#compostura
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En la época victoriana se enseñaba a los niños a no desplegar sus brazos en la mesa. Se les colocaba un libro debajo de cada brazo. Los brazos los debían mantener pegados al cuerpo para evitar que se cayeran los libros. El objetivo: lograr que no pusieran los codos en la mesa y desplegaran muchos los brazos del cuerpo.
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(...) nada assenta melhor a pessoas de gravidade e compostura do que suportar os males menores com resignação.
As Crônicas de Nárnia – C. S. Lewis
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Compostura de ropa; descubre como puede ayudar tener el fit perfecto
Cuidar la ropa que tienes es el primer paso para conseguir tener un armario más efectivo, la cuestión que se presenta es reducir la compra de prendas haciendo uso de la compostura de ropa, ¡sacándole el mayor provecho a tu silueta!
Revisa tu armario para identificar prendas a arreglar
Una de las técnicas más efectivas para poder hacer uso de la compostura de ropa es hacer una revisión continua de las prendas con las que ya se cuenta entro del closet. Puede ser que con este proceso puedas reencontrarte con la que fue tu camisa favorita que dejaste de utilizar porque se dañó o incluso dar con un pantalón que nunca te has puesto debido a que no es de tu talla.
Para todas estas situaciones se considera a la compostura de ropa como uno de los métodos más eficaces para saber cuáles son las prendas que deseas conservar y darles una segunda vida útil.
Las mejores preguntas que se pueden hacer en este tipo de casos son las que se refieren a si vale la pena repararla y si aún compartes el estilo que se considera en el concepto de su estilo. Cuando la respuesta a alguna de estas dos preguntas es sí, se debe acudir por un servicio profesional de compostura de ropa.
Además de que revisar el contenido de tu armario, puede ayudarte a resignificar y perfeccionar tu estilo personal, así como hacer inversiones en arreglos que valgan la pena para darle el toque de estilo que le faltaba a los trajes o camisas que ya tenías.
Lo que mejor te queda según tu tipo de cuerpo
Cuando ya se han identificado las prendas que requieren compostura de ropa, es necesario que se acuda a una sastrería que tenga la capacidad de sacarle provecho a tu cuerpo según la silueta que tienes. Así, el trabajo de arreglo se aprovecha por partida doble, para que la puedas usar sin que se encuentre dañada, al mismo tiempo que favorece a tus características particulares.
Dependiendo de la forma que tiene el cuerpo de cada persona, son diferentes las prendas que le quedan bien, aquellas que se adaptan de la mejor manera para resaltar solo lo mejor de cada uno, esto es algo que se puede obtener con el correcto uso de la compostura de ropa.
Pirámide
Esta forma de cuerpo masculino se ve definida por una complexión de hombros más estrechos que la cadera, es una de las figuras que más se deben tener contempladas al momento de mandar a hacer la compostura de ropa. La inclusión de hombreras es uno de los factores que más pueden ayudar para sacarle provecho a este tipo de silueta. En cuanto a los pantalones, ser recomienda que estos se ajusten perfectamente al cuerpo, entre más estrechos sean mejor ayudaran al balance visual de todo el cuerpo.
Rectangular
Como su nombre lo marca, la silueta de este tipo de hombres es simétrica y proporcional, por lo que la compostura de ropa debe enfocarse más en cubrir o arreglar las zonas dañadas de la tela o incluir algunos tejidos para adaptarlas a la modernidad.
Con todo eso en cuenta, nunca está de más el elegir compostura de ropa para lo que ya tienen en el armario, que mejore la apariencia, incluyendo una mayor acolchado en sacos o abrigos, así como evitar que se ajusten mucho las medidas en los pantalones para no generar un desequilibrio con respecto a la parte superior del cuerpo.
Triángulo invertido
Los hombres que cuentan con esta silueta están definidos por el hecho de que sus hombros resultan más anchos con respecto a su cintura. Para cuando asistan por un servicio de compostura de la mano de expertos deberán cambiar el corte de sus pantalones por uno recto y que en las chaquetas se les agreguen algunas pinzas que puedan disimular o suavizar el tamaño de los hombros, todo con la intención de generar un aspecto más simétrico en toda la silueta.
Elipse
Se le llama silueta en elipse cuando el abdomen es la parte más amplia del cuerpo masculino, por lo que le roba atención a los hombros y las piernas. Por ese motivo, cuando este tipo de hombres pretende hacer un ajuste en compostura de ropa para sus prendas, debe cuidar que se enfoquen en realizar solo líneas rectas para darle un aspecto más estrecho al cuerpo. Un gran aliado de estos hombres es la conversión de sus pantalones para que sean un poco más anchos para dar simetría a la silueta.
Trapezoide
Esta es la silueta considerada como el prototipo ideal de la belleza, se distingue por tener una gran proporción corporal en los hombros y el pecho, además de que la cintura es estrecha pero no tanto como para ser considerado como triángulo invertido. Por lo anterior, durante el proceso de compostura de ropa no se debe hacer mucho, de los únicos aspectos que se recomienda cuidar es que las prendas no queden demasiado estrechas, esto es principalmente por el cuidado del buen gusto al vestir. También se puede recurrir a los pliegues para los pantalones con la finalidad de crear un espacio entre las piernas.
Con todos estos consejos acerca de como ejecutar de la mejor manera la compostura de ropa, lo único que queda es identificar la silueta que tiene tu cuerpo para que al momento de acudir con nosotros a Sastrería Macazaga solo debas solicitar el arreglo que te dé una figura de ensueño.
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✮ lust for life ✮
enzo vogrincic x reader
tw: +18, un poco de exhibicionismo jj
a/n: lo escribí rapidísimo, pero me terminó gustando un montón;) manden requests!!
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tu novio y vos mantenían una relación privada.
era lo más razonable bajo las circunstancias en las que se encontraban; enzo pasó de nada a todo en cuestión de semanas gracias al estreno de su nueva película, y lo mas lógico era esconder a la novia del novio de internet. pero enzo nunca fue una persona privada.
cuando recién comenzaban a salir, no tardaste en notar que él tenía una manía con tenerte cerca cuando salían a la calle, o cuando estaban con amigos, o cuando iban a comer; cuando hacían cualquier cosa que involucrara a un tercero. esto al comienzo se manifestaba a través de el tomando tu mano y no soltándola, colocando sus manos en tu cintura o acariciando tu cuello mientras te encontrabas distraída haciendo algo más.
pero al pasar el tiempo, estas dulces muestras de afecto fueron escalando a sus manos sobre tus muslos, sus dedos rozando por fuera de tu ropa interior, o directamente bajarla por tus piernas para estremecerte.
como cualquier otra persona, te ves rápidamente colorada o exaltada por sus acciones, mirándolo con los ojos muy abiertos mientras el te respondía con una sonrisa ladeada sin prestarte mucha atención.
hoy no fue distinto.
te encontrabas en un bar, sentada en la esquina de la mesa al lado de tu novio y sus amigos, quienes se encontraban charlando y riendo audiblemente mientras los dedos de enzo rozaban por encima de tu ropa interior. tus ojos reposaban en su perfil, veías sus labios moverse pero tus oídos no registraban ningún sonido al estar todos tus sentidos enfocados en la sensación de sus dedos, y preocupada de no hacer ningún ruido.
miraste sus ojos achinarse justo antes de dedicarte una rápida mirada de reojo, la comisura de sus labios torciéndose hacia arriba al ver brevemente tus ojos suplicantes.
sus dedos se movían lento, rozaban apenas el delgado material de tu ropa interior desesperándote aun mas, y haciéndote mover las caderas hacia adelante de vez en cuando.
no soportabas mirarlo así, pretendiendo como si no estuviese sintiendo lo mojada que estabas al escucharlo charlar tan naturalmente sobre algo que tus oídos no lograban entender.
brevemente, tus ojos brillaron gracias a una idea.
te acomodaste en la silla sin hacer mucho ruido, acercándola más a tu novio, y cerraste tus piernas, haciendo que enzo girara tu cabeza para mirarte sin dejar de hablar. le sonreíste con inocencia, ladeando la cabeza para luego apoyar tu cabeza en su hombro y abrazarte a su brazo como un koala.
escuchaste un pequeño “aw” de alguno de sus amigos gracias a la acción, y reíste al saber tus intenciones detrás.
sin tener idea, enzo siguió siendo partícipe de la conversación mientras tu mano bajaba despacio hacia su bulto, haciéndolo acomodarse en la silla y sintiendo como el agarre que tenia en tu muslo paso de ser delicado, a dejarte la mano marcada.
lentamente, enzo giró la cabeza para mirarte, tenia el ceño fruncido y su respiración se había vuelto irregular y más profunda.
“cuidado, mi amor.” susurró al bajar la cabeza para acercarse a ti.
pestañeaste varias veces, mirándolo con inocencia y confusión. “¿que, en?” dijiste mientras aplicabas más presión en el bulto, ganándote un callado jadeo que te hizo apretar las piernas.
seguiste con el juego unos minutos, hasta que te diste cuenta que ya no tenía el mismo efecto en su hablar ni en sus acciones. charlaba con normalidad, mirándote cada cierto rato y tratando de mantener la compostura frente a sus amigos. pero vos querías hacerlo sentir como el te hacía sentir siempre.
agradecida de que llevara pantalones de fácil acceso, pudiste meter tu mano despacio por entremedio, y comenzaste a frotar y dar palmaditas por encima de su ropa interior, como el acostumbraba a hacer contigo.
sus facciones se endurecieron al darse cuenta de tu acción, bajando la cabeza casi inmediatamente para suspirar y callar los jadeos que amenazaban con salir al mirar tu cara de inocencia mientras lo tocabas por debajo de la mesa.
hacer contacto visual con vos lo estremeció completamente, logrando tu propósito: llevarlo hasta el límite.
“nos van a tener que disculpar, pero tenemos otro compromiso y se nos está haciendo tarde.” dijo enzo con la voz un poco más ronca de lo normal mientras sacaba su billetera del bolsillo, sacando un par de billetes y colocándolos sobre la mesa, haciéndote sonreír y quitar la mano de dentro de su pantalón para acomodarte tu propia ropa. “un gusto verlos a todos.”
abriste la boca para decir algo pero enzo agarró con fuerza tu brazo para hacerte acercar hacia el, caminando hacia la puerta con rapidez mientras saludabas con tu mano en forma de adiós a sus amigos.
caminaron a paso rápido al auto, sin decir ni una sola palabra. “te portás tan mal vos, eh.” dijo apoyándote contra la puerta del auto, acercándose hacia ti lentamente haciendo notar la diferencia de altura entre ambos. “no te puedo llevar a ningún lado.”
habían muy pocas luces en el estacionamiento, la única iluminación presente siendo las luces anaranjadas del cartel del bar que lo hacían parecer de otro mundo con las ojos oscurecidos, el semblante molesto y el cabello desordenado.
“cogeme.” susurraste contra sus labios, ganándote una sonrisa de parte del pelinegro.
“¿así se piden las cosas, chiquita?” negaste con la cabeza. “¿y entonces?”
“por favor.”
“¿por favor qué?”
te quejaste. “por favor cogeme.”
sonrió mirándote a los ojos mientras abría la puerta del auto entrando el primero y corriendo el asiento hacia atrás para luego sentarte a horcajadas encima de él.
apenas cerró la puerta del auto te lanzaste encima, tomándolo por las mejillas para acercarlo más hacia ti mientras el agarraba tu cintura con fuerza. el beso rápidamente se transformó en necesitado, con ambos jadeando mientras movías tu cuerpo de adelante hacia atrás sentada en el bulto entre sus piernas, haciéndolo gruñir mientras gemías en su boca por la sensación.
“sos una hija de puta.” dijo entre besos, haciéndote reír mientras bajabas por su cuello, pasándole la lengua y mordiendo cada parte que tus labios rozaban. “me vas a volver loco algún día de estos.”
“tú empezaste, enzo.” dijiste separándote de su cuello.
“mhm.” asintió con la cabeza mientras corría los tirantes de tu vestido hacia un lado. “no me puedo controlar si te ves así. parecés una muñequita.”
sentiste sus ásperas manos masajearte sin nada de delicadeza y echaste la cabeza hacia atrás; tus caderas no cesaban de moverse contras las de tu novio y tu espalda se arqueaba de placer, hipnotizando al uruguayo completamente con tu figura y los gemidos que salían de tus labios.
“¿te gusta, mi amor?” susurró burlescamente, mirando detalladamente cada movimiento de tu cuerpo y cada facción de tu cara. asentiste atontada, con los ojos cerrados buscando más fricción entre los dos. “decime cuanto.”
lloriqueaste. “mucho, enzo. sabes que mucho.”
“te ves tan bonita frotándote así, mi vida. te comería toda.” gemiste. “ah, eso querés. ¿querés que te coma? ¿querés moverte así, sentada en mi boca, hm?”
“basta, por favor” suplicaste, moviéndote más rápido. “cogeme.”
“¿como, bebé?”
“cogeme. no aguanto más.”
“pedilo bien, hermosa.”
“cogeme, por favor cogeme.”
mientras bajabas tus manos para desabrochar su pantalón, él sumergió la cabeza entre tus tetas, lamiendo y mordiendo todo lo que sus labios tocaran; haciendo mil veces más difícil la tarea de bajar sus pantalones.
mientras el se tomaba su tiempo lamiendo y besando, comenzaste a trazar circulitos en la cabeza de su miembro con lentitud, irregulando aún más su respiración y haciéndolo morderte para ocultar los gruñidos que salían de su boca.
te acomodaste encima de sus piernas, alzándote para poder sentarte encima de su miembro mientras el corría tu ropa interior hacía un lado, metiéndolo dentro por completo de un brinquito. enzo tiró la cabeza hacia atrás, gimiendo gracias a la sensación de estar dentro tuyo que a pesar del tiempo, se seguía sintiendo como la primera vez.
“mirá lo bien que me tomás, chiquita.” dijo mientras comenzabas a moverte de arriba hacia abajo, escondiendo tu cabeza en el hueco de su hombro para ocultar tus gemidos. “te sentís tan bien.” susurró mientras agarraba tu culo con fuerza, ayudándote a moverte más rápido.
enterraste las uñas en su espalda mientras te movías, mordiéndote el labio inferior tratando de no hacer tanto ruido.
“¿ahora te da vergüenza, mi amor? ¿después de todo lo demás?” dijo en un tono burlesco mientras movías tu cuerpo al compás de sus embestidas. “no te calles. deja que todos escuchen como te pongo, como te cojo.”
respondiste con un quejido, sintiendo una sensación conocida en tu cuerpo mientras escuchabas sus jadeos cerca de tu oído, y el uruguayo lo notó al sentirte estremecer y moverte más lento, apresurando sus embestidas y agarrando tu culo con más fuerza.
“te hacés la niña buena, la princesita, y estás por acabar mientras cogemos en un estacionamiento.” sentiste tus mejillas pintarse de color rojo con sus palabras. “sos una cínica.”
“es tu culpa, en.” lloriqueaste en su oído, bajando tu mano entre ambos cuerpos para frotarte. “estoy muy cerca.”
