#cristales de nieve
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aricastmblr · 2 years ago
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jvrpvz · 2 months ago
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Virginia Woolf, Sobre estar enferma (trad. J. P.) [...] la literatura hace cuanto le es posible para sostener que le concierne solo aquello con respecto al pensamiento; que el cuerpo no es más que una lámina de liso cristal a través de la cual el alma mira directa y claramente y, salvo una o dos pasiones, como el deseo y la codicia, es nula, insignificante e inexistente. Mas, por el contrario, su envés es lo verdadero. Todo el día y la noche entera, el cuerpo interviene; se despunta o se afila, se colorea o descolora, se convierte en cera durante la canícula de junio, se fragua hasta convertirse en sebo en la lobreguez de febrero [...] Se desestiman las grandes guerras que el cuerpo, en la soledad de sus aposentos y con el espíritu como su esclavo, libra por sí mismo, sea contra el asalto de la fiebre o la llegada de la melancolía [...] no sólo necesitamos de un nuevo lenguaje, primitivo, sutil, sensual, obsceno, sino una nueva jerarquía de las pasiones: el amor debe ser depuesto en favor de una temperatura de 104 grados; los celos deben dar paso a los tormentos de la ciática; el insomnio debe desempeñar el rol del villano y el héroe ha de convertirse en un brebaje blanco de dulce sabor [...] Hay, confesémoslo (y la enfermedad es el gran confesionario) una franqueza infantil en la enfermedad; se dicen cosas, se sueltan verdades que la cautelosa respetabilidad de la salud oculta [...] No conocemos nuestras propias almas, y menos aún las almas de los demás [...] En cada uno hay un bosque virgen, enmarañado, carente de senderos; un campo de nieve donde incluso la huella de las patas de los pájaros es desconocida. Y aquí vamos, vamos solos, y es mejor así. Tener siempre compasión, estar siempre acompañados, siempre ser comprendidos sería intolerable. En la salud, empero, es necesario mantener la apariencia de buen humor y renovar el esfuerzo –comunicarse, civilizar, compartir, cultivar el desierto, educar a los nativos, trabajar juntos de día y distenderse de noche. En la enfermedad esta simulación o fingimiento, cesa [...] Normalmente, mirar al cielo durante un tiempo prolongado es imposible. Los peatones se verían impedidos y desconcertados por quien observase al cielo con un carácter público [...] Ahora, convertidos en hojas o margaritas, tumbados, yacentes, mirando fijamente hacia arriba, descubrimos que el cielo es algo tan diferente de esto que realmente es un poco chocante [...] Examinemos la rosa. La hemos visto florecer tantas veces en vasijas, la hemos relacionado tantas veces con la belleza en su plenitud, que hemos olvidado cómo se yergue, quieta y firme, durante toda una tarde en la tierra. Guarda una actitud de perfecta dignidad y posesión de sí misma. La difusión de sus pétalos es de una firmeza inimitable. Tal vez ahora una caiga deliberadamente; ahora todas las flores, las voluptuosas púrpuras, las cremosas, en cuya carne cérea una cucharita ha dejado un remolino de jugo de cereza; gladiolos; dalias; lirios, sacerdotales, eclesiásticos; flores con sus primorosos cuellos de cartón teñidos de damasco y ámbar, inclinan suavemente sus cabezas hacia la brisa –todas, con excepción del pesado girasol, que orgullosamente reconoce al sol al mediodía y tal vez a medianoche impugne a la luna. Allí están; y es de estas cosas, las más apacibles, las más autosuficientes de todas aquellas de las que los seres humanos se han hecho compañeros; ellas, que simbolizan sus pasiones, adornan sus fiestas y yacen (como si conocieran la pena) sobre las almohadas de los muertos. Es maravilloso contarlo [...] las personas viven en el campo para aprender la virtud de las plantas. Es en su indiferencia que son reconfortantes.
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pricesugarwife · 10 months ago
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Derritiendo los glaciares de su corazón | Simon Riley x Reader
¡Mi segundo escrito aquí! Estoy intentando descubrir como funciona la plataforma, sigo estando nerviosa y pronto tendré que hacer una publicación fijada con mis pequeños retazos.
Simon "Ghost" Riley x Reader
Please, listen "Say yes to Heaven" of Lana del Rey mientras lee esto para una mejor experiencia.
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Los créditos se mostraban en la pantalla mientras quitabas la manta acolchada que te cubría, hacía unos minutos que la película había finalizado y como un gato perezoso, te estiraste en la cómoda cama en la que reposaba tu cuerpo, aun tratando de espabilar después del dulce sueño y las caricias compartidas por el hombre rubio del que no había rastro en la habitación.. Hacía frío, no era para menos el invierno los había arropado con una espesa capa de nieve y escarcha visible desde la ventana, donde se vislumbra el paisaje blanquecino pero ciertamente inspirador para una artista como tú. 
Aunque, nunca fuiste buena pintando o esculpiendo en arcilla, tus dedos se hallaban demasiado ocupados trazando formas en el cristal de este, tarareando de manera vaga la melodía de fondo, disfrutando de la brisa congelada que refresca tus mejillas sonrojadas; porque los recuerdos de la noche anterior transitaban por tu conciencia, los besos apasionados, las mordidas traviesas, palabras sugerentes y el delicioso vaivén de caderas que impuso Simon cuando descubrió los espacios más íntimos de tu cuerpo, trazando cual cartógrafo la geografía en antiguos pergaminos, proclamándose noble conquistador de las tierras vírgenes entre tus piernas.
