#chocolate negro
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santacarlamaria · 2 years ago
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orbesargentina · 5 months ago
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El chocolate negro es conocido por sus múltiples beneficios para la salud, principalmente debido a su alta cantidad de antioxidantes y minerales esenciales. Entre los más destacados se encuentran los flavonoides, que ayudan a mejorar la salud del corazón y a reducir la presión arterial.
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adribosch-fan · 1 year ago
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El alimento dulce que sí recomiendan los nutricionistas mejora la salud capilar y el estado de ánimo
Hablemos de las bondades del chocolate negro (y del cacao puro en el café como alternativa a los edulcorantes artificiales) POR ANA MORALES Iciar J.Carrasco Tenemos que hablar del alimento dulce que sí recomiendan tomar (con moderación) los nutricionistas por sus múltiples bondades, aunque especialmente por su capacidad para mejorar la salud capilar –hablamos de supermelena– y el estado de…
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hedgehog-moss · 1 year ago
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Traté de hacer pan de muerto casero por primera vez y resultó un fracaso total 😭 espero que mi difunta abuela no venga de visita pa ver los delitos culinarios que cometo con sus recetas. Bueno el pan sabe bastante rico pero mi primer pensamiento al sacarlo del horno fue que parecía preocupantemente pesado por su tamaño 😶 se veía bien por unos minutos y entonces se dejó morir poco a poco hasta parecerse a un caracol atropellado por un coche. No sé qué ocurrió, salvo que la levadura fresca siempre me traiciona. Terminé googleando imágenes de pasteles feos y mal hechos para hacerme sentir mejor
Aun así, que pasen un buen día de muertos y que los que tienen una panadería aprovechen su privilegio :) 💜🧡
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wgm-beautiful-world · 9 months ago
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nonesuchrecords · 1 year ago
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Among the 70 Best Alt-Country Albums of All Time per Paste magazine are Hurray for the Riff Raff’s LIFE ON EARTH, Yola’s Walk Through Fire, Rhiannon Giddens’ Freedom Highway, k.d. lang’s Ingénue, Billy Bragg & Wilco's Mermaid Avenue, Carolina Chocolate Drops' Genuine Negro Jig, Emmylou Harris’s Wrecking Ball, and Wilco's Being There. You can see the full list here.
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fieriframes · 1 year ago
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[Before the Negro and the boy there sat cups of chocolate.]
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samandhi · 2 months ago
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queria ganhar um chocolate
Poxa, to na magoa queria ganhar um chocolate
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agoodsongeveryday · 1 year ago
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Day One Thousand and Eight
There goes the dreams we used to say There goes the times we went away There goes the love I had, but you cheated on me And that's worth that now There goes the house, we made a home There goes you'll never leave me alone There goes the lies you told This is what you owe
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butvega · 3 months ago
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the fact is; kwon jiyong — g dragon.
notas e avisos. sim, eu tenho uma paixonite secreta pelo gd. fluff, sugestivo, menção à sexo e breeding kink.
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“Eu não quero levantar.” — escuta a voz abafada, meio risonha, vinda daquele emaranhado de lençóis atrás de ti.
At�� mesmo o sopro de sua fala lhe arrepiava. Não era para menos; era sua folga com Jiyong, e passaram uma longa noite se amando.
Não era difícil amá-lo. Afinal, por trás da fama de bad boy, ele era um homem carinhoso, um amante fiel, romântico, e… Fofo. G-dragon era do tipo que mandava flores, chocolates, escrevia cartas e canções. Do tipo que gostava de ver filmes agarradinho, receber cafuné, te levar café na cama e transar no estilo papai e mamãe. E você amava. Ele sentia demais, ele se doava demais.
O problema maior era o confronto de agendas, uma vez que você também era famosa. Agora, com a agenda dele um pouco mais tranquila do que a sua, estava sendo mais fácil de se verem, e terem um tempo juntos. Aquele fim de semana era um desses raros momentos.
Você foi para o apartamento dele — o qual ele teima em dizer que é de vocês, e passaram basicamente o tempo inteiro na cama, sem roupa alguma.
“Mas a gente tem que levantar pelo menos pra comer alguma coisa, Ji.” — é o que você diz, tão bem humorada quanto.
