#Tirante el Blanco
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did I enjoy the film? hell nah.
but I liked Charlie's costumes
Charlie Cox as Diafebus || Charlie Cox's filmography
Buy me a ☕️
#charlie cox#the maidens’ conspiracy#Tirante el Blanco#the things i watch for my fictional crushes#*le sigh*#fandom#my gifs#diafebus gif#cc filmography
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The signs as Tirante el Blanco costumes
Aries
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Ooof, I’ve been called out!! 💗🥴💗
the bisexuals are normal till the man with long hair shows up then they lose it
#long-haired baby Charlie my beloved 😘❤️#charlie cox#tristan thorn#giovanni bruni#diafebus#stardust 2007#casanova#tirante el blanco#the maidens conspiracy#baby charlie#long hair love
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Una cita junto al mar.
Me preguntaba si iba a venir. ¡Qué ilusa era! De seguro ni se acuerda de mí y mucho menos de esta cita en el mar que habíamos concertado hacía ya cinco años. Y, sin embargo, había una parte de mí que quería creer que todavía me recordaba, que no había olvidado todo lo que habíamos vivido y sido el uno para el otro.
Era aquí, precisamente, donde nos habíamos conocido hace siete años. Yo era una arquitecta recién divorciada, después de un largo pero muy infeliz matrimonio, y él era un joven estudiante de pos-grado. Ambos fuimos llevados al mar por diferentes cuestiones. Yo al buscar paz y consuelo, y el que sólo encontraba al mirar las olas mientras sentía la brisa acariciarme el rostro y peinar mis cabellos, y él al encontrar un espacio para reflexionar y pensar sobre su futuro. Recuerdo la primera vez que lo vi. Estaba descalzo sobre la arena, las olas llenando sus pies de espuma para luego retroceder y dejar un espacio entre la arena mojada y ellos. Yo miraba hacia el horizonte, a ese ocaso precioso que se dibujaba. Los ocasos en el mar me eran de un sabor diferente, le daban a mi alma un sentido más precioso por ser tan apacible y maravillosos a la mirada. Llevaba puesto un vestido amarillo de algodón con tirantes que dejaban al descubierto a mis brazos, un sombrero de playa ancho y blanco. Tenía los brazos cruzados y me abrazaba a mí misma, mientras lloraba en cuclillas viendo el horizonte. Hoy se había finalizado mi divorcio después de dos años de litigio arreglando la división de bienes y la custodia de nuestras hijas. Había luchado tanto por ese matrimonio que se había despedazado. A los treinta y cinco años me sentía hueca, como si hubieran arrancado de tajo todas mis ilusiones. Cinco años es todo lo que había tomado, sólo eso. Los últimos tres ya habían sido necedad de mi parte por tratar de salvar lo insalvable. Luis ya no disimulaba su flagrante infidelidad y su excesivo derroche de dinero que yo misma ganaba. No sabía cómo había podido escoger tan mal, sólo podía achacarlo a la locura del primer amor y a todas esas fantasías románticas que, leer tantos libros de romance, me habían metido en la cabeza. Diez años después yo era una mujer cambiada, más realista y menos idealista, con heridas en el alma que todavía sangraban. Me sentía aliviada, pero a la vez destrozada. Había venido aquí porque no quería llorar frente a mis hijas, pero necesitaba desahogarme. El mar siempre me traía consuelo y sosiego. Podía pasarme horas perdida, contemplándolo, aunque sólo alcanzaba a verlo borroso, siendo difuminado por mis lágrimas. La brisa soplaba fuerte. No podía evitar pensar que, ojalá así como se llevaba mis lágrimas, se llevará también todo lo que guardaba en el corazón: mis sueños hechos pedazos, el dolor del desamor de Luis y la desilusión por mi hogar roto.
En una ráfaga de viento, mi sombrero de paja salió volando. No me moví, no me importaba en lo más mínimo. Seguí sollozando cuando, de repente, sentí que una sombra me tapaba el sol. Volteé y lo primero que divisé fueron unos pies descalzos. Eran pies delgados, largos, algo huesudos, unos pies masculinos, pero bien cuidados, los cuales yacían parcialmente enterrados en la arena. Entonces, una profunda e igualmente masculina voz, llena de una gentileza inconfundible, me preguntó...
“Disculpe, ¿esto es suyo?”
Fue entonces que mis ojos recorrieron el camino desde los pies hasta la fuente de esa voz tan llena de ternura que había penetrado mi desdicha. Tenía los ojos más azules que jamás había visto. Eso fue lo primero que pensé. Era un hombre joven, bronceado, de cabello castaño y ondulado que no podría tener más de veinticinco años. Me despejé la garganta y, apresuradamente, me limpié las lágrimas del rostro para incorporarme. Era un hombre muy alto, yo no le llegaba ni al hombro.
“Si, es mío. Gracias”.
Acepté el sombrero de la mano del hombre y agaché el rostro. Había algo en este hombre me hacía sentir vulnerable.
“Disculpe mi atrevimiento, pero la he observado desde hace rato, mas no quise inmiscuirme. Creo que su sombrero fue la señal que necesitaba para acercarme. No la conozco ni sé por qué llora tan desconsoladamente, pero si algo he aprendido en esta vida es que, a veces, tener con quien hablar, hace un poco más llevaderas las penas. Quiero ofrecerle eso. Un par de oídos que la escuchen atentamente y que no la juzgarán. Permítame invitarle un café. Me llamó Rodrigo”.
Había algo en su semblante, una gran gentileza, una suavidad en su mirada, un sincero deseo de ayudar que terminó por convencerme. Esa tarde me llevó a un café a la orilla de la playa. Allí conversamos por horas. Yo le conté mi historia. De cómo había conocido a Luis mientras estudiaba en la universidad y todo lo que había sucedido desde entonces. Él me escuchó con cuidado sin interrumpir. Cuando ya había purgado todo lo que me volvía pesado el corazón, él empezó a contarme de su vida.
