#acá tirando de cabeza al niño
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“Ya cállate, Olliber,” bramó tan fuerte como pudo, las palabras quedas de Chanho entrándole por una oreja y saliéndole por la otra. “Dime tú, ¿cómo esperabas que te tomara en serio, eh?” Entonces demandó una explicación lógica, enterrando uno de sus dedos en la primera zona libre que halló de su pecho. “¿Qué sabes tú de mi para estar armando escenas y humillándonos así, eh?” Clavó su dedito una vez más, y otra vez. “No sabes nada, ¡nada! ¿O qué era lo que querías? ¿Acostarte conmigo nada más? Wow, no puedo creer haber dejado pasar a alguien así.” Y, para finalizar, le regaló una sonrisa ácida y dolida, con sus mejillas al rojo vivo y los ojos cristalinos como producto de la rabia que sentía. “Y nunca planeé burlarme de ti, ¿de acuerdo?”
Le queda más que claro que no tiene mucho que hacer allí, más que quedarse del lado de Sunhwa y estar atento a que la situación no se vaya a un plano peor, sabe que con todo este ambiente de alcohol y desenfreno total hay muchas, muchísimas cosas que pueden salir terribles. Por eso cuando Olliber se acerca hasta él y le mira de tal forma, él simplemente respira hondo, y lo contempla con mucha seriedad. "Creo que no me escuchaste así que seré más claro. Este no es momento para hablar de un tema como éste." Contesta, ignorado en todo lo posible cualquier vía de conflicto. "Si tanto quieres a Sunhwa, por favor déjala pasar un resto de noche tranquila y no llevemos estas cosas a los extremos." Da un paso atrás, tan sólo para quedar un poco más cerca a ella. "¿Estás bien?" Le pregunta con calma, tampoco pretende encenderla en ese instante.
¿de quien era la culpa ahí?, ¿suya?, ¿de sunhwa?, ¿a quien echarle el peso entero del asunto en los hombros?, olliber no era un hombre romántico, no tenía otras maneras de demostrar lo que sentía más que con actos estúpidos e insensatos, he ahí la prueba de aquello. ‘puedes pensar lo que quieras, sunhwa.’ furtivo, como nunca le había hablado, despectivo se dirigió a la mujer antes de alejarse un paso, para pensar mejor lo que quería hacer, la decisión correcta que aunque seguía viéndose como un plan borroso, se aparecía en su mente. no, estaba muy borracho para hacer lo correcto. ‘a la mierda.’ & ahí, con gran impulso dio un golpe al hombre aquel, ahí en su rostro, con tal fuerza que dejó por unos segundos su mano entumida. no ganaría nada aquella noche, eso lo sabía, pero su orgullo pedía hiciera algo o de otra manera, no estaría tranquilo consigo mismo. ahí, esa era la despedida al asunto, su manera de darse por vencido en la mujer. ‘no te lo tomes personal.’ escupió. ( @svnhwa ; @chanhccc )
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Clases de Seducción, parte 10: Narnia
Lista de Capítulos
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9
Rubén despertó con un fuerte dolor de cabeza y sudando por el calor. Sentía como si el cráneo le iba a explotar, y cuando abrió los ojos apenas pudo soportar la luz del sol. Parpadeó varias veces, para acostumbrarse a la luminosidad de la habitación, pero no lo logró, así que se dio vuelta, boca abajo sobre la almohada, y cerró los ojos.
Después de unos segundos se percató de algo. Esa almohada no era suya. El aroma que tenía le era familiar, pero no era el suyo. Volvió a abrir los ojos y comprobó lo que había percibido con sus otros sentidos. No estaba en su habitación.
Se sentó en la cama rápidamente, y se mareó, en parte por el dolor punzante que tenía en la cabeza. Cuando por fin pudo superar el mareo, se percató que estaba aún con el pantalón y la camisa que había usado la noche anterior. La chaqueta y la corbata estaban sobre el escritorio de Sebastian, su amigo. Estaba en su habitación.
¿Cómo había pasado de estar compartiendo junto a Felipe en la playa, a estar durmiendo en la cama de Sebastian? Intentó hacer memoria para descifrar como había llegado hasta donde estaba, pero los recuerdos eran borrosos, hasta que desaparecían completamente.
Lo último que recordaba era que Felipe le había preguntado qué pasaba realmente entre él y Sebastian, pero ni siquiera pudo recordar su respuesta a esa pregunta.
Recordó con claridad, eso si, lo que había sentido cuando el muchacho lo besó al confesarle su homosexualidad, y cómo las mariposas en su estómago comenzaron a aletear, misma sensación que estaba experimentando en ese momento, por el mero recuerdo.
Sebastian entró a la habitación, interrumpiendo los pensamientos de Rubén. Llevaba puesto solo un short de tela delgada, y tenía el cabello húmedo. Rubén asumió de inmediato que se había duchado, aunque por el calor que hacía perfectamente pudo haber sido sudor.
—Hola —lo saludó su amigo, con la voz apagada al percatarse que estaba despierto.
—Hola —saludó de vuelta Rubén, con la voz ronca. Tuvo que carraspear mucho para poder aclarar bien la garganta. No supo qué más decir. Recordaba que habían tenido una pequeña discusión durante la noche, pero que no habían logrado solucionarla—. ¿Cómo llegué aquí? —preguntó finalmente, sin rodeos.
Sebastian se paró al lado de la cama y se agachó a recoger una almohada. La golpeó un par de veces, para soltar el polvo, y luego la dejó sobre la cama, junto a Rubén.
Rubén miró al piso, donde había estado la almohada hace un segundo, y no se había dado cuenta que también había una pequeña colchoneta, que sabía que Sebastian usaba para hacer ejercicios, y sobre ésta había una manta de color verde.
—Cuando me fui de la disco, bajé a tomar locomoción a la carretera, y vi que Felipe estaba prácticamente arrastrándote —comenzó a decir, mientras se agachaba a recoger la manta para sacudirla y doblarla.
—¿Alguien más me vio? —preguntó de inmediato Rubén, avergonzado.
—No, estaba solo yo. Me fui antes —respondió Sebastian, muy serio. A Rubén lo alivió oír su respuesta—. Rube, ¿qué estás haciendo? —le preguntó Sebastian, después de un par de segundos de silencio, con decepción en la voz.
—Nada… —comenzó a decir Rubén, intentando pensar qué más responder.
—¿Cómo se te ocurre haberte ido de la fiesta, borracho, con ese hueón que apenas conoces? —Rubén se sintió reprendido por la pregunta de Sebastian—. Pudo haberte hecho algo malo —agregó, bajando la voz para que no lo oyera nadie desde afuera.
—Pero Seba, no pasó nada, estábamos conversando simplemente —respondió Rubén, un tanto molesto por la forma en que le hablaba su amigo, retándolo, como si fuera su padre.
—¿Ah, si?, ¿y de qué conversaban?, seguro recuerdas todo con lujo de detalles —le espetó con sarcasmo.
—¿Y desde cuándo te importa tanto lo que haga? —le preguntó Rubén, enojado—. No me pescaste en toda la noche.
—¡Siempre me has importado! —respondió Sebastian, tirando la manta doblada sobre la cama, con tanto impulso que cayó hacia el piso por el otro borde.
Rubén se sorprendió por la reacción de Sebastian. Le dijo con fuerza las últimas palabras, pero no sintió que estuviera enojado con él, sino más bien, estaba preocupado. Se sintió estúpido por la forma en que había actuado, y por atreverse a discutirle su preocupación por él, cuando aparentemente había dormido en su cama toda la noche.
Se desconcentró brevemente, mirando el torso desnudo de Sebastian, mientras este se tapaba la cara dando un largo suspiro. Su mente volvió al planeta tierra cuando escuchó que golpeaban la puerta. La madre de Sebastian abrió la puerta después de esperar un par de segundos alguna respuesta. Saludó a Rubén con amabilidad.
—Ya está listo el almuerzo —les avisó—, supongo que te quedarás a comer con nocotros —invitó a Rubén.
—¿Almuerzo? —preguntó sorprendido Rubén—, ¿qué hora es?
En ese momento se dio cuenta que no se había preocupado de ver qué hora era.
—Son la una y media —respondió la madre de Sebastian, soltando una risita—. No acepto un no por respuesta, Rubén. Aparte sé que te gusta la lasaña.
Efectivamente Rubén amaba la lasaña, y no podía rechazar el ofrecimiento de la madre de Sebastian. Aceptó con una sonrisa, y la mujer salió de la habitación indicándoles que serviría en instantes.
—No olvides ponerte una polera para sentarte a la mesa —le indicó a Sebastian, antes de cerrar la puerta a sus espaldas.
Rubén se puso de pie para buscar su celular en el bolsillo de la chaqueta.
—Tengo que avisarle a mi papá que estoy acá, debe estar súper preocupado —comentó Rubén, ansioso.
—Ya sabe que estás acá —le dijo Sebastian, aún serio—. Lo llamé anoche para decirle que vendrías a mi casa con los demás niños. No podía llevarte a tu casa así como estabas —le explicó, mientras sacaba una musculosa del closet y se la ponía. Buscó otra polera y un short en el mueble, y se los entregó a Rubén—. Toma, para que no te veas tan ridículo de pantalón y camisa en pleno almuerzo con treinta grados de calor —le dijo, dio media vuelta y salió de la habitación.
Rubén se puso la ropa que le había entregado su amigo, y salió de la habitación para almorzar. Se sentaron uno al lado del otro, como hacían siempre que Rubén iba a la casa de Sebastian, y tuvieron que soportar el interrogatorio con respecto a cómo estuvo la fiesta. Rubén agradeció que Sebastian aplicara sus habilidades para fingir que todo estaba bien, porque con el dolor de cabeza no podía estar al 100% enfocado a responder correctamente sin llamar la atención de que algo había ocurrido entre los dos.
Después de almorzar, Rubén se excusó con que tenía que ir a su casa para ayudar a su padre, así que los dos muchachos fueron a la habitación de Sebastian a buscar la ropa de Rubén.
—No, déjatela puesta —le dijo sebastian, al ver que Rubén se empezaba a sacar la ropa—. Me la pasas después.
Sebastian guardó cuidadosamente el traje del hermano de Rubén en una bolsa de género, y se la entregó.
—Gracias —le dijo Rubén, no refiriéndose específicamente a la ropa, sino a todo lo demás. Sebastian asintió, sin mirarlo a los ojos—. ¿Nos vemos el finde? —quiso saber Rubén, esperando una señal de paz, que el enojo iba a pasar.
—Obvio —respondió de inmediato Sebastian, sin cambiar su expresión de seriedad.
Rubén lo aceptó como una victoria, y disimuló una sonrisa. Iba a salir por la puerta de la habitación, cuando Sebastian lo tomó del brazo y le dio un fuerte abrazo que lo tomó desprevenido. Rubén lo abrazó de vuelta, y se dejó llevar por el momento. Hundió su rostro en el hombro derecho de su amigo y olió su perfume, que conocía perfectamente de tantos años de amistad.
Finalmente al separarse, Sebastian le dijo un sencillo “chao”, y Rubén salió de la habitación, se despidió de la familia de su amigo, y se fue a su propia casa.
Al llegar a su casa, no estaba su padre, y recordó que era recién viernes, y no sábado como pensó, así que su papá debería aún seguir en el trabajo. Aprovechó que estaba solo en casa, así que se fue a tirar sobre su cama por unos minutos para descansar del dolor de cabeza que lo estaba matando.
Producto del calor de su habitación, abrió la ventana, se tiró sobre la cama y se sacó la polera trabajosamente. Quedó con la prenda sobre la almohada y se volvió a quedar dormido, con el aroma del perfume de Sebastian aliviando un poco el dolor de cabeza.
Cuando volvió a despertar, su padre aún no llegaba del trabajo. A pesar de ser viernes, se tenía que quedar hasta más tarde para compensar las horas del día miércoles, que había pedido libre por la ceremonia de licenciatura de Rubén.
Rubén aprovechó la soledad para encender el notebook e iniciar sesión en Messenger. Se preparó un sándwich con queso y jamón, y sacó un juguito en caja del refrigerador, y con todo, se fue al sillón del living, notebook incluído. Encendió el televisor para escuchar como se iba desenvolviendo la competencia de eliminación en Calle 7.
Ya no le dolía mucho la cabeza, pero aún sentía cierto malestar estomacal.
Con el celular en la mano, buscó el número de contacto de Felipe, y su dirección de correo electrónico para agregarlo a su MSN, y apenas lo hizo, le habló, a pesar de que el muchacho aparecía como no conectado.
Mientras esperaba que Felipe le contestara, aprovechó de saludar a Catalina, para contarle que finalmente sí había ido a la fiesta de gala.
—¡Te dije que no podías faltar! —le comentó la muchacha.
—Si, mi papá me convenció —le dijo Rubén—. Y menos mal que lo hizo porque fue una noche muy interesante.
—¿Por qué tan interesante? —Rubén notó la curiosidad en las palabras de Catalina.
—Porque llegó alguien que no se suponía que tenía que llegar, pero me alegró mucho la noche —respondió con mucho misterio.
—¿Te das cuenta que eso no me dice nada? —le dijo Catalina, enviando un emoticono riéndose.
—Es que tengo que contarte una historia mas o menos larga —y entonces Rubén le contó todo. Las clases de seducción con sebastian, el beso en la fiesta de Daniela, y Felipe sorprendiéndolos, los encuentros posteriores con Felipe, y los besos y peleas con Sebastian hasta entonces—. Por eso no quería ir a la fiesta —concluyó—, porque sabía que el Seba, mi amigo, iba a estar en la parada de conquistar a la Dani.
—¿Y al final tuvo sexo con ella? —le preguntó Catalina, queriendo conocer cada detalle de la historia.
—No sé —respondió Rubén, y en ese momento se dio cuenta de lo raro que había sido que Sebastian se haya marchado antes, y solo de la fiesta, como había dicho, y no junto a Daniela, como habría asumido.
Entonces procedió a contarle a Catalina los pormenores de lo que había ocurrido en la fiesta, en la playa, y en la casa de Sebastian.
—¿Y te gusta Felipe? —quiso saber su nueva amiga—, ¿o te sigue gustando Sebastian?
Rubén se tomó su tiempo para pensar. Le gustaba Sebastian, y dudaba que ese sentimiento fuera a desaparecer en poco tiempo, a pesar de que sabía ya que era imposible que algo real pasase entre ellos. Con Felipe era distinto; sentía que le gustaba, y quería seguir conociéndolo, además era un golpe de aire fresco tener la expectativa de conocer a alguien que quizás podría corresponder sus sentimientos.
—Creo que me gustan ambos —respondió, con un emoticono riéndose—. Me gusta Felipe, y quiero seguir conociéndolo; pero dudo que lo que siento por el Seba vaya a desaparecer tan rápido. Son años de amistad que me han llevado a desarrollar este sentimiento. Pero al menos tengo la certeza de que ya no va a pasar nada con él, así que quizás por ese lado sea más fácil.
En ese momento la pestaña en la barra de tareas donde estaba el chat con Felipe, comenzó a parpadear en naranjo, y el corazón le dio un vuelco de ansiedad. Abrió la conversación, y Felipe le había devuelto el saludo, con la carita feliz de un emoticón.
—Por fin despertaste —le dijo Felipe, a modo de broma.
—Si, con tremendo dolor de cabeza —respondió Rubén.
—¿Qué anduviste tomando anoche? —quiso saber Felipe—. Es eso, o mi conversación estaba muy aburrida.
—¡Noo! —respondió rápidamente Rubén, con el emoticón riéndose—, debe haber sido algo que tomé. Uno de tus ex compañeros andaba tomando algo y me dio a beber —explicó.
—¿El Roberto?, ¿el amigo del Marco de tu curso?
—No sé cómo se llama, pero si, andaban los dos juntos con la petaca.
—Lo voy a retar —le dijo Felipe.
—No es necesario, si estoy bien.
—Sí es necesario. Está acá al lado mío —le informó Felipe—. Es el amigo con el que te dije que me había quedado viviendo.
Ahora Rubén entendía por qué le había dado la orden a Marco de darle la bebida alcohólica, probablemente quería que estuviera más dispuesto a aceptar bailar con Felipe, o fuera menos probable que lo golpeara con fuerza si Felipe se le declaraba y no era correspondido.
—Somos casi hermanos —continuó Felipe—, así que si te hace algo, me avisas, y yo le pego.
Rubén sonrió al leer las palabras de Felipe. Realmente le estaba prometiendo protección, aunque fuera en broma.
También se puso a pensar en lo que podría haberle contado Felipe a su amigo Roberto, y lo que éste pudo contarle a Marco, con respecto al beso que vio Felipe entre Rubén y Sebastian. Quiso preguntarle al muchacho, pero pensó que era mejor hacer esas preguntas en persona, más que vía online.
Rubén le propuso a Felipe ir al cine al día siguiente, y el muchacho aceptó de inmediato. Sintió como las mariposas en su estómago comenzaron a revolotear de emoción, y cambió de ventana de conversación para contarle a Catalina.
—Genial, yo los invito, justo tengo turno en el cine mañana —le informó Catalina a Rubén.
Rubén agradeció la generosidad de Catalina, y se sintió muy contento por cómo estaban resultando las cosas.
Pensó, que hasta hace un par de semanas habría entrado en pánico al salir con Felipe, alguien que apenas conocía, pero ahora estaba organizando juntarse con él, y auspiciado por Catalina, a quién también había conocido apenas esa misma semana.
Por otro lado, pensó en Sebastian, con quien siempre hablaba por MSN, y si no hablaban por esa vía, era porque estaban juntos en la casa de alguno de los dos, pero por como estaban las cosas entre ambos, eso era muy difícil de recuperar. A pesar de que a Rubén le gustaría mucho lograrlo, prefirió darle tiempo a Sebastian para que se le pasara el enojo.
No sabía en qué momento los roles habían cambiado. Era él el que se suponía que estaba enojado con Sebastian por haber jugado con sus sentimientos (al menos, así era como lo veía Rubén), pero ahora era su amigo el que estaba molesto. La verdad era que, si bien, Rubén aún estaba reluctante a perdonar por completo a Sebastian después de lo que había pasado, al ver a Felipe en la fiesta esos pensamientos pasaron a segundo plano, e incluso había olvidado que aún tenían una conversación pendiente.
Esperaba que en el futuro cercano pudieran retomar esa conversación, para darle un cierre a esa etapa incómoda de enojos estúpidos entre ambos.
Cuando llegó su padre del trabajo, Rubén tuvo que responder cada una de las preguntas que le hizo con respecto a cómo lo había pasado en la fiesta de gala, y cómo lo había pasado en el “after” en la casa de Sebastian, y quienes habían asistido. Rubén tuvo que inventar la última parte, y omitir también la parte en que se había ido de la fiesta para estar con Felipe, y que su amistad con Sebastian no estaba en los mejores términos.
Al día siguiente, se alistó para juntarse con Felipe en el centro comercial, y se puso la que él consideraba era su mejor tenida. Se aplicó mucho perfume, y su padre lo notó.
—¿Vas a ver a alguien especial? —le preguntó, cuando Rubén iba saliendo.
—No, voy a salir con el Seba nomas —mintió, y se arrepintió de inmediato de dar el nombre de su amigo, porque cabía la posibilidad de que su padre lo viera cerca de la casa.
Su padre de todas formas aceptó la respuesta, y se despidió de Rubén, quien salió de la casa rumbo a tomar la micro.
Llegó a las dieciséis horas en punto al mall, y esperó a Felipe sentado en los sillones del vestíbulo, frente a un local de helados.
Cuando Felipe llegó, se paró frente a Rubén, con las manos en los bolsillos, y lo saludó levantando el mentón, como hacía cada vez que lo veía, aunque esta vez esbozó una leve sonrisa.
Rubén lo saludó sonriendo ampliamente, sin esforzarse en disimular su alegría.
—¿Llegaste hace mucho rato? —le preguntó Felipe.
—No, hace un par de minutos nomás —respondió Rubén.
—¿Qué película quieres ver? —le preguntó Felipe, mientras subían por la escalera mecánica, que iba llena de gente con bolsas de compras.
—Narnia —respondió de inmediato. Recordaba con especial cariño los libros porque su madre se los había leído cuando era pequeño.
—Bueno, veamos esa —aceptó Felipe sin oponer resistencia.
Llegaron al cine, y Rubén buscó entre los funcionarios a Catalina. Cuando la divisó, le hizo una seña con la mano a modo de saludo, y la chica se acercó a saludarlos. Le hizo un gesto a Rubén, indicándole que aprobaba a Felipe, sin que éste la viera, y les explicó cómo podrían proceder.
—Si quieren palomitas, pídanle al Jona, que está en la caja, y díganle que yo los mandé. ¿Qué película van a ver?
—Las Crónicas de Narnia —respondió rubén—, la de las cuatro y media.
—Ah ya, esa está en la sala cuatro. Bueno igual yo estoy ahí recibiendo las entradas así que los voy dejar pasar.
—Gracias Cata, te pasaste —agradeció Rubén, y Felipe le sonreía a la muchacha en señal de gratitud también.
—De nada Rubén, voy a volver al trabajo —anunció, y se devolvió a su puesto.
—Que amable tu amiga —le dijo Felipe, mientras hacían la fila para comprar palomitas.
—Si, es muy simpática. La conocí apenas esta semana, en la PSU —le contó Rubén.
—Pensé que eran amigos de más tiempo —comentó Felipe—. Se ve como si tuvieran mucha confianza.
—Supongo que lo mismo se podría decir de nosotros —Rubén se ruborizó al decir eso.
—Sí, supongo que si.
Pidieron las palomitas a Jonathan, el compañero de Catalina que atendía la caja, junto con un par de bebidas, e ingresaron de inmediato a la sala, después de que Catalina les diera el pase.
Se sentaron en la última fila de la sala, que estaba a medio llenar aún, y a los lados de sus ubicaciones, estaba completamente vacío.
Mientras conversaban antes de que comenzara la película, Rubén miraba atentamente a Felipe, sus gestos, sus expresiones, su forma de hablar. Cómo sus ojos expresaban, sutilmente cada cosa que decía, y comenzó a notar que igualmente, modificaba suavemente la entonación de su voz para expresar diferentes sensaciones. No era tan expresivo como la mayoría de la gente, pero igualmente lo era, a su manera, solamente había que poner atención.
—¿Qué pasó después de que me quedé dormido esa noche en la playa? —le preguntó Rubén.
—Te levanté como pude. Aún podías caminar, así que fue más fácil —le explicó—. Llegamos hasta la carretera y justo estaba tu amigo ahí esperando locomoción, creo. Cruzó altiro, enojado, pensó que te había hecho algo. No me dejó explicarle nada, y solo le alcancé a preguntar si sabía donde vivías. Me dijo que él se encargaría de llevarte hasta tu casa, e insistió en que me fuera — relató, encogiéndose de hombros.
Rubén escuchó atento las palabras de Felipe, y entendió un poco más la actitud de Sebastian a la mañana siguiente. Definitivamente estaba preocupado por él.
Al comenzar la película, Rubén pidió al cielo que Felipe no fuera de esas personas que habla durante toda la película preguntando cosas. Afortunadamente, no lo era. Pudo disfrutar la película de principio a fin, sin que Felipe lo interrumpiera. Punto a favor de Felipe.
Durante las escenas finales de la película, en la que los protagonistas llegan al borde del mundo mágico de Narnia, teniendo que despedirse para siempre del lugar, Rubén no pudo evitar que las lágrimas cayeran por su rostro. No sabía por qué lo emocionó tanto esa escena, si él regularmente era muy malo para llorar viendo alguna película, por muy emotiva que ésta sea. Le dio vergüenza que Felipe lo viera llorando, así que trató de evitar hacer ruido.
Miró disimuladamente a su compañero, quien estaba pegado mirando la pantalla, y se sintió aliviado porque su llanto había pasado desapercibido.
Al salir de la sala, comentaron someramente qué les había parecido la película, mientras buscaban donde sentarse en las terrazas del mall.
—¿Por qué lloraste con el final? —le preguntó de improviso Felipe, sentado frente a Rubén, en una de las mesas vacías que habían encontrado.
Lo miró a los ojos, y Rubén no supo qué responder, sobretodo porque pensaba que no se había dado cuenta. Se tomó unos segundos para pensar la respuesta, pero era difícil responder una pregunta así.
—No sé —comenzó a responder Rubén—. Creo que todo el tema de decir adiós para siempre, me recordó a mi madre.
—¿Qué le pasó a tu mamá? —quiso saber. Rubén notó que usó un tono levemente más delicado para preguntar.
—Mi mamá murió hace un par de años. Tenía depresión, y finalmente terminó suicidándose —Rubén bajó la mirada, mientras daba vueltas su celular sobre la mesa.
Felipe extendió su mano sobre la mesa y tomó la de Rubén, entrelazando sus dedos.
—Lo siento mucho —le dijo, y Rubén levantó la vista para poder mirarlo a los ojos, y pudo ver que realmente lo sentía.
—Gracias —Rubén sonrió, tímidamente. Nunca pensó que iba a estar compartiendo algo tan íntimo con Felipe tan luego—. Mi mamá me leyó Las Crónicas de Narnia cuando era chico, y La Travesía del Viajero del Alba era mi favorita —le contó—. Ella me decía que cuando creciera iba a comprar un barco y saldríamos a navegar por los mares, encontrando lugares misteriosos y mágicos tal como en el libro —recordó, con nostalgia. Felipe lo miraba con una sonrisa—. Ahora eso ya es imposible. Incluso me da miedo el mar, así que… —agregó, encogiéndose de hombros, cambiando el tono de la conversación.
—Eres muy fuerte, ¿lo sabes? —le dijo Felipe.
—No lo soy —respondió tajantemente.
—Si, lo eres —insistió Felipe—. Perder a tu madre y seguir adelante, no es algo fácil de lograr, mucho menos a tu edad.
—Si, pero no tenía más opción. Creo que tu eres mucho más fuerte —lo refutó Rubén.
Felipe bajó la mirada, por primera vez en toda la tarde, y Rubén se sintió mal por recordarle ese aspecto de su vida, a pesar de apenas estarse conociendo.
—Convengamos en que ambos somos fuertes —concluyó finalmente Felipe, levantando nuevamente la mirada, con una sonrisa que le contagió a Rubén.
—Oye, ¿te puedo preguntar algo? —consultó Rubén, cambiando de tema, y Felipe asintió—. ¿Por casualidad no le contaste a tu amigo, Roberto, sobre la noche que me viste con el Seba en la fiesta de la Dani?
—No —respondió de inmediato Felipe—. Ya te dije que no me corresponde a mí andar divulgando esas cosas —le recordó—. ¿Por qué lo preguntas?
—Por nada, es que el Seba es mi amigo, y si eso llegara a saberse le podría afectar —explicó, confiando completamente en Felipe.
Felipe asintió, entendiendo las razones de Rubén, y le aseguró que por su boca nadie se iba a enterar de lo que había visto, ni siquiera Roberto que era casi un hermano para él.
Conversaron durante casi dos horas, pero para Rubén se sintió como apenas un par de minutos. Disfrutó mucho la tarde con Felipe, pero lamentablemente estaba llegando a su fin. Se pusieron de pie, y caminaron por las terrazas rumbo hacia la calle, para tomar la locomoción.
Rubén notó que Felipe mantenía la distancia con él, y lo descolocó porque pensó que después de haberlo invitado a bailar con él durante la fiesta de gala, frente a todo el mundo, no tendría reparos en demostrar cierto nivel de afecto hacia él. Aunque luego desechó ese pensamiento. Quizás no le nacía ser cariñoso con él, teniendo en cuenta que apenas se conocían.
