#como se van a comer toda la boca así
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los javis invented making out
#es que VAMOS A VER POR DIOS#como se van a comer toda la boca así#y como se queda colgando javi a al final#no puc#ale y yo literalmente chillando al verlo#thank u bless u rupaul#y el capítulo me ha gustado mucho la vd#es aún más dinámico y rápido que dr es#quizá demasiado skdjsfkd#los javis no parando de hacer chistes sexuales todo el tiempo#una reina literalmente midiéndole la p****#dando juego dando diversión dando FUROR#en el snatch me he meado viva#uf y es que el domingo tenemos más porque empieza dr4#gente no dejamos de ganar#los javis#javier calvo#javier ambrossi#alyssa edwards#kitty scott claus#lgbtq+#drag race global all stars#drag race#rupaul#gay#kiss#mlm
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💭 choi jongho x lectora femenina.
warning: contenido sexual explícito, sexo en público y felación.
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LIBROS.
jongho suspiró con pesadez mientras mantenía sus manos encima del cabello de la contraria, jadeaba de vez en cuando pero más que nada los ahogaba cubriendo su boca con la mano libre, estaban en una biblioteca y por supuesto no era buena idea emitir algún tipo de ruido, por más que estuviera el lugar vacío y él a cargo.
— (t/n) por favor detente que alguien puede entrar.— murmuró entrecortado, con la respiración agitada acariciando el cabello de manera suave, justo antes de poder quejarse de nuevo la muchacha engulló absolutamente todo su miembro duro y erecto, provocando que él tuviera un escalofríos por todas espalda, la miró atento, tan maravillado por la vista que le daba.
ella sonrió coquetea, sacando el falo de su boca, sólo uniendolos un hilo de saliva y es que su mentón también estaba empapado, no quería dejarlo ir, consideraba que su escondite era sin duda lo más disimulado y es que estaba de rodillas bajo el escritorio del muchacho, quién cumplía un desempeñado muy importante en el lugar, como bibliotecario, era su trabajo de miércoles a domingos, los fines de semana era cuando la gente sorpresivamente menos iba, uno que otro antisocial o jóvenes con trabajos atrasados por hacer.en particular ese día domingo, realmente no había nadie en el lugar, así que su novia fue a dejarle algo de comer, pero les fue imposible, no ir más allá si estaba tan necesitados y solos.
tomó la base del pene de su novio para masturbarlo de arriba abajo con dedicación, tuvo que apretar las piernas sintiendo como sus bragas se mojaban cada vez más ante los sonidos que él soltaba, volvió a agarrar el miembro con su boca, chupó y lamió toda la longitud, en busca de adaptarse siempre al tamaño tan sobresaliente, jadeó en contra de éste y lo miró con los ojos llenas lágrimas, jongho no aguantó mucho, la idea de poder usar la boca de su chica lo mantenía loco y no estaban en situación con para perder tiempo, no cuando escuchó la campanilla sonar. gruñó acercándose al escritorio tapando la escena.
— amor, quédate en silencio. — susurró soltando un último jadeo, para así mantener la compostura.
— hola buenas, estaba buscando algún libro de terror y vengo a devolver éste. — dijo el anciano sonriendo un poco para pasarlo. él menor sonrió un poco, muy suave, nervioso y es que sentía su rostro hirviendo que trató de respirar con calma.— muchacho, ¿estás bien?, te ves un poco enfermo.
“¿enfermo?, sólo estoy caliente” pensó pero sólo negó con la cabeza.
— en lo absoluto señor, sólo un poco cansado.— rió bajo para colocar el timbre en el libro dejándolo a un costado e indicando al señor dónde estaba el pasillo y una recomendación momentánea, el viejo le agradeció y giró en busca de un nuevo libro en la enorme biblioteca.
— quítate ahora mismo, nos van a ver, cuando él se vaya continuaremos.— susurró tomándola de la nuca para alejarla con delicadeza acomodándose la ropa enseguida, sin embargo, la escuchó quejarse ligeramente, asintió con la cabeza rindiéndose pero aprovechó de sentarse en el suelo.
posicionó ambos pies en el suelo, abriendolas, alzó su falda sonriendo, jongho no podía quitar la vista de su ropa interior, (t/n) retiró sus bragas dejándolas a un lado, tocó sus labios vaginales mojados dejando expuesto su clítoris hinchado y sensible, lo tocó teniendo que morder su mejillas, para no emitir ningún ruido que los delatara, introdujo un dedo en su interior lentamente y luego otro, y luego otro, teniendo tres dentro suyo suspiró con pesadez y jongho sólo pudo murmurar un “eres una puta” y ella jadeó, haciendo que él comenzara a fingir que tosía fuertemente.
el anciano se acercó finalmente con dos libros en la mano sonriendo amplio, se los entregó al chico para poder anotar y registrarlo, no cruzaron muchas palabras y es que el mayor, mencionó lo apurado que estaba, eso sin duda fue tranquilizante para choi, más al verlo salir por la puerta. se levantó de inmediato de su silla, casi tambaleó por la erección bajo su pantalón y fue a cerrar colocando el cartel de “cerrado, estoy almorzando :p, vuelva en hora.
— ¿en qué mierda pensabas? — gruñó al verla aún encima de la alfombra tocando su vulva, presionando su clítoris en círculos rápidos, soltando jadeos y con la piernas temblando.
volvió a bajar su pantalón despejando algunas cosas de su escritorio, para tomarla del brazo subiendola encima, le abrió las piernas tomando posición en medio de estas, agarró su largo y grueso miembro jugueteando encima de su vulva sensible, sólo para molestarla un poco más sonriendo, burlón y caliente a más no poder.
—¿esto es lo que querías no? ¿qué te usara? — preguntó tomando sus mejillas con su mano libre, entrando en ella de una sola estocada dura, provocando que incluso se cayera el libro recientemente devuelto.
comenzó a embestirla, rápido sin control alguno, sintiendo como es que ella metía sus manos debajo de la camiseta del chico enterrando sus uñas en él, rasguñando en el afán de poder aferrarse a su cuerpo desesperada por la excitación, jadeó con fuerza sobre su cuello, gimiendo el nombre de jongho una y otra vez, repitiendo a su vez que quería más.
y él estaba como un loco moviéndose, provocando sonidos grotescos y miró a la chica sonriendo, los senos de ésta rebotaban cada vez que los cuerpos chocaban y sentía su pelvis húmeda por culpa de la vagina contraria, se inclinó así atrapar sus labios, en un beso desordenado y ardiente que gimieron entremedio. continuó tocando el cuerpo de la mujer, acariciando sus senos con fuerza bajando hasta su vagina para poder acariciarle por encima masturbandola mientras no dejaba de embestirla con rudeza.
— mierda, jongho, voy a correrme ahora mismo,— murmuró de forma entrecortada, y el mencionado sonrió burlón, presionando su toque y haciendo que el movimiento de pelvis aumente de ritmo y sea realmente brusco, tanto que volvieron a caerse un par de cosas del escritorio y ella se corrió humedeciendo un poco sus muslos.
el chico por su parte, depositó todo su semen caliente en la vagina de ella, llenándola por completo, viendo como incluso escurría un poco más, jadeo con fuerza sonriendo y robó un beso en sus labios con delicadeza.
— me encantas, mi amor.— susurró (t/n) sobre su boca aún aferrándose a él con las pocas fuerzas que tenía.— tengo… tengo que limpiarme, jongho.— rió por lo bajo, en lo que él asentía.
salió de su interior suspirando por lo bajo, quejándose un poco, agarró un par de toallitas de papel para poder limpiar cualquier rastro de sus fluidos, volvió a besar sus labios mientras se las ingeniaba colocandole las bragas de nuevo.
— nos iremos a casa ahora, apestamos a sexo, mi amor.— susurró jongho acariciando sus muslos ayudando a levantarse del escritorio.
— y ¿el trabajo? — preguntó curiosa.
— nadie más va a venir un domingo, bebé.— respondió riendo.
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Tarlos Angst Week Día 2
Título: Ante el peligro de terremotos, no salgáis de casa
Resumen: La alarma había saltado hacía ya un par de días, pero por el momento la tierra se había mantenido tranquila. Aquel día, con Carlos destinado en el centro del 911, el suelo no dio tregua y entonces y el desastre se echó encima de TK y Jonah en un día tranquilo en el parque.
Notas: Buenos días a todos.
Hoy sigo con la Tarlos Angst Week. Vamos con el día 2:
Day 2 - 25th March Displaced | “Whatever happens, it’s on me.” | (Un)natural disaster
Tiene un poco de los tres y desde luego no ocurre en la temporada 2, como dije ayer, me he dejado llevar por la inspiración... pero no por la mía, sino por la de mi buen amiga María, así que, digamos que se lo regalo, porque se lo merece porque siempre está ahí.
Eran tiempos movidos, en su sentido más literal. El peligro de seísmo en toda la zona de Austin llevaba dando vueltas por las noticias, redes sociales y por boca de todos desde hacía tiempo, pero durante los últimos días, las cosas se estaban poniendo más serias.
TK lo sabía porque todo el equipo le mantenía informado y una parte de él odiaba estar en casa y no ser ya un bombero o paramédico; una parte de él echaba de menos estar ahí y fuera, preparado para ayudar cuando hiciera falta. No podía negar que le gustaba la adrenalina en el cuerpo esperando la llamada de emergencia y saber que estaba ayudando y salvando gente cuando la ciudad les necesitaba.
Pero al mismo tiempo, una parte que cada vez iba creciendo más dentro de él y que se apoderaba de esa morriña, era la que más le hacía feliz, la que de quedarse en casa y sabe que estaba protegiendo a la personita que más le necesitaba.
Jonah era, junto a Carlos, su prioridad. Pero mientras Carlos era un hombre hecho y derecho, todo un ranger, que pronto lograría ese ascenso que tanto se merecía y tomaría el mando de algún equipo propio, Jonah estaba a punto de cumplir los cuatro años y se había convertido en su hijo y les necesitaba.
Por eso, en cuanto la alarma de terremoto llegó, dejó a un lado la idea de buscar un trabajo, no era algo tan urgente como quitarle las pesadillas a su hermanito, que ya despertaba gritando pensando que se les iba a caer la casa encima.
Además, estaba su propia preocupación por Carlos.
El terremoto podía no llegar nunca, Austin era propensa a las alarmas por seísmos y propensa también a que al final no pasaran.
“No te preocupas tanto por nosotros.” Le decía Judd bromeando, cada día cuando TK pasaba a comer al cuartel con ellos. “Y somos los que más nos pringaremos si se mueve la tierra.”
“Lo siento, tío. Pero me siento atado de manos y pies ahora que estoy fuera de todo esto.”
TK miró a Jonah, al que habían subido a una silla y estaban enseñando a jugar al futbolín entre Paul y Mateo. El niño reía y le costaba mover los largos palos metálicos en los que estaban encastrados los muñequitos, así que tenían que ayudarle.
“Te entiendo muy bien.” Judd le dio una palmada en la espalda y TK se volvió. “Yo estaba igual cuando me marché para estar con Wyatt. Lo echaba mucho de menos y cuando escuchaba que pasaba algo, me daban ganas de dejarlo todo y venir.”
Paul cogió a Jonah en brazos cuando lograron marcar un gol y comenzaron a bailotear por la sala. Marjan se unió a ellos.
“Pero los hijos van primero.” Contestó TK dejando salir un largo suspiro.
“Tú lo has dicho, hermano y no sabes la suerte de tener a Jonah, con su edad, contigo. Tienes toda la vida por delante. Disfrútalo.”
Una enorme sonrisa se dibujó en los labios de TK. Hacía tiempo que soñaba con la idea de ser padre con Carlos y de pronto el milagro se había hecho realidad. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para disfrutarlo y aprovecharlo.
Pero por lo visto, aquel día no era el más adecuado para dejarse llevar por tanta alegría, porque de pronto el suelo comenzó a moverse bajo sus pies.
Tras los primeros momentos de caos, todos sabían lo que tenían que hacer. El temblor había sido pequeño, pero todos sabían que era el aviso de que algo mucho más grande estaba por venir.
Eso no pasó inmediatamente, los siguientes días fueron tranquilos, pero el peligro y las alertas estaban continuamente encendidas. Estar en casa todo el tiempo, era lo que TK y Carlos necesitaban esos días, saber que Jonah estaba bien, protegido y no tenía miedo de lo que pudiera pasar.
Sin embargo, TK no dormía tan tranquilo como el pequeño y aunque pasaba el día jugando con él, le llevaba al parque, cocinaban juntos y le leía los cuentos que quería después de ver la tele o antes de dormir.
“Voy a estar trabajando mucho estos días si el suelo se vuelve a mover.” Le había dicho Carlos cuando la emergencia de los terremotos había saltado.
TK nunca intentaba ocultar el miedo, se conocían demasiado bien y no merecía la pena ocultar sus sentimientos cuando sabía que su marido se había a arriesgar si había más terremotos para salvar la vida de gente… como tantas veces había hecho él mismo.
“Eres ranger, no bombero ni first responder como antes, no deberías…”
Carlos le dio un beso, de esos que sabía darle a su marido para calmarle cuando TK se ponía nervioso, cuando su cerebro iba demasiado rápido y dejaba de pensar para dejarse llevar por el pánico.
“Todo va a ir bien, Tyler. Tú lo has dicho, no soy first responder y no voy hacer lo mismo que hará la 126.” TK lo miró preocupado esperando que le dijera algo más que le quitara el miedo de encima. “Estoy seguro que no pasará nada, voy a pasar unos días en el centro del 911 con Wyatt. Los de arriba quieren que haya uno de nosotros por allí.”