“yo también, chiquita.” dijo entre jadeos. “¿puedo?”
“por favor.”
un par de embestidas más y ambos alcanzaron el mayor punto de placer, acercando sus cuerpos a no más poder y llenando el ambiente de sus gemidos. pasaron unos segundos donde lo único que se escuchaba eran ambas respiraciones agitadas, y levantaste tu cabeza para besarlo con lentitud.
apoyaste tus manos en su pecho mientras se besaban; un beso lento y torpe mientras se acostumbraban a la sensacion y volvían a la normalidad. al separarte de el, lo miraste con dulzura.
“estás todo pintado, amor.” reíste mientras tratabas de limpiar el labial de su boca.
“y vos estás toda rojita. es parecido.” colocaste tus ojos en blanco y lo besaste, acariciando su mejilla.
“llevame a casa.” dijiste mientras el comenzaba a besar tu cuello, indicando que no quería parar. “no podemos hacer tanto acá.”
“pero tenemos que esperar que los vidrios se desempañen.” dijo pasando un dedo por el cristal del auto, haciéndote notar que todo el auto estaba así.
te tapaste la cara riéndote, mirando como era demasiado obvio lo que estaban haciendo. “sos un idiota.”
“a veces.” dijo sonriendo, y dibujó una carita feliz en el cristal.
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✨ lee donghyuck; 22:18
notas. quer que eu lata? eu lato au au. sexta-feira dessas, é o haechan me fazendo de maluca.
avisos. sexo desprotegido, cum play (?), meio fofinho, vocês são namoradinhos.
“—Shhh, por favor, gatinha, não geme alto não. Teu pai vai me matar, que caralho…”
“— Não dá, não dá.” você murmura baixinho, totalmente perdida no torpor que Haechan te proporciona naquele momento.
Estavam no quarto de sua avó, após um almoço em família. Reclamou de sono, perguntou se poderia cochilar por algo em torno de meia hora, junto ao seu namorado, Hyuck.
Seus pais permitiram.
Mas era óbvio que vocês não iriam dormir.
Estavam no chão, ao lado da cama de sua avó — não só por respeito, mas também afim de não fazerem barulho. Haechan em cima de você, apenas com a bermuda molinha e a cueca abaixadas, sem camisa, pincelando por toda sua buceta com a cabecinha inchada, enquanto te beijava. Naquele impasse gostoso de entra, ou não entra. Ambos já extremamente molhados, melados, as respirações totalmente descompassadas à medida em que ele ameaçava entrar com mais um carinho gostoso.
“— Não dá pra levantar pra pegar camisinha assim. Tô de pau durão. Maior mancada, tua avó me ver assim.” ele diz em sussurros, e você ri baixinho. Tão pouco você poderia sair, se estavam cochilando, por que você estaria tão vermelha e descabelada? Maldita hora pra esquecer as camisinhas na mochila do Hyuck.
“— Merda, Hyuck.”
“— ‘Vamo fazer sem… Só um pouquinho, só a cabecinha pra aliviar.” ele diz. É quase como se ele estivesse implorando. “— Não vai dar pra eu sair do quarto assim, chega a estar dolorido.”
Tão manhoso. Ele murmura coladinho em seu ouvido, fazendo com que os pelos de sua nuca se arrepiem. Em momento algum ele para de se esfregar em você, sentindo aquele frio gostoso na barriga, enquanto seu ventre se contrai ansiando pelo contato cru.
“— Coloca logo.” é sua vez de sussurrar, fazendo com que Haechan sorria vencedor.
E ele encaixa em você, entrando centímetro por centímetro. Você geme baixinho, em uníssono com seu namorado, que sente o quão quente você está. Pulsando por ele.
“ — Caralho, assim não vou durar nada.” ele se movimenta de levinho, o quadril ondula com excelência, fazendo com que você rebole de encontro ao quadril dele.
“ — Hyuck.” você geme mais alto do que deveria, e de imediato, com a canhota que apoiava o corpo no chão, ele tampa sua boca.
“ — Não, amor, não geme alto não. Se não a gente vai ter que parar… Caralho, gostosa…” ele puxa o ar entre os dentes durante sua própria fala, que soa tão dengosa e doce quanto mel.
“ — Não para.” você suplica. Ele continua naquele ritmo lento, torturante.
“ — Não dá. Eu vou gozar dentro desse jeito. Porra, não faz essa cara pra mim.” ele diz assim que você o encara com olhos pidões enormes.
“ — Você tira antes.” você pede novamente, com manhã. Continua a rebolar o quadril de encontro ao dele.
“ — Se não der tempo…”
“ — Amor…”
“ — Eu já ‘tô quase…” você se diverte internamente com o quão devoto Hyuck se parece naquele momento. A pele bronzeada com as bochechas rosadas, a franja com algumas mechas colando em sua testa por conta do suor, e também os gemidos melodiosos que sua boquinha carnuda em formato de coração emitem em seus ouvidos.
Você não aguenta. Sente sua buceta pulsar repetidas vezes, seu interior mastigando o pau de Hyuck enquanto você sente seu corpo interior se arrepiar. Seu torpor dura alguns segundos, em que Hyuck tem que manter sua compostura para novamente tampar sua boca e abafar seus gemidos descontrolados.
Para enfim ele sair desesperado de seu interior, tirar a mão de sua boca apenas para segurar a base de seu pau para guiá-lo, e finalmente gozar por toda sua fenda, clítoris, e lábios. Você, que já estava melada por seu próprio gozo, virou uma completa bagunça quando misturou-se ao gozo de Haechan também.
Tentando controlar a respiração, ele encosta a testa suadinha na sua.
“ — Te sujei toda.” ele murmura, enquanto agora ajeita a cabeça no seu peito. Quase ronrona.
“ — Não tem problema.” você diz baixinho, começando um carinho gostoso no cabelo preto e lisinho dele.
“ — Agora a gente podia tirar um soninho, né.” ele diz bocejando, e você sorri fraco. Como podia ser tão fofo depois de te comer no quarto da sua avó? Cretino.
“ — Uhum. Podia.”
“ — Te amo.” é o que ele murmura antes de cochilar. É apenas o tempo dele subir novamente a bermuda dele, e seu short, e tirar a sonequinha dele deitado no seu seio.
Porque ele era o seu amor.
#lee donghyuck smut#lee donghyuck#jaemin na#haechan#donghyuck eu nao to podendo#donghyuck x reader#lee haechan#haechan smut#nct dream#nct dream pt br#nct smut
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n/a: hoshifighting escrevendo em português porque lee seokmin me tirou do eixo essa semana. pq o combo homem engraçadinho + homem gostoso me deixa bilu-teteia
WARNINGS: sugestivo, its a portuguese hard hour, sorry 🙏, fingering (não vou escrever DEDADA pq me deu vergonha)
você mal consegue respirar de tanto rir. seokmin, esse cretino, está contando uma piada totalmente sem graça, mas o jeito que ele conta, com aquele sorriso bobo, te faz achar o mundo uma comédia. ele não precisa nem tentar. só de estar ali, já está fazendo você se sentir à vontade, rindo das coisas mais ridículas como se fosse a primeira vez que ouviu. “pode parar, nem foi tão engraçado assim ___!!” ele diz, rindo da sua reação exagerada, enquanto se joga ao seu lado na cama. o som da risada dele é quente e cativante, a mesma risada que agora te deixa com a sensação de que o tempo está se arrastando, e você não se importa nem um pouco.
a conversa começa a ir por outro caminho. de repente, a risada some, mas ele ainda está ali, com aquela energia toda. você sente o olhar dele sobre você, como se ele estivesse te vendo de uma forma que se demorasse mais um unico segundo, ele iria te devorar. ele passa a mão na sua coxa, como se fosse algo super natural, e você, que estava apenas tentando entender como se acostumar com o toque dele, não consegue desviar o olhar.
“você é uma loucura, sabia?” ele arrasta, a voz grave agora com um toque de malícia. você ri um pouco, porque, claro, ele estava só brincando… certo? mas os dedos dele descem um pouquinho mais e, foda-se, você não consegue mais pensar em outra coisa além dele, sua bucetinha escorre descaradamente, melando toda a calcinha.
“só você mesmo…” você sussurra, com aquele sorriso que não quer mais ir embora. a resposta dele? só um sorriso mais torto e mais quente, que não faz mais sentido algum.
seokmin é o tipo de cara que transforma qualquer situação normal em algo que voce definitivamente não havia planejado, sem nem tentar. a piada, o toque, o jeito que ele te olha, tudo vai ficando cada vez mais pesado. e quando você se dá conta, tá lá, pelada na cama dele, com a respiração pesada e o peito subindo e descendo como se o tempo tivesse se esticado só pra esse momento.
“quer que eu te faça rir agora ou a gente vai direto pro que interessa?” ele provoca, e você ri—de novo. adora o fato de ele não ter vergonha nenhuma de fazer você se sentir tão… exposta, sem ser de um jeito desconfortável. ele te aprecia, te faz rir até você esquecer onde está, e quando a piada finalmente morre, o que sobra é só ele e você.
“sabe,” ele começa, “eu não sou só bom em fazer piada... me deixa te mostrar."
você não consegue se lembrar mais do que estava pensando antes, nem do que estava sentindo.
"não adianta tentar fugir agora," ele murmura, e é o suficiente pra fazer seus olhos se fecharem enquanto você se entrega. ele puxa o lençol, a cama estremece um pouco, você solta um gemido baixinho enquanto ele começa a traçar o clitóris encharcadinho, e você não se importa de perder a compostura, deixando ele deslizar mais pra baixo e adentrar o buraquinho sedento.
“porra... que delicia amor...” ele ri baixinho quando voce aperta os dedos dele, a voz dele agora te faz querer arrancar aquele sorriso do rosto bonito, fazer ele ver o quanto você quer mais.
#hoshifighting em português#seokmin smut#seokmin imagine#seokmin x reader#seokmin fic#seokmin imagines#seventeen x reader
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Smut boyfriend! Harry vibes...🧡🥵
Edição Halloween 👻 🎃
NotaAutora: Bem, como todo ano eu faço imagines de Harryween, espero que gostem! Não se esqueçam de deixar uma ask para mim depois 🥹 cada comentário me ajuda incentivando a continuar postando coisas assim por aqui💗
Avisos: +18, sexo explícito, conversa suja, palavrões, Harry não é muito gentil.
31 de outubro de 2024
No quarto, você se arrumava para mais uma festa de Halloween.
Quantos anos você e Harry mantinham essa pequena tradição? Já nem lembrava mais. A única coisa que importava era a fantasia, um toque de ousadia e as noites sempre inesquecíveis que vinham depois.
Em frente ao espelho, você ajustava o laço preto no cabelo, o vestido curto inspirado em Alice destacava cada curva com um ar provocante, com certeza parecia a Alice, mas uma versão bem mais safada dela.
Sem perceber, você estava sendo observada. Do lado de fora da porta entreaberta, uma figura sombria se escondia. Harry, agora com a icônica máscara de Ghostface do filme Pânico, não emitia nenhum som enquanto a encarava. O olhar por trás da máscara seguia cada movimento seu, esperando o momento certo.
Você terminou de ajustar o laço e alisou o vestido, sorrindo ao imaginar a reação dele ao vê-la.
— Prontinha, amor... Vamos? – disse ainda distraída.
Mas, ao virar, o sorriso no seu rosto desapareceu. A silhueta de uma figura de preto preenchia a entrada da porta, imóvel, a máscara branca de Ghostface a encarando em completo silêncio.
— Harry? – sua voz saiu vacilante, o coração acelerando.
Ele deu um passo à frente, depois outro, a cada movimento se aproximando mais, sem emitir uma palavra. Uma tensão elétrica crescia no ar, uma parte de você sabia que era ele, mas outra… uma dúvida se misturava com o medo.
— Ghostface? Sério? – tentou brincar, mantendo a compostura.
Ele permaneceu quieto, apenas inclinando a cabeça lentamente para o lado, sem reação.
Sem resposta.
O coração martelava em seu peito, mas você avançou, tentando ver o rosto por trás da máscara. Quando estava perto o suficiente, ele estendeu a mão, segurando sua cintura com firmeza e puxando você para si. Em um movimento lento, ele ergueu a máscara, revelando o sorriso travesso e irresistível de Harry.
— Gostou? – ele murmurou, o tom de voz rouco e sedutor.
Você suspirou, aliviada.
— Muito, talvez você ganhe pontos pela atuação. – sorriu, subindo as mãos até seu peito.
— Só talvez? — Ele inclinou-se, a boca próxima demais do seu ouvido. — Espero provar que você está errada antes da noite acabar. — Deu sorriso de lado. — Você está deslumbrante...
— Obrigada. — Você respondeu com um sorriso, aproximando-se e pousando as mãos no peito dele antes de dar-lhe um selinho. — A propósito... estou sem calcinha.
— Sem calcinha, com esse vestido tão curto? Caramba! Posso começar agora mesmo? — Ele arregalou os olhos, percorrendo-a de cima a baixo.
— Nem pensar! — Respondeu com um riso leve e um olhar provocador.
— Ah, qual é... — Ele fez um biquinho, fingindo desapontamento.
— Nada disso! Vamos, a festa já deve estar começando.
A festa desse ano foi organizada por ninguém mesmo que James Corden, ele literalmente alugou uma mansão mal assombrada só para isso. A mansão era localizada no meio de uma floresta sombria, as árvores ao redor balançavam suavemente, sussurrando com o vento, o caminho até a entrada era iluminado apenas por lanternas de abóbora e velas trêmulas, criando o clima perfeito para uma noite assustadora.
Ao entrar, você sentiu a música pulsar em seu peito, cada batida ecoando pelas paredes decoradas com teias de aranha falsas, esqueletos pendurados e uma iluminação em tons de vermelho e roxo, a festa estava lotada de pessoas em fantasias criativas e assustadoras, lobisomens, vampiros, fantasmas e, claro, vários convidados com a máscara icônica de Ghostface do filme Pânico.
Você segurava firme o braço de harry, que a guiava entre a multidão enquanto ela observava tudo ao redor com um sorriso encantado.
— Ok, essa é oficialmente a festa mais incrível que já fomos! — Seus olhos brilhavam de empolgação. — Essa fantasia está em todo lugar! Como vou conseguir não te perder aqui, hein? — brincou, apertando a mão dele.
Harry sorriu por baixo da máscara, dando de ombros de maneira despreocupada.
— Talvez eu queira que você me procure um pouquinho...
Vocês continuaram andando, até encontrarem seus amigos no salão principal, Mitch e Sarah, vestidos como Frankenstein e a Noiva de Frankenstein, dançavam no centro do salão, enquanto Brad, fantasiado de zumbi, dançava com uma estranha vestida de coelhinha e Jeff e Glan, estavam como Bonnie e Clyde.
— Olha só quem finalmente apareceu! Ghostface e sua Alice? — Brad lançou um olhar intenso para a sua fantasia provocante. — A Alice mais atraente que já vi.
— Muito obrigada, parceiro, mas foca na sua coelhinha ai. — Harry disse um pouco incomodo.