También se dio cuenta que en ningún momento hablaron sobre lo ocurrido en la playa, los besos entre ambos y esas cosas. Entonces Rubén comenzó a dudar, si Felipe realmente tenía alguna intención de estar con él, románticamente hablando.
—En esta me voy —le dijo Rubén a Felipe en el paradero, cuando llegó la micro 102.
—Chao Rubén —se despidió Felipe, tomándole la mano y luego dándole un fuerte y largo abrazo. Rubén se dejó abrazar, disfrutando del aroma de Felipe y de la fuerza de sus brazos—. Cuídate —le dijo finalmente, al separarse, mientras le acariciaba la parte posterior de la cabeza.
—Tu igual cuídate —respondió Rubén, sonrojándose.
Se dio la vuelta para subirse a la micro, y una vez arriba miró por la ventana para mirarlo, y le sonrió.
Felipe le sonrió de vuelta, y Rubén se sintió satisfecho con esa última muestra de preocupación y cercanía. Un abrazo apretado. Una sonrisa sincera.
Al llegar a su casa, su padre le preguntó qué tal había estado la película, mientras preparaba la once, y la respuesta de Rubén reflejaba más la salida con Felipe que la película en sí.
—Buenísima —respondió. Rubén se detuvo a pensar unos segundos, y luego continuó—. Vimos la tercera película de Narnia —su padre levantó la mirada, y lo miró emocionado. Sabía lo que significaba esa historia para Rubén y la conexión con su madre.
—Tu madre amaba esas historias —comentó con nostalgia.
—Si, y me lo inculcó a mí también —agregó Rubén, acercándose a su padre para darle un abrazo.
—Ahora sinceramente, ¿la película estuvo a la altura del libro? —le preguntó, y dio pie para que Rubén comenzara a diseccionar la película parte por parte, analizando las cosas que habían estado bien, y las que no tanto.
A Rubén le gustaba hablar sobre cine y literatura, pero tenía la sospecha que su padre no sabía mucho al respecto, pero igual le prestaba toda la atención del mundo, como si lo que estuviera hablando fuera lo más interesante que había oído, al igual como hacía él cuando su padre le hablaba de autos y mecánica.
Un par de días antes de Navidad, Rubén le pidió a Catalina que lo acompañara a comprar regalos, y así contarle en persona cómo había estado su salida con Felipe.
—Se veían muy lindos juntos —le comentó la muchacha, mientras tomaban un helado en la heladería del segundo piso del centro comercial.
Rubén sonrió encantado con el cumplido.
—La pasamos muy bien, conversamos caleta, pero en ningún momento hubo un beso, o algo así, hablamos sobre nosotros, individualmente, como para conocernos, pero no hablamos sobre lo que había pasado durante la fiesta, si pretendíamos continuar con algo ni nada de eso, así que no sé —le comentó.
—¿Y han estado hablando estos días? —quiso saber ella.
—Si, todos los días, prácticamente.
—Y el otro día al despedirse, ¿cómo lo hicieron?
Rubén se ruborizó al recordarlo.
—Me tomó de la mano y me abrazó fuerte, como con mucho cariño —le contó—. Me sentí como, no sé. Protegido, creo.
Catalina oía a Rubén con una sonrisa en el rostro, disfrutando de cada detalle de su tarde Felipe.
—Yo creo que eso igual dice bastante —comentó Catalina—. O sea, quizás no te anda besando cada dos minutos, pero ese abrazo igual es una muestra de preocupación. Si yo me juntara con alguien que no me interesa, no le doy un abrazo al despedirme.
Rubén pensó en las palabras que le dijo Catalina, y tenía razón. Si no le interesara a Felipe, éste no lo habría abrazado, y anteriormente, no se habría preocupado tanto por sus golpes en la cabeza.
—Oye, ¿y has hablado con tu amigo, el Sebastian? —le preguntó Catalina.
—Hemos hablado por MSN —respondió Rubén, sintiendo un bajón en el ánimo al pensar en su amigo, y como ya no estaban tan cercanos como antes—. No nos hemos visto, desde el viernes, y eso que vivimos a una cuadra.
—Estoy segura que van a superar todo esto, y van a seguir siendo amigos como siempre —lo tranquilizó.
Rubén incluso le había comprado un regalo de navidad a su amigo, pensando en entregárselo en el paseo de curso, o si se atrevía, el mismo día de Navidad, en su casa.
También le había comprado algo a Felipe, un pequeño llavero de Aslan, el león de las Crónicas de Narnia, porque Felipe le había comentado lo mucho que le había gustado ese personaje.
Rubén llegó a su casa esa tarde, y había olvidado por completo que su hermano Darío llegaba desde Santiago para celebrar las fiestas. Estaba sentado en el sillón, conversando con su padre mientras tomaban una cerveza.
—¿Cómo estás enano?, ¿me extrañaste? —lo saludó su hermano al verlo llegar, y Rubén no tuvo ninguna intención de responder con sinceridad.
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Confinamieto y superficies de placer
Ahí está una vez más Laurita, Laura, Lau. Ya van varios fines de semana que siente la misma rutina y el peso de una invasión depresiva a la misma hora: viernes y sabados a las 20 horas sabe que se va a deprimir, entonces empezó a tratar de salir con un poco de ayuda. Se toma un Jhony rojo cada fin de semana, es ideal para los días de frio. Tiene el vicio del whisky desde que cumplió 30. Hoy es su cumpleaños numero 34 y se regaló esa botella más unos chocolates ricos y amargos que van como piña.
Este año lo arrancó sola, separada, con la mitad de sus amigos del otro lado de la vereda, es decir, que se dio cuenta que no eran sus amigos, eran amigos de su ex. Ella es de esas personas solitarias porque no le queda otra opción, entonces pensó en que si va a ser ese cliché de persona recien separada y más sola que nunca lo va a hacer con todo el lujo de detalles.
Van a ser seis meses de su separación y ya van cincuenta días de aislamiento social en casi todo el mundo. Tiene una sola amiga que está casada y algunos conocidos que de vez en cuando se acuerdan de ella. El gato es la unica compañía, el unico ser a quien le puede decir mil veces al día Te Amo sin que se canse. Es un contexto complicado para estar separada. Ni bien se alejó de aquella ciudad y volvió a su pueblo natal ocurrió una pandemia que le impidió poder hacer todos los planes que tenía en mente: llegar como una torta empoderada a cogerse a las seis tortas que habitan los alrededores, armar orgias, clubs de lecturas eroticas, emprender nuevos proyectos, abandonar viejos y feos habitos, etc. Todos sus planes truncados, como el nombre de su ciudad fria y desolada.
Ella en Pico Truncado, el sur del país y su ex en Capital, bloqueada de todos lados pero menos del más importante: su cabeza.
Sus días de confinamiento arrancaron tranquilos, en la ciudad nadie estaba tan alarmado, y de todos modos ella no estaba con animos de pisar una vereda. Empezó su etapa fuerte con el alcohol y los habanos sabor chocolate.
Después siguió su adicción a la masturbación, tenía un cronograma planeado para cada momento, donde según ella, si lo hacía en determinado momento del día le daba más energías o menos chances de deprimirse. Trataba de hacerlo con ayuda de la pornografía para que no se le venga a la mente la imagen de su ex novia acabando mientras ella la penetraba ferozmente.
También se proveyó de un buen número de papel higienico y ya sabemos por qué. Cada noche amanecía con los bollitos al rededor de la cama y eso le traía muchos recuerdos, sobre todo en esa casa donde pasó su infancia y adolescencia como un niño, un varón reprimido y deprimido.
Jamás pensó que volvería a esa casa para volver a sentirse enjaulada, pero ahora que ya no es una joven “confundida“ y sabe mas o menos dónde está parada puede poner un poco más de límites, sobre todo a su madre que es la única que queda viva de sus progenitores. Su papá era un militar que para su suerte ya había fallecido hace cinco años. También estaba su tía Ingrid, que seguramente, pensaba Laura, ocultaba su lesbianismo y por eso quedó soltera viviendo con su hermana mayor. Ahí se encontraba ella, entre dos señoras que forman parte del grupo de riesgo para una gripe rara que se lleva a la gente vieja.
Otra de sus etapas en el confinamiento fue la de intentar programar, hacer una app para tortas pueblerinas, puesto que hace años que no vive en Truncado y no conoce cómo es la movida LGBTIQ+ del lugar, a veces por esto extraña la ciudad. Extrañaba los bares gays, las fiestas que se estaba perdiendo ahora que era soltera y podía salir a darsela en la pera y terminar con un millón de chongas piolas y no terfs con las que tanto fantaseaba.
No puede poner música y bailar sola porque no tiene parlantes en la casa y porque su madre tiene 75 años y no sale del living y del noticiero que repite como un loro a toda hora la misma noticia.
Laurita, mi pobre chiquita le dice su tía Ingrid con voz de comprensiva cada vez que sale del cuarto ahora a las dos de la tarde, porque ahora entró a la fase en la que tiene que dormir mucho para no extrañar, para no pensar en su ex, en cómo, dónde y con quén estará. Seguro ya consiguió con quien pasar la cuarentena, me siento un ser absolutamente reemplazable ¿por qué no me busca? ¿por que no me pregunta cómo estoy? ¿ya se olvidó de mí? ni si quiera me dice que mis hormonas están aun en la que era nuestra casa a salvo esperando para que vaya a aplicarmelas ella, con toda su santa paciencia, piensa Laura en voz baja mientras acaricia una foto en su computadora con el cursor del mouse. Esa carita rubiecita, esas pequitas, esos rulitos, esas cejas disparejas, esas pestañotas, y esa boca que se abría tan grande cada vez que le hacía sexo oral. Laura no puede evitarlo y ahora llora, llora como un viejo alcoholico en uno de esos bares de viejos que son adictos al vino en dama juana, las canciones tristes y la timba.
Se siente sola. Las redes no ayudan. Se da cuenta que no tiene ni una sola amiga a su alrededor, nadie con quien hacer una miserable video llamada, nadie más que un viejo compañero de colegio que hace unos años la contactó por facebook y le confesó que era gay, algo que no era una novedad para Laura porque su radar siempre se lo afirmó. Martín, que ahora vive en Esquel la llamó un sabado a la noche y esa fue la unica videollamada ultra aburrida donde se la pasó contándole qué fue de sus viejos compañeros, que obviamente a ella les chupaba un tremendo huevo. Muchos terminaron siendo policias, otro terminó en el ejercito y trabaja ahora en Campo de Mayo, es al que mejor que fue porque vive en capital, le dice Martin. Y el resto de sus compañerxs fueron padres y madres a temprana edad y ahora se ven como muy adultos con más de un hijo que mantener. Ella cree que tuvo una buena vida comparada a eso: primero el cambio de género, después haber viajado y con su compañera de tantos años, tuvo gatos hermosos, amigos, salidas. Mientras Martin sigue contandole chismes que no le interesan ella piensa en que su pasado no estaba nada mal y que ahora no solo lo extraña sino que necesita recuperarlo. Pero hoy el presidente va a anunciar que la cuarentena seguro se extiende y ella no tiene donde caerse muerta en Capital.
Esoy acá para reencontrarme conmigo misma, se dice en el espejo y toma el vaso con su querido whisky sin hielo y trata de pasar el trago amargo de esta circunstancia, con canciones tristes, si la vamos a hacer hagamosla bien, dice.
Ya algo ebria decide que es momento de hacerse una paja y va al baño, está un poco ebria para subir las escaleras. Su mamá y su tía duermen arriba, la casa esta en silencio. Afuera un frio que te hiela los huesos.
Al bajar nuevamente y sentarse al lado del fuego agarra su celular y en twitter descubre a una trabajadora sexual ofreciendo sus servicios por webcam. Necesita que alguien le hable, aunque sea a traves de una pantalla, necesita escuchar otra voz que no sea la de su cabeza. Entonces sin dudarlo le escribe y arreglan para dentro de una hora. La chica tiene que arreglarse, y mientras, le pasa los medios de pago a Laura.
Es una chica de unos veinte años, tiene el pelo de colores, piercings en la cara y muchos tatuajes. Le brinda un servicio que la deja con una erección importante mientras la ve desnuda en esa aplicación. Laura no veia una concha hace meses, se muere de ganas de que la chica traspase la pantalla y venga a sentarse sobre su cara y poder sentir toda la humedad que habita en ese pequeño coño depilado a la perfección y con un corazón teñido de fucsia. Ahora su dulce servidora la sorprende con un tema de virus, superficies de palcer suena desde el otro lado donde ella se encuentra y trae con ella un montón de juguetes. Se pone en cuatro frente a la camara y se ve su concha bien dilatada por la que entra un dildo rosa de sailor moon, Laura se calienta como nunca y empieza a desvestirse porque al principio le daba pudor. Estaba haciendo el famoso sexting que dias atras se habia hecho tan popular en la voz y sugerencia de un señor del gobierno. En ese momento se imagina tirando de las dos colitas que se hizo en el pelo su Dulce Servidora. Los pezones de Laura estaban parados, se llevaba un dedo a la boca y la trabajadora sexual también, cada vez más profundo entraba ese dildo y ella cada vez mas lubricaba su orificio anal para introducir ese rosario multicolor adentro, bien profundo. Laura ante esta imagen no lo podía creer, primero porque al fin no se pajeaba pensando en su ex y segundo porque ya iba a ser la tercera vez que acababa ahi tirada en un sillon sentada frente al calor de su hogar encendido como ella.
—Ahora quiero que me digas muchas cosas sucias, mientras jugas, decime todo lo que me harías. Le dice Laura
Y Dulce Servidora cambia de plano y agarra un dildo celeste muy lindo y grande, lo agarra como si éste fuese un microfono y le dice todas las guarradas que Laura necesitaba escuchar de alguien. La voz de la chica a traves de sus auriculares le resulta como una caricia orgasmica para sus oidos, tiene una voz de puta hermosa y a la vez muy angelical. Ahora Dulce dejó de hablarle para meterse adentro de la boca todo el dildo saborizado.
— Quiero que me muestres tu pija bien puesta, quiero jugar un ratito a que la tengo adentro de mi boquita. Le dice a Laura
Y ella prepara su plitoris y se toca las tetas que la hacen sentir tan orgullosa, ese cuerpo ahí caliente en medio de toda la patagonia es capaz de derretir glaciares. Sólo se detiene a ver a su chica, observa el movimiento de sus labios y su mirada penetrando la pantalla directamente a sus ojos. No lo puede creer. Con esa imagen acaba nuestra querida Laurita por ultima vez.
Hablaron un rato, Dulce le preguntó cómo se había sentido y si la pasó bien, lo cual era obvio para Laura, que quedó muy conforme y satisfecha con su servicio y luego de cortar la videollamada y pagarle se replanteó si después de este confinamiento y de todo este aislamiento realmente será necesario exponerse al tacto con otra piel y toda la complejidad que el mundo humano allá afuera presupone.
¿cómo vamos a concebir el sexo, el habitar otro cuerpo después de esto? ¿nos acordaremos de lo que es acariciarnos? Si ahora con un me gusta esperamos expresarnos y decirnos a traves de pantallas lo mucho que nos deseamos.
Laura cerró su laptop y tomó las ultimas gotitas de ese whisky rico para encarar el sueño con una sonrisa en sus labios y el recuerdo del pubis depilado y con forma de corazón rosa de Dulce, su nueva superficie de placer.
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ERAN CUATRO NIÑOS
Es super difícil ser cola, sobre todo en la en la adolescencia en donde no cachai ná. A demás no saber si te gustan los hombres, las mujeres o ambos, ¿se podrá? Llevo casi toda la vida preguntándome qué soy o qué quiero. Ya me estoy cansando. Por mí sería nada, o todo a la vez, pero la gente quiere que te definas. En el liceo no era mucho lo que la gente me molestaba por ser afeminado, y si lo hacían no me importaba. Tenía tres respaldos que hacían que toda la mierda valiera nada. Mis tres mejores amigos alegraban caleta mi vida. Como nunca y como en ningún lugar, cuando estaba con ellos me sentía en casa.
¿Cómo podría describir a mis amigos? (🎶 (Druun) / DIIV🎶) Raúl era el bromista de los cuatro, es el que siempre tiene un chiste rápido para cada ocasión. Es relajado, no se aproblema por muchas cosas, excepto cuando se enamora, fijo desaparece hasta que termina. Es cuentero, tiene harto habla como diría la profe de lenguaje. Es delgado, más alto que yo, pelo rizado, bien chascón, tiene un pequeño rasta escondido por esos rulos, para que los inspectores y sus papás no lo reten. A Raúl lo conozco desde los siete años, no siempre fuimos amigos, pero siempre nos llevamos bien. Me invitaba a sus cumpleaños y jugábamos de vez en cuando. Un día sí todo cambió. Teníamos doce años y me encontró llorando en el baño del colegio. No quería decirle qué me pasaba, pero le conté que mi mamá se había ido de Chile, porque estaba chata de mi viejo y de mi hermano. No me dijo mucho, solo me abrazó y desde entonces no nos hemos separado.
A los dos años siguientes llega Roco (Javier) al colegio, venía de un colegio cuico, su papá era militar y tenían buena situación, pero tuvo un drama familiar y sus papás se separaron. Ahora vivía solo con su mamá en otra parte de la ciudad y por eso llegó a nuestro colegio. A Roco le iba pésimo en las matemáticas, así que la profe le asignó un tutor, nada más y nada menos que Raúl. Comenzaron a juntarse fuera de clases para que Raúl le enseñara las materias en casa de Roco, así ellos empezaron a ser buenos amigos, a contarse cosas más personales y también se ayudaban a distraerse de los dramas de los adultos. Yo no conocía muy bien a Roco, todo lo que sabía de él era a través de Raúl. Hasta que un día me invitaron a andar en skate en su villa. Esa tarde estuvimos jugando sin parar, yo dibujando tirando chistes, Raúl intentando hacer trucos y Roco solo se sentaba a vernos hacer el ridículo y a reír. Desde ese día comenzamos a sentarnos los tres juntos en la sala, a Roco y a mí nos empezó a ir un poco mejor en matemáticas. Todos los días después de clases nos comprábamos cigarros sueltos y nos íbamos caminando a nuestras casas, con Roco éramos casi vecinos y Raúl nos acompañaba hasta su paradero. Al quedar solos, Roco comenzó a contarme más de su vida, ahí pude entender más su forma de ser. Él era alguien super buena persona, ayudaba en lo que podía, siempre nos prestaba sus cosas, era alto, de colores claros, bien bonito de hecho, pero era tímido. Al principio no habla nada al menos que tú le preguntes cosas, pero de apoco se iba soltando hasta aflorar su verdadera personalidad. Bastante divertida y bastante cruel, pero buen amigo.
Los tres ya éramos inseparables, pasaban metidos en mi casa, lo que era bueno, ya que evitaban que mi hermano mayor me pegara o mi viejo dijera alguna cosa de mal gusto.
Al año siguiente. Un día estábamos en clases, como cualquier día y de repente una inspectora me llama, toda la clase hizo el típico “¡¡UHH!!”, me levanto de mi asiento y me dirijo a la inspectoría, estaba nervioso, porque justo hace unos días rayé en el baño “DIOS ES GAY”, sí, me las di de Kurt Cobain. Entramos a la oficina y había un chico sentado. Me mira y me saluda, lo saludo de vuelta. Él se llama Antonio -dice la inspectora- tú como eres el presidente de tu curso lo acompañarás hasta tu sala, será su compañero nuevo, deberás estar con él en los recreos y trata de integrarlo a algún grupo.
Antonio era bien piola, super callado, pálido y pelo muy negro. Llevaba un polerón con gorro y zapatillas de lona en vez de zapatos de colegio (como yo). Llegamos a la sala de clases y todos nos miraron, nos paramos frente a la pizarra. Compañeres -me dirijo al curso- profesora, él es Antonio y será nuestro compañero nuevo, así que eso. Los demás lo saludan y la profe le hace un puesto a mi lado. Quedando Raúl atrás de mí y Roco detrás de Antonio. Los cabros lo saludan y Antonio también a ellos. La profe dice que hay que sacar las fotocopias de la clase anterior, así que abro mi carpeta de Evanescene y las saco, las comparto con Antonio y él me dice ¿te gusta Evanescence? y yo le respondo que mucho, que ya me había comprado el nuevo CD y él me dice que a él también le gusta y que se sabe Haunted en guitarra.
Cuando suena el timbre del recreo, Raúl nos dice que vayamos a sentarnos atrás en los gallineros (edificios antiguos que solíamos ir a fumar) mira a Antonio y le dice ¿vamos? Con Roco nos miramos y sonreímos, Antonio le guiña el ojo y se nos une. Llegamos a los gallineros, Roco saca dos cigarros y los compartimos. Teníamos quince minutos para fumar y conversar un rato, Antonio se presenta y nos cuenta que es músico desde los ocho años, los tres quedamos asombrados y lo felicitamos. Yo dibujo -le dije- algún día haré el medio cómic y les daré pega a Raúl y Roco. ¿Y qué pegas serían? -pregunta Antonio- Le respondo que Raúl sería mi chef personal y Roco mi chofer. Los cuatro nos pusimos a reír. Suena el timbre para volver a clases. Apagamos los cigarros, nos metimos unos Bigtime en la boca y desodorante para disimular, el infaltable Axe Chocolate de Raúl. Nos levantamos y nos dirigimos a la sala. Yo con Roco a delante y Raúl conversando con Antonio atrás. Giro mi cabeza hacia ellos y les digo -acuérdense que el sábado es mi cumple y no quiero estar en mi casa-. Roco me abraza y dice -¿qué vamos a hacer?- le respondo que vayamos al cerro a hacer nada. Antonio nos pregunta si siempre nos vamos al cerro, Raúl le dice que no siempre, pero siempre andamos los tres y ... “ahora estay tú” a Antonio abrazándolo del hombro. Oficialmente ahora seríamos cuatro.
El día de mi cumple despierto con cero ganas de toparme con mi papá o mi hermano. No podía creer que cumplía dieciséis. ¿En qué momento se cumplieron cinco años desde que mi vieja se fue a España? Me levanto, me puse mi ropa y me fui al cerro. A las once y media me estaban esperando los tres en la rotonda para irnos al cerro. Me abrazan y me desean un feliz cumpleaños. Caminamos casi una hora hasta llegar al mirador. Nos sentamos. Raúl saca unas chelas y se ponen a tomar. Yo no era muy fan del copete, prefería fumarme un caño, pero desde que me pelié con mi amiga punki que me daba hierba no he fumado. Antonio toma un gran sorbo, pone su mano sobre mi hombro y me dice -quince, erí el más chico de nosotros. El hermano menor (se ríen los otros dos) ¿qué te gustaría hacer?-. Inhalo fuerte, contengo mi respiración y suelto. Raúl y Roco me miran, yo observando el paisaje les digo: me encantaría fumarme un caño gigante, pescar un auto e irme lejos. No se que tan lejos, pero no quiero estar acá. No quiero estar cerca de mi viejo que no aporta en nada y menos cerca de mi hermano que es un abusivo culiao. Quiero sentirme bien en algún lugar. ¡Salud! Gritan los tres. Antonio me mira y me dice que no puede regalarme un viaje, pero puede hacerme viajar de alguna forma. De su bolsillo saca un pito gigante que le había robado a su hermano mayor como regalo de cumpleaños para mí. Ya en el viaje mental divagaba por mis recuerdos y llegó a mi mente el beso que me había dado con Yerko del cuarto B. Ese me gustaba hace caleta y como aún yo era enclosado no muchos en el liceo sabían que yo era cola, excepto por esa fiesta que fui y estaban casi toda la comunidad LGBTQ+ de la comuna. En esa misma fiesta estaba Yerko, se me acerca y me dice “sabía que erai cola, ¿querí un trago?” como no tomaba solo acepté unas quemadas de marihuana. En esa fiesta me sentí yo mismo, como en mucho tiempo. Bailé al ritmo de t.A.T.u. y del pop que estaba de moda en ese entonces. Con Yerko nos besamos toda la noche y seguimos besándonos a escondidas en el liceo, por los gallineros y en los baños, escribiendo “God is Gay”. No éramos pololos, ni andantes pero nos veíamos de vez en cuando a darnos besitos y quería contárselo a los chicos, pero sentía que aún no era el momento. Las horas pasaban y nosotros ahí echados haciendo nada, fumando y tomando viendo nuestras vidas pasar. Ninguno conforme con su realidad. Roco estaba harto de ver a su mamá discutir por teléfono con su papá. Raúl odiaba no poder hablar las cosas que quería en su casa, sus padres a pesar de ser relajados, eran muy conservadores, Raúl ni siquiera podía fumarse un cigarro en su casa, o hablarles sobre sexo o cosas que nos ocurrían a nuestra edad y Raúl con casi diecisiete ya estaba bastante instruido en el tema. Antonio no se sentía bien en su casa, tenía cinco hermanos mayores que menospreciaban su talento en la música y dos padres ausentes que solo trabajaban y no tenían idea de lo que pasaba en su casa. Y yo, cansado de todo. Mi mamá se fue a España de un día para otro sin dar explicaciones hace cinco años, mi papá era un weon que solo se dedicaba a fumar cigarros, vino y salir en auto, nunca lo veía, el único que estaba en casa era mi hermano que pienso yo, que en mí desahoga la pena y rabia contra mi mamá. Porque no importa qué haga o diga, siempre recibo un golpe de su parte o sus continuas humillaciones, dejándome en ridículo frente a familiares. Ninguno en verdad aguantaba estar en casa, por eso nos gustaba ir al colegio, podíamos vernos y relajarnos, pasarlo bien y olvidarnos de dramas innecesarios.
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Mirador y Acuario Parte II: Acuario
ChangMin: Me gustan las medusas, se me hacen coquetas. -Dice después de agradecer al mesero y se levanta, comainando con él de vuelta al ascensor.- ¿y a ti, Gyunnie?
KyuHyun: Pensé que dirías los pulpos pero claro las medusas tienen tentáculos también. -le dice por molestar con una risita-. Me gustan los caballitos y las estrellas de mar..
ChangMin: Sólo me motivas a que compre juguetes sucios con forma de tentáculos para ti. -Lo dice solo para molestarlo, riendo hasta que escuchó lo de los caballitos.- Me recordaste a una película de spiderman donde ve la tele en un documental de caballitos de mar...
KyuHyun: ¿Para que yo juegue con ellos en ti dices? -pregunta con una sonrisa muy amplia-. No recuerdo... ¿en qué película es?
ChangMin: Ah, eso sería interesante. -Dice completamente sarcástico.- En la de un nuevo universo ¿la has visto? -Cuestiona animado saliendo con él nuevamente al primer piso.-
KyuHyun: ¿Esa es la de dibujos, no? -pregunta sonriente, agarrándose a su brazo de un modo totalmente natural-.
ChangMin: Sí, es la de dibujos... Me gusta bastante. -Sonríe y caminando al inicio del recorrido, completamente decorado con tonos marinos.- Bueno, somos así, nos enamoramos en cuanto nos vimos.
KyuHyun: Solo la he visto una vez y no me acuerdo del momento del documental. -le dice con una sonrisa-. Podríamos verla juntos...
ChangMin: Cuando gustes, cariño. -Responde animado acercándose enseguida al cristal para poder ver los animales. El área mostraba parte de los arrecifes de coral, por lo que varios pequeños peces se mostraban ante ellos.-
KyuHyun: ¡Mira! -dice señalando a uno de un color vistoso-. que llamativos son... normal que se los comieran..
