#bbcstories
Explore tagged Tumblr posts
Text
Watch "Inside the global network of Neo-Nazis recruiting in the UK @bbcstories - BBC" on YouTube
youtube
3 notes
·
View notes
Text
“Durante 17 años fui profesor y no sabía leer ni escribir”
Traducción de: Elżbieta Bujakiewicz
John Corcoran creció en el Estado de Nuevo México, Estados Unidos, durante las décadas de 1940 y 1950. Es el mayor de seis hermanos. Terminó la secundaria, se fue a la universidad y se graduó de profesor en la década de 1960, profesión que ejerció durante 17 años. Pero como lo cuenta en este artículo, mantuvo un secreto extraordinario.
Cuando era niño, mis padres me decían que era un ganador y, durante los primeros seis años de mi vida, les creía. Tardé en hablar, pero fui a la escuela con toda la esperanza de aprender a leer como mis hermanas. Al comienzo, las cosas iban bien porque no nos exigían tanto, sólo a pararnos en fila, sentarnos, hacer silencio e ir al baño cuando tocaba.
Ya en segundo grado, se suponía que íbamos a aprender a leer. Pero para mí era como abrir un diario en chino: no entendía lo que eran esas líneas. A los seis, siete, ochos años no sabía cómo expresar el problema. Recuerdo que rezaba por la noche diciendo, «por favor, Dios, haz que mañana sepa cómo leer cuando despierte» y a veces, prendía la luz, agarraba un libro y miraba a ver si el milagro ocurría, pero no. En la escuela, terminé en «la fila de tontos» con un montón de otros niños quienes estaban teniendo dificultades para aprender a leer. No sé cómo llegué a parar ahí, cómo salir y, ciertamente, no sabía qué preguntar. El profesor no lo consideraba así. No había maltrato o algo por el estilo, pero los niños lo llamaban la fila de tontos. Y cuando estás en esa fila de tontos, empiezas a creer que eres un tonto.
En las reuniones de maestros, mi profesor dijo a mis padres, «es un niño listo, ya aprenderá» y pasé a tercer grado. «es un niño listo, ya aprenderá» y pasé a cuarto grado. «es un niño listo, ya aprenderá» y pasé a quinto grado. Pero no estaba aprendiendo.
Cuando pasé a quinto grado, básicamente me he dado por vencido en cuanto a la lectura. Me levantaba todos los días, me vestía, iba a la escuela y era como ir a la guerra. Detestaba el curso. Era un ambiente hostil y tenía que encontrar la manera de sobrevivir. En séptimo grado, iba a la dirección gran parte del día. Me metía en peleas, era rebelde, un payaso, inquieto. Me expulsaron. Pero ese comportamiento no reflejaba lo que sentía dentro de mí: no era quien quería ser. Quería ser alguien más, tenía el deseo de triunfar, quería ser un buen alumno, pero no pude.
Cuando empecé la secundaria, me cansé de sentirme avergonzado y avergonzar a mi familia. Decidí que me iba a comportar: si te portas bien en el colegio, puedes manejar el sistema, así que iba a ser el favorito del profesor y hacer todo lo necesario para aprobar las materias. Quise ser un atleta: tenía habilidades atléticas y matemáticas. Podía contar dinero y dar el cambio; incluso antes de que fuera a la escuela, aprendí las tablas de multiplicar. También fui socialmente hábil. Me pasaba con jóvenes de la universidad, salí con la estudiante más destacada que tuvo el honor de dar el discurso en la ceremonia de graduación. Salí rey de la ceremonia inaugural del colegio. Tenía a personas, sobre todo chicas, quienes me hacían la tarea. Podía escribir mi nombre y había algunas palabras que podía recordar, pero no podía redactar una oración. Estaba en la secundaria y leía como si estuviese en segundo o tercer grado. Y nunca le dije a nadie que no sabía leer.
Cuando estábamos en evaluación, miraba la hoja de mi compañero o le pasaba la mía y resolvían las consignas por mí; era bastante sencillo: tramposo aficionado. Pero cuando entré a la facultad con una beca de atletismo completa, era otra cosa. Pensé: «¡Dios mío! Esto es demasiado para mí. ¿Cómo voy a poder sobrevivir a esto?»
