#O Despertar da Primavera
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chiquititamia · 8 months ago
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Lo más dulce
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Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
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cartasparaviolet · 5 months ago
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Olhei os ponteiros do relógio. Escrava do tempo. Escrava do momento. Anciã de madrugada, criança rebelde pela manhã. Um transitório imutável perambulando pelas linhas atemporais. Um ser das estrelas, temperamento anormal. Personalidade fragmentada em passado, presente e futuro. Uma doce e frágil flor que nasceu no escuro. A dama da noite revela sua fragrância sob a luz do luar. Ela compreende os ciclos da natureza e dança a sua valsa honrando suas estações. Olhei os ponteiros do relógio. Demandei que era o momento do inverno terminar. A hibernação da alma precisava findar. Comandei que era tempo da primavera raiar. Esperando as flores novas repletas de vida despertar. Quem era eu para dar ordens aos ponteiros do relógio? Um sopro de vida na teia do cosmos. Balançou meu castelo de cartas na arrogância da tentativa de dominar o tempo. Um alento é que somos aprendizes neste planeta escola, com permissão, nos lançamos ao erro. O único erro que não podemos cometer é tentar controlar o tempo, pois essa majestade nos ensina que há tempo debaixo do tempo para aprendermos sobre a sua relatividade.
@cartasparaviolet
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interpretame · 8 months ago
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outono e primavera
Ele é outono, envolto em folhas que dançam ao vento, trazendo consigo a melancolia dos dias que encurtam e a promessa de renovação.
Já eu, sou primavera, o despertar após o longo sono do inverno. Como uma pintura que ganha vida, com flores que desabrocham em cores vibrantes. Trago vida a tudo que toco, anunciando o recomeço.
Ele carrega consigo a beleza do crepúsculo, aqueles momentos mágicos em que o céu se pinta de tons de laranja, vermelho e dourado ao fim da tarde, e a serenidade do fim que antecede um novo começo.
Eu sou o amanhecer que chega com o canto dos pássaros, a promessa de dias mais longos e noites mais curtas. A luz que gradualmente invade o horizonte, dissipando a escuridão.
Ele é a calmaria antes da tempestade, a nostalgia de um verão que se despede, deixando no ar o frescor de novas possibilidades.
Em mim, a esperança floresce, e com ela, a certeza de que após cada inverno, a vida sempre encontra um caminho para renascer.
Juntos, somos o ciclo eterno da natureza, a perfeita união dos opostos que se complementam.
Ele me ensina sobre a beleza da despedida e a importância do recolhimento, enquanto eu o lembro da alegria do recomeço e da eterna renovação da vida.
Em nosso amor, outono e primavera se encontram, criando um espaço onde cada fim é apenas o prefácio de um novo início.
interpretame.
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sunshyni · 10 months ago
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oi dengo! tenho dois pedidos então!!! Escreve algo com o Anton (friends to lovers) e algo com o jisung (você decide)
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ(Ele tá tão 🤏 nessas fotos, dá vontade de chorar)
about content: estupidamente fluffy, é tudo que eu tenho a dizer!
ㅤㅤㅤㅤw.c: 1.5k
•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
notas: confesso que comecei a escrever essa só com esse “friends to lovers” de bússola, daí eu tava ouvindo “Love 119” e isso acabou fluindo dessa forma, espero que vocês gostem!
(OBS: tenho um plot do Jisung que dependendo do andar da carruagem, saí em breve, então me aguarde 🙏)
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤBoa leitura, docinhos! ♥️
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Você trancou a porta principal da sua casa com todo cuidado do mundo enquanto segurava um par de tênis all star porque ficou com medo de acordar seus pais no caminho do seu quarto até às escadas e finalmente à entrada da residência, Anton desviou o olhar do seu visual composto por um vestidinho e um casaco fino que servia mais como complemento do que para te proteger do frio – levando em conta que o clima daquela madrugada era ameno, típico de uma noite de verão – para os seus olhos que formavam uma meia lua devido ao sorriso completo que você colocou nos lábios, rosados por um gloss com um cheirinho adocicado de frutas vermelhas.
Você se sentou no primeiro degrau dos dois que levavam até a sua porta, para calçar os tênis e esconder os morangos das suas meias, mas Anton foi mais rápido e se ajoelhou diante de você para amarrar os cadarços, ele fez exatamente como costumava fazer quando vocês eram crianças, um nó, duas orelhas de coelho e um laço, o que te fez mexer nos cabelos dele como se tivessem voltado para o jardim de infância.
Anton elevou o olhar ao terminar de colocar seus sapatos feito o príncipe encantado de “Cinderela” e te estendeu a mão, ainda sem trocarem nenhuma palavra com receio de alguém acordar, sua Alexa despertar ou os aspersores do jardim serem de repente ativados. Então, vocês só começaram a falar quando a fachada da sua casa já não podia mais ser observada.
— Por que você me avisou de última hora que foi convidado pra uma festa do Wonbin? — Você questionou ao seu melhor amigo desde... o berçário? Vocês dois sempre achavam que era fantasia das suas mães, mas elas juravam de pés juntos que vocês viviam com os rostos virados um para o outro nos berços daquela ala específica do hospital, elas contavam que mesmo que as enfermeiras trocassem vocês de lado, ainda assim encontrariam um jeito de direcionar seus rostos em direções favoráveis para espionar um ao outro, mesmo que os olhos mal dessem menção de se abrirem. Daí pra frente vocês cresceram juntos, brincaram juntos, estudavam juntos, sempre davam um jeito de incluir um ao outro nas suas atividades.
Você cresceu com um perfeito modelo de cavalheiro ao seu lado que te tratava feito uma princesa a maior parte do tempo e vivia te sujando de sorvete de iorgute da sorveteria favorita de vocês.
— Porque eu fiquei com medo de você ficar chateada comigo por causa desse novo círculo de amigos — Anton confessou desviando de uma lixeira na calçada. Você negou com a cabeça, mesmo que por dentro estivesse morrendo de ciúmes dos seus novos amigos, principalmente das garotas que não sentiam vergonha em flertar com o Lee na luz do dia, mas serem correspondidas por um sorriso tímido e um aceno de despedida, o que era um tanto quanto frustrante — Você não tá brava comigo, tá?
— É claro que não, Anton — Anton desde criança sempre foi famoso entre as garotas, no entanto isso tomou uma proporção maior quando vocês completaram dezesseis primaveras, e você começou a sentir um incômodo na barriga toda vez que alguma garota lhe pedia ajuda com uma questão de matemática ou a como posicionar o violoncelo nas aulas do clube de música, quer dizer, você era péssima cantando e Anton sabia devido a sua cantoria de Taylor Swift que ele conseguia escutar da casa ao lado, entretanto você se obrigou a aprender tocar o triângulo só pra espionar suas interações — Eu achei que eu era a amiga descolada da relação, mas você tá me dizendo que não. Esse título é seu.
3 anos. Você estava guardando uma confissão e esperando o melhor momento para dizer para Anton que o queria como seu namorado fazia cerca de 3 longos anos, perdendo grandes oportunidades por puro medo de perdê-lo, fitando vez ou outra por tempo demais os lábios que você presumia serem muito macios e com gostinho do lip balm de coco que ele utilizava todos os dias e que deixava seus lábios levemente brilhantes.