ChangMin: Son como "no dejes de verme" -Dice fijándose en el que señala , aunque se voltea para revolver los cabellos ajenos.- Como tuuu~.
KyuHyun: Yo no soy vistoso... -comenta con una sonrisa negando con la cabeza-. Por eso solo me comes tú..
ChangMin: Que ganas de comerte el cachetito ahora. -Ríe suave caminando para ver a su alrededor.- pero literalmente hay muchos ojitos viéndonos.
KyuHyun: Tienes que acostumbrarte a que fuera de casa la gente no ve bien que sea comida. -le dice riendo-.
ChangMin: Me acostumbro, aunque no por ello se me quitan las ganas~.
KyuHyun: -se acerca a ver las cosas que pone en la peana que habla de los pececillos que hay dentro de ese tanque, aunque se distrae mirando de pronto el de al lado-. ChangMin!!!! ¡TORTUGAS!
ChangMin: Vsmo, vamos. -Responde con una pequeña risa tirando de su mano para acercarse a verlas pronto.- Me encantan, me gusta verlas a sus anchas~.
KyuHyun: Se puede tocar a las chiquititas.. -le dice moviéndose a la zona donde explican las precauciones que hay que tener-. oh es como para lavarlas..
ChangMin: Vamos a intentar, aun no tenemos tatuajes. -Dice divertido azomando un poco la cabeza.- Mira esa chiquita, tiene cara de bebé~.
KyuHyun: ... ¿Con tatuajes no se puede jugar con las tortugas?
ChangMin: No, bueno, tatuajes en las manos creo... Algo así había escuchado.
KyuHyun: ¿Por qué? -pregunta con mucha curiosidad-.
ChangMin: Porque algunos animalitos son susceptibles a la tinta cuando metes la mano a la tinta. Y creo que por eso si tienes menos de dos meses de haberte hecho no puedes.
KyuHyun: Ah... Por si le haces daño, pobrecitos...
ChangMin: Sí, aunque ven, vamos a mimarles. -Dice acercándose con el al borde.- Creo que si no tuviéramos autocontrol tendríamos muchas mascotas...
KyuHyun: Ya tengo tres... No puedo tener más.. -bromea agachándose para poder tocar a una de las tortugas muy suavecito-. No me irá a morder...
ChangMin: Te morderá como michi... Con amor. -Lo dice para espantarlo, aunque el también baja la mano para acariciar el caparoncito de la tortuga que vio.-
KyuHyun: Si me muerde será la peor cita del mundo...
ChangMin: Hahahahaha puede haber peores, imagina que una rana te mie la mano. -Dice con una pequeña carcajada apartando la mano.-
KyuHyun: ChangMin ¿Que tipo de citas has tenido? -pregunta levantándose después de dar otro mimo chiquito a la tortuga-.
ChangMin: No me ha pasado hahhahahaa pero sé que las ranas hacen eso. -Se apresura a negar varias veces aún riendo.-
KyuHyun: ¿Para protegerse?
ChangMin: Creo que sí, es que algunos animales cuando piensan que están muy amenazados y a punto de morir se orinan o a veces hasta eyaculan para decir "aquí fui" hehehehe.
KyuHyun: Bueno nosotros también hacemos esas cosas por miedo...
ChangMin: De hecho, por eso creo que podría haber citas peores, o al menos más extrañas hahaha.
KyuHyun: Sí... Que te pique una medusa y tenga que mearte encima...
ChangMin: Otra razón para evitar un poco la playa...
KyuHyun: Seguro que pasaba y no podía hacer pis... De la presión.
ChangMin: De que me has pis tú a que otro lo haga... Prefiero que me mies tú. -Frunció el ceño y se apartó con una risa.-
KyuHyun: Ewwwww
ChangMin: Por eso nos cuidaremos de las medusas...
KyuHyun: Sólo hacen daño si les tocas los tentáculos la parte de arriba no tiene veneno.
ChangMin: Un poco menos aterrador.
KyuHyun: Pero... Para ti deben ser muy... ¿Wakala? Porque son como de gelatina..
ChangMin: Bueno, lo que me da wakis es comerme la gelatina...
KyuHyun: Oh... Entonces puedes ir a tocar una...
ChangMin: No, prefiero solo verlas hacer blum blum por el agua...
KyuHyun: Las hay que brillan en la oscuridad.
ChangMin: ¡Seguro tienen acá!
KyuHyun: Waaaaaa vamos a buscarlas.
ChangMin: Oh, después podemos ver los pingüinos~.
KyuHyun: Y.. ¿Hay focas?
ChangMin: ¡Yo espero que sí! ¿Quieres verlas?
KyuHyun: Neee y las mantas~
ChangMin: También quiero ver las mantas
KyuHyun: Tienen carita bonita si están pegadas al cristal.
ChangMin: ¿También tienen un espolón venenoso, no?
KyuHyun: Pero no las vamos a tocar...
ChangMin: No, para nada, a lo mucho comer. -Bromea con una pequeña risa caminando hacia donde indican es la zona de las medusas.-
KyuHyun: Ay no... Pobrecitas no nos las podemos comer.
ChangMin: No, no podemos, mejor te como a ti~.
KyuHyun: Chami... No soy comida.
ChangMin: ¿Tus cachetitos no lo son?
KyuHyun: Mmmhm no~
ChangMin: Bueno, no me los comeré~.
KyuHyun: Puedes morder igual pero no comer.
ChangMin: Con gusto lo hago. -Dice mimoso acercándose a un tanque para mirar bien en él.- ¡Mira que bonitas!
KyuHyun: Son un montón... -responde acercándose también-.
ChangMin: Las quiero todas...
KyuHyun: -sonríe y le abraza por la espalda-. Podemos hacer una donación para ellas al acuario y puedes venir a verlas siempre que quieras...
ChangMin: ¿Por qué eres tan lindo? Eso sería grandioso... - Dice con una sonrisa bajando su mano para acariciar la mano ajena.-
KyuHyun: Es fácil ser lindo contigo.
ChangMin: Me da ganas de quedarme abrazado a ti siempre.
KyuHyun: Donamos a tus medusas y mis pingüinos... -comenta dejando un beso en su hombro-. Por mi no te soltaría nunca.
ChangMin: Prácticamente seríamos padres de muchos pequeños pingüinos y medusas. -Asintió mirando a su alrededor y cuando estuvo seguro que no había nadie cerca se giró para besar su mejilla.- Te adoro
KyuHyun: No hay que decirle a las niñas o se celan...
ChangMin: Nos muerden los pies seguro...
KyuHyun: Como poco...
ChangMin: Mejor no, que no sepan. -Echó los cabellos del chico hacia atrás y sonrió.- Igual será lindo.
KyuHyun: -se acomoda un poco los cabellos-. Además así tenemos más excusas para venir...
ChangMin: Sí, aunque sea a estar en el mirador.
KyuHyun: -le tira un poco del brazo-. Elige una para ponerle nombre...
ChangMin: ¿Me ayudas con los nombres? -Da pasos para acercarse a las medusas de tamaño más pequeño.-
KyuHyun: No le vamos a poner nombres a todas... -le dice riéndose porque había muchisimas dentro del tanque-. Elige una...
ChangMin: Esta. - Señala a la medusa que más le llamó la atención por el color entre una suave risa.-
KyuHyun: Bien ahora ponle nombre. -le dice sonriendo después de señalar a la misma-.
ChangMin: ¿No me ayudarás con el nombre? -Pregunta divertido pellizcando un poco la mejilla ajena.-
KyuHyun: Acostúmbrate, seguramente tampoco te ayude con eso cuando tengamos niños.
ChangMin: ¿Por qué no? Anda, que seguro tienes ideas monas.
KyuHyun: En un juego tengo uno y la llamé Jelly...
ChangMin: Está mono, lo usaré.
KyuHyun: Y si tenemos una hija quiero Hannah...
Pero por el resto, todo va a tu responsabilidad.
ChangMin: Hannah me gusta, suena lindo ¿Por qué ese nombre?
KyuHyun: Es el nombre de mi verdadero amor y quiero que lo tenga mi hija... -le dice mirándolo de reojo antes de reírse de forma explosiva-. Es el nombre de tu suegra Shim.
ChangMin: -Suelta aire ante lo ultimo con una boba risa y termina asintiendo.- Es cierto... Lo había olvidado. Tu madre es capaz de matarme.
KyuHyun: Bueno ella es Hanna, pero me gusta Hannah no sé porqué. -responde encogiendo los hombros-. No creo que te mate, para ti es la Señora Cho y eso está bien...
ChangMin: Si tenemos una niña suena lindo "Cho Shim Hannah". -Le sonríe al chico y camina hacia el otro tanque.- Me pone nervioso ahora que comamos juntos...
KyuHyun: Es el nombre de mi verdadero amor y quiero que lo tenga mi hija... -le dice mirándolo de reojo antes de reírse de forma explosiva-. Es el nombre de tu suegra Shim.
ChangMin: -Suelta aire ante lo ultimo con una boba risa y termina asintiendo.- Es cierto... Lo había olvidado. Tu madre es capaz de matarme.
KyuHyun: Bueno ella es Hanna, pero me gusta Hannah no sé porqué. -responde encogiendo los hombros-. No creo que te mate, para ti es la Señora Cho y eso está bien...
ChangMin: Si tenemos una niña suena lindo "Cho Shim Hannah". -Le sonríe al chico y camina hacia el otro tanque.- Me pone nervioso ahora que comamos juntos...
KyuHyun: No va a tener los dos apellidos... -le dice negando con la cabeza-. Que no somos occidentales... supongo será Shim Hannah~
ChangMin: Es que me gusta mucho tu apellido... Aunque podríamos ponerle uno y uno.
KyuHyun: ¿No se sentirán raros siendo hermanos y con apellidos diferentes?
ChangMin: Uhm, es un buen punto.
KyuHyun: y seguro a tus padres les gusta tener el Shim...
ChangMin: Esto será difícil, porque sé que a tus padres también les gustaría el Cho. ¿Puedo convencerte de que usemos tu apellido?
KyuHyun: De algún modo me tengo que ganar a tus padres... los míos ya te adoran.
ChangMin: Los míos también te quieren muchísimo.
KyuHyun: ¿Aunque les robe a su chico?
ChangMin: Creo que ellos están más que felices de que esté contigo...
KyuHyun: -no puede evitar una sonrisa amplia mientras mira el siguiente tanque que está lleno de peces que parecen normales después de ver los de colores-. Yo te voy a cuidar bien...
ChangMin: Ya me cuidas mucho. -Roza su mano con la ajena con una sonrisa y está a punto de atraerle, pero en cambio deja un pequeño mimo en ella.- ¿Vamos a ver los pingüinos?-
KyuHyun: ¿No hay pulpitos bebé? -pregunta con los ojos medio entrecerrados-. Para verlos flotando~
ChangMin: Por un momento creí que me lo decías en broma hahahah.
KyuHyun: No lo decía por lo perverso aunque puede que te vea un par de veces a la entrepierna para ver si te sobreexcitas...
ChangMin: ¡Por supuesto que no, sonso! -Le da un juguetón golpe mientras busca con la mira a donde pudiesen ver los pulpos, dirigiéndose hacia él una vez encontrado.-
KyuHyun: ¿Sabes que son muy muy listos? -le dice acercándose y sonriendo al ver a un niño que tiene las manos pegadas por completo a los cristales-. Se ponen puzzles y pruebas a ellos mismos para no aburrirse... -comenta mirando a los animales buscando uno pequeño para seguir con la mirada porque eran los que le parecían adorables-.
ChangMin: Que fascinante... Sabía que son listos, pero no lo de los puzzles. -Le pone atención a uno en particular y mira de reojo al mayor.- A mí me impresiona los calamares gigantes... Ni siquiera puedo dimensionar correctamente cómo sería uno real.
KyuHyun: Ya sé yo que te gustan las cosas grandes... -responde riéndose de modo armónico y observa al niño que ahora les mira a ellos también seguramente por atender a su conversación-. Bueno pero viven muy muy muy al fondo del mar así que no hay que tenerles miedo... solo que son grandes grandes... Si cazas uno puedes comer todo un año... bueno y aquí mi amigo, con suerte, una semana.
ChangMin: Tú lo sabes bien... -Dice coqueto pero no continúa al percatarse. Ríe suave y niega.- Seguro me lo comería en una semana, sí, quizás dos... Igual espero jamás en ni vida ver animales marinos fuera de este acuario.
KyuHyun: Pues a mi me gustan los pececitos. -contesta con una sonrisa que el niño le devuelve aunque se va rápido a hablar con sus padres-. La verdad los calamares gigantes me dan pánico...
ChangMin: A mí también... en general todas las criaturas abismales... y los alces....
KyuHyun: -le mira elevando una ceja-. ¿Los... alces?
ChangMin: -Le mira unos segundos antes de soltar una pequeña risa.- ¡son gigantes! Nunca lo había imaginado así..
KyuHyun: ¿No son como caballos pero en plan..? -hace un gesto con las manos de unir y separar-. ¿Como más compactos?
ChangMin: No... Son mas grandes. Vi uno discado en un museo y casi me infarto... Inclusive yo siendo alto me sentí chiquito.
KyuHyun: -saca el móvil del bolsillo para buscar cuánto puede medir un alce-. ¿Seguro no viste un mamut? -pregunta riéndose incluso antes de desbloquear la pantalla-.
ChangMin: Seguro vi un mamut y el trauma lo transformó en un alce. -Bromea asomándose a su teléfono.- Te juro que son gigantes, y de hecho hay un tipo de alces que son mas gigantes que los normales... Son monstruos...
KyuHyun: Aquí pone que pueden llegar a medir como tres metros y medio... -comenta haciendo un gesto de terror-. Eso es como dos veces yo... aproximadamente...
ChangMin: Un poco más... ¿Lo vez? Es jodidamente aterrador.
KyuHyun: Un poco menos... -le dice estirando un poco la postura de modo inconsciente-. Que no soy tan pequeño... Pero sí... imagina que te corren por encima... ¿Nota mental de nunca ir a Canada?
ChangMin: Canadá me llama tanto la atención, pero los alces son suficiente para descartarlo. -Asiente encorbandose un poco para estar a la altura del chico con una sonrisa.-
KyuHyun: Pero comen muchas tortitas y a mi me gustan las torti... -le mira de reojo y le da un codazo muy suave en un costado-. No soy tan bajito...
ChangMin: Ya sé, sólo quiero molestar. -Le muerde la mejilla antes de apartarse un par de pasos entre risas.- Vayamos, pedo evitemos... Evitemos los alces.
KyuHyun: Ahora por molestar, quiero ir a una reserva de ellos y que le mimes a uno en el lomo. -le responde echándole la lengua de modo infantil antes de encaminar sus pasos hacia donde estaban los pingüinos-.
ChangMin: Tú quieres quedar viudo muy joven...
KyuHyun: Es lo ideal, para poder volver a casarme. -comenta riéndose y se detiene para poder abrazarlo, rodeándolo con los brazos, pegándolo bien a su cuerpo como si de pronto el entorno no le importase-. Ya... ningún alce te va a hacer daño. estás a salvo...
ChangMin: Que tonto... -Suelta una pequeña carcajada y abraza de vuelta al mayor con un pequeño suspiro de lo bien que se siente estar así con él.-
KyuHyun: -le deja hasta un mimo en el cabello antes de separarse con una risita-. ¿Como de loco ves que vayamos un día al zoo?
ChangMin: ¡A robar un panda rojo! -Dice en broma, aunque igual de animado.- Me encantaría ir contigo.
KyuHyun: Oh y perder ese gran eufemismo para el sexo...
ChangMin: ¿Nos la pasaremos molestandonos en el zoo? Hahahaha
KyuHyun: Siempre nos molestamos es parte de nuestro amor.
ChangMin: Es bonito y necesario. -Ríe acercándose al barandal para ver los pingüinos.- Mira que bonitos, ¿cuál adoptarás cómo nuestro nuevo hijo?
KyuHyun: A ver cual se me parece más. -le dice colocándose a su lado, llegando a inclinarse un poco para ver a los pingüinos con atención-.- Uno pequeño... de pequeños son más bonitos...
ChangMin: Entonces el más bonito... -Dice sonriendo y acaricia su mejilla.- ¿Porque aún tienen pelito?
KyuHyun: Sí~ y son más mulliditos.
ChangMin: Es como el pingüino que me regalaste... El del dibujo. Es uno bebé~.
KyuHyun: Sí~ son más tiernos.
ChangMin: Y no son tan brabucones como de grandes hahaha.
KyuHyun: Me gusta aquel... -dice señalando uno-. pero en cuánto crezca lo cambiamos por otro que aún sea peludito..
ChangMin: Me parece bien, ¿y el nombre? - Hizo un sonidito para atraer la atención del pingüino, aunque no le funcionó.-
KyuHyun: Jelly la medusa... Squishy el pingüino..
ChangMin: Squishy... Me gusta, sera el bebé pingüino mas lindo del mundo.
KyuHyun: no, ese será nuestro bebé~
ChangMin: Cuando nazca lo será, más porque será así de hermoso como tú.
KyuHyun: Va a ser como tú...
ChangMin: Que sea... Que sea como los dos, literalmente resultado de nuestro amor...
Kyuhyun: ... nuestros pequeñitos igual uno sale a ti y otro a mi.Uno de los gemelos se me parece mucho.
ChangMin: ¡Es lo que el otro día noté! Es idéntico a ti de bebé, es tan lindo que moriré.
KyuHyun: Es que Ahra y yo somos iguales, la verdad...
ChangMin: Son genes fuertes... Por eso creo que nuestros bebés serán hermosos.
KyuHyun: Pero entre ellos no se parecen mucho... yo creo que son mellizos aunque cada que lo digo me gritan un "NO!"· tanto mi hermana como mi cuñado ~
ChangMin: Hahahahaha seguro son mellizos... Pero es bonito que sean par. Además son muy risueños.
KyuHyun: Y tienen buen gusto porque me quieren mucho
ChangMin: Y les agradé~
KyuHyun: Exacto. -dice tomándole del brazo para ver un panel, curioso por si había focas-. Oh no... no tienen... aunque claro supongo es normal... en verano hace calor para las foquitas..
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EL GUARDIÁN DEL CEMENTERIO
Había escuchado demasiadas historias sobre esos sombríos lugares de niño. Lugares que poco a poco pasaban a ser “viejos”, no por la infamia o el culto sino por la gente y el dinero.
Porque morir era un negocio en la actualidad.
Desde siempre había odiado ir a esos lugares, no por miedo porque no era un gallina, sino por sentido común; ¿quién querría ir a un lugar donde en su tierra había cadáveres?
Es curioso como luego los empezaron a embalsamar, y la tierra ya no tenía cadáveres, ahora eran muñecos; unos muy caros hechos con carne para la vista de los parientes que quedaban con vida y lo velaban.
Odiaba a los muertos.
Odiaba mucho más los cementerios.
Y ahora estaba ahí trabajando como sepulturero.
La vida era una ironía difícil de predecir.
Su padre fue sepulturero antes que él. Su abuelo solo había sido un muerto más en las épocas de cuarentena; y así empezó todo, con su adre enterrando a su propio padre de joven y siendo tomando como aprendiz en el oficio de la muerte.
A sus veinte tres años él seguía la tradición. Ahora la muerte pasó de ser un tema sacro para ser otro maldito oficio en la rueda económica del capitalismo. Uno redituable si consideraba lo que valía una parcela. Trabajando en ese cementerio desde hace cuatro años no podría pagarse ni el primer anticipo de lo que costaba yacer en aquellas tierras tétricas adornado en tiempo mejores con estatuas con finos portes angelicales o adustos ceños fruncidos dependiendo de la sección a la que te dirijas.
Y como todo negocio existía su parte aún más oscura, más profunda y mucho más llena de mierda.
En esas franjas oscuras y siniestras conoció a Manuel. Un chileno flacucho con el pelo castaño alborotado que con una sonrisa encantadora le hizo la proposición más espeluznante, enfermiza y a la vez con una promesa firme: salir de esa vida de mierda trabajando con muertos.
Cinco meses habían pasado de aquella oscura y tentadora propuesta, cinco meses donde ya había perdido la cuenta de cuantos cuerpos remplazo por ladrillos y basura. Nunca se imaginó que macumberos, necrófilos y narcotraficantes pudieran pagar tan bien por un simple “pedazo de fiambre” como él le decía de modo tan sutil.
A ojos de Martín el tema de preparar un cuerpo era complejo, y los químicos que se usaban en el proceso le hacían picar la nariz. Pero a ojos de Manuel no era más que un “corto por acá, corto por allá, limpiamos esto, y listo… solo falta un moño si lo queres hacer ver mejor”, le decía con esa sonrisa macabra y seductora que lo venía hace cinco meses trayendo loco.
En otra tarde noche casi noche, mientras se dirigía al subsuelo del cementerio donde se encontraba el castaño preparando los cuerpos. Sintió que algo lo observaba de lejos, sintió su corazón pesado y una terrible culpa presionando en su pecho, pero lo ignoró volviendo a pensar en el chileno y continuó su camino.
Y después de ya casi medio año, no aguantaba ver a Manuel solo en aquel horario casi nocturno. Y es así como en la madrugada de ese mismo día, mientras el chileno extraía los ojos azules a un cuerpo masculino recién llegado, se animó abrazarlo por detrás, sintió como el cuerpo ajeno se tensaba entre sus brazos. El castaño aclaró su garganta como esperando a que se explicara.
—Me gustas… me gustas mucho, boludo. —Susurró sobre su nuca, y al chileno se le revolvió todo en su interior, terminó tirando el ojo que había estado sosteniendo en su diestra.
—¡Por la chucha, weón! ¡No nos van a pagar bien si el ojo está sucio! —Exclamó con su cara más roja que la sangre que ensuciaba la camilla donde yacía el cuerpo que estaba diseccionando.
—Como si no tuviéramos bastante plata, che. —Dijo rodando sus ojos, el castaño se dio la vuelta y tomó el rostro del argentino entre sus manos llenas de sangre y viscosidad ocular.
—¿Enserio te gustó po? —Preguntó con ojos brillantes, tan brillantes que Martín ni pudo quejarse que aquel espeso líquido de ojo estuviera ya por sus labios.
—Si, boludo. Me encantas. Me gustas así psicópata, ambicioso, siniestro, sádico… —Y la lista seguía, pero Manuel estampó sus cerezos sobre los ajenos, el rubio le atraía desde la primera vez que se vieron frente a una parcela gris algo agrietada, pero hacía poco que sentía que todo su podrido corazón solo le pertenecía al sepulturero de hermosos ojos verdes.
Martín empujó con su siniestra el cuerpo que yacía en la camilla para sentar al chileno sobre ella, poco les importa a los dos mancharse de sangre y uno que otro pedazo de carne humana, solo podían pensar en sus lenguas encontrándose y en sus manos explorándose mutuamente, pero entonces una pequeña toz los hizo pensar en otra cosa, porque si recordaban bien, eran los dos únicos vivos en aquel cuarto subterráneo.
—Che, todo re lindo esto, pero me alcanzas mi ojo, te sentaste sobre mi mano y no puedo agarrarlo. —Dijo el cuerpo de la camilla tratando de quitarse al castaño de encima de su diestra.
Manuel fue el primero en gritar bajando a los tropezones de aquella camilla, el rubio tardó en reaccionar, pero al hacerlo tomó el bisturí con manos temblorosas, pero el cuerpo de piel griseada y con una cuenca de ojos vacía, soltó una risa macabra y se levantó de la camilla agarrándose el estómago de tanto reír.
—¿Me tenes miedo? ¿Le tenes miedo a un muerto? ¿No están ambos acostumbrados a jugar con muertos y venderlos como un asado para el domingo? —Cuestionó con una ceja alzada con sus manos en su cintura. — Y a ver, pibe. Deja de amenazarme con eso, estoy muerto por si no lo captaste.
El rubio miró el instrumento médico que tenía en manos, miró al muerto viviente y salió corriendo junto a Manuel, pero los pasillos de aquel subsuelo del cementerio no estaban solos como debieran estar, sino que allí todos los cuerpos que habían vendido, mutilado y desechado; todos dirigiéndose hacia ellos, aunque sea arrastrándose si es que sus piernas habían cortado; como gusanos, si todas sus extremidades habían mutilado; y a puro instinto si sus cabezas habían subastado.
Manuel y Martín gritaron al unísono, pero no pudieron escapar, todos los muertos los habían acorralado, y antes de darse cuenta habían comenzado a devorarlos vivos. El rubio gritaba y derramaba l��grimas de sangre no solo por sentir como sus extremidades empezaban a ser despedazadas, sino por ver a Manuel sufriendo al igual que él, en alaridos pedía porque lo liberen y que solo él tuviera que pasar por aquel castigo, pero nadie los escuchaba, como ellos jamás escucharon las suplicas de los cuerpos que vendían a su antojo.
Arrancaron sus lenguas, y arrancaron sus ojos, aunque primero lo hicieron con Martín, Manuel gritaba pidiendo por piedad; y la piedad llegó cuando las cuencas de sus ojos quedaron vacías, le hicieron comerse sus propios ojos antes de arrancarle la lengua como al rubio. Vomitó, y las heridas de su abdomen ardieron el doble por los jugos de su estomago.
Finalmente, los muertos metieron los torsos de Martín y Manuel despedazados en tumbas que llevaban inscritos sus nombres, y pronto fueron enterrados vivos. El cuerpo que antes había estado mutilando el chileno, se encontraba vestido con un antiguo traje de tanguero y bajo la sombra de su sombrero se ocultaban sus brillantes y tenebrosos ojos de zafiro.
—Se metieron con el cementerio equivocado, con mis muertos no se trafica, les di tiempo para arrepentirse… —Murmuró con voz ronca el ser antes de retirarse con todos sus muertos desfilando por aquel cementerio.
