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#NeoliberalismoNuncaMás
gladsontarga · 2 years
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Novos pés, mesmas botas!
Só pra lembrar a liberália onanista canhota gliter glúteo glamur baba ovo de americano que Joe Biden calça com seus brancos pés forjados com o melhor do patriarcado as mesmas botas cheias de sangue dos outros presidentes estadunidenses que deixaram sua pegada bem impressa em todos os golpes de estado militares, parlamentares, jurídicos e midiáticos dos séculos XX e XXI em toda a América Latina em…
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mentesliberadas · 2 years
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Sección: "Partícipes Necesarios" Hoy: Margarita Rosa STOLBIZER En tu nombre florido se enuncia Hoy por hoy el patriótico oficio De prestar vocación de servicio Al clarín que demanda: ¡Denuncia! Oh, mentora del tribunalicio Trajinar de cien mil imputados… Bien sabemos que tú ya has ganado Ayudando a ganar a Mauricio. Justo Azote del mal kirchnerista: A pesar del favor mediopelo ¡Mal pagado se encuentra tu celo! Tu combate antirreeleccionista Sin embargo ha tenido, Stolbizer El vigor de una pila Energizer. *Galería y textos completos: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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handrenrique · 5 years
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Parabéns ao povo argentino pela eleição da chapa Fernández y Kirchner em primeiro turno ! A ARGENTINA FELIZ DE NOVO! . ¡Neoliberalismo nunca más! . #argentina #volvimos #cristinakirchner #albertofernandez #neoliberalismonuncamás #lutarnaoecrime #lucharnoescrime #handrenrique #lulalivre #freelula #lula https://www.instagram.com/p/B4Jds8aFGMA/?igshid=oara0mh9ncgl
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2019) - Texto: Eddy Whopper Sección: "PARTÍCIPES NECESARIOS" Hoy: Santiago DEL MORO Nombre completo: Santiago Pascual DEL MORO Fecha de nacimiento: 9 de febrero de 1978 La sensación de superficialidad aséptica que transmite Santiago del Moro fue sumamente aprovechada por los programadores de la acción de marketing comunicacional macrista, para llevar a cabo sus fines de penetración sugestiva. El público lo conoció a los 20 años, a fines de la década de 1990, como conductor de programas para adolescentes en la filial de la canadiense MuchMusic, una señal de televisión por cable dedicada a la difusión de música comercial con arraigo en la banalidad y en la omisión explícita de todo aquello que importe alguna forma de compromiso -siquiera mínima- con cualquier sistema de ideas. Los programas en los que participó recibieron nombres decididamente exentos de vinculación con lo esencial, aunque claramente amigables con lo invisible: "Flow", "Countdown", "De Cerca" (cuya más recordada emisión fue protagonizada por el grupo para niños y post-púberes Erreway). Con posterioridad, Santiago se dedicó al mismo cotilleo de la farándula vernácula que en su tiempo habían menudeado la Tía Valentina del programa "Buenas Tardes, Mucho Gusto"; el chimentero Luis Pedro Toni, mención obligada en los magazines del tirano popular y chabacano intencional oneroso Gerardo Sofovich; el correveidile uruguayo y vespertino Lucho Avilés, creador del tanque gerontológico "Indiscreciones"; y el entonces pasatista Jorge Rial, quien, antes de ser contratado por el duhaldismo, refería únicamente liviandades del entorno TV al estilo desvergonzado, de falsa estudiantina y abultada carga de excesos de la noche empresaria que perfilaron los primeros años de adolescencia tardía e irresponsable de "Videomatch". Acumuladas sus performances de líder insustancial en los vanos "Infama" e "Intratables" –que abarcaron, sumados y aun superpuestos, una década entera- Del Moro fue seleccionado por el macrismo para acentuar la difusión del prototipo de un nuevo vecino que, desde la franqueza del “buen ignorante”, decidía dar la espalda a las creaciones de un sentido común “intoxicado por la política” y poner en valor las verdades sencillas de una clase media “laburante” e “indignada”. Intratables, un tinglado de habladurías sobre la comedia local, fue precisamente el espacio elegido por los especialistas en comunicación del macrismo para exponer una interpelación deslenguada a la comunidad política, desde la mediocridad revalorizada. Ninguno de los “panelistas” de Intratables tenía especial versación sobre alguna cosa; como correlato, ninguna de las batallas verbales que a los gritos se prodigaban aquellos ganapanes, administradas desde la pureza racial por Santiago, aportaba objetivamente más elementos que una pelea cualquiera entre compadres rústicos o comadronas exaltadas. Prendidos al vértigo del “minuto a minuto”, operadores pagos y más o menos psicópatas dictaban instrucciones a los participantes a través de las “cucarachas” –pequeños micrófonos insertados violenta y directamente en el canal auricular del provocador- y así, en el fragor de la batahola iracunda, toda verdad quedaba relativizada, a favor de la profundización de las distancias entre el "kirchnerismo corrupto" y el "cambio honesto". Este sostén conventillero, estetizado para imitar los niveles que la clase media cree