#de las tres piernas
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ensoledadminido · 5 days ago
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Dámaris Pan (Mallabia, Vizcaya, 1983) · De las tres piernas, 2020
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ragathaknight · 6 months ago
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[ESPAÑOL]
Ambos quieren estar entre sus piernas (incluido yo). Para ser justos, dejaría que ella me lo hiciera.
No culpo a Pomni por usar esto como una oportunidad para intimar con Ragatha, esa chica tiene unas piernas fuertes y atractivas. Ambos necesitan dejar de pensar en otra cosa porque ella está hablando de pelear, Jax es de esos que deben pensar sus acciones dos o tres veces antes de actuar. Y en cuanto a Pomni, ell debería entrenar mejor, tanto en la mente como en su lado de peleadora.
¿Podemos hacerlo ahora o tengo que programar una cita?
[ENGLISH]
They both want to be between her legs (including me). To fair, I would let her do it to me.
I don't blame Pomni for using this as an opportunity to get intimate with Ragatha, that girl has strong and attractive legs. They both need to stop thinking about something else because she is talking about fighting, Jax is one of those who should think his actions twice or thrice before acting. And as for Pomni, she should train better, both in mind and in her fighting side.
Can we do that now or do I have to make an appointment?
Créditos por las imágenes | Credits for the images: Yess_Katfly
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sweetillnessofm · 10 months ago
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... i fucked up.
(one shot)
🗯ADVERTENCIAS/TAGS: enzo vogrincic x reader, smut, porn with plot(?), infidelidad, reader es infiel, fingering, squirting, enzo es el cuerno, moral muyyy cuestionable, sobreestimulación, un poco de size kink (no importa si reader es gorda o flaca, tetona o plana ENZO ES MAS GRANDE), age gap de 10 años (reader 20 enzo 30), sexo sin protección, sexo rudo(?), choking (muy ligero), llanto durante el sexo (de placer), un poco emocional y confuso al final.
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eran las siete de la mañana cuando ibas saliendo de tu apartamento compartido con tu novio blas. te dirigías al set de la nueva película en la que estaban trabajando él y otros dos chicos de LSDLN, enzo y francisco, ya que formabas parte del equipo de maquilladores en esta nueva película, al igual que en la anterior. de hecho, fue gracias a aquella que te hiciste pareja del rizado y formaste amistad con la mayoría de los otros actores, volviéndote más cercana con enzo.
fue el mismo blas quien solicitó a los directores y productores de este nuevo proyecto que te contrataran para trabajar como maquilladora, así que tú no podías estar más feliz pues significaba que ibas a estar cerca de él más tiempo... y cerca de enzo también.
a los tres meses de hacerte novia de blas, asististe a una pequeña reunión en casa de juani que organizaron entre todos los chicos, como matías había llevado a su novia al igual que esteban, el de rizos decidió llevarte a ti también. lo que no sabía él es que esa misma noche empezarías a guardar un secreto con enzo.
sentados en los escalones de la entrada de la casa más alejados del ruido, cada uno con una cerveza en la mano, estabas con enzo charlando y riéndote de sus incontables chistes, blas no había querido unirse ya que estaba concentrado jugando con la play4 de juani.
"no no pero ahora decime algo, con sinceridad". dijo el castaño repentinamente, haciendo que la risa que tenías cesara un poco.
"¿qué?" dijiste un poco nerviosa sin dejar de sonreír igualmente.
"¿vos estás satisfecha con blas? ¿él te hace sentir bien?"
tragaste duro sintiendo como tu boca se secaba de los nervios, ¿qué pregunta era esa?
"e-eh, a qué te refieres?"
"digo, no niego que blas sea un buen novio, he visto cómo es contigo, pero a veces lo veo muy infantil, no sé, falto de experiencia," chasqueó la lengua, sentiste como ponía su mano en tu rodilla descubierta y la apretaba.
con cada palabra que salía de la boca de enzo y con cada acción te ponías más nerviosa, aunque realmente no le faltaba mucha razón. a pesar de tener la misma edad que blas, sentías a veces que no andaban en lo mismo...
"te pregunto, ¿él te coge bien?"
te ahogaste con tu saliva.
"perdoname el atrevimiento," se retractó casi instantáneamente mientras sobaba tu espalda, ayudándote en tu ataque de tos. "creo que tomé mucho, no mido lo que digo".
cuando dejaste de toser te quedaste mirando al suelo por un momento, enzo era un hombre atractivo y muy intimidante, no lo ibas a negar, pero no captabas por completo sus intenciones y tampoco querías malinterpretarlo, tal vez te pregunta esas cosas porque te considera su amiga cercana y te tiene confianza, así que decidiste ignorar su mano en tu pierna otra vez y tanteaste el terreno.
"tranquilo, s-solo me agarró por sorpresa" le sonreíste. "nada más lo hemos hecho dos... tres veces, creo" notaste como abrió más los ojos, mirándote asombrado. "y realmente no ha sido la gran cosa" murmuraste con pena.
qué carajos estabas haciendo.
"mhm," enzo asintió y frunció el ceño, mirándote atento mientras pensaba. "¿por qué no es la gran cosa?
suspiraste recordando como han sido las experiencias con blas hasta ahora, sintiendo un poco de frustración. "perdoname el atrevimiento a mi ahora," te sinceraste "dios, que vergüenza, pero..." te acercaste un poco a su oreja, hablando más bajo como si alguien más aparte de él te fuera a escuchar. "no me he venido con él nunca, siempre termina y se duerme".
enzo tomó el último trago de cerveza que le quedaba. "no sé por qué no me sorprende sabés," soltó una pequeña risa y desechó la lata en el tacho de basura que había en una esquina. "como te dije, le falta," dijo mirándote a los ojos y acariciando tu muslo con su pulgar "no sabe todavía cómo satisfacer a una mujer".
"¿y tu qué, si sabes?" preguntaste de repente y te sorprendiste de tus propias palabras.
ya había llegado demasiado lejos la conversación, y no sabías por qué no te detenías. tal vez eran las cervezas en tu organismo, o simplemente era la atracción sexual tan fuerte que sentías por enzo que ya no lo podías ocultar.
"no te voy a afirmar nada, chiquita" acercó su cara a la tuya mientras te acomodaba un mechón de pelo detrás de tu oreja. "deberías comprobarlo tu misma".
cortaste el poco espacio que había entre ustedes y lo besaste con deseo.
rápidamente su lengua se apoderó de tu boca haciéndote soltar un pequeño gemido y poner tu mano en la parte de atrás de su cabeza, tomando su cabello.
te separaste cuando un sentimiento de culpa te llenó el cuerpo.
"e-enzo, espera" pusiste una mano en su pecho, jadeando, mientras mirabas el suelo con pena. "esto es malísimo, sabes?" negaste con la cabeza cerrando los ojos y abriéndolos despues de una pausa. "yo quiero mucho a blas, no entiendo por qué hago esto" dijiste más que nada para ti misma.
el mayor te tomó por la barbilla suavemente, obligándote a mirarlo. "nena, esto no tiene por qué significar nada, si?" acarició el borde de tu mandíbula con sus dedos, mientras observaba tus labios "pero entiendo si no quieres seguir".
tomaste aire y suspiraste temblorosa, tenías un conflicto interno. por un lado no querías hacerle esto a blas, te sentías como una mierda y sabes que si se enteraba se iba a ir todo al carajo, pero por otro... tenías tantas ganas reprimidas y acumuladas, que tus bragas ya estaban empapadas y tu coño pulsaba nada más con un roce en tu pierna y medio minuto de besos. realmente patético, pero nadie podía culparte.
"solo será esta vez, y luego seguimos como siempre, como amigos, y hacemos como que no pasó". volviste a cerrar los ojos intentando prometerte a ti misma algo que sabías sería difícil de cumplir. enzo asintió juntando sus frentes y retomando aquel beso hambriento.
enzo se separó, se levantó y se dirigió a la puerta. "espera aquí un momento".
al entrar vio a todos en un desastre, la música estaba demasiado alta y casi todos estaban borrachos ya, algunos jugando cartas y otros bailando. blas seguía jugando con la consola ahora acompañado de matías.
le dijo que te empezaste a sentir mal y que te llevaría a casa, el rizado dudó un poco pero finalmente terminó agradeciéndole. enzo tomó tus cosas y salió de nuevo.
esa noche tuviste tu primer orgasmo provocado por un hombre.
sobra decir que no fue cosa de una vez.
cuando estabas cerca de tu destino recibiste un mensaje de uno de tus compañeros de trabajo, habían rodado la grabación para otro día por un problema con los productores.
bufaste con fastidio y marcaste el número de blas.
"hola lindo, buenos días" lo saludaste cuando contestó. "oye, no tienes que venir hoy al set, no sé si te avisaron ya pero cambiaron la fecha del rodaje".
"mierda, justo salí de bañarme, eh, bueno" escuchaste su voz frustrada. "me voy a dormir otra vez, ya qué. venís?"
"voy a aprovechar de comprar unas cosas, ya que estoy acá, para no perder el día" dijiste recordando al ver un super en la esquina.
"bueno, está bien, traeme algo" dijo divertido y supiste que estaba sonriendo.
"claro, te quiero" hiciste un sonido de beso. "nos vemos".
colgaste y te encaminaste hacia dicho supermercado, cuando sentiste otra vez la vibración de tu celular en tu bolsillo.
era enzo.
"nena, estás sola?"
en menos de veinte minutos estabas en el auto de enzo dirigiéndote hacia su casa.
hablaron de cosas cotidianas y de la nueva película, tú riendo ocasionalmente de los comentarios del mayor.
era increíble el contraste entre esos momentos tranquilos e inocentes y lo que sucedía cuando estaban en privacidad. apenas cerrada la puerta de la casa enzo ya tenía sus labios sobre ti y sus manos encima de tu cuerpo.
te cargó por los muslos y enrolló tus piernas en sus caderas, los llevó a ambos a su habitación y se sentó en el borde de la cama contigo en su regazo. llevó sus besos hasta tu cuello, donde empezó a lamer y morder suavemente un punto que ya conocía a la perfección, un punto que te hacía poner los ojos en blanco y empezar a frotar tu coño contra su bulto.
enzo ya se había memorizado tu cuerpo.
te sacó el suéter que tenías y desabrochó tu brasier en el proceso, tomó una de tus tetas en su mano y acercó su boca a tu pezón, empezando a lamerlo en círculos y succionarlo con la fuerza necesaria para hacerte gemir y jalar su pelo entre tus dedos.
"me encanta lo sensible que eres, tan preciosa" jadeaste ante el apodo.
en un instante, enzo te había acostado en la cama y ahora él estaba encima de ti, repartiendo besos desde tu pecho hasta tu abdomen, donde sentías su aliento caliente bajar hasta tu vientre.
alzaste la cabeza y sus miradas se encontraron cuando empezó a bajar tu short y tus bragas al mismo tiempo, sin dejar de verte, hasta que los terminó de sacar por completo dejándote descubierta ante él.
abrió tus piernas y al encontrar tu coño brillante y húmedo, no pudo evitar relamerse los labios.