Cada suspiro robado en la boca de Simon se repetía en bucle en tu imaginación, dejándote embriagar por el terroso aroma a almizcle, avellanas y madera, había algo en la entereza de su ser que te hacía sentir en casa. Quizás tanto tiempo en soledad, viviendo en la monotonía de los días con las mismas palabras vacías y la rutina hueca te había hecho sentir extranjera en tu propio cuerpo, en tu propia vida, hasta que conociste al hombre de ojos cafés tormentosos. 
Era una ocasión especial, llevabas un vestido fluido por insistencia de tu madre que te había convencido de salir al último festival organizado en la ciudad y lucir bonita para “pescar un buen hombre, porque el tiempo pasaba y no te hacías más joven”, sin embargo, la amargura en tu paladar al pensar en el amor y tus anteriores experiencias (aunque escasas, muy decepcionantes y terribles) se vieron empañadas en cuanto observaste a semejante semental que se encontraba sentado en un rincón oscuro del bar en el que estabas con tu hermana. 
Ella, como era de costumbre, no se callaba y continuaba parloteando sobre el militar con el que estaba saliendo desde hacía semanas. Pero espabilaste en cuanto saliste de la ensoñación, dándote cuenta que su parloteo se había detenido hacía segundos y se levantaba repentinamente de la silla, corriendo como el huracán que era hacia la figura voluminosa de un hombre que llamó “John” con un tono tan enfermizamente dulce que en otro momento te hubiese provocado arcadas. 
Al final conociste al misterioso hombre del que estaba enamorada tu hermana y también conociste a Simon Riley, a pesar de que al inicio se presentó con su indicativo “Ghost” con un tono seco y plano, anticipándote que no participaría mucho en la conversación. Sin embargo, al final de la noche lograste estar más cerca de ese cautivador espécimen que solía hacer bromas de papá, bebía cortos tragos de bourbon y te robaba el corazón con cada palabra que salía decorada por ese acento de Manchester. 
Regresando al presente, te sentías flotando en una danza encantadora y delicada como las de antaño, donde el caballero sujetaba a una distancia prudencial tu anatomía al compás de la orquesta que entonaba el ritmo de la pieza. Como un violinista que conoce las cuerdas de su instrumento, el rubio había aprendido a tocar en los sitios indicados para conseguir ese dulce sonido de tus labios pintados de bermellón. 
Aquel suceso permanece escrito en las páginas de tu memoria, garabateando corazones junto a sus nombres y anhelando esas varoniles manos sobre ti una vez más, generando una adicción a sus incandescentes sentimientos desmedidos, desprovistos de cualquier enajenación. Giraste sobre tus pies, dando vueltas como una ninfa de rostro soñador, la delgada camisa blanca de Simon cubría tu desnudez sin inmutarse por la baja temperatura hasta que percibiste esa fragancia casi afrodisíaca.
—Pensé que no querrías salir de la cama —murmuró el de orbes azules, sonaba divertido y maravillado por tu delicado semblante, aún cuando había pervertido tu mente con su excitación desenfrenada y te había devastado en su cama hacía unas cuantas horas. 
—Está nevando y es precioso, quería ver la nieve caer —señalaste, sentándote sobre tus tobillos en el esponjoso colchón invitándole a que se acercara hacia donde estabas.
—Quizás, sigue sin ser más precioso que tú.
Antes de que pudieras contestar, te sujetó por la cintura y te subió a su regazo, reposando tu cuerpo en sus gruesos muslos, acariciando tramos de piel que iba revelando al subir la poca tela que lo separaba de tu cálido centro. 
—Anhelo llenarte de los halagos que mereces... quiero devolverte esa alegría que provocas en mí —confesó, peinando los mechones sueltos que enmarcan tu rostro. Los mismos dedos que te habían llevado a las estrellas delineaban con delicadeza tus mejillas, hasta que el dedo pulgar reposó encima de tus labios, fascinado admirando la forma de tu arco de cupido. 
—Creo que alguien ha estado leyendo a Jane Austen —dijiste más para ti misma, sin percatarse que Simon empezaba a desabrochar los pocos botones que cubrían tu modestia. 
Nunca desvió sus profundos ojos marrones de tus reacciones, motivado por como mordiste tu labio inferior al observar los músculos cincelados y esos pectorales esculpidos por Miguel Ángel. Lo hacía con el objetivo de empujar tu deleite en ese armonioso espectáculo íntimo, develando la parte más sensual que poseía como individuo masculino. 
En cuanto te apoyó en la cama, posicionándose sobre ti, apreciaste en silencio como iba enseñándote el sendero feliz cubierto por una delgada capa de vello y jadeaste en silencio, sintiendo el agradable calor de tu humedad cuando Simon se quitó el jogger gris que llevaba y sus torneadas piernas tocaron el colchón para subir hacia donde tus brazos lo llamaban. En cuanto estuvo más cerca, sentiste la dureza de su miembro contra la parte interna de tus muslos, mordiéndote el labio y moviendo las caderas para que pudiera sentir lo lista que estabas para recibirle. 
