#cocinas bonitas
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visioninteriorista · 2 years ago
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Woody kitchen
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visioninteriorista · 1 year ago
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Cocinas a todo color
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lacasaporelteclado · 2 years ago
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Diseña la cocina de tus sueños con estos consejos para elegir la encimera perfecta para una cocina blanca con lacasaporelteclado.es
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erebusbarbacoas · 2 years ago
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¿Tienes un verdadero chef de barbacoa en tu familia y estás buscando un buen regalo para esa persona?
Una barbacoa a medida y personalizada es un regalo inolvidable.
Debemos empezar a preparar su sorpresa para estar listos para Navidad.
Tenemos todo listo para crear su sueño. Regalar calidad es amor.
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koishhiteru · 10 months ago
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algo con pipe otaño por fis, puede serr fluff o smut!!!! :3
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౨ৎ FELIPE OTAÑO como novio
warnings: ninguno, solo fluff ♡
n/a: como no especificaste, decidí hacer unos headcanons de pipe como novio. espero que te gusten🫶
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𖦹 a pipe le encanta dormir abrazado contigo y su posición favorita es la cucharita, le da igual si él es la cuchara grande o la pequeña, ya que le gusta tanto ser abrazado como abrazar.
𖦹 cocinan juntos y se lo pasan muy bien, a pesar de que siempre terminéis ensuciando toda la cocina.
𖦹 organizaría picnics los fines de semana en algún lugar escondido que solo él conozca y pasaríais allí todo el día.
𖦹 cuando se aburra y tú estés haciendo algo, te abrazará por la cintura y dejará besos en tus mejillas para poder llamar tu atención.
𖦹 cuando veis una película, te sentará en su regazo y te abrazará desde atrás, impidiéndote escapar de su alcance.
𖦹 le encanta hacerse fotos contigo, y sin duda subirá alguna de vez en cuando a sus redes sociales para presumirte.
𖦹 te haría una playlist con canciones que le recuerden a ti y la pondría en el coche cada vez que vais juntos.
𖦹 si tienes mascotas, él las mimaría un montón al punto de que parecería su padre.
𖦹 en vuestro aniversario él planearía toda una noche romántica para enseñarte lo importante que eres.
𖦹 vería películas de studio ghibli contigo en las tardes lluviosas.
𖦹 es un perezoso y le cuesta levantarse mucho por las mañanas ya que prefiere estar acostado contigo, a si que llegarías a todos lados tarde por su culpa.
𖦹 su sueño es envejecer juntos, ser dos viejitos en una bonita casa baja con dos mecedoras en el porche para pasar las tardes allí tomando mates.
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tianaberrie · 2 days ago
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sets de cocina que también amarás en los sims 4!
estos son mis sets de cc favoritos para la cocina en los sims 4 que harán las casas de tus sims más bonitas.
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soft-pxachy · 11 months ago
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⤷ ❝hands on❞ — jjk (s.m)
➤ Pareja: jungkook!tatuado x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.2k palabras
➤ Género: compañeros de clase, smut y obscenidad.
➤Resumen: Cuando conociste a tu compañero de proyecto nunca te imaginaste terminar babeando y obsesionada por sus manos y por un bocado de él, en un esfuerzo por aliviar algo del estrés decides alimentar tus sucias fantasías con algunos textos y mensajes inocentes sobre Jungkook con tu mejor amiga, detallando, explícitamente, lo que quieres que esas grandes y jodidas manos te hagan, hasta que un día le envías por error unos de esos mensajes a Jungkook, y es ahí cuando él decide cumplir todos tus deseos al pie de la letra.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | lenguaje vulgar y obsceno | sobreestimulación | las manos de Jungkook (sí, es una advertencia) | sexting | masturbación | charla sucia | tensión sexual | halagos durante el sexo | sexo oral (r. mujer) | juego y estimulación del clítoris | un poco de insultos | bofetadas en los pechos | chupar pezones | la lectora está atada de manos a una silla | follar con los dedos | jalar el cabello | nalgadas | bromas juguetonas durante el sexo | sexo duro | sexo con protección | JK ama tus tetas y juega con ellas (mucho) es dulce pero también engreído | Jungkook tiene un gran pene! 
➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias. 
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♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
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Esto es malo.
—¿Crees que realmente revisará y contará todas nuestras fuentes? —Jungkook preguntó pero yo no podía escuchar nada de lo que decía.
Esto es realmente malo.    
—Solo tengo diez, pero miré documentos de la época medieval y aún así no encuentro más…
Sus dedos se abrieron paso a través de esos largos mechones negros de su cabello con frustración y sus ojos se cruzaron con los míos por unos segundos.
Esto es jodidamente malo.
—No mucha gente ha escrito sobre este tema en específico y nos estamos quedando sin información…
Jungkook tomó distraídamente su lápiz mientras seguía hablando y mi pulso se aceleró por el pánico creciente en mi cuerpo.
No, por favor no, el lápiz no…
Lo hizo girar hábilmente sobre sus nudillos, moviendo su muñeca casualmente para que crujiera con un pequeño estallido agudo.
Y luego; apretó los puños. Duro. Si, este es el final para mí.
—¡Agua! — casi grité mientras saltaba bruscamente de mi asiento, los papeles de nuestra investigación se deslizaron en todas direcciones y la mirada sorprendida de Jungkook se lanzó hacia mí.
—¿Estás bien? —Jungkook me preguntó sin dejar de mirarme y yo traté de relajar mis nervios.
—Sí. Oh, sí. Solo tengo... sed. —respondí formando una sonrisa forzada, y esas fueron las palabras más verdaderas que jamás había dicho.
Mi dulce, amable y jodidamente sexy compañero de proyecto sonrió; felizmente inconsciente de todas las formas en que lo profanaba mentalmente.
—La cocina está a la vuelta de la esquina, si no tienes problemas en ir sola en lo que investigo más sobre nuestro tema. —Jungkook habló con calma sin borrar su bonita sonrisa y yo solo pude asentir rígidamente antes de desaparecer por el pasillo.
Y unos momentos después, en la relativa privacidad de la cocina de Jungkook, apoyé ambas palmas de mis manos sobre la mesa y traté de respirar correctamente antes de gruñir por lo bajo.
Dios, soy una desgracia.
No siempre había sido así. Todavía podía recordar una época (hace 3 semanas exactamente) en la que era una persona normal, lejos de ser una completa exhibicionista.
Mi carrera era mi prioridad justo ahora, estaba a punto de titularme y debía esforzarme el doble si quería terminar mi último año sin problemas y poder obtener un trabajo decente, tenía todo planeado, nada se me salía de control, sabía lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo, tenía toda mi vida organizada y estable.
Hasta que Jeon Jungkook envolvió sus gloriosas manos alrededor de mi piso de cotidianidad y aburrimiento y me sacó de ahí.
A primera vista, Jungkook no representaba una verdadera amenaza. Sí, era hermoso, no estaba ciega, estaba bien formado y era abrumadoramente educado, pero no era una novata inexperta en eso, el salir un par de veces con Park Jimin me habían dejado en claro que había llegado a un nivel superior de belleza con él.
O eso pensaba.
Tal vez era su costumbre de usar mangas holgadas que colgaban sueltas sobre sus brazos hasta que solo se veía el más mínimo indicio de las yemas de sus dedos, pero mi impresión inicial de Jungkook no fue cuando ingresó de último a clase de arte, eso habría sido inolvidable. Más bien fue hasta que el Dr. Kim anunció a los compañeros de tesis que había descubierto mi error fatal.
—Trabajarás con Jeon Jungkook. 
Y ahí los dos nos miramos el uno al otro a través de la pequeña sala de conferencias e intercambiamos amistosos asentimientos, y después de finalizar la clase, mi nuevo compañero se dirigió a mi escritorio.
—Hola, déjame darte mi número, envíame un mensaje de texto con tu disponibilidad y puedo reservar tiempo en la biblioteca para nosotros.
Y entonces sucedió.
Jungkook se arremangó las mangas de su camisa y mi cerebro sufrió un cortocircuito.
Santa mierda.
Sus manos eran obscenas. NSFW. Básicamente pornográficas.
Sus dedos eran largos y con un toque suave en cada nudillo, uñas bien redondeadas y palmas anchas con un toque de venas que subían por sus brazos hermosamente.
—¿Está bien? —preguntó pero su voz solo se escuchaba de fondo mientras yo seguía observando sus manos sin descaro alguno.
Los diseños hábilmente tatuados en su piel sobresalían de su mano derecha y se entrelazaban con su muñeca y su antebrazo, no podía ver más allá de lo que me permitía la manga de su camisa pero estaba segura que todo su brazo estaba tatuado, y jur�� que moría por pasar mi lengua por cada trazo en su piel.
—A menos que no te sientas cómoda…— volvió a hablar y casi estuve a punto de decirle que se callara para seguir observando sus manos como tanto quería.
Esos anillos; uno en el meñique y otros dos más en sus dedos índices y… el pulgar, Dios, tragué saliva al imaginarme de rodillas frente a él mientras Jungkook me obligaba a chupar su pulgar como si fuera su polla, preparándome antes de…
—Quiero decir, así no tienes que darme tu número, como sea, escríbeme y nos ponemos de acuerdo.
¿Esas eran pulseras de cadena? ¿Quién era este hombre? ¿Quién era yo? ¿Cuál era mi nombre? ¿Qué tan profundo podrían esos dedos deslizarse en mi...?
¿Por qué se está alejando?
—¡Oh, joder! ¡Espera, Jungkook..!
Y realmente todo se había ido cuesta abajo desde allí.
Sus manos eran solo una droga de entrada al resto de todo lo que era Jungkook. Cada detalle que había ignorado sin esfuerzo ahora fluía repentinamente a través de mi conciencia en alta definición.
Su olor era algo deliciosamente masculino con un toque de vainilla que me dejaba aturdida cada que estaba cerca de él, los suaves rizos de su cabello colgaban románticamente sobre los perfectos rasgos de su rostro y ojos, y ese pecho tan ancho, firme, lamible.
Jungkook era un plato completo. Y yo me estaba muriendo de hambre.
No era un secreto que mi libido había estado encarcelado durante demasiado tiempo por todas las horas extra de trabajo y clases que me exigía a mí misma, y ahora solo se había vuelto completamente salvaje, rasgando mi cuerpo cada que tenía alguna sesión de estudio con Jungkook.
Había logrado milagrosamente compensar el mal funcionamiento inicial en el que prácticamente había babeado sobre sus manos en lugar de darle mi número y establecimos un horario de trabajo, pero en realidad, las reuniones con mi compañero se convirtieron rápidamente en un ejercicio diario de incontrolable sed de deseo.
Y era necesario tomar medidas.
No iba a dejar que Jeon Jungkook y sus gloriosas y varoniles manos destruyeran años de arduo trabajo casi autoimpuesto.
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—Necesitas una salida.
La voz de mi amiga Jungyeon interrumpió otro de mis sueños de clasificación porno que tenía sobre Jungkook; en el que me daba una palmada en los muslos en el parque público en el que estábamos.
—¿Qué tipo de salida? —pregunté en medio de un suspiro de tristeza; mirando mis muslos y viendo la notable falta de la mano de Jungkook antes de arrugar mi nariz al tener una sospecha de cuál era la solución que Jungyeon ofrecería.— Por favor, dime que no vas a sugerir una noche sudorosa con algún tipo sucio del bar al que vas cada viernes.
Jungyeon puso los ojos en blanco y me dio un golpecito en la frente.
—No princesa, estaba pensando en una salida más creativa. Como... escribir.
—¿Quieres que empiece a escribir poemas calientes?
—Se le dice literatura erótica.— Jungyeon me corrigió en tono de burla y ahora fue mi turno de rodar los ojos.— Pero como sea; tu pequeño y sucio secreto podría traer mucha alegría al mundo, específicamente a mi mundo.
—Debes estar bromeando. —respondí casi a punto de echarme a reír ante su sugerencia.
—Por supuesto que no estoy bromeando, en lugar de pasarme horas buscando combustible de fantasía en esos blogs usaré tus fantasías como combustible. —Jungyeon explicó con calma como si fuera la solución a todos sus problemas .—Solo envíame un mensaje de texto cuando tengas otra de tus fantasías y podrás estar más tranquila y yo disfrutar un poco, será como un servicio de suscripción sucio.
—Estás loca.
—Soy una genio.
Pero dejando de lado la falta de límites y tacto de Jungyeon, ella era, de hecho, literalmente una genio, porque todo lo que necesité fue intoxicarme de Jungkook durante nuestra próxima sesión de lluvia de ideas que yo ya me estaba escondiendo en el baño para escribirle mi primera fantasía.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook envuelva sus manos alrededor de la parte de atrás de mi cuello y presione mi cara contra la mesa mientras me folla con fuerza hasta que esté gritando.
Jungyeon: Definitivamente soy una genio. ¿Te sientes mejor?
Yo: Sí, un poquito.
Y así comenzaron varias semanas de lo que cariñosamente llamaba "porno kookie".
Algunos eran bastante explícitos:
Yo: “Quiero que Jeon Jungkook arranque mis bragas empapadas y mueva mi clítoris desnudo en sus gruesos muslos hasta que sus jeans estén mojados con mi orgasmo.”
Otros eran de naturaleza más filosófica:
Yo: “Si muero antes de lamer el sudor de los abdominales de Jeon Jungkook, ¿realmente viví?”
Y algunos otros fueron extrañamente específicos:
Yo: “Quiero pasar mi lengua por cada vena de las manos y antebrazos de Jeon Jungkook mientras lame y muerde mis tetas.”