Inconscientemente era isso que você estava fazendo, esperando que ele não reparasse no brilho dos seus olhos, nas vezes em que você tinha que parar de falar para engolir a saliva porque tinha se perdido novamente nos olhos atentos de Anton e precisava se lembrar do que estava falando para não parecer estranho.
— Eu tive um sonho estranho hoje — Ele disse, a luz amarelada dos postes iluminando seu rosto e de alguma forma ressaltando cada vez mais a beleza dele — Sabe aquele filme? O bom dinossauro?
Você sorriu, escutando-o comentar sobre seus sonhos esquisitos dignos de uma mente criativa como a dele, como quando vocês montavam cabanas improvisadas no quarto de Anton e compartilhavam desejos de crianças, sonhos e pesadelos que faziam com que vocês dormissem entre os pais na madrugada. Você tinha essas lembranças gravadas a ferro quente na sua memória, do pijama de botões com estampa de nuvens de Anton, da lanterna que projetava pequenas estrelas no céu de lençóis. Estrelas que ainda existiam, nos seus olhos toda vez que o vislumbrava.
Anton Lee segurou sua mão quando entraram na festa lotada de Wonbin, onde se podia ouvir uma música moderadamente alta, muitas vozes e consequentemente muitas risadas vindas dos diferentes cômodos da residência.
— Você tem que ver os fundos daqui — Anton parou de andar de repente e de te guiar por entre as pessoas para te falar no ouvido enquanto a mão direita descansou suavemente e inocentemente sobre a sua cintura, roubando todo seu fôlego por alguns segundos, queria que ele permanecesse daquela forma, com o corpo próximo o bastante para você sentir o cheiro da fragrância de laranja e limão, com um toque amadeirado que você não esperava sentir nele. Por um instante, você pensou que ele sentira as faíscas quando te envolveu num olhar beirando o penetrante e aumentou a pressão no lugar onde te segurava, fazendo com que você se achegasse um pouco mais e quase pisasse no seu pé por puro nervosismo, mas isso só aconteceu para te livrar de um esbarrão.
— É uma piscina — Você constatou sorridente.
— Uma piscina — Anton repetiu com a mesma animação presente na sua voz.
— Anton! Você não vai entrar, não? — Shotaro perguntou da piscina, conforme Anton se aproximava para cumprimentar seus amigos e te apresentar para cada um deles, embora não fosse necessário já que vocês andavam grudados. Você e Anton amavam água, seja mar, rio ou piscina, na infância vocês contavam os dias para poderem visitar a casa de praia dos pais de Anton afim de passarem semanas debaixo de muito sol, protetor solar e muitos refrescos com direito a mini guarda-sóis na borda do copo.
Inesperadamente, Anton assentiu para Shotaro, se livrando da calça jeans e da camisa branca para acompanhar os amigos nas brincadeiras que eles faziam no interior da piscina, você se conteve em se sentar na borda, fitando os cabelos molhados do Lee que ocasionalmente ele tentava colocar para trás com um balançar de cabeça. Anton parecia um legítimo peixinho toda vez que adentrava numa piscina feito aquela.
Depois de quase levar um caldo de Eunseok e Sohee e de mais algumas pessoas que você não fazia ideia de quem eram, os garotos deixaram o quintal para buscar alguma coisa para beber e Anton permaneceu, nadando de uma extremidade até a outra ao passo que as pessoas iam saindo.
Ele impulsionou o corpo pra cima e se sentou bem ao seu lado na borda.
— Lembra quando você sonhou que era uma tartaruga na sua vida passada? — Anton concordou com as mãos espalmadas no chão — Então, eu acho que foi uma visão.
Anton riu baixinho anuindo com a cabeça com veemência, resolvendo te olhar nos olhos uma outra vez naquela noite, com a mesma intensidade que ele utilizou momentos antes dentro da casa, quando a música estava muito próxima dos seus ouvidos, você levantou a mão em direção a bochecha do seu melhor amigo, acariciou alí calmamente, e nessa hora do campeonato, o peito de Anton ia e vinha numa velocidade que você nunca tinha se deparado, a chance dele poder eventualmente retribuir seus sentimentos te encheu tanto de esperança que você se inclinou suavemente, beijando-o nos lábios brevemente, temendo uma reação.
— Por que você parou? — O Lee segurou suas bochechas inicialmente, unindo os lábios de vocês num beijo mais caprichado e envolvente, descendo uma das mãos para a sua nuca ao mesmo tempo que a outra encontrava sua cintura novamente e dava aquele mesmo apertão de antes, só que mais acentuado e preciso, você foi a primeira a se separar buscando ar e perdendo-o novamente com as bochechas vermelhas de Anton.
— Me diz que isso não é um sonho — Você pediu, esfregando a ponta do nariz no nariz de Anton num evidente beijinho de esquimó, ele sorriu e fechou os olhos pra ter consciência de que quando os abrisse de novo, você não ia desaparecer.
— Não, felizmente não é.
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perdidaemmimmesma · 5 months ago
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Você é aquela sensação gostosa de frio na barriga quando estamos em uma montanha russa, você é o sabor da minha bala favorita, você é o sol que aquece a minha pele em um dia ensolarado, você é o barulho gostoso da chuva no telhado, você é o vento que sopra meu rosto de forma suave, você é aquela paisagem de outono que me d�� a sensação de nostalgia, você é a minha flor favorita, aquela flor que eu uso no pingente do meu colar e uso sempre pra lembrar de você, você é o mês que eu nasci, porque eu nasci na primavera e você sempre me lembra um belo jardim porque o seu sorriso é mais brilhante que as pétalas de margarida, o castanho dos seus olhos são mais vibrantes que a beleza de um girassol, a pétala da rosa não chega aos pés da cor dos seus lábios, seu lábios tem a beleza de um campo de astromélia, minha canção favorita é o som da sua risada, aquela que você da quando eu conto uma piada que só você acha graça, você é o amor que transborda no meu peito sem esperar nada em troca, você é a lágrima que escorre dos meus olhos quando eu sinto sua falta, você é a razão pela qual eu ainda insisto, você é a inspiração dos meus versos mais difíceis, porque escrever sobre você é quase um delírio, você é o meu delírio mais lúcido, você é aquele sonho do qual eu nunca quero despertar, você é o motivo de eu querer sonhar porque sonhar com você me faz querer realizar, realizar uma vida onde finalmente seremos só você e eu, por que meu bem eu sou completa mas com você eu transbordo.
- Com amor, T 🌼
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jorgema · 2 years ago
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La odisea de un latido en otra alma: una búsqueda trascendental del divino gesto de conectar
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Todos vagamos en este mundo como almas en búsqueda, ansiosos por encontrar una conexión tan profunda como el mar y tan significativa como un cielo estrellado en primavera. Fantaseamos con la dulce ingenuidad de un niño, con poder enlazarnos completamente a un alma, unir nuestra respiración a los latidos de alguien más, anudar nuestra mente a los sueños de otro ser. Con enlazar las miradas y fundirnos en un abrazo que sacuda la realidad que nos cobija, con vincular las sonrisas al son de una alegría y de ligar nuestras lágrimas en la profundidad de una compañía honesta. 
