#bajo la manta
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mickycute · 2 years ago
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Ahora un dibujo de Black cogiendose a Zack con esa vestimenta
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PARTE 1
NEXT
💚💜
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kevotsuka · 11 months ago
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Thinking about her (preg! Bez)
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zzztelladraco · 2 months ago
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Perv Shadow Milk Pre Corrupción x Lectora Bruja
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ADVERTENCIAS: NSFW, ¿qué una galleta quiera meterse con una humana es considerado monsterfucking? JAJAJAJA, Shadow Milk pre corrupción lo llamo “Blueberry Milk”, masturbación, deseo no correspondido, non con en cierto punto, obsesión, Shadow Milk pervertido, soñando despierto, relación platónica, breeding kink??
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“¿Ustedes también hornean bebés?” Blueberry Milk, una de las más preciosas creaciones al inicio de los tiempos de tierrapán por antiguas brujas que precedieron tu trabajo, mira curioso en dirección al horno.
Sentado sensatamente en la orilla de la mesa con sus manos posadas sobre su túnica no ha quitado su mirada que te recorre a ti y luego al horno. Esa noche serena de luna nueva el cielo estrellado se confunde un poco con el cabello de Blueberry Milk, tan precioso como las esquinas de la Vía Láctea.
Sueltas una risilla por su pregunta mientras te agachas para abrir el horno que ha visto nacer a tantas galletas. Y sacas una bandeja muy especial para esa noche, Blueberry Milk te la ha pedido después de todo. Para llenar algunas familias desesperanzadas que no son aptas para hornear sus propias galletas con su masa.
“No, galletita.” Colocas la bandeja a su lado y él se levanta para caminar alrededor de ella. “Los humanos no nacen de los hornos.” Haces una ligera pausa y hueles el humo procedente de las galletas. Cada una de un sabor distinto a las que le colocarías lindas decoraciones. “Pero sí que los hacemos.”
Te ríes para ti misma por el significado oculto que tu inocente galletita nunca lograría comprender.
Tomas algunas duyas con merengue y algunos dulces y gomitas, siguiendo las atentas indicaciones y gustos de la galleta divina; decoras y le das a ese lote de galletas ojos para ver el mundo y una boca para entonar la canción de la vida.
Blueberry Milk toma uno de los niños y lo envuelve en una manta de hojaldre, viéndote con una inocente y hermosa sonrisa desde abajo.
“Oh, mi bruja. Mira lo que haz creado.” —No puedes evitar enternecerte ante la vista.
Por mucho que al dios del conocimiento le encantara arropar y cargar a todos los niños; intervienes cuando su intento de cargar más de dos de ellos fracasa. Así que lo ayudas gustosa, acogiendo a los niños entre tus manos.
Nunca te acostumbras a la textura de las manos de Blueberry Milk, suaves y crujientes pero lo suficientemente frágiles para desmoronarse si lo rozas mal.
En cambio él, anhela tu tacto aunque sea un simple roce de manos. Eres tan cálida y llena de vida, puede sentir el latido de tu corazón a través de la yema de tus dedos y ver las marcas únicas de tus huellas dactilares en tu prístina piel.
Su historia contigo es algo curiosa, Blueberry Milk conoce la cruel verdad acerca de la creación de las galletas y no puede evitar sentir un poco de miedo hacia las brujas.
Sin embargo, la curiosidad y el hambre por saber siempre lo ha hecho realizar los actos más prudentes o los más tontos.
Así que una noche mientras hojeabas el recetario que se te fue heredado, notaste una presencia temerosa detrás de las velas que iluminaban la mesa sobre la que trabajabas. Pudiste dejarlo pasar de no ser por las estrellas titilantes que brillaron en tu visión periférica.
Unos ojos desiguales brillaban con curiosidad pero se encogían bajo el peso del miedo y… ese cabello. Oh… ese hermoso cabello largo que cubría la espalda de aquella galletita curiosa y que brillaba como el cielo.
Quizás él no sabía quién eras, pero tú lo conocías; al menos lo que habías leído de su creación y su souljam en el recetario.
Blueberry Milk no es un dios irresponsable, él se encarga de cumplir con su deber por él día. Enseñando magia, predicando conocimiento en la plaza de su reino como un sabio humilde, ayudando a las galletas tomando la apariencia de una misteriosa dama o atento a las peticiones de su pueblo desde los ojos de un pequeño niño.
¿Pero las noches? Oh, las noches son exclusivas para ti desde que te conoció.
Como un sabio que ha pisado la tierra por tantos años que ya se hubiese hecho polvo de no ser por su souljam, sabe que no puede tener prejuicios por lo desconocido. Y no podía creerte malvada, no con lo linda que te veías leyendo aquél recetario.
“Ven aquí, galletita. No quiero que tu glaseado se derrita.” —La gentileza de tu voz lo atrajo esa noche totalmente desarmado hacia ti. Y tú le ofreces tu mano con una sonrisa gentil.
Fue cuando él tocó tu mano por primera vez y se inclinó a tu toque, fue lo que le hizo sentir algo que nunca había experimentado. Su rostro se sonrojó con un profundo azul mar y su cuerpo tembló, se pregunta si tú también lo sentiste. Desde entonces te visita todas las noches y se queda contigo hasta que caes rendida en tu enorme cama. Su obsesión acelerada contigo no fue nada más que una conclusión inevitable de su pobre soledad.
“¿Tienes una familia? ¿Tienes hijos? ¿Un esposo? ¿ALGUIEN a quien ames?”
Blueberry Milk siempre te hace pregunta tras pregunta a lo largo de las noches que pasan juntos. Pero tus respuestas no lo satisfacen.
“Las brujas son mi familia. Todas las galletas que he creado son mis hijos. Estoy casada con mi deber. Creo que amar no debe limitarse; amo el té, amo mi trabajo y amo el tiempo que pasamos juntos”.
Respuestas ambiguas y esquivas son el cruel regalo que le das a la galletita y eso simplemente lo desinfla. Pero no puedes notar su tristeza y decepción desde tan arriba.
Pero no puede decírtelo. Es incorrecto, está mal. No puede decirte cómo tu presencia hace que se le acelere el corazón. No puede dejarte ver el profundo sonrojo azul que le recorre la cara cada vez que te acercas demasiado a él. Y mucho menos contarte como haces que se le ponga dura la polla cada vez que te recuerda solo en sus aposentos dentro de la torre del conocimiento.
No puedes enterarte. No puedes saber que grita tu nombre con desesperación y dolor cada vez que se masturba en el borde de su cama imaginando tu figura a través de tu vestido largo. Imaginando que finalmente lo ves como un hombre, que lo chupas y le pasas tu lengua sin miedo a que él pueda desmoronarse y que rozas tus dientes por su masa. Un escalofrío lo recorre cada vez que piensa en ti dándole leves mordiscos en su cuerpo, pasando tu lengua entre sus piernas saboreando su masa de arándanos.
Y, si estás tan enferma como él. Tal vez lo dejarías jugar entre tus piernas, le permitirías cuidarte solo como él ha investigado que podría complacerte.
Si eres tímida y no quieres tocarlo aún, te masturbarías con él en esa cama tuya en la que ha deseado tantas noches revolcarse contigo. Abrirías tu bonito coño con tus dedos y le enseñarías como te gusta que te toquen.
Gritarías su nombre y él gritaría el tuyo, gemirías y le dirías cuanto deseas que él estuviera dentro de ti y no tus dedos. Dejarías que te eche su semen en la entrada de tu vagina o podrías probarlo si quisieras.
¿Tu también te tocas como él lo hace? ¿Piensas en él cuando no está? ¿También lo deseas?
Si lo deseas tanto como él a ti. Se desnudaría por completo para ti, tiraría su túnica y su candado lejos para que puedas verlo. Te mostraría su souljam incrustada en su pecho con pequeñas cicatrices doradas alrededor, te pediría que la toques y la acaricies.
Te besaría en los labios y los lamería para que después hicieras lo mismo con su cuerpo. Te pediría que te quitaras tu lindo vestido y te recostaras en la cama para él.
Besaría tu cuello y mordería tan fuerte como pudiera para dejarte marcas levemente rojas, metería uno de tus pezones a su boca mientras aprieta y siente la suavidad de tu pecho. Te haría su mujer y consumaría su hombría contigo.
Te haría las bragas de lado para ponerte agradable. Te probaría y ocuparía toda su boca para chuparte el clitoris, sabe que no tiene el tamaño en cuerpo y ahí abajo para complacerte. Pero aún así, serías tan gentil para dejarlo penetrarte. Y él tan agradecido se pondría a trabajar. Usando su magia para tocarte donde no puede, para subir tu temperatura y para que lo sientas mucho más grande de lo que en realidad es.
Se pregunta si en su primera vez te gustaría que te hiciera el amor suavemente en tu cama. Si quisieras que te llenara de elogios y te dijera cuánto te ama. O si le pedirías que te folle duro mientras te susurra todas las perversiones que quiere hacerte, cuantas veces se ha masturbado pensando en ti, la forma en que te sueña, la manera en que te anhela.
Y como eres su amada bruja codiciosa le pedirías desesperadamente que use el poder de su souljam para hacerse mucho más grande. Para hacer que su pene te llene hasta el borde y te golpee el cervix.
Te llenaría con su semen espeso una y otra vez sin salir de ti. Lo dejarás venirse dentro las veces que quiera ¿no?
Ese día Blueberry Milk se corre particularmente duro mientras grita tu nombre y mueve las caderas al aire con desespero, deseando que su puño fuese tu apretado coño.
Y cuando cae la noche, no pudo verte a los ojos hasta que te fuiste a dormir. Porque esto se siente mal, está mal.
Blueberry Milk balancea sus piernas, sentado en su lugar en la mesa de madera de cedro. Esperando a que la vela que le dejaste encendida termine de consumirse. Pensando.
¿Lo aceptarías? Si él se confesara, si él insinuara ese anhelo doloroso y ardiente por ti, ¿cómo reaccionarías? ¿Lo recibirías con tus brazos y piernas abiertas o lo mirarías con asco y su relación se rompería en mil pedazos?
La souljam incrustada en su pecho dolía solo de imaginar que te pierde. Que por su estúpido anhelo carnal pierde tu toque, tu amabilidad, tu aroma y tu presencia. Así que como la cerradura en el centro de su corazón, se bloquea. Pero su perversión aumenta gradualmente y con ella su obsesión y cariño desenfrenado hacia ti.
Sigue pasando la noche contigo, pero se vuelve mucho más cariñoso. Flota a tu lado y se aprieta contra ti para abrazarte y pegar su frente contra tu mejilla. Y cuando sabe que no te estás dando cuenta, frota su polla contra ti hasta dejarla tan dura que le duele.
“Me gustaría hacer bebés algún día.”
Te dice descaradamente mientras te acaricia el rostro. Y tú, incapaz de descifrar la perversión detrás de sus palabras simplemente ríes a su lado. Sacando otra bandeja de nuevas galletas.
Subestimas mucho el poder del dios del conocimiento, creyendo que su linda e inocente mente no procesa el método de apareamiento de los humanos y simplemente dice disparates sin pensar. Pero oh…, vaya que lo conoce. Y no ha parado de pensar en eso desde que inició su investigación. Está totalmente convencido de que él sería un mejor hombre que cualquier otro mago que desee cortejarte. Él es mejor. Más poderoso, más guapo, más inteligente, MÁS.
Blueberry Milk te observa alejarte para alcanzar los toppings para las galletas recién nacidas y te ve moverte por toda la cocina. No puede evitar imaginar si tal vez hubiese nacido hombre, un hombre humano; podría dejarte embarazada. Estarías linda con tu figura redonda, cambiarías tus vestidos por algo más suelto y quizás necesites ayuda para agacharte para abrir el horno. Tus noches con él serían seguras y tus días fáciles, él se encargaría de todo y tú solo tendrías que darle los hijos que él pusiera en ti.