Jungyeon estaba viviendo su mejor vida por supuesto y esperaba con alegría mis reuniones de estudio con Jungkook para poder tener más “kookies".
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Los textos, sin embargo, no eran más que una curita en la herida de bala que tenía. No eran suficientes.
Cada vez que Jungkook me sonreía o me miraba con esa expresión suave y brillante, o decía algo extremadamente inteligente; el latido insistente en mi entrepierna se intensificaba cada vez más hasta que me veía obligada a buscar un alivio inmediato cuando realmente tenía que hacerlo. Frotando mi entrepierna sutilmente contra el respaldo de su sofá cuando Jungkook iba al baño después de que usara la parte inferior de su camisa para limpiar algunas gotas de agua en la mesa; casi asesinándome con un destello de sus abdominales bien marcados por unos segundos.
Pero la peor parte de todo era que sabía muy bien que mi fijación hacia Jungkook no era simplemente sexual. Cuanto más lo disfrutaba genuinamente como persona, menos efectivos se volvían mis espeluznantes textos.
Y ahora aquí estaba: escondida en su cocina con el calor y la humedad pegándose incómodamente entre mis piernas y sin ningún tipo de alivio a la vista. Gruñendo con irritación, saqué mi teléfono y me preparé mentalmente para servirle a Jungyeon un Kookie humeante recién salido del horno de mi imaginación.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook me ate a la silla de su comedor. Quiero que rompa mi blusa por la mitad, me golpee las tetas y me chupe los pezones hasta que grite...
La fantasía en mi cabeza se construyó a un ritmo alarmante y mis dedos apenas podían seguir el ritmo de la suciedad que estaba imaginando.
Yo: Quiero que me suba la falda y frote mi clítoris a través de mis bragas empapadas hasta que esté gimiendo su nombre una y otra vez…
Yo: Quiero ver como mete sus dedos en mi coño mojado. Quiero que me incline hacia atrás y juegue con mi clítoris hasta que no pueda recordar quién soy.
Yo: Quiero que me parta por la mitad con su polla y me golpee el culo hasta que no pueda sentarme por días. Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él…
Me dolía el cuerpo. Estaba atormentada. Los textos que alguna vez habían sido una válvula de presión ahora estaban aumentando activamente la presión dentro de mi cuerpo. Estaba gimiendo de frustración, presioné el botón de enviar y volví a guardar el teléfono en mi bolsillo, lista para enfrentar una vez más la fuente de mi miseria cuando de repente...
Da-ding
El sonido de un celular a través del pasillo me regresó directamente a la realidad. Y yo conocía ese sonido.
Era el sonido que Jungkook había programado como alerta de mensajes para mi contacto, y ahora… ahora significaba el sonido de mi mundo derrumbándose por completo.
Con las manos temblorosas saque mi teléfono para confirmar la terrible verdad que muy en el fondo de mi ya sabía. No le había enviado un mensaje de texto a Jungyeon.
Le había enviado un mensaje de texto a Jungkook.
Por un momento, un momento increíblemente breve, consideré la idea de que él simplemente ignoraría el mensaje y continuaría con su búsqueda de información para nuestra tesis. Pero no fue así.
El jadeo débil pero insoportablemente claro llegó a la cocina. Fue el grito ahogado de un hombre que acababa de descubrir que su compañera de tesis quería que la "partiera por la mitad con su polla".
Debía correr. Huir a cualquier otro país y cambiar mi nombre. Mis ojos recorrieron frenéticamente el lugar que me rodeaba; buscando desesperadamente un medio de escape.
Había una sola ventana en toda la habitación, justo encima del fregadero, y estaba segura que si debía trepar por el fregadero para poder salir de aquí. Por supuesto que lo haría; saltaría directo a un tiburón si eso significara librarme de la cocina de máxima seguridad de Jungkook.
Tenía un pie sobre el fregadero y el otro colgaba precariamente en el aire a punto de arrastrarme a la salvación y huir de ahí justo antes de que dos manos grandes y fuertes rodearan mi cintura; tirando mi cuerpo hacia atrás de regreso a la cocina con un esfuerzo vergonzosamente pequeño.
El pequeño chillido de sorpresa que solté no fue nada al darme cuenta de que Jungkook me había arrojado cuidadosamente y con suma facilidad  sobre su hombro como un saco de harina mientras se alejaba conmigo en brazos de lo que había considerado como la única forma de salir viva de su casa.
Un quejido de indignación se me escapó cuando sentí mi trasero golpear la silla del comedor y traté de hacer todo lo posible para mantener mis ojos pegados a sus rodillas; estaba segura que sería incapaz de encontrar la mirada del alma inocente que muy probablemente había traumatizado de por vida.
Por un pequeño instante de silencio todo quedó extrañamente suspendido, no podía decir alguna palabra sin que la vergüenza se apoderara de mí después de que Jungkook hubiera descubierto mi sucio secreto acerca de él, y entonces sentí que dos de sus dedos se presionaban firmemente debajo de mi mandíbula; elevando mi rostro hacia él.
—Debo decir...—Jungkook murmuró arrastrando sus palabras pensativamente, dejando que su mirada intensa se posara sobre mi.— Que esto es algo sorprendente dada tu... historia.
Estaba cerca. Demasiado cerca. Lo suficientemente cerca como para que su aroma, esa mezcla familiar de vainilla me hiciera agua la boca.
Y definitivamente no se veía traumatizado. O inocente.
Tragué saliva al darme cuenta del hecho que el hombre frente a mi parecía más una estrella de rock empapada de sexo; con carisma puro envuelto en tatuajes y músculos sólidos.
—¿Oh? —balbuceé por lo bajo sin entender sus palabras y Jungkook solo me sonrió.
—¿Sorprendida? Eso es lindo viniendo de la mujer que quiere que yo…—alardeó con suficiencia en su voz antes de sacar su teléfono para comprobarlo.— La parta por la mitad con mi polla.
Y ahí estaba.
—Obviamente no quise enviarte eso... a ti. —murmuré por lo bajo sintiendo como la vergüenza subía por todo mi rostro.
—Oh, lo sabía incluso antes de que te atrapara queriendo saltar por la ventana. —Jungkook se rio entre dientes sin dejar de mirarme y yo solo me encogí en la silla.— Hablando de eso…
Su cuerpo se inclinó sobre el mío para tomar algo sobre la mesa y cuando regresó a su posición de antes mis ojos se abrieron al ver lo que era; una cuerda para saltar, la misma que había visto colgada en la pared cuando entré a la cocina y que ahora estaba enrollada sin apretar alrededor de su muñeca. Apenas tuve tiempo para procesar eso antes de verlo moverse hacia un lado y tomar mis manos hacia atrás contra el respaldo de la silla.
—¿Me estás… atando? —pregunté aún sin creerlo y jadeando por lo bajo al sentir un tirón fuerte con la cuerda en mis muñecas, fijando mi posición para que no pudiera moverme.
—¿No es lo que querías? —Jungkook susurró suavemente contra mi oído y su voz melosa y profunda me hizo temblar de forma vergonzosa. —Esta fue la solicitud que enviaste, ¿no es así? —agregó inclinándose para inspeccionar su obra y cuando estuvo satisfecho volvió a estar frente a mi. —Además no puedo permitir que intentes saltar por otra ventana, esto es realmente por tu propia seguridad.
Me sonrojé aún más al ver la sonrisita burlona que me regaló y abrí mis labios para decir algo, pero todo lo que salió fue una especie de sibilancia mientras Jungkook seguía mirándome con diversión engreída.
—¿Sabes que eres una especie de leyenda en la universidad? Te llaman la nena pura y casta. —Jungkook comenzó a hablar y no pude evitar rodar mis ojos ante sus palabras.
—Y se preguntan por qué nunca me acostaré con ellos. —farfullé con amargura siendo muy consciente de lo que se decía de mí y eso solo hizo que Jungkook riera por lo bajo mientras le daba un considerable repaso a todo mi cuerpo a su merced. —Sabes que no puedes andar atando mujeres a sillas contra su…
—¿Contra su voluntad? —Jungkook completó con una sonrisa diabólica adornando su perfecto rostro antes de inclinarse y quedar frente a mí, cara a cara. —Supongo que es bueno que tenga tu permiso por escrito aquí mismo.
Sentí mi respiración atascarse en mi garganta al escucharlo hablar, Jungkook me dio un rápido vistazo antes de enterrar su rostro en mi cuello y su aliento cálido aliento me hizo cosquillas en la piel segundos antes de sentir sus bonitos labios besar mi cuello con hambre, ahogué un gemido por la forma en que su lengua se deslizaba por toda mi piel; marcándola con intensas lamidas y pequeñas mordiditas, y cuando se alejó de mí no pude evitar lloriquear en silencio.
—¿Por qué no me lo lees, hmm? —Jungkook pidió elevando su teléfono a la altura de mi rostro.
—Yo no, no puedo…—balbuceé sintiendo como la vergüenza inicial regresaba a mí y respiré entrecortado cuando Jungkook pasó su pulgar por mi labio inferior lentamente; obligándome a mirarlo.
—Hazlo. —Me ordenó con su voz más dura de lo que esperaba.
El áspero timbre de su orden disparó una chispa caliente de placer directamente al centro de mis piernas, y juré que nunca había estado tan nerviosa como ahora, había algo en su mirada, algo que me hacía querer obedecerlo en todo lo que me pidiera, y así lo hice.
—Yo... quiero que Jeon Jungkook…. —comencé leyendo el texto y mi respiración se detuvo cuando el calor de su mano libre se deslizó sobre mi torso. —Me ate a su silla del comedor.
—Listo. —Afirmó en un susurro dejando que sus dedos delinearan las correas alrededor de mis muñecas.— Continua.
—Quiero que rompa, oh Dios… —balbuceé con la respiración agitada al sentir sus dedos deslizándose por mi pecho haciendo que cada palabra que decía se escuchara rota. —Quiero que rompa mi blusa por la mitad, golpeé mis tetas y…
No pude seguir leyendo más porque la mano pecadora de Jungkook se enganchó en el cuello de mi blusa; tirando con fuerza hacia los lados y rompiendo la tela, haciendo que los botones volaran en todas direcciones y que mi piel se estremeciera al sentir el aire fresco colándose por todo mi pecho.
—Me vuelves jodidamente loco… —Jungkook murmuró con una voz tan sensual y ronca mientras sentía sus ojos posarse en mis senos que subían y bajaban con cada profunda respiración que daba, lo vi relamerse sus bonitos labios al notar el sujetador de encaje negro que me había puesto hoy solo porque todos los demás estaban sucios.
Sus manos eran dulces cielos ardientes mientras se acercaban para palmear mis pechos levemente uno por uno, y yo simplemente no pude evitar gemir en voz alta; arqueando mi espalda hacia adelante y hacia sus manos sin vergüenza. Mi dignidad ya había desaparecido hace mucho tiempo a este punto y no deseaba recuperarla por ahora.
—Por favor… —rogué por lo bajo antes de soltar un pequeño gemido cuando sus grandes manos amasaron mis senos con una presión perfecta, podía sentir el peso de sus anillos a través de la tela de mi sostén.
—Nunca pensé que podría hacer esto. —Jungkook habló mientras sus pulgares rozaban con brusquedad mis pezones; arrancándome un gemido involuntario y haciendo que tirara con fuerza de la cuerda en mis manos. —Deberías de ver lo bonita que te ves así… —continuó hablando en medio de un denso suspiro, y el calor de su aliento chocó contra mi pecho haciéndome remover en la silla mientras sus manos seguían amasando con fuerza mis senos. —Pero quiero que sepas que yo también tengo muchas ideas de lo que yo te quiero hacer.
Y tan pronto como dijo eso su boca ya se encontraba sobre mi pecho; dejando besos húmedos y calientes por encima de la tela en uno de mis senos, haciendo que arqueara mi espalda más a su boca y que el calor en mi entrepierna aumentara incontrolablemente.
Había pasado tanto tiempo y estaba tan sensible, demasiado sensible.
—¡J-Jungkook! —jadeé entrecortado al sentirlo mover su boca hacia mi otro pecho sin previo aviso, dándole la misma atención con su deliciosa boca hasta que estaba retorciéndome y apretando mis muslos juntos sobre la silla.
—¿Ansiosa, bebé? —Jungkook preguntó formando una sonrisita burlona aún en mi pecho y yo solo pude lanzarle una mirada desesperada; rogándole mudamente que me diera lo que tanto quería.
Jungkook sonrió al ver mi estado de necesidad y volví a gemir cuando tomó un nuevo bocado de mi seno en su boca, sus dientes mordisquearon mi pezón sin mucha fuerza por encima de la tela que solo envió una punzada aguda de dolor teñido de placer directamente a mi clítoris, a este punto mi interior ya estaba apretando alrededor de la nada.
—Suenas tan bonita, bebé… —Jungkook elogió gentilmente, dejando que sus labios calmaran mi pezón. —Déjame darte lo que quieres…
Solté un pequeño suspiro de alivio al escucharlo justo antes de que sus dedos se engancharan al borde de las copas de mi sujetador tirando con fuerza hacia abajo hasta que mis senos desnudos se derramaron por encima y lo escuché gruñir ante la vista.
—Joder… —Jungkook jadeó antes de estirar sus manos ahuecar mis senos; como si estuviera probando su peso en ellas, su mirada me devoraba con hambre y ya podía sentir mis bragas empapadas bajo sus atenciones.
