#abandonar la Tierra
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ancruzans-blog · 5 months ago
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Crónicas marcianas, de Ray Bradbury.
 “Crónicas Marcianas” es una obra de ciencia ficción compuesta de varios relatos que narran la llegada de los humanos a Marte y la posterior colonización del planeta, así como el contacto y el conflicto con los marcianos y la situación de la Tierra en un contexto de guerra nuclear. Su estructura es la de una serie de relatos que se conectan entre sí por un marco narrativo común: la historia…
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ultravioletqueen · 2 months ago
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Me making an au based on the Bible and Adam and Eve? It's more common than you think🤷
I decided to make this self-indulgent au called "graves of eden" based on stories like those of adam and eve and the aus of @evilmenshoe80 and third wife au of @yurnu
Now on to the lore of this au!
After what happened with Adam and Eve, heaven was about to completely abandon the "Eden project", however there was a faction that wanted to give the project of having humans in heaven a second chance and this faction ended up gaining the favor of the elders. , so they began to experiment with creating humans.
Andrew was first created using dust, dirt, red flowers and ashes, he would be the new and "improved" Adam for the project, his duty would be to choose a wife with which to create the divine and unstained version of humanity.
Ashley was created shortly after, they used the same powder they used to create Andrew and added pink poppies and red flowers, she was not created as a partner for Andrew (there is no incest here, gentlemen, only toxicity between sibilings) but as someone who would love him. keep him company so they will create a wife for him, if Ashley behaved well they will create a husband for him.
Julia was created using clay and yellow flowers, she would be a wife option for Andrew (and for the angels she is the best option since she is more wifey material) and possible new mother of humanity, she tries to keep peace between everyone the inhabitants of the garden and hopes to be chosen to be the new Eve, more for the aspect of being loved than for the title.
Nina is the last woman to be created, using clay and leaves, she is the second candidate to be Andrew's wife, she is the most inexperienced as she is recent so she receives a lot of attention from Andrew (much to Ashley's displeasure and worries of Julia).
Xabier would be created years after several unfortunate events related to Nina's death, he would be Julia's new husband and the new father of humanity.
This au would include 3 ships, being ashlia(ashley x julia), andrelia(andrew x julia) and xablia(xabier x julia), with xablia being the endgame.
(Español)
¿Yo haciendo un au basado en la biblia y en adan y eva? Es más común de lo que piensas🤷
Decidi hacer este au autoindulgente llamado "graves of eden" basado en historias como las de adán y eva y de los aus de @evilmenshoe80 en y en third wife au de @yurnu.
¡Ahora vamos con el lore de este au!
Tras lo ocurrido con adan y eva el cielo estuvo a punto de abandonar por completo el "proyecto eden" sin embargo había una facción que quería darle una segunda oportunidad al proyecto de tener humanos en el cielo y esta facción terminó ganándose el favor de los mayores, así que se pusieron a experimentar con la creación de humanos.
Andrew fue creado primero usando polvo,tierra, flores rojas y cenizas, el sería el nuevo y "mejorado" adan para el proyecto, su deber sería escoger una esposa con la cual crear a la versión divina y no manchada de la humanidad
Ashley fue creada poco después, usaron el mismo polvo que usaron para crear a andrew y le agregaron amapolas rosas y flores rojas, ella no fue creada como pareja para andrew(aquí no hay incesto señores, solo toxicidad entre hermanos) sino como alguien que le hiciera compañía en lo que le crearán una esposa, si ashley se portaba bien le crearían un esposo.
Julia fue creada usando arcilla y flores amarillas, ella sería una opción de esposa para andrew(y para los ángeles ella es la mejor opción y que es más wifey material) y posible nueva madre de la humanidad, ella trata de mantener la paz entre todos los habitantes del jardín y espera ser escogida para ser la nueva eva, más por el aspecto de ser amada que por el título.
Nina es la última mujer en ser creada, usando arcilla y hojas, ella es la segunda candidata para ser esposa de andrew, ella es la más inexperta al ser reciente por lo que recibe mucha atención de andrew(para el desagrado de ashley y la preocupación de julia).
Xabier sería creada años después de varios eventos desafortunados relacionados con la muerte de nina, el sería el nuevo esposo de julia y el nuevo padre de la humanidad.
Este au tendrá 3 ships principales, siendo el ashlia(ashley x julia), andrelia(andrew x julia) y el xablia(xabier x julia), xablia será la pareja definitiva.
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Sé que en la tarde de un día cualquiera
el sol me dirá su último adiós,
con su mano ya violeta,
desde el recodo de occidente.
habré visto el cielo con nubes claras
a través de la ventana de mi enorme pieza.
Pero te ruego,luz,¿podría saber antes de
abandonar la vida, por qué esta tierra me tuvo entre sus brazos?
Y, ¿qué me quiso decir la noche?
Y mi corazón, ¿qué me quiso decir mi corazón?
Antes de partir, quiero demorarme un momento
en el estribo, para acabar la melodía que vine a recitar
quiero estar consiente para ver tú inmensidad,luz.
Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,
callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
Allí donde existen los caminos, pierdo mi camino.
En lo estrecho de la ciudad,en lo azul del vasto cielo nadie trazó mis rutas jamás.
Las alas de los pájaros y su canto, la mecha del encendedor, las flores en ronda de las estaciones, ocultan el sendero.
Y le he preguntado a mi corazón: ¿Acaso tu sangre, el paso de la sangre, no conoce el camino invisible?
no puedo crear una guía
acaso tu, corazón, no puedes ayudarme a mí silencio eterno?
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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holii, reactivé mi tumblr para leer fics y me encontré con tu cuenta. ya me leí todo lo que publicaste jajaj. escribís muy bien hermana, te felicito <3
es mucho pedir un drabble de enzo pintándote la espalda con acuarelas? (medio rari el pedido pero lo bien que debe pintar y dibujar ese hombre dios)
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Fluff ♡
Es una silenciosa noche de primavera y el viento nocturno hace danzar las cortinas del balcón, regalándote unos segundos del cielo despejado y cubierto de estrellas titilantes. Estás segura de que una constelación se esconde en esa pequeña porción de firmamento que podés divisar desde tu hogar, pero no lográs distinguir su forma y te desconcentra una voz:  
-¿Puedo?- pregunta tu novio.
-¿Qué?- volteás para verlo desde tu lugar en la alfombra y él esconde lo que lleva entre manos detrás de su espalda-. ¿Qué es eso?
Te sonríe de una manera que pretende ser misteriosa y tu curiosidad se dispara cuando percibís en sus ojos oscuros ese brillo de diversión y creatividad, combinado con un algo más para lo cual jamás encontraste un nombre exacto.
-Una cosa.
Hacés una mueca de resignación e intentás reprimir una sonrisa. Él suelta una carcajada.
-Bueno.
-¿Qué estabas leyendo?- cerrás el libro para enseñarle la portada-. ¿Y qué tal?
-Ya me distraje.
Recorre tu espalda de manera delicada con sus manos y una vez que llega a las tiras de tu vestido las desliza por tus hombros para descubrir tu cuerpo. Finge no observar tus pechos cuando arqueás tu torso para permitirle desvestirte y también pretende que su respiración no cambia con cada centímetro de piel que bendice su visión.
Los sonidos que llegan a tus oídos te resultan familiares y creyendo saber hacia dónde se dirige la situación te dejás caer por completo sobre la alfombra, recostando tu mejilla sobre tus brazos y mirando de reojo los movimientos cuidadosos de Enzo, que juega con el orden de sus pinceles siempre impecables y algunos viejos retazos de tela que utilizará para limpiarse las manos.
-No te vas a dormir, ¿no?
-No sé- contestás con una pequeña risa-. ¿Qué vas a pintar?
-No sé.
Es mentira, por supuesto, siempre tiene en mente alguna que otra idea que se rehúsa a abandonar su ser y tiene que encontrar la manera de plasmarla con cualquier medio artístico; ignora el sonido de incredulidad que surge en tu garganta mientras selecciona colores y masajea tu piel cariñosamente con su mano derecha.
Cerrás los ojos cuando toma la paleta y pronto sentís sobre tu piel el movimiento de las cerdas del pincel, increíblemente suaves para ser sintéticas y decorándote con la precisión sobrenatural que nace en su muñeca, como si fueras el lienzo más frágil y valioso en todo el planeta Tierra.
-Leé para mí, dale.
Tus labios se curvan involuntariamente y volvés a abrir tu libro, aclarándote la garganta.
-¿Qué tal está el agua?- comenzás, retomando desde donde te quedaste.
-Cálida. Perfecta. Azul- completa Enzo en voz baja, sorprendiéndote.
Cuando volteás a verlo su expresión de extrema concentración te deja perpleja.
-Pensé que la que estaba leyendo era yo- fingís molestia y él emite un sonido de afirmación, absorto en su tarea y -creés- seguramente ignorando que su respuesta llegó mucho antes que la del personaje-. Te comiste unos párrafos.
-¿De qué?
-Enzo- insistís-. Ya lo leíste, ¿no?
-No.
-¿Yo te lo leí?- frunce el ceño cuando una de sus pinceladas no le gusta y niega.
Ignorás el extraño intercambio y estudiás la distancia entre ambos para comprender cómo pudo leer desde su lugar las pequeñas letras impresas. Sus movimientos no se detienen y continuás con la lectura, repitiendo esa misma respuesta que él recitó y dejando atrás varias páginas, ignorando las cosquillas que los pinceles provocan cuando se deslizan hacia tus costados.
No estás segura de cuánto tiempo transcurre desde que comenzó con su pintura hasta que la da por terminada, sólo sos consciente de lo relajante que resultan sus acciones cuando llena tu piel con los diferentes pigmentos y de lo mucho que te entristece pensar en tener que deshacerte de su creación en algún momento.
-Acá, mirá- dice cuando regresa de la habitación con la cámara.
-¿No es más fácil el espejo?
-Sí- admite-, pero la foto es eterna.
Querés sonreír para la fotografía, sin importarte que tu rostro no sea el objetivo principal de la misma, pero te es imposible cuando tu mente procesa el color de las manchas de pintura en sus manos y el del agua en el vaso de cristal. Tu mueca de confusión lo hace reír y presiona el botón.
Observás tu reflejo en el espejo del baño: incontables pétalos azules de las flores con que te decoró recorren tu espalda, algunas hojas y tallos imperceptibles entre ellas.
-¿De qué hablabas antes?- pregunta-. Cuando dijiste…
-De vos.
Fluff para inaugurar el evento sólo porque sí 😌 Espero que hayan disfrutado la lectura y en el transcurso del día les voy a estar dejando el otro drabble y el oneshot ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @recaltiente @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr
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esuemmanuel · 6 days ago
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El peñasco.