James, o anfitrião, apareceu com sua esposa, ambos vestidos como Gomez e Morticia da Família Addams.
— Cara, se isso aqui não virar uma letra de música de Halloween, vou ficar decepcionado. — Ele deu uma piscadela para você. — S/n tem que fazer essa noite ser inesquecível para nosso astro do pop!
— Não é todo dia que eu tenho a Alice mais linda me acompanhando… — Harry colocou o braço ao redor da sua cintura, puxando-a para perto. — Com certeza a noite vai ser mágica.
— Bora! Aproveitar a festa gente. — Jeff ergueu seu copo trazendo animação a todos.
Realmente James não mediu esforços para tornar aquela noite incrível, havia vários garçons circulando com muitos drinks e comidas temáticas, vocês passaram um longo tempo dançando e bebendo juntos, perdendo a noção do tempo conforme a música os envolvia. Você sentia o corpo leve, aproveitando cada segundo ao lado de Harry, que a segurava firme enquanto dançavam.
— Você sabe que está me matando com essa fantasia, não é? — Os olhos brilhavam de forma provocativa.
— Não mais do que você com essa máscara tenho um fraco por homens misteriosos. — Você sorriu, mordendo levemente o lábio enquanto o olhava.
— Bom saber... Porque quero muito foder você bem gostoso hoje, com ela.
— Eu vou adorar isso.
— Vamos tirar uma foto, você está incrível.— Harry puxou
Vocês posaram juntos, o brilho das luzes da festa refletia nas lentes, capturando seu sorriso radiante.
— Preciso ir ao banheiro, já volto. — Comentou sentindo o peso em sua bexiga.
— Não demore, viu? — Pediu ele, segurando a sua mão por um segundo antes de soltar.
— Prometo voltar rápido. — Falou antes de sumir na multidão.
Quando saiu do banheiro, notou que o corredor estava mais vazio do que antes, o barulho da festa estava abafado, o silêncio do lugar parecia sinistro, um pouco hesitante decidiu volta para a pista de dança, mas no fim do corredor, uma figura encapuzada vestida de Ghostface estava parada a encarando com uma faca na mão.
Seu estômago deu um nó.
— Harry? — Chamou acreditando ser ele brincando de novo. — Onde encontrou essa faca?
Mas o Ghostface não respondeu.
— Se for você de novo, eu juro que vou te matar. — A figura continuava imóvel, observando-a atentamente. — Harry, estou falando sério, para com isso! — Seu coração começou a acelerar, você sabia que Harry gostava de pregar peças, mas algo naquele momento a fez hesitar. — Amor, pare com isso, já entendi a piada.
O Ghostface não respondeu, em vez disso, começou a andar lentamente em sua direção, você olhou pra trás vendo só outro corredor longo atrás de si, não havia como voltar para a festa agora sem passar por ele. O desconforto em seu estômago aumentou, então decidiu lentamente se afastar para trás sem deixar de olhar para ele, mas enquanto se afastava, os passos dele ficaram rápidos, o pânico tomou conta de você, que começou a correr, seu coração batendo forte enquanto as sombras do corredor pareciam engolir tudo ao redor, o Ghostface continuava a segui-la de perto, desesperada para escapar, tentava abrir qualquer porta que aparecia em seu caminho, mas por ironia do destino todas pareciam magicamente trancadas, até finalmente uma abrir a dar para a parte externa da casa.
O ar fresco da noite a envolveu assim que você passou pela porta da mansão. O som abafado da música e das risadas ainda ecoava atrás de você, mas ao olhar ao redor, percebeu que estava sozinha na vastidão escura da floresta que cercava a mansão. As árvores eram altas e densas, formando sombras fantasmagóricas sob a fraca iluminação da casa, a sensação incômoda de estar sendo observada não desapareceu, um arrepio subiu por sua espinha, você olhou para trás, tentando convencer a si mesma de que tudo não passava de paranoia, mas a figura mascarada surgiu atrás de você, avançando em sua direção com passos decididos.
O coração disparou, e, sem pensar duas vezes, você começou a correr em direção à floresta. O salto alto afundava no solo úmido, dificultando cada passo. Galhos e arbustos arranhavam suas pernas, mas o medo a impulsionava para a frente. Tentando aumentar a velocidade, tropeçou em uma raiz saliente, caindo de joelhos, a meia-calça se rasgou, e uma dor aguda percorreu seu corpo, o sangue quente escorrendo por seu joelho, quando tentou se levantar, sentiu um par de mãos fortes a envolver pela cintura, puxando-a contra um peito sólido.
— Acha que pode fugir de mim? — a voz saiu abafada pela máscara, mas carregada de um tom ameaçador.
Você gritou, se debatendo, tentando escapar do aperto dele, num movimento rápido, ele levantou a faca a pressionou suavemente contra o seu pescoço, aproximando os lábios mascarados de seu ouvido.
—Você pode gritar o quanto quiser. — Ele sussurrou com a voz abafada pela máscara, mantendo a faca em seu pescoço. — Ninguém vai te ouvir daqui.
O coração disparado e a respiração entrecortada pela adrenalina tornaram tudo ainda mais intenso, mas então algo naquela voz a fez hesitar. O tom, a maneira como ele falou, era familiar demais para ser coincidência.
— Harry? — Você arriscou, quase sem acreditar.
O mascarado soltou um riso baixo antes de finalmente responder
— E se não fosse? Ainda brincaria comigo?
— Isso não tem graça... — você murmurou, a voz fraca.
— Só quero me divertir com você... — Ele ainda brincava com a faca em seu pescoço.
— Harry... — Sua voz mal saiu.
O homem não respondeu, em vez disso, jogou a faca no chão, em um movimento rápido, segurou seus pulsos e a jogou sobre o ombro, ignorando suas tentativas de se soltar. O toque firme de suas mãos percorreu suas pernas, subindo até dar um leve tapa em sua bunda, que fez seu corpo estremecer, mesmo que tentasse resistir.
— Pra onde você está me levando? — resmungou, enquanto ele avançava ainda mais para dentro da floresta, com os passos determinados.
— Para longe de qualquer um que possa me interromper.
Ele caminhou até uma pequena clareira, onde a luz da lua mal atravessava as copas das árvores, criando um jogo de sombras sobre seu rosto e corpo. Ele te colocou no chão com um cuidado, suas mãos mantinham um toque firme deixado claro que você não teria escapatória. Seus dedos deslizaram até a borda da máscara, ele começou a levantá-la, revelando, aos poucos, um par de olhos verde-escuros que brilhavam cheios de uma intensidade perturbadora, um sorriso sádico se desenhando em seus lábios.
— Ficou com medo, amorzinho? — Você engoliu em seco, sentindo o coração ainda disparado, sem saber como responder. — Eu queria te ouvir gritar de medo… — Ele sussurrou em seu ouvido com uma voz rouca. — Mas agora, só quero ouvir você gritar o meu nome... até não restar mais nada de você. — Deixou uma leve mordida na pele sensível do seu pescoço, que fez seu corpo inteiro reagir.— E não vou parar... Até que você implore.
O sorriso malicioso que ele lançou antes de deixar um beijo firme e provocador no canto da sua boca fez seu coração disparar, a tensão entre vocês crescia a cada segundo, com um movimento ágil ele a virou de forma que suas costas se encontrassem com o tronco da árvore, enquanto o corpo dele se moldava ao seu, quente e firme, tirando seu fôlego.
— Você não vai escapar de mim agora…
Ele se afastou por um breve momento apenas para te observar, o olhar devorador como se quisesse gravar cada reação sua e então ele te ergueu, segurando firme em suas coxas para te apoiar contra a árvore, sentindo-se completamente à mercê dele, você enlaçou suas pernas ao redor da cintura dele, enquanto ele pressionava o corpo contra o seu.Harry levou a boca ao seu pescoço, beijando e mordiscando a pele sensível, enquanto suas mãos exploravam cada curva do seu corpo, sem pressa, apenas aproveitando o momento para te fazer perder qualquer resquício de autocontrole.
— Você gosta disso, não é? — Sua voz baixa e cheia de um sarcasmo provocador. — A maneira como eu te prendo aqui...
— Sim... — Choramingou em seus lábios.
Ele riu ao perceber o efeito que causava em você, a boca dele novamente encontrou a sua, quente e decidida, em um beijo que não deixava espaço para dúvidas que essa seria uma das melhores fodas de sua vida.
Harry deixou seus dedos deslizarem lentamente pela sua pele, subindo por debaixo do vestido até alcançar o calor entre suas pernas, com um toque suave, quase superficial, um sorriso carregado de malícia surgiu em seus lábios ao sentir o quanto você já estava molhada.
Você estava tão excitada, você provavelmente não deveria estar, não depois do que ele fez.
—Isso vai ser divertido.— Os dedos dele apenas roçaram em seu clitóris, de forma torturante. — Vou foder essa buceta e você vai estar pingando cheia da minha porra quando eu terminar com você.
Você suspirou, tentando empurrar o corpo contra a mão dele, buscando mais, mas Harry segurou firme em sua cintura, prendendo você contra o tronco da árvore e mantendo seu controle absoluto sobre o momento.
— O que foi? Quer mais? — Ele perguntou, com um tom de sarcasmo, inclinando o rosto até sua boca. — Então pede.
— Harry, por favor... — Você mal tinha fôlego.
— Não. — Ele riu ao ver sua expressão, claramente se deliciando com o efeito que estava causando. — Vai ter que esperar até eu decidir que você merece. — Ele bruscamente a colocou no chão, ouvindo seus gemidos de frustração. — Agora ajoelha.
— Mas, Harry... minha perna. — Reclamou ainda sentindo a ardência do corte.
— Não perguntei! Eu mandei ajoelhar. — Ele rosnou segurando sua garganta entre os dedos. — Eu vou foder sua boquinha até você ficar uma bagunça e quando eu termina vai me agradecer por isso, entendeu? — O apertou dele ficou um pouco mais forte tirando seu fôlego. — Responda!
— Sim...
Ele continuou a enforca-la forçando a deslizar para baixo, até que seus joelhos batessem na terra dura, você sibilou de dor, mas no final das contas não se importava porque desse ângulo ele estava tão sexy, ele colocou a máscara novamente, você não conseguiu evitar deslizando suas mãos até o topo da cintura dele e acariciar sua ereção por cima da calça, você queria agradá-lo agora, ser uma boa menina para ele, afim de ele finalmente deixar você ter um pouco de prazer, a máscara olhando para você tornava as coisas mais quentes.
Harry puxou para baixo as calças, junto com a cueca, seu pau bateu contra seu estômago antes de ficar ereto, alinhado com seu rosto, ele agarrou a base de seu pau e bateu em seus lábios vermelhos algumas vezes antes de empurrar contra sua boca. Ele não foi gentil, nem ao menos deixou você se acostumar com seu tamanho antes que seus movimentos começarem a acelerar, sua mão acariciou seu cabelo antes de pegar um belo punhado e puxa-lo para si, para que cada vez entrasse mais fundo, quando a ponta tocou sua garganta ele deslizou o pau para fora da sua boca e enfiou novamente, fazendo isso repetidamente, logo seus quadris tinham vida própria, movendo-se em um ritmo insanamente rápido, até você estar engasgando em seu pênis, olhos lacrimejando, seu batom borrado por todo o comprimento dele.
— Está indo muito melhor do que eu imaginava. — Ele murmurou, assim que tirou seu pau deixando você respirar um pouco.
— Pode tirar sua máscara? — Ousou perguntar. — Preciso tanto ver você, Harry.... — Choramingou com os olhos de cachorrinho que certamente o convenceram.
Em um ato de bondade, Harry tirou-a jogando no chão.
— Satisfeita?! Agora volte ao trabalho.
Você obedeceu, passando a língua por toda a cabeça de seu pau, depois engolindo até onde conseguia, o aperto da mão dele em seu cabelo a insentivavam ir ainda mais fundo, uma de suas mãos segurava firme a coxa dele, outra massageava suas bolas dando ainda mais prazer a ele.Os gemidos de Harry eram tão altos, roucos e tão deliciosos, deixando você ainda mais louca de tesão, era muito bom sentir ele tão duro na sua boca, pulsando, sua boceta estava encharcada, seu corpo tremendo, olhado para cima você tinha a bela visão de seu rosto perfeito com a cara de safado que só ele fazia.
— Não faz assim caralho....Porra, eu vou gozar logo se continuar a me olhando assim. — Choramingou, fazendo você sorrir mordendo os lábios.
Ele perdeu o controle, soltando seus cabelos, te puxando para cima sem muita paciência, te empurrou contra a árvore, até que suas bochechas estivessem colada nos galhos úmidos. Ele abriu suas pernas com o joelho,sua bunda ficando incrível nessa posição, suas pernas estavam abertas, completamente incapazes de esconder sua boceta molhada dos olhos famintos de Harry.
— Tô louco querendo essa buceta a noite toda. — Ele se encaixou e meteu fundo sem nenhum aviso, um grito de prazer escapou de seus lábios inchados, ele estava sendo cruel demais hoje e você estava gostando desse lado dele. — Sua buceta tá uma delícia, toda meladinha pra mim. — Harry estava ofegando contra a parte de trás do seu pescoço.
— Porra... — Soltou um gemido patético enquanto o ritmo dele só acelerava. — Mais, Harry...
Você se apoiava na árvore, sentindo as mãos firmes dele explorarem suas curvas, enquanto ele se movia em um ritmo profundo e implacável, cada investida arrancando gemidos mais altos dos seus lábios.
— Gosta assim, não gosta? — ele sussurrou, a voz baixa e carregada de prazer. — Toda submissa, gemendo pra mim… Eu vou continuar te fodendo desse jeito, até você não conseguir mais segurar.
— Harry... Hmmm, tá tão bom... — você gritava, empurrando seus quadris contra ele, o som da sua pele encontrando a pélvis dele estalando. — Quero... Quero gozar.
— Já quer gozar? Pensei que aguentasse mais do que isso.
Ele continuou socando em você, suas unhas cravaram no tronco, buscando algum tipo de suporte, Harry segurava sua cintura com força, os dedos se afundando em sua pele, guiando você para trás a cada movimento, deixando claro o quanto ele desejava manter o controle, você não conseguia acreditar que ainda estava de pé
— Ah! devagar, Harry. — você gritou contraindo suas pernas, com certeza estaria dolorida pela manhã.
— Desculpe, meu amor, não posso, essa porra de boceta é muito boa. — Deixou uma mordida que com certeza ficaria marcada em seu ombro. — E se fechar as pernas vai ser pior.
Uma de suas mãos foi em direção à bagunça escorregadia que era seu clitóris, os dedos dele começaram a fazer círculos que fizeram seus olhos reviravam enquanto tentava desesperadamente alcançar seu ápice, aquele prazer incendiando em seus estômago, mas toda vez que estava tão perto, quase lá, seu corpo tremendo e sua boceta latejando por mais, Harry parava e voltada a te foder com mais vontade, você só conseguia lamentar, som escapando de seus lábios incontrolavelmente enquanto o prazer avassalador ia consumindo você, a cada estocada te empurrando para mais perto do limite, até seu corpo não aguentar mais.