No hubo pensamientos más allá de ese segundo, mi deseo era desesperado en este momento, necesitaba más de su toque, más de él, lo necesitaba, lo anhelaba tanto que sentía que podía quedarme sin aliento, empujándome hacia él como una gatita necesitada, hasta que…
Slap.
Jadeé de placer por lo bajo cuando su palma se conectó contra mi piel, golpeando bruscamente un lado de mis senos.
—¿Es esto lo que querías, bebé? —Jungkook preguntó encontrando mis ojos llorosos antes de sonreír al ver mi estado y dar otro rotundo golpe justo del otro lado.
Mi boca se abrió de golpe al sentir mi piel arder, pero no surgió ningún sonido, salvo mis suaves y ahogados jadeos de placer, podía sentir como mis bragas empapadas se pegaban a mi entrepierna con cada impacto exquisito que recibía en mi piel ardiente.
—¿Quieres que marque estas tetas perfectas? —Jungkook volvió a preguntar solo ganándose un asentimiento desesperado de mi parte acompañado de un nuevo gemido cuando volvió a golpearme, y un gruñido primitivo retumbó en lo profundo de su pecho mientras los veía rebotar, completamente hipnotizado.
Jadeé cuando uno de sus dedos comenzó a acariciar alrededor de mi pezón adolorido, calmando mi piel rojiza con tiernas caricias en todo mi seno y cuando menos me di cuenta sus bonitos labios estaban en la misma zona; plantando pequeños besitos y erizando todo mi cuerpo una vez más.
—Debo haberte imaginado así mil veces… —susurró por lo bajo con su boca aún pegada a mi pecho solo para completar. —Y aún así nada se le acerca a lo jodidamente sexy que eres…
Sus ojos se lanzaron para encontrarse con los míos antes de sacar su lengua para lamer la punta hinchada de mi pezón una y otra vez, mi pecho se agitó ante la deliciosa sensación y gimoteé con fuerza cuando se metió todo mi seno a la boca; la obscena imagen de Jungkook chupando con hambre mi pecho mientras su mano grande y pecaminosa apretaba el otro era sacada directamente de mis fantasías más oscuras, y sabía que podía correrme con la simple vista.
Jungkook era implacable, mi cuerpo se inclinó hacia atrás contra las ataduras en mis muñecas al sentir como sus manos bajaban por mi cuerpo, acariciando cada porción de piel que tenía a su disposición con casi adoración mientras mi coño se apretaba desesperadamente alrededor de la nada.
—Jungkook, por favor yo… —sollocé por lo bajo antes de ser interrumpida cuando me tomó por mi barbilla con firmeza, su rostro de porcelana y sus rosados labios estaban a escasos centímetros de mí y tuve que reprimir la necesidad de lanzarme a besarlo.
—¿Y ahora qué, cariño? ¿Qué más quieres? —preguntó sobre mis labios, su voz era suave e indulgente, parecía dispuesto a querer complacerme en cualquier cosa, y yo jadeé de solo pensarlo. 
—Yo… necesito tus manos… —rogué sintiendo mis mejillas arder al pedirle aquello, pero él solo me sonrió.
—¿Dónde las necesitas, mhm? —Jungkook instigó acariciando burlonamente mis piernas desnudas haciéndome temblar en mi lugar, sus ojos oscuros estaban observando cada expresión que hacía mientras me tocaba suavemente.
—Más arriba… —balbuceé a medias moviendo de a poco mis caderas hacia él, desesperada por sentirlas donde más lo necesitaba, pero él era un burlón y solo las deslizó una o dos pulgadas más.— Jungkook…
—Dime. —Susurró contra mis labios con su voz ronca y grave antes de robarme un pequeño y casi imperceptible beso que me dejó queriendo más. —Dime dónde quieres mis manos, cariño.
—Por favor, por favor, quiero tus manos en mi coño… —rogué en medio de jadeos desesperados inclinándome para poder besarlo de nuevo y solo recibiendo una sonrisa llena de lujuria de su parte.
—Buena niña. —Elogió con un tono meloso justo antes de acortar la distancia que nos separaba y besarme con dureza.
Apenas y podía seguirle el ritmo a su demandante beso, sus labios sabían delicioso y chocaban contra los míos con firmeza y hambre una y otra vez, una especie de ronroneo se derritió a través de su garganta cuando nuestras lenguas se encontraron para jugar entre ellas, haciéndome tirar de la cuerda detrás de mí para poder besarlo con más fuerza, su aroma varonil se me pegaba como perfume en todo mi cuerpo e inundaba todos mis pensamientos, de repente un gemido salió de mi boca rompiendo nuestro húmedo beso ganándome un leve mordisco en mi labio inferior cuando mi cuerpo tembló al sentir sus dedos frotando suavemente sobre mis bragas, forzando mis piernas a abrirse para que pudiera seguir tocándome, y yo, obedientemente lo hice.
—Mmh, estás tan mojada, bebé… —Jungkook se maravilló mirándome a los ojos; sonriendo con lujuria mientras su mano seguía frotando pequeños círculos sobre la mancha de humedad en mis bragas, ganándose un gemido desesperado de mi parte. —¿Es todo para mí?
Asentí con la cabeza frenéticamente sin poder articular alguna palabra justo antes de ver como el rostro de Jungkook se endurecía en desaprobación mientras chasqueaba su lengua, sus dedos presionaron con dureza directamente en mi clítoris, y el impacto del placer hizo que mi cuerpo se tambaleara hacia atrás con tanta fuerza que la silla raspó el suelo.
—No puedo escucharte, cariño. —Jungkook demandó ralentizando sus movimientos en mi entrepierna, claramente dispuesto a que le diera una respuesta.
—S-sí… —sollocé incoherentemente tirando con fuerza de la cuerda y moviendo mis caderas hacia sus dedos; desesperada porque me tocara más. —Es todo para ti, Kook…
Jungkook me recompensó con una sonrisa radiante antes de verlo moverse hacia abajo por mi cuerpo y depositar un húmedo beso en mi abdomen antes de abrir más mis piernas con sus manos, y lo escuché gruñir por lo bajo cuando pudo ver lo mojada que estaba realmente.
—Que linda… —tarareó para sí mismo mientras deslizaba un dedo justo por la mitad de mi coño vestido; hundiendo la tela entre mis pliegues hinchados y arrancándome un jadeo desesperado.
Lo vi lamer ligeramente la piel de mi abdomen como si fuera un gatito al mismo tiempo que apartaba la tela húmeda de mis bragas hacia un lado para que sus dedos se deslizaran por completo entre mis pliegues resbaladizos; haciéndome gemir con fuerza y recogiendo la humedad cremosa de alrededor con sus largos dedos.
—Entonces supongo que no te importará si pruebo un poco… —Jungkook habló haciendo contacto visual conmigo, observándome expandirme en lujuria cuando colocó sus dedos dentro de su boca, chupándolos seductoramente y gruñendo por lo bajo ante mi sabor mientras me veía morderme el labio con total necesidad.
Y sacó sus dedos con un chasquido de saliva, estaba completamente segura que este hombre me iba a volver loca.
—Sabes tan delicioso… —ronroneó justo antes de hundir su rostro entre mis piernas, jadeé de sorpresa al sentir sus labios envolver mi entrepierna goteante y medio vestida antes de sentirlo cubrir rápidamente la zona con besos profundos con la boca abierta, la sensación era tan extraña y deliciosa que mis caderas empezaron a temblar por la intensidad, pero sus manos me sostenían por mis pantorrillas; obligándome a soportar el placer que me estaba dando hasta que el vacío en mi coño se volvió realmente insoportable.
—¡Ah! Dios, no puedo... yo... —gimoteé negando con mi cabeza sintiendo como Jungkook me daba las últimas lamidas a mis bragas empapadas justo antes de quitármelas por completo. —Mi falda, quítame la falda, quiero...
Jungkook se echó hacia atrás, inclinando la cabeza expectante al no entender lo que quería.— ¿Oh?
Sentí que mis mejillas comenzaban a calentarse una vez más, pero en este punto ya nada se interpondría en la realización de mi fantasía, no cuando ya estaba atada con las piernas abiertas y las tetas afuera.
—Quiero ver tus manos. Cuando tú... quiero verlas en mí…— Pedí en un tono necesitado sin dejar de mirarlo.
Por su semblante pude notar como si algo en su mente hubiera hecho clic y estuviera entendiendo todo; su vista se movió de sus manos a mi rostro sonrojado y de nuevo a sus manos, su sonrisita burlona se ensanchó aún más al darse cuenta de mi pequeño fetiche con sus manos y como si estuviera recordando el mensaje que llegó a su teléfono.
“Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él.”
—Ya veo… —resopló suavemente y luego sus palmas golpearon mis muslos haciéndome jadear y a él reír por lo bajo. —Cualquier cosa para ti, cariño.
Ni siquiera pude entender lo rápido que Jungkook me había quitado mi falda, porque de un momento a otro ya se encontraba amontonada alrededor de mis tobillos; dejándome completamente desnuda a él, su mirada oscura rápidamente regresó a mi coño reluciente y lo vi relamerse los labios ante la vista que tenía.
—Mira este hermoso coño, bebé… —Jungkook tarareó, pasando su pulgar sobre mis pliegues hinchados y resbaladizos, evitando cuidadosamente mi clítoris necesitado, juré que podía morir ahí mismo cuando deslizó su dedo índice dentro de mí, hasta el nudillo, el acero frío de su anillo hizo contacto con mi piel sensible y gemí con fuerza apretando su dedo en mi interior.
Había pasado tanto tiempo desde que algo que no eran mis propios dígitos inadecuados habían estado dentro de mí de esta manera. La sensación era tan diferente y tan deliciosa, y si lo combinaba con la vista erótica de su mano venosa y tatuada presionada lascivamente contra mi coño era como una inyección de puro deseo potenciado burbujeando en mi interior.
—Tu coño está tan apretado… —Jungkook siseó, moviendo lentamente su dedo dentro y fuera de mi antes de agregar un segundo dígito; haciéndome gemir ante el estiramiento. —¿Cómo tomarás mi polla si estás tan apretada, cariño? ¿Cómo lo harás si tu pequeño coño apenas puede manejar dos de mis dedos, eh?
Jungkook hablando de esa forma tan sucia me puso aún más caliente de lo que ya estaba y simplemente no podía apartar la mirada de entre mis piernas, la visión de sus dedos desapareciendo una y otra vez dentro de mí sólo para reaparecer cubiertos de mi humedad me hacía jadear, el sonido lascivo y húmedo alrededor de su mano con cada embestida que daba solo hacia que mi cuerpo se retorciera contra la silla, gimiendo erráticamente mientras la sensación de placer continuaba creciendo dentro de mí, me estaba acercando al borde y él lo sabía. Su mano libre me sujetó por el cuello con la cantidad perfecta de presión para mantener mi mirada enfocada en el lugar donde sus dedos me estaban follando.
—¿Quieres correrte en mis dedos, bebé? —Jungkook preguntó y soltó una risita oscura ante un gemido particularmente fuerte que me dejó cuando su pulgar comenzó a frotar mi sensible clítoris, y todo mi cuerpo se sacudió con fuerza.
—Sí, sí, por favor… —jadeé desesperada moviendo mis caderas lo más que podía hacia su mano; haciendo que sus dedos se hundieran más dentro de mí, sus labios se envolvieron una vez más en mi entrepierna comenzando a chupar mi clítoris al mismo tiempo que sus dedos encontraban ese punto dulce en mi interior, rozándolo suavemente.— ¡J-Jungkook!
Estaba llorando su nombre a este punto, siendo incapaz de poder escapar del abrumante placer que me inundaba, sentí a Jungkook succionar mi clítoris y golpear mi coño con sus dedos sin piedad hasta el momento en el que simplemente me rompí. Mi boca se abrió en un grito silencioso mientras ola tras ola de exquisito placer corría por mi cuerpo una y otra vez, Jungkook susurró sucios elogios contra mi coño tembloroso mientras lamía con hambre mi orgasmo como si se tratara de un néctar de la fuente más dulce.
Solté un sollozo de sensibilidad y Jungkook se apartó de mí, poniéndose de pie entre mis piernas temblorosas antes de tomarme por el cuello e inclinarse para besarme con dureza, sus labios se estrellaron con los míos de forma desenfrenada y yo gustosa lo acepté, estaba tan caliente, y sabía que necesitaba más de él, mucho más.
—Lo juro… —murmuró cuando nos separamos y yo no pude evitar hundir mi rostro en su cuello, comenzando a besar su mandíbula afilada. —Hubo días en que pensé que moriría si no podía tenerte.
—Tómame, entonces… —rogué por lo bajo, mordisqueando levemente su cuello y ganándome un suspiro tembloroso de Jungkook, como si quisiera controlarse un poco.
Casi chillé cuando se alejó de mí para mirarme desde arriba, sus ojos quemaban agujeros en mi cuerpo desnudo, caliente, cubierto de sudor y aún atado a la silla, lo vi relamerse sus bonitos labios y formar una sonrisa arrogante mientras tomaba mi cabello desordenado en su mano con dureza para guiarme hacia su pelvis; solté un gemido cuando movió mi cabeza de lado a lado y cuando mis labios chocaron con brusquedad contra la tela áspera de su pantalón, justo sobre su dura erección.
—Mira lo duro que puso verte así… —Jungkook farfulló con diversión cuando mi lengua salió para intentar lamerlo aunque fuera por encima de la tela y él solo soltó una risita oscura al verme así antes de alejarme jalando mi cabello hacia atrás con fuerza.— Otro día podré sentir tu boquita en mi polla, ahora necesito follarte.