Esta búsqueda trascendental se da en cada lugar del mundo e incluso en cada rincón que el arte hace suyo; la buscamos en un poema o en una dulce canción, al vivir a través de un libro o presenciar el acto mismo de conexión en una película o ese imaginario lugar llamado teatro. Todo con el fin de sentir, de convivir y sobrevivir a eso que llamamos vida.
En muchas ocasiones, luchamos con nuestra propia razón para que ella no caiga presa también de este hermoso, pero infame instinto, pues el corazón ha caído redondo y sin esfuerzo ante él, sigue buscando sin descanso lo que necesita gritos y calla en profundo silencio. Lo que a veces nos lleva a que nuestro bienestar emocional este a «espada de Damocles», pues pende de un hilo, uno que sostiene en alto una espada sobre su cabeza.
Bendito aquel que ha logrado esa hermosa conexión humana, que la cultiva a profundidad y que ha creado un vínculo significativo. Que sabe la dicha que tiene, pero también comprende la gran responsabilidad que posee. Que no la da por sentado, pues ve más allá de este momento fugaz. Que decide amar cada día al despertar y teme con reverencia y honor, perder tal presea por culpa de una incoherencia o ego desmedido.
En resumen, todos buscamos conectar, todos necesitamos estar, y todos soñamos con poder provocar y accionar ese hermoso gesto de divinidad, conectar más allá de nuestra propia oscuridad.
— Contemplación Poética 02 || @jorgema
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mvchaela · 2 months ago
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Se a vida de MICHAELA JONES fosse virar um filme, WITHOUT YOU de LANA DEL REY com certeza faria parte da trilha sonora, tocando em seu aniversário de TRINTA E UM ANOS e acompanhando-a durante sua rotina como CRIADORA DE CONTEÚDO E ASSISTENTE DA DIREÇÃO NA NEW HORIZON. Quem sabe até não justificaria o motivo DELA ser tão ENÉRGICA, mas ao mesmo tempo tão EGOÍSTA? Isso eu já não sei, mas acho que GRETA ONIEOGOU ficaria ótima no papel!
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more about her ↓
— INFORMATION
Geralmente há dois caminhos para aqueles que não conseguem virar estrelas de cinema: arranjar um trabalho temporário que garante pão na mesa enquanto enfrenta mais uma audição ou ter um "emprego de verdade" e aceitar que não vai ser o primeiro da família a ganhar um Emmy.
Digamos que Michaela esteja entre desses dois desfechos. Apesar de não demonstrar, já não tem tanta esperança em conseguir papéis relevantes e está apostando suas fichas nas redes. Passou o último ano em LA após ter arranjado uma empresária que enxergou muito potencial nela, mas o sonho durou pouco tempo. Retornou há dez meses para Bray depois do reality show duvidoso que iria participar ter sido cancelado.
Suas economias já não sustentavam mais o estilo de vida em Los Angeles e os recebidos não se transformavam em dólar. Decidiu escutar os conselhos da irmã e voltou para o apartamento que dividiam em Bray. Nos stories, justificava seu retorno como uma nova fase e um momento para ficar mais próxima da família.
Ela e a irmã mais velha se mudaram para a Irlanda na infância, depois do divórcio dos pais. O homem ficou com a guarda das crianças e decidiu retornar à sua terra natal, enquanto a mãe permaneceu nos Estados Unidos, apesar de visitá-los com frequência.
O clube de teatro da escola ajudou a despertar o monstrinho que estava amansado dentro de Micha. Tornou-se opiniosa, criativa e garantia o papel de destaque nas peças da primavera. Apesar de ser cria dos palcos, foi nas luzes das câmeras que se encontrou. Participou de clipes musicais e papeis secundários em séries e filmes, mas nada que despontasse sua carreira.
Atualmente trabalha como assistente de direção na escola New Horizon. Não que ela tenha terminado a faculdade ou possua alguma experiência em Educação, mas a filha do superintendente da escola deu uma forcinha na conquista da vaga. Michaela teria o emprego se ajudasse a garota a ter fama nas redes sociais e isso ela sabe fazer muito bem.
Além de enfeitar a sala da direção da escola, também trabalha produzindo conteúdo para a internet. "Qual conteúdo exatamente?", talvez você esteja se perguntando, e a resposta é óbvia: ela mesma, oras! Vídeos com coreografias virais, resenhas de produtos, outfits do dia e indicações de cafeteria. Ela só precisa aprender a como monetizar seus 100k de seguidores para mudar de vida e pagar as dívidas.
Atividades: aulas de yoga, atividade 2 e atividade 3 serão adicionadas ainda.
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nocaminhodosdeuses · 11 months ago
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Kamadeva, o Cupido Hindu
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Kamadeva é o deus hindu do amor, ele tem vários nomes e cada um mostra um pouco de quem ele é.
Seus nomes :
Ragavrinta (ramo de paixão)
Ananga (incorpóreo)
Kandarpa (deus do amor)
Manmatha (batedor de corações)
Manosij (aquele que sobe da mente)
Madana (intoxicante)
Ratikānta (senhor das estações)
Pushpavān ou Pushpadhanva (aquele com o arco de flores)
Kāma (desejo)
Assim como o Cupido, Kamadeva tinha a missão de fazer as pessoas se apaixonarem, para isso ele fazia uso de um arco e flecha, seu arco era feito de Cana de açúcar, a corda era feito de mel de abelha, suas flechas eram decoradas com flores.
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(Arte de Cristian Huerta)
Ele tinha o papagaio como sua montaria, como seus companheiros tinha o Cuco, Abelhas, a personificação da primavera e a brisa suave.
Sua esposa era Rati a deusa do prazer sexual.
Sua história :
Shiva entrou em estado de profunda meditação, porém essa atitude desequilibrou o universo, os deuses preocupados pediram que Kamadeva resolvesse essa situação.
O deus do amor atirou uma de suas flechas em Shiva, fazendo se apaixonar perdidamente por Parvati e retomar suas funções divinas, porém mesmo apaixonado a atitude de Kamadeva enfureceu Shiva, que abriu seu terceiro olho e fulminou Kamadeva, que morreu instantaneamente.
Rati (esposa de Kamadeva) implorava a Shiva para trazer seu marido de volta, só após muito tempo que Shiva permitiu o retorno do deus do amor, após perceber que o amor tinha desaparecido do mundo, porém ele não teria um corpo material, e somente sua esposa poderia vê-lo, assim Kamadeva recebeu o nome de Ananga (incorpóreo).
Kamadeva trabalharia a magia das flores, primavera, amor e desejo, tudo com o objetivo de despertar o amor no coração das pessoas.
