El sonido del tren aún grita tu nombre, su pasar inevitablemente me recuerda a ti; te haces presente en mi miente por unos segundos y aveces casi de forma imperceptible, pero el tren llega para recordarme que estuvimos, que fuimos y que ya no somos ni queremos ser. Quizá el día que el tren deje de pasar, me olvidaré de ti, quizá, aunque eso llegara a pasar, seguiré recordándote.
«El entusiasmo de Descartes por las construcciones de la razón le llevó a ejecutar una inversión completa de la perspectiva natural al hombre. El mundo inmediato y evidente que contemplan nuestros ojos, palpan nuestras manos, atienden nuestros oídos, se compone de cualidades: colores, resistencias, sones, etc. Ese es el mundo en que el hombre había vivido y vivirá siempre. Pero la razón no es capaz de manejar las cualidades. Un color no puede ser pensado, no puede ser definido. Tiene que ser visto, y si queremos hablar de él tenemos que atenernos a él. Dicho de otra manera: el color es irracional. En cambio, el número, aun el llamado por los matemáticos «irracional», coincide con la razón. Sin más que atenerse a sí misma, puede crear ésta el universo de las cantidades mediante conceptos de agudas y claras aristas.
Con heroica audacia, Descartes decide que el verdadero mundo es el cuantitativo, el geométrico; el otro, el mundo cualitativo e inmediato, que nos rodea lleno de gracia y sugestión, queda descalificado y se le considera, en cierto modo, como ilusorio. Ciertamente que la ilusión está sólidamente fundada en nuestra naturaleza, que no basta reconocerla para evitarla. El mundo de los colores y los sonidos nos sigue pareciendo tan real como antes de descubrir su tramoya. »
José Ortega y Gasset: «El tema de nuestro tiempo», en Obras completas, tomo III. Revista de Occidente, pág. 160. Madrid, 1965.
Las personas están tan acostumbradas a que les mientan, cuando les hablas con la verdad; se les dificulta creer porque están enseñados a escuchar mentiras
"The medicine of the future will be music and sound."
~ Edgar Cayce (1877-1945)
Giant Meagaphones built by a team of architecture students from the Estonian Academy of Arts to listen to the sounds of nature, a place for resting, healing and contemplation in Baumkronenweg Park, Kopfing, Austria.
La leyenda dice que hay una hora de las brujas y una del demonio. Yo creo que también hay una hora de los gatos: ese momento perfecto de la tarde cuando el sol empieza a despedirse y la velocidad de la luz disminuye hasta la del sonido y llega al silencio. Es muy fácil lograr oscuridad y silencio en las noches, pero durante el día es una proeza casi imposible, sólo se logra a veces en esa hora, casi siempre un domingo, la hora de los gatos: cuando ellos deciden dormir sobre ciertos rayos de sol que sostienen las sombras, descansar su mirada ámbar o verde, y acicalar sus pensamientos desparasitados.
La hora de los gatos.
(foto: yo, la vez que vi una gata blanca y me devolvió la mirada)
La gente como tú siempre quieren recuperar el amor que dejaron a un lado, pero la gente como yo, siempre se va en cuanto dices adiós... Todo lo que tenías que hacer era quedarte.