Pertenecía a un grupo social universitario que tenían las copias de exámenes antiguos. Esa fue una forma de hacer trampa. Intenté tomar clases con un compañero, alguien quien me ayudaría a pasar. Había profesores que tomaban las mismas evaluaciones todos los años. Pero también tuve que recurrir a cosas más ingeniosas y atroces. En un examen, el profesor dio cuatro consignas en el pizarrón. Yo estaba sentado atrás del salón, cerca de la ventana, detrás de los estudiantes más grandes. Con cuidado copiaba las cuatro consignas del pizarrón en un cuaderno azul que tenía. No sabía lo que decían esas preguntas. Había quedado con un amigo mío que estaría del otro lado de la ventana. Él era, probablemente, el chico más inteligente de la escuela, aunque también era tímido y me ha pedido que le arreglara una cita con una chica llamada Mary, con quien quiso ir al baile de primavera. Le pasé mi cuaderno azul por la ventana y él contestaba las preguntas por mí. Tenía otro cuaderno azul debajo de mi camisa, la saqué y hacía como que estaba escribiendo. Rogaba que mi amigo pueda pasarme el cuaderno y que contestara todo bien. Estaba desesperado. Necesitaba pasar las materias. Estaba en el horno.
Hubo otro examen que no pude descubrir cómo iba a pasar. Una noche, fui a la oficina del profesor a medianoche, cuando no estaba allí. Abrí la ventana con un cuchillo y entré como un ladrón. Ya me he pasado de la raya, no sólo era un estudiante que copiaba, también era un criminal. Entré y busqué el examen. Tenía que estar en la oficina, pero no podía encontrarlo. Una noche, alrededor de las una de la madrugada, traje conmigo a tres de mis amigos y fuimos para la oficina. Sacamos un archivo de cuatro cajones, lo metimos en el auto y lo llevamos al apartamento de la facultad.
Quedé con un cerrajero para que viniera. Me puse un saco y la corbata para hacerme pasar por un joven empresario que partía a Los Ángeles al siguiente día, mientras el cerrajero me estaría salvando el trabajo de abrir el archivo. Lo abrió, me dio la llave y, en efecto, para mi gran alivio había más de cuarenta copias del examen (formato de opción múltiple) en el cajón de arriba de los archivos. Llevé una copia a mi habitación, donde uno de mis compañeros «inteligentes» hizo un machete con todas las respuestas correctas. Regresamos el archivo y, a las cinco de la mañana, estaba subiendo a mi habitación y pensaba: «¡misión imposible, cumplida!» y me sentía bastante bien por lo listo que era. Pero luego de subir las escaleras, me tiré en la cama y empecé a lloriquear como un bebé.
¿Por qué no pedí ayuda? Porque no creía que haya alguien que pudiera enseñarme a leer. Ese era mi secreto y lo guardaba celosamente. Mis profesores y padres me decían que la gente con estudios tiene mejores trabajos, mejores vidas; entonces, eso fue lo que creí. Mi motivación sólo era tener ese papelito. Quizá por ósmosis, quizá rezando o; por milagro, aprendería un día a leer. Entonces, cuando me gradué, no había casi profesores y me ofrecieron trabajo. Era lo más loco que podías imaginar. Salí de la boca del lobo para volver a entrar.
¿Por qué entré en la enseñanza? Mirando hacia atrás, era una locura que hiciera eso. Pero he estado en la secundaria y universidad sin ser descubierto, así que ser profesor parecía un buen sitio para esconderme: nadie sospecha de un profesor que no sabe leer. Enseñaba un montón de cosas. Era un entrenador de atletismo. Enseñaba ciencias sociales, mecanografía (podía copiar), tecleaba 65 palabras por minuto, pero no sabía lo que estaba escribiendo. Nunca usaba el pizarrón. No había una sola palabra impresa en mi clase. Veíamos muchas películas e intercambiábamos muchos debates.