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dreenwood · 2 months ago
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🌈🍄🏵️ SEJA BEM VINDA PRIMAVERA!🌈🍄🏵️
"Bem-vinda, primavera! O mundo se enche de cores para celebrar sua chegada." "A primavera é o despertar da natureza, um convite para celebrarmos a vida em sua plenitude." "Com a primavera, os dias ficam mais bonitos e a alma se enche de alegria."🌈🍄🏵️
Boa Tarde..🌈🍄🏵️🌷
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maryprincess88 · 5 months ago
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Foi por uma fresta, um descuido não-intencional, semente que se desprendeu das mãos sem senso de direção, lançando-se à própria sorte para a terra, queria ser uma linda rosa, mais do que isso, ir ao encontro do seu devoto beija-flor. Embriagou-se dessa ideia tão deleitosa, mas já não havia como trazê-la de volta à realidade, o desejo criava raízes. A interpretação sofre graves prejuízos na ausência de discernimento, doses moderadas de falsas esperanças aceleram o florescer.
O beija-flor sequer disfarçou o olhar deleitoso ao botão de rosa, sempre preterida pelas margaridas, azaleias e tulipas. O gesto — interprete como bem desejar, não nos cabe julgar — despertou nela uma ânsia de longas datas, em busca da peça que a tornaria, por fim, desejável. Havia olhos interessados em contemplar o desabrochar, não era uma florzinha jogada ao vento. No entanto, já tinha uma rosa, no entanto, não tirava os olhos da redoma, o menino que não desgrudava do videogame novo e deixava de dar atenção ao resto. A perspectiva de diversão insuflou as mesuras, ao que o beija-flor esfregou as mãos e contou os dias para a “primavera”, que chegou bem ao gosto do dono do jogo, habituado a dar as cartas. Distante de ser poeta, mostrava-se hábil em dizer muito usando poucas linhas e, claro, deixar no ar que a via era de mão dupla… afinal de contas, o beija-flor havia se declarado e dito, sim, tudo que ela sonhava, que mulher no lugar dela não aceitaria ir ao céu?
A rosa teria toda paciência do mundo para esperá-lo terminar com a outra rosa e ficar só com ela. Seria doloroso, um sacrifício que poucos estariam dispostos a fazer. Tinha-o como amigo, um sentimento que poderia ficar guardadinho pelo resto da vida, sem incomodar ninguém, sem sequer exigir reciprocidade, se a consideração de uma amizade assim prevalecesse, porém, ele cometeu o erro de despertar nela essa esperança de que seriam eles contra o mundo, contra as convenções, contra os obstáculos. Ele não era bonito nem charmoso, não tinha conversas profundas, mas era o que estava disponível.
 Encontros sempre a deixavam apavorada, fugia deles, achava uma perda de tempo encarnar uma personagem falando frivolidades na mesinha quadrada da praça de alimentação do shopping, investindo em parcerias sem futuro. Queria ser paciente e deixar tudo acontecer naturalmente, entretanto, aqueles pensamentos intrusivos a assombravam, sem falar na comparação com outras moças, a pressão para deixar de ser ímpar, o medo de passar por esta vida em vão. 
Pela primeira vez havia aguardado o grande dia, era uma sensação diferente, a de descer cada degrau da escada rumo a uma felicidade incomparável. Havia chegado o momento de ser amada, o momento o qual esperava desde que se entendia por gente. Escolhera o vestido de poá preto para que o beija-flor a notasse, mas ele estava mais interessado em arrancá-lo dela para satisfazer certos desejos egoístas que ignoravam uma palavrinha que começa com a letra “c” e termina com “mento”. 
Dava para sentir que um copo de cristal se partiu em milhares de pedacinhos quando os bicos afiados do beija-flor despetalaram-na toda e a máscara caiu. Ele parecia outro, desprezava o que restou daquela sementinha de amor, queria se livrar logo dela, partir pra outra, por isso foi muito mais cômodo sumir sem nem sequer dar um ponto final, sumiu e a deixou nutrindo uma culpa tão grande que alcançou o gigante do pé de feijão. 
Toda manhã era a mesma luta contra as lágrimas, a angústia de a caixa de mensagens estar sempre vazia, espaço aberto para o desenvolvimento de suposições. Se de coração partido não se padece, como explicar aquela dor que rasgava o peito dia após dia? Da inocência sobraram as ruínas, da alegria, só os retratos antigos, a inspiração foi obsediada pelo desejo de arrancar aquela dor. Dos versos se despejava a amargura, a loucura, a sede por reparação do orgulho ferido, não do amor, porque ela entendeu que amava a ideia de ser amada por alguém.
Enquanto isso, a outra rosa ostentava o conto de farsas, a maldita escolhida, critérios que a rosinha abandonada jamais entenderá, por que tinha de ser logo com ela? Ele já era bem grandinho para brincar de boneca, vamos combinar. Para a rosa, a desculpa era de que “disse sim para uma, não podia dizer sim para duas”, todavia, anos depois, deixou a rosinha sem mais nem menos, talvez porque não consiga amar ninguém além de si próprio, sem dar muita importância para os corações destroçados que foram ficando pela estrada da vida, tendo de se refazer porque não existe essa de ficar parada no tempo, esperar o perdão, porque caras que agem movidos pelo ego não vão racionalizar a situação, colocar a mão na consciência e lamentar a falta de caráter, de maturidade, de responsabilidade afetiva.
Ela nunca se esquecerá da energia empenhada naquela carta aberta redigida oito meses após a tragédia, somente assim o beija-flor pegou a dignidade de algum calabouço da alma e entrou em contato, relativizando o sofrimento da rosa para discorrer sobre as supostas lágrimas de crocodilo derrubadas, para sobrevir o “fora” que serviu de ponto final para ela entender de uma vez por todas que ele tinha todos os atributos que a sociedade aclama, exceto um, de todos o mais valioso, um coração.
Foram tempos difíceis na terra das joaninhas, reza a lenda que o sol desapareceu por tanto tempo que, quando voltou a brilhar, a rosa já não era mais a mesma de outrora, já conseguia falar daquele assunto sem chorar, porém, ela construiu um enorme cercado à sua volta, à prova de falsos beija-flores, enquanto voltava a florescer no outono, julgava melhor assim, precisava se defender, já não conseguia mais acreditar no amor, como poderia outro beija-flor amá-la depois de ter sido despetalada por um bruto insensível? E se fosse de novo enganada, maltratada e preterida? O beija-flor, lá no comecinho, estava acima de quaisquer suspeitas.
Cara rosa, ninguém nasce sabendo.
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lazzybear07 · 5 months ago
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O vestido de Gaia aaaaaaa em A protegida dos Anjos
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O vestido da noiva de Susano era uma celebração da terra e do céu. A seda branca, tão pura quanto a luz do primeiro amanhecer, servia de tela para um espetáculo de bordados dourados que se espalhavam pelas bordas como raios de sol tocando a terra. Cada ponto de ouro formava a silhueta de flores silvestres, criando um padrão que parecia dançar com a brisa. As raízes das árvores ancestrais, símbolos de força e proteção, eram representadas em filigranas douradas que se entrelaçavam ao longo do tecido, como se estivessem vivas e crescendo em harmonia com a deusa.
O corpete era uma joia em si, com cada linha e curva desenhada para realçar a beleza natural de Gaia. Pedras preciosas verdes, reminiscentes das folhas mais vibrantes da floresta, adornavam o decote, capturando a essência da vida que pulsa no coração da natureza. O vestido, fluindo como um rio tranquilo, terminava em uma cauda que parecia deixar um rastro de flores e folhas por onde passava, um lembrete do caminho fértil que Gaia deixa em seu despertar.