Y tan pronto como dijo eso soltó mi cabello para alejarse de mí y caminar hacia un cajón de la cocina; sacando un condón de él y regresar junto a mi mientras se quitaba la camisa por su cabeza, y yo pude haber babeado ahí mismo sin darme cuenta, joder, este hombre lo era todo, tiré con fuerza de la cuerda en mis manos queriendo poder tocar sus marcados abdominales y eso fue suficiente para que Jungkook soltara el nudo rápidamente y me hiciera ponerme de pie antes de girarme y colocar mi cuerpo con brusquedad sobre la mesa, con mis senos presionados contra la fría superficie.
Sentía mis brazos débiles y adoloridos por tenerlos tanto tiempo atados que cuando escuché a Jungkook bajar la cremallera de sus pantalones con urgencia giré mi rostro hacia atrás queriendo poder verlo, pero ni siquiera pude hacerlo cuando con su pie separó mis piernas; abriéndome para él mientras deslizaba el condón por todo lo largo de su pene en un rápido movimiento.
No podía respirar bien, aún sentía irreal que estuviera aquí, lista para ser follada por Jungkook y sin poder verlo por completo, todos mis sentidos estaban a mil, quería verlo, tocarlo, darle una buena mamada, pero todo eso se esfumó cuando lo sentí frotar la punta de su pene contra mi entrada un par de veces, cubriéndola con mi humedad antes de alinearse correctamente y empujar su pelvis hacia adelante; colando varios centímetros de golpe dentro de mí.
—¡Ah! ¡Jungkook! —me quejé al sentir como si una especie de rampa me hubiera partido por la mitad, había subestimado su tamaño, Jungkook era tan jodidamente grande, y tenía cada centímetro de él en mi interior, tratando de ajustarme a su grosor y lo podía sentir a la perfección palpitando dentro de mí.
—¿Te gusta, bebé? —Jungkook preguntó con su voz ronca y profunda, su densa respiración chocó contra mi nuca enviándome escalofríos por todo mi cuerpo mientras me sujetaba por mis caderas para salir y volver a introducirse en una embestida dura y profunda.— ¿Te gusta mi polla?
—Sí… —sollocé cerrando los ojos mientras lo sentía comenzar a marcar un ritmo más fuerte y constante, sentía mi humedad deslizarse por el interior de mis muslos, cubriendo su polla y haciendo que sus penetraciones fueran más deliciosas tocando lo más profundo de mi.— Me encanta, Jungkook…
Y ante eso recibí un audible gruñido de su parte contra mi oído, su pelvis chocaba con fuerza contra mi trasero, hundiendo su gruesa polla una y otra vez en mi coño, su agarre en mis caderas mantenía mi cuerpo firme contra la mesa justo antes de que la palma de su mano se estrellara contra un lado de mi trasero con fuerza; haciéndome gemir su nombre mientras recibía un nuevo golpe en el mismo lugar, y luego otro, y otro, y cuando menos me di cuenta mis ojos se llenaron de lágrimas ante la dureza de sus azotes y penetraciones.
Sentía la piel mi trasero arder con cada choque de su pelvis cada que volvía a hundirse dentro de mí, podía sentir todo mi cuerpo húmedo de sudor y flujo, solté un gemido particularmente fuerte cuando el ritmo de sus penetraciones se volvió brutal, los jadeos goteaban de mis labios sin que siquiera los pudiera controlar y todos mis pensamientos racionales se esfumaron cuando un fuerte y posesivo jalón en mi cabello me hizo levantarme de la mesa; Jungkook tiró de mi cabeza hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra su firme pecho.
—Tu coño se siente tan bien, bebé… —Jungkook jadeó en mi cuello, su respiración agitada y caliente me hizo cosquillas en la piel y gemí fuerte cuando su gran mano tatuada se envolvió alrededor de mi cintura, manteniéndome al ras de su pecho mientras que la otra se aferraba a uno de mis senos; apretándolo con fuerza y haciendo rodar sus dedos sobre mi pezón endurecido y sensible.
—Jungkook… —gimoteé, incapaz de procesar nada más allá de las deliciosas sensaciones de su polla enterrándose en mi coño con cada embestida dura y profunda, tanto que ya podía sentir el nudo formándose en mi vientre cuando comenzó a golpear repetidamente en mi zona de placer.
—¿A quién le pertenece este lindo coño? —Jungkook gruñó posesivamente al mismo tiempo que sus embestidas se volvían más desordenadas, follándome con una fuerza sorprendente mientras mi orgasmo me esperaba ansioso en algún rincón.
—A ti… a ti te pertenece… —jadeé con fuerza aferrándome a sus manos, sintiéndome tan colapsada con todas las sensaciones de él, en cómo su polla me llenaba tan bien, en cómo su aliento cálido me hacía sentir increíblemente más húmeda, estaba tan cerca del borde.
—Buena niña, ¿Vas a correrte de nuevo para mí, cariño? —Jungkook me alentó mientras sus labios se unían a mi cuello para chupar mi piel sensible con hambre, dejando varias marcas rojizas por toda la zona y haciéndome asentir débilmente antes de que mi cuerpo temblara cuando sus dedos se hundieron en mis pliegues resbaladizos, encontrando mi clítoris para frotarlo furiosamente mientras sus penetraciones perdían ritmo.— Córrete en mi polla bebé, vamos, quiero sentirlo.
Un placer abrasador me atravesó en respuesta a su orden, mis piernas temblaron cuando mi orgasmo golpeó mi cuerpo borrando mis pensamientos y haciéndome gemir su nombre una y otra vez mientras mi interior se apretaba alrededor de su dura longitud, Jungkook gruñó y me sujetó con fuerza mientras seguía empujándose dentro de mí antes de dejarse ir con dos estocadas más, la última hasta me dolió, pero era esa clase de dolor placentero por el que pasarías mil veces en la vida.
Estuvimos así por varios segundos o minutos apretados el uno con el otro, tratando de regular nuestras agitadas respiraciones, hasta que la voz de Jungkook rompió el denso silencio.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad, bebé? —musitó con calma pasando sus manos por mis caderas y cintura con calma.
—¿Qué significa? —pregunté girando levemente mi rostro hacia él y casi volví a gemir ante la erótica imagen de su frente cubierta de sudor y su cabello húmedo pegándose a los lados de su rostro mientras mordía su labio inferior con fuerza sin dejar de mirarme.
—Significa que es mejor que a partir de hoy todos esos mensajes sucios me lleguen directamente a mí. —aclaró formando una sensual sonrisa y yo no pude evitar sonreír también al escucharlo antes de volver a besarlo con pura necesidad.
Bueno, algunas cosas eran más importantes que nuestra dichosa investigación. 
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n/a: omg pupiss por fin estoy de regreso a mis andadas de escribir nsfw y eso me hace feli, gracias a todxs lxs que esperaron pacientemente mi regreso y que me siguieron hasta aquí, las amo demasiado ♡ para las personitas nuevas espero que les haya gustado esta historia, pronto seguiré publicando mas os que tengo por ahí guardados y que algunos de ellos ya conocen, gracias por todo y no duden en comentar lo que piensan ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny
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caostalgia · 2 years ago
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París.
Imagínate que lo logramos, que lo cumplimos.
Vamos de la mano por tus calles favoritas, descubro la ciudad del amor a través de tus ojos y me enamoro. No de las calles ni de la Tour Eifel, me enamoro de tu risa y tus gestos, de tu caminar y tu pensar. Me enamoro de ti mil veces en esas calles que nos observan. Y lo hago sabiendo que mi tren solo tardará unos días en llevarme a casa de nuevo, lo hago sabiendo que no habrá nunca un París tan bonito como el de tus ojos. Me enamoro de ti aún con el riesgo de no poder hacerlo de nuevo.
Nos pasamos las horas enredados en unas sábanas de un estudio perdido a las afueras de la ciudad, uno que puedo pagar y que tiene encanto. Cuento tus lunares mientras me hablas de mil cosas por hacer y de mil sitios que visitar. Te beso para no llorar por saber que nunca habrá tiempo suficiente de descubrir París juntos y tú me sigues el juego. Lo haces sin saber que mi corazón acaba de perder otro pedazo.
Por las mañanas me despiertas con un croissant de esos que me gustan y con un café cargado, porque apenas pego ojo contigo a mi lado. Yo te insto a salir a la terraza y disfrutar de la primera brisa matutina, mientras me fumo un cigarro y pienso en lo que te voy a echar de menos.
Los mediodías me dejas sorprenderte cocinandote mis mejores platos, aunque sea mediocre en la cocina. Nos bebemos unas copas de vino mientras charlamos de los planes de la tarde y, aunque sé que va a doler irme, dejo que la felicidad, de tenerte, me invada.
Las tardes son tan tuyas que a veces siento que solo sueño, que lo hago sin remedio. Siento que si cierro los ojos unos segundos al abrirlos volveré a una realidad sin ti. Pero cuando los abro sigues ahí, con tu sonrisa eterna diciéndome que es preciosa, la ciudad, aunque solo me mires a mi. Yo te digo que eres un romántico y me miras fatal. Sonrío tanto que duele.
Las noches son de los dos, llenas de locura y sin sentidos. Llenas de amor. Ponemos ese candado en el puente, aunque ya no se pueda hacer. Luego corremos por si llega la policia, aunque tenemos un plan B si nos pillan. No dejo de reír mientras corremos por esas calles tan bonitas que tienen escrito tu nombre en todas sus fachadas. Llegamos a un bar cualquiera y me lo paso mejor que en toda mi vida. Solo porque tú estás ahí, riéndote de algo que te cuento y de lo mal que bailo. Porque lo hago fatal y, aún así, sigo bailando. Todas la noches cambio la canción que me gusta para nosotros, porque soy así. Porque no hay una que sea lo suficientemente buena para definirnos, para escucharla y sentirte en cada nota.
El último día te pido que me acompañes a la estación, porque irme supone demasiadas cosas. Cuando veo que mi viaje se termina lloro, de forma silenciosa porque mi corazón se rompe sin hacer ruido, y tú secas esas estúpidas lágrimas que no dejan de caer. Te abrazo tan fuerte que siento que te voy a romper algo, seguramente lo hago. También te beso, despacio y con todo el amor que tengo, para que me recuerdes así. Inestable pero llena de cosas bonitas, llena de ti y tu sonrisa. También lo hago para recordarte así, calmado y etéreo. Tuyo.
El tren llega y cojo la maleta, te doy un último beso y te digo que nos volveremos a cruzar, aunque lo más probable es que no lo hagamos. También te digo que te quiero y que te cuides, que encuentres a alguien que no se parezca a mi en París, que por favor no se asimile en nada a mi. Y me voy, me subo a ese jodido tren sin alcanzar a escucharte, porque si lo hago me quedaré y no puedo, no debo.
El viaje es tan largo que siento que me voy a dormir en cualquier momento, pero no lo hago. Me paso el viaje escuchando todas esas canciones y viendo nuestras fotos. También me río de vez en cuando, recordando todas esas locuras y sin sentidos que nos hacían tan nosotros. Y lloro, mucho. Porque París es bonito sin ti, pero contigo es precioso, único. También lo hago porque se que te enamorarás de alguien que valga la pena, que te lo pueda ofrecer todo sin pestañear, sin dudar. Y sonrío porque sé que, a diferencia de mi, serás feliz con otra persona.
Katastrophal
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eriya-0z · 2 months ago
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Una princesa y su príncipe
Sanji x f!reader (ESPAÑOL / SPANISH)
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-¡Gracias Sanji! La comida estaba deliciosa.
-Sí, mañana haz carne, por favor.
-¡Y judías!
Eventualmente todos los piratas salen de la cocina dejando solo a Sanji. O eso creía él.
Él empieza a colocar en su sitio todos los ingredientes que ha ido sacando a lo largo de su cocinado. Ha pasado tanto tiempo en esta cocina que ya no necesita ni pensar para ir abriendo y cerrando armarios y poniendo todo en su lugar.
Sonidos de platos chocando hacen que Sanji mire por encima de su hombro. Y es entonces cuando nota por fin la presencia de Y/n, quien el parecer está recogiendo todos los platos de la mesa.
-Y/n, querida, no hace falta- al oír la voz de Sanji ella se gira con todos los platos en sus manos y una pequeña sonrisa en su rostro.
-Quiero ayudarte, siempre limpias todo nuestro desastre tú solo- se acerca y se pone delante del fregadero, donde deja todo-. ¿Yo lavo y tú secas?
Sanji asiente algo ensimismado. Estos actos de amabilidad eran los que podían con él, los que hacían que su corazón se saltase un latido.
-Gracias- respondió una vez rompió un silencio más largo de lo normal, que había usado para asegurarse que su voz no saldría temblorosa. Se acercó a Y/n mientras estaba se remangaba hasta los codos y depositó un beso en su sien. Y/n volvió a sonreír, esta vez más profundamente que la anterior y Sanji juró que si Y/n no se hubiera girado hacia al grifo para empezar a lavar los platos, no se habría resistido a besarla.
-¿Qué te pareció la cena de hoy?- pregunta él en pos de evitar el silencio, aunque este no fuera incómodo.
-Perfecta, como siempre. No por nada eres el mejor cocinero de todo el East Blue.
Ahora es el turno de Sanji de sonreír satisfecho. Pero no había ninguna posibilidad que él dejara que fuese un cumplido de un solo sentido.
-Todos mis platos mejoran cuando estoy cocinando para una chica guapa.