“Por si ocurre algo.” Sentenció TK, mientras se acurrucaba entre los brazos de Carlos, ahora que Jonah se había ido a dormir.
Carlos le besó la cabeza.
“Y también es posible que no pase nada más que los pequeños movimientos de tierra que hemos notado.”
“Prométeme que tendrás cuidado.”
“Sabes que te lo prometo.”
*
Les habían dicho que podían llevar una vida normal, podían salir a la calle y poco a poco los temblores parecían estar desapareciendo y se hacían más esporádicos. Aun así, Carlos seguía trabajando de forma permanente en el centro del 911.
Las jornadas eran tranquilas, después de todo, solo estaba allí como precaución. Eso le daba tiempo para hablar con TK. Sabía que su marido se preocupaba por tenerle lejos o por el riesgo que suponía la idea de un terremoto repentino y lo que podía ocurrirle.
TK: ¿Alguna novedad?
Carlos: No se acerca ningún terremoto, puedes estar tranquilo.
TK: ¿No te estará picando el gusanillo de cambiar de trabajo verdad?
Carlos: Tyler, soy policía desde hace casi diez años. ¿Qué te da tanto miedo ahora?
TK: Lo siento, pero ahora que no soy first responder, tengo miedo que si te pasa algo, no estaré ahí para cuidar de ti.
Carlos: Siempre cuidas de mi, estés donde estés.
TK: Dime cuando vuelvas, te prepararé lo que quieras para comer, aunque sea muy tarde.
Carlos: ¿Qué tal si aprovechas que no hay alarma de terremotos y vas al parque con Jonah?
La idea entusiasmó a Jonah. Desde que había comenzado la alarma de los terremotos, no habían podido salir mucho y el pequeño se sentía como un tigre enjaulado. Él mismo preparó su mochila, aunque tuvo que pedirle a TK que le cogiera la botella de agua de la nevera.
“Tienes que prometerme que estarás atento y si ocurre algo y te digo que debemos marcharnos a casa, debes hacerme caso.” Le dijo TK al niño en cuanto llegaron al parque.
Jonah asintió, pero ya estaba tirando de la mano de su hermano mayor, en dirección a la zona de los columpios, su parte favorita del parque. Estaba a punto de cumplir los cuatro años, le quedaban menos de tres meses y ya era un experto trepando las cuerdas, subiendo el tobogán por la parte que no debía y pidiendo una y otra vez a su padre que le empujara en el columpio.
Merendaron sentados en la hierba unas piezas de fruta antes de seguir jugando y antes de que TK pudiera decidir si era hora de volver a casa, la alarma comenzó a sonar en el teléfono de TK. Lo miró.
Alarma de terremoto.
Tras la alarma el teléfono volvió a sonar, esta vez era una llamada de Carlos.
“Te ha llegado el aviso ¿verdad?”
“¿Es cierto? ¿Se acerca un terremoto?”
“Sí y no tardará mucho. ¿Estáis seguros verdad?”
TK temía decirle la verdad a Carlos, solo iba a conseguir preocuparle si le decía que estaba fuera de casa, en cualquier sitio menos protegidos en casa.
“Sí, claro, ¿todo bien por allí?”
“Sí, de momento tranquilo, pero…”
Carlos no tuvo que decir nada, porque TK también lo notó, aunque no demasiado, pero escuchó el griterío al otro lado y que sonó como la tierra gritando, los muebles moviéndose de un lado a otro y TK aterrorizado por lo que podía estar pasando allí, tuvo que contenerse para no asustar también a Jonah.
“¿Carlos?”
“Estoy aquí, solo ha sido un terremoto un poco más serio. Un susto, pero me tienen al mando. ¿Te lo puedes creer? Parece que se acaba el mundo y yo estoy al mando, salvando a Wyatt? Lo que ocurra corre de mi cuenta.”
“¡Papa Los, eres un superhéroe!”
TK estaba a punto de perder los nervios por lo que se imaginaba que estaba ocurriendo en el centro del 911. Pero Jonah le agarró la mano, la apretó y le miró con ojos brillantes, emocionado ante la sensación de que su hermano mayor y esa figura paterna, era verdaderamente un superhéroe en la ciudad.
“¿Por qué has tenido que salvar a Wyatt? ¿Está bien? ¿Debería avisar a Judd?”
“TK, baby, calma. Wyatt está bien, el suelo ha fallado un poco, justo debajo de la silla de ruedas de Wyatt. Ha estado a punto de caerse, pero le he atrapado a tiempo.”
“¿Has dado un salto de superhéroe papa Los para salvar a Wyatt?”
“No diría tanto, pero lo que quiero ahora es que os quedéis en casa, ¿de acuerdo?”
“Claro, estaremos bien.” TK estaba enseñando desde el inicio que las mentiras estaban mal y mentir a Carlos sobre donde estaban delante del niño era algo que le hacía sentir como una persona horrible. “No nos vamos a mover de casa.”
Jonah le miró mientras terminaba la llamada, con el ceño fruncido y TK simplemente le acarició el cabello.
“Lo sé, peque, pero no quería preocupar a Carlos. Ahora nos ponemos en marcha y volvemos corriendo a casa antes de que haya otro terremoto, ¿de acuerdo?”
El niño asintió con seriedad, se agarró a la mano de TK y los dos se pusieron en marcha. Pero la tierra no se había quedado tranquila con el anterior movimiento: solo que esta vez, el terremoto estaba ocurriendo justo bajo sus pies y con más fuerza e intensidad del que había hecho temblar el centro del 911.
Jonah gritó y se agarró a la cintura y TK se detuvo, se arrodilló y cubrió el cuerpo del pequeño para hacerle sentir bien.
“Haz que paré, papa bro. Tengo miedo.”
“Lo sé, baby lo sé.” TK le besó la cabecita.
La experiencia de ser bombero y haberse encontrado en más de una situación similar, permitió a TK estar tranquilo y preparado para tranquilizar a su hijo. Sin embargo, también necesitaba estar tan seguro de que Jonah no lo pasara mal, que tardó unos segundos demasiado largos en darse que tras ellos había una enorme estructura metálica donde los niños jugaban todos los días, se balanceaba, oscilaba y el terremoto hizo que, irremediablemente, cayera sobre ellos.
TK escuchó el grito de Jonah, lo agarró entre sus brazos y rodó por el suelo. Hizo lo posible para intentar alejarse de todos los hierros de la estructura que caían de un lado a otro; pero no llegó lo bastante lejos, así que cubrió todo el cuerpo del niño con el suyo. Si alguien se llevaba un golpe, sería él, no Jonah.
De pronto, tras el estruendo y entre sus propios gritos, estaba el silencio de Jonah, apretado contra su cuerpo y la oscuridad que podía ver TK, bajo los hierros que había dejado encima de ellos el terremoto.
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Escribo en defensa de los errores. De las proscritas intenciones de mis emociones.
De todo lo que llaman horrorosidades, de aquellas cuestiones de deformidades.
De las entidades que carecen de forma y de esa manera se escurren de la norma.
De todo lo que nombraron como pesadumbre de una entidad que vive no solo por costumbre.
De todo lo que se supone que debo cargar que al final es lo unico que me puede aliviar,
del dolor de tener en el cuerpo una textura, de tragar saliva y comer la amargura
de las mentes que afirman estar seguras de haber inventado un sistema sin dudas.
A eso es a lo que yo le dudo
¿Cual es la distancia entre lo perfecto y un cuerpo desnudo? todo lo que me mantiene respirando se relaciona íntimamente con el monstruo que estoy alimentando.
Esta cosa informe y carente de expresión en un actualidad de pixeles y de bots, donde todo me regala una respuesta aún sin saber qué es lo que mi alma lleva puesta.
Y para pertenecer me arrancan una opinión, me hacen desechar por mi boca la expresión que me afirma en sus manos a pesar de que todo eso me genere desgano. A pesar de tener la cara llena de granos y de alimentar en mi intestino a los gusanos.
En mi abstinencia encuentro la energía para gestar en mi seno la herejía de no ser para este presente la elegida que tiene todo en su mesa servida. En mis deformidades encuentro el contacto que buscaba, el agua que hace rato me fue arrebatada. La humedad que entre mis pliegues nace y que alimenta la fuente de mis secuaces.
Tengo delirantes conversaciones con todas mis infinitas imperfecciones y eso es lo que me separa de un mundo de realidad calculada. Es que el algoritmo tiene mi información, seguramente ahora marque el ritmo de mi ringtone pero no puedo optar con certeza por la relajación de una imagen sin impurezas ni contestación.
Es que yo no tengo margen de error, yo soy la hecatombe de la equivocación, soy el meo fuera del tarro, soy de todo lo perfecto la estría, el desgarro. Soy el pelo que huele a chivo, soy este monstruo con el que convivo. Soy un cuerpo inevitable, que aprende cuanto más ve que las cosas arden. En cada palabra veo la pulcritud de mi actitud de esclavitud, veo como el mundo me pasa tímido porque no se como meter la pata y sentir alivio. No se como enchastrarme hasta la cintura de esta textura que me afloja lo de escultura, estoy dura. No se como sentir dulzura si me separa de lo real esta armadura. Me visto de ropajes muy estilosos para que vean en mi cuerpo algo muy hermoso, para que a sus ojos llegue el mensaje de la droga de lo perfecto de mis trajes, que se relajen, les digo recibo sus halagos, estoy aca hecha a imagen y semejanza de lo deseado.
Pareciera que los que tienen el poder de valoración afirman el bien y mal y el beat de la canción, parece que ya han calculado todos los meos fuera de todos los tarros imaginados, parece que entre su probabilidad contemplaron todo recoveco de posibilidad entonces quizá una app pueda decirme en donde voy a terminar, quizá algún robótica entienda a mi cuerpo en una realidad distópica. Parece que lo que afirman lo hacen porque saben, porque asi es la inteligencia de lo que hacen, porque con su compleja calculadora saben lo que hago a toda hora y no van por la vida al tun tun, el procesador de datos no siente el sucumdum de una noche de verano, no se pierde en boludeces, no piensa en vano.
Después me cruzo con mi reflejo en las aguas, me veo así como soy yo al espejo y me devuelven una maraña de situaciones que no se como ubicar entre mis intenciones. Solo veo algo texturado, algo surrealista, algo inventado, veo una exploradora de tierras lejanas buscando la tierra prometida de la realidad creada. Veo unos ojos algo cansados de ver las pantallas de lo ya calculado, veo todas mis infinitas reproducciones pero muevo las carnes y cambian las ecuaciones.
¿En qué base de datos existo si ante este mundo mi mugre desvisto? Si a la fiesta de halagos no asisto y al que quiera opinar le sugiero amablemente que no se pase de listo. Tengo grasa colgando de mis pliegues, tengo mucho dolor en mis sienes, tengo un mundo que me crea paria y me brota deseo de esta maraña. Tengo en mi corazón algunas sensaciones que retumban a lo lejos como eco en vibraciones. A mi solo me llega un movimiento en las aguas, alguien tiró la primera piedra y soy de su calaña, el deseo de su pestaña y ahora una que es así toda humana tiene que convivir en un mundo de cuestiones estrafalarias, tiene que inventarse un lugar para poder ser erróneamente existente, para convertirse en testimonio viviente de la diferencia entre el algoritmo y la semente. La diferencia está en la información que contiene la calidad de la imperfección; imperfectamente adaptable a la incertidumbre de este mundo transformante, que me pide con un huracán de viento que me amarre y que no deje ningún cabo suelto, que me aferre a lo que siento y deje de buscar en mi garganta el acierto.
Así quizá algún día pueda exponer en crudo mis mejores verdades y ser de una vez por todas este manojo de irregularidades. De poder chorrear desde lo mas intimo de mis cavidades y así encontrar otras de-formas de humedades que se crucen con mis aguas con la contundencia de sus texturadas veleidades e inventemos un mundo donde creamos en los errores como nuestras intimas deidades.
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#196 Afflicted (2013)
Derek es un joven al que le diagnostican una grave enfermedad neuronal y le propone a su amigo Cliff viajar durante todo un año por el mundo antes de abandonarse a la idea de que va a morir sin poder hacer nada.
Su amigo Cliff, que es realizador audiovisual, le promete recorrer el mundo con él durante un año y grabarlo todo en video para que tenga un buen recuerdo de sus últimos días.

Hacen una fiesta para despedirse de sus seres queridos y empiezan su aventura en Barcelona y después en París, allí salen de fiesta y Derek conoce a una chica con la que conecta muy bien y se van juntos a la habitación.
Preocupado, Cliff va a por él a la habitación y lo encuentra en un charco de sangre, aunque solo tiene un par de golpes y de la chica no hay ni rastro. Desde ese momento Derek empieza a tener un comportamiento muy extraño.

Derek empieza a tener problemas de piel si pasa mucho tiempo al sol, se pasa los días durmiendo y es activo de noche, además hace casi una semana que no come, pese a que tiene mucha hambre. Pero cada vez que come lo acaba vomitando.
Ambos creen que en menos de una semana su enfermedad se ha agravado hasta tal punto, y lo cierto es que cuando Cliff le propone volver a casa, Derek se enfurece y rompe una pared... Pero al final le suplica a su amigo que no vuelvan a casa porque lo meterán en el hospital y ya no saldrá de allí.

Aunque avanzan en su viaje, cada día que pasa Derek está más extraño, trepa por las paredes y se muere de hambre pese a que lo vomita todo.
Drek y Cliff prueban varias cosas como la fuerza sobre humana de su amigo, que puede correr a 40 km, trepa paredes y entra en una especie de trance cuando se hace de día.
Una noche cualquiera tienen un percance con otro peatón y Derek le da un puñetazo, entonces se descubre así mismo lamiendo la sangre del otro en su puño y eso le hace sentirse fenomenal.