que tienen las licencias orgiásticas de los ricos, fue ávidamente consumido por un público que aceptó la propia extinción de su capacidad crítica y que, además, generó canales de identificación con las pobrezas objetivas de los planteos propuestos por el asalariado Del Moro. El pico máximo de esta tarea de efectividad, ya directamente programado como un acto de genuflexión sugestiva, se dio cuando, en “emisión especial”, entrevistó al presidente Macri el día 9 de agosto de 2017, pocos días antes de las primeras (y últimas) elecciones de medio término que afrontaría el gobierno triunfante en 2015. Especialmente limpísimo, Santiago fue utilizado a cambio de un pago para ocultar con enlucido de trivialidades el daño generado por el proyecto neoliberal, y también para enaltecer la figura de Mauricio Macri desde un mangrullo insípido aunque puramente emocional. Allí, Del Moro desplegó la misma hipocresía gestual y las mismas sonrisas defensivas en contexto de vacío discursivo que cada mensual de clase media histrioniza cuando habla con su jefe. La táctica neoliberal apuntaba, esta vez, al naturalismo degradante. “Cristina no tenía en su cabeza entregar el mando”, mintió Mauricio en aquella ocasión, para la ciudad y el mundo. “Porque tiene un problema psicológico”, continuó. “Ella debe creer que todavía tiene el mando de la Argentina”. Santiago, impecable, asentía como nuestro mejor sobrino. Mientras, Macri auguraba: “El país va a crecer más el año que viene [2018], porque mucha gente va a apostar por nuestro futuro y va a venir y va crear más empleo”. Cuatro meses después de montarse en aquel tinglado, Santiago del Moro convino cuarteles de invierno con sus empleadores. Regenteado por la empresa Telefé, el poder real agradeció los servicios prestados ordenándole conducir un espacio en el que la misma clase media a la que él contribuyó a embrutecer alimenta su vulgar sueño ancestral de ganar rápidamente mucho dinero. Allí, Del Moro, un adulto de ya cuatro décadas, biencasado y papi de dos soles, despliega un sainete de falso lujo en el que, de a uno, de a dos o de a tres, exponentes arquetípicos del vecino de al lado juegan a validar su pobreza cultural. En “¿Quién quiere ser millonario?”, el programa de preguntas y respuestas a que se aficionó la clase media macrista en el último tramo del gobierno de su idolatrado, Santiago recibió la misión de sustituir las lecciones de sabiduría por manifestaciones de un "canto a la vida" lelo y aceptante de las relaciones de explotación, diluidas bajo el velo de las mismas ilusiones ingenuas que nuestros bisabuelos ponían en la carrera de los hijos o en la lotería. La emisión es, también, una exposición validante de paradigmas de la tosquedad que opera como canal informal de control social. Podría quizás aventurarse que, en la lograda cadena de éxitos procurada por el macrismo –que contaba como objetivo alcanzado cada individual exterminio del criterio- Santiago del Moro fue objeto de proyección de lo que la clase media degradada quiso para sus hijos. Su figura y sus licencias de honestidad iletrada continúan aportando la misma deseada máscara hiperbólica que cada pequeño empleado o cuentapropista aspira a reconocer en su prole, la misma corrección forzada y pueril que cada oficinista ejerce para ignorar y hacer ignorar la dinámica de la explotación, el mismo brillo infantil que infunde seducción a la mentira y la misma sugerida perversión polimorfa que Freud postulaba acerca de los niños. *Galería completa: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Sección "Partícipes Necesarios" Hoy: Nelson CASTRO Nombre completo: Nelson Alberto Castro Fecha de Nacimiento: 5 de abril de 1955 Nelson Castro es un intelectual de medianas aptitudes, moderado ejercicio y buena captación y respeto por parte del “público en general”. Prestó su alistamiento voluntario y oneroso a favor de los intereses desmedidos de las corporaciones mediáticas, que le digitaron los ámbitos, los contenidos y las formas de exposición del pensamiento. La clase media televisiva sabe que el apelativo de “doctor” le viene de haber cursado y terminado la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires; y que la exhibición descontextualizada de su especialidad –la neurología- lo ha ubicado en un sitial de emisor válido de enunciados relativos al estado de salud mental de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por lo demás, Castro también ha estudiado periodismo y música: habría compuesto, incluso, algunas sinfonías. Es autor de varios libros, ensayos más o menos periodísticos con algún viso de verdad protouniversitaria, al mismo estilo de acercamiento descontracturado a la cultura que postula el suplemento “Ñ” de su empleador, dirigido al público de clase media algo profesional o con estudios terciarios sin terminar. Antes de concertar su ingreso al Grupo Clarín, Castro demostró habilidad para abordar fenómenos complejos: cursó una maestría en Estados Unidos y logró ser acreditado en la Casa Blanca como periodista internacional en las conferencias brindadas por Ronald Reagan. A partir de entonces, tejió relaciones con el llamado “Departamento de Estado” norteamericano –la oficina administrativa que concreta la política exterior de