Este vestido não era apenas um traje, mas um testamento da conexão de Gaia com todos os aspectos do mundo natural, uma homenagem à sua divindade e ao poder eterno da natureza.
O véu de Gaia era uma cascata etérea de tecido celestial, tão leve que parecia flutuar ao redor de sua figura como uma brisa suave. Feito de uma seda translúcida que capturava a luz do sol, transformando-a em um arco-íris de cores suaves que se moviam com graça divina. O véu era adornado com pequenas pérolas e cristais, cada um meticulosamente costurado à mão, representando as gotas de orvalho da manhã nas folhas verdes da primavera.
Ao longo das bordas, um delicado bordado de fios de prata desenhava padrões que imitavam os ramos das árvores e as curvas sinuosas dos rios. Esses desenhos eram intercalados com pequenas flores de tecido, tão detalhadas que pareciam reais, com pétalas que se abriam para revelar centros de safira e esmeralda, refletindo a vida que Gaia nutria. "
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dagus-lau28-06 · 1 year ago
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INTENSO CORAZÓN
Un corazón que nadie más había logrado despertar - o al menos no de esa forma-, un corazón que tenía miedo de entregarse, de amar y ser amado, uno que había decidido renunciar al cariño por temor de volver a ser fracturado.
Y tú, como cafeína llegadte y me despertaste de un sueño profundo, llenaste mi ser de energía, de alegría y poco a poco me fuiste quitando el deseo de volver a dormir y mantener mi corazón inactivo y totalmente alejado de todo lo que estuviera relacionado con lo que yo consideraba ilusas y tontas fantasías amor.
No sabía que mi vida se encontrabaen una era de otoño, hasta que entraste en ella y transformarte esa intermitente estación fría y caliente en una floreciente primavera. Con tu cariño lograste cultivar sobre glaciares, jardines llenos de flores, y el color monocromático de mi personalidad lo convertiste en una inefable gama de colores.
Mi lugar seguro dejo de ser un lugar, porque ahora tú te convertiste en mi sitio favorito en el que siento tanta paz y tanto me gusta estar.
Así que déjame agradecerte, haciendo lo mismo por ti. Gracias por estar aquí, por todo el cariño, por la comprensión que me das, por la tranquimidad que me haces sentir, por derretir el hielo en el que vivía y ayudarme a descubrir lo que significa querer de verdad.
Escrito 520
Nani owl
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cartasparaviolet · 3 months ago
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Escrevia em carteiras, bares e muros. Encontro-me solitária a escrever, mais uma vez, no quarto escuro. A lua me convida a deixar a criatividade fluir, me apavora a possibilidade de me perder em devaneios criativos e ruir. Uma vez eu esqueci de retornar do mundo da imaginação, alcei voos, entreguei o comando para o coração. Que ilusão, que insensatez, me disseram. Contudo leram e releram aqueles patéticos versos. Minhas palavras não tocam almas, elas a acalmam. Sinto pena de quem não tem pena do próximo, pois solidariedade salva. A empatia é um aspecto marcante de minha personalidade, nos debatemos em confrontos lutando por espaço. Sinto pena de quem pensa que isso é tudo que restou. Pena de mim, pouco sobrou. Escrevia em papel, blogs e redes sociais. Escrevia considerando apenas fragmentos nada normais. A luz acendeu em minha casa essa noite, abri uma garrafa de vinho para celebrar. Que horas podemos começar? Um dos meus maiores defeitos é o perfeccionismo, dizem que eu pego muito pesado comigo, não minto, não mimo, apenas afirmo que posso ir além. Propicio palavras dóceis a quem convém. Para mim é ferro e fogo, assim que funciono, transbordo logo após tanto desgosto. Uma pétala de rosa sobrevoa esse espaço, sinto seu cheiro, me acalma seu abraço. A natureza me dá força para seguir em frente, “escreva, liberte-se, divirta-se, esteja contente”. O silêncio calou-se agora pouco, deixando-me em paz para refletir. O amargor do dia anterior ainda está em minha boca, assim como o peso do tempo assola meu frágil corpo. Nas entrelinhas, não há nada que essas míseras linhas não transmitam. Sinto muito se não compreende muito bem o que digo. Afirmo que o perfeccionismo é o meu maior defeito. Apago tudo, leio e releio. Desconexo, incoerente, frívolo, inconstante. Uma alma perturbada tentando seguir adiante. Um empurrão cósmico me ajuda a expressar toda minha paixão. Talvez se não fosse essa oportunidade, teria entrando em combustão. Há fogo em mim, há muita lenha para queimar. Saboreio o hoje com cheiro de primavera no ar. Sou vago, prolixo, perdido e largo, mas tenha a certeza de que nunca fui raso. Condenada ao martírio do sacrífico da autoexpressão, retendo a minha sensibilidade até a exaustão. Surpreendo-me com as pessoas ainda, confesso, todavia escolho acreditar na humanidade em exímias rimas e versos. A confusão prossegue, percebe? Digo tanto, digo nada, reflete. Inerte, paralisado, fora de órbita. Evocaram-me de volta, enquanto estava viajando metaforicamente por alguma orla. Ausenta-me a vontade, o propósito, no entanto, nunca falta alma em tudo que me proponho. Apanho, pois não passa de despropósito. Qual é o sentido desse negócio? Alguém esqueceu de me contar sobre a finalidade do jogo. Derrubo o tabuleiro, as peças, me lanço ao fogo. Revolto-me em meu mar de ressaca de meu litoral rochoso. Não sou anjo, nem mau. Descreio nessa crença de diabo, tal ser deve estar cansado de ser sempre acusado. O mau é a ausência do amor, não me sinto mais refém de religião, nem de ninguém. Encontrei o divino dentro de mim e estive buscando desenfreadamente do lado de fora. Por sorte ou por pena, a gente despertar do sono eterno alguma hora. Nessa terra tudo é miragem, que a imagem perfeita somente o Criador que a concebeu conheceu, quem sabe um dia, a perfeição seja você e eu.
