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#almagro treinta y ocho
tigrushka · 1 year
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Almagro 38 (Madrid 2016)
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silvestreycoqueta · 1 year
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Haikú, una forma de incrementar nuestro amor por la naturaleza
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I
El día antes de partir de mochileo al sur de Chile, se me ocurrió dar una vuelta por una feria que había en el Parque Almagro. Pura casualidad. En esos días, yo me estaba quedado en un departamento por ahí cerca, y un amigo me escribió contándome que estaría vendiendo algunos productos (ni recuerdo qué) en esa feria.
Caminé observando con calma todos los puestos, para aliviar la ansiedad del viaje que en pocas horas comenzaría. También para apurar el tiempo. El parque, bastante amplio y dividido en dos plazas separadas por una calle, estaba repleto de gente vendiendo todo tipo de cosas. Hasta que de pronto di con una especie de mantel donde había algunos libros.
Todo lo que sea libros siempre capta mi atención. Observé qué tenía. Y vi un pequeño libro, minúsculo, que me hizo pestañitas, pidiéndome que lo comprara. La portada era roja y aparecía un pájaro posado en una rama florida. El título: Haikú, poesía del deleite. Pregunté su precio. Y un hombre poco mayor que yo se puso de pie, abandonando su conversación con otra vendedora para responderme: 500 pesos. Me pareció una ganga, un ofertón. No había nada que perder. Y lo llevé. Sin saber qué eran los haikús, sin saber qué había dentro. Pura intuición.
A las diez de la noche tomé el bus que me dejó en Panguipulli, antes de las ocho de la mañana del día siguiente. Me bajé y fui haciendo dedo hasta la Reserva Nacional Huilo Huilo, impresionado por el paisaje sureño de nuestro país, con el que tanto había soñado. Gozando del verdor, de la inmensidad de los árboles. De las hojas que la brisa agitaba como manos saludándome desde todos los rincones. Enamorado a primera vista de un lago que parecía interminable. De aguas frescas, cautivantes.
A los pocos minutos de hacer dedo en la carretera, me llevó una mujer que me contó, pasaba sus vacaciones en Neltume. Un pueblito encantador de unos dos mil habitantes. Nos dedicamos a hablar de la belleza del paisaje, tema que bastó para todo el viaje. Y luego despidiéndonos me dejó a un par de kilómetros de la entrada a Huilo Huilo. Caminé. Instalé la carpa. Era un día de verano absoluto: despejado, de un cielo azul esplendoroso, sin una nube. Todo iluminado bajo un sol ardiente que irradiaba treinta grados de calor.
Esa tarde aproveché para recorrer el sendero de los espíritus. Cosa muy divertida. Principalmente porque un niño menor de diez años, que comenzó el trayecto a pocos metros de mí, le preguntó a su madre con tono de preocupación y mirada asustada, casi arrepintiéndose de sus pasos: “mamá, ¿por qué se llama sendero de los espíritus?” Yo me reí. Y mi risa fue del mismo color de su inocencia.
II
Al día siguiente desperté al amanecer. Quienes han acampado, saben que las carpas son de telas delgadas que traslucen fácil y rápido la luz del sol. No se necesita despertador. Eran alrededor de las siete de la mañana cuando me levanté y salí a sentarme en un tronco que estaba por ahí, a pocos metros, donde había una lagartija que no se intimidó con mi presencia. Acompañándome durante varios minutos. Casi una hora. Mientras en actitud inmóvil absorbía con placidez los primeros rayos de calor.
Abrí el libro de haikús y me puse a leer.
Entonces todo cambió.
Lo primero que leí fue un poema de Matsuo Basho que decía:
La camelia del árbol
cayó
vertiendo su agua
Al segundo de leer esto, me puse a contemplar mi entorno. Y justo desde la hoja profundamente verde y gruesa de un árbol que se encontraba al frente mío, cayó delicada una gota de rocío sobre el pasto. Fue una maravillosa sincronía que encarnó ejemplificando a la perfección ese puñado de palabras. Demostrándome su inmortalidad. Y por primera vez en la vida me percaté de la importancia, de la vitalidad continua que habita en los detalles más mínimos de la naturaleza. Donde la plenitud palpita a cada segundo, sin que nos demos cuenta. Entonces empecé a enfocar mi atención en lo mínimo. Y a sentir la grandeza de un amor insospechado.
Seguí leyendo los haikús y a cada poema que leía encontraba a mi alrededor una fina correspondencia cada vez más amplia, orquestándose, reveladora. Para decirlo de una forma simple, ese pequeño libro fue una lupa que hizo, por primera vez en mi vida, enamorarme de la naturaleza, de sus simplezas vitales. Mi respiración cambió. Mi paso acelerado de persona habituada a la ciudad se pausó. Las flores me comunicaban sus colores, su deliciosa humedad. Los insectos me palpitaron sus quehaceres, su relevancia silenciosa.
Gracias al haikú, me volví un amante (y muy bien correspondido) de la naturaleza.
Y todo comenzó aquella mañana, en Huilo Huilo.
Por: Fernando Osorio, redactor de Silvestre & Coqueta.
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laikaenelsputnik2 · 3 years
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LA LEY DE LA NECESIDAD
Como si fuesen fechas patrias, Olga puede marcar los días que en Buenos Aires llovió a cántaros durante las últimas dos décadas. Graba en su memoria cada una de las veces, las fechas exactas. No dice: “fue a principios de 2007”, dice: “el 25 de enero de 2007”. 
— Nos íbamos a electrocutar todos —, dijo cinco años después de la tormenta que la marcó para siempre. Relata todas las sensaciones que tuvo el 7 de abril de 2014. Por tercera vez en lo que iba del año, la casa se llenó de agua. Los cables colgaban y cuando corrió los muebles, desesperada, los cortó: quedaron todos bajo el agua. 
— Mi hijo estaba sentado en una silla y yo le gritaba que no toque los fierros —, cuenta Olga con angustia y sigue: — por suerte mi hija tuvo la inteligencia de bajar las térmicas y disyuntores, que gracias a dios tenía en casa, porque eso sí teníamos —. Después, sacaron el agua con tuppers y baldes de 20 litros hasta llenar una pileta de lona. 
Desde ese día, el hijo sufre ataques de pánico cada vez que el cielo amenaza con llover. Va hasta la cama, se tapa los ojos, los oídos y dice: “mamá no quiero ver”.
Olga vive en el barrio de Lugano, en la Villa 20, al sur de la Ciudad de Buenos Aires. El origen de esta villa se remonta a la década del 40 con la construcción, a cargo de la Fundación Eva Perón, de un núcleo de casas para familias de bajos recursos. A partir de allí otras familias fueron ocupando terrenos aledaños y construyendo sus viviendas. Hoy ya son cuatro mil quinientas viviendas, distribuidas en treinta manzanas que ocupan cuarenta y ocho hectáreas. Es la tercera villa más grande de la ciudad, después de la 31 y la 21-24 respectivamente.
La familia de Olga se mudó desde Soldati en el 83, cuando ella tenía 8 años, una vez que finalizó el operativo de erradicación de villas más violento de la historia, implementado por los militares.
—Si te cuento cómo era Lugano antes.
—¿Cómo era?
—Todo esto era un basurero, venían camiones a descargar basura. Solamente había una carnicería, dos almacenes y después no había más. Acá, en frente del colegio Delpini, era una cancha de fútbol y todo esto, todo lo demás, era basurero, descampado, baldío.
Las villas se poblaron nuevamente cuando el entonces intendente de la ciudad, Julio César Saguier, anuló las normas de erradicación creadas por el gobierno militar. Después de la dictadura, muchos de los que habían sido desalojados, pero también ingentes cantidades de nuevos pobres, ocuparon los terrenos y construyeron sus casas. El gobierno democrático aprobó pautas programáticas para promover la radicación definitiva de la población en villas y núcleos habitacionales transitorios.
Por ese entonces, la necesidad de vivienda de las clases populares en América Latina era cada vez mayor y los grandes complejos habitacionales construidos por los Estado eran cada vez más insuficientes. Desde el ámbito académico, la gestión pública, las organizaciones sociales y no gubernamentales y, sobre todo, las agencias internacionales acordaron que la mejor solución era otorgarle a los vecinos los títulos de propiedad de las tierras que ocupaban y emprender acciones de mejoramiento del hábitat. En Buenos Aires, cada gestión de gobierno propuso un nuevo programa de radicación e integración de villas a la ciudad.
Hasta los 25 años, Olga vivió con sus padres en la casa que compraron al llegar a Lugano. Dos meses antes de casarse, ella y su familia fueron censados. Al poco tiempo, aprendió que en las políticas habitacionales el censo es el primer paso de un plan que puede culminar en una vivienda definitiva.  “Desde la casa de mi papá, nunca más pudimos vivir dignamente” Dos años después de haber alcanzado el reconocimiento del derecho a la vivienda digna y al hábitat adecuado en la Constitución de la ciudad, las organizaciones villeras lograron la sanción de la ley 148. En ella se estableció la atención prioritaria a la problemática de villas. Para su instrumentación se creó una comisión coordinadora que, en 2001, impulsó el Programa de Radicación, Integración y Transformación de Villas y Núcleos Habitacionales Transitorios (PRIT).
