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Sueños
BEASTARS. Fanfic. Rating: T. Genre: Romance/Shonen-ai. Pairing: Riz/Tem. Resumen: A veces sueña con Tem
English version: Not yet.
A veces sueña con Tem.
Sueña con él y su ligera voz, sus grandes ojos y su cálida sonrisa; sueña con esos días cuando conversaban después de las actividades del club, con sus dulces y comprensivas palabras; sueña con cosas que alguna vez le dijo y otras que nunca mencionó, con sus mejillas sonrojadas y su suave lana.
Sueña con sus pequeñas manos y su menudo cuerpo.
Otras veces sueña con la muerte.
Sueña con el inerte cuerpo de la alpaca, el hedor a sangre y carne; sueña con el precioso charco rojizo bajo su persona, con su uniforme y su pelo manchados; sueña con sus manos llenas de sangre, con el frío y seco tacto entre sus dedos.
Sueña con el sabor de su blanda carne, con la sensación en su boca y el líquido chorreando desde sus colmillos.
Y otras veces simplemente no sueña.
Hay penumbra, desolación y miedo. Hay nada y hay todo.
Y cuando despierta, la migraña producto de la medicina es insoportable. Traga una botella de miel dulce para evitar el efecto y observa el envase vacío con detenimiento.
Tem fue su miel dulce.
El pensamiento le abruma y mientras lo repite toca sus dientes con su mano libre. Recuerda el sabor y olor de la sangre, el gusto y textura de la carne del herbívoro y su cuerpo se estremece, su pelaje se eriza y la imagen de Tem le excita.
La hermosa mirada bondadosa del más bajo le maravilla y se recrimina por lo que ha hecho.
No ha sido capaz de ser sincero con él, no ha podido decirle las verdades ocultas en su corazón y no ha logrado poseerlo como le hubiera gustado.
Quería a Tem.
Así que a veces sueña con él.
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Mirar
BEASTARS. Fanfic. Rating: T. Genre: Romance/Shonen-ai. Pairing: Legosi/Louis. Resumen: Louis no tolera a los carnívoros, en especial a él porque simplemente no le mira.
English version: Not yet.
Esto es absurdo. Juno, que no es más alta que él, le tiene contra el piso, sus manos fuertemente aferradas a sus muñecas y sus torneadas piernas entrelazadas con las suyas, impidiéndole hacer cualquier movimiento; sí, ella es un carnívoro —un lobo gris para ser exactos— pero él es más alto maldición, es mayor que ella y ¿aún así no puede acortar la distancia entre los carnívoros y los herbívoros?
Qué desafortunado.
—Louis-senpai —habla con esa voz dulce y fina, femenina —, esta es una declaración de guerra —susurra y entonces nota cómo gruñe ligeramente al final de su sentencia, la voz de los carnívoros tiene ese sutil sonido gutural que es tan aterrador para ellos, los herbívoros —. Seré la nueva Beastar y Legosi-senpai será mío.
Su mirada es la de un depredador pero en ese momento no está dirigida a él, a pesar de estar dentro de su panorama. Está deseosa por aquel lobo de plana personalidad.
—¿Legosi? —suelta atónito. No le sorprende que la fémina le amenace con ganar su puesto como Beastar no, le sorprende que meta a un carnívoro como Legosi en esta peculiar conversación que están teniendo —, ¿qué tiene que ver él en esto? —pregunta confundido.
La hembra parpadea un par de veces y lentamente la presión que mantiene en sus muñecas disminuye hasta que le suelta. Se aleja de él lo suficiente para permitirle sentarse y una vez se incorpora la loba le mira cómplice.
—Piensas que nadie se ha percatado de ello, Louis-senpai —su voz se vuelve áspera y no puede evitar que escalofríos corran por su espalda —, pero yo sí me doy cuenta. Me doy cuenta de cómo ves a Legosi-senpai, de cómo cuentas los segundos y de cómo desvías la mirada cuando crees que mirarlo un segundo más podría delatarte.
Los carnívoros son aterradores.
—Me doy cuenta porque soy hembra e hice lo mismo —sonríe y sus dientes se asoman por debajo de sus belfos —¡pero ya no más! —sus colmillos brillan preciosos bajo la luz del reflector del cuarto del club.