@cartasparaviolet
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aschenblumen · 1 year ago
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Me parece que, a cada instante, debió vivir esa muerte. De diversas maneras. Debió vivirla en todos aquellos lugares en los que sintió que la lengua alemana era asesinada de alguna manera, por ejemplo por sujetos de lengua alemana que hacían cierto uso de ella: que la lastimaban, la mataban, le daban muerte porque la hacían hablar de tal o cual modo. La experiencia del nazismo es un crimen contra la lengua alemana. Lo que se dijo en alemán bajo el nazismo, eso mismo, es una muerte. Hay otra muerte que es la simple banalización, la trivialización de la lengua. Y luego hay otra muerte que es aquella que no puede advenir a la lengua sino a causa de lo que ella es, es decir: repetición, aletargamiento, mecanización, etc. El acto poético constituye, por lo tanto, una suerte de resurreción: el poeta es alguien que tiene que tratar permanentemente con una lengua que se muere y que él resucita, no ofreciéndole un verso triunfante sino haciéndolo regresar a veces, como un resucitado o un fantasma: él despierta la lengua y para tener verdaderamente en carne viva la experiencia del despertar, del retorno a la vida de la lengua, debe encontrarse muy cerca de su cadáver. Debe estar lo más cerca posible de sus restos, de sus despojos. No quisiera ceder aquí al pathos, pero supongo que Celan tenía constantemente que tratar con una lengua que corría el riesgo de convertirse en una lengua muerta. El poeta es alguien que se da cuenta de que la lengua, su lengua, la que heredó en el sentido que acabo de decir, corre el riesgo de convertirse en una lengua muerta y, por lo tanto, que tiene la muy grave responsabilidad de despertarla, de resucitarla (no en el sentido de la gloria cristiana, sino en el sentido de la resurrección de la lengua), ni como un cuerpo inmortal ni como un cuerpo glorioso, sino como un cuerpo mortal, frágil, algunas veces indescifrable como lo es cada poema de Celan. Cada poema es una resurrección, pero que nos impulsa hacia un cuerpo vulnerable que puede ser de nuevo olvidado. Creo que todos los poemas de Celan permanecen de alguna manera indescifrables, conservan lo indescifrable, y esto puede también apelar interminablemente a una suerte de reinterpretación, de resurrección, a nuevos soplos de interpretación, o bien al contrario, perecer, desaparecer de nuevo. Nada asegura a un poema contra su muerte, ya porque el archivo puede siempre ser quemado en hornos crematorios o en incendios, ya porque, sin ser quemado, sea simplemente olvidado, o no interpretado, o aletargado.  Es siempre posible el olvido.
— Jacques Derrida, «La lengua no pertenece», entrevista realizada por Évelyne Grossman originalmente publicada en Europe (año 79, n° 861-862, enero-febrero 2001). Traducción de Ricardo Ibarlucía publicada en Diario de Poesía (nº 58, primavera 2001). Disponible online en Derrida en castellano.
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a-schwarzung · 1 year ago
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Mírame
Nota: Escrito a solicitud de Aquarius no Kari en 2007.
Apenas ayer, los primeros botones de pálido sonrosado han brotado de los antes marchitos árboles; desde mi ventana puedo admirar el  cambio casi imperceptible que se opera en el paisaje. Los primeros retoños sobresalen en los secos troncos; los áureos rayos del disco solar comienzan a despertar de su letargo invernal a natura, quien prodiga con suave esmeralda los campos antes cubiertos por una lámina escarchada. Los susurros de la fresca brisa primaveral poco a poco toman el lugar de los vientos polares.
Los delicados folios de pálido albor, poco apoco intensifican sus tonalidades rosáceas, dando lugar a preciosos y llamativos rosas que colorean los botones del  magnífico cerezo que da a mi ventana. EL viento juega suavemente con los delicados pétalos, convidándoles a un baile de caprichosos pasos, danzan con languidez por el aire, dejándose llevar hasta caer sobre el esmeralda del pasto, en un límpido espejo de un lago; o quizás en la cabeza de quien descansa a los pies del árbol, fascinado con el espectáculo.
El pequeño Shun abre sus orbes, enormes; antes de ponerse de pie y regresar al interior de la mansión apresurado. Recargo mi mentón en el marco de la ventana, observando con cierta indiferencia la llegada de la primavera; escuchando el arrullo de los pájaros que como por arte de magia han reaparecido tras su ausencia invernal. Mis oídos no tardan en traerme el sonido de unos suaves golpes es mi puerta.
—Adelante.
Comento con voz parca mientras observo como gira la perilla de la puerta, ésta última le cede el paso a la esbelta figura de cierto chico de grandes ojos verdes, cuya mirada alegre me saluda. Sin cerrar la puerta se aproxima hasta mí, mostrándome con esa candidez tan propia de él la flor en sus manos. Inclina su rostro mientras prosigue su estudio.
—Hyoga ¿has visto ya? Los cerezos ya  han florecido, se acerca el festival [1].
Las palabras de Shun son dichas con entusiasmo, antes de acortar la distancia entre ambos. Emito una sonrisa, no muy convincente por la expresión condescendiente en el rostro de mi amigo. Me encojo de hombros, sonriendo culpable, provocando la risa de Shun, algo que buscaba, lo admito.
—Hyoga ¿qué te parecería salir al parque? Un día de campo, ya sabes…
Su mirada suplicante me hace imposible rechazar su oferta, y quizás sea una muestra de egocentrismo mío, pero algo me hace pensar que lo hace para levantarme el ánimo, como casi todo lo que ha organizado desde Navidad.
—De acuerdo Shun, aunque no estoy seguro de que los demás quieran ir…
—No te preocupes por eso, déjalo todo en mis manos.
Sin más, sale de mi habitación, tal y como entrara. No puedo evitar que un suspiro se me escape; llevo ambas manos hasta mis labios; girando mi rostro en negación. Ha pasado casi un año, y sigo sin poder olvidarlo; y conforme pasa el tiempo, más me resigno a no olvidarle nunca. Es como un fantasma que nunca dejará de atormentarme. Y quizás, uno que no deseo olvidar por muy doloroso que sea su recuerdo.
Ha llegado el domingo, me levanto con pocos ánimos; pero le he prometido a Shun que iría al parque con ellos. Me doy un duchazo, esperando que el agua despabile un poco a mi apática persona, pero eso no impide que me dé el lujo de vestirme con toda la calma del mundo. Bajo las escaleras hasta la cocina, misma en la que me encuentro con más gente de la que me esperara.
Ahí está Miho, ayudando a Shun a terminar de guardar las cosas necesarias para el almuerzo. June, quien lleva una semana en la mansión de visita conversa con Shun, y una sonrisa cruza mis labios; ¿quién sabe? Hoy podría ser el día. Solamente Shiryu carece de su media naranja; pero es imposible que Sunrei venga desde China para un simple almuerzo en el parque. Imagino que Shiryu muere de ganas por regresar a los Cinco Picos. Y bueno, yo no me cuento. Realmente en estos momentos dudo haber dejado de estar solo en el pasado. Ni siquiera estoy seguro de lo que sentíamos el uno por el otro. Pero eso ya no importa, y como han notado mi presencia ya, decido hacer como que no lo recuerdo, como si su persona nunca se  hubiese cruzado en mi camino.
Después de unos cuantos incidentes, logramos salir; yo llevo la canasta en mis manos, mientras los demás conversan. Voy inmerso es mis propias meditaciones, aunque de vez en cuando alguno de mis amigos se acerca, me ofrecen ayuda con la canasta, y hasta conversan un rato conmigo. No los rechazo, por más que deteste la sensación de incómoda compasión; pero sus intenciones son buenas, y es por ello que no les aparto como lo haría en otras circunstancias.
Llegamos al parque y debido a mi falta de humor, escojo un árbol de abundante follaje  para recostarme debajo de éste. Shun pretende que me incorpore a los juegos, pero una mirada basta para que comprenda que prefiero estar así, apartado. Les veo conversar animadamente, de vez en cuando alguna de las chicas se las arregla para provocar que las mejillas de alguno de ellos se enciendan.
De cuando en cuando percibo cierta incomodidad por parte de Shiryu, y no puedo evitar sentirme culpable por el hecho de que le he dejado morir solo. Cierro mis ojos momentáneamente, permitiendo que la placentera oscuridad me lleve hasta la semi—conciencia, pero un ruido, o más bien, la ausencia de éste, provoca que mis párpados nuevamente me den la vista del pasto cubierto por pétalos sonrosados.