A ambos amigos se les ocurre robar sangre del hospital, pero los descubre, roban una ambulancia y buscan como satisfacer esa sed de sangre de Derek antes de que se siga debilitando, y piensan usar sus nuevos "superpoderes" para conseguirlo.
Las cosas se tuercen cuando, al no encontrar sangre, Cliff se ofrece para darle su sangre a Derek, pero este no sabe parar y se transforma ante la oportunidad de beberse toda la sangre de su amigo, con lo que acaba matándole.


Lleno de culpa por lo que le ha hecho a Cliff y por quien se está convirtiendo se dispara en la boca y le sale por la parte de arriba de la cabeza, pero al perder el conocimiento, cuando se despierta se da cuenta de que se ha curado del balazo y que no hay manera de morir en su nueva situación, por lo que lo siguiente que hace es buscar a la chica con la que pasó aquella noche en París.
Consigue localizarla, pero solo da con Maurice, su sirviente, que le confiesa que ella le usa para alimentarse y que se siente bien siendo su sumiso.
Desde el robo de la ambulancia la Interpol busca a Cliff y Derek por todo el mundo, por eso llegan las fuerzas especiales cuando está en la guarida de la mujer.

Esta los mata a todos y le da una charla a Derek para que entienda que creía que le hacía un favor matándolo antes de que lo hiciera su enfermedad, pero no esperaba que se convirtiera en lo mismo que ella, una vampiresa. La mezcla de la enfermedad y el virus vampírico convierte a Derek en un vampiro humanizado, y después de una larga charla, ella le da unas pautas para no volverse tan agresivo y es que debe comer cada 5 días para saciar a la bestia que lleva dentro.

Derek decide asumir su nueva vida y huir de la justicia por siempre, mejor esta nueva vida que morir lentamente en la cama de un hospital, con lo que no cuenta es que Cliff ha salido "vivo" de su tumba y es un vampiro convertido por él que también es insaciable.
#afflicted#pelicula#cine#movie#cinema#peliculas#cinematography#film stills#documental#false documental
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(_2_) Revision
El primer día de clases, el Dr. Noah ya está esperando en la entrada de la Universidad Skyhaven. El profesor que pronto se jubilará está tan erguido como un pino.
"Buenos días, Dr. Noah".
Ante el saludo de Zayne, el Dr. Noah sonríe. Se gira y le da una palmadita en el hombro a Zayne. "Bueno, este año somos solo nosotros dos. Will estaba demasiado ocupado y ahora tú también. Me pregunto quién vendrá conmigo el año que viene".
Su expresión cambia mientras suspira. "Ese chico, Carter... No importa".
"William te envía saludos", dice Zayne. "También te acompañaré todos los años a partir de ahora".
"Es bueno escuchar eso, pero nada es más importante que los pacientes", dice el Dr. Noah. Los dos ingresan a la Universidad Skyhaven.
y dirígete al auditorio. Muchos estudiantes van por el mismo camino. Aún con la inocente emoción de ser recién admitidos, sus pasos son más ligeros y rápidos que los del Dr. Noah y Zayne. Muy pronto, se adelantan a la multitud y desaparecen.
Los dos abren la puerta principal del auditorio y encuentran a varias personas mayores preparando el lugar. Una pancarta que dice "47ª Ceremonia de juramento de estudiantes de medicina de primer año" cuelga sobre el escenario. Al ver acercarse al Dr. Noah y Zayne, un joven sonriente con una insignia de personal alrededor del cuello salta de la escalera, corre hacia ellos y hace una reverencia. "¡Hola, Dr. Noah! Soy nuevo. Escuché de mis mayores que usted también estará aquí para el juramento".
"Estoy aquí para recordar", responde el Dr. Noah, luego
Se vuelve hacia Zayne. "Este es tu mayor, Zayne."
El joven parece sorprendido. "¡Eres el legendario dios académico número 35 al que todos rezamos antes de los exámenes! Y ahora finalmente puedo verte en persona... Um, muchos de nosotros te admiramos como un modelo a seguir, incluido yo. ¿Puedo tomarte?" ¿Una foto contigo más tarde?"
Zayne queda desconcertado por la petición pero, finalmente, asiente.
Mientras hablan, una música suave pero solemne comienza a sonar en el auditorio. Un gran número de estudiantes de primer año ingresan al salón de manera ordenada, de pie y esperando que comience la ceremonia. El joven vuelve a inclinarse ante ellos y regresa al escenario para ajustar el micrófono. El Dr. Noah da un paso atrás, dejando paso a algunos estudiantes
por.
"...Tendré la mayor reverencia por la vida humana. Mantendré un sentido del deber y la dignidad al practicar la medicina y cumpliré con los buenos estándares médicos..."
Comienza el juramento. Los estudiantes de medicina recién admitidos miran con determinación. Sus ojos brillan bajo la luz de la mañana.
El Dr. Noah mira a Zayne y recuerda cuántos años atrás vio a este hombre participar en la misma ceremonia.
Como estudiante de primer año, Zayne era más joven que los demás. Sólo su presencia lo hacía destacar. Cuando levantó la mano para prestar juramento, su comportamiento sereno y firme hizo que el Dr. Noah se preguntara hasta qué punto esto
El joven podría dedicarse al campo de la medicina.
Finaliza la ceremonia de juramento. Los estudiantes, imbuidos de la responsabilidad y el honor de prestar juramento, se van uno a uno. El Dr. Noah lleva a Zayne a la cafetería a través de la multitud emocionada.
"William y Carter también eran así". El Dr. Noah no puede evitar quedar atrapado en el momento. Sacude la cabeza y cambia de tema. "No importa. Escuché que la cafetería tiene costillas agridulces hoy. ¿Quieres comer algo?"
Zayne sonríe. "Está bien."
Cerca del final de la cafetería se encuentra el imponente edificio de investigación. Tres estudiantes se limpian la boca, pasan corriendo junto a ellos y murmuran sobre
sus bacterias están muertas. Los gorriones asustados vuelan sobre sus cabezas desde las copas de los árboles. Dr.
Noah mira hacia el edificio, perdido en sus pensamientos. "Zayne, ¿has oído hablar del rumor? ¿El fantasma en la oficina?"
Zayne frunce el ceño, un poco exasperado. "Este tipo de rumores poco científicos están por todas partes en la Facultad de Medicina".
"Efectivamente", dice el Dr. Noah. Su mirada se detiene en Zayne por un momento antes de reírse. "Me pregunto quién empezó".
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Comedy
Capítulo 2: The new work Sin advertencias
Me recosté boca abajo y miré mi teléfono, Cleo estaba escribiéndome, me mandó más imágenes de Hannah y me contó sus teorías. Luego Thomas volvió a escribirme, no se veía una persona muy conversadora, o por lo menos no de los que inician conversaciones. Me dio detalles de cuando el hacker, Jake, contactó con ellos. Me reenvió el audio que les había mandado él, no pude evitar levantarme e ir donde estaba Jake
—¿No se te ocurrió usar un sintetizador más turbio que ese? —le dije
—¿Disculpa?
—Les mandaste a los pobres un audio con voz de ultratumba, de seguro eso les dejó pesadillas —comenté
—Ah, te lo han dicho
—Thomas me envío el audio —expliqué
—Tiene una razón de ser, lo juro —dijo él —. Si fuera de otra forma podrían limpiar el audio con facilidad y reconocer mi voz
—Ya entiendo, eso explica mucho
—¿Te crees capaz de analizar la nube de Hannah? —preguntó Jake
—El hacker aquí no soy yo —dije
—Te daré acceso a su nube, es simplemente buscar algo que nos pueda servir mientras yo monitoreo lo demás.
—Bueno, si me das el acceso puedo hacerlo —accedí
—Perfecto, en tu teléfono debería aparecer ahora la nueva función
Mi teléfono empieza a sonar, era Dylan
—Tengo un trabajo para ti —dijo D —. Más bien una lista con propuestas de trabajos, los he filtrado según tu interés.
—Por esa razón te adoro, D, pero lamento decirte que no estoy aceptando trabajos hasta nuevo aviso —le respondo —. El último trabajo me dejó un poco complicada, por lo que estoy tratando de mantener un perfil bajo, cuando esté de nuevo en circulación te notificaré.
—¿Está todo en orden, R? ¿Necesitas ayuda con algo? —preguntó D
—No te preocupes, no es nada grave, es solo que fue muy vistoso el último encargo, por lo que me tuve que mover mucho. Aprovecharé este tiempo para relajarme y tomar unas vacaciones.
—Pues te lo mereces, avísame si necesitas algo, sé que tienes tus contactos en casos de requerir algo, pero no solo soy tu socio, soy tu amigo y estoy aquí para ti —dijo él
—Gracias, D —finalicé la llamada
Envié un par de mensajes extras a unas personas y volví a centrarme a lo demás.
Revisé la nube de Hannah hasta que di con una foto, me acerqué a Jake y se la mostré.
—Mira, encontré esto —le dije extendiéndole mi teléfono, él toma y empieza a revisar la fotografía
—¿La encontraste en la nube de Hannah? —preguntó Jake
—No, estaba junto a mis fotos semidesnudas —contesté —. Claramente, la encontré en la nube de Hannah
—No tienes fotos semidesnudas en tu móvil —afirma a lo que abro la boca con indignación
—¿Así que ya exploraste mi galería de fotos? —él abre y cierra la boca repetidas veces mientras niega con la cabeza
—No vi nada, es que… supuse… bueno… —Lo veo tomar aire para luego soltarlo lentamente. —. Lo que quiero decir es que no creo que seas una persona que guarde ese tipo de fotos en una galería del móvil, pareces ser más astuta y aprensiva con ese tipo de cosas, más sabiendo el escaso listado de contactos que tiene y lo cuidadosa que eres con tu apariencia para que no te descubran.
—¿Aparte de hacker eres psicólogo? —pregunté —. Cualquiera diría que me conoces de toda la vida y tampoco es que sea un libro abierto.
—¿Quieres que sea tu psicólogo? —alza una ceja
—Si te van ese tipo de juego de roles, yo me apunto —se sonroja completamente y centra su mirada en la pantalla del ordenador —. Creo que tengo un nuevo pasatiempo.
—¿Ah sí?
—Sí, he descubierto que me encanta hacer que te pongas nervioso y rojo.
—¿Sabes que es peligroso?
—¿Qué quieres decir? —pregunté
—Relacionarte conmigo es peligroso, te recuerdo que me persigue el gobierno —responde
—Mi mundo igual es peligroso y he estado sola mucho tiempo, solo me permito estar cerca de mis contactos y ni siquiera es que pueda estar cerca de ellos como tal. No me molestaría tener un compañero para escapar del mundo —le sonreí
Salí del lugar para ir por cosas para comer, al volver nos serví la cena a Jake y a mí, y mientras comía me puse a ver los mensajes
Thomas: Ey, ¿molesto?
Rebekah: No ¿Qué hay?
Thomas: Estaba pensando. Que ahora ya perteneces al grupillo. Y pensé que te dará algunas fotos más de Hannah Quiero que la conozcas. Todo lo que sea posible bajo las circunstancias actuales. Cuando pensé ante en ello, sonaba igual de idiota que ahora…
La forma de escribir de Thomas me daba a entender lo nervioso que estaba, de seguro toda esta situación debe de tenerle mal
Rebekah: Pásame las fotos
Thomas: Ahora ya me arrepiento. Que te lo haya ofrecido Estaba pensando. A lo mejor te ayuda a recordar. La imagen que viste de Hannah realmente no era la mejor. Y aparte de eso, tengo tu número de ella. Hay mucha gente que no se acuerda de los nombres
Rebekah: Sí. A mí me pasa
Thomas: Con más razón te las tengo que pasar Así que Te las subo a mi perfil
Fui a su perfil y vi las fotos, en definitiva, era la misma Hannah que había conocido en el bosque
—Jake ¿debería decir que vi a Hannah en el bosque? ¿O me lo guardo? —le pregunté
—Igual lo mejor es no decir nada aún, no queremos que sospechen de ti cuando eres inocente, sería una pérdida de tiempo —asentí ante sus palabras.
Seguí viendo mi teléfono y encontré una foto que me llamó la atención
—Encontré otra foto, te la mando por mensaje —le dije
—Bien, terminando aquí la veo
Otro mensaje llega
Jessy: Hola Rebekah Soy Jessy
Rebekah: Es un placer, Jessy
Jessy: Pensaba que pensabas mal de mí porque me fui del chat. Necesitaba reflexionar, sabes Es una situación muy rara. Pero ahora he cambiado de opinión y quiero conocerte
Rebekah: ¿Puedo preguntar por qué has cambiado de opinión?
Jessy: Pienso que es porque ya perteneces de alguna forma a nuestro grupillo Curiosidad Sí, así se podría definir Justo tengo un poco de tiempo libre para chatear Pero te aviso: estoy en el curro Y si llega Richy tengo que colgar
Rebekah: ¿Hablamos del Richy de antes?
Jessy: Sí, Es mi jefe Lleva el taller de sus padres, se llama “Rogers Garage” Bueno, todo el mundo lo llama “el cementerio de coches” Mi ocupo de la “oficina” (el teléfono, los emails, las facturas…) Todo lo que no sabe hacer Richy
Eso último me hizo reír, Jessy me parecía agradable
Rebekah: El trabajo ideal
Jessy: ¿Tú crees? A mí me parece aburrido Es que ahora no tengo nada que hacer Pero mejor que Richy ni me vea con el móvil
Rebekah: Puedes estar tranquila, que no le diré nada
Jessy: Bueno, ahora sabes más cosas de mí. Te toca
Rebekah: mmm ¿Por dónde debería empezar? ¿Te hago una lista como el típico video de “50 cosas sobre mí”?