Olga recuerda la intervención de ese programa en la villa, la fraternidad que generó entre los vecinos hacerse responsables de su implementación. Cuenta que, por las noches, asistían a talleres de albañilería en la escuela Delpini. Bajo la supervisión técnica de la Comisión Municipal de la Vivienda, diagramaron las manzanas y decidieron qué casas debían demolerse para poder realizar la apertura de las calles, colocar la infraestructura y obtener los títulos de propiedad. Su familia fue una de las que cedió su lugar para la apertura de la calle Larraya.
—La casa de mi papá la levantaron en forma de autoconstrucción entre todos los vecinos. Mi papá era chapista. Terminaron todos siendo albañiles. Había algunos que ya eran albañiles de profesión, pero muchos, hasta mujeres, terminaron sabiendo lo que es hacer el trabajo de albañil—, cuenta Olga y hace hincapié en los beneficios de la autoconstrucción asistida. 
También cuenta las características de las casas construidas bajo el programa: —son muy lindas, porque tienen un espacio físico hermoso. Tienen setenta o setenta y dos metros cuadrados y pueden construir para arriba—. 
Si bien sus padres lograron mudarse a una de las nuevas viviendas, ella y su marido no corrieron la misma suerte. Olga no entiende el motivo. Les correspondían dos casas, una para sus padres y otra para ella y su familia. Si la lógica era ceder para el bien común y para mejorar el barrio, ellos se habían solidarizado. Si el criterio respondía a la antigüedad, ella era una las vecinas más viejas. 
—Por equis motivo hicieron desaparecer hojas del censo, no solo la mía. Muchos vecinos, muchos hijos de vecinos. Nos dejaron afuera, simplemente por maldad—. Olga habla de algo intencional, de las problemáticas políticas con los delegados y el presidente de la villa. Sin embargo, la realidad es que el programa dejaba en un segundo plano la vivienda. Hacía foco en las obras de mantenimiento, servicios e infraestructura del barrio. El presupuesto asignado a la construcción de vivienda nueva era sustancialmente menor que el asignado al mejoramiento del espacio público.
La alternativa inmediata fue alquilar una habitación en una casa del barrio. Pero la convivencia con sus vecinos fue insoportable: —a mi no me gustaba tener problemas con nadie, pero tomaban, tenían bronca, te tiraban agua hervida en las macetas y lavandina en la ropa. Yo ya no podía vivir así—. 
A los pocos meses, en noviembre de 2001, antes de que el país explote le pidió plata a un familiar y compró una casa a la que se mudó con su marido y sus hijos. Una casilla, unos pocos metros cuadrados, seis por cuatro, que le permitían dejar de alquilar, vivir más tranquila y gozar de intimidad. Después, la devaluación: el que pidió dólares tuvo que devolver dólares. Durante un tiempo largo esa deuda no la dejó dormir.
—En el dos mil, dos mil y algo se empezó a llenar, porque la gente empezó a comprarse— dice Olga. Cuenta que todos los que tenían casas grandes las subdividieron y las vendieron por partes. Se formó un mercado paralelo de compra, venta y alquiler de viviendas. Las clases medias empobrecidas vieron en las villas una opción. 
Es el caso de Laura, otra vecina, que llegó a fin de siglo. Ella es docente y militante. En su brazo derecho tiene tatuada la estrella federal, las ocho puntas que simbolizan el nacionalismo popular revolucionario.
—¿Vos viniste con tus viejos?
—Vine con mi mamá. Mi mamá compró esa casita 
—¿De dónde venían?
—Yo nací en Almagro. Mi mamá era enfermera profesional, laburaba en el Güemes. El Güemes quiebra en los noventa, mi vieja se queda sin laburo, éramos inquilinos. Nos mudamos a Mataderos.
Después de una situación de violencia por motivos de género con el padre de los hermanos de Laura, su madre decidió irse de la casa. La familia de Laura es paraguaya, años antes su tío decidió venir a Buenos Aires e instalarse en la villa 20. Ante la situación de violencia de su hermana, el tío le sugirió que se vaya a vivir a la villa con él: —Mi vieja agarró todo, nos metió en un camión y vinimos acá—.
Llegaron a la manzana veintidós un domingo por la tarde. Los terrenos todavía eran grandes, las casas bajas y de chapa. La de ellos, en cambio, tenía machimbre, las paredes pintadas y revocadas. Pese a eso, no pudieron evitar el rito de iniciación —nos mudamos y a la semana llovió, se inundó y perdimos todo. Ahí supe lo que era vivir en la villa—. Rito en el que Olga, con los años, se volvería experta.
En 2006, mientras la villa se seguía poblando, el PRIT dio sus últimos coletazos. Los veinticuatro metros cuadrados que Olga recién había terminado de pagar eran los únicos que impedían la apertura de una nueva calle en la villa. No importa cuántos dólares cueste, nunca está del todo tranquila. Otra vez cedió para el bien general y se mudó. Le dijeron que la solución, en realidad, también era provisoria. Pronto le darían un departamento en un conjunto habitacional que nunca se construyó porque los terrenos fueron ocupados.
Nueve años de abandono.
Olga no había cumplido ni un mes en su nueva casa. El 25 de enero de 2007 amaneció nublado. Después de almorzar, bañó a sus tres hijos y se fue a un cumpleaños. Se largó a llover. En medio del festejo, su marido la llamó y le avisó que la casa se estaba inundando. Lo cuenta como si aún lo estuviera viviendo —el agua, en vez de salir, volvía por el desagüe de la ducha, por el inodoro, por la bacha. El agua entraba por el pasaje como una catarata—. Todavía no habían desembalado todas las cajas y las tenían en el piso. Usó lo que estaba a mano, su bata de baño, su ropa y frazadas, pero igual perdieron todo.
—Todos estos años sufrí eso.
—¿Todos estos años la casa se inundó cada vez que llovía?
—Sí.
A Buenos Aires la planifica el mercado. El uso del suelo se restringe a las actividades más rentables y el precio de los departamentos y casas no hace más que aumentar. La única forma de acceder a un techo seguro es pagando los valores de la tiranía inmobiliaria. La otra opción es la villa, que también es cara pero sin papeles.
Hasta 2016, las políticas de hábitat orientadas a las clases populares fueron casi inexistentes. Durante este periodo, según la dirección de Estadística y Censos de la ciudad, el precio del metro cuadrado para la venta de los departamentos de dos y tres ambientes subió entre 70% y 100%.
Sin muchas alternativas en el mercado formal y con un gran dinamismo en el mercado informal, los vecinos de las villas invirtieron en sus casas. En las villas cada uno se ocupó de su propio bienestar: —En la época de Cristina era los aires acondicionado, el Direc TV, esas cosas que la gente no le gusta que tengamos los villeros. Pero siempre quedó pendiente esta cuestión de la infraestructura, las calles, las veredas, abrir los pasillos—, dice Laura y describe este periodo como un momento de mejoría por el aumento en la capacidad de consumo.
En ese tiempo, los vecinos de Olga decidieron elevar los terrenos para evitar la inundación. Ella no llegó y su casa quedó en un pozo. Junto con su marido alquilaron un local y abrieron una pizzería. Era un sueño cumplido. No habían arreglado la casa, pero especulaban poder hacerlo con las ganancias del negocio. El sueño duró poco. A los dos meses de la inauguración, él la abandonó. Ella no pudo mantener a los hijos, los gastos de la casa ni pagar el  nuevo alquiler del negocio. 
Se puso a trabajar como empleada doméstica. No tenía ropa, llovía y no conseguía vacante para su hijo más chico. —Tenía que salir a trabajar. Yo veía el clima nublado y estaba con el corazón en la boca. Porque dejaba a mi nene solo, en ese tiempo tenía 6 años. Capaz en 20 minutos, media hora, la casa estaba llena de agua—. Sentía desesperación por volver. No podía trabajar, no podía moverse, lo único que deseaba era que las horas pasaran y que no lloviera. La terminaron echando.
Olga cobraba por uno de sus hijos la Ciudadanía Porteña, versión local de la asignación universal que no le alcanzaba para nada. Vendía pre-pizzas y tortas, pero no generaba muchos ingresos. La única contención la encontró en un espacio comunitario al que sus hijos iban a buscar la comida. 
La casa estaba cada vez más deteriorada. La Unidad de Gestión de Intervención Social (UGIS), organismo encargado de atender las situaciones de emergencia social en villas, no respondía sus reclamos —doce años yo reclamé unos ladrillos y nada—. La situación la superó —una inundación constante, el piso se rajaba, fluía agua como los volcanes—. 
Cuando la entrevisté por primera vez, esperaba su mudanza a uno de los departamentos del barrio Papa Francisco. Desde hace cinco años, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) está implementando un nuevo proyecto de radicación e integración de villas.
Que no nos tapen.