Creo que quería tranquilizarme y ponerme más cómoda al ponernos en igual condición de vulnerabilidad. Me contó que él recién había llegado a la ciudad a estudiar una maestría en Finanzas, también que extrañaba a su madre y a su hermana, pero que, por el deseo de superarse para poder sacarlas adelante, había decidido seguir con su educación, aunque lejos de casa. Me confesó que por eso había venido al mar. Estaba reconsiderando su decisión de seguir estudiando tan lejos de casa. Su madre era viuda y él, su único hijo varón, se sentía sumamente responsable por ella y por su hermana menor, pero entendía también que el programa de maestría le abriría puertas y podría proveer para ellas un mejor futuro. Había trabajado mucho para ganarse la beca que le permitiría seguir con sus estudios, pero a veces desfallecía en su determinación. Estaba solo y no tenía amigos, además de extrañar mucho su hogar. Así pasamos toda esa tarde, la cual se volvió noche, platicando. Ambos nos sentíamos muy bien. Al despedirnos, intercambiamos números de teléfono y prometimos seguir en contacto.
Al día siguiente recibí un mensaje de texto de Rodrigo.
"¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor?"
Así empezamos a platicar, regularmente, vía texto. Nos fuimos conociendo cada día más. A veces hablábamos por teléfono, cuando necesitábamos escuchar una voz amiga. Pasaron varias semanas así, hasta que Rodrigo me invitó a tomarme un café. Ese día caminamos por la playa, platicamos y nos tomamos un café en la cafetería a la orilla de la playa, aquella en donde nos habíamos conocido. Había pasado por Rodrigo a su universidad y, ya entrada la noche, lo fui a dejar a su modesto apartamento cerca del campus. Al estacionarme enfrente de su edificio, procedí a despedirme de él con un beso en la mejilla, así como se despiden los buenos amigos; lo consideraba precisamente eso. Pero, al momento de acercarme a su mejilla, él volteó su rostro y capturó mis labios con los suyos. La sorpresa me hizo abrir la boca, a lo cual aprovechó para poner su mano sobre mi cuello y profundizar el beso. Dios, había pasado tanto tiempo desde que un hombre me había besado así. El deseo floreció en mi vientre, recordándome que, a pesar de todo lo que me decía, constantemente, era una mujer de carne y hueso. Me besaba con un hambre que me hizo gemir en su boca. Me hacía sentirme deseada, sexy y tan mujer. Sí, no la madre ni la galardonada profesional, sino simplemente mujer, tan mujer. Me bebió el aliento e hizo de mi boca una extensión de la suya. Cuando tuvimos que respirar, soltó mis labios y, sosteniéndome el rostro con ambas manos, me miró directamente a los ojos.
“Laura, quédate, por favor”.
Ese fin de semana, mis hijas estaban en la casa de su padre, así que nadie me esperaba en casa y Rodrigo lo sabía. Lo vi a los ojos. Podía ver la sinceridad en ellos, la misma que relucía en los míos. Esa noche me dejé llevar y la pasamos juntos. Por un instante se nos olvidó todo: el mundo, nuestras familias, nuestras responsabilidades y planes, las diferencias de edad y posición. Éramos sólo Rodrigo y Laura, un hombre y una mujer.
Así comenzó nuestro idilio. Aún ahora, después de tantos años, me hacía suspirar. Fueron tantas memorias y vivencias las que pasamos juntos. Él me devolvió la fe, el gozo de vivir, la confianza en mí misma y la seguridad de que aún había hombres buenos. Nos ayudábamos mutuamente, nos escuchábamos y ofrecíamos apoyo en lo que podíamos. Éramos amigos, confidentes y amantes. Yo me volví su hogar lejos de casa y él mi refugio anhelado. Nos amábamos mucho y a pesar de todo. Aunque Rodrigo era menor que yo, él era muy maduro y respetuoso, además de ser el más apasionado de los amantes, también era el más tierno y cariñoso de los hombres. Vivimos dos años maravillosos, llenos de felicidad, pero llegó el día que habíamos previsto desde el comienzo de nuestra relación. Rodrigo terminó su maestría y era hora de regresar a casa. Quizás por eso nunca quisimos hacernos promesas. Vivíamos día a día. Ese último día lo pasamos juntos y amanecimos en la playa, viendo el amanecer y prometimos volvernos a encontrar, pasara lo que pasara.
Era así que aquí estaba, parada en esa playa, esperando por él, cumpliendo mi promesa, aunque ya había esperado más de una hora. Seguramente, Rodrigo ya me había olvidado; eso pensaba. Miré el mar, una última vez, y me presté a regresar a mi auto. Fue entonces que lo vi. No había cambiado nada y, al mismo tiempo, había cambiado mucho. Mi corazón se volvió loco en mi pecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero no podía despegarle la vista. Se aproximó hasta estar frente a mí. Veía las lágrimas también en sus ojos. Tomó mis manos en las suyas y, por un momento, fuimos otra vez sólo Laura y Rodrigo, nada más. Me abrazó y estuvimos así por largos minutos, después me llevó a ese café en la playa que era tan nuestro.
Me contó que había regresado a su ciudad y que su hermana y madre habían estado tan contentas de volverlo a ver. Había conseguido un buen trabajo en una compañía transnacional, lo cual le permitió comprarse una casa. Su madre vivía con él, aunque su hermana no, ya que se había casado con un muy buen hombre que la hacía feliz. El también se había casado con una compañera del trabajo y estaban esperando su primer hijo en unos meses. Lo oí platicar sobre su vida. Se le notaba la felicidad y eso me llenó de alegría. Yo le conté de cómo mis hijas habían crecido y estaban en la secundaria ya. Le conté de mi éxito en el trabajo y del proyecto que actualmente ocupaba mi tiempo. Le conté de Armando, un doctor divorciado con quien estaba saliendo desde hace un tiempo, cómo era tan especial conmigo al cuidarme y al hacerme reír. Le conté, también, cómo Armando me había propuesto matrimonio, pero yo insistía en esperar hasta que mis hijas se graduaran de la secundaria. Así estuvimos varias horas platicando. Alegrándonos de las alegrías y simpatizando con las penas y dificultades que el otro había experimentado durante estos cinco años.