Jessy: ¡Sería genial! Así después te digo cosas iguales del mismo ámbito
Rebekah: Venga, voy. Me gusta el invierno, no tolero mucho el calor, me suelo marear, por lo que en verano lo paso muy mal. He viajado mucho y soy de Chile
Jessy: Yo soy más de verano y también me encanta viajar, primero estuve en Paris Ay… Richy está en camino Me tengo que ir.
Empecé a leer una conversación entre Cleo y Thomas, fruncí el ceño y le hablé a Jake
—¿Me vi muy impaciente cuando le pregunté a Thomas sobre si podía mandarme las fotos de Hannah, cuando fue él quien se ofreció a mandarlas?
—Creo que Thomas no está en la mejor situación para hablar de como luce la gente
#fanfic#duskwood#duskwood jake#duskwood español#duskwood fanfiction#duskwood everbyte#duskwood mc#duskwood jake x mc#jake x mc
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.14 de Abril.
Agus me dijo que salía con los amigos el sábado a la noche y como al final el partido de Leo se pasó para el otro finde me quedé en casa, papá había arreglado con el tío Walter para hacer un chanchito a la parrilla y vinieron a comer todos.


Daiana volvió de México con la idea de mudarse a Mallorca así que pronto se va allá, está hermosa y lo mejor de todo es que volvió viva y sana, se fue a hacer vida de puta con los narcos si tengo que ser sincera, y todos lo sabemos, el tío está muy aliviado que volvió intacta, subía muchas historias en yates y fiestas constantemente, con las amigas y comiendo cosas ricas, se recibió de higiene y seguridad en el Salvador y se permitió ir a pasarla bien. Resulta que volvió peleada de todas las amigas, ser prostituta no es nada fácil, aunque lo parezca, y no lo digo por experiencia personal, lo contó implícitamente ella, que las amigas tenían que hacer cosas horribles por guita y ella no lo hacía, drogas y hombres malos son las cosas que abundan en ese hábitat y ella no soportó, se levantaba temprano y a veces las otras chicas estaban tan drogadas que se levantaban a las 3 o 4 de la tarde, y salían todas las noches con tipos distintos. Me alegra que haya vuelto la verdad, estábamos preocupados, pero como estaba del lado de los mafiosos al menos siempre estuvo protegida, la amenaza estaba cuando no hacía lo que se le decía y por eso se volvió, sus amigas siguen allá.
En otras noticias se viene el 15 de Priscilla, lo va a hacer en el mismo salón que el mío, es hermoso, ¡¡¡me mostró la canción que eligió para entrar, pero no les voy a hacer spoilers!!! Hablamos mucho con la familia, de viajes y proyectos, hablamos sobre dónde quedan los papeles ahora que mamá y papá se van de viaje, la seguridad y como siempre las armas. Jugó Boca y ganó, tomamos 3 vinos con la tía Ana y mamá, estábamos dadas vuelta, en un momento nos pusimos a hacer Karaoke, algo que nos encanta, y cantamos las 4 hasta tarde, papá y el tío se fueron a dormir.
Agustín bien pollerudo me dijo de dormir juntos así que le dije que más tardar 3.30 me busque por el country porque más tarde no daba, así que me arreglé un poquito, y me pasó a buscar, usé un conjunto negro, el portaligas y las medias, TOP. Creo que dejo medio tirados a los amigos, pero bueno, nunca había pasado el evento en sí.
Talking about that, no quiero dar mucho detalle, aunque si voy a describir un poco mi proceso. Mientras me arreglaba me mentalicé un poquito, no estaba ready ni ahí pero siempre temeraria yo le di para adelante, había que hacer silencio y esa yo no me la sé, aunque dentro de todo salió bien. Yo no me terminé de soltar, tenía miedo, no se, siento que le di una experiencia re mediocre y mala, pero fue por tenerle miedo, ¿a qué? sabe dios. Me desconocí de mí misma, despersonalicé. Sinceramente creo que no estaba lista, pero no quería hacerlo esperar más, me dolió en algunas posiciones, él es muy grande para mí, igualmente fue muy gentil. No more comments about the sex, va a mejorar. Él se portó bien, aunque me dejó marcas en el cuello cosa que es para matarlo, pero eventualmente se irán.


Cuando lo hablé con lulú me explicó el ranking de chico cool y me dijo que tener una batería en la habitación era como el máximo en la escala y me tenté, ella que vio Nana entendió cuando le dije que Agus es Yasu, es él, solo que Yasu no tiene pelo y pesa 50 kg aprox. El trato que tiene conmigo es el mismo que tiene con Nana y eso me parte totalmente.
Quedamos que el domingo íbamos de escapada a Capilla del Señor, donde voy a comprar antigüedades con mamá, y prepare un picnic bien humilde. Quería llevar una de mis cámaras per las puse en otra certera antes de salir y me las olvidé. Fuimos con Rex (mi auto) porque todo lindo el V6 pero gasta una banda, lo busqué por la casa y ya arrancamos el viaje, fue lindo, se me hizo bastante rápido, pasamos por Pavón y siempre me acuerdo cuando paramos a comprar pastelitos, un re core memory. Dimos un par de vueltitas, estacionamos y armamos un pequeño campamento en la estación sobre las vías, había demasiada gente, pero por suerte todos NN, así que el plan de tomar mates por ahí no es que no me gusta, es que los lugares que tenemos disponibles no son del todo accesibles y la paso re mal, me re incomoda. Hablamos mucho y de cualquier cosa, me gusta porque puedo decir la cosa más horrorosa de este mundo y no le molesta; tampoco le molesta mi risa que se escucha de acá a 7 cuadras.


Fuimos a la iglesia y es hermosa, me gustó mucho sentarme, aunque sea un ratito y hacer una oración cortita, aunque él no cree mucho se sentó conmigo y pedí que nos pasen cosas lindas, individualmente y en conjunto, también por su familia y la mía, me dijo que a él no le gusta pedir cosas, a mi tampoco me gusta pedirle a la gente, pero siento que doy mucho de mi vida y sé que tiene recompensa, aunque dios no exista ni pueda ayudar, ser bien intencionada y agradecida no tiene que ver con la religión, es un estilo de vida. Se va a tener que acostumbrar.
Recorrimos un rato la feria que había en la plaza, relinda había muchas manualidades, justo estaba atardeciendo y empezó a hacer más frío, Agus camina muy rápido y me cuesta un poco seguirle el paso, compré una vela para mi habitación y un platito de cerámica con unos diseños de gatitos, los dos ahora están en mi mesita de luz. Como había mucho tráfico le dije de salir más tarde y nos sentamos a tomar un cafecito, antes de irnos teníamos que cambiar la rueda de atrás porque estaba baja. No recuerdo en qué momento y tampoco recuerdo de qué estábamos hablando, pero dije algo sobre las parejas y en la conversación asumí que nosotros también lo éramos, dije explícitamente la palabra y casi me muero de vergüenza, yo necesitaba que algo me salve, así que solo fingimos demencia y seguimos hablando.


Es muy demostrativo, expresivo y necesita mucho contacto, pero después si puede evitar el contacto visual lo hace, es un hombre raro. Entiendo que es una estructura clásica de narcisista (le expliqué a el que el narcisismo es sano) más me doy cuenta cuando describe a su expareja, también dentro de mi análisis sé que es muy ambivalente con él mismo, finge seguridad y no da espacio a duda alguna, pero estoy muy convencida que en el fondo esta exigencia del amor propio se fundamenta en una inseguridad constante, con pensamientos intrusivos y probablemente sobrepiense lo suficiente para forjar su carácter de esta manera, por eso cambia constantemente su manera de expresarse, aún es muy joven y su necesidad se impone sobre el yo que quiere llegar a ser, por eso se permite ser vulnerable conmigo, este yo que quiere alcanzar se ve derrotado por el self actualmente carente de amor y cariño. Conocerlo va a hacer que se aleje de mí, a los hombres no les gusta que los leas de esta manera, cuanto más pelotuda seas mejor la pasan, cuanto más manipulable y sumisa mejor para ellos. Aun así, lo elijo por ahora, y el también a mí, incluso después de las experiencias ineficientes en la intimidad, la verdad que si desaparece mañana supongo que seguiré mi vida sin problema, y me tome más tiempo conocer a alguien, con él es accesible y económico, se lo dije. Tengo más puntos de análisis, pero como no tengo suficiente evidencia aún no puedo confirmar nada. Tengo la sospecha de que probablemente esto funcione bien por el simple hecho de que yo viví con narcisistas patológicos toda la vida, él no es patológico aún, no tengo que pedirle nada, el hace todo por el mismo, no soy su madre y tampoco me deja serlo, al fin un rol de mujer par y no jerárquico, al fin un hombre asertivo en rangos. Me ve igual a él o incluso, en un episodio donde sobrepiense, verme como más. Su ego se ve alimentado porque una mujer hermosa lo elige, y además de ser funcional se ve presionado por su propia hombría a tratarme de esta manera mejor, ya no solo es su narcisismo que lo impulsa sino mi existencia que lo lleva a completar este yo imaginario que quiere ser, este padre presente, este hombre proveedor, protector y confiable. Seríamos funcionales. No sé si felices, eso depende del tiempo y en efecto, nosotros.
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4 de julio 2024
No voy a poder terminar el texto pero esto es un pequeño fragmento de mil hojas.
Primero que nada se perfectamente que todas las personas sufren y se perfectamente que quieren ayudar y que cualquier acto lo hicieron con fines de poder ayudarme, con la hermosa intención de que este bien.
Desde que salí del anexo quede con un miedo donde te dicen que no digas nada de lo que te hicieron, con el simple hecho de decirte esto: una chava intento escapar la colgaron 3 días boca abajo sin comer sin orinar pero antes de eso todas las chavas incluyéndome tuvimos que golpearla con un bate si no hacíamos nos tocaría lo mismo que ella. Creo que con eso te podrás imaginar todo lo que me hicieron a mi y a todas las chavas de ahí.
Cuando salí del anexo mantuve una actitud positiva porque les tengo miedo a ustedes más a mi abuela de lo que es capas de hacer, siendo su nieta me pudo meter a un lugar tan asqueroso y repugnante.
No aguante llevar una actitud positiva fingiendo que hasta tu diego me dijiste que parecía que hubo un cambio en mi que ahora sonrió, no tengo a nadie de quien contarle toda la mierda que me hicieron ahí, y todo el puto odio que traigo lo único que quiero hacer es fingir y fingir que estoy de maravilla, seguir una estupida carrera llena de corrupción porque es el único trabajo fijo que tengo, donde lo más seguro no voy a durar ni el año ahí adentro porque me van a correr, seguir y darle el titulo a mi abuela porque se merece algo bonito ella. A pesar de todo el daño que me hace aunque no lo haga intencional la quiero mucho pero en el fondo la odio, y odio a todos.
Simplemente no quiero ayuda solo me quiero quedar me así toda mi puta existencia que me quede, me quiero seguir pudriendo porque eso es lo que merezco.
Aveces solo quiero esperar a la muerte de mi abuela para poder matarme y nadie más me salve como ella lo ha hecho.
Ya se que no he sufrido nada pero para mi es mucho yo no agunto estar existiendo.
NO PUEDO LLORAR NO PUEDO CARAJO SOLO ME DUELE INTERNAMENTE Y DUELE MAS.
No quiero ayuda solo quiero que alguien me lea.
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Cronicas de una pastelera.
No trabajo con fondant.
Hace tiempo que el fondant empezó a ser tendencia en la industria pastelera con sus inumerables diseños, colores y el dinamismo moderno con el que muchos pasteleros y reposteros adquirieron, tomando esta forma de trabajar como algo artístico y nuevo.
Cada vez que yo veía una pieza hecha con fondant y sus diseños tan atractivos por así decirlo y costosos (por qué eh de recalcar que a simple vista se ve un trabajo de escultura y moldeado bastante complejo, siempre y cuando lo haga alguien que si tenga los conocimientos de escultura y moldeado de fondant) al probar la pieza me resultaba tan insípido y común; un bizcocho avainillado en la mayoría de los casos a veces de chocolate con un relleno soez casi molesto, terminaba por separar el fondant y solo terminar el pan, por qué no hago ni haré jamás la grosería de dejar de comer una pieza de pan, aunque no sea tan disfrutable, a mi parecer, el sabor y la textura de un bizcocho seco nunca se te olvida, así como la textura de un bizcocho jugoso y esponjoso.
Por qué para poder cubrir la pieza con fondant, ésta debe estar lo más firme posible y solo así podrá soportar el peso del las esculturas y demás adornos que lleve el diseño.
Más allá de las tendencias en fiestas, reuniones o tal vez solo por sorprender a los demás con las habilidades pasteleras y esculturescas que tú pastelero de confianza puede tener, yo veía las piezas tan vacías tan superficiales literalmente como una escultura de cartón, valla, cubierta por una horrible capa de fondant que más que fondant parece playdoh de un niño de kinder garden. Aunado a esto de los kilos y kilos de fondant que tienen las piezas, agrégale; colorante, chocolates, grenetina, glucosa, brillos y quién sabe que más usen para hacer la escultura toda deforme de los personajes de Toy Story, ¡Si¡ El forky, para la fiesta de tu mocoso malcriado, se ven horripilantes.
El fondant es carísimo, agrégale tu, que además de caro tienes que elegir a un pastelero que SI sepa trabajarlo, por qué déjame te digo, no cualquiera, y menos si se lo encargas a tu prima la que tomó cursos ahí en la casa comunitaria del gobierno.