En un rato pude haberle dicho todo, pero no quise decepcionarla con la obviedad de mi verdad. Habíamos caminado un largo trayecto sin detenernos en el reloj, lo más que veíamos era el cambio de los colores en el cielo, el andar de las nubes al ser arrastradas por el viento y los rayos de un sol que, de pronto, se mostraba despierto, para luego aletargarse ante la presencia de una luna que, ante el orgullo de una noche serena, se exhibía preciosa en su plateada redondez. Fueron horas esos extensos minutos de un solo día; un largo paseo dividido en instantes que rayaban en la alegría, en la admiración, en el silencio repentino, en la coquetería y en la insinuación. Ella resplandecía con las tonalidades del sol en la recién nacida primavera, sus ojos verdes adornaban las añiñadas líneas de su faz, mientras sus mejillas, con el candor carmesí de un amor apenas floreciendo, reflejaban el cándido deseo que llevaba dándole vueltas en la cabeza. De repente, cuando algo nos hacía detener el paso, se llevaba los dedos a los cabellos que, con delicado proceder, se escondía en la tersa oreja. Si algo no podía dejar de hacer era mirarla. No voy a mentir en ese aspecto. Me gustaba, me atraía, me llamaba. Su ternura inusitada me acaramelaba los ojos al grado de hacerme palpitar el corazón al ritmo de su inocente proceder. Por eso, más que nada, la había invitado a salir. Necesitaba embriagarme la mirada con el matiz de su piel, con ese brillo singular que la hacía parecer una virgen en la tierra. ¡Qué hostil pude haber sido al intentar quererla! Lo sé, ahora lo pienso bien. Lo nuestro no podía ser... pero eso no lo sabía ella, no en ese momento, no cuando la tomé de la mano y la hice caminar a mi lado como si no la fuese a abandonar después.
Llegamos a un peñasco. Sí, nos habíamos perdido tanto en la conversación entre nuestros labios y nuestras miradas que olvidamos la calle para sumergirnos en la soledad de la playa, en sus cimas arenosas y sus pendientes resbaladizas. Claro que no la dejé sola, tampoco le impedí que hundiera los pies en la arena. Amaba hacerlo, me lo dijo cuando la vi quitarse los zapatos y echarse a correr frente al mar. Estuvimos un largo rato vagando por la orilla, hasta que, cansados de tanto andar, subimos por una duna y nos tumbamos bajo una palmera. Ahí nos cayó la noche, el frío comenzó a calar. De pronto, el silencio se hizo de nuestras bocas para dibujarse como un par de sonrisas desnudas ante la timidez que nace de la incertidumbre. “¿Qué vendrá?”, seguro estoy que también ella se hizo esa pregunta. Noté que sus manos temblaban, pero no sólo de frío, sino de esas ansias que surgen al querer algo y no saber qué hacer para obtenerlo o atraparlo. Sin dudarlo, alcancé mi mano a la suya y enredé mis dedos entre los suyos; temblaban tanto que me llené de una súbita ternura. Era inevitable. ¡Cómo disfrutaba de ese placer! Parecía que tomaba la mano de una doncella que apenas y ayer acababa de nacer. Acaricié sus dedos, elevé su mano en la mía y la llevé a mis labios; la besé con ligeros roces que la hicieron estremecer. Pude percibir el latido de su corazón en las yemas de sus dedos, así como el rubor de sus mejillas... y también temblé. No me había equivocado al elegirla. Su sangre fluía a través de sus extremidades con la agonía del enamoramiento y eso la volvía un manojo de calor que mi cuerpo añoraba por tomar. Pero, esperé. Quise eternizar ese placer. No podía darme la libertad de resquebrajarlo por el ímpetu de mi sed. Había aprendido tanto de esos errores de antaño en donde me había dejado gobernar por la pulsión de mi hambre en lugar de dar paso a la prudencia que guarda la paciencia detrás de sí. Esperar y llevar las cosas despacio rinde sus frutos... y por ellos estaba dejándome embargar por ese calor que ya ascendía por mis piernas hacia mi talle. Todo ese calor era suyo, yo sólo lo imitaba, pero, aun siendo una imitación, podía sentir en mi carne la vida como si fuera mía.
La escuché suspirar, luego tomó aire ya más con desesperación que con calma. Estaba llenándose de anhelo, de uno que le estaba llevando a la locura. Podía sentirla palpitar con fuerza en el centro de mi pecho. Su corazón había llegado a reflejarse en mí como si fuera mío. Toda ella estaba llenándome sin darse cuenta... y eso me tenía al borde del éxtasis. Quise continuar así, dejándola latir sin robarle la dicha de sentirse viva. Pero, si dejaba pasar el momento. Si, acaso, dejaba que el climax descendiera, me iba a perder de beberla... y, quizás, nunca más la volvería a sentir igual. Fue en ese momento en el que me decidí. La hice voltear hacia mí, tomándola de la barbilla con suavidad. La miré a los ojos, grabándome cada hilo de sus irises en los míos. Luego, bajé a sus labios, me los comí con la sola mirada. La sentí temblar, una vez más. Sabía lo que se venía y lo deseaba, tanto como yo, fue así que me cedió su boca, mientras cerraba los ojos, entregándose de lleno a mí. Me acerqué tan despacio que pude escuchar un jocoso gemido que me provocó sonreír. ¡Ah, qué niña tan dulce! ¿Cómo pudo creer que iba a besarle la boca antes que morderle la piel? Ante su perfecta sumisión, desvié mis labios a su cuello para, en un rápido movimiento, abrir mis fauces y clavar con fuerza, en su blanca, tibia y palpitante piel, el filo de mis hambrientos dientes. Mordí tan fuerte, hasta sentir que su piel cedía, mientras su alarido me ensordecía, provocándome morderla más. Encajé mis colmillos para alcanzarle la yugular y, en un sorbo profundo y pausado, vaciar en mi boca el calor de su bendita sangre. ¡Oh, Señor de los infiernos, qué delicia es beber de las venas de una virgen la dulce vid de la vida que me has impedido vivir! Mira que bebí y bebí hasta que sus alaridos se fueron apagando para ser sólo un leve gemido que bien podía haber sido confundido con el de un orgasmo. Así la tuve apretada a mí, sintiendo cómo el calor se iba despidiendo de su cuerpo e iba llenándome las entrañas de lo que bien pude consumir de una humana manera. Pero, he ahí mi verdad. No soy humano. Jamás lo he sido. No podría darles a mis víctimas otro trato sino el que me exige mi naturaleza, y ésta es beberles la sangre hasta vaciarlas enteras.
Cuando acabé, la tomé en mis brazos, caminé hasta el filo de este peñasco, la miré por una última vez. Seguía siendo hermosa, pero ahora la palidez de la luna era la que la maquillaba. La luz del sol que ardía en su pecho se había apagado, ésa ya latía en mí. Acerqué mis labios, aun mancillados con su sangre, y besé su frente, agradeciéndole por haberme dado unos días más de vida... y la dejé ir.
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twokinds-es · 17 days ago
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The Masked Gods
Una "representación" de las mascaras y las especies que crearon, quería traducir los nombre pero quedan mucho mejor si no toco nada XD, boceto sugerido por DarthKeidran.
Mucho texto pero muy importante (léanlo)
Mercurial: la máscara del caos y el cambio, fue el primero en abandonar su puesto de simple observador y en su lugar interferir en el mundo, creando Humanos. Mercurial es a la vez destrucción y renovación. Le encanta el conflicto, pero no desea la destrucción total, ya que eso acabaría con la diversión. Se ve a sí mismo mejorando el mundo a través del dolor y el progreso. Las cosas deben destruirse para que otras nuevas ocupen su lugar.
(La máscara de Mercurial cambia constantemente, adopta muchas formas y nunca tiene el mismo aspecto dos veces).
Efemural (cuyo nombre era «Efímero» antes de que Mercurial cambiara la «e» como broma, modificando su ortografía en todos los textos escritos): encarna las virtudes de la neutralidad y el equilibrio. Perturbada por los humanos que se extendían por lo que se suponía que era un prístino mundo ajardinado, Efemural se vio obligada a actuar.
Creó a los Keidran, intentando alcanzar un equilibrio con el mundo natural existente modelando su creación a partir de los animales que ya vivían en el planeta. Tenía la esperanza de que se desarrollaran en la naturaleza mejor que los humanos y detuvieran así su propagación.
Eterno: la máscara rígida e inmutable del orden, fue el último en abandonar su puesto, al ver que se desataba el caos. Colocó a sus creaciones, los Basitin, lejos de las demás razas, en su propia isla. Los Basitin fueron diseñados para encarnar sus virtudes: tercos, inmutables y obsesionados con el imperio de la ley. Les infundió el deseo de acatar órdenes y una estricta jerarquía social, que seguirían instintivamente.
La máscara del Caos encontró todo esto muy divertido y lo declaró un juego, en el que los demás no tuvieron más remedio que participar. Los humanos se extendieron por el mapa, conquistando tierras, mientras Keidran hacía lo propio y los Basitin, naturalmente, seguían replegados en su propio territorio. Las Máscaras han acordado no interferir directamente en el mundo de forma sustancial y no utilizar sus poderes en ninguna raza que no sea la suya (reglas que incumplen todo el tiempo, por supuesto).
Las Máscaras intentan constantemente encontrar lagunas para superarse unas a otras. Por ejemplo, Efemural utilizó el cuerpo de Mary Silverlock como huésped, algo normalmente prohibido, ya que Mary es humana. Pero Mary había sido transformada en Keidran por Trace y, por tanto, era un juego limpio. Las Máscaras utilizan anfitriones para interactuar directamente con el mundo material, ya que de otro modo estarían restringidas a su propio reino y tendrían poca influencia física.
Los tres siguen inmersos en su disputa, olvidando ya los votos originales a los antiguos dioses.
(Descargo de responsabilidad: esta imagen no sugiere que estos personajes tengan estas máscaras en el canon. Por ejemplo, Adelaida no posee la Máscara de Eterno. Ella es sólo una representación visual de los Basitin en su conjunto, y lo mismo ocurre con los demás, por si hubiera alguna confusión).
Publicación original "Patreon"
Top web comics
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Entren para ver la nueva imagen.
(Salu2 de Spark)
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rinconliterario · 8 months ago
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Entre los de arriba hablar de comida es considerado bajo. Ésta es la razón: ellos ya han comido. Los de abajo tienen que abandonar la tierra sin haber comido un poco de buena carne. Están demasiado cansados para pensar de dónde vienen y hacia dónde van en las lindas noches. Todavía no habrán visto las montañas y el amplio mar al cumplírseles su tiempo. Cuando los de abajo no piensan en los de abajo, no suben. Bertolt Brecht
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sakurakoneko28 · 10 months ago
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Tengo muchas ideas y debo subir aunque sea una aquí *rueda* ok, ya que pasó el cumpleaños de Tallulah me quiero unir con mi versión de como fue encontrada por la Deathfamily.
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Missa estaba regresando de uno de sus largos viajes, estaba ansioso por ver a su esposo e hijo, odiaba tener que dejarlos por tanto tiempo pero es algo que no está en su control. Cómo sea, esta vez viene muy decidido a pasar cada minuto de su tiempo a lado de ellos aunque ¿que forma tan frívola sería de llegar sin almenos un regalo? desgraciadamente su inventario está casi vacío así que decide pasar por los alrededores esperando encontrar aunque sea flores y hacer un ramo improvisado, aunque igual podría tomar prestado algo de los cofres de Roier, duda que lo vaya a notar.