Simon hizo descender sus dedos hacia tu centro resbaladizo, cubriendo sus dedos con la humedad acumulada en medio de tus muslos y llevándolos a su boca para probarlo mientras te miraba atentamente, provocando un gemido desesperado de tu parte. Para ese instante, el frío no era un inconveniente, puesto que apretaste los muslos al sentir como esa humedad crecía y descendía cálida, acción que no pasó desapercibida—. ¿Exaltada, mi dulce princesa?
—¿Qué crees? —dijiste, recostando tu fisionomía en la suavidad de las sábanas de tu amante. Querías repetir esa pecaminosa danza que se prolongó en la madrugada.
—¿No fue suficiente con lo de anoche? —cuestionó, una de sus cejas gruesas arqueadas y sus labios tirando de una sonrisa que prometía los placeres carnales.
Pero no te cohibiste como antes, la sumisión que habías mantenido se dispersó cuando lo besaste con todo el fuego que residía en tu pecho, presionando tus senos desnudos contra su pecho torneado y duro. Porque más allá de un derroche pasional y efímero, sus almas se conectaban en un plano espiritual que escribía con pluma dorada la leyenda de un amor inconmensurable, que por fin sería netamente feliz y perpetuo.
—Quiero que me hagas tuya, Simon.
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solxs · 1 year ago
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Algunas personas somos como esas esferas de cristal con simulación de nieve en el interior, una vez que alguien agita nuestro mundo, no volvemos a ser las mismas, ninguna pieza vuelve a quedar en el mismo lugar por minúscula que está sea.
Efimera Lunar Intemporal
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la-semillera · 4 months ago
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Mar Arza & Ana Blandiana
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¿Recuerdas la playa?
¿Recuerdas la playa
revestida de cristales amargos
sobre los que
no podíamos caminar descalzos?
¿El modo en que
mirabas el mar
y decías que me escuchabas?
¿Recuerdas
las gaviotas histéricas
girando en el tañido
de campanas de iglesias invisibles
y los peces como santos patrones,
el modo en que
corriendo, te alejabas
hacia el mar
y me gritabas que te hacía falta
distancia
para contemplarme?
La nieve
se apagaba
enredada entre las aves
en el mar;
con una desesperanza casi alegre
yo miraba
tus huellas en el mar
y el mar se cerraba como un párpado
sobre el ojo, dentro del cual yo esperaba.
_ Ana Blandiana. De Octubre, Noviembre, Diciembre (Pretextos, 2017).Traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa
_ Mar Arza, Le Hasard Jamais N'Abolira.
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las-microfisuras · 9 months ago
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Vuelvo a empezar y está tu rostro siempre
lo busco en medio de todos tus rostros
tienes tantos que a veces ya no sé
quién eres las tardes tienen colores
cambiantes tú cambias con ellos brillas
te apagas si estás en un claroscuro
de cristales o en el esplendor de
la luz no eres la misma sin embargo
te reconozco tras tus perfiles tus
fulgores y sombras algo se mueve
que llamo tú porque eres mi memoria
quizá y porque a lo lejos sin cesar
andas te veo llegar a la misma
estatua entre palomas de la misma
plaza sigues andando pero no
vienes de lo profundo del pasado
eres la venida que convierte mi
vida en alegre espera aunque el viento
de lo efímero sopla y su humeante
nieve oscura nos borra entonces ya
no tengo nombre y no soy sino polvo
de sílabas boca vacía que no
articula más que azar pero tú
eres el azar es bello es cálido
como tú y es nuestra historia sé que la
voz que habla ha de callar crujen vacilan
las palabras las atizo por ver
de nuevo el espacio su promesa
el blanco de los montes y el azul
un cielo con ramas y apenas esta
claridad aunque esté tan cerca dices
quizá es la primavera u otra cosa
quién sabe es algo como una inminencia
viene sin pausa sin venir está
pero no está es manantial de formas
de él brotan palabras que nada dicen
sólo un flujo de luz no saber qué
decir más decirlo del mismo modo
que a veces me acerco a ti y nuestros ojos
están gastados por los días tomo
tus manos frías las soplo me quemas
siempre es como la última vez
te abrazo quiero ser el mismo instante
cierro los ojos y todo es presente
el mundo es un solo resplandor arde
él también habría que conservar
siempre este ardor consumirse en él luego
renacer como el fénix alumbrados
por el fuego pero aún me pregunto
qué es el amor la locura de hacer
rodar el mundo en torno a un centro rosa
y mortal sé que no hay respuesta sé
que es rendirse a la pérdida y las lágrimas
pero abro los brazos y digo sí.
- Jacques Ancet, "La quemadura". Cálamo Poesía. Versión de Amelia Gamoneda
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proustian-dream · 1 month ago
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Habías visto a las bailarinas de ballet en una cinta de sombra sobre cubos de hielo y sensaciones de nieve con ondina. Una fotografía, la cámara en picos de metal y un ligero polvo de campana de cristal.