Nota: El dibujo fue hecho por @dou-san <3 Los primeros párrafos fueron escritos por Nuriko Hamilton. <3 Oneshot hecho para actividad grupal del fandom ArgChi <3
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Martes 4 de febrero. Vivo a tres cuadras del Club Capurro y ya tenía armado el itinerario del día en mi cabeza, esperando, desde que desperté, que llegara la hora de estar ahí. La cercanía no evitó que llegará unos minutos más tarde de la hora acordada. El Tucho me esperaba en la puerta e iríamos a por una cerveza para intentar bajar el calor del día y también (en algo) mi ansiedad. Entramos. Estaba yo como la niña chica que pide al murguista que le pinte la cara, deseando quedar toda pintada con apenas un beso. Ese era mi espíritu desde que nos embarcamos en esto. Lo primero que noté al entrar fue el silencio, me temblaba todo, hablaba mucho y sin parar (lo que delataba mis nervios). Saludaba gente de la murga como si nunca antes la hubiera visto. Y en realidad así era, nunca les había visto así, cómo les veía hoy. Mientras les miraba llegar pensaba que esto que estaba pasando tenía un aire de ritual. Un ritual al que te invitan a participar, mirándolo de adentro, aunque no conozcas sus signos ni sus momentos. El ritual para mí tiene una doble dimensión por un lado en lo que refiere al intercambio social con les otres y por otro en cómo cada persona lo vive individualmente y en relación al grupo con el que lo comparte. De alguna manera nos hace parte y todo. Me encuentro asistiendo a una serie de movimientos que la murga va haciendo, unas prácticas un tanto desconocidas para mi, pero en las que fui invitada a participar. Intuyo, mientras los voy viviendo, que cada murga debe tener sus señas y sentidos propios. Y este gesto de la Mojigata de convidarme(nos) a ser parte de sus palabras, de sus objetos, de sus recorridos, de sus movimientos ya habla por sí mismo de lo que la murga es y quiere ser. Me invadió una sensación de que estaba todo demasiado tranquilo. Todo el mundo caminaba despacio, hablaban con quienes tenían cerca, cebaban mate, fumaban. Ahí caí en la cuenta de que algunxs venían directo del trabajo, otrxs caían con sus hijxs, comentaban cosas del día mientras iban haciendo casi de memoria los primeros pasos del ritual murguero. Decidí escuchar y mirar. Había trajes, zapatos y sombreros del vestuario por todo el piso, como en pequeños montículos desperdigados. Un rato más tarde entendería que ese aparente desorden no era tal. Cada unx sabe dónde está su vestuario y se encargará más tarde de llevarlo hasta la bañadera. Quise poner mi mirada en las pibas de la murga, ya desde antes de ir iba con ganas de mirarlas especialmente a ellas. Vi a Amalia frente a los espejos empezando a ponerse la base blanca en su cara (hay varios espejos, colgados a distintas alturas en una de las paredes). Quise sacar fotos de una, pero sentí la necesidad de pedir permiso para hacerlo y así lo hice. Cada unx va maquillándose mientras yo imagino qué formas y colores elegiría en su lugar. ¿Cómo será esa sensación de cara pintada durante tantas noches de carnavales? ¿Cómo se vive en la piel de un/a murguista? Vuelvo a las pibas. Ana ya terminó de maquillarse y fuma mientras ríe, hablando con alguien. La Pitu se acerca a la mesa de materiales y se retoca alguna línea. Alguien pide ayuda con un círculo de su cara que quedó medio chueco. Toda esa calma y tranquilidad empieza a cambiar con el grito de Fabiana que avisa que en cinco minutos nos vamos. Fabiana fue la primera en darnos la bienvenida y tuve la sensación de que la Mojigata es "muy ella". En poco rato la vi hacer de todo: cargar percu, hablar con el conductor del ómnibus, hacer comentarios individuales, recordar horarios, alegrarse porque iba a poder subir con tiempo las capas al escenario. A esta mujer solo le falta cantar, pensé, eso también me lo iba a responder luego. Con el aviso de partida nos arrimamos a la puerta, la bodega del ómnibus está abierta y cada murguista (aún a medio vestir) va tirando allí el resto de su vestuario. Nacho nos dice que nos acomodemos por ahí. Es momento de subir, me vuelen los nervios. Tantas veces escuché historias, canté canciones acerca de murgas en camiones y bañaderas, tarareo alguna para mis adentros. Se escuchan varios chistes y comentarios acerca del ómnibus, su confort, el aire acondicionado y hasta se habla de la comodidad de sus butacas. Alguien riendo dice: disfrutenlonnn! Y a mi me dan ganas de que todo el mundo sepa y entienda lo que estoy viviendo. Tipeo en mis redes "La Tana se siente entusiasmada en la bañadera de la Mojigata". Estamos todes arriba. Arrancamos. Mateo agarra un megáfono y explica que luego del velódromo van a una parrillada y de ahí a la prueba de sonido en el Teatro de Verano. Facundo, que venía sentado abrazado a su guitarra, algo pensativo me atrevería a decir, se para en el pasillo, toca un par de acordes, todes lo miran, empiezan a cantar. Fabiana, que venía pendiente del tránsito y la hora, se para... Y canta. Me sorprende con su voz y pienso en lo que alguien alguna vez me dijo: lxs utilerxs son murguistas. Amalia para cantar también se para en el pasillo, mientras termina de vestirse. ¿Cómo se vive el carnaval siendo mujer murguista? ¿Cómo transitan y viven los cuerpos de las mujeres murguistas ese territorio? Escucho ese ensayo en movimiento y veo en su puño el pañuelo rojo: sin nosotras no hay carnaval. Y pienso en tantas mujeres queridas, enormes murguistas. El ómnibus se detiene. Se pausa el ensayo. Algo pasa. Por primera vez leo en las caras de la murga algo de nerviosismo que se disipa cuando el ómnibus vuelve a moverse. Vuelven a cantar. Se hacen ajustes y cambios que van a probarse hoy. Llegamos. El velódromo está repleto. Nos piden seamos los últimos en bajar y junto a nosotrxs bajan tres niñxs que ya entendieron todo lo que pasa allí. Abrazos con murguistas amigxs, gente que se acerca a saludar y madres con niñxs que piden fotos. Ana se agacha a la altura del niño, se sonríen, le muestra su gorro y le pregunta al niño si quiere sacarse una foto. Se da vuelta y me aclara que siempre prefiere preguntarle a lxs niñxs a pesar de la insistencia de sus padres. No había reparado en Lali, hasta que la veo parada al lado del escenario, al borde del primer escalón. Está abrazada a sus platillos, sonriente, con la vista perdida y en silencio. Algo en ella me dice que está deseando subir y empezar a tocar. Ella vibra al ritmo de su música. La murga está parada, toda junta, al pie de la escalera. Se escucha la voz del presentador que anuncia la bata. Lali ya subió, gozada, tocando. Ahora sí, es todo energía latente que se siente en el cuerpo. Van a subir. De la nada la Pitu empieza a rebotar pegando saltitos cortos que la despegan del resto de la murga. Y, sí, claro, yo también lo haría, el velódromo repleto y ella ahí, parada, con su voz, va a decirle cantando que la Mojigata ya llegó. Me quedo quieta y en silencio, mirando hacia el escenario viéndoles, todo parece quedar en pausa. Me pasan por el cuerpo cada uno de los gestos y signos que ví y viví. Todo se alinea de pronto en una sola sensación que ahora puedo poner en palabras. Estar acá con la murga, ahora, ser parte, sentirse Mojigata, todo esto tiene razón de ser.
Natalia Marcovecchio, 4 de febrero de 2020
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Traduje un artículo del 2006 de HARP MAGAZINE, titulado “The Mars Volta: Spaced Out”, escrito por Trevor Kelley. Es uno de mis favoritos. Muy completo y casi que podría decir emotivo, con detalles de la vida de Omar antes de ATD-I, las drogas, la relación de él y Cedric con ellas, la música, los amigos y demás... Me siento como traductora de artículos en inglés para Rolling Stone argentina, con la exageración de nuestra forma de hablar, pero bueno.
Tal vez fue por el nuevo corte de pelo. O tal vez fue por la presencia desafiante del que tocaba el bongó. O tal vez podría ser que fue por el hecho de que el set se convirtió en una especie de concierto improvisado psicodélico que sólo quienes tuvieran algo de Mahavishnu Orchestra en su departamento podrían disfrutar. Sea como sea, mientras el pasado agosto The Mars Volta se desenvolvía en el escenario del Anfiteatro White River en Auburn, Washington, algunos de los que asistieron parecían muy poco entusiasmados. Aceptaron tocar a lo último, saliendo un rato después que los retro-rockers australianos Wolfmother en un soso festival de radio. Los Mars Volta demostraron, si es que quedaba duda alguna, que no tienen que volver a tocar en otro soso festival de radio. ¿Qué tan feas se pusieron las cosas? Aparentemente, alguien del público empezó a tirarle botellas a la banda. Y una tenía pis. El productor, guitarrista y compositor principal, Omar Rodríguez-López (quien recientemente se cortó el tupido afro y reemplazó sus anteojos gruesos por un par con marco de alambre, tipo estudiante de álgebra) respondió a eso haciendo lo que estuvo haciendo casi todas las noches estos últimos cinco años. Mantuvo la mirada con el baterista, bailó igual que Prince y tocó unos solos como un hijo de puta. Pero entonces, como a los 30 minutos, se frustró y tiró la guitarra contra unos amplificadores. A partir de ahí, el set de la banda se hizo un lío de esos que uno sólo sabe grabar con una cámarita digital para subirlo enseguida a YouTube. Cuando el video del incidente apareció en Internet al otro día, podías ver la reacción de la gente. Algunos se rieron, otros animaron, pero dentro de todo, el show fue un desastre total. Lo cual es más o menos la idea que tenían Rodríguez-López y su compañero Cedric Bixler-Zavala de lo que sería de sus carreras cuando empezaron con The Mars Volta hace cinco años.
The Mars Volta, como ellos mismos reconocen, no debería estar acá. Durante el breve periodo en el que representaron a esta banda, Rodríguez-López (31) y el cantante Bixler-Zavala (32), nunca parecieron ni remotamente aceptables para el mainstream. Más o menos un 60 por ciento de los títulos de las canciones son imposibles de pronunciar y, cuando tocan en vivo, sus indulgentes sets casi siempre hacen que los de Phish parezcan diminutos. La noche anterior al accidente del lanzamiento de meo en Washington, los Volta tocaron una hora de canciones importantes en Portland. Una estaba cantada en español. Otra era de 20 minutos y una parte era tocada en total oscuridad. Unos días después Rodríguez-López me diría, sin una pizca de ironía: "estábamos esperando que la banda, desde el principio, fracasara". A veces es difícil creer que no tenía razón. Y aún así, acá estamos, cinco años después, y los Volta se armaron un nicho raro, pero innegable, en el paisaje actual del rock. Tienen fans miembros de la D-list, como Talan Torriero de Laguna Beach, que recientemente dijo en MTV que su, seguramente horroroso, album debut va a tener "una onda a The Mars Volta". Tienen curiosos hits radiales como la balada tipo Zeppelin-tirando-a-Morricone "The Widow". Y vendieron más de medio millón de copias de álbumes como Frances The Mute, un album conceptual de 77 minutos que debutó en el número 4 del Billboard cuando salió en febrero del 2005. "Encontraron un lugar", dice Rick Rubin, quien produjo el primer album de la banda (De-loused in The Comatorium, 2003), "porque son originales, apasionados, serios y muy buenos en lo que hacen". Encontrar ese lugar, sin embargo, no fue cosa de una noche. Como miembros fundadores de la banda de héroes de culto de los últimos años de los 90, At The Drive-In, Bixler-Zavala y Rodríguez-López sobrevivieron a mucho más que Vans apretadas y noches ingratas tocando en clubs medio vacios. También sobrevivieron a ese confuso revuelo de "música de moda", y problemas considerables con las drogas, lo cual "tuvo su efecto", según Bixler-Zavala. "Durante el último tour con At The Drive-In", dice él, "creo que nunca toqué tantos shows de mierda en mi vida, y eso es por el uso de la droga. No me acuerdo de la mitad de los recitales".
Cuando The Mars Volta empezó a tocar en vivo durante el otoño del 2001, todo era inconsistente y Bixler-Zavala y Rodríguez-López habían empezado a fumar mucho crack. Aún así, en los últimos años, ambos se limpiaron y desarrollaron éticas de trabajo inspiradoras. En sólo los últimos 12 meses, Rodríguez-López completó siete albumes: tres que no salieron, dos que son de los Volta, y uno que incluye la colaboración de Damo Suzuki, del legendario Krautrockers Clan. También empezó a armarse un estudio nuevo después de mudarse a New York este otoño. La música es todo lo que tiene, según su compañero. "Entro a su habitación", dice Bixler-Zavala, "y está estudiando frases húngaras y no sé qué mierda". Cómo Rodríguez-López y Bixler-Zavala pasaron de ser unos "hechos mierda" auto-proclamados a una de las bandas más progresivas en el mundo, es una historia de recuperación, ambición y pérdidas. Amistades que terminaron antes de lo debido. Años perdidos en una pipa o una aguja. Muertes que vinieron muy pronto. Pero al final, ésta es una banda que, tanto comercial y físicamente, sabe que no debería existir, y aún así, está inmensamente agradecida de poder hacerlo.
Cuando conocí a los Mars Volta por primera vez, ellos apenas empezaban a cruzar el país con los Red Hot Chili Peppers, una institución del rock moderno que vendió 60 millones de álbumes en las dos décadas pasadas y cuyo reciente Stadium Arcadium estuvo fuertemente influenciado por la forma de tocar la guitarra de Rodríguez-López. Para ese punto, ambas bandas están profundamente enlazadas. Un par de los miembros del grupo con los tatuajes tribales se sentó con Mars Volta a grabar, y el guitarrista Frusciante a menudo los elogia en entrevistas. Abrir para los Peppers más o menos se convirtió en el deber kármico de los Volta. En Portland, cuando Rodríguez- López, Bixler-Zavala y otras 16 personas conquistan el escenario, Anthony Kiedis los está viendo desde atrás de un estante de guitarras. Rodríguez-López se para en el centro, diminutivo y al mando, reafirmando su rol como el centro musical de la banda. Por un rato, eso podría haber sonado como algo raro para decir sobre una banda que fisicamente tiene tantos miembros como lo es Mars Volta. Pero hasta ellos te van a decir que Rodríguez-López es el lider. Cuando te metías en su MySpace el pasado agosto, la foto de perfil que tenían era de él parado frente a una consola de mezcla. Muchas de las canciones del cuarto álbum recientemente lanzado, las escribió y grabó él mientras vivía en Amsterdam, a miles de kilómetros de distancia de sus compañeros. "Escucho algo y me hago una idea de cómo va a sonar", dice Bixler-Zavala sobre el proceso de grabación, "pero usualmente es sólo él". Cuando hablamos por teléfono unos días antes del show de Portland, Rodríguez subrayó que "siempre fui el líder de ésta banda. Tal vez ahora es más obvio para algunos del público", dice, "pero siempre estuve cómodo con el papel". Aunque parezca muy cómodo ahora, las cosas no fueron siempre así. Nacido en Bayamón, Puerto Rico, pero criado durante la mayor parte de su adolescencia en El Paso, Texas, Rodríguez-López nunca aspiró a ser un músico realmente. Siendo niño, él prefería hacer mini-películas protagonizadas por sus parientes y le decía a todo el mundo que un día sería director. "Nunca se me pasó por la cabeza ser músico", dice él, "todos en mi familia tocan música. Vengo de una cultura musical. Mis tíos tocan, mi mamá toca, mi papá, mis hermanos". Se ríe, "sería como decir, 'quiero comer arroz y porotos un día’". La indiferencia de Rodríguez-López hacia la música se fue eventualmente a los 13 cuando empezó a juntarse con Paul Hinojos, un tipo tranquilo que recientemente se unió a The Mars Volta y ahora usa su nombre real Pablo Hinojos-González. La mayoría de bandas en las que estuvo Rodríguez-López cuando adolescente eran bien hardcore de la rama del straight edge. En un genialmente nombrado grupo, Startled Calf (Becerro Asustado), hizo su mejor impresión de Ian MacKaye siendo el cantante. Un día, practicando con Hinojos-González, le presentaron a un chico skater que estaba tocando en una sala de ensayo adyacente. Ambos hicieron click enseguida. Ese chico era Cedric Bixler-Zavala. Durante los próximos cinco años, ambos pasarían por media docena de bandas juntos, haciendose amigos de varios raritos con Converses oriundos de la escena musical de El Paso. Uno medio antisocial era Jeremy Ward, quien sería después el "manipulador de sonido" oficial de The Mars Volta. Otro era Julio Venegas, un artista y músico local que iba y venía de las bandas en donde tocaba. Muy seguido, cuando Rodríguez-López habla de éste grupo de gente en específico, su voz tiembla. Está claro que fueron un gran impacto en su vida. Pero a los 17, apenas eran amigos y no iban a impedir que se fuera de su casa para hacer dedo por el país. Rodríguez-López estuvo lejos de El Paso al principio de los noventa, durmiendo en el suelo de desconocidos, a lo que él ahora se refiere, incómodo, como un intento de "descubrir quién era". Cuando volvió a Texas, había pasado por algunos pequeños pero importantes cambios. Primero, empezó a fumar crack y a inyectarse heroína. También había empezado a vender cocaína y LSD, y se metió en una banda con Bixler-Zavala como cantante, Hinojos-Gonzáles como bajista y el primo de Jeremy, Jim, como guitarrista. La mayoría de los instrumentos que usaba originalmente, los pagó vendiendo drogas. El nombre de la banda era At The Drive-In.
La historia de cómo At The Drive-In se convirtió en un ícono under no es exactamente glamorosa. Desde el día que empezaron a tocar en El Paso, en 1994, hasta algún punto medio indefinido al final de los 90, a casi nadie les importaban una mierda. Durante los primeros cinco años de su existencia, lanzaron tres CDs y pasaron por siete diferentes cambios de miembros. Tocaron shows en departamentos y boliches vacíos. En un punto eran tan desconocidos (incluso en El Paso), que se hicieron pasar por un grupo de polka sólo para aparecer en un show de la televisión local. Como dice Bixler-Zavala: "estuvimos cinco años tocando para nadie". Pero, de nuevo, At The Drive-In era una banda muy diferente en ese entonces. Las letras casi tesauro por las que Bixler-Zavala sería infame eran, nos atrevemos a decir, melosas. Los famosos afros de los que él y Rodríguez-López se harían sinónimos eran tristes cortes aburridos. Mientras que cientos de fans todavía elogian la escena At The Drive-In, por la mitad de los 90, casi todos los aspectos por los que la banda se haría icónica y cool, no aparecían. La presencia de Rodríguez-López y Bixler-Zavala en los ensayos y grabación también parecía practicamente inexistente. En ese entonces, la actitud de Rodríguez-López, según él, era de "si voy a estar todo el día fumando crack, más que seguro no voy a querer estar en un puto estudio de grabación", así que grandes porciones de su tiempo consistían de quedarse encerrado, pintando y drogándose. Su círculo de amistades dificilmente eran el epítome de vida sana. Venegas en particular se estaba empezando a encoger como pasa de uva después de inyectarse veneno para ratas en el brazo repetidamente. También estaba empezando a acumular tantas cicatrices en su cuerpo que, como Bixler-Zavala dijo una vez, ya parecía un "mapa caminante". Entonces, en 1996, después de una sobredosis de morfina, cayó en un coma casi fatal. Venegas se recuperó pero poco después, se mató tirádose a una autopista. Ese mismo año, At The Drive-In lanzaba su album debut, Acrobatic Tenement, el cual incluyó la canción "Ebroglio", tributo a Venegas. Durante los tres años siguientes, la banda salió de tour con ese album y otros albumes similares y subestimados, mientras crecía un modesto grupo de fans. La fórmula para el éxito estaba basada en energéticas performances y bajos estándares de salud física. La comida apenas era parar tres veces al día en Taco Bell. Los shows eran experiencias físicas agotadoras. La mayoría de noches terminaban con Rodríguez-López sumido en su amplificador, y Bixler-Zavala colgado de las vigas, bueno, si es que el lugar donde tocaban tenía vigas. Al final de todo esto, At The Drive-In pasó de ser otra de las bandas punk desaliñadas a ser, según lo que varios medios mainstream sugirieron, "los próximos Nirvana". En el otoño del 2000 la banda lanzó su críticamente aclamado tercer record, Relationship of Command, y lograron un gran hit en la radio con el más bien inentendible primer single "One Armed Scissor". Y después... nada. Bixler-Zavala y Rodríguez-López se empezaron a desinteresar con At The Drive-In para marzo del 2001 e insistieron con meter a la banda en una "pausa indefinida", lo que, en el términos del rock viene a ser "no pregunten por una reunión. No, en serio. Dejen de llamar." Pero ¿y qué pasó con toda la atención que acumularon? Se suponía que iban a ser los próximos Nirvana, después de todo. ¿No creen que hay al menos algo remarcable en todo lo que pasó?. "No creía en toda esa mierda", se burla Bixler-Zavala, "osea, Nirvana tenía canciones pop". The Mars Volta empezó a tocar en vivo unos meses después. La mayoría de los primeros shows se sintieron como ver trenes chocando. En el debut en Los Ángeles, la banda tocó para una audiencia que incluía a Winona Rider, Courtney Love y unos 400 fans de At The Drive-in confundidos. Después de un rato con ellos pidiendole a la banda que tocara "One Armed Scissor", Bixler-Zavala les contestó: "todos ustedes manga de emos llorones vayan a buscarse pañuelitos". Después pasó el infame show en San Francisco en el pequeño club Bottom of The Hill. Esa noche, el guitarrista de At The Drive-In, Jim Ward apareció en la audiencia, un poco tomado, y "se las agarró con Omar", según recuerda Bixler-Zavala. "Estaba tipo 'sí, buenísimo, vayan y hagan su propia banda'", dice él, imitando a su ex-compañero de banda, "'sí, vos y Cedric, los responsables'". Aunque suene insensible, Ward tenía un punto válido. A The Mars Volta todavía no era una banda de rock profesional. Desconfiaban mucho de la industria musical, y eligieron sacar su primer EP en Gold Standard Laboratories, la micro-indie que Rodríguez-López maneja con el conocedor de la escena de LA, Sonny Kay. "Tuvimos muchas ofertas de volver a meternos en la banda", recuerda Bixler-Zavala. "Habia gente tipo el presidente de Warner Bros llamándonos para tratar de besarnos el culo. Pero nosotros sólo queriamos volver a empezar en una van y trabajar con Sonny". Aunque The Mars Volta eventualmente firmó un contrato para distribuir su música a través de Universal Records, hogar de Jack Johnson, Godsmack y Lindsay Lohan, mantuvieron el control artístico. Hasta este día, Rodríguez-López dirige la mayoría de sus videos y el logo de GSL aparece en el frente de todos sus CDs. "Creo que dejaron At The Drive-In con muchas ideas sobre qué tipo de música que querían hacer", dice el amigo y cantante de Les Savy Fav Tim Harrington, "pero también se fueron con un nivel de conocimiento sobre cómo funciona la industria musical bastante sofisticado". Durante el año siguiente más o menos, The Mars Volta siguió tocando en clubes sucios mientras Rodríguez-López se entretenía con un film de bajo presupuesto, protagonizado por Jeremy Ward. También siguieron usando drogas porque, como dice Rodríguez-López, todavía "era una experiencia realmente positiva". "No teníamos ese estigma que viene de fumar crack y metierte droga", dice. "La gente espera que estés todo quebrado. Para nosotros, nada de eso era la verdad. Todavía siento que eramos las mismas personas. Estabamos algo locos pero no jodíamos a nadie. No andábamos haciendo estupideces. Solamente nos quedábamos en casa todo el tiempo, nos drogábamos, pintábamos y hacíamos música. Entonces, desde nuestra perspectiva, era algo muy, muy positivo". Hace una pausa, "pero entonces..." Para cuando The Mars Volta empezó a trabajar en De-loused in The Comatorium con Rubin, los hábitos que Ward, Rodríguez-López y Bixler-Zavala arrastraron por diez años, llegaron al punto de quiebre. Dejaron de hablarse entre sí y empezaron a usar lenguaje secreto. Rodríguez-López en particular, desarrolló un notable tartamudeo, y tuvo lo que el se refiere como dos severas caídas mientras se daba con crack. "Se convirtió en todo eso cliché que dicen sobre drogarse", dice, suspirando, "y se puso muy feo, muy rápido, con Jeremy". Cuando un adicto llega al fondo, por lo general está acompañado por un instante en particular que él o ella vuelven a recordar continuamente. Tal vez vieron una luz, o algo así, y deciden que ya es suficiente. En nuestras conversaciones, Rodríguez-López y Bixler-Zavala, raramente se definen como "adictos"; el 25 de mayo de 2003, definitivamente tuvieron lo que muchos adictos se refieren como un momento de claridad. Ese día Ward fue encontrado muerto por una aparente sobredosis de droga, en su apartamento de Koreatown. Tenía 27 años. No es necesario decir que el impacto que tuvo la muerte de Ward en sus amigos y compañeros de banda fue un cambio de vida. "Jeremy, Julio y yo", dice Rodríguez-López, "pasamos por todo. Cada aspecto de lo que crecer, ser niños y tener esos momentos especiales donde sólo estás descubriendo el mundo, los hicimos juntos. Y ahora sólo quedamos tres. Era obvio que algo tenía que cambiar." No mucho después de la muerte de Ward, ambos Rodríguez-López y Bixler-Zavala decidieron limpiar sus vidas. No se metieron en un programa. No describieron las historias de sus problemas con las drogas en canciones. Ellos sólo hicieron lo que se tenía que hacer y siguieron adelante. Durante los siguientes dos años The Mars Volta lanzó un par de los más profundamente extraños y musicalmente comprometidos recods del siglo 21: De-loused in The Comatorium y Frances The Mute. Justamente, ambos álbumes están inspirados en las vidas de Venegas y Ward.
Dicen que te podés dar cuenta por los ojos. Con la mayoría de adictos, cuando hablas con ellos, hay un cierto temblor o cansancio en sus miradas que sugiere que están en otro lugar. Estos días, la mirada de Rodríguez-López es decididamente inquebrantable. Son penetrantes. Cuando habla, te mira directo, totalmente envuelto. Ocasionalmente, debe sentirse como si viviera en el cuerpo de alguien más. Rodríguez-López se ve en forma, tan en forma como puede verse un flaco con barba crecida, y junto con las drogas él también dejó el alcohol, azúcar, cafeína y comidas procesadas. "Estoy muy agradecido", dice cuando hace contraste con ambos períodos de su vida. "Obviamente Jeremy no lo logró, y nuestros problemas con las drogas eran casi los mismos. Estoy agradecido por estar acá todavía." Es insanamente prolífico. Al principio de este año, grabó la mayor parte e Amputechture, el primer álbum de The Mars Volta sin mucho concepto y muy posiblemente la colección más desarrollada de canciones. En algún momento también empezó a trabajar en un album en vivo con Damo Suzuki, con quien se conectó en un recital en UK. "Me encantó su energía", dice el frontman de 56 años, frontman de Can, quien habla del show que vió de The Mars Volta en Inglaterra como una de las mejores performances que vio en los últimos cinco años. "Me gustó su música, pero para mi fue la energía. Tienen energía positiva". Además, Rodríguez-López sigue editando A Manual Dextery, algo que se le está haciendo dificil por las apariciones de Ward en la grabación. Lo que salga de esta productividad, tanta energía obviamente se pasó a los compañeros de banda. Cuando The Mars Volta está en tour, van con un estudio portable, que les permite grabar material nuevo durante pruebas de sonido y en el camerino. Improvisan constantemente y aparentemente, a toda hora. Este verano, cuando reemplazaron al baterista John Theodore con el veterano del noise rock, Blake Fleming, una de las razones por las que lo eligieron fue porque estaba dispuesto a practicar a las siete y media de la mañana, según cuenta Bixler-Zavala. Es 2006, y éste es el tipo de banda en el que se convirtieron. "Todavía tengo una personalidad adictiva", dice Rodríguez-López, mientras trata de explicar con qué se enganchó estos últimos años, "todavía tengo ésta parte que está constantemente tratando de pelear contra mi o de no agradarme y arrastrarme contra el suelo. Pero ese espacio está ocupado ahora. Ahora sólo trabajo sin parar." Cuando me despido de la banda después del recital en Portland, están acomodando la habitación. Bixler-Zavala está juntando sus cosas, y Rodríguez-López se pone un blazer apretado para adentrarse al frío aire del Pacific Northwest. The Mars Volta probablemente significará siempre cosas diferentes para diferentes personas, para algunos todavía serán la banda con las canciones de 17 minutos y el pasado caótico. Pero para Rodríguez-López y Bixler-Zavala esta banda es una forma de vida. Es algo por lo que se levantan a explorar a las siete de la mañana hasta cerrada la medianoche. Seguro no es una vida que podrían haberse imaginado unos años atras, pero es una vida después de todo.
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EL Portal.