Él... ¿observando a Legosi? —Qué ridiculez —se levanta y desde arriba mira a la joven cánida —, ¿por qué estaría interesado en un carnívoro como él? —simplemente no está bien.
El rostro de la menor se relaja y en un parpadeo vuelve a ver esa mirada depredadora en sus grandes ojos —Tu instinto dice que está mal pero aún así sigues observando en silencio... porque en realidad tú lo quieres.
Abre los ojos de par en par y es incapaz de negar lo que la hembra ha dicho.
—Suficiente, ve a tu dormitorio —avanza hacia su camerino personal —, cerraré pronto.
No ha dejado de pensar en las palabras de Juno porque detesta la idea de admitir que son verdad. Él no ve a Legosi como un acompañante, por supuesto que no; cuando piensa en esa palabra la imagen de Haru viene a su mente, ella es mejor candidata para ocupar ese lugar de lo que puede ser el lobo gris. Ella con su menudo y pequeño cuerpo, su blanco y suave pelaje, su adorable cara con sus negruzcos y grandes ojos y todo ese cariño que no duda un momento en mostrarle, ¿qué puede tener Legosi que compita con eso?
—Um... ¿Louis-senpai? —su áspera voz resuena en el camerino, tiembla un poco y casi es música para sus oídos —, dijiste que querías hablar... —pero no has dicho nada.
¿Qué puede tener él en comparación a una coneja como Haru?
—Legosi —decir su nombre en ese momento se siente tan bien, percibe un extraño sabor en su lengua que le hace desear pronunciarlo más veces mas debe retenerse, debe mantener la compostura.
Da media vuelta y observa con detenimiento al carnívoro. Es más alto que él, su cuerpo es más fornido y tiene hombros anchos, sus manos son más grandes que las suyas y tiene garras de al menos seis centímetros que podrían cortar carne con facilidad, su pelaje gris, duro y áspero, un hocico con una fuerza descomunal que podría partirle el cuello en un instante y esos ojos tan peligrosos y a la vez no; es todo lo que Haru no es. Disminuye la distancia entre ellos, camina lentamente hacia él y Legosi parece más una presa que un depredador por la forma en que retrocede.
Pronto la espalda del lobo se encuentra contra la puerta y en ese momento endereza su postura como pocas veces lo ha hecho; siempre va encorvado, como si quisiera lucir más pequeño de lo que es, como si no quisiera llamar la atención pero es inútil, las miradas del resto de los estudiantes se dirigen a él precisamente por eso; tal vez Legosi detesta su altura y la maldice cuando está a solas, lástima que siga creciendo.
Las orejas puntiagudas del lobo gris permanecen erguidas, atentas, y sus ojos desorbitados apenas hacen contacto con los suyos. Luce patético para ser un carnívoro, con gusto limaría sus colmillos si no pretende usarlos.
Sin avisar alza las manos y rodea el cuello del cánido, aprieta ligeramente su garganta y presiona sus pulgares cerca de sus arterias carótidas; poco a poco la respiración del lobo se estropea.
—¿Por qué no muestras tus colmillos, Legosi? —pregunta rabioso, puede ver que se está forzando a mantener el hocico cerrado —¿Por qué no me detienes? —puede asfixiarle hasta la muerte si se lo propone y de igual manera Legosi puede matarle si tan sólo no fuera un cobarde.
Si tan sólo no le subestimara.
Siempre es así, los carnívoros son así. En el fondo ha deseado que Legosi no sea como el resto, que no dude en mostrarle su verdadera naturaleza no porque sea un herbívoro sino porque ve en él un digno contrincante, alguien igual a él. Es tan capaz de matar como cualquier carnívoro.
—No puedo... —su voz suena más ronca y ahogada —si muestro mis colmillos ante ti... no podría perdonarme...
Sus orejas caen a los lados levemente y el agarre que tiene en el cuello del lobo disminuye —¡¿Por qué no puedes verme?! —brama al borde de las lágrimas.
Abruptamente el más alto agarra sus muñecas y se inclina sobre él y poco a poco le hace doblarse hacia atrás. Sus manos son diferentes de las de Haru, incluso de las de Juno, podrían romper sus huesos en una descarga de adrenalina. Son diferentes de las suyas, Legosi puede tomar vidas con las manos desnudas, él debe usar un arma.