Llegó la noche y la hora de despedirnos.
“Te ves más hermosa que nunca. Cuídate mucho, Laura. Recuerda tu valor y sigue persiguiendo tus sueños. Eres una mujer asombrosa. Siempre daré gracias por el tiempo que te tuve en mi vida. Fuiste la forma que el Universo utilizó para hacerme crecer, para cobrar aliento. Aprendí tantas cosas valiosas a tu lado, todo ese amor que me brindaste, tan desinteresadamente, me dio la fuerza que necesitaba para seguir y el valor para afrontar lo que vendría después. Te llevo siempre en el corazón con gratitud y mucho cariño. Te deseo lo mejor”.
“ Yo también te agradezco, Rodrigo, por todo lo que me brindaste; un hombro donde llorar, unos brazos siempre listos para abrazarme, un compañero y un amigo que me dio su compañía y escucha en el que fue el tramo más difícil de mi vida. Me alegra sobremanera que hayas logrado lo que te propusiste y que, tú y tu familia, sean tan felices. Siempre te recuerdo, doy gracias por ti y pido por tu bienestar. Mi cariño y respeto los tienes siempre. Yo también te deseo lo mejor”.
Así nos despedimos y volvimos a renovar nuestra cita en el mar. Nos volveríamos a encontrar, después de cinco años más, y veríamos dónde la vida nos tendría, pero mi corazón agradecía que, lo que ya habíamos vivido, nada ni nadie podría arrancárnoslo del alma.
E.V.E
#poetas en tumblr#escritores en tumblr#anahata#un escritor dice#mi versión de un te amo#letras del alma#letras en español#escritores#poetas#ai image
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El Caribe somos tú y yo | Latin!Reader x Kyle “Gaz” Garrick
AVISO:
Latin!Reader. Intenté neutralizar ciertos aspectos para que todos los lectores latinos puedan sentirse identificados y aunque no somos una población homogénea, hay ciertos aspectos que nos distinguen.
Este lector es moreno/negro, tiene cabello rizado. Encaja más con el latino caribeño.
Se los dedico a todas mis hermosas hermanas. ❤️
—
El atardecer pintaba la asombrosa vista que tenías delante. El rosa contrastaba los anaranjados y amarillos que estallaban en las esponjosas nubes, uniéndose con la marea azul del horizonte. Era tan maravilloso que te deleitabas en esa obra maestra, sintiendo la arena entre tus dedos con cada paso que dabas y continuabas dejando tus huellas en la capa húmeda del suelo, adornándola junto a las conchas de mar que arrastraban las olas.
Cuando el sol, el protagonista de la escena se posó justo en el medio del paisaje, te detuviste y te sentaste sobre una roca, que también daba sombra por el cocotero que se mecía vehemente al ritmo de la brisa. La sal, el coco y la vainilla, junto al aroma a protector solar te hacían sentir como en casa, porque ahí habías nacido, esa era tu amada tierra, como una sirena que siempre busca consuelo en el agua.
El delgado tirante rojo de tu traje de baño cayó, dejando el hombro al descubierto y la piel se te erizó, respirando profundo mientras permanecías atrapada en el circo de colores y recuerdos de tu adultez temprana, hasta que una fuerte mano acarició tu espalda baja y la otra acomodaba la prenda antes de que tus pesados pechos cayeran al descubierto.
“Este lugar es tan mágico y maravilloso”
El susurro de Kyle hizo cosquillas en la piel de tu cuello, derritiéndote en sus brazos cuando amasó tus lujosas caderas que apenas eran cubiertas por el vestido de redecilla, el mismo que te había arrebatado horas antes cuando te hizo el amor debajo del sol abrasador del Caribe y las caóticas olas de tu pueblo.
“Por eso quería que lo conocieras, porque amarlo es como amar un pedazo de mí”
Tu voz era como canto de sirena para Kyle, convirtiéndolo en un humilde marinero que se dejaba llevar hasta lo profundo del mar por un simple beso de tus labios llenos y rojos por el labial de sandía que aplicabas religiosamente a cada rato. Y cuando suspiraste profundamente, sus palmas cubiertas de callos por el trabajo, subieron por todo tu torso moreno, que brillaba bajo los escasos rayos de sol y te hacían resplandecer como una diosa a sus ojos.
Los bucles desordenados se mecían con el viento, provocando que Kyle se tomara el tiempo de peinarte en una moño bajo y poder observar tu hermoso rostro, cubierto de curiosas pecas que apenas eran distinguidas por tu tostada piel pero seguía allí como estrellas.
“Podrías llevarme al lugar más frío y estéril de Siberia, pero seguiría amándote, regándote como una cayena para que nunca dejes de florecer”
Te sonrió, con esa misma sonrisa de dientes blancos que te había cautivado cuando lo viste en aquel festival hacía años, mucho antes de convertirte en su mujer, mucho antes de haberse retirado, mucho antes de haber dejado su vida en Inglaterra.
Ahora Kyle era del Caribe tanto como tú, porque su cabello había crecido y sus rizos se enroscaban en tus dedos, su piel brillaba dorada por el sol y olía a coco, sal y limón, como le gustaba su bebida.
Kyle era del Caribe, pero sobre todo, era tuyo.
