#corazon marchito
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Y me alejé de todos...
Porque mí corazón no podría soportar un abandono más.
Porque me dolía el pecho cada vez que sentia que alguien importante para mí, le daba igual el hecho de que éste o no en su vida.
Porque no podría soportar otro puñal en la espalda.
Porque estaba cansada de perdonar.
Porque ya no soporto que me decepcionen.
Porque ya estoy harta de que me lastimen.
Porque ya no quiero sentirme reemplazable.
Porque no quiero que me abandonen.
Asi que es más fácil para mi, tomar mí corazón y marcharme.
Que la soledad me envuelva en sus brazos, es mas soportable que volver a preguntarme.
- ¿Qué hice mal?
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Letras ausentes en un poema mal escrito, rosas relucientes en un floral marchito, besos ardientes en un amor ya extinto, soledad presente y acompañamiento maldito. Ataúd de recuerdos que pesan, miedo a la perdida completa. No existe certeza al momento de dejar atrás lo malo con proeza. No existe piedad al acercarse a aquel terreno baldío lleno de maleza, el cual es el corazón de aquellas personas que no tratan al amor con delicadeza. No existe cura para esta pandemica enfermedad que es la indiferencia, mata corazones y los infecta, dejándolos nuevamente sin conciencia. Los sobrevivientes buscan refugio en amores ausentes, que pronto acabarán con la única pizca que les queda de inocencia.
~Goner
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Sigues teniendo el mismo aspecto del muchacho del que me enamoré tiempo atrás, cabello rubio y ojos de almendra, sonrisilla de diablo, hoyuelos de pura inocencia.
Eres semejante a la imagen del recuerdo, pero no niego que eres otra persona, o que el paso del tiempo simplemente te cambió.
Vuelvo a pasar las noches observando las constelaciones que se esconden en tu mirada mi joven amor, pero no puedo negar el hecho de que ya no son las mismas, pues con cada noche que pasa parezco percatarme de que las estrellas que condecoran tus ojos están siendo robadas por unas manos que desconozco, pero que quizás para ti no sean tan desconocidas.
Apenas brillan como lo solían hacer en el antaño, o por lo menos, como la primera noche en que te conocí, y descubrí que posees un cielo nocturno más hermoso del que nos rodeaba en aquel momento.
¿Qué le pasó a la constelación de Orión, tu favorita? ¿Dónde quedó Sagitta, la flecha que te guía en el manto celeste? ¿Qué sucedió con las estrellas menores en donde se resguardaban las musas que te inspiraban?
¿Desde cuándo están lloviendo las estrellas fugaces adentro de tu mirada? Los cráteres de tu iris están cubierto de una fina capa de polvo, gases y plasma, recreando el engaño de un viejo brillo.
Eres tan similar al joven del que me enamoré, pero tristemente, ya solamente tenéis de semejante el aspecto y el nombre, pero ya mas allá de eso, sois totalmente distintos.
Y ni siquiera sé si realmente te llamas igual a él, pues parece que a veces cuando pronuncian tu nombre no sueles responder, como si no fuesen a ti al que llamasen.
Supongo que a ellos les suceden lo mismo que a mi; que ambos perseguimos sólo el fantasma de nuestros recuerdos. El mismo joven que encandiló nuestros corazones y amarró nuestras almas a la suya.
Tan sólo que quizás no aceptamos que ese joven ya no existe, y nosotros forzando a un muchacho diferente a que sea lo que ya fue y no quiere volver a ser.
Queremos vestirlo con la misma ropa que llevó una vez, da igual si se le quedó ya demasiado pequeña, adornarlo con los mismos abalorios que llevaba en su día sin importar si ya se oxidaron con el tiempo, colocarle el mismo collar a la fuerza omitiendo el hecho de que quizás lo asfixia.
Pobre de nuestro amor y de nuestro marchito corazón, pero más pobre de él, que se volvió el hereje al que tachamos por no querer ser el mismo santo al que rezamos con absoluta devoción.
Pobre de él, que va a estar condenado de por vida por un amor que no le pertenece, ni quiere.