Ele suspende o tronco de maneira que consegue pegar seus óculos de grau na mesa de cabeceira. Você o observa sorrindo com doçura. O rosto juvenil e redondinho mescla maravilhosamente bem com os cabelos lisos e negros. As tatuagens dão um toque especial, junto com a barba por fazer. São os únicos dois itens que lhe fazem acreditar que aquele homem tem mais de trinta anos, do contrário, diria que ele tinha no máximo vinte.
“Ué, posso comer você, e assim não precisamos levantar.” — diz te olhando através das lentes grossas, que faziam seus olhinhos pequenos se tornarem maiores.
“Jiyong!” — ele sorri carinhoso novamente. “Até que não é uma má ideia.”
Suas manhãs juntos eram sempre daquela forma: um sexo preguiçoso, com muitos beijos e afagos. Essa era mais uma das peculiaridades dele: ele amava transar beijando. Achava que tornava tudo mais íntimo.
E ali estavam novamente, você sendo tomada por ele, que sempre fazia questão de enchê-la.
Era um dos maiores desejos dele, ter um bebê com você. Era um sonho ser pai, e essa vontade aumentou em 100% depois que acompanhou de perto a alegria de Youngbae em ser pai de primeira viagem.
Provavelmente Jiyong surtaria quando você engravidasse, e gritaria aos quatro cantos do mundo que iria ser papai. Enquanto não podiam de fato realizar esse desejo, tentavam bastante.
“Agora eu posso fazer um café pra a gente… Quer?” — você assente, e ele sela de levinho seus lábios. “Fica deitadinha aí então que eu trago pra você na cama.”
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idon-twannabeperceived · 11 months ago
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Me voy a levantar a las 4am y me voy a escapar al centro a pedir todas las atrocidades de helado q me gustan comer y nadie me banca
HABÍA PALITO DE LA SELVA EN LA HELADERÍA Y NO PUDE PEDIR XQ TENIA QUE PEDIR GUSTOS Q QUIERAN TODES ME VOY A MATAAAAARRRRR
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chiquititamia · 7 months ago
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Make you feel better, parte 2
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Holaaaa, aquí les traigo la segunda parte de mi último fic, espero que les encante y me comenten qué cosas le gustan y qué cosas puedo mejorar. Gracias por leer!💕
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❤️‍🔥Por fin sucede
💞Enzo x fem!reader
⚠️Warnings: sexo menstrual, sexo sin protección, sexo oral, algo romántico también.
Make you feel better, pt.2
Tratabas de dominar tu respiración, los nervios te la estaban alborotando. Enzo estaba encima de ti, mirándote con esos ojos oscuros y profundos, su pelo negro enmarcándole el rostro.
-Tranquila, chiquita…
Soltaste una pequeña risa para intentar hacerle caso y darle a entender que deseabas esto tanto como él.
-Está bien si te toco? – preguntó con esa voz suya que era como chocolate negro derritiéndose y cayendo sobre tu piel. Asentiste sin quitarle la mirada de encima, pero, cuando su mano rozó tu cuello y fue bajando con la punta de los dedos hacia tus pechos, tuviste que cerrar los ojos. Su otro brazo le sostenía, apoyándose junto a tu cabeza y acariciando tu mejilla para intentar, de una vez, que estuvieses tranquila.
-Cómo no me llevás sujetador, nena? - provocó con media sonrisa de diablo.
-Me dolía…
-Ah, te dolía…-sonaba a falso reproche, a que te iba a enseñar porqué eso era una temeridad y estaba mal. Procedió a serpentear su mano por debajo de la vieja camiseta hasta llegar a tu pecho, el cual abarcó sin esfuerzo. Masajeó como si fuera un experto y lo tuviese todo bajo control, sin embargo, aunque lo ocultase mejor que tú, él también estaba nervioso, y sobre todo embelesado por lo que estaba pasando. Mientras pasaba el pulgar por encima de tu pezón, con cuidado de no hacerte daño, notabas como exhalaba su aliento caliente como fuego en tu cuello, indicativo que se estaba quemando por dentro tanto como tú. No era lo único, naturalmente, también podías sentir su erección, imposiblemente firme contra tu muslo, la cual hundió un poco más para su propio alivio y para hacerte saber cómo te deseaba. Eso provocó que gimieras en su oído.
Antes de que te dieras cuenta, Enzo se había desecho de tus shorts.