-¿Guapa?- Y/n miró a Sanji arqueando una ceja y sonriendo de medio lado- Siempre tan coqueto...
-De hecho, guapa es poco. Preciosa, más bien- esta vez el cocinero sí que logra su cometido y hace que Y/n se ponga completamente roja. Intenta ocultar su bochorno dirigiendo su mirada a los platos, aunque ya es demasiado tarde.
-No digas esas cosas...
-Bien, no lo haré más- ambos sabían que estaba mintiendo.
El silencio se instala entre ellos sin que Sanji quiera evitarlo. Por cada plato mojado que ella le pasaba, el cocinero se acercaba un poco más a Y/n imperceptiblemente y aprovechaba ese momento para rozar los dedos de ella con los suyos. Y aunque la pirata sí notó esto, no hizo nada por impedirlo.
-Siempre quisiste ser cocinero, ¿verdad?- sorpresivamente es Y/n ahora quien rompe el silencio.
-No recuerdo un solo día en que no lo hiciera.
-Eso es muy bonito.
-No tan bonita como...- ella lo mira serio con las cejas levantadas- Chopper- rectifica Sanji haciendo que su acompañante suelte una carcajada.
Sanji tiene que aspirar profundamente para soportar el inmenso amor que sentía en el pecho, la sensación podría hacer que se cayera redondo al suelo. La risa de Y/n le parecía el sonido más bonito del mundo.
-¿Qué querías ser tú de pequeña?- pregunta el rubio una vez se ha recuperado.
-Yo...- ríe para sí como recordando algo- Yo quería ser una princesa.
-¿Una princesa? ¿Tú?- Y/n asiente avergonzada pero sin arrepentirse de habérselo contado- Entonces debes estar contenta, porque siempre te trataré como a una.
-¡Sanji!- ella le da un codazo amistoso en el brazo pero ríe de su flirteo.
-¿Por qué querías ser princesa, igualmente?
-No lo sé realmente, era muy pequeña... Supongo que la idea de tener toda los libros y vestidos que quisiera me hacía ilusión. También me encantaban los bailes- sonríe imaginando algo-, esos en los que un príncipe saca a bailar a una chica y dan vueltas hasta el amanecer.
Sanji observa a la chica durante unos segundos y acto seguido se separa de la encimera, colocándose en medio de la sala y extiende una mano hacia Y/n.
-Bailemos, pues.
-¿Qué? -Y/n se gira hacia Sanji pero sin apartar las manos del fregadero- Sanji, no hay música, no hay nada.
-Yo cantaré si eso quieres... Y tenemos a una princesa- hace un gesto con su cabeza hacia ella- y a un príncipe… - esta última insinuación parece ponerle nervioso, pero Y/n no sabe descifrar por qué- Y a un chico que quiere sacarla a bailar. Tenemos todo lo que necesitamos- como no parece que vaya a admitir que quiere hacerlo, Sanji da un paso hacia ella y coge su mano.
-¡Sanji! Estoy mojada.
-Es sólo agua- agarra haciendo un poco más de presión la húmeda mano de Y/n y tira de ella hasta salir de la cocina, a la cubierta del barco.
La noche ya estaba totalmente instalada y la Luna brillaba en lo alto del cielo. Sanji tiró de Y/n hasta llegar al centro de la cubierta. Una vez allí se giró hacia la chica y conectó su mirada con la de ella. Y/n estaba nerviosa, y aunque no lo mostrara, Sanji también. Soltó su mano y con una reverencia demasiado exagerada volvió a ofrecer su mano.
-¿Me ofrecería este baile, mi princesa?- Y/n miró directamente a los ojos a Sanji durante unos segundos, y él podría haber jurado ver que le temblaban las manos.
-Por supuesto- ella estiró su temblorosa mano hacia él y la poso delicadamente sobre la del chico, quien entrelazó sus dedos inmediatamente.
Sanji cogió la otra mano de Y/n y la colocó sobre su hombro y puso su mano libre en la cintura de la chica. Cuando levantó la mirada se dio cuenta de que la mirada de Y/n estaba clavada en su pecho, como si no fuera capaz de mirarle a los ojos. Sanji tuvo miedo entonces de que Y/n pudiera notar su acelerado corazón.
-No sé bailar, Sanji- no levantó la mirada.
-No importa, sólo sígueme- Sanji comenzó a tatarear una canción que podría pasar como una canción de baile.
Al principio ambos estaban un poco torpes, pisando al otro, tropezándose. Pero una vez cogieron el ritmo podrían haber pasado de verdad por una princesa y un príncipe, si no fuera por la ropa y la localización.
Parecía que, Y/n estaba teniendo la noche de su vida, cada vez que Sanji alzaba sus manos entrelazadas para darle una vuelta ella no podía evitar soltar una carcajada. Incluso de vez en cuando Sanji dirigía sus manos a la cintura de la chica y la alzaba en el aire dándole unas cuantas vueltas. La sonrisa que tenía Y/n en la cara hacía que absolutamente todo mereciese la pena, esa sonrisa podría hacer que Sanji quemase el mundo entero si ella se lo pedía.
En algún momento Sanji dejó de tararear, pero a ninguno de los dos le importó. Y/n apoyó su cabeza en el hombro de Sanji y este posó su barbilla sobre la coronilla de ella. Los dos se mecían levemente hacía los lados, disfrutando la compañía, escuchando la respiración del otro. Y/n sentía el calor corporal de Sanji filtrarse a través de su camisa, y estaba luchando contra el sueño.
-Espero haber satisfecho tu sueño de pequeña- susurra Sanji en su oído.
-Ha sido... Fantástico. Mi yo de niña estaría eufórica- sonríe contra su hombro.
-Y sobre tener todos los libros y vestidos que quieras... Probablemente no pueda cumplirlo ahora mismo, pero encontraré la manera de hacerlo.
-No hace falta que cumplas todos los caprichos de mi yo de cinco años, Sanji- ríe levemente.
-Haría lo que fuera por verte feliz, Y/n- Y/n para de moverse, para hasta de respirar, para mirar a Sanji, quien se arrepiente un poco de sus palabras. De decirlas, pero no de sentirlas.
-¿Lo dices en serio?- mira directamente a los ojos de Sanji- Lo dices en serio...- parecía sorprendida. Sanji no podía creer que ella si quiera se plantease que no estuviera interesado en ella. Dios, estaba loco por ella, hasta el resto de la tripulación ya se había dado cuenta de ello.
-Y/n, nunca he dicho nada tan en serio.
La chica aparta una de sus manos de los hombros de Sanji y la acerca a su cara. Posa su mano en un lado de esta y con el pulgar hace leves movimientos acariciando su mejilla. Sanji cierra los ojos disfrutando del contacto, se sentía como si una corriente atravesara su piel. Cuando vuelve a abrir los ojos, sin que ella interrumpa su contacto, ve que ella está más cerca que antes, por lo que no puede evitar mirar a los labios de Y/n durante un instante.
-Tus ojos están brillando, Sanji- este no puede ni hablar, podría desmallarse allí mismo. Y/n se acerca a la cara de Sanji, poniéndose de puntillas y deja un pequeño beso en su mejilla, justo donde ella le estaba acariciando. De ahí comienza a dejar pequeños besos hacia abajo, hasta llegar su mandíbula y a lo largo de esta. Sanji aprieta la cadera de Y/n bajo su agarre.
-No tienes que hacer esto por mí...- antes de que pueda terminar la frase un beso en la comisura de sus labios lo hace callar.
-Si estoy haciendo esto, es porque quiero hacerlo- Y/n levanta su otra mano para acunar el otro lado de la cara de Sanji e inclina su cabeza para alinear sus labios con los del cocinero.
Estando a apenas a una mano de distancia, Y/n muerde su labio inferior, ante lo que Sanji no puede evitar abrir sus labios levemente y dar un suspiro.
-¿Quieres besarme, Sanji? - pregunta, ya totalmente consciente de la respuesta. Pero quería oírla del rubio frente a sí.
-Joder- dice con una voz más grave de lo normal-. Sí.
-Pues hazlo.
Y con esa frase, Sanji pierde toda la compostura que le podía quedar y estampa los labios contra los de Y/n, lleva una de sus manos a la parte de atrás del cuello de la chica para intensificar el beso y el otro se queda en su cintura, haciendo círculos con su dedo pulgar.
En un momento, Sanji atrapa el labio inferior de Y/n con sus dientes haciendo que esta suelte un leve gemido. Acto seguido se separa de ella, no demasiado, y admira complacido que Y/n está tan aturullada como lo está él.
-Dios mio, eres hermosa Y/n- Y/n suelta una carcajada y Sanji se agacha un poco para conectar sus frentes- Tan hermosa como una princesa.
-Entonces eso se te convierte en mi príncipe.
-Tu príncipe, tu cocinero, tu sirviente, tu amante... Me da igual. Seré lo que quieras que sea.
-Creo que ahora mismo me interesa la parte de mi amante- sonríe malévolamente. Sanji tarda exactamente tres segundos en reaccionar, pensando que quizás se habría imaginado lo que, Y/n acababa de decir, o incluso que tal vez estaba soñando. Pasado los tres segundos Sanji se agacha y agarra a Y/n por la parte de abajo de sus muslos y la levanta, de modo que esta solo puede rodear la cintura de Sanji con sus piernas.
-A mi también me interesa muchísimo- Y/n no puede evitar reír mientras es cargada hacia dentro del barco.
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lacasaporelteclado · 2 years ago
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Si no puedes parar de ver cocinas blancas con uñero no eres la única persona, pero ¿sabes por qué? Descubre qué aportan para ser la nueva obsesión en decoración.
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Odiar amarte (Bjorn x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Parte 1
Sinopsis: la negativa de la mujer ante el pedido de Bjorn para rehacer lo que tenían no iba a detener al joven para seguir intentándolo. Y asi como Yvaga sería un nuevo comienzo en su calidad de vida, también lo sería en su relación.
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La primera en despertar del criosueño fue ____, quien se encargó de alistar todo lo mejor posible. Luego despertó Navarro, y entre ambas encaminaron el Corbelan hacia Yvaga ese último trayecto que quedaba.
Los demás fueron despertando uno por uno, todos menos Bjorn. Fue por eso que ____ se acercó s su criocámara.
—... ¿Por qué no saliste?—lo miró preocupada al ver que estaba consiente, pero sin levantarse.
—Queria ver si te preocupabas y venías a buscarme.—sonrió apenas, solo logrando que ____ le diera un golpe en el hombro y se largara del lugar.
Al llegar a Yvaga, el gobierno regente los mantuvo en cuarentena unos días. Investigaron el tema del xenomorfo, pues Yutani venía hace años experimentando con ellos. Incluso los años que los jóvenes estuvieron en el hipersueño, hubo otros accidentes con la criatura.
Pero todo eso quedó atrás cuando el gobierno les cedió una gran ayuda social. Una bonita casa, empleos livianos y la promesa de una vida tranquila fueron más que suficiente para olvidar todo lo vivido.
Pero mientras Rain se mudaba con Tyler y Kay, y Navarro y Bjorn vivían a unas manzanas, ____ se desvaneció.
En un inicio les comentó la oportunidad de unirse a un centro de investigaciones sobre plantas medicinales que Yvaga quería inaugurar, y lo emocionada que estaba con ello. Pero de un día para el otro desapareció. Y pasaron semanas sin tener novedades. Al menos hasta que Navarro la vio en las costas de la ciudad.
—¡Estaba ahí! Hurgando en las piedras de la costa.—miró a su hermano, quien enarcó una ceja incrédulo.
—¿Y por qué no te acercaste a hablarle?—Kay la miró preocupada—. No sabemos nada de ella hace mil años.—
—Un chico se acercó a ella, y se fueron juntos en un vehículo. Yo estaba lejos, no me escuchó cuando la llamé...—
—Osea que ya tiene novio y se olvidó de Bjorn.—Tyler miró divertido a su primo, quien no tardó en levantarse molesto y salir de la sala.
—Tenían el mismo uniforme, eso dice que son compañeros...—
—Si entró a ese proyecto de hierbas medicinales... ¿Tal vez buscaba algas?—Rain lo meditó un segundo—. Significa que puede volver a ir. Podemos quedarnos en la playa...—
—¿Y qué? ¿Quieres plantarte ahí todo el día y esperar a que aparezca?—Bjorn la miró desde el umbral de la cocina—. Es evidente que no le importamos, se esfumó. No quiere vernos.—
—A ti no quiere verte, y por ello todos estamos en el mismo problema.—Kay sonó molesta—. Todo es tu culpa... yo sí quiero ir a la playa.—
—Voy con ustedes.—Navarro sonrió emocionada—. Aún no veo el atardecer sobre el mar.—
Bjorn no podía creer la emoción del trío de chicas, parecían ignorar el hecho de que ____ no quería verlas...
¿No quería?
De todas formas...
Él sí quería verla.
Era un hermoso sábado por la mañana cuando ____ llegó a las costas del norte de Yvaga. Dejó su bicicleta sin mucho cuidado en la acera lindera a la arena, y tras quitarse los zapatos caminó hacia el agua. Le gustaba la sensación cosquilleante de la arena bajo sus pies, asi que disfrutó el corto trayecto.
Se acercó a unas grandes rocas de la orilla, comenzando su búsqueda de algas. Fue solo unos minutos después que un llamado desesperado la hizo voltear.
—¡____! ¡Quédate ahí quieta, señorita!—una Kay apresurada corría con dificultad por la arena, hundiéndose torpemente por usar zapatos pesados. ____ sonrió.