El ambiente se vuelve pesado, se ve sometido por el carnívoro y jamás ha visto una mirada tan espeluznante en el cánido. Su instinto animal le dice que es peligroso y apenas puede mantenerse de pie. Debe admitir que ha olvidado cómo se siente ser una presa.
—Puedo verte, Louis-senpai...
De repente la habitación le figura más pequeña y oscura, la mirada de Legosi se enfoca tanto en la suya que empieza a sofocarle.
—Pero no creo que deba hacerlo —la voz de Legosi es más profunda, casi como un gruñido, uno que resuena en su cabeza y le hace estremecer, cada fibra de su cuerpo vibra.
Siente el ardiente aliento del lobo contra sus fosas nasales y el ritmo de su corazón se acelera, su cuerpo comienza a calentarse e intenta encogerse más en su lugar mientras Legosi acorta lentamente la distancia entre ellos.
Ve las puntas de los caninos superiores asomarse bajo los belfos del lobo gris y casi puede sentirlos sobre su piel.
Toc, toc.
Llaman a la puerta y Legosi le suelta de repente sin reparar en que su agarre le ha mantenido de pie por lo cual empieza a caer hacia atrás, pero antes de que golpee la mesa de centro el lobo le vuelve a sujetar. Sus brazos rodean su cintura y le lleva hacia él, juntando sus cuerpos. Ninguno entiende lo que está sucediendo y cuando vuelven a tocar la puerta el cánido le aleja y lo deja parado frente a él.
No hay rastro de la bestia en su rostro. Puede ver en su tieso rabo que está nervioso y confundido. Sin decir nada hace una reverencia y sale del camerino sin miramientos.
Atónito se deja caer en uno de los sillones y entretanto escucha los balbuceos del indeseado invitado que ha decidido interrumpirlos se echa a reír.
No quiere a Legosi como a Haru.
Mientras la fémina es adorable, el lobo es tosco. Es una bestia dormida que despierta sus instintos animales de una manera que no ha sentido en años y le fascina. Le excita porque le llena de adrenalina saber que está tan cerca de la muerte. Y a Legosi le aterra.
Mira sus manos, son más delgadas y estilizadas que las del carnívoro, sonríe, burlándose de sí mismo, aún está temblando.
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Imposible
Boku no Hero Academia. Fanfic. Rating: M. Genre: Romance/Shonen-ai. Pairing: MightDeku. Resumen: Y sin embargo ahí estaba.
English version: here
Si hace cuatro años le hubieran dicho que terminaría de esta manera lo habría negado rotundamente con un "imposible".
Pero ahí estaba, viéndolo desde arriba. Su delgado cuerpo debajo del suyo, nacarado por el sudor y zozobrando por el placer que derrama sobre él.
Ha sido extraño cómo se dieron las cosas y aunque quisiera recordarlas no puede porque no debe.
Las circunstancias han debilitado más al de ojos zarcos y sabe que nada le desagrada más que mostrar su fragilidad, sin embargo es demasiado difícil olvidarse de aquella imagen que le hubo ofrecido al llegar a su departamento.
Piensa en su quebrada persona, su nublada consciencia y su desesperado corazón mientras tienta la enorme cicatriz que se extiende en el costado izquierdo de su torso. Él siempre la describe como desagradable pero en lo particular le parece fascinante. Lo hace estremecer y susurra cortos y bajos "no" para evitar gemir.
Sonríe de manera sutil y se inclina hacia su desnudo abdomen para marcar un camino de besos sobre la lacerada piel.
No está seguro si esto es lo que el mayor buscaba pero supone que puede interpretar el hecho de que no le ha negado nada como una posibilidad de ser lo que quiere.
Adentro es tan cálido como lo es por fuera. Y le desbarata un poco el exceso de presión a su alrededor. Es estrecho y el antiguo héroe profesional lo siente, se deshace bajo sus manos y entre sus piernas. Es una vista tan insólita que espera ser el único que la ha presenciado.
Su magro cuerpo tiene un encanto peculiar que probablemente sólo él ve mas poco le importa si es así, atesorará todo lo que pueda tener de él y todo lo que le pueda ofrecer.