El Proyecto Integral de Reurbanización - Villa 20 comenzó en 2016, después de dos tomas masivas de tierras en la zona. La primera, en 2010, del parque indoamericano; la segunda, en 2014, de los terrenos aledaños a la villa. 
La intervención propone abordar tres ejes: Integración Urbana, Integración Habitacional, e Integración Socioeconómica. Los coordinadores del Proyecto lo presentan como un “proceso- proyecto”.  Algo así como un “mientras va sucediendo, vamos viendo”. Sobre las dos primeras integraciones hay disputas y debates, pero algunos consensos básicos: casas e infraestructura. La última, en cambio, destinada a garantizar la sustentabilidad del proyecto, aún no está definida. 
Antes de que se proponga la reurbanización de la Villa 20, Laura se ocupaba de cuestiones relacionadas con la educación —yo me metí de curiosa, de chusma nomás. Era un tema que yo no sabía siquiera que existía, que se podía militar por la vivienda—. Desde 2016 conforma la Mesa Activa por la Reurbanización de Villa 20. 
El espacio Técnico de Gestión Participativa fue creado por los vecinos y el IVC para gestionar la reurbanización del barrio. En las reuniones Laura se sienta a un costado. No grita, no avasalla con argumentos sobresalientes: escucha. Cultiva la paciencia como forma de participar de la discusión. Representa al sector de los vecinos más novatos, los recién llegados y en peores condiciones. 
—¿Cuál es el fin de la integración?
—Nosotros siempre sostuvimos que venían para taparnos porque venían los Juegos Olímpicos de la Juventud. Que íbamos a ser otra Villa Oculta, iban a levantar una pared y nos iban a tapar. 
La Villa 20 está ubicada frente al predio seleccionado para construir el Barrio Olímpico que albergó a los más de cuatro mil atletas de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018. Laura hace una analogía con el caso de la Villa 15, ocultada detrás de un muro para el Mundial de Fútbol de 1978, y sin urbanizar hasta el día de hoy.
A pesar de que los JJ.OO pasaron y que las obras siguieron, ellos sostuvieron que los tapaban —porque las construcciones fueron todas sobre la avenida Cruz, entonces tapaban la villa y no había un plan de hacer viviendas y mejorar el barrio a la vez, al mismo tiempo—. Cinco años después, las casas no se mejoraron, pero se abrieron calles, se está construyendo la infraestructura y cientos de familias se mudaron a las nuevas viviendas. 
Un desplazamiento lento, así lo define Laura —piensan que en la ciudad no tiene que haber pobres. A medida que avanza el proceso, si bien van bastante lento, llega un momento en que es muy difícil pagar una vivienda, pagar servicios, te terminas yendo—. 
El precio de la dignidad.
—Me llamás y te voy buscar—, escribió Olga por Whatsapp. 
Siempre nos vienen a buscar. Antes, porque era complejo ubicarse entre calles y pasajes. Ahora, resulta difícil identificar el módulo y el edificio. Sobre la avenida Fernández de la Cruz, desde la calle Pola hasta la avenida Escalada, se suceden trece módulos idénticos con cuatro edificios de cuatro pisos cada uno, imposibles de diferenciar. 
Olga se mudó en septiembre de 2018 —fue una cosa que cuando me dijeron el martes te mudas y yo sabía que me iba, no lo podía creer—. Mediante un crédito a treinta años, tasa fija y sin interés, el IVC le financió la compra de uno de los departamentos del complejo Papa Francisco. Cuatro ambientes luminosos y un balcón grande que da al patio interno del edificio.
Agradece a dios, ella siempre agradece, por la casa, por los vecinos que le tocaron, por la oportunidad. Aunque hayan pasado apenas dos años y medio y la mesada se desvencijó, se haya caído el material al lado de la puerta de entrada y atrás del portero tenga huecos, Olga agradece.
Dos meses antes de la pandemia logró conseguir vacante en el jardín maternal para el hijo que nació previo a mudarse. Decidió dejar de ir a trabajar a la casa que limpiaba hacía cinco años porque le pagaban poco. Empezó a ir a otra en la que le reconocían sus derechos y le mejoraron su salario —Apenas entré me pagaron $500 para que le compre útiles a los chicos. Llegó no sé qué mes y me pagaron más: “te damos un poco más porque es aguinaldo”. Ni sabía que era un aguinaldo porque nunca me pagaron en ningún lado, no entendía nada de esas cosas, siempre en negro—.
Durante el aislamiento obligatorio, hasta septiembre, los nuevos patrones le depositaron todos los lunes los $1400 que le correspondían. Su pareja, el papá del hijo más chico, es taxista y se quedó sin trabajo. Hizo malabares.
—Ahora sí estamos debiendo, porque bueno, pagamos todo lo que se pudo. Me arregle con lo que me pagaban y después, gracias a dios, la asignación universal de los chicos.
—¿Eso lo gastas todo en la casa?
—En la casa
—¿No te queda resto?
—¡No! Imaginate, está viniendo un poco menos porque apagamos el termotanque, tratamos de no usar el horno, casi que no lo prendo, no lo uso. 
Por tres años, desde el momento en que se mudaron, los vecinos del barrio Papa Francisco están exentos de pagar el ABL. También, durante el 2020, el IVC les prorrogó la cuota de la hipoteca. Sin embargo, las cuentas pesan. “Mucho que desear”, así dice Olga sobre las prestadoras de servicios básicos y continúa —llegué a pagar tres mil ochocientos, más de la cuota de mi casa o me cortaban el gas. Al otro mes vino tres mil y pico, una barbaridad—. 
La tarifa social se tramita de modo individual, en un principio el IVC los ayudó pero hoy ya no les responde. Cuando Olga fue a MetroGas a reclamar, no solo la maltrataron diciéndole que no le iban a pagar la boleta, sino que la mandaron a ANSES. En ANSES le dijeron que ellos no hacen eso.
La vivienda primero y el hábitat después siempre tuvieron una integración incompleta en la agenda de bienestar. Si en algo tiene éxito el mercado es en su capacidad de persuadir al resto de los actores sociales para que actúen como si el reforzamiento de sus reglas contribuyera al bienestar general. Más mercado, mejor para todos. Entendida así, la inclusión pende de un hilo. Puestos laborales precarios, una crisis sanitaria inédita o una inflación en aumento deshacen el sueño de la casa propia como un castillo de arena.
Cuando se está por terminar nuestro encuentro, Olga decide hablar de sus vecinas. Cuenta que una de ellas, recién mudada, se fue de su casa y puso el departamento en alquiler. Que al poco tiempo los inquilinos le dejaron de pagar y lo hicieron propio. Al lado, otra vecina que a su vez es su amiga, también se fue, pero a visitar a la familia a Perú. No pudo volver debido a las medidas sanitarias y le usurparon el departamento. —Sabemos que por pandemia nadie tiene plata—, dice Olga para terminar sus anécdotas.
¿Se trata de dejar de implementar políticas de mejoramiento de barrios por miedo a que el mercado desplace a las clases populares, que tengan que vender o no puedan pagar los servicios? No, claro. Esta no es una opción ni política ni humanamente viable. Sin embargo, debemos interrogar el tipo de integración que se propone. Una que efectivamente le cambia la vida a la gente, que le acerca soluciones a sus problemas históricos, pero que presenta la mercantilización como única opción viable. Como si se tratara de personas que viven en la villa por falta de voluntad y no porque el mercado ya las excluyó una vez.
Las vidas de Olga, de Laura y de miles Olgas y Lauras están marcadas por el hábitat. Sus historias son un espejo de la precariedad de la villa. La tan publicitada integración urbana tiene como contraparte la desgarradora lucha de los vecinos por un lugar en la ciudad. Como sugiere el sociólogo Denis Merklen, especialista en estudios de pobreza, debatir qué aspectos de la vida estamos dispuestos a dejar librados al reino de la desigualdad sigue siendo un desafío.
La mayoría de las familias de la villa aún no tienen solución. Dependen de arreglos informales que, muchas veces, son más despiadados que los formales. En esta ciudad la historia se sigue repitiendo, pero siempre como tragedia. La hija de Olga es la tercera generación en la villa. Igual que su mamá hace veinte años, decidió independizarse y alquilar una pieza. 
—¿Cuánto paga?
—Tres mil pesos paga ella, barato. Porque si vas a la villa más al fondo te cobran seis mil, siete mil.
—¿Por una habitación? Es la ley del más fuerte.
—Es la ley de la necesidad.
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DIC 30 – UN DIA COMO HOY – (1530) – SALE DE PANAMÁ EL TERCER VIAJE DE LA EXPEDICIÓN CONQUISTADORA DE FRANCISCO PIZARRO.
Pizarro aprovechó su estancia en la península ibérica para visitar Trujillo, su ciudad natal, donde se reunió con sus hermanos Gonzalo, Hernando y Juan, a quienes convenció para que se sumaran a la empresa conquistadora. ​Con ellos preparó su tercer y definitivo viaje por la conquista del Perú.