#call of duty#fanfiction#cod fanfic#kyle ‘gaz’ garrick#kyle garrick#kyle garrick x reader#x reader#latine reader#latin girls#caribbean
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Yamato suspiro aliviado, eso quería decir que estaba haciendo las cosas bien. Yamato continuaba besando a la castaña bajando sus manos a su cintura, pasando sus manos por sus hombros, rosando ligeramente con su pulgar los pechos de Mimi, pero cuando se dio cuenta la castaña no le habia molestado más bien parecía sonrojada por aquel roce involuntario. De alguna manera Yamato quería más, y parecía que el rostro de Mimi también le pedía lo mismo.
El rubio comenzó a bajar los tirantes de la jardinera de Mimi para comenzar a subir su camiseta, y ahí pudo ver aquel bonito sostén blanco con pequeños corazones rosados, Yamato se sonrojo por lo que estaba viendo, pero era demasiado hermoso para no verlo. Su vista recayó en su cadera donde se encontraba su tatuaje, su curiosidad podía más, se veía linda con ese tatuaje aquel día que se lo mostro le dio más vergüenza que curiosidad, así que delicadamente paso sus dedos por aquella marca en la piel poniendo nerviosa ahora a la castaña. Impulsivamente intento tapar con sus manos aquel tatuaje.
—Lo lamento...no fue mi intención...—Yamato se puso algo incomodo por que se dio cuenta que con el simple rose de la piel de Mimi lo hizo reaccionar y de una manera bastante brusca que le molestaba un poco—Si...quieres aquí...aquí podemos parar...—Yamato no quería incomodar más a Mimi, pero el necesitaba urgentemente ser tocado también.
Fanfic: Acoso by Toboe_M0nd
Porque lo mejor se hace esperar y siempre vale la pena💅
Actualización de no sólo un cap del fic Acoso que estamos haciendo junto a mi amora si no que viene con dos y además con un frutifantastico totalmente diferente a lo que últimamente se vio y no solo mostrar como escena porno que solo se la mete y ya como si fuera una muñeca hinchable🙄
En fin, disfruten los cap porque están uff😏🔥
#yamamimi#mimixyamato#mimato#digimon#digital sketch#yamato ishida#mimi tachikawa#digimon tri#digimon kizuna#digimon 02
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Una de las posibilidades actuales es imaginar a Milena Velba en otros contextos, y situaciones, más cuando ella se retiró hace unos años.
Con unos 24 años, su belleza ya es evidente, su sonrisa, y sus generosos pechos con es top blanco, y una falda corta.
Ella siempre ha tenido este problema, como sujetar unos pechos tan grandes, y necesita, como aquí, un sujetador para poder ponerse ese top blanco.
Pero tambien tiene otras posibilades para ir más comoda, como una camisa, más ajustada, disimulando los tirantes del sujetador, pero se transparentan sus copas con toda evidencia. Además añade un típico jeans short, muy a juego con sus gustos.
Siempre su sonrisa es encantadora, natural, y de joven muy suave. Pero en comparación con otras mujeres, siempre sus enormes pechos la delantan, como aquí, con un tirante negro del sujetador con el mismo sueter previo. La diferencia es unos jeans largos, que ocultan sus bellas piernas.
Cuando trata de ponerse un vestido, sus curvas la delantan, en especial por sus pechos, muy grandes, y el resto del cuerpo le queda con más holgura y pliegues.
Pero siempre sus pechos son los llamativos, más con este plano frontal, grandes, elevados por el sujetador, que marca ciertas costuras. Su cintura más esbelta que con los años, y preciosas caderas, con un vestido negro abierto en la pierna derecha.
Milena es muy llamativa, y más en su vida cotidina, como visitar un mercado de calabazas, de diferentes colores y tamaños.
Ella siempre trata de disimular sus pechos, pero se dibujan entre su chaqueta, tapados con un sueter blanco y un sujetador negro que se transluce. Sus piernas, como suele ser habitual, son perfectas.
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Charlie Cox as Diafebus || Charlie Cox's filmography
Buy me a ☕️
#charlie cox#the maidens' conspiracy#Tirante el Blanco#charlie's smile#the maidens conspiracy#i'd recommend skipping this film and just looking at gifs lol#fandom#my gifs#diafebus gif#cc filmography
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29.11.2023 | 231129
Lanzamiento de los productos oficiales del mini álbum 'Guilty'.
🗓️ Período de ventas: a partir del 29 de Noviembre de 2023 (Miércoles) 13:00 (KST)
🔗 SMTOWN & STORE 🛒
🔹Artículos:
✔️CONJUNTO DE FOTOS 4X6
✔️FOTO A4
✔️JUEGO de postal + photocard holográfica.
✔️ Insignia con el nombre del mini álbum.
✔️ Juego de photocards aleatorias coleccionables.
✔️ Set de postales.
✔️ Camiseta de tirantes blancas.
✔️ CALCETINES [BLANCOS]
✔️ CALCETINES [NEGROS]
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Shine my sacred soldier 🧎🏻♂️
objectifying men in armor will literally never get old. like, work it shiny boy. hit ‘em with that old razzle dazzle you fuckin trash can. hottie! (tucks $5 into your cuirass)
#umm the movie was questionable#but Charlie looked amazing#especially the long hair era#diafebus#charlie cox#tirante el blanco#the maidens conspiracy#baby charlie
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Promt: 01 - “It’s not too late, let’s go.” / "No es demasiado tarde, vamos"
Fandom: Safir
Ship: AtFer (Ateş Gülsoy / Feraye Yilmaz)
Audiencia: T
TW: acoso.
El vestido
El bullicio de la universidad era casi insoportable, había gente por todas partes subiendo y bajando por las escaleras y corriendo por los pasillos. Se notaba electricidad en el ambiente, ya que pronto serían los exámenes y tocaría entregar los trabajos que habían encargado los profesores y el alumnado estaba de los nervios. Bueno, algunos más nerviosos que otros.