—No me iré.—volvió la atención a las piedras—. Tengo una buena porción de porquería verde aquí...—
—Asi que adiviné.—Rain y Navarro se acercaron a paso más seguro que Kay, apoyándose en la piedra que respaldaba a su amiga—. Eran algas.—
—¿Me espiaban?—Kay finalmente llegó, viendo a ____ guardar algas en un contenedor de plástico—. Que triste.—
—Te vi de casualidad antes... Perdón si me preocupo por una amiga que desapareció de la nada.—Navarro rodeó la roca, agachándose a su lado—. ¿Cuál es tu maldita excusa por habernos ignorado asi.—
—No las ignoré.—la miró finalmente—. Solo... No las estaba buscando.—cerró el contenedor ya lleno, dejándolo sobre las rocas—. Lo siento si las preocupé.—
—... Que disculpa más asquerosa.—
—Bueno, es la única que tengo.—____ se acercó al agua—. Yvaga es genial, y yo solo quiero... Aportar mi ayuda. Debo pagar la oportunidad que nos dieron ¿No crees?—
—¿"Nos dieron"?—Kay enarcó una ceja confundida.
—Si ayudaba en el laboratorio, les darían buenos lugares a ustedes. Y a mi, claro.—sonrió apenas—. Perdón si no te visitaba, Kay. Pero con saber que estabas a salvo y lejos de una mina de carbón estaba tranquila.—
—Nadie te pidió un esfuerzo asi.—Navarro llamó su atención.
—Son mis amigos, haría lo que sea por ustedes. No necesito tu permiso...—sonrió divertida antes de tenderle una especie de microscopio chiquito—. ¿Quieren ver algo genial? Hay gambas chiquitas que viven entre las rocas.—
Tal vez ____ no era una persona muy amorosa como Kay, o abierta como Navarro. Pero amaba a sus amigos, y el trío de chicas en aquella playa lo entendió al enterarse de todo lo que ella hizo por su seguridad.
—Le dijeron que si trabajaba en el laboratorio, nos mantendrían en el sector B, a todos.—Rain miró a Tyler, notando lo sorprendido que estaba—. ____ esta en el área de biomateria.—
—¿Por qué diablos no nos lo dijo?—Bjorn apoyó los brazos en la mesa—. Solo... desapareció.—
—Estamos hablando de ____, Bjorn. Desaparecerse por días era algo muy suyo en Jackson ¿Recuerdas?—Navarro se sentó a su lado—. Esta muy emocionada por este proyecto... Creo que ni siquiera duerme bien.—
—Pasó la tarde con nosotras pero nunca dejó sus apuntes.—Kay apoyó el mentón en la mesa, mirando con cierta tristeza aquella pecera con gambas blanquecinas que había juntado en la playa. (Mi sueño frustrado es tener de esas... Ahre cortaba el relato)
—Bueno, siempre estaba trabajando.—Tyler recordó las tardes de ausencia en las reuniones de fines de semana—. Supongo que aquí será igual.—
—No. No puede ser.—Bjorn lo meditó un segundo—. No puede ser una loca del trabajo aquí también, debe relajarse... Y la idea de que se sobreexija para que nosotros vivamos bien... No me gusta nada.—
Un silencio algo raro los rodeó. Todos creían que Bjorn tenía razón. Y debían hacer algo al respecto.
—Solo será la cena y luego me voy.—
—No, señora. Usted se quedará aquí con nosotros.—Kay la abrazó por la espalda—. Haremos una pijamada~
____ entró a aquella casa y de inmediato fue recibida por sus amigos. Y por Bjorn.
Mientras la lasagna se cocinaba en el horno y Kay llenaba su acuario de más y más plantas, ____ les relataba qué había estado haciendo esos días. Y Bjorn lo supo, la chica estaba comenzando a perderse de nuevo en ese círculo vicioso de trabajo.
—Debes controlarte con eso.—Rain la miró preocupada, diciendo en voz alta lo que todos pensaban—. Vinimos a Yvaga para mejorar nuestra forma de vida... Y tú haces exactamente lo mismo que antes.—
—Si, pero... Ahora lo hago feliz y bajo el sol.—____ intentó bromear, pero a su amiga no le hizo gracia—. Bueno bueno... Intentaré calmarme con eso.—
Después de la cena, y tras tontear un poco entre todos, media docena de colchones se desparramaron por toda la sala. Y todos cayeron rendidos enseguida. Todos menos ____.
Bjorn dormitaba apenas, cuando unos ruidos del comedor llamaron su atención. Se levantó con cierta pesadez, y esquivando a todos sus amigos tendidos en el suelo, se abrió paso hasta el comedor. Y entonces vio a ____ sentada en el marco de la gran ventana que daba a la playa.
—¿No puedes dormir?—la chica se dio un pequeño susto, pero no tardó en asentir—... ¿Puedo acompañarte?—
Algo insegura, ____ le hizo un lugar, y Bjorn no tardó en acercarse. Se sentó a su lado, cuidando no invadir mucho su espacio. Era la primera vez en su vida que se sentía tan nervioso por estar cerca de ella. Algo que sonaría imposible de creer en sus años de noviazgo, donde no se separaban para nada. Al menos hasta que todo se fue al diablo.
—¿Que es eso que se ve a lo lejos?—el chico señalo las costas a lo lejos, donde algo resplandecía apenas.
—Las gambas que viven en las rocas tienen un pigmento en su exoesqueleto que las hace bioluminiscentes.—explicó ____.
—... ¿Como me habías dicho en la nace? ¿Poco agraciado de cerebro?—la chica lo miró—. Hablas en chino para mi, cariño.—no pudo evitar sonreírle, y Bjorn se la devolvió.
—Bichos chiquitos. brillar en luna. Bonito.—habló cual salvaje, señalando la pecera de Kay detrás de ellos. Bjorn resopló con gracia.
—Ya ya, entiendo.—notó el leve resplandor de las criaturas sobre la cajonera de la sala. Eran bonitas—... Sobre lo que hablamos hoy... Era en serio, debes relajarte.—se tornó más serio, y ____ notó eso.
—Me gusta mi trabajo, de verdad es algo que disfruto hacer...—Bjorn estaba por hablar, pero vio que ella continuaría—. Pero vi la preocupación de las chicas en la mañana... asi que lo tomaré con calma.—
—No puedes desaparecer así... Hacías lo mismo en Yvaga.—
—Y por eso hiciste lo que hiciste ¿No?.—Bjorn se aferró al marco de la ventana, afectado por el tono neutral y cortante de aquello—. Me engañaste. Y antes de que te defiendas, esta bien... No fui una novia presente... lo entendí apenas hoy.—
—No, no pienses que es culpa tuya... Yo fui un idiota.—
—Ah, sí lo fuiste. No dije lo contrario.—____ se apoyó en el marco lateral de la ventana—. Me enamoré de mi trabajo, más de lo que lo estaba de ti... Descuidé lo nuestro, y tú tampoco te esforzaste mucho en intentar mejorar las cosas...—un aire helado la hizo tiritar apenas—. Los dos fuimos unos idiotas.—La chica bajó de la ventana, ya algo afectada por el frío y el cansancio—. Será mejor que vayamos a dormir, mañana trabajo por la tarde, y creo que podría descansar bien por primera vez en semanas.—
—... aún quiero intentarlo.—Bjorn no tardó en alcanzarla—. Empezar de cero.—
—... seamos amigos ¿Si? Asi nos evitamos el ciclo repitente de yo estresada por el trabajo y tú engañándome con una mesera.—
—Lo dices tan a la ligera que parece que no te importa.—
—Oh, no no no. No confundas mi actitud ahora. Porque en ese entonces me destrozaste el corazón.—la voz de la mujer se quebró un poquito en esa última palabra, y Bjorn sintió la urgencia de abrazarla en cuanto ella le dio la espalda.
—Lo lamento... Lo lamento de verdad.—la abrazó incluso más fuerte—. Fui un imbécil... Déjame arreglarlo... Si tú quieres.—apoyó el mentón en su hombro, agachándose un poco por la diferencia de altura—. Pero si dices que no, seguiré insistiendo.—
—Ah, que molesto.—
—Juntaré algas contigo... Te acompañaré al trabajo, y te esperaré a la salida... Veré que comas bien, que duermas bien... Me esforzaré para mejorar las cosas... Solo déjame hacerlo.—
____ se aferró a los brazos que rodeaban su pecho, asintiendo apenas. Bjorn sonrió, sintiendo cómo la chica se relajaba bajo su tacto.
Sabía que las cosas serían extrañas en un inicio, que no todo sería color de rosa. Pero se esforzaría, haría lo que sea para recuperar el corazón de la amante del trabajo.
La verdad yo no sé si podría perdonar algo asi.
No sé, nunca tuve pareja, quéseyo cómo reaccionaría. Re solari la piba xd.
Pero calculo que no volvería, no me olvido fácil de las cosas, no podría ignorar el hecho de que en algún momento me cagaste we.
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love-letters-blog · 6 months ago
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Para la MAMÁ AGOTADA que se esconde unos minutos a llorar en el baño...
Para la mamá escondida en el baño, porque necesita unos minutos de tranquilidad mientras le resbalan lágrimas de los ojos.
Para la mamá que está tan cansada que siente que no puede continuar, que daría lo que fuera por un momento de paz.
Para la mamá que llora en su cuarto por haber regañado a los niños por una tontería, una tontería que la hace sentir culpable.
Para la mamá que batalla desesperadamente al ponerse unos pantalones de mezclilla porque quiere verse bonita y lucirlos para sentirse mejor.
Para la mamá que pide pizza de cenar porque no le alcanzó el tiempo para hacer la cena de nuevo como ella esperaba.
Para la mamá que se siente sola, aún cuando esta acompañada.
Tú vales mucho.
Tú eres importante.
Tú eres suficiente.
Esto es una etapa, una etapa loca y desafiante para todas las mamás.
Pero al final todo valdrá la pena. Por ahora es difícil. Difícil en muchas y distintas maneras para cada una de nosotras. No siempre lo hablamos, pero todas batallamos, no estás sola.
Tú eres suficiente.
Tú das lo mejor de ti.
Esos pequeños ojos que te observan piensan que eres perfecta, piensan que eres más que perfecta.
Esas pequeñas manitas que piden tus brazos, piensan que eres la más fuerte y que puedes conquistar el mundo.
Esas pequeñas boquitas comiendo lo que cocinas, piensan que eres la mejor porque no les hace falta nada de comer.
Esos pequeños corazones que buscan el tuyo, no quieren nada más que a ti.
Porque tu eres suficiente para ellos, tú eres más que suficiente, mamá.
Tú eres maravillosa…🌹
​—-☮️
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nagycyra · 6 months ago
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Pequeña esposa
Advertencia: Los menores no participan en la historia, diferencia de tamaño, contenido NSFW. Resumen: Miguel no siempre llegaba todas las noches, muchas veces estabas dormida o él estaba en misiones importantes, pero las noches en donde sus tiempos coinciden son utilizadas de muchas maneras.
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Las rutinas casi siempre son las mismas, al menos durante algunas noches, no era aburrido, tener algunos pasatiempos y algunos deberes dentro del hogar eran suficientes para mantenerte distraída. La cocina se había convertido en una buena manera de perder el tiempo y esa noche era exactamente lo que querías, perder el tiempo.
Habías estado siendo particularmente activa en el día a día, casi se completa una semana que no veías a Miguel, sabes que se encuentra bien, sigue respondiendo tus mensajes sin problema alguno, asegurando que finalmente podrá regresar a casa. Ahí la razón por la que estás tan inquieta cocinando, haciendo un pequeño postre para ambos y una cena completa, asegurándote de hacer una porción más grande por si tu esposo estaba hambriento.
No sabías la hora en que Miguel volvería, pero no querías ser tomada por sorpresa, tan concentrada estabas que ni siquiera pudiste escuchar el peculiar sonido causado por el portal.
Miguel pudo observar con facilidad desde el comedor la forma en que te movías con rapidez por la cocina, sazonando la comida, lavando los trastes e incluso limpiando un poco las manchas que quedaban, la ternura que invadió su corazón fue suficiente para hacer que sonriera mientras la máscara que cubría su rostro desaparecía.
Con pasos sigilosos se acercó a tu pequeño cuerpo, solo pudiste darte cuenta de su presencia cuando fuiste arrinconada por él.
Soltaste un pequeño chillido de sorpresa mientras te sobresaltas al sentir la imponente figura de tu esposo detrás de ti.
—Miguel, dios, no me asustes así — te quejaste con un ligero sonrojo en tus mejillas mientras te dabas la vuelta para enfrentar a tu esposo.
Pero él no te lo permitió, sujeto tus caderas con firmeza mientras pegaba su cuerpo al tuyo, haciendo que sintieras su fuerte torso contra tu espalda mientras él se inclinaba y deja suaves besos por el costado de tu cuello, sentías como sus colmillos rozaban con tanta suavidad tu piel, provocando que sintieras ligeros cosquilleos que apenas podías soportar.
—Basta, me haces cosquillas — dices entre pequeñas risitas mientras Miguel sigue besando con suavidad tu suave piel, acariciando con sus dedos suaves patrones sobre tu cadera. Él veía la forma en que te retorcías bajo su toque, sus atenciones, tan bonita, tan linda a sus ojos. Apenas podía contener el deseo que lo consumía como una intensa llama, calentando todo su cuerpo a fuego lento.