Reunió cuatro naves: tres galeones y una zabra destinada a capitana, pero le fue difícil reunir los 150 hombres que le exigía una de las cláusulas de la capitulación. Sin embargo, Pizarro logró burlar los controles de las autoridades y el 26 de enero de 1530, último día de plazo, se adelantó a bordo de la capitana, zarpando de Sanlúcar.
Los otros navíos, al mando de su hermano Hernando, le siguieron después, convenciendo al factor (inspector) de la Casa Contratación de Sevilla que llevaban más de 150 hombres. En realidad, llevaban menos de esa cantidad. ​
Tras un viaje sin contratiempos, Pizarro arribó a Nombre de Dios, donde se encontró con su socio Almagro que, como era de esperarse, recibió con desagrado la noticia de las pocas prerrogativas conseguidas para él en la capitulación, en comparación a los títulos y poderes otorgados a Pizarro.
A este disgusto se sumó la actitud prepotente de Hernando Pizarro, el más temperamental de los hermanos Pizarro. Almagro pensó incluso a separarse de la sociedad, pero Luque logró, una vez más, reconciliar a los dos socios. ​
De Nombre de Dios, los tres socios y sus hombres pasaron a la ciudad de Panamá. Empezaron los preparativos. Durante ocho meses, de abril a diciembre de 1530, los soldados reclutados realizaron su adiestramiento militar. Pizarro logró reunir tres naves a las que proveyó con todo lo necesario para realizar la “entrada” definitiva al Perú. ​
El 30 de diciembre de 1530 los expedicionarios oyeron misa en la iglesia de La Merced de Panamá. ​ Eran 180 de a pie y 37 de a caballo (datos de Jerez). Estaban ya listos para embarcarse, pero tuvieron que esperar unos días más para dar cumplimiento a las disposiciones que exigía que la expedición llevara oficiales reales. ​
Pizarro partió finalmente de Panamá, con dos navíos, dejando el otro barco en el puerto al mando del capitán Cristóbal de Mena, con el encargo de seguirle después. Como en anteriores ocasiones, Almagro se quedó en Panamá para proveer de todo lo necesario para la expedición. ​
Después de 13 días de navegación (dato de Jerez), Pizarro llegó a la bahía de San Mateo, donde decidió avanzar por tierra. ​Los expedicionarios caminaron bajo las inclemencias del clima tropical, la creciente de los ríos, el hambre y las enfermedades tropicales.
Encontraron algunos pueblos indios abandonados, y en uno de ellos, Coaque, permanecieron varios meses, hallando oro, plata y esmeraldas, en algunas cantidades apreciables.
Pizarro despachó a los tres navíos con dichas riquezas para que sirvieran de aliciente a los españoles: dos de ellos rumbo a Panamá y uno a Nicaragua.
La táctica hizo efecto: los navíos regresaron de Panamá con treinta infantes y veintiséis jinetes, mientras que en Nicaragua el capitán Hernando de Soto, entusiasmado al ver las muestras de oro, empezó a reclutar gente para partir rumbo al Perú. El botín hallado en Coaque fue, pues, el comienzo de la tentación por llegar al Perú. ​
En Coaque, muchos de los soldados de Pizarro enfermaron de un extraño mal que denominaron bubas, por los tumores que les brotaban en la piel, mal que cobró algunas víctimas. ​
Pizarro partió de Coaque en octubre de 1531. Siguiendo al sur, empezó a recorrer la actual costa de Ecuador. Pasó el cabo de Pasao o Pasado, habitada por indios belicosos y caníbales. Recorrió luego la bahía de Caráquez, donde embarcaron a toda la gente enferma, continuado el resto por tierra. A toda esa región los cronistas llaman Puerto Viejo o Portoviejo.
Pasaron luego por Tocagua, Charapotó y Mataglan; en esta última se encontraron con Sebastián de Benalcázar, venido de Nicaragua y que estaba al mando de 30 hombres bien armados, con doce cabalgaduras, todos los cuales se sumaron a la expedición de Pizarro (noviembre de 1531).
Pasaron después por Picuaza, Marchan, Manta, la Punta de Santa Elena, Odón, hasta la entrada del golfo de Guayaquil. El hambre y la sed siguieron castigando a los expedicionarios, pero se hallaban ya cerca de las puertas del imperio incaico. Historia del Perú – [email protected]
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soledadacunaok · 4 years
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Sigue la busca de casos en casi toda la Ciudad con el plan DetectAr Por medio de este plan ya se testó a cincuenta y uno y novecientos cuarenta y ocho personas y se confirmaron 19.451 positivos de coronavirus.
El Operativo DetectAr prosigue sumando dispositivos en los distritos para buscar casos de coronavirus y ya tiene presencia en prácticamente todo el territorio porteño.
La iniciativa que el Gobierno porteño lleva adelante en conjunto con el Gobierno Nacional, prosigue con los testeos que comenzó el viernes pasado en Parque Patricios. Mientras, también prosigue funcionando en Balvanera, Flores, La Boca, Constitución, Barracas, Almagro, Palermo, Soldati, Nueva Pompeya, Lugano, Villa Riachuelo, La Paternal, Chacarita, Parque Chacabuco, Boedo, San Cristóbal, Mataderos, San Telmo, Recoleta, Caballo, Parque Avellaneda, Villa Ortúzar, Parque Chas, Belgrano, Coghan, Villa Urquiza, Colegiales, Villa Rizado, Núñez y Saavedra. Además de esto, continúa con los dispositivos en siete distritos frágiles. Hasta el momento se testó a 51.948 personas y se confirmaron diecinueve.451 casos positivos de coronavirus.
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La meta es identificar de manera temprana a los ‘contactos estrechos’ de las personas recientemente confirmadas con COVID-diecinueve, valorarlos y lograr mitigar la contagiosidad del virus. Aquellos que presentan síntomas compatibles con la enfermedad permanecerán apartados de manera precautoria a la espera del resultado. En caso de ser positivos, son trasladados conforme su necesidad de atención, de lo contrario, pueden regresar a su hogar.
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Actualización de los casos de coronavirus en la Ciudad
Los próximos puntos serán elegidos de acuerdo a la evolución de los contagios a lo largo del territorio porteño. En todos los casos, los dispositivos prosiguen funcionando con un equipo en territorio.
La extensión de la política pública se decidió basándonos en los buenos resultados que se consiguieron en aquellos lugares donde el día de hoy ya funciona. Esta estrategia es la que más ha resultado en el planeta junto con el distanciamiento físico en busca de la contención de la transmisión del virus.
Fotografía de Walter Carrera/Prensa GCBA.Foto de Walter Carrera/Prensa GCBA.
Los resultados de DetectAR Móvil por distrito Parque Patricios (comenzó el catorce de agosto) Personas hisopadas: 67. Positivos: 14.
Saavedra (empezó el doce de agosto) Personas hisopadas: sesenta y uno. Positivos: 20
Núñez (empezó el 10 de agosto) Personas hisopadas: 127. Positivos: 11
Villa Rizado (inició el seis de agosto) Personas hisopadas: ciento setenta y uno. Positivos: 40.
Villa Urquiza (comenzó el tres de agosto) Personas hisopadas: 54. Positivos: quince.
Coghlan (inició el tres de agosto) Personas hisopadas: diecinueve. Positivos: 1.
Belgrano (inició el treinta de julio) Personas hisopadas: 493. Positivos: setenta
Villa Ortúzar (inició el 27 de julio) Personas hisopadas: 201. Positivos: treinta
Parque Avellaneda (inició el 23 de julio) Personas hisopadas: doscientos cincuenta y nueve. Positivos: 85.
Caballito (comenzó el 16 de julio) Personas hisopadas: 394. Positivos: 194.
San Telmo (inició el 13 de julio) Personas hisopadas: 1070. Positivos: ciento noventa y nueve
Recoleta (comenzó el 13 de julio) Personas hisopadas: 239. Positivos: sesenta y cuatro
Mataderos (empezó el nueve de julio) Personas hisopadas: cuatrocientos veintiocho. Positivos: ciento sesenta y dos
San Cristóbal (empezó el 6 de julio) Personas hisopadas: doscientos cuarenta y ocho. Positivos: ciento cuarenta y uno
Boedo (inició el 3 de julio) Personas hisopadas: 55. Positivos: 31.
Parque Chacabuco (empezó el 1 de julio) Personas hisopadas: 179. Positivos: 93.
Chacarita (inició el veintinueve de junio) Personas hisopadas: 726. Positivos: 285.
La Paternal (inició el veintisiete de junio) Personas hisopadas: cuatrocientos quince. Positivos: 190.
Soldati (comenzó el 25 de junio) Personas hisopadas: 694. Positivos: doscientos ochenta y nueve.
Pompeya (empezó el 25 de junio) Personas hisopadas: 560. Positivos: 202.
Villa Lugano (inició el 25 de junio) Personas hisopadas: 488 Positivos: 260.
Palermo (empezó el veintitres de junio) Personas hisopadas: mil cincuenta y nueve. Positivos: trescientos dieciseis.
Almagro (inició el veinte de junio) Personas hisopadas: mil doscientos veintisiete. Positivos: 362.