Recuerdo lo asustado que estaba. No podía siquiera tomar lista. Tenía que pedir a mis alumnos que pronuncien sus nombres. Siempre tenía dos o tres alumnos a quienes los identificaba enseguida (los únicos del curso que mejor leían y escribían) para que me ayudaran. Eran mis secretarios. No sospechaban en absoluto. No pueden sospechar de un profesor. A lo que más le tenía terror era la junta de maestros. Teníamos una vez a la semana y, si los profesores estaban debatiendo, el director llamaría a uno para poner esas ideas en el pizarrón. Me aterraba de que me llamase, cada semana tenía miedo, pero tenía un plan B: si me llamaban, iba a salir de mi silla, daría dos pasos, me agarraría del pecho y me tiraría al piso con la esperanza de que llamen al 911. Lo que sea con tal de no ser descubierto y nunca lo fui. A veces me creía un buen profesor, porque trabajaba duro y realmente me importaba lo que estaba haciendo, pero no lo era. No pertenecía a la clase. Estaba invadiendo. No debía estar allí y, a veces, lo que estaba haciendo, me enfermaba físicamente. Pero estaba atrapado y no podía decirle a nadie.
Me casé mientras estaba en la docencia. Casarse es un sacramento. Es una devoción a serle fiel a la otra persona y esa fue la primera vez que pensé: «De acuerdo, voy a confiar en esta persona, voy a decirle la verdad». Practiqué frente al espejo: «Cathy, no sé leer. Cathy, no sé leer». Y una noche, nos sentamos en el sofá y dije: «Cathy, no sé leer». Pero ella no comprendía lo que estaba diciendo, pensó que yo no podía leer mucho. Ya saben, el amor es ciego y sordo. Nos casamos, tuvimos un hijo y, años después, ella pudo comprender. Me encontraba leyendo a nuestra hija de tres años. Le leíamos siempre, pero yo no leía realmente. Estaba inventando las historias, historias que ya conocía, como Ricitos de Oro, y lo hacía más dramático. Pero ahora se trataba de un nuevo libro, El Enano Saltarín, y mi hija dijo: «no lo estás leyendo como mamá». Mi esposa me escuchó intentando leer un libro para niños y ahí se dio cuenta. Le había estado pidiendo que escriba todo para mí, que me ayudara a escribir las cosas de la escuela y, finalmente, se dio cuenta cuán profundo y grave era esto. Pero no dijo nada. No hubo enfrentamiento. Ella sólo siguió ayudándome a salir adelante.
Nada me aliviaba porque en mi instinto me sentía tonto y un farsante. Era un mentiroso. Enseñaba a mis alumnos a ser buscadores de la verdad y yo era el mentiroso más grande de la clase. El alivio sólo llegó cuando, finalmente, aprendí a leer.
Enseñé en la secundaria desde 1961 a 1978. Ocho años después, abandoné mi trabajo. Finalmente, algo cambió. Tenía 47, a punto de cumplir 48, cuando vi a Barbara Bush (en ese entonces Segunda Dama de Los Estados Unidos) hablando, en la TV, de la alfabetización de adultos. Fue un hecho que le pasó. Nunca he escuchado a alguien hablar de la alfabetización de adultos, pensé que era el único en el mundo en la situación en la que estaba.
Llegué a un punto de desesperación. Quería contarle a alguien y pedir ayuda y, un día, en la verdulería estaba en la cola y había dos mujeres en frente hablando sobre su hermano adulto quien estaba yendo a la biblioteca. Él estaba aprendiendo a leer, ellas estaban llenas de alegría y yo estaba anonadado. Entonces, un viernes por la tarde, con mi traje a rayas, caí en la biblioteca y pedí ver a la directora del programa de alfabetización. Me senté con ella y le dije que no sabía leer. Era la segunda persona en mi vida que alguna vez le conté. Tuve una tutora voluntaria de 65 años. Ella no era maestra, simplemente alguien quien amaba leer y creía que nadie podía andar por la vida sin saber cómo.