Ya recalque mi desprecio por el fondant, por su complejidad y además por su horrible sabor, tiene la desventaja también de ser bastante dañino, es meramente azúcar, o sea cubres un bizcocho que ya de por sí es pan y azúcar, añadiendo el relleno; más azúcar y lo cubres con más azúcar bueno pues mejor haz una cita de una vez con tu Dr. General para que te recete una buena dosis de insulina. Por qué seguro te cortan el pie después de comer ese pastel.
Y es que la necesidad de cubrir pasteles ya tiene años, de hecho la idea del fondant deviene de una masa hecha de harina de almendra y agua y azúcar glass, tradicionalmente conocida como mazapán de almendra, riquísimo por cierto. A mi parecer la mejor opción para un buen pastel y que aunque con el mazapán de almendra no se puede hacer la figura del “Stich” todo feo que le encanta a tu niña berrinchuda, si se pueden lograr algunas figuras, aunque aquí lo que importa es solo la cubierta, por qué como buen pastelero el relleno y el bizcocho deben ser los protagonistas de todo el embalaje de pastel.
Conservemos la pastelería tradicional, el merengue de nata, merengue suizo e italiano, ganache de chocolate, jaleas de frutas e infinidad de técnicas antiguas ya perdidas y olvidadas solo y únicamente por qué, quieres estar a la moda y pagar $3400 por un Micky mouse de azúcar que a nadie le va gustar y lo van acabar olvidando.
Quiero que permanezca el amor por la cocina antigua, por esos sabores que nos hacían recordar ese pastel que probaste por primera vez en la boda de tu prima cuando eras niño, por qué antes si dejaban entrar niños a las bodas, ese pastel tres leches que se desacia en tu boca, el tiramisú de la pasteleria donde ahora hay un Oxxo, quiero que esas tradiciones no se olviden y de hecho trasiendan, se conserven y duren muchos años más.
Es por eso y por razones infinitas que, NO TRABAJO CON FONDANT.

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manos se mantienen en su lugar, junto a la ajena y en su mejilla. en la última, dedica una ligera caricia apenas con el pulgar. palabras ajenas le hacen asentir, aunque cuestión que se plantea después le descoloca un poco. "yo también." admite, y es allí, en mirada que le dedica, que demuestra cuánto necesita que todo llegue a fin, a conclusión, que pueda acostarse por las noches sin pensar en cómo amelia se hizo dueña de seis años de su vida. quiere olvidar el tacto de la sangre que tocó, de todo lo que ella dijo, y si pudiera hacerlo de pomona, también lo haría. parpadea por un momento, pensativa, inclinando rostro a un costado como queriendo adivinar qué ocurre en mente ajena. "¿qué harás con la información?" pregunta no sugiere que esté juzgando, en realidad, es curiosidad genuina la que promueve inquisición. en vínculo, jamás habían tocado el tema del círculo, y de su parte, había sido con la esperanza de evitar manchar relación con la oscuridad del mismo. o más de lo que ya lo hacía. "esa noche—" se toma un momento para tomar una profunda inhalación. cuesta hablar del mismo por el simple hecho de que mente no hace las paces con la vergüenza y arrepentimiento que suceso trajo consigo. incluso si amelia demostró que no se lo merecía, ellen aún se siente ridículamente cobarde, pero siempre ha sido más la presa que otra cosa, y lo sabe muy bien. garganta se cierra, voz se pierde, más que revelar aquello que le atormenta, lo que de verdad teme es su reacción. entiende que opiniones ajenas saben calar en psique, pero es la ajena la que preocupa sobre todas las demás. se pregunta si va a juzgarla, si va a darse cuenta que valentía no es una cualidad suya, si de pronto le parecerá repulsivo que mano que le toca, es la misma que tocó sangre, si va a alejarse, si él— respiración es corta, busca interrumpir espiral de pensamientos en el que es evidente que está por caer y trata casi de forma desesperada de encontrar ancla en cualquier cosa, lo que sea, y lo hace de pañuelo que siente bajo tacto. índice se enfoca en textura, en color, y cuando vuelve a hablar, pareciera que ni siquiera está allí. "estábamos tan felices, ¿sabes? no sabíamos que ser las señoritas de artemisa iba a ser tan diferente a como lo plantearon. entonces llegó ella y estaba tan llena de– de–" voz se entrecorta, es trémula su respiración, y entonces entiende que no puede hacerlo. siente la mano sucia incluso si está completamente limpia. "no quiero recordarlo." o, más bien, es incapaz de hacerlo sin que todo salga por su boca sin mínimo filtro. eso era lo peligroso de la confianza, de sentirse tan segura en espacio que comparte con él, porque se siente justo como un libro abierto por completo, cada capítulo a su disposición, sin importar que existan páginas que quiera mantener sólo para sí. "sage, yo–" se siente presionada, asfixiada, pero intenta recomponerse, organizarse de vuelta, porque si entra así a interrogatorio, sabe que se la van a comer viva. "lo siento, dame un segundo."
se deja manejar a su antojo, se limita a observarla mientras ella se encarga de limpiar su mano. duele, se siente como si pellizcaran de adentro hacia afuera, pero la pesadez en sus hombros es más que suficiente para que sensación punzante pase a segundo plano. "lo sé," dice por lo bajo, mirándola fijamente aunque su mente viaje a mejor amiga fallecida, a lo traumatico que es el proceso luego de una pérdida así, y el como esto vive como un fantasma que lo acecha por las noches cuando se le dificulta dormir, y en los peores casos, se cuela en sus sueños, corrompiendo el único sitio donde puede volver a ver y abrazar a albertina solanas. cierra su palma despacio una vez que ellen la envuelve con el pañuelo, es su forma de mantener mano foranea sobre la propia como si temiera que se le escapara. es, también, un gesto de agradecimiento. luego, su rostro se inclina para afianzar la sensación de palma acunando su mejilla, intentando reconquistar esa calidez que había estado ausente los días anteriores por culpa suya. "quiero que todo acabe," dice sin muchas vueltas, encogiendo los hombros. "sea como sea," sí, quiere que encuentren al verdadero culpable, pero por momentos duda. "ellen," pronuncia su nombre como quien se prepara para decir algo arriesgado. "esa noche..." hace una pausa, relame sus labios y mira el suelo. por si acaso, eleva diestra para sostener su mano, impidiendo que vaya a alejarse cuando vuelve a mirarla. "necesito que me digas qué viste," no suena a una exigencia, mas bien hay deje de preocupación en vocablos. "necesito saber si... uhm— necesito saber si estamos en el mismo canal," y es la primera vez que sage se plantea la idea de proteger algo más que su integridad y responsabilidades. es la primera vez que no actúa en base a lo que maude caddel le pide, como el títere que recién descubre que siempre ha sido.
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de la libretita, 4
Como si estuvieran apuntando el cañón de un arma directo a su cabeza, una amenaza fatídica y esperada, Nao da vuelta el envoltorio del chocolate para leer los ingredientes. No espera a registrar en su mente la lista cuando ya está empujándose el bombón entre los labios. La sensación que queda a su paso es un poco viscosa en realidad, provoca que levante la mirada del paquete a sus dedos manchados de marrón, y de estos al espejo que descansa acorralado contra algún rincón extraño de su pequeña pieza. Bajo la escasa luz cálida de su veladora, encuentra en el reflejo que sus labios están igual de sucios.
Y luego, de regreso al paquete. Nao escanea nombre de ingrediente por nombre de ingrediente, piensa que con el tema de las alergias debería haber hecho esto antes de comer, pero prefiere este orden de las cosas. Un poquito tentando a la muerte, un poquito no. Un poquito no importa, un poquito sí. Un poq–
Nao mastica y la cobertura suave del dulce se parte, llenando el interior caliente de su boca del fuerte sabor a licor. Mirá vos, bombón con licor. Tendría haberlo imaginado, considerando que fue regalo de una fan de la banda que, además, le propuso comerlos juntos en la comodidad de su casa, más tarde al finalizar la fiesta de cierre del evento.
Fiesta en la que Nao debería estar ahora mismo.
Tiene sonando una playlist cualquiera en aleatorio que le regala la voz de Montell Fish por algunos minutos más, y en esta parte del mundo se hizo tarde ya, nadie va a llamarlo, nadie va a caer de sorpresa a tocar su timbre, nadie va a bombardear su celular con mensajes que requieran su presencia. Nadie va a insistir. Y en esta parte del mundo, Nao no tiene que elegir qué ropa va a llevar, ni cómo se va a arreglar el cabello. Acá, la boca se le llena de licor espeso que traga con gusto, el chocolate denso se escabulle por las comisuras de sus labios, y en sus dedos la mezcla se derrite otro poco más así que se los trae más cerca de la cara para examinarlos.
Y luego, quién sabe. Capaz es cosa de la manía que uno desarrolla por auto torturarse. Algunos autores deciden entrenarse en el arte de la tristeza para comprender lo que van a escribir. Nada más maravilloso que la carne chamuscada al descubierto para que uno la vea y diga, ah, se ve igual que la mía. No es que no haya algo encantador en la fantasía, en la falta de experiencia, pero…
Nao se hunde los dedos en la boca. Los empuja despacio, con toda la calma del mundo, balbuceando la letra de la canción con la mirada fija, o algo así, en Nana. La gata bonita está como echada cerca de la pequeña montañita de chocolates y cartas que le ofrecieron. Nao debería haber dicho que no al show de esa noche, y debería también haber usado la plata para comprar algo rico para comer. Está acá, igual, con las malas decisiones sobre los hombros y los chocolates llenando su panza. Que seguro mañana va a despertar con todas las tripas dadas vuelta, pero nada parece detener el tren decadente en esta noche calurosa y húmeda de San Valentín. Ni la amenaza de un malestar estomacal, ni la falta de lógica porque en este rincón del mundo estas boludeces no se festejan tanto pero ahí están, sin embargo, las groupies: listas para instaurar nuevas celebraciones.
La sensación no es nueva, tampoco, la de los dedos en la boca. Nao ha vivido muchas instancias parecidas. Ha cargado con los dedos de otra gente en su interior, y los suyos propios en más ocasiones de las que le gustaría admitir. Por eso hay una especie de sabiduría experienciada en cómo recibe el par. Índice y mayor. No tan largos, no tan cortos, no tan anchos, no tan delgados. Y callosos. Con nudillos prominentes que chocan delicadamente con su paladar. Nana olisquea una de las bolsitas cerradas y el licor hace un pegote desastroso en la piel de su mano, con el modo ese en que está bajando por entre sus labios hacia su muñeca.
Cierra los ojos con pesadez, el chasquido empapado de su lengua y sus labios al cerrarse y abrirse de nuevo a su propio alrededor, el pulsar codicioso en la boca del estómago. La voz de Montell, celestial.
Nao se hunde los dedos hasta la garganta. No para ni cuando las arcadas llegan, ni con el escozor en los ojos para. Los dedos ponen todo a temblar, todo, y cuando no lo soporta más, los extrae como científico loco de su cuerpo de un solo tirón, tosiendo de manera tan ruidosa que espanta a Nana. La gatita sale corriendo tan lejos como el diminuto espacio se lo permite, Nao la pierde de vista, aunque de todos modos ni le importa. Su cuerpo trastabilla al frente, las palmas abiertas deteniendo el impacto al azotarse contra el suelo antes que su cara. Tose, y tose, y tiene un par de arcadas más, y por un momento se acuerda de aquella tipa que conoció alguna vez… ¿cuál era su nombre? ¿Lucila? Que le mencionó que no tenía ningún gag reflex, y de paso intentó enseñarle las técnicas, y en el proceso le hizo vomitar. ¿Cuántos años tenía entonces? ¿Dieciocho?
Nao parpadea las lágrimas fuera de sus ojos, un par caen livianas cerquita del pequeño charco de saliva y chocolate que él acaba de dejar en el suelo. Es una capa borrosa y cargada de lo que debería estar bajando al estómago ya. Qué puto asco.
Cuando la sensación dolorosa pasa, eso sí, Nao tiene como un momento de lucidez que le lleva a escupir los restos acumulados al mismo charco. Con la mano que tiene limpia, se tironea del pelo para atrás para despejarse la cara y mirarse a los ojos en el reflejo de nuevo. Hay un segundo de duda y confusión, como si estuviera preguntándose “¿qué mierda te pasa por la cabeza?” Ahí Nana aparece de nuevo, caminando lentamente, curiosamente, hacia la escena del crimen. Nao se endereza en su lugar en el suelo de nuevo, se mira con repulsión la mano, y luego los chocolates.
Y luego, la hora en la pantalla de su celular.
La canción cambia a algo igual de lento, cree reconocer la voz de SZA. ¿Sería diferente la experiencia del retorcijón en el pecho y el fondo de la garganta, de haber estado con la piba que quiso ir a la intimidad de la casa? La manía de la auto tortura persiste, Nao piensa, por un retorcido instante, y seguro bajo los efectos del alcohol que estuvo tomándose antes de volver, que podría volver a hacer esto alguna vez más. Mira a la gatita, recibe un maullido sombrío de su parte, y se apunta en una notita adhesiva que tiene el estómago medio-vacío. A ver si a la mañana siguiente se acuerda de llenarlo.
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Lecturas del Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Lecturas del día Domingo 16 de Julio de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 55,10-11
Esto dice el Señor: “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 65 (64), 10.11.12-13.14
R./ Señor, danos siempre de tu agua.
Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la colmas de riqueza. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua, como acequias. R./ Señor, danos siempre de tu agua.
Tú preparas las tierras para el trigo: riegas los surcos, aplanas los terrones, reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los renuevos. R./ Señor, danos siempre de tu agua.
Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con flores adornadas. R./ Señor, danos siempre de tu agua.