Un pensamiento cruzó tu mente como un rayo, ¿estarías sangrando? Aunque las molestias y el dolor habían comenzado, el sangrado no lo había hecho, según tus cálculos, lo más probable es que empezara mañana o esta noche, pero eras consciente de que no era una ciencia exacta. No podías aceptar la idea de que quizá manchases a Enzo, te morirías de la vergüenza y desearías que te tragase la tierra. Cuando éste deslizó tu ropa interior lentamente por tus piernas lograste echar un vistazo y comprobaste que no había restos de sangre, pero sí de toda tu excitación, lo cual él se tomó como un halago no verbal.
-Sigues teniendo cara de preocupada, chiquita… - dijo con una voz que te sonó aún más grave, pero como si casualmente no estuviera acariciando tu monte de venus.
-Es que no quiero mancharte, boludo-te reíste, al fin siendo tú misma con él.
-No sé con que clase de nenes has salido vos, pero a mí un poco de sangre no me asusta.
¿Es que acaso estaba dentro de tu cabeza para saber exactamente qué decir para prenderte aún más?
Tanteó con la punta de los dedos tu entrada, y la humedad que él había provocado en ti se adhería a su piel, pequeños hilos transparentes adornando sus dígitos. Poco a poco se introdujo en ti haciendo que te estremecieras y arquearas la espalda. Él resopló y te miró frunciendo el ceño.
-Ufff… qué apretada que estás, nena…-acercó su boca a tu oído provocando un nuevo vuelco en tu corazón- ¿Así me vas a apretar la pija?
Dios. DIOS. Un gemido que fue casi un grito escapó de tu garganta sin que tú pudieras (o quisieras) hacer nada por evitarlo. Hubieras jurado que cualquier pibe que te hablase sucio se hubiera ido de tu casa con una patada en el culo, pero joder, cómo te había prendido que Enzo dijera eso. De hecho, como si tu cuerpo quisiera darle la razón, tu interior se contrajo alrededor de sus dedos, provocando una risita maliciosa en él. Los movía con habilidad, dibujando el típico gesto de “ven aquí”, encontrando y masajeando un punto muy sensible de tu centro.
-Enzo…-gimoteaste.
- ¿Qué, nena? - contestó con la respiración agitada, notando, desde hace un rato como su líquido preseminal estaba formando una mancha húmeda en sus bóxers negros, su erección, pulsando dolorosamente.
Querías contestar, pero el placer te nublaba la capacidad de hablar, solo podías gemir y agarrarte con fuerza a su espalda, reparando en lo firme que era, y lo pequeña que parecías debajo de él. Le miraste a los ojos suplicante, queriendo comunicar tus deseos sólo con tu mirada.
-Ya sé, ya sé... – se apiadó él. Se apartó de ti con cuidado de retirar sus dígitos suavemente para no herirte. El vacío que dejaron te molestó intensamente, pero sabías que simplemente el aperitivo había terminado: ahora venía el plato fuerte.  Arrodillándose en tu cama comenzó a desabrocharse el cinturón. Iluminado solamente por tus tenues luces azules y la pantalla de tu televisión, la figura de Enzo era escultural: su cabello largo y oscuro, su torso definido y bronceado. Incluso el vello de sus axilas te pareció intensamente atractivo cuando alzó los brazos para sacarse la camiseta. Su aroma, su aroma parecía tener temperatura, emanaba calor, y un olor riquísimo a madera y café, a hombre.
Se bajó un poco el pantalón vaquero, y, aunque su intención era levantarse para desprenderse de él por completo, un instinto súbito tuyo se lo impidió. Te incorporaste y gateaste hasta que tu rostro quedó a la altura de su cintura. Acariciaste la tela de su bóxer, notando su dureza, cómo su anatomía estaba provocando que la prenda estuviese tirante. Cuando Enzo procesó lo que estabas a punto de hacer suspiró. Su caballerosidad no quería dejarte continuar, esta noche se trataba de ti, pero ¿cómo te iba a decir que no? Tu boquita debía sentirse como el cielo en la Tierra.
Apenas te tomaste un momento para admirar cómo su miembro se erguía ante ti, inflamado, expectante de tu atención. Lo tomaste con delicadeza en tu mano derecha e hiciste que entrase en tu boca, tus labios haciendo de cálida bienvenida para él, tratando de relajar la lengua para que pudieras acomodar su tamaño más fácilmente.
-Ay, sí…- gimió con voz ronca.
Sonreíste para ti misma, no era algo de lo que pudieras alardear en cualquier conversación, pero sabías que era algo que se te daba muy bien hacer.