aquel país- que le permitieron acceder a ciertas posiciones de privilegio en el entorno del periodismo político, tales como la autorización de la Embajada de EE. UU. para establecer comunicaciones con personal militar durante la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 y las entrevistas a diversos líderes latinoamericanos. Casualmente, Nelson Castro se encontraba en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, día del atentado a las Torres Gemelas. El Grupo Clarín lo tenía como miembro de su staff ya en el inicio de la campaña de sugestión colectiva que, en forma efectivísima, captó el criterio de una mayoría sustentada en el ejercicio y la promoción de antivalores ancestrales, con el logrado fin de entronizar a Mauricio Macri en la Presidencia de la Nación. Su programa “El Juego Limpio” (que se emitía desde 1998), había logrado el favor de un sector cada vez más numeroso de empleados adultos y jubilados que más o menos superaban los dos salarios mínimos, vitales y móviles. Finalmente, el holding dirigido por Héctor Magnetto aprovechó su despido de Radio Del Plata, cuyos dueños eran por entonces allegados al kirchnerismo, para construirlo como figura central de difusión del discurso macrista. Más tarde, precedió al programa de Víctor Hugo Morales en Radio Continental, en el horario de 6 a 9 de la mañana: desde allí, con “La Mirada Despierta”, continuó su actividad de fogoneo crítico y estigmatizador de Cristina Fernández y del “entorno K”, a quienes se sindicaba como autores de los más múltiples desvaríos espirituales y materiales. En especial, Castro recibió instrucciones de reseñar, del modo más didáctico y a la vez más efectista posible, el aparente sustento teórico de los preconceptos que esa clase media moralmente degradada había acuñado respecto de la entonces Presidenta de la Nación. Por alguna razón relacionada con el álea de la ignorancia, los sectores asalariados y pequeño-cuentapropistas “anti K” vinculaban a la Primera Mandataria con algunos estereotipos de salud, fuertemente afines a las ideas hiperbólicas de locura que formaban parte de sus contenidos de inmigración. Con el objeto de hacerse de ese capital corroído y utilizarlo a favor de la construcción de un nuevo orden político, el poder real contrató al doctor Castro a fin de que mintiera en todas las instancias de comunicación masiva y destacara sin vergüenza ninguna –desde su indiscutible validación conferida por la neurología de sus espectadores- los supuestos visos de insania que padecería y ostentaría Cristina Fernández de Kirchner. Su trabajo consistió, en este contexto, en emitir públicamente diagnósticos de salud mental que involucraban a la esposa de Néstor Kirchner. Esta locución médico mediático – paciente ausente alcanzó su clímax de irrealidad cuando Castro, frente a las cámaras programadas, sindicó a Cristina Fernández como víctima de un ignoto “Síndrome de Hubris”, trastorno psiquiátrico consistente en ejercer el despotismo arrogante y el desconocimiento soberbio de los derechos de las personas en cualquier instancia de poder. El encuadramiento sintomatológico fue rabiosamente aceptado por la clase media, que encontró en las palabras del galeno catódico un canal de legitimación médica de lo que hasta ahora se había traducido como insultos. La clase media sintió, a partir de la validación castrense, que podía despreciar al kirchnerismo con apoyatura en conocimientos aportados por la ciencia, algo que no sucedía en la Historia Universal desde el desarrollo del sistema político-racial elaborado y emprendido por el nacionalsocialismo alemán. Con el sostén aportado por la aparente teoría sanitaria y emitido por el médico que había elegido comunicar a la gente, el mediopelo tuvo su argumento de autoridad para, ya definitivamente, clausurar toda puerta que abriera el camino del razonamiento virtuoso y abrazar el macrismo en absoluta fiesta de preconceptos consagrados. Como genial acentuación de su doctrina pagada, y para evitar que a sus palabras se las llevara el mismo viento que había arrastrado el criterio de los abusados del 2001 (y que ahora, salvados de la miseria por el Matrimonio Presidencial, desconocían con ruindad a sus benefactores), el doctor Castro asentó en libro sus disparates de consultorio. SECRETO DE ESTADO - LA VERDAD SOBRE LA SALUD DE CRISTINA FERNÁNDEZ fue récord de ventas entre los nuevos “indignados” de asado semanal y proyecto de tour europeo de 20 días - 15 capitales. El texto castreano plantea la absurda necesidad de abordar la locura específica de Cristina Fernández –que da por sentada, como premisa de sus ideaciones editoriales- en carácter de cuestión de interés público, involucrando así a todos en la defensa de un país que postulaba timoneado con peligro para “nosotros y nuestros hijos” por una Ajab del poder. Algunos capítulos dan cuenta de las intenciones de penetración e instalación en la idea mórbida ya desarrollada por su público: “Es bipolar” (Capítulo I); “El Cáncer que no fue” (Capítulo II); “Hay que temerle a Dios… y un poquito a mí” (Capítulo III, base de las especulaciones húbricas); “Tropezón y Caída” (Capítulo IV); “Fiebre de un domingo por la tarde” (Capítulo V); “Hay que cuidar la máquina” (Capítulo VII) y