"bebé, intentemos algo" dijo mientras te jalaba por tus piernas hacía él, te apoyaste en tus codos sobre la cama para verlo mejor. "si se te hace mucho solo decime, pero tenés que dejarte llevar igual" asentiste con un poco de nervios. desde hace varios encuentros enzo te había ayudado a experimentar algunas cosas nuevas y todas te habían gustado hasta ahora, así que te preguntabas qué sería esta vez.
subió ligeramente una de tus piernas y envolvió su brazo en tu muslo, mientras que con su otra mano frotaba tus jugos en sus gruesos dedos y en todo tu coño, desde tu entrada hasta tu clítoris, el cual empezó a frotar en circulos con su pulgar haciéndote cerrar los ojos y jadear, echando tu cabeza hacia atrás.
metió despacio dos de sus dedos y los empezó mover dentro ti con un ritmo lento, curvándolos ligeramente hacia arriba sin presionar del todo tu punto más sensible, provocándote, desmoronándote ante él. por ahora no había nada nuevo, solo era enzo sabiendo usar sus dedos como un experto. hasta que aceleró el ritmo y la fuerza de sus movimientos, presionando por completo y únicamente tu punto g, con la palma de su mano rozando tu clítoris repetidamente.
todo se volvió demasiado intenso de repente, tus cejas estaban arqueadas en una expresión de placer, tus labios rojos de tanto morderlos formaban una 'o' de la cual salían gemidos y lloriqueos que iban directamente a la erección de enzo, que estaba roja y adolorida encerrada en su pantalón.
abriste los ojos y se encontraron rápidamente con los del mayor, que te miraban con adoración.
"m-me voy a venir, en-" enzo asintió, alzaste tu cabeza y bastó solo con mirar como su mano cubría completamente tu coño, para que un orgasmo te recorriera desde la cabeza hasta la punta de los pies, haciendote soltar un jadeo seguido de un fuerte gemido, mientras tu espalda se arqueaba y tus piernas intentaban cerrarse involuntariamente.
enzo no cesó el movimiento de su mano, más bien mantuvo el mismo ritmo lo cual hizo que tomaras su muñeca intentando sacar sus dedos por la sobreestimulación.
"solo un poquito más, chiquita" dijo quitando tu mano con delicadeza y acercando su cara a la tuya para tratar de distraerte con un beso.
pronto sentirías como se formaba un nuevo orgasmo en tu vientre, pero esta vez se sentía raro.
tomaste otra vez la muñeca del castaño "e-enzo, creo que me voy a-". te interrumpió una sensación de presión en tu vientre.
un segundo orgasmo más intenso que el anterior, te llevó a sentarte de golpe mientras se formaban lágrimas de placer en tus ojos, tus uñas se clavaron en la piel de la muñeca del mayor con fuerza y lo único que sentías eran los espasmos de tu cuerpo y tu coño alrededor de sus dedos.
cuando te calmaste un poco abriste los ojos, los cuales ni siquiera sabías que tenías cerrados, solo para encontrarte con la cama totalmente empapada al igual que el brazo y la mano del castaño, cuyos dedos seguían dentro de ti, ahora quietos.
te asustaste y te giraste hacia él, haciendo que salga de tu cuello donde estaba repartiendo besitos.
sacó sus dedos con cuidado de tu coño haciendote soltar un quejido, sintiendote vacía de repente, y viste como se metió ambos dedos en la boca, limpiándolos con ella. jadeaste por lo obsceno que se veía.
"qué vergüenza... perdoname". dijiste viendo otra vez el desastre que era la cama.
"nada de eso," respondió recostándote otra vez. "fue demasiado caliente ver como te venías tan duro, te gustó?"
"la verdad sí..." dijiste bajo, "mucho". lo miraste a los ojos y viste como algo se oscureció en ellos.
"decime, tu novio te ha hecho venir así, princesa?" dijo observándote, con la voz más grave y baja de lo normal.
"n-no, nunca". de repente estabas apretando tu coño alrededor de la nada otra vez.
enzo pensaba que esta era una de tus mejores facetas, cuando estabas desnuda en su cama, temblorosa y jadeante, completamente jodida por él, porque sabía que era él y solo él quien te llevaba a ese estado. tú ni siquiera debías hacer nada complicado para ponerlo caliente, le era suficiente ver como reaccionabas a las cosas que le hacía a tu cuerpo, porque tu placer era el suyo.
parecía que con cada encuentro que tenían, más atraído se sentía hacia ti, más hermosa eras en cada ocasión.
tenía tiempo sin sentirse de esa manera.
a todo esto, el mayor seguía completamente vestido, así que tomaste el borde de su camisa y la subiste intentando sacársela.
"¿todavía tenés ganas?" te miró con diversión, incrédulo, quitándose la ropa igualmente.
observaste sus anchos hombros y sus brazos, tan grandes en comparación con los tuyos. enzo como tal, era tan grande al lado tuyo, y tan fuerte. amabas como te podía cargar y mover fácilmente, como sus grandes manos apretaban tu cuerpo mientras empujaba su miembro dentro de ti.
el hecho de que no solo era más grande en físico, sino en edad también, te excitaba más de lo que le podías admitir.
cuando el castaño liberó su polla de la ropa interior que se había vuelto incómoda, sentiste que se te hizo agua la boca. la punta estaba sonrosada, brillante con líquido preseminal, y viste como una gruesa vena sobresalía a lo largo de la base.
"dejame chupartela, por favor", casi suplicaste, levantándote para quedar más a su altura y tomando su polla en tu mano, recogiendo la humedad de la punta para empezar a moverla de arriba a bajo más fácil.
"no, no, preciosa" detuvo tu mano. "necesito ya estar dentro de ti".
te empujó suavemente y tu hiciste un puchero en frustración, pero te volviste a acostar, con enzo encima tuyo.
con una mano apoyada al lado de tu cabeza como soporte, alineó su miembro en tu entrada con la otra. no te preocupaste por el condón porque ya habían hablado el tema, ambos estaban sanos y tu estabas con la pastilla.
"nena, mirame". te dijo obligándote a mantener contacto visual, le gustaba ver tus expresiones en todo momento.
un gemido de alivio salió de ambos al sentir como finalmente introducía la punta, pero cerraste los ojos con fuerza cuando siguió empujándose dentro de ti. no importaba que tan mojada estuvieras, el grosor de su miembro casi siempre los obligaba a tomar una pausa.
sentiste como su pelvis chocaba con la tuya y exhalaste fuertemente, el castaño corrió el cabello desordenado que se habia pegado a tu frente, y comenzó a repartir pequeños besos.
"estás bien? querés que me mueva?" murmuró contra tu piel, bajó su mano desocupada hacia donde ambos se unían y empezó a frotar círculos en tu clítoris con sus dedos.
el estímulo hizo que tu coño se apretara alrededor de él, sacándole un jadeo.
asentiste con fervor, moviendo tus caderas en un intento de estar imposiblemente más cerca de su cuerpo. "s-sí enzo, cogeme duro esta vez". tus mejillas se enrojecieron, ya no tenías nada de pena.
"¿ah, sí? ¿querés que te coja fuerte y que te deje sin caminar bien?" el castaño rió al verte asentir con ojos grandes mientras te relamías los labios.
"¿querés llegar a casa y que blas se de cuenta de que no está haciendo su trabajo como debe, ah, chiquita?" masculló y se irguió en su lugar, comenzando sus embestidas controladas pero duras, sus manos apretando con fuerza tus caderas y sosteniendote.
gemidos agudos salían de tu garganta mientras jalabas las sábanas en puñados, sentías como el placer hormigueaba en la punta de todos tus dedos, estabas sensible todavía por los orgasmos anteriores.
tus tetas rebotaban con cada estocada, enzo las tomó en sus manos y las amasó, pellizcando y frotando sin cuidado tus pezones, mientras aceleraba el movimiento de sus caderas. la punta de su polla llegaba a golpear tu cervix haciéndote lloriquear, pero el ligero dolor solo te excitaba más, y enzo sintió como te contraías en su miembro.
"mirá como me apretás, dios" el mayor dijo casi sin aliento. "así querías que te cogiera? hmm? querías que fuera malo contigo, princesa?"
lo miraste directamente a los ojos con una expresión de placer puro. "sí, sí, m-mierda, tan rico- ah,"
agarraste una de sus manos y la dirigiste hacia tu cuello "a-ahorcame enzo, dios" suplicaste prácticamente fuera de ti misma y tus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, extasiada. estabas muy cerca y sabías que querías correrte con sus manos en tu cuello.
sin detener sus duras embestidas, el mayor envolvió su mano y apretó con cuidado los lados de tu cuello, haciéndote girar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, mordiéndote el labio inferior. "qué preciosa sos-" se acercó a tu oreja dándote un beso en la mejilla antes de murmurar muy, muy bajo "no sabés cuánto te amo".
no descifraste qué palabras dijo enzo en tu oído, porque el tercer orgasmo de esa mañana te azotó con más fuerza que los dos previos.
tu vista se nubló y tu boca se abrió sin soltar ningún ruido, agarrabas con fuerza la muñeca de enzo cuya mano seguía en tu cuello, pero que yacía quieta ahora, nada más que acariciando tu piel suavemente.
con un gritito ahogado tu cuerpo pareció ganar consciencia de nuevo, y sentiste como el castaño todavía se empujaba con dificultad dentro de tu agujero, de forma más desordenada y errática por cómo tu coño se contraía repetidamente alrededor de su miembro.
tu mano se posó en su abdomen débilmente, intentando alejarlo de ti por lo incómodo que se estaba volviendo tanto estímulo, hasta que su orgasmo llegó de manera repentina, llevándolo a sacar su polla y venirse sobre tu vientre, gimiendo con el ceño fruncido mientras terminaba de exprimir hasta la última gota de semen sobre ti.
lo único que se escuchaba en la habitación eran sus respiraciones agitadas y ocasionalmente pequeños gemidos tuyos, estabas completamente sensible y podías sentir las corrientes de placer en todo tu cuerpo aún. al recomponerse, enzo bajó delicadamente tus piernas temblorosas de la posiciónen la que estaban, y se levantó a buscar un paño para limpiarte.
al llegar de nuevo a la habitación, el castaño recién pareció notar tus mejillas sonrojadas y húmedas, al igual que tus pestañas, por tus lágrimas.
"bebé, te hice daño?" preguntó preocupado analizando tu cuerpo, temía haberse pasado. "fue demasiado para vos?"
acarició tu rostro suavemente, apartando las lágrimas de tus ojos.
"estuvo más que perfecto, enzo" lo miraste con ojos adormilados y una pequeña sonrisa en tu boca, estabas tan saciada.
tan satisfecha.
la expresión en su cara se suavizó y te devolvió la sonrisa. "deberíamos ducharnos" dijo antes de darte un piquito en los labios.
"estoy taan, tan cansada sabes" te quejaste e hiciste un puchero que enzo también besó.
"no importa chiquita, nos metemos en la bañera y yo te limpio, sí?"
no entendías nunca esto. pasaban de tratarse como amigos normales... a tener sexo así de sucio, para luego tratarse con una intimidad que parecía de pareja.
cuando tu verdadera pareja te estaba esperando en el apartamento que compartían.
¿te sentías culpable? demasiado, todo esto era el resultado de un error, un error que cometiste en una noche de desliz. todo por no haberte comunicado desde el principio con tu novio sobre su situación sexual. tu estabas segura de que lo amabas, simplemente sentías que... el sexo con él era lo terrible.
la peor parte era que tal vez ya no había vuelta atrás. los meses pasaron y perdiste la cuenta de las veces que estuviste con enzo, blas no sospechaba nada pero sabías que era cuestión de tiempo para que se enterase.
sí debías poner un alto a la situación con el mayor, aunque no sabías cómo, ni cuándo exactamente.
por los momentos, solo te dedicarías a disfrutar de los dedos que masajeaban tu cuero cabelludo suavemente en aquel baño.
pensabas que no sería tan difícil dejar el tema con enzo, después de todo, antes de besarse y coger, eran amigos muy cercanos. el único sentimiento que había entre ustedes era ese, amistad.
o al menos eso creías tú.
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deepinsideyourbeing · 8 months ago
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Movie Night - Enzo Vogrincic
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+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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flan-tasma · 9 months ago
Note
(If you're uncomfortable with this ask I sorry, you don't need to write it!)