—...muchacho... —su voz tiembla y aún así le figura terciopelo y cuando dice su nombre —Izuku... —le complace.
Enajenado piensa que podría hacer melodías de él y comienza a empujar con la intención de escucharlas salir de su boca. Es un pensamiento que detesta pero no puede evitar querer estropearlo, quiere ser egoísta y marcar al hombre como suyo.
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So breathe for me, just breathe
Boku no Hero Academia. Fanfic. Rating: T. Genre: Angst. Advertencia: Alucinaciones/Mild Gore. Pairing: Pseudo Stain/Tensei. Resumen: Es consciente de que es sólo una ilusión.
English version: here.
Es una tortura.
No ha podido conciliar el sueño apropiadamente desde que recuperó la consciencia. Siempre escucha las navajas siendo ondeadas y siente el metal cortando su carne, quemando adentro, pero no le atemoriza el revivir el recuerdo de las heridas, lo que tanto le perturba es evocar la imagen de aquel hombre.
Su piel se eriza cuando al abrir los ojos a medianoche alcanza a visualizar la bufanda escarlata, tan roja como la sangre, enredada en el cuello de aquel individuo dueño de ella, ese sujeto que le hubo hecho daño. Le inquieta verle enfrente de él, sobre su abdomen, mirándole desde arriba con un gesto lúbrico que le provoca escalofríos y le produce arcadas.
Es consciente de que no es más que una ilusión, una broma de muy mal gusto generada por su quebrada mente.
Lo escucha llamarle con una sonrisa torcida, pronuncia su nombre de héroe con una voz repulsiva y aunque quiere sacárselo de encima no puede, tan pronto choca su mirada con la hueca carmín del villano se ve paralizado.
Sus navajas permanecen enfundadas y cree que pretende burlarse de él. Ya no representa un obstáculo, ya no es nadie. Le sonríe ufano y aproxima su mano a su cara, con terror lo observa, extiende su dedo índice y traza una línea vertical desde la base de su nariz hasta su mentón, tiene un inquietante cuidado con sus labios. Quiere cerrar los ojos pero en el fondo le interesa ver lo que pueda hacer.
Lo desprecia, sin embargo se desprecia aún más a sí mismo por desear saber si esto es real o no. Tiene curiosidad y aunque pueda morir por su propia estupidez no puede evitarlo.
Piensa que sería absurdo que el asesino estuviera ahí, pero incauto cree que le gustaría que fuera tangible.
Tal vez quiera desvanecerse entre sus manos o tal vez sea el morbo por saberse sometido ante alguien tan retorcido como él.
Lo ve inclinarse hacia él, el latido de su corazón retumba en sus oídos y siente que podría explotar en cualquier momento. Abre su boca lentamente y acerca su lengua a su cara; lame su barbilla, percibe las papilas gustativas de su lengua y un escalofrío sube por su espina dorsal, las heridas le escuecen y siente náuseas, roza sus labios y retiene el vómito en la base de su garganta.
Su rostro trastornado le estremece, le observa turbado y siente sus orbes encarnados como cuchillos clavándose en su cráneo. Las manos del asesino se posan sobre su pecho y advierte sus maltrechas y astilladas uñas rasgando su piel, enterrándose en sus músculos. A sus oídos llega el sonido húmedo de sus manos desollándolo, y entiende que sólo está teniendo alucinaciones, siente el ardor de su carne palpitante expuesta y por un instante deja de respirar cuando lo ve incrustar sus manos en sus ligamentos, palpa su costillar y destroza sus huesos, los oye crujir y todo se oscurece.
Al abrir los ojos las enfermeras intentan estabilizarlo, le da vueltas la cabeza, en el fondo ve a su hermano menor al borde de la desesperación siendo sujetado por su madre y mientras escucha el irritante sonido intermitente de los aparatos en la habitación percibe la rauca voz de Stain llamarle por el nombre de héroe del cual tanto se enorgullecía.
Reza. Sigue respirando.
#bnha#boku no hero academia#mha#my hero academia#iida tensei#hero killer stain#akaguro chizome#ingenium#stain/tensei#mild gore#Fanfic español#Yaoi fanfic#YNAfics#yna writes#hallucinations
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Baciare
Mob Psycho 100. Fanfic. Rating: T. Genre: Romance/Yaoi. Pairing: ReiMob. Arataka Reigen/Kageyama Shigeo.