Una de las cosas que ella me hacía hacer, las primeras veces, era intentar escribir, porque tenía todos estos pensamientos en la mente y nunca había escrito una oración. Lo primero que escribí fue un poema sobre mis sentimientos. Lo que tiene la poesía es que no tenés que saber lo que es una oración completa y no hace falta escribir todas. Ella me hizo alcanzar un nivel de lectura de sexto grado. Creía que moría e iba al cielo. Pero me llevó unos siete años hasta sentirme como una persona alfabetizada. Lloré, lloré y lloré después de que comencé a aprender a leer. Hubo un montón de dolor y frustración, pero llenó gran parte de mi alma. Los adultos que no pueden leer, están suspendidos de su niñez; emocional, psicológica, académica y espiritualmente. No hemos crecido aún. Mi institutriz me animó a contar mi historia para motivar a otros y promover la alfabetización, pero dije: «Ni loco. He vivido en esta comunidad durante 17 años, mis hijos son de allá, mi esposa también, ella es una profesional; mis padres son de aquí, no contaré esta historia». Pero, con el tiempo, decidí que lo haría. Era un secreto basado en la vergüenza, así que fue una gran decisión.
No fue fácil, pero una vez que me he decidido, iba a contar la historia y dije a toda América. Hablé con cualquiera que me hubiese escuchado. Guardé este secreto por décadas y luego, salió al mundo. Estuve en el programa de Larry King, salí en la revista ABC News, estuve también con la periodista Oprah Winfrey.
Fue desagradable para la gente escuchar la historia del profesor que no sabía leer. Algunas personas decían que era imposible y que estaba inventando todo. Pero quiero hacerles saber que hay esperanza, que hay solución. No somos «tontos», nunca es tarde para aprender a leer.
Desafortunadamente, todavía estamos haciendo pasar de grado a niños y adolescentes sin enseñarles las aptitudes básicas de lectura y escritura. Pero podemos acabar con estas fallas si, en vez de culpar a los profesores, nos aseguramos de que sean ellos quienes estén bien enseñados.
Durante 48 años estuve en la oscuridad, pero, finalmente, me quité un peso de encima. Enterré al fantasma de mi pasado.
📌 N. de la T.: Este fue el primer artículo que traduje para este blog, cuyo texto original es de la BBC. Una historia de vida que me gusta demasiado. La historia de este señor,��John Corcoran, es muy motivadora; y nos enseña que nada es imposible, que nunca es tarde para aprender, que con un poco de voluntad, siempre se puede. Ojalá hayan disfrutado de esta lectura tanto como yo disfruté leerlo y traducirlo. Disfruto mucho traducir este tipo de textos y, a menudo, iré traduciendo más cosas para compartirlo por acá. Espero que les haya gustado.
Para leer más:
John Corcoran establece una fundación con su nombre para ayudar a niños y adultos con habilidades de alfabetización (en California y a distancia)
Escucha a John Corcoran contando su historia en BBC Outlook (en inglés)
#traducción#historiasdevida#bbcstories#mejorcontraduccion#leer#traductora#translation#translator#read#lovemyjob
4 notes
·
View notes
Photo
The paintings I did from yesterday’s filming with the BBC
135 notes
·
View notes
Photo
We're helping the @bbc find people who are willing to talk about their experiences for an upcoming documentary. If you would be interested in finding out more, please get in touch and we will send you the details. #Kickboxing #lgbt #bbcstories #pride🌈 #selfdefence https://www.instagram.com/p/B2LxjS1gMHi/?igshid=ot06t1rfrxfl
0 notes
Text
The curious world of public information posters https://twitter.com/bbcstories/status/448795227772698624
41 notes
·
View notes
Photo
Today is suicide prevention day. Today is so important for so many of us who live with mental illness, today marks that we are still here fighting. Last year I had a really bad episode and my mum had to drive through to where I live to prevent me from attempting to take my life. Im so thankful I was able to reach out to my mum. I just want to reach out to all my followers and let you know there’s a place here for you, if you can please reach out to me! I am here for you, I care about you and I want you to be able to feel at home here and open up. I do my best to reply to everyone on here. You are loved, you are cared for and you are so damn worthy of life. The darkness will come and go but you will always rise like the sun every morning, shine bright you warrior! Shine bright. 💖🌸💛 #suicideprevention #suidicepreventionday #suicideawareness #mentalillness #mentalhealthawareness #mentalhealthadvocate #bingeeatingawareness #bingeeatingrecovery #cptsd #borderlinepersonalitydisorder #bpd #trauma #bbcstories #bbc #influencer #selfloveclub #recovery (at Scarborough, North Yorkshire) https://www.instagram.com/p/BnjQQgrgxp5/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=16tngcztemduh