“Oh, mi bruja. Te haz ensuciado de crema”.
Exclama preocupado mientras se acerca a acariciar tu mano y lamer los restos de crema dulce en tus manos. Cada vez se vuelve más descarado, más desesperado. Prácticamente se te insinúa y se regala sobre la bandeja de plata que utilizas todas las noches para hornear galletas.
“Bruja mía, eres tan hermosa.” Blueberry Milk siente una punzada de dolor cada vez que decides ignorar la posibilidad de que la galleta te mire de forma romántica… incluso sexual. Riendo suavemente ante sus comentarios y toques provocadores, casi burlándote bajo esos preciosos ojos coquetos tuyos. Haces que le duela el corazón y la polla.
Cuando crees que simplemente te observa trabajar o leer, en realidad está buscando el momento exacto en que tu vestido negro revele un poco más de tus pechos o piernas mientras te mueves. Revelar un poco más de piel siempre lo pone duro y su túnica se humedece con un poco de pre semen. Sus caderas embisten al aire y tiene que sentarse con las piernas abiertas para disimular con su túnica larga. Pero siempre tan inocente y concentrada en lo tuyo que no te das cuenta.
Cuando duermes, ya no se queda cuidándote desde la mesa. Sino que se mueve sigilosamente hasta tu cama y te observa respirar en paz. Es ahí donde aprovecha para subirse la túnica y sacar su polla gorda y dura de toda la noche para masturbarse frente a tu rostro y correrse en tu cara. A veces, si estás particularmente cansada y tienes tus labios entreabiertos: él se corre en tu boca.
Oh, pobre pobre bruja confiada. Lo subestimas demasiado.
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flan-tasma · 2 years ago
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Sleeping with them (Fontaine men ver.)
In which I tell you what it's like to spend a sleepover with them (I love sleepovers, they're so great, I want to go to one)
Includes Lyney, Freminet, Neuvillette and Wriothesley.
Warning: Nope now💖, Modern!Au(? idk, GN!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
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Cuando no está ocupado y quiere darse un descanso de su vida, una pijamada es un sí para él.
Hacen algo de comer o piden algo para llevar y empiezan a hablar entre ustedes acerca de su día. Hay veces en las que te habla de sus preocupaciones y se da el lujo de dejar su máscara lejos, ya no necesita ser un Fatui o un hermano mayor ideal, solo es Lyney y lo estás alimentando con comida deliciosa y lo escuchas.
Te pide que le peines el cabello, puede ayudarlo a dormir más rápido, le gusta cuando lo acaricias.
Te pide muchos besos aleatoriamente o los roba.
Le gusta compartir una rutina de skincare contigo, verlos a los dos en el reflejo del baño mientras esperan a que la mascarilla se seque o verte aplicarle una crema humectante es muy íntimo para él.
Definitivamente se hacen manicura y pedicura (si te comes las uñas o las muerdes definitivamente te regaña).
Se cuentan chismes que han escuchado.
Cuando duermen juntos puedes escuchar sus ronroneos desde su pecho, también es alguien que le gusta ocultar su rostro en tu cuello y en algunas ocasiones rasguña tu cabello entre abrazos.
Si tiene sueño y tú te levantas para cualquier cosa, él te abraza más fuerte y puede morder tu hombro para que dejes de quejarte, luego besa dónde mordió (sabes, como ese vídeo tan lindo de los gatos siendo bonitos).
Le va a costar levantarse a la mañana siguiente, definitivamente te obliga a dormir hasta tarde con él. Es un gatito cansado, déjalo descansar contra el sol que se asoma por la ventana.
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Le gusta mucho tener pijamadas contigo, sobre todo cuando están en silencio y está oscuro.
Tal vez hayan algunas velas para que puedan jugar algún juego de mesa o leer estando al lado del otro, pero cuando está oscuro se le hace más tranquilo.
Le gustan las velas aromáticas de olores suaves.
También deja que le hagas alguna rutina de skincare si quieres, le gustan cuando los productos son frescos contra su piel y huelen bien. También deja que le arregles las uñas.
Te ayuda si le pides que te ponga alguna mascarilla o rulos en el cabello.
Le gustan los susurros, cuando hablan en el mismo tono bajo lo hace sentir tranquilo, y el sonido de las hojas de los libros o las piezas de los juegos de mesa junto al crepitar de las velas lo relajan.
Te ayuda a peinarte el pelo antes de dormir.
Definitivamente se acuestan y se cubren con las mantas para abrazarse y descansar, en sí le gusta cuando están en silencio y están juntos.
Le gustan mucho los besos de buenas noches tanto como los besos de buenos días, entonces te los pide.
Pers duerme con ustedes como si fuera su bebé.
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No tiene ni idea de qué es una pijamada pero le gusta dormir contigo, entonces acepta.
Definitivamente algún Melusine se entera de la pijamada y asiste, entonces están en una habitación gigante (espero que sí porque son un montón) y muchos Melusines están ahí riendo y hablando.
Se peinan entre todos, quienes están peinados ayudan a los demás y se llenan el cabello con adornos.
Neuvillette lleva el pelo suelto para estar más cómodo, para que las Melusines lo peinen y porque está cansado, entonces si se duerme de repente estará bien.
Se suele sentar entre todo el alboroto y bebe té a tu lado mientras tu y algunas Melusines le ponen mascarillas, crema y sérum con total tranquilidad.
Te mantiene a su lado y se deja guiar por lo que le pides, ya sea arreglarse las uñas o el cabello entre ustedes o para las Melusine.
Tal vez alguna Melusine se duerma en la cama y todas hacen lo mismo, Neuvillette las acomoda para que duerman cómodas, luego recogen todo y terminan el té ya tibio.
Te recuerda lavarte los dientes y él prepara una zona de la cama para que ambos duerman.
Duermen rodeados de sus hijitas, todos acurrucados y abrazados como si fueran una familia numerosa (que lo son), entre murmullos entre sueños y ronquidos.
Neuvillette te acaricia la espalda y el cabello para que duermas sobre su pecho.
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Hace cualquier cosa que quieras porque se le dificulta decirte que no, por lo que cuando van a dormir ya tiene preparada una tetera y un buen té que les gusta.
Le gusta leer junto a ti, con tus piernas en su regazo para poder acariciarte. Es mucho más divertido cuando tiene una diadema de conejito en su cabeza y una mascarilla con forma de gatito.
Definitivamente usan el sofá y se quedan dormidos ahí. Puedes moverte por todos lados, traer cosas para pintar sus uñas y hacer que coincidan con las tuyas, bailar a su lado o incluso hacerte alguna mascarilla capilar, él estará en el sofá dándote algunas miradas y sonriendo, levantándose a ayudarte cuando se lo pides.
Deja besos en tu cuello cuando has terminado de enjuagar tu cabello y te besa la cabeza cuando terminas de secarte el cabello.
Le gusta poner música tranquila y dejarte jugar con su cabello despeinado, también puede acceder a que le peines el cabello en algún nuevo estilo.
Te da galletas para que comas mientras hablan, también puede burlarse y pedirte que comas de la galleta que está entre sus labios.
Te arrulla para que duermas, te abraza muy fuerte para que no caigan del sofá (a él le gusta su sofá, es muy suave y tiene cojines cómodos).
Si te duermes primero, se acaba el té y va al baño antes de acostarse junto a ti, si se duerme primero él se bebe el té frío en la mañana.
Por favor usa su brazo como almohada, a él le encanta cuando lo haces.
Sus ronquidos son altos, pero intenta no molestarte, te deja ponerle alguna camiseta en la boca para que duermas tranquila.
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English:
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When he's not busy and wants to take a break from his life, a sleepover is a yes for him.
You make something to eat or order something to go and start talking to each other about your day.
There are times when he talks to you about his worries and has the luxury of leaving his mask far away, he no longer needs to be a Fatui or an ideal older brother, he is just Lyney and you are feeding him delicious food and you listen to him.
He asks you to comb his hair, it can help him fall asleep faster, he likes it when you pet him.
He randomly asks you for a lot of kisses or steals them.
He likes to share a skincare routine with you, seeing the two of you in the reflection of the bathroom while you wait for the mask to dry or watching you apply a moisturizing cream is very intimate for him.
You definitely get manicures and pedicures (if you bite your nails you will definitely get scolded).
You tell each other gossip you have heard.
When you sleep together you can hear his purrs from his chest, he is also someone who likes to hide his face in your neck and sometimes scratches your hair between hugs.
If he is sleepy and you get up for anything, he hugs you tighter and he can bite your shoulder to stop you from complaining, then kiss where he bit (you know, like that cute video of cats being cute).
He's going to have a hard time getting up the next morning, he definitely forces you to sleep in with him. He's a tired kitten, let him rest against the sun peeking through the window.
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He really likes having sleepovers with you, especially when it's quiet and dark.
Maybe there are some candles so you can play a board game or read next to each other, but when it's dark it makes him calmer.
He likes the aromatic candles with soft scents.
He also lets you do a skincare routine for him if you want, he likes it when products are cool against his skin and smell good.
He also lets you do his nails. He helps if you ask him to put a mask or curlers in your hair.
He likes whispers, when you talk in the same low tone it makes him feel calm, and the sound of the pages of the books or the pieces of the board games together with the crackling of the candles relax him.
He helps you comb your hair before going to sleep.
You definitely go to bed and cover yourselves with the blankets to hug each other and rest, he actually likes it when you are silent and together.
He really likes good night kisses as much as good morning kisses, then he asks you for them.
Pers sleeps with you two like it's your baby.
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He has no idea what a sleepover is but he likes sleeping with you, so he accepts.
Definitely some Melusine finds out about the sleepover and attends, then you are in a giant room (I hope so because there are a lot of them) and many Melusines are there laughing and talking.
All of you comb each other's hair, those who have their hair done help others and fill their hair with decorations.
Neuvillette wears his hair down to be more comfortable, so that the Melusines can comb it, and because he's tired, so if he falls asleep suddenly he'll be fine.
He usually sits among all the commotion and drinks tea next to you while you and some Melusines put him masks, cream and serum with complete peace of mind.
He keeps you by his side and lets himself be guided by what you ask him, whether it's doing your nails or hair for each other or for the Melusines.
Maybe some Melusine fall asleep in bed and they all do the same, Neuvillette arranges them so that they sleep comfortably, then you put everything away and finish the warm tea.
He reminds you to brush your teeth and he prepares an area of the bed for both of you to sleep.
You sleep surrounded by your little children, all curled up and hugged as if you were a large family (which you are), murmuring between dreams and snoring.
Neuvillette caresses your back and hair so you sleep on his chest.
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He does whatever you want because he has a hard time saying no to you, so when you go to sleep he already has a pot of tea ready and a good tea that they like.
He likes to read next to you, with your legs in his lap so he can caress you. It's so much more fun when he has a bunny headband on his head and a kitty mask.
You definitely use the couch and fall asleep there. You can move around, bring things to paint his nails and make them match yours, dance next to him or even do a hair mask, he will be on the couch giving you some glances and smiling, getting up to help you when you ask him to.
He leaves kisses on your neck when you're done rinsing your hair and kisses your head when you're done drying your hair.
He likes to play calm music and let you play with his messy hair, he can also agree to let you comb his hair in some new style.
He gives you cookies to eat while they talk, he can also tease you and ask you to eat the cookie that is between his lips.
He lulls you to sleep, hugs you very tightly so you don't fall off the couch (he likes his couch, it's very soft and has comfortable cushions).