Y ahí está, de pie, observando con una de esas discretas sonrisas  que tanto he añorado; viendo al menor de nosotros, quien se pone de pie para correr y alcanzar a su hermano mayor. Se funden en un abrazo, y no puedo evitar que se me escape el aire. Sí, desearía ser quien le abrazara, o quizás no. Todo este tiempo pensé que le extrañaba demasiado y que estaría contento cuando lo viera. Pero la verdad es que al verle, tan fresco ahí de pie, siento como el color sube por mi rostro, y no es precisamente alegría o un pudor fuera de lugar, es molestia, enojo lo que hace que mi pulso se acelere.
Mi ceño se frunce, mientras mi puño se crispa, no puedo soportar ver su descaro, por lo que sin importarme lo mucho que mis amigos se lamenten, o le posible espectáculo, me giro y me alejo de ahí a grandes zancadas. Puedo escuchar que Seiya me llama, pero no le hago caso, sigo mi camino, tratando de no atropellar a ningún niño en mi camino, puesto que no estoy como para disculparme ni consolar a nadie.
Antes de que me percate de mi rumbo, me veo frente a ese bar, el lugar donde todo comenzó. Cómo olvidar que esa noche le propuse salir a Ikki, estábamos cansados, sí, él seguía deprimido, pensado en Esmeralda aunque no lo aceptara. Duro como siempre, y yo… deseaba olvidarme de mi madre, de Camus, y de todas las personas a las que he herido en toda mi vida. Primero una cerveza y luego otra, y hacia las botellas se fueron formando y nuestras lenguas se soltaron, como suele pasar con el alcohol.
Me llamó niña el muy desgraciado, y pues no tardamos en hacernos de palabras. Eso sí, nada de golpes, no daríamos un espectáculo a los demás ebrios del lugar. Y sin saber cómo fue, estábamos en la calle, caminando con dificultad para poder llegar a la mansión. El imbécil se cayó, en definitiva estaba más bebido que yo, le quise ayudar, pero no calculé bien la fuerza de mi impulso, y terminó ganándome el peso de Ikki, así que lo siguiente que supe es que sus labios besaban los míos, con desinhibición, hasta que me sentía morir, ahogándome debido a la falta del aire. Por fortuna el beso había terminado, y torpemente trataba de ponernos de pie para proseguir.
Llegamos media hora más tarde de lo que hubiésemos tardado de no haber sido por las continuas provocaciones de mi amigo. Sus brazos buscando soporte y de cuando en cuando sus manos se paseaban por mi espalda, causándome escalofríos. Comenzó a decir una sarta de tonterías, que si yo era el que más le agradaba, que si era el menos ingenuo, que de no ser por mis problemas no superados con mi madre sería un caballero impecable. Ahí fue cuando perdí el control le hablé de su insistencia por parecer duro, por querer ser el malo de nosotros. Cuando en realidad no puede superar que Shun no lo necesite. Y eso era todo, atravesamos la puerta enredados en el otro, comiéndonos a besos.
Nunca imaginé terminar así con un chico, mucho menos con Ikki, pero las sensaciones simplemente eran tan excitantes, todo se sentía repentinamente tan bien. No importaba si era simple calentura de ambos, o si de repente la soledad había pesado de más, éramos él y yo, juntos, su piel ardiente sobre la mía, sus besos de fuego consumiendo los míos. Fue una noche inolvidable, o al menos para mí, me sentía extraño por la mañana, me levanté antes que él e hice como si nada hubiese pasado, pese al dolor entre mis piernas. El jodido de Ikki me había tomado desprevenido, y cuando me di cuenta, ya era un poco tarde.
Todo ese día transcurrió normal, no le había visto y estaba mejor así, no podía evitar sentir que nos habíamos usado y ya, quizás quiso ver en mi cabello rubio al de Esmeralda, quizás deseaba pensar que mientras me embestía, era una niña a la que tenía entre sus brazos, no lo sabía y tampoco quería asegurarme de nada. Sólo deseaba que el maldito escozor entre mis piernas me dejase en paz.
Por la noche estaba solo en la cocina cuando sentí su abrazo, sus brazos no me dejaban mover, intenté quitármelo de encima, el muy maldito era demasiado fuerte, y un ataque con mi polvo de diamantes me pareció exagerado. Fue así que compartimos otra noche, y esta vez no fue silenciosa, de hecho temía que todos se dieran cuenta, pero cómo no iban a hacerlo, si la situación se extendió por dos semanas. Casi no hablábamos, algunas miradas suyas me confundían, repentinos ataques agresivos acompañados de besos hambrientos. Era demasiado confuso para mí, y estaba dispuesto a discutirlo con Ikki, aunque tuviese que congelarlo para evitar que sus labios me obnubilaran. Pero no fue necesario, el cabrón desapareció ese día. Me dejó ahí a la mitad de abril solo. Sin explicaciones, sin un adiós o hasta pronto… nada.
Desde ese momento su sombra me ha asechado, me he sentido un objeto y eso me molesta, lo maldije, y aún más cuando vi los rostros dolorosos de los demás, sus ganas de consolarme, cuando yo no necesitaba consuelos, sólo deseaba una explicación, una explicación de él. Paso el tiempo, me vino una depresión en invierno y ahora simplemente estaba de  malas, furioso si es ello posible y en este bar, sentándome en la barra mientras pido un vaso bien servido de vodka.
Abren la puerta y para mi poca sorpresa, eres tú quien entra, te miro con indiferencia, que no me cuesta fingir, después de todo Camus ha sido mi maestro.
Tomas asiento a mi lado, pero te sigo ignorando así de molesto como estoy. Te ves como ese día, pareciera que el tiempo se ha congelado para ti, y me pregunto cómo me verás, si es que te parezco el mismo, porque no lo soy Ikki y más vale que te des cuenta antes de que no lo soporte más y te rompa la cara. Pides lo mismo que yo, vaya con tu originalidad.
De repente te aproximas hasta mi oído y susurras con suavidad ciertas palabras que me hacen molestarme aún más, puesto que me has hecho sufrir un escalofrío.
—Te estaba buscando.
Sí cómo no, pues puedes seguir buscando, porque no pienso contestarte para nada pedazo de imbécil. Me tienes  preocupado todo este tiempo y luego vuelves tan tranquilo pensando que todo sigue igual.
—Hyoga ¿dejarás de portarte como el niño de mami de siempre y me harás caso?
—Ah, pero mira quién lo dice, yo no soy el que salió corriendo.
Me recrimino, yo no te iba a contestar, y mira, ya me sacaste las primeras palabras, siempre tiene que hacerse lo que quieres ¿no es así?
—Hyoga, tenía que irme, no comprendes, eso no podía seguir así.
—Desde luego que no, pero en vez de discutirlo como toda persona normal, tenías que hacer algo tan…tan como tú…huir, y dejarme aquí sin saber ni siquiera qué demonios pasó.
—Vamos Hyoga, ya eres bastante grandecito para saber qué pasó ¿Quieres que te lo explique con flores y abejitas?