#suicideprevention#suidicepreventionday#suicideawareness#mentalillness#mentalhealthawareness#mentalhealthadvocate#bingeeatingawareness#bingeeatingrecovery#cptsd#borderlinepersonalitydisorder#bpd#trauma#bbcstories#bbc#influencer#selfloveclub#recovery
0 notes
Photo
Meet the woman who wrote @realDonaldTrump's campaign Facebook posts - and the tech firm that helped him get elected. http://pic.twitter.com/9vA3KMIIGj
— BBC Stories (@bbcstories) August 13, 2017
0 notes
Photo
Some of you may know I was diagnosed with Aspergers Syndrome and ADHD aged 49. I have been interviewed twice once in 2011 and recently in 2017 Where are you can learn what it is like for me living with autism and for life challenges that prevailed. Here are the links to the two recordings. www.aspieandme.com/media/ Obviously my fitness resume has something to do with this and it is this challenging as I want to make it to alleviate the many associated autism anxieties. Well I don’t want to make a joke of it I wonder what will come first an ideal Brexit outcome or an autism cure 😂 #media @bbc5live @bbcstories @bbcbodypositive @lbc @thebestyou_ @mikesgymmarbella @terrolllewis @newonetom @robertdeniro @liamneeson.official @artistic_uk @annakennedyobe @autisme_et_education_physique @autismeurope @unchainedmuscleuk @mentalhealthwarrior101 @mentalhealthmuscle https://www.instagram.com/p/Btv4d91F7Rp/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=1f1s0vqw89epg
0 notes
Text
BBCNews (May 29, 2018 at 02:16PM)
RT @bbcstories: The realities of period poverty in the UK. https://t.co/H8OBtquyFQ - From Twitter
0 notes
Link
Meet the woman who wrote @realDonaldTrump's campaign Facebook posts - and the tech firm that helped him get elected.
Again: Facebook is evil
0 notes
Text
Lamento no haber tenido sexo hasta los 37 años
Traducción: Elżbieta Bujakiewicz
Mientras que la persona promedio pierde su virginidad en la adolescencia, para otros, esto no es así. Joseph, un viudo de 60 años, descubrió que era una fuente de total vergüenza y frustración. Esta es su historia:
Permanecí casto hasta los 30 años. No tenía idea qué tan raro es eso, pero experimenté un sentimiento de vergüenza y me sentí estigmatizado. Era una persona muy tímida e inquieta, pero no aislada. Siempre tuve amigas, pero nunca fui capaz de convertir esa amistad en relaciones íntimas. En el colegio, hasta sexto año, siempre estuve rodeado de mujeres, pero nunca fui de tirarles onda; algo que, probablemente, es bastante normal para uno. Cuando ingresé a la universidad, tracé una pauta: no tener relaciones era lo que me esperaba. Mucho de eso se debía a la falta de autoestima y un profundo sentimiento de que la gente no me vería como alguien atractivo. Si pasás tu adolescencia y tus veintipocos años sin salir con alguien, no tenés la evidencia que prueba: «sí, puedo gustar a la gente porque, mirá, he salido con ésta y con aquella…», te hace sentir que no eres atractivo para perseverar y ser fortalecido.
Nunca hablé con mis amigos del tema y ellos tampoco me preguntaban. Me habría defendido bastante si lo hacían porque, para ser sincero, estaba empezando a sentir vergüenza por ello. Puede que no sea cierto que la sociedad te juzga por no tener sexo, pero creo que, cuando algo se percibe como fuera de lo normal, empiezas a ser visto como un anormal. Parece que hay una inversión cultural de «éxito» con las mujeres: si te pones a pensar en películas y canciones populares, de la generación, la mayoría se trata de relaciones tempranas, hay un «algo» en lo cultural sobre ser un ganador. Por ejemplo, en la canción Oh what a night de Frankie Valli, habla sobre que la chica se lleva al chico y lo convierte en hombre. Todas esas cosas me han llevado a sentir vergüenza. La mayoría de mis amigos tuvieron novias. Yo era testigo de eso. Comenzaban a salir y después se casaban. Poco a poco, eso tuvo un efecto corrosivo en mi estima. Me sentía solo y deprimido, aunque, al principio, no lo noté. Pudo haber sido por la falta de relaciones sexuales, pero también por la falta de intimidad. Ahora miro hacia atrás y, durante unos 15, probablemente 20 años, ninguna persona; aparte de mis parientes próximos, como mi mamá, mi papá o mis hermanas, me ha tocado un pelo o me han acompañado. Aparte de eso, cualquier otro tipo de contacto físico estaba ausente, no solamente de carácter sexual.