How about genshin men (your choice) who are "straight" ( ;3 ) reacting to accidentally getting hard while fighting m!reader
💖~ I couldn't wait to write this. I think you already know who it starts with ;3 omg when I was making the images I forgot that the fucking Nobile in english is Childe kdhkdhd /cry
Warning: suggestive, Male!Reader, Kaeya is a scoundrel | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Sobretodo, sabe que es bien parecido y usa eso a su favor, probablemente haya joteado contigo en broma en alguna ocasión, pero es porque ustedes son amigos y nada más. O eso dice él.
Este hombre ama batallar tanto como necesita respirar, es el primero en pedirte una pelea para medir sus habilidades en combate.
Entonces en una pelea amistosa que tuvieron, apostaron que el perdedor sería quien pague la cena. Y no estabas dispuesto a pagar esta vez.
A Nobile le agradó ver tu determinación para romperle la cara y se puso al tú por tú contigo. La adrenalina de golpear sus cuchillas contra tu espada, dar tres pasos atrás y tratar de tirarte fue tanta que su respiración pesada lo obligó a soltar un gruñido cuando por fin pudo atraparte contra el suelo.
Ahora tenía un problema nuevo: te veías glorioso debajo de él. El sudor que resbalaba por tu frente, tu ceño fruncido y tus ojos que lo miraban como si desearías matarlo en ese mismo instante. Sus pantalones se apretaron alrededor de su entrepierna.
Dudó de su sexualidad por primera vez en su vida, y eso lo golpeó duro como un roble. Más duro que él en ese momento. Bromeó un poco acerca de cómo tendrías que invitarlo a una buena comida por perder y una patada tuya en su pierna lo alertó para volver a ver tu majestuoso rostro.
“No debería ser justo si te abalanzas contra mi.” Te habías quejado y él casi quería gritar cuando tus ojos iban bajando. Te ayudó a levantarte para que no vieras su problemita y no dejó de actuar raro por el resto de la cena.
Mantenía tus ojos en cualquier parte menos en su cuerpo por debajo de su pecho, bromeando con que te lo estabas comiendo con la mirada.
Definitivamente tenía en mente comer algo más, pero ahora debía pensar bien acerca de sí mismo y sus gustos antes de cortejarte oficialmente.
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Itto y tu son amigos, compadres y camaradas en las peleas de bichos y casi que hermanos. Eres parte de la pandilla Arataki, tienes bien conocido al oni como a ti mismo.
La única razón por la que lo puse es porque sería una situación divertida.
Precisamente porque la amistad de ustedes dos es tan fuerte es que pueden darse el lujo de molestarse entre sí, hay veces en las que tiras de los cuernos de Itto para bajarlo a tu altura y él simplemente se queja para que lo sueltes y se vuelve como un toro mecánico.
Te sube sobre sus hombros y tú sostienes al toro por los cuernos para no salir volando, y entre más pelea da Itto, más puedes escuchar sus risas y sus quejas hasta que te hace caer por accidente.
Culpa suya, pero se disculpa.
Se apresura para sostenerte y ambos acaban cayendo, y el juego del toro mecánico pasa a ser unas pequeñas luchas en las que te retiene por los brazos para que no lo golpees, solo parejas el aire.
Algo dentro de la cabeza de Itto se enciende, algo extraño dentro de su estómago da un vuelco cuando su rostro burlón pasa a uno de sorpresa al verte realmente sonriendo mientras te quejas con que es un hombre gigante y no puedes aguantar su peso.
Se queda en blanco un rato cuando nota que su amigo se asoma para seguir viendo lo lindo que resultas ser, pero el gran Arataki Itto decide que es suficiente diversión por hoy y debe ir a hacer otras cosas por la pandilla. Lo que se traduce a que va a buscar a Kuki para decirle que cree que está enamorado y su pito es la prueba.
No te sorprendas si empieza a ser más gentil contigo, él espera con ansias pelear contigo otra vez, pero no puede evitar pensar en que solo quiere dejar marcas de sus manos en tu piel de una manera no agresiva.
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Él era un romántico, por lo que siempre hablaba y buscaba consejos para tratar de conseguir pareja, pero nunca se daba la ocasión con nadie. Eso lo hacía un poco triste, pero tenías formas de hacerlo olvidar las cosas por un rato.
Ya han habido veces en las que los confunden con una pareja, aunque lo suelen negar de inmediato porque obviamente a Lyney le gustan las chicas y se puede ver cuando te contaba cómo una chica que fue a uno de sus shows le pareció linda.
Encantador y dulce mago, realmente no le gustaba la idea de pelear contigo hasta que la propuesta fue para mejorar en el combate. Lyney se considera un luchador capacitado, pero pasar tiempo contigo jamás va a ser negado si se trata de ti.
Esquivas sus flechas y te acercas a él con una espada lista para tocarlo, él se aleja lo más rápido posible para hacer distancia y asegurar una flecha en su arco mientras calcula tu siguiente movimiento. Pero claro, no estaba muy al tanto de tu mejora en batalla estos últimos días para cuando te acercaste lo suficiente para tirarlo.
No querías que se lastime, por lo que sostuviste su cabeza antes de que chocara contra el suelo, manteniéndote sobre él y sin ninguna otra escapatoria. Tu respiración por encima de él, tu pecho que subía y bajaba de forma errática y la cercanía en general hicieron que su corazón casi se le salga por la garganta al ritmo de su sangre llegando a sus mejillas.
Casi sintió que temblaba debajo de tu toque, y por alguna razón eso le gustó.
Sus shorts simularon una carpa en sus pantalones y cuando lo notó casi quiso llorar. La imagen de tu pierna entre las suyas, tan cerca de sus muslos, casi lo mata. Sintió que moriría en ese mismo momento hasta que notaste su cansancio y lo ayudaste a levantarse.
Lynette tuvo que soportar el pánico de su hermano, que chillaba mientras trataba de explicarle de manera sana que no le gustaban las chicas y que lo había descubierto de una manera… distinta y no planeaba hablar más a fondo de ello.
Luego de que su pánico pasa, él empieza a avergonzarse más fácilmente cerca de ti. Y qué extraño, te empiezan a llegar flores Romaritimas a tu casa sin explicación.
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Carajo, me lo imagino quejándose contigo porque hay alguien más que te coquetea, todo como una maldita broma.
Con este sinvergüenza ya tenías tensión sexual disfrazado de jotería. Son amigos que salen a emborracharse cuando se juntan, hablan y te has sentado en su regazo más de una vez como una broma.
Pero pasando al asunto importante. Ustedes dos son amigos, por lo que cuando tuviste que irte a una expedición, Kaeya te deseó suerte con una botella en la mano y te dejó ir.
Luego se da cuenta de que le falta su compañero de copas favorito, al punto en que Rosaria lo empieza a llamar una esposa desesperada por su esposo. Y en cierto modo tiene razón.
Cuando llegas y eres recibido en mal estado, se preocupa como lo haría con cualquier amigo, y cuando te abres con él acerca de haber perdido el toque para la batalla, él se ofrece a descubrirlo y ayudarte, por lo que ahí lo tienes, enseñándote cómo lo hace un verdadero caballero. Palabras suyas.
Lo haces bien, pero Kaeya lo hace mejor, y es un recordatorio de su posición como tú superior. Sabe blandir su espada mejor, sabe esquivar más rápido y da estocadas más precisas. Por lo que te frustras y empiezas a luchar contra él como si fuera un enemigo real.
Le gusta verte así, tanto que siente su excitación crecer. Y Kaeya es un hombre que conoce sus placeres, por lo que no tiene reparo en por fin dejar todos los juegos y te acorrala con facilidad contra el muro más cercano. Su objetivo no es provocarte o amenazar, sino que sientas lo que está pasando en su cabeza y en sus pantalones.
De ti depende si aceptas o no. Pero si lo haces, no te va a soltar hasta desquitar todas las verdades que soltó como una broma. Cómo ya deseaba que fueras suyo, que lo tuvieras a él también.
Mira que suerte, tienes nuevo maestro y novio. Kaeya piensa que es lo mejor que te ha podido pasar en tu vida.
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English:
Above all, he knows that he is good looking and uses that to his advantage. He has probably joked around with you on occasion, but it's because you are friends and nothing more. Or so he says.
This man loves to battle as much as he needs to breathe, he is the first to ask you for a fight to measure his combat skills.
So in a friendly fight you had, you bet that the loser would be the one who paid for dinner. And you weren't willing to pay this time.
Childe was pleased to see your determination to break his face and he went toe-to-toe with you. The adrenaline of slamming his blades against your sword, taking three steps back, and trying to throw you off was so much that his heavy breathing forced him to let out a grunt when he was finally able to pin you to the ground.
Now he had a new problem: you looked glorious underneath him. The sweat that ran down your forehead, your frown and your eyes that looked at him as if you wanted to kill him right then and there. His pants tightened around his crotch.
He doubted his sexuality for the first time in his life, and it hit him hard as an oak. Harder than he was at that moment. He joked a little about how you'd have to give him a nice meal for losing and a kick from you on his leg alerted him to see your majestic face again.
“It shouldn't be fair if you lunge at me.” You had complained and he almost wanted to scream when your eyes were lowering. He helped you up so you wouldn't see his little problem and he didn't stop acting weird for the rest of the dinner.
He kept your eyes anywhere but on his body below his chest, teasing that you were ogling him.
He definitely had something else on his mind, but now he had to think hard about himself and his tastes before officially courting you.
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Itto and you are friends, compadres and comrades in bug fights and almost like brothers. You are part of the Arataki gang, you know the oni as well as yourself.
The only reason I put him in this was because it would be a fun situation.
Precisely because your two friendships are so strong that you can afford to annoy each other, there are times when you pull on Itto's horns to bring him down to your height and he just whines for you to let go and becomes like a mechanical bull.
He lifts you onto his shoulders and you hold the bull by the horns so you doesn't fly away, and the more Itto fights, the more you can hear his laughter and his complaints until he accidentally makes you fall.
It's his fault, but he apologizes.
He rushes to hold you and you both end up falling, and the game of the mechanical bull turns into a small fight in which he holds you by the arms so that you don't hit him, you just hit the air.
Something inside Itto's head lights up, something strange inside his stomach flips when his mocking face turns to one of surprise at seeing you actually smiling while you complain that he's a giant man and you can't stand the weight of him.
He goes blank for a while when he notices his friend peeking in to continue seeing how cute you turn out to be, but the great Arataki Itto decides that's enough fun for today and he should go do other things for the gang. Which translates to him going to find Shinobu to tell her that he thinks he is in love and his dick is the proof.
Don't be surprised if he starts to be gentler with you, he's looking forward to fighting you again, but he can't help but think that he just wants to leave his hand marks on your skin in a non-aggressive way.
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He was a romantic, so he always talked and looked for advice to try to find a partner, but he never took the chance with anyone. That made him a little sad, but you had ways of making him forget things for a while.
There have already been times when you are mistaken for a couple, although you usually deny it immediately because Lyney obviously likes girls and you can see it when he told you how a girl who went to one of his shows seemed cute to him.
Charming and sweet magician, he didn't really like the idea of fighting you until the proposal was to get better at combat. Lyney considers himself a trained fighter, but spending time with you will never be denied if it's about you.
You dodge his arrows and approach him with a sword ready to touch him, he moves away as quickly as possible to make distance and secure an arrow in his bow while calculating your next move. But then, he wasn't very aware of your improvement in battle these last few days by the time you got close enough to throw him.
You didn't want him to get hurt, so you held his head before he hit the ground, keeping you on top of him with no other escape. Your breathing above him, your chest rising and falling erratically, and your general closeness made his heart almost jump out of his throat at the rhythm of his blood reaching his cheeks.
He almost felt him tremble beneath your touch, and for some reason he liked that.
His shorts simulated a tent in his pants and when he noticed it he almost wanted to cry. The image of your leg between his, so close to his thighs, almost killed him. He felt like he would die right then and there until you noticed how tired he was and helped him up.