un epílogo -cuya rotulación como “Addendum” consolida la apreciación jerárquica del volumen entre la clase media mayormente iletrada- titulado “La Unidad Médica Presidencial”. Nelson Castro fue uno de los conductores de la llamada “Marcha por Nisman” del 18 de febrero de 2015, en la que diversos funcionarios jerárquicos del Poder Judicial se volcaron a las calles para reclamar la misma Justicia que ellos estaban encargados de impartir. Aquel día, bajo una lluvia de verano que también sugería “limpieza”, Castro pintó con tonos de mesura en la tragedia decenas de imágenes de contundente poder de penetración en sus expectadores ya definitivamente captados. Por entonces, algunas provincias comenzaban a elegir autoridades locales en elecciones que, una a una, iba ganando el macrismo. En aquella emisión, Castro recibió varias instrucciones centrales respecto del modo de comunicar y de los contenidos: una de ellas fue la de omitir adrede el carácter ilegal de la marcha, prohibida desde el dictado de las primeras normas sobre ejercicio de la judicatura, que impiden a jueces, fiscales y agentes con rango de funcionario o magistrado participar de actividades de carácter político. Con la caída del macrismo, el periodista-doctor ha perdido cierto predicamento, que seguramente retomará cuando la derecha neoliberal retome el poder, algo que, dado el estado de anomia cultural de nuestras mayorías, ciertamente acaecerá mucho antes de su muerte. Sería desacertado afirmar que Castro ha pecado de ingenuo al aceptar el pago del poder real para formar parte de la troupe segadora del criterio del mediopelo. Su capacidad de elaboración de discurso y las múltiples áreas en las que ha desarrollado su actividad rentada en pos del ascenso y mantenimiento de Mauricio Macri en el poder dan pábulo a la idea de que su decisión de naturalizar la mentira emocional fue claramente dolosa. Por esa razón, que lo sindica como uno de los principales hacedores del mal sugestivo que desencadenó en el advenimiento de la dictadura macrista, Nelson Castro es parte de este Prontuario de Gabinete, cuya página será escrutada cuando la Historia y –especialmente- los hombres venzan la cobardía y asuman el superior ministerio de juzgar, de acuerdo con criterios elementales de verdad, equidad y necesidad racional de justo castigo. *Galería completa: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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handrenrique · 5 years
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Não sei até onde vale a pena levar em consideração a opinião das revistas Veja e Istoé. Soa esquizofrênico apoiar a política de desmonte do estado e querer a saída de Bolsonaro do governo. O fascismo é só uma versão mais dura do liberalismo. Não faz sentido tirar Bolsonaro e manter o sistema! . #leunavejaazaroseu #veja #istoe #esquizofrenia #loucura #madness #forabolsonaro #neoliberalismonuncamás #neoliberalismo #stopfacism #fascismo #fascismonão #handrenrique #obrasilfelizdenovo #nenhumdireitoamenos #umpaisdetodos #patriaeducadora #paisricoepaissempobreza https://www.instagram.com/p/B9PKV2zHMNM/?igshid=14pd483bnfk1z
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Sección "Partícipes Necesarios" Hoy: Juan José CAMPANELLA TOMA 1: Nombre completo: Juan José Campanella Fecha de Nacimiento: 19 de julio de 1959 TOMA 13: Cuando Campanella recibió el Oscar a la Mejor Película en Idioma Extranjero que la Academia norteamericana decidió para “El Secreto de sus Ojos”, asumió una postura de falsa gracia genuflexa, de sonrisa frente a sus propios límites de versación en el inglés, de esfuerzo desmedido por congraciar al poderoso. “Oh, yeah, the countdown. Ammmm…”. Por entonces, ya había sido nominada “El Hijo de la Novia”, un monumento telenovelístico de lograda intención “canto a la vida” bajo su dirección, que la clase media aplaudió y lloró; y a partir del cual comenzó a generar una línea de identificación y devoción con sus productos. Entre ambas películas, dirigió “Luna de Avellaneda”, flor de fango que el mediopelo vivió con un ímpetu –mientras recuperaba su derecho a comer a través de “su propio esfuerzo” y de las políticas implementadas por Néstor Kirchner- asombrosamente cargado de furia contra las corporaciones y un sistema de agobio estatal que impedían que un humilde club de barrio continuara existiendo. Esa misma clase media, diez años más tarde, callaría frente a la verdadera desaparición de las entidades deportivas y sociales vecinales, generadas por el aumento y la dolarización de las tarifas de electricidad y gas, que decuplicaron los gastos fijos de esas instituciones. Campanella también calló. TOMA 17: No obstante esta vocación por comunicar simplezas impresionables, Juan José Campanella es uno de los personajes más lúcidos y prolijos de la cinematografía argentina. No sólo contribuyó a afianzar la “estética Pol-Ka” –dirigida al alma del clasemedia de manual- sino que, además, respondió con suma eficacia y dinero del establishment a la concepción “barata” del llamado “Nuevo Cine Argentino”, surgido a partir de “Pizza, Birra, Faso” con la necesidad de expresar más al menor costo. La impronta campanellista guarda ciertas afinidades y coherencias con la línea