—Chicas no puedo aceptarlo, es nuestro trabajo de fin de trimestre. ¿Y si le pasa algo? —Feraye miraba el vestido con admiración. —Mira, chica, te lo mereces. ¡Te vas a casar! No va a pasar nada. —Hazal era todo optimismo, era la primera vez en mucho tiempo que veía a su mejor amiga sonreír con ganas. —Eso, además nos van a quedar unas fotos y unos videos impresionantes para el dossier del trabajo. Que mejor modelo que tú. —Sevda se tiró al cuello de Feraye y la abrazó fuerte—. Eres la novia más guapa de toda Capadocia y vas a ser super feliz. Que fuerte que te casas con Ateş Gülsoy. Pensábamos que te casarías con Ya… —la muchacha se calló de golpe cuando Hazal le atravesó con la mirada—. Nada, no he dicho nada. ¡Que te casas! —Además la culpa en todo caso es de la profesora: ¡a quién se le ocurre poner en el primer trimestre que entreguemos un vestido de novia! —Damla como siempre frivolizando la situación, aunque ahora sea por echar un capote a Sevda.
Las chicas siguieron intentando convencer a Feraye de que sería una buena idea usar en su boda el vestido que habían hecho durante semanas. Era un vestido muy sencillo de color blanco roto con pequeñas piezas de pedrería que al andar lanzarán pequeños destellos, una gran espalda abierta y con un escote en pico, discreto, en la parte delantera, rematado con unos tirantes finos. Era elegante, pero no ostentoso, era un vestido de novia simple sin más pretensiones que elevar la belleza de quien lo llevase.
—No se hable más. —Hazal dobló el vestido con cuidado y lo metió en una bolsa discreta—. Cuando llegues a casa acuérdate de sacarlo y darle con la plancha de vapor. No creo que se arrugue porque es una tela a prueba de bombas. —Vale, está bien. Lo acepto como regalo de bodas. Uno que hay que devolver.
Feraye estaba en una nube, hasta Damla, que había sido un grano en el culo, está contenta de que se vaya a casar y está comprometida con el trabajo en grupo. Daba gusto un poco de paz y felicidad entre tanta desgracia. Los estudios iban bien y pronto se casaría con Ateş y podrían salir de allí para poder criar a su hijo en paz, lejos del ruido y de la violencia.
Salieron juntas de la universidad sin percatarse de que alguien las estaba siguiendo. Llegado a un punto las chicas se separaron y Feraye siguió su camino en solitario.
Quedaban quinientos metros para llegar a su casa cuando Feraye fue abordada en el camino.
—Feraye, espera, habla conmigo. —Yaman, estoy harta de decirte que no hay nada que hablar. Que se acabó. Tú estás casado con Aleyna y yo me voy a casar con Ateş —Ateş, Ateş… ¡Estoy harto de ese nombre! Tú eres mía, como yo soy tuyo. —Yaman se acercó a su “amada” e intentó abrazarla, pero esta se zafó y al hacerlo se cayeron las bolsas que llevaba en las manos y el chico se fijó en el vestido y lo cogió con rabia—. ¿Qué es esto, Feraye? ¿Qué? —Yaman, devuélvemelo. Es un regalo de las chicas y es importante. —¡Este es el vestido con el que te vas a casar con él! ¿Con esta mierda de vestido te vas a presentar ante él el día de vuestra boda? ¿Con este vestido me vas a matar? —Yaman, basta, devuélveme el vestido, por favor. —Feraye estaba frenética, ya no por lo que le decía su ex, sino porque tenía miedo por el vestido, era su nota final de trimestre. Si no había vestido no habría nota y suspendería todo el equipo y eso no podía permitirlo—. Ya basta. Dámelo. —No, estoy harto Feraye, recuérdalo solo te casarás conmigo, solo serás feliz conmigo. Nos pertenecemos el uno al otro. —Mientras hablaba iba desgarrando el vestido con rabia. —No. Yaman, no. Se acabó. Acabas de clavar el último clavo en el ataúd de nuestro amor.
Feraye sujetaba los trozos del vestido con impotencia. Habían trabajado duro en él, tenía muchas horas de trabajo, de discusiones, de tés junto a las chicas. En ese vestido estaban las esperanzas de sus amigas y se había hecho pedazos como sus sueños y la imagen que tenía de Yaman en su corazón. Se escuchó el ruido de un coche acercándose y Yaman optó por irse de allí dejando sola a Feraye con su tristeza.
Era el coche de Ateş, volvía a casa después de tener un par de reuniones en la ciudad. Cuando vio en el suelo a Feraye no lo pensó, frenó el coche y bajó rápidamente a ayudar a la chica.
—Feraye, ¿estás bien? —era la frase favorita de Ateş cuando hablaba con ella— ¿Qué ha pasado? —Esto ha pasado… Me ha destrozado el vestido de novia. —Exhibió la tela rasgada ante el estupor del chico—. Le dije que no lo hiciera, que era importante, que era nuestro trabajo de fin de trimestre. —La muchacha no dejaba de llorar—. Estoy muy cansada Ateş, mucho. —Pero ¿quién ha sido? —Ateş tenía su sospecha, así que preguntó— ¿Ha sido el padre del bebé? —Sí. Ha sido él.
Feraye volvió a llorar y esta vez se refugió en los brazos de Ateş, a quien se le suavizó el rostro al notar el abrazo de la chica y sentir que por fin se estaba abriendo a él.
—Ven, coge tus cosas. Vamos a dar un paseo para que te dé el aire y te calmes un poco, no podemos dejar que tu familia te vea así y te acribille a preguntas. Vamos. —Sí, será lo mejor. Gracias.
Le acompañó hasta el coche, mientras Feraye montaba en el sitio del copiloto, Ateş guardaba las bolsas en el maletero y una idea empezó a bullir en su cabeza. Algo que quizá hiciera feliz a Feraye. Cuando terminó se encaminó al puesto de piloto y se la llevó de vuelta a la ciudad para dar un paseo y tomar algo.