Barracas (inició el 18 de junio) Personas hisopadas: 827. Positivos: 357.
Constitución (empezó el 16 de junio) Personas hisopadas: mil veintisiete. Positivos: 315.
La Boca (comenzó el 13 de junio) Personas hisopadas: 1.142. Positivos: 365.
Flores (empezó el 10 de junio) Personas hisopadas: 842. Positivos: trescientos noventa y cinco.
Balvanera (empezó el seis de junio) Personas hisopadas: dos mil ciento treinta y ocho. Positivos: 887.
Todavía hay test pendientes de análisis
De qué forma es el protocolo para los casos que presentan síntomas La iniciativa incluye un camión sanitario, la selección de una escuela de la zona para emplear como base y un equipo de salud que lleva adelante la búsqueda ‘puerta a puerta’ en duplas. Hoy día, participan dos mil trescientos personas, entre representantes de distintas áreas del Gobierno de la Urbe y de la Nación, organizaciones barriales, estudiantes de último año de Medicina de la UBA – mediante un acuerdo de cooperación-, de las comunas involucradas y de la Defensoría del Pueblo. En coincidencia con la expansión de la iniciativa, se incorporaron en torno a 800 personas en los últimos días.
Conforme a los protocolos sanitarios vigentes por la pandemia, las personas que presentan síntomas compatibles con el virus son hisopadas en el puesto de control del operativo móvil y luego trasladadas en un taxi singularmente adaptado a la Unidad Febril de Emergencia (UFU) más cercana, donde esperarán el resultado. Si son positivas de COVID-19, van a ser derivadas según sus necesidades de atención. De lo contrario, el Ministerio de Salud seguirá con el seguimiento telefónico diario para evaluar su evolución y brindarle asistencia en caso de que la requieran.
Foto de Prensa GCBA.Foto de Prensa GCBA.
Paralelamente, el Operativo DetectAR sigue funcionando en los distritos 1.11.14, 31, 21.24, quince, veinte, Rodrigo Bueno y Moflete, donde está probando buenos resultados. Al domingo 16 de agosto se confirmaron 14.505 casos positivos.
5 claves para confirmar que es una visita de un representante del Operativo DetectAR Teniendo presente la importancia de brindarle tranquilidad a los vecinos, se incorporan una serie de pautas de seguridad para que puedan contrastar que se trate de un representante oficial:
Siempre que sea posible, la Ciudad se contactará con el caso confirmado y le pedirá que actúe como intermediario para avisarle a sus ‘contactos estrechos’ y convivientes que serán visitados en su domicilio por una persona del Operativo. Se comunicarán previamente desde el equipo del Ministerio de Salud para dar aviso de la visita sanitaria. Se lleva adelante una campaña de comunicación directa en el barrio para informar a los vecinos de la nueva iniciativa de búsqueda activa de ‘contactos estrechos’. El agente en territorio presentará una identificación que certifique que es una parte del Ministerio de Salud y del DetectAR. Ante cualquier duda se podrán comunicar con el 147. cinco escenarios luego del test PCR por coronavirus En la Ciudad, en el momento en que una persona es testada, hay cinco caminos posibles:
Negativos: pueden regresar a su domicilio. Positivos asintomáticos: en caso de ser menores de sesenta y cinco años, no presentar comorbilidades y poder acreditar condiciones adecuadas para el aislamiento, van a poder cumplirlo en su domicilio con un seguimiento telefónico diario. Positivos leves (sin necesidad de cuidados complementarios): son derivados a hoteles especialmente adaptados. Positivos moderados: son trasladados a un centro de salud y también internados en el ámbito destinado a pacientes con coronavirus.
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juegaelgallego · 5 years
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Lugares comunes
1.
Desde hace algunos años el periodista Sebastián Hacher viene dando talleres sobre los lugares comunes en su oficio y las formas de desterrarlos. El año pasado, además, empezó a convertirlos en memes, cuando no sabía todavía que el fallecido escritor Leopoldo Brizuela venía urdiendo un trabajo similar. Lo fue haciendo ─dice Hacher─ a medida que se los iba cruzando: mientras daba clases, mientras escribía, mientras leía textos de otrxs. Su intención es pedagógica: una vez que alguien lee dentro de una pieza gráfica ─continúa Hacher─ frases como “un cuerpo sin vida fue hallado tendido en la vía pública”, ya no puede volver a escribirla. 
2.
Este cronista propone un doble homenaje ─a Brizuela y a Hacher, claro─ recuperando un lugar común del periodismo deportivo que desde chico le llamó la atención. Se refiere a los goles que son convalidados a pesar de que antes de ser convertidos se produjo alguna infracción al reglamento. En el argot periodístico se los llamaba goles viciados de nulidad. Sin desconocer el amplio uso jurídico del concepto de nulidad, la construcción “viciado-de-nulidad” difícilmente pudiera encontrarse fuera de una crónica deportiva. A los veintitrés minutos del primer tiempo, Midland tuvo un córner a favor que ejecutó Ramiro Luna. La pelota fue hacia el área chica, donde el arquero Figueroa sufrió la carga por parte de Cardellino. Ninguno de los dos tocó la pelota, que le llego al delantero que venía por detrás, Imanol Varela, y terminó convirtiendo el tanto empujando la pelota con su brazo izquierdo. Los jugadores de Español protestaron airados un gol que debió ser invalidado. Para tranquilidad de Hacher, todas las crónicas hicieron mención a lo irregular del tanto sin incluir que se trataba de una conquista viciada de nulidad. 
3.
El nombre de Gabriel Fernández resulta completamente ajeno para cualquiera que esté por fuera del cotidiano españolista y los pasillos de la AFA. Se trata de un dirigente que hace años transita los pasillos de la sede de Viamonte y se hizo un lugar entre los representantes de otros clubes que, en amplia mayoría, lo consideran un par valioso. A su alrededor existe otro lugar común, muy extendido entre simpatizantes españolistas. Se trata del “peso” que en AFA tiene “Gaby”, vicepresidente del club. Muchxs mencionan su nombre como una suerte de comodín que podrá ser invocado cuando haya que jugar una final,  “sugerir” ─verbo tristemente célebre en estos tiempos de golpes fascistas─ algún árbitro, resolver alguna incómoda situación institucional... todo tipo de ventajita que pudiera materializarse a favor de la escuadra roja por la sola presencia de Fernández. Pues bien, la realidad lo desmiente a cada rato. Español no solo no tiene “arbitrajes a favor” sino que las veces en que los referís se equivocan, suelen hacerlo en su contra. El descenso a la cuarta categoría del fútbol argentino se produjo a pesar de que la institución tenía la posibilidad de reclamar que Colegiales había incluido mal a un jugador en el partido que le ganó 2 a 0 a Español, lo que hubiera redundado en un triunfo “de escritorio” para el gallego con el que hubiera evitado el descenso. Fue ─dicen─ la propia AFA la que instó a Español a no continuar con el reclamo, a cambio ─dicen, también─ de luego favorecer al equipo de Santiago de Compostela y Asturias para que el paso por la C resulte efímero. Hace falta ver la acción de los tres segundos que transcurren entre el córner de Luna y el gol de Varela para que otro lugar común se desvanezca en el aire. 
4.
El último lugar común rodea el anterior descenso a la C de Deportivo Español, a mediados de 2011. Tal cual sucedió en el último lustro, había estado amagando año tras año, hasta que finalmente confirmó la pérdida de la categoría. En ese entonces se decía que Español sería el Milan de la C. Aha, mirá vos. El primer año en la cuarta división fue penoso: el equipo hizo una campaña tan mala en los cuarenta y dos partidos que tuvo que afrontar, que terminó jugando un recordado partido desempate contra Luján en cancha de Almagro para no quedar a noventa minutos de irse a la D. Si habrá sido sufrida la temporada que hasta debió soportar que el equipo de la Basílica tuviera un penal a falta de cinco minutos. La pelota pegó en el travesaño. El Milan se quedó en la C. 
5.
Español pudo empatar con Midland gracias al gol de volea de Benítez en el segundo tiempo, después de un córner pateado por Pablo López y desviado a medias por la defensa visitante. El empate le impedirá jugar la próxima edición de la Copa Argentina, aunque las matemáticas todavía se nieguen a convalidar ese dictamen. A cambio, continúa en racha: acumula ocho partidos sin perder, y registra tan solo una derrota en las últimas catorce fechas. Fue superado por el Funebrero en el primer tiempo, el arbitraje lo perjudicó, empezó perdiendo, y así y todo logró evitar la caída. El objetivo debiera ser ─entiende este cronista─ pensar en un torneo que tiene treinta y ocho fechas, y buscar quedar del sexto puesto para arriba. Todo el resto de la cantinela que aún se escucha en la tribuna ─la historia, la camiseta, la gloria, la categoría─ son frases hechas, lugares comunes que no se condicen con la escasez de recursos ni con las disputas en todos los frentes que constituyen el tiempo real. 