comunicacional que exalta los esplendores de los supermercados y las propagandas bancarias de créditos para el asalariado. Desde ese mangrullo, Juan José es un caballo que paga dos pesos a la hora de conquistar el deseo y zarandear la estantería anímica de los viejos aficionados a las tiendas de “Todo por Dos Pesos”. Por lo demás, es un profesional que ha descollado en el ámbito televisivo; especialmente en Estados Unidos, donde tuvo a su cargo –entre muchísimos capítulos de otras series- la dirección de cinco episodios de “Doctor House” y diecisiete de “La Ley y el Orden”. El aclamado director sabe qué hacer cuando el presupuesto es cuantioso. TOMA 22: La primera mandataria había tenido la deferencia de invitarlo a su despacho en ocasión de la recepción del Oscar. Campanella fue, sonrió y se dejó fotografiar. Incluso, parte de su ensalada tibia de arquetipos vendibles –a la que salva la excelsa actuación del también macrista Guillermo Francella- fue pagada con fondos públicos. Sin embargo, tales exhibidas capacidades que exceden la media condujeron a sus contratantes del poder real a sugerirle la formulación de críticas de impacto a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con el fin de captar el criterio del mediopelo. Campanella parece haber aceptado. “Todo lo malo, inmoral o falto de ética, cuando lo ejerce el estado es doble falta”, declaró tibiamente en febrero de 2013, en pleno inicio de la campaña de sugestión emocional colectiva que daría sus frutos electorales en 2015. Un año después agregaría, ya más sostenido por la andanada catódica, en un programa de Canal 13 y en plena campaña de sugestión emocional colectiva:: "No importa que te llenés la boca con grandes políticas, con grandes palabras, con grandes discursos, con los que yo estoy de acuerdo, pero el problema es que no los creo ya. Allí, según diversos medios periodísticos, “admitió que evita ver a la jefa de Estado por cadena nacional porque le parece ‘frustrante’ y a veces… ¡le impide dormir!” (los signos de admiración no figuran en el original). Luego de recibir el premio Goya por su película “Metegol”, confesó ante la prensa que “Hay una bola de violencia emocional, estoy empezando a tener miedo y me está asustando. A mí me da mucho miedo en el futuro, porque están en un momento declinante, pero siento que en vez de hacer como se hace en la vejez, como es la sabiduría, se aferran a lo poco que tienen y redoblan la apuesta". Un año después, confirmaría esta sensación pública en un tweet que tuvo que eliminar por sugerencia de sus abogados: “Nos gastan con el 'Ah, le tienen miedo'. ¡Obvio! Se robó un PBI, nos llenó de paco y se cargó un fiscal. Hasta Terminator le tendría miedo". Por la misma época, sus pagadores le ordenaron incursionar en la filatelia kirchnerista. En su cuenta de Twitter, publicó: "La ‘década ganada’: al que inventó ese slogan imbécil tendrían que echarlo, pero ellos van y hacen estampillas. La década sloganeada". A pocos días de las elecciones de 2015, Campanella denunció frente a las cámaras de los medios hegemónicos que el gobierno de Cristina Fernández “nos deja un fiscal muerto, una grieta, familias que ya no se juntan por pensar diferente, más pobreza, deterioro en la educación y un retroceso en la democracia", sin explicar cómo ni por qué. La clase media, fuera del eje de la racionalidad y absolutamente bombardeada por el poder real –que buscaba nuevamente someterla- observaba, sin embargo, e incorporaba. Su red social cada vez interpelaba más a la debilidad estructural de su público: “¿Vos te hacés cargo de los pobres escondidos? ¿De los muertos de Once (…)? No sos ingenuo. Sos cómplice”. A pesar de publicitarse en un lugar neutral –como más aprecia el mediocre de a pie- y postular su adhesión a la candidatura de Margarita Stolbizer, en aquellas vísperas dijo que “Solo hay dos melodías, Kirchnerismo y Cambiemos. Todo lo demás es ruido. Votá en 1era. como si fuera balotaje. O puede no haberlo”. A la vez, en el programa “La Cornisa” de Luis Majul, sembró la duda razonable a sus sugestionados, como aporte a la confusión y excitación del alma de los apocados: “Creo que, con Daniel Scioli, no sabemos quién va a gobernar. Tienen que decirnos si la elección es Macri-Scioli, o Macri-Cristina”. Hay mucho más: muchísimo más. Basta tener tiempo y paciencia e ingresar a su cuenta de Twitter y a las noticias de la época, para advertir su participación en la entrada de la locura en la vida de todas las personas de bien. Campanella fue promotor central de la exaltación de esa insania mediática, en su carácter de hablante a quien invisiblemente los dueños de la Argentina, y luego explícita y grotescamente los manipulados aspiracionales, habían dotado de competencia y garantía de validez argumental de sus opiniones, como a muchos otros perversos. La locura llegaba, enfocada también por el visor de Campanella, para quedarse por largos años. TOMA 50: Cuando faltó el pan en Argentina, luego del advenimiento del Macrismo y la implantación del mismo modelo de extracción financiera que había provocado las crisis de 1981, 1989 y 2001, Campanella fue un público defensor de las políticas neoliberales implementadas por Mauricio Macri y su entorno de CEOs. No sólo eso. También