Pobre de él, que lo crucificamos por nuestro amor, y si llegase a revivir, lo mandaríamos para la hoguera como hicimos con sus antepasados.
Pobre de él, que por más que quiera ser libre, parece que nunca va a poder escaparse de entre nuestros barrotes que le aprisionan.
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"Cuando se nos muere un ser querido"
Cuando se nos muere un ser querido, nos deja un vacio profundo
En los oscuros abismos del alma, donde las sombras danzan sin cesar, una ausencia dejó su huella indeleble, cuando se nos fue aquel ser amado.
Un vacío profundo, un eco silente, se adueñó de nuestros corazones, y en las noches de penumbra y recuerdos, lloramos su partida, su adiós eterno.
En el jardín de la memoria florecen sus risas, sus palabras cálidas como suaves caricias, y en cada pétalo marchito se esconde, la nostalgia que desborda nuestro ser.
El tiempo, implacable, avanza sin tregua, y en el andar de los días se desvanece, pero el amor que abrazamos en el pasado, se mantiene vivo, inmortal, eterno.
Como las notas de un viejo piano olvidado, que resuenan en la estancia silenciosa, los recuerdos nos envuelven con dulzura, y dan vida a los versos que hoy te susurro.
En cada lágrima derramada en la almohada, se desliza el amor que nunca se desvanece, pues cuando se nos muere un ser querido, su esencia pervive en nuestro ser.
Oh, cuánto daría por un abrazo perdido, por sentir su presencia una vez más, pero en la vasta inmensidad del universo, su espíritu se alza, libre y radiante.
Y así, en el crepúsculo de la añoranza, entrelazo mis palabras con devoción, homenajeando a aquellos que partieron, dejando en nuestra alma su eterna canción.
En el telar del tiempo se entretejen los lazos, que unen a los seres amados en la eternidad, y aunque su partida nos sumerja en la tristeza, el amor compartido nunca conocerá el olvido.
Entonces, en el umbral de la melancolía, aguardamos con anhelo el reencuentro, sabedores de que en algún rincón celeste, seguiremos amándonos, siempre, por siempre.
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El verdugo
Y fue el descuido el que mató a un corazón desatendido y a un romántico empedernido. Como el lento goteo de la lluvia que erosiona la piedra más resistente, así llegó la indiferencia a minar los cimientos de un amor que una vez fue radiante. Las palabras no dichas, los gestos postergados, como espinas envenenadas, fueron socavando la pasión que antes ardía.
Los versos de amor, una vez vibrantes como cuerdas de un violín, se tornaron en ecos apagados en el vasto auditorio del corazón. Cada rincón del alma, antes adornado con susurros cariñosos, ahora resonaba con el silencio amargo de la distancia emocional. Los sueños compartidos, como estrellas en la noche, perdieron su brillo, convirtiéndose en destellos distantes que apenas se alcanzaban a divisar.
Las promesas de eternidad, una vez sólidas como rocas en el mar embravecido, fueron desgastándose bajo la marea de la inconstancia. Los abrazos, antes tan cálidos como rayos de sol en un día frío, se volvieron frágiles y efímeros como burbujas de jabón que estallan al menor contacto. Las lágrimas no derramadas se acumularon en los rincones oscuros del alma, como la humedad que se filtra en los muros de una casa abandonada.
Y así, el jardín de amor, una vez floreciente con colores de pasión y ternura, se marchitó poco a poco, como las hojas que caen en otoño. Las risas compartidas, como campanas que alegraban el aire, se desvanecieron, dejando un eco solitario en el corazón marchito. Las miradas que antes eran cómplices y llenas de significado se tornaron en vacíos intercambios de miradas, cargados de una tristeza que no podía ser expresada en palabras.
El tiempo, ese fiel testigo de los momentos compartidos, se convirtió en un enemigo implacable, marcando cada segundo con la pena de lo perdido. Los amores que alguna vez fueron un fuego ardiente se extinguieron, dejando solo cenizas y una sensación de vacío que se clavaba como espinas en el alma. Y así, el descuido se convirtió en un verdugo silencioso, asesinando el amor que alguna vez fue la razón de ser de dos corazones, dejando a un romántico empedernido perdido en las sombras de lo que pudo haber sido.