Tu tono de sorna me saca de quicio, provocando que mis manos se cierren en tu cuello, puedo ver como se te dificulta respirar y es que así te deseaba ver, con un rostro que no sea el de expresión irónica.
—Vete al demonio—, susurro peligrosamente cerca de tus labios, aun sabiendo que el dueño del lugar nos observa alarmado.
Te saco del lugar, jalándote por la playera hasta cierto rincón de la calle que está vacío para conveniencia mía. Te estampo contra la pared, viéndote a los ojos, azul contra azul.
—Mímame Ikki, y dime qué ves, dime que queda del arrogante Hyoga de siempre…
No contestas, me miras pero no contestas.
—Porque yo por las mañanas frente al espejo, no me reconozco a veces, me veo molesto, incompleto, insatisfecho y todo es tu jodida culpa.
Me quedo casi sin aliento mientras te grito esto en la cara, y tú maravillosamente inmóvil, curveas tus labios, y deseo borrar esa sonrisa de ellos.
—¿Quieres que te diga que veo? Veo lo mismo que me da los buenos días cada mañana, a alguien confundido, molesto, tal y como lo he estado todo este tiempo. Sigues tan arrogante como siempre, no te preocupes por eso Hyoga. Pero admítelo, tú también lo sientes….
—¿Sentir qué Ikki? ¿Desprecio por ti? Enojo, molestia, siento todo eso Ikki así que no te  hagas el misterioso, que no te queda,  y dime lo que piensas. Antes de que tomes tus cosas otra vez y te largues a quién sabe dónde a hacer dios sabe qué.
—No es como piensas, necesitaba tenerte lejos, ¿no has notado que estando cerca de ti no puedo ser el mismo de siempre?
—No me vengas con esas frases baratas Ikki, yo no tengo nada que ver con tu síndrome de escapista. Siempre que se trata de hacer algo distinto a pelear sales huyendo a esa Isla ¿no es así?  A la tumba de ella.
—¿O me dirás que no te quedaste porque soy una adicción Ikki?
Espeto con desprecio en su rostro, que se desvía hacia un costado y no, esta vez no dejaré que se quede todo lo que debemos aclarar.
—Anda dime, ¿qué fuimos, o mejor aún, qué somos? Porque yo ya no sé. Esa noche pudo pasar, y hubiese estado bien, un polvo y nada más. No hay problema. Pero las demás noches…no me digas que fueron un vil accidente Ikki, porque fueron más que premeditadas ¿o lo niegas acaso?
—Mira cómo estás, tan silencioso. Creí que si me buscabas era para hablar o no…ya sé ¿es esto lo que quieres?
Y dejo que mis labios se estampen en los suyos, abriendo con violencia el camino hasta su cálido interior, mientras mi brazo le empuja por el cuello a permanecer en la pared, y me hace temblar el sólo contacto de sus labios, no debí hacerlo, pero ya es tarde, finalizo el beso con rudeza para mirarle con sorna.
—Hyoga yo…—, finalmente logras deshacerte de mi agarre, y no es porque lo quisieras, es porque yo he decidido dejarte en paz.
—No era mi intención, todo esto se salió de control. Éramos camaradas y si me preguntas que somos, pues no lo sé, no sé nada. Sólo sé que aún en esa isla como la llamas, no importaba qué tanto entrenara. Ahí estabas atormentándome. Las noches eran largas y aquí me tienes, dime qué es lo que quieres.
—Vete Ikki, lárgate y déjame en paz, no quiero saber de ti, eres más problemático de lo que crees, no fuiste el único que la pasó mal, no eres víctima, y yo tampoco. Nos conocemos y lo que pasó fue culpa de los dos, así que cada quien por su lado, esto por mi parte se ha terminado.
Siento de nuevo tus brazos alrededor de mí, y me detengo, no lo deseo, o quizás sí, el caso es que siempre me confundiste Ikki, nunca te he entendido y eso no cambia, y me hace mal; nos hace daño más bien.
—Aléjate  si sabes lo que es bueno para ti, porque te aseguro que si sigues abrazándome Ikki, sólo nos haremos más daño, porque no me importará si eres feliz o no, te voy a atar a mí, y no te permitiré que vuelvas a abandonarme como lo hiciste, ya me has dejado en un estado lamentable. Te destruiré antes de permitir que me quites lo que soy.
—¿Nunca te he dicho Hyoga cómo me gusta lo rudo y arrogante de tu persona? Además soy un hombre de retos, y tú eres mi mayor reto.
—Pues buena suerte Ikki, sigue intentando.
Y me alejo de nuevo, dejándole ahí solo en la calle, mirándome completamente extrañado, mis labios esbozan una sonrisa.
—¿Te piensas quedar ahí parado idiota? ¿O me vas a mostrar que tan bueno eres para superar  los retos señor modestia?
Y  caminamos en silencio  hacia la mansión, no te he perdonado, pero no lo sé, quizás algún día, en algún momento. Uno nunca sabe… pero mírame bien Ikki, porque puedo ser tu paraíso, o tu más cruel infierno.
Nota:
[1] Sanno—matsuri de primavera, cuando los cerezos florecen Este festival celebra la primavera y las familias preparan un picnic debajo de los árboles de cerezo florecidos. Los niños celebran volando cometas muy coloridos y decorados.
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misterios-del-lago · 2 years ago
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"Para nada me asusta el peligro, pero si la consecuencia ultima: el terror" - E. Poe.
Nuevos peligros acechan a los habitantes de Devil's Lake, tras un mes de febrero tranquilo, el deshielo del lago y la primavera parecen despertar los malos presagios ocultos en sus aguas. ¿Huirás o prevalecerás al miedo?
►TRES SON MULTITUD 
• Forense del Condado - 45/50 Años - Pb Libre.
No llegaste a este puesto por vocación, elegiste oncología, pero la muerte de un ser querido por el cáncer te hizo cambiar tu profesión. Eres parte de las investigaciones y ahora te reencuentras con Ludovica luego de años de haber compartido la residencia entre una química que a duras penas contuvisteis, sin embargo no sois los mismos y es posible que estés metido en problemas ¿O lo eres tú?
• Meredith Shrader - 17 Años - Emily Carey, Kiernan Shipka
• Father Shrarer - +63 Años - Pb sugeridos
►RING OF FIRE
• Luke Blackwood - 43 Años - Charlie Hunnam.
Sois mellizos, pero la vida quiso que hayáis pasado la infancia separados y eso os ha hecho ser noche y día, sin embargo y contra lo que se pueda pasar, vuestro vínculo sigue ahí y confiáis el uno en el otro, es por eso que cuando la vida de triunfador que llevas te da la patada, corres junto a Jules y la abuela, a reconstruir tu vida si el orgullo lo permite.
►VIDA Y GLORIA DE UNA VIUDA
• Tramas: Familiar-Político.
• Eres sobrino/a, hermana/o, etc de uno de los dos primeros maridos de Piper, que murieron aparentemente sin intervención de terceros... Pero no te termina de encajar, porque la viuda negra lleva tres maridos, cada uno más rico que el anterior y de todos ha sacado buena tajada. Raro. Quizás es momento de investigarlo.
• Ex-Pareja de la adolescencia.
• Personal de la Constructora.
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