Primera C 2019/2020 ─ Torneo Apertura ─ Fecha #16 ─ Estadio España
Deportivo Español 1 ─ 1 FF.CC. Midland
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cartacancion · 7 years
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Borges todo el año
Antonio Carrizo - Jorge Luis Borges: «Madre, vos misma. Aquí estamos hablando los dos, et tout le reste est littérature»
Posted: 15 Oct 2017 07:25 PM PDT
Carrizo. Háblenos ahora un poco de doña Leonor. Yo sé que puede ser para usted doloroso, porque la ha...
Borges. No. No es doloroso. Se cumple el cuarto aniversario de su muerte. Yo no creía vivir tanto. Vivió, alcanzó noventa y nueve años. Cuando alcanzó noventa y cinco me dijo: “Noventa y cinco años, se me fue la mano”. Estaba avergonzada, realmente, de vivir tanto y lo veía como una desdicha. Una tía abuela mía murió a los cien años y diez días; pero ya estaba perdida, ya no sabía quién era. Mi madre, sí; casi hasta los últimos quince días sabía bien quién era y estaba muy interesada en todo.
Carrizo. Yo una vez escuché por radio, a su madre, leer un poema suyo.
Borges. Y sin duda lo hizo muy bien. Sin duda mejoró mucho el poema, ¿no?
Carrizo. ¿Atendía usted algunas de sus razones?
Borges. Pero desde luego. Ella colaboró conmigo. Yo estaba dictándole un cuento que se titula La intrusa. Y todo dependía de la frase en la cual el mayor le dice al menor que ha matado a la mujer. Yo no sabía cómo dar con esa frase. Mi madre estaba siguiendo el dictado, muy desagradada —“ Vos siempre con tus guarangos y tus cuchilleros”— pero había entrado en el cuento. Yo le dije: “Ahora llega el momento... aquí está toda la suerte del cuento. Depende de las palabras con las cuales el mayor le dice al menor que él ha matado a la mujer que quieren los dos”. Mi madre me dijo: “Dejame pensar”. Y luego, con una voz del todo distinta, agregó: “Ya sé lo que le dijo”. Como si hubiera ocurrido el hecho. “Bueno, escribilo entonces,” le dije yo. Lo escribió y me lo leyó: A trabajar hermano, esta mañana la maté. Y ella encontró la frase. Y sin esa frase, que fue muy elogiada después, el cuento se hubiera caído a pedazos.
Y era de ella. Luego me dijo: “Espero que esta sea la última vez que tratás estos temas”. Claro, sí, porque a ella no le gustaban, le parecía que era absurdo todo eso. Además me decía que todos los guapos eran flojos, que yo admiraba absurdamente a impostores.
(...)
Carrizo. Mire, Borges, en (...) la presentación de sus Obras Completas, usted ha escrito esto: A Leonor Acevedo de Borges.
Borges. ¡Ah, sí! Y felizmente ella leyó eso; creo que fue lo último que leyó. Después, ella tenía este farragoso volumen a su lado, en la cama, y de vez en cuando yo noté que lo acariciaba. Claro, ya no podía leer; pero pensaba: “Bueno, ésta es la obra de mi hijo. En todo caso es... voluminosa (sonríe); tiene el mérito de la cantidad, ya que no de la calidad”. Ella llegó a ver la primera edición de mis obras completas, en papel biblia. Después ha llegado a ocho o nueve ediciones, pero... más abultadas todavía: hubiera sido mejor para ella. Sí. ¿A ver?
Carrizo. Quiero dejar escrita una confesión, que a un tiempo será íntima y general, ya que las cosas que le ocurren a un hombre le ocurren a todos.
Borges. Bueno, ahora espero con mucha curiosidad, porque yo no recuerdo esta dedicatoria. Pero espero que me haya salido bien.
Carrizo. Estoy hablando de algo ya remoto y perdido, los días de mi santo, los más antiguos.
Borges. Claro, porque antes no se decía “mi cumpleaños”, se decía “el día del Santo”. Aunque no fuera estrictamente el día del Santo. Sí.
Carrizo. Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada, para merecerlos.
Borges. Yo he hablado con otras personas que me han dicho que les ha pasado lo mismo. Que cuando eran chicos les daban vergüenza los regalos. En cambio otros me dicen que no; que los sentían como un tributo merecido. Pero yo no. Yo pensaba: ¿pero qué he hecho yo para que me hagan regalos? Sí.
Carrizo. Por supuesto, nunca lo dije; la niñez es tímida. Desde entonces me has dado tantas cosas y son tantos los años y los recuerdos. Padre, Norah, los abuelos.
Borges. Norah, mi hermana, sí.
Carrizo.tu memoria y en ella la memoria de los mayores. 
Borges. Claro, porque ella me hablaba de lo que la madre le había contado. Me hablaba del tiempo de Rosas, por ejemplo, como si ella hubiera sido contemporánea de la Mazorca, sí.
Carrizo. Claro, y era la memoria.
Borges. Claro, era la memoria de otros.
Carrizo. ...de su memoria.
Borges. La memoria de su memoria, sí. Pero yo recibía todo eso, digamos, a un tiempo ¿no? Y luego, en su memoria había muchas cosas. Por ejemplo, esto que le voy a contar ahora. Son dos circunstancias de Buenos Aires, de la topografía de Buenos Aires, que nadie recuerda ahora. Creo que el doctor Bioy lo ha recordado de un modo vago. Era, “el tercero del Norte”, un arroyo que corría, con veredas altas a los lados, yo no sé si por la calle Córdoba o por la calle Viamonte: había un puente en la esquina de Florida. “El tercero del Sur” que corría por la calle México o por Independencia, también con un puente, para cruzar. Esos “terceros” eran arroyos que formaban las lluvias. Pero ahora creo que han sido enteramente olvidados, ¿no? Nadie recuerda aquel arroyo que corría por Viamonte, o aquel otro por Chile: el “tercero del Norte” y el “tercero del Sur”. Y ella los recordaba muy bien.
Carrizo: Sigue: —los patios, los esclavos...
Borges. Bueno, los esclavos, realmente... He averiguado después que sólo teníamos seis y que la gente rica tenía treinta. (Sonriendo).
Pero con todo, tener seis esclavos no está mal, ¿no? Sobre todo ahora que no hay esclavos de ninguna clase. Y no hay sirvientes, casi, tampoco.
Carrizo. ...el aguatero,/
Borges. El aguatero, sí. Hablaba mi madre del carrito del aguatero, que era un barril con dos ruedas. Y se compraban canecas de agua. La caneca creo que era medio barril. Y además estaba el agua de lluvia recogida por el aljibe. Y no había cortes de agua, desde luego.
Carrizo. Y sigue la memoria de su madre.
Borges. ¿A ver?
Carrizo. ...la carga de los húsares del Perú y el oprobio de Rosas—, 
Borges. Los húsares del Perú: me refiero a la batalla de Junín, que fue decidida por una carga de húsares peruanos y colombianos comandados por mi bisabuelo Suárez, que tenía veintiséis años y que era sobrino de Rosas. Y “el oprobio de Rosas”... Bueno, ya sabemos todos qué significa eso. Además, ella siempre se sentía así.
Yo recuerdo que le habían hecho no sé qué operación. La trajeron en una camilla... Yo me incliné sobre ella, y para indicarme que ahí estaba ella, que ella conservaba su integridad, que ella era Leonor Acevedo Suárez, me dijo, con un hilito de voz: “Salvaje unitaria”. (Pausa). ¡Qué lindo! ¿no?
Carrizo. Es cierto.
Borges. En ese momento, que no tenía sentido hablar de unitarios o federales, ella seguía siendo fiel, ella seguía siendo una “Salvaje unitaria”.  En ese momento en que había estado a punto de morir. Ella decía: “Bueno, aquí estoy yo, con mis convicciones”. Y cuando se encontraban con Capdevila... Capdevila la saludaba también con eso, le decía: “Salvaje unitario, señora”. “Yo también”, le decía mi madre (Sonríe).
Carrizo. Sigue hablándole a su madre: tu prisión valerosa,
Borges. Sí.
Carrizo. cuando tantos hombres callábamos.
Borges. Es cierto. Yo sentí envidia de mi hermana, de mi madre, y de mi sobrino, que padecieron prisión y yo no. A mí me echaron, simplemente, de un pequeño cargo que tenía en una modesta biblioteca del barrio de Almagro. Ganaba doscientos cuarenta pesos; tampoco era muy codiciable aquello.
Carrizo. Sigo: las mañanas del Paso del Molino, de Ginebra y de Austin,
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antigona404 · 8 years
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9/03/17 Sobre la alegría:
No puedo creer lo bien que hoy funciono mi obra social. En serio, no te la creo. ¡Qué es este nivel de eficiencia tan ajeno a mi persona y a mi estatus social!. Se imaginan si todo el tiempo la medicina privada y pública funcionasen así en este país?
Tampoco puedo creer todo lo que vengo comiendo en serio no hay necesidad, Flor ¿POR QUÉ TE HACÉS ESTO? La angustia oral y las crisis financieras no deberían poder convivir. Tipo como cuando te gusta alguien que no te da bola. Eso tampoco debería ser posible. La movida tendría que ser que nos guste gente preparada genéticamente para amarnos. Así nos ahorramos un montón de mambos.