Continuaste el movimiento de vaivén, utilizando tu saliva como lubricante, provocando una serie de sonidos que Enzo juraba que le iban a volver loco. Tenía su mano en tu mentón, sin sujetarlo, pero marcando la posición. Notaba como tu boca se llenaba y nunca se vaciaba del todo.
Su respiración, su pulso acelerándose, la forma en la que tensaba los abdominales, eran señales de que le costaría mucho aguantar si continuabas con ese ritmo.
-Basta – sacó su pija de tu boca sin previo aviso, y tú te quedaste con la cara que se le queda a un niño cuando le quitas su juguete favorito – tumbáte – ordenó.
Te dejaste caer sobre la pila de almohadas, que se desinflaron suavemente por tu peso.
No había ya lugar para miramientos o preámbulos, tenía que cogerte ya.
Enzo volvía estar encima de ti, pero esta vez frente a frente. Se mantenía en equilibrio, además de con sus piernas entre las tuyas, con su antebrazo sosteniéndole junto a tu cabeza. Su otro brazo, sin embargo, se perdía debajo de su abdomen, no podías verlo, pero pronto notaste cual era su cometido. Su mano estaba agarrando su propio miembro, pesado, duro, para posicionarlo en tu entrada, que no podía esperar para tragárselo. Sentías su sudor en tu piel, su calor, tus pulsaciones disparadas, la humedad que compartíais. Pero todas esas sensaciones se vieron ensordecidas por la más intensa que habías sentido probablemente en tu vida:
Enzo entrando en ti
Tus ojos y tu boca se abrieron como para sustituir el sonido que eras incapaz de generar.  Tu mirada se encontró con la suya. Él también tenía una expresión obscena, os mirabais incrédulos del placer que os estabais dando el uno al otro. ¿Porqué carajo no lo habíais hecho antes?
Tras un momento de adaptación, tú a su tamaño y él a tu estrechez, las embestidas se tornaron más rápidas y casi todo lo profundas que podían ser sin hacerte daño.
Enzo pareció leer tus preocupaciones (una vez más), y de forma inconsciente, las tomó como si fueran un papelito, las arrugó y las tiró lejos de ti.
-Dios, nena… -dijo con voz grave y entrecortada- ¿te gusta? ¿te alivia un poco…?
-Muchísimo, amor- Mierda. Eso se te había escapado, por mucho que estuvierais haciendo lo que estabais haciendo no debías haberlo llamado así.
-Me alegro, mi vida – al decir esto, besó tu mejilla con calidez, decidiste que su respiración era lo único que querías en tus pulmones.
¿Era posible que te sonrojaras aún más? Sí, era posible.
Habías conseguido entrelazar las piernas a su espalda, acercando más tu cadera a su cuerpo, haciendo que las estocadas fueran todavía más profundas. El movimiento cada vez era más errático, estaba golpeando tu punto más débil, la humedad que había provocado en ti estaba con seguridad creando una gran mancha en tus sábanas, escurriéndose por tus ingles y tus glúteos. Notaste fuego dentro, en tu bajo vientre y en el fondo que Enzo estaba tocando una y otra vez con su glande hinchado. No hacía falta que dijeras nada - tampoco es que pudieras- te aferraste a él con desesperación, como si no quisieras salir volando arrastrada por una corriente de viento brutal. Por instinto te encogiste, escondiendo la cara en su pecho.
-Dale, princesa, miráme cuando te venís- tomó tu cara en su mano y te obligó a encararle.
Como todo un experto eligió un ritmo y lo mantuvo para ayudarte a concentrarte en perseguir tu clímax, mientras tanto, agarró uno de tus pechos, estimulando tu pezón, añadiendo otro foco de placer a la ecuación.
-Vamos nena, dejate ir…-continuó animándote.
Tus labios dibujaron una ‘O’ que no se cerraba más, él miraba tus ojos y después tu boca, la cual se le antojaba la frutilla más dulce que había tenido el placer de devorar. Dios, como deseaba él acabar en esa lengua rosada.
Tu interior se contrajo exponencialmente, atrapándole y, a los gritos, te viniste agarrada a él, en el orgasmo más increíble de tu vida. Si había un cielo podías afirmar que lo habías tocado.
Enzo seguía haciéndote el amor, (por que ya no se podía decir que simplemente te estaba cogiendo), pero la sobreestimulación no te estaba incomodando, querías seguir sintiendo, y de hecho seguías sintiendo muchísimo placer.
-¡Dentro, Enzo!