Una vez en el café Ateş no pudo evitar hacerle una de las preguntas que le rondaban en la cabeza desde hace tiempo, más o menos desde la pedida de mano.
—Feraye, sabes que no me gusta la mentira, pero entiendo que se mienta para proteger algo querido o para no hacer daño. Tranquila, no es un reproche ni una reprimenda. Hay veces que nos vemos obligados a mentir para no herir… O más bien creemos que haremos menos daño con la mentira que con la verdad. Y créeme, la verdad es mucho mejor que la mentira. —Lo sé, pero no sé a dónde quieres llegar. —Te voy a hacer una pregunta y quiero una respuesta sincera. Te prometo que no me enfadaré, ni seré brusco. Y pase lo que pase seguiré queriendo casarme contigo porque te lo prometí. —Vale. ¿Qué quieres saber? —Feraye agarró fuerte su taza de té para coger fuerzas. —¿Es Yaman el padre de tu hijo? —¿Cómo? ¿Qué? —Si o no. —Ateş sonreía amable. No había ni una pizca de enfado, o resentimiento, ni siquiera una sombra de duda. Solo había amabilidad y entendimiento. —… —Feraye cogió aire y lo soltó—. Sí. —¿Cuánto tiempo estuvisteis juntos? —Muchos años. Creí que era el amor de mi vida, hasta que se cansó y se casó con Aleyna mientras estaba conmigo. —Y en todo este tiempo… ¿Nunca te llevó con él a la casa? —No. Nunca nos dejamos ver en público, ni mis amigos de la universidad lo sabían. Solo las chicas y porque necesitábamos a alguien que nos sirviera como excusa si nos ausentábamos. Pero nadie más. Yaman se encargó de eso. Incluso nuestras citas siempre eran fuera de la ciudad. —Feraye sonaba triste y dolida, como si acabase de comprender algo trágico. —¿Sigues queriendo ocultar a Yaman que es el padre de la criatura? —Sí. No quiero que tenga nada que ver con nosotros. No desde lo que me ha hecho pasar estos días… —Feraye se tapó la boca, no quería crear un conflicto más entre los hermanos. —Me parecía que Yaman se comportaba raro últimamente, pero no imaginaba que se dedicara a fastidiarte la existencia. —Una sombra de oscuridad pasó por sus ojos, fue una fracción de segundo, pero Feraye la vio. —¿Cuándo te diste cuenta? —El día de la pedida de mano, cuando te dio el anillo. Ese anillo, —señaló al ostentoso anillo de zafiros que llevaba la chica en su mano—, que debería estar en la mano de su mujer, empecé a sospechar. Luego en la noche de henna, fue más que evidente. Y alguna que otra cosa rara que ha pasado últimamente que no tiene importancia comentarlas ahora. —Ah, sí. La noche de henna... —Feraye movió la cabeza espantando el recuerdo y habló con calma—. La verdad es que no quiero este anillo, me pesa como una losa. —Se lo quitó y lo dejo encima de la mesa—. Solo me recuerda lo mal que lo he pasado. —No te preocupes. —Cogió el anillo y se lo guardó en el bolsillo interior de la chaqueta—. Te regalaré un anillo que solo te traiga alegría y te recuerde cosas buenas. —Le dedicó una sonrisa cálida a su prometida. —No hace falta, de verdad. Tenemos las alianzas que nos trajo tu abuelo. —Tonterías, te mereces algo que sea nuestro. Algo que represente nuestro pacto y un futuro mejor. —Ateş cogió una de las manos de la chica y la sostuvo entre las suyas con cariño—. Nos lo merecemos. —Vale, está bien. Me rindo —Por primera vez, Feraye, sonrió desde que llegaron. —¿Estás mejor? —Sí… Pero ¿Qué le digo a mis amigas? ¿Qué hago con el vestido? —Feraye volvió a hundirse en la miseria al darse cuenta de que tenía un gran problema. —No te preocupes. Se me ha ocurrido una idea que puede que lo solucione. —Ateş, la boda es en dos días. —Te prometo que tendrás tu vestido, el mismo vestido, incluso si queréis con mejoras. —¿Cómo vamos a hacer eso? —Avisa a tus amigas, te voy a pasar una ubicación. Diles que nos reunimos allí de forma urgente y os lo explico a todas cuando nos juntemos. —Ateş… Es imposible. —No es demasiado tarde, vamos.
Feraye siguió a Ateş sin mucho convencimiento de que fueran a solucionar nada en tan poco tiempo. Pero no sabía lo equivocada que estaba. Cuando llegaron al destino, Feraye no pudo creer lo que veía: estaban en el taller de la fábrica textil Gülsoy.
Ateş paró a Feraye antes de que hablara, porque ya la conocía y sabía que iba a protestar y decir que no podían usar el taller, que no era justo. Él la paró diciendo que lo que era injusto era que por culpa de Yaman ella y sus amigas fuesen a suspender. Sus amigas que ya estaban allí esperando le dieron la razón al chico y entre todas se conjuraron para rehacer el vestido en tan poco tiempo.
Pasaron casi 48 horas en aquel taller surtido de telas, máquinas de coser eficientes, cuentas y cintas de encaje. Fue duro, Ateş pasaba por allí de vez en cuando para surtir de comida a las chicas y decirles que tenían que descansar que tampoco había que matarse y siempre contestaban lo mismo: ya descansarían el día después de la boda.
Yamán de vez en cuando llamaba a todas las chicas que estaban en ese taller y ninguna le cogía el teléfono, incluida Feraye.
En la segunda noche, Ateş estaba cenando con la familia y al terminar Yaman se le acercó.
—No he visto a tu prometida estos días. —Lo de disimular se le da: mal. —Está ocupada con los preparativos de la boda, es normal que no la veas. —¿No te reúnes con ella? ¿No sabes dónde está? —Yaman parecía disfrutar con la idea de que Feraye hubiera desaparecido y fuese a dejar tirado a su hermano en el altar. —Yaman, preocúpate de tu esposa. —Le miró con una sonrisa de oreja a oreja—. Que yo ya hago lo propio con mi futura esposa y madre de nuestros hijos.