Si veía a alguien que me gustaba, no sentía ningún placer, más bien, mi reacción inmediata era de tristeza y depresión. No tenía esperanza alguna. Tampoco temor al rechazo: la idea de rechazo me era irrelevante, porque estaba tan convencido de que la atracción que yo pudiera sentir por alguien nunca sería recíproca. Por mi parte, pudo haber sido un mecanismo de defensa, pero desarrollé un profundo sentimiento que puede que esté mal acercarme a las mujeres y parecerles un abusivo. Con toda certeza, nunca sería ese tipo que «juega» con las mujeres. Creía que ellas tenían derecho a salir de la rutina y disfrutar de la salida sin que nadie las molestara. Muchas veces hacía amistad con mujeres que me atraían. Sabía que muchas de ellas ignoraban por completo mis sentimientos amorosos. En ese momento, me había convencido de que no me deseaban.
Desde donde estoy ahora, miro hacia atrás y honestamente no sé, no creo tener la capacidad de atracción y confianza. Nunca una mujer me invitó a salir. Me hubiese gustado. Tal vez eso no era tan grato en aquel momento. En mis treinta y largos, llegué a deprimirme a nivel clínico, así que fui a ver a mi médico de cabecera, me recetó antidepresivos y también hice terapia.
Las cosas cambiaron. Primero gané un poquito de confianza en mí mismo, gracias a la terapia. Después, supe que los antidepresivos hicieron efecto, opino que pueden actuar como una píldora antitimidez. Además, había madurado un poco. Me encontraba invitando a salir a alguien y, tiempo después, se convirtió en una relación temporal. Recuerdo que estaba muy ansioso y nervioso en la primera cita, pero se sentía agradable, me gustaba. Así que de seguido la invité a salir de nuevo, ella aceptó y desde ahí las cosas empezaron a cambiar. Unas semanas después de la primera cita, empezamos a tener relaciones íntimas. Uno oye esos clichés juveniles de la edad del pavo, pero yo ya no era un pibe, así que sabía lo que tenía que hacer. También descubrí que era emocionante y placentero. Algunos dicen que la primera vez no se disfruta, pero yo sí lo disfruté. No le dije a ella que era virgen, pero si me preguntaba, le habría sido sincero. Conocí a mi esposa 18 meses después, en el trabajo. La reconocí de inmediato. Era realmente bella con grandes y hermosos ojos, de mirada angelical. No la invité a salir directamente, le pedí a un amigo que le hablara. Terminó haciendo de casamentero. Nuestra primera salida fue en mi cumpleaños n.º 40 y, 18 meses después, nos casamos. Ella era muy especial.
Fui muy afortunado en conocerla, me dio un completo e incondicional amor, algo poco frecuente y me siento afortunado por haberla tenido. Cuando le hablé de mi situación sexual, ella fue totalmente comprensiva y sin prejuicios, así que estuvo bien. Nuestra relación se basaba en un lazo emocional muy fuerte, nunca hubo una crítica de su parte, estaba tranquilo con ella. Estuvimos casados durante 17 años. Lamentablemente ella falleció hace casi tres años. Fue traumático. Siempre sentí que la conocí demasiado tarde y la perdí demasiado pronto; pero, por otro lado, no estoy seguro de que me haya encontrado atractivo si me hubiese conocido antes. Miro mi juventud con un cierto pesar. Es como si estuviese llorando por algo que no pasó. Siento que hay una pila de buenos recuerdos que no están a mi disposición o una serie de experiencias que no tuve. No sé lo que se siente estar enamorado de joven, no sé lo que es dar esos pasos en la vida con alguien de tu sexo opuesto. Ese empírico y divertido momento me deja con una cierta añoranza. Así que lo primero que le diría a alguien que se encuentra en una situación así es: no te lo tomes a la ligera.