— Caralho.... Você está ainda mais apertada, vai gozar? — Os dedos agis dele esfregavam círculos ainda mais rápidos no seu clitóris
— Eu vou.... Eu...Hmmm... — Você gritou, assim que aquela sensação que tanto queria pareceu explodir dentro de você, o prazer formigando cada pedacinho de seu corpo.
Você estava rendida ao prazer, suas pernas já estavam trêmulas, mal conseguindo se sustentar enquanto ele ainda metia fundo em você.
— Adoro sentir você quando goza. — Mordiscou sua orelha. — Me de mais um.
— O que?
— Goze de novo no meu pau.
— Harry.... Eu não consigo fazer isso!— Sua voz falhou enquanto ele te segurava firmemente no lugar.
— Ah! Mas você vai. — Ele riu. — Você não tem escolha.
Ele continuou metendo em você até ficar uma bagunça sem palavras, às lágrimas escorrendo pelo seu rosto pelo imenso prazer e superestimulação, o segundo orgasmo te atingiu ainda mais forte, o prazer entorpecente fazendo com que você não conseguisse se concentrar em nada além do pau dele te penetrando.Seus movimentos continuaram tão fortes e rápidos, que você mal conseguia aguentar, um gemido longo e choroso saiu dos lábios de Harry quando o corpo inteiro dele tremeu de prazer e te encheu de porra, diminuindo seu ritmo, até que ele finalmente se acalmou em um grunhido suave.
— Que bagunça você fez em mim. — Ele zombou, finalmente se afastando.
— Como se você também não tivesse feito o mesmo. — Você ainda estava trêmula, o esperma dele escorrendo por suas pernas.
Ele olhou para você com um sorriso satisfeito enquanto você tentava arrumar o vestido e tirar folhas do cabelo.
— Não adianta, não vai conseguir disfarçar.— Ele comentou, rindo e começando a tirar galhos do seu cabelo.
— Claro, porque alguém achou divertido me arrastar pela floresta, né? — Resmungou, esfregando o joelho machucado. — Me ajuda a ajeitar logo isso, antes que alguém ache que a gente…
— Que a gente o quê? — Ele te interrompeu. — Fudeu no meio da floresta? — Ele piscou, um sorriso provocador nos lábios.
— É, exatamente isso! — Tentou se manter séria, mas ele estava se divertindo demais. — E aposto que você quer que todos saibam disso, né?
Harry deu uma risadinha e passou os dedos pelo seu cabelo, tirando outra folha.
— Não vou negar que é divertido que eles saibam que só eu posso te deixar assim.
Depois de um tempo tentando ajeitar a roupa e limpar as folhas e galhos do cabelo, você e Harry voltaram à festa. Ele ainda ria, satisfeito com a própria brincadeira, enquanto você tentava disfarçar a raiva e o susto. Ao se aproximar da entrada, as luzes da mansão revelaram o estado em que você estava: meia-calça rasgada, joelho machucado e o vestido todo amassado e sujo de terra.
Quando vocês entraram, várias cabeças se voltaram. Alguém quase derrubou o drink ao te ver e alguns amigos lançaram olhares curiosos, alguns até sorrindo maliciosamente.
— O que aconteceu com você, garota? — Sarah exclamou, visivelmente chocada.
— Ah, eu acabei caindo, sabe... Na floresta.
— Na floresta? O que você estava fazendo na floresta?
— Andando... — Não havia muito explicação para isso.
— Sei… pelo jeito a desse ano foi divertida em, vocês dois e essas ideias malucas, não sei mais o que pode acontecer. — Disse fazemos todos rirem.
Você realmente não sabia o que mais poderia acontecer, mas mal podia esperar para o próximo Halloween só para descobrir.
Obrigado por ler até aqui, deixe uma ask se gostou ❤️
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AMORZINHO?
❝Era um namoro escondido dos seus amigos, mas uma gafe em um jantar revela o segredo❞
Jaemin x Reader
Gênero: Fluffy, comédia romântica
W.C: 1.9K
ᏪNotas: Acho que essa foi a coisa mais sessão da tarde que já escrevi! Bem, espero que gostem meus amores, me diverti escrevendo esse pedido, boa leitura ♡
Ps: Pq a cada pedido da Mika que passa, eu não propositalmente acabo fazendo uma estética mais fofa que a outra? 😭 Eu amo, confesso
Na casa antiga onde passou a infância, a atmosfera era sempre repleta de fantasia. Sua mãe lia histórias antes de dormir, e seu pai recitava versos ao pôr do sol, como um ritual sagrado. Cresceu cercada de romances, impressos nas paredes e guardados nas estantes empoeiradas daquele casal muquirana de literatura. Mas o que você jamais imaginou era que a primeira vez em que viveria algo digno dessas histórias seria com alguém tão próximo, alguém de seu círculo íntimo de amigos.
Enquanto se preparava para sair, seu celular vibrou com uma sequência de mensagens de Jaemin.
[01/08, 19:06] Gatinho ♡: Amor, tem certeza de que não quer que eu vá te buscar?
[01/09, 19:06] Gatinho ♡: Podemos andar juntos até a esquina do restaurante e depois nos separamos.
[01/09, 19:07] Gatinho ♡: Nossa, se separar na esquina é meio suspeito, né?
[01/09, 19:07] Gatinho ♡: Então depois da esquina.
As mensagens dele sempre a faziam sorrir. Olhou para a tela e, segurando o riso, respondeu. Estavam sendo cuidadosos, pois ainda não tinham revelado seu relacionamento para o restante do grupo de amigos — aqueles que agora iam encontrar para um jantar, num domingo gélido. Não que eles fossem brigar ou se opor, mas havia algo estranho em simplesmente chegar e dizer: "Ei, estamos juntos agora!". A ideia de se tornarem o "casal chaveirinho" do grupo era o suficiente para hesitar. Afinal, quem gosta do casalzinho do grupo?
Logo você chegou à fachada do restaurante. As luzes quentes das lâmpadas iluminavam os rostos familiares de Johnny, Jeno, e Nara, que acenaram entusiasmados, mesmo à distância. Esse hábito de cumprimentar exageradamente sempre causava estranheza em quem passava no meio e se questionava se o aceno era para a pessoa ou não.
Abraçou os amigos, beliscando Johnny, que nunca perdia uma chance de provocá-la. E então tentou ao máximo conter o impulso de correr para os braços de Jaemin, que também se aproximava. Foi estranho cumprimentá-lo sem um beijo, especialmente ao ver as madeixas recém-pintadas de azul balançando ao vento, combinando perfeitamente com a estética do restaurante, quase como uma cena de filme.
— Meu Deus, você nem contou que ia pintar o cabelo! — Nara exclamou, admirando o novo visual do amigo. Você, instintivamente, puxou a manga do casaco um pouco mais para baixo, escondendo os pequenos respingos de tinta azul que ainda estavam ali, um segredo silencioso de que você era a responsável por aquela transformação.
— Queria fazer surpresa — Jaemin respondeu, girando para mostrar o cabelo. — Curtiram?
— Tá um gatinho! — Você e Jeno elogiaram ao mesmo tempo, trocando olhares cúmplices logo depois.
— Que isso, elogiando meu homem? — Jeno brincou, fingindo indignação.
— Calma, calma, tem Jaemin pros quatro — O próprio entrou na brincadeira, se colocando entre você e Jeno, passando os braços pelos ombros de ambos enquanto começavam a entrar no restaurante.
Vocês riram, fingindo brigar, e logo Johnny e Nara se juntaram à confusão. Quando estavam juntos, era como invocar um furacão que bagunçava tudo, envolto de piadas e flertes. Agora, com Jaemin, essa dinâmica ficava ainda mais engraçada, pois ninguém ali imaginava que os elogios trocados entre vocês dois eram mais do que brincadeira.
Ao serem recebidos por um garçom, tentaram manter a compostura por miseros cinco segundos, seguindo-o até uma mesa próxima à grande janela de vidro. Sentaram-se confortavelmente nos estofados cinzas; Johnny e Jaemin de um lado, você, Nara e Jeno do outro. O restaurante era aconchegante, com paredes de madeira antiga, plantas penduradas e o cheiro irresistível da comida local. O ambiente envolvido com copos tilintando em brindes e risadas se espalhando pelas mesas ao redor.
A conversa fluía facilmente enquanto esperavam pelos pedidos. Discutiram o cotidiano da vida adulta, repetiram mil vezes a promessa de se encontrarem mais, falaram sobre novos interesses amorosos, até que um assunto, para seu desconforto, ganhou destaque assim que as refeições chegaram.
— E você, hein, Jae? — Johnny perguntou, passando o braço pelos ombros do amigo. — Nunca mais fofocou sobre nenhum lance, e olha que você era um verdadeiro garanhão!
Jaemin quase engasgou com a cerveja, forçando um riso.
— É verdade! Devíamos arranjar uma namoradinha pra ele. — Nara entrou na conversa, e você imediatamente a encarou. — Ele é o que tá há mais tempo na seca.
— Não, gente, que isso — Jaemin desconversou. — Tô muito bem com minha vida, tipo, muito bem. Amo minha vida. — Ele enfatizou, como um marido com culpa no cartório.
— Ah, qual é, logo você? — Jeno provocou. — E aquela boate? Aposto que você quer ir de novo.
Seu sorriso se esvaiu ao ouvir aquilo. Lenta e discretamente, você colocou seu copo na mesa, ergueu uma sobrancelha e, olhando diretamente para seu namorado secreto, perguntou:
— Boate?
— Ah! — Jaemin exclamou, rindo nervoso e batendo na mesa. — Qual foi, Jeno? A gente foi lá há tanto tempo atrás, tipo, muito tempo mesmo.
— Ué, mas não faz tanto tempo assim — Johnny retrucou.
— U-ué, óbvio que faz — Jaemin tentava manter o controle, embora o nervosismo estivesse claro. Não que você fosse uma namorada controladora, mas era insegura, e aquela conversa estava começando a incomodá-la. — Foi antes do parque de diversões, né?
Afinal, foi no parque de diversões que o romance de vocês começou.
— Ah, isso foi — Jeno finalmente concordou, mastigando um pedaço de frango frito.
— E você ainda tem o contato daquela garota? — Jhonny perguntou, com um tom casual.
— Uhhh, garota? — Nara segurou seu braço, animada com a fofoca. Você fingiu empolgação, mas seus olhos estavam fixos nas íris de Jaemin.
— O quê? Óbvio que não! — Jaemin negou rapidamente.
— Sério? Mas ela era tão a sua cara — Johnny lamentou.
— Nada a ver — Desconversou, desconfortável. — Nem salvei o contato dela. Não estava na vibe, até falei isso pra ela! Ela super entendeu.
— Nossa, do nada virou um cara decente? — Nara brincou, tentando abrir um sachê de maionese.
— Sempre fui — Jaemin respondeu, voltando a beber.
O foco no rapaz finalmente pareceu se dissolver, e outras vítimas do bullying amigável apareceram, sobrando para Nara e seus relacionamentos sempre conturbados. A garota lhe estendeu silenciosamente o maldito sachê, lhe pedindo com aqueles olhinhos brilhantes para que abrisse para ela. Você riu, um pouco mais tranquila com a história de Jaemin e voltando a achar graça daquilo tudo, era estranho não poder simplesmente dizer um "mas ele ta comigo agora" para as pessoas. Era estranho como sentia tanta vontade de reafirmar aquilo.
Talvez estivesse com medo de tudo. Jaemin parecia ter saído de uma das histórias que sua família tanto amava, poderia sumir de sua vista como um príncipe encantado a qualquer momento.
— Ai! — Você reclamou, distraída em seus pensamentos, quando acabou se machucando com o sachê de maionese.
— Meu Deus! — Jaemin exclamou, se levantando e inclinando o corpo para frente, segurando sua mão. Ele observou a pequena gota de sangue que se formou em seu polegar. — Tá tudo bem, amorzinho? — Perguntou, preocupado, uma das qualidades que a fez se apaixonar por ele. Quem não sonha com um homem tão atencioso?
— Estou bem — Você riu de si mesma. — Como consegui me machucar com isso?
— Já tá bêbada, é? — Jaemin brincou, ainda segurando sua mão. — Tem que tomar mais cuidado e...
Você parou de ouvir as palavras dele quando percebeu os olhares de seus amigos fixos em vocês, boquiabertos de surpresa.
— Amo... Jaemin — Você chamou, tentando trazê-lo de volta à realidade. — Jaemin — chamou de novo, apontando com a cabeça para a mesa.
— Oh — Ele murmurou, soltando suas mãos rapidamente e voltando a se sentar.
— Amorzinho? — Os três amigos perguntaram em coro.
Você respirou fundo, preparando-se para inventar uma desculpa, mas Jaemin a interrompeu.
— Sim — Ele confessou, olhando para você. — Chega, não tem por que mentir. — Suspirou. — Nós estamos juntos. — Ele estendeu a mão, buscando o seu toque novamente.
Você a segurou com um pouco de apreensão, temendo a reação do grupo.
— Ahhhh — Jeno foi o primeiro a falar, levantando o polegar. — Por isso você estava agindo como um homem casado com cinco filhos quando mencionamos a boate.
Nara e Johnny riram, começando a especular sobre vocês com o garoto.
— A gente só não queria contar por... — Jaemin começou, procurando as palavras certas, mas você completou:
— Por medo de como isso poderia mudar as coisas no grupo. — Sua voz saiu baixa, como um desabafo. — Vocês sabem como é... A gente não queria que ficasse estranho. Afinal...
— Ninguém gosta do casal do grupo — Todos disseram em uníssono.
— Vocês a gente pode suportar — Nara tranquilizou, erguendo as mãos e juntando os dedos em um quadrado, semelhante à uma câmera — Formam um casal bonitinho de ver.
Você e Jaemin trocaram olhares, um pouco surpresos. Talvez não tivessem sido tão discretos quanto pensavam. E um sorriso finalmente brotou em seu rosto, aliviando a tensão que sentia no peito.
— Mas não pensem que vão escapar de contar como isso aconteceu. Queremos todos os detalhes! — Nara completou.
— Tipo, todos — Johnny reforçou, erguendo uma sobrancelha de forma exagerada, arrancando risadas de todos na mesa.
Jaemin riu, relaxando na cadeira.
— Certo, certo. Vamos contar, mas... — ele começou a dizer, desviando o olhar para você. — Que tal começarmos pela parte em que eu derrubei tinta azul no cabelo dela?
As risadas ecoaram pela mesa, enquanto você corava ligeiramente, lembrando-se da bagunça que foi aquela noite. Agora, com os amigos ao redor, parecia muito mais fácil compartilhar esses momentos.
— Espera... foi você quem pintou o cabelo dele? — Nara perguntou, surpresa.
— Era pra ser um segredo... — Você respondeu, rindo.
— Eu sabia que só você teria coragem de deixar ele com esse visual todo "cool" — Jeno provocou, enquanto Jaemin fazia um gesto de agradecimento exagerado, como se estivesse sendo elogiado por sua performance em um grande filme.