Se fue, dejando a Yaman rabiando, a ver como estaban las chicas y azuzarlas para que se fueran a casa a descansar. Cuando llegó solo se encontró con Feraye.
—¿Dónde está el resto? Creo que he traído comida de más. —El vestido ya está terminado, solo quedaba rematar una cosa y las convencí para que me dejaran hacerlo sola. —Veo que habéis hecho añadidos. —Sí, le hemos puesto una capa de tul con piedritas para que dé un toque de hada. Vimos la tela y no nos pudimos resistir. —Vas a estar perfecta con ese vestido. Es magnífico. —Eso espero. Mañana es el gran día. —Serás mi mujer por derecho y me harás padre. Me hace feliz la idea.—¿Querrás a mi hijo como si fuera tuyo? —¿Acaso no fui yo criado por un hombre que no fue mi padre biológico? Y le quise como si fuera mi padre. Lo mismo haré yo con esa criatura.
Feraye sintió calor en su corazón, por primera vez sentía que tendría un futuro para su vástago y un poco de tranquilidad para ella. Por lo menos hasta que acabe la luna de miel, luego habría que volver a enfrentarse a la realidad de la familia Gülsoy.
—Feraye, antes de que se me olvide, quería darte algo. —Ateş sacó una cajita de joyería, la abrió y dentro había un sencillo anillo que representaba una flor de lis azul con una piedra blanca en el centro—. Te prometí un anillo mejor para un futuro mejor.
—Ateş… Es precioso. Me gusta mucho, gracias.
Ateş puso el anillo donde correspondía y se fundieron en un abrazo.
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¿NOS VAMOS DE COMPRAS?
Hoy vamos a crear un look para ir de compras, a la bolera… Este look está compuesto por diferentes prendas, empezamos por la parte de arriba: un top blanco con unas flores bordadas en el centro, de pantalones, unos tejanos azul claro cortos y unos tenis de colores pasteles. En complementos tenemos coleteros de muchos colores, los cuales te puedes poner en el pelo, en la muñeca...
REFERENCIAS:
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Genocidio pasivo escucha en este momento pero no sabe con certeza si viene de la televisión del vecino o si se le vino a la cabeza, no como un pensamiento sino como otra cosa, como una astucia recién descubierta. No hay que definir ni racionalizar lass curdas entre las edades y esto de lo que viene de lo que #LucianoFlaite escucha cómo, la simplicidad de la forma nos hace bucles, #LucianoFlaite siente que el otro se acomoda la frazada para sí, y dice: “Vos sabés que no me puedo sacar de la cabeza la idea que José Luis Perales es un autor inmenso”. Y sonríe; el otro sonríe, amplio como siempre y se duerme rápido, como siempre, como si estuviera programado. Entonces #LucianoFlaite piensa: “Ahora nos dormimos y mañana nos despertaremos, así como ahora nos estamos durmiendo, un poco tirantes, medio dejados uno del otro. Todo sucede tan lento que casi se va la emoción y la tristeza va ensordeciendo esta quietud. Qué callada quietud, qué tristeza sin fin es una canción y la verdad es que vivimos en un espacio oscuro y enrarecido. Y no sé por qué tengo tanta seguridad al pensar esto que vengo pensando desde hace más o menos 15 días. Un mes. No debería haberse implantado esta certeza y menos debería ser ahora como es, digo, no debería estar pensando esto que pienso cuando nos dormimos los dos ahora, juntos, conformes dirías si lo pudieras ver. Pero nadie necesita ver nada que le afecte lo delicado de su propia vida, y por eso nos dormimos tratando de no entrometerse ninguno de los dos en los sueños que seguramente soñaremos en breve, cada uno, cuando ya estemos dormidos. Vos soñarás como en los sueños de la poesía, con colores monocromo, y conocerás a un muchacho de nombre #SlavkoPavcek, oriundo de un país que no existe más. Serás gentil y dado. Serás vos más o menos y serás llevado por ahí por este muchacho. Sin rumbo sentirás que vas con Slavko Pavcek, que será tan alto como vos pero colorado y blanco. Un poco excedido de peso toda su vida será Slavko. En el sueño que tendrás andarás suelto y afable como dije, pero sobre todo con Slavko serás comprensivo, que no hablará español y su idioma sonará impenetrable. A vos no te importará este incordio. Igual se entenderán, ya verás cómo. Despertaremos. Yo no recordaré nada de lo que pasó en mi cabeza cuando vos soñabas con Slavko Pavcek pero aún así seguiré con la seguridad de estar viviendo, juntos, en un espacio oscuro y enrarecido. Todo irá siendo inútil para los dos, pienso ahora. Los sueños no dicen nada para mí últimamente, y me niego a pensar que una vez yo completé un sueño tuyo”.