Don Ggatto
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Me gusta un hombre
Aterricé en el borde de una cama
Sentado, con las medias escurridas y los pies mojados.
Estoy blando, marchito
Huelo a plantas húmedas
A claveles viejos.
No tengo calendario
Pero las noches cuentan,
En la cama está mi cuerpo acostado
Una figura como un accidente
Y acá estoy, en el borde observando.
Tengo las plantillas quemadas en los ojos
Las figuras de los rostros
Que se entienden desde lejos, pero se borran cuando las enfoco
Los ojos pintan sus mejillas y nariz
Y casi siento su boca.
Entonces, caigo en sus hombros
En sus piernas, en sus manos
Huele a alguien que conozco,
Es una plantilla usada
Una memoria o un deseo.
Y entonces, una vez más
No estoy solo, porque ahora soy yo quien me observa
Me doy cuenta, que me entero de lo que pienso
Y los vellos de los brazos se sienten como agujas,
Un dedo me pinta una linea en la columna
Trago saliva,
Y de los poros me brota agua,
Me sale agua de la boca
Llueve agua de mis manos
Y ahora estoy llorando.
Un pedazo de memoria o varios deseos hechos una memoria. Escribí este poema extrañando lo que se siente cuando el amor se va escurriendo por las manos, tal vez deseando con la angustia de quien siente que se pierde las cosas y acepta el amor asi sea poquito.
De enamorarme lo que menos me gusta es tener que dejar de estarlo, por eso me es inevitable revivir los tiempos en los que estuve en pareja pero solo yo tenia el corazon enamorado.
Ningun hombre es la mano por la espalda, pero todos son los motivos por los que escribo este sentimiento.
Quiza lo desarme y lo ordene una vez más, a ver qué rostro se asoma y que besos recapitulo.
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Nunca volveré a amar.
Corazones marchitos Almas que sufren Entregar el corazón Y ver cómo pierde Cada la fé.
Ama, Dedicale una cancion Llévale flores Entrega tu amor Pero también…
Aprende, Que puedes tener Todo su amor O sólo te lleves Otra decepción.
Nunca volveré a amar Declara el cerebro No caeré en otra ilusión Pero en nuestra historia Solo falla el corazón Se enamora, se apasiona Y no entiende la razón.
Nunca volveré a amar Dice está vez el corazón Estoy lastimado Que por vez primera Ya no creo en el amor.
Esta vez todos juntos Empiezan a cantar Sólo trae dolor Sólo deja desilusión No volveré a amar Debo cuidarme Lo siento, corazón.
Me hiciste soñar Un mundo mejor Pero eso también se acabó. Descansa amor mío Por ahora termina Mi ilusión.
Oni-San
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un corazón marchito que intenta regar otros corazones para que no se marchiten
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¿Qué te pasa, corazon? Te veo triste, marchito y apagado. Seguramente estás pagando las consecuencias de andar de pícaro y enamorado.
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CORAZON SINCERO
Heme aquí se da la madrugada y aunque dije que intentaría dormir no puedo , porque te encuentro en mis sueños , afuera esta lloviendo y como me encanta la lluvia , me encantan los días así , a veces quisiera que fueran eternos como el amor de Romeo y Julieta que aunque tenían a todo el mundo en contra se siguieron amando , quizás al inicio no sabían como pero supieron entregarse , a veces sueño con estar en un cuarto vacío con ella , porque con ella siento que tengo un refugio después de buscarlo por años en muchas partes , por tierra y por mar ahora eh aquí ante mis ojos lo encontré , antes de estar contigo estaba marchito como cual flor que dejan de cuidar , pero al llegar tú , si tú la musa de mis escritos renací , mejor dicho volví a florecer ,recobraste ese brillo en mis ojos que créeme muchos pensaron había perdido , recuerdo cuando estaba en las sombras y ellas me abrazaban aunque la mayoría pudiera decir que serian abrazos fríos , era todo lo contrario esos abrazos eran cálidos, a veces estar e lo más bajo te hace comprender a las demás personas , te hace ver que tienen hermosos sentimientos , no porque están en lo mas bajo como tu significa que tienen que perder toda esperanza por querer algo , no claro que no , ahora todo debe ser subida , hasta llegar al sol o hasta llegar a tú corazón .