-Nena, no voy a aguantar…- te miró con urgencia entre gemidos roncos- d-dime…dónde…
Te miró confundido. Estabas disfrutando malévolamente de su preocupación, omitiendo el pequeño detalle de que estabas en la píldora.
-¿Tomás la pastilla? -casi gruñó por el esfuerzo de aguantar su eyaculación.
Asentiste con sonrisa de diabla, divertida.
-¿Te lleno? ¿querés que te llene…? - su respiración cada vez más agitada, su voz, rota.   
En respuesta gemiste aún más alto, encontrando un momento para lamer su cuello, salado por el sudor, y terminar de volverle loco.
Un último quejido salió de su pecho y le obligó a cerrar los ojos con fuerza. Estaba derramándose por completo en tu interior. Jurabas notar los disparos blancos y ardientes inundando tu interior. El pulso bombeando alocadamente en su miembro había hecho que se sintiera todavía más ancho, arrebatando más lloriqueos desesperados de tu boca.
-Ufff… - resopló exhausto antes de unir su torso al tuyo y descansar encima de ti.
-Yo te tenía unas ganas inmensas, chiquita- confesó él por fin- Te quiero, ¿sabías? - remató, haciéndote sonreír inmensamente.
-No me lo puedo creer- te reíste peinando su pelo húmedo con tus dedos- ¿qué hemos hecho?
Le apartaste el cabello de la cara con dulzura para poder verle bien.
-Yo también a ti. - soltaste, sintiéndote ligera después de decirlo.
Una extraña nueva confianza se estaba apoderando de ti, Enzo te hacía sentir como la mujer más maravillosa, y con él en tus brazos, lo viste todo mucho más claro.
Parte 1
tags: @iamjustadoll @andyrubei @madame-fear @miskhalie @karylvsjuanii @koiibiito @quarzitos @voglatte @llorented @deepinsideyourbeing
(me he basado en mis reblogueos e interacciones para hacer la tag-list, diganme si quieren que les agregue o los borre de la misma ;))
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tropic-havens · 1 month ago
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Chocolate albatross (Appias lyncida lepidana) in Valencia, Negros Island, Philippines
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nonesuchrecords · 7 months ago
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NPR's Fresh Air with Terry Gross gave an encore broadcast to Carolina Chocolate Drops' 2010 interview and performance on the show. Original band members Rhiannon Giddens, Dom Flemons, and Justin Robinson spoke with host Terry Gross about their then newly-released Nonesuch debut album, Genuine Negro Jig, which was produced by Joe Henry and went on to win the Grammy Award for Best Traditional Folk Album. You can hear the episode here.
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corriendoconsatanas · 6 months ago
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Brownie chocolate negro, nueces y frambuesa ✨🩷💓
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tecontos · 4 months ago
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Tô realizada! (lesb) (Julho-2024)
By; Sandra
Oi, meu nome é Sandra, sou do Rj, tenho 21anos, sou universitaria e o que vou contar aconteceu comigo há alguns dias.
Eu adoro mulheres negras. Se elas forem altas e esguias...vou aos céus. Acho que minha paixão por mulheres negras surgiu na época da escola. Havia uma amiga, a Patrícia, negra, alta e de pernas lindas... um tesão de mulher, os homens a rodeavam e eu os invejando. Patrícia tinha aqueles beiços que só os negros podem ter e exibir com muita honra, mas eram perfeitos, não eram exagerados, eram carnudos, brilhantes e me deixavam doida imaginando as mais diversas loucuras. E as pernas? Pareciam que sempre estavam sob ação de algum óleo de lustrar móveis: reluzentes, o ébano envernizado. Uma delícia!!!!
Também adoro mulatas, suas bundas empinadas, suas pernas perfeitas e carnudas. Hummmm!
Embora adore mulheres, nunca tive coragem para me relacionar com alguma, meu consolo era os beijos e abraços tão comuns entre nós mulheres, pois se fosse homem estaria numa fossa de arrasar por não poder nem ao menos beijar um homem.
Meus namorados, logicamente, foram todos negros ou mulatos ou o menos claros o possível. Chocolate é comigo mesma.
Semana passada, no centro do Rio, caminhando assim meio que fora do mundo notei, de repente, algo de estranho no ar, percebi uma agitação fora do comum. Não era para menos: uma lindíssima e rara mulata passeava, aparentemente alheia a todo aquele agito que se formou em seu redor, olhando vitrines, perguntando algo a alguém, olhando as mercadorias dos camelôs. Alguns homens passavam mais perto e soltavam o enfadonho "Gostosa!" ou outras coisas do tipo.