Resumen: Mob le pide que le enseñe algo y, bueno, es su maestro ¿no?
Posteado originalmente en AO3.
Espera, ¿es en serio lo que le ha preguntado?
Mira al chico removerse en su sitio, sus pequeñas manos empalmadas entre sus piernas, y éstas moviéndose, refregando sus rodillas, su cabeza está baja y sus ojos se aferran al suelo, es incapaz de mirarle. En ese momento nota las gotas de sudor que bajan por su sien y puede jurar que hay un peculiar color rojo en sus pómulos.
Un color amapola que se le antoja adorable.
Aún no puede creer lo que el muchacho le ha dicho pero sabe que hacerle repetirlo podría hacerlo explotar. Rasca su nuca y voltea a todos lados menos hacia al frente -donde el niño se ahoga en su propia ansiedad- busca una respuesta en algún lado, ha pasado medio minuto y el menor ha pasado de un estado sólido a uno líquido.
Se le seca la garganta, tiene los labios partidos y piensa que realmente necesita un tabaco en ese preciso instante.
Comprendía que era joven y curioso, estaba en esa edad donde experimentar es el pan de cada día, pero suponía que en él esa regla se omitía. Mob era especial después de todo.
-¿Estás seguro de esto? –Le pregunta no muy convencido, espera que el chico se retracte –aunque en el fondo desea todo lo contrario-.
No recibe una respuesta inmediata y supone que es normal, debe estarlo pensando detenidamente. Traga saliva con el sabor amargo del cigarro que se ha fumado hace media hora mientras el silencio ajeno le muerde la piel. Comienza a mover una de sus piernas, de arriba abajo en su sitio, se está desesperando y piensa que preferiría llevar a alguna cliente por el expreso del aroma que estar en esta situación tan estresante.
Tal vez ha sido mala idea hacerle reflexionar, parece evaporarse. Sacude la cabeza y se dice que es necesario, es un adolescente y puede confundir sus propios deseos.
Suspira mentalmente y quiere por lo menos un largo y basto trago de agua.
-…Sí. –Dice finalmente, algo quedo y liviano, apenas puede mantenerse.
El niño sigue sin mirarle, se le figura desmoronarse. Vuelve a suspirar y observa a Mob.
No quiere hacerse ideas equivocadas, sobretodo porque ya no está en edad como para ir de nido en nido, pero las reacciones del pelinegro le parecen ser demasiado para una simple petición.
“¿Me puede enseñar… cómo besar?”
Cubre su boca con la mano derecha, está sonriendo de manera boba y siente que vuelve a tener quince.
-Bien. –Intenta modular su voz, no quiere que se percate de que en realidad quiere hacerlo. –Te enseñaré.
Inesperadamente el menor alza el rostro y clava sus brunos ojos en los oscuros propios, y tiene que resistir el impulso por besarlo, nunca ha visto el rostro del menor de esa forma y el rubor en sus mejillas se ha vuelto un rojo caramelo. Empieza a arrepentirse de ceder a su petición, siente la saliva atorarse en su garganta y teme ahogarse con ella.
Le toma un tiempo salir de sus pensamientos y acerca su mano derecha al rostro de Mob, lo hace lentamente, con cuidado, su pulgar toca su barbilla y el resto de sus dedos tocan el costado de su cara, le sostiene y lo hace levantar un poco la cara. Se agacha lo suficiente para quedar a su altura y la saliva se acumula en su cavidad.
-Cierra los ojos. –Le pide y su voz suena más rauca de lo que espera.
El otro hace como le ha dicho y ve la imperceptible manzana de Adán del pelinegro moverse, se lame los labios y finalmente le besa.
Siente sus pequeños labios rígidos y se ríe un poco. –No aprietes los labios y sólo trata de imitarme. –Le susurra a escasos milímetros de su boca.
El niño asiente, sus labios se separan ligeramente y vuelve a intentarlo. Es un tacto suave, casto y cándido, al principio sólo junta los labios de ambos y después empieza a moverlos, ladea la cabeza al lado contrario y busca que encajen como un rompecabezas. El menor le responde con torpeza y parece abrumado, le percibe estremecerse con la mano que tiene en su rostro y trata de bajar el ritmo. Atrapa los labios del estudiante con parsimonia, son pequeños y tiernos, quiere morderlos y sabe que no tendrá suficiente de este beso.