Los prados se visten de rebaños, de trigales los valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta. R./ Señor, danos siempre de tu agua.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8,18-23
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo 13,1-23
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
Palabra del Señor
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' ah, ahora rechazas el malvavisco que con tanta dedicación preparé. ya veo como son las cosas... ' se hace la dramática solo porque tiene tiempo para perder, solo para terminar sonriendo y llevándose la nube tostada a la boca. demonios, es el mejor que ha dorado hasta ahora, no hay manera que pueda replicar este nivel de sabor en otro bombón. ' bueno, yo soy la experta aquí, claro que te enseño. ' se echa flores falsas solo para no quedar como una tonta frente a asahi. ' si, puedes poner varios en la misma varita. así, mira. ' con cuidado se pone a empalar tres nubecitas blancas, dejando la de la punta atravesada un poco menos de la mitad para que al momento de comer no salgan dientes lastimados. ' después acercamos el palito al fuego pero no tanto porque sino se van a quemar. ' hace la demostración de nuevo, esperando que su compañero siga sus pasos de cerca. ' a que soy toda una máster en esto, ¿no? te dejé sin palabras, obvio. ' ríe, pasando la mirada de sus malvaviscos a él y de regreso.
por un momento y casi procede a disculparse por su atrevimiento-- pero el que sea zaina quien se adelante para entregarle su propio malvavisco frena cualquier comentario. pestañea, estirando la mano para no rechazar como primera respuesta, mas lo piensa dos veces y retrae los dedos. ' no, no, espera, ese es tuyo. podemos asar otro, ¿te parece? ' enarca las cejas. ' es más, podrías enseñarme. ' asegura con un sentimiento corto. y no es que quisiera negar el ofrecimiento como tal, simplemente no deseaba sentir como si estuviera aprovechándose para quitarle su comida. ' ¿son estos? ¿van aquí? ' encuentra la bolsa con algodoncitos blancos, de la cual toma uno para encajarlo en una de las varitas que consigue en la misma zona.
#not him casi disculpándose por esta tonta creyéndose funny 😭#tan lindo no me lo merezco#˙ 。 𖦹 ˚ ₊ ⋆ 𝗳𝗲𝗮𝗿𝗹𝗲𝘀𝘀 𝗹𝗲𝗮𝗱𝗲𝗿 𖤐 interacción.#con asahi.
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Memorias En El Humo
50.000 Gacus. Ese champagne cometario de Fomalhaut resultó buena inversión, al final.
Para un sedentario en un planeta cualquiera, 50 lucas sería suficiente para invertir en remodelar la casa, comprar un virteatro de primera, o capaz unas merecidas vacaciones en algún paraíso orbital. Y sí, incluso para mis estándares caprichosos, tengo que reconocer que fue una buena ganancia.
Pero todos sabemos como es… la Mastropiero se merecía un buen servicio y reparación… el condensador andaba quejandosé con un ruidazo que hasta a Suisni le asustaba. Ahí se me fueron 9 mil gacus. Después, por supuesto, combustible. Ya para asegurarme, tanque lleno, por lo menos para cinco o seis saltos. Ahí le dije chau a 4 mil más. Y no olvidemos que las naves no se manejan solas. 4 mil para Suisni, mi queridísimo y cactáceo ingeniero -Armstrong sabrá en que lo gasta- y 2 mil y algo para los "gastos personales" de Ragua, que técnicamente no tenía un puesto de tripulante pero me costaba plata igual. Por supuesto que había que pagar también el préstamo y las cuotas de la nave, y ni hablemos de como suben los intereses con la inflación. Usada me salía más barato, me dijeron, pero igual ahí se van 8 mil gacus, más o menos, todos los meses… Después la cuota de la Liga Astronáutica, impuestos, la patente, gastos varios, chicha, chicharrón y demases…
Me quedé con 5000 gacus, como mucho. La vida del astronauta será muchas cosas, pero lujosa no es.
Igual, un gustito hay que darse de vez en cuando. Y por más dolores de cabeza que me traiga, quería que Ragua me acompañe esta vez.
Todos los mundos con un espaciopuerto tienen la Calle Del Astronauta. Casi nunca se llama así tal cual (en aquel mundo se llamaba Avenue Gagarin), pero es la misma en todos los planetas. La calle que da directamente a la salida del espaciopuerto, la primera calle que ven los astronautas (y por lo general, la única), el lugar en donde por fin estirás las patas después de días remandolá en el éter.
La Calle Del Astronauta, sea donde sea, se llame como se llame, casi invariablemente es una desfile de bares, tiendas de repuestos, comida callejera, vendedores de naves usadas, hoteles, moteles y hospedajes de bajo presupuesto, bares, comedores, cafés, restaurantes, boliches, arcades, casinos, loterías, bares, tiendas de empeño, bares, masajistas, personas de compañía y otros eufemismos similares, bares, turbias bocas de lobos, bares, y por supuesto, tavernas, pulperías, cantinas, bodegones, osterías, pubs, clubs, y bares.
De todas formas, esas no son las partes realmente peligrosas. No, las partes peligrosas son las calles paralelas a la Calle Del Astronauta. Los Callejones. Si te metés ahí, es porque o no sabés lo que estás buscando, o lo sabés muy bien y estás dispuesto a arriesgarte.
Pero ahí está la mejor comida, también.
Aunque la verdad, de todos los lugares en los que nos habíamos metido, este era uno de los menos riesgosos, el escepticismo de Ragua era entendible. Su escualena cola se movía agitadamente, y sus ojos color noche, siempre alerta, observaban furtivamente las calles llenas de astronautas en varios estados de embriaguez.
-¿A donde me lleva, Capitán? - Me preguntó con ese tonito irónico que siempre le daba a mi rango.
-A comer, ya te dije. Te voy a mostrar lo que es carne de verdad.
-¿…perdón?
…
-Una parrilla. La mejor de esta constelación. - Presumí, pero con razón. -Estoy seguro que vos también estás podrida de las raciones de la nave.
-Bueno, creo que eso es su responsabilidad, Capitán. Usted es quién las compra. - Me contestó con su filosa sonrisa, aún tratandomé de "Usted, el Capitán". -De todas formas no voy a decir que no, si me invitan. ¿Y por qué no invitó a Suisni?
-Porque él no come. Hace fotosíntesis y nada más. Se pasa todos los aterrizajes en algún asoleadero.
-Suena bastante práctico, no tener que decidir que comer…
-No sé, él vive quejandosé de los espectros y esas cosas…. Pero vos… vos sí comés carne, ¿no? - Le pregunté. Como si esa dentadura suya hubiese evolucionado para abrir cocos.
-Así es. Soy una predadora confirmada. - Me sonrió, y casi me corto de solo ver sus dientes.
-Bien, muy bien. Por fin alguien que puede disfruta de un buen asado. - Suspiré, con una ilusión genuina. -Vení, es por acá. - La princesita me siguió, con entusiasmo. Y yo finalmente feliz de que por fin no iba a comer un asadito solo…
La verdad decir que todos los espaciopuertos son iguales es una sonzera mía, de querer hacerme el que se la sabe todas y vio todo. Pero no es así. Hay un mundo para cada estrella, o así dicen los refranes, y ninguno es igual al otro. Fraternité es un planeta en su mayoría tropical, cubierto de manglares que se funden con el mar, creando puentes naturales sobre los largos ríos dorados que serpentean sus continentes. Un astronauta nunca se apega a un planeta, por supuesto, pero este sí me recordaba a casa. El sol naranja, como en Aerolito, los atardeceres casi eternos, y esas nubes de tormentas en el horizonte que vienen y van, meciendo las palmeras de las avenidas a la costa del río.
Si tuviera que sentar cabeza, dejar atrás la vida del astronauta errante y quedarme bajo un mismo cielo… no sería este, pero sería uno muy parecido.
Los antiquísimos edificios de ladrillo cubiertos de helechos (después de todo, las colonias espaciales tienen que empezar desde cero, y el ladrillo siempre es buen material para empezar) eran solamente reconocibles si levantabas la mirada. Los manglares crecían en toda la ciudad como enredaderas, atajando con sus hojas al anaranjado sol tropical, sin duda cuidadosamente mantenidos por el municipio con ese propósito. Las calles estaban abarrotadas de puestos y mantas con comerciantes. Ropa y textiles de todo tipo y color, comida callejera de mil mundos, trajes espaciales en maniquíes posando heroicamente, diversos aparatos y electro-chucherías, sombreros y lentes para el calor y hasta trajes refrescadores automáticos para ciertas especies, artesanías, recuerditos y chiches "locales" (que la verdad, me di cuenta que son sospechosamente parecidos en todos los mundos, pero eso te permite encontrar lo verdaderamente auténtico más fácil). Acá en Fraternité, la especialidad eran las esculturas realizadas con las raíces de los manglares, retorcidas en formas que a mi no me interesaban, pero que Ragua miraba fascinada. Me pregunté si ella, en años pasados, también habrá visto esculturas como esas, capaz en algún mar muy lejano.
La pequeña -no en edad, sin duda, pero más petisa que yo- princesa de los mil mares parecía más interesada en todo el alboroto de una Calle Del Astronauta, no intimidada, pero sí más bien furtiva, curiosa. Como si nunca hubiese visto algo como esto. A mi parecer, un tanto agrandado por tanto viaje, eso era extraño. Leer de historia me había hecho pensar que calles como estas son eternas, no solamente en espacio sino en tiempo. Habrá habido puertos así cuando los trirremes surcaban el Mediterráneo, cuando los galeones navegaban el Caribe, y cuando los cohetes saltaban de asteroide en asteroide, y no solamente en la historia de la humanidad, sino en la historia de cientos de otras especies. Era inevitable. Si había viajeros, había un puerto, y había una calle como esta.
Pero Ragua venía de una época diferente, por supuesto. ¿Como habrán sido los espléndidos espaciopuertos de los Precursores, que recibían a esos navíos con velas solares doradas cargados de las riquezas del éter? Me costaba creer que no tenían, por lo menos, un puestito de choripanes.
Sea como sea, parecía que para ella era una experiencia nueva. Y sí. Vivió su vida encerrada entre simuladores y juegos, conociendo la galaxia de los antiguos por lo que le contaban por el intergaláctico. No había muchos años luz en su marcador.
¿Condescendiente de mi parte? Sí, capaz. Pero yo también estaba aprendiendo muchas cosas de ella. Por algo me agarró nostalgia por tiempos que nunca viví.
En la esquina de Gagarin y Montgolfier, con aquella réplica de la Torre Eiffel elevándose humilde y sucia por el hollín, se veía de lejos el humo de las parrillas. Distintas especies y sus infinitas culturas han interpretado el concepto de "asar comida" de incontables maneras. Los frutos azucarados de Beta Cancri parecían haber nacido para ser caramelizados, como golosinas que los betacancrianos no apreciaban, pero otros compraban como caramelos, recuerdo tan delicioso de mi niñez. También había un tanque de esos amonites (el nombre verdadero me es impronunciable) de Gamma Hydrae, que se tenían que reventar vivos y cocinar en el acto para que tuvieran el gusto correcto. A mí siempre me dieron cosa. Ragua los miraba fascinada, y hambrienta sin duda.
Siendo un mundo poblado por humanos, acá, sin embargo, nos destacábamos nosotros, de cierta manera. Puestos de medialunas (la especialidad de la zona), de kebab, de tacos, de hot dogs (todo el mundo me regañaba cuando les decía 'panchos'). Pero mi vista estaba fija en uno. Aquella parrilla humeante a un paso de la torre, sin ningún otro establecimiento más que sillas y mesas hechas de tanques de combustible rescatados y un holograma caricaturesco, bien nostálgico, de una vaca mordiendo un girasol. Y, por supuesto, una bandera rioplatense.
Ahí, ahí es.
-¡Fua, mirá! ¡Pero si es el Capitán Beto! - Genaro me saludó. Viejo de miércoles, grandote, con una tonadita francesa y una risa que se escuchaba a diez calles, pálido como astronauta jubilado, y por supuesto, con ropa sudada de tanto asar. Siempre tenía carne barata. Armstrong sabrá de donde la sacaba, o cuantas veces la bromatología de Fraternité le hizo controles (quiero creer que le hicieron uno o dos por lo menos). Pero era carne buena en fin, eso no había duda. ¡Y como desaprovechar un asadito a 100 gacus!. Siempre que aterrizaba acá, era una parada obligada.
-Genaro, chamigo. Menos mal que todavía no te cerraron. -Le cargué. -¿Hay mesa para dos?
-¡Más sí, Capitán! ¿Y quien le acompaña?
-Ragua. Un gusto. - Se presentó en esa voz tan elegante que me daba una cosquilla interna, conociendolá como era todos los días.
-Es una compañera de trabajo. - Aclaré. Los rumores entre los rioplatenses corren más rápidos que la luz, y no tenía ganas de andar explicando.
-Ah, 'tá bien. ¿De donde es usted, señorita? - Genaro la miró de cola a cabeza. Sin duda tratando de reconocer su especie. Había más o menos cuatro mil y algo especies inteligentes en el espacio conocido, así que conocer a una nueva no era sorpresa. Pero sí generaba curiosidad.
-De la constelación de Hydrus. - Ragua dio su respuesta ambigua y genérica, sin mencionar una estrella, mucho menos un planeta o similar.
-…Ah, ya veo. ¿Bueno, que les traigo? - Genaro sonrió amablemente y no hubo más preguntas.
No pareciera, pero era un tipo discreto. Cuando vivís cerca de un espaciopuerto, tenés que saber si algún viajero está escondiendo algo, y cuando no hay que preguntar de más. Para mi suerte, Genaro sabía de esas cosas. Seguro algún rumor iba a dar vueltas, pero detalles no, y eso era lo que me importaba.