{Mayu}
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El Exiliado.
Un ser desterrado de su reino, condenado a vagar en un mundo de penumbras y desolación. Posee conocimientos antiguos y una conexión innata con la naturaleza.
Nivel 1: Supervivencia en la Oscuridad - Adquisición de habilidades básicas de supervivencia en entornos oscuros y desolados. - Aumento de la resistencia a los efectos adversos del entorno.
Nivel 2: Conocimientos Ancestrales - Acceso a conocimientos antiguos y olvidados sobre la historia y la naturaleza del mundo. - Mejora de la capacidad para entender y utilizar reliquias y artefactos antiguos.
Nivel 3: Vínculo con la Naturaleza - Desarrollo de una conexión más profunda con la naturaleza, permitiendo al desterrado comunicarse con animales y espíritus de la tierra. - Aprendizaje de habilidades para manipular la flora y la fauna para su beneficio.
Nivel 4: Magia de la Desolación - Dominio de antiguos rituales y hechizos relacionados con la oscuridad y la desolación. - Aumento de la capacidad para conjurar y controlar sombras y energías oscuras.
Nivel 5: Protección del Exiliado - Habilidad para invocar barreras mágicas y escudos de energía para protegerse de peligros externos. - Potenciación de la resistencia física y mágica frente a los ataques de enemigos.
Nivel 6: Caminante Solitario - Desarrollo de habilidades de sigilo y evasión para moverse sin ser detectado en el mundo de las penumbras. - Aumento de la velocidad y la agilidad en terrenos difíciles y peligrosos.
Nivel 7: Sabiduría Perdida - Aprendizaje de técnicas avanzadas de meditación y concentración para acceder a conocimientos ocultos y visiones del pasado y el futuro. - Desbloqueo de habilidades que otorgan una comprensión más profunda de la naturaleza de la desolación y su relación con el desterrado.
Nivel 8: Renacer de las Sombras - Desarrollo de habilidades para manipular y canalizar las energías oscuras y la desolación para fines beneficiosos. - Aumento de la capacidad para regenerar la propia salud y energía utilizando la esencia de las sombras.
Nivel 9: Guardian de los Antiguos - Potenciación de la conexión con los espíritus antiguos y guardianes de la naturaleza, que proporcionan protección y guía al desterrado. - Desbloqueo de habilidades que permiten convocar a seres ancestrales para luchar junto al desterrado en momentos de necesidad.
Nivel 10: Ascensión del Exiliado - Alcanzando el pináculo de su poder, el desterrado se convierte en una figura legendaria, capaz de influir en el equilibrio de fuerzas en el mundo de las penumbras y la desolación. - Desbloqueo de habilidades supremas que otorgan al desterrado el poder de restaurar la luz y la vida en tierras y corazones marchitos por la desolación.
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Absorbido en La disyuntiva de mi carencias con creencias a medio terminar, desde el marchito incongruente corazon, que piensa tener la razón. pero solo se pierde en creer que la razón no es más que un abismo vacío de el corazón. razón, corazón. razon. desvalorización. la cuestión es que va sin unción.
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Un poema melancólico
Había una vez un amor que floreció entre los muros de la incertidumbre y la incomprensión. Ana y Javier, dos almas perdidas en un laberinto de emociones, se encontraron en el caos de la vida cotidiana. Sus corazones se unieron en un vínculo frágil pero apasionado.
Desde el principio, Ana sintió la pesadez en su pecho cada vez que Javier la miraba con esos ojos llenos de tormento. Él llevaba consigo cicatrices invisibles, heridas emocionales que habían dejado marcas indelebles en su alma. Sin embargo, Ana se aferró a la esperanza de que su amor podría sanar esas heridas.
Pero, a medida que su relación avanzaba, las grietas en la fachada de la felicidad se volvían más evidentes. Javier, atormentado por sus propios demonios internos, a menudo se sumía en arrebatos de ira y desesperación. Ana, a pesar de sus esfuerzos incansables por comprenderlo, se encontraba atrapada en una maraña de tristeza y culpa.