Pero entonces recuerda que sólo le está enseñando, no tiene otro significado, y se separa con vehemencia del otro.
-¿E-es eso suficiente? –Le llama la atención pues el más bajo mantiene sus ojos cerrados y no se ha dado cuenta de que el contacto ya ha terminado.
Asiente con la cabeza y se le figura que el carmín de sus pómulos se ha extendido en todo su rostro.
Vuelve a su escritorio y desde su asiento ve al muchacho moverse de manera rígida y casi robótica. Se sonríe y piensa que le gustaría enseñarle a Mob más cosas.
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Tabaco
Mob Psycho 100. Fanfic. Rating: T. Genre: Romance/Yaoi. Pairing: MobRei. Kageyama Shigeo/Arataka Reigen. Advertencia: Universo Alterno. AgeSwap. Reigen Adolescente, Mob Adulto.
Resumen: Tratando de distraerse Reigen busca fumar un rato pero recuerda que Kageyama no sabe de su vicio.
Posteado originalmente en AO3.
¿Cómo alguien como él seguía soltero? Era bastante bien parecido y la manera en que vestía diariamente un traje negro le hacía lucir maduro y serio. ¿No era lo que las mujeres buscaban?
Detuvo su caminata y se cruzó de brazos, cerró los ojos y ladeó la cabeza en un gesto pensativo; no, tal vez el problema era el mayor.
Ahora que lo analizaba no parecía particularmente interesado en las mujeres, en realidad no mostraba interés alguno en las personas a su alrededor. En alguna ocasión lo vio con su hermano y su rostro impasible se mostró más cálido a su alrededor pero de ahí en más no había visto que pusiera esa expresión con otra persona.
¿Qué tipo de rostro ponía cuando él estaba cerca?
Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos y retomó su camino hacia la oficina. Con las manos en los bolsillos del pantalón de su uniforme y la mirada clavada en la banqueta, ensimismado se preguntó cómo es que seguía yendo a trabajar con él.
La primera vez que lo vio no supo qué pensar de él. Había ido a su oficina por recomendación de un conocido y porque supuestamente estaba poseído por un espíritu. En su momento no lo creyó y pensó en jugar un rato con el exorcista si era un impostor, pero resultó ser un verdadero esper.
Tenía un corte de cabello recto, que tapaba su frente, ojos oscuros como el ónix y un rostro inusualmente inexpresivo, vestía un traje de vestir negro de dos botones junto a una corbata de igual tono alrededor del cuello de una camisa blanca, su apariencia era bastante monocromática y sencilla. Le costó creer que fuera un psíquico a primera vista sin embargo, cuando lo vio hacer su trabajo el aire a su alrededor cambió drásticamente. De repente lucía más atractivo y atrayente.
Detuvo su caminata de nuevo y analizó de sobremanera lo que acababa de pensar, ¿era en serio? No, pensó frenéticamente, no era su opinión sobre el esper, en lo absoluto, simplemente era lo que las demás personas creerían de él... ¿verdad?
Alzó la vista y vio el anuncio de exorcismos anclado en la pared del edificio y tras relajarse un poco se encaminó a la entrada.
Él sólo estaba interesado en ver más de aquellos poderes de telequinesis, eso era todo, trató de convencerse.
-Con permiso. -Anunció su entrada tras tocar un par de veces a la puerta. No recibió respuesta y escaneó el piso sólo para encontrar que no había nadie más.
Pasó a sentarse en el sofá y dejó a su lado la mochila, acababa de salir de clases. ¿Dónde podría estar? No solía dejar la puerta sin llave cuando estaba fuera; quizás fue a un mandado rápido cerca de la oficina y por eso no se molestó en cerrar la puerta. Desde su sitio observó la habitación, era sencilla con aire sobrio, las paredes limpias, los muebles de piel negra, el escritorio de madera oscura, tenía una apariencia plana, justo como él... Sintió algo extraño en el pecho y se acaloró.
Estaba pensando en el mayor más de lo usual. No, era normal, cualquiera lo haría si lo conociera... ¿verdad? era alguien muy peculiar.