If you fall asleep first, he finishes the tea and goes to the bathroom before lying down next to you, if he falls asleep first he drinks the cold tea in the morning.
Please use his arm as a pillow, he loves it when you do.
His snoring is loud, but he tries not to bother you, he lets you put a shirt in his mouth so you can sleep peacefully.
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lilith-kruger · 4 months ago
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La princesa Helaena estaba desayunando con sus hijos cuando se presentó la Guardia Real; pero cuando le preguntaron por el paradero del príncipe Aegon, su hermano y esposo, dijo tan solo: «No está en mi lecho, de eso podéis estar seguros. Sois muy libres de buscarlo bajo las mantas».
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id1lica · 1 month ago
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uno pa ver películas de terror
(y en las escenas de miedo nos damos besitos bajo las mantas)
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deepinsideyourbeing · 1 year ago
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Fuera de Foco - Felipe Otaño
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Preludio ♡
+18! SoftDom!Pipe. Begging, (leve) choking, (posible) dacrifilia, dirty talk, (breve) edging, fingering, masturbación, sexo sin protección, sex toys, size diference/size kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Es de madrugada cuando Felipe se arroja sobre su cama luego de un relajante baño caliente. El aire del exterior es gélido y él se refugia bajo las mantas convencido de que el agotamiento de su cuerpo lo arrastrará hacia un sueño profundo; mientras tanto juega con su teléfono con la esperanza de no olvidar conectarlo antes de dormirse y también chequea sus redes sociales, eventualmente olvidando el paso del tiempo.
El sonido de una notificación lo sorprende y toca el ícono para ver de qué se trata, pero se lamenta inmediatamente cuando la imagen carga y lo primero que ve es tu cuerpo adornado con un delicado conjunto de lencería bajo tu pijama de seda. Se arroja con fuerza sobre la almohada e intenta reprimir todos esos pensamientos que normalmente le quitan el sueño… en vano, porque no puede evitarlos así como tampoco puede evitar su erección.
Normalmente no contestaría tus historias, limita sus interacciones a tu página azul porque allí es donde más probabilidades hay de obtener respuesta –sobre todo cuando acompaña sus mensajes con una generosa propina-, pero no está utilizando su cuenta pública de Instagram y eso le da el valor que necesita para arriesgarse.
Quería dormir y ahora no puedo, escribe y presiona enviar antes de poder arrepentirse. Bloquea la pantalla de su celular e intenta contener la sonrisa mordiéndose los labios, luego desbloquea el dispositivo y su pulso se incrementa cuando descubre que estás escribiendo una respuesta.
“perdón…?” es el mensaje que recibe. Contiene la respiración mientras espera que continúes escribiendo, pero con el correr de los segundos comprende que eso será todo y también que es lógico que no quieras conversar con alguien en plena madrugada. Acepta la derrota y está a punto de darle me gusta a tu mensaje para retirarse en silencio, pero lo interrumpís:
“qué lindos ojos! lo digo por tu foto de perfil :)”
Suelta una risa de puro éxtasis y dirige una mirada a su ventana, el espacio milimétrico entre las cortinas permitiéndole ver la tenue luz proveniente de tu habitación. Se pregunta por qué estás despierta tan tarde, por qué mantenés las luces encendidas y las cortinas abiertas, dudas que refleja en un mensaje antes de reparar en ello.
Vos también tenés lindos ojos :) Y creo que también andás con insomnio…
“tuve un día un poco agitado estaba tan cansada que cuando llegué a casa dormí siesta y ahora no puedo dormir vos qué hacés despierto a esta hora?”
Recién llego de un viaje de trabajo contesta, ignorando la voz en su cabeza que grita para advertirle que no debería mencionar ciertos detalles de su vida. Le gustaría saber qué te llevó a contestar su mensaje y chequear su perfil, lleno de fotografías que tomó con su cámara en algún que otro viaje, pero sin importar la respuesta pretende hacer lo posible para conservar tu atención.
“no me conviene preguntar de qué trabajas, no? ☠️”
Audiovisuales responde con simpleza. No es del todo una mentira, ¿no? El término resume perfectamente sus estudios y su profesión actual y cree que no habrá problema en tanto no se te ocurra pedirle que te enseñe alguno de sus trabajos (¿está soñando que la conversación llegará lo suficientemente lejos? Se reprende mentalmente por ser tan patético).
“ah, como yo ;)”
Se desliza fuera de la cama riendo y camina hacia la ventana sin dejar de ver la pantalla. La nueva habitación todavía le resulta extraña y la falta de iluminación no le permite ver la maleta –la dejó tirada allí antes de bañarse- con la cual tropieza: deja caer el teléfono y cuando intenta tomar su pie adolorido cae sobre la alfombra, que sirve para amortiguar el golpe pero no la vergüenza que siente.
Se sujeta de las cortinas para reincorporarse y sólo repara en la gravedad de su error cuando los soportes en la pared ceden y la barra metálica golpea su frente. Se lleva ambas manos al rostro y masajea con sus dedos la zona adolorida, intentando recordar en qué momento activó el modo auto-destrucción y también preguntándose cómo puede ser tan idiota.
Evita moverse por temor a sufrir otro golpe y contempla a través de la ventana una pequeña franja del cielo nocturno. Es demasiado tarde, tal vez es también demasiado temprano, son escasas las luces que titilan en el firmamento y no encuentra explicación al resplandor que golpea los cristales e ilumina la pared de su habitación con movimientos frenéticos.
-No- escucha el pánico en su propia voz-. No, no, no.
Se estira para tomar su teléfono y desbloquea la pantalla, la cual para su alivio está aún intacta. Teclea lo primero que se le ocurre y  luego se arrastra sobre la alfombra para lograr alejarse de la ventana, reincorporándose una vez que está seguro de que la pared cubre por completo su cuerpo y que tu linterna no logrará localizarlo si permanece escondido allí.
Abraza sus rodillas, temblando de frío mientras espera tu respuesta y mordiendo sus uñas para calmarse. Desearía ser mejor vecino y mejor hombre, también ser más inteligente y muchísimo menos torpe, pero de poco sirve arrepentirse luego de prácticamente destrozar su habitación en su afán por ver cómo lucías mientras hablabas con él.
Tu respuesta no llega y Felipe, que sólo lleva puestos una camiseta y un bóxer, muere de frío.
Dirige su teléfono hacia la ventana y ayudándose con la cámara observa a través de la pantalla tus cortinas cerradas: las luces de tu habitación están apagadas, seguro, pero eso no le garantiza que no estés espiando tal como él suele hacer a diario. Lleva una mano a su rostro, frustrado, quejándose cuando su palma le recuerda el dolor del golpe.
Se lamenta profundamente porque por fin tenía un día libre, planeaba dormir hasta tarde y ordenar comida para no tener que molestarse cocinando… Y ahora nada de eso podrá ser, ya que en cuanto despierte tendrá que buscar la manera de arreglar las cortinas e ingeniárselas para no llamar tu atención en el proceso.
Son pasadas las diez de la mañana cuando Felipe despierta en el sofá, desorientado y con las extremidades adormecidas por la incómoda posición en la que durmió. Rescata su teléfono de entre los cojines y aunque juró no continuar con sus malos hábitos, lo primero que hace es entrar a Instagram para chequear tus historias: tu desayuno, tu outfit, flores (cree saber a qué edificio vecino pertenecen) y por último una historia con el link de tu página, acompañada por el texto “Buenos días a todos ♡”.
Hace click sobre el enlace y una vez que el video comienza se recuesta sobre su espalda para mayor comodidad. Sigue tus manos cuando desabotonás lentamente la camiseta de tu pijama y la seda que cae para revelar tus pechos desnudos y tus pezones erectos por el frío, sensibles en extremo a juzgar por los quejidos que se oyen cuando tirás de ellos.
El masaje en tus pechos es acompañado por tus suspiros y respiraciones temblorosas, además de algún que otro comentario sobre cuánto te gustaría tener con quién despertar durante los días más fríos. Felipe no tiene idea de si tus palabras son ciertas o no, pero suenan lo bastante genuinas como para darle ideas de todo tipo y empeorar su estado.
Tira de su ropa interior para liberar su miembro y comienza a masajear su erección con movimientos lentos, casi perezosos, siguiendo el ritmo de tus propias manos sobre tu cuerpo. Jadea cuando ve que tu respiración comienza a acelerarse y que rozás tus muslos, como si llevaras ya una eternidad esperando por una caricia.
Tu contenido tiene siempre pequeños detalles que lo hacen sentir menos como producciones y más como encuentros verdaderamente íntimos, así que no se sorprende cuando en busca de una mejor posición se te escapa una pequeña risa (sólo la mitad inferior de tu rostro es visible esta vez) y comenzás a hablar sobre lo difícil que fue acomodar el trípode sobre tu cama.
-Además tenía mucho sueño- y bostezás-. Ojalá tuviera alguien que me ayude, me vendría bien tener de acompañante a alguien que sepa más sobre ángulos y tomas.
No es posible que recuerdes la conversación que tuvieron en la madrugada, ¿o sí? Porque adoraría ayudarte con lo que sea, por vos solucionaría cualquier problema técnico y también los otros, esos que provocan que te muerdas el labio con fuerza cuando tus dedos trazan una línea desde tu pecho hasta tu ombligo para luego colarse debajo de tu pantalón.
Tus labios se separan en un gesto de aparente sorpresa y dejás salir un gemido casi inaudible. Felipe sabe mucho antes de que muestres tus dedos brillantes ante la cámara que tu sorpresa es debida a la humedad que encontrás entre tus piernas y también sabe que esta no es producto de los escasos minutos que llevás grabándote. Se pregunta si despertaste excitada luego de algún sueño húmedo o si te encontrabas así horas atrás, cuando hablaste con él.
Intenta contenerse y no acelerar sus movimientos cuando te deshacés de toda tu ropa, permitiendo ver tu piel humedecida con tu excitación. Separás tus piernas para regalar una mejor vista de tu centro, tan tentador como para que Felipe quiera perderse en vos cada vez que lo ve, y cuando comenzás a acariciar tus pliegues y tu clítoris te mordés los labios.
Su mano imita el ritmo de la tuya cuando vuelve a ascender hasta tus pechos, masajeándolos y tirando de tus pezones, los cuales parecen suplicar por todavía más atención gracias a las bajas temperaturas. Ahoga un gemido cuando se permite jugar con su punta goteante y sensible, pero sólo lo hace porque no quiere opacar tus sonidos angelicales.
Conducís tus dedos hacia tu entrada y muy lentamente deslizás uno en tu interior, utilizando los otros para separar tus pliegues manchados con tu esencia. Cuando comenzás a mover el dígito entre tus paredes y rozás tu punto sensible gemís; Felipe no puede evitar recordar todas las veces que tuviste que batallar con tus propias manos y las cantidades de lubricante que necesitaste en tantas ocasiones para poder utilizar un dildo, lamentándote por no lograr introducirlo por completo.
Rodea con sus dedos y presiona la base de su miembro cuando nota entre las sábanas el dildo que admitiste usar pensando en él (y todavía le cuesta creer que ese sea uno de los efectos de su fama). Perdió la cuenta de cuántos orgasmos tuvo rememorando la manera en que dijiste su apodo durante aquella transmisión y cómo relataste el escenario que imaginabas con él.
Pronto son dos los dedos que preparan tu entrada y arrancan gemidos de tus labios, un poco hinchados y enrojecidos por tanto morderlos, y no pasa mucho tiempo antes de que tomes el juguete junto a la almohada y lo cubras de lubricante con movimientos que simulan otra cosa.