—Te extrañé — murmuró suavemente cerca de tu oído, haciendo que un escalofrío bajase por tu espalda mientras tus mejillas se adornaban con un lindo color rojo, podías sentir cómo una de las manos de Miguel subía lentamente hasta llegar a uno de tus costados, introduciendo su mano entre la tela de tu delantal hasta llegar al borde de tu suéter.
—¿Debería? — preguntó Miguel con una sonrisa engreída al ver como el nerviosismo empezaba a invadir tu cuerpo, la forma en que te estremeciste cuando su mano finalmente tocó la suavidad de tu piel.
—Miguel…
Él tarareo con satisfacción al ver cómo te desmoronabas ante sus caricias, parece ser que él no era el único afectado por la lejanía.
Miguel arqueó una ceja al notar que no llevabas puesto sostén, su mano subió hasta tu seno izquierdo, apretando con cierta suavidad mientras provocaba suaves jadeos de tu parte.
—Tan necesitada — arrulló mientras daba besos en el costado de tu cuello, pellizcando tu pezón hasta que arqueas suavemente tu espalda, frotando provocativamente tu trasero contra el bulto de Miguel.
Él sonríe satisfecho por tus acciones, sabiendo perfectamente lo que ambos necesitan, tan desesperados por el toque del otro, tú comportándote tan accesible a sus atenciones mientras él no hace más que provocarte para desmoronarte en sus brazos, siempre haciendo lo que a él más le gusta, mostrándote de una forma tan bonita para él, tan amada y deseada, solo para él.
Disfrutas el toque de tu esposo, sabe como provocar tu cuerpo, él sabe perfectamente los puntos más sensibles y cómo acceder para poder ser más estimulante de la mejor forma.
Miguel sacó su mano de tu ropa, estaba cansado de ser tan paciente, con una rapidez asombrosa, te dio la vuelta solo para levantarte en su hombro como si fueras un costal de papas.
—Miguel, la comida — chillaste con algo de sorpresa mientras una sonrisa divertida se dibujaba en tus labios — No es nada agradable ser follado por ti mientras un posible incendio ocurra en mi cocina.
Tus palabras fueron reemplazadas con un pequeño grito al sentir como Miguel te daba una bofetada en el trasero, provocando que tus mejillas se sonrojaran mientras él caminaba contigo directo a la habitación.
—No deberías preocuparte por eso ahora — contestó Miguel para después abrir la puerta con su mano libre. Risas salían de tus labios al ver cuan desesperado estaba por ti, como si fueras su mayor vicio.
—O´Hara, ¿acaso estás tan necesitado? — preguntaste con una sonrisa pícara mientras sentías como Miguel se adentraba con rapidez a la habitación y te dejaba sobre la cama.
Alzaste tu mirada para verlo, tu corazón dio un vuelco al ver el brillo depredador en los ojos de Miguel, un rojo tan intenso como un rubí, un deseo que era casi palpable, imposible de ignorar, oh, sabes perfectamente que tu esposo lo que menos necesita es escuchar tus burlas, pero, provocarlo muchas veces es lo mejor.
—Bebé, adoro escuchar tu voz — habló Miguel con un tono bajo, casi como un murmullo, su mano sostuvo con suavidad tu mentón para que no desviaras tu mirada de él — pero en estos momentos prefiero que uses esa linda boquita en otra cosa.
Tus mejillas se sonrojaron ante esas palabras, inconscientemente volviste a ver el bulto que sobresalía entre las piernas de Miguel, él no intentó detenerte, sabe perfectamente la forma en que tu cabecita trabaja, la forma de hacer que unas simples palabras confundan tus bromas hasta convertirlas en un innegable deseo.
Mordiste con suavidad tu labio inferior mientras sentías como Miguel empezaba a deshacerse de tu ropa, de una forma tortuosamente lenta, deshaciendo el nudo de tu delantal solo para lanzarlo a algún lugar de la habitación, tu cuerpo se calentaba lentamente, casi volviendo desesperante la idea de esperar.
Sin dudarlo, te quitaste el suéter, dejándolo mientras Miguel te quitaba tus pantalones cortos junto con tus bragas, dejándote totalmente expuesta ante él. Jurarías que por un momento lo escuchaste gruñir, como si el solo hecho de verte en ese estado fuera suficiente para causar estragos en todo su cuerpo.
Miguel puso sus manos sobre tus rodillas, abriendo tus piernas mientras tu te acostabas y observabas la hambrienta mirada de tu esposo, tu corazón latía rápido mientras sentías el aliento de Miguel entre tus muslos, él se había agachado hasta poder dar suaves besos en tus muslos, subiendo lentamente hasta llegar a tu sensible coño, la humedad de tu excitación era evidente, algo que hizo sonreír a Miguel, mostrando sutilmente sus colmillos mientras subía su mano hasta acariciar tu sensible clítoris con su pulgar, haciendo movimientos de círculos sobre tu manojo de nervios.
Tus suaves gemidos inundaron el silencio de la habitación, sonabas tan bonita, solo para él.
—Miguel, deja de jugar — te quejaste, haciendo que tu esposo soltara una pequeña risa ante tus protestas.
Miguel deslizó dos dedos a través de tus húmedas paredes, chupando tu sensible clítoris, curvando sus dedos para tocar ese punto dulce que siempre te hacía enloquecer.
Pusiste los ojos en blanco al sentir como tu cuerpo empezaba a estremecerse a causa del placer, estabas tan cerca del clímax, sentiste la tensión en tu vientre como un nudo que estaba a punto de soltarse, hasta que Miguel se detuvo abruptamente, alejándose un poco mientras sonreía al ver ese lindo puchero en tus labios.
Solo pudiste escuchar el sonido de su traje desaparecer, su imponente figura sobre tu cuerpo, una de sus manos alineaba su dura longitud contra tu húmeda entrada, no tuviste tiempo de reprochar, sintiendo el estiramiento de tus paredes mientras su gruesa polla se hundía profundamente en tu interior. Tu calidez apretaba deliciosamente su polla, te sentías tan llena, tan sensible, corriendote sobre su polla mientras gimoteas, fue el único empuje que necesitas para que la tensión de tu vientre se suelte en un delicioso orgasmo.
Tu mente estaba aturdida, el placer provocaba los estragos que tu cuerpo necesita después de todos esos días sin verlo. Tus paredes apretaron maravillosamente la polla de Miguel, teniendo pequeños espasmos mientras tu orgasmo se prolongaba al sentir como Miguel empujaba, su punta golpeó ligeramente tu cuello uterino hasta que te aferraste a las sábanas bajo tus manos. Arqueando suavemente tu espalda mientras Miguel se inclinaba y deposita suaves besos sobre tu cuello, sintiendo los temblores de tu cuerpo.
—Aférrate a mi — arrullo suavemente cerca de tu oído mientras tomaba tus manos con suavidad para guiarlas a sus fuertes hombros.
Te aferraste a él mientras sentías como empezaba a bombear lentamente, dejando que tu interior se adaptara a su tamaño, era sorprendente cómo había pasado cerca de una semana y ya estabas tan apretada.
Miguel te arrullaba con suaves palabras, diciendo lo bien que lo estabas tomando, lo apretada que estas para él, la hermosa esposa que eres. Tu mente estaba aturdida ante las palabras de Miguel, sintiendo como el ritmo de sus embestidas aumentaba hasta hacer que tu cuerpo cediera completamente a Miguel.
Su dura polla estiraba tus paredes, tocando tus puntos sensibles, golpeando una y otra vez mientras tu arañas sus hombros, el golpeteo constante de la cabecera hace acompaña tus gemidos mientras Miguel suelta unas maldiciones al sentir como lo apretase.
—Eso es nena, lo haces tan bien, te sientes tan, tan bien
Su voz era profunda, llena de lujuria, jugando con tu mente nuevamente mientras volvías a arquear tu espalda y gemías su nombre, la tensión en tu vientre aumento con cada embestida de Miguel, tus gemidos se volvieron más agudos mientras cerrabas los ojos.
Tus paredes apretaban la polla de Miguel, tu orgasmo te golpeo con fuerza, haciéndote gemir, pero esta vez tus gemidos fueron silenciados con un apasionado beso de Miguel, sus lenguas danzaban en una desordenada competencia, pero estabas tan borracha del placer que Miguel pudo dominar con total facilidad. Las embestidas de Miguel se volvían cada vez más erráticas hasta que sentiste como tu interior era llenado con el cálido semen de Miguel.
La respiración de ambos se había vuelto superficial, tus mejillas estaban sonrojadas, sin poder evitar el desastre húmedo entre tus muslos. Miguel soltó un pequeño suspiro mientras salía de tu interior para después notar como su semen se desbordaba de tu entrada, causando una escena tan erótica para él.
—Eso, fue bueno —dijiste entre pequeños jadeos, ingenuamente creías que eso era suficiente para Miguel, pero tu esposo no se conformaba con solo eso.
Te sobresaltaste al sentir como Miguel tomaba tus caderas para girarte y hacer que tu cuerpo quedara acostado boca abajo, intentaste protestar, pero sentir como su dura polla se hundía sin piedad en tu interior te hizo gemir, tu cuerpo estaba tan sensible que tus balbuceos sonaban como placenteros gemidos, por suerte para tu aturdida condición, Miguel empezó a moverse con más lentitud, pero eso solo hacía que tus paredes lo apretaran deseosamente, como si quisieran ordeñarlo hasta la última gota.
Tus manos apretaban las sábanas, aceptando todo lo que te daba, tu cuerpo cediendo al placer hasta que en algún punto de la noche, no pudiste seguir el paso, quedando en un profundo sueño.
A la mañana siguiente, despertaste con pesadez, tu cuerpo estaba adolorido, no solo por los chupetones que Miguel había dejado por todo tu cuerpo, especialmente tus muslos y espalda, también porque no recordabas cuántas veces habías llegado al clímax.
La calidez de Miguel hizo que te sintieras reconfortada, acurrucándote sobre su pecho mientras él acariciaba suavemente tu cabello.
—Buenos días amor — saludó con una sonrisa en sus labios, ¿Cómo no iba a estar feliz después de todo lo que hicieron?
Tu mente divagaba entre esos recuerdos, provocando que el calor de tus mejillas aumentará, no querías decir nada extraño en la mañana, te dolía un poco la garganta después de haber gemido toda la noche, pero, había algo que no podías evitar pensar.
—Entonces — tus palabras fueron suaves, era un poco torpe pero simplemente no podías sacarlo de tu cabeza — ¿si apagaste la estufa?
Miguel soltó una carcajada al escuchar tu pregunta, acababan de verse después de varios días, fuiste reclamada sin piedad por él, ¿solo te preocupabas por eso?
—Si, apagado, por Dios — contestó Miguel con una sonrisa mientras te abrazaba con más firmeza, aferrándose a la calidez de tu cuerpo. 
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s1itta · 2 months ago
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Regalos? Bakugō x Oc fem
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Meko (Oc) recibe unos regalos inesperados de una persona con la que no tiene relación en absoluto.
Me acababa de despertar después de pasar todo el día con Recovery Girl, así que me dirigí hacia los dormitorios de la U.A. para seguir durmiendo.
Después de unos cinco minutos, llegué al salón, donde estaban Mina y Ochaco viendo la tele.
—¡Oh, Mako-chan! ¿Ya te sientes mejor? —Ochaco se giró sobre el sofá para mirarme.
—Hola, chicas. Sí, ya me encuentro mejor —me acerqué al sofá para poder hablar mejor con ellas.
—Mako-chan, yo que tú me iría ya al cuarto —Mina miró cómplice a Ochaco y se sonrieron mutuamente.
—¿Por qué? ¿Tengo mala cara? —Inmediatamente me miré en la pantalla del móvil para ver si tenía cara de muerta.
—No, no, es solo que hay algo que te está esperando y, si tardas mucho, a lo mejor explota.
Miré a Mina con una ceja levantada.
—¿Es un juego de palabras...?
Las dos se quedaron calladas mientras soltaban una ligera risa, así que decidí hacerles caso y me fui hacia la habitación, que estaba en el segundo piso.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, pude ver de lejos una caja delante de mi puerta.
—¿Qué es eso...? —me pregunté a mí misma, ya que que yo recordara, no había comprado nada por internet.
A medida que me acercaba, pude ver que era una caja muy bonita de color rosa y tenía una pequeña nota encima. La cogí y entré a la habitación.
—Recupérate, tonta. Espero que esto te haga feliz —leí en la nota. Ni siquiera estaba firmada, aunque la letra me sonaba algo familiar y olía ligeramente a caramelo de café.
Dejé la nota en mi mesita y abrí la caja. Dentro de ella había un pequeño cesto con ciclámenes, unas flores que resisten muy bien el frío. Me quedé mirando las flores con atención.
¿Quién me podría haber dejado este regalo en la puerta? Era lo único que estaba en mi cabeza. La nota no tenía ninguna firma, y solo tenía como pistas su letra y el perfume que había en ella.
——
Después de haberlas acomodado en mi mesa de noche, decidí salir de la habitación para investigar. Lo primero que hice fue buscar a las chicas para pedirles ayuda.
—Hola, chicas —saludé a todas las que ahora estaban en el salón.
—Mako-chan, ¿vienes a preguntar cuándo haremos la cena, no? —Jirou rió por lo bajo mientras me miraba.
Mis mejillas se pusieron de un leve tono rojo. Siempre bajaba todas las noches a preguntar cuándo haríamos la cena.
—Esta vez no —contesté sonriente.
—Me han dejado unas flores delante de la puerta y no sé quién ha sido, así que vengo a pediros ayuda.