Entre risadas e comentários descontraídos, o clima ficou ainda mais leve. A conversa fluía, e vocês finalmente puderam relaxar. Sentia-se aliviada, como se um peso tivesse sido tirado de seus ombros. Olhando para os amigos, percebeu o quanto eles significavam para você. Aquele grupo era sua família escolhida, e agora, com Jaemin ao seu lado, tudo parecia ainda mais completo.
Porém, Johnny, sempre dramático, resolveu roubar a cena.
— Só vamos colocar um limite de quantos "amorzinhos" podem ser soltos no dia, se não eu vou — ele ponderou por um segundo, e com uma expressão exagerada de tristeza, afundou o rosto na mesa, fingindo um choro sofrido. — Chorar, meu Deus, como eu sou sozinho!
As risadas ecoaram novamente, mas havia uma ponta de verdade na brincadeira no rapaz de luzes. Jeno, sempre o amigo solidário, esticou-se para bater no ombro do mesmo, dizendo:
— Calma, Johnnyzinho, eu namoro com você, agora que essa baranga roubou meu namorado.
Mais uma vez, todos caíram na gargalhada. O alívio que sentiu ao ver que seus amigos estavam não só aceitando, mas também celebrando seu relacionamento com Jaemin, foi imenso. A partir daquele momento, a noite seguiu com ainda mais leveza, brincadeiras e histórias, cada um dos amigos fazendo questão de garantir que aquele jantar fosse memorável.
Você mais uma vez segurou a mão de Jaemin sobre a mesa, e ele a apertou de volta, sorrindo para você com aquele brilho nos olhos que fez seu coração acelerar.
Se sentiu assim, como em um dos romances que jurava não existir na realidade, mas lá estava você, com o amor de sua vida e seus amigos, em um sorriso de orelha a orelha. Haveria noite mais clichê do que essa?
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Uma & Ada | Enzo Vogrincic
Para: los amantes de gatitos!
~
Pasaste toda la noche estudiando para tu examen de medicina y olvidaste por completo que dejaste la puerta del balcón abierta. Te quedaste dormido en el escritorio de tu apartamento y, honestamente, nada te importaba, ya que estabas sumamente cansado.
Al día siguiente, te despiertas y encuentras tu apartamento hecho un desastre. Los sillones están rayados y rasgados, tus cojines están rotos, las plantas están destruidas y el piso está lleno de tierra. Además, parece que hay excrementos.
Estás al borde de un ataque de nervios, gritando por la ansiedad y el horror de tu apartamento. Despeinada, con pijama y tus pantuflas de tortuga, te das cuenta de algo increíble: ¡descubres huellas de gatos que parecen haber organizado una fiesta de destrucción en tu hogar! Parece que tus cojines han sido sus juguetes y tus plantas, sus campos de batalla.
Decides seguir las huellas caóticas que te llevan directo al baño. A medida que te acercas, escuchas un estruendoso "miau", o más bien, varios "miaus" en un coro afinado de caos felino. Al abrir la puerta del baño, te encuentras con la escena surrealista de dos gatos relajándose en la bañera como si fuera su propio spa exclusivo. Parece que la fiesta de destrucción ha alcanzado su clímax acuático. ¡Estos felinos saben cómo disfrutar de la vida en tu ausencia!
Después de recoger a los dos gatos de la bañera, escuchas un insistente golpeteo en la puerta de tu apartamento. Ahí estás, en pijama, con pantuflas de tortugas, sosteniendo a los gatos como si fueran tu nueva adquisición. Te acercas a la puerta y, sin abrirla, gritas: "¡¿Qué quieres?! ¡Estoy sumamente ocupada, lo siento, nada de sermones hoy!"
Pero la situación se complica cuando escuchas la voz de un hombre diciendo: "No encuentro a mis bebés, Uma y Ada." Sin entender del todo, le respondes de manera un tanto brusca: "Pues, amor, ve a la policía, no a mí." Sin embargo, él insiste: "Ellas son peluditas y chiquitas." Con un suspiro, abres la puerta para escuchar mejor y, en un instante, el hombre exclama emocionado: "¡Uma! ¡Ada!"
Pero cuando lo ves, te quedas en blanco. Ese hombre es sorprendentemente atractivo, con su tez de canela, ojos que podrían derretir chocolate, cabello despeinado con encanto, y una nariz extravagante.
Después del impactante encuentro, te quedas paralizada por un momento, sin saber cómo reaccionar frente a la repentina aparición de este hombre increíblemente atractivo. Él te mira con sorpresa y una sonrisa amigable, sin dejar de buscar a sus gatos peluditos.
Tú, aún en pijama y con tus pantuflas de tortugas, intentas recuperar la compostura y le dices con un tono desconcertado: "Ehm, ¿estás buscando a estos dos traviesos?" Levantas a Uma y Ada para mostrárselos, tratando de no perder de vista al hombre tan guapo que de alguna manera ha entrado en tu vida.
Él, con una mezcla de alivio y agradecimiento, te mira directamente a los ojos y dice: "¡Oh, gracias a Dios los encontré! No sabes cuánto significan para mí." Mientras tanto, su expresión cambia de preocupación a una especie de aprecio, como si estuviera notando algo más allá de la situación de los gatos.
Entre risas nerviosas, le devuelves la sonrisa y comentas: "Bueno, me alegra que los hayas encontrado. Aunque debo decir que tu búsqueda ha sido más emocionante de lo que esperaba para un martes por la mañana". Ambos se ríen, y él te mira con una chispa de interés, como si la situación hubiera llevado a un encuentro que ninguno de los dos esperaba.
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FOE TO FLAME
Logan Howlett/Wolverine x mutant f! reader
Summary Logan y tú, dos rivales en la casa de los X-Men, deciden fingir una relación para hacer sentir celosos a Scott y Jean, quienes ocultan su romance. Sin embargo, la farsa se vuelve más complicada cuando sus propios sentimientos comienzan a entrelazarse.
Category: Enemies to Lovers, Fake Relationship!Reader x Grumpy!Logan trope {TW: Tension, Tension sexual, Jealousy, Mild Aggression, Flirting}
— ᳁ —
Mientras tanto Xavier's school for gifted youngsters
La casa de los X-Men era un lugar lleno de energía y complicidad. Después de un largo día de entrenamiento, el ambiente se llenaba de risas y conversaciones animadas. Mientras la mayoría se relajaba en la sala de estar, tú te sentabas en un rincón, observando a tus compañeros. Era tu primera semana en la mansión, y aunque te sentías un poco fuera de lugar, había una energía especial que te atraía.
Mientras tanto, Logan, con su actitud ruda y su mirada intensa, también se encontraba en un rincón, a un lado de Scott y Jean. Cada vez que mirabas hacia ellos, podías ver cómo Logan dirigía furtivas miradas hacia Jean, su interés evidente. Pero a ti te preocupaba más tu propia situación: estabas secretamente enamorada de Scott, y la tensión entre los tres creaba un ambiente incómodo.
Un día, tras una intensa sesión de entrenamiento, te acercaste a Logan, buscando desahogar tus frustraciones. “No puedo creer que Scott ni siquiera me mire”, dijiste, cruzando los brazos en señal de descontento.
Logan te lanzó una mirada burlona. “¿Tú? ¿Con el chico más perfecto de la mansión? No sé si te has dado cuenta, pero él no se fija en ti. Siempre está mirando a Jean”, respondió con un tono sarcástico.
“Oh, ¿y tú qué sabes de eso? Solo eres un tipo con un mal humor y un peinado raro”, retaste, tratando de mantener la compostura.
Logan sonrió de manera desafiante. “Quizás deberíamos hacer algo al respecto”, sugirió. “¿Qué tal si fingimos que estamos saliendo? Así los hacemos sentir celosos”.
La idea te pareció absurda, pero al mismo tiempo, una chispa de emoción recorrió tu cuerpo. “¿En serio crees que eso funcionará?” preguntaste, intrigada.
“¿Por qué no? Un poco de drama siempre es divertido”, dijo él, encogiéndose de hombros.
Así comenzó el acuerdo entre tú y Logan. Cada vez que estaban juntos, se lanzaban miradas coquetas y bromas, mientras la tensión en el aire crecía. Se volvía cada vez más difícil distinguir si los sentimientos que comenzaban a surgir eran parte del juego o si había algo más.
Con el acuerdo en marcha, cada vez que te encontrabas con Logan, era como si una chispa invisible iluminara el ambiente. Cada encuentro estaba lleno de bromas mordaces y miradas que parecían durar demasiado tiempo. La farsa se había convertido en un juego, y aunque ambos intentaban no involucrarse emocionalmente, había algo inevitablemente electrizante en la interacción.
Una tarde, mientras todos estaban reunidos en la sala de estar, decidiste sentarte junto a Logan. Te inclinas hacia él, sonriendo, y lanzas un comentario despreocupado. “¿Sabes? Creo que deberíamos empezar a hacer más ruido con esta ‘relación’”, dices, haciendo referencia a la atención que Scott y Jean parecen prestarte cada vez que estás cerca de Logan.
Logan te mira de reojo, su expresión seria desafiada por una ligera sonrisa. “¿Qué sugieres? ¿Un beso en público? Porque eso haría que Scott se sintiera como un perdedor. Aunque ya lo es, así que no es gran cosa”, responde, dejando escapar una risa burlona.
Eres un idiota, logan. "una sonrisa se asomó en mi rostro y golpee suavemente su hombre juguetonamente ante su comentario infantil"
A medida que los días pasaban, la tensión entre ambos crecía, especialmente durante las sesiones de entrenamiento. Mientras los demás se dispersaban, tú y Logan permanecían en el gimnasio, ambos respirando con dificultad tras el esfuerzo.
“¿Te crees tan genial por empujarme al suelo?” preguntaste, intentando mantener el tono sarcástico, pero no pudiste evitar que una sonrisa se asomara en tus labios.
Logan se encogió de hombros, su expresión desinteresada. “Es solo un recordatorio de que siempre hay alguien mejor. No me malinterpretes, me gusta que lo intentes, pero a veces deberías saber cuándo es el momento de rendirse”.
“¿Rendirme? Nunca. Tal vez solo necesites que alguien te muestre que no siempre puedes ganar”, le respondías, pero la chispa en sus ojos te hizo dudar. Había algo en esa rivalidad que estaba comenzando a sentirse más como una conexión.
En un instante de desafío, decidiste lanzarte de nuevo hacia él, pero esta vez no con furia, sino con un giro inesperado. Lo esquivaste, usando su propia fuerza en su contra para hacer que tropezara ligeramente. La sorpresa en su rostro era suficiente para hacerte reír. “¿Ves? No soy tan fácil de desestimar”.
Logan se recompuso rápidamente, su mirada fija en ti. “Impresionante, realmente. Quizás no seas tan inútil como pensé”, dijo, aunque el tono burlón aún estaba presente.
Te acercaste, disfrutando de la pequeña victoria, pero en el fondo, esa satisfacción era solo una fachada para ocultar lo que realmente sentías. “No soy inútil, Logan. Solo estoy aprendiendo a jugar con las reglas. Quizás tú deberías hacer lo mismo”.
“A veces las reglas son lo que nos mantienen en línea, cariño" comentó desde el suelo mirándome con aquellos orbes claros.
"Tal vez deberías despejarte de tu zona de confort”, dijiste, sabiendo que esas palabras podrían ser más que una simple provocación.
En ese instante, Logan se acercó un poco más cerca, y sentí su presencia dominante envolviéndome. “No te preocupes por mi zona de confort. Me gusta donde estoy”, respondió con una voz baja, y aunque había una desafiante certeza en sus palabras, algo en su mirada te hizo cuestionar si realmente lo creía.
“¿De verdad?” desafiaste, manteniendo la mirada. “Porque parece que te aterra la idea de salir de esa burbuja. ¿Qué pasaría si un día decides arriesgarte?”
La sonrisa que apareció en su rostro fue inesperada y genuina, un momento raro en su comportamiento normalmente cínico. “¿Arriesgarme? No sé. Pero quizás, solo quizás, podría considerarlo. Aunque te advierto, no soy fácil de manejar”, dijo, su tono de burla regresando, pero esta vez había un matiz diferente.
Ambos sabían que la línea entre la rivalidad y algo más se estaba desdibujando. A medida que continuaban intercambiando miradas y palabras cargadas, la tensión se volvió casi insoportable.
De repente la atmósfera se vio interrumpida por dos figuras entrando al gimnasio, ambos desviamos nuestras miradas encontrándonos a nuestros objetivos.
“¿Viste cómo le di un golpe a ese tipo? No pueden imaginar su cara”, exclamó Scott, su risa resonando en la habitación.
Jean se unió a la risa, y su mirada brillaba al ver a Scott en acción. Era un momento perfecto, y mientras los veías interactuar, sentí cómo una punzada de tristeza se alojaba en mi pecho. Habías estado intentando ignorar tus propios sentimientos hacia Scott, pero verlo tan cercano a Jean te hacía cuestionar tu propio papel en todo esto.
Logan, que había estado concentrado en el combate, notó el cambio en tu expresión. La forma en que te encogiste un poco, como si te doliera ver a Scott y Jean tan felices juntos, no pasó desapercibida para él. Su mirada se volvió intensa, estudiándote con una curiosidad que parecía ir más allá de la rivalidad habitual.
Sin pensarlo, y en un impulso repentino, Logan se acercó a ti, aún en posición de combate. “¿Te molesta verlos juntos?” preguntó, su tono entre sarcástico y serio.
“No es eso”, intentaste responder, pero la tensión en tu voz era evidente. Te estabas perdiendo en tus propios pensamientos, y cuando Logan giró su cuerpo para enfrentarte, sus ojos estaban tan cerca de los tuyos que sentías que la respiración se te cortaba.
En un movimiento inesperado, Logan te giró hacia él, atrayéndote hacia su cuerpo. Antes de que pudieras reaccionar, lo sentiste acercarse y, en un instante, sus labios se encontraron con los tuyos en un beso apasionado y sorpresivo. Era un gesto que hacía visible todo lo que había estado oculto bajo la superficie de su rivalidad.
El mundo a tu alrededor se desvaneció. Era como si el aire se hubiera encendido, y por un breve momento, todo lo que importaba era la conexión entre ustedes. La sorpresa en tu rostro se transformó en aceptación, y te dejaste llevar por la intensidad del momento.
“¿Qué…?” Scott comenzó, su voz una mezcla de incredulidad y confusión.
Logan y tú os separasteis lentamente, ambos respirando pesadamente mientras realizabais lo que acababa de suceder. Era como si el tiempo se hubiera detenido, y la realidad comenzara a establecerse. La relación que habían fingido había pasado a ser algo real y visible para todos.
“Esto... esto no es lo que parece”, intentaste balbucear, sintiendo una mezcla de vergüenza y emoción.
“¿Entonces, qué es?” preguntó Jean, su tono sereno pero cargado de sorpresa. “Porque parecía que te estaba besando”.
Logan miró a Scott, su expresión era desafiante, pero había un destello de vulnerabilidad en sus ojos. “Es exactamente lo que parece. Y sí, hay algo más que solo rivalidad entre nosotros”.