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mikrokosmcs · 2 months ago
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                                                                                          Hijo  de  la  luna                                                                         Y  las  noches  que  haya  luna  llena                                                                       Será  porque  el  niño  esté  de  buenas                                                                                         Y  si  el  niño  llora                                                                    Menguará  la  luna  para  hacerle  una  cuna
                                                                        / / /
Hay  frío,  en  las  plantas  de  los  pies,  en  las  palmas  de  las  manos,  en  la  nieve  que  se  remolina  en  el  cabello  cenizo  y  en  las  largas  pestañas  rubias.  Hay  frío  que  recorre  desde  los  pies  hasta  la  punta  de  la  cabeza,  que  en  el  inmaculado  traje  de  blanco,  dorado  y  turquesa  que  entallaba  perfectamente  cada  zona  de  su  cuerpo,  asemeja  a  una  criatura  de  cuentos  de  hadas,  aquellas  que  nacían  del  poder  de  la  inmaculada  nieve  que  cubría  el  palacio  como  una  manta  o  del  platinado  poder  de  la  luna  en  el  horizonte  dibujada  con  detalle  en  gris  y  luminiscencia.  Como  un  juego  de  niños,  la  música  inundaba  el  salón  de  baile,  piedras  preciosas  que  adornan  las  muñecas  y  las  orejas  de  refinadas  damas  y  elegantes  caballeros,  las  máscaras  confeccionadas  perfectamente  para  cada  tipo  de  rostro  y  que  le  daban  el  misterio  necesario  a  la  socialización  innecesaria.  Vestidos  con  volantes  danzaban  en  crescendo  conforme  la  música  aumentaba  su  volumen  y  perdía  la  delicadeza  del  vals  inicial.  
Hay  frío,  el  príncipe  de  cristal  puede  sentirlo  debajo  de  sus  guantes,  donde  las  palmas  parecían  no  ganar  color  ni  calor,  una  imperiosa  necesidad  de  correr  y  esconderse  burbujea  en  el  centro  de  su  estómago.  Hay  ojos  sobre  él  como  si  fuese  una  presa,  hay  manos  que  le  invitan  a  bailar  tal  cual  se  tratase  de  un  manjar  que  nunca  han  probado  y  desean  consumir;  hay  demasiadas  risas  que  parecieran  son  burlas  a  su  persona,  voces  que  suenan  como  si  estuviesen  dentro  y  no  fuera  de  su  cabeza.
                                                            Hay  frío  y  él  quiere  huir.    
Los  pies  se  le  sienten  ligeros  cuando  se  gira  sobre  sus  propios  talones,  buscando  la  salida  más  cercana,  encontrándose  enclaustrado  rápidamente  en  una  jaula  de  oro  donde  el  frío  es  su  único  compañero,  al  menos  hasta  que  brazos  largos  se  enredan  alrededor  de  su  cuerpo  y  le  presionan  contra  un  torso  firme.  El  suelo  debajo  de  sus  pies  se  vuelve  cristal  y  sobre  sus  cabezas,  en  la  cúpula  más  alta,  se  resguarda  la  luna  que  velaba  por  su  seguridad,  noche  tras  noche,  observando  en  ese  momento  el  encuentro.  Es  una  calidez  que  no  había  experimentado  antes,  como  el  caldo  de  una  sopa  en  un  día  de  invierno,  como  una  manta  limpia  que  te  recibe  en  el  calor  de  su  cama.  Hay  una  respiración  cercana  que  erizaba  los  vellos  de  su  cuello,  siseando  en  su  oído,  invitándolo  a  unirse  a  él  en  una  danza  desconocida  para  el  príncipe  de  cristal  pero  que  despertaba  un  calor  que  había  creído  extinguido  en  su  cuerpo.  Había  ojos  sobre  él,  pero  era  los  que  deseaba.  Había  manos,  pero  era  las  que  añoraba  cada  noche  cuando  los  parpados  se  volvían  pesados,  había  palabras  de  promesas  dulces  y  añoranzas.  Hay  calidez  que  recorre  desde  su  cuello,  bajando  por  su  garganta  y  manchando  la  tersa  piel  de  sus  clavículas  y  la  tela  de  su  traje.
                                                            Había  calor  y  deseaba  quedarse.    
Las  extremidades  de  su  cuerpo  pierden  capacidad  de  función  y  se  desvanece  entre  brazos  fuertes  que  le  sostienen  cerca,  que  le  maldicen,  que  le  envenenan  desde  la  herida  de  donde  brotaba  la  vida  y  el  carmín.  El  color  turquesa  de  su  mirada  vuelve  a  alzarse  hasta  el  cielo,  donde  la  luna  aun  le  observaba  y  una  sonrisa  surca  sus  labios  como  si  fuese  divertido,  como  si  fuese  lo  que  hubiese  deseado  luego  de  tanto  tiempo  encerrado.  Ahí  estaba  el  color  blanquecino  derramándose  como  lágrimas  sobre  él,  llorando  el  astro  reina  la  pérdida  del  príncipe  de  cristal  ante  un  pecado  que  ennegrece  su  entorno  y  le  hace  caen  en  el  sueño  más  profundo  de  todos,  despertando  una  hambre  abrumadora  que  consumía  sus  órganos  desde  dentro  hacia  afuera.      
                                                            No  hay  frío,  no  hay  calor,  solo  oscuridad.
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actnod · 11 months ago
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no one should fear what they cannot see and no one's to blame, it's just hypocrisy
𝐎𝐍𝐄 𝐇𝐔𝐍𝐃𝐑𝐄𝐃 𝐘𝐄𝐀𝐑𝐒 ; primer parte del décimo capítulo.