apoyó las prácticas antidemocráticas desplegadas por el Partido Judicial para perseguir a funcionarios del kirchnerismo. En una entrevista que en la radio oficial Mitre le hiciera la periodista adicta Cristina Pérez, dijo respecto de la llamada “Causa de las Fotocopias de los Cuadernos”: “Si estos cuadernos aparecían hace tres años, hubieran sido noticia durante una semana únicamente. Y pasaba desapercibido (…). Sabemos que los cuadernos no eran elemento probatorio, pero sirvió para probarlo todo porque creo que estos muchachos que se están presentando, y que fueron impunes toda la vida, estarán bien asesorados por abogados muy caros que les dicen que se presenten porque les conviene”. A la vez, aseguraba: “Si todo sigue así, lo votaré de nuevo en el 2019, más convencido aún que en el 2015. Le pongo mucha prioridad a este tema de la corrupción”. Y en 2019, publicó junto con otros “intelectuales y personalidades de la cultura” un opúsculo titulado “Por qué votamos Juntos por el Cambio”, en el que mintió que “el gobierno de Mauricio Macri respetó la división de poderes y se abstuvo de utilizar las herramientas del Estado para fines partidarios”; expresó sin conexión con la verdad que hasta el 2015 el país estaba “devastado” (como le gustaba considerar al mediopelo); aseguró falsamente que “Argentina era un país marginal cuyos vínculos más sólidos privilegiaban a la Venezuela de Nicolás Maduro, a Irán y a otros Estados condenados por la comunidad internacional por complicidades con el terrorismo y por violaciones a los Derechos Humanos”; faltó a la verdad fantaseando que durante el gobierno de Macri se verificó un “aumento de las transferencias automáticas a las provincias, con el respeto al mandato de la ley y de los fallos judiciales”; engañó a la población al afirmar que, bajo la forma macrista de administrar, “el trabajo coordinado entre Nación y provincias no se basa en presiones políticas extorsivas o conveniencias coyunturales”; y concluyó asegurando con conciencia de estar mintiendo que la política macrista “apunta al desarrollo integral de la Nación”. TOMA 72: La sorpresa que conmovió la entereza espiritual de los partidarios emocionales del macrismo fue la derrota de Cambiemos en las PASO de agosto de 2019. En ese trance, el cineasta explotó. Descontextuando los planos históricos, advirtió que “Toda mi vida la puedo enmarcar en lo que fueron internas del peronismo. La Triple A y los Montoneros, Vandor y los otros, realmente son siempre con mucha violencia y es una cosa que puede ser desastrosa”. Respecto del triunfo de la fórmula Fernández – Fernández, dijo: “Sabemos que esto es un matrimonio de conveniencia y hay dos posibilidades. O que realmente la que gobierne sea Cristina y Alberto se someta a sus deseos, o que se arme un despelote ahí adentro por la lucha de poderes que vamos a sufrir todos”. Entre agosto y octubre de 2019, convocó a marchas y se esforzó por evidenciar que el país iba a “volver al pasado”. Le habló a los “indecisos que dieron vuelta su voto”, a quienes definió como “aquellos que piensen igual que nosotros en cuanto a la catadura moral de esta gente e igual los vote”. Anunció la instauración de un nuevo estado de violencia estatal y de una nueva tiranía en la que no se permitiría el disenso. Fue fiscal de Cambiemos en todos los comicios y difundió sus fotografías en la mesa, en tiempo real. No alcanzó: el Frente de Todos venció en las elecciones generales del 27 de octubre de 2019, sin necesidad de ballotage TOMA 97 - FINALE: En una entrevista a un medio chileno, Juan José Campanella confesó: “Estoy podrido de la modernidad, de películas que no emocionan, que no te hacen reír ni llorar. Hay como una tendencia a la medianía para pasar el rato”. Lo cierto es que, fiel a su militancia neoliberal, el director ha sido un efectista de la emoción, que ha matizado sus producciones con el mismo cotillón protocultural que la clase media en general consumía antes de quedar su criterio exterminado del todo, precisamente por obra de hacedores protoculturales como Campanella. No se descarta que, por tal motivo, el macrismo lo haya convocado para sus teatralizaciones y puestas en escena, como ha hecho con la totalidad de sus perpetradores. Por ese devenir de farsas y contrafarsas, por su apoyo público al macrismo en carácter de referente intelectual de un programa dirigido a la destrucción del acceso a la alimentación y a la cultura, por la estructuración voluntaria de espacios de legitimación de la crítica infundada, por contribuir a la banalización de la crueldad, por difundir el desiderata neoliberal haciendo pasar esas propagaciones dañosas como manifestaciones inocuas del ejercicio de la libertad de expresión; por ser impulsor ideológico de un orden de exclusión y por haber colaborado activamente en la instalación, sostén y vocación de perpetuación del sistema de exterminio implantado por el macrismo y sus adherentes, Juan José Campanella es partícipe necesario en este Prontuario de Gabinete, galería de responsables del régimen político-económico-institucional más moralmente repudiable en lo que va del siglo, y uno de los más dañosos y despreocupados por la dignidad intrínseca del hombre en toda la historia nacional. *Galería y textos completos: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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andrescasciani · 5 years