Por suerte no me acuerdo cuando me pasó por última vez eso de que no me correspondieran. (Gracias Tata Dios). We, no se de donde sale la expresión “Tata Dios” pero la verdad es que me parece re gracioso. Ja. Y onda siempre lo digo, y antes o después le agrego un "toco madera" y busco una mesa con madera o puerta, whatever. Igual la otra vez alguien me dijo que no tenés que tocar algo con patas, o sea la mesa. Y paralelamente a eso empecé a notar que mi mamá lo que hace es tocarse la cabeza. Tipo pone la mano arriba. Igual esa movida ya es mucho. Tipo de gracioso pasa a ser afectado.
Igual no se si ya lo que se dice hoy, ocho de marzo de dos mil diecisiete podría ya declararme en una crisis económica. A la facultad todavía no la tengo que pagar o bueno mejor dicho no me llegó el mail de aviso de pago. Eso me re deprime. Me la baja hasta el subsuelo. Me la baja onda como cuando en el laburo te parece re copada una compañera y agarra y tira un "estas feministas son todas unas insoportables".
"Agradece que tenés trabajo" me repiten mis conocidxs, como si les pagaran "Tu trabajo está re bueno" me dicen como si fuese un milagro concedido por una Diosa indú a la que le ofrendé veganismo krishna por dos años. Es que está bueno mi trabajo pero son pocas horas y yo quiero cursar a la noche, pero salgo a las nueve y el sueldo esta bueno pero igual debería cambiarlo porque tengo otros gastos pero no se consigue laburo ni en pedo, y entonces pienso: “mirá Ana, mirá Cintia, ellas no consiguen y vos te quejas por tu laburo? No vas a conseguir nada, mira toda la gente que hay, dispuesta a trabajar por ese sueldo. Y agradecé que no tenés hijos, mira si tuvieras un bebé, que garrón eso, tipo tu jefe, que de pronto fue papá, ese tipo si se tiene que preocupar. Tu sueldo está bien para vos, te pagan bien en ese trabajo”
Con ese sueldo donde una compañera tiro "estas feministas son unas insoportables" me pago la facu y después lo que resta me alcanza para pagar unas New Balance a precio de Buenos Aires en 2016. Onda ese local que está cerca de la bond sobre Santa Fe, al lado del Farmacity.
Bueno igual ponele que no está mal que me alcance para la facu y para 3/4 de New Balance con sobreprecio en era Maurice. Pero imaginate que tengo que cargar la Sube. Y que quiero un Starbucks, no bueno, re que lo de Starbucks se podía re evitar, jaja. No bue, igual una birra no la puedo evitar, para algo laburo, vieja. ¿Y los cafés? El Vanilla Latte de Bellaria antes de entrar a la facu, my kind of elixir.
Y bueno, por suerte no soy una enferma de la ropa,  pero si sale un descuento en Falabella con Santander y voy, veo un saquito re lindo y pah, no podés hacer las cuotas porque a Maurice no le gustan. We igual no lo quería al sweatercito en tres pagos que me termina saliendo re barato con la liquidación y el treinta y cinco por ciento de descuento, como antes podía con Cristina.
Igual quien quería ese sweater, ya fue,
Igual quien quería ir a Las Ligas menores en Niceto el sábado con su novio y Sofi,
Igual quien quería ir a ver a Ghost con Linkin Park, a Massacre el mes que viene,
Igual quien quería regalarle a papá ese té caro para el día del padre,
Igual quien quería ese arroz yamaní integral que mamá no quiere comprar porque dice que no lo como,
Igual quien quería la billetera con pizzas de Todo Moda,
Igual quien quería ir a Güerrin,
Igual quien quería irse un finde a la costa con la guitarrita y su ser amado y traerle un dulce casero a mamá que se re portó conmigo cuando por fin se pudo ir a Chile,
Igual quien quería poder ahorrar porque le sobraba un pesito de más y de a poco acercarse al sueño de ir a NYC con su mejor amiga.
Igual quien quería tomarse un taxi, cagada de miedo el ocho de marzo, el día que tampoco pudimos descansar de que nos maten y violen. El día que varias pibas como vos no avisaron "cuando llegaron a casa" porque se las llevó la yuta.
Igual quien quería tomarse ese taxi por diez cuadras, y que te termine saliendo lo mismo que ese café de Starbucks que no te pudiste tomar porque hay que pagar la Facultad. Y hay que recibirse, aunque tu título no valga nada, porque "acá sin un título no sos nada".
Igual quien quería ir a vivir con el amor de su vida a un depto blanquito con pileta por Almagro
Igual quien quería crecer, si cambiamos todo esto por un poco de alegría.
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DICIEMBRE 30 – UN DÍA COMO HOY – (1530) – SALE DE PANAMÁ EL TERCER VIAJE DE LA EXPEDICIÓN CONQUISTADORA DE FRANCISCO PIZARRO. ---
Pizarro aprovechó su estancia en la península ibérica para visitar Trujillo, su ciudad natal, donde se reunió con sus hermanos Gonzalo, Hernando y Juan, a quienes convenció para que se sumaran a la empresa conquistadora. ​Con ellos preparó su tercer y definitivo viaje por la conquista del Perú.
Reunió cuatro naves: tres galeones y una zabra destinada a capitana, pero le fue difícil reunir los 150 hombres que le exigía una de las cláusulas de la capitulación. Sin embargo, Pizarro logró burlar los controles de las autoridades y el 26 de enero de 1530, último día de plazo, se adelantó a bordo de la capitana, zarpando de Sanlúcar.
Los otros navíos, al mando de su hermano Hernando, le siguieron después, convenciendo al factor (inspector) de la Casa Contratación de Sevilla que llevaban más de 150 hombres. En realidad, llevaban menos de esa cantidad. ​
Tras un viaje sin contratiempos, Pizarro arribó a Nombre de Dios, donde se encontró con su socio Almagro que, como era de esperarse, recibió con desagrado la noticia de las pocas prerrogativas conseguidas para él en la capitulación, en comparación a los títulos y poderes otorgados a Pizarro.
A este disgusto se sumó la actitud prepotente de Hernando Pizarro, el más temperamental de los hermanos Pizarro. Almagro pensó incluso a separarse de la sociedad, pero Luque logró, una vez más, reconciliar a los dos socios. ​
De Nombre de Dios, los tres socios y sus hombres pasaron a la ciudad de Panamá. Empezaron los preparativos. Durante ocho meses, de abril a diciembre de 1530, los soldados reclutados realizaron su adiestramiento militar. Pizarro logró reunir tres naves a las que proveyó con todo lo necesario para realizar la “entrada” definitiva al Perú. ​
El 30 de diciembre de 1530 los expedicionarios oyeron misa en la iglesia de La Merced de Panamá. ​ Eran 180 de a pie y 37 de a caballo (datos de Jerez). Estaban ya listos para embarcarse, pero tuvieron que esperar unos días más para dar cumplimiento a las disposiciones que exigía que la expedición llevara oficiales reales. ​
Pizarro partió finalmente de Panamá, con dos navíos, dejando el otro barco en el puerto al mando del capitán Cristóbal de Mena, con el encargo de seguirle después. Como en anteriores ocasiones, Almagro se quedó en Panamá para proveer de todo lo necesario para la expedición. ​
Después de 13 días de navegación (dato de Jerez), Pizarro llegó a la bahía de San Mateo, donde decidió avanzar por tierra. ​Los expedicionarios caminaron bajo las inclemencias del clima tropical, la creciente de los ríos, el hambre y las enfermedades tropicales.
Encontraron algunos pueblos indios abandonados, y en uno de ellos, Coaque, permanecieron varios meses, hallando oro, plata y esmeraldas, en algunas cantidades apreciables.
Pizarro despachó a los tres navíos con dichas riquezas para que sirvieran de aliciente a los españoles: dos de ellos rumbo a Panamá y uno a Nicaragua.
La táctica hizo efecto: los navíos regresaron de Panamá con treinta infantes y veintiséis jinetes, mientras que en Nicaragua el capitán Hernando de Soto, entusiasmado al ver las muestras de oro, empezó a reclutar gente para partir rumbo al Perú. El botín hallado en Coaque fue, pues, el comienzo de la tentación por llegar al Perú. ​
En Coaque, muchos de los soldados de Pizarro enfermaron de un extraño mal que denominaron bubas, por los tumores que les brotaban en la piel, mal que cobró algunas víctimas. ​
Pizarro partió de Coaque en octubre de 1531. Siguiendo al sur, empezó a recorrer la actual costa de Ecuador. Pasó el cabo de Pasao o Pasado, habitada por indios belicosos y caníbales. Recorrió luego la bahía de Caráquez, donde embarcaron a toda la gente enferma, continuado el resto por tierra. A toda esa región los cronistas llaman Puerto Viejo o Portoviejo.