Utilizás la punta -que muchas veces es lo único que lográs tomar dentro tuyo- para jugar con tu clítoris por unos minutos y luego dejás caer tus manos hasta que esta roza tu pequeña entrada. Estás desesperada y es aún más evidente cuando presionás el dildo con fuerza, en un inútil intento de complacer inmediatamente tu necesidad.
Sollozás, ya sea por el ardor de la penetración o por tu excitación, y tu voz causa estragos en el cuerpo de Felipe. Acelera los movimientos de su mano y se ayuda de su muñeca, oyendo cómo los obscenos sonidos de su miembro comienzan a mezclarse con los sonidos que provoca el dildo en contacto con tu humedad.
Intenta controlarse, hace un esfuerzo prácticamente inhumano para no dejarse ir, pero contenerse es difícil cuando en su mente es él quien está atacando tu cálido y estrecho interior. Imaginó miles de veces cómo se sentiría tenerte bajo su cuerpo, todas las cosas que haría para complacerte y para arruinarte, y el ángulo que escogiste para el video sólo alimenta esa fantasía.
El orgasmo lo golpea repentinamente, corta su respiración y parece detener su pulso por completo, pero continúa acariciándose hasta que su sensibilidad y la sobre estimulación lo superan. Cuando por fin se detiene, jadeando y apretando los párpados con fuerza, todavía siente sus latidos acelerados y es alarmante la rapidez con que sube y baja su pecho.
En la pantalla de su celular tu video está aún reproduciéndose y ve los espasmos de tu cuerpo, pero lo que más llama su atención es el movimiento de tus labios y cómo parecen dibujar dos sílabas en particular. Su miembro palpita y unas últimas gotas de semen caen sobre su abdomen, uniéndose al no tan pequeño desastre que mancha su piel.
Casi de manera cronometrada recibe un mensaje tuyo y sólo entonces recuerda que lo último que te preguntó durante la madrugada estaba relacionado a cámaras y micrófonos.
Cuando relee tu respuesta y comprende lo que significa puede sentir que toda la sangre de su cuerpo vuelve a alojarse entre sus piernas y también su corazón latiendo con fuerza, pero esta última sensación intenta ignorarla.
“si tenés alguna recomendación podemos charlarlo profesionalmente con un café ;)”
Tumblr media
Días más tarde entrás a una cafetería y lo primero que notás es que está casi desierta; lo segundo, consecuencia del silencio generado por la ausencia de personas, es la claridad con que se oye la música que resuena en el lugar. Aún en la entrada tirás de la bufanda que protegía tu cuello del frío exterior y te quitás el abrigo cuando la calefacción comienza a agobiarte.
Escaneás el lugar y encontrás un suéter azul –que enmarca de maravilla la espalda ancha de tu cita- en una de las mesas más alejadas de la entrada. Tus pasos suenan sobre la duela brillante cuando caminás con fingida seguridad, procurando esconder los nervios que te consumen y la forma en que tus piernas tiemblan hasta casi hacerte tropezar.
Te aclarás la garganta cuando llegás a la mesa y Felipe voltea rápidamente, pálido y con los labios entreabiertos. Sus ojos son más impresionantes en persona, iluminados por la luz solar filtrándose a través de los ventanales que dan al jardín del establecimiento, y no estás segura de cuál es el color que utilizarías para describirlos.
-Hola- le sonreís, acariciando delicadamente su hombro antes de inclinarte para besar su mejilla. Tomás asiento frente a él y ante su silencio agregás:- ¿Todo bien?
-Bien, ¿vos? ¿Tuviste problema para llegar?
Negás y en un intento de calmar los latidos de tu corazón acomodás el delicado centro de mesa, un pequeño frasco de vidrio con flores frescas. Es la primera vez que visitás el pintorezco lugar que Felipe escogió para que se encontraran y te encanta la decoración, la música reproduciéndose y, por sobre todo, la compañía.
-Vivo cerca- explicás-. Pero eso ya lo sabías, ¿no?
Percibís la agitación en su respiración y te parece tierna la forma en que evita el contacto visual. Toma una bocanada de aire, se relame los labios y cuando los separa para hablar lo interrumpe la mesera que viene a tomarles el pedido, quien parece ignorar que llegaste hace unos pocos minutos y los observa extrañada cuando ambos comparten una risa por la incomodidad.
Te alegra ver en la mejilla de Felipe la huella de tus labios.
-Y vos ya sabías que era yo cuando me respondiste, ¿no?- contesta cuando vuelven a estar solos.
-Y mucho antes de eso ya sabía que eras mi vecino- tus dedos juegan con las flores en la mesa-. Y que te gusta espiarme todos los días, ¿o por qué creés que no cerraba las cortinas?
En pocos segundos la vergüenza hace arder su rostro y sus pecas resaltan como estrellas en sus mejillas ruborizadas. Permanece en silencio y concentra su atención en las flores con las que entretenés tus manos, permitiendo que sus largos dedos rocen los tuyos cuando acaricia los pétalos.
-Entonces supongo que no te interesan mis consejos sobre cámaras y micrófonos.
Soltás una risa y él te imita, más relajado.
-En realidad sí, me gustaría que me aconseje alguien con más conocimiento que yo- confesás-. Además miré varios cortos que dirigiste y me encantaron.
-¿De verdad?
-De verdad- te mordés los labios y te cubrís el rostro con las manos-. Soy tremenda fangirl.
-¿Y yo…?
Cuando volvés a reír te sonríe y te cuesta horrores dejar de mirar sus labios y la forma que toman cada vez que esboza una sonrisa o habla. Parece sentirse más cómodo, se ve mucho menos tímido de lo que lucía durante los primeros instantes del encuentro, y para cuando la mesera regresa con sus pedidos sólo mantiene sus ojos en vos.
La conversación se desarrolla de manera fluida y cuando pregunta es fácil compartirle los detalles sobre tu trabajo: qué te llevó a decidir incursionar en la creación de contenido para adultos, cómo fueron los largos primeros meses cuando todavía no tenías mucho público, cómo te sentiste con la mirada de las personas que sabían a qué te dedicabas.
En todo momento es respetuoso, amable, comprensivo y parece no importarle en lo absoluto la naturaleza de tu profesión. Hablan sobre cámaras y micrófonos, justo como habían acordado, pero luego la conversación toma un rumbo alejado de los aspectos técnicos que pretendían tratar y es así como te enseña su galería repleta de fotos que tomó durante viajes y en otros momentos.
Escuchás con atención cuando habla sobre la película que lo arrojó al estrellato, ofreciendo anécdotas divertidas y otras que no lo son tanto, reflexiones sobre las consecuencias de una experiencia como la vivida durante el rodaje y sus pensamientos respecto a este. Sus manos moviéndose acompañan su voz en todo momento y cuando nota tus ojos siguiéndolas evita comentarlo.
La agradable compañía y la familiaridad nacida en cuestión de minutos provoca que ambos pierdan la noción del tiempo, ignorando el cielo oscureciéndose o el reloj en la pared y sus agujas que caen, caen y caen. Comparten algún que otro dulce, le hacés saber sobre las migas en su rostro y en un momento de atrevimiento borra una mancha de azúcar glass de la comisura de tus labios.
-¿Y esta semana qué tenés planeado?- preguntás mientras tomás tu abrigo de la silla. Luego de ordenar otra taza de café uno de los empleados se acercó para informarles que estaban próximos a cerrar y deslizó sobre la mesa la cuenta, por la cual Felipe y vos pelearon hasta que dejaste de insistir.
-Con suerte descansar un poco- abre la puerta para permitirte salir primero-. ¿Vos…?
-Renegar con mi cámara y el programa de edición que uso para los videos.
-¿Por qué?
-El formato de los archivos- contestás cuando se detienen en una luz roja-. Ya no sé si el problema es la cámara, la computadora, el programa…
Caminan lentamente, deshaciendo el camino que los llevará a ambos a sus respectivos hogares y fingiendo no notar que se encuentran un poco muy cerca el uno del otro, tanto que cuando el viento corre su perfume invade tus sentidos de la manera más placentera y es por eso que decidís no acomodar tu bufanda.
La tarde es casi noche y mientras cruzan el parque del vecindario, repleto de hojas secas e iluminado por los faroles, Felipe finge que no observa tu rostro y tu cabello, tus labios moviéndose mientras hablás de algo que apenas procesa, sin saber que vos estás haciendo lo mismo cuando se te presenta la oportunidad.
-Cuando quieras te puedo ayudar- susurra al detenerse frente a la puerta de tu edificio, jugando con sus llaves y haciéndolas tintinear dentro del bolsillo de su abrigo.
Frotás tus manos, cubiertas con unos delicados guantes pero aún así frías y temblorosas, y observás a Felipe con la intensidad suficiente para memorizar todos los detalles de su rostro. Podés apreciar cada respiración que escapa de sus labios gracias a la temperatura, la cual no deja de descender, y también cómo intenta mantenerse en calor moviéndose sutilmente de un lado a otro.
-¿Ahora estás ocupado?
-No.
-¿Subimos?
Felipe te sigue hacia el interior de hogar y luego a tu habitación sin poder creer lo que sucede: la cama que tantas veces deseó conocer esta deshecha y aún así se ve prolija, el escritorio donde muchas de tus transmisiones inician sólo lo ocupan tu set-up junto con algunos libros, y puede ver a través de tus cortinas su ventana.
Te sentás en la cama y, concentrada en el menú de la cámara entre tus manos, no percibís su figura acercándose hasta que sus piernas entran en tu rango de visión. Dejás de jugar con los botones del dispositivo, un tanto avergonzada, y cuando su mano toma tu mentón para obligarte a mirarlo te forzás a no cerrar los ojos.
-¿Por qué estamos acá?
-Para que me ayudes.
-¿Con qué…?- acaricia tu labio inferior con su pulgar-. Y no me mientas.
Tomás con una mano su muñeca, obligándolo a permanecer en su lugar, y capturás su dedo entre tus labios para luego succionar con fuerza. Mantenés el contacto visual y podés apreciar el efecto que tienen tus acciones cuando tu lengua acaricia su piel y cuando comenzás a mover tu cabeza de arriba abajo.
-Te das cuenta de lo peligroso que es lo que hiciste, ¿no?- asentís y cerrás los ojos-. ¿Y todo por qué? ¿Querías qué…?
Presiona tu lengua con su pulgar y tira de su mano para desocupar tu boca, pero en lugar de alejarse acaricia tu mejilla y suspira cuando recostás tu rostro en su palma cálida. Acaricia tu pómulo con su pulgar aún húmedo y ante la falta de respuesta alza una ceja.
-Te quería a vos.
-¿Por qué?
-Porque me gustás.
-No me conocés- razona.
-Nos conocemos mejor de lo que creés- parpadeás rápidamente, nerviosa-. Me acuerdo de todos tus mensajes y de todas las cosas lindas que siempre me dijiste.
-¿Hace cuánto sabías que era yo?
-Desde que cambiaste la foto de perfil- confesás-. Tu nombre de usuario me parecía obvio y con esa foto de tus ojos…
Antes de terminar la oración Felipe te empuja contra el colchón y te acorrala con su cuerpo, haciéndote sentir indefensa y atacando tus labios antes de que puedas reaccionar. El beso es hambriento pero sus manos sobre tu figura son gentiles y sólo te exploran luego de oírte gemir. Entre besos pregunta:
-¿De verdad soy tu favorito?
-Obvio- sonreís-. Hace mucho, mucho, mucho.
Te responde igualando tu sonrisa y luego comienza un camino de besos en tus labios que baja por tu mentón y se detiene en la piel sensible de tu cuello hasta que tus gemidos se asemejan más a sollozos. Se aparta unos centímetros para chequear tu rostro, asegurándose de no estar ignorando cualquier límite.
