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#Polineces
mitosenespanol · 2 months
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Lee la primera parte aquí.
La gran tragedia de los siete contra Tebas
Segunda parte
La instauración de los Juegos Nemeos
Antes de su arribo a Tebas, los guerreros hicieron una parada en la ciudad de Nemea, gobernada por el rey Licurgo, a quien solicitaron beber de sus manantiales. La niñera de su hijo, Hipsípile, fue la encargada de llevarlos a la fuente más cercana, dejando sólo al pequeño Ofeltes. Mientras el ejército argivo bebía, una serpiente mordió al niño, quien murió inmediatamente. Anfiarao advirtió que aquello era un mal augurio, así que los guerreros se apresuraron a celebrar unos juegos fúnebres en honor al niño, que desde ese momento empezó a ser llamada Arquemoro “el iniciador de la fatalidad”, esperando así mejorar su fortuna. Desde aquel terrible incidente se instauraron los juegos nemeos, en el que los participantes deben llevar túnicas negras. 
El arribo a Tebas y la muerte de los primeros guerreros
Una vez que se acercaron a las murallas de Tebas, Adrasto envió a Tideo como heraldo para que exigiera el trono para Polinices. Ante la negativa de los tebanos, el guerrero retó a los líderes del ejército a luchar cuerpo a cuerpo. Vencidos todos, los demás soldados retrocedieron animando así a los siete a escalar las siete puertas de las murallas. En un principio, Eteocles, hermano de Polinices, se sintió nervioso ante el rápido avance de los siete; pero pronto recordó que el profeta Tiresias le había dicho que Tebas resultaría victoriosa si un hombre de sangre real se ofrecía como sacrificio a Ares. Así, Meneceo se lanzó desde la muralla y murió, haciendo que Tebas lograra el favor del dios de la guerra. 
Mientras los siete escalaron la muralla, Zeus lanzó uno de sus rayos contra Capaneo, precipitándolo contra el suelo y muriendo al instante. Mientras tanto, un soldado tebano de nombre Melanipo asaltó a Tideo y le perforó el estómago, haciéndolo también caer. Mientras yacía moribundo, Atenea se conmovió y se apresuró a llevarle un elixir para curarlo. Anfiarao, que odiaba a Tideo por haber promovido tal empresa contra Tebas, le puso una treta al guerrero, que terminó por sellar su destino: cortó la cabeza de Melanipo y se la arrojó mientras gritaba “Éa, véngate y cómete los sesos”. Así lo hizo Tideo ante la mirada atónita de Atenea que, asqueada, arrojó el elixir al suelo y huyó encolerizada. Hipomedonte y Partenopeo murieron a manos de los tebanos.
Continuará...
Primera y tercera parte.
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mitosenespanol · 2 months
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La gran tragedia de los siete contra Tebas
Tercera y última parte
La muerte de Polineces, la desaparición de Anfiarao y la tragedia de Antígona
Ya sólo quedaban Polinices, Anfiarao y Adrasto. Para evitar más muertes, Polinices retó a su hermano a luchar, y quien ganara se quedaría con el trono de Tebas. Hiriéndose ambos de muerte, Creonte, tío de ambos y padre del occiso Meneceo, tomó el trono y el liderazgo del ejército y venció a Anfiarao y Adrasto. El primero huyó a toda velocidad. Cuando estuvo a punto de ser asesinado por un guerrero tebano, Zeus hizo que la tierra se lo tragara tanto a él como a su auriga Batón. Desde entonces, Anfiarao reina vivo entre los muertos. 
Creonte prohibió cualquier ritual funerario para los guerreros argivos. Así que Antígona, hermana de Polinices y Eteocles, se apresuró a hacer una pira en secreto para el cadáver del primero, ya que el otro recibió los honores propios de su cargo como rey tebano. En cuanto Creonte se enteró, llamó a su hijo Hemón, prometido de la mujer, y le ordenó enterrarla viva junto con el cadáver de su hermano. El muchacho estaba muy enamorado de ella, así que mintió a su padre y escondió a Antígona en la montaña. Allí, viviendo entre pastores, dio a luz a un hijo.
Adrasto escapó de vuelta a Argos, pero pronto volvió a Tebas cuando supo que el rey Creonte prohibió los rituales para los argivos. Desesperado, partió a la ciudad de Atenas, donde reinaba Teseo. Le suplicó a este que intercediera ante Creonte para darle entierro a sus guerreros. Así, Teseo atacó Tebas, apresó al rey y entregó los cuerpos a sus respectivos parientes. Los dolientes hicieron una gran pira para quemarlos a todos, pero Evadne, esposa de Capaneo, se negó a separarse de su esposo, a tal grado que se lanzó al fuego aferrada al cadáver. 
Pasaron varios años desde la tragedia de los siete contra Tebas. En unos juegos fúnebres, Creonte reconoció a su nieto, hijo de Antígona y Hemón, por una marca que tenían todos los descendientes de Cadmo, tatarabuelo del padre de Antígona, Edipo. Creonte lo condenó a muerte, así que Hemón mató a Antígona y luego se suicidó. 
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