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"20 años no es nada - Se viene el estallido" ilustración de Andrés Casciani para la sección de Roly Gimenez sobre los 20 años de Revista Zero y su contexto histórico nacional y provincial (Revista Zero, Mendoza, abril de 2019) andrescasciani.com
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Sección "Partícipes Necesarios" Hoy: Fernando IGLESIAS Nombre Completo: Fernando Adolfo Iglesias Fecha de Nacimiento: 14 de mayo de 1957 Si algo diferencia a Fernando Iglesias de “Baby” Etchecopar es algún acercamiento a la lectura de doctrinas más o menos resumidas y el ejercicio de profesiones diversas y no meramente predicadas, detalle que le da a sus enunciados cierto color de acercamiento con lo informado. Iglesias, debe tenerse presente, fue durante los primeros setentas un trotskista de fuste: por aquellos años, no se entendía la izquierda sin versación en alguna literatura surgida de la universidad de masas. Exiliado por sus vinculaciones políticas y sus imposibilidades económicas, en Italia entrenó un equipo de vóley de segunda división: allí dijo haber sufrido presiones provenientes de la mafia. Ya en el entorno de la cuarentena, regresó a la Argentina y estudió en el Taller Escuela Agencia (TEA), una institución que impulsaba la profesionalización del “nuevo periodismo”, enmarcada, entre otros contextos, en la revolución comunicacional que había generado el diario lanatista Página/12. Según algunas citas biográficas, trabajó como conductor de camiones, enseñó a bailar el tango y también, aparentemente, habría impartido clases de italiano y alguna otra lengua. Afianzado en el periodismo y en el estudio autodidacta del fenómeno de la globalización –en tiempos en que no existían los tutoriales de Youtube- Fernando fue contratado para escribir sueltos en los principales diarios argentinos, en productos de la Editorial Perfil y en los resabios revisteriles que prolongaron el proyecto de la malograda "Veintiuno". En estas plataformas, Iglesias comenzó a desplegar –si bien moderado por las exigencias de sus patrones- un incipiente rosario de diatribas antiperonistas, efervescencias pendientes de su primer discurso soviético, ahora libres de la pobreza de la militancia y fuertemente solventadas por el aparato comunicacional enriquecido por el poder real. Movido por su vocación de variedades, decidió abrazar formalmente el ejercicio partidario. A ese efecto, fue paulatinamente escondiendo el elefante de su vieja subversión en la plaza del pueblo: la democracia capitalista le dio el ámbito de estridencia amigable con sus agujeros de ilustración y la insuficiencia de sus capacidades argumentativas, que con incesante cerumen le taponaban las necesidades de expresión. Una cosa fue trayendo la otra (se distinguió como diputado por la lista de “Lilita” Carrió entre 2007 y 2011), hasta que, un día, la misma derecha contra la cual su ideología de base encendía fuegos de artificio lo tentó con el poder y la gloria: habiendo gritado a los cuatro vientos su ira moral contra el peronismo en general y el kirchnerismo en particular, Fernando se unió a las filas del neoliberalismo y fue incluido tercero en la lista de Cambiemos para las elecciones del año 2017, quizás a pago de sus labores de sugestión periodística en todos los medios hegemónicos. Aliado a quien otrora fuera el “chancho burgués”, en su acción parlamentaria Iglesias se dedicó con ahínco a batallar por la institucionalidad y la decencia a través, sobre todo, de un voraz desempeño en la red social Twitter. En este sacerdocio, el diputado del cambio –elegido por más del 50 % del electorado porteño- echó mano de los tres estamentos del humor sugerente: la ironía, el sarcasmo, la mordacidad. Abundan en sus enunciados virtuales gritos de seriedad doctrinaria como “badulaque kirchneroide”, “patria sí; Peronia, no”; “contala como quieras, kumpa”; referencias a “los que la tienen enterrada en bolsas con billetes de quinientos euros en la Patagonia”; menciones a que “Alberto Fernández se pone como lacaaa”; consejos relativos a que “si vas a ser el pelotudo del año, tenés que hacerlo bien”; “contate el de Jaimito cuando va a la Unidad Básica creyendo que es una panadería”; “te pusiste la gorra kirchnerista”; “qué vergüenza es ser kirchnerista” y muchísimas otras. Su cuenta tiene, a febrero de 2020, más de 122.000 tuits. Con estas herramientas discursivas, defendió los “tarifazos” implementados por el macrismo y la obscena toma de deuda, siempre conectando sus conclusiones con alguna referencia insultante a los gobiernos de Juan Domingo Perón, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández; criticó la iniciativa del varias veces postulado al Premio Nobel de la Paz Juan Carr de albergar gente en situación de calle en estadios de fútbol, bajo la pretensión de ser “una opereta del kirchnerismo”; se burló del estado de salud de Florencia Kirchner, hija de la ex Presidenta de la Nación; apoyó todos y cada uno de los exabruptos de su otrora mentora Elisa Carrió; se mofó del asesinato de Santiago Maldonado