Aún bajo el foco de sus atentas pupilas dilatadas arqueás tu espalda para poder sacarte el suéter y también la camiseta, permitiéndole ver el sostén que adorna tus pechos y su color contrastando con tu piel. Su mano rodea tu cintura y su pulgar acariciando la zona de tus costillas amenaza con hacerte reír.
-Si en algún momento querés que pare…
-No quiero que pares- y para dar énfasis a tus palabras alzás la cadera y rozás tu pelvis con su erección, haciéndolo jadear contra tus labios-. Por favor.
Adorna tu piel con besos húmedos, muerde tus clavículas para hacerte temblar y besa tus pechos por sobre el encaje, su lengua jugando con tus pezones visiblemente erectos a través de la tela. Sujeta tu cadera con firmeza para evitar más de tus movimientos provocadores y ante esto tirás de su cabello para rogar por más.
-¿Estás segura?
Acariciás su mejilla y tu voz tiembla cuando -perdiéndote en la seguridad que te brinda su mirada honesta y cálida- en lugar de dar una respuesta decís:
-Tus ojos parecen acuarelas.
La profundidad de tu observación y tu elección de palabras resultan encantadoras y busca refugio en tu cuello para evitar decir algo que lo deje en ridículo e intentar recomponerse, tomando respiraciones profundas. Exhala y su aliento sobre tu piel te hace temblar.
-No me respondiste- te recuerda cuando se aleja-. ¿Estás segura?
-Yo sí, ¿y vos? ¿Estás seguro?- jugás con un mechón de su cabello que cae y roza tu mejilla, intentando ignorar la extraña culpa que sentís con tan sólo pensar en lo que dirán otros-. ¿No te da cosa que...?
Te interrumpe con un beso.
-No.
-Entonces...
-¿Qué querés?
-Que me toques.
El ardor en tu rostro resulta insignificante una vez que sus dedos se deslizan entre tus pechos y por sobre tu estómago, dejando un rastro de fuego que conduce hacia el calor entre tus piernas. Desabotona tu pantalón y cuando llega a tus pliegues te encuentra completamente húmeda, tanto como para humedecer también tu ropa interior.
Gemís cuando te acaricia con movimientos suaves y delicados, dibujando círculos sobre tu punto más sensible mientras estudia las expresiones que transforman tus rasgos. Su tacto quema en el mejor de los sentidos y que sea él quien te toca sólo maximiza tu placer, haciéndote gemir más fuerte y con más frecuencia.
En pocos minutos te permite saborear tu orgasmo y cuando lo mirás, entre sorprendida y atontada, murmura alguna que otra palabra de aliento sobre tus labios. Besa tus párpados, muerde tus pezones sensibles y te sonríe cuando arqueás tu espalda buscando más contacto... Pero entonces sus movimientos cesan y se aparta.
-Estaba por...
-Todavía no.
Te gustaría reclamarle pero la profundidad de sus ojos basta para desorientarte y también para que desees complacerlo. Tira de tu ropa hasta despojarte de ella, prácticamente escaneando cada centímetro de piel que le es revelado, y cuando vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo sus manos separan tus piernas con delicadeza extrema, como si temiera herirte.
Felipe finge que el ver tu intimidad en persona no le roba la poca cordura que le queda y vos intentás ocultar que tu excitación sólo empeora bajo su escrutinio; ambos fracasan, por supuesto, porque él no logra apartar su mirada de tu entrada brillante y vos goteás.
Te estremecés cuando vuelve a tocarte y tu mano toma su brazo con fuerza por la intensidad de sus atenciones. Humedece tus pliegues y luego toda tu entrepierna con tu excitación, que no deja de bañar sus dedos cada vez que rozan tu entrada, juega con tu clítoris hasta que tus muslos amenazan con cerrarse y se detiene, retomando luego de segundos el ritmo que –a juzgar por tus reacciones- te enloquece.
Estás tan mojada que no puede evitar tantear tu entrada con su dedo medio e introducir sólo la punta del mismo, moviéndolo sin prisas e insistiendo hasta que tus paredes estrechas permiten que este se deslice por completo en tu interior húmedo y ardiente.
Curva el dígito en busca tu punto dulce y cuando lo encuentra gemís, aferrándote a su cuerpo. Intentás comprender cómo logra acertar con todas y cada una de sus acciones, pero cualquier rastro de claridad en tu mente está desdibujándose y te es difícil pensar.
Entre gemidos y balbuceos Felipe cree distinguir su nombre.
-¿Querés más?
-Sí, por favor- suplicás con voz entrecortada. Sus ojos parecen oscurecerse y de no ser por el contexto creerías que su ceño fruncido y sus labios apretados son un indicio de molestia-. Por favor, más…
Tu interior ahora vacío te hace gemir de angustia y la única solución que Felipe encuentra para silenciarte es atacar tus labios y el interior de tu boca con su lengua. Continúa besándote mientras acaricia tu entrada con dos dedos y cuando presiona con fuerza bebe de tus gritos, producto del ardor.
Golpeás su pecho y sin dejar de jugar con tu sensibilidad rompe el beso para poder observarte, buscando cualquier pequeño indicio que le haga saber que debe parar y encontrando en los sonidos que emitís motivos para únicamente seguir satisfaciéndote.
Redobla el ritmo y cubrís tu boca para ahogar un grito. Tus párpados se cierran con fuerza y dejan caer las lágrimas que hacían arder tus ojos. Tus mejillas y las sábanas bajo tu cabeza se humedecen con rapidez pero Felipe, muy lejos de detenerse, continúa tocándote.
-¿Dónde está?
Estás completamente inmersa en el placer y no lográs descifrar sus palabras, así que optás por ignorar su pregunta y centrarte en llegar al orgasmo. Tirás de su suéter con fuerza, tanta como para rasgar el tejido, los dedos de tus pies se contraen y también los músculos de tu abdomen cuando oís los sonidos de tu humedad.
Tomás aire y estás a punto de dejarte llevar, pero tu clímax nunca llega porque Felipe se detiene nuevamente. Te abandona en la cama, ignorando tus quejidos justo como vos ignoraste la pregunta que él hizo, y rebusca entre los cajones de la mesita de luz hasta hallar el lubricante que siempre utilizás.
Comienza entonces a desvestirse y no logra ocultar su nerviosismo: sus manos tiemblan cuando tira de su cinturón y lo deja caer sobre la alfombra, también cuando desabotona sus jeans y baja la cremallera, dejando entrever su ropa interior manchada con sus fluidos y el contorno de su erección.
Desnuda también su torso y cuando ves  sus abdominales trabajados y su pecho tonificado te es imposible no suspirar. Cuando regresa a tu lado tu mano recorre todo lo que alcanza, desde su mejilla hasta su cuello -donde podés sentir su pulso- y también sus pectorales.
Tus dedos siguen el rastro de vello hasta perderse bajo su ropa interior, encontrando allí su miembro cálido y asombrosamente -aunque no sea sorpresa alguna- pesado. Tus movimientos lentos parecen gustarle y muerde su labio antes de tocar tu frente con la suya, permitiéndote apreciar sus largas pestañas rozar su piel.
-¿Te la puedo chupar?
-No voy a aguantar- lamenta-. Y no doy más, necesito cogerte.
Suspirás y la necesidad tira de tus músculos.
-Y yo necesito que me cojas.
Se deshace de su ropa interior y sólo entonces comprendés la gravedad de la situación: Felipe es alto, musculoso, y sus grandes manos tienen una razón de ser que no se reduce a adornar tu cuello. Soñaste e imaginaste mil veces con este momento, pero en todas tus fantasías su tamaño era... bueno, menos peligroso.
Intentás disimular la inquietud que ensombrece tus pensamientos, permitiéndole bañar tus pliegues y tu entrada con lubricante antes de aplicar el producto sobre sí mismo, pero cuando vuelve a buscar consentimiento en tu rostro sólo halla pánico y se detiene.
-No pasa nada- asegura-. Podemos parar o hacer otra cosa...
-No quiero hacer otra cosa, quiero que me la metas.
-Pero...
-Por favor- y masajeás su erección, palpitante y necesitada de atención-. Por favor, Pipe.
Felipe obedece, por supuesto, porque él también soñaba con vivir un momento así a tu lado. Observó mil veces cómo utilizabas tus dedos y tus batallas con dildos de menor tamaño, pensando en todos esos momentos cómo te arruinaría por completo y cómo tu única opción sería rendirte ante él.
Acaricia tu clítoris con su glande y luego lo guía hacia tu entrada, donde se detiene unos instantes mientras espera cualquier señal de arrepentimiento. Cuando tu mano se posa sobre su cadera sus dudas e inseguridades se desvanecen y comienza a penetrarte, siempre atento a las reacciones de tu cuerpo y en tu rostro.
Arrojás la cabeza hacia atrás y escoge ese momento para besar tu cuello en un intento de distraerte del dolor. Parece funcionar porque tus gemidos comienzan a caer de tus labios y te relajás tanto que él logra introducir otros cuantos centímetros entre tus paredes, las cuales se contraen sin cesar.
Lleva su pulgar a tu clítoris y comienza a jugar con el mismo con la esperanza de que te relajes aún más, pero también porque desea llevarte una vez más cerca de tu orgasmo para tal vez volver a privarte de él. Tu respiración es acelerada y tus pechos aún prisioneros de tu sostén llaman su atención.
Arranca la pieza de lencería de tu cuerpo y mientras continúa dibujando círculos en tu centro masajea con su otra mano tus pechos, dedicándole un par de minutos a cada uno y adorando escuchar todos los diferentes sonidos que te arrebata.
Mareada por las sensaciones y por su dedicación a tu placer te reincorporás, descansando tu peso sobre tus codos para poder admirar lo que sucede entre tus piernas. Tu respiración parece detenerse y mirás a Felipe con una mueca de incredulidad, preguntándole silenciosamente si ve lo mismo que vos.
-No va a entrar toda.
Toma el lubricante y arroja otro poco sobre su miembro.
-Vamos a hacer que entre.
Te dejás caer sobre el colchón y él cumple con su palabra. Mueve su cuerpo lentamente contra tu centro, desapareciendo la distancia que los separa y consolándote con las caricias de sus labios o limpiando tus lágrimas cuando el ardor de la penetración te hace temblar y protestar.
Tus ojos nublados no te permiten ver el movimiento de las agujas del reloj, el cual reposa junto a tu cámara sobre tu mesita de luz, por lo que no tenés manera de saber cuánto tiempo transcurre hasta que Felipe logra introducirse por completo en tu interior.
Descansa su peso sobre sus brazos y el movimiento de su cadera lo acompaña con besos en tus mejillas y en tu boca, las caricias de sus labios sobre los tuyos siguiendo el ritmo creciente de sus estocadas.
Abrazás su cuello y lo atraés aún más hacia tu cuerpo, desesperada por obtener más contacto y provocando con la nueva cercanía que su pelvis estimule tu clítoris. Tus gemidos aumentan sumándose al conjunto de sonidos obscenos que resuenan en tu cuarto y entre los cuales se escucha tu humedad.
Felipe jadea y también sisea, todavía más excitado, cuando tus uñas dejan marcas en su piel. Deja de preocuparse por la intensidad y la profundidad con que abusa de tu interior pero no se preocupa, porque tus gemidos son confirmación y guía suficiente.
Su mano se desliza entre tu cuerpo y el suyo pero en lugar de tocarte, como esperabas, la posiciona sobre tu abdomen bajo y ejerce presión para permitirte sentir la profundidad que alcanza en tu interior. Gritás por lo placentero de la sensación y él sonríe, una arrogancia impropia de su persona adornando su belleza.