Habían pasado cinco minutos desde que llegó y no había rastros del pelinegro. Se estaba poniendo ansioso, comenzó a mover su pierna derecha de arriba abajo y volteó la cabeza a todos lados, quería tanto un tabaco.
Sabía que era malo para su salud y que tarde o temprano su cuerpo sufriría las consecuencias por su estupidez de adolescente pero es que le relajaba tanto que no podía dejarlo. A veces necesitaba algo para distraerse.
Dejó que pasaran tres minutos más antes de decidirse a sacar un cigarro de su mochila.
Colocó la boquilla entre sus labios y tras accionar el encendedor lo acercó a la punta del cigarro, pero detuvo su mano a escasos centímetros. Era mala idea fumar adentro, el más alto no sabía que tenía ese vicio y prefería que continuara así; mejor no llenar el ambiente con el desagradable olor a nicotina.
Se levantó y se dirigió a la puerta, sostuvo el cigarrillo en sus labios, en su mano izquierda mantuvo el encendedor y con la mano derecha tomó el pomo de la puerta. En cuanto abrió acercó la llama al cigarro y justo al pasar debajo del umbral aquél empezó a quemarse. Cerró los ojos y le dio una calada, el humo viajó desde su boca hasta sus pulmones donde lo mantuvo por un instante y lo hizo regresar por su garganta para exhalarlo. Era un extraño placer.
En su distracción no se percató de que el humo chocó contra alguien por lo que cuando abrió los ojos se petrificó en su lugar.
Señor Kageyama, quiso decir pero ni siquiera pudo mover la boca.
Los ojos brunos le miraron atentamente, vio el cigarro en su boca con la punta chamuscada y el hilo de humo que emanaba; vio su rostro sorprendido, quizás asustado. Quería decirle que no debía preocuparse, tenía sospechas de que el castaño fumaba porque en ocasiones el aroma a tabaco estaba impregnado en su ropa, pero no parecía que le fuera a poner mucha atención.
Sin quitarle la vista de encima caminó hacia el menor haciéndolo retroceder y entrar de nuevo a la oficina, cerró la puerta detrás de él y agarró al estudiante por los hombros. Lo sintió tensarse debajo de sus manos y se inclinó al tiempo en que retiraba el cigarrillo de su boca con telequinesis, dejándolo a un lado y quitándolo para que no le estorbase para lo siguiente que haría.
En un momento se encontraba mirando el cigarro flotar a un lado de ellos y de repente estaba viendo los orbes negruzcos del esper a escasos centímetros de su cara. Y lo que siguió le descolocó totalmente, abrió sus ojos de par en par.
Sobre los labios granates del castaño estaban los delgados labios del azabache, un roce inocente al principio que se volvió más profundo y atrevido cuando la lengua del más alto acarició sus labios y entró en la cavidad bucal del menor. El inesperado beso francés le hizo al estudiante cerrar los ojos, el cual se estremeció por el cosquilleo que le provocaba el órgano intruso en su boca. Algunos gemidos se sofocaron en la garganta del más bajo y suspiró sonoramente cuando el hombre de orbes oscuros dejó de besarlo.
Incrédulo, Reigen se quedó parado observando al mayor colocar el cigarrillo en sus propios labios ayudándose de su telequinesia. Los colores se le habían subido al rostro y los pómulos le ardían, un escalofrío recorrió su espalda al ver al adulto dar una calada y sonreírle levemente mientras soltaba el humo del cigarro.
-Fumar es malo. -Le dijo con ese tono sereno que le caracterizaba y se adentró en la oficina para sentarse en el escritorio, sin dejar el cigarrillo.
Aturdido tocó sus labios con la yema de sus dedos y se avergonzó porque le había gustado aquel contacto.
#MobRei#Fanfic español#YNAfics#yna writes#mp100#mob psycho 100#reigen arataka#shigeo kageyama#se ha vuelto mi favorito#así que tenía que postearlo en mi tumblr#para la posteridad(?)
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A diferencia de todos, él estuvo ahí.
#kagehina#microfic#fanfic español#ynafics#yna writes#simples pensamientos#ambiguo#lo siento#estaba arrumbado por ahí y nunca publiqué el fragmento
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Autocontrol
Manga/Anime: Gakuen Babysitters. Autor(a): YaoiNoAkuma. Género: Slash, ¿fluff? Pareja(s): HayaRyuu (Hayato/Ryuuichi). Resumen: Usaida era astuto, o quizá Ryuuichi era ingenuo.