por parte de la Gendarmería macrista y se pronunció favorablemente acerca de cada acto de represión policial ordenado por sus jefes políticos. Mientras tanto, fue escribiendo libros. Su primera, audaz y alborada "República de la Tierra-Globalización: el fin de las Modernidades Nacionales" (que nació con el milenio) prenuncia las fatales confirmaciones de "Twin Towers: el colapso de los estados nacionales" (2002) y las desorientaciones gnósticas de "¿Qué significa hoy ser de izquierda?" (2004); para, ya en forma contundente, proponer un Nuevo Orden Político que aúne a todas las Repúblicas de bien a través del aún no suficientemente debatido, escrutado e incluso vendido "Globalizar la Democracia - Por un Parlamento Mundial" (2006). Ya en tiempos de su primera diputación, el profesor Iglesias publicó el disruptivo "Kirchner y yo – Por qué no soy kirchnerista" (2007), en el que prima el lenguaje directo, libre de todo ornato devenido de las cuestionables imposiciones de la escolarización. Las exigencias de sus labores parlamentarias le demandaron un patriótico impasse de producción literaria; no obstante, vencido por las fuerzas de una interminable pasión comunicacional, volvió a abrevar en la alta misión de construir una epistemología filosófica de la informática: dio así a luz "La modernidad global: una revolución copernicana en los asuntos humanos (2011)", injustamente ignorado por las élites sociológicas y por el público en general. Esta impronta relativista se repite en "La cuestión Malvinas: crítica del nacionalismo argentino" (2012), obra quizás exenta de mayores méritos, pero ciertamente contemporánea al inicio de la campaña de exaltación de antivalores onerosamente emprendida por el macrismo. En este sentido, su grano de arena conllevaba el norte ambicioso de perpetrar la fumigación de la argentinidad simbólica, contaminación que tuvo su pico máximo en la inclusión de imágenes de peluches en los billetes de uso corriente. Sus dos últimos trabajos -"Es el peronismo, estúpido", publicado en pleno 2015; y "La Década Sakeada", de 2016- dan cuenta de su campeo por una arena decidida y venturosa, teatro gramatical donde la concisión párrafo se subordina al fin de la estocada belicosa y certera, a los trabajos suburbanos anejos al triunfo de las ideas, a las protestas de virilidad que impone la ejecución de toda empresa de orden y progreso, a sus aportes para la edificación de un modelo de ciudadano íntegro. Objetivos que, por cierto, Iglesias aún no ha alcanzado. Así como gran parte de la clase media escogió voluntariamente el camino de la mediocridad para construirse y perpetuarse, Fernando Iglesias parece querer ser malo, desafiando con ello, quizás, su destino último de buen profesor de gimnasia. Su fanatismo hoy legislativamente encauzado –que, sin embargo, penetra con gusto en la percepción del público macrista- recuerda los desvaríos de la trabajadora social Marta Ezcurra, elemento de la Revolución Fusiladora encargado, entre otras cosas, de destruir los bancos de sangre de los hospitales por considerarla “sangre peronista”. Sin embargo, y hasta quizás como ejercicio de morbo intelectual, es vivamente recomendable pasear cada tanto por las manifestaciones verbales y escritas de Fernando Iglesias. A la distancia, levantan un amontonadero imparable de elaboraciones de aspiración incisiva tan petulantes y tan sumamente graciosas que, dichas en contexto de "stand-up", serían un éxito; si es que no formaran parte del desiderata de uno de esos ex revolucionarios arquetípicos y actuales alcahuetes atados a las veleidades del poder, de los que hubo para lamentar en todas las épocas. A Iglesias, grotesco esencial, le sobra desvergüenza para exhibirse, por lo que ha sido un protagonista destacado en la tarea de penetración psicológica asumida por el macrismo con el objeto de hacerse del poder formal. Para predecir su futuro, sólo haría falta saber si la derecha neoliberal vernácula estará dispuesta a renovarle el contrato de partenaire. Y es que, al igual que a la clase media macrista que ha contribuido a estupidizar, el porvenir y la integridad material y espiritual de Iglesias dependen del capricho de sus jefes. Como los monos, ni él ni sus sugestionados pueden hacer gran cosa con el dedo pulgar, y por ello son las posibilidades de otros, más evolucionados, las que rigen sus acciones y deciden sobre su dignidad. * Galería y textos completos: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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andrescasciani · 5 years
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Sección "PARTÍCIPES NECESARIOS" Hoy: Eduardo FEINMANN Su impronta principal de moralista Propicia la moral de lo social Y así, por no ser sólo nacional, Feinmann es nacional y socialista. En su programa de orden societario Echando mano de determinismos Feinmann exalta el fundamentalismo Que alimenta el sentir del orden ario. Pagados sus trabajos con usura Por el partido de Ojos Azulados La virtud inmanente a la blancura Toma la forma de comunicados. Comunica el macrismo en forma pura Eduardo, neonazi tolerado. *Galería completa: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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