Tomás su muñeca y tirás para que se detenga, creyéndote incapaz de tolerar el placer que el peso de su mano te otorga, pero él no cede y es así como finalmente te permite disfrutar de tu orgasmo. Rodeás su cadera con tus piernas y llorás bajo su cuerpo, padeciendo el placer que nubla tu mente, anuda tu lengua y te desorienta.
Recuperarte no es un lujo que te puedas dar porque mientras los espasmos aún te recorren Felipe manipula tu cuerpo para dejarte boca abajo, sentándose sobre tus muslos y acariciando tu centro todavía sensible con su punta. Cuando vuelve a penetrarte jurás sentirlo mucho más profundo que antes.
Con sus manos separa tus glúteos para poder apreciar mejor la forma en que su miembro, brillante por el lubricante y tus fluidos, luce contra tu diminuta entrada. Se muerde los labios y siente los músculos de su abdomen bajo tensándose, pero se contiene.
Finge no mirar la cámara que dejaste sobre la mesita de luz y se arroja sobre tu espalda, cada vez más desesperado. Sus largos dedos abrazan tu cuello para alejarte de las sábanas y encuentra tu rostro húmedo por tus lágrimas y tu saliva, que escapa de entre tus labios junto con su nombre.
Siembra besos en tu omóplato, en tu hombro y permite que sus dientes rocen tu oreja sólo para deleitarse con la contracción de tus paredes sobre su miembro, que golpea tu cérvix repetidamente y provoca que arrugues las sábanas bajo tus palmas sudorosas.
Volteás tanto como su mano te lo permite y separás los labios para hablar, frustrada cuando de tu boca sólo salen sonidos patéticos y palabras indescifrables. Felipe cree comprender que querés besarlo y es por eso que se acerca, pero antes de llegar a tu boca te oye decir:
-Adentro.
Felipe es débil y sólo lo comprende luego de procesar tus palabras, porque es entonces cuando sus movimientos se tornan brutales y sacuden tu cuerpo desconsideradamente. Tus gemidos mutan en gritos que se entremezclan con sus jadeos de placer y estos no se detienen en ningún momento, tampoco cuando sus bocas se fusionan.
Unos pocos segundos más tarde sentís la forma en que su miembro palpita, las venas recorriéndolo junto con el constante asalto a tus profundidades estimulándote todavía más que antes, y cuando salpica tus paredes con su semen otro orgasmo te golpea.
Temblás y el placer que contrae tus músculos también roba las últimas gotas de la liberación de Felipe, que llena con su calidez tu interior y amenaza con hacerte perder aún más la cabeza.
-¿Estás bien?- pregunta Felipe. Su voz está cargada de preocupación y ese usual deje de dulzura-. ¿Necesitás algo?
-¿Podemos quedarnos así?
Su confirmación es un abrazo y el calor de su pecho sobre tu espalda te hace sentir protegida. Besa tu cabello, ahora desastroso, tu piel brillante por el sudor y tus mejillas saladas por tus lágrimas.
-¿No necesitás nada, segura?
-A vos.
Sonríe contra tu piel.
-Me tenés- susurra-. Si de verdad me querés, me tenés.
El suspiro que deja tus labios es una mezcla de alivio y satisfacción pero se convierte en un quejido cuando Felipe abandona tu interior, haciéndote sentir vacía y luego molesta cuando los fluidos de ambos escapando de tu entrada, sensible e irritada.
-¿Te querés quedar...?
-¿De verdad?
-Sí.
-Bueno- sonríe y besa tu frente-. ¿Querés que cocine yo?
-Podría ser, pero no sé qué... ¿Qué hacés?- preguntás cuando lo ves tomar la cámara y arrodillarse sobre el colchón.
Separa tus piernas con cuidado y cuando oís el click gemís.
-Esta es sólo para mí.
Si están leyendo esto es porque vencí a Tumblr y... no, mentira, tuve que transcribir la historia no más. Quería publicarla más temprano pero en pleno delirio místico me pareció que era una muy buena idea sacrificar escenas, reescribir otras y editar todo lo que no me gustaba, pero no me arrepiento de nada porque el resultado me gustó :) Espero que hayan disfrutado la lectura y haberle hecho justicia a Pipe ♡
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miskhalie · 1 year ago
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Una tarde tranquila - Enzo Vogrincic x Reader
Pairing: Enzo Vogrincic Advertencias: ¿insinuaciones? Solo fluff
Era un miércoles por la tarde. El sol brillaba aun a estas horas de la tarde, era verano y los días se habían alargado por lo que el sol no llegaba a irse del todo. Además hacia un calor que calentaba las zonas áridas, por lo que tu novio, Enzo, y tú habías decidido quedar en el parque, donde regaban el césped y había una fuente donde los niños se bañaban.
Os sentasteis sobre el césped aún seco y empezasteis a hablar sobre la nueva película que había empezado a rodar. Un drama sobre un avión siniestrado en los Andes. Su personaje se moría por lo que no podías dejar de burlarte, pensando que solo sería otro cameo de los suyos. Otro extra que moría de fondo, pensabas. Pero esta vez te equivocabas. De hecho te lo explicaba mientras tu desplegabas la manta para sentaros.
Este tiene mucho recorrido, seguramente hasta el final de la película. - sonrió altivo.
Quizás no te echan porque les da pena decírtelo. - una vez estirada os sentabais sobre ella y sacabais lo que habías traído para merendar, organizando un pequeño picnic.
Muy graciosa - dijo riendo sarcásticamente.
Decidiste hacer fresas con chocolate para que cubrir los antojos de tu novio desnutrido. No podía comerlo, pero no tenían porque saberlo, además, Enzo nunca te decía que no, ya que te veía preocupada. él había traído coco cortado y frutos secos. Pero, a última hora, compró dulces porque sabía que te encantaban las gominolas. Tú también decidiste traer algo más cuando lo viste en la panadería, unas galletas caseras con frutos secos.
Enzo cogió una galleta y se la llevó a la boca. Su flequillo le cubrió la frente y tú se lo colocaste detrás de su oreja.
Estas precioso hoy, espero que no te hayan agobiado mucho las mujeres por el camino. - cogiste una fresa y la rodeaste con tus labios. Enzo cogió aire al verlo. El jugo te caía por los labios y el chocolate cubría tu boca como un delicioso pintalabios. Era un hombre después de todo, no podía resistirse a tus encantos.
Te besó suavemente, saboreando el gusto de tu boca. Fresa, chocolate y tú. No era mala combinación.
Y algunos hombres. - admitió avergonzado. Aún no había triunfado con su film y ya se echaban sobre él. Tú reíste, apoyándote en tus codos para tumbarte al igual que hacía él.
Aunque no daba mucho el sol donde os habíais tumbado, se te podía ver el pecho saliendo de las copas de tu sostén por debajo de la blusa blanca transparentosa. Traviesa, habías decidido llevar un sostén rosa pastel para que Enzo se muriera al verte. Pero esta vez, aun que lo había notado, te miraba melancólico a los ojos y besaba tus labios sin una pizca de lujuria, sino que con cariño. No era inusual, ya que la debilidad de su cuerpo en ayuno lo ponía más cursi de lo normal. Así que lo disfrutabas en silencio, como si fuera un cervatillo y en cualquier momento pudiera asustarse.
Te quiero - simplemente dijiste.
Yo también te amo. - dijo él con los ojos cerrados a la vez que acariciabas su mejilla.
Ayer te había mandado un mensaje de lo mucho que te quería y de lo importante que eras en su vida. Le había parecido necesario debido a que una de las escenas de la película lo había puesto sensible. La escena donde Liliana Methol moría.
Y justo cuando os ibais a dar un beso, se conectaron los aspersores y os mojaron enteros. Por suerte, tu falda vaquera no dejo ver nada, pensaste mirándola. Levantaste la cabeza y viste a tu novio mojado, con sus músculos rígidos bajo su remera blanca y su pelo semi-largo mojado sobre su frente. Tragaste saliva. Tu tampoco eras inmune a la belleza de ese hombre.
Te dieron ganas de llevártelo a casa y hacerle suplicar por ti. Pero te acordaste de que hoy era un día tranquilo para él.
¿Podemos ir a casa? - se mordió el labio. Quizás al final no estaba tan tranquilo.
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crazy-haku-blog · 5 days ago
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Entre las sombras (Anakin x Reader / Lectora)
Resumen: Eres quién se encarga de arreglar las naves de la República y llevas una relación secreta con Anakin, en la cual piensas constantemente si es lo correcto. Género: Fluff, leve angst, romance prohibido.
Posible continuación.
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El taller olía a aceite de nave y metal caliente. Tus manos estaban manchadas de grasa hasta los nudillos cuando sentiste su presencia detrás de ti. Ya eran altas horas de la noche, nadie más que tú solía quedarse despierto en el taller, por lo que descartaste la idea de que fuera alguno de tus compañeros.
No necesitabas darte vuelta para saber que era él. Nadie más caminaba con esa mezcla de sigilo y seguridad, como si el mundo entero se adaptara a su paso.
-Llegás tarde -dices, sin mirar atrás. Una mezcla de emoción y enojo luchaban en tu pecho por ser el dominante.
-El Consejo me retuvo -responde Anakin, su voz grave rozándote la nuca-. Como siempre.
Te das vuelta y lo ves ahí, con la túnica aún puesta, los ojos brillando bajo la capucha, como si la oscuridad del taller no pudiera apagar esa intensidad que tanto te atraía. Se veía imponente, tan alto y controlador, exudando esa aura invencible.
-Sabés que si alguien nos ve...
-No lo harán.
Anakin avanza a paso decidido hasta quedar frente a ti. Una de sus manos -esa que no es metálica- acaricia suavemente tu cintura, como si no pudiera evitar tocarte aunque el universo se viniera abajo. Sus dedos tocan tu piel, dejando suaves caricias y compartiendo su calor corporal. Anakin adoraba tenerte cerca de ese modo.
-No deberías estar aquí, general-murmurás, aunque tu cuerpo ya está reaccionando a su cercanía.
-¿Quieres que me vaya? -pregunta él, con ese tono desafiante, sabiendo que no lo vas a echar.
Y no lo hacés.
Lo besás primero. Con hambre. Con rabia contenida. Con deseo acumulado en días de miradas cruzadas y palabras disfrazadas en pasillos llenos de vigilancia. Esos momentos robados, fugaces, pero intensos. Como éste.
Anakin te alza para sentarte sobre la mesa del taller, las herramientas vibran al caer, pero ninguno de los dos presta atención. Por un instante, el templo, el Consejo, el Código, todo desaparece. Solo están tus labios, su respiración agitada, el pulso acelerado que parece sincronizado entre los dos.
-Te pienso todo el tiempo -susurra contra tu cuello-. Incluso cuando no debo.
Te ríes bajito. Luchando contra las emociones que azotan tu interior. Sabes que esta mal, te duele reconocer que lo suyo es difícil, pero a la vez no puedes dejarlo.
-Y aún así vienes. Arriesgás todo por esto.
-No es esto. Eres tú.
Silencio. Cargado. Intenso.
Y entonces lo ves dudar, solo un segundo. Porque es un Jedi. Porque está entrenado para ignorar el amor, el apego, el miedo. Pero tú no eres parte de ese mundo. Y eso te hace libre. Y, quizás, peligrosa.
Tus dedos estaban por acariciar de forma familiar su uniforme, hasta que recuerdas que tus manos están sucias. Una sensación de incomodidad y tristeza se hunde en tu pecho, por que no solo es grasa o aceites de máquinas lo que te preocupa, sino la clara distinción que hay entre ambos.