Las chicas me miraban atentas; parecía como si ellas ya supieran quién había sido.
—¿Y bien?
—Lo siento, Mako-chan, pero esto lo tienes que descubrir tú sola, kero —Tsu fue la que respondió mientras las demás chicas asentían.
Solo suspiré con cansancio y me fui a la cocina, donde estaban Deku y Denki.
Me acerqué a ellos para poder oler sus perfumes y ver si alguno tenía un parecido, pero no parecía coincidir en absolutamente nada, hasta que se me ocurrió algo.
—Oye, Deku, ¿de casualidad no sabrás de quién es este perfume? —Le acerqué la nota a la nariz. Esto se me había ocurrido porque Deku apunta TODO en su libreta, y no me extrañaría si también apuntara nuestros perfumes. Sonreí inconsciente ante mi gran idea.
—¿Este no es el perfume de Kacchan?
Mi sonrisa se desvaneció al instante.
—¿Eh? —Eso fue lo único que salió de mi boca durante dos minutos.
—¿No hay alguien más que use ese perfume?
Deku negó y se preparó para hablar, aclarando su garganta y levantando un dedo, como en el meme.
—Kacchan es el único que huele así debido a su quirk. Aunque él huele más dulce, estoy seguro de que la nota huele así porque le habrá puesto perfume, y esto habrá intensificado el olor dulce.
Cuando terminó de hablar, me quedé tiesa mirando hacia la encimera.
¿Por qué Bakugō me regalaría unas flores? Apenas hablo con él, y cuando lo hago parece que me ignora; ni siquiera me grita como al resto.
—Ah —Denki soltó una carcajada mientras me hacía una foto.
—¡JAJAJA, vaya cara se te ha quedado, Mako!
Mi cara en ese momento era un cuadro, y no entendía el porqué.
Después de unos días, nada más volvió a aparecer en mi puerta, y por algún motivo me sentía un poco triste al no ver ninguna otra señal.
Hoy iba a ser un día cansado, ya que íbamos a entrenar aún más nuestros quirks, y yo estaba un poco preocupada, ya que la última vez acabé con Recovery Girl por esforzarme demasiado.
—¿Qué te pasa, Mako? ¿Estás nerviosa? —Ochaco se acercó a mí mientras me sobaba un poco el hombro.
—Tengo miedo de volver a sobrepasar mis límites —contesté, mientras inconscientemente miraba la espalda de Bakugō. Pareció darse cuenta, ya que al instante se giró con la intención de gritar algún insulto, pero al verme, se quedó callado y se volvió a girar.
Fruncí el ceño al instante. ¿Acaso le caigo tan mal que ni me habla?
—Oye, Ochaco, ¿le caigo mal a Bakugō?
Ochaco palideció al instante.
—Eh, bueno, "caer mal" no es algo que yo diría, jeje...
La miré, luego volví a mirar la espalda de Bakugō. Entonces, ¿qué es? me pregunté a mí misma.
——
—Mako-chan, deberías tener más cuidado la próxima vez.
Iida, nuestro perfecto delegado, me estaba echando la "bronca" porque había terminado otra vez con Recovery Girl.
Yo le sonreí con pena y asentí.
—Lo sé, lo siento. Es que estaba un poco distraída.
—Mako-chan, ya te puedes ir a la habitación —Recovery Girl dejó un beso en mi frente para ayudarme a ponerme de pie—. Y tú, te quedas aquí para redactar la asistencia —le señaló a Iida mientras me abría la puerta para dejarme ir.
Mientras me dirigía al edificio de las habitaciones, empecé a sentirme aún más cansada a causa del quirk de Recovery Girl.
—Mierda —solté, mientras me agachaba en el suelo para intentar recuperar un poco de energía. Estuve así unos minutos hasta que sentí una mano en mi hombro.
—Iida-kun, ahora voy a la habitación, no me metas prisa —dije, imaginándome que Iida ya había salido de la enfermería.
—Tsk, yo no soy ese motor con cabeza.
En ese momento, al escuchar su voz, mi cuerpo se congeló. Bakugō estaba detrás de mí, y podía sentir el calor de su mano apoyada en mi hombro.
—Ah —fue lo único que pude decir.
—¿Cómo que "ah"? ¿Acaso querías que fuera él? —en su voz podía escuchar la irritación, aunque parecía estar conteniendo su enfado.
Me puse de pie lentamente para intentar no caer y miré de reojo a Bakugō. Él tenía su típico ceño fruncido, pero parecía estar calmado.
—Te has vuelto a sobrepasar, tonta —dijo mientras quitaba su mano de mi hombro y la pasaba a mi muñeca para empezar a andar en dirección a las habitaciones.
—Bakugō, no hace falta que me ayudes.
—Si no te ayudo, acabarás con la señora besos otra vez, estúpida —se me escapó una carcajada al oír el mote que le había puesto a Recovery Girl. Una vez llegamos al edificio, me acompañó hasta la puerta de mi habitación.
—Gracias, Bakugō. Si no me hubieras acompañado, seguramente me hubiera caído en medio del salón —dije, soltando una risa para acompañar la verdad.
—Tsk.
Fue lo único que dijo, dándose la vuelta con intención de irse mientras yo me quedaba en mi puerta. De repente, se detuvo en seco y se giró hacia una de las máquinas expendedoras que había al lado del ascensor.
—Toma —dijo, mientras volvía y me entregaba un cartón de leche de chocolate. Miré curiosa su regalo y luego lo miré a él. Tenía la cara ligeramente roja y notablemente relajada. Me quedé admirándolo unos segundos sin decir nada; nunca había visto a Bakugō de esa manera.
—Oye, Bakugō, te ves muy bien cuando no tienes cara de irritado —confesé sin darme cuenta, lo que hizo que su cara se enrojeciera aún más.
—¡YO SIEMPRE ME VEO BIEN! —gritó, mientras abría la puerta de mi habitación y me metía dentro de un empujón. Después de eso, me tiró una pequeña caja y se fue irritado, cerrando la puerta de un portazo.
En el suelo de mi habitación, miré la pequeña caja que Bakugō me había lanzado. Parecía una caja de joyería, y olía exactamente igual que la nota de las flores. Después de quedarme absorta mirando la caja, decidí abrirla. Me encontré con un brazalete fino decorado con un lazo y pequeñas piedras. "De piedra me quedé yo", más bien dicho.
Al instante me levanté con energía, sosteniendo la caja en la mano. Parecía que toda la fuerza que me faltaba había regresado de golpe. Corrí por el pasillo hasta el ascensor, consciente de que si no me apresuraba, Aizawa-sensei podría regañarme por andar tan tarde por los pasillos.
Salí del ascensor y me dirigí a la habitación de Bakugō. Di unos golpes suaves en la puerta, y al cabo de un minuto, él la abrió, ya vestido con su pijama.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con molestia.
Sin decir nada, entré en su cuarto y dejé la cajita en la mesa de noche junto a su cama.
—¿Me estás regalando estas cosas porque piensas que soy débil? —dije, con el ceño fruncido.
—¿Eres tonta o te haces? —Bakugō no parecía afectado por mi comentario y me miraba con una ceja alzada.
—¿Me estás llamando débil? —seguía sin entender nada, mirándolo en busca de una respuesta.
Para mi sorpresa, Bakugō bajó un poco la mirada, algo muy inusual en él. Nunca se muestra vulnerable ante nadie, lo que me preocupó.
—¿Bakugō? —lo llamé con inquietud, acercándome mientras olvidaba la cajita en la mesa.
—¿No te gusta? —parecía algo decepcionado, y sus palabras se atropellaban un poco—. Tus amigas me dijeron que te encantan las flores y ese tipo de brazaletes...
Me quedé congelada. ¿Bakugō había preguntado a las chicas qué cosas me gustaban para regalarme?
—¿Bakugō, qué te pasa?
—Tks, realmente eres inútil —Bakugō me dio un manotazo en el brazo y fue hacia su cama para sentarse en ella—. Ven —ordenó. Yo obedecí y me acerqué, quedando de pie frente a él.
—Escúchame, estúpida. Me interesas, y no de la manera de ser amigos. No te lo repetiré, así que espero que lo entiendas —dijo mientras sacaba el brazalete de la cajita y lo ponía bruscamente en mi muñeca—. No lo pierdas, o te haré comprar otro.
Con eso, me tomó del brazo y me arrastró hacia la puerta, expulsándome de su habitación y cerrando la puerta en mi cara.
Todo el tiempo que estuve en su habitación no entendí nada, pero mientras me quedaba frente a su puerta, sus palabras resonaron en mi cabeza. ¿Le gusto a Bakugō? Mis ojos se abrieron de par en par, y mis mejillas se pusieron rojas de manera inconsciente.
—Mako, si sigues ahí parada, te pondré una sanción —logré escuchar, reconociendo la voz de Aizawa-sensei.
—¡NO, POR FAVOR! —grité sin pensar y corrí hacia el ascensor, dirigiéndome a mi habitación, mientras miraba mi nuevo brazalete.
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by-speaker · 2 months ago
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Decoraciones de Halloween (Español ver.)
Prompts de @raven-cincaide-words
Missa estaba mirando a Chayanne dormir, no tenía el corazón para despertar a su niño, pero Tallulah sí tenía el corazón para despertar a su hermano, si ella tenía que levantarse temprano, él también tendría que hacerlo.  
Así que ignorando a su papá Missa parado a un lado de la cama, se subió sobre esta para empezar a saltar y despertar a su hermano. 
“Sí, ya, ya voy.” Chilló el mayor al sentir a su hermanita saltando en su cama, “Es muy temprano, ¿para qué me despiertas, tarada?” Le grito agarrándola de la pierna y tirándola a la cama. 
“Halloween” dijo en lenguaje de señas la niña gruñéndole tratando de librarse del agarre de su hermano. 
“Verdad,” dijo el niño levantándose de un golpe de la cama, “rápido apa, tenemos que empezar a decorar.” 
El niño empezó a correr hacia la escotilla para salir de la habitación, pero Missa lo atrapo antes de que el niño pudiera salir. 
“¿A dónde vas aún en pijama, Chay?” Dijo Missa sin poder contener un poco su risa. 
En ese momento Philza entro con una caja de decoraciones y dos tazas de café balanceándose sobre esta. “Creo que podemos decorar en pijamas.” 
Missa sonrió y fue a tomar la caja de las manos de su esposo, “Buenos días, querido.” 
“Buenos días, darling.” Dijo el rubio dándole un casto beso en los labios a Missa y dándole la taza de café, “tiene dos cucharadas de café, una de azúcar y dos de crema.” 
“Gracias, querido.” Dijo el mexicano, bajando la caja de decoraciones para que los niños pudieran ver qué decoraciones tenían para empezar a decorar Casa bonita  
“¡Wow!” Dijo Chayanne, sacando una calabaza de plástico, “Si ponemos un par de velas dentro se vería genial en la entrada.” 
Tallulah había descubierto las telarañas y estaba tratando de desenredarlas, quedando atascada en el proceso. 
Philza se rio “déjame ayudarte, mi niña”  
Philza se arrodilló junto a Tallulah para quitarla de entremedio de todas las decoraciones, de que alguna manera se habían metido en su vestido y cabellos. “Ugh, estas telarañas son peores que las reales, ahora sí, Queen, ve a ayudar a tu hermano.” 
Mientras tanto, Chayanne estaba sacando pequeñas calacas de la caja, “¡Mira Lullah! Podemos ponerlos en la puerta.” Dijo el niño, para luego jadear al encontrar un esqueleto de tamaño real, “¡mira, apá, mira, es una calaca como tú! ¿Podemos ponerle tu sombrero? Por favor, por favor.” 
Missa paro lo que estaba haciendo, dándole besos a las ‘heridas’ de la niña, para pensar un poco, “Sí, podemos, pero tenemos que tener cuidado.” 
Tallulah se alegró inmediatamente, y salió corriendo a buscar el sombrero de mariachi de Missa. 
Philza empezó a sacar unas guirnaldas de cempasúchil, “Podríamos colgar estas en la cocina.” 
“¡Y estas en el patio!”, grito Chayanne sacando guirnaldas de fantasmas y calaveras. 
Tallulah jaló la manga de Missa para llamar su atención, “¿podemos tallar calabazas?” 
Missa miro a Philza, preguntando con la mirada si tenían calabazas. 
“No tenemos calabazas, pero podemos comprar unas y tallarlas mañana.” 
Tallulah bufó, pero asintió y rápidamente se unió a su hermano en el proceso de decorar el resto de la casa, rápidamente llenaron toda la sala de estar con decoraciones espeluznantes. 
“Bueno,” dijo Philza, “la casa parece un cementerio.” 
“Lo sé,” exclamó Missa, “¿no es emocionante?” 
Philza sonrió, amaba a su familia bonita, en su casa bonita, con sus decoraciones no tan bonitas. 
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stua · 7 months ago
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THE GLOBUS FAMILY GROWS Today we bring you this kitchen created by Santos in San Sebastian, the project features both Globus chairs and the new stools, in this case 65 cm high. The new and extended Globus family helps us to create the most beautiful kitchens. GLOBUS: www.stua.com/design/globus-stool
LA FAMILIA GLOBUS CRECE Hoy os traemos esta cocina creada por Santos en San Sebastián. El proyecto integra tanto las sillas Globus, como los nuevos taburetes, en este caso de 65 cm de altura. La nueva y ampliada familia Globus nos ayuda a crear las cocinas más bonitas. GLOBUS: www.stua.com/es/design/globus-taburete
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