-84-128619-0-7
Sinopsis
Tigres de Papel
Estamos ante un libro de poesía que constantemente oscila entre lo documental y lo oracular. Una obra cuyo hilo conductor es el empleo simbólico de la figura del zamuro (o buitre negro americano) y la exploración de la urbe como nombre propio de violencias y nostalgias por igual. Concienzuda y solemne, por momentos desplegada con la cruda dureza del concreto, «RE: Zamuria» hace gala de una poderosa apuesta lírica para narrarnos el testimonio de una caída. La caída del Zamuro. La caída del valle devenido en llanura. Lo que esa caída revela sobre la íntima relación entre el vuelo y el naufragio. De la memoria y el mar, por sobre todas las cosas, lugares que se entrelazan como torbellino de sombras; hojarasca de alas negras de aquellas las innombrables aves del destino.
Es por ello por lo que se vale de diversas técnicas expresivas y muta entre registros discursivos para entablar un diálogo en la lengua muerta de estas aves. Lengua que fue y que pudo ser mundo, pero nunca más (como diría aquel cuervo o profeta). Zamuria es la criatura o tal vez su reino, un acontecimiento imborrable o aquello que viene, tras la tempestad, a hacer de las ruinas su templo. Epistolario o teodicea. Elegía o canto equinoccial. Esta es la reconstrucción de los hechos.
Fecha y lugar de la presentación
Madrid. Librería «Los Pequeños Seres»
22 de junio de 2024. 18:30 horas.
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4º Coloquio Internacional de Poesia y Filosofía
Nota de prensa: Invencible Radio
Nota de prensa: Cartelera de la Ciudad de México
Miércoles 22 de mayo de 2024.
Segunda mesa virtual de Charlas Magistrales en el marco del 4rto Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía, organizado por el narrador, poeta y dramaturgo Ulises Paniagua, de la mano de Fondo de Cultura Económica, «Educal: la experiencia de leer», «Invencible Radio», «Ateneo Secreto Literatura» «Anestesia, Revista de Literatura» y «Barrio Culto».
Moderó y dirigió la temática el escritor Carlos Katan. Participaron los escritores Jorge Andrés Medina y Manuel Gerardi.
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«Las dimensiones maquínicas»: reseña de «El libro de las máquinas», publicada en la Revista Aullido.
Enlace a la revista
Publicada el 25 de abril de 2024.
Autor: Manuel Gerardi.
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Segundo Newsletter del 2023 | México - España - USA
Segundo Newsletter del 2023 | México – España – USA 🎉#Festival | Llega una nueva edición del Festival Kerouac, en #CDMX → http://bit.ly/3K4xw66 🎤#Entrevista | Almudena Anés responde el Cuestionario Capotiano → http://bit.ly/3K7AtTd 📘#Reseña | Transhumante, de Manuel Gerardi, en la revista ‘Poesía’, desde Venezuela. → http://bit.ly/3lwCazk 🚀#Lanzamiento | Aparece nueva reimpresión de la…
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#Reseña - Transhumante, de Manuel Gerardi, en la revista 'Poesía', desde Venezuela.
Recomendamos muchísimo ir al enlace para hacer la lectura completa, aquí: https://poesia.uc.edu.ve/los-nombres-de-lo-humano/ Ejemplares a la venta en México, España o USA. Cualquier duda escriban por Whatsapp +34 644 78 88 64 o al correo: [email protected]. http://www.editorialultramarina.com Poesía & literatura independiente de ultramar México – España – USA – Chile…
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Presentación de "El Libro de las Máquinas", de Carlos Katan
El pasado viernes 01 de abril, en los espacios de la librería Los Pequeños Seres, fue presentado "El Libro de las Máquinas" (Madrid, 2021), segundo libro de Carlos Katan, editado por Editorial Ultramarina. La presentación estuvo a cargo de Manuel Gerardi.
De derecha a izquierda: Carlos Katan y Manuel Gerardi.
Lee Carlos Katan.
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