-Anakin... -empiezas a decir algo, tal vez una advertencia, tal vez una despedida. Siempre realizas amagues.
-No digas nada -te interrumpe, acariciándote la mejilla con una sorpresiva suavidad. Es notable la tensión en su cuerpo, pero a pesar de todo a lo que este sometido, intentaba tratarte con suavidad -. Solo... déjame este momento.
Y tú se lo das. Como siempre. Porque sabés que al salir por esa puerta, vuelve a ser el Caballero Jedi, el Elegido, el Padawan de Obi-Wan.
La noche cae sobre Coruscant, pero el taller sigue iluminado por la luz cálida de un único panel en la pared. Afuera, el tráfico aéreo zumbaba como un río infinito de luces. Adentro, todo era quietud.
Anakin se recostó junto a ti en el catre improvisado entre mantas viejas y piezas de nave que habías apartado a un lado. No era un lugar cómodo ni lujoso. Pero era suyo. De ustedes. Y eso lo hacía sagrado.
Volver a tu casa resultaba un desperdicio, si de todas formas ya era demasiado tarde. Faltaban horas para que tu turno comenzará nuevamente, así que te permitiste recostarse en su pecho, pensando muy en lo profundo que te merecías ese trato.
Su brazo estaba rodeando tu cintura, su otra mano jugaba distraídamente con un mechón de tu pelo. No hablaban. No hacía falta. Cada respiración, cada roce lento de labios, cada caricia en silencio, era una confesión que las palabras no sabrían sostener.
-¿Te vas a quedar hasta que salga el sol? -preguntaste, apenas audible.
-No puedo -responde sin moverse-. Pero voy a quedarme todo lo que pueda.
Apoyás tu rostro en su pecho. Podés escuchar los latidos. Rápidos. Humanos. No como los de un Jedi que domina sus emociones. No esta noche.
-Esto no es justo -susurrás, otra vez envuelta en miedo.
Anakin aprieta su abrazo. Te besa la frente.
-No lo es -admite-. Pero no importa. Porque acá... entre estas paredes... eres lo único real y que importa para mí.
Tus dedos recorren las costuras de su túnica con mucha delicadeza, habías limpiado tus manos anteriormente, sintiéndote ahora libre de poder tocarlo, memorizando su forma, como si tuvieras que reconstruirlo en tu mente cada vez que se vaya. Porque sabés que mañana va a pasar junto a vos en un pasillo y no va a mirarte. Va a ser distante. Frío. Invisible.
Pero esta noche es tuyo. Solo tuyo.
Y aunque el miedo a ser descubiertos late detrás de cada caricia, el amor inocente -ese que se siente como un refugio en medio de la tormenta- les gana la batalla. Una y otra vez.
Anakin se inclina hacia ti. Te besa despacio. Largo. Como si ese beso pudiera sostenerlo hasta que vuelvan a encontrarse. Y, de algún modo, sabés que sí.
-Siempre voy a volver -dice finalmente, rozando tu nariz con la suya-. Siempre.
Y esa promesa, hecha entre sombras y susurros, se convierte en el único escudo que los protege del mundo allá afuera.
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hwangrfrnd · 6 months ago
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waiting room ✰ greek gods AU! lee minho
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ー♡̵ pairing. hijo de atenea!lee know x reencarnada!maldita!female!reader ー♡̵ sinopsis. Lee Know odia a su madre, odia ser inmortal, odia tener que ser valiente porque su madre es valiente. Te encuentra en cada vida que vive, y siempre mueres joven. Descubre que estás maldita y que solo hay una forma de que termine tu ciclo de reencarnaciones, él debía morir.
ー♡̵ género y warnings. Lee Know tiene problemas con su madre, Lee Know es inmortal, la lectora está maldita, angustia, suicidio, menciones de autolesión, menciones de sangre y muerte, no hay final feliz, smut, smut con sentimientos, dom!lee know, sub!reader. ー♡̵ autora original. @leeknow-thoughts ー♡̵ wc. 0.9 K
bangchan ﹢ lee know ﹢ changbin ﹢ hyunjin ﹢
jisung ﹢ felix ﹢ seungmin ﹢ jeongin
MASTERLIST
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Siempre había odiado a su madre. Desde la adolescencia, pensar en ella le ponía los pelos de punta. Odiaba que ella fuera valiente y que eso significará que él también debía serlo. Odiaba que ella había nacido de la cabeza de su padre.
Cómo se le dio su nombre a una ciudad. Cómo fue amable con todos, excepto con él. Cómo lo maldijo con la inmortalidad.
Odiaba no poder odiar a su madre. Su madre te maldijo.
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Como todo el mundo lo era para él, tú eras una mirada. Una mirada alrededor del aula. Ojos que se posaron por error en los tuyos. Eso es todo lo que alguien podría ser para él, una simple mirada.
Pero él se dio cuenta de que eras hermosa. Al menos para él lo eras. Ningún otro chico parecía mirarte durante mucho tiempo. Te miró otra vez.
Llevabas el cabello recogido de forma desordenada, tenías la camisa manchada, pero estabas hermosa. Garabateabas en un trozo de papel en tu asiento, al otro lado del aula, sin prestarle atención al profesor de biología que estaba al frente del aula.
Tú. Tú. Él te encontró, una vez más.
De pronto se acordó de ti, un recuerdo borroso del que no podía poner fecha. Tu cabello. Reconoció tu cabello. Lo vio a lo largo de todas las vidas que vivió.
Pero por qué no podía saber tu nombre? El nombre de tu primera vida.
"y/n!", recordó haber gritado.
"Minho! Vete corre! corre!" gritaste.
y/n, ese era tu nombre.
y/n.
La chica que murió en Pompeya. La chica a la que le rogó a su madre que perdonara, y que se la devolviera.
"Minho?" un golpecito lo despertó de su pensamiento.
Se giró para mirarte, eras tú. "¿Cómo te llamas?" preguntó inmediatamente a pesar de que te conocía.
"y/n y tú eres Minho", sonríes
"¿Me conoces?", pregunta
Haces una pausa y dices, "¿No me conoces?"
Te conozco desde hace eones, dice en su cabeza.
Pensó en Pompeya. “¿Pompeya?”, preguntó en voz alta.
"¿Recuerdas Pompeya?"
"Te recuerdo", susurró.
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Tenías la manta para protegerte del frío de tu habitación. El propietario no quiso arreglarte la calefacción, ni siquiera en pleno invierno.
"Joder", murmura Minho mientras entra en tu habitación, "hace un frío de mierda aquí"
"Puedes agradecerle a mi maldito propietario por eso, él no arreglará la maldita calefacción"
"Te conseguiré un electricista, es como si estuvieras bajo cero aquí" murmura Minho
"¿Con qué dinero?"
“Cariño, soy inmortal, tengo dinero más que suficiente a mi nombre después de miles de años de existencia”, te recuerda
"Olvidé que eres literalmente como Edward Cullen, maldito vampiro", te ríes entre dientes
"No soy Edward Cullen", insiste
Ahora él yacía a tu lado, "No soy tan pálido como él", continúa
"¿Estás usando jeans en mi cama ahora mismo?" lo miras con disgusto
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"Minho", sueltas
El ruido del televisor sobre la chimenea se convierte en música de fondo para tus oídos. "Mhm", tararea, con los ojos fijos en la pantalla del televisor
"¿Eres valiente?", preguntas, "tu madre es Atenea, así que ¿eres como ella, eres intrépido? ¿No tienes ninguna misión demasiado grandiosa para conquistar?"
Él se ríe entre dientes, "No, soy bastante cobarde", responde.
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"¿Por qué no puede vivir?" le ruega a su madre
"Minho, ella todavía está viva" le recuerda su madre
"Sí, pero ¿cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo hasta que muera? ¿Cuánto tiempo hasta que tenga que buscarla en su próxima vida?", grita desesperado
"Minho, ella está maldita con la reencarnación, sabes que no hay nada que puedas hacer"
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"¿Minho?", le preguntas al chico que está acostado a tu lado en la cama
Él te mira "¿hazme el amor?", preguntas
Es tierno cuando te hace el amor, como siempre. Besa tu piel y toma tu pecho en su boca como siempre. Pero esta vez se siente diferente. Como si estuviera estudiando tu cuerpo. Como si esta fuera la última vez que te abrazaria.
No cuestionas su desesperación, pensando que se debe simplemente a la falta de tiempo que has pasado con él recientemente.
Él te empuja suavemente y observa cómo tu rostro se contorsiona de placer. Te sostiene cerca de él mientras se entierra dentro de tu coño. Murmura palabras dulces en tu oído mientras te corres a su alrededor.
Tomándose su tiempo para construir su propio orgasmo antes de derramar su semilla en ti.
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"Minho", lo llamas, él levanta la cabeza y te mira, "cuéntame la historia de cómo nos conocimos", le pides.
Te acurrucas a su lado y sus brazos te rodean amorosamente.
"Bueno, los dos éramos niños y vivíamos en un pueblo cercano a Pompeya. Tu madre era panadera y tu padre, granjero. Tus padres le rezaban a mi madre y mi madre me envió a bendecirlos una noche" hace una pausa y te frota la espalda en círculos "Entonces entré en tu casa e iba a dejar el dinero que mi madre me había enviado para dárselo a tus padres, pero me viste. Pensaste que te estaba robando" se ríe al recordarlo "Y luego, en lugar de hacer lo lógico, como despertar a tus padres, me diste un trozo de pan y me dijiste que no tenía por qué robar comida. ¿Recuerdas eso?" pregunta en voz baja.
"Mhm", asientes con la cabeza, "y me contaste tu pequeño secreto", recuerdas.
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Nunca ha estado más seguro de nada en toda su vida. Eso lo sabe, sabe que está cansado de verte morir.
Él sabe que debe morir para romper tu ciclo de reencarnación.
Sostiene el cuchillo en sus muñecas y no lo piensa dos veces antes de cortarlas.
Él te esperará en el inframundo. Y ese es el único consuelo que tiene ahora que la vida abandona su cuerpo. Saber que tú y él algún día se reunirán.
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Te sientas junto a la lápida donde está enterrado y limpias la suciedad y la mugre que se ha acumulado en la superficie.
La palabra 'Valiente' tallada en la piedra justo debajo de su nombre.
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mickycute · 2 years ago
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segunda parte del 7w7 de black y zack con esa vestimenta pliiiss?
PARTE 2 ~
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AAA no me gusta censurar pero voy a censurar como lo hacen en los mangas(?
:BBBBB
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lamujerdeldragon · 25 days ago
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A veces encuentro una postura,
donde mi alma no duele.
Donde la herida se adormece
y deja de susurrar su llanto.
Entonces no me muevo.
Me quedo quieta,
muy quieta,
como una niña escondida
bajo una manta de silencio.
Respiro hondo…
y me adentro en mí,
despacio,
muy despacio,
como quien cruza un bosque
sin querer despertar a las bestias.
Porque sé que están allí,
mis demonios,
mis sombras hambrientas.
Pero en esa quietud sagrada,
nadie me reclama.
Y yo descanso.
Yo, la que siempre arde,
la que sangra palabras.
Allí…
no ardo.
No sangro.
Solo existo
La Dame de l’Ombre 🜃
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jartita-me-teneis · 4 months ago
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Su manta roja cereza no solo es adorable, también es esencial: los rinocerontes bebés son muy frágiles y vulnerables al clima.
En la naturaleza, el calor de su madre los mantiene protegidos, pero para los huérfanos bajo cuidado, una manta acogedora cumple la misma función.
Chamboi es un rinoceronte negro en peligro crítico de extinción. Huérfano desde recién nacido, ahora tiene una familia y un futuro salvaje por delante.