En temporada pictórica, una delicada capa de nieve abraza cada superficie. Partículas cayendo con gracia y espolvoreando de blancura los tejados y las ramas de los árboles, crean un paisaje de serenidad que contrasta con la vida nocturna de cada vástago que se acerca a emblemático edificio para celebrar opulenta gala, llevando consigo las sombras de las recientes tribulaciones mientras aguardan el próximo acto.  El Palacio Imperial de Tokio se alza majestuosamente como un testigo silente de la historia, su imponente presencia dominando el corazón de la ciudad mientras decenas de vástagos se acercan a tan poco ansiado evento. Aún si muchos están del lado de las reglas y procuran respetarlas por mandato real, siempre es difícil no sentirse vigilado en aquel territorio, aún peor cuando los ojos del Príncipe amenazan con estar clavados en tí cuando menos lo esperas.  El interior del palacio resuena con murmullos y risas apagadas, la elegancia de la arquitectura tradicional resaltada por la luz de las velas y los destellos anaranjados de los candelabros. Bestias ataviadas en trajes de gala y vestidos deslumbrantes, llevan consigo las huellas de las noches tumultuosas pasadas.  Uno por uno, eventos parecían desencadenarse cual dominó, comenzando por la desaparición y muerte misteriosa de un vástago, derrumbando aquella estabilidad que por tantas décadas había permanecido en su lugar se había quebrado, plantando nuevamente las semillas de la desconfianza entre los vástagos.  Todos estos signos que muchos comenzarían a creer apocalípticos, lograron desencadenar chispas de hostilidad entre quienes de a ratos debían unir fuerzas como nunca antes para vencer a criaturas inferiores como las ratas, cuyo crujir de diminutos dientes en las sombras resonó como un eco de ansiedad, dejando una huella de inquietud en la psique colectiva de la sociedad vampírica.  Las peleas vivas entre los cabecillas de sectas, las internas de los anarquistas (que cada día resultan más erráticos sin un líder a la cabeza) sólo desencadenan más chispas de hostilidad de las existentes. Las llamas de la desconfianza aun devoran las alianzas frágiles, dejando en su estela la amargura de la traición y la incertidumbre que los Independientes mucho conocen.  La noche festiva, aunque pintada con el encanto del invierno, no puede borrar completamente las líneas divisorias entre las diferentes facciones vampíricas. Las alianzas frágiles y los roces históricos se sienten latentes en el aire. Las sonrisas corteses y los brindis disimulan tensiones subyacentes mientras cada clan evalúa al otro con cautela. La confianza, un bien escaso en especial entre los más antiguos, se desliza entre las palabras y gestos, recordándoles que incluso en tiempos de festividad, la oscuridad puede esconderse detrás de las máscaras de cortesía.  Incluso cuando el Príncipe dedica sus más gentiles palabras y pone a sus sirvientes a atender a los invitados con la mejor de las disposiciones, la tensión flota en el aire como un espectro. ¿No había sido una invitación de la realeza la que disparó todo?
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂
¡Bienvenidos a la primera parte de la décimo cuarta actividad! En esta ocasión, los vástagos han sido invitados a pasar una fantasiosa velada en el Palacio Imperial. Con invitaciones directas del Príncipe para cada vástago que ha sido bienvenido a su dominio, no es extraño que nadie quiera perderse este evento, pero no por las razones que uno creería.  El evento principal se lleva a cabo en la gran sala de recepciones: un amplio salón adornado con altos techos, lámparas de cristal y enormes ventanales que ofrecen vistas panorámicas de los jardines bañados por la nieve. Allí, múltiples mesas dividen a los vástagos según sus clanes y sus sectas, cada sector siendo marcado por los estereotipos que tan fácilmente usan para desmerecer.  Para los que deseen participar en una danza elegante al son de la orquesta que se ha contratado para la velada, un amplio salón con suelos de mármol y espejos estratégicamente colocados es puesto a su disposición. No hay timidez que valga cuando quien domina el territorio invita a todos a compartir un par de sonatas, pero es fácil notar cómo ante aquellos ojos imponentes, todos parecen acercarse a sus similares.  Alrededor, pasillos se iluminan lo suficiente como para recordar a quién pertenece aquel territorio y observar el rostro de guardias que recelosamente cuidan de los sectores más importantes del Palacio, como la oficina del Príncipe o los aposentos de su familia y allegados. Incluso si quisieras husmear por allí, es poco lo que lograrías visibilizar.  Hay un único lugar que se ofrece para los invitados: el salón de arte es un espacio exclusivo para miembros de la Camarilla, pero si logran encontrar a un guardia distraído de turno, hasta el Lasombra más canónico podría disfrutar las diferentes obras de arte tradicional japonés. Que los Toreador ocupen toda el área es simplemente esperable. Esperemos que no se pierdan entre toda esa belleza que las diversas estatuas de mármol conciernen.   Los amplios jardines que rodean el palacio ofrecen un oasis de serenidad, con senderos bordeados de árboles frondosos, estanques serenos y puentes de piedra que conectan pequeñas islas ahora congeladas por el clima que parece detener todo en un instante. A una distancia apropiada pero no imposible de alcanzar, la terraza de los bambúes proporciona un respiro tranquilo para aquellos que deseen alejarse de la intensidad de la fiesta y cada vástago con sus pesadas historias.