No, la verdad lo que me importaba era lo que había en la parrilla.
-Traenos una bandeja, ¿Puede ser? Una tira, por supuesto. Algo de faldita, tripa… un par de chinchulines… ah, ¡un pedacito de riñón! ¡Hace mil que no como riñón!
Ragua me miró inclinando la cabeza, como si estuviese listando un montón de palabras inventadas. En fin, ¿que palabras no son inventadas?. Bueno… "riñón", esperaba que esa entendiera al menos.
-Perfecto, caballero. ¿Y para tomar? - Me preguntó Genaro. Acá no había menú ni nada. Era hablar directo con el parrillero. Mejor imposible.
-Un tinto, por supuesto. ¿Que tenés?
-¿Le traigo uno en caja, capitán? - Me probó. Viejo jodón…
-¡Pero, hombre! - Protesté con una sonrisa. - ¿No ve que me acompaña una dama? Traéme una buena botella. Un Malbec, ese el "Rigel", si lo tenés…
-¡Ajá, es una ocasión especial! ¿No quiere que le traiga uno de Mendoza, directo de la Madre Tierra?
-¡'jate de joder! ¡Mirá que soy de River, pero no soy millonario! - Me reí con él. Pero en serio: uno de esos vinos, acá en la Frontera, valía más que toda la hipoteca de la Mastropiero.
-Como usted diga, Capitán. Ya le traigo su pedido. - Genaro se despidió con una sonrisa, y se fue a atender a otros clientes. Que ganas de hacerme pasar vergüenza. Me senté a calcular, no la cuenta (eso me iba a salir barato), sino hasta donde iban a llegar los rumores de "el Capitán Beto anda con una alienígena media rara"…
Ragua, por supuesto, estaba entretenida con toda la situación.
-Tus conocidos son raros…
-Y sí, si te conozco a vos.
Parpadeó un par de veces con una sonrisa pícara. La cuestioné con los ojos.
-Te olvidaste de que no tomo alcohol…
Miré para arriba, con frustración exagerada.
-Será posible…
-No me molesta igual. Puedo pedir otra cosa. De todas formas, hoy no pago…
-No te hagás la viva…
Los dos nos reímos.
De fondo, bastante fuerte, sonaba un chamamé viejísimo, capaz milenario, de Taragüí, que no alcancé a reconocer. El virteatro pasaba un partido de las ligas zodiacales, mucho no me interesaba. Genaro seguía ocupado con otros clientes, muchos ya pasados de copas, así que esperamos nuestro turno con paciencia. Y el humo, el humo estaba en todos lados. Nada que ver con uno de esos restaurantes elegantes en las ecumenópolis de las capitales galácticas.
Miré a Ragua. "Furtiva", siempre describí así su mirada. ¿Porque me recordaba a un depredador de los mares? Millones de años de evolución paralela (sin duda, con algún toque extraño aquí y allá) hacían de nuestras mentes y nuestras expresiones bastantes similares. Al mismo tiempo, sabía bien de nuestras diferencias. La intriga de estar separados por milenios. Si los primeros viajeros casi enloquecieron al conocer almas separadas por el espacio, que quedaba para los pocos que conocíamos aquellas separadas por el tiempo, además…
-¿Y? ¿Que te parece? - Le pregunté. -Puede parecer un lugar barato, pero te juro, mejor carne no hay.
-Asumo que te refieres a carne, o sea… carne. Al menos que "faldita" y "chinchulines" sean código para otra cosa.
-Siempre asumiendo lo peor de mí. Filosa que sos. - Ahí iba mi otro adjetivo. Filosa. Tenía que desprenderme de ellos, pensé.
Pero a ella no parecía molestarle demasiado. Miró a su alrededor. El olor a carne asada nos envolvía, y el calor del verano (o mejor dicho, la estación seca) hacía sudar la camisa de algodón que reservaba para estas ocasiones.
-Esa torre… la vi en una película… - Me dijo, con curiosidad. Me pregunté cual de todas. Ragua vivía mirando películas antiguas.
-Ah. Es la Torre Eiffel. - Contesté. -Es una torre antigua, muy famosa. Bueno, esta es una réplica. La original está en la Tierra, en París.
-¿Es un lugar importante?
-¿París? Dicen qué.
-¿Lo conoces?
-No.
-Me dijiste que estuviste en la Tierra.
-Un par de veces, pero no llegué a ver todo. No porque sea humano sé todo sobre la Tierra.
-Bueno, tú asumes eso de mí. - Me sonrió, cortante.
"Precursores". La palabra acaparó mi mente. El nombre que le dábamos a aquella especie que alguna vez construyó las resplandecientes esferas dyson que hoy eran silenciosas ruinas orbitales, aquellos anónimos arquitectos que quizás, muy posiblemente, hayan tocado los genes de mis ancestros y de tantas otras especies. Leyendas, pero que sabíamos que alguna vez fueron. Ahora ya no existían más, los Precursores. Nadie sabía por qué, pero estaban todos extintos.
Y ahí estaba, una de ellos, en frente mío, a punto de comer un asadito.
Y en mi cabeza, memorias, capaz mías, capaz no, de los mares azules de la Tierra, sus verdes selvas y nubes algodonadas, las calles antiguas de Buenos Aires…
-En… en tu época… ¿Alguna vez visitaste algún mundo como la Tierra? - Le pregunté.
-Ves, lo estás haciendo de vuelta. - Me reprochó, y con toda la razón del mundo.
-Perdón, perdón.
Su mirada pícara se volvió plácida y nostálgica.
Me di cuenta que esos ojos habrán visto muchísimo más de lo que yo podré ver en una vida.
-Es posible. - Finalmente me contestó. -Pero no sabría decirte. No recuerdo mucho. Pasé tantos años dormida. - Su suspiro duró medio segundo, pero lo recuerdo hasta ahora. -¡Hey, no me explicaste! ¿Que son los chinchulines?
Me di cuenta lo rápido que cambió el tema. No fue para nada sutil.
Pero decidí no insistir. Después de todo, ¿Vos confiarías en contarle toda la historia de tu vida, no, de tu cultura y tu civilización, a alguien que conocés hace apenas 2 minutos? Si la memoria de aquellas eras doradas era suya, no se la iba a dar a cualquiera. Y, por más que me doliera, yo era un cualquiera.
Suspiré.
De todas formas, tenía ganas de explicar.
-A ver como te explico. Un chinchulín sería algo como…
…
Siempre fui carnívoro, no por obligación sino por gusto. La carne siempre ha sido una de las cosas más caras de conseguir en la vida del astronauta. Criar un animal para fanearlo es, por lo demás, una inversión grande de recursos, y mucho más si es una vaca, que necesitaba las extensas pampas que solo pocos mundos podían ofrecer. Y después transportar la carne a donde sea… eso sí era lujo. No por nada muchos astronautas eran vegetarianos. Pero yo no, no podía. Capaz por malcriado; en Aerolito, las tropas de ganado se podían ver desde órbita, pastando en los esteros bajo la suave luz de los anillos. Un asado los domingos no era tal lujo.
Pero otras especies eran carnívoras obligadas. Esas sí que la tenían difícil. Hacer sustitutos para los viajes espaciales era sencillo, pero todas las personas de esas especies con las que hablé estaban de acuerdo en una cosa: no era lo mismo. Los chistes de comida de perro, mejor dejarlos de lado.
Por eso capaz, asumiendo, como siempre, esperaba que Ragua lo esté disfrutando como yo.
Estaba comiendo, sin duda. Pero su mirada parecía distraída. Por lo menos estaba disfrutando del trago de agua salada con ron. Todo un éxito. Gracias, Genaro.
Finalmente me animé a preguntar.
-¿Te gusta?
-¿Que cosa?
-La comida.
-Está rica…
La pausa me dio para pensar.
-…Nunca había probado carne de… ¿como se llama? - Me preguntó.
-Vaca.
-Vaca, sí. No sé como decirlo. Me pareció un poco… ¿como se dice? …grasosa.
Mi orgullo rioplatense me hizo fruncir mi ceño un poco.
Ragua lo notó, sin duda.
-¡No es lo que tu piensas! La comida marina no tiene tanta grasa, es eso.
-Supongo que depende de que mares venga. - Contesté. Recordé una especie de bacalao aceitoso, que comí en una luna donde todos hablaban bengalí.
-No de los míos. En realidad… no es tanto eso. Es que la comida en mi época no era así.
-¿Así como?
-Así, ¿Cocinada? Era más bien… automática. Le decías a los Servidores que querías, y te lo preparaban.
Aquellos Servidores, autómatas enjoyados, eran una constante en las historias de Ragua. Pero yo nunca los vi en persona, ni ningún arqueólogo los mencionaba. A todos nos parecía raro.
-¿Pero, como sabías que era rico o no? - Le pregunté.
-No entiendo.
-Digo, si no sabías como cocinar… ¿Como sabías que te gustaba? - Por alguna razón, el concepto me parecía extraño. ¿Como podría vivir sin las empanadas de champiñones de mi Vieja, o los asados del Abuelo? De ellos aprendí lo que era rico.
-Bueno, es cierto que no sé cocinar… - Ella me dijo con un poquito de verguenza en la voz, quizás. Hice una nota mental de enseñarle a cocinar uno de estos días. No vaya a hacer que nos quedemos varados en algún mundo perdido. A Suisni no le confío con una fogata. - Pero, ¡oye! No hace falta que lo sepa. O sea… Ahora que lo recuerdo… Bueno, había esas personas conocidas en todas las estrellas, con escamas brillantes y esas sonrisas eh… ¿como te gusta decirlo? ¡Sonrisas de campeón, sí!, que promocionaban productos, tú me dijiste que aquí se llaman…
-Influencers…
-Sí, esas. Y ellas te contaban cuales eran las combinaciones más ricas.
Por mi cara, Ragua se dio cuenta que era un poco escéptico de ese sistema. Bueno, yo también, me crié comiendo asado tras asado en las bailantas asteroidales. Le decía a ella "princesita", pero capaz el malcriado era yo.
-¿Eran buenas? -Pregunté.
-¿Las comidas, o las influencers?
-Vos sabés de que estoy hablando. - Le reproché su sonrisa pícara.
-Sí que lo eran. Había unos bocaditos de un… - Me di cuenta que le costaba recordar la palabra exacta. - Creo que lo llamarías camarones… -Su tono de voz cambió de repente, como si estuviese esquivando chocar con algo... -…pero, la verdad… esto está muy rico. En serio... Y, tengo que admitir que esta parte me gusta…
Como demostración, tomó una costillita, ya pelada de carne. Con su típica sonrisa, la puso en su boca y la partió en dos con los dientes, triturandolá sin esfuerzo, para luego comerla con satisfacción.
No sabía bien si era para intimidarme, para impresionarme, o solamente porque así comía siempre. Posiblemente las tres. Pero lo interpreté como buena señal. Y como un recordatorio que, pese a su tamaño, podría hacerme pedazos cuando quiera.
Siempre es bueno recordar eso. Te mantiene humilde, viste. Los humanos a veces nos olvidamos que no estamos al tope de la cadena alimentaria.
-Mmmhmm. - Ragua murmuró con satisfacción, saboreando los pedacitos de hueso.
Le interrogué con la mirada.
-La verdad es que tiene un gusto… a algo, no lo sé… - Me dijo.
-¿Algo como qué? - Le pregunté.
-A humo…
-¿Me estás llamando vende humo? - Sonreí. Siempre amé el ida y vuelta.
Ragua saltó a defenderse.
-No, ¡no dije que sea algo malo! - Ella ya estaba acostumbrada a la jerga de los mercantes. Decirle vende-humo a alguien, sin amistad de por medio, es tremendo insulto entre nosotros -Es un gusto interesante. La verdad, creo que nunca he probado algo así.
-Supongo que sería difícil tener una parrilla bajo el mar.
-Shh. - Me mandó a callar la princesa, a mí, adelantado ignorante. -Deberías saber que no somos marinos, somos anfibios. Conocemos el fuego.
Luego de esa aclaración, vi que su cara se llenó de una melancolía como cuando la vida se pone en pausa y te da un respiro para recordar. Las branquias al costado de su pecho se mecían de una manera tranquila, como buscando aliento.
-Hace mucho que no comía nada cocinado al fuego. - Murmuró.
Dejó de mirarme, y sus ojos se perdieron en las brasas de la parrilla. Muy parecidos eran los dos.
Sabía que 'hace mucho' significaba 'hace milenios'.
Sabía que cuando decía 'no somos' significaba 'no soy'.
Hasta donde sabíamos, ella era la única, la última, de toda una civilización.
El piso tembló un poco mientras comíamos, interrumpiendo nuestro silencio. Otra nave despegando, uno de esos inmensos transgalácticos llenos de turistas, haciéndose un hilo plateado en el cielo.
-Espero que te haya gustado de todas formas. No te invité solamente para presumir la comida. Quería que la pases bien, además. - Le dije, bien sincero, como me enseñaron mis viejos.
Ragua sonrió.
-Por supuesto que la pasé bien. En verdad… gracias por invitarme. Sé que estás ocupado trabajando, y comer carne no es barato…
-Nah, ni te preocupes. Justamente vinimos acá porque es barato.
-Tacaño.
-Shh.
Nos reímos un poco.
-¿Acaso no eres tú el que siempre dice "cada minuto que la nave no vuela mi plata sí"? - La señorita me cuestionó.
Era cierto.
-Es cierto. Pero… 'cuchame. Esto es mi trabajo, pero… ¿Vos pensás que valdría la pena sí no parara a disfrutar los mundos que visito? Es lo más lindo de todo. Disfrutar la comida, los paisajes, hacer amigos, como el boludo de Genaro… - lo dije amistosamente, pero Ragua igual sonrió. -…eso es lo que vale la pena de todo este laburo.