Sin embargo, y como no podía faltarle a su suerte de dibujo animado, acaba en una persecución de mods a los cuales no puede combatir porque (de nuevo) no tiene suficiente en su inventario para crear un arma. Tras correr varios metros divisa el viejo centro de adopción y se lanza dentro del sitio, recuerda que por alguna razón los mods no pueden entrar ahí. Entre gritos, chillidos y tropezones llega y se queda tirado en el suelo polvoriento recuperando el aliento mientras se repite mentalmente que debería tomar clases con Roier o Spreen para mejorar sus habilidades de combate.
Luego de unos minutos se levanta y un sentimiento nostálgico lo inunda al contemplar con mayor detalle el sitio, pareciera que fue ayer cuando un simple ticket cambió su vida por completo, recuerda perfectamente cuál era el espacio donde estaba Chayanne y como su flotador de patito robó toda su atención, se queda de pie frente a la vitrina, por dentro está llena de telarañas y los cristales tiene una gruesa capa de polvo, le sorprende que haya pasado tanto tiempo.
Y entonces un sonido lo vuelve a poner alerta, ve hacia ambas entradas pensando que eran de nuevo los mobs, o con algo de suerte, otro isleño que vino a ayudarlo pero todo está despejado ¿quizás era la madera desgastada del sitio? un nuevo sonido hace eco en el sitio, es como algo rascando la pared, asustado empieza a girar a todos lados ¿alguien quería jugarle una broma? Finalmente se le ocurre alzar la vista y divisa que en el techo hay un pequeño hueco que filtra algo de luz artificial, extraño, no recordaba que existiera un segundo piso.
Lo medita unos segundos, irse o subir, normalmente la respuesta sería lo primero pero una extraña corazonada le dice que debe subir, necesita hacerlo.
Rompe un poco más los bloques de madera, se da impulso saltando desde el borde de una de las vitrinas y deslizando con un poco de dificultad su cuerpo por el estrecho espacio finalmente llega. Si en la planta baja el abandono es palpable ahí lo es aún más, las paredes están tapizadas por telarañas mientras que del techo algunas enredaderas han empezado a crecer y el aire está lleno de partículas de polvo, no hay mucho a dónde mirar pues es solo un cuartito, lo único que destaca es una vitrina similar a las de abajo pero que tiene los cristales totalmente tapados por musgo y tierra. No iba a mentir, le sorprendía que la federación tuviera tal nivel de descuido considerando como siempre quieren todo "perfecto".
Y entonces el mismo sonido de tierra siendo removida vuelve a hacerse presente y viene del interior de esa vitrina, un escalofrío corre por su espalda pensando que algún animal o mob salvaje encontró refugio ahí, cuidadosamente camina, da unas respiraciones profundas antes de bajar la escotilla de cristal y entonces su miedo inicial se transforma en incredulidad.
Una pequeña niña se encontraba escondida alimentándose solo con puñados de tierra.
Ambos se quedan viendo fijamente por lo que pareció una eternidad, la niña con confusión mientras que a Missa se le encoge el corazón pensando en como alguien podría ser tan cruel para abandonar a un niño para, básicamente, morir. Se hinca para quedar a la misma altura y su corazón se derrite un poco más al notar que poseen el mismo color de cabello y ojos, observa que una de sus muñecas tiene un brazalete de hospital con algo escrito.
Con su voz más suave y gentil logra que la la pequeña le deje ver y solo un nombre es legible: Tallulah. Curioso, los otros niños en su momento no tenían nombre asignado pero al menos será un poco más fácil comunicarse con la niña y darle algo de familiaridad. El rugido de su estómago hambriento le pone alerta y rápido busca entre sus pocas cosas, por fortuna tenía un par de manzanas que cayeron cuando su capa se atoró entre las ramas de un roble, los ojitos de Tallulah se iluminan cuando Missa le entrega la fruta cosa que solo conmueve más la mayor ¿cuánto tiempo estaría sin alimento digno?
Mientras la deja comer le observa con más atención, su cabello rizado está enredado y algunas ramitas se pegaron, solo está vestida con un blusón blanco a juego con un gorrito que le queda algo grande, si tuviera que compararla con Chayanne está definitivamente más delgada y más baja de estatura, ambas cosas muy probablemente son resultado del estado deplorable en qué tuvo que vivir por quien sabe cuánto tiempo.
Definitivamente no puede dejarla ahí, lo que sea que pretendiera la federación poco le importaba, no estaría en paz sabiendo que un ser tan indefenso podría morir por mera maldad y es cuando decide que, a partir de ahora, la pequeña Tallulah será su hija también. Con sumo cuidado la cubre con la parte desmontable de su túnica y la carga entre sus brazos, dios, si que está muy delgada pero se encargará de alimentarla y darle un hogar mejor que ese diminuto cuarto.
"¿Sabes? este día pensaba llegar solo con algunas flores o incluso un pastel para mí esposo e hijo... supongo que los planes cambiaron un poquito"
Durante el camino Tallulah solo lo escucha mientras se acurruca en su regazo, ese nuevo mundo lleno de color es curioso y terrorífico a partes iguales pero se mantiene calmada gracias a la voz que no ha dejado de hablarle desde que salieron del centro de adopción.
"Somos una familia chiquita y quizás no tengamos tantos lujos como otros residentes pero somos muy felices, te prometo que amor nunca te faltará. Philza y yo te cuidaremos, serás nuestra linda niña"
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nevenkebla · 10 months ago
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Indescriptible hogar
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Fantastic Four (1961) #49 Jack Kirby, Stan Lee (Autores)
— Johnny Storm: ¿Qué pasa ahí? ¡Me necesitan! ¡Debo ir con ellos! — The Watcher: No, eso no serviría de nada. Puedes serles de más ayuda haciendo lo inesperado: dejando este mundo. — Johnny Storm: ¿Abandonar a mis compañeros y mi hermana? ¡Ni aunque me lo pidas tú, Vigilante! — The Watcher: Admiro tu lealtad, pero precisamente por ellos, debes hacerlo. Solo viajando a un lejano mundo podrás obtener el único objeto capaz de detener a Galactus. — Johnny Storm: Muy bien. Jamás nos has traicionado antes. Así que haré lo que digas. ¡Adelante!
— The Watcher: Confía en mí. No albergues miedo en tu corazón. Viajarás mediante un distorsionador espaciotemporal. Debemos rasgar el mismísimo tejido del tiempo. Que así sea… ya. Estás viajando lejos, muy, muy lejos, hacia el centro del infinito, y el Vigilante está a tu lado. Ya has dejado de existir en tu propio continuo temporal. La distancia que estás recorriendo es tan enorme que tu idioma carece de palabras para describirla. Y, aunque he jurado no intervenir en los asuntos de otras razas, estaré a tu lado en todo momento, pero eres tú quien ha de realizar la misión. Y ahora prepárate para lo que está por llegar. Estás atravesando las barreras celestiales de la no vida. Rozarlas significa la muerte segura. Es por eso que te elegí a ti, porque solo tú tienes la capacidad de volar entre tales obstáculos sin tocarlos. Acabas de atravesar el último telón dimensional. Las estrellas y los planetas que te rodean se hallan en una galaxia muy lejana. Y empequeñeciendo todos los mundos que puedas haber visto o imaginado, está el indescriptible hogar de Galactus, una gigantesca estación espacial, donde encontrarás el instrumento con el que combatir la mayor amenaza que jamás haya conocido la Tierra.
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yoestuveaquiunavezfrases21 · 9 months ago
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1907- Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición). La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo: - Buenos días. - Buenos días – Respondió el guardián. - ¿Cómo se llama este lugar tan bonito? - Esto es el Cielo. - ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos! - Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente. - Pero mi caballo y mi perro también tienen sed… - Lo siento mucho – Dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a los animales. El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía. - Buenos días – dijo el caminante. - El hombre respondió con un gesto de la cabeza. - Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo - Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar. Podéis beber toda el agua como queráis. - El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre. - Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste. - A propósito ¿Cómo se llama este lugar? - preguntó el hombre. - EL CIELO. - ¿El Cielo? - ¿Sí? - ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo! - Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián. El caminante quedó perplejo. - ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el hombre. - ¡De ninguna manera! -increpó el hombre – En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar sus mejores amigos.
(Paulo Coelho)
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dabna · 1 year ago
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aburrida de jugar un papel de damisela en peligro que nunca pidió, mareo y debilidad corporal han sido reemplazados por sangre ensuciando la comisura de sus labios. no le importa si el humano yace moribundo sobre la tierra, tampoco lo hace cuando el tacón de su botín aplasta sus dedos al abandonar la escena. la irascibilidad que la dominaba, se ha transformado en diversión — un júbilo que no sentía a estos niveles hace años. cuando va a enterrar nuevos dientes en cuello de nueva presa que sostiene por detrás, auspex es capaz de dar indicios de llegada de un tercero en escena. ‘ no me gustan los mirones ’ su voz suena suave, demasiado serena para acto que está a punto de realizar, su presencia es suficiente para generar pavor en quien tiembla bajo sus manos. ‘ y tampoco compartir ’ ahora lleva atención hasta silueta que ha interrumpido su caza. 
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mgbookland · 2 months ago
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Cine y literatura
Distinguida con el Premio Pulitzer en 1940, "Las uvas de la ira" describe el drama de la emigración de los componentes de la familia Joad, que, obligados por el polvo y la sequía, se ven obligados a abandonar sus tierras, junto con otros miles de personas de Oklahoma y Texas, rumbo a la "tierra prometida" de California. Allí, sin embargo, las expectativas de este ejército de desposeídos no se verán cumplidas. Entre las versiones cinematográficas que ha conocido esta novela destaca la memorable protagonizada por Henry Fonda y dirigida por John Ford.
John Steinbeck (1902-1968) realizó diversos oficios (peón agrícola, empleado de laboratorio, albañil y vigilante nocturno) para costearse sus estudios en la Universidad de Stanford. Su obra constituye un gran fresco de los conflictos sociales y económicos de la vida rural del Sur de los Estados Unidos y una permanente búsqueda de valores en un mundo crecientemente deshumanizado. En 1962 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
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hipertimiadisplacentera · 3 months ago
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Difícil imaginar que el martillo está hecho para caricias ofrecer, o que un alambre de púas está hecho para ser abrazado. Así también es difícil creer que alguien como yo es apto para dar y recibir afecto.
Embolsar mis más sanadores recuerdos y abandonar la tierra.
El vacío porta tal plenitud que doblega a mis más indómitas voluntades.
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coolpizzazonkplaid · 10 months ago
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La heredera del Infierno
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Aviso: el significado de la runa Isa lo saqué de aquí. Es el mismo link del capítulo dos de la historia.
Regreso a Buenos Aires y el dios del fuego.
–¿En qué te metiste mujer?
–Ni siquiera yo sé –Adelina no sabía cómo explicarle a Mariano lo que habia ocurrido –. ¡Au! Cuidado con lo que haces con mi pierna.
–Pediste mi ayuda. Bancate lo que se viene.
Adelina casi le da un puñetazo a su amigo cuando desinfectaba la herida de la pierna. Le sacó el pus y después de abrirla, hecho una gran cantidad de agua oxigenada. El líquido se volvió blanco como la nieve e hizo que la joven mirara de la peor forma al chico. Mariano usó aguja e hilo y tras terminar de coser la herida, la cubrió con vendajes. El muchacho siguió con el vientre y rostro de Adelina.