Lynette had to endure the panic of his brother, who screamed as he tried to explain to her in a healthy way that he didn't like girls and that he had discovered it in a... different way and he didn't plan to talk about it further.
After his panic wears off, he starts to get embarrassed more easily around you. And how strange, Romaritime flowers start arriving at your house without explanation.
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Hell, I can imagine him complaining to you because someone else is flirting with you, all as a fucking joke.
With this mf you already had sexual tension disguised as jokes. You are friends who go out to get drunk when you get together, talk and you have sat on his lap more than once as a joke.
But moving on to the important matter. You two are friends, so when you had to leave on an expedition, Kaeya wished you luck with a bottle in his hand and let you go.
Then he realizes that he is missing his favorite drinking buddy, to the point where Rosaria starts calling him a desperate wife for his husband. And in a way she is right.
When you arrive and are greeted in a bad state, he worries as he would any friend, and when you open up to him about having lost your touch for battle, he offers to find out and help you, so there you have it, teaching you how a true knight does it. His words.
You do it well, but Kaeya does it better, and it's a reminder of his position as your superior. He knows how to swing his sword better, he knows how to dodge faster and deliver more precise thrusts. So you get frustrated and start fighting him as if he were a real enemy.
He likes seeing you like this, so much that he feels his arousal growing. And Kaeya is a man who knows the pleasures of it, so he has no qualms about finally giving up all the games and corners you with ease against the nearest wall. His goal is not to provoke or threaten you, but to make you feel what is going on in his head and in his pants.
It's up to you whether you accept it or not. But if you do, he won't let you go until you get even with all the truths he let out as a joke. How he already wanted you to be his, to have him too.
Look how lucky you are, you have a new teacher and boyfriend. Kaeya thinks it's the best thing that could have happened to you in your life.
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candelias · 10 months ago
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Part 1/?
Danny permaneció quieto por un momento mientras evaluaba la situación a su alrededor. Una habitación grande y blanca con enormes ventanales que dan a las profundidades del espacio. A un lado, un hombre alto de postura regia y tres cicatrices en el rostro, una atractiva morena con una tiara dorada y un anciano con una túnica verde y un par de espadas. Del otro lado, Wonder Woman estaba arrodillada, atada por su propio lazo; Superman fue inmovilizado en el suelo por una daga de kriptonita que le atravesó el hombro, su mirada aturdida por el dolor. El velocista, Flash, yacía inconsciente junto a ellos, con un charco de sangre cada vez mayor alrededor de su pierna y una fractura expuesta a la vista. A unos metros de distancia, su protegido temblaba en el suelo de furia y dolor, tratando desesperadamente de liberarse de las ataduras mágicas que lo sujetaban y resonaba con una sensación muy familiar . En un rincón, casi como si quisiera que las sombras los cubrieran por completo, Batman se aferraba a un Robin inconsciente y ensangrentado como si fuera un salvavidas. Mientras otra gota de sangre caía de su boca al suelo, Danny notó a la última persona en la habitación: a un par de metros del suelo, frente a él, su hijo menor flotaba de espaldas a él. Danny se dio cuenta de su postura vacilante e incierta, invisible para todos menos para él.
He allowed his boots to make a delicate sound as they touched the ground, landing softly while the portal behind him finished closing. All eyes turned toward him.
"What," he asked in a carefully neutral voice, "is going on here?"
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miskhalie · 9 months ago
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Besos Robados (Parte 2) - Matías Recalt x Reader x Enzo Vogrincic
Pairing: Matías y Enzo
Advertencias: foreplay, un poco de angst
Notas: perdón, pero al final tendré que hacer una parte tres.
En el cuarto de Enzo todo eran besos, caricias y marcas por la piel. Habías ido en diferentes limusinas, pero no os aguantabais más estar uno lejos del otro. Por lo que decidisteis seguir lo que hacíais en la discoteca en el cuarto de Enzo.
Tú estabas tumbada sobre tu espalda con Enzo a tu lado, apoyado sobre su costilla izquierda, besándote de una manera más sucia y sin reparos. Ya estabais casi desnudos, solo llevando la parte de abajo de la ropa interior. Él con unos boxers negros y tu con unas bragas de encaje rosa. El pelo de Enzo estaba muy revuelto y el tuyo estaba desperdigado sobre la almohada. Estabais rojos por los besos y las mordidas, pero también por la calefacción y el propio calor corporal.
Al besarte, Enzo te masajeaba los pechos y tiraba de tus pezones con suavidad mientras se ponían duros. Tu gemías levemente, solo acababa de empezar la noche. Te besaba el cuello y su mano bajaba a tus costillas a tu vientre y a tu entrepierna, sobre la braga. Luego, volvía a subir y a bajar. Te creaba frustración pero también impaciencia. A Enzo le encantaban los juegos previos, pero tu los odiabas porque se aprovechaba para hacerte suplicar por él.
- Enzo, por favor... - gemías.
- Dime, nena - te respondía- ¿Qué queres?
- A ti, Enzo, A ti... - tu voz se entrecortaba por que Enzo no podía dejar de tocarte por todas partes menos de la forma y en el lugar que más lo necesitabas.
- Si me lo pedís así... - su voz se quebró cuando empezaste a tocar sus partes intimas, frotando el gran bulto que tenía entre las piernas. Un suspiro se escapó de él.
Cuando estaba apunto de meter la mano bajo la ropa, sonaron varios golpes en la puerta. ¿Quién llamaba a esta hora? Enzo se quedó parado pero ignoro los golpes y siguió el camino hasta debajo de su ropa, sin embargo, volvieron a sonar y esta vez, mas fuerte. Enzo resopló y se levantó, debían ser esas camareras que le habían llamado a la puerta solo al saber que se hospedaba allí. No quería fallar a sus fans, pero esque en ese momento tenia a la actriz más sexy del cast en su cama, esperando por él, suplicando por más. Se puso unos vaqueros y se los abrochó, debía estar decente.
Abrió la puerta y miró por la pequeña rendija que había dejado de visión dentro de su habitación. Rápidamente una mano cogió la puerta y empujó para abrir del todo esta.
Un Matías celoso entró, dando pisotones como un elefante.
- ¿Que queres, Mati? - le preguntó Enzo siguiendole, intentando adelantarlo para cortarle el paso.
- No me lo puedo creer... - musitó para si mismo, se giró hacia su amigo antes de girar el pasillo y ver la situación - ¡Te dije que queria besarme con ella y vas tú y la besas!
- Mati, yo no hice nada, fue idea suya. - avanzó por su lado y lo empujó suavemente hacia la puerta - Además, si ella no sabe nada. Deberías comentarselo mañana por la mañana.
Se oyeron los muelles de la cama de Enzo, habia alguien más, pensó Matías. Se miraron a los ojos por un instante y Enzo intentó agarrarlo en vano, ya que el pequeño era más agil. Giró la esquina y se quedó impactado por lo que vio.
La chica, por la que empezaba a sentir un cosquilleo, estaba tumbada en su cama, casi desnuda y sudorosa. Sus mejillas sonrosadas, sus pechos con incisiones de dientes y los pezones duros, con el pelo revuelto y las piernas entreabiertas. Todo apuntaba a que Enzo lo queria echar para terminar lo que empezaron en la discoteca. Respiro hondo y tragó. Quizás había cruzado el límite para ella. Tú te apoyaste sobre tus codos y miraste al chico intentando cerrar las piernas.
- Matías, creo que... - su amigo empezó a decir.
- No si ya estoy viendo que esta ocurriendo. - rió dolido. - No hace falta que me corras a la puerta. Ya me voy.
- ¡Mati, espera! - gritaste.
Te levantaste de la cama y le cogiste de la mano, lo llevaste hasta la cama para que se sentara. Le quitaste la camiseta y le besaste. Estaba receloso, incluso puede que un poco enfadado contigo, pero no rechistaba. Se fundía en el beso como si estuviera aprendiendo a besar por primera vez. Le agarraste la cara a Enzo y también lo besaste, era una invitación moderada a algo más de sexo casual del que habías tenido desde el principio.
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daltoon · 8 days ago
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El huevo de Poppy
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Viva estaba realmente emocionada de tener una hermanita. Peppy estaba bastante alerta durante su gestación, tratando de que los bergens no descubrieran que tendría otra hija, pero ellos lo terminaron descubriendo de todos modos.
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El huevo de Cooper apareció tres años después de haberse asentado en su nuevo hogar. Su huevo era mas grande que los de los Pop trolls, por lo tanto también era demasiado pesado como para poder llevarlo en el pelo, así que Peppy hizo un nido para mantenerlo caliente.
Aun así lo llevaba en su pelo cuando tenia que salir pues no podía dejar a Poppy o al huevo solos, siempre terminaba con dolor de cabeza después de llevarlo.
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Durante el escape, todos sufrieron daños, algunos mas leves y otros un poco mas graves.
En el caso de Peppy, su pierna derecha quedo atrapada en una enorme roca cuando el túnel se derrumbo, pero logro mantener a Poppy a salvo, esto le provoco una severa lesión que lo hizo cojear, a pesar del dolor, la adrenalina lo obligo a caminar para estar todavía mas lejos de los bergens.
Cuando se asentaron varios trolls tenían heridas en las plantas de los pies, Peppy tuvo que usar un bastón por la lesión echa, después de su tiempo de rehabilitación pudo caminar sin usar el bastón todo el tiempo, pero la cogerá se quedaría con el para el resto de su vida.
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themasterreader69 · 8 months ago
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RURAL
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic te invita a tomarte unas vacaciones en la chacra de sus padres, a las afueras de la tumultuosa ciudad de Montevideo, Uruguay.
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Íbamos por la ruta 5 hacia la chacra, yo nunca había visitado el departamento de Durazno así que esto era como una pequeña aventura para mí. Viajamos en un Chevrolet Cruze gris que ya tenía varios kilómetros de uso. A Enzoconducir se le daba realmente bien, seguro debido a lo atento que es –una de sus mejores cualidades–. 
     Los temas melancólicos de Jeff Buckley tomaban el auto, él tarareaba Lover, You Should've Come Over y yo no pude evitar cantar a todo pulmón ‹but maybe I'm just too young, to keep good love from going wrong› esa línea dolía, las canciones de Jeff me recordaban a un amante que prefería olvidar, pero en ese momento, ese verso, era solamente para él. 
     Me sentía jóven e iluso a su lado, mis padres siempre bromeaban «¡10 años de diferencia no son nada!» a mí me llenaba de preocupación sentir que no era suficiente para él. ‹big spoon, you have so much to do and I have nothing ahead of me› pasó por mi cabeza. Mi rostro cambió, mi postura también, caí en sobrepensar. Él se dió cuenta –es atento ¿recuerdan?– pareció que iba a decir algo pero se abstuvo y simplemente cambió de canción, entonces Grace sonó. El inglés de Enzo no era particularmente bueno –por no decir que su conocimiento era nulo– pero me daba mucha ternura escucharlo cantar como podía gueit indefaie gueit indefaaaai (wait in the fire). 
     Me encantaba ser copiloto, ser copiloto para mí significaba sentarme a admirar la belleza del piloto, así que el trabajo se me daba naturalmente bien, como prueba de esto voy a describir lo que mis enamorados ojos veían; llevaba una coleta –él decía que le ayudaba a enfocarse– de la que salían algunos mechones de pelos sueltos que quedaban revoloteando por el viento.  Sus ojos radiantes por la luz solar, los rayos que buscaban contornear la forma de su nariz. Simplemente me encantaba su perfil y ver sus brazos firmes, extendidos, tomando el volante con seguridad. 
     Vestía unos jeans tradicionales, remera de algodón color crema que probablemente habría comprado en Hering y unos championes New Balance clásicos –cabe aclarar que yo jamás habría elegido unos championes claros para andar en la tierra, es más, yo llevaba mis Converse que suplicaban piedad, pero él tiene tanta elegancia que simplemente no lo puede evitar– muchos creerían que ahora que colabora en la industria de la moda, él caería en las garras del consumismo, pero lejos de eso, él es un tipo simple y a mí me gusta eso de él.