Debemos pensar en intervenir si lo notamos. Cómo lo hacemos, estoy perplejo a decirlo, porque si alguien me hubiese preguntado al respecto, lo hubiera negado. Pero algunos estarán en condición de notarlo. Lo cierto es, que la gente como yo, como era yo, no van a estar en el radar de los demás. Tendemos a preocuparnos cuando los jóvenes hacen cosas aparentemente arriesgadas: consumo de drogas, crímenes de arma blanca, la pérdida temprana de la virginidad y ese tipo de cosas. Así que el hecho de no hacer algo no es motivo de preocupación. Pero si conocés a alguien que nunca tuvo una novia o un novio, no hay que dar por sentado que así lo desean. Tratá de ayudarlos, no preguntándoles directamente «¿por qué nunca saliste con alguien?», sino dándoles ánimos y explicarles que todos dudamos a la hora de encarar a alguien. Está bien sentir nervios, pero también está bien tener el deseo de querer estar con alguien. Todos estos sentimientos son parte de lo humano, si lo reprimís, reprimís esa parte de una experiencia humana.
El 23 de abril, Alek Minassia inició un atropello masivo de camionetas en Toronto donde mató a diez personas. Él se identificaba con el ‘celibato involuntario’ o la subcultura *Incel. Los que integran esta comunidad virtual creen que jamás tendrán sexo y, a menudo, culpan a las mujeres de sus fracasos sexuales. La existencia de esta comunidad preocupaba a Joseph.
Una de las cosas que más me preocupa sobre la noticia del atropello en Toronto es que, las personas que todavía están buscando un amor, puede que se sientan estigmatizados y avergonzados. Puede perpetuar la idea de que la gente, que todavía no ha encontrado el amor, son socialmente complicados y, de algún modo, poco comunes. Sentí que era perfectamente normal, antes de conocer a mi esposa y después. No cambié. No hay nada fuera de lo común en mí. Hay mucha gente llena de amor buscando amor. Sería una pena si relacionáramos lo que sea que haya llevado al atacante de Toronto con la gente que busca satisfacer una necesidad humana. No hay derecho o expectativas a ser amado o encontrar un amor, pero buscar amor es aún un deseo válido en la vida. No tener pareja no es culpa de nadie, son sólo circunstancias.
*Incel, abreviatura de la expresión inglesa involuntary celibate, celibato involuntario, es una subcultura que se manifiesta como comunidades virtuales de personas que dicen ser incapaces de mantener relaciones sexuales con alguien. (N. de la T.)
Artículo original de la BBC: 'I'm sad that I didn't have sex until I was 37'
#bbcstories#traducción#traducciones#mejorunatraducción#traductora#historiasdevida#translation#translations#translator#translatedlives#elzbietabujakiewicz
1 note
·
View note
Text
Tomorrow I’m filming with the BBC for a BBC news story video about mental health which is super cool
5 notes
·
View notes
Video
#Repost @bbcstories • • • • • • Make no mistake, these are stressful times. So how to enjoy your weekend under the shadow of a pandemic? Journalist Nerea, singer Tom and caterer Ayesha have some tips for you ❤️ (di South Jakarta) https://www.instagram.com/p/B-ayLDpJOpq/?igshid=saqjlonnb9d
0 notes
Text
RT @bbcstories: Young people behind #realAsiangranny celebrate the strongest women they know. What is your favourite memory about your grandma? https://t.co/B0uE2UiH8C
Young people behind #realAsiangranny celebrate the strongest women they know. What is your favourite memory about your grandma? pic.twitter.com/B0uE2UiH8C
— BBC Stories (@bbcstories) June 22, 2019
via Twitter https://twitter.com/ronnychieng June 26, 2019 at 12:11PM
0 notes
Text
Mom falls in love with sperm donor 12 years after having his daughter
youtube
SEATTLE — A mom gave birth to her daughter through the use of a sperm donor — then met and fell in love with her child’s biological father 12 years later.
Jessica Share gave birth to her daughter, Alice, in 2005. She and her wife at the time picked out Aaron Long’s anonymous sperm-donor profile in Ohio for her now 13-year-old daughter.