La chica quedó en silencio un momento, creo yo, complacida.
-¿Siempre quisiste trabajar de esto?
Lo pensé.
-No sé. Desde chico que lo hago… es como que… es lo único que sé hacer. Pero… sí, lo disfruto. Yo creo que muchos le han perdido el gusto a viajar por el espacio. Es un trabajo más para ellos. Pero yo todavía lo veo un poco como cuando era chico y leía sobre los primeros astronautas. Es como que estoy haciendo el trabajo que siempre quise de chico. El capitán en su traje espacial, en la cabina, partiendo a descubrir nuevos mundos…
Ragua sonrió, seguramente encontrándolo tan infantil como la forma que lo dije. Sí. Me gusta ser "capitán", ¿y qué?
-Les tienes mucho aprecio, ¿No?
-No sé si aprecio, pero son nombres dignos de recordar. Gagarin, Armstrong, Xia, Hachimaki… Bueno, también está Laika…
-Ah, ¡a ella la conozco! - Nos reímos. Debe haber millones de perritas llamadas Laika a lo largo y ancho de la galaxia.
-Era tan linda. Y bueno, nosotros los rioplatenses lo tenemos a Martínez…
-¿El de la estampita en la cabina?
-Sí, pero no es un santo oficial. Le rezamos igual…
-Todavía no entiendo eso.
-No te preocupes. Pero… - Mi curiosidad no pudo más… -¿Ustedes no recuerdan a los suyos? ¿A sus primeros astronautas?
Ragua no se podía sonrojar en verdad, pero con el tiempo, aprendí a asociar ciertas caras de ellas con eso. Esta era una ocasión.
-Sí. O sea, sí, creo que aprendí de ellos cuando era pequeña. Creo. Pero… Nunca presté atención. - Hizo una pausa. - No… me acuerdo mucho de ellos.
Una melancolía indescriptible.
-Ojalá recordara.
Los borrachines en la parrilla gritaron un gol, que nosotros ignoramos. Quise decir algo, pero ella me interrumpió.
-Que tristeza, ¿No? Tú siempre me cuentas historias. Sabes tanto, has visto de todo, y… ¡te da tanto orgullo contarlas!. Y cuando es mi turno… no te puedo contar nada. No, no sé los nombres de los primeros astronautas… la verdad no me acuerdo. No me acuerdo nada de historia, de astrografía, de ciencia… Bueno, mejor lo dejo ahí…
-Pero sabés muchas otras cosas…
-Lore de videojuegos, supongo.
Bueno, sí.
-Bueno, sí, pero también otras cosas. Todo lo que sabés es importante. No sé si te das cuenta. Pero sos la última d-
-Sí. Me doy cuenta. - me interrumpió con una firmeza en su voz. -Por eso me gustaría recordar más.
Me miró con ojos amargos. Yo miré para otro lado, no pude aguantar.
Ragua tenía que cargar con todo eso sola.
Cuando contaba mis historias, hacía algún chiste, tarareaba una canción, en el mero acto de hablar mi idioma, estaba compartiendo algo que compartía con los millones de rioplatenses descendientes de la nave-civilización Esperanza que partió de la Madre Tierra hace siglos; pero no solo con ellos, sino también portaba dentro de mi alma milenios de historia humana, y ya no solamente humana, sino de las miles de especies que formaban la civilización galáctica actual.
Ragua estaba totalmente sola, desarraigada en una campo de estrellas irreconocibles. De quien sabe cuantos miles de millones de Precursores, de maravillosas y complejas civilizaciones y especies, ella era la última. Detrás de ella, ruinas y silencio.
-Sabés mucho más de lo que pensás. Viste cosas que yo ni imagino, conociste la galaxia en su esplendor. - Le dije.
-Digamos que sí.
-Pero lo que me contás es siempre impresionante. Hasta los pequeños detalles. Las canciones, las tramas de tus series, la ropa, todo, todo…
-No las siento así. Pero… gracias. - Dijo, con la boca casi cerrada.
Suspiré.
-Todo lo que sabes importa. A mí me interesa escucharlo. En serio. Y… no hace falta que me cuentes todo. Pero… aprecio que lo hagas.
Ragua asintió lentamente con la cabeza, como agradecimiento y miró al cielo, capaz tratando de encontrar el transgaláctico que ya se había perdido, dejando una estela plateada en la noche.
La capital de Fraternité no era muy grande, pero incluso en una ciudad así, con sus luces era difícil ver las estrellas. Tan solo algunas, las más brillantes, en constelaciones que no reconocía, se animaban a presentarse entre los faroles y anuncios de neón.
Creo que Ragua se dio cuenta que estaba mirándolas también.
-Una vez, Mamá me llevó a la casa de mis abuelos, cerca de un arrecife en medio de la nada. - Empezó a hablarme, su cola agitándose a medida que recordaba. - Ahí si se veían todas las estrellas, no como aquí. Y mis abuelos, bueno, ellos no tenían Servidores. No los soportaban. Ellos hacían todo… ¿como lo dirías?
-¿...Casero?
-Casero. - Sonrío. -Bonita palabra. Yo me aburría mucho en la casa de mis abuelos. No tenían ni conexión al intergaláctico. Pero… Había unas cositas redondas. Eran… sé que te puede parecer raro, pero pequeños huevos de coral. Había unos… camarones. Ellos tomaban esos huevitos y los escondían en una esponja, para alimentar a sus... ¿larvas, creo que es la palabra?. Y mis abuelos tenían un jardín de esas esponjas en su casa…
Me costaba imaginar lo que Ragua me estaba contando. Pero me di cuenta que a ella también le estaba costando encontrar las palabras en rioplatense.
-…Bueno. Mis abuelos cuidaban de esos camarones. Hasta le ponían nombres. Nunca supe el nombre de todos, porque eran demasiados. Pero cada uno tenía un color diferente, y hacían cosas distintas. Algo así como… ¿Como se llama eso? ¿Cuando hay criaturas que hacen cosas diferentes? -Me dijo de una forma vaga, pero sorprendentemente comprensible.
-Colmena…
-¡Colmena, sí! Pero no los comíamos. Comíamos los huevos que recolectaban. El abuelo me decía que mientras más felices eran, más huevos recolectaban para nosotros.
-¿Y como lo cocinabas?
-¡No, no los cocinaban! Los ponían en una especie de frasco, y los mezclaban con unas plantas que no recuerdo. Y los dejaban que.. ¿Como se dice?
-¿Fermenten? ¿Como el vino?
-Sí, supongo que sí. - Me dijo, más entusiasmada, como que ahora entendía lo que estaba hablando. -Y quedaba una cosa… rica. ¡Bien rica! ¿Y sabes lo que es lo más loco?
-¿Qué? - Le pregunté, entusiasmado.
-No tenía gusto salado.
Mi boca se abrió en sorpresa. Exagerada, capaz, pero con razón.
-O sea, ¡Todo en el mar tiene gusto salado! ¡Pero esto no! Es…-
Ragua pausó, su cola dejó de moverse, mientras pensaba.
-Una vez quisiste describirme lo que era dulce… - Me dijo, con brillo en sus ojos.
-…Pero me dijiste que no podías sentir ese gusto.
-Creo que esto sería lo más parecido. Arcorur. - Me dijo, finalmente en su lenguaje, un poco como un rugido, no con una 'r' humana, sino más gutural. -Lo ponías en otra comida, ¡y era como que… se pegaba al gusto de todo lo demás!
-Como la miel…
-¡Exacto! ¡Me recuerda a eso!
Ragua me siguió describiendo como pudo, mezclando el rioplatense con el estándar y con su propia lengua, un montón de comidas con arcorur. Y por un momento, por un ratito, en esa parrilla, entre el humo y el aire tropical de un mundo distante, su civilización revivió, y sus abuelos estaban comiendo acá con nosotros.
Sonreí.
Quería saber más.
Quería que me cuente como sentía vivir en su tiempo. Que me explique lo inexplicable.
Pero inevitablemente…
-Me gustaría poder contarte más. - Ragua cortó la conversación. - Pero… No hay forma de que los puedas probar. - Me dijo, cortando la conversación.
Comí otro pedazo de costilla, pensando en que responder.
-No necesariamente. Hay millones de mares entre las estrellas. Esos camarones pueden estar en alguno de ellos.
Ragua asintió con un suspiro. Como diciendo, "Sí, pero mis abuelos no."
Miré para otro lado.
-Hay muchas comidas para probar. -Traté de seguir la conversación. Creo que ella lo notó, y regresó su sonrisa.
-Sí vos pagás, por mí espectacular. - Ragua me contestó en un rioplatense perfecto.
-No. - Contesté con una seriedad exagerada.
Ragua se rió. Sus dientes brillaron bajo las guirnaldas de focos y las brasas de la parrilla.
-Bueno. Al fin tengo una compañera para los asados. Así que sí, capaz podemos darnos un gustito de vez en cuando… -Admití, siguiendo ese ida y vuelta que tanto me encantaba.
-No me convence demasiado. -Replicó.
-Todo depende de como salga el siguiente negocio.
-No empieces.
Por una vez, ese tambor que retumbaba constantemente en mi cabeza, de números en rojo y en negro, decidió obedecer y callarse. Hoy no, no iba a empezar. Hoy, por lo menos.
-Bueno, comé tranquila. Hoy festejamos. Mañana despegamos.
-¿Y esa coplita de donde la sacaste? - Me ironizó.
Me di cuenta, con una sonrisa, que poco a poco, se le iba pegando mi tonada.
Lo que no me daba cuenta en ese momento es que algo de ella también se me estaba pegando.
…
#espero que les guste hay un par de cosas que no me convencen demasiado pero ya quería publicarlo manden asks si les gustó!#muchas de las cosas son basadas en cosas que viví pero no voy a contar cuales... hay varias referencias que espero que les gusten también#cosas mias#mi escritura#castellano#ciencia ficción#más que nada la idea era hacer como una introducción al mundo y a los personajes como para que se puedan sumergir en algo un ratito#espero haberlo logrado
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EGGUN
Espíritus de los muertos. Están bajo el poder de su rey: Oddúa. El concepto de eggun comprende a los espíritus de los antepasados, de los parientes, de los difuntos que fueron iniciados por el mismo padrino que tiene el creyente vivo, así como por otros que puedan acompañarlo para brindarle su consejo o auxilio. Algunos espíritus o egguns de gente
malvada o insana pueden ser manipulados mágicamente para hacer el mal.Su culto, propiamente dicho, no se ha establecido en Cuba, pero se tiene muy en cuenta para cualquier rito. Gracias a ellos se preserva entre nosotros la tradición de «respeto a los mayores 'africanos». Son ellos,
como se sabe, y no ningún contemporáneo, los depositarios de los secretos del conocimiento.
En todas las casas de santos las primeras ceremonias van dirigidas a los egguns de esa casa. «Ikú lobi ocha: el muerto parió el santo.» Al inicio de cualquier plegaria se nombran los egguns o antepasados africanos, y luego a ¡os criollos. Se les ofrenda gallo y carnera; también se les pone florescascarilla, coco (picado en nueve trozos), pan con mantequilla, café con
leche, agua con azúcar, agua, cigarros, tabacos, aguardiente, arroz amarillo, la cabeza de puerco incluida en el ajiaco y otras comidas, así como dulces. En general se les ofrenda todo lo que se come y, en especial,
lo que se sabe que les gustaba comer cuando estaban encarnados.
La Consulta con los egguns puede hacerse a través de! caracol de Elegguá aunque sólo se les pregunta «sí» o «no»; también mediante una misa espiritual y la asistencia de un medium. Igualmente se puede emplear el oráculo del coco para consultarlos antes de iniciar un sacrificio a los
orishas. Ahora bien, los sacrificios propios de los egguns se hacen en caños y vertederos. Entre los atributos de los egguns hay muñecas y muñequitos, fotografías, un palo de monte con nueve rayas rojas y blancas, y bastones.
Existen distintas formas de exorcizar la influencia malévola de los egguns. Puede hacerse mediante un ebbó, a través de un medium, con misas, con baños de depuración, o acudiendo a un orisha que haya poseído
a un ser humano y que efectuó los exorcismos convenientes. Se usa el cójate (o colonia) junto a la albahaca y al rom-pesaragüey para alejar a los egguns mortificantes.
En los funerales de los grandes personajes de la santería se utiliza el págugu (o palo consagrado a Eggun). En los cantos y bailes ceremoniales a Eggun se danza con el págugu en la mano derecha y golpeando verticalmente el suelo al ritmo de los tambores bata, que tocan a muerto. El págugu es un bastón o cuje de más de un metro de largo. En ocasiones se
coloca una pequeña cabeza labrada y pintada de negro en el extremo superior del palo que representa a Eggun. Sus ojos y boca están representados por cauris, pero en vez de tener hacia afuera la abertura del univalvo, la tiene hacia dentro porque «esos ojos no ven y esa boca no habla».
A través del Eggun del págugu se le pueden enviar recados a los difuntos. Es necesario honrarlos y darles agua, tabaco, aguardiente y comida (preferentemente la que el difunto solía preferir y que se coloca en platos rotos, «platos muertos»). Al págugu o Igui-Eggun se le consulta con los procedimientos adivinatorios tradicionales. La personificación del
espíritu de un muerto en un palo se encuentra muy extendida en África y ha pasado a los ritos ¡afrocu-banos. El págugu se coloca habitualmente en un rincón, casi siempre en el cuarto excusado, junto a la letrina o al vertedero
de las basuras. Cuando un santero es reclamado por I¡á, conserva su pagagu


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