Las peleas se volvían una rutina dolorosa, y Ana, aunque no era inocente, se sentía culpable por no poder aliviar el tormento de Javier. Sus lágrimas caían como gotas de lluvia en un jardín marchito, tratando en vano de revivir lo que alguna vez fue un amor lleno de promesas.
Las noches se volvían silenciosas, interrumpidas solo por el eco de los suspiros y las palabras no dichas. Ana se preguntaba por qué no podía entender el dolor que atormentaba a su amado. Aunque su amor era sincero, se encontraba enredada en un laberinto emocional del cual no sabía cómo escapar.
A pesar de la tristeza que la envolvía, Ana seguía pensando en Javier con una mezcla de anhelo y desesperación. Se aferraba a la esperanza de que algún día, la tormenta en el corazón de Javier se calmaría, y su amor podría florecer en un jardín de paz y felicidad.
Así, entre lágrimas y suspiros, la historia de amor de Ana y Javier se convirtió en un poema melancólico, una oda a la lucha contra los vientos turbulentos de la vida. A veces, el amor es un viaje difícil, donde la tristeza y la esperanza bailan juntas en el oscuro escenario del corazón humano.
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Sus ojos, oscuros y enigmáticos, me atrapan entre susurros de una melancólica noche. La luna, testigo mudo de nuestro encuentro, se alza pálida sobre los ruinosos muros del antiguo castillo. En los rincones oscuros, las sombras bailan al compás de nuestras almas errantes.
El amor, en su esencia más profunda y sombría, surge de las profundidades del abismo. Es un sentimiento maldito y desesperado, pero irresistible a la vez. ¿Qué fuerzas oscuras gobiernan nuestros corazones, obligando a improvisadas tragedias en medio de este escenario funesto?
La lluvia cae con furia sobre nosotros, empapando nuestras almas atormentadas. Cada gota es un suspiro perdido en la penumbra, un eco ahogado en el abismo de la noche. Busco refugio en sus brazos, pero solo encuentro la frialdad de la tumba.
Nuestros encuentros se suceden en la morada de los muertos, donde las tumbas se alzan orgullosas, marcando el paso del tiempo. Nos amamos en el silencio de la oscuridad, bajo el abrazo gélido de las cruces y enredados entre los lamentos de los suspiros eternos.
El amor gótico es un amor prohibido, marcado por la tragedia y la muerte. Es un puñal afilado clavado en el corazón, la sangre que mana con una pasión incontrolable. Nos juramos lealtad eterna, pero la eternidad solo nos separa y nos sumerge en una oscuridad abismal.
En cada caricia siento el roce de los pétalos marchitos de las rosas negras. En cada beso, saboreo la esencia de la decadencia y el tormento. Los latidos de nuestro amor trascienden el tiempo y el espacio, pero también nos sumen en un abismo sin fin.
El amor gótico es tan dulce como el néctar prohibido que lleva al desastre. Somos amantes condenados, cautivos de nuestras pasiones desbocadas. Nos envuelve una aura mortuoria, como las lápidas que emergen de la tierra y marcan nuestro destino trágico.
Pero, a pesar de todo, es en este amor maldito donde encuentro la plenitud, la belleza en la oscuridad, la magia de la tristeza. ¿Acaso no es el amor gótico la expresión más auténtica del alma humana, sumergida en la eterna lucha entre la luz y la sombra?
Sus ojos sin vida me seducen, su mirada vacía es un espejo de mi propia existencia. Somos almas arrastradas por el viento de la desesperación, buscando un refugio en el caos de nuestras almas afligidas.
En medio de la noche oscura, nuestros cuerpos se funden y danzan en una danza macabra. El amor gótico es nuestro destino sellado, nuestra tragedia inmortal. Nos devoramos en un abrazo fatal, mientras los cuervos graznan victoriosos en el cementerio.
El amor gótico es la pura esencia del sufrimiento. Y en medio de este sufrimiento, encontramos una belleza inefable. El amor gótico es la última morada de los corazones rotos, la morada de aquellos que no encuentran consuelo en la cotidianidad del amor común y corriente.