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Por cierto..Txema Cariñena RUBIO falleció el lunes 11_nov_24 [segun otras fuentes el DOMINGO 10 nov. ] en accidente de MOTO día después o mismo dia de la BEHOVIA [=Barrio de su IRUN natal donde fue su ENTIERRO]_ SAN SEBASTIAN [que organiza el club FORTUNA]..por lo que recuerdo tanto que pase por IRUN yendo desde SAN SEBASTIAN día de mi último cumpleaños para coger otro tren en la adjunta HENDAYA e ir a SAN JUAN DE LUZ [ademas llegue el 26 nov en AVION al aeropuerto que está frente a IRUN y fui andando hasta el HOTEL en la adjunta FUENTERRABIA] como que la corri en 2002 pero no me clasificaron porque empezó a llover y se me empapo la camiseta de manga larga de la maratón millenium de Madrid con el DORSAL por lo que me la quite y la tire pero llevaba en la MANO el DORSAL y corriendo con la de tirantes de la maratón de Sevilla [como me fotografiaron] que llevaba abajo creyendo que simplemente con llevar el CHIP de TIEMPO en la ZAPATILLA era SUFICIENTE para clasificarme.. además cuando iba bajando la pronunciadas cuestas hacia PASAIA e ir recortando en las CURVAS pise fuera y me caí haciéndome un esguince pero tras el dolor inicial y al seguir corriendo se me pasó continuando los 8 KM que faltaban pero luego al enfriarse me salio un bulto e iba cojeando de tal forma que no pude conducir y lo tuvo que hacer Juan José Lasso de la Vega que estaba con mi BMW atascado por SAN SEBASTIAN como supe porque le llamé desde una cabina con los 2 € que me dieron de la fianza del chip de TIEMPO tras llamar a mi casa para que me dieran su móvil .
..y estuve apunto de no ir a MAZATLAN [MEXICO] a correr su MARATON [1/12/2002] pues me tuvo el esguince parado unos 10 días y además estaba harto del lío con la Mexicana ROCIO MEDELLIN BLANCO que me convenció cuando la llame de que anulaba el viaje a MEXICO donde nos veriamos
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Lo TOLERARE, eso hacemos, pero sin frio.
Entonces me haces gritar
Y yo no puedo parar de llorar en ti pecho porque me aferras a estar ahí
Dejo de luchar, sintiendo mis músculos cada vez menos tensos
Siento como tu mano acaricia mi espalda, pero tú no hablas, es como si me digieras todo
Tu mano sube a mi cabeza y tus dedos se enredan en mi cabello con suavidad y vuelves a el tacto en mi espalda, tan delicado
Me das espacio dejando de someterme y mis manos se cruzan debajo de tu chaqueta fina hacia tu cintura esbelta y no puedo evitar abrazarte tan fuerte como si nunca lo hubiese echo
Siento miedo, la tristeza rodea mis mejillas, mi inseguridad esta en mi cabeza y estoy tan enojada contigo y conmigo a la misma vez que no comprendo, me haces sentir todo a la vez
Tengo un gran tiempo aguantándome
Y se que tienes problemas y en ocasiones tu cabeza no es tan clara, pero me das confianza y no lo entiendo
Eres noble y cretina a la misma vez, mi propio dilema de ti, quizás es por que estas madurando
Pero no puedo olvidar que cuando entre al salón de clases muchos rieron y tu no, me toco junto a ti, yo era torpe, mi cuaderno casi se cae pero lo alcanzaste, tus ojos me penetraron totalmente y sentí vergüenza pero lo pusiste sobre la mesa, yo soy torpe.
Pero no me juzgaste, no me hiciste buying y no te burlaste de mi
Tu eras muy seria, solo con tus auriculares blancos en el cuello y miradas a la ventana.
Salimos a la biblioteca, pero tus amigas interfirieron y a pesar de que tu querías llevarme no pudiste hacerlo, eras tan manipulable.
Luego estas recogiendo mis cosas mojadas en el baño y lentes rotos en silencio, haces el chiste sobre mi nadar en el escusado que me estruja el corazón
Yo no tenía ni la semana de llegar de otro lugar
Me levantas con fuerza y tengo miedo porque pienso que también me harás daño, pero me lavas el cabello con tus cosas.
Es otoño y hace frio, me quitas tu sudadera blanca que asegure era más cara que todo lo que yo podía tener.
Te quedas en una pequeña blusa de tirantes y me pones crema en el rostro sonriendo de lado
Siento valor, luego estas jalándome para llevarme a clases de chelo y violín y escuchas cada canción diciendo que es grandiosa aun que estoy segura que no las entiendes del todo
Y me subes en tu auto, y voy a tu casa, y voy en tu auto mirando la ciudad que no conozco, señalas lugares que no conozco y haces bromas.
Yo te llamo egoísta, cuando lo menos que puedo hacer son tus tareas
Te obligo a conseguirme a hablar con un chico que me adviertes antes que no será gran idea, pero insisto
Yo te llamo narcisista, te digo clasista, te digo idiota, y que jamás lo entenderás, me haces enojar
Pero tomas mi mano cada ves mas precisamente y segura, siempre apareces de la nada cuando mis rodillas sangran y me levantas sin que yo te lo pida
Me das espacio para salir con el chico aun que me adviertes de el y yo me enojo.
Fuerzas la puerta del cuarto de música al buscarme desesperadamente, mis manos no despegan las teclas una y otra ves, una y otra vez, y aun que tu no sabes empiezas a imitarme una vuelta y tomas mis manos y les das un cálido beso, dices que no me torture y es suficiente
Y entonces me pides que te ayude con algo que siento denigrante, me pongo a la defensiva
Ruegas, ruegas y ruegas más de una semana, es por la chica que amas, y me duele porque siento que todo el tiempo solo me utilizas para que haga cosas por ti
Pero cuando alguien me azota y me hace sangrar siempre apareces y peleas por mi, incluso cuando son tus amigas
Y cuando me hacen caer buscas quien lo hizo y trato de calmarte y decirte que no vale la pena, miras mis ojos y logro algo
Pero cuando ves que estoy llorando en el suelo tu no puedes contenerte y te encargas
Incluso cuando estamos enojadas, si ves que una lagrima sale de mis ojos buscas y averiguas quien la saco
Y yo no tengo el valor de hacer lo que me pides solo por que no me gusta…oh quizá me da miedo que te lastimen y ver toda esa sangre nuevamente pensando que puedo perderte de mi vida.
Así que lo tolerare, porque eso estamos haciendo, nosotras nos toleramos, pero no siento que esto sea frio.
Eres lo más cercano al querer que conozco… así que lo celebraremos cuando tengas lo que tu corazón desea y cooperaré, aunque no me guste.
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