“You build this story in your head of the values that you have and what kind of person might not just share our values, because I don’t think those are genetic. But being drawn to the same kinds of things that we’re drawn to,” Share told ABC News.
When Alice turned 11 in 2016, she started researching her ancestral history through a DNA testing site called 23 and Me. Because of the site, Jessica Share found Long and reached out.
“Hi Aaron, I actually have two daughters who’d match you (my ex has my youngest daughter; she’s not on the DNA testing site),” Share wrote, according to a personal essay on BBC.com. “If you’re interested in trading family photos, etc., we’re available.”
When Jessica Share bought sperm from an anonymous man to start a family, she never imagined that more than a decade later she would meet the donor – never mind fall in love with him.https://t.co/3ncBfwPkcH
— BBC Stories (@bbcstories) January 3, 2019
https://platform.twitter.com/widgets.js
And later the two decided to meet up.
“When we met in person. I don’t know, the attraction (was) even harder for either of us to deny,” Long told ABC News.
Share, Long and Alice all currently live in the same communal home in Seattle, but it turns out Long has a lot of other kids.
“I did a little bit of pretty shoddy maths and came up with a figure of 67 as a maximum,” he admitted. “It’s hard to say.”
“I know that I am attracted to Aaron for all the reasons that seemed wonderful when shopping for him in a sperm donor catalog years ago,” Share wrote in the BBC essay. “He is thoughtful, persistent, and academically-minded. He is enchanted by words. He is empathetic, versed in stories about people and the strange things they sometimes do. He doesn’t much care what’s expected of him. He often plays his own music. To his own drum. Sometimes in a turban.”
They met up again, and immediately something clicked.
“I already knew he was just like the people I love more than anyone else in the world. He was already family in some ways. His smirk and his colouring are those of my youngest daughter. His empathy and socialism? My eldest.” pic.twitter.com/8rzqRsvD4N
— BBC Stories (@bbcstories) January 3, 2019
https://platform.twitter.com/widgets.js
from FOX 4 Kansas City WDAF-TV | News, Weather, Sports https://fox4kc.com/2019/01/09/mom-falls-in-love-with-sperm-donor-12-years-after-having-his-daughter/
from Kansas City Happenings https://kansascityhappenings.wordpress.com/2019/01/09/mom-falls-in-love-with-sperm-donor-12-years-after-having-his-daughter/
0 notes
Photo
I’ve been distant from Instagram for a while now, I pop back up and I will write a post, much like I’m doing now but I’ll struggle to reply to comments and turn notifications off because in all honesty I’m not doing amazing and I’m human. I think sometimes we forget that behind each account is just a human being trying to navigate life the best they can. My mental health had been pretty great for some time and it felt more of an undertone to my life and I know that’s how it will always be, it will never leave me but I was enjoying feeling balanced. But these past few days I’ve found myself feeling out of balance, and I know I can fight this I do but tell that to the other voice in my head right now. I hate my body I hate food But I can’t stop binge eating I feel like a failure I feel useless These are the horrible intrusive thoughts I’m dealing with and then stuff like “you are a pointless human being, throw yourself off the bridge” just pops into my head and I do have this other part of me that fights these thoughts, that knows I’m not a failure and that I am a work in progress and I have made a hell of a lot of progress. But damn it this is exhaustion and I wish I could just disappear for a little bit because my mind is too noisy, it’s fast and blurred and I can’t make any sense of it right now. Living with borderline personality disorder is frustrating and never ending. I’m holding on for brighter day, for days spend in nature, I know they’re coming. 🌻💜 #mentalhealthawareness #invisibleillnesses #chronicillness #fibrobabe #borderlinepersonalitydisorder #bbcstories #bbc #mentalillness #chronicillness #fibromyalgia #endometriosis #depression #anxiety #eupd #mentalhealthadvocate #cptsd https://www.instagram.com/p/BnZsOqMhdq6/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=19bfrqxiwnopf
#mentalhealthawareness#invisibleillnesses#chronicillness#fibrobabe#borderlinepersonalitydisorder#bbcstories#bbc#mentalillness#fibromyalgia#endometriosis#depression#anxiety#eupd#mentalhealthadvocate#cptsd
0 notes