⦾ Este evento se dará entre la noche del 31 de Diciembre para los vástagos. 
⦾ Se desarrollará a través de starters abiertos. Apreciamos la reciprocidad por lo que antes de abrir un starter recuerden responder al menos tres publicaciones que ya estén en el blog, una vez alcanzadas las notas deseadas, son libres de eliminar la publicación de dicho apartado. No olviden rebloguearlos en el blog de starters. De tener algún problema con el acceso, no duden en acercarse a la administración.  
⦾ Durante esta actividad, el código de vestimenta será de gala. Están invitados a publicar lo que están vistiendo sus personajes y luego rebloguearlo en el blog de ediciones. 
⦾ Queremos recordarles que, a pesar de ser un grupal de temáticas sensibles, nuestra prioridad es la comodidad de todes nuestres usuaries por igual, así que les pedimos tengan cuidado con la manera con la que se abordan estos tópicos en el dash ya que se trata de un espacio compartido y pedirles, por favor, que no hagan caso omiso a la lista de triggers que se encuentra actualizada para que puedan hacer uso correcto de cada etiqueta. 
⦾ La selectividad, rol burbuja o parecidos permanecen estrictamente prohibidos. De sentirse afectade por alguna de estas situaciones, por favor siéntanse libres de acercarse a la administración.
⦾ Para las personas que aun no lo han deshabilitado, les recordamos  que sus buzones deben de permanecer cerrados para los  mensajes anónimos en todo momento y hasta nuevo aviso.
⦾ Durante esta actividad, no se permitirán los privados ni los flashbacks.
⦾ Las llamadas o visitas de las intervenciones de las últimas actividades continuarán en vigencia hasta que las mismas se definan como cerradas.  
⦾ Por último y no menos importante, la actividad tendrá una duración de 10 días. El fin de la actividad en su totalidad será el día 12 de ENERO a las 16 hs GMT-6, mismo horario en el que se publicará la siguiente. 
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samitheangelhedgehog · 8 months ago
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(Spoilers) Deku Nieves y las 7 ponis
Escena del ataúd de cristal
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senig-art · 1 year ago
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Apenas me di cuenta.
Sin ofender a nadie, pero, me di cuenta que Luner es un hombre, lo veía en las imágenes creía que era una mujer, pero es un hombre porque lo describes como dios.
Esta hermoso de todos modos VwV
Si, es que Luner es un dios cambiante en otros mundos, en el original que es el Reino de Eci, es como lo ves, y se ve así por una historia que luego será contada, por ahora solo quédate con lo que diré a continuación.
El dios Luner es un dios cambiante, en cada universo de los demás dioses creadores, la apariencia de la luna es diferente.
Desde una dama de cabellos rubios, un conejo blanco, un hombre corpulento y con barba, un joven de cabellos negros, un niño, un espíritu. La luna tiene muchas apariencias en los universos, mas nadie sabe como se ve realmente, excepto... sus creaciones.
Eci, describe a Luner de la siguiente manera: El dios Luner tiene cabello blanco, largo y liso como un rio en calma, vestido de colores oscuros como la noche, pero adornado con perlas y brillos simbolizando la luna y las estrellas, consigo lleva un sombrero metálico con la formas de un rio en movimiento, y un dibujo de la luna con la etapa Lúnula Creciente. Tiene la piel blanca como la nieve, y unos ojos azules que suele reflejar otros colores cuando una luz pega en sus ojos.
Ssenkrad lo describe así: Si quieres que te hable de mi Dios... El tiene una mirada tierna, con una sonrisa pacifica, de cabellos blancos que flotan tranquilamente con el viento frio de nuestro hogar, brillante sobre la oscuridad, aun si sus ropas son plateadas, negras o azules oscuras, piel blanca como el cristal, que con solo un tacto cambia de color, ojo negros...? no azules, si eran azules, que tienen un cambio fácil a la luz y suele tener un brillo en sus ojos de otro color...
Por ello en otros mundos nadie conoce realmente a Luner, todos los mundos solo sabe que existe un dios de la luna, pero no saben con certeza si es un dios o una diosa o un espíritu de la luna. Ni siquiera los seguidores de la luna de otros mundos lo saben, solo alaban a la luna de su mundo.
Eso si, cuando mueren llegan a conocer a Luner en persona, algunos solo se vuelven espíritus y lo siguen en las sombras y otros lo siguen alabando y amando como siempre.
Porque aun hay personas que le dedican un monto de cosas a Luner aun si no saben como es.
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Eso si, su hermano, Soles, si lo conoce todo el mundo, y saben como es y como se ve en todos los universos.
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menguanta · 1 year ago
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Moonólogo
LUNA: Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales, alba fingida en las hojas soy; ¡no podrán escaparse! ¿Quién se oculta? ¿Quién solloza por la maleza del valle? La luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre. ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales! ¡Abrid tejados y pechos donde pueda calentarme! ¡Tengo frío! Mis cenizas de soñolientos metales buscan la cresta del fuego por los montes y las calles. Pero me lleva la nieve sobre su espalda de jaspe, y me anega, dura y fría, el agua de los estanques. Pues esta noche tendrán mis mejillas roja sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¡No haya sombra ni emboscada. que no puedan escaparse! ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme! ¡Un corazón para mí! ¡Caliente!, que se derrame por los montes de mi pecho; dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas) No quiero sombras. Mis rayos han de entrar en todas partes, y haya en los troncos oscuros un rumor de claridades, para que esta noche tengan mis mejillas dulce sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo! ¡No! ¡No podrán escaparse! Yo haré lucir al caballo una fiebre de diamante.