A veces siento que no pertenezco a este mundo, que alguien me vigila donde voy, que alguien me persigue y sin salida corro constantemente de alguien sin darme cuenta y el refugio son las cuatro paredes de mi habitación y allí cuando me a recuesto en mi vieja colchoneta y cierro mis ojos; me teletransporto a un mundo nuevo el cual en la mañana siguiente no recuerdo con exactitud lo que paso anoche en mi descanso hacia otro portal.
Al despertar me miro al espejo y veo que el yo que era antes esta un poco viejo con uno u otro color de pelo blanco.
En la ducha mientras el agua recorre y abraza mi cuerpo y cierro mis ojos me doy cuenta que me gusta ser tocado por algo cristalino que limpia los rincones de mi cuerpo.
Al secarme y al ponerme mi ropa mientras escucho algo de Imagine Dragons y bailo impredeciblemente... espero que el camino de hoy sea mejor que ayer.
Y al salir de la vieja casa de mi madre, la vida vuelve a tomar rumbo, veo cientos de humanos o bestias, todos con la posibilidad de perder la cabeza en un segundo.
Con días de verano salgo con mi chaqueta azul-negra tirando un flow en las calles de la ciudad, compartiendo brillo de ojos con los humanos que van por allí.
Al llegar al trabajo, un nuevo desafío empieza a ejercer con pensamientos nuevos hacia un futuro desconocido mientras mi mente trabaja con números y mis manos tocan miles de dolares cada minuto.
Y un BOOM liderado por el tiempo se hace presente al teletransportarme en una mesa con humanos que me hacen reir, es como si volara, como si otro portal se abriera con un limite de tiempo de una hora.
Y entre pensamientos e idas de vueltas de acá para allá apresuradamente el tiempo en el trabajo ha terminado, al salir por la noche del trabajo, el portal que ejerció hace unas horas se ha cerrado, es hora de volver a casa.
Pero...
Espera...
Mis pensamientos no se dirigen a casa, mis pies se ven obligadamente a ir a la parada de autobús, esperando un mensaje que no llegara a mi movil, me siento en la caseta ansiosamente dejando pasar tantos autobuses para llegar a casa y me quedo quieto pensando en lo que quiero hacer esta noche y allí... en alguna parte del cielo, siento que alguien grita mi nombre, esperanzado yo ser su superhéroe?
El autobús que no estaba esperando llego, me subí y saque mis audífonos, el portal que mas amo volvió a mis oídos reviviendo aquel niño fantasioso que le gustaba sentarse en la ventana de los transportes con su madre al lado.
Y allí me di cuenta... que empece a correr de los demonios del mundo adulto,el de la soledad, el amor, la muerte, el progreso y el tiempo.
Ahora lleno de dudas, solo le pido al destino el saber el porque estoy aquí....
#portal#escrito#inspiración#trabajo#destino#amor#tiempo#muerte#soledad#progreso#vida#companeros#demonios#mananas
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Beach Party Pt 1.
Dash/Dallas: DASH: “¿Del uno al diez cuantas veces me golpearías si empiezo a tocar Wonderwall?” preguntó a la persona a su lado, pero no le dio chance de responder enseguida se puso a tocar los famosos acordes. “Ajá, soy ese chico. ¡Y no puedes odiarme porque aquí es cuando empezamos a cantar!” exclamó antes de empezar a cantar.
Dash/Dallas: DALLAS: "¿Quien te dijo que yo tenia malvaviscos? ¿Me viste cara de kiosco?" la verdad era que si tenía esos dulces, los había traído a escondidas porque sabía que probablemente realizarían una fogata en algún punto y no pensaba perderse la oportunidad. "Vete, no hay nada." dijo, casualmente tirando su abrigo al suelo para cubrir la bolsa de dulces.
Delilah, Dani y Bauti: Delilah: "Boludx te dije que cinco shots no son nada" alzo el pequeño vaso en el aire y se lo mostró a la otra persona. Al hablar la morocha sonaba lenta y le costaba pronunciar las palabras. "Estoy bien..." respondió entre risas.
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Dallas: "Lo dije yo, te vi cuando los guardaste" le discutio a su amiga pues estaba convencida de haberla visto guardar aquellos dulces en su bolso antes de salir. "Vamos que suena como si quisieras espantar a un animal..." se tapo el rostro con la mano.
Delilah, Dani y Bauti: Bautista x Dash: "Me muero por cagarte a trompadas pero Wonderwall me puede..."fue honesto, aquella cancion le encantaba no pudo evitar unirse al rubio haciendo percusion con un pequeño tronco y dos ramitas
Holden|Stephen: Holden x Dallas: "En realidad, te vi cara de Willy Wonka." Admitió, encogiéndose de hombros con una sonrisa burlesca. "Vamos, si me das malvaviscos quedará entre tú y yo, prometo no decirle a nadie, pero por favoooor, necesito esas golosinas o moriré."
Dash/Dallas: dallas ft dani: "Viste mal Dani. ¿Segura que no necesitas anteojos? Mira que te puedo hacer un estudio si queres, aunque no es mi especialidad pero...soy tan buena amiga" le dedicó una sonrisa, esperando distraerla del tema. "¿No es lo que estoy intentando hacer? Te estas pareciendo a los mapaches por meterte donde no te llaman"
Logan/Adrien: Adrien: "No me importa, alguien trajo cervezas y mi turno de cuidar niños acabo" dice el entrenador mientras bebé una lata más, habría perdido la cuenta de ellas y apenas le servían para mostrarse más tranquilo y dispuesto a convivir "¿Tú cuanto llevas?" pregunta.
Holden|Stephen: Holden x Dash: "Un diez. Esa canción me pone muy sentimental y a menos que quieras que empiece a llorar desde el primer shot, deberías de..." Suspiró, resignado al momento de escuchar el inicio de la canción. "Esto se va a poner feo."
Holden|Stephen: Holden x Delilah: Coreó las risas de la contraria, pues a pesar de que le preocupaba el posible estado de la morena, debía admitir que verla en aquella situación le divertía. "Vamos, no deberías de tomar más. Sé que es bueno divertirse, pero me enojaría ver que algún chico aquí trata de aprovecharse de ti, Del."
Natasha/Simon entered for the first time 5 seconds ago
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Dallas: "Oh vamos... no te hagas la tonta..." le dio un ligero empujon y le dedico una suave risa. "No me digas mapache" fruncio el ceño divertida
Dolores/Dorian changed name to Dolores/Dorian/Milo
Dash/Dallas: Dash ft Bauti: "¡Viste! Wonderwall tiene un poder, como que te pone en trance" se rió el rubio. "¡Eh buen ritmo!" halago, al mismo tiempo que empezaba a cantar. "Ya hasta podemos ponernos una banda" interrumpio la letra para comentar
Agatha/Etienne: Etienne & Dash: "Amigo, esa canción es demasiado vieja..." Se quejaba el francés, ya arrastrando la voz. Los efectos del alcohol empezaban a irle en contra y todo lo que lo había llevado a ese punto venía en súbitos pensamientos. Hubiera seguido hundiéndose en ellos de no escuchar la voz ajena. "Ni se me da tan bien cantar... -" Pero ante cualquier pronóstico, se encontró siguiendo aquella canción tan conocida, cada vez con mayor potencia.
Dash/Dallas: Dash ft Delilah: "¿Segura? No me pareces muy bien. Creo que necesitas sentarte y tomar un poco de agua" pero a pesar de querer ayudarla no podia evitar reirse por la situación de la contraria
Holden|Stephen changed name to Holden|Stephen|Skye
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Holden: "Del... como las computadoras" exclamo como si fuese el dato más interesante que le hubiese podido contar en la vida y es que en ese preciso momento lo era, era el dato más interesante para ella.
Delilah, Dani y Bauti: Bauti ft Dash: "Si no se si trance pero... me puede..." tuvo que admitir aunque le costara. "Terminaríamos siendo una boyband, falta que se nos una Dorian y somos la blonde band"
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Dash: "Ay tan lindo que sos..." se colgo del cuello del rubio. "¿Sabes bailar, Dash?" le pregunto divertida.
Dash/Dallas: Dallas ft Holden: "Ja,ja. Muy gracioso, ¡no me parezco ni un poco!" defendió, completamente ofendida mientras fruncía el ceño. "Sabes que no te creo nada desde que revisaste mis cosas, ¿verdad? Así que supongo que solamente te vere morir..."
Dolores/Dorian/Milo: Dorian x Dash: "Todo bien, Dash, pero nos vas a deprimir a todos" Comentó el rubio, no tenía ningún problema de cantar con él, pero si consideraba que una fiesta merecía música más movida.
kristjan/Romee entered for the first time
iván|ahmar|uly|margo entered for the first time
Holden|Stephen|Skye: Holden ft. Adrien: Alzó ambas cejas, sorprendido al ver al entrenador beber como si no hubiese un mañana. "En realidad, no llevo ninguna, señor." Contestó. "No me gusta la cerveza. Bueno, nunca la he probado, pero veo que usted la toma como si fuera agua bendita a medio desierto."
Dash/Dallas: Dallas ft Adrien: "Tu turno de cuidar niños no acaba nunca mientras estemos acá" le recordó. "¿Yo? ¿De bebidas? Ni una sola, estoy intentando ser adulta responsable. Al parecer no solo voy a cuidar adolescentes pero tambien adultos, mirate nada mas"
Dash/Dallas: Dash ft Holden: Al escuchar que se ponía tan triste dejo de tocar. "Oh dude, no, no quiero que llores" negó con la cabeza y le palmeó la espalda. "¡Toquemos otra! No quiero que hagas un nuevo oceano con tus lagrimas"
Agatha/Etienne: AGATHA: "¿Te animas a un body shot?" Preguntó la rubia con una sonrisa que esperaba fuese lo suficientemente invitadora para quién se había topado en aquél momento. El alcohol tenía un efecto contraproducente en su característica extraversión y curiosidad. "¡Será divertido!"
Dolores/Dorian/Milo: Dolores x Delilah: Alzó ambas cejas ante la frase y terminó por reírse de la chica "Sos un mamarracho, boluda, sentate un rato" Aconsejó con la mejor de las intenciones, la chica no podía ni siquiera hablar con normalidad.
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Agatha: "¿Pero quien toma?" pregunto entre risas, claramente estaba lo más alejado de la sobriedad que había estado en meses. "Propongo que me dejes tirarme al suelo"
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Dolo: "Mama... racho... ay me da risa esa palabra" respondio jugando con el cabello de su amiga. "Ay ¡te lo lavas con champu? Esta re sedoso bolu"
Holden|Stephen|Skye: Holden|Agatha: "¿Un Body shot? ¿Eso es permitido aquí?" Cuestionó, soltando un par de risas ante el atrevimiento de su amiga. "Vale, pero que no pase del estómago, no quiero terminar en pelotas a media fiesta. La prostitución no es lo mío."
Dash/Dallas: Dash ft Etienne: "¡Y por eso todos se la saben!" exclamó sin dejar de tocar los acordes. Reconocia que el castaño estaba empezando a sentirse invadido por el alcohol, era facil de distinguir cuando arrastraba tanto las palabras. Estallo en una carcajada cuando empezó a cantar con tantas ganas. "¡Esa es la actitud!" al llegar a la parte del coro finalmente se unió a él, pero interrumpiendo cada tanto por culpa de las risas
Dash/Dallas: Dash ft Bauti: "¡Una boyband! Podemos reemplazar a one direction ahora que estan en hiatus" y si él tenía esperanzas de que regresaran en algun momento. Solto una risa al escuchar la mención de Dorian y asintió "definitivamente es un si"
Dolores/Dorian/Milo: Milo x Adrien: Se encogió de hombros ante las palabras del otro profesor "Si no se van a nadar no hay por que cuidarlos" Comentó antes de tomar lo que quedaba de su lata para ir a buscar otra "Creo que 5 ¿o 6? No sé ¿Por?"
Dash/Dallas: Dash ft Deli: Se rió nuevamente por las actitudes de la castaña pero intento sostenerla de la cintura para evitar que se tambaleara demasiado. "Algo, no se si sea el mejor...¿y tu?"
Agatha/Etienne: Agatha & Delilah: "No lo sé... ¿piedra, papel y tijera?" Se encogió de hombros y giró las manos. "Hecho." Accedió, mientras servía el trago.
Dash/Dallas: Dash ft Dorian: Sus labios se adornaron de un puchero al escuchar al contrario y enseguida dejo de tocar. "Bien...no quiero deprimirlos" rodó los ojos. "¡Asi que deberias darme otra sugerencia!"
Logan/Adrien: Adrien & Holden: "¿No llevas nada? si todo esto es para que se diviertan, no te voy a cuidar niño, ve" le dice antes de girar los ojos con sinceridad "Es por que no me hace nada ya, toma" le dice dandole una lata al chico "Si no la quieres haz lo que quieras con ella"
Dash/Dallas: Dash ft Agatha: "Oh no...no. no" el rubio empezó a negar con la cabeza mientras se reia, recordando algunas experiencias que habia tenido. "Esas cosas siempre son mala idea.."
Logan/Adrien: Adrien & Dallas: "Solo una cerveza, no te vas a embriagar y creeme que podrás ser responsable de todas maneras" Le incita con la mirada a la mesita donde estaban puestas en hielo "Estas cosas ya no me hacen nada, el licor, allí si estamos hablando de otra cosa" le dice sonriendo dando otro trago.
Natasha/Simon: (Simon&Dani&Dallas): Se acerca a las dos más jóvenes, con una cerveza en la mano y la sonrisa perezosa de alguien que ya ha tomado más de una, sentándose a un lado de Daniela ''¿Están peleando o es una clase de coqueteo que no entiendo?'' pregunta, riendo un poco.
Holden|Stephen|Skye: STEPHEN: Debía ser el ejemplo frente a los estudiantes, eso era algo que se recordaba siempre, a excepción de aquella noche. Luego de una fuerte conversación con Logan, se dejó llevar por un impulso y tomó la primer botella que le ofrecieron en la fiesta. Así continuó bebiendo, hasta ser incapaz de percatarse de su alrededor, chocando de inmediato con la primer persona en su camino y derramando todo el whiskey de su vaso sobre la blusa/camisa ajena. "Lo...siento. Lo siento. De verdad, no te vi venir. "
Logan/Adrien: Adrien & Milo: "Eso mismo pense yo" le dice con otro sorbo al amargo sabor de la cerveza en lata y sonrie al verle beber una más "¿Son competencias acaso?"
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Dash: "Ay tenes ojitos azules..." volteo ligeramente su cabeza hacian un lado para poder observar mejor al rubio mientras se aferraba de su cuello para no caerse. "Sos bonito..." jugo con uno de los rulitos que se le formaban en la nuca.
Logan/Adrien: ADRIEN & STEPHEN: "No pasa nada, a estas alturas toda la ropa de todos apesta a alcohol" le dedica al psicologo de la escuela "Menuda cara amigo ¿por que no me das eso?" le dice tomando la botella "es que estoy cansado de la cerveza ya, necesito algo con alcohol de verdad ¿puedo?"
Holden|Stephen|Skye: Skye x Adrien: "En realidad, acabo de venir." Sonrió suavemente al mayor, ladeando la cabeza a ambos lados, tratando de encontrar a la persona que llevaba buscando desde que había llegado. "¿Tú trabajas aquí? Necesito ayuda para encontrar a alguien."
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Agatha: "¿Piedra?" pregunto divertida aunque aun si le hicieran trampa la morocha no llegaría a darse cuenta porque estaba demasiado embriagada. "Mejor dejame tirarme en la arena."
Agatha/Etienne: Agatha & Holden: "Todos están o muy ebrios o muy en lo suyo como para que les importe." Planteó la francocanadiense, codeándolo. "Ya. Quítate la camisa, guapo." Pidió en una voz particularmente incitadora, que si no fuera por la confianza que se tenían, podría ser malinterpretada.
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Dallas x Simon: La castaña abrazo a su compañero de trabajo en cuanto sintio que se acercaba a ella. "Todavia no somos lesbianas aunque pueda ser fantasia sexual de muchos" se burlo "¿Cuantas de esas te tomaste ya?¿Apostamos Dall? Y bueno nada aca Dallas no quiere compartir comida"
Holden|Stephen|Skye: Holden x Delilah: Soltó una fuerte carcajada ante la comparación de la fémina, asintiendo con la cabeza. "Así es, Dell como las computadoras, a menos que prefieras que te llame HP, aunque esas siglas podrían malinterpretarse como un maltrato." Se encogió de hombros, sin querer ofender a la chica. "Anda, deja de tomar, no quiero tener que traer una grúa para sacarte de la fiesta más tarde."
iván|ahmar|uly|margo: starter Ahmar: "¡Que buena canción eh!" gritó Ahmar, con una mano en la botella y la otra en la cintura ajena. No se había gastado en apreciar de quien se trataba.
Dash/Dallas: Dallas ft Adrien: "Mas vale que no me va a embriagar, ¿me crees con poco aguante?" chasqueo la lengua negando con la cabeza. "Pero estoy intentando dar un buen ejemplo" sin embargo observar las cervezas era tentador desde ya. "Sabes que? Te voy a tomar la palabra, espero que no te metas en problemas por algunas botellas de mas"
Logan/Adrien: ADRIEN & SKYE: Baja la cerveza un poco y le responde "Si, aunque no estoy de turno pero puedes decirme que necesitas" le dice atento a sus palabras entre tantos ruidos.
Holden|Stephen|Skye: Holden x Dallas: "Lo sé, te pareces más a la niña de la goma de mascar." Volvió a bromear, soltando un par de risas y cruzándose de brazos en cuanto las golosinas le volvieron a ser negadas. "Anda, no puedes solo quedarte ahí y verme sufrir por una golosina." Rogó, haciendo un leve puchero con su labio inferior. "Dime qué es lo que quieres a cambio de compartirlas conmigo y me encargaré de hacer tus deseos realidad."
Meghan was timed out
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Holden: "A mi podes llamarme PT" hizo enfasis en esas dos ultimas letras con una mueca muy divertida, su hablar aun bastante lento producto de la ebriedad. "Ay que malo... entonces bailemos... dale move la cola o hace algo..."
Natasha/Simon: (Natasha&Dash&Bauti): ''Nadie puede reemplazar a one direction, Dash'' responde, mirándolo de forma reprobatoria ''No digas tonterías, no importa lo guapos que sean, simplemente no'' dice, dándole un sorbo largo a la botella que traía consigo antes de tomar asiento con los dos rubios ''Sigan tocando, lo estaban haciendo bien''.
kristjan/Romee: Romee & Ahmar: La chica levantó al instante su mirada cuando sintió la mano en su cadera "Hey, parece que se te perdió algo por aquí." le quitó la mano y lo miró con una pequeña sonrisa.
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Ahmar: "Ahmar me estas apretando" le discutio a su amigo riendose sobre su cuello pues mientras bailaban el contrario la tenía bien pegada a su figura.
Agatha/Etienne: Etienne & Dash: "Because maybe, you're gonna be the one that saves me... And after all, you're my wonderwall!" Cantaba a todo pulmón. "...Necesitaba esto, de verdad. Gracias." Interrumpió, ya algo repuesto de las risas compartidas. "¡No sabía que tocabas!"
Dash/Dallas: Dallas ft Dani & Simon: "Definitivamente peleando, ¿donde viste un coqueteo con miradas tan agresivas?" alzo una ceja antes de reirse. "Yo digo que esa es la primera y ya esta así." se burló del contrario. "¿Que comida? No se de que hablas..."
Delilah, Dani y Bauti: Bauti x Dash x Nata: "Mirala que tierna la fan de One D..." hizo enfasis en la letra D por el doble sentido que podía llegar a tener la misma. "¿Queres ser parte de la blonde band? Podemos ser los blondos y la pelo rosado"
Holden|Stephen|Skye: Holden x Adrien: Recibió la lata un tanto dudoso, pues aunque había probado algunos tipos de licores, jamás había descubierto el sabor de aquella bebida. Se tapó la nariz con una mano y con la otra llevó la lata a su boca, bebiendo de golpe y a fondo todo lo que quedaba. Tragó, tomando una bocanada de aire para recuperarse. "Vaya, ¿dónde hay más de esto?"
Logan/Adrien: ADRIEN & DALLAS: "Yo no digo eso... pero si crees que no podrías soportar ni una" le dice burlandose de la chica con la lata sobre sus labios, retrocede cuando ella mira las latas "Para nada, si te embriagas pormeto decir que tienes gripa y te tuviste que ir"
Dash/Dallas: Dash ft Deli: "Eh, ¿si? Siempre los tuve" se rió. Al ver la actitud de la contraria supo que realmente necesitaba dejar de beber y empezar a tomar un poco de agua. "Bueno aprecio mucho los cumplidos, eres muy adorable, pero creo que no te haria mal sentarte un poco. ¿No?" y mientras decía eso se encargo de ayudarla a caminar. "Mira aca hay un tronco muy comodo"
Dash/Dallas: Dallas ft Ahmar (perdon i had to): "No sabía que supieras bailar" se rió al ver la actitud ajena. "¿Creo que bebiste un poquito de mas o solo estas emocionado por al fiesta?
GEOFFREY DE ATH entered for the first time
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Dash: "¿Siempre tuviste ojos?" pregunto como tonta. "Nooo... no me quiero sentar el tronco es duro..." le hizo puchero como nena chiquita y mientras caminaba en ningun momento atino a soltarse del cuello del contrario
Logan/Adrien: ADRIEN & HOLDEN: Se quedó en silencio mirando al menor beber así de golpe toda la lata, impresionado por la calidad de su respiración y ni una gota fuera "Menuda mierda, niño, tienes talento" le dice señalando la mesita de las bebidas para que tomase otra si queria, igual le cuidaría si se ponía muy mal que a ese paso no faltaba mucho "Y eso que no te gustaban..."
Holden|Stephen|Skye: Stephen x Adrien: "Claro, claro." Apenas asintió, extendiendo su brazo para darle la botella. Con dificultad llevaría la cuenta de cuánto había bebido hasta aquellas alturas de la noche. "¿Has visto a Logan?" Cuestionó luego de un breve silencio. "Si lo ves, asegúrate de que esté bien, por favor." Sacudió la cabeza, dejándose caer sobre una roca para tomar asiento. "No quiero que nada malo le pase."
Dash/Dallas: Dallas ft Holden: "¡Oye! Eso es mas ofensivo aun. No soy tan mala..." negó. "Hum puedo y lo hare, mirame" solicitó dedicandole una sonrisa. Sabía que iba a terminar por ceder y ser buena persona, pero si podía hacerlo pasar un mal rato por un ratito lo haría. "Eso es muy tentador, Holden. Te va a ir mal por la vida si eres tan debil y ofreces deseos a cualquiera." palmeo el hombro ajeno. "Pero...supongo que puedo guardarme ese deseo y cobrarlo cuando quiera, ¿no?"
Natasha/Simon: (Natasha&Stephen): Iba demasiado concentrada en prender la colilla del porro que había conseguido hace unos momentos, por eso no notó la presencia extraña y se estrelló contra él. Al sentir toda su remera mojada, levantó la mirada con rabia, antes de notar quién era, y reprimir el impulso de golpearlo, además de tirar la colilla lejos antes de que la regañaran ''No, está bien, yo tampoco estaba prestando atención Dr. Stephen'' respondió, con la voz suave que sólo ponía cuando se trataba de él.
kristjan/Romee: ROMEE & LOGAN: Había indagado un poco más de su hermano y aprovecho esto como una buena oportunidad para conocerlo sin decirle quien era. "Hola." se sentó a su lado, cruzando sus piernas. "¿Lo pasaste bien en el campamento?"
iván|ahmar|uly|margo: ahmar & romee. El conserje la miró con sorpresa y comenzó a reír, sin dejar de moverse al ritmo de la música. "Ah, no te enojes!" volvió a gritar. "¿No quieres bailar conmigo?" antes de que su diestra volviera al lugar anterior, la dejó suspendida en el aire, esperando que dijera que sí para agarrarla.
Agatha/Etienne: Agatha & Dash: "Vamos... eh - ¿cuál era tu nombre?" En algún rincón de su mente estaba el nombre, porque recordaba que Bea lo conocía, pero no le venía a la mente. "Como sea. ¡No son mala idea! De hecho, pienso que es una manera creativa de romper el hielo. Que se joda la charla introductoria." Propuso con aquella chispa convincente que la favorecía. "...Pero si tienes una razón válida para decir éso, me encantaría oír."
Holden|Stephen|Skye: Holden x Agatha: Suspiró, ladeando la cabeza para asegurarse de que al menos no hubiese ningún profesor alrededor. "Estä bien." Nuevamente, el rubio cedía a las locuras de la contraria, razón por la que en infinitas ocasiones terminaban en problemas. Se sacó la camisa, quedando completamente desnudo de la cintura para arriba. Buscó la mesa más cercana y se recostó sobre esta. "Anda, pero no te aproveches, entendería lo difícil que puede llegar a resistirse a estos cuadritos." bromeó con un par de risas.
Dash/Dallas: Dash ft Bauti & Natasha: "Por personas como tu nadie le da chance a las nuevas bandas" frunció el ceño mirando a la recien llegada. Completamente inocente al respecto del doble sentido que proponia el rubio, mas por tonto que por otra cosa, asintió ante la propuesta. "¡Si! Necesitamos a alguienq ue toque el triangulo" solto una carcajada. "¿Que cancion quieres que toque?"
Agatha/Etienne: Agatha & Deli: "Ya. ¿Dónde te pongo la sal?" Preguntó, asegurándose de tener a la mano las cosas.
Natasha/Simon: (Natasha&Ahmar): ''¿Por qué estás tomando tú, si deberías estar cuidando de nosotros?'' pregunta, con una risa divertida mientras intenta seguir el ritmo de la canción (ay valent no me resistí es que lo quiero mucho y natasha también que la adopte (?)).
Dash/Dallas: Dash ft Etienne: Le causaba tanta gracia la actitud ajena que apenas si podía mantenerse tocando los acordes como correspondia. "De nada, de nada. Es bueno para liberar el estres" asintió. "¡Si! Me enseño mi hermano mayor, ocasionalmente me gusta tocar" se encogió de hombros. "Tu tocas? Guitarra o cualquier cosa" pregunto curioso
iván|ahmar|uly|margo: ahmar & dani. "¿Y?" dijo entre risas. "Esta es tu música ¿no? se escucha diez veces mejor que la nuestra" por nuestra refería a Inglaterra, aunque en Rusia tampoco tenían tan buen gusto. Agarró la mano de Dani y la hizo girar una vuelta, el ritmo era de su agrado y el alcohol lo ayudaba a moverse lo más parecido posible.
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Agatha: "Podes tirar en donde quieras..." le aseguro, en realidad no le molestaba que la contraria optara por el lugar de su cuerpo que le quedara más comodo
Agatha/Etienne: Agatha & Holden: "¡Ay! Se me baja la presión con éste derroche de masculinidad." Reaccionó dramáticamente. "V
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Ahmar: "Se llama reggaeton" intento hacer que el ruso pronunciara aquella palabra pues cada vez que lo intentaba le causaba demasiada risa.
Holden|Stephen|Skye: Skye x Adrien: "Bueno, soy un poco nueva aquí, así que no conozco a la mayoría. Pero, estaba buscando a Simon. ¿Lo has visto por aquí?" Preguntó al mayor, aún tratando de encontrarlo entre la gente sin resultado alguno.
iván|ahmar|uly|margo: ahmar & dallas. "Puedo hacer tantas cosas bonita, que te quedas corta" contestó sin pensarlo. Con los ojos cerrados y los pasos más alocados, el hombre era muy feliz. "Me encanta todo, ¿podemos bailar y luego me criticas?"