Durante el camino, Enzo compartió historias alegres de su infancia, nos reímos mucho. En sus historias se notaba un amor filial palpable –aunque incomprensible para mí– yo también compartí algunas an��cdotas, alteradas tal vez, para volverlas más alegres de lo que eran.
A minutos de las tres treinta, le bajó poco a poco el volumen a la música.
—Vos sabés que... –él movía su pulgar derecho sobre el volante con cierta inquietud–. Siempre quise poder dejarle a mis viejos un lugar donde puedan disfrutar del buen vivir, respirando aire fresco, todo eso... –vi como mordía el interior de su cachete–. Como para devolverles un poco todo lo que me dieron.
     Extendí mi mano sobre su pierna haciendo una mueca.
—Bueno el punto es que... –siguió–. Esto es un logro para mí y me hace muy feliz poder compartir esto contigo— Dijo mientras soltaba una sonrisa sincera.
     Las palabras de Enzo resonaban con un afecto genuino. No había en sus palabras, nada más que honestidad y para mí eso era un alivio, venía de años de dudas, toda mi vida dudando del cariño de otros pero su querer era algo certero.
Al llegar a la chacra la inmensidad del lugar dejaba boquiabierto, la chacra se reveló como un edén –que bello mi paísito– quería aprovechar estas vacaciones para conectar con la tranquilidad de la naturaleza. De todas formas las vacaciones iban a ser breves, era más como una escapada, ya que Enzo andaba firmando más contratos otra vez.
     Yo quedé impresionado por la fusión perfecta entre lo contemporáneo y lo rústico de la arquitectura al entrar al lugar, tenía detalles modernos, pero la esencia del campo se mantenía intacta. ¡Qué hijo de puta cómo ama a sus padres! –nosotros compartimos un diminuto apartamento en Montevideo–
Estábamos explorando la moderna cocina, yo mantenía la vista sobre el techo de dos aguas que añadía un toque distintivo a la estructura, cuando Enzo irrumpió mis pensamientos con su voz.
—Tanta ruta me dio hambre, me voy a preparar unos wraps vegetarianos ¿te hago unos?
—Tranqui, no tengo hambre. Comé vos —Le dije sin apartar la vista del techo, que placer los buenos ángulos en una casa, siempre escasean—.
—¿Posta no querés comer nada? Le pongo abundante aguacate como te gusta a vos — Insistió mientras se acercaba para jugar con mi cabello.
—No es que no quiera comer nada ¿o acaso estás vos en el menú? — Respondí mientras lo tomaba por sus caderas. Riéndome.
     Enzo soltó una carcajada y sostuvo mis manos.
—Mejor sigo mostrándote la chacra, así te sentís como en casa.
Me presentó las mascotas que nos recibieron con entusiasmo.
—Este es Garfio. — Decía mientras se agachaba para sacudir sus manos detrás de las orejas de un galgo de pelaje oscuro que no dejaba de dar vueltas a nuestro alrededor, celebrándonos con cada movimiento.
     Aunque no suelen gustarme los perros, la alegría con la que Enzo miraba a Garfio me contagió de emoción. Con una sonrisa –como amo verle sonreír– me contó la conmovedora historia de cómo rescató a este compañero leal en la misma ruta por la que habíamos llegado más temprano. 
     Mientras nos acercábamos a dos gatas persas que se encontraban plácidamente descansando en los sillones del living dijo: Estas son mis reinas más preciadas, Thelma y Louise. 
     Me quedé fascinado con ellas.
—¿Sabías que las dos miran películas conmigo?—Me dijo.
    Sentí en ese momento que Enzo actuaba como un niño, todo le causaba ilusión, me quería hablar de todo, contarme todo, compartir todo. Me subieron unas inmensas ganas de sostenerle.
—¿En serio? Me muero del amor— Le respondí pero sin prestarle mucha atención –ya que toda mi atención estaba en Thelma y Louise– mientras me turnaba para darle besitos en la frente a cada una de ellas.
     Con la tentación de quedarme jugando con Thelma y Louise, Enzo me recordó que aún había más por descubrir. La salida trasera reveló un ventanal inmenso que permitía que la luz natural inundara el amplio living.
Me llevó a un pequeño establo donde conocí a Trueno, un majestuoso caballo negro. 
     Curioso, le pregunté a Enzo si sabía montar a caballo, y con una sonrisa, confesó que recién ahora estaba aprendiendo y que su padre era el verdadero experto en la materia. Luego de interactuar un poco con Trueno, Enzo me llevó a conocer los conejos que su madre criaba cerca de un pequeño invernadero que había en el lugar. 
     Los conejos eran unos seres adorables que él agarraba con tal gentileza que mi corazón no pudo evitar derretirse allí mismo.
—Todavía no terminamos, yo sé que desde la ruta las viste, vamos a saludarlas. 
     Nos dirigimos hacia la zona donde pastaban una diversidad de vacas. 
—¡Y no te enojes conmigo! —Dijo alzando las manos—. Pero te tengo que decir que ninguna tiene nombre. Son sólo "Las Vacas".
     Me reí, miré alrededor, el territorio era tan vasto que era difícil no sentirse ínfimo. Encontré un tronco caído a la lejanía y me senté sobre él. Por suerte, Enzo no me siguió y en cambio se quedó hablándole a las vacas. Mientras tanto, yo estaba cargado de muchísimas emociones, la melancolía me recorría el cuerpo.
—Que locura, no merezco esto— Dije mientras me mordía los labios aguantando el llanto.
     No sé si era la brisa veraniega, el canto de los pájaros, el hermoso atardecer que a lo lejos ocurría, la inmensa cantidad de árboles, los animales o el inexplicable y particular olor a eucalipto que tenía el lugar –ni idea de dónde venía porque la plantación de eucalipto la habíamos pasado hacía muchísimos kilómetros– o quizá era todo eso junto, o nada de eso. 
Al regresar nos sumergimos en la habitación –aún inexplorada por mí– buscando un merecido descanso después de la aventura del día.
      Me dejé caer en la cama, inhalando profundamente. Enzo, de pie, me observaba y pude anticipar un comentario del estilo "¿Ya te vas a dormir?". A pesar de que ya era tarde para una siesta, la idea de cerrar los ojos me tentó lo suficiente como para finalmente hacerlo sin culpa. Sutilmente, Enzo se unió a mí en la cama y con delicadeza, posicionó sus piernas entre las mías y se recostó sobre mi pecho. Sentí una paz inconmensurable. Deseaba quedarme eternamente en ese momento. Creo que la paz fue tal, que hasta tuve un momento de meditación y todo. 
—Entonces... —Volteó a verme con sus preciosos ojos marrones—. ¿Te gustó la chacra?
—Me encantó, cada rincón tiene su encanto.
—Me alegra mucho —Me abrazó con una inmensa fuerza mientras que, susurrando con gran timidez, de una forma casi imperceptible le escuché decir "Cuando te veo relajado, siento que todo vale la pena".
No estoy seguro de si transcurrió mucho tiempo mientras reflexionaba sobre cuál sería mi respuesta a eso, sin embargo, cuando me disponía a dar una respuesta, me percaté de que Enzo ya se encontraba en el dulce abrazo del sueño. La serenidad del entorno parecía haberlo envuelto en un manto de descanso antes de que pudiera compartir mis palabras. Con el pasar de los minutos, la atmósfera apacible y la sensación reconfortante me llevaron también a mí.
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trevanian-rt · 3 months ago
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Desde nuestros asientos, y sin todavía arrancar el tren, ella y yo nos cruzamos ya las suficientes miradas como para decirle que se acercara. ‘Ven aquí’. Y con mi voz y mi gesto se levantó ligera y con una sonrisa que me dejaba adivinar que caminaba hacia mi con el coño empezando a mojarse.
Yo estaba sentado del lado del pasillo y la dejé pasar delante mía y ponerse en la ventana. Se notaba que tenía las piernas recién depiladas. Fue lo primero que le dije y al oírme se subió más la falda para que viera también sus muslos. Sonrió otra vez y me contestó ‘lo hice ayer, así que hoy es mi primer día oficial de falda’. La felicité de tan bonita. Le pregunté su nombre y me puse sobre un costado mirando hacia ella. La vi receptiva y acerqué mi mano a su mejilla. Entonces ya había caído en que era deliciosa. La acaricié y mientras nos fundíamos con las miradas pasaron 3, 5, 10 segundos ilimitados. La mano extendida en su cara de piel blanca, la estaba adorando y se dejaba, pero me empezaba a calentar, cambié a mirar su boca, y pensé en cómo seria follarla. Ella lo interpretó bien y la abrió levemente, y entonces solo acerqué el pulgar para rozar sus labios y después su lengua, notarla babear como pidiéndome llevar ahora mis dos dedos grandes adentro suya, y lo hice, sus sonidos me excitaron, me empecé a poner muy cachondo, la incité ‘mojalos bien’ y para su sorpresa los bajé flotando hasta sus piernas, subiendo por su falda, buscando el elástico de sus bragas hasta rebasarlo y meterme por dentro a la vez que contenía la respiración, palpar su coño depilado y sin opción de que lo pidiese, hundir los dedos en su carnosa entrada y penetrarla mientras separaba los muslos y que abrumada sólo pudiese gemir ‘qué cabrón eres’
me encantó ver a esa belleza estremecerse. Yo sólo la veía a ella pero notaba a los pasajeros transitar por el pasillo a mi espalda. Podía ver en su cara cómo luchaba por no ser descubierta. Bajé el ritmo de mi mano y consiguió volver a respirar con normalidad. Saqué la mano de entre sus piernas y nos comimos la boca. Me separé y le dije:
-quiero follarte en el baño. Te voy a agarrar la mano y me sigues. Estás muy rica, y no puedo esperar, quiero metértela y me quiero correr contigo
-eres un puto cerdo. Pero… me gusta
Entonces nuestro cruce de miradas y sonrisas perversas. Justo el tren empezó a moverse. Nos fuimos al baño. Cerramos la puerta y estuvimos frente a frente unos segundos como planeando qué hacer. Nos besamos más, nos tocamos más, y la empujé hasta arrodillarse para tener mi polla frente a su cara, a su alcance. Tras exclamar un sensato ‘joder’ y mostrar su expresión abriendo exageradamente los ojos por sorpresa al ver el tamaño, la puso en su boca con hambre, sin titubear. Le quise provocar y contestó que no, que no le daba ninguna vergüenza estársela comiendo desesperadamente a un desconocido en un tren. Tuve ganas de dejarla disfrutar hasta correrme pero deseaba a fondo sentir como sería follarla. La levanté y puse su ligero cuerpo de espaldas. Tenía el pene durísimo y sin dudar la forcé dentro de ella desde atrás, bajo su falda, deseando hacerla gemir bien alto. La usé y follé con intención de al final correrme en su preciosa boca. Empecé suave, y cuando me puse más animal metiéndosela mas profundo, sintiendo como la llenaba con todo mi grosor, la tuve que reducir sujetándola, y agarrándola por pelo y cuello. Me pegué a su cabeza, y teniéndola inmóvil y sometida así quería que me escuchara
-No grites porque te va a conocer todo el tren y van a querer encerrarse aquí contigo todos… Cállate y tómalo sin lloriqueos, tienes que aguantar todo ésto que te estoy haciendo… y veo que estás tan caliente que no vas a tardar en correrte, verdad? Te gusta que te follen así? Pues éso has de hacer, callar y dejar que te empuje fuerte por dentro, y la notes entera. Te gusta porque eres una pervertida, a que sí? y si quieres que incluso cuando yo termine avise a un hombre, dos o tres más porque lo necesitas, lo hago… ok? Pero yo quiero aun reventarte para que te vacíes sobre mi, te corras sobre mi y quitarte las ganas de ser la más puta del tren… quieres correrte ya? Espero? O es ya? Ya tienes permiso para hacerlo… vamos….