La confusión y la sorpresa inundaron la habitación, y mientras Scott procesaba la información. Había pasado de ser un juego a una nueva realidad, y las emociones que habían estado reprimidas ahora estallaban como un volcán.
...
Días después de aquel inesperado beso en el entrenamiento, la situación en la casa de los X-Men se había vuelto aún más tensa. Scott y Jean estaban más cercanos que nunca, y la verdad sobre su relación había quedado al descubierto. No podías dejar de pensar en la forma en que habían estado ocultándolo, cómo habían jugado con tus sentimientos sin que lo supiera.
Esa noche, a la medianoche, decidiste que necesitabas un respiro. Te levantaste de la cama y te dirigiste a la cocina, con la esperanza de encontrar algo de tranquilidad en la oscuridad. Sin embargo, al entrar, la vista que te recibió te sorprendió: Logan estaba allí, recargado contra la encimera con una cerveza en la mano, la luz de la nevera iluminando su figura robusta.
Te detuviste en la puerta, sintiendo una mezcla de emociones. No habías tenido la oportunidad de hablar con él desde aquel día en el entrenamiento, y ahora el simple hecho de verlo te hizo sentir un cosquilleo en el estómago. Pero a la vez, la confusión y la frustración volvían a ti.
“¿Buscando algo?”, preguntó Logan, levantando la vista hacia ti. Su tono era despreocupado, pero había algo en su mirada que delataba que sabía que no estabas bien.
“No, solo… necesitaba aire”, admitiste, sintiéndote un poco vulnerable. Te acercaste, apoyándote contra la encimera opuesta a la de él.
“¿Por Scott y Jean?” preguntó, su voz grave pero suave. No necesitabas responder, la expresión en tu rostro lo decía todo. Logan dejó escapar un suspiro. “Eran un par de tontos por no decírtelo. Pero eso no cambia lo que pasó entre nosotros”.
Aquel recordatorio de su beso resonó en tu mente, pero la realidad de la situación te golpeó con fuerza. “No puedo creer que me hayan engañado así. Pensé que éramos amigos. ¿Por qué no me lo dijeron?”.
Logan se encogió de hombros, su mirada intensa fija en ti. “Porque a veces las cosas son más complicadas de lo que parecen. No siempre se puede jugar limpio.
“Lo sé”, murmuraste, sintiendo que las lágrimas comenzaban a asomarse. “Me duele pensar que he estado tan ciega, confiando en ellos”
"shh" dejó la cerveza en la encimera con un golpe seco y dio un paso hacia mí, sus ojos prendidos bajando hacia mis labios.
Antes de que pudiera reaccionar, Logan cruzó la distan cia entre nosotros en un solo paso, y sus manos grandes me atraparon por la cintura, apretándome contra su cuerpo. Mi respiración se cortó de golpe cuando nuestras miradas chocaron. La intensidad en sus ojos me quemaba, pero no retrocedí. Algo en su mirada me desafiaba, y yo estaba dispuesta a enfrentarlo.
"No eres ciega", dijo, su voz más baja ahora, sus labios rozando apenas los míos. "Sabes perfectamente lo que es esto".
El aire se volvió denso. Su agarre en mi cintura se intensificó, y sentí el calor de su cuerpo irradiando contra el mío, nuestros pechos rozándose en cada respiración contenida. Era una batalla, y ambos lo sabíamos. Pero esta vez, no había armas ni palabras afiladas. Solo deseo reprimido.
Sin más advertencia, Logan inclinó su cabeza y me besó. No fue un beso suave, ni dulce. Fue desesperado, como si ambos estuviéramos buscando algo en el otro que habíamos negado por demasiado tiempo. Mi cuerpo respondió antes de que mi mente pudiera alcanzarlo, mis manos se aferraron a sus hombros mientras su boca reclamaba la mía con una intensidad que me dejó sin aliento.
Sus manos recorrieron mi espalda, bajando por mi cintura hasta apretarme más contra él. Un gemido bajo escapó de mis labios, y me odié por lo mucho que lo deseaba en ese momento. Pero no podía detenerlo. El beso se profundizó, cada movimiento más urgente, más hambriento, hasta que me faltó el aire y tuve que separarme.
Logan me miró con sus ojos entrecerrados, su respiración pesada, y una sonrisa ladeada asomó en sus labios. "Te lo dije, no era un juego".
No pude responder. Mis pensamientos estaban nublados por el deseo, por la necesidad que todavía vibraba entre nosotros. Logan no me dio tiempo a procesarlo. Tomó mi mano con firmeza, entrelazando sus dedos con los míos, y tiró suavemente de mí, llevándome hacia la puerta de la cocina.
"¿A dónde vamos?" pregunté, mi voz apenas un susurro mientras lo seguía sin resistencia.
"A despejarte de todo eso. Te lo dije, fuera de tu zona de confort", respondió sin mirar atrás, su tono decidido, pero con ese matiz juguetón que lograba desarmarme.
Y así, me dejé llevar por él, sabiendo que lo que había comenzado como una mentira para darle celos a Scott, ahora se había convertido en algo real. Algo que ya no podía ignorar, aunque quisiera.
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* ˚⁺ resumo: : aparentemente yangyang tem algum problema com a cor vermelha.
* ˚⁺ ͙۪conteúdo: : smut, punh*ta, yangyang meio que tem um fetiche com mãos.
sente que sua figura sentada na cama, que finalizava os últimos ajustes nas suas unhas recém pintadas de vermelho, é alvo da atenção de yangyang. suas costas ardem com o olhar excessivo, a presença dele, mesmo em uma distância considerável, é intensa. é difícil precisar exatamente o momento em que ele abandonou o jogo em que estava envolvido para se concentrar exclusivamente em você.
"terminou, gatinha?" você escuta o barulho de uma cadeira se arrastando, e em alguns segundos ele aparece na sua frente.
balançando a cabeça afirmativamente, você estende a mão, exibindo suas unhas cuidadosamente feitas diretamente em sua linha de visão.
"mhmm" solta um som pensativo. "você pintou com a minha cor favorita." fala baixinho. os olhos dele cintilam com um brilho suspeito, que você inicialmente não consegue decifrar.
"sim, gostou? cuidado-" alertou quando notou ele erguendo o braço para segurar seu punho, analisando a cor de forma mais detalhista. "a tinta ainda tá secando."
a língua pendeu pra fora, umedecendo os lábios, enquanto os olhos pareciam grudados na sua mão, quase a deixando inquieta pela forma como ele estava fixado. depois de alguns segundos, ele direcionou o olhar para você, adotando uma expressão hesitante, abrindo a boca algumas vezes, porém sem proferir nenhuma palavra.
"não quero que você me ache um pervertido-." começou, mas antes que ele pudesse terminar você o interrompeu.
"como você não fosse um." revirou os olhos, mas mantendo o tom brincalhão na voz.
"err..." um sorriso envergonhado se formou em seus lábios enquanto ele olhava para qualquer coisa, menos para seus olhos. "tá, por favor, não fica com raiva de mim... mas, ah, suas mãos, gatinha." perde a compostura, jogando-se ao seu lado na cama, enterrando o rosto no seu pescoço. a respiração quente dele a acaricia sua pele, causando arrepios.
"o que tem as minhas mãos, yangyang?" questiona, mesmo sabendo a direção em que os pensamentos dele estão se encaminhando.
-
e, de fato, suas suspeitas sobre as verdadeiras intenções dele se concretizaram. e na verdade, agradece que isso tenha acontecido, a atual imagem dele se desmanchando no suas mãos, pré gozo manchando seus dedos, é o suficiente para mandá-la direto para nuvens.
"porra-." arfa, arqueando o tronco para trás, com a respiração pesada. "amo pra caralho suas mãos, gatinha-" abaixa a cabeça, soltando um gemido ao ver seu polegar rodear a glande inchada. a visão o enlouquece, principalmente como a cor vermelha acaba se destacando em meio ao líquido viscoso.
após falar deliberadamente que queria, de uma forma muito urgente suas mãos no pau dele — a excitação que yangyang sentia foi o suficiente para fazer evaporar a hesitação inicial, e após sua confirmação, se desfez da camisa e abaixou o moletom apenas o suficiente para liberar o membro semi duro.
mas após seu olhar fixo no pau dele e o toque inicial, com apenas as pontas dos dedos, sendo intencionalmente provocativo, foi o suficiente para deixá-lo rígido e desesperado por mais.
você para com os movimentos, deixando apenas que sua mão continuasse fazendo uma leve pressão. sobre ele. e não demora muito para seu namorado começar a mexer o quadril em direção ao seu toque, na tentativa de ampliar o contato, de aumentar a sensação de fricção, mas fazendo com um desespero palpável. o barulho molhado que ecoa pelo quarto compete com os barulhos que escapam da boca dele.
ele é naturalmente vocal nesses momentos, deixando escapar sons obscenos, mergulhando no momento como se o resto do mundo não existisse mais.
"uh." revira os olhos, antes de fechá-los com pouco de força. "vou.. vou encher sua mão de porra, posso?"
"vai em frente." encoraja, voltando a traçar movimentos para cima e para baixo na ereção proeminente e com veias latejantes.
com um pouco de urgência em gozar, ele envolve a mão por cima da sua guiando seus movimentos na velocidade desejado por ele. yangyang murmura baixinho xingamentos em meio a uma voz entrecortada.
"vou gozar, porra."
soltando um último gemido longo, ele libera a tensão acumulada em jatos brancos, que disparam em diferentes direções; alguns pingam no seu colo, outros na sua bochecha.
"ah, vou ter que fazer minhas unhas de novo."
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Compostura de ropa, la clave de la renovación
Cuando haces uso de los servicios de compostura de ropa estás dando una renovación a tu guardarropa pero sin invertir tanto.
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Si se rompió una de tus prendas o simplemente quieres darle una nueva imagen, la compostura de ropa es la opción ideal para ti.
Extender la vida útil de tus prendas no solo aporta beneficios para ti, sino que también para el medio ambiente.
En Sastrería Macazaga contamos con el servicio de compostura de ropa, ya que somos especialistas en todo tipo de prendas para dama y caballero así como cualquier tela, podemos lograr que luzcas espectacular.
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New Ride | Hendery
♕ Notinha da Sun: SOMETHING COMING OVER ME TONIGHT 💃 Faz um tempo que eu queria escrever com o Dery e finalmente consegui 🙏
Avisos: tá bem cômico, parece que eu joguei “O Diário da Princesa” e “Barbie: Escola de Princesas” num liquidificador, e resultou nessa misturinha!! Me inspirei em “New Ride” do Wayv, e além de membros do nct, mencionei a Giselle e o Suho.
♕ Palavras: 1.2k
Boa leitura, docinhos!! 👑
— Giselle, eu não consigo respirar — você disse à sua amiga, que tinha te colocado em um espartilho terrível que apertava suas costelas de uma maneira que nenhuma crise de pânico tinha feito antes. Um exemplo bem mórbido, mas era assim que sua cabeça funcionava. — Acho que vou chorar.
— Chorar por quê, boba? — Mark apareceu de repente, segurando uma taça de champanhe. Vestido elegantemente com um smoking decorado com pedrarias, ele realmente parecia um príncipe. Mas a questão era: quem ali não parecia um príncipe ou uma princesa? A única pessoa que se sentia deslocada era você.
Sua história era semelhante à de Mia Thermopolis, de “O Diário da Princesa”. Sua mãe era uma artista plástica renomada e seu padrasto, um compositor profissional. Recentemente, você descobriu que seu pai, que havia falecido precocemente antes de você completar 10 anos, também fazia parte desse mundo. Ele havia sido um dos fundadores de uma faculdade prestigiada, distante da civilização, quase como se existisse um mundo à parte, apenas para a elite. Claro, havia os bolsistas, mas a maioria dos alunos eram pessoas da alta sociedade, como Mark e Giselle, com quem você conversava agora.
— Eu preciso estudar um conteúdo que não entendi direito, mas estamos presos nesse evento idiota — você resmungou, pegando a taça de champanhe de Mark e esvaziando-a rapidamente. Sua garganta estava seca pela falta de ar, e aquilo te fazia sentir que desmaiaria a qualquer momento. Por que os humanos eram tão obcecados por cinturas finas?
— Para de ser dramática, até o Haechan tá curtindo a festa — você olhou para o representante de turma, que raramente aparecia em eventos, pois estava sempre estudando. Ele claramente já tinha bebido bastante, pois a gravata estava amarrada em sua cabeça.
— Eu acho que ele... — você começou, observando Haechan com o copo na mão.
— É, ele já perdeu toda a compostura — Giselle confirmou, tocando seu ombro suavemente. — Relaxa e aproveita a festa, vai? Esquece os estudos por hoje. Você é filha de um dos fundadores daqui, sua tonta.
Você concordou com sua amiga, que enlaçou o braço de Mark e descansou a cabeça no ombro dele de forma carinhosa.
— Me leva para dançar — ela pediu com os olhos brilhando. Mark revirou os olhos, mas, como sempre, cedeu.
— Eu ia flertar, mas tá, vamo lá — você sorriu para os dois. Depois de Hendery, eles eram as pessoas de quem você mais gostava ali.
Falando em Hendery... Ele era sua alma gêmea e, provavelmente, a paixonite de metade da instituição. Hendery era o sonho de consumo de qualquer um. Enquanto você preferia ficar no dormitório estudando, ele se envolvia em uma infinidade de esportes, incluindo esgrima, que sempre te deixava suspirando quando assistia a um duelo em que ele participava.
Você gostava dele, e ele parecia gostar de você. Às vezes, no meio de uma aula, ele deixava um doce na sua mesa com um bilhete fofo, elogiando sua confiança ao responder às perguntas dos professores. Você sorria, envergonhada, verificava se ele ainda estava na sala e balançava as pernas debaixo da mesa.
Não demorou para Hendery te encontrar. Vestido formalmente, como todos ali, ele parecia mil vezes mais atraente aos seus olhos.
— Dery, me leva para o dormitório — você pediu, colocando sua taça vazia na bandeja de um garçom que passava. — Eu odeio eventos sociais.
— Eu não vou te levar de volta para a torre, Rapunzel — ele disse, tocando a ponta do seu nariz com o dedo indicador. Você fez uma careta e cruzou os braços.
Hendery e você tinham uma conexão especial. Seus pais tinham sido grandes amigos, e talvez fosse por isso que, sempre que conversavam, parecia que se conheciam desde sempre.
— Mas posso te levar para outro lugar, um lugar mais interessante do que esse — ele continuou, se aproximando um pouco mais, fazendo você levantar o olhar. Hendery amava aventuras. Gostava de cavalgar, de carros esportivos e de acelerar, vivendo sempre intensamente, como se o amanhã não existisse. Você admirava esse lado dele e desejava ser assim também. — O que acha?
Ele te ofereceu a mão, e você fingiu pensar por um momento antes de aceitá-la. Vocês começaram a caminhar em direção ao exterior do castelo, nem parando quando Junmyeon pegou o microfone para falar, passando rapidamente para Kun.