Estaban en los cielos luego de abandonar la cabaña del conocido de Mariano. Activó el piloto automático para ayudar a curar los golpes de Adelina. A medida que se alejaban de tierra firme, todo se volvió diminuto hasta casi desaparecer.
–Te dieron flor de golpiza.
–Lo sé.
La chica hizo una mueca ante el ardor del agua oxigenada en su cara.
–Explícame ¿Cómo un tipo con barbijo te hizo esto? –La mirada del chico se tornó preocupante–. Y ¿por qué no me queres mostrar lo que ocultas en los vendajes del brazo y el abdomen?
–Lo voy a decir cuando salgamos del maldito país –La chica siseó e hizo otra mueca de dolor–. ¡Arde la puta que te parió!
–Te pasa por pelearte con locos y raritos.
Se hizo un silencio incómodo entre los dos y Adelina no paraba de evitar la mirada analítica de su amigo.
–Deja de mirarme de esa forma –su tono intentó ser serio–. Que hayas intentado tener un título en psicología no te hace un psicólogo.
–Los pocos años que estuve me permitieron analizar a las personas y ese buen conocimiento, por mi desgracia se lo transmití a Daniela y a vos. Para que sean chismosas y a la vez inteligentes –sus ojos se posaron en los de Adelina–. En el Abismo encontraste algo más que un loco y rarito.
–Lamentablemente tenes razón.
–Obvio que sí, soy Mariano Baldor, siempre tengo razón.
Adelina mostró una sonrisa y él terminó de pasar el agua oxigenada por las heridas de su rostro y guardó todo su equipo de medicina. Mientras, la joven intentaba ponerse de pie y sentarse en el asiento del copiloto. El silencio se hizo presente una vez más.
–¿Conoces alguna guerrilla o grupo terrorista llamada Lin Kuei?
–Entre mis compañeros no escuchamos ese nombre ni por asomo.
–Creo que ese grupo me atacó, porque ese maldito del barbijo dijo que no debía saber la existencia del Lin Kuei.
Adelina observó a Mariano, quería ver un ápice de confianza en él sobre las palabras de ella. Si creía en sus dichos le era un misterio, pero en sus ojos había tristeza por otra cosa.
–¿Terminaste con tu novia?
–Ibamos tan bien y me dejó –dijo con tristeza –. No sé en qué fallé.
–En ser apurado.
–Dormi un rato y cuando lleguemos a Buenos Aires hablamos mejor –el tono del chico cambió tan rápido que la joven no pudo discutir contra él.
A los pocos minutos, Adelina cayó dormida en el asiento de copiloto. Las mismas visiones que tuvo en las montañas se apropiaron de sus sueños y los gritos de los muertos despertaron a la chica. Le molestaba que ya no pudiera tener un sueño pacífico sin que algo no vivo la persiguiera alguna manera.
La noche había tomado el cielo y algunas estrellas se dispersaban aquí y allá acompañadas por las nubes. Vio que estaban cerca de Argentina. Unos destellos iluminaban el país en diversas provincias y lo que parecía pequeño se convertía en algo más grande. Los destellos se transformaron en edificios con las luces de sus departamentos encendidas, farolas de calle de color naranja o blanco y algunos autos pasando aquí y allá. Fue ese momento en el que Adelina tuvo paz, estaba en casa.
Tras unas horas, Mariano llegó al hangar y aterrizó sin hacer demasiadas locuras. Adelina supuso que fue para no atormentarla más de lo que ya estaba. Fue un viaje cansador y había muchas cosas que contar sobre el tiempo en el que estuvo ausente.
El edificio donde vivía Adelina estuvo a la vista después de viajar en la camioneta de Mariano. La inundó la sensación de seguridad y hogar, algo que le alegraba bastante. Ningún Lin Kuei se meterá a su casa e intentará matarla. Lo que sí le dio escalofríos fue el vagabundo que estaba en la puerta. Su mirada blancuzca siempre lograba encontrar los ojos de Adelina, aunque intentara desviar su mirada penetrante y analítica. La hizo sentirse pequeña como si estuviera frente a alguien superior e intocable.
Mariano y Adelina entraron al edificio y subieron las escaleras. La subida le molestó un poco en la pierna y el vientre, pero no provocó que sus heridas se abrieran. Una vez que llegaron a la puerta del departamento de Adelina, pudieron percibir el olor a comida. Abrió la puerta y vio a Daniela, de espaldas, preparando la cena.
Resaltaba bastante con su cabello pelirrojo y la ropa que se había puesto. Una remera verde con el personaje de Jolyne Cujoh y pantalones holgados. La chica se dio la vuelta para ver a los recién llegados con una mirada tranquila.
–Te dieron una buena cagada a palos –su tono fue de lo más normal.
–Lo sé –avanzó hasta la cocina y saludó a Daniela–. Hasta Mariano me lo dijo.
–¿Qué te pasó? –la chica apagó las hornallas y acercó la comida a la mesa–. Mira que me dieron peleas, pero a vos te masacraron.
Los tres se sentaron en el pequeño comedor. Las empanadas de carne humeaban en la tabla y Daniela ofreció una para cada uno. Sentir el sabor de la masa y la humeante carne en su paladar fue una nostalgia para Adelina. Luego de disfrutar esos momentos de dicha, ella comenzó a contar lo que vio en Arctika. Los Lin Kuei, las ruinas nórdicas y los objetos que encontró. Hasta mostró las fotografías que había tomado y tanto Daniela como Mariano la miraron de forma paranoica.
–¿Estás segura? –el tono de Daniela era de duda–. Esos Lin Kuei deberían estar en las noticias, sobre todo como vos decís, un grupo armado.
–Ese es el problema. No están. Los busqué en los libros y no se los menciona. Tampoco en alguna noticia –Adelina volvió a sentarse y apoyó las manos en la mesa–. ¿Podrías buscar cuando tengas tiempo algo sobre esas personas?
–Veo que puedo encontrar.
–Yo también quiero ver si algunos de mis contactos saben de esas personas.
Adelina agradeció la ayuda que sus amigos iban a brindarle. Después de terminar la cena y compartir un momento entre amigos, guardaron las sobras y volvieron a sentarse esperando que Adelina terminara de relatar lo que faltaba de la historia.
–No solo fue esos Lin Kuei lo que encontré en Arctika.
–Sí, también las runas y la daga. –Mariano gesticuló con las manos dramáticamente sobre los objetos mencionados–. Lo que no estás contando es sobre qué ocultas en tu mano vendada.
–Las escrituras del lugar hablan de Sultin, el cuchillo de Hela –la muchacha mostró las inscripciones en la pared de las fotografías –. Creo que fue eso lo que encontré.
–¿El cuchillo de una diosa? –la voz dudosa de Daniela y su rostro no miraban bien a su amiga–. ¿Te fumaste algo en esas montañas o qué?
–No sé si es verdadero o no –comenzó a sacarse los vendajes–. Pero de lo sí estoy segura es que maldito cuchillo me hizo esto en cuanto lo toqué.
Una vez que los vendajes de Adelina se aflojaron de su cuerpo y los tatuajes pudieron verse. Los rostros de sus amigos cambiaron a preocupación ante los dibujos en la piel. Daniela inspeccionó el brazo de su compañera antes de volver hablar:
–Por favor, decime que no te drogaste con algo potente –sus ojos no pararon de recorrer su herida–, y que por eso tenes esto en el brazo.
–No lo es –puso la daga cubierta con el trapo en el centro de la mesa–. Esta arma me hizo el tatuaje.
–Es una locura Adelina. –Mariano intentó mantener un tono relajado.
–Juro por Dios que no estoy mintiendo –desenvolvió la daga con sumo cuidado con una servilleta de papel entre los dedos–. No solo me hizo un tatuaje, sino que vi cosas…
–Es imposible que este cuchillo de miles de años perdido en lo más profundo del Abismo y te hiciera…
En cuanto los dedos se acercaron al artefacto, la mano de Adelina apretó rápidamente la muñeca de Mariano y la alejó. El gesto y la paranoia reflejado en el rostro de la joven hizo que el chico apartara su extremidad tanto del arma como de su amiga.
–Lo digo en serio Mariano. No es chiste lo que estoy diciendo –el tono de Adelina se volvió firme.
Relató todas las alucinaciones que padeció por culpa del arma. Los susurros, los muertos y sus rugidos y la mujer del féretro. Las expresiones en el rostro de los amigos de Adelina cambiaban con cada palabra que emergía de la boca de su amiga.
–Es imposible –Mariano no pudo camuflar su confusión, mientras se soltaba de Adelina.
–Que sí lo es –buscó en los rostros de sus amigos una pizca de confianza–. Creo que Sultin fue traicionado, algo parecido como le ocurrió a la espada de Frey en el mito. La runa Isa no solo representa el hielo, sino también la traición, emboscadas, desastres… Incluso encontré un mapa en esas ruinas.
–¿Un mapa? –cuestionó Daniela.
Adelina desenvolvió el papel con sumo cuidado y sus amigos lo observaron detenidamente. El rostro de una mujer rodeado por una serpiente y un lobo, las runas en los bordes y la bolsa diminuta en los mares de España y Francia.
–Creo que esto hizo enojar a esa mujer o el cuchillo lo hizo, no lo sé… Por favor tienen que creerme.
Tanto Daniela como Mariano se miraron entre ellos. No pudiendo expresar con palabras que era un delirio las palabras de Adelina, pero tampoco negar que salió con vida del Abismo. Pensaban que quizás fuera ese el precio a pagar por salir de allí con vida.
–Voy a tomar esto con las pinzas –Mariano se puso de pie en camino a la puerta–. No quita que quizás sea verdadero.
Se marchó a ahogar sus penas por el rompimiento de su antigua novia y antes de irse les propuso hacer un asado el fin de semana para quitar el estrés. Adelina solo pudo negar con la cabeza, una sonrisa adornó en su rostro y vio a su amigo irse con un tono triste y melancólico que sería olvidado a los pocos días o quizás horas.
Luego de que Mariano se fuera, el silencio rondó entre las dos chicas. Cada una haciendo sus tareas respectivas antes de prepararse para la cama. No hubo charlas graciosas ni chismes de los vecinos, solamente un silencio de muerte.
–¿No me crees verdad?
–Pienso que es consecuencia de la bomba de humo –Daniela estaba en el baño–. Quizás lo que viste sea por un componente de lo que llevaba y el tatuaje, posiblemente, una advertencia de esos Lin Kuei.
Adelina intentó mostrar confianza ante los dichos de Daniela, pero estaba segura que lo que presenció no fue por una simple bomba de humo. Fue verdadero, al igual que el dolor hecho por la daga. No quiso discutir más sobre el asunto y solamente deseó que el día llegara a su fin.
–Antes de que me olvide –Daniela gritó mientras buscaba en su habitación–. Tus pedidos de Japón. No pude encontrar lo que me pediste, pero algo similar sí.
Adelina abrió la envoltura de regalo y en sus manos tuvo una caja de una figura de Alucard y la revista de Shuumatsu no Valkyrie. Se sumergió tanto en Arctika y los muertos que había olvidado esos pequeños pedidos.
–Gracias Dan-Dan –abrazó a su amiga a pesar de tener las dos manos con los regalos–. Sos la mejor.