Tuve que abofetearla y ahogarla más para que se excitara lo suficiente, pero su desesperación cristalizada en un orgasmo mereció la pena. No quité la polla de dentro suya hasta que se relajó. Aún con temblores la agarré de la cara y la arrodillé para recibir mi corrida.
-mírame a los ojos una vez más. Y sí, así, saca la lengua… joder....
#es
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lunearta · 1 month ago
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❃ 𝙱𝙰𝙸𝙻𝙰𝙽𝙳𝙾 𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴 𝙻𝙾𝙱𝙾𝚂 - 𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 4 ❃
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» Temática: SKZ híbridos x Oc (Lis) » Género: Poly, fantasía, OMEGAVERSE » Warnings: Fluff, smut con historia, angst, tensión sexual, sexo, degradación, dinámica A/B/O explícita, dom/sub, sado, amor, entre otros. » Warning de CAPÍTULO: Menciones a comida, menciones a ansiedad (Han). Si me dejo algo me lo decis. » Tipo: Serie. » Palabras: 3.720.
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El resto de días antes del regreso de los miembros fueron como la seda a partir de esa noche. Las veces que Hyunjin salía de la habitación se las pasaba en la de Lis siempre que esta estuviera trabajando. Si no, ambos se quedaban hasta la madrugada hablando en el sofá o simplemente viendo la televisión sin necesidad de compartir nada.
Hyunjin no lo admitiría tan pronto, pero lo cierto es que estar en aquella habitación con su nueva mánager le producía tranquilidad, como si fuera un refugio a todos sus problemas. Así lo había decidido su lobo, quien estaba incluso más intrigado por la muchacha un año mayor que él. Como siempre, seguiría sus instintos hasta el final. Al fin y al cabo...
Habían encajado demasiado bien.
Era como si se conocieran de mucho antes, algo parecido a lo que había sentido Lis el primer día de hablar con Felix, o al volver a ver a Seungmin. Y le resultaba... Extraña la familiaridad. Hyunjin incluso se había tomado la confianza de aproximarse a ella y depositar la cabeza en el hueco de su hombro cuando cocinaba algo, o de estirar las piernas encima de los muslos de ésta si estaban en el sofá.
No es que le molestara, al contrario. Si de esta forma estaba más tranquilo... Ella también lo estaba. Fue el día anterior a que los chicos cogieran el vuelo a Corea que conoció a Han.
Con Hyunjin estirado en su cama detrás jugando a un ruidoso juego de móvil, escuchó a alguien golpear con los nudillos la puerta de la habitación. El bailarín y Lis se miraron, confusos. Era imposible que hubieran llegado ya, ¿no?
— Adelante. —dijo la chica, insegura.
La puerta se abrió lentamente, y de ella emergió una cabeza castaña llena de rizos que le oscurecían la vista. Llevaba una sudadera verde y unos pantalones negros de pijama. Con la actitud tímida con la que entró, parecía incluso más pequeño de lo que realmente era.
— Disculpad las molestias. —musitó. Sus ojos redondos estaban un poco apagados y profundas ojeras violáceas se los enmarcaban—. Soy Han, Han Jisung. Hyunjin me ha hablado muy bien de ti y quería presentarme como es debido una vez estuviera recuperado.
— Oh. —Lis se levantó e hizo una pequeña reverencia—. Lis. Encantada de conocerte.
Jisung asintió con una sonrisa en el rostro, aún sin mirarla del todo.
— Ah... Hyunjin. —se dirigió a él—. Tengo como veinte camisas oversize. ¿Adónde han ido a parar?
— Cinco me las he puesto yo estos días. —contestó desde su privilegiado sitio en la cama—. Tres de ellas han acabado echas trizas y el resto están por lavar. ¿No tienes más?
Han negó.
— ¿Necesitas camisetas holgadas? —quiso saber ella, incorporándose de nuevo.
— Sí. La mayoría de miembros se han llevado la ropa a Japón y... Aún no he hecho la mudanza total a esta nueva casa. Las cajas con mi ropa siguen en el anterior piso.
— Espera.
Lis fue hacia su armario y Han la siguió, alarmado.
— N-No, ¡no! Está bien, tengo la sudadera, puedo aguantar hasta que se laven las camisetas...
— No seas ridículo. No me cuesta nada. —abrió los cajones, con especial cuidado de no mostrar el que escondía los supresores. Tenía cientos de camisas grandes, suficientes como para vivir de ellas un mes entero, por ponerlo de alguna manera. Al fin encontró la que buscaba: Una de color cerezo con una frase motivacional que decía: "¡Abrazos gratis! Es broma, no me toques."—. Aquí está. Es mi camiseta favorita así que cuídala bien, ¿vale?
Al leerla, Han soltó una carcajada, iluminando de forma inmediata el rostro de Hyunjin. Hacía mucho que no oía la risa de su amigo, y el cariño que empezaba a sentir por la nueva mánager incrementó con ese sencillo gesto.
— Con permiso. —dijo Jisung, quitándose la sudadera y revelando la piel desnuda.
Lis tardó unos largos segundos en desviar la vista, y cuando lo hizo, ya era demasiado tarde. Había visto los rasguños y moretones en el delgado torso del chico, signo de lo que había ocurrido durante el celo. Estaba convencida de que no le había importado que Hyunjin lo arañara mientras hacía con su cuerpo lo que se esperaba que hiciera, cómo habría gritado de placer bajo las uñas que le acariciaban los costados... Cómo ella misma habría gritado de haber estado en su lugar.
Bajó la cabeza y tragó saliva. Dios, sentía la boca seca y un doloroso fuego crepitando en su entrepierna. Al bailarín no le pasaron desapercibidas las mejillas sonrosadas y la expresión de deseo. Contuvo una medio sonrisa.
— Acabas de perder para siempre tu "camiseta favorita". Ahora le pertenece. —comentó. Lis sonrió.
— Mientras me la cuide...
La camiseta le quedaba grande, como era de esperar, y la reacción satisfecha del quokka era más que compensación. Sin embargo, en cuanto olió el tejido puso mala cara.
— ¿Qué ocurre? —farfulló Lis, nerviosa—. ¿Huele mal?
— No, es que no huele más que a suavizante de ropa. Hay un leve deje de tu olor, pero... me falta algo más. Supongo que es típico de humanos. No he dicho nada. Ah, una cosa... —le acunó las manos entre las suyas en un apretón amistoso—. Gracias por la comida de estos días. Estaba todo delicioso.
Lis se sonrojó. Era demasiado precioso, por dentro y por fuera. Lo único que se le ocurrió hacer fue ponerle una de las manos en la cabeza y despeinarlo.
— No hay de qué. Has debido de pasarlo muy mal, ¿no?
— Un... poco.
— Me hago una idea. Tómate todo el tiempo que necesites para recuperarte, sin prisa. Yo me encargo del papeleo y demás.
Han tenía ganas de llorar. Echaba de menos a Jung Han por lo buen mánager que había sido, pero jamás lo habían incluido en ninguna actividad íntima de la manada, ni le hubiera contado todo lo que les pasaba por la cabeza a nivel personal.
Quizá fueran sus ojos claros y directos, o puede que la forma en que le hablaba lo que le estaba diciendo a gritos que podía fiarse de ella para lo que fuera. Había sido un clic automático en el rompecabezas de su vida.
Así era la intensidad y la rapidez con la que podía sentir un híbrido de lobo.
Un suave ronroneo le emergió del pecho. Cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia. Luego, inclinó la cabeza y se apoyó en el hueco del hombro de la muchacha. Su olor a melocotón y naranja le invadió las fosas, y tuvo que contenerse para no dejarse llevar y exponer su naturaleza.
— ¿Podría...? ¿Podría quedarme aquí un rato? Me gustaría tener compañía. —pidió en un susurro.
Lis dejó escapar una pequeña risita.
— Como si estuvieras en tu habitación. —lo llevó al lado de Hyunjin, y este lo abrazó tiernamente, haciendo que descansara sobre su pecho.
El bailarín la miró un segundo.
— ¿Quieres unirte? —señaló el espacio en la gran cama al otro lado. Lis sacudió la cabeza.
— No, tranquilo. Aún tengo que terminar algunas cosas. —se volvió a sentar en la silla, y tras echarles un rápido vistazo y ver que no había ningún tipo de ansiedad en el ambiente, se dedicó a lo suyo como mánager.
Si tenía que llamar a Jung Han, lo había hecho fuera de allí, en el pasillo. Al cabo de las horas, el móvil de Hyunjin había resbalado hasta el suelo, evidenciando que ambos chicos se habían quedado dormidos. Ya bien entrada la tarde, Lis apagó el ordenador y buscó una manta con la que taparlos.
Iba a hacer cena para que, cuando salieran de esa larga siesta, pudieran llenarse el estómago como es debido.
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— ¡YA ESTAMOS AQUÍ! —gritó Changbin desde la puerta. Felix y I.N se taparon las orejas, molestos, mientras que una risa escapó de la boca de Chan. Lee Know y Seungmin lo ignoraron, empujando las maletas hacia el interior de la vivienda. Ellos dos y el líder del grupo fueron los primeros que vieron lo que se cocía delante de la televisión.
— Una semana. —gruñó Minho—. ¿Una semana sin nosotros habéis tardado en acostumbraros a ella? ¿En serio?
A cada lado de Lis y bien espachurrados estaban Hyunjin y Han. En el centro, un gran bol de palomitas saladas y dulces completaba el encuadre. Jisung miró a Minho hinchando los mofletes y los señaló acusatoriamente.
— ¡Al menos nos trata mejor que muchos de vosotros!
— ¿Hay palomitas? ¡Yo quiero! —Felix saltó a la falda de Hyunjin y este aprovechó para rodearle la cintura y depositarle un suave beso en el cuello.
— Bienvenido de vuelta. —le murmuró al oído, arrancándole un escalofrío.
Chan se apoyó en el respaldo del sofá, alargando un brazo para conseguir atrapar una palomita salada, al tiempo que Han jugaba a acertar tirarle una en la boca a Changbin, fallando varias veces. Minho, por supuesto, se quejaba de lo mucho que iba a tener que barrer después, y amenazó con meterlos en la freidora.
Todos parecían estar pasándoselo bien. Todos, excepto I.N y Seungmin. Si bien la sonrisa del maknae parecía tranquila y jovial, el aura que desprendía decía otra cosa.
No podían aceptar a una humana en la manada. Era antinatural. Los humanos eran una especie reducida, casi en peligro de extinción. El hecho de que alguien de una "especie" diferente se involucrara con ellos llegaba al punto del tabú, y nadie parecía querer darse cuenta.
Seungmin lo notó, pero no dijo nada. Sabía lo que estaba pensando porque sería lo mismo que pensaría él de no conocer la verdad. Pese a ello, dudaba que la aceptara incluso al revelarse que era una beta. Por supuesto, sus labios estaban sellados. Respetar las decisiones de su amiga era su máxima prioridad.
Y no quería hacerla pasar por la negación de un alfa. A pesar de haber dos más en la manada, solo con que uno de los tres dijera que no, podría provocar que Lis cayera en estado de "subdrop".
No quería presenciarlo más. Había tenido suficiente con la falsa expulsión de Felix y Lee Know y el revuelo que esto había causado. El subdrop les había pegado tan fuerte que el mismísimo Chan estuvo a nada de caer con ellos. Temía que su amiga se hiciera ilusiones para luego acabar con el corazón roto... Más de lo que ya lo tenía.
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— Hoy cocino yo. —dijo Minho, serio.
— ¿Eh?