Pasaron luego por Tocagua, Charapotó y Mataglan; en esta última se encontraron con Sebastián de Benalcázar, venido de Nicaragua y que estaba al mando de 30 hombres bien armados, con doce cabalgaduras, todos los cuales se sumaron a la expedición de Pizarro (noviembre de 1531).
Pasaron después por Picuaza, Marchan, Manta, la Punta de Santa Elena, Odón, hasta la entrada del golfo de Guayaquil. El hambre y la sed siguieron castigando a los expedicionarios, pero se hallaban ya cerca de las puertas del imperio incaico. Historia del Perú – [email protected]
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soledadacunaok · 4 years
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Sigue la busca de casos en casi toda la Ciudad con el plan DetectAr Por medio de este plan ya se testó a cincuenta y uno y novecientos cuarenta y ocho personas y se confirmaron 19.451 positivos de coronavirus.
El Operativo DetectAr prosigue sumando dispositivos en los distritos para buscar casos de coronavirus y ya tiene presencia en prácticamente todo el territorio porteño.
La iniciativa que el Gobierno porteño lleva adelante en conjunto con el Gobierno Nacional, prosigue con los testeos que comenzó el viernes pasado en Parque Patricios. Mientras, también prosigue funcionando en Balvanera, Flores, La Boca, Constitución, Barracas, Almagro, Palermo, Soldati, Nueva Pompeya, Lugano, Villa Riachuelo, La Paternal, Chacarita, Parque Chacabuco, Boedo, San Cristóbal, Mataderos, San Telmo, Recoleta, Caballo, Parque Avellaneda, Villa Ortúzar, Parque Chas, Belgrano, Coghan, Villa Urquiza, Colegiales, Villa Rizado, Núñez y Saavedra. Además de esto, continúa con los dispositivos en siete distritos frágiles. Hasta el momento se testó a 51.948 personas y se confirmaron diecinueve.451 casos positivos de coronavirus.
La meta es identificar de manera temprana a los ‘contactos estrechos’ de las personas recientemente confirmadas con COVID-diecinueve, valorarlos y lograr mitigar la contagiosidad del virus. Aquellos que presentan síntomas compatibles con la enfermedad permanecerán apartados de manera precautoria a la espera del resultado. En caso de ser positivos, son trasladados conforme su necesidad de atención, de lo contrario, pueden regresar a su hogar.
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Actualización de los casos de coronavirus en la Ciudad
Los próximos puntos serán elegidos de acuerdo a la evolución de los contagios a lo largo del territorio porteño. En todos los casos, los dispositivos prosiguen funcionando con un equipo en territorio.
La extensión de la política pública se decidió basándonos en los buenos resultados que se consiguieron en aquellos lugares donde el día de hoy ya funciona. Esta estrategia es la que más ha resultado en el planeta junto con el distanciamiento físico en busca de la contención de la transmisión del virus.
Fotografía de Walter Carrera/Prensa GCBA.Foto de Walter Carrera/Prensa GCBA.
Los resultados de DetectAR Móvil por distrito Parque Patricios (comenzó el catorce de agosto) Personas hisopadas: 67. Positivos: 14.
Saavedra (empezó el doce de agosto) Personas hisopadas: sesenta y uno. Positivos: 20
Núñez (empezó el 10 de agosto) Personas hisopadas: 127. Positivos: 11
Villa Rizado (inició el seis de agosto) Personas hisopadas: ciento setenta y uno. Positivos: 40.
Villa Urquiza (comenzó el tres de agosto) Personas hisopadas: 54. Positivos: quince.
Coghlan (inició el tres de agosto) Personas hisopadas: diecinueve. Positivos: 1.
Belgrano (inició el treinta de julio) Personas hisopadas: 493. Positivos: setenta
Villa Ortúzar (inició el 27 de julio) Personas hisopadas: 201. Positivos: treinta
Parque Avellaneda (inició el 23 de julio) Personas hisopadas: doscientos cincuenta y nueve. Positivos: 85.
Caballito (comenzó el 16 de julio) Personas hisopadas: 394. Positivos: 194.
San Telmo (inició el 13 de julio) Personas hisopadas: 1070. Positivos: ciento noventa y nueve
Recoleta (comenzó el 13 de julio) Personas hisopadas: 239. Positivos: sesenta y cuatro
Mataderos (empezó el nueve de julio) Personas hisopadas: cuatrocientos veintiocho. Positivos: ciento sesenta y dos
San Cristóbal (empezó el 6 de julio) Personas hisopadas: doscientos cuarenta y ocho. Positivos: ciento cuarenta y uno
Boedo (inició el 3 de julio) Personas hisopadas: 55. Positivos: 31.
Parque Chacabuco (empezó el 1 de julio) Personas hisopadas: 179. Positivos: 93.
Chacarita (inició el veintinueve de junio) Personas hisopadas: 726. Positivos: 285.
La Paternal (inició el veintisiete de junio) Personas hisopadas: cuatrocientos quince. Positivos: 190.
Soldati (comenzó el 25 de junio) Personas hisopadas: 694. Positivos: doscientos ochenta y nueve.
Pompeya (empezó el 25 de junio) Personas hisopadas: 560. Positivos: 202.
Villa Lugano (inició el 25 de junio) Personas hisopadas: 488 Positivos: 260.
Palermo (empezó el veintitres de junio) Personas hisopadas: mil cincuenta y nueve. Positivos: trescientos dieciseis.
Almagro (inició el veinte de junio) Personas hisopadas: mil doscientos veintisiete. Positivos: 362.
Barracas (inició el 18 de junio) Personas hisopadas: 827. Positivos: 357.
Constitución (empezó el 16 de junio) Personas hisopadas: mil veintisiete. Positivos: 315.
La Boca (comenzó el 13 de junio) Personas hisopadas: 1.142. Positivos: 365.
Flores (empezó el 10 de junio) Personas hisopadas: 842. Positivos: trescientos noventa y cinco.
Balvanera (empezó el seis de junio) Personas hisopadas: dos mil ciento treinta y ocho. Positivos: 887.
Todavía hay test pendientes de análisis
De qué forma es el protocolo para los casos que presentan síntomas La iniciativa incluye un camión sanitario, la selección de una escuela de la zona para emplear como base y un equipo de salud que lleva adelante la búsqueda ‘puerta a puerta’ en duplas. Hoy día, participan dos mil trescientos personas, entre representantes de distintas áreas del Gobierno de la Urbe y de la Nación, organizaciones barriales, estudiantes de último año de Medicina de la UBA — mediante un acuerdo de cooperación-, de las comunas involucradas y de la Defensoría del Pueblo. En coincidencia con la expansión de la iniciativa, se incorporaron en torno a 800 personas en los últimos días.
Conforme a los protocolos sanitarios vigentes por la pandemia, las personas que presentan síntomas compatibles con el virus son hisopadas en el puesto de control del operativo móvil y luego trasladadas en un taxi singularmente adaptado a la Unidad Febril de Emergencia (UFU) más cercana, donde esperarán el resultado. Si son positivas de COVID-19, van a ser derivadas según sus necesidades de atención. De lo contrario, el Ministerio de Salud seguirá con el seguimiento telefónico diario para evaluar su evolución y brindarle asistencia en caso de que la requieran.
Foto de Prensa GCBA.Foto de Prensa GCBA.
Paralelamente, el Operativo DetectAR sigue funcionando en los distritos 1.11.14, 31, 21.24, quince, veinte, Rodrigo Bueno y Moflete, donde está probando buenos resultados. Al domingo 16 de agosto se confirmaron 14.505 casos positivos.
5 claves para confirmar que es una visita de un representante del Operativo DetectAR Teniendo presente la importancia de brindarle tranquilidad a los vecinos, se incorporan una serie de pautas de seguridad para que puedan contrastar que se trate de un representante oficial:
Siempre que sea posible, la Ciudad se contactará con el caso confirmado y le pedirá que actúe como intermediario para avisarle a sus ‘contactos estrechos’ y convivientes que serán visitados en su domicilio por una persona del Operativo. Se comunicarán previamente desde el equipo del Ministerio de Salud para dar aviso de la visita sanitaria. Se lleva adelante una campaña de comunicación directa en el barrio para informar a los vecinos de la nueva iniciativa de búsqueda activa de ‘contactos estrechos’. El agente en territorio presentará una identificación que certifique que es una parte del Ministerio de Salud y del DetectAR. Ante cualquier duda se podrán comunicar con el 147. cinco escenarios luego del test PCR por coronavirus En la Ciudad, en el momento en que una persona es testada, hay cinco caminos posibles:
Negativos: pueden regresar a su domicilio. Positivos asintomáticos: en caso de ser menores de sesenta y cinco años, no presentar comorbilidades y poder acreditar condiciones adecuadas para el aislamiento, van a poder cumplirlo en su domicilio con un seguimiento telefónico diario. Positivos leves (sin necesidad de cuidados complementarios): son derivados a hoteles especialmente adaptados. Positivos moderados: son trasladados a un centro de salud y también internados en el ámbito destinado a pacientes con coronavirus.
Originally published at http://soledadacunaministra.wordpress.com on August 18, 2020.
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