Bodas de Sangre (1933) de Federico García Lorca
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ocasoinefable · 1 year ago
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....
Cuento al tronco de los árboles - una parejita de pájaros
Nieva. La nieve consume las rosas como botones de algodón. Sus manos tiemblan esperándole. Dibuja sobre el cristal arraigando sus labios y entre el rojo un clavel. Los ojos de ella le siguen en silencio y cerrados. Dibuja sobre el aire los copos que nievan. Él camina sobre la nieve, persigue al aire y le mira en cada suspiro. Se desvanece sus palabras al pie del tronco de los árboles. Le busca encontrando su voz escurrida por su cuello, el calor de sus respiros le susurran mientras bajan y se pican como ola en la costa con sus hombros y espalda. Abre sus plumas y comienza a cantar al abrir los ojos y sentir el revoletear de la risa de nieve que él toca. Al borde de la ventana nacen flores de Ababol, los toca con sus yemas, se vuelve pajarito. En el puerto hay florecitas rojas de Ababol, las manos de él se acercan a los pétalos sintiendo el acercar de su risa y el abrir de sus ojos. Se miran los dos pajaritos, bañando sus ojos de voz, se toman de sus piquitos, se sueñan mientras las nieve cae sobre las flores rojas, mientras sus pasos caminan hacia ellos. Se derrite como un cascabel y suspiran mirando desde la ventana el anochecer..
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waltfrasescazadordepalabras · 6 months ago
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LUNA (Bodas de Sangre) Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales, alba fingida en las hojas soy; ¡no podrán escaparse! ¿Quién se oculta? ¿Quién solloza por la maleza del valle? La luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre. ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales! ¡Abrid tejados y pechos donde pueda calentarme! ¡Tengo frío! Mis cenizas de soñolientos metales buscan la cresta del fuego por los montes y las calles. Pero me lleva la nieve sobre su espalda de jaspe, y me anega, dura y fría, el agua de los estanques. Pues esta noche tendrán mis mejillas roja sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¡No haya sombra ni emboscada. que no puedan escaparse! ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme! ¡Un corazón para mí! ¡Caliente!, que se derrame por los montes de mi pecho; dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.) No quiero sombras. Mis rayos han de entrar en todas partes, y haya en los troncos oscuros un rumor de claridades, para que esta noche tengan mis mejillas dulce sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo! ¡No! ¡No podrán escaparse! Yo haré lucir al caballo una fiebre de diamante...
Federico García Lorca
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Recordando a Federico García Lorca
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la-semillera · 8 months ago
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HELENA ALMEIDA & REBECCA SOLNIT
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Con la isla a mi espalda y el ruinoso Saltair delante, donde me esperaba la camioneta, volví caminando al desorden cotidiano. Cerca de donde había empezado mi paseo, sin embargo, aquel paisaje guardaba una sorpresa más; una serie de pequeñas hendiduras en el terreno en las que el agua se había secado y se habían formado cristales de sal. Uno era un manto de rosas; otro, un montón de briznas de paja; otro, un campo de copos de nieve, todo hecho de sal manchada de barro. Cuando intenté cortar algunas de aquellas rosas de color ocre para llevármelas, sin embargo, inmediatamente perdieron parte de su belleza. Hay cosas que solo poseemos si están ausentes, hay cosas que no están ausentes si de ellas nos separa la distancia.
_ Una guía sobre el arte de perderse, Rebecca Solnit. Capitán Swing. Traducción de Clara Ministral.
_ Helena Almeida, Ponto de Fuga (Vanishing Point), 1982.
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lacavernablog · 6 months ago
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CUANDO NIEVA, CUANDO NIEVA Y NIEVA…
Un poema de Mircea Cărtărescu, de Poesía Esencial (Impedimenta, 2021)
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Mañanas felices junto al hornillo, contemplando cómo las flores de hielo
se funden lentamente… mañanas felices
cuando la nieve cuaja, cuaja, cuaja
entre los bloques. Señor,
¿por qué me das mañanas felices? Mañanas felices
abriendo la ventana, tragando el frío
y contemplando cómo la nieve cae entre los bloques. Podría ser
Canadá, Siberia…
Nadie me atosiga.
Mi máquina de escribir zurea.
Me he abrigado bien.
He tomado el café.
He escrito mis libros.
He vivido mi vida.
He encendido el hornillo con el mechero azul, de plástico transparente.
He soñado algo, pero no recuerdo qué.
Qué raro, los copos vuelan hacia arriba, hay tanta soledad,
cuánta soledad feliz me has dado, Dios mío,
cuánta soledad, como en ningún otro otoño
por dorado que fuera,
como en ningún verano… mírame, un egomaníaco
un hombre solo escribiendo en su cocina y que no quiere
salir a una Colentina nevada.