— Você sabe que esse lugar valoriza muito as tradições, né? — Hendery comentou enquanto caminhavam em direção aos estábulos. Você sabia aonde aquilo ia dar, mas decidiu ignorar. Ele não estava realmente pensando em te colocar num cavalo à noite, só com a lua como testemunha, estava? — Mas algumas tradições se perdem com o tempo, e isso é triste, porque geralmente são as mais divertidas.
— Tá, e onde você quer chegar com isso? — você perguntou. Nem se lembrava de que estavam de mãos dadas, mas quando percebeu, suas palmas começaram a suar. Você soltou a mão dele, sentindo o coração e a respiração acelerarem, apesar do espartilho te apertar.
— Nossos pais costumavam fazer corridas a cavalo para desestressar. Era isso que eu queria dizer — ele respondeu, acendendo a lanterna do celular e preparando dois cavalos. Você riu nervosamente, lembrando-se de como subira poucas vezes num cavalo, sempre com medo de cair e bater a cabeça.
— Nem pensar, Hendery — você disse, mas ele já havia segurado sua mão novamente, dessa vez sem pedir.
— Se diverte uma vez na vida, Rapunzel — ele falou, te ajudando a subir no cavalo. Seu corpo parecia leve enquanto ele te levantava pela cintura. Você segurou as rédeas, mas hesitou.
— Hendery, isso não é uma boa ideia... — Antes que ele pudesse responder, o cavalo começou a galopar de forma descontrolada. Você se agarrou à crina do animal, sentindo o pânico subir. Droga, o espartilho estava te sufocando. Meu Deus, você realmente ia desmaiar?
Uma crise de pânico estava prestes a te dominar, ou talvez fosse a asma. Sem sua bombinha por perto, você só pensava em como morreria: pisoteada ou sem ar.
— Ei, você tá me ouvindo? — a voz de Hendery parecia distante, mas então você sentiu a grama te cutucando. Você tinha caído do cavalo, mas, surpreendentemente, não havia sido pisoteada. Talvez estivesse morta e Hendery fosse um anjo te guiando para o céu.
De repente, o sufoco voltou. Você precisava tirar aquele espartilho de qualquer jeito. Agitada, se virou na grama, com as costas para cima. Hendery não entendeu muito bem, mas ficou aliviado ao ver que você estava bem.
— Tira esse espartilho de mim, pelo amor de Deus! — você implorou, e Hendery começou a trabalhar nos botões minúsculos do seu vestido de princesa. Suas bochechas coraram ao perceber que a primeira vez que ele tiraria sua roupa não seria por desejo, mas para te salvar de um espartilho idiota. Ele ignorou seu sutiã rosa e desamarrou o espartilho com certa brutalidade, mas finalmente você conseguia respirar.
Antes que pudesse comemorar, Hendery te virou de barriga para cima e te beijou, devagar e delicadamente. Você se sentiu no céu enquanto ele envolvia suas bochechas com as mãos. Sem separar o beijo, você foi se levantando aos poucos, e Hendery te puxou para mais perto, acariciando sua cintura enquanto intensificava o beijo, explorando cada sensação.
Nem parecia importar que você estivesse seminua; tudo que importava era o momento.
— Hendery... — foi a única coisa que você conseguiu dizer.
— Desculpa ter demorado tanto para fazer isso — ele disse, encostando a testa na sua e acariciando suas costas. — Desculpa por enrolar tanto.
— Tá tudo bem — você respondeu, segurando o rosto dele para que pudesse te olhar. Sorriu, sem acreditar que finalmente tinha acontecido. — Só vê se não me mata da próxima vez que quiser uma desculpa para me beijar.
Hendery riu e te deu um selinho carinhoso, juntando as mãos em prece.
— Prometo que vou tomar cuidado.
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TEETH
segunda parte.
¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire! park sunghoon x f!reader x (sightly?) vampire! park jay
summary: sunghoon ya no puede resistirse más a ti, especialmente después de que descubrieras su verdadera identidad y de que park jay se comportase de una manera demasiado amistosa contigo para su gusto
warnings of part 2: menciones de dios y del cristianismo (nada de lo escrito se aplica a la religión referida, es sólo ficción basada en ella), sangre, mordiscos y puede que un poco subida de tono en algunas partes (???) no nsfw tho, lenguaje malsonante
words: 3004 (im sorry)
quick note: resulta que no sólo van a ser dos partes... esta historia está volviéndose más interesante de lo que pensaba y puede que se vuelva una miniserie <3
primera parte tercera parte
Sunghoon conectó sus ojos con los tuyos y las palmas de sus manos guardadas en los bolsillos de su pantalón de traje podrían haber empezado a sangrar en cualquier momento de la fuerza con la que estaba clavando sus uñas en ellas, buscando con el dolor, distraerse a sí mismo de quién tenía en frente, de tenerte cara a cara.
Dios, había olido tu sangre desde mucho antes de que llegaras a la azotea y, pese a haberse apartado de la fiesta para ir a la zona más alejada y solitaria con la intención de no estar en tu radar, su instinto depredador consiguió igualmente atraerte hacia él.
Tu respiración agitada prueba de un corazón también agitado provocó la rebelión de sus colmillos. Dolían, y la fachada de indiferencia de Sunghoon cayó tras tres segundos de contacto visual, debido a cómo se encontraban pinchando su rojizo labio, buscando ser liberados de la presión que Sunghoon estaba ejerciendo, queriendo contenerse a sí mismo.
Porque si de ellos fuera, te mordería. Oh, si te mordería.
Aquella chispa de incomodidad, te hizo salir del estado de alucinación en el que te encontrabas. ¿Cómo que Sunghoon era tu sueño, o todo lo que necesitabas? No había ninguna prueba racional que explicase aquella premisa y no ibas a ponerte a buscarla próximamente. Así, fue ese ligero frunce de sus negras cejas lo que te hizo despertar. Tu respiración se empezó a calmar de la carrera que acababas de hacer, además de que ya empezabas a sentirte un poco mareada.
Recuperaste un poco la compostura dentro de lo posible ante la presencia de aquel hombre.
Sunghoon notó tu cambio y nunca creyó en dios, teniendo en cuenta su condición -aquella figura divina le parecía una simple invención a la que a veces se dirigía por desesperación-, pero le agradeció esa relajación por tu parte. Si seguías presa de lo que su interior más salvaje te hacia sentir, esa necesidad de satisfacción última por su persona, entonces él no podría hacer nada para contenerse. No tendría las fuerzas, ni siquiera la oportunidad, de reprimir aquel demonio interno que se encontraba babeando por probar tu sangre, por morderte, por marcarte, por sellarte como de su propiedad con sus colmillos.
Había oído hablar de conexiones similares: el regalo de Dios hacia los vampiros, el mayor acto de misericordia. Un vampiro destinado a un humano y un humano destinado a un vampiro. La satisfacción de su deseo asesino con un humano al que amará de por vida y que lo volverá bueno, correcto, humano.
Sunghoon nunca creyó estas patrañas pues jamás existió un vampiro cuyos colmillos fueran de la propiedad de un sólo humano, sólo pudiendo morderle a él y, cuando lo hiciera, no querer probar otra sangre nunca más.
Claro que éstas eran las palabras de la leyenda y el entorno de Sunghoon, lleno de vampiros casados con otros vampiros pero con numerosos mordiscos hacia múltiples humanos distintos, no le era el mejor contexto para creer en algo así como "tu salvación destinada".
Jake y Heeseung, además del resto de sus compañeros, solían encajar en las actividades de un vampiro adulto. La sangre humana es tentadora, pero no tanto como para perder el control, como muchas de las novelas vampíricas quieren probar. Uno puede saciar su hambre con su plato favorito conscientemente, disfrutando del sabor pero sin pasar los límites. En el caso de los humanos, son límites de quién come, cuánto su estómago puede aguantar; en el caso de los vampiros, el límite está en la persona de que se alimentan.
Esto ayudaba a que pudiesen convivir, pero Sunghoon, cuyo padre era un hombre sin prudencia, creció acostumbrándose a ver cuerpos totalmente secos saliendo de las puertas de su casa cada mañana.
Cuando vio el rostro sin vida de su niñera a la que en secreto llamaba madre, juró que él no iba a ser un asesino, no iba a dejarse llevar. No iba a alimentarse de sangre humana.
Pero tu cuerpo abrazado por ese vestido, tus ojos deseosos que le miran sin vergüenza alguna, tus labios brillantes y tentadores bajo la luz de la luna... Sunghoon sentía que iba a romper aquel juramento y lo peor es que lo haría sin remordimientos.
¿Creía Sunghoon que eras su salvación destinada? Lo único que Sunghoon sabía era que te detestaba por convertirle en la bestia que estaba destinada a ser, arrodillándose ante ti, ahogado en tu sangre.
Y estaba enfadado, verdaderamente molesto.
Sí, tras percibir cómo volvías a mantener la calma -dentro de lo que cabía-, Sunghoon, gran observador, se molestó más al darse cuenta de un factor y no pudo evitar mantener su silencio por más tiempo.
—Vengo más tarde, intentando evitarte y mírate... Los protegidos tendrían que haberse ido hace una hora y media— Ladeó la cabeza mientras levantaba unos centímetros su barbilla, suavemente. Sunghoon era absolutamente majestuoso con la luz de la Luna acariciando sus rasgos faciales. Entrecerró los ojos y temiste volverte transparente ante él. —Seguro que ya has visto por qué... ¿verdad?—
Sí, lo habías visto pero, ¿tu esperada hora de partida? No, no lo sabías. Ni Aerin ni Sunoo te habían comentado nada por el estilo. Pero antes de hacer esta reflexión, sentiste estar a punto de volver a caer en el abismo de pérdida de conciencia que Park Sunghoon te suponía. Después de tres intensos meses de un anhelo secreto, te había hablado por primera vez. Esa voz que siempre te despertó de un sueño desconocido, haciéndote consciente de algo que todavía no sabías denominar, se había dirigido a ti, mirándote, examinándote, prestándote toda su atención, tal y como en tus más oscuros sueños siempre habías sucedido.
Tu cuello volvió a palpitar y Sunghoon, como si lo hubiera notado, dio un paso atrás, casi chocando con el muro de cristal de la azotea, mientras giraba la cabeza hacia el otro lado, bajando la mirada y lamiéndose los labios con frustración. Notaste su nuez moviéndose tras tragar. Inconscientemente, tú también tragaste.
Sunghoon te estaba distrayendo demasiado del por qué tus supuestos amigos, tu supuesta mejor amiga, habían decidido omitir un detalle tan importante como la necesidad de irte hace media hora para evitar encontrarte con supuestos vampiros o, mejor dicho, evitar estar en un lugar en el que sus colmillos eran absoluta y legalmente libres, sin necesidad de ser retenidos, sin ser nombrados armas asesinas.
Evitar unos como los de Sunghoon. No, tanto tú como él lo sabían, no había otra opción, otros colmillos para ti. Evitar los colmillos de Sunghoon pues sólo podían ser ellos los únicos cuyo dueño podía llamarte proclamándote de esa forma.
Evitar que sucediera lo que estaba a punto de suceder si ninguno de los dos frenaba, si ni tú ni él deteníais este terremoto descontrolado. Y tú deberías ser quién lo hiciera. Tú, la presa, deberías escapar de tu depredador y, sin embargo, ahí iba un paso, dos pasos, tres pasos hacia un vampiro, hacia Park Sunghoon.
— Quieta, por favor. No — Sunghoon se pegó lo máximo posible a aquel muro, susurrando aquella negación casi con derrota en su voz, sacando sus pálidas manos llenas de marcas de frustración de sus bolsillos, tensándose con cada paso que dabas.
La azotea no era muy ancha de largo y ahora os encontrabais a cuatro pasos el uno del otro. Sunghoon nunca tuvo la necesidad de respirar y, pese a eso, ahora sus pulmones lo estaban haciendo.
Estabas a punto de caer y rendirte ante tu propia libertad pero, como él, la racionalidad todavía seguía de pie en la batalla. Y, buscando distraerte de su expresión frustrada que te producía una calidez placentera en tu vientre, la música que parecía hasta el momento sonar de fondo, incrementó en volumen, junto con los gritos de júbilo de los participantes de aquel ahora terrorífico evento.
Así, recordaste todo. Sunoo mordiendo a Aerin, los colmillos de Jake, la sangre de aquella chica que estaba con Heeseung, lo que de verdad servían en la cocina... ¿Realmente existían los vampiros? ¿Realmente todo lo que había sucedido eran pruebas claves para probar tu teoría? ¿Realmente estabas a punto de creer en la existencia de los vampiros? Sunghoon sólo te había dado una indirecta que podía hacer referencia a otra cosa.
Pero, si realmente era así y ellos eran eso, el enfado era lo que te encontrarías sintiendo. ¿Cuánto te habían manipulado exactamente?
Te dirigiste a él con una mirada que sin que fueras consciente de ello, era desafiante. Sunghoon, al ver la chispa encendida en tus ojos, tuvo que volver a controlarse mientras, sin poder evitarlo, sonreía ladinamente. Le gustabas, Dios, le volvías absolutamente loco.
—¿Tú también haces eso?— Preguntaste mientras sentiste tus rodillas temblar por un momento. El frío que acariciaba tus desnudas piernas fue al que culpaste, no queriendo pensar en los efectos de la sonrisa del hombre que tenías enfrente tuya.
Esa misma sonrisa que pretendías ignorar sólo se agrandó más, dejando, ahora sí, ver una chispa de aquellos colmillos, todavía no en su estado total de liberación pues Sunghoon seguía reteniéndolos. Pero tu voz le gustaba demasiado, como tus piernas desnudas. Le estabas provocando sed... Mucha sed.
—Vas a tener que ser más específica— Sunghoon contuvo su lengua antes de pronunciar tu nombre o entonces tendría la gran necesidad de conocer el sabor de tu sangre.
Le miraste entrecerrando los ojos. Habías visto las pruebas por ti misma, negar o intentar ser racional no servía de nada por mucho que supusiese afirmar la existencia de aquellos seres. Suspiraste y te lamiste el labio inferior antes de preguntar— ¿Muerdes a la gente inferior a ti?—.
Sunghoon alzó una ceja y se mantuvo en un extraño en silencio. Aquel gesto como respuesta despertó en ti un nerviosismo que sonó más brusco de lo que pretendías —¿Qué? ¿Acaso me equivoco? Vampiro—.
Oh, Sunghoon podría mirar tu expresión de enfado por toda la eternidad, temió. Pero en el fondo, intentaba distraerse del asco con el que expresaste aquella palabra, su verdadera identidad. Tu tono había rasguñado un poco su estático corazón.
Esta vez fuiste tú la observadora perspicaz y lo notaste. ¿Existía un punto débil en su gran armadura? Diste un paso y Sunghoon no pudo más.
—Corre— Su voz ahora gélida, sus colmillos ahora en su estado libre y natural, su hambre descontrolada.
Dudaste un segundo. ¡Aquellos colmillos parecieron a simple vista hechos para tu cuello!. Ese era tu lugar, tu sueño. Por un momento ibas a quedarte por iniciativa propia pero, antes de cumplir ese deseo, notaste el dolor en sus capas de desgrado, el alma en su intento de incendio y tus piernas se alejaron rápidamente al volver a recordar que él era un vampiro, un asesino. Park Sunghoon.