(/)w(\)
- ¿No crees que Kamitani tiene demasiado autocontrol? -Soltó de la nada Usaida-san.
- ¿Eh? -El pelirrojo volteó a ver al mayor, extrañado por las palabras al tiempo en que consolaba a Taka tras haber sido golpeado por su hermano mayor, Hayato.
Las palabras de Usaida-san le confundieron haciéndole voltear a ver a Kamitani-kun, quien ahora les daba la espalda al estar guardando la caja de bentou en su mochila. ¿Autocontrol? A su parecer Kamitani siempre golpeaba con la misma fuerza a los niños... ¿Realmente se contenía?
- Oi, Kashima, ya es hora. -Le habló el más alto mirándole de reojo por encima del hombro.
- ¡Ah! -Se apresuró a quitarse el delantal, cerró con cuidado las cajas de bentou de Kotarou y suya y tomó su mochila para dejar la guardería justo detrás de Hayato.
Durante el trayecto mantuvo la mirada sobre la espalda del de cabello oscuro, ¿habría algo oculto en las palabras de Usaida-san? Pensó tanto en aquello que no notó cuando llegaron al salón, sobresaltándose cuando Kamitani salió de su panorama visual.
- Kashima, ¿estás bien? -Los inexpresivos ojos de Hayato se clavaron en los suyos, sonrojándose al tiempo en que repetía "No es nada" tres veces y se iba a su asiento.
La pregunta de Usaida-san le dio vueltas en la cabeza durante el resto del día. Tan pronto salió de clases se dirigió a la guardería, necesitaba una respuesta concreta por parte del veinteañero, después de todo Kamitani tenía actividades del club.
- ¿A qué me refería? -La mirada inocente y libre de "culpa" de Usaida-san confundió más al joven, ¿estaría bromeando?
No obtuvo respuesta del mayor. Esperó como siempre hasta que las maestras recogieran a los niños y entonces llegó Kamitani. No pudo evitar sonrojarse al recordar lo pasado después del descanso.
¿Te quedas? -Hayato ya estaba en la puerta, junto a Taka en sus brazos. Esperando.
- ¡Wah! -Se precipitó en recoger sus cosas y a Kotarou en sus brazos al ver que el más alto parecía desesperado. ¿Podía presumir que notó un sentimiento de celos en la mirada fuerte del otro? Sólo entonces se dio cuenta de lo que había dicho... ¿Presumir? ¿Celos? Algo en su mente hizo clic y las palabras de Usaida-san vinieron a su mente.
Detuvo su caminar sin previo aviso por lo que Kamitani volteó a verlo mientras lo imitaba.
- No me hagas caso si me equivoco... Pero... -Comenzó a sentir sus mejillas calientes, intentó acomodar las palabras antes de decirlas. -¿Podría ser que... Estás celoso de los niños? -Mantuvo su mirada clavada en Kotarou, miedoso de ver los ojos profundos de Hayato.
Kamitani no le respondió, ni siquiera se inmutó -a su parecer- así que le miró sorprendiéndose por el gesto en el de cabello oscuro. Podría jurar estaba sonrojado.
Hayato tapó los ojos de Taka con su mano derecha, ignorando las protestas del niño y el posible hecho de que el menor lo mordiera. Se acercó al más bajo, su mirada enfocada en la boca ajena. Y sin esperarlo -aún cuando lo imaginó- el mayor le besó. Un ósculo nada demandante, casto y puro. Ryuuichi se mantuvo en su postura, y por momentos sintió la fuerza abandonarle, haciendo temblar sus piernas. Cuando el frío aire volvió a tocar sus labios sentía que se iba a desmayar.
Kamitani vio los ojos atentos del Kashima menor y tras destapar los ojos de su propio hermano hizo un gesto con el dedo sobre sus labios, "es un secreto". El pequeño asintió, cómplice.
Kamitani no le dijo nada, dándole a entender que interpretara "aquello" como gustase. Ante las preguntas de Taka, Ryuuichi no pudo hacer más que enrojecer.
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