Natasha/Simon: (Simon&Dani&Dallas): ''Bueno, no lo sé, los rumores dicen otras cosas...'' bromea, devolviendo el abrazo que le ha dado Daniela, mientras mira divertido a Dallas ''Muy graciosa, Dallas, pero sí, vamos a decir que es la primera'' le hace una mueca de disgusto, mientras le ofrecía la cerveza que llevaba en su mano a Daniela ''¿Están peleando por comida y no por alcohol? Qué bonitas''.
Logan/Adrien: ADRIEN & STEPHEN: "¿Lo... quien?" pregunta, no recordaba a ningun chico con ese nombre y mucho menos si no estaba en su quipo de futbol "Oye, colegui... tranquilo te noto bastante fuera de balance con eso" le dice dando un trago directo de la botella, sería profesor y todo pero allí no había mucho que guardar "Toma, no vas a beber solo compañero" le dice con una sonrisa bajo su barba y le estira la botella.
Holden|Stephen|Skye: Holden x Delilah: "¿PT?" reiteró, frunciendo el ceño. "¿Qué se supone que significa eso?" Cuestionó con un par de risas, comenzando a divertirse ante el estado de la chica. "¡Eso! Vamos a mover la cola." Aceptó un poco más animado, comenzando a seguir el ritmo de la canción de J Balvin que sonaba.
Carla joined the chat
Agatha/Etienne: Agatha & Holden: "¡Ay! Se me baja la presión con éste derroche de masculinidad." Reaccionó dramáticamente en cuanto empezó a quitarse la camisa. "Tendrás que entenderme. Es imposible." Batió el pelo e hizo moción de abanicarse. En realidad si le gustaba lo que veía pero sabía los límites, o al menos los suponía. "- Ya, ni yo me tomo en serio. ¿Pecho o abdomen?" Preguntó, refiriéndose a la sal.
Dash/Dallas: Dallas ft Adrien: Tuvo que morderse la lengua para no volver a defenderse, pero ni eso basto para que no se levantara a agarrar una lata de entre las tantas. "¿Feliz?" chasqueo la lengua. "No me voy a embriagar" dijo segura, abriendo la lata y enseguida dandole un trago. "Solo espero que si me meto en problemas sepas que es tu culpa"
Logan/Adrien: ROMEE & LOGAN: "Hola! ¿eh?" dice con una sonrisa confundida y rascando su cabello risado, esa preguntaba sonaba casí a obligación por parte de la gente del camping "Pues si, casi me ahogo, el chico que me gusta estuvo conmigo un montón, ah, fue mi cumpleaños, creo que si la pase bien" le dice a la chica "¿Y tu?"
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Dallas x Simon: "¿Que dicen los rumores?" le pregunto curiosa, el estado del contrario le causaba demasiada gracia. "Creo que somos las unicas sobrias de todo el lugar"
kristjan/Romee: ROMEE & AHMAR: Se rió negando con su cabeza. "No estoy enojada, solo me asustaste." también de a poco comenzó a moverse al ritmo de la música. "Sí, quiero bailar no me negaré a eso puedes volver a colocar esa mano donde estaba antes."
Dash/Dallas: Dash ft Deli: "Si...todos tenemos ojos. ¡Tu tambien!" exclamó con cierta gracia. "Bueno..¿la arena? ¡La arena es lo mas comodo del mundo! Mira, prometo sentarme contigo y te hago compañia"
Agatha/Etienne: Etienne & Dash: "¿Tienes hermanos? Vaya. ¿Qué tal éso? Como te darás cuenta soy hijo único." Inquirió, reposando su barbilla en el talón de la mano. "Eh, supongo que toco un poco el piano. Pero lo dejé cuando entré a secundaria, así que debo estar bastante oxidado." Relató.
Natasha/Simon: (Natasha&Dash&Bauti): Demasiado borracha para entender el doble sentido de la frase, le da una sonrisa a Bautista antes de mostrarle el dedo del medio a Dash ''Pues no está bien querer reemplazar a una banda, debes ser original, hippie'' se enfurruña en su lugar, como un gato enojado ''Y yo no sé tocar ningún instrumento, pero puedo cantar...'' lo dice como si se avergonzara de aquello ''No me pidas elegir, estoy muy ebria para eso, Dash''.
Logan/Adrien: ADRIEN & SKYE: "¿A Simon? ¿para que le quieres? cualquier cosa que necesites con el... puedo dartelo yo" le dice siendo un poco listo en sus palabras antes de negar la cabeza "No tengo idea de donde pueda estar, pero puedes tomar una cerveza y eventualmente aparecerá"
Dolores/Dorian/Milo was timed out
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Holden: "Significa lindo... deberia decirlo seguido..." busco engañar a su amigo con gracia. "Ay... me marie..." tras moverse un poco tuvo que agarrarse del hombro del contrario.
Holden|Stephen|Skye: Holden x Adrien: Se encogió de hombros, sin tener una respuesta en concreto para ello. "Actuación, profesor." Rió, triunfante ante la sorpresa que había provocado en el mayor. "Claro que las había probado. No tengo la edad, pero soy inglés, probar la cerveza es cultura general." bromeó. Se acercó a la mesa, trayendo ahora dos latas y entregándole una al mayor. "¿Se tomaría la siguiente conmigo?"
Delilah, Dani y Bauti: Bauti x Dash x Nata: "¿Hippie?" le pregunto a la contraria extrañada por lo que acababa de decir. "Bueno, segui con wonderwall ¿te la sabes?"
Logan/Adrien: ADRIEN & DALLAS: "No te vas a meter en problemas... solo es una cerveza, por eso te digo que si no aguantas, dejala" le incita de nuevo en ese ego que posiblemente se veía ofendido con las palabras del entrenador "Salud, por tu determinación"
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Dash: "Ay ya se que tengo ojos..." rodo los ojos divertida. "Bueno... ¿me dejas recostar la cabeza en tus piernas?" finalmente decidio acceder a la propuesta del rubio aunque no estaba demasiado convencida
iván|ahmar|uly|margo: IVÁN: Con agilidad robó la botella de alcohol de las manos ajenas y bebió aquello, que no sabía bien que era pero le sacaría la amargura. Después se dignó a observar al frente y le sonrió. "¿Qué?" se encogió de hombros. "Mal lo tuyo, no me ibas a compartir. ( wtf pero se acaba de pelear con peter a golpes así que está con cagas de desquitarse. )
Dash/Dallas: Dash ft Agatha: “¡Dash!” contestó sonriente, siempre amaba dar a conocer su nombre. Volvio a reirse ante la propuesta de la rubia. “Bueno...tengo que darte putnos extra porque si es algo creativo.” encogió un hombro. “Es solo que...la ultima vez que hice eso” empezó entre risas. “termine muy borracho. Es que los body shots me causan mucha risa, y uno no me basta.”
Logan/Adrien: ADRIEN & HOLDEN: "Claro que si, eso no se pregunta" le dice al chico tomando esa lata y abriendola con cuidado dando un largo trago antes de volver al chico "Entonces ¿en que más tienes experiencia?"
Holden|Stephen|Skye: Holden x Dallas: Una vez más, el rubio actuaba y hablaba sin medir las consecuencias. Se encogió de hombros sin darle mucha importancia, asintiendo ante la cuestión planteada por la contraria. "Si eso significa que me darás golosinas y luego iremos por una cerveza, claro, puedes conservar tu favor."
kristjan/Romee: ROMEE & LOGAN: Miró hacía el suelo un tanto avergonzada. "Perdón si es que me acerque de una manera brusca, no era mi intención." escuchó atenta su respuesta. "Vaya, al parecer si te pasaron cosas interesantes." asintió algunas veces con su cabeza.
Dash/Dallas: Dallas ft Ahmar: Su boca se abrió con sorpresa al escuchar la frase del rubio y no tardo en volver a soltar una carcajada. “Disculpa, tomarte en serio se me hace difícil. Es que eres tan amable muchas veces” admitió, apenas arrugando la nariz. “Bueno, te doy la chance de que me impresiones, Ahmar” asintió para luego seguirle el ritmo.
GEOFFREY DE ATH: GEOFF X *LIBRE* Si algo le sirvió a Geoffrey de vivir en N.Y era tener un buen estilo. Estaba listo para ir a la fiesta y por fin conocer a alguien, fue directamente por algo de tomar. "El clima es agradable ¿no crees?"
Logan/Adrien: IVÁN & LOGAN: "Tienes razón, no lo iba a hacer" le dice importandole poco al sacar un cigarro de su bola, si llevaba la cuenta ese tenía escrito el numero de la cajetilla 23 "No es nuevo que seas así pero ¿Por que ahorita?" pregunta curioso al chico rubio.
Agatha/Etienne: Agatha & Deli: Hizo una mueca de satisfacción. "Mejor para mi." Después de dar una mirada crítica, marcó un rastro de sal en la hendidura entre sus costillas. "Toma," y con éstas palabras le cedió un gajo de limón a la muchacha, intencionado para ir en su boca.
Delilah, Dani y Bauti: Bauti x Ivan: "Creo que vos ya tomaste suficiente primo..." le dio una palmada en el hombro sabiendo que en cuanto Noah notara que se había cagado a golpes con otro lo iba a cagar a puteadas
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Geoff: "¿El que?" pregunto, estaba distraida sirviendose un nuevo trago y no llego a escuchar lo que le decia la otra persona
iván|ahmar|uly|margo: ahmar & dani. "¿Reggae...?" el ruso se trabó a mitad de la palabra, era extraña y seguramente la pronunciaba mal. "Regguiton" intentó decirla, pero fracasó.
Holden|Stephen|Skye: Stephen x Natasha: Elevó la mirada que indebidamente se había posado en el pecho de la fémina. No tenía malas intenciones, simplemente observaba la zona que con su descuido había empapado. "Natasha." Sonrió, como si se debiera a aquella buena chica que siempre se alegraba de ver. En realidad, así lo era, aunque todo tratase de una bola de engaños que recaían sobre el mayor. "En verdad lo lamento, fue mi culpa. ¿Quieres mi camisa para no tener que cargar con esa ropa mojada?" Cuestionó, mas sin obtener una respuesta, comenzó a desabotonar poco a poco la prenda, sin medir ninguna consecuencia debido a su estado de ebriedad.
Logan/Adrien: ROMEE & LOGAN: "Si algo así" mirá a la chica, no la había visto antes, le causaba conflicto aunque ultimamente venía hablando con todo el mundo parecido "No me has respondido ¿que tal te fue a ti?" le dice con el cigarro sobre los labios antes de sacarlo para poder seguir con el humo claro.
Delilah, Dani y Bauti: Deli x Agatha: La morocha intento contener la respiración para no reirse ya que el sentir la sal sobre sus costillas le daba risas. "¿Esto donde me lo meto?" claramente no era para colocarlo entre sus senos porque eran practicamente inexistentes
Delilah, Dani y Bauti: Dani x Ahmar: "Ay me muero de la ternura..." le pellizco las mejillas "Sos hasta tierno hablando asi..."
Agatha/Etienne: Agatha & Dash: Sus labios se entreabrieron y lo apuntó, reconociendo el vocablo. "¿Cómo el de Los Increíbles? - ¡Qué cómico!" Exclamó, cruzándose de brazos e inclinándose un poco, revelando su interés. "Soy una persona muy convincente. Creo que deberías saberlo," resaltó. "Entiendo. Cualquier cosa, yo te cuido. ¿Sí? Entre tanto desastre hay que cuidarse. Tómalo como un trato." Y extendió su mano, con la formalidad por delante.
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Carne feliz
Por Dany Dandy
“Pregunté a un hombre lo que era el Derecho.
Él me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad.
Ese hombre se llamaba Galli Mathias. Lo devoré.”
Manifiesto Antropofágico 1928
Oswaldo de Andrade
–De morro yo también quería ser médico –dijo mientras prendía un cigarro–. Pero como no tenía recursos me hice carnicero.
–Yo no estoy seguro si quería ser médico, pero salud –le contesté y chocamos los tarros–. Además no creo que haya mucha diferencia entre nuestras profesiones. Ayer en el quirófano, el residente de guardia cauterizó de más el músculo y el olor a carne quemada no me dejó pensar en otra cosa que bistec. Siempre me pregunto a qué sabe la carne humana. Estoy seguro de que es mucho mejor que cualquier corte de ganado Brahman o Angus.
Juan se cagó de risa y pidió dos mezcales.
Me contó que a veces hacía jales para los Zetas y me enseño las manos. Hacía un par de años le habían cortado tres dedos con un machete y tuvo que irse de raid a Monterrey en un tráiler a que se los pusieran de vuelta en el Hospital Universitario. Ahora sólo podía doblarlos hasta la mitad y con esos sostenía el cigarro. Dice que desde entonces siente un respeto muy cabrón por los médicos.
Pedimos más cerveza. La rockola de la cantina tocaba una canción de Rihanna y un par de chicas foráneas improvisaban una coreografía mientras los borrachos de la barra las miraban entre confundidos y fascinados.
Juan les ordenó que nadie las molestara para que pudiéramos seguir hablando. Tenía la mirada de un niño perverso y estaba más ebrio que yo. Había algo en él que me recordaba a mí.
Sacó una bolsita con coca y me ofreció un pase:
–I can get you anything you want vato; you know? ¿Hablas inglés? I used to live in Texas for around five years as an illegal immigrant until I got deported for dealing cocaína. I had big GMC truck, full of bitches and dollars. Pero así es la vida primo –y volvió a cagarse de risa, se puso un tarjetazo por la nariz y siguió hablando.
No sé cuántas cosas dijo en ese tren, en inglés, en español y con la mandíbula apretada. Sus ojos se subían al mismo tren y se iban quién sabe a dónde. Succionaba la colilla arrugando la cara mientras sacaba humo por la nariz y por la boca hablando como chimenea.
El entusiasmo en su habladuría me parecía tierno y se me ocurrió que Juan se guardaba en realidad algo mucho más oscuro. Para ese punto habíamos establecido ya, ese vínculo de empatía y confianza que se decreta entre dos personas que comparten cervezas y drogas.
Así que no sé por qué le platiqué que en mi primer año de medicina había mordido el cerebro de un muerto en el anfiteatro. Había comenzado como una apuesta estúpida que me inventé para tener una excusa y probar un cerebro. A cambio recibiría como paga una caja de cigarros. Por cierto nunca me pagaron. Cuando por fin tuve la masa encefálica escurriendo formol entre mis dedos de látex no se me ocurrió otra cosa que metérmelo en la boca. Seguramente Freud habría tenido algo que decir al respecto. Las meninges tenían una textura suave y resbalosa; entre piel de delfín y ala de murciélago. Lamí la anatomía de las cisuras y chupé el cerebelo como si fuera un hueso de durazno. El formol cubrió mis papilas gustativas con una película espesa y amarga que me apendejaba la lengua para hablar. De todos modos, para evitar ser expulsado procuré no dejar impresa mi huella dental.
A Juan le divertía mi historia. Sonreía enseñando unos dientes picudos y luego estalló de risa de forma flatulenta. Pasó su brazo por encima de mi hombro y me dijo:
–Te voy a platicar algo nomás porque estás igual de pirata. Yo si he comido gente –luego hizo una pausa para hacerla de emoción y se paró al baño.
Yo pedí más mezcal. Pocas veces he sentido una emoción así.
Las chicas seguían bailando y los borrachos de la barra jugaban dominó.
Cuando Juan volvió a la mesa, se empinó el caballito de golpe, limpió su boca con la manga, y me dijo:
–El primero que me comí fue por supervivencia. Cruzamos a los United de mojados y nos encontramos un cuerpo flotando en el rio. Survival homie. De ahí pos ya sabes, no teníamos comida. Te comes al muerto o te mueres. Medio lo mal-cocimos en la fogata y lo agarramos a mordidas. Estuvo bien salvaje. Para cuando me comí al segundo ya era un vicio. Te juro por ésta –haciendo una cruz con los dedos– que nunca he comido una mejor carne. A ese ya lo cocinamos acá gourmet y como ya venden vino en el Oxxo de Galeana, pues nos pusimos fresas. Barbacoa de cerebro y taquitos de cachete con cabernet. No mames, buenísimo –y se chupó los dedos excitado.
Me explicó que el ejército y la marina andaban bien perros y ya no podían andar tirando cuerpos mutilados por donde les diera la gana, así que ahora mejor se los comían.
Esa noche no pude dormir. No pude dejar de pensar en Juan; caníbal logrado. Me daba risa: Juánibal.
Lo imaginaba con su mandil de carnicero salpicando las paredes y su cara de sangre; destazando una pierna, diseccionando un hígado o mordiendo una víscera cruda.
Al día siguiente pedí un pedazo de bistec en el restaurante del pueblo. En el noticiero de la tarde hacían un reportaje de la industria ganadera, producción en masa de carne inyectada con clembuterol y condiciones insalubres en las granjas. Imágenes de pollos desplumados vivos aleteando sin control y cientos de vacas mugiendo amontonadas, colgadas cabeza-abajo de unos ganchos donde un tipo les corta una oreja o le pica el cuello. Según expertos en la materia el estrés puede causar serias reacciones negativas en el sistema inmune del ganado, predisponiendo infecciones y disminuyendo la calidad de la masa magra. Animales asustados; leche agria, huevos mutantes y carne pinche. Sin mencionar que son deficientes en vitaminas y nutrientes.
Con razón el bistec sabía a mierda. Pedí la cuenta y me fui. Yo quería comerme a la mesera.
No creo que Juan se coma a las mejores personas. Probablemente sean sicarios o narcos de otro cártel, con el cerebro atrofiado por la piedra y el cuerpo malvivido. Drogadictos y violadores con Sida, migrantes desnutridos, mentes torturadas, corazones podridos. Él dice que no hay nada mejor. Yo no estoy seguro.
Días después lo volví a ver en la cantina. Esta vez yo estaba más pedo, jugábamos dominó y la rockola tocaba “Piel canela” de Tin Tan. Le hablé a Juan sobre la sofisticación de la antropofagia como arte culinario y escupió cerveza por la nariz en un ataque. Consumiríamos solamente carne de primera calidad, escogida a mano. Carne feliz, gente bien alimentada; niños, deportistas y vírgenes. Pastel de carne vegana y ensalada de súper modelo. Bajo ninguna circunstancia consumiríamos gente enferma, a menos que el platillo así lo requiriera, tal como el caso de un diabético para cocinar carne agridulce al estilo cantonés. Lo más importante sería apegar nuestra metodología al protocolo de salud básico de la Norma Oficial Mexicana para evitar morir de kuru o por algún otro prión.
Juan estaba cagado de risa, me dijo que sentía mariposas en la panza.
A la semana siguiente volví al restaurante, me senté en la misma mesa y pedí otro pedazo de carne. La mesera traía puesta una blusa de tirantes sin brasier y el verano sudaba su escote con gotas de sal. Los bordes laterales de sus tetas redondas asomaban de la blusa cuando alzaba algún brazo para acomodarse el cabello o para limpiar una ventana o nada más para que la siguiera viendo. Las feromonas que despedían sus axilas peludas se penetraban en mi cerebro volviéndome primitivo. El gafete prendido de su pecho decía “Melisa”. Tenía alrededor de unos veintitrés años y las piernas le llegaban hasta el cielo. No me molestaba en lo más mínimo que tuviera cara de ratón ni un discreto bigote sobre el labio; sus nalgas apretadas en chikishorts bailaban una sobre la otra, caminando hacia a la cocina o a la barra, para traerme otra XX Lager con una sonrisa de lado.
–Provecho, chulo.
Ella sabía lo que estaba haciendo. Yo era suyo. Me dijo que salía a las nueve. Y volví a sentir esa misma emoción de la cantina.
Cuando terminó de trabajar fuimos de vuelta a mi casa. Bebimos un par de caguamas, fumamos un gallo de kush, y puse el disco God is good de Om. Melisa saltó encima de mí y rodamos por el piso. Hicimos el amor como animales. Ella gritaba “¡CÓMEME!” Sus fluidos escurrían por mis barbas mientras sus manos sostenían mi cabeza contra su vagina. Meneaba la cadera hacia adelante y hacia atrás cogiéndose mi cara, gritando que me la comiera toda. Hasta que enterré mis dientes en la suave carne de su vagina y los fluidos que escurrían de mi boca se volvieron sangre. Melisa tuvo un fuerte orgasmo y enseguida cayó en síncope.
Mientras estaba inconsciente, tendida sobre mí y respirando pacíficamente, tomé un cuchillo de cinco dedos, acomodé su cabello a un lado del cuello y enterré el metal frío entre la tercera y la cuarta vértebra cervical, causándole la muerte por paro respiratorio. Ella ni siquiera se dio cuenta. Parecía como soñando. La sonrisa de su rostro permanecía feliz, igual que su carne. Era bellísimo.
–Ahora si te voy a comer toda, ratonsita –le susurré al oído.
La acosté de espaldas, besé su culo cariñosamente y le di una fuerte nalgada. La emoción que había sentido en la cantina y en el restaurante se multiplicaba palpitando en mis globos oculares e hizo metástasis a mis labios. Mi vientre, mi glande, mis manos, invadiendo todo mi cuerpo. Poseído por la excitación me ensalivé el glande y se la volví a meter. Al amor verdadero no lo separa la muerte.
Sintiéndome ya poeta me comí sus nalgas, a mordidas, así como Juan se comió al primero; crudo. Mientras dentellaba los glúteos totalmente sedado por la excitación, el cuarto me daba vueltas y el sabor a hierro de su sangre se coagulaba en mi boca. A pesar del salvajismo el sabor no era el que esperaba, aunque no sabía con certeza qué esperar. La grasa cruda de sus nalgas gordas era difícil de masticar y la textura granulosa me daba más asco de lo que me excitaba. Vomité un par de veces y luego quedé dormido sobre las heridas.
Cuando desperté, el sueño persistía. Me miré borrosamente tomar un bisturí y diseccionar el cuerpo de Melisa parte por parte sobre una plancha, en tercera persona. Separar los huesos de la carne y de las vísceras en diferentes bolsas. Lavar la mierda de los intestinos con una manguera, vaciar los riñones en el fregadero y beber un poco de orina para espabilarme. Era como una película que había visto en mi cabeza un millón de veces. Funcionaba casi en automático. Al terminar la sinfonía guardé todo en el congelador.
–Hay Melisa pa’ rato –me dije.
Lo que sé de cocina, lo aprendí hace poco mirando un canal de YouTube. Deshidraté un par de tiras de la carne de sus piernas en el horno, agregué una parte de sal, cociné a fuego lento un diente de ajo, media cebolla, dos tomates, dos chiles serranos, un puñito de chile piquín y cilantro con un poco de aceite. Luego guisé la carne con tomate verde, cebollines, pimientos y agregué tres claras de huevo.
Esa mañana desayuné al aire libre, escuchando a la filarmónica de Leningrado interpretar el concierto para chelo y orquesta en La Menor de Robert Schumann en el viejo tocadiscos. Una fresca brisa perfumada por las montañas de la sierra de Arteaga acarició mi rostro que miraba contemplativo al horizonte mientras retiraba lentamente el tenedor de mis labios. Melisa era realmente deliciosa. La acompañé con un vino tinto del Oxxo atendiendo a la recomendación de Juan.
Para el desempance, fumé marihuana en una pipa de madera de nogal tallada a mano, con la pierna cruzada y un té de hierbabuena con miel de agave.
Pensaba en los desayunos de la reina de Inglaterra, de los emperadores romanos o incluso de los faraones egipcios.
–Me la pelan todos. Machacado de Melisa.
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573
Y para entender por qué mi país está así ahora bastaron cuarenta minutos en Rivadavia y la Costa a las 2am de un martes de enero en Mar del Plata esperando el 573. Acabo de salir de una obra de teatro que fantasea con el secuestro y el asesinato de Domingo Cavallo, en el 2001, cuando la miseria de los que tienen todo desde siempre gobernaba con la desesperación de l*s que tienen nada o un poquito, ajustando sin decoro y tirando de la cuerda sabiendo que su hilo, grueso y encerado, no iba a ser el que por gastado no tuviese de qué agarrarse para evitar cortarse y caer. Tod*s l*s personajes fueron borders y ridículos, gritones sin horizonte que encontraron futuro al decidir responder a la violencia histórica con acto heroicamente estúpido: tan reales que temí salir y encontrarlos arengando un secuestro en el 2017, a los mismos tipos y con las mismas ganas.
En la parada del colectivo la noche es publicitariamente linda y nosotr*s, apoyándonos en las barandas del skatepark, esperamos que aparezca el 73 digiriendo pizza y cerveza mientras un nene revuelve el tacho y encuentra una Paso de los toros que vacía en el tanque de su pistola de agua; tiene una remera celeste que dice Mar del Plata y unas gafas negras que convierten sus cinco o seis años en 14. Una vez cargada su arma, la agita y le grita a su hermana que lo acompañe a dispararle a los skaters mientras su mamá, una mujer de espalda grandota y cintura finita, sostiene con sus brazos gruesos a un bebé y espera el colectivo con otras nenas. A nosotr*s nos da risa la travesura y a otra familia que se sienta al lado nuestro a esperar otro colectivo no le da nada. Entre nosotr*s, hablamos de cómo era Mar del Plata antes, cuando la aristocracia la usaba de balneario para descansar de la difícil tarea de lucir siempre acertados en la diplomacia, pero eso ya no importa porque la hermana del nene pistolero aparece gritando que un guacho le había pegado a su hermano: la mira a la madre, señala a la izquierda y le dice que se apure, que vaya a hacer algo, pero la madre no hace nada, embarazada o desgastada después de un embarazo se toca la cintura y sentencia que si el otro se había ido a hacer el pillo ella no iba a hacer nada porque además no-puedo-ni-caminar. Alguien prende un porro y el olor a nos despierta a todos de la parada del bondi que no viene y de los gritos de la nena y el skater enojado, tanto que la madre nos mira y dice que alguien se está fumando unas flores y cómplices nos saboreamos sonriendo.
De a ratos pienso en un personaje de la obra, un desempleado venido a menos que pasa sus horas frente a la televisión paranoiqueando contra su mujer y creyéndole a los señores cuando dicen que llegaron para arreglar la Argentina. Vuelvo a la parada con mi cabeza para ver un despliegue de tribu cooperativa: la madre se alerta y grita colectivo! y los chiquit*s corren, la nena está mas ofendida porque a su hermano no lo toca nadie y mientras una cierra el carrito otra se sube al colectivo para que otra le alcance las mochilas y los bolsos y el nene, con la pistola en la mano, levanta el carro, agita que ya va a agarrar al hijo de puta y sube apurado. Ante todo, un hombre de la otra familia que se sentó a esperar dice fuerte que estos después te roban, que hay que hacerlos bien mierda desde chiquitos y sentencia esto a su esposa y a su hermano y a sus hijos asegurándose también de que lo escuchemos nosotr*s y yo lo miro fuerte porque ya no tengo ganas de decir pero siento algo caliente que me molesta y no puedo parar de mirarlo. Es una de las mujeres la que le dice que ese chico no tiene la culpa de nada, que por qué no piensa diferente, que cómo no se da cuenta que él también es padre, él le grita a su hijo que se venga para acá y se quede sentado y que haga lo que el le dice por ultima vez.
Y tod*s estamos en la misma parada esperando el mismo colectivo que va para el mismo barrio hace 40 minutos.