Video:Sheldrick Wildlife Trust
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justasaplingnonbinary · 12 days ago
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Ese domingo temprano,
por la mañana,
los dos juntitos,
me preguntaste,
con la taza de café en la mano:
"¿Amas mi cuerpo?"
Sereno, te dije:
"Amo tu sonrisa y tu cabello,
amo tu risa y tus manos."
Me miraste fijamente y repetiste:
"¿Pero amas mi cuerpo?"
Yo me reí, y solamente continué:
"Amo tus labios y tu espalda,
amo tus lunares y tus cicatrices,
amo cómo me miras por las mañanas
o por las noches antes de dormir.
Amo tus abrazos y tus gruñidos,
tus cejas fruncidas por la molestia,
y cómo, aun así, intentas hablarme.
Amo tus besos y tus mordidas,
cómo me acaricias cuando estamos
bajo las mantas.
Amo tus llantos y las palabras no dichas,
y que, aun así, las entiendo sin que las digas.
Amo todo de ti, desde lo suave y dulce
hasta lo áspero y amargo.
¿Que si amo tu cuerpo?
Amo muchísimo más que eso.
Te amo al completo."
—🌱.
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flan-tasma · 2 years ago
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Waking up with them (Fontaine ver.)
💖~ I really wanted to do a sequel of this and I finally found time to post this, I hope you like it! :D
Warning: Nope now💖, GN!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
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Las mañanas frías siempre eran parte de la vida de Neuvillette, una ducha fría para despertarse y empezar el día con una rutina practicada antes de irse a trabajar. Claramente, todo cambió contigo en su vida. Los melusines entendían que el sol los saludaban y empezaron su rutina de la mañana con pasitos cortos y en fila para turnarse al usar el baño, Neuvillette y tú los ayudaron con gusto y poco a poco todas las pequeñas criaturas bonitas vestían sus ropas y se iban no sin antes pedirte un adiós especial. Neuvillette sintió que el frío de la mañana se distanciaba cuando su corazón se calentó al verte dándole tanto cariño a los melusines, sus labios formaron una sonrisa cuando todas salieron de la casa en dirección a sus respectivos trabajos y actividades luego de despedirse de él. Un baño caliente, que se desconocía completamente de sus habituales duchas frías, tu a su lado para compartir la calidez de la mañana rodeada de conversaciones y la música que habías puesto en el fondo que te hacía bailar junto al agua que los rodeaba. Neuvillette se sentía agradecido de las mañanas frías, pero adoraba las veces en que se despertaba y su cuerpo estaba junto a ti, envuelto en mantas calientes.
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A Wriothesley le cuesta salir de la cama, independientemente de en dónde duerma. Le gusta dormir, se siente bien para él, y hay puntos extras si se ha dormido junto a ti en su sofá. El lugar es estrecho, por lo que abrazarte lo más cerca posible es necesario y bien recibido cuando te levantas y estás sobre el bello durmiente. Sus ronquidos son bajos, hay ocasiones en las que de verdad ronca muy fuerte y se levanta por su propio sonido, pero ahora él no quiere salir de su ensueño. Sabes que ya está despierto cuando sientes sus brazos apretarte más para que no te muevas, reclamarle no es una opción viable pues fingirá estar dormido, entonces decides entregarte un poco más a tus sueños y te recuerdas sobre su pecho. Él sonríe porque sabe que ha ganado, como el vencedor decide acariciar tu espalda hasta que lo sigas al país de los sueños. Seguramente llegue tarde a su trabajo, pero el precio s pagar no está mal si significa poder dormir contigo más tiempo.
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Lyney tiene que levantarse temprano todos los días porque su vida está llena de actividades. Trabaja duro en sus shows y como fatui, tanto que se ha acostumbrado a levantarse junto a los pájaros que cantan entre el cielo nublado. Hace frío afuera, de intenta recordar mientras voltea a ver la ventana y el cielo casi blanco le saluda. Pero aquí está tan cálido, recuerda cuando sus ojos se pasean por tu rostro de manera inconsciente, sin querer alejarse de tus brazos que se aferran a su cuerpo. Debe terminar de planificar el siguiente show, pedirle algunas cosas a Freminet, asistir a las prácticas antes de la puesta en escena, debe de recibir información importante para su misión, y todo lo que está en su lista mental de pendientes lo empieza a regañar por seguir en la cama. Sus brazos ya se han aferrado a ti, su rostro ya se ha escondido entre tu cuello y tu aroma le llena los pulmones mientras te quejas entredormida. Ya nada importa, se dice mientras sus pestañas revolotean con cansancio. Solo cinco minutos más.
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A Freminet le gusta aferrarse a tus abrazos, siempre que duermen lo abrazas y él a ti, y así le gusta levantarse en la mañana. Despertar en una cama vacía y fría no es de su gusto, por lo que no te alejas hasta que ambos están despiertos. Freminet puede llegar a hablar entredormido cuando está muy relajado y al inicio siempre se callaba avergonzado, ahora ya no le importa si lo escuchas llamar tu nombre entre sueños. Freminet se levanta alrededor de una hora específica, a veces más tarde y a veces más temprano, pero siempre que despertaban juntos te miraba en silencio, no espera que le digas algo, solo quiere sentirte junto a él. Acaricia tu rostro, pasa sus dedos por tu cabello y te abraza con fuerza mientras respira profundamente mientras se prepara para retomar sus actividades mientras les da un repaso. Cuando suspira profundamente es la señal en que ya está listo para salir de la cama.
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English:
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Cold mornings were always a part of Neuvillette's life, a cold shower to wake up and start the day with a practiced routine before going to work. Clearly, everything changed with you in his life. The melusines understood that the sun greeted them and they began their morning routine with short steps and in line to take turns using the bathroom, you and Neuvillette helped them with pleasure and little by little all the pretty little creatures put on their clothes and left not before asking you for a special goodbye. Neuvillette felt the cold of the morning go away when his heart warmed at the sight of you giving so much love to the melusines. His lips formed a smile when everyone left the house heading to their respective jobs and activities after saying goodbye to him. A hot bath, completely unlike his usual cold showers, you by his side to share the warmth of the morning surrounded by conversations and the music you had played in the background that made you dance along with the water that surrounded you. Neuvillette was grateful for the cold mornings, but he loved the times when he woke up and his body was next to you, wrapped in warm blankets.
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Wriothesley has a hard time getting out of bed, regardless of where he sleeps. He likes to sleep, it feels good for him, and there are extra points if he fell asleep next to you on his couch. The place is tight, so holding you as close as possible is necessary and welcomed when you get up and are on top of the sleeping beauty. His snoring is low, there are times when he actually snores very loudly and is woken up by the sound of it, but now he doesn't want to get out of his daydream. You know that he is already awake when you feel his arms tighten around you so you don't move. Claiming him is not a viable option because he will pretend to be asleep, so you decide to indulge your dreams a little more and remember yourself on his chest. He smiles because he knows he has won, as the victor decides to caress your back until you follow him to dreamland. He's probably late for his work, but the price to pay isn't bad if it means being able to sleep with you longer.
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Lyney has to get up early every day because his life is full of activities. He works hard at his shows and as a fatui, so much so that he has gotten used to getting up next to the birds that sing among the cloudy sky. It's cold outside, he tries to remember as he turns to look at the window and the almost white sky greets him. But it's so warm here, he remembers when his eyes wander over your face unconsciously, not wanting to move away from your arms that cling to his body. He must finish planning the next show, ask Freminet for some things, attend practices before the performance, he must receive important information for his mission, and everything that is on his mental to-do list begins to nag him for lie in. His arms have already clung to you, his face has already hidden between your neck and your aroma fills his lungs while you complain in your sleep. Nothing matters anymore, he tells himself as his eyelashes flutter tiredly. Just five more minutes.
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Freminet likes to cling to your hugs, whenever you sleep you hug him and he hugs you, and that's how he likes to get up in the morning. Waking up to a cold, empty bed isn't to his taste, so you don't move away until you're both awake. Freminet can talk in his sleep when he is very relaxed and at first he always kept quiet embarrassed, now he no longer cares if you hear him call your name in his sleep. Freminet wakes up around a specific time, sometimes later and sometimes earlier, but whenever you woke up together he looked at you silently, he doesn't wait for you to tell him something, he just wants to feel you next to him. He caresses your face, he runs his fingers through your hair and hugs you tightly as he breathes deeply as he prepares to resume his activities while he gives you a refresher. When he sighs deeply it is the sign that he is ready to get out of bed.
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nebulamorada · 1 year ago
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Michael Gavey x witch! reader
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• Cuando te conoció, era sumamente estúpido para él que en cada examen o día importante llevaras piedritas de colores, pero nada supero ese día de examen de opción múltiple en la que a la mitad de las preguntas las contestaste usando un péndulo.
• Te ama realmente, algo más allá de su comprensión porque siempre idealizó una pareja similar a él, pero con un poco de tiempo y paciencia comenzó a disfrutar de vos y cada una de las características que te hacen quien sos.
• Como dije, realmente te ama, pero si pudieras no prender sahumerios o palo santo las ocaciones en las que está en tu dormitorio lo apreciaría, el olor le hace doler la cabeza cuando es muy fuerte.
• Si tenés altares o cosas similares él va a intentar tocarlos más allá de tus pedidos y advertencias, después de todo no hay pruebas científicas sobre alguna deidad existente, no es hasta que te ve pasar por emociones desde la angustia hasta la ira dejando claro que no es un límite que estés dispuesta a remover que se retracta.
• "Mira, es un duende, lo conseguí en una feria a la que fui con unas amigas, ¿no es lindo?" no, él está algo asustado en este momento como escuchar la información que estás diciéndole.
• A veces aún no puede evitar ser un poco escéptico sobre ciertas cosas; tuvo un día horrendo porque la gente es estúpida y la vida es una mierda, ¿qué es eso de mercurio retrógrado?
• "¿Querés que te tire las cartas?" no, realmente no, pero lo preguntas con esa sonrisa tan linda mientras le das pequeñas caricias para convencerlo que está más que dispuesto a escucharte hablar de las cartas que salieron y su significado.
• Realmente, en ocaciones, cuando ve los frascos, las velas derretidas, las cenizas de sahumerios que llamas sal negra y todos los demás elementos, bromea sobre como tal vez lo hechizaste para atraerlo, mencionando el clásico muñeco vudú; pero claro que siempre te ríes de eso, sin contarle sobre la cantidad de miel que usaste en hacer cruces sobre tu lengua antes de las clases que compartían o el frasco sellado con vela que tienes en alguna parte escondido con el endulzamiento que hiciste en su nombre.
• Aprende rápidamente que uno de tus lenguajes de amor suele ser regalarle cosas de "protección", como la pulsera roja que usa en su muñeca o tus pedidos al universo para él, así que lo agradece cada vez.
• Aprendió que recibe muchos besos cada que consigue frascos, velas o incluso "yuyos" para vos, así que lo hace seguido.
• Siempre fue una persona de ciencia, pero escucharte hablar sobre los dioses o diosas con los que "trabajas" es una de sus cosas favoritas para hacer mientras ambos están acostados bajo las mantas mientras se acurrucan contra el otro.
• "¿Te hago tu carta astral?" no entiende para que necesita esas cosas, pero de cualquier modo ahí está en su dormitorio, llamando a su madre para preguntar cuando fue la hora exacta en la que nació para dártela.
• Con el tiempo, aprende los distintos tipos de brujas que hay, como las brujas de cocina, las brujas verdes, las brujas del caos, etc; quitando por fin la imagen de las señoras de vestidos blancos, sombreros en punta y escobas.
• El se adaptará bien a cualquiera que sea tu espacio, creelo.
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