Corriste escaleras abajo, temiendo que te atrapara, pero Sunghoon en ningún momento te persiguió o hizo ademán de hacerlo. Desde el primer momento sólo quiso que escaparas, siendo un depredador con el castigo de necesitar a una presa no deseada. ¿Lo hacía por ti? Sunghoon nunca era honesto consigo mismo, así que claramente lo hizo por él, para no volverse quién más odia, para no ser su padre.
‧͙⁺˚・༓☾ ☽༓・˚⁺‧͙
Fue un milagro que no te hubieras tropezado con las escaleras mientras, con la respiración entrecortada, te hacías paso entre alumnos SSR que ahora eran percibidos por tus ojos con temor. La música te hacía pitar los oídos y acostumbrarse a la oscuridad nunca fue tan difícil pero ahí estaba, la puerta de salida.
Miraste hacia atrás por un segundo tras escuchar un ruido demasiado cerca y no proveniente de la piscina. Ahí, en plena gloria, los colmillos de Sunoo volvían a penetrar el cuello de Aerin. Sentiste lágrimas acudir a tus ojos y, sin pensarlo más, atravesaste la puerta, saliendo de aquella casa.
Caminaste un tanto apurada por la acera de la desierta carretera y al momento te diste cuenta de que no sabías dónde estabas. Giraste la cabeza hacia la casa, buscando señales de un Sunghoon persiguiéndote, pero nada.
Una idea cruzó tu mente y decidiste caminar en el sentido contrario, retrocediendo en tus pasos, buscando desde la carretera ver la azotea. Escondiéndote un poco entre una moto y un arbusto, levantaste dirigiste tu atenta mirada hacia el lugar donde minutos antes casi sucumbías a tus deseos. Deseaste por un momento que no estuviese desierta, significando en la cercanía de Sunghoon, fruto de aquella parte irracional que seguía y, después de tu primera conversación con él, más que nunca necesitada de él.
Para tu decepción, Park Sunghoon no se había movido ni un milímetro del borde de la azotea, pero esta vez miraba las vistas, dándote la espalda. Aliviada, pero a la vez tremendamente avergonzada al haber caído en lo que no pareció minutos antes un engaño, soltaste un suspiro mientras tus mejillas se incendiaban.
—No te recomendaría mear ahí— Una voz grave y un poco raspada te sorprendió, haciéndote saltar y, de no ser por el arbusto, estarías en el suelo con uno de tus bonitos tacones rotos.
Tu cabeza se apartó de Sunghoon rápidamente dirigiendo la mirada hacia aquella voz.
Park Jay, con su característica ceja cortada, frente descubierta y ojos negros rasgados te recibió, dirigiéndote una mirada cansada. Al momento, te apartaste tanto de la moto como del arbusto, volviendo a la acera. Estabais frente a frente. —No estaba intentando mear —Tu voz sonó un poco más elevado de lo que pretendías y te hizo sentirte más avergonzada.
—Ya— Soltó Jay elevando una de sus cejas mientras encogía los hombros. En verdad, no le importaba mucho la respuesta, mientras su moto siguiera intacta. Porque así era Park Jay, el alumno de las SSR y del grupo de Sunghoon que menos destacaba salvo por ser el capitán de béisbol de la academia Bram Stoker, más concretamente, el primero en la historia del equipo en ser elegido en primer curso.
Como con el resto de SSR que no fuesen Sunoo o Aerin (salvo en esta fiesta en la que intentaste pasártelo en grande), mantenías tus distancias con Jay Park. Siendo del mismo curso que Sunghoon, ésta era también vuestra primera conversación.
Y así siguió Jay, mirando la moto. Todavía no habíais hecho contacto visual desde su inesperada aparición mientras mirabas tus tacones, buscando distraerte. Jay, una vez comprobado que su roja moto estaba en perfecto estado, se dirigió a ti.
La sorpresa fue evidente en la ampliación de sus orbes negros tras hacer contacto visual con el jugador de béisbol. Frunciste el ceño por un momento, no entendiendo muy bien su reacción. ¿Tenías algo en la cara..? Hasta que recordaste las palabras de Sunghoon. Hace tiempo que tendrías que haberte ido porque...
Diste un paso hacia atrás y tus brazos se tensaron a cada lado de tu cuerpo, ahora no tropezándote con tus tacones. Te mordiste el interior de la mejilla mientras rápidamente echaste una ojeada hacia tus alrededores, buscando una posible vía de escape si las circunstancias la requerían.
No sabías muy bien exactamente lo que había pasado en la fiesta, pero sí que había vampiros. ¿Cuántos? ¿Quiénes eran y quiénes no? El corto tiempo que había transcurrido desde esa revelación al presente de Park Jay hicieron que no tuvieras el puzzle completo, pero sí lo suficiente para saber dónde colocar la siguiente pieza. Y Jay premió tu inteligencia en su cabeza con un imperceptible asentimiento.
Se quitó la piruleta roja que desde el principio tenía en la boca y, acercando su brazo al casco de moto negro como el carbón situado sobre su moto, similar a sus ojos, casi soltó una carcajada.
—Así que ya sabes quiénes somos o, mejor dicho, lo que somos— Jay subió la mirada hacia tu figura, escaneando tu cuerpo. Gesto que no te ayudó a bajar la guardia ante su persona.
Tu ceño fruncido le pareció divertido y se apoyó en su moto, observándote con una chispa de interés en sus ojos. Pero no era el interés de Sunghoon, ni tampoco indicaba sed o lujuria. Tú tampoco te sentías de la misma manera cuando le mirabas a los ojos. Era como estar con Sunoo antes de saber que era... que era...
—¿Tú también eres un vampiro?— Preguntaste con un tono de voz un tanto grave, pero no titubeante.
Una sonrisa nostálgica fue lo que te respondió y tu confusión te hizo prestar más atención a la vez que él se volvía a llevar el caramelo a la boca. Ahí, entre su lengua y el resto de sus dientes, había un colmillo roto, partido.
La sorpresa fue evidente en tu cara y ahora si, Park Jay se rio abiertamente. Mientras sus carcajadas se mezclaban con el sonido lejano de la música, no sabías qué hacer.
— Para. Por favor, para— Dijiste intentando aguantar una sonrisa que se te moría por escapar ante toda esta locura que acababas de vivir. Jay hizo caso omiso a tus palabras y tardó varios segundos en recomponerse.
Te sonrió ladinamente y, tirándote el casco, dijo —Supongo que necesitas que alguien te lleve a los dormitorios. Sube— Jay, sin casco, detalle que no te sorprendió al entender más o menos la razón, se subió a la moto, esperándote.
Lo correcto y racional era negarse. Pero morder técnicamente no te podría morder y, pese a ser alumno SSR, su sonrisa llegaba a sus ojos, o por lo menos las que te había dedicado en el corto período de aquella conversación. No, conducir una moto era muy peligroso. Pero quedarte ahí suponía más peligros con un Sunghoon acechando y unos amigos que pueden que no sean tan amigos. Además de los vampiros. No, Jay también era un vampiro. Decidiste negarte obviamente-
—Está bien, pero debes responder a todas mis preguntas— Te acercaste y te colocaste detrás de un sorprendido Jay, el cual tras verte correctamente situada en su moto, sonrió caninamente.
—Eso ya lo veremos— Jay encendió la moto y os alejasteis de la casa.
Todo bajo la atenta mirada de un Park Sunghoon que juró en ese mismo instante hacerte suya y a la mierda su propio juicio.
‧͙⁺˚・༓☾ ☽༓・˚⁺‧͙
tercera parte
taglist: @strxwbloody @baaamkyu (open!)
notes: omg!! segunda parte lista. siento que sea un poco corta comparada con la anterior pero estas escenas me salieron más largas de lo que pensaba y no quería haceros esperar mucho. ¿qué tal la dinámica entre sunghoon y la prota? prometo que ellos dos son endgame!!! la aparición de jay es cosa mía jusjus <3333
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Sub!Enzo usando cuello apretado para no mostrar sus marcas 👀
Kinktober, Día 5: Marking
El sonido de tu mano impactando con la mejilla de tu novio resuena por toda la habitación. Llevás cerca de una hora moviéndote sobre él, exigiéndole una respuesta mientras lo hacés gemir de placer y llorar por la falta de un orgasmo, pero insiste en negar tus acusaciones.
Cuando se marchaba temprano en la mañana no comprendiste el por qué del suéter de cuello alto -aunque tenés que admitir que es encantador- y la bufanda, impropios de su vestuario y exagerados para la temperatura actual, pero en cuanto dijo que quería evitar que empeorara su dolor de garganta comenzaste a sospechar.
-Te lo pregunto otra vez- decís contra sus labios mientras movés tu cadera, temblando por la manera en que el contacto estimula tu clítoris-. ¿No querías que te vean? ¿Es eso?
-No, amor, te juro que...- se ahoga con sus palabras cuando tus paredes se contraen con fuerza. Sentís el desesperado palpitar de su miembro en tu interior y sus uñas clavándose en tu cintura mientras se muerde el labio-. Tenía frío.
-¿Cómo? ¿No era que te molestaba la garganta?
La expresión de confusión que curva sus cejas lo delata y volvés a golpear su mejilla. Enzo solloza, completamente perdido en vos, ignorando u olvidando que te gana en altura y fuerza y que fácilmente podría revertir la situación en la que están.
-Tenés que decirme la verdad- le recordás. Besás sus labios con suavidad y sus manos recorren tu cuerpo hasta llegar a tus pechos, tomándolos en sus palmas calientes para luego jugar con tus pezones-. ¿Te molesta que...?
-No, nunca- contesta rápidamente, buscando tu boca con la esperanza de obtener más besos-. Me encanta.
-¿Y entonces?- descansás tu frente sobre la suya y retomás el movimiento de tus caderas, sus manos regresando a su lugar en tu cintura para servirte de apoyo.
-Es que...
Interrumpe su respuesta con un gemido y cierra los ojos con fuerza en un intento de recuperar la compostura o encontrar las palabras adecuadas, pero sus manos actuán por cuenta propia obligándote a aumentar tu ritmo y él fracasa miserablemente.
Escondés tu rostro entre su cuello y su hombro, tentada por los sonidos obscenos que provocan sus cuerpos y por la sensación de su miembro llenándote. Cuando suspirás tu respiración caliente provoca que un escalofrío lo recorra.
-¿No te gusta que vean que sos mío?- preguntás mientras torturás su cuello (más sensible de lo normal) con tus besos húmedos. Tus dientes se deslizan sobre su piel como una daga, es una advertencia y también un recordatorio-. Sos mío, Enzo.
-Sí- contesta entre jadeos.
-Decilo.
Arroja la cabeza hacia atrás, presa del placer y ofreciéndote su cuerpo para que dejes tu huella sobre él. Puede que sea muy tímido para responder justo como vos querés, pero tiene otra forma de demostrarte que está completamente de acuerdo con lo que dijiste y complacerte... Es una lástima que no sea suficiente.
-Decí que sos mío- ordenás antes de capturar su piel entre tus labios y comenzar a succionar. Tus uñas dejan marcas rojizas en su espalda, sus hombros y su pecho, deslizándose también sobre sus brazos y en última instancia sobre su abdomen.
Enzo es ya un auténtico desastre cuando por fin decidís que tu obra de arte está terminada. Sus lágrimas corren descontroladas y una gota de sangre adorna su labio allí donde mordió con más fuerza de la necesaria para prevenir su orgasmo, no deja de repetir que le duele (no aclara qué, no se atreve) y suplicar por quién-sabe-qué.
Tus músculos duelen y tu orgasmo está cerca. El suyo, también.
-¿De quién sos?- preguntas mientras lo obligás a recostarse en el sofá.
Oculta su rostro con su brazo, evitando el contacto visual y escondiendo sus mejillas húmedas, pero todavía podés ver sus labios y la forma en que se separan para dejar salir un grito mudo cuando volvés a dejarte caer sobre él.
- @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @recaltiente @llorented ♡
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12 de marzo (discurso)
cena de cumpleaños, madrid, sábado 16 de marzo.
hace veintiséis años, nació, una bebé, niña, adolescente y ahora mujer que a lo largo del tiempo, vivió, sufrió y amo como muy pocos.
que se volvió más fuerte de lo que cualquier persona creería. una niña con una hiperactividad marcada, actriz innata, con el don de encantar y necesidad de atención que corría por sus venas.
una niña increíblemente destacada por su inteligencia, buenas notas, que a la vez, tenía una voz prodigiosa, un talento con los instrumentos y una empatía, sentimientos, dignos de admirar.
una mujer que a pesar de todo, mantuvo la compostura y aprendió a perdonar cosas imperdonables, una casi mujer herida, sangrante que aprendió a convivir en la coherencia y dura realidad de estar sin su padre, el amor de su vida.
veintiséis años que me hicieron finalmente, mujer.
veintiséis años llenos de tristeza, desgracia, soledad pero también, felicidad, éxitos, paciencia y sobre todo: aprendizaje, bendito sea el aprendizaje y el bien entendimiento.
veintiséis años, llena de abnegación, amor de sobra, resiliencia y ganas de cumplir los sueños de mi niña.
y así..
voy cumpliendo sueños con una playlist que me caracteriza, comenzando con una canción tan infantil pero que me ayuda a levantarme como “alas” y que termina con “yo no me doy por vencido”
veintiséis años, mirando lo positivo a la situación más catastrófica, veintiséis años sabiendo que mi historia tendrá un buen final y mis hijos, nietos y sobrinos, se sentirán orgullosos de tenerme en sus vidas y después de esta.
veintiséis años, donde veintidos de estos finales, estuve acompañada del mejor padre del mundo que sé que está abrazando este texto y a mi.
pero..
alegrarse por mi,
tuve un detox de vida en estos meses, social, emocional y físico, funcionó..
alegrarse por mi..
porque cumplo veintiséis años, sabiendo poner límites, sigo sanándome después de tantas y tantas heridas, finalmente, voy por el camino correcto.
gracias valerita, valeria sonrisa, almendra, valerie, papitas y aji, la desbarrancada y valeria.
gracias por aguantar, dar, recibir pero sobre todo seguir aquí con vida.
gracias a ustedes porque si están aquí, deben saber que mi cumpleaños es el evento más importante para mi, porque significa mi madurez materializada, así que..
quiero mantenerlos a aquí a mi lado, mis amigos, hermanas, mi familia, en mi vida, que estén en mi tan anhelado título universitario español en el que porfin, estoy en camino, futuro matrimonio, también en mi baby shower y el nacimiento del amor de mi vida, ya que saben que es de mis mayores sueños.
luego de estos veintiséis, lo que no está aquí y ahora, se queda en el pasado, y sí…finalmente existe esa fuerza en mi que me permite decir que eso se viene trabajando hace unos meses..
sin nada más que decir..
gracias por acompañarme hoy, en esta cena tan especial, escuchándome, dándome amor del bueno, espero que disfruten mucho.
y
felices veintiséis a mi, y que vengan más, porque.. finalmente estoy lista.
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