Lin Kuei y la muerte podían esperar.
Pasaron un par de días desde la llegada de Adelina a Buenos Aires y faltaba poco para el fin de semana para que Mariano hiciera asado en el departamento de las chicas. Aún así, eso no liberó a Adelina del trabajo como arqueóloga. Gracias a la ayuda de Pablo, el encargado del museo, pudo conseguir el contacto de Agustín para darle las actualizaciones sobre Arctika. Evitó mencionar la daga nórdica y el mapa, no quería que esa cosa afectara a otras personas.
No iba a arriesgarse a que el arma consumiera a otros hasta matarlos. Si lo que las escrituras de la pared sobre el cuchillo, Sultin, eran ciertas, Adelina preferiría ser precavida. Tampoco le agradaba mucho meter a sus amigos en este embrollo de los Lin Kuei, pero era mejor no estar sola enfrentándose a algo desconocido.
Por miedo a que la daga y el mapa cayeran en manos equivocadas, guardó un señuelo en el cajón de la mesita de luz, mientras que la verdadera daga la ocultó en un pequeño hueco de ladrillo tapado por la roca y pinturas sin terminar. Repitió lo mismo con el mapa, cambió los puntos de ubicación de la hoja amarillenta y lo ubicó en una caja oculta en su biblioteca. El mapa original lo escondió en la misma pared de ladrillo donde estaba la daga.
En los días que estuvo en el departamento, a veces, Adelina podía ver a los muertos aparecer y desvanecerse ante los ojos de la joven. Otras ocasiones la mujer del féretro la miraba fijamente cuando iba hacer las compras. También, los sueños de la chica se volvieron confusos aterradores, la mujer gritaba siempre sus acusaciones y el aullido de lobos no paraba de invadir sus oídos como si los animales estuvieran en su cuarto.
Esos momentos de confusión y miedo siempre eran opacados y olvidados por sus amistades. Mariano y su pena por no tener una relación duradera. Daniela y sus divagaciones sobre una nueva noticia que contar de alguna provincia o alguna parte del mundo.
En la noche del viernes, Adelina siguió buscando por todos los lugares conocidos sobre Hela y su cuchillo, pero no hubo ningún resultado. Por el lado de Mariano, tampoco encontró respuestas de los llamados Lin Kuei. Daniela no tuvo buenas noticias para Adelina:
–Lamento decirte que esos Lin Kuei no existen –Daniela se frotó los ojos después de estar mucho tiempo con la computadora–. Si son reales, es un grupo armado muy reciente y le falta poder. En ninguna base de terroristas más buscados se los menciona, literalmente son fantasmas.
–Que cagada –Adelina soltó su lápiz de dibujo.
Un trueno se escuchó a los lejos. Daniela se puso de pie acercándose a la ventana de la cocina.
–Se viene una tormenta horrorosa –cruzó los brazos mientras miraba los relámpagos–. No creo que Mariano venga mañana a la noche hacer asado. Dicen que el clima va a estar así todo el fin de semana.
–Es Mariano. Es impredecible –el tono de Adelina intentó ser normal–. Una vez vino del conurbano en plena noche, andando en bicicleta y borracho. Gritaba que el One Piece estaba en Argentina y que podía pasar las paredes como caricatura, y se estrelló contra la pared de ladrillo.
–¿Cuándo fue eso?
–Hace un año y me sigue dando vergüenza y a la vez gracia. –Adelina sonrió ante el recuerdo.
–¿Tenes foto de eso? –el rostro de Daniela tenía una sonrisa de oreja a oreja.
–Busca en mi celular –Adelina siguió perfeccionando su boceto–. De milagro no se rompió los dientes. La foto que me mandó él debe ser de cuando estaba huyendo de los ladrones.
–¿Intentaron robarle?
–Sip.
Daniela buscó en el celular de su amiga las imágenes de ese acontecimiento tan bizarro. Después de encontrarlas, le devolvió el aparato a su dueña y siguió con sus asuntos.
Al poco tiempo la tormenta estuvo encima del edificio y los truenos fueron lo único posible de escuchar. Las gotas pasaron de ser unas pocas a miles y chocaban contra las ventanas. Las chicas tuvieron que cerrar todo para evitar que los pisos del departamento se mojaran. Una vez que todas las ventanas se cerraron, se prepararon para irse a dormir.
Daniela estaba frente al espejo pasándose el óleo para el cabello en los cortos tirabuzones pelirrojos, mientras Adelina esperaba a que su amiga terminara sus cuidados capilares. Tras varios minutos, la pelirroja se fue a su habitación dejando el baño libre. El agua caliente recorrió el cuerpo de Adelina y pasó jabón por todas partes. Luego se enjuagó el cabello necesitaba sacarse el estrés por la investigación y los dibujos. Salió de la ducha y Adelina se vio en el espejo.
La melena negra y lacia comenzó a formar hondas tras cepillarlo. El tatuaje de los huesos de la anatomía del esqueleto seguía dibujado en su piel y a pesar de que dejó de dolerle, era un recordatorio de que quizás iba a morir sino buscaba respuestas. Las ojeras debajo de sus ojos heterocromáticos eran muy notables, no había dormido tratando de buscar algo sobre la diosa nórdica de la muerte.
Adelina acercó su rostro al espejo cuando su ojo derecho comenzó a destellar de un verde esmeralda. Su iris se iluminó hasta volverse una pequeña llama. La muchacha se enjuagó la cara inmediatamente y volvió a enfrentarse a su reflejo. Esta vez su ojo derecho no ardía de color verde, sino que la mujer del féretro la observaba fijamente. Su mano huesuda tocó el hombro de Adelina y antes de que pudiera gritar desapareció por los gritos de Daniela.
–¿Estás bien Ade?
–Sí, estoy bien… –sus ojos volvieron a su reflejo– solo estaba buscando jabón para las manos.
–Están en el armario. Dejé de ponerlos en el tocador porque se caían.
–Bueno.
Salió del baño velozmente y fue a su dormitorio dándole una despedida a Daniela. Una vez cerrada la puerta, no tuvo ni una pizca de tranquilidad. Los escalofríos y el miedo al ver a esa mujer la iban a consumir por completo y deseó que todo fuera un mal sueño. Despertar sin tener que haber conocido a Agustín y el anonimato de su amigo, no haberse tenido que enfrentar al tal Smoke ni sufrir estas alucinaciones.
Se cubrió con las mantas y comenzó a leer el libro que tenía en su mesita de luz. Le faltaba poco para terminarlo, pero eso no ayudó a que pudiera relajarse. Pasó página tras página hasta que los párpados le pesaron y su mente no pudo seguir con la lectura. Dejó el libro en la mesita, se acomodó y por fin sus ojos pudieron cerrarse.
Adelina soñó con la mujer del féretro, una vez más. Estaba de pie con la cabeza abajo y su cabello negro cubría toda la cara. La joven comenzó a acercarse a la mujer, con paso lento, pero escuchaba sus susurros. Casi imposibles de percibir a menos que estuviera muy cerca.
–Heredera y elegida, elegida y heredera. El dios del fuego vendrá pronto. Tu camino está marcado, sangre y locura serán para los enemigos de mi carne –Adelina pudo escuchar mejor las palabras–. Tomaron algo que no les pertenece. El orden de la muerte fue alterado, manipulado, corrompido. Mi carne tiene que regresar al trono.
–¿Quién es usted? –Adelina tragó saliva– ¿Es Hela, la diosa de la muerte?
–Tomaron algo que no les pertenece. El dios del fuego mostrará los pasos –la mujer se contorsionó y Adelina se alejó–. Me quitaron todo. Los objetos a encontrar son el camino al trono para mi carne. Los enemigos deberán arrodillarse y suplicar misericordia.
La mujer siguió contorsionándose, los huesos que crujían llegaron a los oídos de Adelina y fue un sonido espantoso. El tatuaje de la anatomía del esqueleto comenzó a pudrirse y revelar carne en descomposición. Se acercaba a la muchacha, pero ella se retrocedió. Del sitio negro, los muertos se congregaron y se deleitaron con la escena. De las sombras los lobos se quedaron observando a la muchacha, estudiando sus movimientos. Las exhalaciones abruptas de la mujer al aproximarse más y más a Adelina, la aterraron y le produjeron escalofríos.
–¡LADRONES! –el grito hizo que Adelina callera al piso y se alejara de la mujer– ¡LO PAGARÁN CARO! Me quitaron todo. Lo que una vez se dividió volverá a unirse y será fuerte. ¡LADRONES! Mi carne los perseguirá hasta el final de los tiempos ¡LADRONES!
Adelina sintió que los muertos se abalanzaron sobre ella y gritó para alejarlos. Pateó, golpeó, rasguñó y fue en vano. El aullido de los lobos se hicieron presentes como un canto espantoso. Los gritos de la mujer se escuchaban más cercanos y Adelina sintió que las manos de la mujer estrujaron sus tobillos. Los muertos se alejaron y la mujer miró a la joven. El ojo derecho irradiaba fuego verde esmeralda y gritó con todas sus fuerzas:
–¡LADRONES!
Adelina despertó bañada en sudor. La tormenta no había parado y los truenos seguían resonando por toda la ciudad. Vio la hora y eran cerca de las nueve de la mañana. La chica dejó su celular sobre los libros y miró el techo pensativamente. Odió con todas sus fuerzas los sueños que tenía y se maldijo así misma por la ineptitud de sus actos en la montaña, el no haber huido cuando tuvo la oportunidad.
Se levantó de la cama y le dio inicio a su día. La tormenta no dio un ápice de detenerse, cuando parecía que iba a cesar volvía a arremeter con todo. Daniela y Adelina creyeron que las ventanas iban a romperse en mil pedazos y que la luz se cortaría.
La mañana pasó tormentosa y al mediodía se prepararon algo liviano por si a Mariano se le ocurría hacer una locura de hacer un asado en pleno diluvio. Tras terminar de comer, lavaron los platos y los secaron para hacer una siesta.
Los fines de semana eran casi los únicos días mayormente libres de preocupaciones y locuras del trabajo de las chicas. Podían ir a donde quisieran por esos dos días. Caminar, comprar, salir a tomar algo, cualquier cosa, pero el clima no estuvo del lado de ellas.
Durante la tarde aparte de dormir, se quedaron leyendo cada quién sus libros pendientes y ordenando las bibliotecas con música compartida entre las muchachas. En un momento tocaron la puerta y era Mariano con anteojos, remera, pantalón y ojotas mojadas. También en sus manos cargaba bolsas repletas de bebidas y algo de picada.
–¿No te diste cuenta que hay una tormenta encima de nosotros? ¿verdad? –dijo Daniela de forma obvia.
–Lo sé, pero aun así vine a comer con ustedes –el chico mostró una sonrisa y los paquetes–. Me pareció ver hace tiempo atrás milanesas y yo tengo antojo de milanesas con papas fritas, porque no puedo darme el lujo de comer un choripán.
–No vamos a comer hasta más tarde – dijo Daniela–. Confórmate con escuchar chisme y música.
Mariano entró y fue hacia la heladera a guardar las bebidas y la picada, después fue al comedor y sentó junto con las chicas. La charla duró hasta el anochecer y la música la pusieron cuando la tormenta se volvió más fuerte y el cielo se oscurecía. Contaron anécdotas, opiniones de celebridades y algunos chismes de colegas del trabajo.