Lis apartó lentamente las manos del cazo que pretendía llenar con agua cuando el bailarín principal entró como una exhalación en la cocina y la miró con cara de pocos amigos. ¿Cómo se había dado cuenta de sus intenciones si hasta hacía no mucho estaba encerrado en su cuarto? Empezaba a pensar que más que un lobo, era un gato con un oído finísimo.
— Que hoy cocino yo. Ya has hecho bastante.
La chica no entendió a lo que se refería y lo tomó como una reprimenda. Se apartó el pelo de la cara y, bajando la cabeza, empezó a juguetear con los anillos de la mano izquierda.
— ¿Tan mal sabe lo que hago? —musitó Lis por lo bajo.
Minho la miró, confundido y negó.
— La comida que haces es estupenda para ser extranjera. No obstante, la cocina es mi espacio, es lo que yo suelo hacer. Y agradezco que me tomaras el relevo y que hayas cuidado de Hannie y de Jinnie, pero ahora es mi turno.
— Tu turno de cuidarlos.
— Mi turno de cuidaros. —puntualizó.
Tres semanas pasaron. Estaba convencida de que Minho tenía mucho que decir contra ella... Todo infundado al parecer. Las mejillas se le colorearon de rosa y sonrió, sintiéndose bien de ser incluida.
— Gracias.
Significaba mucho para ella, aunque fuera extraño y su cuerpo demostrara la incomodidad. Minho se dio cuenta, no necesitaba ni olerla.
— Estás tensa.
— Estoy bien.
— Y un cuerno.
Se miraron. Minho con su usual semblante impasible se cruzó de brazos en silencio. La chica era preciosa, tenía que admitirlo. Algo en su estómago revoloteaba como loco alrededor de la persona que tenía delante. ¿Su estómago o su lobo interior? Más bien el segundo. Cuando más la miraba, más ronroneaba el pecho del híbrido.
Lis se acercó a su rostro con los ojos entrecerrados a modo de desafío y el bailarín resistió la tentación de apartarse, impresionado. Esperaba que no notara el calor que desprendía ni lo rojas que sentía las puntas de las orejas.
Por su parte, Lis frunció el ceño y se cruzó de brazos. Luego suspiró y se relajó.
— Agradezco tu preocupación, Minho. —dijo—. Solo estoy cansada. Haz mucho arroz, ¿vale? Pondré la mesa y llamaré a los chicos en cuanto esté hecho todo.
El chico asintió, concentrándose en su trabajo. Esa chica iba a ser su perdición.
No pasó ni un minuto desde que se sentó en el sofá tras haber puesto los palillos metálicos y los vasos en la mesa que oyó unos pasos y de pronto tenía a un Felix soñoliento estirándosele encima. Era el primer día que tenían libre al completo en meses.
Apoyó la cabeza rubia en el regazo de la muchacha y la miró con ojos grandes e inquisitivos. Dios, podría perderse cada día en esos orbes castaños, en las pequitas que le adornaban las mejillas sonrosadas.
Echó la cabeza hacia atrás tratando de controlar el ritmo de su corazón, pero se entretuvo en acariciarle el pelo distraídamente.
— Eres cálida. —le dijo el chico de pronto, girándose y apretando la cara contra su cuerpo—. Me gustas.
— Felix...
— ¿Qué? Que no seas híbrida ni de la manada no significa que no puedas caerme bien a nivel personal. Los demás chicos piensan lo mismo, pese a que algunos no quieran admitirlo. No es como si fuéramos a cortejarte ni nada por el estilo, ¿no? Podemos quererte, igual que queríamos al mánager Jung Han. Salvo que con él no teníamos ningún tipo de intimidad física.
— ¿Y conmigo sí crees poder tenerla?
El chico se dio cuenta de su metedura de pata, porque la vergüenza le encendió las mejillas.
— No era lo que... No quería decir eso. —balbuceó—. Quiero decir, somos un grupo poliamoroso. Sería cruel e irrespetuoso privar a nadie de nuestra compañía si es recíproco, aunque... Eh... Dios, cada vez la estoy liando más...
Lis suspiró, volviendo a mirarlo. Sería tan sencillo decirle que sí, desinhibirse y dar rienda suelta a sus instintos... Le quitó un par de cabellos de la frente y le rozó los labios con las yemas de los dedos. Felix se quedó muy quieto con la boca entreabierta y el corazón latiéndole con fuerza contra las costillas. Solo había sido un roce y necesitaba más.
— ¿Sabes? Mi madre era gamma. —soltó antes de poder callarse. ¿A qué venía eso? Lis... ¡Tú tapadera! —. Y-Y mi padre es humano. —mintió—. Mi madre murió durante el parto por complicaciones. Mi padre no me lo llegó a perdonar. No he tenido demasiado afecto en mi infancia.
Felix ladeó la cabeza, confuso.
— ¿Adónde quieres ir a parar...?
— Sé que para ti la intimidad física es muy importante para conocer a la otra persona, y no hablo solo del sexo. Tú necesitas abrazar para sentirte seguro de lo que sienten los demás, y eso es precioso. Es más, estoy segura de que estás intentando impregnarme de tu olor a fin de hacerme sentir como en casa... Pero no puedes. Al menos no ahora. —tragó saliva y siguió—. Si algo he aprendido estando con vosotros es que jamás os sentiréis completos conmigo... Ni aunque fuera híbrida.
El chico se incorporó, quedando a escasos centímetros de su cara. Solo le llevaría una breve inclinación de cabeza para besarlo si quisiera. Porque no quería, ¿verdad?
— ¿Quién te ha hecho eso? —preguntó.
Lis se removió, incómoda.
— ¿Quién ha hecho qué?
— Hacerte sentir así. Pensar que no eres suficiente. ¿Tu padre?
— Déjalo, Lix.
Por suerte, Minho emergió de la cocina y los vio juntos. Demasiado juntos.
— ¡A comer! —gritó, sobresaltándolos.
— ¡Ah, sí! Se me olvidó que tengo que avisar a la tropa. —No iba a desaprovechar la oportunidad que se le había brindado. Saltó del sofá y comenzó a subir escaleras, dejando a un Felix sentado allí, solo y con cara triste.
El omega tenía un nuevo desafío personal: Hacer que se sintiera amada, costara lo que costase.
La chica llamó a la primera puerta. No recibió respuesta, por lo que abrió la manilla y metió la cabeza por el hueco. I.N tenía los auriculares puestos, pero se los quitó para mirarla en una silenciosa interrogación.
— Minho está llamando a comer. —le dijo únicamente antes de volver a cerrar la puerta.
De todos, el maknae del grupo era el único con el que aún no se sentía cómoda completamente. No por ella, porque saben los cielos que había intentado conversar con él en más de una ocasión, sobretodo en las horas de la comida, y a pesar de su sonrisa, I.N le había contestado con monosílabos y frases que no podían derivar en una plática entera a menos que hubiera más gente alrededor. Era frustrante.
Uno a uno los llamó y salieron de sus habitaciones —algunos juntos, y no quiso saber por qué—, así que ya sentados en la mesa comieron en una charla animada la sopa de costillas, el ramen y el arroz que había preparado el primer beta del grupo. Minho le había hecho caso: Había MUCHO arroz.
— Comes bien. —la admiró Changbin, encandilado por la velocidad y la cantidad que era capaz de engullir—. No pareces tenerles miedo a las calorías.
— Soy una pila alcalina. —le explicó Lis con la boca llena, ganándose una pequeña mirada de disgusto de Chan. Tragó lo que le quedaba y prosiguió—. Antes de llegar al estómago ya lo he quemado.
— Quién lo diría, cuando te pasas los días en tu habitación frente al ordenador con cientos de cosas que hacer por nosotros. —se mofó Hyunjin.
— Eh, el cerebro necesita comer también.
— ¡Eres de las mías! —exclamó el rapero, contento. Ambos chocaron puños al más puro estilo "bro".
— Eso me recuerda... Chicos. La semana que viene bailáis en MCountdown. Estoy intentando conseguir un par de coches de lunas tintadas para entonces, pero si no lo consiguiera, ¿os importaría compartir uno de nueve plazas?
— En absoluto —dijo Chan—. Gracias por el esfuerzo que haces. Espero que la paga sea adecuada.
— ¿Adecuada? Chris. —le agarró las manos, seria—. En un trabajo normal, tendría que ahorrar el 85% de mi sueldo y no comer en doce meses para lograr llegar a lo que voy a cobrar en un mes. Créeme, es más que suficiente.
— ¿Dónde vivías antes? —Han se había llenado las mejillas de comida y la pregunta sonó extraña.
— En un goshiwon. Estando a media jornada es casi imposible pagarse una casa más grande. Podría haberlo hecho, pero... —era su único refugio. Pequeño y privado—. Con este trabajo...
— Podrías comprarte una casa, con el tiempo. —sugirió Seungmin—. Ya sabes, lejos de aquí, a salvo de un grupo de ocho hombres con las feromonas de un adolescente hormonado.
— ¡Oye! —gruñó Hyunjin, juzgándolo con la mirada—. No es como si estuviéramos tan desesperados.
— Ah, ¿no? —se gir�� hacia él arqueando una ceja—. Eso no es lo que me pareció ayer noche.
El chico soltó una exclamación ahogada y la punta de las orejas se le pusieron rojas de la vergüenza. Algunos se rieron ante su actitud nerviosa y otros como Changbin se quejaron porque no lo habían invitado a la "fiesta".
Sintió a Felix llamándola con un pequeño toque en el hombro.
— Oye, Lis... No te vas a ir, ¿no? —preguntó, bajito. Parecía... ansioso. Al otro lado de él, Han escuchaba atentamente a pesar de simular estar centrado en la comida—. Quiero decir... No se está tan mal aquí, ¿verdad?
La chica sonrió.
— ¿Con lo que me ha costado venir? Ni de broma. —lo tranquilizó—. Vais a tener que aguantarme bastante tiempo, ¿sabes? Siempre que me queráis aquí, por supuesto. Esta es vuestra casa.
El sonido de los cubiertos contra los platos los sobresaltó. Vieron a I.N con una expresión indescifrable en el rostro, —y una oscura sonrisa plastificada en la boca—, levantarse de la mesa y marcharse sin mediar palabra. Sus pasos se hicieron eco a medida que subía las escaleras, y Lis reprimió un escalofrío cuando la puerta de su habitación se cerró de un portazo. Apenas había tocado la comida.
— ¡Jeongin-ah! ¡Oye! ¡Eso ha sido horrible de tu parte! —gritó Changbin, molesto. Minho le palmeó el dorso de la mano para que parara de gritar.
— Déjalo en paz. Tiene sus motivos para estar así.
— ¿He... hecho algo mal? —Lis dejó los palillos, afligida. Chan negó efusivamente.
— Para nada. —le aseguró—. Solo que éramos cercanos al mánager Jung Han y, en fin. —se rascó la cabeza—. Son muchos cambios en las últimas semanas. Pero no tenemos ningún problema contigo, ¿a que no?
Algunos verbalizaron el estar de acuerdo, mientras que otros lo hicieron con gestos. Sin embargo, la semilla de la duda se había instalado en le corazón de la muchacha.
¿Había hecho bien aceptando este trabajo?
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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lovecocoa-blog · 7 months ago
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Les presento a Rescued Swap!Sans
Básicamente es el mismo Swap del Ask Error!Sans, pero fue rescatado casi a tiempo. Core al sacarlo del Antivoid pudo reponerse pero con secuelas...
Después de su rescate, se reencontro con su hermano, posteriormente consiguieron que chara haga un reset a su mundo.
Las secuelas del antivoid
Fisicas: 3 estrellas en su craneo y un degradado morado en sus piernas
Poderes: Sus ataques con huesos consiguieron un degradado rojo +la habilidad de invocar portales (no son tan potente como los de Error).