Meus olhos ficaram hipnotizados por aquela mulher que vestia uma saia de comprimento até perto dos joelhos, sandálias de salto alto pretas de couro e amarradas em tiras na perna e uma blusa bem simples, mas muito elegante. As pernas reluziam mais que o couro, davam vontade de acariciar ali, de beijar, de passar a xota nelas todas e soltar um grito de gozo longo. E que beiços mais lindos!!!!! Enfeitados por um batom vermelho escuro.
Ela era nobre e eu era sua serva. Logo notei que não eram só meus olhos que a seguiam, meus pés também.
Mas acontece que ele não estava ali e eu estava doida por aquela mulher que me enfeitiçou toda.
Segui-a por muito tempo até ela virar numa esquina de uma das ruas do Saara. Ao virar a esquina trombei com ela de frente para mim, de braços cruzados. Meu coração estremeceu, as pessoas que passavam olhavam, mas logo continuavam seu caminho. Parecia que o tempo resolvera brincar e tudo pareceu lento demais.
-Alguma coisa, mocinha? - perguntou-me ela.
Sua voz era grave, mas feminina. Seu perfume era delicioso, seu pescoço vibrava e seu peito subia e descia me deixando excitada.
-Ah! É que...Bem...não sei! - não sabia o que responder. Eu só tinha olhos para aquele corpo e para aqueles olhos...meu Deus...verdes. - Seus olhos são verdes!!!! - falei de repente.
-Sim! E daí? Você está me seguindo por causa dos meus olhos? Olha aqui, moça: tenho mais o que fazer do que ficar me preocupando com mocinhas desmioladas, se continuar a me seguir eu chamo a polícia.
-Desculpe, eu te vi lá embaixo, meus olhos te seguiram e depois meus pés e não consegui controlar o impulso. Eu me apaixonei por você!!!
Acabei de falar aquilo e me dei conta do que havia dito e fiquei vermelha. Minha vontade era de correr dali e me esconder em algum buraco onde ninguém me identificasse. Onde estava com a cabeça para falar aquilo?
Instintivamente levei minha mão até a boca como a me policiar pelo que havia dito. Mas já era tarde!!!!
Ela olhou para mim meio que perplexa, mas pude perceber que lentamente seu rosto foi se modificando e não estava acreditando no que via ela estava sorrindo e de um sorriso veio uma sonora gargalhada, que inundou a rua e chamou a atenção de todos. Eu devia estar mais vermelha que tomate.
Ela levantou uma das mãos e pensei que ela iria me esbofetear, mas ela a descansou sobre meu ombro, olhou-me nos olhos e disse:
-O que você disse é algo muito grave, mocinha!!! Você tem certeza do que falou para mim?
Eu acenei com a cabeça que sim. Não parecia mais ser eu, era como se algo me levasse a responder daquela maneira. Meu coração disparava.
-OK!! Venha comigo!!! - ela se virou e começou a caminhar. Olhou para trás e, vendo que eu não arredava os pés do lugar, renovou o convite. - Venha!!!
Comecei a segui-la e logo em seguida estava ao seu lado. Pude notar que ela estava calma, apesar do passo rápido e de tudo o que havia acontecido entre ela e eu há poucos segundos atrás.
Ela começou a falar que seu nome era Mara e que trabalhava como vendedora de jóias, pulseiras, anéis e bijuterias. Era casada e mãe de duas filhas pequenas, uma de três anos e outra com um ano. Olhou para mim e disse:
-Já tive um ou outro cazinho com mulheres, principalmente nos tempos de colégio! Sempre gostei de mulheres, mas sabe como é...a família, a sociedade...Preferi casar com um rapaz simpático que conhecia desde o colégio e assim me resolver na vida. Vez por outra uma das pessoas para quem vendo minhas coisas quer algo mais e eu me dou por inteira e com prazer. Assim faço minha freguesia. - ela pisca o olho para mim.
De repente paramos em frente a um prédio antigo, ela olhou para mim e disse:
-Tem certeza de que queres continuar?
-SSSim!
-OK!
Subimos por uma escada tortuosa e logo demos num corredor, paramos diante de uma sala e ela pegou a chave e abriu a porta. Pediu para eu entrar primeiro e senti, enquanto passava por ela, seu olhar vasculhando até minha alma. Ela fechou a porta.