Nos vamos porque el 73 va a pasar pero no sabemos cuándo y nos tomamos un taxi. El tachero escucha a un conductor de radio que no sé quién es pero me pareció uno de los más elegantes que escuché, últimamente las noticias sólo son malas pero él sabe decirlas con un criterio tan delicado que es furioso. Por ejemplo: ¨ La policía cortó la avenida San Juan porque la justicia tiene que decidir si desaloja o no el edificio tomado en el que viven 68 familias, familias que poseen los títulos de propiedad pero que a la jueza María Lorena Tula del Moral no le parecen suficientes,repito el apellido porque me parece importante, a la jueza María Lorena Tula del Moral, hablamos de alrededor de 40 niños ¨. O si no: ¨El Ministerio de Desarrollo se encuentra tomado porque a sus trabajadores les descontaron más de la mitad del sueldo por hacer paros legítimos por defender los derechos que todo trabajador debe tener ¨. O sino o sino o sino este conductor tuvo que encontrar la manera más calmada, más acertada para estar transmitiendo noticias que ya conoce de otra vida.
Acabo de volver de una obra de teatro que fantasea con el secuestro y asesinato de Domingo Cavallo en el 2001 y cuando me acueste espero soñar con otros secuestros y otros asesinatos de ahora, cuando la miseria de los que tienen todo desde siempre gobierna con la desesperación de l*s que tienen nada y un poquito, ajustando sin decoro y tirando de la cuerda sabiendo que su hilo, grueso y encerado, no va a ser el que por gastado no tenga de qué agarrarse para evitar cortarse y caer.
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El Diario de Larry: San Valentin
Especial Anterior: Navidad
Se sentía cierta calma en el ambiente. El turno había estado muy tranquilo, tanto que alcancé a dormir un par de horas durante la noche, porque no había habido mucho movimiento de pacientes en urgencias.
—¿No te parece raro que no haya venido nadie durante la noche? —le pregunté a la Caro, mi colega.
—¡Shhh! —me hizo callar—. No digas eso, ¿no ves que después llegan todos amontonados al terminar el turno?
Me encantaba hacerla delirar diciendo esas cosas frente a ella. Era extremadamente supersticiosa.
—Ya, ya, tranquila, ¡si no va a pasar nada oh! —le dije riendo.
—¡Tampoco digas eso! —respondió golpeándome el brazo, incapaz de aguantar la risa.
Terminamos de preparar todo para hacer la entrega de turno, y al menos hasta que terminamos nosotros, no había llegado aún la horda de pacientes.
—La verdad, sí me pareció raro —me dijo la Caro mientras caminábamos hacia la salida del hospital—. Por lo general en esta fecha llegan muchos accidentados.
—Si, si por lo mismo te lo decía —coincidí, pensativo—. Quizás es porque hoy es miércoles —supuse.
—Si, puede ser —concordó conmigo—. Oye, ¿y que van a hacer ustedes para celebrar el día de los enamorados?, ¿o el Bryan no va a estar acá en la Isla hoy? —cambió el tono de voz y se puso en modo copucha.
—Si, el Bryan llega hoy de Puerto. Le tengo preparada una sorpresita.
—¿Qué cosa? —quiso saber, entusiasmada.
—Un picnic, en el mismo lugar donde nos besamos por primera vez.
—¡Ay qué lindo! —dijo, mostrando emoción en su voz—. Ojalá mi gordo hiciera lo mismo.
—¿Por qué? —me reí—, ¿qué tienen planeado?
—Vamos a ir a cenar al Costanera.
—¡Rico po! —le dije—. ¿Y qué van a hacer con los niños?
—Los vamos a dejar con la hermana del gordo por la noche. Ella feliz. Así después tendremos la casa sola para estrenar unos juguetitos que compré el otro día —dijo con tono coquetón.
—¡Cochina! —le dije riendo—. Y tu quejándote de que lo pasarías mal.
—Igual la idea del picnic es bonita —me dijo, mientras llegábamos a la esquina donde nuestros caminos se separaban—. No olvides echarte repelente —me aconsejó.
—Lo tendré presente —respondí, un poco descolocado por el consejo—. Que disfrutes, nos vemos el sábado.
—¿El sábado?, ¿no vienes mañana?
—No, pedí el día —le dije con una sonrisa en la cara.
—Aaah, cochinón. ¡Vas a estar tirando con el Bryan tres días seguidos! —dijo riéndose, levantando la voz un poco más de lo normal.
—¡Cállate! —le dije riéndome también—. Ojalá que así sea.
—Ya, ya, no lo digas porque o si no, no se cumple —ella y sus supersticiones.
Nos despedimos con un abrazo y nos separamos. Me fui todo el camino con una sonrisa en la cara, ansioso para que llegara la tarde y poder ver por fin al Bryan, después de tantos días.
Desde hace poco más de una semana que no lo veía, y a pesar del poco tiempo, lo extrañaba mucho. Probablemente el haber estado haciendo turnos extras cubriendo a algunas colegas me había hecho eterna la semana, o quizás el saber que era el día de San Valentín me tenía aún con mas ansias de verlo. O quizás ambas.
Sea cual fuere la razón, sabía que quería verlo y no podía esperar.
Abrí la cerca de madera que marcaba el límite del jardín y el inicio de la acera, y subí los tres peldaños que daban hasta la puerta de la casa. Mi casa.
Bueno, técnicamente no era mi casa, porque con Bryan solo arrendábamos por el momento. Pero era nuestra casita, nuestro hogar. Pequeña, pero suficiente para los tres.
Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta para poder entrar. Salem llegó caminando a máxima velocidad para saludarme y acariciar su cuerpo entre mis piernas. Maulló y ronroneó demostrándome su emoción al verme llegar. Lo tomé en brazos y acaricié su negro pelaje, y me dirigí hasta el rincón del living donde estaba su comedor, para verificar que tuviera comida suficiente, y cambiarle el agua.
Cuando llegamos a arrendar la casa hace ya ocho meses, nuestra vecina, la señora Patricia, nos dijo que alguien había tirado una caja con cuatro gatitos recién nacidos en la plazoleta, que estaba a una cuadra de la casa. Nos preguntó si los podíamos adoptar, pero solo alcanzamos a adoptar al último que quedaba. La bola de pelos negra más hermosa que había visto. Cuando nos vio por primera vez, maulló como pidiendo que no lo abandonáramos.
Y lo adoptamos.
—¿Qué nombre le ponemos? —me preguntó Bryan, acostado sobre la cama, con los brazos cruzados bajo su mentón mientras miraba con ternura al nuevo miembro de nuestra pequeña familia, a escasos centímetros de su rostro, familiarizándose con nuestra cama.
—Salem —propuse, por el gato parlante de Sabrina, la Bruja Adolescente.
—¡Perfecto! —dijo el Bryan, levantándose de la cama, y parándose a mi lado—. Elegiste el nombre perfecto —me dio un beso en la comisura del labio y puso su mano en mi hombro, y miramos con orgullo a nuestro nuevo miembro de la familia. O nuestro dueño (nunca se sabe con los gatos).
Al principio nos costó acostumbrarnos. Ninguno de los dos había criado un gato desde chico antes, así que no sabíamos que sería tan dependiente.
Le teníamos una cajita con cobijas y harta comida, pero a media noche nos despertaba con sus maullidos, desesperado por un poco de compañía. Finalmente, Bryan se levantaba y lo llevaba hasta la cama para que durmiera con nosotros, donde se quedaba dormido plácidamente entre los dos.
Ahora, ya estando más grande, se sube a nuestra cama a dormir solo si uno de los dos no esta en casa. Cuando estamos los dos, duerme sobre su propia cama, que está en la silla a los pies de muestra cama.
Para el picnic sorpresa de San Valentín, me dispuse a preparar un queque de limón, como los que le encantan al Bryan.
Tenía pronosticada su llegada para alrededor de las 15 horas, ya que se desocuparía de su última reunión cerca del mediodía.
Alisté las cosas que necesitaríamos. Un mantel grande para poner en el pasto, un termo con agua hirviendo, hartos bocadillos, sándwiches, jugos y leches en caja, para ofrecerle variedad de bebestibles, y quedaría pendiente el queque. Además fui donde la señora Patricia a pedirle una carpa y un colchón inflable, que había prometido conseguirme con su hijo. La idea era acampar en el lugar, igual como hicimos esa noche en que me había venido a ver a la Isla junto con el Victor para ver como llevaba emocionalmente mi término con el Huaso.
Estaba todo ya casi listo, yo ya estaba bañado y vestido con mi mejor atuendo romántico/outdoor. Solo faltaba lo más importante: La pareja.
Cuando eran las dos de la tarde, el Bryan me llamó con malas noticias.
—Larry, no voy a poder llegar temprano —me informó—, la reunión aquí se está alargando mucho, y no veo que haya solución temprana. El Seremi quiso reunirse de forma individual con cada directiva de los distintos hospitales, en vez de recibirnos a todos juntos.
—¿Y por qué hizo eso? —le pregunté, acumulando rabia contra el Seremi por mantener al Bryan lejos de mí.
—No sé, para intentar coimearlos a cada uno por separado y debilitarnos, supongo. Te llamo cuando me desocupe, ¿ya?
—Bueno, cuídate —le respondí, intentando no demostrar mi decepción con la voz.
—Te amo —me dijo a modo de despedida, y cortó la llamada.
Bryan ahora tenía un cargo más administrativo, al cual había podido optar por su buena ética laboral. El sueldo era mayor, pero le consumía bastante más tiempo, teniendo que estar asistiendo a reuniones y comités regionales fuera de la ciudad.
La semana anterior, había asistido a una serie de reuniones de epidemiología con respecto a los casos de Hanta, las cuales se extendieron hasta el día lunes de esa semana, para el día martes volar a Puerto Montt y asistir a las reuniones con el Seremi por temas relativos al abastecimiento del Hospital.
Él quería venirse a la casa la noche del lunes y el martes, y partir a Puerto Montt temprano en la mañana, pero le aconsejé que mejor no, que no alcanzaría a llegar de forma puntual a las reuniones que tenía.
Y así fue como me quedé solo para el día de los enamorados, con toda la sorpresa que le tenía preparada a mi pololo, arruinada.
Dejé todo ordenado y me puse a limpiar la cocina. Más tarde vi tele un rato y me acosté temprano, cerca de las ocho de la tarde, sin ganas de nada, cansadísimo después de no haber dormido nada al salir del turno.
No sabía qué hora era cuando unos dulces labios me despertaron del tranquilo sueño que estaba teniendo. Abrí los ojos y el Bryan estaba sentado en la cama, junto a mi, vestido con un pantalón de tela y una camisa blanca, la cual brillaba bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana. En las manos llevaba un pequeño paquete de regalo junto a una rosa. Me sonrió y me acarició el rostro.
—Feliz dia de San Valentín, mi Larry —me dijo, y se acercó nuevamente a besarme, probablemente para ver si producía un efecto sinérgico con el beso anterior para lograr despertarme del todo. No lo logró—. Perdón por no estar junto a ti —dijo con pena.
—No importa. Ahora estas aquí —murmuré, aún adormecido, pero feliz por saber que ya estaba junto a mi.
El Bryan sonrió, se puso de pie y se desvistió rápidamente.
—Hazme un espacio —me dijo, acostándose junto a mi.
Me envolvió con sus brazos y me besó la frente.
Acomodé mi cabeza en su pecho, y dejé que su aroma me invadiera.
Ya estábamos juntos al fin.
Y con ese pensamiento, me entregué al mundo onírico que luchaba por llevarme de vuelta.
Al despertar, Bryan me estaba dando la espalda y yo tenía mi mano derecha debajo de la almohada que estaba usando él, como último vestigio de una cucharita que hacía rato de había desarmado.
Lo observé en silencio por unos segundos. Su cabello castaño corto, como siempre lo usaba; su espalda, que tantas veces había apretado entre mis brazos; su nuca, que le encantaba que le diera besitos ahí de sorpresa; y su cintura, que se mantenía delgada a pesar del poco tiempo para la actividad física que había tenido últimamente.
Sonreí por saber que ya estábamos juntos, que no había que esperar más tiempo para abrazarlo, para sostener su mano o para besarlo. Bueno, quizás sí debía esperar unos minutos hasta que despertara; pero ahí estaba, junto a mi.
A los minutos Bryan se despertó, y se volteó para quedar frente a frente conmigo. Me sonrió con los ojos entrecerrados demostrándome que también se alegraba mucho de verme, a pesar de que seguía medio adormecido.
—Buenos días —me dijo, pasando sus suaves dedos por mi mejilla.
—Buenos días —le respondí, sonriendo, y no pude aguantarme y me acerqué de inmediato a besarlo.
El Bryan se entusiasmó de inmediato y me abrazó con fuerza, y luego comenzó a acariciar mi espalda desnuda.
—Estoy tan feliz de volver a verte —me dijo, una vez terminamos de besarnos.
—Yo también —respondí con sinceridad, y volví a darle un corto beso.
Bryan se contorsionó para alcanzar el paquete de regalo y la rosa que había traído consigo la noche anterior, y que estaban sobre el velador a su espalda.
—Feliz San Valentín —me dijo, con una sonrisa en el rostro.
—Gracias mi amor —le di un beso como agradecimiento. Abrí el regalo, intentando no romper el papel, y me encontré con un libro: Dos Chicos Besándose de David Levithan. Lo ojeé emocionado, ansioso por comenzar a leerlo—. ¡Me encanta!
—Bueno, igual hice trampa, porque lo leeré yo también, así que es un regalo para los dos.
—Yo también te tengo un regalo trampa —le dije, levantándome rápidamente de la cama, y me dirigí descalzo hasta la cocina a buscar el queque que había horneado el día anterior. Estaba buscando un cuchillo y un par de platos para llevar a la cama, cuando el Bryan me abrazó por detrás—. No, vamos para la cama.
—¿Y todo esto? —preguntó sorprendido por la gran bolsa de género llena de comida y cajas de jugo y leche.
—Es parte de la sorpresa que tenía preparada para ti el día de ayer —le respondí, recordando la pena que me había producido el no haber podido realizar el picnic, y le expliqué en qué consistía mi plan.
—¿Y qué tiene que no hayamos podido hacerlo ayer?, ¡hagámoslo hoy! —dijo entusiasmado.
—¿Seguro?, ¿no tienes que trabajar mañana? —pregunté, inseguro.
—Puedo pedir el día, por haber tenido que trabajar hasta tarde ayer —me dio un beso en la sien—. Va a estar lindo —me sonrió achinando sus ojos y no pude evitar sentirme el hombre más afortunado por tenerlo como pololo.
—Como tú —le respondí.
—Como tú —juntó su frente con la mía y justo en ese momento Salem saltó a la mesa de la cocina, como queriendo ser parte de la ocasión.
—Como Salem —dije, y ambos nos reimos.
Tomamos desayuno, más tarde cocinamos algo rápido de almuerzo, para después preparar los últimos detalles y partir hacia la zona donde hace un par de años habíamos acampado con el Victor.
Cerca de las cinco de la tarde nos despedimos de Salem, dejándole el plato lleno de comida y agua fresca, y salimos de la casa, camino al terminal, con todas las cosas necesarias en la mochilera de cada uno. Tomamos una micro que viajaba hasta Quellón, y nos bajamos antes de llegar a la ciudad, recordando más o menos donde había sido nuestro sitio de acampada.
—¿Estas seguro que era aquí? —me preguntó Bryan, un poco inseguro del lugar donde estábamos.
—Si, aquí era —respondí convencido—. Recuerda que era un poco más al sur de esa iglesia que se ve por allá —apunté con el dedo en dirección a la iglesia que mencioné—. Mira, ahí está el tronco, donde nos sentamos esa vez, ¿recuerdas?
Bryan se sonrojó levemente, como avergonzado por lo que había ocurrido esa noche.
—Lo recuerdo MUY bien —respondió finalmente. Se acercó a mí y me tomó de las manos—. Esa noche por fin pude comenzar a ser quien realmente soy.
—Estoy muy orgulloso de ti —le dije, mirándolo a los ojos—. Y estoy muy feliz de que hayas tenido la valentía de hacerlo. Si no lo hubieras hecho no estaríamos aquí ahora.
—Yo estaría en Antofagasta trabajando.
—Y pololeando con alguna niña —agregué.
—O con el Nico —sugirió él, provocando una impresión en mí.
—¿Ah si? —me reí, impresionado por su ocurrencia.
—Es broma, es broma —corrigió de inmediato, haciéndome cosquillas en el abdomen, intentando desconcentrarme—. Siendo realistas, es más probable que tu estés con una chica acá, antes que yo vuelva a estar con una en Antofa.
—Idiota —me rei, y le di un beso.
Nos pusimos manos a la obra, armando la carpa, inflando el colchón y preparando el picnic. El Bryan amó el queque que había horneado para él (y a decir verdad, estaba exquisito).
—Me encanta como cocinas —me dijo tras tragar el último bocado de su tercera porción de queque. Hacía unos minutos que el sol había desaparecido de nuestra vista, pero aún el bosque a nuestro alrededor tenía un tono grisáceo, por los últimos restos de claridad.
—Me encanta que te encante. Así te puedo engordar para que no te miren —bromeé.
—Inténtalo todo lo que quieras, pero no lo vas a lograr. Mis genes no me permiten engordar. Aparte no es necesario. Cuando ando contigo todos te miran a ti.
—Mentira —resoplé.
—¡En serio! si eres el ser más hermoso que haya pisado la tierra.
Me quedé absorto mirándolo a la cara, su sonrisa de genuina felicidad y sus ojos, que me expresaban todo lo que decían sus palabras.
—Soy el hombre más afortunado del mundo —murmuré, casi pensando en voz alta, cambiando totalmente el hilo de la conversación.
—¿Ah? —Bryan quedó confundido.
Hubo un silencio de un par de segundos, solo interrumpido por el grillar a la distancia de grillos, ocultos en la oscuridad de la noche.
—Que soy el hombre más afortunado del mundo. Por tenerte a ti, aquí, conmigo —me acerqué a él y le tomé la mano—. Gracias por aguantarme y hacerme feliz dia a dia —le dije mirándolo a los ojos, sintiendo cada palabra.
—Gracias a ti, mi Larry, por dejarme entrar en tu corazoncito —con su dedo índice dibujó un corazón en mi pecho—, y permitirme ayudarte a rearmarlo.
Nos besamos con cariño, demostrándonos con ese simple acto todo lo que nos queríamos.
—Creo que deberíamos guardar todo, y entrarnos —me dijo el Bryan, pasando su mano por mi pierna. Yo asentí, y de inmediato nos pusimos de pie para guardar las cosas del picnic y dejar bien limpio antes de entrar.
Ingresé a la carpa, y me recosté de espaldas, con los codos apoyados en el colchón. El Bryan se arrodilló frente a mi y se inclinó para besarme mientras con su mano me acariciaba el abdomen por debajo de la polera.
Le saqué la polera y él hizo lo mismo, y me incliné para desabrocharle el short de mezclilla que estaba usando. Le hice sexo oral como sabía que a él le gustaba, mientras él me acariciaba con suavidad el cabello, disfrutando cada segundo.
Tuvimos sexo, suave en principio, duro a ratos, pero por sobre todo, apasionadon. Toqué cada centímetro de su cuerpo, sintiéndolo, besándolo, mirándolo, y enamorándome cada vez más de él, de su mirada de cariño y preocupación, de su sonrisa levemente torcida a la izquierda, de su voz susurrándome al oído cuanto disfrutaba el momento.
Terminamos recostados de espaldas sobre el colchón, sudados y agotados, felices de haber tenido una oportunidad más de estar juntos y hacer el amor. Nos besamos una vez más, antes de quedarnos dormidos.
Despertamos temprano a la mañana siguiente, son el cantar de los pajaritos. Tenía frío, así que me levanté de inmediato para vestirme. Me quedé afuera de la carpa un rato, mirando los pájaros en los árboles, intentando descifrar a cada uno por su canto.
Al rato el Bryan salió de la carpa solo con su bóxer puesto.
—Vístete —le dije, preocupado de que se pudiese enfermar.
—No es necesario, tú me abrigas —se acercó hasta donde estaba yo, y me abrazó—. ¿Cómo dormiste?
—Genial. ¿Y tu?
—Excelente —me dio un besito en la frente.
—Estuvo rico, lo de anoche —le dije, comentando con sinceridad lo que me había parecido nuestro encuentro sexual.
—Siempre es rico contigo —respondió con tono coqueto.
Nos quedamos abrazados por un par de segundos más, hasta que nos organizamos para desayunar. Un par de sándwiches nos habían quedado del día anterior, y nos los comimos con un juguito en caja, y con el agua que aún quedaba en el termo preparamos un tecito.
Después de eso nos dispusimos a desarmar el campamento. Desinflamos el colchón y lo guardamos en la ajustada funda de género que tenía, y luego desarmamos la carpa, que nos dio un par de dolores de cabeza al no lograr recordar como venía todo metido en la bolsita correspondiente.
—Me gustó tu regalo, de haber venido a acampar —me dijo el Bryan, una vez terminamos de levantar todo, y dejar todo limpio en el lugar.
—A mi igual —lo tomé de las manos—. Deberíamos repetirlo todos los años.
—Esa es una muy buena idea —coincidió él
Nos dimos un último abrazo en el lugar.
—Te amo, mi Bryan —le dije.
—Y yo a ti, mi Larry —me respondió, y nos dimos un beso riéndonos por la cursilería que nos dijimos.
Comenzamos a caminar buscando la carretera, tomados de la mano, de vuelta a nuestras vidas rutinarias.
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II - El Tic Toc de las lapiceras
–Después de las fotos de rigor – dijo uno de los encargados de prensa del club – vamos a dar comienzo a la conferencia de prensa. Recuerden que solo se van a contestar dos preguntas por medio. Dicen nombre y medio al que representan y proceden a preguntar. Hay dos micrófonos. ¿Listos? – preguntó mirando a Cristian y al presidente del club, y al recibir una confirmación de ambos, concluyó diciendo – perfecto, pueden empezar.
– Buenos días Kenneth y Cristian – comenzó un joven de barba candado y gafas antiguas, con algunos kilos de mas – Quiero hacer una pregunta para ser contestada desde el lugar que cada uno tiene en esta historia. Kenneth, algo que muchos aficionados del Blackpool se preguntan ¿porqué decidieron contratar a un director técnico que lleva mas de cuarenta años sin dirigir y alejado del fútbol? Y la misma pregunta para Cristian ¿porqué cree que lo eligieron a usted y no a otro entrenador que haya estado mas cerca de este deporte?
Kenneth Shuttleworth, presidente del Blackpool Football Club, un hombre joven, tranquilo y razonable, comenzó contestando.
– Bueno, es lógica tu pregunta – reconoció para empezar, con una media sonrisa – creemos que Cristian es la persona justa para nuestro momento. Sabemos lo bueno que hizo en Argentina y sabemos que en su experiencia anterior no le ha ido del todo mal y...
– Pero fue despedido del Port Vale – arremetió el periodista interrumpiendo al jefe del club – y todos sabemos los motivos.
– Te agradecería que me dejes terminar de contestarte – sin amabilidad se defendió Kenneth, y siguió – Me parece de muy mal gusto que saques a colación temas que no son oportunos ahora, por respeto a quien esta acá a mi lado, sentado, dispuesto a escuchar y contestar sus preguntas.
– Eso de "dispuesto a contestar" lo podemos dejar en suspenso– intervino Cristian con una risita breve –Pero bueno. Mi salida del Port Vale la vieron todos ustedes por televisión, nadie de acá estaba en ese momento, salvo vos, creo– dijo señalando a un hombre entrecano que creyó conocer de su paso por la League Two hacía cuatro décadas– Así que salvo él, nadie tiene la autoridad para criticar cosas de las que no formaron parte– gesticulando en clara señal de fastidio, con ambas manos, continuó –tengan la decencia de reconocer este espacio que se les da– y mirando a Kenneth comentó –empezamos bien, eh...
Kenneth asintió y terminó de redondear la respuesta –Sabemos con certeza que Cristian Pueblos tiene la capacidad, un muchos sentidos, para llevar adelante la direccion de Blackpool y arreglamos todo para que él pueda venir. Es un placer para nosotros tenerlo, y que haya aceptado. No es nada fácil volver a un medio como este que es tan cruel a veces, y agradecemos que lo haya hecho por nosotros.
–Cristian– comenzó otro periodista presente –¿Qué vas a buscar futbolisticamente con el equipo?
–Ganar– se apuró a contestar el argentino, cortante –en el mejor de los casos.
El silencio comenzaba a dominar el recinto y ya se veían caras de confusion. Todos estaban al tanto de la fama que se le había hecho al antiguo míster del equipo de Burslem, y tambien de qué parte era real y cual no, de todas esas historias. Por eso, y mucho mas, todos estaban esperando su primer desliz.
–¿No buscaría jugar bien?– repreguntó el periodista, como eligiendo las palabras lentamente.
–¿Qué es jugar bien para vos? – devolvió Cristian, que estaba con los codos apoyados en la mesa y la cabeza hundida entre los hombros. En esa postura se veía amenazante y parecía un ave de rapiña a punto de salir volando y repiquetear en la cabeza a todos los periodistas que tanto repiqueteaban, según él, en la cabeza de los entrenadores y futbolistas.
–Jugar bien, señor Pueblos– el periodista no titubeó. Parecía estar entrenado para enfrentar a este tipo de personajes. Cristian esperaba intimidarlo, pero no lo hizo en lo mas minimo –Tener la pelota, hacerla circular, dar muchos toques sin que la toque el rival, dominar la situación y finalmente convertir.
Luego de un silencio el argentino se acomdó en la silla, y se tomó su tiempo para contestar.
–Repito: voy a buscar que mi equipo gane.
–Señor Pueblos– comenzó otro periodista.
–Perdón– interrumpió Cristian, aun dirigiendose al periodista de la pregunta anterior– Ustedes que saben tanto, ¿Cómo jugaba el Port Vale mío?
–Bueno– comenzó el aludido –tuvo muy buenos partidos, con muestras de un equipo de primera, pero tuvo otros que no fueron del todo buenos, Pueblos.
–Bien– el argentino hizo unos gestos de aprobación, bien marcados y exagerados. Agitando sus hombros, cuello, y mandibula– Entonces la dirigencia, aquella dirigencia del Port Vale echó como un perro a un entrenador que– y levantó sus dos manos haciendo comillas de aire, un gesto que ya nadie hacía– "tuvo muy buenos partidos". ¿Entendes porque busco solo "jugar bien"?
El recinto quedó en silencio, y varias camaras enfocaron el rostro de incomodidad de Kenneth. Una de las fotos mas difundidas en esos momentos fue la de Kenneth mirando de reojo a Cristian, en varias ocaciones, pero en esta en particular la mirada del presidente sobre su recien contratado fue disonante. El periodista eligió no continuar para darle el lugar a su colega que ahora si pudo continuar.
–Señor– empezó el joven y timido aspirante a periodista, cuya frente brillaba de los nervios –En uno de sus libros, destaca en un poema la importancia de la caminata...
–Perdon– interrumpió Pueblos nuevamente, el joven se sonrojó intensamente –¿Qué dijiste?
–Le preguntaba sobre uno de sus poemas donde...
–Me estas preguntando sobre un poema ¿acá?