Otros: Aun es capaz de escuchar al fandom pero intenta convencerse de que no son reales todas esas voces.
Blueberror pertenece a @loverofpiggies
Swap sans le pertenece a popcornpr1nce
Ahora literal es un star sans (._.) Con el tiempo indagare más en este personaje (Le daré más sentido lo juro). Por lo mientras me gustaría hacerle parte de los star sans que dibujo con regularidad, veo que de los tres es el que esta con más desventaja, así que hay que darle más ventaja para combatir contra el mal!
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reverieact · 3 months ago
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* SENTENCES STARTERS
¡Atención! Si gustan pueden especificar al inicio de cada uno de los starters en qué locación se encuentran, para ayudar a sus compañeres ubicarse. Sin embargo, esta vez no será obligatorio.
"¿Qué impresión te dieron esos nuevos profesores?"
"Marcel parece estar analizando cada movimiento que hacemos, ¿no te sientes observado?"
"Tengo la sensación de que estas evaluaciones no serán tan simples como dicen."
"Espero que Adrian esté soltero."
"¿Crees que CENFI realmente mejorará nuestras habilidades o solo están aquí para juzgarnos?"
"Hay algo en esos tres que no termina de encajar."
"¡Ay! ¡Por fin gente competente dándonos clases!"
"¿No te parece raro que ninguno de nuestros profesores nos advirtiera sobre esta visita?"
"¿Crees que nos estén comparando con otras academias de Europa?"
"Bueno, si fallamos en las evaluaciones, siempre podemos decir que estábamos practicando el arte del despiste."
"Celeste me da la misma calidez que un iceberg��� ¡pero qué iceberg tan elegante!"
"Si Marcel me sigue mirando así, le voy a preguntar qué somos."
"¿Crees que podamos sobornar a la CENFI con galletas? Solo para ver si tienen sentido del humor."
"¿Has notado que el café de la máquina es cada día peor o soy solo yo?"
"Hoy en el gimnasio encontré una nota anónima en mi casillero."
"La nueva máquina expendedora tiene un sistema más complicado que algunos de nuestros casos."
"Creo que mis ánimos se quedaron en las vacaciones."
"Parece que alguien ha decidido reorganizar la biblioteca otra vez; nunca encuentro lo que busco."
"Me crucé con un gato negro en los jardines esta mañana; quizás sea un presagio."
"¿No te hace sentir extrañe la ausencia de Piers en todo esto?"
"Me pregunto qué caso nos pondrán el viernes, ¿o serán casos?"
"Primera vez que no tenemos que levantarnos a las 4 de la mañana para empezar a trabajar."
"Tengo más sueño que ganas de vivir."
"No entiendo por qué todes debemos hacer el general físico, me duelen las piernas."
"¡Casi perdí el bus de acercamientos!"
"No sé qué comeré hoy, hay tantas opciones."
"Creo que me fue fatal en el examen."
"Creo que me fue bien en el examen."
"Estudié hasta tarde, ¿se me nota mucho?"
"Me perdí en la biblioteca hace un rato, no encontraba la salida, los de las cámaras de seguridad debieron reírse un montón."
"Me cansé sólo mirando desde las gradas a los que estaban en la zona de entrenamiento."
"Me acabo de pegar una siesta que ¡Dios!"
"¿Quiere jugar una partida?"
"¿Y si practicamos algunos tiros? ¿Qué puede salir mal?"
"¿Juguemos una partida de futbolito?"
"Siento que los profesores me estaban juzgando mientras me evaluaban."
"Algo me huele mal aquí y no creo que sea la gente del gimnasio."
"¿No te parece extraño todo esto?"
"¿Cómo te ha ido en las evaluaciones?"
"Me están empezando a persuadir de no evaluarme nada, ¡son buenos en esto!"
"Me duelen músculos que no sabía que tenía."
"Me cohibe más Olivier que los nuevos profesores."
"¿Crees que Celeste quiera darme su número?"
"Crystal está más linda, severa y malvada que nunca."
"¿Te enteraste que Seoyeon con Samuel tuvieron algo? Ahora no puedo dejar de pensarlo cuando los veos."
"¿Hasta que hora podemos quedarnos aquí?"
"Ay, lo que necesitaba, un poco de pasto y aire fresco."
"¿No estás cansade?"
"Siento que 100% fue peor el entrenamiento en la granja, ¿te acuerdas?"
"¿Cuánto tiempo queda para volver a la Academia?"
"Quiero comer algo, ¿vamos?"
"Estaban deliciosas las hamburguesas, me pediría cinco más, pero aún quedan clases."
"Podría dormir toda la vida aquí."
"Mira, ahí hay un lugar vacío, vamos."
"Adrian tiene cara de que me va a destruir en cualquier momento."
"¿No extrañas las vacaciones?"
"¿Qué hiciste en tu tiempo libre?"
"Dormí en el camino y no estoy segure si babee el asiento."
"¡Mira, qué lindo pajarito!"
"Tengo curiosidad de ir a la habitación con luces, ¿qué pasa si una me da?"
"¿Viste los sacos con peso? Qué pesadilla."
"Levanté varios sacos con peso, me siento renovade."
"Estuve practicando equilibrio y me caí, ¿se ve muy mal?"
"Se me pasó el día en la biblioteca, casi llegué tarde a un examen."
"¿Crees que nos suban o nos bajen los puntajes?"
"¿Qué pasa si fallo en el examen?"
"Por ahora no ha sido nada del otro mundo, ¿qué tal te ha ido a ti?"
"Escucho una queja más y mataré a alguien."
"¿No es raro que puedan seguir todo como siempre con lo de Piers?"
"Genevieve estaba como molesta hoy en clases, ¿o fue idea mía?"
"Max estaba extraño en clases."
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deepinsideyourbeing · 2 months ago
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Soo, Enzo se tiene que ir de viaje por un tiempo, entonces cómo el fotógrafo que es, sugiere tomarle nudes a reader 🤓☝🏻
+18!
Todo comenzó cuando ocupaste el lugar entre las piernas de tu novio.
Sólo la tenue luz de la lámpara iluminaba la sala de estar mientras él leía su libro favorito por quinta vez. Una tormenta azotaba el exterior y de vez en cuando el brillo de algún relámpago, seguido pocos segundos más tarde por un trueno, lograba distraerlo tanto o más que tu figura cruzando la habitación.
Te encontrabas inquieta, por la tormenta o por el viaje que él debía emprender por la mañana, así que en un movimiento más que habitual dejó caer un cojín sobre la duela para llamar tu atención. Te posicionaste sobre tus rodillas sin hacer preguntas y esperaste en silencio antes de obtener su permiso para desnudarlo.
-Me la podés chupar un ratito mientras leo, ¿está?- pregunto sin dejar de acariciar tu mejilla. Mucho antes de que lo tomaras entre tus labios notó ese característico brillo en tu mirada, la manera en que tus párpados parecían cerrarse en contra de tu voluntad y tu dificultad para contener esos sonidos de desesperación.
El libro dejó de interesarle y tomó su teléfono para inmortalizar el momento. Su miembro palpitando en tu boca te hizo gemir y cerraste los ojos cuando comenzaste a succionar enérgicamente, regalándole una nueva expresión para la siguiente foto, ´probablemente sin ser consciente de la saliva escapando por la comisura de tus labios y manchando tu mentón.
Permitió que continuaras por un largo rato, llevándolo hacia el límite y deteniéndote antes de dejarse ir, hasta que tus manos abandonaron tus muslos para cerrarse sobre los suyos. Llamó tu atención con un simple sonido de desaprobación y liberaste su miembro con un sonido húmedo para tomar aire antes de contestar:
-Perdón, es...- mordiste tu labio inferior con fuerza y él capturó la acción. Te detuvo cuando intentaste limpiar la saliva que corría por tu piel, obligándote a permanecer en la misma posición hasta que encontró el ángulo correcto, tus ojos vidriosos y suplicantes mirando directo a la cámara.
-¿Querés más?- asentiste-. Contestá bien.
-Sí, por favor.
Te arrastró hacia la habitación, prácticamente arrancando la ropa de tu cuerpo en el corto trayecto, y una vez en la cama encontró entre tus piernas un nuevo objetivo. Su pulgar recorriendo tus pliegues húmedos, presionando sobre tu entrada y colándose en tu interior fue el protagonista de una decena de fotos.
La expresión en tu rostro, una mezcla de vergüenza y falta de claridad mental provocada por tu excitación, pronto amenazó con ocupar el restante almacenamiento de su teléfono. Tomó su cámara del escritorio como último recurso, desesperado por producir todavía más recuerdos, y el click no dejó de sonar mientras él se introducía lentamente hasta llenarte por completo.
Cuando sujetó tus tobillos con una mano, ignorando tus protestas por el dolor que sus dedos ocasionaban, escupió sobre tus pliegues y tomó las fotografías suficientes para lograr una producción estilo stop-motion. El mismo tratamiento recibió tu otra entrada, cada vez más dilatada por sus dedos, cuando te posicionó en cuatro para capturar todas las curvas de tu cuerpo.
Enzo decidió, luego de manchar tu interior y tu espalda con su semen (tomó otra decena de fotografías, entre ellas algunas en las que su punta se deslizaba sobre tu piel), que quería tomar más fotografías. La lente de la cámara parecía estar cargada con la misma intensidad que sus ojos cuando deslizó su miembro, todavía muy despierto, entre tus pechos y por todo tu rostro.
-Mirá qué hermosa- repitió cuando te enseñó la que podría ser la milésima foto en su galería. Estaba sosteniéndote firmemente contra su pecho, evitando que escaparas luego de finalizada la sesión, y te sorprendió cuando giró la cámara para tomar otra fotografía, pero esta vez de sus rostros-. Sonreí, dale.
Las agujas del reloj marcaban las tres. Sonreíste, agotada. Enzo besó tu mejilla.
Me desbloqueé una nueva necesidad y no tengo forma de solucionarlo 😞 taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @recaltiente @llorented ♡
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fulloffears · 4 months ago
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cada dos por tres me fallan las piernas, quedo siendo solo una parte de ser, me siento chiquita e inmensa, como si fuera a explotar, y nunca sé qué hacer. me ahogo en llanto y me desenmascaro, quedo indefensa ante el mundo cruel, todos los días, siempre o cada dos por tres.
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maleficapaolamaldonado · 11 months ago
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... Es nuestra primera vez
Y te digo con plena valentía
segura de mí misma: ¡Ámame!
Descúbreme a besos,
siente mi carne ardiente
Apasionadamente
Quémate
Ahogate
Embriagate en mi vientre
ese te espera como un oasis
lleno del cóctel de vida
Abre mis piernas
con tu lengua de miel,
con tu tacto de seda
donde estallo de placer
La manejas tan bien
que te bebes mi orgasmø
en un dos por tres...
Y no te basta con esto,
sigues mastur- bando
... Mis labios,
mi montaña escondida
con galopes frenéticos
que me llevan al desdén.
Pierdo el conocimiento
por tanto placer.
Entras en mi garganta
con movimientos bruscos
de lujuria desenfrenada.
Te arranco el gemido de tu garganta
con la mezcla de fluidos
que resbalan por mis poros.
Se posan en mis pechøs
bajando tan lentamente
que te vuelvo a provocar
en el deseo de devorar mi carne
Y sigues nuevamente sin pausa
galopando en mí.
Es que ya tiemblo,
ya sudo sangre,
ya mi garganta está reventada
de tanto gemir
Nos mordemos al tiempo
enterrando nuestras garras en la carne,
saliendo de nuestros vientres
el último grito de desenfreno
llegando el segundo orgasmø mutuo
que quema la piel.
Y sin poder movernos, exhaustos,
acurrucados, abrazados,
nos damos un beso...
Y dormimos en calma.
(Es nuestra primera vez,
Mi piel ya piensa en como
será la segunda ...)
Paola Maldonado
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