La tormenta no cesaba entre el diluvio, los truenos y relámpagos, el trío comenzó a prepararse su cena al compás de las canciones reproducidas del celular mediante el parlante. Adelina sacó las milanesas y calentó el aceite, Daniela peló las papas y Mariano sirvió las bebidas al mismo tiempo que preparaba la picada.
En un momento, el celular de Daniela reprodujo Devil Woman y ella acompañó en coro en el estribillo a Mariano. Adelina no paró de reír ante esas locuras, mientras cocinaban y después de presionar, la chica se les unió y el dúo victoreo ese pequeño atrevimiento. Vio a Mariano y Daniela bailar como si estuvieran en un club, se movían tan a la par que Adelina sintió felicidad. Prefirió no unírseles, bailar frente a sus amigos le daba vergüenza, con cantar era suficiente para ella.
Por esos instantes dejó de importarle sus sueños macabros y los tatuajes. Olvidó a los Lin Kuei y al dios del fuego. Cantar mal y pasar con sus amigos en un día de tormenta era más de lo que podía pedir y no iba permitir que le quitaran eso.
El vagabundo miraba fijamente una ventana del edificio. Más concretamente hacia uno en el que se escuchaba música y tres jóvenes disfrutando. El vagabundo sonrió ante ese momento y rememoró tiempos anteriores con viejos amigos de líneas de tiempo pasadas. El hombre dio media vuelta y de sus manos comenzaron arder sin quemar la carne. Sus extremidades se movieron y el fuego naranja y azul, como línea recta, se dirigieron hacia la nada y formaron un círculo.
Del portal salieron tres hombres vestidos de combate, llevando un color diferente. Uno vestía de azul y tenía mechones sueltos del rodete de su cabello. Se podía sentir frialdad y su mirada reflejaba superioridad. El hombre a su costado iba de amarillo con un tatuaje de escorpión en el brazo. Portaba un kunai atado a una soga e irradiaba calidez. Y detrás de ellos había un joven llevaba un traje negro ceniciento con un karambit y un cuchillo de caza en el cinturón. Su cabello era del color del humo y arriba de uno de sus ojos grises tenía una cicatriz trazando su ceja y un poco de su frente.
Los tres se inclinaron y unieron un puño a su palma reverenciándose al vagabundo que se había sacado su capa. Su cabello negro, atado en un medio rodete les hizo un además para que el trío se pusiera de pie.
–¿A quién buscamos en estos territorios, Lord Liu Kang? –el hombre de azul preguntó–. Ya tenemos a muchos representantes para el torneo.
–Falta un último campeón para que participe –se volteó una vez más al edificio–. Más bien campeona.
Los tres condujeron sus miradas hacia donde dirigía la de Liu Kang. El departamento dónde se oía la música y a jóvenes riendo. Se pudo ver por las ventanas a una chica de cabello negro, largo y lacio mirar lo que cocinaba en la olla y al mismo tiempo vislumbrando a sus dos compañeros cantar.
–Vamos Adelina –dijo la chica de cabello rojo y corto–. No seas amarga. Copate y canta. No nos dejes así.
–Sí, dale –el muchacho rubio y de cabello largo alentó–. Después seguís mirando la comida.
Unas estrofas cantadas por el dúo siguieron insistiendo a que la chica llamada Adelina cantara. Tomaron unos trozos de lo que parecía carne para después beber y seguir entonando las letras.
–Dale Ade –siguió insistiendo la chica de cabello rojo–. …Then I looked in those big green eyes/And I wondered what I'd come there for…
La joven de cabello negro se resignó y comenzó a cantar al mismo tiempo que la pelirroja:
–She's just a devil woman –el rostro de su compañera sonrió más de lo que podía.
–With evil on her mind –el muchacho cantó.
Las chicas entonaron las letras, seguido del joven hasta que el estribillo terminó y el chico continuó con el canto. Mientras tanto, los cuatro extraños miraban desde abajo la escena. El chico vestido de azul como el de amarillo tenían una primera impresión bastante pobre de las muchachas y su amigo. Por otro lado, el hombre de negro ceniciento le causó gracia y a la vez extrañeza que esa mujer de cabello negro fuera la misma que le había dado una pelea hace unos días en las montañas y saltado hacia el vacío.
–Adelina Acosta puede ser una de las campeonas de la Tierra –Lord Liu Kang puso sus manos en su pecho–. Es una mujer que valoriza la estrategia, el conocimiento para el combate y estudiar al enemigo, Bi Han.
–No parece una mujer de conocimiento, Lord Liu Kang –el hombre de amarillo se acercó más a Liu Kang–. Quizás no esté a la altura como no lo está el señor Cage.
–Las apariencias suelen ser engañosas, Kuai Liang –el vagabundo avanzó hacia las puertas del edificio–. Ella sola dio una buena pelea a Tomas y uno de sus aprendices.
–Es muy ágil, hermanos –el chico de cabello ceniciento se acercó más a sus hermanos–. Logró escalar, entrar a Arctika y luego saltó al vacío en esas ruinas que encontró en nuestro hogar.
–Un acto suicida e impertinente, Tomas –espetó el de azul–. Un Lin Kuei no haría semejante locura.
–Como he dicho, Bi Han, las apariencias suelen ser engañosas y ella tiene un gran camino que recorrer junto con los demás representantes.
Los tres dejaron de contradecir al hombre, sobre todo Bi Han con una mirada de amargura. Vieron a Lord Liu Kang abrió las puertas y los tres lo siguieron. Llegaron hacia donde estaba el ascensor y al lado se hallaban las escaleras. El hombre de ojos blancos se dirigió hacia estas y los tres ninjas lo acompañaron hasta llegar al piso donde se escuchaba música y risas estruendosas.
Daniela Ramoter apenas pudo escuchar el timbre y se acercó al pequeño agujero de la puerta para ver quién era la persona molestando a horarios tan imposibles en un sábado tormentoso. Su ojo café observó detenidamente a las cuatro personas que molestaban y vio a cuatro hombres extraños. El que estaba frente a la puerta tenía medio rodete y una banda de color negro y otros detalles atado a la frente, y ojos blancos. Su vestimenta parecía ser tradicional de China y blanca. Uno de los extraños vestía de azul, otro amarillo y el último negro ceniciento. El cabello fue lo más sorprendió a Daniela, ya que era del color del humo… ¿cabello ceniciento?
¿Traje de combate extraño? ¿cabello del color del humo?
Smoke.
Era imposible que hayan podido encontrar a Adelina ¿cómo lo hicieron? La chica apartó su ojo del agujero de la puerta. Su sonrisa se apagó y vio a su amiga charlando con Mariano sin ningún inconveniente. Esto era un gran problema y una porquería. Se acercó rápidamente al sillón sacó la escopeta que tenía oculta. La cargó y se dirigió hacia sus amigos.
–¿Dónde tenes el rifle? –preguntó apresuradamente Daniela.
–En mi habitación –la muchacha fue hacia la mesa donde se encontraba el televisor y de los cajones sacó dos ametralladoras–. ¿Qué pasa Daniela? Estas asustando.
–Creo que ese pelotudo al que te enfrentaste en las montañas nos encontró.
El rostro de Adelina palideció.
–¿Cómo?...
–No sé y no sé con certeza si es él –Daniela le entregó las ametralladoras a Mariano–, pero creo que se trajo a la caballería.
–¿Cuántos más se trajo? –el muchacho cargó las armas.
–Tres y no son agradables –el sonido del timbre sonó una vez más–. Voy a tratar de hacerme la idiota. Mariano te quedas en la cocina y oculta bien las armas, serán nuestro ataque sorpresa si se llegan hacerse los picantes. Vos quédate en tu habitación con ese rifle cargado y listo para disparar.
–No voy a dejarlos aca y morir por mí –Adelina se levantó–. Yo los metí en este lío, yo también voy a pelear.
Daniela revoleó los ojos y supo que su amiga no iba a ceder, porque los tres eran así. No toleraban ver a uno de sus seres queridos hacer locuras.
–Esta bien –Daniela fue hacia la puerta–. Si no puedo despistarlos abrís la puerta de tu habitación mostras el rifle y vemos que ocurre después.
–¿Ese tu plan? –la voz de Mariano se notó la confusión.
–Es lo mejor que podemos hacer con poco tiempo.
El timbre volvió a sonar.
–¡YA VOY! –el grito de Daniela.
Adelina corrió hacia su habitación y tomó su rifle ubicado debajo de su cama. Buscó los cartuchos y cargó el arma con mucho sigilo. Su oreja se pegó hacia la madera de la puerta y pudo escuchar la conversación. Rezó para que esos cuatro extraños fueran una falsa alarma y seguir con una noche tranquila.
–Lamento la tardanza. La humedad hace que la madera se infle y cueste abrirla –la voz de Daniela se volvió normal–. El partido de Boca no es hasta dentro de unos días señores.
–Buenas noches –un hombre habló–. Lamentamos interrumpir su noche, pero estamos buscando a Adelina Acosta.
–No me suena ese nombre, señor. –Daniela sonó muy convincente–. ¡Mariano! ¿Conoces a una Adelina?
–¿A quién? –Adelina se alegró de que Mariano interpretara bien su papel de sordo.
–Adelina Acosta.
La muchacha escuchó los pasos de su amigo dirigiéndose a la puerta.
–No escuché ese nombre. Lamentamos no poderlos ayudar caballeros, que tengan una linda noche.
El corazón de Adelina había comenzado a relajarse, pero antes de que pudiera girar el picaporte, el timbre volvió a sonar en el departamento.
–Sabemos que Adelina Acosta esta aquí, Daniela Ramoter –el hombre habló una vez más y su tono siguió tranquilo–. ¿Nos permites pasar?
–Mira flaco –el tono de Daniela se tornó oscuro y amenazante–, no sé quién sos ni me importan tus putos subordinados y tampoco sé como conseguiste mi nombre. No sé quién es esa Adelina Acosta y váyanse de mi casa.
–Queremos darle una propuesta a su amiga.
¿Una propuesta? ¿Qué se refería ese extraño? Adelina apretó más su rifle contra su cuerpo y le quitó el seguro al arma. Agudizó más su oído.
–Esta es la propuesta que te doy hijo de puta –la voz de Mariano se volvió amenazante–. Ahora ándate vos y los pajeros que tenes atrás.
–Es una falta de respeto dirigirte de esa forma al Gran Maestro de los Lin Kuei.
Todo el departamento se enfrió y Adelina sintió escalofríos en toda la columna. Escuchó las quejas de sus amigos y el rechinar de la puerta. Salió de su escondite y apuntó hacia la entrada donde estaban los invasores. Al igual que ella, Daniela y Mariano apuntaron hacia los invasores. Sus miradas eran calmas para la sorpresa de Adelina.