-Quer água? - perguntou-me.
-Aceito!
-Sente-se! Fique à vontade! Relaxe! Ninguém nos incomodará aqui. É meu escritório, mas aqui não fecho negócios pessoalmente, só por telefone. É raro eu chamar alguém. E é raro alguém das outras salas me incomodar.
Sentei na ponta da cadeira. Meu coração disparava. Minha vontade era sair correndo. Suava toda. Minha babaca estava molhada. Minha garganta estava seca. Mas estranhamente tudo isto me excitava. E mais: estava diante da possibilidade de realizar um antigo sonho!
Ela voltou com a água. Estava sem a blusa. Eu olhei para seus peitos. Lindos! O bico parecia do tamanho do de uma mamadeira e eram meio caídos, mas não eram murchos. Frutos da maternidade.
Eu bebi a água de uma só vez e ela se aproximou e encostou aqueles peitos na altura do meu rosto. Me ofereceu um deles:
-Mama! Pode mamar! As crianças adoram! - disse ela com olhar malicioso.
Eu nunca tinha feito aquilo. Comecei devagar. Ela pegava o outro peito e acariciava-o no meu rosto. Eu fiquei excitada e logo me vi mamando com vontade ora um ora o outro peito.
Mara ficou de frente para mim e sentou sobre minhas pernas. Estremeci. Minha babaca ardia. Ela me olhou e me ofereceu aqueles lábios...eu fechei os olhos e me entreguei. Meu sonho!!!! Senti sua língua roçar a minha e aquilo me satisfazia. De repente estava abraçando e acariciando seus peitos enquanto chupava com força sua língua e seus lábios. Ela gemia de prazer. Senti suas mãos procurarem minha calça e ela foi enfiando a mão lá dentro. Meu grelo latejava e estava molhado.
De repente ela levantou e foi tirando minha calça, abriu minha blusa, acariciou meus seios e os chupou com volúpia. Nunca havia sentido aquilo. Meu corpo estremeceu todo. Meu coração ardia e batia acelerado. Eu esfregava minhas mãos nos seus cabelos e na sua nuca e ela chupava tudo, do peito até minha calcinha, e ali, num gesto rápido, ela tirou minha calcinha e começou a enfiar o dedo. Eu gritei.
Ela me beijou!!!! O toque dos seus lábios e da sua língua me deixaram mais tranquila. Parecia que estava beijando sua xota, de tão macios que agora estavam. Meus lábios sentiam uma textura diferente, um gosto que não sentira antes. Parecia que todo meu corpo virara uma xota molhada. Era um delírio. Suas mãos, seus dedos no meu grelinho latejante. Veio aquela torrente e eu fiz menção de gritar... ela abafou o grito com outro beijo e eu esfregava as mãos no seu rosto, nas suas costas, nos seus seios, na sua cabeça, minhas pernas queriam enlaçar o corpo dela. Eu queria que ela não parasse mais. Eu me vi delirando, como se eu pudesse entrar nela ou ela entrar em mim. Como se uma fusão acontecesse e já não soubéssemos de quem era o orgasmo. Nós duas estávamos vibrando.
Logo trocamos e ela deixou eu invadir a xaninha dela e era ela que agora gritava de prazer e eu a beijava com mais prazer. Nós ficamos neste prazer mútuo por muito tempo. Quando, enfim paramos, estávamos encharcadas. Meu corpo ainda vibrava por conta dos espasmos de orgasmo. Parecia que o mundo girava. Eu estava mole. Não tinha ânimo para sair dali.
Ela veio por trás e me enlaçou com seus braços e me beijou no rosto. Ficamos assim, eu acariciando seu braço e ela ora me beijando o rosto e a cabeça e ora esfregando seu rosto junto ao meu.
Não me lembro como saí dali e nem como cheguei em casa, mas me lembro que dormi muito bem naquela noite e acordei com uma estranha sensação no dia seguinte. Olhei para o telefone e logo procurei algo na bolsa. Achei! O telefone dela.
O telefone tocou e logo ouvi sua voz. Ficamos ali conversando por um longo tempo. Marcamos outro encontro. Ainda vai acontecer. Meu coração está mais leve. Meu corpo é outro. Eu estou doida para revê-la e continuarmos de onde paramos. Eu quero Mara, a minha mulata.
Enviado ao Te Contos por Sandra
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