El argentino se levantó de la silla de un salto que empujón la silla con ruedas hacia atrás y por poco no tiró el decorado con los sponsor que se ubicaba detrás de ambos. Se paseó caminando por detrás de la silla de Kenneth mientras decía – ¿ves a este hombre que está acá? Es el presidente de un club llamado Blackpool, que me contrató por mis dotes deportivas– siguió yendo y viniendo, se puso de espaldas a la masa periodística y señalo con sus dedos indices acá y allá a todos los sponsors cuyos logos figuraban en la grafica de fondo –¿Ves todos estos dibujitos? Son las marcas que pagaron por figurar acá y esperan que salgamos por television y por internet hablando de futbol, en los medios deportivos, y que su marca se publicite. ¿Ves alguna editorial aca? ¿Ves alguna librería?– lo miró a Kenneth, como para plantearle la preugnta, pero el presidente de la institucion dibujaba garabatos en un papel, tapandose el rostro con la mano, como no queriendo estar ahí en ese instante– No. No los hay. Te pido que si vas a preguntar algo primero te ubiques en donde estás.
El joven hizo el intento de comenzar una nueva pregunta pero antes de hilar tres palabras se levantó tapándose la cara y salió de la sala llorando desconsoladamente. Dos periodistas salieron tras él. El silencio reinó nuevamente en la conferencia de prensa.
Los tubos florecentes eran lo único que se escuchaba por momentos y algun rechinar de alguna silla. El tic toc de las lapiceras de aquellos que aun tenian una, y suspiros que parecían expulsar fantasmas desde las viceras de los asistentes. Un leve rumor tambien se percibia a espaldas de los conferenciantes, como el tipico pronunciar de una erre estirada y robotica de los televisores, o algun cable de audio en falso contacto. EL silencio destrababa la jaula de todos los ruidos cautivos por las voces. Cristian, con el corazon acelerado, como siempre que sentía que le estaban tomando el pelo, o que algo lo irritaba, se acomdó en la silla una vez mas esperando que aparezca la siguiente pregunta. UN habilidoso encargado de gestionar el encuentro limitó las preguntas diciendo: "A partir de ahora dos mas"
–Señor Pueblos– se animó un joven rubio y muy delgado que había estado tomando muchas notas hasta entonces –Cómo cree que lo recibirán los fanaticos del Blackpool siendo usted todo lo controverrtido que es...
Y al decir esto ultimo el joven señaló con su mano de forma fugaz la puerta por la cual salió su colega llorando minutos atrás haciendo clara referencia a este desafortunado evento. Cristian lo percibió pero decidió dejarlo pasar: estaba agotado de ser quien era. Ya había dejado claro su postura frente a la prensa en un par de movimientos, no necesitaba seguir redundando en hostilidad.
–Realmente me tiene sin cuidado– contestó el flamante técnico, mirando a ambos lados, con total desinteres– me amarán o me odiarán, no sé, no me interesa.
Allí uqedó su respuesta flotando en el aire. Hasta que la ultima pregunta apareció.
–Quería preguntar ¿Qué tipo de juego hará y si cambiará algo en sus planteos con respecto a los de hace 40 años?
Cristian sonrió, picaro, y contestó al cabo de un instante eterno.
–Todo cambia, amigo. Lo que no cambia es que cuando te vi ahí sentado me pareciste un tipo egoísta, y ahora me lo seguís pareciendo.
–Señor porqué me dice algo así, yo le estoy tratando con respeto– era el primer periodista que se defendía de sus injustos arrranques.
–Porque esperaste hasta el final, y evaluaste cada pregunta que hicieron tus colegas. Anotaste las preguntas, no las respuestas. Lo sé porque te estuve observando. Y cuando tu colega se fue llorando como un niño, miraste de reojo agradeciendo que la cuota de patetismo fue cubierta, esta vez, porque alguien que no eras vos. Egoísta, oportunista, y otros calificatios que no vienen al caso.
El hombre se sonrojo, en todo su rostro blanco y pecoso, se acomodó el cabello naranja y se levantó tirando la silla, para irse ocn un paso ofendido, letal, despechado. Cristian disfrutó enormemente decirselo, ya que lo tenía atragantado desde el comienzo, y sonreía de placer al verlo irse. Mas allá, entrado el pasillo, se escuchó un portazo.
–Ultima pregunta– anunció el moreno anfitrión.
–Si, acá Pueblos– levantó la mano un hombre de rulos y anchos anteojos de marco verde, como su corbata– En los ultimos años, en los que estuvo alejado del futbol, sucedieron muchas cosas en el mundo de este deporte. Su selección a ganado dos mundiales mas, al mando del mejor jugador que a tenido su país, la Argentina. El futbol mixto, combinando hombres y mujeres ya es un hecho en muchos paises. Han aparecido jugadores con implantes, protesis y han logrado campeonatos. Las fallas en los arbitrajes han sido reducidas casi hasta el cero absoluto por la tecnología, y las personas pueden ver partidos en realidad aumentada en las mesas de sus hogares ¿Cómo ha vivido todos estos cambios?
Cristian miró a los pocos periodistas que quedaban y dió un suspiro de aburrimiento. AL cabo de unos segundos contestó –Respirando. Y escribiendo– El hombre de rulos que había hecho la elaborada pregunta, apoyó la espalda en el respaldo de su silla en señal de abatimiento, y miró a sus colegas que le devolvieron la mirada entre gestos de comprensión como quien dice "tambien lo intenté, pero con este hombre no se puede". Cristian acomodó sus papeles y con renovadas energias comenzó a decir –Bueno, ahora que hemos terminado, y antes de que se vayan, me gustaría compartirles un poema que estuve escribiendo mientras el presidente del club contestaba sus... interesantes preguntas. No tiene titulo aún, pero seguramente entre en mi proximo libro. Dice así:
Trece son las vidas de un gato
si confiara en la palabra
de la raza que es mas agil
Mas agil que un gato
es el microfono en la mano
la mente cerrada y el oido prestos
todo el santo tiempo
escuchando que no estamos furiosos
cuando enfurecemos
y nos calmamos
a pesar de contradicción
Mas ágil que un gato
es el hombre que dice
lo que le dicen que tiene que decir,
y lo repite, y lo repite
a gente en todo el mundo
que confía en él, casi con su vida
y que luego comenta por doquier
que lo que escuchó es verdad
como que estamos respirando
y que la tierra gira.
Ágil el gato como el periodista
que no es mas que un peon
de un señor adinerado e interesado
en que el pueblo desconozca
sus negocios a costas del pueblo
y su desinformacion
Peon agil el peon del medio
ya que dice que llueve cuando hay sol
y la gente sale con paraguas
que dice que es inocente el traidor
y la gente lo aclama
que dice ese traidor ahora es un demente
y la gente lo mata
una y otra vez
y qué si el designio fuera un error
y el traidor era tu par
tu amigo/ tu padre/ tu empleado / tu chofer / tu mozo / tu salomónico jefe / tu orador.
Y qué si el falso traidor fueras vos
mas ágil que el gato es el traidor
el servidor de los medios
el que deja por un micrófono
el corazón.
–Bueno– dijo Cristian al cabo de unos segundos– quizás tenga que pulirlo un poco, pero seguramente lo integre a mi próximo. Espero que les haya gustado. Buenas tardes.
Se levantó de la silla rápidamente, junto todos sus papeles, de los cuales casi ninguno tenia que ver con el deporte, y se retiró por detrás del decorado. El presidente lo saludó en silencio, no del todo feliz, pero esto a Cristian por supuesto que no le importaba en absoluto. Mientras Kenneth se perdía a la vuelta de unos pasillos que confluían en esa parte de las instalaciones, Cristian acomodaba sus papeles en la solapa de su saco, al cual finalmente le veía una utilidad practica por el costo de su agobiante incomodidad.
Por el rabillo del ojo vió que desde el mismo recodo que surcó su presidente venía una persona con paso ágil que aún seguía hablando a la distancia con alguien que estaba mas allá, fuera de la vista del argentino. Este lo ignoró, pero al comenzar la marcha para irse no le quedó otra que mirarlo, y sonreirle falsamente. Era un joven moreno, de unos veinte o veintidós años de edad, varios centímetros mas bajo que Cristian, y con el cabello ensortijado en una muy fina mota, característica de aquellos con ascendencia africana. No obstante, al hablar el joven, Cristian se sorprendió gratamente.
–Disculpe, Señor Pueblos– el joven habló con un acento caribeño, americano claramente, y al hablar y mirarlo los ojos negros como un agujero negro, le brillaban como si el mismo agujero negro se hubiera convertido en una esfera de cristal precioso y recibiera los curiosos rayos del sol, que en este caso eran rayos de florescente, y los reflejaran tan alegremente como lo harían los ojos de un niño de tres años– ¿Tiene usted un segundico?
–¿Qué pasa?– le espetó Cristian, un tanto confundido –¿Quién sos vos? ¿De dónde sos?
Ante la mirada curiosa del DT que ya se encaminaba por los pasillos a la puerta de salida, el joven, siguiendolo, le contestó:
–Soy Rodrigo Ochoa, soy de Puerto de Buenaventura, Colombia. Solamente quería presentarme. Juego en la reserva del club. Toda mi vida escuché muchas cosas de usted y ahora tengo la posibilidad de conocerlo. Lo admiro mucho.
–Yo soy Cristian Pueblos, pibe, el tecnico del club... No...
–Si, señor, ya sé. El ex entrenador del Mercados Unidos en su Argentina natal y del Port Vale, con el cual logró un nivel de juego que el club no ha podido volver a alcanzar en estos años. Tiene siete libros publicados de poemas, y...
Cristian lo interrumpió bruscamente ya que la escena le estaba pareciendo un poco extraña.
–Ok, bueno, ya entendí que no te confundiste, sabes quien soy, ok.
–Si, claro, no hay forma de equivocarme.
Ya fuera de las instalaciones del club el anciano se puso sus lentes de sol y el joven lo miraba fijamente como tratando de evitar que el canoso hombre se desvaneciera bajo los rayos de calor. Con aires distraídos Cristian preguntó:
– Y ¿Cómo es que sabes tanto de mi? Cuando pasó todo esto que decís ni siquiera habías nacido.
–Mi papá me contó todo. Muchas cosas de usted. Lo admira también, mucho. Me pidió conocerlo en algún momentos i usted quiere. Él viene siempre a la cancha a verme. Capaz que un día pueda usted venir a ver una practica o un partido de la reserva...
–No sé, no sé, querido. Tengo muchas cosas para resolver, viste como es esto. Pero si tengo un ratito capaz que me pego una vuelta. Bueno, ahora me tengo que ir, anda a dar unas vueltas al estadio que esas piernas están un poco flacas. Chau.
Y con ese toque de irreverencia que caracterizaba a esta versión de Pueblos, se despidieron.
El flamante míster de los naranjas se perdió a la vuelta de una paredcita que aumentaba su altura y que separaba la calle del estadio. Un auto que emergió de allí llevaba un par de curiosos que aminoraron la marcha para sacarle fotos con sus teléfonos y relojes.
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TP2 Guión 2
ESC. 1 | INT. | CUARTO GONZALO | DÍA
Títulos
Colgado en una pared del cuarto, entre posters y stickers, hay un estante con muñequitos de madera pintada, de diferentes tamaños y formas, que delatan las manos de un niño y son iluminados por un haz de luz.
ESC. 2 | EXT. | CALLE | DÍA
GONZALO (10), asustado, corre rápidamente por la vereda. Detrás de él un grupo de cuatro niños lo persigue, entre los cuales se encuentra RENZO (10), un niño grande y robusto. GONZALO, agitado, mira para atrás y pierde velocidad. Los niños consiguen acortar la distancia que los separa.
RENZO
Grita desafiante
¿Qué pasa Gonza, nos tenés miedo?
NIÑO 1
Eso, ¿nos tenés miedo?
GONZALO mira hacia el frente y, con esfuerzo, consigue adelantarse. Repentinamente dobla, cruzando el jardín delantero de una casa. Los niños continúan siguiéndolo, hasta que GONZALO sube los escalones que llevan a la puerta. Los niños se detienen, están agitados y en postura defensiva. GONZALO abre la puerta y entra a la casa.
RENZO
Grita
Ya vas a salir de ahí, nenita
ESC. 3 | INT. | LIVING GONZALO | DÍA
GONZALO cierra rápidamente la puerta y se queda un segundo allí, inmóvil, con la cabeza hacia abajo. Se saca la mochila, la deja en el piso. Está agitado.
ESC. 4 | INT. | CUARTO GONZALO | DÍA
Al lado, en un escritorio situado frente a la ventana, en el que hay un frasquito con agua coloreada, otros con pintura, algunos pinceles y plasticola, GONZALO, muy concentrado, termina de pintarle el último ojo a su nuevo muñeco.
VECINO
Grita enojado desde el otro lado de la ventana
¡No no no, acá no!
GONZALO, sin comprender, mira por la ventana frente a él. El escritorio y su altura lo obligan a pararse en puntitas de pie y estirar el cuello. Del otro lado de la ventana, cruzando la calle, su VECINO (65), quien tiene un diario en la mano, camina enojado hacia la vereda. Allí hay una MUJER con su perro, quién está oliendo el árbol de su vereda. GONZALO, concentrado en la situación, apoya el muñeco sobre el marco inferior de la ventana. Del otro lado de la misma, el VECINO, ya al lado del perro y su dueña, mueve bruscamente el diario que hay en su mano una y otra vez, en dirección al perro.
VECINO
Enojado
¡Fuera, fuera!
GONZALO pierde un poco de estabilidad, pero intenta seguir mirando. Más allá de la ventana, el VECINO se dirige a la mujer
VECINO
¡Llevátelo de acá!
Los tobillos de GONZALO se vencen y tambalea, para no caer se agarra de la ventana, tirando accidentalmente el muñeco. inmediatamente escucha un ruido proveniente de afuera, mira por la ventana y ve que el VECINO se encuentra caído. GONZALO se intriga.
MADRE
Voz desde afuera del cuarto
¡Gonza, a tomar la leche!
ESC. 5 | INT. | COCINA GONZALO | DÍA
GONZALO y AZUL (7), su hermanita menor, están sentados a la mesa tomando la leche. El televisor está prendido en un volumen alto. AZUL se hamaca en la silla.
AZUL
Canta
Tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera
GONZALO, concentrado, mira la tele. Tiene la cabeza apoyada en un brazo, y con la otra mano sostiene el muñeco. Sin darse cuenta lo está meciendo de un lado a otro.
AZUL
Canta
Me da leche condensada
GONZALO se irrita e intenta concentrarse en el programa de televisión. Mientras tanto, sigue meciendo el muñeco y AZUL sigue hamacándose.
AZUL
Canta
Ay que vaca tan salada
GONZALO se impacienta y mira a AZUL con bronca.
AZUL
Canta
Tolón tolón, tolón tolón
GONZALO, enojado, se para de la silla.
GONZALO
Grita
¡Azul callate!
GONZALO apoya fuertemente el muñeco contra la mesa, golpeándolo. AZUL cae de la silla al suelo. GONZALO, atónito, mira a su hermana y luego al muñeco. Está sorprendido.
AZUL
Lloriqueando
Mamaaa
ESC. 6 | EXT. | CALLE | DÍA
GONZALO camina tranquilo por la calle con su muñeco en la mano mientras lo observa, lo da vueltas, lo investiga. En un momento GONZALO cesa los movimientos, se detiene a pensar unos segundos, toma el muñeco con mayor fuerza, una incipiente sonrisa se le dibuja en la cara y retoma su camino. Al pasar por una plaza ve que dos niños están jugando en una calesita. GONZALO apoya su muñeco en el piso y lo gira cual trompo. Levanta la mirada y observa que la calesita, con los niños adentro, está girando velozmente. Se ríe pícaramente, levanta el muñeco del piso y sigue caminando. La calesita deja de girar.
ESC. 7 | EXT | KIOSCO | DÍA
GONZALO pasa caminando por afuera de un kiosco y ve que adentro se encuentra el KIOSQUERO. GONZALO se aleja de la puerta y deja al muñeco en el banquito situado en la vereda, al costado de la entrada. GONZALO observa al KIOSQUERO y ve que éste, muy tranquilamente, sale del kiosco y se para al lado del banquito. En este momento, GONZALO entra, agarra unos chocolates y un chupetín, los guarda en el bolsillo y sale. GONZALO va hacia el banquito, agarra el muñeco y lo guarda en el otro bolsillo. El KIOSQUERO lo observa y le sonríe, GONZALO le devuelve la sonrisa y se va. El KIOSQUERO entra al kiosco nuevamente.
ESC. 8 | EXT. | CALLE | DÍA
GONZALO está caminando por la calle, sonriendo pícaramente. Mete la mano en uno de sus bolsillos y saca el chupetín. Lo pela y se lo pone en la boca.
RENZO
Voz desde atrás. Grita
¡Nenita!
GONZALO se da vuelta y ve que en la vereda de enfrente está RENZO. GONZALO, sorprendido, empieza a correr y RENZO lo sigue. GONZALO, nervioso y asustado, mete su mano en el bolsillo, buscando su muñeco. RENZO se acerca. GONZALO tropieza con el cordón de la vereda, del otro lado de la calle está RENZO. GONZALO saca el muñeco y lo pisa fuertemente. En ese momento GONZALO escucha la frenada de un auto y el ruido de un choque.
ESC. 9 | INT. | CUARTO GONZALO | DÍA
Las manos de GONZALO, arriba de su escritorio, escriben una cartita que dice: “ojalá te recuperes”.
MADRE
Voz desde afuera del cuarto
Dale Gonza, vamos a lo de Renzo
GONZALO agarra la cartita y se va. En su escritorio está su muñeco arreglado con cinta.
FIN
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Conversation
First Date Part II: El Lago
ChangMin: Es cursi... Pero también da la oportunidad de estar sólo alejados de todos.
KyuHyun: ¿Es cursi? -pregunta sujetándose de su brazo-. ¿Es muy lejos?
ChangMin: Es... No sé, a lo mejor ya lo has intentado antes... -Se quedó pensando, un poco para intrigar al chico y otra por genuina duda.- No, de aquí está cerca...
KyuHyun: ¿Ya lo he intentado antes? Oh ¡¿Vamos a hacer algo?! ¿Que vamos a hacer? ¿Se puede hacer en traje? -pregunta lleno de curiosidad-.
ChangMin: Tal vez no... No lo recuerdo. Pero sí que se puede hacer en traje, no necesitamos mucho... -Murmuró robándole un rápido beso en su mejilla.- Solo aprovechar un poco la tarde noche.
KyuHyun: Me tienes tan intrigado... -le dice tocándose la mejilla después del beso con una sonrisa-.
ChangMin: Espero no desepcionarte. -Rió bajito guiando los pasos de ambos entre las calles.-
KyuHyun: Tú nunca podrías~
ChangMin: Demasiado lindo... Quiero comerte a besos ya. -Le dijo mirandolo con una sonrisa.
Se alejan un poco, pero no tienen que caminar demasiado para llegar pronto a la entrada del parque, lo guió hacia el interior con dirección al bosque hacia el lago.- La verdad es que te voy a arrojar a las fuentes. -Mintió para molestarle un rato.-
KyuHyun: Una pena que no puedas... porque me vendrían bien tus besos. -le dice y mira un momento una de las fuentes-. ¿Tanto te gusto mojado?
ChangMin: -Se detuvo un momento, comprobando que no hubiese quien lo pudiera ver en ese momento sólo para besarle con lentitud unos momentos.- Más de lo que imaginas...
KyuHyun: -la mano se le mueve sola a acariciar los cabellos de la nuca del otro durante el beso-. Esto es peligroso... va a acabar dándome igual que nos puedan ver...
ChangMin: Lo siento... Necesitaba tus labios. -Murmuró dejando un beso más pequeño en ellos y se fue separando con suavidad.-
KyuHyun: -se relame muy despacio y le da uno en la mejilla muy cerca a la comisura-. ¡No me distraigas de mi sorpresa! ¡Quiero ver!
ChangMin: -Asiente, aunque termina robándole otro beso de manera rápida.- Sirve que vamos a tiempo para la puesta... Vamos, vamos. -Tiró de su mano con suavidad para volver a caminar junto a él.-
KyuHyun: Oh... ¿la sorpresa es ver la puesta de sol juntos? -contesta con una sonrisa muy boba, agarrándose de su mano, entrelazando sus dedos-.
ChangMin: No... No es esa la sorpresa, aunque es un lindo hecho que no había considerado. -Sonrió entrelazando sus dedos.- Como ya vamos a llegar te cuento...
KyuHyun: Oh me parecía ya una cosa genial. -comenta riéndose un poco-. A ver cuéntame, cuéntame.
ChangMin: Acá en este lago se celebra el cambio de estación con linternas chinas... -Murmuró acercándose con él al lago.- Podemos pedir un deseo y lanzarlas al cielo en cuanto anochezca... Quería hacerlo contigo como un buen inicio.
KyuHyun: -le mira de reojo y le sonríe de forma muy amplia, no pudiendo evitar darle un abrazo bien apretado en ese mismo instante-.
ChangMin: -Corresponde al abrazo enseguida con una pequeña risa.- ¿Demasiado cursi?...
KyuHyun: ¡No! Me encanta, es muy dulce... -le dice sonriendo muy amplio, dejando un beso en su mejilla-. Me gusta muchisimo...
ChangMin: -Le regresó el beso en la frente con una sonrisa y negó un par de veces.- Ve pensando tu deseo...
KyuHyun: ¿Es de eso que no se puede decir en voz alta?
ChangMin: Preferentemente no... -Murmuró volviendole a tomar su mano para que ambos fueran a por unos globos donde la gente se reunía.- Podemos ir hacia el otro extremo del lago para estar más a solas si gustas...
KyuHyun: Sí... que quiero poder estar bien sujetito a ti y... ya sabes. -comenta con una sonrisa amplia, caminando hacia los globos con él-. Jo, que idea más bonita...
ChangMin: ¿Lo habías hecho antes? -Preguntó curioso, sonriendo bobamente al ver la sonrisa del otro.-
KyuHyun: No y me encanta la idea.. ¿Tú lo has hecho antes?
ChangMin: ¡Que suerte! Entonces te gustará como se verá el cielo. Y sí una vez lo hice con un par de amigos, hace ya tiempo. -Le suelta un momento para ir al estante y pedir los globos y el carboncillo para ambos.-
KyuHyun: -se acerca con él para tomar uno de los globos, sin perder la sonrisa porque de verdad está muy emocionado-. Creo que vi una vez muchos farolillos pero era en el agua no en el cielo.
ChangMin: Los de agua nunca los he visto... Siempre he querido. Quizás ahora que te robe para Japón. -Respondió con una pequeña risa. Agradece a la persona y toma también su globo.- Vamos~.
KyuHyun: Sería bonito ir juntos a verlos. -le dice caminando ya a la parte del lago que está menos llena de gente-.
ChangMin: Contigo cualquier cosa sería linda. -Cuando llegaron a una zona apartada se sentó en el pasto y extendió uno de los carboncillos al chico.- Escribe tu deseo en el globo~.
KyuHyun: -se sienta a su lado y se queda pensando un buen rato antes de escribir el el globo su deseo-. Ojalá se cumpla...
ChangMin: -Con letras claras escribió su deseo y con una sonrisa asiente.- Que todos nuestros deseos se cumplan... - Murmuró dejándo el globo un momento de lado para mientras entrelazar ambas manos.-
KyuHyun: -le acaricia el dorso de la mano con el pulgar de forma muy suave, acabando por apoyar un poco la cabeza en su hombro-. Gracias por esto, me encanta.
ChangMin: No tienes que agradecer, tú me encantas a mí...
KyuHyun: Y tú a mí... Es muy romántico esto.
ChangMin: ¿Me contarás de tu deseo? -Bromeó estirandose para besar su mejilla y volver su vista en la puesta de sol, que en agradables minutos iba ocultándose regalandoles una gran vista.-
KyuHyun: No puedo, que quiero que se cumpla... -le dice mirando un momento su globo-. De verdad quiero que se cumpla... -repite muy bajito casi como si fuera para si mismo-.
ChangMin: También deseo que se cumpla. -Susurró asintiendo varias y le soltó con suavidad para sacar el encendedor.- Que a partir de ahora todo lo que deseemos se cumpla~.
KyuHyun: ¿Y sabes qué? -pregunta mientras le mira sacar el mechero-. Si no se cumple con magia... ya haremos nosotros el trabajo para que se cumpla igual... todo va a ir bien mientras nos mantengamos juntos.
ChangMin: -Sonríe por sus palabras demasiado enternecido, robándole un rápido beso en sus labios. - No lo dudo, todo estará bien mi amor...
KyuHyun: -Esta vez ni le reclama por el beso solo se le queda mirando a los ojos un par de segundos antes de mover un poco su globo de lado a lado-. Ya quiero verlo volar.
ChangMin: -Da una mirada al rededor y regresa la vista al chico. Poco a poco iba anocheciendo, por lo que también tomó su globo.- Creo que ya puede ser un buen momento... ¿Quieres encenderlo?
KyuHyun: ¿Me lo enciendes tú? -le pide acercándole el globo con una sonrisa muy amplia-.
ChangMin: Con gusto. -Rió suave y tomó la base y con cuidado de no quemar el globo encendió la mecha.-
KyuHyun: He estado a punto de preguntarte muy preocupado porqué andas con un mechero encima pero claro tú sabías lo que íbamos a hacer... -comenta con una risita y cuando ve la llama se levanta para acercarse al lago, cerrando los ojos un segundo antes de soltar su globo para tomar el del menor para que pudiera encenderlo también-.
ChangMin: La verdad es que soy piromano. -Bromeó, aunque terminó por guardar silencio al ver a su novio y le siguió a la orilla. Sonrió y con ayuda del chico prendió su globo. Murmuró algo cerrando los ojos y soltó el globo al cielo.-
KyuHyun: Ah bueno eso sería mejor que el que hubieses empezado a fumar. -le dice riéndose y se mueve para apoyarse bien con él pasándole un brazo por lo shombros para ver como volaban sus globos-. ¿Te imaginas que ahora va uno y se cae? Que mala vibra..
ChangMin: -Pasó su brazo por la cintura del chico viendo como se elevaban.- No, no, que horror, o bueno, sería divertido mientras no nos pase a nosotros hahahha
KyuHyun: Me gusta mucho esto, es muy bonito...
ChangMin: Me alegra que te guste, me siento feliz aquí contigo. - Susurró mirándole con una sonrisa.-
KyuHyun: Tienes suerte que haya gente o te tiraría en la hierba para cochinadas.
ChangMin: Yo pensaba tener nuestro momento pervertidos bajo las luces mira que conectados hahah.
KyuHyun: Es que... ya sabes... me gustas demasiado..
ChangMin: -Se terminó de girar con su menor para poder rozar sus labios con los ajenos.- Te amo...
KyuHyun: -mira un segundo a un lado y de pronto solo suspira antes de rendirse por completo, le rodea bien por el cuello y vuelve ese roce en un beso algo más largo-. Y yo a ti...
ChangMin: -Correspondió de inmediato a sus labios con lentitud, y al separarse deja una mordida marcada en su labio.- Ay, mi niño...
KyuHyun: No muerdas... que si muerdes me controlo aún menos...
ChangMin: Me pareces muy irresistible, es casi imposible no hacerlo. -Igual dejó besos muy pequeños donde mordió.-
KyuHyun: -sonríe contra sus labios y le da también una mordida en la que no se esfuerza en ser demasiado delicado-.
ChangMin: -Suelta una pequeña risa y atrapa el labio ajeno entre sus dientes, tirando de él antes de acariciarlo con la punta de su lengua.-
KyuHyun: Chami.... Quiero estar siempre contigo...
ChangMin: Y yo contigo... Toda la vida si se puede amor.
KyuHyun: Y las siguiente, que somos almas gemelas...
ChangMin: En las siguientes... En todas, ya no me veo sin ti. -Acarició con su pulgar la mejilla ajena antes de besarle con calma, con cariño.-
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