Ella pudo analizar mejor a Smoke que en las montañas. En su cinturón no solo tenía el karambit sino también un cuchillo de caza y bombas de humo. Usaba la distracción como ataque y un buen manejo en las armas blancas. Tendría que usar la fuerza de Smoke a su favor. El chico de amarillo llevaba en el cinturón un kunai unido a una soga, traería problemas si quería usar a Daniela o Mariano como rehén para que Adelina cediera. El hombre de azul le fue más difícil de analizar, no poseía ningún arma. Lo único que pudo sacar de él era el más fuerte. Por último, el cuarto hombre le resultó familiar. Los ojos blancos del extraño analizaban a Adelina, Mariano y Daniela, no solamente su exterior sino también su interior. Parecía conocer más cosas que ellos no sabían, como si fuera testigo de sus vidas.
–Te pondré en tu lugar, insolente –gruñó el ninja de azul–. Tu amiga no debió entrar a territorio Lin Kuei.
–Ponele voluntad a tus amenazas, la puta que te parió –Mariano apuntó hacia el ninja–. No te metas conmigo, sino queres que te de un boleo en el orto.
Los tres estuvieron atentos a cualquier movimiento brusco que hicieran alguno de los atacantes. El frío de la habitación les dio escalofríos. El ninja de azul miraba con mala cara Mariano desde que le contestó mal y este avanzó hacia él. El chico sin dudarlo le disparó con las ametralladoras, pero las balas nunca atravesaron el cuerpo. Una pared de hielo se interpuso entre las balas, invocada por las manos del extraño.
Adelina, Mariano y Daniela quedaron estupefactos por lo que acaban de presenciar, pero no tuvieron tiempo para reaccionar ya que el ninja de azul atacó a Mariano. Él logró defenderse usando los antebrazos y logrando asestarle varios puñetazos a su contrincante, luego de perder las armas. Pero esa defensa trastrabilló cuando el hombre vestido de azul usó sus poderes para crear agujas de hielo. Mariano se escudó con una silla que tomó en su retirada y corrió hacia el ninja para poder atacarlo. Le asestó el asiento en toda la cara y este calló al suelo.
Daniela apuntó hacia el oponente de Mariano, pero antes de poder disparar, el kunai del ninja amarillo interceptó la escopeta y empezó a tirar para sacarla de las manos de la chica. Tomó ventaja de eso y apunto hacia el chico, este logró esquivar el disparo por los pelos. Daniela tomó el cuchillo de la mesa y cortó la soga antes de que el kunai le volviera a causar problemas.
El hombre de amarillo se abalanzó rápidamente hacia Daniela y ambos cayeron sobre la mesa, y esta se rompió por el peso de los dos. La joven intentó forcejear y poder darle un golpe a su contrincante con la escopeta. Sus intentos fueron en vano, puesto que el extraño alejó el arma. Daniela aprovechó la aproximación del rostro de su enemigo para escupirle y liberarse de él. Con un sonido de disgusto el chico retrocedió y Daniela tomó ventaja para darle un golpe con la culata del arma.
Por el lado de Adelina, mantuvo firme el rifle para evitar que Smoke no se lo quitara. La chica tenía que encontrar una forma de sacarle el cinturón antes de que usara las bombas de humo como distracción. Adelina vislumbró a sus pies un mantel, luego de que Daniela alejara al ninja de amarillo tras haber roto la mesa. La joven levantó el mantel con rapidez y lo lanzó a la cara de Smoke. Cuando el rostro del chico fue cubierto, Adelina se abalanzó hacia él dándole un puñetazo y le quitó el cinturón. Luego, le dio una patada que alejó al hombre de ella y tiró muy lejos la ventaja con la que contaba Smoke.
–¡Ya basta! –gritó el cuarto extraño y de su cuerpo salió fuego azul y naranja.
Los seis dejaron su riña, pero Mariano seguía sosteniendo la silla como un bate de beisbol.
–Dame un segundo –dijo el muchacho mientras extendía el dedo índice. Volvió a golpear con la silla a su contrincante tumbado en el suelo y este solo pudo soltar un gruñido–. Listo ahora sí.
–Suficiente Mariano Baldor –el extraño lo retó como si fuera un niño–. No vinimos aquí a saldar asuntos por errores. Hemos venido a darle una propuesta Adelina Acosta y que podría cambiar el rumbo de su vida.
Adelina no soltó el arma, pero sí se quedó atónita con las palabras de ese extraño.
–Tu cara me resulta conocida…
–¡Es Hefesto con aspecto de Bruce Lee! –exclamó Daniela automáticamente–. El dios del fuego según los griegos.
–No lo es Daniela –Adelina bajó el arma–. En los mitos tiene la cara deformada y está rengueando por como Hera lo tiró del Olimpo. Este tipo ni de cerca cumple con la descripción de Hefesto.
–En efecto Adelina, no soy Hefesto, –apaciguó las dudas de las jóvenes–. Soy Liu Kang, dios del fuego y protector de la Tierra.
“El dios del fuego tiene la respuesta” “El dios del fuego vendrá pronto” “El dios del fuego mostrará los pasos”. El cerebro de Adelina comenzó a girar sus engranajes ¿El dios que la mujer del féretro hablaba? ¿Le iba a dar respuestas a sus tatuajes?
–Sos el vagabundo que estaba afuera –dijo Adelina.
–¿Cómo que protector de la Tierra? –preguntó Mariano.
–Vinimos a ofrecerle a Adelina un camino como uno de los campeones de la Tierra –Liu Kang se acercó a los tres jóvenes–. Es un camino que puede cambiar su vida.
Adelina desconfiaba de las palabras de Liu Kang, pero tampoco era tonta para no creerse que ese hombre era un dios y no un producto de su imaginación. Literalmente de su cuerpo salió fuego. Sus subordinados también tenían dones bastante peculiares. Bajó el arma y les preguntó a los extraños:
–¿Tienen hambre?
–Nos gustaría poder acompañarlos en su cena –dijo Liu Kang.
Después de preparar la pequeña mesa que tenían en el comedor, Adelina, Mariano y Daniela fueron hacia la cocina y cada quién se dividió las tareas para la cena y ayudar con las heridas de sus “invitados”. Adelina cortó más salame y fiambres para la picada y al mismo tiempo freír más milanesas y papas, al compás de Sex de Starbenders. Mientras que Mariano y Daniela ayudaron con las heridas a los tres ninjas y tanto el ninja de azul como de amarillo miraban con hostilidad las acciones del dúo. Nadie confiaba en nadie y a cualquier movimiento estaban listos para asesinar.
–Necesitan hielo para esos golpes, fans de Boca –dijo Daniela mientras sacaba las bolsas congeladas–. Esto les puede ayudar y para vos tenes el baño a la izquierda.
–Me llamo Kuai Liang –respondió el ninja de amarillo–. ¿Por qué crees que necesito el baño?
–Porque te escupí en la cara –Daniela sonreía mientras iba hacia donde estaba Mariano–, y creo que no te gustaría tener el olor y la sensación de mi saliva en toda la jeta, aparte de que es asqueroso lo que hice. Además de una buena demostración de mi gentileza, por más que me hayas roto la mesa, que cuesta casi un ojo de la cara comprar una nueva y decente.
Kuai Liang no pudo contradecir los dichos de Daniela y se dirigió hacia el baño, mientras que el ninja de azul miraba de manera hostil a Mariano. Seguramente la golpiza con la silla debió afectarle el orgullo. Por otro lado, Smoke se acercó por detrás a Adelina que estaba pérdida en sus pensamientos, la comida y la música.
–Perdona –ante las palabras Adelina apuntó con el cuchillo la garganta del joven–. Quería saber dónde tiraste mi cinturón. No pensaba molestarte.
–Busca –contestó agresivamente la chica y se volteó para seguir cortando el salame–. Dios te dio el don de la vista, úsalo.
–No era mi intención enojarte porque hallamos roto tu mesa.
–Te estás equivocando de mi porqué –Adelina volteó una vez más y se subió la remera para que el chico viera su vientre cicatrizado y parte de sus tatuajes–. Por esto estoy enojada, porque el mamerto que se va a sentar a mi mesa es el mismo que intentó matarme.
–Lamento haberte causado esa herida –dijo el chico, se notó la aflicción en su voz–. Debí esforzarme en evitar que saltaras y convencerte de que salieras de Arctika.
–Veremos si te ganas mi perdón, Smoke –dijo Adelina en un mal tono.
–¿Cómo sabes mi título?
–Cuando me oculté de vos y de tu amigo escuché una de sus conversaciones y supe tu apodo –Adelina sacó una milanesa de la olla y escurrió el aceite–. Todavía lo recuerdo porque no sabía si vos y tu grupo terrorista iban a matarme.
–No somos malos.
–Seguro y yo soy Goku –contrarrestó Adelina sarcásticamente.
Liu Kang intentó apaciguar la situación ofreciendo ayuda a la joven, pero ella se negó amablemente. Mariano y Daniela se curaron mutuamente las heridas hechas por la riña, pasándose hielo por los golpes y revisando si no tuvieron algún contratiempo.
Una vez que Adelina terminó de cortar los fiambres, servirlos en la mesita del comedor y ofrecer bebidas, continuó friendo las milanesas y las papas. Luego preparó la ensalada y cortó los panes para armar sanguches. Cuando las milanesas terminaron de freírse, la joven las puso en los panes y les agregó ensalada para acompañar. Luego llevó los platos a la mesita del comedor y los siete comenzaron a comer.
El silencio se podía cortar con un cuchillo, mientras que afuera la tormenta no cesó. Los relámpagos y truenos hacían que el cielo destellara y rugiera. Adelina, Mariano y Daniela miraron atentamente a los cuatro y estos igual.
–Apreciamos la hospitalidad que poseen –dijo el dios tras terminar su sanguche.
–No hay de que –respondió Adelina mientras masticaba una papa–. Ahora explícame, Liu Kang ¿a qué te referís con que soy campeona de la Tierra?
–Fue elegida para participar en un torneo que definirá la victoria de la Tierra contra el Mundo Exterior.
–¿Mundo Exterior? –preguntó Daniela mientras agarraba una rodaja de salame–. ¿Qué país ese es ese? No está en ninguno de los mapas.
–En efecto Daniela Ramoter –dijo el dios–, el Mundo Exterior es un reino entre los diversos que existen. Muchos de los habitantes prefieren que estemos en guerra con ellos, aunque estemos en paz, pero preferimos mostrar nuestra fuerza en el combate como símbolo de defensa. Además de contar con el clan Lin Kuei como defensores de la Tierra.
–Sinceramente creí que eran un grupo armado –dijo Adelina–. Intentaron matarme.
La mirada de la joven se posó hacia Smoke que comía rodajas de salame con queso como si fuera un manjar de ricos. Mientras que sus dos amigos apenas tocaron algo de la comida y observaban de forma crítica a los invitadores. Ante las palabras de Adelina, Liu Kang río.
–No lo son Adelina Acosta –el dios masticó otro sanguche–. Como mencioné antes, se dedican a ser nuestras defensas. Bi Han es el Gran Maestro del clan y tanto sus hermanos, Kuai Liang como Tomas son los mejores ninjas.
La mano de Liu Kang se extendió en el ninja de azul, Bi Han y este mostró orgullo a su título de Gran Maestro, al igual que el Kuai Liang, el ninja de amarillo. Pero Smoke, Tomas, fue el único que no mostró ese orgullo por su título, ya que seguía enfocado en la comida.
–Entonces ¿por qué fui elegida para este gran torneo con el Mundo Exterior? –preguntó Adelina.