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Se esta consumiendo, asi como se consume el cigarro que fume
S esta marchitando, como la primera rosa que me diste.
Se esta rompiendo, asi como lo hizo mi corazon.
Se esta pudriendo, asi como cuando dejabamos cosas fuera de la heladera ¿te acordás?
Te estoy perdiendo, y la verdad ya no se que pensar, vos estas obsesionado con algo que no te puedo dar.
Y yo estoy obsesionada con vos
Asi como el sol, que tan obsesionado esta, persigue a la luna, sin nunca poder llegar a tocarla.
Estoy enamorada de vos, asi como el primer dia, cuando te vi con tu pullover de colores frios con tus anteojos, en la fila, hiper introvertido, pispiandome de vez en cuando, asi como yo a vos.
Lo unico que es diferente, es que cuando te vi por primera vez dije "es el, con el quiero pasar mi vida, con el quiero tener una familia, quiero que el sea mi mundo y yo ser el mundo de el, quiero que seamos amigos, amantes, novios, esposos, todo eso junto quiero, quiero una vida cln vos, quiero envejecer a tu lado, quiero CASARME CON VOS" quien lo diria, yo enamoradisima, la que dice no tener sentimientos pero que arde mas que una llama azul, con sus lagrimas aon un tsunami, que no conoce el amor a medias, que si ama, ama con todo de elle, sin controlarlo, y sin importarle ser destruide.
Pero ahora.
Ahora todo se marchito.
Asi como la rosa que me diste,
Ahora todo sangra, como la herida que me hiciste.
Ahora todo wsta ahogado en un mar de incentidumbre.
Donde yo amo todo de vos, y vos una parte de mi.
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EZEQUIEL 37:1-12
El valle de los huesos secos
En los pasillos de muchas escuelas dominicales resuena la canción acompañada de las risitas de niños y niñas: "¡Soy huesos secos, mira cómo revivo!". La música se escucha a todo volumen y las pequeñas extremidades se agitan en todas las direcciones mientras los chicos cantan: "Ezequiel los llamó huesos secos. Ezequiel los llamó huesos secos. Escuchen las palabras del Señor". Es una escena muy divertida, si lo piensas: niños que cantan sobre la improbabilidad de la vida frente a la muerte.
Tal vez esta canción te transporte a tu infancia. Tal vez recuerdes haber oído hablar del profeta Ezequiel en el valle de los huesos secos. Pero es fácil pasar por alto la lección espiritual sobre el carácter de Dios. ¿Qué importancia tienen estos huesos secos? El versículo 11 nos da la respuesta. Estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos andaban diciendo: "Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!".
Los israelitas estaban esclavizados y en el exilio, muertos en su fe y sin esperanza en la promesa de Dios de restaurar su nación. Ellos habían abandonado al Señor, y ya no confiaban en las promesas del pacto que Dios había hecho para liberarlos del cautiverio y restablecerlos en su propia tierra. Espiritualmente, eran un pueblo muerto; como el valle de los huesos secos, sus corazones estaban marchitos.
Al reflexionar, podríamos sentirnos tentados a criticar en silencio a los israelitas. ¿Cómo pudieron olvidar una vez más las promesas de Dios y su fiel provisión para sus antepasados? ¿Tan superficial era la fe de ellos? Sin embargo, nosotros también carecemos a menudo de esta esperanza. Dios le dio aquella visión a Ezequiel porque el pueblo de Israel necesitaba con urgencia la seguridad de que Dios cumpliría sus promesas. Y al igual que los israelitas, nosotros también queremos saber que Dios aprovechará hasta la situación más imposible y la convertirá en resurrección.
El mensaje de Ezequiel ofrece tanto una advertencia como una esperanza. Cuán bendecidos somos porque, sin importar con qué frecuencia pequemos o qué tan lejos nos desviemos, nuestro paciente Señor sigue siendo fiel y verdadero.
Al igual que Dios instruyó a los israelitas, arrepintámonos de nuestros pecados y volvamos al Señor, disponiendo el corazón y la mente para escuchar la palabra del Señor, de modo que también nosotros podamos volver a la vida.
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