Cómo debe nevar ahí fuera… y los raíles del tranvía
cubiertos de nieve, y la nieve aventada de nuevo
de su hierro brillante… Y entre la bruma de copos
el tranvía viene… es lo único que se mueve
bajo las ráfagas, en Colentina.
Pero aquí estoy solo.
No lavo. No plancho. No hago las compras.
No me sueno la nariz.
Soy un hombre solo, sano, descansado,
acultural, apolítico.
Mi cabello está muy muy largo.
Pero mi poesía está calva como Sinead O’Connor
Y a mí me da igual.
Mañanas de duro invierno, de febrero cubierto de nieve
de un invierno duro y dichoso, lleno de luz blanca.
Mañanas, tardes, noches —en las que nieva y nieva y nieva
y nieva— y el viento brama
por el sistema de ventilación del bloque, y algo
golpea en el hueco del ascensor.
Me afanaba en otra época por escribir mis versos repletos de imágenes
por darles coherencia, por ordenarlos, por buscar la simetría
explotaban antaño mis labios, mis mejillas y dientes
de tanta droga, de tanta alucinación.
Y aquí estoy ahora: estéril, feliz
egomaníaco, devorando la nieve con los ojos. ¡Ay, Señor,
regálame este febrero, regálamelo tú!
Haz esto, haz lo otro… se acabó.
Piensa, siente, imagina… no tengo ganas.
Enzárzate con Dios… ¡Ja!
¡Ja! Todo me da igual.
No viviré eternamente.
No resolveré yo el misterio.
Me quedo aquí, calentito, viendo cómo nieva.
He aquí mi definición: estoy aquí, junto al hornillo
con la felicidad en el alma, contemplando la nieve —la que se ve
por el cristal ondulado— un individuo melenudo
que solo quiere una cosa: estar aquí
junto al hornillo, con la felicidad en el alma, contemplando la nieve.
Los copos vuelan hacia arriba, luego titubean en el aire blanco
caen oblicuos, en la profundidad de los bloques
y vuelven a subir… ¡qué curioso! ¡qué extraño!
Sí, qué curioso, Señor: estoy solo y vivo mañanas felices.
(Ayer: saqué fotos desde el balcón con mi Polaroid: primero a Kitty
sonriendo sobre el fondo de la nevada y del bloque mugriento de enfrente
después a Miri, sonriendo sobre el fondo de la nieve
y del bloque mugriento de enfrente. Y miramos fijamente los cuadrados blancos escupidos por la cámara hasta que las imágenes empezaron a salir, y luego
las pusimos en la librería, junto a mi cadenita de oro
y de esta forma dimos con El Levante
y lo leímos un rato, y luego ella dice (ya no sé qué decía),
y yo digo (¿qué le diría?), y fuera la nieve caía y caía, y la colada tiesa en la cuerda
llena de pelusa de nieve…
Anteayer: escribí un poema idiota, pero en él
había algo bueno: en el lejano norte
en Rusia, se combaban bajo el hielo los ríos Yeniséi y Lena
por los bosques vagaban presos prófugos
en una isba un joven melenudo
comía blinis, y el cierzo azotaba los postigos, era por la mañana
pero el joven tenía una vela, y el viento que silbaba entre las grietas de la isba
agitaba la llama de la vela, mientras el joven escribía con una pluma de oca:
«Oh, Nastia,
querida Nastia, si tú supieras…» Y la leña crepitaba en la estufa
y el rostro encendido del joven…
Requeteanteayer: estuve en la reunión del consejo
y durante la reunión, mientras se trataba
la situación de las revistas, yo soñaba
con escribir otra vez un libro esencial, estar otra vez con la máquina de escribir en brazos, con mi Erika
que me insulten de nuevo los viejos y los críos, y que las lectoras anónimas
modestas profesoras, doctores, pensionistas, alumnos de instituto
me lean debajo del edredón, bostezando al calor del hornillo,
levantando un instante los ojos de la página luminosa
para contemplar por la ventana la luz intensa de la nieve…
Qué decepcionados estarán con este libro,
este libro sin fotos
este libro…)
Pero a mí me da igual.
Nadie me atosiga.
El apartamento es mío.
El silencio es mío. Mi vida es mía.
Abro la ventana y cojo un puñado
de nieve blanca, esponjosa.
Abajo los coches aparcados están nevados,
los contenedores de basura nevados,
la barra de sacudir nevada.
¿Por qué me concedes mañanas felices? ¿Por qué las merezco?
Estoy arropado y tengo calor en este febrero cubierto de nieve… y estoy solo,
solo en todo Bucarest, quizá a excepción de los que
se hielan en las paradas… o solo…
y la nieve cae
y en el hornillo arde una llamita, y soy libre
y febrero, febrero, febrero
febrero, febrero… mañanas felices, Señor, cuando yo,
un egomaníaco, escribo a máquina
y me siento tan, tan…
BONUS (para el lector que ha recorrido este poema hasta el final): cuando nieva, cuando nieva
nieva, nieva, nieva, nieva
y nieva, nieva, nieva,
nieva, nieva, nieva, cuando nieva,
nieva y nieva, y nieva y
nieva y nieva, nieva, nieva, nieva y
nieva, cuando nieva, nieva,
nieva, nieva y nieva y
nieva y
nieva y
nieva y
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