–Porque tú mostraste unos valores y cualidades que pueden ser representados para ser una campeona de la Tierra –dijo Liu Kang como si hubiera dicho lo más obvio del mundo.
–¿Y nosotros? –preguntó Mariano.
–Si ustedes quieren ser parte de los campeones de la Tierra deben ir conmigo y Adelina a la Academia Wu Shi –la mirada de Liu Kang se dirigió a los amigos de Adelina–. Aprenderán tanto del Mundo Exterior como de los protectores de la Tierra.
–¿Irnos? –Adelina se quedó perpleja–. ¿Por cuánto tiempo?
–Unos meses –dijo Liu Kang mientras tomaba un poco de su bebida–. Necesitarán entrenar y pulir todas sus técnicas de combate.
–¿Y nuestros trabajos? –Daniela preguntó dejando el plato en la mesa–. Tenemos acá una vida. No podemos desaparecer sin más por unos meses. Las cuentas, mis noticias, la mesa. Por cierto, los tres, me deben una mesa… Corrección, nos deben una mesa.
–Estamos ocupados los tres –dijo Adelina–. Estoy con una investigación y si me ausento por mucho tiempo voy a perder la plata.
Abandonar todo por un torneo que ni siquiera tenía intenciones de participar. Había cosas más importantes en las que debía enfocarse, pero su cerebro volvió a trabajar y cuestionarse varias cosas. ¿Sería Liu Kang el que la mujer del féretro hablaba? ¿Podría sacarle los tatuajes o darle más información sobre la diosa Hela? ¿Sabría algo sobre algún desafortunado que enloqueció hasta morir por culpa del arma nórdica o de los otros dos artefactos que había visto en sus alucinaciones?
Adelina desconfiaba de los cuatro sujetos, no pensaba relatarle nada a Liu Kang sobre la daga o el mapa hasta ver si el dios era una amenaza o alguien en quien confiar. Tampoco les agradaba los tres Lin Kuei, sospechaba que en algún momento la matarían por haber entrado a sus tierras luego de ese torneo con lo que llamaban Mundo Exterior.
El dinero que iba a perder si se ausentaba por mucho tiempo era otra de sus preocupaciones. Había otros arqueólogos con las mismas habilidades que Adelina que podrían hacer que Agustín, su cliente, quisiera romper su contrato con ella.
–Este torneo pondrá un nuevo rumbo a sus destinos –dijo Liu Kang–. Sería un honor que los tres representaran a la Tierra.
–Me dejas un segundo hablar con mis amigos –dijo Adelina con una sonrisa, mientras se ponía de pie–. En privado.
Mariano y Daniela se pusieron de pie y al mismo tiempo se escucharon gritos de los vecinos. Adelina y Daniela revolearon los ojos y se sintieron avergonzadas porque sus invitados tuvieran que ver el lado malo de su departamento. El trío se fue al cuarto de Adelina.
–¿Qué opinan de lo que acabamos de escuchar? –preguntó la joven en cuanto la puerta se cerró.
–Esos tres del clan tiene una mina de oro de problemas –soltó Mariano señalando la puerta–. Valdría para una tesis de psicología y tener mi título sin tener que cursar devuelta.
–El de azul está lindo y el amarillo también –dijo Daniela–, pero no quita que quiero que nos paguen la mesa. Con lo otro no sé qué decir… es una locura que a la vez le creo a ese dios del fuego.
–Coincido con vos, Dani –habló Mariano y se cruzó de brazos–, esto es algo simplemente imposible ¿Un torneo? ¿Para qué? ¿Por qué se hizo?
–¿No escuchaste lo que dijo Liu Kang? –preguntó Adelina.
–No.
–Según él, para demostrar la fuerza ante el Mundo Exterior y mantener las defensas –Adelina se sentó en su cama–. Literalmente parece cierto lo que dice, le salió fuego del cuerpo y el de azul conjuró hielo de la mano y casi te mata Mariano.
–¿Vas a irte a ese torneo? –preguntó Daniela sin titubear y posó su mirada en la de su amiga. Al mismo tiempo se escucharon más gritos de sus vecinos.
–No lo sé –sacudió la cabeza–. Voy a perder plata y si vienen conmigo también van a perder mucha plata en esos meses que no sé cuántos van a ser, pero a la vez siento que me va a poder dar respuestas.
–¿Respuestas? –cuestionó Mariano.
–Los sueños que estoy teniendo me hacen dudar si debo ir o no –dijo Adelina preocupada–. La mujer del féretro varias veces hablaba de un dios del fuego que iba guiar el camino.
–Son sueños Adelina, simplemente representan un lado oculto de tu subconsciente como dice el maldito Freud –dijo el muchacho.
–Mariano, esos malditos sueños hablaron de Arctika y en ese mismo lugar una puta daga maldecida me hizo tatuajes y alucinaciones –Adelina mostró su brazo y abdomen–. Esas alucinaciones me siguen apareciendo a veces sobre muertos y esa mujer gritando una y otra vez. ¿Si se vuelven constantes hasta tal punto que no pueda diferenciar la realidad?
–Tendríamos que mínimo ponerlo en duda –dijo Daniela mientras daba vueltas–. Sí, esto de un dios es verdadero. Pero los sueños de Adelina pueden serlos y la daga, quizás, debe tener una maldición hacia cualquiera que la toque. Las alucinaciones no creo que llegarán al punto que estás diciendo, pero hay que ver si ese dios puede darnos alguna guía sobre cómo hacerlas desaparecer… digo, si aparecieron de forma mágica deben sacarse de forma mágica.
–¿Debería ir entonces? –preguntó Adelina.
–Iremos –dijo Mariano.
–¿Pero sus trabajos? –se alarmó la joven–. Yo puedo justificar con algo medianamente, pero ¿ustedes?
–Nos las ingeniamos. Van a ser unas buenas vacaciones.
–No lo sé –dijo Daniela con duda en su voz.
–Vas hacer entrevistas que no involucren riesgos y estar casi al pedo –contra ofertó Mariano.
 –Está bien, me uno a la aventura.
–No me siento cómoda que ustedes vayan –dijo Adelina.
–Muy tarde, ya decidimos –dijo Daniela y una sonrisa adornó su rostro.
–Los Lin Kuei podrían representar a la Tierra en esta ocasión, Lord Liu Kang –escupió Bi Han–. Estos tres no pueden ser aptos para representarnos.
–Tienen verdaderas habilidades, aunque ellos no lo sepan –dijo Liu Kang tranquilamente.
Tomas se quedó en silencio viendo como la conversación entre el dios del fuego y sus hermanos continuaba. El joven de cabello grisáceo se enfocaba en la comida que sus hermanos apenas habían tocado, no sabía cómo ellos se negaban a probar estas delicias.
Le era un misterio cómo la misma chica a la que había intentado asesinar en Arctika tenía un gran talento en la cocina.
–Ella y sus amigos ni siquiera tienen una buena base de alimento para que puedan desarrollar una técnica de combate –dijo Bi Han.
–Ese amigo fue el que te dio un sillazo en la cabeza –dijo Mariano Baldor, mientras la puerta cerraba y Adelina Acosta y Daniela Ramoter miraban con mala cara al hermano mayor de Tomas.
–Eres un imprudente e inmaduro, un…
–Es una falta de respeto que los invitados insulten la comida del invitador –dijo Adelina agresivamente–. Si querías otra cosa, Gran Maestro, te hubieras ido a Palermo o a tu casa.
–Bi Han es suficiente –el tono de advertencia de Liu Kang hizo que el se contuviera.
–Señor Liu Kang, nos conmueve su propuesta sobre ser campeones de la Tierra –dijo Adelina–, y nos gustaría estar con usted en el torneo.
El dios sonrió ante esas palabras, al igual que Tomas. Sus hermanos mostraron duda en sus rostros, pero al menor no le importó mucho. Pensó que esas tres personas darían su mejor esfuerzo para representar a la Tierra.
Pero hubo algo que le hizo ruido en la cabeza y fue Adelina. Cuando la conoció hace unos días estaba alterada y llorando por la presencia de Tomas y su ayudante. Sospechaba que había encontrado algo en esas ruinas de las montañas… o vio algo que la aterrorizó.
Esas ruinas, ni los propios Lin Kuei conocían de su existencia y pasó sin mucha relevancia a los ojos de Bi Han. Pero a Tomas le causaron un verdadero terror. Cuando puso un pie en ese sitio, sintió que las dos estatuas de la entrada lo miraban como un invasor, alguien que vería muerte si no se marchaba de inmediato. Quizás la muchacha percibió lo mismo que Tomas o incluso más odio, le es un misterio saberlo en esos ojos tan misteriosos y extrañamente cautivadores.
–Me alegra que hayan tomado esa decisión.
–¿Cuándo nos marchamos? –preguntó Daniela.
–Mañana al atardecer los llevaré a la Academia Wu Shi –Liu Kang se puso de pie y Tomas y sus hermanos lo imitaron–. Lleven lo necesario.
Los cuatro se dirigieron a la salida y tras despedirse de los tres jóvenes se marcharon a las calles. La lluvia seguía, pero el aguacero se detuvo para ser una llovizna. Liu Kang fue hacia el mismo lugar donde antes había conjurado el portal y una vez más las llamas azules y naranjas formaron el portal. Los cuatro hombres se perdieron en esa negrura infinita completando así su misión.
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lachicadeluniverso-088 · 6 days ago
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Contando las estrellas
1… 2… 3… 4… 1,000,000… 1,000,001.
Imagino que así debería ser todo: perderme en la infinitud de las estrellas, donde cada punto de luz es único, hermoso, sin comparación. Pero en la Tierra, todo parece medirse con balanzas y reglas invisibles.
El peso de los números es un eco constante: "60, 90, 60" repiten como un estribillo roto, como si mi cuerpo fuera una ecuación por resolver. No hay magia en una calificación perfecta ni en una talla única. Solo una línea fría y recta que divide lo que somos de lo que deberíamos ser.
He escuchado palabras que pesan más que cualquier cifra: "¿Cuántas calorías comes al día?" "Es que estás más gorda." Cada comentario es una piedra lanzada al lago de mi confianza, creando ondas que tardan en calmarse. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cuándo la comida dejó de ser una ofrenda para convertirse en un castigo?
Es difícil, lo admito. Dejar de mirar la comida como una enemiga, abandonar las comparaciones, y permitirnos desear sin culpa. Es un proceso como aprender a hablar un idioma nuevo: complejo, frustrante, pero lleno de pequeñas victorias.
Quiero aprender a ver la comida como energía, como vida. Dejar que el reflejo en el espejo sea un espacio de reconciliación, no de batalla. Porque nadie tiene derecho a señalar con un dedo crítico, menos cuando cargan sus propios fantasmas.
Así que esta noche, no contaré calorías, ni medidas, ni defectos. Miraré al cielo y contaré estrellas. Porque allá arriba, entre luces distantes, no existe el juicio, solo el infinito.
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eddy25960 · 9 months ago
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La escultura ‘El viajero’ simboliza el vacío plasmado en el ser del migrante que se ve obligado a abandonar su casa, su tierra, su vida, sus raíces.
Por el escultor francés Bruno Catalano (1960)
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